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Yukitomiko fansub

Reload
& Amai Rakuen

Rayne Auster

Mireiyu

Yrathiel
Tigresa

Gaviota_romantica
Herido y traicionado por su mejor amigo,
Avery no se encuentra exactamente en una
búsqueda para encontrar el amor cuando tropieza
literalmente sobre él Dylan Kincaid, su nuevo y
sexy vecino. Avery es rápido en perdonar el hecho
de que la llegada de Dylan trae consigo una serie de
eventos tan desafortunados como para mantener
deprimida a la persona más optimista. Él se propone
acercarse e intentar entrar en los pantalones de
Dylan. Pero el amor no es tan fácil de atrapar, y
Avery tendrá que enfrentarse al pasado de Dylan y
su aversión a los ascensores en su camino a la
felicidad.

4
Capítulo 1 – Entrada forzada1

¿ C onoceis el cuento cliché de siempre, en el que


una pareja se encuentra atrapada en el
ascensor? Lo de siempre. Entra el
protagonista UNO, seguido por el protagonista DOS,
seguido por el cierre de las puertas del ascensor, oh tan
lentamente, casi como si los propios dispositivos
electrónicos se perdiesen dentro de la sensualidad del
momento que está por venir. El ascensor comienza a
subir y la audiencia sostiene su aliento con anticipación
esperando el momento cuando, sí, has adivinado, se
corta la energía y el ascensor se detiene.

Es allí cuando el protagonista UNO se gira hacia


el protagonista DOS y se descubren, en un repentino
momento de epifanía 2 , en el que él o ella está
enamorado. Esta revelación es seguida por sexo animal,
sexy y caliente del tipo que se supone escandaloso y
sensual, apelando al exhibicionista secreto que se
encuentra oculto en lo profundo de cada uno de
nosotros. Luego de compartir un salvaje momento de
pasión, la pareja se declara su eterno amor, tras lo cual
el ascensor vuelve a la vida y se supone que la pareja
vive feliz para siempre. Admítanlo. La mayoría de
ustedes lo ha escuchado de una forma u otra, pero
puedo prometerles una cosa: pocos ó casi nadie, ha
encontrado algo que se parezca a lo mío.

Comenzó con la siguiente fórmula tradicional: el


protagonista UNO entra a un pequeño cubículo plateado
seguido por el protagonista DOS y una risilla tonta. Si,
una risa, pero no es a donde voy. Las puertas plateadas
5 1
( ) También puede significar: allanamiento de morada, allanamiento forzado, entrada con
forzamiento, robo con allanamiento, robo de casas, forzamiento, escalamiento, escalar.

2
( ) Manifestación, aparición
se cierran a su ritmo habitual, pero por alguna razón,
no se sentía de ese modo. Cada momento parecía
interminable, plagado de tensión y anticipación.
Después del “clic” del cierre, el ascensor comenzó su
agraciado ascenso hacia el piso de mi apartamento, y sí,
adivinaste, se detuvo a mitad del camino. No, no fue
una fallo eléctrico. Podría haber lidiado con otro fallo
eléctrico. Él lo detuvo, apretando el botón de
emergencia. Tú sabes… el que detiene el ascensor
cuando inesperadamente algo va mal. Ok, lo admito,
eso es más cliché que una falla eléctrica, pero con lo
que realmente intento llamar tú atención es con lo que
pasó a continuación.

Sus labios colapsaron reclamando labios y los


dedos se hundían en mechones de pelo de seda.
Apasionados pantalones llenaron el espacio con el
cálido aliento, intercalado con exclamaciones y gemidos
de húmedos escapes de placer, entumeciendo sus
bocas. Él empujó profundamente, hundiéndose en la
marea de asfixiante calor, y golpeando la carne, hasta
que un grito de placer rompiera el silencio en pedazos.
El ascensor volvió a la vida y continúo su viaje hacia
arriba. Los últimos momentos en ese espacio confinado
se gastaron en un silencio de shock hasta que una
suave sacudida marcó el final, las puertas plateadas se
abrieron deslizándose con un suave sonido.

Tomó su mano, y salió caminando lentamente,


mirándome una última vez cuando giró en la esquina,
gratamente disfrutando de mi sufrimiento. Nunca me
sentí más roto e invisible que ese día. Kayden, mi
mejor amigo, me había insultado teniendo sexo en el
ascensor con una prostituta ebria, mientras fui forzado
a pararme y ver los hilos restantes de nuestra amistad
romperse en un millón de pedazos, cada uno
6 demasiado pequeño para agarrar, sin embargo, cada
uno más afilado que el anterior.
Apenas consciente de lo que me rodeaba lo dejé
alejarse. Ni siquiera una protesta salió de mis labios.
Una reacción no muy masculina, lo sé, pero vamos, qué
culpa tengo de vivir una experiencia que marca el alma
viendo sexo heterosexual. En el momento en el que
reuní la conciencia suficiente para moverme, también
salí al pasillo de mi apartamento, pero, para ser
sinceros, Kayden ni siquiera vivía en este edificio,
menos en este piso.

Saqué mis llaves del bolsillo y me dirigí a la


puerta de mi apartamento, solo para mirar
perdidamente el mango delante de mí. Por alguna
razón, el simple concepto de poner una pequeña llave
dentro de la cerradura y girar estaba más allá de mí en
ese momento. Aún teniendo un alto IQ. Vencido por el
demonio del mecanismo, me senté en el piso con la
cara entre mis manos, hasta no ver absolutamente
nada. Fue ese el momento cuando el desastre decidió
golpearme.

Fui sacado de mi autocompasión a la fuerza. El


sonido de porcelana rota fue seguido por un dolor
punzante que recorrió mi pierna, representándose en
un grito agudo. Mirando hacia arriba, conocí al par de
ojos más azules que jamás haya visto; la claridad del
tono era tan penetrante que me dejó sin aliento.
Desafortunadamente, al dueño de esas esferas no le
hizo gracia, y la mirada que recibí en respuesta podría
haber congelado mi corazón… si es que mi corazón ya
no fuesen fragmentos desparramados a mí alrededor.
—¿Qué demonios estás haciendo tendido en el piso?
¿Estás borracho? —preguntó, con evidentes muecas en
cada silaba.

Me gustaría poder decirles que respondí


7 suavemente, lógicamente conteniendo su furia, por lo
cual procedió a saquearme sin sentido contra la puerta
de mi apartamento, viéndome como si fuese irresistible
y todo eso, pero la vida no trabaja así, ¿No es así?
Como el nerd en relaciones que soy en realidad, bajé
mi vista y negué con la cabeza, hilos de cabello
castaño arena cayeron sobre mis comunes y aburridos
ojos color avellana.

—Hey. —Él se arrodilló delante de mí, las muecas


en su vos extrañamente se fueron—. ¿Estás enfermo?
¿Necesitas un doctor?

Cuando él alcanzó a tocarme, eché mi cabeza


hacia atrás alejando su mano y golpeé mi cabeza, otra
vez, haciendo todo lo posible para evitar volver a mirar
a sus ojos. Temía perderme en ellos, y derramar todos
los detalles sórdidos de mi algo trágica tarde a alguien
que en esencia era un completo extraño para mí. Y
todo por un par de bellos ojos azules. ¿Eso dice algo
sobre la profundidad de mi carácter? —Estoy bien, —
Respondí suavemente—. Solo estoy cansado. —Y era la
verdad. Mi encuentro con Kayden había drenado toda
mi energía con la eficiencia de un sádico vampiro que
se alimenta de energía vital en vez de sangre.

—¿Estás seguro? —preguntó pudiendo sentir la


intensidad de su pregunta dentro de mí en su ardiente
mirada. Aparentemente no necesitaba mirar a sus ojos
para sentir el impacto que causaban en mí. Sin darme
oportunidad de responder fue hacia mí una vez más, y
esta vez logró agarrarme el brazo, entonces traté de
liberarme de su contacto—. Hey, déjame ayudar a
levantarte. —Y allí se terminó. Me levantó junto a él,
haciéndose cargo de mi peso como si éste no fuese
nada.

Debería haber sido un momento deslumbrante,


en el cual elegantemente descendería sobre mis pies y
8 le agradecería sin hablar que apreciaba su ayuda, pese
a que no la necesitaba. Podría haberlo hecho, debería
haberlo hecho, igualmente, no importaba en el gran
espectro de las cosas, y lo que realmente pasó luego es
algo que nunca admitiré, es decir, a nadie excepto a él.
Sollocé (sí, como un pequeño cachorro en sufrimiento)
y volví a desmoronarme en el piso. Si no hubiese
sentido tanto dolor en ese momento, habría estado
increíblemente humillado.

—Eso es todo, Obviamente no estás „bien‟, como


dices. —Él me elevó hacia su hombro, lo cual no debió
ser fácil. Supongo que mi delgada estructura de 5,7 3
pies, no era reto para sus bien robustos 6,3 4 pies.
Sintiendo sus músculos íntimos presionados contra mí,
me preguntaba si quizás fuese un atleta profesional.
Dejando el atletismo aparte, él me cargó hasta el
apartamento junto al mío, cuidadosamente apartando
pilas de cajas de su camino hacia el baño. Fue allí
donde realmente tuve una epifanía esa noche. “Sexis
ojos azules” va a ser mi vecino de al lado. Oh,
demonios.

Me dejó sentado en el inodoro, y procedió a


recorrer con su mano cada pulgada de mi cuerpo, y no
pude evitar desear cambiar sus intenciones. Cada célula
de mi cerebro sabía que estaba chequeándome en
busca de lesiones, aún así cada célula de mi cuerpo
parecía ignorar esa realidad, enviando gotas de placer a
través de mi cuerpo, directamente al último lugar
donde lo necesitaba, hasta que él alcanzó mi tobillo, y
ahí estaba… Un punzante dolor atravesó mi cuerpo
cuando él lo movió, matando cada pensamiento,
excepto el pensamiento desesperado de mi bien
encaminada mente por respirar.

—Está hinchado. —Él reflexionó antes de pararse,


y se fue dejándome solo en mi miseria. Lo escuché
mientras revolvía en un par de cajas alrededor y saltó
9
3
( ) aproximadamente 173 cm
4
( ) aproximadamente 192 cm
de sorpresa cuando la puerta se abrió con un ruido
sordo—. ¿Qué paso con los platos rotos que están
dispersos en el pasillo, Dylan? —Una segunda vos
masculina entró en mi mente—. ¿Tuviste una descarga
al estilo griego?

—Michael, que bueno que estés aquí. ¿Tienes tu


kit? No tengo ni idea de dónde empaqué mis
suministros de primeros auxilios en todo este desorden,
y tengo a alguien en el baño que necesita atención
médica.

—¿Acabas de llegar y ya estás levantando


vagabundos? —respondió Michael, mientras espiaba
en el baño. Fue allí donde enfrente de mí apareció el
segundo más glorioso par de ojos que haya visto. Nada
supera un profundo azul claro, por lo menos no para mí.
Los ojos de Michael eran de un profundo verde
esmeralda, y en ese momento, ellos resplandecían
como la gema a la que recuerdan. Tuve la impresión
de que Michael se reía de Dylan por una razón u otra.
Recordando ese momento, a veces me pregunto por
qué no fui invadido por una fiebre de celos.
Considerando la forma en que todo iba, esa podría ser
una reacción lógica, pero nunca se me ocurrió que
Michael pudiese ser el amante de Dylan, ni por un
momento. Supongo que hay cosas que sabes aunque
no te las digan.

Michael me recorrió con la vista desde la cabeza a


los pies y paró cuando vio la decoloración de la piel
alrededor de mi tobillo. Un suave silbido se escapó de
sus labios, y volvió a subir su vista —¿Qué hiciste para
ganarte ese hematoma? —Preguntó, moviendo la
cabeza—. Espera aquí, traeré mi kit y te revisaré. —Allí
concluyó la conversación más corta del mundo, se giró
10 y salió, sin darme tiempo de reaccionar. Parecía ser una
“tendencia” esa noche, pero supongo que “propagarse”
seria una definición más literal ¿No es así? No era del
todo como me imaginaba que implicaba este tipo de
experiencia, cuando leía todos esos libros de romance,
y sí, eso es un secreto que guardare hasta de él. Por lo
que él sabe, nunca he leído una novela de ficción en mi
vida, y así es como se va a quedar. Los hombres
simplemente no leen novelas románticas, o al menos es
lo que me dijeron.

Michael no me dejó completamente solo. En el


momento en que se alejó, Dylan volvió. Él se apoyó
sobre el marco de la puerta, mirándome mientras me
sentaba, sintiéndome como un niño petulante, sobre el
asiento del retrete en su baño. —Mi nombre es Dylan
Kincaid, —se presentó, en caso de que me hubiese
perdido el reproche de Michael, de un momento atrás—.
Te ofrecería algo de agua, pero Michael podría matarme
si lo hago. —Dio un par de pasos dentro del baño y se
sentó frente a mí, con un equilibrio demasiado delicado
para un hombre de su tamaño, se encontraba derecho
justo junto al borde de la bañera.

—¿Por qué lo haría? —pregunté levantando la


ceja. Mis labios se arquearon, dejando notar un poquito
de regocijo pese a estar consciente de la degradante
situación en la que me encontraba. No te podrías
imaginar a Dylan: señor 6-3, hot, sexis ojos azules,
sólido y trabajado cuerpo atlético y fuerza insana,
hablándole en un tono gracioso. Ok, si quizás, alguien
pudiese hacerlo ese seria Michael. Él tenía una
irresistible personalidad y sabia como obtener lo que
quería. Él es un poco más alto que Dylan, pero no se
paraba muy derecho que digamos. No tan delgado
como yo, pero nuevamente, solo Geeks, como yo,
tienen ese privilegio, y Michael no era un geek, —¿Él no
es muy hospitalario?

11 Dylan me sonrió. No lo esperaba, y ese simple


movimiento me dejó sin aliento, pero le echaremos la
culpa de mi falta de aliento al dolor que recorría mi
cuerpo para mantener mi sentido de masculinidad
intacto. —No, aparentemente no se le puede dar nada a
una persona lastimada en caso de que necesite ser
operado.

Miré abajo a las burbujas que pretendían ser mis


tobillos y mordí mi labio inferior mientras mis
pensamientos corrían como una pelota de ping pong
dentro de mi cabeza. No deseaba una operación. Soy
alérgico a los anestésicos, y el pensamiento de ser
cortado y abierto, sin algo que me noquee, es algo que
prometo no contar. Ok, lo admito, estaba
absolutamente aterrorizado, pero no iba a admitirlo
delante de un caliente y sexi Adonis de hombre con el
cual esperaba congeniar en el futuro, ya había dejado
una mala impresión. No necesitaba empeorarla y
quemarme por la histeria, ¿verdad?
—Entonces, ya me presenté. Ahora te toca a ti. —
Dylan cambió abruptamente el tema en un valiente
intento de distraerme de mis pensamientos sobre
operaciones. Sin mucho éxito, debo añadir, porque el
pensamiento de soportar aún más dolor simplemente
se negó a dejarme, pero no se puede culpar a un
hombre por hacer el intento.
Dejé ir mi labio y lo lamí, tratando de liberarme de
la picazón que causé en él, y sí, vi como los ojos de
Dylan siguieron el camino de mi lengua, cortando su
respiración. Desafortunadamente, él, a diferencia de mí,
no le podía echar la culpa a la herida y el dolor. Eso me
hizo sentir satisfecho. —Avery. —Dejé salir. De todas
maneras… ¿qué importaba mi apellido? Si todo
funcionaba bien tenía toda la intención de convertirme
en Avery Kincaid, ¿y si no? Bien, es mucho más difícil
rastrear a alguien sin apellido.
12 —¿Avery? —repitió, y pude escuchar un tono de
desconfianza en su voz. No sé por qué, pero mi nombre
siempre obtiene esa extraña reacción. Le echo la culpa
de eso a la extraña ciudad donde el destino me dejó.
Quiero decir, Avery es un nombre perfectamente
normal si ignoras cómo suena—. Quieres decir Avery
como en…
—Cerebro de pájaro. —Lo interrumpí. Ya sabía a
dónde iba esa oración. Allí, hecho esto, puso el
alpiste—. Sí, soy un cálido hogar para nuestros
emplumados amigos, aunque si se presta un poco de
atención a la entonación, te puedes da cuenta de que
se pronuncia „a-ver-ree‟ y no „a-vee-air-ree‟.
La risa que escapó de sus labios esa noche fue
cálida, y por mi vida no podía tomarla como ofensiva,
pese a que estaba convencido que se reía de mí. —Iba
a decir Avery Brooks, pero dejémoslo en tu versión. —
Me alcanzó y sacudió mi cabello. Si, actualmente él
tenía la audacia para hacer eso, pero nuevamente,
como he aprendido, Dylan no comprendía el concepto
de límites y propiedad. No es que me importase mucho.
Mi cerebro temporalmente retornó del Carril de
Operaciones directo al bulevar— ”Oh demonios, qué
tengo que hacer para meterme en sus pantalones”.
Lamiendo mi labio, me incliné hacia delante en un
acto impulsivo que no debería haber tenido, justo en el
momento en que Michael entró y lo arruinó todo. Lo sé,
nadie se sorprendió con este desarrollo, pero en ese
momento, yo sí. —Listo, echemos un vistazo. —Su voz
cortó los pensamientos inapropiados que estaban
bailando un can-can en mi mente y me regresó a la
realidad en la que me encontraba. Decir que no me
sorprendió sería una ironía, pero dejémoslo ahí, porque
la expresión de mi cara se llevó las más rica risa, cada
retumbe enviaba deliciosas emociones a través de mí.
Michael se arrodilló delante de mí y levantó mi
13 tobillo. Siseé, haciendo una eficiente imitación de
serpiente. Un paso delante de imitar a un cachorro, allí
fue cuando desistí de desafiar el resbalo de mi orgullo
masculino. Después de todo, tenia cosas más grandes
de las que preocuparme. Las burbujas azules estallaron
con operaciones al mismo tiempo que había tenido el
placer de masticar un trozo de cuero, por ejemplo.
Michael corrió su mano sobre mi tobillo, con el
resultado de más creativas imitaciones de animales de
mi parte. Si lo conociera mejor, estaría convencido de
que él trataba de ver cuántos animales era capaz de
imitar. Pretendamos que yo lo conocía más, —Lo siento.
—Él se echo atrás y abrió el botiquín de primeros
auxilios que había traído. Era considerablemente más
grande que la mayoría de los que había visto con
pequeñas cruces rojas por todas partes.

—Tengo miedo de que sea una quebradura.

14
Capítulo 2 – Primero vodka, salud
después

A
l día de hoy, no creo poder olvidar el
horror y la incredulidad que cruzaron a
través de mí con esas últimas e inocentes
palabras. No podía creer haber logrado
quebrar mi tobillo, pero lo peor de esto era, haberlo
hecho sentado. De acuerdo, tuve un poco de ayuda,
pero aun así, no lo podía imaginar sin importar como lo
mirase. Michael saco un par de férulas5 de su pequeño
bolso mágico de la misma manera que un mago saca
conejos de su sombrero. Procedió a vendar mi tobillo
hasta dejarlo ajustado y sólido. Eso fue seguido por mí
siendo elevado otra vez, aunque no estoy seguro si
importa, mis pies no tocaban la tierra en ese momento.
Dylan me cargó hasta el automóvil y Michael se
deslizó en el asiento del conductor. No del todo
romántico, ¿pero quién soy yo para quejarme? Saliendo
del estacionamiento, procedió a llevarme al hospital
más cercano. Yo estaba en el asiento trasero con Dylan
dándome apoyo. Tengo la impresión que quiso apoyar
mi tobillo físicamente o algo, pero el calor de su cuerpo
contra el mío fue un apoyo de un tipo totalmente
diferente. Extrañamente eficaz, su cálido toque me
distraía lo suficiente para mantener mi mente al borde
del pánico, así que felicitaciones por conseguir
eficientemente lo que Michael le pidió.
A mitad de camino a nuestro destino final, si,
quise hacer que la referencia suene un poco tétrica,
me aleje del apoyo de Dylan y toque el hombro de
15
Michael para llamar su atención. —Hay una licorería a
5
Tablilla flexible y resistente que se emplea en el tratamiento de las fracturas.
la vuelta de la esquina del hospital. ¿Te molestaría
hacer un breve desvió para comprar algo de vodka?
Está bien, tal vez esa no era la forma más brillante
de expresar lo que intentaba decir, pero realmente no
esperaba esa reacción. Dylan abrió la boca como un
pez fuera del agua y Michael perdió el control del auto
por un momento, saliéndose a un lado antes de poder
recuperar el control. —Estas bromeando, ¿cierto? —
Michael realmente intento ocultar su incredulidad por
debajo de una fachada calma, pero supongo que lo
conmocioné demasiado para que pudiese logarlo.
—¿Luzco como si estuviera bromeando? —
respondí, inexpresivamente. Lo sé, podría haberlo
sacado de su miseria y decirle realmente porque
deseaba el alcohol, pero estaba divirtiéndome
demasiado para arruinar el momento con la verdad—.
¿Estás loco? —Dylan finalmente encontró su voz.
Estaba tentado a hacerlo regresar a su anterior estado
pero no creo que el apreciase la broma.
Lo miré levantando la ceja, o al menos eso creí, y
entonces él se giro hacia Michael, quien parecía intentar
ganar un concurso de ceños fruncidos. Michael negó
con la cabeza, sus blancos nudillos tensos se
apropiaron de la dirección. —Ni te molestes en discutir
con él, Dylan. La respuesta es no, fin de la discusión.
Me reí. Sí, estoy así de loco, pero para decir
verdad, pienso que fue mas por histeria que por
diversión. Fue allí cuando realmente deje caer la bomba.
—Mira, tengo HM, Mi hermano gemelo murió mientras
le hacían una operación para extraer sus amígdalas a
pesar que fue correctamente diagnosticado y le dieron
Dantrolen6. Ahora sé que hay otros agentes anestésicos
que pueden usarse, pero los más seguros son locales y
16 no trabajan demasiado bien en mi, entonces, o paras
6
El dantroleno es un medicamento que se usa para ayudar a relajar ciertos músculos de su
cuerpo.
por algo de vodka o voluntariamente te vas a unir en
mi experiencia. Si tengo que masticar cuero para
soportar el dolor, entonces vas a sufrir conmigo. Tú
eliges. Aunque déjame advertirte, que no desearas
elegir la segunda opción. Soy un muy mal paciente.
Estaba un poco más que satisfecho con mi victoria
cuando Michael silenciosamente cambio el rumbo y se
dirigió a la licorería. Dylan me miraba como si
repentinamente me hubiesen crecido dos cabezas. Nos
mantuvimos en silencio mientras Michael estacionaba.
Salió, cerró la puerta sin siquiera mirarme, y fue directo.
En el momento en que Michael se fue, Dylan se me
abalanzó. No, no de esa forma, aunque hubiera sido
bueno que el ataque hubiese sido sexual. —¿Qué
demonios está pasando? —demandó, con tono
brusco—. ¿Cómo hiciste para convencer a Michael para
que compre tu vodka, cuando yo no pude lograr que
me permita darte agua porque probablemente
necesitabas ser sometido a un bisturí?
Hice una mueca. No puedo decir que lo haya dicho
de la manera más delicada, y el simple pensamiento de
objetos plateados y filosos sobre mi carne mientras me
sentaba y miraba incómodo, pero realmente no tenía
tiempo para pensar en ello. Dylan, él, bien, ¿cómo
puedo ponerlo sin sonar aún más masoquista de cómo
ya sueno? Qué demonios, todos sabemos que tengo
una mente unilateral. Dylan se veía increíblemente
enojado, el fuego de la pasión ardía en esos ojos claros
que me derribaban con una mirada calculadora. Si no
hubiese estado tan excitado por ella, creo que abría
corrido en la dirección opuesta. Un hombre inteligente
lo hubiese hecho, pero de nuevo, ya establecimos que
tener un alto IQ no te hace necesariamente inteligente.
Presten atención, mis estudiantes: El arte de la
17 distracción, Lección uno. Inclinándome hacia delante,
deslicé mis dedos dentro de las hebras del suave y
sedoso cabello color chocolate y me tiré a reclamar su
boca sin parar a pensar o considerar la gran teoría de
causa y consecuencia. Su reacción inicial fue tensa, la
sorpresa lo mantuvo momentáneamente en su lugar, y
entonces sus labios se separaron, garantizando mi
entrada a la cálida y suave caverna de su boca. Sabia
como vainilla, fresca y sedosamente suave, a pesar que
tal vez fue solo mi fetiche con el helado de vainilla, en
mi cabeza.

Golpeé mi lengua sobre sus dientes y paladar,


haciendo pequeñas burlas, animándolo.

Afortunadamente, cedió rápido, y en seguida me


encontré completamente sobrepasado cuando él tomó
el control del beso, penetrando agresivamente mi boca
con su lengua, sin darme tregua. Me beso justo de la
forma en que me gustaba. Me hundí en el absoluto
placer que su posesión me concedió, mis sentidos se
perdieron en la fuerte presión de sus labios sobre los
míos, su lengua barrió cada rincón de mi boca. Suaves
gemidos entrecortados salieron de atrás de mi garganta,
fue solo cuando el placer fue interrumpido por el
punzante dolor que mi voz me traiciono de la peor
forma posible.
Él se apartó, yo estaba tan ocupado viendo
pequeñas estrellas como para tranquilizarlo. En cuanto
pude volver a ver, me gire y mire con furia hacia el
objeto de mi descontento. ¡Sr. Cabeza de Burbuja!
Cualquier cosa que pueda arruinar mis esfuerzos de
preparar un beso y concretarlo merece un nombre.
Dylan me saco de mi reflexión en el mérito de
nombrar partes del cuerpo regresando a lo que
estábamos haciendo.
18 Desafortunadamente para mí, el regreso a lo que
estábamos haciendo antes del beso y no al beso en sí.
— Está bien, dejando de lado las tácticas de distracción.
¿Porque está Michael, mi perfeccionista paramédico
amigo, comprando tu vodka cuándo es posible que
necesites una operación para reparar el tobillo roto?
¿Eso no interfiere con la anestesia?
Ese fue mi primer encuentro con su naturaleza
tenaz. Él enfrentaba un problema que no entendía y fue
inflexible hasta obtener una solución. Fue una
conclusión inevitable que yo cayese bajo la presión de
su determinación. —No del todo, —respondí, una racha
traviesa me llevo a prolongar el momento y como
consecuencia la confusión de Dylan—. No puede
interferir con algo que no van a suministrarme.
—Odio haberte quebrado, Ay-very, —el énfasis
que puso en mi nombre fue totalmente deliberado y
para que ciertamente no me lo perdiera— No, espera,
en realidad no me molesta habértelo quebrado. En el
momento que pose mis ojos en ti por primera vez, le
distes la vuelta a toda mi tarde, así que supongo que es
el momento de devolverte el favor. Te rompiste el
tobillo. La probabilidad de que no necesites cirugía
para repararlo es pequeña. Tú, más cirugía, igual a
anestésicos.
—HM más anestésicos, igual a mi muerte, —le
respondí, no iba a ser menos. Puedo jugar a las
matemáticas de la vida con el mejor. Todavía puedo.
O mi tono o la velocidad con la que respondí le
dieron una pausa. Actualmente logre contar hasta
diecisiete antes de que él se restableciera lo suficiente
para hacer la pregunta que yo debería haber
respondido antes que todo esto comenzara, ¿Pero para
que hacer las cosas fáciles? — ¿Qué es HM?
—Hipertermia Maligna. —Si hay dos palabras que
se me hacen difíciles de pronunciar, son estas. No
19
tengo exactamente memorias felices asociadas a ellas.
La primera vez que las escuche, mi vida cambio para
siempre—. Significa que soy alérgico a la mayoría de
los anestésicos. Hay medicamentos que contrarrestan
la alergia, pero las oportunidades de que funcionen en
mí son escasas cuando tienes en cuenta mi historia
clínica. Después de todo, no salvaron a Allen. Por eso
generalmente, los doctores no desean correr el riesgo.
En cambio usan anestesias superficiales, porque esta
no agrava el HM, pero por alguna razón, no funciona
del todo bien en mí. La sustracción de mi muela del
juicio no fue nada graciosa, te lo juro. De ahí mi
solución actual a mi problema: vodka. ¿Soy un genio
no?
—No lo diría de esa forma, pero sí, no es una mala
idea. —Tengo que darle crédito. Ni siquiera parpadeó
cuando tiré toda esa información; la manejó tranquilo
como un profesional. Esto hace difícil odiarlo, ¿No es
así?— Lamento lo de tu hermano. —Sus palabras
fueron suaves y algo en ellas tiro de mí, dejando un
hilo de vulnerabilidad en primer plano.
Rápidamente aparte el impuso de recordar cosas
ya hace mucho olvidadas y enterradas. —No sé, fue
hace mucho tiempo atrás. Teníamos doce en ese
entonces.
Su suave tacto en mi pelo me sorprendió,
dejándome sin palabras. No era un gran logro esa
noche, pero generalmente, lo es. Puedo ser muy
charlatán cuando me dan la mitad de las oportunidades.
—Eso no significa que ya no duela. —Sus suaves
palabras se apoderaron de mí, y mi cerebro se volvió
sentimental. Estaba tan distraído que no note cuando
Michael volvió. Supongo que se podría decir que estaba
inmerso en el momento.
El resto del viaje pasó, sorprendentemente, sin
20 incidentes. Logramos llegar a nuestro destino, y obtuve
lo que siempre quise: un viaje gratis en una silla de
ruedas. Desafortunadamente, Michael y Dylan tenían
razón. Era una quebradura e iba a requerir una sencilla
cirugía para repararla. No voy a entrar en más detalles
que esos, pero puedo prometerles que la botella de
vodka que Michael compro tuvo un buen uso. Querían
tenerme en observación por un tiempo, pero una
botella de vodka no es suficiente para emborracharme
o idiotizarme lo necesario para acceder a eso.
Me había pasado la mayor parte de la noche
mirando las impresionantes paredes blancas con la
esperanza de descubrir el significado de la existencia
mientras ahogaba mis penas en una botella de líquido
transparente, por lo que realmente no esperaba que
hubiera alguien alrededor cuando finalmente saliera.
Imaginen mi sorpresa cuando me di cuenta que tenía
público solo para presenciar lo bajo que había caído.
Mientras caminaba raro, posiblemente como el
pato Donald, lo vi, viendo casualmente una revista
mientras esperaba por mí.
Él me sintió mientras me acercaba, levantando su
mirada justo cuando me moví intentando la Operación:
Colarse entre el Sexy Vecino. Habría sido una operación
exitosa de no ser por el hecho de que fue saboteada
antes de comenzar. Juro que el doctor me dio el más
ruidoso par de muletas que pudo encontrar, y en el
momento en el que me moví hicieron ruido contra el
suelo. Dylan cerró la revista con un chasquido y la
arrojó sobre la mesa, sin dejar de mirarme ni por un
instante. —Estaba empezando a preguntarme si te
habías rendido y dejado que te internaran, —comentó
mientras se acercaba.
—¿Internarme?, —respondí con una extra
dramática inclinación de mi cabeza— Mas bien darme
el alta, 7 Demándenme, apesto en las reacciones
21 exageradas.

7
( ) El chiste era ¿Check IN? Más bien Check OUT pero en español no se entiende
Otro punto para mí. Estaba siendo otra vez el
receptor de su rico sentido del humor cuando se rió de
mi comentario. —No paras, ¿verdad?
—¿Por qué iba a querer hacer algo así?, —Le di el
aspecto más inocente que pude, el cual no era inocente
del todo ya que no podía resistir la tentación de echarle
una mirada intencional. Lo hice para demostrar mi
punto, por supuesto. Que me gustara lo que veía era
solo un bono adicional—. ¿Por qué sigues aquí? —le
pregunté, inclinando mi cabeza hacia un lado por la
curiosidad.
—Me imaginé que ibas a necesitar que te llevaran
a casa, viendo que te trajimos y ya que estamos
saliendo y todo, me imaginé que necesitaba jugar la
parte de tu amante. Dejé a Michael en su casa y volví,
solo por ti. —La mueca en sus labios cuando dijo esto
era prácticamente sádica y aunque fue claramente
evidente que estaba incitándome no podía dejar de
entrar directamente.
—¿Estamos qué?, —escupí. No quiero ni pensar
en la expresión de mi cara en ese momento, sospecho
que le dio a Dylan una venganza de su previa expresión
de pescado.
—¿No lo recuerdas? Eso duele. —Dylan levantó
una ceja y con demasiada calma pronunció las palabras
que me tiraron por completo al caos. Se ve que puede
jugar mi juego tan bien como yo—. —Después de todo
el esfuerzo que te tomó pedirme salir. Fue tan
romántico. Prácticamente caí por ti en el momento en
que te vi. Sellando todo eso con un beso. No puedo
decir que he tenido alguna vez a alguien que se
enfoque tanto en mí, y viendo que eres tan creativo, en
cortesía a tu determinación he decidido llegar a un
22 acuerdo. Vamos, amor. Vamos a casa.
Muy bien, mi cara de pez supero con creces la
suya. Soy un poco perfeccionista, a veces, pero
generalmente no suelo apreciar hacer bien las cosas
malas. No es que importe. Dylan permaneció
inmutable por mi mudez de incredulidad. El silencio no
le molestaba ni un poco, en realidad le daba tiempo
para pagarme con creces por mi anterior acción. Él
recorrió la mirada sobre mi cuerpo, el movimiento era
deliberadamente agresivo y sensual. Cada sencillo
nervio dentro de mí se despertó, prácticamente
hirviendo de tensión.
Él notó mi excitación, aunque no es como para
darle puntos por la hazaña. El bulto en mi pantalón no
era precisamente fácil de evitar. Sus ojos se posaron en
mi entrepierna, y mi humillación aumentó diez veces
cuando mi cuerpo reacciono más, la absoluta intensidad
de mi reacción física actualmente bordeaba el dolor.
Podría haber acabado solo con su mirada.
Afortunadamente, cuando sentí que mi control
comenzaba a ceder, su mirada se movió a la deriva
hasta el yeso que ahora encerraba mi tobillo.
—¿Cómo está el tobillo?, —La mundana pregunta
me sorprendió y me costó un momento ganar el
suficiente ingenio para responderle
—Aparentemente es una fractura limpia, entonces
es fácil de arreglar. Tengo suerte. No necesitaron poner
ninguna pieza de metal para mantenerme unido, y
dijeron que seré capaz de volver a usarlo en seis meses.
—Moví mi muleta mientras hablaba. Probablemente se
vio ridículo, pero realmente no me importa. Soy una
persona expresiva y me gusta usar mis manos cuando
hablo. Una pequeña cosa como tales accesorios no me
va a detener.

23 Como era de esperar, perdí mi equilibrio y estuve


a punto de caerme cuando Dylan me alcanzo para
sostenerme. La dulce esencia de cálida vainilla me
envolvió, y su naturaleza erótica saco un gemido del
fondo de mi garganta.
Dylan malentendió completamente la razón de mi
angustia. Sin darme tiempo para alejarme de la
tentación, me levanto en sus brazos una vez más. Este
pudo haber sido otro momento romántico; sin embargo,
debido al carácter inesperado de su acción, no funcioné
como estaba previsto. En vez de aterrizar a salvo en
sus brazos terminé torpemente deslizándome sobre su
cuerpo, luchando desesperadamente para mantener mi
tobillo roto sin golpear el suelo.
Verán, cuando se movió para levantarme,
instintivamente levante mi brazo, la reacción de una
arraigada maniobra defensiva que ni siquiera sabía que
existía en mi repertorio. Dylan terminó con una muleta
en la cara. Aquí algo más de matemáticas de la vida
para ustedes: Cara más muleta, igual dolor. Dolor
repentino más reacción instintiva, es igual a Avery
tirado por el suelo por segunda vez en el lapso de
menos de veinticuatro horas. ¿No es asombroso?
Dylan se arrodilló delante de mí con una expresión
en su cara llena de culpa y remordimiento. —Lo siento.
No quería tirarte. ¿Estás bien?
Le hubiese dado con una respuesta inteligente o
algo, de no ser por el hecho que su tono tenía un matiz
de desprecio a sí mismo. No deseaba que se culpara
por algo que en esencia fue mi culpa. Si no hubiese
tratado de noquearlo con mi demoníaca muleta, él
hubiese tenido éxito, por lo que me hubiese cargado
fuera del hospital de la misma forma en la que me
trajo: como una novia. Las posibilidades eran infinitas
pero el momento había pasado.

24
Capítulo 3 – Marcha suave

D e hecho, conseguimos llegar a su automóvil


esa mañana. Créanlo o no, tomó solo un par
de minutos. No es como que se vaya a
repetir, Dylan tomó una silla de ruedas
aparcada convenientemente, me levantó, y
rápidamente me sentó en ella, dejando caer sin
miramientos las muletas en mi regazo. Esa es la
segunda característica distintiva que le descubrí, es
eficiente.
Me guiñó un ojo y se colocó detrás de mí antes de
empujar la silla hacia la puerta. A mitad de camino,
grité. No era mi mejor momento, lo admito, pero mis
excusas eran válidas. Dylan pensó que sería gracioso
aumentar la velocidad, encaminándose hacia la puerta
casi como en una carrera. Eso no fue, de todas formas,
lo que logró sacar ese sonido de mi garganta. Me gusta
creer que soy más digno. La aceleración de la velocidad
fue solo un adelanto de lo que pasó. Dylan tiró el
asiento hacia atrás, dándome la impresión de que
íbamos a agregar una conmoción cerebral a mi actual
lista de heridas.
Quedándome sin palabras para protestar,
simplemente me agarré de los apoyabrazos hasta que
mis nudillos estuvieron blancos, él se rió entre dientes
directamente en mi oído. —No te preocupes tanto,
amor. —Su tono de broma fue directamente a mi ingle,
su aliento cálido cosquilleó un punto erótico que se
encuentra justo detrás de mi oreja—. No dejaré que te
caigas. Ese es tu trabajo, ¿Recuerdas?

25 Ahora, ese comentario logró mi regreso. —No es


como si realmente planease darte una vuelta, —le
susurré, entrecerrando los ojos en un intento de
dirigirle una mirada penetrante. Aunque el intento fue
valiente, fue en vano. No puedo lograr enfadarme muy
bien con esa esencia de vainilla envolviéndome como a
un amante perdido hace mucho.
Se encogió de hombros, volviendo a incorporarse
para empujar la silla de ruedas, más tranquilamente
esta vez. —Premeditado o no, el final es el mismo. Me
hiciste tropezar y romper mi mejor juego de porcelana
china.
—Lo justo es sucio y lo sucio es justo, —respondí,
un repentino momento Shakesperiano se apropió de
mí—. Hiciste que me rompiera un tobillo. Yo diría que
estamos a mano. —Tiré mi cabeza a un lado, fijando mi
mirada en sus rasgos. Es realmente espectacular. Tiene
una fuerte línea de mandíbula, labios gruesos, una
nariz aguileña, y distintivos pómulos masculinos. Eso y
un asombroso y sedoso pelo color chocolate lo
suficientemente largo para rozar el cuello de su
camiseta. Irónicamente, exactamente del mismo color
que el de Kayden. Interprétalo como quieras.
—Buen punto. —lo miré con la boca abierta.
Realmente no esperaba que me diera esa victoria, por
eso no sabía cómo responderle. Afortunadamente, no
necesité hacerlo. Rodeándome, calmadamente abrió la
puerta de pasajeros de su Audi A4 color carbón vegetal.
Un clásico, pero realmente no lo noté hasta mucho más
tarde. Después de todo, tenía algo mejor para ver.
Verán, estar sentado en una silla de ruedas me dejaba
con la vista al nivel de una interesante parte de su
anatomía. Para su suerte, yo estaba demasiado
aturdido para actuar en mi impulso de participar en una,
ciertamente repentina y pública, muestra de afecto.
Mi perfecto panorama fue arruinado por mi
26 necesidad de entrar al automóvil. En el momento en
que abrió la puerta, Dylan me levantó de la silla de
ruedas y casi inmediatamente me depositó en el
asiento del acompañante. Cerrando la puerta, rodeó el
automóvil y se deslizó en el asiento del conductor con
una gracia felina, dándome una grata satisfacción. Yo
más Dylan, más un espacio pequeño, menos el resto
del mundo, igual, digan conmigo, ÑAM. Ahora, si tan
solo él no estuviese ocupado manejando el dichoso
espacio pequeño…
Puedo pensar muchas cosas mejores que podría
estar haciendo con sus manos. En vez de estar
agarrando una fría y dura pieza de plástico, moviéndola
de un lado al otro, con delicados y hábiles movimientos.
Estaba debatiendo mis contemplaciones y todas las
posibilidades cuando me hizo una pregunta personal. —
Entonces, ¿dónde vives?
Para su reproche, reaccioné rompiendo a reír. Fue
una situación divertida e irónica. Dylan no había notado
que era su vecino, aunque se estaba esforzando mucho
en ayudarme. Eso me recuerda lo primero que me dijo
después de tropezar. Tal vez pensó que era algún
borracho aleatorio desmayado en el pasillo. Ya había
desmentido esa suposición, pero aún no le había
explicado que estaba haciendo ahí, por lo que podía
perdonar su falta de atención. —Justo en donde me
encontraste, —le respondí a la ligera, esperando su
sorpresa.
Para mi desilusión, simplemente levantó una ceja
y giró a la derecha, volviendo hacia nuestro edificio. Su
reacción fue de lejos demasiado tranquila para mi gusto.
Tenía la esperanza de sorprenderlo con esa pequeña
pizca de información, y me decepcioné al darme cuenta
que no le perturbó en lo más mínimo. —¿Puedo
preguntar porque estabas tirado en el suelo en frente
de tu apartamento y no dentro?

27 —Puedes preguntar lo que quieras, —le respondí


cortante, alejándome de él—. Si elijo responder o no es
otro tema. —Su pregunta trajo cosas de las cuales
realmente no estaba listo para hablar y decidí no
responder, al menos no en ese momento.
—Cierto. —Asintió en aprobación, ignorando
completamente mi ruda respuesta—. Aunque creo que
este sería un buen momento para darte una
advertencia. Tengo toda la intención de obtener esa
respuesta algún día. Eso es, después de todo, de lo que
vivo.
No me di cuenta del impacto de esa declaración y
permanecí completamente ciego a lo que intentaba
decirme. Llamad a eso una característica
indocumentada de mi terca mente. Su respuesta
realmente apeló al gato que hay en mí, haciendo
despegar mi curiosidad. —¿Qué es lo que haces para
vivir?, —pregunté, volviendo mi vista hacia él.
Me miró, y pude ver una sonrisa jugando en el
borde de sus labios. —¿Es aquí donde repito tu
respuesta?, —Su tono fue ligeramente burlón, pero aún
así se las arregló para avergonzarme—. Soy abogado.
—Y ahí, mi querida audiencia, es cuando debí haber
escapado muy, muy lejos. Aunque analizándolo, como
él dijo, es siempre veinte-veinte, y si tuviese que decir
la verdad, tendría que reconocer que no lamento no
haber huido.
—¿En serio?, —paseé mis ojos sobre el cuello
blanco, del adherido Polo y los ajustados jeans Denim
que llevaba puestos, en ese momento levanté mi ceja
preguntándole—. Nunca me hubiese imaginado que
tenías un trabajo tan absorbente como ese. ¿Qué paso
con el traje? ¿Esta temporalmente fuera de servicio?
—Aparentemente no más fuera de servicio que la
llave de tu departamento, apuesto. —Su respuesta fue
rápida, segura e incisiva. No fue exactamente educada,
28
pero tengo que admitir, que me lo merecía.
—¿Qué puedo decir? Sé que soy delgado pero no
había notado que era invisible. Tal vez hubiese ayudado
si mirases por donde caminas. —Le respondí,
repentinamente enfadado, a pesar del hecho que no
parecía tener una razón lógica para estarlo.
—¿Seguro que no deseas hablar de lo que pasó
anoche? —Dylan ignoró mi enfado, efectivamente
desvaneciéndolo a la luz de su preocupación. Se giró
hacia mí, quebrando temporalmente la ley más básica
que el hombre conoce: Mira por dónde vas.
—¿Por qué desearía hacerlo? —alejé mi vista,
apoyándome en mi mano, y mirando fijamente a través
de la ventana. Mi mal genio alcanzó para traicionar la
herida que intentaba ocultar, y no es necesario decir
que mis ojos me traicionaron aún más. No suelo
detenerme en las cosas malas de la vida, y me odio a
mí mismo por dejar que Kayden me afecte de esta
forma.
—Ayuda… algunas veces. —Su tomo fue suave y
no insistió más con el asunto. Estuve agradecido por
ello.
El resto del viaje transcurrió en silencio, aunque
no puedo decir si era inadecuado o no. Definitivamente
había tensión en el aire, pero la razón de esta era tan
multifacética como el corte de un diamante. Había algo
en Dylan que me atraía, y ni siquiera una conversación
incómoda seguida de silencios era suficiente para
disuadirme. Lo deseaba, y decidí en ese momento que
lo tendría, aunque tuviera que humillarme para lograrlo.
—Gracias por el viaje. Estaré bien desde aquí. —
Salí apenas estacionó el automóvil. No sabía si
planeaba ayudarme a salir o no, pero no quería
averiguarlo. La larga noche y el alcohol comenzaban a
29
hacerme efecto y no deseaba enfrentar mi inherente
atracción hacia él. Temía hacer algo estúpido en ese
estado y, como resultado, alejarlo. Y no por un corto
período. Así que imaginé que una retirada a tiempo
sería la opción más segura. A veces, después de todo,
es mejor retroceder y reagruparse para asegurar un
ataque efectivo más adelante. Lo único que deseaba en
ese momento era escapar de su presencia para poder
pensar.
Desafortunadamente, su contestador automático
mental estaba activado y su mente no entendió el
mensaje. Apenas logré dar dos pasos y él ya estaba a
mi lado, su brazo izquierdo dando soporte a mi derecho
para aliviar mi cansado bamboleo hacia la entrada. Su
toque se sentía caliente en mi piel y mi aliento se
aceleró por la excitación que me atravesaba una vez
más.
—¿Ya intentas escapar de mí? —el aliento de su
susurro hizo cosquillas en mi oreja, enviando
escalofríos a mi espina dorsal. Sonrió y noté que sabía
exactamente lo que el cosquilleo de su aliento en mi
oreja conseguía. Debería haber visto las señales de
advertencia entonces, pero supongo que estaba
pensando con una cabeza muy diferente en ese
momento.
—Se puede decir. —Mi respuesta fue entrecortada,
traicionándome y llenando con pensamientos sucios mi
mente. ¿Qué puedo decir? Soy un hombre y mi mente
vive prácticamente en el desagüe.
—¿Por qué? —Bajó su tono aproximadamente una
octava, y tuve que morder mi labio para no gemir ante
la pura sensualidad de su voz—. Fuiste tú quien me
besó.
Otra vez me dejó sin palabras y fue solo cuando
dio un paso adelante, llevándonos al edificio, cuando
30
noté que estaba jugando conmigo. Debería haberme
enfurecido pero no podía encontrar el valor para
protestar por algo, que en parte, estaba disfrutando.
Entrando al edificio se giró hacia el elevador
llevándome con él. Fue allí donde el verdadero impacto
de lo que había ocurrido con Kayden se desplomó sobre
mí como una tonelada de ladrillos.
La simple visión de esas plateadas puertas
electrónicas era suficiente para ahogar mi corazón en
temor. Ya había tenido dos experiencias negativas con
ese particular espacio reducido y no deseaba enfrentar
una potencial tercera. Lógicamente sé que estaba
siendo ridículo, después de todo, las oportunidades de
ello eran prácticamente inexistentes, pero ya
establecimos que la razón y emoción no están
necesariamente ligadas. Además, si lo piensan bien,
notarán que las oportunidades de dos malas
experiencias en un ascensor en la misma semana son
ridículas. Y a pesar de esa probabilidad, me pasó.
Llamémoslo, Karma Avery.
Es así como llegué a la conclusión de que ese
particular ascensor no era para mí. Clavé mis muletas
en el suelo, parando en seco, deteniendo nuestro
progreso abruptamente. Dylan se detuvo a mi lado, con
expresión de desconcierto en su rostro. —Subiré por las
escaleras. —Esa fue la única explicación que ofrecí
antes de alejarme del temido cubículo hacia las
escaleras que se encontraban a su lado.
—¿Qué quieres decir con que subirás por las
escaleras? —preguntó, tomando mi brazo para
detenerme. Estaba confundido por mi decisión y
decidido a llegar al fondo de todo esto. Sin embargo, yo
no estaba dispuesto a ceder a su presencia por segunda
vez y me negué a darle la respuesta que estaba
buscando.

31 —Quiero decir, —dije poniendo énfasis en cada


palabra, la ira y la agresividad se escapaban de mi tono
a pesar del esfuerzo por mantenerme en calma—, que
no voy a entrar ahí. —Hice un gesto con la muleta,
usándolo para señalar el ascensor, casi castrando al
objeto de mi deseo en el proceso. Eso sí sería una
tragedia fuera de mi comprensión, agradezcamos que
es rápido con sus pies.
Dylan, casualmente, esquivó la muleta y soltó mi
brazo. El movimiento fue de lejos más fino de lo que
tenía derecho, pero de nuevo, supongo que había
agotado su cuota de torpeza la noche anterior, cuando
tropezó y rompió mi tobillo. Supongo que, como yo, no
hace las cosas a medias.
Usé a mi favor el hecho de que tuvo que soltarme
y fui capaz de dar unos pasos hacia la escalera antes
que su voz ingresara en mi refugio perfecto. —¿Eres
claustrofóbico?
Realmente debería hacerlo visto venir,
especialmente teniendo en cuenta la mente lógica de
Dylan, pero la pregunta vino de la nada. —
¿Claustrofobia? ¿Por qué crees eso? —me giré a mirarlo,
mi mente, tristemente en ese momento, demasiado
aturdida para hacer las conexiones necesarias para
entender su razonamiento.
Levantó una ceja de incredulidad. —Bien, estas
intentando evitar un espacio cerrado, por eso
realmente no lo veo como una posibilidad muy lejana,
aunque ahora pensándolo bien, me doy cuenta que sí
fue una suposición estúpida. No tuviste problemas en
usar el ascensor en el camino hacia el hospital y
tampoco tuviste problemas en el auto, entonces ¿cuál
es realmente el problema?
—Yo tenía otras cosas en mi mente, —murmuré
oscuramente debajo de mi respiración. Realmente no
sabía cómo responder. Es verdad que usaron el
32
ascensor para llevarme al hospital anoche, pero estaba
demasiado distraído para registrar lo que esto
implicaba. A pesar de eso, no deseaba entrar en el
ascensor. No con la imagen de Kayden y la prostituta
todavía fresca en mi mente.
Dylan continuó mirándome en silencio, la
respuesta que murmuré obviamente no fue suficiente.
O tal vez no la escuchó, pero no estaba de humor para
ser lógico. Al darme cuenta de que no me iba a dejar
irme hasta que le diera algún tipo de respuesta, respiré
profundamente y reuní el poco ingenio que mi mente
todavía podía alcanzar en su agotado y drenado estado.
—Mira. No soy claustrofóbico y antes de que preguntes,
no tengo ningún problema en estar en un espacio
cerrado contigo. —Sí, estaba orgulloso de ese tono.
Logré darme cuenta de que después de la claustrofobia,
no desear estar solo en un lugar cerrado con él era la
próxima conclusión lógica.
La intensidad de la forma en que me miraba, envió
más de esos predecibles escalofríos a través de mi
cuerpo y dejó que el silencio entre nosotros se
extendiera durante un momento más antes de hablar.
—No muerdo a menos que lo quieran y no tengo la
intención de seducirte en estos momentos. Por
sorprendente que pueda sonar, en realidad me gusta
que mi compañero esté despierto para la ocasión, y
luces como si estuvieras a punto de caer tieso en donde
estas parado.
Sus palabras e implicaciones, literalmente,
sacaron un gemido desde el fondo de mi garganta.
Toda mi sangre se agolpó en la cabeza de mi ingle. Oh,
las posibilidades eran infinitas, y estuve casi tentado de
tomarle la palabra y aceptar la oferta escondida en sus
palabras. Él quería acostarse conmigo tanto como yo
con él, y la mismísima idea de que estaba considerando
la seducción fue suficiente para que me dieran muchas
33 ganas de ir.
Tuve que pelear realmente fuerte para resistir la
necesidad de tirarme a sus brazos y rogarle que me
reclamase. Declaró que no iba a hacerlo porque me
veía como si tuviese la muerte cerca, y dudo que un
poco de pasión dramática fuera suficiente para cambiar
su forma de pensar. Él, maldita sea, es demasiado
lógico para ello. —Realmente no tiene nada que ver
contigo. —Mi voz sonó ronca y tuve que detener mi
explicación para aclarar mi garganta—. Es solo que no
tengo buenas asociaciones con ese ascensor. —La
mirada que le dirigí a las demasiado inocentes puertas
plateadas debería haberlas roto, pero no soy un
superhéroe así que supongo que tan solo la fuerza de
mi mirada no es suficiente para conseguir un efecto de
rayos láser—. No voy a entrar y no lograrás que lo haga.
El suspiró y sacudió su cabeza, y en ese momento
fue cuando gané. —Está bien, Tweety8, lo haremos a tu
manera. —Y así fue como gané mi sobrenombre. Fin.
Esperen. No me miren así. ¿De qué pensaban que
trataba la historia? ¿De cómo conocí al hombre de mis
sueños? Están bromeando, ¿cierto? ¿Realmente no
pensarán que contaré los sórdidos detalles de mi
prácticamente inexistente vida amorosa a un puñado de
extraños, verdad? Trabajo en IT 9 , ¿recuerdan? Se
supone que no debería tener una vida amorosa. Oh
esperen, ya llegué muy lejos. Supongo que no hay
remedio, entonces… sigamos con mi historia.

34
8
( ) Se refiere al canario Tweety o Piolín
9
( ) Tecnología de la información, ósea, con la computadora
Capítulo 4 – Despiértame antes de
que tú…

M e desperté con una estampida de


elefantes corriendo por el pasillo. Vale, en
realidad eran golpes firmes en mi puerta,
pero para mí, en ese momento sonaban
como una estampida. Tal vez, el hecho de que estaba
perdido en un extraño sueño donde cierta persona
estaba de lejos demasiado bien dotada para ser
humano, tenía algo que ver. O quizás fue el vodka,
haciéndome demasiado sensible para mi propio bien.
De todas formas, se reduce a lo mismo: demasiado
fuerte para mi gusto.
Girándome hacia un lado, me moví para salir de
la cama solo para atraparme a mí mismo un segundo
antes de caer dramáticamente contra el suelo. Parece
que tener un tobillo enyesado dificulta el movimiento
de alguna forma. Recordando que no debía apoyarme
en dicho tobillo, fui por las muletas que estaban a un
lado de mi cama, y arrastré de forma bastante literal
mi trasero por ella.
Más molesto de lo inimaginable, me encaminé
hacia la puerta de mi departamento vistiendo nada más
que pantalones deportivos 10 . No esperaba invitados y
no estaba dispuesto a incentivar a las personas a que
desearan quedarse más de lo absolutamente necesario.
Se podría decir que me levanté con el pie izquierdo…
Cuando abrí la puerta, estuve a punto de gruñir
un saludo, solo que la vista que recibí me dejó sin
35
palabras. Aquí es donde necesito retroceder un poco.
10
( ) Chándal, buzo, jogging, mono o pans según el país de origen del lector
Después de nuestro caliente debate sobre el ascensor,
Dylan me permitió subir por las escaleras. Él
obviamente no estaba impresionado, pero al menos
decidió dejar de discutir conmigo. Sip, es otro punto
para mí, aunque tengo la sensación que estaba del lado
perdedor en ese momento. Después de doce pisos por
escalera, estaba realmente listo para caer dormido de
pie. Como resultado, no invité a Dylan y puse en espera
mis intentos de meterme en sus pantalones.
Para hacer corta la larga historia, prácticamente
me ordenó que me fuera a la cama, esperó a que
entrara a mi departamento, y se fue, por lo que verlo
frente a mí un par de horas más tarde fue inesperado.
Creí que, siendo tan lógico como venía siendo, al
menos me dejaría dormir más de siete horas después
de la noche que había pasado.
—Almuerzo. —Levantó la bolsa que llevaba con
una sonrisa y procedió a pasar por mi lado, dentro de
mi dominio privado, sin permiso. Me quedé mirando
fijamente el pasillo vacío como si el aire delante de mí
pudiese explicar el comportamiento de mi vecino.
Rindiéndome ante lo inevitable, cerré la puerta y
cojeé dentro de mi apartamento en busca de las hordas
invasoras. Sé que un solo hombre usualmente no se
califica como horda, pero ese hombre era Dylan…
supongo que me entiendes. —¿Por qué estás aquí?, —
pregunté, sentándome a su lado en el salón. Soy un
minimalista en lo que tiene que ver con muebles y solo
tengo un sofá. ¿La razón? Tengo tanta vida social como
vida amorosa, que con la excepción de Dylan, es ¡nada!
Supongo que por eso las acciones de Kayden me
impactaron tanto. Él era uno de los pocos amigos que
tenía.

36 —Te traje el almuerzo. —Dylan buscó en la bolsa


para sacar los palillos.
—¿Por qué?, —pregunté, mirándole
descaradamente los dientes a caballo regalado.
—Imaginé que estarías hambriento. —Dylan sacó
una caja de comida China y la dejó en mi regazo, sin
siquiera parar a mirarme mientras que hurgaba en la
bolsa—. Ahora deja de interrogarme y come. —
Rescatando lo que obviamente era su parte, tiró la
bolsa y me tendió un par de palillos con una sonrisa—.
No sé qué te gusta, por eso te traje carne de ternera.
—Explicó, sacudiendo su caja abierta.
Bajé la mirada a la cálida caja situada en mi falda
y siguiendo su ejemplo, la abrí para ver los fideos al
vapor que contenía. Un repentino impulso de molestarlo
murmuró en mis sentidos y no pude evitar dejarme
caer en la tentación. —¿Y si soy vegetariano?, —volví a
mirarlo de reojo, esforzándome para no ser demasiado
obvio.
Fue como mirar una película en cámara lenta. Su
mano se encontraba, a mitad de camino hacia su boca,
con la carne de ternera y los fideos colgando de sus
palillos. El trozo de ternera se deslizó y cayó de regreso
a su caja y sus brazos lo siguieron, descendiendo poco
a poco. —¿Lo eres? —Me miró con una expresión de
incredulidad y un incómodo shock en su cara.
—Nop, —tomé una gran porción de fideos, y la
metí en mi boca con una gran sonrisa—. Solo quería
ver si eras tan obsesivo como pareces. Un buen
obsesivo compulsivo habría planeado todo con
anticipación y hubiese traído una de cada una, pollo,
ternera y vegetales, solo por si acaso. —No sé qué me
poseyó para ser tan directo, pero lo disfruté. La
expresión en la cara de Dylan no tenía precio.
—¿Obsesivo compulsivo?, —Dylan clavó los
37
palillos en los fideos pero no se movió para comer—.
¿Qué quieres decir con eso? —Su tono era suave.
—Te gustan las cosas como son. Todo necesita
estar ordenado, estructurado y debe tener un perfecto
sentido en tu mundo. Algo así como tener la vida
envuelta dentro de una caja muy bonita. —Puse un
poco más de comida en mi boca, saboreando el rico
sabor. Era la mejor comida china que había comido.
Extraño, ¿cierto? ¿Cómo puede saber mejor la comida
cuando la compartes con alguien?
—Humm. —Tarareó, pareciendo perderse en sus
pensamientos por un momento. Sorprendentemente,
realmente consideró mis palabras. Moviendo sus palillos,
agarró algunos fideos y los puso en su boca. Sus labios
envolvieron los palillos muy suavemente y mi mente se
zambulló una vez más en su lugar favorito de
residencia: la zanja. Según mi opinión había mejores
cosas a las que esos labios podrían estar envolviendo, y
casi me ahogo con un fideo perdido por el pensamiento.
—Mientras estamos en el tema de conducta
obsesivo compulsiva… —Se giró a mirarme
directamente y tuve que tragarme un gemido mientras
veía los palillos deslizándose de su boca. Lo juro, el
bastardo manipulador lo hizo a propósito, dibujando
deliberadamente el movimiento hacia afuera mientras
me miraba con un espectacular brillo en sus increíbles y
predadores ojos azules. Algún día, se lo devolveré.
—Me gustaría regresar a la conversación de
anoche. Nunca llegamos a discutir qué hacías. —Puso
sus palillos en su caja con una sonrisa. Entonces se
movió, oh tan casualmente, para continuar
torturándome. Dejando la caja todavía llena de comida
en mi mesa de café, procedió a lavar salsa imaginaria
de sus dedos con la lengua. Tenía que ser imaginaria;
no había comido lo suficiente para tener tanta salsa en
su piel.
38
Conteniendo el gemido que surgió ante la vista,
me alejé de él y aclaré mi garganta. Traté realmente
duro de enfocarme en la pregunta que me hacía, en vez
de ver qué tan sexy era cuando su rosada lengua lamía
su suave piel. —Soy técnico en análisis empresarial. —
Cómo logré ser coherente nunca lo sabré, pero debo
decir que estoy bastante orgulloso de la suavidad con la
que logré responder su pregunta.
—¿Técnico en análisis empresarial?, —respondió
repitiendo mis palabras por segunda vez en el día,
haciéndome preguntar si tal vez no era algún tipo de
técnica secreta de interrogación diseñada para
desarmar a alguien antes de que comiencen las
verdaderas preguntas. —¿Qué es lo que hace
exactamente un analista empresarial? —Se apoyó más
cerca y pude sentir la, ahora del todo familiar, esencia
de vainilla. El movimiento fue completamente
deliberado y logró exitosamente desequilibrarme aún
más.
Lamí repentinamente mis labios secos en un
intento de esconder la prominente carpa de mis
pantalones. Permítanme aprovechar este momento
para dar a conocer un aleatorio hecho algo interesante:
la mayoría de los hombres necesitan alrededor de 10
segundos para poder estar totalmente duros. Apuesto a
que no sabían eso. Yo por otro lado, ni siquiera necesité
esos 10 segundos ese día. Supongo que Dylan tiene
ese efecto en mí. Aclarando mi garganta de nuevo,
luché con mi mente, lidiando con mis pensamientos en
un intento de mantener suficiente coherencia para
ocultar los efectos que la presencia de Dylan causaba
en mi cuerpo. Era una causa perdida, pero en ese
entonces todavía no lo sabía. —Bien… uh… es difícil de
explicar.
—Inténtalo. —Respiró en mi oído, atravesándome
con un pinchazo de placer. Fue ahí cuando me di
39 cuenta de que Dylan tenía una vena sádica de una milla
de largo. Tenía que saber que esa era una de mis zonas
erógenas. Él me respiraba en ese oído demasiado a
menudo como para no notarlo.
Tragué el repentino nudo en mi garganta, y
regresé a nuestra conversación, tratando de determinar
exactamente de qué estábamos hablando realmente. —
Creo que… eso depende de donde trabajas. —Lamí mis
labios una vez más, más que eso, era un toque fuera
de mi elemento ahora que él estaba tan cerca
físicamente—. Yo… uh… usualmente un técnico en
análisis empresarial escribe especificaciones
funcionales… um… documentos que especifican cómo
va a ser implementada una pieza de software con el fin
de alcanzar un determinado objetivo definido por las
empresas.
—¿Usualmente? —Tuve un momento de respiro
cuando Dylan se echó hacia atrás, alejándose de mí—.
Eso significaría que no es eso lo que haces. ¿Entonces
en qué difiere tu trabajo?
Dylan puede tener muchos defectos, pero la falta
de raciocinio no es uno de ellos. Inmediatamente vio a
dónde iba, por extraño que parezca, era genuina
curiosidad. Sacudí mi cabeza en aprobación,
inclinándome hacia delante para dejar mi caja de
comida china a su lado. Hacía tiempo que me había
olvidado de su contenido.
—Escribo especificaciones, pero a menudo me
llaman para hacer cosas que no son exactamente parte
de la descripción oficial de mi trabajo. Pruebo el
sistema, ayudo con los entrenamientos y los manuales
de instalación, y ocasionalmente estoy a cargo del
entrenamiento en sí mismo. Supongo que eso pasa
cuando trabajas para una compañía pequeña. —Viendo
que el olor de vainilla ya no estaba a mi lado, pude
40 razonar lo suficientemente bien para darle una casi
decente explicación, y sin una pausa, para arrancar.
Por supuesto, ignoramos el hecho de que mis palabras
salieron rápido y desordenadas, varias frases
construidas coordinadas para formar un párrafo
ininteligible.
Dylan ni se inmutó por mi balbuceo. Como de
costumbre, le hizo gracia, y de hecho se tomó el tiempo
para revolver mi pelo por segunda vez en estos días.
Sentía que me estaba tratando como a un niño. —Para
mí suena como si fueras una completa súper estrella.
Ese comentario fue tan ridículo que realmente
tuve que poner los ojos en blanco, mientras ignoraba el
cosquilleo que había dejado su toque en mi cuero
cabelludo. —Hago lo que tengo que hacer. Eso paga
mis facturas. ¿Qué más puedo pedir?, —respondí
secamente, tratando de ignorar la decepción que tiraba
de mis sentidos. El juego del gato y el ratón, o quizás
debo decir gato y canario, que estábamos jugando,
realmente me comenzaba a degastar, y para variar, ya
no tenía la energía necesaria para coquetear con la
esperanza de tener relaciones sexuales.
—Oh, no sé. Satisfacción laboral. Crecimiento. Tú
sabes, las usuales cosas aburridas que la gente busca
cuando dedican su vida a cualquier vocación. —Se
recostó sobre el apoyabrazos de mi sofá y estiró las
piernas, llevando mi atención hacia su cuerpo trabajado.
Completamente deliberado, fíjate.
Volví a humedecer mis labios, entrando de nuevo
en el juego sin notarlo. No podía evitarlo. Saber que
estaba jugando conmigo, no fue suficiente para
liberarme de la tentación de hacer algo más que mirar
al sexy, y bien envuelto paquete delante de mí.
Humedecí la carne de mis labios con saliva y lo miré
completamente en silencio. A mi mente ya no le
importaba lo suficiente seguir el hilo de la conversación
41 que parecía no llevarme a ningún lado.
—Entonces… —rompió el silencio que se formó
entre nosotros, su naturaleza dogmática lo hizo
regresar al territorio prohibido—. ¿Qué pasa con tu
fobia al ascensor?
Y así es como volvimos a la pregunta que no
quería responder. Lo sé, sin embargo, Dylan era
demasiado persistente para dejar pasar el tema, y eso
sólo me dejó una alternativa. Dejarme caer al deseo
que me invadía desde que posé mis ojos en él, me
arrastré hacia él, la proximidad del cálido aroma a
vainilla completó mi actuación en ese instante. Me
incliné y agarré su cara entre mis manos así podía
presionar mis labios contra él y lo besé tan fuerte que
pude sentir sus dientes a través de su carne.
Su piel era cálida y firme bajo mis labios por mi
agresivo ataque. Desesperadamente por ingresar al
calor húmedo de su boca mordí la tierna carne,
tratando de darle un mensaje sin palabras. Él, sin
embargo, no se unió al juego, y mantuvo su boca
cerrada. En cambio, hundió sus dedos en mi pelo y tiró,
el movimiento arrancó mis labios alejándolos de él.
Clavó su mirada en mi rostro, el claro brillo calculador
en sus ojos era un fuerte contraste con mi sentimiento
de culpa. ¿Ya mencioné que Dylan piensa mucho?
—¿Estás intentando distraerme? —Su voz sonó
ronca, y el mismo sonido era un claro indicativo de que
no era tan inmune a mis tácticas como quería hacerme
creer. Aquí es donde llegamos a ‟El Arte de Distracción‟
Lección Dos.
Con la promesa de la victoria ante mis ojos, no
iba a rendirme. Cambié mi táctica y giré mis piernas
sobre la suya, montándome eficientemente en su
regazo. No fue el más agraciado movimiento, ya que
42 me vi obstaculizado con el peso extra alrededor de mi
tobillo, pero no me importaba. Una vez en posición,
empujé agresivamente mi erección directamente a su
entrepierna. ¿Recuerdan el pequeño e interesante
hecho de los diez segundos que ya comenté? Parece
que puede haber cierta validez en el mismo. Dylan
estaba tan duro como yo.
Su aliento se escapó con un silbido. Gimió e
instintivamente me tomó de las caderas (pienso que
intentó alejarme, pero no funcionó de esa forma). Sus
manos me mantuvieron en el lugar y sus ojos se
pusieron vidriosos. Entonces él se alzó hacia mí,
frotando su erección contra la mía. —Ay-very. —No
tomé ofensivo el énfasis que puso en mi nombre en ese
momento. De hecho, me gustó el sonido del mismo en
su voz ronca—. Debemos terminar de hablar primero.
—El momento para hablar terminó. —Giré mis
caderas en sus brazos y me froté contra él, volviendo a
los irregulares empujones hacia su entrepierna. Metí la
mano en su pelo, agarrándome de su cuero cabelludo y
me incliné hacia él—. Ahora es el momento de actuar.
—Dejé que mi aliento persistiera en sus labios para
volver a reclamarlos en un agresivo beso. Después de
todo, estaba cansado de esperar que él hiciera un
movimiento.
Succioné su labio inferior dentro de mi boca y
sorprendentemente sus labios se separaron,
garantizando la entrada que antes buscaba. Deslicé mi
lengua en la calidez de su boca y degusté el sabor a
vainilla de su interior. Me dejó explorar su boca, su
lengua rozando la mía para fomentar el abrazo, y tomé
ventaja de esto. Incursioné en todos los rincones que
pude alcanzar: sus dientes con la peculiar torcedura a
la derecha, su paladar, la mucosa de sus mejillas. No
dejé piedra sin mover, o más específicamente, nervio
sin rozar, la sensación de poder que me atravesó era
adictiva.
43
Demasiado pronto, sentí la necesidad de respirar.
De mala gana me alejé del alucinante beso y apoyé la
frente en su hombro, un hambriento suspiro se escapó
de mis labios. Empujé de nuevo contra él y gemí, casi
desenredándose por la áspera textura de sus jeans. El
simple movimiento no era suficiente, entonces lo repetí,
presionando más fuerte con cada empujón solo para
gritar cuando sus manos sobre mis caderas detuvieron
de nuevo mi movimiento.
—Insistente culito, ¿no?, —Su aliento estaba tan
pesado y desaliñado como el mío, y la calidez de su
caricia en mi cabello. Nunca habría pensado que el aire
cálido colándose a través de mi pelo podría ser sensual,
pero lo era. Todo sobre Dylan era sensual, y no podía
dejar de anhelarlo.
Me levanté en un intento de escapar de su
dominio sobre mis caderas, de nuevo, y el movimiento
me dejó a la altura de su oreja. —¿Quién dice que soy
pasivo? —Respiré directamente en ella, incapaz de
resistir la tentación de robar su táctica de seducción.
—Yo lo digo. —Dicho esto, deslizó sus manos
hacia abajo y palmeó mi trasero. Jaque mate. Gané.

44
Capítulo 5 – El arte de la
distracción

E sa fue la victoria más dulce que he


conseguido. Dylan dejó de luchar y ambos nos
rendimos a nuestros deseos. Viendo como mis
caderas fueron liberadas, embestí de nuevo
contra él, todos mis pensamientos abandonaron mi
mente excepto uno. Esto ya no era para distraerlo. La
única emoción que quedaba era mi necesidad de
conseguir lo que quería, y lo quería a él enterrándose
profundamente dentro de mí. —Te deseo, —jadeé en
su oído, mi respiración entrecortada me traicionaba,
dejando ver qué tan reales eran esas palabras.

En vez de responder, le dio a su boca un mejor


uso. Apoyándose, capturo mi pezón y lo chupó, duro.
La combinación de calor y humedad arrancó un grito de
placer de mi garganta, y agradecí a mi yeso por
arruinar mis intentos de salir de la cama lo suficiente
como para ponerme de mal humor. Como resultado, no
tenía camisa y el fácil acceso a mi piel era un dulce
placer que no había previsto cuando me preparaba a
decirle a mi inesperado visitante unas cuantas verdades.
Parece que a cambio decidí darle un pedazo de mi
trasero11.
Deslizó su mano sobre mi cuerpo, sobre el
elástico que sostenía mi chándal12, y se detuvo cuando
alcanzo mi piel. Dejé caer mi frente sobre su hombro y
jadeé en el momento silencioso que nos envolvió.

11
( ) Él dice literalmente que se preparaba para darle a su visitante una pieza de su mente (“a
45 piece of my mind”), por eso dice luego que en cambio decidí darle una pieza de mi trasero (piece
of my ass) en español pierde un poco el sentido.
12
( ) Jogging o Pants
Dylan recorrió un camino sobre mi cuerpo con su
boca, mordisqueando y besando la piel que encontraba
por el camino, y se encaminó directamente a ese
endemoniado pequeño punto justo detrás de mi oreja
que me derritió al primer contacto. —¿Estás seguro? —
El aire de su susurro envió escalofríos de placer a
través de mí, todos y cada uno dirigiéndose
directamente a mi ingle, creando la necesidad de
liberarme. ¿Estaba prácticamente en sus manos y tenía
la audacia de preguntar eso?
Alcanzándolo, hundí mis dedos dentro de su
cabello y tiré de su rostro hacia mí, presionando mis
labios contra su oreja derecha. —Demonios, sí, —gruñí,
ya sin paciencia. Liberando algo de su cabello, dejé
caer mi mano izquierda y agresivamente la empujé
para abajo hacia el bulto de sus pantalones, la acción
fue esta vez un intento completamente deliberado, de
descifrarlo a él en lugar de a mí.
Podría haber bailado de alegría cuando mi acción
sacó un gemido de su garganta, sus caderas se
levantaron empujando hacia mi mano, pero eso
hubiese requerido dejarlo ir, pero no iba a hacerlo
ahora que lo tenía exactamente donde quería.
—Sssiii. —La palabra salió como un siseo y esta
vez no era yo quien hacía las imitaciones de animales—.
Ay… Ay-very. —Sus manos arañaron las mías,
empujando y tirando de mí a la vez, casi como si no
pudiese decidir si deseaba que parara o continuara—.
¿Ti… tienes… —jadeó—, ¿protección… lubricante? —
Finalmente logré reducirlo a palabras simples, su
elocuencia increíblemente se fue, y ese hecho fue para
mí, un torrente de energía como ningún otro.
Me rendí a lo inevitable y me deslicé de su regazo.
46 Me siguió y usé su agarre en mi caprichosa mano para
guiarlo hacia mi dormitorio. O al menos es lo que
intenté hacer. Me había olvidado completamente del Sr.
Cabeza de Burbuja, y mi tobillo volvió a doler en el
momento en que tocó el suelo.
Afortunadamente para mí, Dylan es de lejos más
grácil y eficiente que yo. Moviéndose conmigo, usó mi
caída para deslizarme de vuelta a mis pies mientras yo
continuaba con mi brillante interpretación de la clásica
damisela en problemas. Se había convertido en un
hábito entre nosotros.
El tiempo parecía haberse detenido, ambos
luchábamos para recuperar la compostura en un
intento de fingir que nada estaba mal.
Desafortunadamente para mí, Dylan se recupera más
rápido.
—Despacio ahí, Tweety. Sé que estás ansioso,
pero seguro que podemos dedicar un momento para
llevarte a la cama de una sola pieza. —Su voz era ronca,
aún llena de deseo pero de lejos más compuesta que lo
que yo deseaba, incluso después de unos momentos
incómodos de silencio en los cuales se recuperó.
El tono bromista provocó un rubor de vergüenza
en mis mejillas. La absoluta indignación anta toda la
situación era una píldora difícil de tragar y mentalmente
maldije la mera existencia del Sr. Cabeza de Burbuja.
Debería haber sido una seducción perfecta, sin
embargo, estaba avergonzado de nuevo mientras mi
sueño húmedo se reía de mí, demasiado compuesto
para mi gusto.
—Vamos, Tweety, no te enfades. —Su risa se
esfumó cuando notó la expresión de mi cara y me
movió a sus brazos. Se tomó un momento para
revolver mi cabello y encaminarse hacia mi dormitorio.
Sin otra palabra, me cargó con confianza hacia mi
propio dormitorio y me dejó sobre mis, aun revueltas,
47
sábanas. Sin pausa para darme tiempo a procesar lo
que estaba ocurriendo, bajó y capturó mis labios, esta
vez tomando el control del beso para retornar a la
exploración a la cual lo había expuesto en el salón.
Justo cuando estaba a punto de perderme
completamente en la textura sutilmente áspera de su
lengua, se reincorporó para quitarse su polo azul. En el
momento en que la camiseta salió, fue hacia mi mesa
de noche e inmediatamente me dio la mayor lección de
vergüenza de mi vida.
Esta es la parte de la que realmente no quiero
hablar, pero por el bien de la precisión, supongo que,
desafortunadamente, lo haré. Veréis, en cuanto Dylan
llegó a mi mesa de noche se puso tenso por un
momento. Fue cuando recordé que había olvidado algo
allí. En el momento en que se recuperó lo suficiente
para moverse, se giró hacia mí y levantó una ceja, una
diversión maligna brillaba en sus ojos. —¿Tienes un
consolador? —lo sostuvo colgando la brillante evidencia
verde-fosforescente delante mío.
Estaba absolutamente mortificado, pero aún así
podía sacar un comentario sarcástico o dos de mi
repertorio. —No es exactamente un pepino, ¿verdad? —
No iba a admitir que eso era la única fuente de acción
que había tenido en mucho tiempo. Dos años, de hecho.
No había dormido con nadie desde que rompí con la
única persona que había dejado que me tocara. Tyler
no era la persona más monógama que existía, y tuve el
privilegio de descubrirlo el día que me dijo que había
contraído SIDA. Los siguientes seis meses fueron los
peores de mi vida, pero no iremos por ahí. Estoy limpio
y ese capítulo de mi vida concluyó hace mucho.
No se me ocurrió preguntarle a Dylan si también
estaba limpio. Él no me parecía el tipo de persona que
pierda el tiempo solo porque sí, y aunque lo hiciese, ya
probó que era de lejos demasiado lógico para hacer ese
48 tipo de estupideces. Obsesivo compulsivo y sexo sin
protección no van realmente de la mano, ¿no? Además,
él quería usar protección.
—No, no es un pepino, —afirmó Dylan,
reclinándose para trazar mi labio inferior—. Un pepino
no sería ni la mitad de divertido. —Él utilizó la punta del
consolador de plástico duro para bajar desde mi pecho
a mi estómago, haciendo círculos lentamente cuando
llegó a su destino. La visión de otra mano que no era la
mía en el juguete, hizo que mi trasero se tensara, mis
músculos estaban ansiosos por ser estirados y llenados,
pero él no había terminado de burlarse de mí todavía—.
Pero primero lo primero… —Palmeó mi erección y volvió
a mordisquear mis labios—. Condones y lubricante.
—Arriba… cajón… —Era mi turno de ser reducido a
palabras simples y pantalones llenos con el deseo de
interrumpir cualquier esfuerzo de hablar con coherencia.
Su murmullo vibraba contra mi piel, testificando lo
cerca que estaban nuestros cuerpos, antes de que
volviera a separarse, arrancando otro gemido de mi
garganta. —Volveré, Tweety. —Pasó su dulce mano
sobre mi pecho. Cuando rozó mis pezones me arqueé
hacia su mano, mi piel quemaba por tener más de ese
toque. Estaba tan perdido en la sensación de este, que
apenas noté cuando su otra mano volvió, ambas
tirando hacia abajo para quitar mi pantalón. El sr.
Cabeza de Burbuja ni si quiera le dio una pausa, y
enseguida me tuvo completamente desnudo.
En el momento en que mis pantalones estuvieron
fuera, se sentó sobre mí y presionó su todavía vestida
erección contra la mía. Sus manos dejaron mi piel y se
movieron a desabotonar sus jeans. Lo hizo, mirándome
con cada movimiento, podría haber muerto como un
hombre feliz, justo en ese momento. Él encarnaba
49 todas mis fantasías.
Cuando desabotonó y bajó el cierre de sus
pantalones, su pene salto libre, la punta ya manchada
con humedad. Ese fue el momento en el que decidí
atacar. Sentándome, lo tomé y lo empuñé, moviendo
mi mano agresivamente arriba y abajo de la dura y
pulsante carne.
Obviamente no iba a ser menos, me empujó hacia
abajo con un gruñido pero dejó mi mano donde estaba.
Presionó sus caderas sobre mis manos y mordió mi
hombro, el dolor me hizo arquearme contra él una vez
más. Mientras todavía estaba perdido en la extraña
sensación de placer que siguió rápidamente al dolor, él
deslizó sus dos rápidos dedos profundamente dentro mí,
matando con eficacia cualquier esperanza de un
pensamiento lógico que pudiera tener.
La invasión no dolió. Mi cuerpo absorbió sus dedos
dentro con facilidad y empujé hacia abajo contra ellos,
seguido por ese placer elusivo que sabía que vendría. Él,
sin embargo, tenía otros planes. Al llegar abajo, sujetó
mis caderas y tomó el control del movimiento,
flexionando y moviendo velozmente sus dedos como
una tijera. Era puro éxtasis y tormento, todo en uno,
porque lo quería y quería más.
Justo cuando estaba a punto de rozar de nuevo mi
próstata, sacó sus dedos, dejándome vacío. Frustración
y desilusión cruzaron a través de mí como si fuese
negado otra vez. Incapaz de soportar más, levanté mis
manos, estirándolas, y las bajé de nuevo contra la
cama, y un gruñido escapó agresivamente de mis labios.
No lo voy a negar. No después de todo el tormento.
Me moví, con la intención de devolver la marca
que había dejado en mi hombro, pero no pude llegar
tan lejos. En el momento en que me moví para
50 morderlo, deslizó mi consolador dentro de mí y la
repentina invasión de ese frío y duro objeto me
sobrecogió. Caí de nuevo en mi cama gritando y
arqueándome una vez más, el ángulo de la penetración
era enteramente una nueva experiencia ahora que no
era mi propia mano la que empujaba.
En otro golpe a mi orgullo masculino, le tomó solo
unos momentos para tenerme rogando por más. Sus
empujes eran firmes y seguros, y cada entrada del
consolador profundamente dentro de mí golpeaba mi
próstata. El plástico duro me llenó una y otra vez,
calentándose rápidamente por la fricción y por mi piel,
y demasiado pronto sentí el principio del fin. Comencé
a sentir un hormigueo en mis bolas y pude notar que
mi orgasmo aumentaba, solo para descubrir que
todavía no había terminado conmigo.
—No todavía, mi pajarito, —susurró, su caliente
respiración una vez más cosquilleaba mi oreja—. No así.
—Sacó el consolador, y mis bolas palpitaron en protesta.
Quería llorar por la pérdida, pero al mismo tiempo,
quería más, al igual que él. Mi cuerpo estaba caliente y
húmedo, cubierto de sudor, semen y lubricante, y yo
quería ser reclamado de la forma más intima posible.
Abrió un preservativo y se lo puso a sí mismo
antes de agarrar el lubricante, aplicando una generosa
cantidad en su mano. Tirando el lubricante a un lado,
se apuró a esparcir la sustancia resbaladiza sobre el
preservativo con un profundo gemido, el simple sonido
estaba teñido de lujuria y hambre.
En cuanto terminó, tomó mis piernas y las empujó
hacia mi cabeza, exponiéndome completamente para la
penetración. Mi ano se agitó en anticipación, y deslicé
mis manos hacia esa parte para abrirme aun más,
tirando de las nalgas de mi trasero separándolas lo más
que pude doblado casi por la mitad sobre mi propia
cama. Otro gemido escapó de su garganta y me
51 penetró profundamente, cada estocada era tan agresiva
como cuando usó el consolador.
Grité y dejé caer mis manos. Apreté las sabanas
cuando el dolor ardió esta vez a través de mí en
venganza. A pesar de que estaba preparado y listo, era
más grande de lo que esperaba, y la repentina
penetración causó que mis músculos quemaran y se
cerraran, olas de tensión atravesaron mi cuerpo.
—Relájate, Tweety. —Mi extraño sobrenombre
quitó algo de tensión de mi cuerpo—. Yo me ocuparé de
ti. —Lamió la parte sensitiva debajo de mi oreja,
distrayéndome exitosamente del dolor de ser
repentinamente llenado por un objeto
considerablemente más grande de lo que estaba
acostumbrado, y balanceó gentilmente sus caderas
hacia mí.
Su movimiento aliviaba el dolor y mi cuerpo
comenzó a abrirse, ajustándose a su circunferencia,
sintiéndome relajado. Lentamente incrementó la
velocidad y profundidad de sus estocadas, y la fricción
del movimiento logró convertir el dolor en placer. En el
momento en que encontró y rozó mi próstata, olvidé
completamente mi malestar y empujé para encontrar
su movimiento.
Eso parecía ser que era lo que estaba esperando.
En el momento en que lo hice se relajó y se dejó ir,
penetrando fuerte y profundo dentro de mi cuerpo.
Consiguiendo un extraño ritmo, encontré y contrarresté
todos sus movimientos y saboreé la forma en que mi
cuerpo se estiraba y quemaba para acomodar cada una
de sus agresivas invasiones, llenándome una y otra vez.
Me gustaría decir que fue una larga experiencia
erótica, pero estaba muy cerca y había pasado
demasiado tiempo como para tener expectativas
razonables. Mi inminente orgasmo se levantó con la
52 velocidad de un tsunami y me vine en un agudo grito
de liberación, torciendo mi cuerpo en la sábana del
placer que me provocaba. Él continúo deslizándose
dentro de mí, y la tensión causada por mi orgasmo
incrementó la fricción una vez más, la quemadura una
dulce adición, hundiéndome en el mar de placer en el
cual ya me estaba ahogando. Él me siguió no mucho
después, y pude sentir cada pulso de su liberación
mientras llenaba el preservativo de látex dentro de mi
cuerpo.
Y ese es el motivo por el qué normalmente
describo mi primera experiencia sexual con él usando
solo una palabra: ¡Alucinante!

53
Capítulo 6 – La verdad al
desnudo

M ientras yacíamos allí con las secuelas de un


alucinante sexo, Dylan comenzó a pensar.
Aparentemente su mente no estaba tan
estropeada como la mía. Pensar de más es uno de sus
vicios, pero eso no me molesta ni un poco. No en ese
entonces ni ahora. Cuando tu objetivo es enganchar a
alguien, tienes que estar dispuesto a aceptar lo bueno y
lo malo. —Sabes. Nunca me molesté en preguntar si
estabas viendo a alguien.
Hizo un gran esfuerzo para sonar casual, pero
pude ver que realmente esperaba una respuesta a la
persistente pregunta no-tan-inocente detrás de esa
declaración. Es, después de todo, algo difícil ocultar la
tensión en tu cuerpo cuando estás desnudo e
íntimamente cerca de la persona a quien deseas
ocultarle esa tensión, pero supongo que podemos darle
un punto por el esfuerzo.
Levanté mi cabeza para encontrarme con su
mirada y contemplarlo silenciosamente por un
momento. Varias posibles respuestas corrieron por mi
mente, incluyendo respuestas sarcásticas, mentiras, y
respuestas honestas, todas amontonadas y luchando
por la victoria. Fui a por la respuesta honesta,
ignorando mi orgullo masculino y decidiendo
desnudarme ante él. Aquí es cuando ignoro toda
respuesta inteligente sobre mí, desnudándome ante él.
Estoy hablando emocionalmente, no físicamente. —No.
54 No estoy viéndome con nadie. Para ser honesto, eres la
primera persona con la que tengo sexo en dos años. —
Fue la mejor decisión que pude haber tomado.
—¿Dos años? —Levantó ambas cejas con
incredulidad y miró hacia mi cajón—. Entonces supongo
que ese consolador habrá visto mucha acción, para que
tengas convenientemente tantos condones alrededor.
Debí haberlo visto venir. Me acerqué directo a él
con los ojos muy abiertos y solo me tuve a mí mismo
para culparme por la incomodidad que le siguió. Al ver
que había entrado al campo minado por mi cuenta,
decidí sonreír y soportarlo como un hombre. Está bien,
mi sonrisa parecía más una mueca, pero lo intenté. —
Kayden los dejó aquí.
—¿Quién es Kayden? —Y fue allí donde pisó la
primera mina del campo de ineptitud social que me
llevo años cultivar.
—Un… —Dudé, mi mente corría para definir algo
que ya no tenía definición para mí. No estaba seguro de
cómo debía proceder. Con todos los conflictos recientes
en mi vida, ya no sabía lo que era Kayden para mí,
pero al menos sabía lo que una vez fue—. Amigo mío,
supongo.
En el momento en que termine de hablar, supe
que Dylan no se perdió mi vacilación, y si había una
cosa que ya sabía y de lo que podía estar seguro, era el
hecho de que, más pronto que tarde, esa vacilación
me iba a morder el trasero en forma de una pregunta
que no estaba listo para responder. Dylan más un
misterio igual a persistencia dogmática.
—¿Por qué tú… —su pausa fue un eco de la mía, el
ligero cambio de entonación era un claro indicador de
que se dio cuenta que había más sobre esta historia de
lo que le estaba contado—. Un amigo, trajo una caja de
preservativos a tu apartamento?
55 —Él… eh… él estaba convencido que no había
tenido los suficientes polvos y se encomendó en la
misión de conseguirme algo de acción.
Desafortunadamente, no resulto exactamente como
estaba planeado.
—¿Por qué? —Otra mina explotó en mi cara en la
forma de una pregunta inofensiva, pero de nuevo
debería haberme dado cuenta ya que ninguna pregunta
de Dylan es inofensiva. Siempre hay algo más que
simple curiosidad detrás de ellas. Tiene una mente
afilada y es rápido haciendo suposiciones. Supongo que
por eso es abogado.
—Tuvimos un desacuerdo. —Mantuve mi respuesta
corta y abrupta. Mis emociones seguían en carne viva
por los acontecimientos que condujeron el final de mi
amistad con Kayden, y no estaba realmente de humor
para recordar cosas que no podía cambiar.
Dylan no vio o ignoró completamente mi reticencia
y procedió a ir más allá dentro del campo de fatalidad
que se extendía entre nosotros. Con su usual y
exasperante persistencia, formuló casualmente su
próxima pregunta, extrañamente haciendo una
conexión que nunca hubiese imaginado que podría ser
capaz de lograr con la escasa información que yo le
había dado. —¿Esto tiene algo que ver con tu fobia del
ascensor?
Me atraganté, me agité, y en general hice de mi
un completo tonto, aun así era lo suficiente estúpido
para intentar ir por la ruta de la negación. —¡No, no
tiene nada que ver con Kayden! —Mi respuesta sonó
forzada y agresiva y solo mi tono fue suficiente para
darme distancia. Asumiendo, por supuesto, que él fuera
lo suficientemente estúpido como para haberse perdido
la tensión cruzando a través de mi cuerpo, pero viendo
que él todavía estaba presionado contra mí en ese
momento, dudo mucho que no lo haya notado.
56
Rápidamente demostró lo inútil que fue mi
protesta, extrañamente viéndose como si disfrutara de
mi malestar. Acercándose, mordisqueo mi oreja antes
de susurrarme como solía hacer. —¿Acaso protestó
demasiado, Tweety…? —La acción envió el usual hilo de
lujuria atravesándome, enfatizando que tan impotente
era en su contra. Quizás en ese entonces ya estaba
perdido por él.
Cedí a la derrota, demasiado cansado y harto de
luchar con respuestas inteligentes que al final dejaban
escaso o ningún significado. —Sí, supongo que se
puede decir eso. —Admitir esto rozo mi orgullo,
burlándome con mi propia debilidad, pero elegí
ignorarlo. Lo peor estaba por venir, respire hondo, con
una respiración vacilante, para poder soportarlo.
—¿Qué pasó? —Vi venir la pregunta, antes de que
la dijera, y parte de mí se reveló contra ella, pero
extrañamente, algo en su tono me hacía desear
contárselo. Estaba cansado de enfrentar mi desilusión
solo, y me pregunto si parte de mi simplemente estaba
dolida. Pero primero lo primero. Necesito mi espacio.
Estar presionado íntimamente contra esa deliciosa
carne no me ayudaba exactamente a pensar con la
cabeza que tengo sobre mis hombros en vez de la de
mi parte baja.
Me senté y me apoyé en mi rodilla, respirando
profundo para prepararme antes de lanzarme
directamente a mi sórdida excusa de cuento. —¿Alguna
vez has leído sobre alguna escena excéntrica de sexo
en el ascensor? —No fue la más inteligente línea de
apertura, pero no me pude resistirme a usar la táctica
de choque tan convenientemente a mi disposición.
—¿Qué? —La satisfacción me recorrió ante la
protesta de Dylan, el conocimiento de que lo tenía bien
y realmente fuera de balance, me volvía irresistible.
57 Considerando todos mis previos esfuerzos, fue todo un
logro, por ello tenía razones para estar orgulloso. Más
aun cuando hizo una suposición tan lejos de la realidad
que fue divertido—. ¿Tuviste sexo con él en un
ascensor? Espera, ¿En el de nuestro apartamento?
Los celos realmente hacen cosas extrañas a
nuestra habilidad de razonar. Teniendo en cuenta que
acababa de decirle que él fue el primero en dos años,
esa no era una conclusión con la que podría haber
saltado, pero no importa. Ese fue el primer signo que
recibí de que Dylan actualmente espera más de esto
que sexo.
—No, no tuve sexo con él en el ascensor, —
respondí con una ligera sonrisa, demasiado contento y
presumido hasta para aparentar estar ofendido—.
Aunque estás saltando hacía adelante. Está bien,
asumo que sabes exactamente a que me refiero.
‘¿Entonces, como suelen usualmente comenzar esas
escenas?’ —estaba divirtiéndome demasiado como para
hacerle fácil esta conversación.
Dylan parpadeó confundido y me miró
boquiabierto en silencio durante un buen rato antes de
responder. Sospecho que su mente siempre lógica
estaba intentando realmente duro encontrarle sentido
a la información recibida, y no lograrlo lo dejaba
perplejo. Me pregunto cuál era el código de error en su
cerebro13. Algo me dice que no era el error ID10T 14
tan frecuente y conocido en el campo IT.
—¿Bien? —Pregunté cuando no hubo respuesta.
Levantó una ceja, una aparente pregunta silenciosa,
pero decidió que por ahora podía jugar conmigo. —Una
pareja entra en el ascensor. El ascensor comienza a
moverse y se detiene por alguna razón, usualmente

(13) Trabaja con computadoras y se refiere a un código de error como los de las pc y las páginas
58 web. Ejemplo: ERROR HTML 404 Pagina o archivo no encontrado.

(14) ID10T = IDIOT = Idiota, Se usa para los mensajes “para idiotas” o sea tipo “El documento
fue modificado desea guardar <si> <no>”
está entre problemas eléctricos, una falla del ascensor
mismo, o el botón STOP de emergencia. Escenas típicas
de película barata. Los típicos clichés.
—Sip, —Asentí en conformidad, sonriéndole de
hecho. Este debería ser un cuento doloroso de contar,
pero algo acerca de contárselo a Dylan y jugar con él
como estaba haciendo lo hacía gracioso. Olvidé
completamente lo dolido que estaba por ello y me perdí
en el disfrute de jugar con las hipótesis de Dylan—. Así
fue exactamente como paso, y la razón fue un
problema eléctrico.
Podía ver el escepticismo y confusión escrito en
toda su cara, pero dándole vueltas al tema. Tenía toda
la intención de llegar al quid de la cuestión…
eventualmente. —Kayden y yo éramos las únicas
personas en el ascensor en ese momento. —Aparté la
vista, algo dentro de mí haciendo que me asustara
repentinamente de la posible reacción de Dylan.
Aunque, lógicamente, sabía que no tenía razones para
temer el mismo tipo de rechazo que de Kayden—. Las
luces se apagaron y estaba obscuro, me imaginé que
era la oportunidad perfecta para contarle mi único
secreto para el que aún no había encontrado el coraje
para compartir. Verás, éramos los mejores amigos.
Compartíamos todo. Entonces pensé que tal vez era el
momento para decirle que era gay.
—Me quedé en silencio y espere su reacción, a que
dijera algo. Asumo que no se lo tomó muy bien.
—Depende de cómo lo mires, supongo. —Miré a la
nada, completamente perdido en recuerdos que debería
haber dejado marchar. Aún así, algo en ellos realmente
me molestaba. La traición de Kayden hizo a una parte
escondida de mí cuestionarse sobre el núcleo de mi
59 identidad misma. No era algo que estuviera por
admitir, pero no obstante estaba ahí—. No hubo
violencia ni física ni mental. No me gritó ni me golpeó.
Supongo que eso fue parte del problema. Me ignoró
completamente, y pasamos la siguiente hora y media
en un silencio sepulcral. Una vez que volvió la
electricidad y salimos, él caminó pasándome, incluso
tropezó conmigo, sin volver siquiera a mirarme.
—¿Eso fue lo que te molesto tanto anoche?
Su pregunta volvió mi atención a él y negué con la
cabeza. —Nop. —Subí mi tono de voz mientras
hablaba en un esfuerzo por mantener mi respuesta
indiferente. Fallé, pero no entraremos en eso—. Anoche
realmente hubo sexo en ese ascensor. Kayden presiono
el botón de emergencia y tuve el privilegio de tener
asiento de primera fila de “Sexo en la ciudad15” bajo
una luz completamente nueva. No, espera. No eran
asientos de primera fila. Era un espectáculo privado. De
cualquier manera, tuve que ver a Kayden tener sexo
con una prostituta en frente mío.”
Aun mientras hablaba, pude ver el shock e
incredulidad de Dylan. Supongo que no lo vio venir,
pero no lo culpo. Después de todo, no es exactamente
algo que ves todos los días. —¿Estás bromeando, no?
—No, —respondí, en tono irónico. Después de todo,
no era un tema del cual desease hablar—. ¿Por qué
haría bromas sobre tan gran espectáculo?
—Avery.
—Dylan. —Podía escuchar el suave reproche en su
tono pero lo ignoré completamente, copiando su tono
en mi respuesta. En mi opinión, el tema había
terminado. Fin de la historia.
Supongo que se dio cuenta que no iba a dejarlo
ganar, porque no presionó más. En cambio, suspiró,
60 alcanzándome para revolver mi cabello. —Si esto te

15
NC: en España se tituló “Sexo en Nueva York”
hace sentir mejor, te desee desde el momento que
pose mis ojos en ti.
—¿Entonces, por qué te tomo tanto saltar hacia
mí? —Respondí, sintiéndome repentinamente juguetón.
Deseaba olvidar a Kayden para deshacerme de la
tensión que me causaba hablar de él. No valía la pena.
No cuando tenía al dueño de maravillosos y sexis ojos
azules, recostado totalmente desnudo y glorioso en mi
cama. Humm, oh, las infinitas posibilidades.
—Intentaba ser un caballero. —Dylan levanto una
ceja, sus rasgos faciales estaban inexpresivos.
Desafortunadamente para él, pude ver el brillo de
alegría en sus ojos, y eso lo delataba por completo.
Estaba jugando conmigo y, oh, como lo amaba por eso.
Esa debería haber sido mi segunda pista de hacía
donde llevaba todo esto, pero estúpido de mí no estaba
preparado para verlo.
—¿Todavía existen? —Me recosté y le aguijoneé en
el costado, curioso por ver si tenía cosquillas. Deseaba
una ventaja física sobre él, teniendo en cuenta lo bueno
que era para dejarme completamente descompensado
verbalmente. Por desgracia no fue así. Ni se inmutó.
—Por supuesto, pero somos una raza rara, ya ves.
Así que deberías considerarte afortunado por haberme
encontrado, —respondió sin pausa, moviéndose para
aguijonearme a cambio. Y así es como terminamos
revolcándonos en mi cama otra vez. Veras, a diferencia
de él, de hecho tengo cosquillas, y acababa de
delatarme inadvertidamente. Tal vez debería pensar
las cosas antes de actuar en impulsos al azar que
simplemente me meten en problemas cuando estoy
alrededor de Dylan. Por otra parte, quizás no. En algún
lugar en el medio de esta tortura de cosquillas que me
61 infligió, la naturaleza de sus toques cambiaron y pronto
me tenía gimiendo en lugar de riendo y ahí es donde
pasamos el resto del día. ¿No adoras sencillamente los
fines de semana?

62
Capítulo 7 – Honesta
comunicación

S iguiendo al mejor fin de semana de mi vida,


comenzamos a salir. No había una
confirmación oficial de que éramos una pareja,
pero ambos lo sabíamos. Trabajé desde casa, a
vistas que no podía conducir con un tobillo enyesado, y
vino cada noche para la cena. Hasta trajo la comida.
Comimos más comida china, pizza, lasaña y varias
otras delicias de comidas para llevar, pero debo
confesar que la más divertida fue el alpiste.
Sí, Dylan creyó que sería divertido traerme alpiste
para comer. Por suerte, eran semillas de girasol, y me
gustan. Deberían haber visto su cara cuando
calmadamente comencé a abrirlas para comerlas. Punto
para mí, pero eso no viene al caso. A donde intento
llegar es a que conseguimos tener un tipo de patrón,
ninguno de los dos expresaba lo que significaba nuestra
relación, y fue solo cuando Michael nos invitó a cenar
cuatro semanas después, que noté cuánto daño puede
hacer la falta de una honesta comunicación.
Comenzó inocentemente. Dylan me recogió y me
llevó a la casa de Michael. Siendo tan caballeroso como
es, abrió la puerta del acompañante y me ayudó a salir
apenas llegamos. Desde que dominé las endemoniadas
muletas de la fatalidad, no se encontraba en peligro de
que lo castrase con ellas. Caminamos hacia la puerta y
llamamos, fue allí donde todo comenzó a salir mal.
Michael abrió la puerta, y una mirada de
desesperación en su rostro trató de escapar. Solo tuvo
tiempo para balbucear un simple —¡Lo siento! —
63
después de eso fue interrumpido por otra voz
masculina—. ¡Dylan! ¡Te extrañé! —Un delgado y
bonito hombre con el cabello largo, rubio y ojos
aguamarina se deslizó por la derecha de Michael y
procedió a pegarse a Dylan como un percebe
succionado a una roca.
—Intenté llamarte. —La suave explicación de
Michael cayó en oídos sordos; mi mente apenas lo
registró. Mi corazón estaba demasiado ocupado
palpitando a un doloroso ritmo dentro de mi pecho. La
visión de Dylan atrapado en brazos de otro hombre me
dolía más de lo que pensé que fuese posible. La traición
de Kayden era una mera sombra en comparación, y no
sabía cómo lidiar con eso. Y lo empeoraba el hecho de
que Dylan no parecía intentar separarse del abrazo, y
yo estaba completamente perdido en mí mismo con un
torrente de miseria que me golpeaba de la nada.
La siguiente cosa que noté es que estaba dentro,
sentado en la mesa del comedor con Dylan a mi lado y
Michael en frente. Jacey —sí, resultó que su nombre
era Jacey —estaba sentado frente a Dylan, y había algo
en él que simplemente que no me gustaba—. Entonces,
¿qué has estado haciendo últimamente. Dylan? —Su
tono era suave como la seda, con el nivel justo de un
matiz sugerente escondido en lo profundo de este, y
mis dedos tuvieron la repentina urgencia de despedazar
su garganta.
—Nada en realidad. Más de lo mismo supongo. —
El tono de Dylan era neutral. Permaneció calmado y el
vino que Michael nos había servido se arremolinaba en
nuestros vasos. El vino no fue la mejor idea de Michael
en ese momento, considerando las circunstancias, pero
todos tenemos nuestras culpas.
—Te mudaste repentinamente. Podrías al menos
haberme llamado para contármelo. Te habría ayudado,
64 lo sabes. —Jacey tuvo la audacia de poner mala cara.
Realmente pensaba que esa patética caída de labios era
sexi, y Dylan no hizo nada para desilusionarlo. Yo, en
cambio, no podía soportarlo, así que alcancé mi vaso de
vino y lo vacié de un trago. En el instante en que el
líquido se terminó, alcancé la botella de vino para
recargarlo, y cuando Michael se movió para detenerme,
le dirigí la madre de todas las miradas tan rápido que lo
forzó a reconsiderarlo.
—Algo ocurrió repentinamente. —La repuesta de
Dylan fue sencilla y sin compromiso, pero yo estaba
demasiado perdido en el mar de celos para darme
cuenta que estaba tomando un enfoque más bien
distante de Jacey. Vaya usted a saber.
—Él no necesitó tu ayuda. —Aporté, bajándome
otro vaso de vino. El vino tiene la tendencia a soltar mi
lengua aún más de lo normal. Una parte rebelde de mí
deseaba hacerle saber a Jacey que Dylan no lo
necesitaba de ninguna manera, especialmente no de la
manera que Jacey parecía estar insinuando.
—También podrías haber llamado después de
mudarte. Estaba enfermo de preocupación.
Simplemente te desvaneciste. —Jacey recriminó a
Dylan, otra vez con cara de enojado. El hecho es que
me ignoró por completo y mi intento de parar el
reclamo me rallaba los nervios. La urgencia de
despedazar su garganta fue reemplazada por la
urgencia de sacarle los ojos. Deseaba dejarlo vivo para
que sufriera.
—Estaba ocupado. —Dylan usó la excusa más
común que conoce el hombre cuando trata de perder el
contacto. El problema es, que algunas veces no es una
excusa. El destino es un amante inconstante que le
gusta lanzar una bola curva de vez en cuando en
nuestro camino. ¿Cómo podía estar seguro de cuál de
las dos opciones era la que Dylan deseaba expresarle a
65 Jacey?
—¿Demasiado ocupado para llamar a tu novio? —
Jacey recorrió el borde de la copa con su mano y, por
primera vez desde que posó sus ojos en Dylan, apartó
la mirada para examinarme—. ¿Acaso el sexo no era lo
suficientemente bueno? Ciertamente no te quejaste. —
Me miró mientras hablaba, cada palabra era un
evidente mensaje para mí, que no estaba tan ciego
como para perdérmelo. Me estaba diciendo que era un
intruso y eso dolía, especialmente cuando reparé en
que tal vez era cierto. Después de todo, Dylan nunca
me mencionó a Jacey, incluso después de contarle
acerca de mi vida amorosa, o quizás debería decir la
falta de ella. Ni siquiera tenía corazón para protestar,
por lo que ahogué mi dolor en otro vaso de vino, sin
levantar la mirada. No podía enfrentar las insinuaciones
sexuales en cada movimiento de Jacey cuando Dylan ni
se movía para ponerlo en su lugar.
—Jacey, tú eres…
Dylan solo pudo decir esas tres palabras antes que
Jacey lo interrumpiera una vez más, con un tono que
derramaba puro sexo. —La última vez estuvo tan bien.
¿Recuerdas la miel y la crema? —Realmente nunca
pensé que fuera posible seducir a alguien solo con la
voz; la simple realización de esto ponía en relieve todas
mis deficiencias. Nunca podría seducir a alguien de esa
forma. Yo era, después de todo, un geek16, trabajando
en el campo de IT. Es de común conocimiento que
somos sexualmente deficientes.
Dejando de lado mi insuficiencia sexual, fue lo que
Jacey dijo a continuación lo que me pegó más fuerte. —
Me lamiste todo, de arriba abajo. No recuerdo haber
pasado nunca tan buen momento. Realmente
deberíamos intentarlo con la salsa de chocolate la

66 16
Geek o Nerd, término que se utiliza para referirse a la persona fascinada por
la tecnología y la informática
próxima vez. ¿Tienes algo por el chocolate, no?
Siempre dijiste que era un objetivo para experimentar.
Si quieres podríamos hasta incluir a tu pequeño juguete
de allí y tener un trío, deberíamos considerarlo.
Mi mente corrió y repentinamente pude ver a
Jacey y Dylan, juntos, haciendo cosas que no deseaba
que Dylan hiciera con él. Deseaba que las hiciera
conmigo. Mi corazón se cerró en sí mismo y me dolió el
pecho y fue en ese momento cuando oficialmente tuve
suficiente. Me negué a seguir allí, escuchando al novio
de Dylan hablando de qué tan buena era su vida sexual
cuando parecía que Dylan me había traicionado de la
forma más básica.
Me paré, llamando la atención de Dylan, y por un
momento, quedé atrapado en su mirada sin saber qué
hacer a continuación. Entonces el dolor en mi pecho me
incitó a moverme. Repentinamente enojado con él por
haber jugado conmigo de la forma que lo había hecho,
me estiré y agarré la copa de vino que aún sostenía en
su mano. La tiré en un simple movimiento y la estrellé
contra la mesa en frente suyo, cada línea de mi cuerpo
lo desafió a hacer algo al respecto. Cuando me
encontré solo con silencio, me di la vuelta y caminé sin
más palabras. Ok, tal vez cojeando puede ser una
entrega más apropiada, pero quedémonos con la más
glamorosa de las dos. De hecho, llegué a mitad de
camino por la calle de Michael antes de que Dylan
viniera detrás de mí, con su voz a la deriva por el aire
frío de la noche. —¡Avery! ¡Espera! —gritó con
desesperación, pero lo ignoré. Realmente no quería
hablar con él, no cuando me había herido más de lo
que jamás creí posible, enseñándome el verdadero
significado de hacer añicos un corazón en mil pedazos.
Continúe cojeando y logré avanzar diez pasos,
67 inevitablemente, él me alcanzó. Hice lo que pude para
ignorarlo, pero me agarró por el hombro para poner fin
a todo progreso que pudiese intentar hacer. En cuanto
me tuvo en el sitio, me rodeó para pararse delante de
mí. Quiso hacerme frente mirándome a la cara, pero
volteé mi rostro. No quería que viera lo mucho que
todo esto me afectaba. —Avery. No es lo que crees.
Hizo una pausa, dándome tiempo para responder.
Sin embargo, ignoré por completo la oportunidad que
me dio para protestar. Dylan deseaba hablar y no tenía
ganas de seguirle el juego. Es un hecho conocido que
es difícil convencer a alguien usando la lógica cuando
ese alguien no ofrece puntos que puedan ser
argumentados.
—Vamos, Avery. Háblame. Estoy intentando
decirte que Jacey no es mi novio. —Y fue así como
entré en el juego de Dylan. Cuando pensé que ignorarlo
sería una buena táctica no tuve en cuenta mi propia
naturaleza. Hablo demasiado para que esa táctica sea
viable para mí.
—¿En serio? —Me giré, mirándolo sin antes pensar
mejor en ello—. ¿Eso significa que él es otro de tus
juguetes? ¿Cómo yo? ¿Estás coleccionando tu propio
pequeño harem? ¿Uno para cada día de la semana? ¿O
cada mes? ¿Eso me convierte en el sr. Noviembre? ¿O
es sr. Sábado teniendo en cuenta el día en que me
sedujiste?
—Avery, para. Estás siendo ridículo. Él no es mi
juguete y tú tampoco, y si recuerdo correctamente no
fui yo quien empezó la seducción cuando nos
conocimos. —Aunque mi cabeza sabía que él tenía un
punto, mi corazón no recibía el mensaje. Sabía que lo
estaba acusado injustamente sin darle chances de
explicar la situación, pero no podía sacar la imagen de
Jacey y Dylan juntos fuera de mi cabeza.
68
—¿Entonces ahora es culpa mía? —Perdí la poca
cordura que me quedaba y me las arreglé para fingir
que tenía, y dejé libre todas mis emociones—.
¡Ciertamente, no te quejaste! —En el momento que dije
esto noté que había utilizado el mismo argumento que
Jacey había usado, pero realmente no me importaba—.
¡Si estabas involucrado con otra persona, deberías
habérmelo hecho saber! ¡Y si era solo sexo, no deberías
haberme hecho pensar que querías algo más
poniéndote celoso de que pudiera haber estado
involucrado con Kayden! ¡No puedo creer que fui lo
suficientemente estúpido para haberme enamorado de
ti! —En cuanto esas palabras se escaparon de mis
labios, su significado se hundió en mi mente y en ese
mismo momento murió mi discurso. Acababa de revelar
algo de lo que no me había dado cuenta hasta ese
momento. En algún momento, a pesar del poco tiempo
que había pasado, me había enamorado de Dylan. El
simple pensamiento me hacía desear correr y
esconderme del mundo y de todos los que habitaban en
él—. Verás, puedo jugar a coquetear como el mejor;
comprometerme en una relación real es otra pelota de
un juego totalmente distinto.
—¿Tu qué? —la cuidadosa entonación de Dylan,
dejaba claro que sabía exactamente qué había dicho y
solo estaba pidiendo confirmación con la pregunta, una
confirmación que no tenía intención de darle.
Deseaba tiempo para trabajar mi propio camino, sí,
digan conmigo, epifanía la mía, antes de poder
enfrentarlo y arriesgarme a un posible rechazo una vez
más. Después de todo, no habíamos resuelto la
cuestión del jovencito que había invadido la casa de
Michael para llegar hasta Dylan. —Eso no importa.
Tienes a Jacey. No me necesitas. —Me giré e intenté
alejarme de nuevo, esperando conseguir pasar y
alejarme y así poder curar mi corazón y mi chocante
69 revelación en paz. Tenía toda la intención de organizar
una fiesta de lástima donde el único invitado sería yo.
—No vas a ningún lado. —Era la distintiva orden
en su voz y no su control repentino en mi brazo lo que
me paró una vez más—. Todavía no he terminado
contigo. Solo voy a decir esto una vez, Avery, así que
mejor que escuches y escuches bien. Jacey no es mi
novio, ni mi juguete. No tengo sexo con cualquiera y
créeme que es con una sola persona cada vez. Si,
dormí con Jacey y sí hubo crema y miel esa vez. Estaba
borracho y fuera de mí, y fue un error que intento no
repetir. Nunca. Fue hace seis meses, y cuando volví a
mis sentidos la siguiente mañana rompí con él. No es
que hubiese alguna relación para romper, ya que había
sido cosa de una noche, pero hice todo lo posible para
dejarle claro que no quería involucrarme sexualmente
con él. Desafortunadamente, Jacey, no entendió el
mensaje. Por eso me mudé. Veo que no fue lo
suficientemente lejos, ya que se las arregló para
seguirme la pista de nuevo, pero no me arrepiento. Ni
por un minuto. Te conocí a ti.
Si alguna vez escuché una frase cursi, fue esta
última, pero no encontré la energía necesaria en mi
corazón para encontrarla graciosa. Algo en la situación
y en la manera en que la dijo parecía darle el sentido
que alguna vez tuvo antes que Hollywood la usara
hasta la muerte. —¿Entonces… esto dónde nos deja?
—Te amo, Tweety. ¿Dónde crees que eso nos
deje? —Y así, creo, es como comenzó nuestra relación.
Si fuera por mí, este sería el último capítulo de mi
cuento. Pero Dylan no estaría contento si notaba que
no lo miré hasta que terminó de decirlo de forma tan
natural. Después de todo, todas las cosas deben llegar
al punto de partida para estar realmente completas, y
así es como mi historia termina: donde todo comenzó.

70
Capítulo 8 – TERAPIA

T
res semanas después de sobrevivir el
abominable “Ataque del Jovencito”, como es
llamado actualmente, finalmente me quitaron
el yeso. Cuando digo finalmente me refiero a
eso, porque llevó una semana de más. Durante uno de
mis chequeos, el doctor comentó que la quebradura no
había sanado tan bien como esperaba y recomendaba
que estuviera con el yeso un poco más. No fue un día
feliz para mí. Preví interminables días de tormento y
hasta podía oír al Sr. Cabeza de Burbuja riéndose de
mí. Cuando me enteré de que por fin me sacarían el
yeso, literalmente abracé al pobre hombre de blanco.
Aún escuchar que necesitaría usar las infernales
muletas un poco más mientras me acostumbraba a
caminar de nuevo no me alejó de mi euforia.
Dylan y Michael estaban tan felices como yo. De
acuerdo, ellos no estaban rebotando por las paredes ni
nada de eso, pero realmente estaban felices por mí, y
me invitaron a un almuerzo de celebración. Fue cuando
nos preparábamos para salir, cuando las cosas se
pusieron realmente interesantes.
—Acabo de descubrir algo interesante. —Dylan
asomó su cabeza en su habitación, dónde yo estaba
ocupado escarbando en el ropero en busca de algo que
ponerme. Él me mudó a su departamento tras del
fatídico encuentro con el sr. Miel y Crema, y hemos
estado viviendo juntos desde entonces. Quizás haya
sido repentino el hacer tal compromiso, pero en serio,
71 piensen en ello. Vivíamos uno al lado del otro y de
todas formas la mayoría del tiempo pasábamos la
noche juntos. Desde luego durmiendo juntos. Sin
embargo, no vendí mi departamento y todos los
muebles hasta mucho más adelante, de manera que,
técnicamente, aún no estábamos oficialmente juntos;
todavía tenía una red de seguridad disponible en ese
momento
—¿Hmm? —Usé un momento para hacerle saber
que lo estaba escuchando, a pesar del hecho de que
estaba casi enterrado en mi propia ropa, en búsqueda
de algo adecuado para ponerme, ahora que
nuevamente tenía dos tobillos.
—Michael conoció a alguien. —Con eso sí que logró
conseguir mi total atención. Había descubierto que
Michael, tiene la tendencia de ”disfrutar la vida”, y sí,
eso puede ser interpretado como ”esquivar el
compromiso como si fuera una plaga”. Todo esto lo
supe por Dylan. Michael prefiere mantener las
conversaciones ligeras, y tiende a evitar temas serios.
—¿Conocer a alguien es actualmente como
gustarte alguien lo suficiente para desear algo más que
un compañero de tragos por una noche? —Aunque
Michael procura evitar el compromiso, no duerme con
cualquiera. Tenía que estar muy borracho para tener un
desliz como ese y eso solo pasó una vez en el tiempo
que lo conozco. Por lo que tengo entendido,
generalmente evita la interacción con cualquiera que no
sea un amigo. Yo, siendo la pareja de Dylan, obtengo el
privilegio de su compañía por poderes.
—Sep. —Dylan me sonrió, y el brillo en sus ojos
me dijo que estaba disfrutando demasiado para su
propio bien al contármelo. Lo bueno es que Michael no
estaba ahí para tomar represalias—. En realidad me
pidió un consejo. Quería saber cómo obtener su
atención. Le dije que viva el momento. Quiero decir,
72 que la oportunidad se da ella sola a conocer, y cuando
lo hace, tiene que aferrarse a ella con ambas manos.
Quién sabe, hasta puede toparse con el amor en el
camino. —Lo último lo dijo para molestarme, pero
realmente no me importó. Puedo dejarle pasar a Dylan
bastantes cosas estos días.
—Wow. Le gusta alguien lo suficiente como para
superar su fobia de todo lo que pueda parecerse
potencialmente a una relación. Entonces, ¿Quién es
esta persona que logró conseguir lo imposible?
—No tengo idea. —Dylan se puso detrás de mí
para envolver sus brazos alrededor de mi cintura—.
Pero ya que estamos hablando de fobias, ¿cuándo vas a
superar la fobia a entrar en cierto ascensor? Estoy un
poco cansado de tomar las escaleras, ¿sabes?
—¿Quién te está obligando a subir por las
escaleras? —Pretendí volver a enfocarme en la ropa
que tenía en las manos. No deseaba que Dylan supiera
qué su proximidad me estaba afectando, el calor de su
toque lograba calentar mi piel aún a través de la
camisa que llevaba—. Eres perfectamente bienvenido a
tomar el ascensor mientras voy por las escaleras.
—Entonces estaría solo y sin Tweety. —En ese
momento expiró su respuesta directamente en mi oreja,
tomando total ventaja de mí, ahora, bastante conocida
debilidad.
—Esa es una decisión que vas a tener que tomar,
¿no es así? —Le repliqué, luchando contra el escalofrío
que atravesó mi espalda—. Y mientras estamos en el
tema de los pájaros Tweety y nombres, ¿quién es Avery
Brooks? —Salté a la más aleatoria referencia que pude
encontrar con la esperanza de cambiar de tema,
recordando repentinamente el sobrenombre que Dylan
me puso cuando regresamos a casa.
—Estás intentando distraerme. —La suave queja
73 de Dylan me hizo cosquillas dentro de la oreja mientras
él deslizaba su mano dentro de mi camisa para pasarla
sobre la piel desnuda de mi estómago—. Tut tut,
Tweety malo.
Me arqueé al calor de su tacto, incapaz de
resistirme. —Tú estás haciendo lo mismo. —Mi
respuesta fue corta y agitada, demostrando así que la
táctica de distracción de Dylan era con mucho, más
eficaz que la mía.
—Cierto. —Mi aliento se detuvo cuando succionó el
lóbulo de mi oreja en su boca y lo mordisqueó, su
saliva enfrió mi piel al chocar con el aire que nos
rodeaba—. Pero en eso soy mejor que tú. —Deslizó su
mano sobre mi pecho hacia mis pezones con la misión
de hacer más obvia la prueba de su punto—. ”Avery
Brooks es un actor que trabaja en Star Trek17”.
Y eso lo detuvo todo. —¿Eres un fanático de Star
Trek? ¿Estás bromeando, cierto? —Giré mi cara hacia él,
forzando su mano a deslizarse de mi pezón a mi
espalda—. ¡No puedo creer que seas un Trekkie18!, Por
favor dime que no es assssííííí. —Deliberadamente
resalté la última palabra, usando un tono dramático en
mi voz para molestarlo.
—No me digas que eres un Warrie19, —respondió
Dylan de inmediato, entrando en mi juego justo como
sabía que lo haría. Dylan no puede resistirse a un
debate. Aquí tenemos el arte de la distracción. Lección
tres: Encuentra el punto débil de tu oponente y golpea
justo allí con todas tus fuerzas.
—Pero por supuesto. —Incliné mi cabeza y
pretendí acicalarme, jugando con todo lo que tenía.
Para decir la verdad, no soy ni un Trekkie ni un Warrie.

17
( ) Star Trek o Viaje a las estrellas es una franquicia de series de televisión y películas de ciencia
ficción.
74 18
( ) La palabra trekkie (a veces también trekker) es un término usado para referirse a los fans de
Star Trek.
19
( ) Fanático de Star War
Disfruto de las buenas historias de ciencia ficción pero
no soy un ansioso fanático obsesivo de ninguna, ni Star
Trek, ni Star wars. Ambas series tienen sus puntos
buenos y sus puntos malos. De todas formas, el
conflicto entre los fanáticos de Star Trek y los de Star
War es muy conocido y realmente no podía resistirme a
la urgencia de jugar con eso, viendo como Dylan era lo
bastante fanático como para conocer algo tan
insignificante como los nombres de los actores—.
¿Cómo puedes no ser fanático de Luke Skywalker y
Yoda con toda su sabiduría?
—Yoda es una farsa. No es capaz ni siquiera de
saber cómo crear una oración gramaticalmente correcta
y pretende ser inteligente porque lo habla todo del
revés. —La ávida protesta de Dylan me sacó las
lágrimas, la intensidad de la risa que consiguió era
físicamente dolorosa. Él estaba tan perdido en el
argumento, que le llevó un tiempo darse cuenta de que
en realidad estaba jugando con él, y otro más para
reaccionar.
—¿Tweety, por qué te estás riendo de mi? —
Deslizó su otra mano debajo de mi ropa y se inclinó
para darme un ligero beso sobre el borde de mis
labios—. ¿Estás seguro de que deseas hacer eso?
Deberías reconsiderarlo. —A esto le siguió otro beso, en
el otro lado—. Verás. Cuando se ríen de mí, me da la
repentina necesidad de tomar represalias y creo que se
exactamente cómo... —Y se ve que eso era lo que
estaba esperando.
En cuanto terminó de hablar me levantó y me tiró
sobre su hombro. Desde ese día, todavía me pregunto
cómo puede ser eso físicamente posible. Estaba tan
perdido en las suaves y afectuosas caricias que él
dejaba sobre mi piel, que no lo vi venir. Se encaminó
75 directamente hacia la puerta del departamento y hacia,
sí, lo adivinaron, el temido ascensor.
—¡Oye, Dylan, espera! No voy a entrar en ese
ascensor. —Mis protestas cayeron en oídos sordos. Vale,
tal vez no tan sordos como desobedientes, porque
respondió, aunque no fue para bajarme.
—Lo sé. Te estoy cargando hacia él. No es lo
mismo.
—Dylan, por favor. Lo siento. No volveré a
vacilarte sobre Star Trek nunca más. Lo prometo. Solo
bájame y aléjate del ascensor. —Intenté negociar
usando promesas que sabía que seguramente no
mantendría, pero él ni se molestó en responder. El
ascensor hizo PING, sonando ruidosamente en el
silencio que nos rodeaba. Y fue allí cuando realmente
me di cuenta. Iba a meterme en el ascensor me
gustara o no, y nada que yo dijera o hiciera iba a
hacerlo cambiar de opinión. Sin embargo, ciertamente
eso no iba a evitar que lo intentara. Sucede que tengo
una política personal que me impide abandonar una
lucha.
En el momento en que entró, usé todos mis
esfuerzos en luchar contra su agarre. Parte de mí
deseaba que me bajara y así poder salir corriendo,
mientras que otra parte, la parte más sana, deseaba
que no lo hiciera. Esa parte de mí se dio cuenta de que
si él me soltaba mientras luchaba, las oportunidades de
caer a salvo eran pocas. Y probablemente conocería al
Sr. Cabeza de Burbuja II.
En el momento en que las puertas se cerraron,
accedió a mi pedido y cuidadosamente me colocó sobre
una superficie horizontal y plana nuevamente. Tomó un
gran cuidado al usar su cuerpo para estabilizarme en el
progreso de mi bajada, y cuando mis pies tocaron el
suelo, realmente no tenía la energía para quedar de pie.
76 El ascensor comenzó a descender, y cuando comenzó a
moverse, Dylan se movió junto a mí. Fue allí cuando
descubrí sus verdaderas intenciones. —¡Dylan, no! —las
protestas escaparon de mis labios un segundo tarde, y
vi con horror como su dedo presionaba el botón STOP
de emergencia.
—Y ahora, mi pequeño Tweety, vamos a enseñarte
que no todas las experiencias en el ascensor son malas.
Su áspero susurro envió lujuria a través de mí.
Lamí mis labios, mi mente corría en busca de una
respuesta inteligente que debería haber contribuido en
mi lucha contra él, pero en algún lugar del camino
entre mi cerebro y mis labios el mensaje se mezcló y el
código de error de mi cerebro se atascó. “¿Qué tan
rápido puedo entrar en sus pantalones?” Era bueno
saber que mi mente simple todavía estaba funcionando.
El retraso causado por el mal funcionamiento de
mi cerebro le dio a Dylan el tiempo que necesitaba para
actuar como había prometido, y antes de que pudiera
siquiera presionar el botón ACEPTAR para quitar el
mensaje de error de mi cabeza, me encontré
presionado contra la pared del ascensor con sus
calientes labios sellando firmemente los míos.
Dejándome con poco para decir, él deslizó su lengua
entre mis labios, presionándola profundamente dentro
de mi boca, barriendo la misma sin pausa.
Tuvo éxito dejándome estúpido al besarme,
mordió mi labio inferior y se trasladó a chupar el lóbulo
de mi oreja. —Tenemos que ser rápidos. —Su susurro
cosquilleó mi confundida mente. El significado de esas
palabras y el contexto en el que fueron usadas solo
tenían un sentido parcial para mí, y protesté por la
interrupción en lo que estábamos haciendo, con un
gemido suplicante que nunca volveré a admitir—. Estoy
seguro de que alguien ya estará de camino para
solucionar el problema. —Recorrió mi oreja con su
77 lengua y tomó mis pantalones, sus dedos trabajando
ágilmente sobre los cierres que mantenían la repentina
erección que él acababa de conseguirme.
Mi pene se liberó y bajó mis pantalones,
dejándome medio desnudo en, técnicamente hablando,
un lugar público. Afortunadamente, estaba demasiado
perdido en el deseo como para darme cuenta. De hecho,
lo ayudé levantando mis pies para sacarlos de mis
pantalones y calzoncillos. —Ahora eres un buen Tweety,
—murmuró, volviendo a ponerse de pie. Sacó del
bolsillo de sus pantalones, condones y lubricante. La
sonrisa que tenía en sus labios mientras lo hacía sólo se
podía describir como afectivamente malvada.
—Ahora, el evento principal. —Me tomó de la
mano y puso lubricante en ella. Le tomo solo momentos
desparramar el lubricante en mis dedos y luego mover
mi mano para introducir mis dedos en mi trasero—.
Prepárate a ti mismo, —Ronroneó en mi oído.
Gemí y obedecí, el impulso de presionar contra
mis dedos, ahora en mi trasero, era demasiado intenso
como para resistir la tentación. Inserté mis dedos tan
hondo como pude y los curvé, esparciendo la fría y
resbaladiza sustancia a su alrededor mientras Dylan se
preparaba para mí. Desabotonó sus pantalones y liberó
su erección desenfrenada. El hecho de que había
tomado el mando, me decía que había estado
preparado para ello todo este tiempo, pero en lugar de
molestarme, ese descubrimiento solo logró excitarme
aún más.
En el momento en que tuvo puesto el condón, tiró
de mi mano, sacando mis lubricados dedos de mi
trasero. Levantó mi pierna, la que logre liberar del yeso,
y los músculos de mi trasero se estremecieron en
anticipación de lo que estaba por venir. Lubricándome,
él envistió profundamente dentro de mi cuerpo. Mis
músculos quemaban mientras se estiraban
preparándose para él. El juego previo había sido corto y
78 no logró estirarme lo suficiente, pero no me importó. Le
di la bienvenida al leve ardor, solo en ese momento me
di cuenta de que había perdido el leve sentimiento de
agresión que brotaba de nuestra relación desde la
primera vez que tuvimos sexo.
Sin darle tiempo a mi cuerpo para adaptarse,
comenzó a envestirme en serio, retirándose solo para
volver a envestirme, con un ritmo rápido y desesperado.
Levanté mi pierna y rodeé con ella su cintura, confiando
en que me podría soportar, para que pudiera
penetrarme más profundamente. Grité cuando golpeo
mi próstata, y fue allí cuando perdimos completamente
el control. Nuestro acoplamiento fue rápido y
desgastante, rápidamente perdimos todo ritmo
aparente mientras nos movíamos en un intento
desesperado por acabar. Mi orgasmo me golpeó
repentinamente y la intensidad del mismo me dejó
tembloroso durante un buen rato. Dylan se vino justo
cuando el temblor de mi cuerpo comenzaba a
desvanecerse, y ambos caímos al suelo del ascensor,
ninguno fue capaz de soportar al otro. Los siguientes
breves momentos los gastamos en el silencio que
usualmente le sigue al buen sexo, y seguramente
hubiese seguido una mini sesión de caricias si no
hubiera sido por el hecho de que el ascensor decidió
moverse en ese momento. Sí, es cliché y todo eso, pero,
¿qué puedo decir?
Ahora llegamos a la no tan glamorosa parte de las
retorcidas historias de sexo en el ascensor que nunca
se cuenta. El repentino movimiento del ascensor hizo
que nos moviéramos, y luchamos para volver
rápidamente a nuestras ropas. Dylan lo tuvo más fácil
que yo, viendo que en realidad no estaba desnudo,
mientras que yo tenía que encontrar una forma de
ponerme mi ropa interior y mis pantalones en el poco
tiempo que el ascensor tardaría en llegar a su destino.
79 En realidad, no tenía ninguna oportunidad. Las puertas
del ascensor se abrieron mientras todavía estaba en el
proceso de abotonarme los pantalones, y levanté mi
vista para encontrar los ojos de no otro que: ¡Kayden!
¿Olvidé mencionar que Kayden trabaja reparando
ascensores?
Describir esto como un momento incómodo sería
subestimarlo. Estaba mortificado, y solo después me di
cuenta que en realidad era un dulce momento de
justicia. Parece que lo que pasa una vez, después de
todo, volvía a pasar de nuevo, pero en ese momento no
estaba pensando con claridad. Dylan tomó mi mano y
salimos del ascensor en silencio, olvidé completamente
la necesidad de usar las muletas por un tiempo más. Es
increíble lo que puede lograr la vergüenza, ¿verdad?
Cuando salimos del ascensor, vi a Michael. Él
venía hacia nosotros, pero en vez de detenerse cuando
estaba cerca, continúo en movimiento, su atención no
estaba puesta realmente en nosotros. —A veces solo
tenemos que vivir el momento, —me susurró Michael
cuando pasó por mi lado, chocando contra la espalda
de Kayden. Tropezó y se tambaleó hacia delante,
dentro del ascensor que Dylan y yo acabábamos de
liberar, y Michael entró detrás de él. Las puertas del
ascensor se deslizaron suavemente, y un momento
después, la luz del botón de STOP se volvió a iluminar.
Este edificio realmente debería hacer algo con respecto
a ese ascensor…

FIN
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