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Zeitlin: La reacción conservadora

La reacción romántico - conservadora

La filosofía del Iluminismo tenía sus raíces en el siglo XVII, los philosophes de la época depositaban la confianza
en la razón y en la observación como medio para resolver los problemas humanos, de esta forma sintetizaron las
dos principales corriente filosóficas de la época: el racionalismo y el empirismo​. Para ellos el mundo estaba
gobernado por leyes y las posibilidad de mejorar el hombre y la sociedad era por medio del orden social y político
de acuerdo a esas leyes determinables. Estas ideas fueron pilares de los fundamentos de los intelectuales del siglo
XIX, pero sin embargo, fueron modificadas por los ​pensadores románticos y conservadores​, apartándose del
optimismo y racionalismo del siglo XVIII, reconocieron los factores irracionales de la conducta humana y le
agregaron un valor positivo. No es menor reconocer el contexto de la época -La Revolución Francesa- y sus
consecuencias se la atribuyeron a la locura de los revolucionarios, quienes había aceptado sin crítica alguna los
supuestos del Iluminismo. Frente a la preponderancia del ideal de la razón, el siglo XIX enalteció, en cambio, la
emoción y la imaginación y condujo a un razonamiento de la religión, la poesía y el arte. Además el grupo, la
comunidad, la nación se convirtieron en conceptos importantes. Este siglo se orientó cada vez mas a la
investigación de los orígenes de las instituciones existentes, mas que a su transformación según principios
racionales. ​Surgió una actitud histórica que consideraba a la instituciones como el producto de un lento
desarrollo orgánico y no de una acción racional deliberada y calculada.
Este movimiento comenzó con la obra de Rousseau y Hume, alcanzando su desarrollo posterior con Kant.
Rousseau con su crítica a lo típico y resaltó que la voluntad moral interna, la conciencia y las convicciones son
también importantes para que el hombre pueda liberarse. Hume por su parte, desde su concepción mecanicista
comprende al universo a partir de la red causa-efecto, atribuía un papel creador a a la mente y su relación con la
mente constituía un problema no resuelto. Kant prestó atención a un problema epistemológico: el papel de la
mente en la determinación del conocimiento. A la mente, Kant le asignaba un papel creador y dinámico. Fue
quien puso en tela de juicio la suposiciones metodológicas generales de los philosophes.
Fue Burke y quien criticó sus suposiciones ideológicas y quien expresó con Hegel la creciente reacción nacional
y conservadora contra los principios del Iluminismo y de la Revolución Francesa. Las concepciones tanto de
Burke como las de Hegel, suministran un base importante para comprender el contexto histórico e intelectual en el
que los fundadores de la sociología, Saint Simon y Comte, desarrollan sus propias ideas. Los conservadores como
ellos son llamados así porque deseaban literalmente conservar y mantener el orden existente, elaboraron en su
filosofía conceptos que se relacionaban el orden, la estabilidad: la tradición, la autoridad, el status, la cohesión, el
ajuste, la norma etc. Para ellos, los cambios que surgieron de la Revolución habían destruído las instituciones
sociales fundamentales provocando la pérdida de la estabilidad política.
Tesis como que la sociedad es una unidad orgánica con leyes internas de desarrollo y profundas raíces en el
pasado. Que es una realidad mayor que los individuos que la compone, que la sociedad procede al individuo y es
éticamente superior a él. Que el hombre no tiene existencia alguna fuera de un grupo o contexto social, ergo es la
sociedad quien crea al individuo. El individuo es una abstracción de la sociedad y no un elemento básico. Las
partes de una sociedad son interdependientes y están interrelacionadas. Las costumbres, la religión, las creencias
se hallan orgánicamente entretejidas. Insistían en la importancia esencial y el valor positivo de los aspectos no
racionales de la existencia humana. Consideraron el status y la jerarquía como esenciales para la sociedad y su
orden. Tales principios, ejerció una gran influencia sobre pensadores como Saint - Simon y Comte.

Augusto Comte (1798 - 1857)

CURSO DE LA FILOSOFÍA POSITIVA

Para explicar convenientemente la verdadera naturaleza y el carácter propio de la filosofía positiva, para el autor
es importante tener una mirada retrospectiva a la marcha progresista del espíritu humano a través de su historia.
De esta forma, al estudiar el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esferas, desde sus orígenes
hasta nuestros días, cree haber descubierto una gran ley fundamental: que cada una de nuestras principales
especulaciones, cada rama de nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos
diferentes: ​el espíritu humano, por su naturaleza humana, emplea tres modos de filosofar, que son diferentes entre
sí y radicalmente opuestos. Son tres clases de filosofía, de sistemas generales de reflexión sobre el conjunto de los
fenómenos.
El ESTADO TEOLÓGICO: se presenta como punto de partida necesario para la inteligencia humana. En este
estado, el espíritu humano dirige sus investigaciones esencialmente hacia la naturaleza íntima de los seres, hacía
las causas primeras y finales de todos los efectos que le asombran. Se dirige hacia el conocimiento absoluto, se
representan los fenómenos producidos por la acción directa y continuada por los agentes sobrenaturales.
EL ESTADO METAFÍSICO: destinado a servir de transición entre el primero. Aquí los agentes sobrenaturales
son reemplazos por fuerzas abstractas, verdaderas entidades, inherentes a los diversos seres del mundo y
concebidas como capaces de engendrar por sí mismas todos los fenómenos observados, cuya explicación, consiste
en asignar a cada uno su entidad correspondiente
EL ESTADO POSITIVO: el espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas,
renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos para
dedicarse únicamente a descubrir con el uso bien del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas.
Implicaría la representación de todos los fenómenos observables.

LA FILOSOFÍA POSITIVA

Una vez establecida la ley general del desarrollo del espíritu humano, el autor procede por determinar con
precisión la naturaleza propia de la filosofía positiva, el objeto esencial de este discurso. El carácter fundamental
de la filosofía positiva consiste ​en considerar a todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales invariables,
cuyo descubrimiento preciso y la posterior reducción al menor número posible constituyen la finalidad de nuestro
esfuerzo​. Las explicaciones positivas, no tienen la mínima pretensión de exponer cuáles sean las causas primeras
de los fenómenos, por consiguiente, pretender analizar con exactitud las circunstancias de su producción y
coordinar unos fenómenos con otros, mediante relaciones normales de sucesión y de similitud.
Ahora bien, a esta breve caracterización del espíritu de la filosofía positiva, el autor se propone examinar en qué
momento de su formación se halla este espíritu positivo y cuales son los desafíos que que hay para terminar de
constituirse.
En primer lugar, hay que considerar que no todas las diversas ramas de nuestros conocimientos han recorrido de
forma idéntica las tres grandes fases de su desarrollo. Y que por lo tanto, tampoco han llegado simultáneamente al
estado positivo.
Por otro lado, la filosofía positiva que en los dos últimos siglos ha tomado tanta extensión, no abarca, sin
embargo, todos los órdenes de los fenómenos. Por lo que es tarea, darle el carácter universal para su constitución
definitiva. En efecto, entre las cuatro categorías principales de fenómenos naturales: los astronómicos, los físicos,
los químicos y los fisiológicos, se observa una laguna esencial a los fenómenos sociales, por lo que es importante
formar una categoría distinta. Esta es la única laguna que hay que llenar para acabar de construir la filosofía
positiva, cerrando la laguna de métodos teológicos y metafísicos, fundando la ​física social y darle carácter
positivo. ​De esta manera se completaría el sistema de los filosóficos modernos en cinco grandes categorías:
fenómenos astronómicos, físicos, químicos, fisiológicos y sociales.

En efecto, la fundación de la física social, ha llegado ahora a un estado fijo y homogéneo y los conocimientos
adquiridos son ramas diversas de un tronco único. De esta manera, es un curso de filosofía positiva y no de
ciencias positivas, lo que aquí se trata es ​considerar cada ciencia fundamental en sus relaciones con el sistema
positivo entero y bajo el doble aspecto de sus métodos esenciales y de sus principales resultados. ​Para ello, sería
imposible, por un lado, concebir un curso de filosofía positiva, sin la fundación de física social. Y por el otro, el
estudio positivo de los fenómenos sociales debe estar previamente preparado por métodos positivos ya utilizados
y respaldado además por el conocimiento de las leyes principales de los fenómenos anteriores. Por último,
remarca la importancia de la división del trabajo intelectual, cada vez mas perfeccionado.

CUATRO APLICACIONES DEL POSITIVISMO


Una vez determinado el espíritu general de la filosofía positiva, el autor señalará las principales ventajas generales
del curso.
1. El estudio de la filosofía positiva, nos proporciona el único medio verdadero y racional de hacer evidentes
las leyes lógicas del espíritu humano. La manifestación por la experiencia de las leyes que acompañan en su
ejecución a nuestras funciones intelectuales y por consiguiente el conocimiento preciso de las reglas generales
convenientes para proceder con seguridad a la búsqueda de la verdad.​ EXPERIENCIA Y MÉTODO
2. Establecimiento de la filosofía positiva destinada a producir la reforma general del sistema de educación.
EDUCACIÓN POSITIVA ADAPTADA A LAS NECESIDADES DE LA CIVILIZACIÓN MODERNA.
3. El estudio especial de las generalidades científicas deben contribuir al progreso especial de cada ciencia
positiva por separado. ​DIVIDIRLO ÚNICAMENTE CON LA INTENCIÓN DE EVITAR DIFICULTADES.
4. Ella puede ser considerada como la única base sólida de la reorganización social, que debe terminar con el
estado de crisis que se encuentran desde hace tiempo las naciones mas civilizadas Este desorden, se debe según
Comte, en última instancia a la anarquía intelectual, que se debe al empleo de las tres filosofías radicalmente
incompatibles. La coexistencia de estas tres filosofías opuestas impide por completo el entendimiento sobre
cualquier punto.
FILOSOFÍA POSITIVA ABARCA TODOS LOS FENÓMENOS SOCIALES, CAPAZ DE RESUMIR EN
UN CUERPO HOMOGÉNEO, SE RESTABLECERÁ EL ORDEN SOCIAL Y ASÍ TRIUNFARÁ LA
FILOSOFÍA POSITIVA​.

METODOLOGÍA
Estado positivo o real -la subordinación constante de la imaginación a la observación- : La lógica reconoce como
regla fundamental que toda proposición que no estrictamente reducible al simple enunciado de un hecho,
particular o general, no puede tener ningún sentido real e inteligible. La pura imaginación pierde así su
supremacía mental y se subordina necesariamente a la observación​. Por lo tanto, consiste en sustituir en todo lo
inaccesible determinación de las causas, por la simple averiguaciones de leyes: relaciones constantes que existen
entre los fenómenos observados.
Naturaleza relativa del espíritu positivo: ​que el estudio de los fenómenos lejos de ser absolutos, deben ser relativos
a nuestra organización y a nuestra situación. Lejos estamos de garantizar de modo alguno la posibilidad de
comprobar todas las existencias reales. ​Nuestros conocimientos reales, deben ser considerados como otros
fenómenos humanos y sobre todo sociales, ya que resultan de una evolución colectiva y continua.
Previsión racional: ​importa en este punto darse cuenta de que el verdadero espíritu positivo está, en el fondo, tan
lejos del empirismo como del misticismo. Podemos decir que la verdadera ciencia, lejos de estar observadas por
simples observaciones, tiende siempre a la exploración directa, sustituyendo ésta por es previsión racional.
Extensión universal del dogma fundamental de la invariabilidad de las leyes naturales: ​el principio de
invariabilidad de las leyes naturales sólo comenzó realmente a adquirir alguna consistencia filosófica cuando los
primeros trabajos verdaderamente filosóficos pudieron poner de manifiesto su exactitud esencial en un orden
entero de grandes fenómenos. Cuando queda suficientemente esbozada esa extensión universal, condición ahora
cumplida en las mentes mas avanzadas, este gran principio filosóficos adquiere inmediatamente una plenitud
decisiva.

SUPERIORIDAD SOCIAL DEL ESPÍRITU POSITIVO


Para que esta esquematización de las concepciones humanas quede bien caracterizada, para Comte no basta con
definir su destino teórico, sino hay que considerar aquí también, la necesidad de constituir una solución intelectual
que pueda realmente tener la inmensa crisis social que ha operado desde hace medio siglo en el occidente europeo
y principalmente en Francia.
Remarca la importancia de las Escuelas actuales: La Gran crisis final comenzó con la decadencia de la filosofía
teológica, luego en replanteamiento crítico del orden político, jurídico, llegó al fin al punto de hacer
universalmente irrecusable la imposibilidad de conservar el régimen antiguo y la necesidad de un orden nuevo.
Pero esta transformación se volvió imposible, por falta de una filosofía verdaderamente propia para darle base
intelectual indispensable. Este tiempo que requería el abandono de las doctrinas puramente negativas, llevó, al
contrario, a conceder espontáneamente al espíritu metafísico como único activo de la presidencia de la
reorganización. De tal manera, que el desarrollo de esta reacción retrógrada, hubo manifestaciones como la
revolución de 1830, que seguían demostrando que el progreso constituye, tanco como el orden, una de las
condiciones fundamentales de la civilización moderna. Por consiguiente, ni el espíritu teológico ni el metafísico
ya dejaron de inspirar confianza. En este marco, debía suscitar el desarrollo de una especie de escuela intermedia,
esencialmente estacionaria que tampoco logró restablecer el orden y el progreso. Comte aquí plantea que la
reorganización social debe comenzar por: ​las ideas, p​ asar luego por las ​costumbres y el último término por las
instituciones.

CONCILIACIÓN POSITIVA DEL ORDEN Y DEL PROGRESO


El espíritu positivo conduce siempre a establecer una exacta armonía elemental entre las ideas de existencia y las
ideas de movimiento, aquí el equilibrio y el progreso son mutuamente indispensables. En cuanto al orden, el
espíritu positivo le ofrece hoy, en su extensión social, garantías directas, no sólo científica sino también lógicas.
Atacando el desorden, el espíritu positivo constituye, la armonía lógica, empezando por ​generar métodos antes
que doctrinas. ​En un segundo aspecto, considera siempr​e al estado presente como un resultado necesario de
la evolución anterior a su conjunto, haciendo siempre prevalecer la apreciación racional del pasado para el
examen actual. Finalmente, en lugar de dejar la ciencia social en el vago y estéril aislamiento en que la sitúan aún
la teología y la metafísica​, la coordina irrevocablemente con todas las demás ciencias fundamentales. En el
aspecto mas sistemático, la nueva filosofía asigna directamente como destino necesario a nuestra existencia, a
alvez personal y social, el mejoramiento continuo, no sólo de nuestra condición sino también y sobre todo de
nuestra naturaleza, hasta donde lo permite, en todos los aspectos, el conjunto de las leyes reales, exteriores o
interiores.
La reorganización total, única que puede terminar la gran crisis moderna, consiste efectivamente, en el aspecto
mental, que es que debe prevalecer primero, en constituir una teoría sociológica capaz de explicar el pasado
humano en su conjunto. Es así como se puede apreciar la superioridad de la escuela positiva. El espíritu positivo,
en virtud du naturaleza relativa, es el único que puede considerar convenientemente todas las grandes épocas
históricas cómo fases determinantes de una misma evolución fundamental, en la que cada una resulta de la
precedente y prepara la siguiente según leyes invariables que fijan su participación especial en el común progreso.

EL ESPÍRITU POSITIVO SIEMPRE ES SOCIAL: El espíritu positivo, es por el contrario al antiguo régimen
mental -siempre limitada a los intereses del individuo, que no ha podido lograr nunca el estudio de la especie-
directamente social. Y para el espíritu positivo el hombre, sólo puede existir la humanidad, debido a que todo
nuestro desarrollo se debe a la sociedad. La relación de cada uno con todos, en una serie de aspectos diversos, se
construye el sentimiento íntimo de la solidaridad social.

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