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1 Cyril Burt llegó a ser conocido como uno de los mayores especialistas en el estudio de las
diferencias individuales, sobre todo a través de sus trabajos sobre gemelos univitelinos o gemelos
idénticos. Fue un decidido partidario de que la inteligencia es algo innato y de que se ve poco afectada
por las variaciones en el ambiente. Sin embargo, la perfección de sus resultados llevó a sospechar que
había algo extraño en sus trabajos y estudios realizados después de su muerte pusieron de manifiesto que
posiblemente parte de sus estudios se basaba en datos falsificados que habían sido generados por Burt
para confirmar sus creencias. Véase la biografía de Burt realizada por Hemsaw (1979). Puede
encontrarse una breve descripción de esos trabajos en Delval (1982a). Todo esto no quita, sin embargo,
2 Piaget se había interesado mucho desde sus días de estudiante por la historia de la ciencia,
probablemente por influencia de uno de sus profesores, Arnold Reymond, profesor de Piaget desde la
enseñanza media, al que luego sucedió durante un tiempo en la Universidad de Neuchátel. La influencia
de Reymond sobre Piaget en sus primeros años fue inmensa (véase Vidal, 1994). A través de esa
influencia probablemente entró en contacto con los historiadores y filósofos de la ciencia franceses de ese
momento, a los que pudo conocer más de cerca durante sus estudios en París. Allí Piaget siguió cursos de
Lalande y Brunschvicg y se familiarizó con la obra de otros autores. Más tarde, Piaget fue profesor de
historia del pensamiento científico.
3 En su autobiografía, Piaget (1966) nos cuenta que decidió dedicar unos cinco años a este trabajo, pero al
final prosiguió con este empeño toda su vida.
4 En la traducción castellana del libro de Reuchlin se escribe, por error, Winter. Lightner Witmer (1867-
1956) había realizado su doctorado en Leipzig en 1892 y en 1896 estableció en Philadelphia la que se
considera la primera clínica psicológica para el diagnóstico y el tratamiento de los niños mentalmente
excepcionales y atípicos (véase Gesell, 1924, pág. 265).
Pero Piaget no mantuvo siempre igual el método, sino que lo fue adaptando
a los nuevos problemas y temas que iba abordando. Por eso el método clínico
piagetiano ha pasado por una serie de etapas desde su introducción. Vinh-
Bang (1966), fiel colaborador de Piaget durante muchos años y encargado de
las enseñanzas de metodología en el Instituto de Ciencias de la Educación de
la Universidad de Ginebra, propone que se pueden distinguir cuatro etapas en
la utilización del método clínico. El primer período, al que llama ‘elaboración
del método’, comprende los trabajos realizados entre 1920 y 1930, dentro de
los cuales constituye un hito muy importante la investigación sobre la
representación del mundo en el niño. El segundo período, al que Vinh-Bang
denomina ‘observación crítica’, se extiende desde 1930 a 1940 y se dedicó al
estudio de los comienzos de la inteligencia, es decir, al período sensorio-motor,
por lo que Piaget tuvo que introducir modificaciones en el método, que ya no
podía apoyarse en la entrevista verbal. La tercera etapa, a la que llama
‘método clínico y formalización’, transcurre entre 1940 y 1955 y consiste en
el estudio de las operaciones mentales durante la etapa concreta y durante la
etapa formal a través de actividades en las cuales el sujeto tiene que realizar
alguna tarea manipulando un material. Finalmente incluye, como una cuarta
etapa, los desarrollos recientes a partir de 1955 en adelante. Vamos a
apoyarnos en esta clasificación de Vinh-Bang, pero vamos a dividir su primer
período en dos, diferenciando los primeros esbozos de la mayoría de edad del
método.
El problema que aborda en ese libro tiene una gran complejidad: trata de
entender cuáles son las características que el niño atribuye al funcionamiento
de la realidad en algunos de sus aspectos, principalmente en los fenómenos
psicológicos, los biológicos y los fenómenos naturales. Lo estudia a través de
las explicaciones sobre una serie de problemas, como la noción de
pensamiento, el origen de los nombres o la realidad atribuida a los sueños
(donde detecta lo que denomina ‘ eali mo’), la conciencia at i uida a la
cosas y el concepto de vida (donde los niños manifiestan una tendencia que
denomina ‘animi mo’) o el o igen de lo a t o y de ot o o jeto y
El método no verbal
7 Valentine Chatenay, alumna primero y colaboradora luego en varios de sus primeros libros.
8 Ésta es la manera habitual de representar las edades de los sujetos; indica 1 mes y 4 días. Véase lo que
decimos en la nota 4 del capítulo 5.
9 Se trata de otra de las pruebas adaptadas de Burt que Piaget utilizó en sus primeros trabajos. En este
caso el niño tiene que seriar el color de los cabellos de las tres niñas.
Desarrollos posteriores
10 Por ejemplo, en nuestros estudios sobre la idea de ganancia (de los que nos ocupamos en el capítulo
8), los niños de 7 u 8 años piensan que el tendero vende al mismo precio que compra y de esa forma gana
dinero, puede reponer la mercancía y vivir. Sólo lentamente comprenden que el tendero tiene que cobrar
más de lo que ha costado la mercancía. Inicialmente no son capases de ver la contradicción.
Piaget conocía bien los trabajos de Lévy-Bruhl, que habían tenido gran
repercusión en esos años y que menciona en varias de sus obras. En algunos
de sus primeros trabajos Piaget compara el pensamiento del niño con el
pensamiento del primitivo, aunque toma sus distancias frente a la posición del
antropólogo francés. Pero, de alguna manera, la idea de que el niño tiene una
manera de organizar o de concebir la realidad distinta de la del adulto penetra
todo su trabajo y a ello consagró gran parte de su investigación. Entonces,
para descubrir la naturaleza de esas mentalidades del niño, es necesario
meterse dentro de esa organización y probablemente cada una de esas
organizaciones corresponde a los estadios que Piaget distingue. El psicólogo
tiene que tratar de arrojar luz sobre esas formas de pensamiento
características del sujeto que no son explícitas pero que están dirigiendo toda
su acción y que se manifiestan cada vez que tiene que resolver un problema.
Lo que desde el punto de vista del adulto pueden ser contradicciones desde el
punto de vista del niño pequeño no lo son y entonces esas aparentes
contradicciones son coherentes con todo su pensamiento. El investigador tiene
que abandonar su forma de pensar para tratar de introducirse en la forma de
pensar del sujeto, por lo que no puede dar a los términos que éste utiliza el
mismo sentido que tienen para él, sino que tiene que intentar esclarecer cuál
es el sentido de esos términos dentro de la propia estructura mental del sujeto.
La tarea del investigador del pensamiento infantil no es tan distinta de la del
antropólogo que trata de descubrir la forma de pensamiento de una comunidad
alejada de la propia. Tiene que llegar sin prejuicios y, sobre todo, tiene que
evitar transferir directamente su propia forma de pensar a los sujetos que está
estudiando. Lo que en definitiva tiene que tratar de encontrar es una
coherencia en las conductas y en las explicaciones que dan los sujetos.
1. Se les hacen preguntas a los niños sobre asuntos de los que no tienen
conocimiento porque no han recibido todavía la instrucción formal adecuada.
Entonces es normal que los niños no puedan contestar como los adultos.
2. La forma de las preguntas es sugerente y orienta ya las respuestas en
una determinada dirección. Le parece que preguntar «¿Por qué una mosca
está viva?» tiene que confundir a un niño.
3. Considera que no se le plantean al niño problemas reales que sean
atractivos, como los referentes a su vida en la escuela o en la casa, por lo que
los niños no pueden ofrecer en esas situaciones sus mejores resultados.
12 Es interesante observar que, en cierto modo, la necesidad del método clínico ha sido redescubierta por
algunas corrientes de la psicología cognitiva en lo que llaman «análisis de protocolos»: Ericsson y Simón
(1984).