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LOS ARGUMENTOS DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA EN EL FEDÓN DE

PLATON
¿Qué es lo que sucede después de la muerte? Es quizás una de las preguntas que ha
acompañado al ser humano en cada época de su historia, y a la cual se le ha tratado de
responder a partir del arte, de la religión, la ciencia y la filosofía. En el diálogo el Fedón,
Platón nos dice que la muerte es sólo la separación del alma con el cuerpo y que, además, lo
único que perece es nuestro cuerpo, no el alma, debido a que esta es inmortal. Por lo tanto el
objetivo del presente trabajo será exponer a modo de resumen los argumentos que da Platón
para demostrar la inmortalidad del alma. Cabe añadir, que el trabajo se limitará en lo
concerniente al diálogo a tratar solamente los argumento de la inmortalidad del alma, por lo
cual no se abordará las razones que condujeron a la condena de Sócrates ni el mito
escatológico que se desarrolla en la última sección.
Para comenzar podemos mencionar que tanto en el Fedón, como en la República, Platón
expone ampliamente su principal doctrina filosófica que es la teoría de las Ideas. Es por ello
que nos parece importante mencionar las influencias y motivos que se encuentran detrás de
su pensamiento. En primer lugar, la máxima influencia de Platón fue su maestro Sócrates, de
quien no tenemos ningún escrito. Es por esta razón que en el estudio de la filosofía se ha
intentado determinar cuáles diálogos Platón plasmó las conversaciones que mantuvo Sócrates
con artistas, políticos y sofistas, y en cuáles Platón expuso su propio pensamiento mediante
la voz de su maestro, siendo siempre éste el personaje principal de sus diálogos.
Si acaso podemos buscar un punto de apoyo para poder distinguir entre uno y el otro,
este es que el problema ético era lo fundamental para Sócrates, es decir, intentaba hacer ver
a los hombres que la razón, como núcleo del alma, debe ser el rector de la vida del hombre
con el fin de vivir bien; pero Sócrates no hablaba de que el alma estuviera separada del
cuerpo. Esto último sí es distintivo de Platón, y esto se debe a que una vez que su maestro
murió, él continuó ampliando su pensamiento y realizó varios viajes que le condujeron a un
distanciamiento de su maestro y le permitieron definir su propio pensamiento.
Conrado Eggers Lan en su libro El Fedón de Platón1 establece cinco factores principales
que contribuyeron a que Platón plasmara su propia postura, los cuales están relacionados con
los viajes que realizó principalmente a Italia y Sicilia: 1) el contacto con diversos pueblos y

1
Eggers Lan, Conrado, El Fedón de Platón, p.32

1
regímenes políticos y modos de vida; 2) una preocupación por la transformación social, lo
cual se hace más evidente en la República; 3) un acercamiento a explicaciones cosmológicas;
5) el conocimiento de religiones de iniciaciones que parecen haberse conservado más tiempo
en Italia que en Atenas.

Se entiende generalmente por iniciación un conjunto de ritos y de enseñanzas orales que persigue la
modificación del status religioso y social del sujeto. (…) La mayoría de las pruebas iniciáticas
implican, de una manera más o menos transparente, una muerte ritual seguida de una resurrección o
de un nuevo nacimiento. (…) Pero regresa a la vida un hombre nuevo, que asume otro modo de ser.
La muerte iniciática significa a la vez el fin de la infancia, de la ignorancia y de la condición profana.2

Todas estas características conformaron en Platón la posibilidad de fundamentar su


sistema filosófico que es la teoría de las ideas y que sustenta la argumentación respecto a la
inmortalidad del alma en el Fedón, ya que creía que la conducta del hombre estaba
íntimamente vinculada con el orden del cosmos, parecido a los presocráticos quienes
buscaban categorías que explicarán la realidad3; y los ritos místicos le hicieron ver una
perspectiva distinta respecto a la muerte, a saber: 1) que estando muertos es posible tener
acceso a un conocimiento más limpiamente que estando vivos;4 2) si el alma no era afectado
por ninguna destrucción se debía a que es semejante a la divinidad y compartía ciertas
características con ella;5 3) que si las prácticas ascéticas (askesis), es decir, despreciar los
cuidados del cuerpo y concentrarse en la purificación del alma posibilitaban un conocimiento,
entonces en ello debería consistir la práctica filosófica, lo cual remite a que el filósofo de
verdad, no se cuida de ninguna otra cosa, sino de morir y de estar muertos.6 Por consiguiente
el tema la inmortalidad del alma deja de ser meramente creencia religiosa y adopta carácter
filosófica una vez que Platón la argumenta mediante la voz de su maestro Sócrates.7
Ahora bien, una vez determinado lo anterior, comencemos con el primer argumento de
la inmortalidad del alma, el cual puede enunciarse de la siguiente manera: todo contrario nace

2
Mircea Eliade, apud Conrado Eggers Lan, El Fedón de Platón, p.34
3
Un ejemplo es Heráclito quien en su fragmento B41 indica “Una sola cosa es lo sabio: conocer la
inteligencia que guía todas las cosas a través de todas” o Empédocles quien hablaba de cuatro raíces que
conforman el cosmos.
4
Fedón, 66e-67b
5
Vid. infra p.5-6
6
Ibid., 64a-c
7
En el presente trabajo se mencionará a Sócrates en el desarrollo del diálogo por ser el personaje principal
que expone la teoría de Platón, excepto en aquellas ocasiones en que sea necesario indicar que dicho
argumento corresponde al pensamiento de Platón y no de Sócrates.

2
de su contrario y el contrario del otro. Sócrates explica que la muerte y la vida son un par de
contrarios inmanentes al hombre, semejantes al estar despierto o dormido. ¿Qué quiere decir
esto? Para que el hombre se pueda despertar es necesario que antes estuviera dormido, y no
se podría decir que un hombre está durmiendo sin que hubiera estado despierto
anteriormente. Otro ejemplo que utiliza son el par del crecer o disminuir, pues si un niño
crece es porque antes era pequeño y también, al alcanzar una edad anciana la estatura suele
disminuir; lo mismo se puede ver respecto al ser débil o fuerte, pues gracias al ejercicio uno
adquiere fortaleza en el cuerpo, y si se deja de lado este hábito y se adopta una vida sedentaria,
se regresa a un estado de debilidad. Esto procesos ocurren debido a que hay dos procesos de
doble generación, es decir, que de uno nazca o se genere su contrario, y éste genera el
anterior.
En el caso de la vida y la muerte, dado que es evidente que el morir se genera a partir
del estar vivo, es necesario que se de el revivir por ser el contrario al estar muerto. Esto, de
acuerdo a Platón, implica que una vez que morimos nuestras almas existen en algún lugar (el
Hades), donde “perviven”8 para luego nacer de nuevo, ya que todo ocurre según un
movimiento cíclico, pues si fuera un movimiento rectilíneo, no sería posible el proceso de la
vuelta hacia el contrario dado que el ciclo se detendría en algún estado y concluiría. Cabe
añadir que este primer argumento tiene una falla ya que ese estado de pervivencia donde las
almas se encuentran esperando para nacer de nuevo, presupone ya que el alma sigue viva
después de la muerte, lo cual Platón intenta demostrar. Esta falla será objeto de replica más
adelante frente a Simias y Cebes, pero esto se desarrollará más adelante.
El segundo argumento consiste en que el conocimiento es reminiscencia, es decir, el
alma adquiere conocimientos en un momento anterior a existir en forma humana, y sin
embargo los olvida al entrar al cuerpo, por lo cual el aprender es sólo recordar aquellos
conocimientos antes adquiridos. Por esto es necesario que nuestras almas existieran antes.
¿Cómo lo demuestra Platón? Se funda en primer instancia en un argumento que se desarrolla
en el Menon9 según el cual si se realizan las preguntas apropiadas a un individuo que en esta
vida no ha recibido enseñanza alguna de cuestiones matemáticas, es posible que él responda
a cada pregunta de manera correcta. Por consiguiente, si no adquirió tales conocimientos en

8
Ibid., 72e
9
Menon, 80d-86c

3
esta vida, el hecho de que tenga éxito se debe a que en algún otro tiempo las había adquirido
cuando no era todavía un hombre, es decir, en algún lugar donde su alma se encontraba en sí
misma contemplando la verdad en sí. Además el hecho de que olvidemos tales conocimiento
se debe a que si no los olvidáramos, naceríamos sabiéndolos y siempre los tendríamos a lo
largo de nuestras vidas y esto no ocurre. “Por lo tanto, si siempre la verdad de las cosas está
en nuestra alma, ella habrá de ser inmortal.”10
Posteriormente, para reforzar esta prueba, Platón explica en el Fedón que al ver dos
objetos semejantes y contemplarlos, es posible percibir que carecen de algo que los haga
idénticos, por ejemplo al ver dos rocas que sean semejantes, decimos que ambas son muy
parecidas y que en efecto son rocas, pero no son iguales. Esto se debe a que tenemos una
idea previa del objeto que es igual en sí mismo y que al ver los objetos iguales en la
naturaleza, nos despierta el recuerdo de aquello que captamos en otro momento por el alma
y por ello decimos que carecen de algo, pues son inferiores a lo que es igual en sí. Además,
por el hecho de que es posible recordarlo y pensarlo, es necesario haberlo percibido por la
vista o el tacto o algún otro sentido. De lo cual se sigue que “todos los datos en nuestros
sentidos apuntan a lo que es lo igual, y que son inferiores a ello.”11 Por consiguiente se
concluye que el aprender es recordar o reminiscencia pues es posible que al percibir un objeto
pensemos a partir de nuestra percepción en la Idea de éste, y ello se debe a que nuestra alma
lo percibió antes de nacer.12
Hasta este punto Sócrates cree haber demostrado con éxito la inmortalidad del alma,
pues con la última prueba se ha demostrado la existencia prenatal del alma y con la primera,
que es necesario que exista la vida después de la muerte pues ha de nacer de nuevamente
debido al proceso de doble generación; sin embargo permanece la opinión común de que el
alma sea sólo el último soplo que sale del cuerpo al morir y que el viento la pueda disipar
fácilmente. Este temor es expresado por Simias y Cebes y obliga a Sócrates a presentar otros
dos argumentos.
El tercer argumento es el argumento de la afinidad del alma con las Ideas. El punto clave
de la opinión popular acerca del alma como el último soplo de la vida, es el hecho de que se

10
Ibid., 86b
11
Op. cit., 75b
12
Ibid., 76a

4
disipe y se disuelva, por ello Sócrates decide analizar qué entidades les es pertinente el
descomponerse y a cuáles no. Los objetos que el alma percibe y comprende cuando está ella
en sí misma, son las Ideas de la teoría platónica, y son las entidades que no se descomponen
debido a las características que mencionan a continuación.
Dado que sólo lo que está compuesto le es posible el descomponerse, esto no ocurre a
aquello que es simple; debido a esto, las cosas compuestas no permanecen iguales por lo que
decimos que se encuentran en diversas formas, mientras que, como se había mencionado
anteriormente, las cosas simples son iguales en sí mismas y siempre se mantienen idénticas
y en las mismas condiciones. Además, puesto que aquello que cambia las podemos percibir
mediante los sentidos estos son los objetos sensibles por ejemplo: la ropa o la comida;
mientras que sólo puede ser comprendidas mediante la razón por ser el núcleo del alma, las
Ideas son los objetos inteligibles. Finalmente, aquello es cambiante se puede ver, mientras
que lo inteligible es invisible e idéntico en sí mismo.
Entonces resulta que el alma es lo más semejante que hay a lo divino, inmortal,
inteligible, único, invisible, indisoluble, y que se comporta siempre del mismo modo;
mientras que el cuerpo se asemeja a lo humano, mortal, no inteligible, múltiple, visible,
compuesto y que jamás se comporta idéntico a sí mismo. Además, dado que la alma es
semejante a la divinidad, en la relación del cuerpo con el alma, a ésta le corresponde mandar
y ser guía del cuerpo conforme a la razón, mientras que el cuerpo por ser mortal, le
corresponde obedecer los ordenes del alma. En caso de que no ocurra lo anterior, a saber, que
el alma se guíe por los sentidos y tenga un trato continuo con el cuerpo, ésta entra en un
vértigo constante pues percibe lo único que percibe es cambio y movimiento.
Por ello, Platón indica que el destino del alma dependerá de su conducta y se dará de la
siguiente forma: el alma pura irá al Hades (lugar noble, puro, invisible) a la compañía de la
divinidad buena y sabia si a lo largo de la vida se dedicó a concentrarse en sí misma y sin
tener contacto con el cuerpo, es decir cuando estuvo filosofando rectamente; en cambio, si
se separa contaminada e impura por su trato continuo del cuerpo y las pasiones, el alma se
vuelve pesada y es arrastrada de nuevo al terreno de lo visible. A partir de esto último, Platón
expone la creencia de la metempsicosis, la cual indica una transmigración del alma según su
conducta en vida hacia cualquier ser vivo, por lo cual incluye al hombre, plantas y animales.

5
Ahora bien, en este punto ocurre una discusión de los argumentos anteriores. Simmias
ataca el último argumento y realiza una semejanza del alma con la armonía, por ser esta
última divina e invisible, señalando que si se destruye el cuerpo de una lira, la armonía que
ésta producía desaparece, y lo mismo puede ocurrirle al alma. Por su parte, Cebes concluye
que hasta el momento sólo se ha probado que alma existe antes de nacer pero no el hecho de
que el alma sea inmortal. Cebes realiza la comparación entre un tejedor y el alma: si el tejedor
va tejiendo varios mantos que usa y se desgastan, y él se puede agotar y consumirse; en el
caso del alma, Cebes objeta que el alma puede ser consumida por el desgaste de varios
cuerpos debido a la transmigración y que puede llegar a un punto en el muera por esto. Por
consiguiente, Sócrates debe refutar ambas objeciones para salvar su argumento.
Para refutar a Simmias, Sócrates pregunta si concordaba Simmias con el argumento de
que el aprender es recordar, y éste responde que sí. Sócrates señala entonces que no es
consistente aceptar, por un lado, el argumento del alma como armonía, y por otro, el de la
reminiscencia ya que la primera tesis niega la inmortalidad del alma mientras que la segunda
la sustenta. Dado que la armonía es una cosa compuesta pues está formada por los elemento
del cuerpo de la lira, y si el alma es armonía, no podría existir la armonía antes que exista los
elementos que la conforman; por consiguiente debe escoger uno ya que el argumento de la
reminiscencia indica que el alma tiene que existir antes de llegar al cuerpo para que se de que
el aprender es recordar, a lo cual Simmias asiente y prefiere éste. Después, Sócrates señala
que de acuerdo a los pitagóricos, ellos afirmaban que había almas buenas y malas; por lo
tanto, si toda alma es armonía, implicaría en primer lugar que habría almas más armónicas
que otras, y otras in-armónicas; en segundo lugar, que toda alma sería un alma buena y por
lo tanto sería imposible hacer una distinción. Por último, en el argumento del alma y su
semejanza con las Ideas se señaló como función del alma el gobernar al cuerpo, dominarlo y
guiarlo; lo cual no ocurriría si el alma fuera armonía pues ésta sigue los elementos del cuerpo,
no se le opone. De esta manera la refutación del argumento de Simmias demuestra que,
“mientras la armonía es inmanente a la lira que la toca, el alma es trascendente al cuerpo.”13
Luego, Sócrates responde a la objeción de Cebes que se puede enunciar en la pregunta
¿qué garantiza que el alma no se desgaste en el proceso de transmigración? Pero aquí la
refutación comienza narrando las experiencias que ha tenido Platón respecto al problema de

13
C. Eggers, op. cit. p.163

6
las causas de todo nacimiento y muerte. Platón va más allá que su maestro al abarcar en su
sistema la totalidad, es decir, el cosmos y el hombre. Dice Platón que al leer a los cosmólogos
perdió todas sus creencias y se quedó sin verdades, hasta que se encontró con Anaxágoras,
creyó tener esperanza pero a pesar de que Anaxágoras, quien suponía que todo había sido
ordenado por una inteligencia superior, se limitó a describir las condiciones del proceso
causal, pero no la verdadera causa. En consecuencia, Platón decidió refugiarse en los
conceptos, es decir, que en este punto Platón desarrolla las Ideas causa última de las cosas.
En esto consistió su segunda singladura.
Platón analizó el lenguaje, para ver qué queremos decir cuando afirmamos que algo
llega a ser bello, de lo cual determinó que las cosas participan de las Ideas.
Esto implica una relación de ese algo con “lo Bello” (“lo Bello”, como “lo Igual, no es una cosa
concreta. sensible -ya que lo que vemos no es absolutamente bello o absolutamente igual-, sino una
cosa-en-sí, que concebimos mas no vemos):podemos decir que esa cosa concreta participa de lo
Bello y, por ende, que lo Bello es la causa de que esa cosa sea bella. Si una cosa cesa de ser bella,
es porque no participa más de lo bello. Las cosas-en-sí son, pues, las causas que buscaba Sócrates
acerca del llegar a ser, ser y dejar de ser de las cosas concretas.14

Para finalizar el desarrollo veamos como se estructura el último argumento y


fundamental acerca de la inmortalidad del alma, conocido como el argumento ontológico. En
primer lugar, un objeto sensible puede participar de dos cosas-en-sí contrarias siempre y
cuando la participación de la cosas-en-sí no sea contraria a la esencia del objeto. Es decir,
por ejemplo, que cuando decimos que Simmias es más grande que Cebes se debe a que
Simmias participa de la idea de grandeza mientras que Cebes de la de pequeñez; por el otro
lado, si Simmias estuviera a lado de un gigante, ahora Simmias participaría de la idea de
pequeñez mientras que el gigante participa de la idea de grandeza. Esto se debe a que las
Ideas no toleran su contrario, por ello cuando Simmias deja de participar de la idea de
grandeza debido al gigante, al ser la idea de pequeñez el contrario de la de grandeza, esta
última se va (pues no pueden perecer), mientras que la de pequeñez permanece.
Respecto a la no contrariedad de las esencias de las cosas-en-sí se refiere a que hay
objetos sensibles que participan siempre de una idea respectivamente, pues constituyen su
esencia, por eso no pueden aceptar la idea contraria a su esencia. Por ejemplo, la nieve
participa siempre de la idea de frío, y esta idea es esencial para ella, es decir, es su esencia;

14
Ibid., p(p). 173-174

7
por ello la nieve no puede participar del calor por ser esta una idea contraria a su esencia, y
sin embargo al ser la nieve un objeto sensible, perece cuando está en cercanía con el calor
mientras que la idea de frío solamente se va.
Una vez explicado lo anterior Sócrates encamina el argumento hacia su punto clave.
“ -Contéstame entonces -preguntó él-. ¿Qué es lo que ha de haber en un cuerpo que esté vivo?
-Alma -contestó.”15 Aquí Platón enuncia el alma como principio vital de los cuerpos debido
a que su esencia es la vida, es decir, participa o alberga la idea de vida. Ahora bien ¿hay algo
contrario a la vida? Esto debe ser la muerte; y de acuerdo a lo explicado anteriormente el
alma jamás admitirá el contrario a su esencia, aquella idea que siempre conlleva. Por lo tanto,
al llegar la muerte adonde se encuentra el alma, o sea el cuerpo, sólo puede suceder que el
alma debe alejarse o perecer; pero puesto que no puede perecer ya que sería absurdo pensar
en que muera algo cuya esencia es la vida, solo queda que se aleje hacia el más allá. Entonces,
si aquello que no admitía la idea de lo par se le llama lo impar; lo que no acepta lo justo,
injusto, es necesario que aquello que no acepta la muerte se llame inmortal. Por consiguiente
el argumento ontológico puede ser enunciado de la siguiente manera: el ser del alma es la
vida, y dado que el alma no puede aceptar la idea contraria a su esencia que es la muerte, por
ello es inmortal.16
En conclusión los primeros dos argumentos de la inmortalidad del alma no son lo
suficientemente contundentes para su fin, ya que no demuestran cabalmente que el alma
existe después de la muerte, sólo que ésta existe antes de nacer. La tema parece más claro a
partir de la tercera prueba en la cual se menciona la semejanza del alma con las Ideas y lo
cual permite refutar una concepción que tanto Simmias como Equécrates tenían del alma
como armonía. A pesar de esto, la cuarta prueba es la más contundente y la cual, en conjunto
con las demás, parece encontrar una solución definitiva respecto al misterio de qué sucede
después de la muerte. Cabe añadir que, como se mencionó a la introducción, Platón va más
allá de su maestro en cuanto a integrar al problema ético con la religión a partir de un sistema
que postula las causas de nacimiento y de muerte de los objetos sensibles, es decir, la teoría
de las Ideas. Debido a esto considero que el Fedón junto con la República son obras capitales
que permiten conocer el sistema platónico, y que tratan diversos temas que conciernen a la

15
Fedón, 105d
16
Ibid., 105d-e

8
realidad del hombre, es decir, que Platón al pensar en un mundo de las Ideas no significa que
está pensando en algo vago o por inútil, no es así. A mi parecer, su preocupación respecto a
la vida de los hombres era tan grande que señala que se debe tener un compromiso con
nosotros mismos de actuar de la manera más correcta posible ya que, puesto que hay vida
después de la muerte, habrá consecuencias de nuestro modo de ser. Es decir, incita a que el
hombre alcance su virtud, su arete ya que esto posibilitará el vivir bien.
BIBLIOGRAFÍA
• Eggers Lan, Conrado, El Fedón de Platón, 4ª ed. Buenos Aires, EUDEBA, 1987.
240pp. (Ediciones Críticas).
• Platón, “Fedón”, en Diálogos III. Trad., introd. y notas por Carlos García Gual.
Madrid, Gredos, 2008. 24-143 pp. (Biblioteca clásica Gredos, 93)
• Platón, “Menón”, en Diálogos II. Trad., introd. y notas por F. J. Olivieri. Madrid,
Gredos, 2008. 300-312 pp. (Biblioteca clásica Gredos, 61)

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