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Introducción
De este modo, la intención del actual trabajo es analizar la transición y surgimiento de los
sujetos históricos, o para la trasformación, que emergen de las actuales condiciones dadas
por el capitalismo y neoliberalismo en América Latina. Con ello, se considerará como esta
variedad de actores implican la creación de una subjetividad que incluya a los excluidos y
que debe conducir a la asimilación de la humanidad como sujeto en sí. La exigencia más
determinante para el resultado final es que este sujeto histórico sea capaz de actuar sobre su
realidad concreta y no se base en objetivos fundamentales universales.
Como plantea Engels en el prólogo, las luchas históricas son expresión de la lucha de clases
y están condicionadas por el grado de desarrollo de la situación económica, no obstante, lo
que logra definir las transiciones de la vivencia del ascenso de la burguesía es en su
fundamento la correlación de fuerzas que se acrecentó a medida que su fuerza política se
propulso a partir del desplazamiento de las demás clases sociales. Dichas relaciones de
fuerza son quienes dan homogeneidad a la concepción de la clase como una categoría que
además de ser comprendidas desde su noción política, inciden primeramente desde su
configuración por la estructura económica. En consecuencia, Marx hace aparecer lo
económico de dos maneras principales, desde lo económico en tanto está representado por
un periodo de auge comercial e industrial hasta abril de 1851 y otra de crisis hasta octubre de
1851.
Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la
historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno
político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no
son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases
sociales, y que la existencia, y por tanto también los choques de estas clases, están
condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el
carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta.( Marx,
2003. Pág. 12)
El interés de Marx por estudiar esa coyuntura estaba asociado a la mención que había ya
realizado sobre el papel del proletariado entre 1848 y 1851 en donde se había insistido en
colocar al proletariado como la única clase revolucionaria, capaz de romper las cadenas de
la dominación burguesa; sin embargo, ante esta coyuntura analizado años después, Marx
reafirma que las condiciones materiales de existencia del proletariado no habían madurado,
solamente en Francia esta clase mostraba un grado más elevado de desarrollo político.
Durante los años de 1848 a 1851, la sociedad francesa asimiló, y lo hizo mediante un
método abreviado, por ser revolucionario, las enseñanzas y las experiencias que, en
un desarrollo normal, lección tras lección, por decirlo así, habrían debido preceder a
la revolución de febrero, para que ésta hubiese sido algo más que un estremecimiento
en la superficie. Hoy, la sociedad parece haber retrocedido más allá de su punto de
partida; en realidad, lo que ocurre es que tiene que empezar por crearse el punto de
partida revolucionario, la situación, las relaciones, las condiciones, sin las cuales no
adquiere un carácter serio la revolución moderna. (Marx,2003, Pág. 17)
Sabemos con certeza que lo que legitima el poderío de la burguesía es entonces su capacidad
de acumular y aprehender a la propiedad privada abalado por un estado que se cimenta desde
la categorización de su interés como clase, entonces, ¿qué es lo que caracteriza al
proletariado? Pues bien, empecemos por recordar que el proletariado es encarnado en aquel
momento por la clase obrera el grupo de trabajadores industriales asalariados, los
responsables de la creación de la riqueza (del burgués) de una sociedad a partir de la pérdida
de su libertad. El Marx de las vivencias de París, siente la incertidumbre generada por la
atmósfera problemática de la época, que veía consolidarse rápidamente una nueva realidad
económico-social con la clase trabajadora parisina, con sus condiciones de trabajo y de vida.
El Manifiesto del Partido Comunista enfoca las características originarias de formación, los
rasgos estructurales, la función social e histórica, los procesos de emancipación y la toma de
conciencia del sujeto histórico como una masa con el potencial de la transformación social a
partir de la abolición y superación del capitalismo, aun siendo consiente que para la estructura
capitalista este no es siquiera un individuo. Lo que podemos percibir en su potencial como
sujeto de la transformación es que a distinción de las demás concepciones del estado en donde
el individuo para estar abstraído de su realidad, vemos como en el manifiesto Marx logra
definir cómo se materializa la potencialidad del sujeto encarnada en su identidad teórico-
práctica compatible con los hechos, que empujan al escenario histórico a seres humanos de
carne y hueso, surgidos de la inmundicia del capitalismo y que se yuxtaponen como el
verdadero opositor estructural de la superestructura que es al mismo tiempo deslegitimado
por esta misma,” el autor nos dice, “de todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía,
sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van
denigrando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio,
es su producto más peculiar” (Marx, 2011, Pág. 36)
El carácter del proletariado es entonces su misión como clase, la de abolir la burguesía y
labrar el comienzo de un nuevo proyecto en donde las condiciones materiales hagan justicia
histórica y, por tanto, determine su propia dominación como clase oprimida, nuestro autor
nos dice,
Una vez que el curso del desarrollo haya desaparecido las diferencias de clase y se
haya concentrado toda la producción en manos de los individuos asociados, el poder
público, hablando propiamente, es la violencia organizada de una clase para la
opresión de otra. Si en la lucha contra la burguesía el proletariado se constituye
indefectiblemente en clase; (…) en cuanto clase dominante, suprime por fuerza las
viejas relaciones de producción. (Marx, 2011, Pág. 56)
La caracterización del sujeto histórico se halla pues en la tensión creada por la lucha de clases,
a saber, su configuración es resultado de la historia misma, primeramente, por el ejercicio
ejercido por la burguesía sobre el obrero, la revolución industrial, y la dispersión y falta de
unidad entre obreros. No obstante, dicha tensión entre clases no surge pues de meras
condiciones abstractas dadas por supuestos comportamientos violentos connaturales a la
sociedad civil, sino que en tanto el estado coexiste por y para la legitimación de la propiedad
privada, entonces la emergencia del proletariado se da por las propias condiciones materiales
que la estructura capitalista le da, y como resultado, su transición emana del derecho legítimo
al levantamiento en contra de su directa represión, a saber, esto lo traducimos como la
superación de la enajenación humana.
Ahora bien, el transito del sujeto revolucionario no emana de por si en la actitud somera de
cada individuo; otra de sus caracterizaciones es que el individuo proletario y su labor es
entendida desde su organización como clase, es decir, la conciencia de su función se entiende
por encima de cualquier acto en solo unos pocos escenarios geopolíticos, su función está dada
porque su identidad traspasa las líneas imaginarias de los mapas y representa los intereses
universales de la emancipación en su conjunto como movimiento internacionalista que su
antecedente fue separado por la intención capitalista de la contienda por una competencia
salarial que no le permite ver en su individualidad que el otro padece las mismas condiciones
de vida que él mismo, pues justamente, el problema que Marx y Engels no se reduce a las
condiciones económicas – que es una base- de las clase proletaria, sino que "Según la
concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es en última
instancia la producción y la reproducción en la vida real.(…) . os reflejos de todas esas luchas
reales en los cerebros de los combatientes: teorías políticas, jurídicas, ideas religiosas y su
desarrollo ulterior hasta convertirse en sistemas de dogmas, también ejercen su influencia
sobre el curso de las luchas históricas y en muchos casos preponderan en la determinación
de su forma” (Carta de Engels a José Bloch (21 de septiembre de 1890)).
A medida que la historia continúo dando sus giros reflexivos, el mundo se expandía al
unísono de las tensiones entre la consolidación de la URSS y el proyecto imperialista del
capitalismo, y así, es necesario dar otro salto, justo al cómo las coyunturas políticas
despiertan a otros actores a leer su sociedad, que dados sus fundamentos destapan el disfraz
bajo el cual la sociedad occidental fue cimentando el progreso social y el desarrollo
económico poniendo el velo en los ojos de quienes creen son libres en sus propias vivencias
diarias, la falacia del progreso capitalista instauro en los sujetos – como diría Marcuse-
necesidades ficticias a las cuales reducimos la existencia misma del ser.
Más allá de las desavenencias que Marcuse tiene con muchos planteamientos marxistas en
temas económicos y sociales, es importante ver su análisis acerca de la ideología capitalista,
media una sociedad que limita la libertad del ser humano, donde éste se ve condicionado por
la misma, y sólo puede exigir lo que se le permite exigir en medio de la imposición
homogénea una serie de necesidades artificiales, que sólo buscan un confort y no una
superación, y así queda encadenado el individuo a ésta sociedad, que es capaz de reducir al
individuo a una pieza mercantil, es la producida por la moderna sociedad industrial, casi
opuesta a lo que procuraban las primeras revoluciones industriales. Esta sociedad capitalista,
es la sociedad unidimensional.
Este cambio de ser humana media así el hábito en el diario de todos los que se someten a
dicha sociedad. En sus conclusiones se plantea una negación total a todo lo que existe: la
administración, la burocracia, y la democracia, la técnica y la propaganda debe desaparecer
para poder instaurar una sociedad coherente con el desarrollo humano. Es una especie de
revolución, en la que el ser humano debe rebelarse de todo lo que ya está instaurado. Todos
deberían unirse para negar total y socialmente lo que existe.
Pero la lucha por una solución ha sobrepasado las formas tradicionales. Las
tendencias totalitarias de la sociedad unidimensional hacen ineficaces las formas y
los medios de protesta tradicionales, quizás incluso peligrosos, porque preservan la
ilusión de soberanía popular. Esta ilusión contiene una verdad: «el pueblo» que
anteriormente era el fermento del cambio social, se «ha elevado», para convertirse en
el fermento de la cohesión social. En este fenómeno, más que en la redistribución de
la riqueza y la igualdad de clases se encuentra la nueva estratificación característica
de la sociedad industrial avanzada. (Marcuse, 2003 P. 285)
Sin más, no podemos ajustarnos a los pocos análisis que exponemos, que aunque permiten
analizar mejor la categoría de la características con la cuales podemos hablar de nuevos
sujetos, estas no comprenden un análisis absoluto de los actores que ha mediado más allá de
como incide el estado de cosas en cada territorio; y puesto que pueden llegar a socavar la
caída absoluta de la intención transformadora, podríamos aseverar que son las condiciones
que circundan a nuestros sujetos y median directamente en su modo de coexistir con los
demás dan como resultado, su confluencia en un mismo espacio y por ende, la posibilidad de
organizarse y gestionar los cambio, a saber es quizá en el aspecto de su organización en donde
el sujeto considera y refleja su conciencia y la proyecta en su futura labor.
Hay entonces dos elementos que resaltar, el sujeto revolucionario propuesto en la URSS
comprobó la capacidad de la fortaleza de su masa, pero se vio sujeto a las tensiones del
avasallamiento de su propio partido, y también de la correlación de fuerzas políticas y
económicas del exterior que querían echarlo abajo. El nuevo sujeto histórico que se fue
conformando en los años posteriores se extiende al conjunto de los grupos sociales sometidos
no solo por sus condiciones de clase, sino también por sus rasgos de raza, género y las
variables con la cuales se oculta el capitalismo para cambiar el piso en el cual se moviliza.
Los nuevos sujetos históricos contienen en su órgano primario tanto a los sujetos de antiguos
movimientos sociales como aquellos que o bien estaban ahí y habían sido omitidos, o a
aquellos que va escupiendo la propia reinvención del capital en su forma renovada: el
neoliberalismo.
Para estos dos autores, cualquiera que padezca desde las nuevas condiciones, luchará al lado
del trabajador, en la media en que aquél es el sujeto práctico de la explotación. No obstante,
Esta lucha común atraviesa la vida y construye subjetividad como una propiedad común. En
definitiva, como advierte Hardt y. Negri en su prefacio a Imperio, “la geografía de estos
poderes alternativos, la nueva cartografía, aún no ha sido trazada, o más bien, está comenzado
a ser diseñada hoy a través de las resistencias, las luchas y los deseos de la multitud” (Negri,
2002, Pág. 5) y es en el concepto de multitud, donde encontramos la posible unidad de
nuestros nuevos sujetos históricos, no obstante, tal propuesta está atravesada por una
complicación, si según Negri y Hardt es la hibridación y la mezcla constante lo que otorga a
la multitud su capacidad de transformar el sistema, no resultaría muy sorprendente que los
propios prebostes del Imperio, aquellos a quienes la desigualdad más favorece, los que
trataran por todos los medios de alienar a la multitud desproveyéndola de su activo más
importante, y haciéndole creer que lo que les hace más fuertes (la mezcla) es lo que les pone
en peligro, o que incluso, permita a sus actores volverse parte de la multitud para atacar desde
adentro la propia multitud.
3. Ópticas de América Latina y conformación de nuevos sujetos para la
transformación social
Después de analizada la teoría desde la posibilidad de hablar de nuevos sujetos históricos,
podemos connotar que no solo podemos afirmar que es un hecho que estos han atravesado
las barreras de la ortodoxia ideología y han saltado a sus escenarios, sino que también se
amplía la posibilidad de afrontar de dónde surgen y como lo hacen. De modo que, en este
apartado, se procura dar cuenta de cuáles han sido esos sujetos que han salido de su
aislamiento intencional en Nuestra América, como también introduciremos otra perspectiva
del este sujeto, no siendo contemplados solo desde lo histórico – siendo producto de y para
ella- sino, desde el entendimiento como actores de transformación, y en lo más fundamental
de su surgimiento.
Entre las grandes acciones que surgen de las categorías anteriormente analizadas, quiénes
forman la colectividad en el imaginario de los escenarios latinoamericanos, crecen desde las
heridas de hechos históricos concretos que se empiezan a vivir después de los 70s, actos de
represión, asesinato, y vulneración de derechos se empiezan a vivir una vez el bloque de
poder que desea mantener el estatus quo, juega sus cartas para no permitir la avanzada de
nuevos imaginarios políticos, e incluso, de arrebatar los procesos que empezaban a germinar
desde la implementación de estados socialistas, como pasa en Chile con la dictadura de
Pinochet que traería consigo la tensión y póstumo escenario de resistencia para que actores
que no habían sido vistos, se mantuvieran en el escenario.
una vez se ejecuta la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, en la Ciudad de México,
el 2 de octubre, que dio finalidad a las masivas protestas estudiantiles contra el
régimen que asesinó a cientos de jóvenes para que no perturbaran la realización de
los Juegos Olímpicos, inaugurados días después de la masacre de Tlatelolco. Pero, si
bien México tiene una de los hechos más divulgados y visibilizados por la magnitud
de su horror, en Argentina sucedía el Cordobazo, movimiento obrero que empujaba a
la dictadura de Videla al abismo. En Colombia, durante el gobierno de Carlos Lleras
Restrepo se intentaba crear una política reformista en sintonía con la Alianza para el
Progreso, por lo cual necesitaba el apoyo del campesinado para promover una
reforma agraria que “neutralizara” a los terratenientes, reaccionario al menor cambio.
Para tal fin se impulsó el establecimiento y creación de la Asociación Nacional de
Usuarios Campesinos (ANUC), que en su criterio debía "institucionalizar las
relaciones del Estado con las clases populares, en particular con el campesinado, que
en la década del 60 ". No obstante, el campesinado aprovechó la oportunidad para
desprenderse de la tutela del Gobierno reformista de Lleras. En una clara ruptura con
los terratenientes y también con el Gobierno que intentaba conciliar intereses
antagónicos, ocuparon 645 fincas de grandes propietarios en los últimos meses de
1971. ( Artículo, “DOSSIER 1968: Latinoamérica en el año de la Revuelta Global)
Estos sujetos de los cuales procuramos hablar en nuestros territorios, han estado atravesados
por sus luchas, y así fueron tomando diversos rumbos, que continuando con la premisa en
la cual el capitalismo se transforma, incluso se mimetiza al interior de la multitud, como lo
ha sido a partir de su legitimación democrática en los gobiernos neoliberales que empezaron
a abrirse paso después de estos años, entonces podemos asegurar que las tensiones se fueron
modificando de modo que los sujetos, mediados por la trasformación de si, continuaron
manifestándose en diversos escenarios, que este caso, además de los levantamientos
populares de carácter “insurgente”, han estado centrados en la movilidad social .
A saber, que leyendo desde estas perspectivas nuestro problema, podríamos aseverar que las
dos categorías analizadas en el anterior parágrafo, no son suficientes para delimitar el
contorno en el cual se encuentra a la fundamentación del cómo, y a dónde van los sujetos en
América Latina. En palabras de Houtart, el sujeto histórico debe estar atravesado por la
multiplicidad de actores, de ser “popular y plural”, la “multitud “de la cual hablan Hardt y
Negri da a la clase obrera conservará un papel importante, pero compartido. Este sujeto será
democrático, no únicamente por su meta, sino por el proceso mismo de su construcción. Él
será multipolar, en los varios continentes y en las diversas regiones del mundo. Se tratará de
un sujeto en el sentido pleno de la palabra, incluyendo la subjetividad redescubierta,
abarcando todos los seres humanos, constituyendo la humanidad como sujeto real.
Por otro lado, los años 90s, para Espeche, se despliega en América Latina un nuevo ciclo de
protestas sociales que se basaron en el cuestionamiento del crecimiento del proyecto
neoliberal. Vale señalar que, en este marco histórico, se da el levantamiento zapatista a
principios de 1994. Este ciclo de levantamientos y protestas fue un reflejo de la tensión
producto de la crisis creciente del modelo económico del liberalismo, como también de sus
esferas políticas y sociales. En consecuencia, en el norte de nuestro hemisferio, un grupo de
otro(as) que hacen parte de los sujetos olvidados por cualquier levantamiento, alzaban su
legitimidad ante la necesaria reinvención de nuevas formas de re existencia revolucionaria,
reivindicando la necesaria imagen y fuerza de los pueblos originarios del sur de Méjico.
De este modo, es necesario denotar que en tanto los movimientos sociales no surgen por sí
mismos, sino son las circunstancias sociales, políticas y económicas las que enmarcan su
aparición que conlleva no sólo el cuestionamiento, sino la sustentación de las instituciones
políticas; por lo que su emergencia puede resultar, y de hecho en la mayoría de los casos lo
es, favorable para un sector de la población. Uno de estos escenarios lo confirmamos en la
aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que siendo un movimiento indígena
reactualiza el debate en torno a los derechos de los pueblos originarios de América Latina,
de su reconocimiento y el reconocimiento legítimo de posesión sobre sus territorios
cooptados por el gobierno. Este proceso permite la comprensión de como la rebelión zapatista
mostró la realidad de miseria y exclusión sobre la que se asienta el proyecto neoliberal que
afectaba a las comunidades indígenas del sur de Méjico; se puso en evidencia cambios
sociales que se venían gestando en la sociedad mexicana desde hacía al menos cuatro décadas
y que venían cuestionando sobre todo la relación estado – sociedad.
Porque nuestra palabra, dicen los zapatistas, nuestro canto y nuestro grito es para que
no mueran más los muertos. (...) Nos quieren quitar la historia para que en el olvido
se muera nuestra palabra. No nos quieren indios. Muertos nos quieren. Para el
poderoso nuestro silencio fue su deseo. Callando nos moríamos, sin palabra no
existíamos. Luchamos para hablar contra el olvido, contra la muerte, por la memoria
y por la vida. Luchamos por el miedo a morir la muerte al olvido. La palabra se hace
soldado para no morirse en el olvido. Para vivir se muere la palabra, sembrando para
siempre en el vientre del mundo. Naciendo y viviendo nos morimos (Segunda
Declaración de la Selva Lacandona, 1994).
En América Latina los partidos «de la clase» no solo nacieron separados de la clase,
sino también del pueblo (indio, negro, mulato, mestizo, criollo) oprimido, explotado
y marginado, cuyos sectores son también integrantes del sujeto potencial de las
transformaciones sociales radicales en los distintos países. Y todo esto pone en tela
de juicio, una vez más, el paradigma instalado en el pensamiento marxista
predominante, acerca del sujeto (social y político) del cambio. (Rauber, 206, P.136)
Entonces, ¿quién es el o los sujetos de América Latina? Debemos empezar por reconocer que
no existe un solo actor, y que tampoco este pueda por sí mismo conducir una sola
trasformación, es decir que lo que encontramos es un sujeto articulado por la pluralidad de
las diversas identidades que atraviesan al ser social y que constituyen un sujeto popular que
hace referencia a lo realmente decisivo de todo proceso posible de transformación en tanto
articula las luchas desde abajo y desde toda opresión, desde sus conocimientos, sus
herramientas, y experiencias históricas, y que, en palabras de la autora, se refiera a los
hombres y las mujeres del pueblo que con su participación cuestionadora y su enfrentamiento
protagónico al sistema irán decidiendo cuáles cambios habrán de hacer, y los llevarán a cabo
sobre la base de su voluntad y su determinación de participar en el proceso. (Rauber, 2006,
p. 119) Así, el sujeto popular es la resultante de un modo (político) de la transversalidad de
actores sociopolíticos diversos capaces de diseñar, organizar y proyectar con un sentido
estratégico la disputa por la transformación radical de la sociedad hacia la concreción de sus
objetivos, de la superación de la dominación hegemónica, y de luchar para hacerla realidad
construyendo y acumulando desde abajo el poder propio necesario para ello.
Esto quiere decir que la lucha popular debe estar mediada por un proceso de concientización
que se esfuerza vía sus actos por superar las condiciones a las cuales se ven sometidas quienes
confluyen allí, esto se traduce en la liberación del sujeto, y esto no es menos que los pueblos
que lo componen. A saber, el sujeto es diverso, incluye una diversidad de identidades que
articulan conjuntamente un proyecto de acuerdo a sus intereses en contra del bloque de poder
hegemónico, y mediante el reconocimiento de la diversidad de identidades se genera también
la posibilidad de nuevas concepciones de praxis revolucionaria, es decir que, todas las
emancipaciones posibles y necesarias nacen de las prácticas sociales de quienes, siendo
conscientes de su opresión, van buscando e intentando maneras diversas de luchar que
apuntan a suprimirla. Por ello no es posible pensar en las emancipaciones desde afuera del
movimiento social que protagoniza la resistencia. La transposición de sujetos históricos a
sujetos populares conscientes de si y de sus contextos implica asumir el desafío de la
autonomía como un proyecto que apunta a la superación de las situaciones de dependencia,
de alienación, a la construcción de espacios propios en donde se recobra la identidad
histórico-cultural.
En consecuencia, hablar de sujetos populares incide en hablar de rupturas en los
antagonismos presentes hasta el momento, eso incluye en el modo en el cual se concibe qué
es un sujeto histórico, que es imprescindible, si abandonamos viejas concepciones,
entenderlo desde el sujeto para la trasformación, es decir, que el pueblo como sujeto para la
trasformación puede y debe jugar un papel decisivo en el proceso emancipador y depende de
nosotros la posibilidad de tal.
4. Posibles conclusiones
3. Ante las coyunturas políticas que ha vivido América latina se ha demostrado que hay una
fuerte contradicción entre partido- movimiento social. Con ello, se hace referencia a la
evidente tensión que surge de las tradiciones de vanguardia marxistas- leninistas y su nula
perspectiva frente a otros actores; o incluso, a que si hay reconocimiento de las mismas están
son encasilladas en la lectura de si como sujetos proletarios- clase obrera, y no se comprenden
desde su origen y estructuras que atraviesan sus opresiones.
5.El sujeto popular nos permite comprender el modo en el cual los sistemas económicos
imperantes se renuevan para producir nuevas formas de ejercer su poder y control, pero al
mismo tiempo, surgen con él resistencias que moldean sus luchas al unísono de sus
opresiones.
6. Entre octubre y noviembre del presente año hemos podido vivenciar un estallido de la
movilización social en América Latina. Las contradicciones y los acumulados que son
resultado del proyecto neoliberal han hecho que con sus ejecuciones los actores sociales se
levanten, y con ellos, podemos visualizar a los sujetos que allí confluyen; En ecuador, el
movimiento indígena campesino exigió se bajara el alza al alza de la gasolina, pero esta, fue
solo la cerilla que prendió, in incendio, el gobierno de Lenin Moreno procuraba realizar una
serie de reformar con las que múltiples sectores perdían derechos ganados; En chile, lo que
empezó como un inconformismo respecto al alza del tiquete del metro se convirtió en la
chispa que le permitió a miles de chilenos salir y pedir un cambio constitucional al mismo
tiempo que la renuncia del presidente Piñera. En ambos casos, la confluencia y unidad de los
diversos sujetos populares crea una coyuntura en el orden establecido, los movimientos
sociales cuentan con objetivos en los cuales se definirán los roles y la propia reproducción
del nuevo sujeto para la transformación.
Referencias
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Engels
Karl, Marx (1968) Manuscritos Economía y Filosofía. Madrid: Alianza.
Karl, Marx (2011) Manifiesto del partido comunista. México: Centro de Estudios Socialistas
Carlos Marx
Mandel, Ernest (1979), El capitalismo Tardío. México: ERA.
MARCUSE, H (1993), El hombre unidimensional. Barcelona: PLANETA-AGOSTINI
Negri, Hardt, Michel y Antonio Negri 2002 Imperio, trad. de Eduardo Sadier, Paidós,
Buenos Aires [original en inglés: Empire, The Harvad University Press, Cambridge, 2000.
Espeche, Carlos Ernesto. Los nuevos sujetos de la protesta social y sus reivindicaciones.
Las demandas de participación popular frente al desafío de una profundiazación de la
democracia en América Latina. CLACSO. 2003
Rauber, Isabel (2006) Sujetos políticos: rumbos estratégicos y tareas actuales de los
movimientos sociales y políticos en América Latina. Santo Domingo: Pasado y presente XXI,
2006