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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

0Camps, Carlos Enrique


CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
(ANOTADO - COMENTADO - CONCORDADO)
LexisNexis - Depalma
2004

DECRETO-LEY 7425/1968
CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (sanc.
19/9/1968; promul. 19/9/1968; publ. 24/10/1968)
Texto actualizado con las modificaciones introducidas por el dec.-ley 8689/1977 y las leyes 10072,
10481, 11173, 11205, 11443, 11453, 11511, 11593, 11874, 11909, 12141, 12318, 12357, 12569 y
12607.

PARTE GENERAL
LIBRO I - DISPOSICIONES GENERALES

TÍTULO I - ÓRGANO JUDICIAL

CAPÍTULO I - Competencia

Art. 1º. Carácter


La competencia atribuida a los tribunales provinciales es improrrogable. Exceptúase la
competencia territorial en los asuntos exclusivamente patrimoniales, que podrá ser prorrogada
de conformidad de partes.

1. EJERCICIO DE LA JURISDICCIÓN
La función jurisdiccional es ejercida básicamente por los jueces que conforman el Poder Judicial del
Estado.
Si bien la misión de “decir el derecho” -juris dictio- no les compete de manera exclusiva desde el
momento en que -superadas las elaboraciones de la teoría de la división de poderes- puede encontrarse
actividad de esta naturaleza en otros departamentos del gobierno -por ejemplo, el juicio político que se
desarrolla en el marco del Poder Legislativo de la Nación-, los magistrados judiciales son el paradigma
del tercero imparcial que ofrece la estructura del Estado para que ante él los habitantes puedan dirimir
los conflictos intersubjetivos de manera ordenada, buscando fundamentalmente que esa solución sea la
que mejor recomponga la situación particular de los contendientes pero sin dejar de tener en cuenta
que, al mismo tiempo, se está procurando restablecer la paz social conforme a las normas en vigencia
y los valores que exhibe la comunidad, fin último de la jurisdicción.
Por esta razón es que -como se verá- las elaboraciones teóricas, jurisprudenciales y legales más
recientes revalorizan la función pública del proceso, alejándolo de las tradicionales concepciones a
partir de las cuales la litis no tenía otras proyecciones que no fueran las concretas consecuencias que al
actor y al demandado acarreaba el pronunciamiento en el caso particular. Este cambio de óptica da
lugar a la denominada “publicización” del proceso, efecto cuyo alcance varía con el tipo de pretensión
esgrimida en juicio.
Sin embargo, el ejercicio de la jurisdicción no es discrecional.

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Por el contrario, se encuentra delimitado por la normativa procesal que por el reparto de competencias
realizado en 1853 compete dictar a las provincias argentinas. En cumplimiento de esta misión, los
estados provinciales han reglamentado mediante -básicamente- códigos procesales el ejercicio del
derecho de acción que posee todo habitante de nuestro suelo.
Esta prerrogativa constituye una manifestación específica del más genérico derecho constitucional de
peticionar ante las autoridades. En el marco procesal, se trata de reclamar a los órganos judiciales una
respuesta frente al planteo de una concreta pretensión por parte del actor y de específicas oposiciones
por parte del demandado.
Para que estas respuestas sean efectivas y consigan su finalidad pacificadora es que se ha dotado a los
jueces de “imperio” esto es, del poder de decir el derecho resolviendo conflictos con fuerza
obligatoria. La sentencia de los magistrados es una norma individual que, de no ser acatada
voluntariamente, es pasible de ejecución forzada. Como parte del orden jurídico debe armonizar con
éste so riesgo de ser descalificada como acto jurisdiccional válido. Para que ello no ocurra, se deben
respetar los lineamientos establecidos por las normas jerárquicamente superiores a las que acudirá el
juez para dar validez formal a su fallo.
Si bien la Constitución es el faro que debe iluminar siempre el rumbo de los juzgadores y de acuerdo
con el cual deben ejercer en todo momento el rol con el que la comunidad los ha honrado, en el trabajo
diario de resolución de conflictos será la normativa procesal la que brinde el marco de actuación.
La jurisdicción no es ejercicio omnímodo del poder. Muy por el contrario, es el producto de un
responsable cumplimiento de funciones estrictamente pautadas en pos de la supremacía de un plexo de
derechos y valores como son la defensa en juicio, el debido proceso, la igualdad, la seguridad, la paz
social y la justicia.

2. COMPETENCIA JUDICIAL
Las referidas pautas que derivan del derecho procesal -esenciales en esta fajina- determinan la
competencia de los jueces, entendida como la medida de la jurisdicción.
Hace a la esencia de la judicatura contar con jurisdicción. Sin embargo, no todos los jueces tienen
competencia para entender en todos los pleitos intersubjetivos.
Diferentes razones han determinado la variedad de criterios de división en este terreno: la creciente
complejidad de los conflictos lleva a la especialidad temática y ésta da lugar a la competencia por
materia; la extensión geográfica y el crecimiento demográfico imponen una división de la competencia
en el aspecto territorial; el desarrollo ordenado y garantista de la jurisdicción que permita la revisión
de los fallos determina una competencia por grados; la forma federal del Estado argentino obliga a que
exista una competencia federal y una local, etc.
Se ha dicho que la competencia como aptitud del juez para ejercer su jurisdicción en un caso
determinado constituye un presupuesto liminar para que exista un proceso tramitado en legal forma.
En efecto, la misma atribuye al juez competente el deber y el derecho de administrar justicia en el caso
concreto, con exclusión de todo otro órgano jurisdiccional. Precisamente la competencia está
determinada por las reglas que la Constitución o el legislador han establecido confiriendo a los
distintos órganos jurisdiccionales el conocimiento de las causas sometidas a su decisión, con la
finalidad de organizar una correcta administración de justicia. No es, por lo tanto, viable dejarlas sin
efecto o modificarlas por la simple voluntad de las partes, pues el art. 21, CCiv. prescribe que los
particulares no pueden desplazar la aplicación de las leyes en cuya observancia está interesado el
orden público1.
Las mencionadas divisiones respecto de la competencia de los jueces surgen del derecho procesal y
constitucional vigente. Emanan de normas dispersas en la Constitución, el Código Procesal Civil y
Comercial así como en leyes complementarias.
Concretamente, el artículo en estudio nos introduce en la competencia territorial para el ejercicio de la
jurisdicción en la provincia de Buenos Aires.
La ley 5827 conocida como Ley Orgánica del Poder Judicial -y sus complementarias- establece
cuántos y cuáles son los órganos jurisdiccionales que existen en la provincia y a cada uno de ellos

1
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/10/1995, “Juárez de Corvalán, Sara v. ATSA (Asociación de Trabajo de
la Sanidad Argentina SA) s/cobro de pesos”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
atribuye un ámbito geográfico de actuación específica denominado departamento judicial. Dentro de
cada departamento judicial el juez tendrá posibilidad de ejercer jurisdicción. Allí será competente.
Ahora bien, habiendo establecido de manera muy sencilla la competencia territorial de un juez desde
el punto de vista de su ubicación dentro de un límite geográfico, resta la tarea más ardua: establecer
esa competencia en relación con un juicio determinado.
También la ley da pautas para saber ante qué juez debe tramitar un juicio teniendo en cuenta ciertos
aspectos de éste: el tipo de derecho sustancial que motoriza la pretensión procesal, los sujetos de ésta,
el objeto mediato reclamado, etc.
Estas pautas están emplazadas en este Código -como veremos de inmediato- y también en el derecho
de fondo. El Código Civil contiene una gran cantidad de normas que indican ante qué juez deberán
tramitar ciertos juicios -por ejemplo, el de divorcio o el sucesorio en los arts. 227 y 3284,
respectivamente-.
La norma en análisis indica que -como regla- la competencia es improrrogable.
Ello significa que si la ley atribuye a un determinado juez la jurisdicción respecto de cierto tipo de
controversia, será éste y no otro el que deba resolverla. Ello es el principio básico y se mantendrá
incólume cuando las pretensiones versen sobre derechos indisponibles o cuando en un pleito esté en
juego el orden público. Evidente es el caso del derecho de familia que si bien integra el derecho civil
se encuentra impregnado por normas que afectan directamente ese orden público y por ello a su
respecto la estrictez de estas reglas es plena.
En el mismo artículo que plasma la regla encontramos una excepción flexibilizadora. Si las cuestiones
debatidas giran exclusivamente en torno de temas patrimoniales, ello habrá de poner en juego
derechos disponibles. De allí que en esos casos las partes puedan prorrogar la competencia territorial,
esto es, decidir ante qué juez querrán tramitar el juicio por más que este magistrado no sea el que por
ley corresponde desde el momento que la competencia territorial es prorrogable en los asuntos
exclusivamente patrimoniales cuando exista conformidad de partes. De allí que esta competencia, en
estos casos, no sea de carácter absoluto2.
Esta excepción sólo rige en cuanto a cierto tipo de derechos. Las disposiciones legales sobre
competencia territorial en causas patrimoniales atienden fundamentalmente a los presuntos intereses
de las partes, por lo que no se ve afectado ningún principio de orden público. De allí que el órgano
jurisdiccional requerido se halle vinculado al poder dispositivo de los justiciables y, atento al carácter
relativo y supletorio de las normas, pueden éstos prorrogar expresa o tácitamente su competencia 3.
Tratándose entonces de la competencia territorial que, como vimos, es de carácter relativo y
renunciable, podrá ser prorrogada en forma expresa o tácita por las partes dado que no se opone a ello
principio alguno de orden público. Directa consecuencia de ello es que no habiéndose planteado el
impedimento procesal de incompetencia por medio de la excepción respectiva, no resulta viable la
declaración ex officio de la misma4.
En el mismo sentido se ha dicho que la competencia territorial es prorrogable en tanto el demandado
no plantee la cuestión. Ello así y siendo que en el caso se despachó la ejecución y se diligenció el
mandamiento respectivo, el juzgador no pudo declarar oficiosamente la incompetencia en cuanto a tal
altura del proceso había operado la prórroga consentida por la ejecutada 5.
La cuestión de la imposibilidad de declarar oficiosamente la incompetencia en los casos en que resulta
viable la prórroga es también resuelta de manera expresa en el Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación como veremos luego.
Ardua es la tarea en ciertos casos grises para establecer el estricto alcance de lo “exclusivamente
patrimonial”.
La cuestión no es menor por poner en juego -eventualmente- el orden público procesal. De allí la
exhaustividad con que los jueces que se vean involucrados en estos conflictos de competencia deban
analizar los elementos integrativos de la pretensión para adoptar una decisión en consecuencia.

2
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 11/5/2000, “Credil SRL v. Vázquez, Edgardo Rodolfo s/cobro ejecutivo”.
3
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/4/1992, “Pompey, Horacio Pedro v. Sideco Americana SACIF
s/desalojo anticipado”.
4
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/11/1998, “Pietraccone, Oscar v. Mendoza, Francisca s/cobro ejecutivo”.
5
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/10/1998, “Le Radial SRL v. Méndez de Zapillón, Isabel A. s/cobro
ejecutivo”.

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Quedará siempre la última palabra reservada para los órganos jurisdiccionales superiores comunes a
ambos juzgadores a quienes se atribuye la dilucidación de esta controversia.
Las partes deberán ser diligentes en el planteo de su voluntad de prorrogar la competencia territorial,
ateniéndose a las formas estipuladas ya que el tratamiento de la competencia -sea por declinatoria, sea
por inhibitoria- posee un medio de deducción y un tiempo específico, encontrándose estos extremos
contemplados en nuestra legislación procesal. Y luego de tal oportunidad, no cabe discusión alguna
sobre tal aspecto quedando definitivamente fijada la competencia del juez 6.
Aun en los casos de competencia improrrogable -ha dicho la jurisprudencia-, la ley procesal fija
oportunidades preclusivas para su alegación por la parte o para su declaración oficiosa 7. Luego de
pasadas esas oportunidades, en principio, no puede alegarse incompetencia alguna 8.
En la acción de amparo la declaración de incompetencia, en razón de la materia, debe producirse en la
oportunidad prevista en los 1, 4, 9 y concs. de la ley 7166, o 1, 4, 321, 336, 496 y concs. del Código
Procesal Civil y Comercial, por lo que no habiendo ello ocurrido y consintiendo las partes la
competencia del juez interviniente, es improcedente la declaración efectuada con posterioridad 9.
Otro caso particular se da respecto de los juicios que se entablan contra la provincia de Buenos Aires.
Si bien es cierto que el art. 30, ley 7543 indica que deben radicarse ante los tribunales del
Departamento Judicial de La Plata, cualesquiera sea su naturaleza y asignando esa competencia
territorial en atención al domicilio de esa persona jurídica de carácter público, el cariz exclusivamente
patrimonial de la acción intentada hace que la competencia sea prorrogable por aplicación del art. 1,
CPCC. En asuntos patrimoniales, el juez no puede de oficio declararse incompetente, pues ello
significaría anticiparse a la voluntad de las partes y por ende ello significaría derogar la posibilidad de
un pacto de prórroga de competencia celebrado por los justiciables 10.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 1, Código nacional.
Lo hace -en esencia- con el mismo alcance que el Código de provincia.
Salvo diferencias obvias -la mención de “tribunales nacionales” por “tribunales provinciales”- se
menciona a los tratados internacionales y al art. 12, inc. 4º, ley 48 como fuentes de excepción al
criterio de la prorrogabilidad por acuerdo de partes de la competencia territorial en casos
exclusivamente patrimoniales.
El art. 12, inc. 4º, ley citada señala que “siempre que en pleito civil un extranjero demande a una
provincia, o a un ciudadano, o bien el vecino de una provincia demande al vecino de otra ante un juez
o tribunal de provincia, o cuando siendo demandados el extranjero o el vecino de otra provincia,
contesten a la demanda, sin oponer la excepción de declinatoria, se entenderá que la jurisdicción ha
sido prorrogada, la causa se sustanciará y decidirá por los tribunales provinciales y no podrá ser traída
a la jurisdicción nacional por recurso alguno salvo en los casos especificados en el art. 14 “.
También se hace alusión a los asuntos de índole internacional donde la prórroga podrá admitirse aun a
favor de jueces extranjeros o árbitros que actúen fuera del país salvo en los casos donde los tribunales
argentinos tengan jurisdicción exclusiva o la prórroga se encuentre prohibida legalmente.

Art. 2º. Prórroga expresa o tácita


La prórroga se operará si surgiere de convenio escrito mediante el cual los interesados
manifiesten explícitamente su decisión de someterse a la competencia del juez a quien acuden.
6
SCBA, Ac. 83814, 28/8/2002, “B., M. E. v. F., S. s/alimentos”.
7
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/12/2002, “Credil SRL v. Hidalgo Olivares, Vicente A. s/cobro
ejecutivo”.
8
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/8/1997, “Santos, María del Carmen v. Viana, Teodolina y otro
s/acción de simulación y revocatoria”; 7/8/1998, “Seguir SRL v. Archieri, Silvia s/cobro ejecutivo”.
9
SCBA, Ac. 61427, 31/10/1995.
10
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 12/9/2000, “Morán, Julia Andrea v. Ministerio de Salud de la Provincia
de Buenos Aires s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. Dolores, 10/8/1999, “Stech, Flavio v. Policía de la
Provincia de Buenos Aires y otros s/daños y perjuicios”.

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Asimismo, para el actor, por el hecho de entablar la demanda; y respecto del demandado,
cuando la contestare, dejare de hacerlo u opusiere excepciones previas sin articular la
declinatoria.

1. FORMAS DE PRACTICAR LA PRÓRROGA


La ley admite la excepción a las reglas de atribución de competencia territorial pero sólo con la
condición -además de que se trate de materia exclusivamente patrimonial- de que sea acordada por
todos los litigantes.
Ambas partes deben estar de acuerdo en sacar el juicio del juez al que la ley atribuye jurisdicción
territorial para llevarlo ante otro, puesto que de lo contrario se estaría menoscabando el derecho de
defensa en juicio de quien no admite el cambio de sede.
Para evitar esta transgresión, se contemplan medios para oponerse al cambio de juez. Ello será objeto
de análisis posterior.
El convenio de prórroga puede ser expreso o tácito. El acuerdo expreso de las partes para prorrogar la
competencia puede constituirse antes o durante el juicio. Previo al inicio del pleito pudo haberse
convenido que para la eventualidad del pleito, las partes se someterían a los jueces de determinada
jurisdicción territorial.
Clásico es el caso de las cláusulas de prórroga de competencia territorial incluidas en contratos de los
que surgen obligaciones frente a cuyo incumplimiento nace la causa de la pretensión. Y más aún de los
contratos por adhesión.
Para este último ejemplo será necesario determinar si la prórroga de competencia territorial no ha sido
una cláusula abusiva tendiente a limitar el derecho de defensa del contratante que adhiere a lo ya
predispuesto por la parte que se encuentra en condiciones de imponer el contenido del negocio.
Imagínese el caso de que el adquirente de un bien de escaso valor aparezca firmando un contrato por el
cual en caso de algún tipo de incumplimiento deberá litigar en el lugar donde tenga sede la casa matriz
a miles de kilómetros de su domicilio y del lugar donde se celebró la compraventa. Serán aquí de
aplicación, pues, las elaboraciones doctrinarias y jurisprudenciales nacidas al abrigo de la ley 24240 de
Defensa del Consumidor a través de las cuales se podrá -si se demuestra el abuso del poder de
negociación- dejar sin efecto la aludida cláusula de prórroga de competencia territorial.
También, las partes pueden convenir la prórroga dentro del juicio. Se trata del denominado “pacto de
foro prorrogando” y se instrumenta por escrito presentado ante el juez que se entiende competente con
firma de ambos litigantes admitiendo la tramitación del pleito en esa jurisdicción territorial.
Se ha sostenido que constituye un principio indisputable que la competencia territorial, en cuanto
comprende pretensiones de interés privado de orden patrimonial, es prorrogable, por voluntad de los
litigantes, no sólo en el ámbito provincial, sino -además- entre tribunales ordinarios nacionales o de
otras provincias y que el convenio de prórroga expresa se configura cuando, en el acuerdo de
voluntades que enlaza a las partes, existe un “pacto de foro prorrogando” por el que someten a la
decisión de los órganos de determinada jurisdicción toda cuestión que se suscite a raíz del mismo 11.
Sin embargo, la forma más frecuente de prórroga es la tácita.
Ésta se da por iniciativa del actor que plantea la pretensión ante un juez que no es el que naturalmente
debería entender en ella y al darse traslado de la misma al demandado, éste la admite implícitamente al
no oponerse de manera expresa ya sea porque directamente contesta la demanda, o se abstiene de
hacerlo o plantea oposiciones previas dentro de las cuales no incluye la específica destinada a
controvertir la competencia territorial del órgano (declinatoria).
El Código aquí -como en muchos otros pasajes- exige la debida diligencia en la actuación de las partes
y fundamentalmente de los letrados quienes llevan adelante su representación técnica. Concretamente,
al ser anoticiada una persona de una demanda en su contra nace la carga procesal de controlar la
competencia del juez ante el que habrá de tramitar el proceso.

11
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/3/1996, “Cane, Héctor José v. Banco de Torquinst SA (suc.
Berazategui) s/daños y perjuicios”; 16/7/1998, “Banco de la Edificadora de Olavarría v. Nicolo, Juan Carlos
s/cobro ejecutivo”; 7/8/1998, “Seguir SRL v. Archieri, Silvia s/cobro ejecutivo”.

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Si la cuestión es de aquellas que toleran la prórroga de competencia y la demandada no es diligente en
esta tarea omitiendo la oportuna controversia, la competencia territorial quedará fija y no podrá
reeditarse el tema en virtud del principio de preclusión vigente en el proceso civil y comercial.
Dentro de este tema y en cuanto a los efectos del simple pedido de beneficio de litigar sin gastos
previo al planteo de la demanda se ha sostenido que la operatividad de la prórroga de la competencia
es contemplada por el art. 2, Código Procesal “respecto del demandado cuando la contestare (a la
demanda), dejare de hacerlo u opusiere excepciones previas sin articular declinatoria” y entre ellas no
está, como se infiere, lo efectuado por el actor, quien ha promovido trámite de beneficio de litigar sin
gastos, lo cual preanuncia una acción, pero en modo alguno supone inexorablemente su efectiva
iniciación12.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 2, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 3º. Indelegabilidad


La competencia tampoco podrá ser delegada, pero está permitido encomendar a los jueces de
otras localidades la realización de diligencias determinadas.

1. COMPETENCIA COMO DEBER INDELEGABLE


Los jueces no puede resignar su competencia.
Ni la que tienen por ley ni la que le atribuyen las partes cuando las normas positivas las habilita a
hacerlo. Una manera de resignar esa competencia sería negándose a resolver el conflicto planteado.
Otra, hacer que un juez distinto resuelva por él.
En ambos casos nos enfrentamos a incumplimiento de funciones propias que podría acarrear sanciones
administrativas y, en casos extremos, también penales. Téngase en cuenta que una conducta de menor
entidad en comparación con los casos citados como es la demora injustificada en el dictado de
resoluciones judiciales, determina graves consecuencias para el juez con la eventual posibilidad de que
se configure alguna causal de enjuiciamiento (ver notas a los arts. 167 y 168).
Ello así por cuanto claramente hoy se conceptualiza la función jurisdiccional como un poder-deber. Si
bien se amplían las facultades de los magistrados para que puedan ejercer un rol activo dentro del
proceso, correlativamente mayor es la responsabilidad que genera este cumplimiento de obligaciones
funcionales constitutivas -en suma- del ejercicio de un esencial rol del Estado.
De acuerdo con lo dispuesto por el artículo en estudio, las cuestiones litigiosas que se susciten en una
causa ya radicada ante determinado juez necesariamente deben ser resueltas por éste 13. En este sentido
ha dicho la jurisprudencia que no se advierten motivos que justifiquen delegar la facultad de decretar
la subasta judicial a un juez que tiene la misma jurisdicción provincial que el que dictó la sentencia
que se debe ejecutar, toda vez que el juez donde tramita la causa es, en principio, el que tiene
competencia para ejecutar la sentencia respecto de un inmueble ubicado en esta provincia. Adúnese a
ello razones de economía y celeridad procesal, pues se evitan complicaciones y trámites dilatorios
totalmente inútiles, desde que ambos magistrados pertenecen a la misma jurisdicción territorial de esta
provincia14.
Este artículo contiene expresamente la prohibición de la delegación de la competencia: un juez no
puede requerir a otro que decida por él. Lo que no impide que un juez solicite la colaboración de un
colega para que éste lleve adelante ciertas diligencias en su jurisdicción territorial.

12
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 10/11/1992, “Pedrazzoli, Elvio Valentín v. La Mercantil Andina SA
s/cumplimiento de contrato”.
13
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 10/2/1998, “Aitor SA v. Garay, Néstor Oscar y otros s/ejecución”.
14
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/6/1998, “Taormina, Francisco José v. García, José Ramón s/cobro
ejecutivo”.

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Cooperación que no importa delegación de competencia ya que el juez requirente seguirá conduciendo
el proceso15. Sólo que por razones de conveniencia, economía y celeridad cuando existan diligencias
que deban ser realizadas en lugares alejados se solicite auxilio a otro juez. Estas medidas, si bien las
realiza el juez requerido, serán dispuestas por el requirente y sólo él determinará su valor dentro del
proceso.
Son de aplicación al respecto -entre otras- las normas del dec.-ley 9618/1980 por el que la provincia
adhiere al convenio sobre comunicación entre tribunales de distinta jurisdicción territorial que
implementó la ley nacional 22172. Remitimos a la nota al art. 131.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 3, Código nacional.
El texto normativo es idéntico, con el agregado de un párrafo final que autoriza a los jueces nacionales
a encomendar directamente la realización de las diligencias referidas a los jueces de paz.
También menciona a los “alcaldes provinciales”, figura que en la provincia de Buenos Aires ha sido
suprimida.

Art. 4º. Declaración de incompetencia


Toda demanda deberá interponerse ante el juez competente, y siempre que de la exposición de
los hechos resultare no ser de la competencia del juez ante quien se deduce, deberá dicho juez
inhibirse de oficio.
Consentida o ejecutoriada la respectiva resolución, se procederá en la forma que dispone el art.
8, párr. 1º.

1. CONTROL DE LA COMPETENCIA
Como se ha visto, la competencia es una materia delicada ya que puede involucrar cuestiones referidas
al orden público. De allí que para evitar conflictos de ese tenor, el Código plantee la regla de que toda
demanda deba ser interpuesta ante el juez competente. Ello es obvio puesto que de lo contrario se
estaría iniciando un proceso destinado al fracaso con todo el costo que ello implica.
Sin embargo, no deja sólo en manos del litigante que enarbola su pretensión ante los tribunales
controlar este extremo sino que -por la vinculación con el orden público aludido- exige al juez que
también sea él quien controle si la cuestión que se le somete a consideración es de aquellas que él
puede resolver en el marco de la jurisdicción que por ley se le ha atribuido ya que, de no ser así, está
habilitado para negarse a intervenir mediante la inhibición de oficio, figura que sólo procederá en los
casos en que las partes no están autorizadas para prorrogar la competencia.
Ello así por cuanto en los asuntos exclusivamente patrimoniales no podrá hacerse uso de esta facultad
de inhibirse oficiosamente ante la sola presentación de una demanda ya que podría darse el supuesto
de que la contraparte admita que el trámite se desarrolle ante el órgano judicial a su cargo y en ese
caso, al no estar comprometido el orden público, tal modificación de las reglas competenciales
resultará procedente.
La ley dice que el juez deberá analizar si el planteo es de su competencia a partir de “la exposición de
los hechos” que haga el actor en su demanda. Podrá darse el caso de que de la misma no surja con
claridad si el juez ante el que se presenta la demanda es o no competente. En esta hipótesis está
previsto que antes de toda otra decisión se pidan más precisiones al actor para así poder determinar si
su competencia está abierta válidamente o no según lo que indica el art. 336 en su párr. 2º a cuya nota
remitimos.
Si finalmente decide declararse incompetente e inhibirse de seguir interviniendo, el juez así lo
resolverá.

15
“El art. 3, Código Procesal sienta el principio de la indelegabilidad de la competencia. Pero permite
encomendar a los jueces de otras localidades la realización de diligencias determinadas”. Cám. Civ. y Com. 1ª
Mar del Plata, sala 2ª, 10/2/1998, “Aitor SA v. Garay, Néstor Oscar y otros s/ejecución”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Luego de que ese criterio sea consentido por el actor o confirmado por el tribunal superior a raíz de
haber sido controvertido por el interesado -téngase en cuenta que para el caso de la inhibitoria a
pedido de parte se contempla la apelación en el caso de declaración de incompetencia, art. 9, parte
final- se procederá a remitir la causa al juez que sea considerado el competente ante el cual se radicará
la causa y continuará su trámite.
Una vez pasadas las ocasiones que las normas específicas prevén a estos fines, se produce la
preclusión y no corresponde una tardía declaración de incompetencia que comprometería principios de
economía y estabilidad de los procesos16.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 4, Código nacional.
El texto normativo es el mismo con el agregado de un último párrafo que positiviza el criterio
jurisprudencial y doctrinario mencionado: “En los asuntos exclusivamente patrimoniales no procederá
la declaración de incompetencia de oficio, fundada en razón del territorio”.

Art. 5º. Reglas generales


Con excepción de los casos de prórroga expresa o tácita, cuando procediere, y sin perjuicio de las
reglas contenidas en este Código o en otras leyes, será juez competente:
1º) Cuando se ejerciten acciones reales sobre bienes inmuebles, el del lugar donde esté situada la
cosa litigiosa. Si éstas fuesen varias o una sola, pero situada en diferentes jurisdicciones
judiciales, será el del lugar de cualquiera de ellas o de alguna de sus partes, siempre que allí
tenga su domicilio el demandado. No concurriendo tal circunstancia, será el del lugar en que esté
situada cualquiera de ellas, a elección del actor.
La misma regla regirá respecto de las acciones posesorias, interdictos, restricción y límites del
dominio, medianera, declarativa de la prescripción adquisitiva, mensura y deslinde, y división de
condominio.
2º) Cuando se ejerciten acciones reales sobre bienes muebles, el del lugar en que se encuentren o
el del domicilio del demandado, a elección del actor. Si la acción versare sobre bienes muebles e
inmuebles conjuntamente, el del lugar donde estuvieran situados estos últimos.
3º) Cuando se ejerciten acciones personales, el del lugar en que deba cumplirse la obligación, y,
en su defecto, a elección del actor, el del domicilio del demandado o el del lugar del contrato,
siempre que el demandado se encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el momento de la
notificación.
El que no tuviere domicilio fijo podrá ser demandado en el lugar en que se encuentre o en el de
su última residencia.
4º) En las acciones personales derivadas de delitos o cuasidelitos, el del lugar del hecho o del
domicilio del demandado, a elección del actor.
5º) En las acciones personales, cuando sean varios los demandados y se trate de obligaciones
indivisibles o solidarias, el del domicilio de cualquiera de ellos, a elección del actor.
6º) En las acciones sobre rendición de cuentas, el del lugar donde éstas deban presentarse, y no
estando determinado, el del domicilio del obligado, el del domicilio del dueño de los bienes o del
lugar en que se haya administrado el principal de éstos, a elección del actor.
7º) En las acciones fiscales por cobro del impuesto, tasas o multas, y salvo disposición en
contrario, el del lugar del bien o actividad gravados o sometidos a inspección, inscripción o
fiscalización; el del lugar en que deban pagarse o el del domicilio del deudor, a elección del actor.
Ni el fuero de atracción ni la conexión modificarán esta regla.

16
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/12/2002, “Yannicelli, Eduardo Rafael v. Conyca SA Thol SAUTE
s/cobro de pesos e indemnización”.

8
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
8º) En los procesos por declaración de incapacidad por demencia o sordomudez, el del domicilio
del presunto incapaz o, en su defecto, el de su residencia. En los de rehabilitación, el que declaró
la interdicción.
9º) En los pedidos de segunda copia o de rectificación de errores de escrituras públicas, el del
lugar donde se otorgaron o protocolizaron.
10) En la protocolización de testamentos, el del lugar en donde debe abrirse la sucesión.
11) En las acciones entre socios, el del lugar del asiento único o principal de la sociedad, aunque
la demanda se iniciare con posterioridad a su disolución o liquidación, siempre que desde
entonces, no hubieren transcurrido dos años.
12) En los procesos voluntarios, el del domicilio de la persona en cuyo interés se promuevan,
salvo disposición en contrario.

1. LAS REGLAS DE COMPETENCIA


Esta extensa norma contiene casuísticamente las pautas legales de atribución de competencia.
Como ella misma comienza expresando, serán de aplicación cuando no exista prórroga expresa o
tácita por lo que en materia exclusivamente patrimonial serán desplazadas por el acuerdo de partes. La
otra salvedad se efectúa respecto de otras normas contenidas tanto en este Código como en otras leyes
procesales o de fondo que contengan pautas de atribución de competencias.
Será tarea del letrado de la parte actora analizar exhaustivamente los elementos y alcances de la
pretensión que está llevando ante la justicia para orientar debidamente su estrategia en lo que
concretamente hace a la competencia del órgano. De tal manera, como primer paso determinará si la
cuestión es o no de las que admiten prórroga y, en caso afirmativo, si la misma es conveniente.
Si no la admite o, admitiéndola, no lo encuentra conveniente indagará acerca de si se trata de una
pretensión que se relaciona con derechos reales o personales o bien, si se ubica dentro de los casos
restantes, de variada naturaleza: fiscales, declaración de incapacidad, pedido de segunda copia o
rectificación de errores en escrituras públicas, protocolización de testamentos, etc.
En los primeros casos, determinará el tipo de objeto que está en juego ya que dependiendo de si es un
inmueble o un mueble habrán de variar las pautas existiendo, inclusive, diferentes alternativas a seguir
en cada caso a elección del actor.
Algo similar ocurre con las pretensiones que encierran reclamos sobre la base de derechos personales
donde el análisis tendrá que tener en cuenta el tipo de obligaciones, la fuente de las mismas, etc.
La casuística jurisprudencial es abundante al respecto.
Así, se ha dicho que si lo que se pretende llevar a cabo es un desalojo, se trata de una acción
absolutamente personal. En este sentido, la regla general establecida en el art. 5, inc. 3º, CPCC para las
acciones personales, determina la competencia, en primer lugar, por el cumplimiento de la obligación
y en su defecto, a elección del actor, el domicilio del demandado o el lugar del contrato, siempre que el
demandado se encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el momento de la notificación 17.
También, que conforme lo establecido en el art. 5, inc. 8º, CPCC resulta competente para entender en
la declaración de insania el juez del domicilio del presunto incapaz 18 mientras que en las acciones
derivadas de delitos o cuasi delitos es facultativo para la actora interponer su demanda ante el juez del
lugar del hecho o del domicilio del deudor. Por ello, encontrándose el domicilio del demandado dentro
de la jurisdicción del magistrado interviniente, éste resulta competente para entender en las presentes
actuaciones19.
La competencia de los tribunales del departamento Capital en materia de cobro por vía de apremio de
las deudas previsionales de la Caja de Martilleros ha sido asignada en forma genérica por el dec.-ley
7903/1972, en atención a la centralización del órgano y en favor de éste, según se desprende de la
interpretación contextual del art. 39, ley 7014, pero sin ninguna razón de orden público que impida
que ese órgano opte por perseguir el cobro ante los tribunales correspondientes al domicilio del
ejecutado. Por otra parte, éste es el principio que rige en el procedimiento de apremio “vigente” al que

17
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 22/2/2002, “Moons, Alberto v. Esperante, Nélida s/desalojo”.
18
SCBA, Ac. 85340, 10/7/2002, “V., J. S. s/insania y curatela”.
19
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 15/7/1999, “Demidiuk, Aldo v. De Brito, Raúl y otro s/daños y perjuicios”.

9
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
alude el artículo sin número añadido a continuación del art. 39, ley 7014, en concordancia con lo
previsto por el art. 5, inc. 7º, CPCC20.
Asimismo, en lo que hace al juicio de apremio, el art. 5, inc. 7º, del Código edicta que son jueces
competentes los del lugar del bien o actividad gravados o sometidos a inspección, inscripción o
fiscalización o los jueces del lugar en que deben pagarse o los jueces del domicilio del deudor, a
elección del actor. “El citado precepto legal, analizado integrativamente con los que se mencionan y
dan sustento al título ejecutivo (dec. reg. 6864/1958; ley 10456/1986), no permiten concluir que el
domicilio del acreedor -Fisco de la provincia de Buenos Aires- sea el que determina el lugar de pago
de la deuda que se ejecuta, por lo que a falta de una disposición legal expresa o cláusula contractual
que lo determine, el lugar de pago será el domicilio del deudor al tiempo de cumplimiento de la
obligación”21.
Respecto de un proceso de amparo motivado por actos de particulares, por aplicación de las reglas
generales de competencia, debe reconocerse al actor la posibilidad de optar entre la competencia del
juez del lugar en que el acto se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto y la del juez del domicilio
del demandado22.
El art. 5, inc. 1º, CPCC determina expresamente que cuando se ejerciten acciones reales sobre bienes
inmuebles será juez competente el del lugar donde esté situada la cosa litigiosa; y en su última parte
establece que la misma regla regirá respecto de la medianería por lo que cabe interpretar que la misma
comprende no sólo el derecho real de condominio sobre los muros o los cercos o los fosos que se
encuentran en los límites divisorios existentes entre inmuebles vecinos y lindantes sino también los
derechos y obligaciones que del mismo emergen, tales como la obligación de contribuir a los gastos de
conservación, reparación o reconstrucción de la pared o muro medianero, o de la construcción y
conservación de paredes para cerramiento y división de sus heredades contiguas o las de su pago 23.
Por otro lado, el art. 5, inc. 3º, del ordenamiento ritual dispone que cuando se ejerciten acciones
personales será juez competente “...el del lugar en que deba cumplirse la obligación, y, en su defecto a
elección del actor el del domicilio del deudor o el del lugar del contrato...”. Como se advierte, la
precitada norma legal establece, como principio general, que la competencia, para este tipo de
acciones, será determinada por el lugar de cumplimiento, y subsidiariamente -como excepciones a la
regla- por los restantes supuestos. En esa inteligencia, y tratándose de una compraventa en la que se
acordara el pago a crédito, el mismo debe efectuarse en el domicilio del comprador, toda vez que rige
la regla prevista en el art. 747, párr. 3º, CCiv., según la cual, el pago debe hacerse en el domicilio que
tenga el deudor al tiempo del cumplimiento de la obligación24.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 5, Código nacional.
Al inicio se señala que la competencia será determinada por la naturaleza de la pretensión y no por la
de las defensas del demandado, recogiéndose así un principio básico para fijar la competencia judicial.
Luego se introducen algunas variantes en los diferentes incisos.
En el inc. 3º se especifica, respecto de las acciones personales, que el lugar en que deba cumplirse la
obligación -a los fines de determinar la competencia judicial- debe surgir “expresa o implícitamente
establecido conforme los elementos aportados en el juicio”.
En el inc. 6º se incluye un párrafo referido a la demanda por aprobación de cuentas, a la que se aplica
la misma regla que en el caso de la acción de rendición de cuentas “pero si no estuviese especificado
el lugar donde éstas deban presentarse, podrá serlo también el del domicilio del acreedor de las
cuentas, a elección del actor”.

20
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 10/12/1992, “Caja de Previsión Social para Martilleros y Corredores
Públicos de la Provincia de Buenos Aires v. Avvocato, Ana Vicenta s/apremio”.
21
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/4/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Alonso, Agustín J.
s/daños y perjuicios”.
22
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/6/1997, “Bibiloni, Héctor Jorge v. Cevige Ltda. s/amparo”.
23
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 28/2/1991, “Iarrocca de Anile, Irma Lydia v. Portela, Andrea
s/cobro de medianería”.
24
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 21/6/2000, “Perata, Raúl Alberto v. Ramírez, Ceferino s/cobro de pesos”.

10
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el inc. 7º se elimina el fuero de atracción como causal modificatoria de las reglas de competencia
en acciones fiscales mencionándose solamente la conexidad.
En el inc. 8º se incorpora un párrafo dedicado a las acciones de separación personal, divorcio, nulidad
de matrimonio y en general respecto de los efectos del vínculo marital. Tomando las pautas del Código
Civil con el texto dado por la ley 23515, se fija la competencia en el último domicilio conyugal
efectivo o en el del cónyuge demandado a elección del actor. Si uno de los cónyuges no tiene
domicilio en el país, la acción podrá ser intentada ante el juez del último domicilio que hubiera tenido
en la República si el matrimonio se hubiera celebrado en la Argentina. Si no hay prueba de la
radicación del último domicilio conyugal, se aplicarán las reglas comunes de competencia. También se
menciona entre los casos de declaración de incapacidad la figura del art. 152 bis del Código Civil.
Se modifica el texto del inc. 11 referido ahora a las acciones que derivan de las relaciones societarias,
fijando la competencia en el lugar del domicilio social inscripto. Si no requiere inscripción, el del
lugar fijado en el contrato o, en su defecto, en el lugar de la sede social.
En el inc. 12 se excluye de las reglas de competencia normales para los procesos voluntarios -el
domicilio de la persona en cuyo interés se promueven- el caso de la sucesión.
Se agrega un inc. 13: “Cuando se ejercite la acción por cobro de expensas comunes de inmuebles
sujetos al régimen de propiedad horizontal o cualquier otra acción derivada de la aplicación de ese
régimen, el del lugar de la unidad funcional de que se trate”.

Art. 6º. Reglas especiales


A falta de otras disposiciones, será juez competente:
1º) En los incidentes, tercerías, citación de evicción, cumplimiento de transacción celebrada en
juicio, ejecución de sentencia, regulación y ejecución de honorarios y costas devengadas en
juicio, obligaciones de garantía y acciones accesorias en general, el del proceso principal.
2º) En los juicios de separación de bienes y liquidación de la sociedad conyugal, el del juicio de
divorcio o nulidad de matrimonio.
3º) En la exclusión del cónyuge, tenencia de hijos, alimentos y litis expensas, el del juicio de
divorcio o nulidad de matrimonio, mientras durare la tramitación de estos últimos.
4º) En las medidas preliminares y precautorias, el que deba conocer en el proceso principal.
5º) En el pedido de beneficio de litigar sin gastos, el que deba conocer en el juicio en que aquel se
hará valer.
6º) En el juicio ordinario que se inicie como consecuencia del ejecutivo, el que entendió en éste.

1. RADICACIÓN DE PROCESOS Y ECONOMÍA PROCESAL


En este artículo el Código regula la competencia teniendo en miras básicamente el principio de
economía procesal. Dejando siempre a salvo lo que establezcan otras normas específicas al respecto, a
lo largo de estos seis incisos manda que el juez que se encuentra entendiendo en un determinado juicio
sea el competente para resolver pretensiones conexas o relacionadas.
Se ha sostenido en la jurisprudencia que el desplazamiento de la competencia por conexidad entre
procesos pendientes tiene lugar cuando existen elementos comunes a las diferentes acciones de que se
trata con entidad suficiente como para considerarlas vinculadas entre sí. Surge así el denominado
forum conexitatis, en virtud del cual se posibilita la sustanciación ante un mismo magistrado respecto
de causas vinculadas por analogía o convergencia, con evidentes ventajas derivadas de la unidad de
decisión25.
La razón principal de ese desplazamiento puede encontrarse en la economía procesal y este principio
se manifiesta de formas variadas.
En algunos casos conviene que sea el mismo juez el que intervenga en dos procesos distintos porque
existe una directa relación de dependencia entre uno y otro. Es el caso del juicio principal y los
diversos tipos de incidentes.
25
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/2/2003, “Fidalgo, Bernardo v. Fridman, Carlos s/bien de familia -
desafectación”.

11
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En otros -la mayoría-, es conveniente que el juez que conoció la relación fáctica de un proceso
resuelva cuestiones vinculadas con aquélla. Son los supuestos de ejecución de una sentencia o
transacción celebrada en juicio que tramite ante el mismo juez que dictó el fallo cuyo cumplimiento se
persigue; de la regulación de honorarios y costas; los aspectos patrimoniales de la disolución de la
sociedad conyugal ante el juez que tramita el divorcio o la nulidad de matrimonio; el beneficio de
litigar sin gastos; las medidas preliminares y las cautelares ante el juez del proceso principal -sin
perjuicio de los casos de urgencia donde se admite el dictado de cautelas aun por juez incompetente,
ver art. 196 -, etc>
No se identifican los motivos que habilitan la radicación ante un mismo juez con los que justifican la
acumulación de procesos -art. 188 -. En los supuestos contenidos en la norma en estudio se hace
alusión a pretensiones respecto de las cuales -salvo ciertas excepciones- no existe riesgo de sentencias
contradictorias (fundamento del trámite acumulado)>
Sin embargo, resulta altamente plausible la intención del legislador al mandar que sea un mismo juez
el que entienda en ellos porque de ese modo se cuenta con un magistrado que conoce con mayor
plenitud el conflicto, entendido éste como la controversia base y las accesorias o relacionadas.
Ello redunda no sólo en una tramitación mucho más ágil con ahorro de actividad jurisdiccional sino
también -más importante aún- en una mejor solución a las controversias derivada del más amplio
panorama fáctico con el que cuenta el juzgador. El fallo será mejor, más justo y más útil.
También aquí la jurisprudencia ha brindado numerosas pautas a seguir.
Se ha dicho que de conformidad con lo establecido por los art. 6, inc. 2º, y 827, inc. c), CPCC debe
entender en la separación de los bienes del matrimonio, su división y liquidación, el Tribunal de
Familia ante quien tramitó el divorcio26.
También la Corte ha sostenido que la ejecución de un convenio de alimentos celebrado por ante el
Juzgado Civil y Comercial y que fuera homologado por éste se rige por lo dispuesto en el inc. 1º del
art. 6, CPCC, por tratarse, en definitiva de la ejecución del convenio homologado pues estando el
proceso de divorcio entre las partes concluido, no resulta de aplicación lo dispuesto por el art. 6, inc.
3º, Código Procesal citado27; que iniciada demanda de alimentos y tenencia de hijos ante el Juzgado
Civil donde tramita el juicio de divorcio, sin perjuicio de lo establecido en el art. 4, ley 11543, debe
entender en la causa el juez que interviene en el mencionado juicio de divorcio 28; que la liquidación de
la sociedad conyugal, disuelta por sentencia de divorcio firme, es de competencia del juez Civil y
Comercial que entendiera en el mismo29; que la competencia para entender en el beneficio de litigar
sin gastos corresponde al órgano jurisdiccional que debe conocer en el principal 30.
Así también, la reconvención por tenencia de hijos planteada en el juicio de divorcio debe tramitar por
la vía pertinente, pues si bien queda aquélla sometida a la jurisdicción del mismo juez, su propia
naturaleza accesoria impone por razones de buen orden su tramitación independiente del principal 31.
Cuando el juicio de conocimiento se inicia con posterioridad al ejecutivo, cabe atenerse, a los efectos
de la competencia, a lo estatuido por el art. 6, inc. 6º, Código Procesal, que establece que debe
entender el mismo juzgado que conoció en el compulsorio32.
El art. 827, Código Procesal, según la ley 11453 citada, establece en su inc. c) como norma genérica
que los Tribunales de Familia son competentes para conocer en la disolución y liquidación de la
sociedad conyugal. No obstante, subsiste y prevalece en el caso la norma específica del art. 6, inc. 2º,
según el cual en los juicios de separación de bienes y liquidación de la sociedad conyugal es
competente el juez del juicio de divorcio o nulidad de matrimonio, en tanto ambas disposiciones
coexisten en un mismo cuerpo legal y están vigentes, no siendo de aplicación aquí, por consiguiente,
26
SCBA, Ac. 84513, 7/5/2002, “S., G. F. v. L., A. s/escrituración”.
27
SCBA, Ac. 39025, 17/7/2002, “M., C. J. v. C., L. T. s/incidente de reducción de cuota alimentaria”.
28
SCBA, Ac. 86795, 18/12/2002, “F., de G., S., M., v. G., L., A. s/alimentos”.
29
SCBA, Ac. 67802, 5/8/1997, “Ibáñez, Máxima v. Maldonado, Jorge s/lig. de la sociedad conyugal”; Ac. 68949,
21/10/1997, “O., M. C. v. D., J. M. s/liquidación sociedad conyugal”; Ac. 72470, 1/9/1998, “V., J. v. R., M.
s/disolución de sociedad conyugal”; Ac. 86190, 23/10/2002, “V., S. G. v. T., C. A. s/divorcio vincular”.
30
SCBA, B.54.880, 1/12/1992, “Pappagallo, Luisa s/beneficio de litigar sin gastos - cuestión de competencia,
art. 6, CCA resolución del 1/12/1992”; Ac. 56907, 7/2/1995, “Mercuri, Antonio y otra s/beneficio de litigar”.
31
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/12/2000, “A. B. E. v. T. N. A. s/divorcio vincular, exclusión del hogar
conyugal y disolución del hogar conyugal”.
32
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/4/2001, “Tort, Omar Fernando v. Banco Credicoop Coop. Ltda.
s/acción de nulidad - cobro de pesos - daños y perjuicios”.

12
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
el principio por el cual la ley posterior deroga a la anterior, sino el que establece que la norma
específica prevalece sobre la general, máxime cuando se suma a ello el principio de conexidad que
tiene la virtud de desplazar la competencia que ordinariamente pudiera corresponder 33.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 6, Código nacional.
Aquí también se introducen algunas modificaciones en los diferentes incisos.
Así, en el inc. 1º, se agrega a la enumeración de cuestiones que tramitan ante el juez del proceso
principal las obligaciones de garantía y el cumplimiento de acuerdo de conciliación celebrados en
juicio.
El inc. 3º incluye dentro de las pretensiones que corresponden ser dirimidas por el juez del divorcio,
separación personal o nulidad de matrimonio -mientras dura la tramitación de éstos- al régimen de
visitas. Aclara que si estas pretensiones conexas fueron iniciadas con anterioridad, pasará luego a
tramitar ante el tribunal donde quede radicado el divorcio, separación personal o nulidad de
matrimonio y si no existe alguno de estos trámites y, por otro lado, no se prueba dónde estuvo radicado
el último domicilio conyugal, se aplicarán las reglas generales de competencia.
Si existe juicio de inhabilitación, el pedido de alimentos contra el inhabilitado deberá promoverse
donde tramite aquél.
Se incorpora el inc. 7º, respecto de la determinación de la responsabilidad establecida en el art. 208:
será competente el juez que decretó la cautela y en caso de que haya sido fijada por juez incompetente,
aquel “cuya competencia para intervenir hubiese sido fijada en definitiva”.

CAPÍTULO II - Cuestiones de competencia

Art. 7º. Procedencia


Las cuestiones de competencia sólo podrán promoverse por vía de declinatoria con excepción de
las que se susciten entre jueces de distintos departamentos judiciales, en las que también
procederá la inhibitoria.
En uno y otro caso, la cuestión sólo podrá promoverse antes de haberse consentido la
competencia de que se reclama.
Elegida una vía, no podrá en lo sucesivo usarse de otra.

1. LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA Y LAS VÍAS PARA LOGRAR SU RESPETO


Una vez sentadas las pautas que habrán de regir la competencia territorial de los magistrados, se
impone la regulación de procedimientos que permitan a los litigantes efectivizar tanto el respeto de las
mismas como de las demás reglas normativas referidas a otras formas de competencia -por ejemplo la
material-.
Subyace a esta necesidad la vigencia de la garantía del juez natural -integrativa del derecho al debido
proceso- ya que mediante tales mecanismos una de las partes puede resistirse a ser llevada a juicio
ante un magistrado que no es el que por ley le corresponde.
Es así como el Código regulará en este capítulo las vías idóneas para tal fin: la declinatoria y la
inhibitoria.
La declinatoria consiste en la petición que formula el demandado al juez ante el que se interpuso la
demanda para que se declare incompetente y remita la causa al magistrado que por ley deba intervenir.
La inhibitoria, por otro lado, importa un pedido articulado por el accionado frente al juez ante quien
-por considerarlo competente- debería tramitar el juicio en el cual se le dio traslado de la demanda.
Ello con el objeto de que éste requiera a su colega la remisión de las actuaciones.

33
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 5/3/1998, “L., C. M. v. P., F. s/divorcio vincular”.

13
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En ambos casos existe, pues, un conflicto de competencia: para las partes de un juicio existen dos
jueces con poder jurisdiccional específico para tramitar cierto proceso.
Del artículo en análisis surge que la declinatoria funciona cuando el conflicto de competencia se
suscita entre jueces del mismo departamento judicial mientras que si la disputa en este terreno se da
entre jueces de diferentes departamentos judiciales, podrá emplearse tanto la declinatoria como la
inhibitoria.
De acuerdo con lo que venimos diciendo, estas herramientas procesales para preservar las reglas
legales de la competencia funcionan siempre -en todos los casos- respecto de cuestiones
extrapatrimoniales ya que en caso contrario y si de competencia territorial se trata, podrán las partes de
común acuerdo prorrogarla (art. 1).
Tal es el alcance que debe darse al párr. 2º del artículo en estudio.
Las señaladas vías son excluyentes. Utilizada la inhibitoria no podrá recurrirse a la declinatoria y
viceversa. El Código no admite duplicidad de caminos para lograr el mismo objetivo en clara
aplicación del principio de economía y celeridad procesal.
Se ha sostenido que las cuestiones de declinatoria e inhibitoria que los arts. 7 a 13 del Código de rito
regulan están referidas en principio a la competencia en razón de la materia y de las personas, pero no
a las que emergen de una prórroga de jurisdicción territorial, salvo que ella estuviera pactada o el
juicio en que se ejerció fuera primero en el tiempo, contara con la conformidad de todas las partes y
hubiere sido aceptada por el juez prorrogado dando curso al proceso 34.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 7, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 8º. Declinatoria e inhibitoria


La declinatoria se sustanciará como las demás excepciones previas y, declarada procedente, se
remitirá la causa al juez tenido por competente.
La inhibitoria podrá plantearse hasta el momento de oponer excepciones o de contestar la
demanda si aquel trámite no se hallare establecido como previo en el proceso de que se trata.

1. OPORTUNIDAD DE PLANTEAMIENTO
La declinatoria constituye el contenido de la excepción de incompetencia que prevé el art. 345, inc. 1º,
a cuya nota remitimos.
La norma en estudio indica que este planteo tendrá el trámite de las excepciones previas, el que viene
regulado por los arts. 347 a 352. De allí que no se abunde en explicitaciones ya que se entiende
suficiente la remisión al régimen general de las defensas previas. Lo mismo haremos nosotros,
remitiendo a las notas de los artículos referidos. Es por ello innecesaria -por reiterada- la prevención
de que “declarada procedente, se remitirá la causa al juez tenido por competente” ya que lo mismo
contempla el art. 352, inc. 1º35.
No ocurre lo mismo con la figura de la inhibitoria.
Si bien se trata de una vía muy poco frecuente en la vida tribunalicia, en este apartado es donde se
delinea su perfil procesal para el caso de que sea necesario intentarla.
En esta manda, el legislador se limitó a determinar expresamente hasta qué momento puede ser
planteada ante el juez ubicado en otro departamento judicial, magistrado que la demandada entiende

34
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 7/2/1996, “P., M. y R. de P., M. T. s/sucesión ab intestato”.
35
“Si se acogió el impedimento procesal de incompetencia, el efecto de la admisibilidad de la misma impone la
remisión del expediente al tribunal de la jurisdicción provincial considerado competente, siendo el principio
sentado por el art. 352, inc. 1º, Código Procesal, un corolario del principio general que -en igual sentido-
consagra el art. 8 de dicho ordenamiento”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 21/2/1995, “Ruiz Díaz, Vera María
v. Quintian, José A. s/daños y perjuicios”.

14
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
competente y que, hasta este requerimiento, se encontraba absolutamente ajeno al juicio iniciado. Ese
momento límite que no podrá ser sobrepasado es la oportunidad de plantear excepciones sea que ello
tenga que cumplirse -dependiendo del tipo de proceso en que se deba cuestionar la competencia del
magistrado- junto con la demanda o bien en forma separada y previa. Téngase en cuenta al respecto lo
que se señala en la nota al art. 12 sobre el efecto suspensivo de las contiendas de competencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 8, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 9º. Planteamiento y decisión de la inhibitoria


Si entablada la inhibitoria, el juez se declarase competente, librará oficio o exhorto
acompañando testimonio del escrito en que se hubiere planteado la cuestión, de la resolución
recaída y demás recaudos que estime necesarios para fundar su competencia.
Solicitará, asimismo, la remisión del expediente o, en su defecto, su elevación al tribunal
competente para dirimir la contienda.
La resolución sólo será apelable si se declarase incompetente.

1. COMUNICACIÓN ENTRE JUECES


Requerido el juez considerado competente por el demandado mediante la solicitud de inhibitoria, éste
deberá resolver si admite o no la jurisdicción atribuida.
Para ello será fundamental que el requirente acompañe copia de la demanda recibida y, sobre la base
de los elementos que integran la pretensión allí plasmada, argumente de manera concreta y fundada
respecto de cuáles son las razones que lo llevan a solicitar la intervención de un magistrado diferente
del escogido por el actor.
Basándose en ese material -o al complementario que pueda requerir el juez si considera insuficiente el
que integra la presentación inicial de inhibitoria- resolverá admitiéndola o denegándola.
Si la rechaza -declarándose por ello incompetente en la contienda-, la resolución es susceptible de
apelación por el demandado.
Si la admite, deberá comunicarse con el juez que ordenó el traslado de la demanda respecto del
requirente de inhibitoria. La forma de llegar a él a través de la comunicación pertinente dependerá de
dónde se encuentre ubicado.
La ley menciona las vías del oficio y del exhorto. De acuerdo con el juego de los arts. 131 y 132 a la
luz de las previsiones del dec.-ley 9618/1980 que recoge en nuestro ámbito las pautas de la ley
convenio nacional 22172, el oficio quedará reservado para que se conecten jueces ubicados en
diferentes jurisdicciones territoriales dentro del país mientras que el exhorto ser dirigirá -con las
limitaciones previstas en los tratados internacionales pertinentes en cada caso- a los jueces situados en
el extranjero.
Con esa comunicación se enviará -como mínimo- copia del pedido de inhibitoria así como de la
resolución que le hace lugar. Podrá adunarse toda otra documentación que avale la postura adoptada.
Por este conducto se requerirá formalmente la remisión del expediente para asumir la dirección de ese
proceso de acuerdo con las reglas legales de competencia. Para el supuesto de que el juez requerido no
esté de acuerdo con esta medida, invitará a su colega a elevar la cuestión al órgano jerárquicamente
superior común tramitando según las reglas del art. 11.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 9, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

15
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 10. Trámite de la inhibitoria ante el juez requerido


Recibido el oficio o exhorto, el juez requerido se pronunciará aceptando o no la inhibición.
Sólo en el primer caso su resolución será apelable. Una vez consentida o ejecutoriada remitirá la
causa al tribunal requirente, emplazando a las partes para que comparezcan ante él a usar de su
derecho.
Si mantuviere su competencia, enviará sin otra sustanciación las actuaciones al tribunal
competente para dirimir la contienda y lo comunicará sin demora al tribunal requirente para
que remita las suyas.

1. REACCIÓN DEL JUEZ QUE PREVINO


Una vez recibida la comunicación enviada por el juez que admitió la inhibitoria, el magistrado que
previno deberá estudiar la petición y resolverá en consecuencia.
Si acepta desprenderse de las actuaciones, tal decisión será susceptible de recurso de apelación por el
actor ya que la medida puede causarle gravamen irreparable al sacarse el juicio de la jurisdicción de
quien él entiende es el juez natural de la causa. Cuando el párr. 2º de este artículo del Código ritual
establece que sólo será apelable la resolución del juez requerido aceptando la inhibitoria, el recurso
habrá de tramitar conforme las modalidades y plazos reglados en los arts. 243 y ss. de dicho cuerpo y
la fundamentación del recurso puede ser presentada -como veremos- dentro de los cinco días 36.
Esa decisión, luego de que haya quedado firme -consentida o bien confirmada por el tribunal de
alzada- determina la obligación de remitir la causa al juez competente y, como última actividad del
magistrado preventor, la invitación mediante formal emplazamiento a las partes para que concurran
ante la nueva sede a estar a derecho.
Frente a la no aceptación del pedido del juez requirente, se deberá enviar la causa al superior
jerárquico común para que resuelva, con noticia al otro magistrado para que también presente ante esa
nueva sede jurisdiccional las actuaciones que estime fundantes de su competencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 10, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 11. Trámite de la inhibitoria ante el tribunal superior


Dentro de los cinco días de recibidas las actuaciones de ambos jueces, el tribunal superior
resolverá la contienda sin más sustanciación y las devolverá al que declare competente,
informando al otro por oficio o exhorto.
Si el juez que requirió la inhibitoria no remitiere las actuaciones dentro de un plazo prudencial a
juicio del tribunal superior, éste lo intimará para que lo haga en un plazo de diez (10) o 37 quince
(15) días, según la distancia, bajo apercibimiento de tenerlo por desistido de su pretensión.

1. RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO DE COMPETENCIA


Cuando el planteo no puede ser solucionado por los jueces ya que el requerido no admite la postura del
requirente, entonces se impone la intervención de un tercer órgano que dirima la controversia.
Ése es el “tribunal superior” que señala la norma, el que variará según cuáles sean los órganos
judiciales que se enfrentan en este diferendo. Si la contienda de competencia se da entre juzgados de
un mismo fuero y departamento judicial, el superior será la cámara respectiva. Si se entabla entre

36
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 10/2/2000, “Ferreyra, Jorge A. v. Telefónica de Argentina S. A. s/acción de
amparo”.
37
Rectius est: a.

16
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
juzgados de diferente fuero o bien de disímiles departamentos judiciales, el superior será la Corte
bonaerense.
Llegado a éste, deberá resolver el planteo atendiendo las posturas de ambos jueces y los fundamentos
de sus respectivas resoluciones encontradas así como el resto del plexo fáctico que integran las
pretensiones y defensas traídas por las partes. No habrá -por regla- traslados ni nuevas medidas (“sin
más sustanciación” dice la norma).
Se determina que esa solución debe brindarse en cinco días, término que se cuenta desde que el órgano
superior recibe la comunicación aludida y el material aportado por ambos jueces. El plazo es breve ya
que se pretende terminar de la manera más célere posible la incertidumbre respecto de cuál será el juez
que en definitiva atenderá el caso. Con este mismo objeto, se contempla la situación del magistrado
que habiendo dado lugar al conflicto de competencia, luego demora en enviar los antecedentes para su
resolución por el tribunal superior. En tal caso y cumplidos los pasos previstos -intimación y concesión
de plazo- se lo sanciona considerándose que desiste del planteo.
Resuelto el tópico deberá comunicar el fallo a ambos jueces: al que consideró competente, mediante el
envío de las actuaciones para que continúe el trámite y al otro, a través de oficio o exhorto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 11, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 12. Suspensión de los procedimientos


Durante la contienda ambos jueces suspenderán los procedimientos sobre lo principal, salvo las
medidas precautorias o cualquier diligencia de cuya omisión pudiere resultar perjuicio
irreparable.

1. EFECTO SUSPENSIVO DEL CONFLICTO DE COMPETENCIA


La manda es clara al establecer la suspensión del expediente principal mientras se tramite y dilucide la
cuestión de competencia planteada.
Y ello se consagra para evitar el dispendio de actividad ante un órgano que a la postre resultó ser
incompetente en la causa.
Como siempre, se excluye de la regla la adopción de medidas urgentes (cautelares o no). Téngase en
cuenta la regla del art. 196 a cuya nota remitimos.
La cuestión más delicada radica en la determinación del momento a partir del cual los trámites se
suspenden.
Entendemos que el trámite principal no podrá suspenderse sino luego de conocido por parte del juez
preventor el favorable acogimiento del pedido de inhibitoria comunicado a través del oficio o exhorto
al que alude el art. 9. Antes de ello, no existe constancia de cuestionamiento alguno y por tal motivo
los plazos corren normalmente.
Sin embargo, en nuestra opinión habrán de flexibilizarse los criterios en este punto ya que podría
ocurrir que el trámite de la inhibitoria ante el juez requirente insuma mucho más tiempo del que cuenta
el demandado para oponer excepciones. Y si en el expediente donde deben ser esgrimidas no se
suspende el trámite, puede llegarse a perder la facultad de plantear esas fundamentales defensas por la
morosidad del juez ante el que se plantea la inhibitoria de resolver el punto y comunicarse con su
colega.
Lo contrario -exigir el planteo de excepciones ante un magistrado cuya competencia se encuentra
cuestionada- aparece impropio cuando se constata que existen trámites desplegados al mismo tiempo
en otra sede a los fines de que allí se radiquen definitivamente los autos.
La Corte local ha sostenido que por aplicación de lo dispuesto en el art. 12, CPCC, con excepción de
lo que se halle vinculado a la medida cautelar dispuesta, debe anularse todo lo actuado por el
magistrado ordinario a partir del momento en que tomó conocimiento fehaciente de que su

17
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
competencia para entender en el asunto había sido cuestionada por una de las partes a través de la vía
prevista en el art. 6, CPCA (en el caso, el juez interviniente, luego de enviar el expediente a la
Suprema Corte, siguió actuando en otro formado con las fotocopias de aquél) 38.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 12, Código nacional a través del siguiente texto normativo: “Las
cuestiones de competencia se sustanciarán por vía de incidente. No suspende el procedimiento, el que
seguirá su trámite por ante el juez que previno, salvo que se tratare de cuestiones de competencia en
razón del territorio”.

Art. 13. Contienda negativa, y conocimiento simultáneo


En caso de contienda negativa, o cuando dos o más jueces se encontraren conociendo de un
mismo proceso, cualquiera de ellos podrá plantear la cuestión de acuerdo con el procedimiento
establecido en los arts. 9 a 12.

1. CONFLICTO NEGATIVO DE COMPETENCIA


Puede darse el caso de que el juez ante el que se plantea la demanda entienda que es incompetente y lo
remita a otro magistrado quien, a su vez, considere que tampoco él es el juez con jurisdicción
específica. Se configura de esta manera un conflicto negativo de competencia y la ley lo resuelve
remitiendo a las pautas genéricas de la inhibitoria, dejando básicamente en un órgano superior la
dilucidación de la contienda.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 13, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO III39 - Recusaciones y excusaciones

Art. 14. (Texto según dec.-ley 8689/1977) Recusación sin expresión de causa
Los jueces de primera instancia podrán ser recusados sin expresión de causa.

38
SCBA, B.59.168, 1/10/1998, “Riusech, María E. s/acción de amparo - cuestión de competencia art. 6, CPCA”.
39
Entendemos que cuando el art. 126 de la ley 5177 -t.o. dec. 2885/2001 - establece: “Quedan derogadas las
leyes 3527> y 4265, Capítulo III del Título I del Código de Procedimiento Civil y Comercial...” no resulta
operativo respecto del actual Código Procesal Civil y Comercial. Se trata de una norma que, a pesar de haber
sido mantenida indebidamente por un texto ordenado reciente, reproduce en forma literal el art. 254 de la ley
5177 tal como fuera publicado en el Boletín Oficial del 13/11/1947. En ese momento tuvo efectividad respecto
del “Código de Procedimiento en lo Civil y Comercial” en vigencia -ley 2958 - ya que ese cuerpo normativo
contaba en su estructura con sólo un “Título I” (“Disposiciones generales y comunes a todos los juicios”)>
En el año 1968, con la reforma procesal provincial, la previsión del art. 126 -si bien aún no eliminada del texto
normativo- perdió toda posibilidad de aplicación. No sólo porque el viejo “Código de Procedimiento” fue
reemplazado por el “Código Procesal Civil y Comercial” -ley 7425 - sino, fundamentalmente, porque la
referencia al “Capítulo III del Título I” es ahora de imposible identificación atento la existencia de tramos
normativos así denominados en cuatro de los nueve Libros que lo integran: el I -Disposiciones generales-, IV
-Procesos especiales-, V -Procesos universales- y VII -Procesos voluntarios->
Por otro lado, y en lo que hace concretamente a este Capítulo, normas posteriorres al año 1968 le han introducido
reformas -el dec.-ley 8689/1977, al art. 14, y la ley 11593 del año 1994, al art. 29 - lo que abona la tesis de la
plena vigencia del sistema de recusaciones y excusaciones>

18
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El actor podrá ejercer esta facultad al entablar la demanda o en su primera presentación; el
demandado, en su primera presentación, antes o al tiempo de contestarla, o de oponer
excepciones en el juicio ejecutivo, o de comparecer a la audiencia señalada como primer acto
procesal.
Si el demandado no cumpliere esos actos, no podrá ejercer en adelante la facultad que confiere
este artículo.
Los jueces de la Suprema Corte de Justicia y de las cámaras de apelación no podrán ser
recusados sin expresión de causa.

1. IMPARCIALIDAD DE LOS JUECES


Este capítulo del Código habrá de regular las vías con las que cuentan los litigantes -y también los
mismos jueces- para dar vigencia a otra de las garantías vinculadas con el derecho al debido proceso,
cual es la imparcialidad de la magistratura.
Sabido es que ello constituye una nota que define esencialmente al órgano dispuesto por el Estado para
la válida resolución de conflictos entre partes. Pues bien, así como se delinearon los mecanismos para
resguardar la garantía del juez natural mediante planteos vinculados con la atribución de competencia,
aquí el Código efectúa lo propio con la finalidad de que pueda apartarse del proceso a jueces afectadas
por la tacha de la parcialidad.
Recordemos que esta condición de quienes están llamados a dar solución a los pleitos viene impuesta
desde la letra del art. 8.1, Pacto de San José de Costa Rica, a través de la recepción que realiza el art.
75, inc. 22, CN y -en el ámbito local- del art. 11 de la Carta bonaerense.
La norma del Pacto aludido señala que “toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley (...) para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.
La imparcialidad judicial, pues, es la nota que tiende a asegurarse en este tramo de la ley ritual.

2. RECUSACIÓN SIN EXPRESIÓN DE CAUSA


Más allá de que luego se plasmarán las figuras de la excusación y la recusación, adelantemos que las
mismas vienen motorizadas por específicas causas mencionadas por la ley y sólo en el caso de que se
alegue y demuestre su configuración podrá prosperar el apartamiento del juez del trámite en el que
está entendiendo.
Sin embargo, la ley contempla una posibilidad -acotada- de que las partes puedan lograr ese
alejamiento sin la necesidad de indicar el motivo que justifica la decisión de apartar cierto juez 40.
Se deja librado a la prudencia de los litigantes hacer uso de esta prerrogativa con la finalidad de que se
impida la intervención de ciertos magistrados evitando el trámite -y la prueba- de causales
taxativamente mencionadas, o bien cuando la causa de parcialidad no encuentre debida recepción en el
catálogo legal o simplemente por el hecho de que conviene a las partes apartar a ciertos jueces cuyos
criterios aplicables a los temas a ventilar en el expediente específico habrán de tornar más engorrosa,
extensa o compleja la tramitación.
De allí que no se trate simplemente de una excusación “sin causa”. El motivo puede existir, sólo que la
ley permite que no se lo exprese.

40
“El instituto de la recusación sin causa faculta a los litigantes a obtener el apartamiento del juez, frente a la
concurrencia de motivos que la ley permite silenciar (art. 15, Código Procesal). En la especie, la actora, haciendo
uso de la prerrogativa señalada, ha recusado anticipadamente en su escrito inaugural, a los señores jueces
titulares de los Juzgados Civil y Comercial nros. 4 y 5. Habiendo sido este último el magistrado designado para
entender en los presentes actuados, según sorteo de la Receptoría General de Expedientes, aquel apartamiento
solicitado a priori en escrito de demanda, opera plenamente, y la admisión que hace el magistrado sorteado
produce el efecto de atribuir el conocimiento de la causa al juez que corresponde en razón del turno, pues habrá
de atenderse a la designación que haga el mencionado organismo y no al orden previo en que fueron expuestas,
si se trata -como en la especie-, de más de una recusación”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/11/1994,
“G., S. M. v. C., M. s/alimentos hijos menores”.

19
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La referida facultad puede parecer una herramienta al servicio del capricho de los litigantes. Por ello
es que como contrapartida de la libertad para recusar sin expresar causa existen limitaciones propias
de la norma y otras nacidas de la práctica jurisprudencial.
Dentro de estas últimas observamos que los jueces deben velar por el control de la manera en que se
utiliza la figura en estudio, ya que ha sido uno de los terrenos más fértiles para que se configure una de
las formas de abuso del proceso.
La norma prevé esta facultad con la finalidad de que se facilite o flexibilice el trámite de la recusación
y no para direccionar de manera total la radicación de la causa en un determinado órgano, efecto que
se produciría si -por ejemplo- el actor recusara sin causa a todos los jueces del fuero civil y comercial
con excepción de uno. Este claro ejemplo de recusación sin expresión de causa abusiva debe ser -y lo
es en la realidad- rechazado y eventualmente sancionado por los tribunales.
Respecto de las limitaciones legales contenidas en este artículo, en primer lugar sólo puede utilizarse
la recusación sin expresión de causa respecto de los jueces de primera instancia. No procede en
relación con los integrantes de las cámaras de Apelación ni de la Corte bonaerense.
En segundo lugar, sólo puede hacerse en un momento determinado del proceso: tanto el actor como el
demandado en sus primeras presentaciones. El artículo en estudio expresamente veda la posibilidad de
que se ejerza esta facultad en lo sucesivo. Luego de esa oportunidad, el litigante interesado sólo podrá
recurrir a la recusación con expresión de causa para los supuestos de motivos sobrevinientes.
Se ha dicho que la recusación sin expresión de causa conforme lo previsto por el art. 14, CPCC es la
facultad que las partes ejercen una sola vez, en una oportunidad específicamente señalada en el
ordenamiento procesal, que para el actor puede ser: al demandar o bien a presentar el primer escrito
antes de consentir la radicación del expediente 41.
La forma de instrumentar el pedido es sumamente simple.
El actor o el demandado en el escrito de la primera presentación en juicio incluirá un capítulo donde se
limitará a indicar que se utiliza esta figura y se consignará respecto de qué órgano se lo hace.
La cuestión de la oportunidad del planteo puede variar de acuerdo con el tipo de trámite de que se
trate. Tomando como ejemplo el caso del juicio ejecutivo, en el supuesto de que el inicio de ese
proceso esté precedido por la citación del deudor a los efectos previstos en los arts. 523 y 524, CPCC,
éste sólo puede recusar sin causa al juez hasta el momento de comparecer ante aquella convocatoria o
de vencer el plazo de dicho emplazamiento, pues en definitiva allí se consuma la primera oportunidad
que se le confiere al accionado para tomar intervención en el juicio, no pudiendo ejercer esa
prerrogativa en lo sucesivo42, y no siendo admisible -por intempestiva- la introducción de tal planteo al
oponer excepciones43.
También se ha entendido que la expresión “primera presentación” contenida en el art. 14, CPCC, es la
que haga la parte luego de que el expediente hubiese sido distribuido por la Receptoría General de
Expedientes. La facultad de recusar sin expresión de causa tiene su límite temporal en el plazo
perentorio de cinco días, contados a partir del conocimiento por parte del accionante de la radicación
de la causa, adquirido en la oportunidad del sorteo efectuado por la Receptoría 44. Ello así por cuanto
debido a la distribución del trabajo judicial realizada por intermedio de la citada Receptoría, el
litigante desconoce al interponer la demanda ante qué juzgado ésta habrá de ser radicada, motivo por
el cual en esa oportunidad no se encuentra en condiciones de hacer uso de la facultad de recusar sin
causa45.
Esta posibilidad de recusación sin expresión de causa está vedada en los procesos plenarios
abreviados. El art. 484, Código Procesal establece, expresamente, la improcedencia de la recusación
sin causa en los procesos sumarios lo que resulta de aplicación a los procesos sumarísimos en virtud
41
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 15/8/2000, “Echegaray Guevara, Ramón E. v. Agrocom SACIFIC
s/daños y perjuicios”.
42
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 13/7/2000, “Perino, María Cristina y otro v. Santa Ana, Mario y otra
s/prepara vía ejecutiva”.
43
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 4/8/1998, “Penney, Jorge Eduardo v. Brodersen, Manfredo Bernardo y
otros s/cobro de alquileres”; 24/1/2000, “Buglioni, Alberto v. Sívori, Hilda R. y otro s/cobro de alquileres”;
24/2/2000, “Buglioni, Alberto v. Sivori, Hilda R. y otro s/cobro de alquileres”.
44
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/12/1995, “Caja de Crédito La Industrial Cooperativa Limitada
v. Sielmar SA s/ejecución”; 20/2/1996, “Pilotti SAEF v. Cauquen SA s/cobro de pesos” [J 14.23660-1].
45
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 29/4/1994, “Multicompras SA v. Navarrete, César L. s/cobro ejecutivo”.

20
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de la clara remisión establecida en el art. 496 del mismo Código 46. Ello así por cuanto si el Código
Procesal reglamenta la recusación sin causa en forma compatible con la razonable celeridad que debe
presidir al desarrollo del proceso, excluyendo la posibilidad de deducirla en los procesos plenarios
abreviados, con mayor razón puede concluirse en su inviabilidad en los procesos sumarísimos, en los
cuales el rito se manifiesta aun con mayor severidad 47.
Finalmente, diremos que en los juicios que tramitan ante un mismo juez, por razones de conexidad, es
improcedente el planteo de recusación sin causa pues de admitírselo se quebrantaría la referida
conexidad y aunque no existieran dichas razones, el principio de economía procesal y motivos de
estricta conveniencia práctica deben prevalecer sobre la facultad otorgada al justiciable por el art. 14,
CPCC48.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 14, Código nacional.
Una diferencia esencial con el texto normativo analizado está en el hecho de que el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación admite la recusación sin expresión de causa de jueces de cámara “al
día siguiente de la notificación de la primera providencia que se dicte”.
Se aclara que “no procede la recusación sin expresión de causa en el proceso sumarísimo, en las
tercerías, en el juicio de desalojo y en los procesos de ejecución”.

Art. 15. Límites


La facultad de recusar sin expresión de causa podrá usarse una vez en cada caso. Cuando sean
varios los actores o los demandados, sólo uno de ellos podrá ejercerla.

1. MÁS LIMITACIONES
Esta norma contiene otros límites: el referido a la cantidad de oportunidades procesales en que puede
ejercerse esta facultad por proceso -sólo una- y el vinculado a la recusación sin expresión de causa y
los litisconsorcios, previéndose que sólo uno de los integrantes de estas partes plurisubjetivas pueda
ejercitarla.
La ley -como vimos- establece marcos acotados para el empleo de esta figura. Ello no impide -claro
está- que fuera de estos supuestos actúe la figura de la recusación normal -con expresión de causa-
cumpliéndose todos sus recaudos.
En un precedente leemos que si el apoderado de la actora había recusado incausadamente, con
anterioridad a la designación que hace la Receptoría General de Expedientes, la nueva recusación con
reserva de causa que se formula contra el magistrado interviniente y una vez conocida la resolución
que rechaza la ejecución promovida, no puede ser admitida, toda vez que la recusación sin expresión
de causa sólo puede ejercitarse una vez por cada parte del proceso. En efecto, el art. 15 del
ordenamiento ritual impide que la facultad renazca ante la intervención de un nuevo juez, sea por
haber sido designado en sustitución del anterior, sea como consecuencia de la excusación o de la
recusación, pues usada esa facultad, ella se consume y no es recuperable. En consecuencia, el ejercicio
de la recusación quedó agotado al haber hecho el actor uso de ello en el escrito de demanda, motivo
por el cual no puede volver a recusar incausadamente al nuevo magistrado, pues si se admitiera ello
atentaría contra la seriedad y buena fe con que deben actuar los letrados y las partes ante la
jurisdicción49.
46
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 25/2/1999, “Obispado de Quilmes v. Spagnolo, Alberto s/interdicto de
recobrar”.
47
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/7/1997, “Giovenille, Estela v. Fisco de la Provincia de Buenos Aires
s/interdicto de retener”.
48
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/8/2000, “Alconada, María Marta v. Malbrán, Rodolfo Guillermo
s/divorcio”.
49
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/8/1994, “Multicompras v. Pusder de Urruty, Beatriz Carmen
s/preparación vía ejecutiva”; Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 1/10/1991, “Anconetani, Norberto v.
Carabelli, Manuel y Bompadre de Carabelli, Norma s/ejecución hipotecaria”.

21
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 15, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 16. Consecuencias


Deducida la recusación sin expresión de causa, el juez recusado se inhibirá pasando las
actuaciones, dentro de las veinticuatro (24) horas, al que le sigue en el orden del turno, sin que
por ello se suspendan el trámite, los plazos, ni el cumplimiento de las diligencias ya ordenadas.

1. FUNCIONAMIENTO DE LA RECUSACIÓN SIN CAUSA


Planteada la recusación sin expresión de causa, el juez que reciba la presentación -sea la que da inicio
a las actuaciones cuando recusa el actor o la primera intervención del demandado cuando es éste quien
intenta apartarlo del trámite- deberá inhibirse.
Se trata de un mandato legal.
Entendemos que sólo podrá sustraerse al mismo si válida y fundadamente observa una utilización
abusiva y desnaturalizadora de esta figura.
Si se inhibe debe pasar los autos al juez que corresponda por orden para que siga el trámite.
Es de destacar que este procedimiento no suspende los plazos. Las medidas adoptadas ínterin por el
juez recusado conservarán toda su validez.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 16, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se reemplaza la expresión “dentro de las
veinticuatro horas” por “dentro del primer día hábil siguiente”.
Se agrega el siguiente párrafo: “Si la primera presentación del demandado fuere posterior a los actos
indicados en el párr. 2º del art. 14, y en ella promoviere la nulidad de los procedimientos recusando sin
expresión de causa, dicha nulidad será resuelta por el juez recusado”.

Art. 17. Recusación con expresión de causa


Serán causas legales de recusación:
1º) El parentesco por consanguinidad dentro del cuarto grado y segundo de afinidad con alguna
de las partes, sus mandatarios o letrados.
2º) Tener el juez o sus consanguíneos o afines dentro del grado expresado en el inciso anterior,
interés en el pleito o en otro semejante, o sociedad o comunidad con algunos de los litigantes,
procuradores o abogados, salvo que la sociedad fuese anónima.
3º) Tener el juez pleito pendiente con el recusante.
4º) Ser el juez acreedor, deudor o fiador de alguna de las partes, con excepción de los bancos
oficiales.
5º) Ser o haber sido el juez denunciador o acusador del recusante ante los tribunales, o
denunciado o acusado ante los mismos tribunales, con anterioridad a la iniciación del pleito.
6º) Ser o haber sido el juez denunciado por el recusante en los términos de la ley de
enjuiciamiento de magistrados, siempre que la Suprema Corte hubiere dispuesto dar curso a la
denuncia.
7º) Haber sido el juez defensor de alguno de los litigantes o emitido opinión o dictamen o dado
recomendaciones acerca del pleito, antes o después de comenzado.

22
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
8º) Haber recibido el juez beneficios de importancia de alguna de las partes.
9º) Tener el juez con alguno de los litigantes amistad que se manifieste con gran familiaridad o
frecuencia de trato.
10) Tener contra el recusante enemistad, odio o resentimiento, que se manifieste por hechos
conocidos. En ningún caso procederá la recusación por ataques u ofensas inferidas al juez
después que hubiese comenzado a conocer del asunto.

1. CAUSAS DE RECUSACIÓN
Se expresan aquí cuáles son los motivos que para el legislador evidencian tendeciosidad en el juez y
por ello lo descalifican como “tercero imparcial” en determinado pleito.
Estos motivos debidamente alegados y acreditados importarán el desplazamiento del magistrado
previsto legalmente para ese juicio y su reemplazo por otro que cumpla con las condiciones ya vistas
del art. 8.1, Pacto de San José de Costa Rica50.
La ratio legis que informa las causales de excusación receptadas en el art. 17 del ritual consiste en
autorizar la separación del juez de la causa cuando las circunstancias objetivas que allí se enumeran
puedan poner en peligro su imparcialidad o generar sospechas fundadas sobre la misma 51.
Hablamos de recusación cuando son las partes las que requieren ese desplazamiento.
Si -en cambio- es el juez quien entiende comprometida su imparcialidad, tiene el deber de recurrir a la
figura de la excusación como veremos en el art. 30, ya que de lo contrario puede ser pasible de incurrir
en las causales de remoción previstas en la ley 8085 -arts. 20 y 22 - que dan lugar a la formación del
Jurado de Enjuiciamiento -art. 32>->
El listado de los motivos es extenso y variado. Involucra tanto razones de parentesco como vínculos de
amistad, de interés, de enemistad, profesionales previos -haber sido el juez defensor, fiscal, etc.-,
pleitos pendientes, etc. Las causas pueden vincular tanto al juez con las partes como con sus
mandatarios o letrados.
Es imperativo de jerarquía constitucional que los juicios, en lo posible, se inicien y concluyan ante los
jueces naturales, fundamento por el cual la enumeración taxativa que hace el artículo en análisis debe
entenderse con criterio restrictivo. Pero si el juez de la causa alega tener pleito pendiente con alguna
de las partes, esa sola circunstancia basta para justificar su excusación, puesto que es la ley misma
quien objetivamente le reconoce la potencialidad de poner en peligro la imparcialidad del
magistrado52.
El inc. 6º contempla la causal vinculada con la denuncia realizada por alguna de las partes contra el
juez ante el Jurado de Enjuiciamiento, siendo ella operativa siempre que se hubiera dado curso a la
denuncia. Desgraciadamente observamos que con frecuencia se recurre a la denuncia ante el Jurado de
Enjuiciamiento con el solo objeto de apartar a un magistrado de la causa. Se abusa así de un
mecanismo que debe ser empleado con la máxima de las cautelas por la trascendencia que tienen las
decisiones de ese cuerpo respecto de la figura de los jueces. De allí que éste sea otro caso donde se
deba velar por la debida utilización de estos medios, preservando la alta misión para la que se
encuentran previstos y sancionando las inconductas que tiendan a desnaturalizarlos.
Las denuncias efectuadas en contra del magistrado deben ser anteriores a la promoción del proceso
pues de lo contrario las mismas se convertirían en el vehículo adecuado para separar a los jueces de la
causa, burlando, de esa manera, el principio de la perpetuatio jurisdictionis 53.
Otra causal frecuentemente esgrimida es la del “prejuzgamiento”.

50
“No procede la nueva recusación si ésta se dirige contra jueces ya objetados y con fundamento en una misma y
única causal (art. 17, CPCC), cuya recusación hubiese sido desestimada por el tribunal mediante resolución
incidental anterior”. SCBA, B.52.300, 9/2/1993, “Vidal, Horacio A. v. Provincia de Buenos Aires s/demanda
contencioso administrativa”.
51
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/2/1992, “Cretani de Álvarez, Haydeé y otro v. Palacios de Villazuela,
Zulema y otros s/cobro de pesos”.
52
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 11/4/2002, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Vega, Fabián y
otro s/cobro ejecutivo - preparación vía ejecutiva”.
53
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/2/2000, “Moreno, Jorge v. Otazu, Estefanía s/desalojo art. 26,
CPC”.

23
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El Máximo Tribunal de Buenos Aires ha dicho que debe entenderse por prejuzgamiento la emisión de
opinión fundada sobre el punto materia de decisión después de comenzado el pleito y antes de la
oportunidad fijada por la ley para pronunciarse 54. De allí que la intervención de los jueces de un
tribunal en un anterior procedimiento en el marco de sus funciones legales no constituye causal de
recusación, ya que tal actuación, en la medida en que la imponga el ejercicio de sus atribuciones
específicas importa juzgamiento y no prejuzgamiento en los términos de la norma respectiva 55.
Se ha intentado asimilar el dictado de medidas cautelares con casos donde se adelanta opinión respecto
del resultado final de la litis. Tal proceder importa ignorar la diferencia existente respecto del grado de
conocimiento con el que se emite una -simple verosimilitud- y otra providencia -plena certeza-. Por
eso, en tanto el juez que dicta una medida cautelar no exceda en su resolución el ámbito que le es
propio, no incurre en la causal prevista en el inc. 7º del art. 17, CPCC ya que de lo contrario le estaría
vedado pronunciarse sobre esas medidas de aseguramiento provisional 56.
Graves problemas interpretativos acarrea la determinación de la existencia de “amistad” o “enemistad”
respecto del juez. Si bien es cierto que las causales previstas por el art. 17, incs. 9º y 10 del Código
resultan aplicables cuando las mismas se configuran respecto de una de las partes, si la amistad,
enemistad o resentimiento del juez existe respecto del letrado de una de ellas debe considerarse
comprendida dentro de las razones de decoro y delicadeza a que alude el art. 30 del mismo cuerpo
normativo, ya que la intervención de dicho profesional puede generar violencia moral en el juzgador 57.
La recusación prevista en el inc. 9º del artículo bajo análisis requiere la amistad del juez con alguno de
los litigantes y no la que pudiere existir con sus allegados, tengan o no vínculo parental, no estando
demás recordar que no debe confundirse la amistad con la vinculación que nace del acercamiento
provocado por el desempeño de funciones comunes, la vecindad, o las reglas de cortesía 58.
Por otro lado, haber tenido una discusión no autoriza a que el juez natural sea separado de la causa. El
“altercado” no encaja en ninguno de los supuestos del artículo en estudio y si se pretendiera
forzadamente incluir en el inc. 10 nos encontraríamos con el impedimento indicado en la misma
norma: “...en ningún caso procederá la recusación por ataque u ofensas inferidas al juez después que
hubiera comenzado a conocer del asunto”59.
La amistad como causal de recusación que prevé el art. 17, inc. 9º, CPCC debe ser fundada en motivos
de existencia real y precisa. En efecto, el vínculo amistoso definido como un afecto puro y
desinteresado, independiente y no subordinado a los vínculos de sangre o de pareja, que liga a dos
personas recíprocamente ha sufrido una deformación conceptual derivada del uso cotidiano de la
expresión, generando la existencia de “grados de amistad” y de ahí que se habla legalmente de
“amistad íntima”, “amistad familiar”, “amistad social”, etc.
El precepto no se refiere a los simples contactos de las personas derivados del acercamiento, recíproco
o no, por el desempeño de funciones comunes, la vecindad o la frecuentación de los mismos lugares,
lo cual produce una vinculación en que la aplicación de las reglas elementales de la cortesía social,
puede hacer aparecer como “amistad” lo que no es sino una aproximación o un conocimiento. La ley
exige que la circunstancia objetiva de la aproximación o contacto tenga exteriorizaciones objetivas,
como son la gran familiaridad que tiene manifestaciones concretas en la forma habitual de tratarse
recíprocamente o la inserción del sujeto en la vida íntima, la “confidencia”, la extensión del vínculo a
los familiares, la comensalidad60.
54
SCBA, B. 53.865, 3/11/1992, “Casa Trasorras SC v. Provincia Buenos Aires (Poder Judicial) s/incidente de
recusación”; B.53.737, 2/3/1993, “Mobel Interiores v. Provincia de Buenos Aires (Poder Judicial) s/incidente de
recusación” [J 14.62770-1].
55
SCBA, B.53.588B, 7/10/1997, “Arteche Boudet, Lía y otros v. Provincia de Buenos Aires (Ministerio de
Asuntos Agrarios) s/incidente de recusación - demanda contencioso administrativa”.
56
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 6/7/1999, “Novelli, Jorge s/informe art. 26 en autos: `Hurtado,
Aguilera v. Rodríguez s/desalojo´”.
57
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/3/2002, “Masri, David J. v. Barral, Pablo y otros s/división
condominio”; 6/2/2003, “GAL SA v. Pezzella, Raúl y otro s/ejecución prendaria”; 18/2/2003, “Contar SA v.
Quadro, Mario y otro s/materia a categorizar (inc. 31, CPC)”.
58
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/8/2001, “Bertolotti, Daniela v. Ruiz de Galarreta, Luis Santiago
s/denuncia ley 12569”.
59
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/5/1997, “Frontini, Mirta Esther s/incidente recusación con
expresión de causa en autos: `Frontini, Mirta v. AS Construcciones y otros s/daños y perjuicios´”.
60
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/11/1994, “Bonino, J. s/incidente de recusación con causa en autos:
`Barrere, A. A. v. Bonino, J. s/juicio ejecutivo´”.

24
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El párrafo final del inc. 10 de este artículo también se ocupa de una maniobra que puede resultar
frecuente cual es el intento de apartar al juez luego de haberlo previamente agraviado en el marco del
juicio ya iniciado. Ello no sólo no habrá de prosperar sino que quien así se conduzca será autor de una
conducta por demás reprochable y sujeta a las penalidades procesales pertinentes.
En suma, entendemos que tal como lo ha sostenido nuestra Corte bonaerense la norma del art. 17,
CPCC debe ser aplicada con criterio restrictivo61.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 17, Código nacional.
No existen diferencias en el texto normativo, más allá de la referencia a la Corte Suprema en el inc. 6º
que reemplaza la alusión a la Suprema Corte bonaerense.

Art. 18. Oportunidad


La recusación deberá ser deducida por cualquiera de las partes en las oportunidades previstas
en el art. 14. Si la causal fuere sobreviniente, sólo podrá hacerse valer dentro del quinto día de
haber llegado a conocimiento del recusante y antes de quedar el expediente en estado de
sentencia.

1. MOMENTO PARA LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA. REMISIÓN


El Código remite en cuanto a la oportunidad para plantear esta forma de recusación a las reglas del art.
14 ya analizadas, con la salvedad de que en los casos donde el apartamiento se intenta con expresión
de causa no operan ciertas limitaciones temporales.
Aquí, aun cuando la recusación no se haya efectuado en la primera oportunidad en que se presenten las
partes, podrán hacerlo luego pero sólo si se da el supuesto de una causal sobreviniente, esto es, surgida
después de la iniciación del juicio62.
Cuando la recusación se sustenta en una causal surgida después de la iniciación del juicio, debe ser
alegada dentro del quinto día de haber llegado a conocimiento del recusante y antes de quedar el
expediente en estado de sentencia. Se ha resuelto en ese sentido que deviene extemporánea la
recusación formulada en forma expresa, si el propio recusante, ante el conocimiento de la providencia
que habría dado motivo al supuesto prejuzgamiento, no dedujo recusación, sino que se limitó a hacer
reserva de solicitarla y la posterior presentación articulando aquélla es inadmisible por haber vencido
el plazo para oponerla. Asimismo, cabe señalar que no es dable la recusación preventiva destinada a
excluir al juez de la causa, que no es congruente con el respeto debido al magistrado 63.
Para este último caso, las partes deben ser diligentes en su actuación y presentar la recusación dentro
de los cinco días de haber conocido la circunstancia de las previstas en el art. 17 que priva de
objetividad al juez. Claro que ello siempre que en el trámite no se haya decretado el llamamiento de
autos para sentencia, ya que sería estéril el intento posterior a tenor -como vimos- de lo que manda la
norma en estudio.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 18, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

61
SCBA, Ac. 67705, 2/9/1997, “Ticona Valdivia, Ricardo v. Sociedad de Bomberos Voluntarios y Asistencia
Médica Privada de Lomas de Zamora s/despido - recurso de queja”.
62
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 5/10/1995, “Maraviglia, L. s/recusación”.
63
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/8/1992, “Pluchchi v. Competiello, Miguel Francisco s/daños y
perjuicios - recusación con causa”.

25
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 19. Tribunal competente para conocer de la recusación
Cuando se recusare a uno o más jueces de la Suprema Corte o de una cámara de apelaciones,
conocerán los que queden hábiles, integrándose el tribunal, si procediere, en la forma prescripta
por la ley orgánica del Poder Judicial.
De la recusación de los jueces de primera instancia conocerá la cámara de apelaciones
respectiva.

1. JUEZ DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA


En esta forma de recusación no opera la limitación referida a los órganos recusables que existe
respecto de la recusación sin expresión de causa.
Aquí todos los jueces y tribunales de la provincia son susceptibles de ser recusados ya que la
imparcialidad alegada y demostrada por la parte puede afectar a cualquier magistrado, no importando
su rango, y ello lo descalifica totalmente para intervenir en un litigio determinado.
Este artículo habrá de indicar cuál será el juez que decidirá si asiste o no razón al recusante.
Para el caso de que se trate de un cuerpo colegiado como son las cámaras o la Corte, es el mismo
tribunal el que habrá de resolver si la recusación contra uno o varios de sus integrantes es fundada o
no64.
Cuando el recusado es el titular de un órgano unipersonal, habrá de decidir la cámara respectiva.
En el primer supuesto -resolución por parte del resto del tribunal- en caso de ser necesario, el cuerpo
deberá integrarse de acuerdo con las reglas que contiene la ley 5827 Orgánica del Poder Judicial a los
fines de contar con el número suficiente de jueces que resuelvan sobre la procedencia de la recusación
de uno de sus colegas.
Ha dicho la Suprema Corte que no corresponde a ese tribunal examinar el mérito intrínseco de las
resoluciones adoptadas en materia de recusaciones o excusaciones, desde que contra ellas no está
autorizada la deducción de recurso o cuestión alguna no configurándose, en el caso, un conflicto de
competencia de los receptados en el art. 149, inc. 2º in fine, Constitución provincial 65.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 19, Código nacional.
No existen diferencias en el texto normativo, salvo los cambios que impone la diferente jurisdicción y
que se reiterarán en lo sucesivo (Corte Suprema por Suprema Corte y Reglamento para la Justicia
Nacional en lugar de Ley Orgánica).

Art. 20. Forma de deducirla


La recusación se deducirá ante el juez recusado y ante la Suprema Corte o cámara de
apelaciones, cuando lo fuese de uno de sus miembros.
En el escrito correspondiente, se expresarán las causas de la recusación, y se propondrá y
acompañará, en su caso, toda la prueba de que el recusante intentare valerse.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (I)


La recusación se plantea ante el órgano que albergue un juez tachado de parcial.

64
“Conforme el procedimiento dispuesto por el art. 19, CPCC y los aps. 2 y 3 del art. 9º, dec.-ley 7718, la
excusación formulada por todos los miembros de un Tribunal del Trabajo debe ser resuelta por ese mismo
órgano, integrado de acuerdo con lo establecido por la acordada 1293 y, en caso de ser rechazada dicha
excusación, la decisión no puede ser examinada por la Suprema Corte”. SCBA, Ac. 41750, 2/5/1989, “Debole,
Salvador E. v. Simple SA s/incidente”; Ac. 60420, 15/8/1995, “López, M. v. Motolux SRL s/incidente de
ejecución” [J 14.47772-1]; Ac. 83897, 27/3/2002, “Becerra, Daniel v. Ariel Dada SA s/indemnización por
despido arbitrario, etc.”.
65
SCBA, Ac. 45584, 3/7/1990; Ac. 86964, 5/2/2003.

26
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si se trata de magistrados de primera instancia, será ante él y si se trata de órganos colegiados, ante el
tribunal, sea que se cuestione a uno o más de sus integrantes.
A diferencia del escrito que requiere la recusación sin expresión de causa, aquí la petición formal es
mucho más exigente. La parte no sólo debe individualizar el motivo legal por el que se entiende que
un juez no es imparcial sino además acompañar la prueba que abone sus dichos.
Más allá de lo referido a la prueba testimonial (ver art. 24) no existen limitaciones al respecto, sin
perjuicio de que la admisión de medidas probatorias no debe llevar a alongar demasiado este
procedimiento que necesariamente debe ser breve para no prolongar la incertidumbre respecto de cuál
será el juez que intervendrá en el pleito en marcha.
En aquel escrito, la causal de recusación debe ser debidamente objetivizada, en virtud de que las
causales de recusación son de interpretación restrictiva por cuanto importan una molestia en la función
judicial y en la distribución de los asuntos, además de importar un acto grave dado el respeto que se le
debe a la investidura del magistrado y por lo que resulta intolerable que se la deduzca antojadizamente
y con “deleznable fundamento”66.
Si la recusante al plantear el pedido de separación del juez interviniente, solamente menciona el inc.
10 del art. 17, CPCC, resulta insuficiente a tenor de lo expresado en el art. 20, párr. 2º, máxime si el
magistrado ha negado hallarse comprendido en la causal contenida en dicha norma, siendo facultativo
de la cámara abrir el incidente a prueba a condición -en principio- de que medie ofrecimiento
temporario de la misma por la parte recusante 67.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 20, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 21. Rechazo “in limine”


Si en el escrito mencionado en el artículo anterior no se alegase concretamente alguna de las
causas contenidas en el art. 17, o si se presentase fuera de las oportunidades previstas en los arts.
14 y 18, la recusación será desechada, sin darle curso, por el tribunal competente para conocer
de ella.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (II)


De la sola presentación a través de la que se intenta recusar a un juez pueden surgir circunstancias que
determinen su rechazo inmediato. El tribunal debe examinar si la recusación ha sido deducida en
forma y con causa legal, estando habilitado para desecharla sin darle curso si no concurren tales
requisitos68.
Un ejemplo de este rechazo liminar se da con la falta de alegación de las causas previstas en el art. 17
ya visto. Las causales son -como dijéramos- taxativas. Los motivos graves de decoro y delicadeza a
los que alude el art. 30 sólo pueden sustentar el apartamiento de un juez por el camino de la
excusación, estando vedado a las partes alegarlos.
Otro es la extemporaneidad del planteo69.

66
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 1/12/1993, “Municipalidad de Ensenada v. Cabrera, R. s/amparo -
incidente de recusación”.
67
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 10/3/1992, “Dra. Teresa Sala s/incidente de recusación con
expresión de causa en autos: `Urroz, Carlos N. s/sucesión ab intestato´”.
68
SCBA, Ac. 67705, 2/9/1997, “Ticona Valdivia, Ricardo v. Sociedad de Bomberos Voluntarios y Asistencia
Médica Privada de Lomas de Zamora s/despido - recurso de queja”; Ac. 69102, 18/11/1997, “Álvarez Ferreira,
Rigoberto v. Muscolo, Norberto y otro s/despido - recurso de queja” [J 14.47006-1].
69
“Habida cuenta del estado procesal del expediente en trámite de subasta, la recusación deviene extemporánea
(art. 18, CPCC, última parte) por lo que procede su rechazo in limine”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª,
31/3/1992, “Gache, Héctor A. v. La Méndola, Nélida s/sumario - recusación”.

27
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien es cierto que se admiten las recusaciones por motivos sobrevinientes, no lo es menos que si la
causal existe desde el inicio debe ser manifestada en la primera ocasión en que las partes toman
contacto con el órgano. Y aun cuando sea sobreviniente, debe ser alegada dentro de los cinco días de
ser conocida. Si estas oportunidades se dejan pasar, el pedido posterior se desestimará por
extemporáneo.
Se ha resuelto que en los casos en que resulta recusado un juez de la primera instancia, el tribunal
competente para decidir tal cuestión es la cámara de apelación respectiva, motivo por el cual se
perfilaría impropia la resolución mediante la cual el propio magistrado recusado desestimó in limine el
aludido planteo70.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 21, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 22. Informe del magistrado recusado


Deducida la recusación en tiempo y con causa legal, si el recusado fuese un juez de la Suprema
Corte o cámara, se le comunicará aquélla, a fin de que informe sobre las causas alegadas.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (III)


Presentado el escrito correctamente -incluyendo una causal admitida por la ley y en el tiempo
adecuado- ante un tribunal de los referidos en el artículo en análisis, se pondrá en conocimiento del
mismo al juez recusado para que éste efectúe las manifestaciones que considere pertinentes respecto
de la configuración del motivo alegado por el recusante.
Si bien el efectivo apartamiento de la causa no importa una sanción para el juez, es cierto que debe
tener oportunidad de ser oído para que su versión de los hechos permita adunar elementos con el fin de
resolver el punto por parte del cuerpo. La ley refiere al “informe” del juez. Téngase en cuenta que -por
la garantía constitucional en juego- la decisión es trascendente y por eso si bien debe ser rápida, no
puede ser adoptada sin el suficiente convencimiento respecto de la configuración -o no- de la causal.
Si resulta del informe efectuado en los términos de este artículo por el magistrado involucrado en la
recusación la exactitud del hecho que la funda, en virtud de lo normado por el art. 23, CPCC debe
tenérselo -como veremos- por separado de la causa 71.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 22, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 23. Consecuencias del contenido del informe


Si el recusado reconociese los hechos, se le tendrá por separado de la causa.
Si los negase, con lo que exponga se formará incidente que tramitará por expediente separado.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (IV)


Puede darse que el recusado admita la veracidad de los hechos en los que el recusante basa su intento.
De tal modo, sin más trámite se lo separará de la causa por no estar en condiciones de resolver el
pleito de manera ecuánime.
70
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/9/1994, “Simón Rremer s/concurso preventivo - quiebra”.
71
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/9/1993, “Sefag SAIC s/quiebra v. Raffo, Carlos Alberto s/ejecución
de sentencia”.

28
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si, en cambio, diera una versión diferente o bien negase la configuración de tales extremos, deberá
iniciarse un expediente separado por el cual tramitará el incidente suscitado abriéndose a prueba.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 23, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 24. Apertura a prueba


La Suprema Corte o cámara de apelaciones, integradas al efecto si procediere, recibirán el
incidente a prueba por diez (10) días.
Cada parte no podrá ofrecer más de tres testigos.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (V)


Si el tribunal no puede funcionar con los jueces no cuestionados, deberá integrarse de la manera que lo
indica la ley 5827 Orgánica del Poder Judicial para seguir adelante el trámite de la recusación de uno o
varios de sus integrantes.
Dispuesta la formación de incidente, se abrirá por diez días a prueba para que se produzca la que
ofreció el recusante y el juez en su informe.
Se limita el número de testigos pero nada se dice respecto de otros medios probatorios. Se entiende
que habrá libertad al respecto siempre que ello no implique desnaturalizar la sumariedad que debe
regir en este trámite a los fines de dilucidar rápidamente si el juez seguirá entendiendo en el juicio o
será necesario su reemplazo.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 24, Código nacional.
No existen diferencias en el texto normativo, salvo el agregado de que el plazo probatorio de diez días
operará si la prueba “hubiere de producirse dentro de la ciudad donde tiene su asiento el tribunal. El
plazo se ampliará en la forma dispuesta en el art. 158 “.

Art. 25. Resolución


Vencido el plazo de prueba y agregadas las producidas, se dará vista al juez recusado y se
resolverá el incidente dentro de cinco (5) días.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (VI)


Terminado el período de prueba se agregan las constancias de su producción y luego de que se dé
intervención al juez de cámara o de Corte recusado, el cuerpo dictará sentencia en el plazo legal.
Vemos una desigualdad de trato entre el recusante y el recusado ya que el primero no tendrá
oportunidad para alegar sobre el mérito de las probanzas arrimadas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 25, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se indica que el plazo de cinco días corre a
partir de la contestación de la vista mencionada o del vencimiento del plazo para hacerlo.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 26. Informe de los jueces de primera instancia
Cuando el recusado fuere un juez de primera instancia, remitirá a la cámara de apelaciones,
dentro de los cinco (5) días, el escrito de recusación con un informe sobre las causas alegadas, y
pasará el expediente al juez que sigue en el orden del turno para que continúe su sustanciación.
Igual procedimiento se observará en caso de nuevas recusaciones.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (VII)


Es hora de analizar qué ocurre cuando el recusado es un juez de primera instancia.
Ya vimos que el escrito que lo recusa con expresión de causa se presenta ante él mismo (art. 20).
Deberá luego -sobre la base de la pieza recibida- producir un informe donde consignará lo que
entienda pertinente dentro de los cinco días de planteada la tacha. Este informe junto con la recusación
se remiten a la cámara respectiva para que resuelva 72.
Es importante destacar que mientras tramita la recusación será otro juez de primera instancia -el que
corresponda de acuerdo con el orden de radicación de causas- el que continúe con el trámite de la
causa hasta tanto se dilucide el punto controvertido. Esto implica que la recusación no suspende los
trámites pero aparta provisoriamente de la conducción del pleito al juez de imparcialidad cuestionada.
Concluye la manda estableciendo que si se dan nuevas recusaciones -entendemos que por causas
sobrevinientes- el trámite será el mismo ya descripto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 26, Código nacional.
Se agrega que donde no hubiera “juez que sigue en el orden del turno”, el expediente pasará al
“subrogante legal”.

Art. 27. Trámite de la recusación de los jueces de primera instancia


Pasados los antecedentes, si la recusación se hubiese deducido en tiempo y con causa legal, la
cámara de apelaciones, siempre que del informe elevado por el juez resultare la exactitud de los
hechos, lo tendrá por separado de la causa.
Si los negare, la cámara podrá recibir el incidente a prueba, y se observará el procedimiento
establecido en los arts. 24 y 25.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (VIII)


Luego de constatar que la recusación se presentó en tiempo y sobre la base de causa legal, aquí
también el tribunal competente (cámara de apelación) podrá tener por configurada la causal alegada si
el juez en su informe admite la veracidad de los hechos, separándolo de la causa.
Para el caso en que las versiones fácticas del recusante y del recusado difieran, se prevé apertura a
prueba de acuerdo con las reglas ya analizadas (arts. 24 y 25).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 27, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 28. Efectos

72
“Planteada la recusación con causa, el juez recusado debe limitarse a elevar a la cámara de apelaciones el
escrito de la parte con el informe sobre las causas alegadas, no pudiendo pronunciarse sobre la recusación, por
ser esta materia privativa del tribunal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 17/8/1999, “Gutiérrez García
v. Plata Gas SACI s/cumplimiento de contrato -art. 26, CPCB-”.

30
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si la recusación fuese desechada, se hará saber la resolución al juez subrogante a fin de que
devuelva los autos al juez recusado.
Si fuese admitida, el expediente quedará radicado ante el juez subrogante con noticia al juez
recusado, aun cuando con posterioridad desaparecieren las causas que la originaron.
Cuando el recusado fuese uno de los jueces de la Suprema Corte o de las cámaras de
apelaciones, seguirán conociendo en la causa el o los integrantes o sustitutos legales que hubiesen
resuelto el incidente de recusación.

1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN CON EXPRESIÓN DE CAUSA (IX)


Finalmente, si se rechaza el planteo recusatorio por el tribunal de alzada sea porque no se basó en
causa legal, no fue planteado oportunamente o bien, abierta la causa a prueba, no se demostró la
existencia de los hechos que acrediten la falta de imparcialidad en el juez de marras se le hará saber al
juez subrogante -aquel a quien se le encomendó continuar provisoriamente con la tramitación de la
causa ante la presentación del intento recusatorio, art. 26 - que debe cesar en su tarea y reintegrar el
expediente al juez natural, ello en virtud de haberse disipado la sospecha de parcialidad sembrada por
la parte recusante>
Recordemos que no resulta procedente la resolución de la recusación pedida por cualquiera de las
partes por el mismo juez recusado dado que si bien el art. 21 admite el rechazo in limine de la
cuestión, éste debe ser efectuado por el tribunal competente para conocer en ella, conforme lo
establecido por el art. 19 debiendo el juez recusado limitarse a presentar el informe previsto por el art.
26 de este Código remitiéndose la causa al juez que sigue en orden de turno para que continúe su
sustanciación73.
Distinto es el supuesto de admitirse la recusación.
En ese caso, el expediente quedará radicado en el órgano a cargo del magistrado subrogante que ahora
pasará a ser el juez de la causa de manera definitiva -salvo, claro está, que respecto de éste aparezca
una causa de recusación sobreviniente-.
Se comunicará esta resolución al juez recusado quien no intervendrá más en el trámite del que fuera
desplazado aun cuando desaparezcan las causas que dieron lugar a esta incidencia. Si se trata de
magistrados de instancias superiores -cámaras o Corte- y prospera la recusación, en lugar del
magistrado desplazado continuarán interviniendo los que resolvieron el incidente integrando el cuerpo
de acuerdo con las reglas de la ya mencionada ley 5827.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 28, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 29. (Texto según ley 11593) Recusación maliciosa


Desestimada una recusación con causa, se aplicarán las costas y una multa de hasta quinientos
pesos ($ 500), por cada recusación, si ésta fuere calificada maliciosa por la resolución
desestimatoria.

1. RECUSACIÓN Y ABUSO
Frecuentemente se utiliza la figura de la recusación con causa para fines distintos de aquellos para los
que está contemplada -asegurar la independencia del órgano judicial, garantía ínsita en el debido
proceso-.
Por lo general, esta forma abusiva de emplear el instituto busca simplemente separar de la causa a un
juez cuyas resoluciones no benefician a la parte que lo impugna.

73
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 7/10/1993, “Cepeda de Fioriti, Nélida v. El Rápido SRL s/daños y
perjuicios”.

31
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para evitar ello, el Código contempla la figura de la recusación maliciosa. Ello requiere la
comprobación de un comportamiento enderezado a obstaculizar y retardar la tramitación del proceso 74.
En tanto este extremo no surja en forma manifiesta y ostensible de las constancias de autos, no
corresponde actuarla75.
La resolución de que se trate -provenga de la cámara o de la Corte- al desestimar una recusación puede
declararla maliciosa y en ese caso a quien la promovió se cargarán las costas y hasta una multa cuyo
tope prevé la manda en estudio.
No es otra cosa que una manifestación más del principio de buena fe procesal.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 29, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la referencia al monto de la multa.

Art. 30. Excusación


Todo juez que se hallare comprendido en alguna de las causas de recusación mencionadas en el
art. 17 deberá excusarse. Asimismo podrá hacerlo cuando existan otras causas que le impongan
abstenerse de conocer en el juicio, fundadas en motivos graves de decoro o delicadeza.
No será nunca motivo de excusación el parentesco con otros funcionarios que intervengan en
cumplimiento de sus deberes.

1. APARTAMIENTO DISPUESTO POR EL JUEZ


Como vimos, la garantía de la imparcialidad de los jueces también proyecta sus efectos sobre quienes
ejercen la judicatura ya que si la misma no se configura a su respecto serán incapaces de dictar una
sentencia válida a la luz de los mandatos constitucionales referidos. Por otra parte, el juez que a
sabiendas de su parcialidad tome decisiones dentro de un determinado pleito quedará incurso en las
conductas receptadas en el art. 32.
Por ello es que se contempla la vía procesal para que el mismo juez que advierta la configuración a su
respecto de las causales del art. 17 sin esperar que se lo recuse pueda excusarse de intervenir, esto es,
apartarse de la causa sobre la base de los motivos legales.
Obsérvese que para esta actividad, la ley otorga una flexibilidad que podría parangonarse con la que
cuentan las partes al estar habilitadas para recusar sin expresión de causa.
Aquí los jueces, además de los puntuales y taxativos motivos del art. 17, pueden aducir para separarse
del trámite la existencia de “otras causas que le impongan abstenerser de conocer en el juicio,
fundadas en motivos graves de decoro o delicadeza”.
Así, pues, al margen de las causales previstas en el artículo citado, el magistrado puede desprenderse
del conocimiento del expediente si invoca estas razones lo cual constituye una fórmula flexible que
alude a las motivaciones subjetivas del juez, cubriendo ciertos casos de violencia moral que sólo el
magistrado sabe en qué medida pesan sobre su conciencia 76.

74
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 5/12/1989, “M. de O. de DST v. DCA s/alimentos”.
75
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 17/10/2000, “Armeni, Emilio Alfredo y Durante, Margarita s/sucesión
ab intestato”.
76
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 6/2/2001, “Tarantino, Jacinto y Guerrero, Ana s/sucesión
testamentaria”. “Debe admitirse la excusación formulada por el juez, fundada en motivos de delicadeza y
decoro”. SCBA, B.50.296, 3/11/1992, “Stemphelet, Onildo O. v. Provincia Buenos Aires s/demanda contencioso
administrativa”. “El instituto de la excusación está previsto únicamente para aquellos casos en los que el
magistrado, al advertir que se encuentra comprendido en alguna de las causales del art. 17, CPC, se separa de la
causa; o también cuando existen motivos graves de decoro y delicadeza que generan en él una situación de
violencia moral que le impiden resolver cumpliendo con el deber de imparcialidad que exige la función
jurisdiccional”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/3/2000, “García, Gustavo Mario s/solicitud
asamblea judicial”; 2/7/2002, “GAL SA v. Campos, Carlos y otro s/ejecución”.

32
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de una causal genérica que pueden aducir los magistrados y que también deberá ser utilizada
con mesura, tanto más cuanto que será objeto de contralor por el juez que debe recibir la causa y éste
podrá oponerse a la configuración de esos graves motivos de decoro o delicadeza, decidiendo en
definitiva el tribunal de Alzada.
Ello no implica dejar la cuestión totalmente librada a la voluntad del magistrado. En el supuesto más
amplio de excusación sustentada en violencia moral o en motivos graves de decoro o delicadeza a que
alude el ordenamiento procesal en este art. 30, adoptado por la ley con una fórmula evidentemente más
flexible que atiende a las motivaciones subjetivas del juez, debe mediar para su admisión escrúpulos
fundados en razones serias y mínimamente compartibles en su exteriorización 77.
Es una delicada tarea evaluar la procedencia de la causal prevista ya que debe examinarse un particular
e íntimo estado anímico de los jueces que no siempre se traduce en causales objetivas fácilmente
demostrables pero que sin embargo debe ser de tal entidad que justifique su apartamiento de la causa
bajo su conocimiento. Debido a ello se exige al juez que manifieste, aunque sea sucintamente, cuáles
son las motivaciones subjetivas que lo llevan a apartarse de la causa 78.
Se ha exigido que para la procedencia de la excusación prevista en el art. 30 del Código por motivos
graves de decoro y delicadeza, debe especificarse en forma detallada de qué modo y en qué medida se
le produce al juez una situación de violencia moral que le impide fallar con imparcialidad 79.
Estos “motivos graves de decoro y delicadeza” a los que hace alusión el art. 30, CPCC, no configuran
una causal invocable por las partes, sino sólo por el juez. Los litigantes sólo pueden recusar si su
pedido se apoya en alguno de los motivos que taxativamente enumera el art. 17 80.
La ley no admite excusaciones cuando los motivos legales se manifiesten respecto de otros
funcionarios intervinientes en el pleito. Ello así por cuanto la garantía del juez imparcial opera
respecto de las partes. El supuesto aquí contemplado podrá generar roces en el desarrollo de la función
pero que deberán ser solucionados -eventualmente- por la vía de los controles de superintendencia.
Excusarse y ordenar la remisión de las actuaciones al juzgado subrogante (lo cual fue consentido por
las partes), implica desprenderse del conocimiento de los autos, dejar de ser el juez del proceso, por lo
cual es nula toda intervención ulterior: es improcedente admitir la reasunción de la jurisdicción ni aun
para las cuestiones incidentales, toda vez que el titular del juzgado subrogante no cuestionó la
excusación, rigiendo en consecuencia lo dispuesto por el art. 31, última parte, CPCC 81.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 30, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 31. Oposición y efectos


Las partes no podrán oponerse a la excusación ni dispensar las causales invocadas. Si el juez que
sigue en el orden del turno entendiese que la excusación no procede, se formará incidente que
será remitido sin más trámite al tribunal de alzada, sin que por ello se paralice la sustanciación
de la causa.
Aceptada la excusación el expediente quedará radicado en el juzgado que corresponda, aun
cuando con posterioridad desaparecieren las causas que la originaron.
77
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 26/3/2002, “Consorcio Calle 12 nro. 1117 de La Plata v. Rodríguez,
María del Carmen y otro s/cobro ejecutivo de expensas”.
78
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/12/1997, “L., C. v. R., R. s/cambio de tenencia de hijo”;
25/11/1999, “Rodríguez, Juan Néstor y otra v. Costadur, Enzo s/`Gómez v. Pertenecer s/reivindicación -
competencia´”; 4/6/2002, “S., L. S. v. A., R. s/filiación”; 6/2/2003, “Novelli, Jorge s/incidente oposición a
excusación en `López s/cobro´”.
79
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/3/2000, “García, Gustavo Mario s/solicitud asamblea judicial”.
80
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/9/1997, “Kohan, Juan Carlos s/concurso preventivo”;
24/4/2001, “Wilsoco SA s/tercería de dominio en autos `Néstor Huici SRL s/quiebra s/informe art. 26, CPC´”.
81
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 2/9/1986, “Banco Coop. Ltdo. v. Nuesch, David Gregorio y otros s/cobro
ejecutivo”.

33
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

1. INTERESADOS EN EL TRÁMITE DE LA EXCUSACIÓN


La ley veda a las partes cuestionar la decisión del juez que dispone fundadamente apartarse de la causa
ni tampoco les permite admitir su actuación a pesar de que se configuren las causales mencionadas. El
único que puede presentar formal oposición a la excusación es el juez que deberá recibir el expediente
de prosperar este intento82.
Las partes no pueden intervenir en el trámite de excusación de los jueces, careciendo de interés o título
para plantear oposiciones u observaciones al respecto. La resistencia a la excusación del juez anterior
podría ser ejercida por el magistrado que recibió los autos provocando entonces sí la intervención de la
Alzada, previa formación del incidente a que se refiere el art. 31 quedando el principal en el juzgado
para no demorar su sustanciación83.
Este juez sí puede cuestionar esa decisión no admitiendo la atribución de competencia, en cuyo caso se
formará incidente por separado que tramitará por las reglas generales ante el tribunal de Alzada. Habrá
posibilidad probatoria y de todo ello surgirá una resolución que admitirá o rechazará la excusación
manifestada.
Este trámite incidental no suspenderá el proceso que seguirá su curso en manos del juez a quien se le
remitió la causa con la excusación planteada.
Aquí también, si se acepta la excusación, el trámite queda radicado en el juzgado al que se remitiera
aun cuando las causales alegadas desaparezcan. Ello se justifica por la necesidad de no seguir variando
de juez en un mismo pleito. El artículo en estudio en su párr. 2º es totalmente claro al disponer que la
desaparición posterior de las causas de excusación no tiene por resultado devolver el proceso al juez
que se excusó cuando correspondía84.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 31, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 32. Falta de excusación


Incurrirá en las causas previstas en la Constitución provincial para la remoción de los
magistrados judiciales, el juez a quien se probare que estaba impedido de entender en el asunto
y a sabiendas haya dictado en él resolución que no sea de mero trámite.

1. PARCIALIDAD CONSCIENTE: CONSECUENCIAS


Se establece aquí que el juez que dicte sentencias interlocutorias o definitivas sabiendo que lo alcanza
alguna de las causales que impiden que sea imparcial será considerado incurso en los supuestos
constitucionales de mal desempeño y sometido al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, cuerpo
que eventualmente podrá disponer su destitución mediante el procedimiento estatuido por la ley 8085
al que podrá seguir un proceso penal común.
Todo ello se establece en resguardo de la ya aludida garantía del juez imparcial contenida en las
constituciones aplicables en la provincia de Buenos Aires.

82
“El juez que se opone a la excusación tiene la posibilidad de efectuar su planteo en la primera oportunidad, no
justificándose el cambio de opinión sobre la base de un mejor estudio de la cuestión, por lo que habiéndose
aceptado la competencia no cabe volver sobre el punto”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 23/11/1993,
“Lúquez, M. v. Ventura SAMCI s/incidente pronto pago”.
83
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 10/8/1989, “Gersenobitz, Juan Mario s/recurso de queja interpuesto por
el Dr. Gersenobitz en autos: `Scherdenovsky, Fernando v. Rogovosky, Julio César s/daños y perjuicios´”;
4/4/1995, “Iglesias, Héctor Jorge v. Bravo, Arnoldo s/juicio ejecutivo”.
84
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 27/4/1989, “Banco Patagónico v. Testa, A. s/acción de dolo”; Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 17/6/1999, “Consorcio Copropietarios Atenas IV v. Spinetta, Osvaldo
s/ejecución de expensas”.

34
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 32, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo el cambio vinculado con los diferentes
ordenamientos normativos aplicables al juzgamiento de la responsabilidad de los jueces.

Art. 33. Ministerio Público


Los funcionarios del Ministerio Público no podrán ser recusados. Si tuviesen algún motivo
legítimo de excusación, deberán manifestarlo al juez o tribunal y éstos podrán separarlo de la
causa, dando intervención a quien deba subrogarlos.

1. “JUEZ IMPARCIAL” VERSUS “MINISTERIO PÚBLICO IMPARCIAL”


Si bien el Ministerio Público tiene amplias facultades de actuación procesal, en materia civil y
comercial no cuenta con “imperio” o poder de decisión al punto de dictar resoluciones definitivas que
resuelvan conflictos entre partes con efecto vinculante para ellas.
No es el “juez” de la causa y por ello no le alcanza la garantía de la “imparcialidad”. De allí que sus
miembros no puedan ser apartados de la causa por medio de la figura de la recusación.
Sin embargo -en pos de un mejor desempeño de sus importantes funciones requirentes, de asistencia,
contralor, etc.- se prevé que si existe causal de excusación respecto de alguno de los litigantes que -en
su caso- impida gravemente el desarrollo de las tareas propias del fiscal, defensor oficial o asesor de
incapaces, podrán solicitar al juez de la causa que los aparte y éste, luego de evaluar el mérito de la
petición, estará habilitado para rechazar el pedido o bien disponer que el miembro del Ministerio
Público cuestionado sea reemplazado, operando esta sustitución de acuerdo con los carriles que
corresponda a tenor de las pautas contempladas en la ley 12061 del Ministerio Público de la provincia
de Buenos Aires.
Teniendo en cuenta que este artículo admite la excusación de los funcionarios del Ministerio Público si
tuvieron algún motivo legal para ello, debe interpretarse por “motivo legal” que el peticionante se
encuentre comprendido en alguna de las causales contempladas por el art. 17, CPCC 85.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 33, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO IV - Deberes y facultades de los jueces

Art. 34. Deberes


Son deberes de los jueces:
1º) Asistir a las audiencias de prueba, bajo pena de nulidad, cuando cualquiera de las partes lo
pidiere con anticipación no menor de dos (2) días a su celebración, y realizar personalmente las
demás diligencias que este Código u otras leyes ponen a su cargo, con excepción de aquellas en
las que la delegación estuviera autorizada.
En los juicios de divorcio y de nulidad de matrimonio, en la providencia que ordena el traslado
de la demanda se fijará una audiencia a la que deberán comparecer personalmente las partes y
el representante del Ministerio Público, en su caso. En ella el juez tratará de avenirlas sobre las
cuestiones relacionadas con la tenencia de hijos, régimen de visitas y atribución del hogar
conyugal.
85
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 9/4/1996, “Solá, Osvaldo G. v. Fischenich, María E. s/sucesión ab
intestato”.

35
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2º) Decidir las causas, en lo posible, de acuerdo con el orden en que hayan quedado en estado,
salvo las preferencias a los negocios urgentes y que por derecho deban tenerla.
3º) Dictar las resoluciones con sujeción a los siguientes plazos:
a) Las providencias simples, dentro de los tres (3) días de presentadas las peticiones por las
partes o del vencimiento del plazo conforme a lo prescripto en el art. 36, inc. 1º, e
inmediatamente, si debieran ser dictadas en una audiencia o revistieran carácter urgente.
b) Las sentencias interlocutorias, salvo disposición en contrario, dentro de los diez (10) días o
quince (15) días de quedar el expediente a despacho, según se trate de juez unipersonal o de
tribunal colegiado.
c) Las sentencias definitivas, salvo disposición en contrario, dentro de los cuarenta (40) o sesenta
(60) días, según se trate de juez unipersonal o de tribunal colegiado. El plazo se computará, en el
primer caso, desde que el llamamiento de autos para sentencia quede firme, y en el segundo,
desde la fecha del sorteo del expediente.
4º) Fundar toda sentencia definitiva o interlocutoria, bajo pena de nulidad, respetando la
jerarquía de las normas vigentes y el principio de congruencia.
5º) Dirigir el procedimiento, debiendo, dentro de los límites expresamente establecidos en este
Código:
a) Concentrar, en lo posible, en un mismo acto o audiencia todas las diligencias que sea menester
realizar.
b) Señalar, antes de dar trámite a cualquier petición, los defectos u omisiones de que adolezca,
ordenando que se subsanen dentro del plazo que fije, y disponer de oficio toda diligencia que
fuere necesaria para evitar nulidades.
c) Mantener la igualdad de las partes en el proceso.
d) Prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad, probidad y buena fe.
e) Vigilar para que en la tramitación de la causa se procure la mayor economía procesal.
6º) Declarar, en oportunidad de dictar las sentencias definitivas, la temeridad o malicia en que
hubieren incurrido los litigantes o profesionales intervinientes.

1. OBLIGACIONES DE LOS JUECES


Muy atrás quedaron los tiempos donde el ejercicio de la jurisdicción era entendido como un poder sin
obligaciones correlativas.
Se trataba de una concepción que hundía sus raíces en la época monárquica -edad media y moderna-
en la que los reyes, ejerciendo un poder absoluto, eran al mismo tiempo jueces, legisladores y
administradores. La corona ejercía el rol de impartir justicia del mismo modo que el resto de sus
funciones: de manera omnímoda, sin contralor alguno.
Hoy ello ha cambiado radicalmente.
La judicatura forma parte del Estado y, como tal, integra una estructura al servicio de la comunidad.
La jurisdicción en nuestros días está llamada a resolver conflictos suscitados en el seno de la sociedad
para contribuir a la paz y bienestar general.
Esa tarea implica -es cierto- un enorme poder: el del decir el derecho con autoridad coactiva
(imperium). Sin embargo, tal fajina no es libre sino condicionada por las pautas procesales que vienen
a reglamentar los derechos y garantías básicas que emanan del derecho constitucional.
Estas pautas son directivas tanto para los litigantes como para los jueces. Y respecto de éstos, se
contemplan obligaciones que deben abastecer los magistrados en la tarea de impartir justicia con el
objeto de permitir la plena vigencia de los principios procesales que informan el moderno derecho
procesal.
Estos deberes son múltiples. El artículo que ahora analizamos contiene algunos, pero no todos ya que
hay otros -independientes o conexos con éstos- diseminados a lo largo del Código.
Veámoslos en detalle.

2. AUDIENCIAS E INMEDIACIÓN

36
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez debe conocer el conflicto, tomar contacto directo con la cuestión litigiosa que se le exhibe.
Se trata de una premisa básica para una adecuada resolución de los diferendos. Este conocimiento se
logra en todos los casos a través de la reconstrucción histórica que permite la actividad probatoria.
Sin embargo, se pretende algo más: que el juzgador vivencie de manera directa las circunstancias que
motivaron a los litigantes a presentarse en los tribunales, que conozca a las partes, que escuche y vea a
los testigos, que presencie las explicaciones periciales, que se acerque al lugar donde ocurrieron los
hechos, etc.
Se trata de dar plena vigencia al principio de inmediación.
Si bien ello no siempre es posible en la práctica por las dificultades que acarrea para la actividad
cotidiana de los magistrados -atento la sobresaturación de tareas que padecen muchos juzgados- debe
bregarse para que este contacto con la realidad se incremente. La inmediación -de lograrse- da un cariz
diferente a la jurisdicción desde el momento en que permite al juez adquirir una percepción diferente
de los hechos, redundando esto en una mejor comprensión del conflicto con la gran ventaja que ello
importa a los fines de resolverlo.
Las audiencias son el ámbito natural en el que se materializa la inmediación. Por oposición a la
mayoría de los actos que integran nuestro proceso predominantemente escriturario, en la audiencia las
partes interactúan con el juez y éste puede -a través de una idónea indagación- obtener mucha más
información que la que puede desprenderse de la lectura de las manifestaciones vertidas ante otro
agente judicial o a través de un escrito.
La manda en estudio incorpora entre los deberes del juez el asistir a las audiencias de prueba.
Refuerza ello con la sanción de nulidad respecto de la audiencia que se celebre sin la asistencia
personal del magistrado, intento legal que, a renglón seguido, advertimos atenuado ya que esta
obligación tiene como condición la previa solicitud de alguna de las partes con no menos de dos días
de anticipación.
Esto es, se deja en manos de los litigantes determinar en qué casos entienden vital la presencia del juez
en la audiencia y entonces, solicitándola con antelación, podrán tachar de nulo el acto si el magistrado
no asiste a la misma.
Ello sin perjuicio de que deban ser los jueces quienes adopten -de por sí- la sana práctica de tomar
personalmente todas las audiencias que entiendan de mayor importancia dentro del proceso. Ello es
pertinente, por ejemplo, en el caso de ciertos testigos claves aun cuando las partes no lo requieran y a
pesar de estar admitida la delegación (art. 440).
Toda esta actividad viene robustecida por la obligación genérica de realizar en forma personal las
demás diligencias que se ponen legalmente a su cargo. Ello se relaciona de manera estrecha
-propendiendo también a favorecer la inmediación- con la regla de la indelegabilidad de la
competencia vista en el art. 3º, sin perjuicio de que se encomiende la realización de ciertos actos a
otros funcionarios o magistrados por razones de distancia o economía.
En forma particular se contempla el caso de las audiencias que deben ser fijadas en los juicios de
divorcio y de nulidad de matrimonio. Allí específicamente se encarga a los magistrados que en ese
contacto personal con las partes -y ante el representante del Ministerio Público si corresponde- intente
que se llegue a un acuerdo en lo que hace a temas vinculados con la desaparición del vínculo
matrimonial, tales como la atribución del hogar conyugal y, si hay hijos menores en común, los
regímenes de tenencia y visitas.

3. EL TIEMPO “RAZONABLE” DE DURACIÓN DEL PROCESO. LA PÉRDIDA DE


JURISDICCIÓN
Entre los derechos relacionados con el debido proceso que contempla el art. 15 de nuestra
Constitución provincial se encuentra el que tiene todo litigante a que las causas se decidan en tiempo
“razonable”.
La razonabilidad de los plazos de duración de los juicios es una variable de contornos imprecisos.
Tales términos no pueden establecerse de manera estricta ya que ello implicaría la injusticia de tratar
todos los conflictos que llegan a tribunales del mismo modo cuando existen evidencias objetivas de las
profundas diferencias que exhiben, básicamente en lo que se refiere a la urgencia reclamada por
algunas formas de tutela especial.

37
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí que quede en la prudencia de los jueces efectuar esta categorización para que el mero
ritualismo de resolver los pleitos a medida que “van quedando en estado” no frustre la “tutela judicial
continua y -fundamentalmente- efectiva” que plasma el art. 15 referido, ya que en ciertos casos -como
los referidos a reclamos relacionados con la salud, por ejemplo- si la solución llega tarde en realidad
no llega.
Estas pautas encuentran correlato en el inc. 2º de la norma en estudio donde, si bien se establece la
regla de que las causas se deben decidir en el orden en que hayan quedado en estado, junto a ella se
encuentra la excepción flexibilizante que permite al magistrado apartarse de ese criterio cuando las
características del tema lo requieren.
La ley se refiere a los “negocios urgentes” y obviamente a los pleitos que tengan preferencia por ley.
Toda esta temática tiene estricta vinculación con las modernas teorías que propician un adelanto de la
tutela y, de ese modo, lograr proteger las pretensiones de los litigantes de los efectos corrosivos del
paso del tiempo procesal. A ello nos referiremos en el capítulo dedicado a las medidas cautelares (arts.
195 y ss.).
El inc. 3º de este artículo también alude a la dimensión temporal del proceso y tiende a resguardar
-asimismo- la duración “razonable” de los pleitos. En este caso mediante la determinación de plazos
de cumplimiento obligatorio para los jueces y tribunales. Si bien -como señalamos- el concreto
alcance de lo “razonable” puede variar, aquí el legislador ha dado pautas específicas al indicar qué
entiende por plazo razonable a los fines del dictado de las resoluciones una vez que la causa ha llegado
a ese estadio.
Los diferentes tiempos que allí se plasman tienen que ver con distintos parámetros.
Una de estas pautas la constituye la complejidad de los distintos tipos de actos procesales cuya autoría
corresponde al órgano judicial: providencias simples, interlocutorias y sentencias definitivas. Se
comprende que a mayor complejidad, se conceda mayor tiempo para su elaboración y dictado.
Otro criterio que se tiene en cuenta es el tipo de órgano jurisdiccional que debe resolver. Se otorga
menos tiempo para los unipersonales que para los colegiados. Ello se fundamenta en la lógica
alongación temporal que conlleva la circulación entre dos o tres vocales de un tribunal y el estudio
personalizado que del caso deben hacer.
También se fijan los puntos de partida para el cómputo del plazo en cada uno de los supuestos.
Para las providencias simples, el tiempo -tres días- corre desde la presentación de peticiones por las
partes o desde el vencimiento de un plazo procesal determinado para pasar a una nueva etapa a menos
que se trate de una audiencia o de una medida urgente, en cuyo caso el dictado será inmediato.
En las interlocutorias, los diez o quince días -según el tipo de órgano- se cuentan desde que la causa
queda a despacho.
Y respecto de las sentencias de mérito, los cuarenta o sesenta días se computan desde la firmeza del
llamamiento de autos para sentencia (juez unipersonal) o desde el sorteo del expediente (tribunal
colegiado).
Existen en otras latitudes del Código plazos diferentes para el proceso sumario (art. 494), sumarísimo
(art. 496, inc. 6º), etc.
Los jueces deben cumplir con estos términos ya que “será nula la sentencia que se dicte con
posterioridad” según reza el art. 167, párr. 3º, más allá de que como toda nulidad procesal sea relativa
y no opere cuando la parte perjudicada por ella, expresa o tácitamente exteriorizó su voluntad de que
ese fallo se dictara86.
Si los jueces no cumplen con los plazos establecidos, opera a su respecto la pérdida de jurisdicción,
figura encuadrada dentro del retardo de justicia. Remitimos a la nota del art. 167, donde se observa de
qué manera pueden los jueces por motivos extraordinarios lograr ampliar estos plazos y cómo, si se
incumple con estas obligaciones, pueden ser pasibles de sanciones y eventualmente -en casos
extremos- ser sometidos a un proceso ante el jury de enjuiciamiento -art. 168 ->

4. EL FUNDAMENTO DE LOS FALLOS Y EL DEBIDO PROCESO


86
SCBA, Ac. 36297, 23/6/1987, “Lettieri, Nilda Alicia v. Ibáñez Frochan, Carlos Manuel y otros s/falsedad
material, daños y perjuicios”; Ac. 37351, 10/11/1987, “Galaburri Sasso, Jorge v. Erriest, Juan s/nulidad de
actuaciones” [J 14.16186-1].

38
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La sentencia es una norma individual que integra el orden jurídico del Estado.
Se enmarca en un todo sistemático, en un conglomerado de normas interrelacionadas que debe exhibir
necesariamente unidad y jerarquía. Su objetivo es la solución de un conflicto social determinado, total
o parcialmente.
Con esa finalidad puede llegar a disponer de manera coactiva de bienes de las personas con o sin
contenido patrimonial. Para que esta grave afectación de derechos de alguno de los contendientes sea
válida, la decisión que la disponga debe haber sido adecuadamente fundada en el derecho aplicable y
los hechos ventilados. De eso se trata el respeto por la unidad y jerarquía del orden jurídico. El
adecuado fundamento es obligación legal y está previsto en el inc. 4º de este artículo así como en el
art. 163 que se refiere al contenido de las sentencias.
En ese sentido, la sentencia en sentido lato y como acto jurisdiccional que entraña el conocimiento del
juez sobre las cuestiones sometidas por las partes a ser dilucidadas, debe tener un fundamento jurídico
que la avale para aventar decisiones antojadizas de parte del juzgador, y sólo ante la ausencia de ese
fundamento se impone decretar la nulidad del pronunciamiento 87.
La sentencia debe ser un producto razonado y objetivamente respaldado.
No puede evidenciar un simple voluntarismo o el capricho de su autor. Una sentencia que no exhiba el
iter lógico transitado hasta llegar a la conclusión que integra el fallo y que no exponga cuáles han sido
los pilares normativos, jurisprudenciales o doctrinarios sobre los que se edifica, resulta contraria al
orden jurídico integral y por ello puede ser descalificada como acto jurisdiccional válido.
La manda en estudio considera nulo este tipo de decisorio. Aunque esta sanción consistente en la
privación de los efectos propios del decisorio, por su gravedad, es sólo aplicable en aquellas hipótesis
donde la falta de fundamentación sea absoluta, y no cuando al fallo pueda tan sólo reprochársele
laconismo o un desarrollo escueto de cada una de las circunstancias fácticas y jurídicas computables 88.
Otra fuente de nulidad consiste en no respetar la jerarquía normativa.
Ello deviene de la regla madre del art. 31 de la Carta nacional de donde puede extraerse el principio de
la supremacía constitucional que da unidad a nuestro orden jurídico. En el respeto por esta relación
jerárquica se encuentra la médula de toda la teoría de la impugnación: la sentencia se expone a un
trámite de revisión en la medida en que -como norma individual que es- contraríe las normas generales
o constitucionales a las que debe necesariamente subordinarse.
Y también en este respeto por la supremacía constitucional se halla el argumento más importante que
hoy -luego de una evolución en la doctrina sostenida al respecto por la Corte nacional- permite la
declaración de inconstitucionalidad de oficio de normas por parte de los jueces.
Finalmente, el principio de congruencia.
Si bien es cierto que la moderna teoría procesal ha admitido un mayor grado de publicización de la
litis que versa sobre derecho privado -normalmente constituida por pretensiones materiales
disponibles- no lo es menos que estas flexibilizaciones en pos de la verdad jurídica objetiva sigue
teniendo importantes vallas, cuyo traspaso por el juez harán pasible a su producto -la sentencia- de
impugnaciones.
En el marco de estos derechos plenamente disponibles para los contendientes, estas vallas
infranqueables están constituidas por los elementos objetivos de la pretensión: el juez no puede
apartarse de lo pedido por los litigantes ni puede variar o enriquecer la causa en que se funda el
reclamo. La sentencia debe contener una decisión expresa, positiva y precisa, acorde con las
pretensiones deducidas en el juicio y tal como las presentaron las partes intervinientes en los escritos
de demanda y contestación, en correspondencia plena con todos los elementos de hecho aportados por
las partes, basándose sólo en ellos89.
No se trata sólo de una regla vigente en la instancia de origen. En segunda instancia, observamos que
el principio de congruencia sigue imperando -art. 266 ->

87
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/6/2002, “Fortunato Tassara y otro v. Banco de Junín SA
s/determinación de valor accionario”.
88
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/9/1998, “Benzadon, Samuel v. Pizzicaro, Jorge B. y otro s/ejecución
prendaria”.
89
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 13/2/2001, “Banco Integrado Departamental Cooperativo LImitado (su
quiebra) v. Grassetti, Juan Carlos y otros s/cobro ejecutivo”.

39
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Según nuestra Corte local el principio de congruencia se vincula, básicamente, con la forma en que los
órganos jurisdiccionales deben resolver las cuestiones sometidas a su decisión, teniendo en cuenta los
términos en que quedó articulada la relación procesal, esto es, sin incurrir en omisiones o demasías
decisorias90.
Podrá -en ejercicio de poderes instructorios- complementar la prueba cuando la producida a instancias
de las partes sea insuficiente a su criterio, pero nada más ya que es principio consagrado por los arts.
34, inc. 4º, y 163, inc. 6º, CPCC, y 47 de la actual ley 11653 que está vedado a los jueces dictar
sentencia extra petita, esto es, apartándose de los términos de la relación procesal y decidiendo en
forma distinta de la pedida por las partes, pronunciándose sobre extremos no planteados, toda vez que
de lo contrario se infringe el aludido principio de congruencia entendido como la correspondencia
entre la sentencia y el pedimento formulado respecto de las personas, el objeto y la causa 91.

5. ECONOMÍA PROCESAL, MORALIDAD E IGUALDAD


El juez moderno dirige el proceso de manera comprometida. No se trata de un simple “organizador de
etapas” sino que debe propender a que el juicio se desarrolle de la manera más sencilla y efectiva
posible, ahorrando a los litigantes dispendios inútiles de dinero, energías y tiempo.
Se le impone al juez vigilar que “en la tramitación de la causa se procure la mayor economía
procesal”.
De allí que la ley encomiende al judicante que controle la forma en que se desenvuelve la litis a través
de actividades concretas, las que vienen contenidas en los diversos apartados del inc. 5º y en el inc. 6º
de este artículo.
Conforme con esta pauta rectora, debe reunir en una misma diligencia la mayor cantidad de actos
procesales compatibles entre sí. Se trata de cumplir con el principio de concentración, directamente
vinculado con el ahorro de tiempo y esfuerzos.
Por ejemplo, aun cuando la redacción del art. 503, CPCC se refiere al embargo y citación de venta
como actos sucesivos, no existe obstáculo alguno para que se realicen en forma simultánea, solución
que se justifica no sólo a partir de la aplicación analógica del art. 540 sino además por la directiva del
artículo en estudio92.
De acuerdo con el principio de saneamiento se le pide al juez que frente a una petición defectuosa y
antes de darle curso a la misma, indique el déficit que ésta padece para que rápidamente pueda ser
subsanado y -en general- que adopte medidas de oficio para que el juicio prosiga sin causas de
nulidad.
En relación con ello, respecto de un juicio sucesorio, se ha dicho que la exigencia de presentar
certificados de dominio y anotaciones personales con carácter previo a la autorización requerida al
juez para formalizar por escritura pública la cesión de los derechos hereditarios de la menor, se adecua
a las facultades que otorga al mismo el art. 34, inc. 5º, ap. b), y 36, inc. 2º 93.
Estas resoluciones dirigidas a evitar nulidades adoptadas sobre la base de las potestades legales del
juez no son revisables94 por corresponder al ejercicio de atribuciones privativas del órgano
jurisdiccional95.

90
SCBA, Ac. 54663, 7/2/1995, “Castro y Wenzel, Tatiana v. Garay, Ana Elena s/exclusión vocación hereditaria”
[J 14.44969-3]; Ac. 53875, 14/6/1996, “Fernández, Horacio v. Lara, Rodolfo Julián y otros s/reivindicación” [J
14.44969-4]; Ac. 57892, 4/3/1997, “Trigo, Alfredo v. López, Rubén s/cobro de pesos” [J 14.44969-5]; Ac.
65193, 3/11/1999, “Puebla de López, Juliao Feodora y otra v. Cooperativa Industrial Textil Argentina de
Producción y Consumo Ltda. s/cobro sumario”; Ac. 78830, 20/12/2001, “Terrón, Sergio Manuel s/incidente de
determinación de honorarios en `Monterrubianesi, Oscar P. v. Provincia de Buenos Aires. Amparo´ y demás
incidencias vinculadas y acumuladas”.
91
SCBA, L.57.997, 22/12/1998, “Bustamante de Vicente, Olga y otros v. La Rambla SA s/indemnización de
daños y perjuicios”; L. 72.260, 16/5/2001, “Debon, Mario G. v. Ocasa s/indemnización por despido”.
92
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 18/9/2001, “Noya, Enrique Luis v. Cía. Financiera Argentina v.
Hilandería Matheu SACIF s/ejecución hipotecaria s/incidente de ejecución de honorarios”; 18/9/2001, “Glaniver,
Silva Diana v. Cía. Financiera Argentina v. Hilanderías Matheu SACIF s/ejecución hipotecaria s/incidente de
ejecución de honorarios”.
93
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/2/2001, “Mucciolo, Francisco Antonio s/sucesión ab intestato”.
94
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 4/4/2000, “Sosa, Roberto Cristian s/posesión veinteañal”.
95
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 2ª, 10/5/1994, “Ferrari, Antonio v. Musante, Domingo s/usucapión”.

40
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha entendido también que estas actividades constituyen “poderes-deberes” del magistrado y
requieren también de la colaboración de los abogados en el desarrollo de las tareas que a ellos
particularmente les incumbe como sujetos involucrados en forma directa en el proceso. De allí que
nuestra Corte haya establecido que resultan útiles e importantes para el buen orden del proceso, no
sólo el “poder-deber” de saneamiento que el art. 34, inc. 5º, ap. b), CPCC confiere a los jueces, sino
también el cumplimiento por parte de los profesionales letrados de las pautas establecidas en la
acordada 251496.
Estos profesionales deben ser diligentes ya que no todo puede ser objeto de saneamiento por parte del
juez dentro de la causa. Los actos procesales deben ser correctamente elaborados ya que sigue
plenamente vigente -como regla- la noción de carga procesal: la parte que incumple con las mismas se
perjudica.
Ejemplo claro de este supuesto se observa en el caso de la rúbrica de los escritos. Constituyendo la
firma de los presentantes un requisito esencial para la validez del acto, su ausencia hace que el mismo
sea jurídicamente inexistente y carente de vigencia procesal razón por la cual el juzgador no puede
ejercer la atribución que le confiere el art. 34, inc. 5º, letra b, porque es inaplicable a esta situación 97.
O la debida acreditación de la representación, donde se aplica un criterio algo más flexible. Si el
letrado invoca ser representante de una de las partes sin justificarlo, media un incumplimiento a lo que
en materia de personería mandan los arts. 46 y 47. Estas normas se limitan a imponer la exigencia de
presentación del poder sin prever sanción alguna si ello no se cumple, lo que obliga a acudir a otras
latitudes del mismo cuerpo legal, concretamente los deberes que estatuye el art. 34, inc. 5º, la potestad
contenida en la última parte del art. 157 y aun el argumento emergente de los arts. 345, inc. 2º en
conjunción con el art. 352, inc. 4º98.
Mientras tanto, además, se le encarga al juez el mantenimiento de la igualdad de las partes en el
proceso.
Ambas directivas parecen contradictorias ya que el saneamiento oficioso de nulidades normalmente
beneficiará -en lo puntual- a una de las partes, impidiendo a la otra acusar esa irregularidad y
eventualmente obtener ventajas procesales.
Esto, que puede ser visto como una actividad judicial que desequilibra la igualdad de los litigantes,
entendemos que es tolerado en pos de un principio considerado superior: el resguardo del normal
desenvolvimiento de la litis que a la postre resolverá el conflicto suscitado beneficiando -con la
pacificación social- no sólo a los que discuten en este expediente sino al resto de la comunidad.
Por último, se encarga a los jueces que adviertan (“prevengan”) y sancionen las conductas reñidas con
la buena fe procesal.
La manda -muy genérica- se complementa con la más específica del inc. 6º que ordena declarar la
temeridad y malicia de litigantes o profesionales en la sentencia definitiva, complementando lo que al
respecto plasman los arts. 45 y 163, inc. 8º, además de lo que hace a las facultades disciplinarias de los
jueces -art. 35 - y de las variadas previsiones sobre este punto repartidas a lo largo del Código>
Estos artículos que contemplan sanciones por inconducta procesal deben ser aplicados cautissimo
modo, vigilando la normalidad del proceso y salvaguardando su buen orden, pero sin afán de convertir
al juez en un administrador mecánico de penalidades por todo aquello que no concuerde con la
estrictez de lo que una de las partes pueda entender por buena fe y lealtad procesales. Por eso es que si
la accionada, aun contradiciéndose, se limita a defender lo que entiende es su derecho no puede haber
motivo de sanción por tal actitud99.
Respecto de la buena fe y el proceso, remitimos a la nota del referido art. 45.

6. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

96
SCBA, Ac. 55366, 20/5/1997, “Vila, Oscar A. y otra s/tercería de dominio y/o mejor derecho en autos: `Banco
Cooperativo de La Plata Ltdo. v. Nizza de Torales, Lydia y otros s/ejecución hipotecaria´”.
97
SCBA, Ac. 84779, 15/5/2002, “Díaz, Wilfrida v. Schonbrod, G. y otro s/daños y perjuicios - recurso de queja”.
98
SCBA, Ac. 64313, 23/3/1999, “Pérez, Luis y otros v. De Marco, Juan Carlos y otros s/daños y perjuicios”; Ac.
77584, 19/2/2002, “Manfredi, Miguel Ángel y otro v. Cía. de Colectivos Costera Criolla SA s/indemnización de
daños y perjuicios”.
99
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/8/2000, “Rensa, Juan Manuel y otro v. El Molino SA y otro
s/desalojo”.

41
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 34, Código nacional.
La ley 25488 ha incorporado numerosos cambios en el texto original de la norma y profundizó las
diferencias ya existentes respecto del texto de su par provincial.
Así, entre los deberes de los jueces está el de asistir a la audiencia preliminar -figura no prevista en
nuestro ámbito-. No se consigna la posibilidad de que para el resto de las audiencias las partes puedan
solicitar la presencia del juez bajo sanción de nulidad. Se incluye la separación personal entre los
procesos de familia en los que deben fijarse una audiencia junto con el traslado de la demanda. Y se
señala que en esas diligencias el juez deberá tratar de “reconciliar a las partes” además de avenirlas en
las cuestiones de tenencia, alimentos y atribución del hogar conyugal.
Respecto de los plazos para dictar resoluciones se incluye las sentencias homologatorias junto a las
interlocutorias, se establece -respecto de las sentencias definitivas en el juicio ordinario- el plazo en el
que deben ser dictadas y se indica aquí el plazo para emitir sentencia en juicios sumarísimos y en
amparos, aclarándose que en todos los casos no se computará el tiempo que insuma la producción de
prueba ordenada de oficio.
Finalmente, entre los poderes del juez encontramos los que se dirigen a evitar o “sanear nulidades”.
En lo demás, el texto es idéntico.

Art. 35. Facultades disciplinarias


Para mantener el buen orden y decoro en los juicios, los jueces y tribunales podrán:
1º) Mandar que se teste toda frase injuriosa o redactada en términos indecorosos u ofensivos.
2º) Excluir de las audiencias a quienes perturben indebidamente su curso.
3º) Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas por este Código. El importe de las multas
que no tuviesen destino oficial establecido en el mismo, se aplicará al que le fije la Suprema
Corte de Justicia. Hasta tanto dicho tribunal determine quiénes serán los funcionarios que
deberán promover la ejecución de las multas, esa atribución corresponderá a los representantes
del Ministerio Público Fiscal ante los respectivos departamentos judiciales. La falta de ejecución
dentro de los treinta (30) días de quedar firme la resolución que las impuso, el retardo en el
trámite, o el abandono injustificado, de éste, será considerado falta grave.

1. PODERES DISCIPLINARIOS
El juez es el responsable del normal desenvolvimiento del proceso.
Debe velar porque su desarrollo se realice en debida forma ya que de ese “buen orden y decoro”
dependerá en gran medida la completa satisfacción del derecho de acción que asiste a los litigantes. El
Código dota al juez de los medios para compeler a las partes para que su conducta se ajuste a la
corrección que debe primar en un proceso de creación normativa.
La trascendencia social que posee el trámite de un pleito no puede ser desconocida por los litigantes y
sus letrados. De allí que si éstos no se comportan adecuadamente, será misión del magistrado aplicar
las medidas que aquí se mencionan.
En primer término, se hace referencia al lenguaje que debe ser utilizado en la expresión escrita de las
presentaciones ante los estrados judiciales. La vehemencia en la defensa de los derechos de sus
clientes no puede llevar a los letrados a utilizar términos inadecuados que evidencien ausencia del
respeto y consideración que se deben todas las personas en un trato civilizado y, específicamente, las
partes, sus abogados y el juez entre sí100.

100
“La moderación y la corrección en el lenguaje es un deber primordial del abogado. La severidad en el trato
que pueden imponer las circunstancias de la defensa, no autoriza la vejación inútil o la violencia impropia (art.
19, Normas de Ética Profesional del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires). De tal forma y en
uso de las facultades otorgadas a los Órganos Jurisdiccionales por el art. 35, inc. 1º, del ordenamiento ritual, debe
ordenarse el testado de toda frase injuriosa”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 17/2/1998, “Municipalidad de
Berazategui v. Díaz Soto, Carlos A. s/apremio”.

42
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Eso mismo viene pautado -además- por las normas del Código de Ética vigente en nuestra provincia.
Este conjunto de directivas fue sancionado en 1954 por el Colegio de Abogados de la provincia en
cumplimiento de lo dispuesto por la ley que regula la colegiación obligatoria.
La transgresión a las mismas podrán ser causal de un proceso disciplinario ante el ente colegial.
Cuando se advierta la violación de esta regla, podrán eliminarse -mediante el testado- las frases
injuriosas o con términos indecorosos u ofensivos.
Quedará en el magistrado evaluar el tenor de los escritos y aplicar esta medida así como otras conexas
si entiende que el caso posee mayor gravedad.
En este sentido, corresponde apercibir al letrado firmante de un recurso que incorpora en esa pieza un
calificativo respecto de uno de los votos del tribunal que excede manifiestamente el legítimo ejercicio
del derecho de defensa, procediendo -además- su testado sobre la base del artículo en análisis y al art.
74, inc. 1º, ley 5827101. También debe apercibirse al abogado que en el escrito por él suscripto se
vierten expresiones inadecuadas sobre la Suprema Corte que agravian el decoro de sus integrantes 102.
El legítimo ejercicio del derecho que tienen las partes de solicitar al órgano jurisdiccional las medidas
necesarias para corregir lo que pueda interpretarse como una situación disvaliosa para el normal
desarrollo de la causa en modo alguno puede dar lugar al uso de expresiones que menoscaben la
investidura del magistrado interviniente. Cuanto la presentación de los letrados deja traslucir una
inequívoca descalificación de la actuación cumplida por el magistrado interviniente en la causa,
achacándole parcialidad y animosidad pero sin acudir de modo serio a los mecanismos legales
previstos por el ordenamiento jurídico para canalizar semejante denuncia, bien puede el juez de grado
encontrarse habilitado para ejercer el poder correctivo previsto por el ordenamiento procesal y
sancionar a los letrados103.
Este tipo de actividad indecorosa de los litigantes y sus letrados muchas veces puede tener por
finalidad lograr el apartamiento del juzgador de la causa. Sin embargo se ha dicho que las expresiones
de un litigante que hayan afectado al juez en su dignidad y decoro no hacen admisible la excusación,
pues la conducta de quien realizó tales actos tiene las correspondientes sanciones contempladas en los
arts. 35 y concs. del ordenamiento adjetivo104.
También es posible que el juez deba intervenir para poner orden en una audiencia.
Múltiples son las formas en que los asistentes a las mismas pueden intentar entorpecer su curso. Sea
que se trata de partes, letrados o público asistente, la norma faculta al juez para excluirlos del recinto
en la medida en que lleven adelante una “perturbación indebida”. Claro está que si el perturbador es un
sujeto que necesariamente debe actuar en la audiencia, el juez resolverá si existe alguna forma de que
pueda declarar sin incurrir en inconducta o bien -si el impedimento resulta insalvable- podrá tener por
no realizada la audiencia por causa imputable al díscolo, con las consecuencias que en cada caso
determine la ley.
Finalmente, se incluye una referencia genérica a la potestad correctiva del juez a partir de los casos
concretos -diseminados a lo largo del Código- donde se autoriza la aplicación de multas.
Las correcciones disciplinarias a que se refiere el inc. 3º del artículo en estudio, están basadas en la
potestad de los jueces y tribunales para salvaguardar el principio de autoridad frente a cualquier
conducta que altere el buen orden de los procesos o el decoro que debe presidir la actuación ante los
estrados judiciales105.
Aquí además se prevé el destino de las multas que no tengan uno determinado (por ejemplo, la del art.
45 se entrega a la parte contraria).

101
SCBA, Ac. 44806, 6/8/1991, “Fernández Saler, Aída Ercilia v. Corpus, Eduardo y otros s/daños y perjuicios”.
102
SCBA, B.54.193, 15/7/1997, “Fiorenza, Juan A. v. Caja de Jubilaciones, Subsidios y Pensiones del Personal
del Banco de la Provincia de Buenos Aires s/demanda contencioso administrativa”.
103
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 30/10/2001, “Tornsquit, Mario González v. Fisco de la Provincia de
Buenos Aires s/expropiación inversa”.
104
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 22/4/1993, “Apolo XXI v. Proyectos Especiales SE s/incidente de
medidas cautelares”; 14/2/1995, “Bruno, Marta Teresa y otros s/incidente de cobro de honorarios en autos
`Caram, C. y otro v. Magnoni, Martín s/rendición de cuentas´” [J 14.20550-2]; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 23/12/1993, “Dos Marías SA s/quiebra - incidente de verificación y pronto pago por Castro, Luis y
otro” [J 14.20550-1]; 7/2/2002, “Grilli, Antonio v. Ortiz, Néstor H. s/incidente de ejecución de honorarios”.
105
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 22/6/1998, “Saa, Rubén Rodolfo s/incidente de apelación”.

43
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se determina que serán imputadas al objeto que les fije la Suprema Corte, órgano que también deberá
establecer los funcionarios encargados de hacer efectivas estas sanciones pecuniarias mediante el
trámite de la ejecución. Hasta tanto esto último no ocurra se contempla la intervención de los agentes
fiscales de los respectivos departamentos judiciales. Se señala que la falta de diligencia en la
percepción de estas sumas se considerará falta grave.
Ello encuentra justificativo por una doble vía: por un lado, la multa al hacerse efectiva se torna eficaz
y permite lograr el efecto disuasivo esperado y, por otro, se obtienen recursos que redundan en una
mejor administración de justicia al ser destinados a los fines dispuestos por la Corte.
La res. 760/1968 de la Suprema Corte dispone que los fondos provenientes de multas y depósitos que
no tuvieran destino especial señalado por la ley, se depositarán en el Banco de la Provincia de Buenos
Aires en la cuenta “Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires”, arts. 35, inc. 3º, y 295, CPCC. El
importe de dichos fondos se afectará a los servicios de funcionamiento o inversiones que el tribunal
determine anualmente106.
Todo juez que aplique una sanción de las aquí referidas deberá dar noticia al funcionario encargado de
la ejecución de las mismas para que éste se aboque a la tarea encomendada legalmente.
En muchos casos, son las propias partes las que reclaman la aplicación de sanciones por parte del juez
a otros sujetos procesales. Ello puede ser o no receptado por el magistrado. La decisión que desestima
el pedido de sanciones es inapelable desde que no causa gravamen irreparable, en tanto las facultades
disciplinarias conferidas al juzgador se hallan dentro de los poderes privativos del juez o tribunal
quien se erige como la autoridad del proceso, sin que sea siquiera facultad de los litigantes su
requerimiento107.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 35, Código nacional.
En el Código de la Nación las “facultades disciplinarias” se transforman en “potestades disciplinarias”
y se enumeran los actos que el juez o tribunal “deberán” realizar, los cuales -en esencia- son idénticos
a los del sistema local. Sólo se agrega la posibilidad de que no se ordene el testado de frases impropias
por solicitud de parte o tercero interesado y cambian las fuentes normativas de correcciones
disciplinarias (ley orgánica, Reglamento para la Justicia Nacional, normas del Consejo de la
Magistratura).

Art. 36. Facultades ordenatorias e instructorias


Aun sin requerimiento de parte, los jueces y tribunales podrán:
1º) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso. A tal efecto, vencido un plazo,
se haya ejercido o no la facultad que corresponda, se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo
procesal, disponiendo de oficio las medidas necesarias.
2º) Ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos,
respetando el derecho de defensa de las partes.
3º) Corregir algún error material o suplir cualquier omisión de la sentencia acerca de las
pretensiones deducidas en el litigio, siempre que la enmienda o agregado no altere lo sustancial
de la decisión, y ésta no hubiese sido consentida por las partes.
4º) Disponer, en cualquier momento, la comparecencia personal de las partes para intentar una
conciliación o requerir las explicaciones que estimen necesarias al objeto del pleito. La mera
proposición de fórmulas conciliatorias no importará prejuzgamiento.

106
“La multa por retardo en la contestación de los oficios enunciada en el art. 397, CPCC por no tener un destino
especial señalado por la ley, integra los fondos a que se refiere el art. 1, res. 760/1968 enunciado anteriormente.
Por tal razón la beneficiaria de la multa que se dispusiera es la Suprema Corte de Justicia”. Cám. Civ. y Com.
Azul, sala 1ª, 20/5/1999, “Gentile v. Man s/medida cautelar - beneficio de litigar sin gastos”.
107
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/11/1998, “Fariñas de Celaya, María v. Celaya, Juan Carlos s/incidente
nulidad”; 7/9/1999, “Pasini, Mario Alberto s/incidente ejecución de honorarios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
5º) Decidir en cualquier momento la comparecencia de los peritos y de los testigos para
interrogarlos acerca de todo aquello que creyeren necesario.
6º) Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen documentos
existentes en poder de las partes o de los terceros en los términos de los arts. 385 y 387.

1. AVANCE DEL PROCESO Y OBTENCIÓN DE PRUEBA. PODERES DE LA MAGISTRATURA


El dispositivo es el principio que gobierna el proceso civil y comercial.
Ello implica que son las partes las que tienen la iniciativa de darle comienzo, aportar los hechos y la
prueba que abonan sus pretensiones y de mantenerlo vivo hasta el final. Sin embargo en los últimos
tiempos se ha redimensionado la figura del juez y hoy se considera conveniente que tenga -junto con
las partes- ciertas facultades instructorias y ordenatorias de tal modo que pueda -según las primeras-
indagar en la forma como sucedieron los hechos y -de acuerdo con las segundas- dar impulso al
proceso.
Estas facultades son las previstas en la norma en estudio pero es importante recordar que su ejercicio
es potestativo de los jueces. En efecto, hacer uso de ellas o no constituye una actividad total y
absolutamente discrecional de quienes imparten justicia. Por eso, los litigantes no pueden agraviarse
de que no se haya decretado alguna de las medidas instructorias autorizadas por el art. 36, CPCC pues
la utilización de la palabra “podrán” en la citada norma del ordenamiento adjetivo, define de un modo
indubitable el carácter facultativo y no obligatorio, del ejercicio de las posibilidades que el artículo
acuerda a los órganos jurisdiccionales108.

2. FACULTADES INSTRUCTORIAS
Con ese nuevo rol, el magistrado podrá llegar de manera más aproximada a la verdad jurídica objetiva
y evitar la paralización del proceso.
Para cierta parte de la teoría procesal, esta actividad importa inmiscuirse en facultades connaturales
-según el concepto tradicional- de las partes y en cierta manera se distorsiona la relación de igualdad
de los que litigan. Se ha dicho en este sentido que las facultades instructorias y de dirección del
proceso que corresponde a los jueces no deben actuarse para suplir la negligencia en que hubiesen
incurrido cualquiera de los contendientes en la producción de las pruebas conducentes por ellos
ofrecidas de conformidad con las reglas del onus probandi específico aplicable al caso. Ello importaría
alterar el deber de imparcialidad, el de mantener la igualdad de los litigantes y el de respetar las
garantías de la defensa en juicio y del debido proceso 109.
Sin embargo, no es menos cierto que el sacrificio aludido encuentra sustento en una nueva concepción
del proceso.
Hoy, tal como lo venimos sosteniendo, se concibe al proceso civil más como un medio de satisfacer
con justicia la paz social que como una simple arena de combate donde los contendientes pueden
manejar las situaciones a su antojo frente a la inmutable mirada del árbitro, resultando vencedor quien
muestre más destreza y astucia y menos piedad respecto de su adversario.
Con esta nueva postura, las partes siguen teniendo en sus manos el poder de conducción del juicio,
pero también el juez puede participar activamente en él cuando entiende que la inactividad de alguna
de ellas puede malograr el referido fin último de la jurisdicción.
Para ello se consagran los poderes instructorios y ordenatorios que en este artículo se entremezclan.
Analizando en primer término las facultades de instrucción, vemos plasmadas en el inc. 2º las
denominadas “medidas para mejor proveer” y que se asocia a las pruebas que el juez ordena producir a
los fines de esclarecer la verdad luego de haber llamado autos para sentencia según reza el art. 482.
Más allá de la literalidad de la ley, no hay razón para limitar la ocasión en que el juez pueda hacer uso
de este poder instructorio. La “prueba de oficio” -más genéricamente hablando- puede aparecer en
cualquier estadio del proceso en la medida en que razonablemente sirva al juzgador para lograr
conformar con más solidez su certeza acerca de cómo acaecieron los sucesos cuyo juzgamiento se

108
SCBA, Ac. 51683, 7/2/1995, “De Maio, Ciriaco v. De Maio, Ángela y otros s/colación, rescisión de partición
por donación y reducción”; Ac. 68456, 17/5/2000, “Bulacio Argenti SA v. Banco de Galicia y Buenos Aires
s/revisión contractual”.
109
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 11/4/2002, “Credisi SA v. Silva, Gladys Andrea s/ejecutivo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
reclama. De hecho, muchas normas probatorias contemplan la actividad oficiosa del juez (arts. 413,
440, 450, 459, 471, 473, 477, etc.).
Esta actividad reconoce límites en la jurisprudencia. Así, el juez, si bien tiene la facultad de solicitar
diversas diligencias probatorias en caso de considerarlo necesario no puede suplir la actividad de las
partes110.
Los arts. 12, ley 11653, y 36, inc. 2º, CPCC otorgan a los jueces de mérito la facultad de adoptar
medidas para mejor proveer y esencialmente el art. 36, inc. 2º, impone como límite el respeto de la
garantía constitucional de defensa en juicio que surge del art. 18, CN 111 ya que las mismas no han sido
instauradas para suplir la incuria de alguna de las partes, violentando el principio dispositivo que
predomina en el proceso civil y el mandato de mantener la igualdad de las partes en el proceso, sino
como recurso extremo para esclarecer la verdad de los hechos controvertidos, con respeto del derecho
de defensa de las partes y sólo cuando surgiera de la causa el mérito suficiente para considerar que la
verdad objetiva y total sólo sería alcanzable con su producción 112.
Se indica, entonces, como condición de validez de este ejercicio instructorio, la necesidad de que se
respete el derecho de defensa de las partes. Respecto del alcance de este resguardo existen criterios
variados.
Para algunos autores bastará con que se permita a los contendientes intervenir en la producción de la
prueba de que se trate repreguntando, pidiendo explicaciones, etc. Otros, más amplios, entienden que
se debe autorizar a las partes ofrecer prueba en contrario. Entendemos más razonable la primera
postura por cuanto la oficiosa se trata de una prueba excepcional, a la que se acude cuando la aportada
por la parte no fue realizada, no fue idónea o no fue suficiente para disipar las dudas fácticas del juez.
Las partes han tenido ya ocasión de ofrecer lo que entendieron que correspondía dentro del marco
procesal respectivo.
El inc. 5º contempla la convocatoria por el juez a testigos y peritos para interrogarlos acerca de lo que
estime pertinente para la dilucidación del caso. Más allá de las actuaciones regladas específicamente
del magistrado cuando se produce la prueba testimonial y pericial, esta manda lo habilita para que
libremente los vuelva a convocar y les requiera más datos. Se impondrá fijar audiencia de la que se
notificará a las partes para que también puedan intervenir en ella.
El inc. 6º contempla lo propio referido a la prueba documental. Condiciona la agregación de
documentos a que se cumplan las “formalidades prescriptas en este Código”, sea que se encuentren en
poder de las partes (art. 385) como de terceros (art. 387).
Entendemos que luego de la genérica manda del art. 36, inc. 2º, las de los incs. 5º y 6º, resultan
sobreabundantes.

3. FACULTADES ORDENATORIAS
Pasando a la tarea ordenatoria que le es propia, el juez puede adoptar ciertos temperamentos que
impidan la paralización del juicio o que permitan su avance de modo más ordenado y evitando que se
configuren causas de impugnación, todo lo que redundará -a la postre- en una sentencia que solucione
más acabadamente al pleito suscitado.
Para ello, en el inc. 1º se indica el deber de evitar la paralización del juicio, pasando a una nueva etapa
cuando se vencieron los plazos respectivos habiéndose o no ejercido las facultades correspondientes.
Se trata de una evidente consecuencia del principio de preclusión que persigue -en definitiva- la
duración razonable de los procesos y la seguridad jurídica.
En el inc. 3º encontramos la figura de la aclaratoria oficiosa que corresponde a todo tipo de sentencias
y que, respecto de la de primera instancia, se combina con la previsión del art. 166, inc. 1º a cuya nota
remitimos. Se opone al recurso de aclaratoria previsto en el inc. 2º del art. 166 donde la corrección se
realizará a pedido de parte.
En el caso bajo estudio, tanto corregir el error material en que se incurrió como suplir la omisión,
tienen como límite el no alterar lo sustancial de lo decidido, punto que entendemos álgido ya que
cuando la sentencia aclarada contiene un aspecto de la pretensión que fue omitido difícilmente pueda
110
SCBA, Ac. 73756, 4/10/2000, “Delgado, Francisca Rosa v. Reppucci, José Miguel s/daños y perjuicios”.
111
SCBA, L.74.018, 12/3/2003, “Sotelo Mirciades, Cristóbal v. Finexcor SA s/daños y perjuicios”.
112
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 29/3/2001, “Pérez Arroy, Beatriz y otro v. Silva, Alba Yolanda y otros
s/interdicto de recobrar”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
decirse que no se alteró lo “sustancial” del fallo (imagínese el caso donde de los cuatro rubros
indemnizatorios peticionados por la actora se trataron sólo dos y por vía de la aclaratoria se incorporan
los restantes).
En supuestos como ése, se ha dicho que no se violan los arts. 36, inc. 3º, y 166, inc. 2º, CPCC si el
sentenciante al acoger la aclaratoria no hizo otra cosa que enmendar la equivocada expresión de su
voluntad manteniendo la integridad ideológica del fallo; no lo modificó sino que corrigió la forma
escrita de expresar su pensamiento poniendo de manifiesto su verdadera intención 113.
Por eso -sostiene la Corte- es que debe dejarse sin efecto el pronunciamiento que en franca
transgresión a los artículos en estudio exceda los límites fijados alterando sustancialmente la sentencia
que pretendió aclarar114.
En cuanto al límite temporal, la corrección oficiosa puede hacerse mientras la sentencia no ha sido
consentida por las partes. Luego de ese momento donde los litigantes admiten el fallo tal como se
encuentra -y con ese alcance se producen las respectivas modificaciones patrimoniales- quedará firme
haciendo cosa juzgada, inmodificable incluso por el actuar del juez.
Sobre el particular, se ha dicho que transgrede el principio de la cosa juzgada la decisión aclaratoria
que -consentida por las partes la sentencia que omitió la condena de intereses- procede a corregir de
oficio tal preterición disponiendo se calculen intereses sobre el capital de condena 115.
El inc. 4º contempla el poder conciliador genérico de los jueces.
Se trata de fomentar la resolución del conflicto de manera temprana a partir de acuerdos entre las
partes a los que son invitadas por el magistrado. Este rol legal de agente conciliador importará la
necesidad de conducir esas tratativas intentando acercar a las partes y -eventualmente- proponer
salidas alternativas al conflicto. Se deja -pues- debidamente a resguardo esta tarea de los jueces ya que
no podrá entenderse la misma como un caso de prejuzgamiento que motive un eventual pedido de
apartamiento del juez a través del instituto de la recusación.
También se prevé que pueda convocar a las partes para que aclaren aspectos de sus pretensiones y
oposiciones (objeto del pleito). Muchas veces de este intercambio de información, los litigantes
pueden llegar a delimitar más adecuadamente el alcance de sus peticiones y ello conlleva una mayor
simplificación y celeridad en el trámite.
Tanto sea para intentar conciliación como para solicitar datos sobre los requerimientos efectuados, el
juez fijará audiencia a la que deberán comparecer las partes con sus letrados.
De lo que allí surja -acuerdo para extinguir o limitar el alcance del proceso o bien datos o precisiones
respecto de las pretensiones y defensas- se labrará acta en la que constará la manifestación de voluntad
de los comparecientes. Si se trata de un desistimiento, de una conciliación, transacción, etc. el juez
procederá a evaluar sus términos y eventualmente se la homologará o dictará sentencia -según el caso-
siguiendo las pautas de los arts. 304 a 309.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 36, Código nacional.
Aquí también la ley 25488 ha introducido cambios múltiples. La actividad ordenatoria e instructoria se
transformó en deber de los magistrados. Dentro de estas posibilidades se exponen reordenadas las que
se encuentran en el régimen provincial y se agregan nuevas. Sólo mencionaremos estos agregados
diferenciadores.
Se incluye el intento -junto al de buscar una conciliación total o parcial- de que el juez derive el caso a
otros medios alternativos de resolución de conflictos. También, que proponga fórmulas para
simplificar y disminuir las cuestiones litigiosas surgidas en el proceso o respecto de la actividad
probatoria.

113
SCBA, L.34.956, 17/12/1985, “Jeziernicki, Félix v. Laseal SCA s/enfermedad accidente”.
114
SCBA, L.59.431, 28/10/1997, “Saccone, Norberto Oscar v. Banco Popular Argentino s/indemnización por
despido arbitrario, etc.”. “La aclaratoria que modifica un aspecto sustancial del fallo infringe el art. 166, inc. 2º,
CPCC”; SCBA, L.68.833, 17/5/2000, “Tello, Leonardo Gastón v. Stiling SA s/accidente”.
115
SCBA, L.58.730, 11/2/1997, “Daniel, Marcelo Z. v. Windaver, Andrés s/accidente de trabajo (art. 1113,
CCiv.)”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el inc. 5º se incorpora el impulso oficioso para que los representantes legales o el Asesor de
Menores hagan propuestas en interés del incapaz respecto de fondos inactivos de éstos en el
expediente.
La figura de la aclaratoria es vinculada con las formas y plazos contemplados en los incs. 1º y 2º del
art. 166.

Art. 37. Sanciones conminatorias


Los jueces y tribunales podrán imponer sanciones pecuniarias compulsivas y progresivas
tendientes a que las partes cumplan sus mandatos, cuyo importe será a favor del litigante
perjudicado por el incumplimiento.
Las condenas se graduarán en proporción al caudal económico de quien deba satisfacerlas y
podrán ser dejadas sin efecto, o ser objeto de reajuste, si aquél desiste de su resistencia y justifica
total o parcialmente su proceder.

1. “ASTREINTES PROCESALES”
Los mandatos judiciales deben ser acatados.
Cuando se trata de sentencias, reunidos los recaudos respectivos si el obligado no cumple es posible
dirigir contra él una nueva pretensión -ahora de ejecución de sentencia- por la cual se buscará
compulsivamente hacer efectiva la obligación establecida.
Sin embargo, durante el proceso se dictan muchos otros mandatos de menor trascendencia
individualmente considerados pero que unidos conforman todo un plexo de conductas obligatorias
cuya efectividad permitirá hacer avanzar el proceso hacia su destino final.
Es así que para conminar a que se cumplan todos estos mandatos judiciales -los “finales” como los que
contiene la sentencia o los “parciales”, anteriores al dictado de aquélla- es que se contempla la
posibilidad de que se apliquen sanciones pecuniarias compulsivas y progresivas.
Las astreintes son verdaderas penas conminatorias, de carácter provisorio, destinadas a vencer la
deliberada resistencia de aquel que se niega a cumplir un mandato impuesto por orden judicial, de ahí
su naturaleza eminentemente sancionatoria, que excluye toda función reparadora o indemnizatoria de
los perjuicios derivados de aquel incumplimiento aunque en alguna medida se relacione con las
consecuencias de la demora. Desde el vértice de su marco operativo, las astreintes corren desde que la
providencia que las aplica gana firmeza y se extinguen con la cancelación de la obligación principal 116.
El importe se fijará de acuerdo con el caudal económico del obligado y son en beneficio de la parte
afectada por la renuencia. Son mutables, esto es, tienen una gran flexibilidad en su instrumentación
para que se puedan adaptar más adecuadamente a la finalidad suasoria que poseen. Muestra de ello es
que pueden ser eliminadas o bien reajustadas por el juez de acuerdo con las circunstancias justificantes
debidamente alegadas y acreditadas en autos.
No interesa el tipo de prestación cuyo cumplimiento se intenta lograr por este medio. La doctrina ha
interpretado que cualquiera de las sentencias incumplidas -definitivas o interlocutorias- y sea que las
mismas impongan la satisfacción de prestaciones de dar, hacer o no hacer, en cuanto dependan de la
voluntad del obligado, a la que justamente se trata de conminar, pueden justificar la aplicación de
astreintes117.
Va de suyo que la resolución que impone esta sanción conminatoria al igual que cualquier otra
resolución, debe indicar claramente qué conducta debe seguir el sujeto sancionado, o ella debe cuanto
menos inferirse de su contexto, porque en caso contrario se estará transgrediendo la expresa normativa
de los arts. 161, inc. 2º, y 163, inc. 6º, incurriéndose en un vicio estructural que descalifica al fallo
como acto jurisdiccional118.

116
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/2/1997, “Interplat SACF s/quiebra”.
117
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 7/11/2002, “Díaz Padro, Luis F. v. Rojo Gualterio, E. y otros s/denuncia
de daño temido - medida cautelar”.
118
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 7/11/2002, “Díaz Padro, Luis F. v. Rojo Gualterio, E. y otros s/denuncia
de daño temido - medida cautelar”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para la aplicación de las astreintes se requieren como condiciones o presupuestos, la existencia de una
sentencia o resolución judicial y la insuficiencia o inoperancia de los medios normales de ejecución
contemplados por la ley en el caso concreto. En orden a estas premisas debe señalarse que en el
ámbito bonaerense las sanciones conminatorias sólo pueden imponerse a las partes y no a los
terceros119 como sí ocurre -ya lo veremos- en el régimen procesal nacional.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 37, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos salvo el agregado de que podrán imponerse
astreintes también a terceros cuando la ley lo establezca.

CAPÍTULO V - Secretarios

Art. 38. Deberes


Sin perjuicio de los deberes que en otras disposiciones de este Código y en las leyes de
organización judicial se imponen a los secretarios, éstos deberán:
1º) Firmar las providencias simples que dispongan:
a) Agregar partidas, exhortos, pericias, oficios, inventarios, tasaciones, división o partición de
herencia, rendiciones de cuentas y, en general, documentos y actuaciones similares.
b) Remitir la causa a los ministerios públicos, representantes del Fisco y demás funcionarios que
intervengan como parte.
c) Devolver escritos presentados fuera del plazo, o sin copias.
d) Dar vista de liquidaciones.
Dentro del plazo de tres (3) días, las partes podrán pedir al juez que deje sin efecto lo dispuesto
por el secretario.
2º) Suscribir certificados y testimonios; y sin perjuicio de la facultad conferida a los letrados por
el art. 398, suscribir los oficios ordenados por el juez, excepto los que se dirijan al gobernador de
la Provincia, ministros y subsecretarios del Poder Ejecutivo, funcionarios de análoga jerarquía y
magistrados judiciales.

1. COLABORADORES DEL JUEZ: LOS SECRETARIOS


La tarea judicial es harto compleja y variada.
Si bien las cabezas visibles -y máximos responsables- de los organismos que imparten justicia son los
jueces, éstos cuentan con la esencial colaboración de un equipo de agentes judiciales sin cuyo aporte
sería imposible el desempeño de la función pública que les ha sido encomendada constitucionalmente.
Dentro de cada dependencia, se destaca la figura del secretario.
Se trata del funcionario letrado de mayor rango luego del juez y colabora muy estrechamente con éste
en las tareas propias de impartir justicia dando fe de todo lo actuado en su presencia y también en lo
que se refiere a cuestiones de gobierno y administrativas, vitales para el normal desenvolvimiento de
la labor judicial.
Básicamente sus funciones están reguladas mediante acordadas y resoluciones de la Suprema Corte
bonaerense así como en varias disposiciones a lo largo del Código. Sin embargo, la norma en estudio
contempla algunos deberes que de manera genérica pueden englobarse en funciones de tipo decisorias
y ordenatorias.
De tal manera el secretario puede firmar ciertas providencias simples (las que dispongan agregación de
documentos, remisión de la causa a las partes públicas y autoridades fiscales, devolución de escritos
indebidamente presentados, vista de liquidaciones) y firmar testimonios, certificados y ciertos oficios
-se excluyen los de las más altas autoridades a quienes deberá dirigirse el mismo juez-.
119
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/7/2001, “Dotta, Emilia s/sucesión testamentaria”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Al nacer obligaciones funcionales del secretario, en muchos casos ello importa que desaparezcan
momentáneamente cargas de las partes. Por eso, la grave sanción contemplada en el art. 120 del
Código para el supuesto de no acompañar copias del escrito que se presente no es aplicable cuando el
secretario ha incumplido con la disposición contenida en el art. 38, ap. 1, inc. c) pues de haber sido
ello observado, el interesado hubiera podido llenar la exigencia de acompañar las copias faltantes
“dentro del día siguiente” como refiere la norma en cuestión 120.
Contra las decisiones adoptadas a partir de las facultades -limitadas- del secretario que contiene el inc.
1º, a), b), c) y d) de este artículo, la ley contempla la posibilidad de revisión al que en el lapso de tres
días se pueda pedir al magistrado que deje sin efecto lo dispuesto por su secretario. Así, se ha dicho
que “las providencias simples suscriptas por el actuario, no son apelables sino susceptibles de
reposición por ante el magistrado de la causa” 121.
Con mayor detalle, podemos observar que contra el acto del secretario -o auxiliar letrado- sólo cabe un
recurso ante el juez, siendo improcedente presentarlo ante la cámara. Recién cuando el juez decidiese
el recurso, si el auto es apelable, procede la revisión ante la alzada y, en caso de denegatoria, el
pertinente recurso de queja122.
En cuanto al inc. 2º, vemos que se encarga a los secretarios la firma de documentos de variada índole.
Por un lado, certificados y testimonios: instrumentos que reflejan con fuerza de plena fe situaciones
configuradas en el expediente o resoluciones judiciales allí adoptadas. Éstos serán de utilidad para las
partes o para terceros cuando deban hacer valer esa información fuera del ámbito del proceso del cual
dimanan.
Por otro lado, también firmarán los oficios -comunicaciones- dirigidos a ciertos funcionarios de alto
rango que son los enumerados en la parte final de la manda en estudio.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los arts. 38, 38 bis y 38 ter, Código nacional.
Se perciben aquí también algunas diferencias importantes.
Es función de los secretarios en la Nación comunicar a las partes y a los terceros las decisiones
judiciales mediante la firma de los instrumentos pertinentes -oficios, mandamientos, cédulas y edictos-
sin perjuicio de las facultades de los letrados en ese terreno o de las previsiones legales, con la
excepción de las comunicaciones a ciertos funcionarios de alto rango.
Entre los documentos que puede extender se agregan las copias de actas. Confiere vistas y traslados,
firma las providencias de mero trámite -respetando el plazo del art. 34 - salvo en la etapa probatoria
las que se refieran a la admisibilidad o caducidad de la prueba y dirige en forma personal audiencias
testimoniales que el juez le delegue>
El art. 38 bis establece que los prosecretarios administrativos o jefes de despacho -o quien desempeñe
cargo equivalente- y más allá de lo que les encomienden las leyes específicas deben firmar
providencias simples que importen agregar documentación al expediente y devolver los escritos
presentados sin copia.
El art. 38 ter prevé que las partes dentro de los tres días puedan requerir al juez que deje sin efecto lo
dispuesto por el secretario o el prosecretario administrativo o jefe de despacho, lo cual se resolverá sin
sustanciación y mediante auto inapelable.

Art. 39. Recusación


120
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 17/6/1999, “Florio, Mario Gabriel v. Obregón, Zunilda Mabel s/fijación y
consignación de cuota alimentaria”. “La prescripción del art. 120 del ritual debe ser actuada de oficio y
oportunamente por el actuario, procurando de tal modo que la norma cumpla su objetivo; y siempre antes de que
el procedimiento avance a estadios posteriores, de los que no puede retornarse por dicha causal, sin violentar las
normas del debido proceso (art. 18, CN, y 38, inc. 1º, ap. c], CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
31/3/1992, “Scapola, Helvecia Beatriz v. Valdevit, Carlos D. s/repetición - cuaderno prueba demandada”.
121
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 19/9/1995, “Dulitzky, Mario Elio s/beneficio de litigar sin gastos - daños
y perjuicios”.
122
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 26/12/1996, “Expreso del Sud s/concurso preventivo (R. de H.)”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los secretarios de primera instancia únicamente podrán ser recusados por las causas previstas
en el art. 17.
Deducida la recusación, el juez se informará sumariamente sobre el hecho en que se funde, y sin
más trámite dictará resolución que será inapelable.
Los secretarios de la Suprema Corte y los de las cámaras de apelaciones no serán recusables;
pero deberán manifestar toda causa de impedimento que tuvieren a fin de que el tribunal lo
considere y resuelva lo que juzgare procedente.
En todos los casos serán aplicables, en lo pertinente, las reglas establecidas para la recusación y
excusación de los jueces.

1. “INDEPENDENCIA” DE LOS SECRETARIOS


El rol que cumple el actuario en el marco de un trámite judicial no es menor.
Si bien la decisión final del pleito queda siempre en manos del juez, único con imperium para resolver,
el secretario es responsable por una gran cantidad de funciones que -formal o informalmente- pueden
tener incidencia en el desarrollo general del juicio.
De allí que resulte conveniente que las partes puedan contar con mecanismos para lograr apartar a un
secretario que consideran parcial. Por este medio se logra que el secretario también sea
“independiente” respecto de los intereses particulares de las partes, asegurándose de tal modo un
trámite más ecuánime.
Las causales son idénticas a las que se aplican a los jueces 123.
Aquí será el magistrado quien, luego de informarse sumariamente de las circunstancias alegadas,
resolverá sin más trámite y sin posibilidad recursiva si dispone o no el apartamiento de su secretario
del trámite de esa causa. También -a tenor del último párrafo de esta norma- se contempla el caso de
que sea el propio secretario quien se excuse de intervenir.
Para los secretarios de cámara o Corte no opera la recusación, aunque sí la excusación, resolviendo el
tribunal lo pertinente.
Normalmente, apartado el secretario del trámite de una causa habrá de intervenir el auxiliar letrado
previa designación que para el caso realice el juez en el expediente o, de no contar el organismo con
este cargo, se podrá designar al secretario de otra dependencia a los fines de que pueda sustanciarse la
causa en cuestión.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 39, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

TÍTULO II - PARTES

CAPÍTULO I - Reglas generales

Art. 40. Domicilio


Toda persona que litigue por su propio derecho o en representación de tercero, deberá constituir
domicilio legal dentro del perímetro de la ciudad que sea asiento del respectivo juzgado o
tribunal.
123
“Los motivos que eventualmente puedan dar lugar a la recusación o excusación de los secretarios, no pueden
determinar el desplazamiento de la competencia del juez titular del juzgado al cual pertenece el funcionario, ya
que en el régimen de los arts. 14 a 33 del digesto ritual, la recusación o excusación se refiere al juez propiamente
dicho (art. 39, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/11/1998, “Cincuenegui, Luis Beltrán
v. Placancia, Julio s/desalojo (art. 26, Código Procesal) (recusación)”.

51
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ese requisito se cumplirá en el primer escrito que presente, o audiencia a que concurra, si es ésta
la primera diligencia en que interviene.
En las mismas oportunidades deberá denunciarse el domicilio real de la persona representada.
Se diligenciarán en el domicilio legal todas las notificaciones a domicilio que no deban serlo en el
real.

1. DOMICILIOS Y DERECHO DE DEFENSA


El Código Civil regula todo lo atinente a los diferentes tipos de domicilio que puede tener una persona
en sus arts. 89 a 102. Tales conceptos resultan de utilidad respecto de las relaciones jurídicas
sustanciales y en muchos casos serán aplicables en el marco del proceso a los fines de determinar la
competencia de los magistrados (art. 5).
Sin embargo, dentro del campo procesal el concepto de domicilio tendrá connotaciones algo diversas
y, como veremos, de trascendencia fundamental para el resguardo del debido proceso.
La Constitución nacional y provincial así como los pactos de derechos humanos incorporados a la letra
de aquella en 1994 establecen que el derecho de defensa en juicio es inviolable (ver nota al art. 59).
A partir de esa categórica manda, se ha interpretado que el respeto por ese derecho se concreta en el
marco del proceso civil y comercial dando a los sujetos una efectiva posibilidad de que se presenten a
juicio y desplieguen los argumentos que crean pertinentes. No se requiere un efectivo cumplimiento de
esas actividades ya que las mismas se engloban en la categoría de cargas procesales. Al constituir
imperativos del propio interés, sólo la parte que disponga no actuar se perjudicará con su inacción.
Pues bien, para que se dé a los sujetos una efectiva posibilidad de que se defiendan, es necesario
localizarlos de manera real (no ficta) dondequiera que se encuentren.
Si bien es importante que el actor al presentarse señale dónde se encuentra radicado, resulta todavía de
mucha mayor trascendencia que denuncie cuál es el domicilio real de su contraparte. Si incumple lo
primero, existirán mecanismos para suplir esa deficiencia sin mengua de la validez del proceso pero si
no indica correctamente el domicilio del demandado, ello impedirá que llegue a su conocimiento la
pretensión dirigida en su contra por lo que no podrá trabarse válidamente la litis (arts. 338 a 343).
Por otro lado, una vez localizadas las partes, para anoticiarlas con agilidad de ciertos actos procesales
de trascendencia que darán lugar al nacimiento de cargas procesales será muy importante poder
ubicarlas cerca de la sede del órgano judicial donde tramita el juicio.
Tal es el fundamento -sencillo pero esencial desde el punto de vista pragmático- de la necesidad de que
se cuente en el expediente con el domicilio real de la parte -aquel donde reside habitualmente- y el
procesal -aquel que se establece al solo efecto de poder ser localizado fácilmente a los fines
procesales- para que allí se dirijan o diligencien los actos de comunicación que veremos más adelante
pues de lo contrario operará -como veremos- el sistema de notificación automática, ficta o ministerio
legis.
En suma, cuando la ley adjetiva impone ciertos requisitos para practicar las notificaciones, no pretende
consagrar ritos por la mera formalidad de satisfacer pruritos formales, sino única y exclusivamente con
el objeto de asegurar el conocimiento de las resoluciones judiciales 124, lo cual redunda directamente en
la vigencia del derecho de defensa.

2. CARGAS REFERIDAS A LOS DOMICILIOS


Esta norma establece la carga de quien se presenta a juicio de denunciar domicilio real y de constituir
domicilio procesal (o legal como dice el Código). Aquí se alude a su propio domicilio real -ya sea que
se trate de una persona física o jurídica-.
La carga de denunciar el domicilio real de la contraparte está plasmada en el art. 330, inc. 2º.
El primero -real- puede ubicarse en cualquier lugar, sea en la jurisdicción donde se litiga o fuera de
ella -inclusive fuera del país- mientras que el segundo -constituido- deberá fijarse en la zona urbana
donde se asiente el tribunal.

124
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/4/1999, “Mucciolo, Teodolinda M. s/incidente de verificación tardía
en Farkas s/concurso”.

52
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta doble carga tiene directa relación con la forma de notificación que operará en el proceso. Como
se verá oportunamente, la regla en cuanto a la forma de llevar a conocimiento de los litigantes las
resoluciones judiciales es la notificación por nota o ministerio legis que se produce todos los martes y
viernes -o día hábil subsiguiente si aquéllos fueron inhábiles- concurran o no los letrados de las partes
a consultar los expedientes (art. 133).
Luego, para determinados actos se prevé la notificación por cédula (art. 135) la cual requiere -a los
fines de su diligenciamiento- que se cuente con un domicilio constituido o procesal. El principio -que
obra en la última parte de esta manda- es que todas las notificaciones que van al domicilio se hacen en
el constituido y sólo cuando la ley lo indica se harán en el real 125.
Esta norma en su último párrafo prescribe que deberán notificarse en el domicilio constituido todos los
actos que no deban serlo en el real ya que de ocurrir lo contrario se configuraría, en principio, una
irregularidad. Sin embargo, y de acuerdo con la naturaleza de las nulidades procesales, no corresponde
declarar la invalidez cuando el acto, no obstante su deficiencia formal, ha cumplido la finalidad a la
que estaba destinado126.
Uno de los actos de mayor trascendencia -por las consecuencias procesales que puede acarrear a la
parte la ausencia al mismo- es la audiencia de absolución de posiciones. De allí el cuidado con que
debe realizarse su notificación para que esa diligencia tenga validez probatoria. Se ha sentado como
regla que cuando se actúa por derecho propio, todas las notificaciones sin excepción deben efectuarse
en el domicilio procesal, incluidas aquellas para actos personales como la citación para absolver
posiciones o para extracción de sangre para una pericia química; en cambio cuando se actúa por
apoderado las notificaciones se realizan como regla en el domicilio constituido, a excepción de las
citaciones para actos personales que deben anoticiarse en el denunciado 127.
Sin embargo, también se ha dicho que aun cuando el absolvente actúe por su propio derecho, de ello
no se sigue necesariamente que la notificación practicada en este caso en el domicilio real sea inválida,
pues lo que el art. 407 del rito persigue es que la parte que deba declarar tome conocimiento con
anticipación suficiente de la fecha de audiencia, dada la gravedad del apercibimiento que conlleva en
caso de ausencia. Nada mejor para satisfacer esa finalidad que la notificación en el propio domicilio
del absolvente, que es donde se lo anoticia de actos de tanta trascendencia para el derecho de defensa
como el traslado de la demanda128.
El cumplimiento de estas cargas de denunciar el domicilio real y constituir el procesal debe darse en la
primera oportunidad en que la parte se presente a juicio, sea en un escrito o en audiencia.
Al apoderado incumbe denunciar el domicilio real de su cliente, como así también los cambios que en
él se produzcan, jugando en ello, los principios de lealtad y buena fe procesales 129.
A continuación, en el próximo artículo, se verán las consecuencias negativas que se desprenden de su
incumplimiento.
Adelantemos que la inactividad de la parte actora que ante el cese de la representación de su
apoderado no ha cumplido con la obligación de presentarse y constituir domicilio, imposibilita la
notificación del llamamiento de autos para resolver e impide que el proceso avance hacia el dictado de
la correspondiente sentencia130.

3. DOMICILIO CONVENCIONAL

125
“Si bien, en principio, la constitución de domicilio procesal tiene por efecto que allí se diligencien las cédulas
destinadas a la parte que lo estableció, esta regla no rige cuando el ordenamiento procesal prevé la notificación
en el domicilio real (art. 40 in fine, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/8/2000, “Andreoli,
Juan Rodolfo v. Bocci, Ernesto Carlos y otra s/ejecución”.
126
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/8/2000, “Consorcio Propietarios Edificio Alberto 1568 v. Leyes
Hilda s/ejecución de expensas”.
127
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 21/11/1996, “Bonardi, Nora Fabiana v. Marenco, Mario Ramón s/acción de
filiación”.
128
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/5/1998, “Cartón Pac SRL v. Avellaneda, Ricardo Ángel s/cobro de
pesos”.
129
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/8/1993, “Massimo, Benedictino v. Cía. Victoria SA s/acción de
regreso por escrituración”.
130
SCBA, Ac. 50515, 30/8/1994, “Igoa, Ángel v. Suller, H. s/daños y perjuicios”.

53
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de un domicilio fijado de común acuerdo por las partes -normalmente en los contratos- a los
efectos de eventuales procesos judiciales, anoticiamientos formales, etc.
El domicilio convencional no se identifica totalmente con el domicilio procesal. Si bien producen
algunos efectos similares, se diferencian claramente por su origen: uno es voluntario, el otro
obligatorio y se encuentran sometidos a distintos regímenes. Siendo ello así, no es pertinente hacer
extensivas las consecuencias que prevén los arts. 40 a 42 del ordenamiento ritual al domicilio de
elección, pues imponer la sanción de tener por constituido el domicilio en los estrados del juzgado
cuando no existieren los edificios, quedaran deshabitados o desaparecieran, etc. tratándose de un
domicilio constituido en un contrato puede importar una violación a la garantía de la defensa en juicio,
pues no se parte, como en el caso del domicilio procesal, del presupuesto de que la parte interesada ha
sido efectivamente anoticiada de la promoción y radicación del litigio o de que ha comparecido ya al
juicio131.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 40, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se agrega un párrafo que reza “el
domicilio contractual constituido en el de la parte contraria no es eficaz para las notificaciones que
deben ser realizadas en el domicilio del constituyente”.

Art. 41. Falta de constitución y denuncia de domicilio


Si no se cumpliere con lo establecido en la primera parte del artículo anterior, o no compareciere
quien haya sido debidamente citado, quedará automáticamente constituido el domicilio legal en
los estrados del juzgado o tribunal, salvo el caso del párr. 2º del art. 59. Allí se practicarán las
notificaciones de los actos procesales que correspondan, en la forma y oportunidad
determinadas por el art. 133.
Si no se denunciare el domicilio real, o su cambio, las resoluciones que deban notificarse en dicho
domicilio se notificarán en el lugar que se hubiere constituido y, en defecto también de éste, se
observará lo dispuesto en el párrafo anterior.

1. CONSECUENCIA DEL INCUMPLIMIENTO DE LA CARGA


Si al presentarse a juicio no se constituye domicilio procesal o bien el citado en su domicilio real no
comparece ante el juez, tales incumplimientos de cargas determinarán que se tenga por constituido el
domicilio en los estrados judiciales y todas las notificaciones que corresponde por ley hacer en el
domicilio procesal se entenderán hechas de acuerdo con el sistema de notificación automática, ficta o
ministerio legis.
Dadas las graves consecuencias que se derivan de esta figura, se exceptúa el particular caso de la
resolución que declara la rebeldía, la que se notificará por cédula al domicilio real -o eventualmente
por edictos, ver nota al art. 59 ->
Otro tanto ocurre con el domicilio real. Si no se lo denuncia -el original o el cambio del mismo- las
notificaciones que allí deban cursarse se dirigirán al domicilio constituido. Y si tampoco éste se ha
indicado, se aplicará aquí también la regla de la notificación ficta o automática del art. 133.
Ha dicho la Corte que si la parte tiene constituido domicilio en los estrados del juzgado o tribunal, allí
le serán notificadas, en la forma dispuesta por el art. 133, CPCC las resoluciones judiciales
sobrevinientes incluyendo la sentencia definitiva 132.
Como vemos, en general el incumplimiento de las cargas referidas a la denuncia y constitución de
domicilios repercutirá en la implementación de formas de anoticiamiento cada vez más “ficticias”: de
la notificación en el domicilio donde reside efectivamente la parte al domicilio constituido
131
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/12/1995, “Tulsa SACIFI v. David Zeño y otros s/acción
declarativa”.
132
SCBA, Ac. 46336, 19/10/1993, “Barbosa de Lamonega, Elina v. Sociedad Militar Seguro de Vida s/cobro de
australes”.

54
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
-normalmente el estudio del abogado o un simple casillero- y de éste, a los estrados del juzgado todos
los días martes y viernes -concurra o no la parte a controlar el estado del expediente- lo cual no
implicará afectación alguna de la validez de las notificaciones.
Pueden darse, sin embargo, circunstancias especiales o extremas que obsten a la implementación del
sistema de notificación ministerio legis, como puede ser la muerte de alguna de las partes. Estas causas
para ser operativas y dar lugar a previsiones especiales (ver art. 43) deben estar debidamente
acreditadas.
Así, se ha dicho que si se desprende del informe del oficial notificador el dato del fallecimiento del
demandado pero, habiéndose agotado en autos las gestiones tendientes a demostrar tal hecho no se lo
logró comprobar pues los informes habidos -del Registro Provincial de las Personas, del juez electoral,
del cementerio parque local y del cementerio municipal- han dado resultado negativo, no resulta de
aplicación lo dispuesto en el art. 43 debiendo practicarse las notificaciones de conformidad a lo
dispuesto en el artículo en estudio133.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 42, Código nacional.
El texto normativo contiene algunas precisiones respecto de las consecuencias que acarrea el
incumplimiento de las cargas del art. 41: “las sucesivas resoluciones se tendrán por notificadas en la
forma y oportunidad fijadas por el art. 133, salvo la notificación de la audiencia para absolver
posiciones y la sentencia”.
No se hace referencia alguna al caso de la rebeldía (art. 59).

Art. 42. Subsistencia de los domicilios


Los domicilios a que se refieren los artículos anteriores subsistirán para los efectos legales hasta
la terminación del juicio o su archivo, mientras no se constituyan o denuncien otros.
Cuando no existieren los edificios, quedaren deshabitados o desaparecieren o se alterare o
suprimiere su numeración, y no se hubiese constituido o denunciado un nuevo domicilio, con el
informe del notificador se observará lo dispuesto en la primera o segunda parte del artículo
anterior, según se trate, respectivamente, del domicilio legal o del real.
Todo cambio de domicilio deberá notificarse por cédula a la otra parte. Mientras esta diligencia
no se hubiese cumplido, se tendrá por subsistente el anterior.

1. DOMICILIO, CARGAS Y DILIGENCIA PERMANENTE


La actividad procesal requiere diligencia permanente -sostenida en el tiempo- en el cumplimiento de
las cargas.
Concretamente en lo que respecta a los domicilios, no bastará con indicar el real y constituir el
procesal al inicio del juicio. Será imprescindible ir actualizando la información en la medida en que se
cambie de residencia o se disponga constituir un nuevo domicilio a los fines del proceso. Con estas
modificaciones, renacen las cargas ya referidas. La norma indica que una vez denunciado un domicilio
real o constituido uno procesal, subsistirá como válido a todos los efectos legales hasta el fin del
proceso o su archivo.
Ahora bien, a pesar de que el artículo en estudio determina que los domicilios reales y constituidos
“subsistirán para los efectos legales hasta la terminación del juicio o su archivo, mientras no se
constituyan o denuncien otros”, cuando la paralización de las actuaciones se produce durante un lapso
prolongado de años resulta un hecho equiparable al archivo, por lo tanto el domicilio constituido deja
de subsistir debiendo practicarse la notificación en el domicilio real, solución que tiende a evitar tanto
cualquier eventual nulidad como que se lesione la garantía constitucional consagrada por el art. 18,
CN134.

133
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 8/4/1996, “Cooperativa de Pavimentación, Obras Com. y Vivienda Pergamino
Ltda. v. Anzoategui, Miguel A. s/cobro ejecutivo de pesos”.

55
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si la parte se muda de residencia o abandona el lugar donde estaba constituido el domicilio procesal y
no cumple con la carga de denunciar tales circunstancias formalmente en el expediente, las
notificaciones que se realicen en aquellos lugares serán plenamente válidas. La falta de anoticiamiento
de los actos así comunicados -con las preclusiones que puedan llegar a producirse- será la
consecuencia negativa del incumplimiento de la requerida actualización de datos respecto de los
domicilios.
Para evitar ello siendo diligentes en la conducción del proceso, los litigantes deberán denunciar el
cambio del domicilio real y constituir el nuevo procesal mediante escrito presentado en la causa. El
juez deberá disponer que se tenga por denunciado o constituido -respectivamente- y ello deberá ser
notificado por cédula a la contraparte. Hasta tanto no se produzca ese formal anoticiamiento, subsistirá
el domicilio que originalmente se haya hecho constar en las actuaciones.
La falta de comunicación formal a la contraparte de la constitución de nuevo domicilio conlleva para
ésta la facultad de cursar notificaciones al anterior, sin perjuicio del carácter vinculante que éste tiene
para quien lo estableció y si bien a través de la jurisprudencia se ha flexibilizado el contenido del
último párrafo del art. 42 del ordenamiento procesal, admitiéndose que la contraparte pudo haber
tomado conocimiento de la constitución de nuevo domicilio por otros medios que resulten de las
actuaciones, aunque se encuentre pendiente la notificación por cédula, ello queda supeditado a que la
denuncia del cambio se hubiere realizado en el expediente y recaído despacho judicial a su respecto 135.

2. DIFICULTADES EN LA NOTIFICACIÓN
Esta norma también contempla el caso en que el oficial notificador no puede cumplir con su misión
porque la información brindada por las partes no le permite llegar a la persona a notificar. Se indican
como ejemplos los supuestos donde no existan edificaciones en la dirección mencionada o bien
existiendo se encuentren deshabitados, o no figure la numeración o bien se la haya alterado.
Si ello ocurre, el notificador devolverá la cédula sin diligenciar con un informe que refleje el estado de
cosas constatado y del cual dará plena fe con su rúbrica, tanto que si luego tales descripciones o
afirmaciones son controvertidas sólo será idónea -para restarle valor- la vía de la redargución de
falsedad.
En tal sentido la jurisprudencia ha dicho que si el oficial notificador, al diligenciar la cédula, dejó
expresamente asentado que no pudo practicar la notificación en razón de que halló cerrado y con
apariencia de estar desocupado el inmueble y, que al no contestar nadie a sus insistentes llamados,
procedió a efectuar averiguaciones en el vecindario, pudiendo establecer así que el mismo se
encontraba desocupado y deshabitado, tales constancias realizadas por el notificador, actuando en el
ejercicio de sus funciones propias de oficial público, merecen la fe que le otorga el art. 993, CCiv.,
mientras no se declare, a través de la respectiva redargución, la falsedad del instrumento. De tal modo,
con el informe del oficial notificador se ha verificado el supuesto de hecho que aprehende la segunda
parte del art. 42 del ordenamiento adjetivo, siendo suficiente para tener por constituido el domicilio en
los estrados del juzgado o tribunal, tal como lo dispusiera la iudex a quo 136.
Ante la frustración de ese intento, se deberá controlar si existió otro domicilio denunciado o
constituido en la causa.
Si ello se da, se deberá librar nueva cédula a este lugar.
En caso negativo, no se volverá a intentar el anoticiamiento de ese modo y jugarán las reglas del art.
42 -con remisión al art. 41 - vistas: si la notificación se debía realizar en el domicilio constituido y éste
no fue hallado, se producirá automáticamente la notificación el siguiente día martes o viernes hábil
mientras que si la notificación debía efectuarse en el domicilio real y éste no fue hallado, se
134
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 6/8/1991, “González, Vilma Susana s/incidente de nulidad en
autos: `G. v. R. s/incidente aumento de cuota alimentaria´”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª,
23/5/1995, “M., M. del C. y C., R. E. s/divorcio vincular por presentación conjunta”; Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 2ª, 14/11/1989, “T., R. y otro s/divorcio” [J 14.22458-1]; 2/6/1994, “P., E. L. y otro s/divorcio por
mutuo consentimiento” [J 14.25236-1].
135
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/11/2001, “Caja Ingenieros v. Guardiola, Alberto Antonio
s/cumplimiento de contrato (sumario)”; Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 8/10/1996, “Moras, Julio Agustín
v. Bonfiglio, Nazábal y otros s/incidente de ejecución de honorarios”.
136
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/10/1999, “Camiccia, Juana Ángela y otro v. Suárez, Juan Francisco
y otra y/u ocupantes s/reivindicación”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
diligenciará nueva cédula al domicilio constituido y si ésta carga no fue cumplida o cumplida ocurre
que tampoco es hallado, también aquí se producirá la notificación ficta o>ministerio legis.
Los arts. 41 y 42, CPCC determinan que producida la circunstancia a que hace referencia el informe
del oficial notificador (que el inmueble se halla deshabitado y desocupado) el domicilio queda
automáticamente constituido en los estrados del tribunal, donde se practicarán las notificaciones en la
forma y oportunidad previstas por el art. 133 del mismo cuerpo legal 137.
Ello así salvo que se trate del supuesto de la notificación del auto que decreta la rebeldía, en cuyo caso
si el domicilio real es modificado o bien ocurren las circunstancias descriptas (edificio deshabitado,
cambio o adulteración de la numeración, etc.) procederá por dos días la notificación por edictos (art.
59).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 42, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 43. Muerte o incapacidad


Cuando la parte que actuare personalmente falleciere o se tornare incapaz, comprobando el
hecho, el juez o tribunal suspenderá la tramitación y citará a los herederos o al representante
legal en la forma y bajo el apercibimiento dispuesto en el art. 53, inc. 5º.

1. IMPEDIMENTOS INSALVABLES
En este caso estamos en presencia del acaecimiento de hechos no imputables a la parte que pueden
llegar a incidir en los domicilios previamente establecidos en el proceso.
Se trata del supuesto en que el justiciable que actúa por derecho propio fallece o cae en alguno de los
supuestos de incapacidad sobreviniente (alteración mental que dé lugar a declaración de demencia o a
una inhabilitación, reclusión o prisión por más de tres años -art. 12, CPen.-, o declaración de quiebra,
respecto de determinadas pretensiones, etc.).
A partir de ese momento y al no poder actuar por sí no se le podrá achacar conducta negligente alguna
y por ello, desde que se tome conocimiento de estas circunstancias se deberá disponer la suspensión
del trámite y la citación tanto de los continuadores de la persona del difunto -sus herederos- como del
representante del incapaz.
Para la primera contingencia prevista, una vez comprobado el hecho del fallecimiento, el Código
ordena la suspensión de la tramitación y citación a los herederos o representantes legales en la forma y
bajo el apercibimiento dispuesto en el art. 53, inc. 5º, correspondiendo denunciarse en autos la
promoción del proceso sucesorio -si la hubo- bajo apercibimiento de lo dispuesto en el art. 729 a
efectos de impedir nulidades y la paralización de los autos 138.
Esta suspensión puede llegar a durar bastante tiempo, a veces el necesario para que tramite ese juicio
sucesorio y se dicte la declaratoria de herederos llegándose recién en ese estadio al conocimiento
certero de quiénes tienen legitimación para litigar por el causante. Claro que antes de este momento
procesal del juicio sucesorio podrá también intervenir el administrador provisorio en resguardo de los
bienes relictos.
Tenemos entonces que decretada la suspensión del proceso a raíz del fallecimiento de una de las
partes, es indispensable que se cumplan los trámites previstos por los arts. 43 y 53, inc. 5º, del
ordenamiento procesal para que aquel pueda reanudarse, toda vez que la litis debe integrarse en debida
forma a fin de respetar la garantía de la defensa en juicio, el principio de la igualdad de las partes en el
proceso y evitar eventuales articulaciones de nulidad. El desconocimiento de los herederos de la parte
no releva a la contraria de la carga de transitar el procedimiento que establece el art. 43 del

137
SCBA, Ac. 35347, 10/9/1985, “Correa, Juan Carlos v. Frigorífico Swift s/despido - recurso de queja v. nro. 1”.
138
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 4/6/1996, “Suárez, Mónica Ester v. Geminiani, Armando Adalberto
s/ejecución hipotecaria”.

57
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
ordenamiento ritual, pues la suspensión de los plazos procesales tiene un límite temporal marcado
precisamente por dicha normativa al remitir al art. 53, inc. 5º, del mismo cuerpo legal 139.
Para el segundo de los supuestos habrá que esperar el trámite de curatela o designación del síndico en
la quiebra, para determinar según el caso quién realizará los actos materiales en defensa del “incapaz”.

2. APODERADO O PATROCINANTE
La remisión que hace esta norma de los arts. 43 al 53, inc. 5º, establece la necesidad de diferenciar que
la parte que fallece o se incapacita litigue con abogado apoderado o bien por derecho propio con
patrocinante.
En ambos casos habrá que citarse a herederos y representante legal. Sin embargo del juego armónico
de los dos artículos mencionados surge que en el caso del apoderado -como veremos- el juicio no se
suspende, mientras que sí ocurrirá ello en el caso de quien “actuare personalmente”.
Para esta última hipótesis una vez detenido el curso del proceso por el juez, funciona la forma y el
apercibimiento de la manda del art. 53, inc. 5º: si se conoce el domicilio de los herederos o
representante legal, se los citará por cédula y si se lo desconoce, a través de edictos por dos días
consecutivos.
El fallecimiento de quienes se ven involucrados en un proceso judicial en que se debaten cuestiones
patrimoniales, impone la continuación del trámite con quienes revistan calidad de herederos o
sucesores conforme lo ha previsto el artículo en análisis. La introducción al proceso de tales nuevos
sujetos pasivos del reclamo impone que la citación a su respecto -como lo ha previsto el art. 53, inc.
3º- sea acometida en el domicilio real de los mismos, sin que pueda invocarse la constitución del
domicilio especial que por norma constituyen -por ejemplo- los consorcistas en el departamento cuya
titularidad detentan140.
Cuando el domicilio de los continuadores fuera conocido, la citación se hará bajo apercibimiento de
seguirse el juicio en rebeldía y cuando no lo sea -utilizándose los edictos por domicilio desconocido-,
de designarse defensor oficial.
Entendemos que el nombramiento de este defensor también procede cuando se desconozca quiénes
son los herederos o representantes legales -tratándose en este caso de una intervención por “ausentes”
al proceso- sin perjuicio en este último supuesto -existencia de incapaz que carece de representante
conocido- de la participación que le pueda caber al Asesor de Incapaces a quien el juez deberá dar
intervención por ser parte “legítima y esencial” según reza el art. 59, CCiv.
El deceso de la parte que actúa personalmente en el proceso, una vez acreditado, provoca la
suspensión del trámite hasta que, transcurrido el plazo señalado por el juez, se continúe válidamente
con el sucesor o sucesores o en rebeldía o con el defensor oficial, según sea el caso. Se trata, entonces,
de uno de los supuestos en que, por resolución judicial, debe operarse la suspensión de los plazos 141.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 43, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 44. Sustitución de parte


Si durante la tramitación del proceso una de las partes enajenare el bien objeto del litigio o
cediere el derecho reclamado, el adquirente no podrá intervenir en él como parte principal sin la
conformidad expresa del adversario. Podrá hacerlo en la calidad prevista por los arts. 90, inc. 1º,
y 91, párr. 1.

139
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 11/3/2003, “Díaz, Ramón Antonio v. Sanatorio Privado Figueroa
Paredes y otro s/daños y perjuicios”.
140
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 21/10/1999, “Consorcio de Propietarios Edificio Torre del Puente v.
Gorriarán, Rodolfo y/o quien resulte propietario s/cobro ejecutivo de expensas”.
141
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/5/1992, “Montenegro, Elsa H. v. Bustamante, Paulo s/desalojo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. REEMPLAZO DE SUJETO PROCESAL. CONDICIONES
La existencia de un juicio en trámite que involucre un determinado objeto o derecho -lo que hace que
éstos adquieran la condición de litigiosos- no limita, en principio, la disponibilidad a su respecto.
Sus dueños o titulares (reales o aparentes) pueden transmitirlos libremente -salvo que se haya
decretado a su respecto una inhibición general de bienes u otra cautelar- a terceros correspondiendo en
virtud de la buena fe negocial informar acerca del estado en que se encuentran so riesgo de sufrir luego
una pretensión resarcitoria -cuando no penal- en contra derivada del engaño o la reticente información.
De allí que si este aparente dueño o titular del objeto o derecho litigioso que actúa en el proceso
transmite el dominio o la titularidad sobre los bienes aludidos, debería ser automáticamente
reemplazado por el nuevo dueño o titular dentro del juicio quien vendrá a ocupar el rol procesal que
desarrollaba su antecesor.
Este artículo contempla sólo los casos de sucesión particular de los derechos litigiosos por vía de
enajenación del bien objeto del litigio o cesión del derecho reclamado, siendo necesaria la
conformidad de la contraria a los efectos de que el adquirente revista calidad de parte principal en el
proceso142.
Como vemos, el Código protege a la contraparte original que había concurrido a trabar la litis con un
determinado sujeto que ahora -por causa de un contrato respecto del cual es totalmente ajeno y por ello
no puede afectarlo- pretende ser sustituido por otro.
La contraria puede no tener interés en aceptar a quien aparece en lugar de su contrincante original ya
que el cambio subjetivo puede perjudicarla. Téngase en cuenta que las estrategias defensistas de las
partes se edifican teniendo muy en cuenta las condiciones personales de los sujetos que actúan en el
proceso las que pueden ser de muy variada naturaleza, no todas encuadrables jurídicamente (amistad,
odio, solvencia patrimonial, capacidad de defensa técnica, conveniencia, etc.).
Por tales motivos es que esta manda condiciona la intervención como parte principal (entendemos
reemplazando a la parte original) de aquel a quien se transmitió el derecho o bien objeto del proceso a
la anuencia expresa de la contraparte que deberá prestarse por escrito en el expediente.
Frente a la aspiración formulada por parte de quien prima facie resulta ser sucesor particular -tercero
adquirente- del bien inmueble embargado en autos de incorporarse al proceso en la etapa de ejecución,
se perfila la necesidad de sustanciar dicha pretensión con el actor ejecutante por lo que se torna
prematura la resolución que desestima in limine dicha pretensión 143.
Si tal anuencia no se da, la parte transmitente aun cuando se haya desprendido de la propiedad del bien
o de la titularidad del crédito no quedará desvinculado del proceso, siendo asistido por el adquirente
-al exhibir un interés concreto en el resultado del juicio- mediante la intervención adhesiva simple o
coadyuvante (ver nota a los arts. 90 y 91).
Así lo ha sostenido la jurisprudencia: ante la oposición expresa de las coactoras no cabe otra cosa que
admitir al cesionario -del coactor- en la calidad prevista por los arts. 90, inc. 1º, y 91, párr. 1º a tenor
de lo dispuesto en el art. 44, todos del Código Procesal; y no por parte principal 144.
Más allá de eso, la manda en estudio al referirse a la cesión del derecho reclamado durante la
tramitación del proceso, presupone un juicio en desarrollo y derechos cuestionados, por lo tanto, no es
aplicable cuando se trata de un derecho cedido después de dictada la sentencia que se encuentra
firme145.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 44, Código nacional.
142
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/10/1988, “Di Marco, Enrique v. Parasuco, Miguel s/daños”;
23/5/1989, “López, José v. Trombeta, Amalia s/daños y perjuicios” [J 14.21188-1]; 10/12/2001, “Penas, Delia
Luisa v. Reser, Amalia y otro s/ejecución de alquileres” [J 14.21188-2].
143
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/2/1998, “Garritano, Julio v. Pacha, Néstor s/cobro ejecutivo de
alquileres”.
144
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 27/4/1995, “Álvarez, Mariano G. y otros v. Provincia de Buenos Aires
s/daños y perjuicios”.
145
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/12/1996, “Unión del Sur Coop. de Obras y Servicios v. Medina
del Moll, María Eva s/ejecución”.

59
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 45. (Texto según ley 11593) Temeridad y malicia


Cuando se declarase maliciosa o temeraria la conducta asumida en el pleito por quien lo
perdiere total o parcialmente, y no fuese aplicable el art. 4, dec.-ley 4777/1963, el juez podrá
imponer una multa a la parte vencida o a su letrado patrocinante o a ambos conjuntamente,
según las circunstancias del caso. Su importe se fijará entre el tres por ciento (3%) y el diez por
ciento (10%) del valor del juicio, o entre doscientos cincuenta pesos ($ 250) y veinticinco mil
pesos ($ 25.000), si no hubiere monto determinado, y será a favor de la otra parte.

1. BUENA FE PROCESAL. SANCIÓN


El principio de la buena fe que dimana del art. 1198, CCiv. constituye una pauta “solar” que irradia sus
efectos a todo el orden jurídico.
El derecho en su integridad debe ser vivido sobre la base de las reglas de la bona fides, del actuar
probo, de la colaboración, solidaridad, de la conducta adecuada según las expectativas generadas
evitando sorpresas (procesales en este caso), respetando la palabra dada, contribuyendo en la
obtención de sentencias justas sin descuidar la defensa meticulosa y dedicada de los derechos de los
justiciables, ayudando a la simplificación de los trámites y a la reducción de la litigiosidad judicial,
etc.
Tales propósitos -que pueden pecar de excesivamente idílicos- si bien nacen con fundamentos morales
encuentran hoy concreta y positiva recepción en el derecho vigente.
Esto es, más allá del reproche ético que puede y debe merecer el comportamiento de quienes se
conducen de manera reñida con la buena fe, hay regímenes legales que aplican sanciones concretas por
tales inconductas.
Si de letrados se trata, la ley 5177 contempla los poderes disciplinarios de la entidad colegial
aplicables a quienes transgredan normas de ese ordenamiento así como de las normas de ética
contenidas en el Código respectivo vigente.
También el Código Procesal Civil y Comercial contempla correctivos aplicables tanto a las partes
como a sus abogados -o a ambos- en situaciones puntuales donde se requiere especial celeridad y por
ello se intenta desalentar y castigar el comportamiento dilatorio, más allá de las sanciones genéricas
como las que aquí se contemplan y tienen vinculación con la manda del art. 34, inc. 3º, ya vista.
Asimismo, la ley 5827 Orgánica del Poder Judicial faculta a los jueces y tribunales a aplicar las
correcciones disciplinarias previstas en el art. 74 y con un trámite de revisión contemplado en el art.
75.
La litis -como todo ámbito de lucha humana- es un contexto propicio para las conductas abusivas o
incorrectas. Ellas pueden generar un beneficio -indebido, pero redituable al fin- a alguna de las partes
en detrimento de la otra o -lo que es todavía peor- a alguno de los letrados en perjuicio de ambas
partes. Tal el motor que impulsa a violar el principio de la buena fe o moralidad procesal.
Frente a ello, los magistrados deben estar atentos y hacer uso de las herramientas con las que están
dotados para llamar a la reflexión a litigantes y letrados descarriados y ser severos en la sanción
cuando corresponda. Una de las principales causas del desprestigio social de la actividad jurisdiccional
radica en la pésima imagen ética de muchos abogados que van modelando los procesos a su gusto con
astucias y maquinaciones impropias ante una muy condenable indiferencia por parte de quienes están
llamados a ejercer los controles sobre este accionar: jueces y colegios de abogados.

2. TEMERIDAD Y MALICIA
El Código otorga poder sancionatorio al juez que considere que durante la tramitación del pleito ha
existido una violación concreta al genérico deber de buena fe o moralidad mediante la deducción por
la parte (y/o su letrado, según el caso) de “pretensiones o defensas cuya injusticia o falta de
fundamentación no puede ignorar de acuerdo con una mínima pauta de razonabilidad” -temeridad- o

60
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
bien a través de “la conducta observada en el proceso con una finalidad exclusivamente distorsionada
de aquél, tendiendo a la obstrucción del mismo, persiguiendo su dilación” -malicia- 146.
Este poder debe ser ejercido en oportunidad de sentenciar según reza el art. 163, inc. 8º, con remisión
al art. 34, inc. 6º, y sólo puede serle impuesto a la perdidosa, límite que en la práctica veda la
aplicación del instituto a muchas situaciones.
La sanción es de multa en beneficio de la otra parte y deberá ser cuantificada de acuerdo con los
parámetros legales -evaluación de las circunstancias del caso y una relación porcentual respecto del
valor del pleito si el juicio es susceptible de cuantificación pecuniaria o topes fijos para el caso
contrario-.
Los sujetos punibles son los litigantes o también pueden serlo sus letrados, aplicándose la multa
separada o conjuntamente. Si bien es cierto que por lo normal la conducta de los litigantes aparece
plasmada en el proceso a través de la actividad de los letrados, por lo que resultará en muchos casos
harto dificultoso determinar a quién le es verdaderamente imputable la actitud de marras, no lo es
menos que los abogados cuentan con medios para deslindar responsabilidades -como, entre otros,
obtener instrucciones del cliente por escrito- frente a actos realizados en el marco de un juicio a
petición expresa de su cliente que sin llegar a ser contrarios a derecho, pueden entrañar un reclamo
violatorio de la buena fe procesal.
Obviamente, cuando la parte actúa directamente por sí -por ejemplo, absolviendo posiciones- la
temeridad o malicia a su respecto no involucrará -por regla- a su letrado.
La casuística jurisprudencial es muy abundante. Se ha dicho que son sancionables en los términos del
artículo en estudio tanto el letrado como la parte recurrente que interpone un recurso extraordinario sin
razón valedera, con la conciencia de la propia sinrazón y que sólo pretende obstaculizar el
cumplimiento del fallo147 o cuando se evidencia un excesivo abuso de la jurisdicción al excederse lo
que debe entenderse por legítima defensa de los derechos y teniendo conciencia de la propia
sinrazón148 o el planteo de cuestiones mendaces en forma reiterada y fuera de toda razonabilidad, en
tanto ello evidencia una actitud violatoria de los deberes de lealtad, probidad y buena fe procesales,
por resultar temerario y causar un dispendio jurisdiccional que es deber de los magistrados sancionar,
a fin de evitar que el proceso se convierta en terreno apto para argucias, triquiñuelas y chicanas, con el
consiguiente descrédito para la justicia149 o frente a la inconsistencia argumental y manifiesta
improcedencia de las defensas ensayadas, cuya inviabilidad no puede desconocer quien las plantea, de
acuerdo con una pauta mínima de razonabilidad, a lo que se aduna un pedido de apartamiento del juez
de grado llevado adelante, sin el mínimo aporte probatorio que permita considerarlo serio 150 o cuando
frente a un juicio de desalojo por la causal de falta de pago la ejecutada presenta un recibo de alquiler
que es falso ejercitando una oposición sabiendo a ciencia cierta que no está asistida de razón y no
obstante lo cual abusa de la jurisdicción para generar un daño a la otra parte y dilatando el proceso
durante más de un año y medio151, entre otros casos.
Cuando estas penalidades se apliquen respecto de los letrados, los jueces comunicarán la situación a
los Colegios de Abogados -tomándose debida nota en el legajo personal, conforme el art. 74, ley 5177-
en el marco del control disciplinario que les compete en defensa de la regular prestación de los
servicios profesionales por parte de los matriculados (art. 24, ley 5177).
Por último, las sanciones habrán de ser proporcionadas con la falta. Cuando a pesar de haberse
excedido los límites de la buena fe procesal, ello no incide en un notorio alargamiento de las
actuaciones susceptible de perjudicar seriamente los intereses de la contraria, se ha sostenido que el
llamado de atención resulta suficiente pena152.

146
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Análisis exegético de la
reforma, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002, t. I, p. 164.
147
SCBA, Ac. 40832, 28/2/1989, “Vera, Irma v. Teillechea, María del Carmen s/desalojo”.
148
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 4/7/2000, “Mércuri, Antonio y otro v. José J. Chediak SAICA s/daños y
perjuicios”.
149
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 23/4/1992, “Sucesores de Dujib, Simón y Vonrysuk de Dujib, María v.
López, Norma T. y otros s/reivindicación”.
150
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/8/1997, “Barrere, Alberto Antonio v. Bonino, Jorge s/juicio
ejecutivo”.
151
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/11/1997, “Belloni de Bercetti, María v. Zaporta, Mariano
s/desalojo”.

61
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 45, Código nacional.
Se alude aquí a la temeridad o malicia de “alguna de las partes” -en lugar de la parte perdidosa-, se
aumentan los porcentajes a utilizar para fijar la multa (del diez al cincuenta por ciento), respecto del
monto del juicio, con un máximo de cincuenta mil pesos sólo para el caso de que el pleito no fuera
susceptible de apreciación pecuniaria.
Se establece una sustanciación para el caso de que la aplicación de la multa sea requerida por una de
las partes y se agrega un último párrafo donde se brindan pautas orientadoras para el juzgador en la
tarea de determinar si existió o no motivo para aplicar esta figura (deducción de peticiones
inadmisibles o con una falta de fundamento que no pueda ser ignorada con una mínima pauta de
razonabilidad o con sustento en hechos ficticios o irreales o que sean manifiestamente dilatorias).

CAPÍTULO II - Representación procesal

Art. 46. (Texto según ley 11593) Justificación de la personería


La persona que se presente en juicio por un derecho que no sea propio, aunque le competa
ejercerlo en virtud de una representación legal, deberá acompañar con su primer escrito los
documentos que acrediten el carácter que inviste.
Sin embargo, los padres que comparezcan en representación de sus hijos y el marido que lo haga
en nombre de su mujer, no tendrán obligación de presentar las partidas correspondientes, salvo
que el juez, a petición de parte o de oficio los emplazare a presentarlos 153 bajo apercibimiento del
pago de las costas y perjuicios que ocasionaren.
Cuando el valor pecuniario de los juicios no supere los tres mil ochocientos pesos ($ 3800), la
representación en juicio podrá instrumentarse mediante acta labrada ante el secretario del
juzgado interviniente con la comparecencia del poderdante y el profesional que actuará como
apoderado.

1. ACTUACIÓN POR OTRO


No siempre quien realiza los actos procesales actúa en defensa de un derecho propio. Puede darse el
caso de que el sujeto interviniente en la litis lo haga por otro, a quien representa.
Esta relación de representación reconoce diversas fuentes. Tanto puede ser la ley la que imponga esta
forma de actuación a partir del establecimiento de variados supuestos de incapacidad de hecho o de la
regulación de la manera de intervenir en juicio de las personas jurídicas como la voluntad de las
partes. En este segundo supuesto, los sujetos intervinientes -plenamente capaces- pueden otorgar poder
para litigar por ellos a otra persona. Esta persona podrá ser un lego -sin perjuicio de que luego éste
requiera de la imprescindible asistencia letrada- o bien un abogado.
De tal manera, la norma en estudio manda que quien actúe por un derecho ajeno justifique el vínculo
que lo une con el titular de aquél. Y esa demostración deberá realizarse en la primera presentación en
juicio: tal la acreditación de la personería.
La capacidad procesal -asociada al concepto civilista de “capacidad de hecho”- de quienes actúan en
representación de los sujetos legitimados en el proceso constituye requisito indispensable para que la
relación jurídico formal se entable válidamente razón por la cual su inexistencia fulmina todos los
actos jurídicos que aquel cumplimentó154.
La falta de la debida acreditación de este extremo por parte del actor dará lugar a que el demandado
oponga la excepción dilatoria de falta de personería (art. 345, inc. 2º).

152
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 15/5/2001, “Simiele, Juana v. González, Miguel Ángel s/daños y
perjuicios”.
153
Rectius est: presentarlas.
154
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 21/5/1999, “DGSS Municipalidad Quilmes s/incidente ejecución
sentencia”.

62
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si no se justifica la personería en la oportunidad prevista por el artículo en estudio el juez debe exigir
de oficio ese requisito y fijar un plazo para ello bajo apercibimiento de tener a la parte por no
presentada, actuación enmarcada en facultades instructorias propias 155. En ese sentido también se ha
dicho que si bien es principio fundamental en materia de acreditación de la personería de quien litiga
por otro, el acompañamiento del instrumento que acredite el carácter que invoca en el primer acto de
comparecencia ante el juez o tribunal, la omisión de dicha exigencia formal no puede acarrear por sí
sola la nulidad de la presentación defectuosa si no media una intimación previa destinada a obtener el
cumplimiento de ese recaudo procesal156.
Las formas de representación dependerá de los diversos regímenes legales en juego.

2. REPRESENTACIÓN NECESARIA
Los que tienen incapacidad absoluta de hecho (personas por nacer, menores de catorce años
-impúberes-, dementes y sordomudos) y los incapaces relativos de hecho (menores adultos, los
penados -art. 12, CPen.- e inhabilitados -art. 152 bis, CCiv.-) actuarán a través de sus representantes
necesarios (padres, tutores o curadores) además de la representación promiscua de los Asesores de
Incapaces que prevé el art. 59, CCiv.
De allí que nunca pueda sostenerse válidamente que los padres son terceros, toda vez que el art. 274,
CCiv. acuerda a los progenitores el derecho de representar a sus hijos menores y de estar en juicio por
ellos, por lo que, en ejercicio de la patria potestad éstos se encuentran habilitados para promover en
nombre de los menores las acciones judiciales que a aquéllos competan, asumiendo en juicio carácter
de actor y ejercitando un derecho que le es propio, aun cuando se trate de la persona o bienes de sus
hijos (arts. 264 y 294, CCiv.). Los padres tienen la representación legal de los hijos menores (art. 57,
CCiv.) y de acuerdo con la norma excepcional contenida en el art. 46, Código Procesal, no tienen
necesidad de justificar dicha representación, ya que su dispensa viene autorizada por ley, salvo que el
juez los emplazare a presentar las partidas pertinentes 157.
La ley de quiebras 24522 establece una forma de incapacidad de hecho derivada de la condición de
fallido, interviniendo en juicio en defensa de sus derechos el síndico designado -exceptuadas las
causas referidas a relaciones de familia-.
En lo que respecta a las personas jurídicas, se deberá estar a lo que prevé su estatuto y a lo que regulan
las leyes específicas (de sociedades, de fundaciones, etc.). Normalmente en el acto constitutivo de las
mismas se indicará qué persona física detenta la representación y cuáles son los alcances de su
actuación y los límites dentro de los que puede comprometer a su mandante.
La exigencia prevista por el legislador referida a las personas que se presentan en juicio por un
derecho que no les es propio, engloba además de los representantes legales a aquellos mandatarios
convencionales que pueden denominarse necesarios: los gerentes, directores, etc., de sociedades o
asociaciones y personas jurídicas, que en virtud de su propia naturaleza no pueden actuar sino por
intermedio de los órganos que los instrumentos constitutivos o la ley han determinado (arts. 35, 36,
CCiv., y 268, ley 19550)158.

3. REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA
La representación voluntaria deberá ser acreditada según las reglas del mandato contempladas en el
Código Civil a partir del art. 1869. Ello ya sea respecto de quien representa a la parte sin ser letrado
-debiendo luego, a su vez, contar con asistencia de un abogado- como de quien lo represente siendo un
profesional del derecho.
De las diferentes formas de representación -necesaria o voluntaria- dependerá el tipo de
documentación que servirá para acreditarla.
Los tutores y curadores deberán presentar testimonio del discernimiento judicial del cargo. El síndico,
del auto que lo designa, los representantes de personas jurídicas, de los estatutos que le dan nacimiento
155
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 14/10/1986, “Larrea, Javier C. v. Frigoeste SA s/cobro de pesos”.
156
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 18/8/1994, “López Ruf, Alberto J. v. Banco del Iguazú y otros s/daños y
perjuicios”.
157
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/4/1997, “Laitano, Stella Maris v. García, Manuel Reynaldo s/daños y
perjuicios”.
158
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/12/1995, “Silktex SA v. Deek, Sandra s/cobro ejecutivo”.

63
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
a ésta y el acto donde consta la designación de quien habrá de obligarla. El caso de los padres viene
contemplado en forma particular por la norma, eximiéndoselos de la carga de presentar las partidas
que acrediten el vínculo salvo que así lo requiera el juez de oficio o a pedido de parte bajo el
apercibimiento allí consignado (pago de costas y perjuicios que ocasione una intervención sobre la
base de una representatividad de la que carecen).
Curioso resulta el caso del marido que actúe en nombre de la mujer ya que al eximírselo (como se lo
hace con los padres respecto de los hijos) de presentar partidas, parecería que la norma sigue
presuponiendo que el marido es el representante legal de la mujer como antaño (art. 55, inc. 2º, 57,
inc. 4º, y 60 del texto original del CCiv.).
Ello ha sido derogado por la ley 17711, por lo que si el marido quiere actuar por un derecho que
resulta ser exclusivo de su esposa debe contar con un poder formalmente extendido por ésta.

4. FLEXIBILIZACIÓN INSTRUMENTAL
Cuando se trate del apoderamiento en favor de un abogado (“profesional” según esta norma), la ley
contempla que si el juicio es de escaso valor podrá instrumentarse aquel acto mediante acta labrada
ante el secretario del órgano interviniente evitándose el gasto económico que supone concurrir a una
escribanía y afrontar los honorarios y otros costos que insuma esta tarea.
Puede trazarse un paralelismo -por la flexibilización en la instrumentación del mandato- entre esta
figura y la “carta poder” del proceso laboral prevista en el art. 23, ley 11653, respecto de la cual
procede la autenticación de la firma del trabajador por “funcionario letrado habilitado o secretario o su
reemplazante de los Tribunales del Trabajo”.
Las únicas condiciones de admisibilidad para la aplicación del párrafo agregado al art. 46, CPC por la
ley 11593 son: que el monto del proceso no supere los $ 3800 y que el mandato se labre mediante acta
extendida por el secretario con intervención del poderdante y del profesional que actuará como
apoderado159.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 46, Código nacional.
Esta norma agrega un párrafo que contempla la concesión de un plazo por parte del juez -de hasta
veinte días- para que se acompañe el documento ya otorgado que justifique la representación aducida
cuando por motivos que el magistrado encuentre fundados se invoque la imposibilidad de presentarlo
en la ocasión que señala la primera parte del artículo.
Se omite -en cambio- el párrafo final de la norma del Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia de Buenos Aires -instrumentación de poder por acta en juicios de escaso monto-.

Art. 47. Presentación de poderes


Los procuradores o apoderados acreditarán su personalidad desde la primera gestión que hagan
en nombre de sus poderdantes, con la pertinente escritura de poder.
Sin embargo, cuando se invoque un poder general o especial para varios actos, se lo acreditará
con la agregación de una copia íntegra firmada por el letrado patrocinante o por el apoderado.
De oficio o a petición de parte, podrá intimarse la presentación del testimonio original.

1. ASISTENCIA LETRADA Y DERECHO DE DEFENSA


El proceso es una lucha técnica. Por tal motivo, los contendientes deben estar en condiciones de poder
esgrimir argumentos de ese tenor con el objeto de sostener sus pretensiones y sus oposiciones.
De allí la necesidad de que puedan contar en cada caso con la asistencia de abogados y procuradores
-cada uno en el marco de las incumbencias que determina la ley-, profesionales capacitados y
habilitados para ejercer esa defensa técnica.
159
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 12/11/1996, “V. M. de los A. v. Q. E. s/separación personal por
presentación conjunta”.

64
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La privación de este auxilio importa una de las formas de menoscabo del derecho constitucional de
acceso a la justicia y defensa en juicio.
La manda del art. 15 de nuestra Carta bonaerense señala que la “la provincia asegura... la asistencia
letrada a quienes carezcan de recursos suficientes”. Como se observa, la falta de medios económicos
no debe ser óbice a los fines de disponer de un abogado para que conduzca la estrategia defensista de
los intereses de las personas. La asistencia letrada en estos casos -más allá de la que pueda desplegar el
Colegio de Abogados a través de sus integrantes en cumplimiento de los arts. 22, 23 y 58, inc. 2º, ley
5177- la brindará el Estado mediante una de las ramas del Ministerio Público: la defensa oficial.
Los funcionarios que la integran -cuya actividad viene regulada hoy por la ley de Ministerio Público
12061, en particular el art. 21 - llevan adelante una tarea muy compleja la cual se torna harto
dificultosa teniendo en cuenta el aumento de los índices de pauperización (que incrementa
notoriamente el segmento de la sociedad que se ve en la necesidad de recurrir a esta asistencia) y de
litigiosidad en el seno de la comunidad, la creciente complejidad de las cuestiones, las carencias tanto
humanas como de infraestructura de las dependencias a las que pertenecen y que son más notorias en
aquellos departamentos judiciales con mayor densidad de población y -por ello- mayor conflictividad
(Gran Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca, etc.)>

2. ACREDITACIÓN DEL PODER


Quienes actúen por otro en virtud de un poder otorgado en el marco de un contrato de mandato,
deberán acompañar el testimonio que así lo acredite.
El artículo parece limitar sus previsiones a los apoderados que ejercen la asistencia letrada del litigante
al referirse a los “procuradores o apoderados” donde se utiliza el término “apoderado” como
equivalente al de “abogado”.
Excepción hecha del caso de los pleitos cuyo monto no supera los tres mil ochocientos pesos (ver nota
al art. 46) donde el poder para juicios pasado ante escribano público puede ser reemplazado por acta
ante el secretario, en todos los demás deberá acompañarse el testimonio original que entrega el notario
reflejando las constancias protocolizadas. Ello como regla.
La jurisprudencia ha dicho que habiendo invocado el letrado ser representante de una de las partes sin
justificarlo, para nuestra Corte media un incumplimiento a lo que en materia de personería mandan los
arts. 46 y 47. Estas normas se limitan a imponer la exigencia de presentación del poder sin prever
sanción alguna. Por ello, ante la ausencia del recaudo, se debe acudir a otras latitudes del mismo
cuerpo legal, concretamente los deberes que estatuye el art. 34, inc. 5º, la potestad contenida en la
última parte del art. 157 y aun el argumento emergente de los arts. 345, inc. 2º, en conjunción con el
art. 352, inc. 4º160.
La excepción que contempla el artículo en análisis a la regla planteada radica en los casos de poder
general o bien especial pero para una diversidad de actos jurídicos. Frente a estas hipótesis, se admite
la adjunción de una simple fotocopia firmada por el letrado.
Esta copia, presentada con transcripción literal del texto de la respectiva escritura de apoderamiento,
firmada y sellada por el abogado, quien manifiesta bajo juramento que es copia fiel de su original,
resulta suficiente para tener por acreditada la personería invocada en los términos del artículo en
estudio. Más aun cuando se trata de una representación voluntaria y no legal 161.
Sólo existe la carga de presentar el original -previa intimación- si así lo requiere el juez, sea de oficio o
a pedido de la contraria.

3. LETRADO PATROCINANTE. REMISIÓN


Además del letrado apoderado al que se refiere este artículo, la asistencia jurídica puede prestarse a
través de la figura del letrado patrocinante. Remitimos a la nota de los arts. 56 y 57.

160
SCBA, Ac. 64313, 23/3/1999, “Pérez, Luis y otros v. De Marco, Juan Carlos y otros s/daños y perjuicios”; Ac.
77584, 19/2/2002, “Manfredi, Miguel Ángel y otro v. Cía. de Colectivos Costera Criolla SA s/indemnización de
daños y perjuicios”.
161
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/4/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Industria Cicare
SRL s/apremio”.

65
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 47, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 48. Gestor


En casos urgentes podrá admitirse la comparecencia en juicio sin los instrumentos que acrediten
la personalidad, pero si no fueren presentados o no se ratificase la gestión dentro del plazo de
sesenta (60) días, será nulo todo lo actuado por el gestor y éste pagará las costas causadas, sin
perjuicio de la responsabilidad por los daños ocasionados.

1. ASISTENCIA LETRADA Y URGENCIA


Esta manda contempla la situación en la cual el letrado que asiste a una de las partes debe presentarse
formalmente ante la justicia de manera urgente en defensa de derechos de aquélla y no cuenta ni con la
presencia de su asistido -ya que en ese caso éste podría presentarse por derecho propio con letrado
patrocinante- ni con el poder que acredite el mandato otorgado al abogado y le permita a este
profesional actuar por derecho ajeno.
En tales hipótesis, el letrado podrá comparecer en juicio explicando las situaciones extraordinarias que
lo llevan a presentarse sin la debida documentación y haciendo valer expresamente la franquicia del
art. 48.
Se establece una facultad excepcional y por ende de interpretación restrictiva porque, atendiendo a la
necesidad de evitar que una parte caiga en indefensión cuando obstáculos momentáneamente
insalvables impidan la exhibición en tiempo propio de un mandato debidamente expedido, autoriza el
apartamiento de las reglas relativas a la representación en juicio. El requerimiento de una invocación
expresa del beneficio establecido en dicho artículo, lejos de constituir una “sacralización” de la forma,
constituye la única posibilidad de dar legitimidad a una gestión realizada por el letrado que no ostenta
la representación de los demandados162.
El juez admitirá ese acto procesal, pero su validez quedará condicionada a que en el plazo de sesenta
días hábiles o bien se presente el testimonio -o la copia- del poder otorgado o en su defecto, una
ratificación por parte del litigante de las gestiones realizadas en su nombre.
La entidad de las causas en cuanto a la “urgencia” y su calificación habrán de ser ponderadas por el
juzgador. Nuestra Corte ha dicho al respecto que queda desvirtuada la razón que justifica la seriedad
del pedido y que la ley exige como requisito sine qua non de la franquicia otorgada por el art. 48 si el
letrado invoca expresas instrucciones para la promoción de los actuados de una persona de la que
luego acompaña certificado de defunción donde consta que su fallecimiento data de fecha anterior al
inicio de la demanda, correspondiendo en consecuencia declarar la nulidad de todo lo actuado 163.
Si estas “causas serias” no existen, habrá sanciones que repercutirán tanto en la validez del acto
realizado -según vimos, podrá ser declarado nulo 164- como en el patrimonio del abogado interviniente,
quien deberá pagar las costas165 y demás daños que provocó su actuación sin derecho.

162
SCBA, Ac. 77854, 19/2/2002, “Manfredi, Miguel Ángel y otro v. Cía. de Colectivos Costera Criolla SA
s/indemnización de daños y perjuicios”.
163
SCBA, B. 55.051, 22/6/1993, “Nanoia, José v. Provincia de Buenos Aires (IPS) s/demanda contencioso
administrativa”.
164
“Corresponde declarar la nulidad de la representación procesal invocada por los abogados patrocinantes al
interponer el recurso de inaplicabilidad de ley, si vencido el término perentorio que el art. 48, CPCC otorga para
la rectificación de la gestión, los letrados no acompañaron los instrumentos que acrediten la personalidad
invocada ni la parte rectificó la presentación mencionada”. SCBA, Ac. 83065, 4/4/2002, “Santos, Marcelo J. y
otro v. Cevige y otro s/indemnización por daños y perjuicios”.
165
“Corresponde imponer al letrado las costas causadas con motivo de la declaración de nulidad de lo actuado
por él en los términos del art. 48, CPCC”. SCBA, B.48.616, 4/10/1994, “Tambone y Cía. Ingeniería SRL v.
Municipalidad de Pehuajó s/demanda contencioso administrativa”.

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Será el juez quien cuantifique la entidad de los detrimentos causados a terceros, básicamente a partir
de las actividades procesales realizadas y expectativas generadas por aquella intervención en nombre
de otro sin que luego se produzca la ratificación que manda la norma.
La jurisprudencia observa que la nulidad derivada del incumplimiento de las cargas previstas en el art.
48 es de naturaleza especial. Así se ha dicho que del art. 48 a través del cual el Código prevé -con pie
en el derecho de defensa en juicio- la figura del gestor como un supuesto de excepción a la exigencia
de acompañar el poder o su copia con la primera actuación que se realice en el juicio e impone a quien
invoque tal franquicia la obligación de adjuntar la documentación pertinente dentro de un plazo
perentorio bajo pena de nulidad surge que esta sanción es de distinta índole que las consideradas por
los arts. 169 y ss. dada la imposibilidad de ratificación o convalidación de lo actuado por el simple
transcurso del tiempo, ya que es precisamente el cumplimiento del plazo lo que acarrea la tacha de
ineficacia166.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 48, Código nacional.
Se amplía la mención de las condiciones que habrán de darse para que se justifique la intervención del
gestor procesal (“cuando deban realizarse actos procesales urgentes y existan hechos o circunstancias
que impidan la actuación de la parte que ha de cumplirlos...”). Se reduce el plazo para la acreditación
de la representación o ratificación de la gestión a cuarenta días hábiles “contados desde la primera
presentación del gestor”.
Se agregan dos párrafos: el primero alude al contenido de su presentación en nombre de otro (debe
indicar la parte en cuyo beneficio actúa y las razones que justifican la seriedad del pedido) y señala
que la nulidad, en su caso, se producirá por el solo vencimiento del plazo sin que se requiera
intimación previa.
El segundo párrafo expresa que la facultad que confiere esta manda sólo podrá ejercerse una vez en el
curso del proceso.

Art. 49. Efectos de la presentación del poder y admisión de la personería


Presentado el poder y admitida su personería, el apoderado asume todas las responsabilidades
que las leyes le imponen y sus actos obligan al poderdante como si él personalmente los
practicare.

1. CONSECUENCIA DE LA ACREDITACIÓN DE LA PERSONERÍA


Tal como surge de las reglas del Código Civil que gobiernan el contrato de mandato, los actos
realizados en el marco del poder conferido obligan al poderdante como si fuera él en persona quien
actuó.
Ello sin perjuicio de que la relación abogado-cliente es objeto de previsiones específicas y por tal
motivo puede dar lugar a responsabilidades determinadas en leyes especiales como por ejemplo la
citada ley 5177 de Ejercicio y Reglamentación de la Profesión de Abogado y Procurador donde se
indican ciertas pautas especiales a cumplir y además se consagra la aplicación a este vínculo
profesional de normas del Código de Ética (art. 25, inc. 7º).
Respecto de la forma en que deben ser exteriorizados estos acuerdos, se ha dicho que si el instrumento
expresa que el poderdante “ratifica y otorga por la presente poder” a su apoderado para “entender en
todo trámite judicial y extrajudicial relacionado con el pago al Consorcio de las expensas del
departamento”, esta cláusula importa la existencia de un mandato para asuntos judiciales (arts. 1879 y
1884, CCiv.) tanto más que la naturaleza, en definitiva, procesal de la cuestión determina la necesidad

166
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 25/3/1997, “Suárez, Jorge Roberto v. Verón, Norma Ester s/desalojo”;
16/3/1999, “Staffora, Aurora Mirta v. Bolgia, Marcelo Norberto y otro s/daños y perjuicios”; 7/9/2000, “Romero,
Patricia v. Cuellas, Leonardo Francisco s/daños y perjuicios”; 13/9/2001, “Burkin, Mario s/concurso preventivo”.

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de apartar un excesivo rigorismo formal contrario al principio de instrumentalidad que gobierna la
materia167.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 49, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 50. Obligaciones del apoderado


El apoderado estará obligado a seguir el juicio mientras no haya cesado legalmente en el cargo.
Hasta entonces, las citaciones y notificaciones que se hagan, incluso las de las sentencias
definitivas, tendrán la misma fuerza que si se hicieren al poderdante, sin que le sea permitido
pedir que se entiendan con éste. Exceptúanse los actos que por disposición de la ley deban ser
notificados personalmente a la parte.

1. CONTINUIDAD EN LA DEFENSA
El art. 53 indicará cuáles son las causas legales que dan finalización al vínculo entre poderdante y
letrado apoderado.
Desde el inicio de la vigencia del contrato de mandato y mientras estas circunstancias de cesación no
acaezcan, la relación no puede ser interrumpida unilateral e incausadamente por el abogado. Este
abandono sobreviniente importaría además de un flagrante incumplimiento de lo convenido y
transgresión de los deberes de los abogados susceptible de generar responsabilidad disciplinaria, dejar
en indefensión a la parte a la que asiste con el consiguiente riesgo de pérdida de derechos por esta
actitud impropia de quien paradójicamente ha sido escogido para la protección y defensa de aquéllos.
De allí que el derecho a la defensa técnica se abastezca no sólo con la designación de un abogado al
inicio de la causa sino también con la continuidad del ejercicio de esta función esencial dentro del
proceso.

2. NOTIFICACIONES
Mientras dure ese ejercicio, la ley contempla que todas las notificaciones que deben practicarse a la
parte son admitidas válidamente al domicilio -se trata del constituido- y en la persona de su letrado
apoderado, no pudiendo requerirse que se realice de otra manera. Ello así por cuanto todos los actos
procesales realizados por un letrado en nombre de la parte que representa se consideran ejecutados
personalmente por el mandante168.
Sólo cabe la excepción de los casos -muy pocos- donde la ley exige que el anoticiamiento debe
hacerse en el domicilio real y en la persona de la parte. Más allá de la debida y permanente
comunicación que se supone mantienen los letrados con sus asistidos en todo lo que concierne a la
evolución del pleito, la ley persigue el logro de un anoticiamiento directo de ciertas contingencias
procesales a la parte interesada.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 50, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 51. Alcance del poder

167
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 29/10/1991, “Consorcio de Propietarios edificio calle 61 nro. 428 v.
González Salemme, Álvaro s/ejecutivo”.
168
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 7/11/1991, “B., R. E. v. C. de B. L. s/divorcio vincular”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El poder conferido para un pleito determinado, cualesquiera sean sus términos, comprende la
facultad de interponer los recursos legales y seguir todas las instancias del pleito.
También comprende la facultad de intervenir en los incidentes y de ejercitar todos los actos que
ocurran durante la secuela de la litis, excepto aquellos para los cuales la ley requiera facultad
especial, o se hubiesen reservado expresamente en el poder.

1. EXTENSIÓN DEL MANDATO


Se trata aquí de perfilar los alcances del contrato de mandato que contiene un poder para juicios.
Debemos partir de considerar que este mandato no difiere -en esencia- del que regula el Código Civil.
De allí que existan reglas genéricas -básicamente en lo que hace a la libertad de la voluntad al estipular
los alcances del apoderamiento- que no puedan ser dejadas de lado.
Es importante destacar ello básicamente a la luz de lo que se establece en el párr. 1º de la norma en
estudio cuando señala que el poder para un juicio determinado “cualesquiera sean sus términos”
incluye la autorización para recurrir y seguir todas las instancias del pleito.
Esta manda debe entenderse en el sentido de proveer una pauta hermenéutica cuando los términos del
contrato no prevean esa situación o bien resulten confusos u oscuros. En tales supuestos, deberá
estarse por la amplitud de actuación a favor del letrado apoderado.
Como muestra de esta laxitud interpretativa, en un caso particular se ha dicho que si el mandato ha
sido otorgado por el actor para que los apoderados que menciona “...intervengan profesionalmente y
los representen en la causa radicada en el juzgado Correccional 5 sobre accidente de tránsito
promoviendo las instancias penales y las acciones civiles que correspondan...” dado los propios
términos en que está concebido el instrumento, cabe interpretar que el mandato resulta apto para
iniciar la presente acción por indemnización de daños y perjuicios pues en atención a la naturaleza de
la acción promovida y los términos de la demanda así como la latitud con que figura redactado el
poder debe considerarse comprendida en él la facultad ejercitada sin necesidad de que para el caso se
le proveyera al apoderado de un poder especial distinto. En efecto, el principio de hermenéutica
autoriza a juzgar -frente al contenido del acto- que se está ante un apoderamiento que habilita al
mandatario a proceder como lo hizo, sin que pueda entenderse, como sostiene el quejoso, que
promover “las acciones civiles que correspondan” está referida exclusivamente a la facultad de
presentarse como actor civil en el proceso penal 169.
Sin embargo, si es claro que el mandante vedó en forma expresa la posibilidad de que el abogado
cuente con la posibilidad de recurrir por sí, no podrá entenderse que está habilitado para ello
“cualesquiera sean sus términos”. Ello implicaría transgredir la regla primordial de la libertad de
estipulación de los alcances del acuerdo que plasma genéricamente el art. 1197, CCiv. y además viene
reforzado por el contenido del párr. 2º cuando luego de enunciar que las posibilidades de actuación del
apoderado se extienden a los incidentes y demás actos que ocurran “durante la secuela de la litis”,
indica que ello es así salvo cuando la ley requiere facultad especial o se hubiesen reservado
expresamente en el poder.
En suma, habrá actuaciones que -como vimos- quedarán incluidas por “conexidad” ante la amplitud
del apoderamiento170 mientras que otras pueden ser excluidas, ya sea por previsión expresa o por falta
de especial mención a tenor de lo que se indica en las normas de fondo 171.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


169
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/8/1994, “Fortuna, Miguel Ángel v. Becker, Héctor R. s/daños y
perjuicios”.
170
“Quien posee mandato para promover acción judicial de responsabilidad civil a fin de obtener la reparación de
los daños causados por un siniestro, podrá promover el beneficio de litigar sin gastos a fin de acceder al proceso
principal, pues debe entenderse que tal facultad se encuentra comprendida entre los actos para los cuales el
mandato fue conferido (doct. arts. 1884, CCiv., y 51, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 21/11/1996,
“Medina, R. O. H. y otros v. Pintos, E. H. y otros s/beneficio de litigar sin gastos”.
171
“Las facultades que requieren mención expresa en el poder y que constituyen la `ley´ a que se refiere el art.
51, CPCC, son las enumeradas en el art. 1881, CCiv., entre las que no se encuentra la de peticionar la caducidad
en cuestión. Por tanto, cabe concluir, que no se requiere poder especial para acusar la caducidad de la instancia”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 16/7/1998, “Reich de Gil, Milca v. Cernadas, Miguel Á. s/indemnización -
daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 51, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 52. Responsabilidad por las costas


Sin perjuicio de la responsabilidad civil o criminal por el ejercicio del mandato, el mandatario
deberá abonar a su poderdante las costas causadas por su exclusiva culpa o negligencia, cuando
éstas fueren declaradas judicialmente.
El juez podrá, de acuerdo con las circunstancias, establecer la responsabilidad solidaria del
mandatario con el letrado patrocinante.

1. ACTUACIÓN IMPROPIA DEL LETRADO. CONSECUENCIAS


En el desarrollo de la relación que une al letrado con su parte, ésta puede llegar a sufrir perjuicios
concretos por el accionar inadecuado y hasta ilícito de su abogado.
Este artículo refiere -sobreabundantemente- a la responsabilidad civil y penal en la que puede incurrir
el letrado por un ejercicio indebido de sus funciones, lo cual va de suyo a partir de lo que establecen
respectivamente esos dos regímenes legales.
Si en ese marco el abogado es negligente en extremo y de ese actuar se desprende un grave perjuicio
como puede ser -eventualmente- el fracaso en el proceso, podrá reclamársele la reparación del mismo
mediante una pretensión resarcitoria en su contra, ámbito en el que se debatirá el alcance de la pérdida
de chance padecida por la parte a raíz del defectuoso cumplimiento de las obligaciones emergentes del
mandato para juicio.
Este tipo de juicios conllevará las dificultades normales de todo proceso donde se reclame por daños
derivados de responsabilidad profesional. Allí se debe ser muy cauteloso en la determinación de la
existencia de impericia jurídica, criterio que también se sigue al momento de imponer al abogado las
costas del proceso.
Se ha dicho en tal sentido que “si bien la demanda presentada en autos no constituye un modelo de
aquello que debe ser un correcto trabajo profesional del abogado, ella no revela -más allá de ciertas
deficiencias formales-, una culpa o negligencia de tal entidad que justifique la sanción prevista en el
art. 52, CPCC con mayor razón si se repara que la aplicación de sanciones siempre debe realizarse con
cautela y prudencia”172.
En lo que aparece como propio del régimen procesal, la norma contempla que si el juez declara que
por culpa o negligencia del abogado se generaron costas a cargo de su mandatario, será aquel quien
deberá soportarlas.
También puede darse la hipótesis de que la actuación del letrado juntamente con la de su mandante sea
la que provocó daños a terceros -por ejemplo, la parte contraria-. En ese caso el juez podrá fijar la
responsabilidad solidaria de ambos frente al damnificado.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 52, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 53. Cesación de la representación


La representación de los apoderados cesará:

172
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 6/10/1992, “Barreto Báez de Álvarez Juni, María Elena v. Álvarez Juni,
Alejandro s/acción de amparo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) Por revocación expresa del mandato en el expediente. En este caso, el poderdante deberá
comparecer por sí o constituir nuevo apoderado sin necesidad de emplazamiento o citación, so
pena de continuarse el juicio en rebeldía. La sola presentación del mandante no revoca el poder.
2º) Por renuncia, en cuyo caso el apoderado deberá, bajo pena de daños y perjuicios, continuar
las gestiones hasta que haya vencido el plazo que el juez fije al poderdante para reemplazarlo o
comparecer por sí. La fijación del plazo se hará bajo apercibimiento de continuarse el juicio en
rebeldía. La resolución que así lo disponga deberá notificarse por cédula en el domicilio real del
mandante.
3º) Por haber cesado la personalidad con que litigaba el poderdante.
4º) Por haber concluido la causa para la cual se le otorgó el poder.
5º) Por muerte o incapacidad del poderdante. En tales casos, el apoderado continuará ejerciendo
su personería hasta que los herederos o representante legal tomen la intervención que les
corresponda en el proceso. Mientras tanto, comprobado el deceso o la incapacidad, el juez
señalará un plazo para que los interesados concurran a estar a derecho, citándolos directamente
si se conocieren sus domicilios, o por edictos durante dos (2) días consecutivos, si no fuesen
conocidos, bajo apercibimiento de continuar el juicio en rebeldía en el primer caso y de
nombrarles defensor en el segundo.
Cuando el deceso o la incapacidad hubieren llegado a conocimiento del mandatario, éste deberá
hacerlo presente al juez o tribunal dentro del plazo de diez (10) días, bajo pena de perder el
derecho a cobrar los honorarios que se devengaren con posterioridad. En la misma sanción
incurrirá el mandatario que omita denunciar el nombre y domicilio de los herederos, o del
representante legal, si los conociere.
6º) Por muerte o inhabilidad del apoderado. Producido el caso, se suspenderá la tramitación del
juicio y el juez fijará al mandante un plazo para que comparezca por sí o por nuevo apoderado,
citándolo en la forma dispuesta en el inciso anterior. Vencido el plazo fijado sin que el mandante
satisfaga el requerimiento, se continuará el juicio en rebeldía.

1. FIN DEL MANDATO


Aquí se señalan cuáles son las circunstancias que ponen fin al mandato conferido por un litigante a su
letrado. Y también se regulan los efectos dentro del proceso que esas diversas contingencias pueden
acarrear.
Téngase en cuenta que se encuentra en juego nada menos que el derecho a la defensa técnica de las
partes, por lo que el Código tiende en varios de los supuestos a generar mecanismos para que las
partes no caigan en desprotección.
Mecanismos que involucran actitudes que los litigantes deben adoptar diligentemente y dentro de los
plazos establecidos. Si esto último no se realiza, es decir, se incumplen las cargas prealudidas, quedará
salvada la validez del proceso configurándose -por lo general- la rebeldía respecto del litigante
renuente.
De esta serie de supuestos, podemos observar que algunos se vinculan más directamente con el
poderdante y otros con el apoderado.
Sólo el previsto en el inc. 4º puede ser considerado una hipótesis diferente, ya que hace alusión a la
finalización del juicio para el cual se otorgó el poder. Ello ocurre cuando el mandato corresponde a un
solo y determinado pleito. Culminado el mismo, entonces, desaparece el objeto del contrato.
Entre las causales referidas al poderdante encontramos la revocación expresa del mandato hecha en el
expediente. No bastará con la sola presentación por sí con patrocinio o bien la simple introducción de
un nuevo apoderado, sino que será necesario un acto formal y concreto de revocación. No tiene
relevancia a los fines de la aplicación de la aludida disposición la revocación o retractación formulada
extrajudicialmente173.
Luego del cumplimiento de la formalidad requerida el interesado deberá presentarse a juicio de la
manera que elija sin esperar a que sea citado. Si esto último no se realiza espontáneamente, el Código
contempla la declaración de rebeldía a su respecto.

173
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 3ª, 18/3/1999, “Cía. Financiera Argentina SA v. Aguado, José Ernesto
s/cobro ejecutivo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Otra causal referida al poderdante es la finalización de su personería.
Se trata del caso ya visto en que quien apodera al letrado actúa -a su vez- en nombre de otro, ya sea
que se trate de un representante legal de un incapaz que deja de serlo (menor de edad que llega a la
mayoría o se emancipa o insano o inhabilitado que recupera su salud y por ello, la plena capacidad
civil), del representante convencional (persona apoderada) a quien se le revoca el poder o cesa por
algún otro motivo, del representante de una persona jurídica que es desplazado de ese cargo, etc.
En tales supuestos, al extinguirse la personalidad que alguien detentaba a los fines de defender los
derechos de otro, cae también el apoderamiento al letrado que se había hecho con esa misma finalidad.
La última causa es la muerte o incapacidad del poderdante 174.
Allí el apoderado seguirá con el trámite hasta tanto los herederos o representantes legales
-respectivamente- tomen intervención o venza el plazo concedido para que lo hagan. La ley impone al
mandatario diligencia en poner rápidamente en conocimiento del juez -dentro de los diez días- estas
graves circunstancias que afectan a la parte por él asistida, so pena de perder los honorarios que
devengue luego de ese plazo.
Tampoco le corresponderá percibir honorarios si, conociendo los datos de los herederos o del
representante legal, no los denuncia. El juez citará a estos sujetos por cédula si se conocen los
domicilios o por edictos -durante dos días- en el caso contrario. Se les fijará plazo para su
comparecencia. De no presentarse, cesa en su intervención el apoderado y seguirá el juicio en rebeldía
-domicilio conocido- o -caso contrario- nombrándoseles un defensor oficial.
Esta norma dispone, en consonancia con la ley de fondo, que la muerte o incapacidad del poderdante
hace cesar el mandato según lo pauta el art. 1963, inc. 3º, CCiv. Sin embargo la mentada disposición
de orden local impone al mandatario el deber de continuar ejerciendo su personería hasta que los
herederos del mandante fallecido -o su representante legal según el caso- tomen debida intervención
en la causa. Así entonces, la muerte del mandante no opera una cesación ipso facto del mandato
cuando del abandono de la gestión por el encargado pueda derivarse para los herederos de aquél un
daño evidente pues en esos casos la propia legislación sustantiva legitima la ultraactividad del
mandatario más allá de la muerte de su instituyente (art. 1980, CCiv.) debiendo, a este respecto,
reputarse comprendido en la noción genérica de “negocio urgente” el trámite judicial en desarrollo por
las consecuencias gravosas que pueden derivar de su demora o desatención (art. 1969, CCiv.) 175.
Para que operen los efectos mencionados -suspensión del procedimiento- se requiere la previa
comprobación del hecho motivante. En el supuesto de una incapacidad sobreviniente, tal extremo
recién queda establecido, en su caso, una vez realizado el pertinente estudio pericial. Mientras tanto el
letrado apoderado deberá continuar ejerciendo su mandato hasta que producida la citación al
representante legal del incapaz, éste tome intervención u omita presentarse dentro del término que se
le fije176.
En lo que hace a las causales relacionadas con el apoderado, éste puede renunciar a la representación.
Sin embargo deberá continuar con su asistencia hasta tanto venza el plazo que el juez impuso a la parte
para que se presente por sí o con nuevo apoderado bajo pena de afrontar los daños y perjuicios que
podría causarle el abandono a su ex poderdante. Si éste no se presenta en el plazo señalado seguirá el
juicio en rebeldía, situación resuelta mediante auto que se notifica al domicilio real de mandante.
Como ya lo señaláramos, la representación procesal implica una relación de mandato con el cliente.
De tal modo que si el abogado quiere dejar de asistir al representado, deberá presentar un escrito
174
“Decretada la suspensión del proceso a raíz del fallecimiento de una de las partes, es indispensable que se
cumplan los trámites previstos por los arts. 43 y 53, inc. 5º del ordenamiento procesal para que aquel pueda
reanudarse, toda vez que la litis debe integrarse en debida forma a fin de respetar la garantía de la defensa en
juicio, el principio de la igualdad de las partes en el proceso y evitar eventuales articulaciones de nulidad (art. 18,
CN, 34, inc. 5º, aps. b) y c), del ritual). El desconocimiento de los herederos de la parte, no releva a la contraria
de la carga de transitar el procedimiento que establece el art. 43 del ordenamiento ritual, pues la suspensión de
los plazos procesales tiene un límite temporal marcado precisamente por dicha normativa al remitir al art. 53,
inc. 5º, del mismo cuerpo legal”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 11/3/2003, “Díaz, Ramón Antonio v.
Sanatorio Privado Figueroa Paredes y otro s/daños y perjuicios”.
175
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/10/1995, “Barolo, Norberto Oscar v. Durante y Damonte
s/usucapión”; 28/5/1998, “Zepilli, Ángel Mario v. Tonin, Hugo José y otras s/resolución contractual”;
25/10/2001, “Reche, Carlos A. y otros v. Herbon, Juan José s/incidente violación medida de no innovar”.
176
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 17/6/1999, “Allo Ron, Gustavo y O. v. Guazzotti, Roberto D.
s/resolución de contrato”.

72
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
manifestando dicha circunstancia y pidiendo que se fije un plazo para que el cliente se presente por sí
o con nuevo apoderado177.
También se contempla aquí la muerte o incapacidad del letrado apoderado.
El juez suspende la tramitación del juicio y citará por cédula al mandante -si se conoce el domicilio
real- o por edictos durante dos días -si cambió de residencia habitual o la abandonó- dándole un plazo
para que comparezca por sí o por nuevo apoderado.
Si no se cumple ello, se reanuda la tramitación del juicio en rebeldía a su respecto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 53, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo en el inc. 5º se aclara que el apoderado
seguirá ejerciendo su personería frente a la muerte o incapacidad del poderdante hasta que los
herederos o representante legal tomen intervención en el proceso “o venza el plazo fijado en este
mismo inciso”. Este último término es el que fijará el juez una vez que tome conocimiento de alguna
de las graves circunstancias apuntadas.

Art. 54. Unificación de la personería


Cuando actuaren en el proceso diversos litigantes con un interés común, el juez, de oficio o a
petición de parte y después de contestada la demanda, les intimará que unifiquen la
representación siempre que haya compatibilidad en ella, que el derecho o el fundamento de la
demanda sea el mismo o iguales las defensas. A ese efecto, fijará una audiencia dentro de los diez
(10) días y si los interesados no concurriesen o no se aviniesen en el nombramiento de
representante único, el juez lo designará eligiendo entre los que intervienen en el proceso.
La unificación no podrá disponerse si tratándose de un juicio ordinario, las partes, en el mismo
acto, no llegaren a un acuerdo sobre la persona que ha de asumir la dirección letrada.
Producida la unificación, el representante único tendrá respecto de sus mandantes, todas las
facultades inherentes al mandato.

1. LITISCONSORCIO Y SIMPLIFICACIÓN DEL PROCESO


Esta manda favorece la tramitación de manera más sencilla del juicio cuando existen litisconsorcios o
partes plurisubjetivas, esto es, cuando en una misma calidad de parte están incluidas dos o más
personas físicas o jurídicas.
Concretamente, dispone que sea uno solo el abogado que conduzca las pretensiones o las oposiciones
del conjunto de personas que litigan de un mismo lado.
Existe una condición básica: la comunidad de intereses, tanto que -como veremos en la nota al art. 55 -
desaparece la unificación al no existir más este recaudo>
Las personas deben exhibir -de esta manera- intereses comunes que son llevados a juicio. Para evitar
entonces peticiones reiteradas o fundamentos superpuestos, es que el Código manda que de oficio o a
pedido de alguna de las partes, el juez convoque a la unificación de personería, reuniendo toda la
actuación de ese grupo en manos de un solo letrado.

2. OPORTUNIDAD Y TRÁMITE DE LA UNIFICACIÓN


Para ello habrá que esperar a la contestación de la demanda.
El fundamento es evidente: recién allí, luego de que todos los sujetos plantearan sus pretensiones y sus
oposiciones podrá analizarse la compatibilidad de los intereses que exhiben los múltiples integrantes
de cada parte. Será necesario, pues, haber delimitado el objeto litigioso 178.

177
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 19/10/1999, “Crespo, Juana v. Mortales, Ángel y otro s/ejecución
de alquileres”.
178
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/3/1990, “García de Ocamina, B. v. Reynes, O. s/escrituración”.

73
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho en un fallo que “son presupuestos de la unificación de la personería prevista en el art. 54,
CPCC la existencia de compatibilidad en ella e igualdad de defensas. En tanto dicha previsión
procedimental debe interpretarse restrictivamente, en razón del derecho constitucional de defensa en
juicio, las afirmaciones de uno de los codemandados en orden a su enemistad con otros, el pacto
anticipado de honorarios con su letrado y la no adhesión a negociaciones previas, evidencian a priori
la inexistencia de la compatibilidad requerida por el artículo” 179.
Determinada aquella homogeneidad de posiciones, se fijará una audiencia dentro de los diez días a la
que deberán asistir todas las personas -con sus letrados- involucradas en el intento de unificación de
personería.
El juez buscará en primer lugar que se pongan de acuerdo en la unificación y luego, en la persona del
abogado que habrá de llevar adelante la defensa conjunta. Si faltan a la audiencia o, asistiendo,
acuerdan lo primero pero no lo segundo el magistrado en ambos casos designará al abogado
representante único.
No podrá realizar ello si se trata de un juicio ordinario y las partes -presentes en la audiencia- acuerdan
la unificación pero no el nombre del abogado único. Ello dejaría abierta la posibilidad de que el juez lo
designe de oficio si se trata de otro tipo de proceso (sumario o sumarísimo), diferencia sustentada en el
principio de economía o celeridad procesal que rige con con mayor vigor los procesos plenarios
abreviados.

3. EFECTOS
Una vez unificada la personería por acuerdo de sujetos o por decisión del juez y escogido el abogado
único, éste adquiere todas las facultades y deberes propios del mandato respecto del grupo de
mandatarios ahora unificado.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 54, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la ausencia de la previsión del párr. 2º de
la norma provincial -aquí omitido- referido a que la unificación de la personería no podrá disponerse
en el juicio ordinario si las partes no se ponen de acuerdo respecto del letrado que habrá de ejercer la
representación en juicio.

Art. 55. Revocación


Una vez efectuado el nombramiento común, podrá revocarse por acuerdo unánime de las
mismas partes o por el juez a petición de alguna de ellas, siempre que en este último caso hubiese
motivo que lo justifique. La revocación no producirá efectos mientras no tome intervención el
nuevo mandatario.
La unificación se dejará sin efecto cuando desaparecieren los presupuestos mencionados en el
párr. 1º del artículo anterior.

1. CESACIÓN DEL MANDATARIO COMÚN


Además de las causales del art. 53 ya referidas que son operativas en lo pertinente, aquí se contempla
la particular de la revocación del mandato en caso de unificación de personería.
Para que tenga efecto deberá hacerse con el consenso de todos y en ese caso podrá realizarse sin
expresión de causa alguna. Distinto es el supuesto de que sea sólo uno -o algunos- de los litisconsortes
el que requiera el cese en la representación. En ese caso lo dispondrá el juez si encuentra atendibles las
razones para apartar al letrado de la representación común ejercida.
En ninguno de los dos casos la revocación tendrá efecto hasta tanto no se haga cargo de la defensa el
nuevo mandatario o -agregamos- se venza el plazo para que la parte lo presente. Ello así por cuanto
179
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 20/5/1999, “Lucero, Diego Ángel y otra v. Club Social Ramallo Asociación
Mutual y otros s/cobro de pesos”.

74
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
entendemos que la revocación cuando se hace por consenso también aquí -como en el art. 53, inc. 1º-
deberá ser expresa y en el expediente. Y tanto se disponga de este modo como por el juez, deberá
fijarse un plazo para que se incorpore el nuevo abogado bajo apercibimiento de seguirse el juicio en
rebeldía.

2. CESACIÓN DE LA UNIFICACIÓN DE LA PERSONERÍA


La premisa básica que posibilita la unificación de la personería es la existencia de pretensiones u
oposiciones compatibles entre sí.
Ausente el recaudo, no puede echarse mano de esta figura que persigue la celeridad y simplificación
de los trámites. Esta ausencia puede ser original -y constatarse al momento de la demanda y
contestación de todos los sujetos- o bien sobreviniente. En algún momento posterior a la traba de la
litis pueden aparecer intereses encontrados entre los integrantes de una de las partes con abogado
común. Allí la unificación debe ser dejada sin efecto por el juez ya sea de oficio o a pedido de alguno
de los involucrados.
También el abogado puede pedir este cese al constatar la existencia de la causal ya que -más allá de la
previsión procesal específica- por mandato ético no puede representar a partes con intereses
contrapuestos.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 55, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO III - Patrocinio letrado

Art. 56. Patrocinio obligatorio


Salvo lo dispuesto en los arts. 87 y 88, ley 5177, respecto de los procuradores, los jueces no
proveerán ningún escrito de demanda, excepciones y sus contestaciones, alegatos, expresiones de
agravios, pliegos de posiciones o interrogatorios, ni aquellos en que se promuevan incidentes o se
pida nulidad de actuaciones y, en general, los que sustenten o controviertan derechos, ya sean de
jurisdicción voluntaria o contenciosa, si no llevan firma del letrado 180.

1. ASISTENCIA LETRADA Y DERECHO DE DEFENSA. REMISIÓN


Una vez más el Código refuerza la idea de que sólo con asistencia técnica suficiente se resguarda en
debida forma el derecho de defensa en el marco de un proceso judicial sin hacer distinción alguna
entre jurisdicción contenciosa o voluntaria.
Sin embargo puede verse como excepción a esta regla la manda del art. 93, ley 5177 donde se admiten
presentaciones sin patrocinio letrado en ciertos casos (pedido de cautelares, contestación de
intimaciones o requerimientos de carácter personal, recepción de órdenes de pago y pedidos de
beneficio de litigar sin gastos) sin perjuicio de que el juez ordene la intervención de abogado -art. 94
de esa ley-.
Luego de haber regulado en el capítulo anterior la figura del letrado apoderado, se encarga aquí de
contemplar la del abogado patrocinante.
En estos supuestos, la parte actúa por sí, esto es, presentando escritos con su propia firma la cual debe
venir acompañada de la del letrado que la asiste.
Huelga decirlo, el profesional tiene a su cargo -siguiendo las indicaciones de su cliente- la faz técnica
de la estrategia defensista y la autoría intelectual de los escritos que aparecen firmados conjuntamente
por ambos. El verdadero sentido de la imposición del patrocinio letrado es el de asegurar la eficaz
defensa en juicio, aun contra la pretensión del propio interesado de defenderse por sí mismo, al evitar
180
Los números de los artículos mencionados de la ley 5177 corresponden al texto ordenado mediante dec.
180/1987. Hoy se trata de los arts. 70 y 71.

75
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que esa función defensista sea mal ejercitada por desconocimiento de las normas jurídicas y principio
del derecho aplicables al caso.
No se agota el cumplimiento de la norma contenida en el artículo en estudio con la simple firma de un
letrado en las actuaciones referidas en la misma: el patrocinio letrado se refiere a la asistencia y
dirección jurídica en todo el curso del proceso y su abandono llevaría al estado de indefensión de la
parte181.
En esta forma de actuación, la parte tiene un seguimiento obligatorio de las circunstancias del
expediente ya que deberá suscribir todas las presentaciones realizadas en el proceso (con firma de
letrado en aquellas donde se “sustenten o controviertan derechos” según reza la norma).
Ello no ocurre en el caso del letrado apoderado donde el poderdante habilita a su abogado a que bajo
su sola firma lleve adelante todo el trámite en su nombre.
Claro que esta exigencia rige sólo respecto de las partes en sentido estricto. Se ha resuelto que no
resulta obligatorio, por ejemplo, el patrocinio letrado de la apelación planteada por el martillero
motivada por su intervención en los autos en su carácter de auxiliar de la justicia por no tratarse de
ninguno de los supuestos del art. 56182.
Todo sujeto que desee actuar ante los tribunales tiene, entonces, la carga de conseguir un letrado que
avale técnicamente sus presentaciones 183. Correlativamente, el Estado tiene el deber de proveerle de
uno si carece de medios económicos a tenor de lo que establece la manda del art. 15, Constitución
provincial.
Remitimos a la nota del art. 47 en lo que hace a la trascendencia de la apoyatura técnica de los
litigantes y la facilitación del acceso a la justicia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 56, Código nacional.
El texto normativo nacional no alude a la intervención de los procuradores que contiene su par
provincial. Fuera de ello, el tenor del artículo es similar a pesar de que se encuentre redactado en
forma diversa.

Art. 57. Falta de firma del letrado


Se tendrá por no presentado y se devolverá al firmante, sin más trámite ni recursos, todo escrito
que debiendo llevar firma del letrado no la tuviese, si dentro de veinticuatro (24) horas de
notificada la providencia que exige el cumplimiento de ese requisito no fuese suplida la omisión.
Ello tendrá lugar suscribiendo un abogado el mismo escrito ante el secretario o el oficial
primero, quien certificará en el expediente esta circunstancia o por la ratificación que por
separado se hiciere con firma de letrado.

1. CONSECUENCIAS DEL INCUMPLIMIENTO


La falta de cumplimiento de la carga de presentar escritos judiciales con firma de un abogado generará
el dictado de una providencia poniendo esa anomalía de relieve y exigiendo su subsanación.
Si dentro del plazo de veinticuatro horas de notificado ese resolutorio la parte no subsana la omisión,
el incumplimiento de la carga es sancionado teniendo el escrito por no presentado y devolviéndolo al
presentante sin posibilidad de cuestionamiento alguno.

181
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 9/10/1990, “Carbajo, Oscar Victorino v. Marchetti, Juan Carlos y otro
s/ejecución hipotecaria”.
182
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 7/6/1988, “Galaverna, Ricardo Baltazar v. Vanina, Mirtha s/ejecución”.
183
“El recurso previsto en el art. 56, CPC responde a la necesidad de garantizar en forma efectiva la garantía
constitucional de la defensa en juicio consagrada en el art. 18, CN, pues la participación de un profesional del
derecho le asegura el correcto planteamiento de sus pretensiones y defensas”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 14/11/1995, “E., M. E. v. L., L. O. s/alimentos”.

76
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La manda es estricta pero se ha entendido dispuesta en beneficio de los litigantes para no incurrir en el
riesgo de admitirse piezas sin el fundamento técnico que puede darle un abogado en defensa de
intereses del presentante en el marco de un juicio donde exista una contraparte que seguramente
cuente en su favor con auxilio letrado.
Se trata de imponer un comportamiento diligente que -a la postre- redunda en beneficio del litigante a
partir del respeto de los fundamentales derechos de igualdad y defensa en juicio.

2. SUBSANACIÓN
La forma de suplir la falta de firma de letrado luego de ser conocida a través del auto que pone de
manifiesto la omisión, es la firma por parte del abogado del escrito ante alguno de los funcionarios
autorizados (secretario u oficial primero) o bien presentándose un breve escrito ratificando el
contenido del defectuoso, ahora sí con firma de la parte y de su letrado patrocinante.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 57, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se reemplaza el término para suplir la
omisión de la firma de letrado (veinticuatro horas en el Código provincial). En el de la Nación se exige
que el recaudo se cumpla “dentro del segundo día de notificada por ministerio de la ley” la
providencia respectiva.

Art. 58. Dignidad


En el desempeño de su profesión, el abogado será asimilado a los magistrados en cuanto al
respeto y consideración que debe guardársele.

1. JERARQUIZACIÓN DE LA FUNCIÓN DEL ABOGADO


Por esta norma se asimilan los abogados en su ejercicio profesional a los magistrados en lo que hace al
trato que debe dispensárseles184.
Se trata de un reconocimiento a la importancia de la función que ejercen y que debe entenderse
establecido pura y exclusivamente en beneficio de la asistencia jurídica de sus clientes, para una mejor
y más eficaz defensa de sus derechos.
Esta prerrogativa funcional debe ir acompañada -necesariamente- de una mayor responsabilidad.
De allí que las conductas de estos auxiliares de la justicia debe ser digna del “respeto y consideración”
que refiere este artículo. Y cuando no lo sean, deberán activarse los resortes legales para hacer efectiva
en forma severa la responsabilidad de aquellos que desprestigian la honrosa tarea que la sociedad pone
en cabeza de los abogados: la defensa de la vida y el patrimonio de sus conciudadanos.
En este sentido, leemos en la jurisprudencia que “en el caso, los letrados de la parte actora califican, de
modo irrespetuoso, al desempeño que en el litigio cupiera a su colega apoderado de la demandada.
Infringieron con tales expresiones agraviantes, innecesarias para la defensa, su deber de guardar
respeto y consideración al mismo lo que encierra además un estilo indecoroso para dirigirse a este
tribunal: la moderación y la corrección del lenguaje es un deber primordial de los abogados. La
severidad en el trato que pueden imponer las exigencias de la defensa no autoriza ninguna vejación
inútil o violencia impropia. Pese a la estructura de lucha que configura el proceso, la jurisdicción gira
en torno de la idea de paz. En el caso, deben ser testadas por secretaría las expresiones ofensivas, y
formular un severo llamado de atención a sus firmantes, para que en lo futuro guarden el estilo
adecuado a la importancia de la profesión que ejercen y al decoro de la actuación ante este tribunal” 185.

184
“Así como los abogados deben ser cuidadosos y serenos en su obrar profesional, tampoco se debe perder de
vista la equiparación que con los magistrados les corresponde en cuanto al respecto y la consideración que es
menester guardar, de conformidad con la norma del art. 58, CPCB”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
30/4/1996, “El Resguardo SA v. Gorosito, Rubén E. s/cobro ejecutivo”.
185
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 30/11/1990, “Behnisch, Ernesto v. Gagliarducci, G. s/acción posesoria”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 58, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO IV - Rebeldía

Art. 59. Declaración de rebeldía


La parte con domicilio conocido, debidamente citada, que no compareciere durante el plazo de
la citación o abandonare el juicio después de haber comparecido, será declarada en rebeldía a
pedido de la otra.
Esta resolución se notificará por cédula o, en su caso, por edictos durante dos (2) días. Las
sucesivas resoluciones se tendrán por notificadas por ministerio de la ley.

1. DERECHO AL DEBIDO PROCESO JUDICIAL


La figura procesal de la rebeldía ha dado lugar a importantes debates doctrinarios.
Ellos tienen básicamente como eje el interrogante acerca de si la misma es compatible o no con el
derecho al debido proceso judicial.
Para aportar nuestra posición, expondremos brevemente las bases normativas de este derecho esencial
del hombre que viene plasmado en la Constitución provincial de Buenos Aires tanto en forma directa
como indirecta por vía de la recepción de los derechos y garantías nacionales.
Ya desde el Preámbulo -reproduciendo para el caso el texto de su par federal- se establece que uno de
los objetivos de su dictado es “afianzar la justicia”, intención que se ve corroborada de manera expresa
cuando consagra el “derecho perfecto” de todos los habitantes de la provincia a la vida, libertad,
reputación, seguridad y propiedad, pudiendo sólo ser privados de esos bienes “previa sentencia legal
de juez competente” (arts. 10 y 31 en lo que hace exclusivamente a la propiedad, donde se requiere
“sentencia fundada en ley”).
Lo “legal” de la sentencia así como el carácter de “competente” del juez aluden a la regularidad en la
producción del decisorio que afecte tan gravemente intereses protegidos por la Constitución.
En ese mismo sentido, el art. 14 de esa Carta contempla el derecho de todos los habitantes de la
provincia de petición -individual o colectiva- ante todas y cada una de las autoridades “sea para
solicitar gracia o justicia, instruir a sus representantes o para pedir la reparación de agravios”.
Encontramos aquí la norma que positiviza el fundamento del derecho de “acción” tal como hoy lo
concibe la moderna doctrina procesal: la prerrogativa de acudir a los tribunales (parte del orden
estatal) con el objeto de obtener una decisión. Todo ello se concatena con el aseguramiento de la
“tutela judicial continua y efectiva”, la asistencia letrada a quienes carezcan de recursos y la
inviolabilidad de la defensa de personas y bienes en todo procedimiento judicial que plasma el art. 15.
Se subraya en esta manda la efectividad de la tutela por parte de la judicatura y la preservación del
derecho de defensa, dos aspectos que caracterizan el debido proceso judicial como forma de llegar a
una sentencia válida y útilmente conformada, respetuosa de los demás derechos constitucionales. Y
aun para quienes dudan de que en las mandas citadas se consagre el derecho al “debido proceso
judicial”, el mismo encontraría cabida en el generoso contexto de los derechos implícitos o no
enumerados que prevé el art. 56 y que dimanan del “principio de la soberanía popular y que
corresponden al hombre en su calidad de tal”.
Mediante la remisión que hace el art. 11 de la Corte bonaerense podemos incluir en este campo las
normas contenidas en los pactos que incorpora la Constitución nacional y que se refieren al tema en
análisis.
Así, la Convención Americana sobre Derechos Humanos -llamada Pacto de San José de Costa Rica -
en su art. 8.1> contempla el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías por un juez
competente para la determinación de sus derechos y obligaciones. En el Pacto Internacional de

78
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Derechos Civiles y Políticos encontramos una previsión del mismo tenor (art. 14). Mandas similares se
consagran en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (arts. 10 y 17) y en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (arts. XVIII y XXIV).

2. VALIDEZ DEL PROCESO CON INTERVENCIÓN DE UNA SOLA DE LAS PARTES


Así caracterizado el derecho al debido proceso judicial observamos que uno de sus aspectos
preponderantes lo constituye la defensa en juicio.
Aspecto que no puede ser desatendido por el juez que conduce el trámite so riesgo de que la sentencia
que de allí dimane sea tachada de inválida puesto que “es inviolable la defensa en juicio de la persona
y de los derechos” (art. 18, CN, y 15 de su par provincial ya citado).
Es necesario entonces realizar las precisiones pertinentes respecto de cómo funciona este derecho en el
marco del proceso civil y comercial constituido principalmente por pretensiones referidas a derechos
disponibles.
Si bien es cierto que la defensa en juicio es inviolable, ello no importa la obligatoriedad de que sea
ejercida de manera efectiva dentro del proceso. Ya se ha dicho desde antiguo que para que se
resguarde el derecho de defensa es suficiente con que se dé la oportunidad para su ejercicio, siendo
luego potestativo para el convocado desplegar acciones en ese sentido o no. La defensa en juicio
constituye un derecho que encuentra, pues, acabado respeto con la convocatoria formal a juicio de
aquel contra quien se endereza una pretensión.
Sólo ello -debidamente cumplimentado- otorga validez al trámite judicial en lo que hace a este aspecto
del debido proceso.
Consecuencia de lo señalado es que se considere a la participación en el pleito y la defensa de los
derechos como una carga procesal. El incumplimiento de la misma dará lugar al proceso en rebeldía o
contumacial que tiene como principal peculiaridad el hecho de que a pesar de que la tramitación del
mismo se desarrolle con una sola de las partes interviniendo e impulsándolo, la sentencia hará cosa
juzgada respecto del rebelde.
Según palabras de la jurisprudencia, si los demandados pretirieron comparecer a estar a derecho al
tiempo de conferírseles el correspondiente traslado de la demanda, la omisión de cumplimiento de tal
carga apareja un gravamen que no es otro que el de perder la posibilidad de introducir en el proceso la
existencia de circunstancias constitutivas, impeditivas o extintivas encaminadas a desvirtuar el efecto
jurídico perseguido por las afirmaciones del actor, tanto como el ofrecimiento de la prueba que
sustente su defensa. No debe olvidarse que en el proceso civil dispositivo corresponde a las partes fijar
el alcance y contenido de la tutela jurídica que se reclama quedando a cargo de las mismas, con
exclusividad, la aportación de los hechos y de las pruebas. De su lado, el juez no podrá hacer mérito en
su decisión de presupuestos fácticos no afirmados por las partes, pues para él no existe un hecho que
no fuera alegado186.
Se ha señalado como fundamento de la figura de la rebeldía la necesidad de que la tramitación de un
proceso que tienda a solucionar un conflicto suscitado en el seno de la sociedad no se vea
imposibilitada por la renuencia de una de las partes en concurrir a los estrados judiciales.
Y dado que no puede ejercerse contra el remiso medidas de coerción física, para evitar aquella
circunstancia es que el derecho procesal contempla una serie de ficciones y cargas para que el juicio
prosiga hasta la sentencia de mérito sin la presencia del rebelde.

3. FORMAS DE REBELDÍA
Esta norma establece las dos maneras en que puede configurarse la rebeldía: una forma original que se
dará cuando la demandada no comparezca a juicio vencido el plazo conferido para ello y una forma
sobreviniente en el supuesto de que tanto actor como demandado, luego de haber comenzado a
participar de la litis, la abandonen antes de su resolución.

4. REQUISITOS

186
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/8/2000, “Romero, Julio v. Martínez, Laura y otros s/reivindicación”.

79
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es muy importante la necesidad de que los requisitos para la declaración de rebeldía se cumplan ya
que de ellos dependerá que la figura se constituya de manera respetuosa de los ya citados derechos al
debido proceso y a la defensa en juicio.
Una de las condiciones consiste en que la parte tenga domicilio conocido, ya que de lo contrario
procederá la citación por edictos (art. 145) que de fracasar -esto es, de no aparecer el citado- implicará
la designación de un defensor oficial que intervendrá en el proceso por esta parte ausente con
facultades hasta de recurrir la sentencia (art. 341).
Se trata, entonces, de que la rebeldía se decrete contra alguien a quien le ha llegado de manera efectiva
(y no ficta) la noticia de la citación a juicio.
Otra de las condiciones esenciales es la debida (en el sentido de regular) citación. A partir de
conocerse el domicilio real del citado, se lo deberá notificar por cédula o personalmente (art. 135, inc.
1º). Debe quedar constancia de que se anotició de esta forma al demandado. Ello se logra por medio
del informe circunstanciado que labra el oficial notificador en el reverso de la constancia de
diligenciamiento de la cédula en cuestión, contenido que, en virtud de la fe pública que da este auxiliar
del juez, se presume auténtico.
Frente a las graves consecuencias que provoca la declaración de rebeldía, es menester tener acreditado
fehacientemente que el acto de anoticiamiento al contumaz fue realizado en debida forma, so pena de
afectar el legítimo ejercicio del derecho de defensa en juicio de linaje constitucional 187.
Luego, debe darse la incomparecencia o bien el abandono del proceso.
En el primer caso, no corresponderá la declaración de rebeldía si el citado comparece y constituye
domicilio pero no contesta la demanda ni realiza los subsiguientes actos procesales que le
corresponden como carga. En estos supuestos simplemente irá perdiendo la posibilidad de ejercerlos,
con la consiguiente repercusión negativa en la suerte de su oposición, pero no litigará bajo la
condición de rebelde.
La hipótesis del abandono del proceso suele darse por la simple inacción de la parte (actor o
demandado) luego de haber participado en el trámite de las actuaciones. El Código contempla ciertos
supuestos de rebeldía sobreviniente: cuando se actúa por apoderado y se revoca -o se renuncia- el
mandato y el poderdante no comparece por sí o mediante nuevo representante convencional (art. 53,
incs. 1º y 2º) o bien cuando fallece una parte y debidamente citados los herederos no comparecen (art.
53, inc. 5º) o bien fallece o se inhabilita el apoderado y no se lo reemplaza en el plazo concedido para
ello (art. 53, inc. 6º).
Como ejemplo de estas situaciones, vemos que habiendo caducado el poder otorgado por la madre del
menor demandado al llegar éste a la mayoría de edad, corresponde arbitrar los medios para asegurar el
ejercicio de su derecho de defensa a cuyo fin debe dársele oportunidad de intervenir personalmente o
por apoderado. A tal efecto resulta aplicable -por analogía- el procedimiento previsto en el art. 53, inc.
6º para el supuesto de inhabilidad del apoderado, debiendo fijarse un plazo para que el demandado
comparezca por sí o por mandatario, citándolo en la forma prevista por el inc. 5º de dicha norma
procesal, bajo apercibimiento de continuarse el juicio en rebeldía 188.
Si bien no mencionada expresamente en este artículo, surge de la sistemática del Código analizada a la
luz del derecho de defensa en juicio que otra condición para la declaración de la rebeldía consiste en la
falta de circunstancia justificante de la incomparecencia (ver art. 65, entre otros). Si el demandado
llega al pleito demostrando que se vio imposibilitado fáctica o jurídicamente de concurrir
oportunamente a estar a derecho -o de mantenerse en ese estado- el juez si entiende válidas las razones
habrá de admitir su presentación -o reaparición-.
Y también se exige que la rebeldía sea declarada por el juez a pedido de parte. Si no se la reclama, el
juez no podrá actuar de oficio en ese sentido: se limitará a ir señalando -eventualmente- el
incumplimiento de las cargas en cabeza de quien no actúa en forma diligente, pero nada más.

5. NOTIFICACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE REBELDÍA Y DE LOS ACTOS POSTERIORES

187
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/3/1998, “Pagano, Oscar y otro v. Flores, Edgar Eliecer s/desalojo y
daños y perjuicios”.
188
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 9/4/1987, “Rodríguez de Díaz, Olga E. y otra v. Fernández, Claudio M.
y otro s/daños y perjuicios”.

80
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Este auto judicial será notificado por mandato de la ley procesal en el domicilio denunciado por la
contraria por cédula o bien por edictos durante dos días. Se entiende que esta última medida se habrá
de adoptar sólo en el caso de que luego de notificada la citación en el domicilio real, éste se cambie
-desconociéndose el nuevo- desapareciendo de allí su ocupante.
Una de las consecuencias de la declaración de rebeldía es la grave limitación en materia de
notificaciones respecto de los actos posteriores al auto que la establece.
Se entiende que quien no comparece a juicio se somete a que rija a su respecto un sistema más estricto
de comunicación de actos procesales lo cual encuentra correlato en la previsión de esta manda que
sólo contempla -como manera de anoticiamiento del rebelde- las notificaciones ministerio legis
-incluida la de la absolución de posiciones del art. 135, inc. 2º, regla que debe ceder frente al régimen
específico de la rebeldía-, reservando la vía de la notificación personal o por cédula sólo respecto del
auto que declara la rebeldía y de la sentencia definitiva 189 (art. 62).
El principio de la notificación ministerio legis en la rebeldía no sólo se aplica tratándose de la etapa de
conocimiento, sino también respecto de la ejecución de sentencia. De allí que, por ejemplo, la citación
de venta de los bienes embargados se notifica automáticamente 190.

6. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 59, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Se agrega un último párrafo donde se establece
que si no se requirió que el incompareciente sea declarado rebelde se aplicarán las reglas de
notificación del párr. 1º del art. 41.

Art. 60. Efectos


La rebeldía no alterará la secuela regular del proceso.
La sentencia será pronunciada según el mérito de la causa y lo establecido en el art. 354, inc. 1º.
En caso de duda, la rebeldía declarada y firme constituirá presunción de verdad de los hechos
lícitos afirmados por quien obtuvo la declaración.
Serán a cargo del rebelde las costas causadas por su rebeldía.

1. CONSECUENCIAS DE LA DECLARACIÓN DE REBELDÍA


Como se señalara, el fundamento de esta figura es evitar que se obstaculice el debate judicial de una
cuestión por la inacción de una de las partes.
De allí surge entonces el mandato del primer tramo de esta manda por el cual la rebeldía no habrá de
incidir en el curso normal del juicio que avanzará de acuerdo con el impulso que le imprima la otra
parte.
Así hasta llegar a la sentencia de mérito. Existen posturas doctrinarias respecto de la rebeldía que
admiten que frente a esa actitud asumida por una de las partes, el juez debe entender que se encuentra
ante un total allanamiento a la pretensión y por ende, dictar sentencia acogiendo la demanda del actor
en la medida en que se trate de hechos posibles y lícitos y no se afecte el orden público.
No ha sido éste el criterio sustentado por el legislador.
La norma en estudio establece que la sentencia se pronunciará según el mérito de la causa. Esto es, no
se exime al actor de la carga de probar lo conducente para sustentar lo pretendido. Claro que la
rebeldía -declarada y firme- de la contraria operará como una presunción de veracidad de los hechos

189
“Si bien es cierto que declarada la rebeldía de los citados corresponde tener por constituido el domicilio legal
de los mismos en los estrados del juzgado (art. 59, CPC), ello no significa que la sentencia se deba tener por
notificada por ministerio de la ley porque el art. 62 del Código de forma expresamente dispone que la sentencia
se hará saber al rebelde en la forma prescripta para la notificación de la providencia que declara la rebeldía, esto
es, por cédula”. SCBA, Ac. 47769, 27/4/1993, “Sudiro de Brugnerotto, Benedicta Teresa v. Autelli de Pracilio,
María Guillermina s/desalojo”.
190
Cám. Civ. y Com. Azul, 31/3/1993, “Banco de Olavarría SA v. Fabiano, Olga s/cobro de australes”.

81
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
afirmados por su contraparte así como un reconocimiento pleno de la autenticidad de los documentos
por ella presentados, según la remisión que se realiza al art. 354, inc. 1º 191.
Esta norma -así como la del art. 354, cit.- dice que se podrán tener por reconocidos los hechos “lícitos”
alegados por el actor, quedando por tanto los hechos “ilícitos” que se invoquen como sustento de una
pretensión, sujetos al régimen común de prueba. Tal sería el caso donde lo que se imputa y constituye
la causa de la obligación es un delito de lesiones 192.
En este terreno se ha señalado que la inactividad del rebelde no conlleva a que se lo prive del amparo
de la justicia, ni que se atribuyan al actor otros derechos que los que debe tener. De lo que se sigue que
el juzgador debe examinar la prueba y dictar sentencia conforme a las constancias de autos. Es así que,
en principio, los hechos lícitos que deben tenérsele por reconocidos son aquellos que tengan relación
con él y no aquellos que le resulten totalmente extraños. Otro tanto ocurre con la confesión ficta, que
sólo opera respecto de hechos personales del absolvente y teniendo en cuenta, además, las restantes
circunstancias de la causa lo que implica la existencia de elementos de juicio corroborantes de ese
hecho. De tal modo, la ficta confessio nada agrega a la rebeldía declarada, no pudiendo dos ficciones
legales erigirse en prueba exclusiva de un hecho en el que el rebelde no tuvo participación alguna y
que por ende le resulta totalmente ajeno, para imponerle sobre la base de él una obligación de
indemnizar193.
La Corte ha sostenido que la declaración de rebeldía sólo crea una presunción a favor de la parte
actora respecto de la veracidad de los hechos que constan en la demanda, pero no tiene por sí el efecto
de que la misma sea procedente. O sea, que el tribunal de grado se encuentra facultado para tener por
ciertos tales hechos pero de modo alguno está obligado a acceder -por la sola incontestación de la
demanda- automática o mecánicamente a las pretensiones deducidas 194.
Por otro lado, como veremos, el rebelde tiene aún la posibilidad de apelar la sentencia así dictada y
realizar planteos probatorios ante la alzada 195 (art. 66).
De todos modos, aun cuando existen estas presunciones que juegan a partir de la figura de la rebeldía,
el juez no cuenta con facultades absolutamente discrecionales para la evaluación de la prueba
desfavorable al contumaz sino que operan también aquí las reglas de hermenéutica general que tienen
como valladar genérico la figura del absurdo196.
191
“La actitud omisa de la parte demandada, además de causarle pérdida del ejercicio de actos procesales y de
originar la preclusión, crea asimismo la presunción desfavorable a la parte renuente que faculta
discrecionalmente al juzgador a estimar ese silencio como un reconocimiento de los hechos sobre los cuales no
se explicó la rebelde e inclusive, a tener por auténtica la documentación acompañada. Cám. Civ. y Com. Morón,
sala 2ª, 11/8/1994, “Dossi, Pablo Constante v. Fama Hnos. SACIFI s/incumplimiento de contrato”.
192
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/10/1995, “Loto, Juan José v. Leguizamón, Oscar Daniel y otros
s/daños y perjuicios”; 25/8/1998, “Flandroit, Ana v. Longo, Ángel y otros s/daños y perjuicios”.
193
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/4/2002, “Moravitzki de Delenko, Juana v. Sucesores de Hinner,
Carlos y otros s/daños y perjuicios”.
194
SCBA, L.67.857, 27/4/1999, “Migliore, Gabriel M. v. Establecimiento Mirón SAICIFA s/despido
injustificado”; L.73.843, 4/9/2002, “González, Jorge O. v. Tormagon SCA s/despido. Cobro de salarios”. “La
declaración de rebeldía sólo crea una presunción en favor del actor de la veracidad de los hechos que constan en
la demanda, pero no tiene por sí el efecto de declararla procedente (conf. arts. 354, inc. 1º, y 60, CPCC, y 28,
dec.-ley 7718/1971 y su doctrina)”. SCBA, L.39.606, 10/5/1988, “Muñoz, Andrés Oscar y otro v. Liga
Económica de Farmacéuticos Actuantes Sociedad Cooperativa s/cobro de pesos”; L.48.824, 17/3/1992, “Ortega,
Ana María v. Gómez, Mario y otro s/despido” [J 14.19036-1]; L.61.435, 14/4/1998, “Strumbo, Nicodemo v.
Strumbo SRL y otro s/despido” [J 14.19036-2]; L.68.538, 3/8/1999, “Segura Ada de Zizzi, Susana Esther v.
Transportes Dock Sud SRL s/indemnización. Ley 9688 “; L.76.236, 12/3/2003, “Ferrari, Raúl v. Ries, Héctor y
otros s/despido y cobro de pesos”.
195
“Si bien es cierto que la incontestación de la demanda lleva, en principio, a tener por reconocidos los hechos
descriptos por el accionante, cabe admitir que la referida situación procesal sólo crea una presunción a favor de
éste acerca de la veracidad de los hechos que constan en la demanda, pero no obliga al juzgador a declararla
procedente sin otro análisis (doct. arts. 354, inc. 1º, y 60, CPCC). Por su parte, el demandado renuente, que
cuenta con derecho de apelar, se encuentra facultado para cuestionar en el proceso recursivo, tanto la
interpretación que de los hechos y la prueba producida ha formulado el juez, como la elección del derecho
aplicable al caso, sin que signifique ello la posibilidad de introducir planteos novedosos en la Alzada”. Cám. Civ.
y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 26/9/2002, “Sermig SA v. Fami SA s/acción subrogatoria”.
196
“Las reglas de los arts. 354, inc. 1º, y 60, CPCC no imponen a la judicatura el deber de ceder automática o
mecánicamente a las pretensiones del actor, sino que le otorga la `facultad´ de tener por ciertos los hechos, pero
esa atribución no es discrecional ya que tiene por límite la eventual arbitrariedad”. SCBA, Ac. 43058, 12/6/1990,

82
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Más allá de todo eso, resulta innegable que ante esta renuncia a defenderse sencillo será para el actor
abonar los presupuestos de su pretensión frente a una contraparte ausente aun cuando no se lo exima
de la carga probatoria197.
Va de suyo que, por lo general, el rebelde habrá de cargar con las costas del proceso ya que
difícilmente pueda ganar una contienda en la que no toma intervención alguna o bien la abandona.
Sin embargo, para el caso hipotético de una insuficiencia probatoria palmaria en cabeza del actor, será
éste quien cargue con las costas del proceso al rechazarse la demanda.
Aún así, el rebelde deberá afrontar los gastos causídicos vinculados estrictamente a la declaración de
rebeldía -por ejemplo, notificaciones especiales, etc.- ya que el art. 60, última parte, no se refiere a las
costas del juicio, sino a las ocasionadas exclusivamente por la rebeldía. Por consiguiente, en la
sentencia el juez debe imponerlas al vencido y si no obstante su rebeldía la demandada es absuelta, no
hay razón para que cargue con los gastos198.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 60, Código nacional.
Se inserta un párr. 1º donde se indica que el rebelde podrá oponer la prescripción en los términos del
art. 346 (344 provincial). Se hace referencia al dictado de la sentencia de acuerdo con lo “establecido
en el art. 356, inc. 1º”, equivalente al 354, inc. 1º, Código provincial.

Art. 61. Prueba


Si el juez lo creyere necesario podrá recibir el pleito a prueba, o mandar practicar las medidas
tendientes al esclarecimiento de la verdad de los hechos, autorizadas por este Código.

1. VERDAD JURÍDICA OBJETIVA


Si bien la rebeldía de una de las partes importa la presunción de veracidad de los hechos afirmados por
la otra, como vimos ello no la releva de la carga de probar.
De allí que si el juez entiende que la prueba ofrecida debe efectivamente ser producida, podrá disponer
la apertura de la causa a estos fines. Y si esta tarea se cumple defectuosa o insuficientemente, como en
todo juicio también podrá hacer uso de sus facultades instructorias (art. 36, incs. 2º, 5º y 6º) a los
efectos de recabar una mayor información que le permita reconstruir los eventos pasados que se
indican en la demanda y así llegar a una solución más acorde con la verdad jurídica objetiva.
En un caso se ha dicho que en función de la declaración de rebeldía y a la luz de lo prescripto por el
art. 61 de la legislación adjetiva, tratándose de la valoración de la causal de vencimiento del término
del contrato de locación, bastaba con valorar la prueba documental acompañada con la demanda 199.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 61, Código nacional.

“Miguel Á. Defeo Remates y Consignaciones v. El Lobatón SA s/cobro de pesos y embargo preventivo”; Ac.
75539, 30/5/2001, “Giordano, Carlos y otros v. Fundación Ateneo de la Juventud y otros s/daños y perjuicios”.
197
“Los hechos fundantes de la pretensión deben evaluarse, aun ante la insurrección del emplazado, junto a las
demás circunstancias del caso (arts. 59 y 415, CPCC), pues la regla del art. 354, inc. 1º, del orden ritual no
impone a la judicatura el deber de ceder automáticamente y mecánicamente a todos los reclamos contenidos en
la demanda”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 4/3/1999, “Walenthon, Carlos v. Agostino, Roberto y otro
s/daños y perjuicios”. “La contestación de la demanda, importa primordialmente el ejercicio del derecho de
defensa (art. 18, CN), dando al accionado la posibilidad de alegar los hechos que le permitan obtener el rechazo
de la pretensión actora (art. 354, incs. 2º y 3º, CPCC). No habiendo ensayado los accionados exculpa alguna en
los términos del art. 1113, 2ª parte, CCiv., cargan los efectos de la rebeldía (arts. 59 y 60, CPCC)”. Cám. Civ. y
Com. Dolores, 24/2/2000, “Martínez, Hilda v. Gatti, Hernán s/daños y perjuicios”.
198
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 6/3/1990, “V., SA v. G., G. R. s/tenencia de hijo”.
199
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/5/1995, “Morera, María Clara v. Borda, Zulema y otros s/desalojo”.

83
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos, más allá de una diversa redacción y la expresa
mención de la posibilidad de que la apertura a prueba sea a solicitud de parte.

Art. 62. Notificación de la sentencia


La sentencia se hará saber al rebelde en la forma prescripta para la notificación de la
providencia que declara la rebeldía.

1. REMISIÓN
Remitimos a la nota del art. 59.
En este campo la jurisprudencia ha señalado que la actuación diligenciada en la residencia real de la
mentada parte para notificar la sentencia carece de eficacia procesal a los fines intentados toda vez
que, salvo el supuesto del rebelde no hay norma alguna que indique la notificación de la sentencia en
la morada cierta de los justiciables, máxime en el caso en que este coaccionado actúa mediante su
letrado apoderado200. Y también que el art. 62 se aplica exclusivamente en los casos en que se haya
declarado la “rebeldía” de la parte, que prevé la forma de hacer conocer tanto su decreto como la
sentencia que se dicte en el proceso201.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 62, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 63. Medidas precautorias


Desde el momento en que un litigante haya sido declarado en rebeldía podrán decretarse, si la
otra parte lo pidiere, las medidas precautorias necesarias para asegurar el objeto del juicio, o el
pago de las costas si el rebelde fuera el actor.

1. REQUISITOS PARA EL DICTADO DE MEDIDAS CAUTELARES


Otra de las consecuencias de la declaración de rebeldía consiste en que la ley presume existentes -por
el solo hecho del dictado de esa resolución- los recaudos que tornan operativas las medidas cautelares.
Obviamente quedará en la prudencia del juez interpretar el alcance de la norma a los efectos de
compatibilizarla con el derecho de defensa del rebelde 202. De tal manera, si el rebelde es el demandado
a pedido del actor se decretarán las cautelas suficientes para resguardar el cumplimiento de la
sentencia (o podrán ser ampliadas si ya fueron trabadas con anterioridad).
Se entiende que la actitud contumaz implica -en cierto modo- una aceptación tácita de la fundabilidad
de la pretensión actoral y por ello la ley presupone que de esa actitud de la demandada se puede
desprender la verosimilitud del derecho requerida para la concesión de las diversas medidas de
resguardo.
Por eso es que la declaración de rebeldía encierra, en principio, la legitimidad o verosimilitud de los
derechos que se reclaman. motivo por el cual, desde el momento en que el accionado haya sido

200
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 18/2/1999, “Fariña, María Claudia y otro v. Instituto Enrico Fermi SA y
otros s/daños y perjuicios”.
201
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 1/10/2002, “Murga, Ernesto v. Instituto Privado Geriátrico Larui
SRL s/desalojo”.
202
“Tratándose de un embargo sobre la base de la declaración de rebeldía de (arts. 63, Código Procesal), la
limitación al veinte por ciento de lo que establece percibir la demandada dispuesta por el a quo luce razonable,
en atención a la naturaleza esencialmente preventiva de la medida -no es un embargo ejecutorio- y la gravitación
negativa que tiene dicho embargo en el desenvolvimiento de la médico-asistencial que cumple la demandada sin
dejar de atender los intereses del actor (art. 204, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
7/11/1996, “Galenos SA s/incidente de reducción del embargo preventivo”.

84
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
declarado en contumacia, podrán decretarse medidas precautorias para asegurar el objeto del litigio
conforme a lo expresamente normado por el art. 63 en análisis no siendo necesario que la providencia
referida se encuentre consentida o ejecutoriada 203.
Esta declaración que autoriza la adopción de medidas cautelares por crear en favor del actor una
presunción de legitimidad o apariencia de derecho suficiente para tener por acreditada prima facie su
verosimilitud, funciona a los efectos previstos por el art. 65 dentro de la órbita patrimonial del rebelde
no cupiendo su propagación a bienes del codemandado no contumaz so pretexto de atribuirle
responsabilidad solidaria en las secuelas dañosas del evento 204.
Diferente -entendemos- será el caso del peligro en la demora.
Salvo el supuesto de que este recaudo surja palmariamente de la enunciación de los hechos fundantes
de la pretensión, será el peticionario quien deba alegar en pos de la existencia de este otro recaudo
esencial que no surge por sí solo de la declaración de rebeldía.
Otro tanto ocurrirá respecto de la contracautela.
Si bien es cierto que a mayor grado de verosimilitud del derecho normalmente corresponde una menor
caución, no lo es menos que en cada caso de rebeldía será el juez quien habrá de ponderar cuán
verosímil será el derecho alegado para establecer -consecuentemente- la entidad de la contracautela a
los fines de resguardar los intereses de quien sigue gozando de la protección constitucional de su
propiedad a pesar de no comparecer a juicio.
Estas mismas pautas deberán ser respetadas en el caso de que el rebelde -por abandono de la litis- sea
el actor. Ahora incumbe al demandado la petición de medidas cautelares para asegurarse que -de
perder el juicio- el accionante se hará cargo de las deudas por costas del proceso.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 63, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 64. Comparecencia del rebelde


Si el rebelde compareciere en cualquier estado del juicio, será admitido como parte y, cesando el
procedimiento en rebeldía, se entenderá con él la sustanciación, sin que ésta pueda en ningún
caso retrogradar.

1. COMPARECENCIA DEL REBELDE


Nada impide al declarado rebelde incorporarse al proceso -si nunca intervino- o bien, reingresar al
mismo -si estuvo litigando y lo abandonó-.
Su derecho de acción sigue intacto y en uso del mismo podrá llevar adelante actividad procesal útil a
sus intereses. Se habrá de incorporar (o reincorporar, según el caso) al juicio como parte y cesará el
procedimiento en rebeldía mediante formal declaración judicial.
Será ahora y a partir de su intervención, una contraparte presente y tendrá plena aptitud procesal. Sin
embargo, todo este desenvolvimiento dentro de la litis tiene un límite esencial: el rebelde toma el
proceso en el estado en que se encuentra, habiendo perdido toda posibilidad de ejercer actos procesales
que correspondan a etapas preclusas205.
203
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 21/8/1997, “Herbas, Mabel Andrea v. Bilbao, José María s/daños y
perjuicios”.
204
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/2/1993, “Preisz, Oscar v. Caruso, Juan Orlando s/daños y
perjuicios”.
205
“La presentación del declarado rebelde no puede en ningún caso retrogradar el procedimiento, como dice el
art. 64, CPCC. Por ello, las quejas son inatendibles”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 17/8/1995, “Di Nardo,
Esteban v. González, Gustavo E. s/desalojo”. “Habiéndose presentado el rebelde con anterioridad a que se reciba
la causa a prueba, es indudable que puede citar en garantía a la compañía aseguradora, ya que el plazo para tal
acto procesal no estaba vencido, lo que impide considerar a tal citación como el retroceso del juicio a una etapa
precluida (ley 17418 art. 118 y art. 64, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. Junín, 7/3/2000, “Muglia, María v.

85
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí que si bien el rebelde en el proceso puede apelar, no puede en el recurso interponer defensas
que importen retrotraerlo. Lo contrario importaría desvirtuar los efectos de la rebeldía al pretenderse la
apertura de etapas superadas con violación del principio preclusivo 206.
Ello es natural consecuencia del fundamento de la figura en estudio que -como vimos- consiste en no
dejar en manos de uno de los litigantes obstaculizar el avance de la causa hacia la sentencia de mérito.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 64, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 65. Subsistencia de las medidas precautorias


Las medidas precautorias decretadas de conformidad con el art. 63, continuarán hasta la
terminación del juicio, a menos que el interesado justificare haber incurrido en rebeldía por
causas que no hayan estado a su alcance vencer.
Serán aplicables las normas sobre ampliación, sustitución o reducción de las medidas
precautorias.
Las peticiones sobre procedencia o alcance sobre 207 las medidas precautorias tramitarán por
incidente, sin detener el curso del proceso principal.

1. CESACIÓN DE LA REBELDÍA Y MEDIDAS CAUTELARES


Concretamente se prevé en el Código qué ocurre cuando luego de que el rebelde cesa en ese estado y
se incorpora al trámite encuentra que han sido trabadas medidas cautelares en su contra.
La regla será la plena validez de las mismas hasta el final del juicio para que no se desnaturalice su
finalidad conservatoria. Ello así, salvo el caso de la “rebeldía justificada”, es decir, la provocada “por
causas que no hayan estado a su alcance vencer”.
Entendemos que si se comprueban esas circunstancias justificantes de la incomparecencia o abandono,
podría tratarse de un caso en el que el juez entienda que la inacción procesal no le es imputable al
sujeto y por ello, revoque la declaración de rebeldía. De allí que el levantamiento de las cautelares no
sea sólo derivación de la demostración de las “causas invencibles” de la inactividad sino de la
circunstancia de que la rebeldía en sí queda sin efecto 208.
La norma enuncia -sobreabundantemente- reglas generales de la materia cautelar. Se trata de las que
permiten ampliar, reemplazar y reducir la medidas precautorias dictadas. Y también agrega que todas
estas cuestiones habrán de ser tramitadas en forma paralela a la causa principal -sin suspenderla-
mediante la vía del incidente.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 65, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Caminos del Oeste SA s/daños y perjuicios”.


206
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/5/1993, “Ascencio, Emilio y otro v. Nielsen de Panelo, Luisa
s/cobro de australes”.
207
Rectius est: de.
208
“Toda vez que el art. 65 del ordenamiento formal establece la subsistencia de las medidas cautelares dictadas
con sustento en el art. 63 del citado digesto -rebeldía declarada-, a menos que el interesado justifique su actitud
contumaz; y dado que dicho supuesto es de carácter excepcional y no se acredita en estas actuaciones,
corresponde mantener las medidas trabadas”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 12/5/1998, “Herbas, Mabel
Andrea v. Bilbao, José María s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 9/11/2000,
“Cacharosk, Ricardo s/incidente levantamiento medida cautelar (art. 250, CPC)”.

86
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 66. Prueba en segunda instancia


Si el rebelde hubiese comparecido después del vencimiento del plazo del ofrecimiento de prueba
y apelare de la sentencia, a su pedido se recibirá la causa a prueba en segunda instancia, en los
términos del art. 255, inc. 5º, ap. a).

1. LIMITACIONES PROBATORIAS DEL REBELDE


Si el contumaz se incorpora al proceso, operará la cesación de ese estado pero en ningún caso podrá
retrotraer el trámite, según vimos.
La preclusión opera de manera fatal también a su respecto. Ello es particularmente grave si esa
participación se efectiviza luego de la etapa de ofrecimiento de prueba ya que no podrá indicar cuál es
el material probatorio de que intentará valerse -aunque normalmente su situación se verá
comprometida desde antes, al no haber contestado la demanda y planteado su propia versión de los
hechos-.
Podrá -sin embargo y si llega a tiempo- participar de la producción de la prueba de la contraria,
controlándola, alegando sobre su mérito cuando correspondiera y proponiendo hechos nuevos y
ofreciendo prueba a su respecto.
Luego del dictado de la sentencia, si ésta es contraria al ex rebelde podrá apelarla y contará con la
posibilidad de realizar un ofrecimiento -si bien harto limitado- de prueba en la alzada.
Se encuadra esta actuación referida a los hechos en los términos del art. 255, inc. 5º, ap. a), esto es,
sólo cuando “se alegare un hecho nuevo posterior a la oportunidad prevista en el art. 363 o se tratare
del caso a que se refiere el párr. 2º del art. 364 “.
Por lo visto, quien incurrió en rebeldía padece luego una seria limitación recursiva pues prácticamente
su embate contra el fallo debe limitarse a plantear cuestiones que hagan a un error de juzgamiento en
la aplicación del derecho conforme con las circunstancias fácticas tenidas por ciertas en orden a lo
normado por el art. 60 en consonancia con el inc. 1º del art. 354 o, entre otros supuestos, plantear la
nulidad del fallo pero en modo alguno puede oponer hechos contrarios a los admitidos que no fueron
sometidos a la consideración del juez 209. No puede permitirse al rebelde que, en segunda instancia,
aparezca contradiciendo a su contraparte sobre la base de argumentaciones no expuestas en el
momento procesal pertinente ya que de esa manera estaría en mejores condiciones que la parte que
contestó la demanda210.
En suma, sólo se permite en este marco actividad probatoria si presenta un caso de hecho nuevo que
ocurre o llega a su conocimiento luego de los cinco días posteriores a la notificación del auto de
apertura a prueba o bien si se le denegó un hecho nuevo en primera instancia y la decisión fue apelada
-apelación que se concede con efecto diferido-.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 66, Código nacional.
En el Código de la Nación se contempla el hecho de que el rebelde comparezca después “de la
oportunidad en que ha debido ofrecer la prueba” y se menciona el art. 260, similar al 255 provincial.
Se agrega asimismo un párrafo final que tiene en cuenta la situación creada por el rebelde a los efectos
de la distribución de costas si como resultado de la prueba producida en segunda instancia resulta
victorioso.

209
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 6/4/1995, “Azcurrain, Héctor Osvaldo v. Guevara, Gustavo Marcelo y otros
s/daños y perjuicios”.
210
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 18/2/1988, “Checchia, Nicolás v. Cabral, Carlos R. F. s/desalojo
por vencimiento de término”; 6/8/1991, “Bertarini, Armando y otros v. Etchegaray, María s/cobro de honorarios”
[J 14.20875-1]; 29/8/2002, “Banco Bisel SA v. Burchelli, José Luis y Otra s/cobro de pesos”; Cám. Civ. y Com.
1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/5/1997, “Banco Integrado Departamental Cooperativo Ltdo. v. Blasi, Eugenio F. y
otra s/cobro de pesos”; 2/12/1999, “Banco Caja de Ahorro v. Pérez, Raúl Santiago s/cobro de pesos”.

87
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 67. Inimpugnabilidad de la sentencia
Ejecutoriada la sentencia pronunciada en rebeldía, no se admitirá recurso alguno contra ella.

1. REBELDÍA Y LIMITACIÓN RECURSIVA


Si la sentencia de primera instancia es apelada por el ex rebelde y la cámara la confirma, expresamente
la norma en estudio declara clausurada la vía impugnativa a su respecto.
Pero esta norma no impide -señala Palacio- que, siendo nula la notificación del traslado de la
demanda, o demostrándose la existencia de un hecho impeditivo de la comparecencia (fuerza mayor
insuperable, por ejemplo) pueda eventualmente declararse la nulidad de lo actuado que cabría obtener
mediante la promoción del respectivo incidente211.
Entendemos que esta medida si bien es de gran utilidad para proteger al declarado rebelde de las
consecuencias negativas a sus intereses de la sentencia que lo perjudica, no constituye estrictamente
una vía recursiva.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 67, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO V - Costas

Art. 68. Principio general


La parte vencida en el juicio deberá pagar todos los gastos de la contraria, aun cuando ésta no lo
hubiese solicitado.
Sin embargo, el juez podrá eximir total o parcialmente de esta responsabilidad al litigante
vencido, siempre que encontrare mérito para ello, expresándolo en su pronunciamiento, bajo
pena de nulidad.

1. LOS COSTOS DEL PROCESO


La resolución jurisdiccional de controversias resulta costosa.
Éste es uno de los fundamentos basilares que esgrimen quienes bregan por una mayor popularización
de los medios alternativos de resolución de conflictos que al sacar la contienda de la órbita estadual
eliminan muchos de los gastos propios de ésta.
En el proceso civil y comercial rige el principio de economía en virtud del cual el juez debe adoptar
las medidas conducentes a que los juicios se desarrollen de la manera más rápida y económica posible.
En cuanto a lo primero -y dada la directa relación entre la duración y el costo de los juicios- tratando
de eliminar pasos procesales prescindibles y concentrando en un mismo acto varias diligencias y en
cuanto a lo segundo, rechazando peticiones que importen gastos superfluos o exagerados cuando
existen alternativas más económicas de igual eficacia.
Sin embargo y más allá de los esfuerzos judiciales y extrajudiciales por reducir los costos, durante el
proceso son muchas las actividades que necesariamente deben desarrollarse y gran parte de las mismas
son llevadas adelante por abogados y otros calificados profesionales. También es necesario afrontar
tasas de justicia así como algunas cargas contempladas por las leyes que regulan el ejercicio
profesional de los sujetos intervinientes.
De tal modo, al finalizar el juicio se habrán realizado gastos de muy diversa índole (postales
-telegramas, cartas documento, etc.-, de diligenciamiento, de gestoría en general, notariales -poderes,
actas, etc.-, timbrados -obtención de certificados, etc.-, fotocopias, honorarios, insumos para pericias,
traslado de expertos, etc.) y será necesario determinar quién carga con ellos.
Es así como adquiere real dimensión el problema de las costas.
211
PALACIO, Lino E., Derecho procesal civil, t. IV, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, p. 205.

88
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. EL PRINCIPIO OBJETIVO DE LA DERROTA


Se ha dicho que cuando existe un derecho en pugna y su titular requiere de un proceso judicial para
que a la postre le sea reconocido el mismo, todo ese iter que culmina con una resolución favorable a su
interés jurídico no puede acarrearle costo alguno ya que de lo contrario se estaría menoscabando su
derecho de propiedad.
El titular del derecho reconocido mediante sentencia debe poder gozar plenamente de él sin padecer
una reducción de bienes derivada del trámite al que fue llevado por la actitud de la contraparte. Se
trata de la regla de la “incolumnidad” del derecho reconocido.
Ése es el fundamento de la postura a la que adscribe el Código a los fines de determinar quién carga
con los costos del proceso: el principio objetivo de la derrota tomado de las enseñanzas de Chiovenda.
Habrá que analizar los alcances de la pretensión y de sus respectivas oposiciones para determinar
-frente a la sentencia de mérito- cuál de las partes ha sido la victoriosa.
Inclusive si la victoria es parcial o total.
Esta última distinción suele ser dificultosa. Se ha dicho que la circunstancia de que se otorgue menor
cuota de resarcimiento que la pedida o el progreso parcial del reclamo no cambia la calidad de
ganancioso a quien lo efectuara, por lo que no debe soportar una parte proporcional de las costas 212.
También que el carácter de vencido concurre respecto del demandado aunque la pretensión no haya
prosperado en toda su extensión213.
La parte vencida -en un sentido genérico- deberá, entonces, carga con las costas. El sistema funciona
de esa manera, sin atender a elementos subjetivos (culpa) que puedan llegar a percibirse en la conducta
desplegada en la promoción de la demanda o en el planteo de defensas. Más allá de que -como
veremos- estos aspectos tengan incidencia excepcional en la imposición de costas.
Ninguna incidencia respecto de estas pautas posee la forma en que se lleve adelante la representación
de las partes. Las costas deben imponerse o distribuirse conforme las reglas procesales pertinentes y
no cabe hacer distinción alguna según que la parte concurra al proceso asistida por apoderado o
patrocinante particular o lo haga asistida por un representante del Ministerio Público, sea éste el
Asesor de Menores o el Defensor de Pobres y Ausentes 214.

3. OBLIGACIÓN DE IMPONER LAS COSTAS


Los jueces deben imponer las costas al perdedor aun cuando la parte interesada no lo requiera
expresamente. Ello surge no sólo de esta manda sino también de las de los arts. 161 y 163, inc. 8º que
establecen -respectivamente- el contenido de las sentencias interlocutorias y de la sentencia de mérito.

4. EXCEPCIÓN A LA REGLA. “COSTAS POR SU ORDEN”


La regla legal establece que el vencido carga con todo el costo del proceso.
Sin embargo, las diversas situaciones que pueden presentarse en la realidad requieren en muchos casos
la flexibilización de esta pauta a los fines de una adecuada prestación del servicio judicial que tenga
como norte la consagración del valor justicia.
A esos fines es que la ley procesal contempla -como válvula de escape del sistema- una excepción
genérica al principio objetivo de la derrota dejando en manos del juez la evaluación de las
circunstancias de cada caso concreto y, mediante auto fundado, la eximición en todo o en parte al
litigante vencido de cargar con las costas.
El fundamento de la decisión se requiere bajo pena de nulidad del pronunciamiento, sanción que podrá
ser requerida por la parte agraviada.
En este terreno se ha dicho que excepcionalmente puede acudirse a la facultad del art. 68 y distribuir
las costas por su orden cuando las circunstancias pudieren llevar al actor vencido a la convicción de
212
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 15/4/1999, “Perugini, Gustavo v. Schmarson, Carlos s/daños”.
213
SCBA, Ac. 49439, 31/8/1993, “Cardozo, Félix María y otra v. Crudo, Vicente Pascual y otras s/daños y
perjuicios”; Ac. 50611, 14/12/1993, “Arufe, Teresa v. Olid, Julio Oscar y otro s/daños y perjuicios” [J 14.34863-
1]; Ac. 56599, 23/2/1999, “Blanco, Alfonso v. Aeropak SA s/daños y perjuicios”.
214
SCBA, Ac. 45141, 21/12/1993, “M., S. I. v. F., E. A. s/acción de reclamación de estado de hijo
extramatrimonial”.

89
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que se encontraba legitimado para accionar 215 o cuando la cuestión importa la aplicación de una ley de
reciente sanción216 o si la cuestión se torna abstracta 217. Por el contrario, corresponde descartar la
“índole dudosa del pleito” como justo motivo para la compensación de costas 218 ya que en esta causal
se incluiría todo el cúmulo de pretensiones planteadas ante los tribunales y se desvirtuaría la finalidad
del instituto así regulado.
En general, entonces, se ha sostenido el criterio restrictivo respecto de la interpretación de esta
excepción al régimen genérico219.
De acuerdo con la regla vista, el vencido deberá cargar con las costas originadas por su parte, por la
contraria y las comunes del pleito, esto es, las generadas por la actividad de ambos contendientes al
mismo tiempo en la causa.
Sin embargo, el juez analizando las particularidades del juicio podrá ordenar que sólo un determinado
porcentaje de las costas sea pagado por el vencido, o bien, puede eximirlo del pago de ellas.
En este último caso, impondrá las costas “por su orden” o “en el orden causado” -expresiones de igual
sentido-.
Ello no importa una exención de todo pago por parte del vencido sino que sólo deberá afrontar las
costas provocadas por su propia intervención y la mitad de las comunes. El vencedor, por su parte,
cargará con los gastos propios y la otra mitad de los comunes.
Este análisis se deberá hacer tanto en primera como en segunda instancia, más allá de las pautas que al
respecto se contemplan como parte del trámite recursivo. De este modo, si la apelación es rechazada
en su totalidad no cabe duda de que el recurrente ostenta el carácter de vencido por lo que debe cargar
con las costas de la alzada 220, independientemente -claro está- del orden de imposición en la instancia
de origen.

5. COSTAS Y ACCESO A LA JUSTICIA. REMISIÓN


El costo del proceso es visto como uno de los principales obstáculos a remover para que la comunidad
toda pueda acceder a la justicia.
Además del principio de economía que rige el proceso civil, resulta fundamental en este aspecto el
instituto del beneficio de litigar sin gastos.
Remitimos a la nota al art. 78 para su estudio.

6. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 68, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

215
SCBA, Ac. 34993, 14/11/1989, “Zaragoza, Matías y otra v. Villanueva, José s/daños y perjuicios”.
216
SCBA, I.2186, 18/4/2000, “Ríos, César A. s/inconstitucionalidad art. 59, ley 12155”; I.2123, 3/5/2000, “Pérez
de Vargas, M. s/inconstitucionalidad art. 47, ley 6716”.
217
SCBA, I.1884, 17/12/1996, “YPF SA v. Provincia de Buenos Aires s/inconstitucionalidad dec. 3354/1995”;
I.1873, 11/3/1997, “D´Argenio, Rubén Vicente s/inconstitucionalidad art. 11, párrs. 1º y 2º, Código Fiscal” [J
14.6207-1].
218
SCBA, Ac. 36519, 10/3/1987, “La Comercial de Rosario Cía. Arg. de Seguros SA v. Occidente, Comercial,
Industrial, Inversora SCA y otro s/cobro de pesos”.
219
“El requisito de expresar el mérito de la eximición de costas contenido en la segunda parte del art. 68, CPCC
exige se proporcionen motivos valederos para adoptar una solución que se aparte de la circunstancia objetiva de
la derrota establecida como principio general, facultad que, según se ha resuelto reiteradas veces, debe
interpretarse restrictivamente”. SCBA, Ac. 38534, 3/5/1988, “Santos hermanos SA v. Laninco SA s/rescisión de
contrato y daños y perjuicios”; Ac. 44347, 18/6/1991, “Delgado, Emilia G. v. Reis, Manuel y otra
s/consignación” [J 14.18450-1]; Ac. 51736, 28/2/1995, “Basabé, Luis Alberto v. Márquez, José Alberto s/daños y
perjuicios” [J 14.18450-2]; Ac. 73428, 28/6/2000, “DGI v. Belestrero, Juan Carlos s/concurso s/incidente de
revisión”; Ac. 75189, 28/3/2001, “Ortiz de Franco, Agustina y otros v. Serrano, Juan Carlos y otros s/daños y
perjuicios”.
220
SCBA, Ac. 35471, 12/6/1986, “Mujica, Miguel Alfredo y otros v. Giorello, Juan Carlos y otros
s/indemnización daños y perjuicios”.

90
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 69. Incidente221


En los incidentes también regirá lo establecido en la primera parte del artículo anterior,
pudiendo eximirse de las costas únicamente cuando se tratase de cuestiones dudosas de derecho.
El condenado al pago de las costas del incidente, no podrá promover otros mientras no haya
depositado su importe en calidad de embargo. No estarán sujetos a este requisito de
admisibilidad los incidentes suscitados en el curso de las audiencias.
Toda apelación sobre imposición de costas y regulación de honorarios se concederá en efecto
diferido, salvo cuando el expediente hubiese sido remitido a la cámara como consecuencia del
recurso deducido por algunas de las partes contra la resolución que decidió el incidente.

1. COSTAS EN LOS INCIDENTES


El incidente es un tipo de proceso. Si bien suele ser accesorio de otro principal y normalmente es más
simple y breve que aquél, durante su trámite también se generan gastos y la resolución que le da fin
debe imponer las costas siguiendo el principio general y objetivo de la derrota.
El vencido en este expediente secundario cargará con los gastos originados en ese proceso,
independientemente de quién sea el que triunfe en las actuaciones principales.
Al igual que en el caso del expediente principal, aquí también es operativa la excepción por la cual el
juez puede eximir de costas al vencido. La diferencia es que se cita como única causal el que se trate
de “cuestiones dudosas de derecho”.
Creemos que debe interpretarse el concepto con estrictez para no desnaturalizar la regla que sienta el
art. 68 ya que el principio general en materia de costas en la ley procesal tiene indudable filiación
objetiva, manteniéndose fiel al perfil chiovendiano de la soccombenza: se atiende exclusivamente al
resultado del proceso. Este criterio objetivo de la derrota como fundamento para la imposición de las
costas es de interpretación más estricta tratándose de los incidentes, ya que, en principio, sólo puede
eximirse al vencido cuando se tratare de cuestiones dudosas de derecho habiéndose entendido que su
fundamento puede encontrarse en la necesidad de evitar la proliferación de incidentes en un proceso 222.

2. COSTAS Y PROCEDENCIA DE NUEVOS INCIDENTES


Como durante el proceso puede suscitarse más de una cuestión que justifique la tramitación por la vía
incidental, quien fuera condenado en costas en un incidente no podrá iniciar uno nuevo hasta tanto no
pague o al menos deposite en carácter de embargo la suma correspondiente a la condena previa.
El Código busca de esa manera por un lado promover el cumplimiento de estas obligaciones y, por el
otro, evitar la promoción de incidentes en forma permanente y mecánica que evidencie un claro
propósito dilatorio.
La jurisprudencia ha dicho al respecto que como la norma del art. 69, ap. 2, del ordenamiento ritual,
comporta en cierta medida una restricción al derecho que tienen las partes de peticionar en el proceso,
ella debe ser de interpretación restrictiva. Y en tal sentido, se ha entendido que la aplicación del citado

221
Rectius est: Incidentes.
222
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 12/7/2001, “Finandoce Compañía Financiera SA v. Luis Pieruzzini y
Kein Hnos. s/ejecución hipotecaria”. “El art. 69, CPC, de aplicación en materia incidental, establece que
únicamente procede la eximición de costas al vencido, cuando se tratare de cuestiones dudosas de derecho. Aun
cuando un amplio criterio de interpretación permitiera entender que, en casos como el presente, el órgano
jurisdiccional cuenta con facultades para exonerar de tal imposición a la parte perdidosa en el incidente, si
hallara mérito para ello y así lo expresara, sabido es que la prerrogativa a que me refiero, concedida en la
segunda parte del art. 68, CPC, debe ejercerse restrictivamente y sobre la base de circunstancias cuya existencia,
en cada caso, torne manifiestamente injusta la aplicación del principio objetivo de la derrota”. Cám. Civ. y Com.
2ª La Plata, sala 2ª, 16/4/1998, “Hidalgo, Ángel M. y otro v. Bianchi, Carlos César y otro s/daños y perjuicios”.
“Si bien prima facie predomina un criterio de estricta objetividad en materia incidental a la hora de distribuir la
carga en costas (art. 69, Código Procesal, y su doctr.) nada impide que se los imponga en el orden causado,
cuando, en función de las singularidades que presenta el debate, tornaría inequitativa otra solución. En la medida
que hubo progreso parcial de ambas pretensiones esgrimidas por los contendores, resulta razonable distribuir por
su orden las costas por la incidencia resuelta (arts. 68, 69, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
1ª, 6/6/1997, “Oricchio, Carlos Eduardo v. Leglise, Inés Graciela s/cobro ejecutivo”.

91
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
artículo no priva de promover un nuevo incidente si el auto que aplicó las costas al incidentista no las
determinó, impidiendo de esa manera el depósito a embargo allí previsto. En función del criterio
expuesto, y como bien lo ha determinado el juzgante anterior, si pese a la imposición de costas con
relación al principal y al incidente de aumento de cuota alimentaria no se ha procedido a la
cuantificación de los honorarios, la mentada obligación contenida en el art. 69 cede por falta de
concreta determinación de los estipendios223.
Sólo se eximen de esta exigencia los incidentes planteados en el curso de audiencias.

3. APELABILIDAD. EFECTO DIFERIDO. REMISIÓN


Dentro de los incidentes y para resguardar el principio de celeridad evitando que el trámite tenga que
radicarse en la cámara para resolver un recurso de apelación referido solamente a la imposición de
costas o a la determinación de honorarios demorando así todo el curso del proceso es que se ha
previsto la apelación con efecto diferido a menos que el expediente deba ir a la cámara porque
coincidentemente se apeló la resolución que pone fin al trámite incidental.
Respecto del funcionamiento del recurso con efecto diferido, remitimos a las notas de los arts. 247 y
255.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 69, Código nacional.
Se omite la parte final del párr. 1º de este artículo en el Código de provincia donde se contempla la
posibilidad de que el vencido en un incidente se exima de costas únicamente en los casos dudosos de
derecho.
Se precisa -por otro lado- que no se “sustanciarán” otros incidentes (el régimen provincial indica que
no se “promoverán”) respecto de quienes hayan sido condenados al pago de costas en otros anteriores
hasta tanto no “satisfagan” este importe o lo den a embargo.

Art. 70. Excepciones


No se impondrán costas al vencido:
1º) Cuando hubiese reconocido oportunamente como fundadas las pretensiones de su adversario,
allanándose a satisfacerlas, a menos que hubiere incurrido en mora o que por su culpa hubiere
dado lugar a la reclamación.
2º) Cuando se allanare dentro de quinto día de tener conocimiento de los títulos o instrumentos
tardíamente presentados.
Para que proceda la exención de costas, el allanamiento debe ser real, incondicionado, oportuno,
total y efectivo.

1. EXCEPCIONES TASADAS A LA REGLA GENERAL


El art. 68 luego de sentar la regla general respecto de la imposición de costas, señala una excepción
genérica al dejar en manos de los jueces la determinación de los casos en que corresponde -a través de
resolución fundada- eximir total o parcialmente de costas al vencido.
Ahora, en esta manda, se contemplan dos supuestos típicos de esta eximición de costas al vencido.
El alcance será el ya mencionado (sólo se exime al perdidoso del pago de las costas generadas por la
actividad del contrario y de la mitad de las comunes) y se fundamentan en la actitud de colaboración
con la resolución del litigio evitando mayores gastos procesales.
Si bien las causales son de escasa presencia en la práctica tribunalicia, según la ley prosperará esta
excepción cuanto se reconozcan en debido tiempo como justas las pretensiones del adversario con
allanamiento a cumplirlas salvo que el vencido haya incurrido en mora o que haya provocado el
reclamo por un accionar culposo.

223
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/7/1996, “F. v. P. s/alimentos”.

92
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También cuando dentro del quinto día de conocer documentos que den sustento a la pretensión del
contrario tardíamente presentados, se allane a la misma. En ambos casos, los allanamientos deberán
ser reales, sin condicionantes, en tiempo adecuado, totales y efectivos.
En este sentido se ha dicho que la única posibilidad de que quien se allana obtenga la eximición de
costas es que su reconocimiento reúna los requisitos del art. 70 y que su proceder anterior no hubiese
dado motivo a la promoción del incidente 224. Y que no corresponde eximir de costas al actor que
indebidamente trabó embargo sobre un inmueble perteneciente a un tercero en el juicio principal
aunque se haya allanado a las pretensiones de éste en el incidente de levantamiento de embargo sin
tercería, pues la excepción al principio objetivo de la derrota prevista por el art. 70, inc. 1º, CPCC no
opera si el vencido que se allana a la pretensión del adversario ha dado lugar a la reclamación con su
conducta225.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 70, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se introduce un párrafo final que se
vincula con lo regulado en el art. 76, Código provincial.

Art. 71. Vencimiento parcial y mutuo


Si el resultado del pleito o incidente fuere parcialmente favorable a ambos litigantes, las costas se
compensarán o se distribuirán prudencialmente por el juez en proporción al éxito obtenido por
cada uno de ellos.

1. DISTRIBUCIÓN DE COSTAS
Como se señalara, para la aplicación de la regla sentada en el art. 68 será necesario que el juez pondere
el número, alcance y resultado tanto de las pretensiones como de las oposiciones vertidas en juicio
para así, a la postre, poder establecer frente al resultado final cuál ha sido la parte victoriosa y cuál la
perdidosa.
Esa victoria puede ser total o parcial.
En este último caso, puede hacerse referencia a un vencimiento mutuo ya que normalmente el rechazo
de una de las pretensiones -o parte de una de ellas- se dará por el triunfo de una de las oposiciones de
la contraria -o parte de una de ellas-. De allí que ese estudio sea trascendente para imponer las costas
en proporción a los resultados o bien habrán de compensarse entre sí.
Una vez más, será la prudencia judicial la que sepa ajustar con forma de norma individual (resolución
judicial) los alcances abstractos de esta norma general.
Existen diferentes formas de encarar este estudio por parte de los tribunales según los supuestos que
tengan lugar en el proceso.
Así, leemos que para que se configure la situación que prevé el art. 71 es menester que existan
pretensiones recíprocas deducidas por vía de demanda y reconvención o bien acumulación de acciones
de las cuales alguna sea admitida y otra rechazada, situación distinta de la que se analiza donde sólo ha
existido una pretensión que no ha prosperado íntegramente 226. Por otro lado, se ha dicho que cuando
son varias las pretensiones deducidas en juicio y que pueden ser estimadas o desestimadas
independientemente una de las otras entonces lo que cuadra es decidir las costas de acuerdo con la

224
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/6/1995, “Aciso Banco Cooperativo Ltdo. v. Piuma SRL s/ejecución”
26/12/1996, “Macchi, María Teresa v. Álvarez Vivar, Susana y otro s/ejecución hipotecaria”; 17/6/1997,
“Caratto, Atilio Francisco v. Banco de Quilmes SA s/incidente de levantamiento de embargo en Banco de
Quilmes v. Guarino s/ejecución”; 26/5/1998, “Trípodi, María v. Ongini, Stella Maris y otros s/ejecución
hipotecaria”.
225
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 10/10/1995, “Nieto, Miguel Á. s/incidente de levantamiento de embargo sin
tercería”.
226
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/12/2001, “Margani, José Manuel v. Consorcio de Copropietarios del
Edificio San Martín s/cobro ordinario de pesos”.

93
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
suerte de las partes en cada acción, aplicando en particular para cada una de ellas ya el principio de la
derrota a secas (art. 68) o la distribución prevista en el art. 71 227 y que cuando se operó una
acumulación objetiva de acciones dirigidas contra la parte demandada (art. 87) es indudable que el
régimen de las costas debe quedar supeditado al éxito o fracaso obtenido por cada una de aquéllas,
distinguiendo entre la que se declara procedente y la que resulte rechazada 228.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 71, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 72. Pluspetición inexcusable


El litigante que incurriere en pluspetición inexcusable será condenado en costas, si la otra parte
hubiese admitido el monto hasta el límite establecido en la sentencia.
Si ambas partes incurrieren en pluspetición, regirá lo dispuesto en el artículo precedente.
No se entenderá que hay pluspetición, a los efectos determinados en este artículo, cuando el
valor de la condena dependiese legalmente del arbitrio judicial, de juicio pericial o de rendición
de cuentas o cuando las pretensiones de las partes 229 no fuesen reducidas por la condena en más
de un veinte por ciento (20%).

1. IMPOSICIÓN DE COSTAS POR ACTITUD PROCESAL


La figura de la pluspetición inexcusable tiende a sancionar la ligereza con la que se ha planteado el
objeto mediato de la pretensión.
Dando un concepto simplificado de esta figura, diremos que se configura si existió una exageración
inaceptable respecto de la entidad de lo demandado. De ocurrir ello, aun cuando el demandante sea -a
la postre- victorioso deberá cargar con las costas.
Se trata de una excepción al principio objetivo de la derrota ya que aquí aun ganando, se le impone el
costo del proceso al actor que exhibió una conducta abusiva al cuantificar lo requerido por su parte.
Sin embargo, es raro que se den casos de esta figura si se está a los estrictos parámetros que exige la
norma.
De tal forma, para que pueda declararse existente una pluspetición inexcusable que exima al perdidoso
de cargar con todas las costas del proceso (de ambas partes y comunes) se deben reunir estos recaudos
-todos ellos conjuntamente- según la manda en estudio: a) petición de una suma que resulte reducida
en más de un veinte por ciento por la sentencia; b) admisión como válida, por parte del demandado, de
la pretensión hasta el monto de la condena y c) innecesariedad de fijación del monto por arbitrio
judicial, juicio de peritos o rendición de cuentas.
Vemos que los requisitos referidos para que se configure el instituto en estudio son de difícil
configuración en la práctica (por ejemplo, la admisión como justa de la pretensión por parte del
demandado hasta el monto que luego surgirá de la condena o la innecesariedad de determinación
judicial de la cuantía).
Así, se ha sostenido que con el fin de tener por acreditada la figura prevista por el art. 72 del
ordenamiento procesal, se requiere del concurso de una serie de requisitos constituidos por una
pretensión de condena excedente en un veinte por ciento a la que se establezca en la sentencia, la
inexcusabilidad derivada de la mala fe o imposibilidad de error, la admisión por el demandado y su
depósito respecto del monto reconocido en la sentencia y la necesidad de que el monto de condena no
dependa de un arbitrio judicial230.
227
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 27/4/2000, “Chirizola, Laura Zelmira v. Vivas, Jorge Aníbal
s/tenencia”.
228
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 18/2/1997, “Kolonskiy, Lidia v. Asociación de Trabajadores de la
Sanidad Argentina s/daños y perjuicios”.
229
Rectius est: la parte.
230
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 2/8/2000, “Scarfo, Patricia s/regulación judicial honorario”.

94
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También que la aplicación de la figura procesal llamada plus petición inexcusable, a los efectos de
sostener una condena en costas, no debe confundirse con la simple falta de coincidencia entre el monto
de la pretensión ejercida y lo que finalmente la sentencia fija como procedente, o con el hecho de que
la diferencia entre las mismas supere el veinte por ciento dispuesto en la norma del art. 72. En efecto,
la norma citada previene en primer término que el incurrir en petición excesiva debe presentar el
carácter de inexcusable, lo que significa que, con una conducta culpable o maliciosa, se haya
exagerado torpemente el reclamo. En segundo lugar establece una condición de aplicación de la
misma, esto es que “la otra parte hubiese admitido el monto hasta el límite establecido en la
sentencia”231.
Por su lado, la Corte es categórica cuando exige, para que la pluspetición produzca consecuencias
desfavorables respecto del vencedor, que la otra parte haya admitido el monto hasta el límite
establecido por la sentencia232.

2. PLUSPETICIÓN RECÍPROCA
Se contempla expresamente el caso de que ambas partes incurran en pluspetición inexcusable,
remitiendo a la regla de la compensación o distribución proporcional de costas.
Un caso de pluspetición recíproca puede configurarse en el supuesto de una pretensión seguida de
reconvención, donde en ambos casos la cuantificación del objeto mediato de ambas pretensiones se
realice en forma exagerada, además de los otros recaudos que señala la norma.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 72, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se indica expresamente que no habrá
pluspetición -aplicándose por ello las pautas del art. 71 - cuando no hubiese existido la admisión del
monto hasta el límite establecido en sentencia por la otra parte>

Art. 73. Conciliación, transacción y desistimiento


Si el juicio terminase por transacción o conciliación, las costas serán impuestas en el orden
causado. Si lo fuese por desistimiento, serán a cargo de quien desiste, salvo cuando se debiese
exclusivamente a cambios de legislación o jurisprudencia.
Exceptúase, en todos los casos, lo que pudieren acordar las partes en contrario.

1. FORMAS ANORMALES DE TERMINACIÓN DEL PROCESO


El Código se ocupa de las formas de terminación del proceso a las que denomina “anormales”, esto es,
aquellos casos en que el juicio no llega a su “fin natural” que es la sentencia de mérito donde, al
acogerse o rechazarse las pretensiones y las oposiciones de las partes, puede verse claramente
configurada la figura del vencido a quien se le habrán de imponer -total o parcialmente- las costas aun
cuando la contraria no lo requiera.
En los supuestos aquí previstos la conclusión de la litis se deriva de la voluntad de las partes (de
ambas o de sólo una de ellas). Se trata normalmente de arreglos o convenciones que determinan el fin
del juicio -y en algunos casos también la extinción del derecho-. Por ello, es usual que en el mismo
convenio a que arriben los litigantes y junto con la solución a la cuestión de fondo que ellos mismos
propongan, se determine la suerte de las costas del proceso hasta allí tramitado.
Esta regla es la básica en este terreno y es a la que alude el tramo final del artículo. Se ha dicho que tal
como dispone el art. 73 las partes pueden -en caso de conciliación, transacción y desistimiento-

231
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 28/5/2002, “Vignali, Domingo v. Marchetti, Dante s/daños y
perjuicios”.
232
SCBA, Ac. 39.884, 27/12/1988, “Tuffano, Arturo v. SICSA SACIFIA s/cobro de pesos ordinario”; Ac. 57.688,
3/9/1996, “Gabriele, Nicolás y otro v. Fernández, Daniel Esteban s/daños y perjuicios” [J 14.19347-1]; Ac.
57.636, 27/12/1996, “Lipovetzky, Bernardo v. González, Alberto y otro s/cobro de australes”.

95
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
acordar libremente las costas y, no estando comprometido el orden público, corresponde atenerse al
convenio celebrado233.
Para los casos donde nada se pactó al respecto, juegan supletoriamente las pautas específicas 234.
Si existe transacción o conciliación, se entiende que por llegar a ese acuerdo no existe vencedor ni
vencido y por ello las costas se impondrán “por su orden” o “en el orden causado” -cada uno soporta
las propias y la mitad de las comunes-.
Distinto es el caso del desistimiento cuando es unilateral.
En ese supuesto, la decisión de finalizar la litis -a veces, con la necesaria anuencia de la contraria, ver
nota al art. 304- se entenderá como un reconocimiento de la sinrazón de lo pretendido y
consecuentemente tendrá el cariz de una derrota respecto de quien desiste. Por ello se le impondrán
todas las costas.
Excepción hecha de los casos donde el desistimiento no surge de un simple arrepentimiento
espontáneo sino de factores externos u objetivos como son cambios de legislación o de criterios
jurisprudenciales.
Ahora, el actor reconoce que no cuenta con las razones que le asistían al presentar la demanda y
considera inútil seguir litigando frente a ese cambio normativo o de criterios tribunalicios. Es por tal
motivo que se retira de la litis y entonces será el juez quien deba ponderar las circunstancias en cada
caso a los fines de imponer las costas.
Entendemos que esta causal -cambio sobreviniente de legislación o jurisprudencia- es un argumento
muy importante al que puede recurrir el juez para fundar el criterio excepcional de imposición de
costas que admite el art. 68 en su segunda parte.
Finalmente, entendemos que si el desistimiento es de ambas partes de común acuerdo -ver nota al art.
304- las costas deberán ser impuestas en el orden causado.
Frente a un caso de desistimiento de un recurso de apelación contra la decisión de primera instancia, se
ha dicho que si esa actitud no obedece a ninguna de las excepciones que prevé el art. 73 deviene
procedente el pedido de imposición de costas a cargo del recurrente, toda vez que frente al memorial
presentado por el apelante, se ha compelido a la contraria a realizar una actividad en defensa de sus
derechos que, a la postre, resultó inútil o infructuosa por lo que la remuneración de esa labor debe
quedar a cargo de quien la originó235.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 73, Código nacional.
Se aclara aquí que en los casos de transacción o conciliación, las costas se impondrán en el orden
causado respecto de quienes celebraron el avenimiento. Respecto de las partes que no lo suscribieron,
se aplicarán las reglas generales. En cuanto al desistimiento, la excepción a la imposición de costas a
quien desiste se dará en los casos de cambio de legislación o jurisprudencia mientras “se llevare a cabo
-el desistimiento- sin demora injustificada”.
Finalmente, se agrega un cuarto párrafo que manda imponer las costas al actor si se declara la
caducidad de la primera instancia.

Art. 74. Nulidad


Si el procedimiento se anulare por causa imputable a una de las partes, serán a su cargo las
costas producidas desde el acto o la omisión que dio origen a la nulidad.

233
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 23/4/1992, “G. de S., F. E. v. R. G. de S., S. I. s/divorcio vincular”.
234
“No habiéndose pactado expresamente en la transacción arribada la cuestión vinculada sobre la forma como
serán soportadas las costas, es aplicable la norma supletoria del art. 73 del ordenamiento ritual, en cuanto
dispone que, mediando transacción, las costas se imponen en el orden causado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 21/11/1996, “Milanini, Gabriel v. Sejas, Crisóstomo s/daños y perjuicios”.
235
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/5/2001, “Tort, Omar v. Banco Credicoop Coop. s/ordinario”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. NULIDAD IMPUTABLE Y COSTAS
Aquí la ley aplica las costas con cierto sentido sancionatorio.
La condición es que exista un procedimiento que se malogra por una declaración de nulidad. Y
también que la causa de la nulidad sea imputable a la conducta de una de las partes.
Entonces, quien ha incurrido en ese déficit que determinó la invalidez de una serie más o menos
extensa de actos procesales deberá cargar con sus costos desde el momento mismo del acto
irregularmente producido236.
El juez en cada caso observará si corresponde la aplicación estricta de esta regla o su flexibilización 237.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 75, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 75. Litisconsorcio


En los casos de litisconsorcio las costas se distribuirán entre los litisconsortes, salvo que por la
naturaleza de la obligación correspondiese la condena solidaria.
Cuando el interés que cada uno de ellos representase en el juicio ofreciere considerables
diferencias, podrá el juez distribuir las costas en proporción a ese interés.

1. PARTES PLURISUBJETIVAS
En primer lugar habrá que determinar cuál de las partes cargará con las costas (por regla, la vencida) y
en qué proporción del total lo hará.
Luego, en los casos donde una de las partes esté integrada por varias personas (litisconsorcio), seguirá
una segunda tarea para el juez, cual es determinar qué porción de esa condena deberá afrontar dentro
de una misma parte cada litisconsorte238.
La ley brinda la pauta de la proporcionalidad en relación con el interés de cada sujeto dentro de una
misma parte. Para ello, habrá que previamente establecer -con los datos que surgen de la sentencia- si
existen diferencias notables entre la entidad económica de las pretensiones u oposiciones de los
distintos sujetos independientemente considerados.
Si ello no es así, quedará habilitado el juez para distribuir las costas por partes iguales.
El principio objetivo de la derrota que sienta el art. 68, CPCC requiere la calidad de vencido, por lo
tanto la demandada perdidosa no reviste tal calidad frente a sus litisconsortes pasivos citados como
terceros debiendo éstos hacerse cargo respectivamente de las costas derivadas de su intervención en el
juicio239.
Se debe tener en cuenta que la distinta suerte corrida por cada una de las acciones acumuladas
deducidas no siempre implicará que el vencido en una de ellas deba costear los gastos de su
codemandado ganador a cuyo respecto la demanda fuera rechazada, pues en todos los supuestos
deberá considerarse la naturaleza de la obligación y las circunstancias de cada caso particular 240.

236
“Si el procedimiento se anulare por una causa imputable a una de las partes serán a su cargo las costas
producidas desde el acto que dio origen a la nulidad -conf. art. 74, Código Procesal-”. Cám. Civ. y Com. Morón,
sala 2ª, 28/12/1994, “Conductec SAIFICC v. Martínez, Edmundo Adán s/ejecutivo”.
237
“Las costas, por las actuaciones en segunda instancia, deben imponerse por su orden, en atención a que la
nulidad del decisorio impugnado es declarada de oficio y no es imputable a los contendientes -arts. 68, 69 y 74,
CPCC-”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/9/1986, “Sena, Mariano Ricardo v. Acosta, Catalina
s/beneficio de litigar sin gastos”.
238
“En los casos de litisconsorcio y en punto a la distribución de las costas, los actores habrán de responder,
proporcionalmente, en la medida de sus reclamos individuales (art. 75, CPCC)”. SCBA, L. 65.109, 27/10/1998,
“Schultz, Guillermo Alberto y otra v. Suárez, Oscar Melitón y otra s/despido”.
239
SCBA, Ac. 42.965, 27/11/1990, “Montes, Mónica Mercedes v. IECSA Sociedad Anónima s/daños y
perjuicios”.

97
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. LITISCONSORCIO Y SOLIDARIDAD
La cuestión se simplifica en el caso de que la condena en costas se haya producido dentro de un juicio
donde se ventiló la existencia de obligaciones solidarias.
En tal supuesto, el pago de los gastos será una cuestión accesoria y, por ende, la deuda que así se
genere también tendrá naturaleza solidaria 241 por lo que se podrá exigir a cualquiera de los
litisconsortes el pago de toda la suma, sin perjuicio de las eventuales acciones de regreso entre ellos.
Obviamente, por la regla de la accesoriedad, que ello no será viable si de la naturaleza de la obligación
no surge solidaridad entre los litisconsortes242.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 75, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 76. Costas al vencedor


Cuando de los antecedentes del proceso resultase que el demandado no ha dado motivo a la
interposición de la demanda y se allanare dentro del plazo para contestarla, el actor será
condenado en costas.

1. IMPOSICIÓN DE COSTAS POR ACTITUD PROCESAL


Aquí, al igual que en el caso de la pluspetición inexcusable (art. 72) se imponen las costas (todas ellas,
comunes y de ambas partes) al vencedor como sanción por una conducta abusiva.
Se trata del supuesto donde el juicio se inicia sin que el demandado haya dado motivo alguno al
mismo y que, una vez en conocimiento de la demanda en su contra, se allanare en el plazo para
contestarla.
De la estricta literalidad del texto normativo surgen dudas acerca de su aplicación práctica ya que si el
demandado no “ha dado motivo” para promover la demanda es evidente que la pretensión en su contra
no tiene sustento y entonces no podría hablarse técnicamente de un “allanamiento” respecto de la
misma: corresponderá su rechazo con lo que las costas serán impuestas al actor según la regla general
del art. 68 ya que -por lo visto- será el “vencido” de este proceso.
Sin embargo, la doctrina ha entendido que mediante esta manda se deben imponer las costas al actor
que hace abuso de su derecho de acción y de esa manera incoa una demanda judicial que habrá de
prosperar (de lo que se deduce que el demandado en realidad dio algún motivo para la misma) en lugar
de utilizar otras vías menos costosas o complejas 243.
Se cita el caso del deudor que nunca se había negado con anterioridad a la demanda a satisfacer las
pretensiones del actor (pero que en definitiva no las satisfizo antes del inicio del proceso), o del deudor
que si bien no había sido constituido previamente en mora, no cumplió voluntariamente con su
prestación y recién se lo constituye en ese estado mediante el traslado de la demanda, etc.
Vemos que los ejemplos contienen supuestos donde la pretensión del acreedor tiene verdadero sustento
a los fines de reclamar judicialmente al deudor, más allá de que también puedan existir otros “caminos
más cortos para obtener la satisfacción de su derecho”.
Se trata de circunstancias infrecuentes. En referencia a ellas, leemos un fallo donde se resolvió que
opuesta la excepción de falta de personería fundada en la carencia de legalización del testimonio de

240
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 25/4/2000, “Gassman, Carlos Antonio y otro v. Racic Hnos. SA y otro
s/daños y perjuicios”.
241
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales en lo Civil y
Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación, t. II B, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, p. 239.
242
SCBA, Ac. 56.604, 10/3/1998, “Rasuk, Pablo Ángel v. Cuende, Matilde Brígida s/cobro de honorarios”.
243
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales..., cit., t. II B,
ps. 242 a 244.

98
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mandato aportado por la actora y siendo que la misma habíase desglosado del expediente, sin recibir
tampoco el excepcionante la pertinente copia, surge claramente que éste fue informado indebidamente
acerca de la inexistencia de tal legalización. En consecuencia, cuando excepcionó lo hizo sobre la base
de constancias que debía proveer con suficiencia su contendor, por lo que le asistió razón al oponer tal
excepción -ante el defectuoso mandato- y las costas deben recaer sobre la parte que originó la
situación, o sea la actora244.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 70, Código nacional, último párrafo.
No existen diferencias en el texto normativo. Sólo se agrega como requerimiento del allanamiento que
éste se realice por el demandado “cumpliendo su obligación”.
El art. 76, Código de la Nación indica que si el actor se allana a la prescripción opuesta, las costas se
impondrán en el orden causado.

Art. 77. Alcance de la condena en costas


La condena en costas comprenderá todos los gastos causados u ocasionados por la sustanciación
del proceso y los que se hubiesen realizado para evitar el pleito, mediante el cumplimiento de la
obligación.
Los correspondientes a pedidos desestimados serán a cargo de la parte que los efectuó u originó,
aunque la sentencia le fuere favorable en lo principal.
No serán objeto de reintegro los gastos superfluos o inútiles.
Si los gastos fuesen excesivos, el juez podrá reducirlos prudencialmente.

1. RUBROS
Las costas judiciales está integradas por los gastos stricto sensu del proceso y por los honorarios de los
profesionales intervinientes.
A su vez, ese conjunto de erogaciones puede dividirse en dos rubros: los costos derivados de la
sustanciación y trámite del proceso y los previos al mismo, realizados con la finalidad de no llegar a
un pleito persiguiendo la satisfacción extrajudicial del derecho en pugna.
El Código entiende útil este último rubro -justificando su inclusión en la condena en costas- ya que por
su conducto puede llegar a evitarse la judicialización del conflicto y su resolución en un ámbito
informal que muchas veces suele brindar una salida mucho más célere, eficaz y económica al
diferendo, además de la consiguiente descongestión de los tribunales.
Más allá de que -por otro lado- deban incluirse en la condena en costas ya que, de lo contrario, si no se
recuperan esos gastos realizados por el litigante a la postre victorioso, ello implicaría un inaceptable
menoscabo a la incolumnidad patrimonial con que debe obtenerse el reconocimiento judicial de su
derecho.
Son variados los ítem que integran cada uno de estos dos rubros. La jurisprudencia ha ido dando
pautas acerca de cuáles se incluyen y cuáles se excluyen de la categoría “costas procesales”.

244
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 22/5/1997, “Banco Mayorista del Plata SA v. Cometti Guillermo s/cobro
ejecutivo”; 24/6/1997, “Banco Mayorista Del Plata SA v. Mutual Metalúrgica San Nicolás s/cobro ejecutivo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De tal modo, este concepto abarca la tasa de justicia y la contribución de la ley 8455 245; los respectivos
aportes legales de los honorarios de los profesionales y peritos 246; los pertinentes intereses desde que
los gastos y erogaciones necesarias para el desarrollo del proceso debidamente acreditados y
considerados procedentes por el juzgador se hicieron efectivos y hasta el momento del pago 247; los
gastos por reposición fiscal por diligencias realizadas tanto dentro como fuera de la jurisdicción
(mientras que con relación a los gastos por diligenciamientos, sólo corresponde el reintegro de
aquellos realizados fuera del ámbito jurisdiccional) 248; los gastos derivados del envío de la carta
documento y los honorarios generados de su redacción249, entre otros.
No se incluyen -por el contrario- en el concepto de costas el anticipo a la Caja de Previsión para
Abogados pues es una obligación que está exclusivamente a cargo de los letrados que patrocinan o
representan a los litigantes dada la diafanidad gramatical del art. 12 bis, ley 6716, texto según ley
10268250; el denominado “derecho fijo” o “bono” introducido en el art. 3, ley 8480 -contribución de
carácter previsional que complementa la cuota anual establecida por la ley 5177 y que ha sido puesta a
cargo del profesional que inicie o conteste cualquier gestión judicial- 251; el rubro “apertura de carpeta”
desde que en sí mismo no es imprescindible para la promoción del juicio sino que es una erogación
realizada para el mejor funcionamiento interno del estudio del letrado que asistió al vencedor 252.
De la diferente naturaleza de estos gastos dependerá la manera de acreditarlos al momento de realizar
la liquidación correspondiente, requisito que se torna imprescindible si se pretende su percepción o
reintegro.
Respecto de los que surgen en el proceso, su demostración será más sencilla ya que bastará con las
constancias judiciales (gastos periciales, honorarios, tasa de justicia, sellados, etc.) mientras que los
que realizan las partes por sí (diligenciamientos, gestoría en general, gastos notariales, postales, de
timbrados, fotocopias, etc.) deberán venir acompañados de suficiente respaldo documental (facturas,
tickets, etc.) a los fines de su justificación.
Se contempla que aun cuando una parte haya sido victoriosa en lo principal del pleito y, por ello, se la
exima de costas, si realizó peticiones -generando bilateralización- que resultaron denegadas, deberá
cargar con las costas de estas actuaciones específicas (las que normalmente sólo abarcarán los
honorarios de los profesionales por esas intervenciones).

2. COSTAS Y PRINCIPIO DE ECONOMÍA


Como manifestación concreta del principio de economía, la norma manda que el juez rechace el
reintegro de gastos superfluos o inútiles.
245
SCBA, Ac. 47.945, 18/6/1991, “Sebastián Chávez, Raúl v. Instituto Médico Platense s/despido - recurso de
queja”; Ac. 51.585, 13/10/1992, “Ursino, Carlos Severino v. Autolatina Argentina SA s/diferencias salariales” [J
14.46619-1]; Ac. 52.557, 27/4/1993, “Vizgarra, Félix v. Johnson SAICySEA s/despido” [J 14.46619-2]; Ac.
58.068, 13/12/1994, “Cabral, Cayetano y otros v. Frigorífico Meatex SA - CEPA SA s/cobro de pesos - recurso
de queja” [J 14.46619-3]; Ac. 59.451, 5/12/1995, “Riquel, Marta B. v. Exp. Gral. Sarmiento SA s/accidente” [J
14.46619-4]; Ac. 66.502, 25/3/1997, “Paz, José A. v. CEPA SA y otro s/accidente de trabajo (1113)”; Ac. 68.235,
2/9/1997, “Armeli, Sergio y otros v. Alberto Valastro y Cía. SA (hoy Giorno SA) s/indemnizaciones - recurso de
queja”; Ac. 78.699, 9/8/2000, “Rossi, Saúl J. v. Expreso Quilmes SA s/daños y perjuicios”. Cám. Civ. y Com. 2ª
La Plata, sala 1ª, 23/3/1995, “García, Tomás Raúl v. Ser Mig SA s/cobro hipotecario”; 31/10/1996, “Marisi,
Edmundo v. Luparia, Ana María s/cobro de honorarios”; 5/9/1996, “Frano, Luis y otros v. Olivera s/cobro
hipotecario”.
246
SCBA, Ac. 69.453, 17/2/1998, “Ibáñez, Ramón R. v. El Chivo SA s/cobro de pesos”; Ac. 83.335, 13/2/2002,
“Koslowsky, Fanny v. Empresa de Construcciones y Anexos Rodríguez Drago SRL s/despido - recurso de
queja”.
247
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 26/11/2002, “Buchert, Juan v. Borda, José María s/cobro ejecutivo”.
248
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/2/2000, “Federación Patronal Coop. de Seguros Ltda. v. Pirolo,
Claudio s/daños y perjuicios”.
249
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 17/7/1998, “Indal SCA y otros v. Samuel, Zulema Beatriz y otros s/cobro
ejecutivo de alquileres”.
250
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Scotto Wis,
Enrique s/expropiación inversa”.
251
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/8/1999, “Rovai, Horacio Javier v. Aragón, Mario Alberto y otra
s/ejecución de honorarios”.
252
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Scotto Wis,
Enrique s/expropiación inversa”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Entendemos que se hace alusión a los gastos realizados al margen de la actividad del órgano
jurisdiccional y respecto de los cuales luego se requiere su pago ante el juez. El rechazo se realiza sin
más trámite -tanto de oficio como a pedido de la obligada al pago- luego de constatarse que las
erogaciones tuvieron como causa actividad inconducente para el desarrollo de la litis.
En cuanto a gastos exagerados pero útiles -también hechos fuera del control del órgano- se contempla
la posibilidad de que el juez mande pagarlos pero reducidos prudencialmente.
Diferente es la situación donde el gasto se deriva de una petición de la parte que -de admitirse-
generaría una importante erogación.
Aquí el juez deberá en primer lugar valorar la necesidad de lo requerido y si entiende que debe
realizarse el acto solicitado, establecerá la manera más económica de concretarlo -por citar un
ejemplo, reemplazando estudios técnicos en el extranjero por otros a cargo de entidades nacionales-
para que no se frustre la medida solicitada.
En estos supuestos, para que los gastos sean admisibles en virtud de los principios procesales de
economía y buena fe deben mostrarse moderados y razonables, acomodándose a los precios corrientes
y costumbres, lo cual se halla sometido a la apreciación judicial. A ese efecto, la parte litigante debe
arbitrar los medios necesarios para reducir los gastos al máximo y no provocar al deudor una situación
gravosa más allá de lo necesario al amparo del concepto comprensivo de las costas 253.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 77, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Se agrega un último párrafo donde se señala
que los peritos podrán reclamar de la parte no condenada en costas hasta el cincuenta por ciento de los
honorarios que le fueron regulados “sin perjuicio de dispuesto en el art. 478 “.

CAPÍTULO VI - Beneficio de litigar sin gastos

Art. 78. Procedencia


Los que carecieren de recursos podrán solicitar antes de presentar la demanda o en cualquier
estado del proceso, la concesión del beneficio de litigar sin gastos, con arreglo a las disposiciones
contenidas en este capítulo.

1. ACCESO A LA JUSTICIA
La actividad jurisdiccional insume -ello es evidente- grandes inversiones de tiempo, esfuerzo y dinero.
A pesar de los esfuerzos de la ciencia procesal para dotar de agilidad a los trámites, éstos tienen
inexorablemente una duración que no siempre es la considerada “razonable” para su desarrollo.
A ello se le suma el desgaste emocional -en sus más diversas formas- de los contendientes durante el
tiempo del proceso producido por la angustia y la intranquilidad que genera un conflicto abierto y
expuesto ante la estructura pública judicial.
Y, por supuesto, debemos agregar el costo pecuniario del juicio.
Como vimos, los juicios son costosos.
El capítulo V de este título II del Código nos introduce en el tema de los costos del proceso y si bien
hemos aludido a los poderes del juez para dar vigencia en cada caso al principio de economía,
debemos reconocer que los esfuerzos resultan insuficientes en la mayoría de los supuestos.
Que el costo del proceso sea uno de los principales obstáculos para acceder a la justicia no es novedad.
Sin embargo en los últimos tiempos en los que hemos venido presenciando un angustiante deterioro de
la economía, signado por la recesión generalizada, el desempleo creciente, la grave pérdida del poder
adquisitivo de la moneda, etc., la cuestión merece ser revisada para intentar dar nuevas soluciones.
De hecho, los tribunales se van haciendo eco de los cambios que se producen en el seno de la
comunidad y adaptan criterios legales a las reales posibilidades de los litigantes, realizando una
interpretación dinámica que permita dar respuesta a los problemas acuciantes de la actualidad.

253
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/12/2002, “Carta Austral SA v. Romano de Medina, Haydeé
s/ejecutivo”.

101
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por supuesto que junto con este obstáculo encontramos el grave deterioro de la educación -entendida
ésta en sentido lato que abarca no sólo la institucional sino también la educación extra institucional- a
consecuencia de lo cual puede constatarse que la ciudadanía ignora sus derechos básicos y aun
conociéndolos, desconoce que existen medios para su defensa y -más grave aún- no sabe que existen
formas de buscar ayuda para ponerlos en práctica.
Entendemos que esta crisis cultural lato sensu juntamente con el elevado costo del proceso son los dos
escollos fundamentales a superar para que la plena vigencia del derecho al debido proceso y la defensa
en juicio (arts. 18 y concs., CN) dejen de ser declamaciones ampulosas y se conviertan en la forma de
coadyuvar a una mejor forma de vida en sociedad.

2. CARENCIA DE RECURSOS
El Código contempla una manera de lograr el acceso a la justicia que puede estar impedido por los
costos económicos de la litis: la concesión del beneficio de litigar sin gastos.
Conforme la literalidad de la norma esta figura está reservada a los que “carecieren de recursos”. Se
trata de una medida personal para quien lo solicita y pueden requerirlo aquellos que carecieren de los
recursos necesarios para reclamar o defender judicialmente derechos propios o del cónyuge o de hijos
menores254.
El concepto “carencia de recursos” resulta harto variable y mutable.
Nuestro Código adopta el criterio de la determinación judicial de la carencia económica a través de un
proceso bilateralizado.
Es notorio cómo la jurisprudencia se va adaptando a las cambiantes realidades sociales de las distintas
épocas a los fines de determinar quién puede ser considerado “carente de recursos”. Se debe entender
que la ley alude a la insuficiencia de medios económicos estrictamente a los fines de litigar y no un
estado de indigencia extrema ya que como veremos en el art. 81 “no obstará a la concesión del
beneficio la circunstancia de tener el peticionario lo indispensable para procurarse su subsistencia
cualquiera fuera el origen de sus recursos”.
De allí que también el concepto de “lo indispensable para procurarse su subsistencia” requiera de
precisiones judiciales.
Normalmente, el primer filtro en esta tarea se realiza en las defensorías oficiales, órganos integrantes
de la estructura del Ministerio Público. Los funcionarios a cargo de ellas tendrán por misión la de
patrocinar a quienes refieren ser carentes de recursos y obtengan el beneficio (salvo que la parte desee
ser patrocinada o representada por un abogado de la matrícula, art. 85).
En el ámbito de esas dependencias se realiza el primer estudio del estado patrimonial del requirente y
allí mismo se aconseja o desaconseja el pedido de beneficio de acuerdo con el criterio -que los
defensores conocen bien- sustentado por la jurisprudencia actual.
Por supuesto que en materia de concesión del beneficio de litigar sin gastos no hay dos situaciones
similares ni reglas apriorísticas que puedan funcionar. Corresponde por ello ponderar, en cada caso
concreto, la suficiencia o insuficiencia de los recursos del interesado para afrontar los gastos del
proceso de que se trate255.
Se ha dicho que siendo el fundamento de este instituto garantizar el derecho de defensa y la igualdad
de las partes en el proceso, es evidente que ello se logra con la concreta posibilidad del irrestricto
acceso a la jurisdicción de cualquiera de los litigantes, pues lo contrario resultaría violatorio de los
principios constitucionales que dan sustento a la figura en cuestión. En consecuencia, no puede
admitirse la restricción señalada por el actor en el sentido de que sólo se puede otorgar el beneficio de
litigar sin gastos a quien demanda, pues dicha limitación no surge ni del texto de la ley ni de su
espíritu, pues los únicos requisitos para su procedencia son la necesidad de defender derechos propios
y la carencia de recursos del solicitante 256.

3. OPORTUNIDAD DE LA PETICIÓN
La norma indica que esta franquicia puede requerirse tanto antes de presentar la demanda como en
cualquier otro estado del proceso.
254
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/10/2000, “Zaldúa, María Lelia s/beneficio de litigar sin gastos”.
255
SCBA, B.53.887, 10/12/1996, “Hotel Abra de la Ventana SA v. Municipalidad de Tornquist. Tercero: `Fiscalía
de Estado s/demanda contencioso administrativa´”; B.55.666, 18/2/1997, “Cura, Juan C. v. Provincia de Buenos
Aires s/demanda contencioso administrativa” [J 14.6222-1]; B.50.186B, 12/5/1998, “Elemec SA v. DEBA
(Eseba) s/demanda contencioso administrativa” [J 4.6222-2].
256
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 26/2/1998, “Insúa, José Manuel s/beneficio de litigar sin gastos”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Incluso es posible su solicitud en la cámara ante la posibilidad de tener que recurrir ante la Suprema
Corte de Justicia ya que a los fines de la interposición del recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley y doctrina legal será necesario que la parte recurrente cuente con el beneficio de litigar sin gastos
concedido en forma definitiva con resolución firme a los efectos de que no sea exigible a su respecto
uno de los recaudos de admisibilidad: el depósito de una suma dineraria.
Sin embargo, tal criterio se ha flexibilizado recientemente ya que este tribunal ha sostenido que “en los
casos en que se ha iniciado el trámite del beneficio de litigar sin gastos es necesario constatar el
resultado del respectivo incidente en un plazo prudencial, entendiéndose que el de tres meses es
razonable para que el recurrente acredite la concesión definitiva del mismo, y en caso negativo
corresponderá declarar desierto el recurso extraordinario interpuesto” 257.
Con relación a los efectos en el tiempo del beneficio de litigar sin gastos -básicamente respecto de
actuaciones procesales anteriores a su petición- se ha entendido que la solicitud del mismo no tiene
alcance retroactivo respecto de etapas precluidas. En los supuestos en que el beneficio se solicita
durante el proceso en trámite, la resolución que lo otorgue no alcanza a los gastos de justicia
devengados con anterioridad a dicha petición, por aplicación del principio de preclusión procesal 258.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 78, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Se incluye un párr. 2º que regula lo mismo que
el párr. 2º del art. 81, Código provincial.

Art. 79. Requisitos de la solicitud


La solicitud contendrá:
1º) La mención de los hechos en que se fundare, de la necesidad de reclamar o defender
judicialmente derechos propios o del cónyuge o de hijos menores, así como la indicación del
proceso que se ha de iniciar o en el que se deba intervenir.
2º) El ofrecimiento de la prueba tendiente a demostrar la imposibilidad de obtener recursos.
Deberán acompañarse los interrogatorios para los testigos que no podrán ser menos de tres (3).

1. DEMANDA DE BENEFICIO DE LITIGAR SIN GASTOS


El Código la llama solicitud -quizás porque como veremos existe aquí bilateralidad postergada- pero
en puridad se trata de una verdadera demanda si bien acotada a estos específicos fines.
Las pautas de organización del escrito deben respetar -en lo pertinente- las reglas del art. 330 que se
refiere a los contenidos de la demanda.
La pretensión que busca obtener el beneficio de litigar sin gastos debe venir plasmada en una pieza
donde se indiquen los hechos en que se funda. Concretamente se deberá explicar cuál es el estado
patrimonial del requirente, resaltando su insuficiencia a los fines de afrontar un proceso judicial.
Respecto de éste, se debe señalar la necesidad de iniciarlo o bien de defenderse en un juicio
previamente incoado por la contraparte ya sea respecto de derechos propios, del cónyuge o de hijos
menores.
Estos recaudos son esenciales. Al respecto ha dicho la Corte que si del escrito de presentación del
incidente no resulta la manifestación necesaria de los hechos requeridos por la ley toda vez que se
limita a expresar que se promovió “el presente beneficio de litigar sin gastos para poder ejercer el
legítimo derecho de defensa” y más aún, tratándose de tres actores que iniciaron una demanda
reclamando daños y perjuicios -cuyo monto no fue determinado en los autos principales-, no se hace
mención para nada de sus ingresos, bienes o de la imposibilidad de obtenerlos, corresponde rechazar el
beneficio solicitado259.
Se indicará también y en forma precisa cuál es el proceso a iniciar o el iniciado por la contraria.
Y en ese mismo escrito se ofrecerá la prueba que sostenga aquellas afirmaciones. Básicamente se
referirá a la carencia de medios y la imposibilidad de obtenerlos en forma suficiente como para
257
SCBA, Ac. 84.126, 27/11/2002, “Tello, Juan A. v. Protelsa 2000 de Antonio Santamaría y otros s/dif. sal.”.
258
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/2/2002, “Pannunzio, Ernesto J. v. Fisco de la Provincia de Buenos
Aires s/daños y perjuicios”.
259
SCBA, B.53.840, 19/10/1993, “Herederos de Amalia del Carmen Gómez de Valenzuela v. Municipalidad de
Gral. Alvarado s/beneficio de litigar sin gastos. Demanda contencioso administrativa”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
afrontar los gastos causídicos. Como normalmente se señalarán testigos para que declaren, se
agregarán los interrogatorios a tenor de los cuales habrán de deponer oportunamente. Se establece que
no podrá haber menos de tres testimonios. Ello no impide que se acompañe -además- prueba
documental, de informes, etc. En la práctica, la gran mayoría de beneficios de litigar sin gastos se
concede sólo sobre la base de la prueba testimonial sin embargo nada obsta a que los extremos legales
puedan ser demostrados por cualquier medio probatorio, aun con prescindencia de la testimonial 260.
En este último sentido, se ha dicho que no procede revocar la providencia que resuelve el beneficio de
litigar sin gastos con sustento en haberse ofrecido sólo prueba documental y no testimonial, pues la
disposición del art. 79, inc. 2º, no refiere a la prueba de testigos como un requisito de admisibilidad de
la solicitud del beneficio sino que esta norma al aludir a la testimonial se coloca en el supuesto más
corriente en el que ésta es la única prueba ofrecida, pero los extremos legales pueden ser demostrados
por cualquier otro medio probatorio261.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 79, Código nacional.
Se elimina la mención del número mínimo de testimonios (tres en el Código provincial).
“Deberá acompañarse el interrogatorio de los testigos y su declaración en los términos de los arts. 440,
1ª parte, 441 y 443, firmado por ellos”. Es decir, los testigos declararán por escrito y se contempla la
posibilidad de que en la oportunidad del art. 80 la contraparte o el organismo de determinación y
recaudación de la tasa de justicia -que se incorpora a este trámite como parte fiscalizadora- puedan
solicitar la citación de los testigos para que ratifiquen sus dichos.

Art. 80. Prueba


El juez ordenará sin más trámite las diligencias necesarias para que la prueba ofrecida se
produzca a la mayor brevedad y citará al litigante contrario o que haya de serlo, quien podrá
fiscalizarla.

1. PRODUCCIÓN DE LA PRUEBA
Luego de la presentación del pedido del beneficio con el ofrecimiento de la prueba, el juez “ordenará
sin más trámite” la producción de la misma. Vemos entonces que no hay traslado de esta demanda
previo a la etapa probatoria en este caso.
Sin embargo, y más allá de establecerse la producción de la prueba en la forma más breve posible, se
contempla la citación de quien es -si ya inició juicio- o será -si se trata del futuro demandado- parte
contraria para que pueda controlar esta etapa procesal.
Se trata básicamente de fiscalizar la prueba testimonial interrogando a los testigos. Para Palacio,
también existe la posibilidad de que en este momento la contraparte ofrezca y produzca prueba en
contrario, en la medida en que ello no importe desnaturalizar la brevedad del trámite 262.
La ley no fija plazo para esa etapa de prueba. De allí que su determinación quede en la discreción
judicial con la pauta de que deberá hacerse “a la mayor brevedad”.
Respecto de las notificaciones en esta fase del trámite, el hecho de que el art. 80 disponga que el juez
ordenará las diligencias necesarias para que la prueba ofrecida se produzca a la mayor brevedad y
citará al litigante contrario, supone el anoticiamiento por cédula al oponente sólo respecto del primer
proveído que dicte acerca del beneficio de litigar sin gastos, es decir aquel en que el juez da curso al
incidente respectivo (antes, simultáneamente o con posterioridad a la demanda) ordenando las medidas
pertinentes (fijación de audiencias de prueba, testimonial, concesión del beneficio provisional del art.
83 y orden de citación a la contraria). Una interpretación diversa exigiría que por cada fecha de
modificación de audiencias de prueba testimonial se ordenara una nueva citación por cédula de la
contraria, lo que implica un evidente desgaste jurisdiccional incompatible con el principio de celeridad
procesal263.
260
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 22/2/2000, “Pisani, Rosa s/sucesión ab intestato”.
261
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 14/12/2000, “Mastronardo, Norma María v. Santaniello, Ángel Alberto y otro
s/cobro ejecutivo de alquileres - beneficio de litigar sin gastos”.
262
PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. III, ps. 485 a 486.
263
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 9/3/2000, “Reartes, Adriana Verónica v. Virzi, Eugenio Pascual
s/simulación y colación”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La accionada tiene derecho a controlar la prueba ofrecida por el solicitante y puede además aportar
otros elementos de juicio para contrarrestar los arrimados por el peticionario. Ello lo debe hacer en el
momento procesal adecuado. En tal sentido se ha entendido que la oportunidad para ofrecer prueba,
por parte de la demandada en juicios como el que nos ocupa, sería dentro de los cinco días de recibida
la notificación por cédula del contenido de la resolución dictada por el juez proveyendo las diligencias
a que se refiere este art. 80264.
Finalmente y en relación a las posibilidades de actuación de la contraparte en este trámite, se ha dicho
que la oposición de la excepción de incompetencia como de previo y especial pronunciamiento sólo se
admite en los procesos a que se refieren los arts. 319 y 320, no siendo deducible en el procedimiento
de beneficio de litigar sin gastos, en el cual las atribuciones de la parte contraria se limitan a la
fiscalización de la prueba como estatuye la manda en estudio 265.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 80, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
Se agrega la mención aquí al organismo de determinación y recaudación de la tasa de justicia para que
fiscalice y ofrezca otras pruebas al igual que la contraparte del que requiera el beneficio de litigar sin
gastos.

Art. 81. Vista y resolución


Producida la prueba, se dará vista por cinco días comunes al peticionario y a la otra parte. Acto
seguido el juez pronunciará resolución acordando el beneficio total o parcialmente o
denegándolo. En el primer caso, la resolución será apelable en efecto devolutivo.
No obstará a la concesión del beneficio la circunstancia de tener el peticionario lo indispensable
para procurarse su subsistencia cualquiera fuere el origen de sus recursos.

1. SENTENCIA
Una vez que se agregaron los testimonios de los testigos y eventualmente se incorporaron los
documentos presentados y los informes requeridos, se dará vista a las partes para que en el plazo de
ley realicen las manifestaciones que entiendan pertinentes.
Esta vista se materializa a través del dictado de una providencia simple que se anoticia a las partes
ministerio legis ya que no está previsto a su respecto la notificación personal o por cédula. Será
importante, pues, que la parte contraria esté pendiente de estos pasos procesales si quiere aprovechar
la única oportunidad para realizar las apreciaciones sobre la prueba -y la procedencia- de la franquicia
requerida.
Hechas las manifestaciones o vencido el plazo, el juez resuelve concediendo el beneficio en forma
total o parcial o bien rechazando el pedido.
Para fallar, previamente -como en todos estos casos- se deberá realizar una ponderación de la prueba
de acuerdo con las pautas generales del art. 384 266.
En ese trámite, se ha dicho que si bien es cierto que en la apreciación de los dichos de los testigos no
debe exigirse un grado absoluto de certeza, si de los testimonios rendidos en autos, única prueba
producida al efecto, no surgen elementos mínimos que permitan formar la convicción necesaria acerca
de la imposibilidad del peticionario de afrontar los gastos del proceso, corresponde desestimar el
beneficio de litigar sin gastos solicitado267.

264
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/2/2000, “Inzerilli, Aurelio v. Consorcio Currumala s/daños y
perjuicios”.
265
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 18/3/1999, “Matteucci, Lorena K. F. s/beneficio de litigar sin gastos”.
266
“Si en las declaraciones testimoniales, se encontraban presentes el recurrente y su letrado patrocinante, donde
fueron repreguntados los deponentes y que, a su vez, ante la vista del art. 81, Código Procesal, guardó silencio el
quejoso, devienen inatendibles en esta instancia las pretensas tachas de los testigos y observaciones sobre el
modo de interrogarlos, al haber desaprovechado las oportunidades procesales que detentó al respecto en el
instancia de origen (arts. 80, 81, 260, 261, 272, 426, 436, 440, 456 y concs., Código Procesal)”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/2/1994, “Buceri, Mónica s/beneficio de litigar sin gastos”.
267
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/7/2000, “Rodil Villar, Antonio v. Lawrie, Andrés y otra s/cobro de
pesos sumario”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si hace lugar al mismo, la resolución puede ser apelada y el recurso se concederá con efecto
devolutivo (no suspensivo) lo cual hace a la esencia de la finalidad protectoria del derecho de acceso a
la justicia del instituto.
La ley establece un importante parámetro que debe guiar a los jueces en la tarea de considerar “carente
de recursos” a una persona. Señala que no será obstáculo para la concesión del beneficio el hecho de
que el peticionario cuente con lo indispensable para su subsistencia. Parámetro que también requerirá
de interpretación adecuada la cual deberá necesariamente ser -como vimos- actualizada y acorde con
el contexto socioeconómico de cada expediente.
Ello así por cuanto las circunstancias que llevan a la concesión del beneficio de litigar sin gastos no
están constituidas por un estado de indigencia sino por la insuficiencia de recursos para afrontar los
gastos del juicio, aun cuando aquellos con que cuenta le permitan llevar una existencia digna. Ello
implica que la posesión de ciertos bienes que hacen al nivel de vida medio de una persona en nuestro
ámbito social -como puede ser una casa y un automóvil modestos- no lleven a la desestimación del
pedido si por su actividad y sus ingresos, éstos solamente alcanzan para mantener una vida decorosa
en el núcleo familiar268.
Se ha resuelto que este beneficio no es solamente para los pobres e indigentes, sino para todos aquellos
que no estén en condiciones de sostener los gastos del proceso y el pago de honorarios sin
comprometer los medios de su propia subsistencia y de su familia, correspondiendo acreditarse
debidamente el merecimiento de dicho beneficio. Cuadra señalar que se encuentran facultados para
solicitar el beneficio tanto las personas de existencia física como jurídica 269.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 81, Código nacional.
Se indica que al organismo de determinación y recaudación de la tasa de justicia se le dará traslado de
las actuaciones en forma previa al dictado de la sentencia.
Se agrega un último párrafo por el cual se sanciona con multa a la parte que hubiera abusado del
pedido de este beneficio de litigar sin gastos falseando datos relacionados con su situación
patrimonial. Se establecen los parámetros y el destino de esta sanción pecuniaria.
Como ya lo dijimos, la previsión del párr. 2º del art. 81 provincial -según la cual no será obstáculo a la
concesión del beneficio la circunstancia de tener el solicitante lo indispensable para procurarse su
subsistencia- se ubica como párr. 2º del art. 78 nacional.

Art. 82. Carácter de la resolución


La resolución que denegare o acordare el beneficio no causará estado.
Si fuere denegatoria, el interesado podrá ofrecer otras pruebas y solicitar una nueva resolución.
La que lo concediere podrá ser dejada sin efecto a requerimiento de parte interesada cuando se
demostrare que la persona a cuyo favor se dictó no tiene ya derecho al beneficio.
La impugnación se sustanciará por el trámite de los incidentes.

1. MODIFICACIÓN DE LO DECIDIDO
La norma indica que la resolución que recaiga en el pedido de beneficio de litigar sin gastos “no
causará estado” y a continuación señala como motivos por los que puede modificarse lo resuelto, el
cambio -por mayor o mejor prueba- de las circunstancias de hecho.
Si se lo concedió, la contraria puede demostrar que ahora el beneficiario cuenta con mayores bienes y
ha perdido el derecho a gozar de la franquicia.
Si se lo denegó, el requirente puede pedir otra vez que se lo concedan aportando nuevas pruebas 270. En
este último caso, entendemos que las “nuevas pruebas” deberán consistir sólo en elementos de los que
se carecía en aquel momento por no existir o por desconocerse su existencia o bien respecto de nuevos

268
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/11/1998, “Ibáñez, Ricardo Antonio s/beneficio de litigar sin gastos”;
15/11/2001, “Pereira, Manuel Carlos Antonio y otra s/beneficio de litigar sin gastos”.
269
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/9/1999, “Elecma SAIC s/beneficio de litigar gastos”.
270
“El beneficio de litigar sin gastos, requiere explicitar `la mención de los hechos en que se fundaren...´ (art. 79,
inc. 1º, CPC) y no causa estado, pudiendo el interesado ofrecer nuevas pruebas y solicitar una nueva resolución
(art. 82, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 16/9/1996, “Fugazza, María Alejandra v. Odus SRL s/cobro
ordinario de pesos”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
hechos ya que de lo contrario se estaría avalando un comportamiento procesal negligente al permitirse
iniciar un nuevo pedido agregando la prueba que ya existía y se omitió presentar 271.
Todos esos trámites se canalizarán por la vía incidental.
Observamos que en realidad no se trata de una verdadera impugnación, sino del requerimiento de una
nueva sentencia sobre la base de una nueva plataforma fáctica -o a nueva prueba 272 - tal como ocurre
con las resoluciones recaídas en materia de alimentos o de regímenes de visita dentro del derecho de
familia.
Diferente es el caso de la apelación que prevé el art. 81 donde la concesión del recurso de la
contraparte puede lograr que la cámara revise si la decisión del juez de primera instancia es correcta
sobre la base de idénticos presupuestos fácticos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 82, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 83. Beneficio provisional


Hasta que se dicte resolución la solicitud de presentaciones de ambas partes estarán exentas del
pago de impuestos y sellados de actuación. Éstos serán satisfechos, así como las costas, en caso de
denegación.
El trámite para obtener el beneficio no suspenderá el procedimiento, salvo que se pidiere en el
escrito de demanda.

1. PROVISORIEDAD DEL BENEFICIO


Como una especie de medida cautelar, hasta tanto recaiga resolución sobre el punto, la ley exime a las
partes que litigan en el juicio principal de hacerse cargo de los gastos causídicos iniciales, cuales son
los impuestos y sellados de actuación (tasa de justicia y contribución sobre tasa).
La franquicia prevista por el art. 83, CPCC opera desde el mismo momento en que se solicita el
beneficio, siendo irrelevante que exista un proveído en el que se acuerde aquel “beneficio
provisional”. Por lo tanto, a partir de ese momento y hasta tanto quede firme la resolución que
desestime el beneficio de litigar sin gastos, no puede exigirse el pago de la aludida tasa de justicia 273.

271
“La resolución que recaiga en el beneficio de litigar sin gastos es esencialmente mutable al producirse el
cambio de las circunstancias que fundaron el otorgamiento del beneficio (doct. art. 82, CPCC). De ahí que sea
improcedente su revisión si sólo se aportan nuevos elementos de juicio o pruebas referidas a los mismos hechos
con relación a los cuales ha recaído la resolución”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 9/3/1999, “Agis, Raúl
A. y otro v. Fisco de la Provincia Buenos Aires s/daños y perjuicios”.
En contra: “Dispone el art. 82, CPCC que la resolución que acordare o denegare el beneficio de litigar sin gastos
causa estado, vale decir, queda revestida únicamente de cosa juzgada formal. Quedan entonces abiertos dos
caminos según se apruebe o deniegue la solicitud. En el primer caso, el interesado podrá demostrar que la
persona a quien se concedió el beneficio, ya no tiene más derecho a tal franquicia, por haber mudado de fortuna
(art. citado, cláusula 3ª). Ello presupone probar una nueva situación fáctica, ya que se debe acreditar que el
beneficiario tiene recursos suficientes, siendo improcedente ofrecer nuevas pruebas si no se alega tal cambio de
situación económica. En el segundo caso, el peticionario del beneficio no tiene por qué alegar una mudanza de
su condición patrimonial, desde que le basta con ofrecer nueva prueba para acreditar los hechos ya alegados si la
denegación obedeció a falta de prueba. Si, por el contrario, ésta obedeció a que quedó acreditada la existencia de
recursos, el peticionante deberá alegar nuevos hechos (cláusula segunda). Ello es así sin perjuicio de que, por
efecto de la condena en costas dictada en contra del perdidoso del primer beneficio, no pueda el mismo
promover uno nuevo sin abonar las costas del primero (art. 69, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª,
20/2/1990, “Piccirilli, María de los Ángeles v. Empresa San José SRL y otro s/beneficio de litigar sin gastos”.
272
“Si bien en principio la norma del art. 79, CPCC, determina la oportunidad en que debe ofrecerse la prueba,
debe tenerse presente también la norma del art. 82, que permite aun dictada la resolución denegatoria, arrimar
nueva prueba al proceso y obtener nuevo pronunciamiento. Así la naturaleza de este proceso, permite apartarse
de los principios generales en materia procesal, y aceptar el ofrecimiento y producción de pruebas aportadas por
el actor, aun cuando no sea la etapa legalmente prevista”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 15/2/1996, “Unales de
Vernetti v. Vernetti de Cherrutti s/beneficio de litigar sin gastos”.
273
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 7/8/1997, “Abraham, Oscar Alberto v. Domato, Ricardo Alberto y otro
s/ejecución - beneficio de litigar sin gastos”.

107
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Obviamente, si luego de producida la prueba se deniega el beneficio de litigar sin gastos, se habrá de
intimar a las partes para que abonen las sumas referidas a los rubros mencionados.
El artículo en estudio debe ser interpretado de modo tal que permita hacer efectivas las garantías
constitucionales de defensa y tutela judicial continua y efectiva, abarcando en el concepto de beneficio
provisional todos y cada uno de los gastos que insume la tramitación del proceso, entre ellos el
depósito previo para recurrir ante la Suprema Corte. De otro modo quedaría desconocida la propia
finalidad del beneficio de litigar sin gastos -remover los obstáculos económicos que impone el juicio
para las personas carentes de recursos- y la vigencia misma de las normas constitucionales que
garantizan el derecho de defensa -art. 18, CN, su correlato ya indicado en la provincial; arts. 75, inc.
22, de la carta federal; XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 1 y
8 inc. 1º de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos; 2 inc. 1º, 7 y 10 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos-274.
Es importante determinar -básicamente a los fines de la caducidad de instancia- en qué casos el pedido
de beneficio de litigar sin gastos suspende el curso del proceso. Según el Código, ello tiene lugar sólo
cuando la solicitud integre el escrito de demanda275.
En todos los demás casos -la ley es clara- no tendrá efecto suspensivo. Así se ha dicho que el último
párrafo de la norma contenida en el art. 83, Código Procesal es objeto de interpretación literal, no
procediendo la suspensión del procedimiento sino en el supuesto de petición expresa en el escrito de
demanda. Consecuentemente, al no haberse planteado dicho extremo, el proceso debe seguir su
curso276.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 83, Código nacional.
Sólo se diferencia de su par provincial en el hecho de que se expresa que el trámite del beneficio no
suspende la causa principal salvo que así se lo solicite “al momento de su interposición”.

Art. 84. Alcance


El que obtuviere el beneficio estará exento, total o parcialmente, del pago de las costas o gastos
judiciales hasta que mejore de fortuna; si venciere en el pleito, deberá pagar las causadas en su
defensa hasta la concurrencia máxima de la tercera parte de los valores que reciba.

1. EXTENSIÓN DEL BENEFICIO


La ley señala que el beneficio de litigar sin gastos una vez concedido tiene por efecto respecto de su
titular la exención en todo o en parte -según cómo se lo haya dispuesto- de las costas. Para saber qué
rubros integran este concepto remitimos a la nota del art. 77.
Con más detalle, se ha dicho que el que obtuviere este beneficio está exento de abonar, en su totalidad
o en un porcentaje fijado, tasas de justicia, sellados de actuación, derechos por publicaciones de
edictos en diarios oficiales, queda liberado de prestar contracautela para obtener medidas cautelares, y
tiene derecho a ser representado y defendido en la forma y por los profesionales que señala el art. 85
del ritual277.
274
SCBA, Ac. 84.210, 28/8/2002, “Crozzoli, Mirta M. v. Alexandre, Alfredo A. y otro s/escrituración y medida
cautelar urgente - recurso de queja”; Ac. 85.227, 26/2/2003, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Órdenes,
Roberto s/apremio”.
275
“Es inexacto sostener que el art. 83, CPC dispone que cuando el beneficio es solicitado en la demanda,
determina una suspensión automática del proceso: por el contrario lo que el Código exige es que la suspensión
sea peticionada expresamente”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 18/5/1995, “Z., D. J. v. M. R. s/acción de
reclamación de estado. Beneficio de litigar sin gastos”. “Resulta improcedente el rechazo in limine del beneficio
de litigar sin gastos, pues debe darse el peticionante la oportunidad de probar sus dichos. En consecuencia,
habiéndose solicitado el beneficio juntamente con la demanda, corresponde suspender el procedimiento
principal, hasta tanto se sustancie el beneficio (art. 83 in fine, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 25/4/1991,
“Rivero, Jorge v. Empresa de peaje Covisur s/daños y perjuicios”.
276
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 14/11/1996, “D´Annunzio, María Luisa y otro v. Buduba, Ernesto
y otro s/daños y perjuicios”.
277
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 7/4/1992, “Otegui, Jorge J. v. Fernández, José s/cobro de
australes”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/3/1998, “Rebollini, Cesareo v. Alto Camet SRL y otros
s/usucapión”.

108
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Debemos recordar que la concesión de esta franquicia en nada incide sobre el régimen de imposición
de costas, que se rige en todos los casos por el principio de la derrota con las excepciones que la ley
autoriza generando efectos únicamente sobre la exigibilidad al beneficiario de las que hayan sido
impuestas, situación que se mantiene hasta que mejore de fortuna cuando el beneficio le ha sido
concedido o hasta la sentencia que lo deniegue en el caso de que el pedido se encuentre en trámite 278.
Es menester -entonces- distinguir entre el orden de imposición de las costas con la obtención del
beneficio de litigar sin gastos por tratarse de cuestiones diversas.
De este modo, si el beneficiario pierde aun cuando cargue con las costas, por efecto de la franquicia no
deberá abonar los gastos comunes del juicio ni los de su contraparte (que quedarán a cargo de ésta) ni
los propios (básicamente honorarios en el caso de que cuente con abogado de la matrícula, no así en el
caso de que sea defendido por un funcionario del Ministerio Público).
Y si gana, será la contraparte -vencida- quien deba afrontar la totalidad de los gastos judiciales,
incluidos los honorarios del letrado del beneficiario tanto sea un abogado particular como si se tratase
de un defensor oficial (en cuyo caso, se depositarán en una cuenta especial del Ministerio Público).
En este segundo supuesto y para la eventualidad de que los honorarios del letrado particular del
beneficiario no sean satisfechos por el obligado al pago (el vencido en costas) igualmente podrá el
abogado cobrarse de su cliente si del juicio obtuvo valores, hasta la concurrencia de la tercera parte de
los mismos279 sin perjuicio de que esta percepción de dinero no importa una efectiva mejora
patrimonial para el ganador. La salvedad así prevista no significa que el beneficio se pierda o quede
sin efecto, pues su aplicación subsistirá en la medida en que las costas y los gastos a su cargo excedan
la fracción aludida, rigiendo, con relación al plus resultante, la exigibilidad diferida al mejoramiento
de fortuna280.

2. “MEJORA DE FORTUNA”
Sin embargo, la exención en cuanto a la efectivización de las costas no lo es para siempre sino que se
contempla la posibilidad de que el beneficiario -como vimos- “mejore de fortuna”.
Si bien se trata de un raro caso en los anales de la jurisprudencia, puede darse que en el futuro quien
gozó del beneficio adquiera bienes con los que responder a la condena en costas impuesta y entonces
la contraparte deberá llevar el caso a los tribunales para que por vía incidental se alegue y demuestren
los extremos afirmados y, eventualmente, se haga efectiva la responsabilidad tardía.
Se ha dicho que el solo hecho de vencer en un juicio por daños y perjuicios y percibir la
correspondiente indemnización no implica “mejora de fortuna” a estos efectos, funcionando sólo en
esos supuestos la figura de la segunda parte de esta norma (el pago de gastos de defensa hasta el tercio
de los valores ingresados a su patrimonio). Ello así dado el carácter alimentario que al mismo accede y
a la finalidad resarcitoria que le particulariza, puesto que a través de él sólo se ha compensado un
desmedro ocasionado por causa y razón de un daño. Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la
mejora debe relacionarse con la situación patrimonial existente al momento de la concesión del
beneficio281 es decir, la situación de carencia de recursos que en su oportunidad el juez tuvo en vista al
concederlo282.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 84, Código nacional.

278
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/7/2001, “Suriani, Jorge Luis v. Cesini, Sergio O. y otra s/cobro
hipotecario”.
279
“El régimen en materia de costas regulado por el Código Procesal Civil y Comercial prevé expresamente en
su art. 84 que quien obtuviere el beneficio estará exento del pago de las costas o gastos judiciales hasta que
mejore de fortuna, pero si venciere en el pleito, deberá pagar las causadas en su defensa hasta la concurrencia
máxima de la tercera parte de los valores que reciba, pudiendo entonces los profesionales exigir el pago de sus
honorarios a la parte condenada en costas, y a su cliente, en el caso y con la limitación señalada en ese artículo”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/4/2001, “Cesaro, Adrián v. López, Daniel s/daños y perjuicios”.
280
SCBA, Ac. 71.561, 18/7/2001, “Florit de Etcheverry, Paula s/incidente de impugnación de beneficio de litigar
sin gastos”.
281
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 9/3/2000, “Di Stéfano, Haroldo v. Saldivia, Claudia Carolina s/incidente de
cese de beneficio de litigar sin gastos”.
282
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 11/6/1992, “Ortiz, Ernesto M. s/sucesión ab intestato”.

109
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se incluye un párr. 2º que reproduce las previsiones del párr. 2º del art. 85 provincial según el cual los
profesionales podrán exigir el pago de honorarios a la parte condenada en costas y a su cliente en su
caso y con las limitaciones legales.
También se agregan dos párrafos más donde se indica hasta qué momento puede requerirse el
beneficio -audiencia preliminar o declaración de puro derecho- salvo circunstancias sobrevinientes
alegadas y probadas y que la concesión del beneficio tiene efectos retroactivos a la fecha de la
promoción de la demanda respecto de costas o gastos judiciales no satisfechos.

Art. 85. Defensa del beneficiario


La representación y defensa del beneficiario será asumida por el defensor oficial salvo que aquél
deseare hacerse patrocinar o representar por abogado o procurador de la matrícula. En este
último caso, cualquiera sea el monto del asunto, el mandato que confiera podrá hacerse por acta
labrada ante el secretario.
Los profesionales podrán exigir el pago de sus honorarios al adversario condenado en costas y a
su cliente, en el caso y con la limitación señalada en el art. 84.

1. ABOGADO DEL BENEFICIARIO


Quien obtenga el beneficio de litigar sin gastos tiene derecho a ser representado gratuitamente por un
defensor oficial. Por lo común, serán estos funcionarios del Ministerio Público los que acompañen al
litigante en la tramitación de la franquicia y luego continúen con ellos en el juicio principal.
Pero también está la posibilidad de que ese mismo rol lo ejerza un abogado de la matrícula (ver al
respecto las previsiones de los arts. 22 y 58, inc. 2º, ley 5177).
Debe quedar claro que el beneficio de litigar sin gastos posibilita pero no impone la intervención de un
defensor oficial. De esta manera, se ha dicho que la circunstancia de que la actora se haya hecho asistir
por abogado de la matrícula resulta irrelevante para denegar el beneficio, ya que ello no implica per se
que el peticionario disponga de recursos suficientes para solventar los gastos del proceso. De lo
contrario se obligaría al litigante a recurrir necesariamente al asesoramiento del defensor oficial,
cuando la propia ley habilita al beneficiario a hacerse representar o patrocinar por un abogado de la
matrícula, que, incluso, puede asumir los gastos correspondientes a la defensa del cliente y la
obligación de responder por las costas causídicas del adversario por medio de un pacto de cuota litis
con su asistido (art. 4, inc. c], dec.-ley 8904/1977)283.
En estos casos, si se requiere un mandato, podrá reemplazarse la intervención notarial por un acta
labrada ante el secretario eliminándose así los costos respectivos (art. 46).
En su última parte, la manda señala cómo deberán proceder los abogados del beneficiario para la
percepción de sus honorarios con cita del art. 84, a cuya nota también reenviamos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 85, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos salvo que está aquí ausente el párr. 2º que
contiene su par provincial, el cual pasó a formar parte del art. 85 ya visto.

Art. 86. Extensión a otro juicio


A pedido del interesado el beneficio podrá hacerse extensivo para litigar con otra persona, con
citación de ésta y por el mismo procedimiento.

1. ECONOMÍA PROCESAL
El Código busca con esta previsión evitar la reiteración de procesos, aun breves y sencillos como el
del beneficio de litigar sin gastos.
Si en una resolución se determinó que una persona es carente de recursos respecto de un determinado
juicio y contra cierta contraparte, puede el beneficiario utilizar (ampliar) esa franquicia respecto de un
nuevo demandado dentro del mismo juicio o bien -como reza el título del artículo en estudio-
extenderlo a otro juicio diferente.

283
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/7/2002, “Aguilar, Juan Rubi s/beneficio”.

110
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La condición es que en ambos casos se cite a la nueva contraria (dentro del juicio original o en uno
nuevo) y se le confiera vista del beneficio de litigar sin gastos ya tramitado y resuelto para que pueda
alegar lo que estime correspondiente y, eventualmente, seguir las etapas impugnativas o modificatorias
que contemplan los arts. 81 y 82 so riesgo de violación del derecho constitucional de defensa de la
nueva contraparte del titular del beneficio.
Será el juez quien establezca de qué manera y en qué plazos se desarrollará esta actividad de contralor
por parte del nuevo contendiente procesal del beneficiario.
Según la Corte local, esta extensión del beneficio para litigar con otra persona no opera de pleno
derecho, sino que debe ser objeto de resolución expresa por pedido del interesado con intervención de
tal persona y por el mismo procedimiento284.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 86, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos salvo que se aclara que el beneficio puede
hacerse extensivo para litigar contra otra persona “en el mismo juicio”, si corresponde, con citación de
ésta.

CAPÍTULO VII - Acumulación de acciones y litisconsorcio

Art. 87. Acumulación objetiva de acciones


Antes de la notificación de la demanda el actor podrá acumular todas las acciones que tuviere
contra una misma parte, siempre que:
1º) No sean contrarias entre sí, de modo que por la elección de una queda 285 excluida la otra.
2º) Correspondan a la competencia del mismo juez.
3º) Puedan sustanciarse por los mismos trámites.

1. ACUMULACIÓN OBJETIVA DE PRETENSIONES


El Código nos habla de acumulación de acciones utilizando un lenguaje ya superado por la ciencia
procesal.
En efecto, hace bastante tiempo que la doctrina en este campo ha distinguido nítidamente entre los
conceptos de acción y pretensión procesal estableciendo que mientras el primero se refiere a una
modalidad del genérico derecho constitucional de peticionar ante las autoridades (aquí, requerir de un
órgano de la judicatura una respuesta a un conflicto suscitado en el seno de la sociedad) el segundo
hace alusión a un acto petitorio con perfiles que se definen en cada caso y a través del cual cobra
concreta virtualidad aquel derecho en el marco de un proceso judicial por el que se persigue la
dilucidación de un diferendo sobre la base de las normas legales vigentes tanto rituales como del
derecho de fondo.
De allí que siendo la acción un derecho único, en cabeza de cada sujeto, asistiéndole por igual a todos
los ciudadanos y -concretamente- tanto al actor cuando lo canaliza a través de la pretensión como al
demandado cuando lo hace a través de la oposición a aquélla, es que resulta impropio hablar de
acumulación de acciones. La expresión sólo se justifica por el profundo arraigo que exhibe esta
tradicional denominación, aunque nada mal estaría una depuración en el léxico de este Código para
remozar su texto reflejando los avances del procesalismo de los últimos tiempos.
Resulta, pues, correcto referirnos a una acumulación de pretensiones, las que sí pueden ser plurales ya
que cada sujeto puede acudir a la justicia por más de un conflicto respecto de otra u otras personas.
En el caso de este artículo, se trata -por regla- de reunir en un mismo expediente pretensiones que se
diferencian por sus elementos objetivos (objeto y causa).
Se trata de un mismo actor que dirige contra un mismo demandado varios requerimientos dentro de un
mismo pleito.

284
SCBA, Ac. 67.993, 14/10/1997, “Guzmán Martí, Armando y otra v. Efron, José V. y otra s/daños y
perjuicios”; Ac. 73.790, 30/3/1999, “Terlizzi, Nicolás v. Romero, Claudio y otros s/tercería de dominio - recurso
de queja”; Ac. 83.129, 28/11/2001, “Borrazas, Ricardo Juan v. Provincia de Buenos Aires s/redargución de
falsedad - recurso de queja”.
285
Rectius est: quede.

111
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Concurre identidad subjetiva pero hay multiplicidad en el plano objetivo -de allí el nombre de este tipo
de acumulación-.

2. ACUMULACIÓN DE PRETENSIONES Y ECONOMÍA PROCESAL


Este artículo sostiene que el actor puede acumular todas las pretensiones (el texto legal dice
“acciones”) “que tuviere contra una misma parte”.
No establece la exigencia de que deba haber cierto vínculo entre ellas como sí lo requiere en los arts.
88 y 89 (a cuyas notas remitimos). De allí que ateniéndonos al tenor literal de la manda, será la
economía procesal el fundamento esencial de este tipo de acumulación.
Simplemente la economía procesal que importa tramitar en una misma causa más de una pretensión
para resolverlas en la misma sentencia. Todas ellas podrían dar lugar a otros tantos procesos
independientes sin problema alguno. En este caso de multiplicidad de juicios y más allá del
consiguiente dispendio extra de esfuerzos, tiempo y dinero no existe posibilidad de que se dieran
supuestos de escándalo jurídico o contradicción de pronunciamientos desde el momento en que existen
entre las diferentes peticiones disímiles objetos y causas.
Calificada doctrina sostiene, por el contrario, que debe existir conexidad entre las pretensiones por lo
que la falta de unificación de trámites puede acarrear conflictos respecto de la cosa juzgada, con riesgo
de contradicción entre las diversas resoluciones de mérito 286.
Claro que no en todos los casos es posible reunir estas peticiones ante un mismo magistrado dentro de
un único expediente. La ley plantea ciertos condicionamientos que tienden a preservar la seguridad
jurídica en este trámite “acumulativo” de pretensiones.
En primer lugar, introduce la cuestión temporal. Esto es, concretamente, hasta cuándo pueden reunirse
estas pretensiones dentro del mismo juicio. Siguiendo la misma regla que para la modificación de la
demanda del art. 331 (ver su nota) esta posibilidad acumulativa existe hasta el momento de la
notificación del traslado de esa pieza.
Luego de ello se recoge una cuestión que deviene de las normas de fondo cual es la imposibilidad de
acumular pretensiones que resulten incompatibles entre sí. Va de suyo que cuando el derecho civil o
comercial prevén que ciertos pedidos quedan vedados ante la instrumentación de otros, esa prohibición
habrá de repercutir en el marco procesal tal como se recoge en esta norma.
Sin embargo, la doctrina ha profundizado en el análisis de este punto y se han diferenciado distintos
casos de pedidos de acumulación a los fines de flexibilizar la regla legal.
De tal manera, Arazi y Rojas mencionan que la acumulación de pretensiones incompatibles entre sí no
prosperará si se requiere que se resuelvan ambas como cuestiones principales (por ejemplo, divorcio y
nulidad de matrimonio), pero sí en el supuesto de que esa acumulación se plantea en forma subsidiaria,
esto es, pidiendo al juez que resuelva una de ellas y para el caso en que el resultado sea negativo, se
expida sobre la otra.
O también sería posible la acumulación alternativa de pretensiones (de entre varias sólo se pide la
resolución de una de ellas) o sucesiva (“sometidas a la eventualidad de que antes se acoja otra; en rigor
se las debería proponer sólo después de juzgada la sentencia que estima la acción principal, pero
razones de economía autorizan a sacrificar el principio de que el derecho debe verificarse en el
momento de la demanda”287).
Siempre será el juez quien resuelva frente a las particularidades del caso la viabilidad del pedido de
acumulación288.
Finalmente, se requieren otros aspectos de corte formal pero que también hacen a la seguridad
jurídica: que las dos pretensiones correspondan a la competencia del mismo juez y que tengan previsto
el mismo tipo de trámite procesal.

286
FENOCHIETTO, Carlos, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Comentado, anotado y concordado
con los códigos procesales, Astrea, Buenos Aires, 1999, ps. 124 a 125.
287
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. I, ps. 342 a 343.
288
“La tipificación que pretende darle la actora a sus pretensiones contenidas en el escrito de demanda
-acumulación subsidiaria- sólo puede admitirse en el caso de acumulación objetiva de pretensiones, mas no en la
subjetiva, por lo que encontrándonos en el caso ante una acumulación originaria subjetiva -entre más de un actor
y contra un demandado-, a través de la que se pretende sustanciar en un proceso único pretensiones
contradictorias y excluyentes, la intentada acumulación deviene antojadiza y hacer lugar a ella sería el resultado
de la aplicación forzada del instituto tratado (Arts. 87 y 88, CPCB)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1º,
21/5/1996, “Fariñas de Celaya, María Angélica v. Celaya, Juan Carlos s/rendición de cuentas”.

112
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si al acumular se incumple con el recaudo vinculado a las reglas de competencia incluyéndose alguna
pretensión respecto de la cual el juez resulta incompetente, queda al demandado plantear la excepción
específica respecto de esa parte de la demanda (art. 345, inc. 1º).
También en lo que hace al intento de acumular pretensiones de diferente trámite. Aquí, como ocurre
respecto del mencionado planteo de pretensiones incompatibles, tales circunstancias pueden ser
puestas en evidencia por la contraparte mediante una manifestación previa a la contestación de la
demanda -que formalmente podría canalizarse a través de la excepción de defecto legal en el modo de
proponer la demanda, art. 345, inc. 5º- oponiéndose a la acumulación por transgresión del artículo en
análisis, frente al cual el juez, si encuentra fundada la observación, mandará a dividir las pretensiones
dando lugar a más de un expediente, los que tramitarán por separado.
En relación con este recaudo se ha dicho que es improcedente la acumulación de la acción de desalojo,
que tramita por el procedimiento de los procesos plenarios abreviados, con la de daños y perjuicios por
responsabilidad contractual, que debe ventilarse por el carril del juicio ordinario, puesto que
obviamente no pueden sustanciarse por los mismos trámites 289.

3. ACUMULACIÓN Y COSTAS
La imposición de las costas estará regida -básicamente- por la previa determinación de cuáles de las
pretensiones esgrimidas prosperaron y cuáles no. Quedará en el criterio judicial, aquí también, la
determinación de excepciones a la regla del art. 68 que deberá fundar en cada caso y es posible que
esta tarea se realice en relación a cada una de las pretensiones acumuladas ya que -tal como se ha
dicho en la jurisprudencia- cuando operó una acumulación objetiva de acciones dirigidas contra la
parte demandada, es indudable que el régimen de las costas debe quedar supeditado al éxito o fracaso
obtenido por cada una de aquéllas, distinguiendo entre la que se declara procedente y la que resulte
rechazada290.

4. ACUMULACIÓN Y HONORARIOS PROFESIONALES


La acumulación resulta una medida que ayuda a la descongestión de los tribunales al concentrar la
tramitación de diversas pretensiones en un solo continente.
La tarea de los letrados resulta por un lado más compleja ya que dentro de un expediente deben
conducir la litis respecto de varios diferendos y por otro lado más sencilla ya que el seguimiento es de
sólo una causa y no de varias por separado. Todo ello ha generado inconvenientes al tiempo de
determinarse el estipendio que corresponde a los letrados de procesos acumulativos.
Se ha dicho que en aquellas causas en las que el apoderado del demandante, haciendo uso de la
prerrogativa del art. 87 acumuló en una sola demanda todas las pretensiones que su cliente tenía
respecto del mismo demandado, no puede perjudicarlo de un modo tal que -por evitar el dispendio
jurisdiccional que significa la promoción de juicios paralelos- se le reduzca en forma sustancial la
suma que le hubiere correspondido percibir si cada proceso se hubiera planteado en forma
independiente. Tampoco pueden fijarse honorarios como si los profesionales hubieran actuado en tres
juicios paralelos pues el control del trámite de un solo expediente simplifica notablemente la tarea.
Consecuentemente, debió precisarse una regulación por cada pretensión, teniendo como único límite el
treinta y tres por ciento sobre el total de la liquidación 291. Y también que si en el pleito se hubieren
acumulado acciones o deducido reconvención, la regla es la regulación por separado del honorario que
corresponda a cada una, sea en el supuesto de acumulación objetiva originaria como en el caso de
inserción de pretensiones por vía reconvencional 292.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 87, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

289
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/9/1991, “Baliña, Gerardo v. Trillo, Hugo y otra s/desalojo -
daños y perjuicios”.
290
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 18/2/1997, “Kolonskiy, Lidia v. Asociación de Trabajadores de la
Sanidad Argentina s/daños y perjuicios”.
291
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/12/1997, “Caminiti, María Amelia v. Fedele, Oscar Francisco
s/desalojo”.
292
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/3/1989, “Abrego, Osvaldo v. Clement, Víctor y otro s/daños y
perjuicios”; Cám. Civ. y Com. 1ª, sala 1ª, 5/6/2001, “Peret, Carlos v. Marsili Romano s/daños y perjuicios”.

113
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 88. Litisconsorcio facultativo


Podrán varias partes demandar o ser demandadas en un mismo proceso cuando las acciones
sean conexas por el título, o por el objeto, o por ambos elementos a la vez.

1. PLURALIDAD SUBJETIVA
A diferencia de lo que ocurría en el supuesto del art. 87 donde lo plural de las pretensiones recaía
sobre los elementos objetivos (objeto y causa) habiendo identidad de sujetos (un solo sujeto como
actor, titular de varias pretensiones contra un solo sujeto como demandado), aquí se da el fenómeno
inverso.
El objeto y la causa (“título” según la ley) son elementos comunes (“conexos” dice la norma) mientras
que los múltiples son los sujetos involucrados, originándose la figura del “litisconsorcio”.
En estos casos, se ha dicho que para que sea admisible la acumulación subjetiva propia o litisconsorcio
facultativo, simple o voluntario, se requiere que las pretensiones ejercidas nazcan de título, causa o
hechos iguales o de estrecha vinculación entre sí, que tengan una misma causa petendi, que
pertenezcan al mismo fuero y que puedan tramitarse por el mismo procedimiento 293.
Las referidas pluralidades de sujetos procesales darán lugar a los diferentes tipos de litisconsorcio: será
“activo” si la parte actora se integra por varios sujetos, será “pasivo” si ocurre lo propio con la parte
demandada o finalmente será “mixto” si tanto actora como demandada reúnen cada una de ellas más
de una persona litigando.

2. TIPOS DE LITISCONSORCIO
Dentro del fenómeno de los litisconsorcios facultativos o voluntarios puede darse una serie de
situaciones disímiles, según sea el momento en que se conforme o la naturaleza de la intervención de
los sujetos.
Cuando en un pleito el litisconsorcio se conforma en un primer momento, esto es, la reunión es previa
a la presentación de la demanda, de la contestación o de ambas, se habla de litisconsorcios originarios
o iniciales mientras que si ya comenzado el juicio dentro de las partes respectivas se producen
incorporaciones de sujetos que hasta ese momento eran extraños al proceso, el litisconsorcio será
sucesivo.
Es en este último supuesto donde se produce la denominada “intervención de terceros” pues quien en
principio era ajeno al juicio (tercero) se incorpora al mismo, pudiendo perder aquella calidad
primigenia de extraño para transformarse en parte.
El arribo de ese tercero al proceso iniciado podrá darse en forma voluntaria (regulada por el art. 90) o
bien por convocatoria de alguno de los sujetos que ya se encuentran litigando. Se llama aquí
intervención obligada o coactiva (art. 94).
La llegada o intervención voluntaria de un tercero al proceso puede tener diferentes efectos de acuerdo
con la pretensión que se traiga al mismo.
Si la pretensión de este tercero resulta incompatible respecto de las de los litigantes originarios (por
ejemplo, el caso de dos personas que reclamen contra un tercero la propiedad del mismo bien para sí),
se dará la figura de la intervención principal o excluyente 294 que determinará -de probarse los extremos
por él esgrimidos- el desplazamiento de la parte original y el éxito respecto de su pretensión.
Esta pretensión incompatible también podría haber sido esgrimida en otro juicio, frente a lo cual
habría de producirse el efecto mencionado pero a través de la figura de la acumulación de procesos
(art. 188).

293
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/3/1993, “Rodríguez, José María s/sucesión v. Barrera Reyes,
Rubén y otros s/desalojo”.
294
“Si bien nuestra ley de forma no admite la intervención principal y excluyente, regulando a través del art. 91
la llamada adhesiva, es cierto que una vez formulada la pretensión del tercero, admitido éste como parte y
recaída la sentencia del caso, no cabe ya restar al mismo los atributos que corresponden a esa reconocida
condición entre los que se cuenta el de deducir los recursos respectivos, cuando la sentencia afecta un interés que
le es propio. Al disponer el art. 96 que `en todos los supuestos la sentencia dictada después de la intervención del
tercero lo afectará como a los litigantes principales´, aparece innegable, más allá de los avatares procesales dados
por las posturas que en definitiva asuman estos últimos, que su derecho de apelación debe permanecer
incólume”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 17/9/2002, “Vanina, Raúl Antonio v. Consejo Profesional de
Agrimensores s/apremio”.

114
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si, en cambio, la pretensión es compatible con la de los litigantes preexistentes de su misma parte, se
tratará de la intervención adhesiva.
La cual, si tiene la entidad de pretensión autosuficiente, esto es, si este tercero pudo haber iniciado un
juicio por sí solo, dará lugar a la intervención adhesiva autónoma o litisconsorcial -art. 90, inc. 2º, y 91
- mientras que si no se trata de una pretensión independiente sino de un simple interés cuya
satisfacción depende del éxito de la pretensión de la parte preexistente en el juicio, entonces se tratará
de una intervención adhesiva simple o coadyuvante (art. 90, inc. 1º, y 91).

3. FUNDAMENTO DEL LITISCONSORCIO FACULTATIVO O VOLUNTARIO. CRÍTICA


La razón de ser de este instituto está dada básicamente por la necesidad de evitar contradicciones entre
resoluciones judiciales que resuelven sobre pretensiones que poseen causa u objeto “conexos” 295.
Se busca evitar el escándalo jurídico que se daría -por ejemplo- si las circunstancias fácticas en que se
desarrolló un mismo accidente de tránsito con múltiples víctimas variasen de acuerdo con lo que se
pruebe en diferentes juicios iniciados por cada uno de los damnificados contra el autor o coautores del
ilícito.
Lo mismo puede aplicarse a los hechos de donde surgiría el incumplimiento de un contrato por parte
del obligado frente a los varios sujetos que lo contrataron para la realización de una misma obra. Al
reunirse todo el material probatorio en un mismo juicio, el magistrado podrá resolver unificadamente
sin riesgo de escándalo jurídico.
Tal es lo que postura la doctrina mayoritaria.
Al respecto habremos de dejar simplemente mencionada nuestra discrepancia con relación a este
criterio cuando se trata de derechos plenamente disponibles ya que en este marco consideramos que la
verdad objetiva, la real, la que se da en los hechos no necesariamente debe coincidir con la realidad
jurídica que se modela dentro del expediente a partir de la actividad de las partes básicamente
exhibiendo los hechos y luego aportando prueba -o no- respecto de los mismos.
En este terreno son las partes las que tienen la plena disponibilidad de los derechos y de los hechos
sobre los que basan sus pretensiones. En la medida en que no haya afectación del orden público, tanto
podrán desistir del derecho -lo máximo- como de cierta prueba y de ese modo, algo que ocurrió en la
realidad no será así (“no ocurrirá”) en el contexto del expediente al carecer de prueba.
Del mismo modo, la parte puede elegir conformarse con el cuadro fáctico que reconstruyó el juez de
primera instancia aunque no sea igual al que ocurrió en el plano de la realidad si ello no le causa
agravios o bien -de reunir los recaudos procesales para el intento revisor- buscar cambiarlo
adecuándolo -o no- a la “verdad” sobre la base del análisis de prueba en la alzada.
Por ello, no creemos que haya escándalo jurídico en el marco de derechos disponibles porque dos
jueces en causas independientes deriven conclusiones diferentes respecto de un mismo hecho a partir
de la diferente actividad procesal que desplegaron las partes en los respectivos expedientes. Esas
diferencias encuentran explicación -a nuestro juicio- no en las reglas que gobiernan la lógica de la
realidad sino en las que gobiernan la disponibilidad de los derechos de fondo y de las pretensiones
procesales (la “realidad del expediente”).
Claro que si los titulares de las pretensiones conexas admiten litigar juntos, entendemos que los jueces
de cada instancia no podrán en un mismo resolutorio requerido por dos o más sujetos sobre un mismo
hecho arribar a conclusiones disímiles ya que en ese caso se ha admitido que las pruebas sean
empleadas para apuntalar un cuadro fáctico único.
Sin embargo, aun en el marco de un litisconsorcio, la solución podrá variar si la segunda instancia es
abierta (o idóneamente sostenida) por sólo una parte del litisconsorcio.
Así, la condena única puede ser apelada por uno de los codemandados que no acepta la realidad fijada
en sentencia y no por el otro que sí entiende justa la misma. Para este último, la sentencia queda firme
y no podrá alegar escándalo jurídico o injusticia frente al resultado favorable de la apelación del otro
integrante del litisconsorcio que con mayor actividad procesal consiguió mejorar su postura al lograr
que la cámara reduzca la condena. De allí que las afirmaciones o silencios, las negaciones y defensas

295
“El reclamar de cada uno de los demandados el desahucio de partes independientes de un mismo inmueble,
configura un litisconsorcio facultativo pasivo por vía de la conexidad que emana del título (art. 88, Código
Procesal) siendo viable dictar un pronunciamiento que deje finiquitada la acción dirigida contra la litisconsorte
que se allanó a la demanda y entregó las llaves de la parte correspondiente de la finca, sin perjuicio de la
continuidad de la causa con relación a las restantes”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1/10/1992, “Videla de
Martínez, G. R. s/sucesión v. Martínez, Carlos M. y otro s/desalojo”.

115
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de un litisconsorte pasivo que actúa con plena libertad e independencia del restante, son actos
procesales que lo benefician o perjudican, sin alcanzar al otro 296.
Esta ardua problemática que divide las aguas de doctrina y jurisprudencia -cuestión estudiada bajo el
rótulo de “personalidad del recurso”- volverá a surgir cuando lleguemos al estudio de la etapa
recursiva.
Otro de los fundamentos de esta figura es la economía procesal. En general resultan más económicos
los juicios con múltiples sujetos -salvo cuando se trate de una complejidad tal que llegue a producirse
el efecto contrario- que la multiplicidad de pleitos.

4. LITISCONSORCIO FACULTATIVO. COSTAS


Aquí también, a los fines de imponer las costas, se deberán observar los resultados obtenidos respecto
de cada pretensión y de tal manera establecer qué sujetos procesales pueden ser considerados vencidos
y deberán por ello cargar con los gastos causídicos.
Si ha mediado un litisconsorcio pasivo voluntario -se ha dicho en la jurisprudencia- la circunstancia de
que se haya estimado la pretensión contra uno de ellos y desestimado la misma con relación a otro
muestra que en el primer caso la actora reviste la condición de vencedor y la codemandada, asume la
calidad de vencida. En tal supuesto, ésta debe soportar las costas. Mas en la segunda situación la
actora ha asumido la calidad de vencida y el otro litisconsorte pasivo, la calidad de vencedor. Es decir,
que la calidad objetiva de vencido debe circunscribirse al resultado de las respectivas pretensiones que
se acumularan297.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 88, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 89. Litisconsorcio necesario


Cuando la sentencia no pudiere pronunciarse útilmente más que con relación a varias partes,
éstas habrán de demandar o ser demandadas en un mismo proceso.
Si así no sucediere, el juez de oficio o a solicitud de cualquiera de las partes, ordenará, antes de
dictar la providencia de apertura a prueba, la integración de la litis dentro de un plazo que
señalará, quedando en suspenso el desarrollo del proceso mientras se cite 298 al litigante o
litigantes omitidos.

1. ORDEN PÚBLICO
En este caso, la situación varía.
Ahora es el orden jurídico el que manda que se integren ciertos litisconsorcios dado que lo que se
ventila no son diferentes pretensiones como en el caso del artículo anterior sino una única pretensión
con pluralidad de titulares. Todos ellos deben estar presentes inexorablemente en el proceso para que
la sentencia que se dicte sea ejecutable (“útil” señala la ley).
La necesidad de integración de la litis no es de carácter adjetivo sino exclusivamente sustancial, en
cuanto nada impide que el juicio se sustancie y falle con prescindencia de alguno de los legitimados;
pero la sentencia así pronunciada, será inútil (inutiliter datur) por cuanto no podría cumplirse, ya que
sus efectos no podrían alcanzar a quienes no fueron sujetos del proceso 299.
La Corte local reforzó el concepto señalando que “el sentido del litisconsorcio necesario radica en el
valor eficacia de la sentencia a dictarse, receptado en el art. 89, CPCC (´Cuando la sentencia no
pudiera pronunciarse útilmente...´). Chiovenda fue el primer expositor del concepto de sentencia
inutiliter data. La imposibilidad jurídica de pronunciarse separadamente respecto de varios se tiene

296
Cám. Civ. y Com., sala 2ª, 8/2/1989, “Francolino, Pascual y otro v. Astorga Barrios, Santiago y otros
s/usucapión”.
297
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/4/1999, “Caja de Previsión Social para Profesionales de la Ingeniería
v. Montolivo, Diego y otro s/daños y perjuicios”.
298
Rectius est: cita.
299
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 5/3/1998, “Castillo, Dolores Mabel y otro v. Banco Cooperativo de La
Plata s/acción de nulidad”.

116
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
cuando la sentencia pronunciada respecto de uno solo entre los varios no tiene por sí ningún valor
legal300.
El referido vínculo de cotitularidad viene establecido por ley normalmente sobre la base de criterios
referidos al orden público. De allí que no sea potestativo para las partes requerir la reunión
plurisubjetiva sino que ello es tarea impuesta imperativamente al juez con la finalidad de ejercer
útilmente la jurisdicción.
En virtud de sus facultades ordenatorias y de saneamiento cuando el magistrado advierte que la
pretensión se enmarca en este artículo, aun cuando las partes no lo requieran deberá proceder de oficio
a integrar la litis. Esta actividad de oficio se fundamenta en el orden público que se preserva con la
medida.
Integrar la litis implica convocar formalmente a los demás cotitulares de la pretensión (o de la
oposición) para que tengan la posibilidad de incorporarse al proceso antes de la providencia de
apertura a prueba sea para que puedan aportar elementos que se agregarán a la pretensión de los
litigantes originales o bien para que esgriman sus defensas. Ello muestra que otro de los fundamentos
del litisconsorcio necesario reside en la exigencia de resguardar el derecho de defensa de todos
aquellos cointeresados, a los que ha de extenderse la cosa juzgada propia de la sentencia dictada
respecto del fondo del asunto301.
Obviamente -como en todos los casos- una vez citados en debida forma no se requerirá que los
litisconsortes hagan concreto uso de su derecho de defensa ni que todos adopten similares estrategias
defensistas ya que aun cuando se tratare del tipo de litisconsorcio necesario, sin perjuicio de la unidad
de relación desde el punto de vista de los sujetos, no existe impedimento para una relativa autonomía
procesal de actitudes y conductas. Así mientras algunos están facultados para comparecer a estar a
derecho, otros pueden no hacerlo y ser declarados rebeldes; a su vez quienes contestan la demanda
pueden asumir distintas posturas302.
Ordenada la integración de litis, el trámite se suspenderá hasta el vencimiento del plazo fijado para la
comparecencia ya que de lo contrario se consagraría un menoscabo al derecho de defensa de los
tardíamente incorporados al haber ya transcurrido trascendentes etapas procesales. Adviértase aquí una
diferencia sustancial con la intervención de terceros en el marco de un litisconsorcio facultativo donde
esa incorporación basada en la mera conveniencia no “retrogradará el juicio ni suspenderá su curso”
(art. 93).
No obstante la literalidad del artículo se ha entendido que aun superado el momento que indica la ley
-apertura a prueba- también podrá integrarse la litis hasta el dictado mismo de la sentencia. Ello puede
ocurrir porque se advierta tardíamente de la necesidad de incorporar otro sujeto al proceso, para lo
cual se habrá de suspender el trámite y se buscará que con la mayor celeridad posible el litisconsorte
incorporado realice los pasos procesales esenciales a su respecto -exponer su pretensión o sus
oposiciones, ofrecer prueba, etc.-. Luego de toda esa actividad, el juez reanudará los plazos
respectivos.
Si la parte contraria advierte la existencia de un litisconsorcio necesario deficientemente integrado
contará con la excepción de falta de legitimación para obrar (art. 345, inc. 3º).
Para este supuesto y de prosperar la excepción mentada, se rechazará la demanda por defectuosa
integración de litis, resolución que no hará cosa juzgada respecto del fondo de la cuestión. Tal lo que
se desprende de doctrinas judiciales como la que reza que siendo la obligación de escriturar
indivisible, existe un litisconsorcio necesario inicial activo, o sea un supuesto en que la acción debe ser
propuesta por todos los legitimados, so pena de improponibilidad subjetiva que podrá declararse en
cualquier estado y grado del proceso cuando la litis no se haya integrado antes de la apertura a prueba.
Advertida en la sentencia la falta de integración de la litis, corresponde el rechazo de la demanda de
escrituración. Sin embargo, este modo de decidir la cuestión no produce el efecto de cosa juzgada que
impida reeditar en otro proceso la acción de escrituración con un litisconsorcio activo inicial
debidamente integrado303.

300
SCBA, Ac. 71.139, 21/3/2001.
301
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 25/2/1992, “Carusotti, Carlos Alberto v. Said, José s/consignación de
alquileres”.
302
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 31/5/1994, “Club 25 de Mayo Pergamino v. Di Mateo, Carlos y otros
s/rendición de cuentas”.
303
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 7/11/1995, “Mazza, Jorge Alberto v. Di Cesare, Daniel Osvaldo y otro
s/resolución de contrato - pago - daños”.

117
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Entre los casos de litisconsorcios necesarios que se citan encontramos: la pretensión de nulidad de un
acto jurídico cuando intervinieron varios sujetos debiéndose demandar a todos ellos; la nulidad de una
subasta respecto de las partes, el comprador y el martillero; la demanda por simulación que también
debe incluir a todos los que celebraron el acto simulado; la escrituración de inmueble en condominio
respecto de todos los condóminos; la redargución de falsedad respecto del oficial público ante quien
pasó el acto304; la desafectación de un bien de familia respecto de todos los beneficiarios 305; la revisión
de la cosa juzgada respecto de todos los que intervinieron en el dictado de la sentencia viciada 306;
etc.307.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 89, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO VIII - Intervención de terceros

Art. 90. Intervención voluntaria


Podrá intervenir en un juicio pendiente en calidad de parte, cualquiera fuere la etapa o la
instancia en que éste se encontrase, quien:
1º) Acredite sumariamente que la sentencia pudiere afectar su interés propio.
2º) Según las normas del derecho sustancial, hubiese estado legitimado para demandar o ser
demandado en el juicio.

1. EL TERCERO QUE INGRESA A UN PROCESO EN MARCHA


Nos encontramos en el ámbito del litisconsorcio facultativo o voluntario sucesivo, esto es, donde
sujetos ajenos a un proceso ya iniciado se incorporan al mismo por propia iniciativa.
De allí que se denomine “voluntaria” esta intervención por oposición a la obligatoria o coactiva que
regula el art. 94.
No debe confundirse esa intervención “voluntaria” con el litisconsorcio “voluntario” -en este caso
resulta lo opuesto al litisconsorcio necesario ya analizado-.
Este tercero que llega a un proceso iniciado, según la norma, al incorporarse adquiere “calidad de
parte”. Ello merece alguna precisión porque -como se verá en la nota al art. 91 - de los dos casos que
cita este artículo en sus incisos, sólo uno de ellos -el correspondiente al inc. 2º- puede ser vinculado al
concepto técnico de “parte” ya que la legitimación procesal -poder de actuar en el pleito- es autónoma
y plena al ser este sujeto titular de una pretensión diferente de las ya esgrimidas en el juicio en trámite.

304
“Cuando se persigue la declaración de falsedad de un instrumento público, debe dirigirse la acción contra
todos los intervinientes en el mismo, inclusive el escribano otorgante, por tratarse de una hipótesis de consorcio
necesario. El incumplimiento de esa exigencia, que incluso debe ser dispuesta de oficio por el juez (art. 89,
CPCC), acarrea la nulidad de las actuaciones”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 6/3/1997, “Llovet, Graciela
v. Gubia, José s/nulidad”.
305
“En el trámite de desafectación de un inmueble como bien de familia, por el pedido de un acreedor sobre la
base de una deuda pretendidamente anterior, todos los beneficiarios que actualmente se encuentran en uso y goce
de la propiedad son directos interesados y dado que una eventual resolución contraria afectaría al conjunto de
ellos (piénsese en una orden de desalojo frente a una eventual subasta judicial) debe considerarse a la
intervención de estos sujetos bajo las reglas del litisconsorcio necesario (art. 89, CPC)”. SCBA, Ac. 66.663,
23/12/2002, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Dávila, Ceferino Elmar s/ejecución”.
306
“El art. 322, CPCC, al regular la acción meramente declarativa, es la vía idónea para lograr la revisión de la
cosa juzgada, cuando las estructuras procesales han sido corrompidas a través del dolo o del fraude. Dada la
inestabilidad que ofrece una situación jurídica de tal naturaleza, torna imprescindible que la litis se trabe con
todos los protagonistas del vicio que corrompe la cosa juzgada. Y he aquí, que se configure un litisconsorcio
necesario (art. 89, CPCC), el cual debe observarse imperativamente, ya que no puede dictarse una sentencia
fragmentaria con relación a alguno de los protagonistas”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/10/1989,
“Ibarra, Segundo v. Morawski, León s/nulidad de proceso civil”.
307
“Resultan también de la esencia del proceso de estado de familia la necesaria intervención del Ministerio
Público Fiscal (art. 78, inc. 2º, ley 5827) en tanto se encuentra afectado el interés social, y la existencia de
litisconsorcio pasivo necesario en los casos en que la sentencia no puede pronunciarse útilmente sino frente a
varias partes (art. 89, CPCC)”. SCBA, Ac. 56.535, 16/3/1999, “E., M. v. M., H. s/reconocimiento de filiación”.

118
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Diferente es el caso previsto en el inc. 1º donde simplemente se demuestra tener un interés en el
resultado del juicio. Volveremos sobre este tema en la nota al artículo siguiente.
En cualquiera de los casos se habla de una intervención “adhesiva” ya que el tercero que ingresa al
proceso se une (“o adhiere”) a quien se encuentra litigando ya sea con una pretensión compatible con
la que ya viene siendo ejercitada o bien con un interés que lo lleva a reforzar la actividad procesal del
titular de la pretensión.
Esta actuación es, asimismo, “adhesiva” por oposición a la intervención principal o excluyente donde
el tercero viene con una pretensión incompatible con la que se desarrolla en la litis en marcha.

2. MOMENTO DE LA INCORPORACIÓN
Esta incorporación voluntaria al proceso de terceros es admitida en cualquiera de las etapas o
instancias del juicio.
Claro está que a diferencia de lo que ocurre con un litisconsorcio necesario (art. 89) o con la
intervención obligatoria en un litisconsorcio facultativo (art. 94) aquí la participación de este sujeto no
podrá retrogradar la causa ni suspenderla (art. 93) 308.
De allí que al tercero le corresponde analizar si es más conveniente unirse a un juicio con etapas
procesales avanzadas o bien iniciar un nuevo proceso -ello así, siempre y cuando cuente con una
pretensión autónoma- con lo cual podrá eventualmente intentar una acumulación de procesos (art.
188).
En el caso del tercero que carece de legitimación propia, sólo será uniéndose al juicio ya iniciado -en
la etapa que sea- como podrá intentar defender el interés propio que posee.

3. TERCEROS Y PROCESOS RÁPIDOS


Se ha entendido que las normas referidas a la intervención de terceros no operan en el marco de
procesos como el ejecutivo o de amparo para evitar la mayor complejización de trámites que -por
esencia- han de ser simples y expeditivos.
En ese sentido se ha resuelto que dada la naturaleza procesal de la acción de amparo, resulta
improcedente la intervención de terceros solicitada con apoyo en los arts. 90 y 91, CPCC de nuestra
provincia pues dichas normativas son de interpretación restrictiva 309. El instituto de la intervención de
terceros se considera privativo del proceso de conocimiento e improcedente en los de ejecución, en la
medida en que la sumariedad de éstos obsta a la incorporación de sujetos distintos de aquellos contra
los cuales el ejecutante dirigió la pretensión. Menos admisible aun cuando lo que está en juego es la
supuesta enajenación del objeto del litigio rigiendo en tal caso el art. 44 que expresamente dispone que
el adquirente, de no existir conformidad por parte del adversario, sólo puede intervenir en el proceso
con el carácter previsto por los arts. 90, inc. 1º, y 91, 1ª parte del Código de rito 310.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 90, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 91. Calidad procesal de los intervinientes


En el caso del inc. 1º del artículo anterior la actuación del interviniente será accesoria y
subordinada a la de la parte a quien apoyare, no pudiendo alegar ni probar lo que estuviese
prohibido a ésta.
En el caso del inc. 2º del mismo artículo, el interviniente actuará como litisconsorte de la parte
principal y tendrá sus mismas facultades procesales.

308
“Tratándose de la intervención voluntaria, el tercero puede presentarse en el juicio pendiente, cualquiera fuere
la etapa o la instancia en que se encontrara (doc. y arg. art. 90, CPC). Consecuentemente, puede hacerlo aun
cuando se hubiera dictado sentencia de primera instancia, si ésta se encuentra apelada pues el procedimiento no
retrograda. Pero, claro está, no puede introducir su pretensión resarcitoria durante el proceso de apelación de la
sentencia definitiva”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 14/2/1995, “Candia, Victoriana v. Benseny, Royo A.
s/daños y perjuicios”.
309
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1º, 2/7/1997, “Scagliarini, Nicolás v. Municipalidad de Quilmes s/amparo”.
310
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 6/3/1997, “Banco de Coronel Dorrego y Trenque Lauquen v.
Melana, Alberto Luis s/cobro ejecutivo”.

119
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

1. INTERVENCIÓN ADHESIVA AUTÓNOMA O LITISCONSORCIAL


Como vimos en el caso anterior, sólo será parte en sentido técnico el sujeto descripto en el inc. 2º del
art. 90.
A esta intervención se la denomina adhesiva autónoma o litisconsorcial.
Éste es titular de una pretensión autónoma y perfectamente pudo haber demandado o ser demandado
en juicio distinto311.
Si este tercero concurre a litigar a un proceso ya iniciado es por razones de conveniencia y la figura se
acepta en pos de la economía procesal, pero no al extremo -como vimos- de suspender o retrotraer el
juicio a etapas preclusas.

2. INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE O COADYUVANTE


La figura del inc. 1º del art. 90 es denominada intervención adhesiva simple o coadyuvante.
No puede ser considerada parte ya que no tiene plena capacidad procesal. Carece de autonomía y sólo
cuenta con las facultades de actuación en el pleito que detenta la parte a la que asiste.
Este sujeto procesal coadyuvante depende en su actuación de la parte principal y sólo podrá alegar,
probar o impugnar en la medida en que pueda hacerlo esta última. Se entiende que su actuación se
limitará a los casos de inacción de la parte ya que de esa conducta omisiva puede sobrevenir directo
perjuicio al interés propio que posee y lo mueve a intervenir en el juicio.
Vemos cómo la intervención simple o coadyuvante se erige en una categoría intermedia entre la parte
con plenitud en cuanto a sus posibilidades procesales al ser titular de una pretensión autónoma y un
tercero que carece de toda pretensión o interés vinculados.
Las facultades del coadyuvante son limitadas y su determinación en cada juicio en concreto será clave
al momento de establecerse cómo influye la cosa juzgada a su respecto de los efectos de no violar el
derecho de defensa en juicio que le asiste.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 91, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 92. Procedimiento previo


El pedido de intervención se formulará por escrito, con los requisitos de la demanda, en lo
pertinente. Con aquél se presentarán los documentos y se ofrecerán las demás pruebas de los
hechos en que se fundare la solicitud. Se conferirá traslado a las partes y, si hubiese oposición, se
la sustanciará en una sola audiencia. La resolución se dictará dentro de los diez (10) días.

1. TRÁMITE
El Código regula el trámite a seguir por estos terceros que pugnan por ingresar al proceso.
Se hará una presentación escrita -con los recaudos de la demanda en lo pertinente- donde indicarán en
qué juicio, junto a qué parte y contra cuál habrán de enderezar su actividad procesal. Si les asiste una
pretensión autónoma habrán de justificar sus elementos y si es sólo un interés propio el que enarbolan,
acreditarán sumariamente en qué consiste y cómo la sentencia podrá eventualmente lesionarlo,
señalarán los hechos y realizarán su petitorio.
La norma impone que ofrezcan la prueba de que intenten valerse acompañando en este acto la
documental que tengan en su poder.

2. OPOSICIÓN A LA INCORPORACIÓN
Se da traslado a las partes originales para que manifiesten lo que estimen pertinente.
Aquí se da la posibilidad de que los sujetos originales puedan oponerse a esta intervención. Podrá ser
atendible la negativa cuando la incorporación de un tercero complique la tramitación.

311
“Un litisconsorcio facultativo promovido por un tercero de intervención voluntaria y aceptado por el actor,
debe ser admitido como litisconsorte de la parte principal con sus mismas facultades procesales (arts. 88, 90, inc.
2º, 91, párr. 2º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/3/1992, “Fizman, Jorge Boris v. Ocner,
Benjamín Alberto y otro s/ejecutivo”.

120
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Todos los argumentos deberán ser vertidos en una única audiencia a partir de la cual el juez resolverá
lo que estime pertinente.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 92, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 93. Efectos


En ningún caso la intervención del tercero retrogradará el juicio ni suspenderá su curso.

1. CURSO DEL PROCESO


La intervención voluntaria de terceros se realiza por razones de conveniencia y economía procesal.
De allí que -como vimos- no opere la suspensión del trámite ni el regreso a etapas superadas del
proceso a diferencia de lo que sucede con el litisconsorcio necesario o la intervención obligada que
analizaremos a continuación.
El art. 93 es claro cuando establece que la intervención del tercero no retrogradará el juicio ni
suspenderá su curso. Consecuentemente, si fue la parte demandada quien solicitó la citación del
tercero a cuyo respecto también enderezó la reconvención, mal se puede luego tener a este último
como demandante pues no promovió acción alguna, limitándose a responder la reconvención 312.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 93, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 94. Intervención obligada


El actor en el escrito de demanda y el demandado dentro del plazo para oponer excepciones
previas o para contestar la demanda, según la naturaleza del juicio, podrán solicitar la citación
de aquél a cuyo respecto considerare 313 que la controversia es común. La citación se hará en la
forma dispuesta por los arts. 338 y ss.

1. CITACIÓN DE TERCERO
Aquí la cuestión cambia respecto de lo que venimos analizando en artículos anteriores. El tercero no
aparece voluntariamente a litigar junto con otros por propia comodidad o interés.
En los casos comprendidos en esta norma es citado por el juez a raíz de la solicitud que hacen las
partes originales de un pleito mediante un escrito con términos similares a los de una demanda y se
prevé que la notificación a este sujeto ajeno a la litis se realice en la forma y con las garantías con la
que se cita a un demandado.
De allí la mayor gravedad de la medida que justifica que sólo pueda hacerse en el momento de la
demanda para el actor y dentro del plazo para oponer excepciones o contestar demanda -según el tipo
de proceso- para el demandado.
Se ha resuelto al respecto que el demandado sólo puede hacer uso del derecho de solicitar la
intervención obligada de terceros dentro del plazo para oponer excepciones previas o para contestar la
demanda, según se tratare de un proceso ordinario o plenario abreviado. Así entonces, tramitando las
presentes actuaciones de acuerdo con las reglas del juicio ordinario, el pedido de intervención obligada
de tercero hubo de oponerse dentro del plazo para articular las denominadas excepciones de previo y
especial pronunciamiento, razón por la cual resulta extemporánea la solicitud formulada al contestar la

312
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 5/4/1990, “Miralles, Ramón v. Rojas de Burgos, Graciela y otro s/daños
y perjuicios”. “De acuerdo al art. 93, Código Procesal, en ningún caso la intervención del tercero podrá
retrogradar el juicio”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 7/6/1994, “Piechocki, Telesforo v. Canale, Rafael
Julio s/rendición de cuentas. Incidente ejecución de sentencia”.
313
Rectius est: consideraren.

121
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
demanda, toda vez que debió plantearse dentro de los primeros diez días de la notificación de la
demanda314.
Pero además -como se verá- se prevé que mientras este tercero no se incorpore al proceso -o no haya
vencido el plazo acordado para ello- el trámite habrá de suspenderse. Ello habla a las claras de la
trascendencia de esta incorporación de un tercero de manera coactiva y contra el cual operará la cosa
juzgada en la medida de su intervención.
Por eso mismo es que se ha considerado obligatorio que el juez resuelva expresamente sobre la suerte
del llamado a los autos de un sujeto como tercero y el alcance que respecto del mismo puede tener
eventualmente lo decidido ya que de lo contrario se configura una omisión que descalifica el acto
judicial por violatorio de la obligación de constituirse en la decisión expresa, positiva y precisa,
declarativa del derecho de los litigantes315.
La intervención coactiva u obligada prevista en el art. 94 del ordenamiento procesal requiere que
exista más que un mero interés del citante, desde que esta norma opera en líneas generales sobre el
presupuesto de que la parte, en caso de ser vencida, tuviera la posibilidad de intentar una pretensión de
regreso o bien cuando la relación o situación jurídica sobre la que versa el proceso guarda conexión
con otra relación jurídica existente entre el tercero y cualquiera de los litigantes originarios de manera
tal que el tercero podría haber asumido inicialmente la posición de litisconsorte del actor o del
demandado. El grado de participación dependerá de las características de la relación sustancial 316.
La citación de terceros no es una obligación sino una facultad de aquel que considere que la
controversia les resulta común. Esta facultad no requiere necesariamente la conformidad del otro
litigante ni su posición puede impedir esa citación ya que el solicitante peticiona en resguardo de su
interés. Siendo ello así y si el fallo condena al citante y rechaza la demanda en relación al tercero, la
citación provocó una intervención estéril con lo que las costas originadas en la misma deben ser
soportadas por quien lo trajo a juicio317.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 94, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 95. Efecto de la citación


La citación de un tercero suspenderá el procedimiento hasta su comparecencia o hasta el
vencimiento del plazo que se le hubiere señalado para comparecer.

1. SUSPENSIÓN DEL TRÁMITE

314
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/4/1993, “Gal, Jorge Alberto v. Risso, Carlos Horacio y/o eventuales
poseedores s/reivindicación”.
315
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/8/1999, “Convest SACIFI v. Créditos Luro SA Cía. Financiera
s/daños y perjuicios”.
316
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/12/2001, “Cafasso, Jorge Carlos s/regulación de honorarios”; Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/11/2002, “Moran, Ramón José v. Consorcio de Copropietarios Edificio
San Marcos Avda. Colón 1712 s/daños y perjuicios. Efecto devolutivo - art. 250, CPC”. “Como el
establecimiento asistencial se vale de la actividad de los médicos para el cumplimiento integral de su obligación,
habrá de responder por la culpa en que incurran sus sustitutos, auxiliares o copartícipes, en razón de la
irrelevancia de tal sustitución, ya que al acreedor no le interesa que el cumplimiento sea efectivizado por el
propio deudor o por un tercero del cual éste se valga para sus fines; y de la equivalencia de comportamientos del
obligado y de sus sustitutos o asociados, se determina que el hecho de cualquiera de ellos se considere como si
proviniese del propio deudor. Cabe asimismo destacar que, diversamente de lo que ocurre en la esfera
extracontractual, como el fundamento de esta responsabilidad radica en la estructura y efectos de la relación
jurídica obligacional, para que el deudor sea civilmente responsable por el hecho del auxiliar, no es necesario
que exista una relación de dependencia o subordinación; y no empece a ello la circunstancia de que los
profesionales intervinientes no hayan sido demandados, desde que no existe en el caso litisconsorcio necesario
(art. 89, CPCC) y nada hubiera impedido que la clínica demandada, si lo consideraba adecuado a sus intereses,
los citara al proceso por vía del art. 94, CPCC”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 5/4/2001, “Viñolas, Walter
Jorge y otro v. Clínica Privada del Niño y La Familia SRL s/daños y perjuicios”.
317
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 15/2/2000, “Cía. de Ómnibus Pampa SA de Transporte v. Fisco de la
Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”.

122
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La convocatoria a un tercero para que participe obligatoriamente de un proceso determina que se
suspenda el trámite ya iniciado a la espera de que éste se incorpore efectivamente o venza el plazo
conferido para que lo haga318.
Sólo así existirá un verdadero resguardo de su derecho de defensa en juicio.
Se ha dicho -respecto de este efecto suspensivo- que efectuada la verificación de admisibilidad de la
citación propuesta y admitida la intervención del tercero, el artículo en estudio preceptúa que la
convocatoria suspenderá el procedimiento hasta su comparecencia o hasta el vencimiento del plazo
que se le hubiere señalado para comparecer. Consecuentemente, resulta prematuro disponer el fuero de
atracción del concurso del tercero citado, antes de que se haya concretado la debida notificación de la
citación decretada y subsecuente reanudación del procedimiento 319.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 95, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 96. Alcance de la sentencia


En todos los supuestos, la sentencia dictada después de la intervención del tercero, o de su
citación, en su caso, lo afectará como a los litigantes principales.
Será inapelable la resolución que admita la intervención de terceros. La que la deniegue será
apelable en efecto devolutivo.

1. “TERCEROS” Y COSA JUZGADA


El tercero que se incorpora al proceso deja de ser tal.
Y si bien no siempre es plenamente parte (el caso de la intervención adhesiva simple, por ejemplo)
deja de ser un extraño respecto de la litis320.
Este artículo regula genéricamente los efectos de la cosa juzgada que nazcan de la sentencia dictada
con participación de estos sujetos procesales que se incorporan luego de iniciada la tramitación del
pleito. Y esa regulación genérica peca -a nuestro ver- de incorrecta ya que no distingue situaciones o
hipótesis de participación que previamente la misma normativa procesal se había encargado de
diferenciar.
Cuando habla de “todos los supuestos” debemos entender que se trata de todos los casos de
intervención de tercero que se contemplan entre los arts. 90 y 95.
Y allí encontramos tres clases de participación: las dos formas de intervención voluntaria adhesiva (la
autónoma y la simple) y la obligatoria.
Es evidente que unificar los efectos de la cosa juzgada diciendo que operará “como a los litigantes
principales” en los tres casos implicaría un grave menoscabo al derecho de defensa en juicio de al
menos una categoría: la correspondiente a la intervención simple o coadyuvante a la que le está
vedado intervenir como una parte principal.
De allí entonces que sostengamos la necesidad de que esta norma sea interpretada a la luz de las reglas
constitucionales y luego de determinarse en cada caso cuál ha sido el verdadero alcance de la
intervención procesal que se le otorgó concretamente a cada sujeto en el juicio, se establezca en forma
correlativa con qué alcance habrá de afectarlo la cosa juzgada. Lo contrario sería un gravísimo
atropello al derecho de defensa en juicio del sujeto que teniendo limitada su capacidad de defensa debe
soportar los efectos de la sentencia como si se tratase de una parte con plenos poderes de intervención.
318
“Tanto el art. 89 como el art. 95, Código Procesal, disponen que la citación de un tercero suspenderá el
procedimiento hasta su comparecencia o hasta el vencimiento del plazo que se le hubiere señalado para
comparecer. La suspensión tiene por finalidad evitar el avance del proceso para que el citado no pueda ser
obligado a aceptar el mismo en un estado que le provoque un injusto menoscabo en su derecho de defensa”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/10/1997, “Lucas, Carlos A. v. Darvich, Mario Aníbal s/daños y
perjuicios”.
319
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 17/3/1993, “López Ruf, A. v. Banco del Iguazú y otros s/daños y
perjuicios”.
320
“Quien fue citado al proceso y tuvo ocasión de contradecir, invocar derechos y probarlos, ha dejado de ser
ajeno al juicio y de ahí que sea una consecuencia la posibilidad de su condena y ejecución habilitada por la
previsión contenida en el art. 96, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 21/12/2001,
“Humeniuk, Miguel v. Cono Sur s/daños y perjuicios”.

123
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Al respecto se ha sostenido que si los terceros se sumaron al debate en forma plena, integrando la litis
con una clara intervención principal y no meramente coadyuvante o accesoria, planteando a través de
sus contestaciones de demanda (y con aquel rol de parte que les da su intervención principal) todas las
defensas y cuestiones que les conciernen e interesan en torno del fondo del asunto, bien hizo el juez de
primera instancia en dictar una sentencia que se pronuncie definitivamente sobre todos los puntos
litigiosos de la situación jurídica común ya señalada y, en correspondencia con ese pronunciamiento,
condene o absuelva a los distintos sujetos inmersos en esa situación, debatida extensamente y sin
cortapisa alguna321.
Suele citarse en este marco el caso del art. 118, Ley de Seguros. Se ha dicho que esta manda consagra
-desde la perspectiva procesal- una citación de terceros sui generis con la característica de la
intervención coactiva que se encastra en la normativa del art. 94 y que convierte al citado en una
verdadera parte con amplias facultades defensivas y por ende impugnatorias a tal punto que la
sentencia que se dicta hace cosa juzgada contra el asegurador y puede ser ejecutada contra éste en la
medida del seguro como surge del art. 118, ap. 3, ley 17418. Por lo cual, entonces, es indudable que
tiene la posibilidad de atacar la sentencia antes de que se convierta en inalterable, pudiendo en tales
casos por vía de ejemplo impugnar en el caso de que el asegurado entre en connivencia con el tercero
o si simplemente ejercita una actitud negligente en el proceso 322.

2. APELABILIDAD
Se fijan aquí también las reglas para impugnar las decisiones judiciales respecto de la intervención de
terceros.
Cuando el juez haga lugar a la intervención -pedida por el tercero- o a la citación -requerida por alguna
de las partes originales- de un tercero, esa providencia no podrá ser apelada.
Lo contrario -la denegatoria- por importar virtualmente un cercenamiento de facultades vinculadas con
la defensa en juicio y el acceso a la justicia, sí admite recurso de apelación el que será concedido con
efecto no suspensivo del curso del proceso.
Ello respecto del juicio ordinario. En los procesos sumarios, la normativa específica prevista por el art.
494 establece que “...únicamente serán apelables la resolución que rechaza de oficio la demanda; la
que decide las excepciones previas; las providencias cautelares; las resoluciones que pongan fin al
juicio o impidan su continuación y la sentencia definitiva...” y si bien el art. 96 in fine otorga el
recurso de apelación contra la resolución que deniega el pedido de intervención de terceros, tal
disposición -de carácter general- no puede prevalecer por sobre una norma específica como la
contenida en el art. 494 referido respecto de los plenarios abreviados 323.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 96, Código nacional.
Además de invertir el orden de los párrafos y establecer que la sentencia dictada “alcanzará” a los
terceros como a los litigantes principales, se incluye un párr. 3º que indica que también será ejecutable
la resolución contra el tercero, salvo que, en oportunidad de formular el pedido de intervención o de
contestar la citación, según el caso, hubiese alegado fundadamente la existencia de defensas y/o
derechos que no pudiesen ser materia de debate y decisión en el juicio.

CAPÍTULO IX - Tercerías

Art. 97. Fundamento y oportunidad


Las tercerías deberán fundarse en el dominio de los bienes embargados o en el derecho que el
tercero tuviere a ser pagado con preferencia al embargante.
La de dominio deberá deducirse antes de que se otorgue la posesión de los bienes; la de mejor
derecho, antes de que se pague al acreedor.
321
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 13/2/1997, “Balbín de Ferrer, Lía Elena y otros v. Juan Pablo y otro SA
s/daños y perjuicios”.
322
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 11/2/1999, “Iturbe, Roberto Santiago v. Galimberti, Fernando Rafael
s/daños y perjuicios”.
323
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 7/3/2000, “Orue, Silvia Graciela v. Morassut, Damián y otros s/daños y
perjuicios”; 21/9/2000, “Rotelo, Hugo Alberto v. Círculo Médico Berazategui s/cumplimiento de contrato”.

124
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si el tercerista dedujere la demanda después de diez (10) días desde que tuvo o debió tener
conocimiento del embargo o desde que se rechazó el levantamiento sin tercería, abonará las
costas que originare su presentación extemporánea.

1. INTERESES DE TERCEROS
Dentro de un proceso se debate acerca de la existencia y alcance de derechos controvertidos.
Normalmente las discusiones que se dan en ese contexto procesal no deberían afectar intereses de
terceros. De hecho, la cosa juzgada que surja de una sentencia -por regla- sólo habrá de alcanzar a las
partes que intervinieron con plena capacidad de actuación en el juicio en el cual aquélla es dictada.
Sin embargo puede darse el caso de que medidas adoptadas con finalidad cautelar o en el marco de
trámites de ejecución repercutan sobre intereses particulares de sujetos extraños a la litis.
En este caso, los terceros podrán acudir a ese proceso en defensa de los mismos mediante trámites
típicos: las tercerías.
Nuestro Código las presenta en esta norma. Morello, Sosa y Berizonce aluden a esta figura como la
“pretensión de la que se vale una persona distinta de las que como parte actora y demandada
intervienen en un determinado proceso, a fin de reclamar el levantamiento de un embargo en él
decretado sobre un bien de su propiedad o el pago preferencial de un crédito con el producido de la
venta del bien embargado”324.

2. TERCERÍAS. OPORTUNIDAD
De tal modo quedan expuestas conceptualmente las dos tercerías que regula nuestro Código Procesal
Civil y Comercial: la de dominio y la de mejor derecho.
Adviértase la diferencia entre la tercería y la intervención de terceros que ya hemos visto: mientras el
tercerista busca satisfacer su propio interés sin importarle la suerte del pleito principal -al cual es
ajeno- dirigiendo su pretensión tanto contra actor como contra demandado, el tercero se suma al
proceso en busca de la misma sentencia de mérito que las partes originales ya que de esa resolución de
fondo también puede obtener provecho.
Esta norma establece la oportunidad en que los terceristas pueden plantear sus pretensiones: la de
dominio sólo hasta la entrega de la posesión de los bienes y la de mejor derecho hasta el efectivo pago
al acreedor.
En el primer caso, se trata de una manera de instrumentar una pretensión reivindicatoria 325.
La tercería de mejor derecho, en cambio, es una típica acción personal mediante la cual se busca
dilucidar -frente a un mismo deudor y pluralidad de acreedores- cuál es el crédito que tiene preferencia
respecto de un bien326.
Resulta esencial introducir la tercería en momento oportuno ya que si se intenta una vez hecha la
entrega de la posesión de los bienes subastados el dueño no podrá reclamarlos del tercer adquirente de
buena fe a tenor de lo prescripto por el art. 1051, CCiv. Efectuado el remate -señalan Arazi y Rojas- el
tercerista se encuentra legitimado para articular la nulidad de la subasta 327.
La jurisprudencia ha trabajado el tema emitiendo pronunciamientos que ilustran al respecto.
Así se ha dicho que tratándose de una tercería de mejor derecho, la suspensión de la subasta requerida
por quien presumiblemente sería adquirente por boleto de compraventa del inmueble embargado y
procura evitar la transmisión de dominio sobre ese bien como consecuencia del remate judicial, recién
opera al tener que decidirse sobre la aprobación de la subasta y hasta tanto se resuelva acerca del
derecho alegado por la tercerista evitando de esta forma el perfeccionamiento de la venta en remate 328.
También se ha expresado que hasta el propio dueño debe acudir a defender su derecho ante la subasta,
precisamente mediante la tercería de dominio y debe deducirla antes de que la cosa se entregue al
comprador, con lo que se consolida el dominio de este último. Si el dueño que es debidamente citado
no concurre, o si su derecho es desplazado por otro, no puede luego perseguir al comprador. Y si no

324
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales..., cit., t. II B, p.
424.
325
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 20/8/2002, “Mata, N. v. Dávila, H. A. s/tercería de dominio”.
326
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2, 16/12/1993, “Signorello, Domingo v. Banco Popular Arg. SA s/tercería
de dominio”.
327
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. I, p. 392.
328
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 4/12/1997, “Berenguer, Susana Elena v. Litrenta, Miguel Ángel y
Médici, Néstor Vicente s/tercería de mejor derecho”; 19/3/2002; “Frazzica de Zunino, María v. María, Jorge
Pedro y otros s/cobro de alquileres”.

125
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
puede hacerlo el dueño, menos puede pretender tal cosa otro acreedor por más que su crédito se
califique como propter rem. Ante la subasta se ejercitan los derechos, y con la subasta se terminan las
posibilidades de perseguir al bien. Se persigue el bien, es cierto, pero una sola vez 329.
Pueden presentarse tercerías en el contexto de cualquier tipo de juicio donde exista trabado un
embargo desde el momento en que la norma no incluye restricción alguna al respecto y además estas
figuras vienen legisladas en la parte general del Código.
Y si bien aquí se menciona que la procedencia de la tercería se halla condicionada a la existencia de un
embargo, se ha sostenido en doctrina que cualquier otra medida cautelar que pueda interferir sobre el
mejor derecho o dominio del tercerista permite la actuación de éste por esta vía y, por lo tanto, también
puede extenderse la tercería al pedido de levantamiento de una inhibición mediante un incidente
análogo al previsto por el art. 104 del Código cuando se procura resguardar los derechos del tercero 330.

3. PRESENTACIÓN EXTEMPORÁNEA. COSTAS


La ley persigue que las partes se conduzcan diligentemente, regla que alcanza a los terceros con
intereses vinculados al proceso.
De allí que si un tercerista presenta su pretensión tardíamente se lo hará cargar con las costas de esa
extemporánea irrupción dentro de la litis.
El Código establece cuándo se considera extemporánea la presentación de la tercería: superados los
diez días desde que se conoció o debió conocer el embargo o desde que se rechazó el levantamiento de
embargo sin tercería (ver nota al art. 104).
Cuando el art. 97 del ordenamiento procesal determina que el tercerista debe abonar las costas “que
origine su presentación extemporánea”, debe interpretarse que dichas costas se refieren a las
erogaciones que resulten de las actuaciones principales con posterioridad al vencimiento del plazo
previsto en la norma y no a las costas en sí correspondientes al proceso de tercería, las cuales se
habrán de distribuir atendiendo a las pautas generales que suministra el art. 68. Ello así, pues si el
tercerista hubiera actuado en tiempo propio, se podrían haber evitado los gastos generados por el
acreedor que, en total ignorancia del dominio o mejor derecho de aquél, continuó con el trámite de
ejecución sobre el bien embargado331.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 97, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo el agregado al párrafo final aclarando que
la imposición de las costas por presentación extemporánea al tercerista se producirá aun cuando
correspondiere imponer las del proceso a la otra parte por declararse procedente la tercería.

Art. 98. Requisitos


No se dará curso a la tercería si no se probare, con instrumentos fehacientes o en forma sumaria,
la verosimilitud del derecho en que se funda, o se prestare fianza para responder de los
perjuicios que pudiere producir la suspensión del proceso principal.
Desestimada la tercería, no será admisible su reiteración si se fundare en título que hubiese
poseído y conocido el tercerista al tiempo de entablar la primera.

1. RECAUDOS
En el caso de la tercería de dominio, al tratarse de una forma de reivindicación, los requisitos se
vinculan con esta pretensión real.
Así, si se la intenta respecto de bienes inmuebles se deberá recurrir al título de propiedad para
acreditar el dominio. Los boletos de compraventa han generado un importante debate jurisprudencial,

329
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 6/3/2001, “Maccarini, Alicia Raquel v. Salvarreyes, Carlos Alberto
s/ejecución de sentencia”.
330
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/11/1998, “Massa, Silvia v. Diotto, Roberto s/alimentos”.
331
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/9/1996, “González v. Valdez s/ejecutivo (B.84.626) reconstrucción”;
30/9/1997, “Alonso de Brisba, Eulalia Irene s/tercería de mejor derecho”; Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
8/6/1999, “Fernández, María T. s/tercería de dominio (en autos `Magnano, María I. v. Albarracín, Tomás
s/escrituración´)”.

126
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
aunque puede sostenerse que en la mayoría de los casos no se los admite como base de una tercería de
dominio porque este documento no acredita la existencia del derecho real mencionado.
En este terreno se ha dicho que es improcedente la tercería de dominio fundada en un boleto de
compraventa, toda vez que dicho boleto no es un título de dominio porque este derecho real sólo será
transmitido mediando escritura pública, tradición e inscripción 332. En otro caso se expresó que habida
cuenta de la restricción jurisprudencial que afecta a este tipo de acción cuando se invoca como en el
presente un boleto de compraventa, el tribunal considera que no puede darse por acreditada ab initio la
verosimilitud del derecho que impone el art. 98, párr. 1º, haciéndose exigible la prestación de la fianza
que para subsanar tal falencia admite dicha norma, sin perjuicio de accederse a la suspensión de la
subasta del bien peticionada333.
Lo mismo puede decirse de bienes muebles registrables donde sólo con la presentación de la
constancia de inscripción del dominio a nombre del tercerista podrá prosperar su intento. Así, frente al
régimen de inscripción registral constitutiva que prevé el dec.-ley 6582/1958 para la adquisición y
transferencia del derecho real de dominio automotor, mal podría el actor enarbolando un mero boleto
de compraventa que ni tan siquiera cuenta como transmitente al titular dominial del rodado
embargado, buscar cobijo a su reclamo en una tercería de dominio 334.
En cuanto a los bienes muebles no registrables, basta con acreditar sumariamente la posesión de ellos
al momento del embargo. Ello así en virtud de las mandas del Código Civil (art. 2412) que entienden
suficiente demostrar la posesión para entender acreditado el dominio sobre muebles.
Cuando se trata de una tercería de dominio respecto de un bien mueble no registrable -se ha dicho- es
importante determinar si el ejecutado estaba o no en posesión de la cosa mueble al tiempo de la traba
del embargo. Porque si lo estaba, debe presumirse la existencia de la posesión y con ello la propiedad
que admite el art. 2412, CCiv. quedando a cargo del tercerista reclamante de la restitución de la cosa la
prueba del contrato o acto jurídico invocado para sostener que ésa era de su propiedad 335.
Para el caso de la tercería de mejor derecho, los instrumentos fehacientes habrán de referir ahora a la
existencia de un crédito con prioridad respecto de los acreedores que actúan como partes en el
proceso.
Toda esta documentación debe reunir los recaudos generales para su validez. De allí que no resulta
procedente la tercería de dominio si la documentación de la que surgiría el dominio invocado por el
tercerista resulta inoponible al embargante por carecer de fecha cierta 336.
De la redacción del párr. 1º puede entenderse que si se presta caución 337 suficiente por eventuales
perjuicios derivados de la suspensión del trámite no sería determinante la demostración tanto del
dominio sobre las cosas como del derecho privilegio al cobro. Quedará en el juez ponderar la
suficiencia de la garantía ofrecida y admitirla o no según el caso.
Téngase en cuenta que el art. 98 al exigir “instrumentos fehacientes” o prueba en “forma sumaria”,
para que se dé curso a una tercería se está refiriendo a la “verosimilitud” del derecho invocado y no a
la prueba de él, en forma plena y efectiva, pues, si así fuera, estaríamos frente al caso contemplado en
el art. 104 del mismo cuerpo legal, que admite el levantamiento del embargo sin tercería 338.
El actuar diligente vuelve a fomentarse aquí con la pauta del tramo final de este artículo ya que se
prevé que si se plantea una tercería se lo haga seriamente y ello implica valerse de toda la documental
con la que se cuente en ese momento porque si no se lo hace así y se rechaza la tercería, no podrá

332
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 23/3/1993, “Rodil López, Jaime v. Canellas de Nicastri s/tercería de
dominio”.
333
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/4/1997, “Aiello, Miguel v. Gráfica SA y otro s/tercería”.
334
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 15/10/1992, “Rochetti, Osvaldo Ángel s/tercería de dominio”.
335
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 17/9/1992, “Bidini, Sara B. v. Uria, Raúl M. y Uria, Miguel s/`Uria,
Miguel y Uria, Raúl s/incidente tercería de dominio en autos: “Bidini, Sara v. Uria, Raúl s/ejecutivo”.
336
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 26/12/2000, “Delménico, Juan Carlos v. Pergamino Cosechadoras S. A. y otro
s/tercería de dominio”; SCBA, Ac. 48.594, 27/4/1993, “Gerala, Mario Ernesto v. Casa Niccolini SCA y otro
s/tercería de dominio”.
337
“Si bien la fianza contemplada en el art. 98, CPC, tiene en común con la prevista en el art. 199 del mismo
Código, su función de garantía por los eventuales daños que pudieran causarse al afectado, difieren en cuanto la
primera se refiere a la admisibilidad formal de la tercería, mientras que la segunda funciona como condición de
ejecutoriedad de la medida cautelar”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 29/9/1992, “Castañe, Jorge v.
Guarise, Cristina s/tercería de dominio”.
338
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 18/5/1995, “Albornoz de Zelarayan, Blanca s/tercería de mejor derecho en
autos: `Consorcio Copropietarios barrio Gral. Paz v. Banco Hipotecario Nacional s/cobro de expensas´”.

127
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
admitirse una nueva sobre la base de instrumentos que eran conocidos y poseídos a la época de
realizar el primero de los intentos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 98, Código nacional.
Más allá de algunas diferencias en la redacción del texto normativo, se agrega al último párrafo la
previsión de que no se aplicará la regla de la inadmisibilidad de la reiteración de la tercería si la
primera fue rechazada sólo por falta de ofrecimiento o constitución de la fianza.

Art. 99. Efectos sobre el principal de la tercería de dominio


Si la tercería fuese de dominio, consentida o ejecutoriada la orden de venta de los bienes, se
suspenderá el procedimiento principal, a menos que se tratare de bienes sujetos a
desvalorización o desaparición o que irrogaran339 excesivos gastos de conservación, en cuyo caso,
el producto de la venta quedará afectado a las resultas de la tercería.
El tercerista podrá, en cualquier momento, obtener el levantamiento del embargo dando
garantía suficiente de responder al crédito del embargante por capital, intereses y costas en caso
de que no probare que los bienes embargados le pertenecen.

1. TERCERÍA DE DOMINIO: EFECTOS


Se contempla la introducción de la tercería en cualquier estadio del proceso principal anterior al
momento en que se encuentre consentida o ejecutoriada la orden de remate.
En el trámite “base”, luego de ello, no queda más que proceder a la realización del bien.
Es allí cuando -como regla- se deberá suspender 340 la venta. Excepción hecha del caso donde esa
suspensión acarrearí un grave perjuicio atento la naturaleza de los bienes (sujetos a rápida
desvalorización, desaparición o de muy costosa conservación). Para este supuesto excepcional, el juez
deberá ordenar asimismo la venta pero reservará el producido -para que opere una forma de
subrogación real- hasta que recaiga resolución respecto de la tercería.
Otra manera de que el tercerista pueda lograr rápidamente hacerse del bien que le pertenece es lograr
el levantamiento del embargo. Para ello deberá dar caución suficiente de responder por la integralidad
de lo adeudado al acreedor -costas incluidas- en el caso de que sea insuficiente la prueba del dominio
del bien. Una vez más este concepto de suficiencia será perfilado por el prudente arbitrio judicial.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 99, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 100. Efectos sobre el principal de la tercería de mejor derecho


Si la tercería fuese de mejor derecho, con intervención del tercerista, podrán venderse los bienes,
suspendiéndose el pago hasta que se decida sobre la preferencia, salvo si se otorgare fianza para
responder a las resultas de la tercería.
El tercerista será parte en las actuaciones relativas al remate de los bienes.

1. TERCERÍA DE MEJOR DERECHO: EFECTOS


El trámite principal también avanzará sin perjuicio de la introducción de la pretensión del tercerista.
Llegará hasta la venta de los bienes, etapa en la que intervendrá el tercerista que haya acreditado
sumariamente su derecho de preferencia -la última parte de la norma lo considera “parte”- y luego se
detendrá.

339
Rectius est: irrogaren.
340
“La suspensión prevista en el art. 99, CPC cuyo objeto es evitar la prosecución de las actuaciones en cuanto
puede implicar perjuicio a los eventuales derechos del tercero, no obsta a la traba de las medidas cautelares que
el acreedor pueda reclamar en protección de su acreencia”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/6/1999,
“Grisolía, Cayetano v. Tagtachian, Narciso s/ejecución de sentencia”.

128
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La suspensión debe operar antes de que se pague a los acreedores. Previo a que se produzca la
satisfacción de quienes son parte en el juicio principal habrá de decidirse el orden de prelación de los
pagos computando ahora las pretensiones esgrimidas por el tercerista.
Aquí es el acreedor el que puede evitar esta suspensión y lograr que se le haga íntegro pago de lo
adeudado antes de que se dilucide la viabilidad de la pretensión tercerista si presta fianza para el caso
de que -a la postre- ésta se acoja favorablemente.
Respecto de esta figura se ha dicho que deviene procedente el recurso deducido contra el auto que
desestima la medida de no innovar impetrada por los terceristas -suspensión del pago al ejecutante del
dinero depositado en calidad de precio, art. 100 - si no aparece manifiesta la falta de verosimilitud en
el derecho por ellos invocado que justifique su desestimación in limine requiriéndose por ende para
resolver la cuestión del consiguiente debate y su sustanciación 341.
Cuando el art. 100 del Código dispone que el embargo puede quedar subsistente ejerciéndose la
prioridad en el cobro sobre el dinero obtenido con su venta, presupone la existencia de créditos que
concurren sobre el bien y pueden satisfacerse con su realización. En el caso del adquirente por boleto,
en cambio, se trata de un crédito que absorbe la cosa en su totalidad sacándola del patrimonio del
embargado, con lo cual no queda participación alguna al embargante sobre su valor económico. Dejar
subsistente el embargo y sacar a remate el bien importaría resolver el contrato del compraventa
existente entre el deudor y el adquirente, compeliendo a éste a recibir una prestación sustitutiva de la
que le era debida, como sería la restitución de lo pagado. Es decir, se lo estaría forzando a recibir una
cosa por otra contrariando la normativa de derecho sustancial que rige la cuestión 342.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 100, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 101. Sustanciación


Las tercerías se sustanciarán con quienes son parte 343 en el proceso principal, por el trámite del
juicio ordinario o del sumario, según lo determine el juez, atendiendo a las circunstancias.
Esta resolución será irrecurrible.

1. BILATERALIDAD
Esta norma muestra claramente cómo la pretensión del tercerista se dirige contra las dos partes que
tramitan originariamente en el proceso abierto conformándose un ejemplo de litisconsorcio
necesario344. Se trata de un típico caso de juicio incidental que da lugar a la formación de otro
expediente paralelo345.
De la tercería incoada -reclamo que se identifica con una verdadera demanda en cuanto a su forma y
contenido- se dará traslado bajo las reglas del juicio ordinario o sumario. La decisión respecto del
trámite a seguir queda en manos del juez quien resolverá teniendo en cuenta las peculiaridades y
complejidades de cada supuesto mediante fallo irrecurrible.
La jurisprudencia ha dicho que ante la evidencia de una indebida traba de la litis, por omisión de
emplazamiento de quien es parte esencial (la ejecutada en el principal) en los términos del art. 101, y
no habiéndose emitido el llamamiento de autos para sentencia, en atención al buen orden del proceso y

341
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 13/10/1994, “Bassi, José Alfredo v. Amaru, Alfredo Daniel s/cobro ejecutivo de
dólares”.
342
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/4/2001, “Olivero, Julio Damián v. Fervet Opus SA y otros s/tercería
de mejor derecho”.
343
Rectius est: partes.
344
“Toda pretensión de tercería debe interponerse frente a las partes del proceso principal (art. 101, Código
Procesal), quienes de tal manera vienen a asumir, respecto del tercerista la posición de demandados. Ello se
explica porque al primero se le niega el derecho de hacerse pago con los bienes embargados, o de hacer efectivo
su crédito con preferencia al del tercerista; al segundo se le niega la propiedad de los bienes, o se le atribuye una
deuda de pago preferente”. Cám. Civ. y Com. Azul, 11/2/1994, “Simons, Américo v. Balil, Osvaldo s/tercería de
dominio”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 16/7/1998, “Fortunato, S. v. Divisa SA s/tercería de
dominio”.
345
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 28/2/1994, “Arballo, E. y otra v. Vecino, R. y otro s/ejecución de sentencia”.

129
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
evitando una actividad jurisdiccional estéril, según facultades propias -art. 34, incs. b) y e)- el juez
interviniente debe llamar a juicio a la ejecutada en el principal, a sus efectos 346.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 101, Código nacional.
Entre los posibles trámites que puede dársele a la tercería se incluye aquí el del incidente junto al
sumario u ordinario. No se consigna la pauta de irrecurribilidad de la decisión a este respecto. Se
agrega que el allanamiento y los actos de admisión realizados por el embargado no podrán ser
invocados en perjuicio del embargante.

Art. 102. Ampliación o mejora del embargo


Deducida la tercería, el embargante podrá pedir que se amplíe o mejore el embargo, o que se
adopten otras medidas precautorias necesarias.

1. INTERÉS DEL ACREEDOR EMBARGANTE


Frente a la aparición de un tercerista que amenaza con dejar sin efecto el embargo o bien, con cobrar
con prelación respecto del producido del bien embargado, el Código protege los intereses del o de los
acreedores que habían logrado trabar estas medidas precautorias y ahora observan cómo las mismas
corren el riesgo de no ser suficientes para satisfacer sus intereses.
De allí que se los faculte para solicitar al juez de la causa que se afecte la libre disponibilidad de otro
bien del deudor o, si se había embargado por cierta suma, que se incremente el monto embargado o
que se adopten otras medidas cautelares que resguarden debidamente la posibilidad de cobro de la
parte a raíz de la irrupción procesal del tercerista.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 102, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 103. Connivencia entre terceristas347 y embargado


Cuando resultare probada la connivencia del tercerista con el embargado, el juez ordenará sin
más trámite, la remisión de los antecedentes a la justicia penal e impondrá al tercerista o a los
profesionales que lo hayan representado o patrocinado o a ambos, las sanciones disciplinarias
que correspondan. Asimismo podrá disponer la detención del tercerista hasta el momento en que
comience a actuar el juez en lo penal.

1. MALA FE
La regulación legal de la figura del tercerista busca proteger a sujetos ajenos a la litis de las
contingencias que puedan afectarlo en su derecho de propiedad.
Esta loable intención del legislador puede verse trastocada por la mala fe de litigantes inescrupulosos
que utilizan la tercería para burlar los intereses del acreedor embargante.
Así, el deudor embargado puede entrar en connivencia con un sujeto que se incorporará al proceso
como tercerista para perjudicar al acreedor. Esta actitud absolutamente aviesa y contraria a la buena fe
si es advertida por el juez deberá ser severamente sancionada haciéndose efectivas las duras
consecuencias que le atribuye la ley a tal accionar: remisión de antecedentes a la justicia represiva ya
que la figura es pasible de ser encuadrada en el tipo penal del art. 179, párr. 2º de ese Código e
imposición de sanciones disciplinarias a litigantes y letrados.
Incluso se prevé la posibilidad -excepcionalísima- de que el juez civil detenga al tercerista y -a tenor
del espíritu de la norma y por ser partícipe necesario de la maniobra- también al embargado hasta tanto
queden a disposición de la justicia penal. Entendemos que muy difícilmente se produzca un caso de
detención como el aquí descripto en la ley, limitándose el magistrado en la práctica a remitir las
346
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/2/1998, “Vega, Sergio José v. Mari, Walter Ernani y otros s/tercería de
dominio”.
347
Rectius est: tercerista.

130
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
actuaciones al fuero competente en la materia cumpliendo con ello de igual modo lo que prescribe -en
esencia- la norma.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 103, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos: sólo se incluye entre los sujetos sancionables y
pasibles de detención al embargado.

Art. 104. Levantamiento de embargo sin tercería


El tercero perjudicado por un embargo podrá pedir su levantamiento sin promover tercería,
acompañando el título de dominio u ofreciendo sumaria información sobre su posesión, según la
naturaleza de los bienes.
Del pedido se dará traslado al embargante.
La resolución será recurrible cuando haga lugar al desembargo. Si lo denegara, el interesado
podrá deducir directamente la tercería.

1. CELERIDAD PROCESAL
Sólo para el supuesto de la tercería de dominio se contempla esta figura por la cual se busca el
levantamiento del embargo sin todo el trámite de la tercería que hemos analizado.
El tercerista simplemente deberá demostrar 348 con el título de dominio349 -para bienes inmuebles y
muebles registrables- y con una información sumaria -primera audiencia con testigos- respecto de la
posesión de los demás bienes muebles, el dominio sobre el bien embargado.
El caso es aquel donde el derecho de dominio surge de modo palmario, evidente, no procediendo la
apertura a prueba ni trámite anexo alguno350.
De ello se dará traslado al embargante para que manifieste lo que corresponda. Inmediatamente
después el juez resolverá.
Si hace lugar al levantamiento del embargo puede ser recurrido mientras que si no hace lugar, el
tercerista no podrá impugnar la medida debiendo iniciar el trámite de la tercería 351.
Respecto de las costas en estos casos se ha dicho que si nada impidió a la interesada, en su calidad de
tercero perjudicado por el embargo, promover las actuaciones que habilita el art. 104 y obtener así
inmediata satisfacción a su derecho actuando con un mínimo de desgaste jurisdiccional instando en
cambio la tercería de dominio, corresponde distribuir las costas en el orden causado 352.

348
“Es suficiente para decretar la posesión de los bienes muebles introducidos en un comercio (en la forma
prevista por el art. 104, CPC) el instrumento justificativo de la habilitación municipal para funcionar como tal.
Por consiguiente resulta procedente el levantamiento del embargo sin tercería y goza de la presunción del art.
2412, CCiv. frente a quien es poseedor de los bienes embargados”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
“Rodríguez Carer, Sebastián v. Domenech, Alejandro A. s/ejecución”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala
1ª, 19/4/2001, “Construcciones del Sur SA v. Darmandrail, Julio s/ejecución”.
349
“Si el tercero que solicita el levantamiento de embargo sin tercería acompaña una escritura pública de la cual
resulta que es propietario de los bienes embargados con anterioridad a la traba de la medida cautelar,
corresponde hacer lugar al levantamiento sin que obste a ello el hecho de que la actora ataque la venta como
simulada o fraudulenta, ya que podrá hacer valer otras acciones”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª,
20/5/1993, “Echaniz, Bernardo v. Barbeito, Adolfo s/escrituración”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
24/3/1998, “González, Horacio G. v. Blanco, Hugo R. ROA SA s/cobro de pesos cumplimiento de contrato
prohibición de innovar embargo preventivo”.
350
“El levantamiento de embargo sin tercería es un procedimiento excepcional que corresponde admitir cuando
se pueda demostrar en forma rápida y fehaciente el dominio y la posesión actual de los bienes embargados, de
manera que no pueda quedar duda sobre el derecho del peticionario. Caso contrario queda expedita la vía
prevista por el art. 97, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/6/1998, “Favacard SA v. Piris,
Néstor R. s/ejecución”; 8/11/2001, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Nofal, Alejandro G. y otro
s/ejecución”.
351
“Deviene inapelable el rechazo de levantamiento de embargo sin tercería, en los términos del art. 104, Código
Procesal, pudiéndose sólo deducir la acción de tercería (art. 104 citado)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
20/2/2001, “Pilman SA v. Block, Diego Enrique s/cobro ejecutivo. Inc. art. 250, CPCC”.
352
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 16/12/1999, “Risso de Salafia, Irma Mercedes v. Mercuri, Ángela María y
otros s/tercería de dominio”.

131
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y en cuanto al momento en que esta intervención del tercero puede tener lugar, se ha resuelto que no
existe normativa que establezca plazo de caducidad alguno para que el tercero titular del bien
embargado pueda ejercer su derecho a peticionar el levantamiento sin tercería de esa medida, no
pudiendo aplicarse por analogía la regla que rige en las nulidades pues aquí no es un acto procesal el
que se ataca sino la vulneración de un derecho sustancial como es el de propiedad (art. 17, CN).
Tampoco le son aplicables las normas de la vía incidental para rever una cautelar, en tanto y en cuanto
ellas rigen entre las partes del juicio pero no respecto de terceros ajenos a él. En cuanto a la última
parte del art. 97, la deducción de la tercería pasados los diez días de tener conocimiento del embargo,
no tiene como sanción el rechazo de la pretensión sino la imposición de las costas al tercerista 353.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 104, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO X - Citación de evicción

Art. 105. Oportunidad


Tanto el actor como el demandado podrán pedir la citación de evicción: el primero, al deducir la
demanda; el segundo, dentro del plazo para oponer excepciones previas en el juicio ordinario, o
dentro del fijado para la contestación de la demanda, en los demás procesos.
La resolución se dictará sin sustanciación previa. Sólo se hará lugar a la citación si fuere
manifiestamente procedente.
La denegatoria será recurrible en efecto devolutivo.

1. GARANTÍA DE EVICCIÓN. SUPUESTO DE INTERVENCIÓN OBLIGADA


Ya fue visto que el Código en su art. 94 establece que tanto actor como demandado podrán requerir la
intervención en el pleito de un sujeto “a cuyo respecto consideraren que la controversia es común”.
Se trata -genéricamente hablando- de la intervención obligada o coactiva que da lugar a una de las
formas de litisconsorio ya analizadas.
Pues bien, en la norma que ahora examinamos se contempla un caso específico de intervención
obligada o coactiva de un sujeto a quien la ley civil vincula con el objeto y la causa de lo pretendido:
la citación de evicción.
Morello, Sosa y Berizonce indican que se trata de un supuesto de “litisdenuntiatio, variante de la
entrada de un tercero en el proceso pendiente, en razón de estar este último ligado por un nexo jurídico
material o extraprocesal con la parte que lo llama al juicio, para que coopere en la defensa de su
posición”354.
Las peculiaridades de la figura han dado lugar a específicas regulaciones procesales.
A través de ellas se incorporará al pleito aquel que debe hacer efectiva la garantía de evicción
plasmada -básicamente- en el art. 2089, CCiv.: “el que por título oneroso transmitió derechos, o
dividió bienes con otros, responde por la evicción, en los casos y modos reglados en este Título”.
Quien transmite derechos o divide bienes a título oneroso garantiza por mandato legal el pleno goce de
los mismos a su comprador y en el caso de que éste sea llevado a juicio puede ser convocado al mismo
para que en ese contexto haga valer las defensas que le asistan. “Hará evicción -dice el Código Civil
en su art. 2091 - en virtud de sentencia y por causa anterior o contemporánea a la adquisición, si el
adquirente por título oneroso fue privado en todo, o en parte del derecho que adquirió, o sufriese una
turbación de derecho en la propiedad, goce, o posesión de la cosa...”.
Si bien es cierto que el comprador a título oneroso que resulta vencido en un pleito respecto de la
titularidad o extensión de los derechos que había adquirido puede hacer efectiva la garantía de
evicción en un proceso autónomo posterior, una vez más por el principio de economía procesal se
busca que las defensas que el enajenante pueda esgrimir para defender la plenitud de los derechos
transmitidos sean vertidas en el juicio entre aquel a quien vendió o transmitió y un tercero que se cree

353
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/6/2000, “Spano, Roberto v. Peralta, Laura F. s/ejecutivo”.
354
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales..., cit., t. II-B,
ps. 490 a 491.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
con mejor derecho para de ese modo simplificar los trámites y evitar la sustanciación de un proceso
diferente.

2. TRÁMITE
En lo que hace a la oportunidad, se reproduce la manda del art. 94.
La citación de evicción podrá ser hecha por el actor al presentar la demanda y por el demandado al
plantear excepciones previas -si el trámite es ordinario- o al contestar la demanda -en los demás
casos-.
La resolución del juez tendrá la forma de una providencia simple ya que según el texto legal habrá de
dictarse sin sustanciación previa. En ella no sólo dispondrá la citación sino que también fijará el plazo
dentro del cual debe hacerse efectiva la presentación del convocado. Plazo durante el que el proceso
quedará en suspenso (ver nota al art. 107).
El juez hará lugar a la misma si de los fundamentos que vierten los solicitantes surge claramente que el
tercero es garante de evicción. Por lo general, para ello serán suficientes los documentos que
evidencien tanto los antecedentes negociales vinculados con el crédito que se encuentra en discusión
en el expediente como los antecedentes registrales referidos al inmueble sobre el que se plantea la
pretensión.
Sólo para el caso en que se deniegue el pedido de citación se prevé el recurso de apelación, la que será
concedida con efecto no suspensivo.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 105, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 106. Notificación


El citado será notificado en la misma forma y plazo establecidos para el demandado. No podrá
invocar la improcedencia de la citación, debiendo limitarse a asumir o no la defensa.
Si no la ejerciere, su responsabilidad se establecerá en el juicio que corresponda.

1. CONVOCATORIA
Como todo tercero convocado en forma coactiva, las formas de la citación deben ser similares a las
que rigen respecto del demandado.
No se admite aquí el debate que podría llegar a suscitarse a partir de la negativa del citado de evicción
con fundamento en que la convocatoria no procede a tenor del vínculo que lo une -o unió- con una de
las partes del pleito.
Se entiende que no se trata de una demanda típica contra él -no se lo constituye técnicamente en parte,
no procediendo por ende a su respecto la declaración de rebeldía- sino de un simple aviso que se le
formula para que si lo entiende procedente, acuda al juicio entablado ya que “queda siempre vinculado
a las consecuencias de la sentencia que se dicte en el proceso al que se le citara formalmente” 355. Su
única participación puede darse asumiendo la defensa de los derechos transmitidos. Si no está
dispuesto a ello, habrá de abstenerse de intervenir.
Es obvio que esta omisión no implica desentenderse de sus deberes que vienen pautados por la ley de
fondo. Expresamente se señala que la responsabilidad que le puede caber a tenor de lo que en este
juicio se determine se hará valer en otro proceso que lo tendrá como directo demandado.
En torno a ello se ha dicho que si bien es facultativo para el vendedor concurrir a asumir la defensa del
comprador, no pudiendo ser compelido a presentarse (en cuyo caso “su responsabilidad se establecerá
en el juicio que corresponda” -art. 106 in fine-) debiendo el juicio proseguir con quien pidió la citación
(salvo los derechos de éste contra aquél -art. 108-), las consecuencias de la ausencia de citación deben
recaer sobre el adquirente según lo señala el art. 2110, CCiv., salvo en los supuestos de excepción
contemplados por los arts. 2111 a 2113 del mismo cuerpo legal 356.

355
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales..., cit., t. II-B, p.
491.
356
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 19/5/1987, “Cooperativa Ltda. Eléctrica Colonia Seré v. Riggi, Miguel y
otra s/desalojo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 106, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 107. Efectos


La citación solicitada oportunamente suspenderá el curso del proceso durante el plazo que el
juez fijare. Será carga del citante activar las diligencias necesarias para el conocimiento del
citado.
El plazo para oponer excepciones previas y la sustanciación de éstas no quedarán suspendidos.

1. SUSPENSIÓN DEL PROCESO


La convocatoria del tercero y su llegada al proceso con posterioridad a la de los que constituyen las
partes del mismo es susceptible de provocar un grave perjuicio para su derecho constitucional de
defensa en juicio si el pleito siguió su marcha y ya tuvieron lugar en el juicio etapas esenciales
respecto de las cuales el garante de evicción no pudo intervenir.
De allí que, como toda intervención obligada, la citación de evicción requerida oportunamente en los
momentos que indica el art. 105 determinará -como regla- la suspensión del proceso durante el tiempo
que se haya estipulado judicialmente para la comparecencia del convocado.
Sólo seguirá corriendo durante este tiempo el plazo para plantear y sustanciar las excepciones previas
que correspondan.
La ley pone en cabeza del interesado en la citación la carga de activar las medidas conducentes para
que el garante de evicción se anoticie debidamente del llamado.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 107, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 108. Abstención y tardanza del citado


Si el citado no compareciere o habiendo comparecido se resistiere a asumir la defensa, el juicio
proseguirá con quien pidió la citación, salvo los derechos de éste contra aquél.
Durante la sustanciación del juicio, las dos partes podrán proseguir las diligencias para obtener
la comparecencia del citado.
Si éste se presentare, tomará la causa en el estado en que se encuentre. En la contestación podrá
invocar las excepciones que no hubieren sido opuestas como previas.

1. POSIBILIDADES DE ACTUACIÓN
Se debe partir del supuesto de que el garante de evicción ha sido debidamente notificado de la
convocatoria a su respecto. De tal manera queda cumplimentada la citación ya que no es obligación
que el tercero venga al juicio y actúe positivamente en defensa de aquel a quien transmitió derechos a
título oneroso.
Tanto es así que si no comparece, o compareciendo no asume la mentada defensa, nada podrá hacerse
contra ello prosiguiendo el juicio con las partes originales.
Como ya se adelantara, esa falta de intervención a favor de una de las partes no lo eximirá de sus
responsabilidades legales. Los derechos del citante que resultaron menoscabados por la sentencia
dictada en este juicio darán la base jurídica de la nueva pretensión que podrá dirigir contra el garante
de evicción remiso en otro juicio posterior.
Si bien es cierto que si la convocatoria se realiza en los momentos que señala el art. 105 la citación de
evicción suspende el curso del proceso, no lo es menos que superados aquéllos, las partes pueden
seguir intentando la comparecencia de este peculiar tercero.
Claro que de aceptar participar ahora el garante de evicción -habiéndose negado a hacerlo
oportunamente- deberá tomar el proceso en el estado en que se encuentra. Ya no opera el efecto
suspensivo. Sólo se contempla que pueda esgrimir las excepciones que tuviere y que no hayan sido
opuestas como previas.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 108, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 109. Defensa por el citado


Si el citado asumiere la defensa podrá obrar conjunta o separadamente con la parte que solicitó
la citación, en el carácter de litisconsorte.

1. ACTUACIÓN RESPECTO DEL CITANTE


El citado de evicción que comparece y plantea sus oposiciones puede hacerlo juntamente con la parte
que impulsó su citación o bien en forma separada de ésta pero integrando -naturalmente- un
litisconsorcio que según Morello, Sosa, Berizonce y Palacio tendrá las características de necesario 357.
Discrepamos con este criterio ya que si lo esencial del litisconsorcio necesario lo constituye la
existencia de una única pretensión con pluralidad de titulares, ello no se daría en la relación de
evicción donde podemos observar dos pretensiones distintas: una respecto -por ejemplo- de acreedor y
deudor y otra diferente -tanto que el mismo Código contempla la posibilidad de que sea ejercitada en
otro proceso posterior- entre deudor y garante de evicción.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 109, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 110. Citación de otros causantes


Si el citado pretendiese, a su vez, citar a su causante, podrá hacerlo en los primeros cinco (5) días
de haber sido notificado, sin perjuicio de la carga de proseguir el proceso por sí. En las mismas
condiciones, cada uno de los causantes podrá requerir la citación de su respectivo antecesor.
Será admisible el pedido de citación simultánea de dos o más causantes.
Será ineficaz la citación que se hiciere sin la antelación necesaria para que el citado pueda
comparecer antes de la sentencia de primera instancia.

1. PROFUNDIZACIÓN DEL PRINCIPIO DE ECONOMÍA


La norma contempla la hipótesis de que el citado de evicción pueda requerir -a su vez- la participación
de quien le transmitió a título oneroso los derechos o bienes.
Ello en virtud de que a los causantes previos también alcanza la manda del Código Civil que los
responsabiliza por evicción y pueden -en consecuencia- aportar defensas útiles a los intereses del
primer citado de evicción y -naturalmente- del citante. Inclusive se contempla que el segundo citado
de evicción pueda convocar a su causante y así sucesivamente.
Por el principio de economía que campea en esta regulación procesal, aquí también se intenta que
todas estas citaciones se realicen y ventilen en un único proceso. Para ello se condiciona la primera
subcitación (la que realiza el primer citado de evicción) a que se concrete dentro de los primeros cinco
días desde que es notificado. Ello -obviamente- sin perjuicio de que deba proseguir interviniendo en la
causa por sí ya que la presentación del segundo garante de evicción no es condicionante para que se
atiendan las defensas del citado en primer término.
La ley contempla la posibilidad de que se citen en forma simultánea dos o más causantes. Y también
-en resguardo del derecho de defensa en juicio de estos sujetos- se condiciona esta serie de citaciones
posteriores a que se realicen con la suficiente anticipación para que los subsiguientes convocados
puedan llegar a juicio y desplegar actividad procesal útil antes de la sentencia de mérito.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

357
MORELLO, Augusto M. - SOSA, Gualberto L. - BERIZONCE, Roberto, Códigos Procesales..., cit., t. II-B, p.
492; PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. III, p. 257.

135
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 110, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO XI - Acción subrogatoria

Art. 111. Procedencia


El ejercicio de la acción subrogatoria, que prevé el art. 1196, CCiv. no requerirá autorización
judicial previa y se ajustará al trámite que prescriben los artículos siguientes.

1. ACCIÓN SUBROGATORIA: SUPUESTO DE SUSTITUCIÓN PROCESAL


El Código Civil, luego de sentar la regla basilar en la negociación privada que reza “los contratos no
pueden perjudicar a terceros” (art. 1195, parte final) señala que “sin embargo los acreedores pueden
ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, con excepción de los que sean inherentes a su
persona” (art. 1196).
En esta norma se encuentra, pues, el fundamento legal de la procedencia de la acción subrogatoria por
la cual un sujeto -acreedor- puede ejercer judicialmente los derechos de otro sujeto -deudor-
reclamando su cumplimiento a los deudores de éste 358.
Este reemplazo de personas tiene incidencia procesal ya que quien aparece demandando no resulta ser
el titular de la relación jurídica sustancial -no es el acreedor del demandado- sino que toma su
legitimación de otro sujeto respecto de quien se encuentra unido por un vínculo creditorio
independiente359.
Se produce así un caso de sustitución procesal, instituto que tiene lugar cuando “la ley habilita para
intervenir en un proceso, como parte legítima, a una persona que es ajena a la relación jurídica
sustancial que ha de discutirse en ese proceso” 360.
En el caso de la acción subrogatoria, el actor deberá demostrar 361 no sólo la titularidad de un crédito
sino también la inacción de su deudor que importe una concreta reducción -o un “no aumento”- de su
capacidad patrimonial. Estos extremos constituyen condición esencial para que prospere la pretensión
oblicua.
Para satisfacer este recaudo entendemos que será suficiente acreditar documentalmente la exigibilidad
de un crédito de titularidad de su deudor respecto de otro sujeto que aquí aparece como demandado así
como el paso de un tiempo prudencial durante el que no se ha intentado hacerlo efectivo.
El fundamento de la figura consiste en darle al acreedor los medios para que proteja la integridad del
patrimonio de su deudor -del cual habrá de satisfacer su crédito- cuando éste resulta negligente en la
persecución del cobro.
El presente artículo refuerza procesalmente la finalidad de la figura al señalar que para el ejercicio de
la acción subrogatoria no se requerirá autorización judicial previa, permitiendo así que el acreedor

358
“No existe desde el punto de vista de la compraventa la posibilidad de efectuar una acción directa contra un
tercero, para que éste pague, lo que el obligado no pagó, salvo la vía indirecta, por acción subrogatoria u oblicua
que prescriben los arts. 111, CPCC, y 1196, CCiv. Ello así como forma de postular un debate amplio con todas
las partes intervinientes en dichos contratos, para garantizar el ejercicio del derecho de defensa en cada uno de
ellos, con relación aun a la supuesta ilicitud (arts. 954, 955, 961, 1045, 1046 y concs., CCiv.) y de oponer las
defensas que corresponden en su caso, con relación a sus cocontratantes”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª,
3/4/2001, “Longarini, Ricardo A. y Gallego, Gustavo v. Manso, Marcelo V. y Torres, Modesto O. s/cobro de
pesos”.
359
“Todo proceso contradictorio comprende, en principio, únicamente a quienes intervienen en él como partes
actora o demandada. Sólo debe admitirse la intervención de terceros en circunstancias excepcionales. Para que se
admita la intervención de terceros en el proceso es decisivo que la sentencia a dictarse pueda producir efectos de
cosa juzgada a su respecto, o bien obviamente que éste revestido de legitimación en la situación jurídica
sustancial que vincula a las partes, ya que si no se configuran esos presupuestos deviene improcedente su
intervención”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 22/12/1994, “Consorcio Edificio Mirador Del Mar v.
Mataboni, Cristina s/ejecución”.
360
PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. III, ps. 339 y 347.
361
“Para ejercitar la acción subrogatoria o indirecta es necesario que concurran, al menos, dos presupuestos: la
calidad de acreedor del accionante, y la incolumnidad o acrecentamiento del patrimonio del deudor (art. 111,
Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/6/1992, “Aramburu, Lucas s/sucesión”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
demande directamente al deudor de su deudor sin otra formalidad anterior. Luego en el marco de esa
litis habrá de demostrar los extremos que hacen a su pretensión.
En relación con esta figura se ha dicho que quien pretende hacer valer las prerrogativas emanadas del
art. 1196, CCiv., no reviste el carácter de parte propiamente dicha en el proceso, sino de un tercero que
en litigio simplemente postula garantizar su crédito, evitando una disminución del patrimonio de su
deudor, efectivizando el principio de que el mismo es la prenda común de los acreedores 362.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 111, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 112. Citación


Antes de conferirse traslado al demandado, se citará al deudor por el plazo de diez (10) días,
durante el cual éste podrá:
1º) Formular oposición, fundada en que ya ha interpuesto la demanda o en la manifiesta
improcedencia de la subrogación.
2º) Interponer la demanda, en cuyo caso se le considerará como actor y el juicio proseguirá con
el demandado.
En este último supuesto, así como cuando el deudor hubiese ejercido la acción con anterioridad,
el acreedor podrá intervenir en el proceso en la calidad descripta 363 por el ap. 1 del art. 91.

1. POSIBILIDAD DE INTERVENCIÓN DEL DEUDOR DIRECTO


Mediante la pretensión subrogatoria, el acreedor (actor) demanda a un deudor indirecto o secundario
(demandado) por ser éste a su vez deudor de su deudor directo o primario.
Esta figura oblicua presupone la inacción del deudor directo o primario. Sin embargo, para que éste no
caiga en una situación de indefensión o bien evitar que el acreedor ejerza abusivamente el derecho que
le concede el art. 1196, CCiv. es que el régimen procesal contempla la intervención en este pleito
donde se ejercita la acción subrogatoria del referido deudor directo o principal.
Entonces, en el marco de esta pretensión subrogatoria, el juez deberá citar al deudor directo por el
plazo de diez días, todo ello antes de dar traslado de la demanda respecto del deudor indirecto.
Se trata de lograr la vigencia del principio de economía procesal y celeridad ya que esta intervención
tiende a dar al deudor directo la última posibilidad para que revierta la situación de inactividad
respecto de la persecución del crédito que le pertenece, tomando él mismo la conducción del proceso
como actor interponiendo la demanda respectiva.
Ésa es una de las posibles actitudes del deudor directo frente a la formal citación que -por las
consecuencias que habrá de acarrear a su respecto, ver art. 114 - entendemos que deberá ser realizada
en la forma prevista para la convocatoria al demandado -art. 135, inc. 10-.
Otra posible intervención del deudor directo es mediante la oposición a la pretensión subrogatoria.
Ello así con dos argumentos que contempla la ley: la inexistencia de actuar indolente o negligente que
se acredita con la demostración de que ya se ha intentado el reclamo por la vía judicial (“ya se ha
interpuesto la demanda”) o bien la manifiesta improcedencia de la subrogación intentada que se daría
en el caso -por ejemplo- donde se demuestre que el acreedor-actor no cuenta con un crédito exigible
respecto del deudor directo.

2. INTERVENCIÓN DEL ACREEDOR DEL DEUDOR DIRECTO


Ahora bien, sea que el deudor directo o principal decida demandar al ser citado en virtud del presente
artículo o bien que ya lo haya hecho en forma previa, en ambos casos el juicio seguirá entre el deudor
directo o primario y su propio deudor, desplazando la intervención del acreedor del primero.
Sin embargo, tal desplazamiento no es total ya que ese acreedor puede tener interés en controlar el
desempeño procesal de su deudor (directo) en cuanto reclama a su respectivo deudor (indirecto). No le
costará demasiado acreditar “sumariamente que la sentencia pudiere afectar su interés propio” (art. 90,
inc. 1º).
362
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 27/4/2000, “Mutual Ferroviaria de la Fraternidad Secc. San Martín v.
Rubio, Florencio y otro s/ejecutivo”.
363
Rectius est: prescripta.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí que el Código permita su intervención integrando litisconsorcio a través de una participación
adhesiva simple o coadyuvante.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 112, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 113. Intervención del deudor


Aunque el deudor al ser citado no ejerciere ninguno de los derechos acordados en el artículo
anterior, podrá intervenir en el proceso en la calidad prescripta por el ap. 2 del art. 91.
En todos los casos, el deudor podrá ser llamado a absolver posiciones y reconocer documentos.

1. INTERVENCIÓN ADHESIVA AUTÓNOMA O LITISCONSORCIAL


Luego de haber sido formalmente citado al juicio donde se ventila una pretensión subrogatoria que lo
involucra, el deudor directo puede no asumir ninguna de las conductas reguladas en el artículo
anterior.
Para esos casos, donde aquél admite que sea su acreedor quien siga litigando como parte principal
contra su propio deudor, la ley permite que intervenga como litisconsorte mediante la forma adhesiva
autónoma o litisconsorcial del art. 91, 2ª parte, sin que esa participación pueda retrogradar el curso del
proceso (art. 93).
Sea que al intervenir demande él mismo, pruebe que ya ha interpuesto demanda o bien se acople al
proceso como litisconsorte autónomo (“en todos los casos” reza la parte final de la manda en estudio)
el deudor directo será considerado parte y de allí entonces que se lo pueda convocar a que realice actos
sólo reservados a los sujetos que revisten esa calidad: la absolución de posiciones y el reconocimiento
de documentos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 113, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 114. Efectos de la sentencia


La sentencia hará cosa juzgada a favor o en contra del deudor citado, haya o no comparecido.

1. OPONIBILIDAD
Entendemos que la citación al deudor directo debe hacerse con las formalidades del traslado de la
demanda.
Refuerza nuestro criterio el hecho de que los efectos de la cosa juzgada que dimanen de la sentencia a
dictarse en este proceso donde se ejercita la pretensión subrogatoria por su inacción entre actor
(acreedor) y demandado (deudor indirecto) lo alcanzarán sea para beneficiarlo como para perjudicarlo.
De allí que sea necesaria la constancia de una notificación personal o por cédula (art. 135, inc. 10)
puesto que los efectos aludidos se producirán a su respecto “haya o no comparecido”.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 114, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

TÍTULO III - ACTOS PROCESALES

CAPÍTULO I - Actuaciones en general

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 115. Idioma. Designación de intérprete
En todos los actos del proceso se utilizará el idioma nacional. Cuando éste no fuere conocido por
la persona que deba prestar declaración, el juez o tribunal designará por sorteo un traductor
público.
Se nombrará intérprete cuando deba interrogarse a sordos, mudos o sordomudos que sólo
puedan darse a entender por lenguaje especializado.

1. USO DE LA LENGUA CASTELLANA


La comunicabilidad es una característica esencial de los actos jurídicos y también de una de sus
especies, los procesales.
De allí que para unificar los códigos utilizados en la transmisión de información entre los distintos
sujetos involucrados en la litis y teniendo en cuenta que la prestación del servicio de justicia constituye
una actividad llevada a cabo por autoridades gubernamentales es comprensible que la ley haya
determinado como obligatoria la utilización del idioma oficial de la Argentina en todos los actos del
proceso.
De tal manera, será siempre el castellano la lengua en la que habrán de redactarse los escritos y el que
habrá de utilizarse en las audiencias.
Esta exigencia puede llegar a constituir -en ciertos casos- una importante barrera para el acceso a la
justicia. Téngase en cuenta la dificultad de comprender los pasos procesales que se van sucediendo
para aquellas personas que no hablen castellano -o no lo hagan correctamente- sea por su condición de
extranjeros, por pertenecer a grupos indígenas u otros motivos.
La forma de remover tal obstáculo está contemplada en este mismo artículo: se proveerá a la parte que
deba prestar declaración de un traductor público designado por el órgano judicial. Si bien sólo se
contempla la situación del “declarante” (testigo y absolvente, básicamente) debe entenderse que el
mismo mecanismo se debe utilizar para el caso de que la parte que litiga no tenga conocimiento (total
o parcial) del castellano y no cuente con medios económicos para afrontar los gastos de un traductor
particular que lo asista en la tarea de plantear los términos de la pretensión u oposición a su letrado y
de todos los actos jurídicos que se vayan sucediendo con posterioridad. Lo contrario implicaría una
violación al derecho de defensa en juicio por existir una grosera desigualdad entre una parte que
conoce el idioma y comprende cabalmente el alcance de las diferentes actuaciones procesales y la otra
parte que no tiene esa posibilidad.
El juez echará mano -a los fines indicados- de los profesionales inscriptos en la lista para
designaciones de oficio (acuerdo 2728/1996).
Esta regla alcanza también a los documentos que se agreguen al expediente. De allí que se haya dicho
que las actuaciones ante los tribunales argentinos deben hacerse en idioma nacional. Si el nulidicente
pretendía que debía ser traducida la documentación acompañada y el escrito de demanda, debió haber
pedido oportunamente la suspensión del término para contestar la acción por aplicación analógica del
art. 123, pero ello no lo faculta a incoar la nulidad de la notificación a este respecto 364.

2. LENGUAJE DE SEÑAS
Cuando se trate de personas que sólo puedan darse a entender por el lenguaje de señas, se aplicarán las
reglas anteriores requiriéndose el auxilio de un profesional en ese campo (intérprete de sordomudos)
también de la lista que regula el acuerdo 2728/1996.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 115, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 116. Informe o certificado previo


Cuando para dictar resolución se requiriese informe o certificado previo del secretario, el juez
los ordenará verbalmente.

1. ÓRDENES VERBALES
364
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/3/1992, “Mikolaszek, Eduardo v. Pawluzuk Jan, Janusz, Jerzy y
Wiktor s/reconocimiento y liquidación de sociedad hecho - rendición de cuentas - daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Son numerosos los actos procesales que debe realizar el juez para los cuales previamente requiere la
intervención del secretario: certificación de circunstancias obrantes en la causa a raíz de
manifestaciones de las partes, informe respecto de actuaciones efectuadas personalmente por el
actuario, constancia de cumplimiento de ciertos actos procesales previos, etc.
En todos estos casos, por el principio de celeridad y economía procesal se contempla la posibilidad de
que se evite la orden escrita o despacho judicial propiamente dicho supliéndose por la forma verbal.
En la causa obrará por escrito el informe o certificación del actuario, consecuencia ostensible de lo
encomendado oralmente por el titular de la dependencia en forma previa.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 116, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 117. Anotación de peticiones


Podrá solicitarse la reiteración de oficios o exhortos, desglose de poderes, o documentos,
agregación de pruebas, entrega de edictos y, en general, que se dicten providencias de mero
trámite, mediante simple anotación en el expediente, firmada por el solicitante.

1. INNECESARIEDAD DE ESCRITOS: ECONOMÍA PROCESAL


Cuando se trate de los actos procesales que aquí se enuncian y dado que los mismos constituyen
peticiones muy sencillas, el Código Procesal Civil y Comercial exime a la parte de la carga de
requerirlos mediante un escrito que cumpla con las formalidades que luego veremos admitiendo la sola
nota en el expediente expresando claramente el peticionante -bajo su rúbrica- el tipo de diligencia que
busca obtener del órgano.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 117, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO II - Escritos

Art. 118. Redacción


Para la redacción de los escritos regirán las siguientes normas:
1º) Confeccionarse con tinta negra o azul negra, manuscritos o a máquina, en caracteres legibles
y sin claros.
2º) Encabezarse con la expresión de su objeto, el nombre de quien lo presente, su domicilio
constituido y la enunciación precisa de la carátula del expediente. Las personas que actúen por
terceros deberán expresar, además, en cada escrito, el nombre de sus representantes 365 o, cuando
fueren varios, remitirse a los instrumentos que acrediten la personería.
3º) Estar firmados por los interesados.

1. FORMALIDADES DE LOS ESCRITOS JUDICIALES


Ésta es la norma del Código Procesal Civil y Comercial que establece pautas para la confección de las
presentaciones escritas de los sujetos procesales, excluyendo al juez para quien el mismo cuerpo fija
reglas especiales respecto de las resoluciones judiciales que a él le corresponde suscribir (arts. 160 en
adelante).
Las pautas formales hacen a la seguridad del tráfico jurídico y en el terreno procesal contribuyen a dar
certeza a las presentaciones de las partes lo cual incide de manera importante en el derecho al debido
proceso y resguarda la defensa en juicio.
La jurisprudencia ha brindado numerosos parámetros al respecto. En este sentido ha dicho que los
escritos judiciales son los instrumentos adecuados para que los litigantes formulen sus peticiones en
forma ordenada, encaminando el desarrollo del proceso hacia su meta. Entre otros requisitos que
365
Rectius est: representados.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
edicta el citado art. 118, inc. 1º, es que estén confeccionados en caracteres legibles 366, en tinta negra o
azul negra, exigencia que se extiende a la firma de los mismos 367. También, que si en el escrito al
indicarse la carátula del expediente se ha consignado “daños y perjuicios” cuando en realidad debió
ser “interdicto de retener la posesión” ese error material cometido no es suficiente para pretender
negarle validez a dicha presentación toda vez que las restantes referencias y datos a que hace mención
el escrito coinciden cabalmente con las constancias de estas actuaciones sin que, por otra parte, esté
prevista la sanción que procura asignarle el recurrente al defecto indicado 368.
Con relación a la carga impuesta por el art. 118, inc. 2º, CPC de consignar el domicilio constituido en
cada escrito que se presente, la Corte provincial ha dicho que no procede decretar la nulidad de una
notificación si el supuesto vicio es producto del incumplimiento de esa obligación. La situación
planteada como consecuencia de soslayar dicha obligación mediante la práctica de expresar que se
mantiene el domicilio constituido -que obliga al órgano jurisdiccional a la tediosa tarea de revisar el
expediente para ubicar dicho domicilio- manifiesta una falta de colaboración con la labor judicial y
debe ser soportada por quien la provocó369.

2. FORMAS ESTABLECIDAS POR LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA


Sin embargo, debemos tener en cuenta que en la práctica las normas de este artículo se ven
complementadas (y en algunos casos desplazadas) por las pautas que ha dado la Suprema Corte de
Justicia “en uso de las facultades reglamentarias que le confieren los arts. 152, Constitución
provincial, y 852, CPCC” mediante la acordada 2514/1992 donde regula las “Normas sobre escritos y
expedientes”.
Es éste -entonces- el cuerpo normativo que contiene las previsiones del art. 118 ampliándolas con
mucho más detalle, regulando aspectos formales de una amplia gama de piezas procesales que abarca
también las resoluciones judiciales (arts. 9 a 22, acordada 2514/1992) e inclusive, los expedientes
(arts. 23 a 37).
El citado cuerpo reglamentario dictado por la Suprema Corte en ejercicio de la función legisferante
que le ha sido conferida es detallado y minucioso, por lo cual remitimos a su ponderación directa.
Sólo señalaremos algunos aspectos de relevancia allí regulados referidos a los escritos de las partes y
los elementos que ellos deben contener: datos de los litigantes, profesionales actuantes y expediente
que deben constar en cada presentación (arts. 1 a 3), reglas para la informatización de los datos
presentados (art. 3 ter), orden de que se controle el debido cumplimiento de los recaudos del art. 118
en estudio: color de la tinta empleada persiguiendo la legibilidad de la pieza, sin claros (normalmente,
de existir, se requiere a la parte que los llene luego de lo cual se habrá de proveer lo pertinente), datos
de las partes y la firma, recaudo sin el cual y de acuerdo con las reglas del Código Civil respecto de los
documentos escritos, podría hablarse de inexistencia del acto procesal en él contenido (art. 4), tipo de
papel a utilizar y sus márgenes para originales y copias, previéndose la producción de escritos con
auxilio informático (arts. 5 a 7).

3. FIRMA DE LOS ESCRITOS


Se trata de un elemento formal esencial.
Todo interesado que produzca un escrito debe firmarlo ya que de lo contrario no existirá como acto
jurídico válido370 según las pautas del Código Civil al respecto (art. 1012).
Téngase en cuenta que esta obligación pesa sobre el litigante que actúa por derecho propio y no así en
el caso de que se intervenga a través de apoderado. En el primer supuesto, la firma del abogado

366
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 21/9/2000, “D. S., G. v. G., J. s/alimentos litis expensas - art. 250 “.
367
SCBA, Ac. 52.196, 26/7/1994, “Belagarde, Adolfo Guillermo v. Gentili, Emilio y otros s/daños y perjuicios”.
368
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/6/1993, “Rodríguez, Hugo v. Manchia, Nicolás s/interdicto de
recobrar la posesión”.
369
SCBA, Ac. 40.207, 2/5/1989, “Albornoz, Ángel Alcides y otra v. Comercio, Rogelio Héctor y otros s/daños y
perjuicios”.
370
“Es la parte interesada quien guiada por el asesoramiento de su letrado patrocinante, tiene la carga de impulsar
el proceso y firmar todos los escritos que se presenten al mismo como condición esencial de su eficacia procesal
y so pena de ser devueltos si no se suscriben dentro de las 24 horas de exigido ello -art. 34, inc. 5º, y 57, CPCC-.
Es un deber de actividad de la misma”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 16/10/1997, “Sosa, María Cristal
v. Etchochoury, Jorge Gustavo s/daños y perjuicios”.

141
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
patrocinante no será suficiente371 mientras que en el segundo bastará con la del letrado que cuente con
poder para juicios otorgado por la parte372.
Si faltare la firma de éstos, se aplica el art. 57 ya analizado.
Abundante es aquí también la producción jurisprudencial que se vincula con el tópico. A continuación
habremos de exponer algunas resoluciones que abordan la cuestión de los escritos judiciales y la firma
de su autor.
Se ha dicho que la firma de las partes constituye condición esencial para la existencia del acto; y en tal
sentido, los escritos judiciales deben contener -si se litiga por derecho propio-, la firma del
peticionario y la de su letrado patrocinante. En mérito de ello, la falta de firma del fallido en el escrito
de interposición del recurso de apelación, determina su inexistencia, dejando sin sustento la
intervención de este tribunal373.
También, que el desconocimiento efectuado por el fallido, en el acta, de las firmas aparentemente
suyas (interposición del recurso y su fundamentación) determina la inexistencia de los mismos,
dejando sin sustento, por ende, la intervención de este tribunal 374.
Asimismo, la ausencia de la firma de la parte en una presentación efectuada ante el órgano
jurisdiccional, exhibe la falta de un insoslayable requisito visceral para considerar que se está frente a
un acto procesal debiendo reputarse a dicho escrito como inexistente. Dicha situación no se modifica
por las circunstancias de que un letrado aparezca suscribiéndolo, por cuanto su carácter de
patrocinante no suple la omisión padecida por quien lo encabezara “por su propio derecho”. Como
corolario de lo expuesto, la inexistencia de la firma del actor impide tenerlo por apelante debiendo
declararse a su respecto mal concedido el recurso de apelación intentado, resultando igualmente
inatendibles los agravios explicitados en su nombre 375.
El escrito presentado ante el órgano jurisdiccional sin la firma de quien peticiona carece de toda
virtualidad, resultando irrelevante la circunstancia de que el interesado lo haya suscripto después de
vencido el plazo pertinente, habida cuenta de que su falta no puede ser subsanada con posterioridad
pues ello importaría suspender el plazo que comenzó a correr con el anoticiamiento correcto 376.
En un fallo, el sentenciante ha sostenido con corrección que los escritos judiciales deben estar
firmados. Y que si la firma estampada no es auténtica, “se está frente a un acto inexistente”, pues se
trata de un elemento constitutivo de la pieza jurídica. En tal caso, se está más allá de la nulidad, por lo
que resulta innecesario demostrar la existencia de perjuicio y no resulta de aplicación el principio de
convalidación377.
Carecen de todo efecto procesal los escritos con firmas que no emanan de la persona a quien se
atribuyen, aunque ésta las ratificara con posterioridad, porque el efecto retroactivo de la ratificación no
puede desvirtuar los derechos que, ínterin, adquirieran los terceros. Ello así, tales firmas son requisito
formal indispensable para la validez de los actos, debiendo ser auténticas del interesado, no pudiendo
tal condición quedar librada a sus manifestaciones y considerándose que, de otro modo, los escritos
son jurídicamente inexistentes378.
371
“Del escrito de interposición del recurso extraordinario de nulidad resulta que no se ha dado cumplimiento a
lo dispuesto por el art. 118, inc. 3º, CPCC desde que dicha pieza procesal no ha sido suscripta por su presentante,
resultando insuficiente la firma estampada por el letrado patrocinante”. SCBA, Ac. 81.512, 13/6/2001, “Banco
Comercial de Tres Arroyos SA v. Sanguinetti, Amelia L. y otro s/cobro ejecutivo”; SCBA, Ac. 84.779,
15/5/2002, “Díaz, Wilfrida v. Schonbrod, G. y otro s/daños y perjuicios - recurso de queja”.
372
“La firma de las partes constituye un elemento sine qua non para la existencia del acto, y en tal sentido los
escritos judiciales deben contener, si (como en el caso) se litiga por derecho propio, la firma del peticionario y
del letrado patrocinante, mientras que si interviene un mandatario basta la firma del letrado apoderado”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/8/1996, “Rostan, Susana Adela v. Dialley, Víctor Oreste y otros s/daños y
perjuicios”.
373
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 9/3/2000, “Soto, Pedro s/quiebra”.
374
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 2/5/2001, “Vázquez, Víctor Ángel s/pedido de pequeña y propia quiebra”.
375
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/2001, “Kibich, Carlos v. Mathieu, Hernán s/corbo ejecutivo”.
376
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,, sala 2ª, 8/10/1998, “Turner, Sebastián Eduardo y otro v. De Castro, Rodrigo M.
y otro s/indemnización por daños y perjuicios”. “La falta de firma del escrito de expresión de agravios no es
subsanable una vez vencido el plazo que para formularlos concede el art. 254. Se trata de un plazo perentorio y
el incumplimiento de la carga procesal de fundamentar la impugnación acarrea inexorablemente la deserción del
recurso según lo establece expresamente el art. 260 “. SCBA, Ac. 42.046, 3/7/1990, “Alvarado, María v. Saral
SRL y otro s/escrituración”.
377
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/6/1996, “Martini, Luis Osvaldo s/sucesión”.
378
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 9/10/1990, “Digón de Manresa, A. y otro v. Cardozo, Leonor s/acción de
petición de herencia”.

142
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De acuerdo con el art. 172 los jueces pueden declarar de oficio la nulidad de un acto procesal siempre
que el vicio no estuviere consentido. Con igual o mayor razón podrán hacerlo cuando el acto cumplido
es inexistente, tal como ocurre con el escrito que no está firmado por la parte, su apoderado o
representante legal379.
La suscripción hecha al final de un escrito judicial en un otrosí digo, legitima toda la presentación,
más allá de que por tal forma de redacción podría llevar dos firmas 380.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 118, Código nacional.
En lugar de dar pautas como se hace en el caso de la manda provincial, su par de la Nación remite a
las normas del Reglamento para la Justicia Nacional en cuanto a las formalidades para la redacción y
presentación de escritos.

Art. 119. Escrito firmado a ruego


Cuando un escrito o diligencia fuere firmado a ruego del interesado, el secretario o el oficial
primero deberán certificar que el firmante, cuyo nombre expresarán, ha sido autorizado para
ello en su presencia o que la autorización ha sido ratificada ante él.

1. IMPOSIBILIDAD DE FIRMAR
Si quien deba firmar un escrito no sabe hacerlo o se encuentra temporariamente impedido para ello, se
puede recurrir a esta figura en virtud de la cual otra persona habrá de suscribirlo por autorización (“a
ruego”) del imposibilitado para hacerlo.
Para que ello sea válido en el marco de un proceso judicial, la ley establece que la autorización sea
dada -o ratificada si fue dada anteriormente- por aquel cuya firma debe constar en el escrito a quien
efectivamente firmará en presencia de agentes judiciales con funciones certificatorias (el secretario o
el oficial primero).
Éstos deberán extender -bajo su firma, consignando la fecha- una nota donde conste que en su
presencia se ha autorizado o ratificado la autorización otorgada por quien debe firmar y no puede
hacerlo respecto de otra persona que aparece firmando, identificando a ambos sujetos con sus nombres
y demás datos filiatorios.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 119, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 120. Copias


De todo escrito de que deba darse vista o traslado, de sus contestaciones y de los que tengan por
objeto ofrecer prueba, promover incidentes, o constituir nuevo domicilio, y de los documentos
con ellos agregados, deberán acompañarse tantas copias firmadas como partes intervengan. No
cumplido este requisito, ni subsanada la omisión dentro del día siguiente, se tendrá por no
presentado el escrito o el documento, en su caso, sin que se requiera intimación previa, y se
dispondrá su devolución al interesado, dejándose constancia en el expediente.
La reglamentación de superintendencia establecerá los plazos durante los cuales deban 381
conservarse las copias en la secretaría.

1. DERECHO DE DEFENSA Y COPIAS


Frente a la petición de alguna de las partes, la otra debe estar en condiciones de poder esgrimir sus
oposiciones en forma adecuada y sólo asegurando esa posibilidad es que el juez estará habilitado -a la
postre- para emitir un pronunciamiento válido en consonancia con las mandas constitucionales
involucradas.
379
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 13/2/1990, “Arano, Horacio v. Laterza, Carlos y otro s/ejecutivo”.
380
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 4/4/1995, “A. de R., M. v. C., H. F. s/régimen de visitas”.
381
Rectius est: deben.

143
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para lograr ese objetivo, es básico que la contraparte conozca cuál es el exacto tenor de lo pretendido o
requerido. Dado que el escrito original así como la documentación acompañada habrán de quedar
incorporados al expediente, el cabal conocimiento de estas piezas por parte de la contraria se efectúa a
través de la carga procesal que establece este artículo: la presentación -junto con los originales- de
tantas copias como partes haya en el trámite.
En el cargo de recepción se dejará constancia de si el escrito se presenta o no con copias y, en su caso,
cuántas o cuántos juegos. De allí lo sostenido en cuanto a que si de acuerdo con el cargo puesto al pie
del escrito el mismo fue presentado con copias, resultando dicha aseveración procesalmente veraz, no
corresponde aplicar la consecuencia de devolución del art. 120 382.
Son normalmente fotocopias que reproducen tanto el escrito como la documental adunada y deben ser
firmadas por el letrado interviniente.
Como vimos, la firma en los escritos de las partes que litigan por su propio derecho constituye una
condición esencial de existencia y validez de los mismos pero tales consecuencias derivadas de la
omisión aludida no pueden extenderse o tornarse aplicables a las copias pertinentes. Obsérvese que la
exigencia de acompañar copias prescripta por el art. 120 del ordenamiento procesal reposa en la idea
de otorgar comodidad y ahorro de tiempo a la parte que debe contestar un traslado garantizando a su
vez el efectivo resguardo del derecho de defensa en juicio. En esa inteligencia la firma de la parte en
las copias para traslado no se erige como extremo esencial que -en caso de omitirse- adquiera una
relevancia tal que empañe los fines perseguidos por la norma señalada 383.
Actualmente con el auxilio de la informática y de los procesadores de texto, para la reproducción de
escritos suele utilizarse el mismo sistema que da lugar al original (impresora) obteniéndose una
versión exacta de aquel aunque también -muchas veces con fines de economía- la copia consiste en
una versión simplificada del escrito original (un tipo de letra más sencillo, otro márgenes, otra calidad
de papel, etc.).
La práctica tribunalicia ha admitido esta forma de producir copias siempre y cuando reproduzca de
manera absolutamente íntegra el texto del original. Este principio puede extraerse del art. 5, acordada
2514/1992.
El criterio rector será siempre -en última instancia- la posibilidad del pleno ejercicio del derecho de
defensa.

2. INCUMPLIMIENTO DE LA CARGA: CONSECUENCIAS


Muchas veces se ha considerado esta carga procesal como exagerada. Básicamente teniendo en cuenta
las consecuencias de la omisión de un elemento -copia- que podría ser considerado algo accesorio o
secundario respecto de lo principal que es la presentación original hecha en tiempo, forma y
debidamente acompañada de respaldo documental.
En este artículo se indica que cuando un sujeto no acompañe las copias con la presentación original ni
tampoco al día siguiente, el juez tendrá por no presentado el escrito o documento sin previa intimación
ordenando su devolución a la parte con constancia de esa entrega en la causa.
Claro que la omisión de acompañar copia de los documentos simplemente torna imperativa la
devolución de dichos documentos pero de manera alguna la del escrito mediante el cual se los
adjunta384.
La sanción contenida en el art. 120, CPCC no requiere ninguna intimación previa por lo que la
providencia que hace saber la falta de copias no debe notificarse personalmente o por cédula 385.
Sin embargo, si la providencia judicial dictada en este contexto decide someter el trámite previsto por
el art. 120, CPCC a una previa intimación, esa resolución puede eventualmente llegar a causar un
gravamen irreparable, correspondiendo admitir la queja planteada 386.
En la órbita de la casación se ha dicho que si bien el recurso de inaplicabilidad de ley ha sido
presentado sin las copias exigidas por el último párrafo del art. 280 no correspondiendo dar vista o

382
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 3/2/1994, “Tenaglia, Juan Patricio v. White, José Luis y otros s/daños y
perjuicios”.
383
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 16/3/1999, “Durso, Humberto v. Ferraro, Sebastián s/desalojo por
tenencia precaria e incumplimiento contractual”.
384
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 16/8/1988, “Interfinanzas SA v. Estancias Derpa SAAIC y otro s/cobro
ejecutivo”.
385
SCBA, Ac. 41.446, 17/10/1990, “Azar de Esayan, Salma v. Almeyra, Rubén O. y otro s/daños y perjuicios”;
Ac. 45.384, 20/8/1991, “Buczacka, Walter Ricardo v. Gómez, Héctor A. y otro s/daños y perjuicios”.
386
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/10/1998, “Gómez, Silvia v. Videla, Waldemar s/cobro ejecutivo”.

144
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
traslado del mismo ni conteniendo dicha norma similar sanción a la prevista en el art. 120, Código cit.,
constituiría un excesivo rigor formal hacer extensiva la misma al presente caso, más aún que no se
encuentra en la especie afectado el derecho de defensa y debido proceso de los peticionantes desde que
subsanada la omisión pueden ejercer en tiempo oportuno la facultad que le otorga el art. 284, CPCC 387.
Según el tenor de esta manda, el incumplimiento de la carga de presentar copias determinará -por
exclusión del expediente de un escrito o de un documento- la preclusión respecto de alguna de las
etapas del proceso y con ella, la pérdida de la posibilidad de ejercicio de la facultad por ese déficit
formal en la presentación. Esta grave sanción no es aplicable cuando no se ha cumplido por el
secretario con la disposición contenida en el art. 38, ap. 1, inc. c), de dicho ordenamiento, pues de
haber sido ello observado el interesado hubiera podido llenar la exigencia de acompañar las copias
faltantes “dentro del día siguiente” como refiere la norma en cuestión 388.
El plazo para cumplir la carga que edicta el art. 120, Código Procesal debe computarse a partir del “día
siguiente” en que se notifica por nota la providencia dictada a raíz de la presentación incompleta 389.
Si bien es cierto que la consecuencia parece extrema desde el punto de vista de quien la padezca, no lo
es menos que -como vimos- el recaudo encuentra sostén en el derecho de defensa de la contraria.
La carga prevista en el art. 120 del rito atiende esencialmente a la conveniencia de las partes y se
relaciona con el interés de ellas y con la función jurisdiccional sin que su incumplimiento genere un
correlativo derecho subjetivo de la contraria a la automática aplicación de la sanción cuando su
derecho de defensa ha sido puesto a resguardo390.
Pues bien, ha sido la jurisprudencia correctora la que ha realizado interpretaciones flexibilizadoras de
este principio, dando alguna chance más a la parte que incumple originalmente la carga para que
abastezca los recaudos legales en debida forma.
Ello en el marco de las facultades judiciales ordenatorias y de saneamiento, con la finalidad de que una
omisión de este tipo no sea obstáculo para el normal desenvolvimiento de la causa. Claro que -como
siempre- el ejercicio de estas potestades deberán estar gobernadas por la prudencia para no caer en un
malsano favoritismo respecto de uno de los contendientes.
Con relación a la forma que tienen a su disposición los litigantes para requerir la aplicación del
artículo en análisis se ha resuelto que la eventual deficiencia de la notificación de la demanda por no
acompañarse a la cédula las copias traídas a los autos al accionar o, en su caso, el no haberse agregado
copias en la forma requerida por la ley nada tiene en común con el impedimento procesal de defecto
legal y, por ende, dicha omisión -en la hipótesis de existir- debió canalizarse a través de otras vías
procesales idóneas y no precisamente por ese andarivel 391.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 120, Código nacional.

387
SCBA, Ac. 76.262, 7/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Sáenz Valiente, Benjamín Benito
s/expropiación”.
388
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 17/6/1999, “Florio, Mario Gabriel v. Obregón, Zunilda Mabel s/fijación y
consignación de cuota alimentaria”.
389
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/6/1996, “Hernández Bustamante, Eduardo Manuel v. Huesca Pérez,
Gustavo D. y O. s/ejecutivo”; Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 5/7/1996, “Duarte Mereles, Selva v. El Sol SA
s/daños y perjuicios”. “El término `día siguiente´ a que se refiere el art. 120, CPC, no puede ser otro que el que
corresponda computando los plazos conforme al sistema del art. 156, CPC, o sea desde que quedó notificado por
nota de la providencia dictada a raíz del escrito del que no se acompañaron copias, señalando dicha omisión y
fijando 24 horas para subsanarla”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 10/3/1987, “Casa Radar SACI v.
Palferro, Daniel José s/ejecución”; 5/5/1994, “Capricornio SA v. Sulfrio Transportes Rodoviarios SA s/cobro de
pesos - daños y perjuicios” [J 14.22567-1]; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/9/1995 “Lloret, Andrés
s/sucesión” [J 14.22567-2]; 5/2/2002, “Minni, Norma B. v. Navas, Jorge E. s/ejecución - efecto devolutivo”. “El
art. 120, Código Procesal, es claro en cuanto a que es innecesaria la intimación previa para subsanar dentro del
día siguiente la omisión de acompañar copias, y que la presentación que se efectúa al efecto -para no resultar
extemporánea- debe tener lugar a más tardar al día siguiente en que quedó notificada por ministerio de ley la
providencia que ordenó el cumplimiento de dicha carga”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 26/12/1996,
“Cuevas, Norma v. Clínica San Ramón s/daños”.
390
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/5/2001, “Frontani, Julio s/cancelación de títulos”.
391
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/4/2001, “Reigenborn, Luis Aurelio v. Puertas, Carlos Alberto
s/resolución de contrato - daños y perjuicios”.

145
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se destacan -como diferencias notables- la mención de la personería unificada como excepción a la
carga de acompañar tantas copias como partes intervengan en el pleito, la concesión al litigante de un
plazo de dos días desde la notificación ministerio legis de la providencia que exija cumplir con la
carga de firmar los escritos, la referencia al hecho de que la devolución del escrito no firmado se hará
sin más trámite ni recurso salvo la petición del art. 38, el agregado de dos párrafos donde se establece
que las copias podrán ser firmadas indistintamente por las partes o sus letrados y deberán ser glosadas
al expediente salvo que por sus características no se pueda en cuyo caso se deberán conservar
ordenadamente en la secretaría y sólo se entregarán a la parte interesada o sus letrados bajo recibo.
También se indica que si esas copias deben agregarse a cédulas, oficios o exhortos se desglosarán
dejando constancia de ello.
En el último párrafo se menciona, respecto de las copias reservadas en secretaría y las glosadas en el
expediente que a los fines de determinarse el plazo durante el cual se conservarán habrá que remitirse
a la reglamentación de Superintendencia.

Art. 121. Copias de documentos de reproducción dificultosa


No será obligatorio acompañar la copia de documentos cuya reproducción fuese dificultosa por
su número, extensión, o cualquier otra razón atendible, siempre que así lo resolviere el juez, a
pedido formulado en el mismo escrito. En tal caso el juez arbitrará las medidas necesarias para
obviar a la otra u otras partes los inconvenientes derivados de la falta de copias.
Cuando con una cuenta se acompañaren libros, recibos o comprobantes, bastará que éstos se
presenten numerados y se depositen en la secretaría para que la parte o partes interesadas
puedan consultarlos.

1. MORIGERACIONES A LA REGLA
Una vez sentada la regla del art. 120, aquí se contemplan razonables excepciones a la carga de
presentar copias de todo escrito y de la documentación acompañada.
Si bien se menciona la dificultad de la reproducción por número o extensión, en definitiva se trata de
una norma abierta que requerirá de la precisión judicial al momento de ponderar las razones expuestas
por el litigante.
Éste debe manifestar cuál es el obstáculo que le impide adjuntar copias del escrito o documentos que
presenta y requerir -fundadamente- que se lo exima de la aludida carga en esa misma presentación.
El juez habrá de resolver lo que entienda pertinente con la forma de una providencia simple y, en la
misma, deberá aguzar el ingenio para arbitrar medios supletorios a los fines de que la otra parte pueda
tomar fácilmente contacto con los contenidos de las pretensiones o defensas 392. Podrá disponer que la
documental sea compulsada en secretaría, ampliar el plazo para contestar si esa tarea se observa
claramente como muy engorrosa o compleja, ordenar -si es posible- que los escritos sean reproducidos
en soportes magnéticos -disquete o disco compacto-, etc.

2. DOCUMENTACIÓN VOLUMINOSA
En los casos especiales de libros -contables- y recibos o comprobantes, dado que normalmente se trata
de documentación muy abundante -e importante por implicar el soporte instrumental de derechos- el
Código Procesal Civil y Comercial contempla expresamente que a su respecto no opere la carga de
presentación de copias y bastará con su foliatura y depósito en secretaría, normalmente en la caja
fuerte del juzgado luego de haber dejado constancia en el expediente de ese desglose.
Allí podrán concurrir las partes interesadas en consultar la información pertinente. Ello sin perjuicio
-por supuesto- de que quien los aporte acompañe espontáneamente las copias.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 121, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

392
“Si bien el art. 121, CPC, autoriza al juez -a pedido de parte- a disponer la exención al acompañamiento de
copias cuya reproducción fuese dificultosa, lo cierto es que lo es a condición de que se arbitren las medidas
necesarias para obviar a las partes los inconvenientes derivados de la falta de copias”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 2ª, 20/6/1996, “Signorello, Domingo v. Haick, Hugo s/escrituración”.

146
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 122. Expedientes administrativos


En el caso de acompañarse expedientes administrativos, deberá ordenarse su agregación sin el
requisito exigido en el art. 120.

1. OTRA EXCEPCIÓN
Aquí -como en el supuesto anterior- la ley presupone que las actuaciones administrativas que se traen
a la sede civil habrán de ser voluminosas y sienta la regla de que en el caso de que sean ofrecidas
como soporte de pretensiones o defensas, bastará con su agregación sin ser necesario que vengan
acompañadas de copias que las reproduzcan. Las partes interesadas deberán -entonces- compulsarlas
por la mesa de entradas del tribunal o solicitar expresamente su exhibición si se encuentran reservadas
en la secretaría.
Como en el artículo anterior, su compulsa habrá de hacerse en secretaría.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 122, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 123. Documentos en idioma extranjero


Cuando se presentaren documentos en idioma extranjero, deberá acompañarse su traducción
realizada por traductor público matriculado.

1. IDIOMA NACIONAL
De la lectura del art. 115 surge -como principio- que en todas las actuaciones procesales deberá
utilizarse el idioma nacional.
En aquel caso se estudiaba qué ocurría en el supuesto de las audiencias donde interviene un sujeto que
desconoce total o parcialmente las reglas de la lengua castellana. Aquí se trata de un planteo similar:
documentos presentados en juicio que estén redactados en idioma extranjero.
Será carga de quien pretenda introducir ese tipo de instrumento en la litis acompañar la traducción del
mismo realizada por un profesional idóneo: deberá intervenir a esos fines un traductor público
matriculado.
Como sosteníamos en aquel supuesto del art. 115, entendemos que si alguna de las partes requiera
presentarse a la justicia y no cuenta con los medios suficientes para hacer frente a las erogaciones que
importa la traducción de los documento de que intente valerse, podrá manifestarlo de este modo al
juez para que se disponga que la tarea sea llevada adelante por un perito de la lista de designaciones de
oficio para evitar -aquí también- una inconstitucional restricción en el acceso a la justicia.
El principio legal de la necesariedad de la traducción de documentos redactados en idioma que no sea
el castellano resulta razonable. Ello sin perjuicio de las flexibilizaciones que en cada caso puedan
operar dentro del expediente y de las que nos ilustra la jurisprudencia cuando señala que es dable
merituar un documento escrito en idioma extranjero -francés- del que no se acompañó la
correspondiente traducción de acuerdo con el art. 123 si la demandada no se opuso a su agregación a
los autos y la finalidad de esa norma -preservar el derecho de defensa de la parte ante quien pretende
oponérsele el escrito y facilitar el conocimiento del mismo por el juzgador- se encuentra cumplida en
razón de que su alcance y contenido son fácilmente comprensibles 393.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 123, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 124. Cargo


El cargo puesto al pie de los escritos será autorizado por el secretario o por el oficial primero.
393
SCBA, B.55.486, 26/5/1998, “Scipioni, Augusto v. Provincia de Buenos Aires (IPS) s/demanda contencioso
administrativa”.

147
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La Suprema Corte o las cámaras podrán disponer que la fecha y hora de presentación de los
escritos se registren con fechador mecánico. En este caso, el cargo quedará integrado con la
firma del secretario o del oficial 1º, a continuación de la constancia del fechador.
El escrito no presentado dentro del horario judicial del día en que venciere un plazo, sólo podrá
ser entregado válidamente en la secretaría que corresponda, el día hábil inmediato y dentro de
las dos (2) primeras horas del despacho.

1. EL CARGO Y LOS TIEMPOS DEL PROCESO


El cargo es la constancia escrita de recepción de un escrito consignado en esa misma pieza por parte
del órgano judicial.
Si bien existen diferentes formatos -ya que tanto pueden ser puestos íntegramente de puño y letra o
bien simplemente mediante el llenado de los espacios en blanco de un sello de goma especial o del
reloj fechador automático- en él debe aparecer -como mínimo- la fecha completa (día, mes y año), la
hora de presentación, la circunstancia de haberse acompañado copias (ello según lo ordena el art. 8,
acordada 2514/1992) y la firma del autorizante -para la ley, secretario u oficial primero-.
Estos elementos del cargo son esenciales. Se ha dicho que el cargo es una constancia o acto procesal
de naturaleza formal destinado a acreditar la presentación de una actuación judicial y las
circunstancias en que se lo hace (fecha y hora, firma, copias, etc.) y sólo tiene plena eficacia cuando se
encuentra integrado de acuerdo con los recaudos que prevé el art. 124 394.
Y dado que en la diligencia interviene un funcionario designado por la ley al efecto, esta constancia al
pie de todo escrito o comunicación dirigida al tribunal del día, año y hora en que se verificó la
presentación -así como de las demás circunstancias apuntadas- reviste las características propias de un
instrumento público y por consiguiente lo allí consignado por el secretario u oficial primero goza de
autenticidad y hace plena fe hasta la redargución de falsedad 395.
Se trata de una constancia fehaciente del momento exacto de presentación de un escrito, lo cual
adquiere relevancia particular en un proceso civil y comercial como el que delinea nuestro Código
donde rige el principio de preclusión.
Como veremos, existen plazos dentro de los cuales pueden realizarse válidamente ciertos actos
procesales. La mayoría de estos actos procesales en un sistema escriturario se realizan por escrito. De
allí que el cargo habrá de constituir elemento esencialísimo para que el juez pueda constatar que estas
presentaciones de las partes se realizaron en tiempo útil y no declarar precluida -perdida en estos
casos- a su respecto la facultad procesal de que se trate.
La norma prevé que la Corte y las cámaras de apelación en sus respectivas órbitas de superintendencia
podrán admitir para estampar la constancia de marras la utilización de un fechador mecánico.
Se trata de un reloj electrónico provisto de un dispositivo de impresión que al introducir por una de sus
ranuras el escrito lo sella consignando los datos referidos (con fecha y hora). Claro que ello no bastará
sino que será imprescindible según la norma la firma del secretario u oficial primero, además de la
referencia a las copias adunadas, recaudo que surge -como vimos- del acuerdo 2514/1992.

2. “PLAZO DE GRACIA”
La ley contempla una flexibilización respecto de la regla de la perentoriedad de los plazos.
Como principio, todos los términos procesales vencen inexorablemente la última hora del último día.
Los letrados deberán ser diligentes para llevar un exacto control de los procesos en los que intervienen
así como de los plazos que en cada uno de ellos van naciendo para que las presentaciones en defensa
de sus asistidos sea eficaz.
Sin embargo y como una concesión legal en pos de la efectiva protección de estos derechos es que se
contempla el “plazo de gracia”396.
Nuestra Corte ha explicado que la génesis de la introducción del último párrafo del art. 124, CPCC se
encuentra en que “los plazos de días de que disponen los justiciables para ejecutar los actos procesales
no se cuentan por horas”, puesto que “el día es el intervalo entero que corre de medianoche a
medianoche” según el art. 24, CCiv. Como el horario de las oficinas judiciales no se extiende hasta la
394
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1º, 16/11/1995, “Ríos, Santiago v. Buscaglia, Néstor y otro s/daños y
perjuicios”.
395
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 11/8/1989, “Fernández, Elsa v. N. N. s/posesión veinteañal”.
396
“La demanda presentada dentro del plazo de `gracia´ establecido por el art. 124, CPCC constituye un acto
eficaz para interrumpir la prescripción de la acción de que se trate”. SCBA, L.43.161, 14/11/1989, “Thomas,
Héctor Alfredo v. Frigorífico Minguillón SACIFI s/reajuste de haberes”.

148
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
hora veinticuatro, en que vence el término perentorio, se impone arbitrar un remedio para el debido
ejercicio de la facultad del interesado 397.
En la faz puramente práctica -pero no por ello menos importante- este plazo permite al letrado contar
con más tiempo en la elaboración de escritos al admitirse su presentación el día hábil inmediato
posterior al del vencimiento, en las dos primeras horas -también hábiles-. Así, el abogado tendrá -en
ciertos casos- varios días suplementarios si el vencimiento del plazo operase un viernes -o incluso un
feriado anterior-.
Como el parámetro para calcular las dos horas es el inicio del “despacho” -debe entenderse la
actividad de los tribunales abierta al público- siempre dependerá del horario que establezca la Suprema
Corte de Justicia para el funcionamiento de los organismos del Poder Judicial.
En la actualidad, con el inicio de actividades a las siete treinta horas, el “plazo de gracia” se extiende
hasta las nueve treinta horas, luego de lo cual, salvo circunstancias excepcionales (suspensión de
términos, acuerdo de partes, justificación admitida por el juez, etc.) no podrá presentarse válidamente
el escrito.
Esta extensión temporal rige en todas las instancias del proceso civil y comercial, incluso en la
extraordinaria. Prueba de ello es que la Corte ha dicho que considerar extemporáneo el depósito previo
para recurrir -art. 278 - efectuado dentro del plazo de gracia del art. 124 conllevaría mantener una
hermenéutica de las normas adjetivas reñida con el principio constitucional de “afianzar la justicia”
-Preámbulo de las Constituciones provincial y nacional- incurriéndose en exceso ritual 398.
Y también se aplica en los procesos concursales, ya que el art. 124 es de aplicación supletoria en todo
lo que no se encuentra previsto en la ley 24522 -art. 278 de este régimen- 399.

3. “...EN LA SECRETARÍA QUE CORRESPONDA...”


Esta norma no sólo indica cuándo será válida la presentación del escrito fuera de término sino que
también exige que esa presentación se haga en la “secretaría que corresponda”.
Si bien ello parece una obviedad, no han sido pocos los casos en que en el fárrago de la tarea
tribunalicia que deben acometer los letrados -o bien por simple error o distracción- se dejan escritos en
secretarías que no corresponden, ya sea que la confusión tenga lugar entre órganos de la misma
jerarquía o bien de diferente, como puede ser dejar un escrito en la secretaría del juzgado de primera
instancia cuando correspondía hacerlo en la de la cámara de apelaciones.
El tema ha suscitado controversias que han llegado hasta la Corte ya que -si bien con los matices
propios de cada caso- en general se enfrentan los principios de formalidad y el de justicia. Por el
primero se busca que los pasos procesales se cumplan adecuadamente y que deslices de este tenor sean
motivo suficiente para descalificar la diligencia mientras que por el segundo, se trata de superar ápices
procesales cuando las razones esgrimidas son de peso en búsqueda de un resultado axiológicamente
valioso.
Así, sobre el tema, el máximo tribunal local ha dicho que carecen de eficacia los escritos que no han
sido presentados en la Secretaría que corresponde 400.
Postura que también ha sido recogida por las instancias inferiores en las que se sostuvo que la
pretensión de considerar eficaz un escrito presentado en una secretaría distinta de aquella ante la que
tramita el expediente resulta improcedente, conforme lo preceptúa el art. 124, último párrafo, y su
doctrina del Código Procesal. Es que, de permitirse tal solicitud se dejaría permanentemente abierto un
camino hacia la inseguridad jurídica, violándose así el debido proceso judicial y el orden regular que
debe imperar en el mismo que es función de los jueces preservar 401.
397
SCBA, Ac. 78.015, 1º/11/2000 “Banco Comercial del Tandil SA v. Esquerdo y Figueroa, Elena A. y otros
s/ejecución hipotecaria - recurso de queja”; Ac. 79.772, 13/12/2000, “Gaspar, Mirta v. Trimboli, Rosario s/acción
de simulación” [J 14.74959-1].
398
SCBA, Ac. 78.015, 1º/11/2000, “Banco Comercial del Tandil SA v. Esquerdo y Figueroa, Elena A. y otros
s/ejecución hipotecaria - recurso de queja”; Ac. 79.772, 13/12/2000, “Gaspar, Mirta v. Trimboli, Rosario s/acción
de simulación” [J 14.74959-1].
399
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 24/10/1996, “Banco Caja de Ahorro SA s/incidente de impugnación de
inf. individual”.
400
SCBA, Ac. 35.064, 22/10/1985, “Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina v. Oggero Hnos. y otro s/daños y
perjuicios”; Ac. 37.524, 18/8/1987, “Turdo, Carmelo R. y otros v. Lezcano, Ricardo I. y otros s/desalojo por
intruso” [J 14.5103-1]; Ac. 49.451, 14/3/1995, “Incurato, Fernando v. Volkart, Ida Rosmarie s/daños y
perjuicios” [J 14.5103-2].
401
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 18/8/1992, “Olivero, Jorge E. y otro v. Ramos, Luis D. y otros s/daños
y perjuicios”.

149
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 124, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se omite mencionar al secretario entre
quienes pueden autorizar el cargo de recepción de escritos.

CAPÍTULO III - Audiencias

Art. 125. Reglas generales


Las audiencias, salvo disposición expresa en contrario, se ajustarán a las siguientes reglas:
1º) Serán públicas, a menos que los jueces o tribunales, atendiendo las circunstancias del caso,
dispusieren lo contrario mediante resolución fundada.
2º) Serán señaladas con anticipación no menor de tres (3) días, salvo por razones especiales que
exigieren mayor brevedad, lo que deberá expresarse en la resolución. En este último caso, la
presencia del juez o tribunal, podrá ser requerida el día de la audiencia.
3º) Las convocatorias se considerarán hechas bajo apercibimiento de celebrarse con cualquiera
de las partes que concurran.
4º) Empezarán a la hora designada. Los citados sólo tendrán obligación de esperar treinta
minutos.
5º) El secretario levantará acta haciendo una relación abreviada de lo ocurrido y de lo expresado
por las partes.

1. AUDIENCIAS. REGLAS GENERALES


Esta norma prevé pautas genéricas para el desarrollo de las audiencias, las que deberán ser
complementadas con las que en cada caso específico regula el Código (audiencia testimonial, de
conciliación, de absolución de posiciones, para explicaciones de peritos, etc.).
Se establece la publicidad de las audiencias.
Ello es consecuencia del principio republicano de publicidad de los actos de gobierno. La actividad
jurisdiccional es parte de la tarea gubernamental y por tal motivo debe realizarse a la vista de todos los
ciudadanos quienes -interesados en la recta administración de justicia- pueden activar, si bien no
dentro del expediente por ser ajenos a él, mecanismos de contralor en casos de notorios y graves
desvíos en la misma (denuncia de superintendencia, penal o ante el jury de enjuiciamiento).
Lo dicho es sin perjuicio de que frente a supuestos debidamente justificados y como excepción, los
magistrados establezcan -de oficio o a pedido de alguno de los interesados- el carácter privado de la
audiencia, en cuyo caso impedirán el acceso a la misma a quienes no revistan la calidad de parte en el
expediente o a los auxiliares de la justicia cuya intervención no resulta indispensable. Normalmente se
adoptará esta medida frente a audiencias en la que los hechos a ventilar se refieran a aspectos de la
vida íntima de las personas o donde se ponga en juego su honor, reputación, etc.
En la práctica, la poca difusión de la agenda de los tribunales sumado al normalmente escaso espacio
edilicio con que se cuenta para el desarrollo de estas actividades atentan contra el efectivo
cumplimiento de este principio que sólo se pone de manifiesto cuando se trata de una causa de
repercusión pública.
Allí es el periodismo el que se encarga de registrar las diferentes contingencias procesales, tarea que
por lo común y de acuerdo con la experiencia de los últimos tiempos viene guiada por un criterio
netamente sensacionalista donde escasea el análisis objetivo, mesurado y jurídico de los hechos para
dar lugar a un desenfrenado interés por generar atención en el público (y así aumentar las ventas o el
promedio de audiencia) realizándose frente a la comunidad -con toda ligereza- evaluaciones y
comentarios apresurados y mostrando visiones distorsionadas o, en el mejor de los casos, parciales de
los acontecimientos judiciales, todo lo que contribuye a generar en la opinión pública un desfavorable
concepto de la actividad de los tribunales.
En suma, presenciamos un ejercicio abusivo y pernicioso de la libertad de prensa atribuible tanto a sus
integrantes -normalmente poderosos multimedios- como también a cierto grupo de abogados y
magistrados desprovistos de los mínimos principios éticos de los que deberían -ellos más que nadie
por las respectivas funciones que la sociedad les ha encomendado- hacer gala.

150
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por el inc. 2º se establecen los plazos a los fines de la válida fijación de audiencias. En realidad, se
trata de los términos mínimos de antelación necesaria para anoticiar a los citados a esa diligencia.
Los jueces habrán de tener en cuenta el tiempo que insume la notificación de ese proveído. No sólo se
busca con esos días de anticipación que los citados puedan organizarse y disponer del tiempo
suficiente para concurrir a los estrados judiciales sino también -en el caso de las partes- que puedan
delinear juntamente con sus letrados la estrategia a desplegar en el acto procesal para el que son
convocadas.
Sólo excepcionalmente y ante casos justificados -fundándose el auto que así lo disponga- se pueden
fijar con menor tiempo del reglamentario y consecuentemente con menor anticipación, en cuyo caso si
las partes lo encuentran necesario, se podrá requerir la presencia del juez el mismo día de la audiencia.
Como ya se señalara en la nota al art. 34, inc. 1º, CPCC, se intenta que el principio de inmediación
tenga una mayor vigencia, lo cual choca frontalmente con el cúmulo de tareas que por lo general
agobia a los juzgados de primera instancia. Si bien resulta de lo más recomendable que sea el juez
quien conduzca las audiencias, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos ello no se cumple,
delegándose la tarea.
Se ha dicho que el recurso de nulidad interpuesto contra la sentencia dictada fundado en que la
citación para una audiencia fue cursada sin la debida anticipación, resulta extemporáneo pues tal
irregularidad debió denunciarse dentro del plazo perentorio de cinco días contado a partir de aquella
notificación. La postura seguida por el recurrente conduce de manera inexorable a la convalidación del
acto viciado402.
Para el caso de ausencia de alguna de las partes, la sola convocatoria a audiencia importará -por
mandato legal- el apercibimiento de celebrarse con la que asista. Sin embargo, resulta obvio que en
ciertos casos donde es esencial la presencia de ambas partes -por ejemplo, una audiencia de
conciliación- el acto de marras no surtirá ningún efecto.
Se busca puntualidad en la celebración de las audiencias, previéndose como tiempo de espera el de
treinta minutos luego de lo cual se celebrará con los presentes o bien se dejará constancia en un acta de
lo acontecido: mención de los que han asistido y de los que no lo han hecho 403.
También se contempla la forma en que habrá de quedar registrado en el expediente lo ocurrido en el
transcurso de estas diligencias.
Si bien la audiencia constituye el acto oral por excelencia, dada la vigencia del principio escriturario es
necesario que el secretario levante un acta con la relación de lo esencial de la misma así como de las
manifestaciones de las partes, la que luego será firmada por todos los asistentes. A pedido de los
letrados se podrán consignar otras cuestiones que puedan ser consideradas de interés salvo que la parte
contraria a la peticionante se oponga, en cuyo caso habrá de resolver el juez sobre el punto. Téngase
en cuenta que en algunos casos, el acta de la audiencia habrá de ser “circunstanciada” (por ejemplo, el
caso de la audiencia testimonial y la de absolución de posiciones).
En ese supuesto el diferendo se pondrá a consideración del juez que resolverá en el acto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 125, Código nacional.
Se establece la publicidad de las audiencias “bajo pena de nulidad” y se mencionan algunas de las
causas que el juez puede esgrimir para disponer limitaciones a este principio. No se incluye la
posibilidad de que las partes requieran la presencia del juez. Se aclara que cuando una audiencia se
suspenda, se fijará en el acto la fecha de su reanudación. También, que luego de transcurridos treinta
minutos las partes que asistieron podrán retirarse dejando constancia de su presencia en el libro de
asistencia. Se señala que el acta será firmada por el secretario y las partes salvo que alguna de ellas no
hubiera querido o podido hacerlo, en cuyo caso se dejará constancia.
Se incorpora un inc. 6º donde se hace referencia a que el tribunal -si así lo decidiere- podrá disponer la
documentación de la audiencia mediante fonograbación. Se establecen las pautas para ello, la fuerza

402
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 29/9/1995, “Tabellone, Alberto A. v. Carnevale, José D. s/cobro ejecutivo”.
403
“Si la parte fue citada a una audiencia es obvio que debe concurrir al juzgado de radicación del juicio y no
adonde se le ocurra, porque allá es donde se realizan esos actos, salvo situaciones especiales que serán indicadas
en el caso; y si así no procedió, su torpeza no puede transferirse negativamente en desmedro del contralitigante
(arts. 34, inc. 1º, y 125, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 10/5/1994, “Introini, Néstor Luis v.
Ortero, Raúl Oscar s/cobro ejecutivo”.

151
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
probatoria de los registros y la utilización de los mismos por la alzada. Mediante el inc. 7º se prevén
otros medios técnicos de registro.
Se trata de pautas que en el régimen provincial pueden ser obtenidas de la interpretación del art. 126.

Art. 126. Versión taquigráfica e404 impresión fonográfica


A pedido de parte, a su costa, y sin recurso alguno, podrá ordenarse que se tome versión
taquigráfica de lo ocurrido o que se lo registre por cualquier otro medio técnico, siempre que se
solicitare con anticipación suficiente. El juez nombrará de oficio a los taquígrafos, o adoptará las
medidas necesarias para asegurar la autenticidad del registro y su documentación. Las partes
podrán pedir copia carbónica del acta que firmarán todos los concurrentes y el secretario.

1. REGISTRO DE LAS AUDIENCIAS


En el artículo anterior se ordena levantar un acta de lo ocurrido. Ello es lo habitual.
Aquí, en el tramo final de la manda se contempla el recaudo de la firma de todos los asistentes así
como la posibilidad de que las partes requieran y obtengan una “copia carbónica” del acta. Esta forma
de reproducción hoy se ve reemplazada normalmente por el fotocopiado o la impresión rápida del acta
por el mismo equipo informático con el que se confeccionó el original.
Sin embargo, por lo común el acta sólo recoge lo medular de la diligencia. En ciertos casos, a las
partes puede interesarles que quede registro de la totalidad de las manifestaciones vertidas en la
audiencia o del conjunto de actividades allí desplegadas -imagínese el caso de una compleja
reconstrucción de hechos donde intervienen testigos y peritos-.
En ese caso, el Código contempla la posibilidad de que tome versión taquigráfica o que se grabe lo
ocurrido sea sólo en lo que hace al audio o bien audio e imagen. La concurrencia de taquígrafos al
recinto judicial para reproducir el tenor de una audiencia entendemos que hoy resulta un recurso
obsoleto atento las posibilidades técnicas muy accesibles que permiten la grabación -y ulterior
eventual desgrabación- de lo sucedido ya sea con una grabadora de casetes, videograbadora o webcam
que capte imagen y sonido.
El costo de estos recursos será a cargo de la parte que los pida y la decisión que lo disponga no podrá
ser recurrida. La ley establece como recaudo que se lo requiera con antelación suficiente y
normalmente se delegará en el secretario la tarea de supervisar la utilización de los equipos para que,
luego de concluida la labor de los encargados de llevar adelante el registro, pueda certificar la
autenticidad de la versión obtenida.
El Anteproyecto de Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires contempla
expresamente estas formas de registro de las audiencias, adquiriendo en este caso una relevancia
particular dado que el sistema que allí se propicia busca potenciar la oralidad en el trámite civil y
comercial local (art. 125.f de ese Anteproyecto).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los inc. 6º y 7 del art. 125, Código nacional.

CAPÍTULO IV - Expedientes

Art. 127. (Texto según ley 12141, art. 1) Préstamo


Los expedientes únicamente podrán ser retirados de la secretaría, bajo la responsabilidad de los
abogados apoderados o patrocinantes, peritos o escribanos en los casos siguientes:
1º) Para alegar de bien probado.
2º) Para expresar agravios o contestar los mismos en los términos de los arts. 254 y 260.
3º) Para practicar liquidaciones y pericias; partición de bienes sucesorios; operaciones de
contabilidad; verificación y graduación de créditos; mensura y deslinde; división de bienes
comunes; cotejo de documentos y redacción de escrituras públicas.
4º) Cuando el juez lo dispusiere por resolución fundada.
En los casos previstos en los dos últimos incisos, el juez fijará el plazo dentro del cual deberán
ser devueltos.
404
Rectius est: o.

152
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

1. CUSTODIA DE LOS EXPEDIENTES


Siendo nuestro trámite procesal de neto corte escriturario, el conjunto de documentos que reúne el
expediente constituye el soporte básico del proceso.
De allí la importancia de que sea llevado correctamente, de modo organizado, foliado correctamente,
etc. Muchas de las pautas que se aplican a esta actividad están contenidas en el acuerdo 2514/1992 ya
citado.
El secretario es el encargado de la custodia material de los expedientes. Este funcionario es el que
debe velar porque las actuaciones permanezcan dentro del ámbito físico de la dependencia judicial a la
que pertenece y en buen estado.
Fuera del marco regulatorio determinado por los arts. 127 y 128, CPCC y res. 854/1973 de la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia, los expedientes -por principio- no pueden ser retirados de la
secretaría por una elemental razón de orden y seguridad ya que de lo contrario dificultaría el contralor
de los justiciables en la tramitación del proceso y facilitaría las pérdidas y extravíos 405.
Sin embargo, pueden configurarse diversos supuestos en los que sea necesario que el expediente salga
de allí.
Esta norma prevé algunos de esos casos: la realización de los alegatos -ya que es imprescindible contar
con el conjunto de la prueba producida y obrante en autos-, la confección de la expresión de agravios y
su respuesta -aquí también es vital contar con todas las actuaciones previas a la sentencia de mérito de
primera instancia pues de esa información surgirán o bien las causas del perjuicio para utilizarlas como
argumento del recurso o bien, los contraargumentos sobre la base de los cuales se habrá de intentar
convencer al juez de la sinrazón del recurso de la contraria-, la práctica de actos variados que
requieren -aquí también- contar con los datos de toda la causa o bien de gran parte de ella, resultando
más expeditivo y económico trabajar sobre el expediente mismo antes de requerirse copia de toda la
documentación allí obrante que habrá de utilizarse.
La enumeración no es taxativa ya que también se permite que sea el juez -frente a una petición
específica realizada por escrito exponiendo las razones del requerimiento- quien disponga de manera
fundada el préstamo. Esta resolución -providencia simple- no es susceptible de apelación ya que no
causa gravamen alguno que no pueda ser reparado por la sentencia definitiva 406.
Salvo el caso de los alegatos y de la expresión de agravios y su respuesta -todos esos actos tienen
plazos procesales preestablecidos-, los demás supuestos requerirán que el juez determine cuándo el
expediente habrá de ser reintegrado a su ámbito natural: la secretaría del juzgado.
Finalmente y en cuanto a los efectos del préstamo de las actuaciones, se ha dicho que el retiro de la
causa por el letrado patrocinante (art. 127) importa un supuesto de notificación tácita respecto del
patrocinado407, circunstancia que deberá ser ponderada en cada caso a los fines notificatorios de los
actos procesales.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 127, Código nacional.
Se aclara que el retiro de expediente para el alegato de bien probado sólo puede tener lugar en el juicio
ordinario. Se omite el inc. 2º (préstamo de la causa para la expresión de agravios y contestación a los
mismos). Dentro de los actos del inc. 2º (3º provincial) se omite la verificación y graduación de
créditos. Y finalmente se agrega un último párrafo donde se consigna que el Procurador General de la
Nación, los procuradores fiscales de la Corte Suprema y los de cámara podrán también retirar los
expedientes cuando actúen representando al Estado nacional para presentar memoriales y expresar o
contestar agravios.

Art. 128. (Texto según ley 11593, art. 1) Devolución

405
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 30/5/1989, “Olano, Francisco s/sucesión ab intestato”.
406
Cám. Civ. y Com. Quilmes, 16/9/1998, “Meiorin, Sergio v. Servente, Mauricio s/homologación de convenio -
incidente de ejecución de sentencia (recurso de queja)”.
407
SCBA, Ac. 46.992, 15/3/1994, “Mograbi, Rebeca v. Papajorge, Nicolás y otros s/escrituración - daños y
perjuicios”.

153
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si vencido el plazo no se devolviese el expediente, quien lo retiró será pasible de una multa de
cincuenta pesos ($ 50), por cada día de retardo, salvo que manifestase haberlo perdido, en cuyo
caso se aplicará lo dispuesto en el art. 130, si correspondiere.
El secretario deberá intimar su inmediata devolución a quien lo retenga, y si ésta no se efectuara,
el juez mandará secuestrar el expediente, con el auxilio de la fuerza pública, sin perjuicio de
remitir los antecedentes a la justicia penal.

1. CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE REINTEGRO DEL EXPEDIENTE


El art. 127 establece que el retiro del expediente se hará bajo la responsabilidad de los sujetos
habilitados legalmente -salvo resolución del juez en otro sentido-: abogados apoderados,
patrocinantes, peritos o escribanos.
Éstos podrán tener en su poder las actuaciones por cierto tiempo (establecido por ley según el acto
para el que se pide la causa o por el juez) y deberán reintegrarlo en la oportunidad señalada ya que de
lo contrario se prevén multas acumulativas, más allá de las consecuencias procesales que se verán en
cada caso en particular.
Frente al incumplimiento, además de la sanción pecuniaria prevista, el secretario puede intimar a la
inmediata devolución del expediente a quien lo retiró. Si la orden no se cumple voluntariamente, el
juez puede ordenar que sea secuestrado mediante un mandamiento que diligenciará un oficial de
justicia con auxilio de la policía de ser necesario. Claro que también la desobediencia podrá ser objeto
de análisis en la esfera penal para lo cual el magistrado deberá remitir los antecedentes del episodio a
ese fuero.
Puede darse el caso de que la falta de devolución se deba a que quien retiró el expediente lo haya
extraviado.
Frente a ello, corresponderá el trámite de su reconstrucción sin perjuicio de que también la conducta
de la persona en cuyo poder se encontraba el expediente al desaparecer pueda ser pasible de reproches
ulteriores tal como lo pauta el art. 130.
Cuando se comprueba que la pérdida del expediente es imputable a algún profesional, deja de ser
aplicable la multa prevista en el art. 128, para dar lugar a otra sanción pecuniaria mucho más grave lo
que queda librado al prudente arbitrio del órgano jurisdiccional 408.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 128, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 129. Procedimiento de reconstrucción


Comprobada la pérdida de un expediente, el juez ordenará la 409 reconstrucción la que se
efectuará en la siguiente forma:
1º) El nuevo expediente se iniciará con la providencia que disponga la reconstrucción.
2º) El juez intimará a la parte actora, o iniciadora de las actuaciones, en su caso, para que dentro
del plazo de cinco (5) días presente las copias de los escritos, documentos y diligencias que se
encontraren en su poder. De ellas se dará vista a la otra u otras partes, por el mismo plazo, a fin
de que se expidan acerca de su autenticidad y presenten, a su vez, las que tuvieren en su poder.
En este último supuesto también se dará vista a las demás partes por igual plazo.
3º) El secretario agregará copia de todas las resoluciones correspondientes al expediente
extraviado que obren en los libros del juzgado o tribunal, y recabará copias de los actos y
diligencias que pudieren obtenerse de las oficinas o archivos públicos.
4º) Las copias que se presentaren u obtuvieren serán agregadas al expediente por orden
cronológico.
5º) El juez podrá ordenar, sin sustanciación ni recurso alguno, las medidas que considerare
necesarias. Cumplidos los trámites enunciados dictará resolución teniendo por reconstruido el
expediente.

408
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 16/3/1993, “Salvatoris, Ana v. Almagro, Guillermo E. s/repetición de
pago”.
409
Rectius est: su.

154
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. RECONSTRUCCIÓN DEL EXPEDIENTE
Ya señalamos la trascendencia del expediente para el proceso civil y comercial tal como lo regula
nuestro Código.
De allí que con su desaparición podemos decir que “desaparece el proceso” ya que se pierde el cuerpo
que reúne en forma íntegra y ordenada todas las constancias originales de los actos jurídicos
realizados. Si bien es cierto que en la teoría podemos diferenciar los actos procesales de su
instrumentación, no lo es menos que en el caso de un sistema de fuerte impronta escrituraria como el
que contempla nuestro Código en la gran mayoría de los casos ambos fenómenos se funden en uno
solo: el papel donde obren las manifestaciones de los distintos operadores procesales. De allí la
dificultad que existirá de probar los actos realizados si no es a través de copias de los documentos que
plasmaron por escrito cada uno de esos eventos de la litis.
Frente a la grave contingencia que importa la pérdida del expediente -sea por extravío o destrucción
total o parcial410- está previsto el trámite de reconstrucción para lo cual habrá que recurrir a las copias
que de las resoluciones dictadas obran registradas en los tribunales y de las copias de los documentos
que las partes pudieron haber conservado en su poder.
El expediente de reconstrucción tiene que reproducir, en la medida de lo posible, exactamente lo que
obraba en el reconstruido y no servir de medio para alterar la situación jurídica existente en el
desaparecido, vulnerando con ello el valor justicia y el principio de lealtad procesal 411.
La reconstrucción principia con el despacho del juez que dispone esta medida, normalmente luego de
un informe del secretario que da cuenta de la falta del expediente y de la imposibilidad de ubicarlo.
Por lo común, esta actividad se ve motorizada por el pedido de alguna o de ambas partes de búsqueda
del expediente.
Se convocará formalmente a los litigantes para que en el plazo de cinco días acompañen todos los
documentos referidos a la causa extraviada que tengan en su poder. De lo que presente una de las
partes se dará vista a la otra para que señale lo que estime corresponda respecto de la autenticidad de
las piezas aportadas y a su vez adune la documentación en su poder, de lo que volverá a darse vista a
su contraria.
Es de buena práctica conservar copia de los escritos presentados -con la constancia de recepción que
coloca en ellas el juzgado a requerimiento de la parte- para evitar inconvenientes posteriores.
Hoy día, la utilización de computadoras en la preparación y almacenamiento de documentos permite
obtener fácilmente copias de las presentaciones realizadas por los letrados con sólo recurrir a la
memoria del ordenador e imprimir nuevamente la pieza de que se trate.
Sin embargo, observamos que una copia que tiene la constancia de recepción del juzgado tendrá
mayor valor probatorio a los fines de integrar un expediente reconstruido que la nueva impresión que
realice el letrado del escrito guardado en la memoria de su computadora. Respecto de este último
escrito, la contraparte -en la oportunidad idónea- podrá oponer más reparos respecto de su autenticidad
que en relación a aquel que posee la constancia de recepción mentada.
Al secretario incumbirá obtener las copias de resoluciones de los archivos judiciales respectivos
-libros de registros de sentencia, de interlocutorias, caja de seguridad de la secretaría 412, archivo de
tribunales, etc.- así como de la documentación que exista en registros públicos de diferente tipo. Él se
encargará de recabar la información necesaria mediante oficios. Todo ese conjunto de documentos será
agregado en forma cronológica y luego de ello, si aun fuere necesario alguna otra actividad para
410
“El ordenamiento prevé un mecanismo de reconstrucción cuando un expediente se pierde, que alcanza incluso
a la documentación a él acompañada (art. 129, inc. 2º, Código Procesal). Dicho procedimiento, que contempla la
pérdida total de las actuaciones, es también de aplicación, sin duda alguna, cuando lo que se extravía es una parte
de las mismas o los documentos que agregaron las partes para dar sustento a sus derechos. En esta materia, lo
que es aplicable al todo resulta igualmente aplicable a una porción del mismo, en tanto el fin perseguido es que
lo que se perdió pueda ser rehecho para que la causa siga su trámite y alcance su fin natural que es la sentencia”.
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/3/1998, “Texshu SA v. Saccomanno, José y otros s/cobro de australes”.
411
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 26/12/1991, “Labato de Rodríguez, Lucía Emilia v. Sacco, Ubaldo
Néstor s/desalojo”.
412
“La fotocopia del documento base del presente juicio ejecutivo (cheque), debidamente certificada por el
actuario, reservada oportunamente en Secretaría, resulta un elemento de incuestionable utilidad para el trámite de
reconstrucción de la causa, no sólo por su representatividad, sino por el valor que le confiere la atestación de
autenticidad hecha por el funcionario público interviniente, sin perjuicio, claro está, de la valoración que al
momento de sentenciar, pueda hacer el magistrado en función de las particularidades del caso (arts. 979, inc. 4º,
y su doct. del Código Civil, 129, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/2/2001,
“Chazarreta, Carlos E. v. Labriola, Daniel E. s/ejecutivo”.

155
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
completar la información reunida, la dispondrá el juez sin conferir traslado y mediante resolución no
recurrible, luego de lo cual dará por concluida la reconstrucción del expediente perdido prosiguiendo
el trámite según el estado en que se encuentre.
La tarea, por lo expuesto, no es sencilla. El expediente reconstruido se conforma con constancias en
poder de las partes a las que la contraria puede oponer su desconocimiento como instrumento que
refleje el original perdido. Estas oposiciones deben ser tomadas con cautela por el juez. Se ha dicho
que si en este trámite se niega autenticidad a los elementos traídos para reconstruir el expediente,
deben aportarse pruebas por lo menos equivalentes ya que de lo contrario la actitud reticente de una de
las partes conduciría al fracaso de la mayoría de las reconstrucciones 413.
La reconstrucción del expediente debe ser un trámite que no retrase exageradamente la sustanciación
del proceso. El juez tratará de que sea rápido y sencillo para lo cual deberá contar con la colaboración
de las partes. De allí que la vista contemplada por el art. 129, inc. 2º, de los documentos aportados por
una de las partes a su contraria, no requiere el acompañamiento de copias para traslado. Debe
concurrir la interesada a la secretaría a los fines de controlar los autos y así formular las objeciones
que considere oportunas414.
Una vez cumplimentados los trámites establecidos en el art. 129, corresponde dictar resolución
teniendo por reconstruido el expediente toda vez que el procedimiento de reconstrucción tiene por
presupuesto necesario la comprobación de su pérdida 415.
Se ha sostenido respecto de esta contingencia que si son válidas las notificaciones cursadas a la parte
haciéndole saber primero la aprobación de la reconstrucción y anoticiándola luego de posteriores
resoluciones dictadas en el expediente reconstruido, ello implica la extemporaneidad del planteo de
nulidad formulado tras la sentencia. Si bien es cierto que en su momento no se cumplieron
acabadamente las disposiciones del art. 129 no puede la parte cuestionar la validez de actuaciones
reconstruidas hace años, de las que fue notificada y que consintió en su momento. Por lo demás, la
crítica a la evaluación errónea de la prueba, que pueda padecer la sentencia, debe ser materia de la
apelación y no puede dar lugar a la nulidad de las actuaciones 416. También, que el auto que se limita a
tener por reconstruido el expediente es irrecurrible pues no impide que puedan ser agregadas otras
constancias con posterioridad o que el juez pueda ordenar las medidas que considere necesarias antes
de resolver417.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 129, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos.

Art. 130. (Texto según ley 11593, art. 1) Sanciones


Si se comprobase que la pérdida de un expediente fuere imputable a algún profesional, éste será
pasible de una multa entre doscientos cincuenta pesos ($ 250) y quince mil pesos ($ 15.000), sin
perjuicio de su responsabilidad civil o penal.

1. RESPONSABILIDAD POR PÉRDIDA DE EXPEDIENTE


Cuando se determine que la pérdida de la causa se debió a una conducta culposa, negligente o dolosa
de algún profesional interviniente418, el Código Procesal Civil y Comercial contiene una multa
413
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 20/3/1990, “Aranciaga, Norma Beatriz v. Di Plácido, Daniel Héctor
s/homologación de convenio”.
414
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 4/4/1991, “Biondo, Héctor D. v. Trovato, Mario s/ejecución de
honorarios”.
415
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 28/11/1989, “M., B. y G. de M., M. s/divorcio art. 67 bis - búsqueda de
expediente”.
416
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 30/5/1996, “Olivera, Mirta Yolanda v. Clínica Santo Domingo s/daños y
perjuicios”.
417
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 17/11/1992, “Ralero, Francisco v. Benvenutto, Julio y otro s/daños y
perjuicios”.
418
“La sanción que estatuye el art. 130 del ritual está supeditada al sumario administrativo que debe instruirse a
raíz del extravío del expediente, en el que corresponderá en todo caso determinar si la pérdida es imputable o no
al respectivo profesional (doct. arts. 6.4, 6.1 y concs. resolución SCBA 854/1973)”. Cám. Civ. y Com. San
Martín, sala 2ª, 17/12/1998, “Orlando, Alba v. Basaldúa, Carlos Alberto s/divorcio vincular por presentación

156
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
graduable de acuerdo con la gravedad de la falta, más allá de lo que corresponda en la órbita penal ya
que deberá el juez de la reconstrucción además de comunicar la pérdida a la Suprema Corte remitir los
antecedentes del caso a la justicia penal.
No procede la aplicación de una sanción de multa a un profesional por la pérdida de un expediente -se
ha dicho- si no se han individualizado los elementos o constancias existentes en el juzgado que
documenten el préstamo al mismo ni se ha efectuado la investigación administrativa previa, pues su
gravedad requiere de fehaciente comprobación del presupuesto que la autoriza 419.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 130, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la inclusión expresa entre los sujetos
sancionables por la pérdida del expediente a las partes.

CAPÍTULO V - Oficios y exhortos

Art. 131. Oficios y exhortos dirigidos a jueces de la República


Toda comunicación dirigida a jueces de jurisdicción provincial por otros del mismo carácter, se
hará mediante oficio. Las dirigidas a jueces nacionales o de otras provincias, por exhorto.
Podrán entregarse al interesado, bajo recibo en el expediente, o remitirse por correo. En los
casos urgentes podrán expedirse o anticiparse telegráficamente.
Se dejará copia fiel en el expediente de todo exhorto u oficio que se libre.

1. ACTOS DE COMUNICACIÓN ENTRE AUTORIDADES JUDICIALES ARGENTINAS


La actividad jurisdiccional de un magistrado requiere en ocasiones del auxilio de un par.
Ello puede ocurrir tanto a los efectos de que le provea de información necesaria para la causa en
trámite como para que ejecute determinada diligencia en el ámbito de su jurisdicción territorial. Se
trata de un pedido de colaboración o “rogatoria” -según terminología antigua- ya que entre
magistrados no podría haber lugar para una orden.
Tales requerimientos se efectúan a través de los especiales actos de comunicación que regula este
artículo. Oficios y exhortos son dos especies de aquel género.
La letra de la manda en estudio indica que el oficio será utilizado entre magistrados de la justicia
bonaerense mientras que el exhorto se reserva para la comunicación con un juez de otra provincia o
con uno nacional. La ley 22172 modificó -como se verá- esta norma.
En los casos de oficios que se cursen dentro de la provincia -regidos por el artículo en análisis- los
mismos podrán ser enviados por correo o bien diligenciados por la parte interesada -dejándose
constancia de entrega en el expediente-. Entendemos que cualquiera sea la modalidad que se adopte
por parte del tribunal, ello habrá de ser puesto en conocimiento de los litigantes a los fines de que se
produzca la actividad útil que corresponda evitándose el retraso de la causa.
Para el caso de urgencia, podrá emplearse el telegrama junto con otros medios (fax o correo
electrónico) para adelantar el contenido del oficio.
En un proceso predominantemente escriturario como el que regula este Código, es normal que se
ordene la agregación al expediente de la copia de todo oficio que se libre.

2. SIMPLIFICACIÓN DE LAS FORMAS: LEY 22172


La actividad tribunalicia que requiere de la ayuda de un juez de extraña jurisdicción no debe
enfrentarse a las trabas burocráticas que pueden derivar de un rígido y formalista sistema de
comunicaciones entre órganos judiciales.
Es por ello que en el año 1980 mediante la ley nacional 22172 se aprueba el convenio celebrado entre
los poderes ejecutivos de la Nación y de la provincia de Santa Fe sobre comunicaciones entre
tribunales de distinta jurisdicción territorial. Esta norma -a la cual adhiere la provincia de Buenos
Aires a través de la ley 9618 - tiende justamente a reducir las formalidades y hacer más expedito el
referido sistema de comunicaciones.

conjunta. Reconstrucción”.
419
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/6/2000, “Oficio: Pedrazzoli, Hugo A. y otra v. Pedrazzoli, Oscar y otra
s/cobro de pesos”.

157
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
A partir de esa adhesión se modifica lo que prevé el art. 131 en análisis ya que el convenio establece
que la comunicación entre tribunales de distinta jurisdicción territorial, se realizará directamente por
oficio, sin distinción de grado o clase, siempre que ejerzan la misma competencia en razón de la
materia -salvo en los casos en que se requieran medidas vinculadas con otro juicio o con una oficina
de la dependencia del tribunal al que se dirige el oficio (art. 1)-.
Podrá observarse que en la práctica y llevados por la inercia de la tradición, los abogados suelen
denominar “exhorto” a este oficio.
El convenio indica asimismo que los oficios no requieren legalización y establece cuál habrá de ser el
contenido de los mismos (art. 2).
Es importante destacar el rol de colaborador que asume el juez al que se dirige el oficio, quien
examinará sus formas y sin juzgar sobre la procedencia de las medidas solicitadas, se limitará a darle
cumplimiento dictando las resoluciones necesarias para su total ejecución, pudiendo remitirlo a la
autoridad correspondiente.
Ello así salvo el caso donde observe que aquellas medidas violen manifiestamente el orden público
local, en cuyo caso se abstendrán de darles cumplimiento (art. 4).
Por eso es que ante el juez al que se dirige el oficio no podrá discutirse ninguna cuestión referida a la
procedencia de las medidas pedidas. En ese sentido se ha dicho que sin perjuicio de las
manifestaciones o reservas que las partes puedan formular en el acta de audiencia llevada a cabo por
delegación en extraña jurisdicción, aquellas cuestiones referidas a la pertinencia y admisibilidad de la
medida probatoria en cuestión así como la eventual pérdida del derecho a producirla, resultan ajenas al
cometido del juez comisionado por ser privativas del magistrado que interviene en el principal 420.
Los arts. 5, 6 y 7 contienen normas claramente dirigidas a la simplificación y agilización de estos
trámites al permitir que los secretarios ejerzan actividad ordenatoria, al obviar la necesidad de oficio al
tribunal para practicar notificaciones, citaciones e intimaciones o para realizar pedidos de informes o
cumplir resoluciones o sentencias que deban inscribirse en los registros o reparticiones públicas de
otra jurisdicción territorial.
En lo que hace a la actividad de los profesionales encargados de tramitar estas comunicaciones
interjurisdiccionales, el convenio contempla que serán presentados por abogados o procuradores
matriculados en la jurisdicción donde deba practicarse la medida (art. 8) y en cuanto a la remuneración
de estas tareas, la regulación de honorarios corresponderá al tribunal oficiado, quien la practicará de
acuerdo con la ley arancelaria vigente en su jurisdicción.
Los honorarios correspondientes a la tramitación de medidas ordenadas por tribunales de otra
jurisdicción, sin intervención del tribunal local, también serán regulados por éste de acuerdo con las
mismas pautas (art. 12).

3. FIRMA DE LOS OFICIOS


Tratándose de comunicaciones entre jueces corresponde que sean firmadas por el magistrado
requirente, ya sea que se trate de los oficios entre jueces provinciales de Buenos Aires -tal lo que surge
del art. 38, inc. 2º- como de los que se ven alcanzados por las pautas de la ley 22172 cuyo art. 3 exige
“el sello del tribunal y la firma del juez y del secretario en cada una de sus hojas”.

4. HONORARIOS
Se han suscitado controversias al momento de requerirse regulación de honorarios de abogados que
han intervenido en la tramitación de este tipo de actos de comunicación interjurisdiccional.
Una de las cuestiones ha sido determinar ante qué juez habrá de realizarse esta petición. Y ello
depende del tipo de “exhorto” u “oficio” de que se trate.
A esos efectos y como precisión previa se ha establecido que el art. 50, dec.-ley 8904/1977 se refiere a
los “exhortos” librados por los jueces y/o tribunales de otra provincia o de la Capital Federal, y no a
los oficios librados entre magistrados provinciales 421. Sentado ello y haciendo aplicación de la regla
del art. 12 del convenio citado, la jurisprudencia también ha señalado que en tanto el art. 50, dec.-ley
8904 citado se refiere a “los exhortos” -hoy oficios ley 22172 a la cual adhieren las provincias-
expedidos por los jueces y/o tribunales de la provincia o Capital Federal y no a los oficios librados
entre jueces bonaerenses conforme a lo previsto por el art. 131, CPCC la regulación de los honorarios
420
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/3/1998, “Contreras, Nélida v. Naya, Leonardo s/tercería de
dominio”.
421
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 29/8/1991, “Lespary SRL v. Municipalidad de Hipólito Yrigoyen
s/daños y perjuicios”.

158
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de los letrados intervinientes en el diligenciamiento de estos últimos, corresponde sea efectuada por el
juez oficiante por ser dicho diligenciamiento una más de las pautas a tener en cuenta a fin de mensurar
la actuación del profesional -art. 16, decreto-ley antes mencionado- 422.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 131, Código nacional.
Salvo la natural adaptación respecto de las categorías de jueces (nacionales por provinciales) y la
expresa referencia a las reglas que plasman los convenios de comunicaciones entre magistrados, no
existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos.

Art. 132. Comunicaciones dirigidas a autoridades judiciales extranjeras o de éstas


Las comunicaciones dirigidas a autoridades judiciales extranjeras se harán mediante exhorto.
Tales comunicaciones, así como las que se reciban de dichas autoridades, se regirán por lo
dispuesto en los tratados y acuerdos internacionales y en la reglamentación de superintendencia.

1. ACTOS DE COMUNICACIÓN ENTRE JUECES NACIONALES Y EXTRANJEROS


Como se ha visto, luego de la adhesión al sistema de la ley 22172, todas las comunicaciones entre
jueces que se encuentren dentro del país se realizan a través de un “oficio”.
El exhorto tendrá virtualidad cuando se debe requerir colaboración a un juez extranjero. Tal la
hipótesis que recoge este artículo.
El fundamento y la finalidad del exhorto resultan ser los mismos que mencionamos respecto del
oficio: el pedido de colaboración a otro magistrado para un mejor cumplimiento de la tarea de impartir
justicia.
Desde el momento que pone en contacto autoridades de diferentes naciones, la vinculación entre este
acto de comunicación y el derecho internacional es muy estrecha.
La misma norma remite a los tratados y acuerdos internacionales al respecto. Sin embargo, puede
darse el caso de que no exista una regulación convencional del tema entre los países a los que
pertenecen los jueces que requieren comunicarse.
En esos casos no existiría la obligación de los jueces argentinos de cumplir con lo solicitado por el
magistrado extranjero. Sin embargo, reglas consuetudinarias del derecho internacional aconsejan
acceder a lo solicitado -en la medida en que ello no implique transgresión del orden público interno
conforme lo pauta el art. 14, CCiv.- teniendo en miras la necesidad de una buena convivencia y fluida
colaboración entre los países así como un eventual requerimiento recíproco.

2. TRÁMITE DE LOS EXHORTOS


Este artículo establece dos fuentes normativas de regulación del trámite de los exhortos: los tratados
internacionales y las reglamentaciones de superintendencia.
Respecto del primer grupo, son numerosas las normas que pueden ser de aplicación dada la gran
cantidad de convenios suscriptos por nuestro país sobre cuestiones relativas o conexas con la
tramitación de exhortos diplomáticos. Sin pretender ser exhaustivos en la enumeración, podemos
mencionar los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940, las leyes 23480 y 23481, 23502, 23619 y las
referidas al Mercosur: 24578, 24579, 24668, 25222 y 25223, entre muchas otras.
En lo que hace al ámbito de regulación de la Suprema Corte, este tribunal dictó la res. 760/1968 donde
se dispone que “los exhortos que se libren para tribunales extranjeros salvo lo dispuesto por convenios
o tratados internacionales, deberá elevarse a la Suprema Corte de Justicia para que ésta, previo examen
de sus formas extrínsecas, lo remita al Excmo. señor ministro de Relaciones Exteriores de la Nación,
con autenticación de la firma del magistrado exhortante” (art. 8).
Como se ve, el trámite allí consignado es siempre subsidiario a las previsiones que puedan existir en
normas del derecho internacional.

3. EXHORTOS Y BONO LEY 8480


En cuanto a otro de los aspectos prácticos del diligenciamiento de exhortos en la provincia -el pago del
Bono ley 8480 por el letrado interviniente- la jurisprudencia ha dicho que al ser el mismo un tributo
422
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 1/10/1996. “P y R Industrial y Comercial v. Guardia, Hugo s/oficio”;
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/3/2002. “Brusi, Daniel y otros v. Eseba SA s/cobro de pesos”.

159
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
impuesto por el Colegio de Abogados de la jurisdicción resulta obvio que el mismo debe oblarse una
sola vez por juicio y no en toda gestión útil dentro de la misma jurisdicción; sí se abonarán por cada
exhorto de extraña jurisdicción que se presenten ante los tribunales de la provincia o los que deban
tramitarse en la justicia de paz con intervención de abogado -art. 3, ley 8480-” 423.
Asimismo y respecto del Bono ley 8480, téngase en cuenta lo que prevé el art. 3 de esa norma -texto
según ley 10596 - en lo que hace a su valor cuando se trata del trámite de un exhorto: “(...) El Colegio
de Abogados de la Provincia de Buenos Aires fijará periódicamente el monto de ese derecho fijo, que
podrá alcanzar hasta el equivalente al cincuenta (50) por ciento del valor de un `jus´ y se reducirá en
un cincuenta (50) por ciento en cada exhorto proveniente de extraña jurisdicción que se presente ante
los tribunales de la provincia o los que deban tramitarse ante la justicia de paz letrada, con
intervención de abogado”.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 132, Código nacional.
Se incluyen algunas expresas condiciones para dar cumplimiento a medidas solicitadas por jueces
extranjeros (competencia del tribunal requirente y no afectación del orden público local).

CAPÍTULO VI - Notificaciones

Art. 133. Principio general


Salvo los casos en que procede la notificación en el domicilio, y sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo siguiente, las resoluciones judiciales quedarán notificadas, en todas las instancias, los
días martes y viernes, o el siguiente hábil, si alguno de ellos fuere feriado.
No se considerará cumplida la notificación, si el expediente no se encontrase en secretaría y se
hiciera constar esta circunstancia en el libro de asistencia, que deberá llevarse a ese efecto.
Incurrirá en falta grave el oficial primero que no mantenga a disposición de los litigantes o
profesionales el libro mencionado.

1. NOTIFICACIONES Y DERECHO DE DEFENSA


Resulta indiscutible la trascendencia jurídica de las notificaciones.
Luego de habernos referido a los oficios y exhortos, veremos que esta otra especie dentro de la
categoría “actos procesales de comunicación” es la que permite la plena vigencia del principio de
bilateralidad a través del cual se corporizan los derechos de defensa en juicio y al debido proceso que
se derivan del art. 18, CN.
Sin las notificaciones no podrían tener lugar las cargas procesales. Para que pueda existir en un sujeto
procesal un interés propio del cual se derive el imperativo de realizar determinado acto se debe contar
con información respecto de cuáles son las contingencias que van teniendo lugar durante el curso del
proceso.
Recién con ese conocimiento de los actos procesales que se producen ya sea de oficio o a pedido de su
contraria, la parte podrá evaluar qué conducta asumir para la mejor defensa de sus derechos.
De allí el rol esencial de las notificaciones.
En el marco de los derechos plenamente disponibles, sabido es que la ley no exige -como condición
para la validez del proceso- el efectivo ejercicio de la defensa por parte del interesado. El derecho
constitucional al debido proceso se ve abastecido con la sola circunstancia de que aquella parte contra
la que se dirige una pretensión sea debidamente anoticiada de esta circunstancia naciendo -recién
entonces- la carga de defenderse. Tan importante es este válido anoticiamiento que su existencia puede
dar lugar a la condena de un sujeto que nunca compareció en la causa, esto es, una condena en rebeldía
-art. 59 -.
Ahora bien, el régimen procesal contempla una diversidad de formas de notificación.
Esta pluralidad de maneras de anoticiamiento encuentra fundamento también en una variedad de
razones -trascendencia de los actos procesales a comunicar, necesidad de una mayor urgencia o
eficacia en la notificación, diferente manera de que los letrados tomen contacto con el expediente y las

423
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 28/5/1998. “Cadícamo, María Eugenia v. Asociación Cooperadora del
Instituto Ricardo Rojas s/exhorto”.

160
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
constancias allí reunidas, etc.- y en todos subyace la intención de salvaguardar los principios de
celeridad y economía procesal.

2. NOTIFICACIÓN MINISTERIO LEGIS Y CELERIDAD PROCESAL


En tal sentido, encontramos que el artículo en análisis contempla la forma de comunicación que
constituye la regla del sistema procesal bonaerense: la notificación automática, ministerio legis o ficta.
Como allí se señala, las partes quedarán notificadas de las resoluciones judiciales los días martes y
viernes -o, en el caso de que sea “feriado”, el siguiente día hábil- de cada semana salvo cuando el
expediente no se encuentre a disposición del letrado y se deje constancia de tal circunstancia en un
libro habilitado al efecto.
Respecto de los días “feriados” han existido algunas dudas hermenéuticas que motivaron la
interpretación judicial a los fines de esclarecer el sentido de la expresión normativa. Así se ha incluido
dentro de aquel término también a los días inhábiles -como los de la feria judicial- y a los días durante
los cuales se ha dispuesto suspensión de términos en forma general por la Corte o suspensión de
plazos en una causa en particular por acuerdo de partes.
Al respecto se ha resuelto que cuando el primer día de nota a que se refiere el art. 133 es inhábil, éste
pasa automáticamente al día siguiente hábil posterior al feriado. Los términos inhábil y feriado no
revisten diferencia desde el punto de vista procesal, sino que aparecen como sinónimos. A fin de
establecer cuándo se produce la notificación automática no importa si los días inhábiles afectan a una
jornada, a varias o a todo el mes como ocurre con el de enero pues la notificación se produce el primer
día hábil siguiente a los días incluidos en ese mes de feria 424. También, que al aludir el art. 133 a que
los días de nota fueren “feriado” se está refiriendo al día inhábil, hipótesis asimilable al caso en que se
encontraren suspendidos los términos procesales por resolución de la Suprema Corte de Justicia
actuando ambos supuestos como sinónimos. Siendo por último de destacar que si bien es cierto que el
art. 157 -párr. 3º- se refiere a la suspensión de los plazos procesales, una vez acaecida tal circunstancia,
dicho plazo suspendido se transforma en inhábil y a partir de allí es que debe estarse a lo dispuesto en
el párr. 1º del art. 133, citado425.
El proceso no puede quedar detenido a la espera de que las partes tomen real y efectivo conocimiento
de lo que se va resolviendo casi a diario en el expediente. Salvedad hecha de las notificaciones por
cédula o equivalentes reservadas para ciertos actos, el grueso de las resoluciones de trámite e
interlocutorias quedan notificadas el martes o viernes siguiente al día de su dictado. Y ello permite un
avance más rápido del juicio hasta su finalización.
Esta consagración del principio de celeridad procesal tiende a asegurar el valor seguridad jurídica al
permitir que un litigio suscitado en el seno de la sociedad encuentre su solución en un tiempo
“razonable”.
Resulta muy importante aquí destacar la necesidad de un actuar diligente por parte de los letrados.
Ellos son los encargados de cumplir con la carga de la parte de concurrir al tribunal para conocer el
tenor de las resoluciones que se dicten ya que a partir de lo que así se decida nacerán nuevas cargas 426
cuyo incumplimiento puede acarrear grave perjuicio al cliente con la consiguiente responsabilidad de
su abogado.
Si bien es cierto -como se dijo- que esta forma de notificación constituye la regla y se aplica para
todos los casos no contemplados expresamente en el Código, no lo es menos que en algunos casos se
han suscitado dudas acerca de su operatividad. Ello ha dado lugar a numerosos pronunciamientos
despejando los interrogantes al respecto.
Así, se dijo que como directriz genérica cabe mencionar que toda providencia simple se notifica por
ministerio de la ley. En esa inteligencia, se notifica fictamente el auto que ordena integrar la tasa de
justicia y los aportes de ley427, el traslado de los documentos que se acompañan al oponer excepciones

424
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/4/1999. “Maldonado, Oscar F. v. Calvo, Norma y otros s/daños
y perjuicios”; 18/9/2001. “Otero, Claudia Inés v. Corso, Miguel Ángel s/ejecución”.
425
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 26/2/2002. “Romagnoli, Betty Inés v. Acosta, Teresa y otros s/cobro
ejecutivo de alquileres”.
426
“Una vez que el anoticiamiento se ha producido por imperativo legal, el primer día de notificación ficta
posterior a la fecha de la providencia marca el momento donde comienza a correr el plazo para que el interesado
haga valer los derechos que estime asistirle (arts. 133, cit. y 156, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
27/12/2001. “Pastorini, Gloria H. v. Frigerio, Julio Héctor s/ejecución hipotecaria”.
427
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 2/3/1999. “Assenza Parisi, Lorena Carla y otro v. Nechuta, Juan Carlos y
otros s/daños y perjuicios”.

161
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
en el marco del juicio ejecutivo 428, la providencia simple respecto del litigante a cuya solicitud se
dictara aun cuando en dicho auto se hubiera ordenado la notificación 429, el traslado de las excepciones
opuestas por el demandado en el juicio ejecutivo 430, la providencia que hace saber a la parte la
renuncia efectuada por el letrado a su patrocinio431, etc.

3. FICCIÓN ATENUADA: EL LIBRO DE ASISTENCIA


Como venimos diciendo, con el sistema previsto en este artículo la ley considera que martes y viernes
las partes conocieron el contenido de los resolutorios judiciales aun cuando ello no haya ocurrido en la
realidad.
De ahí la antigua denominación de “notificación ficta”. La ley procesal establece esta ficción para
tornar eficaz el anoticiamiento y permitir así que las resoluciones comiencen rápidamente a surtir
efecto.
Claro que sostener esta construcción de manera absoluta resultaría reñido con el derecho de defensa.
Piénsese en el caso de que el expediente -por alguna razón- no pudiera ser compulsado por el
interesado que concurre esos días a la secretaría.
Con ese fin es que se ha ideado la manera de superar el escollo previendo la existencia del libro de
asistencia o libro de notas que se encuentra bajo la responsabilidad del oficial primero quien deberá
ponerlo a disposición de partes y letrados para que los días martes y viernes (o el subsiguiente hábil)
dejen allí constancia de haberse hecho presente en el juzgado sin poder encontrar el expediente que
venían a consultar.
De la letra del artículo en estudio surge que sólo dejando la nota referida en el libro de asistencia por la
parte o su letrado pueden éstos evitar que opere a su respecto la ficción legal del anoticiamiento ya
mencionada.
Tal ha sido también el criterio tradicional de la jurisprudencia.
Sin embargo encontramos que ello se ha flexibilizado en los últimos años desde el momento que han
aparecido decisiones en diferentes departamentos judiciales en favor de considerar que la nota en el
libro no es la única manera de evitar los efectos de la notificación automática.
En ese sentido se dijo que no obstante los términos en que ha sido redactado el art. 133, Código
Procesal, se ha sostenido que no puede considerarse cumplida la notificación automática si de las
propias constancias del expediente se desprende que con motivo de presentaciones posteriores a la
resolución que deba notificarse las actuaciones han permanecido a despacho 432 ello aun cuando no
exista la constancia en el libro de asistencia a que se refiere el art. 133 433. También se ha dicho que la
interpretación del art. 133 que sólo entiende justificada la falta del expediente mediante la firma de la
parte o del profesional en el libro de asistencia constituye un excesivo ritualismo en cuanto no toma en
cuenta que -más allá de su omisión- el expediente no se encontraba en letra 434.
Estos pronunciamientos tienden a dar primacía a la realidad objetiva evitando el vacío ritualismo que
surge de un apego extremo a la letra de la manda en estudio.
Sin embargo, también -en el sentido contrario- podemos leer que si la parte omitió dejar debida
constancia en el libro de asistencia del juzgado el día de nota correspondiente, la notificación debe
tenerse por operada “automáticamente” en esa fecha ya que el párr. 2º del art. 133 prevé la
comparecencia del letrado asentando -en presencia del oficial primero- el requerimiento infructuoso de
las actuaciones como la única forma legal de evitar los efectos de la notificación. Por lo tanto, la
circunstancia de encontrarse el expediente a despacho no lo exime de dejar la referida constancia pues
428
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/10/2000. “Scotiabank Quilmes SA v. Montalto, Natalia Carolina
s/cobro ejecutivo”.
429
“...pues todo justiciable que efectúa una petición asume, concordantemente, la carga de concurrir al juzgado a
verificar el proveído que la misma ha merecido”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/5/2000. “Gómez,
Héctor Valiente y Trufo, Élida Beatriz s/sucesión ab intestato”.
430
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/3/2000. “Credit Bankers International SA v. San Martín Goma SA
s/cobro de pesos ejecutivo”.
431
SCBA, Ac. 40.989, 2/7/1991, “Sánchez Woollands, Diego Salvador v. Ferré, Carlos Alberto s/indemnización
por daños y perjuicios”.
432
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/9/1993. “Piechocki, Telésforo v. Canale, Rafael Julio s/rendición de
cuentas - incidente de ejecución de sentencia”.
433
Cám. Civ. y Com. Dolores, 26/10/1993. “Del Monte, Lorenzo Enrique v. Valpuesta, Julio s/daños y
perjuicios”.
434
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 25/4/1997. “Gregori, Enrique José y Otra v. Edesur SA s/daños y
perjuicios”.

162
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
si bien es cierto que ello hace presumir que el expediente no estuvo a la vista, no puede elevarse dicha
presunción al punto de modificar el texto expreso de la ley 435.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 133, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos, salvo la expresa mención de las dos
situaciones en la que no se considerará cumplida la notificación: que el expediente no se encuentre en
el tribunal y que encontrándose no se exhibiere al requirente y de ello quede constancia en el libro de
asistencia.

Art. 134. Notificación tácita


El retiro del expediente, de conformidad con lo establecido en el art. 127, importará la
notificación de todas las resoluciones.

1. CELERIDAD Y ECONOMÍA PROCESAL


Una vez más y como ya se señalara en el comentario al art. 133, la norma pretende agilizar el trámite
concentrando en un solo paso dos actividades procesales: el retiro del expediente en los casos del art.
127 y la toma de conocimiento de todo lo hasta allí resuelto en él.

2. INTERPRETACIÓN AMPLIA VERSUS INTERPRETACIÓN RESTRICTIVA


La interpretación de esta norma ha suscitado algunas posiciones encontradas que derivan
-entendemos- de la diferente amplitud con que se ha encarado la tarea hermenéutica.
Planteos de este tenor han llegado hasta la Suprema Corte provincial. En el caso “Mograbi, Rebeca v.
Papajorge, Nicolás y otros s/escrituración - daños y perjuicios” [J 14.45133-2] (Ac. 46.992, 15/3/1994)
se discutió si el retiro de la causa por el letrado patrocinante de acuerdo con lo que pauta el art. 127,
CPCC importa un supuesto de notificación tácita respecto de la parte patrocinada. La mayoría (dentro
del que se ubica un muy interesante voto del ministro de Lázzari) entendió que sí mientras que la
minoría entendió que la interpretación debía ser restrictiva, esto es, limitar los efectos de la
notificación a los casos de intervención ya sea de la parte por sí o de los letrados apoderados
-vinculando esta norma con la del art. 142-.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 134, Código nacional.
Se agrega un párrafo donde se señala que el retiro de las copias de escritos por la parte o su apoderado
o su letrado o persona autorizada en el expediente implica la notificación personal del traslado que
respecto del contenido de aquéllos se hubiere conferido.

Art. 135. Notificación personal o por cédula


Sólo serán notificadas personalmente o por cédula las siguientes resoluciones:
1º) La que dispone el traslado de la demanda, de la reconvención y de los documentos que se
acompañen con sus contestaciones.
2º) La que ordena absolución de posiciones.
3º) La que declara la cuestión de puro derecho y la que ordena la apertura a prueba.
4º) Las que se dictan entre el llamamiento para la sentencia y ésta.
5º) Las que ordenan intimaciones, o la reanudación de términos suspendidos, aplican
correcciones disciplinarias o hacen saber medidas precautorias o su modificación o
levantamiento.
6º) La providencia “por devueltos” cuando no haya habido notificación de la resolución de
alzada o cuando tenga por efecto reanudar plazos suspendidos.
7º) La primera providencia que se dicte después que un expediente haya vuelto del archivo de los
tribunales, o haya estado paralizado o fuera de secretaría más de tres (3) meses.

435
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 10/9/1996. “Anses ex Cappi v. AB Martes SA s/ejecución fiscal”.

163
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
8º) (Texto según ley 11874, art. 2) Las que disponen traslados o vistas de informes periciales o
liquidaciones.
9º) La que ordena el traslado de la prescripción.
10) La que dispone la citación de personas extrañas al proceso.
11) Las que se dicten como consecuencia de un acto procesal realizado con anterioridad al plazo
que la ley señala para su cumplimiento.
12) Las sentencias definitivas y las interlocutorias con fuerza de tales, con excepción de las que
resuelvan negligencias en la producción de la prueba.
13) La providencia que denegare el recurso extraordinario.
14) Las demás resoluciones de que se haga mención expresa en la ley.
No se notificarán por cédula las regulaciones de honorarios que estén incluidas o sean
consecuencia de resoluciones no mencionadas en el presente artículo.
Los funcionarios judiciales quedarán notificados el día de la recepción del expediente en su
despacho. Deberán devolverlo dentro de las veinticuatro (24) horas, bajo apercibimiento de las
medidas disciplinarias a que hubiere lugar.

1. DEFENSA EN JUICIO VERSUS CELERIDAD


Esta forma de comunicación de los actos procesales, a diferencia de la figura contemplada en el art.
133, persigue el efectivo conocimiento por parte del sujeto notificado del tenor de lo resuelto en el
proceso.
La primera de las formas -notificación personal- requiere de la presencia del sujeto a notificar -o su
letrado- en la sede del juzgado conociendo lo allí dispuesto y firmando en el expediente ante el oficial
primero -ver comentario al art. 142 - mientras que la segunda -notificación por cédula- importa un
trámite bastante complejo donde intervienen por lo común (según se verá en los artículos siguientes)
los letrados de las partes -confeccionándolas-, el órgano jurisdiccional -controlándolas y librándolas- y
la Oficina de Mandamientos y Notificaciones de la Corte -diligenciándolas-.
Todo ello implica un gran dispendio de esfuerzo y tiempo durante el cual se suspende el efecto de las
resoluciones.
El expediente queda virtualmente detenido hasta tanto se concreten estos anoticiamientos. Y ello sin
contar las eventuales dificultades y demoras que pueden darse a raíz de una deficiente confección de la
cédula o de una trabajosa localización del notificado.
Sin embargo, si estas notificaciones llegan a buen puerto, se tiene la plena certeza de que el sujeto ha
recibido la información requerida para el nacimiento de la carga procesal que corresponda. Estas
mayores exigencias estarán justificadas por la naturaleza de los actos a notificar por estos medios.

2. NATURALEZA DE LOS ACTOS ENUMERADOS EN EL CÓDIGO


Fácil resulta advertir la causa por la que el Código Procesal Civil y Comercial ha reservado la
notificación por cédula para los actos incluidos en la enumeración legal.
Por un lado tenemos actos procesales de suma trascendencia como son el traslado de la demanda, la
sentencia definitiva, la audiencia de absolución de posiciones, la declaración de la causa de puro
derecho o el auto de apertura a prueba, etc.
Por otro lado, están los actos que se dictan en etapas procesales donde gobierna el impulso de oficio
(entre el llamamiento de autos y la sentencia) o luego de que el expediente estuvo fuera del juzgado.
También para el caso en que se cite a terceros extraños al proceso.
La enumeración aquí prevista -se ha dicho- es taxativa. Los jueces no pueden modificar la forma legal
de notificación436.

3. NOTIFICACIÓN BAJO RESPONSABILIDAD DE LA PARTE


Esta forma de notificación consiste en el pedido que hace la parte interesada en el anoticiamiento por
cédula de que el mismo se realice en determinado domicilio bajo su responsabilidad, esto es, cargando
con las consecuencias de haber suministrado el dato erróneamente.
El Código Procesal Civil y Comercial no hace referencia a esta forma pero la misma ha sido
reglamentada por la Suprema Corte de Justicia bonaerense mediante el acuerdo 1814/1978.

436
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 7/10/1999, “Fernández, Daniel v. Paz, Ignacio s/cobro de pesos -
recurso de queja”; 6/6/2002, “Banco de Galicia y Buenos Aires v. Aurelio Buquete, Cintia s/ejecución
hipotecaria”.

164
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Allí en su art. 54, inc. b), bajo el título “Indicaciones Fuera del Texto del Mandamiento” contempla
que “fuera del texto y únicamente sobre el mismo, como encabezamiento del mandamiento, sólo
deberá admitirse: (...) b) La indicación que se libra a domicilio, bajo responsabilidad, constituido o
denunciado”.
Luego, el art. 79, inc. d), del mismo cuerpo normativo reza: “el término para el diligenciamiento de
cédulas, es el que se indica a continuación: (...) d) Las que consignen domicilio denunciado bajo la
responsabilidad de la parte, deberán diligenciarse en el término señalado en el inc. a)”.
Arazi y Rojas dicen al respecto que “para el supuesto de que conociendo el actor que el demandante se
domicilia donde pretende su notificación, a fin de evitar dilaciones inútiles, que puede provocar este
último tratando de sustraerse al cumplimiento de sus obligaciones, jurisprudencialmente se ha
admitido una figura que es la notificación bajo la responsabilidad de quien pretende realizar la
notificación, de modo tal que de la correlación de este precepto (art. 141, CPC) con el art. 339 (art.
338, CPCBA) el oficial notificará bajo la responsabilidad del solicitante, mecanismo en virtud del cual
procederá a fijar la cédula en la puerta de acceso del domicilio requerido” 437.

4. NOTIFICACIÓN PERSONAL DE FUNCIONARIOS


El concepto normativo de “funcionario” -tal como ha sido aquí plasmado- es por demás amplio.
A ellos se refiere esta manda sin realizar demasiadas precisiones. Puede entenderse, sin embargo, que
a su respecto los actos procesales enumerados pueden ser notificados de dos maneras: por cédula o
mediante la recepción de la causa en su despacho.
Esta última forma de anoticiamiento no puede ser extendida a situaciones no enumeradas en el artículo
en estudio por el solo hecho de tratarse de un “funcionario”.
Concretamente, la jurisprudencia ha señalado que el defensor oficial que ejerce la representación de
alguna de las partes actuando como un letrado más queda notificado de las resoluciones judiciales
como principio general, en la misma forma que los demás justiciables. Es decir, de las notificaciones
que se practiquen por cédula, en su despacho y respecto de las restantes, en la forma del art. 133 del
ordenamiento procesal. En este último caso -notificación por nota o ministerio legis- es improcedente
la remisión del expediente al despacho del funcionario 438 más allá de que en la práctica es frecuente
observar ese envío.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 135, Código nacional.
Se incorporan, como actos a notificar por esta vía, las resoluciones que disponen correr traslado de las
excepciones y las que las resuelvan, las que designan audiencia preliminar, las que ordenan
apercibimientos no establecidos directamente por la ley, las que tengan por objeto reanudar plazos
suspendidos por tiempo indeterminado, las que ordenan el levantamiento de embargo sin tercería, las
que hacen saber el juez que va a conocer en caso de planteo de competencia, las que disponen el
traslado del pedido de caducidad de la instancia y las que determine excepcionalmente el tribunal por
resolución fundada.
En relación con la lista que ofrece la norma provincial, la nacional elimina las resoluciones que
declaran la cuestión de puro derecho dictadas en la audiencia preliminar y las que disponen vista de
informes periciales.
No se notificarán por esta vía las decisiones dictadas en la audiencia preliminar a quienes se hallen
presentes o debieron encontrarse en ella.
El plazo para que los funcionarios judiciales devuelvan el expediente luego de la notificación es de
tres días y no se aplica la notificación por recepción de las actuaciones en el despacho -requiriéndose
la notificación personal en su oficina- respecto del procurador y del defensor general de la Nación, los
procuradores fiscales de la Corte Suprema y de cámara y los defensores generales de cámara.

Art. 136. Contenido de la cédula


La cédula de notificación contendrá:

437
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. I, p. 500.
438
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 30/6/1988. “Basallo, Camilo v. Colina de Los Padres SACIFI
s/recurso de queja”.

165
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) Nombre y apellido de la persona a notificar o designación que corresponda y su domicilio,
con indicación del carácter de éste.
2º) Juicio en que se practica.
3º) Juzgado y secretaría en que tramita el juicio.
4º) Transcripción de la parte pertinente de la resolución.
5º) El objeto, claramente expresado, si no resultare de la resolución transcripta.
En el caso de acompañarse copias de escritos o documentos, la cédula deberá contener detalle
preciso de aquéllas.

1. IMPORTANCIA DE LOS RECAUDOS LEGALES


Hemos dicho ya que la notificación por cédula es aquella que en mayor medida resguarda el derecho
de defensa de la parte a quien se quiere hacer conocer alguna circunstancia procesal por la certeza de
su rol anoticiador.
Justamente por ello es que los datos que debe contener esa pieza están estrictamente establecidos por
la ley ya que su ausencia o deficiente presencia resultaría frustratorio del derecho mencionado.
Dirigirla correctamente al sujeto interesado, citando en debida forma la carátula del juicio, el juzgado
ante el que tramita y aquello que constituye el objeto de la notificación con la mención del contenido
de las eventuales copias que se adjunte resultan los recaudos mínimos para la producción de este acto
procesal válido.
Por tal motivo es que la estrictez al momento de exigir este cumplimiento no puede ser considerado un
exceso de ritualismo. Así lo ha señalado la jurisprudencia al sostener que cuando la ley adjetiva
impone ciertos requisitos para practicar las notificaciones, no pretende consagrar ritos por la mera
formalidad de satisfacer pruritos formales sino única y exclusivamente con el objeto de asegurar el
conocimiento de las resoluciones judiciales439.

2. COPIAS ADJUNTAS A LAS CÉDULAS DE NOTIFICACIÓN


La cédula que vaya acompañada de copias debe contener el “detalle preciso de aquéllas”.
Si bien la pauta es general, esta necesidad formal se agudiza en las cédulas que dan traslado de la
demanda ya que ésta posee una entidad y trascendencia peculiar desde el momento que con ese acto se
está vinculando formalmente a un sujeto a la litis.
Quien hasta ahora era ajeno al pleito se ve involucrado en el mismo naciendo cargas a su respecto. De
allí que la forma en que es citado al juicio deba ser especialmente controlada.
Por eso es que especialmente se haya encargado la jurisprudencia de determinar cuál es el efecto
jurídico que sigue a una notificación deficiente de este tipo. Así, ha dicho que en orden a la clara
perceptiva legal, deben considerarse no entregadas las copias que no están concretamente indicadas en
el cuerpo de la cédula de notificación, tanto más cuando tampoco el oficial notificador hace
discriminación alguna al respecto limitándose a completar los claros del sello genérico puesto al dorso
de la cédula. Por lo tanto, frente al incumplimiento de lo normado por el art. 136 de la ley adjetiva
debe suspenderse el plazo para contestar la acción promovida hasta tanto se entregue a la parte citada
las copias correspondientes440.
Téngase en cuenta, entonces, que en estos supuestos no es la nulidad de la notificación lo que se
propicia sino la suspensión del plazo para cumplir con el acto que corresponda hasta tanto se cuente
con la totalidad de la información requerida al respecto.
En este mismo sentido, si la cédula mediante la cual se le notificó el traslado conferido, fue
diligenciada “con copias” y si bien es cierto que en la misma se ha omitido detallar las copias
adjuntadas y consignarse el número de fojas que hace al total de la documentación agregada, dicho
defecto permitiría -en su caso- el requerimiento de la suspensión del término para evacuar el traslado
pero en modo alguno se erige en fundamento válido para declarar la ineficacia del acto notificatorio 441.
Si ello ocurre frente a la falta de referencia de las copias adjuntas, con más razón cuando faltan estas
copias. La cédula de notificación en la que se ha omitido adjuntar copias del escrito de aclaración, del
ofrecimiento de prueba y consignarse el número de fojas que hace al total de la documentación
agregada a la misma -art. 136 in fine del ritual- no autoriza a requerir la nulidad de la notificación sino

439
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/4/1999, “Mucciolo, Teodolinda M. s/incidente de verificación tardía
en `Farkas s/concurso´”.
440
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/9/1998, “Hoggan, Rosana v. Vega, Ramón s/reivindicación”.
441
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 7/6/2001, “Obregón, Carlos s/incidente de cuota alimentaria”.

166
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que ante tal circunstancia cabe solicitar la suspensión del plazo para contestar el traslado que le fuere
conferido442.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en la primera parte del art. 137, Código nacional.
No existen diferencias entre el texto normativo provincial y el mencionado tramo de la norma
nacional, sólo que se alude la mención -junto con la cédula- de los “demás medios previstos en el
artículo precedente”.
Téngase en cuenta que el art. 136, CPCC nacional establece que cuando alguna providencia deba ser
notificada por cédula, también podrá utilizarse el acta notarial, el telegrama con copia certificada y
aviso de entrega o la carta documento con aviso de entrega salvo para la demanda, reconvención,
citación de personas extrañas a juicio, sentencia definitiva y todas las que requieran entrega de copias
-salvo que se las transcriba íntegramente en la carta documento o telegrama- donde sólo se utilizará la
cédula o acta notarial, quedando en manos de los letrados la elección del medio de notificación. Los
gastos respectivos integrarán la condena en costas.

Art. 137. Firma de la cédula


La cédula será suscripta por el letrado patrocinante o apoderado de la parte que tenga interés en
la notificación, o por el síndico, tutor o curador ad litem, en su caso, quienes deberán aclarar su
firma con el sello correspondiente. La presentación de la cédula en la secretaría, importará la
notificación de la parte patrocinada o representada.
Deberán ser firmadas por el secretario las cédulas que notifiquen embargos, medidas
precautorias, entrega de bienes o modificaciones de derechos, y las que por el objeto de la
providencia o por razones de urgencia, el juez así lo ordenare.

1. CARGA DE LA CONFECCIÓN DE LAS CÉDULAS


El principio dispositivo manda que quien tenga interés en notificar una providencia de las consignadas
en el art. 135 es quien tiene la carga de confeccionar y suscribir la cédula respectiva.
El letrado -o “síndico, tutor o curador ad litem” según reza el artículo- deberá presentar en secretaría la
pieza notificatoria con los recaudos ya vistos donde serán confrontados con las constancias de la causa
y -si están de acuerdo con éstas- libradas, pasando luego a la oficina que habrá de diligenciarlas.
De contener errores o inexactitudes, el proyecto de cédula es devuelto para su modificación por el
autor quien deberá reingresarla nuevamente una vez corregida.
El Código refiere ciertas cédulas que son firmadas por el secretario del tribunal, si bien fueron
confeccionadas por la parte. Obviamente también serán firmadas por el actuario las cédulas
correspondientes a las notificaciones dispuestas de oficio como, por ejemplo, las que tienen lugar
luego de dictada la sentencia.

2. NOTIFICACIÓN TÁCITA
El art. 137 contiene asimismo y en relación con la presentación de la cédula para confronte, una de las
formas de la notificación tácita: por mandato legal, la parte que está interesada en comunicar la
resolución recaída adquiere formal conocimiento de la misma en esa diligencia.
El fundamento de la notificación tácita radica en razones de buena fe y lealtad procesal ya que
encontrándose facultado el letrado patrocinante para suscribir actos de comunicación que producen
plenos efectos respecto de la otra parte, resulta apropiado y ajustado a la realidad considerar extendido
a la parte patrocinada el conocimiento de dichas resoluciones 443.
Sin embargo, la Corte ha sostenido la interpretación restrictiva de esta manera de anoticiamiento
procesal. Y así ha dicho que la notificación tácita que resulta del art. 137, CPCC sólo tiene alcance
para aquellos supuestos autorizados expresamente por la ley, y no puede ser extendida a otros casos no
previstos444.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


442
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, “Italcred v. Valiela, Fernando s/cobro sumario”.
443
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 10/5/1995, “Martínez, Roberto v. Klainsec, Francisco s/usucapión”.
444
SCBA, Ac. 58.533, 31/3/1998, “Pietrovito, Gabriel G. v. Sáez, Luis A. s/daños y perjuicios”.

167
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en la segunda parte del art. 137, Código nacional.
El texto normativo incluye las adaptaciones requeridas por la ampliación de los medios de notificación
previstos -cédula, telegrama, acta notarial, carta documento-. Es así que -en lugar de “cédula”- se
alude al “documento mediante al cual se notifique” y se incluye entre los que pueden suscribirlos
-según corresponda- al notario y al secretario -o prosecretario-. También, que la presentación del
documento en la secretaría u oficina de correos o el requerimiento al notario importa la notificación de
la parte patrocinada o representada. El secretario firmará asimismo los instrumentos en que “no
intervenga letrado, síndico, tutor o curador ad litem, salvo notificación notarial”.

Art. 138. Diligenciamiento


Las cédulas se presentarán en secretaría enviándose dentro de las veinticuatro (24) horas a la
oficina de mandamientos y notificaciones, cuando la diligencia deba cumplirse en el partido
asiento del juez de la causa. Cuando la diligencia deba cumplirse en otros partidos, una vez
selladas, se devolverán en el acto y previa constancia, en el expediente, al letrado o apoderado,
quien las deberá presentar en la oficina de mandamientos que corresponda o, donde no la
hubiere, en los pertinentes juzgados de paz o alcaldías. La reglamentación determinará los
plazos en que deberán ser devueltas, considerándose falta grave del oficial primero la demora en
la agregación de las cédulas.

1. TRÁMITE DE LA NOTIFICACIÓN
Luego de realizado el confronte judicial de la cédula confeccionada por el letrado de la parte -o los
demás sujetos mencionados en el art. 137 - el Código establece un plazo para que el tribunal la remita
librada a la Oficina de Mandamiento y Notificaciones.
Este envío se hace por el correo interno de los tribunales, quedando la tarea en manos del letrado sólo
en los supuestos en que la notificación deba realizarse fuera del partido donde se encuentra el juez de
la causa.
En estos últimos casos es el mismo abogado quien se encarga de llevar la cédula librada hasta el lugar
donde se encuentra la oficina que habrá de diligenciarla.
En los partidos en los que no existe cabecera de departamento judicial, la tarea notificadora se realiza
en los juzgados de paz. El dec.-ley 9229/1978 en su art. 5.II suprimió “todas las alcaldías todavía
existentes en el territorio de la provincia”, institución que aún se menciona en la norma en estudio.
Una vez efectuada la notificación, las cédulas deben volver al juzgado por los mismos medios a través
de los que llegaron a la dependencia encargada de su diligenciamiento y agregadas a la causa. La
reglamentación a la que alude la norma es la acordada 1814/1978.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 138, Código nacional.
Como nota diferenciadora se contempla aquí el envío directo de cédulas -sin pasar por la secretaría del
tribunal- a la oficina de notificaciones dentro de las veinticuatro horas, debiendo ser diligenciadas y
devueltas en la forma y plazos que se fije a través de la reglamentación de superintendencia.

Art. 139. Copias de contenido reservado


En los juicios relativos al estado y capacidad de las personas, cuando deba practicarse la
notificación en el domicilio, las copias de los escritos de demanda, contestación, reconvención, y
contestación de ambas, así como las de otros escritos cuyo contenido pudiere afectar al decoro de
quien ha de recibirlas, serán entregadas bajo sobre cerrado. Igual requisito se observará
respecto de las copias de los documentos agregados a dichos escritos.
El sobre, será cerrado por personal de secretaría con constancia de su contenido, el que deberá
ajustarse a lo dispuesto en el último párrafo del art. 136.

1. NOTIFICACIÓN Y DERECHO A LA PRIVACIDAD


Sabido es que la plena vigencia del principio de publicidad que rige en el proceso civil y comercial no
puede llevarse al extremo de lesionar la intimidad de las personas.

168
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El Código menciona ciertos casos donde las piezas que acompañan a la cédula pueden contener
información sensible que atente contra el derecho a la privacidad de los sujetos involucrados. Cita el
caso de los juicios relativos al estado y capacidad de las personas. Sin embargo, la referencia no puede
ser entendida de forma taxativa desde el momento en que se aclara que la medida se aplica a otros
escritos que pudieran afectar el decoro del destinatario.
En todos estos supuestos -cuya determinación dependerá de la prudencia judicial- a pedido de parte o
de oficio, los escritos y sus copias se entregarán en sobre cerrado dejándose constancias de su
contenido. Con ello se concilia la exigencia formal del art. 136 con el derecho a la intimidad de los
justiciables.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 139, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 140. Entrega de la cédula al interesado


Si la notificación se hiciere en el domicilio, el funcionario o empleado encargado de practicarla
dejará al interesado copia de la cédula haciendo constar, con su firma, el día y la hora de la
entrega. El original se agregará al expediente con nota de lo actuado, lugar, día y hora de la
diligencia, suscripta por el notificador y el interesado, salvo que éste se negare, o no pudiere
firmar, de lo cual se dejará constancia.

Art. 141. Entrega de la cédula a personas distintas


Cuando el notificador no encontrare a la persona a quien va a notificar, entregará la cédula a
otra persona de la casa, departamento u oficina, o al encargado del edificio y procederá en la
forma dispuesta en el artículo anterior. Si no pudiere entregarla, la fijará en la puerta de acceso
correspondiente a esos lugares.

1. DILIGENCIAMIENTO DE LA CÉDULA
El acto de la notificación es realizado por un funcionario público.
Se trata de un agente judicial (sea que dependa de una de las Oficinas de Mandamientos y
Notificaciones de la Corte o bien de los juzgados de paz, conforme lo regula el acuerdo 1814/1978).
Esta condición resulta muy importante en la mecánica del diligenciamiento desde que la constancia
que allí se deje bajo la rúbrica del agente notificador de que la cédula fue entregada en el domicilio
indicado es suficiente para tener por cierta esa circunstancia ya que hace plena fe.
De allí que no sea necesaria la firma del sujeto a notificar y ni siquiera su presencia para que la
diligencia cumpla con su cometido en la medida en que el notificador deje la constancia aludida de
que la cédula ha sido entregada en el lugar indicado.
Resulta evidente -huelga decirlo- la importancia de la correcta individualización del domicilio para
que la notificación sea válida y se eviten trámites nulificatorios posteriores, más allá de las facultades
de averiguación que tiene el notificador en casos particulares (arts. 21 a 25, acordada 1814/1978).
El oficial notificador deja copia de la cédula en poder del notificado (o de otra persona de la casa o
procede a fijarla en la entrada del inmueble) con la fecha y hora de entrega y su firma y conserva el
original para su agregación al expediente con la constancia de haber sido diligenciada en determinada
oportunidad.
La diligencia podrá frustrarse -entonces- sólo en el supuesto de que el domicilio consignado no exista
o de las averiguaciones realizadas surja que la persona a anoticiar no vive en ese lugar. Sólo en esos
casos procede la devolución de la cédula sin diligenciarse 445.
La constancia de la fecha y hora de la notificación son esenciales puesto que desde ese momento
nacerán cargas para el notificado, esto es, conductas a ser cumplidas en determinado plazo, luego de lo
cual sobrevendrá -por regla- la preclusión.
Se han dado casos donde los datos temporales que constan en la copia dejada en poder del notificado
difieren de los consignados en el original, ambos bajo la rúbrica del agente notificador. De tal manera,
el plazo de que se trate comenzará a correr desde un cierto momento para el notificado -según la
445
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/2/1993, “Aramburu, Dora v. Radio de Herrera s/desalojo”.

169
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
constancia que quedó en su poder- y desde otro para el órgano judicial y la contraparte -de acuerdo con
el original agregado al expediente-.
Ello no es admisible por atentar contra el orden del proceso y la seguridad jurídica. Se plantea un
grave dilema ya que no puede darse -en principio- preeminencia a un documento sobre otro dado que
la copia de la diligencia de notificación tiene igual eficacia y merece la misma fe de autenticidad que
el original, desde que la ley prevé su expedición conjunta, prescribiendo el art. 140 que se asiente la
fecha y hora de la diligencia en la copia446.
La jurisprudencia ha resuelto el entuerto mediante solución que compartimos, sosteniendo que si bien
es cierto que las constancias que se asientan con motivo del diligenciamiento de las cédulas por
revestir la naturaleza propia de los instrumentos públicos hacen plena fe con el alcance del art. 993,
CCiv. acerca de la existencia material de los hechos que el oficial público hubiese anunciado como
cumplidos por él mismo o que han pasado en su presencia, no lo es menos que dicha eficacia la tienen
no sólo las que se asientan en el original de la cédula sino también las que se ponen en el “cedulón” o
copia que se entrega al interesado desde que también en esta última se registran actuaciones cumplidas
por el oficial notificador en orden a lo dispuesto por el art. 140. De ello se sigue que ante la disyuntiva
de tener que conferir valor probatorio a la fecha de notificación consignada en el original de la cédula
o la que figura en la copia con la firma del oficial notificador a fin de establecer si un traslado ha sido
evacuado dentro del término mereciendo ambos instrumentos la misma fe debe estarse a la fecha más
favorable a la conservación del derecho del notificado pues con ello se posibilita con mayor amplitud
la defensa en juicio, máxime que el letrado pudo ajustar su conducta razonablemente a lo que resultaba
de la copia que estaba en su poder447.

2. CASOS ESPECIALES
Como ya veremos, el Código regula de manera diferenciada el diligenciamiento de las cédulas que
anotician ciertos actos jurídicos.
Se trata del supuesto de traslado de demanda regulado en el art. 338 y de los que a ese régimen se
remiten, como es la citación de terceros (art. 94) y la preparación de la vía ejecutiva (art. 524).
Entendemos que la entidad de estos actos jurídicos es lo que justifica el tratamiento disímil.
Básicamente, se trata de reforzar el efectivo y personal anoticiamiento del sujeto a notificar que se
produce cuando es éste en persona quien recibe la cédula.
Para ello, si la primera vez que concurre al domicilio el notificador no lo encuentra, dejará un aviso
para que lo espere al día siguiente. Si en esa nueva visita no lo encuentra, entonces se aplica la norma
del art. 141 en análisis. Con ello vemos que si bien se refuerza la notificación real y efectiva, ello
también con límites para no hacer depender la validez de este acto de comunicación de la voluntad del
sujeto a notificar.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que aluden estos artículos del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los arts. 140 y 141, Código nacional.
Salvo la referencia al acta notarial junto a la cédula, no existen diferencias esenciales entre los textos
normativos relacionados.

Art. 142. Forma de la notificación personal


La notificación personal se practicará firmando el interesado en el expediente, al pie de la
diligencia extendida por el oficial primero.
En la oportunidad de examinar el expediente, el litigante que actuare sin representación o el
profesional que interviniere en el proceso como apoderado, estarán obligados a notificarse
expresamente de las resoluciones mencionadas en el art. 135.
Si no lo hicieran, previo requerimiento que les formulará el oficial primero o si el interesado no
supiere o no pudiere firmar, valdrá como notificación la atestación acerca de tales circunstancias
y la firma de dicho empleado y la del secretario.

1. NOTIFICACIÓN PERSONAL
446
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 2ª, 15/5/2001, “Sorayre, Nélida del Carmen v. Wainstein, Juan
Marcos s/daños y perjuicios”.
447
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/12/1994, “M., M. C. v. G. de M., H. A. s/divorcio”.

170
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de una forma de notificación expresa, efectiva, ya que la realiza la parte o su apoderado en el
mismo expediente y teniendo a la vista las resoluciones allí dictadas, todo frente a un agente del
órgano encargado por ley de extender la diligencia pertinente.
Se prevé la situación de que el interesado no quiera o no supiera firmar. Frente a ello y en virtud del
principio de celeridad que manda la adopción de medidas para que el proceso no se estanque por la
inacción de las partes, el Código establece que de todas maneras se tendrá por notificado con la nota
consignada por el oficial primero y el secretario.

2. EXTENSIÓN JURISPRUDENCIAL
Con sustento en la buena fe procesal se ha entendido que no es la descripta la única manera de llevar
adelante una notificación personal. Así se ha dicho que si del texto del escrito presentado surge
palmariamente que la parte tuvo el expediente a la vista para formular una petición, ha quedado
notificada de las resoluciones anteriores a esa presentación. Ello se correlaciona con la carga de la
parte o del apoderado, en su caso, de notificarse de las resoluciones que menciona el art. 135 de la ley
adjetiva en la oportunidad de examinar el expediente. Es que el proceso, para quienes participan en él
como litigantes, es público, se instruye en interés inmediato de ellos y, por ende, impone un mínimo de
diligencias para ejercitar en tiempo los actos debidos en procura de sus fines individuales 448.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los arts. 142 y 143, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre los textos normativos relacionados.

Art. 143. Notificación por telegrama


A solicitud de parte, podrá notificarse por telegrama colacionado o recomendado:
1º) La citación de testigos, peritos o intérpretes.
2º) Las audiencias de conciliación.
3º) La constitución, modificación o levantamiento de medidas precautorias.

1. FORMA OPTATIVA DE NOTIFICACIÓN


La vía telegráfica sólo puede ser utilizada como canal notificatorio en la medida en que lo requiera una
de las partes y será a su exclusivo cargo el gasto que irrogue, como se consigna en el artículo
siguiente.
La ley la reserva para pocos casos, lo que no impide que el juez mediante auto fundado pueda admitir
su utilización en otros supuestos449.
En ese sentido, se ha dicho que la enumeración que hace el ritual en el art. 143 no es taxativa. Siendo
los motivos alegados por la recurrente suficientemente atendibles y no conculcatorios del derecho
defensivo de la aquí demandada, debe practicarse la mentada notificación de acuerdo con lo prescripto
en el art. 144, Código Procesal450.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 136, Código nacional donde se menciona -en lo que aquí interesa- entre
los modos de notificar equivalentes a la cédula, a la vía telegráfica sin hacerse mención de actos
específicos como lo hace el Código de la Provincia.

Art. 144. Contenido y emisión del telegrama


La notificación que se practique por telegrama, contendrá las enunciaciones esenciales de la
cédula.

448
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/12/1995, “Videla, Washington A. v. Mitof, Jorge Omar s/cobro
ejecutivo”.
449
FENOCHIETTO, Carlos, Código Procesal..., cit., 1999, p. 189.
450
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 29/8/1995, “Sorrentino, Norberto Juan v. Rojas de Andrada, Dora
Cristina s/ejecución de honorarios”.

171
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El telegrama colacionado o recomendado se emitirá en doble ejemplar, uno de los cuales, bajo
atestación, entregará el secretario para su envío y el otro, con su firma, se agregará al
expediente. La fecha de notificación será la de la constancia de la entrega del telegrama.
Los gastos de la notificación por telegrama colacionado no se incluirán en la condena en costas.

1. TELEGRAMA: CONTENIDO. REMISIÓN


La ley envía -en lo que hace al contenido del telegrama- al art. 136 ya visto. Y como también se dijera,
aquí se establece que los gastos que irrogue esta forma de anoticiamiento no integrarán el rubro
“costas comunes” sino que deberán ser sufragados por la parte que la solicitó.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 144, Código nacional.
Se agrega la referencia a la carta documentada. El texto exhibe además variaciones pero respeta en lo
esencial las previsiones de la manda local a excepción de lo referente a los gastos que se originen por
la utilización de este medio, ya que en el régimen nacional se incluyen en la condena en costas (art.
136).

Art. 145. (Texto según ley 11593, art. 1) Notificación por edictos
Además de los casos determinados por este Código procederá la notificación por edictos cuando
se tratare de personas inciertas o cuyo domicilio se ignorase. En este último caso deberá
justificarse previamente y en forma sumaria, que se han realizado sin éxito gestiones tendientes
a conocer el domicilio de la persona a quien se deba notificar. Si resultare falsa la afirmación de
la parte que dijo ignorar el domicilio, se anulará a su costa todo lo actuado con posterioridad, y
será condenada a pagar una multa de cincuenta pesos ($ 50) a quince mil pesos ($ 15.000).

1. EDICTOS
Se trata de una forma de notificación a la que se debe recurrir en casos extremos, esto es, cuando no
existan posibilidades razonables de conocer datos acerca de la identidad del sujeto a anoticiar o,
conociéndolos, no se sabe cuál es su lugar de residencia.
Y decimos ello porque -sabido es- sólo en casos excepcionalísimos el sujeto a quien va dirigido el
edicto toma conocimiento de él. Ello incidirá -evidentemente- de manera negativa en el ejercicio de su
derecho de defensa.
De allí entonces que se exija -y en eso habrá de ser estricto el juez- la acreditación sumaria de que se
han transitado todos los carriles a disposición del interesado en la notificación para conseguir aquellos
datos.
Es principio jurisprudencial que la exigencia del art. 145, CPCC tiende no sólo a evitar la ocultación
maliciosa del conocimiento del domicilio del demandado, invocada para provocar su indefensión, sino
también a impedir que el demandante actúe con precipitación en la averiguación del domicilio siendo
su finalidad el asegurar en toda su amplitud el ejercicio del derecho de defensa 451.
Si bien la ley sólo menciona el domicilio -por ser éste el dato más frecuentemente ausente- debe
entenderse que también debe exigirse diligencia en la averiguación de la identidad de la contraparte
(imaginemos un juicio de usucapión contra un titular de dominio incierto o una demanda contra
herederos ignotos).
Conociendo la identidad del sujeto, su domicilio puede ser buscado a través de los datos que
suministra la Secretaría Electoral, el Registro de las Personas, el Registro de la Propiedad y la
autoridad policial. Oficios frustrados a estas dependencias pueden servir como prueba sumaria de que
se ha intentado la búsqueda452.

451
SCBA, Ac. 49.550, 23/2/1993, “Fiscalía de Estado v. Brillante, Aron Wolcoff y otros s/acción autónoma de
nulidad”.
452
“Para que proceda la notificación por edictos dirigida a personas inciertas o de domicilio ignorado debe
justificarse previamente haber realizado sin éxito gestiones tendientes a averiguar el domicilio (art. 145, CPC). A
tales fines, se consideró suficiente el libramiento de oficios a la Seccional de Policía del último domicilio
conocido y al Juzgado Federal con competencia Electoral en la Provincia”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 2/7/1996, “Martínez, Telma L. v. Barbieri, Eduardo s/privación de patria potestad”; 4/11/1997, “Dolceras
Llenas, Fernando Daniel s/guarda” [J 14.9770-1].

172
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. SANCIÓN POR ACTUACIÓN CONTRARIA A LA BUENA FE


La ley prevé una sanción para aquel que recurrió a los edictos conociendo el domicilio del notificado.
Se trata de una de las tantas manifestaciones del principio de buena fe que contiene el Código y que en
este caso se endereza puntualmente a castigar a quien ocultó datos y de esa manera, provocó una
mengua importante en el derecho de defensa de su contraria consistente en haberla privado de un
anoticiamiento efectivo y oportuno de la pretensión en su contra.

3. FRACASO DE LA NOTIFICACIÓN EDICTAL


Lo normal frente a este tipo de anoticiamiento es que no surta los pretendidos efectos, esto es, el
anoticiamiento efectivo del sujeto requerido.
Por eso, cumplidos los pasos previstos si el citado no comparece a contestar la demanda se da
intervención al defensor oficial para que actúe en representación del ausente (art. 341).
Puede configurarse el supuesto de que este funcionario no esté de acuerdo con su intervención a partir
del cuestionamiento del criterio del juez al momento de admitir la notificación por edictos. Sobre ello
ha dicho la jurisprudencia que una vez justificada, a criterio del juez de grado, la realización sin éxito
de gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a quien se debe notificar resulta
improcedente que el señor defensor oficial se agravie de su nombramiento pretendiendo endilgar a la
actora deberes de localización del paradero del demandado que son propios de su función, de
conformidad a lo normado en el art. 341, párr. 2º, regla 2ª, CPCC 453.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 145, Código nacional.
Se admite que la parte que solicita esta notificación manifieste bajo juramento que realizó sin éxito las
gestiones para averiguar el domicilio de la persona a anoticiar. Si ello luego resulta falso o surge que
pudo conocer el domicilio con la debida diligencia, operará la nulidad y multa tal como se lo prevé en
el texto local.

Art. 146. Publicación de los edictos


La publicación de los edictos se hará en el Boletín Judicial y en un diario de los de mayor
circulación del lugar del último domicilio del citado, si fuere conocido o, en su defecto, del lugar
del juicio, y se acreditará mediante la agregación al expediente de un ejemplar de aquéllos y del
recibo del pago efectuado. A falta de diarios en los lugares precedentemente mencionados, la
publicación se hará en la localidad más próxima que los tuviera y el edicto se fijará además, en
la tablilla del juzgado y en los sitios que aseguren su mayor difusión.

1. INSTRUMENTACIÓN DE LA PUBLICIDAD EDICTAL


La norma indica de qué manera -una vez admitida- debe desarrollarse esta forma de notificación.
Señala en qué diarios se deberá hacer y cómo se acredita el cumplimiento de las reglas legales. Todo
tiende a la más acabada difusión del aviso.
Así lo ha receptado la jurisprudencia cuando señala que la publicación de los edictos -además del
Boletín Judicial- debe hacerse en un diario de los de mayor circulación del lugar del último domicilio
del citado, si fuese conocido, y, en caso de que fuese ignorado, la publicación deberá hacerse en
diarios del lugar donde tiene su asiento el órgano jurisdiccional donde tramita el juicio 454.
El incumplimiento de estos recaudos debe ser severamente sancionado, por lo mismo que ya se dijo: si
el sistema edictal por su propia esencia va en detrimento del derecho de defensa en juicio, cuanto más
si se lo implementa de manera deficitaria.
En ese sentido se ha sostenido que corresponde declarar la nulidad de las actuaciones procesales
cumplidas con posterioridad a la notificación por edictos que contiene un vicio grave e irreparable
consistente en la omisión de su publicación en un diario local según había sido ordenado judicialmente
de conformidad con lo prescripto por los arts. 145, 146 341 y concs. La referida omisión no se suple

453
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 24/2/1993, “Vera, Francisco v. Bordoni, Juan s/preparación vía
ejecutiva para cobro de alquileres”.
454
Cám. Civ. y Com. Junín, 13/6/2000, “R., A. v. L. L., H. s/pérdida de patria potestad”.

173
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
con la publicación de dicho edicto sólo en el Boletín Oficial ni convalida las actuaciones posteriores la
correspondiente notificación edictal del auto que ordena la subasta de los bienes inmuebles 455.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 146, Código nacional.
No se requiere aquí para demostrar la publicación de edictos agregar la constancia de pago y se agrega
un párrafo donde se consigna que -salvo en las sucesiones- cuando los gastos que demande la
publicación de edictos fueren desproporcionados con la cuantía del juicio se prescindirá de ellos y la
notificación se hará en la tablilla del juzgado.

Art. 147. Formas456 de los edictos


Los edictos contendrán en forma sintética, las mismas enunciaciones de las cédulas, con
transcripción sumaria de la resolución.
El número de publicaciones será el que en cada caso determine este Código.
La resolución se tendrá por notificada al día siguiente de la última publicación.

1. EDICTOS: CONTENIDO. REMISIÓN


Aquí también al ley remite al art. 136 en cuanto al contenido.

2. CANTIDAD Y EFECTOS
En cuanto a la cantidad de publicaciones, dependerá en cada caso de lo que mencionen las normas
particulares.
También se indica la fecha a partir de la cual surte efecto el anoticiamiento por edictos. Esto último
resulta de importancia, sobre todo teniendo en cuenta la actividad procesal que habrá de desplegar
eventualmente el defensor.
De tal modo, sólo después de que tome intervención el defensor oficial puede hablarse de
consentimiento de las actuaciones cumplidas con anterioridad, desde que la resolución que quedó
notificada al día siguiente del último edicto es la que dispone el emplazamiento que no implica un
traslado de la totalidad de las actuaciones cumplidas hasta entonces. Por tal motivo el consentimiento
de las actuaciones a que alude el art. 315 sólo puede verificarse si el defensor no cuestiona actos
anteriores a su designación dentro del quinto día de serle ésta comunicada 457.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 147, Código nacional.
Se agregan dos párrafos donde se indica que la Corte podrá disponer la adopción de textos uniformes
para la redacción de edictos así como el Poder Ejecutivo podrá establecer formas agrupadas y
extractadas de publicación de los mismos en el Boletín Oficial.

Art. 148. Notificación por radiodifusión


En todos los casos en que este Código autoriza la publicación de edictos a pedido del interesado,
el juez podrá ordenar que aquéllos se anuncien por radiodifusión.
Las transmisiones se harán por una emisora oficial y por las que determine la reglamentación de
superintendencia y su número coincidirá con el de las publicaciones que este Código prevé en
cada caso respecto de la notificación por edictos. La diligencia se acreditará agregando al
expediente certificación emanada de la empresa radiodifusora, en la que constará el texto del
anuncio, que deberá ser el mismo que el de los edictos, y los días y horas en que se difundió.
La resolución se tendrá por notificada al día siguiente de la última transmisión radiofónica.
Respecto de los gastos que irrogare esta forma de notificación, regirá lo dispuesto en el último
párrafo del art. 144.
455
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 2/9/1997, “Chiesa, Aldo Néstor v. Campos Rivero, Josefa M. y otro s/cobro
ejecutivo”.
456
Rectius est: Forma.
457
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 5/4/1990, “Caja de Crédito v. Sanseverino s/cobro”.

174
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

1. PARALELISMO CON LOS EDICTOS


La notificación por radiodifusión es la menos utilizada, ya sea por su onerosidad como por su escasa
efectividad. Aunque si bien su costo es mayor que el del telegrama (y al igual que éste, quien lo pida
cargará con el gasto) creemos que -comparado con los edictos- esta vía puede alcanzar una mayor
eficacia a los fines perseguidos por la mayor penetración en la vida social que tienen la radio y la
televisión, aun mayor que la de la prensa escrita y -obviamente- que el Boletín Oficial.
La ley regula esta forma de notificación sobre la base de la edictal, asimilando en varios tópicos ambos
sistemas: ocasión en que proceden, número de publicaciones, forma de acreditar cumplimiento, texto
del anuncio y momento en que se produce la notificación.
Sólo se diferencia -naturalmente- en lo que hace al medio a través del cual se habrá de propalar el
anuncio.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 148, Código nacional.
La forma y medio para llevar adelante esta forma de notificación será fijada por la reglamentación de
superintendencia y expresamente se refiere a que los gastos serán parte de las costas, diferencia
importante con el régimen provincial.

Art. 149. Nulidad de la notificación


La notificación que se hiciere en contravención a lo dispuesto en los artículos anteriores será
nula, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurriere el funcionario o empleado que la
practique.
Sin embargo, siempre que del expediente resultare que la parte ha tenido conocimiento de la
resolución que la motivó, la notificación surtirá sus efectos desde entonces. El notificador no
quedará relegado458 de su responsabilidad.
El pedido de nulidad tramitará por incidente.

1. SOBREABUNDANCIA NORMATIVA
Entendemos -como lo hace Fenochietto 459- que la norma es sobreabundante ya que en líneas generales
no aporta más de aquello que ya viene establecido en el régimen legal de las nulidades procesales.
Refuerza el efecto del principio de trascendencia, por el cual sólo podrá declararse la nulidad si el
vicio impidió que el sujeto a notificar tomara conocimiento de los alcances del acto procesal de que se
trate. De lo contrario, la mera contravención a las reglas de la notificación no acarrea la sanción
aludida.
La norma agrega lo vinculado a la responsabilidad del oficial notificador, quien será pasible de
reproche por la irregularidad cometida aún en el caso de que la notificación no llegue a ser nula por
padecer de un defecto de poca entidad.
La nulidad de una notificación a que alude el art. 149 se rige por las mismas directivas que regulan las
nulidades procesales y que encuentran solución normativa en los arts. 169 a 174 del Código. La única
razón que justifica una norma autónoma como la aludida en primer término es la responsabilidad que
atribuye al empleado o funcionario que la haya practicado. Así, en razón de lo expuesto, el vicio queda
compurgado si dentro del quinto día de conocida la nulidad no se deduce el respectivo incidente 460.
Cabe recordar -finalmente- que la falta de copias no puede fundar la nulidad de una notificación sino
que tal circunstancia sólo autoriza a peticionar la suspensión del plazo acordado para contestar el
traslado conferido461.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 149, Código nacional.
458
Rectius est: relevado.
459
FENOCHIETTO, Carlos, Código Procesal..., cit., p. 189.
460
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 5/3/2002, “Metzler, Anabella A. v. Berardo, Ricardo L. y otro s/daños y
perjuicios”.
461
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/9/1998, “Hoggan, Rosana v. Vega, Ramón s/reivindicación”.

175
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Más allá de diferencias formales entre ambos textos normativos, los elementos requeridos para
disponer la nulidad son equivalentes. Se explicita aquí que la irregularidad debe ser “grave e impidiere
al interesado cumplir oportunamente los actos procesales vinculados a la resolución que se notifica”.

CAPÍTULO VII - Vistas y traslados

Art. 150. Plazo y carácter


El plazo para contestar vistas y traslados, salvo disposición en contrario de la ley, será de cinco
(5) días. Todo traslado o vista se considerará decretado en calidad de autos, debiendo el juez o
tribunal dictar resolución sin más trámite.
Toda resolución dictada previa vista o traslado, será inapelable para la parte que no los 462 haya
contestado.

1. BILATERALIDAD
Este principio procesal es el que justifica que -como regla- previo a toda resolución el juez dé traslado
de las peticiones a la o las contrapartes. Si bien existen actos procesales del juez que se dictan sin esa
previa sustanciación (providencias simples), lo normal es que en el transcurso del proceso existan los
traslados.
Y a partir del principio de preclusión, la notificación de estos traslados marcan el inicio del plazo
dentro del cual pueden ser cumplidos válidamente los actos procesales vinculados a ellos.
Según la norma aquí en estudio, para conocer cuáles son esos plazos debe estarse a lo que se indique
en cada caso en particular y si nada se dice al respecto, será de cinco días luego de lo cual se resolverá
inmediatamente pasando a despacho en forma directa sin que sea necesaria otra diligencia procesal
(certificaciones, etc.).
Ello es lo que implica decretar la vista o el traslado “en calidad de autos”.
Si bien existen autores que asimilan los conceptos “vista” y “traslado”, entendemos que por cuestiones
de tradición procesal debería reservarse el primero de los términos para la intervención de las partes
públicas (Ministerio Público Fiscal o de incapaces cuando ejercen la representación promiscua) en
ejercicio de sus funciones -en general- de contralor.
Es importante destacar la consecuencia de no responder a un traslado: la imposibilidad de apelar lo
decidido por el juez en ese caso. La jurisprudencia es conteste en este aspecto: conforme a lo normado
por el art. 150 en su último apartado, toda resolución dictada previa vista o traslado resulta inapelable
para la parte que no los haya contestado463.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 150, Código nacional.
El último párrafo reza que la “falta de contestación del traslado no importa consentimiento a las
pretensiones de la contraria” lo cual diferencia notablemente ambos textos normativos.

Art. 151. Juicios de divorcio y de nulidad de matrimonio


En los juicios de divorcio y de nulidad de matrimonio sólo se dará vista a los representantes del
Ministerio Público en los siguientes casos:
1º) Luego de contestada la demanda o la reconvención.
2º) Una vez vencido el plazo de presentación de los alegatos.
3º) Cuando se planteare alguna cuestión vinculada a la representación que ejercen. En este caso,
la vista será conferida por resolución fundada del juez.

1. MINISTERIO PÚBLICO FISCAL

462
Rectius est: la.
463
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 8/8/1996, “Marucci, Mabel Elena v. Banco Tornquist SA s/daños y
perjuicios”; 16/9/1999, “Scagliarini, Nicolás v. Lemos, Alberto Omar s/restricción al dominio”; 4/5/2000,
“Barone, Pedro v. Bavosi, Héctor s/homologación de convenio”; 12/2/2002, “Arraya, Julio v. Paiva, María
s/ejecución hipotecaria”, entre muchos otros.

176
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se regula aquí la vista a los integrantes del Ministerio Público Fiscal -concretamente, de los agentes
fiscales- en dos supuestos determinados: juicios de divorcio y de nulidad de matrimonio.
La participación de estos funcionarios encuentra marco en lo que regula la Ley de Ministerio Público
12061, específicamente en su art. 17, inc. 4º, que reza “Corresponde al agente fiscal: (...) 4. En materia
civil, comercial, laboral y de justicia de paz, dictaminar en aquellos supuestos previstos por las leyes,
cuando se manifestare afectación del interés público con gravedad institucional, o requerir medidas en
defensa del orden público, la legalidad y los intereses de la sociedad. 5. Controlar el cumplimiento de
los plazos para la conclusión de las causas judiciales, requerir pronto despacho por retardo de justicia
ante los jueces o tribunales de cualquier fuero”.
De tal manera, será la ley en cada caso la que señale en qué supuestos habrá de intervenir el agente
fiscal en una causa que no corresponda al fuero penal, ámbito natural de desenvolvimiento de este
funcionario. Remitimos en este punto a la intervención del Ministerio Público en los recursos
extraordinarios (art. 283 y concs.).
Aquí, la materia en juego -extinción del vínculo matrimonial- por involucrar el orden público ha
justificado según el criterio del legislador, el contralor suplementario de la actividad del juez por parte
del representante del Ministerio Público.
Intervención cuestionada, ya que para muchos autores este contralor suplementario no sólo es
superfluo sino que en cierta medida podría ser entendido como un menoscabo a la investidura judicial
ya que debe considerarse a los jueces lo suficientemente aptos como para resguardar por sí solos la
recta aplicación del derecho y los intereses de la sociedad.
Ya sea porque se comulgue implícitamente con esta última postura o bien por simple omisión, no son
pocos los casos donde esta vista es omitida.
Allí es donde se genera una situación que suele ser esgrimida por los letrados de parte para pedir la
nulidad del trámite en supuestos donde lo que se persigue, en realidad, es disimular incumplimientos
de cargas específicas que sólo a ellos incumbe. Derivación de estos casos es la doctrina que se cita a
continuación: en los juicios de divorcio se debe dar vista al representante del Ministerio Público, luego
de contestada la demanda o la reconvención. Ahora bien, la falta de cumplimiento de tal requisito no
libera a los contendientes de cumplimentar en término los actos procesales que la ley les impone. Así,
ante la apertura a prueba ordenada en autos, a la accionada reconviniente le cabía ofrecer la prueba
pertinente dentro del plazo que prescribe la ley de rito. Al hacerlo extemporáneamente, la falta de
intervención momentánea del agente fiscal no puede purgar la falta de temporaneidad resaltada 464.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 151, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO VIII - El tiempo de los actos procesales

SECCIÓN 1ª - Tiempo hábil

Art. 152. Días y horas hábiles


Las actuaciones y diligencias judiciales se practicarán en días y horas hábiles bajo pena de
nulidad.
Son días hábiles todos los del año, con excepción de los de fiestas aceptadas por la Nación; los
previstos por la ley provincial; los que especialmente decrete el Poder Ejecutivo y los
comprendidos en la feria judicial de cada año. La Suprema Corte podrá por vía de
superintendencia, y cuando un acontecimiento extraordinario así lo exija, disponer asuetos
judiciales, durante los cuales no correrán los plazos.
Son horas hábiles las comprendidas dentro del horario establecido por la Suprema Corte para el
funcionamiento de los tribunales; pero respecto de las diligencias que los jueces, funcionarios o
empleados deban practicar fuera de la oficina, son horas hábiles las que median 465 entre las siete
(7) y las veinte (20).

464
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 2ª, 15/10/1996, “G., V. v. B. de G. s/divorcio”.
465
Rectius est: medien.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para la celebración de audiencias de prueba, la Suprema Corte de Justicia podrá declarar horas
hábiles para tribunales y cámaras y cuando las circunstancias lo exigieran, las que median entre
las siete (7) y las diecisiete (17), o entre las nueve (9) y las diecinueve (19), según rija el horario
matutino o vespertino.

1. EL TIEMPO Y EL PROCESO
Como toda actividad humana, el proceso inexorablemente se encuentra inserto en la dimensión
temporal.
El tiempo es algo connatural al proceso y por ende, la legislación que establezca las pautas
procedimentales no puede dejar de contener previsiones a su respecto.
La relación entre tiempo y proceso resulta ser -no obstante lo señalado- una de las más conflictivas. Si
bien resulta imprescindible cierto tiempo para que se desarrollen los actos procesales (piénsese en el
que necesariamente debe transcurrir para la comprensión del conflicto y la maduración de la solución
que se va a plasmar en una sentencia que lo dirima), una excesiva duración de la litis atenta contra la
utilidad de la resolución adoptada ya que muchas veces esta respuesta judicial habrá de resultar de
muy difícil y hasta imposible cumplimiento.
De allí que el art. 15 de la Constitución provincial mande: “las causas deberán decidirse en tiempo
razonable”. Pues bien, aparece una nueva dificultad al intentar definir el alcance de “lo razonable”, ya
que lo brevísimo sería razonable sólo si es suficiente en el caso puntual, esto es, si permite adoptar
decisiones de manera reposada y no como producto de un acto de arrebato.
Se impone pues -a nuestro criterio- una tarea de selección de tipos de procesos, tanto por su
complejidad como por la naturaleza de las pretensiones en juego y a partir de ello, determinar en cada
caso prudencialmente cuánto es el tiempo “razonable”. Como es obvio, no podrá tener la misma
duración un intrincado juicio de mala praxis médica que un simple juicio de cobro de alquileres.
Tampoco podrán equipararse temporalmente un amparo para obtener que se provea de la droga para un
tratamiento que no puede ser interrumpido que una pretensión indemnizatoria por un accidente de
tránsito.
Hay casos que pueden esperar más que otros. Lo cual no implica desentenderse de que las
consecuencias letales del paso del tiempo pueden tener lugar en todos los procesos.
Para ello, es útil dinamizar la teoría cautelar clásica que brinda, tal como está pergeñada en el
ordenamiento jurídico vigente, elementos idóneos para mitigar aquellas consecuencias perniciosas de
la demora hasta la sentencia de mérito. Pero este tema será objeto de un análisis ulterior (arts. 195 y
ss.).

2. DÍAS Y HORAS INHÁBILES


Dado que la materia en análisis forma parte de los ítem que integran el proceso judicial y éste es una
de las formas en que se manifiesta la actividad del Estado a través de uno de sus tres poderes, no todo
tiempo será apto para desarrollar esta tarea pública sino sólo aquel considerado “hábil” para este tipo
de actividades.
Se sanciona con la nulidad a la actividad realizada fuera de ese tiempo “válido”. Nulidad que como
veremos es meramente relativa y, por ende, convalidable expresa o tácitamente.
En este sentido se ha dicho que si bien las diligencias procesales deben practicarse en día y hora
hábiles y sólo pueden llevarse a cabo en otro momento si se ha autorizado su práctica en los términos
del art. 153, no puede soslayarse que si se infringe la mencionada regla ello engendra una nulidad
relativa, es decir, susceptible de confirmación466.
De esta manera, se establecen aquí cuáles serán los días “inhábiles”: los feriados nacionales, los
provinciales, los que especialmente decrete el Poder Ejecutivo y las ferias judiciales.
Los dos primeros grupos de días inhábiles surgen de leyes nacionales y provinciales respectivamente.
El tercero, de un decreto del gobernador bonaerense y el cuarto, de una norma emanada de la Suprema
Corte que es la que anualmente establece los días durante los cuales se extiende la feria larga o “de
verano” (durante el mes de enero) y la corta o “de invierno” (durante el del julio) conforme el art. 32,
inc. j), ley 5827.
Se faculta a la Suprema Corte a que agregue otros días inhábiles (“asueto judicial”) cuando un
acontecimiento extraordinario lo exija. Dentro de esta categoría genérica de “asueto” se encuentran los
que afectan ya sea a toda la provincia (por ejemplo, derivados de huelgas generales) o a ciertos
466
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/8/2000, “Municipalidad de General Pueyrredón v. Díaz y
Mirande, Ana Lía s/apremio”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
departamentos judiciales (fiestas municipales, desinfección, etc.) o a ciertos organismos (ya sean
previsibles como refacciones importantes, mudanzas, etc. o causados por hechos imprevistos como un
incendio, una inundación, etc.).
Normalmente -y en general para los casos de huelgas- cuando la Corte dispone la suspensión de
términos lo hace dejando a salvo la validez de los actos procesales que tengan lugar en esa fecha.
También existen horas hábiles y durante las mismas podrán realizarse tareas tanto dentro del recinto de
los tribunales como fuera de ellos.
En el primer caso, el Código deja su determinación a la Suprema Corte, órgano que tiene potestad para
fijar el horario de funcionamiento de las dependencias del Poder Judicial según el art. 32, inc. e), ley
5827.
Para el segundo supuesto, establece el horario de 7 a 20 hs.

3. TIEMPO INHÁBIL Y CADUCIDAD DE INSTANCIA. REMISIÓN


Remitimos a la nota del art. 311.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 153, Código nacional.
Respecto de los días inhábiles, remite a lo que determine el Reglamento para la Justicia Nacional y
deja en manos de las cámaras de apelaciones la habilitación de horas para la celebración de audiencias
de prueba en los juzgados bajo su dependencia.

Art. 153. Habilitación expresa


A petición de parte o de oficio, los jueces y tribunales deberán habilitar días y horas, cuando no
fuere posible señalar las audiencias dentro del plazo establecido por este Código, o se tratase de
diligencias urgentes cuya demora pudiera tornarlas ineficaces y originar perjuicios evidentes a
las partes. De la resolución sólo podrá recurrirse por reposición, siempre que aquélla fuere
denegatoria.
Incurrirá en falta grave el juez que, reiteradamente, no adoptare las medidas necesarias para
señalar las audiencias dentro del plazo legal.

1. EL TIEMPO Y EL PRINCIPIO DE CELERIDAD


La regla es que todos los actos procesales deben ser realizados en tiempo hábil, bajo pena de nulidad.
Sin embargo puede darse el caso excepcional en que sea necesario utilizar tiempo “inhábil” para
desarrollar tarea judicial útil ya sea porque el tiempo hábil no resulta suficiente para la realización de
todas las medidas necesarias o bien porque la demora en realizarlas será causa cierta de perjuicios
evidentes según reza la manda en estudio.
Esta situación está contemplada normativamente mediante la figura de la habilitación de días y horas a
los fines de preservar la celeridad del proceso.
La habilitación será dispuesta por el juez a pedido de parte o de oficio. Sólo es controvertible mediante
reposición o revocatoria si la decisión es denegatoria de la habilitación. No se admite recurso de
apelación. Al respecto se ha dicho que la resolución que desestima la habilitación de la feria judicial,
es en principio inapelable, atento lo dispuesto en el art. 153, CPCC 467.

2. INTERPRETACIÓN RESTRICTIVA DE LA HABILITACIÓN


Se ha propiciado, por otra parte, un criterio restrictivo en lo que hace a la habilitación de días y horas
inhábiles.
Así, la habilitación de feria constituye una medida de excepción, de interpretación restrictiva y
aplicación reservada a diligencias urgentes, cuya demora pudiera tornarlas ineficaces y originar
perjuicios evidentes a las partes468.
467
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/1/1991, “Godoy de Romano, Livia v. Pérez, Ricardo y otro
s/desalojo”; 21/1/1991, “Marnatti, Luis v. Ratti, Julio s/daños y perjuicios” [J 14.22222-1]; Cám. Civ. y Com.
San Martín, sala 2ª, 22/1/1998, “Francisco, Graciela Beatriz v. De André y Martínez de Arenasa, Gabriel Enrique
s/medidas preliminares”.
468
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/1/1995, “Botta, Miriam v. Hurtfield, Eduardo y otras s/desalojo por
falta de pago”. En el mismo sentido, Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 23/7/2002, “Ciencia y Tecnología en

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se trata aquí más que de otra muestra de cómo se coloca al juez en el papel de custodio de que la
litis se desarrolle en tiempo razonable, ya sea previendo la irrecurribilidad de la decisión favorable a la
habilitación como considerando falta grave a su respecto no fijar audiencias dentro de los lapsos
temporales hábiles.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 153, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 154. Habilitación tácita


La diligencia iniciada en día y hora hábil, podrá llevarse hasta su fin en tiempo inhábil, sin
necesidad de que se decrete la habilitación. Si no pudiere terminarse en el día, continuará en el
siguiente hábil, a la hora que en el mismo acto establezca el juez o tribunal.

1. CELERIDAD VERSUS RITUALISMO


Esta norma contiene la solución que se da al conflicto entre la realización íntegra y finalización de
medidas procesales una vez comenzadas y el respeto a rajatabla de las normas referidas a días y horas
hábiles.
Se ha priorizado -es evidente- la economía de tiempo que implica culminar lo empezado antes que
reiniciar las tareas -en los casos en que ello pudiera ser posible- en una nueva jornada salvo, claro está,
que existan impedimentos naturales (por ejemplo, falta de luz solar en diligencias al aire libre) que
tornen dificultoso o inconveniente seguir adelante, en cuyo caso se prevé la continuación el día
siguiente hábil.
Todo ello sin necesidad de habilitación expresa por parte del órgano.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 154, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 2ª - Plazos

Art. 155. Carácter


Los plazos legales o judiciales son perentorios, salvo acuerdo de las partes establecido por escrito
en el expediente, con relación a actos procesales específicamente determinados.
Cuando este Código no fijare expresamente el plazo que corresponda para la realización de un
acto, lo señalará el juez de conformidad con la naturaleza del proceso y la importancia de la
diligencia.

1. TIPOS DE PLAZOS PROCESALES


Palacio define al plazo procesal como el lapso destinado al cumplimiento de cada acto procesal en
particular469, dentro de los cuales encontramos -entre las varias clasificaciones posibles- los plazos
legales, judiciales y convencionales.
Plazos legales son los que surgen expresamente del texto normativo. Judiciales, los que establece el
órgano de justicia por delegación de la ley. La segunda parte del artículo menciona esta última
circunstancia y contempla las pautas que tendrá que tener en cuenta el juez para fijar el plazo: la
naturaleza del proceso y la importancia (entidad) del acto a desarrollar.
Nos ocuparemos de los plazos convencionales más adelante.

2. PERENTORIEDAD Y PRÓRROGA

Imágenes s/concurso preventivo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/1/2003, “Strada, Beatriz v. Banco
Société Générale s/amparo”.
469
PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. IV, p. 69.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Un plazo es perentorio cuando vencido opera la preclusión respecto del acto para el que aquél fue
establecido.
La jurisprudencia ha dicho que el ordenamiento procesal tiene consagrado un sistema de plazos
perentorios -también llamados en doctrina preclusivos o fatales-. Su efecto propio es la pérdida
irreversible del derecho que se haya dejado de ejercer dentro del término sin necesidad de declaración
judicial ni petición alguna de parte470.
También, que el art. 155, Código Procesal establece la perentoriedad de los plazos judiciales, o sea que
si una actuación en el proceso no se cumple en el tiempo fijado por la ley o por el juez, ya no puede
realizarse en el futuro. Con esto se persigue dar seguridad a las partes en cuanto a que las etapas
cumplidas no pueden retrotraerse con lo cual se cumple acabadamente con el principio de la
preclusión procesal. Es decir, que por el solo transcurso del tiempo se produce la caducidad del
derecho que se ha dejado de usar, pasándose a la etapa siguiente 471.
La perentoriedad, entonces, es la regla.
Excepcionalmente las partes pueden impedir este efecto evitando que un plazo se cumpla mediante la
prolongación o prórroga del mismo.
Este nuevo lapso -modificado en su extensión por el acuerdo de los litigantes- es un plazo
convencional. Las otras formas de plazo convencional (suspensión o abreviación) se verán en la nota
al art. 157.
Sin embargo, la facultad de prórroga temporal se encuentra expresamente acotada por la norma: debe
ejercitarse mediante escrito presentado en el expediente y no puede realizarse de manera genérica sino
que sólo procede respecto de actos procesales determinados.
Esto impide que se desvirtúe el principio de celeridad procesal que -partiendo de la vigencia del de
preclusión- persigue que los procesos tengan un avance sostenido hasta la sentencia de mérito.
Otro de los límites de esta prórroga surge de calificada doctrina. Palacio entiende que nunca un plazo
puede prolongarse más allá del fijado por la ley para la caducidad de instancia 472.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 155, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo que se omite aquí la referencia a que la
prórroga convencional debe hacerse “por escrito en el expediente”.

Art. 156. Comienzo


Los plazos empezarán a correr desde la notificación y si fuesen comunes, desde la última. No se
contará el día en que se practique esa diligencia, ni los días inhábiles.

1. CÓMPUTO DE LOS PLAZOS


El tiempo para realizar un determinado acto procesal se empieza a contar a partir del día siguiente al
de la notificación o bien desde la última de ellas cuando el plazo es común a varios sujetos procesales.
Un caso de plazo común -y por ende excepcional, ya que la regla es que sean individuales al correr
independiente para cada una de las partes- es el de prueba. En este sentido se ha dicho que el plazo
probatorio corre simultáneamente para ambas partes y comenzará a contarse desde que se le haya
vencido el término del art. 359 -de oposición a la apertura a prueba- al último de los notificados 473.
Por regla, los días inhábiles no se computan.
Veremos más adelante la excepción que a este principio contiene el instituto de la caducidad de
instancia (art. 311).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

470
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 12/2/1991, “Maldonado, Oscar v. Egozcue, Adolfo s/cumplimiento de
contrato - cobro de australes”.
471
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/9/1998, “Giménez, Oscar Horacio v. Guerrero, Nora Alicia
s/ejecución hipotecaria”.
472
PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. IV, p. 73.
473
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/12/1999, “Gasparotti de Rejes y otro v. Caamaño, Héctor M.
s/daños y perjuicios”.

181
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 156, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 157. Suspensión y abreviación convencional. Declaración de interrupción y suspensión


Los apoderados no podrán acordar una suspensión mayor de veinte (20) días sin acreditar ante
el juez o tribunal la conformidad de sus mandantes.
Las partes podrán acordar la abreviación de un plazo mediante una manifestación expresa por
escrito.
Los jueces y tribunales deberán declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando
circunstancias de fuerza mayor o causas graves hicieren imposible la realización del acto
pendiente.

1. PRINCIPIO DISPOSITIVO Y PLAZOS CONVENCIONALES


En virtud de la vigencia del principio dispositivo en el proceso civil y comercial, la ley contempla la
posibilidad de que las partes puedan convenir que los plazos no corran durante cierto tiempo, se
extiendan o acorten.
Nacen así los ya referidos plazos procesales convencionales.
De esta manera se permite una mayor flexibilidad en el trámite en tanto los litigantes podrán acomodar
según sus necesidades los tiempos durante los cuales deben realizar ciertos actos procesales.
Ya vimos el tema de la prórroga. Ahora se trata de los supuestos de suspensión y abreviación.
Entendemos que en ambos casos se requiere de manifestación expresa de las partes presentada en el
expediente sea a través de un escrito o bien mediante las constancias que se dejan en el acta de una
audiencia levantada por el actuario.
Para el caso de suspensión, la ley fija en veinte días el tiempo que puede durar aquélla cuando es
dispuesta por los letrados apoderados de las partes, requiriéndose para un plazo mayor la conformidad
de sus mandantes.
Se busca que la prolongación de los tiempos procesales tenga un control reforzado por parte del
directo interesado en la finalización del pleito.

2. SUSPENSIÓN O INTERRUPCIÓN JUDICIAL DE PLAZOS


Puede ocurrir que el juez advierta el acaecimiento de circunstancias graves que impidan la realización
de actos procesales tanto de una como de ambas partes.
En esos casos, la aplicación de la fría letra de la ley en punto a la determinación de plazos perentorios
pueden llegar a tornar ilusoria la garantía de la defensa en juicio y el derecho a una protección judicial
para la justa resolución de conflictos intersubjetivos.
Por ello es que se contempla la existencia de una válvula de escape para que el sistema no explote en
semejante injusticia: esta norma prevé la posibilidad de que el juez suspenda o interrumpa el plazo de
que se trate. Se reserva esta salida excepcional para supuestos de gravedad. La jurisprudencia ha
venido resaltando la necesidad de que se maneje esta facultad muy restrictivamente.
Así, ha dicho que en la apreciación de los supuestos de suspensión o interrupción de los plazos debe
privar un criterio restrictivo toda vez que por la vía de una tolerante consideración de las
circunstancias de hecho que puedan hacer admisible la suspensión puede llegarse a prorrogar, en
forma indefinida y antifuncional, los plazos que la ley procesal ha establecido con un claro propósito
de hacer compatible el ejercicio del derecho de defensa, la actividad jurisdiccional y la seguridad
jurídica474.
Esta misma gravedad es la que obliga a que toda suspensión de plazos se sustente en decisión
jurisdiccional expresa475.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

474
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 15/5/1990, “Amaya, Hugo Néstor v. Collado, Nélida Alicia s/divorcio
vincular”. En sentido similar, Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 24/11/1998, “Costichi, Sofía v.
Kukmorkiewiecz, Eduardo y otros s/desalojo”.
475
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 23/4/1996, “Ugazio, Sergio Darío v. Pumas, Juan Carlos s/daños y
perjuicios”.

182
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 157, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 158. Ampliación


Para toda diligencia que deba practicarse dentro de la República y fuera del lugar del asiento
del juzgado o tribunal, quedarán ampliados los plazos fijados por este Código a razón de un día
por cada doscientos (200) km o fracción que no baje de cien (100).

1. PLAZOS EXTRAORDINARIOS
Plazos ordinarios son los que consigna el Código mientras que son plazos extraordinarios aquellos
“que se conceden atendiendo a la circunstancia de que el domicilio o el lugar de ejecución del acto se
encuentren fuera de la circunscripción judicial o fuera de la República” 476.
La ley contempla la situación que se suscita frente a actos procesales que deben ser realizados a cierta
distancia del órgano judicial y para ello prevé la ampliación de todos estos lapsos de acuerdo con los
kilómetros que separen al tribunal del lugar donde tiene su domicilio el sujeto a notificar o se llevará a
cabo la diligencia.
Cuando este último se ubique en la provincia de Buenos Aires, es de aplicación la tabla de distancias
que contiene la res. 966/1980 de la Suprema Corte.
Existen respecto del texto de este artículo dos corrientes de hermenéutica jurisprudencial discrepantes.
Diferencia que resulta de importancia crucial en ciertos departamentos judiciales del interior, de gran
extensión territorial donde es frecuente la necesidad de producir actos procesales a distancias
considerables del tribunal.
Para un grupo, la conjunción “o” de la última parte de la manda estaría permitiendo que la ampliación
de un día se produzca tanto cuando el lugar de marras se encuentre a doscientos kilómetros como a
cien kilómetros (“fracción que no baje de 100”) admitiéndose esta última posibilidad atento la mejor
salvaguarda de los derechos en juego.
Mientras que para otra postura, sólo se puede ampliar un día cuando existen por lo menos doscientos
kilómetros de distancia desde el juzgado.
Así, adhiriendo a la primera postura, leemos que el texto del art. 158 -atento el sentido disyuntivo de la
conjunción “o”- brinda la posibilidad de entender que para la elongación del plazo valen tanto los
doscientos kilómetros cuanto los cien, sean éstos puestos en el tramo inicial de la distancia cuanto más
adelante, una vez ocurridos antes otros doscientos. Tal interpretación, frente a las posibles lecturas de
la redacción, exalta un principio de mayor equidad cual es el de la defensa de los derechos de jerarquía
constitucional y que obviamente queda mejor garantizado con la adopción de la solución menos
rigurosa. Por lo tanto si se trata de una persona domiciliada desde cien hasta trescientos kilómetros
goza de un día de ampliación en los plazos procesales 477.
Mientras que la posición contraria surge de doctrinas donde se señala que en la interpretación del art.
158, debido a ciertas diferencias jurisprudenciales, debe señalarse que la ampliación de los plazos
corresponde a partir de los primeros doscientos kilómetros 478.
Por último, debe considerarse a esta ampliación de plazos como un derecho para la parte que debe
realizar actividad procesal fuera de la sede del juzgado, asistiéndole la facultad de exigir su respeto en
sede judicial.
De tal modo, si bien la ampliación del plazo se efectúa automáticamente en virtud de lo dispuesto por
el art. 158, lo cierto es que ello debe entenderse así a condición de que el juzgador no haya
determinado en forma expresa un término para cumplimentar la actuación de que se trate ya que en
tales supuestos la parte que se considere favorecida con la ampliación determinada por la norma citada
debe cuestionar la decisión que se oponga a la misma por los carriles adecuados y en tiempo
oportuno479.

476
PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. IV, p. 77.
477
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 17/11/1994, “Pepe, Sergio Domingo v. Jarak, Elago s/daños y
perjuicios”.
478
Cám. Civ. y Com. Dolores, 8/8/1991, “`La Tandilense´ Cía. de seguros v. Risso, I. J. s/daños y perjuicios”.
479
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 19/3/1991, “Barrera, José Aníbal v. Viera, Amalia Amarante y otro
s/daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 158, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 159. Extensión a los funcionarios públicos


El Ministerio Público y los funcionarios que a cualquier título intervinieren en el proceso,
estarán sometidos a las reglas precedentes, debiendo expedirse o ejercer sus derechos dentro de
los plazos fijados.

1. PARTES PÚBLICAS Y FUNCIONARIOS: IGUALDAD DE TRATO


Esta manda consagra paridad de tratamiento en cuanto al tiempo en que deben desplegar la actividad
procesal los funcionarios mencionados con relación al resto de sujetos procesales.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 159, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO IX - Resoluciones judiciales

Art. 160. Providencias simples


Las providencias simples sólo tienden, sin sustanciación, al desarrollo del proceso u ordenan
actos de mera ejecución. No requieren otras formalidades que su expresión por escrito,
indicación de fecha y lugar y la firma del juez o presidente del tribunal.

1. ACTIVIDAD ORDENATORIA DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL


El Código inicia el análisis de las resoluciones judiciales -actos procesales emanados del órgano
judicial- con la forma más sencilla de aquéllas: las providencias simples.
Mediante estos decisorios el juez lleva adelante actividad ordenatoria, sea por propia iniciativa
(actividad ordenatoria oficiosa) o bien a pedido de alguna de los litigantes (actividad ordenatoria a
instancia de parte).
Este tipo de actividad está ínsito en la naturaleza del proceso civil y comercial tal como lo plasma el
Código en estudio. Gracias a ella se van transitando las diferentes etapas hasta llegar -por lo general- a
la sentencia de mérito.
A través de su ejercicio se concreta el impulso procesal y va dando lugar a casos de preclusión.

2. PROVIDENCIAS SIMPLES Y SUSTANCIACIÓN


Las providencias simples no requieren de sustanciación, lo que equivale a sostener que para su dictado
no es menester haber dado oportunidad de escuchar previamente a ambas partes.
Es una excepción a la vigencia del principio de bilateralidad o contradicción. Y ello en pos de la
celeridad del trámite: si por cada uno de los innumerables pasos que debe dar el juez para el
“desarrollo” de la causa tuviera que conferir traslado, los pleitos durarían una eternidad.
Es por eso que se admite esta pequeña limitación al derecho de defensa en pos de la rapidez en la
resolución.
Y hablamos de una “pequeña limitación” porque el mismo sistema resguarda a los justiciables de las
eventuales consecuencias dañosas o desfavorables que pudieran derivarse de este tipo de resoluciones.
Lo hace dividiendo el grupo de providencias simples en dos: aquellas que causan gravamen irreparable
y aquellas que no. Para las primeras tiene reservado un sistema de impugnación de mayor amplitud
que el que regula para las segundas. Sin embargo, éste será un tema abordado en la nota del art. 242 al
cual remitimos.

3. FORMA

184
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se requieren recaudos mínimos. Estas exigencias surgen de los artículos específicos de la ley procesal
en estudio y además -para ésta y las demás resoluciones judiciales- de los arts. 9 a 20, acordada
2514/1992 dictada por la Suprema Corte de Justicia.
Además de la expresión escrita -propia del sistema escriturario que rige nuestro proceso civil y
comercial-, el lugar y la fecha.
Estas menciones son esenciales para ubicar este tipo de actos jurídicos procesales dentro de las
dimensiones espacio-temporales y así poder establecer si se cumplieron los plazos previstos para su
dictado, si el juez firmante es el territorialmente competente, etc.
Por otro lado, el recaudo de la firma del juez o presidente del tribunal de que se trate -según art. 268 -
también reviste suma importancia por ser la constancia de la autoría material e intelectual del
magistrado a quien el Estado dota de imperio para la solución de conflictos sociales.
Al respecto ha dicho la Corte de la Provincia que la exigencia de la firma del juez en la sentencia alude
a la concurrencia de un magistrado que se encuentre habilitado para integrar el tribunal emisor del
fallo. No se refiere, por ende, a un juez en abstracto. Por lo tanto, y salvo los casos de integración
previa, un magistrado ajeno a la causa no puede dictar ningún pronunciamiento en ella; caso contrario
se estaría infringiendo la garantía constitucional del juez natural 480.
La falta de estos recaudos puede acarrear en algunos casos la nulidad de la resolución. Respecto de la
firma, su ausencia se ha dicho que provoca la inexistencia del acto jurídico procesal 481.
Téngase en cuenta lo que establece el art. 38, respecto de las providencias simples que puede firmar el
propio secretario.
Remitimos al comentario a ese artículo.

4. NOTIFICACIÓN
En cuanto a la manera en que estas providencias simples se notifican, se ha dicho que como directriz
genérica cabe mencionar que toda providencia simple se notifica por ministerio de la ley.
En esa inteligencia, el auto que -por ejemplo- ordena integrar la tasa de justicia y los aportes de ley, se
notifica fictamente482.
En el mismo sentido se ha dicho que en nuestro sistema legal, en materia de notificaciones rige el
principio general de la notificación por ministerio de la ley o automática resultando la excepción la
notificación por cédula o personal pues este último modo de anoticiamiento debe haber sido
expresamente señalado por el legislador. De tal manera, el litigante a cuya solicitud se dicta una
providencia simple queda notificado de ella en la forma que prescribe el art. 133 del ordenamiento
ritual. Así entonces, toda vez que el auto apelado no participa del carácter de definitivo ni de
interlocutorio con fuerza de tal, quedó notificado para el apelante ministerio legis resultando
consentido y firme al tiempo de ser introducido el planteo recursivo 483.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 160, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la inclusión del secretario como autor de
este tipo de resoluciones en los casos en que lo habilita la ley.

Art. 161. Sentencias interlocutorias


Las sentencias interlocutorias resuelven cuestiones que requieren sustanciación, planteadas
durante el curso del proceso. Además de los requisitos enunciados en el artículo anterior,
deberán contener:
1º) Los fundamentos.

480
SCBA, Ac. 77.374, 21/11/2001, “Giusti, Dante Ramón v. Orellana, José Alfredo y otro s/ejecución
hipotecaria”.
481
SCBA, Ac. 66.011, 31/3/1998, “Castillo o Castillo Pan, Clara M. v. Argentini, Héctor Marcelino s/nulidad de
actos jurídicos”; el ya citado Ac. 77.374, 21/11/2001, “Giusti, Dante Ramón v. Orellana, José Alfredo y otro
s/ejecución hipotecaria”.
482
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 2/3/1999, “Assenza Parisi, Lorena Carla y otro v. Nechuta, Juan Carlos y
otros s/daños y perjuicios”.
483
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/4/1996, “Cooperativa Eléctrica Atalaya Ltda. en liquidación
s/quiebra”.

185
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2º) La decisión expresa, positiva y precisa de las cuestiones planteadas.
3º) El pronunciamiento sobre costas.

1. SUSTANCIACIÓN, CONGRUENCIA Y DERECHO DE DEFENSA


En este artículo se regula la segunda categoría de actos procesales emanados de la judicatura, cuales
son las sentencias interlocutorias.
Se definen como aquellas que “resuelven cuestiones que requieren sustanciación”. También se alude a
ellas como las providencias que “resuelven artículo”.
Lo característico aquí, pues, es la sustanciación previa a su dictado, diferencia esencial respecto de las
providencias simples.
Y al aparecer la sustanciación -dando plena vigencia a la bilateralidad- surge la necesidad del respeto
al principio de congruencia. Las partes, al peticionar y al contestar los argumentos de la petición,
delimitan en cada caso el thema decidendum del cual la resolución a dictarse no puede prescindir sin
riesgo de incurrir en un defecto que pueda dar lugar a la revisión y eventual revocación del resolutorio.
Con base en ello, podemos efectuar un paralelismo entre la sentencia de mérito y una interlocutoria.
La sentencia de mérito es la resolución mediante la cual el juez brinda una respuesta luego de haber
ponderado a la luz del derecho vigente tanto la pretensión del actor como la oposición del demandado
contenidas -respectivamente- en los escritos de demanda y contestación.
Las sentencias interlocutorias también resuelven pretensiones y oposiciones de las partes que, si bien
no tienen la entidad de aquella ya que por lo general exhiben mucho más contacto con el derecho
procesal que con el de fondo, pueden determinar la extinción del proceso -que en algunos casos
también acarreará la pérdida del derecho de fondo- o bien, condicionar fuertemente las posibilidades
del juez al momento de dictar la sentencia de mérito.

2. LOS FUNDAMENTOS DE LA SENTENCIA INTERLOCUTORIA


Natural consecuencia de estas circunstancias son los requisitos especiales que la norma en estudio pide
respecto de este tipo de resoluciones y que vienen a agregarse a los genéricos ya enunciados en
relación con las providencias simples.
Los fundamentos de la decisión son vitales para que la solución adoptada se observe objetiva y
razonadamente cimentada y no aparezca como el producto del capricho o del mero arbitrio del
juzgador.
Y dentro de este tramo de la resolución debemos entender que se incluye tanto lo que se refiere a
aspectos fácticos (cuando ello sea posible y conducente a la solución que se pretende) como lo que da
sustento jurídico al decisorio.
En cuanto al recaudo referido al análisis de hechos y prueba, se ha dicho que debiendo contener toda
sentencia interlocutoria los fundamentos en que se sustenta la decisión a efectos de analizar si la
jurisdicción ha sido ejercida conforme a derecho, la mera alusión a lo que surge “de la probanza de
autos” no constituye un juicio sino en todo caso una conclusión no apoyada en una premisa necesaria
como lo era el examen de la testimonial producida, lo cual permite concluir que cabe declarar nula a la
sentencia así dictada484.
Y en lo que hace a la fundamentación normativa, se expresó que si en una resolución interlocutoria
que decide una cuestión previamente sustanciada no se ha invocado ningún fundamento de derecho
-como lo exige el art. 161 - tal omisión la descalifica y hace procedente la declaración de su nulidad.
Ello responde a la consagración implícita de la garantía constitucional del debido proceso, permitiendo
a los litigantes saber a ciencia cierta por qué motivos, fácticos y jurídicos, el juez está resolviendo de
un modo y no de otro485.
En ambos casos se alude a la sanción de nulidad que es aquella con la que el art. 34, inc. 4º fulmina
expresamente “toda sentencia definitiva o interlocutoria” que no haya sido fundada por el juez
“respetando la jerarquía de las normas vigentes y el principio de congruencia”.
Nulidad que incluso -se ha dicho- puede ser declarada de oficio en virtud de los derechos
constitucionales que se ponen en juego.
Cabe recordar que el párr. 1º del art. 168 (antes 156), Constitución provincial prescribe que los
órganos judiciales deben resolver todas las cuestiones que les fueren sometidas por las partes y como
484
Cám. Civ. y Com. San Nicolás, 20/2/1996, “Lozada, Natividad s/beneficio de litigar sin gastos”.
485
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 30/11/1995, “Pérez, Héctor y otra v. Bosch Mayol de Rossell,
Lucía s/daños y perjuicios”; 22/12/1998, “Consorcio de Propietarios Edificio Atual v. Ecam SACIF y otros
s/reparación de daños - saneamiento - daños y perjuicios”.

186
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
derivación de ese precepto y del art. 171 (antes 159) de la misma ley suprema, el Código ritual
establece el deber de fundar toda sentencia definitiva o interlocutoria bajo pena de nulidad respetando
la jerarquía de las normas vigentes y el principio de congruencia. Así entonces, cuando el vacío es de
entidad suficiente como para configurar una verdadera laguna del pronunciamiento, la nulidad de la
sentencia puede y debe ser declarada por la cámara, a petición de parte o incluso oficiosamente, en
cuanto exista apelación abierta486.

3. CONGRUENCIA Y COSTAS
El citado art. 34, inc. 4º, refiere también al respeto por el principio de congruencia.
Principio cuya manifestación puntual se da en este caso con otro de los recaudos legales a cumplir: “la
decisión expresa, positiva y precisa de las cuestiones planteadas”.
De su incumplimiento también puede surgir una causa de impugnación en los casos donde el juez
resuelva en más, en menos o algo diferente de lo peticionado (ultra, infra o citra petita,
respectivamente).
Y finalmente el pronunciamiento sobre costas, connatural a toda resolución producto de posiciones
encontradas. Respecto de este tópico, se suscitan dudas en relación con el decisorio que lo omite.
Al faltar la decisión expresa en lo que hace a la imposición de costas, para una parte de la
jurisprudencia debe entenderse que las mismas deben ser soportadas en el orden causado 487 mientras
que para otro sector, ello es incorrecto desde el momento en que la ley exige un pronunciamiento
expreso sobre el punto488.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 161, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 162. Sentencias homologatorias


Las sentencias que recayesen en los supuestos de los arts. 305, 308 y 309, se dictarán en la forma
establecida en los arts. 160 y 161, según que, respectivamente, homologuen o no el desistimiento,
la transacción o la conciliación.

1. FORMAS DE RESOLUCIONES HOMOLOGATORIAS. REMISIÓN


Este artículo indica cuáles serán las formas que deben revestir las resoluciones judiciales relacionadas
con manifestaciones de voluntad de las partes que tengan por objeto desistir del derecho, transar o
conciliar.
Cuando el juez las homologue, lo hará a través de resoluciones que tendrán la forma de una
providencia simple y cuando no las homologue, dictará una sentencia interlocutoria.
Remitimos, pues, a las notas de los arts. 160 y 161, respectivamente y en lo que hace a las figuras del
desistimiento del derecho, transacción o conciliación, hacemos lo propio con las normas de los arts.
305, 308 y 309, respectivamente.
486
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 12/7/2001, “Cepeda y Bon, María v. Formigo, Juan y/u otros s/desalojo
por falta de título legítimo”.
487
“No conteniendo la sentencia condena en costas en forma expresa como lo imponía el art. 161, inc. 3º, Código
Procesal, las mismas deberán ser soportadas en el orden causado. En efecto, si la sentencia interlocutoria nada
dispuso en torno a las costas y no se solicitó aclaratoria al respecto, debe interpretarse que se abonarán en el
orden causado y las comunes por mitades”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 3/4/1997, “Gallardo, María
Teresa v. Gómez, Pedro y/o ocupantes s/desalojo, homologación de convenio y daños y perjuicios”. “En virtud
de lo dispuesto por los arts. 163, inc. 8º, y 161, inc. 3º, Código Procesal, se requiere el pronunciamiento expreso
sobre las costas tanto en las sentencias definitivas como en las interlocutorias. Cuando una resolución guarda
silencio sobre el curso de las mismas, debe entenderse que éstas han sido impuestas por su orden”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 5/11/1996, “Zuloaga, Edgardo A. Incidente de pronto pago en: `Comp. Financiera
SIC SA s/pedido de quiebra. Hoy quiebra´ s/incidente”.
488
“No cabe interpretar que la ausencia de decisión expresa respecto de las costas, debería entenderse como
impuestas en el orden causado, pues, por imperio de lo normado por los arts. 161, inc. 3º, y 163, inc. 8º, CPCC,
las resoluciones interlocutorias -con fuerza de definitiva- deben contener el pronunciamiento categórico sobre
costas procesales”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 21/3/1996, “Ramírez, José Luis v. Fernández, Jesús
s/daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Así, se dijo que el art. 305, 2ª parte, dispone que frente al desistimiento del derecho el juez debe
limitarse a examinar si el acto procede por la naturaleza del derecho en litigio. Y a dar por terminado
el juicio en caso afirmativo. A su vez, el art. 162 establece que las sentencias que recayeren en los
supuestos de los arts. 305, 308 y 309, se dictarán en la forma establecida en los arts. 160 o 161, según
que, respectivamente, homologuen o no el desistimiento, la transacción o la conciliación. Ello
significa que compete al órgano judicial examinar tanto los presupuestos subjetivos del desistimiento
(capacidad, legitimación, personería) cuanto los requisitos objetivos del mismo, esto es, la naturaleza
disponible de los derechos debatidos. Vale decir, el desistimiento del derecho no vincula
necesariamente al juez quien se encuentra autorizado para desestimarlo en el supuesto de que aquél
versara sobre derechos indisponibles. Así entonces, en virtud de ser el desistimiento del derecho uno
de los modos anormales de terminación del proceso, requiere para su plena validez y para adquirir la
autoridad de cosa juzgada la homologación judicial. A su vez, en el supuesto de no reconocérsele
eficacia al desistimiento, el juez debe fundar la desestimación mediante una sentencia interlocutoria,
guardando las formas del art. 161489.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 162, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 163. Sentencia definitiva de primera instancia


La sentencia definitiva de primera instancia deberá contener:
1º) La mención del lugar y fecha.
2º) El nombre y apellido de las partes.
3º) La relación sucinta de las cuestiones que constituyen el objeto del juicio.
4º) La consideración, por separado, de las cuestiones a que se refiere el inciso anterior.
5º) Los fundamentos y la aplicación de la ley.
Las presunciones no establecidas por la ley constituirán prueba cuando se funden en hechos
reales y probados, y cuando por su número, precisión, gravedad y concordancia, produjeren
convicción según la naturaleza del juicio, de conformidad con las reglas de la sana crítica.
6º) La decisión expresa, positiva y precisa, de conformidad con las pretensiones deducidas en el
juicio, calificadas según correspondiere por ley, declarando el derecho de los litigantes y
condenando o absolviendo de la demanda y reconvención, en su caso, en todo o en parte.
La sentencia podrá hacer mérito de los hechos constitutivos, modificativos o extintivos,
producidos durante la sustanciación del juicio y debidamente probados, aunque no hubiesen
sido invocados oportunamente como hechos nuevos.
7º) El plazo que se otorgase para su cumplimiento, si fuere susceptible de ejecución.
8º) El pronunciamiento sobre costas, la regulación de honorarios y, en su caso, la declaración de
temeridad o malicia en los términos del art. 34, inc. 6º.
9º) La firma del juez.

1. LA SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA. IMPORTANCIA


El Código regula aquí el aspecto formal de la sentencia de mérito de primera instancia.
Habrá de hacer lo propio luego respecto de la de segunda o ulteriores instancias (art. 164) más allá de
que también existan otras previsiones referidas a aspectos también externos de las sentencias de
cámara y de la Suprema Corte en los arts. 267 y 288.
Entendida de acuerdo con el criterio tradicional como la forma “normal” de terminar el proceso, la
sentencia de primera instancia constituye un acto jurídico emanado del órgano judicial de gran
trascendencia ya que en muchos casos -si no es apelada- cierra definitivamente el litigio brindando la
solución final al conflicto entre partes.
Si, por el contrario, es objeto de recurso, circunscribirá los agravios que las partes llevarán a la alzada
mediante las vías impugnaticias que correspondan siendo el conocimiento en la nueva instancia -por
regla- necesariamente menor, más acotado.

489
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/1994, “Collado, Roberto José v. Sartor de Volpe, Lilia s/regulación
de comisión”.

188
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En la sentencia de primera instancia se plasma el resultado de una normalmente extensa actividad
procesal previa y a su respecto se generan las legítimas expectativas de los litigantes. No sólo se ponen
en juego -desde el plano técnico- derechos y garantías constitucionales sino también importantes
aspectos emocionales: la litis es la manifestación tribunalicia de episodios que por lo general calan
muy hondo en los sentimientos y las pasiones humanas y el momento en el que se va a dictar sentencia
suele constituir una situación de particular tensión ante la incertidumbre respecto de la solución que
habrá de adoptar formalmente el representante del Estado.
Corresponde a los letrados contener en todo momento a sus clientes, haciéndoles conocer las
contingencias del juicio y las reales posibilidades de éxito y puntualmente frente a la sentencia de
primera instancia, explicar su alcance y eventualmente planificar la estrategia posterior teniendo en
cuenta tanto las ventajas como los costos -en todo sentido- de la impugnación.
Por todo ello la sentencia resulta ser una pieza procesal clave.
Y de allí la enumeración de los recaudos que se exigen a su respecto. En realidad, si bien se observa,
los requisitos del art. 163 no difieren en esencia de los que corresponden a una sentencia
interlocutoria: consideramos que en ciertos casos son una reiteración y en otros una ampliación de
éstos.
La diferencia esencial entre ambas resoluciones radica en que la sentencia de mérito resuelve
globalmente la litis, tanto en los aspectos procesales como en lo que se refiere a derechos de fondo. De
allí entonces la mayor entidad jurídica que normalmente posee la sentencia de primera instancia
respecto de una interlocutoria.
Y de allí también la necesidad de que su desarrollo sea más cuidado, su fundamento más minucioso y
su aspecto resolutivo más completo.
Tal es -a nuestro ver- el justificante de la enumeración de recaudos que trae esta norma procesal en
análisis.

2. REQUISITOS
Los aspectos referidos a la mención de lugar y fecha así como a la firma del juez o tribunal ya fueron
analizados en la nota al art. 160 a la que remitimos.
La exigencia de la identificación de las partes es un requisito elemental que permita vincular el acto
procesal de la sentencia con el expediente donde se ventiló el conflicto y al cual pretende poner fin.
La relación sucinta de las cuestiones que constituyen el objeto del juicio consiste en una reseña escueta
de las contingencias procesales que tuvieron lugar hasta el momento en que el resolutorio estuvo en
condiciones de ser dictado.
En este tramo (“resultandos”) aparecen normalmente referidos -como parte de esas circunstancias- los
escritos postulatorios con una síntesis de los mismos que permite conocer el alcance de las
pretensiones y oposiciones de los litigantes. Se delinea en este acápite el thema decidendum que será
objeto de abordaje en el siguiente tramo de la sentencia.
La consideración por separado de las cuestiones antes referidas es una exigencia que hace pie en el
principio de congruencia.
El juez deberá atender todos los planteos que considere conducentes para resolver la litis, uno a uno.
Respecto de la idoneidad de los planteos, la Corte bonaerense ha dicho que la exigencia del art. 163,
inc. 6º requiere que la sentencia se muestre atenta a la pretensión jurídica que forma el contenido de la
disputa y no tanto a los detalles esgrimidos por las partes en apoyo de sus pretensiones que no
comprometen la defensa de sus derechos490.
De esos planteos idóneos, no puede el juez omitir ninguno so riesgo de una decisión citra petita o
donde se decida menos de lo que se plantea. Tampoco ir más allá de lo requerido, dando lugar a una
decisión ultra petita ni mucho menos decidir otra cosa distinta de lo buscado por los litigantes ya que
en ese caso la sentencia pecará por resolver extra petita.
Todas estas violaciones al principio de congruencia encuentran remedio por vía del recurso de
apelación.
Nuestro máximo tribunal local también ha dicho que el principio de congruencia, establecido por el
art. 163, inc. 6º y reiterado por el art. 272 significa que, como regla general, debe existir
correspondencia perfecta entre la acción promovida y la sentencia que se dicta, lo que se desarrolla en
una doble dirección: el juez debe pronunciarse sobre todo lo que se pide, o sea sobre todas las
demandas sometidas a su examen y sólo sobre éstas y debe dictar el fallo basándose en todos los
490
SCBA, Ac. 72.669, 23/5/2001, “Cos, Néstor A. y otra v. Empresa Transporte Jorge Newbery SACI s/daños y
perjuicios”.

189
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
elementos de hecho aportados en apoyo de las pretensiones hechas valer por las partes en sus
presentaciones y sólo basándose en tales elementos 491.
Aquella consideración de las cuestiones (“considerandos”) no puede hacerse de cualquier modo.
El juez debe analizar los planteos de las partes dándoles un encuadre jurídico adecuado y refiriendo las
normas que utiliza, razonando en forma expresa y clara siguiendo las básicas reglas de la lógica y
obteniendo conclusiones fundadas, todo de acuerdo con su criterio.
Concretamente, aquí es donde se estudia el sustento fáctico que tiene cada punto de la pretensión y la
defensa de las partes. El juzgador debe analizar detenidamente la prueba colectada, confrontándola
con las impugnaciones que pudieron haber existido y conformando la convicción acerca de cómo
ocurrieron las cosas, todo con el objeto de recrear en su espíritu -al nivel de la certeza- los hechos que
dieron lugar al litigio.
Convencido del aspecto fáctico deberá proceder a su calificación jurídica, esto es, determinar cuáles
son las normas que tienen a esos hechos demostrados como antecedentes y observar si esa plataforma
jurídica favorece a la pretensión del actor o si, por el contrario, abona la postura contenida en las
oposiciones del demandado.
Ello es -escuetamente- cumplir con “los fundamentos y la aplicación de la ley”. Condición esencial del
pensamiento del juez ya que constituirá el pilar esencial de la decisión que tendrá fuerza de norma
individual.
Decisión que deberá -por mandato legal- ser “expresa, positiva y precisa, de conformidad con las
pretensiones deducidas en el juicio, calificadas según correspondiere por ley, declarando el derecho de
los litigantes y condenando o absolviendo de la demanda y reconvención, en su caso, en todo o en
parte”.
Más allá de que la terminología empleada sea impropia para el fuero civil y comercial (“condenar o
absolver de la demanda”) en este tramo del decisorio (parte dispositiva o fallo) es donde el mandato
del juez se concentra y erige con fuerza normativa.
Si bien lo que aquí se consigne debe ser interpretado con los alcances y el respaldo de los fundamentos
previos (exista o no remisión expresa a los mismos), es en este tramo donde debe constar el
acogimiento o rechazo -total o parcial- de las pretensiones y de las oposiciones de las partes con la
debida cita normativa.
Por otra parte, se exige que el juez califique las pretensiones “según correspondiere por ley”. Aparece
aquí el principio iura curia novit a partir del cual el juzgador no se encuentra limitado en lo referente al
encuadre jurídico de la pretensión efectuado por los litigantes. Será siempre el magistrado el que
aplique el derecho de acuerdo con su propio criterio, más allá de las referencias normativas que
incluyan las partes en sus escritos.
El Código agrega que al momento de decidir, podrán tenerse en cuenta “los hechos constitutivos,
modificativos o extintivos, producidos durante la sustanciación del juicio y debidamente probados,
aunque no hubiesen sido invocados oportunamente como hechos nuevos”.
Normalmente este tipo de circunstancias debe ser incorporado al proceso mediante la figura del hecho
nuevo. Sin embargo, se flexibiliza este principio -con la condición de que exista prueba suficiente- a
los fines de que la sentencia refleje hechos que respondan a una realidad actual con directa incidencia
en los hechos debatidos.
Aquí, la regla de la búsqueda de la “verdad jurídica objetiva” es la que debe prevalecer por sobre el
rígido ritualismo de las formas.
Se ha dicho que los jueces están en condiciones de pronunciarse sobre el contenido de la relación
procesal sólo mientras se mantenga un real interés del accionante y por tal motivo el Código Procesal
Civil y Comercial prevé que al dictar sentencia los jueces pueden hacer mérito de los hechos
constitutivos, modificativos o extintivos producidos durante la sustanciación del juicio y debidamente
probados aunque no hubiesen sido invocados oportunamente como hechos nuevos 492.
Para los casos en que el fallo deba ser ejecutado, se debe establecer el plazo para el cumplimiento de
los mandatos allí contenidos. Luego de cuyo vencimiento podrá procederse a la aplicación de
sanciones conminatorias o bien recurrirse al proceso de ejecución de sentencias.
Por último, la sentencia de primera instancia debe contener decisión sobre la imposición de costas, ya
sea que se siga la regla en la materia -principio objetivo de la derrota- o bien que se fundamente el
apartamiento al mismo, dejándose constancia de las razones pertinentes.
491
SCBA, Ac. 77.229, 11/7/2001, “Carla, Luis Carlos y otro v. Causa, Susana Margarita y otro s/daños y
perjuicios”; Ac. 79.157, 19/2/2002, “Marro, Héctor Domingo v. Garabatto, Elba Noemí s/simulación”.
492
SCBA, B.60.912, 27/12/2000, “González Eliçabe, Ariel s/amparo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También la regulación de los honorarios de letrados y otros profesionales intervinientes cuando ello
sea posible (ver art. 51, dec.-ley 8904/1977).
Finalmente se exige que sea aquí donde se declare que la conducta de las partes o letrados incurre en
la figura del art. 34, inc. 6º (“temeridad y malicia”).
Párrafo aparte merece la mención en el inc. 5º-integrante de los recaudos referidos a los
“fundamentos” de la sentencia- de las presunciones que no se encuentran en la ley y a las que el juez
puede recurrir para formar la convicción sobre los hechos.
Las presunciones son operaciones lógicas de raciocinio judicial que permiten al juez tener por ciertas
determinadas circunstancias de hecho no probadas directamente pero que pueden inferirse válidamente
de otras que sí cuentan con respaldo en prueba directa (indicios) utilizándose las reglas de la sana
crítica en su ponderación (ver nota al art. 384).
La ubicación en este contexto es una de las razones que esgrimen quienes sostienen que las
presunciones no son medios de prueba sino “formas de razonar”.
Más allá de esas disquisiciones, la ley es clara al fijar qué condiciones debe reunir un grupo de
indicios (“hechos reales” y acreditados por prueba directa) para poder obtener de ellos una presunción
que sirva como prueba en el proceso civil y comercial: deben ser más de uno (varias), tener entidad
suficiente (graves), no dar lugar a dobles interpretaciones (precisas) y unidas confluir en una misma
conclusión (concordantes).
Se trata de una forma de acreditar hechos en circunstancias donde la prueba directa no llega o bien
resulta de muy compleja obtención (por ejemplo, el caso de procesos por responsabilidad profesional o
respecto de cuestiones del derecho de familia -divorcio por adulterio o injurias graves, reclamo de
filiación extramatrimonial, etc.-).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 163, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la inclusión en el art. 5 de un párrafo en el
que se señala la conducta observada por las partes durante el trámite como uno de los elementos de
convicción corroborante de las pruebas para juzgar la procedencia de las respectivas pretensiones.

Art. 164. Sentencia definitiva de segunda o ulterior instancia


La sentencia definitiva de segunda o ulterior instancia deberá contener, en lo pertinente, las
enunciaciones y requisitos establecidos en el artículo anterior y se ajustará a lo dispuesto en los
arts. 267 y 288, según el caso.
Las sentencias de cualquier instancia podrán ser dadas a publicidad salvo que, por la naturaleza
del juicio, razones de decoro aconsejaren su reserva, en cuyo caso así se declarará. Si afectare la
intimidad de las partes o de terceros, los nombres de éstos serán eliminados de las copias para la
publicidad.

1. FORMA DE OTRAS SENTENCIAS DEFINITIVAS. REMISIÓN


El Código aquí remite a lo ya visto respecto de la sentencia de primera instancia para regular lo
atinente a las formalidades de las sentencias de otras instancias.
Incluye -como también lo señalamos- otras normas que se encuentran insertas en los capítulos
específicos donde se regulan los procedimientos en segunda instancia y ante la Corte y que se vinculan
con las resoluciones que se emiten en esos contextos.

2. PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS


Las sentencias -reza este artículo- pueden darse a conocer.
Ello es de suma importancia pues importa la vía a través de la cual los operadores jurídicos toman
contacto con una de las fuentes del derecho (la jurisprudencia) que ejerce una importantísima
influencia en la toma de decisiones y, por ello, debe ser conocida por los litigantes al momento de
fundamentar sus peticiones ante el órgano respectivo.
Normalmente este conocimiento de los fallos se da a través de publicaciones oficiales o privadas
especiales.
En la provincia de Buenos Aires para los fallos de la Corte existe la colección “Acuerdos y sentencias”
aunque en la actualidad resulta mucho más práctico recurrir al sistema informático JUBA que contiene

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
una muy importante base de datos con los fallos de ese tribunal -así como de muchos otros de rango
inferior- de los últimos años.
Base a la que se puede acceder en forma gratuita vía Internet a través de la página de la Corte
bonaerense ([HREF:www.scba.gov.ar]).
Las publicaciones privadas tienen la ventaja de mostrar estos fallos normalmente con mayor
sistematicidad y comentarios doctrinarios.
Las sentencias, entonces, como las audiencias y, en general, los procesos son públicos.
El de publicidad es otro de los principios procesales que se ven plasmados en nuestro sistema y resulta
derivación del más amplio principio republicano de publicidad de los actos de gobierno. Ello permite
no sólo que la comunidad conozca la tarea que despliegan los órganos que la gobiernan sino también
ejercer los controles establecidos a ese fin en caso de desviación.
Claro que este principio de publicidad no es absoluto y cede en situaciones donde ventilar las
contingencias de la causa puede causar perjuicio o dañar la imagen, intimidad o decoro de las
personas.
Esto es lo que se prevé aquí: se exceptúa de la publicidad -mediante declaración del juez- a las
sentencias que afecten el decoro de las personas. Y si atacan la intimidad de terceros o partes, se
podrán publicar testando los nombres o bien -como es de práctica- mencionando sólo las iniciales de
los mismos o reemplazándolos por nombres ficticios.
Será el juez el que determine en cada caso (de oficio o a pedido de parte) la necesidad de proteger
aspectos de la vida privada de las personas.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 164, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 165. Monto de la condena al pago de frutos, intereses, daños y perjuicios


Cuando la sentencia contenga condena al pago de frutos, intereses, daños y perjuicios, fijará su
importe en cantidad líquida o establecerá por lo menos las bases sobre que haya de hacerse la
liquidación.
Si por no haber hecho las partes estimación de los frutos o intereses, no fuese posible ni lo uno ni
lo otro, se los determinará en proceso sumarísimo.
La sentencia fijará el importe del crédito o de los perjuicios reclamados, siempre que su
existencia esté legalmente comprobada, aunque no resultare justificado su monto.

1. MONTO LÍQUIDO O LIQUIDABLE DE CONDENA


Como vimos, puede darse el caso de que una sentencia condene a cumplir con una obligación de dar
sumas de dinero.
La norma da ejemplos de los variados rubros que puede abarcar esa obligación, sin ser la enumeración
taxativa.
En esos casos caben dos situaciones que dependerán de las características objetivas de la pretensión: o
bien el juez establece cuál será la cantidad definitiva a pagar en cuyo caso estaremos frente a una suma
líquida. Ello tendrá especial trascendencia para el caso de que sea necesario recurrir al mecanismo de
la ejecución de sentencia dado que evitará el paso previo de la liquidación de los arts. 501 y 502, a
cuyas notas remitimos.
O bien indicará los parámetros para que pueda hacerse la liquidación.
Es clásico el ejemplo de las actualizaciones y de los intereses, donde luego de establecerse el monto
correspondiente al capital de lo adeudado se fijan los índices y tasas así como las fechas a partir de las
cuales habrán de ser de aplicación.
Nótese que es en este momento donde deben efectuarse las impugnaciones de la sentencia que
determina tales pautas para el cálculo final ya que de quedar firmes, la liquidación que se haga
posteriormente resultará incuestionable en la medida en que se atenga estrictamente a las reglas
prefijadas y que pasaron en autoridad de cosa juzgada.
En su último párrafo, la manda en estudio resuelve el supuesto de que la entidad de un crédito o de los
daños causados (quantum debeatur) no se encuentre justificada.

192
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para este caso, ordena al juez fijarla en sentencia siempre que la causa de la acreencia o de los
detrimentos (an debeatur) se encuentre comprobada debidamente. Esto es -naturalmente- condición
esencial como lo señala la Corte cuando expresa que el art. 165, CPCC cobra virtualidad en cuanto a la
determinación judicial del monto de condena, siempre que la existencia del crédito o de los perjuicios
reclamados esté legalmente comprobada493.
Por el contrario, se ha sostenido que el perjuicio para que sea compensable debe ser cierto y probado.
Desde que no fue acreditado un daño efectivo, el juzgador carece de base para fijar su importe
resultando inaplicable lo dispuesto en el art. 165, CPCC 494.
Téngase en cuenta que de acuerdo con lo que ordena el art. 330 en su inc. 6º el actor debe precisar en
la demanda “el monto reclamado”, ello aún aproximadamente, lo cual será objeto de prueba.
Si a la postre ésta es insuficiente para establecer el quantum pero sin embargo se acreditó que hubo un
incumplimiento crediticio o bien que se causó un daño cierto, el juez deberá prudencialmente
cuantificarlos partiendo de la base de que tanto el primero como el segundo de los sucesos causaron
evidentemente una disminución patrimonial que no puede quedar sin reparación sin mengua del
derecho constitucional de propiedad.

2. OMISIÓN DE ESTIMAR FRUTOS E INTERESES. REMISIÓN


Para el supuesto en que se haya obviado esta tarea, la norma prevé la salida: se recurre a un trámite de
juicio plenario excepcionalmente abreviado (“sumarísimo”) para que se realicen las estimaciones
faltantes.
Las reglas serán, pues, las del art. 496, a cuyo análisis remitimos.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 165, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 166. Actuación del juez posterior a la sentencia


Pronunciada la sentencia, concluirá la competencia del juez respecto del objeto del juicio y no
podrá sustituirla o modificarla.
Le corresponderá, sin embargo:
1º) Ejercer de oficio, antes de la notificación de la sentencia, la facultad que le otorga el art. 36,
inc. 3º. Los errores puramente numéricos podrán ser corregidos aun durante el trámite de
ejecución de sentencia.
2º) Corregir, a pedido de parte, formulado dentro de los tres (3) días de la notificación y sin
sustanciación, cualquier error material; aclarar algún concepto oscuro, sin alterar lo sustancial
de la decisión y suplir cualquier omisión en que hubiese incurrido sobre alguna de las
pretensiones deducidas y discutidas en el litigio.
3º) Ordenar, a pedido de parte, las medidas precautorias que fueren pertinentes.
4º) Disponer las anotaciones establecidas por la ley y la entrega de testimonios.
5º) Proseguir la sustanciación y decidir los incidentes que tramiten por separado.
6º) Resolver acerca de la admisibilidad de los recursos y sustanciar los que se concedan en
relación, y en su caso, decidir los pedidos de rectificación a que se refiere el art. 246.
7º) Ejecutar oportunamente la sentencia.

1. EXTINCIÓN DE LA COMPETENCIA DEL JUEZ DE PRIMERA INSTANCIA. RELATIVIDAD


DE LA REGLA
Este artículo comienza sentando la regla de que con el pronunciamiento de la sentencia concluye la
competencia del juez respecto del objeto del juicio, no pudiendo sustituirla o introducir modificaciones
en esa resolución.

493
SCBA, L.56.134, 12/9/1995, “Pasutti, Ítalo César v. Cristalux SA s/enfermedad accidente - reagravación”; Ac.
60.664, 20/5/1997, “Novais, Roberto Oscar y otro v. Zanella Hnos. y Cía. SACIFI y otro s/daños y perjuicios” [J
14.12240-1].
494
SCBA, Ac. 48.214, 20/10/1992, “Fasyma SCA v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”.

193
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No obstante, a continuación realiza una enumeración muy extensa de excepciones por lo que aquella
premisa se ve debilitada atento las múltiples e importantes funciones que reserva la ley al juez que ya
dictó sentencia respecto de la vida posterior de ese opus jurídico.
Ello lo ha señalado la jurisprudencia al decir que si bien en principio el pronunciamiento de primera
instancia y su notificación no produce otro efecto que el consistente en suspender provisionalmente la
competencia del juez hasta tanto recaiga sentencia respecto del recurso interpuesto y concedido contra
aquél, importa sin embargo que la suspensión de la competencia del juez no es absoluta sino que se
limita a vedar a éste la potestad de sustituir o de alterar el contenido sustancial de las declaraciones
emitidas en la sentencia. Fuera de esa limitación, el juez mantiene su competencia en orden al
cumplimiento de diversos actos procesales que atañen al perfeccionamiento e integración de la
sentencia, al dictado de decisiones respecto de facultades que la ley confiere a las partes como
consecuencia directa de aquélla y a la sustanciación y resolución de cuestiones incidentales. De allí
que el art. 166, Código Procesal, luego de formular el principio transcripto más arriba, añada en el inc.
3º que le corresponderá también al juez ordenar a pedido de parte las medidas precautorias que fueren
pertinentes495.
Luego de anunciar que el juez no puede modificar la sentencia, el primer inciso lo autoriza a que de
oficio y antes de notificarla pueda “corregir algún error material o suplir cualquier omisión” de la
misma.
Si bien dentro de los difusos límites de este tipo de rectificaciones (remitimos a la nota del art. 36)
entendemos que en los hechos sí existirá una modificación de la sentencia desde que a partir de que se
ejerce esta potestad el acto decisorio varía: ahora tiene un error menos o aborda la cuestión omitida.
Lo mismo respecto de los errores numéricos -cuya corrección tiene un límite temporal aún mayor: la
etapa de ejecución de sentencia-. Entendemos que se habrá de modificar una sentencia que contenía
errores cambiándola por -o integrándola con- otra que no incurre en esos defectos de cálculo o de
expresión numérica.
Se ha dicho que es procedente la corrección de errores que se hayan deslizado en los pronunciamientos
cuando se incurre en una evidente equivocación de orden aritmético como es cuando el juez en la
etapa de ejecución de sentencia ha tomado el valor dado por el perito a determinada fecha y ordena su
actualización erróneamente desde una fecha anterior con lo cual se superponen los períodos 496.
Algo similar se da -en esencia- con la previsión obrante en el inc. 2º. Se trata del pedido de aclaratoria
que realiza una parte (o ambas) luego de notificada y se resuelve sin traslado a la contraria. Aquí se
refiere a la corrección de errores materiales, la aclaración de conceptos oscuros sin alterar lo sustancial
de la decisión y suplir omisiones.
El art. 166, inc. 2º, faculta al juez a perfeccionar o completar su decisión y bien puede incluirse dentro
de su preceptiva a aquellos casos donde se compruebe la omisión de retribuir la labor de un letrado
cuyos honorarios integran los derechos patrimoniales protegidos constitucionalmente 497.
Es evidente -como ya lo dijimos- que en estos casos se “cambia la sentencia”. Si se omitió uno de los
rubros reclamados -por ejemplo- y por vía de la aclaratoria se lo trata, calcula y amplía la condena, se
trata de una rotunda modificación de la sentencia original. Si en un litisconsorcio se omitió incluir en
la condena a uno de los codemandados que participó del pleito y mediante aclaratoria se lo condena
expresamente, no puede decirse que no hubo modificación.
Los límites son, como dijimos, difusos.
El valladar que impide alterar “lo sustancial” del decisorio no se encuentra debidamente perfilado y
quedará en cada caso en manos del juez -y eventualmente de la alzada- determinar cuándo una
aclaratoria resulta válidamente operativa y cuándo excede el marco de lo revisable por aquella vía.
Referido a este último caso, la jurisprudencia ha dicho que si bien se ha considerado que la limitación
a la competencia impuesta por el art. 166 para resguardar la seguridad jurídica de los
pronunciamientos no constituye prohibición absoluta, haciendo excepción a ella lo relativo al pago de
las costas y la distribución del mismo entre deudores simplemente mancomunados por no ser una
cuestión que haga al fondo del asunto ya debatido, sí lo haría declarar una solidaridad que no se
sometió a la jurisdicción porque los jueces sólo pueden condenar en forma solidaria cuando
495
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/4/1993, “Cañete Santos, Martín v. Pereira, Francisca Eleodora
s/daños y perjuicios”.
496
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/9/1990, “Siganevich de Gurnisky, Clara v. Ferran, Elmo
s/indemnización de daños y perjuicios”.
497
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 9/2/1989, “Giménez, Luis Jorge v. Álvarez de Degregori, Norma
Gladys y otro s/indemnización daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
previamente fue establecido así por voluntad de las partes o por la ley lo que no fue planteado con
anterioridad a la sentencia en ejecución. Y los poderes del juez de la ejecución se delimitan por los
términos de la sentencia de los que no es dado apartarse en razón de la cosa juzgada; en ella se
especifican las obligaciones cuyo cumplimiento se persigue y los sujetos activos y pasivos de la
ejecución498.
El juez puede asimismo ordenar medidas cautelares -si es que aún no se trabaron o si éstas resultan
insuficientes- para asegurar el cumplimiento de la resolución dictada. La existencia de sentencia de
mérito donde se declaró con grado de certeza el derecho de las partes eximirá al vencedor de la
acreditación de la verosimilitud del derecho.
Deberá continuar ante el juez que dictó la sentencia la sustanciación de los incidentes que corren por
separado y que no habían concluido aún.
Una muy importante función del juez que suscribió la resolución de mérito atribuida por ley es todo lo
concerniente a la ejecución de la sentencia para el caso patológico de que la misma no sea cumplida en
forma voluntaria al vencimiento del plazo establecido.
Se trata de un caso de competencia por conexidad -art. 6, inc. 1º- y economía procesal desde el
momento que resulta absolutamente justificado por su conocimiento del conflicto inicial y de las
partes intervinientes que el mismo magistrado que sustanció la litis y llegó a dictar la sentencia de
mérito sea el que conduzca el nuevo proceso de cumplimiento de la misma.
Una forma de cumplimiento -básicamente en las sentencias que receptan pretensiones declarativas o
constitutivas- consiste en disponer las anotaciones que establece la ley (piénsese en los juicios de
usucapión, divorcio o filiación) y la entrega de testimonios. Forma que se encuentra prevista en el inc.
4º.
Finalmente, otra misión esencial del magistrado de primera instancia es la conducción de los pasos
relativos a las diferentes vías de impugnación de la sentencia por él dictada.
Ante él tramitará la admisibilidad de los recursos ordinarios y a partir de allí, tendrá mayor
participación en las apelaciones concedidas en relación ya que se encargará de sustanciarlas y menor
en las concedidas libremente, donde se limitará a remitir los autos -o copias- a la cámara.
Sobre este tema se volverá al tratar la teoría de la impugnación -arts. 238 y ss.-.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 166, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 167. Retardo de justicia


Los jueces o tribunales que por recargo de tareas u otras razones atendibles, no pudieren
pronunciar las sentencias definitivas, dentro de los plazos fijados por este Código, deberán
hacerlo saber a la Suprema Corte con anticipación de diez (10) días al vencimiento de aquéllos.
El superior, si considerare admisible la causa invocada, señalará el plazo en que la sentencia
debe dictarse por el mismo juez o tribunal o por otros del mismo fuero cuando circunstancias
excepcionales así lo aconsejaren.
El juez o tribunal que no remitiere oportunamente la comunicación a que se refiere el párrafo
anterior y no sentenciare dentro del plazo legal, o que habiéndolo efectuado no pronunciare el
fallo dentro del plazo que se le hubiese fijado, perderá automáticamente la jurisdicción para
entender en el juicio y deberá remitir el expediente al superior para que éste determine el juez o
tribunal que deba intervenir.
Será nula la sentencia que se dicte con posterioridad.
En los tribunales colegiados, el juez que hubiere incurrido en pérdida de jurisdicción deberá
pasar de inmediato el proceso a quien le sigue en orden de sorteo, en cuyo caso aquéllos se
integrarán de conformidad con lo dispuesto en la ley orgánica del Poder Judicial.
Las disposiciones de este artículo sólo afectan la jurisdicción del juez titular y no la que ejerza
interinamente por sustitución, en caso de vacancia o licencia del titular.
Al hacerse cargo del juzgado, luego de un período de vacancia, aquél podrá solicitar una
ampliación general de los plazos, proporcionada al número de causas pendientes.
498
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 21/4/1994, “Ramírez, F. v. Kestner SACIFIA y otro s/cobro de
honorarios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 168. Causal de mal desempeño


La pérdida de jurisdicción en que incurrieren los jueces de primera instancia o de cámara,
conforme a lo establecido en el artículo anterior, si se produjere tres veces dentro del año
calendario los someterá al proceso de la ley de enjuiciamiento.

1. OBLIGACIÓN DE LOS JUECES DE SENTENCIAR EN EL TIEMPO ESTABLECIDO.


CONSECUENCIAS
El art. 15 de la Constitución provincial manda que las causas se resuelvan en tiempo razonable.
Y si bien es cierto que -como lo hemos dicho- esa pauta así enunciada requiere de una precisión
mayor, en lo que puntualmente hace al plazo para el dictado de las sentencias se debe estar a los
términos legales que contiene el art. 34 previstos en el marco de los deberes de los jueces.
Aquí debemos presumir que el legislador ha encontrado “razonables” esos lapsos y por ello los jueces
deben ajustarse estrictamente a los mismos.
Con esa finalidad, en estas normas el Código establece las reglas a seguir por aquellos magistrados
que con motivos justificados no puedan cumplir con el plazo preestablecido.
Previa petición anticipada y fundamentada a la Corte, será este tribunal el que decida si procede
conceder un plazo mayor o -excepcionalmente- remitir la causa a otro juez para que la resuelva.
A renglón seguido se fija la sanción de pérdida de jurisdicción para aquellos jueces que incumplan
tanto el plazo original como el nuevo otorgado por la Corte, debiendo enviar los actuados a este
tribunal para que disponga lo pertinente o bien pasarlos al juez que sigue en el orden del sorteo para
los órganos colegiados, procediéndose luego a la integración de acuerdo con las pautas de la Ley
Orgánica 5827.
La sentencia que se dicte vencido el plazo es fulminada con la nulidad.
Claro que aquí también debe recordarse que por tratarse de una nulidad procesal resultará relativa y,
por ende, convalidable por las partes.
De allí que la sanción de nulidad deba ser pedida expresamente. En tal sentido se ha dicho que la
sentencia dictada fuera del plazo del art. 34, inc. 3º, del ritual, no es nula per se y el cuestionamiento
de la pérdida de competencia debe ser introducido antes del dictado de la misma, siendo improcedente
la declaración de inconstitucionalidad “de oficio” de los arts. 167 y 168 499.
Estas reglas legales relativas a los plazos y las consecuencias de su incumplimiento -se aclara en la
norma- no alcanzan a los jueces sustitutos y prevé el caso de los que se hagan cargo de un juzgado
luego de un tiempo de vacancia permitiéndoles solicitar una ampliación general de plazos.
Finalmente el art. 168 considera que esta pérdida de jurisdicción reiterada -tres veces en el año
calendario- constituye una causal de enjuiciamiento según las pautas de la ley 8085.
En la práctica se trata de sanciones que raramente se observan aplicadas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que aluden estos artículos del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los arts. 167 y 168, Código nacional aunque con diferencias notables.
En el sistema de la Nación se indica que la reiteración de la demora en dictar providencias simples e
interlocutorias será considerada falta grave y se tomará en cuenta como elemento de juicio importante
en la calificación de los magistrados y funcionarios responsables respecto de su idoneidad en el
desempeño de sus funciones.
En relación con las sentencias definitivas, se establece que si hay motivos que impiden su dictado
oportuno los jueces deberán requerir del superior -cámara o Corte nacional- con diez (proceso
ordinario) o cinco (demás casos) días de anticipación respecto de la fecha en que vence el plazo legal,
una prórroga del mismo.
Si la sentencia se dicta vencido el término que fija el Código o habiéndose pedido prórroga y
habiéndosela concedido, se vence también este plazo, se contempla la sanción de multa y
eventualmente, la remisión a otro juez para que resuelva. Ello sin perjuicio de otras responsabilidades
(penal o que motive la intervención del tribunal de enjuiciamiento cuando corresponda).
Lo mismo opera respecto de los integrantes de las cámaras.

499
Cám. Civ. y Com. Mar del Plata en pleno, 28/10/1975, “Frankenberg de Weissenberg de Hernández, Eva v.
Panadería Roma y otros s/cobro de pesos”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si se diera el caso de una vacancia prolongada, la cámara podrá disponer la distribución de causas que
estime pertinente.

CAPÍTULO X - Nulidad de los actos procesales

Art. 169. Trascendencia de la nulidad


Ningún acto procesal será declarado nulo si la ley no prevé expresamente esa sanción.
Sin embargo, la nulidad procederá cuando el acto carezca de los requisitos indispensables para
la obtención de su finalidad.
No se podrá declarar la nulidad, aun en los casos mencionados en los párrafos precedentes, si el
acto, no obstante su irregularidad, ha logrado la finalidad a que estaba destinado.

1. NULIDADES PROCESALES: FUENTES


Todo el sistema procesal tiende a la regular formación de la multiplicidad de actos jurídicos que, a la
postre, confluyen en la creación de una norma individual -sentencia- que resuelva el conflicto inter
partes.
El concepto de regularidad en este campo debe entenderse tanto desde el punto de vista técnico
-referido al cumplimiento de los recaudos formales que el procedimiento legal establece para cada acto
procesal- como así también desde la mira teleológica, vinculada con la obtención de la finalidad que
tiene cada paso dentro del iter litigioso.
De allí que el sistema no sólo regule expresamente las pautas que habrán de respetarse en cada
supuesto y también -implícita o explícitamente- las finalidades de cada instituto sino también las vías
que tienen a su disposición los litigantes para corregir las desviaciones en que pueda incurrirse.
De eso se trata la teoría de las nulidades procesales.
Este instituto tiene por finalidad privar de validez a los actos procesales irregulares.
Según el artículo aquí anotado, la irregularidad puede configurarse de dos maneras.
De un lado, porque el acto procesal incumplió alguno de los requisitos legales previéndose
expresamente la sanción de nulidad a su respecto en la norma. Así, la falta de consignación en la
diligencia notificatoria del tipo y número de documento de la persona indicada en el informe, no puede
per se ser causa de nulidad, por cuanto ella debe estar legal y específicamente consagrada como
sanción para el acto procesal que se pretende atacar, no encontrándose la misma prevista para el
supuesto de que existan omisiones de esta naturaleza 500.
De otro lado, porque el acto carece de un requisito indispensable para que cumpla con su finalidad,
aun cuando la sanción de nulidad no se encuentre regulada expresamente.
En ambos casos se deja a salvo que no procederá la sanción en estudio si el acto, aun defectuoso,
cumplió con su finalidad.
A la luz de estas previsiones legales podemos concluir, entonces, que no podrá declararse la nulidad
por la sola transgresión normativa si en definitiva el fin del acto se vio cumplido. Ello priva de
perjuicio -y por ende de interés, motor imprescindible de toda petición procesal- al impugnante.
También surge de ello que no todas las nulidades se encuentran tipificadas, esto es, contempladas
expresamente como sanción. Junto con las que están previstas en la ley, también pueden configurarse
otras no plasmadas normativamente pero que derivan del incumplimiento de recaudos que frustran la
finalidad del acto.
La actividad anulatoria no puede ser tratada con ligereza atento la gravedad de la consecuencia de una
declaración de este tipo.
Por eso así como se exige seriedad en el plateo de los nulidicentes (ver nota al art. 173) también se
requiere mesura en la actividad juzgatoria. En este sentido ha dicho la Corte bonaerense que las
nulidades -y más aun cuando se trata de sentencias- deben acogerse con criterio restrictivo partiendo
de la idea de que -en principio- debe estarse por la conservación del acto procesal y no por su
decaimiento501.
500
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/5/1996, “Cervetto, Lilian del Carmen v. Castilla, Margarita Beatriz
s/ejecutivo”.
501
SCBA, Ac. 46.691, 27/6/1995, “Monterde, Edgardo Osvaldo v. Oleaga, Luis Alberto, Codaro, Oscar Arturo y
Universal SRL s/daños y perjuicios”; Ac. 54.818, 5/7/1996, “Lara, Juan Carlos v. Fourmentel, Oscar Luis
s/daños y perjuicios” [J 14.36073-1]; Ac. 74.998, 12/12/2001, “Gazzotti, Luisa H. v. Merlo, Atilio R. y otra
s/restricción y límites al dominio”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. NULIDADES PROCESALES: CARRILES PARA SU PLANTEO


El derecho procesal contempla varias formas de requerir la declaración de nulidad de actos jurídicos
(incidente, recurso ordinario, recurso extraordinario, excepción). Cada una de ellas está reservada para
una etapa procesal determinada o para cierto tipo de actos procesales.
En este capítulo se desarrolla una de las vías para la impugnación: el incidente de nulidad.
Por este carril se plantean las nulidades del trámite anteriores a la sentencia de mérito de primera
instancia. Una vez dictada ésta, si en ella se encuentra el vicio deberá utilizarse el camino del recurso
ordinario de nulidad por defectos de la sentencia, implícito en el de apelación (ver nota al art. 253).
Tal lo que enseña la doctrina de la Suprema Corte cuando señala que una resolución judicial no
constituye un acto procesal de los comprendidos en los arts. 169 y ss. Tratándose de una sentencia de
primera instancia el ataque por nulidad está previsto en el art. 253 del Código y sus causales están
reservadas a los vicios formales que presentare 502. También, que el recurso al que alude el art. 253,
Código Procesal resulta únicamente procedente cuando en la sentencia misma se ha incurrido en
defectos de forma, mas no para sanear eventuales vicios anteriores sólo invocables en la instancia de
su causamiento y por el trámite procesal previsto503.
Si, en cambio, la nulidad se configura en la sentencia de segunda instancia o en la de un tribunal de
instancia única y viene motivada por la transgresión a los arts. 168 y 171, Constitución provincial, el
carril será el del recurso extraordinario de nulidad (ver nota al art. 296) sin perjuicio de la aplicación
de la doctrina de la nulidad de oficio por parte de la Suprema Corte a la que nos referiremos más
adelante.
Para algunos casos especiales, existe la excepción de nulidad. Este instituto opera en el marco del
juicio ejecutivo (arts. 518 y ss.) frente a irregularidades constatadas en el trámite de intimación de
pago o en la preparación de la vía ejecutiva (ver nota al art. 543).
Finalmente y como creación pretoriana podemos citar la pretensión autónoma de nulidad que persigue
la declaración de cosa juzgada fraudulenta y de ese modo se puede volver sobre lo decidido en
sentencia firme cuando existen graves vicios que la invaliden. El carril procesal es el de la acción
meramente declarativa del art. 322, a cuya nota remitimos.

3. ACTIVIDAD PREVENTIVA DE LOS JUECES


Como ya se vio -nota al art. 34, inc. 5º, letra b, parte final- entre los deberes de los jueces encontramos
el de dirigir el procedimiento y concretamente, “disponer de oficio toda diligencia que fuere necesaria
para evitar nulidades”.
Esta misión -enclavada en el principio de saneamiento- debe ser ejercida con suma prudencia ya que
por un lado se estará cumpliendo con la tarea que encarga la norma respecto de la conducción del
pleito buscando que el mismo -y los actos que lo integran- se desarrollen de manera regular pero por
otro lado, en el contexto de un proceso como el regulado por este Código donde predomina el
principio dispositivo, se estaría supliendo el cumplimiento de cargas que atañen estrictamente a alguna
de las partes.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 169, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 170. Subsanación


La nulidad no podrá ser declarada cuando el acto haya sido concedido 504 aunque fuere
tácitamente, por la parte interesada en la declaración.
Se entenderá que media consentimiento tácito cuando no se promoviere incidente de nulidad
dentro de los cinco (5) días subsiguientes al conocimiento del acto.

502
SCBA, Ac. 40.286, 18/10/1988, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Hugo H. Cataldi SRL s/cobro de
pesos”.
503
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1º/2/2002, “Bojanich, José v. Zuelgaray, Arturo y otra s/ejecución
hipotecaria”.
504
Rectius est: consentido.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. NATURALEZA DE LAS NULIDADES PROCESALES
Las nulidades procesales son todas -por regla- relativas.
Todas las irregularidades que puedan darse durante el proceso pueden ser subsanadas mediante la
convalidación que de ellas haga la parte a la cual perjudica. Convalidación que se produce al consentir
el acto viciado tanto de manera expresa -mediante la presentación de un escrito por el que se tome
expreso conocimiento de la diligencia irregular, aceptándolo como válido- o bien de manera implícita
o tácita que se da -como dice la norma- al no promoverse incidente de nulidad dentro de los cinco días
a contar desde el conocimiento del acto.
Se ha sostenido que de conformidad con el principio de convalidación, toda nulidad procesal queda
subsanada por el consentimiento desde que las mismas -por regla general- son de carácter relativo;
vale decir, como regla no existen nulidades absolutas y el consentimiento expreso o presunto de la
parte a quien perjudica opera la preclusión sin que razones abstractas fundadas en el mero interés de la
ley autoricen una revisión que atentaría contra la seguridad jurídica de las decisiones 505.
La ley deja en manos de las partes estimar qué resulta más grave: el perjuicio que causa un acto
procesal indebidamente configurado o el que se deriva de hacer caer el mismo y, eventualmente, todos
los que de él dependan, provocando el retroceso del proceso quizás -en el caso extremo- hasta el
momento del traslado de la demanda.
Si el interesado en la declaración de nulidad entiende lo primero, tiene a su disposición la vía idónea
que en este caso es el incidente de nulidad debiendo ser diligente y promoverlo en el plazo perentorio
de cinco días. De lo contrario se entenderá tácitamente convalidado y nada más podrá reclamar al
respecto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 170, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 171. Inadmisibilidad


La parte que hubiere dado lugar a la nulidad, no podrá pedir la invalidez del acto realizado.

1. AJENIDAD
La norma plasma el principio de que sólo podrá plantear la nulidad de un acto el sujeto procesal que
sea ajeno a la irregularidad en la que basa el pedido. Lo contrario implicaría tanto como premiar la
torpeza al admitirse su alegación.
En este terreno se ha dicho que si bien la accionante se encuentra incursa en la prevención obstativa
emergente del art. 171 ello no obsta, habida cuenta de lo manifiesto del vicio en que se ha incurrido
-litis no trabada ante denuncia de fallecimiento de la demandada al momento de diligenciar el
mandamiento de pago y embargo- a que se convalide un pronunciamiento que afecta el legítimo
derecho de defensa de los sucesores de la ejecutada 506.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 171, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 172. Extensión


La nulidad se declarará a petición de parte, quien, al promover el incidente, deberá expresar el
perjuicio sufrido y el interés que procura subsanar con la declaración. Los jueces podrán
declararla de oficio siempre que el vicio no se hallare consentido; lo harán, sin sustanciación
cuando aquél fuere manifiesto.

505
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 11/12/2001, “Varela, Mario Raúl v. Segovia, Melva s/cobro ejecutivo
de alquileres”; 21/5/2002, “Leguizamón, Gustavo A. s/beneficio de litigar sin gastos”.
506
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/10/1995, “Municipalidad de San Nicolás v. Regina de Monzón SA
s/apremio”.

199
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. FORMAS DE DECLARAR LA NULIDAD. CUESTIÓN INTERPRETATIVA
La norma prevé dos formas de declaración de una nulidad procesal: a pedido de parte y de oficio.
En el primer caso, a partir del planteo del incidente respectivo en el plazo ya mencionado.
Aquí se agregan más recaudos que ponen de relieve el principio de trascendencia al que ya se aludiera:
no basta con señalar la irregularidad en que se ha incurrido para descalificar un acto procesal sino que
es menester indicar expresamente cuál es el agravio concreto que el mismo causó.
No habrá nulidad en el solo beneficio de la ley.
En el segundo caso, será el juez -reza el artículo- el que declarará la nulidad de oficio. Pero su
actividad no es libre ya que la ley requiere expresamente que las partes que se encuentran participando
plenamente de la litis no hayan consentido el vicio.
Se plantea aquí el interrogante de si es posible una anulación de oficio en este contexto. Luego de que
un acto procesal tuvo lugar hay cinco días desde que las partes tomaron conocimiento de él para
impugnarlo. Si ello no ocurre, se lo entenderá tácitamente consentido. Entonces, si durante ese período
las partes nada hacen, no podrá el juez disponer la nulidad “de oficio” puesto que aún no se cumplió el
término para que aquéllas lo ataquen y puede ser que estén “consintiéndolo tácitamente”. Ello ocurrirá
-en forma incuestionable- luego de que haya expirado el plazo y allí no procederá ninguna nulidad -ni
oficiosa ni a requerimiento-. Pero si las partes durante ese tiempo lo impugnan, el juez tendrá que
declarar -si procede- la nulidad el acto, pero aquí tampoco será “de oficio” ya que son las partes las
que impulsaron la adopción de la medida.
Parecería entonces que no existen casos en que pueda el juez actuar esta facultad oficiosamente.
Claro es que cuando el artículo se refiere al “no consentimiento” de las partes, se refiere a sujetos
debidamente anoticiados ya que de lo contrario no habría una parte con posibilidad de consentir o
impugnar nada.
Es en este último supuesto -donde hay un vicio y además surge de las actuaciones la indebida citación
de una de las partes- cuando el juez podría actuar “de oficio” en resguardo del derecho de defensa de
quien no puede participar de ese tramo del pleito por haber sido incorrecta o deficientemente
anoticiado de la pretensión en su contra.
Previéndose este caso es que se ha dicho que la naturaleza relativa y convalidable que en general
poseen las nulidades procesales no rige cuando los actos son irregulares por inobservancia de
preceptos de carácter imperativo cuya violación autoriza en virtud de normas especiales la anulación
de oficio por el órgano jurisdiccional 507. Tratándose de la constitución válida de la litis, no puede
esgrimirse idóneamente el consentimiento de la contraria que no ha sido citada al proceso en debida
forma508.
Más allá de la señalada cuestión interpretativa, la previsión de la última parte de este párr. 2º debe
entenderse aplicable a la declaración de nulidad a pedido de parte ya que cuando la irregularidad
resulta verdaderamente manifiesta y se expongan claramente los perjuicios acarreados, el juez en pos
del principio de celeridad se encuentra habilitado para declarar la nulidad sin oír a la contraria
mediante una providencia simple que podrá eventualmente ser objeto de recurso de revocatoria y -si la
medida adoptada causa un gravamen irreparable- también de apelación por parte de aquel que no fuera
oído en forma previa.
Se ha entendido que es manifiesta la nulidad procesal que se halla determinada por la existencia de
una irregularidad grave y trascendente que afecta el legítimo ejercicio de una garantía esencial como
es la defensa en juicio. En los supuestos que se decreta, el objetivo al que se tiende no es otro que
proteger el adecuado ejercicio de tan trascendente derecho 509.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 172, Código nacional.
Para promover este incidente, en la Nación, el litigante deberá “expresar el perjuicio sufrido del que
derivare el interés en obtener la declaración y mencionar, en su caso, las defensas que no ha podido
oponer”.

507
SCBA, B.48.695, 14/12/1984.
508
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 2/8/2000, “Miceli, Miguel v. Zaporta, Leandro Gastón y otros s/cobro de
pesos - daños”.
509
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 24/3/1987, “Llaneza, Roberto Alfredo v. Merino, Eladio y/o quien
resulte propietario s/daños y perjuicios”.

200
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 173. Rechazo in limine


Se desestimará sin más trámite el pedido de nulidad si no se hubiesen cumplido los requisitos
establecidos en el párr. 1º del artículo anterior o cuando fuere manifiestamente improcedente.

1. DESESTIMACIÓN LIMINAR
Esta manda pone de resalto la seriedad con que deben ser llevados ante la justicia planteos de nulidad
de actos procesales.
La gravedad de la sanción impone que se extremen los recaudos de las presentaciones para evitar
maniobras meramente dilatorias que desvirtúen la finalidad del instituto en estudio.
De allí que si no surgen claramente los perjuicios sufridos y el interés concreto para que se deje sin
efecto el acto ya realizado o si la improcedencia resulta palmaria por otros motivos, el rechazo del
acuse de nulidad se producirá inmediatamente.
Así, se dijo que el principio de trascendencia requiere que quien invoca la nulidad alegue y demuestre
que el vicio le ocasionó un perjuicio cierto e irreparable que no puede subsanarse sino con el
acogimiento de la sanción. Es que debe existir agravio concreto y de entidad, pues no hay nulidad en
el solo interés de la ley y en el caso, la circunstancia de que el juez de grado -haciendo uso de las
facultades saneatorias que le confiere el Código de rito- haya ordenado expresamente glosar a estas
actuaciones el escrito acusando caducidad que fuera agregado y despachado por error en los autos
principales, no configura quebrantamiento de las formas del proceso ni vicio alguno que autorice a
viabilizar la nulidad incoada por el quejoso ya que ello -al haber acontecido previamente al
libramiento de la cédula de traslado del acuse- no le impidió al recurrente ejercer su defensa en tiempo
y forma esgrimiendo las razones que estimó corresponder para solicitar el rechazo del planteo de
perención510.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 173, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos.

Art. 174. Efectos


La nulidad de un acto no importará la de los anteriores ni la de los sucesivos que sean
independientes de dicho acto. La nulidad de una parte del acto no afectará a las demás partes
que sean independientes de aquélla.

1. ALCANCE DE LA NULIDAD
Si se declara la nulidad de un acto que sirvió de base a una serie de actuaciones posteriores, todas ellas
se desmoronarán como un castillo de naipes como consecuencia de haberse edificado sobre una base
impropia.
Tal es la regla que consagra este artículo al sostener que no se verán afectados los actos previos al
viciado ni los posteriores pero sólo en la medida en que sean independientes, esto es, que no tengan
como presupuesto procesal necesario el acto irregular.
Ejemplo de ellos podemos ver en el trámite probatorio cuando se anula la declaración de uno de los
testigos, permaneciendo válidos los testimonios de los restantes. Diferente es el caso de la nulidad de
la notificación del traslado de la demanda. No importa cuán avanzado se encuentre el trámite, aquella
declaración de nulidad arrastrará irremediablemente todo lo tramitado con posterioridad.
Se ha dicho que el art. 174, Código Procesal, en su primera parte, establece que “la nulidad de un acto
no importará la de los anteriores ni la de los sucesivos que sean independientes de dicho acto”. Por lo
tanto, la sanción nulitiva no puede proyectar sus efectos sobre aquellos actos anteriores, pues lo írrito,
a lo que la ley priva de efectos jurídicos, es el procedimiento posterior directa o indirectamente
vinculado al acto viciado.
Por otra parte, si se trata de un acto complejo y sólo un tramo de él se invalida, la nulidad no afectará a
las demás partes siempre que exista -como se dijo- independencia entre ellas.

510
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 16/2/2001, “Raschetti, Juan v. Herrera, Gladys s/incidente de daños y
perjuicios”.

201
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En ese entendimiento, la nulidad dispuesta con motivo del fallecimiento del demandado producido con
anterioridad al inicio de la causa no puede sino estar referida a aquellas actuaciones procesales que
involucren personalmente al difunto pero en modo alguno puede invalidar al escrito de “demanda” que
como acto desvinculado de aquel hecho generador de la nulidad procesal, mantuvo todos sus efectos
propios hasta la declaración de perención de instancia 511.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 174, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

TÍTULO IV - CONTINGENCIAS GENERALES

CAPÍTULO I - Incidentes

Art. 175. Principio general


Toda cuestión que tuviere relación con el objeto principal del pleito y no se hallare sometida a un
procedimiento especial, tramitará en piezas separadas 512, en la forma prevista por las
disposiciones de este capítulo.

1. LA VÍA INCIDENTAL Y EL PRINCIPIO DE CELERIDAD PROCESAL


Junto con el trámite principal pueden sustanciarse trámites paralelos, ya sea en el mismo expediente o
en otro abierto a esos fines.
Se trata de los incidentes, figura procesal a través de la cual se busca una resolución respecto de temas
que si bien están vinculados con el objeto principal de la causa, no está previsto que su sustanciación
se produzca dentro de ese continente y sí siguiendo las pautas que se establecen en forma especial en
los arts. 175 a 187.
Se reserva el nombre de incidente para aquellas cuestiones conexas o accesorias al objeto principal del
pleito que requieran una resolución especial pero que no se hallan sometidas a un procedimiento
particular sino a una sustanciación que el Código ha configurado genéricamente para todas ellas, ha
dicho la jurisprudencia513.
Se ha preferido escindir el trámite de estos distintos procesos -si bien permanecen en relación de
dependencia con el juicio “madre”- para que los planteos articulados como parte de la cuestión
incidental no retrasen el avance de la causa principal buscándose -en definitiva- el cumplimiento de la
manda del art. 15 de la Constitución que ordena que los pleitos se terminen en un tiempo “razonable”.
Otra ventaja es la simplificación del trámite central que se logra dejando aparte los planteos
“periféricos”. De esta manera el expediente permite un manejo mucho más ágil al no encontrarse
agregadas actuaciones que poseen un trámite autónomo (aunque, insistimos, en directa relación con el
objeto principal del proceso).
Si bien el Código menciona expresamente cuestiones que deben transitar por la vía del incidente (por
ejemplo, el planteo de nulidad -art. 170 - o la redargución de falsedad de un instrumento público -art.
393 - o la acumulación de procesos -art. 190 -) también los jueces están habilitados para disponer este
andarivel de resolución de planteos conexos.
Así, se ha establecido con referencia al planteo de inconstitucionalidad, atento a la naturaleza del
mismo y a fin de resguardar los derechos de las partes, que la vía para el tratamiento del mismo ha de
ser la incidental debiendo formarse expediente que ha de tramitar por ante el mismo juzgado en forma
separada514. También, que la posibilidad de cuestionar la idoneidad de los testigos prevista por el art.

511
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 1º/6/1995, “Videlpo SCA v. Mahabedian Minas s/ejecutivo”.
512
Rectius est: pieza separada.
513
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/8/1992, “Funes, María A. v. Larrosa, Héctor s/incidente de
nulidad en autos: `Funes v. Larrosa s/indemnización daños y perjuicios´”; 23/9/1993, “Madies, Alberto Enrique
s/incidente de nulidad” [J 14.20644-1].
514
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 1ª, 21/5/2002, “Quiplast SA v. Elea Autoadhesivos SA s/cobro
sumario de pesos”.

202
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
456 supone un incidente en el que se observan las reglas del art. 175 el que se debe sustanciar con la
contraria disponiéndose la recepción de las medidas propuestas por las partes 515 (515).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 175, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 176. Suspensión del proceso principal


Los incidentes no suspenderán la prosecución del proceso principal, a menos que este Código
disponga lo contrario o que así lo resolviere el juez cuando lo considere indispensable por la
naturaleza de la cuestión planteada. La resolución será irrecurrible.

1. SUSPENSIÓN DEL PROCESO PRINCIPAL: REGLA Y EXCEPCIONES


Corolario de lo señalado en el artículo anterior resulta lo prescripto en esta norma.
Como regla, la sustanciación de un incidente no habrá de suspender el trámite “madre” 516. Lo contrario
importaría tanto como echar por tierra la utilidad de esta vía simultánea y no existiría diferencia alguna
entre la tramitación paralela y la introducción de esos planteos dentro del expediente principal.
Sin embargo, puede darse el caso donde sea necesario suspender el trámite principal.
La ley contempla esa circunstancia y remite a dos fuentes de las que puede surgir el efecto suspensivo
de los incidentes respecto del juicio principal: por un lado, la norma y los casos establecidos
específicamente en ella y por el otro, el criterio judicial.
Al primer caso corresponden los supuestos de la tercería del art. 99, la citación de evicción del art. 107
y las excepciones de previo y especial pronunciamiento de los arts. 345 y ss.
Y dentro de la segunda posibilidad, encontraremos todas las resoluciones judiciales que fundadamente
dispongan la suspensión del trámite principal motivada por la sustanciación paralela de un incidente
donde se debaten cuestiones cuya dilucidación resulta ser condición previa y necesaria para continuar
con aquel juicio.
Para estos casos excepcionales ya no se justifica la tramitación separada, forma de sustanciar propia de
los incidentes sin efecto suspensivo517.
La decisión de que el incidente suspenda el curso del juicio principal no admite recurso en su contra.
Principio que viene abonado por la jurisprudencia al sostenerse que de conformidad a lo dispuesto por
el art. 176 la resolución que dispone la suspensión del principal por la articulación de un incidente es
irrecurrible518.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 176, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 177. Formación del incidente


El incidente se formará con el escrito en que se promoviere y con copia de la resolución y de las
demás piezas del principal que lo motivan y que indicaren las partes, señalando las fojas
respectivas cuya confrontación hará el secretario o el oficial primero.

515
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 23/5/1996, “Piechocki, Telésforo v. Canale, Rafael Julio y otro
s/simulación”.
516
“El principio general es que, salvo disposición legal o resolución judicial fundada, el incidente no suspende el
procedimiento del principal (art. 176, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 26/3/2002, “Banco Fabril
de La Plata Coop. Ltda. v. García, Miguel y otros s/cobro de pesos”.
517
“...es regla general la de que los incidentes carecen de efectos suspensivos sobre el curso de la instancia
principal (CPCN, art. 176), debiendo por lo tanto tramitar, con las excepciones ya puntualizadas, en expediente
por separado”. PALACIO, Lino E., Derecho procesal..., cit., t. IV, p. 263.
518
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 11/8/1994, “Scicolone, Manuel Salvador v. Prantera, Omar Alberto y
otra s/ejecución de sentencia”.

203
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 178. Requisitos


El que planteare el incidente deberá fundarlo clara y concretamente en los hechos y en el
derecho, y ofrecer toda la prueba de que intentare valerse.

1. CARGAS DEL INCIDENTISTA


Estas normas establecen como carga de quien inicia la tramitación de un incidente la de presentar la
petición por escrito.
Se indica que la misma deberá estar debidamente fundada actuando de manera supletoria -y en lo que
corresponda a tenor de la entidad de la cuestión propuesta- los recaudos del art. 330, respecto de la
demanda.
La jurisprudencia ha recogido estas reglas procesales sosteniendo que la indicación del tiempo y modo
en que llegó a conocimiento del nulidicente la existencia del proceso en su contra es gravitante porque
hace a la demostración de la oportunidad del planteo de invalidez y por este camino a su sinceridad.
La afirmación referida a la fecha en la cual ha tenido noticia del juicio -hecho constitutivo relevante de
la pretensión incidental de nulidad- ha quedado sin prueba alguna que la respalde y deja sin sustento
cierto la fecha alegada como momento en que tuvo conocimiento de tal circunstancia debiendo
soportar las consecuencias de incumplir ese imperativo que hace a su propio interés 519.
También ha dicho que como la obligación alimentaria es un derecho condicional y mutable, que renace
de continuo y, por tanto, puede variar en su magnitud cuando se modifican las condiciones de hecho
sobre la base de las cuales se estableció (necesidades del acreedor y situación de fortuna del deudor) el
pedido de aumento de la cuota fijada por la mejora de la situación económica del alimentante implica
necesariamente la afirmación de que han aumentado sus ingresos y consiguientemente la demostración
del correlativo incremento del caudal de quien debe suministrarlos habida cuenta de que en definitiva
se trata de acreditar que han variado las circunstancias fácticas que sustentaron la condena recaída con
anterioridad, siendo de destacar que es al incidentista que pretende modificar la situación legal
existente a quien corresponde alegar y aportar las probanzas idóneas para producir la alteración
pretendida520.
A ello habrá que agregar el ofrecimiento de la prueba de que intente valerse en el mismo escrito, con
las limitaciones que veremos a continuación en el art. 183.
Si bien toda la prueba, según lo normado en el art. 178, CPCC, debe ofrecerse con el escrito en que se
promueve el incidente, en el caso en que se ha procedido a la notificación de la demanda el
incidentista puede ampliarla por lo que nada impide también el ofrecimiento de nueva prueba en tanto
no se ha trabado la litis no quedando afectado el derecho de la defensa de la contraria 521.
Como en todo proceso, cada parte debe soportar la carga de la prueba de los hechos a los que atribuye
la producción del efecto jurídico que pretende. Dicho principio es aplicable a los incidentes y, en
consecuencia, si el incidentista no arrimó al juicio elemento alguno de convicción que abone sus
asertos, la consecuencia jurídica que de ello se deriva es tener por no verificadas dichas alegaciones 522.
Para los supuestos en que el incidente encuentra origen en una resolución judicial o en otras piezas del
expediente principal, también deben acompañarse junto con el escrito de inicio quedando a cargo del
secretario u oficial primero certificar su fidelidad respecto de los originales.
Ello da la pauta de que el Código se está refiriendo aquí al incidente regular que por norma no
suspende el procedimiento y que, por lo mismo, tramita por separado. De otra manera no tendría razón
de ser el requisito de las copias de piezas que obran en el expediente principal.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que aluden estos artículos del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en los arts. 177 y 178, Código nacional.
No existen diferencias entre los textos normativos relacionados.

519
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/9/1996, “Caputo, Elsa Ester v. Pinto, Ángel Antonio s/cobro
ejecutivo”.
520

521
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 13/12/1994, “Calderin, Juan José s/incidente ejecución honorarios
en autos `Fuentes v. Barroso s/desalojo´”.
522
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/12/1993, “E., V. v. G. M., J. s/alimentos”; 16/4/1996, “Fambuena,
Mónica Haydeé v. Fambuena, José s/cobro de pesos ordinario”.

204
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 179. Rechazo “in limine”


Si el incidente promovido fuese manifiestamente improcedente, el juez deberá rechazarlo sin
más trámite. La resolución será apelable en efecto devolutivo.

1. CONTROL DE PROCEDENCIA
El juez controlará si la incidencia planteada es atendible o no, atento el conflicto allí planteado en su
confronte tanto con el derecho de fondo como con el procesal.
Sólo si de ese estudio surge manifiesta -evidente, palmaria- la improcedencia, habrá de rechazarlo
liminarmente.
Por supuesto entendemos que esta facultad debe ser ejercida con mesura, so riesgo de vulnerar el
derecho de defensa del incidentista. En todo caso, haciendo uso de facultades ordenatorias conferidas
por el mismo ordenamiento podrá requerir que la pretensión incidental sea completada o aclarada en
debida forma cuando las deficiencias sean subsanables de una manera rápida y sencilla.
Se ha dicho que el incidentista debe fundar su objeción “clara y concretamente en los hechos y en el
derecho” además de ofrecer prueba si la misma correspondiere y que quepa al juez rechazar in limine
la incidencia “manifiestamente improcedente”. La facultad judicial de repeler en el umbral
determinada articulación será un verdadero deber para el juez cuando el incidentista no es parte en el
proceso principal, no acredita suficiente interés o cuando el artículo -entendido como pretensión
incidental- carezca de debido fundamento en los hechos y en el derecho 523.
Con un criterio más flexible se resolvió que si no ha sido posible afirmar que existía una norma de
carácter imperativo que haya señalado una solución indisponible para las partes y que derechamente
obstara a la pretensión de la ejecutante, no cabe -en principio- considerar la cuestión planteada como
“manifiestamente improcedente” ya que siempre estaría vigente la posibilidad de que la solución del
caso pudiera llegar a variar según la actitud que adoptara la contraria frente al reclamo. Ello es motivo
suficiente para otorgarle la posibilidad de expedirse sobre el tema antes de resolverlo 524.
Contra la decisión que deniegue la vía incidental in limine podrá articularse recurso de apelación el
que se concede con efecto devolutivo525.
Se da una excepción jurisprudencial en lo que se refiere al incidente de acuse de caducidad. Se ha
dicho que si el juez decide rechazar in limine el pedido de perención, es decir sin sustanciar el
incidente, tal resolución deviene igualmente inapelable porque en definitiva marca la improcedencia
de la caducidad de instancia y resulta por lo tanto de aplicación la cortapisa contenida en el citado art.
317. No empece esta conclusión la directiva contenida en el art. 179, Código Procesal cuando dispone
“si el incidente promovido fuese manifiestamente improcedente, el juez deberá rechazarlo sin más
trámite. La resolución será apelable en efecto devolutivo” toda vez que si bien al trámite de la
perención se le aplican las normas relativas a los incidentes, la específica norma contenida en el art.
317 prevalece sobre la genérica del art. 179 la que queda así desplazada. Por lo tanto, si es inapelable
la resolución que rechaza la caducidad cuando ha existido traslado a la contraria, también debe serlo si
el rechazo se produce in limine526.

2. RECHAZO IN LIMINE Y COSTAS POR INCIDENTES ANTERIORES


Recuérdese que el art. 69 prevé que el “condenado al pago de las costas del incidente, no podrá
promover otro mientras no haya depositado su importe en calidad de embargo. No estarán sujetos a
este requisito de admisibilidad los incidentes suscitados en el curso de las audiencias”.
A la nota de ese artículo remitimos.

3. INCIDENTES Y COPIAS
El escrito de inicio de un incidente está mencionado por el art. 120 entre aquellos que deberán
presentarse junto con “tantas copias firmadas como partes intervengan”.
Si no se cumple con esta formalidad al presentarse, normalmente el juez intimará a que se subsane la
omisión.
De no ocurrir ello, se tendrá al escrito por no presentado y se dispondrá su devolución.
523
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 22/2/1990, “Bouso, G. M. v. Carusillo, Donato s/medida preliminar”.
524
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 26/9/1989, “Banco Sáenz SA v. Ferraris, Pedro Luis s/cobro ejecutivo”.
525
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/10/2002, “Fernández, Daniel v. Paz, Ignacio s/cobro de pesos”.
526
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/6/1996, “Benítez, Juan Ernestino v. Mansilla, Florentino s/daños y
perjuicios”.

205
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 179, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 180. Traslado y contestación


Si el juez resolviere admitir el incidente, dará traslado por cinco (5) días a la otra parte, quien al
contestarlo deberá ofrecer la prueba.
El traslado se notificará personalmente o por cédula dentro de tercero día de dictada la
providencia que lo ordenare.

1. INCIDENTE Y BILATERALIDAD
Por más que se trate de una cuestión accesoria y -comparada con la pretensión central- de entidad
relativamente menor, no por ello puede haber mengua del derecho de defensa del incidentado.
Esta norma garantiza el contradictorio mediante el traslado de la presentación a la contraparte por el
plazo legal. En su planteo de oposiciones el incidentado también habrá de comportarse -en lo
pertinente- de acuerdo con las pautas del art. 354.
Como fundamento de su oposición, este sujeto habrá también de aportar la prueba que asista a su
derecho.
Finalmente se prevé la forma de anoticiamiento que corresponde -notificación personal o cédula- lo
cual es coherente con la entidad de la cuestión a comunicar, equiparable a la notificación del traslado
de la demanda prevista en el art. 135, inc. 1º.
Se ha dicho que si bien al cumplimentar la carga impuesta por el art. 180 la parte agregó el documento
ofrecido como prueba recién al día siguiente hábil, cabe su admisión en tanto el mismo se trata de una
copia del que hubo ofrecido la otra -incidentista- más un texto no cuestionado por ésta. Ello en razón
de que en tales circunstancias un criterio en contrario obstaría flagrantemente al esclarecimiento de la
verdad jurídica objetiva del caso por un mero ritualismo 527.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 180, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 181. Recepción de la prueba


Si hubiere de producirse prueba que requiriese audiencia, el juez la señalará para una fecha que
no podrá exceder de diez (10) días; citará a los testigos que las partes no puedan hacer
comparecer por sí y adoptará las medidas necesarias para el diligenciamiento de la prueba que
no pueda recibirse en dicha audiencia.
Si no resultare posible su agregación antes de la audiencia sólo será tenida en cuenta si se
incorporase antes de resolver el incidente, cualquiera sea la instancia en que éste se encontrare.

1. PRUEBA EN LOS INCIDENTES


Puede ser que el planteo incidental no requiere comprobaciones fácticas. En ese caso, el incidente será
resuelto como de puro derecho pasándose a lo previsto en el art. 185 528.
Sin embargo, por lo general habrá circunstancias controvertidas que requerirán demostración.

527
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1º/10/1991, “Bojanich, José v. Malatesta, Aníbal s/cobro ejecutivo”.
528
“Tratándose la apertura a prueba en los incidentes de una facultad potestativa del juez, el pronunciamiento que
recaiga al respecto deviene inapelable. El procedimiento incidental no contempla la posibilidad de declarar la
cuestión de puro derecho o apertura a prueba, sino que el juez, en caso de así considerarlo debe fijar un plazo
para producir la ofrecida o la que se ordena de oficio, siendo inapelable la resolución sobre el punto”. Cám. Civ.
y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/6/1990, “Martínez, Julián Gonzalo y otros s/incidente de rendición de
cuentas en autos: `Martínez de Espexte, Margarita Elvira v. Martínez, Julián y otros s/división de condominio´”;
4/7/1991, “Romero, Oscar v. Vespoli, Castellano Jorge Roberto y otra s/ejecución” [J 14.20760-1].

206
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En estos casos entra en juego directamente la garantía de defensa en juicio que establece la posibilidad
de que se permitan probar los extremos que sostienen las pretensiones de las partes.
Se ha dicho que ante la alegación formulada de que se estaría frente a un acto inexistente y mediando
hechos controvertidos conducentes, se tornó insoslayable recibir a prueba la incidencia proveyendo la
oportunamente ofrecida ya que la garantía de la defensa en juicio no sólo supone la posibilidad de
alegar sino probar las afirmaciones introducidas motivo por el cual se impuso forzosamente la apertura
a prueba529.
Para llevar adelante esta actividad, el Código regula escuetamente el régimen probatorio de los
incidentes.
Si bien hace referencia a algunos de los medios probatorios, debe entenderse que no limita la
introducción de aquellos no mencionados (documental, reconocimiento judicial, etc.) en la medida en
que su utilización no desnaturalice el marco procesal abreviado de este trámite.
En estos casos, las reglas para la producción de la prueba serán las contenidas en el Capítulo V, Título
II del Libro II del Código, tomándose sólo las pertinentes.
Aquí se establecen dos pautas especiales para la producción de la prueba.
Por un lado, la fijación de una audiencia para todas las diligencias que requieren de esa modalidad
dentro de los diez días. Entendemos que este plazo se cuenta desde que se produce la contestación de
la demanda incidental o vencido el plazo para ello -de cinco días, según el art. 180 -. La audiencia es
prorrogable según lo que estatuye el art. 182.
Por otro lado, la adopción de las “medidas necesarias” -lo que parece propiciar el accionar oficioso-
para el diligenciamiento del resto de la prueba que no pueda ser producida en audiencia, prefiriéndose
el agregado de la misma antes de la mentada audiencia. Sin embargo, de no ser ello posible, se señala
que sólo podrá ser ponderada si llega a incorporarse antes de que se resuelva el incidente “cualquiera
sea la instancia en que éste se encontrare”.
A tenor de la literalidad de esta frase del Código, parecería procedente que estando el incidente en
trámite ante la alzada por la vía de la apelación (la resolución aquí recaída consiste -por regla- en una
sentencia interlocutoria, art. 242, inc. 2º) este tribunal puede agregar y ponderar la prueba que se
produjo en primera instancia y no llegó a agregarse antes de la sentencia allí recaída.
“...Es claro -dicen Arazi y Rojas- que se podrá agregar aún en la Alzada, en caso de haber sido
recurrida la resolución dictada por el juez de primera instancia en dicho incidente” 530.
Si tenemos en cuenta que el recurso de apelación en estos supuestos se concede -por regla- en relación
(art. 243) estaremos frente a un caso excepcional de evaluación de nueva prueba en la alzada fuera del
supuesto previsto en el art. 255 y que se corresponde con las apelaciones concedidas libremente.

2. PRUEBA DE POSICIONES EN LOS INCIDENTES


El art. 406 contempla especialmente el caso de la prueba de posiciones señalando que si previo a la
contestación de la demanda -en juicio ordinario- se promovió algún incidente, junto con las posiciones
referidas a los hechos del pleito principal podrán plantearse las relativas a los incidentes.
Obviamente esta manda queda limitada en su aplicación al caso en que previo a la presentación del
pliego de posiciones del juicio principal ya exista un incidente planteado. Para esa hipótesis, en la
audiencia respectiva se pedirá a las partes que absuelvan todas las posiciones planteadas, abreviándose
trámites.
En todos los demás supuestos de incidentes posteriores, nada impide que las posiciones específicas
sean planteadas en este trámite de manera independiente.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 181, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, salvo la aclaración de que la audiencia de
prueba no puede fijarse más allá de los diez días “desde que se hubiere contestado el traslado o
vencido el plazo para hacerlo”.

Art. 182. Prórroga o suspensión de la audiencia

529
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/8/1993, “Rivas, Carmen v. Ordoqui, Hugo s/rendición de cuentas”.
530
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. I, p. 592.

207
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La audiencia podrá postergarse o suspenderse una sola vez por un plazo no mayor de diez (10)
días, cuando hubiere imposibilidad material de producir la prueba que deba recibirse en ella.

1. AUDIENCIA: IMPOSIBILIDAD DE CELEBRACIÓN


Como se señaló, la audiencia de prueba resulta de trascendencia ya que en ella se pretende concentrar
la mayor cantidad de actividad probatoria posible.
Por tal motivo, la ley establece que en los casos en que no pueda llegar a realizarse en el plazo
preestablecido pueda posponerse por única vez, fijándosela dentro de los diez días tanto a pedido de
parte como también de oficio.
Las causales serán -una vez más- objeto de ponderación judicial, resolviendo el juez en consecuencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 182, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 183. Prueba pericial y testimonial


La prueba pericial, cuando procediere se llevará a cabo por un solo perito designado de oficio.
No se admitirán más de cinco (5) testigos por cada parte y las declaraciones no podrán recibirse
fuera de la jurisdicción, cualquiera fuere el domicilio de aquéllos.

1. LIMITACIONES PROBATORIAS: TRÁMITE ABREVIADO


Por este artículo se restringen las posibilidades de prueba en lo que hace a la cantidad de peritos que
pueden intervenir en un incidente y al número de testigos por cada parte.
Se entiende que esta limitación encuentra justificativo en la naturaleza abreviada del trámite de los
incidentes.
Respecto de la prueba pericial y luego de que el juez la considerase procedente, sólo se admite la
designación de oficio del único experto admitido por la ley.
Con relación a testigos, son sólo cinco por cada parte y se agrega una curiosa prohibición: no podrán
declarar fuera de la jurisdicción del tribunal por más que allí tengan su domicilio.
De tal manera, al testigo no le quedará otra salida que trasladarse hasta la sede del órgano que lo
convoca para prestar su testimonio lo cual se da de bruces con otras normas del Código que
genéricamente contemplan la producción de prueba en extraña jurisdicción (arts. 451, 452 y 380 y ss.).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 183, Código nacional.
En este texto se veda la posibilidad de que en incidentes participen consultores técnicos. No podrán
“proponerse” (en lugar de “admitirse”) más de cinco testigos por cada parte.

Art. 184. Cuestiones accesorias


Las cuestiones que surgieren en el curso de los incidentes se decidirán en la interlocutoria que
los resuelva.

1. “INCIDENCIAS DE INCIDENTES”
Como no se admite la posibilidad de que se sustancien incidentes derivados de incidentes, es que las
cuestiones accesorias -”incidencias”- a la ventilada por la vía incidental serán resueltas -todas ellas- en
la sentencia interlocutoria que da finalización a este trámite.
Una vez más, se trata de una manda protectoria de la sumariedad de este tipo de litis.
Por lo mismo, las decisiones del juez durante la tramitación del incidente son irrecurribles 531.
Dispone el art. 184 que las cuestiones que surgieren durante el curso de los incidentes deben resolverse
en la sentencia interlocutoria que decida el artículo, vale decir que aquellas controversias que carecen
531
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 16/11/1989, “De Martino, Jorge v. Varas, Jorge s/ejecutivo”; 22/2/1990,
“Banco Delta SA v. Astilleros y Varaderos Sánchez y otro s/ejecutivo - incidente de desocupación” [J 14.27941-
1]; 10/9/1991, “P., C. D. v. C. de, M. H. s/incidente de cesación de cuota alimentaria” [J 14.27941-2].

208
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de entidad como para generar un incidente distinto y autónomo ven diferidas su resolución para la
oportunidad en que se debe decidir el proceso incidental en donde hubieran sido planteadas. De no ser
así, tal procedimiento vería desnaturalizada su finalidad. Lógica consecuencia de ello es que las
decisiones que dicta el juez durante el curso de la incidencia son irrecurribles, sin perjuicio de que
apelada la sentencia que resuelve la misma quepa a la cámara la revisión tanto del procedimiento
incidental como de la decisión que le puso término. La mentada irrecurribilidad no es de aplicación a
las medidas cautelares concedidas o denegadas durante el trámite incidental desde que las mismas
tienen un régimen de apelabilidad que les es propio y que resulta de aplicación cualquiera sea el
procedimiento que se transite532.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 184, Código nacional.
Aquí se menciona que las cuestiones que surgieren en el curso de los incidentes “y que no tuvieren
entidad suficiente para constituir otro autónomo”, se decidirán en la interlocutoria que los resuelva.

Art. 185. Resolución


Contestado el traslado o vencido el plazo, si ninguna de las partes hubiese ofrecido prueba o no
se ordenase de oficio, o recibida la prueba, en su caso, el juez, sin más trámite dictará resolución.

1. RESOLUCIÓN RECAÍDA EN INCIDENTES


Una vez que el incidente se encuentra cerrado, ya sea porque no existe prueba ofrecida o introducida
por el juez o bien porque concluyó la etapa probatoria, se dictará la sentencia interlocutoria que le
pone fin.
Se ha dicho que es innecesaria la formal declaración de puro derecho en el marco del proceso
incidental, habida cuenta de que el juez o admite la apertura a prueba o, caso contrario, pasa a decidir
directamente sobre el fondo de la cuestión533 eliminándose así pasos procesales.
Al referir la norma “sin más trámite” se entiende que tampoco resulta necesario -por la sumariedad del
trámite- el dictado de la providencia de “autos para sentencia”.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 185, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 186. Tramitación conjunta


Todos los incidentes que por su naturaleza pudieren paralizar el proceso, cuyas causas
existieran534 simultáneamente y fuesen conocidas por quien los promueve, deberán ser
articulados en un mismo escrito, siempre que sea posible su tramitación conjunta. Se
desestimarán sin más trámite los que se entablaren con posterioridad.

1. ECONOMÍA Y CELERIDAD PROCESAL


La norma aquí también establece una regla destinada a ahorrar tiempo y conseguir un trámite más
ordenado y sencillo.
Se requiere que se presenten en una misma pieza todos los incidentes que puedan resultar suspensivos
para que se tramiten al mismo tiempo. Ello con condicionantes procesales (que sea posible su
tramitación conjunta) y otros que surgen de la propia naturaleza del planteo (que las causas existan
simultáneamente y sean conocidas por su promotor).
Si fueron conocidos previamente y no se plantean en este momento, la sanción consiste en la
desestimación de los presentados con posterioridad.
532
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 28/11/1989, “C., B. P. v. B. de C. B. s/incidente modificación cuota
alimentaria”.
533
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 7/9/2000, “Molier, Juan Antonio v. Albarello, Ángel Desiderio
s/incidente de impugnación de firma”.
534
Rectius est: existieren.

209
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se propende -como se advertirá- a que no aparezcan en el curso del proceso obstáculos suspensivos
cuando pudieron ser introducidos y resueltos en su totalidad en un momento inicial o previo.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 186, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 187. Incidentes en procesos sumarios y sumarísimos


En los procesos sumarios y sumarísimos, regirán los plazos que fije el juez, quien asimismo
adoptará de oficio las medidas adecuadas para que el incidente no desnaturalice el
procedimiento principal.

1. REGLAS ESPECIALES
Todo lo hasta aquí reseñado se vincula con los incidentes en los procesos ordinarios.
Sin embargo también es posible -en teoría- que estas cuestiones conexas aparezcan en relación con
procesos abreviados de conocimiento (“sumarios” y “sumarísimos”).
Para estos supuestos, se entiende que son de aplicación las mismas pautas formales generales que
gobiernan la vía incidental accesoria de un proceso ordinario.
La ley establece como única diferencia la cuestión temporal en lo que hace a plazos procesales. Para la
fijación de éstos, delega la tarea en el juez a quien también encarga la adopción de medidas oficiosas
con el objeto de que no se desnaturalice el procedimiento principal ya de por sí abreviado.
Cuando se trata de incidentes dentro de procesos sumarios, se entiende que se aplican las reglas
específicas de aquéllos y no las pautas procesales de éstos. Así, se ha dicho que siendo que los
incidentes se rigen por las normas especiales previstas por los arts. 175 a 187, el rechazo in limine de
la nulidad promovida se encuentra regulado en cuanto a su apelabilidad por lo dispuesto en el art. 179
del Código no resultando por ende aplicable al respecto la genérica limitación recursiva determinada
por el art. 494535.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 187, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO II - Acumulación de procesos

Art. 188. Procedencia


Procederá la acumulación de procesos cuando hubiese sido admisible la acumulación subjetiva
de acciones de conformidad con lo prescripto en el art. 88 y, en general, siempre que la sentencia
que haya de dictarse en uno de ellos pudiere producir efectos de cosa juzgada en otro u otros.
Se requerirá además:
1º) Que los procesos se encuentren en la misma instancia.
2º) Que el juez a quien corresponda entender en los procesos acumulados sea competente por
razón de la materia.
3º) Que puedan sustanciarse por los mismos trámites.
Sin embargo, podrán acumularse dos (2) o más procesos de conocimiento, o dos (2) o más
procesos de ejecución sujetos a distintos trámites, cuando su acumulación resultare
indispensable en razón de concurrir la circunstancia prevista en la última parte del párr. 1º. En
tal caso, el juez determinará el procedimiento que corresponde imprimir al juicio acumulado.

1. ACUMULACIÓN Y ESCÁNDALO JURÍDICO


Una de las metas esenciales de la administración de justicia es lograr la paz social.
Y para ello -entre otras cosas- los tribunales han de bregar por la vigencia de la seguridad jurídica.
535
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 1º/9/1998, “Hubacek, Karina Mabel v. Rodríguez, Héctor René y otro
s/daños y perjuicios”.

210
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Debe anidar en la conciencia colectiva de la comunidad la confianza en que los jueces no habrán de
resolver de manera contradictoria frente a casos similares. Se busca armonía entre las soluciones que
se brinden a casos asimilables pues de lo contrario se expande la desazón que provoca la injusticia y
de allí al descreimiento respecto de la idoneidad de las vías estatales para resolver conflictos hay un
solo y muy corto paso.
De allí que el proceso instrumente modos de evitar esas contradicciones, esos “escándalos jurídicos”.
Una de esas vías es la figura de la acumulación de procesos de la que nos habla el artículo en estudio.
Es clara la directiva central: operará la acumulación de procesos en general, cuando la sentencia que se
dicte en un juicio produzca efectos de cosa juzgada en el otro o en los otros.
Ante esta posibilidad, se propicia que sea un solo juez el que intervenga en la pluralidad de causas ya
que se presupone que habrá de conformar una única plataforma fáctica con un único encuadre jurídico,
resolviendo a partir de ello las respectivas pretensiones y oposiciones planteadas.
Junto con esa directiva general, la norma cita un caso de influencia de una causa sobre otra: el
supuesto de la acumulación subjetiva de acciones (en puridad, como vimos, de pretensiones)
contemplada en el art. 88 -a cuya nota remitimos- donde la conexión entre los litigantes estaba dada a
través del título -causa- o del objeto -mediato- de las pretensiones o de ambos elementos a la vez.
La jurisprudencia ha dicho que aun cuando no exista identidad de partes y objeto, lo cierto es que si se
da la conexidad por el título y ante la posibilidad del dictado de sentencias contradictorias,
corresponde disponer la acumulación pretendida536.
En definitiva, será siempre el juez quien deba considerar las circunstancias de cada pretensión en
comparación con las de otra u otras y finalmente decidir si existe la mentada influencia de la cosa
juzgada.

2. ACUMULACIÓN: RECAUDOS FORMALES


Ya vimos que la condición sustancial para la acumulación de procesos es la recíproca influencia que
puede darse entre las pretensiones.
Sin embargo, para que esta reunión no sea caótica generando una incertidumbre equiparable a la que
se quiere mitigar con la acumulación, el Código plantea ciertos requisitos procedimentales: que las
causas se encuentren en la misma instancia, que el juez que deba entender en el trámite de los procesos
acumulados sea competente en razón de la materia y que puedan seguir todas ellas el mismo tipo de
trámite.
Respecto de esto último -que hace indudablemente al buen orden del juicio- se contempla también una
excepción en pos de evitar las aludidas contradicciones o escándalo: cuando la influencia de la cosa
juzgada sea evidente podrán tramitarse conjuntamente varios procesos de conocimiento o varios
procesos de ejecución que tengan diferente trámite. Queda en manos del juez determinar -en
definitiva- qué trámite se imprimirá a los procesos acumulados.
Respecto de la conveniencia -en algunos casos- de la acumulación, se ha dicho que el estado avanzado
de un proceso se trastoca al acumularse otro que se encuentra en sus inicios, sobremanera cuando en él
aún no se ha trabado la litis, presupuesto al que se ha considerado como uno de los condicionantes de
la acumulación con sustento en los efectos que produce en el desarrollo del litigio la integración de la
relación procesal y los derivados del principio dispositivo, en cuanto faculta al promotor del litigio a
desistir de la acción incoada en la etapa anterior a la notificación de la demanda. Ello, por lo demás, ha
sido receptado en el digesto adjetivo nacional en el inc. 4º introducido al art. 188 que estatuye -claro
está que sin carácter vinculante en la jurisdicción provincial, pero muestra idónea de la jurisprudencia
dominante- como requisito autónomo “que el estado de las causas permita su sustanciación conjunta,
sin producir demora perjudicial e injustificada en el trámite de o de los procesos que estuvieren más
avanzados”, agregado plausible que apunta al resguardo de elementales razones de buen orden
procesal y excluye la admisión de postulaciones extemporáneas o maliciosas, dicho esto último con
carácter doctrinal y no en juzgamiento de la conducta seguida por el actor en el otro proceso 537.

3. ACUMULACIÓN E INTERVENCIÓN DEL “TERCERO EXCLUYENTE”

536
SCBA, Ac. 58.676, 28/2/1995, “Guzmán, Jorge Alberto v. Transportes Automotores Chevallier SA s/haberes e
indemnizaciones”; Ac. 59.889, 11/7/1995, “Fuentes Contreras, Nelson Edgardo v. CMT SA y otro s/accidente de
trabajo” [J 14.47777-1].
537
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/9/2000, “Cruz Roja A. v. Mangano, Alberto s/sumarísimo”.

211
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Definido como aquel sujeto procesal que enarbola una pretensión incompatible con las de los sujetos
que se encuentran litigando, nuestro Código Procesal no contempla ni regula la figura del “tercero
excluyente”.
Sin embargo, la doctrina es conteste en admitir su intervención procesal a través de la vía de la
acumulación de procesos prevista en esta manda.
Así, se ha dicho que en principio la intervención de terceros en el proceso es de carácter restrictivo,
siendo vista con disfavor por la doctrina y jurisprudencia, por ello sólo se admite a este tercero con
carácter excepcional. La intervención del tercero -excluyente-, donde se alegan derechos
incompatibles con el deducido por la actora, no es admitida por el Código. Quien así se considera
legitimado podrá iniciar un juicio independiente y pretender una única sentencia por vía de la
acumulación de procesos si esa figura resulta factible conforme lo dispuesto por el art. 188 538.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el artículo del Código nacional.
En el inc. 2º se señala que “a los efectos de este inciso no se considerarán distintas las materias civil y
comercial” y se incluye como inc. 4º un párrafo que, como vimos, condiciona la acumulación a que el
estado de las causas permita su sustanciación conjunta, sin producir demora perjudicial e injustificada
en el trámite del o de los asuntos que estuvieren más avanzados.

Art. 189. Principio de prevención


La acumulación se hará sobre el expediente en el que primero se hubiese notificado la demanda.
Si los jueces intervinientes en los procesos tuvieran distintas competencias por razón del monto,
la acumulación se hará sobre el de mayor cuantía.

1. ACUMULACIÓN Y MODIFICACIÓN DE LAS REGLAS DE COMPETENCIA


El presupuesto básico de la acumulación es la existencia de pluralidad de procesos en trámite.
Cada uno de ellos estará a cargo de un determinado juez competente para entender en los planteos ante
él llevados y resolver el entuerto.
La figura de la acumulación provocará que sólo uno de los varios jueces que estaban sustanciando este
grupo (dos o más) de pretensiones continúe en la tramitación de los mismos. Respecto de los demás,
sus competencias se verán desplazadas por la de aquel que se encargará del proceso conjunto.
Para determinar cuál será ese magistrado, la norma contempla la regla de la prevención.
Dejando a un lado la pauta de la cuantía del reclamo -actualmente en desuso- el juez que habrá de
intervenir en los trámites acumulados será aquel ante quien tramitaba la causa donde primero se
produjo el acto procesal de notificación de traslado de demanda.
Pues bien, es el momento de la traba de la litis la que determinará la radicación de las causas con
pretensiones vinculadas539.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 189, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 190. Modo y oportunidad de disponerse


La acumulación se ordenará de oficio, o a petición de parte formulada por vía de excepción de
litispendencia o de incidente. Éste podrá promoverse en cualquier instancia o etapa del proceso,
hasta el momento de quedar en estado de sentencia.

1. INICIATIVA DE LA ACUMULACIÓN
538
Cám. Civ. y Com. Dolores, 3/10/1998, “Erlich, Naum v. Arrieta, Ascencio s/usucapión”.
539
“Conforme lo dispone el art. 189, Código Procesal la acumulación se hará sobre el expediente en el que
primero se hubiera notificado la demanda”. SCBA, Ac. 84.184, 27/3/2002, “Soule, Gustavo M. v. Banco de la
Provincia de Buenos Aires s/reinstalación (sumarísimo)”; Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/2/1998,
“Consorcio de Propietarios Edificio calle 51 nro. 497 La Plata v. Mansione, Silvia s/cobro ejecutivo - expensas”.

212
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El fundamento de la acumulación radica en el intento de evitar decisiones contradictorias, lo cual
redunda -como vimos- en la vigencia del valor seguridad.
Ello tiene relación con el orden público y por lo tanto la iniciativa de la acumulación no puede quedar
sólo librada a la voluntad de las partes.
Se dijo que la acumulación se caracteriza por ser un instituto que debe ser aplicado de oficio por los
jueces, atento su carácter de orden público, que se fundamenta en la necesidad de evitar sentencias
contradictorias y el consiguiente escándalo jurídico que ello importaría. Este principio es de tal
jerarquía que encuentra su expresión incluso en el derecho sustantivo, por ser el que informa los arts.
1101, 1102 y 1103, CCiv., cuya naturaleza publicística es receptada pacíficamente por la
jurisprudencia y la doctrina, lo que implica su indisponibilidad por las partes 540.
Por eso es que la manda en estudio admite la actividad oficiosa del juez en este punto. De tal manera,
si un magistrado conoce de la existencia de otro u otros juicios que tramitan ante diferentes órganos
cuyas resoluciones pueden llegar a tener recíproca incidencia respecto del que él viene llevando
adelante, aun sin petición de parte deberá arbitrar los medios para lograr la acumulación ante el
juzgador que estime competente para ello. En lo pertinente se habrán de aplicar las normas del artículo
siguiente.
Sin embargo, lo más frecuente es que sean las partes las que requieran la acumulación.
Éstas son -en la realidad- quienes se encuentra en contacto con los hechos que motivaron el conflicto y
normalmente habrán de tener una más completa información acerca de cuáles fueron las contingencias
judiciales que derivaron del diferendo.
Concretamente, sabrán si existen o no otros juicios conexos.
Una de las vías procesales para requerir la acumulación es la de la excepción de litispendencia si se
encuentra el juicio en etapa de planteamiento de estas defensas. Para cierta doctrina, se trata de una
variante de esta excepción541 o bien de una excepción de litispendencia “impropia” 542.
La otra vía procesal es la del incidente.
En este caso no importa el momento del proceso en que sea planteado (“cualquier instancia o etapa del
proceso”, según reza el artículo) mientras se lo haga antes de quedar la causa concluida para definitiva.
Hasta allí es posible que opere la acumulación ya que recién a partir de este momento es cuando se
edifica la composición fáctica del pleito previo a la resolución final, la que en estos supuestos podrá
ser construida por el magistrado a partir del entrecruzamiento de los datos que surjan tanto de la
formulación de las pretensiones conexas como de las pruebas reunidas en todas las causas
acumulables.
Si se advierte que en el juicio sobre el cual se pretenden acopiar estas actuaciones ha recaído sentencia
definitiva que ha adquirido firmeza, ha desaparecido entonces una de las condiciones esenciales que
torna atendible el planteo: evitar fallos encontrados en causas tramitadas al mismo tiempo. No enerva
lo expuesto la circunstancia de haberse traído el pedimento con anterioridad al mentado
pronunciamiento pues no existe ya posibilidad alguna de retrotraer lo actuado en la sede donde ya
concluyó la competencia del magistrado respecto del objeto del pleito 543.
La jurisprudencia amplía la posibilidad temporal de plantear la acumulación: si bien uno de los
requisitos de procedencia de la acumulación de procesos es el que exige que las causas se encuentren
en la misma instancia, a nuestro criterio, lo que quiere decir la ley cuando habla de “misma instancia”
es que en ambos aún no se haya dictado la sentencia por el juez (de allí que el art. 190 prevé que la
acumulación podrá promoverse hasta el momento de quedar en estado de sentencia); o que,
encontrándose los dos apelados, la cámara aún no haya dictado la decisión final. Por lo tanto no es
posible la acumulación si uno de ellos ya tiene sentencia, y el otro recién se encuentra en la etapa de
apertura a prueba544.

540
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/10/1992, “Batán, María Esther v. Pasarello, Néstor Rómulo y otro
s/daños y perjuicios”.
541
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/9/1996, “Latigo SA v. Muzzalupo, Aída Rosa s/cobro ejecutivo”;
23/8/1999, “Montoya, Miguel v. Albanese SA s/cumplimiento de contrato”.
542
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 17/7/1997, “Ciriza, Eduardo v. Consorcio Guarino VIII y otro
s/consignación”.
543
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 1º/6/1999, “Velázquez, Guillermo Héctor v. Stoiser, José Antonio s/daños
y perjuicios”.
544
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 17/7/1997, “Ciriza, Eduardo v. Consorcio Guarino VIII y otro
s/consignación”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 190, Código nacional.
En lugar de que el demandado requiera la acumulación por vía de la excepción de litispendencia como
en la provincia, en la Nación ello lo hará “al contestar la demanda”.

Art. 191. Resolución del incidente


El incidente podrá plantearse ante el juez que debe conocer en definitiva o ante el que debe
remitir el expediente.
En el primer caso, el juez conferirá vista a los otros litigantes, y si considerare fundada la
petición solicitará el otro u otros expedientes, expresando los fundamentos de su pedido.
Recibidos, dictará sin más trámite resolución, contra la cual no habrá recurso y la hará conocer
a los juzgados donde tramitaban los procesos.
En el segundo caso, dará vista a los otros litigantes, y si considerare procedente la acumulación
remitirá el expediente al otro juez, o bien le pedirá la remisión del que tuviere en trámite, si
entendiese que la acumulación debe efectuarse sobre el que se sustancia ante su juzgado,
expresando los motivos en que se funda. En ambos supuestos la resolución será inapelable. Si se
declarase improcedente el pedido, la resolución será apelable.

1. TRÁMITE DEL INCIDENTE DE ACUMULACIÓN


Como vimos, si se opta por la vía de la excepción de litispendencia, su trámite será el previsto en el
art. 345, inc. 4º (ver la nota a este artículo).
Aquí, en cambio, se regula la figura más generalizada: el incidente de acumulación.
Se admite una doble posibilidad: que el incidente se plantee ante el juez que el litigante entiende que
habrá de intervenir en la tramitación de todas las causas acumuladas o bien ante el que se considere
que debe desprenderse de una o varias causas para remitirlas a otro magistrado.
La norma detalla en ambos casos los pasos procesales a seguir.
Se destacan del trámite la bilateralización del pedido con todos los demás litigantes involucrados así
como el pedido fundado al o a los otros magistrados ya sea para que remitan la causa en trámite ante
ellos o para que reciban el o los expedientes que se les enviará.
La decisión favorable a la acumulación es inapelable mientras que si se declara improcedente el
pedido, sí será objeto de recurso de apelación.
Se ha dicho que frente a la concreta previsión del art. 191 en punto a la irrecurribilidad del
pronunciamiento que admite la acumulación de expedientes, deviene insoslayable observar dicha
pauta legal, con la advertencia de que la mentada acumulación puede originarse en solicitud de parte o
disponerse de oficio545. También, que deviene impropio intentar cuestionar el auto que ordenó la
acumulación de expedientes por intermedio de un incidente de nulidad procurando quebrantar -por vía
indirecta- la inapelabilidad que edicta el art. 191 del digesto ritual e incluso, al principio que indica
que el recurso de apelación no puede subordinarse al resultado adverso de un pretenso
cuestionamiento nulitivo, ante la inviabilidad de subordinar la ulterior apelación a la suerte de otro
medio de impugnación interpuesto en primera línea 546.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 191, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos (se cambia “vista” por “traslado” en
el párr. 3º).

Art. 192. Conflicto de acumulación


Sea que la acumulación se hubiese dispuesto a pedido de parte o de oficio, si el juez requerido no
accediere, podrá plantear contienda de competencia en los términos de los arts. 9 a 12.

545
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/3/1990, “G., J. v. C., S. s/divorcio”.
546
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/3/1993, “Buchamer, Juan Carlos v. Salome, Antonio s/disolución de
sociedad”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. REGLAS PARA RESOLVER CONFLICTOS ENTRE JUECES ACERCA DE LA
ACUMULACIÓN
Al igual que respecto de la competencia, pueden suscitarse aquí conflictos de acumulación, los que se
darán cuando el juez que recibe la comunicación de un colega (ya sea pidiéndole que le remita una
causa o enviándole un expediente para que lo acumule a otro u otros en trámite) no admita tal medida
y se oponga a ella.
Para esos casos, el Código remite a las reglas de la tramitación de la inhibitoria y del eventual
conflicto de competencia.
Cabe destacar que dentro de esta remisión se incluye la manda del art. 12 que establece que durante la
contienda se suspenden los procedimientos sobre lo principal reproduciéndose la previsión contenida
en el artículo siguiente.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 192, Código nacional.
El conflicto en la Nación se resuelve elevando “el expediente a la cámara que constituya su alzada;
ésta, sin sustanciación alguna, resolverá en definitiva si la acumulación es procedente”.

Art. 193. Suspensión de trámite


El curso de todos los procesos se suspenderá, si tramitasen ante un mismo juez, desde que se
promoviere la cuestión. Si tramitasen ante jueces distintos, desde que se comunicare el pedido de
acumulación al juez respectivo. Exceptúanse las medidas o diligencias de cuya omisión pudiere
resultar perjuicio.

1. EFECTO SUSPENSIVO DE LA ACUMULACIÓN


Al igual que en las contiendas de competencia, el trámite de acumulación suspenderá el curso de los
procesos involucrados.
Varía el momento desde el cual este efecto es operativo: si las causas tramitan ante el mismo juez, la
suspensión se da desde el momento mismo de la promoción mientras que si el planteo involucra jueces
diversos, es necesario anoticiar al juez respectivo del pedido y sólo desde ese momento opera la
suspensión.
Como en el art. 12, se exceptúan de esta regla las medidas cautelares y, en general, las urgentes.
Sobre este tema, ha dicho la Corte que si el proceso se encontraba suspendido por aplicación del art.
193, CPCC para resolver un pedido de acumulación de procesos, no es posible para el juez decretar la
caducidad de la instancia y simultáneamente, realizar su acumulación 547.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 193, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 194. Sentencia única


Los procesos acumulados se sustanciarán y fallarán conjuntamente, pero si el trámite resultare
dificultoso por la naturaleza de las cuestiones planteadas, podrá el juez disponer sin recurso, que
cada proceso se sustancie por separado, dictando una sola sentencia.

1. TRÁMITE Y SENTENCIA ÚNICA


Como regla, una vez que se dispone la acumulación y los expedientes se reúnen materialmente, éstos
deben tramitar en forma conjunta.
Se habrán de recaratular, mencionándose la causa original con el agregado “y acumulados XX v. XX
s/XX” y se tratará como si fuera un solo expediente. Por ello, culminadas todas las etapas pertinentes
previas, se dicta una sola sentencia.
547
SCBA, Ac. 74.372, 8/11/2000, “Banco Río de la Plata SA v. Consignaciones de la Costa s/concurso
preventivo. Incidente de revisión”; Ac. 74.380, 10/10/2001, “Banco Río de la Plata SA v. Pintos, Hugo Jorge.
Concurso preventivo s/incidente de revisión”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Al existir dos expedientes acumulados a los fines de emitir una decisión única, el llamado de autos
para sentencia en uno de ellos extiende sus efectos a ambos y purga cualquier inactividad anterior en
que hubieran incurrido las partes por lo que no puede decretarse la caducidad de instancia en el
momento de dictar sentencia548.
Resulta interesante destacar que a esta sentencia se llega valorando la totalidad de la prueba colectada
en todos los expedientes, tal como señala la Corte bonaerense al decir que la acumulación de procesos
presupone la invocabilidad recíproca de las pruebas reunidas en ellos 549.
En esta resolución final -en sus considerandos- habrán de referenciarse todos los pasos procesales
realizados independientemente y los que se efectivizaron a partir del momento de la acumulación para
resolver todas las pretensiones y oposiciones planteadas de manera individual en cada causa a los fines
de que no haya contradicción entre ellas.
Sin embargo, puede darse que la complejidad de las cuestiones debatidas dé lugar a voluminosas o
extremadamente complejas actuaciones.
En estos casos, la reunión de tanta documentación y el manejo unificado de todas estas variadas
contingencias procesales puede atentar contra la claridad y celeridad que deben reinar en el trámite. El
juez podrá disponer -entonces- que cada causa sea tramitada por separado -si bien ante el mismo
magistrado- y sólo se reunirán al momento del análisis global de todas ellas previo al dictado de la
sentencia de mérito550.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 194, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO III - Medidas cautelares

SECCIÓN 1ª - Normas generales

Art. 195. Oportunidad y presupuesto


Las medidas cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda a menos
que de la ley resultare que ésta debe entablarse previamente.
El escrito deberá expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la
disposición de la ley en que se funde y el cumplimiento de los requisitos que corresponden, en
particular, a la medida requerida.

1. PROTECCIÓN CAUTELAR
Uno de los campos que más ha evolucionado en los últimos tiempos dentro del terreno procesal es el
referido a la protección cautelar.

548
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/12/1997, “Moretti, Ana V. v. Cao Valado, Manuel s/posesión
veinteañal”.
549
SCBA, Ac. 37.976, 7/6/1988, “Chubut SAIP (Quiebra) v. Banco Patagónico SA (en liquidación) s/declaración
ineficacia art. 123, LC”.
550
“El proceso acumulativo implica el conocimiento de un solo magistrado quien debe instruir las causas
(ambas) conjunta o separadamente y oportunamente pronunciarse en una única sentencia. Sin embargo, el
trámite a dar a ambos procesos en orden a su sustanciación separada o conjunta, según la naturaleza de la
cuestión debatida y el momento procesal en que se dispone la acumulación, son cuestiones libradas al prudente
arbitrio del juzgador y, por ende, indisponibles para las partes (arts. 188 y su doctrina, 194 y 36, CPCC)”. Cám.
Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 18/8/1992, “T., R. A. v. A., M. I. s/divorcio vincular - separación de bienes y
tenencia”. “Corresponde levantar la suspensión del trámite de un proceso, decretada oportunamente en los
términos del art. 194, CPCB, o sea, a los fines acumulativos, cuando tal principio se halla desbordado por el
lento desarrollo que se ha impreso al otro proceso. Ello ha sido receptuado por el art. 4, CPC de la Nación, sin
carácter vinculante en la jurisdicción provincial, pero receptor idóneo de la jurisprudencia dominante y referida a
que para la tramitación conjunta de las causas, es recaudo necesario que no se produzca demora perjudicial e
injustificada en el trámite de la más avanzada”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/3/1996, “Marun, José y
otro v. Nasif, Roberto Juan y otro s/daños y perjuicios”; 24/6/1997, “Mattei, Oscar Augusto v. Tirsa SA s/daños y
perjuicios” [J 14.7669-1].

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Desde antiguo se ha atribuido a las medidas cautelares -en la práctica- un papel asegurativo. Frente a
la inevitable demora de los procesos y ante el riesgo de que cuando llegue la sentencia de mérito sea
de cumplimiento imposible frente a los cambios operados en la realidad -sea por la conducta del
deudor o bien por factores extraños a él- se previó el dictado de medidas precautorias que tendían al
resguardo de bienes sobre los cuales -a la postre- ejercer el mandato que se concreta en el fallo.
A esta época corresponden el embargo y el secuestro como medidas cautelares paradigmáticas.
Sin embargo, a poco de andar, la complejidad de las situaciones que podían suscitarse en un proceso
regido por el Código Procesal Civil y Comercial excedió holgadamente esos lineamientos. Apareció la
necesidad de replantear la mecánica cautelar cuando se advirtió que en algunos casos el peligro en la
demora se derivaba no del temor a un cambio futuro sino de una modificación ya operada
previamente, por lo que era imprescindible en lugar de mantener un statu quo justamente cambiar
(“innovar”) en la situación fáctica o jurídica existente al tiempo del requerimiento de la medida.
Irrumpen los desarrollos -y discusiones- respecto de la prohibición de innovar y de la medida
innovativa.
Asimismo, se advirtió que a la par de las cautelas dirigidas a proteger bienes materiales también
podían ser operativas medidas asegurativas de otros bienes de los sujetos involucrados como la
integridad personal, salud, tranquilidad, etc.
De tal modo se incorporan al Código las medidas de protección de personas.
Podemos mencionar como un último hito -sin pretender en lo más mínimo realizar un análisis
exhaustivo de esta evolución- el que opera a partir de cambios jurisprudenciales de la Corte nacional al
abandonarse el viejo criterio de que la protección cautelar era sólo conservatoria permitiéndose a
través de estas vías, también una forma de adelanto de la tutela jurisdiccional.
En el precedente “Camacho Acosta v. Grafi Graf” (Fallos, 320:1633, sentencia del 7/8/1997) nuestro
máximo tribunal federal reconoce operatividad a las elaboraciones doctrinarias referidas a la “tutela
anticipada” o “anticipación de la tutela”.
A partir de este momento, a través del dictado de una medida cautelar en el marco de un proceso
mayor o principal se podrá adelantar en todo o en parte el objeto mediato de la pretensión.
En otras palabras, esta petición cautelar pemitirá que el juez entregue todo o parte del “bien de la vida”
al reclamante reunidos los recaudos clásicos de toda medida de este tipo. Se trata, pues, de una
“cautela material” por oposición a las “cautelas instrumentales” que se limitan a resguardar bienes o
situaciones para que se logre aplicar luego la sentencia final.
La cautela material sólo se diferencia por su objetivo: entregar en forma adelantada y previa a la
sentencia de mérito, todo o parte de lo que será objeto de ésta.
Sin embargo, esta entrega no puede en ningún caso agotar la pretensión. Jamás puede asimilarse
jurídicamente la entrega del bien de la vida a través de una medida cautelar con la que se produce
mediante la sentencia de mérito.
Si bien es cierto que en los hechos no habría diferencia -por citar un ejemplo, el tratamiento del
enfermo que reclama una droga no se vería modificado porque se la suministren en cumplimiento de
una resolución cautelar o de una sentencia de mérito- esa identidad fáctica no puede ocultar las
profundas y esenciales diferencias jurídicas entre estas dos situaciones.
En un supuesto asimilable, se ha dicho que no puede considerarse que la entrega provisoria del
inmueble como consecuencia del diligenciamiento del mandamiento de verificación haya concluido el
proceso. En efecto, se trata de una medida que ha revestido el carácter de cautelar y, por lo tanto, fue
necesario que se dictara la pertinente sentencia ya sea para declarar que la restitución con carácter de
provisorio se transformaba en definitiva o, en su caso, dejarla sin efecto. Y desestimar la demanda,
según correspondiere551.

551
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/6/1996, “Rodríguez Emilton, Enrique Ramón o Rodríguez, Enrique
v. Corvalán, Griselda Alicia s/cobro de alquileres”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las medidas cautelares son por naturaleza dependientes 552 de un proceso mayor, principal. No
constituyen un fin en sí mismas sino que son un accesorio o instrumento de otro juicio al que sirven y
que condiciona su procedencia, posterior mantenimiento y eventuales variaciones 553.
De allí que se justifique la limitación del derecho de defensa que importa su dictado sin previa
sustanciación ya que esta prerrogativa encontrará debido resguardo en el contexto más amplio de
debate que constituye el proceso de conocimiento donde fue dictada.
En ese proceso principal se debatirá la cuestión de fondo con otro alcance y el juez resolverá con
grado de certeza si el actor tiene o no razón. Recién allí el derecho -de ser favorable el fallo y quedar
firme- ingresará constitucionalmente a su patrimonio.
Se ha dicho también que en materia de medidas precautorias el ordenamiento no se maneja sobre la
base de certezas sino en función de verosimilitudes, donde la incógnita que queda entre unas y otras
debe ser manejada por el juez a través de la razonabilidad, terreno éste en el que forzosamente juegan
las conjeturas que serán jurídicamente válidas si se fundan en hechos posibles dentro de lo que de
ordinario suele ocurrir y si se ajustan a las reglas del pensamiento lógico. Es que la obtención de una
cautelar no constituye un derecho sustancial, sino un mero derecho instrumental que se agota con la
protección del primero al que está destinado554.
El cumplimiento de una prestación ordenada a través de una medida cautelar dictada sobre la base de
una simple verosimilitud del derecho será siempre -jurídicamente hablando- una situación provisoria
porque se encuentra condicionada a que en la sentencia de mérito -certeza plena mediante- se confirme
que el actor tenía derecho para exigir del demandado el bien de la vida ya entregado.
De allí que pueda surgir que lo que se concedió cautelarmente en un primer momento resulte
injustificado luego del debate más profundo en el juicio principal.
Entonces el demandado -quien debió cumplir con la prestación ordenada judicialmente en su
oportunidad- tendrá el derecho de reclamar que la misma sea reintegrada en especie y de no ser ello
posible, podrá pedir que se reparen los daños irrogados.
Entendemos que hoy la doctrina precautoria tal como está delineada en este Código y básicamente a
partir de la construcciones doctrinarias y jurisprudenciales vinculadas con la anticipación de la tutela
mediante medidas cautelares constituye una valiosísima herramienta para la defensa de los derechos.
Su uso razonable y regular permite que el litigante proteja debidamente situaciones de hecho y de
derecho a las resultas del juicio y, si es necesario, efectuar un adelanto de la tutela que de otro modo
sólo podrá llegar con la sentencia de mérito, obteniéndola de manera siempre provisoria pero efectiva,
ya que contará con el bien de la vida para mitigar el peligro en la demora que lo llevó a requerir esta
forma novedosa de protección cautelar.
Esta protección “material” se da frecuentemente -como veremos- en el marco de los juicios de amparo.
Se ha dicho que en un proceso de este tipo hay ocasiones en que por la naturaleza del juicio y la
entidad de los derechos que se denuncian violados resulta conveniente apreciar la cautelar solicitada
con criterio amplio para permitir la adecuada tutela de las pretensiones articuladas y evitar la eventual
iniquidad del futuro pronunciamiento que dé término al litigio 555.

2. OPORTUNIDAD DE SU PLANTEAMIENTO
Una característica esencial de las medidas precautorias es que deben operar de manera inmediata ya
que el efecto buscado debe darse con premura, muchas veces incluso antes de que se plantee la
demanda.

552
“Las medidas cautelares no tienen un fin en sí mismas, sino que sirven a un proceso principal, siendo su
objeto el disipar un temor de daño inminente sobre la base de la verosimilitud del derecho en que se sustenta el
reclamo (arts. 195, 198, 202 y concs., CPCC). Por lo tanto, su operatividad se sustenta en que la existencia del
derecho a resguardar, reúna y mantenga seria apariencia de virtualidad jurídica. Si bien es cierto que los jueces
incompetentes pueden decretar medidas cautelares, ello sólo es posible cuando se den supuestos de
excepcionalidad y urgencia, siendo que el principio general indica que estas medidas deben requerirse y
resolverse ante el juez que tenga competencia en la acción principal”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª,
2/4/2002, “Martínez, Ricardo y otro v. Edenor SA s/amparo”.
553
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/7/2001, “Fernández, Rosana, Fernández, Oscar E. y Streni, Bruna
s/medidas cautelares”.
554
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 29/9/1998, “Banco Roberts SA v. Díaz Lacoste, Alejandro y otro
s/juicio ejecutivo (art. 250, CPCC)”.
555
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 11/3/2003, “Cepeda, Eduardo Adolfo v. Dirección Gral. de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires s/amparo”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí que se admita su pedido en cualquier estado del juicio, aun luego del dictado de la sentencia y
hasta existiendo cumplimiento parcial de la misma. Sólo la ley puede limitar esta posibilidad
connatural a la protección provisoria cautelar.
Si la medida cautelar se requiere y obtiene antes del inicio del proceso, deberá existir diligencia en la
interposición oportuna de la demanda so riesgo de padecerse las consecuencias de la caducidad de
aquélla a tenor de lo que señala el art. 207 a cuya nota remitimos.

3. REQUISITOS PARA SU PLANTEAMIENTO


El artículo en estudio señala someramente los recaudos formales de la petición 556.
Se hará mediante escrito dirigido al juez que habrá de intervenir en el juicio principal (art. 6, inc. 4º) si
es que se la solicita antes de presentar la demanda. Luego de que este acto se ha cumplido, se requerirá
la medida ante el juez de la causa.
En esa pieza se deberá indicar cuál es el derecho que se pretende asegurar -ello se vincula con uno de
los requisitos de procedencia557 cual es la verosimilitud del derecho558 a que alude el art. 199-, la
medida requerida -sea de las tipificadas en el Código o bien una distinta haciéndose uso del poder
cautelar genérico del art. 232-, las normas que dan sustento al pedido y el cumplimiento de los
recaudos que en cada caso se estipulen.
Ya veremos cómo la ley regula en ciertos supuestos una mayor o menor exigencia formal para el
dictado de medidas de este tipo.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 195, Código nacional.
Se incluye un párrafo donde se señala que el juez no podrá decretar cautelares que afecten,
obstaculicen, comprometan, distraigan de su destino o de cualquier forma perturben los recursos
propios del Estado ni que impongan a los funcionarios cargas personales pecuniarias.

Art. 196. Medida decretada por juez incompetente


Los jueces deberán abstenerse de decretar medidas precautorias, cuando el conocimiento de la
causa no fuese de su competencia.
Sin embargo, la medida ordenada por un juez incompetente será válida siempre que haya sido
dispuesta de conformidad con las prescripciones de este capítulo, pero no prorrogará su
competencia.

556
“La procedencia de toda medida cautelar depende de la concurrencia de extremos indispensables para su
procedencia, ellos son: petición de parte (por el principio dispositivo que rige en el proceso civil), verosimilitud
del derecho y peligro en la demora, además de los requisitos de admisibilidad que dispone el art. 195, 2ª parte,
CPC, así como la determinación del alcance y/o monto de la medida, y una vez obtenida será necesaria la
contracautela”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 6/2/2001, “Fangio y Cía. v. Maita, Víctor s/ejecución
prendaria”; 12/2/2002, “Correa Pedrero, Gonzalo v. Berardo, Ángel s/saldo de precio”. “La sola deducción de
una demanda por daños y perjuicios no autoriza a conceder medidas cautelares, pues, siendo que el derecho que
se invoca depende de una sentencia que lo reconozca, debe -en consecuencia- aportarse los pertinentes elementos
de juicio que hagan prima facie a su viabilidad (arts. 195 y ss. CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
2/8/2000, “Oller, Eduardo Adrián v. Castro, Carlos Jorge y Otra s/daños y perjuicios”.
557
“Las medidas precautorias constituyen un `anticipo de la tutela jurisdiccional´ y se otorgan sobre la base del
derecho que se pretende asegurar, no teniendo un fin en sí mismas, sino que sirven a un proceso principal, que
condiciona su procedencia, posterior mantenimiento y eventuales variaciones (arts. 195, 199, 202, 203 y concs.,
Código Procesal). Es decir, que la función de la providencia cautelar, tiene un carácter estrictamente instrumental
y accesorio, dirigido a asegurar preventivamente el objeto comprometido en un proceso principal al cual sirve,
con la finalidad de evitar la inoficiosidad de la sentencia que se dicte. Así entonces, la ley adjetiva no ha dejado
librado al solo arbitrio judicial la concesión de la protección cautelar, sino que ha destacado con precisión los
recaudos que deben concurrir para su procedencia, básicamente: la verosimilitud del derecho invocado y el
peligro en la demora (art. 195, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/11/1994, “Campos
de Mansilla, Mirta v. Díaz, María Cristina s/daños y perjuicios”.
558
“No se vislumbra la acreditación de la verosimilitud del derecho si el solicitante se limita a remitir este
requisito a lo que surge de los términos en que fuera interpuesta la demanda y de la supuesta inconsistencia
jurídica en la que se basa la contestación (arts. 195, 198 y 212, inc. 2º, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
1ª, 17/8/2001, “Correa, César v. Arrue, Miguel s/daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez que decretó la medida, inmediatamente después de requerido remitirá las actuaciones al
que sea competente.

1. MEDIDAS CAUTELARES Y COMPETENCIA


El art. 6, inc. 4º, CPCC indica que las medidas precautorias tramitarán ante el juez que conozca en el
juicio principal. Por otro lado, en la manda en estudio se prohíbe a los jueces la adopción de medidas
cautelares si la causa no es de su competencia ya vistas 559.
Pues bien, el fundamento de la materia cautelar es la urgencia.
El derecho busca que se adopte una medida rápida de resguardo o protección. Priorizando esta
finalidad es que -entonces- se contempla una excepción a las reglas de competencia ya vistas 560.
De tal modo, se admite que un juez incompetente dicte medidas de este tenor sin que ello implique la
prórroga de la competencia. Esto es, por el solo y excepcional hecho de haber dispuesto una medida
cautelar no asumirá la jurisdicción respecto del trámite principal respectivo.
Sobreabundantemente la ley establece que la medida será válida si se la dictó de conformidad con la
ley procesal, lo cual resulta de toda obviedad.
Asimismo, que el juez que disponga la cautela deberá desprenderse de las actuaciones remitiéndolas al
magistrado competente cuando sea requerido. Ello ya había sido plasmado en las reglas de conflictos
de competencia.
Respecto del levantamiento de las mismas, es el juez competente el que deberá resolver tales medidas,
las cuales no quedan sin efecto en razón de la incompetencia declarada 561.
En este terreno se ha dicho que si el juez decide declararse incompetente de oficio ello no constituye
un obstáculo para que se expida sobre la procedencia de la medida precautoria solicitada en la
demanda puesto que el art. 196 tácitamente admite su dictado. Máxime en aquellos supuestos en los
cuales la demora de su remisión al juez competente puede tornar ilusorio el derecho que se pretendía
cautelar562.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 196, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 197. Trámites previos


Las informaciones para obtener medidas precautorias podrán ofrecerse firmando los testigos el
escrito en que se solicitare563, quienes deberán ratificarse en el acto de ser presentado aquél, o en
primera audiencia. Se admitirán sin más trámite, pudiendo el juez encomendarlas a los
secretarios.
Las actuaciones permanecerán reservadas hasta tanto se ejecuten las medidas. Tramitarán por
expediente separado al cual se agregarán, en su caso, las copias de las pertinentes actuaciones
del principal.

1. PROCEDENCIA Y PRUEBA SUMARIA


La procedencia de las medidas cautelares dependerá de la acreditación de ciertos extremos: la
existencia de un derecho atendible que ha sido conculcado y el peligro en la demora.
559
“Establece el art. 196, ap. 1, CPCC, que los jueces deberán abstenerse de decretar medidas precautorias
cuando el conocimiento de la causa no fuese de su competencia”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
11/6/1996, “Martínez vda. de Martín, Yolanda M. v. Municipalidad de Presidente Perón s/amparo”.
560
“En materia de medidas precautorias, es competente para ordenarlas el juez que deba conocer en el proceso
principal (conf. art. 6, inc. 4º, CPCC). Corolario de ese principio es el deber que tienen los jueces de abstenerse
de decretarlas, cuando el conocimiento de la causa no fuese de su competencia (art. 196, CPCC). En
consecuencia, debe considerarse excepcional la posibilidad de que quien carece de aptitud para entender en un
pleito pueda disponer un resguardo cautelar, a tenor de lo dispuesto en el párr. 2º del citado art. 196, situación
ésta que sólo puede configurarse cuando se adviertan manifiestas razones de urgencia que aconsejen proceder de
ese modo”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/6/2002, “García, Humberto Matías v. Municipalidad de
General San Martín s/amparo”.
561
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 17/8/2000, “Krausse, Oscar v. Gauna, Maris s/divorcio”.
562
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/4/1996, “Lauletta, Alfredo s/medidas cautelares”.
563
Rectius est: solicitaren.

220
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, la demostración de estas circunstancias no puede realizarse en forma acabada desde el
momento en que ello insumiría un tiempo precioso, frustrando en la mayoría de las ocasiones la
finalidad tuitiva perseguida.
Es por tal razón -y teniendo como resguardo que en definitiva será en la sentencia de mérito donde se
resuelva la cuestión luego de una actividad probatoria y argumental de mayor amplitud- que se
admitirá la medida solicitada en cuanto se acredite sumariamente tanto la urgencia como la simple
verosimilitud del derecho. Se trata de una carga esencial de la que depende la suerte de la medida
solicitada564.
A los fines de esa acreditación somera, rápida, es que el Código contempla una forma simplificada de
producción de prueba testimonial.
Se admite a estos efectos que el escrito que presente la parte donde se afirma la existencia de extremos
fácticos que constituyen el sustento tanto de la verosimilitud del derecho como del peligro en la
demora pueda venir firmado por las personas que abonen la veracidad de tales asertos.
Estos testigos deberán ratificar su apoyo a la versión de los hechos de la actora en el momento en que
el formal pedido de la cautela de que se trate se presente en tribunales. Para ello deberán acompañar a
la parte y ante un funcionario judicial expresamente reconocer la veracidad de los dichos vertidos por
escrito. Otra forma es prestar declaración posteriormente en primera audiencia que será fijada por el
órgano y podrá ser delegada por el juez en el secretario.
Claro que la prueba pericial mencionada -si bien la más frecuente- no es la única que puede utilizarse
en esta tarea. Lo preceptuado en el art. 197 del Código de rito no implica la exclusión de otras formas
de acreditación de los requisitos de procedencia de las medidas cautelares, que pueden igualmente
ofrecerse y satisfacerse por otros medios cuya práctica se ajustará a la naturaleza de cada uno de ellos
-reconocimiento judicial, pericia, etc.- del modo más concentrado, expeditivo y urgente 565.

2. RESERVA DE LAS ACTUACIONES


La ley manda que las actuaciones por las que se tramite una medida cautelar deban quedar reservadas
en el ámbito de la secretaría.
Ello a los efectos de que no trascienda el pedido de la misma y se frustre la finalidad perseguida: la
inmediata adopción de una medida de resguardo de ciertas situaciones de hecho o estados jurídicos. Se
busca que el demandado no tenga noticias de la misma hasta que no se haya consumado su adopción
para privarlo de toda posibilidad de realizar maniobras que perjudiquen -aún más- la situación del
actor.
Una forma de guardar esa reserva es la determinación de que tramiten por expediente separado.
Ello permitirá que el principal siga su curso con plena publicidad mientras el correspondiente a la
medida cautelar pueda quedar reservado a la espera de que se resuelva al respecto y, en caso de ser
favorablemente despachada la medida, se efectivice el mandato judicial allí contenido.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 197, Código nacional.
Se hace alusión a la “información sumaria” en lugar de las “informaciones”. Se establece que las
declaraciones por escrito de los testigos deben respetar las normas de los “arts. 440, 1ª parte, 441 y
443 “ de Código de la Nación debiendo -como en el de la provincia- ratificar sus dichos en el juzgado.
Si no se realiza aquella declaración por escrito se la tomará en audiencia -que podrá ser delegada en el
secretario-.

564
“No acreditada la verosimilitud del derecho invocado ni el peligro en la demora sobre la base de la calidad de
los elementos aportados (información sumaria y certificación contable), la orfandad probatoria sella la suerte de
la medida cautelar solicitada. Si bien la doctrina recepta un principio amplio en cuanto a la demostración de los
presupuestos necesarios, ello no exime la carga probatoria que pesa sobre el recurrente ni puede ser suplida por
la actividad jurisdiccional, pues ello implicaría la violación de los principios constitucionales de igual y debido
proceso (arts. 16, 18, CN, y 10, 11, 15 y concs., Constitución de la Provincia de Buenos Aires y arts. 195, 197 y
198, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 26/9/2000, “Max Petrol SA v. Frigorífico Yaguané
SACIFA s/medidas cautelares”.
565
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 28/2/2002, “Gemika SA v. Azurix Buenos Aires SA s/medidas
cautelares”.

221
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 198. Cumplimiento y recurso
Las medidas precautorias se decretarán y cumplirán sin audiencia de la otra parte. Ningún
incidente planteado por el destinatario de la medida podrá detener su cumplimiento.
Si el afectado no hubiese tomado conocimiento de las medidas con motivo de su ejecución, se le
notificarán personalmente o por cédula dentro de los tres (3) días. Quien hubiese obtenido la
medida será responsable de los perjuicios que irrogue566 la demora.
La providencia que admitiere o no hiciere lugar a una medida precautoria será apelable. Si la
concediese, lo será en efecto devolutivo.

1. MEDIDAS CAUTELARES Y DEFENSA EN JUICIO


Como ya se ha dicho, una característica esencial de la materia cautelar es la urgencia en proteger un
determinado estado fáctico o jurídico.
Para ello habrá que manejarse con premura evitando -básicamente- que la contraparte pueda actuar
sobre esa situación tornando ilusorio el cumplimiento de la sentencia de mérito que en el juicio
principal se dicte.
De allí que -además de la reserva del trámite a que alude el art. 197- sea imprescindible que el dictado
de la cautelar y su cumplimiento efectivo se realicen sin previo traslado 567. Es más, aun cuando el
demandado -por la forma que fuere- tomara conocimiento de este procedimiento rápido e intentara
frenarlo a través del planteo de algún tipo de incidente, no tendrá éxito desde el momento en que la ley
le quita toda virtualidad suspensiva568.
El despacho de una medida cautelar constituye -como se verá- un caso atípico de trámite judicial ya
que al pedido de una parte el juez resolverá en perjuicio de la otra sin antes haberla oído. Existe aquí
-así enunciado- un flagrante desconocimiento del principio de bilateralidad o audiencia que constituye
una de las manifestaciones más claras del derecho de defensa dentro de la teoría procesal.
Sin embargo y a pesar de ello, nunca se ha entendido inconstitucional este proceder asegurativo, lo
cual -entendemos- es razonable.
Por un lado, no es cierto que en la materia cautelar no exista bilateralidad. Existe, pero de manera
postergada.
El demandado conocerá de la medida precautoria una vez concretada y allí podrá defenderse
esgrimiendo los argumentos que le asistan. Se sacrifica esa bilateralidad previa en pos de garantizar un
determinado estado de cosas al aparecer sumariamente demostrado el fumus bonis iuris (verosimilitud
del derecho) y el periculum in mora (peligro en la demora).
Por otro lado -argumento que nos parece determinante- el derecho de defensa de la contraparte
encontrará plena vigencia en el marco del proceso principal.
Allí el demandado podrá desplegar argumentos y actividad probatoria de manera amplia hasta llegar a
la resolución de fondo que determine con plena certeza el alcance del derecho disputado. Si en esa
instancia se advierte que la medida cautelar no tuvo suficiente sustento, se la dejará sin efecto y si ello
causó perjuicio al accionado, éste podrá resarcirse mediante la ejecución de la contracautela o bien
tendrá expedita una pretensión de daños y perjuicios.

2. CONOCIMIENTO DE LA MEDIDA POR EL DEMANDADO


566
Rectius est: irrogare.
567
“Para no tornar ineficaz su resultado y finalidad asegurativa, las medidas cautelares deben ser dispuestas y
cumplidas inaudita parte (art. 198, Código Procesal). De ahí la necesaria ausencia del previo ejercicio del
derecho de defensa por parte del cautelado y también la exigencia, para quien solicita la medida, de prestar una
caución real o juratoria, según las circunstancias del caso, como modo de garantizar el debido proceso legal y la
igualdad de las partes ante la ley (arts. 16, 18, CN, 198, 199, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 29/12/2000, “De Olano, María José Patricia v. Adrover, Carlos Héctor s/cuadernillo sobre embargo de
retiros”.
568
“La unilateralidad del trámite hasta el cumplimiento de la medida inclusive, trasciende más allá de la
privación de traslado al afectado, rigiendo en definitiva para toda gestión, acto o diligencia que sin significar una
notificación estricta de la petición cautelar, implique de algún modo darle noticia de la misma, debiendo obviarse
cualquier recaudo que permita su conocimiento, no pudiéndose admitir tampoco cuestión o incidencia que
detenga la efectivización. De ahí entonces, que resulta totalmente infundado sostener que la decisión deviene
arbitraria por haberse dictado sin haberse oído al recurrente, toda vez que las medidas cautelares se dictan
inaudita parte; es decir, la ausencia del previo derecho de defensa es característica común a las mismas, no
correspondiendo, por consiguiente, sustanciación alguna con el demandado (art. 198, Código Procesal)”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2000, “Mayocci, Antonio v. Urrutipi, Francisco s/reivindicación”.

222
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De acuerdo con la forma en que se instrumente la medida, la misma podrá ser conocida por el
demandado en el momento de su cumplimiento.
Ello se da -por ejemplo- en la hipótesis del secuestro de bienes en poder del accionado o en las
medidas de protección de personas cuando se excluye al demandado del hogar.
En otros casos -básicamente cuando la traba se materializa a través de una inscripción registral- el
demandado no tiene conocimiento inmediato de la cautela. Para estos últimos supuestos, la ley ordena
que se le notifique en forma personal o por cédula dentro de los tres días de efectivizada la medida que
lo perjudica responsabilizándose a quien obtuvo en su favor el dictado de la medida por los daños que
cause al demandado la demora en la toma de conocimiento de la misma.
Repárese -a guisa de ejemplo- en el caso en que un demandado prometa en venta un inmueble que
había sido previamente embargado y de lo cual no tuvo oportuno anoticiamiento. El actor deberá
hacerse cargo de los daños derivados de la frustración del contrato.
Se ha entendido que esta notificación por cédula al deudor debe ser diligenciada en el domicilio real
ya que lo que se busca es un conocimiento directo y concreto, no indirecto -ni menos supuesto- de la
efectivización de la cautela569.
La trascendencia de esta noticia viene dada por su estrecha vinculación con el derecho de defensa en
juicio. De este modo el afectado por la cautela podrá conocerla y actuar en consecuencia apelándola o
tomando otras medidas -mejora de la contracautela, pedido de levantamiento, reducción, modificación,
reemplazo, etc.-.

3. APELABILIDAD EN MATERIA CAUTELAR


Esta manda establece que tanto la resolución que haga lugar como la que deniegue el pedido cautelar
serán apelables.
El recurso de apelación previsto está dirigido a atacar la procedencia de la medida cautelar decretada
cuando se intenta demostrar que carece de algún presupuesto. Pero si en cambio el cuestionamiento
sólo persigue la reducción, limitación o sustitución de la medida, la vía idónea la señala el art. 203 del
ordenamiento adjetivo al reglar las incidencias sobre modificaciones de las medidas cautelares 570.
Se ha dicho que cuando se toma conocimiento de una medida cautelar y se entiende que el juez con los
elementos obrantes en la causa la ha dispuesto equivocadamente, se debe recurrir la misma de acuerdo
con el art. 189, CPCC, pues si se la deja adquirir firmeza el único medio de removerla será el
planteamiento de una modificación o sustitución en los términos del art. 203 y para ello, lógicamente,
deberán utilizarse argumentos que demuestren un cambio de circunstancias que justifique la revisión
por parte del magistrado que la dictó571.
Es fundamental la trascendencia de esta norma en cuanto determina que contra la sentencia que la
admita, la apelación se concederá con efecto no suspensivo (“devolutivo”) aun cuando no se exprese
tal circunstancia en el auto judicial572.
Existen fallos que reservan esta forma de concesión exclusivamente a la resolución de marras y no a
las posteriores que puedan dictarse al respecto 573.

569
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/8/2000, “Andreoli, Juan Rodolfo v. Bocci, Ernesto Carlos y
otra s/ejecución”.
570
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/5/1998, “Masi, Raúl A. v. Municipalidad de Ensenada s/ejecución de
honorarios s/incidente de sust. de medida cautelar (art. 203, CPCC)”; 24/8/2000, “R., D. E. y otra s/incidente
división de bienes de la sociedad conyugal”.
571
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 26/6/1997, “Suárez, Alejandro Agustín v. Miceli, Leonardo
Antonio y otros s/daños y perjuicios incidente de responsabilidad art. 531, CPC”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 1ª, 2/7/2002, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Energía del Sudeste SA s/inhibición general de
bienes”.
572
“Disponiendo explícitamente el art. 198, Código Procesal en su último párrafo que todo recurso de apelación
interpuesto contra una medida cautelar será concedido en efecto devolutivo, no altera para nada lo contenido en
dicha norma la circunstancia de que no se haya expresado tal alcance en el proveído que efectiviza tal
concesión”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 23/12/1993, “Casali, Aroldo O. s/sucesión ab intestato”.
573
“Las medidas cautelares se ordenan y se cumplen sin la intervención de la contraparte, previniendo la posible
frustración del derecho cautelado en caso de que el afectado tuviera conocimiento de ella. La apelación supone
conocimiento del mismo. Ésta es la explicación por la cual el art. 198 cercena el efecto suspensivo. Pero ya
trabada la cautela, ya cubierto el acreedor de todo riesgo, el interesado cuenta con la posibilidad de sustituirla
razonablemente. Y entonces, las cosas recobran su ritmo normal, ya no es necesario proceder inaudita parte, y
por lo tanto el art. 203, CPCC en su último párrafo estatuye la obligatoriedad del traslado. Siendo ello así, la
razón de ser de aquella previsión del art. 198 carece de virtualidad en este último supuesto. Por lo tanto, la

223
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello resguarda en debida forma todo el edificio cautelar desde el momento en que el intento revisor de
quien ha sufrido la traba de una medida de este tipo no tendrá virtualidad para detener su ejecución
-como tampoco la tenían los incidentes planteados antes de su cumplimiento-.
Sólo una vez que la sentencia de cámara, revocando el fallo de la instancia de origen, quede firme
podrá ser levantada la medida por mandato judicial. Nunca antes.
Decimos de la importancia de esta manda ya que evita el uso abusivo de la apelación con simples fines
frustratorios de la protección inmediata.
La jurisprudencia ha señalado que no sólo opera el recurso de apelación en estos supuestos. La
circunstancia de que la norma del art. 198 únicamente refiera a la apelabilidad de la resolución que
admita o deniegue una medida cautelar, no implica sin más que dicha decisión no sea pasible de ser
atacada por vía del recurso de reposición habida cuenta de que se trata de una providencia dictada
inaudita parte, asimilable a una providencia simple y, como tal, susceptible de ser impugnada por
conducto de la revocatoria574.
En relación con la apelabilidad de las medidas cautelares en el marco del proceso sumarísimo, se ha
dicho que si bien es cierto que el art. 496, inc. 4º, Código Procesal limita las posibilidades recursivas a
los supuestos allí aprehendidos, no lo es menos que el art. 198 otorga a la quejosa un camino hábil
para que la denegatoria de la cautela peticionada en la instancia de origen pueda ser revisada por la
alzada, en tanto que insertado por el legislador en el Capítulo III del Título IV de la Ley de
Enjuiciamiento regula lo atinente a los recursos oponibles en pronunciamientos de naturaleza
precautoria575.
Como dato a tener en cuenta, la ley 7166 de amparo vigente en la provincia que regula esta figura
respecto de actos de autoridades públicas, en su art. 18 señala que la apelación contra la concesión de
medidas cautelares procede “en ambos efectos”, esto es, con efecto suspensivo.
En este marco, del éxito de la medida cautelar muchas veces depende el del amparo por la celeridad
con que deben abordarse las violaciones a ciertos derechos.
Por tal motivo, entendemos que esta manda de la ley 7166, a la luz de los avances de la figura del
amparo y básicamente luego de su consagración en el año 1994 como norma positiva dentro de la
Carta nacional, contraviene el derecho supralegal al quitarle en la práctica casi toda virtualidad a esta
esencial figura para la protección de los derechos constitucionales.
Así, la jurisprudencia ha dicho que no obstante la contradicción de la norma contenida por el art. 18,
ley 7166 y que cierta doctrina y jurisprudencia consideran que el recurso en cuestión debe llevar
efectos suspensivos lo cierto es que, de aceptarse tal criterio, se contravendría la teoría imperante
sobre las medidas precautorias cuyas apelaciones se otorgan por lo común con efecto devolutivo a fin
de no causar gravámenes irreparables. Ergo, visto que en el sub examine la mentada apelación se ha
levantado contra un decisorio de índole cautelar y que, por sus particulares características, la
suspensión podría eventualmente llegar a implicar la frustración o cercenamiento del derecho cuya
protección justamente se persigue por esta vía es que se impone el rechazo del recurso intentado 576.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 198, Código nacional.
Se agrega entre las vías de impugnación expresamente consagradas respecto de la providencia que
resuelve un pedido cautelar (sea de manera favorable o desfavorable) la reposición.

Art. 199. Contracautela


La medida precautoria sólo podrá decretarse bajo la responsabilidad de la parte que la
solicitare, quien deberá dar caución por todas las costas y daños y perjuicios que pudiere
ocasionar en caso de haberla pedido sin derecho.

apelación de toda resolución que no sea específicamente la admisión de la medida cautelar se concede siempre
en ambos efectos”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 19/3/2002, “Droguería Disval SRL v. Fernández,
Sandra Viviana s/queja”.
574
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 17/9/2002, “González, Mario Guillermo v. Clínica Ricardo Gutiérrez SA
s/embargo preventivo”.
575
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 23/5/2000, “Sifaratti, Rafaela v. Coto SA s/amparo”.
576
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/11/1999, “Giubi Núñez Musa, Gladys v. IOMA s/amparo”; 6/9/2001,
“Rojas, Carlos Alberto v. Ministerio de Salud s/amparo”.

224
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez graduará la calidad y monto de la caución de acuerdo con la mayor o menor
verosimilitud del derecho y las circunstancias del caso.
Podrá ofrecerse la garantía de instituciones bancarias o de personas de acreditada
responsabilidad económica.

1. RESGUARDO DEL DERECHO DE LA CONTRAPARTE


La concesión de la medida cautelar beneficia directamente a su solicitante. Sin embargo, no debe
perderse nunca de vista que hay otro sujeto que sufre las consecuencias de la traba.
Tales consencuencias negativas respecto del deudor han ocurrido sin que se lo haya escuchado en
forma previa y sin que exista aún -por ende- sentencia de mérito.
La ley debe custodiar el derecho del afectado y así no sólo prevé la noticia posterior y la posibilidad de
apelar sino también un resguardo de tipo económico para los casos en que la cautela fue pedida sin
derecho o de manera abusiva577.
La medida siempre se decreta bajo la responsabilidad de quien la solicita y se indica que deberá
prestar caución por los perjuicios que -eventualmente- pueda causar. Luego de sentar esa regla, la
norma deja en manos del juez la determinación del tipo y cuantía de la caución.
Básicamente existen tres tipos: la caución juratoria por la cual el demandado se compromete con su
sola palabra expresada formalmente en el expediente a responder por los daños que cause; la caución
real donde se deja un bien o una suma de dinero en resguardo o bien la caución personal, que implica
traer a la causa a otro u otros sujetos solventes que se comprometen de manera formal a hacerse cargo
de la eventual responsabilidad directa del solicitante.
A este último supuesto se refiere la manda cuando alude al ofrecimiento de garantía de instituciones
bancarias -se vincula ello con la figura del seguro de caución provisto por entidades dedicadas a
brindar a sus clientes este tipo de servicios- o de personas de acreditada solvencia económica. Salvo
excepciones, las cauciones real y personal son las que mejor se avienen a la finalidad protectoria de
este instituto.
De allí que exista un criterio contrario a la estipulación de la simple caución juratoria. En ese sentido
se ha dicho que el ordenamiento procesal dispone expresamente que la medida precautoria sólo podrá
decretarse bajo responsabilidad del cautelado que deberá dar caución por las costas y daños y
perjuicios que pudieren derivar en caso de haberla solicitado sin derecho, facultándose al juez para
graduar el monto y calidad de la misma de acuerdo con la mayor o menor verosimilitud del derecho y
las circunstancias del caso. La actual tendencia respecto de la caución juratoria apunta a restringirla en
su aplicación pues nada añade a la responsabilidad de quien obtuvo la medida el hecho de que preste
juramento admitiéndosela sólo cuando la verosimilitud aparezca “manifiesta” 578.
En cuanto a la entidad de la caución, también será el juez quien la determine. La contracautela a
establecer por el juzgador en cada caso concreto ha de guardar estrecho correlato con la mayor o
menor verosimilitud en el derecho y demás circunstancias de la causa 579.
Para fijarla deberá atenerse a ciertos parámetros que brinda la ley. Genéricamente se refiere a las
circunstancias del caso. Ello implica una evaluación integral del supuesto de hecho -sus

577
“Respecto al acogimiento y, por tanto, mantenimiento de las medidas cautelares, se ha abierto una tendencia
liberal que ha terminado por prevalecer porque tanto o más que el interés privado del solicitante, interesa al
orden público que la justicia no fracase por la inevitable lentitud de su actuación, sobre todo en los procesos de
conocimiento, y en consecuencia, es preferible un exceso en acordarlas que la parquedad en desestimarlas, pues
tal forma se satisface el ideal de brindar seguridades para la hipótesis de hacerse lugar a las pretensiones del
demandante, todo lo cual encuentra su lógica contrapartida con la contracautela suficiente que habrá de asegurar
al sujeto pasivo de la medida cautelar, para el supuesto eventual de habérsele solicitado sin derecho,
restableciéndose, de tal manera, el principio de igualdad de las partes en el proceso (art. 199, Código Procesal)”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/9/1997, “Olano, Abel Roberto s/incidente levantamiento de embargo e
inhibición en autos: `Moros, Ladislao v. Flores s/daños y perjuicios´”.
578
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/11/1997, “Álvarez, Arístides Juan v. Ñancuman SACA
s/incumplimiento de contrato - daños y perjuicios”. “La caución juratoria del embargante nada añade a la
responsabilidad que surge de lo dispuesto por los arts. 1071, 1109 y concs., CCI, que no depende de su voluntad
ni de su juramento, siendo la actual tendencia jurisprudencial la de exigir caución real o personal”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 23/2/1989, “Bernal, Rodolfo R. v. Pérez de Sánchez, Isabel y Sánchez, Daniel
s/nulidad de acto jurídico - acción pauliana”; 27/4/1989, “B., E. v. M., A. s/divorcio” [J 14.20259-1]; 5/12/2002,
“Gutiérrez, Ricardo v. Banco Provincia de Buenos Aires s/revisión de contratos civiles y comerciales”.
579
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/7/1998, “Fransoy, Gregoria Pilar y otra v. Candia, Ramona L. y otra
s/cobro ejecutivo de alquileres”.

225
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
peculiaridades, urgencia, sujetos, etc.- y puntualmente se tendrá en cuenta el mayor o menor grado de
fumus bonis iuris.
Como regla, a mayor verosimilitud, menor será la entidad de la caución a prestar -sea en su monto o
en su tipo-580.
Debe queda claro que la contracautela a que se refiere el artículo en estudio no se presta a las resultas
del juicio sino exclusivamente a las de la medida precautoria por lo que debe limitarse a garantizar los
daños y perjuicios que con motivo de ésta pudieren emerger. Es decir, aquélla debe ser fijada en
atención al importe de los posibles perjuicios que pueda ocasionar la medida cautelar para el caso de
haber sido solicitada sin derecho y no para garantizar una supuesta deuda contra el embargante 581.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 199, Código nacional.
Aquí la contracautela se requiere a los fines de cubrir eventuales daños y costas que pudiere ocasionar
“en los supuestos previstos en el párr. 1º del art. 208 “. Se agrega un párrafo donde se establece que en
los supuestos del art. 210, incs. 2º y 3º y del art. 212, incs. 2º y 3º, “la caución juratoria se entenderá
prestada en el pedido de medida cautelar”.

Art. 200. Exención de la contracautela


No se exigirá caución si quien obtuvo la medida:
1º) Fuere la provincia, alguna de sus reparticiones, una municipalidad o persona que justifique
ser reconocidamente abonada.
2º) Actuare con beneficio de litigar sin gastos.

1. CONTRACAUTELA: EXCEPCIONES
Sentada la regla en la manda anterior, este artículo prevé excepciones. Esto es, los casos donde la
medida cautelar procederá aun sin que se preste caución.
Son dos los motivos que justifican el apartamiento del principio de que siempre debe darse
contracautela.
Por un lado, el de la petición de la misma por parte de sujetos solventes, ya sea que se trate de
solvencia efectiva -el de la persona que justifique ser reconocidamente abonada- o presunta -el Estado
en sentido lato-.
Aquí, la eximición encuentra fundamento en la sobreabundancia del recaudo ya que el demandado no
podrá sentirse desprotegido pues tiene la seguridad de que el requirente de la cautela posee la
capacidad patrimonial suficiente para responder por los daños que eventualmente cause.
Por otro lado, el caso de quien actúa con beneficio de litigar sin gastos.
Aquí el fundamento es otro muy diferente: el acceso a la justicia del carente de recursos.
Si se exigiera caución a quien no tiene capacidad patrimonial se le estaría vedando la posibilidad de
actuar idóneamente en justicia ya que todo el campo de la protección cautelar no sería operativo a su
respecto, importando ello un menoscabo flagrante de los derechos contemplados en el art. 15,
Constitución provincial.
Se dirá que el demandado que sufre la cautela se encuentra inerme frente al eventual actuar sin
derecho o abusivo de actor. Entendemos que -efectivamente- se configura un sacrificio potencial del
derecho de propiedad del demandado. Sin embargo, ello es admitido en pos de dar preeminencia a la
posibilidad de acceso a las vías judiciales de sujetos carentes de medios.

580
“Con respecto de la caución prevista en el art. 199, CPC, como principio general, queda librado al prudente
arbitrio judicial la determinación de la calidad y monto de la contracautela, para lo cual ha de tenerse en cuenta
la mayor o menor verosimilitud del derecho y las particulares circunstancias del caso. Es decir, que cuanto
mayor resulta la credibilidad del derecho en cuya virtud se procede, menos gravosa será la contracautela y
viceversa”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 11/5/1995, “Suárez, Alejandro v. Miceli, Leonardo
s/daños y perjuicios - incidente de responsabilidad”; 25/6/2002, “Del Campo, Julián v. Banco de Balcarce SA
s/acción autónoma de nulidad”.
581
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/8/1996, “Soljan, Lucas Norberto v. Fernández, Oscar s/restitución de
dólares - daños y perjuicios”.

226
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Quedará en la prudencia de los jueces la ponderación de la existencia de los recaudos de procedencia
de las medidas cautelares para que su dictado avente -de la manera más acabada posible y dentro de
las escuetas posibilidades en esta etapa del pleito- los riesgos del abuso del poder cautelar.
Respecto del momento desde el cual opera esta segunda causa de eximición hay dos posturas en la
jurisprudencia. Por un lado, la que indica que tiene virtualidad desde que el pedimento del beneficio se
halle en trámite y no existan indicios o presunciones que inclinen a pensar en su denegación,
manteniéndose el relevo de la contracautela hasta tanto no ocurra dicha circunstancia obstativa. Con
dicha solución se conjuga mejor el objetivo final de las cautelares, que excede el mero interés
individual del pretenso acreedor al resarcimiento, para abarcar el interés público implicado en evitar
que la justicia fracase por la inevitable lentitud de su actuación y la eventual, aunque no aislada, no
asunción de responsabilidades en concreto de los causantes del daño 582.
Por otro lado, se ha dicho que la excepción prevista en el inc. 2º del art. 200 funciona cuando el
beneficio ha sido efectivamente otorgado y no cuando se halla en trámite. El art. 83 del mismo Código
indica el significado o alcance del beneficio provisional y señala que ambas partes estarán exentas del
pago de impuestos y sellados de actuación. No se prevé en cambio la exención de la contracautela 583.
Adherimos a la primera de las posiciones.
Entre otros casos especiales de exención de contracautela tenemos el del art. 72 bis, ley 11723. Allí se
exime de caución a las sociedades autorales o de productores cuya representatividad haya sido
reconocida legalmente (por ejemplo, Sadaic, ley 17648; Argentores, ley 20115; AADI-Capif, dec.
1671/1974) en los casos en que aquéllas requieran el secuestro de una edición y de los elementos de su
reproducción por haber sido llevada en forma ilícita. Se ha dicho que es evidente que el fundamento de
tal eximición radica en que las entidades de gestión colectiva aludidas tienen por objeto actividades de
recaudación, administración y distribución de fondos originados en la explotación de obras protegidas
de sus asociados lo que las erige en personas jurídicas con solvencia presunta por lo que la traba de la
medida debe sujetarse a la previa prestación de caución juratoria por parte de la accionante 584.
También se ha sostenido que el ente prestador de servicios eléctricos Eseba se encuentra dentro del
grupo de sujetos eximidos de contracautela por el art. 200, inc. 1º, ya que cumple con los recaudos
necesarios para poder ser calificada como entidad “reconocidamente abonada”, esto es, o tener bienes
raíces conocidos, o gozar en el lugar de un crédito indisputable de fortuna 585.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 200, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos (sólo se incluye a la Nación entre los
litigantes eximidos de prestar contracautela).

Art. 201. Mejora de la contracautela


En cualquier estado del proceso, la parte contra quien se hubiere hecho efectiva una medida
cautelar podrá pedir que se mejore la caución probando sumariamente que es insuficiente. El
juez resolverá previo traslado a la otra parte.

1. REFUERZO DE LA DEFENSA DE LA CONTRAPARTE

582
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/2/2000, “Gallardo, Pablo Alejo y otra s/incidente de medida
cautelar”.
583
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 27/2/1996, “Cabrera, Susana v. Liendo, Daniel Alberto s/embargo
preventivo”.
584
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 9/5/2000, “AADI-Capif ACR v. Luper SRL y otros s/cobro de pesos
(incidente medidas cautelares)”.
585
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 8/5/1997, “Eseba SA v. Cooperativa de Electricidad y otros
Servicios Públicos Ltda. Pueblo Camet s/cobro de pesos”.

227
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Aquel contra quien se dictó una medida cautelar 586 puede encontrar que la caución -su monto o tipo-
resulta insuficiente por la entidad del gravamen al que ha sido sometido.
Ello así tanto al momento de conocer la disposición como en un momento ulterior, durante el curso del
proceso principal.
En ese caso, le asiste el derecho de requerir que se la mejore. La mejora puede involucrar cambio del
tipo de contracautela, su ampliación cuantitativa o bien ambas cosas a la vez.
De esta petición se dará traslado a la contraria para que controvierta las afirmaciones vertidas y luego
de esa bilateralización se proveerá.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el artículo del Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos: sólo se indica que la resolución por
la que se da respuesta a un pedido de mejora de contracautela será notificada ministerio legis.

Art. 202. Carácter provisional


Las medidas cautelares subsistirán mientras duren las circunstancias que las determinaron. En
cualquier momento en que éstas cesaren se podrá requerir su levantamiento.

1. PROVISORIEDAD
Esta nota de provisoriedad constituye otra de las características de la materia cautelar.
Se ha dicho al respecto que la extensión y aseguramiento de una medida cautelar debe estar limitada
por el interés a salvaguardar, garantizando suficientemente el derecho del acreedor, manteniendo un
equilibrio entre dicha garantía y el hecho de evitar posibles perjuicios al deudor porque uno de los
caracteres específicos de aquéllas es el de su mutabilidad y flexibilidad con el objeto de que cumplan
sus fines en forma satisfactoria, sin ocasionar molestias o perjuicios innecesarios al obligado 587.
El establecimiento de un tipo de cautela o de sus alcances responden al estado de cosas presentes al
momento en que el juez resuelve al respecto. Y la medida será operativa en la medida en que se
mantengan “las circunstancias que las determinaron” 588.
Normalmente, la verosimilitud del derecho podrá modificarse en la sentencia de mérito. Recién aquí el
juez contará con los elementos para admitir que le asiste derecho o no al peticionario.
En el primer caso, se confirmará la verosimilitud al dársele la razón con un grado mayor de
conocimiento: la certeza.
Mientras que si encuentra que no le asiste razón, ello implicará que la verosimilitud advertida en un
primer momento no pasó de esa mera apariencia.
Resultará más frecuente -a los fines de aplicar esta manda- fundar el intento de levantamiento de la
medida sobre la base de la demostración de que se ha superado el peligro en la demora. Si de las
pruebas arrimadas surge sumariamente que ya no hay razón alguna para temer que el paso del tiempo
torne ilusorio el cumplimiento de una eventual sentencia, entonces allí el juez dispondrá el cese de la
medida precautoria por haber desaparecido uno de los pilares de este instituto.

586
“La insuficiencia de la contracautela o la omisión en fijarla, no puede motivar, por sí sola, la revocatoria de la
medida decretada (art. 201, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/4/1998, “Martín,
Marisa Alejandra s/declaración de certeza”. “Siendo la contracautela condición que hace a la ejecutoriedad de la
medida precautoria, en tanto que la verosimilitud del derecho invocado y el peligro en la demora hacen a la
procedencia de la misma, la alegación de insuficiencia de aquélla no es argumento válido para el
cuestionamiento del embargo preventivo trabado, debiendo acudir el recurrente para ello a la vía prevista por el
art. 201 del rito”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 25/11/1997, “Noya, Norman Oscar v. El Estribo SA
s/cobro de pesos”.
587
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/4/1996, “Marivial SRL v. Farroni, Américo s/escrituración y daños y
perjuicios”; 7/8/1998, “Trozzo, Atilo Roberto v. Cuomo, Fernando s/ejecutivo”.
588
“Si bien es cierto que las medidas cautelares son provisionales (art. 202, Código Procesal) ello no implica que
las mismas puedan ser dejadas sin efecto una vez que han quedado firmes (art. 198), en tanto no se demuestre un
cambio de las circunstancias que se tuvieron en cuenta al momento de su dictado, salvo caso excepcional
previsto por los arts. 219 y 220, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/5/1997, “Ghersi, María
Rosa v. Colacci, Carlos Enrique s/cumplimiento de contrato”; 23/4/2002, “Fernández Garello, Fabián v. Camuzzi
Gas Pampeana s/amparo - recurso de queja”.

228
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se dijo que la sola invocación del largo tiempo insumido por el transcurso de la litis -aun exagerado-
resulta argumento estéril para remover la pretensión de aseguramiento oportunamente dispuesta desde
que no se ha invocado y menos aún demostrado que hubieren variado o desaparecido los motivos que
sirvieron de base para su otorgamiento589.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 202, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 203. Modificación


El acreedor podrá pedir la ampliación, mejora o sustitución de la medida cautelar decretada,
justificando que ésta no cumple adecuadamente la función de garantía a que está destinada.
El deudor podrá requerir la sustitución de una medida cautelar por otra que le resulte menos
perjudicial, siempre que ésta garantice suficientemente el derecho del acreedor. Podrá,
asimismo, pedir la sustitución por otros bienes del mismo valor, o la reducción del monto por el
cual la medida precautoria ha sido trabada, si correspondiere.
La resolución se dictará previo traslado a la otra parte por el plazo de cinco (5) días, que el juez
podrá abreviar según la circunstancia590.

1. FLEXIBILIDAD
La materia precautoria se caracteriza -asimismo- por su flexibilidad.
Como vimos, se enfrentan aquí dos intereses: el del solicitante de las cautelas y el de quien debe
soportar la medida. El primero requiere medidas idóneas para resguardar el estado de cosas o situación
jurídica que le permita a la postre el útil cumplimiento del fallo y el segundo busca que tales medidas
revistan la menor entidad posible para no limitar su esfera de derechos hasta tanto no recaiga sentencia
de mérito.
Para armonizar ambas apetencias es que el Código delinea este instituto dotándolo de mutabilidad.
El juez a pedido de las partes podrá ir modelando los alcances de estas medidas de modo de no
profundizar excesivamente el sacrificio del interés de una de las partes en desmedro del de la otra.
Con esa finalidad es que las medidas cautelares ya establecidas podrán -a iniciativa del peticionante-
ser ampliadas a otros bienes -por ejemplo-, mejoradas en cuanto al alcance o sustituidas por otras más
adecuadas si se demuestra que la forma actual no garantiza debidamente el futuro cumplimiento del
fallo.
A la inversa, la contraparte puede requerir que se las sustituya por una medida menos gravosa o que
recaiga sobre otros bienes diferentes o que se reduzca el monto por el cual operó la traba.
Será el magistrado el que en definitiva resolverá el punto luego de escuchar a la parte contraria de
aquel que requiere la modificación. Para ello se prevé un traslado por cinco días, plazo que el juez
podrá abreviar si lo estima necesario.
La pauta genérica que rige en estos supuestos será siempre mantener la incolumidad de la garantía.
Así se ha dicho que al requerir la sustitución de embargo trabado en un inmueble propio no sólo es
menester acreditar su valuación sino también su libre disponibilidad y su eventual afectación o no a
garantías reales u otras medidas cautelares. La suficiencia del bien ofrecido en sustitución no debe ser
evaluada en sentido abstracto sino que, independientemente de su naturaleza, a ese fin corresponde
demostrar en forma fehaciente en cada caso concreto que constituye una garantía idónea. La carga
probatoria, en esos casos, pesa sobre el embargado 591. Asimismo, si bien el art. 203, Código Procesal
permite al deudor solicitar la reducción o limitación de la medida cautelar queda a su cargo demostrar
que el derecho del acreedor queda suficientemente garantizado con los bienes sobre los cuales
pretende que se mantenga trabada la medida592.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


589
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/7/1998, “Ediciones Siglo XX v. Córdoba, Pablo s/cobro ordinario”.
590
Rectius est: las circunstancias.
591
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/4/2001, “Tuccillo, Silvio y otra v. Kegler, Enrique y otros
s/desalojo, recurso de apelación (art. 250, CPCC)”.
592
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/4/2000, “Zaballa Moreno v. Carpintería Bell s/cobro ejecutivo”.

229
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 203, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 204. Facultades del juez


El juez, para evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes, podrá disponer
una medida precautoria distinta de la solicitada, o limitarla, teniendo en cuenta la importancia
del derecho que se intentare proteger.

1. ACTUACIÓN OFICIOSA
Esta norma combina la mutabilidad de la materia cautelar con el poder de los jueces como directores
del proceso.
Aquí se ha acordado al juez, para evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes
gravados, la facultad de disponer una medida precautoria distinta de la solicitada, lo que recepta la
idea del proceso como instrumento de gobierno superadora de aquella que limita la función del
instituto a la satisfacción de intereses privados 593.
Atento que las cautelares se tramitarán y determinarán sin la intervención de quien habrá de sufrirla, la
ley le encarga al juez que custodie el interés de éste en el sentido de evitar la adopción de resoluciones
que importen un sacrificio mayor594 del que requiere la protección solicitada.
De allí que si se constata un pedido justificado en sus fundamentos pero excesivo en su
instrumentación el juez obviamente sin pedido de la contraparte -que en esta etapa aún no ha
aparecido- podrá negarse a disponer lo peticionado reemplazando la medida solicitada por otra menos
gravosa o bien despacharla pero con alcances reducidos o acotados, siempre y cuando siga siendo
idónea para la protección de la situación de hecho o de derecho denunciada.
Para parte de la jurisprudencia, esta facultad de limitar la medida cautelar que se solicite o la de
sustituirla por otra que el artículo en estudio concede a los jueces, sólo es ejercible en el momento de
su dictado ya que una vez dispuesta, sólo puede ser modificada o levantada a pedido de parte y con
audiencia de quien la obtuviera595. Para otro sector, en cambio, el alcance de la norma ha de ser más
amplio. En este sentido se ha dicho que la presentación de bienes a embargo suficientes habilita al
juzgador a dejar sin efecto la inhibición general sin traslado a la contraria para lo que se impone una
valoración prudente en orden a evitar perjuicios innecesarios para con relación al beneficiario de la
misma (art. 204) teniendo en cuenta la actitud de quien ha aportado voluntariamente detalles sobre un
bien propio en claro gesto de lograr con ello proseguir sus actividades comerciales sin la traba que
implica la inhibición que lo afecta596.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 204, Código nacional.

593
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 7/9/1993, “Scaglia, Juan Carlos y otros v. Clínica San Nicolás SA s/cobro
de pesos”.
594
“El tribunal se encuentra facultado para evitar perjuicios innecesarios al titular de los bienes, a reducir o
limitar el alcance del aseguramiento (arts. 204, CPCC; 25, CPCA) adecuándolo a las circunstancias del caso”.
SCBA, B. 62.349, 24/4/2002, “Pacheco, Hugo A. v. Provincia de Buenos Aires (Ministerio de Economía)
s/demanda contencioso administrativa”. “La inhibición general de bienes requiere, para su procedencia, que se
desconozcan bienes del ejecutado susceptibles de embargo o que, de haberlos, éstos resulten insuficientes para
cubrir el crédito, lo que no obsta a que, decretada la medida subsidiaria, se ordene posteriormente la
subordinante (un embargo), pues negar esa posibilidad importaría reconocer esa relación de subordinación en el
orden inverso al que establece el art. 228, CPCC. Es más, si al diligenciarse el mandamiento de embargo se
comprobase que los presupuestos de admisibilidad de la medida subsidiaria no se suscitan, esa situación daría
lugar a que el juez varíe o limite la medida, en ejercicio de las potestades que le reconoce el art. 204, CPCC, lo
que evitaría perjuicios o gravámenes innecesarios provenientes de un resguardo cautelar excesivo en proporción
al derecho que se intenta garantizar”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 29/4/1999, “Fisco de la Provincia de
Buenos Aires v. Rivero, Águeda Margarita s/apremio”.
595
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 23/3/1995, “Montero, Belisario v. Municipalidad de General Sarmiento
s/amparo”.
596
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 3/8/2000, “Vallejos, Rudecindo Albino y otro v. Quinteros, Gustavo Daniel
y otros s/daños y perjuicios”.

230
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 205. Peligro de pérdida o desvalorización


Si hubiere peligro de pérdida o desvalorización de los bienes afectados o si su conservación fuere
gravosa o difícil, a pedido de parte y previa vista a la otra por un plazo breve que fijará según la
urgencia del caso, el juez podrá ordenar la venta en la forma más conveniente, abreviando los
trámites y habilitando días y horas.

1. VENTA DE BIENES POR RIESGO DE PÉRDIDA


La regla aquí también es evitar los perjuicios inútiles o excesivos a quien padece la traba de la
cautelar.
Esta norma contempla el caso de que los bienes inmovilizados por la medida precautoria puedan -por
su naturaleza- desaparecer o perder su valor o bien resulte muy costoso su mantenimiento o
conservación durante el tiempo que dure la vigencia de la cautela. Todo ello redunda en una clarísima
pérdida económica que no está en miras de la justicia causar, por lo que en esos casos a pedido de
parte y luego de escuchar a la contraria se podrá ordenar la venta de la manera que el juez estime
conveniente -remate, etc.-.
El traslado previo a la decisión y el cumplimiento de la enajenación no pueden tampoco insumir
demasiado tiempo ya que se profundizaría el perjuicio por lo que el Código establece que será el juez
quien disponga tanto el plazo para que se expida el solicitante de la cautelar como así también la
manera -rápida- de venta de los bienes.
Resultará posible que la medida cautelar se traslade sobre el producido de esta operación.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 205, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 206. Establecimientos industriales o comerciales


Cuando la medida se trabare sobre bienes muebles, mercaderías o materias primas,
pertenecientes a establecimientos comerciales, fabriles o afines, que los necesitaren para su
funcionamiento, el juez podrá autorizar la realización de los actos necesarios para no
comprometer el proceso de fabricación o comercialización.

1. PROTECCIÓN DE LA CONTINUIDAD DE ACTIVIDADES LUCRATIVAS


Una vez más el Código regula medidas de protección de quien sufre la cautelar, evitando que padezca
perjuicios innecesarios.
En este supuesto se trata de medidas precautorias que afectan ciertos bienes impidiendo el desarrollo
de actividades lucrativas -comerciales, industriales, etc.-. Entendemos que al igual que en el caso del
art. 206, a pedido de parte y previo traslado a la contraria, el juez decidirá -siempre con la mayor
premura posible- los pasos a seguir para que permanezca la efectividad de la cautela pero sin
obstaculizar la actividad señalada.
Se podrá disponer cambios de medidas o bien otras modalidades respecto de las ya implementadas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 206, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 207. Caducidad


Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares que se hubieren ordenado
y hecho efectivas antes del proceso, si tratándose de obligación exigible no se interpusiere la
demanda dentro de los diez (10) días siguientes al de su traba. Las costas y los daños y perjuicios

231
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
causados serán a cargo de quien hubiese obtenido la medida, y ésta no podrá proponerse
nuevamente por la misma causa.
Las inhibiciones y embargos se extinguirán a los cinco (5) años de la fecha de su anotación en el
Registro de la Propiedad, salvo que a petición de parte se reinscribieran 597 antes del vencimiento
del plazo, por orden del juez que entendió en el proceso.

1. CAUTELARES PREVIAS A LA DEMANDA: DILIGENCIA


Otra forma de proteger a aquel contra quien se solicitó la medida cautelar y se obtuvo sin su
intervención es exigir especial diligencia en el actor cuando la traba se realiza antes de incoar la
pretensión de fondo.
La ley fija un plazo perentorio de diez días para presentar la demanda 598 pues de lo contrario se
producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas precautorias establecidas y efectivizadas antes
del inicio del proceso principal.
El plazo legal a los efectos de la caducidad en las medidas cautelares se debe computar a partir del
momento en que se efectivice en su integridad el acto precautorio o el conjunto de ellos si se hubiesen
acumulado más de uno o fueren complejos o combinados, suponiendo tal principio una actividad
razonablemente diligente en la efectivización de todas las medidas ordenadas pues lo contrario
implicaría un comportamiento desleal y arbitrario que desvirtuaría la finalidad de este instituto 599.
Se observa aquí otra manifestación de la accesoriedad de las medidas cautelares respecto de un
proceso principal600. Tanto ello es así, que sin éste las cautelas no tienen razón de ser y caducan,
perdiéndose.
Por otra parte, sólo puede someterse a un sujeto a las serias restricciones que importan las medidas
precautorias en la medida en que en un breve plazo se manifieste de forma seria la intención de
tramitar una pretensión determinada.
Si el solicitante no es diligente, además de que quedan automáticamente sin efecto las medidas
adoptadas, deberá cargar con todos los gastos irrogados por esta actividad procesal estéril además de
tener la obligación de reparar todos los daños que pudo haber ocasionado a la contraria.
A ello, la ley suma la prohibición de volver a pedir una medida cautelar equivalente a la frustrada por
la misma causa.
Se ha sostenido que el art. 207, Código ritual -caducidad- se aplica aun en el supuesto de medidas
cautelares dictadas en virtud de una norma de fondo ya que en ese caso no se justifica un régimen
especial que por otra parte la ley no prevé601.

2. CASO DE LAS CAUTELAS REGISTRALES


Para el supuesto clásico de las medidas cautelares que se instrumentan mediante la inscripción en el
Registro de la Propiedad -embargos e inhibición general de bienes- la ley también contempla los
efectos del paso del tiempo.
Se señala que su vigencia será de cinco años a partir de la anotación pudiendo el plazo ser renovado
indefinidamente mediante petición al juez que intervino en el juicio y orden de éste reinscripta antes
de que expire el lapso indicado. Entendemos que en los casos en que estas medidas se traben antes de
la demanda, el plazo de cinco años será operativo en la medida en que la pretensión de fondo se
intente en el plazo que señala la norma en estudio. De lo contrario opera la caducidad prevista en el
párr. 1º.

597
Rectius est: reinscribieren.
598
“El instituto de la caducidad de las medidas cautelares que aparece regulado en el art. 13, Código Fiscal,
como así también en el art. 207, Código de rito para los procesos en general, tiene por finalidad evitar que quien
se vea beneficiado por la medida demore sine die la promoción del juicio cuya sentencia pretende resguardar
preventivamente. Por tal razón exige la interposición de la demanda en un plazo determinado; en el art. 207,
Código citado son 10 días y en el art. 13, Código Fiscal son 60 días”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
14/9/2000, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Food and Beverages SA s/ejecución”.
599
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/6/1994, “De Souza v. Bucci s/medidas cautelares”.
600
“Resultaría prematuro pronunciarse con relación a una medida cautelar que tiene por objeto preservar el
eventual resultado favorable de una acción civil futura que ni siquiera se denuncia, habida cuenta que las
medidas precautorias carecen de autonomía, pues dependen de una demanda anterior o posterior (conf. arts. 195
y 207, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/4/1987, “Insúa, Jorge Claudio s/medida cautelar”.
601
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 23/9/1993, “Mariani, Élida M. v. Paolinelli, Horacio s/medidas
cautelares - efecto devolutivo - art. 250, CPC”.

232
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La jurisprudencia ha dicho que el art. 207 del ordenamiento ritual, en su párr. 2º, establece que las
inhibiciones y embargos se extinguirán a los cinco años de la fecha de su anotación en el Registro de
la Propiedad, salvo que a petición de parte se reinscribieran antes del vencimiento del plazo, por orden
del juez del proceso. Si bien la norma alude a medidas consumadas ante el Registro de la Propiedad, es
de aplicación también con relación a aquellas cuya anotación se realiza en expedientes judiciales. En
efecto, en uno y otro caso, las medidas cautelares importan una restricción a la libre disposición de
bienes del deudor; de allí su susceptibilidad para extinguirse por el mero transcurso del tiempo cuando
quien la obtuvo no hubiere instado a su reinscripción pertinente en el proceso donde se decretaron,
antes de vencer el plazo de su vigencia602.
Respecto de cuestiones más propias de la técnica registral se ha manifestado que el art. 207 segunda
parte dispone, en coincidencia con lo prescripto en el art. 37, inc. b), ley 17801, que “las inhibiciones y
embargos se extinguen a los cinco años de la fecha de su anotación en el Registro de la Propiedad,
salvo que a petición de parte se reinscribieran antes del vencimiento del plazo, por orden del juez que
entendió en el proceso”. Así, si decretado el embargo sobre el bien motivo de la litis y librado el oficio
respectivo al Registro de la Propiedad Inmueble la medida cautelar fue anotada provisoriamente
procediéndose a la inscripción definitiva después de haberse subsanado los defectos que contenía el
documento, esa inscripción definitiva tiene efectos retroactivos a la fecha de la toma de razón
provisoria debiéndose contar a partir de ahí el plazo de caducidad previsto en los art. 207 segunda
parte del Código Procesal y 37, inc. b), ley 17801. Ello así ya que cuando un documento es presentado
al Registro para su anotación y se produce la inscripción provisional porque presenta defectos
subsanables, una vez superado estos obstáculos, la registración definitiva tiene efectos retroactivos a la
fecha de la anotación provisional603.
Finalmente, si el pedido de reinscripción del embargo se formuló después de transcurridos los cinco
años de la anotación provisoria en el Registro de la Propiedad, la decisión impugnada en cuanto
establece que no corresponde reinscribirse dicha medida cautelar por haberse cumplido el plazo de
caducidad debe ser confirmada604.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 207, Código nacional.
Se agrega la mención de que la medida cautelar requerida antes de la demanda respecto de la que se
decretó caducidad “no podrá promoverse nuevamente por la misma causa y como previa a la
promoción del proceso; una vez iniciado éste, podrá ser nuevamente requerida si concurrieren los
requisitos de procedencia”

Art. 208. Responsabilidad


Salvo en el caso de los arts. 209, inc. 1º, y 212, cuando se dispusiera 605 levantar una medida
cautelar por cualquier motivo que demuestre que el requirente abusó o se excedió en el derecho
que la ley otorga para obtenerla, la resolución lo condenará a pagar los daños y perjuicios si la
otra parte lo hubiera solicitado.
La determinación del monto se sustanciará por el trámite de los incidentes o por juicio sumario,
según que las circunstancias hicieren preferible uno u otro procedimiento a criterio del juez,
cuya decisión sobre este punto será irrecurrible.

1. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS


Esta manda vuelve a plasmar el principio de la reparación de daños causados por cautelares trabadas a
partir de pedidos abusivos o con exceso de las facultades legales.
Se excluyen los casos de embargos decretados por falta de domicilio del demandado en el país o bien
cuando se lo declaró rebelde, cuando se determinó la verosimilitud del derecho sobre la base de
confesión expresa o ficta o si recayó sentencia favorable al peticionario. Se entiende que estas
602
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/6/2002, “Szafir, Mario s/sucesión”.
603
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/10/2001, “Soljan, Norberto v. Fernández, Oscar A. s/restitución de
dólares estadounidenses”.
604
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/10/2001, “Soljan, Norberto v. Fernández, Oscar A. s/restitución de
dólares estadounidenses”.
605
Rectius est: dispusiere.

233
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
circunstancias de clara configuración refuerzan de tal manera el derecho a reclamar que en ningún
caso podría darse el supuesto de abuso de la petición cautelar al estar habilitada expresamente por la
ley.
Fuera de esos casos, al momento de decretarse el levantamiento de una precautoria si la parte lo pide
el juez deberá declarar si la misma fue requerida indebidamente -con abuso o exceso- y, en caso
afirmativo, condenará al requirente al pago de los daños y perjuicios causados.
Para establecer el quantum de condena, esta norma deja a elección del juez la determinación del tipo
de trámite a utilizar.
Puede echarse mano tanto del incidente como del juicio sumario.
Se ha dicho que el resarcimiento de los daños y perjuicios con arreglo a los principios generales de la
responsabilidad cuenta con la instrumentación idónea en la ley de forma a través del tipo de
procedimiento que según el caso sea pertinente. Pero una parcela circunscripta y acotada de esta
materia -el resarcimiento de los daños y perjuicios ocasionados con motivo de la traba de medidas
cautelares- a más de la acción corriente, propia de toda demanda de responsabilidad se halla dotada de
una vía especial, propia, acelerada y particular: la del art. 208, Código Procesal. Quien haya sido
afectado por tales medidas podrá optar por consiguiente por uno u otro de los mecanismos.
Naturalmente, la decisión que recaiga en uno de ellos no podría ser revisada en el restante 606.
Todo dependerá de lo que disponga el magistrado a la luz de las complejidades que pueda presentar la
tarea de estimación del perjuicio patrimonial provocado. Su decisión respecto de la vía procesal a
transitar será incuestionable.
Respecto del fundamento de esta reparación se ha dicho que la responsabilidad por medidas cautelares
tiene una doble interpretación. Para la doctrina subjetiva requiere invocación y prueba de la conducta
ilícita del peticionario y para la objetiva que la medida se haya tomado en forma indebida.
Mayoritariamente se ha recepcionado la primera de las interpretaciones, por lo que no corresponde la
admisión automática de la reparación aplicada por el tribunal. En consecuencia el hecho que se haya
concluido el presente proceso por caducidad de la instancia no justifica sin más la aplicación del art.
208 pues la adopción de un criterio muy riguroso conllevaría el riesgo de restringir el derecho de
defensa o convertir las medidas precautorias en una trampa para quien las solicita 607.
Así también, no corresponde formular una condena automática, por el mero hecho del levantamiento
de una medida cautelar. Sea que se subsuma la cuestión en la norma específica del art. 208 o en las
normas generales previstas en los arts. 1071, 1078 y 1109, CCiv., la responsabilidad de quien ha
obtenido una medida cautelar no surge por el simple hecho de que se haya ordenado su levantamiento,
sino que es menester acreditar que ha mediado de su parte abuso, exceso o culpa en su traba. Se arriba
a idéntica conclusión si se pretende la aplicación de la responsabilidad extracontractual por el hecho
propio. El fundamento de la misma es -en principio- subjetivo: no hay responsabilidad sin culpa 608.
La Corte bonaerense avala este criterio sosteniendo que la responsabilidad que consagra el art. 208,
CPCC es netamente subjetiva y por ello no corresponde formular, en los términos de dicha norma una
condena automática por el mero hecho del levantamiento de la medida cautelar 609.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 208, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 2ª - Embargo preventivo

Art. 209. Procedencia

606
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/7/1996, “Baquero, Eduardo José v. Tartaglia, Néstor Raúl y otro
s/daños y perjuicios”.
607
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 13/5/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Salvo s/apremio”.
608
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/12/2000, “Luceri, Héctor Raúl v. Dorrego López s/daños y
perjuicios”.
609
SCBA, Ac. 49.702, 1/12/1992, “Baquero, Eduardo José s/incidente de fijación de daños y perjuicios en autos:
`Pioletti, Moisés Carlos y otro v. Baquero, Eduardo J. s/cobro de pesos y embargo preventivo´”; Ac. 60.680,
20/2/1996, “Banco Santander SA v. Paz, José M. y otros s/ejecución y embargo preventivo” [J 14.34501-1].

234
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Podrá pedir embargo preventivo el acreedor de deuda en dinero o en especie que se hallare en
alguna de las condiciones siguientes:
1º) Que el deudor no tenga domicilio en la República.
2º) Que la existencia del crédito esté demostrada con instrumento público o privado atribuido al
deudor, abonada la firma por información sumaria de dos (2) testigos.
3º) Que fundándose la acción en un contrato bilateral, se justifique su existencia en la misma
forma del inciso anterior, debiendo en este caso probarse además sumariamente el cumplimiento
del contrato por parte del actor, salvo que éste ofreciese cumplirlo, o que su obligación fuese a
plazo.
4º) Que la deuda esté justificada por libros de comercio llevados en debida forma por el actor, o
resulte de boleto de corredor de acuerdo con sus libros, en los casos en que éstos puedan servir
de prueba, o surja de la certificación realizada por contador público en el supuesto de factura
conformada.
5º) Que estando la deuda sujeta a condición o plazo, el actor acredite sumariamente que su
deudor trata de enajenar, ocultar o transportar sus bienes, o siempre que justifique del mismo
modo que por cualquier causa ha disminuido notablemente la responsabilidad de su deudor
después de contraída la obligación.

1. EMBARGO PREVENTIVO
El embargo preventivo ha sido por mucho tiempo la figura cautelar más utilizada.
En virtud de la misma se resguardan ciertos bienes impidiéndose su disponibilidad a los fines de que el
acreedor al momento de contar a su favor con una sentencia condenatoria, pueda hacer efectiva la
misma sobre las cosas embargadas.
Se trata de una clásica medida precautoria “instrumental” por oposición a las “materiales” (sobre esta
diferencia remitimos a la nota del art. 195) ya que lo buscado en el juicio principal es el cobro de una
suma de dinero e ínterin se sustancia ese proceso, se obtiene como garantía -mediante el embargo- la
reserva de ciertos bienes.
Se desarrolla en esta parte del Código una de las formas de embargo, el preventivo. También existen
otros (los embargos ejecutivos y ejecutorios) propios de los procesos de ejecución y a los que nos
referiremos oportunamente. Sin embargo, como veremos, el Código remite a las reglas del juicio
ejecutivo en todo lo concerniente a la efectivización (traba) de la medida (art. 213).
El embargo preventivo es una típica -quizás la arquetípica- medida cautelar y por ello le son aplicables
todas las pautas generales que se plasman en los arts. 195 a 208.
Para su dictado deberán acreditarse tanto la verosimilitud del derecho como el peligro en la demora 610
y también habrá -por regla- que prestar contracautela.
La ley procesal contempla en este artículo variados supuestos en los que se entiende que existen
preconfigurados aquellos recaudos. Realiza una enumeración de casos que entendemos
sobreabundante ya que habría alcanzado con las pautas genéricas ya analizadas y la prudencia judicial
en la constatación de la presencia de los extremos fácticos que las justifiquen.
Sobre todo porque la lista no agota las posibilidades en que puede ser dictada esta cautelar 611.
Como lo ha dicho la jurisprudencia, el embargo preventivo no sólo es procedente en los supuestos de
los arts. 209 y ss. sino en cualquier otro en que se justifique el cumplimiento de sus presupuestos

610
“Esta medida procede en juicios sobre daños y perjuicios siempre que se den los presupuestos formales:
verosimilitud del derecho, peligro en la demora y contracautela (doctr. art. 209, CPC)”. Cám. Civ. y Com.
Pergamino, 26/4/1994, “Placencia, Susana v. Carrión, Domingo y otra s/daños y perjuicios”.
611
“No encuadrando el embargo preventivo solicitado dentro de las prescripciones de los arts. 209, 210, 211 y
212, CPC, resulta necesario para decretarlo que converjan los presupuestos genéricos que lo tornan viable, es
decir, verosimilitud del derecho, peligro en la demora y contratutela; sin que pueda prescindirse de alguno de
ellos, ni presumirse su existencia”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 9/6/1988, “Eslabón SA v. Banco Financiero
Argentino SA s/embargo preventivo”; 18/12/1995, “Conti, Sergio F. y otra v. Sociedad Siria de Socorros Mutuos
y otros s/medidas cautelares” [J 14.39794-1].

235
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
básicos612 aunque la configuración de cualquiera de las hipótesis aludidas en esas normas específicas,
puntualmente, permite prescindir de la exigibilidad del peligro en la demora 613.
El embargo preventivo podrá recaer tanto sobre bienes muebles como inmuebles.
Variará la manera de efectivizar la traba de la medida. Cuando se trate de bienes registrables, ello se
simplifica porque bastará una comunicación oficial al registro correspondiente que tomará debida nota
de la medida precautoria, mientras que cuando los bienes no tienen esa característica, deberá
designarse un depositario que puede ser el propietario de las cosas o bien un tercero, en cuyo caso será
necesario además recurrir al secuestro de los bienes.

2. CASOS CONTEMPLADOS DE EMBARGO (I)


Volviendo a la enumeración de esta manda, observamos que el legislador ha entendido que existe
verosimilitud del derecho cuando se demuestre sumariamente 614 la existencia del crédito por
instrumento público o privado.
Nótese cómo en este último caso se entiende suficiente a los fines del reconocimiento de la firma del
deudor la versión de dos testigos brindada en primera audiencia sin que sea necesario recurrir a una
pericia caligráfica. En estos supuestos será operativa la afirmación por parte de los testigos de que la
firma obrante en el instrumento pertenece a la parte deudora sin que resulte imprescindible a tal efecto
que hayan presenciado el acto en el que el presunto obligado la estampó 615.
El mismo mecanismo se emplea si se trata de contrato bilateral, con la condición de que el
peticionante debe -también sumariamente- justificar que cumplió el acuerdo o que aún no le es
exigible o bien, ofrezca cumplirlo en el mismo acto en que reclame la cautela.
Los términos de la norma habrán de interpretarse en el sentido más favorable a la efectividad de la
protección616. Así se ha dicho que si bien el art. 209, inc. 3º, Código Procesal contempla la hipótesis de
demandarse el cumplimiento y no la rescisión del contrato, se ha decidido jurisprudencialmente que el
embargo procede no obstante reclamarse la rescisión de un contrato bilateral, como es la compraventa,
si del correspondiente boleto surge la entrega por el actor de una suma de dinero en calidad de seña y

612
“Teniendo en cuenta el carácter tuitivo -preservar la utilidad práctica de la función judicial- del embargo, las
normas que lo rige deben ser interpretadas con un sentido amplio, por lo que la enumeración que hacen los arts.
209, CPC de distintos supuestos en los cuales es procedente el embargo sólo tiene carácter enunciativo y por lo
tanto no impide la traba de esa medida en casos no enumerados por la ley en tanto se reúnan los presupuestos de
admisibilidad”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 14/5/1996, “Galghera, Miguel Ángel v. Méndez,
Geudeomar s/daños y perjuicios”.
613
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/2/2002, “Hilandería CAPEN SA v. Segal, Leonor Dora s/cobro de
pesos”.
614
“En la medida que con motivo de la información rendida en autos se encuentra acreditado prima facie la
existencia del crédito del actor en los términos del art. 209, inc. 2º, Código Procesal y con ello presumida la
verosimilitud del derecho se reclama, corresponde acoger la medida de aseguramiento solicitada en la demanda”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/12/2002, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Álvarez, Arístides
Juan s/cobro ejecutivo”. “Si se encuentra acreditado prima facie con la documentación acompañada e
información sumaria producida la existencia del contrato y el cumplimiento de las prestaciones por el actor, y
teniendo en cuenta que una vez allegada la convicción sumaria acerca de estos únicos presupuestos, la
verosimilitud del derecho queda presumida respecto de la frustración del acto escriturario, se torna procedente el
embargo preventivo solicitado (arts. 197 y 209, inc. 3º, Código Procesal), por las sumas de dinero entregadas al
demandado a cuenta de precio o como seña que resultan del boleto de compraventa, con más la cantidad
proveniente del pacto de resarcimiento por incumplimiento previsto por las partes anticipadamente en la promesa
de venta a través de la cláusula penal estipulada, cuyo pago también se reclama en autos. Ello es así, por cuanto
es necesario tutelar las pretensiones articuladas, a fin de que no resulten inocuos los pronunciamientos que den
término al litigio, materia que comporta amplitud de criterio en el otorgamiento de la protección consiguiente,
puesto que es preferible el exceso en acordar la traba que la parquedad en negarla”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 11/5/2000, “Roleri, Mónica v. Arpeco SA s/resolución contrato - daños y perjuicios”.
615
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/6/1993, “Gritti de Suárez, María del Rosario v. Montenegro, Claudia
s/ejecución de honorarios”.
616
“Si media por parte de la demandada y de la citada en garantía un reconocimiento del siniestro
desencadenante de los daños denunciados por la accionante y de la vigencia del contrato de seguro denunciado,
ello viabiliza el aseguramiento de la cautelar en los términos del art. 209, inc. 2º, CPCC, dada la verosimilitud
del derecho que resulta de la presunción que contiene el art. 1113, párr. 2º, 2ª parte, CCiv.”. Cám. Civ. y Com. 1ª
San Nicolás, 22/10/2002, “Lenguitti, Teófilo Agustín y otra v. HSBC La Buenos Aires Seguros SA s/embargo
preventivo”.

236
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
aquél es reconocido o sus firmas son abonadas por testigos o bien el mismo demandado reconoce
haber recibido la seña617.
Otra manera de justificar este “humo de buen derecho” es a través de ciertos documentos a los que se
le otorga especial valor probatorio (libros de comercio, certificaciones contables, etc.).
De tal modo, la jurisprudencia ha dado alguna precisiones al respecto.
Sostuvo que si bien se ha dicho en relación al libro “IVA” que no es jurídicamente un libro de
Comercio y por lo tanto carece de valor probatorio, dicho criterio “no resulta aplicable en este caso”
toda vez que la certificación contable se fundamenta, asimismo, en el libro “diario general” el que sí
reviste la calidad de “libro de comercio” en los términos dispuestos por el art. 209, inc. 4º, del
ordenamiento adjetivo (arts. 43, 44 y 63, Código de Comercio) 618.
Asimismo, no resulta exigible acreditar el peligro en la demora como recaudo de la cautelar en cuanto
ello no se halla contemplado en el supuesto aprehendido por el art. 209, inc. 4º, Código Procesal que
refiere justamente a documentación de la del tipo aportada al proceso. Y ello así en orden a la
presunción de veracidad que emana de los libros correspondientes si son llevados en legal forma 619.
La certificación contable exigida a los efectos del embargo preventivo que autoriza el art. 209, inc. 4º,
del ritual no sólo ha de referirse a la existencia misma del crédito, su monto y exigibilidad según los
asientos sino que su autor deberá dictaminar si los libros en que se verifica la misma reúnen los
requisitos de la ley de fondo y de cuya concurrencia depende la eficacia de la prueba, tal como la
norma procedimental lo determina620.
No debemos dejar de lado que para parte de la doctrina, aun en estos casos habrá que acreditar además
el peligro en la demora, esto es, cuál es el riesgo que se corre por el paso del tiempo hasta la sentencia
de mérito fundando debidamente este temor en circunstancias objetivas que serán más tarde
ponderadas por el juez.
Luego se mencionan casos en los que se entiende presente el periculum in mora.
Un supuesto es el de la falta de domicilio del deudor dentro de la República y otro se configura cuando
se demuestre sumariamente que el deudor de una obligación sujeta a condición o plazo se encuentra
adoptando medidas para insolventarse.
El segundo caso es el que resulta más claro como ejemplo de situación de peligro en el paso del
tiempo ya que llegado el momento del cumplimiento, el patrimonio del obligado estará vacío e inútiles
serán las medidas compulsorias en su contra.
Aquí también, huelga aclarar que la medida no procede -más allá de lo que parece indicar el
encabezamiento del artículo- si no se acredita la existencia de un derecho verosímil.
Se ha dicho que la sola circunstancia de que el demandado haya comenzado a enajenar u ocultar sus
bienes no configura el supuesto del art. 209, inc. 5º, pues dicho precepto exige además que se trate de
una deuda cierta sujeta a plazo o condición, por lo que si el pedido de embargo se formuló al iniciar un
juicio de daños y perjuicios de fuente extracontractual ya no es posible encajarlo en las previsiones de
aquel artículo621.
En todos los casos, hará falta determinar también el tipo y monto de caución de acuerdo con las reglas
generales622.

617
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/5/2000, “Roleri, Mónica v. Arpeco SA s/resolución contrato - daños
y perjuicios”.
618
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 1/10/2002, “Medinilla Seguridad Privada SRL v. Heauen SRL
s/cobro de pesos”.
619
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/10/1993, “Benito Pernicone SACAFF y M. v. DAngelo, Juan Carlos
s/embargo preventivo”.
620
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 13/3/1990, “Zucchi, Arquímedes v. Harengues SA s/embargo
preventivo - art. 250, CPC”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/3/1996, “Pérez, Carmen v. Stella,
Victoria s/rendición de cuentas (art. 250, CPC)” [J 14.20695-1]; 28/5/1998, “Balbuy Team SA v. Aragone
s/cobro de pesos art. 250, CPC” [J 14.9542-1]; 16/8/2001, “Álvarez, Mónica Mabel v. Agustiner SA s/cobro de
pesos”.
621
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 11/4/1996, “Consorcio Edificio Santiago del Estero nro. 2039 v.
Sicurello, Daniel s/daños y perjuicios”.
622
“Si bien es cierto que uno de los supuestos de hecho que prevé el art. 209, Código Procesal, para decretar un
embargo preventivo, está dado por `la deuda justificada por libros de comercio llevados en debida forma por el
actor´ (inc. 4º), no lo es menos que ello no excluye que deba prestarse la pertinente contracautela (art. 199,
Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/3/1997, “Avícola Roque Pérez SACIF v. Lúquez, Eduardo
Genaro s/cobro de pesos”.

237
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 209, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos. Se indica expresamente en el inc. 5º
que las conductas del deudor que pueden dar motivo al requerimiento de un embargo se desplieguen
“comprometiendo la garantía”.

Art. 210. Otros casos


Podrán igualmente pedir el embargo preventivo:
1º) El coheredero, el condómino, o el socio, sobre los bienes de la herencia, del condominio, o de
la sociedad, si acreditaren la verosimilitud del derecho y el peligro de la demora.
2º) El propietario o locatario principal de predios urbanos o rústicos, haya o no contrato de
arrendamiento, respecto de las cosas afectadas a los privilegios que le reconoce la ley. Deberá
acompañar a su petición el título de propiedad o el contrato de locación, o intimar al locatario
para que formule previamente las manifestaciones necesarias.
3º) La persona a quien la ley reconoce privilegios sobre ciertos bienes muebles o inmuebles,
siempre que el crédito se justificase en la forma establecida en el art. 209, inc. 2º.
4º) La persona que haya de demandar por acción reivindicatoria, petición de herencia, nulidad
de testamento o simulación, respecto de la cosa demandada, mientras dure el juicio, y siempre
que se presentaren documentos que hagan verosímil la pretensión deducida.

1. CASOS CONTEMPLADOS DE EMBARGO (II)


Con dudoso acierto, aquí el legislador sigue enumerando supuestos en los que habrá de prosperar un
pedido de embargo preventivo.
Nuestra crítica se basa en que estas cautelares tendrán éxito si se demuestran los recaudos esenciales
para su dictado, más allá de que encuadren o no exactamente con los incisos de estos dos artículos.
En esta oportunidad, se prevén situaciones relacionadas con ciertos bienes.
Se contempla el caso de sujetos que -junto con otros- tienen particular vinculación respecto de
determinados bienes (coherederos, condóminos y socios sobre aquello respecto de lo que existen
intereses comunes).
Aquí se contempla la posibilidad de trabar embargo sobre el mismo bien objeto de la litis, no
resultando ello obligatorio ya que también podría prosperar sobre bienes distintos de los eventuales
deudores623.
Otro supuesto es el del dueño o locatario de un inmueble sobre los bienes que allí se encuentren y que
estén afectados a los privilegios legales.
Se contempla la manera de probar la verosimilitud del derecho con el título de dominio, el contrato de
locación o bien el pedido de las manifestaciones correspondientes al inquilino.
Se ha sostenido que cuando el art. 210, inc. 2º, se refiere al derecho del propietario-locador a pedir el
embargo “respecto de las cosas afectadas a su privilegio” no agota la facultad de trabar embargo sólo
sobre los bienes que menciona el art. 3883, CCiv., sino que amplía, respecto del locador, la posibilidad
de decretarlo con la dispensa de acreditar la existencia de peligro en la demora en tal supuesto 624.

623
“Si el inmueble fue adquirido con fondos suministrados por los socios, entre los cuales se encuentra el
accionante, aparece prima facie verosímil el derecho del actor a embargar el porcentaje de los frutos civiles del
inmueble cuyo destino fue la explotación del objeto social (arts. 210, inc. 1º, 212, inc. 3º, y 233, Código
Procesal) y cuyo dominio consta aún en cabeza de quienes integraron la sociedad cuya liquidación aquí se
persigue, resultando irrelevante que la sociedad anónima locadora sea un tercero respecto de estos actuados,
habida cuenta que ha dado en locación un inmueble que formaba parte del patrimonio social de la sociedad de
hecho aún no liquidada (art. 22, ley 19550). Es que las rentas derivadas del uso o del goce de la cosa por otro,
como los alquileres de una locación, los intereses del capital, etc., son frutos civiles que pertenecen al propietario
de la cosa (arts. 2426 y 2522, CCiv.), por lo que el levantamiento del embargo sobre los cánones locativos
abonados por el arrendamiento del inmueble, donde funcionaba la sociedad de hecho motivo de estos autos,
deviene, por ahora, improcedente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/9/1997, “Rodríguez Seguín, José v.
Guchea, Segundo s/disolución de sociedad - incidente liquidación de sociedad”.
624
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 21/11/1989 “Banegas, Ismael Andrés v. Cafece, Víctor Carlos s/embargo
preventivo”.

238
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El inc. 3º contiene una previsión más abarcativa que la anterior: otro caso de embargo sobre bienes
asiento de privilegios siempre que la deuda se pruebe con instrumento público o privado con firma
abonada con dos testigos.
Finalmente se admite que quienes planteen pretensiones referidas a ciertos bienes (reivindicación,
petición de herencia, nulidad testamentaria o simulación) traben embargo sobre esas mismas cosas.
Aquí también habrán de presentarse -obviamente- los documentos que hagan “verosímil” la pretensión
deducida625.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 210, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 211. Demanda por escrituración


Cuando se demandare el cumplimiento de un contrato de compraventa, si el derecho fuese
verosímil, el adquirente podrá solicitar el embargo del bien objeto de aquél.

1. CASOS CONTEMPLADOS DE EMBARGO (III)


Una vez más, se brinda un caso particular de embargo: el que puede pedir el actor por cumplimiento
de contrato de compraventa sobre el bien objeto del mismo 626.
Se aclara lo obvio: el derecho debe ser verosímil y agregamos que debe demostrarse -también
sumariamente- el peligro en la demora.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 211, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 212. Proceso pendiente


Durante el proceso podrá decretarse el embargo preventivo:
1º) En el caso del art. 63.
2º) Siempre que por confesión expresa o ficta, o en el caso del art. 354, inc. 1º, resultare verosímil
el derecho alegado.
3º) Si quien lo solicita hubiese obtenido sentencia favorable, aunque estuviere recurrida.

1. CASOS CONTEMPLADOS DE EMBARGOS (IV)


Otros casos -entendemos- de verosimilitud del derecho que darán lugar al embargo ya empezado el
juicio, a diferencia de los casos anteriores que perfectamente podrían ser requeridos en forma previa a
la demanda (arts. 195 y 207) son la declaración de rebeldía, la confesión expresa o ficta del
demandado y la existencia de sentencia favorable.
La confesión del demandado facilitará, pues, la tarea cautelar del actor al relevarlo de la prueba de uno
de los extremos para el dictado de esas medidas (el fumus bonis iuris).
Se ha dicho que en principio, las medidas cautelares en los procesos por indemnización de daños y
perjuicios emergentes de un hecho ilícito sólo son procedentes cuando media confesión expresa o ficta
acerca de los hechos y de la responsabilidad imputada o existe condena criminal contra el demandado
o el agente por quien es responsable. Así entonces, si el accionado ha reconocido expresamente en la
absolución de posiciones que resultó condenado en sede criminal a la pena de un mes de prisión en
suspenso y un año de inhabilitación especial para conducir vehículos automotores como autor

625
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 12/2/2002, “Ortalli, Juan v. Kehler, Mirta s/simulación”.
626
“No tratándose la cuestión planteada por el recurrente del caso previsto por el art. 211, CPC, al haberse
decretado embargo sobre derechos y acciones provenientes de un boleto de compraventa automotor y no
respecto de un determinado bien, no corresponde su inscripción registral”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca,
sala 2ª, 5/2/1998, “Fernández, Oscar Ramón v. Díaz, Héctor Ricardo s/cobro ejecutivo”.

239
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
penalmente responsable del delito de lesiones culposas, en el sub lite se encuentra configurada la
verosimilitud del derecho invocado por el actor627.
Por otro lado, se sostuvo que si bien conforme lo previsto por el art. 415 la eficacia probatoria de la
confesión ficta será evaluada por el magistrado de origen al momento de dictar sentencia -conforme
las reglas de la sana crítica y en relación a las demás probanzas aportadas a la causa- lo cierto es que,
ante la solicitud de una medida cautelar (embargo preventivo) el juez interviniente debió abrir los
pliegos acompañados y analizar prima facie la atendibilidad de la confesión ficta toda vez que la
incomparecencia de los demandados a la audiencia de absolución de posiciones permitiría vislumbrar
la verosimilidad del derecho alegado y la consecuente viabilidad de la cautela conforme lo normado
por el art. 212, inc. 2º628.
Respecto del dictado de sentencia favorable respecto de quien pide la cautela -aunque estuviere
recurrida-, se ha dicho que en tal hipótesis la declaración que contiene el pronunciamiento
jurisdiccional constituye suficiente verosimilitud en el derecho 629. En función de lo expuesto, frente a
la sentencia de condena dictada, corresponde ratificar la medida cautelar decretada, sin que sea óbice
para ello que la misma haya sido apelada por la demandada ya que dicha circunstancia no es, por sí
misma, susceptible de menguar la verosimilitud del derecho invocado y que ha sido reconocido en la
sentencia favorable que admitió la pretensión del actor 630.
Dentro de este concepto se ha incluido la sentencia condenatoria favorable al actor procedente de sede
penal631 lo cual es controvertido, puesto que otra tendencia jurisprudencial señala que como principio
general la sentencia a que se refiere el inc. 3º del art. 212 no es otra que la dictada en el juicio en
donde se solicita la medida cautelar. De allí que todas aquellas solicitudes de embargo que se basan en
la verosimilitud que emana de una sentencia dictada en proceso distinto no pueden ser fundadas en el
texto legal que nos ocupa632.
Entendemos más razonable este segundo criterio ya que, en definitiva, el fallo de la sede represiva
podrá constituir un importante elemento para acreditar genéricamente la verosimilitud del derecho
atento las pautas de la prejudicialidad contenidas en los arts. 1101 a 1106, CCiv.
Estas previsiones también alcanzan a las medidas cautelares en protección del cobro de los honorarios
devengados por labor profesional en favor del letrado que actuó en el expediente, ya que las costas
integran la sentencia y por lo tanto el crédito por honorarios respecto de quien ha sido condenado en
costas encuadra dentro del art. 212, inc. 3º, siendo también viable la inhibición general de bienes pero
sólo en caso de desconocimiento de bienes de su deudor 633.
Creemos que aun en estos casos habrá que cumplir con la demostración del peligro en la demora 634.
La contracautela se regulará de acuerdo con la mayor o menor entidad de los dos requisitos de
procedencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 212, Código nacional.

627
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/12/1997, “García, Alfredo Oscar v. Videla, Rubén Oscar s/daños y
perjuicios”.
628
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 22/2/2000, “Zaracho, Alberto Rubén v. Ávalos, Gustavo David s/daños y
perjuicios”.
629
“Uno de los presupuestos específicos que ha previsto el legislador en materia de medidas cautelares está dado
por la circunstancia de que quien lo solicita `hubiese obtenido sentencia favorable, aunque estuviere recurrida´,
pues en tal hipótesis la declaración que contiene el pronunciamiento judicial constituye suficiente verosimilitud
del derecho (arts. 212, inc. 3º, y 233, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/6/2000, “Altieri, Leonor
v. Álvarez, José s/reivindicación (art. 250)”.
630
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/12/2002, “Raviña, Eduardo v. Hoppal, María Beatriz s/daños y
perjuicios”.
631
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 9/10/2000, “Pérez, Héctor Oscar y otro v. Flores, Néstor Miguel y otros
s/daños y perjuicios”.
632
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 4/9/1997, “Álvarez, Eduardo E. v. Malacari, Raimundo s/acción
autónoma de nulidad”.
633
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 29/3/2001, “Tellez, Andrea v. Tellez, Salvador s/desalojo”.
634
“No resulta procedente el embargo preventivo fundado en el art. 212, inc. 1º, CPC, si pese a la rebeldía del
accionado, el derecho invocado carece del requisito de verosimilitud”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala
2ª, 23/3/1995, “Rey, Héctor v. Espinosa, Jorge y otro s/daños y perjuicios”.

240
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se aclara -en el caso del inc. 2º- que la confesión ficta es la “derivada de la incomparecencia del
absolvente a la audiencia de posiciones”.

Art. 213. Forma de la traba


En los casos en que deba efectuarse el embargo, se trabará en la forma prescripta para el juicio
ejecutivo. Se limitará a los bienes necesarios para cubrir el crédito que se reclama y las costas.
Mientras no se dispusiere el secuestro o la administración judicial de lo embargado, el deudor
podrá continuar en el uso normal de la cosa.

1. EFECTIVIZACIÓN DE LA MEDIDA. REMISIÓN


La ley remite en todo lo que se refiere a la forma de trabar un embargo a las reglas del embargo del
juicio ejecutivo y que están contenidas en el Capítulo II del Título II del Libro III de la Parte Especial
de este Código, a partir del art. 529.
De allí se tomarán las pautas pertinentes: funcionario encargado de practicarlo, ocasión y forma (art.
529), supuesto de bienes en poder de tercero (art. 531), inhibición general de bienes (art. 532),
modalidades de la afectación (art. 533), depositario y venta por desvalorización o costosa
conservación (art. 534) y embargo de bienes registrables (art. 536).
Cada uno de estos aspectos se desarrollarán en las notas a los respectivos artículos, a los que también
nosotros reenviamos.
Por otro lado, las reglas del trámite de ejecución deberán ser compatibilizadas con las que
específicamente se plasman en esta sección y a las que -curiosamente- remite el art. 533 en lo
pertinente.

2. PROTECCIÓN DEL EMBARGADO


Una regla fundamental en esta materia consiste en no gravar más allá de lo indispensable al que
padece la cautelar.
Aquí la ley vuelve a explicitarla sosteniendo que la medida sólo debe comprometer bienes del deudor
hasta el monto estimativo del crédito reclamado635 y lo que se fije en concepto de costas.
El embargo debe limitarse, pues, a los bienes necesarios para cubrir la deuda que se reclama 636.
Desde otro ángulo -también protectorio- se permite al deudor el “uso normal” de las cosas embargadas
cuando fue designado depositario de las mismas.
Obvio resulta indicar que ese “uso normal” no será posible frente al desapoderamiento “corporal” -si
se secuestraron637- o “funcional” -si se recurrió a la administración judicial-.
Ambas figuras -depositario judicial y administrador- serán objeto de análisis posterior.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

635
“Si bien se exige que para ordenar un embargo o inhibición debe existir determinación de la suma a cautelar a
fin de dar cumplimiento con el párr. 1º del art. 213, CPCB ello no implica que cuando no exista suma líquida ello
no sea posible. Tal el caso en que se condena a los demandados por la excepción perdida, aun cuando no esté
determinado su importe hay un crédito cierto que merece ser tutelado, debiendo ser el juez quien debe estimar
prudencialmente cual es la suma a cautelar”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 26/10/1999, “Martínez,
Humberto v. Pezzente, Sergio s/indemnización daños y perjuicios”; 24/4/2001, “Francescángeli v. Petrón s/daños
y perjuicios”.
636
“De allí su indispensable determinación que se ve soslayada por la extensión y falta de individualización que
alcanza la medida pretendida ya que al par de implicar un bloqueo integral de la casi totalidad de las operatorias
bancarias del ejecutado en este país significa lisa y llanamente perder el control de que la traba se realice por la
suma indicada y no por una superior, lo que eventualmente podría llegar a causar un gravamen innecesario al
titular de los bienes”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/9/2002, “Maggi, Juan Sebastián v. Eros SRL
s/ejecución de honorarios”.
637
“Una vez que se haya practicado el secuestro, como el desapoderamiento del bien está ínsito en dicha medida
cautelar, ya que inexcusablemente el secuestro implica el depósito judicial de la cosa, deviene incontrovertible
que la entrega del automotor para su guarda y conservación se efectivice en la persona designada por la
magistrada. Es que si el último apartado del art. 213, Código Procesal establece que `mientras no se dispusiere el
secuestro o la administración judicial de lo embargado, el deudor podrá continuar con el uso normal de la cosa´,
va de suyo que no puede pretenderse que el vehículo permanezca en poder del ejecutado (arts. 216 y 221, Código
Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 28/8/2001, “Calancha Jurado, Freddy v. Albino Napa, Joss
s/incidente art. 250, CPCC”.

241
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 213, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 214. Mandamiento


En el mandamiento se incluirá siempre la autorización para que los funcionarios encargados de
ejecutarlo soliciten el auxilio de la fuerza pública y el allanamiento de domicilio en caso de
resistencia, y se dejará constancia de la habilitación de día y hora y del lugar.
Contendrá, asimismo, la prevención de que el embargado deberá abstenerse de cualquier acto
respecto de los bienes objeto de la medida, que pudiere causar la disminución de la garantía del
crédito, bajo apercibimiento de las sanciones penales que correspondieren.

1. ORDEN DE EMBARGO DE BIENES MUEBLES


Para el caso de que se disponga el embargo de bienes muebles, el oficial de justicia será el encargado
de diligenciar el mandamiento judicial que recoge y refleja la resolución dictada por el magistrado en
el expediente a partir de la idónea petición por parte del acreedor.
Este acto jurídico contiene elementos de importancia.
Uno de ellos es la autorización para requerir el auxilio de la fuerza pública y para allanar domicilios.
No son pocos los casos donde los deudores resisten el cumplimiento de la medida de embargo llevada
adelante por el auxiliar de la justicia quien normalmente deberá ingresar al domicilio del deudor o a su
establecimiento comercial, industrial, etc. con el objeto de identificar bienes y dejarlos afectados a la
medida cautelar dispuesta. Como ello no puede ser obstáculo para que la diligencia se cumpla, se
prevé que la tarea se realice aun contra la voluntad del deudor contando con la ayuda de la policía. En
la práctica, lo normal es que frustrado un primer intento de traba de embargo, se vuelva ese mismo día
u otro posterior pero ahora ya acompañados y con la asistencia de la fuerza pública. En algunos casos
se recurre inclusive a cerrajeros para que franqueen el ingreso a la residencia del deudor.
Otros datos a consignar son los referidos al día y hora en que podrá realizarse la diligencia
-habilitándoselos en caso de ser necesario- y el lugar en el que habrá de practicarse.
Se deberá incluir la suma por la cual deberán embargarse bienes así como la descripción de los
mismos o bien la autorización para que se incluya en la medida los bienes suficientes para cubrir ese
monto de deuda.
En este último caso, el oficial de justicia seguirá las indicaciones del letrado del acreedor quien irá
señalando cuáles son los objetos a embargar. Por supuesto, de ser esta selección abusiva, el deudor
tendrá los medios para impugnarla, limitar sus alcances y eventualmente obtener la reparación por los
daños padecidos.
Para el supuesto de que los bienes del deudor queden en su domicilio, constituyéndose éste en
depositario de los mismos, esta manda reitera las pautas que son connaturales a la función del
depositario: la orden de abstención de todo acto que importe disminución de la garantía del crédito 638
-uso desgastante, deteriorante o degradante, enajenación, etc.- so riesgo de ser procesado por las
figuras penales respectivas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 214, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 215. Suspensión


Los funcionarios encargados de la ejecución del embargo sólo podrán suspenderlo cuando el
deudor entregue la suma expresada en el mandamiento.

638
“Como ya lo sostuviera esta sala en anterior ocasión, el bien sujeto a embargo queda sometido a un régimen
legal de naturaleza especial, que obliga al titular de aquél a abstenerse de todo acto jurídico o físico que
disminuya tal garantía, constituyendo una seguridad jurisdiccional que veda dársele otro destino o someterlo a
una afectación diferente sin conocimiento del juez que lo ordenó (arg. arts. 1160, CCiv.; 214, Código Procesal)”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/3/1990, “Gil, Juan Carlos v. Avedaño, Luis Ángel s/ejecutivo”.

242
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PAGO DE LA DEUDA
Puede darse el caso de que frente a la diligencia de embargo en el domicilio del deudor, éste entregue
al oficial de justicia la suma consignada en el mandamiento. Es un caso excepcional y sólo por ese
motivo podrá suspenderse la diligencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 215, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 216. Depósito


Si los bienes embargados fuesen muebles, serán depositados a la orden judicial; pero si se tratase
de los de la casa en que vive el embargado, y fuesen susceptibles de embargo, aquél será
constituido en depositario de ellos, salvo que, por circunstancias especiales, no fuese posible.

1. DESTINO DE LOS BIENES MUEBLES EMBARGADOS


La regla respecto de este tipo de muebles es que serán secuestrados y puestos en depósito judicial.
Ello así salvo el caso de los bienes que integran el mobiliario del deudor -siempre que no se trate de
los casos inembargables del art. 219 - que quedarán bajo su custodia constituyéndoselo depositario
judicial con todas las obligaciones inherentes a esta figura.
Sólo de modo excepcional y cuando razones debidamente fundadas 639 lo aconsejen, se privará al
deudor de estos bienes de uso cotidiano para dárselos en custodia a un tercero.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 216, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 217. Obligación del depositario


El depositario de objetos embargados a la orden judicial deberá presentarlos dentro de
veinticuatro (24) horas de haber sido intimado judicialmente. No podrá eludir la entrega
invocando el derecho de retención.
Si no lo hiciere, el juez remitirá los antecedentes al tribunal penal competente, pudiendo
asimismo ordenar la detención del depositario hasta el momento en que dicho tribunal
comenzare a actuar.

1. PROTECCIÓN DE LA GARANTÍA
Los objetos embargados tienen un destino específico: servir de garantía para el cumplimiento de una
futura sentencia.
La ley no sólo crea la figura del embargo sino que también la rodea de resguardos que impiden que
aquella finalidad se torne ilusoria.
Cuando de cosas muebles se trata, el embargo de las mismas importa la entrega a un depositario
judicial que puede ser el propio dueño o un tercero. Como este sujeto habrá de tener bajo su custodia
los bienes, se regulan minuciosamente sus posibilidades de actuación respecto de los mismos y se
sanciona severamente la violación a sus deberes de conducta.
En principio, no podrá demorar más de veinticuatro horas en hacer entrega de los bienes embargados
luego de que ello le sea requerido por orden judicial.

639
“La suspensión en el servicio de pago de cheques es una medida sustitutiva del cierre de la cuenta corriente
producida por el libramiento de cheques sin suficiente provisión de fondos, cuando existieran operaciones
pendientes con el cuentacorrentista, manteniéndose abierta al único efecto de finiquitar esas operaciones. Ello
representa un motivo idóneo para estimar al deudor como persona de insuficiente garantía a los fines del
depósito de la cosa que se embarga, por lo tanto es procedente el desapoderamiento en este supuesto (art. 216,
CPC) y en la apreciación de la conveniencia señalada por el art. 535, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 10/8/1995, “Calderón, Norberto v. Spina, Ricardo Jorge s/ejecución”; 21/11/1995, “Favacard SA v.
Sidoni, Juan José y otra s/ejecución” [J 14.23403-1].

243
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Expresamente se establece que no hay posibilidad de que se resista a este deber de reintegrar, ni
siquiera escudado en el derecho de retención que cede frente a la orden dirigida al depositario judicial.
Todo ello bajo el riesgo de que tal conducta sea investigada penalmente por encuadrar en figuras
típicas debiendo el juez civil denunciar el hecho. Se ha dicho que la configuración del tipo del
peculado por equiparación se halla supeditada a la notificación del requerimiento judicial de presentar
los bienes tenidos en depósito640.
La intención protectoria de la ley respecto de la garantía que constituyen los bienes embargados se
patentiza con la posibilidad de que el juez civil pueda detener al depositario incumplidor hasta tanto
las autoridades penales tomen intervención en el caso. Se trata de una facultad de los magistrados
civiles que muy pocas veces se le concede, lo que evidencia la importancia que para el legislador
posee el respeto de las obligaciones de este sujeto.
Se ha dicho que por aplicación del Código de fondo, la gratuidad del contrato de depósito no rige
cuando se trata de depósito judicial y quien lo asume es un tercero ajeno a las partes y, por
compensación por su labor, tiene derecho al reintegro de las sumas gastadas y a percibir honorarios
por su gestión641.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 217, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 218. Prioridad del primer embargante


El acreedor que ha obtenido el embargo de bienes de su deudor, no afectados a créditos
privilegiados, tendrá derecho a cobrar íntegramente su crédito, intereses y costas, con
preferencia a otros acreedores, salvo en el caso de concurso.
Los embargos posteriores afectarán únicamente el sobrante que quedare después de pagados los
créditos que hayan obtenido embargos anteriores.

1. COBRO PREFERENCIAL
El embargo reserva uno o más bienes para -a la postre- hacer efectiva sobre ellos una sentencia de
condena642.
Sabido es que el patrimonio es la prenda común de los acreedores, pero éstos deben ser diligentes en la
persecución de sus deudores y deben adoptar todas las medidas que estén a su alcance para poder
cobrar sus respectivos créditos.
Entre estas medidas se encuentran las judiciales y, dentro de este marco, la obtención temprana de una
medida cautelar no sólo asegura el cobro sobre un bien respecto de su dueño sino también respecto de
otros acreedores que lleguen con posterioridad a trabar otra cautela sobre esa misma cosa.
Un bien puede ser embargado más de una vez. No obstante, al momento de hacerse efectivo el cobro
de alguno de esos créditos sobre la cosa se deberá convocar a otros embargantes. Las respectivas
fechas de la toma de razón de estas medidas serán las que establezcan el orden en que serán satisfechas
las acreencias respecto de ese bien determinado.
Se ha sostenido que el art. 218 es suficientemente claro en cuanto a que es la efectivización de la traba
la que determina el orden de preferencia en el supuesto de sucesivos embargos sobre un mismo bien
-prior in tempore, potior in iure- y no así la fecha en que se comunicó la medida ordenada mediante el
respectivo oficio en los autos en que se efectuaron los depósitos cautelados 643.

640
Cám. Penal Pergamino, 28/9/1995.
641
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 14/12/1993, “Betancor, Manuel Alberto v. Ordóñez, Marta s/cobro
de australes - medidas cautelares”.
642
“Corresponde admitir el embargo sobre derechos y acciones que corresponderían a la ejecutada respecto de un
bien inmueble inscripto en cabeza de los progenitores, sin que obste a ello el embargo decretado sobre los
derechos hereditarios, ya que al encontrarse habilitada la afectación del inmueble -en la parte indivisa de la
heredera ejecutada- el ejecutante se encuentra munido de un legítimo interés tutelable en tanto a partir de la
anotación respectiva podrá invocar la preferencia a que alude el art. 218, CPCC”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 4/12/2001, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Battaglio, Vicente A. s/apremio”.
643
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala ª, 16/4/1998, “Mutual Ferroviaria La Fraternidad v. Zorrilla, Haydeé Ester
y otro s/preparación vía ejecutiva”.

244
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El embargante cobrará con prioridad a otros acreedores no embargantes y también respecto de los
embargantes posteriores. Éstos podrán venir a satisfacer su crédito sobre el remanente -si es que queda
alguno- una vez que el primero que logró trabar la precautoria haya percibido la totalidad de su crédito
más los intereses y costas, todo según las determinaciones realizadas en sentencia.
Ha dicho nuestra Corte que la prioridad del primer embargante debe comprender el monto nominal de
la traba más su actualización monetaria, como única manera de resguardar al acreedor el derecho
estatuido por ley a cobrar íntegro su crédito, más aun cuando ese crédito ha sido reajustado 644.
El embargo otorga un derecho de preferencia frente a otros acreedores que no sean titulares de créditos
privilegiados o que no se encuentren amparados por derechos de garantías. Y quien primero consiguió
afectar el bien con la medida cautelar, tiene preferencia con relación a los embargantes posteriores
para cobrar íntegramente su crédito por capital, intereses y costas 645.
Obvio es que estas previsiones no pueden modificar las leyes de fondo. El art. 218, Código Procesal
no crea un privilegio, sino, simplemente confiere una prioridad -que cesa en caso de concurso o de
concurrir con un acreedor con privilegio especial- dado el carácter local del ordenamiento procesal 646.
De tal manera, si el embargo recayó sobre un bien afectado a un crédito privilegiado según el Código
Civil u otras normas (por ejemplo, la Ley de Contrato de Trabajo) o está sujeto a una garantía real
previa (por ejemplo, hipoteca), aquí prevalecerá esta condición por sobre la cautelar trabada.
Otro tanto ocurre en el caso de que el deudor titular del bien se concurse o quiebre.
En estos casos de procesos universales gobierna la regla de la par conditio creditorum y requiere que
todos los que hayan justificado titularidad de derechos y sin importar el estado de los juicios que
individualmente han iniciado deben concurrir en un pie de igualdad a intentar cobrar sus acreencias.
Por eso pierde aquí -excepcionalmente- virtualidad la regla del “primer embargante”.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 218, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 219. Bienes inembargables


No se trabará nunca embargo:
1º) En el lecho cotidiano del deudor, de su mujer e hijos, en las ropas y muebles de su
indispensable uso, ni en los instrumentos necesarios para la profesión, arte u oficio que ejerza.
2º) Sobre los sepulcros, salvo que el crédito corresponda a su precio de venta, construcción o
suministro de materiales.
3º) En los demás bienes exceptuados de embargo por la ley. Ningún otro bien quedará
exceptuado.

1. PROTECCIÓN DEL DEUDOR


La regla de que el patrimonio es la prenda común de los acreedores encuentra algunas limitaciones.
Aquí vemos algunas de ellas, fundadas en criterios humanitarios de protección del deudor en lo que
hace a aspectos de primera necesidad, posibilidad de trabajar o de resguardo de ciertos valores que van
más allá de lo patrimonial.

644
SCBA, Ac. 41.061, 15/5/1990, “Rigueiro, Horacio v. Pinto, Nicolás s/daños y perjuicios”; Ac. 47.078,
31/8/1993, “Ganaderos de Toay SA s/incidente embargo ejecutivo en autos: `Ganaderos de Toay SA v.
Frigorífico Pehuajó SA s/cobro hipotecario´” [J 14.11952-1].
645
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 7/3/1995, “Jenkes, Jorge v. Quintana de Ibarguren s/ejecución de
honorarios”.
646
“... Los privilegios generales sólo funcionan en los juicios universales de concurso de acreedores pues fuera
de estos casos sólo tienen derecho a dirigirse contra otros bienes del deudor sin poder hacerlo contra los
embargados por otros acreedores”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 4/3/1996, “Cabello, Julio César v. Zurita,
Jorge Oscar s/ejecución de honorarios”.

245
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como principio, todo lo que pertenezca al deudor puede serle embargado 647 y -eventualmente-
secuestrado, privándoselo de su uso.
Sin embargo, se veda esta posibilidad respecto de los enseres indispensables para la vida cotidiana del
deudor y su familia así como de los elementos necesarios para poder trabajar.
Aquí el fundamento es harto evidente: el cobro de una deuda no puede sumir al deudor y su familia en
la más absoluta indigencia y privación, sino que el legítimo derecho a la percepción de una acreencia
debe ser ejercido razonablemente, dejando al incumplidor lo mínimo necesario para que viva y pueda
ejercer su oficio, industria o profesión.
Ha dicho la jurisprudencia que la excepción al principio de que el patrimonio del deudor constituye
prenda común de los acreedores contenida en el inc. 1º del art. 219, Código Procesal debe ser
interpretada en forma restrictiva. Su finalidad es evitar la indigencia de aquél preservando los
elementos necesarios para vivir decorosamente y los que puedan resultar imprescindibles para su
profesión u oficio -art. 3878, CCiv.- 648. Asimismo, si bien es cierto que quien postula la
inembargabilidad corre con la carga de demostrar que se reúnen los extremos establecidos en el art.
219, inc. 1º también lo es que en atención a la naturaleza de ciertos bienes, reputados por sí mismos,
en función a su destino, como “inembargables” o presumidos como tales por la jurisprudencia, se
tiende a dispensar al embargado de la labor acreditativa 649.
Se excluyen las cosas de uso “indispensable” de la familia del deudor.
Delinear los alcances exactos de este concepto ha sido una de las tareas más arduas de la
jurisprudencia no sólo por lo ambiguo de su alcance sino por lo cambiante de las situaciones sociales,
que hace que algo -electrodoméstico, mueble, etc.- que hoy es considerado suntuario o superfluo,
mañana ingrese al terreno de lo que es “indispensable” para vivir.
Así, el carácter indispensable que prevé el art. 219 no se determina por la facilidad de acceso o
difusión de un bien de consumo en la sociedad sino por la importancia que él tiene para la satisfacción
de las necesidades. Así, una silla de ruedas no es un elemento que se encuentre en la mayoría de los
hogares, pero no cabe duda de que es indispensable para la persona que debe servirse de ese medio. Y
al contrario, una calculadora electrónica, bien de fácil acceso y que está presente en casi todos los
hogares, no es indispensable, salvo casos excepcionales 650.
Dentro de la categoría de bienes de uso indispensable ingresa el lavarropas, pues su utilización atiende
a satisfacer una finalidad primaria como es la higiene y el uso de la vestimenta. Si bien la
prescindencia de ese artefacto no impide el acudimiento a otros medios para satisfacer esa primordial
necesidad (es decir, lavar a mano), su utilización representa un ponderable alivio en esa esencial tarea,
cuyo desempeño suele involucrar considerable tiempo y trabajo. La funcionalidad doméstica que
aporta este implemento y al nivel de vida alcanzado por la población en general, impone esta
conclusión a los efectos de su desembargo651.
Las previsiones del art. 219 no amparan a los bienes que integran un fondo de comercio o
establecimiento comercial o industrial652.
Por muebles de uso indispensable deben entenderse aquellos que resultan necesarios para el regular
desenvolvimiento del deudor y de su grupo familiar, quedando fuera de tal concepto no sólo los
artículos suntuarios sino también aquellos que representan una mera comodidad. En esta última
categoría, deben encontrarse el mueble modular y dos sillones embargados, en tanto que sin ellos la
647
“Como derivación de la regla general que establece que el patrimonio del deudor constituye la prenda común
de los acreedores, en principio, todos sus bienes son embargables al efecto de responder a las obligaciones por él
asumidas y, sólo excepcionalmente, la ley dispone la inembargabilidad de algunos de ellos con fundamento en el
respeto de la personalidad humana, advertido que para la planificación de sus tendencias operativas el individuo
debe contar un mínimo de bienes imprescindibles para satisfacer sus necesidades esenciales”. Cám. Civ. y Com.
1ª La Plata, sala 1ª, 6/12/2001, “Parraga, José Marcelo v. Saulino, Jorge Horacio y otra s/cobro ejecutivo”.
648
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 12/11/1996, “Beratz, Marta Beatriz v. García, Edith Noemí s/cobro
ejecutivo”.
649
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 30/5/2000, “R., A. v. R., S. M. s/incidente de ejecución de
alimentos”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 7/2/2002, “Esquibela, Patricia v. Bacciadone, Carlos
s/ejecución”.
650
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 12/7/2001, “Carrascosa, Jorge Alejandro v. Godoy, Walter Gustavo
s/cobro ejecutivo”.
651
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 4/2/1999, “Staropoli, Adrián Darío v. Fontana, Adriana Noemí
s/ejecutivo”.
652
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 17/12/1996, “Goycoechea, Enrique C. v. Scialchi de Oberti, Norma y otros
s/cobro ejecutivo”.

246
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
vida familiar puede seguir desenvolviéndose sin privaciones esenciales. Es operativa la regla que
consagra el patrimonio como prenda común de los acreedores. Frente a ello, el deudor moroso no
puede pretender seguir manteniendo su standard de vida y las comodidades a las que está habituado, a
costa de la no percepción de sus créditos por parte de sus acreedores. Atender a tal requerimiento,
implicaría consagrar un verdadero abuso de derecho 653.
Sólo por excepción la ley establece que cierta categoría de cosas no resulta embargable dejando
librado a la tarea de interpretación judicial determinar, en cada caso concreto, si el objeto cuyo
desembargo se pretende se encuentra comprendido en la protección dispensada por el art. 219, inc. 1º,
Código Procesal.
Se ha dicho que los conocimientos, ideas, noticias, cultura o esparcimiento que el televisor puede
brindar, también pueden ser provistos por otros medios, siendo restrictiva la interpretación que tienda
a sustraer bienes del patrimonio del deudor 654. Ello así por cuanto el televisor constituye un objeto de
distracción que, en modo alguno, puede ser reputado de “uso indispensable” pues tan sólo sirve para
proporcionar mayor confort y esparcimiento a quienes lo poseen, salvo que el deudor acredite un uso
vinculado a circunstancias excepcionales -tales como las de enfermedad, impedimento físico o
senectud del usuario-, motivo por el cual no corresponde el levantamiento del embargo cuando no se
justifique alguna situación particular que permita otra conclusión 655.
La heladera de uso familiar reviste el carácter de bien inembargable en los términos del art. 219,
Código Procesal por cuanto constituye un bien de uso indispensable formando parte en la actualidad
del moblaje normal de una casa dado el nivel medio de vida alcanzado en la población 656.
Asimismo, el alcance del concepto “elementos de trabajo” deberá ser estipulado por la prudencia
judicial ateniéndose a las particulares circunstancias del caso.
Precisando el alcance de los arts. 219, CPCC, y 3878, CCiv., se impone acotar que el inc. 1º de los
artículos citados, cuando menciona entre los bienes inembargables a los instrumentos necesarios para
su profesión, consagra una directiva abierta o genérica cuya interpretación queda librada al prudente
arbitrio judicial de acuerdo con las circunstancias del caso, tiempo histórico y lugar 657.
Si bien se ha decidido mediante fallo plenario dictado en la causa 73.367 que el aparato de televisión
no puede estimarse de uso indispensable y por lo tanto embargable, teniéndose en cuenta la profesión
de reportero gráfico del embargado las alegaciones efectuadas por éste en el sentido de que dicho
elemento constituye un instrumento necesario para su trabajo en los términos del art. 219, inc. 1º,
corresponde en este especial supuesto la apertura a prueba de la incidencia a efectos de acreditar tal
extremo658.
Las consideraciones expuestas en la resolución que, tras otras consideraciones, condujera a declarar
“que quien pretenda ejercer la profesión de contador público con eficacia competitiva requiere
indispensablemente del uso de un sistema de computación constituido al menos por una unidad central
de procesamiento (CPU), un dispositivo de almacenamiento o de memoria, los programas o software
necesarios, unidades de disco, teclado o impresora” resultan atendibles. En función de ello, se estima
que la limitación del embargo a un solo equipo de computación es razonable, debiendo por estas
mismas razones extenderse la inembargabilidad al “fax” individualizado en el mandamiento. En
cambio, no deviene procedente extender el levantamiento del embargo a los otros bienes muebles
integrantes de un equipo de computación similar, ya que con los declarados inembargables puede el
peticionario desarrollar su actividad profesional 659.
Si la deuda corresponde al saldo de precio impago de los bienes embargados, no es viable el
levantamiento del embargo de dichas cosas -art. 2312, CCiv.-. En cambio son inembargables por

653
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 5/2/1991, “Raimondo, María Ester v. Silvestre, Rodolfo s/ejecutivo”;
4/2/1999, “Staropoli, Adrián Darío v. Fontana, Adriana Noemí s/ejecutivo”.
654
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/3/1995, “Teitelbaum, Néstor y otro v. Florenzano, Lorenzo
s/incidente de ejecución de honorarios”; 4/2/1999, “Staropoli, Adrián Darío v. Fontana, Adriana Noemí
s/ejecutivo”.
655
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/3/1997, “Charito San Luis SA v. Petruzzi, Lucía s/ejecutivo”.
656
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 23/5/1995, “Respaldo SA v. Fleitas, Roque s/ejecutivo”.
657
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 6/12/2001, “Parraga, José Marcelo v. Saulino, Jorge Horacio y otra
s/cobro ejecutivo”.
658
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/2/1992, “Intercrédito Mar del Plata SA v. Trevisan, Mario G.
s/ejecución”.
659
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/3/1997, “Fiorito, Ángel Roberto v. Faro, José Luis s/cobro ejecutivo”.

247
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
tratarse de bienes indispensables para la explotación de una carnicería la balanza colgante y el
freezer660.
Constituyendo la balanza un elemento esencial para el negocio, consistente en una rotisería y comidas
para llevar, es procedente el levantamiento del embargo 661.
Como principio general establecido en el art. 219 el automotor afectado al servicio de taxi que
constituye el medio necesario para el sustento propio y de su familia, es inembargable. También lo es
en el caso de tener que cumplir con una obligación alimentaria ejecutada 662.
Los sepulcros se excluyen por entenderse que se trata de objetos especiales dada su vinculación con
circunstancias relativas a lo extrapatrimonial -el culto a los muertos-. Sin embargo, ese fundamento
desaparece cuando justamente la deuda fue originada por su compra, edificación o refacción.
Por otro lado, leyes especiales contemplan un gran número de bienes y derechos inembargables (cierto
porcentaje de los sueldos, el bien de familia, determinadas indemnizaciones, inmuebles comprados
con créditos del Banco Hipotecario Nacional, etc.).
Así, se ha dicho que es principio dominante en materia de embargo de sueldos y salarios que toda
deuda permite la afectación de los haberes del trabajador, más solamente en la proporción establecida
por la ley 9511 (veinte por ciento). Pero tratándose de empleados públicos (entendiéndose por tales a
todos cuantos perciben sueldos del Estado) la inembargabilidad es total cuando las deudas se originan
en préstamos de dinero o en suministro de mercaderías salvo que se haya cumplido la certificación o
afectación contempladas en el art. 2, dec.-ley 6754/1943; pudiendo en este último supuesto
embargarse sólo el veinte por ciento de la remuneración. Si del documento ejecutado no surge la causa
de la obligación, atento a que no cabe investigarla, debe interpretarse en forma restrictiva esta
legislación de carácter proteccionista y excepcional 663.
Los bienes y las cuentas de la Administración Nacional de Seguridad Social o del Estado nacional son
inembargables, puesto que así lo establece el art. 23, ley 24463 664.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 219, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 220. Levantamiento de oficio y en todo tiempo


El embargo indebidamente trabado sobre alguno de los bienes enumerados en el artículo
anterior, podrá ser levantado, de oficio o a pedido del deudor o de su cónyuge o hijos, aunque la
resolución que lo decretó se hallare consentida.

1. MEDIDA INJUSTIFICADA
Como otra manifestación de la protección al deudor embargado, aquí la ley reitera un principio
general: el de que toda medida cautelar incorrectamente trabada -en este caso, sobre bienes
inembargables por ley- será dejada sin efecto por el juez ya sea por propia iniciativa o a pedido del
damnificado o de alguno de los sujetos referidos en la norma en cualquier momento.
Las normas sobre inembargabilidad de bienes contenidas en el art. 219 son de orden público motivo
por el cual es procedente hacer lugar -cualquiera fuere el estado procesal de la causa- a toda solicitud
de levantamiento de un embargo trabado sobre bienes comprendidos en el citado artículo a cuyo
respecto no resultan aplicables las reglas que rigen la preclusión 665.
660
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/2/1997, “Almada, Alejandro Gustavo v. Delgado, Gloria y otros
s/cobro sumario”.
661
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/4/1988, “Oliveros, Raúl A. v. Gonzaga, Horacio s/ejecución”.
662
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/12/1987, “T. de B., M. G. v. B., A. L. s/alimentos”; 22/12/1998,
“Di Julio, Nicolás v. Martín, Alfredo Isaac s/daños y perjuicios”; 20/6/2000, “Crovetto, Ricardo Horacio
s/incidente determinación de bienes en `Cha v. Failoni s/divorcio´”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª,
30/5/2000, “R., A. v. R., S. M. s/incidente de ejecución de alimentos”.
663
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/4/1995, “Leonardi, Sergio D. v. Anzorena, Norma s/cobro
ejecutivo”.
664
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/9/1999, “Maffei, Aurora L. s/sucesión - expedientillo art. 250,
CPCB”.
665
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 12/6/2001, “Fernández Leira, Emilio v. Lombar, Adrián Alfredo
s/incidente art. 250, CPCC”. “El juzgador está facultado para levantar, aun de oficio, el embargo indebidamente

248
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No importa para ello que se haya consentido la traba de la cautela ya que la protección del deudor
embargado y la prohibición de embargo respecto de ciertos bienes y derechos ha sido colocado por
encima de la actividad y voluntad de las partes.
Se ha establecido que en aplicación de lo normado por el art. 2412, CCiv., norma que crea una
presunción de propiedad en cabeza del poseedor de cosas muebles, éste se halla legítimamente
habilitado para el intento de revertir la decisión adoptada, en función de la inembargabilidad que le
atribuye al televisor666 y que la indemnización otorgada a la demandada por el fallecimiento de quien
en vida fuera su concubino debe ser incluida en la previsión contenida en el art. 220, CPCC de la
Provincia de Buenos Aires en tanto la misma reviste naturaleza alimentaria enmarcable en el art. 374,
CCiv. ya que apunta a compensar la asistencia que el fallecido brindaba a la misma 667.
El magistrado se limitará a constatar que el bien objeto de la cautela es de los excluidos por el orden
jurídico de la posibilidad de embargo y -a renglón seguido- dejará sin efecto la medida total o
parcialmente. Lo último para el caso de que se hubieran incluido también bienes susceptibles de ser
alcanzados por esta medida precautoria.
Sin embargo, y no obstante la trascendencia y significación que la norma adjetiva ha otorgado a los
instrumentos necesarios para la profesión, arte u oficio, habida cuenta de que en definitiva se está
resguardando un interés individual, nada impide que el propio obligado se desprenda de ellos
espontáneamente para satisfacer sus obligaciones. En tal marco, no es pertinente que el magistrado
haga uso de la facultad invocada en la decisión y en los términos del art. 220 en estudio 668.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 220, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 3ª - Secuestro

Art. 221. Procedencia


Procederá el secuestro de los bienes muebles o semovientes objeto del juicio, cuando el embargo
no asegurare por sí solo el derecho invocado por el solicitante, siempre que se presenten
instrumentos que hagan verosímil el derecho cuya efectividad se quiere garantizar. Procederá,
asimismo, con igual condición, toda vez que sea indispensable proveer a la guarda o
conservación de cosas para asegurar el resultado de la sentencia definitiva.
El juez designará depositario a la institución oficial o persona que mejor convenga; fijará su
remuneración y ordenará el inventario, si fuese indispensable.

1. SECUESTRO
Esta medida cautelar importa privar al dueño de una cosa mueble de la guarda y uso de la misma para
entregarlos a un tercero quien la mantendrá a resguardo hasta que reciba la orden judicial de
presentarla.

trabado sobre alguno de los bienes enumerados en el art. 219, Código Procesal o en las leyes especiales, aunque
la resolución se hallare consentida pues las previsiones en la materia son de orden público e irrenunciables, no
pudiendo argirse a su respecto la preclusión”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/6/1997, “Saliva, Irma
Teresa v. Municipalidad de Ensenada s/recurso de amparo”. “Tratándose de un pedido de levantamiento de
embargo de un inmueble inscripto como bien de familia (ley 14394), resulta aplicable lo normado en el art. 220,
CPCC. En función de ello, la solicitud de levantamiento puede tener lugar en cualquier momento, sin que pueda
hacerse valer consentimiento de providencias o preclusión de procedimientos para oponerse a peticiones de esta
naturaleza. Es decir, el incidente de levantamiento de embargo de bienes presuntamente inembargables puede
articularse en cualquier estado del juicio, aun cuando se halle consentida la decisión que lo decretó desde que las
previsiones en la materia son irrenunciables por estar interesadas las buenas costumbres y el orden público”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 27/7/1996, “Cooperativa de Trabajo Manuel Belgrano v. Roy, Jorge
Alberto s/cobro ordinario”.
666
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/5/1999, “Doval, Juan Carlos s/incidente de ejecución”.
667
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 22/4/1999, “Varanese, Tomás G. v. Grigolatto, Stella M. y otra s/cobro
ejecutivo”.
668
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 29/4/1997, “Marti, Nilda Catalina v. Cunningham, Patricia Virginia s/cobro
ejecutivo”.

249
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Dada entonces esta necesidad de traslado de la cosa, sólo podrá aplicarse -a diferencia del embargo-
sobre bienes muebles.
La ley aclara que también es operativa respecto de semovientes, sin embargo éstos no son otra cosa
que una categoría de muebles por lo que la salvedad resulta sobreabundante.
Como se vio en el art. 216, al trabarse embargo sobre muebles, la regla será disponer el secuestro y
constituir a un tercero en depositario de los mismos salvo los casos de bienes de uso cotidiano -no los
inembargables, por supuesto- del deudor en cuyo caso -y también salvo caso excepcional- quedarán
bajo su custodia siendo el dueño en este caso el depositario de los mismos.
Se trata allí del caso del secuestro como recurso que permite materializar el embargo.
Aquí, en esta norma, se regula el secuestro como medida cautelar autónoma.
Y se la deja reservada para dos casos: el primero, cuando el embargo no resulte suficiente como
resguardo para asegurar “el derecho invocado” respecto de los “muebles o semovientes objeto del
juicio”669 y el segundo, cuando sea necesario proveer a la guarda de “cosas para asegurar el resultado
de la sentencia definitiva”.
En el primer caso, el secuestro recaerá sobre los bienes controvertidos y resultará necesario cuando el
embargo -que debe trabarse en forma previa- no resulte suficiente. Imagínese el caso de la
reivindicación de costosas piezas de arte que se encuentran en poder del demandado y se sospeche que
de permanecer allí pueden ser objeto de un uso inadecuado o deteriorante o bien de su venta. Se las
habrá de embargar pero, además, secuestrar para entregárselas a un tercero que las conservará hasta el
final del pleito.
En el segundo supuesto, el secuestro operará sobre bienes que no constituyen el objeto mediato de la
pretensión, pero sobre los cuales se podrá hacer efectiva la condena. Se trata del caso -por ejemplo-
del secuestro de los mismos objetos de arte pero para satisfacer luego con su producido una sentencia
de condena a pagar una suma de dinero en concepto de indemnización por daños y perjuicios 670.
Cuando la medida asegurativa recae sobre un automóvil, lo común será disponer su secuestro. Ello
viene sólidamente apuntalado por la jurisprudencia 671.
669
“La viabilidad del secuestro como medida cautelar exige la previa demostración de la insuficiencia del
embargo trabado (art. 221, CPC). Y ello no aparece cumplimentado por la afirmación del actor acerca de que la
máquina retroexcavadora que se encuentra trabajando en El Bolsón (Río Negro) sea factiblemente trasladada a
otro lugar, siendo que el embargo mencionado no se registra. Es que se trata de una eventualidad que por sí
misma no justifica la medida en tanto no surjan de las constancias elementos concretos que, con un mínimo de
acreditamiento, permita sostener que su uso es irracional o que es imposible su localización en caso de
efectivizarse el traslado denunciado”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 31/10/1995, “CSyMISA v. Electrogras
SA y otro s/cobro ejecutivo”.
670
“El primero de ellos es el denominado `secuestro de la cosa litigiosa´. En este caso lo que se pretende es evitar
que el bien que ha dado motivo al proceso se deteriore o desaparezca, siendo requisito para su procedencia
además de los generales de toda medida cautelar que el embargo no asegure por sí solo el derecho invocado por
el solicitante. El segundo caso previsto en la norma es el del `secuestro conservatorio´ cuya finalidad apunta a la
conservación del patrimonio del deudor como garantía para el cumplimiento de la obligación dineraria y
procederá con igual condición toda vez que sea indispensable proveer a la guarda o conservación de cosas para
asegurar el resultado de la sentencia definitiva”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 5/10/2000,
“Consorcio Propietario Edificio Battel I v. Carné, Juan s/medida cautelar”.
671
“Si bien es cierto que en el ámbito de nuestro ordenamiento procesal el secuestro, por las consecuencias
derivadas de su imposición procede en limitados supuestos, no lo es menos que tratándose de un automotor que
por su naturaleza se encuentra sujeto a los riesgos propios de la circulación vehicular -robo, siniestro, deterioro-
y que el que aquí no ocupa -contrariamente a los sostenidos por la incidentista- carece de seguro total, resulta
prudente y razonable a la vez, mantener el secuestro ordenado por el a quo como modo de asegurar el crédito que
se ejecuta (art. 221, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/2/2003, “Cavallaro Delfor,
Oscar v. Villanueva, Pablo Emilio s/cobro ejecutivo”. “Resulta admisible el secuestro de un automotor cuando el
ejecutado ha desoído la intimación judicial de acreditar el aseguramiento del mismo, debiendo advertirse
asimismo que su falta de inscripción registral no puede obrar en beneficio del poseedor justificándose en mayor
medida la cautelar más severa mencionada (art. 221, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 26/9/1995,
“Agero, Miguel Ángel v. Escobar, Nicolás s/cobro ejecutivo”. “Tratándose de un locomóvil sujeto a los riesgos
propios de un elemento mecánico y que son de conocimiento público -robo, siniestro, deterioro-, rige el art. 221,
CPC y, por ende, procede la medida de secuestro como medio de proveer a su guarda o conservación que asegure
la virtualidad del fallo, ya que el embargo de automotores se perfecciona, según la doctrina de la casación
bonaerense, con su secuestro y depósito”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/4/1995, “Lapolla,
Humberto v. Castillo, Horacio s/cumplimiento de contrato y daños”; 15/8/1996, “Autocentro Deportivo Stop
SRL en liquidación v. Vega, José María s/ejecución de alquileres” [J 14.23307-1]; 14/9/1999, “Demetrio,
Enrique v. Espasiano, Marta Beatriz s/ejecución y embargo preventivo”; 23/3/2000, “Maronna, Carlos v. Behar,

250
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También es sobreabundante -según nuestro modo de ver- la indicación de la norma de que procederá el
secuestro si se acredita la verosimilitud del derecho sobre la base de documentos ya que -de acuerdo
con las reglas generales en la materia- no es éste el único modo de demostrar tal extremo.
Habrá que abonar también -y con el mismo grado de profundidad- el peligro en la demora.
El secuestro por tratarse de una medida más enérgica que el embargo exige una ponderación más
severa de los recaudos que hacen a su viabilidad -verosimilitud del derecho y peligro en la demora-
debiendo limitarse a los supuestos de excepción. Para su procedencia, deben presentarse instrumentos
que hagan verosímil el derecho cuya efectividad se quiere garantizar 672. En contra se ha dicho que
dentro de los presupuestos para la viabilidad del secuestro, el art. 221 no ha incluido el peligro en la
demora673. Discrepamos con este último criterio ya que entendemos que respecto de todas las medidas
cautelares son de aplicación las reglas generales que gobiernan el instituto.

2. DEPOSITARIO. INVENTARIO
Cuando se produce un secuestro cautelar de bienes, es imprescindible contar con un depositario a
quien se entregarán las cosas y tendrá todas las cargas y obligaciones que se regulan en este Código, el
Código Civil y el Código Penal.
Aquí la norma contempla que el depositario pueda ser tanto una entidad como una persona física,
según mejor convenga.
El juez al designarlo establecerá el pago de una remuneración por la tarea.
El depositario judicial -se ha dicho- es un auxiliar de la justicia y como tal sus derechos y deberes se
encuentran regidos en primer término por el derecho procesal y sólo subsidiariamente por el Código
Civil674.
En ciertos casos donde se trata de bienes numerosos, muy costosos o de variada naturaleza se podrá
disponer que en forma previa a otorgar la tenencia de los mismos al depositario se efectúe un
inventario de la cantidad, valor, calidad y estado de las cosas.
Este inventario lo realizará el escribano que designe el juez y su intervención a estos fines habrá de
beneficiar no sólo al acreedor sino también al depositario.
Al primero porque tendrá una prueba preconstituida para reclamar al depositario si al final del período
de custodia entrega menos cosas de las que se le entregó, otras cosas o bien las mismas pero con
deterioros o faltantes.
Y al segundo porque de esa manera, dejándose constancia del estado en que se encuentran los bienes,
tendrá elementos para repeler una acción de responsabilidad por daños que no le son imputables.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 221, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 4ª - Intervención y administración judiciales

Art. 222. Intervención judicial


Podrá ordenarse la intervención judicial, a falta de otra medida precautoria eficaz o como
complemento de la dispuesta:
1º) A pedido del acreedor, si hubiese de recaer sobre bienes productores de rentas o frutos.
2º) A pedido de un socio, respecto de una sociedad o asociación, cuando los actos u omisiones de
quienes la representen, le pudieren ocasionar grave perjuicio o pusieren en peligro el normal
desarrollo de las actividades de aquéllas.

1. INTERVENTOR JUDICIAL

Maximiliano s/ejecutivo”.
672
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 31/3/1995, “Mantuano, Karina Liliana v. Méndez, Gustavo Darío s/acción
posesoria de recobrar”.
673
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 26/5/1992, “Suárez, Héctor Horacio s/medida cautelar”.
674
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 28/11/1996, “Mederos, Adolfo R. v. Barbalarga, Rubén y otros s/daños
y perjuicios”.

251
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las medidas cautelares deben adecuarse a la naturaleza de las cosas que se encuentran en conflicto
para cumplir debidamente su finalidad tuitiva.
Siguiendo esta línea es que se han previsto medidas específicas para resguardar situaciones vinculadas
con bienes o entes que producen frutos o ganancias.
El embargo y el secuestro son medidas acordes con la naturaleza -por lo general- “estática” de los
bienes sobre los que recaen.
Sin embargo, puede darse que el bien a resguardar sea de aquellos que periódicamente generan
ganancias (rentas o frutos) o que la cuestión litigiosa gire en torno a la forma en que se conduce cierto
tipo de actividad productiva.
Aquí no basta con inmovilizar el bien o atribuirle la tenencia del mismo a un tercero. Es
imprescindible algo más: supervisar o intervenir en el manejo del bien a los efectos de controlar la
forma en que se producen los réditos y -principalmente- el destino que a ellos se les confiere.
Con este fin se crea la figura del interventor judicial.
El Código de modo expreso señala que se deberá recurrir a ella cuando no exista posibilidad de trabar
otras medidas previamente675 o bien cuando éstas sean insuficientes, en cuyo caso la intervención
vendrá a complementar el resguardo ya obtenido.
Este criterio restrictivo se justifica ya que la figura constituye una intromisión -en mayor o menor
grado- en el gobierno y administración de personas jurídicas o cosas por parte de quien normalmente
no tiene competencia para ello.
Así, se ha dicho que el pedido de designación de interventor judicial constituye una medida de
excepción que carece de autonomía procesal debiendo previamente haberse decretado embargo y
gestionado infructuosamente su cumplimiento. Es decir que no corresponde decretar in limine la
intervención sin antes haberse efectivizado el embargo preventivo pues esta medida cautelar es
complementaria o subsidiaria del embargo llegándose a su adopción cuando los bienes embargados
por su naturaleza no son susceptibles de ser realizados económicamente. En consecuencia, no
surgiendo de las constancias de autos que se haya decretado y efectivizado el embargo oportunamente
solicitado, el pedido de intervención judicial deviene inviable y por lo tanto corresponde su
desestimación676.
El interventor judicial es por tanto un sujeto designado por el juez para que realice las funciones que se
le atribuyen en la resolución que hace lugar al pedido de la parte. El solicitante de la misma puede ser
el acreedor para que se controle la forma en que ciertos bienes producen frutos o rentas o bien el socio
respecto de la entidad que integra cuando tema que de la actividad de los administradores naturales se
siga perjuicio a sus intereses o al giro normal de la firma.
La ley no menciona sobre quién habrá de recaer el nombramiento. Entendemos que la persona a
designar deberá tener la idoneidad o los conocimientos suficientes para desempeñar las tareas que se le
habrán de encomendar (por ejemplo, un contador público, gestor, inversionista, licenciado en
administración de empresas, etc.).
Podrá recurrirse también a la ley de sociedades y a las previsiones allí contenidas al respecto 677.

675
“Siendo que la cautelar prevista por el art. 222, CPC procede excepcionalmente, ante justificadas razones de
urgencia y gravedad, dado la interferencia que la misma implica en la administración de bienes y negocios, lo
que la hace admisible ante la ausencia de otros medios idóneos para resguardar el crédito que se intenta asegurar,
no procede dictar tal medida en el caso, ya que la sola mención en el título obrante en autos de que la propiedad
de determinados vehículos de la línea demandada se hallan a nombre de otra empresa no es suficiente para
descartar la existencia de otros bienes a nombre de aquélla. Ello, de que el propio recurrente admite que tal título
le fue girado `sin indicarse aquéllos´, manifestación insuficiente para revertir tal denegatoria”. Cám. Civ. y Com.
1ª San Nicolás, 17/7/1997, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. El Progreso SRL Línea 342 s/apremio”.
676
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/12/1994, “Valladares, Carlos Julio v. Monasterio, Marcelo s/cobro
ejecutivo”.
677
“A las disposiciones de la ley de sociedades sobre la medida precautoria de intervención debe estarse en
cuanto dictan una norma específica con prescindencia de la general, pero el resto de las situaciones debe ser
juzgado a la ley de las disposiciones genéricas que al efecto contiene el Código Procesal Civil y Comercial en
sus arts. 222 y ss.”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/5/1992, “Spivak, Juan Carlos v. Márquez, Jorge y
otro s/disolución sociedad hecho - incidente de intervención (art. 250, CPC)”. “En el art. 222, Código ritual se
contemplan supuestos genéricos de intervención, quedando sujetos al régimen establecido por las leyes
sustanciales los casos específicamente previstos por ellas; así es que las disposiciones del ordenamiento del rito
cuentan con una funcionalidad genérica o residual. Tratándose de una sociedad irregular, es uno de esos
supuestos que no pueden encuadrarse en las normas de la ley 19550, debiendo acudirse subsidiariamente a las
previsiones de la ley procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 11/6/1991, “Ramos, Pascual v.

252
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que aluden los arts. 222 a 227 del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires
se encuentran reguladas en los artículos de idéntica numeración del Código nacional, aunque de
manera diversa.
La ley nacional establece que además de la medida cautelar de intervención o administración judicial
que autoriza la ley sustancial y se rige por ella (art. 222) se podrán designar interventores recaudadores
o informantes, figuras sí reguladas en este Código.
El interventor recaudador se nombrará a pedido de acreedor y a falta de otra medida cautelar eficaz o
como complemento de la ya dispuesta, si el objeto de la cautela produce rentas o frutos. La función de
este sujeto se limita a la recaudación de la parte embargada -sin participar de la administración- y su
depósito a la orden del juzgado en el plazo que se le fije (art. 223).
El interventor informante se nombra de oficio o a pedido de parte para que dé noticia acerca del estado
de los bienes objeto del pleito o de las actividades u operaciones, con la periodicidad que se establezca
(art. 224).
Se plasman disposiciones comunes a ambas figuras: la procedencia se pondera restrictivamente y se
resuelve mediante interlocutorio; el designado será persona idónea respecto de las tareas a realizar y,
en su caso, ajena a la sociedad intervenida; la resolución que lo designe fijará las pautas de actuación y
el plazo de la misión prorrogable fundadamente; la contracautela se fijará en relación con la entidad de
la tarea encomendada; los gastos extraordinarios serán autorizados por el juez salvo urgencia -se debe
informar dentro del tercer día de realizados-. El nombramiento de auxiliares requiere siempre
autorización previa del magistrado (art. 225).
Entre los deberes del interventor están el desempeño personal de la tarea según las pautas fijadas
judicialmente; presentar informes periódicos y uno final; evitar la adopción de medidas que no sean
estrictamente necesarias o que comprometan su parcialidad o que causen daño. Quien no cumpla su
cometido será removido de oficio. Si la parte reclama esta sanción, se dará traslado a la contraria y al
interventor (art. 226).
En cuanto a los honorarios por la tarea, su percepción se producirá luego de la aprobación judicial del
informe final de la gestión. Podrán darse anticipos autorizados por el juez previo traslado a las partes.
Se fijan las pautas a tener en cuenta para la regulación de esta remuneración y se indica que carece de
derecho a la misma el interventor removido del cargo por ejercicio abusivo. Si se lo remueve por
negligencia en el desempeño, el juez determinará si corresponde la pérdida del derecho a honorarios o
bien su percepción limitada. El pacto de honorarios celebrado por el interventor será nulo e importará
ejercicio abusivo del cargo (art. 227).

Art. 223. Facultades del interventor


El interventor tendrá las siguientes facultades:
1º) Vigilar la conservación del activo y cuidar de que los bienes objeto de la medida no sufran
deterioro o menoscabo.
2º) Comprobar las entradas y gastos.
3º) Dar cuenta al juez de toda irregularidad que advirtiere en la administración.
4º) Informar periódicamente al juzgado sobre el resultado de su gestión.
El juez limitará las funciones del interventor a lo indispensable y, según las circunstancias,
podrá ordenar que actúe exclusivamente en la recaudación de la parte embargada, sin injerencia
alguna en la administración.
El monto de la recaudación deberá oscilar entre el diez por ciento (10%) y el cincuenta por
ciento (50%) de las entradas brutas.

Alerma SRL y López, Ernesto s/medidas cautelares”. “El art. 222, CPC, contempla supuestos genéricos de
intervención, quedando sujetos al régimen establecido por las leyes sustanciales los casos específicamente
previstos por ellas”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 22/8/1991, “Rirabasso, Aldo y otros v. Sociedad
Civil Complejo Habitacional SOIP s/escrituración”. “Tanto la intervención judicial prevista en los arts. 222 a
227, CPCC, como la específicamente regulada para las sociedades comerciales en los arts. 113 a 117, ley 19550,
constituyen una medida cautelar sujeta su admisibilidad al cumplimiento de una serie de requisitos. En las
sociedades comerciales los del art. 114, LS”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/2/1993, “González,
Severiano s/sucesión ab intestato”.

253
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. VIGILANCIA E INFORMACIÓN
La persona designada como interventor por el juez tendrá injerencia respecto de la producción de
bienes o frutos de ciertas cosas (campos, animales, inversiones financieras, etc.) o de la administración
de una sociedad o asociación dentro de los márgenes que paute el magistrado al momento de
discernirle el cargo.
Su actuación se realiza de manera conjunta con los administradores originarios quienes no son
desplazados y continúan normalmente con sus actividades.
La ley pauta algunas funciones del interventor: vigilar que se conserve el activo evitando el deterioro
de los bienes resguardados, controlar las entradas y salidas de dinero, poner de manifiesto
irregularidades observadas en la administración e informar periódicamente del resultado de sus
actividades.
Éstas podrán ser reducidas por el juez y -excepcionalmente y si lo requieren las circunstancias del
caso- también ser ampliadas, todo ello por escrito mediante auto fundado y en el marco de la
resolución que otorgue las funciones aludidas.
La regla es que se debe hacer una interpretación restrictiva del rol de los interventores ya que -como se
dijo- constituyen una forma “anormal” de control o gobierno.

2. RECAUDACIÓN DE GANANCIAS
La figura tradicional del interventor se encamina a ejercer poderes de vigilancia e información. Sin
embargo, si se entiende que ello es excesivo, alcanzando con que se realice una tarea de recaudación,
la figura podrá limitarse a esa sola misión.
Se trata del interventor recaudador quien actuará en forma independiente de la administración natural
de la cosa o entidad y sólo tendrá competencia para retener ganancias brutas, fijando la ley los límites
dentro de los cuales podrá efectuarse la recaudación (del diez por ciento al cincuenta por ciento de
aquéllas).
Naturalmente, el juez deberá darle poderes para que pueda controlar las entradas y salidas revisando
papeles, controlando asientos contables, chequeando los “arqueos de caja”, las compras y las ventas,
etc. ya que sin esas facultades fácil será para la administración burlar la actividad del recaudador al
ocultársele el verdadero estado patrimonial.
También se habrá de determinar el destino del dinero recaudado como parte de las ganancias (depósito
bancario, transferencia, inversión, etc.).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Ver el punto 2 del comentario al art. 222.

Art. 224. Administración judicial


Cuando fuere indispensable sustituir la administración de la sociedad o asociación intervenida,
por divergencias entre socios derivadas de una administración irregular o de otras
circunstancias que, a criterio del juez hicieren procedente la medida, el interventor será
designado con el carácter de administrador judicial.
En la providencia en que lo designe, el juez precisará sus deberes y facultades tendientes a
regularizar la marcha de la administración y a asumir la representación, si correspondiere.
Ejercerá vigilancia directa sobre su actuación y procederá a removerlo en caso de negligencia o
abuso de sus funciones, luego de haber oído a las partes y al administrador.
No se decretará esta medida si no se hubiese promovido la demanda por remoción del o de los
socios administradores.

1. CONTROL DE LA SOCIEDAD O ENTIDAD


Cuando las figuras del interventor o del recaudador no resulten suficientes por existir un conflicto de
gran magnitud respecto de la administración de una sociedad, la ley prevé la figura cautelar más grave
de toda esta familia: la administración judicial.
La ley señala que esta forma de administración sobreviene respecto de una persona jurídica
“intervenida”, por lo que podría entenderse que sólo habiendo fracasado por insuficiencia una
intervención judicial previa puede el juez disponer una administración judicial.
Esto es, se trataría de una manera de ir adoptando gradualmente medidas cada vez más gravosas
respecto del o de los deudores.

254
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, entendemos que si el juez está seguro de que la medida a implementar de inicio es la
administración dada la entidad fáctica del conflicto así debe hacerlo ya que lo otro -previo tránsito por
la intervención- provocaría un dispendio inútil de esfuerzo y tiempo.

2. MOTIVOS DE LA ADMINISTRACIÓN Y PODERES DEL ADMINISTRADOR


Esta medida estará justificada por el motivo que el juez entienda -mediante auto fundado- de
importancia suficiente para desplazar las estructuras societarias naturales y reemplazarlas por un sujeto
judicialmente designado -el administrador judicial- a quien le conferirá los poderes necesarios para
que continúe con el manejo de la firma.
La ley señala como motivo las divergencias entre socios por irregular administración siendo ello
meramente ilustrativo para el juez.
La intervención de una sociedad -se ha dicho- máxime con el alcance de excluir al órgano social de
administración y fiscalización, sólo es admisible cuando los administradores realicen actos o incurran
en omisiones que pongan al ente en peligro grave y perjudiquen irreparablemente el interés de los
socios; no basta la existencia de divergencias derivadas de una administración irregular 678.
Los poderes que le otorgue el magistrado al administrador también dependerán de la entidad de las
cuestiones a conducir.
Podrá tener facultades para tomar decisiones y hasta podrá llegar a asumir la representación de la
firma.
La actuación de este sujeto se desarrolla bajo la supervisión directa del juez. Ello puede lograrse -por
ejemplo- fijándosele la obligación de informar semanalmente del curso de los negocios sea en forma
escrita o en audiencia al efecto, etc.
Dadas las grandes responsabilidades que asume el administrador, éste deberá cumplirlas con mucho
cuidado y mesura puesto que de lo contrario el juez habrá de removerlo -la ley habla de “negligencia o
abuso de sus funciones”- luego de que tanto las partes como el mismo administrador puedan
manifestarse al respecto en el expediente.

3. CONDICIÓN DE PROCEDENCIA
Por ser la medida cautelar más gravosa de todas las de esta Sección, la ley al pedido de administración
judicial agrega un recaudo de procedencia -además de los propios de toda medida precautoria-, cual es
el hecho de que en forma previa a su petición se haya motorizado la pretensión que busque remover a
los socios administradores.
Ello es entendible ya que el desplazamiento -aun provisorio- de quienes se venían encargando del
gobierno de la firma debe revestir seriedad y gravedad y, por ello, estar respaldado por la intención de
que sean removidos en forma definitiva al habérseles perdido la confianza, elemento esencial en este
contexto de relaciones societarias.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Ver el punto 2 del comentario al art. 222.

Art. 225. Gastos


El interventor y el administrador judiciales sólo podrán retener fondos o disponer de ellos con el
objeto de pagar los gastos normales de la administración, entendiéndose por tales los que
habitualmente se inviertan en el bien, sociedad o asociación administrados. Los gastos
extraordinarios o nombramientos de auxiliares serán autorizados por el juez previo traslado a
las partes, salvo que su postergación pudiere irrogar perjuicios, en cuyo caso, después de
efectuados, se dará inmediatamente noticia al juzgado.

1. MANEJO DE DINERO
Esta norma se refiere al uso del dinero que pueden llevar a cabo tanto el interventor respecto de los
fondos que retenga para aplicar sobre el bien productor de frutos y el administrador respecto de los
pagos normales de la administración de la sociedad.
Tanto uno como el otro pueden retener o disponer de los fondos societarios para cubrir los gastos
normales de administración o sea los que habitualmente se invierten en el bien, sociedad o asociación
678
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 13/9/1989, “Gutiérrez, Simón y otro v. Transportes Martínez SA
s/nulidad de asamblea”.

255
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
administrados. En tal sentido deben adelantarse por la parte solicitante de la cautelar -y sin perjuicio
de lo que se resolviere oportunamente en cuanto al pago de las costas- lo necesario para los gastos
personales como alojamiento, transporte, combustible y afines que atienden a diligencias de auditoría
y control propio de la gestión encomendada679.
Se distinguen los fondos o gastos normales, habitualmente aplicados a la cosa productora de ganancias
(por ejemplo, los gastos de abono de la tierra cultivada, semillas, etc.) o bien utilizados en el giro de la
actividad (sueldos, impuestos, materias primas, etc.) de los extraordinarios.
Estos últimos -incluido el nombramiento de auxiliares- se pueden realizar pero previa autorización del
juez con audiencia de las partes, salvo el caso de extrema urgencia en el que se actuará y luego se
comunicará al juez para que éste analice la procedencia del gasto o inversión realizada con premura.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Ver el punto 2 del comentario al art. 222.

Art. 226. Honorarios


Los interventores o administradores no podrán percibir honorarios con carácter definitivo hasta
que la gestión total haya sido judicialmente aprobada. Si su actuación excediere de seis (6)
meses, previo traslado a las partes podrán ser autorizados a percibir periódicamente sumas con
carácter de anticipos provisionales, en adecuada proporción con el honorario total y los ingresos
de la sociedad o asociación.

1. REMUNERACIÓN
Las funciones de interventor o administrador no son gratuitas.
Por el contrario, el juez deberá fijar las remuneraciones que habrán de percibir en función de la tarea a
realizar, la duración de la misma, la calificación del sujeto designado, etc. Se han entendido útiles a
estos fines las pautas que expresamente contiene el Código de la Nación al respecto 680.
El pago definitivo de honorarios -según la ley- no podrá hacerse hasta que no haya concluido la
misión, lo que presupone que se le dé terminación por parte del juez y se hayan rendido las cuentas
respectivas siendo las mismas admitidas por ambas partes.
Claro que si las tareas se extienden por más de medio año, estos auxiliares podrán ser autorizados a
cobrar -previo traslado a las partes- sumas provisorias 681 en carácter de adelanto en relación con el
honorario total determinado y según las posibilidades económicas de la sociedad o bien en función de
los frutos que se perciban de la cosa administrada.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Ver el punto 2 del comentario al art. 222.

679
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/10/1995, “Krebs, Rodolfo E. v. Clínica Neuropsiquiátrica Plaza
Constitución SRL s/remoción de gerente - daños y perjuicios- intervención judicial”.
680
“A los efectos de la regulación de los honorarios del contador designado interventor judicial de una firma,
debe partirse de lo preceptuado por el art. 226, Código Procesal, atendiendo a los parámetros descriptos por el
art. 227, CPCC de la Nación, importante fuente de interpretación de aquella norma provincial. Ello, en razón de
que, conforme decisión de la Suprema Corte de Justicia, los términos de la ley 10620 contrarían al respecto el
adecuado funcionamiento de la administración de justicia, con un sistema gravoso para los justiciables e
irritativamente desigual para los litigantes y demás profesionales intervinientes, en comparación con el
profesional de ciencias económicas que actúa como perito”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 30/12/1992,
“Guzzo, Felipe C. J. y otro v. Guzzo, Luis y otro s/incidente de medida cautelar”. “El art. 227, CPCN, si bien
ajena al ordenamiento provincial, implica indudablemente una importante fuente de interpretación de la
contenida en el art. 226, CPC en cuanto a los parámetros de evaluación de los honorarios de los contadores
intervinientes -en el caso como interventores judiciales- en un proceso judicial”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 27/8/1996, “Krebs, Rodolfo E. v. Clínica Neuropsiquiátrica Plaza Constitución SRL s/remoción de
gerente - daños y perjuicios - intervención judicial”.
681
“La determinación de los honorarios provisorios del administrador de la sucesión está sujeta a lo preceptuado
por el art. 750, párr. 2º, CPCC, en concordancia con la doctrina que surge del art. 226 in fine del mismo cuerpo
legal”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 2/2/2001, “San Román, Daniel Melchor s/sucesión - incidente de
rendición de cuentas”.

256
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 227. Veedor
De oficio o a petición de parte, el juez podrá designar un veedor para que practique un
reconocimiento del estado de los bienes objeto del juicio o vigile las operaciones o actividades
que se ejerzan respecto de ellos e informe al juzgado sobre los puntos que en la providencia se
establezcan.

1. CONTRALOR
El Código regula aquí la forma más simple de esta medida cautelar, cual es la del veedor judicial.
La intervención de este sujeto también nombrado por el juez se limitará a reconocer el estado de las
cosas que integran el objeto mediato de la pretensión e informarlo formalmente 682.
Puede darse la necesidad de que este estudio y reporte lo realice quien posea ciertos conocimientos
técnicos para que los datos que brinde sean completos y fundados (por ejemplo, el caso de un
agrónomo respecto del estado de un campo).
Otra de las misiones del veedor es vigilar e informar al juzgado sobre el curso de las actividades tanto
de explotación de la cosa productora de ganancias como de la sociedad. Como siempre, el juez pautará
los límites de la intervención y, en este caso particular, señalará cuáles son los datos que necesita
conocer y el veedor habrá de aportar.
En atención al incuestionable derecho del acreedor a elegir aquellos bienes sobre los cuales ha de
recaer la cautelar y considerando la índole del comercio al que refiere la solicitud -que según el
peticionante no posibilitaría el embargo sobre bienes muebles- resulta pertinente disponer
conjuntamente el embargo preventivo de importes proporcionales de la recaudación bruta diaria y
designar un veedor en los términos del art. 227 para controlar al término de cada jornada diaria
trabajada la entidad de los ingresos habidos con información semanal al juzgado 683.
La veeduría judicial en ningún caso desplaza a los órganos de dirección y administración naturales de
la sociedad intervenida mediante este particular instituto según lo que con precisión se desprende de
las normas atingentes al mismo (arts. 115, ley 19550, y 227, CPCC) 684.
Son aplicables a esta figura -adaptadas a la distinta entidad de la participación del auxiliar de la
justicia- tanto lo atinente a la remoción (art. 224) como a la remuneración (art. 226) de interventores y
administradores.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Ver el punto 2 del comentario al art. 222.

SECCIÓN 5ª - Inhibición general de bienes y anotación de litis

Art. 228. Inhibición general de bienes


En todos los casos en que habiendo lugar a embargo éste no pudiere hacerse efectivo por no
conocerse bienes del deudor, o por no cubrir éstos el importe del crédito reclamado, podrá
solicitarse contra aquél la inhibición general de vender o gravar sus bienes, la que se deberá
dejar sin efecto siempre que presentase a embargo bienes suficientes o se diere 685 caución
bastante.
El que solicitare la inhibición deberá expresar el nombre, apellido y domicilio del deudor; así
como todo otro dato que pueda individualizar al inhibido, sin perjuicio de los demás requisitos
que impongan las leyes.

682
“Resulta prematura la designación de un veedor, en tanto si bien se ha alegado la existencia de dos grupos
enfrentados en la gestión de la empresa, no se han denunciado actos de gravedad que justifiquen su intervención
(art. 222, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/4/2000, “Bin, Daniel Elio y otro v. Compa, Juan
Antonio y otros s/medida cautelar”.
683
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 7/6/1994, “Prat, Rodolfo A. v. Filiberti, Gustavo s/embargo preventivo”;
7/4/1998, “Subsecretaría de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires v. Panadería San Nicolás SRL s/apremio” [J
14.7155-1].
684
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 26/12/1996, “Cifolilli, Renata Vanina v. Zanoni, Claudio Raúl s/ejecución
hipotecaria”.
685
Rectius est: diere.

257
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La inhibición sólo surtirá efecto desde la fecha de su anotación, salvo para los casos en que el
dominio se hubiere transmitido con anterioridad, de acuerdo con lo dispuesto en la legislación
general.
No concederá preferencia sobre las anotadas con posterioridad.

1. SUBSIDIARIEDAD DE LA MEDIDA
La inhibición general de bienes es la clásica medida cautelar adoptada en subsidio del embargo.
Cuando el deudor carece de bienes inmuebles -que son los más frecuentemente requeridos como
garantía- o los bienes de este tipo que posee son insuficientes, se habrá de disponer la medida
precautoria de marras que se instrumenta a través de su inscripción en el Registro de Anotaciones
Personales del Registro de la Propiedad Inmueble de la provincia.
Pueden inmobilizarse otros bienes y derechos del deudor siempre y cuando exista respecto de ellos
una forma de registro y publicidad suficiente. Aquí habremos de referirnos a la inhibición general de
bienes dispuesta respecto de inmuebles, sin perjuicio de que los mismos principios sean de aplicación
en los demás ámbitos.
Se ha dicho que la inhibición general de bienes se regla en nuestro ordenamiento procesal como un
remedio subsidiario al embargo y sólo procede cuando, siendo éste viable por configurarse los básicos
presupuestos del mismo, no puede efectivizarse por desconocimiento, inexistencia o insuficiencia de
bienes, de modo que esta medida precautoria es esencialmente sustitutiva del embargo 686.
También que si con posterioridad a la traba de una inhibición general de bienes el acreedor obtiene
embargo preventivo sobre un bien determinado del deudor que garantiza suficientemente el crédito,
aquélla debe levantarse una vez efectivizado éste, pues el carácter subsidiario de la primera impide la
subsistencia de ambas medidas precautorias 687.
Con criterio mucho más flexible, se ha sostenido asimismo que satisfechos los recaudos generales de
admisibilidad de las medidas precautorias, no es menester condicionar la de la inhibición general a la
prueba sobre la supuesta inexistencia, insuficiencia o desconocimiento de bienes del presunto
obligado, pues no es éste un recaudo que exija para el caso la normativa ritual 688.
Si bien es cierto que del tenor del texto legal habría que agotar previamente toda otra posibilidad de
trabar un embargo -sobre, por ejemplo, bienes muebles- la práctica indica que es suficiente con que se

686
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/3/1998, “Nocetti, Miriam Ángela v. Speroni de Betelu, Zelmiro
s/restitución de sumas y daños y perjuicios”.
687
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/7/1996, “Vargas, Rubén Abel v. Lucero, Sergio Fernando y
otros s/daños y perjuicios (art. 250, CPC)”. “Conforme el art. 228, Código Procesal, la inhibición general de
bienes del deudor procede sólo ante la imposibilidad de decretar embargo suficiente sobre su patrimonio, lo que
determina la relación de subsidiariedad de la primera hacia la segunda. Con ello nada impide que, decretada la
cautelar supletoria, sea viable el embargo solicitado con ulterioridad, ya que impedirlo equivaldría a interpretar
la relación de subsidiariedad entre ambas medidas en sentido inverso al de la disposición legal; máxime si se
tiene en cuenta las atribuciones del juez de dejar sin efecto la inhibición decretada si se comprueban los recaudos
que obstan su procedencia, una vez trabado el embargo”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/6/1998, “Fisco
de la Provincia de Buenos Aires v. Pereyra, Jorge Alberto s/apremio”.
688
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 19/10/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Barila, Ernesto
s/apremio”.

258
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
alegue desconocer bienes inmuebles del deudor para que se despache la medida 689 u otras razones
atendibles690.
Una vez trabada y notificada la medida, el deudor podrá fácilmente lograr su levantamiento ofreciendo
bienes determinados como garantía reemplazando así la cautelar por otra -embargo o secuestro-.
Al igual que el resto de las cautelares, también en este caso se exige la acreditación de la verosimilitud
del derecho y del peligro en la demora a lo que habrá que agregarse -entendemos- la indicación de la
ausencia o insuficiencia de bienes inmuebles por el carácter subsidiario que esta medida posee. Operan
también aquí las reglas para la determinación de la contracautela.
El Código requiere en forma expresa que para el pedido de esta medida se debe individualizar
concretamente a la persona del deudor que habrá de soportar la cautela.
La necesidad de la correcta identificación del sujeto contra el que operará una medida precautoria -así
como de los bienes involucrados, en su caso- es un recaudo básico y sobreentendido ya que deriva
directamente de la garantía de la defensa en juicio plasmada constitucionalmente y cuyo
incumplimiento dará derecho al perjudicado a que se concrete una inmediata rectificación y
eventualmente, a que intente una pretensión resarcitoria por las medidas cautelares trabadas
indebidamente a quien no es deudor o sobre bienes que no fueron objeto de la cautela dispuesta
judicialmente.

2. LEVANTAMIENTO
El Código explicita que el deudor podrá lograr el levantamiento de la medida ofreciendo bienes a
embargo o caución en garantía.
Ello no es más que una manifestación concreta del principio de flexibilidad o mutabilidad del que nos
habla el art. 203.
El juez deberá escuchar al acreedor antes de decidir el reemplazo (art. 203, cit., parte final).

3. EFECTOS
Esta medida tendrá por efecto impedir que el deudor inhibido pueda disponer de bienes inmuebles
mientras la misma no sea levantada por orden judicial o bien quede sin efecto por el paso del tiempo.
Recordemos que el art. 205 establece para embargos e inhibiciones un plazo de validez de cinco años,
renovables mientras se lo haga antes de su vencimiento por orden judicial.
No se veda al deudor la posibilidad de la compra de bienes.
Nada podría impedírselo ya que lo buscado por la medida es evitar la reducción patrimonial y no, por
el contrario, su incremento. Una vez vigente la medida el deudor no podrá enajenar bienes inmuebles
ya que el escribano ante quien pasará la escritura de compraventa, en forma previa a la realización del
acto formal, tienen la obligación de requerir un informe al Registro de Anotaciones Personales
respecto del vendedor. Si de allí surge la medida cautelar trabada y vigente no podrá autorizar el
negocio.

689
“La inhibición general de bienes es una medida precautoria de excepción, que impide la disposición de
derechos sobre bienes inmuebles o registrables y que inmoviliza el patrimonio del deudor (art. 228, Código
Procesal). Ahora bien, como esta medida cautelar procede cuando no se conocen bienes del deudor, no es
necesario intentar la traba de embargo como paso previo para solicitarla, ni acreditar la inexistencia o ignorancia
de bienes, bastando, como acontece en autos la mera manifestación del acreedor de que no conoce bienes de
propiedad del deudor para denunciar a embargo, sin que corresponda la justificación de su aserto”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 28/4/1992, “Hudson SRL v. Frassanito, Antonio s/cumplimiento de contrato, daños y
perjuicios”; 24/2/2000, “Banco Municipal de La Plata v. Gónzalez, César David s/cobro ejecutivo”. “La
inhibición general de bienes sólo procede en los supuestos de desconocimiento de bienes del deudor, o la
insuficiencia de ellos para cubrir el crédito reclamado (conforme el art. 228, CPCC). Aun siendo amplios en
admitir la procedencia de la medida y en la consideración de que la misma no se encuentra supeditada al previo
diligenciamiento del embargo, si los bienes resultaran insuficientes para cubrir el crédito reclamado, la
inhibición general de bienes sólo sería procedente si tal circunstancia se probara sumariamente”. Cám. Civ. y
Com. La Matanza, sala 2ª, 3/5/2001, “García, Eduardo Marcelo y otra v. Maldonado, Fortunato Doroteo y otros
s/medidas cautelares”.
690
“Procede la inhibición general de bienes si los demandados tienen su domicilio en la provincia de Córdoba, lo
que de suyo introduce un mayor escollo en la localización de bienes a embargar, y la magnitud de los derechos
que se invocan como lesionados y la necesidad de resguardar de algún modo la pretensión resolutoria y
resarcitoria que le brindan al mismo las normas legales invocadas en su demanda, autorizan en este caso a
habilitar el resguardo asegurativo contemplado por el art. 228, CPCC”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
7/11/2000, “Traverso, Carlos A. v. Bustos, Ángel y otro s/resolución de contrato y daños y perjuicios”.

259
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los bienes que se encuentra impedido de enajenar son tanto aquellos que poseía al momento de la
traba -y no advirtió el acreedor- como los que incorpore con posterioridad y hasta tanto no se deje sin
efecto la medida -por orden del juez o por caducidad de la misma-.
Como se advertirá, esta grave limitación al poder de disposición de bienes de una persona encuentra
fundamento en la protección del crédito de su acreedor.
El artículo indica que los efectos de la inhibición general de bienes nacen con la anotación.
Esto es así ya que desde ese momento adquiere debida publicidad. Expresamente se señala que la
prioridad no da preferencia respecto de las demás inhibiciones que por otros juicios se traben respecto
de la misma persona. De tal aserto se desprende que la inhibición general de bienes imposibilita que
una persona pueda enajenar bienes pero al no trabarse sobre un determinado objeto o derecho no existe
prioridad para hacer efectivo el pago sobre una cosa específicamente individualizada.
De allí que para que exista tal prioridad, el acreedor deberá trabar una medida concreta sobre un bien
determinado -embargo- y a partir de allí sí operará la regla de la prioridad. En otras palabras, por más
que existan varios acreedores inhibientes, si aparece un bien en el patrimonio del deudor común tendrá
prioridad sobre el mismo el acreedor que primero trabe embargo sobre ese bien -regla del art. 218 - sin
importar el orden en que se encuentren anotadas las inhibiciones generales de bienes.
Por eso, si no hay embargo trabado -ni otros créditos preferentes- los acreedores inhibientes concurren
a prorrata.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 228, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 229. Anotación de litis


Procederá la anotación de litis cuando se dedujere una pretensión que pudiere tener como
consecuencia la modificación de una inscripción en el registro de la propiedad y el derecho fuere
verosímil. Cuando la demanda hubiere sido desestimada, esta medida se extinguirá con la
terminación del juicio. Si la demanda hubiese sido admitida, se mantendrá hasta que la
sentencia haya sido cumplida.

1. PUBLICIDAD REGISTRAL DEL JUICIO


Se trata en el caso de derechos o bienes registrables que se encuentran en litigio.
De esta manera, se contempla como medida cautelar la anotación de la existencia de un juicio a su
respecto para que así, a partir de la debida publicidad de esta circunstancia, quienes adquieran
derechos sobre los bienes involucrados no puedan ampararse en el desconocimiento del estado
controvertido del mismo para alegar ser adquirentes de buena fe.
El art. 229 exige implícitamente que exista una “demanda” promovida pues de lo contrario no habría
“litis” susceptible de ser anotada691.
Si bien la norma menciona al registro de la propiedad -justificado, como hemos dicho, por ser los
inmuebles los típicos bienes a los que se recurre para que operen como garantía- la medida puede ser
instrumentada respecto de otros bienes en tanto cuenten con un sistema registral que garantice la
publicidad que hace a la esencia de estas cautelas.
Sobreabundante resulta -una vez más- la mención de la verosimilitud del derecho por ser un recaudo
genérico, más allá de que se haya dicho que la verosimilitud del derecho necesaria para la
admisibilidad de la anotación de la litis se atenúa manifiestamente respecto de la requerida para la
prohibición de innovar atento a los distintos alcances que contiene cada una, en tanto la segunda
asegura el derecho inhibiendo su disponibilidad y la primera sólo lo hace dando publicidad registral a
la contienda que puede aparejar la modificación de la inscripción del bien en el registro pertinente 692.

2. VIGENCIA
Se enuncian principios generales también aquí, respecto de la vigencia de la medida.

691
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/4/1987, “Insúa, Jorge Claudio s/medida cautelar”.
692
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/3/1998, “Vila Góngora, Tito Antonio v. De la Vega, Carlos Federico
s/falsedad de documento”.

260
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se deja aclarado que si la demanda se repele, la anotación de litis perderá virtualidad “extinguiéndose
con la terminación del juicio”.
Ello es indiscutible -como ocurre también en el resto de las medidas cautelares- ya que al tratarse de
una pretensión accesoria y dependiente del juicio principal, terminado éste con el rechazo de la
demanda implica que con grado de certeza se determinó la improcedencia de la pretensión fondal, por
lo que -naturalmente- habrá de caer también la simple verosimilitud del derecho.
Desapareciendo el presupuesto que permitió su dictado, la precautoria debe extinguirse.
Sin embargo, ello que parecería automático, no funciona así en la realidad desde el momento que en
algunos casos será necesario que el interesado obtenga una expresa resolución del juzgado que la deje
sin efecto y realizar luego las diligencias ante el registro pertinente para anotar el levantamiento de la
medida.
Recién en ese momento y por esas vías se deja sin efecto la anotación señalada.
Por el contrario, si la demanda prospera, la medida recién dejará de tener virtualidad con el
cumplimiento de la sentencia. Hasta allí perdurará el aseguramiento, anotándose ahora el nuevo estado
registral derivado del resultado del juicio.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 229, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 6ª - Prohibición de innovar. Prohibición de contratar

Art. 230. Prohibición de innovar


Podrá decretarse la prohibición de innovar en toda clase de juicio, siempre que:
1º) El derecho fuere verosímil.
2º) Existiere el peligro de que si se mantuviera o alterara, en su caso, la situación de hecho o de
derecho, la modificación pudiera influir en la sentencia o convirtiera su ejecución en ineficaz o
imposible.
3º) La cautela no pudiere obtenerse por medio de otra medida precautoria.

1. FIGURAS COMPRENDIDAS. DISCUSIÓN


Este breve artículo ha dado lugar a grandes discusiones doctrinarias.
Concretamente, el eje del debate pasa por determinar su alcance, esto es, qué figuras cautelares
alberga.
Por su título, sólo estaría referido a la prohibición de innovar 693.
Esta medida consiste en la orden judicial que petrifica o congela cierto estado fáctico o jurídico
existente al momento del requerimiento de la cautela para evitar que se altere en lo sucesivo si de ese
cambio pueden surgir perjuicios694.
Se trataría del caso -por dar sólo un ejemplo- de quien padezca una enfermedad para la que requiere
del suministro de drogas especiales y la entidad que las provee le anuncia que en lo inmediato habrá de
cesar con el suministro. La medida cautelar de no innovar que se dicte -pedida aún vigente la

693
“Constituye principio cardinal que nos llega del derecho romano, que una vez comenzada la litis las partes
deben abstenerse de alterar la situación fáctica de las cosas objeto del juicio, evitando así el perjuicio que de ello
pudiere derivarse. El hecho de la colocación de un alambrado en el inmueble objeto de este proceso por
usucapión, así como las demás circunstancias que de ello derivaran, importa alterar la situación fáctica existente
al trabarse la litis, aspecto que el órgano judicial debe cuidar, imponiéndose el restablecimiento de las cosas al
momento de producirse la traba de la litis, con expresa indicación para las partes de que en el futuro deberán
abstenerse de realizar en el inmueble de marras, cualquier acto que importe modificar la situación existente al
tiempo de notificarse la demanda (arts. 195, 230, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
31/10/1995, “Tous, Omar Jorge v. Colombo y Poletti s/prescripción adquisitiva de dominio apelación art. 250 “.
694
“La prohibición de innovar, de conformidad con lo dispuesto en el art. 230, CPCC puede decretarse en toda
clase de juicios, inclusive en el terreno de la acción originaria de inconstitucionalidad consagrada en los arts. 683
del mismo Código”. SCBA, I.2132, 21/4/1998, “Carrefour Argentina SA v. Municipalidad de La Plata
s/declaración de inconstitucionalidad medida cautelar de no innovar”.

261
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
prestación- ordenará que ésta no se suspenda hasta que recaiga sentencia sobre el juicio de fondo (una
pretensión de cumplimiento de contrato, amparo, etc.) 695.
Sin embargo, del texto del inc. 2º surgen las dudas.
Allí se establece que el riesgo a conjurar puede provenir tanto de la alteración de una situación de
hecho o de derecho (para lo cual se aplica la típica medida de no innovar referida) como de que se
mantengan esas situaciones.
Si el peligro en la demora surge de que la situación al momento del pedido se “mantuviera”, entonces
será necesario “cambiar” ese estado de cosas o de derechos. Si de cambiar algo se trata, mal puede ser
ordenada una “medida de no innovar” ya que hace a la esencia de esta figura el mantenimiento de un
statu quo.
Aquí radica el fundamento de los que sostienen que este artículo además de contener la medida
cautelar de no innovar, alberga otra más: la medida cautelar innovativa en virtud de la cual se da una
orden judicial para que se modifique en cierto sentido el estado fáctico o jurídico existente al momento
de la petición y que así permanezca hasta la sentencia de mérito.
Adaptando el ejemplo brindado, sería el caso del paciente al que aludimos antes al cual se le
interrumpe abruptamente el suministro de medicamentos y -ya privado de la droga vital- reclama ante
la justicia la asistencia farmacológica. Como el pedido se hace cuando ya no se está brindando tal
asistencia, la orden cautelar del juez obligará al prestador a que revierta esa negativa (“cambie”,
“innove”) y vuelva a proveer de los remedios en forma provisoria hasta que se resuelva la pretensión
de fondo (como vimos, cumplimiento de contrato, amparo, etc.).
Se ha dicho que mediante la medida cautelar innovativa se busca alterar el estado de hecho o derecho
existente al tiempo de su dictado, configurando un anticipo de la jurisdicción de carácter excepcional,
favorable respecto del fallo final y que requiere una mayor prudencia en la apreciación de los recaudos
que hacen a su admisión. Los presupuestos de la cautela innovativa son los comunes a todas las
medidas precautorias, a saber: a) verosimilitud del derecho invocado, b) el peligro en la demora o la
irreparabilidad del perjuicio y c) el otorgamiento de una contracautela. En punto al primer requisito,
cabe señalar que la real apariencia del derecho invocado conforma una premisa ineludible cuya
verificación se acentúa ante una eventual diligencia innovadora, dado que su operatividad se motoriza
en una verdadera alteración del cuadro fáctico existente al incoarse la demanda. Si del relato fáctico
hecho por los amparados no se infiere en forma concreta y circunstanciada la arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta que autorice el dictado de tal medida, toda vez que no se acredita prima facie el
enfrentamiento de los alegados actos lesivos que harían al sustento de la cautela con el derecho o
garantía constitucional invocados, desde la perspectiva del conocimiento sumario, provisional y no
exhaustivo de la temática implicada, ello conlleva a no advertirse que concurra en el sub lite el
señalado presupuesto de la necesaria verosimilitud que la torne viable 696.
Para alguna parte de la doctrina y la jurisprudencia la medida innovativa tiene su respaldo en la
previsión genérica contenida en el art. 230 y apunta a alterar el estado de hecho o derecho vigente al

695
“El acceso al consumo de servicios públicos domiciliarios (electricidad, gas, teléfono, agua, etc.), constituye
un derecho de raigambre constitucional de los ciudadanos-usuarios, en cuanto imprescindibles para el
desenvolvimiento de una vida digna. Siguiendo tales premisas, la verosimilitud del derecho que se invoca para
obtener la medida cautelar en crisis, en el caso, debe ser entendida como la posibilidad de que éste exista, y no
como una incontestable realidad, que sólo se logrará al agotarse el trámite (art. 230 y su doct. CPCC). El servicio
telefónico constituye un elemento esencial para la vida y salud de la actora -máxime en función de su avanzada
edad-, la medida ordenada por el a quo impide que, mientras se sustancia el proceso, se puedan llegar a
conculcar las garantías constitucionales que se pretenden tutelar; ya que la gravedad o irreparabilidad posterior
que produciría el corte de servicio pretendido por la recurrente, no permiten aguardar el resultado de la sentencia,
ameritando detener, mientras tanto, la situación provocada por la cuestionada facturación. Que, por otra parte,
tampoco debe soslayarse la situación de inferioridad en que se encuentra el usuario frente a la empresa
prestataria del servicio, ya que ésta cuenta con el control cuasi unilateral de lo facturado y la facultad de cortar el
suministro, mientras que aquél -al no tener acceso a las oficinas donde se encuentran los aparatos de medición-,
no posee los elementos técnicos necesarios para comprobar, ab initio, la invocada sobrefacturación del servicio.
En virtud de las consideraciones efectuadas, cabe concluir que la medida cautelar dispuesta por el juez de grado
-consistente en no introducir un cambio en la situación de hecho existente al momento en que se la decretó-, se
ajusta a derecho y debe ser confirmada (art. 42, CN; art. 38, Constitución de la Provincia Buenos Aires; arts. 230
y concs., CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 3/3/2001, “Fado, Rosa v. Telefónica de Argentina SA
s/acción de amparo”.
696
Cám. Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 10/11/2000, “Costantino, Alicia v. Municipalidad de La Plata y otro
s/amparo”.

262
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
momento de su dictado en orden a evitar el compromiso o frustración del resultado del proceso
principal si no media una modificación anticipada697.
Entendemos -modestamente- que la discusión que suscita este artículo es ociosa.
El juez tiene amplísimos poderes cautelares.
Le vienen dados por el juego de los arts. 204 y 232. Por el primero, el magistrado puede adaptar el
pedido cautelar a las circunstancias de cada caso para evitar perjuicios innecesarios y teniendo en
cuenta la entidad del derecho a proteger. Y por el segundo, existe una absoluta libertad para crear
medidas cautelares sui generis en la búsqueda de una más idónea protección provisoria de los intereses
de los litigantes.
De allí que no puede estar en tela de juicio la capacidad del juez de ordenar, como medida cautelar,
que una situación de hecho o jurídica existente al momento de la petición cambie o se mantenga.
Si el fundamento legal para ello se encuentra en el art. 230 o en el 232, lo mismo da.
El Código es un todo sistematizado y ese sistema normativo avala tales posibilidades sobre la base de
principios superiores a los legales.
La garantía de la tutela judicial continua y efectiva del art. 15, Constitución provincial, subyace a estas
construcciones y les da basamento suficiente. Por eso, entendemos que no obstante cuál sea el
continente, ambas medidas cautelares -innovativa y prohibición de innovar- están en plena vigencia y
a disposición de los litigantes y jueces para cumplir con la tarea protectoria de los derechos de la
comunidad.

2. ANTICIPACIÓN PROVISIONAL DE LA TUTELA


Se introduce aquí la teoría de la tutela anticipada a la que referimos en la nota al art. 195.
El cambio de la doctrina de la Corte nacional operado con el precedente “Camacho Acosta” dio una
nueva dimensión a estas peculiares figuras precautorias donde -a diferencia de, por ejemplo, un
embargo que constituye una simple garantía o resguardo pero no coincide con el objeto mediato de la
pretensión- se adelantan de manera provisoria las prestaciones que verosímilmente habrá de disponer
la sentencia de mérito.
Tanto la prohibición de innovar como -fundamentalmente- la medida cautelar innovativa importan que
se ordenen conductas que -por lo general- reproducen en los hechos las mismas conductas que se
buscan con la resolución final del pleito principal.
De allí que en la gran mayoría de los casos, la obtención de una medida innovativa genere cierta
resistencia -en jueces y más aún en los litigantes sobre los que recae su cumplimiento- porque está
adelantando cautelarmente y en forma provisoria el contenido del fallo de mérito. Y si bien ya dejamos
claramente sentado que esta obtención es provisional, condicional, precaria, lo cierto es que quien
deba cumplirla (en el caso de nuestro ejemplo, la obra social o el Estado que debe suministrar
remedios) siente que sin haber transitado un juicio completo ya ha sido condenado.
Este razonamiento -admisible en el ciudadano común que no tiene porqué conocer de tecnicismos
procesales- no puede ser compartido por los operadores del derecho que saben perfectamente cuál es
la diferencia entre el alcance de una medida cautelar y el de una sentencia de mérito.
Hoy, la Corte nacional avala que se pueda obtener -previa contracautela- un adelanto precautorio de la
jurisdicción mediante estas figuras de “tutela material” o “sustancial” cuando el peligro en la demora
sea debidamente justificado y exista -como siempre- verosimilitud del derecho.
De este modo, nos apartamos de la doctrina que requiere en estos supuestos mayores recaudos como
ser la “fuerte probabilidad del derecho” o “la irreparabilidad del perjuicio”. No se trata de otra cosa
que de grados -máximos si se quiere- del ya tantas veces aludido fumus bonis iuris y periculum in
mora.

3. RECAUDOS GENERALES DE LAS MEDIDAS PREVISTAS


Sea que entendamos que aquí se regula sólo una medida cautelar -la prohibición de innovar- o dos
-también la medida innovativa-, el artículo vuelve a reproducir sobreabundantemente los recaudos
genéricos de toda cautela: verosimilitud del derecho y peligro en la demora.
La necesidad de contracautela proviene de las pautas generales en la materia.
Lo que sí resulta trascendente es la subsidiariedad.
La ley impone que para su procedencia se acredite la insuficiencia de las demás medidas cautelares.
Así se dijo que la prohibición de innovar será admisible en ausencia de cualquier otra figura típica,
697
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 13/5/1999, “Toloza, Ismael Armando y otra v. Club Belgrano s/cancelación
de inscripción en Liga Nicoleña de Fútbol”.

263
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
resultando por lo tanto improcedente cuando la seguridad puede alcanzarse a través de otros remedios
legales698.
Ello es atendible por la distinta entidad que tienen estas medidas precautorias a las que denominamos
“cautela material” ya que tienen la virtualidad -en la mayoría de los casos- de otorgar el bien de la vida
de manera provisoria.
Y si bien -como en todo contexto cautelar- quedarán expeditas las pretensiones de responsabilidad si la
medida fue obtenida sin derecho o abusivamente, lo cierto es que en la realidad se producen
situaciones provisorias cuyo efectos no pueden ser revertidos sin recurrir a la reparación pecuniaria de
los perjuicios irrogados.
Volviendo al ejemplo ya utilizado, los remedios serán consumidos por el paciente y el tratamiento
seguirá surtiendo efecto y si luego se determina que no había derecho para exigirlos es obvio que las
drogas no podrán ser devueltas, pero sí podrá exigirse -si se reúnen los extremos legales- el pago de su
valor y demás perjuicios causados por esa prestación brindada cautelarmente y pedida sin derecho.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 230, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 231. Prohibición de contratar


Cuando por ley o contrato o para asegurar la ejecución forzada o los bienes objeto del juicio,
procediese la prohibición de contratar sobre determinados bienes, el juez ordenará la medida.
Individualizará lo que sea objeto de la prohibición, disponiendo se inscriba en los registros
correspondientes y se notifique a los interesados y a los terceros que mencione el solicitante.
La medida quedará sin efecto si quien la obtuvo no dedujere la demanda dentro del plazo de
cinco (5) días de haber sido dispuesta, y en cualquier momento en que se demuestre su
improcedencia.

1. LIMITACIONES CAUTELARES AL PODER DE CONTRATAR


Así como la inhibición general de bienes impide a una persona disponer en forma genérica de bienes
registrables que estén o ingresen luego en su patrimonio, aquí la ley permite que se limite el poder de
contratar sobre un bien determinado consignando esa orden registralmente para que tenga debida
publicidad, más allá de la comunicación expresa -por cédula- a los interesados y ciertos terceros que
puedan tener alguna relación con esos bienes y que sean denunciados por el requirente de la medida.
No se trata aquí de la mera noticia de que el bien es objeto de litigio como en la anotación de litis
donde no se prohíben los negocios jurídicos a su respecto sino que se evita que quien compre alegue
luego el desconocimiento de la existencia de un juicio respecto de aquél.
En la figura que regula el artículo en estudio se prohíbe directamente el contrato.
El negocio que se realice en contravención con esta orden no tendrá validez para ninguna de las partes
debido a la existencia de debida publicidad registral de la orden judicial.
La ley establece los fines de la peculiar figura: la medida deberá adoptarla el magistrado a pedido de
parte con el objeto de que se cumplan mandas legales o contractuales o bien para que se asegure la
ejecución forzada del bien en cuestión.

2. CADUCIDAD
Reiterando principios generales, este artículo establece que si la medida se obtiene antes de iniciado el
juicio principal y la demanda no se interpone en los cinco días posteriores a esa resolución, quedará
sin efecto.
Lo novedoso -y que encuentra fundamento en la gravedad de la restricción a la libertad de contratar
que no puede ser sostenida por un tiempo excesivo- es el plazo, más breve que el genérico de diez días
del art. 207 que corre desde la traba (aquí, desde que se dispuso).
Se ha sostenido que la medida cautelar de prohibición de contratar caduca de pleno derecho luego de
transcurrido el plazo previsto por el art. 231 que es de cinco días. Como tal caducidad viene impuesta
por la ley, no es necesario el pedido de parte y sucede de pleno derecho según lo establecido por el art.
698
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 16/2/1993, “G., S. R. v. D. I., J. s/divorcio vincular - incidente
aumento cuota alimentaria”.

264
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
207 que es una norma general que se refiere a todas las medidas cautelares y resulta aplicable con
relación a la prohibición de contratar699.
También quedará sin efecto en cualquier momento en que se acredite su improcedencia a pedido de la
parte damnificada.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 231, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 7ª - Medidas cautelares genéricas y normas subsidiarias

Art. 232. Medidas cautelares genéricas


Fuera de los casos previstos en los artículos precedentes, quien tuviere fundado motivo para
temer que durante el tiempo anterior al reconocimiento judicial de su derecho, éste pudiere
sufrir un perjuicio inminente o irreparable podrá solicitar las medidas urgentes que, según las
circunstancias, fueren más aptas para asegurar provisionalmente el cumplimiento de la
sentencia.

1. PODER CAUTELAR GENÉRICO


La materia cautelar hunde sus raíces en la directiva del art. 15 de la Carta bonaerense que garantiza la
tutela judicial continua y efectiva.
De allí que no pueda ser acotada estrictamente a pautas rígidas e inamovibles. Queda en mano de los
letrados de las partes y de los jueces el rol creativo de modelar las figuras que mejor custodien los
derechos en juego teniendo en cuenta sus peculiaridades, urgencia, trascendencia, incidencia respecto
de terceros, etc.
Se trata del “poder cautelar genérico” 700.
Por eso es que la tipificación de las cautelares ya vistas no agota las posibilidades de tutela provisional
y la manda en estudio habilita la adopción de cualquier otra medida que asegure adecuadamente los
intereses cuya protección se requiere del órgano judicial.
Es una norma abierta en cuanto a las concretas medidas cautelares a adoptar. Sin embargo, le son
plenamente aplicables todas las pautas de la teoría general ya analizadas: recaudos de procedencia,
mutabilidad, responsabilidad posterior, protección del sujeto que debe soportar la medida, etc.
Así, por ejemplo, la denegatoria (aun implícita) del levantamiento de la indisponibilidad de los fondos
obtenidos en la subasta fundada en hallarse pendiente y en trámite el incidente de resolución de la
compraventa derivada de ese remate configura una medida cautelar innominada 701.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

699
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 19/12/1989, “Díaz, Nora y otro s/tercería de dominio en autos
`Peombara, Omar v. Díaz, Raúl s/ejecutivo´”.
700
“El art. 232 del ordenamiento procesal a través de una norma genérica, posibilita que el órgano jurisdiccional
dicte otras medidas cautelares distintas a las que han sido previstas específicamente, y desde ese encuadre
normativo pudo decretarse la medida preventiva consistente en que los demandados deben abonar, mes a mes,
los gastos de tratamiento y rehabilitación del litisconsorte activo -menor de edad-, proveniente de las secuelas del
accidente que motivan el caso de autos, que no cubre la obra social IOMA que lo ampara, hasta que culmine la
asistencia de las graves lesiones físicas, previa caución personal. Si no se asegura inmediatamente la asistencia
de la víctima, que requiere un tratamiento altamente especializado y que, en principio, excede la cobertura social
que cumple IOMA, la sentencia que se pronuncie podría ser tardía, por no haberse adoptado, en las actuales
circunstancias, las medidas urgentes que requiere la tutela de la integridad física de la víctima, consagrados
como es de público conocimiento en el derecho constitucional transnacional (arts. 3, 25, 1, Declaración
Universal de los Derechos Humanos, art. I, XI, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
arts. 5, 1, 19, Convención Americana sobre Derechos Humanos [Pacto de San José de Costa Rica], art. 24, Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, arts. 18, 24, Convención sobre los Derechos del Niño, todos los
cuales tienen jerarquía constitucional) (art. 75, inc. 22, CN)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/9/2001,
“Román, Andrés Blas y otros s/cautelar innovativa”.
701
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 4/10/2000, “Zalazar, Daniel y otro v. Matos, Hilda s/cobro ejecutivo -
embargo preventivo”.

265
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 232, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 233. Normas subsidiarias


Lo dispuesto en este capítulo respecto del embargo preventivo es aplicable al embargo ejecutivo,
al ejecutorio, y a las demás medidas cautelares, en lo pertinente.

1. APLICACIÓN SUBSIDIARIA DE NORMAS


Las reglas del embargo preventivo se aplican al ejecutivo y al ejecutorio. Y viceversa, a tenor de lo
que señala el art. 213.
También -en lo pertinente- se aplican a las demás figuras cautelares, se trate de las típicas o de las
innominadas producto de la actividad autorizada por el art. 232.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 233, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 8ª - Protección de personas

Art. 234. (Texto según ley 12607, art. 198) Procedencia


Podrá decretarse la guarda:
1º) De menores de edad que se encontraren en las situaciones previstas en los arts. 307 y 309,
CCiv.
2º) De menores o incapaces que sean maltratados por guardadores o curadores o inducidos por
ellos a actos reprobados por las leyes o la moral.
3º) De menores o incapaces sin representantes legales.
4º) De menores o incapaces que estén en pleito con sus representantes legales, en el que se
contravierta la patria potestad, tutela o curatela o sus efectos.

1. MEDIDAS CAUTELARES SOBRE PERSONAS


La teoría cautelar ha desarrollado abundantes figuras destinadas a proteger o resguardar la solvencia o
integridad patrimonial del deudor ya que de ese modo podían obtenerse fondos -previa ejecución
forzada de bienes- para que se cumplan las obligaciones de dar sumas de dinero y aun de tratarse de
obligaciones de dar otras cosas o de hacer o no hacer, existe la posibilidad de que todas ellas puedan
mutar en obligaciones de aquel tipo (dar) en concepto de indemnizaciones por daños y perjuicios.
De allí la mayor cantidad de medidas cautelares que recaen sobre bienes (o sobre personas, pero en
función de su vínculo con bienes, como es el caso de la inhibición general de bienes).
En esta sección se incluyen medidas precautorias que tienden esencialmente a proteger la integridad
psico-física de ciertos sujetos en estado de abandono o peligro, ya sea desplazando al individuo
necesitado de asistencia a un lugar más seguro o bien forzando a quien se encuentre causando este tipo
de situaciones a dejar su morada en los casos en que conviva con la víctima a los efectos de que cese
el accionar impropio.
Como características propias de este tipo de medidas podemos mencionar que existe -en varios casos-
una amplísima legitimación para solicitarlas, flexibilización en cuanto a la prueba de los recaudos
básicos de toda cautelar (verosimilitud del derecho, peligro en la demora así como respecto de la
contracautela) e intervención obligatoria del Ministerio Público a través de los Asesores de Incapaces
(de acuerdo con las mandas de los arts. 59, 493 y 494, CCiv.).

2. GUARDA CAUTELAR
Este artículo regula la posibilidad de que el juez disponga de personas incapaces a los fines de
protegerlas atento el estado de peligro o abandono en el que se encuentran decretando su guarda a
cargo de alguien que aparezca como un sujeto idóneo para mantenerla alejado de la situación
descripta.

266
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La ley describe los supuestos en los que se entiende presente esa situación negativa para los incapaces.
Sin embargo, ello no es obstáculo para que el juez disponga guardas fuera de los casos expresamente
contemplados en los incisos de este artículo en el marco del poder cautelar general cuando exista
riesgo cierto para la integridad psico-física de aquéllos.
Se contempla el caso de los menores de edad en los supuestos de suspensión y privación de la patria
potestad de los padres.
Los casos de privación importan actos de muy grave inconducta de los progenitores mientras que los
casos de suspensión tienen diversa naturaleza (ausencia con presunción de fallecimiento, interdicción
o inhabilitación así como condena penal en los términos del art. 12 de ese Código, etc.).
El juez habrá de determinar en cada caso si se encuentra ante un supuesto que justifica la medida
cautelar de marras teniendo en cuenta que la misma importará sacar el menor del ámbito habitual en el
que se encuentra para ubicarlo en otro contexto mientras permanezcan vigentes las causas que
motivaron la precautoria.
No olvidemos que en todo lo que involucre a un menor será de aplicación el estándar interpretativo
que manda dar preeminencia al “interés superior del niño” contenido en el art. 3.1 de la Convención
sobre los Derechos del Niño integrativa de nuestra Constitución Nacional a partir de la reforma de
1994 (art. 75, inc. 22).
También se regula el caso -respecto de incapaces en general- de que el maltrato provenga ya no de los
padres -se trataría de una causal de pérdida de patria potestad, art. 307, inc. 3º, CCiv.- sino de los
guardadores actuales o curadores o bien, que éstos lo induzcan a la realización de actos ilegales o
inmorales -se trata de otra manera, también grave, de ejercer maltrato-.
Tanto en este caso como en el anterior, se priva de la guarda a quienes tienen la misión de contener y
proteger a un incapaz y desoyendo ese mandato incurren en tratamientos inadecuados respecto de
quien no puede defenderse ni conducirse por sí solo. Las situaciones así generadas podrán dar lugar
incluso a sanciones penales para quienes ejerzan algún tipo de violencia física o moral.
La medida también procede respecto de los incapaces que carecen de representantes legales.
En tal caso, el guardador designado cautelarmente deberá disponer los medios pertinentes para que se
provea al incapaz de la suficiente representación a través -por ejemplo- de una pretensión de filiación,
un trámite de curatela o de tutela, etc.
Si bien normalmente estos casos se encontrarán bajo la competencia de la justicia de menores o de
paz, en forma excepcional y para casos de urgencia, el juez en lo Civil y Comercial podrá adoptar
estas medidas cautelares en resguardo de la salud del incapaz, sin perjuicio de que la cuestión luego
siga tramitando ante el magistrado competente.
Finalmente, el caso de los incapaces en conflicto con sus representantes legales al discutirse tanto la
patria potestad, como la tutela, curatela o sus efectos -personales o patrimoniales-.
Si la situación se torna insostenible en el seno del hogar será necesario atribuir a otra persona la guarda
del incapaz para que así al menos durante el pleito no exista ese clima hostil respecto del menor,
insano o inhabilitado.
Para los casos donde es manifiesta la contradicción de intereses entre el representante legal y su
representado, corresponde la designación de un representante ad litem que actuará en el juicio
defendiendo los intereses del menor quien -además- cuenta con la representación promiscua del
Asesor de Incapaces.
La guarda provisoria por su naturaleza es asimilable a las medidas precautorias (arts. 234 y 198,
CPCC) debiendo concederse al sólo efecto devolutivo los recursos extraordinarios deducidos
mandando consiguientemente a ejecutar la sentencia impugnada 702.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 234, Código nacional.
Más allá de variaciones en los textos de los diferentes incisos, no se alude a los casos de los arts. 307 y
309, CCiv. y sí se hace mención del supuesto de la “mujer menor de edad que intentase contraer
matrimonio, entrar en comunidad religiosa o ejercer determinada actividad contra la voluntad de sus
padres o tutores”.

Art. 235. Juez competente


702
SCBA, Ac. 85.958, 12/2/2003, “M., J. y otros s/art. 10, ley 10067 - recurso de queja”.

267
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La guarda será decretada por el juez del domicilio de la persona que haya de ser amparada, con
intervención del Ministerio Público.
Cuando existiese urgencia o circunstancias graves, se resolverá provisionalmente, sin más
trámite.

1. REGLAS PROCESALES
Por un lado, aquí se establece la competencia del juez del domicilio de la persona a amparar.
Se vincula esta manda con las reglas de los art. 6, incs. 8º, y 12 donde se fijan pautas referidas a casos
similares y siempre teniendo como elemento atributivo de competencia el domicilio del “presunto
incapaz” o de “la persona en cuyo interés se promuevan” las pretensiones pertinentes.
En este caso se determinará a partir del lugar habitual de residencia del incapaz. Se tiende así a
facilitar la tramitación atribuyendo competencia a un magistrado que actúa en el mismo lugar donde el
incapaz desarrolla sus actividades cotidianamente.
Esta cercanía persigue que el juez pueda conocer más acabadamente la problemática ventilada.
Por otro lado, se señala la intervención obligatoriamente previa -salvo casos de urgencia- del
Ministerio Público a través de la rama del Ministerio Público de Incapaces, concretamente los
Asesores de Incapaces cuya competencia se encuentra regulada en la ley 12061 que rige esa estructura
judicial.
Como vimos, esta manda no hace más que recoger el rol de los asesores como “parte esencial” de
estos procesos contemplado en los arts. 59, 493 y 494, CCiv.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 235, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos (en lugar del Ministerio Público alude
al funcionario específico de este cuerpo: el Asesor de Menores e Incapaces).

Art. 236. (Texto según ley 12607, art. 198) Procedimiento


La petición podrá ser deducida por cualquier persona. Previa intervención del Ministerio
Público, el juez decretará la guarda si correspondiere.

1. LEGITIMACIÓN AMPLÍSIMA
Por la entidad de los intereses en juego se da la oportunidad de que cualquier persona pueda reclamar
esta protección cautelar ante la justicia.
Entendemos que en este caso la intervención que le cabe al particular que denuncia un caso de
maltrato a un incapaz se limita a llevar ante la justicia la noticia de lo que acontece. No se transforma
por ello en parte y no puede rechazarse el pedido por insuficiencias formales.
Ello surge de que a renglón seguido el Código señala que la guarda será decretada “previa
intervención del Ministerio Público”.
De allí que de la presentación del particular manifestando la existencia de esa situación de riesgo deba
darse inmediata vista al Asesor de Incapaces.
Y será este funcionario quien sostenga -ahora sí formalmente- la solicitud de la medida o sugiera
desestimar el planteo cautelar.
En el primer supuesto, será el Asesor de Incapaces en cumplimiento de sus obligaciones contenidas en
la ley de Ministerio Público 12061, el mandato del Código Civil en los artículos 59, 493 y 494, ya
referidos, y -cuando corresponda- de lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño
quien hará propia la petición deducida por el particular y reclamará la protección cautelar como parte
“legítima y esencial” de ese trámite.
Constatada la situación de peligro y adoptada la medida cautelar sin que exista un juicio previo
respecto del caso, será este funcionario quien deberá procurar que se dé curso a la pretensión de fondo
ya sea a través de los representantes legales, mediante el representante ad litem o bien por él mismo
-art. 493, CCiv.-.
Para estos casos, deberá flexibilizarse la figura de la caducidad.
Téngase en cuenta que el plazo previsto en el art. 207 lo es para “obligación exigible”, esto es,
pretensiones normalmente de neto corte patrimonial. Nada más distante del contenido de la protección
provisoria que ahora se analiza.

268
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien es cierto que las cautelares no podrán mantenerse sine die sin que se plantee la pretensión de
fondo, no lo es menos que dadas las particulares circunstancias apuntadas, en estas figuras puede
demorarse el inicio del juicio principal y por eso, el juez deberá contemplar estas circunstancias
teniendo siempre como norte el interés del incapaz que no puede quedar desprotegido por el simple
vencimiento de un plazo procesal.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 237, Código nacional.
Se establece que salvo el caso del inc. 1º la petición respectiva la puede hacer cualquier persona y
también puede ser formulada verbalmente ante el Asesor de Incapaces, en cuyo caso se labrará acta
con las menciones pertinentes remitiéndosela al juzgado que corresponda.

Art. 237. Medidas complementarias


Al disponer la medida, el juez ordenará que se entreguen a la persona a favor de quien ha sido
ordenada, las ropas, útiles y muebles de su uso y profesión. Ordenará, asimismo, que se le
provea de alimentos por el plazo de treinta (30) días, a cuyo vencimiento, quedarán sin efecto si
no se iniciare el juicio correspondiente. La suma será fijada prudencialmente por el juez, previa
vista a quien deba pagarlo703 y sin otro trámite.

1. PROTECCIÓN ADICIONAL
Con un criterio altamente realista y protectorio, la ley complementa la atribución de la guarda del
incapaz en situación de riesgo o desamparo con la obligación de sus actuales guardadores
-representantes o no- de entregar sus pertenencias (ropas, herramientas, muebles de uso o profesión,
etc.) a quien habrá de detentarla a partir de la orden judicial.
De ese modo se pretende que la vida del incapaz desplazado de su ámbito pueda continuar de manera
regular contando con los elementos de uso cotidiano que poseía en su anterior morada.
Y también se contempla una prestación alimentaria provisoria para proveer de medios económicos al
incapaz mientras dure esta guarda provisoria.
El obligado al pago de los mismos será quien tenga el deber legal de prestarlos y su entidad dependerá
de la fijación judicial, previa vista a quien tenga que afrontarlos.
Obsérvese cómo la atribución de la guarda se hace sin audiencia previa del guardador actual mientras
que -de ser necesario contar con una cuota alimentaria- esta prestación se determinará escuchando
antes al requerido.
Se limita temporalmente la prestación -treinta días- luego de los cuales caducarán excepto que se
inicie “el juicio correspondiente”. Entendemos que se refiere al correspondiente juicio de alimentos de
acuerdo con las pautas procesales respectivas (arts. 635 y ss.).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 237, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 237 bis (Incorporado por ley 11173, art. 1)


En el supuesto del art. 231, CCiv. (ley 23515), el juez podrá disponer ante pedido fundado de
parte y a título de medida cautelar, la exclusión del hogar conyugal de alguno de los cónyuges, o
su reintegro al mismo, cuando los motivos fundantes estén sumariamente acreditados y medien
razones de urgencia impostergable. Cuando la exclusión o inclusión se promueva como
pretensión de fondo, antes de la promoción de la demanda de separación personal o de divorcio
vincular, tramitará según las normas del proceso sumarísimo. Encontrándose iniciada la
demanda, la cuestión tramitará por incidente.

1. EXCLUSIÓN DEL HOGAR CONYUGAL O REINTEGRO AL MISMO COMO MEDIDA


CAUTELAR
703
Rectius est: pagarlos.

269
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este supuesto se trata de la medida cautelar dictada en el marco del juicio de divorcio vincular,
separación personal o en forma anticipada si es necesario (art. 231, CCiv.) en virtud de la cual ante un
pedido por escrito y fundado de la parte (debemos entender que se trata de uno de los cónyuges), el
juez ordenará el retiro del otro cónyuge del hogar común o bien el reingreso al mismo de aquel que se
había retirado previamente704, todo condicionado a las resultas del juicio principal.
Los motivos por lo general serán casos de violencia familiar tanto física como psíquica, sin embargo
ello no obsta a que se configuren otras situaciones que generen la necesidad de que uno de los
cónyuges salga momentáneamente del domicilio familiar o bien de que quien salió en forma previa,
regrese adoptándose las medidas de seguridad del caso. Si bien debe esgrimirse la existencia de
verosimilitud del derecho y también podrán ser operativas las reglas de la contracautela, entendemos
que aquí cobra especial dimensión el peligro en la demora que sumariamente acreditado debe provocar
el dictado inmediato de la medida precautoria de marras.
Respecto de la misma, se ha dicho que en lo que hace a la necesidad de audiencia del que se pretende
excluir del hogar conyugal cabe poner de manifiesto que ella en modo alguno surge de la ley. En
efecto, el art. 231, CCiv. admite la posibilidad de exclusión aun antes de promover la demanda de
divorcio, sin vedar la posibilidad de solicitarla como medida cautelar, temperamento que ahora recepta
expresamente el art. 237 bis, CPCC “cuando los motivos fundantes estén sumariamente acreditados y
medien razones de urgencia impostergables”. Tales circunstancias sólo podrán ponderarse una vez
reunida la prueba ofrecida sin que ello implique adelantar opinión acerca del divorcio, no siendo
necesaria la audiencia al esposo desde el momento en que “las medidas precautorias se decretarán y
cumplirán sin audiencia de la otra parte”705.
Con la incorporación del art. 237 bis en nuestro Código Procesal, la exclusión del hogar ha sido
expresamente admitida como “medida cautelar”, por consiguiente, no resulta necesaria la promoción
de un incidente autónomo como se interpretaba con anterioridad 706.

2. EXCLUSIÓN DEL O REINTEGRO AL HOGAR CONYUGAL COMO MEDIDA DE FONDO


Este artículo contempla la posibilidad de que esas mismas medidas se adopten no ya en forma
provisoria sino como “pretensión de fondo”.
Prevé a esos fines el trámite sumarísimo si se inicia antes de la promoción de la demanda por divorcio
o separación y del incidente si se desarrolla al mismo tiempo que estos otros procesos 707.
Resulta curioso la inclusión de esta figura en el marco de las medidas cautelares ya que -por su
diferente entidad- no rigen a su respecto los recaudos de procedencia que hemos venido mencionando
y sí deben cumplirse todos los requisitos de la demanda (art. 330) en lo que se refiere a la
identificación de la pretensión que se quiere hacer valer.
Es obvio que la medida en estos casos no podrá dictarse sin audiencia del contrario, por lo que no se
observa cuál será la utilidad de transitar este carril cuando se cuenta con la vía cautelar en
combinación con los juicios principales mencionados (divorcio o separación).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.

Art. 237 ter (Incorporado por ley 12607, art. 199)


704
“La legislación de fondo y su correlativa disposición de orden procesal (arts. 231, CCiv., y 237 bis, Código
Procesal), tienden a proveer una solución adecuada en punto a la ocupación provisoria del hogar conyugal
durante la tramitación del juicio de divorcio, otorgando al juez la facultad de resolver lo más conveniente para
los esposos, sobre la base de su situación personal, familiar y patrimonial, sea disponiendo el retiro del hogar de
uno de ellos o en su caso el reintegro. La mencionada normativa sustancial, constituye una medida cautelar
atinente a las personas, a la cual se le aplican las normas procesales en lo pertinente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 9/2/1995, “F., L. s/inicio exclusión del hogar conyugal”.
705
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 25/2/1992, “Uzin de Suárez, Marta v. Suárez, Ángel s/medida cautelar”.
706
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/12/1994, “GMC v. MOA s/separación de bienes”.
707
“Conforme el art. 237 bis, CPCC la exclusión del hogar puede arbitrarse como medida cautelar y también
como pretensión de fondo, y en este segundo supuesto las vías procesales a utilizar son el juicio sumarísimo
cuando la articulación tiene lugar antes de la promoción de la demanda de separación personal o divorcio
vincular, o incidente, cuando estas últimas estuvieren ya iniciadas”. SCBA, Ac. 80.330, 9/10/2002, “M., N. v. G.,
L. s/exclusión del hogar”.

270
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En los casos en que menores de edad fueran víctimas de delitos por parte de sus padres, tutores,
responsables o convivientes, el juez podrá disponer ante pedido fundado y a título de medida
cautelar, la exclusión del hogar del presunto autor, cuando se encuentren motivos justificados y
medien razones de urgencia.
La exclusión tramitará según las normas del juicio sumarísimo.

1. EXCLUSIÓN POR DELITOS CONTRA MENORES


Se trata de otro caso de exclusión cautelar del hogar pero ahora la figura se aplica a quienes conviven
con menores de edad -padres, tutores, responsables, etc.- y ejercen contra éstos actos delictivos.
Se trata de un caso de suma gravedad que justifica que se motorice ante la denuncia de cualquiera que
dé noticia del hecho ante las autoridades.
Se exige un “pedido fundado”, sin embargo el concepto deberá ser interpretado de manera amplia, en
pos de la rápida salvaguarda de la integridad psico-física del menor involucrado.
Si bien el Asesor de Incapaces es parte en este pedido, la medida se adoptará aun sin su conocimiento
previo si ello es requerido por las circunstancias.
Resulta extraña la previsión final que remite a las reglas del juicio sumarísimo.
Entendemos que ello es impropio por contravenir la finalidad de tutela inmediata que requiere una
situación como la que aprehende esta norma. Las reglas de este tipo de juicio de conocimiento
(plenario ultra abreviado) mandan que se dé traslado previo de la petición y que se resuelva luego de
haberse adquirido certeza.
Nada de ello se exige si se trata de una medida cautelar, como el mismo artículo se encarga de rotular
a esta exclusión del hogar.
Es por ello que entendemos que en virtud de los principios del art. 15, Constitución provincial, 18 de
su par nacional y 75, inc. 22 de ésta que incorpora el plexo normativo específico de la Convención
sobre los Derechos del Niño, esta remisión -en cuanto limita y en definitiva frustra la protección de
menores en grave estado de riesgo por actividades delictivas en su perjuicio por convivientes bajo un
mismo techo- debe ser invalidada por los jueces, aplicándose las reglas generales en materia cautelar
ya analizadas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.

CAPÍTULO IV - Recursos

SECCIÓN 1ª - Reposición

Art. 238. Procedencia


El recurso de reposición procederá únicamente contra las providencias simples, causen o no
gravamen irreparable, a fin de que el juez o tribunal que las haya dictado las revoque por
contrario imperio.

1. TEORÍA DE LA IMPUGNACIÓN
Comienza con este artículo el tramo del Código dedicado a regular los mecanismos de contralor de las
resoluciones judiciales.
Entendemos que la búsqueda de la justicia constituye el fundamento basilar de la teoría de la
impugnación.
El proceso se encuentra sembrado de respuestas que dan los órganos judiciales a los litigantes. Cada
una de ellas al dirimir un punto de conflicto habrá de favorecer a alguna de las partes en desmedro de
la otra.
Lo ideal es que esa respuesta sea perfecta y, por ello, justa. Frente a lo justo no hay posibilidad de
cuestionamiento alguno.
Sin embargo, muy lejos estamos de este estado idílico ya que los jueces son falibles y muchas veces
incurren en errores al resolver un planteo llevado por los litigantes. Por otro lado, es normal que la
parte derrotada en la litis tienda a considerar injusto o errado el fallo que no la favorece y pretenda
modificarlo en un sentido más beneficioso para sus intereses.

271
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por tales motivos y partiendo -como se dijo- de la falibilidad de los magistrados, es que el orden
jurídico ante la denuncia de una parte achacando injusticia a un resolutorio judicial debe proveer de
herramientas para que se canalice el intento revisor y así determinar si es cierto lo que se señala o bien
se trata de una simple e infundada estrategia defensista.
Frente al primero de los casos -existencia de una fallo viciado- será necesario dejar sin efecto la
resolución injusta para dictar una nueva norma individual que armonice con el orden jurídico todo.
Frente al segundo de los supuestos -fallo correcto-, se procederá al rechazo del intento revisor y la
confirmación del decisorio atacado.
Esta ponderación de la justicia -entendida sencillamente como falta de defectos o vicios a la luz de la
ley procesal y de fondo- de las resoluciones judiciales se encarga por lo general -con excepción de la
figura que contempla la norma en estudio- a un tribunal diferente de aquel que las dictó.
De tal modo, al intervenir un nuevo órgano judicial que controla el fallo, se reduce el riesgo de error.
Cuantas más instancias revisoras existan, mayor será la justicia que podrá lograrse con los
pronunciamientos judiciales. Por el contrario, los procesos se alongan y el valor seguridad jurídica se
debilita desde el momento que los conflictos suscitados en el seno de la sociedad no terminan de
encontrar su solución final con fuerza de cosa juzgada.
La impugnación también es un acto petitorio, al igual que la pretensión y las oposiciones.
Dependiendo de qué parte sea la que intenta modificar la resolución judicial considerada injusta o
incorrecta, la impugnación consistirá en una porción de aquella pretensión o de aquellas oposiciones,
limitada por el agravio concretamente experimentado.
Aquí también, el recurrente actúa en el marco de su derecho de acción ya que a través de esta actividad
procesal dirige una petición a las autoridades (judiciales a la sazón). Autoridades que también estarán
limitadas por el nuevo thema decidendum establecido por la sentencia dictada, la impugnación y
eventualmente la respuesta u oposición a esa impugnación. Una vez más, aparece el marco de la
congruencia para acotar las posibilidades de actuar de quien deba efectivizar el control de una
sentencia previamente dictada.

2. REPOSICIÓN
Se trata del recurso previsto para las resoluciones más sencillas dentro del proceso: las providencias
simples708.
Ya hemos visto la forma de éstas cuando analizamos el art. 160. De allí surge que se dictan sin
sustanciación -traslado previo- y sólo tienden a que el proceso se desarrolle o bien ordenan actos de
simple ejecución. El juez atiende el pedido de una de las partes y resuelve sin más.
Ello no obsta a que los litigantes se vean agraviadas por lo resuelto. Por eso, una vez dictada la
providencia simple, cualquiera de ellos puede atacarla por vía de la reposición.
Se trata de una excepción en la teoría de la impugnación, ya que está previsto que sea el mismo juez
que dictó la resolución el que la analice y, eventualmente, la reponga o “revoque por contrario
imperio” -de allí el nombre “revocatoria” con que también se conoce esta figura- dictando una nueva
que la reemplazará.
La ley menciona dos categorías de providencias simples: las que causan y las que no causan agravio
irreparable.
Esta diferencia tendrá trascendencia a los fines de determinar si frustrada la vía de la reposición
quedan otros mecanismos para seguir intentando la modificación de lo resuelto. Como veremos al
analizar el art. 242, su inc. 3º prevé entre las resoluciones atacables por recurso de apelación a las
“providencias simples que causen un gravamen que no pueda ser reparado por la sentencia definitiva”.
Se ha dicho que los motivos que dan sustento a que las providencias simples sean apelables solamente
cuando causan un gravamen que no pueda ser reparado en la sentencia definitiva, son dos: el primero,
porque todos estos proveídos son atacables por vía de reposición que a los efectos de la economía y
celeridad procesal ofrecen mayores ventajas que la apelación; el segundo, porque si el agravio puede

708
“El recurso de reposición procederá únicamente contra las providencias simples, que son aquellas que sólo
tienden, sin sustanciación al desarrollo del proceso u ordenan actos de mera ejecución. No requieren otras
formalidades que su expresión por escrito, indicación del lugar y fecha y la firma del juez o presidente del
tribunal”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 1/9/1997, “Metalúrgica Bernal v. Municipalidad de Quilmes
s/amparo”. “El recurso de reposición resulta procedente contra los decretos, providencias o resoluciones que no
decidan artículo o no hayan tenido sustanciación previa, vale decir que si no se trata de una providencia simple,
el recurso es improcedente”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 22/4/1998, “Caja de Previsión Social para
Abogados de la Provincia de Buenos Aires v. López, Flavio Luis s/apremio”.

272
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
ser reparado en el fallo final, resulta innecesario y sin sentido suspender el trámite de primera instancia
para resolver una cuestión que podrá ser contemplada en la sentencia que ponga fin al pleito 709.
A los efectos del específico trámite del recurso de revocatoria, en nada cambia si la providencia simple
pertenece a una u otra categoría.

3. REVOCATORIA Y HONORARIOS
La jurisprudencia ha señalado que la resolución que regula honorarios no puede ser objeto de
revocatoria debido a lo expresamente previsto por los arts. 238, CPCC, y 57, dec.-ley 8904 ya que el
horizonte recursivo pertenece al sistema de la ley, por lo que cabe concluir en que las partes no pueden
crear vías alternativas de revisión, fuera de aquéllas específicamente delineadas por la legislación 710.

4. REVOCATORIA CONTRA AUTO INTERLOCUTORIO


Se ha dicho que aun cuando el recurso de reposición fuere inadmisible por no tratarse la atacada por
este medio de providencia simple, nada obsta a la concesión del recurso de apelación en subsidio,
como si éste hubiera sido interpuesto directamente711 (711).
Lo contrario importaría un exceso ritual frustratorio de los fines últimos de la jurisdicción.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 238, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 239. Plazo y forma


El recurso se interpondrá y fundará por escrito dentro de los tres (3) días siguientes al de la
notificación de la resolución; pero cuando ésta se dictare en una audiencia, deberá interponerse
verbalmente en el mismo acto.
Si el recurso fuese manifiestamente inadmisible, el juez o tribunal podrá rechazarlo sin ningún
otro trámite.

1. FORMAS DE PLANTEO. RECAUDOS


Por regla, la reposición se plantea por escrito.
Sin embargo, esta pauta admite una excepción: el caso de las revocatorias contra decisiones adoptadas
en el marco de una audiencia. Allí, el recurso habrá de introducirse verbalmente por parte del letrado
de la parte perjudicada y de ello quedará constancia en el acta respectiva.
Ya sea a través de un escrito o en forma verbal, la interposición de este recurso deberá venir
acompañada por los fundamentos de la revisión.
Esto es, deberán explicitarse los agravios que causa la medida adoptada de donde surja la
configuración del concreto perjuicio alegado. En este campo -el de la teoría de la impugnación- es
vital la noción de “interés” ya que allí radicará la posibilidad de que tenga favorable acogida el intento
revisor.
Planteado ese agravio, será el juez quien determine su suficiencia a los fines de dejar sin efecto un
decisorio.
Por otro lado, también habrá que describir el vicio en el que se ha incurrido y por el cual se requiere
que el magistrado revoque la decisión.
Estos vicios podrán tener su génesis tanto en la transgresión de las normas del ritual como de normas
del derecho de fondo así como de las previsiones contenidas en las Constituciones provincial o
nacional.
Téngase en cuenta que si bien no existe obligación de dar fundamento en las providencias simples, no
por ello el juez habrá de desoír las mandas legales vigentes y aplicables al caso en estudio.

709
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 17/9/1992, “Beratz, Ceferino José v. Beratz, Manuel J. y otro s/recurso
de queja en autos: `Beratz, Ceferino José v. Beratz, Manuel J. y otro s/impugnación de filiación y reconocimiento
extramatrimonial´”.
710
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 19/5/1998, “DGSS - Municipalidad de Quilmes v. Eternit Argentina SA
s/ejecución de honorarios”.
711
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 13/5/1997, “Magallanes, Elsa L. s/beneficio de litigar sin gastos - recurso
de queja”.

273
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La falta de cumplimiento de estos recaudos de fundamentación puede dar lugar al rechazo in limine
del recurso. Ello se reserva para los casos de “manifiesta inadmisibilidad”, quedando la evaluación de
tal extremo en la prudencia del judiciante.

2. OCASIÓN
El plazo para plantear el recurso de reposición es breve: tan sólo tres días desde la notificación de la
providencia que se considera viciada.
Por lo general, este tipo de resoluciones se notifica de manera ficta o ministerio legis.
En lo que hace a las revocatorias planteadas verbalmente, el momento es la misma audiencia en la cual
se adopta la providencia simple.

3. REPOSICIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA


Nada veda que este recurso se utilice ante la cámara.
Se ha dicho que sólo procede en la alzada contra resoluciones simples dictadas por el presidente del
tribunal pero no -naturalmente- contra resoluciones interlocutorias emanadas de la sala 712.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 239, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 240. Trámite


El juez dictará resolución, previo traslado al solicitante de la providencia recurrida, quien
deberá contestarlo dentro del plazo de tres (3) días si el recurso se hubiese interpuesto por
escrito, y en el mismo acto si lo hubiese sido en una audiencia.
La reposición de providencias dictadas de oficio o a pedido de la misma parte que recurrió, será
resuelta sin sustanciación.
Cuando la resolución dependiere de hechos controvertidos, el juez podrá imprimir al recurso de
reposición el trámite de los incidentes.

1. AUDIENCIA DE LA CONTRARIA
El mismo juez que dictó el auto supuestamente viciado será el que tenga que resolver -revocatoria
mediante- si esa resolución es correcta o no.
Se ha entendido que el descripto no resulta un mecanismo de suficiente eficacia dado que salvo casos
excepcionales -donde el error fue involuntario o de una evidencia palmaria- los jueces son reacios a
volver sobre sus propios pasos y reconocer que se equivocaron al fallar.
Aun así, la figura se justifica para estos supuestos de resoluciones sencillas, de mero trámite, para las
que se propicia una forma rápida de control evitando recurrir a un trámite que torna al proceso más
lento y engorroso al tener que acudir a instancias superiores para su dilucidación.
Esa decisión del juez podrá adoptarse con o sin audiencia de las partes.
Habrá traslado a una de las partes cuando el auto recurrido fue dictado a su pedido y la revocatoria la
plantea la contraria. No está previsto el traslado -en cambio- si la providencia simple se dictó de oficio
o a solicitud de la misma parte que ahora intenta la modificación del auto.
Se resguarda, en definitiva, el derecho de defensa de quien requirió el dictado de una resolución con la
cual -a la postre- se conformó ante el embate que contra la misma realiza su contraparte por entenderla
perjudicial a sus intereses. Ello bajo sanción de nulidad 713).
Cuando existe traslado, deberá evacuarse dentro de los tres días si el recurso es escrito mientras que si
es verbal en el marco de una audiencia, allí mismo deberá ser contestado por la parte requerida.
En estos casos, opera la carga de presentar el escrito con copias para el traslado. Se ha dicho al
respecto que si la resolución atacada fue dictada a pedido de la contraparte, es obvio que no podía
resolverse la revocatoria deducida sin oír previamente a aquel a cuyo pedido se dictó la providencia
recurrida, motivo por el cual fue menester que se cumpla con la prescripción ordenada por el art. 120
712
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/5/1995, “Parnisari, Walter v. Empresa Hípica s/daños y perjuicios”.
713
“La resolución de la revocatoria interpuesta sin observar el traslado previo que exige el párr. 1º del art. 240,
CPC, conduce inexorablemente a su nulidad”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 16/5/1995, “Digiácomo, Roberto, v.
Luelles, José A. s/ejecución de honorarios”.

274
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
desde que se trata de una carga insoslayable cuya violación acarrea el desglose del respectivo escrito si
no se subsana la omisión de acompañar la pertinente copia de acuerdo con el modo indicado en la
norma citada714.

2. PRUEBA
Aunque se trata de un caso infrecuente, puede existir la necesidad de que se realicen actividades
probatorias previas a la resolución de una revocatoria.
Para ello, el Código contempla la vía paralela de los incidentes a través de la que tramitará el recurso.
Serán de aplicación -en lo pertinente- las reglas de los arts. 175 a 187.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 240, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 241. Resolución


La resolución que recaiga hará ejecutoria, a menos que el recurso fuese acompañado del de
apelación subsidiaria y la providencia impugnada reuniere las condiciones establecidas en el
artículo siguiente para que sea apelable.

1. EFECTOS DE LA SENTENCIA
El juez luego de dar traslado -si corresponde- del pedido de revocatoria, resuelve la misma
rechazándola y -por ende- confirmando la providencia simple ya dictada o haciendo lugar a la misma,
revocando por contrario imperio la providencia defectuosa y dictando -si ello es procedente- una
nueva en su lugar.
Esta resolución del recurso -como regla- “hará ejecutoria”, esto es, quedará inmutable no pudiendo ser
modificada en lo sucesivo.
La excepción viene dada por aquellos casos de providencias simples que causen gravamen irreparable
tal como reza el art. 242, inc. 3º. No basta, sin embargo, con esta circunstancia sino que además deberá
haberse interpuesto junto con la revocatoria en debido tiempo y forma, el recurso de apelación en
subsidio715.

2. APELACIÓN EN SUBSIDIO
En el caso señalado -providencia simple que cause un gravamen irreparable- el juez que rechace la
reposición deberá -si están reunidas las condiciones legales- dar curso a la apelación planteada.
Así, la revisión sale de la esfera del juzgador originario y llega al tribunal superior quien tiene la
función de controlar lo dispuesto por jueces inferiores y el poder de modificarlo cuando no se trate de
una norma individual coherente con el orden jurídico vigente.
Como se señala en el art. 248, el litigante que plantee reposición contra un auto susceptible -además-
de ser atacado por apelación deberá en el mismo escrito 716 plantear todos sus agravios a los fines de
que tanto el primer recurso como el segundo se encuentren fundados ante la eventualidad del fracaso
de la revocatoria.
No será admitida pieza separada para plantear los agravios de la apelación 717.
714
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/4/1994, “Castelluccio, Mario s/incidente beneficio de litigar”.
715
“No habiendo sido apelada subsidiariamente junto con el recurso de reposición la resolución recurrida, la
misma adquiere firmeza y en consecuencia deviene inapelable el auto que deniega el recurso de revocatoria (art.
241, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 16/5/2002, “Garrido, Juan Carlos s/sucesión ab intestato”.
716
“El recurso de reposición no fue acompañado del de apelación desde que la apelación fue presentada en
escrito por separado dos días después de presentar la primera impugnación. La jurisprudencia ha entendido que
la apelación subsidiaria debe interponerse en el mismo escrito en el que se deduce la revocatoria, sirviendo el
texto de este último recurso de fundamentación al primero. Que en su consecuencia, en el caso la resolución que
trata la reposición hace ejecutoria (art. 241, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Junín, 3/2/2000, “Constanzo, Elba M. v.
Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y socios del Club Social Arribeños s/preparación vía ejecutiva - recurso de
queja”.
717
“Concedida la apelación en subsidio, no se admite la presentación de un nuevo memorial, toda vez que los
agravios quedan fundados al interponer la revocatoria (arg. arts. 241 y 248, CPC). Así, en el caso de autos
corresponde tener por no presentado el memorial, el cual fuera acompañado con posterioridad a la revocatoria

275
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El escrito pertinente deberá ser presentada en el plazo de tres días -el contemplado para la reposición,
art. 239 -. Superado el mismo, si se introduce antes del quinto día sólo podrá tomarse como válido el
recurso de apelación intentado (art. 244) en la medida en que cumpla con los restantes recaudos
legales.
Esta introducción subsidiaria de la apelación es esencial a los fines de evitar que el rechazo de la
reposición confiera firmeza a la providencia simple.
Se ha dicho que en función de lo normado por el art. 241 está vedado para quien planteó la reposición
sin obtener la modificación del auto atacado, deducir recurso de apelación contra la resolución que así
lo decidió aun cuando la revocatoria hubiese sido sustanciada y por ende resuelta mediante un
interlocutorio. No interpuesta la apelación subsidiaria, el resolutorio resultante de la reposición hará
ejecutoria718.
Por otro lado, el recurso de apelación en subsidio es de carácter excepcional, ya que si bien procede
cuando se reúnen las condiciones del art. 242 en estudio, lo es a condición de que sea admisible al
mismo tiempo el de reposición pues de lo contrario debe interponerse directamente el de apelación 719.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 241, Código nacional.
A lo que contempla el artículo comentado del régimen provincial se agrega aquí que la resolución hará
ejecutoria a menos que hiciere lugar a la revocatoria, en cuyo caso podrá apelar la parte contraria, si
correspondiere.

SECCIÓN 2ª - Apelación

Art. 242. Procedencia


El recurso de apelación, salvo disposición en contrario procederá solamente respecto de:
1º) Las sentencias definitivas.
2º) Las sentencias interlocutorias.
3º) Las providencias simples que causen un gravamen que no pueda ser reparado por la
sentencia definitiva.

1. RECURSO DE APELACIÓN
Este recurso constituye la vía impugnaticia más importante del proceso civil y comercial.
Ello se evidencia en la gran cantidad de apelaciones que se sustancian permanentemente, número
mucho mayor al de los demás tipos de recursos ordinarios (revocatoria y aclaratoria) y, por supuesto,
al de los recursos extraordinarios.
con apelación en subsidio interpuesta y fundada en el mismo escrito”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala
1ª, 22/5/2003, “Losada, Alicia v. Masón, Carlos D. s/ejecutivo”.
718
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/4/2001, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Garat, Carlos
Federico s/ejecución prendaria”. “El recurso de apelación contra una determinada resolución no es procedente
cuando respecto de la misma, ya se había deducido el de reposición; y no constituye una excepción a este
principio la circunstancia de que la parte aún se encuentre en término para interponer la apelación, pues el
planteamiento de la revocatoria hace precluir `por consumación´ la etapa recursiva. En este principio procesal
encuentra su fundamento el instituto de la `apelación en subsidio´ prevista por el art. 241, CP”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 5/12/1995, “Banco Cooperativo de Caseros Limitado v. Amer, Eduardo y otros
s/ejecución”; 8/2/2000, “Banco Bansud SA v. Coria, Claudio Alejandro s/secuestro - recurso de queja”. “Si el
recurso de reposición no ha sido acompañado de la apelación subsidiaria, la resolución que lo deniega no es
susceptible de la apelación, ya que este auto es reiteración del anterior, que ha quedado firme por el transcurso
del tiempo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/11/1989, “Consorcio propietarios Edificio Torre
Plaza v. Bedacarratz, J. s/ejecución de expensas”; 2/11/2000, “Consorcio Propietarios Edificio Eifel XXIV v.
Carminati, Héctor s/ejecución de expensas comunes”; 7/3/2002, “Kischner, Emilio G. y otro v. Barraza, María I.
s/ejecución hipotecaria”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 19/7/2001, “Tapia, Iván Isaías
s/información ley 10067 “.
719
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 23/4/1991, “Shefa SA v. GP Furs SRL s/cobro de pesos”; 16/5/1991,
“Maniglia, Carlos A. v. Juan Sale Agrícola Motor SACIF. s/cumplimiento de contrato” [J 14.25215-1];
11/3/1992, “Sánchez, Carlos José v. Banco de Avellaneda SA s/nulidad de decisión e intervención” [J 14.25215-
2]; 4/8/1994, “Banco Río de La Plata v. Corrar, Domingo Benito y otros s/cobro ejecutivo, recurso de queja” [J
14.25215-3].

276
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las causas de la abundancia de este tipo de recurso podemos encontrarlas en las características del
instituto.
La apelación constituye una vía revisora muy amplia ya que permite el control no sólo de la forma en
que se aplicó el derecho sino de la manera en que se interpretaron los aspectos fácticos de la litis a
través de la prueba colectada.
Tanto hechos como derecho son susceptibles de volver a ser analizados en la alzada. Por otro lado, no
hay causales taxativas de impugnación ni costo alguno en el régimen bonaerense -como sí los habrá en
el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley y doctrina legal, por ejemplo-.
Se trata, entonces, de una vía generosa y dúctil que permite revisar ante otro tribunal cercano -dentro
del mismo departamento judicial- lo resuelto por un juez de primera instancia en la medida en que
exista un “agravio” de entidad. Este agravio 720 o perjuicio de la parte dará la medida del interés,
requisito imprescindible para activar la vía impugnaticia.
La diferencia con la revocatoria, es que en este caso los intereses en juego son mucho mayores. Ahora
hablamos de resoluciones judiciales finales, o bien, que causan perjuicios irreparables.
Es notorio cómo la distinta entidad de ambos grupos de providencias justifica un trato especial y una
regulación mucho más compleja de la figura del recurso de apelación que -en ciertos casos- podrá
operar como un nuevo proceso ante la cámara al reeditarse muchas -y a veces todas- las cuestiones
principales que fueron abordadas en primera instancia.

2. PROVIDENCIAS APELABLES
La ley establece cuáles serán las resoluciones susceptibles de ser revisadas por recurso de apelación
pero sienta la salvedad de que esta enumeración quedará condicionada a lo que en cada caso se
indique en contrario.
Por regla, son apelables todas las sentencias definitivas o de mérito, esto es, las que resuelven el fondo
del litigio luego de ponderar toda la prueba rendida acogiendo o rechazando -total o parcialmente- la
pretensión esgrimida.
Se trata de la resolución que involucra más gravemente los derechos de los litigantes ya que de quedar
firme provocará importantes modificaciones patrimoniales -favorables o desfavorables- debido a la
íntima relación existente entre cosa juzgada y derecho de propiedad.
También son apelables las sentencias interlocutorias.
Si bien no deciden lo medular de la pretensión, sí lo hacen respecto de una incidencia previa con
bilateralidad y mediante la expresión de los fundamentos de hecho y de derecho aplicados.
La importancia de estos fallos radica en que en algunos casos, del resultado de esa incidencia puede
depender la suerte -mediata o inmediatamente- del juicio principal y de la pretensión allí ventilada.
Téngase en cuenta el efecto que puede tener respecto del trámite central lo dispuesto acerca de una
excepción previa, de un acuse de caducidad de instancia, de un planteo de nulidad de demanda, de una
redargución de falsedad respecto de un documento esencial, etc.
Finalmente, también son apelables las providencias simples “que causen un gravamen que no pueda
ser reparado por la sentencia definitiva”.
Justamente la existencia de ese gravamen no reparable en la resolución final 721 es la que habilita la vía
de la apelación respecto de providencias simples que -por regla- sólo son susceptibles de reposición o
revocatoria.

720
“El tribunal de alzada es el único juez de la apelación y es sabido que la existencia de gravamen es condición
para que el cuestionamiento sea considerado, en materia que, obviamente, no puede quedar librada a la voluntad
de los litigantes (doc. arts. 242, 260, 261 y concs., CPCC)”. SCBA, Ac. 43.080, 18/9/1990, “Scicolone, Manuel
v. Prantera, Omar Alberto y otro s/indemnización por daños y perjuicios”; Ac. 64.075, 26/11/1996, “Cernadas,
Rosario Silvestre v. Beltrán, Alfredo O. y otros s/daños y perjuicios” [J 14.12294-1]. “La legitimación para
apelar una decisión está dada por el requisito del interés que debe invocar aquel que se sienta perjudicado por la
misma, aun cuando no sea parte en el juicio que se dicte (doct. art. 242, inc. 3º, CPCC). En tal entendimiento el
rechazo de la apelación no puede fundarse en la falta de calidad de parte. Una solución contraria a este
temperamento importaría además de tornar inapelables las decisiones sobre falta de legitimación sin apoyo en
una norma que lo prescriba y obstaculizar el derecho de acudir a los estrados superiores de la administración de
justicia”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 2/4/2002, “Padovani de Marchan, Graciela Patricia y otros v.
Municipalidad de La Plata s/daños y perjuicios”.
721
“Sobre un agravio hipotético o eventual no puede edificarse ningún recurso (arg. art. 242, CPC)”. SCBA, Ac.
41.002, 20/6/1989, “De Alvear de Álvarez de Toledo, Teodelina v. Pimentel, Alejandro C. y otra
s/reivindicación”.

277
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La jurisprudencia ha trabajado ampliamente el concepto de “perjuicio irreparable” a estos efectos. Así
se ha dicho que no es apelable por no causar un gravamen de ese tipo el decisorio que se limita a fijar
la vía que el juez considera adecuada para dar curso a lo solicitado por uno de los litigantes 722, la que
en esencia dispone una intimación723 o un traslado724, la que difiere el tratamiento de la cuestión
planteada para una ulterior oportunidad725, etc.
Finalmente, diremos que en principio el recurso de apelación se concede únicamente a las partes que
intervienen en el proceso, pero también cabe acordarles dicha facultad a quienes, no revistiendo este
carácter pudieron resultar afectados por la resolución. En efecto y como vimos, la legitimación para
apelar una providencia está dada -siempre- por el requisito del interés que existe para quien se sienta
perjudicado por la decisión, aunque no sea parte en el juicio 726.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el artículo del Código nacional.
En el régimen de la Nación se consagra la inapelabilidad de todas las resoluciones -incluida la
sentencia definitiva- recaída en procesos donde el valor cuestionado no exceda la suma de dos mil
pesos. Este monto surgirá del capital demandado actualizado si correspondiere a la fecha de la
resolución según índices oficiales de la variación de precios mayoristas no agropecuarios.
Esta limitación no opera en el caso de procesos por alimentos y desalojo o donde se discuta la
aplicación de sanciones procesales.

Art. 243. Formas y efectos


El recurso de apelación será concedido libremente o en relación; y en uno u otro caso, en efecto
suspensivo o devolutivo.
El recurso contra la sentencia definitiva en el juicio ordinario y en el sumario, será concedido
libremente. En los demás casos, sólo en relación.
Procederá siempre en efecto suspensivo, a menos que la ley disponga que lo sea en el devolutivo.
Los recursos concedidos en relación, lo serán, asimismo, en efecto diferido, cuando la ley así lo
disponga.

1. FORMAS DEL TRÁMITE


Como ya lo adelantamos, el recurso de apelación es una herramienta procesal aplicable a una enorme
cantidad de situaciones.
Se trata de un instituto muy versátil por permitir la revisión de diferentes tipos de resoluciones
dictadas en diversos tipos de proceso y respecto de distintos tipos de vicios, todo ello en el marco de
variadas pretensiones. De allí que se hayan previsto formas de tramitación que, ante un mismo recurso,
permitan adaptarlo a los requerimientos de cada tipo de pretensión.

722
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 17/7/2001, “Romano Francisco J. v. Tesorería General Provincia
de Buenos Aires s/incidente de responsabilidad”.
723
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 8/5/2001, “Tulli, Gabriela Irene v. Tulli, Omar Eduardo s/incidente de
nulidad y rendición de cuentas”.
724
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 7/5/1990, “O´Brien, Miguel Alfonzo v. Ganzi, Sirio y/o quien resulte
propietario s/cobro ejecutivo de australes”; 16/2/2000, “Banco Provincia de Buenos Aires v. Trovato, J. C. y otro
s/prepara vía ejecutiva”.
725
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 30/5/2000, “Jofre, Tomás Werfil s/incidente de ejecución - honorarios”.
726
“... Que siendo ello así, el Banco de la Provincia de Buenos Aires, como tercero depositario y destinatario del
cumplimiento de la medida dispuesta, resulta prima facie legitimado para apelar de dicha resolución (arts. 242,
275, 276, y arg. art. 90, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/11/2002, “Rossi
s/sucesión”. “Es principio recibido que solamente se hallan legitimados para apelar las partes, principales y
litisconsortes, sea que actúen como actores o demandados dentro del proceso, o los terceros que pudieren verse
afectados en la medida de su interés o sufran un agravio personal (arg. art. 242, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 1ª, 12/3/2002, “Trifiro, Carmelo y otro v. Bellipani, Carlos José s/anulación doble dominio”. “El
letrado patrocinante invocando su propio derecho, carece de legitimación procesal para recurrir por sí una
resolución que impone las costas a su patrocinada y que -por ende- no le causa agravio a su derecho (arts. 46, 90
y 242, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/6/1996, “Locatelli, Juan v. Turina, Jorge
Ángel s/desalojo (condena de futuro)”.

278
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por un lado, la apelación tramitará libremente o en relación. También podrá hacerlo con efecto
suspensivo o no suspensivo. Finalmente, en forma inmediata o diferida.

2. APELACIÓN CONCEDIDA LIBREMENTE O EN RELACIÓN


Una primera diferenciación entre las maneras de tramitar un recurso de apelación la encontramos en el
alcance o profundidad de la investigación que puede llegar a realizar el tribunal de alzada.
Cuando el recurso se concede en forma libre, la sustanciación del mismo se realizará ante la cámara y
este tribunal tendrá la posibilidad -siempre que las partes lo habiliten a ello- de producir prueba, todo
lo que redundará en una mayor y más completa formación de la convicción respecto del acierto o error
de lo decidido en primera instancia.
Por el contrario, si se concede en relación, la cámara deberá limitarse a entender de la revisión
exclusivamente sobre la base de las constancias que obren en el expediente 727. El alcance de su
competencia será mucho menor y así también será la profundidad de la investigación que podrá llevar
a cabo.
El Código reserva la primera forma -concesión libre- para las sentencias definitivas dictadas en
procesos ordinarios y sumarios.
En todos los demás casos -sentencias recaídas en juicios sumarísimos, interlocutorias y providencias
simples que causen gravamen irreparable, incluidas las resoluciones de todo proceso de ejecución 728 y
en el de alimentos729- procederá en relación. Se ha priorizado en estos últimos casos la celeridad del
trámite y la simplificación del procedimiento antes que la profundidad de la investigación fáctica.

3. APELACIÓN CON EFECTO SUSPENSIVO Y NO SUSPENSIVO


El trámite de la apelación lleva tiempo.
Frente a una sentencia de primera instancia que se considera viciada o defectuosa, es necesario
habilitar la competencia de otro tribunal -la cámara de apelación- y luego esperar que éste estudie el
caso y lo resuelva. Fácil resulta observar, entonces, que aquélla no puede ser ejecutada hasta tanto no
recaiga sentencia confirmatoria en la segunda instancia donde se determine si existe o no el vicio
alegado por el recurrente.
El sentido común indica que los efectos de esa resolución de fondo no pueden operar hasta tanto no se
disipe la duda acerca de su validez o virtualidad jurídica.

727
“De acuerdo a esta modalidad de concesión de la apelación, el órgano judicial de segunda instancia debe
resolver sobre la exclusiva base de los actos producidos en la instancia precedente (doctr. arts. 243, 245, 246 y
concs., CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 30/10/1990, “Municipalidad de Trenque Lauquen v. El
Freno SCA s/apremio”.
728
“En todo proceso de ejecución, todos los recursos se conceden en relación, independientemente del
diferimiento que pueda hacerse de la sustanciación y resolución de la apelación (arts. 243, 247, 555, Código
Procesal), lo que torna inviable, por improcedente, la pretensión del recurrente de producir prueba en esta
instancia en los términos del art. 255 del ritual”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/8/1997, “Kibich,
Carlos E. v. Mathieu, Hernán s/cobro ejecutivo”. “A diferencia de lo que sucede con los fallos de mérito
pronunciados en los procesos de conocimiento, resulta extraño al trámite del juicio ejecutivo, el procedimiento
de segunda instancia reglado por los arts. 254 y 255, CPC. En atención a ello, tratándose la apelada de una
sentencia de remate, en orden a lo dispuesto por el art. 270, párr. 2º, CPC, debe rechazarse el pedido de
replantear prueba en la Alzada, formulado por el recurrente (arts. 242, 243 y 552, CPC)”. Cám. Civ. y Com.
Pergamino, 8/8/1995, “Banco Francés del Río de La Plata S. A. v. Rodríguez de París, F. s/cobro ejecutivo”. “En
todo proceso de ejecución, todos los recursos se conceden en relación, independientemente del diferimiento que
pueda hacerse de la sustanciación y resolución de la apelación (arts. 243, 247, 555, Código Procesal), lo que
torna inviable, por improcedente, la pretensión del recurrente de producir prueba en esta instancia en los
términos del art. 255 del ritual”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/8/1997.
729
“El art. 375, CCiv. dispone que el `procedimiento en la acción de alimentos será sumario´ lo que implica la
necesidad de un proceso simplificado, como el previsto en los arts. 635 y ss., Código Procesal, sumario o
plenario abreviado en cuanto no excluye la discusión relativa al derecho de alimentos y a su entidad y posibilita
la fijación definitiva de aquellos, sin encuadrar en ninguna de las categorías de juicio sumario u ordinario que
distinguen los arts. 330 y ss., y 484 y ss., CPCC. Estando prevista la apelación libre únicamente respecto de las
sentencias definitivas dictadas en el juicio ordinario y en el sumario (art. 243, CPCC), en los dos supuestos
contemplados en el art. 644, CPCC el recurso debe concederse en relación e incumbe al apelante la carga de su
fundamentación por ante la instancia de origen (art. 246, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª,
5/3/1996, “V., C. v. A., A. s/alimentos”.

279
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por otra parte -y desde un costado más práctico- al remitirse el expediente a la cámara para que
intervenga, el juez de primera instancia se desprende materialmente de la causa por lo que -en
principio- mal podría ejecutar lo resuelto si le faltan las actuaciones.
De allí que -tanto por el fundamento de fondo como por este último, de tipo “operativo”- la regla legal
señala que cuando se concede un recurso de apelación ello provoca la suspensión de los efectos de la
sentencia recurrida hasta tanto se expida el tribunal superior y vuelva el expediente al tribunal de
origen730.
Sin embargo, a poco que afinemos la mirada sobre estos mecanismos, repararemos en que ciertos
casos no toleran esta suspensión de efectos.
Hay situaciones donde se torna imperioso cumplir con la sentencia de primera instancia mientras se
tramite la apelación so riesgo de que la tutela llegue definitivamente tarde convirtiéndose en inútil.
Un claro ejemplo de esta problemática se observa en la prestación de alimentos. Toda apelación
respecto de una obligación de este tipo no puede suspender el cumplimiento, tal como lo pauta la ley
procesal en el art. 644. Otro caso paradigmático lo encontramos en la apelación de la resolución que
admite medidas cautelares731 (art. 198).
Por eso, se contempla que en los casos previstos legalmente -como los citados, entre otros- la
apelación pueda ser concedida con efecto no suspensivo o -como lo llama el Código utilizando una
denominación arcaica que se mantiene por la sola fuerza de la tradición- “con efecto devolutivo” o “al
solo efecto devolutivo”.
Oportunamente veremos los mecanismos que la ley contempla a los fines de que la sentencia objeto de
apelación pueda ser ejecutada aun cuando las actuaciones hayan sido remitidas a la cámara.

4. APELACIÓN CON EFECTO INMEDIATO O DIFERIDO


Ahora se trata de determinar en qué momento la cámara se habrá de abocar al estudio de la apelación.
Lo normal es que lo haga inmediatamente después de que se haya interpuesto el recurso. Planteada la
apelación, el juez concede el recurso y éste sigue su curso en la alzada.
Tal el caso de una apelación concedida con efecto inmediato, lo que constituye la regla por lo que no
es necesario explicitarlo en el auto de concesión.
Sin embargo hay supuestos donde, si bien ha existido la apelación de una providencia, se posterga el
estudio del recurso mediante el trámite de segunda instancia hasta el momento en que el expediente
llegue a esa órbita para tratar la apelación contra una resolución de mayor entidad como lo es la
sentencia de mérito.
Esta forma de concesión nunca será posible -por razones lógicas- respecto de las sentencias definitivas
de juicios ordinarios y sumarios, pero sí de las demás resoluciones susceptibles del recurso de
apelación en los casos en que éste sea concedido en relación (interlocutorias y providencias simples
que causen gravamen irreparable en el marco de procesos ordinarios y sumarios).
De allí entonces que respecto de este grupo de decisiones judiciales, la ley pueda establecer que la
apelación se conceda con efecto “diferido”.
Ello causará que el recurrente se limite a interponer el recurso y que el trámite no continúe en la
cámara en forma inmediata. Llegado el caso de que la sentencia de mérito sea apelada, este recurso sea
concedido y el expediente remitido a la alzada, recién allí quien apeló y obtuvo una concesión con
efecto diferido podrá fundar su queja, dándose -ahora sí- respuesta a aquellos agravios en forma previa

730
“Conceder un recurso que conlleva efecto suspensivo, hace que el judicante se desprenda del conocimiento de
las actuaciones en lo que se refiere al auto apelado. Sólo le es vedado, introducir modificaciones a lo resuelto, o
proceder a ejecutoriarlo (doct. art. 243, párr. 3º, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 23/3/2003,
“Ambrosino, Rodolfo v. Rahman, Rodolfo H. s/cobro ejecutivo”. “Todas las actuaciones cumplidas en el
principal ad ulteriora de la concesión del recurso de apelación interpuesto, carecían de virtualidad, como no
podía ser de otra manera, desde que en virtud del efecto suspensivo otorgado al recurso intentado, se operó la
cancelación de la competencia del a quo para seguir el procedimiento consecutivo de la impugnada resolución
(art. 243, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/4/1998, “Bugallo, Roberto s/incidente de
revisión en autos: `Carrillo, Roque s/concurso´”.
731
“Del juego armónico de los arts. 198 in fine, y 243 del ritual se colige que la concesión de la apelación con
efecto devolutivo rige en exclusividad para el supuesto de admisión de la medida cautelar, ya que el principio
básico de nuestro sistema procesal es el de que el recurso de apelación procederá siempre en efecto suspensivo, a
menos que la ley disponga que lo sea en el devolutivo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 14/10/1993,
“F. de S. J. L. v. S. J., R. s/alimentos”.

280
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
o bien en la misma sentencia que resuelve la apelación de la sentencia de mérito según lo establece el
art. 247 a cuya nota remitimos732.
Se privilegia la celeridad del trámite al resolver esos planteos junto con la apelación del fallo de
mérito, evitando que se paralice el juicio por la remisión de las actuaciones a la cámara en plena
sustanciación.
Algunos de los casos legales en los que se contempla la apelación concedida en efecto diferido son el
cuestionamiento a la resolución que rechaza el hecho nuevo (art. 364), a la imposición de costas y
regulación de honorarios (art. 69), al rechazo de las excepciones de cosa juzgada, transacción,
conciliación y desistimiento del derecho y las temporarias en el juicio sumario (art. 494), las
apelaciones en el juicio ejecutivo salvo las que procedan contra la sentencia de remate y la providencia
que deniega la ejecución (art. 555), etc.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 243, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 244. Plazo


No habiendo disposiciones en contrario, el plazo para apelar, será de cinco (5) días.

1. OPORTUNIDAD
La ley determina que para apelar válidamente se debe presentar el escrito dentro de los cinco días de
notificada la resolución que se considera viciada 733.
Superado ese plazo -y, por supuesto, las dos horas del día hábil siguiente al del vencimiento que prevé
el art. 124 -, la resolución adquiere firmeza en virtud del principio de preclusión ya que el término para
apelar es perentorio y corre desde la notificación o desde que la parte revela en autos tener
conocimiento del fallo del que se agravia734.
Esta manda admite que haya previsiones especiales respecto del plazo para apelar, pero ello deberá
venir expresamente contemplado por una ley735.
Así, el art. 496, inc. 2º, establece que para el proceso sumarísimo, “todos los plazos serán de dos
días”736.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el artículo del Código nacional.
732
“En primer lugar, el denominado `efecto diferido´ se contrapone al `efecto inmediato´ que normalmente
produce la interposición del recurso de apelación, y ello es independiente del efecto suspensivo o devolutivo
correspondiente al recurso. En segundo lugar, sólo es condición para la procedencia del efecto diferido que la
apelación deba concederse en relación y que la ley prevea específicamente ese efecto con referencia a la
resolución apelada (art. 243, último párrafo, CPCC), no siendo presupuesto de su viabilidad el modo de
concesión que corresponda al recurso de apelación contra la sentencia definitiva -libremente o en relación-, lo
que sólo gravitará en cuanto concierne a la oportunidad de fundamentación de dicha apelación diferida y su
resolución (arts. 244, 247, 255, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 20/10/1998, “Fisco de la
Provincia de Buenos Aires v. Empresa Hotelera Americana SA y ocupantes Gran Hotel Provincial Mar del Plata
s/desalojo - sumarísimo ley 9533 “.
733
“Uno de los recaudos formales del recurso de apelación es que sea deducido dentro del plazo prescripto en el
art. 244, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 20/12/1990, “Municipalidad de Guaminí v.
Laxalde, Edgardo y otros s/apremio”.
734
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 31/5/1996, “R., F. E. v. E., H. D. s/alimentos”.
735
“No resulta de aplicación el art. 8, ley de apremio referente al plazo para apelar la resolución que declara
inadmisibles las excepciones, ya que por tratarse de un ataque dirigido contra la sentencia de trance y remate, se
impone lo establecido por el art. 10, ley 9122 y, por remisión del art. 18 de la misma ley, y 4, ley 10397,
supletoriamente el art. 244, CPC”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 17/2/1994, “Fisco de la Provincia de Buenos
Aires v. Criper SACIIAFEI s/apremio”.
736
“En los procesos sumarísimos el plazo para apelar la sentencia dictada es de dos días (art. 496, inc. 2º,
CPCC), porque se trata de una excepción al principio general consagrado en el art. 244 de dicho Código que
establece el plazo de cinco días `no habiendo disposiciones en contrario´”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
17/12/2002, “Leone, Mariela Inés y otro v. Banco Río de la Plata SA s/acción meramente declarativa”.

281
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se agrega la salvedad de que toda regulación de honorarios será apelable. El recurso se interpondrá y
podrá fundarse dentro de los cinco días de la notificación.

Art. 245. Forma de interposición del recurso


El recurso de apelación se interpondrá por escrito o verbalmente. En este último caso se hará
constar por diligencia que el secretario o el oficial primero asentará en el expediente.
El apelante deberá limitarse a la mera interposición del recurso y si esta regla fuera infringida se
mandará devolver el escrito, previa anotación que el secretario o el oficial primero pondrá en el
expediente, con indicación de la fecha de interposición del recurso y del domicilio que se hubiese
constituido en su caso.

1. FORMA DE APELAR
Para apelar basta con expresar esa sola voluntad mediante un escrito o a través de una manifestación
verbal de la que se tomará nota en el expediente bajo la firma del secretario u oficial primero dentro
del plazo establecido.
Con esa sola actitud queda interpuesto el recurso.
No es ésta la ocasión procesal adecuada para presentar los fundamentos de esta apelación 737.
De allí que si se pretende apelar mediante un escrito conteniendo los argumentos que sostienen el
recurso la ley establece que debe ser devuelto 738 dejándose debida constancia en las actuaciones de los
únicos datos trascendentes en este momento a los fines de la impugnación: la manifestación de la
voluntad de apelar -interposición del recurso-, la fecha en que se lo hizo y el domicilio del apelante -si
se constituyó uno especial a estos fines-.
Una cierta excepción a este criterio encontramos en la apelación como recurso subsidiario al de
reposición o revocatoria donde la apelación debe contener los fundamentos. Remitimos a la nota del
art. 248.
Interpuesta la apelación, el juez que dictó la sentencia en crisis habrá de analizar básicos elementos de
admisibilidad. Concretamente si el resolutorio es de aquellos susceptibles de este tipo de recurso, si la
apelación ha sido interpuesta en tiempo teniendo en cuenta del momento en que se produjo la
notificación y si quien apela es parte en el proceso (o, al menos, cuenta con un interés canalizable por
esta vía).
Luego, habrá de dictar un auto concediendo (“acordando”) o no (“rechazando” o “desestimando”) el
recurso (art. 166, inc. 6º).
Si lo concede, deberá determinar la forma en que se lo hace y los efectos.
Para saber si se lo concede libremente o en relación, tendrá en cuenta principalmente el tipo de
resolución y de proceso de que se trate. Para saber si lo hace con efecto suspensivo o no suspensivo,
relevará las previsiones legales específicas. Y si se trata de un caso de apelación que se concede en
relación, también observará las pautas normativas aplicables a los fines de determinar si corresponde
hacerlo con efecto inmediato o diferido.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 245, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
737
“El que se anticipe en el momento de interponer el recurso qué aspectos del fallo se cuestionarán, no limita los
alcances de aquel que se otorga `libremente´ (art. 243, CPCC), ni cercena el derecho del recurrente para expresar
agravios dentro del plazo que al efecto fija el art. 254, Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
9/8/1994, “Scrocchi, José María v. Scrocchi, Ernesto Amílcar s/simulación y colación”.
738
“No corresponde, por razones de economía procesal, mandar devolver el escrito donde el apelante procedió a
fundarlo violando lo dispuesto en el art. 245, ap. 2, Código Procesal, con mayor razón si se dio traslado. E
incluso se ha señalado que cuando se trata de apelación en relación, nada obsta a que se funde en el acto de su
incoación, pues el recurso y su memoria se dirigen al juez y no a la alzada”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
3ª, 11/5/1995, “Barbis, Arnaldo Hugo v. Rodríguez de Rodríguez, Atilia s/cumplimiento de contrato”. “La
violación del art. 245, CPCC autoriza a devolver el escrito previa anotación de la deducción del recurso en el
expediente. El juez no procedió así y se limitó a conceder el recurso sin efectuar prevención alguna. Ello pudo
hacer pensar al apelante que tuvo en cuenta la fundamentación efectuada en el acto de interponer el recurso”.
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 10/5/1990, “García, G. E. v. Sposari s/liquidación y rendición de cuentas -
incidente reducción embargo”.

282
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 246. Apelación en relación


Cuando procediere la apelación en relación sin efecto diferido, el apelante deberá fundar el
recurso dentro de los cinco (5) días de notificada la providencia que lo acuerda 739. Del escrito que
presenta740 se dará traslado a la otra parte por el mism plazo. Si el apelante no presentare
memorial, el juez de primera instancia declarará desierto el recurso.
Si cualquiera de las partes pretendiese que el recurso ha debido otorgarse libremente, podrá
solicitar, dentro de tres (3) días, que el juez rectifique el error.
Igual pedido podrán las partes formular si pretendiese que el recurso concedido libremente ha
debido otorgarse en relación.
Estas normas regirán sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 271.

1. FUNDAMENTO DE LA APELACIÓN EN RELACIÓN


Aquí se regula el trámite de la apelación que se concede en relación -art. 243, párr. 2º-. Como
sabemos, estos recursos pueden ser admitidos con efecto inmediato o diferido.
En esta manda se contempla la forma de fundar los primeros, esto es, los concedidos con efecto
inmediato. La fundamentación de los concedidos con efecto diferido se hará en la oportunidad que
contempla el art. 247.
Habiéndose -pues- concedido en relación y con efecto inmediato (siendo innecesario aclarar esto
último en la resolución por ser justamente ésa la regla) por parte del juez, el apelante tiene cinco días 741
desde el momento en que se produce la notificación ministerio legis 742 del auto que así lo dispone para
presentar un escrito fundando el recurso ante el mismo magistrado que dictó la resolución en crisis 743.
Esta pieza es denominada por el Código “memorial” por oposición a la expresión de agravios, nombre
que corresponda al escrito a través del que se fundamenta el recurso de apelación concedido
libremente.
Más allá de la diferente denominación, la esencia del acto es exactamente la misma 744: poner de
manifiesto el yerro de la resolución a través de una crítica minuciosa del accionar del juez así como el
perjuicio que le causa al recurrente -lo que determinará su interés para pedir la modificación de lo
resuelto-.
739
Rectius est: acuerde.
740
Rectius est: presente.
741
“Si bien el art. 246, Código Procesal no contiene la salvedad del art. 244, Código Procesal sobre
`disposiciones en contrario´, el plazo para fundar el recurso de apelación en estos procesos -interdictos- es de dos
días, ya que es la única interpretación congruente con el sistema del Código citado, en orden a la abreviación de
los plazos y a la suma celeridad que tuvo en cuenta al reglarlos”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 9/5/1995,
“Antonioli de Blanco, Gloria, Lucía y otro v. Sago, Ony Osmar s/cesación de ejercicio abusivo de derecho de
propiedad interdicto de obra nueva”.
742
“El plazo de cinco días que prescribe el art. 246 del Código adjetivo para presentar el memorial debe
computarse en forma automática a partir de la fecha que el impugnante queda notificado ministerio legis del auto
que acuerda el recurso”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 27/12/1988, “Gussoni, Emilia Susana v. Donari,
Arsenio Mario s/daños y perjuicios”.
743
“De lo normado por los arts. 245 y 246, CPC, no puede extraerse válidamente que el memorial presentado
independientemente de la apelación, aunque con anterioridad al inicio del cómputo del plazo atinente, carezca de
eficacia. A todo evento implica la renuncia a una facultad de la que se dispone -un plazo para elaborar la
memoria-, pero nunca que tal presentación no produzca los efectos que la ley le asigna, legislación que por otra
parte prevé este tipo de anticipaciones (art. 135, inc. 11, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 21/10/1997,
“Ursub SA v. Mayon Tokopa, Miguel s/cobro ejecutivo”.
744
“La fundamentación exigida por el art. 246, CPCC para los recursos concedidos en relación se halla
equiparada, en cuanto a su técnica, a la que se requiere en los recursos concedidos libremente, es decir, que debe
constituir una crítica concreta y razonada del fallo, demostrando los errores que a éste se atribuyen en los
términos del art. 260, ley formal”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/2/1988, “Arancet de Azcona, Elvira v.
Casa Mazzino SA s/cobro de australes”. “El memorial a través del cual debe fundamentarse el recurso de
apelación concedido en relación, constituye un acto procesal equivalente a la expresión de agravios, que se
presenta cuando el recurso ha sido concedido libremente (arts. 246 y 260, CPC). Se trata de cargas procesales en
que el justiciable, como un imperativo del propio interés, ha de impugnar los fundamentos de la resolución
judicial apelada. Es decir, a través de una crítica concreta y razonada ha de demostrar que aquélla es errónea o no
se encuentra ajustada a derecho o es injusta”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/8/2002, “Bazoberri,
Alejandro v. Sator, Ana Enriqueta s/ejecución hipotecaria”.

283
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que el memorial de agravios como carga procesal y a efectos de que cumpla su finalidad,
requiere una articulación seria, fundada, concreta y objetiva que patentice el error o la injusticia de la
decisión apelada745. Es que el tribunal de apelación limita su actuación a tales alegaciones fundadas,
demostrativas de los errores de la resolución atacada, puesto que el juicio de apelación comienza con
dichas piezas que hacen las veces de una demanda. Así siendo los agravios los que dan la medida de
las atribuciones de la alzada, sólo cabe abrir el recurso siempre que los mismos sean suficientemente
explicitados e intenten demostrar los yerros de la sentencia o auto cuestionado. Si no se cumple,
siquiera en mínima medida, con tal crítica concreta y razonada, el recurso de apelación debe ser
declarado desierto746.
Una vez presentado el memorial se ordena el traslado a la contraparte. Desde el momento de la
notificación -también automática- del auto que así lo dispone, la contraria cuenta con un plazo similar
(cinco días) para presentar una respuesta a los agravios vertidos en el memorial del apelante (también
llamado “memorial” por la ley, art. 271).
Allí se intentará demostrar la sinrazón de los argumentos del apelante -tanto en lo que hace a su
suficiencia técnica como en lo respectivo a la configuración del vicio denunciado- persiguiendo, en
suma, apuntalar la validez del decisorio de primera instancia.
Diferentes son las consecuencias derivadas del incumplimiento de estas cargas por parte de los
litigantes.
La falta de presentación en plazo del memorial por parte del que recurre importará la declaración de
deserción de la apelación intentada 747 mientras que si el que no hace la presentación referida es la
contraparte, sólo perderá la posibilidad de rebatir los argumentos del quejoso por efecto de la
preclusión.

2. CONTROL DE LA FORMA DE CONCESIÓN


Si bien el juez del recurso es la cámara y ella es la que tiene la última palabra respecto de la forma en
que fue concedida la apelación (art. 271), por economía procesal y celeridad la ley admite que cuando
las partes entiendan que el recurso ha sido mal concedido (por ejemplo, en relación cuando debía serlo
libremente o viceversa) puedan plantear tal circunstancia ante el juez de primera instancia sin esperar a
llegar a la alzada748.

745
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/2/1995, “Bidinost SA v. Gutiérrez, Arturo s/ejecución prendaria”.
746
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 15/2/1990, “Zannol, Félix v. Ramírez, Fernando s/incidente art. 250,
CPCC”. “No cabe extremar la rigurosidad en la valoración de la expresión de agravios, pues siempre que de la
misma surja individualizado dónde estriba el error o equívoco que se endilga al pronunciamiento, cabe
considerar que se ha abierto la jurisdicción de la Alzada para ejercitar la función revisora (arts. 246 y 260,
Código Procesal). Lo contrario podría importar un exceso ritual manifiesto en pugna con el ejercicio del derecho
de defensa. En tales condiciones y como en el memorial se puntualizan cuáles son los términos de la protesta
frente a la declaración de caducidad de instancia, cabe desoír el pedido de deserción recursiva formulado”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/10/1994, “Vargas, Exaltación v. López Lodigiani s/daños y perjuicios”.
747
“Si se revocó el auto que declarara desierto el recurso, en razón de la eficacia de las notas puestas por el
interesado en el libro de comparecencia (art. 133, ap. 2, Código Procesal), a partir de la notificación de este auto
comenzó nuevamente el dies a quo para presentar el memorial (arts. 242, 246, Código Procesal). Constituye, en
consecuencia, un contrasentido que en el mismo auto que se revoca por contrario imperio la deserción del
recurso de apelación, se declare desierto el recurso por no haberse cumplido la carga procesal del art. 246 del
ordenamiento adjetivo, la cual nunca pudo efectivizarse mientras no se reanudara el plazo para hacerlo (arg. art.
157, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/4/1997, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires
v. El Zaino SA s/apremio”.
748
“Para impugnar la forma de la concesión de un recurso de apelación (libre o en relación), no corresponde
utilizar el carril de la queja, ya que en ese caso es aplicable el art. 246, párrs. 2º y 3º, CPCC. El interesado dentro
del tercer día, debe pedirle al mismo juez que rectifique el error. De todas maneras, la alzada, como juez del
recurso, debe hacer de oficio esa corrección, si correspondiere”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 22/9/1992,
“Ralero, Francisco v. Benvenutto, Julio, y otro s/recurso de queja en autos: `Ralero, Francisco v. Benvenutto,
Julio, y otros s/daños y perjuicios´”. “La queja corresponde no sólo por la denegatoria del recurso, sino, también,
cuando se cuestiona el efecto con que se concediera la apelación (suspensivo, devolutivo o diferido); en cambio,
cuando lo cuestionado es la forma en que se concede el remedio de apelación, la vía idónea la señala el párr. 2º
del art. 246, CPC, sin perjuicio de lo preceptuado en el art. 271 del citado Código”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 1ª, 6/6/1989, “Salles, M. A. y Pérez Vidal, H. s/pago por consignación - queja”; Cám. Civ. y Com. 1ª
Mar del Plata, sala 2ª, 10/11/1995, “Consorcio Propietarios Edificio Atuel IV v. Ecam SACIFI y/o quien resulte
propietario s/reparación de daño saneamiento. Incidente de medidas cautelares” [J 14.20967-1].

284
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para ello cuentan con tres días desde el momento en que son notificados del auto que concede la
apelación de esa manera. Se trata de una especie de revocatoria específica ya que busca que el juez
advierta el error en que incurrió y revoque por contrario imperio su decisión dictando una nueva.
No hace falta ahondar demasiado para advertir los motivos que tienen los litigantes para dejar sin
efecto una errónea concesión de la apelación dadas las diferentes posibilidades de debate que permite
cada forma: por lo común todo recurrente habrá de bregar por una concesión “libre” mientras que a
todo apelado le conviene una concesión “en relación”.
Si estos pedidos de las partes buscando que los recursos se concedan correctamente no tienen
favorable acogida judicial, no existe a su respecto posibilidad de recurso alguno ya que el mismo
Código regula la manera de subsanar los errores en este punto a través de la figura contenida en el
citado art. 271.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 246, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 247. Efecto diferido


La apelación en efecto diferido se fundará, en los juicios ordinarios y sumarios en la
oportunidad del art. 255, y en los procesos de ejecución, conjuntamente 749 con la interposición
del recurso contra la sentencia. En el primer caso la cámara lo resolverá con anterioridad a la
sentencia definitiva.

1. FUNDAMENTACIÓN DE APELACIONES CON EFECTO DIFERIDO


La ley es la que señala cuándo las apelaciones concedidas en relación también lo serán en efecto
diferido -ver nota al art. 243 -.
La característica de esta forma de concesión es que no se fundan cuando se apela sino en un momento
posterior750.
Esta manda señala cuál es ese momento posterior.
En juicios ordinarios y sumarios, la fundamentación de estos recursos se hace dentro del quinto día de
notificada por cédula la providencia que tiene por radicado el expediente en la cámara (arts. 254 y 255,
inc. 1º).
Si ello no se cumple, quedarán firmes las resoluciones apeladas oportunamente.
En estos casos, cuando la cámara se aboca a la resolución de las apelaciones interpuestas habrá de
resolver en primer término las concedidas con efecto diferido ya que -quizás- de lo que allí se
disponga resultará ocioso continuar con las demás.
Ello ocurriría -por ejemplo- en el caso de un proceso sumario en el que se apeló la desestimación de la
excepción de cosa juzgada y se la concedió con efecto diferido (art. 494). Si ello se trata en primer
término y se encuentra procedente la excepción, esa circunstancia concluirá con el proceso y no será
necesario entrar a analizar los agravios referidos a la sentencia de mérito.
En el caso de procesos de ejecución, los recursos concedidos con efecto diferido se fundan en el
mismo escrito en el que se funda el recurso contra la sentencia. Resulta, pues, requisito para este
tratamiento de los recursos concedidos previamente la apelación de la resolución final 751.
749
Rectius est: juntamente.
750
“Que la resolución que rechaza el hecho nuevo es apelable en efecto diferido, motivo por el cual resulta
prematura la remisión de los autos a esta instancia (arg. arts. 247 y 364 in fine, CPCC)”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 2ª, 25/4/2000, “Servente, M. s/incidente por impugnación de beneficio de litigar sin gastos”.
751
“Habiendo quedado en pie sólo la apelación concedida con efecto diferido, en atención a lo expresamente
previsto por los arts. 555 y 247, CPCC y toda vez que es requisito esencial para que la Alzada pueda tratar las
impugnaciones concedidas con el efecto aludido que se haya apelado la sentencia que pone fin al proceso, al
haberse consentido ésta, el tribunal encontrará una valla infranqueable que fulmina toda posibilidad de revisión
de las resoluciones dictadas durante el curso del pleito”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 2/11/1999,
“Fuentecilla, Rubén Horacio v. Zuk, Carlos Alejandro s/ejecutivo”. “De conformidad con lo expresamente
previsto por el art. 555, CPCC, en función de lo normado por el art. 247 del referido cuerpo legal, es requisito
esencial para que la Alzada pueda tratar las impugnaciones que han sido otorgadas con efecto diferido, que se
haya recurrido la sentencia final -en este caso la de trance y remate-”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
19/11/1996, “Banco Río de La Plata SA v. Luparello, Ramón y otro s/cobro ejecutivo”. “En caso de

285
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En estos juicios, los recursos concedidos con efecto diferido serán resueltos en la misma resolución
que da respuesta a la impugnación contra la sentencia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 247, Código nacional.
Se agrega un párrafo donde se indica que en los procesos de ejecución de sentencia si la resolución
fuere “posterior a la mencionada en el art. 508, el recurso se fundará en la forma establecida en el párr.
1º del art. 246”.

Art. 248. Apelación subsidiaria


Cuando el recurso de apelación se hubiese interpuesto subsidiariamente con el de reposición, no
se admitirá ningún escrito para fundar la apelación.

1. APELACIÓN EN SUBSIDIO DE LA REVOCATORIA


Como vimos, es posible que ciertas resoluciones judiciales sean atacadas tanto por revocatoria como
por apelación.
Se trata de las providencias simples que causen un gravamen que no pueda ser reparado por la
sentencia definitiva -art. 242, inc. 3º-.
El Código contempla expresamente el planteamiento del recurso de apelación en forma subsidiaria
pero sólo en relación a la revocatoria752.
En estos casos, el mismo escrito en el que se interpone y funda la reposición habrá de servir para
sostener el recurso de apelación.
Aquí y contra la regla general respecto de esta vía impugnaticia, se da la peculiaridad de que es la
propia ley procesal la que exige que se lo funde en el mismo escrito a través del que se lo plantea -si
bien en forma subsidiaria ante la eventualidad de que la revocatoria no prospere- ya que, como reza la
manda, “no se admitirá ningún escrito para fundar la apelación” 753.
Esto quiere decir que en el plazo de tres días para interponer la reposición o durante la audiencia (art.
239) se debe interponer este recurso junto con sus fundamentos y, para la eventualidad de que el juez
que dictó el pronunciamiento no lo modifique, también allí incluir la intención de apelar y los
fundamentos de este recurso subsidiario.
Si el escrito se presenta excedido ese plazo pero dentro de los cinco días de dictada la resolución en
crisis, se habrá perdido el recurso de reposición -por extemporáneo- pero deberá darse curso a la
apelación si se reúnen los recaudos de admisibilidad pertinentes (art. 241) ya que se trata de dos
recursos autónomos754.
La tramitación posterior debe seguir las reglas propias del recurso de apelación 755.
desestimación de la prueba de la excepción interpuesta no rige el principio de inapelabilidad del art. 377, CPC,
sino que puede interponerse temporáneamente el recurso de apelación correspondiendo su concesión en efecto
diferido a fin de su tratamiento en oportunidad en que se resuelva sobre la apelación de la sentencia definitiva
(arts. 247, 547, 555, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 21/11/2002, “Banca Nazionale del Lavoro SA v.
Lamacchia, Héctor Daniel y otra s/cobro hipotecario”.
752
“Si la apelación es esgrimida en forma subordinada al resultado eventualmente adverso de la coetánea
promoción de una solicitud de aclaratoria, resulta improcedente y corresponde declarar que ha sido mal acordado
(arts. 242, 243, 248 y concs., Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/7/1998, “Mirko, Jorge
Omar v. Domínguez, Ramón Alberto s/daños y perjuicios”.
753
“No corresponde admitir ningún escrito para fundar la apelación cuando el recurso se hubiere interpuesto
subsidiariamente con el de reposición, conforme lo dispuesto por el art. 248, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 4/10/1988, “García Esteche v. Castillo, Manuel s/ejecución”; 26/6/1997, “Banco de los Arroyos CL
v. Paradella, Manuel y otra s/juicio ejecutivo”; 18/4/2000, “Seco, Luis A. v. Otamendi, Eugenio y otros
s/ejecución de alquileres”.
754
“La apelación no pierde su autonomía cuando es subsidiaria de la reposición, ya que se trata de dos medios de
impugnación perfectamente demarcados que mantienen sus rasgos propios, aunque circunstancialmente funcione
enancado uno con el otro. Y de entenderse que la reposición resulta inadmisible, debe concederse la apelación
cuando la resolución atacada tolera tal embate (arts. 242, 248, 275 y 276, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata,
sala 1ª, 4/4/2002, “Anvaria, Héctor C. v. Sánchez, Adolfo s/consignación (R. de H.)”.
755
“Si la apelación subsidiaria ha sido resuelta por el iudex a quo sin que se confiriera previamente traslado, y
siendo que la fundamentación que abastece la revocatoria hace las veces del memorial correspondiente (arts.
239, 240, 241 y 248, Código Procesal), corresponde sustanciar con la contraparte la aludida fundamentación

286
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que cuando una resolución es apelable, independientemente de que sea o no susceptible de
reposición en función del tipo de resolución, es admisible el recurso subsidiario en ella formulado.
Ello pues el art. 242, CPCC define la esencia del pronunciamiento que habilita la apelación, ya sea
directa o subsidiaria, estando la eficacia de esta última condicionada al rechazo de la revocatoria
subordinante, cualquiera sea su motivo. De esta forma, como claramente refleja el ritual, la
supeditación de la apelación a la reposición en los términos de los arts. 248 y 241 está dada
exclusivamente en función de la denegatoria de la revocatoria, sin distinción alguna de si ella obedece
o no a la inadmisibilidad del remedio condicionante en función de lo previsto en el art. 238 756.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 248, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 249. Constitución de domicilio


Cuando el tribunal que haya de conocer del recurso tuviere su asiento en distinta localidad y éste
procediere libremente, en el escrito o diligencia a que se refiere el art. 245 el apelante, y el
apelado dentro del quinto día de concedido el recurso, deberá constituir domicilio en dicha
localidad.
Si el recurso procediera en relación, las partes deberán constituir domicilio en los escritos
mencionados en el art. 246.
En ambos casos, la parte que no hubiese cumplido el requisito impuesto por este artículo
quedará notificada por ministerio de ley.

1. CARGA DE CONSTITUIR DOMICILIO PARA EL TRÁMITE DE APELACIÓN


Cuando la apelación tramite ante un tribunal con asiento en una localidad diferente de aquella donde
se sustanció el juicio en primera instancia, las partes deberán constituir domicilio procesal en el lugar
donde se encuentra la cámara ya que de incumplirse con esta carga quedarán sujetos a la forma de
notificación ficta, automática o ministerio legis.
Ello así por los argumentos ya vertidos al analizar los arts. 40 y 41.
El Código establece las ocasiones en que ello debe ser realizado, dependiendo del trámite que tengan
los recursos de apelación planteados.
Si se lo concede libremente, el apelante debe constituir domicilio en la ocasión de apelar.
Recuérdese que si se presenta un escrito fundando ese recurso, el mismo no será admitido. Sin
embargo se dejará constancia tanto del hecho de la apelación -con su fecha- como así también de la
constitución de domicilio (art. 245).
En el caso, también el apelado debe cumplir con esta carga dentro de los cinco días de la notificación
de la concesión del recurso por el juez de primera instancia.
Si, en cambio, se lo concede en relación, las partes deberán constituir domicilio en ocasión de
presentar los escritos del art. 246: el apelante al presentar el memorial y el apelado al presentar la
respuesta al mismo757 (757).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 249, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
(arts. 18, CN; 34, inc. 5º, aps. b) y c), Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/2/2003,
“Vuotto, Roberto A. s/beneficio litigar s/gastos (rec. queja)”.
756
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 27/8/1998, “Musitani, Jorge R. y otro v. Luchini, Carlos A. s/medidas
cautelares”.
757
“Cuando se da el supuesto del art. 249, CPCC, esto es, que el tribunal ad quem tiene su asiento en distinta
localidad a la del juzgado apelado, el recurrente debe -en los recursos en relación- constituir domicilio en la sede
de aquel tribunal en la oportunidad del art. 246 del citado Código”. “Cuando en el caso del art. 249, CPCC
(tribunal ad quem con sede distinta al del apelado) el apelante -por error- consignó como domicilio el que
correspondía al del tribunal apelado, corresponde asimilar el supuesto al que prevé el art. 42, Código cit. porque
hubo constitución de domicilio -aunque errónea- y no falta de ésta”. SCBA, Ac. 44.745, 5/11/1991, “Banco
Comercial del Tandil SA v. Depietri, Guillermo A. y otros s/cobro ejecutivo”.

287
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

Art. 250. Efecto devolutivo


Si procediere el recurso en efecto devolutivo se observarán las siguientes reglas:
1º) Si la sentencia fuere definitiva, se remitirá el expediente a la cámara y quedará en el juzgado
copia de lo pertinente, la que deberá ser presentada por el apelante. La providencia que conceda
el recurso señalará las piezas que han de copiarse.
2º) Si la sentencia fuere interlocutoria, el apelante presentará copia de lo que señale el
expediente y de lo que el juez estimare necesario. Igual derecho asistirá al apelado. Dichas copias
y los memoriales serán remitidos a la cámara, salvo que el juez considerare más expeditivo
retenerlo para la prosecución del juicio y remitir el expediente original.
3º) Se declarará desierto el recurso si dentro del quinto día de concedido, el apelante no
presentare las copias que se indican en este artículo y que estuvieren a su cargo. Si no lo hiciere
el apelado, se prescindirá de ella.

1. APELACIÓN CON EFECTO NO SUSPENSIVO


Más arriba señalábamos las dificultades operativas que existen para ejecutar una sentencia al mismo
tiempo en que se desarrolla un trámite de apelación ante otro órgano judicial.
El juez con competencia para la ejecución es el mismo que dictó el fallo atacado (art. 166, inc. 7º). Sin
embargo cuando se plantea una apelación y ésta es concedida, se deben remitir las actuaciones al
superior para que la resuelva.
Si la concesión se efectúa con efecto no suspensivo (o devolutivo o al solo efecto devolutivo) habrá
que recurrir a estas reglas legales para que sea materialmente posible la ejecución de una sentencia
dictada en un expediente que se encuentra tramitando ante otro tribunal.
De tal manera, el Código diferencia dos supuestos: si se trata de sentencia definitiva o de
interlocutoria.
En el primer caso, cuando se conceda el recurso con este efecto, el juez indicará en el mismo auto qué
piezas tendrá la carga de copiar y presentar el recurrente para así poder contar con instrumentos
suficientes a los fines de continuar con la ejecución mientras se envía todo el expediente a la cámara.
En el segundo caso, cuando lo que se cuestiona es una interlocutoria, el apelante deberá acompañar
copias de lo pertinente del expediente 758 pudiendo el juez señalar por sí cuáles son las piezas que
deberán ser copiadas. También el apelado podrá acompañar copias de lo que entienda corresponde.
Todo ese grupo de copias se envía a la cámara junto con los memoriales para que se resuelva el
recurso, quedando el expediente original en primera instancia donde proseguirá la tramitación del
juicio. Si el juez considera que -por el contrario- resulta más cómodo seguir el trámite de la causa con
las copias y remitir el expediente original a la cámara, podrá hacerlo.
La ley regula las consecuencias del incumplimiento de las cargas de presentar las copias en los
supuestos en que se concede una apelación con efecto no suspensivo.
Si quien incumple es el apelante y no presenta las copias pertinentes dentro del quinto día de
concedido el recurso, se declarará desierto el recurso 759. Si quien no presenta las copias es, por otro

758
“Tratándose de sentencia interlocutoria, independientemente de las copias que el juez estimare necesarias -en
cuyo caso las indicaría- es carga del apelante, ante la sola concesión del recurso, acompañar las copias `que
señale el expediente´, esto es las de aquellas pieza mínimas necesarias para tomar conocimiento la Alzada de la
cuestión en debate y poder resolver a su respecto (art. 250, inc. 2º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala
2ª, 20/8/1992, “Amarante, Beatriz v. Burgos, María Susana s/ejecución de honorarios”.
759
“Corresponde declarar desierto el recurso de apelación concedido con efecto devolutivo si el apelante no ha
acompañado -para la formación del expedientillo del art. 250, CPC- las copias del escrito que dio motivo a la
resolución apelada, y la de interposición del recurso en la que consta el `cargo´ que prescribe el art. 124, CPC”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 31/10/1996, “Colalongo, Vitalina s/concurso preventivo”. “El
apelante, en los supuestos en que el recurso de apelación es concedido con efecto devolutivo, debe satisfacer la
carga impuesta en el inc. 2º del art. 250, Código Procesal. Es imprescindible adjuntar las constancias
demostrativas de la interposición del respectivo recurso de apelación y del proveído judicial acordándolo (arts.
34, inc. 5º, 150, 155, 244, 246 y 250, incs. 2º y 3º, CPCC). El no cumplimiento de la merituada obligación
conlleva sin más, frente a la clara normativa del art. 250, inc. 3º, CPCC a tener por desierto el recurso de
apelación con efecto devolutivo, interpuesto oportunamente”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 13/12/2001,
“Cafasso, Jorge Carlos s/regulación de honorarios”. “Cuando procediere el recurso de apelación en efecto
devolutivo, deben acompañarse las copias pertinentes que posibiliten a la Alzada resolver la cuestión, quedando
el expediente original en primera instancia (art. 250, inc. 2º, CPC). La satisfacción de dicha carga, posibilita al

288
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
lado, el apelado ello importará la pérdida de esa facultad en lo sucesivo, resolviéndose la apelación sin
esa documentación a la vista.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 250, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 251. Remisión del expediente o actuación


En los casos de los arts. 245 y 250 el expediente o las actuaciones se remitirán a la cámara dentro
del quinto día de concedido el recurso o de formada la pieza separada, en su caso, mediante
constancia, bajo la responsabilidad del oficial primero. En el caso del art. 246 dicho plazo se
contará desde la contestación del traslado o desde que venció el plazo para hacerlo.
Si la cámara tuviese su asiento en distinta localidad, la remisión se efectuará por correo y dentro
del mismo plazo, contado desde la presentación del apelado constituyendo domicilio o
contestando el traslado, o desde que venció el plazo para cumplir tales actos.
La remisión por correo se hará a costa del recurrente.

1. ENVÍO EL EXPEDIENTE
La apelación tramita ante un órgano distinto de aquel que dictó la resolución atacada: la cámara de
apelación.
Es necesario, entonces, un tránsito físico del expediente desde una dependencia a la otra. Esa remisión
se regula en esta manda.
El envío se hará -en lo que hace a la oportunidad- en diferentes momentos de acuerdo con la forma de
concesión. Si tramita libremente, dentro de los cinco días desde que fuera concedido por el juez -si se
remite el expediente- o bien, desde que se forma la pieza separada con las copias pertinentes -si el
expediente queda en primera instancia-.
Si tramita en relación, dentro de los cinco días desde que el apelado contestó el memorial del apelante
o desde que venció el plazo que tiene para hacerlo.

Tribunal ad quem conocer la postulación revisora, pues de ese modo se aporta la totalidad de los antecedentes
vinculados el cuestionamiento traído a la Alzada”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 22/8/2002, “Ance
Pendola, M. y otros v. Banco Hipotecario y otro s/revisión contractual - incidente apelación - medida cautelar”.
“Otorgado el recurso de apelación en relación y con efecto devolutivo, el recurrente debe cumplir con lo
dispuesto en el art. 250, inc. 2º, CPC, presentando copias de lo que señale del expediente. Tales copias son
aquellas que permitan a la Alzada conocer en el recurso sin necesidad de elevación de los autos principales, ya
que éstos deben continuar su trámite, no suspendiéndose la competencia del juez de primer instancia”. Cám. Civ.
y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 21/9/1995, “Canti, M. v. Frea, Leonardo s/desalojo art. 250 “; 1/4/2003, “Banco
Balcarce SA v. Aiello, C. y otro s/ejecución”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 9/5/1996, “Frigorífico
San Telmo SACIAFIF s/concurso preventivo (hoy s/quiebra)”; 2/9/1997, “Galotti, Luis A. v. Agliano, Ana Lucía
s/incidente de determinación de bienes de la sociedad conyugal art. 250, CPC”; 3/5/1997, “Saborti, Néstor y
otros v. Mutual 27 de Mayo y otro s/cancelación de deuda” [J 14.9882-2]; 12/3/1998, “Colman, Nancy Mariela
v. Bonti, Juan José s/daños y perjuicios”; 21/12/1999, “Frigosur SRL s/concurso preventivo (cuadernillo art.
250)”; 12/9/2000, “Annechini, Diego Bernabé s/sucesión testamentaria (art. 250, CPC)”; 15/5/2001, “Brisa
Serrana v. Aguas de Balcarce SA s/medida autosatisfactiva - art. 250, CPC”; 18/12/2001, “Fernández Garello,
Fabián v. Camuzzi Gas Pampeana s/amparo”.

289
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El encargado de efectivizar la remisión de la causa no es la parte sino el órgano a través del oficial
primero760. Se entiende, pues, que no es carga de los litigantes instar este envío y por ello la demora
del juzgado en remitir el expediente no puede jugar en contra de la parte apelante 761.
El envío debe realizarse “bajo constancia”. La constancia quedará tanto en el expediente como en los
libros de movimientos del juzgado.
Si la cámara se encuentra fuera de la localidad donde se ubica el juzgado de primera instancia, el envío
se hará por correo debiendo el recurrente pagar el gasto de franqueo 762.
Normalmente se lo intima a que presente sellos o bien a que deposite en autos el importe del envío. El
plazo en este caso es el mismo (dentro de los cinco días) pero a contar desde que el apelado se
presentó constituyendo domicilio o contestando el memorial o bien desde que venció el plazo para
realizar estos actos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 251, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 252. Pago del impuesto


La falta de pago del impuesto o sellado de justicia no impedirá en ningún caso la concesión o
trámite del recurso.

1. MANDA DESACTUALIZADA
Este artículo se refiere a la tasa de justicia que tributaba el recurso de apelación, carga hoy derogada,
más allá de la aplicación analógica a otras cargas pecuniarias de base legal 763.
760
“Habiendo mediado un recurso de apelación concedido en relación, que fue fundado en la instancia de origen
y contestada por la contraria la memoria, la falta de elevación del expediente a la cámara no puede imputarse a la
parte, pues ello es una carga del oficial primero del juzgado y lo contrario implicaría una declinación y
transferencia inadmisible de obligaciones (doct. art. 251, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª,
21/8/1997, “Aramberri, Antonio v. Ford, Héctor y otro s/cobro ejecutivo de dinero”. “Debe entenderse que no se
ha producido la caducidad de la segunda instancia si el expediente se paraliza como consecuencia del no
cumplimiento a lo dispuesto por el art. 251, Código Procesal, dado que la parte no puede ser responsabilizada
con el simple argumento de que debió suplir la inacción del responsable directo por cuanto ello significaría una
declinación y transferencia inadmisible de obligaciones”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/4/1992,
“Contenti, Alfredo s/tercería en autos: `Mornaco de Ventura v. Gaudio, R. s/cobro de honorarios´”; Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 16/9/1993, “Maldonado, Germán v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios” [J
14.25571-1]; 9/8/1994, “Fraisman, Pascual v. Dávila, Claudio Roberto s/daños y perjuicios” [J 14.25571-1];
22/6/1995, “Bacchoffer, José Luis s/incidente de lev. medida cautelar” [J 14.25571-3]; Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 1ª, 26/9/2000, “S. V. de L. y O. s/divorcio por presentación conjunta”. “Es doctrina legal de la
casación que pesa sobre el oficial primero la carga de elevar las actuaciones de acuerdo con lo normado por el
art. 251, CPCC, circunstancia ésta que releva a la apelante de la carga de impulsar el proceso (art. 313, inc. 3º,
CPCC). Ello claro está presupone que la causa se encuentre en condiciones de ser elevada a la alzada, toda vez
que si la sentencia no se encuentra notificada a una de las partes la obligación del oficial primero no se verifica y
subsiste la carga de impulsar el procedimiento que pesa sobre las partes”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª,
11/10/1990, “Medori, Héctor Osvaldo v. Dolci, Antonio Héctor y otro s/restitución de reserva”.
761
“Si el art. 251, ley adjetiva impone al oficial 1º la obligación de elevar los autos a la cámara dentro del plazo
de cinco días a contar desde la contestación del traslado o desde que venció el plazo para hacerlo, no existe carga
procesal del apelante para instar el curso del procedimiento recursivo, en tal supuesto, por lo tanto no hay
conducta que pueda sancionarse con caducidad”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/8/1999, “Vales,
Horacio D. v. Distribuidora La Sureña SACIF y otros s/daños y perjuicios”.
762
“Si conforme a lo prescripto por el art. 251, Código de Procedimiento, la remisión por correo, debía hacerse a
costa del apelante, incumbía a éste cumplimentar dicha carga, poniendo el expediente en condiciones de poder
efectivizar su remisión, por lo que su incumplimiento en tiempo oportuno no puede generar otra consecuencia
que la declaración de caducidad de la segunda instancia”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 17/4/1997, “Repetto,
Roberto Luis s/tercería de dominio”.
763
“La ley 6716 (texto según ley 10268), instituye en su art. 12 bis un anticipo del aporte que en definitiva
corresponda a la Caja de Previsión Social para Abogados. Entre otras previsiones, el cuerpo normativo contiene
la de que los jueces `no darán trámite alguno a las peticiones formuladas por afiliados de la Caja o patrocinados
por éllos, sin que acredite el pago del anticipo...´ (art. 13). La ley 8480, a su vez, contiene parecida previsión en
su art. 7 para robustecer la recaudación del derecho fijo destinado al Colegio de Abogados de la Provincia de

290
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 252, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 253. Nulidad


El recurso de apelación comprende el de nulidad por defectos de la sentencia.

1. VICIOS FORMALES DE LA SENTENCIA


El recurso ordinario de nulidad es una de las vías para obtener la invalidez de la sentencia de mérito
por defectos formales764 (ver nota al art. 172).
Aquí, el campo de acción es harto acotado ya que a través de este recurso sólo pueden denunciarse
defectos formales propios de la resolución de mérito, esto es, deficiencias que la tornen descalificable
por no cumplir con la finalidad natural que posee765.
Se ha dicho en la jurisprudencia que la nulidad, aunque no haya sido expresamente solicitada por el
recurrente, puede y debe ser declarada por el tribunal de alzada, incluso oficiosamente, en virtud de
que existe apelación abierta 766. Entendemos que ello en la medida en que existan vicios gravísimos de
los que se desprenda un innegable perjuicio para el derecho de defensa de las partes.
Normalmente, la fuente de las nulidades en este terreno lo constituye el incumplimiento de los
recaudos del art. 163.
Las pautas allí vertidas lejos de consagrar vacías formalidades se dirigen a plasmar recaudos
íntimamente relacionados con el debido proceso: el suficiente fundamento de las sentencias, el
principio de congruencia, la identificación de los sujetos procesales, el tratamiento de cuestiones
esenciales, la correcta valoración de los hechos, etc.
Sin embargo, el déficit ha de ser de trascendencia. No basta el mero incumplimiento sino que hace
falta un plus: la existencia de graves consecuencias derivadas del error u omisión que normalmente se
vinculan con una mengua al derecho de defensa.
Este recurso ha perdido autonomía. Quedó absorbido por el de apelación.
De allí que siempre debe ser planteado en el continente de una apelación. En el mismo escrito y dentro
de los mismos plazos previstos para fundar un recurso de este tipo, la parte deberá explicitar el vicio
formal del fallo, manifestando asimismo cuál es su trascendencia y por qué no puede ser subsanado
por la vía apelatoria767.

Buenos Aires y a los colegios departamentales, creado por el art. 3. Pero ninguna de dichas normas, que
imponían en el caso una conducta omitida por el abogado, puede entenderse en el sentido de rehusar a las
personas patrocinadas o representadas por aquél (que no son obligadas a dicha conducta), el primordial derecho a
ser oídas por este Poder (arts. 10, 11, 15 y concs., Constitución provincial), resultando de aplicación analógica el
art. 252, CPCC”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 27/4/1995, “Vidal Albarracín, Héctor G. v. Transportes
Martínez SA s/daños y perjuicios”.
764
“Una resolución judicial no constituye un acto procesal de los comprendidos en los arts. 169 y ss., CPCC.
Tratándose de una sentencia de primera instancia el ataque por nulidad está previsto en el art. 253 del mismo
Código y sus causales están reservadas a los vicios formales que presentare”; SCBA, Ac. 40.286, 18/10/1988,
“Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Hugo H. Cataldi SRL s/cobro de pesos”.
765
“La vía recursiva de nulidad -comprendida en el recurso de apelación (art. 253, CPCC)-, sólo tiene por objeto
lograr la invalidación de un pronunciamiento por haber sido dictado éste sin sujeción a los requisitos de tiempo,
lugar y forma prescriptos por la ley”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 20/3/1990, “Muravchik, Eduardo
s/concurso preventivo”; Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 25/4/1996, “Cossan, Josefa y otro s/sucesión” [J
14.2583-1].
766
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 4/12/2001, “Di Ponzo, Carlos A. v. La Valle, María T. s/daños y
perjuicios”.
767
“El art. 253, CPCC establece que el recurso de apelación comprende el de nulidad por defectos de la
sentencia, entiendo que el mismo debió ser planteada en forma clara, cumpliéndose los demás requisitos para la
admisibilidad de este medio de impugnación -demostración del vicio y del interés lesionado por el mismo-,
quedando así las manifestaciones vertidas como consideraciones generales que distan de constituir un agravio”.
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 24/8/2000, “Branda, Marcelo v. Márquez Tapia, Gonzalo y otros s/daños y
perjuicios”.

291
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esto último resulta de gran importancia ya que se ha dicho que en los casos en que el déficit es
reparable por este recurso no prospera la petición nulificante. Se trata de una manifestación del
principio de conservación de los actos procesales.
Cuando hablamos de que esta vía se aplica a los vicios de la sentencia, quedan fuera de su campo
operativo los yerros anteriores a su dictado que nacen de providencias simples e inclusive de
sentencias interlocutorias. Para ellos está contemplado el incidente de nulidad según las reglas del art.
172 ya referido768.
Se ha dicho que nuestro Código ritual omitió contemplar expresamente el efecto de una declaración de
nulidad de sentencia por defectos inherentes a ella pero la marcada directiva de economía procesal que
lo orienta en todo sentido, el régimen adoptado en materia de nulidad de actos procesales, la
suspensión del recurso de nulidad como remedio autónomo (art. 253) y la aplicación extensiva del art.
273, conduce necesariamente a la conclusión de que, declarada la nulidad de la sentencia corresponde
que el tribunal emita pronunciamiento sobre el fondo del asunto 769.
Se asocia a la nulidad de la sentencia la figura de la “inexistencia” de la misma.
El distingo no es nítido ya que al ser una construcción jurisprudencial y doctrinaria, los debates aún no
cesan respecto de la caracterización exacta de la figura referida.
Algunas de las manifestaciones de inexistencia se han dado con la falta de firma de la sentencia por
parte del juez, o de uno de los integrantes del tribunal colegiado o bien cuando la firma quien no es
juez o el juez que se encuentra con licencia, suspendido en sus funciones o desplazado del
conocimiento de la causa de que se trate.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 253, Código nacional.
Esta manda agrega un párrafo donde se establece que si el procedimiento estuviere ajustado a derecho
y la cámara declarare la nulidad de la sentencia por cualquier otra causa, resolverá también sobre el
fondo del litigio.

SECCIÓN 3ª - Procedimiento ordinario en segunda instancia

Art. 254. Trámite previo. Expresión de agravios


Cuando el recurso se hubiese concedido respecto de sentencia definitiva dictada en proceso,
ordinario o sumario, en el día en que el expediente llegue a la cámara, el secretario dará cuenta y
se ordenará que sea puesto en la oficina.
Esta providencia se notificará a las partes personalmente o por cédula. El apelante deberá
expresar agravios dentro del plazo de diez (10) o de cinco (5) días, según se tratare de juicio
ordinario o sumario.

1. APELACIÓN CONCEDIDA LIBREMENTE


Esta norma regula las contingencias procesales que tendrán lugar una vez que el juez de primera
instancia haya concedido el recurso de apelación respecto de ciertas resoluciones judiciales (las
sentencias de mérito en procesos ordinarios o sumarios) y que el expediente -remitido por aquél de

768
“La nulidad que comprende el recurso de apelación no abarca los vicios de procedimiento que pudieran
ocurrir durante la sustanciación de la causa -que deben ser planteados en la instancia en que se han producido-
sino los defectos inherentes a la sentencia misma (doct. art. 253, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª,
26/2/2002, “Registro de Escrituras Provincia de Buenos Aires eleva exptes. nros. 542/1998 y 1102/1998
s/incumplimiento plan de pagos deuda por aportes notariales. Notario Alberto Rubén Gaozza”. “El recurso de
nulidad ínsito en el de apelación conforme al art. 253, CPCC se relaciona exclusivamente con los vicios formales
que adolezca únicamente la sentencia definitiva, y no se vincula con los actos procesales que hubieren existido
en el procedimiento seguido antes de ella, pues los mismos son suceptibles de subsanarse mediante el planteo de
incidente de nulidad (arts. 169 y ss., CPCC), salvo que por las circunstancias propias de la litis hubiesen purgado
los afectados tales vicios a través de la figura de la preclusión o tan sólo dejando transcurrir el término legal
previsto para su promoción”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 30/5/2000, “Giménez, Adriana v. Hospital
Mitre s/daños”.
769
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 17/2/1998, “Izcurdia, Carlos Luis y otro v. Carbone, Oscar Andrés y
otro s/daños y perjuicios”.

292
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
acuerdo con las pautas del art. 251 - llegue a la cámara de apelación que habrá de entender en el
trámite de este intento revisor.
Dada la naturaleza de los actos procesales impugnados, el juez habrá concedido esta apelación en
forma libre (art. 243).
Si ello no ocurrió, las partes además de la posibilidad de requerirle al magistrado una modificación
(art. 246) podrán transitar luego la vía contemplada en el art. 271 a cuya nota remitimos.
Llegado el expediente al órgano de segunda instancia, será tarea del actuario dar cuenta de tal
circunstancia y ordenar que sea puesto en secretaría. Lo así establecido deberá ser notificado a las
partes en forma personal (art. 142) o vía cédula 770 (art. 135).
Esta notificación dará inicio al plazo para la presentación de la expresión de agravios.
Se trata de una carga esencial en segunda instancia ya que de no cumplirse o de hacérselo
incorrectamente, se declarará desierto el recurso 771 (art. 261).
Los plazos varían de acuerdo con el tipo de proceso. Se entiende que a un plenario menos abreviado
sigue una mayor complejidad en la sentencia y -por lo mismo- una mayor necesidad temporal para
elaborar los fundamentos del intento revisor. Se otorgan diez días para presentar la expresión de
agravios contra una sentencia de juicio ordinario y cinco en un juicio sumario.
Se ha sostenido que si la providencia que llama a expresar agravios no fue notificada por cédula, el
plazo del art. 254 comienza a correr a partir de la fecha del escrito del recurrente que solicita el
expediente en préstamo a esos efectos772.

2. EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
La expresión de agravios es el acto jurídico a través del cual las partes exponen las razones por las que
requieren la modificación de lo decidido por el juez de primera instancia.
Se trata de una verdadera “demanda” ante la alzada.
La equiparación entre ambas piezas esenciales -demanda y expresión de agravios- viene dada porque
las dos constituyen actos petitorios y se fundamentan en el derecho de acción. Se diferencian en que la
expresión de agravios presupone la existencia de una sentencia ya dictada que pudo haber acogido
total o parcialmente los requerimientos integrativos de la pretensión y en que -es obvio- puede
presentarla tanto actor como demandado.
Por tal razón, en la expresión de agravios sólo sobreviven aquellos aspectos de la pretensión -o de la
oposición- que no fueron receptados de manera favorable. Allí se encuentra el “agravio” y determinará
el alcance del interés para recurrir.
Y -fundamentalmente- la crítica que contiene esta expresión de agravios, a diferencia de lo que ocurre
en la demanda, habrá de enderezarse contra el razonamiento del juzgador que, por lo general, no hizo
lugar al pedimento en su integridad si se trata del actor o no acogió íntegramente la oposición si se
trata del demandado.
Como ya lo adelantamos (art. 246) la expresión de agravios no difiere en esencia del memorial.
En ambas piezas uno de los litigantes debe exponer detallada y analíticamente los vicios que endilga al
decisorio, indicando las normas violadas. La transgresión puede referirse tanto a mandas procesales,
del derecho de fondo o bien constitucionales.
Deberá también señalar el perjuicio que le causa la sentencia adversa, importando ello la demostración
del interés que lo lleva a recurrir intentando cambiar una norma individual creada por la magistratura.
Volveremos sobre estas características en la nota al art. 260.
Existe, sin embargo, un elemento diferenciador muy importante entre la expresión de agravios y el
memorial y ello deviene de las diferentes formas de conceder -y tramitar- el recurso de apelación a las
que esos actos procesales se vinculan.

770
“Abierta la segunda instancia a partir de la fecha de concesión del recurso, es el recurrente quien debe realizar
todas las diligencias procesales tendientes a activar el juicio, cumpliendo los actos que demuestren su interés en
el tratamiento de la apelación. En el caso la notificación de la radicación de la sala”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar
del Plata, sala 2ª, 1/10/1992, “Mastai, R. J. v. Mías, Julio A. s/ordinario - embargo preventivo”; 10/2/2000,
“Bustos, César v. Valdez, Alberto s/acción sumarísima”.
771
“La no presentación del escrito fundante de los agravios dentro del plazo fijado por el art. 254, CPCC, es
razón suficiente para decretar la deserción del recurso haya o no pedido de parte”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 3ª, 20/5/1993, “Falabella, Alberto José v. Arias, Baldomero s/daños y perjuicios”.
772
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 26/6/1991, “Serrano, Delfor Cantalicio v. Gentili, Pedro Remo y
otro s/daños y perjuicios”.

293
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El recurso concedido en relación limita la actuación de la cámara ya que sólo le permite abordar la
apelación sobre la base de las constancias del expediente reunidas en la instancia inferior. Su revisión
se ve acotada al marco fáctico planteado y probado y sobre él se extenderán las consideraciones
hermenéuticas sobre el derecho y los hechos de la instancia revisora.
En cambio, el recurso concedido libremente amplía en mucho estas potestades. En este marco son
posibles las alegaciones de hechos nuevos así como la apertura a prueba con los alcances que veremos
en la nota al art. 255.
Ello hace que el contenido de la expresión de agravios pueda tener otro vuelo, mayor al del memorial:
el recurrente aquí, confiado en que la tarea probatoria en segunda instancia será exitosa, podrá
sustentar sus argumentos en circunstancias fácticas diferentes de las que tuvo por acreditadas el juez
de primera instancia, sin perjuicio de la incidencia que esta nueva realidad tendrá en el plano de la
subsunción normativa.
Es en este marco donde se aprecia con nitidez el rol de tribunal de grado que posee la cámara,
ejerciendo una competencia ordinaria al revisar derecho y hechos, incluso con la posibilidad de que se
aporten nuevas circunstancias fácticas a la litis.

3. RECUSACIÓN DE JUECES
Una vez notificada la radicación en la cámara, el litigante puede ejercer la facultad de recusar con
causa al o a los magistrados que se encuentren en alguna de las situaciones que recoge el art. 17.
No procede la recusación sin expresión de causa en esta instancia (art. 14).
El trámite será el contemplado por los arts. 18 a 32 en lo pertinente, a cuyas notas remitimos.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 259, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 255. Fundamento de las apelaciones diferidas, actualización de cuestiones y pedido de


apertura a prueba
Dentro del quinto día de notificada la providencia a que se refiere el artículo anterior y en un
solo escrito, las partes deberán:
1º) Fundar los recursos que se hubiesen concedido en efecto diferido. Si no lo hicieren, quedarán
firmes las respectivas resoluciones.
2º) Indicar las medidas probatorias denegadas en primera instancia o respecto de las cuales
hubiese mediado declaración de negligencia, que tengan interés en replantear en los términos de
los arts. 377 y 383 in fine. La petición será fundada, y resuelta sin sustanciación alguna.
3º) Presentar los documentos de que intenten valerse, de fecha posterior a la providencia de
autos para sentencia de primera instancia, o anteriores, si afirmaren no haber tenido antes
conocimiento de ello.
4º) Exigir confesión judicial a la parte contraria sobre hechos que no hubiesen sido objeto de esa
prueba en la instancia anterior.
5º) Pedir que se abra la causa a prueba cuando:
a) Se alegare un hecho nuevo posterior a la oportunidad prevista en el art. 363, o se tratare del
caso a que se refiere el párr. 2º del art. 364.
b) Se hubiese formulado el pedido a que se refiere el inc. 2º de este artículo.

1. ACTIVIDAD PROCESAL DEL APELANTE LUEGO DE LA CONCESIÓN EN FORMA LIBRE


DEL RECURSO
Una vez que el recurso de apelación es concedido en forma libre, el expediente es remitido a la cámara
y es puesto en secretaría, de ello se notifica a las partes, naciendo en este momento variadas cargas.
Una -la principal- será la del apelante de presentar la expresión de agravios dentro del décimo o quinto
día según se trate de un juicio ordinario o sumario, tal como se indica en el art. 254.
Las demás vienen expresadas en los diferentes incisos de esta manda, a los que haremos referencia a
continuación.

2. FUNDAMENTACIÓN DE RECURSOS CONCEDIDOS CON EFECTO DIFERIDO

294
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El art. 255 contiene otros imperativos del propio interés.
Respecto de la parte que haya apelado oportunamente y su recurso fuera concedido -según las pautas
legales- con efecto diferido (arts. 243 y 247), ésta será la ocasión para fundarlo.
Se otorgan cinco días para hacerlo -sin distinción del tipo de proceso-. Si se trata de más de un recurso,
se deberán fundar en el mismo escrito todos ellos y se sanciona este incumplimiento -como es
esperable- con la firmeza de las resoluciones impugnadas. Se daría un caso de deserción del recurso
por falta de fundamentación.

3. “ACTUALIZACIÓN DE CUESTIONES” Y “APERTURA A PRUEBA”


Se trata ahora de los mecanismos específicos a través de los cuales se canaliza el aspecto distintivo y
esencial de la forma “libre” de concesión de este recurso.
Si bien se señala que las que habremos de analizar a continuación son cargas de “las partes”,
entendemos que así como la carga de fundar los recursos con efecto diferido corresponde
-naturalmente- a quienes apelaron en su momento y se les concedió el recurso con ese efecto (no
importando si se trata del mismo sujeto que apeló la sentencia de mérito o su contrario) en lo que se
refiere a las cargas vinculadas a la introducción de hechos nuevos o apertura a prueba en la cámara,
ellas corresponderán al apelante del fallo que es el sujeto a quien interesará modificar la plataforma
fáctica para así cambiar el resultado jurídico de la litis.
A quien no apeló, no le asiste -por falta de interés- esa facultad de intentar alterar los aspectos de
hecho de la litis, más allá de lo que pueda alegarse en la ocasión del art. 256 y -eventualmente- durante
la producción de la prueba solicitada.
Huelga decir que estas cargas sí asistirán a ambas partes cuando sean las dos las que apelaron el fallo.
Todos estos pedidos -que se enmarcan en la norma en estudio- deben ser hechos en el mismo escrito
(incluidas, cuando correspondan, las fundamentaciones de los recursos concedidos con efecto diferido)
y la presentación se hará dentro del quinto día de notificada la providencia que tiene por recibido el
expediente en la secretaría de la cámara 773.
Adviértase que este escrito es diferente del que contiene la expresión de agravios.
De hecho, en un juicio ordinario el apelante tendrá cinco días para requerir todo lo referente al
replanteo probatorio y diez para expresar agravios. Sin embargo, por más que sean diferentes piezas,
su contenido deberá está íntimamente relacionado ya que normalmente los agravios de quien apela se
sustentarán en las constancias que se obtengan con la actividad probatoria planteada en el otro escrito.
Se ha entendido que es admisible este replanteo de prueba en el juicio ejecutivo, a la luz de los arts.
547 y 494, CPCC. En efecto, el primero remite supletoriamente a las normas del juicio sumario
(último párrafo) y el segundo prescribe que “las resoluciones sobre producción, denegación y
sustanciación de las pruebas estarán sujetas al régimen del art. 377 “. A su vez este último deja abierta
la posibilidad del replanteo en los términos del art. 255, inc. 2º 774.

4. PRUEBA PERDIDA EN PRIMERA INSTANCIA


Como regla, las decisiones sobre producción, denegación y sustanciación de la prueba en primera
instancia serán irrecurribles como reza el art. 377 así como la declaración de negligencia de prueba
prevista en el art. 383 parte final775.
De allí que si alguna prueba ofrecida se perdió, ya sea porque fuera denegada o porque recayó respecto
de ella declaración de negligencia en primera instancia, no pudiendo cuestionarse el punto ante el juez
de origen, el Código -en salvaguarda del derecho de defensa de la parte- regula la manera de llevar el
planteo ante la cámara.
Se prioriza la economía procesal y la celeridad: por un lado, no se detiene la etapa procesal de
producción de prueba con apelaciones que pueden llegar a ser muy abundantes y por el otro, la parte
773
“El pedido de apertura a prueba, al igual que las restantes medidas previstas en el art. 255, CPC -en este caso
la presentación de documentos-, deben formularse dentro del quinto día de notificada la providencia a que alude
el art. 254 del mismo cuerpo legal, como claramente se dispone en el párr. 1º de aquel artículo. Si así no se actúa,
el requerimiento resulta extemporáneo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 10/9/2002, “Santos, Martín
y otro v. Schreiner, Roberto y otro s/reivindicación”.
774
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 16/9/1986, “Vicente, Néstor v. Don Ángel SRL s/cobro ejecutivo”.
775
“El replanteo de prueba en la Alzada conforme lo regla el art. 255, inc. 2º, del ordenamiento formal,
constituye un remedio procesal que encuentra sustento en la inapelabilidad de las resoluciones que deniegan
pruebas o declaran la negligencia en su producción. De tal forma, la existencia de una resolución de las aludidas
con anterioridad, se erige en presupuesto necesario de viabilidad del replanteo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
1ª, 1/3/2001, “Escobar, Víctor v. Ferreiros, Manuel s/daños y perjuicios”.

295
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
sólo tendrá necesidad de replantear esta prueba para el caso de que la sentencia le haya sido
desfavorable puesto que si venció en la litis, la pérdida probatoria sufrida en su momento no tendrá
virtualidad alguna.
Deberá indicarse por escrito cuál es la prueba malograda, los motivos (denegación o declaración de
negligencia), la sinrazón o error de esa medida, la importancia de la prueba para revertir el resultado
del pleito, etc.776.
Todo ello hace a la imprescindible fundamentación del pedido 777.
La cámara resolverá el punto sin dar traslado. Si hace lugar al pedido habrá de declarar mal denegada
la medida probatoria o incorrectamente dispuesta la negligencia y hará lugar a la solicitud de apertura
a prueba que también deberá incluirse en el escrito.
Se ha dicho en este terreno que si se trata de una prueba respecto de la que omitió el juzgado
pronunciarse no obstante haber sido oportunamente ofrecida por la demandada, ello no encuadra en las
hipótesis de replanteo de pruebas determinadas por el inc. 2º del art. 255 del ritual que permitirían la
apertura a prueba prevista en el inc. b) del citado artículo. Es que la omisión por parte del juzgador
debió ser señalada al mismo en su oportunidad por el propio apelante, exigiéndosele a este último
diligencia en el ejercicio de sus facultades y cumplimiento de sus cargas procesales 778.

5. NUEVOS DOCUMENTOS
Se habilita a la parte que apela a que pueda incorporar en la cámara nuevos documentos.
Estas piezas deben ser posteriores a la fecha del llamamiento de autos para sentencia.
También pueden ser anteriores a ese momento, pero en ese caso debe afirmarse que se los desconocía
en aquella época.
Téngase en cuenta que de haber sido conocidos antes de la conclusión de la causa para definitiva,
debieron haber sido puestos en conocimiento del juez quien tiene facultades para incorporarlos a la
causa sea a través del mecanismo que contempla el art. 163, inc. 6º, párr. 2º, o bien como una medida
para mejor proveer del art. 36, inc. 2º, y 482 en pos de arribar a un fallo respetuoso de la verdad
jurídico objetiva, tal como reza la doctrina sentada en el célebre precedente “Colalillo” (Fallos,
238:550) de la Corte nacional.
La presentación de estos documentos se hará juntamente con el escrito que contempla el artículo en
estudio.
Esta incorporación de documentos en la alzada debe ser de interpretación restrictiva, por cuanto
importa una excepción al principio general establecido en los arts. 332 y 334, Código Procesal,
procediendo únicamente en el caso de ser de fecha posterior a la providencia de autos para sentencia
de primera instancia o anteriores, cuando se afirmare no haber tenido antes conocimiento de ello. Se
ha pronunciado la jurisprudencia al respecto, sosteniendo la imposibilidad de introducir por la vía del
art. 255 del ritual tardíos planteamientos que debieron ser alegados en el momento procesal
oportuno779.

6. CONFESIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA


En esta revisión fáctica de la causa que se canaliza a través de la apelación concedida libremente
puede ser que la parte apelante requiera de su contraria confesión sobre ciertos extremos que recién
con el replanteo de prueba salen a la luz y -por ello- no fueron conocidos en primera instancia.
Ello es posible y deberá exigirse por escrito fundándose el pedido en las circunstancias apuntadas.
776
“El replanteo de prueba previsto en el art. 255, inc. 2, Código Procesal tiene por finalidad reparar los errores
en que hubiere incurrido el iudex a quo, en punto a las providencias sobre producción, denegación y
sustanciación de las pruebas, en función de la inapelabilidad prevista en el art. 377, Código Procesal. La referida
disposición normativa no autoriza la agregación o producción indiscriminada de pruebas sobre las que versen
declaraciones de negligencia en primera instancia, sino que sólo podrán producirse pruebas en la Alzada, cuando
dichas declaraciones hubieren sido dictadas con error evidente de apreciación”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 3/5/1999, “Farinelli, Alfredo v. Leruga, Juan s/cobro de honorarios”.
777
“El art. 255, inc. 2º, CPCC es claro en el sentido de imponer a la parte interesada la carga consistente en
invocar las razones demostrativas de la necesidad de la prueba y en formular una crítica concreta de los motivos
en que se apoyó la resolución denegatoria o declarativa de negligencia, en forma similar a lo que ocurre cuando
se trata de una expresión de agravios o un memorial”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 19/11/2002,
“Bianco, Juan v. Bianco, Sergio y otros s/daños y perjuicios”.
778
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 15/2/1994, “Gallichio, Miguel v. Cofman, Máximo s/usucapión”.
779
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/6/1993, “Confort MKV S. v. Cámara Empresarial Panaderil y otro
s/daños y perjuicios”.

296
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Concretamente, la imposibilidad de haber incluido estas posiciones en el pliego utilizado en primera
instancia por desconocimiento de ciertos hechos que habrán de ser demostrados en la etapa probatoria
ante la Alzada.

7. PEDIDO DE APERTURA A PRUEBA POR “HECHO NUEVO”


Más allá de lo que ya se ha detallado respecto de la prueba documental y confesional, aquí la ley
permite que se requiera formalmente la apertura de una etapa probatoria en segunda instancia.
Esta etapa tendrá como uno de sus posibles objetivos la acreditación de un “hecho nuevo”, aunque ello
merece una aclaración ya que este acápite legal (art. 255, inc. 5.a) se refiere a dos diferentes grupos de
“hechos nuevos”.
Por un lado, los “hechos nuevos” del art. 363. Para esta norma, será “hecho nuevo” aquel que ocurre o
es conocido con posterioridad a la contestación de demanda o reconvención y que puede ser alegado
hasta cinco días después de notificada la apertura a prueba en primera instancia.
Por otro lado, los “hechos nuevos” que ocurren o son conocidos luego de la notificación de la referida
apertura a prueba.
Respecto de los primeros, sólo pueden introducirse en la cámara si fueron llevados en primera
instancia y rechazados oportunamente por el juez.
Para este supuesto, la ley contempla la apelabilidad con efecto diferido (art. 364). Llegado el trámite a
la alzada, se deberá fundar ese recurso (art. 255, inc. 1º) y previéndose que el intento sea exitoso, se
pedirá la apertura a prueba para intentar acreditarlo.
Respecto de los segundos -”hechos nuevos” posteriores a los del art. 363 - si éstos no ingresaron al
proceso por la vía de los arts. 163, inc. 6º, párr. 2º, podrán ser traídos en la segunda instancia en virtud
de la norma que ahora analizamos (art. 255, inc. 5.a, 1ª parte).
Se deberá señalar en el escrito que esta circunstancia fáctica novedosa ocurrió o se conoció luego del
momento que prevé el art. 363780 y también se indicará cuál es la trascendencia de la misma para el
juicio.
Para todos los “hechos nuevos” alegados en cámara, con el pedido de que se tenga en cuenta se habrán
de ofrecer las pruebas que lo acrediten.

8. PEDIDO DE APERTURA A PRUEBA POR MEDIDAS PERDIDAS EN PRIMERA INSTANCIA


Si se denuncian las circunstancias señaladas en el punto 4 de esta nota, al mismo tiempo se deberá
requerir formalmente la apertura a prueba ya que si es exitoso el planteo, acto seguido deberán
producirse las pruebas que fueron indebidamente denegadas o respecto de las cuales recayó
declaración de negligencia.

9. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 260, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 256. Traslado


De las presentaciones y peticiones a que se refieren los incs. 1º, 3º y 5º, ap. a) del artículo
anterior, se correrá traslado a la parte contraria quien deberá contestarlo dentro del quinto día.

1. BILATERALIDAD
La introducción de ciertas cuestiones a través de las posibilidades contempladas en el art. 255 generan
nuevas situaciones procesales que deben ser objeto de conocimiento previo por la parte apelada para
preservar el principio de la bilateralidad.
De tal modo, la ley establece que de los fundamentos de las apelaciones concedidas con efecto
diferido, así como de los documentos que se introducen en esta instancia y de los hechos nuevos que

780
“El hecho nuevo invocable en la instancia apelatoria debe reunir ciertos requisitos esenciales a fin de que
aquél se torne viable en los términos del art. 255, ap. a), CPCC. Entre tales recaudos se halla el extremo que hace
al factor temporal, es decir, que el hecho que se alega se haya producido o llegare a conocimiento del
peticionante, con posterioridad a la oportunidad prevista por el art. 363 “. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
8/2/2001, “Ochipinti, Juana María v. Fragomeno, Juan s/daños y perjuicios”.

297
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
se pretende traer ante la cámara se dará traslado a la contraria por el término de cinco días para que
alegue lo que crea conveniente.
Respecto de los fundamentos de las apelaciones, deberá desvirtuar la entidad de los mismos
sosteniendo la validez de las resoluciones oportunamente cuestionadas. En relación con los
documentos, su contestación deberá adecuarse -en lo aplicable- a las pautas del art. 354, a cuya nota
remitimos. Y en lo que hace a los hechos nuevos, deberá atacar -si corresponde- la procedencia de esa
incorporación. Entre los motivos para ello encontramos el incumplimiento de los recaudos formales
previstos por el Código, la intrascendencia del hecho alegado a los fines de la resolución de la litis,
etc.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 261, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 257. Prueba y alegatos


Las pruebas que deban producirse ante la cámara se regirán, en cuanto fuere compatible, por
las disposiciones establecidas para la primera instancia.
Para alegar sobre su mérito las partes no podrán retirar el expediente. El plazo para presentar el
alegato será de seis (6) días.

1. PRUEBA EN LA CÁMARA
Para los casos de la apelación concedida libremente y siempre que se haya efectuado de manera
fundada el requerimiento de apertura a prueba que edicta el art. 255, inc. 5º, la cámara podrá disponer
un plazo probatorio en el mismo acto en que admite la prueba ofrecida.
A partir de aquí y en lo concerniente a la producción de la misma, las reglas a aplicar serán las que
operan en primera instancia y que el Código contempla a partir del art. 358.
Por supuesto, el tribunal de alzada deberá utilizar de todo ese arsenal de disposiciones, aquellas que
fueren compatibles con un trámite de revisión.

2. ALEGATOS
Una vez concluida la etapa probatoria -cuyo plazo será determinado por la cámara de acuerdo con la
complejidad de la tarea a desarrollar- se permite a las partes la introducción de alegatos, al igual que
en primera instancia según lo manda el art. 480.
Los alegatos son actos jurídicos escritos que contienen una ponderación hecha por el letrado del
litigante respecto de las probanzas reunidas y la emisión de conclusiones acerca de cuál debería ser el
sentido jurídico que a las mismas debe dar el juzgador.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en el caso del referido art. 480, ante la alzada no se admite
el retiro del expediente para estudiarlo detenidamente y elaborar esa pieza con mayor minuciosidad.
Curiosa resulta esta previsión que limita innecesariamente el derecho de defensa al dificultar el acceso
a la información reunida en la causa como paso previo a elaborar los alegatos. Si el fundamento de
esta medida es la demora que podría acarrear el retiro de la causa, habría bastado con acortar el plazo
para alegar. De allí que si la prueba colectada en segunda instancia es compleja o abundante y no
alcanza al letrado con las notas que pueda tomar al momento de consultar los actuados deberá obtener
fotocopias de las partes pertinentes.
El plazo para presentar “el alegato es de seis días” reza esta norma.
Al no dar el Código en este punto mayores precisiones será necesario integrar tal manda con las reglas
generales de la prueba en primera instancia como se lo ordena en el inicio del artículo en estudio.
Tomando lo pertinente del art. 480, entendemos que al igual que en primera instancia, todas las partes
tienen el mismo plazo de seis días para presentar su alegato (“el alegato” dice la letra de la ley).
La única diferencia es que al no operar aquí el retiro del expediente, el plazo de seis días es único e
inmodificable y no acumulativo como en aquel caso (seis días por cada parte litigante).
Este término empieza a correr desde el momento en que se notifica el auto que da por finalizado el
plazo probatorio y ordena la agregación de la prueba producida. Como se dijo, corre para todas las
partes al mismo tiempo y vence al sexto días respecto de todos los litigantes.
En el juicio sumario no proceden los alegatos según manda el art. 493.

298
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello se contrapone con lo que establece el art. 269 que aplica al sumario todas las reglas que estamos
analizando y sólo excluye la nueva prueba confesional del 255, inc. 4º. Entendemos que en pos de la
celeridad que se busca en este tipo de trámites -plenarios abreviados- debe prevalecer la prohibición
del art. 493 por ser una norma enclavada en el tramo del Código dedicado a este trámite específico.
Por otro lado si no se admite alegato en primera instancia, resultaría incoherente admitirlos ante la
cámara por lo excepcional y más acotado de esta etapa del juicio.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 262, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 258. Producción de la prueba


Los miembros del tribunal asistirán a todos los actos de prueba, siempre que así lo hubiese
solicitado alguna de las partes en los términos del art. 34, inc. 1º. En ellos llevará la palabra el
presidente. Los demás jueces, con su autorización, podrán preguntar lo que estimaren oportuno.

1. INMEDIACIÓN EN LA CÁMARA
Este artículo reitera la obligación de los jueces (aquí, de los integrantes de la cámara de apelación) de
cumplir con el principio de inmediación.
Concretamente, participando en forma personal en las diligencias probatorias que se realicen en la
segunda instancia.
Ello condicionado a que las partes lo requieran expresamente con no menos de dos días de
anticipación, tal como reza el art. 34, inc. 1º.
Aquí la obligación es de asistir a “todos los actos de prueba”. En el mentado art. 34, inc. 1º, se habla
de concurrir a las “audiencias de prueba”. Dado que existen diligencias probatorias que no son
técnicamente audiencias -por ejemplo, un estudio pericial- parecería que la manda en análisis es más
amplia que la del mentado art. 34, sin embargo entendemos que corresponde dar a aquella expresión
(“audiencias de prueba”) el alcance de ésta (“acto de prueba”) para así permitir que las partes tengan la
posibilidad de requerir formalmente la presencia de jueces tanto de primera como de segunda instancia
en todas las diligencias probatorias que entiendan de trascendencia bajo sanción de nulidad de las
mismas si aquéllos no concurren.
Por una razón lógica, la norma prevé cómo habrán de funcionar los integrantes de la cámara al tratarse
de un cuerpo colegiado.
Durante la diligencia será el presidente del tribunal quien lleve la palabra no impidiendo ello a los
demás integrantes participar activamente del acto de prueba.
De todas estas intervenciones deberá quedar constancia en el acta que se labre al efecto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 263, Código nacional.
Esta norma indica que los miembros del tribunal asistirán a las diligencias de prueba en los supuestos
que la ley establece. Permanece la referencia al requerimiento previo de las partes con remisión al art.
34, inc. 1º, que en su actual redacción no contempla esa posibilidad.

Art. 259. Informe in voce


Si se pretendiere producir prueba en segunda instancia, dentro del quinto día de notificada la
providencia a que se refiere el art. 254, las partes manifestarán si van a informar in voce. Si no
hicieren esa manifestación o no informaren, se resolverá sin dichos informes.

1. DESUETUDO
Esta norma ha quedado prácticamente derogada por su falta de uso.
En la práctica tribunalicia no es común el caso de alegatos orales ante la cámara.
Ello por cuanto los litigantes están más acostumbrados a alegar por escrito, tal como lo permite el art.
257 y prefieren esta forma al haber una duplicidad de maneras de realizar el mismo acto procesal.

299
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Junto a esas circunstancias fácticas de peso, analizando la norma observamos que resulta prematuro
tener que manifestar la voluntad de alegar oralmente cuando recién llegó la causa al tribunal y aún no
se ha resuelto si procede o no la apertura a prueba en segunda instancia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 264, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 260. Contenido de la expresión de agravios. Traslado


El escrito de expresión de agravios deberá contener la crítica concreta y razonada de las partes
del fallo que el apelante considere equivocadas781.
No bastará remitirse a presentaciones anteriores. Dicho escrito se dará traslado por diez (10) o
cinco (5) días al apelado según se trate de juicio ordinario o sumario.

1. EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
En la nota al art. 254 comenzamos el análisis de esta pieza procesal esencial para abrir la instancia
revisora ordinaria en las apelaciones concedidas libremente.
Remitimos a las reflexiones vertidas en ese momento, especialmente en lo que hace a la noción de
“agravio” y al mayor alcance del escrito de expresión de agravios en relación con los memoriales.
Una importante carga procesal constituye para el apelante tanto la confección como la temporánea
presentación de la expresión de agravios. Defectos en ambas circunstancias (contenido e introducción
en la causa) podrá dar lugar a la deserción del recurso, tal como veremos en el art. 261.
El citado art. 254 del Código nos dice cuándo debe presentarse el escrito.
En este caso, el artículo precisa de manera más acabada el contenido de esta pieza.
Exige que contenga la “crítica concreta y razonada de las partes del fallo que el apelante considere
equivocadas”.
La parte frente a un fallo adverso tiene la posibilidad de exigir su revisión. Esta revisión se basa en que
la sentencia es considerada injusta -en sentido lato- por contener transgresiones normativas que
pueden ser de variado rango (procesal, de fondo o constitucional).
Muchas veces esa violación legal se manifiesta por el quiebre de las reglas de valoración de la prueba,
más allá de que en esos casos el defecto del sentenciante se muestre predominantemente referido al
mundo fáctico.
La carga impuesta por el art. 260, 1ª parte, CPCC requiere especial esmero cuando se cuestiona la
valoración de las pruebas colectadas en el proceso, porque en ese cometido los jueces deben formar su
convicción de conformidad con las reglas de la sana crítica. Es, pues, indispensable desplegar un claro
discurso impugnativo, capaz de individualizar los posibles yerros del juez en orden a la selección e
interpretación de las probanzas escogidas, y de patentizar, en su caso, cómo ha soslayado o infringido
dichas reglas del raciocinio782.
Pues bien, toda esta anomalía debe ser expuesta clara y detalladamente al juzgador de segunda
instancia. Deben ser juicios concretos respecto de los pasajes de la sentencia considerados
defectuosos, no meras elucubraciones teóricas desconectadas de lo concretamente ocurrido en el fallo.
Y tales asertos tienen que ser razonados. Así como se exige un adecuado razonamiento al juez para
exponer sus ideas y que se pueda percibir el camino lógico seguido desde la ponderación fáctica hasta
la solución de fallo pasando por la subsunción normativa, así también el litigante si quiere conmover
una norma individual dictada por un órgano del Estado deberá argumentar de manera adecuada, con
solidez y objetividad.
Ha dicho nuestra Corte que el desarrollo de los agravios a la luz del art. 260, CPCC, supone, como
carga procesal, una exposición jurídica en la que mediante el análisis razonado y crítico del fallo
impugnado se evidencie su injusticia. Requiere así una articulación seria, fundada, concreta y objetiva
de los errores de la sentencia, punto por punto y una demostración de los motivos para considerar que
ella es errónea, injusta o contraria a derecho783.

781
Rectius est: equivocada.
782
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 18/4/2002, “Castiñeira, Domingo v. Salerno, G. y otro s/daños y
perjuicios”.

300
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La suficiencia de la expresión de agravios no se abastece con la reiteración de lo que ya se ha dicho en
escritos anteriores, tampoco por la exposición de un razonamiento ajeno a los temas centrales en
debate y, menos aún, por la sucesiva y contradictoria alternancia de los argumentos sobre la base de
los cuales se pretende la revocación del fallo. La síntesis inicial de lo que se expondrá y la expresión
de argumentos hilvanados y claramente fundados, no sólo ayuda a quienes deben analizar el caso en
esta segunda instancia, sino que -además- garantiza el cumplimiento de la carga anteriormente aludida,
aventando cualquier fantasma de deserción784.
A diferencia de lo que ocurre en la demanda, aquí el litigante debe buscar la satisfacción de su interés
a partir de demostrar lo incorrecto de la resolución que no lo beneficia.
Téngase en cuenta que esta expresión de agravios -junto con la contestación si la hay- conformarán el
marco litigioso dentro del que se moverá la cámara y del cual no podrá salir sin quebrar el principio de
congruencia plenamente vigente en esta nueva instancia del proceso. Todos aquellos puntos o partes de
la sentencia que no han sido motivo de especial tratamiento en la pieza impugnativa por parte del
quejoso, deben considerarse consentidos pues como consecuencia del principio dispositivo cobra plena
virtualidad el brocárdico tantum devolutum quantum apellatum ínsito en los arts. 260, 261 y 266 de la
legislación adjetiva y por lo tanto quedan excluidos de las atribuciones de revisión de la alzada 785.
Otro recaudo a cumplir por la expresión de agravios es la autosuficiencia.
La norma prohíbe que haya remisiones a otros escritos. El tribunal debe poder comprender la crítica
realizada con la sola lectura de esta pieza 786.
Ello no implica la necesidad de transcribir todos los escritos constitutivos así como la sentencia de
primera instancia en su integridad.
Esto resulta de mala técnica recursiva, no hace más que causar confusión y transforma el escrito de
expresión de agravios en un farragoso libelo donde cuesta desbrozar lo pertinente de lo superfluo.

2. BILATERALIDAD
Una vez más, se prevé que de los argumentos de la expresión de agravios se dé traslado a la contraria
para que los responda -si quiere- dentro de los diez o cinco días de serle notificado el mismo,
dependiendo de si se trata de un juicio ordinario o sumario.
En su respuesta, el apelado intentará desvirtuar los argumentos del contrario normalmente desde dos
puntos de vista: el formal, argumentando que no se cumple con los recaudos que contempla este
mismo artículo en su primera parte y el sustancial, negando la existencia de los errores del fallo que
allí se señalan.
783
SCBA, Ac. 49.561, 31/5/1994, “Municipalidad de Daireaux v. `Pequeña Obra de la Divina Providencia´
s/apremio”; Ac. 53.320, 19/12/1995, “Seel, Juan Francisco v. Rodríguez, Ireneo s/acción por simulación” [J
14.35206-1]. “El ordenamiento procesal exige que la expresión de agravios debe contener la `...crítica concreta y
razonada del fallo...´ (art. 260, CPC) y la no satisfacción de ello conduce a la deserción (art. 261, CPC). No se
trata pues de un obrar caprichoso o discrecional del órgano jurisdiccional, sino del acatamiento de expresas
normas que obviamente rigen tanto para éste como para las partes, por lo que no puede alegarse que la mera
declaración de deserción resulte agraviante” SCBA, Ac. 44.018, 13/8/1991, “Estévez Garrido, Elías v.
Domínguez, Miguel Ángel y otro s/daños y perjuicios” [J 14.5832-1]; Ac. 54.246, 12/8/1997, “Andrea, Ricardo
v. Manzo, Salvador s/daños y perjuicios”; Ac. 76.615, 11/7/2001, “Moliner, José Manuel s/concurso preventivo”
[J 14.43886-2]; Ac. 77.770, 19/2/2002, “D´Avola, María Alejandra v. Altoe, Horacio J. s/incidente de nulidad”.
784
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 1/4/2003, “Ruau, Ricardo v. Sarasa, Arnaldo s/diligencia
preliminar”.
785
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/8/2002, “Bazoberri, Alejandro v. Sator, Ana Enriqueta
s/ejecución hipotecaria”.
786
“El recurso debe bastarse a sí mismo o, dicho de otro modo, la idoneidad de la crítica debe autoabastecerse en
el propio escrito de agravios -o en su caso memorial- sin que pueda suplirse con la remisión a motivos o
argumentos explicitados en primera instancia a través de otras piezas procesales”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 3ª, 18/4/2000, “Pérez Etcheves, María Cristina v. Olgiatti, Eduardo s/daños y perjuicios”. “El contenido de
la expresión de agravios, debe bastarse a sí mismo. En él deben constar, puntualmente desarrolladas, las
explicitaciones suficientes que permitan conocer los datos fácticos que sostienen la queja, llevando con su sola
lectura a la comprensión de la cuestión recursiva. Al efecto, la norma del art. 260, CPC, al consignar que el
recurrente no cumple remitiéndose a escritos anteriores, sienta una regla que impide que la Alzada, deba echar
mano a otras constancias del expediente para conjeturar en qué consiste, concreta y palpablemente, el disgusto
del apelante”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 26/3/1998, “Cisa, Jorge Héctor v. Turismo Italmar SA y otro
s/daños y perjuicios”. “A los fines de la expresión de agravios no corresponde admitir la adhesión o remisión a
argumentos vertidos en escritos anteriores, pues se vulnera la letra expresa del art. 260, CPCC”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 4/6/1992, “Banco Crédito Provincial SA v. Re, Juan José s/cobro hipotecario”.

301
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por otro lado y a partir de la existencia de esta bilateralización, se ha entendido que es factible
proceder a la actualización de lo debido si es pedido en la expresión de agravios, desde que el
necesario traslado que ha de correrse de dicha pieza asegura a la contraparte el mínimo de audiencia
exigido en resguardo de su derecho de defensa787.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 265, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 261. Deserción del recurso


Si el apelante no expresare agravios dentro del plazo o no lo hiciere en la forma prescripta en el
artículo anterior, se declarará desierto el recurso y la sentencia quedará firme para él.

1. INCUMPLIMIENTO DE LAS CARGAS DEL APELANTE


Dos son las cargas esenciales en este punto: presentar en tiempo y en forma la expresión de agravios.
Lo primero se rige por el art. 254 y lo segundo, por el art. 260.
Incumplida cualquiera de ellas por el recurrente, la cámara declara desierto el recurso de apelación y la
sentencia atacada adquirirá firmeza a su respecto. Esta declaración puede hacerse de oficio o a pedido
de la parte apelada.
La jurisprudencia indica que constituyen causas de deserción la crítica genérica con una globalizadora
remisión al escrito de promoción del incidente sin otro sustento 788, la sola apreciación general y
abstracta sin que se concreten los errores en que pudiera haberse incurrido en la sentencia recurrida 789,
el planteo de la propia postura acerca de la opinión que vierte el versado en la materia con el fin de
desvirtuar sus conclusiones adoptadas por el juez y que fundan su modo de resolver o la formulación
de una personal ponderación de la experticia, contradiciendo el resultado del dictamen sin realizar un
juicio de censura analítica basado en las reglas de la ciencia respectiva sobre los razonamientos
recogidos por el juzgador a los que atribuya un equívoco concreto 790, la ausencia de agravios
suficientemente explicitados que intenten demostrar los yerros de la sentencia o auto cuestionado 791,
etc.
Por otro lado se ha considerado que la exigencia en torno al cumplimiento de los recaudos de la
expresión de agravios no debe ser tan rigurosa y estricta como para arribar a la deserción cuando
exista un mínimo de ataque a la sentencia que sirva para justificar la efectiva salvaguarda del principio
constitucional de defensa en juicio 792. En salvaguarda de esta garantía, únicamente cabe utilizar la
facultad que acuerda el art. 261 en caso de insuficiencia de fundamentación en forma restrictiva y
cuando el incumplimiento resulta flagrante. La facultad del tribunal de alzada, que en definitiva

787
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 10/9/1991, “Uhalt, Pedro y otros v. Vilar, Miguel y otros s/cobro de
mejoras”. “Es factible acceder al pedido de desvalorización y actualización monetaria consecuente de lo
adeudado si es solicitada en el escrito de expresión de agravios, desde que el necesario traslado que ha de
correrse de esa presentación (art. 260, CPC) asegura a la contraparte el mínimo de audiencia exigido en
resguardo del derecho de defensa y respeto del principio de contradicción”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala
2ª, 26/12/1996, “Banco Municipal v. Sarli, Florencia s/cobro”.
788
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/5/1992, “Foresti, Armando v. Macias, Washington y otro s/cobro de
alquiler”.
789
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 18/4/1995, “Martigano, Edith v. Novelli, Juan C. s/ordinario” [J
14.43093-1].
790
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 15/6/2000, “Mila, Pedro Miguel v. Provincia de Buenos Aires s/daños y
perjuicios”.
791
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 13/6/1995, “Next SA v. Hostal San Jorge SRL s/ejecución de
alquileres”; 29/10/1996, “Rigueiro, Horacio y Amigos del Camino SA s/incidente de restitución de bienes” [J
14.23345-1]; 12/8/1997, “Kujman, Mauricio v. Roldán, Juana y otro s/ejecución hipotecaria”; 16/12/1999,
“Zorrilla, Antonia Lucía v. Celie, Walter s/desalojo”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 12/10/2000,
“Villar, Mariana Gabriela v. Garrola Álvarez, Adriano s/ejecución de honorarios”; 6/6/2002, “Cardaci, Daniel
Ángel v. Hidrovía SA s/amparo”; 13/2/2003, “García, Héctor Vicente v. Muñiz, Luis Mario s/cobro ejecutivo”.
792
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 4/4/1995, “Pérsico, Alberto Oscar v. Fabbro, Luis A. s/daños y
perjuicios”; 21/5/1996, “Recanati, Hugo O. v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios” [J 14.2728-4].

302
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
depende de la apreciación subjetiva de los magistrados, no puede ejercerse sino con suma prudencia,
ya que en tales supuesto siempre se corre el riesgo de caer en la arbitrariedad 793.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 266, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos salvo que en la norma de la Nación se
requiere que cuando se declara desierto un recurso, se señalen cuáles son las motivaciones esenciales
del pronunciamiento recurrido que no han sido eficazmente rebatidas.

Art. 262. Falta de contestación de la expresión de agravios


Si el apelado no contestare el escrito de expresión de agravios dentro del plazo fijado en el art.
260, no podrá hacerlo en adelante y la instancia seguirá su curso.

1. DERECHO DE DEFENSA: ALCANCE


La contestación al escrito de expresión de agravios importa un claro ejercicio del derecho de defensa
del apelado.
Sin embargo no es imprescindible para la validez del proceso que éste tenga lugar. Sólo debe
garantizársele a la parte la posibilidad de que lo haga, quedando en él -ya que se trata una vez más de
una carga- cumplirla o no.
La norma contempla el caso de que no se presenta la mentada contestación en el plazo pautado.
Ello importará la pérdida de la facultad para hacerlo en lo sucesivo.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 267, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 263. Llamamiento de autos. Sorteo de la causa


Con la expresión de agravios y su contestación, o vencido el plazo para la presentación de ésta, y,
en su caso, sustanciadas y resueltas las cuestiones a que se refieren los arts. 255 y ss., se llamará
autos y, consentida esta providencia, el expediente pasará al acuerdo sin más trámite. El orden
para el estudio y votación de las causas será determinado por sorteo, el que se realizará, al
menos dos (2) veces en cada mes.

1. CONCLUSIÓN DE LA CAUSA EN SEGUNDA INSTANCIA


La norma prevé que la causa quede en estado de ser fallada por el tribunal revisor luego de varios
pasos.
En primer lugar, la presentación de la expresión de agravios y -eventualmente- su contestación.
Si se presentó el escrito del art. 255, deberán “sustanciarse y resolverse” todas las cuestiones allí
planteadas.
Resumidamente, habrá que sustanciar los recursos concedidos con efecto diferido y resolverlos -ya
que de su resultado podrá tornarse inútil la prosecución de la causa-, sustanciar y resolver los pedidos
de que se admitan pruebas denegadas o a cuyo respecto recayera la declaración de negligencia,
sustanciar la agregación de nuevos documentos, desarrollar la audiencia de absolución de posiciones y
resolver la apertura a prueba.
Si se la admite, se debe producir la prueba ofrecida.
Cerrada esta etapa, si se trata de juicio ordinario se deben incorporar los alegatos presentados por las
partes.

793
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 24/8/2000, “Riondini, Ana Graciela v. Ruotolo, María Dolores
s/interpretación de contrato”.

303
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Luego de todos estos pasos, se llamará autos para sentencia 794. Se notifica y una vez firme el
expediente pasará al “acuerdo” sin otro trámite intermedio.

2. ACUERDO
Se denomina así a la reunión de los jueces que integran un cuerpo colegiado a los efectos de emitir
algún tipo de resolución.
En forma previa a ese acuerdo, el expediente es estudiado individualmente por cada camarista y luego
se emiten los respectivos votos.
El orden de estudio y votación de las causas se determina al azar por un sorteo que se realiza al menos
dos veces por mes. Volveremos sobre la forma de actuación de estos órganos en los artículos
siguientes.

3. FACULTADES INSTRUCTORIAS DE LA CÁMARA


Se ha admitido que este tribunal ejerza oficiosamente poderes instructorios en busca de la verdad
objetiva mediante el dictado de “medidas para mejor proveer” cuyo sustento normativo es el mismo
que se aplica en primera instancia: el art. 34, inc. 2º.
Las reglas para su implementación no difieren de las que operan en la instancia originaria -en lo
pertinente, art. 482 -.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 268, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 264. Libro de sorteos


La secretaría llevará un libro que podrá ser examinado por las partes, sus mandatarios o
abogados, en el cual se hará constar la fecha del sorteo de las causas, la de remisión de los
expedientes a los jueces y la de su devolución.

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Como otro exponente del principio de publicidad procesal, encontramos el libro de sorteos que estará a
disposición de todos los litigantes en la secretaría de las cámaras.
En este libro se consigna respecto de cada expediente en trámite la fecha en que se realizó el sorteo
referido al orden para el estudio y votación por parte de los jueces, el pase a cada uno de ellos y su
devolución.
Téngase en cuenta que también a las cámaras se les aplica la obligación de fallar en los plazos del art.
34, inc. 3º, y opera a su respecto la causal de pérdida de jurisdicción del art. 167 a tenor de lo que
expresamente señala el art. 168, a cuyas notas remitimos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 269, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 265. Estudio del expediente


Los miembros de las cámaras se instruirán cada uno personalmente de los expedientes antes de
celebrar los acuerdos para pronunciar sentencia.

1. ANÁLISIS DEL EXPEDIENTE

794
“La presentación del demandado desistiendo del recurso cuando se encontraba firme el llamado de autos para
sentencia, y efectuando el sorteo, resulta extemporáneo, máxime habiéndose emitido el primer voto por parte de
quien resultara sorteado en primer término”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 17/8/1995, “Di Nardo, Esteban v.
González, Gustavo E. s/desalojo”.

304
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Cada camarista deberá conocer personal y directamente el alcance del recurso planteado así como los
elementos de prueba que obran en la causa, ya sea los que provienen de la instancia originaria o los
que se agregaron en el trámite ante el tribunal.
Va de suyo que en este último caso si se cumplió acabadamente con las mandas que ordenan
resguardar la vigencia del principio de inmediación, los jueces estarán al tanto de las pruebas
aportadas por haber intervenido en las audiencias pertinentes y el conocimiento del caso será mucho
más vívido y directo brindando ello mejores herramientas para poder conceptualizar jurídicamente el
conflicto.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 270, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 266. Acuerdo


El acuerdo se realizará con la presencia de todos los miembros del tribunal y del secretario. La
votación se hará en el orden en que los jueces hubiesen sido sorteados. Cada miembro fundará
su voto o adherirá al de otro. La sentencia se dictará por mayoría, y en ella se examinarán las
cuestiones de hecho y de derecho sometidas a la decisión del juez de primera instancia que
hubiesen sido materia de agravio.

1. FORMA DE RESOLVER
Una vez estudiado el expediente por los jueces que integran la cámara o sala de cámara interviniente,
éstos se reúnen en acuerdo para la resolución del mismo.
Todos los miembros del tribunal deben estar presentes.
Téngase en cuenta en estos casos la normativa contenida en la ley 5827 Orgánica del Poder Judicial
referida a la desintegración de las cámaras del interior y la validez de los fallos suscriptos por sólo dos
de sus miembros en la medida -obviamente- que los votos sean en sentido concordante (arts. 47 y 48,
ley 5827) así como las reglas para el funcionamiento de las salas conformadas por dos vocales (art. 35,
ley citada).
La ley exige, además, la presencia del secretario que estará encargado y será responsable por la
facción material del fallo y la certificación de la autenticidad de las firmas de los jueces sobre él
estampadas.
Cada integrante del tribunal debe dar su voto en el orden de sorteo preestablecido.
Ello se hará en forma personal y de manera fundada. No puede estar ausente el fundamento respecto
de los hechos ni las referencias normativas. Ello es un recaudo constitucional contenido en el art. 171
cuyo incumplimiento permite a la Suprema Corte anular el fallo por la vía del recurso extraordinario
de nulidad.
La norma del art. 164 hace operativas respecto de la sentencia de cámara las previsiones establecidas
para la de primera instancia y que se detallan en el art. 163. Claro que esa aplicación deberá hacerse en
lo que resulte compatible.
La ley expresamente admite que un juez reemplace el fundamento de su voto por la adhesión a los
argumentos brindados por un colega preopinante. La Suprema Corte ha convalidado reiteradamente la
validez de esta práctica considerándola respetuosa del art. 171 de la Constitución provincial referido.
Para dictar sentencia se requerirá mayoría de opiniones o fundamentos en sentido concordante. La Ley
Orgánica citada prevé los mecanismos para solucionar los casos de votos en sentido diferente cuando
el órgano posee sólo dos integrantes -ya sea permanentemente o por algún supuesto excepcional de
desintegración-.
El principio de congruencia manda que sólo puedan ser objeto de análisis por la alzada las cuestiones
de hecho y de derecho que fueron puestas a consideración del juez de primera instancia.
Y de éstas no todas, sino tan sólo las que ingresan por la vía de la expresión de agravios.

305
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta pieza “recorta” los planteos, exponiendo sólo aquellos que -por no haber sido favorablemente
acogidos en el decisorio en crisis- causan un perjuicio 795. Rige para la cámara también el principio de
congruencia796.
Tanto la forma de acuerdo -esto es, la presencia de todos los jueces que por ley deben reunirse para
resolver válidamente un caso- como el voto individual de los magistrados -aun por adhesión-
constituyen recaudos formales exigidos por la Constitución provincial en su art. 168 y su
incumplimiento será, asimismo, causal para anular el fallo a través del recurso extraordinario previsto
en el art. 296.
Ha dicho la Corte que la firma del juez en la sentencia es requisito esencial para que un
pronunciamiento judicial exista como tal, exigencia que en los tribunales colegiados es vital para que
quede conformada su voluntad mayoritaria por lo que si la dictada por la alzada ha sido rubricada por
uno solo de sus integrantes habilitados, su nulidad es absoluta y manifiesta, o si se quiere inexistente, y
su anulación de oficio se impone797.
Asimismo, es obligación de los tribunales de justicia resolver las cuestiones esenciales -de hecho y de
derecho- que les fueren sometidas oportunamente por las partes, pero tal obligación no implica
formalmente la necesidad de reseñarlas o mencionarlas con detalle, ya que si bien ello puede resultar
útil no es exigencia que se desprenda de las normas que rigen la materia 798.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 271, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 267. Sentencia


Concluido el acuerdo, será redactado en el libro correspondiente suscripto por los jueces del
tribunal y autorizado por el secretario.
Inmediatamente se pronunciará la sentencia en el expediente, precedida de copia íntegra del
acuerdo, autorizada también por el secretario.
Podrá pedirse aclaratoria en el plazo de cinco (5) días.

1. FIN DEL ACUERDO. RESOLUCIÓN


Concluida la deliberación de los jueces respecto de una causa, se volcará el texto definitivo de sus
votos en la sentencia que será luego registrada en el libro correspondiente con las firmas de aquéllos
puestas ante el secretario que con la suya certificará la autenticidad del acto.

795
“No es obligación del tribunal de alzada rebatir o analizar la sentencia de primera instancia sino la de
examinar las cuestiones de hecho y de derecho sometidas a la decisión del juez inicial y que hubiesen sido
materia de agravio (art. 266, CPC), ello dentro de los límites que ciñeron su competencia (arts. 272, 273 y
concs., Código cit.)”. SCBA, Ac. 71.683, 1/11/2000, “Colantonio, María Elena v. Erasun, Rolando y otro
s/anulación de acto jurídico y daños y perjuicios”; Ac. 79.827, 27/12/2001, “Andrade, Hipólito v. Fundación
Tecnológica s/daños y perjuicios”.
796
“Cuando se somete una cuestión a la revisión del tribunal de segunda instancia no pueden incorporarse
defensas que no fueron previamente expuestas al juez de grado, porque de admitirse su planteo, la cámara no
cumpliría una función `revisora´, sino de segundo tribunal al que pueden llevarse nuevos argumentos. Ello no es
tolerado por nuestro ordenamiento procesal, tal como lo demuestra la redacción de los arts. 266 y 272, Código
ritual”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/10/2000, “Banco Río de La Plata v. Gavilán y otro
s/ejecución”; 7/6/2001, “American Express Argentina SA v. Desimone, José Luis s/ejecución”. “Si bien los arts.
272 y 266, última oración, Código Procesal, prevén que la cámara no puede fallar sobre capítulos no articulados
en la instancia originaria, debe distinguirse entre las que son cuestiones y los argumentos, puesto que estos
últimos tienden a sostenerlas y no están alcanzados por la restricción aludida”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
6/5/1999, “Brucellaria, Jorge v. Machado, José Luis y otros s/tercería mejor derecho - promovida en autos nro.
78.211 `Machado, José Luis v. Insúa, José Abel s/cobro ejecutivo´”.
797
SCBA, Ac. 66.011, 31/3/1998, “Castillo o Castillo Pan, Clara M. v. Argentini, Héctor Marcelino s/nulidad de
actos jurídicos”; Ac. 77.374, 21/11/2001, “Giusti, Dante Ramón v. Orellana, José Alfredo y otro s/ejecución
hipotecaria”.
798
SCBA, Ac. 65.561, 29/4/1997, “Sarria, Eduardo B. y otra v. Gral. José de San Martín SA de Transportes y
otro s/daños y perjuicios”; Ac. 81.232, 19/2/2002, “Pavón, Hugo Mario v. Poncino, Daniel Omar y Rodríguez
Fraga, Juan Ramón s/daños y perjuicios”.

306
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Otro de estos originales que contenga todo el texto de los votos emitidos e idénticos recaudos formales
se agregará al expediente.
Desde que esta sentencia queda notificada de oficio por cédula (art. 135, inc. 12 y -por analogía- 483)
corre el plazo de cinco días para que las partes planteen el recurso de aclaratoria que tendrá los
alcances vistos en la nota al art. 166, inc. 2º, al que remitimos.
Ello sin perjuicio de las facultades oficiosas que contempla ese mismo artículo en su inc. 1º.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 272, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 268. Providencias de trámite


Las providencias simples serán dictadas por el presidente. Si se pidiere revocatoria, decidirá el
tribunal sin lugar a recurso alguno.

1. RESOLUCIONES DE MERO TRÁMITE


Las providencias simples las dictará el presidente de la cámara o sala -en su caso- en que haya
quedado radicado el expediente. La ley 5827 en sus arts. 33 a 35 regula lo relativo a la designación de
presidente en cada supuesto.
Las formas del despacho serán las que contempla el art. 160.

2. RECURRIBILIDAD
Contra las resoluciones de mero trámite dictadas por el presidente del tribunal de alzada procederá la
revocatoria799 que será resuelta por el cuerpo sin lugar a otro recurso.
Debe entenderse “sin lugar a otro recurso ordinario”, ya que si se dan los recaudos de admisibilidad
operarán los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley y doctrina legal, nulidad e
inconstitucionalidad.
A falta de previsiones expresas, el trámite de la revocatoria o reposición deberá respetar las pautas de
los arts. 238 a 241, también en lo que resulte compatible con los pasos expresamente contemplados
para la segunda instancia.
Se ha dicho que si bien el recurso de revocatoria en el procedimiento de segunda instancia sólo está
previsto respecto de providencias de trámite dictadas por el presidente del tribunal corresponde hacer
excepción de aquella regla general cuando, como en la especie, la cámara advierte -de oficio o a
instancia de parte- que ha padecido error en el dictado de alguna resolución susceptible de causar un
daño cierto e injustificado a derechos de superior jerarquía. Y precisamente, se configura ese supuesto
al haberse concedido un recurso de nulidad extraordinario sin haberse completado, en el escrito de
interposición respectivo, los recaudos de admisibilidad formal legalmente exigidos cuya tramitación,
en función del tiempo que demande, de por sí lesiona el derecho de propiedad del actor quien se vería
en el caso, de tal modo, injustamente postergado de usar y gozar el inmueble cuya restitución le ha
sido jurisdiccionalmente reconocido en ambas instancias 800.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

799
“El recurso de reposición sólo procede en la alzada contra las providencias simples dictadas por el presidente
de la cámara (art. 268, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/2/2002, “BCPSA s/quiebra - incidente
de requerimiento al BHN SA”.
800
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 23/5/2002, “Gauna, Gustavo Ceferino v. Oyhanarte, Roxana Patricia y
otros s/desalojo”. “Las resoluciones interlocutorias del Tribunal de Alzada no son suceptibles de ataque por
medio del recurso de reposición, éste sólo es admitido contra providencias simples dictadas por el presidente del
tribunal. Sólo nos hemos apartado de dicho principio en supuestos excepcionales en los que, a criterio del
tribunal, se trataba de un error ostensible que ponía en evidencia la injusticia que encerraba la decisión”. Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 16/9/1997, “Rubiales, Oscar A. v. Cooperativa de trabajo servicios
integrales Cointra s/impugnación de decisión asamblearia”; 26/10/2000, “Spallina, Roberto v. Fangio SACIFI
s/medida cautelar”; 10/7/2001, “Marexport SRL y otros s/quiebra s/incidente de determinación de tasa de
justicia”; 13/11/2001, “Soldi, Irma v. Basqueto, Enrique s/ejecución hipotecaria”; 10/12/2002, “Coronello,
Alejandro v. Pandolfi, María y otro s/daños y perjuicios (art. 250, CPC)”.

307
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 273, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 269. Procesos sumarios


Cuando el recurso se hubiese concedido respecto de sentencia definitiva dictada en proceso
sumario se aplicarán las reglas establecidas precedentemente con excepción de lo dispuesto en el
art. 255, inc. 4º.

1. JUICIOS SUMARIOS. PROHIBICIÓN DE DOBLE CONFESIÓN


Esta manda expresa que todas las previsiones referidas al recurso de apelación concedido libremente
ya vistas respecto de sentencias definitivas dictadas en procesos ordinarios se aplican a las apelaciones
equivalentes respecto de procesos sumarios.
La sola excepción es la nueva prueba confesional 801 que contempla el art. 255 en su inc. 4º sólo para
los juicios ordinarios (como se ratifica en el art. 420).
La manda específica del art. 488 señala con precisión que en los juicios sumarios “sólo podrá pedirse
la absolución de posiciones en primera instancia una sola vez”.
Entendemos que otra excepción -no expresamente contemplada- es la figura de los alegatos luego de
la producción de prueba en cámara que, admisibles en el juicio ordinario no lo son en el sumario.
Remitimos a los argumentos vertidos en la nota al art. 257.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 274, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 270. Apelación en relación


Si el recurso se hubiese concedido en relación, recibido el expediente con sus memoriales, la
cámara, si el expediente tuviere radicación de sala, resolverá inmediatamente.
En caso contrario dictará la providencia de autos.
No se admitirá la apertura a prueba ni la alegación de hechos nuevos.
Cuando la apelación se concediere en efecto diferido, se procederá en la forma establecida en el
art. 255, inc. 1º.

1. APELACIÓN CONCEDIDA EN RELACIÓN


Hasta aquí se abundó en la regulación del recurso de apelación concedido libremente que, por otra
parte, es el que presenta mayor complejidad en su trámite.
Esta norma da las pautas para el trámite del recurso de apelación concedido en relación.
Como se señalaba en el art. 251, cumplido el plazo para contestar el traslado del memorial del apelante
(art. 246) el expediente será remitido a la cámara con el o los memoriales presentados.
Si el expediente ya había tenido un ingreso anterior a la cámara o sala y, por ende, radicación en la
misma, una vez que la causa llega al tribunal resolverá de inmediato. Se aplican las pautas consignadas
en los arts. 263 en adelante en la medida en que sean compatibles con la naturaleza de esta forma de
concesión.
Si es la primera vez que llega a la cámara, se dispondrá su radicación y se dictará la providencia de
autos para sentencia. Cuando las partes conozcan la integración del tribunal que habrá de resolver,
podrán ejercer la facultad de recusar con expresión de causa sobre la base de los supuestos del art. 17,
no procediendo la recusación sin expresión de causa (art. 14). Como se dijo en la nota al art. 254, aquí
también el trámite se regirá por la pautas pertinentes de los arts. 18 a 32.

801
“En los juicios que han tramitado por las normas del proceso sumario no resulta admisible la producción de
pruebas de confesión en segunda instancia (art. 269, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 19/3/1992,
“Rusconi, Luis Alberto v. Martín, Bartolomé s/pago por consignación judicial”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 10/4/2001, “Simpa SRL v. Montes, Eduardo Luis s/cobro de pesos”.

308
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este caso -a diferencia de la apelación concedida libremente- no se admiten nuevas circunstancias
fácticas ni actividad probatoria a iniciativa de las partes 802.

2. EFECTO DIFERIDO
La ley vuelve a señalar que si la apelación fue concedida con efecto diferido, recién cuando llegue a la
cámara por conducto de la apelación contra la sentencia de mérito, se habrán de fundar aquellos
recursos en la ocasión y forma que plasma el ya analizado art. 255, inc. 1º.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 275, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 271. Examen de la forma de concesión del recurso


Si la apelación se hubiese concedido libremente debiendo serlo en relación, el tribunal, de oficio
o a petición de parte hecha dentro del tercer día, así lo declarará, mandando poner el expediente
en secretaría para la presentación de memoriales del art. 246.
Si el recurso se hubiese concedido en relación, debiendo serlo libremente, la cámara dispondrá el
cumplimiento de lo dispuesto en el art. 255.

1. LA CÁMARA COMO TRIBUNAL DEL RECURSO


Más allá de lo que disponga el juez de primera instancia al momento de conceder el recurso de
apelación, quien tendrá la última palabra respecto de las formas y efecto acerca de cómo debe ser
tramitada esta revisión es el tribunal de alzada 803.
Éste, como juez del recurso, tiene facultad para pronunciarse aun de oficio acerca de la admisibilidad o
procedencia formal de los recursos llevados a su conocimiento no encontrándose ligado a la
conformidad de las partes ni a la resolución del magistrado de primer grado aunque estuviere
consentida, toda vez que se trata de una cuestión en la cual está comprometido el orden público 804.

802
“Cuando el recurso ha sido concedido en relación -tal como aquí acontece-, la técnica formal de dicha
concesión impone a la cámara fallar sobre la base de lo actuado en la primera instancia, no pudiendo abordar
otras cuestiones”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 3/8/2000, “Instituto de Cultura Itálica v. Chicchi, Vilma
Lucía s/cobro ejecutivo”. “Resulta improcedente por extemporánea la agregación de originales con el memorial,
desde que los recursos de apelación concedidos en relación, excluyen tal agregación (art. 270, CPCC)”. Cám.
Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 21/3/1996, “El Dorado de González Catán v. Municipalidad de La Matanza
s/amparo”. “Deviene inatendible acompañar con el memorial una pericia caligráfica realizada extrajudicialmente
por cuenta de la demandada, no sólo porque carece de eficacia probatoria para este proceso, desde que no ha sido
ordenada por el juez ni ha contado con el contralor de la contraria, sino porque cuando el recurso se concede en
relación no procede recibir nuevos elementos de juicio, desde que el tribunal debe fallar, en principio, teniendo
sólo en cuenta las actuaciones producidas en primera instancia (art. 270, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª
La Plata, sala 1ª, 2/10/1995, “Traichevich, Jorge s/beneficio de litigar sin gastos”. “Cuando el recurso se concede
en relación queda excluida la posibilidad de agregar documentos, desde que el tribunal debe fallar, en principio,
teniendo sólo en cuenta los elementos de juicio que el sentenciante anterior tuvo a su alcance (art. 270, Código
Procesal), motivo por el cual la documentación acompañada con el memorial no puede ser valorada en esta
instancia”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/11/1993, “Marcos, Néstor v. Elosegui, Liliana s/desalojo”.
803
“De conformidad con lo dispuesto por el art. 271, CPCC, corresponde a la alzada el examen de la forma de
concesión de los recursos, estando facultada -de acuerdo con la primera parte de la citada norma legal- a
disponer su modificación en el caso que así corresponda”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 4/8/1992,
“Alanis, Carla Débora Jantal s/inscripción de nacimiento”. “La cámara podrá modificar la forma de concesión de
un recurso en los términos del art. 271, CPC, pero para que ello ocurra el recurso debía contar con la debida
fundamentación de acuerdo con la forma de concesión primigenia, de lo contrario, la rectificación por la alzada
quebraría el principio de igualdad procesal, ya que la modificación de la concesión estaría dando una
oportunidad más a aquel litigante que -con absoluta desidia- omitió la presentación oportuna de la memoria”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/4/1998, “Fernández, Guillermo y otros v. Consorcio de
Copropietarios Edificio Teodoro VII s/acción declarativa”.
804
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 22/8/1996, “Gavenas, Bruno v. Salinas, José L. s/daños y perjuicios”;
26/4/2001, “Comas Wells, Fernando Antonio, titular del Registro de Contratos Públicos nro. 64 de Quilmes
s/recurso de apelación”.

309
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien las partes pudieron plantear su disconformidad con la forma de concesión a través del remedio
del art. 246, si este intento fue infructuoso habrá otra vía para reparar el error: la contemplada por la
norma en análisis.
En este caso, la cámara de oficio o a pedido de alguno de los litigantes dentro de los tres días de
notificado el auto que pone la causa en secretaría decidirá lo que corresponda.
Si fue concedido libremente (cuando correspondía hacerlo “en relación”) en primera instancia no se
recibieron los memoriales. En ese caso, la alzada al corregir la forma de concesión mandará que se
cumpla con esta medida ante ella, de acuerdo con las pautas procedimentales del art. 246.
Si, por el contrario, fue concedido en relación cuando correspondía hacerlo libremente, el expediente
viene ya con los memoriales -ahora, expresión de agravios y contestación- por lo que la cámara
ordenará que se cumpla con lo que falta: las presentaciones en el marco del art. 255.
En estos casos en que indebidamente se concede la apelación en relación y se obliga -por ello- a las
partes a presentar memoriales, el recurrente debe consignar en esa pieza -ad eventum- sus críticas a la
sentencia con los alcances del art. 260, esto es, como si estuviese redactando la expresión de agravios.
Y -más importante aún- prever la etapa probatoria ya que si bien en primera instancia se concede de
una manera que veda esa posibilidad de ampliación del marco fáctico, se debe bregar para que en
cámara se repare el error y se corrija la forma de concesión.
Si esto ocurre en la alzada, las posibilidades que otorga el art. 255 servirán para respaldar los
argumentos críticos vertidos originalmente en un memorial que ahora debe actuar como expresión de
agravios.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 276, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 272. Poderes del tribunal


El tribunal no podrá fallar sobre capítulos no propuestos a la decisión del juez de primera
instancia. No obstante deberá resolver sobre los intereses y daños y perjuicios u otras cuestiones
derivadas de hechos posteriores a la sentencia de primera instancia.

1. CONGRUENCIA EN SEGUNDA INSTANCIA


Tal como lo plasma el art. 34, inc. 5º, para todos los jueces, el art. 163, inc. 6º, para el juez de primera
instancia y el 266 para el tribunal de alzada, una vez más aquí se expresa -quizás con la mayor
elocuencia- la necesidad de que la cámara respete el marco litigioso planteado por las partes.
Plena vigencia se da, pues, al principio de congruencia.
De allí que su violación, sea por una resolución ultra petita -donde se disponga algo más allá de lo
requerido-, citra petita -menos de lo pedido- o extra petita -algo diferente de lo pedido- pueda
motorizar la revisión extraordinaria del fallo.
La Corte ha sostenido que el principio de congruencia significa que, como regla general, debe existir
correspondencia perfecta entre la acción promovida y la sentencia que se dicta, lo que se desarrolla en
una doble dirección: el juez debe pronunciarse sobre todo lo que se pide, o sea sobre todas las
demandas sometidas a su examen y sólo sobre éstas y debe dictar el fallo basándose en todos los
elementos de hecho aportados en apoyo de las pretensiones hechas valer por las partes en sus
presentaciones y sólo basándose en tales elementos 805.

805
SCBA, Ac. 33.929, 30/11/1984, “Barreneche, Mario Osvaldo v. Byrd Refrigeración SRL y otros s/resolución
de contrato de compraventa o indemnización por daños y perjuicios”; Ac. 45.236, 19/3/1991, “Zardi, Raimundo
Rubén v. Rivara, Roberto Luis y otro s/daños y perjuicios”; Ac. 46.964, 22/12/1992, “Distribuidora El Faro SA v.
Pesquera Dalia SA s/ejecución s/incidente cobro de honorarios doctores Scarimbolo y Vespa” [J 14.51074-2];
Ac. 46.613, 10/8/1993, “Figueroa, José Luis y Juan Ángel v. Esnaola, Mario y otro s/tercería de dominio” [J
14.30617-1]; Ac. 53.747, 10/5/1994, “Espinosa, Héctor V. v. Donnet, Rafael s/daños y perjuicios” [J 14.12155-
2]; Ac. 58.157, 4/11/1997, “M., A. N. v. C., N. R. y otra s/nulidad matrimonial”; Ac. 66.897, 16/2/2000,
“Bellinza, Juan José v. Libutti, Claudio s/daños y perjuicios”; Ac. 77.229, 11/7/2001, “Carla, Luis Carlos y otro
v. Causa, Susana Margarita y otro s/daños y perjuicios”; Ac. 79.157, 19/2/2002, “Marro, Héctor Domingo v.
Garabatto, Elba Noemí s/simulación”.

310
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Aquí se establece claramente que el único marco litigioso válido en el proceso es el planteado ante el
juez de la instancia originaria.
Por eso, los extremos (“capítulos”) no propuestos a la decisión de aquél no podrán ser tenidos en
cuenta por la cámara.
Distinto es el caso de la nueva prueba. En tal supuesto no se trata de un nuevo “capítulo” sino de la
demostración de los mismos “capítulos” propuestos originariamente.
Como excepción a la regla, el Código contempla la posibilidad de que la alzada resuelva algunas
situaciones que no estuvieron planteadas en primera instancia 806.
Nos referimos a aquellas cuestiones (se ejemplifica en la norma con intereses o daños y perjuicios) que
nacen luego de la sentencia de primera instancia -la ley refiere “hechos posteriores a la sentencia”- y
que por ende no pudieron ser puestas a consideración del juez que la dictó.
Se privilegia la economía procesal al admitir que un tribunal ordinario como es la cámara resuelva
pretensiones (o aspectos de ésta) que nacen en el marco del juicio y evitar de esa manera la tramitación
de un nuevo proceso por cuestiones que muchas veces son conexas o accesorias de la principal que se
viene ventilando en los actuados.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 277, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 273. Omisiones de la sentencia de primera instancia


El tribunal podrá decidir sobre los puntos omitidos en la sentencia de primera instancia, aunque
no se hubiese pedido aclaratoria, siempre que se solicitare el respectivo pronunciamiento al
expresar agravios.

1. TRATAMIENTO DE TODAS LAS CUESTIONES


Una de las mandas de la Constitución de la provincia que tiende a la preservación del derecho al
debido proceso de los litigantes en lo que hace a la forma de las sentencias (art. 168) establece que
“los tribunales de justicia deberán resolver todas las cuestiones que le fueren sometidas por las partes,
en la forma y plazos establecidos al efecto por las leyes procesales”.
Esto es, debe darse respuesta a todos y cada uno de los planteos llevados ante la justicia.

806
“No resulta en principio viable someter a la consideración de la Alzada cuestiones que oportuna y
formalmente no se dedujeron como para ser decididas por el juez de grado, a no ser que se trate del supuesto
excepcional previsto por el art. 272, CPCC, situación que se da cuando el planteo de decisión recae sobre
intereses y daños y perjuicios (su procedencia o improcedencia, el quántum respectivo en su caso)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 11/5/1999, “Zendri, Horacio v. Méndez, Carlos s/daños”. Por tratarse de una pretensión
indemnizatoria de daños y perjuicios cuya fuente es un ilícito civil, es facultad del órgano jurisdiccional el
determinar el interés que el deudor moroso ha de pagar a la víctima del infortunio, dada la inexistencia -por
obvias razones- de intereses convenidos, cuanto de alguno establecido por una ley especial (art. 622, CCiv.). Y
desde luego al cumplir tal cometido, el magistrado no puede soslayar la realidad económica en la que se
encuentra inmerso y establecer una tasa de interés moratorio que no sea suficientemente resarcitoria en la
especificidad del retardo imputable que corresponde al cumplimiento de la obligación dineraria, pues de
proceder de tal modo, entre otras cosas, alentaría al deudor a prolongar en el tiempo la satisfacción de la
condena, con grave deterioro del patrimonio de quien resultó damnificado y, contrariamente, beneficiando al
deudor moroso que vería menguada la responsabilidad patrimonial que comprometió como autor del hecho
dañoso que motivara la contienda y por el que se lo condenó a pagar en valores vigentes a la fecha del decisorio
(arts. 17, CN, 622, 1068, 1069, 1071, 1083 y concs., CCiv.). Tal realista visión de las circunstancias económicas
experimentadas en nuestro país como consecuencia del dictado de la ley 25561 y sus normas complementarias
que desarticuló el sistema de convertibilidad pergeñado por la ley 23928 y disposiciones conexas a ella -en
especial, las contenidas en el dec. 529/1991-, conllevan a estimar que no es la tasa pasiva del banco oficial de
esta provincia la que adecuadamente compense a la acreedora de la falta de disponibilidad del crédito que le
reconociera la sentencia, apareciendo justo que hasta la fecha en que los deudores cumplan efectivamente con el
pago de la suma a que se los condenara, éstos abonen un interés mensual del cinco por ciento (arts. 505, inc. 3º,
511, 616, 619 y concs., CCiv.; 272, 2ª parte, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
13/8/2002, “Díaz, M. v. Transporte La Unión s/daños y perjuicios”; 27/8/2002, “Rivamar, Armando v. Ventura
s/daños y perjuicios”.

311
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La doctrina de la Suprema Corte ha perfilado aquella de que no todas las cuestiones deberán ser
abordadas y resueltas sino tan sólo las “cuestiones esenciales”. Remitimos a la nota al art. 296.
Pues bien, en el marco genérico de estas directivas, si el juez de primera instancia ha omitido ciertos
puntos puestos a su consideración se transgrede el primer tramo de la manda citada del art. 168.
Hay remedios procesales para solucionar el problema -suplir omisiones-, ya sea de oficio a través de
las medidas contempladas en el art. 36, inc. 3º, y 166, inc. 1º, o bien a pedido de parte (art. 166, inc.
2º).
Este último -el recurso de aclaratoria- será la vía adecuada para tales fines.
Pero aun cuando no se hubiera transitado, el Código prioriza la pauta constitucional y, por ello, admite
que si la omisión fue denunciada ante la cámara y a ella se le requiere un expreso pronunciamiento que
integre la falencia de primera instancia, el tribunal de alzada podrá expedirse sobre el tópico 807.
El art. 273, CPCC, autoriza el pronunciamiento sobre un tema omitido pero que ha sido propuesto. Lo
que no puede ni debe el tribunal es decidir sobre asuntos no sometidos a consideración del juez de
primera instancia, como lo estatuye la norma aplicada 808.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 278, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 274. Costas y honorarios


Cuando la sentencia o resolución fuere revocatoria o modificatoria de la de primera instancia, el
tribunal adecuará las costas y el monto de los honorarios al contenido de su pronunciamiento,
aunque no hubiese sido materia de apelación.

1. IMPOSICIÓN DE COSTAS EN LA ALZADA


Así como el juez de primera instancia al dictar sentencia definitiva debe imponer las costas y regular
honorarios (art. 163, inc. 8º) por los trámites realizados en esa etapa, también la cámara deberá hacer
lo propio respecto de la actuación desarrollada ante el tribunal.
Téngase en cuenta que el art. 164 remite a las pautas del 163 referido en cuanto al contenido de la
sentencia de segunda o ulterior instancia.
Son de aplicación los mismos parámetros que en la instancia originaria, con plena vigencia del
principio objetivo de la derrota que contempla el art. 68, Código 809.
Aquí, frente a la apertura de una segunda etapa procesal se deberá analizar quién resultó victorioso y
en qué medida: si el apelante con su iniciativa de que se modifique el fallo de primera instancia o el
apelado al resistirla o simplemente guardando silencio.
Lo que contempla este artículo es una situación especial: el caso de que la sentencia de cámara
revoque o modifique la de primera instancia.

807
“La sentencia viola el art. 168, Constitución provincial si no trata -ni expresa ni implícitamente- una cuestión
esencial que le fue sometida. Máxime cuando, preterida en el fallo de primera instancia, fue expresamente
sometida a consideración de la alzada por el apelante en su expresión de agravios (art. 273, CPCC)”. SCBA, Ac.
75.367, 20/9/2000, “Martínez, Emilio v. Morante, Víctor Oscar s/rendición de cuentas”. “Por aplicación del art.
273, CPCC, el Tribunal de Alzada puede decidir sobre puntos omitidos en la sentencia originaria siempre que se
solicitare el respectivo pronunciamiento al expresar agravios y se tratase de una sentencia definitiva, no
correspondiendo por ello cuando se trate de cuestiones no resueltas en los incidentes de primera instancia, habida
cuenta de que no ha decisión que habilite el tratamiento del tema, debiendo el proceso volver al juzgado de
origen a efectos de su consideración”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/8/2002, “Morilla, Noemí Mabel v.
Colinas, Miguel Ángel s/incidente de medidas cautelares”. “La facultad que otorga a la alzada el art. 273, Código
Procesal sólo resulta aplicable en el supuesto de sentencias definitivas contra las cuales se han levantado
apelaciones concedidas libremente”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 29/2/2000, “Hubacek, Karina v.
Rodríguez, Héctor s/daños y perjuicios”.
808
SCBA, Ac. 71.224, 8/3/2000, “Puglisi, Cristina Lía v. Drago, Carmen Rosa y otra s/daños y perjuicios”.
809
“Con respecto a las costas devengadas ante la Alzada dado el progreso parcial que en el caso se confiere a la
apelación, deben abonarse en el orden causado (arts. 274 y 556, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen,
30/7/1987, “Zanesi, Hugo; Fernández Quintana, Hugo y Peralta Navarro, Víctor s/incidente de cobro de
honorarios en autos: `Zelasqui, Jorge v. Zelasqui, José y otro s/división de condominio´”.

312
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De aquí lo que interesará básicamente es determinar si con la nueva solución se altera la condición de
vencido de quien fue así considerado por el juez anterior.
Si esto ocurre, es decir, si quien fue condenado en costas en primera instancia por el principio objetivo
de la derrota pasa ahora -luego del trámite ante la cámara- a ser el vencedor, deberán adaptarse tanto la
imposición hecha anteriormente como la regulación de los honorarios de los profesionales
intervinientes.
No olvidemos que el éxito de la labor es una de las pautas que sirven para cuantificar las
remuneraciones devengadas en el pleito -”resultado obtenido” según reza el art. 16, inc. e), dec.-ley
8904/1977-.
Esta adecuación habrá de hacerla la cámara aun sin petición de parte 810.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 278, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

SECCIÓN 4ª - Queja por recurso denegado

Art. 275. Denegación de la apelación


Si el juez denegare la apelación, la parte que se considere agraviada podrá recurrir directamente
en queja ante la cámara pidiendo que se le otorgue el recurso denegado y se ordene la remisión
del expediente.
El plazo para interponer la queja será de cinco (5) días, con la ampliación que corresponda por
razón de la distancia, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 158.

1. RECURSO DE QUEJA
Ya hemos dicho que la cámara es el juez de la apelación.
Si bien este recurso se introduce en el pleito mediante su presentación ante el magistrado que dictó la
resolución atacada, la actividad de éste al momento de la concesión del mismo se encuentra sometida
al contralor que ejerce el tribunal ante el cual habrá de desarrollarse el trámite de segunda instancia.
Contralor que se ejerce sobre la forma en que se concede la apelación. Vimos al respecto el
mecanismo que contempla el art. 271.
Pero también este control abarca la misma concesión. Es decir: no se trata de una concesión en un
efecto cuando debió serlo en otro, sino que directamente se denegó el recurso.
Tal supuesto torna operativa la manda del artículo en estudio que contiene el denominado “recurso de
queja”.
La queja es el remedio procesal tendiente a obtener que el órgano jurisdiccional competente, tras
revisar el juicio de admisibilidad formulado por el órgano inferior, revoque la providencia denegatoria
de la apelación, declare a ésta admisible y disponga sustanciarla en la forma y efectos que
correspondan; o bien revise el “efecto” con el que se ha concedido la apelación 811.
Mediante este mecanismo procesal, la parte a la que se denegó la posibilidad de acceder a la segunda
instancia por el rechazo de la apelación, se dirige en forma directa a la cámara para cuestionar esa
decisión. Mediante presentación formal y escrita se requerirá al tribunal que conceda el recurso (o lo
que es igual, lo declare mal denegado) y ordene que se remita el expediente para su conocimiento y
trámite.
Se trata de un remedio que reemplaza la apelación respecto de este particular proveído judicial del juez
de primera instancia cuyo contenido denegatorio del recurso causa agravio a la parte. Distinto es el
caso de un recurso concedido y luego declarado desierto por algún incumplimiento formal. Allí sí
opera el recurso de apelación atento el gravamen que causa esa resolución. La jurisprudencia, sin
embargo, es variable al respecto812.

810
“Cabe el tratamiento de oficio de la cuestión costas cuando se modifica el fallo inicial, ello en mérito a lo
dispuesto por el art. 274 del Código ritual”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 16/9/1993, “Burger,
Elviro y Burger, Alejandro v. Responsable reparaciones s/daños y perjuicios”.
811
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/6/2002, “Gal SA v. Real Salas, Patricia y otro s/recurso de
queja”.

313
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. PLAZO
El plazo para su planteo es de cinco días desde la notificación de la denegatoria de la apelación por el
juez de primera instancia.
Sobreabundantemente -ya que ello procede respecto de todos los plazos- se señala que eventualmente
será de aplicación el art. 158 referido a la ampliación de plazos en razón de la distancia.
Si no se cumple la carga de plantear la queja en tiempo oportuno, queda consentido el rechazo de la
apelación y, por esa vía indirecta, la sentencia apelada pasará en autoridad de cosa juzgada.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 282, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 276. Trámite


Al interponerse la queja deberá acompañarse copia simple de la resolución recurrida y de los
recaudos necesarios suscriptos por el letrado patrocinante del recurrente, sin perjuicio de que la
cámara requiera el expediente.
Presentada la queja en forma, la cámara decidirá, sin sustanciación alguna, si el recurso ha sido
bien o mal denegado. En este último caso mandará tramitar el recurso.
Mientras la cámara no conceda la apelación no se suspenderá el curso del proceso.

1. RECAUDOS FORMALES
Con el escrito del recurso de queja -que debe ser fundado, explicándose los motivos de la petición y
evidenciando el yerro del juez de origen 813- se debe acompañar copia simple (fotocopia) de la
resolución apelada así como de toda otra pieza que pueda ser de utilidad para resolver el planteo 814.

812
“El remedio idóneo para cuestionar la decisión que declara desierta la apelación -que es equiparable a la que
lo deniega- es el recurso de queja (art. 275, CPCC), aplicando analógicamente la solución prevista por el art.
292, Código Procesal, y no mediante una nueva apelación, solución errónea que puede generar un `círculo
vicioso´”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 21/5/2002, “Merlo, Guillermo Enrique v. Litoral Gas SA s/acción de
amparo”. “Las resoluciones que declaren la deserción de un recurso, en atención al gravamen que acarrean,
pueden ser objeto de ataque, ya sea mediante apelación o bien a través de la queja delineada por el art. 275 del
ordenamiento formal”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/4/1999, “Suizo Argentina Cía. de Seguros SA v.
Rodríguez, Guillermo A. s/ejecutivo”. “Una providencia que declara desierta una apelación ya concedida es
susceptible del recurso de apelación si causa gravamen, pero no del de queja que ataca las que otorgan o
deniegan el recurso”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/4/1992, “Gil, Mabel v. Fernández de Chiliutti, M.
s/incidente ejecución de honorarios - recurso de queja”.
813
“No obstante que los arts. 275 y 276, CPCC nada dicen respecto de la obligación de fundar la queja, lo cierto
es que tal requisito de admisibilidad surge de la acordada 1790/1978 que reglamenta el art. 292 (art. 2º.c), CPCC
que resulta útil para interpretar el art. 276 del mismo ordenamiento, aunque la referida acordada se refiere a los
recursos extraordinarios”. SCBA, Ac. 78.293, 19/2/2002, “Sens, Daniel s/quiebra - queja”.
814
“Por expresa disposición del art. 276, CPCC al interponerse la queja deberá acompañarse copia simple de la
resolución recurrida y de los recaudos necesarios suscriptos por el letrado patrocinante del recurrente, sin
perjuicio de que la cámara requiera el expediente”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/4/2001, “F., A. O. y
B., P. E. s/convenio de alimentos y régimen de visitas - incidente red. cuota alimentaria”. “Este tribunal tiene
sentado, que el recurso de queja debe deducirse fundadamente y con los elementos procesales pertinentes que le
permitan bastarse a sí mismo, o sea acompañándose las copias de los elementos de juicio a considerarse para su
resolución, a efectos de que se pueda resolver sin sustanciación, ni requerimiento de los autos al Inferior (arts.
276 y concs., CPCC). En tal sentido, se observa que el quejoso no acompañó copia simple de la resolución
apelada, que -según dice- motivo por el cual, la queja instaurada deviene improcedente. Desde un segundo
ángulo, no debe soslayarse que también constituye requisito ineludible para la procedencia del recurso de hecho,
el efectuar una crítica eficaz de las razones expuestas en el auto denegatorio, indicando a la Alzada cuál es el
error en que incurrió el magistrado de origen. El precitado recaudo, tampoco ha sido cumplimentado por el
quejoso, quien en su presentación de fs. 6 y vta. no impugna de la manera señalada los fundamentos del
decisorio de fs. 4 que ataca (art. 260, CPCC); careciendo de eficacia la crítica directa que se desarrolla contra la
resolución de cuya apelación se trata -y cuya copia no se adjuntó-, razón por la cual, la queja en este aspecto,
también resulta insuficiente”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/5/2000, “Gorosito, Facundo v. Seijas,
Alfredo s/daños y perjuicios”.

314
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si la documentación es incompleta o parcial, la cámara podrá pedir la remisión de expediente a los
solos fines de cotejar sus piezas y así ilustrarse respecto de si procede o no la apelación en el caso
concreto.
La presentación debe ser autosuficiente aquí también 815.
La queja es resuelta sin sustanciación determinándose si el recurso es o no admisible, sin poder
adentrarse en otro tipo de cuestiones (procedencia, etc.).
Si entiende que es admisible, lo declarará mal denegado y dispondrá que siga su tramitación. Se
pueden utilizar a tales efectos las pautas que contiene el art. 271, a cuya nota remitimos.
Si por el contrario considera que ha sido bien denegado, quedará firme la sentencia apelada.

2. EFECTO SUSPENSIVO
Aclara el Código que hasta tanto la alzada no se expida concediendo la apelación, el proceso seguirá
su curso.
Esto es, el efecto suspensivo que eventualmente puede tener el recurso de apelación intentado sólo
tendrá virtualidad desde el momento en que un tribunal de justicia disponga formalmente su
concesión.
Hasta entonces, podrá comenzar la ejecución de la resolución apelada.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 283, Código nacional.
Esta norma enumera los requisitos de admisibilidad de la queja.
Requiere que se acompañe copia simple firmada por el letrado del recurrente del escrito que dio lugar
a la resolución recurrida, de su contestación si la hubo, de la resolución impugnada, del escrito de
interposición del recurso, de la del recurso de revocatoria si la apelación se interpuso en subsidio y de
la providencia que denegó la apelación.
También exige que se indique la fecha en que quedó notificada la resolución recurrida, se interpuso la
apelación y quedó notificada la denegatoria del recurso.
En lo demás, el régimen es idéntico al provincial.

Art. 277. Objeción sobre el efecto del recurso


Las mismas reglas se observarán cuando se cuestionase el efecto con que se hubiese concedido el
recurso de apelación.

1. CUESTIONAMIENTO DE LA CONCESIÓN EN LO QUE HACE AL EFECTO DEL RECURSO


Se indica aquí que las reglas vistas para cuestionar la denegatoria de un recurso de apelación habrán de
utilizarse también para controvertir el efecto con el que fue concedido 816.
El tenor de esta manda genera algún problema interpretativo.
Por un lado, puede entenderse que cuando el juez de primera instancia concede el recurso con
determinado efecto, la parte que se disconforme con esa decisión tendrá a su disposición dos vías:
replantear el tema ante el mismo juez en tres días (art. 246) o bien recurrir en queja ante la alzada en
virtud de la manda en análisis, también dentro de los tres días.
Por otro lado, puede colegirse que el mecanismo del art. 246 sirve sólo para cuestionar si la concesión
se hizo libremente cuando correspondía en relación y viceversa mientras que la del artículo en estudio
corresponde cuando el recurso se concedió con efecto suspensivo cuando debió ser no suspensivo -o
viceversa-.
Sin embargo, y más allá de estas disquisiciones, lo cierto es que en estos supuestos el recurso de
apelación es efectivamente concedido -sin perjuicio de los efectos con que se lo haya hecho- y de tal

815
“Con el propósito de que no se suspenda el trámite del proceso, el recurso de queja sólo es procedente cuando
se basta a sí mismo, es decir, cuando puede resolverse con los elementos acompañados”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 1ª, 3/12/2002, “Colegio de Escribanos eleva expte. 10.419 s/inspección aportes notario Ismael Carlos
Moreno”.
816
“La finalidad de la queja se circunscribe a sólo dos aspectos; 1) la denegatoria de un recurso de apelación, lo
que se extiende a la declaración de deserción del mismo; 2) para cuestionar el `efecto´ dado a una apelación
concedida”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/11/2002, “Toria SA v. Courtalon, Mario y otro
s/ejecución - recurso de queja”.

315
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
manera, una vez llegado a la órbita de la cámara, ésta podrá corregir cualquier error en este terreno
tanto de oficio como siguiendo las peticiones de los litigantes al respecto (arts. 271 y 275 a 277).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 284, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO V - Recursos extraordinarios

SECCIÓN 1ª - Recurso de inaplicabilidad

Art. 278. (Texto según ley 11593, art. 1) Resoluciones susceptibles del recurso
El recurso de inaplicabilidad de la ley o doctrina legal procederá contra las sentencias definitivas
de las cámaras de apelaciones y de los tribunales colegiados de instancia única, siempre que el
valor del litigio exceda de veinticinco mil pesos ($ 25.000).
Si hubiere litisconsorcio, sólo procederá si hicieren mayoría los que, individualmente, reclamen
más de dicha suma.
A los efectos del recurso se entenderá por sentencia definitiva la que, aun recayendo sobre
cuestión incidental, termina la litis y hace imposible su continuación.

1. LA CASACIÓN
Dentro del marco de la teoría general de la impugnación pasamos ahora al máximo y último nivel de
revisión de las resoluciones judiciales dentro de nuestra provincia: el control casatorio.
Esta nueva etapa del proceso -que sólo podrá abrirse en la medida en que se reúna una serie de
condiciones que veremos a continuación- el tribunal que tiene competencia para resolver es la
Suprema Corte de Justicia y el andarivel procesal a estos fines lo conforma la trilogía de los recursos
extraordinarios: el de inaplicabilidad de ley o doctrina legal, el de nulidad y el de inconstitucionalidad.
En nuestro ámbito y dentro del fuero civil y comercial -y laboral y de familia por las similitudes que
presentan con aquél- la función casatoria se ejerce por conducto de los recursos referidos.
No existe aquí, en estas materias, un tribunal de casación propiamente dicho, estructura que
caracterizó al sistema en su origen. Sin embargo, las funciones que se asocian al control casatorio en la
moderna teoría procesal son abastecidas por el máximo tribunal provincial.
Entendemos por casación la función jurisdiccional de la Suprema Corte de la Provincia en virtud de la
cual, a través de las vías mencionadas, revisa pronunciamientos de órganos judiciales inferiores
cuidando que exista coherencia en la aplicación de la jurisprudencia (función uniformadora), correcta
subsunción normativa (función nomofiláctica) y una justa resolución del litigio (función dikelógica) 817.
A través de la función uniformadora, la Corte ejerce la misión que originalmente le fuera atribuida a
los primeros tribunales de casación que se desarrollaron en los países europeos con posterioridad a la
Revolución Francesa.
Se tiende a evitar las divergencias jurisprudenciales que pueden tener lugar cuando -como en nuestra
provincia- existe una gran cantidad de tribunales de segunda instancia. La Corte al producir sentencias
está creando “doctrina legal” y fijando pautas unívocas respecto de las cuestiones y normas
vinculadas.
Si bien las cámaras son plenamente libres de resolver de acuerdo con el criterio de sus jueces -salvo lo
previsto en la ley 5827, respecto de los fallos plenarios- esas resoluciones podrán ser eventualmente
descalificadas por la Suprema Corte si no respetan la “doctrina legal” por ella sentada.
La finalidad de este mecanismo es la búsqueda de la seguridad jurídica, uno de los pilares de la paz
social.
Se intenta lograr que los litigantes tengan la posibilidad de prever con bastante aproximación cuál será
la respuesta estatal frente a ciertas conductas y que -por otro lado- esas respuestas sean equivalentes en
supuestos equivalentes aun cuando cambie el órgano decisor.
Tal la función de unificación de jurisprudencia, esencial dentro de la actividad casatoria.
Pero no se detiene allí la tarea de la Corte.

817
HITTERS, Juan Carlos, Revisión de la cosa juzgada, Platense, La Plata, 2000, cap. VII.

316
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Este órgano judicial -de máximo rango en nuestro ámbito provincial- es el último contralor de la
legalidad.
La sentencia es una norma individual que -una vez firme- integrará el orden jurídico. Para que esa
inserción se produzca válidamente debe haber sido construida por un tribunal competente respetando
tanto la ley de fondo como la ritual.
Si ello no ocurre, el acto jurisdiccional puede ser descalificado por contener un vicio. Con esa
finalidad es que se encarga a la Corte -respecto de ciertas sentencias- la misión de revisar la forma en
que se han aplicado las normas jurídicas al caso resuelto.
Los tribunales de alzada y colegiados de única instancia pueden incurrir en transgresiones normativas
-en sentido lato- y esos desvíos deben ser corregidos por la Suprema Corte y así obtener un fallo
nuevo, saneado y eficaz.
Finalmente, la doctrina más moderna agrega una tercera misión dentro del papel casatorio: la de
buscar la justicia del caso.
Aparece así la función dikelógica de los tribunales que apunta a que los pronunciamientos finales no
sean producto de cerrados formalismos legales que si bien tienden al resguardo de la seguridad
jurídica muchas veces -cuando existe una desnaturalización de la función instrumental de las formas-
se cae en el olvido de otros valores también centrales en el campo del derecho.
De tal manera, la Corte -como última mirada dentro de la provincia sobre los casos llevados ante los
estrados judiciales- no puede ser indiferente al logro de una solución que dé la respuesta más adecuada
para los litigantes y también para la sociedad atento la función pública que se ejerce al impartir justicia
desde el Estado.
Concretamente, esta tercera función se endereza a la búsqueda de la verdad jurídica objetiva como
sustento de una sentencia sólida, que tenga por soporte circunstancias reales y no meros artificios
producto de la habilidad -mayor o menor- de los letrados de las partes desplegados ante la conducta
omisiva de los jueces.

2. MARCO CONSTITUCIONAL
El marco procesal de la casación civil y comercial tiene en la provincia de Buenos Aires jerarquía
supralegal.
La Constitución local desde antiguo ha contemplado estas especiales figuras recursivas de manera
expresa en su texto.
Al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal hace referencia cuando expresa que
la Suprema Corte de Justicia “conoce y resuelve en grado de apelación: a) De la aplicabilidad de la ley
en que los tribunales de justicia en última instancia, funden su sentencia sobre la cuestión que por ella
deciden, con las restricciones que las leyes de procedimientos establezcan a esta clase de recursos”
(art. 161, inc. 3º).
En los arts. 168 y 171 contempla formalidades específicas de las sentencias de tribunales de segunda o
única instancia cuya transgresión dará lugar al recurso extraordinario de nulidad que surge en forma
expresa del art. 161, inc. 3º, ap. b).
Y cuando se refiere a la posibilidad de que la Corte intervenga en virtud de “jurisdicción (...) de
apelación para conocer y resolver acerca de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de leyes,
decretos, ordenanzas o reglamentos que estatuyan sobre materia regida por esta Constitución y se
controvierta por parte interesada”, está consagrando el recurso extraordinario de inconstitucionalidad
(art. 161, inc. 1º).
De allí que la ley procesal no haga más que reglamentar el funcionamiento de estas figuras.
Los condicionamientos que se han dispuesto -respecto básicamente del recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley o doctrina legal- han sido considerados válidos a partir de que la misma
Constitución los contempla al hacer referencia como vimos en el art. 161, inc. 3º, ap. a), parte final, a
las “restricciones que las leyes de procedimientos establezcan a esta clase de recursos”.

3. RECURSOS EXTRAORDINARIOS
Las vías de impugnación que estamos analizando nos introducen en el campo de los recursos
extraordinarios, ámbito que exhibe profundas diferencias respecto de los recursos ordinarios ya vistos.
Señalaremos las que consideramos de mayor trascendencia.
Una de las notas diferenciadoras características la constituye la limitación de los temas a abordar en la
revisión.

317
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por definición, la instancia extraordinaria se limita a las cuestiones de derecho. Los planteos referidos
a los hechos y la prueba son propios de las dos instancias ordinarias en el fuero civil y comercial.
Sin embargo, como veremos, esta barrera se encuentra hoy superada por la figura pretoriana del
absurdo mediante la cual el máximo tribunal ha considerado útil -en casos excepcionales- el ingreso al
análisis de los hechos como forma de abastecer la función dikelógica mediante el dictado de una
sentencia más justa a tenor de las cuestiones controvertidas.
Otra nota es la mayor carga formal de la vía extraordinaria.
Los recursos en este ámbito proceden en casos taxativamente mencionados en el Código y luego de
reunir una gran cantidad de recaudos de admisibilidad.
Los recursos ordinarios -en cambio- funcionan con causales mucho más amplias y con menores
exigencias rituales.
Aquellos recaudos han sido justificados en el hecho de que la extraordinaria es una instancia de
excepción, reservada para ciertos casos especiales, ante el máximo tribunal de la provincia, todo lo que
lleva a que el intento revisor deba referirse a una situación con entidad trascendente y esté revestido de
exigencias rituales mayores.
También, como rasgo distintivo, encontramos la necesidad -a los fines del recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley o doctrina legal- de que los pleitos susceptibles de apreciación pecuniaria
revistan cierta importancia económica para poder ser llevados ante la Corte así como el recaudo del
depósito previo.
Por regla sólo aquellos juicios donde el monto discutido supere cierto piso podrán tener la oportunidad
de ser revisados en casación a través del recurso señalado y previo pago.
Ello es bien distinto del ámbito de los recursos ordinarios donde en ningún caso aparece ese aspecto
económico como condicionante. Si bien luego se verán las excepciones a la regla, lo cierto es que se
busca aquí también restringir el acceso a la casación, reservándola sólo para cierto tipo de pleitos.
En el ámbito extraordinario no rige el principio iura novit curia.
Relacionado con las mayores cargas formales, aquí los recurrentes deberán ser precisos y completos en
la mención de las normas jurídicas que invoquen. Recordemos que estamos ante un tribunal de
derecho por lo que el planteo de estas cuestiones debe hacerse de manera adecuada y completa.
La insuficiencia o el error no serán suplidos por la Corte la que entenderá inadmisible un recurso que
exhiba este déficit.

4. EL “CERTIORARI” EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Una reciente reforma a la ley 5827 Orgánica del Poder Judicial ha incorporado en la órbita local una
figura equivalente a la que se implementa a través del art. 280, CPCCN conocida como “certiorari”.
Sin entrar aquí a analizar si la denominación se condice con las raíces histórico-jurídicas del instituto,
lo que interesa al litigante es saber que el Alto Tribunal Federal “según su sana discreción, y con la
sola invocación de esta norma, podrá rechazar el recurso extraordinario por falta de agravio federal
suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de trascendencia”.
En la provincia, el texto normativo es un tanto diferente.
El art. 31 bis, ley 5827 -incorporado por el art. 1, ley 12961- reza “En cualquier estado de su
tramitación, si la Suprema Corte de Justicia considera que el recurso extraordinario no reúne los
requisitos esenciales, o que ha sido insuficientemente fundado, o que ese mismo tribunal ha
desestimado otros recursos sustancialmente análogos, podrá fundadamente rechazarlo con la sola
invocación de cualquiera de las circunstancias precedentemente expuestas. En el caso de queja o
recurso de hecho por denegación del recurso extraordinario la Suprema Corte podrá rechazarlo de
acuerdo con lo dispuesto en el apartado anterior”.
Si bien aún no contamos con jurisprudencia suficiente que permita establecer reglas generales respecto
del uso que se hará de esta herramienta, la diferencia más notoria entre ambos regímenes -desde el
texto de la ley- está dada por la necesidad de que el rechazo, en la provincia, se realice expresando un
fundamento.
Escuetamente y con causales taxativas, se debe indicar la razón que llevó al tribunal a repeler el
intento revisor. Ello mejora -en nuestro criterio- el sistema que prevé la ley nacional ya que el
fundamento de las decisiones judiciales -aún mínimo- constituye uno de sus elementos connaturales
por poner en juego directamente la garantía del debido proceso.

5. EL RECURSO EXTRAORDINARIO DE INAPLICABILIDAD DE LEY O DOCTRINA LEGAL

318
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El de inaplicabilidad de ley o doctrina legal -o simplemente RIL de acuerdo con la jerga casatoria- es
el recurso extraordinario que primero y más exhaustivamente regula el Código, estableciendo en forma
detallada sus elementos.
A muchas de estas previsiones -por referirse a aspectos comunes con el resto de los recursos
extraordinarios- luego se remitirán las normas que contemplan el trámite de los otros dos canales
casatorios.
En este artículo se regulan puntualmente tres elementos que hacen a la admisibilidad del recurso: el
tribunal que emite resoluciones apelables, el monto mínimo y la definitividad de la sentencia.

6. TRIBUNAL
Las sentencias que pueden ser objeto del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina
legal de acuerdo con las previsiones del Código son las que surjan de las Cámaras de Apelación en lo
Civil y Comercial o de los Tribunales Colegiados de Instancia Única.
No corresponde -por ende- esta vía respecto de las resoluciones que dicta el presidente del tribunal 818 o
el juez de Trámite819 -donde lo hubiera-.
La ley 5827 Orgánica del Poder Judicial establece la cantidad, conformación y ubicación de los
órganos aquí aludidos.
Respecto de los colegiados de única instancia, tenemos los Tribunales de Familia en algunos
departamentos judiciales. Y también los tribunales del fuero laboral que -si bien con normas procesales
propias- aplican supletoriamente el presente Código Procesal Civil y Comercial (art. 63, ley 11653).

7. MONTO MÍNIMO
Como ya lo señalamos, no todos los procesos pueden llegar a la Corte por la vía del recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal sino sólo aquellos que superen cierto piso en
cuanto a su valor económico.
Ello presupone que el objeto del juicio sea susceptible de apreciación pecuniaria 820.
Quedan excluidos aquellos juicios donde “el valor del litigio fuera indeterminado o no susceptible de
apreciación pecuniaria” (art. 280).
El monto litigioso debe ser -como mínimo- de veinticinco mil pesos. Por debajo de esa suma no habrá
posibilidades821 de recurrir mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal a
la Corte.
En el caso de litisconsorcio, la regla es la siguiente: para que sea admisible el recurso deben
contabilizarse los sujetos que individualmente reclamen más de aquella suma. Si estos sujetos son
818
SCBA, Ac. 74.603, 27/3/1999, “Silveira, Ricardo y otro v. Seven Up Concesiones SA y otro s/despido -
recurso de queja”.
819
“Tratándose del fuero de familia, los recursos extraordinarios son admisibles únicamente respecto de las
decisiones definitivas dictadas por el tribunal colegiado (arts. 278 y 296, CPCC), no procediendo contra las
resoluciones emanadas del juez de trámite, que son susceptibles de ser recurridas por reconsideración (doct. arts.
838 y 852, Código cit., según ley 11453)”. SCBA, Ac. 64.720, 15/10/1996, “D., A. L. v. R., H. s/divorcio -
recurso de queja”; Ac. 79.990, 21/2/2001, “P., J. s/inhabilitación - recurso de queja”; Ac. 84.963, 5/6/2002, “P.,
L. v. F., M. s/incidente de ejecución de alimentos atrasados”.
820
“El valor económico del litigio en los juicios de reivindicación es de monto determinado y está representado
por la valuación fiscal del inmueble cuestionado, a la fecha de interposición del recurso extraordinario, calculado
mediante la aplicación de los coeficientes de corrección inmobiliaria vigentes, suma ésta que en el caso no
excede el monto mínimo para recurrir establecido por el art. 278, CPCC”. SCBA, Ac. 76.789, 18/4/2000, “Bau,
Marcelino v. Regis, Margarita s/reivindicación - recurso de queja”.
821
“No excediendo el valor del litigio el monto mínimo para recurrir establecido por el art. 278, CPCC, el valor
del agravio representado por la regulación de los honorarios que pudiera corresponder y cuya prescripción se
discute, tampoco satisface el requisito procesal exigido por dicho artículo”. SCBA, Ac. 76.910, 9/2/2000, “Banco
de la Provincia de Buenos Aires v. Pestaña de Florio, Olga Sonia s/ejecutivo”. “Corresponde declarar mal
concedido el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley si el valor de lo cuestionado ante esta instancia
extraordinaria representado por la diferencia entre la suma resultante del porcentaje de incapacidad que pretende
el recurrente y la acordada en la sentencia recurrida, no excede el monto mínimo para recurrir establecido por el
art. 278, CCiv. y Comercial”. SCBA, Ac. 75.894, 12/10/1999, “Crippa, Alicio R. v. Acigras SA y otra s/daños y
perjuicios”. “El recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley debe rechazarse cuando el valor de lo
cuestionado ante esta instancia extraordinaria, representado por la suma reclamada en concepto de
indemnización, por el rubro que no prospera y que es motivo de agravio, debidamente actualizada, no supera el
monto mínimo para recurrir establecido por el art. 278, CPCC (ley 11593)”. SCBA, Ac. 65.165, 23/9/1997,
“Tisera, Juan Carlos v. Cerámica Quilmes SACIF s/daños y perjuicios”.

319
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mayoría dentro del litisconsorcio, entonces el recurso cumple con la condición de admisibilidad en
estudio.
La Corte misma ha avalado reiteradamente -tanto de forma directa como indirecta 822- la validez
constitucional de esta restricción al acceso a la órbita extraordinaria.

8. SENTENCIA DEFINITIVA
El Código selecciona también el tipo de resolución judicial que puede ser atacada mediante recursos
extraordinarios.
No cualquier pronunciamiento tiene entidad suficiente para excitar la actividad casatoria de la Corte
bonaerense. Sólo podrá llegar a este tribunal la resolución final de un caso, aquella que cierre
completamente el debate respecto de cierta cuestión litigiosa puesta a consideración de los
magistrados.
En suma, una sentencia “definitiva”.
Fácil de conceptualizar en abstracto, el concepto operativo, práctico, de definitividad de una sentencia
emanada de los tribunales mencionados a los fines de los recursos extraordinarios es bastante
complejo de establecer.
Confluyen aquí la definición de la ley con una extensísima casuística producida por la Corte
bonaerense respecto del tópico. Casuística que -por otro lado- no es estática sino que cambia -y sigue
cambiando- permanentemente en una tendencia aperturista.
El artículo reza que a estos fines, “se entenderá por sentencia definitiva la que, aun recayendo sobre
cuestión incidental, termina la litis y hace imposible su continuación”.
En primer lugar, observamos que una sentencia no será definitiva por su forma sino por su contenido.
Una sentencia de cámara que confirme un interlocutorio de primera instancia podrá perfectamente ser
sentencia definitiva si tiene por efecto poner fin al juicio. Piénsese -por ejemplo- en la resolución que
acoge la defensa de prescripción o la falta de legitimación o la cosa juzgada.
Es sentencia definitiva a los efectos del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley -ha dicho la
Corte- aquella que recayendo sobre el asunto principal objeto de la litis, pone fin al pleito condenando
o absolviendo al demandado o, cuando recae sobre un artículo, es indispensable que produzca el efecto
de finalizar dicha litis haciendo imposible su prosecución. Cuando la sentencia que viene a juicio de la
Corte no reviste esos caracteres, su jurisdicción no puede ejercitarse. Es por ello que, en el caso, la
sentencia, en tanto decretó la nulidad del fallo de primera instancia, declarando abstractas las
apelaciones y devolviendo la causa para que se dicte nuevo fallo, no reviste carácter de definitiva en
los términos señalados precedentemente823.
Ello -escuetamente- de acuerdo con lo que dimana de la letra de la ley.
Luego resta analizar -por ser fuente fundamental del derecho en general y en especial, del derecho
procesal casatorio- la jurisprudencia de la Corte sobre el punto.
Tengamos en cuenta que así como la cámara es el juez del recurso de apelación, también la Corte es el
juez del recurso extraordinario y tiene -por ello- la última palabra en lo que hace tanto a la
admisibilidad como a la procedencia.
Si bien esta tarea es compleja -y excede el objetivo de esta obra- podemos sentar algunas reglas
basilares en la doctrina legal del máximo tribunal bonaerense.
Una de ellas -creemos que es la central- considera que habrá sentencia definitiva cuando no existan
otras vías idóneas para resolver el diferendo. Si la resolución impugnada cierra de tal manera la
discusión sobre la pretensión que no puede ser reabierta ni en el marco de este proceso ni de ningún
otro, o bien las vías que quedan expeditas son de una tortuosidad tal que generarán un perjuicio
irreparable al litigante, se entiende que la resolución es definitiva.
Reiteradamente ha resuelto la Corte que corresponde vincular el concepto de sentencia definitiva con
la posibilidad de cancelar vías hábiles para lograr la reparación de un derecho lesionado, pues mientras
la cuestión pueda renovarse en otra oportunidad procesal o en otro juicio, en tanto existe un medio por

822
“Si el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley ha sido denegado en razón de que el monto del litigio es
insuficiente para recurrir no habiendo alegado ni demostrado el recurrente la concurrencia de un valor distinto al
tenido en cuenta por el tribunal a quo que resulte superior al mínimo exigido por el art. 278, CPCC, limitándose
a calificar de injusta y arbitraria la denegatoria del recurso y a afirmar que la restricción procesal por el monto
resulta violatoria de las garantías constitucionales de defensa en juicio e igualdad entre las partes”. SCBA, Ac.
82.059, 19/9/2001, “Cacciabue, Nilda Anatilde v. La Banda, Juan Carlos y otro s/desalojo por falta de pago -
recurso de queja”.
823
SCBA, Ac. 73.707, 13/12/2000, “R., A., s/acción de amparo. Recurso de hecho”.

320
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
el que sea viable reparar el agravio causado por la violación o errónea aplicación de la ley o de la
doctrina legal, no ha de tenerse un pronunciamiento por definitivo. La nota de “definitividad” para los
fines de los arts. 278 y 281, CPC se patentiza cuando se decide de modo final sobre la existencia o
suerte del derecho de fondo. En el caso, la sentencia dictada por la cámara, en tanto señala que se
encuentra pendiente de ejecución la declaración de impacto ambiental que exige la ley 11723
calificando de prematuro el reclamo, no reviste carácter de definitiva en los términos señalados
precedentemente824.
No resulta definitiva la decisión que rechaza la defensa de nulidad de la ejecución, si ello no impide la
ulterior promoción del juicio ordinario825.
Otra pauta -que se une a la anterior y surge básicamente de la casuística- es la que indaga acerca de la
trascendencia del interés a proteger y el perjuicio que puede causar denegar la revisión extraordinaria.
En muchos casos, estos análisis dependerán de las circunstancias de cada pretensión y su contexto
procesal.
De tal manera, una resolución de cámara confirmatoria de una de primera instancia que acoge el
pedido de declaración de caducidad de instancia no es -por definición- “definitiva” a estos fines ya que
el pleito podrá reeditarse en otro continente procesal. Sin embargo, si esa caducidad arrastra la
prescripción de la acción, allí sí se ha considerado “sentencia definitiva” por su efecto sobre el derecho
de fondo826.
La determinación de cuotas alimentarias o de regímenes de tenencia o visitas -materias que
tradicionalmente se han considerado “provisorias” o “mutables”- hoy ingresan al ámbito casatorio por
entenderse que de ese modo se protegen debidamente ciertos intereses de importancia como son los
que subyacen a las relaciones de familia.
Así, la decisión del Tribunal de Familia que ordena el cambio de tenencia de una menor a favor de su
padre, reviste carácter de definitiva en los términos del art. 278, CPCC 827. También, la providencia
final dictada en un juicio de alimentos que fija la cuota definitiva que deberá abonar el alimentante a la
esposa e hijos y resuelve sobre los alimentos devengados 828.
También a las sentencias dictadas en procesos de amparo se las considera “sentencias definitivas” de
acuerdo con las circunstancias.
Con concreta referencia al carácter de sentencia definitiva en el amparo, la Corte -por mayoría- ha
decidido que tal tipo de providencias no hacen siempre cosa juzgada formal porque todo queda
supeditado a las circunstancias particulares de cada causa, ya que a veces es posible que el
pronunciamiento pueda asimilarse a sentencia definitiva. El concepto de definitividad depende más del
efecto de la sentencia con relación al proceso, que de su propio contenido. Lo que interesa saber es si
al recurrente le queda -o no- una vía jurídica para solucionar su agravio: si no existe ninguna, la
decisión es definitiva y, por ende, susceptible de ser revisada mediante recursos extraordinarios. En
otras palabras, los fallos sobre amparo pueden ser definitivos y susceptibles de los recursos
extraordinarios. Ello depende de las circunstancias, no siendo posible decir lo contrario a priori 829.
Básicamente, en este terreno se analiza la irreparabilidad del perjuicio que causaría el rechazo de la
pretensión revisora en casación.
Si bien por regla, las decisiones recaídas en el trámite de ejecución de sentencia no son susceptibles de
recursos extraordinarios en razón de no constituir sentencia definitiva en los términos del art. 278,
CPCC, la Suprema Corte ha admitido, por vía de excepción, conocer de aquellos casos en que la
impugnación interpuesta se estructura sobre la base del avasallamiento del principio de autoridad de
cosa juzgada de la sentencia condenatoria830.

824
SCBA, Ac. 77.670, 27/9/2000, “T., L.; J., A. y otros v. EMSUR y Municipalidad de General Pueyrredón
s/recurso de amparo. Recurso de hecho”.
825
SCBA, Ac. 68.074, 15/12/1999, “Reissing, Alberto José v. Salum, Miguel s/cobro ejecutivo”.
826
“En el caso, la decisión de la cámara que decreta la caducidad de la instancia es definitiva en los términos del
art. 278, CPCC por cuanto proyecta sus efectos sobre la prescripción de la acción”. SCBA, Ac. 86.454, 9/4/2003,
“Municipalidad de Lomas de Zamora v. Ebonova SAQMI s/apremio - recurso de queja”.
827
SCBA, Ac. 77.390, 10/5/2000, “L., F. v. R., M. s/régimen de visitas - recurso de queja”.
828
SCBA, Ac. 78.709, 9/8/2000, “T., D. v. F., R. s/medidas precautorias - alimentos - litis expensas”.
829
SCBA, Ac. 83.420, 18/12/2002, “Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires v. Fisco de la
Provincia de Buenos Aires s/amparo”.
830
SCBA, Ac. 86.189, 5/2/2003, “Correa, Oscar J. v. Carboclor Industrias Químicas SAIC s/indemnización
enfermedad accidente - recurso de queja”.

321
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La decisión que admite la excepción de incompetencia disponiendo el archivo de las actuaciones debe
considerarse como asimilable a definitiva a los fines del recurso previsto en el art. 278 831.
El pronunciamiento de la cámara confirmatorio del de primera instancia que decide sobre la
homologación de un convenio de honorarios tiene efectos de sentencia definitiva en los términos del
art. 278832.
En cambio, tiene decidido la Suprema Corte que los pronunciamientos recaídos en la etapa de
ejecución no son susceptibles de ser recurridos por la vía de los arts. 278 y 296, CPCC pues, por ser
posteriores a la sentencia definitiva, no reúnen la calidad requerida por dichas normas, y tales
cuestiones, en cuanto corresponden al cumplimiento de lo ya decidido y firme, deben quedar
concluidas en la instancia ordinaria833.

9. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 279. Plazo y formalidades


El recurso deberá interponerse por escrito, ante el tribunal que haya dictado la sentencia
definitiva y dentro de los diez (10) días siguientes a la notificación.
Tendrá que fundarse necesariamente en alguna de las siguientes causas:
1º) Que la sentencia haya violado la ley o la doctrina legal.
2º) Que la sentencia haya aplicado erróneamente la ley o la doctrina legal.
El escrito por el que se deduzca deberá contener, en términos claros y concretos, la mención de la
ley o de la doctrina que se repute violada o aplicada erróneamente en la sentencia, indicando
igualmente en qué consiste la violación o el error.

1. CONDICIONES DE ADMISIBILIDAD
Este artículo contiene más recaudos que deberán reunirse para que el intento casatorio supere el filtro
de la admisibilidad.
Asimismo prevé las causales de procedencia del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o
doctrina legal.
Dentro de aquel primer grupo de requisitos formales, encontramos el plazo y la suficiencia técnica del
escrito.

2. PLAZO
En este aspecto, se asemeja a los recursos ordinarios donde también existen plazos perentorios desde
el momento en que es notificada la sentencia a impugnar a los fines de atacar su validez impidiendo de
tal manera que la misma pase en autoridad de cosa juzgada.
Opera aquí también el principio de preclusión que exige diligencia en los letrados de las partes a los
fines de cuestionar oportunamente el decisorio mediante la introducción del recurso -en este caso- de
inaplicabilidad de ley o doctrina legal.
El plazo es de diez días que corren desde el siguiente al del anoticiamiento 834, sea que éste se produzca
por cédula o en forma personal (art. 135, inc. 12).
La notificación por cédula se realiza de oficio por parte del Tribunal de Alzada por aplicación
analógica de la previsión del art. 483.

3. SUFICIENCIA TÉCNICA
831
SCBA, Ac. 69.780, 19/2/2002, “Anad, Verónica Valeria v. Dumani, Emilio Carlos s/daños y perjuicios”.
832
SCBA, Ac. 83.674, 17/7/2002, “Rey, Roberto Aníbal C. v. Segovia, Liduvica s/incidente homologación -
convenio”.
833
SCBA, Ac. 80.924, 13/6/2001, “Monterisi, Ricardo D. en Banco Patagónico en Liq. Marypez SA Ejecución
s/ejecución de sentencia - recurso de queja”; Ac. 82.458, 19/9/2001, “Monterisi, Ricardo Domingo v. Banco
Central de la República Argentina s/incidente de ejecución de sentencia”; Ac. 83.269, 13/2/2002, “Monterisi,
Ricardo Domingo v. Banco Central de la República Argentina s/incidente de ejecución de sentencia - recurso de
queja”.
834
“Los recursos extraordinarios de nulidad e inaplicabilidad de ley deben interponerse por escrito y fundarse
dentro de los diez días siguientes a la notificación de la sentencia dictada por la cámara de apelación”. SCBA,
Ac. 82.556, 24/10/2001, “Silvera, Héctor M. v. Solari, Ariel O. s/daños y perjuicios - recurso de queja”.

322
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El planteo casatorio se efectúa por escrito.
Respecto de las formalidades de esta pieza, el análisis habrá de ser más exigente y estricto que aquel
realizado al evaluarse un recurso ordinario.
Ya hemos visto que en la instancia extraordinaria los requisitos formales aumentan dado que se busca
una mayor precisión en los planteos llevados ante el máximo tribunal de la provincia. Estas mayores
solemnidades van de la mano con otros recaudos procesales de admisibilidad que determinan -en
última instancia- que la vía casatoria quede reservada a cuestiones de una mayor entidad o seriedad.
A esto apunta el recaudo de la suficiencia técnica 835.
La pieza que contenga el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal debe ser
clara y precisa al momento de denunciar las causales de procedencia que marca la ley.
No bastará con citarlas sino que habrá que demostrar su configuración.
Se ha dicho que es insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que se limita a
afirmar dogmáticamente lo opuesto a lo resuelto en el pronunciamiento recurrido sin contener en
términos claros y concretos la mención de la ley o de la doctrina que se reputa violada o aplicada
erróneamente en la sentencia y sin indicar en qué consiste la violación o el error tal cual lo exige el art.
279, CPCC836 o que se limita a repetir objeciones expuestas en la expresión de agravios y desechadas
por la alzada, dejando sin réplica fundamentos esenciales del fallo atacado 837, no bastando para ello la
mera mención de las normas que el recurrente entiende debieron actuarse 838.
Para que el escrito con que se interpone y funda el recurso de inaplicabilidad de ley cumpla con la
misión que le asigna el art. 279, CPCC, es decir, demostrar la existencia de violación o error en la
aplicación de la ley, los argumentos que en él se formulen deben referirse directa y concretamente a
los conceptos que estructuran la construcción jurídica en que se asienta la sentencia 839 debiendo el
letrado explicar minuciosamente cuál es la norma o doctrina legal violada. En este último caso deberá
señalar los aspectos fácticos que rodearon al caso donde la Corte sentó el criterio y los que rodean al
supuesto del expediente para exhibir sus similitudes 840.
Deberá mostrar -en suma- en qué consiste la transgresión, cómo ésta se configura, qué alcance tiene y
qué perjuicio acarrea. Todo ello acompañado de la debida cita legal 841 ya que el incumplimiento de la
carga de referir la norma que presuntamente -y en relación al agravio que se expone- se habría
transgredido en el pronunciamiento, determina la insuficiencia técnica del recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley842.
Como adelantamos, no funciona aquí el principio iura novit curia.
De tal modo, el déficit en la referencia normativa que imposibilite a la Corte el conocimiento del
planteo puede ser causal de rechazo por insuficiencia del recurso.
Es cierto también que en los últimos tiempos puede constatarse cierta tendencia flexibilizadora en
cuanto a estas reglas que buscan favorecer el acceso a la vía extraordinaria superando ciertos ápices
procesales.
835
“El art. 279 determina, entre otros recaudos de admisibilidad del recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley, que el escrito por el que se lo deduzca contenga, en términos claros y concretos, la mención de la ley o de la
doctrina que se repute violada o aplicada erróneamente en la sentencia. La exigencia apuntada es una de las
`restricciones que las leyes de procedimientos establezcan a esta clase de recursos´, a estar a lo dispuesto en el
art. 161, inc. 3º, ap. a), Constitución provincial”. SCBA, Ac. 59.282, 31/8/1999, “Medina, Dina Trinidad v.
Bernasconi, Guillermo s/daños y perjuicios”.
836
SCBA, Ac. 71.736, 22/11/2000, “Moncla, Enrique José. Concurso preventivo s/incidente de verificación
tardía Cura, Antonio”; Ac. 77.107, 13/11/2002, “López, Carlos C. y otros s/incidente de pronto pago en `Estrella
de Mar SA s/quiebra´”.
837
SCBA, Ac. 76.982, 2712-00, “Mendieta, Agripina Águeda v. Empresa Constructora Cado Sanitarios SRL
s/daños y perjuicios”; Ac. 80.079, 19/2/2002, “Matos, Carlos María y otras v. Coopelectric s/acción de amparo”.
838
SCBA, Ac. 79.892, 19/2/2002, “García, Eduardo v. Marcolongo, Leonardo y/o cualquier otro responsable
s/daños y perjuicios”.
839
SCBA, Ac. 79.513, 23/12/2002, “Di Benedetto, Santos v. Sevel Argentina SA y otros s/daños y perjuicios”;
Ac. 80.763, 2/4/2003, “Melo, Susana Elízabeth v. Laes Tour Estudiantil SRL s/daños y perjuicios”.
840
SCBA, Ac. 77.890, 19/2/2002, “Nuozzi de Gallesse, Filomena v. López de Godoy, Gloria s/desalojo”.
841
“Para que el escrito con que se interpone y funda el recurso de inaplicabilidad de ley cumpla la misión que le
asigna el art. 279, CPCC, debe invocarse, insoslayablemente, la infracción de los preceptos normativos
relacionados con la doctrina legal presuntamente transgredida”. SCBA, Ac. 73.951, 13/6/2001, “De Toro, Juan
Carlos v. Aguilar, Roberto Luis s/daños y perjuicios”; Ac. 78.708, 19/2/2002, “Ortiz vda. de Cueliche, Nélida
Beatriz v. Lartigue, Domingo Arturo y otro s/daños y perjuicios”.
842
SCBA, Ac. 81.243, 28/8/2002, “Caamaño, Miguel Ángel v. Salvi, Isolda Valentina y otro s/daños y
perjuicios”.

323
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, tal tendencia no importa dejar de lado las reglas básicas que deben gobernar la
admisibilidad de estos remedios especiales, reservados para casos limitados de revisión.

4. TRÁMITE DE LA INTERPOSICIÓN
El recurso se plantea por escrito ante el tribunal que emitió la resolución, que puede ser una cámara de
apelación o bien un tribunal colegiado de instancia única (en el marco del derecho civil y comercial,
Tribunal de Familia).
Éste será el encargado de efectuar el primer -ya que puede haber varios- estudio respecto de la
admisibilidad del recurso como se analiza en la nota al art. 281.

5. CAUSALES DE PROCEDENCIA: VIOLACIÓN DE LA LEY O DOCTRINA LEGAL


Una de las notas caracterizantes de la instancia extraordinaria era la existencia de causales específicas
de impugnación.
A diferencia del recurso de apelación donde son procedentes los cuestionamientos respecto de todo
tipo de errores de juzgamiento (sea referidos a la aplicación de normas de fondo como de rito) aquí
sólo podrá abordarse la crítica respecto de la forma de fallar de los jueces si el defecto encuadra en
alguna de las causales legales que analizaremos a continuación.
Tal limitante procesal viene avalada por la letra de la Constitución provincial cuando en su art. 161,
inc. 3º, ap. a), refiere a las “restricciones” que el presente Código puede establecer en lo que hace a la
actividad revisora de la Corte.
Sólo podrá prosperar este recurso entonces, si se alega y demuestra acabadamente que el tribunal a
quo ha violado la ley o la doctrina legal.
Se trata -más claramente en el primer supuesto- del ejercicio de la función “nomofiláctica” de la
casación (remitimos a la nota del art. 278).
El concepto de “violación” debe entenderse en sentido lato.
Si bien los autores ofrecen clasificaciones de las maneras en que una norma o doctrina puede ser
“violada”, lo cierto es que los desarrollos jurisprudenciales de la Suprema Corte bonaerense no se han
detenido en esos encasillamientos estrictos.
Una norma o una doctrina se violan cuando se las aplica a un caso que no corresponde, cuando se
obtienen de ellas conclusiones erradas, cuando se las deja de lado siendo que resultan de aplicación,
cuando no están vigentes, etc.
También el concepto de “ley” debe ser tomado con amplitud.
Se la asimila a “ley en sentido material”, esto es las leyes, decretos, ordenanzas, acordadas, etc. en la
medida en que contengan una norma general. Son “ley” las normas generales tanto nacionales, como
provinciales y municipales. Tanto de fondo como de forma.
“Doctrina legal” es sólo aquella que surge de los fallos de la Suprema Corte de Justicia.
Esta enseñanza o postura del tribunal debe haber sido “violada” en el fallo en crisis.
Se ha dicho así que no constituyen la doctrina legal a la que alude el art. 279, CPCC los precedentes
que no emanan de fallos de esta Corte843.
No se requiere ni antigüedad ni reiteración del criterio jurisprudencial. Bastará con un único fallo,
siempre que no exista uno posterior que lo contradiga.
Debe haberse concebido en un marco fáctico similar al del juicio donde se pretende aplicar ya que la
diferente plataforma de hecho impide que se configure la causal casatoria 844.
No son doctrina legal a estos fines -por ende- las obras de los autores por renombrados que éstos
sean845.
843
SCBA, Ac. 76.128, 15/5/2002, “Meiorin, Sergio v. Servente, Mauricio s/sumario en autos: `Meiorin v.
Servente s/homologación de convenio´”.
844
“La `doctrina legal´ a que alude el art. 279, CPCC es la que emerge de los fallos de esta Suprema Corte
establecida sobre la misma o análoga situación jurídica, y no la que deriva de presupuestos fácticos que no
guardan relación con las determinadas en la causa, de otros tribunales o de los autores”. SCBA, Ac. 58.843,
17/10/1995, “Fariña, Ramón v. Periz, Juan Bautista y otro s/escrituración”.
845
“La doctrina legal a que se refieren los arts. 278 y 279, CPCC es la que emana de los fallos de esta Corte, y no
la que resulta de la jurisprudencia de otros tribunales, ni tampoco se identifica con la que dimana de la opinión
particular de especialistas en el tema pues la doctrina de autores tampoco lo es”. SCBA, Ac. 71.095, 22/3/2000,
“Pérez, María Alcira v. Duaihy, Elba Mercedes s/exclusión de la vocación hereditaria”. “La doctrina legal sólo es
la que emana de los fallos de la Suprema Corte y no se identifica con la que dimana de la opinión particular de
especialistas en el tema pues la doctrina de autores no constituye la doctrina legal a la que se refiere el art. 279,
CPCC”. SCBA, Ac. 65.115, 9/3/1999, “Zazzali, Jorge v. Heider, Paula s/acción de reivindicación” [J 14.13448-

324
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Tampoco es doctrina legal la que surge de los fallos de la Corte nacional 846.
A este último respecto diremos que si bien los criterios de la Corte federal no constituyen “doctrina
legal”, en los últimos tiempos se observa otra tendencia en el seno de la Corte bonaerense, cual es la
de ajustar sus decisorios a las posturas que sienta el máximo tribunal de la Nación.
Ello así por existir -para algunos ministros- una “vinculación moral”. Para otros, el acatamiento
procede por razones de “economía y celeridad procesal”, etc.

6. “ABSURDO”
Por definición, la Corte es un tribunal de derecho. Sólo planteos jurídicos deben llevarse a sus estrados
mediante recursos extraordinarios.
Sin embargo y por creación pretoriana, el tribunal ha entendido importante habilitar una vía para que
se puedan ventilar muy excepcionalmente planteos de hecho.
Se trata de la figura del “absurdo”.
Enclavada en el marco del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal y
normalmente relacionada con la violación de las normas procesales que regulan la actividad valorativa
de las probanzas por parte de los jueces -por lo que suele exigirse la cita de estos artículos, aunque hoy
no es uniforme este último criterio- esta figura permite ejercitar la función “dikelógica” de la casación
al dar lugar a que se cuestione la forma en que los magistrados de grado han ponderado las
circunstancias fácticas de un juicio y han obtenido a partir de ellas las conclusiones que fundamentan
el decisorio.
Se persigue -en última instancia- corregir esas injusticias cuando ha mediado un error grosero, grave,
notorio, con quiebre de las reglas que gobiernan el razonamiento judicial, con apartamiento de las
constancias objetivas de la causa.
Se ha definido al absurdo como el error palmario, grave y manifiesto que conduce a conclusiones
contradictorias, inconciliables e incongruentes con las constancias objetivas de la causa. Su
demostración debe ser fehaciente y su percepción ostensible 847.
La figura encuentra correlato con la de la “arbitrariedad” acuñada por la Corte federal, donde se
persigue el mismo objetivo.
El error que da lugar al “absurdo” puede surgir tanto de una incorrecta valoración de los hechos de la
causa (absurdo material) sea por desinterpretación de la prueba 848, sea por dejar de lado prueba
esencial, sea por obtener erradamente conclusiones de la prueba existente, etc. como de la indebida
forma de razonar del a quo (absurdo formal) violándose las básicas reglas de la lógica.
En todos los casos, el yerro debe ser palmario, evidente.
Como lo ha dicho la Casación, más que “demostrarse” debe “mostrarse”. Ese grave vicio que
descalifica al decisorio y motoriza su descalificación debe saltar a la vista. No cualquier error entra en
la categoría excepcional del “absurdo”.

1].
846
“Los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no constituyen la `doctrina legal´ a que se refiere el
art. 279, CPC ni tampoco resultan vinculantes”. SCBA, Ac. 38.225, 1/9/1987, “Conde, Nélida v. Schiano y
Monroy, Mirta Edith y Schiano Monroy, Silvia Ethel s/reconocimiento, disolución y liquidación de hecho,
rendición de cuentas”; Ac. 41.043, 6/3/1990, “Ganaderos de Toay v. Frigorífico Pehuajó SA s/cobro
hipotecario”; Ac. 42.717, 23/7/1991, “Cardozo de Terfin, María Teresa v. Anzizar SA s/concurso s/incidente de
impugnación” [J 14.16554-2]; Ac. 46.142, 24/3/1992, “Camino de Caveggia, Joaquina y otros v. Patané, Oscar y
otra s/reivindicación”; Ac. 52.187, 19/4/1994, “Tonelli, Ideler Santiago y otro v. Veck, Horacio Ramón y otro
s/daños y perjuicios” [J 14.12509-3]; Ac. 57.981, 27/12/1996, “Mizuno, Daniel Alejandro v. Ratelli, Santiago
Armando s/cobro de pesos por daños y perjuicios” [J 14.12385-3]; Ac. 58.157, 4/11/1997, “M., A. N. v. C., N. R.
y otra s/nulidad matrimonial”.
847
SCBA, Ac. 58.938, 17/10/1995, “Eumarco SRL v. Chiappalone, Pascual s/cobro de australes” [J 14.35005-3];
Ac. 63.556, 8/10/1996, “Agero, Julio Eduardo y otros v. Laschi, Lidia Beatriz y otro s/daños y perjuicios” [J
14.36970-1]; Ac. 64.347, 18/2/1997, “Villarreal de Vito, Lilian Carmen v. Melo, Sergio y otro s/daños y
perjuicios”; Ac. 71.327, 18/5/1999, “Quipildor, Héctor y otra v. Microómnibus Sur SAC y Pérez, Eduardo y/o
quien resulte responsable s/daños y perjuicios”; Ac. 23/8/2000, Tomasello, Alberto v. Gómez, Eduardo Luis y
otros s/daños y perjuicios”; Ac. 78.294, 19/2/2002, “Lo Prete, Doménica v. Diez, Felipe Nicolás y otro s/daños y
perjuicios”.
848
“Resulta absurdo tener por acreditado una defensa sobre la base de documentación que no ha sido reconocida
en la causa”. SCBA, Ac. 73.572, 28/5/2003, “Mazzola, Néstor Julio v. Jacobo, José Luis y otro s/daños y
perjuicios”.

325
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es frecuente que los litigantes pretendan hacer ver que se ha configurado “absurdo” cuando en
realidad sólo existe un razonamiento discrepante del juzgador. Estos intentos están destinados al
fracaso mientras no vengan acompañados de la acabada acreditación del vicio descripto ya que no
puede la Corte sustituir con el propio juicio en cuestiones de hecho y prueba al de los jueces de mérito
desde el momento en que el absurdo no queda configurado aun cuando el razonamiento de los
sentenciantes pudiere ser calificado de objetable, discutible o poco convincente 849.
Así, disentir con lo decidido por la cámara no es base idónea de agravios ni constituye absurdo que dé
lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley pues dicha situación queda configurada sólo
cuando media cabal demostración de su existencia 850.

7. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 280. (Texto según ley 11593, art. 1) Depósito previo. Constitución de domicilio
El recurrente al interponerlo, acompañará un recibo del Banco de la Provincia de Buenos Aires
del que resulte haberse depositado a disposición del tribunal que pronunció la sentencia
impugnada una cantidad equivalente al diez por ciento (10%) del valor del litigio, que en ningún
caso podrá ser inferior a dos mil quinientos pesos ($ 2500) ni exceder de veinticinco mil pesos ($
25.000).
Si el valor del litigio fuera indeterminado o no susceptible de apreciación pecuniaria, el depósito
será de dos mil quinientos pesos ($ 2500).
No tendrán obligación de depositar cuando recurran, quienes gocen del beneficio de litigar sin
gastos, los representantes del Ministerio Público, y los que intervengan en el proceso en virtud
del nombramiento de oficio o por razón de un cargo público.
Si se omitiere el depósito o se le efectuare en forma insuficiente o defectuosa, se hará saber al
recurrente que deberá integrarlo en el término de cinco (5) días con determinación del importe,
bajo apercibimiento de denegar el recurso interpuesto o declararlo desierto, según fuere el caso.
El auto que así lo ordene se notificará personalmente o por cédula.
Al interponer el recurso la parte que lo dedujere constituirá domicilio en la ciudad de La Plata, o
ratificará el que allí ya tuviere constituido y acompañará copia para la contraparte que quedará
a disposición de ésta en la mesa de entradas.
La parte que no hubiera constituido domicilio en la capital de la provincia quedará notificada de
las providencias de la Suprema Corte por ministerio de la ley.

1. DEPÓSITO
Otra nota diferenciadora respecto de los recursos ordinarios: la carga de depositar una suma de dinero
en forma previa y como condición de admisibilidad.
Se busca con ello desalentar los intentos recursivos planteados con ligereza o sin suficiente sustento
ante la Suprema Corte bonaerense.
Muchas veces se ha intentado atacar la validez de este recaudo por considerárselo atentatorio contra el
derecho de acceso a la justicia. Sin embargo, todos esos embates han tenido suerte adversa.
No sólo porque la misma Constitución avala que la ley procesal imponga restricciones a este tipo de
recursos sino porque en el caso de que un justiciable carezca de bienes tiene a su disposición el
beneficio de litigar sin gastos que -como veremos- constituye uno de los supuestos en que este recaudo
no opera.
De tal modo, se ha dicho que la carga establecida en el art. 280, CPC no vulnera derechos o garantías
constitucionales, pues de acuerdo con el art. 161, inc. 3.a, Constitución provincial, la Corte conoce de
este recurso “con las restricciones que las leyes de procedimientos establezcan” y que tiene su
fundamento en la necesidad de restringir dicho recurso a los casos en que sea realmente necesario, no
impidiendo de modo alguno la libre defensa en juicio ni vulnerando la garantía de igualdad ante la ley,
toda vez que se impone de igual modo a todos los que se encuentran en las mismas condiciones 851.
849
SCBA, Ac. 75.898, 4/6/2001, “Cetera, Blanca v. Weinstock, Máximo Daniel s/divorcio”.
850
SCBA, Ac. 77.510, 28/5/2003, “Godoy, Sandra Isabel v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”.
851
SCBA, Ac. 69.969, 10/2/1998, “Dirección Gral. Impositiva v. La Regional del Norte SA s/incidente de
revisión - recurso de queja”; Ac. 70.608, 31/3/1998, “B., G. v. M., J. s/divorcio vincular - recurso de queja”; Ac.

326
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El monto de este depósito se relaciona con la entidad económica del juicio en cuyo marco se dictó la
sentencia atacada.
Si éste es apreciable pecuniariamente, el depósito se fijará en el diez por ciento del monto del litigio
con topes máximo (veinticinco mil pesos) y mínimo (dos mil quinientos pesos) mientras que si el
juicio no es susceptible de esa apreciación, el depósito será siempre una suma fija (dos mil quinientos
pesos).
Si bien ya existe copiosa jurisprudencia al respecto, aún pueden surgir problemas interpretativos en
algunos casos para determinar cuándo un juicio es susceptible de apreciación pecuniaria.
Y -un paso más adelante- también puede haberlos para saber a ciencia cierta cuál es el “valor del
litigio” en cada caso.
Por otro lado, la Corte ha dicho que el art. 280, CPCC, no autoriza la sustitución del depósito por una
póliza de seguro de caución para cumplir con la carga económica allí dispuesta 852.

2. CASOS EXENTOS
No tienen la carga de cumplir con el depósito los que hayan obtenido el beneficio de litigar sin gastos.
La ley procesal permite al recurrente en el supuesto de falta de recursos demostrar judicialmente su
situación y litigar sin responsabilidad pecuniaria en materia de gastos causídicos por lo que utilizando
los medios a su alcance puede acceder a la instancia extraordinaria obviando la carga procesal del
depósito previo establecida en el art. 280, CPCC 853.
La Corte exige que la parte recurrente disponga del beneficio de litigar definitivo antes de la concesión
del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal.
El art. 280, CPCC exime de la obligación del depósito previo a quienes al recurrir gocen de esa
franquicia, por lo que el mismo -salvo casos excepcionalísimos- debe obrar definitivamente en cabeza
del recurrente al momento de examinar las condiciones de admisibilidad, siendo los plazos
establecidos por la ley para el cumplimiento de tales requisitos perentorios e improrrogables 854.
Sin embargo, excepcionalmente y en pos del acceso a la justicia y respecto de ciertos casos de
gravedad la Corte ha otorgado un plazo razonable para que se lo tramite y obtenga y así eximirse de la
carga en estudio. En los casos en que se ha iniciado el trámite del beneficio de litigar sin gastos es
necesario constatar el resultado del respectivo incidente en un plazo prudencial, entendiéndose que el
de tres meses es razonable para que el recurrente acredite la concesión definitiva del mismo, y en caso
negativo corresponderá declarar desierto el recurso extraordinario interpuesto 855.
Tampoco habrán de efectuar este depósito los funcionarios del Ministerio Público.
Se refiere al Asesor de Incapaces básicamente, ya que será muy extraño -aunque no imposible- que un
fiscal recurra.
También cuando lo hace un defensor oficial interviniendo por un ausente, no así por alguien carente de
recursos ya que en estos supuestos estará exento por el beneficio de litigar sin gastos de que
seguramente goza su asistido.
Finalmente, tampoco habrán de depositar los que litiguen en virtud de nombramiento de oficio o
quienes ostenten un cargo público.
El primer supuesto es -por ejemplo- el del síndico en las quiebras y concursos y el segundo, el del
fiscal de Estado. Las municipalidades no se encuentran obligadas a efectuar el depósito del art. 280,
CPCC856.

3. TRÁMITE. INTEGRACIÓN
El depósito debe efectuarse en una cuenta del Banco de la Provincia de Buenos Aires a disposición del
tribunal que dictó el fallo cuestionado.
66.696, 8/6/1999, “C., L. v. S., D. s/alimentos” [J 14.43882-4]; Ac. 85.302, 4/9/2002, “Durán de Costa, Mabel A.
y otros v. Municipalidad de Vicente López s/amparo - recurso de queja”.
852
SCBA, Ac. 85.093, 18/12/2002, “Segovia, Cristina v. Zanlongo, Néstor Lorenzo y otro s/escrituración”.
853
SCBA, Ac. 79.705, 8/11/2000, “Gómez, Ulises O. v. Domínguez, Ricardo s/cobro de pesos - recurso de
queja”; Ac. 85.302, 4/9/2002, “Durán de Costa, Mabel A. y otros v. Municipalidad de Vicente López s/amparo -
recurso de queja”.
854
SCBA, Ac. 79.891, 19/2/2002, “Abaurrea, Marina Soledad v. Petrelli, Joaquín s/daños y perjuicios”.
855
SCBA, Ac. 84.210, 28/8/2002, “Crozzoli, Mirta M. v. Alexandre, Alfredo A. y otro s/escrituración y medida
cautelar urgente - recurso de queja”; Ac. 85.227, 26/2/2003, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Órdenes,
Roberto s/apremio”.
856
SCBA, Ac. 85.551, 4/9/2002, “Correa, Bautista Inocencio v. Municipalidad de Chascomús y otra s/daños y
perjuicios - recurso de queja”.

327
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La constancia de la operación así obtenida debe acompañarse al presentar el recurso ya que será
considerado -cuando el depósito sea exigible- la prueba del cumplimiento de un esencial recaudo de
admisibilidad857.
La Corte ha dicho que siendo el de los actores un litisconsorcio facultativo, el demandado debe
acompañar tantas boletas de depósito como condenas comprende la sentencia dictada y que afectan sus
intereses a los efectos de dar cabal cumplimiento con lo establecido por el art. 280, CPCC 858.
Como vimos, puede haber discrepancias respecto de si en el caso particular corresponde depositar
aplicando la porcentualidad o la suma fija y, en el primer caso, sobre qué base calcular el diez por
ciento.
Por ello y para el caso en que se haya omitido totalmente el depósito o bien se lo hizo pero
insuficientemente, el tribunal a quo intimará al recurrente a que deposite o que lo complete (“integre”)
en el plazo de cinco días desde que se le notifique este auto personalmente o por cédula.
La intimación es bajo apercibimiento de rechazo o declaración de deserción del recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley o doctrina legal.

4. CONSTITUCIÓN DE DOMICILIO PARA EL RECURSO EXTRAORDINARIO Y COPIAS


Este artículo también contempla la carga de constituir domicilio por parte del recurrente a los efectos
de esta etapa del trámite que se desarrollará en la ciudad de La Plata, sede del tribunal que habrá de
resolver el recurso.
Si ya lo tiene constituido en este lugar, habrá de ratificarlo. Si ello no se cumple, se aplica la regla
general: notificación automática o ministerio legis.
Junto con el recurso y reiterando sobreabundantemente las previsiones del art. 120, se debe acompañar
copia para la o las partes contrarias.
Esta copia queda en la Secretaría del tribunal a quo a disposición de aquéllas. Otra medida que tiende
al respeto por la bilateralidad en el proceso.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 281. Condiciones de admisibilidad


Presentado el recurso, el tribunal examinará sin más trámite:
1º) Si la sentencia es definitiva.
2º) Si lo ha interpuesto en término.
3º) Si se han observado las demás prescripciones legales.
En seguida se limitará a dictar la resolución admitiendo o denegando el recurso. Esta resolución
será fundada. Cuando se admita el recurso se expresará que concurren para hacerlo todas las
circunstancias necesarias al respecto, que se referirán; cuando se deniegue, se especificarán con
precisión las circunstancias que falten.

1. PRIMER CONTROL DE ADMISIBILIDAD. RESOLUCIÓN


El tribunal que dictó la sentencia es ante el que debe interponerse el recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley o doctrina legal. Éste es el que habrá de controlar el cumplimiento de los
recaudos de admisibilidad y -en definitiva y sin perjuicio de la posibilidad de acudir al recurso de
queja- admitirlo o denegarlo.

857
“A los efectos de dar cumplimiento con lo dispuesto por el art. 280, CPCC y habiendo el recurrente efectuado
el depósito mediante cheque, corresponde intimarlo para que en el plazo de cinco días acompañe comprobante de
haber tenido ingreso efectivo a la orden de la cámara de apelaciones y como perteneciente a la cuenta de los
autos, bajo apercibimiento de desestimar la queja (párr. 4º, art. cit.; art. 292, Código cit. y Ac. 1790)”. SCBA, Ac.
84.207, 21/5/2002, “Capra, Bruno y otros v. Bianchi, Hugo Tomás y otro s/daños y perjuicios - recurso de
queja”.
858
SCBA, Ac. 85.886, 18/9/2002, “Toro, Sandra Karina v. Colegio Público de Martilleros y Corredores de la
Provincia Buenos Aires s/amparo”.

328
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Este órgano debe limitarse exclusivamente al decidir la denegatoria del recurso extraordinario de
nulidad a examinar las condiciones formales de admisibilidad contempladas por la ley procesal sin
entrar en consideraciones de otro orden, materia privativa de esta Suprema Corte 859.
Se trata de un primer control de admisibilidad.
Luego puede haber otro al ingreso en la Corte, otro por parte del Ministerio Público cuando
corresponde su intervención y finalmente, otra vez la Corte en el momento de sentenciar.
Esto es, un recurso declarado admisible en la cámara podrá ser considerado inadmisible por la Corte 860
en un primer momento o bien esta declaración puede efectuarse en la sentencia, sea por análisis
oficioso, a partir de lo que señale la contraparte del quejoso o a instancias del Procurador General a
través de su dictamen.
El tribunal de origen (cámaras o colegiados de instancia única) deberán analizar si se reúnen todos los
recaudos de admisibilidad. Se indican aquí la definitividad de sentencia y el plazo pero también “las
demás prescripciones legales”: depósito, suficiencia, monto mínimo, copias, etc.
De considerar alguno incumplido y existiendo la posibilidad de que se lo abastezca, se lo intimará a
ello (por ejemplo, el caso visto de integración del depósito).
Si el tribunal entiende que se han reunido los recaudos, se limitará a así declararlo enumerándolos y
resolverá su admisión. También se hará -cuando corresponda- la intimación a que se aporte lo
pertinente para el envío del expediente según reza el artículo siguiente (art. 282).
Si estima, por el contrario, que se ha incumplido alguna de las cargas respecto de las cuales no hay
posibilidad de reparación o que, intimado, no respondió idóneamente, se lo denegará de manera
fundada.
Se deberá -en este caso- señalar con precisión cuáles fueron las falencias o cargas incumplidas que
determinaron ese desenlace del intento casatorio.
Esta resolución se notifica personalmente o por cédula (art. 135, inc. 13) ya que a partir de allí correrá
el plazo para -eventualmente- intentar el recurso de queja ante la Corte (art. 292).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 282. (Texto según ley 10481, art. 1) Remisión del expediente
Si el tribunal concedente no tuviere su asiento en la ciudad de La Plata, la resolución que admite
el recurso contendrá emplazamiento al recurrente para que dentro de cinco (5) días, entregue en
mesa de entradas y en sellos postales, el valor del franqueo que corresponda para la remisión de
los autos a la Suprema Corte y su oportuna devolución por ésta.

859
SCBA, Ac. 85.927, 5/2/2003, “Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires v. Di Pomponio, Raúl
s/cobro de pesos - recurso de queja”. “El Tribunal de Familia debió limitarse exclusivamente al decidir la
denegatoria del recurso extraordinario de nulidad, a examinar las condiciones de admisibilidad contempladas por
la ley procesal (art. 281, CPCC) sin entrar en consideraciones de otro orden, materia privativa de esta Suprema
Corte”. SCBA, Ac. 75.211, 7/9/1999, “C., A. M. y d. E., M. M. s/divorcio - recurso de queja”; Ac. 80.982,
6/6/2001, “P., D. v. P., R. s/alimentos - recurso de queja”; Ac. 83.338, 20/3/2002, “G., L. R. v. G. B., G. A.
s/alimentos - recurso de queja”. “La cámara de apelación debe limitarse exclusivamente al decidir la denegatoria
del recurso extraordinario de nulidad a examinar las condiciones formales de admisibilidad contempladas por la
ley procesal (art. 281, CPCC) sin entrar en consideraciones de otro orden, materia privativa de esta Suprema
Corte”. SCBA, Ac. 66.050, 25/2/1997, “Polo, Claudio y otro v. Empresa General Roca s/daños y perjuicios -
recurso de queja”; Ac. 65.751, 11/3/1997, “Ventura Mar del Plata y otro s/quiebra - incidente liquidación de
bienes - recurso de queja” [J 14.44702-1]; Ac. 73.513, 23/2/1999, “Raposo, Eduardo Daniel v. Lacasa, Roberto
Pedro y otros s/daños y perjuicios - recurso de queja”; Ac. 81.581, 23/5/2001, “Cruz Roja Argentina v. Mangano,
Alberto A. y otro s/sumarísimo - recurso de queja”; Ac. 84.254, 24/4/2002, “Avigo, Manuel v. Avigo, Héctor
Omar s/daños y perjuicios - recurso de queja”; Ac. 86.941, 26/2/2003, “B., D. v. S., N. s/filiación,
reconocimiento de hijo - recurso de queja”.
860
“Siendo facultad de la Corte reexaminar -al momento de resolver la causa- si se han cumplido los requisitos
de admisibilidad del medio de impugnación sometido a su conocimiento, la circunstancia de haber concedido la
cámara el recurso extraordinario en ejercicio de las atribuciones conferidas por el art. 281, CPCC y el
consentimiento de dicha concesión no obsta a la posibilidad del análisis posterior de este tribunal sobre la
concurrencia de los pertinentes recaudos legales”. SCBA, Ac. 73.275, 30/3/1999, “Tisi, Juan Carlos y otros v.
Majersky, Juan y otros s/indemnización por daños y perjuicios”.

329
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La remisión y devolución se hará de oficio en el caso de las personas indicadas en el ap. 3 del art.
280.
Si el recurrente omitiere entregar el franqueo se le declarará de oficio desierto el recurso y se le
aplicarán las costas.
Los autos serán enviados a la Corte dentro de los dos (2) días siguientes de quedar las partes
notificadas de la concesión del recurso o de quedar los mismos en estado para su remisión.
Las resoluciones a que se hace referencia en este artículo, se notificarán por cédula.

1. ENVÍO DEL EXPEDIENTE. CARGA PROCESAL EXTRA: EL PAGO DEL FRANQUEO


Dado que los recursos extraordinarios tramitarán ante la Suprema Corte, hasta ella habrán de llegar las
causas desde los diferentes departamentos judiciales de la provincia.
Excepto para los casos de La Plata, todos los demás litigantes que recurren a la casación deberán
soportar la carga de afrontar los gastos del envío y devolución de la causa por correo.
El no cumplimiento de esta carga -que puede parecer secundaria o baladí- tiene trágicas consecuencias
ya que si intimado el recurrente para que aporte la suma dineraria correspondiente en estampillas no lo
hace, de oficio se declarará desierto el recurso, la sentencia adquirirá firmeza y cargará con las costas.
Se ha dicho que para resultar eficaz a los efectos de declarar la deserción del recurso, el
emplazamiento previsto por el art. 282, CPCC, debe realizarse con indicación expresa del valor en
sellos postales que corresponde entregar para remitir los autos a esta Suprema Corte y su posterior
devolución861.
La intimación aludida se hará en la resolución que admite el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley o doctrina legal y se conceden cinco días desde la notificación personal o por cédula (art. 135)
para su cumplimiento.
Cuando se trate de un caso de exención de la carga de efectuar el depósito previo referidos en el art.
280, la remisión se hará de forma oficiosa por el tribunal concedente.
El envío del expediente -si se hace de oficio- se realizará dentro de los dos días de quedar las partes
notificadas por cédula de la concesión del recurso. Y si se hace a costa del recurrente, dentro de los dos
días de haber aportado el monto requerido en sellos postales 862.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 283. (Texto según ley 8689, art. 1) Providencia de autos


Recibido el expediente en la Corte, el secretario dará cuenta y el presidente, previa vista, cuando
corresponda, al Procurador General, dictará la providencia de “autos”, que será notificada en el
domicilio constituido por los interesados. Las demás providencias quedarán notificadas por
ministerio de la ley.

1. RADICACIÓN EN LA CORTE
Una vez concedido el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal por parte del
tribunal que dictó la sentencia atacada y recibido el expediente por la Suprema Corte de Justicia, éste
ingresa a través de la Secretaría de Actuación para quedar luego radicado en su órbita.
En esta ocasión podrán las partes recusar a los jueces de la Corte, pero sólo por motivos fundados
como lo señala el art. 14 en su tramo final. El trámite está previsto en los arts. 19 y ss. y las causales
son las contenidas en el art. 17.
861
SCBA, Ac. 37.528, 17/3/1987, “Stafforini, Norma Beatriz v. Suárez, Mario s/cobro de pesos”; Ac. 43.349,
17/10/1989, “Novillo, Teresa V. v. Sorribas, Omar y otro s/indemnización daños y perjuicios - recurso de queja”
[J 14.3220-1].
862
“Si encontrándose los autos en condiciones de ser elevados a esta Corte, en virtud del recurso concedido y
remisión ya ordenada, la cámara los remitió a primera instancia por una cuestión vinculada a una medida
cautelar peticionada por la contraparte, donde se dictó la medida y se ordenó la devolución al Superior, previo
cumplimiento de lo dispuesto en el art. 198, CPCC, no se ha podido operar la caducidad de esta instancia
extraordinaria en virtud de que estaba a cargo del tribunal concedente procurar el cumplimiento de lo ordenado
en su momento y, eventualmente por la contraparte, que con su inacción posterior obstó al cumplimiento de lo
ordenado (art. 313, inc. 3º, y 282, CPCC)”. SCBA, Ac. 57.347, 27/9/1994, “Viola, Américo Marcelo v. Giacone,
Raimundo y otros s/daños y perjuicios” [J 14.18452-1].

330
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el ámbito de la referida Secretaría se lleva a cabo un segundo control de admisibilidad.
Aquí es la Corte el juez del recurso y por ello no queda atada a lo que haya dispuesto el a quo en torno
al cumplimiento de los recaudos de esta naturaleza.
Así como veremos que mediante el recurso de queja establece la admisibilidad de recursos rechazados
en la instancia anterior, también puede producirse el efecto contrario: rechazar por inadmisibles
recursos concedidos por las cámaras o tribunales de instancia única.
Ello lo dispondrá la Suprema Corte mediante un auto interlocutorio y la decisión se notifica por cédula
según reza el art. 135, inc. 13.
Si supera este control de admisibilidad, el expediente pasará a estudio del Procurador General de la
Corte para que éste emita su dictamen en los casos previstos legalmente: siempre en los recursos
extraordinarios de nulidad y de inconstitucionalidad conforme las pautas de los arts. 297 y 302 y sólo
en los supuestos que corresponda en el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina
legal, como reza el artículo en estudio y según veremos a continuación.
Si no corresponde la vista al Procurador General o bien, correspondiendo, ésta es evacuada, el
expediente quedará en estado de ser resuelto por lo que se dictará la providencia de “autos para
sentencia”863, la que será notificada por cédula.
Este auto será el único a notificar por esta vía ya que respecto del resto se aplicará la notificación
ministerio legis.

2. INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO


Dentro del marco del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal, el jefe del
Ministerio Público -Procurador General- tendrá una intervención restringida a los juicios en los que
previamente haya intervenido otro integrante de ese cuerpo. Su actuación así como la de los demás
integrantes de esta estructura viene regulada por la ley 12061.
De allí que lo determinante para saber si la causa deberá contar con la vista al Procurador es establecer
si hubo o no una intervención previa de alguna de las tres ramas del Ministerio Público: la de
incapaces, la fiscal o la de la defensa.
La primera de estas ramas aparecerá en procesos del fuero civil y comercial a raíz de la existencia de
intereses de incapaces en juego, sujetos por los que vendrá interviniendo como “parte esencial” en el
juicio el Asesor de Incapaces según lo ordena el art. 59, CCiv.
Este funcionario habrá de participar en todas las instancias previas -tanto en primera como en la
cámara- y continuará ante la Corte ya que en la estructura orgánica de esta rama del Ministerio Público
se prevé su actuación durante todo el juicio.
Ello es diferente de lo que ocurre con el agente fiscal que sólo participará en primera instancia siendo
reemplazado ante la cámara por el fiscal general departamental.
La intervención de esta rama del Ministerio Público surge -en cambio- de casos específicos de
regulación legal.
Tenemos de tal modo el supuesto del art. 151, CPCC, que se refiere a las vistas y traslados.
Concretamente en las de los juicios de divorcio y de nulidad de matrimonio. Téngase en cuenta que
previamente, el Ministerio Público intervino en la audiencia a que debe convocar el juez de acuerdo
con el art. 34, inc. 1º.
Otra intervención del agente fiscal se prevé en el art. 728, en relación con el proceso sucesorio. El inc.
1º de esta manda -que en general regula la “intervención de interesados”- prescribe que “el Ministerio
Público cesará de intervenir una vez aprobado el testamento, dictada la declaratoria de herederos, o
reputada vacante la herencia”. Ello implica que la actividad de contralor de la legalidad de lo
tramitado por parte del fiscal culmina en este momento, sin perjuicio -claro está- de la intervención
que normalmente le cabe al Ministerio Público de Incapaces cuando alguno de los sucesores tenga esta
condición. Se vincula con el art. 768, específico de herencias vacantes. Normalmente el fiscal
interviene controlando que la competencia territorial del juez sea la correcta así como el cumplimiento
de las demás normas procesales que regulan los pasos previos a la determinación de quienes habrán de
suceder al causante.
863
“El Código Procesal Civil y Comercial establece que el presidente debe dictar la providencia de autos en los
recursos extraordinarios (art. 283 y por remisión de los arts. 297 y 302); dar traslado de la demanda en la acción
originaria de inconstitucionalidad (art. 686) y en los conflictos de poderes establece que la Corte requerirá del
otro poder la remisión de los antecedentes (art. 689), aunque en los hechos es el presidente quien firma ese
requerimiento”. SCBA, B. 61.046, 3/1/2000, “Inza, Juan y otro v. Municipalidad de Gral. Pueyrredón s/medida
cautelar autónoma - demanda contencioso administrativa”.

331
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se agota aquí la posibilidad de participar en estos procesos del fiscal. El art. 816 se inserta entre las
regulaciones procesales para la expedición de segunda copia de escritura pública cuando su
otorgamiento requiera autorización judicial. En estos casos el régimen del Código Procesal Civil y
Comercial establece que tal otorgamiento se hará previa citación de quienes hubiesen participado en la
escritura original “o del Ministerio Público en su defecto”. Lo mismo deberá cumplirse en el caso de
renovación de títulos, esto es, cuando se pierde el protocolo o se deteriora total o parcialmente. En el
art. 823 se regulan genéricamente las actuaciones cuyo fin sea requerir la intervención o autorización
de los jueces exigidas por la ley para acordar autenticidad o relevancia a hechos o situaciones que
puedan producir efectos jurídicos. Entre las pautas establecidas figura la intervención del Ministerio
Público. El artículo establece que ello será procedente “en su caso”, por lo que deja su intervención a
criterio del juzgador. Por otro lado, permite al Ministerio Público oponerse a la petición realizada y, en
tal supuesto, el trámite será sustanciado según las reglas del proceso sumarísimo o incidental, según lo
disponga el juez.
En lo que hace al régimen de fondo, el art. 177, inc. 5º, CCiv., regula la oposición a la celebración del
matrimonio estableciendo que ella sólo es posible fundada en los impedimentos legales del art. 166. A
renglón seguido, indica quiénes tienen derecho a deducir esa oposición y entre la enumeración incluye
al “Ministerio Público, que deberá deducir oposición cuando tenga conocimiento de esos
impedimentos”. En el art. 178, CCiv., el legislador permite que cualquier persona puede llevar a
conocimiento del Ministerio Público o del oficial público que habrá de celebrar el matrimonio la
existencia del impedimento. En tales casos, el primero deberá efectuar la manifestación de la
oposición en tiempo útil. En el art. 219, CCiv. se trata de la nulidad de un matrimonio previamente
celebrado. La nulidad absoluta y la relativa del inc. 2º del art. 220 puede ser demandada por el
Ministerio Público por encontrarse entre los que pueden oponerse a la celebración del matrimonio. La
acción de nulidad del matrimonio sólo puede ser entablada por el Ministerio Público en vida de ambos
cónyuges (art. 239). También a través del art. 1047, CCiv., la nulidad absoluta de todo acto jurídico
puede ser pedida por el Ministerio Público en el interés de la moral o de la ley.
Otras leyes también traen regulaciones respecto de la intervención de estos funcionarios.
Como ejemplos tenemos la ley 14394 que regula la declaración de ausencia. Se establece que el
Ministerio Público puede pedir tal declaración (art. 17). El presunto ausente será citado por edictos,
luego de lo cual se le dará intervención al defensor oficial o se nombrará defensor al ausente. El
Ministerio Público será parte necesaria en este juicio (art. 18).
También la ley 24240. El art. 52, Ley de Defensa del Consumidor establece entre los legitimados para
iniciar acciones frente a la afectación o amenaza de tales derechos al Ministerio Público. Asimismo
prevé -para los casos en que éste no sea parte- su intervención obligatoria en el carácter de “fiscal de la
ley”. Por otro lado, establece que si las asociaciones de consumidores que intervienen como actores
desisten o abandonan la acción, ésta será continuada por el Ministerio Público.
La ley 19836 de fundaciones establece que cuando un testador dispone de bienes con destino a la
creación de una fundación, incumbe al Ministerio Público asegurar la efectividad de su propósito,
coadyuvantemente con los herederos y el albacea testamentario (art. 32). Si los herederos no se
pusiesen de acuerdo entre sí o con el albacea para la redacción de estatuto y acta constitutiva las
diferencias serán resueltas por el juez de la sucesión previa vista al Ministerio Público (art. 33).
El dec.-ley 8204/1963 en su art. 29 establece que tendrá intervención obligatoria el Ministerio Público
al momento de inscribirse el nacimiento de un menor fuera del término normal establecido por las
leyes locales (que no puede ser mayor de cuarenta días) y hasta los seis años frente a motivos
justificados fehacientemente acreditados y mediante resolución fundada del organismo administrativo,
después de lo cual será necesaria la autorización judicial. También en su art. 71 se prevé que “los
ministerios públicos” intervengan en los casos de modificaciones de las inscripciones por orden
judicial.
Finalmente, el art. 276 de la ley 24522 de Concursos establece que el Ministerio Público Fiscal será
parte en la alzada en los casos del art. 51 (impugnación del acuerdo preventivo) y deberá dársele vista
en las quiebras cuando se conceda un recurso en que sea parte el síndico. Es decir, que se dará
intervención al fiscal general departamental en los concursos cuando se conceda un recurso contra la
resolución del juez que decidió sobre una impugnación al acuerdo preventivo, ya sea rechazándola y
homologando el acuerdo o haciendo lugar a la misma y -en consecuencia- declarando la quiebra.
Mientras que en los trámites de quiebra, se le dará vista en todos los casos donde se conceda algún
recurso en que haya sido parte el síndico. Se establece de esta manera un contralor suplementario (y

332
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mayor que en el caso de los concursos) de la actividad falencial por la trascendencia social de este tipo
de procesos universales.
En lo que hace a la intervención del defensor oficial, sólo habrá de dictaminar el Procurador General si
el expediente llega a la Corte cuando aquella participación estuviera motivada por la representación de
un ausente ya que “la ley ha tenido en mira otorgar un contralor suplementario de la legalidad y
regularidad de los procedimientos cuando los afectados son ausentes, colocándolos en posición
análoga a la que compete a los incapaces porque el ordenamiento no puede tolerar una eventual
indefensión” (dictamen del Procurador General de la Suprema Corte de fecha 14/8/1995 vertido en el
Ac. 57.125) y no así cuando actúa como letrado de la parte careciente de recursos.
Aquí “la asistencia jurídica proporcionada por el defensor oficial es equiparable a la de cualquier
letrado de parte, lo que no justificaría la función dictaminatoria del suscripto al no advertirse que
medien intereses indisponibles en juego ni materia que roce el orden público”.
La intervención del Procurador General se realiza mediante la forma de un dictamen.
A través del mismo, pondera las circunstancias debatidas en el marco del recurso extraordinario y
emite opinión fundada tanto respecto de su admisibilidad como de su procedencia.
Mediante esta opinión, el jefe del Ministerio Público requiere una determinada resolución a la Corte:
aquella que sea adecuada al orden jurídico legal y constitucional, respetuosa del orden público y de los
intereses de la sociedad así como de los particulares derechos en juego en la causa donde intervenga
-especialmente si se trata de incapaces o ausentes-.
El dictamen del Procurador no resulta vinculante para la Corte, más allá de la autoridad que esa
opinión reviste por la naturaleza del órgano de que dimana y de los intereses que allí se protegen.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 284. (Texto según ley 8689, art. 1) Memorial


Dentro del término de diez (10) días contados desde la notificación de la providencia de “autos”,
cada parte podrá presentar una memoria relativa a su recurso o al interpuesto por la contraria.
Queda prohibido el ofrecimiento de pruebas y la alegación de hechos nuevos.

1. BILATERALIDAD DEL RECURSO


A partir de que las partes toman conocimiento mediante la notificación por cédula de la
providencia de autos para sentencia tienen diez días para presentar memorias.
Estos escritos tienen doble función: para el recurrente, desarrollar o reforzar los argumentos ya
vertidos. No podrá -está claro- introducir nuevos planteos ya que de hacerlo serán rechazados por
extemporáneos ni subsanar deficiencias del recurso ya interpuesto 864.
Para su contraparte, esta memoria permitirá canalizar sus oposiciones a los fundamentos esgrimidos en
cumplimiento del derecho de defensa en juicio. Mediante este escrito se intentará minar la solidez del
ensayo casatorio, apuntalando -por otro lado- la validez de la sentencia de segunda o única instancia.
En ninguno de los dos casos se admitirá el ofrecimiento de prueba por parte de los litigantes -sin
perjuicio de que en supuestos excepcionalísimos la Corte ha adoptado medidas para mejor proveer- ni
por supuesto hechos nuevos.
Recordemos que este tribunal es de derecho y si bien ingresan a él los análisis de algunos temas
probatorios por la vía del absurdo, esta amplitud no llega al extremo de autorizar producción de prueba
a pedido de parte865.
Como es natural, de no cumplirse con las cargas referidas a las presentaciones de las memorias,
vencido el plazo la Corte comenzará el estudio de la causa sin tales piezas.

864
“La subsanación de las deficiencias del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley no puede intentarse en
la memoria prevista por el art. 284, CPCC, pues el recurso debe bastarse a sí mismo”. SCBA, Ac. 76.688,
14/11/2001, “Santa Sabina SCA v. Bengolea, Ricardo s/sucesión s/indemnización daños y perjuicios derivados
de incumplimiento de contrato”.
865
“No puede considerarse documentación que recién es incorporada en el recurso de inaplicabilidad de ley”.
SCBA, Ac. 46.440, 15/9/1992, “Amigo de Seronero, Bellarmina v. Provincia de Buenos Aires s/daños y
perjuicios” [J 14.11972-3].

333
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que el memorial puesto en el art. 284 cobra vida sólo frente a un recurso suficiente y si
este presupuesto no se da pasa aquélla a ser una pieza sobreabundante ya que sólo puede servir para
reforzar puntos concretamente tratados en la queja pero no para suplir sus deficiencias porque lo
contrario importaría prorrogar el plazo que fija el art. 279 866.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 285. Desistimiento del recurrente


En cualquier estado del recurso podrá desistir del mismo el recurrente; perderá entonces el
cincuenta por ciento (50%) de su depósito y se le aplicarán las costas.

1. DESISTIMIENTO DEL RECURSO EXTRAORDINARIO DE INAPLICABILIDAD DE LEY O


DOCTRINA LEGAL
La ley contempla la posibilidad de que el recurrente retire la impugnación mediante al figura del
desistimiento.
Ello podrá hacerse en cualquier estado del mismo.
Entendemos que el límite será -obviamente- el del dictado de la sentencia.
Hasta ese momento puede operar el desistimiento que deberá hacerse por escrito y que causará efectos
patrimoniales adversos a la parte que lo suscriba: la pérdida de la mitad del depósito y el pago de las
costas generadas por la actuación ante la Corte. El destino de esta parte del depósito está previsto en la
norma del art. 295.
El efecto principal será la firmeza de la sentencia de segunda o única instancia.

Art. 286. Plazo para resolver


La sentencia se pronunciará dentro de los ochenta (80) días, que empezarán a correr desde que
el proceso se encuentre en estado. Vencido el término, las partes podrán solicitar despacho
dentro de los diez (10) días.

1. PLAZO Y PRONTO DESPACHO


Este artículo contiene el plazo para el dictado de sentencias por la Corte.
Así como el art. 34, inc. 3.c, lo hace respecto de sentencias definitivas “salvo disposición en
contrario”, aquí hallamos una previsión específica que viene a modificar esos plazos. Se otorgan a la
Corte ochenta días para resolver que corren -entendemos- desde que se presentaron las memorias del
art. 284 o que venciera el plazo acordado para ello.
También se dota al litigante de instrumentos para requerir que el tribunal se expida en forma célere.
Así se contempla la figura del pedido de “pronto despacho” que podrá tener lugar a los diez días de
cumplido el término aludido. Se trata de una simple presentación por escrito donde sólo se manifiesta
el requerimiento de que la Corte emita su voto habida cuenta de la expiración del plazo legal.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 287. (Texto según ley 10172, art. 1) Acuerdo


La cuestiones relativas a la aplicabilidad de la ley o doctrina serán formuladas previamente.

866
SCBA, Ac. 44.403, 20/11/1991, “Urtubey, Guillermo Ernesto v. Pignatelli, Egidio Ambrosio s/daños y
perjuicios”; Ac. 49.433, 21/9/1993, “Jáuregui y Cía. SCA v. Bahía del Sol SA s/rescisión de contrato - cobro de
pesos - indemnización de daños y perjuicios” [J 14.17173-5]; Ac. 55.452, 3/9/1996, “Teruel, Juan Francisco y
Alet, María Cecilia v. Ledesma, Elvio y `El Abuelo SA s/cobro de australes por daños y perjuicios” [J 14.30787-
2]; Ac. 57.187, 29/4/1997, “Martínez, Carlos Isidro v. Banco Central de la República Argentina s/ejecución de
honorarios”.

334
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El voto será fundado y se emitirá separadamente sobre cada una de las cuestiones a decidir y en
el mismo orden en que hayan sido establecidas.
La sentencia que se acuerde deberá reunir mayoría absoluta de votos.

1. ACUERDO PREVIO DE CORTE


El fallo que surge de la Corte -como todo aquel que dimana de órganos jurisdiccionales colegiados-
viene precedido de un acuerdo.
En este caso, la ley requiere en el acuerdo ciertos elementos que habrán luego de reflejarse en la
estructura de la sentencia.
De tal modo, el Código pide que se realice un previo planteamiento de las cuestiones que
específicamente serán abordadas y resueltas en torno a la aplicabilidad de la ley o de la doctrina legal.
Ello así para que las diferentes opiniones de los ministros que intervengan se circunscriban
concretamente a la cuestión debatida de la procedencia de las causales casatorias mencionadas.
Sin embargo, puede darse que de manera previa a ello se planteen cuestiones vinculadas con la
admisibilidad del recurso. De este modo se concretará un nuevo -y postrer- estudio sobre el punto ya
que como lo ha dicho la Corte, el dictado de la providencia de “autos para sentencia” no es óbice para
que si el tribunal advierte una causa de inadmisibilidad, rechace el recurso por tal motivo.
Este nuevo estudio podrá haber sido motorizado tanto por la parte recurrida mediante su memoria o
por el Procurador General a través de su dictamen -cuando existió-, pero también pudo haber sido
hecho de oficio por la Corte.
Respecto de cada una de las cuestiones planteadas previamente -que en la práctica tienen forma de
interrogante- cada juez emitirá individualmente un voto fundado.
Debe dar las razones de porqué responde en forma afirmativa o negativa al planteo propuesto. Se
admite el voto por adhesión al de otro colega. Se entiende en estos casos que el magistrado
“adherente” hace propias las palabras de la opinión que comparte.
Se debe respetar el orden planteado de las cuestiones, obrando respecto de cada una de ellas el voto de
cada juez interviniente. Se busca que la solución esté sustentada en la “mayoría absoluta de votos”.
En una Corte de nueve miembros como la que existe en la provincia de Buenos Aires, ello se logra con
el voto coincidente de cinco de sus integrantes.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 288. (Texto según ley 10172, art. 1) Sentencia


Terminado el acuerdo se pronunciará inmediatamente sentencia de conformidad a la opinión de
la mayoría y se redactará en el Libro de Acuerdos y Sentencias, precedida de la versión íntegra
del acuerdo, que asimismo deberá transcribirse y firmarse en los autos.

1. SENTENCIA
Concluido el acuerdo, tiene lugar el dictado de la sentencia.
Allí se volcarán por escrito las opiniones de cada uno de los ministros respecto de cada una de las
cuestiones planteadas. Se firmarán por todos los intervinientes ante el secretario respectivo dos
originales: uno se incorpora al expediente y el otro se conservará como parte del Libro de Acuerdos y
Sentencias de la Suprema Corte dándose a publicidad -con las restricciones que impongan algunos
casos especiales- por los canales habituales: publicación de Acuerdos y Sentencias, sistema JUBA a
través de discos compactos o bien por conducto de la incorporación de estos textos en la página web
de la Corte, etc.
También puede hacerse conocer el tenor de lo resuelto mediante comunicados de prensa, etc.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 289. Contenido de la sentencia

335
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Cuando la Suprema Corte estimare que la sentencia recurrida ha violado o aplicado
erróneamente la ley o doctrina, su pronunciamiento deberá contener:
1º) Declaración que señale la violación o errónea aplicación de la ley o doctrina que fundamentó
la sentencia.
2º) Resolución del litigio, con arreglo a la ley o doctrina que se declaran aplicables.
Cuando entendiere que no ha existido violación ni errónea aplicación de la ley o doctrina, así lo
declarará desechando el recurso y condenando al recurrente al pago de las costas.

1. TENOR DE LA RESOLUCIÓN
Este artículo prevé el contenido puntual del decisorio de la Corte, el cual dependerá de la postura
mayoritaria en relación con la procedencia de las causales argidas.
Si se considera que el tribunal de segunda o única instancia ha violado la ley o doctrina legal, deberá
así declararlo indicándose cuál fue la norma o la doctrina de esa Corte transgredidas y de qué modo
ello se configuró.
De ese modo, se hará lugar al recurso extraordinario planteado casando (revocando) total o
parcialmente el decisorio.
Dado que el sistema casatorio regulado para este recurso es el denominado “impuro” o “bastardo”, la
Corte al dejar sin efecto todo o parte del fallo en crisis también tendrá que resolver el punto litigioso
que quedó huérfano de solución, esto es, no lo habrá de reenviar a la instancia ordinaria.
La solución que brinde la Corte al pleito en este momento se deberá hacer “con arreglo a la ley o
doctrina que se declaren aplicables”, agregado que entendemos resulta manifiestamente
sobreabundante.
Si, por el contrario, considera que no se encuentran configuradas las causales casatorias denunciadas,
deberá así manifestarlo también, limitándose a rechazar el recurso e imponer las costas por las
actuaciones en la órbita extraordinaria al recurrente vencido 867.
Sólo excepcionalmente la Corte remite la causa a la instancia de grado para que resuelva algún aspecto
de la pretensión u oposición planteadas. Ello así cuando de la revocatoria surge la necesidad de contar
con actividad procesal que no ha tenido lugar en el expediente y que no puede sustanciarse en el
ámbito de la Corte -típicamente, la producción de prueba-.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 290. Revocatoria contra resoluciones dictadas durante la sustanciación


Salvo lo dispuesto en este capítulo respecto de determinadas resoluciones, las providencias de
trámite y las sentencias interlocutorias dictadas por la Corte durante la sustanciación del
recurso, serán susceptibles del de revocatoria.

1. APELABILIDAD EN LA CORTE
Esta manda establece el alcance del poder revisor de las partes respecto de las demás resoluciones que
se producen en el seno de la Suprema Corte de Justicia provincial.
Las providencias simples y las interlocutorias que dicte el tribunal serán sólo susceptibles del recurso
de revocatoria.
Entendemos que se habrán de presentar ante el mismo cuerpo que dictó el auto que agravia al
recurrente y que será éste el mismo que las resolverá.
Las formas y plazos deben ser tomados de la regulación del recurso de revocatoria en los arts. 238 a
241 en la medida en que resulten compatibles con el trámite ante el máximo tribunal bonaerense.
Obvio resulta aclararlo, de su denegatoria -y aun cuando alguna de esas providencias causen gravamen
irreparable- no existe posibilidad de apelación alguna.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

867
“Si la apelación es rechazada en su totalidad no cabe duda de que el recurrente ostenta el carácter de vencido
por lo que debe cargar con las costas de la Alzada (arts. 68 y 289, CPCC)”. SCBA, Ac. 35.471, 12/6/1986,
“Mujica, Miguel Alfredo y otros v. Giorello, Juan Carlos y otros s/indemnización daños y perjuicios”.

336
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 291. Notificación y devolución


Notificada la sentencia se devolverá el expediente al tribunal de origen sin más trámite.

1. REGRESO A LA INSTANCIA ORDINARIA DEL EXPEDIENTE


Una vez dictada la sentencia y notificada ésta de oficio por cédula (art. 135, inc. 12) concluye la
competencia apelada de la Corte.
Luego de la intervención de este órgano o bien adquirió firmeza una sentencia de segunda o única
instancia o bien se la revocó y al mismo tiempo se resolvió el pleito.
En ambos casos, será normalmente necesario que el expediente baje a la instancia a que se cumplan
actos procesales (anotaciones, ejecuciones, trabas o levantamiento de cautelares, etc.) vinculados con
este decisorio que -de no mediar la interposición de un recurso extraordinario federal- habrá pasado en
autoridad de cosa juzgada.
De allí la premura para que la causa retorne a su ámbito natural.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 292. Queja por denegatoria o declaración de deserción. Requisitos y efectos


Si la cámara o el tribunal denegare el recurso o concedido lo declarare desierto, podrá recurrirse
en queja ante la Suprema Corte, dentro de los cinco (5) días, con la ampliación que corresponda
en razón de la distancia.
Al interponerse la queja se acompañará:
1º) Copia, certificada por el letrado del recurrente, de la sentencia recurrida, de la de primera
instancia (cuando hubiere sido revocada), del escrito de interposición del recurso y del auto que
lo deniegue y868 lo declare desierto.
2º) Los demás recaudos necesarios para individualizar el caso y el tribunal.
Presentada la queja la Corte decidirá, dentro de los cinco (5) días y sin sustanciación alguna, si el
recurso ha sido bien o mal denegado o declarado desierto. Si se diere cualquiera de los dos
últimos casos se procederá como lo determina el ap. 3 del art. 283. Si se declarare bien denegado
o desierto el recurso, se aplicarán las costas al recurrente.
Mientras la Corte no conceda el recurso, no se suspenderá la sustanciación del proceso, salvo
que la misma requiera los autos para resolver la queja, y ello desde que el tribunal reciba la
requisitoria.

1. QUEJA ANTE LA CORTE


La Suprema Corte es quien habrá de juzgar si los tribunales de segunda o única instancia denegaron o
declararon desierto correctamente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal.
Para ello está previsto este recurso de queja que -al igual que el que opera en segunda instancia-
permite al juez del recurso controlar de qué modo se habilitó o vedó el camino para llegar a su
jurisdicción.
Una vez resuelta la denegatoria o la deserción del recurso por el órgano que emitió la sentencia, el
recurrente cuenta con cinco días -ampliables según el art. 158 - para recurrir ante la Corte en queja.
Se trata de una vía específica, de alcance restringido. Se ha dicho que el recurso previsto en el art. 292
sólo procede contra las resoluciones de las cámaras de apelación o tribunales colegiados que deniegan
o declaran desiertos los recursos extraordinarios establecidos en los arts. 278, 296 y 299, Código
citado, supuesto que no se configura cuando se interpone contra el auto firmado por uno de los jueces

868
Rectius est: o.

337
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
del tribunal que deniega una medida probatoria 869 y mucho menos respecto de la decisión de la cámara
que declaró mal concedido el recurso de apelación 870.
Podrá plantearse este recurso dentro de aquel lapso y con cierta documentación que la ley detalla 871:
copia certificada (a estos fines basta con la firma del letrado de la parte, según lo habilita el Código) de
la sentencia recurrida, de la de primera instancia si fue revocada, de la pieza con la que se interpone el
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal y del auto que lo deniega o declara su
deserción. También se acompañará de toda otra información que el letrado crea necesaria para este
trámite.
Presentado todo ello ante la Corte, este tribunal, sin escuchar previamente a la parte contraria, decidirá
si el recurso fue mal denegado o declarado desierto.
Cuenta para ello con cinco días desde que se reunió con el material referido. Puede darse el caso de
que para resolver el punto, las piezas acompañadas no le sean suficientes. En ese caso habrá de
requerir al tribunal a quo la remisión de la causa para lo que habrá de suspender los plazos para
resolver.
Si fue mal denegado o declarado desierto, ordenará que el trámite continúe de acuerdo con las pautas
del art. 283: radicación en Secretaría, pase al Procurador -si procede- y luego se dicta la providencia
de “autos para sentencia”.
Si fue correctamente denegado o declarado desierto, así se lo manifestará rechazándose la queja y
condenando al recurrente frustrado al pago de las costas por el trámite ante la Corte.
Se señala que hasta tanto la Corte no conceda el recurso de queja, el trámite en la instancia originaria
continuará y sólo se suspenderá la sustanciación desde que se reciba el pedido de la Corte de que se
eleven las actuaciones para su conocimiento y resolución de la queja.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 293. Reintegro del depósito


Se ordenará la devolución del depósito al recurrente: cuando se le deniegue el recurso, en cuyo
caso el pedido de su extracción implicará consentir la denegatoria, y, cuando concedido por el
tribunal o declarado por la Corte como mal denegado, su resultado le fuere favorable.

1. SUERTE DEL DEPÓSITO RESPECTO DEL RECURRENTE


Se regula aquí los casos en que el recurrente que efectuó un depósito como condición de admisibilidad
del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal habrá de recuperar ese monto
dinerario.
Se trata del supuesto en que se lo deniegue el tribunal de segunda o única instancia y no se acuda en
queja.
En este caso, el pedido de extracción de los fondos depositados en el Banco de la Provincia de Buenos
Aires implicará consentir la denegatoria, adquiriendo así firmeza el fallo atacado.
También se reintegra cuando concedido o declarado mal denegado, triunfa en la Corte.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

869
SCBA, Ac. 75.045, 15/6/1999, “Cardozo, Alicia Raquel y otro v. Carbone, Néstor y otros s/despido - recurso
de queja”.
870
SCBA, Ac. 87.305, 12/2/2003, “Molinos Balcarce SA v. Rey, Javier y otros s/cobro de pesos - recurso de
queja”.
871
“El art. 292, CPCC establece que el recurso de queja ante esta Suprema Corte debe interponerse dentro de los
cinco días de la notificación de la resolución que deniega los recursos extraordinarios, acompañando las copias
que indica en su inc. 1º-entre ellas, de la sentencia de cámara-, recaudos cuyo incumplimiento obsta a la
consideración de los motivos que fundamentan la misma”. SCBA, Ac. 86.862, 2/4/2003, “Vilaseca, Silvia E. y
otros v. Vilaseca, Jorge H. s/división de condominio y fijación de alquileres”. “Corresponde desestimar la queja
si el recurrente no ha dado cumplimiento con lo dispuesto por el art. 292, CPCC y Ac. 1790 reglamentario de
aquél, al omitir acompañar copia certificada íntegra del recurso extraordinario interpuesto ante la cámara y de la
resolución denegatoria, lo que impide a este tribunal conocer los motivos que fundamentaron la misma”. SCBA,
Ac. 87.079, 2/4/2003, “Rivarola, Roberto M. v. San Martín L. R. y otro s/daños y perjuicios”.

338
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 294. Pérdida del depósito


Perderá el depósito el recurrente: cuando, concedido el recurso por el tribunal o declarado por
la Corte como mal denegado, su resultado no le fuere favorable, y, cuando dicho tribunal declare
bien denegado el recurso.
No obstante lo dispuesto precedentemente la Corte podrá, en atención a la naturaleza de la
cuestión resuelta o a la forma en que ella lo ha sido, disponer se devuelva al recurrente hasta un
cincuenta por ciento (50%) del importe de su depósito.

1. PÉRDIDA DEL DEPÓSITO


Se pierde el depósito, en cambio, cuando concedido o declarado mal denegado, se lo rechaza en la
Corte por improcedente.
También, cuando denegado por el tribunal de segunda o única instancia, se acude en queja a la Corte y
ésta lo declara bien denegado.
No obstante, el Código prevé una válvula de escape para que la Corte pueda morigerar ciertas
situaciones en pos de evitar injusticias. Tal la facultad que se le otorga de devolver -aun en los casos en
que técnicamente corresponda la pérdida total del depósito- hasta la mitad de éste al recurrente
vencido.
Para ello deberá dar fundamentos suficientes que -según la ley- pueden sustentarse en la naturaleza de
los derechos en juego así como en la manera en que se resolvió el caso.
Si la Suprema Corte al dictar sentencia rechazando el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
dispuso la pérdida del depósito efectuado por el recurrente conforme se desprende de la normativa
aplicable, es al tribunal que dictó la sentencia impugnada a quien le compete proceder a la
transferencia de fondos, implicando ello hacerse cargo de todos los trámites que resulten necesarios
para efectivizarla872.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 295. Destino del depósito


Los depósitos que queden perdidos para los recurrentes se aplicarán al destino que fije la
Suprema Corte.

1. USO DE LOS DEPÓSITOS


La misma Suprema Corte habrá de dar a los depósitos perdidos por los litigantes el destino que
entienda más conveniente para una mejor prestación del servicio de justicia.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

SECCIÓN 2ª - Recurso de nulidad extraordinario

Art. 296. Resoluciones recurribles y causales


El recurso de nulidad extraordinario procederá cuando las sentencias definitivas de las cámaras
de apelación o tribunales colegiados de instancia única, hayan sido dictadas con violación de las
exigencias previstas por los arts. 156 y 159 de la Constitución de la Provincia 873.

1. LA NULIDAD EXTRAORDINARIA
872
SCBA, Ac. 77.445, 21/5/2002, “Merlo, Roberto Matías v. Scionto, Antonio y otro s/daños y perjuicios”.
873
Se trata de los arts. 168 y 171 según la actual numeración.

339
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La ley procesal establece ciertas formalidades respecto de los actos que integran el trámite judicial.
Estas formas están determinadas en pos de la salvaguarda de los derechos de defensa y debido proceso
de todas las partes involucradas. Buscan que el iter judicial se desarrolle ordenada y previsiblemente.
Tal es la loable finalidad que persiguen estos recaudos.
Claro que ello no puede llevar a considerarlos un fin en sí mismo. Tal postura es la que se encuentra en
la base del “exceso ritual manifiesto”, fenómeno reiteradamente descalificado desde antiguo por la
Corte nacional.
El incumplimiento de estas formalidades puede dar lugar a la nulidad del acto procesal viciado. Para
que ello ocurra serán necesarios más recaudos -que la sanción se encuentre prevista en la ley o bien
que la falencia impida cumplir con la finalidad del acto, que cause un perjuicio cierto, que las partes
no lo consientan, que la denuncia se haga en forma oportuna, etc.-. Nos encontramos aquí ante el
panorama de las nulidades de origen legal, atacables por la vía del incidente de nulidad (art. 172), por
la del recurso (art. 253) o por la de la excepción (art. 543).
El artículo que ahora analizamos se refiere a las nulidades constitucionales.
Nuestra Carta provincial con el objeto de resguardar la correcta facción de las sentencias definitivas
-una de las maneras de preservar la vigencia de los derechos de las partes- ha plasmado en su letra
ciertas exigencias mínimas que, de ser incumplidas por los tribunales que emiten sentencias
controlables en casación, determinarán la nulidad del fallo que será declarada por la Suprema Corte de
Justicia a pedido de parte mediante el recurso extraordinario de nulidad (REN en la jerga casatoria) y
excepcionalmente, de oficio.
Esta sentencia a la postre anulada configura un supuesto de pronunciamiento inconstitucional ya que
desoye el mandato supralegal al no respetar estas formas esenciales.

2. SENTENCIAS ATACABLES
Se trata de las mismas sentencias que se atacan mediante el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley o doctrina legal, esto es, las definitivas que surgen de las cámaras de apelación o de los
tribunales colegiados de instancia única.
Remitimos a la nota del art. 278.

3. CAUSALES DE NULIDAD EXTRAORDINARIA


Las causales de nulidad extraordinaria se encuentran taxativamente referidas en la Constitución y
surgen de sus arts. 168 y 171. La ley conserva la anterior numeración de los artículos constitucionales
(156 y 159).
Así sintéticamente se ha dicho que el recurso extraordinario de nulidad sólo es admisible si se alega la
omisión de tratamiento de alguna cuestión esencial, la falta de fundamentación legal o el
incumplimiento con la formalidad del acuerdo y voto individual de los jueces 874.
Ello sin perjuicio de que la Suprema Corte bonaerense al actuar de oficio en casos muy excepcionales
haya anulado pronunciamientos por contener “vicios que los descalifican como actos jurisdiccionales
válidos”, utilizando una fórmula bastante amplia que sólo adquiere forma a partir de contemplar la
casuística de los fallos que la contienen.
Las partes, a través del recurso extraordinario de nulidad, sólo pueden alegar las causales siguientes.

4. OMISIÓN DE CUESTIÓN ESENCIAL


La Carta local (art. 168) manda que los tribunales deben resolver todas las cuestiones que le sometan a
decisión las partes.
Luego precisa que los jueces de los órganos colegiados sólo votarán respecto de las cuestiones
“esenciales” a decidir. La tarea del recurrente en este caso consiste en demostrar que el tribunal a quo
ha omitido el tratamiento de una de estas cuestiones esenciales ya que de lo contrario el intento se
dirige al fracaso puesto que resulta improcedente el recurso extraordinario de nulidad en el que se
alega la omisión de una cuestión no esencial875.

874
SCBA, Ac. 72.771, 17/11/1998, “Aráoz, Graciela I. v. Prefectura Naval Argentina y otro s/daños y perjuicios”;
Ac. 73.275, 3/10/2001, “Tisi, Juan Carlos y otros v. Majersky, Juan y otros s/indemnización por daños y
perjuicios”.
875
SCBA, Ac. 82.127, 2/4/2003, “Fernández, Graciela Susana y otra v. Ministerio de Salud de la Provincia de
Buenos Aires s/amparo”.

340
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No cualquier tópico es esencial según la doctrina de la Corte. Deberá constituir uno de esos puntos de
los que dependa directamente la suerte del pleito o que haya integrado la traba de la litis 876 o que incida
en el resultado final del mismo.
No son considerados esenciales ni los planteos incorporados extemporáneamente, ni los meramente
accesorios, ni los argumentos de hecho o de derecho que esgrimen las partes para sustentar sus
posiciones, ni las objeciones relativas a la valoración de la prueba, ni las discrepancias con la solución
del juez, etc. La casuística aquí también es harto amplia 877.
Y esa cuestión esencial debe haber sido omitida.
Esto implica haber sido desatendida por el órgano por descuido o inadvertencia. No hay omisión a
estos fines cuando se evita su abordaje fundadamente, o porque se dio respuesta a un planteo que
lógicamente la excluye, o cuando se la responde implícitamente, etc.
Aquí también el laboreo jurisprudencial es profuso878.

5. EXISTENCIA DE VOTO INDIVIDUAL


Se trata de otra exigencia constitucional plasmada en el art. 168 de la Carta citada.
Cada juez que integra el cuerpo colegiado debe emitir su voto individual y fundado cuando se dictan
“sentencias definitivas”879.

876
“Sólo se consideran cuestiones esenciales en el sentido del art. 168, Constitución provincial aquellas que
hacen a la estructura de la traba de la litis y que conforman el esquema jurídico que la sentencia debe atender
para la solución del litigio, y no las que las partes así consideren”. SCBA, Ac. 78.665, 3/10/2001, “Cobian
Romero, Eduardo Augusto v. Mantilla, Manuel Eduardo y otra s/cobro de pesos”.
877
“No debe confundirse la omisión del tratamiento de un agravio, con la omisión del tribunal de tratar y
contestar cada uno de los argumentos expuestos por el apelante. Lo primero es necesario para la validez de la
sentencia, lo segundo no”. SCBA, Ac. 80.071, 23/4/2003, “Malsar SA v. Consorcio de Copropietarios Edificio
Maral 27 s/incidente de nulidad en autos `Consorcio v. Malsar s/ejecución de expensas´”. “No puede atribuirse a
la segunda instancia omisión de tratamiento de una problemática que no había sido planteada ante ella y que se
encontraba firme”. SCBA, Ac. 80.284, 30/10/2002, “Beratz, Marcelo Alfonso y otro v. Báez, Leandro Gustavo y
otro s/daños y perjuicios”. “El art. 168, Constitución provincial condena la omisión de una cuestión esencial,
pero no la eventual falta de consideración o errónea apreciación de alguna o algunas de las pruebas producidas.
Tales vicios -de existir- constituyen errores in iudicando, propios del recurso de inaplicabilidad de ley”. SCBA,
Ac. 76.613, 17/4/2002, “Suárez, Carlos Fabián v. Pérez, Adolfo y otra s/daños y perjuicios”. “El recurso
extraordinario de nulidad resulta improcedente toda vez que como surge del examen del fallo impugnado, el
mismo tiene respaldo en expresas disposiciones legales, no constituyendo cuestión esencial los supuestos vicios
de procedimiento anteriores a la sentencia definitiva”. SCBA, Ac. 80.432, 21/2/2001, “Cano, Gustavo Miguel v.
Transportes Unidos de Merlo SA s/incidente de cobro de honorarios”. “El recurso extraordinario de nulidad
resulta improcedente, toda vez que el planteamiento sobre imposición de costas no constituye cuestión esencial
en los términos del art. 168, Constitución provincial, por lo que su eventual falta de tratamiento no genera
omisión que se sancione con la nulidad del fallo”. SCBA, Ac. 82.485, 19/2/2002, “Cepeda, Horacio v.
Municipalidad de la Costa s/cobro de pesos”; Ac. 85.862, 26/2/2003, “G., M. v. A., S. s/alimentos”.
878
“La omisión a que se refiere el art. 168, Constitución provincial ocurre cuando el juzgador ha excluido el tema
por descuido o inadvertencia pero no si éste fue implícitamente resuelto en el fallo”. SCBA, Ac. 56.295,
8/7/1997, “Piegari, Edelta Ethel Del Alma v. López, Jorge Orlando s/desalojo” [J 14.12177-2]; Ac. 68.775,
8/9/1998, “Cavadini, Julio Alberto v. Madlum, Sergio Eduardo y otro s/tercería de mejor derecho”; Ac. 76.326,
14/5/2003, “Lucca, Olinda Dolores v. Gainle, Oscar Alfredo y otro s/reinvindicación”. “Las omisiones que se
corrigen por vía de nulidad son aquellas en que el tribunal incurre por descuido o inadvertencia, mas no las que
derivan del convencimiento, acertado o no, pero expreso en el fallo, de que la cuestión respectiva no deber ser
tratada; por consecuencia no media omisión sancionable en los términos de los arts. 168 y 171, Constitución
provincial en el tratamiento de cuestiones planteadas, cuando su consideración quedó desplazada en virtud de
que la alzada declaró desierto el recurso de apelación”. SCBA, Ac. 84.792, 28/8/2002, “Díaz, Gastón Gustavo v.
Graci, Darío s/indemnización por evicción”. “La omisión en el tratamiento de cuestiones esenciales que genera
la nulidad del fallo no es aquella en la que la materia aparece desplazada o tratada implícita o expresamente pues
lo que sanciona con la nulidad del fallo el art. 168, Constitución provincial es la omisión de tratamiento de una
cuestión esencial y no la forma en que ésta fue resuelta”. SCBA, Ac. 60.399, 21/4/1998, “Rossi, Jorge Omar v.
Ticla SRL s/cese de restricciones de dominio” [J 14.17164-2]; Ac. 69.411, 22/12/1999, “Solé, Rubén Ignacio v.
Carreño, Elizabeth s/resolución de boleto de compraventa”; Ac. 66.897, 16/2/2000, “Bellinza, Juan José v.
Libutti, Claudio s/daños y perjuicios”; Ac. 74.092, 28/3/2001, “Romero, Roberto C. v. La Central del Plata SA de
Seguros s/ejecución de sentencia”; Ac. 79.607, 18/12/2002, “Colombo y Magliano SA v. Ernesto Crespo e hijos
SC s/cobro de pesos”.
879
“Cuando se resuelve una cuestión definitiva debe observarse la formalidad del acuerdo y del voto individual,
bajo pena de nulidad (art. 156, Código provincial)”. SCBA, Ac. 40.315, 7/3/1989, “Banco Crédito Provincial SA

341
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es plenamente válido el voto por adhesión, en el mismo sentido y por los mismos fundamentos,
respecto de un voto anterior emitido en el mismo acuerdo 880.
Normalmente, se configura esta causal cuando uno de los jueces omite firmar en la sentencia o bien no
consta en la misma la adhesión de uno de los vocales al preopinante. En algunos casos se trata de
simples errores materiales, pero no siempre ello surge con nitidez y la Corte anula -con razón- tales
pronunciamientos881.

6. FALTA DE MAYORÍA DE OPINIONES


Dado que se trata de pronunciamientos de organismos colegiados, por lo general integrados por tres
jueces, los votos individuales que sustenten la solución receptada en el fallo deben provenir de la
mayoría882 (art. 168, Constitución local).
Se da el caso de sentencias válidas suscriptas por dos magistrados con opinión -obviamente-
coincidente.
Ello es así cuando el cuerpo esté integrado por sólo dos jueces como ocurre, por ejemplo, en las salas
de las Cámaras de Apelación en lo Civil y Comercial de La Plata. De no llegarse a ese acuerdo,
interviene el presidente de la cámara para lograr la mayoría reglamentaria (art. 35, ley 5827).
Otro supuesto lo encontramos en el caso de las cámaras del interior cuando se encuentren
desintegradas por cualquier razón (art. 47, ley 5827). Si los dos jueces que quedan tienen opinión
coincidente, pueden dictar sentencia válidamente. Si hay discrepancias, se recurre al mecanismo
contemplado en la ley orgánica (art. 47 referido: se pospone la decisión hasta el próximo acuerdo o
bien se reemplaza de oficio al juez ausente de acuerdo con el orden legal de reemplazos).
No alcanza con mayoría de votos. Se exige mayoría de “opiniones” o “fundamentos”. Esto es, la
decisión mayoritaria -positiva o negativa- de los planteos debe sustentarse en las mismas bases
argumentales883.

7. AUSENCIA DE FUNDAMENTACIÓN NORMATIVA


La Constitución ordena que las sentencias estén fundadas en el texto expreso de la ley y a falta de éste,
en los principios jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva y en defecto de éstos, en
los principios generales del derecho teniendo en cuenta las circunstancias del caso (art. 171).
El fundamento normativo de los fallos es un recaudo básico que permite conocer las pautas de
objetividad legal que utilizó el sentenciante para comprometer los derechos patrimoniales o de otra
índole de las partes.
Ello es lo que -por otro lado- hará posible articular el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o
doctrina legal para el caso en que se haya violado la norma.
De allí que la falta de cita normativa viabilice la anulación del decisorio 884.
v. Girotti, Martín Alberto y otros s/cobro hipotecario”; Ac. 59.248, 25/3/1997, “Di Blasio, Orlando v. Origone,
Jorge Alberto s/daños y perjuicios”.
880
SCBA, Ac. 60.555, 12/9/1995, “Webb, Susana Ester v. Ippolito, Antonio Empresa Constructora y
Municipalidad de Gral. Alvarado s/cumplimiento de contrato de acción directa - recurso de queja”; Ac. 63.171,
28/5/1996, “Paca Muru SRL v. Dimena, Osvaldo s/cobro de pesos” [J 14.44544-1]; Ac. 67.092, 8/7/1997, “De la
Prida, Antonio v. Reynoso, Néstor C. y otro s/incidente de nulidad de notificación”; Ac. 73.229, 16/2/1999, “R.,
D. v. S., G. s/divorcio (art. 236)”; Ac. 79.058, 30/8/2000, “Clínica Olivos SA v. Sucesores de Serafín Liparoti
s/cobro de pesos”; Ac. 81.306, 25/4/2001, “Ortuño Kobesh, Herta Sigrid v. Ferrari, Jorge Mario y otros
s/indemnización por daños y perjuicios”.
881
“El recurso extraordinario de nulidad resulta procedente si se omite la formalidad del acuerdo y voto
individual de los jueces, prescripto por los arts. 168, Constitución provincial y 296, CPCC”. SCBA, Ac. 77.851,
19/2/2002, “G., D. v. L., R. s/divorcio contradictorio”.
882
“El recurso extraordinario de nulidad, interpuesto por violación del art. 168, Constitución de la provincia,
resulta inadmisible cuando no se advierte ausencia de mayoría de fundamentación ya que tanto del texto de la
sentencia como de los sellos aclaratorios surge claramente el orden de votación y el nombre de los magistrados
firmantes”. SCBA, Ac. 77.265, 15/3/2000, “Billino, Bibiana María v. Consorcio de Propietarios Edificio Av.
Maipú nro. 1860/1868, primer cuerpo - `Olivos s/daños y perjuicios´”.
883
“Corresponde declarar la nulidad del fallo que carece de la mayoría de fundamentos exigida por el art. 156,
Constitución provincial, no quedando satisfecha dicha exigencia únicamente con la mayoría de resultado”.
SCBA, Ac. 47.283, 3/12/1991, “Arambarri, José Antonio (sus herederos) v. Provincia de Buenos Aires
s/expropiación inversa”; Ac. 63.444, 10/6/1997, “Pedro, Luis Ricardo v. San Román, José M. y otro s/daños y
perjuicios”.
884
“Corresponde anular el pronunciamiento que carece de fundamento legal”. SCBA, Ac. 53.040, 13/2/1996,
“Pérez, Luis y otros v. De Marco, Juan Carlos y otros s/daños y perjuicios”; Ac. 76.926, 19/2/2002, “Lepercq,

342
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, también se ha dicho que aunque careciere de cita legal, no corresponde anular un
pronunciamiento cuando -frente a las particularidades del caso- la exigencia del art. 159, Constitución
provincial, queda satisfecha con la invocación de distintas opiniones doctrinarias sobre la jurisdicción
eclesiástica y tal circunstancia no ha impedido a la parte desentrañar el fundamento del fallo ni
interponer el recurso de inaplicabilidad de ley885.
La Corte en su mayoría actual requiere que el decisorio exhiba cita legal.
Aun cuando la cita sea errónea -se ha dicho- se salva la validez del fallo ya que esta eventual
equivocación o violación sólo encuentra un canal idóneo a través del recurso extraordinario de
inaplicabilidad.
Sin embargo, una interesante disidencia del ministro de Lázzari brega porque este criterio se
modifique. Este destacado jurista se opone a que una simple cita normativa pueda ser considerada el
“debido fundamento” de un fallo. La referencia legal no sólo debe ser adecuada a las circunstancias
del caso sino venir acompañada del razonamiento del juzgador que permita conocer su forma de
elaborar la conclusión sentencial, como también lo requiere la Constitución.
Evocando sus propias palabras, “una sentencia que no contiene ninguna motivación y solamente
incorpora la mención de un texto legal, infringe abiertamente los parámetros contenidos en los arts. 34,
inc. 4º, 163, incs. 4º y 5º, y 164, CPCC, por lo que no ha sido dictada `en la forma establecida al efecto
por las leyes procesales´ lo que determina su nulidad” 886.

8. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 297. (Texto según ley 8689, art. 1) Trámite. Remisión


Regirán las normas de los arts. 278, último párrafo, 280, último párrafo y, en lo pertinente, las
de los arts. 279, 281 a 288 y 290 a 292. Deberá oírse al Procurador General.

1. TRÁMITE. REMISIÓN
El legislador reguló el trámite del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal de
manera exhaustiva y respecto de los demás remedios casatorios decidió efectuar remisiones.
Este reenvío deberá hacerse en lo que resulte compatible a la figura en cuestión. Por ejemplo, nada de
lo que se vincule con el monto mínimo ni con el depósito previo 887 tiene virtualidad en este recurso ya
que por tratarse de una tacha de inconstitucionalidad por violación de formas de la sentencia se ha
entendido que no corresponde la limitación pecuniaria.
Concretamente, serán de aplicación las reglas vinculadas con la definitividad de sentencia (art. 278,
tramo final), la constitución de domicilio a los fines del recurso extraordinario de nulidad (art. 280,
parte final), forma, plazo y tribunal ante el que se debe interponer (art. 279), admisibilidad por el
tribunal a quo (art. 281), remisión del expediente y carga del franqueo (art. 282), providencia de “autos
para sentencia” y forma de las notificaciones (art. 283), presentación de memorias (art. 284),
desistimiento del recurso pero sin la sanción de pérdida del depósito, que aquí -como se dijo- no existe
(art. 285), plazo para la sentencia y pronto despacho (art. 286), forma del acuerdo y de la sentencia de
la Corte (arts. 287 y 288), revocatoria contra providencias simples e interlocutorias (art. 290),
notificación de sentencia y devolución de la causa (art. 291) y la queja por denegatoria del recurso
extraordinario de nulidad (art. 292).
Aquí se contempla expresamente la intervención en todos los casos del Procurador General.

Norberto Roberto Mario y otro v. Ortueta, Sergio Aldo y otros s/daños y perjuicios”.
885
SCBA, Ac. 39.930, 29/8/1989, “Rybar, Antonio v. García, Rómulo y/u Obispado de Mar del Plata y/o quien
corresponda s/juicio sumarísimo (art. 321, CPC)”.
886
SCBA, Ac. 56.599, 23/2/1999, “Blanco, Alfonso v. Aeropak SA s/daños y perjuicios”, voto en minoría del
juez citado.
887
“El depósito establecido por el art. 280, CPCC no resulta exigible para la admisibilidad del recurso
extraordinario de nulidad (art. 297, CPCC)”. SCBA, Ac. 87.092, 2/4/2003, “Cardozo, Julián Alberto y otro v. El
Ruiseñor SA s/indemnización por despido - recurso de queja”.

343
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es de destacar que el recaudo de admisibilidad que hace a la suficiencia del recurso es también
esencial en este recurso. La parte en su escrito deberá demostrar la existencia de cada causal de
nulidad alegada, exponiendo clara y concretamente cuál es el vicio y cómo se configura 888.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 298. Contenido de la sentencia


Cuando la Suprema Corte lo acogiera, se declarará nula la sentencia recurrida y se remitirá la
causa a otro tribunal para que la decida nuevamente. En este supuesto se aplicará a cada juez
del tribunal una multa idéntica a la establecida por el art. 45, siempre que, a juicio del tribunal,
existiera manifiesta o inexcusable infracción a los preceptos constitucionales aludidos. Cuando la
Corte estimare que no ha existido infracción a las precitadas disposiciones de la Constitución, así
lo declarará, desestimando la impugnación y condenando al recurrente en las costas causadas.

1. SENTENCIA. CASACIÓN “PURA”. CONSECUENCIAS DE LA ANULACIÓN


Aquí -como en el art. 289, respecto del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina
legal- el legislador regula el contenido de la sentencia a dictarse planteando dos hipótesis.
La primera posibilidad consiste en que el recurso extraordinario de nulidad prospere.
Si la Corte entiende que se ha configurado alguna de las causales nulificantes citadas, declarará nulo el
fallo y lo remitirá a otro tribunal para que dicte nueva sentencia sobre el caso.
Se efectúa así un reenvío propio de las formas casacionales “puras” 889 (889) -a diferencia de la
“impura” que se regula para el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal donde
el mismo tribunal que casa, repone el fallo-.
Está prevista una sanción pecuniaria -multa sobre la base de las reglas de la que corresponde por
temeridad y malicia del art. 45 - para el juez cuando se haya determinado que la nulidad se debió a una
“manifiesta o inexcusable infracción a los preceptos constitucionales aludidos”.
Si, en cambio, el intento no prospera, se declarará que no existe la infracción aludida, se desestimará el
recurso interpuesto y se hará cargar al recurrente con las costas 890 de la instancia extraordinaria.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

SECCIÓN 3ª - Recurso de inconstitucionalidad

Art. 299. Resoluciones recurribles. Causal


El recurso extraordinario de inconstitucionalidad procederá contra las sentencias definitivas de
los jueces o tribunales de última o única instancia, cuando en el proceso se haya controvertido la
validez de una ley, decreto, ordenanza o reglamento, bajo la pretensión de ser contrarios a la
Constitución de la Provincia y siempre que la decisión recaiga sobre ese tema.

1. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

888
“Es improcedente el recurso extraordinario de nulidad que no acredita que la cuestión a que se refiere es
esencial en los términos y con el alcance que debe atribuirse al art. 168, Constitución provincial”. SCBA, Ac.
78.228, 12/9/2001, “García, Juan A. y otro v. Miniño, Juan José s/daños y perjuicios”.
889
“Si la Corte realiza el iudicium rescindens (anulación), debe según el art. 298, CPCC, girar el expediente a la
instancia que dictó el pronunciamiento atacado para que lleve a cabo el iudicium rescissorium, esto es, para que
resuelva positivamente el pleito”. SCBA, Ac. 72.890, 19/2/2002, “G., F. s/adopción”.
890
“El art. 298, CPCC sólo se refiere al pago de las costas en caso de que la Suprema Corte rechace el recurso
extraordinario de nulidad, contemplando para el supuesto de declarárselo procedente solamente la imposición de
una multa a los magistrados que dictaron el fallo anulado, cuando se juzgase manifiesta o inexcusable la
infracción”. SCBA, Ac. 64.422, 28/9/1999, “Festa, Osvaldo Américo s/determinación de honorarios”.

344
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La Corte “ejerce la jurisdicción originaria y de apelación para conocer y resolver acerca de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos que estatuyan
sobre materia regida por esta Constitución y se controvierta por parte interesada” reza el art. 161, inc.
1º, de esa Carta.
En consecuencia, el legislador pergeñó vías procesales adecuadas para que se ejerza esa jurisdicción
constitucional.
La originaria, mediante la “acción originaria de inconstitucionalidad” regulada en los arts. 683 a 688 y
la apelada, mediante el recurso extraordinario de inconstitucionalidad (o REI en la jerga casatoria).
Se busca -en definitiva- por estos procedimientos preservar la supremacía constitucional, es decir, que
todas las normas del ordenamiento jurídico mantengan coherencia sea de manera mediata o inmediata
con la Norma Fundamental.
Este principio surge del artículo citado (161, inc. 1º) y del 57 de la Carta local así como del art. 31,
CN.
Se trata de vías para que el Poder Judicial supervise a pedido de parte si la producción normativa de
los otros dos poderes del Estado cumplen con esa regla esencial para la seguridad jurídica y -en
definitiva- la paz social.
Esta tarea de revisión puede hacerse controlando la validez de una norma en forma original, mediante
la pretensión originaria de inconstitucionalidad, o bien criticándosela en el marco de un proceso
judicial que ya cuenta con resoluciones previas al respecto y en la medida en que estas resoluciones
causen perjuicio concreto.
Justamente en este contexto es donde se ubica el recurso extraordinario de inconstitucionalidad.

2. “CASO CONSTITUCIONAL”
La vía del recurso sólo puede ser abierta si se ha controvertido y decidido un “caso constitucional” y
ello ocurre cuando derechos y garantías constitucionales locales han sido vulneradas por un fallo
judicial que le haya dado validez a normas de menor rango que los afecten. Es decir, se enfrentan
normas constitucionales locales con normas inferiores también locales 891.
Claro que si es la propia sentencia la que viola estas prerrogativas y no por causa de una ley, decreto,
ordenanza o reglamento inconstitucional, la vía procedente será la del recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.
En este recurso extraordinario opera una casación constitucional donde se controla la ley en lo atinente
a su validez constitucional sin perjuicio de que también se analice la sentencia que la aplica.
Mediante el recurso de inaplicabilidad de ley se ataca el uso que de una norma ha hecho el juez
mientras que por la vía del recurso extraordinario de inconstitucionalidad se impugna -en principio- la
ley misma pero sin dejar fuera de la mira el pronunciamiento que la aplica.
Es evidente que en la sentencia que aplica una ley inconstitucional existe un claro error in iudicando
ya que se viola o inaplica el art. 57, Constitución provincial, que le prohíbe al juez utilizar normas
inconstitucionales.
Por eso, para que prospere el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley debe existir un error del
juez, mientras que para que prospere el recurso extraordinario de inconstitucionalidad no sólo hace
falta un error del juzgador sino también del legislador que dictó una norma inconstitucional.
Este planteo constitucional debe haberse realizado en las instancias ordinarias, llegando la decisión a
consideración de la Corte por vía de este recurso extraordinario.
Esto es, debe haber existido previamente una resolución de un tribunal de justicia sobre el punto que
es la que será objeto de revisión por la Suprema Corte.

891
“De conformidad con lo dispuesto por el art. 299, CPCC el recurso extraordinario de inconstitucionalidad es
improcedente si en la causa no se ha planteado ni resuelto un caso constitucional en los términos del art. 161,
Constitución provincial, vale decir la validez de una norma local (ley, decreto, ordenanza o reglamento) bajo la
pretensión de ser contraria a las cláusulas de la Constitución provincial”. SCBA, L.58.084, 16/12/1997,
“Anglada, Alfonso y otro v. Banco Patagónico s/cobro de indemnización”. “El recurso establecido en el art. 161,
inc. 1º, Constitución provincial sólo se abre en el único caso en que en la instancia ordinaria se ha controvertido
y decidido la constitucionalidad o inconstitucionalidad de leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos provinciales
confrontados con normas de la Constitución local, suspuesto éste que no se da en el caso en que el tema en
debate se refiere a validez de la ordenanza municipal 11021 frente a la ley nacional 23849 y la Constitución
nacional, materia que resulta ajena a esta vía recursiva y propia del de inaplicabilidad de ley”. SCBA, Ac.
86.651, 12/2/2003, “Saricas, Elena y otros v. Municipalidad de La Matanza s/amparo”.

345
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que el planteo constitucional debe introducirse en la primera ocasión procesal propicia. Si
el conflicto es conocido desde un inicio debe ser llevado ante el juez de primera instancia ya sea de
manera directa o subsidiaria.
De tal modo, sólo así podrá revisarse lo que se disponga a su respecto en la alzada -y eventualmente
luego en la Corte- sin transgresión al principio de congruencia.
Normalmente el planteo constitucional se hace por vía de defensa o excepción al contestar la demanda
u oponer excepciones. Sin embargo no basta con ello sino que debe ser mantenido en todas las
instancias.
De allí la doctrina de la Suprema Corte que requiere que el caso constitucional debe ser invocado en la
oportunidad debida y sólo pueden aparecen en la instancia extraordinaria cuando el impugnante no
hubiera tenido ocasión de hacerlo en las de grado inferior. Es el caso de la “inconstitucionalidad
sorpresiva” y generalmente opera cuando el tema surge como consecuencia de la decisión de la cámara
al revocar la de primera instancia.
Si la cuestión constitucional aunque planteada no fue resuelta por el a quo, la vía será la del recurso
extraordinario de nulidad ya que se trata de la omisión de una típica cuestión esencial.
El quejoso debe argumentar en contra de la validez de la norma 892 pero también acerca del agravio que
su aplicación le causa. Este control de la primacía de la Constitución no se hace en el mero interés de
la ley.
Todo ello sin perjuicio de las últimas elaboraciones pretorianas de la Corte bonaerense en punto a la
posibilidad de declarar la inconstitucionalidad de oficio 893, tema cuyo abordaje y análisis excede el
marco de este trabajo.
Estas sentencias también deberán ser “definitivas” (ver nota al art. 278) y provenir de “jueces o
tribunales de última o única instancia”.
Existe aquí una pequeña diferencia de redacción en lo que hace al tribunal del cual debe provenir la
resolución en crisis pero en la práctica pierde virtualidad ya que no se refiere a casos distintos de los
ya contemplados en este punto.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 300. (Texto según ley 8689, art. 1) Plazo, forma y fundamentación
El recurso se interpondrá en la forma y plazo establecidos por el art. 279 y deberá fundarse
necesariamente en la causal prevista por el artículo anterior.

1. TRÁMITE. REMISIÓN
Aquí también el legislador remite a las reglas procesales ya plasmadas respecto del recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal.
Concretamente, en lo que hace a la manera y plazo para interponer este recurso de inconstitucionalidad
envía al art. 279 y señala que la causal de procedencia que debe esgrimirse es el conflicto que reseña el
art. 299894.
892
“Quien alega la inconstitucionalidad de una norma tiene el deber de demostrar con argumentos sólidos que la
norma contraría preceptos constitucionales, evidenciando el error jurídico del fallo y no limitarse a manifestar
que no lo convencía lo decidido (doct. art. 279, CPCC)”. SCBA, Ac. 41.159, 12/12/1989, “Skerj de Venturin,
María v. Pittatore, Esteban s/indemnización daños y perjuicios y beneficio de litigar sin gastos”; Ac. 60.684,
8/7/1997, “Registro de Contratos Públicos nro. 14 de Chivilcoy, Lazagabaster, Juan Pedro”.
893
SCBA, L. 72258, 28/5/2003, “Asmit de Mottino, Mónica L. por sí y en representación de su hijo menor Jesús
B. Mottino y Zoppi, Marta E. en representación de sus hijos menores Carlos M. y María D. Mottino v. Policía de
la Provincia de Buenos Aires s/indemnización por muerte”.
894
“Resulta improcedente la interposición ante esta Corte del recurso extraordinario de inconstitucionalidad
contra la denegatoria del de inaplicabilidad de ley (arts. 279, 292, 299 y 300, CPCC)”. SCBA, Ac. 87.674,
2/4/2003, “Asociación Mutual para Personal y Propietarios de Taxis y afines (AMTAX) v. Camuzzi Gas
Pampeana s/infracción ley 24240 - recurso de queja”. “El recurrente deja interpuesto ante esta Suprema Corte
`recurso extraordinario´ sin especificar cuál de ellos es el que interpone, ni da fundamento legal alguno respecto
de sus agravios, con total incumplimiento de las formalidades establecidas en los arts. 279, 296, 297, 299 y 300,
CPCC, circunstancia ésta que obsta, sin otro tipo de consideración, a la admisibilidad formal de cualquier
recurso extraordinario”. SCBA, Ac. 78.145, 17/5/2000, “M., D. v. G., L. s/tenencia y régimen de visitas - recurso

346
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 301. Examen previo


El juez o el tribunal, sin sustanciación alguna, examinará las circunstancias siguientes:
1º) Si el caso se encuentra comprendido en el art. 299.
2º) Si se ha interpuesto en término.
En seguida procederá como lo establece el ap. 2 del art. 281.

1. ADMISIBILIDAD
El tribunal a quo habrá -aquí también- de controlar si se planteó debidamente un “caso constitucional”
y si se respetó el plazo del art. 279.
Todo ello sin intervención de la contraparte.
Luego de ese examen, lo admitirá o rechazará tal como lo indica el tramo pertinente -parte segunda- de
la manda a la que se reenvía.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 302. (Texto según ley 8689, art. 1) Trámite. Remisión


Regirán las normas de los arts. 278, último párrafo, 280, último párrafo y, en lo pertinente, las
de los arts. 279, 281 a 288 y 290 a 292. Deberá oírse al Procurador General.

1. TRÁMITE. REMISIÓN (II)


Otra vez, se reenvía a las normas del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal
que son de aplicación -en lo pertinente- al extraordinario de inconstitucionalidad.
Como en el de nulidad, no operan aquí ni los recaudos del monto mínimo ni del depósito por lo que
todas las previsiones a su respecto son inatingentes respecto de este remedio casacional que, por
enderezarse hacia la preservación de la supremacía de la Constitución, se regula sin las restricciones
derivadas de las aludidas exigencias vinculadas con cuestiones patrimoniales.
Como en el recurso extraordinario de nulidad, también aquí se busca la opinión en todos los casos del
representante del Ministerio Público.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

Art. 303. Contenido de la sentencia


En su decisión, la Suprema Corte declarará si la disposición impugnada es o no contraria a la
Constitución de la Provincia. En el segundo caso desestimará el recurso condenando al
recurrente en las costas causadas.

1. SENTENCIA
El contenido de la sentencia aquí también depende del éxito del recurso planteado.
Si la norma denunciada efectivamente se encuentra en pugna con contenidos de la Constitución
provincial, la Corte así lo manifestará declarándola inconstitucional y, por ende, inaplicable al caso al
que se refiere el expediente en el que se produce la resolución del tribunal.
Ello es consecuencia de nuestro sistema de control difuso de constitucionalidad que no tiene efecto
derogatorio de la norma inconstitucional.
Esta declaración opera sólo inter partes y para el caso ventilado.
de queja”.

347
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Nada impide que esa norma vuelva a ser aplicada en otra sentencia. Sin embargo, por efecto de la
función “uniformadora” de la jurisprudencia que ejerce la Suprema Corte bonaerense, los jueces
inferiores habrán de tener muy en cuenta esta declaración de inconstitucionalidad al momento de
resolver un planteo similar propuesto por las partes y en muchos casos seguirán esas directivas
jurisprudenciales en virtud de los principios de economía y celeridad procesal ya que de tal modo
evitan exponerse a una revocación segura de su pronunciamiento.
Por el contrario, si la Corte no encuentra configurada la tacha constitucional alegada, así también lo
dirá, rechazará el recurso extraordinario de inconstitucionalidad e impondrá las cosas del trámite ante
la casación al recurrente perdidoso.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no
encuentran correlato en las normas del Código nacional.

TÍTULO V - MODOS ANORMALES DE TERMINACIÓN DEL PROCESO

CAPÍTULO I - Desistimiento

Art. 304. Desistimiento del proceso


En cualquier estado de la causa anterior a la sentencia, las partes, de común acuerdo, podrán
desistir del proceso manifestándolo por escrito al juez, quien sin más trámite lo declarará
extinguido y ordenará el archivo de las actuaciones.
Cuando el actor desistiera del proceso después de notificada la demanda, deberá requerirse la
conformidad del demandado, a quien se dará traslado, notificándosele personalmente o por cédula,
bajo apercibimiento de tenerlo por conforme en caso de silencio. Si mediare oposición, el
desistimiento carecerá de eficacia y proseguirá el trámite de la causa.

1. MODOS “ANORMALES” DE TERMINACIÓN DEL PROCESO Y MEDIOS ALTERNATIVOS


DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Muy cierto es que una vez iniciado un proceso judicial todos los pasos que lo integran tienden a llevar
hasta la meta última: la sentencia.
Tal es la forma considerada “normal” de terminación de los juicios. Sin embargo puede darse que no
sea ésa la manera en que necesariamente concluya la litis.
Pueden ocurrir diversas contingencias en las que se pone en juego más o menos directamente el
principio dispositivo a través de las conductas positivas o negativas -omisivas- de las partes que
determinen el cierre del proceso antes de que recaiga la sentencia de mérito.
Estas contingencias son las formas “anormales” de terminación del proceso.
Resulta sugerente el empleo de estos calificativos por el Código.
La alusión a lo “normal” y lo “anormal” dentro del proceso nos hace reflexionar acerca de cuáles son
las vías para solucionar controversias que queremos para nuestra sociedad. Si bien posteriores a la
fecha de sanción de la ley procesal que nos ocupa, los desarrollos doctrinarios locales referidos a los
medios alternativos de resolución de conflictos nos han mostrado que junto con la sentencia judicial
hay -en determinadas ocasiones y respecto de ciertos casos- otras formas y otros andariveles
transitables que suelen brindar mejores soluciones que un juicio tradicional con un dispendio de
tiempo, dinero y esfuerzo mucho menor.
Tales formas alternativas encuentran correlato en algunas de las figuras que se regulan a partir de la
norma en estudio (por ejemplo, una mediación puede dar lugar a que en el proceso ya iniciado una de
las partes se allane, desista o suscriba una transacción).
Observemos, pues, que la tacha de “anormales” respecto de estas formas de solucionar el conflicto
encierra como connotación la idea de que siempre debe ser la sentencia la manera de resolver un
diferendo cuando -como vimos- una vez iniciado el juicio éste puede culminar más eficaz, rápida y
económicamente por otra vía “alternativa” y no por ello ser una “anormalidad”.
En el fuero civil y comercial de la provincia de Buenos Aires no existe institucionalizada la etapa de
mediación obligatoria previa.
Ésta se da en el régimen procesal de la Nación según lo que manda el art. 1, ley 24573.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, para quienes quieran recurrir voluntariamente a mecanismos alternativos de resolución
de conflictos en el marco del Poder Judicial bonaerense se encuentra disponible el Servicio de
Mediación dependiente de la Procuración General de la Suprema Corte de Buenos Aires.
Esta estructura enclavada en el ámbito del Ministerio Público está organizada por la resolución de la
Suprema Corte bonaerense nro. 1301 del 25/9/2001, norma que prevé la composición, funcionamiento
y atribuciones de la “Oficina Central de Mediación y otros métodos de resolución de conflictos de la
Procuración General”.

2. DESISTIMIENTO DEL PROCESO


El principio dispositivo manda que sean las partes las que tengan en sus manos la facultad de dar
inicio al proceso y la carga de su impulso hasta la sentencia de mérito.
Si bien lo primero no admite excepciones, en lo que hace al impulso la tarea de los litigantes coexiste
con la actividad ordenatoria oficiosa, cada día más favorecida por las corrientes doctrinarias que
abonan la ampliación de los poderes del juez.
Pues bien, así como no se discute que sólo a los justiciables compete concurrir o no a los tribunales en
busca de respuestas judiciales a sus pretensiones en ejercicio de su derecho constitucional de acción,
tampoco se controvierte el hecho de que sean esos mismos justiciables los que puedan decidir -cuando
el pleito ya no resulta útil a sus intereses- terminarlo.
De eso se trata la figura del desistimiento.
Se ha dicho al respecto que el desistimiento es un acto procesal que tiene por finalidad renunciar al
ejercicio de una pretensión propuesta al órgano jurisdiccional, pudiendo alcanzar esta dimisión al
propio derecho sustantivo que se hace valer o bien al mero proceso en que el reclamo fuera intentado.
Debe aclararse aún que dicho instituto es susceptible de ser considerado en forma total o parcial
-desistimiento de alguna pretensión o derecho entre otros, desistimiento de una incidencia-. Pero
siempre debe versar sobre derechos disponibles por quien los abdica 895.
Las partes interesadas originalmente en que se desenvuelva la relación jurídico-procesal pierden ese
interés y desisten del trámite.
Esta medida no afecta -por regla- al derecho sustancial que las partes esgrimen como basamento de sus
pretensiones y oposiciones, el que podrá ser nuevamente canalizado -luego de satisfacer los gastos
ocasionados por la actividad judicial realizada- a través de un nuevo juicio, siempre y cuando no haya
operado a su respecto la prescripción.
En esta norma se contempla el desistimiento bilateral por común acuerdo de las partes que venían
litigando presentado por escrito ante el juez en cualquier momento antes de la sentencia. Ello provoca
que el magistrado se limite a declarar la extinción del proceso y ordene su archivo.
También, el unilateral que ocurre cuando es sólo el actor quien tiene la iniciativa del desistimiento. En
estos casos, esa única manifestación de voluntad solamente tendrá eficacia si se realiza antes de la
notificación de la demanda.
Luego de ello la situación cambia ya que en el proceso no se encuentra únicamente el actor.
Este nuevo sujeto que es incorporado a la litis -demandado- puede tener interés en que el juicio
concluya y de esa manera la sentencia que recaiga disipe el manto de sospecha que el actor tendió
respecto de una situación jurídica que lo involucra.
De tal modo, se ha dicho que adolece de nulidad el auto dictado que hace lugar al desistimiento de la
acción luego de trabada la litis, sin la previa conformidad del demandado en razón de que pudiendo el
actor renovar su demanda en otro juicio, podría aquél encontrarse en situación de desventaja para la
defensa de sus derechos, por lo que podrá exigir la continuación del procedimiento hasta dictarse
sentencia, para ampararse en los beneficios de la cosa juzgada 896.
Por eso es que a partir del traslado de la demanda se debe requerir la conformidad de la otra parte para
que opere el desistimiento del proceso salvo que -claro está- este desistimiento venga “acompañado o
subsumido” por el del derecho, figura que analizaremos a continuación 897.
También puede darse el caso de desistimiento en un proceso que contenga un litisconsorcio pasivo.
Allí, el consentimiento que prevé el art. 304 para el caso de desistimiento de la acción cuando se ha
trabado la litis, es el de la persona hacia quien se dirige el mismo, quien tiene derecho legítimo a
oponerse para evitar enfrentarse a posteriori con un nuevo juicio. “Mas en el caso de autos, aún no se
895
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/9/1996, “Pacheco, Mario Enrique v. Giulietti, Orlando s/desalojo”.
896
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 29/8/2000, “Lekerman, Nélida Susana v. Latini, Marta Ofelia y otro s/cobro
ejecutivo”.
897
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/4/1998, “Ditsch, Edith Susana y otra s/beneficio litigar sin gastos”.

349
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
había notificado el traslado de la demanda a uno de los accionados cuando el actor desistió de la
acción a su respecto por lo que resulta procedente su efectivización sin que sea necesario el
consentimiento del otro codemandado pues éste carece de interés para oponerse al mismo” 898.
El Código protege el citado interés del demandado ya que mediante su simple oposición hace caer la
eficacia del desistimiento y el trámite sigue su curso.
En los juicios ejecutivos donde es necesario preparar la vía, se ha planteado la duda acerca de si es
posible desistir luego de la citación del firmante a que reconozca su firma. Así, se ha entendido que la
convocatoria a reconocer firma a la que se refiere el art. 524 constituye una etapa preliminar, en el
marco del juicio ejecutivo, orientada a la constitución del título habilitante de esa vía procesal
mediante la complementación de cierto tipo de documentos que, por sí solos, carecen de esa condición
sin que ella adquiera virtualidad transmisiva de la pretensión. Por consiguiente, aun luego de
notificada esa citación, el ejecutante conserva la disponibilidad unilateral de la instancia pudiendo
desistirla por sí solo pues esta etapa antecede a la traba de la litis que opera, en este tipo de procesos,
al ser el ejecutado intimado de pago oportunidad en la que queda citado para oponer defensas 899.
Esta forma de finalización del proceso es también aplicable a los incidentes. En un caso específico se
sostuvo que con el desistimiento formulado por la accionada, ha quedado extinguida la relación
procesal del incidente de sustitución de embargo y por lo tanto agotada la instancia incidental que
vinculara a las partes en virtud de uno de los efectos puramente procesales derivados de este modo
anormal de conclusión del proceso resultando impropio, frente a la promoción de un nuevo incidente,
invocar la existencia de litispendencia desde que no hay proceso en curso que habilite dicho
impedimento procesal900.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 304, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 305. Desistimiento del derecho


En la misma oportunidad y forma a que se refiere el artículo anterior, el actor podrá desistir del
derecho en que fundó la acción. No se requerirá la conformidad del demandado, debiendo el
juez limitarse a examinar si el acto procede por la naturaleza del derecho en litigio, y a dar por
terminado el juicio en caso afirmativo. En lo sucesivo no podrá promoverse otro proceso por el
mismo objeto y causa.

1. DISPONIBILIDAD DE DERECHOS
Distinta situación a la previamente analizada se configura cuando el desistimiento recae sobre el
derecho.
Aquí la contienda no podrá renovarse ya que faltará el sustento de la pretensión que en este acto
formal se resigna. Por supuesto que sólo puede operar esta figura respecto de derechos disponibles.
Será misión del juez determinar en qué casos es viable aceptar este desistimiento y en cuáles, por
mediar motivos de orden público (la ley alude a la “naturaleza del derecho en litigio”), ello no es
posible.
La actividad judicial en estos casos se encuentra orientada por las pautas del derecho de fondo.
La jurisprudencia ha dicho que el art. 305, 2ª parte, dispone que frente al desistimiento del derecho el
juez debe limitarse a examinar si el acto procede por la naturaleza del derecho en litigio. Y a dar por
terminado el juicio en caso afirmativo. A su vez, el art. 162 establece que las sentencias que recayeren
en los supuestos de los arts. 305, 308 y 309 se dictarán en la forma establecida en los arts. 160 o 161,
según que, respectivamente, homologuen o no el desistimiento, la transacción o la conciliación. Ello
significa que compete al órgano judicial examinar tanto los presupuestos subjetivos del desistimiento
(capacidad, legitimación, personería), cuanto los requisitos objetivos del mismo, esto es, la naturaleza
898
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 23/12/1997, “Herrera, Raúl Alberto y otro v. Harris, Ignacio
Enrique y otro s/cobro de pesos y daños y perjuicios”.
899
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/4/1999, “Mannino, Julio Rodolfo v. Serna, Dante Rogelio y otros
s/cobro de alquileres”.
900
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/11/1996, “Basurto, Alberto Hernán v. Galenos SA s/actuaciones
relativas al recurso de apelación interpuesto contra la interlocutoria de fs. 191/192 (art. 34, inc. 5º, CPCC)”.

350
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
disponible de los derechos debatidos. Vale decir, el desistimiento del derecho no vincula
necesariamente al juez, quien se encuentra autorizado para desestimarlo en el supuesto de que aquél
versara sobre derechos indisponibles. Así entonces, en virtud de ser el desistimiento del derecho uno
de los modos anormales de terminación del proceso, requiere para su plena validez y para adquirir la
autoridad de cosa juzgada, la homologación judicial. A su vez, en el supuesto de no reconocérsele
eficacia al desistimiento, el juez debe fundar la desestimación mediante una sentencia interlocutoria,
guardando las formas del art. 161 citado901.
Para el caso en que esta medida sea posible, alcanza con la sola manifestación de voluntad del actor
expresada en cualquier momento anterior a la sentencia.
Esto es, no interesa que ya se encuentre incorporado a la litis el demandado pues ningún interés podrá
alegar frente a la extinción del derecho que configura la base de la pretensión dirigida en su contra lo
que en la práctica importa tanto como reconocer libre de toda limitación el derecho de la contraria
originalmente cuestionado.

2. CONSECUENCIAS DEL DESISTIMIENTO


Presentado este tipo de desistimiento, el juez realiza el control aludido y si lo requerido es viable, se
limita a dar por concluido el juicio mediante una resolución homologatoria con forma de providencia
simple conforme lo pauta el art. 162 y lo recepta la jurisprudencia 902.
Obvia consecuencia de la extinción del derecho es la imposibilidad de iniciar una nueva causa sobre la
base del mismo. De ocurrir, la parte puede oponer la excepción prevista en el art. 345, inc. 7º para
repeler la pretensión.
Asimismo, el pago de las costas causídicas se impone a quien desiste, “salvo cuando se debiese
exclusivamente a cambios de legislación o jurisprudencia” (art. 73).
El fundamento de la imposición de las costas a quien desiste está dado por el hecho culpable de haber
compelido a otro a intervenir en un proceso que, a la postre, no agota los distintos estadios que
completan su total desarrollo en virtud de la exteriorización de voluntad de aquél de ponerle fin sin
necesidad de la declaración jurisdiccional de certeza 903.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 305, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 306. Revocación


El desistimiento no se presume y podrá revocarse hasta tanto el juez se pronuncie, o surja del
expediente la conformidad de la contraria.

1. FORMA EXPRESA Y REVOCABILIDAD


Tanto el desistimiento del proceso como -con más razón- el del derecho pueden causar graves
perjuicios a quienes lo realizan.
De ahí que el orden jurídico proteja a las partes en este sentido por dos vías.
En primer lugar estableciéndose en este artículo que sólo podrá desistirse de manera expresa, mediante
escrito llevado ante el juez904. No opera presunción alguna favorable al desistimiento.
901
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/1994, “Collado, Roberto José v. Sartor de Volpe, Lilia s/regulación
de comisión”.
902
“La solicitud de homologación de convenio procede únicamente cuando se trata de los supuestos previstos en
los arts. 305, 308 y 309, CPC pues la facultad homologatoria acordada por el art. 162 del citado cuerpo legal sólo
es factible dentro del proceso que se ha desistido, o al que las partes han decidido poner fin mediante transacción
o acuerdo conciliatorio. La existencia de un proceso anterior resulta imprescindible para la procedencia de la vía
homologatoria”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 26/6/1997, “Contar SA y Michelli, Dardo
s/homologación judicial de convenio”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/8/1999, “Peláez, Silvia v.
Vega, Elsa María s/homologación”.
903
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 23/3/1995, “Caja de Jubilaciones Subsidios y Pensiones para el personal de
Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Chalde Hnos. y Cía. SA y otro s/daños y perjuicios”.
904
“Implicando una renuncia al derecho a la jurisdicción puesta en marcha con la demanda, el parangón entre el
desistimiento de la acción (campo procesal) con la renuncia del derecho (campo sustancial) es innegable (arts.
874 y 875, Código Civil), y como ésta, aun bajo el imperio de la libertad de las formas receptada por nuestro

351
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por otro lado, la protección opera permitiendo una revisión de lo decidido y admitiendo un eventual
arrepentimiento y consecuente revocación. Se fija como límite temporal el pronunciamiento del juez o
bien -para los casos de desistimiento del proceso- la constancia en el expediente de la conformidad de
la contraparte.
Conforme los términos del art. 306, CPCC el desistimiento no se presume y puede revocarse hasta
tanto el juez no se pronuncie o surja de la causa la conformidad de la contraria. Es decir, para que el
desistimiento exista se requiere la homologación del juez o tribunal 905.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 306, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO II - Allanamiento

Art. 307. Oportunidad y efectos


El demandado podrá allanarse a la demanda en cualquier estado de la causa anterior a la
sentencia.
El juez dictará sentencia conforme a derecho, pero si estuviere comprometido el orden público,
el allanamiento carecerá de efectos y continuará el proceso según su estado.
Cuando el allanamiento fuere simultáneo con el cumplimiento de la prestación reclamada, la
resolución que lo admita será dictada en la forma prescripta en el art. 161.

1. ALLANAMIENTO Y DESISTIMIENTO
Así como el actor en virtud del principio dispositivo puede intentar dar por concluido el proceso en
cualquier momento (dependiendo para lograrlo, en ciertos casos, de la anuencia de la contraria)
también el demandado puede hacer lo propio a través del allanamiento que implica reconocer como
válido el fundamento de la pretensión que se esgrime en su contra.
No se requiere en estos casos el acuerdo del demandante puesto que ningún perjuicio puede aducir
quien ve admitida por su adversario la pretensión planteada.
De allí que pueda ser realizado el allanamiento en cualquier estado de la causa previo a su resolución
final.
Presentado el allanamiento, aquí también el juez realizará el control tendiente a resguardar el orden
público. Si entiende que se trata de un derecho plenamente disponible, dictará sentencia conforme lo
que legal y fácticamente resulte de los actuados 906.
De lo contrario, rechaza el pedido y la causa seguirá su curso.
Si el allanamiento es reforzado con el cumplimiento simultáneo de la prestación reclamada, el auto
que la admita tendrá la forma de una interlocutoria 907.

sistema jurídico, no puede tener lugar tácitamente en los casos en que la ley exige una manifestación expresa
(art. 873, Código Civil), tal como ocurre con el desistimiento en juicio de la acción o del derecho. En ambos
supuestos la ley requiere de una manifestación escrita del sujeto procesal desistente, o de ambas partes, al juez
(arts. 304 y 305, CPCC), siendo la aceptación, o conformidad de la contraparte del desistente, cuando deba y sea
formalmente requerida, la única hipótesis legalmente prevista en que el silencio opera como manifestación
positiva de la voluntad, contribuyendo a generar efectos jurídicos. Dedúcese de todo ello, así como de la
inexistencia de toda norma al respecto, que en nuestro sistema procesal no tiene cabida el desistimiento de la
acción como sanción”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/4/1998, “Ditsch, Edith Susana y otra
s/beneficio litigar sin gastos”.
905
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 30/5/2002, “Castillo, Perla O. v. Soler, Carlos H. y otros s/daños y
perjuicios”.
906
“El allanamiento no impone necesariamente que se dicte un pronunciamiento estimando la pretensión del
accionante, pues en lo fundamental corresponde que se verifique si aquélla resulta arreglada a derecho y desde
luego si no se halla menoscabado el orden público (art. 307, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª, sala 1ª,
17/6/1999, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Scalera, Pablo s/cobro sumario”.
907
“Si el demandado ha formulado un allanamiento total, categórico, oportuno e incondicional a la demanda y ha
procedido a depositar el monto del capital reclamado, es misión de los jueces el respeto y la custodia del orden
público (art. 307, CPCB) y la jerarquía de las normas vigentes (art. 34, inc. 4º, CPCB), con lo que aun en tales
casos, cabe custodiar que lo convenido o materia del allanamiento se atenga a tales pautas”. Cám. Civ. y Com.

352
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El allanamiento puede ser total o parcial. En este último caso se produce una escisión del petitum
original, sobreviviendo sólo algunos tramos de la pretensión. El juez en esos supuestos habrá de hacer
lugar a la demanda en la medida del allanamiento y resolverá en lo demás según el derecho invocado y
la prueba producida, es decir, la causa debe proseguir en lo que se refiere a las diferencias
subsistentes908.

2. ALLANAMIENTO Y COSTAS. REMISIÓN


Rigen aquí las excepciones a la regla general del art. 68 que contienen los arts. 70 y 76, a cuyas notas
remitimos.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 307, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO III - Transacción

Art. 308. Forma y trámite


Las partes podrán hacer valer la transacción del derecho en litigio, con la presentación del
convenio o suscripción de acta ante el juez. Éste se limitará a examinar la concurrencia de los
requisitos exigidos por la ley para la validez de la transacción, y la homologará o no. En este
último caso continuará los procedimientos del juicio.

1. “CONCESIONES RECÍPROCAS”
He ahí la esencia de la transacción, figura que delinea sus contornos a partir de lo que establece el
Código Civil en sus arts. 832 a 838.
Se la define como el “acto jurídico bilateral, por el cual las partes, haciéndose concesiones recíprocas,
extinguen obligaciones litigiosas o dudosas” (art. 832, CCiv.).
Ante la falta de certeza respecto de la existencia o del alcance de derechos (“obligaciones dudosas”),
las partes enfrentadas deciden terminar el diferendo resignando cada una de ellas parte de lo
pretendido. De este modo, tal forma de extinguir obligaciones importa, si ese debate se daba en un
contexto judicial (“obligaciones litigiosas”) una manera de terminar el proceso antes de la sentencia de
mérito.
La transacción y el desistimiento son medios anormales de terminación del proceso que, en principio,
se contraponen; el único punto de contacto que poseen es que, en alguna medida, la transacción
supone una suerte de desistimientos recíprocos909.
Entonces, cuando la transacción opera como forma de terminación de una litis, la misma debe respetar
ciertos condicionamientos. Por eso es que las formalidades que contempla la ley ritual respecto del
acto bilateral en estudio deben acatar las plasmadas por el Código Civil en su art. 838 que, una vez
cumplidas, tendrán la misma validez que una sentencia ya que respecto de las renuncias efectuadas
recaerá la cosa juzgada material y nada más podrán volver a reclamar las partes 910.
Si bien es posible la existencia de transacciones fuera de juicio respecto de las obligaciones
simplemente “dudosas”, si se trata de las que aquí nos interesa -acerca de derechos “ya litigiosos”-

Quilmes, sala 2ª, 17/2/1998, “Greco, José Adolfo y otra v. Árias, Gustavo Héctor s/cobro hipotecario”.
908
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 5/4/1990, “Martínez, Jorge Alberto v. Orellano de la Menza, Eva Nilda
s/cobro ordinario de pesos”.
909
SCBA, Ac. 49.823, 3/8/1993, “Ramírez, Enzo Jorge v. Cacace, Juan C. y otros s/nulidad de escritura por
simulación, acción pauliana y daños y perjuicios”.
910
“La transacción produce como efecto característico y fundamental la extinción de los derechos y obligaciones
que han sido objeto de ella, es decir, de los derechos y obligaciones que las partes entienden renunciar, y éstas no
pueden -en adelante- exigirse nuevamente el cumplimiento de esos derechos y obligaciones porque la
transacción hace, para ellas, las veces de una sentencia (arts. 850, CCiv., y 308, CPCC)”. SCBA, Ac. 44.811,
23/10/1990, “Millán, Antonio y otra v. Alonso, Ester Amalia s/escrituración y cumplimiento de contrato”; Ac.
54.871, 23/2/1999, “Pagano, Elisa B. v. Pagano, Tomás F. y otro s/nulidad de testamento y daños y perjuicios” [J
14.12347-1].

353
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
conforme el art. 838 sólo podrá realizarse transacción válida mediante escrito que contenga el acuerdo
de ambas partes llevada ante el juez interviniente.
Esta manifestación de voluntad podrá estar contenida tanto en un escrito presentado ante el juez de la
causa911 o bien en un acta firmada ante él.
Como se señala en el Código Civil, toda interpretación respecto de la existencia y alcance de la
transacción habrá de realizarse con criterio restrictivo (arts. 835 y 838, parte final), pauta que debe
gobernar la hermenéutica judicial al tiempo de interpretarse las manifestaciones de los litigantes en
este punto.

2. VIGILANCIA DEL ORDEN PÚBLICO


Aquí también es requisito ineludible para la operatividad de la medida que pase el control del orden
público a cargo del juez.
Sólo en el caso de tratarse de derechos disponibles plenamente se dará curso a la petición y se tendrán
por operadas las renuncias recíprocas contenidas en la transacción.
Recién en ese supuesto procederá la homologación de la misma a tenor de lo que indica el art. 162 en
cuanto a la forma de la resolución que hace lugar o deniega esa convalidación oficial de lo resuelto por
las partes.
El juez deberá controlar la observancia de los recaudos previstos en el Código Civil y su tarea siempre
deberá desplegarse en un marco de interpretación restrictiva ya que en la duda deberá estarse en contra
de la renuncia de derechos.
Operada la homologación, el convenio adquiere firmeza y para las partes tiene “la autoridad de la cosa
juzgada” (art. 850, CCiv.) constituyendo la base de una eventual excepción frente a pretensiones
vinculadas a los derechos ya dispuestos, como lo manda el art. 345, inc. 7º, CPCC así como de una
ejecución a la que se aplican las pautas de la ejecución de sentencia a tenor de lo previsto en el art.
498, inc. 1º.
Ello sin perjuicio de que si no está homologada (simple convenio extrajudicial) pueda ser esgrimida
como defensa de fondo sometido al régimen probatorio común.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 308, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO IV - Conciliación

Art. 309. Efectos


Los acuerdos conciliatorios celebrados por las partes ante el juez y homologados por éste
tendrán autoridad de cosa juzgada. Se procederá a su cumplimiento en la forma establecida
para el trámite de ejecución de sentencia.

1. LA CONCILIACIÓN
Se ha definido a la conciliación judicial como el acuerdo al que llegan las partes en el marco de una
propuesta efectuada por el órgano de justicia en pos de una solución más útil y expedita.
Hemos visto que la convocatoria a conciliación por iniciativa del juez consiste en una potestad que
viene reforzada por la doctrina procesalista moderna. Entre las facultades ordenatorias se encuentra la

911
“El Código Procesal en el art. 308 se refiere a la validez de la transacción del derecho en litigio, estableciendo
que a la misma no se la podrá hacer válidamente, sino presentándola al juez de la causa, firmada por los
interesados (art. 838, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2, 20/2/2001, “Acosta, Domingo Ángel v.
Rodríguez, Clemiro y otro s/daños y perjuicios”. “Si bien la transacción se encuentra contemplada en el art. 308,
Código Procesal entre los modos anormales de terminación del proceso, no basta la transacción extrajudicial
para poner fin al juicio, ya que ello sólo ocurre cuando la misma se presenta o suscribe ante el juez. La caducidad
de la instancia sólo puede ser suspendida o interrumpida por actos judiciales. Carece de efectos suspensivos de la
perención el convenio denunciado por las partes dando fin al pleito, si no fue presentado en juicio para su
aprobación”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/3/1997, “Sella, Jorge Luis y otros v. Fraga, Gregorio y otra
s/indemnización de daños y perjuicios”.

354
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de disponer en cualquier momento del pleito la comparecencia personal de las partes para intentar una
conciliación (art. 34, inc. 4º, CPCC).
Quedará en la habilidad del magistrado advertir en qué momento del trámite los litigantes se ven en un
punto de inflexión favorable a la concreción de un acuerdo conciliatorio.
Téngase en cuenta que ya las partes han planteado formal y concretamente ante los estrados sus
pretensiones y las oposiciones a las mismas con lo que han delineado los términos del conflicto. Ello
autoriza válidamente a suponer que las instancias prejudiciales han sido transitadas sin éxito.
Sin embargo, tal circunstancia no debe desalentar al juez en el intento de perseguir una conciliación ya
que es muy posible que antes de la llegada a la justicia no haya existido esfuerzos idóneos de
acercamiento y por otro lado, la intervención de un juez proponiendo este tipo de soluciones recubre la
diligencia conciliatoria de otra trascendencia al dotarla de mayor solemnidad, más aun cuando ya las
partes se ven inmersas en un juicio del que -naturalmente- pretenderán desligarse con la mayor
premura posible.
Será determinante en este momento la colaboración de los abogados de las partes.
Aquí más que en otros momentos del juicio el deber de colaboración debe ser ejercitado idóneamente
para que los litigantes invitados por el juez a celebrar un acuerdo encuentren en su abogado de
confianza la seguridad que se necesita al momento de suscribir un pacto que habrá de terminar con el
proceso dirimiendo la situación controvertida.
Expresamente -y ello resulta de mucha importancia a los efectos de eventuales impugnaciones
posteriores- la ley contempla que la “mera proposición de fórmulas conciliatorias no importará
prejuzgamiento” (art. 34, inc. 4º, cit.).
Ello resulta de especial trascendencia para proteger la libertad del magistrado al momento de plantear
las diversas hipótesis en la conducción de estas tratativas. De tal modo, si las mismas fracasan y debe
seguirse adelante con el juicio, no podrá cuestionarse lo resuelto en sentencia sobre la base de las
argumentaciones vertidas en ocasión del frustrado intento conciliatorio.
Por último, cabe apuntar que la conciliación está prevista como una etapa fundamental en el proceso
de familia (ver art. 835) trámite que es llevado adelante con la participación de un sujeto procesal
especial, propio de estos tribunales colegiados de instancia única: el Consejero de Familia.
De igual manera, la ley de procedimiento laboral 11653 contempla expresamente la citación a las
partes para intentar una conciliación -convocatoria cuyo incumplimiento injustificado tiene prevista la
sanción de multa- en su art. 25.

2. ACUERDO CERRADO: VALIDEZ


Una vez llegado al acuerdo, una vez más el juez deberá proceder a su homologación tal como lo
manda el art. 162, CPCC.
Si bien se contempla la posibilidad de negativa a esa homologación, lo cierto es que siendo el mismo
juez quien propone fórmulas conciliatorias parece raro que si el convenio se basa en ellas, el mismo
juez deniegue su convalidación formal. Pero puede darse el caso de que las partes sobre la base de esas
fórmulas realicen un acuerdo que las exceda o implique una variación tan profunda de las pautas que
importe afectación de derechos indisponibles. En esos casos el juez rechazará el acuerdo
fundadamente mediante una sentencia interlocutoria (art. 162, cit., parte final).
Si se homologa, el acuerdo conciliatorio adquiere fuerza de cosa juzgada y puede ser ejecutado según
las reglas de los arts. 497 y ss.
Mediante la homologación judicial, el acuerdo celebrado por las partes se reviste de ejecutividad
quedando equiparado a la sentencia, en razón de que extingue los derechos y obligaciones que las
partes hubieren renunciado y tiene la autoridad de cosa juzgada 912.

3. CONCILIACIÓN Y COSTAS
Si bien la distribución de las costas es una de las típicas cuestiones que también suelen incluirse
válidamente dentro del acuerdo, de nada decirse se hará aplicación de la regla del art. 73, esto es, por
el orden causado.
Si la originaria posición asumida inicialmente por las partes y terceros interesados mantenida durante
el curso del proceso quedó virtualmente superada en función de lo actuado en las audiencias que
revelan un inequívoco interés en dirimir la controversia mediante el acuerdo de sus voluntades y no a
través del dictado de una sentencia de mérito, se justifica plenamente la distribución por su orden de
912
SCBA, Ac. 77.255, 22/3/2000, “Casquino Valenzuela, Hipólito v. Berstein, Omar y otros s/indemnización por
despido, etc. - recurso de queja”.

355
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
las costas del juicio desde que no se advierte la concurrencia de circunstancia alguna que autorice a
alguno de los litigantes a invocar frente a los demás una objetiva condición de vencedor en el debate
judicial en los términos del art. 68, Código Procesal 913.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 309, Código nacional.
Se omite consignar que el cumplimiento del acuerdo conciliatorio homologado se realizará según el
trámite de ejecución de sentencia.

CAPÍTULO V - Caducidad de la instancia

Art. 310. Plazos


Se producirá la caducidad de la instancia, cuando no se instare su curso dentro de los siguientes
plazos:
1º) De seis (6) meses, en primera instancia.
2º) De tres (3) meses, en segunda o ulterior instancia, y en la justicia de paz.
3º) De tres (3) meses, en cualesquiera de las instancias de los procesos sumarios y sumarísimos.
4º) En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados
precedentemente.

1. PRECLUSIÓN Y CADUCIDAD DE INSTANCIA: CONSECUENCIAS


El principio dispositivo que gobierna el proceso civil implica la existencia de cargas procesales en
virtud de las cuales -como regla- es a las partes a las que incumbe mantener vivo el proceso.
Ello importa realizar actividad eficaz en tiempo útil para que la litis avance y pase de un momento
procesal a otro. Este encadenamiento de etapas tiene una sola dirección posible, no permitiéndose su
retroceso. De allí que si no se cumple una determinada actividad procesal en tiempo adecuado, se
pierde la facultad no ejercitada.
Ello es aplicable tanto a cada una de las numerosas diligencias que conforman el iter procesal como a
la instancia en su integridad.
La manda en estudio regula los efectos de la preclusión respecto de este último supuesto. Surge así la
figura de la caducidad o perención de la instancia.
Respecto de la esencia de este instituto, se ha dicho que la perención de la instancia es un arbitrio
instituido por el legislador para sancionar la inacción de los litigantes, cuya mayor carga es procurar el
impulso de la tramitación de la causa hacia su fin natural que es la sentencia. Se reafirma así el
llamado principio dispositivo que rige en la jurisdicción civil, en virtud del cual, el impulso procesal
recae fundamentalmente sobre las partes cual carga principalísima pues si bien al juez no le está
vedado tomar la iniciativa tampoco está obligado a actuar de oficio a menos que la ley se lo imponga,
motivo por el cual, con la finalidad de que la actividad procesal no se prolongue indefinidamente, el
legislador ha establecido que si no se insta el proceso durante los plazos que la norma establece,
caduca la instancia corrigiendo así la inercia o abandono en que pudieron haber incurrido las partes en
el proceso914.
En la base de la preclusión se encuentra el mismo fundamento de la prescripción.
En ambos casos el orden jurídico pretende la vigencia del valor seguridad para la sociedad cuya
conducta regula. Y con ese objetivo exige activo compromiso tanto respecto del efectivo ejercicio de
los derechos como en relación con el cumplimiento de las cargas procesales que permita una rápida
finalización de los conflictos judiciales.
En los dos supuestos, la indolencia o el abandono durante determinado tiempo son sancionados con
pérdidas de derechos -en el primer caso- y de facultades procesales -en el segundo, aunque en ciertos
casos también pueden acarrear pérdidas de derechos como veremos-.
Situados en el contexto de lo procesal, estos perjuicios respecto del propio interés pueden tener
diversos alcances. La caducidad de la instancia importa la pérdida de la posibilidad de seguir adelante
913
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/6/2000, “Quevedo, Mauro Adrián y otra v. Etcheto, Erlinda Edith
s/acción reivindicatoria”.
914
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/10/1999, “Prieto, Sandra Araceli v. Battistessa, Enrique Osvaldo y
otros s/anulación de boletos de compraventa inmueble”.

356
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
con el proceso iniciado, sanción con la que carga aquel que no contribuyó al avance del mismo durante
cierto tiempo y por lo cual deberá soportar los gastos del juicio.
La caducidad de instancia tiene -en principio- sólo efectos procesales.
Esto es, las partes pueden renovar las cuestiones en otro pleito como veremos (art. 318).
Sin embargo, puede darse que al finalizar el juicio de este modo, con él se haya consumido todo el
plazo de prescripción del derecho de fondo. Ello es lo que acontece en el caso del art. 3987, CCiv.
donde se establece que la interrupción de la prescripción que operó con la demanda (“aunque sea
interpuesta ante juez incompetente o fuere defectuosa y aunque el demandante no haya tenido
capacidad legal para presentarse en juicio”, conforme el art. 3986 del mismo digesto) se tendrá por no
sucedida “si ha tenido lugar la deserción de la instancia según las disposiciones del Código de
Procedimientos”.
Es aquí donde observamos cómo un efecto típicamente procesal repercute en el derecho de fondo.
Y es éste el motivo por el cual la Suprema Corte ha entendido que la sentencia de cámara que
confirma la declaración de caducidad de instancia no es definitiva a los fines de la admisibilidad de
recursos extraordinarios -ya que en general no impide que el litigio se renueve en otro pleito- salvo el
caso visto en el cual la caducidad de instancia “arrastra” la prescripción del derecho sustancial.

2. PLAZOS
La norma indica cuáles son los tiempos durante los cuales el sistema tolera la inacción de la parte a
quien compete el impulso procesal, luego de los cuales puede efectivizarse la declaración de
caducidad de instancia.
Vencidos esos términos y producido el “acuse de caducidad”, los actos impulsorios posteriores carecen
de virtualidad915.
Son mayores en la instancia inferior que en las superiores y también incide en su determinación
-naturalmente- la existencia de procesos plenarios abreviados (“sumarios” y “sumarísimos”) a los
efectos de no desvirtuar su esencia y finalidad.
También se indica que los plazos serán menores si antes de los previstos opera la prescripción del
derecho sustancial.
Expresamente la Corte bonaerense ha entendido aplicable al trámite del recurso extraordinario el plazo
del inc. 2º de la norma en estudio916.
Respecto de los procesos no contemplados específicamente en la norma, ha sido la jurisprudencia la
que ha contribuido a llenar las lagunas normativas en este punto utilizando una adecuada hermenéutica
que tienda a la no desnaturalización de los institutos.
Así, leemos que si bien el art. 310 del ordenamiento ritual no prevé el plazo de caducidad para
procesos como el presente -juicio de apremio-, no puede más que concluirse en que resulta de
aplicación el menor de ellos (tres meses; inc. 3º del artículo citado), dada la celeridad y breve
cognición que las normas le atribuyen; características que no deben desvirtuarse aplicándoles plazos
previstos para los juicios de máximo conocimiento y arribarse al absurdo de un plazo mayor en el
juicio ejecutivo o apremio que en los de conocimiento sumario 917.
También -respecto del juicio ejecutivo- se ha dicho que el Código de forma no contempla
especialmente la caducidad en ese proceso pero tal ausencia de expresa normativa procesal no
constituye un obstáculo que impida concluir, con sustento en los fines tenidos en cuenta por el
legislador, que el plazo de tres meses establecido por el art. 310 para los procesos sumarios y
sumarísimos, debe aplicarse también al juicio ejecutivo dado que existe entre éste y el proceso sumario
una afinidad infinitamente mayor que entre aquel juicio y el proceso ordinario 918.

915
“El plazo de perención se computa entre el respectivo acuse y la actuación impulsoria inmediatamente
anterior a él (doct. arts. 310 y 315, Código Procesal), sin que la existencia de trámites impulsorios posteriores,
sean oficiosos o a pedido de parte, adquieran la virtualidad de purgar el término transcurrido en ese interregno”.
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 24/11/1998, “Viera, Sergio Tulio v. Costa, Daniel Enrique s/cobro
ejecutivo”; 9/9/1999, “Dermirjian, Moisés Luis v. Dermirjian, Hadji Ohames s/usucapión”.
916
SCBA, B.58.268, 16/6/1998, “Martínez, Nilda E. v. Municipalidad de Morón y otro s/despido - cuestión de
competencia art. 6, CCA - demanda contencioso administrativa”.
917
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 22/4/1997, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Contino, José
s/apremio”; 15/9/1998, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Paletta, Humberto s/apremio”; 25/6/1999,
“Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Tofanelli, Ana María s/apremio”.
918
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 5/7/1996, “Gutiérrez, Ana Marisa v. Rolón, Francisco Héctor s/cobro
ejecutivo de alquileres”. En el mismo sentido, Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 5/5/1987, “Francisco Sellart

357
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se admite la operatividad del plazo de gracia del art. 124 a los fines de extender el tiempo durante el
cual se pueden realizar actos impulsorios sin dar motivo para el acuse de caducidad mentado 919.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 310, Código nacional.
Se aclara que el plazo de tres meses rige en primera o “única instancia”, el de tres meses en segunda o
“tercera instancia” y en cualquiera de las instancias del juicio sumarísimo, ejecutivo, ejecuciones
especiales e incidentes. Se incluye el plazo de un mes para el incidente de caducidad de instancia.
Aparece un párrafo especificando que la instancia se abre con la promoción de la demanda aunque no
hubiere sido notificada la resolución que dispone su traslado y termina con el dictado de la sentencia.

Art. 311. (Texto según ley 12357, art. 1) Cómputo


Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán desde la fecha de la última petición
de las partes o resolución o actuación del tribunal, que tuviese por efecto impulsar el
procedimiento. Correrán durante los días inhábiles, salvo los que correspondan a las ferias
judiciales.
Para el cómputo de los plazos se descontará el tiempo en que el proceso hubiese estado
paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición del juez.

1. ACTOS DE IMPULSO
Se establece que los plazos previstos en la ley corren desde el momento en que ocurrió el último acto
procesal que tuvo por efecto impulsar el procedimiento.
Esa actividad pudo haber provenido tanto de las partes -mediante peticiones idóneas al fin señalado-
como del órgano. Esto resulta de sumo interés ya que si bien la caducidad la solicita -en general- el
demandado, no podrá hacerlo frente a la inactividad del actor cuando un acto propio o del tribunal ha
impulsado el proceso.
Tal es la doctrina legal sentada por la Suprema Corte de Buenos Aires cuando indica que infringe los
arts. 310 y 311, CPCC el fallo que declaró la caducidad de la instancia computando el plazo legal
desde la última presentación de la parte actora sin observar las actuaciones que tanto provenientes de
la parte demandada como del propio tribunal tuvieron por efecto impulsar el procedimiento e
impidieron el cumplimiento del plazo de perención920.
Los actos impulsorios que mantienen vivo el proceso sólo son los judiciales, esto es, aquellos que se
realizan en el expediente o de los cuales se deja constancia formal en el mismo. Si bien puede parecer
una obviedad, es abundante la jurisprudencia que ha tenido que resolver planteos sobre esta puntual
cuestión ratificando ese criterio921.

SAACIPIT v. Fontana, Juan Carlos y otro s/cobro ejecutivo”; 23/2/1988, “Cooperativa Agropecuaria e Industrial
de Irene Portela v. Nazabal, Carlos A. y otros s/cobro ejecutivo” [J 14.6473-1]; Cám. Civ. y Com. Dolores,
3/4/1993, “Moreni, Alfredo v. Fassari, Miguel s/ejecución”; Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 25/4/1995,
“López, Manuel v. Tulsa Tierras SA s/ejecutivo”; Cám. Civ. y Com. Azul, 21/4/1995, “Zapacosta s/juicio
ejecutivo”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/6/1989, “Pollera, Julián Ricardo v. Pablo A.
Depasquale SRL s/ejecución”.
919
“Si bien puede considerarse interruptivo de la caducidad de instancia un escrito presentado dentro de las dos
primeras horas del día siguiente al vencimiento del plazo respectivo (art. 124 , último párrafo, Código Procesal),
si el actor no formuló ninguna presentación impulsoria dentro del señalado plazo de gracia, se torna inaudible el
argumento referido a que la perención fue solicitada prematuramente, porque, en definitiva, ninguna petición
idónea tendiente a activar la marcha del proceso se realizó en autos (arts. 310 , inc. 3º, 311 y 316 , Código
Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/10/1997, “Lucas, Carlos A. v. Darvich, Mario Aníbal
s/daños y perjuicios”.
920
SCBA, L.61.749, 14/4/1998; “Negrutow, Salvador O. v. Echeverría, Alberto R. y otro s/indemnización por
despido y diferencias salariales”; L.71.627, “López, Diego Hernán y otro v. Martino, Pedro Ángel s/despido”.
921
“Lo actuado fuera del expediente, ya sea en otra causa o en tratativas extrajudiciales, resulta irrelevante a los
fines de interrumpir el curso de la caducidad, por arduas que hayan resultado esas gestiones o aun provechosas
para la parte patrocinada. El ordenamiento declara operada la caducidad -que el juzgador puede decretar incluso
de oficio- cuando han transcurrido los plazos que establece sin que se produjeran actuaciones de las partes o del
tribunal que tuvieren por efecto impulsar el procedimiento, y tales actuaciones, resulta obvio, sólo pueden ser
cumplidas dentro de la causa, pues de otro modo no pueden resultar impulsorias (arts. 310, 311 y 316, Código

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Existe una gran profusión de resoluciones judiciales a las que se recurre para ilustrar la casuística de
los actos idóneos para impulsar el proceso.
Conceptualizados como aquellas actuaciones que tienen por objeto hacer avanzar el proceso hacia su
fin natural que es la sentencia, los tribunales han interpretado en cada caso el alcance de esta
definición -no siempre con criterio concordante-.
Así y sólo a guisa de ejemplo, pueden citarse como actuaciones que han sido consideradas no
interruptivas del curso de la caducidad el escrito de búsqueda de expediente, la revocación de un
mandato, el pedido de expedición de copias, las peticiones de medidas cautelares y del beneficio de
litigar sin gastos, la actividad realizada fuera de la causa -como vimos-, etc.

2. CÓMPUTO DE LOS PLAZOS


Ya señalamos desde cuándo comienzan a correr los tiempos para la declaración de caducidad de
instancia922.
Resta determinar cómo se computan.
La regla es que corren durante todos los días, sean hábiles o no. Esto generó un grave conflicto
interpretativo en lo que se refiere a las ferias judiciales, días por regla inhábiles según el art. 152,
CPCC y durante los cuales no puede -también como regla- hacerse peticiones en los estrados.
Los inconvenientes se superaron con la reforma introducida por la ley 12357 que contempló
expresamente la exclusión de los días de feria judicial del cómputo del plazo de prescripción. Fuera de
esos días inhábiles, todos los demás serán computados a los efectos aludidos.
Claro que la aplicación de esa norma a los juicios en trámite al tiempo de su dictado también ha sido
objeto de debate. En este contexto se dijo -con criterio que compartimos- que con la reciente reforma
introducida por la ley 12357 -corregida según dec. 3233/1999, BO del 31/12/1999- el legislador ha
excluido expresamente del cómputo de los plazos establecidos por el art. 310, Código Procesal los días
correspondientes a las ferias judiciales. Dicho precepto legal resulta de aplicación inmediata a los
juicios en trámite desde el momento de su entrada en vigencia, pues el art. 3, CCiv. establece que las
leyes se aplicarán a partir de su entrada en vigencia aun a las consecuencias de las relaciones y
situaciones jurídicas existentes, es decir que consagra la aplicación inmediata de la legislación nueva,
que rige para los hechos que están in fieri o en curso de desarrollo al tiempo de su sanción 923.
Otra excepción a la mencionada regla la constituye la suspensión de términos ya sea dispuesta por el
juez o por acuerdo de partes924.
Respecto de la suspensión “por disposición del juez” se ha suscitado la controversia acerca de si esa
previsión alcanza las resoluciones de la Suprema Corte disponiendo suspensiones de términos. La
mayoría de ese mismo tribunal ha entendido que no, desde el momento que las mismas “están
referidas a otros problemas y no a un proceso en particular” 925.
Para que opere aquella suspensión se requiere una declaración expresa de que durante determinado
período no habrá carga de realizar actividad útil alguna en el expediente. Ya hemos visto las

Procesal)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 15/9/1999, “Facchin, Serena v. Cresente, Irineo Eliberto y otra
s/escrituración”.
922
Por otro lado, se entiende que el cómputo debe comenzar a realizarse desde “la fecha de la última petición de
las partes o resolución o actuación del tribunal que tuviese por efecto impulsar al procedimiento (art. 311,
CPCC)”; plazo que corre a partir de la fecha en que la resolución fue dictada, porque lo que determina el
comienzo del curso del plazo de caducidad es el acto de impulso de procedimiento y no la fecha de notificación,
ni el consentimiento, ni el vencimiento del término para contestar el traslado que se hubiese conferido, porque no
se requiere que se trate de actuaciones firmes”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 1ª, 28/2/1991, “Rixon, Jorge A. v.
López, Carlos S. s/daños y perjuicios”; 20/12/1988, “Depretis, Pedro v. Ferrero, Carlos s/nulidad” [J 14.35259-
1]; 31/3/1992, “Gómez, Manuel v. López, Juan y Cía. SRL s/daños y perjuicios” [J 14.35259-2].
923
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/6/2000, “Nocetti, Miriam v. Speroni de Betelu s/restitución de
sumas y daños y perjuicios”.
924
“El curso de la perención puede ser obstaculizado por la suspensión del procedimiento, es decir, que el curso
del plazo de perención no puede correr cuando existe una causa que legitima la inacción judicial, supuesto que se
configura cuando hay una imposibilidad absoluta de proseguir el trámite o por una disposición legal o por un
mandato jurisdiccional que impide obrar a las partes (art. 311 texto y doct., CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 3ª, 27/9/1994, “Calvo, Juan Carlos y otros v. Microómnibus Primera Junta SA s/nulidad de asamblea”.
925
SCBA, Ac. 34.151, 23/12/1985, “La Segunda Coop. Ltda. de Seguros Grales. v. Di Rado, Roque y otro
s/daños y perjuicios”; Ac. 47.347, 11/4/1995, “D´Amico de Conde, Elvira Antonia y otros v. Sernoqui, Carlos
Daniel y otros s/daños y perjuicios” [J 14.59680-1].

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
limitaciones temporales y condiciones para la modificación del curso del tiempo en el proceso por las
partes, apoderados y juez en el art. 157, al cual remitimos.
Se trata de plazos en meses, de allí que según la doctrina legal de la Suprema Corte su cómputo “se
determina, en principio, mediante la aplicación del art. 25, CCiv., según la regla general del art. 29 del
mismo Código”926.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 311, Código nacional.
No existen diferencias esenciales entre ambos textos normativos, agregándose en la parte final de la
manda “siempre que la reanudación del trámite no quedare supeditada a actos procesales que deba
cumplir la parte a quien incumbe impulsar el proceso”.

Art. 312. Litisconsorcio


El impulso del procedimiento por uno de los litisconsortes beneficiará a los restantes.

1. PARTES MÚLTIPLES
Según la literalidad de la norma, para el supuesto en que una de las partes esté constituida por una
pluralidad de sujetos (litisconsorcio) se entiende que todo el grupo mantiene un interés único a los
fines de la prosecución de la litis.
La doctrina ha señalado que la instancia es indivisible. Tal es el fundamento de lo prescripto por la
manda de este artículo.
Consecuencia de ello sería que el acto de impulso de un coactor habrá de beneficiar a los restantes. Y,
correlativamente, el exitoso acuse de caducidad de uno de los demandados también beneficia a sus
demás litisconsortes.
Sin embargo, la situación se complica cuando advertimos los distintos alcances que tiene la
intervención procesal general de cada uno de los diferentes tipos de litisconsortes, agravado por las
disímiles interpretaciones de la jurisprudencia al respecto.
La regla sentada en esta manda resulta clara respecto de un litisconsorcio necesario donde la
pretensión es única siendo plural la cotitularidad sobre la misma.
Sin embargo en el caso de los litisconsorcios voluntarios o potestativos, la cuestión se torna más
compleja. Remitimos en este punto a las notas de los arts. 88 y 89.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 312, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 313. Improcedencia


No se producirá la caducidad:
1º) En los procedimientos de ejecución de sentencia.
2º) En los procesos sucesorios, de concurso, y, en general, en los voluntarios, salvo que en ellos se
suscitare controversia.
3º) Cuando los procesos estuviesen pendientes de alguna resolución y la demora en dictarla fuere
imputable al tribunal.

1. EXCLUSIÓN DE LA POSIBILIDAD DE CADUCIDAD


La ley contempla excepciones al régimen de la caducidad de instancia respecto de cierto tipo de
procesos y de cierto tipo de situación procesal.
En el primer grupo tenemos la ejecución de sentencia, procesos universales -sucesión y concursos- y
voluntarios mientras mantengan su esencia y no muten en contenciosos. Respecto del aludido trámite
de ejecución se ha dicho que la excepción se funda en la necesidad de evitar que durante ese tramo se
926
SCBA, Ac. 47.994, 28/2/1995, “Rodríguez de Sosa, Agripina Elsira v. Legay, Luis Ernesto y otros s/daños y
perjuicios”; Ac. 54.698, 16/4/1996, “P., M. S. v. M., J. y otros s/reconocimiento de estado y petición de herencia”
[J 14.35918-1].

360
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
desnaturalice la decisión ya pasada en autoridad de cosa juzgada la que debe cumplirse “sin importar
la demora que pudiera existir en la ejecución de la misma” 927.
Respecto de las sucesiones y concursos, dado el orden público involucrado, se ha querido evitar que
esos importantes pleitos culminen por la sola inactividad de las partes frustrándose el fin último que es
la obtención de un pronunciamiento judicial que resuelva sobre la universalidad de bienes en juego.
Otro argumento que abarca las sucesiones y los procesos voluntarios se encuentra en que la caducidad
presupone una instancia abierta, esto es, una controversia que -en principio- no aparece en este tipo de
juicios. Al aparecer la controversia, desaparece el fundamento de la excepción 928.
En el segundo supuesto encontramos las causas detenidas por inacción exclusivamente imputable al
órgano que tiene a su cargo el dictado de resoluciones ya sea a través de su titular como del secretario
o de otros funcionarios con esa potestad.
La caducidad de instancia resulta incompatible con el impulso oficioso. La manda encuentra
fundamento en la injusticia que importaría hacer cargar a las partes con el incumplimiento de las
funciones propias de la judicatura.
Se ha establecido que recién con el dictado de la providencia de “autos para sentencia” desaparece la
obligación de las partes de impulsar el procedimiento, pudiendo a partir de ese momento ampararse en
el art. 313, inc. 3º, CPCC929.
Así ha dicho la Corte que no se produce la caducidad de instancia cuando la causa está pendiente de
una resolución del tribunal930.
Y más específicamente, si el proceso se encontraba suspendido por aplicación del art. 193, CPCC para
resolver un pedido de acumulación de procesos, no es posible para el juez decretar la caducidad de la
instancia y simultáneamente, realizar su acumulación 931.
No solamente puede darse inacción del tribunal propiamente dicho. También las partes públicas puede
incurrir en demoras que tampoco pueden ser atribuidas a la parte. Así, en un caso donde se produjo el
acuse de caducidad el mismo día en que fue devuelto el expedientillo instrumentado de acuerdo con lo
normado por el art. 644 por el Asesor de Menores, a quien se le habían enviado para que emita
dictamen varios meses atrás, se ha dicho que si el Ministerio Pupilar demoró más de tres meses para
devolver las actuaciones sin contestar el traslado que se le corriera, no puede cargar el apelante con los
efectos de una incuria que no le es atribuible por resultarle ajena 932.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 313, Código nacional.
Se agrega al inc. 1º “salvo si se tratare de incidentes que no guardaren relación estricta con la
ejecución procesal forzada propiamente dicha”. Se elimina el proceso concursal del inc. 2º y se agrega
uno nuevo donde se aclara que no opera la caducidad si se llamó autos para sentencia salvo si se
dispuso prueba de oficio; “cuando su producción dependiere de la actividad de las partes, la carga de
impulsar el procedimiento existirá desde el momento en que éstas tomaren conocimiento de las
medidas ordenadas”.

Art. 314. Contra quiénes se opera


La caducidad se operará también contra el Estado, los establecimientos públicos, los menores y
cualquier otra persona que no tuviere la libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la

927
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 11/4/1995, “Cairnie Corallini, Darío R. v. Merendino, María E.
s/incidente fijación de honorarios”.
928
“Es improcedente la caducidad de instancia en el proceso sucesorio salvo cuando en él se haya suscitado una
controversia”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/9/1988, “Guccione, Miguel s/sucesión”.
929
SCBA, Ac. 72.626, 2/8/2000, “Elizalde, Alberto Pedro y otros v. Bidinost, Oscar Osvaldo s/daños y
perjuicios”.
930
SCBA, Ac. 74.381, 2/8/2000, “Banco Río de La Plata SA v. Álvarez, Lía Soledad s/concurso preventivo
s/incidente de revisión”; Ac. 74.379, 2/5/2001, “Banco Río de La Plata SA v. Filippi y Ruiz de Asúa, Élida
s/concurso s/incidente de revisión”.
931
SCBA, Ac. 74.372, 8/11/2000, “Banco Río de La Plata SA v. Consignaciones de la Costa s/concurso
preventivo - incidente de revisión”; Ac. 74.380, 10/10/2001, “Banco Río de La Plata SA v. Pintos, Hugo Jorge
s/concurso preventivo s/incidente de revisión”.
932
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 3/9/1990, “NHA v. BHA s/alimentos - incidente ejecución de sentencia”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
responsabilidad de sus administradores y representantes. Estas disposiciones no se aplicarán a
los incapaces o ausentes que carecieren de representación legal en el juicio.

1. SUJETOS A QUIENES SE LE PUEDE OPONER LA CADUCIDAD


La regla es que la caducidad opera contra todos los sujetos que pueden ser parte en un proceso. Sin
distinción.
Ello se sustenta en el principio de igualdad de los litigantes que rige en el proceso civil y comercial.
De allí que resulte sobreabundante la mención del Estado y establecimientos públicos al actuar como
sujetos de derecho privado donde -salvo muy puntuales y escasas excepciones- se ven asimilados
plenamente a las demás personas.
Tampoco aporta demasiado la mención de los incapaces refiriéndose a ellos genéricamente como
personas que no tuvieren la libre administración de sus bienes -categoría que permite incluir a los
incapaces de hecho como los menores, dementes declarados en juicio, inhabilitados, condenados
conforme el art. 12, CPen., fallidos, etc.- ya que va de suyo que debidamente representados no hay a
su respecto excepciones en cuanto a las cargas procesales que rigen para todos los litigantes por igual.
Si alguna negligencia en este actuar existe, será responsabilidad de quienes ejerzan esa representación
como lo indica este artículo y principalmente, el Código Civil al regular las diversas formas de
representación de los incapaces: la legal o necesaria y la promiscua del Ministerio Público.
Respecto del rol de esta institución a partir de su intervención procesal, se ha dicho que la obligación
de notificar a los funcionarios del Ministerio Pupilar en su despacho sólo nace cuando se trata de
resoluciones que sean notificables o de actuaciones que requieren su intervención antes de que el juez
resuelva, sin que ello los releve de vigilar el trámite de los expedientes en que actúan, de hacer
peticiones que subsanen la inactividad del representante legal de los incapaces o de asumir
directamente su defensa cuando carezcan de él o haya conflicto personal y oposición de intereses entre
el incapaz y su representante necesario 933.
Por lo mismo, es obvio que si se demuestra que un incapaz de hecho no contaba con la suficiente
representación, no podrá computarse a su respecto como vencido un plazo procesal sin riesgo de
incurrirse en una gravísima violación del derecho de defensa en juicio de rango constitucional.
Esta limitación puede asociarse con la que plasma el Código Civil en su art. 3966 -respecto de los
plazos de prescripción- donde se indica que estos términos corren contra los incapaces que tuvieren
representación legal y si carecen de ella, se aplicará lo previsto en el art. 3980, esto es, la autorización
al juez para liberar de las consecuencias de la prescripción cuando existió un impedimento para el
ejercicio de la acción si después de la cesación del obstáculo se hace valer el derecho dentro de los tres
meses.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 314, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 315. (Texto según ley 12357, art. 1) Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad.
Intimación previa
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser
pedida en primera instancia, por el demandado; en los incidentes, por el contrario de quien lo
hubiere promovido; en los recursos, por la parte recurrida. La petición deberá formularse antes
de consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal posterior al vencimiento del plazo
legal y se sustanciará previa intimación a las partes para que en el término de cinco (5) días
manifiesten su intención de continuar con la acción y produzcan actividad procesal útil para la
prosecución del trámite, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento, de decretarse la
caducidad de la instancia.

1. “ACUSE DE CADUCIDAD”
La iniciativa para la declaración de caducidad de instancia puede provenir tanto de parte del juez como
de una de las partes.
933
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/5/1992, “Ontivero, Graciela v. López, Alejandro s/daños y
perjuicios”.

362
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El caso de la declaración de caducidad de oficio se verá en el art. 316.
Aquí la norma señala cuáles son las partes que en cada caso pueden realizar válidamente el “acuse de
caducidad”.
Entendiendo por instancia a cada uno de los tramos o segmentos del proceso que se inician con una
pretensión (sea la central a través de la demanda, la que contiene agravios remanentes -apelación
fundada en el memorial o expresión de agravios- o bien la que canaliza un cuestión conexa con ella
-demanda incidental-, etc.) y culminan con la resolución judicial que da respuesta a la misma, este
artículo indica quién puede pedir que se decrete la caducidad en cada uno de esas parcelas procesales.
Si bien durante la tramitación de todas ellas es posible que vayan surgiendo cargas impulsorias
alternativamente en cabeza de una u otra parte cuyo incumplimiento generará diferentes perjuicios
menores al interés de esos sujetos, a los fines de solicitar la declaración de caducidad de instancia
(perjuicio mayor) la ley otorga la iniciativa en general a aquel que “padece” la iniciación de ese
trámite (“instancia”) en su contra y busca liberarse del mismo: el demandado en el trámite de primera
instancia; la parte contraria al incidentista en los incidentes y la parte apelada en los recursos.
Como ya se señaló, el cómputo del plazo de caducidad puede interrumpirse por el dictado de una
providencia judicial idónea para impulsar el proceso. Para este supuesto es que la norma entiende que
la parte legitimada sólo podrá pedir la declaración de perención de instancia una vez vencido el plazo
respectivo si no consintió lo resuelto por el tribunal luego de la fecha límite. Téngase en cuenta que la
ley sólo menciona esa falta de consentimiento respecto de “cualquier actuación del tribunal” y para
nada valoriza, computa o toma en cuenta el consentimiento de la contraparte a los fines de otorgar
efectos al acto impulsorio934.

2. INTIMACIÓN PREVIA
He aquí la gran innovación que aporta la ley 12357 en lo que se refiere al trámite de la declaración de
caducidad de instancia, asimilándolo en este aspecto al régimen vigente para el proceso laboral (art.
12, ley 11653).
Una vez cumplida la condición mencionada -vencimiento del plazo legal sin acto de impulso de la
parte ni acto del tribunal consentido por la peticionante- se deberá solicitar al juez que intime a la
contraria para que en el plazo de cinco días manifieste su intención de proseguir con la pretensión 935 y
produzca actividad impulsoria útil.
Entendemos que de las dos circunstancias a que alude la norma (manifestación de la intención de
proseguir con la litis y producción de actividad útil) la segunda exigencia es la esencial, más allá de
que se efectúe o no la manifestación previamente mentada.
De allí que sólo si luego de esa intimación notificada por cédula a tenor de lo que manda el art. 135,
inc. 5º, transcurren los cinco días sin que la parte haya realizado acto alguno de impulso, entonces se
hará lugar al pedido de declaración de caducidad efectuado.
En la parcela en análisis esta reforma se sustenta en el principio de conservación del proceso ya que se
reduce sensiblemente la posibilidad de que se requiera y resuelva sorpresivamente una caducidad de
instancia. Al solicitarse en forma previa a la parte inactiva que intervenga de manera útil en el proceso
como condicionante para declarar la perención de instancia, difícilmente se llegue a esta medida salvo
el caso de un consciente abandono del proceso -en los hechos- que de esta manera habrá de
concretarse en el plano formal-procesal.
Resulta muy interesante consignar que se ha considerado asimilada al “demandado” a la citada en
garantía a los fines de permitirle efectuar idóneamente el acuse de caducidad.
Se trata de jurisprudencia enderezada -junto con la de la Suprema Corte que ya le ha reconocido
legitimación para recurrir la sentencia adversa a su asegurado 936- en el sentido de asimilar a este
particular sujeto procesal cada vez más a una parte.
934
SCBA, Ac. 74.029, 3/10/2001, “Marion de Pacienza, Anita y otra v. Vidal, Eduardo y otros s/daños y
perjuicios”.
935
“No cabe dispensar, en ningún caso, a la parte intimada de realizar la manifestación que le exige el art. 315
del ritual. De tal suerte se apuntalarán principios como la celeridad procesal y, especialmente, la efectividad,
amén de descongestionar a la jurisdicción de procesos en los cuales las partes ya no tienen interés. El silencio, en
este caso, resulta inadmisible y podrá interpretarse válidamente, como inexistencia de interés en la prosecución
del juicio -arts. 16 y 919, CCiv., y 315 del ritual-. “Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 29/5/2001, “Cupi,
Domingo A. v. Laiño, Guillermo D. s/interdicto de obra nueva”.
936
SCBA, L. 58536, 12/8/1997, “Heres, Caraciolo Omar v. Romaer SACIAFI s/accidente” [J 14.49831-2]; L.
74191, 15/5/2002, “Mamani, Roque Jacinto v. Moreno, Juan B. y otra s/accidente de trabajo”, entre muchos
otros.

363
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De tal modo se ha dicho que sin perjuicio de lo que ciertamente pudiera sostenerse con relación a la
calidad de parte de la citada en garantía, en función de las circunstancias particulares del caso y la
actual jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de esta provincia, es lo cierto que si bien el art.
315 establece que la caducidad podrá ser pedida en primera instancia por el demandado, ésta no tiene
carácter limitativo pudiendo ser opuesta por tanto por los terceros interesados en los resultados del
juicio, calidad ésta que indudablemente reviste la citada en garantía 937.
Distinta es la solución adoptada respecto del martillero público que intervino en el proceso como
perito de las partes quien no está legitimado para pedir la caducidad de la instancia, ya que el art. 315
señala en exclusividad al demandado (o la parte contraria de quien inició la instancia) 938.
Con respecto de las costas en el marco de un pedido de caducidad de instancia, vemos que la misma
no ha recibido específica previsión en el Código Procesal.
De allí que sean aplicables las disposiciones generales que sobre dicho tema contemplan los arts. 68 y
ss. del mencionado cuerpo legal, siendo factible también extraer pautas acerca de quien debe soportar
las costas de lo dispuesto por el art. 315 del ordenamiento ritual, en cuanto define los litigantes que
pueden solicitar la caducidad939. Si el pedido es acogido favorablemente y el pleito culmina, podrá
tenerse al autor del acuse como victorioso.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 315, Código nacional.
Se indica que la caducidad podrá requerirse antes de consentir actividad del tribunal “o de la parte”
posterior al vencimiento del plazo legal. No se contempla aquí la intimación para que se active el
proceso que prevé la manda provincial.
Se indica que el pedido de caducidad de la segunda instancia importa el desistimiento del recurso
interpuesto por el peticionario, en el caso de que aquél prosperase.

Art. 316. (Texto según ley 12357, art. 1) Modo de operarse


La caducidad podrá ser declarada de oficio, previa intimación a la que se refiere el artículo
anterior y comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el art. 310, pero antes de que
cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.

1. PODER DEL JUEZ


Al igual que en el régimen anterior y a los fines de evitar que los procesos duren indefinidamente ante
la indolencia o desinterés de los litigantes durante el plazo de la ley, el Código Procesal Civil y
Comercial contempla que sea el juez de oficio el que declare la caducidad 940.
Claro que la reforma mencionada agrega como recaudo previo la necesaria intimación ya vista y sólo
luego de ello y, en caso de incumplimiento de acto útil, de manera automática -ya que no opera aquí la
sustanciación que menciona el art. 315 - se declarará operada la caducidad de instancia.

937
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 21/3/1995, “El Expreso Libertad SA v. Caviggia, Daniela Ana s/daños y
perjuicios”. En el mismo sentido, Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 16/3/1993, “Palomeque, Benjamín
v. Cotter de Rodríguez, Estela s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 22/6/1993,
“Cossa de Desimone, Marta v. Del Lago, Luján s/indemnización de daños y perjuicios” [J 14.20536-1].
938
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/6/1989, “Sanza, Domingo v. Giménez, Norberto y otro
s/fijación valor locativo”.
939
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/9/1992, “Cascallares, María v. Pesaresi, Federico s/daños y
perjuicios”.
940
“La perención de la instancia es un arbitrio instituido por el legislador para sancionar la inacción de los
litigantes, cuya mayor carga es procurar el impulso de la tramitación de la causa hacia su fin natural que es la
sentencia (arts. 310, 311, 316 y concs., CPCC). Se reafirma así el llamado principio dispositivo que rige en la
jurisdicción civil, en virtud del cual, el impulso procesal recae fundamentalmente sobre las partes cual carga
principalísima, pues si bien al juez no le está vedado tomar la iniciativa, tampoco está obligado a actuar de oficio
a menos que la ley se lo imponga, motivo por el cual, con la finalidad de que la actividad procesal no se
prolongue indefinidamente, el legislador ha establecido que si no se insta el proceso durante los plazos que la
norma establece, caduca la instancia, corrigiendo así la inercia o abandono en que pudieron haber incurrido las
partes en el proceso”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/10/1999, “Prieto, Sandra Araceli v. Battistessa,
Enrique Osvaldo y otros s/anulación de boletos de compraventa inmueble”.

364
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para que esta declaración de caducidad de instancia adquiera virtualidad debe tener fecha anterior a
cualquier acto de impulso de las partes. Y si bien es cierto que con la obligatoriedad de la intimación
previa difícilmente puedan existir actos de impulso vencido el plazo legal que no se deban a ese
formal requerimiento de actuación que realiza el órgano, puede darse el caso -raro, insistimos- de que
exista un acto impulsorio espontáneo. Aún así, la existencia de esa actividad resulta obstativa de los
efectos de la declaración efectuada941.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 316, Código nacional.
Se omite toda referencia a la intimación contemplada en el art. 315, Código bonaerense.

Art. 317. Resolución


La resolución sobre la caducidad sólo será apelable cuando ésta fuere declarada procedente. En
segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será susceptible de reposición si hubiese sido
dictada de oficio.

1. IMPUGNABILIDAD DEL DECISORIO


Para que el proceso culmine por caducidad de instancia es imprescindible que recaiga resolución al
respecto.
La deserción de la instancia no se produce de pleno derecho por el mero agotamiento del plazo legal
sin actividad procesal útil, desde que requiere expresa decisión judicial que así lo declare 942.
Sólo el juez, mediante sentencia y previa intimación -y sustanciación cuando corresponda- dispone
esta manera de finalización y de allí las diferentes posibilidades impugnatorias que contempla la
manda en estudio.
En primera instancia, respecto del decisorio que declara la caducidad de instancia se prevé la
posibilidad de interponer recurso de apelación. No ocurre lo mismo con la resolución que rechaza el
acuse de caducidad943.
Esta regla -la inapelabilidad- respecto de la resolución desestimatoria no ha sido atacada en su validez
ya que se ha entendido que ese pronunciamiento no puede causarle al accionado un gravamen
irreparable, pues su derecho de defensa no puede considerarse lesionado por la mera continuación del
proceso944.
En el mismo sentido se ha dicho que las normas que limitan los recursos y en consecuencia eliminan
instancias, no son inconstitucionales por no violar la garantía de la defensa en juicio, ya que la
Constitución Nacional no consagra la doble o múltiple instancia, pudiendo el legislador suprimir la
segunda instancia, como en el caso del art. 317, cuando la caducidad es desestimada sin que importe
agravio a la mencionada garantía de defensa 945.
Para las instancias ulteriores, sólo se contempla la posibilidad de la reposición en los casos del actuar
oficioso del juez.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


941
“Pese a haber transcurrido en exceso el plazo que el art. 310 del rito exige para considerar operada la
caducidad, el diligenciamiento de la cédula de fecha anterior al auto que decreta la perención la ha purgado.
Código Procesal art. 316 y su doctrina”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 17/2/1994, “Gastaudo, Margarita
E. v. Altube y Altube, María E. s/usucapión”.
942
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 6/4/1995, “Enrique Ford SAFIMyC v. Corbino de Aporta, Isolina s/cobro
ejecutivo”.
943
“La decisión desestimatoria del acuse de caducidad de instancia resulta inapelable a la luz de lo normado en
los arts. 317 y 377, Código Procesal, motivo por el cual habrá de declararse mal concedido el recurso de
apelación traído en tal sentido. Tal solución debe extenderse a los remedios articulados contra la imposición de
costas dispuesta por el iudex a quo dado su indudable carácter accesorio”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
27/4/1999, “Bergez, Leticia v. Molina, Gastón s/daños y perjuicios”.
944
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 9/3/2000, “Consorcio Copropietarios Bolívar 2306 v.
Bescopovich, Lucrecia s/ejecutivo”.
945
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/5/1991, “B., D. v. V., M. N. s/régimen de visitas”; Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/11/1999, “Rodríguez Solana, Eduardo v. Complejo Habitacional Soip s/daños
y perjuicios”.

365
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 317, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 318. Efectos de la caducidad


La caducidad operada en primera o única instancia no extingue el derecho, la que podrá
ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las pruebas producidas, las que podrán hacerse valer
en aquél. La caducidad operada en instancias ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la
resolución recurrida.
La caducidad de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la de
éstos no afecta la instancia principal.

1. DECLARACIÓN DE CADUCIDAD: EFECTOS


Se vierte aquí la regla que hace a la esencia de la caducidad de instancia: su declaración no extingue el
derecho de fondo pudiendo iniciarse un nuevo juicio sobre la base de similar pretensión.
Como ya lo hemos visto -nota al art. 310 - esto es así en la medida en que la declaración de caducidad
no haya importado -al mismo tiempo- dejar sin efecto la interrupción del cómputo de la prescripción
del derecho de fondo y así haya transcurrido todo el plazo previsto en el Código Civil con la
consiguiente pérdida del mismo.
Para los casos donde esto ocurre, la sentencia de cámara que confirma la declaración de caducidad de
instancia reviste el carácter de sentencia definitiva a los fines de los recursos extraordinarios
pertinentes (art. 279, CPCC).
Todo ello ha sido recogido por la jurisprudencia, cuando sostiene que el principio que sienta el art.
318, a propósito de los efectos de la caducidad y en cuanto edicta que no extingue la acción la que
podrá ejercitarse en un nuevo proceso, queda limitada por el principio jerárquico normativo superior
que sienta el art. 3987, CCiv. en el sentido de que la “interrupción de la prescripción, causada por la
demanda, se tendrá por no sucedida si ha tenido lugar la deserción de la instancia, según las
disposiciones del Código Procesal”946.
También se señala -en pos del principio de economía procesal- que si la acción sigue vigente y se
inicia un nuevo proceso sobre la base de idéntica pretensión, las pruebas colectadas en el juicio que
culminó por caducidad de instancia pueden ser utilizadas ya que tal declaración no las perjudica y
además no podrá alegarse violación del derecho de defensa en juicio en la medida en que en esta litis
se vuelven a enfrentar las mismas partes que tuvieron a su cargo -e intervinieron en- la producción de
aquellas pruebas947.
Eso en cuanto a la caducidad decretada en primera instancia, esto es, como típica forma anormal de
terminar el proceso al disponerse antes de la sentencia de mérito.
Diferente es el caso cuando ya existe una sentencia de mérito y ésta es apelada, recayendo la
caducidad en la nueva instancia abierta.
Ahora lo que se desmorona es el intento impugnatorio y por ello, adquiere plena vigencia (“fuerza de
cosa juzgada” según el texto legal) la sentencia recurrida.

2. CADUCIDAD E INCIDENTES
Por directa aplicación del principio de accesoriedad es que la caducidad de la instancia principal
arrastra a la reconvención y a los incidentes por ser éstos -en cierto modo- accesorios o dependientes
de aquélla, mientras que no ocurre lo propio a la inversa.
Sin embargo, en lo que respecta específicamente al beneficio de litigar sin gastos, se ha entendido que
si bien guarda conexidad con el juicio principal, ello no significa que pueda ser considerado como un

946
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/8/1997, “Blanc, Lucrecia Edith y otros v. Expreso Quilmes SA y
otro s/daños y perjuicios”.
947
“Si bien la perención de la instancia deja sin valor y eficacia los actos que jalonan el proceso como tal, esa
anulación no alcanza a aquellos que, realizados dentro de la causa, conservan individualidad propia y son
susceptibles de ser separados de los autos perimidos en virtud de su esencial autonomía. Abandonada la
instancia, lo que la ley sanciona de nulidad es el procedimiento y, por consiguiente, pierden valor los actos,
diligencias y etapas que hacen al progreso de la causa, y no aquellos autónomos que se cumplen dentro del
proceso (art. 318, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/8/1997, “Ruiz, Elena v.
Cooperativa de Vivienda y otra s/cobro de honorarios”.

366
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
incidente de éste pues tiene un procedimiento específico de tramitación y no tiene relación con el
objeto principal del pleito, con lo cual la caducidad declara en el principal no se extiende sin más al
beneficio948.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 318, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

948
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/2/1999, “Rojas, Nélida Beatriz y otros v. Almirón, Carlos
Inocencio y otros s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 30/12/1997, “Garrido, Miguel
Ángel s/beneficio de litigar sin gastos”.

367
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
PARTE ESPECIAL
LIBRO II - PROCESOS DE CONOCIMIENTO
TÍTULO I - DISPOSICIONES GENERALES

CAPÍTULO I - Clases

Art. 319. Principio general


Todas las contiendas judiciales que no tuvieren señaladas 949 una tramitación especial serán
ventiladas en juicio ordinario, salvo cuando este Código autoriza al juez a determinar la clase de
proceso aplicable.

1. PROCESOS DE CONOCIMIENTO
Las partes que se encuentran en conflicto muy a menudo sustentan versiones encontradas, divergentes,
sobre los hechos relacionados con el diferendo, lo cual genera la necesidad de que un sujeto ajeno a la
controversia establezca cuál es la única realidad a la que habrán de atenerse. Además, de esas
divergencias fácticas se desprenderán -naturalmente- diferentes consecuencias jurídicas, lo cual agrava
la complejidad de la cuestión.
Y a veces, aun cuando admitan un mismo cuadro fáctico, las partes pueden no llegar a un acuerdo
respecto de la interpretación normativa de esa realidad, por lo que la incertidumbre sólo recaerá en
este aspecto.
Una de las funciones esenciales de la judicatura consiste en eliminar tales incertidumbres.
Para ello, las partes y el magistrado deberán recorrer un camino pautado al final del cual surgirá la
claridad a partir de la “certeza judicial” plasmada en la sentencia de mérito.
Tal descripción corresponde a un determinado tipo de proceso: el de conocimiento, que se corresponde
con la pretensión del mismo nombre por la cual -básicamente- se busca eliminar las dudas respecto de
la existencia, alcance, sentido o efectos de una determinada situación fáctica interpretada a la luz de la
normativa aplicable.
Esta tarea hermenéutica puede limitarse a la simple erradicación de la incertidumbre y a la
explicitación de la convicción a la que de ese modo se arriba. En tal caso estaremos en presencia de
una subclase de pretensión de conocimiento: la meramente declarativa que se encuentra regulada en el
art. 322.
Por otro lado, además de conocer, el juez podrá dar nacimiento a una nueva relación o estado jurídico.
Si ese efecto sólo puede ser logrado mediante una sentencia judicial, nos encontramos frente a una
pretensión constitutiva.
Y -finalmente- si además de conocer, el juez crea una obligación de dar, hacer o no hacer a cargo de
alguna de las partes, la pretensión será de condena.
En estos procesos de conocimiento, el análisis de los aspectos fácticos y jurídicos del conflicto es -por
regla- pleno.
Ello lo diferencia de los procesos ejecutivos (a través de los que se canaliza una pretensión del mismo
nombre) donde el conocimiento es parcializado. Se conoce sólo un tramo del conflicto, reservándose
para otro momento (anterior o posterior) el estudio del resto de sus aspectos. Remitimos a la nota del
art. 497.
Mientras que en los “procesos” cautelares -carril instrumental para esgrimir las pretensiones
homónimas- el conocimiento si bien es integral (no fragmentario) no es profundo o pleno, sino
simplemente superficial o “epidérmico”. Se analiza todo el planteo conflictivo pero sin ahondar
demasiado en sus elementos. Bastará a estos fines una simple “verosimilitud” del derecho.

2. “PLENARIOS ABREVIADOS”
Partiendo de la regla de la plenitud de conocimiento, el Código regula las formas procesales de modo
de poder adaptarse a los diferentes requerimientos fáctico-jurídicos.
Esto es, según los tipos de pretensiones de fondo, sus características y la urgencia con que deben
emitirse las respuestas jurisdiccionales, la ley prevé procesos cognoscitivos de mayor o menor
extensión o complejidad.
Surgen así los denominados “plenarios abreviados” dentro de los cuales encontramos al juicio sumario
y al sumarísimo.
Remitimos a las notas de los arts. 320 y 321.
949
Rectius est: señalada.

368
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

3. PROCESO ORDINARIO: LA REGLA


Tal como lo plasma la ley, cuando un proceso no tiene atribuido un trámite específico, la contienda se
desarrollará según las reglas del proceso ordinario.
Así, la jurisprudencia ha dicho que tramitan por esta vía la pretensión relacionada con el vicio de
lesión enorme950, la acción de nulidad del instrumento público derivada de deficiencias atinentes al
incumplimiento de formalidades consideradas esenciales en los actos notariales 951, la responsabilidad
civil de los demandados producto de una supuesta mala praxis médica unida a la que le competería al
sanatorio y a la obra social desde la órbita de lo contractual 952, la acción de colación -que persigue
conservar la igualdad entre los herederos y se reduce a una operación de contabilidad- 953, etc.954
Es, por otra parte, el proceso regulado con mayor detalle por el Código.
Se trata del trámite “madre” respecto del cual se regulan todos los institutos propios del juicio de
conocimiento y al cual luego se remitirá la ley al referirse a los demás procesos plenarios, realizando
las adaptaciones pertinentes.
Las excepciones al empleo del juicio ordinario vendrán establecidas -como veremos a continuación-
por expresa previsión legal o bien, en ciertos supuestos, por la determinación judicial.

4. DETERMINACIÓN POR PARTE DEL JUEZ


En algunas ocasiones, la ley deja en manos del juzgador la determinación del tipo de trámite por el que
habrá de desarrollarse el proceso.
Se trata de los supuestos de las tercerías (art. 101), de la acumulación de procesos (art. 188, último
tramo), de la acción meramente declarativa (art. 322), de liquidación en casos especiales (art. 514),
etc.
Se flexibiliza el estricto criterio de atribuir por ley un tipo de trámite según la pretensión de fondo
esgrimida para dejar que sea el juez el que, enfrentado con los hechos y la complejidad de los planteos,
establezca si conviene la abreviación del plenario o bien mantenerlo en una extensión mayor que
redundará en la posibilidad de una más amplia investigación pero que -a la vez- habrá de insumir
mucho más tiempo.
Normalmente no se admite discusión por parte de los litigantes respecto de la decisión del juez que
determina el trámite procesal (ordinario o sumario) a seguir. Se entiende que ello no puede generar
agravio alguno desde el momento en que no se priva a los litigantes de la posibilidad de alegación de
defensas, debate y prueba955.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 319, Código nacional.
950
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 21/11/2000, “Contreras, Julio v. Meta, Cintia s/escrituración - daños y
perjuicios”.
951
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/2/2002, “Roa, Ramona Luisa v. Rodas Pineda y otras s/incidente de
redargución de falsedad”.
952
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/6/2001, “Amaya, Liliana Patricia y otro v. Wasserman, Roberto y
otro s/daños y perjuicios”.
953
Cám. Civ. y Com. Dolores, 29/2/1996, “Santos de Irastorza, Josefa s/sucesión”.
954
“Si bien la sustanciación de la contrademanda por disolución de sociedad de hecho debe tramitar de acuerdo
con las normas del juicio ordinario -plenario mayor- desde que es una contienda judicial que no tiene señalada
una tramitación determinada (art. 319, Código Procesal), mientras que la división de cosas comunes se sustancia
y resuelve por el procedimiento del juicio sumario -plenario abreviado- lo cierto es que el órgano jurisdiccional
en ciertas situaciones se halla facultado a determinar el procedimiento a seguir (arts. 101, 188, inc. 3º, 208 in
fine, 319, 321 in fine, 322 in fine, 319, 321 in fine, 322 in fine, 514, Código Procesal) y de ahí que frente a la
hipótesis de que la reconvención deba tramitar por otro tipo de proceso de conocimiento, siempre que la
sentencia que haya de dictarse respecto de una de las pretensiones sea susceptible de producir eficacia de cosa
juzgada en relación con la otra incumbe al juez determinar el tipo de procedimiento que corresponde imprimir a
ambas. Como pauta directriz, se estima prudente que se fije el trámite del juicio ordinario, toda vez que es el que
mejor contempla el adecuado ejercicio del derecho de defensa en juicio (art. 18, CN), al permitir mayor amplitud
en las diversas etapas del proceso con relación al sumario”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/1994,
“Ottolina, Héctor Luis v. Angus, María Cristina s/división de condominio”.
955
“La resolución que establece la clase de proceso aplicable resulta inapelable, toda vez que el juez se ha
movido dentro de la órbita de sus facultades regladas (arts. 319, 321 y concs., CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Azul,
sala 1ª, 10/8/2000, “Agostino, Oscar y otra v. Municipalidad de Tandil y otra s/daños y perjuicios - queja”.

369
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se aclara que cuando ese Código remita al juicio sumario, se entenderá que el litigio tramitará
conforme a las reglas del proceso ordinario. Si la controversia versare sobre derechos que no sean
apreciables en dinero o existan dudas sobre el valor reclamado y no correspondiere juicio sumarísimo
o proceso especial, el juez determinará el tipo de proceso aplicable. En estos casos y en todos los
demás donde se autoriza al juez a fijar el tipo de juicio la resolución será irrecurrible.

Art. 320. Juicio sumario


Tramitarán por juicio sumario:
1º) (Texto según ley 11593, art. 1) Los procesos de conocimiento hasta la suma de ciento
cincuenta mil pesos ($ 150.000), exceptuados aquellos de competencia de la Justicia de Paz, que
se regirán por la ley respectiva.
2º) Cualquiera sea su monto, las controversias que versen sobre:
a) Pago por consignación.
b) División de condominio.
c) Cuestiones entre copropietarios surgidas de la administración, y las demandas que se
promovieran por aplicación de la ley de propiedad horizontal, salvo que las leyes especiales
establecieren otra clase de procedimiento.
d) Cobro de crédito por alquileres de bienes muebles.
e) Cobro de medianería.
f) Obligación de otorgar escritura pública y resolución de contrato de compraventa de
inmuebles.
g) Cuestiones relacionadas con restricciones y límites del dominio o sobre condominio de muros
y cercos, y en particular, las que se susciten con motivo de la vecindad urbana o rural.
h) Obligación exigible de dar cantidades de cosas o valores, o de dar cosas muebles ciertas y
determinadas.
i) Suspensión del ejercicio de la patria potestad y suspensión y remoción de tutores y curadores.
j) Pedido de fijación del plazo de cumplimiento de la obligación cuando no se hubiere señalado
en el acto constitutivo, o si se hubiese autorizado al deudor para satisfacerla cuando pudiere o
tuviese medios para hacerlo, siempre que no se tratase de título ejecutivo.
k) Daños y perjuicios derivados de delitos y cuasi delitos y de incumplimiento del contrato de
transporte.
l) Cancelación de hipoteca o prenda.
ll) Restitución de cosa dada en comodato.
m) (Incorporado por ley 11205, art. 1) Cuestiones relacionadas con la tenencia de menores.
3º) Los demás casos que la ley establece.

1. PROCESO SUMARIO
El Código llama sumario -siguiendo una tradición procesal muy arraigada- al proceso de conocimiento
plenario abreviado.
En este tipo de trámites el conocimiento del litigio por parte del juez también es pleno y profundo 956
-por contraste con lo que ocurre con los procesos de ejecución y cautelares-, sin embargo, se prevén
algunas restricciones procesales en pos de la celeridad del trámite.
Si bien estas limitaciones se abordarán con detenimiento al analizar los artículos pertinentes (484 a
495) adelantemos ahora que básicamente se refieren a un acortamiento de los plazos, eliminación de
actos procesales admisibles, concentración de varias diligencias en un solo paso y restricciones

956
“Frente a la complejidad que implica el contenido de las condiciones generales de emisión y utilización de las
tarjetas de compra y crédito y en especial de una cláusula predispuesta, en el sistema normativo actual, nada más
adecuado que acudir al andarivel del proceso plenario abreviado (art. 320, inc. 1º, Código Procesal), que permite
resolver todas las cuestiones litigiosas en torno al documento base de este proceso, a través de una tramitación
simplificada, con la ventaja de que agota la litis por la eficacia de la cosa juzgada material (arts. 484 a 495,
Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. La Plata en pleno, 16/9/1997, “Banco Mayo Cooperativo limitado v.
Olivares, Hugo Néstor s/cobro ejecutivo”.

370
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
recursivas957. Todo ello en pos de brindar a los litigantes un continente procesal ágil y simplificado a
través de los cuales canalizar determinadas pretensiones.
Como ya se viera, cuando un proceso no tiene asignado un trámite determinado, se deberá desarrollar
según las reglas del juicio ordinario salvo que la ley establezca la tramitación por la vía del juicio
sumario o permita que el juez determine la vía a seguir.
En el artículo analizado se contemplan las pretensiones que tramitan por juicio sumario a través de una
larga lista que -por otra parte- no resulta exhaustiva ya que admite la posibilidad de otros supuestos
señalados por la ley (inc. 3º).

2. CASOS DE JUICIOS SUMARIOS. DETERMINACIÓN


Las pautas que brinda el Código para saber cuándo una controversia tramita por vía del sumario son
tres.
En primer lugar, los temas.
El inc. 2º enumera una gran cantidad de controversias que -independientemente de su monto- tramitan
por este tipo de proceso de conocimiento. Se trata de los juicios de daños y perjuicios derivados de
cuasidelitos, los pagos por consignación, las cuestiones entre copropietarios y la división del
condominio, el cobro de alquileres de bienes muebles y de medianería, el juicio de escrituración y la
resolución de contrato de compraventa de inmuebles, el cobro de obligación exigible de dar cantidades
de cosas, el pedido de fijación de plazo de obligaciones, la cancelación de hipoteca o prenda, etc.
En segundo lugar, la ley.
El inc. 3º indica que también tramitarán por sumario los “demás casos que la ley establece”. Habrá que
buscar en otras parcelas del Código o bien de otras leyes estas alusiones a la forma de tramitar la litis.
Así, corresponde utilizar la vía del sumario respecto de las acciones posesorias (art. 617), la pretensión
de deslinde (art. 671), la de división de cosas comunes (art. 673), la de rendición de cuentas (art. 649),
la de desalojo de inmuebles urbanos o rurales (art. 676), entre otros.
En tercer lugar, el monto.
Fuera de los casos señalados en los incs. 2º y 3º-que tramitan como sumarios-, los supuestos del art.
321 -que tramitan como sumarísimos- y los casos de juicios especiales -por las reglas previstas al
respecto- todos los demás utilizarán la vía del proceso ordinario, a menos que el monto en debate no
supere los ciento cincuenta mil pesos ($ 150.000) en cuyo caso también tramitarán como sumarios. Se
deja hecha la excepción de los casos de competencia de la justicia de paz donde existen regulaciones
específicas sobre los tipos de proceso a utilizar.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
Téngase en cuenta que por conducto de la reforma de la ley 25488 se eliminó la figura del juicio
sumario, permaneciendo sólo dos formas: el ordinario y el sumarísimo.

Art. 321. Proceso sumarísimo


Será aplicable el procedimiento establecido en el art. 496:
1º) Cuando se reclamase contra un acto u omisión de un particular que, en forma actual o
inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta algún
derecho o garantía explícita o implícitamente reconocida por la Constitución Nacional o de esta
Provincia, siempre que fuere necesaria la reparación urgente del perjuicio o la cesación
inmediata de los efectos del acto, y la cuestión, por su naturaleza, no deba sustanciarse por
alguno de los procesos establecidos por este Código u otras leyes.
2º) En los demás casos previstos por este Código u otra ley.
Si de conformidad con las pretensiones deducidas por el actor no procediere el trámite del juicio
sumario o sumarísimo, el juez resolverá cuál es la clase de proceso que corresponde. La
resolución no será recurrible.
957
“La resolución que admite la intervención del tercero es inapelable, en cambio es apelable en efecto
devolutivo la que la deniegue. En los procesos sumarios y sumarísimos, la resolución, en todos los casos es
irrecurrible”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 3/9/1991, “Complejo Habitacional SOIP SC v.
Rodríguez, Dionisio s/cobro de australes por deuda expensas - art. 250, CPC”; 3/9/1991, “Paganizzi, Mario
Américo y otra v. Boreiko, Blandimiro y otros s/desalojo - art. 250, CPC” [J 14.20850-1].

371
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

1. PROCESO SUMARÍSIMO
Se trata de otro tipo de proceso de conocimiento aún más abreviado que el sumario.
De las normas específicas (art. 496) surgen las restricciones procesales que lo hacen el trámite más
concentrado destinado a canalizar una pretensión de conocimiento. Normalmente ello se justifica por
el tipo de reclamos que aquí se incluyen. Ello así, tanto por la urgencia del pedido como por la
sencillez que generalmente debe revestir la cuestión.
Entre las pretensiones que se vinculan con el primero de los aspectos (“procedimiento breve y de
pronta resolución”, conforme el art. 20, Constitución provincial) encontramos la figura del amparo
contra actos de particulares.

2. AMPARO CONTRA ACTOS DE PARTICULARES


A partir de la reforma del año 1994 la garantía del amparo tiene expresa recepción en la Constitución
de la Nación (art. 43).
Luego de ese acontecimiento de trascendencia, la figura que había nacido en nuestro ámbito como una
creación pretoriana de la Corte Suprema federal en los célebres casos “Siri” 958 y “Kot”959 y que incluso
fue regulada legalmente (en el ámbito nacional por la ley 16986 y en la provincia, por la 7166),
adquiere una nueva dimensión.
La Carta nacional le otorga un perfil y le atribuye ciertos caracteres que deberán ser debidamente
reglamentados por la legislación y asimilados por la jurisprudencia de los tribunales.
De no ocurrir lo primero, el instituto se verá desvirtuado por normas ya existentes que -dado ese
motivo- serán consideradas inconstitucionales por quienes deban aplicarlas.
Un fenómeno similar operó en la Constitución provincial de Buenos Aires.
Ha dicho la Corte que luego de la reforma constitucional del año 1994 no podría en modo alguno
acudirse a preceptos que no concilien con la nueva instalación del amparo. Además no debe perderse
de vista la télesis constitucional que impone el art. 20 de la nueva Carta Magna local, que no sólo da
al amparo jerarquía supralegal sino que al permitirlo contra actos de personas privadas lo asimila -en
el ámbito civil- al juicio sumarísimo, que puede producir sentencias definitivas a los efectos de los
recursos extraordinarios. Es por ello que en materia civil adquieren prevalencia sobre el art. 417, CPP
los principios generales del proceso sumarísimo del Código Procesal Civil y Comercial 960.
En el ámbito provincial, entonces, la figura está plasmada en el art. 20 de la Carta bonaerense, manda
que -en lo esencial- reproduce el contorno del instituto nacional, cuyo alcance es plenamente operativo
en nuestro ámbito y se verá ampliado -donde corresponda- por las previsiones locales al respecto.
Dos son las leyes que reglamentan la mentada garantía en la provincia de Buenos Aires.
Para el amparo contra actos u omisiones de las autoridades públicas resulta de aplicación la ley 7166
mientras que para el amparo contra actos u omisiones de particulares, opera este art. 321 del Código.
En realidad, lo que hace el legislador en este punto (inc. 1º) es establecer que la garantía del amparo -a
la que no menciona pero caracteriza- tramitará por el “sumarísimo”, juicio de conocimiento más
rápido con que se cuenta. Ello así para no desvirtuar procesalmente su espíritu 961.
Adviértase que el art. 20, Constitución local agrega -respecto del trámite procesal- “sin perjuicio de la
facultad del juez para acelerar su trámite, mediante formas más sencillas que se adapten a la naturaleza
de la cuestión planteada”.
El artículo del Código en análisis señala en qué supuestos habrá de prosperar este proceso de amparo.
Entendemos que hoy ello resulta sobreabundante ya que hubiera bastado con remitir en lo que hace a
los recaudos de procedencia del amparo contra actos u omisiones de particulares a la letra del art. 20,
Constitución provincial.

958
CSJN, sent. del 27/12/1957, Fallos, 239:459.
959
CSJN, sent. del 5/9/1958, Fallos, 241:291.
960
SCBA, Ac. 73.411, 29/2/2000, “Unión Tranviarios Automotor v. Instituto Provincial de Acción Mutual
s/amparo - recurso de queja”; Ac. 75.817, 11/9/2002, “Fentanes, José R. y otro v. Caja Compensadora de la
Asociación Médica Pergamino s/amparo”; Ac. 75.631, 21/5/2003, “Paermentier, Clide y otros v. Caja
Compensadora de la Asociación Médica Pergamino s/amparo”.
961
“La acción de amparo contra actos de particulares, establecida por el art. 321, CPCC, es realmente una pieza
esencial en la evolución de la efectividad concreta de la protección constitucional de los derechos y representa un
hallazgo de técnica funcional de máxima valía”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 16/3/1993, “Ohan, Silvia
s/recurso de amparo”.

372
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien no con una coincidencia textual, este artículo del Código Procesal Civil y Comercial recoge los
lineamientos esenciales de la figura siendo plenamente operativa la manda constitucional en lo que
amplíe aquella regulación legal.
Se señala que este proceso sumarísimo procede ante la lesión (restricción, alteración o amenaza)
ilegítima (contraria a la ley) o arbitraria (inadecuada, abusiva, infundada) de un derecho o garantía
explícita o implícitamente recogidos por la Constitución Nacional o Provincial 962. Esta primera agrega
como objeto de protección además de los derechos constitucionales, los que surjan de “un tratado o
una ley”.
El Código regula al amparo como una vía residual a la que se recurrirá sólo si no existe otro proceso
previsto “por este Código u otras leyes”.
Ello debe compatibilizarse con lo que manda la Constitución de la Nación cuando sólo lo condiciona
al tránsito previo por otras “vías judiciales”, descartándose así la necesariedad del agotamiento de las
instancias administrativas. Y aun si las vías judiciales son lentas o tortuosas -causando a la postre una
frustración del derecho cuya protección se reclama por la vía del amparo- podrán ser obviadas en pos
de la efectividad de la garantía963.

3. “ULTRA ANTICIPACIÓN DE LA TUTELA”


Es de gran trascendencia la utilización de la teoría cautelar clásica en este contexto.
Junto con la demanda de amparo puede requerirse una medida precautoria que -con las nuevas
tendencias jurisprudenciales de nuestra Corte Suprema- podría incluso adelantar provisoriamente el
contenido de la sentencia de mérito (cautela material).
De tal modo, si sumamos a la celeridad de un “proceso urgente” (más rápido de lo común) como es el
de amparo la entrega inmediata -aunque, insistimos, de forma provisoria- del bien de la vida, nos
encontramos en el terreno de la “ultra anticipación de la tutela”.
Por la naturaleza de los bienes en discusión, el amparo debe ser un proceso rápido y efectivo. De allí
que si en ese contexto se admite una medida cautelar, la apelación de la misma sólo podrá ser
concedida con efecto no suspensivo o devolutivo, tal como reza el art. 198 aplicable al caso.

4. OTROS CASOS
La ley regula más supuestos de procesos sumarísimos.
Son los que corresponden a los trámites de los interdictos (de retener, art. 605; de recobrar, art. 609; de
obra nueva, art. 613 y de adquirir, art. 601), la determinación de frutos o intereses cuando no fueron
establecidos en la sentencia (art. 165), los planteos generados a raíz del nombramiento de tutor o
curador (art. 814) y la oposición al otorgamiento de segunda copia de una escritura pública (art. 816).

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 321, Código nacional.
Se incorpora un inc. 1º que contempla los procesos de conocimiento en los que el valor cuestionado no
exceda de los cinco mil pesos.
Más allá de algunas precisiones cuando se regula el amparo contra actos de particulares, no existen
otras diferencias esenciales.

Art. 322. Acción meramente declarativa

962
“Al referirse a los actos u omisiones de particulares susceptibles de dar lugar a la vía del art. 321, CPCC, su
inc. 1º comprende, por un lado, aquellos actos u omisiones que produzcan un daño o perjuicio de cualquier
índole (lesionar, restringir o alterar) el cual debe ser real, efectivo, tangible, concreto e ineludible. Por el otro,
abarca también aquellos actos u omisiones que representen una amenaza de lesión. Para habilitar la presente
acción, ese peligro debe ser cierto, efectivo, preciso y concreto; debe existir pues una relación lesivo y el daño,
cuya configuración debe no sólo tener visos de certeza sino ser a la vez de inminente producción”. Cám. Civ. y
Com. San Martín, sala 2ª, 21/12/1999, “Crisnejo, Ángel Enrique v. Banco Río de la Plata SA s/amparo”.
963
“Si bien para la viabilidad del proceso previsto por el art. 321, CPCB es necesaria la inexistencia de otros
remedios igualmente legales, eficaces o idóneos para salvaguardar las garantías que se consideran afectadas, la
tutela judicial del amparo debe ser otorgada sin demora, ante la lentitud de las vías ordinarias y sus
consecuencias sobre los derechos pretendidos”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 24/3/1998, “Scagliarini,
Nicolás v. Lemos, Omar y otro s/amparo”.

373
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Podrá deducirse la acción que tienda a obtener una sentencia meramente declarativa, para
hacer cesar un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de una
relación jurídica, siempre que esa falta de certeza pudiera producir un perjuicio o lesión actual
al actor, y éste no dispusiere de otro medio legal para ponerle término inmediatamente.
Si el actor pretendiera que la cuestión tramite por las reglas establecidas para el juicio sumario o
sumarísimo, la demanda deberá ajustarse a los términos del art. 484.
El juez resolverá de oficio y como primera providencia, si corresponde el trámite pretendido por
el actor teniendo en cuenta la naturaleza de la cuestión y la prueba ofrecida. Esta resolución no
será recurrible.

1. PRETENSIÓN DE “CONOCIMIENTO PURO”


Hay situaciones en que la pretensión del accionante se agota con la eliminación de la incertidumbre
respecto de una cuestión controvertida. Alcanzará con que el juez -tercero imparcial estatal- determine
cuál es la realidad a la que tendrán que atenerse las partes y lo declare.
Si bien toda pretensión de conocimiento implica esta superación de lo dudoso o cuestionado, la
pretensión declarativa se limita estrictamente a aventar ese estado de incertidumbre y declarar cuál es
la solución que corresponde a los planteos llevados por las partes.
Y no por eso deja de ser la resolución de un conflicto.
Ello así, por cuanto antiguamente se entendía que la función de los magistrados sólo podía consistir en
acoger o rechazar una pretensión de condena. Se carecía de la real dimensión del problema que puede
llegar a constituir una mera incertidumbre respecto de vínculos jurídicos.
Para dar respuesta a estos requerimientos es que la ciencia procesal provee de la “acción meramente
declarativa” regulada en este artículo.
En puridad, como viene plasmado legalmente no se trata de una acción ni de un tipo de proceso dentro
de las clases de procesos de conocimiento.
Constituye la explicitación de una determinada pretensión declarativa -a la que corresponde una
sentencia con un contenido determinado- que tramita por el carril de un proceso de conocimiento que
quedará a determinar por el magistrado.
Se ha dicho que la acción meramente declarativa tiende a suprimir un estado de incertidumbre acerca
de un derecho o una situación de hecho o jurídica. Remover aquello que actualmente pone en duda la
existencia, eficacia, la modalidad, la oponibilidad o interpretación de una determinada y concreta
relación o estado jurídico. En cuanto a los efectos de la sentencia, que hace cosa juzgada material, por
su propia caracterización -y a diferencia de la de condena- no necesita del plus ejecutorio para alcanzar
su finalidad; los efectos no son sino “declarar la certeza” siendo susceptible de ejecución “impropia” a
través de inscripciones o asientos de la sentencia en registros públicos 964.
Se le atribuye a la parte actora la facultad de proponer el trámite a seguir, condicionado a que el juez lo
admita. Ello será resuelto en la primera providencia teniendo en cuenta la complejidad del asunto y la
prueba requerida para su acreditación.
No podrá impugnarse lo así decidido por el magistrado pero sí la providencia que rechace in limine la
pretensión965.

2. PROCEDENCIA

964
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 30/5/2002, “Alerma SRL v. Emtur s/acción declarativa”.
965
“La irrecurribilidad prevista en el art. 322, CPCC está referida sólo a la decisión judicial que dispone el
trámite que se le dará al proceso, si es sumario, sumarísimo, etc. Es decir que determinado el tipo de proceso por
el que tramitará, ello deviene irrecurrible; pero obviamente no ocurre lo mismo cuando se trata del rechazo in
limine de la acción, donde sí puede existir gravamen y rige entonces el art. 242, CPCC”. Cám. Civ. y Com.
Dolores, 26/11/1996, “Díaz, Nélida v. Macedo, Roberto s/acción meramente declarativa”. “Cuando el art. 322,
CPCC, en su parte final, expresa `esta resolución no será recurrible´, no se refiere a la que rechaza in limine la
demanda, sino a la providencia que determina si el trámite pretendido por el actor es procedente, pues no a otra
conclusión puede arribarse de la interpretación armónica de los párrs. 2º y 3º de la norma en cuestión. Es en tal
sentido que se ha señalado que la acción meramente declarativa se tramita por cualquiera de los tipos procesales
de conocimiento pleno y si quien la promueve solicita que se le imprima el trámite del proceso sumario o
sumarísimo, deberá ajustarla a los requisitos respectivos. Y tal como el art. 322 citado lo expresa, el juez
resolverá cuál es la vía apropiada, siendo irrecurrible esta providencia”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª,
7/2/1991, “Rípoli de Hernández, Eva v. Aitala y otro s/acción meramente declarativa - recurso de queja”.

374
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta pretensión meramente declarativa sólo podrá tener éxito si reúne ciertos recaudos que marca la
ley. Son básicamente tres966.
En primer término, debe configurarse un estado de duda o incertidumbre respecto de una situación
jurídica. La falta de certeza debe referirse tanto a la existencia de esa situación o relación de derecho o
bien a su alcance o a ciertas modalidades de la misma.
En segundo lugar, esta incertidumbre debe causar un perjuicio actual y concreto al actor.
Y finalmente, no debe existir otro camino o vía legal para disiparla “inmediatamente”. Esto es, si está
previsto otro mecanismo más expedito para resolver el punto, la pretensión meramente declarativa
habrá de ser rechazada.
Todos estos presupuestos de procedencia deberán plantearse fundadamente en el escrito de inicio y las
pruebas ofrecidas deben dar el suficiente apoyo a las circunstancias alegadas con el objeto de que el
magistrado halle atendible el intento y le dé curso favorable.
La Corte ha dicho que si a través de una pretensión meramente declarativa se sometió a decisión de la
justicia ordinaria un caso que es propio de la competencia originaria de este tribunal corresponde,
como mejor modo de salvaguardar las garantías de las partes, el derecho de acceso a la justicia y los
principios de celeridad, concentración y progresividad, ordenar la radicación de la causa en la
Secretaría de Demandas Originarias de ese órgano sin retrotraerse ni alterar la estabilidad de los actos
incorporados al proceso, pues el derecho a obtener una rápida y eficaz decisión judicial integra la
garantía de la defensa en juicio967.

3. REVISIÓN DE LA COSA JUZGADA


Si bien no se encuentra regulada expresamente la figura de la revisión de la cosa juzgada, la
jurisprudencia ha admitido su viabilidad para casos extremos -sentencia producto de una conducta
ilícita del magistrado, o basada en versiones de testigos luego condenados por falso testimonio, o
sustentada en documentación respecto de la cual se decretó posteriormente su falsedad, o
prescindiendo de prueba esencial ocultada dolosamente por alguna de las partes, etc.-.
El continente procesal de esta petición -ha dicho la jurisprudencia local- es la “acción meramente
declarativa” en estudio.
Así, el art. 322 al regular la acción meramente declarativa es la vía idónea para lograr la revisión de la
cosa juzgada cuando las estructuras procesales han sido corrompidas a través del dolo o del fraude.
Dada la inestabilidad que ofrece una situación jurídica de tal naturaleza, torna imprescindible que la
litis se trabe con todos los protagonistas del vicio que corrompe la cosa juzgada. Y he aquí, que se
configure un litisconsorcio necesario el cual debe observarse imperativamente ya que no puede
dictarse una sentencia fragmentaria con relación a alguno de los protagonistas 968.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 322, Código nacional.
No existe aquí el párr. 2º que contempla la manda provincial.

CAPÍTULO II - Diligencias preliminares

Art. 323. Enumeración


El proceso de conocimiento podrá prepararse pidiendo el que pretenda demandar, o quien, con
fundamento, prevea que será demandado:

966
“El art. 322, CPCC, sujeta la acción declarativa a la observancia de los distintos requisitos que enuncia,
resultando indispensable la evaluación previa de los mismos. La acción procede ante el supuesto de un estado de
incertidumbre, es decir de falta de certeza respecto de una relación jurídica, por la posibilidad de la lesión o del
perjuicio, y por la inexistencia de otro medio legal para establecerla”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 4/11/1999,
“Kotliar v. CALP s/acción declarativa”.
967
SCBA, B. 62.273, 21/3/2001, “Municipalidad de Gral. Pueyrredón s/cuestión de competencia - art. 6, CCA,
en autos: `Fernández, G. A. v. Municipalidad de Gral. Pueyrredón s/acción declarativa´”.
968
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/10/1989, “Ibarra, Segundo v. Morawski, León s/nulidad de proceso
civil”.

375
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) Que la persona contra quien se proponga dirigir la demanda preste declaración jurada, por
escrito y dentro del plazo que fije el juez, sobre algún hecho relativo a su personalidad, sin cuya
comprobación no pueda entrarse en juicio.
2º) Que se exhiba la cosa mueble que haya de pedirse por acción real, sin perjuicio de su depósito
o de la medida precautoria que corresponda.
3º) Que se exhiba un testamento cuando el solicitante se crea heredero, coheredero o legatario, si
no pudiera obtenerlo sin recurrir a la justicia.
4º) Que, en caso de evicción, el enajenante o adquirente exhiba los títulos u otros instrumentos
referentes a la cosa vendida.
5º) Que el socio o comunero o quien tenga en su poder los documentos de la sociedad o
comunidad, los presente o exhiba.
6º) Que la persona que haya de ser demandada por reivindicación u otra acción que exija
conocer el carácter en cuya virtud ocupa la cosa objeto del juicio a promover, exprese a qué
título la tiene.
7º) Que se nombre tutor o curador para el juicio de que se trate.
8º) Que si el eventual demandado tuviere que ausentarse del país, constituya domicilio dentro de
los cinco (5) días de notificado, bajo apercibimiento de lo dispuesto en el art. 41.
9º) Que se practique una mensura judicial.
10) Que se cite por el reconocimiento de la obligación de rendir cuentas.

1. “PREPARACIÓN” DEL PROCESO DE CONOCIMIENTO


Nuestro ordenamiento procesal busca que los pleitos se inicien, desarrollen y concluyan sin tropiezos,
de forma fluida y con celeridad para que así las soluciones sean sólidas y útiles para los litigantes.
A esos fines, el momento previo al planteo de la demanda es crucial.
El letrado de la parte actora -que es quien normalmente habrá de echar mano a las herramientas que
regula este artículo más allá de que también sean operativas respecto de quien “prevea que será
demandado”969- podrá en ocasiones requerir más información para estructurar en debida forma su
escrito, tendrá necesidad de pedir que se adopten ciertas medidas para que el juicio a iniciarse pueda
tener un normal desarrollo o encontrará imperioso resguardar cierto estado de cosas que amenaza con
mutar generando consecuencias negativas a su respecto, etc.
Previendo todas estas circunstancias es que el Código permite “preparar” el proceso regulando vías
judiciales enderezadas en los sentidos indicados a las que denomina genéricamente “diligencias
preliminares” y a las que -por su diferente finalidad- dividiremos en medidas preparatorias,
ordenatorias y conservatorias.

2. MEDIDAS PREPARATORIAS
De la forma y completitud con que se expongan los términos de la pretensión actoral depende en una
gran medida -además del éxito del accionante- la simplicidad, rapidez y utilidad del trámite.
Téngase en cuenta que el incumplimiento de esta carga no solamente viene sancionado con medidas
concretas que operan tanto a pedido de parte como de oficio -excepciones, rechazo liminar, etc.- sino
que también acarrea la posibilidad de que se configuren nulidades, trámites anexos o
complementarios, actividad oficiosa del órgano, todo lo que eventualmente generará la necesidad de
abrir incidencias a prueba y -a la postre- expone al juicio a una actividad impugnatoria específica que
habrá de dilatar la tramitación, complejizando en exceso la causa.
Todo lo cual, en definitiva, repercute de manera negativa respecto de las partes que buscan encontrar
el final del diferendo de manera rápida, útil y con la menor inversión posible de tiempo, dinero y
energías. De allí la importancia de que la configuración de los elementos de la pretensión se exponga
acabadamente.
Para ello es imprescindible contar con información 970.

969
“Si bien el art. 323, inc. 1º, CPC habilita a quien pretende asumir el carácter de parte actora para requerir la
diligencia preliminar de que se trata, también acuerda dicha facultad a quien prevea que será demandado, por
aplicación del principio de igualdad de las partes y porque sería negar al futuro demandado la posibilidad de
preparar su eventual oposición, frustrando la garantía de la defensa”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
31/10/1989, “Iglesias, Julio v. Gorosito, Rolando s/daños y perjuicios”.
970
“Las medidas preparatorias a que refiere el art. 323 del ritual tienen la función de procurar el conocimiento de
hechos o informaciones indispensables para que el proceso quede desde el comienzo regularmente constituido,
datos que el accionante no podría obtener sin intervención de la justicia. En tal sentido, su admisión debe

376
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La tarea de relevamiento de datos que realiza el abogado del actor desde el momento de la primera
entrevista con el cliente -momento en que entra en contacto con el conflicto- es determinante. De la
sagacidad del letrado para encontrar los aspectos medulares de la pretensión dependerá en gran medida
el perfil que ésta adquiera en la sede judicial.
Sin embargo, es posible que para obtener estos datos no sea suficiente con la actividad que
normalmente se desarrolla al respecto sino que el abogado de la parte deba recurrir al auxilio judicial
para poder proveerse de este conocimiento fundamental para su tarea profesional en orden al
cumplimiento acabado de las cargas puntuales que establece el art. 330.
Es con este objetivo que la ley regula dentro de las diligencias preliminares, las medidas preparatorias.
Tienden, en general, a la obtención por la vía judicial de datos necesarios para una correcta exposición
y fundamentación de los elementos de la pretensión971.
Concretamente, por este conducto se habrán de obtener datos respecto de los sujetos mediante las
medidas previstas en los incs. 1º972 (declaración jurada sobre hechos o datos relativos a la personalidad
de la demandada), 3 (exhibición de testamento en lo que respecta a los herederos allí instituidos), 4 y
5973 (exhibición de títulos en casos de evicción o libros o documentación por parte de socios y
comuneros de los que pueden surgir quienes son los legitimados respectivos).
Datos respecto del objeto mediato pueden ser encontrados utilizando las medidas previstas en los incs.
2º (exhibición de la cosa mueble que habrá de ser objeto de la reivindicación), 3 (el testamento en lo
que hace a los bienes del causante), 5 974 (bienes o ganancias que surgen de los documentos de socios o

realizarse con criterio amplio, aunque coherente con el respeto de sus fines y contención de abusos”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 7/5/1991, “Peralta de Viena, María Herminia v. Silicani, Augusto Carlos y otro s/daños y
perjuicios”; 29/5/1997, “Maldonado, Esther Malena s/diligencia preliminar”.
971
“Para quién pretende ejercitar el reconocimiento de un derecho mediante pretensión concreta requerida ante
órgano jurisdiccional cuya admisión solicita para el caso de que la misma encierre una controversia (es decir, no
exista allanamiento a ella por el sujeto o sujetos demandados), resulta imprescindible que precise adecuadamente
quién o quiénes son aquellos que en calidad de obligados, oportunamente se verán alcanzados por la sentencia
(art. 330, inc. 2º, CPCC). Consecuentemente, debe tomar previamente todas aquellas medidas que le permitan
vislumbrar con quién o quiénes encauzar la litis, y en caso de dudas o desconocimiento, puede recurrir a las
medidas preliminares que la ley ritual ha puesto a su disposición (art. 323, inc. 1º, CPCC) toda vez que
constituye carga del demandante plantear su demanda en términos claros y positivos”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 2ª, 24/5/2001, “Expreso del Sud v. Elías, José s/daños y perjuicios”. “Cuando se demanda el cobro por
la utilización de gravaciones fonográficas que origina la obligación por parte del usuario de pagar la tarifa
prevista por el rubro 58, resolución SPD 100/1989, consistente en el uno por ciento de los ingresos brutos por
publicidad y/o venta de espacios, la accionante debe precisar el monto reclamado, toda vez que existe un modo
cierto para determinarlo, como es constatar el importe de los aludidos ingresos brutos y sobre dicha cantidad
aplicar el porcentaje previsto por la resolución arancelaria. La dificultad de acceder a los datos necesarios en
forma extrajudicial no configura imposibilidad cuando bien puede la actora hacer uso de las diligencias
preliminares previstas por el art. 323, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/8/2001, “AADI
CAPIF ACR v. Lombardo, Jorge Lisandro s/cobro de pesos”.
972
“Tratándose de un pedido de diligencia preliminar no es una buena y útil técnica procesal cambiar la
declaración jurada por escrito que a tales fines prevé el art. 323, inc. 1º, CPCC y bajo el apercibimiento del art.
324, por un mandamiento de constatación”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 2/5/1996, “Castro, Ana v.
Castro, Juan y otro s/desalojo”. “La personalidad a que alude el art. 323, inc. 1º, Código Procesal, debe
entenderse referida a la capacidad o a la legitimación procesal del sujeto. Es decir que la diligencia tiende a
establecer la identidad, edad, nacionalidad, carácter de heredero, propietario, poseedor o tenedor de una cosa u
otras figuras análogas”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/10/1989, “Iglesias, Julio v. Gorosito, Rolando
s/daños y perjuicios”. “El art. 323, inc. 1º, CPCC faculta a preparar el proceso de conocimiento, requiriendo que
la persona contra quien se proponga dirigir la demanda preste declaración jurada a fin de conocer hechos y
circunstancias que hacen a su legitimación como tal, sin referirse al fondo del asunto ni a los hechos mismos que
habrán de ventilarse en el proceso”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/4/2001, “Ramini, José Antonio v.
Barrios, Carlos y otros s/diligencia preliminar”.
973
“Si quien reclama la intervención judicial de una sociedad anónima no puede acreditar su calidad de
accionista por cuanto, según refiere, sus acciones se encontrarían en la empresa, debió acudir previamente por la
vía que autoriza v.gr., el art. 323, inc. 5º, CPC”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 24/10/1996, “Sinelli, I. v. A.
Sinelli y Cía. s/medida precautoria de intervención judicial”.
974
“Si la medida solicitada tiene por finalidad la determinación de los créditos que habrán de ser reclamados en
la acción judicial consecuente y, con esta finalidad se solicita la exhibición de los libros respectivos, dicha
medida es procedente como diligencia preliminar, que encuadra en las previsiones del art. 323, Código
Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/6/1997, “AADI CAPIF ACR v. Ruca Lauquen SRL
s/cobro de pesos”; 14/8/2001, “AADI CAPIF ACR v. Lombardo, Jorge Lisandro s/cobro de pesos”.

377
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
comuneros) y 9 (mensura judicial para determinar el alcance y extensión de la cosa -inmueble-
reclamada).
Y finalmente datos sobre la causa petendi surgen de las medidas contempladas en los incs. 3º
(testamento en lo referido al título que crea), 4 (prueba del vínculo o circunstancias que darían lugar a
la garantía de evicción), 5975 (documentos que avalarían los derechos de socios o comuneros), 6 (título
o condición por la que se detenta un bien).

3. MEDIDAS ORDENATORIAS
Estas medidas a las que denominamos ordenatorias tienden a despejar ciertos escollos en forma previa
por obstar a una correcta o útil interposición de la demanda con el objeto de que luego la litis se
desarrolle regularmente y sin dilaciones temporales impropias.
El Código regula algunas en este artículo en los incs. 7º, 8º y 10.
En el primero de ellos se contempla la solicitud de nombramiento de tutor o curador para el
demandado incapaz, ya que de lo contrario no podrá trabarse válidamente la litis respecto de estos
sujetos que, necesitándola, carecen de representación necesaria.
En el segundo caso, se prevé la intimación a que se constituya domicilio procesal por parte de aquel
que va a ser demandado y está por viajar al exterior del país, bajo apercibimiento de aplicarse a su
respecto la forma ministerio legis de anoticiamiento.
Y en el tercer supuesto, se plasma la citación al futuro demandado para que reconozca la obligación de
rendir cuentas. De tal modo, si ello ocurre, se pasará rápidamente a la etapa de liquidación de la deuda
por la vía incidental976 simplificándose muchísimo el proceso respectivo (art. 650).

4. MEDIDAS CONSERVATORIAS
A través de estas medidas conservatorias se resguarda cierto estado de cosas para que puedan ser
llevadas útilmente al proceso.
Normalmente, estas diligencias se dirigen a proteger las cosas litigiosas (en cuyo caso se vinculan con
las medidas cautelares que pueden ser pedidas incluso antes de la interposición de la demanda -art.
195 -) o la prueba a ofrecer (se vincula con la llamada “prueba anticipada” 977, expresión que en
puridad hace alusión no sólo a la prueba ofrecida y producida antes de la demanda sino toda aquella
probanza que se sustancia antes de la etapa procesal adecuada).
Si bien estas últimas figuras están contempladas en el art. 326 -a cuya nota remitimos- dentro de los
casos del artículo en análisis encontramos el depósito de la cosa mueble objeto del pleito (inc. 2º).
También -como vimos- sería operativa una medida cautelar, pero ello se regirá por las mandas
específicas (art. 221).

5. TRÁMITE. REMISIÓN

975
“Si la medida requerida se limita al pedido de exhibición de documentación contable de la entidad demandada
que juzga indispensable conocer a los efectos de un correcto planteamiento de la demanda, corresponde
encuadrarla en el inc. 5º del art. 323, CPC, resultando claramente viable. Al contrario, no podría aceptarse si lo
requerido fuera más allá de la mera exhibición (por ejemplo, si se pidiera el dictamen de un perito sobre la
misma), pues en dicho supuesto se estaría preconstituyendo prueba que sólo podría anticiparse en los casos del
art. 326, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 5/7/1997, “Van Damme, Mariano v. Cooperativa
Puerto Nuevo Ltda. s/diligencias preliminares”. “En el marco de una diligencia preliminar, lo que no puede
intentarse al momento de la exhibición es volcar en actas datos que surjan de la documentación presentada, pues
ello encubriría una preconstitución de prueba. La exhibición se limita a dar la posibilidad de revisar y conocer
los asientos, constancias, etc. para un correcto planteamiento de la litis. Lo que exceda de dichos límites, no será
admisible como medida preparatoria”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 4/11/1997, “Gea, Delia Elena
y otros v. Cía. Ómnibus Pampa SA s/nulidad de asamblea - impugnación”.
976
“La vía incidental de la obligación de rendir cuentas solamente procede en los supuestos de que exista
sentencia declarativa estimando la obligación de rendir cuentas; o bien que la obligación de rendirlas resulte de
un instrumento público o privado debidamente autenticado; o si se hubiere admitido tal obligación al ser
requerido por vía de la diligencia preliminar prevista en el inc. 10 del art. 323, Código Procesal (art. 650, Código
Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/6/1995, “Grossi s/incidente revisión de cuentas”.
977
“Las diligencias preliminares comprenden tanto las medidas preparatorias del juicio (art. 323, CPC) cuanto la
instrucción preventiva o la producción de pruebas anticipadas (art. 326, CPC) siendo unas y otras previas a la
promoción del proceso, debiendo respetarse en todos los casos el principio de bilateralidad en cuanto a su
producción”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 25/6/1996, “Cooperativa Agrícola Ltda. La Argentina v. Salgado,
Agustín s/incidente nulidad”.

378
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La forma de tramitar estas diligencias preliminares está regulada en los arts. 324 a 329, a los que
remitimos.

6. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 323, Código nacional.
Se incluye el inc. 11 que contempla el reconocimiento de mercaderías en los términos del art. 782 y se
señala que -salvo los casos de los incs. 9º, 10 y 11 y del art. 326 - no podrán invocarse las diligencias
decretadas a pedido de quien pretende demandar si no se dedujera la demanda dentro de los treinta
días de su realización. Si el reconocimiento a que se refieren el inc. 1º y el art. 324 fuere ficto, el plazo
correrá desde que la resolución que lo declare hubiere quedado firme.

Art. 324. Trámite de la declaración jurada


En el caso del inc. 1º del artículo anterior, la providencia se notificará por cédula, con entrega
del interrogatorio. Si el requerido no respondiere dentro del plazo, se tendrán por ciertos los
hechos consignados en forma asertiva, sin perjuicio de la prueba en contrario que se produjera
una vez iniciado el juicio.

1. CARGAS PROCESALES DEL FUTURO DEMANDADO


Al momento de pedirse una de estas medidas aún no contamos con un demandado en el sentido
técnico de la expresión.
Es más, puede darse el caso de que luego de los datos obtenidos el requirente decida no presentar la
demanda -ya sea porque descubre que no le asiste el derecho que pensó que tenía o no con la fuerza
con que creía, etc.- y en ese caso no se trabará nunca la litis.
Sin embargo, a pesar de que no hay aún un demandado en sentido propio, veremos cómo nacerán
respecto del sujeto requerido “cargas procesales”.
La ley contempla que cuando se peticiona la medida prevista en el inc. 1º del art. 323, esto es, que
aquel contra quien se piensa dirigir la demanda preste declaración jurada por escrito y en el plazo que
se le fijará respecto de “algún hecho relativo a su personalidad sin cuya comprobación no pueda
entrarse en juicio”, la providencia que haga lugar al pedido -luego de habérselo solicitado por escrito,
fundadamente, con explicación de las circunstancias que obstan a la directa presentación de la
demanda y motivan el requerimiento del auxilio de la judicatura para que ordene a través de esta
figura la medida de marras- se notificará por cédula.
Esta providencia no sólo hará lugar al pedido ordenando que se produzca la referida declaración jurada
sino que fijará el plazo para que el requerido lo haga sobre la base del interrogatorio adunado por la
parte y admitido por el magistrado.
Junto con la cédula deberá acompañarse copia de ese interrogatorio.
El futuro demandado -ahora requerido- deberá producir esa declaración jurada en el período
establecido judicialmente, computado desde la recepción de la notificación.
Si se incumple esta carga, se tendrán por ciertos los hechos afirmados por el futuro actor en los puntos
sobre los que se pedía la mentada declaración 978. Se trata de un caso donde el silencio habrá de tener
efectiva virtualidad jurídica frente a una concreta y formal interpelación.
Sin embargo, el valor veritativo de este silencio podrá ser luego desvirtuado por prueba en contrario
durante el pleito.
Claro que la conducta del actor no podrá ser considerada en ningún caso temeraria o maliciosa si se
basa en estas circunstancias afirmadas “en forma ficta” por el demandado para fundar en ellas su
pretensión y luego se demuestra que eran absolutamente inexistentes.
Si bien se menciona sólo el inc. 1º del art. 323, entendemos que la forma de llevarse adelante la
diligencia también será de aplicación a los casos de los incs. 6º (manifestación del carácter en cuya
virtud se ocupa un inmueble respecto del cual se dirigirá una pretensión reivindicatoria) y 10
978
“La declaración jurada si bien no es una absolución de posiciones -desde que el requisito no es parte, ni
contesta verbalmente en audiencia sino por escrito- sus efectos son semejantes. Lo importante es controlar que
no se desnaturalice lo previsto por la ley, de forma que la declaración jurada de la persona que se proyecta
demandar se limite a hechos y circunstancias relativas a su personalidad, sin cuya comprobación no puede
entrarse en juicio (arts. 323, inc. 1º y 324, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 9/2/1989,
“Garaicochea, Rubén Aníbal s/diligencias preliminares”.

379
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
(reconocimiento de la obligación de rendir cuentas. Si bien aquí, al decir la ley “se cite” puede
entenderse que esta declaración sólo podrá hacerse en audiencia ante el juez o actuario).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 324, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos, sólo se incluye junto a la cédula el acta notarial
como forma de notificación.

Art. 325. Trámite de la exhibición de cosas e instrumentos


La exhibición o presentación de cosas o instrumentos se hará en el tiempo, modo y lugar que
determine el juez, atendiendo a las circunstancias. Cuando el requerido no los tuviere en su
poder deberá indicar, si lo conoce, el lugar en que se encuentre o quién los tiene.

1. EXHIBICIÓN DE COSAS O DOCUMENTOS


Si la medida preliminar consiste ahora en la orden para que se exhiba o presente una cosa o un
documento, la forma de diligenciarla será similar a la ya vista para la declaración jurada contemplada
en el art. 324.
Esto es, el pedido también se hará por escrito, fundado, con las razones que justifican la requisitoria y
la identificación del sujeto que habrá de ser demandado y que ahora tendrá que cumplir con la orden
que se le imparta.
Por esta vía tramitan las medidas de los incs. 2º (cuando no se requiere el secuestro), 3º, 4º y 5º del art.
323.
Si el juez admite el pedido, ordenará que el requerido muestre la cosa mueble o instrumento de que se
trate -previamente identificado o individualizado por el futuro actor- estableciendo el lugar, la fecha
-con la hora- en que habrá de producirse esa diligencia.
También señalará las modalidades -por ejemplo, podrá tener lugar en el marco de una audiencia en el
recinto de tribunales o bien en el domicilio del requerido o de un tercero ante la presencia de un oficial
de justicia, etc.- atendiendo al tipo de cosa a exhibir y otras circunstancias propias del caso 979.
También se notificará la orden por cédula ya que al igual que el caso contemplado en el artículo
anterior, se trata de un sujeto aún formalmente ajeno a la litis.
Anoticiado, el requerido podrá presentarse antes de la fecha estipulada manifestando que la cosa o el
documento no están en su poder, señalando -de saberlo- la persona en cuyo poder se encuentran. El
juez atenderá esta manifestación y podrá disponer una nueva orden respecto de este nuevo sujeto,
diligenciándose de la misma manera.
Si el requerido no cumple con la orden impartida o informa falsamente que no posee las cosas o
instrumentos sobre los que recae la medida, será pasible de las medidas contempladas y las
consecuencias previstas en el art. 329, a cuya nota remitimos.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 325, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 326. Prueba anticipada

979
“Es pertinente acceder a lo peticionado por la actora y referido a la entrega al oficial de justicia de la
documentación acreditante de haberse efectuado el demandado los análisis hepatológicos que se le indicaran a
fin de constatar la dolencia aducida como obstativa para trasladarse a realizar otro examen hematológico, en
cuanto ello está respaldado por el art. 325, CPC que posibilita la exhibición de cosas e instrumentos (art. 385,
CPC). No ocurre lo mismo en cuanto a la realización de la pericia médica peticionada a cargo del perito oficial
en orden a dictaminar sobre los correspondientes puntos de pericia, en tanto se trata de una medida probatoria a
ser receptada en el momento procesal oportuno, sin que se aprecien razones que justifiquen obrar de otro modo,
y justamente a partir de los elementos aportables por los análisis bioquímicos referidos precedentemente”. Cám.
Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 16/7/1996, “CAI v. NND s/filiación - daños y perjuicios - incidente de ausencia
injustificada del demandado a pericia inmuno genética”.

380
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los que sean o vayan a ser parte en un proceso de conocimiento y tuvieren motivos justificados
para temer que la producción de sus pruebas pudiera resultar imposible o muy dificultosa en el
período de prueba, podrán solicitar que se produzcan anticipadamente las siguientes:
1º) Declaración de algún testigo de muy avanzada edad, o que esté gravemente enfermo o
próximo a ausentarse del país.
2º) Reconocimiento judicial o dictamen pericial para hacer constar la existencia de documentos,
o el estado, calidad o condición de cosas o de lugares.
3º) Pedido de informes.
La absolución de posiciones podrá pedirse únicamente en proceso ya iniciado.

1. MEDIDAS CONSERVATORIAS: PRUEBA ANTICIPADA


Si bien normalmente se recurre al instituto de la prueba anticipada en forma previa a la demanda, ello
no tiene por qué ser siempre así.
La letra de la ley es clara al establecer que podrán recurrir al mismo tanto los que “sean” como los que
“vayan a ser” parte en un proceso de conocimiento.
De allí que la “prueba anticipada” no sea “anticipada a la demanda” sino a específica etapa de
producción probatoria. El art. 328 contempla la producción anticipada de prueba “después de trabada
la litis”.
De acuerdo con lo que antecede, también podrán recurrir a este instituto las partes luego de
presentados los escritos de inicio y contestación 980. Ello hasta el momento en que normalmente se
desarrolla la producción de estos actos probatorios: el período que nace con la firmeza del auto de
apertura a prueba.
Una vez dentro de esta etapa no podría técnicamente hablarse de prueba anticipada (que comprende
tanto el ofrecimiento como la producción adelantada) sino -de darse la urgencia a la que haremos
referencia en lo que sigue- de un pedido de adelantamiento de la producción de la prueba ya ofrecida y
admitida (básicamente, se tratará de un cambio de fecha de las audiencias o acortamiento del plazo
conferido a peritos, etc.).
El fundamento de este instituto está dado por la necesidad de que las partes cuenten con plenas
posibilidades de acreditar los extremos fácticos de sus pretensiones y oposiciones, vinculándose ello
estrechamente con la vigencia del derecho de defensa en juicio.
De tal modo, lo esencial al momento de determinar si un pedido de prueba anticipada prospera o no
será la urgencia evidenciada en el requerimiento. Será importante, pues, demostrar que existen
motivos justificados para temer que la producción de las pruebas pueda llegar a resultar imposible o
muy dificultosa en el período normal.
Un fundamento similar -como se ve- al que sobrevuela toda la teoría cautelar. Aquí en lugar de
asegurarse la eficacia del resolutorio de mérito se asegura la posibilidad de contar con la prueba que
avale las posiciones de las partes.
Esta circunstancia -la urgencia- deberá ser explicitada de modo de convencer al juez de su existencia y
entidad suficiente981.
Las figuras que se contemplan son la declaración de un testigo de muy avanzada edad, con una grave
enfermedad o que esté por ausentarse del país, el reconocimiento judicial o pericial sobre la existencia
980
“La prueba anticipada puede producirse entablado o no el juicio y de acuerdo con la urgencia para la
ejecución de la medida. No es exactamente una medida preparatoria del proceso, ni tampoco una medida
cautelar, pues esta última se practica sin presencia del contrario, no exigiéndose como necesario el control de la
contraparte a fin de respetar el principio de igualdad de los litigantes ante el juez. Siguiendo este razonamiento,
es que entendemos que la imposibilidad o dificultad en la producción de la prueba que exige el art. 326, CPCC
debe entenderse en un sentido lo suficientemente amplio como para comprender supuestos en los que se intente
evitar que, por medio de maniobras de distinto tipo, se oculte, modifique, destruya o cambie el objeto probatorio
a adquirir”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 18/12/2001, “G., J. P. v. V., N. M. y otros s/daños y
perjuicios”.
981
“Es requisito indispensable para la viabilidad de la producción de prueba anticipada que la parte que la
solicita tenga motivos justificativos y razones de urgencia para temer que la producción de sus pruebas pudiera
resultar imposible o muy dificultosa en el período correspondiente, durante el proceso ya iniciado (arts. 326, 1ª
parte, y 328, CPCC), es decir, que la demostración de la causa fundante y de la urgencia es en todos casos
insoslayable. En consecuencia, es necesario que se justifique que ésta es la única manera en que podrá probarse
el hecho, y que si se dejara para más adelante su producción ya no sería posible hacerlo o, por lo menos, que
exista una grave presunción de que así habrá de ocurrir”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 9/5/2002,
“Guzmán, Graciela Beatriz y otro s/diligencias preliminares”.

381
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de documentos o sobre cierto estado de cosas o lugares que estén por mutar o desaparecer o bien el
pedido de informes.
Si bien establecidos a priori, quedará en la prudente ponderación judicial determinar cuándo la medida
concretamente requerida justifica recurrir al instituto de la prueba anticipada y cuándo podrá
denegarse, postergándose el análisis de su admisibilidad al momento procesal oportuno.
En la duda y en pos del derecho de defensa en juicio que cobra vigencia cuando las partes gozan de las
mayores posibilidades de probar sus asertos, entendemos que el criterio del juez habrá de ser amplio al
momento de considerar la procedencia de estos requerimientos 982.

2. PROHIBICIÓN DE POSICIONES ANTES DEL INICIO DEL PROCESO


Expresamente se requiere un proceso ya iniciado para que proceda la absolución de posiciones como
prueba adelantada.
Por la particular fuerza de sus efectos, se resguarda el derecho de defensa de quien eventualmente
habrá de ser demandado: recién cuando adquiera formalmente este status, el magistrado podrá -si se
configuran a su criterio las graves razones de urgencia alegadas- disponer que se celebre una audiencia
anticipada a la etapa procesal normal con esos fines 983, regulándose el trámite por las pautas
respectivas (arts. 402 a 423).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 326, Código nacional.
Se incluye un inc. 4º donde se contempla la “exhibición, resguardo o secuestro de documentos
concernientes al objeto de la pretensión, conforme lo dispuesto por el art. 325 “.

982
“Asiste la razón a la apelante ya que tratándose de un juicio por responsabilidad médica, la historia clínica y el
protocolo médico llevados por la institución demandada constituyen prueba instrumental de importancia capital
que bien puede alterarse o extraviarse una vez notificada la demanda. Habida cuenta de ello y en orden a lo
normado por el art. 326, inc. 2º, CPCC, se revoca la resolución recurrida ordenándose el reconocimiento judicial
en el domicilio de la demandada para hacer constar la existencia de la historia clínica y el protocolo médico
correspondiente a la actora de las que extraerán fotocopias que, previa certificación, se agregarán a autos”. Cám.
Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 3/12/1991, “Tedesco v. Centro Médico Paraná s/daños y perjuicios”. “Importa un
anticipo de prueba en los términos del art. 326, inc. 2º, Código Procesal cuya procedencia cabe declarar, el
reconocimiento judicial peticionado a fines de dejar constancia del stock de mercaderías existentes en el negocio
sobre el que se pretende haber participado, medida que tiene su razón de ser en la propia naturaleza fungible de
los bienes a inventariarse y en la participación societaria que invoca el accionante. Tal medida aparece
imprescindible en orden a lograr determinar la composición del fondo de comercio correspondiente, siendo
insusceptible de trabar el normal desenvolvimiento del negocio”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 25/4/1991,
“Torres, José M. v. Solezzi, Ana M. s/reconocimiento de sociedad de hecho”. “La propia naturaleza de la obra
cuya constatación se persigue -la pared medianera que divide la propiedad del peticionante de la de su vecino- y
el previo intercambio de misivas entre ambos imputándose recíprocamente responsabilidad por el ingreso de
humedad que derivaría de haberse calado el muro medianero con chapas de propiedad del citado vecino,
justifican la realización del reconocimiento o dictamen previstos por el art. 326, Código Procesal con miras a
constatar el estado del muro en cuestión y de esa manera evitar la posible desaparición de elementos de juicio
durante el trámite de la causa a promoverse”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 23/4/1991, “Guerrina, Alfredo
A. s/prueba anticipada”. “En aquellos procesos en que están involucrados objetos que requieran reparaciones,
cabe posibilitar el adelantamiento de los trabajos periciales tendientes a constatar los daños correspondientes, en
orden a obviar el inevitable lapso que demanda la tramitación del proceso. En el caso, el propio destino del
inmueble locado-depósito y venta de bebidas gaseosas -integrado por salón de exposición y ventas, local de
repuestos, sótano, oficinas, baños, vestuarios, taller, playas de estacionamiento, etc.-, hace plenamente atendible
el motivo aducido para concretar anticipadamente las medidas probatorias a realizarse en el mismo; la necesidad
de realizar las reparaciones necesarias para que el propietario pueda disponer de las mismas (art. 326, inc. 2º,
Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 26/12/1991, “FANE SA Comercial Agropecuaria v.
Rosario Refrescos SACIFI y otro s/daños y perjuicios”.
983
“Si se quiere como prueba anticipada, la declaración de la parte contraria, no sólo deberá cumplirse con el
trámite específico de dicho medio probatorio (arts. 409/423, CPC), sino que debe justificarse en qué consiste el
riesgo de su producción en la etapa de prueba pertinente y, además, esperar el momento de inicio del proceso,
pues la absolución de posiciones sólo puede producirse anticipadamente si ya se ha entablado la demanda”. Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 4/11/1997, “Gea, Delia Elena y otros v. Cía. Ómnibus Pampa SA s/nulidad
de asamblea - impugnación”.

382
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 327. Pedido de medidas preliminares, resolución y diligenciamiento
En el escrito en que se solicitaren medidas preliminares se indicará el nombre de la futura parte
contraria, su domicilio si fuere conocido y los fundamentos de la petición.
El juez accederá a las pretensiones si estimare justas las causas en que se fundan, repeliéndolas
de oficio en caso contrario.
La resolución será apelable únicamente cuando denegare la diligencia.
Si hubiere de practicarse la prueba se citará a la contraria, salvo cuando resultare imposible por
razón de urgencia, en cuyo caso intervendrá el defensor oficial. El diligenciamiento se hará en la
forma establecida para cada clase de prueba, salvo en el caso de la pericial, que estará a cargo de
un perito único, nombrado de oficio.

1. TRÁMITE DE LAS MEDIDAS PRELIMINARES


Se deben solicitar por escrito ante el juez que se estime competente para entender en el futuro juicio
principal984 (art. 6º, inc. 4º).
Se deberán consignar los datos del requirente y del requerido (normalmente, futuros actor y
demandado).
De este último, sus datos identificatorios y su domicilio real -si se lo conoce- a los fines de la
notificación por cédula en el caso de que se resuelva favorablemente el pedido.
Se deben incluir los fundamentos del pedido. Cada tipo de medida preliminar posee diferentes
recaudos de procedencia. Pues esta fundamentación debe recoger tales peculiaridades y desarrollarlas,
tratando de convencer al juez de la razonabilidad de la petición.
Téngase en cuenta que normalmente ésta es la primera presentación en juicio de aquel sujeto que ha de
ser parte en forma inminente. Por ello deberá ser cuidadoso en el planteo de ciertos puntos que
corresponden a este tipo de intervenciones procesales -por ejemplo, la recusación sin causa prevista en
el art. 14 -.
El juez estudiará los planteos llevados y, si los encuentra fundados, resolverá haciendo lugar a los
mismos.
De lo contrario, rechazará el pedido de oficio mediante una providencia simple. En este caso, por
entenderse que se causa gravamen irreparable, se admite la apelación 985 además de la revocatoria
normal (arts. 238 a 241).
Para los casos de prueba anticipada y en resguardo del derecho de defensa de la parte contraria a la
requirente986, se contempla la fijación de audiencia para su producción -en los casos que corresponda-
a la que se citará al sujeto que se sindicó como futura contraparte. La posibilidad de contralor por parte
de ésta es un recaudo esencial que debe ser abastecido bajo sanción de nulidad 987.

984
“Las diligencias preliminares a la iniciación del juicio (medidas preparatorias art. 323, CPCC) o la producción
anticipada de pruebas (art. 326, CPCC) conforme la regla especial que contiene el inc. 4º del art. 6 del
ordenamiento ritual, fijan la intervención de un juez cuando existen más de uno dentro de la circunscripción
territorial y el fuero, y ante él debe radicarse el juicio principal promovido con anterioridad al ser aquellas un
anticipo de jurisdicción”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 6/12/2001, “Augelli de Trani, Analía Beatriz v. Banco
Hipotecario SA s/resolución de contrato - Daños y perjuicios”.
985
“Habiéndose requerido el reconocimiento judicial que pretende el accionante en carácter de prueba anticipada
(art. 326, inc. 2º, CPCC), no resulta de aplicación los arts. 494 y 377 del ritual en lo atinente a la irrecurribilidad
de decisiones relativas a la producción, denegación y sustitución de pruebas en el proceso sumario, sino que es
de estricta observancia el art. 327, párr. 3º, CPCC que autoriza la apelación de las resoluciones denegatorias de
medidas preliminares”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/11/1997, “Jofman de Schimkiewicz, Perla v.
Jofman, Susana Elizabeth s/desalojo s/recurso de queja”. “Tratándose de una diligencia preparatoria -prueba
anticipada- no resulta aplicable al caso la inapelabilidad que sienta el art. 377, CPCB, pues la impugnabilidad de
esas diligencias se rige por un sistema recursivo independiente que es el que dispone el art. 327, párr. 3º, CPCB”.
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 13/4/2000, “Transporte Atlántico del Sud SRL v. AOMA Loma Negra CIASA
s/prueba anticipada”.
986
“Cuando la diligencia pretendida no se limita a conocer los asientos y constancias de un libro para el correcto
planteamiento de la litis; sino que es la exhibición del libro con extracción de copia certificada del mismo, las
que deben ser agregadas en la causa, estamos en presencia de una preconstitución de prueba y en tal sentido,
deberá respetarse en el caso el principio de bilateralidad en cuanto a su producción. En este sentido, tal como lo
prevé el art. 327, CPCC, la intervención del defensor oficial no sólo debe ser admitida en los casos de urgencia
impostergable, sino también en todo supuesto en que el anoticiamiento a la parte contraria pueda permitirle a
ésta la preparación del objeto de la prueba”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 18/12/2001, “G., J. P. v. V.,
N. M. y otros s/daños y perjuicios”.

383
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si la urgencia es tal que no admite esta citación, la audiencia se desarrollará igualmente sin la
intervención de la futura contraparte pero con la del defensor oficial 988 quien ejercerá -en la medida de
sus posibilidades reales- la defensa de los intereses de aquél.
Por supuesto, el demandado siempre cuenta con la producción de prueba en contrario así como con el
alegato a favor de sus posiciones descalificando los datos que surgieron de aquellas audiencias en las
que no tuvo participación989.
Las reglas para llevar adelante la prueba anticipada no difieren de las que se aplican durante la
oportunidad normal de producción de la misma.
Sólo se indica que en materia de prueba pericial siempre intervendrá un solo perito designado de
oficio. No hay, en la práctica, diferencias ya que también en la etapa probatoria normal lo común es la
intervención de un experto único.

2. COSTAS
Al no haber contradicción técnicamente hablando, no corresponde la condena en costas.
Se ha dicho que atento la naturaleza de las medidas preparatorias no corresponde que en las mismas se
imponga condena en costas, en tanto quien las pide no ha ejercido ninguna pretensión que permita
calificar a alguna de las partes como vencido990.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 327, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 328. Producción de prueba anticipada después de trabada la litis

987
“Las medidas de prueba anticipada han de llevarse a cabo con el debido control de la contraria a la
proponente, respetando así el principio de bilateralidad, y va de suyo que cualquier desviación que impida su
asistencia ha de purgarse con el remedio de la nulidad, garantizando de este modo el constitucional derecho a
defenderse en juicio (art. 18, CN, art. 10, Constitución provincial), pues la incorporación de esas evidencias,
dentro del proceso, puede ser definitiva e imposible de rever en lo futuro con las consecuencias que pudieren
proyectar en el posterior desarrollo y decisión del litigio. No obstante la vigencia de esta regla directriz, que
también halla su sustento en la necesidad de que el proceso no se convierta para las partes en una caja de
sorpresas, la severa sanción de nulidad que ella acarrea debe ser evitada -y evitado además el inconducente rigor
formal que puede implicar su aplicación- cuando las circunstancias de la causa, y a través de distintas
situaciones, demuestran que la contraria ha quedado debidamente anoticiada de la prueba a producirse en calidad
de anticipada, dejando de este modo satisfactoriamente a resguardo el aludido principio de bilateralidad pese al
incumplimiento de su expresa citación impuesta por el anteúltimo párrafo del art. 327, CPCC”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 5/2/2002, “Ibarguren, Marcelo P. v. Cucco, Juan Carlos s/daños y perjuicios”.
“Habiéndose ordenado la producción de prueba anticipada sin cumplimentarse el recaudo inserto en el último
párrafo del art. 327, CPC, que exige la citación de la contraria, se ha preterido el principio de bilateralidad que
tal norma consagra y corresponde decretar la nulidad de la diligencia así efectivizada, en los términos del art.
169, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 11/12/1997, “Camisa, Nidia Felisa Marta v. Torres, Carlos y otro
s/daños y perjuicios”.
988
“La intervención del defensor oficial que prevé el art. 327, CPC no sólo debe ser admitida en los casos de
`urgencia´ impostergable, sino también en todo supuesto en que el anoticiamiento a la parte contraria pueda
permitirle a ésta la preparación del objeto de la prueba”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 26/10/1995,
“Bianchi, Betina I. s/prueba anticipada”.
989
“Teniendo en cuenta que las medidas conservatorias previstas por el art. 326, CPC constituyen un régimen
excepcional de producción de prueba, deben resguardarse los principios que rigen dicha etapa del proceso, en
especial aquellos que hacen a la posibilidad de `control´ por parte de la contraria. Consecuentemente, no pueden
diligenciarse inaudita pars sino con la previa comunicación a la contraria respecto del tiempo, modo y lugar en
que se producirán, salvo que se demostrare que por razones de urgencia resulta imposible notificar”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/8/1995, “Crimi, Romina C. s/diligencia preliminar y prueba anticipada”;
5/8/1997, “Verdaguer Ortega, Armando v. Polini, Carlos y otros s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar
del Plata, sala 1ª, 23/6/1998, “Cribari, Norma v. Consorcio Propietarios Edificio Mendoza 2555 s/daño moral y
obligación de hacer”.
990
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/10/1999, “Moreno, Patricia v. Martínez, Rafael s/diligencias
preliminares”.

384
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Después de trabada la litis, la producción anticipada de prueba sólo tendrá lugar por las razones
de urgencia indicadas en el art. 326, salvo la atribución conferida al juez por el art. 36, inc. 2º.

1. PRUEBA ANTICIPADA LUEGO DE TRABADA LA LITIS. REMISIÓN


Como vimos, este instituto opera tanto antes como luego de iniciado el juicio.
Una vez trabada la litis sólo puede adelantarse la cuestión probatoria ante casos de urgencia 991. Se deja
a salvo las facultades instructorias de los jueces plasmadas en las “medidas para mejor proveer”,
ejercitables con mayor libertad.
Remitimos a la nota del art. 326.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 328, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 329. (Texto según ley 11593, art. 1) Responsabilidad por incumplimiento
Cuando sin justa causa el interpelado no cumpliere la obligación del juez en el plazo fijado, o
diere informaciones falsas o que pudieren inducir a error o destruyere u ocultare los
instrumentos o cosas cuya exhibición o presentación se hubiese requerido, se le aplicará una
multa que no podrá ser menor de cincuenta pesos ($ 50) ni mayor de dos mil quinientos pesos ($
2500), sin perjuicio de las demás responsabilidades en que hubiere incurrido.
La orden de exhibición o presentación de instrumento o cosa mueble, que no fuere cumplida, se
hará efectiva mediante secuestro y allanamiento de lugares, si resultare necesario.

1. INCUMPLIMIENTO DE LAS MEDIDAS PRELIMINARES. SANCIONES


El legislador ha encontrado conveniente que los que vayan a ser partes cuenten con estos medios para
proveerse de información o requerir medidas que hayan de redundar en un mejor planteo y
desenvolvimiento de la futura litis992.
Por ello, consideró que las órdenes judiciales que se dicten ante peticiones de este tenor tienen que ser
obedecidas previendo sanciones concretas para aquellos sujetos que desoigan los mandatos de la
justicia.
Se trata de sujetos que aún no son técnicamente partes, sin embargo algunas de estas sanciones tienen
un cariz asimilable a las consecuencias por incumplimientos de cargas procesales (tal, la que se
produce cuando no se brinda la declaración jurada del art. 324).
Aquí concretamente se prevé la aplicación de una multa frente al incumplimiento injustificado en el
plazo establecido de una obligación fijada por el juez y debidamente comunicada.
También, para el caso en que se brinde información falsa o que induzca a error o se destruyeran u
oculten las cosas o documentos de que se trate.
Además -claro está- de las demás sanciones que correspondan si las conductas encuadran, por
ejemplo, en figuras penales (falsificación de documentos, daño, etc.).
Se ha sostenido que resulta improcedente la imposición de multa en los términos del art. 329 cuando la
oficiada ha brindado una clara explicitación de la razón obstativa al cumplimiento de los puntos

991
“Es requisito indispensable para la viabilidad de la producción de prueba anticipada que la parte que la
solicita tenga motivos justificativos y razones de urgencia para temer que la producción de sus pruebas pudiera
resultar imposible o muy dificultosa en el período correspondiente, durante el proceso ya iniciado (arts. 326, 1ª
parte, y 328, CPCC), es decir, que la demostración de la causa fundante y de la urgencia es en todos casos
insoslayable. En consecuencia, es necesario que se justifique que ésta es la única manera en que podrá probarse
el hecho, y que si se dejara para más adelante su producción ya no sería posible hacerlo o, por lo menos, que
exista una grave presunción de que así habrá de ocurrir”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 9/5/2002,
“Guzmán, Graciela Beatriz y otro s/diligencias preliminares”.
992
“Si el solicitante de la diligencia preliminar limita su requerimiento al pedido de exhibición de documentación
(podrá realizarse en el juzgado, o en otro lugar que el juez determine, en presencia del actuario y con el control
de la parte contraria), se trata de una diligencia preparatoria y su incumplimiento sólo dará lugar a las
consecuencias previstas en el art. 329, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 4/11/1997, “Gea, Delia
Elena y otros v. Cía. Ómnibus Pampa SA s/nulidad de asamblea - impugnación”.

385
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
omitidos en su informe y éste abastece la carga que con generosa amplitud se impuso en el acotado
margen preparatorio propio de las diligencias preliminares 993.

2. CUMPLIMIENTO POR LA FUERZA


Asimismo se contempla la forma de diligenciarse algunas de estas medidas en las que es viable la
intervención de la fuerza pública realizando allanamientos y secuestros: se trata de la exhibición de
cosas y documentos para el caso en que quien los detente no cumpla la orden en forma voluntaria.
El juez deberá librar nueva orden contemplando este auxilio o disponiendo estas medidas
compulsorias cuando el solicitante manifieste que el requerido se negó a cumplir por su propia
voluntad lo previamente ordenado.
Entendemos que estas medidas no excluyen la aplicación de la multa prevista en el párr. 1º del artículo
en análisis.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 329, Código nacional.
Se agrega que si la diligencia consiste en la citación para reconocer la obligación de rendir cuentas y el
citado no comparece, se la tendrá por admitida y la cuestión tramitará por el procedimiento de los
incidentes. Si comparece y niega ese deber de rendir cuentas “pero en el juicio a que se refiere el art.
652 “ se declara que esa obligación existe se aplicará al deudor una multa si la negativa fue maliciosa.
También expresamente se contempla -para todos los casos- la posibilidad de que se apliquen, cuando
sea viable, las medidas conminatorias del art. 37.

TÍTULO II - PROCESO ORDINARIO

CAPÍTULO I - Demanda

Art. 330. Forma de la demanda


La demanda será deducida por escrito y contendrá:
1º) El nombre y domicilio del demandante.
2º) El nombre y domicilio del demandado.
3º) La cosa demandada, designándola con toda exactitud.
4º) Los hechos en que se funde, explicados claramente.
5º) El derecho expuesto sucintamente, evitando repeticiones innecesarias.
6º) La petición en términos claros y positivos.
La demanda deberá precisar el monto reclamado, salvo cuando al actor no le fuere posible
determinarlo al promoverla, por las circunstancias del caso, o porque la estimación dependiera
de elementos aún no definitivamente fijados y la promoción de la demanda fuese imprescindible
para evitar la prescripción de la acción. En estos supuestos, no procederá la excepción de defecto
legal.
La sentencia fijará el monto que resulte de las pruebas producidas.

1. EL ESCRITO DE INICIO
La demanda es el acto jurídico escrito que contiene la pretensión.
Ello así como regla ya que -si bien se trata de casos legalmente posibles- sólo en forma excepcional
encontramos supuestos de ampliación o modificación de las pretensiones mediante escritos posteriores
(art. 331).
De allí que lo consignado en esta pieza revista esencial trascendencia para la suerte del reclamo
efectuado -en lo que interesa al actor- y para la suerte del pleito -en lo que importa a ambos litigantes y
también a la sociedad toda-.
Lo primero, porque cuanto más sólidos y completos sean los argumentos del escrito de inicio, el
reclamo tendrá -en líneas generales- más posibilidades de sobrevivir a los embates de la actividad
procesal de la demandada y de ser favorablemente acogido en la sentencia.

993
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 22/5/2001, “Brunori, José M. S. y otro s/diligencias preliminares”.

386
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Lo segundo -por lo cual habrá de velar el juez incluso con actividad oficiosa tal como lo manda el art.
34, inc. 5º, aps. b), c), d) y e)-, porque una demanda regularmente confeccionada contribuirá a una
correcta traba de litis, facilitando ello en mucho el desenvolvimiento del proceso, reduciéndose las
posibilidades de planteos anulatorios si se cumplen con las formas establecidas, la tarea probatoria si
los hechos se limitan a los verdaderamente conducentes, la complejidad sentencial si los argumentos
son pocos y sólidos, etc.
Como es notorio, esta conducta redundará en un juicio más breve y sencillo, sustanciado con menor
costo y esfuerzo para los litigantes, descomprimiendo el aparato judicial y brindando -en definitiva-
solución a un conflicto surgido en el seno de la sociedad con lo que se propende de manera más idónea
a la paz comunitaria.
En ejercicio del derecho constitucional de acción, quien resuelva someter un diferendo a la decisión
judicial deberá cumplir con la carga de plasmar el acto petitorio básico -la pretensión- bajo la forma
que aquí se establece legalmente.
Estos requisitos normativos propenden a una mayor claridad, completitud y seriedad en los planteos
judiciales. Elementos que no resultan secundarios desde el momento que con la presentación de la
demanda se pone en juego una importante maquinaria judicial con compromiso de importantes
recursos humanos y de infraestructura al tiempo que se involucrará en la litis a otro ciudadano en
forma directa -demandado- así como a terceros ajenos a la misma pero que tendrán la obligación de
comparecer para colaborar en la búsqueda de la verdad respecto de los temas allí controvertidos
-testigos, por ejemplo-.
Si bien es cierto que el derecho de acción abarca a todos los habitantes y que éste no puede ser
recortado sin grave mengua de básicos contenidos constitucionales, el mismo no puede ser empleado
abusivamente o con total ligereza.
Para evitar estas desviaciones, el Código señala recaudos a respetar con el fin de canalizar
debidamente ese derecho respecto de contiendas enmarcadas en el ámbito civil y comercial. Se trata de
formas que deben ser guardadas como garantía del derecho de defensa de todos los que intervendrán
en el pleito.
En el caso concreto de la demanda, las formas son muy importantes ya que delinean el perfil de la
contienda sometida a decisión jurisdiccional y hacen nacer la carga de defenderse del o de los
demandados.
Por eso es que si aquellos recaudos no son abastecidos acabadamente, el propio sistema procesal
contempla las consecuencias disvaliosas que habrán de operar respecto del actor. Ya sea a pedido de
parte o bien a través de la actividad oficiosa -como veremos- puede descalificarse este acto jurídico
privándoselo de los efectos buscados y frustrándose el pleito desde un inicio por fallas en el acto
petitorio que contiene la pretensión994.

2. REQUISITOS DE LA DEMANDA: IDENTIFICACIÓN DE LA PRETENSIÓN


Esta norma contempla qué elementos deberá contener el escrito de inicio para dar lugar a una petición
seria y fundada.
Los diferentes recaudos que contiene el art. 330 en estudio no hacen más que reflejar los diferentes
factores integrativos de la pretensión esgrimida por el actor 995.

994
“La carga procesal de explicar con claridad los hechos en que se funda la acción debe cumplirse en la propia
demanda, y no cabe demorar ese cumplimiento hasta el momento de expresar agravios, siendo de importancia
primordial y decisiva para dar solución al litigio (arts. 330 y 354, inc. 1º), de allí que lo que se omitió manifestar
al inicio será inútil alcanzarlo luego por vías de interpretación o supuestos que se aparten del relato que cada
parte esbozó para fundamentar su pretensión o el rechazo de la de su adversaria”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 3ª, 10/2/2000, “Carlos Alberto Chiappe SA v. Provincia de Buenos Aires s/indemnizaciones de daños y
perjuicios”.
995
“En virtud del principio de postulación contenido en el art. 330, CPCC, extensible a los demás escritos
constitutivos de la litis, es de la esencia de tales escritos el cumplimiento por las partes de determinar con
claridad y precisión sus pretensiones. Así, el mencionado artículo en su inc. 3º) requiere `La cosa demandada,
designándola con toda exactitud´, en su inc. 4º) `Los hechos en que se funde, explicados claramente´ y 6º) `La
petición en términos claros y positivos´”. SCBA, Ac. 54.663, 7/2/1995, “Castro y Wenzel, Tatiana v. Garay, Ana
Elena s/exclusión vocación hereditaria”; Ac. 54.245, 21/3/2001, “Portugal, Raúl Saúl v. Compañía Colectiva
Costera Criolla SA y otros s/daños y perjuicios”; Ac. 81.447, 19/2/2002, “Vargas, Andrés Pedro v. Leuzzi, Pablo
Martín y otra s/daños y perjuicios”.

387
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La información a estos efectos la debe recabar el letrado de la actora en una tarea que -junto con el
procesamiento y depuración de la misma- resulta de las más complejas y trascendentes de las que
tienen lugar en el proceso.
Para los casos en que no se cuente con datos suficientes y no haya otro medio disponible para efectuar
las averiguaciones, el Código provee de vías judiciales a esos fines. Se trata de las diligencias
preliminares dentro de las cuales -puntualmente- existen las medidas preparatorias que abastecen esta
finalidad (ver nota al art. 323).

3. SUJETOS DE LA PRETENSIÓN
Así, en los primeros incisos de este artículo se hace alusión a los sujetos de la pretensión.
Se deben consignar los datos de la parte actora y de la parte demandada.
La identificación de las personas que compongan esas partes reviste trascendencia a los efectos de una
precisa determinación de quién será el sujeto contra el que se dirige la pretensión y para que el
demandado conozca también de manera exacta contra quién habrá de defenderse.
En este terreno se ha dicho que para quien pretende ejercitar el reconocimiento de un derecho
mediante pretensión concreta requerida ante órgano jurisdiccional cuya admisión solicita en el caso de
que la misma encierre una controversia (es decir, no exista allanamiento a ella por el sujeto o sujetos
demandados), resulta imprescindible que precise adecuadamente quien o quienes son aquellos que en
calidad de obligados oportunamente se verán alcanzados por la sentencia. Consecuentemente, debe
tomar previamente todas aquellas medidas que le permitan vislumbrar con quien o quienes encauzar la
litis, y en caso de dudas o desconocimiento, puede recurrir a las medidas preliminares que la ley ritual
ha puesto a su disposición toda vez que constituye carga del demandante plantear su demanda en
términos claros y positivos996.
De estos datos pueden surgir cuestiones referidas a la personería de las partes, la suficiencia o
necesidad de representación (sea legal o voluntaria), la existencia de defensas basadas en condiciones
personales de las partes, etc.
Si es la primera ocasión procesal en que se presenta, el actor deberá cumplir con la carga de denunciar
el domicilio real y constituir el procesal si no quiere padecer las consecuencias de que se lo notifique
ministerio legis (arts. 40 y 41).
También deberá denunciar -si lo conoce- el domicilio real del demandado para que sea debidamente
notificado. Si éste es falso se expone al riesgo de una declaración de nulidad de todo lo actuado desde
el anoticiamiento de la demanda.
Si no lo conoce o, más grave aún, no conoce la identidad del demandado 997 deberá plantear estas
circunstancias en forma previa a la notificación, ya que tales supuestos generan cargas adicionales -art.
341 y su remisión al régimen de la notificación por edictos-.
Adviértase sobre este punto que la jurisprudencia ha señalado que la referencia imprecisa, en forma
conjunta y disyuntiva a la vez, de otros responsables, sin individualizarlos en legal forma, como lo
exige el art. 330, inc. 2º, hace que la demanda carezca de efecto interruptivo respecto de los aquí
apelantes, a quienes se decidió incluir como accionados ampliándose la demanda a su respecto con
posterioridad, encontrándose ya prescripta la acción 998.

4. OBJETOS DE LA PRETENSIÓN
Se exige la designación de la cosa demandada hecha “con toda exactitud”.
Se está refiriendo en este inciso (3º) al objeto mediato de la pretensión, aquello que se busca obtener
en concreto de la justicia, el “bien de la vida”.
De allí que se deba entender el concepto de “cosa demandada” con toda amplitud: desde el inmueble
en la reivindicación pasando por la suma dineraria en el juicio por indemnización de daños y
perjuicios o el divorcio vincular respecto de cierta persona hasta -para dar un ejemplo atípico- el

996
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 24/5/2001, “Expreso del Sud v. Elías, José s/daños y perjuicios”.
997
“La demanda dirigida a persona incierta (en el caso se demandó `a quien resulte titular´ de la explotación del
fondo de comercio) no cumple con el recaudo previsto en el art. 330, inc. 2º, CPC, por lo que el magistrado está
habilitado -vía despacho saneador- a requerir la identificación pertinente”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 24/9/2002, “Sadaic v. Massini, Alberto Oscar y quien resulte titular explotación Radiodifusora FM
Cosmos 101.5 s/cobro sumario de sumas de dinero”.
998
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/10/2000, “Nieto, Eugenio Clemente v. Provincia de Buenos Aires y
Sieglidez, M. L. V. Marcheta, E. V. s/daños y perjuicios”.

388
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
silencio en la casa del músico vecino durante las horas que habrán de establecerse en la sentencia para
descanso del actor.
Eso sí, la determinación debe ser “exacta” 999. Es otra exigencia del derecho de defensa. Sólo con esa
precisión el demandado estará en condiciones de determinar si se opone o no a la pretensión y, en su
caso, con qué alcance.
Un caso especial se da con el reclamo de montos dinerarios.
Muchas veces la determinación al inicio del juicio de estas cantidades es muy dificultosa, cuando no
imposible justamente por la falta de certidumbre respecto de ciertos extremos fácticos que influyen en
la cuantificación de lo peticionado.
De allí que si es posible su estipulación en la demanda, debe consignarse la cifra. Esta cantidad tendrá
incidencia en la determinación de la entidad económica del pleito y ello repercutirá en el plano
impositivo -respecto de la tasa de justicia a oblar-, en la fijación del monto de condena, la regulación
de honorarios profesionales, la imposición de costas, la posibilidad de recurso extraordinario, etc.
Y si no es posible, el tramo final del artículo en análisis brinda la solución: se deberá manifestar esta
circunstancia con fundamento en las características del conflicto o en la necesidad de contar con
“elementos aún no definitivamente fijados” cuando la demanda deba ser presentada en esas
condiciones para que no prescriba la acción de fondo 1000.
La Corte ha señalado que la estimación con precisión del monto del juicio es un requisito impuesto por
la ley procesal que sólo por excepción lo dispensa cuando la accionante exponga fundadamente las
razones que hacen imposible su determinación1001.
Un recurso habitual de los letrados es consignar una suma aproximada seguida de la expresión “o lo
que en más o en menos surja de la prueba que se habrá de producir en el expediente”.
Expresamente se señala que en estos casos no prosperará la defensa de defecto legal del art. 345, inc.
5º. Entendemos que tampoco habrá de ser operativa respecto de este actor la figura de la pluspetición
inexcusable (art. 72).
Finalmente y -entendemos- de manera sobreabundante se encomienda a los jueces la tarea de estipular
en la sentencia el monto que resulte de las pruebas producidas.
Resulta obvio que quien resigna o se ve imposibilitado de efectuar la cuantificación del monto de la
demanda verá limitados sus argumentos al momento de cuestionarlo por bajo. En referencia a estos
casos se ha dicho que cabe consignar que la actora, en una generalizada actuación de la carga que le
impone el art. 330 de indicar el monto de la demanda respecto de las distintas pretensiones
introducidas, no denunció en oportunidad de presentar su demanda cual era el monto estimado como
suficiente para paliar el daño extrapatrimonial que le profirió el evento de autos. Es por ello que no
puede sostener la existencia de agravio al respecto ya que la falta de indicación de una suma al
demandar deja librado al prudente arbitrio del sentenciante su determinación por lo que no es
admisible luego introducir queja al respecto1002.
Dentro del inc. 6º de esta manda podemos ubicar el objeto mediato de la pretensión. El tipo de
resolución judicial que se reclama al órgano decisor estará normalmente contenido en el petitum, esto
es, la expresión clara y positiva de lo que requiere 1003.

999
“La determinación a través del plano de la situación del inmueble, sus linderos y su superficie permite
cumplir, a la vez, la exigencia de expresar con toda exactitud la cosa demandada, como lo estatuye el art. 330,
inc. 3º), Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 24/10/1996, “Méndez Varela de García Costa,
María y otras v. Barbosa Piñeiro, Catalina s/usucapión”.
1000
“Si el monto demandado sólo puede surgir de la prueba pericial contable ofrecida, toda vez que el arancel
reclamado consiste en un importe mensual equivalente al 1% de los ingresos brutos de la accionada, la situación
encuadra en el supuesto de excepción que establece el art. 330, penúltimo párrafo, CPCC y resulta, en
consecuencia, atendible su falta de determinación inicial”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/8/2002, “AADI
CAPIF Asociación Civil Recaudadora v. San Martín Restaurant Grill y/o quien resulte titular de la explotación
s/cobro sumario de pesos”.
1001
SCBA, I.1534, 3/12/1991, “Expreso Paraná SA v. Municipalidad de Zárate s/inconstitucionalidad ordenanza
2685 “.
1002
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 26/6/2001, “Scala, Alejandro Luis v. Provincia de Buenos Aires
s/daños y perjuicios”.
1003
“El art. 330, CPCC, establece que la petición (contenida en la demanda) debe ser hecha en términos claros y
positivos, con lo que fija los límites dentro de los cuales debe transitar el juzgador que no son otros que los
propuestos por las partes. Si esos límites fueran traspuestos o soslayados se incurriría inevitablemente en el vicio
de extra petita violando así el principio de congruencia contenido en el art. 163, inc. 6º, del ritual”. SCBA, Ac.
66.374, 6/7/1999, “Hernández, Catalina v. Azzar, Andrés y otros s/daños y perjuicios”.

389
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

5. CAUSA DE LA PRETENSIÓN
Este capítulo expondrá el fundamento del requerimiento del objeto mediato.
Se trata del título o hechos del que surge el derecho de fondo -a criterio del actor- que autoriza a
reclamar algo en justicia.
Básicamente se habrán de describir hechos y actos jurídicos. El inc. 4º indica “los hechos en que se
funde, explicados claramente”.
Se trata de un punto básico de la demanda.
La versión de los hechos que hace el actor es de una importancia crucial ya que expone el sustento de
la pretensión y sobre ella se construirá la estrategia defensista del letrado de la parte accionante,
contribuye a formar el thema decidendum del cual el juez no podrá apartarse, determina -luego de la
contestación de demanda- la existencia de hechos controvertidos a partir de los cuales operará la
actividad probatoria, permitirá que el demandado admita como ciertos esos extremos desarrollándose
la causa de puro derecho, incidirá en la configuración de la defensa de cosa juzgada o litispendencia,
etc.1004.
Si bien el juez puede apartarse del encuadre jurídico que dan las partes a sus argumentos por imperio
de la regla iura novit curia, no le está permitido -en ningún caso- introducir modificaciones en el plano
fáctico.
En esta parcela es donde brilla con todo su fulgor el principio dispositivo.
El relato de los hechos es un ámbito en el que los magistrados no pueden ingresar, ni aún en el marco
de la actividad oficiosa propiciada por la moderna doctrina procesal.
Ya lo ha dicho la Corte: la facultad del juez de aplicar el derecho que corresponde tiene como límite no
alterar la relación procesal, es decir que no puede -en ejercicio de la misma- modificar los supuestos
iniciales de la demanda1005.
Otra cosa bien distinta será la prueba de tales extremos.
Allí sí, de ser necesario para alcanzar la verdad jurídica objetiva respecto de un hecho previa y
regularmente introducido por alguna de las partes, el juez puede ordenar medidas instructorias para
esclarecer y llegar a la certeza.
En este acápite se narrarán las circunstancias que constituyan el presupuesto para la aplicación de la
norma que sustenta el derecho reclamado en juicio. Se seleccionarán sólo los hechos determinantes,
trascendentes, expuestos con claridad y concisión.
Sin dejarse de mencionar hechos fundamentales, la reseña de los mismos debe ser de sencilla lectura,
sin cansadoras reiteraciones ni ampulosidades retóricas.

6. EL DERECHO
El Código pide que se exponga sucintamente y sin reiteraciones innecesarias la mención de las normas
que asisten al reclamante.
Como vimos, la insuficiencia o error en este acápite no obstan -a diferencia de lo que ocurre en la
instancia extraordinaria- a que el juez recalifique la pretensión aplicando debidamente el derecho.

1004
“A la luz de la teoría de la sustanciación, se impone como técnica adecuada la exposición circunstanciada de
los antecedentes fácticos que den cimiento a la pretensión ejercitada con la demanda. Ello es lo que dimana del
inc. 4º del art. 330 al disponer que la demanda ha de integrarse con la exposición de los hechos en que se funda,
explicados claramente, pues con ellos se explicitan la razón o fundamento de la pretensión -causa petendi-
derivándose de tal carga de la afirmación significativas implicancias, pues hace nacer la correlativa carga de
reconocerlos o negarlos de modo categórico para el accionado (art. 354, inc. 1º, CPCC), delimitándose así el
contorno litigioso y la pertinencia de la prueba en cuanto guarde correlación con los hechos debatidos (art. 358,
Código cit.), todo lo cual, a la postre determinará el contenido de la sentencia, en tanto ésta sólo podrá considerar
la situación fáctica planteada por las partes (arts. 163, incs. 3º, 4º y 6º, CPCC), so riego de violar el principio de
congruencia. Al conjuro de tales argumentaciones los hechos son los que fijan el thema decidendum, siendo las
partes las que tienen el señorío exclusivo para aportar el material de conocimiento -principio dispositivo (arts.
163, inc. 6º, 330, inc. 4º, 354, inc. 1º, CPCC)- quedando atrapado el órgano jurisdiccional por las alegaciones
que aquéllas introducen en los escritos constitutivos de la relación jurídico-procesal, debiéndose tener en cuenta
que lo que se omitió manifestar en el inicio del juicio no será posible alcanzarlo luego por vía de interpretaciones
o supuestos que se aparten del relato que cada parte esbozó para fundamentar su pretensión o el rechazo del
adversario”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/9/2000, “Romero, Juan v. Tomassoni s/daños y
perjuicios”.
1005
SCBA, Ac. 68.799, 26/10/1999, “Rillo, Miguel A. v. Cía. Ómnibus 25 de Mayo (línea 281) s/daños y
perjuicios”.

390
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que si bien es cierto que constituye una exigencia legal la de exponer en la demanda el
derecho, no lo es menos que ni la omisión en la designación de las disposiciones legales en que se
funda la pretensión ni la errónea mención del derecho aplicable acarrean en principio consecuencias en
tanto pueda determinarse a través de la relación de los hechos cuál es la acción que se intenta. Además,
tal requisito formal no resulta indispensable dado que por aplicación del principio iuria novit curia, el
juez suple este tipo de deficiencias1006.
Si bien el “juez conoce el derecho” en muchas ocasiones la creatividad de los letrados ha ayudado en
la toma de decisiones ofreciendo en sus escritos de demanda -o, en general, actos petitorios-
interpretaciones novedosas de las normas o aplicaciones de las mismas a casos en los que no existían
antecedentes, dando lugar a que el magistrado entienda adecuado ese encuadre y dicte sentencia
haciendo propia esa original aplicación normativa.
Aplicación normativa que de ser compartida por otros magistrados habrá de dar lugar a una nueva
norma de derecho jurisprudencial, erigiéndose así en fuente del derecho.
De ese modo, vemos que muchas soluciones innovadoras se han inspirado en los aportes de abogados
ocurrentes y comprometidos con su función, actuando esta conducta de los letrados como factor
“cocreador del derecho”.

7. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 330, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 331. Transformación y ampliación de la demanda


El actor podrá modificar la demanda antes de que ésta sea notificada. Podrá, asimismo, ampliar
la cuantía de lo reclamado si antes de la sentencia vencieren nuevos plazos o cuotas de la misma
obligación. Se considerarán comunes a la ampliación los trámites que la hayan precedido y se
sustanciará únicamente con un traslado a la otra parte.
Si la ampliación, expresa o implícitamente, se fundare en hechos nuevos, se aplicarán las reglas
establecidas en el art. 363.

1. MODIFICACIÓN DE LA PRETENSIÓN
Por regla, una vez presentada la demanda queda petrificada judicialmente la pretensión 1007.
Sin embargo, puede darse el caso de que sea necesario introducir modificaciones en aquel acto
petitorio inicialmente expuesto, ya sea para completar elementos faltantes, desarrollar mejor algunos
argumentos, subsanar errores, ampliar la cuantía de lo requerido, etc.
Si bien hace a un buen desempeño profesional tomar todos los recaudos en el momento del estudio
previo de las cuestiones que habrán de ser contempladas en el escrito de inicio para que esta pieza sea
completa y correctamente concebida y redactada, es cierto que aún frente a la máxima diligencia
pueden ocurrir deslices u omisiones, los que podrán ser más numerosos en los casos donde la
presentación de la demanda sea urgente frente al vencimiento de los plazos de prescripción de la
acción.
A esos fines se contempla que el actor pueda introducir estas modificaciones a la pretensión
originalmente plasmada como manera de dar una operatividad mayor al ejercicio de su derecho de
defensa.

1006
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 4/4/2002, “Tittarelli, Rodolfo y otra v. Torreta, Amalia Alcira y otros
s/daños y perjuicios”.
1007
“El petitum debe ser claro y concreto, no pudiendo dejar duda alguna respecto del factum descripto, y al
contenido de la pretensión, porque está en juego lo que en la doctrina ha dado llamarse la teoría de la
individualización, donde es suficiente con definir la relación procesal. Es ésa la carga procesal inicial inherente,
lo que en manera alguna obstaculiza la posibilidad a posteriori de transformación y/o ampliación de la demanda
(art. 331, ley 7425)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 24/5/2001, “Expreso del Sud v. Elías, José s/daños y
perjuicios”.

391
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Pero se establece un límite temporal a esta actividad 1008, ahora teniendo en miras la preservación del
derecho de defensa de la contraria: las modificaciones a la pretensión no podrán hacerse sino hasta la
notificación de la demanda1009.
Entendemos que si el requerimiento de modificación ingresa al juzgado antes de que el juez tenga por
presentada la demanda original, la decisión en este caso podrá tener por presentada la demanda ya
modificada y ordenará el traslado de acuerdo con los nuevos contenidos.
Sin embargo, puede darse el caso de que la modificación llegue una vez dispuesta la notificación de la
demanda en su versión original.
En ese caso se deberá requerir por vía de una revocatoria que se deje sin efecto la decisión
-providencia simple- con fundamento en el hecho de que habrá de introducirse cambios en la
pretensión, al tiempo que se indica cuáles son esas modificaciones.
El juez resolverá si corresponde dejar sin efecto la notificación ordenada previamente, tendrá por
modificada la pretensión y dispondrá un nuevo traslado.
Obviamente, hasta tanto el demandado no reciba noticia de la demanda en su contra no hay afectación
alguna de su derecho de defensa. Eso sí, una vez notificada la demanda -en la versión que fuere- sólo
será válida la pretensión allí contenida puesto que determinará la medida del ejercicio del derecho de
defensa del accionado1010.
Se ha dicho que una vez notificada la demanda el actor no puede alterarla efectuando cambios o
sustituciones en los elementos objetivos de la pretensión o en lo que hace a los sujetos o personas
contra las que se dirige la demanda. Lo contrario importaría trastocar, con grave menoscabo de la
defensa en juicio, la posición de la contraria y se desordenaría la tramitación del proceso que responde
a un esquema preclusivo1011.

2. AUMENTO DEL OBJETO DE LA PRETENSIÓN


La ley contempla el caso especial del aumento de la cuantía de la pretensión derivado del vencimiento
de nuevas cuotas o plazos de la obligación que se está ventilando en el proceso.
Los juicios suelen tener una duración extensa y durante ese tiempo, si se convinieron cumplimientos
periódicos en el contrato, habrá vencimiento de cuotas.
En virtud del principio de economía procesal a la luz del cual se observa impropio -y hasta ridículo-
tener que iniciar un nuevo juicio para cada una de estas cuotas vencidas es que se admite que en el
mismo marco procesal en que se discute un derecho creditorio se puedan ir agregando estas nuevas
sumas dinerarias como parte del objeto mediato.
No existe violación del derecho de defensa con estas mutaciones ya que el título base es justamente el
que se encuentra en discusión en el proceso y si se lo encuentra válido y uno de sus elementos es el
pago periódico, no podría haber objeción posible para que se pueda incluir dentro de la condenada la

1008
“El hecho nuevo planteado en el marco de la impugnación del acuerdo celebrado con los acreedores (arts. 50
y 51, ley 24522) no puede ser vehículo para plantear una nueva petición variando los términos de la pretensión
originaria, inmodificable una vez trabada la litis (art. 331, primera oración, y 363, párr. 1º, Código Procesal)”.
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 13/4/1999, “Sigra Transportes SRL s/concurso preventivo - incidentes de
impugnación de acuerdo preventivo”.
1009
“Si bien la actora posee la facultad de modificar o transformar los términos propuestos en su escrito de inicio,
dicha posibilidad fenece en un momento procesal determinante, que no es otro que la notificación de la demanda
(art. 331, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 18/3/1998, “Graf Fic Team SA v. Blankmaan Rachanski,
Juan gabriel s/daños y perjuicios”. “Esta Corte ha resuelto que no encontrándose notificada la demanda a la
contraparte, la misma puede aún modificarse e iniciarse así ante el juez que se considere competente (conf. doct.
art. 331, CPC)”. SCBA, Ac. 85.949, 18/9/2002, “Hernández, Cecilia H. v. Banco Provincia de Buenos Aires
s/acción declarativa”; Ac. 87.405, 26/2/2003, “Bonato, Jorge Javier y otra v. Asociación Civil Comunidad de
Apoyo Madre del Pueblo s/daños y perjuicios”. “El actor podrá modificar la demanda antes de que ésta sea
notificada (art. 331, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 13/3/2003, “Cons. Copropietarios Edif.
II de Septiembre v. Traverso, Adolfo s/cobro ejecutivo”.
1010
“Si bien no cabe variar o modificar la demanda después de su notificación, es factible ampliar o moderar la
petición, cuando sólo importa una alteración del alcance del objeto litigioso (modificación cuantitativa) si se
conserva su identidad sustancial. El art. 331, CPCC no contempla una hipótesis de ampliación ni de
transformación de la demanda, sino de integración de la pretensión. La invocación de nuevos hechos, no entraña,
en efecto, la inserción de una nueva pretensión, ni la alteración objetiva de la ya interpuesta, sino el aporte de
circunstancias fácticas tendientes a confirmar o completar la causa de su pretensión”. Cám. Civ. y Com. La
Matanza, sala 2ª, 30/4/2002, “Alonso, Mercedes Emilia v. Britos, Baltazar Román y otros s/daños y perjuicios”.
1011
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 14/4/2001, “Hiclos SRL v. Villanueva, Norberto s/cobro ejecutivo”.

392
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
exigencia de la nueva cuota devengada durante el pleito si se constata la condición objetiva a su
respecto (paso del tiempo y vencimientos).
Para mayor resguardo del derecho de defensa del obligado, cada ampliación de este tenor tiene
previsto un traslado a la contraparte.
Por otro lado si este cambio de la pretensión importa hacer valer un hecho nuevo, la ley remite al
régimen específico de esta figura (art. 363).

3. ACUMULACIÓN DE PRETENSIONES. REMISIÓN


Cuando lo que se produce no es la modificación de una pretensión ya expuesta (o su aumento, que
constituye una forma de modificación de la pretensión) sino el agregado de un nuevo acto petitorio
para que tramiten conjuntamente, se dará un supuesto de acumulación objetiva de pretensiones
regulado por el art. 87 -al que remitimos- que también tienen como límite temporal la notificación de
la demanda.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 331, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 332. Agregación de la prueba documental


Con la demanda, reconvención y contestación de ambas en toda clase de juicios, deberá
acompañarse la prueba documental que estuviese en poder de las partes.
Si no la tuvieren a su disposición, la individualizarán indicando su contenido, el lugar, archivo,
oficina pública y persona en cuyo poder se encuentre.
Si se tratare de prueba documental oportunamente ofrecida, los letrados patrocinantes, una vez
interpuesta la demanda, podrán requerir directamente a entidades privadas, sin necesidad de
previa petición judicial, y mediante oficio en el que se transcribirá este artículo, el envío de la
pertinente documentación o de su copia auténtica, la que deberá ser remitida directamente a la
secretaría, con transcripción o copia del oficio.

1. INGRESO DE LA PRUEBA DOCUMENTAL AL PROCESO


Si bien todo lo concerniente al régimen de la prueba documental se encuentra específicamente
regulado en los arts. 385 a 393 del Código, en esta manda la ley señala el momento en que -por regla-
debe incorporarse este tipo de probanza al proceso.
Ya sea en los juicios ordinarios como sumarios o sumarísimos, si las partes (ya que el artículo habla
tanto del autor de la demanda como del de la reconvención -demandado- y de la “contestación de
ambas”) pretende fundar alguna de sus manifestaciones en prueba documental, con el escrito en el que
las formulen debe acompañar esa prueba siempre y cuando esté en su poder.
Normalmente se habla de documentos escritos, pero si tienen una diferente naturaleza -videos, planos,
cintas de audio, maquetas, etc.- bastará con mencionarlos en el ofrecimiento y peticionar que el juez
adopte las medidas pertinentes para que los datos que surgen del mismo ingresen al expediente.
Algo similar ocurrirá en el caso de que el documento no se encuentre en poder del actor.
Deberá ser individualizado y se comunicará su contenido junto con el lugar en que se encuentra -ya
sea un ámbito público o uno privado-.
Veremos luego (art. 387) de qué manera se habrá de requerir esa prueba.
Se ha dicho que la omisión de acompañar en la debida oportunidad procesal la prueba instrumental no
constituye un supuesto de hecho que dé lugar a la defensa de “defecto legal”, porque tal
incumplimiento tiene su sanción específica que consiste en la prohibición de admitirlos en adelante
salvo los casos de excepción que la norma precitada contempla. Entonces, si el excepcionante no ataca
el escrito de demanda en sí destacando que formalmente no satisface las exigencias requeridas para el
mismo por el art. 330 del Código adjetivo el instituto del defecto legal u oscuro libelo carece
totalmente de operatividad en la especie pues no existe situación alguna subsumible en el ámbito de la
mentada excepción1012.

1012
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/4/2001, “Reigenborn, Luis Aurelio v. Puertas, Carlos Alberto
s/resolución de contrato - Daños y perjuicios”.

393
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En lo que respecta a la presentación de documentos en la alzada, se ha dicho que la misma debe ser de
interpretación restrictiva por cuanto importa una excepción al principio general establecido en los arts.
332 y 334 procediendo únicamente en el caso de ser de fecha posterior a la providencia de autos para
sentencia de primera instancia o anteriores, cuando se afirmare no haber tenido antes conocimiento de
ello. Se ha pronunciado el tribunal al respecto, sosteniendo la imposibilidad de introducir por la vía del
art. 255 del ritual, tardíos planteamientos que debieron ser alegados en el momento procesal
oportuno1013.

2. REQUERIMIENTO DIRECTO POR PARTE DE LOS LETRADOS


Cuando los letrados ofrezcan prueba documental que no tengan en su poder pero que obra en archivos
o lugares privados, luego de presentada la demanda y con transcripción de este artículo en el oficio,
sin petición judicial podrán requerir el envío de los instrumentos -o de sus copias auténticas-
directamente a la secretaría del tribunal.
Se trata de alivianar las tareas de los juzgados habilitándose a los letrados para que en el marco de las
funciones que se le encomiendan puedan adoptar medidas prácticas en pos de la averiguación de los
hechos.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 333, Código nacional.
Aquí se observa una gran diferencia con el régimen provincial que surge de la reforma de la ley 25488
por la cual si bien se elimina el juicio sumario del Código de la Nación, el juicio ordinario tomará
algunos de los aspectos que caracterizaban a aquél.
En esta manda vemos uno de ellos: se establece que además de acompañarse la prueba documental
deberá “ofrecerse todas las demás pruebas de que las partes intenten valerse”. Se suma un último
párrafo donde se establece que si se ofrece prueba testimonial se indicará qué extremos quieren
probarse con la declaración de cada testigo y tratándose de prueba pericial, la parte interesada
propondrá los puntos de pericia.

Art. 333. Hechos no considerados en la demanda o contrademanda


Cuando en el responde de la demanda o de la reconvención se alegaren hechos no considerados
en la demanda o contrademanda, los accionantes o reconvinientes, según el caso, podrán
agregar, dentro de los cinco (5) días de notificada la providencia respectiva, la prueba
documental referente a tales hechos, sin otra sustanciación.

1. “NUEVOS HECHOS”
Al contestarse la demanda (así como la contrademanda o reconvención) la parte contraria puede
limitarse a negar los hechos sobre los que se construye la pretensión del actor -y eventualmente
acompañar documentación1014 que sustente la negativa-.
De esta manera los tornará litigiosos y sobre ellos deberá recaer la actividad probatoria de quien tenga
la carga de demostrar.
Otra posibilidad, además de la simple negativa, es la alegación de hechos diferentes (impeditivos o
extintivos, por ejemplo) sobre los que la contraria edifica su oposición.
1013
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/6/1993, “Confort MKV S. v. Cámara Empresarial Panaderil y otro
s/daños y perjuicios”. “Como principio general de la prueba documental debe agregarse juntamente con la
demanda, reconvención y contestación de conformidad con elementales reglas concernientes a la buena fe
procesal (art. 332, Código Procesal). Fuera de tales oportunidades, no se admitirán a las partes sino documentos
de fecha posterior o anteriores bajo juramento o afirmación de no haber tenido antes conocimiento de ellos (art.
334). La presentación de instrumentos en segunda instancia importa una excepción a la regla contenida en el art.
332; en su consecuencia, debe ser estimada con criterio restrictivo”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen,
24/3/1987, “Amalfi, Juan C. v. Morán, José s/posesión veinteañal”.
1014
“Si simplemente hubiere mediado una contestación a la demanda, acompañada de documentos, el actor debe
limitarse exclusivamente a reconocer o negar la autenticidad de los documentos que se le atribuyeren o la
recepción de comunicaciones tales como telegramas, cartas, etc. De ahí que no sea admisible la refutación por el
actor de los hechos y consideraciones contenidos en la contestación, pues en caso contrario se afectaría el
principio de igualdad de las partes (arg. arts. 333, 356 y 484, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
12/3/2002, “Sargentoni, Adrián A. v. Hospital Zonal Gral. de Ag. San Roque M. Gonnet s/daños y perjuicios”.

394
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de nuevas circunstancias fácticas introducidas por el demandado o el actor reconvenido 1015.
El juez tendrá formalmente por presentada la contestación de demanda o de reconvención mediante
una providencia simple. Si en esas piezas obran estas nuevas alegaciones fácticas, el actor -o el
reconviniente- tiene cinco días desde que son notificados de aquel despacho judicial para tomar
conocimiento de los hechos novedosos y presentar prueba documental en su contra, eso es, con la
finalidad de demostrar la sinrazón del demandado o del actor reconvenido respectivamente.
Estos extremos fácticos son llamados “nuevos hechos” -siguiendo la denominación que para los
mismos se utiliza en el apartado dedicado al juicio sumario, art. 484, párr. 3º-.
Ellos se diferencian de los “hechos nuevos” regulados en el art. 363 (los que ocurren o son conocidos
desde el momento de contestar la demanda o la reconvención y hasta la notificación del auto de
apertura a prueba) y de los “hechos nuevos posteriores” previstos en el art. 255, inc. 5º (posteriores a
la notificación de la apertura a prueba de primera instancia).
La incorporación de prueba documental que sirva para contradecir los “nuevos hechos” es una
concreta manifestación del derecho de defensa del actor o reconviniente al conferírsele posibilidades
probatorias sobre la base de documentación idónea en esta etapa.
Se cierra este artículo vedándose toda otra sustanciación. Ello es razonable si se quiere evitar un
círculo sin fin de traslados frente a eventuales presentaciones novedosas en cada intervención de los
contendientes1016.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 334, Código nacional.
En lugar de agregar sólo documentos respecto de los “nuevos hechos” se establece que se podrá
ofrecer todo tipo de prueba a su respecto. Y también se contempla un traslado de los documentos a la
contraparte para que se cumpla con “la carga que prevé el art. 356, inc. 1º” (354, provincial).

Art. 334. Documento posteriores o desconocidos


Después de interpuesta la demanda, no se admitirán al actor sino documentos de fecha posterior,
o anteriores, bajo juramento o afirmación de no haber antes tenido conocimiento de ellos. En
tales casos se dará vista a la otra parte, quien deberá cumplir la carga que prevé el art. 354, inc.
1º.

1. INCORPORACIÓN TARDÍA DE DOCUMENTACIÓN


Lo normal es que con la demanda se acompañe la totalidad de la documentación de que intente valerse
el actor en la tarea de fundamentar con ese tipo de prueba su pretensión.
Ya vimos una excepción a esa regla: el caso de la prueba documental respecto de los “nuevos hechos”
planteados en la contestación de demanda. Resulta lógico que se admita esa incorporación posterior de
documentos, pues al momento de demandar el accionante no podía prever la plataforma fáctica que
habría de utilizar su contrincante para sustentar su oposición.
Este artículo regula otro caso de incorporación tardía: el de la documentación que al momento de la
demanda no existía o bien era de existencia desconocida para el actor.
Si este pretende incorporarla a un proceso ya en desarrollo, podrá hacerlo en la medida en que cumpla
con esas dos condiciones que se vinculan con circunstancias que descartan la falta de diligencia en la
parte y su letrado: o que de su fecha -alude a instrumentos firmados y fechados- surja que a la época
de la demanda aún no se lo había suscripto o bien que se manifieste o jure que no se lo conocía.
Se ha dicho al respecto que tratándose de un documento allegado a la causa en los términos del art.
334, el juramento de no haber tenido conocimiento del mismo es suficiente como principio para
incorporarlo, pues se está a la buena fe de las partes. Esta permisividad opera en función de la verdad

1015
“No se vulnera el derecho de defensa de la contraparte en el caso de introducción de hechos no considerados
en la demanda, ya que puede agregar dentro de los cinco días prueba documental referente a esos hechos y
valerse de los demás medios, tal lo prevé el art. 333, CPCC”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/10/1990,
“G., D. O. v. I. de G. s/divorcio vincular”.
1016
“De acuerdo a lo normado por el art. 333 del Digesto ritual, bien pudo el demandante adjuntar prueba
documental sin sustanciación, tal como lo prevé la clara terminología de dicho dispositivo legal”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/3/1992, “Aimone, Osvaldo Luis v. Martínez, Pedro Pablo s/cobro ordinario de
australes”.

395
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
jurídica objetiva que se estima por encima de las formas de modo que toda duda que exista sobre la
pertinencia de la prueba instrumental debe resolverse en sentido afirmativo sin perjuicio de la
apreciación que sobre el particular se realice en la oportunidad de dictar la sentencia de mérito 1017.
De demostrarse luego la falsedad de esa afirmación y derivándose perjuicio para la contraria de esa
incorporación tardía podrá el juez aplicar las sanciones reservadas para las conductas contrarias a la
buena fe procesal.
Esta incorporación no tiene previsto un límite temporal, por lo que procederá -entendemos- hasta que
la causa quede concluida para definitiva1018.

2. DERECHO DE DEFENSA DE LA CONTRAPARTE


Si bien la ley concede al actor la franquicia de esta presentación de documentos fuera del momento
habitual también protege a la parte contraria y su derecho de defensa.
Así, contempla que de esos documentos presentados con posterioridad a la demanda se le deba dar
traslado1019 para que cumpla con la carga de reconocer la autenticidad de los documentos que se le
atribuyen así como la recepción de cartas o telegramas que en copia se acompañan.
El incumplimiento o cumplimiento defectuoso de esta carga tendrá las consecuencias previstas en el
art. 354, inc. 1º: se los tendrá por auténticos o recibidos respectivamente 1020.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 335, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 335. Demanda y contestación conjuntas


El demandante y el demandado, de común acuerdo, podrán presentar al juez la demanda y
contestación en la forma prevista en los arts. 330 y 354, ofreciendo la prueba en el escrito.
El juez, sin otro trámite, dictará la providencia de autos si la causa fuere de puro derecho. Si
hubiere hechos controvertidos, recibirá la causa a prueba.
Las audiencias que deban tener lugar en los juicios iniciados en la forma mencionada en el
párrafo anterior, serán fijados1021 con carácter preferente.
Quedan excluidas de esta disposición las acciones fundadas en el derecho de familia.

1. CONCENTRACIÓN DE ACTOS PROCESALES


Se trata aquí de un supuesto muy difícil de hallar dentro de la práctica tribunalicia: la presentación de
demanda y su contestación en un mismo acto (escrito) firmado por ambas partes y sus letrados y con el
ofrecimiento de las pruebas de que intenten valerse.
Muy difícilmente las partes que no llegaron a un acuerdo extrajudicial se avengan a que sus letrados
trabajen conjuntamente en la demanda y la contestación para hacer esta presentación única.

1017
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/8/1996, “Rossi, Juan Carmelo v. Jokanovich, Juan s/cumplimiento
de contrato”.
1018
“La declaración de la cuestión como de puro derecho, una vez consentida, tiene los efectos del llamado de
autos para sentencia, cerrando toda posible discusión posterior. Ella impide a su vez la introducción en primera
instancia de documentación hasta entonces desconocida y la alegación de hechos nuevos (arts. 87, 255, inc. 3º,
331, 334, 357 y 487, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 27/4/1995, “Laguilla, Rubén v.
Bianchi, Oscar s/consignación”.
1019
“El art. 334 del Código de rito, permite al actor acompañar documentos de fecha posterior a la interposición
de la demanda, en cuyo caso se dará vista a la otra parte”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/5/2002, “G.,
E. D. v. A. V., C. s/incidente de disminución de cuota alimentaria”.
1020
“El Código Procesal contempla la posibilidad de incorporar a la causa, luego de interpuesta la demanda,
documentos de fecha posterior o anterior bajo juramento de no haber antes tenido conocimiento de ellos (art.
334). Que sin perjuicio de la vista que deberá dársele a la otra parte en los términos y con los alcances del art.
354, inc. 1º, Código Procesal para reconocer o negar categóricamente la autenticidad o recepción de los
documentos en cuestión, en caso de oposición -que se fundara en que los documentos no son de fecha anterior o
que de ellos tuvo conocimiento el que los presenta- la carga de la prueba incumbe a quien se opone (arts. 175,
180, 334, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/11/1998, “Asociación del Personal de la
Dirección de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires v. Ortiz, Ricardo s/daños y perjuicios”.
1021
Rectius est: fijadas.

396
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por supuesto, la posibilidad teórica existe y así lo recepta el Código.
La ley requiere que aún así se deben respetar las formas previstas para cada acto por separado y
reguladas en los arts. 330 y 354.
También concentra otra etapa procesal del juicio ordinario: el ofrecimiento de prueba.
Normalmente este acto tendría lugar en un momento posterior a la presentación de ambas piezas, sin
embargo aquí -frente a esta actitud inusual de los litigantes- se procura que también realicen esa
propuesta de probanzas en el escrito de inicio.
De no ofrecerse prueba alguna, el trámite se simplifica muchísimo ya que el juez se limita a dictar la
providencia de autos para sentencia y luego se aboca a la resolución del diferendo.
Y aun para el caso de que sea necesario fijar un plazo de prueba, el Código favorece este tipo de
acuerdos entre partes mandando que las audiencias que corresponden a estos juicios se fijarán “con
carácter preferente”.
Se fomenta esta colaboración de los litigantes que ahorra tiempo y esfuerzo a los tribunales. Esta
posibilidad procesal no procede -sin embargo- en el marco del derecho de familia, tal como
expresamente lo señala el artículo en análisis en su tramo final.
Se ha sostenido que ante la colisión existente entre el art. 215, CCiv. en su actual redacción con el art.
335, CPCC de la provincia de Buenos Aires, es precisable que esta norma es incompatible con el
nuevo sistema sustancial y procesal diseñado y se opone a la letra y espíritu de sus normas por lo cual
se está derogando tácitamente una ley en virtud de la sanción de otra. Ello así, la petición de divorcio
vincular al amparo de lo previsto por el art. 214, inc. 2º, CCiv. es formalizable bien por presentación
conjunta o en un mismo escrito continente de la demanda y el responde mediante el cual el accionado
se allana a la petición del actor1022.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 336, Código nacional.
Se indica aquí que si existen hechos controvertidos, el juez “recibirá la causa a prueba y fijará la
audiencia preliminar prevista en el art. 360 “.

Art. 336. Rechazo in limine


Los jueces podrán rechazar de oficio las demandas que no se ajusten a las reglas establecidas,
expresando el defecto que contengan.
Si no resultare claramente de ellas que son de su competencia, mandarán que el actor exprese lo
necesario a ese respecto.

1. DELICADO EQUILIBRIO
Esta norma habilita a los jueces a rechazar de oficio, in limine las demandas que “no se ajusten a las
reglas establecidas” indicándose el déficit en que haya incurrido la parte.
Según la fría letra de la ley surge de esta manda la posibilidad de que cualquier falencia, error o
insuficiencia respecto -básicamente- de las pautas del art. 330 pueda ser sancionada con el rechazo
oficioso del escrito.
Atento el contenido del art. 336, CPCC el rechazo in limine significa que el juez puede y debe asumir
un concreto contralor de los presupuestos procesales, es decir, de los requisitos de procedibilidad de la
pretensión. Así en cuanto a los sujetos (competencia del juez, legitimación ad processum de las
partes), al objeto (si fuere idóneo -objeto inmediato- con relación al tipo de proceso en que la
pretensión se dedujo) y la causa1023.
Sin embargo, debemos recordar que las modernas tendencias procesales ponen en cabeza del juez
poderes-deberes muy amplios y, entre ellos, la potestad saneadora en virtud de la cual si el acto aún
defectuoso puede ser subsanado, debe darse la oportunidad a las partes para que lo integren
debidamente propendiendo así al desarrollo de actividad procesal útil y libre de riesgos de nulidades.
Tal la obligación que dimana del art. 34, inc. 5.b, y que el magistrado deberá ejercitar en procura de
que los trámites judiciales tengan un desarrollo adecuado y lleguen a brindar la solución al litigio
puesto a su consideración como modo de contribuir a la paz social.
1022
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 8/9/1998, “S., E. v. A. de S. s/divorcio vincular”.
1023
SCBA, L.84.284, 18/12/2002, “Juárez, Agustín Eduardo v. Cooperativa de Trabajo Pirincho Limitada
s/amparo”.

397
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí entonces el delicado equilibrio en el que debe mantenerse el juez.
Por un lado, ser riguroso en el control del cumplimiento de las cargas procesales de todas las partes ya
que las mismas están predispuestas para lograr el respeto de los derechos de defensa de los litigantes y
se vinculan con la seguridad jurídica. Y por el otro, coadyuvar con su facultad saneatoria a que los
actos defectuosos sean corregidos para evitar nulidades.
Se ha dicho que la excepción de defecto legal es de algún modo supletoria de la facultad del juez de
mandar subsanar los defectos que contenga un escrito de demanda antes de darle acogida en tanto
procede cuando ese déficit existe y no ha sido advertido por el juzgador. Si por una inadvertencia del
órgano se le ha dado curso sin ejercitar la facultad prevista en el art. 336 o la determinada en el inc. 5º,
ap. 6, del art. 34, con el objeto de que se subsanen los defectos u omisiones resulta procedente la
denuncia por la contraparte del impedimento procesal que nos ocupa. Siendo así, esa facultad
primigenia del juzgador renace in totum en la alzada, cuando tal denuncia de la contraparte ha sido
errada pero el defecto legal existe en otros aspectos no señalados 1024.
En lo que puntualmente respecta a la demanda -acto procesal fundacional del proceso-, consideramos
que serán pocos los supuestos en que el juez con sustento en la norma en análisis rechace de plano un
escrito de este tenor1025.
Por lo común, de oficio dará un plazo para que se subsane la presentación -más allá de que luego se
pueda oponer como vimos la excepción de defecto legal 1026-, vencido el cual si no se cumple con lo
requerido, recién ahí rechazará in limine la presentación de inicio.
O bien, en los casos de “improponibilidad objetiva de la demanda” que se configura cuando la
pretensión encierra en sí misma la razón de su manifiesta improcedencia sin necesidad de llegar a la
sentencia de mérito para declararla 1027: se trata de reclamos ilegales o acompañados de documentación
de la que surge palmaria la falta de derecho del reclamante o su legitimación, etc. 1028.

2. COMPETENCIA DUDOSA
Ya hemos visto que el juez puede -en los casos donde no opera la prórroga de jurisdicción- declararse
incompetente de oficio si advierte que carece de jurisdicción respecto de la pretensión que encierra la
demanda radicada ante él.
Deberá “inhibirse de oficio” según reza el art. 4.
Pero para ello, el juez debe contar con elementos que lo convenzan de esa falta de competencia.

1024
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/8/2000, “Gnovstto, Humberto Luis y otra v. Fuchs, Claudio Omar y
otra s/escrituración”.
1025
“El rechazo in limine cabe, en principio, únicamente respecto de las demandas que no se ajusten a los
recaudos formales estatuidos (art. 336, CPCB), más no cuando se asienta en la falta de fundamento sustancial,
que es un aspecto propio de la sentencia de mérito”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 15/12/1997, “Ragone,
Eduardo Norberto y otros v. Spadaro, Tomás s/acción revocatoria”.
1026
“La excepción de defecto legal es el instrumento que la ley otorga al accionado para restablecer el equilibrio
procesal desvirtuado por una demanda que no se ajusta a las exigencias del art. 330, CPBA. Dicha defensa está
destinada a salvaguardar la plena vigencia del principio de bilateralidad y evitar así la indefensión de las partes.
Conforme a lo expuesto, se exige que la omisión u obscuridad de la demanda coloque al contrario en verdadero
estado de indefensión, al no permitirle oponer las defensas adecuadas u ofrecer las pruebas conducentes”. Cám.
Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 4/4/2002, “Tittarelli, Rodolfo y otra v. Torreta, Amalia Alcira y otros s/daños y
perjuicios”.
1027
“Debe distinguirse entre admisibilidad y procedencia de la demanda. La primera importa el examen de los
requisitos rituales y formales, es independiente de las razones de fondo y debe ser evaluada por el juez al tiempo
de la respectiva presentación (arg. art. 330, CPCC); la segunda hace a la fundabilidad, determina quién tiene
razón y debe ser examinada al tiempo de la sentencia (art. 163, inc. 6º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata,
sala 1ª, 2/5/2000, “Caja de Previsión Social para Profesionales de la Ingeniería de la Provincia de Buenos Aires
s/prórroga de mandatos y designación de veedores”.
1028
“El rechazo in limine de una demanda sólo procede por defectos formales en el modo de proponerla (arts.
330 y 336, Código Procesal), cuadrando sólo excepcionalmente la desestimación cuando la causa es ilícita,
contraria a la moral y a las buenas costumbres, o cuando está vedada cualquier decisión de mérito, como es el
caso en que los hechos que configuran la causa petendi no son idóneos para obtener una sentencia favorable.
Estas causas obstativas deben aparecer manifiestas en el escrito de demanda, sin que el juez pueda analizar
cuestiones que requieran previo debate para admitir juicios de procedencia. Un rechazo in limine que no cumpla
estos recaudos, puede llegar a constituir una lisa y llana denegación de justicia (art. 15, Constitución de la
Provincia de Buenos Aires)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/11/2001, “Miloche SA v. Medi, Carlos
s/resolución de convenio”.

398
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si carece de estos datos, podrá requerir en el marco de las previsiones del presente artículo que el actor
realice manifestaciones o aclaraciones sobre el punto. Para ello dará un plazo determinado luego del
cual, con mayor información, decidirá si corresponde o no la inhibición, sin perjuicio del planteo que
luego podrá hacer mediante excepción de incompetencia el demandado 1029.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 337, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 337. Traslado de la demanda


Presentada la demanda en la forma prescripta, el juez dará traslado de ella al demandado para
que comparezca y la conteste dentro de quince (15) días.

1. PLAZO PARA CONTESTAR LA DEMANDA


Una vez interpuesta la demanda en debida forma -y, en su caso, cumplimentadas por el actor las
medidas saneadoras a requerimiento judicial, integrada la pretensión originaria con otras
modificatorias, presentadas otras pretensiones con el fin de que tramiten acumuladas, etc.- el juez
luego de tenerla por presentada y a su autor como parte del proceso con el domicilio constituido,
dispondrá que se notifique el tenor de la misma al demandado con las copias pertinentes.
El demandado desde el momento de la notificación por cédula tendrá el plazo de quince días para
ejercitar su derecho de defensa.
Se trata del plazo más extenso y corresponde al juicio ordinario, el cual se ampliará según las reglas
del art. 158.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 338, Código nacional.
Se agrega un párrafo que prevé como demandada a la Nación, provincia o municipio fijándoles un
plazo de sesenta días para comparecer y contestar demanda.

CAPÍTULO II - Citación del demandado

Art. 338. Demandado domiciliado o residente en la jurisdicción del juzgado


La citación se hará por medio de cédula que se entregará al demandado en su domicilio real, si
aquél fuere habido, juntamente con las copias a que se refiere el art. 120.
Si no se le encontrare, se le dejará aviso para que espera al día siguiente y si tampoco entonces se
le hallare, se procederá según se prescribe en el art. 141.
Si el domicilio asignado al demandado por el actor fuere falso, probado el hecho, se anulará todo
lo actuado a costa del demandante.

1. ESPECIAL TRÁMITE NOTIFICATORIO: EL “AVISO”


La demanda es uno de los actos procesales de mayor trascendencia.
A partir de ella se da inicio a un juicio involucrándose a otro sujeto -el demandado- generándose a su
respecto la carga de defenderse.
Esta consecuencia no es menor.
Mediante un acto unilateral se ponen en juego derechos de suma trascendencia de otra persona a quien
el derecho procesal -como regulación del derecho constitucional al debido proceso- debe proteger en

1029
“Si no se opuso excepción de incompetencia ni el juez la declaró de oficio, la acción debe quedar radicada
donde fuera iniciada (arts. 320, 336, 337, 344, 345, 353, 354, 484 y 486 y concs., CPC)”. SCBA, Ac. 57.819,
25/10/1994, “Migliaso, Juan Omar v. Migliaso, Eugenio Rubén s/división de condominio”. “En la acción de
amparo la declaración de incompetencia, en razón de la materia, debe producirse en la oportunidad prevista en
los arts. 1, 4, 9 y concs., ley 7166, o 1, 4, 321, 336, 496 y concs., CPC, por lo que no habiendo ello ocurrido y
consintiendo las partes la competencia del juez interviniente, es improcedente la declaración efectuada con
posterioridad”. SCBA, Ac. 61.427, 31/10/1995, “H., C. E. s/acción de amparo”.

399
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
este trance. Básicamente lo hace intentando que la noticia de la demanda en su contra llegue de la
manera más efectiva posible.
Se ha dicho en la jurisprudencia que la notificación de la demanda tiene especial trascendencia en el
proceso porque de su regularidad depende la válida constitución de la relación procesal y la efectiva
vigencia del principio de bilateralidad; razón por la cual la ley la reviste de formalidades específicas
que tienden al debido resguardo de la garantía constitucional de la defensa en juicio 1030.
Para ello se presupone un demandado de identidad conocida y del cual se ha denunciado el domicilio
real en la demanda a notificar1031.
Además, que ese domicilio real se encuentra en la jurisdicción territorial del juzgado interviniente.
En realidad y a tenor de lo que se verá en el artículo que sigue, en este caso se entiende por
“jurisdicción del juzgado” a la provincia de Buenos Aires. De allí que la forma de diligenciar la
notificación dependerá de la ubicación del domicilio del demandado respecto del lugar asiento del
tribunal que ordena la comunicación. Si coinciden, este órgano se encargará de remitir a la Oficina de
Mandamientos y Notificaciones respectiva la cédula librada. Si no, será carga del letrado retirarla y
llevarla hasta la Oficina correspondiente al partido donde debe efectuarse el anoticiamiento.
De ese modo se motoriza la notificación de la demanda por vía de cédula (art. 135, inc. 1º) mecanismo
reservado a aquellos actos de trascendencia o donde resulte conveniente una forma de anoticiamiento
concreta y real.
El trámite será básicamente el ya descripto oportunamente (arts. 135 a 141) salvo por una peculiaridad
que muestra el mayor cuidado que dedica el Código respecto de esta crucial etapa del proceso: si el
agente notificador no encuentra a la persona a la que va a anoticiar no procederá a entregar la cédula a
otro sujeto del edificio como correspondería de acuerdo con las pautas propias del régimen (art. 141)
sino que dejará un aviso de que concurrirá al día siguiente para que el demandado aguarde esta nueva
visita.
Sin embargo, si se frustra la diligencia de notificación por informar el encargado del edificio que el
demandado “no vive allí” debe devolverse la cédula al juzgado de origen pues sólo corresponde dejar
el aviso a que refiere el art. 338 si se informa al notificador que el demandado reside en ese
domicilio1032.
No obsta a la validez del aviso efectuado por el oficial notificador en los términos del art. 338 la sola
circunstancia de que aquél indicara que regresaría una semana más tarde y no al día siguiente, en la
medida en que se precisó con claridad la fecha e incluso la hora del segundo intento notificatorio 1033.
Si al día siguiente -o en la ocasión señalada para la segunda visita- el notificador tampoco encuentra al
accionado, entonces sí operarán los mecanismos del art. 141 1034 (se entregará la cédula a otra persona
del inmueble o bien se la dejara en la puerta de acceso al mismo, con constancia de todo ello en el acta
que labrará el oficial interviniente).
Un caso particular se da en estos supuestos respecto de la notificación “bajo responsabilidad de la
parte”. La jurisprudencia ha señalado al respecto que si la actora solicitó que el mandamiento de
intimación de pago y embargo se diligencie bajo responsabilidad de su parte, fórmula corriente en la
praxis judicial reglamentada por la Suprema Corte (arts. 54, inc. b], 79, inc. d], y 9º, Ac. 1814/1978) y

1030
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 11/7/2000, “Giménez Tizzano v. Soto, Claudia Marisa y otro s/daños y
perjuicios”.
1031
“Para el caso de tratarse de un demandado con domicilio o residencia ignorados, resulta admisible la citación
por edictos para el reconocimiento de la firma. Se ha puntualizado en tal sentido que la referencia contenida en el
art. 524, CPCC o los arts. 338 y 339, CPCC al determinar la forma como se citará al presente deudor, si se trata
de preparar la vía ejecutiva, no contradice la aplicación del art. 341, CPCC”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª,
11/9/2000, “Iannone, Oscar A. v. Trigal, Pedro D. y otra s/ejecución de alquileres”.
1032
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 13/10/1995, “Couto, Carlos y otro v. Berot, Fernando O. s/cumplimiento de
contrato y daños y perjuicios”.
1033
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 9/11/2000, “Di Stéfano, Haroldo Antonio v. Grosso, Andrés Aníbal
s/ejecución de honorarios”.
1034
“Sólo corresponde proceder a notificar la demanda en los términos del art. 141, CPCC realizando la
diligencia con una persona de la casa, cuando el destinatario originario de la citación no fue encontrado y se dejó
el aviso que prescribe el art. 338, CPCC”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/12/2000, “Ávila Bustos, Aladino
v. Samana, Nazareno y/o quien resulte propietario s/daños y perjuicios”. “La cédula de notificación que se ha
entendido con quien manifiesta ser hija del requerido no cumple con la exigencia impuesta por el art. 338,
CPCC, siendo preferible un exceso de rigurosidad en la exigencia formalista del primer anoticiamiento de todo
proceso en orden a mantener intangible el derecho constitucional de defensa”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
6/2/2001, “Mutual Siderúrgica Gral. Savio v. Antar, Salomón G. y otro s/medianería”.

400
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que subyace en el espíritu del art. 338, Código Procesal, en la medida en que dicha pretensión resultó
favorablemente acogida por el órgano jurisdiccional se torna impropio que a posteriori de haber sido
diligenciado el mandamiento con sujeción a esa modalidad se condicione la validez de la diligencia al
cumplimiento de nuevos recaudos, pues correrán por cuenta y riesgo del propio ejecutante las
consecuencias de su obrar si luego se acreditara que era falso el domicilio que le asignara al
demandado1035. También, que el diligenciamiento bajo responsabilidad de la parte, supone que ésta ha
realizado las diligencias necesarias tendientes a localizar el domicilio del ejecutado, y que ha logrado
establecer que aquél se encuentra en el lugar denunciado, por lo que ante la posibilidad de que este
último quiera sustraerse a los efectos del emplazamiento otorga validez a dicha forma de notificación
partiendo de la base de que aquélla es la primera interesada en extremar las precauciones con el objeto
de evitar la nulidad y el pago de las costas sin perjuicio, claro está, que la validez de tal notificación
queda condicionada en definitiva a la exactitud de la afirmación efectuada, vale decir, al hecho de ser
efectivamente dicho domicilio el del demandado1036.
Sobreabundantemente, cierra el texto de este artículo con la referencia a la nulidad de todo lo actuado
-a costa del actor- que habrá de declararse si se demuestra que el domicilio que denunció como del
demandado era falso1037.
A ello volverá a referirse -aunque con mayor amplitud- el art. 343 remitiendo a la previsión que ya
había establecido el art. 149.
Esta medida resulta una consecuencia natural de la teoría de las nulidades, tanto más cuanto que en
este caso se protege la regularidad del acto por el cual se lleva a conocimiento del demandado la
presentación que da inicio al proceso y lo involucra al mismo.
Por supuesto, se trata aquí también de una nulidad relativa ya que si el accionado tomó conocimiento
de la demanda en su contra por la vía que fuere y se presenta a estar a derecho en el proceso en tiempo
y forma, aun cuando el domicilio real fuese falso si ello no causó mengua alguna al derecho de
defensa del demandado no podrá descalificarse aquel acto notificatorio en el solo interés de la ley.
Respecto de la diligencia de notificación que se realiza en el domicilio del demandado durante una
ausencia momentánea de éste, se ha dicho que en la medida en que haya existido observancia de los
requisitos formales que se requieren para la validez del emplazamiento, aquella circunstancia no
constituye por sí sola motivo suficiente para declarar la invalidez del acto pues ese cambio de
residencia, circunstancial y temporal, no incide sobre los efectos del domicilio de las personas en el
sentido de “asiento jurídico permanente”, ya que uno de los caracteres del domicilio real es,
justamente, la permanencia o intención de permanecer que constituye el animus (arts. 89, 90,
CCiv.)1038.

2. COPIAS. REMISIÓN
1035
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/6/2002, “Credil SRL v. Sauco, Lilian Nancy Ethel s/cobro
ejecutivo”.
1036
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/8/2000, “Uvia, Héctor Rubén v. Taylor, Stella Maris s/cobro de
alquileres”. “El domicilio denunciado bajo responsabilidad de la parte es una creación realizada por la
jurisprudencia que surge implícitamente del último párrafo del art. 339, CPCCN y 338, CPCCBA, cuando
establecen que si el domicilio asignado al demandado por el actor fuere falso, probado el hecho se anulará todo
lo actuado a costa del demandante. Esta modalidad, se aplica no solamente a las notificaciones sino también por
vía analógica a los embargos que, como en el caso, se intenten realizar en un determinado domicilio. La validez
de la notificación practicada bajo responsabilidad del actor y por ende, la de los actos posteriores que la
presuponen, está condicionada a la exactitud de la afirmación del accionante, vale decir, al hecho de ser
efectivamente el domicilio denunciado el del demandado, pues si fuera falso, probado el hecho, se anulará todo
lo actuado a costa del demandante”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 15/5/2001, “Pinto, Mauricio Raúl v.
Plásticos Río SRL s/oficio ley 22172 “.
1037
“Al haberse realizado la notificación de la demanda en un domicilio constituido en instrumento privado,
lugar donde no se domicilia el accionado, el incidente de nulidad es procedente (arts. 18, CN; 169 ap. 2º, 172,
338, 343, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/2/1997, “Banco Municipal de La Plata v.
Langoni, Miguel Nicolás s/cobro sumario de pesos”. “El art. 338, CPC establece como única causal de nulidad
de la notificación de demanda que el domicilio asignado al demandado por el actor fuere falso. Una cédula de
notificación es un instrumento público conforme al art. 979, inc. 2º, CCiv., y su nulidad sólo puede perseguirse
en incidente de redargución de falsedad que deberá promoverse dentro del plazo de diez días de efectuada la
impugnación”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 23/11/1995, “Gammarota, Romualdo v. Feula, Luis R. y
otros s/desalojo”.
1038
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/3/2000, “Accomando, Orlando v. Remorini, Reinaldo s/cobro
sumario de pesos”.

401
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La demanda, como todo escrito del cual deba darse traslado, debe ser presentada con copias de su
texto y de la documentación agregada.
Con más razón aquí, respecto de un escrito de capital importancia y a partir de cuya recepción nacen
-como ya lo hemos señalado- estrictas cargas en el notificado (art. 354).
La falta de cumplimiento de esta carga se sanciona según lo pauta el art. 120 al que remitimos.
Y si de todos modos la notificación de la demanda se realiza sin las copias respectivas, se ha dicho que
el demandado deberá pedir que se suspenda el plazo para contestarla hasta tanto se acompañen esas
copias y se cuente con todo el material sobre el cual expedirse.
De lo contrario se incurriría en una grave violación a su derecho de defensa.

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 339, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 339. Demandado residente o domiciliado fuera de la jurisdicción provincial


Cuando la persona que ha de ser citada no se domiciliare en jurisdicción de esta Provincia, la
citación se hará por medio de exhorto a la autoridad judicial que corresponda, sin perjuicio, en
su caso, de lo dispuesto en la ley de trámite uniforme sobre exhortos.

1. DEMANDADO DOMICILIADO FUERA DE LA PROVINCIA


Para estos casos donde el demandado reside fuera de la provincia de Buenos Aires, la ley contempla
que la notificación de la demanda se hará mediante pedido de colaboración al juez con competencia en
el domicilio real de la persona a anoticiar.
La comunicación y el pedido se hará al juez del lugar que corresponda a través de oficio -siguiendo las
pautas del dec.-ley 9618/1980 - si se trata de un magistrado de otra provincia o de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires o bien a través de exhorto si se trata de un juez extranjero.
El juez requerido dispondrá las medidas necesarias dentro de su ámbito para que se produzca la
notificación de marras.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 340, Código nacional.
Aquí se reserva la citación por exhorto u oficio en el caso de que la persona “que ha de ser citada no se
encontrare en el lugar donde se le demanda”.

Art. 340. Ampliación y fijación de plazo


Cuando la persona que ha de ser citada se domiciliare o residiere dentro de la República y fuera
del lugar del asiento del juzgado o tribunal, el plazo de quince (15) días se ampliará en la forma
prescripta en el art. 158.
Si el demandado residiere fuera de la República, el juez fijará el plazo en que haya de
comparecer, atendiendo a las distancias y a la mayor o menor facilidad de las comunicaciones.

1. PLAZOS PARA CONTESTAR DEMANDA Y DERECHO DE DEFENSA


Estas normas prevén los casos ya analizados de demandados residentes en sitios alejados de la sede del
órgano judicial que entenderá en el juicio que lo involucra.
De allí la necesidad -siempre en pos del pleno resguardo de su derecho de defensa- de que se le
conceda más tiempo para contestar la demanda a quien se encuentre más lejos del lugar donde
tramitará el pleito.
Se aplican aquí las reglas de ampliación de plazos del art. 158 -al que remitimos- para los demandados
ubicados dentro del país mientras que para los que se encuentren fuera de las fronteras nacionales será
el juez -sin parámetros estrictos- quien determine el plazo en que deberá comparecer.
Sólo se indican ciertas pautas que guiarán esta decisión: las distancias existentes y la mayor o menor
facilidad de establecer comunicación con el lugar de residencia.

402
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El plazo así determinado deberá constar en el despacho donde se ordena dar traslado de la demanda y
será consignado expresamente en los documentos respectivos (oficio, exhorto o cédula).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 342, Código nacional.
La ampliación de plazos se aplicará “en los casos del art. 340 “.

Art. 341. Demandado incierto o con domicilio o residencia ignorados


La citación a personas inciertas o cuyo domicilio o residencia se ignorare se hará por edictos
publicados por dos (2) días en la forma prescripta por los arts. 145, 146 y 147.
Si vencido el plazo de los edictos no compareciera el citado, se nombrará al defensor oficial para
que lo represente en el juicio. El defensor deberá tratar de hacer llegar a conocimiento del
interesado la existencia del juicio y, en su caso, recurrir de la sentencia.

1. DOMICILIO DESCONOCIDO DEL DEMANDADO. REMISIÓN


Para el caso en que se conozca la identidad del sujeto demandado pero no su domicilio real, la citación
se hará mediante edictos publicados por dos días.
Para que el juez admita esta forma de notificar -quizás la más ficticia de todas- se deberá acreditar
sumariamente haber tomado las medidas previas que señala el art. 145, la publicación en concreto se
hará según las pautas del art. 146 y los edictos tendrán el contenido y efectos que plasma el art. 147.
Remitimos a las notas de estos artículos.
Se ha dicho al respecto que la nulidad de la citación a estar a derecho mediante edictos procede si se
demuestra que verosímilmente hubiera sido posible averiguar el domicilio de la accionada realizando
las diligencias que se pregonan como aptas para ello y no fueron cumplidas. De lo contrario, el planteo
nulitivo se torna abstracto quedándose en la crítica meramente formal al resultar imposible medir la
alegada eficacia que hubieran tenido las medidas omitidas para averiguar un domicilio que aún hoy
ignoramos cuál era, faltando con ello uno de los términos de la ecuación que permitan completar el
juicio según las reglas de la lógica. La idoneidad de los medios empleados no debe medirse a priori ni
en abstracto sino mediante la comprobación de que usando otros se hubiera verosímilmente arribado a
un resultado positivo. Lo contrario tornaría sustancialmente precaria toda citación a juicio mediante
edictos quitándole la plena eficacia como medio sustitutivo de anoticiamiento que el legislador le ha
conferido. De tal modo, para que proceda la nulidad, es requisito ineludible que la nulidicente acredite
cuál era su último domicilio para poder medir la inidoneidad de los medios empleados y la idoneidad
de los que se dicen omitidos1039.

2. DEMANDADO DESCONOCIDO. REMISIÓN


En el supuesto donde lo desconocido sea la identidad del demandado también se recurrirá a la vía de la
publicación de edictos por dos días.
Son frecuentes los casos de este tipo en el marco de pretensiones reales donde no se conoce el titular
de dominio de un fundo, o cuando se desconocen los acreedores o herederos de alguien fallecido.
Si bien la ley sólo se refiere a los recaudos previos del art. 145, respecto del desconocimiento del
domicilio, en el caso de ignorancia de la identidad del accionado los jueces deben exigir al actor la
acreditación sumaria de que se han hecho los esfuerzos razonables para conocer los datos filiatorios de
su contraparte (consulta de archivos, registros, etc.) ya que de lo contrario se habilitaría una vía de
notificación de escasa efectividad con la sola manifestación del actor de que no conoce quién es la
demandada.
Y si bien, acreditada la falsedad de esta afirmación, corresponderá la anulación de todo lo actuado a su
costa, el juez debe intentar que la traba de la litis se produzca lo más regularmente posible evitando
eventuales nulidades.
También aquí se aplican las reglas de los arts. 145 a 147 citados 1040.
1039
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 5/8/1997, “Cinturón Ecológico Área Metropolitana SE v. Barzilai de
Glaser, Sharona s/expropiación”.
1040
“Corresponde declarar la nulidad de las actuaciones procesales cumplidas con posterioridad a la notificación
por edictos, que contiene un vicio grave e irreparable consistente en la omisión de su publicación en un diario
local, según había sido ordenado judicialmente de conformidad con lo prescripto por los arts. 145, 146 341 y

403
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

3. DERECHO DE DEFENSA DEL AUSENTE


Si no se conoce la identidad del demandado o conociéndosela, la ignorancia tiene lugar respecto de su
lugar de residencia y el juez admite la notificación por edictos, deberá esperarse los dos días de
publicación ya que la notificación se tendrá por operada “al día siguiente de la última publicación”
(art. 147).
Lo normal y habitual es que el citado por esta vía no comparezca. En ese caso, el juez de oficio
nombrará a uno de los defensores oficiales para que resguarde -en la medida de las posibilidades de un
profesional que tiene el deber de defender a quien nunca ha visto ni puede consultar respecto de las
oposiciones planteables- el derecho de defensa del ausente al proceso.
Se trata de una grandísima diferencia respecto de aquel que está “ausente” del proceso pero por propia
decisión ya que fue debidamente notificado. En este caso recaerá eventualmente la declaración de
rebeldía, figura absolutamente incompatible con la de quien no comparece al proceso porque no le
llegó noticia del mismo.
En el art. 354, inc. 1º, veremos ciertas prerrogativas con las que cuentan los defensores oficiales en
esta difícil tarea.
En el artículo bajo comentario se señala que entre las misiones de estos abnegados funcionarios del
Ministerio Público que intervienen por un ausente está la de tratar de hacer llegar la noticia de la
existencia del juicio a su asistido (requiriéndose para ello una actividad que en la realidad tribunalicia
escasísimos defensores están en condiciones de desplegar por el fárrago de tareas que enfrentan
diariamente) así como la de apelar la sentencia de mérito sobre la base de los argumentos que con
habilidad podrá esgrimir sobre la base de las pruebas colectadas.
Se ha establecido que habiéndose ya realizado las diligencias que prevé el art. 681 y publicados los
edictos que ordena la norma citada, corresponde que el defensor ejerza la representación para la que
fue designado. Ello no excluye la realización de más diligencias tendientes a averiguar el paradero. Sin
embargo, ellas ya no son condición para la intervención del defensor, sino parte de los deberes de su
cargo1041.

4. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 343, Código nacional.
El nombramiento del defensor oficial se dará “si vencido el plazo de los edictos o del anuncio por
radiodifusión o televisión no compareciere el citado...”.

Art. 342. Demandados con domicilio en diferentes jurisdicciones

concs., CPC. La referida omisión no se suple con la publicación de dicho edicto sólo en el Boletín Oficial, ni
convalida las actuaciones posteriores la correspondiente notificación edictal del auto que ordena la subasta de los
bienes inmuebles”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 2/9/1997, “Chiesa, Aldo Néstor v. Campos Rivero, Josefa M.
y otro s/cobro ejecutivo”.
1041
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 10/10/2000, “Galarce, Liliana Mabel v. Corte y Costa, Teresa, María,
Linda, Anita, Stefanía y otros s/usurpación”. “Si se han realizado sin buen éxito gestiones útiles e idóneas
tendientes a diligenciar el mandamiento de intimación de pago y citación de remate y a conocer el domicilio de
los demandados y el Defensor de Pobres y Ausentes no cuestionó aquéllas por insuficientes, sino que asumió la
representación de los ejecutados, la circunstancia de que el actor, con posterioridad a dicha intervención del
defensor oficial, haya solicitado y diligenciado una nueva intimación de pago a los demandados, no puede
constituir motivo para imponerle las costas por la actuación del mencionado funcionario judicial, ya que éste, al
asumir la defensa de los demandados, no resistió su intervención y, por ende, implicó una aceptación de su
designación, pues, de lo contrario, si hubiera considerado incompleta la actividad destinada a ubicar el domicilio
ignorado, tenía la obligación de ampliar su búsqueda (art. 341, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 3/7/2000, “Banco Mayo Cooperativo Ltdo. v. González Riva, Roberto s/cobro ejecutivo”. “Habiéndose
agotado en estos autos las gestiones previstas por el art. 681, CPC, con resultado negativo, resulta improcedente
el planteo del señor defensor oficial agraviándose de su nombramiento. Ello en virtud de que los deberes de
localización del paradero de los demandados que pretende incumplidos por el actor, son propios de su función
(art. 341 párr. 2º, última parte, Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 2/10/1997, “Rodríguez,
Ricardo L. v. Ambrosio Blas y otro s/usucapión”.

404
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En caso de que los demandados fueren varios, y a lo menos uno de ellos se domiciliara fuera del
departamento judicial, o de la Provincia, el plazo de la citación se reputará vencido para todos,
cuando venza para el domiciliado a mayor distancia, o para el notificado en el último término.

1. LITISCONSORCIO PASIVO
Si son muchos los codemandados y poseen diferentes domicilios situados a distinta distancia cada uno
de ellos respecto de la sede del juzgado, el plazo de contestación de la demanda para todos los
integrantes del grupo será el que corresponda al codemandado domiciliado más lejos o al
codemandado notificado en último término.
Entendemos que se deberá optar por el que brinde más tiempo ya que debe estarse a la interpretación
que tienda a facilitar en mayor medida la contestación de la demanda.
De tal modo, si todos los demandados tienen domicilio en extraña jurisdicción respecto de la del
juzgado interviniente, resulta lógico y coherente que el plazo de la citación para contestar la demanda
se repute vencido para todos ellos cuando venza el término para que lo haga el domiciliado a mayor
distancia o el notificado en último término, tal como lo determina expresamente el art. 342 1042.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 344, Código nacional.
Aquí sólo se consigna que “si los demandados fuesen varios y se hallaren en diferentes jurisdicciones,
el plazo de la citación será para todos el que resulte mayor, sin atender al orden en que las
notificaciones fueron practicadas”.

Art. 343. Citación defectuosa


Si la citación se hiciere en contravención a lo prescripto en los artículos que preceden, será nula
y se aplicará lo dispuesto en el art. 149.

1. REITERACIÓN
Otra vez el Código -ahora con remisión a la norma del art. 149 - nos recuerda las consecuencias de una
notificación defectuosa1043.
Se ha sostenido al respecto que cuando el acto que se dice viciado de nulidad es el de la notificación
del traslado de la demanda, debe considerarse que el demandado se ha encontrado impedido de
especificar las defensas que no ha podido hacer valer al no tomar efectivo conocimiento de la
pretensión contra él dirigida. Es que el acto de la notificación de la demanda, ha sido regulado por la
ley e interpretado por la jurisprudencia con carácter restrictivo absoluto dada la trascendencia de la
diligencia que, al determinar el ingreso del demandado al proceso, involucra la garantía de la defensa
en juicio. Es decir que como pauta interpretativa debe prevalecer la que tienda a la adecuada
protección del derecho de defensa, de allí que cuando alguna duda pudiera subsistir sobre la
irregularidad atribuida al acto de notificación de la demanda debe estarse a la solución que evite
conculcar garantías de neto corte supralegal (art. 18, CN) 1044.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 345, Código nacional.
1042
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/9/1996, “Marino, Nicolás y otro v. Gorosito, Juan Carlos s/daños y
perjuicios”.
1043
“La notificación de la demanda ha sido regulada por la ley e interpretada por la jurisprudencia con un
carácter restrictivo absoluto, que permite que el demandado reciba realmente la cédula y se notifique de la
pretensión contra él instaurada, siendo esenciales los recaudos que aseguran la efectividad de la recepción,
porque todo lo relativo a la validez de la notificación de la demanda, por particular importancia para el desarrollo
del proceso, y por encontrarse involucrada en ella la garantía de la defensa en juicio, debe apreciarse con criterio
estricto (arts. 136, 149, 338, 343, 524, y concs., Código Procesal). De allí que cuando alguna duda pudiera
subsistir sobre la irregularidad atribuida al acto, debe estarse a la solución que evite conculcar, eventualmente,
garantías de neta raíz constitucional”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 28/12/1990, “Donato, Carlos
Alberto v. Flecha de Oro s/daños y perjuicios”.
1044
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/10/1995, “Cáceres, Conrado y otro v. Molina, María y otros s/daños
y perjuicios”.

405
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO III - Excepciones previas

Art. 344. Forma de deducirlas, plazos y efectos


Las excepciones que se mencionan en el artículo siguiente se opondrán únicamente como de
previo y especial pronunciamiento, en un solo escrito, y dentro de los primeros diez (10) días del
plazo para contestar la demanda o la reconvención, en su caso.
Si se opusieren excepciones, deberá simultáneamente oponerse la de prescripción, cuando el
demandado la estimare procedente. La prescripción se resolverá como excepción previa si la
cuestión fuere de puro derecho; en caso contrario se resolverá en la sentencia definitiva,
debiendo producirse la prueba junto con la de las restantes cuestiones o defensas de fondo.
La oposición de excepciones no suspenderá el plazo para contestar la demanda.
Si el demandado se domiciliare fuera del asiento del juzgado o tribunal, el plazo para oponer
excepciones será el que resulte de restar cinco (5) días del que corresponda según la distancia.

1. OPOSICIÓN DEL DEMANDADO: LAS DEFENSAS


La oposición es el acto petitorio dirigido a la judicatura en ejercicio del derecho constitucional de
acción mediante el cual el demandado -si decide hacer valer su derecho de defensa- hará frente al
embate que el actor realiza a través de la pretensión en su contra.
Esa actividad defensista -lato sensu- se despliega de forma compleja.
El letrado del demandado deberá analizar detenidamente los contenidos y alcances de la pretensión
para comprender su dimensión exacta. Partiendo de ese estudio y del necesario contacto con su cliente
para que lo ilustre respecto de los hechos, habrá de recurrir al derecho aplicable al caso -fondal y
procesal- en busca de los fundamentos normativos de las defensas que habrán de esgrimirse.
Las defensas serán -definidas muy sencillamente- cincunstancias obstativas al progreso total o parcial
de la pretensión del actor. Son obstáculos que el demandado habrá de colocar frente al avance del
accionante.
En esta tarea aparecen una amplia variedad de actos defensivos.
Sin pretender agotar la descripción, podemos citar las defensas que tienen “carácter previo” y las que
carecen de esa condición. La diferencia entre ambas radica básicamente en la facilidad para su
acreditación y -consiguientemente- la rapidez con la que pueden ser resueltas, más allá de su relación
con el aspecto de fondo o procesal de la pretensión.
Se vinculan también con la oportunidad dentro del trámite en que habrán de encontrar respuesta. De
tal manera -como veremos- en el juicio ordinario las excepciones previas se plantean antes de la
contestación de la demanda, pieza que normalmente contiene las defensas “no previas”.
Ello normalmente, ya que algunas defensas que se plantean como previas por aparecer como de
sencilla acreditación en un primer momento pueden requerir -a criterio del juez- de un esfuerzo
probatorio mayor y por ello su tratamiento será aplazado para un estadio posterior.
En el proceso ordinario, entonces, las defensas previas encontrarán resolución rápida, mediante una
sentencia interlocutoria.
Según el tipo de defensas -en cuanto a sus efectos- podrán determinar que la litis se extinga
definitivamente (defensas perentorias). En este caso, la resolución interlocutoria habrá de ser asimilada
a una sentencia definitiva a los efectos impugnaticios.
En los juicios sumarios (art. 486) en cambio, tanto las defensas previas como las que no lo son se
plantean conjuntamente, pero el juez habrá de resolver prioritariamente las primeras, reservando las
segundas -si es que el proceso puede continuar atento el resultado de esta parte de la oposición- para la
sentencia de mérito1045.

1045
“En el proceso plenario abreviado las denominadas excepciones previas se rigen por las normas del proceso
ordinario, con la salvedad de que deben oponerse al contestarse la demanda (arts. 486, ap. 1, Código Procesal).
En consecuencia deben resolverse con carácter previo, antes de pronunciarse sobre la procedencia o no de la
apertura a prueba del proceso (art. 487, Código cit.), sin perjuicio de que tratándose de la excepción de falta de
legitimación cuando la misma no es manifiesta, debe diferirse su consideración para el momento de la sentencia
definitiva (arts. 345, inc. 3º, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/3/1997, “Terrile de
Colombo, Dora Elba v. Ortiz Oubone, Julio Cecilio s/desalojo”.

406
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Algo similar ocurre con el planteamiento de defensas en el juicio sumarísimo (art. 496, inc. 1º) con la
sola -y fundamental- diferencia que todas las defensas -en principio- encuentran respuesta en el
resolutorio final.
Hacemos esta salvedad ya que si bien lo que se intenta resguardar es el principio de celeridad en
juicios que por su naturaleza deben ser rápidos (por ejemplo, el amparo contra actos de particulares),
en algunos casos el juez -en pos de esa misma celeridad y economía procesal- podrá resolver algunos
planteos en forma liminar, antes de proseguir con el trámite evitando actividad jurisdiccional inútil.
Básicamente ello se puede configurar respecto de presupuestos procesales 1046 (por ejemplo,
competencia, personería, etc.).
Otra categorización divide el género “defensas” en negaciones y excepciones.
Las primeras se limitan a sostener la ausencia de alguno de los recaudos de la pretensión procesal o
fondal que esgrime el actor mientras que las segundas afirman la existencia de alguna circunstancia
obstativa al progreso de la petición del demandante.
Es muy importante vincular esta clasificación con la carga de la prueba ya que en el primer caso, en
líneas generales, la actividad defensista del demandado se reduce a negar la existencia o configuración
de un hecho constitutivo de la pretensión de fondo o de un requisito procesal básico, por lo que la
prueba será carga de quien afirma su existencia mientras que en el segundo supuesto -excepciones- el
hecho o circunstancia alegada (ya sea extintivo o impeditivo respecto de la pretensión de fondo o que
ataque algún presupuesto procesal) deberá ser acreditada por el demando que es quien la esgrime.
Las defensas también se agrupan según sus efectos.
Aquí aparecen las dilatorias y las perentorias. La diferencia radica en que mientras el favorable
acogimiento de las primeras condiciona la continuación del trámite al cumplimiento de ciertos
recaudos por parte del actor, las segundas impiden lisa y llanamente que el juicio continúe.
El artículo en análisis prescribe que el demandado que se crea con derecho a plantear las excepciones
enumeradas en el art. 345 (a las que hay que sumar la de prescripción contemplada en esta misma
manda y la de arraigo del art. 346) dentro del juicio ordinario deberá hacerlo “únicamente como de
previo y especial pronunciamiento”. Ello así por cuanto -como vimos- el juez habrá de abordarlas y
resolverlas antes (en forma previa) de dictar la sentencia de mérito.
Todas las demás defensas que pudiere esgrimir el sujeto demandado deberán ser incluidas en la
contestación de demanda -art. 354 -.

2. PRESCRIPCIÓN
Se menciona aquí la defensa de prescripción del derecho de fondo.
Se trata de un acto defensivo que ataca la pretensión fondal y debe ser esgrimida expresamente 1047, tal
como reza el art. 3962, CCiv., “al contestar la demanda o en la primera presentación en el juicio que
haga quien intente oponerla”1048.
Se ha dicho al respecto que las presentaciones que formule el accionado antes de vencer el plazo para
contestar la demanda, no conllevan inexorablemente el aniquilamiento de su potestad para invocar la
prescripción en esa oportunidad. No cualquier presentación que se efectúe impone la obligación de
oponer la prescripción. Sólo aquellas en las que se ejercen defensas, como cuando se oponen
excepciones deben ser consideradas “primera presentación” 1049.
1046
BUFFARINI, Paula, “Las defensas procesales en el amparo”, Rev. Der. Procesal, 2003-I, Defensas y
excepciones, I.
1047
“Constituye un principio común que no cabe declarar la prescripción de oficio, pues en dicha materia tiene
prevalencia el principio dispositivo, y, en consecuencia, si la parte legitimada para plantearla no lo hizo, el
órgano judicial no puede actuar ex officio (arts. 3947, 3949, CCiv., 34, inc, 4º, 163, inc. 6º, 344, ap. 2, 354, inc.
2º, Código Procesal). En consecuencia, como el reconvenido no opuso al contestar la reconvención la excepción
de prescripción de los vicios redhibitorios (art. 354, inc. 2º, Código Procesal), la declaración de prescripción
excede el postulado de congruencia (arts. 34, inc. 4º, 163, inc. 6º, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 28/12/1995, “Copes, Jorge Alberto v. Biancuso, Roberto s/daños y perjuicios”.
1048
“Si bien la oposición de la prescripción debe hacerse al contestar la demanda o en la primera presentación,
quien no compareció al proceso en el momento oportuno, no puede articularla en su presentación posterior”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/9/1992, “Harinas Concepción v. Amado Héctor y otro s/cobro de
australes”. “El litisconsorte que no opusiera excepción de prescripción, no puede beneficiarse con la posición
que asumieran los restantes litisconsortes, desde que se trata de una excepción estrictamente personal (arts. 3962,
CCiv., 344, ap. 2, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/4/1989, “Román, Olga N. v.
Isnard, Raúl A. y otra s/daños y perjuicios”.
1049
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 14/11/2000, “Costa, Carlos v. BGH SA s/daños y perjuicios”.

407
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El Código Procesal Civil y Comercial recepta esta regulación en el artículo bajo análisis, estableciendo
que si se la estima procedente, la excepción de prescripción debe ser incluida -en cuanto a la
oportunidad de su alegación- junto a las demás “previas”.
Sin embargo, condiciona su resolución como “previa” a que las circunstancias alegadas para fundar la
existencia de los recaudos que la tornan operativa no requieran apertura a prueba, esto es, que sea
suficiente a esos fines los documentos o las afirmaciones de las partes.
Si, en cambio, la causa no es de puro derecho entonces esta defensa pasará a ser tratada y resuelta en la
sentencia de mérito luego de que se haya producido la prueba necesaria para ello 1050.
Así, la eventualidad de que la excepción de prescripción no sea de puro derecho por hacer falta la
demostración de sus presupuestos de procedencia no influye en la oportunidad legal de su oposición,
que sigue siendo la del art. 344, Código Procesal, sino en que no pueda resolverse como excepción
previa, difiriéndose la decisión para el momento de dictar la sentencia definitiva 1051.
La excepción de prescripción es perentoria. El Código Civil establece expresamente que la
prescripción liberatoria “es una excepción para repeler una acción” (art. 3949) en consecuencia,
opuesta tal defensa, ella debe ser abordada en primer término aun en el caso de ser considerada como
planteo subsidiario porque si la prescripción es admitida la demanda se rechaza y el juicio queda
inmediatamente concluido1052.
La providencia que decide diferir la consideración de la prescripción opuesta para el momento en que
se dicte la sentencia definitiva, es inapelable por no causar gravamen irreparable 1053.

3. PLAZOS Y EFECTOS DE LA OPOSICIÓN DE EXCEPCIONES


En el juicio ordinario las excepciones “previas” deben ser opuestas todas juntas en un solo escrito (art.
348) con anterioridad al momento en que debe contestarse la demanda.
Desde la notificación de esta pieza, el accionado cuenta con un plazo que siempre habrá de ser cinco
días menor que el que corresponde para la contestación de la demanda para ejercitar esta oposición.
Por lo normal, al ser de quince días este último plazo (art. 337) el término para oponer estas
excepciones es de diez (art. 344 en análisis). Sin embargo esta misma norma aclara que si el primer
plazo se amplía (art. 158), también lo hará el previsto para este tipo de defensas en la proporción
indicada.
Los tiempos señalados para oposición de excepciones “previas” y contestación de demanda corren a
partir de la notificación de este acto procesal y de manera paralela. De allí que se haya señalado en la
norma que la oposición de excepciones no suspende el plazo para contestar demanda.
Ello como regla ya que en supuestos en que la excepción de defecto legal ha prosperado, la misma
tiene efectos suspensivos facultando al accionado para ejercitar la carga de contestar la demanda en el
plazo legal pertinente aunque lo hubiera hecho con anterioridad ad eventum 1054.
El demandado -en una actitud poco frecuente en la práctica tribunalicia- podrá renunciar al plazo
mayor, reuniendo en una sola pieza tanto el planteo de las defensas previas como el responde a la
demanda.
Por otro lado, se ha sostenido que aun cuando el demandado se haya limitado a oponer la excepción
como de previo y especial pronunciamiento, si la misma fue introducida fuera de la oportunidad
prevista en el art. 344, Código Procesal -por ejemplo, en el juicio ordinario al contestar la demanda- no
obsta a su tratamiento como defensa de fondo1055.

1050
“Si la prescripción alegada no fuere de puro derecho no corresponde su tratamiento como excepción previa
(art. 344, CPC)”. SCBA, Ac. 75.702, 25/10/2000, “Mehres, Enrique Mohamed v. Cristeff, Jorge s/daños y
perjuicios”.
1051
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 9/9/1993, “Reijenstein, Hugo R. v. Corporación Médica de Gral. San
Martín SA s/cobro de pesos por incumplimiento contractual”.
1052
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/11/1999, “Giménez Britos, Teresa v. Giunta, Claudia y otros
s/daños y perjuicios”.
1053
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 25/4/1991, “Forte, Olga v. Santiago, Daniel s/daños y perjuicios”;
2/5/1991, “Vidauguren, Laura v. González, Alfredo s/cobro de medianería - daños y perjuicios” [J 14.20729-1];
12/7/1991, “Ollero, Abel v. Ondarza, M. s/daños y perjuicios” [J 14.20729-2]; 28/4/1994, “Federico, R. v.
Montes, M. s/acción pauliana” [J 14.20729-3].
1054
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/2/1992, “Brandolisio, Hilario L. v. Nassivera, Ricardo y otros s/cobro
ordinario de sus australes”.
1055
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/7/2002, “Zubillaga, Raúl Horacio v. Provincia de Buenos Aires
s/daños y perjuicios y acción real”.

408
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
4. ASIMILACIÓN DE DEMANDA CON LA RECONVENCIÓN
Todo lo señalado respecto de las defensas que puede oponer el demandado con relación a la
demandada es aplicable a las defensas que el actor reconvenido puede esgrimir en contra del
demandado reconviniente.
Se trata de la plena vigencia del derecho de defensa en juicio a través del trato igualitario de las partes
dentro de la litis.

5. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 346, Código nacional.
En este régimen -luego de la reforma de la ley 25488 - el planteo de las excepciones previas se realiza
“juntamente con la contestación de demanda o la reconvención” asimilándose en este aspecto el
proceso “ordinario” nacional al “sumario” de la provincia de Buenos Aires.
No se incluye el párrafo relativo a la excepción de prescripción que contiene la manda provincial. Se
indica -en su lugar- que el rebelde sólo podrá oponerla con posterioridad si justifica haber incurrido en
rebeldía por causas que no hayan estado a su alcance superar. También se señala que en los casos en
que la obligación de comparecer surgiere con posterioridad al plazo acordado al demandado o
reconvenido para contestar, podrá oponerla en su primera presentación y que si se dedujere como
excepción, se resolverá como previa si la cuestión fuere de puro derecho.
Finalmente se aclara que la oposición de excepciones no suspende el plazo para contestar la demanda
o la reconvención “salvo si se tratare de las de falta de personería, defecto legal o arraigo”.

Art. 345. Excepciones admisibles


Sólo se admitirán como previas las siguiente excepciones:
1º) Incompetencia.
2º) Falta de personería en el demandante, en el demandado o sus representantes, por carecer de
capacidad civil para estar en juicio o de representación suficiente.
3º) Falta de legitimación para obrar en el actor o en el demandado, cuando fuere manifiesta, sin
perjuicio, en caso de no concurrir esta última circunstancia, de que el juez la considere en la
sentencia definitiva.
4º) Litispendencia.
5º) Defecto legal en el modo de proponer la demanda.
6º) Cosa juzgada.
7º) Transacción, conciliación y desistimiento del derecho.
8º) Las defensas temporarias que se consagran en las leyes generales, tales como el beneficio de
inventario o el de excusión, o las previstas en los arts. 2486 y 3357, CCiv.

1. “EXCEPCIONES PREVIAS”
El Código Procesal Civil y Comercial señala que sólo serán admitidas como “excepciones previas” las
que en este artículo se mencionan.
Afirmación que no es exacta (ya que también son “previas” la de prescripción -art. 344 - y arraigo -art.
346-) ni técnicamente precisa, puesto que en la enumeración de defensas que plasma esta manda
encontramos algunas excepciones pero también negaciones.
Más allá de todo eso, se señalan aquí las defensas del demandado (o reconvenido) que serán tratadas
en el juicio ordinario y en el sumario, en forma previa a la sentencia de mérito y en algunos casos
podrán determinar la suerte del juicio.
Ello ocurrirá -básicamente- en el caso de las defensas perentorias.

2. INCOMPETENCIA
Se trata de una defensa dilatoria.
A través de esta negación la demandada se resiste a la prórroga de competencia intentada por el actor
al llevar su pretensión ante determinado magistrado mediante el planteo de la declinatoria tal como lo
establecen los arts. 7 y 8.

409
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta resistencia puede basarse tanto en el hecho de que la naturaleza de la materia en debate no admite
la aplicación de la figura de prórroga de jurisdicción del art. 1 o bien, admitiéndosela legalmente, en la
falta de conformidad del demandado con la misma ya que aquélla sólo opera por acuerdo de partes.
Lo dilatorio de esta defensa se evidencia en que luego de los trámites pertinentes, la causa se verá
radicada -o eventualmente, reiniciada- ante el juez correcto y ante él continuará su tramitación.
Si no se opone, se entiende que el demandado ha consentido en forma tácita la prórroga de
jurisdicción1056.

3. FALTA DE PERSONERÍA DE LAS PARTES O SUS REPRESENTANTES


Se trata de otra defensa dilatoria que también, al igual que la anterior, consiste en una negación.
Tanto el demandado como el actor reconvenido podrán cuestionar la falta de personería en su contrario
o, lo que es lo mismo, su incapacidad de hecho para llevar adelante el litigio 1057.
Ello puede darse -en las personas físicas- por casos de incapacidad que no vengan acompañados de la
debida representación legal (por ejemplo, un actor menor de edad, insano o inhabilitado que actúe por
sí respecto de actos para lo que requiere la intervención de los padres o tutores o bien curadores,
respectivamente) o -en las personas jurídicas- cuando quien aparece representando al ente no acredite
esta vinculación o la habilitación para ello.
Recordemos que para el primero de los casos, donde las partes requieran de representación legal, se
cuenta con una diligencia preliminar específica (art. 323, inc. 7º).
Eventualmente, se deberá tramitar un proceso en el que se determine quién habrá de representar al
incapaz. Mientras ello no ocurra y el incapaz se encuentre privado de representación, el juez podrá
liberarlo de las consecuencias de la prescripción siempre que luego de superada la imposibilidad haga
valer sus derechos en el plazo de tres meses (arts. 3966 y 3980, CCiv.).
También puede plantearse esta negación cuando una de las partes actúa a través de letrado que alega la
existencia de un poder sin acreditarlo debidamente 1058. O bien cuando se despliegan actividades para
las que el apoderado no cuenta con mandato suficiente.
Se ha sostenido que la falta de personería es una defensa dilatoria en tanto no hace a un presupuesto de
la acción sino a la capacidad de actuar por sí en quien la ejerce o con la debida representación cuando
actúa en nombre de otro. Como tal, subsanada dentro de los plazos legales, no puede tener por efecto
el rechazo de la demanda sino la imposición de costas a quien dio lugar a su planteo. Esto es lo que
surge del juego armónico de los arts. 542, inc. 2º, 345, inc. 2º, y 352, inc. 4º, Código Procesal 1059.

4. FALTA MANIFIESTA DE LEGITIMACIÓN DE LAS PARTES


Normalmente opera como defensa perentoria ya que lo que se pone en juego aquí es la titularidad del
derecho de fondo.
Muy excepcionalmente puede darse el caso de que la falta de este elemento se supla durante el curso
de esta etapa del proceso (se daría, por ejemplo, si el actor viene a suceder al verdadero titular de la
pretensión).
Se trata de otra negación que operará como defensa “previa” sólo si es “manifiesta”, palmaria o plena,
es decir, cuando el órgano jurisdiccional no precise de la actividad probatoria para formar su

1056
“Si no se opuso excepción de incompetencia ni el juez la declaró de oficio, la acción debe quedar radicada
donde fuera iniciada (arts. 320, 336, 337, 344, 345, 353, 354, 484 y 486 y concs., CPC)”. SCBA, Ac. 57.819,
25/10/1994, “Migliaso, Juan Omar v. Migliaso, Eugenio Rubén s/división de condominio”.
1057
“El impedimento procesal de falta de personería que es de previo y especial pronunciamiento (art. 344, párr.
1º, Código Procesal), tiene por finalidad poner de resalto, entre otros, la carencia de requisitos indispensables
para la admisión procesal de quien se presenta en juicio por un derecho que no es propio (art. 345, inc. 2º,
Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/8/1998, “Tubos y Accesorios SRL v. Surplat
Construcciones SA s/ejecutivo”.
1058
“La circunstancia de que el abogado apelante no hubiere acreditado su personería al presentarse apelando sin
invocar el art. 48, CPCC pudo haber traído como consecuencia una decisión que la obligara a subsanar la
omisión o, en todo caso, podría haber facultado a la contraparte a oponer la excepción pertinente (art. 345, inc.
2º, CPC) pero de manera alguna pudo habilitar a la alzada a declarar mal concedido el recurso porque el art. 47,
Código Procesal no prevé sanción para el caso de prestaciones defectuosas”. SCBA, Ac. 64.313, 23/3/1999,
“Pérez, Luis y otros v. De Marco, Juan Carlos y otros s/daños y perjuicios”.
1059
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 8/6/1999, “Sánchez Barrero SRL v. De Luca, Leonardo s/cobro
ejecutivo”.

410
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
convicción y pueda decidir con los elementos incorporados a la causa, sin resolver el fondo del asunto.
En caso contrario, debe ser considerada en la sentencia definitiva 1060.
El tratamiento anticipado -con justificación en la evidencia- tiene su fundamento en obvias razones de
economía procesal pues se hace innecesaria la tramitación del juicio en todas sus etapas cuando desde
el inicio hay certeza de que quien demanda o aquel contra quien se demanda no son las personas
idóneas o habilitadas por la ley para discutir el objeto sobre el que versa el litigio; en otras palabras,
cuando ni el accionante ni el accionado son titulares de la relación jurídica sustancial 1061.
Queda en la prudencia del juez establecer cuándo la circunstancia apuntada es “manifiesta” o no.
Normalmente lo será cuando -como vimos- surja fácilmente de la prueba que se puede reunir en esta
etapa. Ahora bien, si el tema requiere de mayor profundidad de debate fáctico jurídico, se rechazará la
defensa en este momento para volver a ser abordada en la sentencia de mérito. Ello determinará -como
veremos- que la ley entienda que no se configura aquí agravio alguno a los fines revisores (arts. 351,
2ª parte).
También se ha dicho que si bien la excepción de falta de legitimación no está expresamente prevista en
el título IX del Código Procesal Civil y Comercial, este tribunal ha considerado que puede ser
introducida en la acción originaria de inconstitucionalidad, por aplicación de las normas de ese
ordenamiento que la prevé (art. 345, inc. 3º)1062.

5. LITISPENDENCIA
Se trata de una defensa dilatoria y constituye una excepción ya que el demandado alega la existencia
de otro proceso en curso ante el mismo u otro juez cuya pretensión muestra relación con la ventilada
en el juicio donde plantea esta oposición.
Esta relación puede ser de conexidad o bien de identidad, generándose el riesgo de eventuales
pronunciamientos contradictorios.
La excepción de litispendencia contemplada en el art. 345, inc. 4º, exige como recaudo fundamental
para su procedencia, la regla de las tres identidades de ambos procesos. Es decir, debe tratarse de un
juicio entablado entre las mismas partes, por la misma causa y con igual petitorio u objeto. Asimismo
son requisitos indispensables para su admisibilidad que ambos procesos se sustancien por los mismos
trámites y la simultaneidad de ambos juicios. No se configura el requisito de la triple identidad prima
facie, en un caso de cobro de alquileres y un juicio ejecutivo, ya que no existe identidad de objetos ni
igualdad de trámites dado que se está en presencia de un juicio ejecutivo frente a otro de conocimiento
de carácter sumario1063.
Es dilatoria ya que si es acogida no excluye en forma definitiva la pretensión actoral sino que el juez
remitirá la causa al órgano en el que tramita el juicio iniciado en primer lugar o bien archivará el
expediente (art. 352, inc. 3º).
En ambos casos sobrevive al menos uno de los dos trámites iniciados (en rigor, aquél que fue iniciado
en primer lugar).

1060
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/7/2002, “Zubillaga, Raúl Horacio v. Provincia de Buenos Aires
s/daños y perjuicios y acción real”.
1061
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/10/1998, “Focsaner, Leopoldo B. y otro v. La Austral Compañía de
Seguros SA s/cobro de pesos”. “La excepción de falta de legitimación para obrar en el actor se corresponde con
la tradicionalmente llamada defensa de falta de acción, por la que se controvierte la existencia de la legitimatio
ad causam, o sea que quien demanda no revestiría la condición de persona idónea o habilitada por la ley para
discutir el objeto sobre el que versa el litigio, es decir, que no sería titular de la relación jurídica sustancial en la
que se funda la pretensión (arts. 345, inc. 3º, CPCC, 25, CPCA)”. SCBA, B.59.538, 9/5/2001, “Rapagnini,
Fernando Javier v. Caja de Previsión Social para Profesionales de la Ingeniería s/demanda contencioso
administrativa”. “Si bien la decisión del litigio judicial supone como presupuesto inescindible determinar si el
derecho existe, previamente a ello es necesario establecer si éste le corresponde a aquel que lo hace valer y si
debe ser satisfecho por aquel a quien se lo esgrime, pues el poder jurídico que deriva de los derechos sólo tendrá
eficacia para aquel que está obligado, y más allá de que se haya articulado la cuestión como excepción previa,
defensa de fondo o de otro modo, ya que la legitimación es requisito esencial de la acción (art. 345, inc. 3º, CPC;
art. 499, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/5/2001, “Otta, María Carmen y otro v. Wengrovski,
Gustavo José y otro s/daños y perjuicios”.
1062
SCBA, I.1305, 17/6/1997, “Municipalidad de La Plata s/inconstitucionalidad del dec.-ley 9111 - tercero
`Ceamse´”.
1063
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 12/9/1995, “Catania, Juan v. López, María Lilia y otros s/cobro de
alquileres”.

411
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
6. DEFECTO LEGAL
Se trata de una negación que actúa como defensa dilatoria 1064.
A través de ella el demandado le niega claridad o completitud al escrito de demanda. Suplida la
insuficiencia o disipada la oscuridad de sus conceptos, la demanda puede cobrar plena virtualidad.
Se trata de la contracara de la fundamental carga de plantear correctamente los términos de la
pretensión. En forma previa a esta ocasión, pudo el juez ejercer de oficio la potestad saneadora 1065 si
encontraba que este escrito esencial para el proceso era defectuoso o insuficiente hasta llegar -en casos
muy extremos- al rechazo liminar (arts. 34, inc. 5.b, y 336).
Si la demanda supera ese primer contralor de admisibilidad formal, deberá enfrentarse al del
demandado quien puede cuestionar una demanda incorrectamente planteada a través de esta
“excepción” que tiende a proteger el derecho de defensa del accionado, violado cuando existen dudas
o incompletitudes respecto de los alcances de la pretensión que se le opone.
No procede esta defensa en los casos de defectuosa notificación (arts. 343 y concs.) ni cuando en el
traslado faltan las copias del escrito o de la documentación (art. 120) o en los supuestos en que
-directamente- no se presentó prueba documental con la demanda (art. 334).
Sin embargo, se ha dicho que desde el punto de vista formal, la no agregación del original del contrato
vinculante al promover la demanda autoriza al demandado a oponer la excepción de defecto legal
porque dicha documental constituye uno de los recaudos a reunir para una formal promoción del
litigio. Sin embargo, para la consecución de una mejor y más adecuada composición de los derechos
sustanciales como procurar un efectivo ejercicio del derecho de defensa dicha exigencia debe ser
aplicada e interpuesto el remedio previsto con adecuación a la naturaleza y objeto del proceso en que
acontece, las circunstancias del caso, y la mayor o menor trascendencia que sobre él tiene la apuntada
omisión1066.
Si el traslado se realizó sin las copias pertinentes, procederá un pedido de suspensión del plazo para
contestar la demanda hasta tanto de subsane la omisión y se pueda tener pleno contacto con los
términos de la pretensión para así delinear la estrategia defensista idóneamente 1067.
El juez ponderará el alcance de la negación de marras, abortando toda utilización abusiva o
distorsionada de la misma. Se ha dicho que la excepción de defecto legal es un instrumento destinado
a restaurar el equilibrio procesal desvirtuado por una demanda que no se ajusta a las exigencias del art.
330 del ritual a fin de salvaguardar el principio de bilateralidad y evitar la indefensión del accionado
que dichas falencias podrían causar. De tal modo, será sólo la generación de un auténtico desequilibrio
procesal entre las partes contrario al principio de bilateralidad, es decir, de la garantía de audición y
prueba de ambas con relación al integral contexto sustancial del reclamo con la consecuente afectación
del derecho a la defensa en juicio la causa adecuada conducente a la admisión de esta defensa
dilatoria, pura y exclusivamente orientada a restablecerlo. En este contexto, deben ser serias y graves
las falencias de la demanda ya que su procedibilidad depende de su capacidad para generar ese estado

1064
“El impedimento procesal de defecto legal desempeña una doble función: a) la de oponerse al oscuro libelo,
cuando la demanda no es suficientemente clara y por ende, no permite el adecuado ejercicio del derecho de
defensa (art. 18, CN); y la de obstar al progreso de una acción que no está fácticamente configurada como
corresponde, o una petición que carece del grado de determinación compatible con la exigencia impuesta al juez
de resolverla (arg. art. 345, inc. 5º, CPCB)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 28/11/1996, “B., S. S. v. Z., O.
N. s/divorcio vincular”; 19/2/2000, “Almeira, Vito Hugo v. Lune, Adrián s/daños y perjuicios”.
1065
“La excepción de defecto legal (art. 345, inc. 5º, CPCB), es de algún modo supletoria de la facultad del juez
de mandar subsanar los defectos que contenga un escrito de demanda antes de darle acogida (art. 336, CPCB), en
tanto procede cuando esos defectos existen y no han sido advertidos por el juzgador. Si por una inadvertencia del
órgano se le ha dado curso sin ejercitar la facultad prevista en el art. 336 o la determinada en el inc. 5º, ap. 6, del
art. 34, con el objeto de que se subsanen los defectos u omisiones, resulta procedente la denuncia por la
contraparte del impedimento procesal que nos ocupa. Siendo así, esa facultad primigenia del juzgador renace in
totum en la Alzada, cuando tal denuncia de la contraparte ha sido errada, pero el defecto legal existe en otros
aspectos no señalados”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/8/2000, “Gnovstto, Humberto Luis y otra v.
Fuchs, Claudio Omar y otra s/escrituración”.
1066
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/8/1992, “Lapierre, Víctor O. L. v. Arturo R. Marchini C. e I.
s/consignación de cuotas”.
1067
“La falta de copias que debieron acompañar a la cédula no autoriza a plantear la excepción de defecto legal
prevista por el art. 345, inc. 5º, Código Procesal, sino la suspensión del plazo para responder el traslado y
siempre que esa petición se formule dentro del término correspondiente (arts. 155 y 272 del rito)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 6/3/1997, “Palomo y Cía. SA v. Castelli, Edgar s/cobro de pesos”.

412
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de indefensión, por la imposibilidad de respuesta y prueba en que fuera colocado el demandado por
dicha causa1068.

7. COSA JUZGADA Y ASIMILADOS -TRANSACCIÓN, CONCILIACIÓN Y DESISTIMIENTO


DEL DERECHO-
Se trata de típicas excepciones perentorias ya que el demandado alega la existencia de cosa juzgada
respecto de la pretensión dirigida en su contra, invocando que ella surge de un previo proceso donde se
ventiló otra petición con las identidades subjetivas y objetivas pertinentes, impidiendo un nuevo juicio
al respecto.
Este efecto de cosa juzgada corporiza una de las facetas del derecho constitucional al debido proceso:
la que veda que un determinado conflicto sea ventilado judicialmente cuando ya ha sido resuelto
formalmente de manera previa1069.
Y puede surgir tanto de una sentencia de mérito firme como de otras resoluciones judiciales a través de
las cuales se admiten las formas “anormales” de terminación de los juicios: las que homologan
transacciones, conciliaciones o desistimientos del derecho (arts. 162, 305, 308 y 309) y que son, en
cuanto a sus efectos, también definitivas.

8. DEFENSAS TEMPORARIAS
La ley finalmente contempla ciertas excepciones dilatorias receptando institutos provenientes del
derecho de fondo1070.
Así el Código Civil regula la figura de la excusión en el art. 2012 -respecto del fiador- por la cual
cuando existe un deudor principal y otro secundario, si la pretensión se dirige contra este último podrá
utilizar esta defensa para requerir que el trámite del proceso se suspenda hasta tanto se demuestre que
se enderezó el pedido contra el obligado en primer término y que este intento no logró la satisfacción
del crédito o bien lo hizo en forma insuficiente.
Recién ahí -por eso lo dilatorio- podrá intentarse el ataque a su patrimonio.
También la ley procesal hace referencia al beneficio de inventario, figura que ha quedado sin
posibilidades prácticas de aplicación por la presunción incorporada a través de la reforma de la ley
1771 al Código Civil en su art. 3363.
Se incluyen otros dos casos.
El del art. 2486, CCiv. por el que se ordena que quien quiera iniciar un juicio petitorio deberá primero
cumplir con las “condenaciones pronunciadas” en el juicio posesorio. De lo contrario, el demandado
en el petitorio podrá oponer esta defensa dilatoria con virtualidad hasta que se acredite el
cumplimiento de la norma aludida.

1068
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 16/4/2002, “Pérez, Cristian Hernán v. Castro, Raúl Eduardo y otros
s/cobro de pesos”.
1069
“Los efectos de la cosa juzgada en los autos que tramitara entre las mismas partes, y que desestimara el
amparo se proyectan sobre la pretensión idéntica, tal como lo ha resuelto el iudex a quo (art. 345, inc. 6º, Código
Procesal). La misma encuentra su fundamentación en la garantía constitucional, dada por un pronunciamiento
firme, y el litigante que resulta beneficiado no puede ser despojado del mismo en adelante sin quebrantamiento
del derecho de propiedad (art. 17, CN), con lo cual se tiende a evitar la anarquía de las decisiones judiciales y
afianzar, el respeto a la jurisdicción. Responde a su vez a una consideración de orden público, cual es la
necesidad de que la seguridad y la paz reinen en la sociedad, poniendo fin a los litigios y evitando que los
debates entre partes se renueven indefinidamente, entre muchas otras). En resumen, no pudo volver la actora a
plantear otro amparo sobre la base de los mismos hechos y derechos que fueran objeto de juzgamiento. Es
imposible reabrir la discusión en el continente del amparo de los derechos constitucionales invocados, que ya
fueron planteados y objeto de tratamiento”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/11/2000, “Sindicato de
Vendedores de Diarios, Revistas y Afines de La Plata, Berisso y Ensenada v. Municipalidad de La Plata
s/amparo”.
1070
“Evidentemente el excepcionante confunde el término `excepción´ tomado como defensa genérica, con las
excepciones previas taxativamente enumeradas en el Código Procesal (arts. 344, 345, 346 y 105). Entre las
defensas temporarias enunciadas por el art. 345, inc. 8º, CPCC no se encuentra la que pretende introducir el
demandado; y si bien la norma citada parece que sólo indica defensas con carácter ejemplificativo al incluir la
frase `tales como´, ello no es así ya que es un principio aceptado que las defensas y excepciones que tienen
carácter previo deben enunciarse taxativamente. Dicha frase sólo puede ser entendida con el alcance de que
puede existir algún otro caso expresamente previsto en las leyes para su oposición como excepción de previo y
especial pronunciamiento”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 10/5/1990, “Bense, Élida Noemí y otro v.
Kagiagian, Isaac s/resolución contrato - Recupero posesión - incidente art. 250, CPCC”.

413
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y el del art. 3357, CCiv. que manda -respecto de las pretensiones dirigidas contra los herederos de una
persona a raíz del fallecimiento de ésta- aguardar nueve días desde el deceso del causante para iniciar
cualquier trámite judicial, sin perjuicio de las medidas urgentes o precautorias.
Se ha dicho respecto de las defensas temporarias que las mismas son admitidas como excepciones
previas en el art. 345, inc. 8º, porque éstas tienden a poner de manifiesto el incumplimiento, por parte
del actor, de las cargas impuestas en las leyes sustanciales como condición previa a la interposición de
ciertas pretensiones. Tales cargas, que consisten en realizar un acto determinado satisfacer
obligaciones derivadas de un proceso, configuran requisitos extrínsecos de admisibilidad de la
pretensión, y su inobservancia sólo hace perder a aquélla su eficacia actual obstando al examen de
fundabilidad, pero no impide su renovación o reactualización una vez obviadas las deficiencias u
omisiones de que se trate1071.

9. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 347, Código nacional.
En el caso de la cosa juzgada se establecen pautas para que sea procedente la excepción: el examen
integral de las dos contiendas debe demostrar que se trata del mismo asunto sometido a decisión
judicial, o que por existir continencia, conexidad, accesoriedad o subsidiariedad, la sentencia firme ya
ha resuelto lo que constituye la materia o la pretensión deducida en el nuevo juicio que se promueve.
Se agrega expresamente que la existencia de cosa juzgada o litispendencia puede ser declarada de
oficio en cualquier estado de la causa.

Art. 346. Arraigo


Si el demandante no tuviere domicilio o bienes inmuebles en la República, será también
excepción previa la del arraigo por las responsabilidades inherentes a la demanda.

1. ASEGURAMIENTO PARA EL CASO DE RECHAZO DE DEMANDA


La ley resguarda el derecho de defensa de la parte demandada en los casos en que lo ha sido por
alguien que no tiene ni domicilio ni bienes inmuebles en el país 1072.
Nada impide a estos sujetos litigar en la jurisdicción territorial bonaerense (mientras no se violen las
reglas de competencia en razón de la materia, el lugar o las personas). Sin embargo, con el propósito
de proteger los intereses del accionado -concretamente en lo que hace al pago de costas frente a un
eventual rechazo de la demanda- la ley le permite plantear esta excepción dilatoria cuyos efectos
veremos en la nota al art. 352, inc. 4º, al que remitimos.
A estos fines, la existencia de los bienes inmuebles debe darse al tiempo de promoverse la demanda,
ha dicho la jurisprudencia1073.
En lo que hace a la relación entre esta “excepción” y el beneficio de litigar sin gastos, también se ha
sostenido que es absolutamente lógico que el arraigo, por su naturaleza cautelar, carezca de sentido
cuando se ha obtenido tal franquicia. Ello así pues mientras el art. 346, CPCC lo instituye como
excepción “por las responsabilidades inherentes a la demanda”, el art. 84 del mismo Código ritual
preceptúa que “el que obtuviera el beneficio estará exento total o parcialmente del pago de las costas o
gastos judiciales hasta que mejore de fortuna...”. El juego armónico de ambas normas y los fines de
dichos institutos evidencien la razonabilidad de la solución 1074.
El artículo en estudio dispone de manera expresa que si el demandante no tuviere domicilio o bienes
inmuebles en la República, procederá la excepción previa de arraigo por las responsabilidades
inherentes a la demanda. El codificador exige del demandante una “solvencia específica” vale decir
1071
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 8/2/1996, “Jorge, Julio v. Martínez, Ramón Alberto s/desalojo”.
1072
“El art. 346, CPC debe interpretarse en consonancia con la finalidad histórica del instituto: asegurar al
demandado habitante de este país, la responsabilidad, a las resultas del juicio, del actor que no reside en él, con
el objeto de evitarle la dificultad de hacer efectiva la misma en país extranjero. Tal razón, en consecuencia, no
media en el caso de que el actor tuviere domicilio en el país, o inmuebles en la República”. Cám. Civ. y Com. 1ª
San Nicolás, 9/5/1995, “Bumade, Jorge Francisco y otros v. Coop. Agrícola de Prod. Ltda. Baradero
s/cumplimiento de contrato y daños y perjuicios”.
1073
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 28/6/1994, “Cortes Bosch, Pepita y otra v. Santoja, Miguel s/rendición
de cuentas”.
1074
SCBA, Ac. 67.912, 27/9/2000, “Colque Estrada de Gutiérrez, Justina v. Azar, María Cristina y otros s/daños y
perjuicios”.

414
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que el mismo cuente con bienes inmuebles ubicados en la República suficientes como para afrontar el
pago de gastos causídicos correspondientes a la demanda que se ha intentado. Acumulativamente,
reclama la concurrencia de otro recaudo para hacer procedente el arraigo: que el demandado tenga su
domicilio real en el extranjero1075.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 348, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 347. Requisito de admisión


No se dará curso a las excepciones:
1º) Si la de incompetencia lo fuere por razón de distinta nacionalidad y no se acompañare el
documento que acredite la del oponente; si lo fuere por distinta vecindad y no se presentare la
libreta o partida que justificare la ciudadanía argentina del oponente; si lo fuere por haberse
fijado de común acuerdo por las partes el juez competente, cuando ello es admisible, y no se
hubiere presentado el documento correspondiente.
2º) Si la de litispendencia no fuere acompañada del testimonio del escrito de demanda del juicio
pendiente.
3º) Si la de cosa juzgada no se presentare con el testimonio de la sentencia respectiva.
4º) Si las de transacción, conciliación y desistimiento del derecho no fueren acompañadas de los
instrumentos o testimonios que las acrediten.
En los supuestos de los incs. 2º, 3º y 4º, podrán 1076 suplirse la presentación del testimonio si se
solicitare la remisión del expediente con indicación del juzgado y secretaría donde tramita.

1. RECAUDOS PROCESALES (I)


La ley establece en este artículo los requerimientos formales para la admisibilidad de las defensas
señaladas.
Básicamente se trata de documentación que dé sustento al planteo formal: si se trata de la defensa de
incompetencia, copia del documento de identidad del oponente si se basa en la diferente nacionalidad
de los contrincantes, del documento que acredite ciudadanía argentina del oponente para el caso de
alegar “distinta vecindad” o del acuerdo para prorrogar la competencia cuando ello es posible
legalmente; si se trata de la de litispendencia, el testimonio del escrito de demanda presentada en
primer término; si se trata de la de cosa juzgada, testimonio de la sentencia; si se trata de los casos de
desistimiento, transacción y conciliación, instrumentos o testimonios que los demuestren.
Salvo en el caso de la defensa de incompentencia, se podrá suplir la presentación de los documentos
reseñados si se pide la remisión del expediente 1077 indicándose el juzgado ante el que tramita.
Contándose con las actuaciones, de allí se procederá a constatar la presencia de los actos jurídicos que
dan basamento a estas defensas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 349, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 348. Planteamiento de las excepciones y traslado

1075
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/8/2000, “Matteo, María Magdalena y otros v. Parodi, Miguel
Ángel s/daños y perjuicios”.
1076
Rectius est: podrá.
1077
“Si bien la ley exige a quien plantea la excepción de litispendencia que cumpla con el requisito del art. 347,
inc. 2º, CPC (acompañamiento de testimonio de demanda), éste puede ser morigerado recabando el envío de las
actuaciones en cuestión ad effectum videndi et probandi”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
23/12/1999, “Vila, Jesús v. Morad, María Cristina s/desalojo”; Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 13/2/1996,
“Gómez, Leopoldo v. Martínez, Sergio y otro s/daños y perjuicios”.

415
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Con el escrito en que se propusieren las excepciones, se agregará toda la prueba instrumental y
se ofrecerá la restante. De todo ello se dará traslado al actor, quien deberá cumplir con idéntico
requisito.

1. RECAUDOS PROCESALES (II)


Ya vimos que las excepciones “previas” se plantean todas juntas en un solo escrito dentro del plazo
-normalmente- de diez días en el proceso ordinario.
Se deberá tener en cuenta el principio de subsidiariedad -que importa la interposición conjunta de
todas aquellas defensas a las que el sujeto se crea con derecho- más allá de que el juez sabrá
-siguiendo el mandato legal- cuál es el orden en el que se habrán de abordar los diversos planteos.
Se abre aquí una incidencia que será resuelta mediante un auto interlocutorio.
Junto con el escrito en el que se plantean las excepciones -como ocurre con el proceso sumario o
sumarísimo- se acompañará la prueba documental y se ofrecerá el resto. En lo pertinente se deberá
respetar la estructura del escrito de demanda (art. 330) incluyéndose los fundamentos tanto fácticos
como jurídicos de la petición realizada.

2. BILATERALIDAD
Del planteo de excepciones, sus fundamentos, la prueba agregada y la ofrecida se dará traslado al
contrario, quien lo contestará siguiendo las pautas y teniendo las cargas inherentes a toda contestación
de demanda (art. 354).
Al no estar previsto plazo para este acto procesal, en el ordinario se aplica el de cinco días (art. 150)
que corre desde la notificación ministerio legis del traslado ordenado en la causa de las excepciones
planteadas, salvo el caso de la defensa de prescripción 1078 cuyo traslado se notifica por cédula o
personalmente (art. 135, inc. 9º).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 350, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 349. Audiencia de prueba


Vencido el plazo con o sin respuesta, el juez designará audiencia dentro de diez (10) días para
recibir la prueba ofrecida, si lo estimare necesario. En caso contrario, resolverá sin más trámite.

1. RECAUDOS PROCESALES (III)


Cumplido el plazo de cinco días desde la notificación del traslado de la pieza donde se plantean
excepciones previas, se haya cumplido o no con la contestación, si hubiere hechos controvertidos y se
realizó el debido ofrecimiento de prueba, el juez proveerá la misma al tiempo que fijará audiencia en
el plazo de diez días para recibir la prueba de testigos, peritos, posiciones, etc. si cree que ello será
conducente para arribar a la verdad jurídica objetiva.
Si considera que no es necesario abrir la causa a prueba, así lo declarará pasando a resolver sin otro
trámite ni sustanciación.
Conforme lo establece el art. 349, CPCC, la apertura a prueba no es imperativa sino que queda librada
a la ponderación del magistrado actuante que habrá de disponer que las probanzas se reciban si lo
estimare necesario1079.
Se ha dicho que de las excepciones previas que enumeran los arts. 344 y 345 atento la calidad de
defensas de “previo y especial pronunciamiento” sólo pueden ser diferidas la de prescripción, si no
fuera de puro derecho, y la de falta de legitimación, en cuanto no fuere manifiesta. Así, respecto de las
restantes excepciones, resulta improcedente diferir su tratamiento para el momento del dictado de
sentencia ya que hasta se prevé la posibilidad de su apertura a prueba 1080.

1078
“El pronunciamiento de la cámara que ordena el traslado de la excepción de prescripción de conformidad con
lo dispuesto por el art. 348, CPCC, no reviste carácter definitivo”. SCBA, Ac. 50.111, 24/3/1992, “Larroque,
Germán D. v. Gallo, Ignacio s/daños y perjuicios - recurso de queja”.
1079
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 13/6/1996, “Consorcio de Propietarios Edificio Rialmo IV v. Monterroso,
Armando Manuel s/rendición de cuentas”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 351, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 350. Efectos de la resolución que desestima la excepción de incompetencia


Una vez firme la resolución que desestima la excepción de incompetencia, las partes no podrán
argüir la incompetencia en lo sucesivo. Tampoco podrá ser declarada de oficio.

1. INCOMPETENCIA: EFECTOS
Si se planteó esta defensa y fue rechazada mediante resolución que adquirió firmeza o bien no se
introdujo temporáneamente el planteo, el mismo no puede ser renovado ni a pedido de parte ni
tampoco oficiosamente1081. Ello así ya que si bien las normas de competencia son de orden público, la
misma condición tienen los preceptos legales (v.gr., el art. 350) que tienden a lograr la pronta
terminación de los procesos, cuando no se oponen a ello principios fundamentales que pudieran
impedirlo. Y concretamente, en lo tocante a la improrrogabilidad de la competencia laboral, de ese
carácter no se sigue que lo atingente a la competencia pueda ser resuelto de oficio, en cualquier estado
del juicio, solución que reconoce fundamentos vinculados con la seguridad jurídica y la economía
procesal1082.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 352, Código nacional.
Se incorpora -como último párrafo- el que contiene una excepción a la regla previamente sentada,
referida a la incompetencia de la justicia federal que podrá ser declarada por la Corte Suprema cuando
interviniere en instancia originaria y por los jueces federales situados en las provincias, en cualquier
estado del proceso.

Art. 351. Resolución y recursos


El juez resolverá previamente sobre la declinatoria y la litispendencia. En caso de declararse
competente, resolverá al mismo tiempo sobre las demás excepciones previas.
La resolución será apelable en relación, salvo cuando se tratare de la excepción prevista en el
inc. 3º del art. 345, y el juez hubiere resuelto que la falta de legitimación no era manifiesta, en
cuyo caso y sin perjuicio de lo establecido en dicho inciso, la decisión será irrecurrible.

1. SENTENCIA INTERLOCUTORIA. APELABILIDAD


En este artículo se indica que el juez frente al conjunto de defensas planteadas entenderá en forma
prioritaria en aquellas que se vinculan con su competencia ya que de carecer de jurisdicción para
dilucidar la causa deberá desprenderse de la misma, tornándose así inútil el abordaje de los restantes
cuestionamientos.
1080
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 30/11/2000, “Méndez, Walter v. Marchesan, Noemí s/repetición”;
5/11/2002, “Álvarez, Oliva y otros v. Dozo, Juan y otro s/desalojo”.
1081
“En los casos de competencia improrrogable, la ley procesal fija oportunidades preclusivas para su alegación
por la parte o para su declaración oficiosa (arts. 4 y 350, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
11/5/2000, “Credil SRL v. Vázquez, Edgardo Rodolfo s/cobro ejecutivo”. “Del juego armónico de los arts. 4 y
350, CPCC surge que pasadas las ocasiones que dichas normas prevén, se produce la preclusión y no
corresponde una tardía declaración de incompetencia que comprometería principios de economía y estabilidad de
los procesos”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/12/2002, “Yannicelli, Eduardo Rafael v. Conyca SA Thol
SAUTE s/cobro de pesos e indemnización”. “Conforme a lo normado por el Código Procesal, la competencia
territorial es prorrogable en los asuntos exclusivamente patrimoniales de conformidad de partes (art. 1, CPCC).
Es decir que, como en la especie, la competencia no es de carácter absoluto. Pero aun en los casos de
competencia improrrogable, la ley procesal fija oportunidades preclusivas para su alegación por la parte o para
su declaración oficiosa (arg. arts. 4 y 350, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 19/12/2002, “Credil
SRL v. Hidalgo Olivares, Vicente A. s/cobro ejecutivo”.
1082
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/12/2002, “Yannicelli, Eduardo Rafael v. Conyca SA Thol Saute
s/cobro de pesos e indemnización”.

417
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Así, en primer lugar se expedirá en un auto interlocutorio sobre la declinatoria y la litispendencia.
Se ha dicho que siendo varias las cuestiones sometidas a consideración del juez, razones de lógica
indican la conveniencia de resolver en primer término la de competencia pues deviene contrario a todo
principio de orden y extraño al de economía procesal entrar a decidir las restantes cuestiones sin
dilucidar previamente si el magistrado que entiende en las mismas resulta o no competente ya que la
competencia del órgano es el presupuesto liminar de un proceso tramitado en regular forma. De ahí
que si el magistrado declara su incompetencia, se agota la jurisdicción no pudiéndose entrar a la
consideración de las cuestiones restantes1083.
Una vez dispuesto el eventual rechazo declarándose -por ende- juez competente, seguirá avanzando
respecto de las otras defensas “previas” planteadas. Resultará conveniente analizar en primer lugar las
perentorias para recién entonces -si aquéllas no prosperaron- abordar las dilatorias 1084.
La sentencia interlocutoria a través de la que se resuelvan los planteos referidos a excepciones previas
será pasible de control mediante la vía de la apelación por parte del agraviado. El juez concederá este
recurso en relación.
Sólo se declara inapelable el caso del rechazo de la excepción de falta de legitimación por la razón de
que no era “evidente” su configuración.
No se podrá controvertir esta decisión ya que el juez habrá dispuesto que la cuestión se aplace 1085 hasta
el momento de la sentencia de mérito donde se contará con la información suficiente para llegar a la
certeza respecto de esta trascendente defensa perentoria.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 353, Código nacional.
Se agrega un último párrafo donde se señala que cuando se hubiera opuesto únicamente la excepción
de incompetencia por el carácter civil o comercial del asunto, el recurso se concederá al solo efecto
devolutivo si la excepción hubiese sido rechazada. Si la cámara resuelve revocando aquel decisorio,
los trámites cumplidos hasta ese momento serán válidos en la otra jurisdicción.

Art. 352. Efecto1086 de la admisión de las excepciones


Una vez firme la resolución que declarare procedentes las excepciones previas, se procederá:
1083
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/8/1999, “Delgado, Tomás y Valerga, Nélida s/sucesión ab intestato”.
“Por un orden lógico receptado legalmente en el art. 351, CPCC, el juez debe resolver previamente sobre su
competencia y si decide que es competente para seguir entendiendo en el proceso, no puede entrar a considerar
ninguna otra cuestión”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 4/6/1998, “Gioia, Carlos J. sucesión v. Consorcio
de Coopropietarios calle 34/6/1912 La Plata s/pago por consignación”.
1084
“El art. 351, Código Procesal sólo prevé el orden en que deben resolverse los impedimentos procesales de
incompetencia -declinatoria- y de litispendencia. Asimismo determina que si el órgano judicial se declarare
competente `resolverá al mismo tiempo sobre las demás excepciones previas...´, quedando al arbitrio judicial
determinar el orden que éstas serán decididas. Desde ese punto de vista resulta lógico que afirmada la
competencia, si entre las excepciones opuestas se halla la de prescripción, por los efectos que puedan resultar de
la misma a la luz del art. 3949, CCiv., sobre la pretensión deducida, que sea resuelta con anterioridad a las otras.
En consecuencia, el hecho de que la demandada hubiera opuesto en primer lugar la excepción de falta de
legitimación para obrar activa, y en segundo momento la excepción de prescripción, no obliga al juez a
pronunciarse en el orden que el apelante las opusiera, pues en materia de las formas y contenido de la resolución
judicial no prima el principio dispositivo, sino que el juez como director del proceso y por aplicación de los
principios de orden público que informan a la materia de la resolución de la referida excepción de prescripción,
pudo resolver como lo hizo (arts. 34, inc. 5º, y 344, ap. 2, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
1ª, 15/4/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Cadi Breccia SA s/daños y perjuicios”.
1085
“Si bien en principio las resoluciones que difieren el tratamiento de una cuestión son inapelables por cuanto
nada deciden, sí lo es la providencia que implícitamente difiere el tratamiento de la excepción de falta de
personería planteada por el recurrente, por ser de previo y especial pronunciamiento (arts. 344, 345, inc. 2º, 351
y concs., CPC.)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/11/1989, “Sáez Cantón, María Josefa v. Cerone,
Juan Carlos s/divorcio vincular - recurso de queja”. “La providencia que decide que la falta de legitimación no es
manifiesta, es inapelable”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/4/1994, “Federico, R. v. Montes, M.
s/acción pauliana”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/4/1996, “Quinteros, Héctor Valentín v. Luján,
Dardo Bonaparte y otros s/daños y perjuicios” [J 14.21245-1].
1086
Rectius est: Efectos.

418
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) A remitir el expediente al tribunal considerado competente, si perteneciere a la jurisdicción
provincial. En caso contrario, se archivará.
2º) A ordenar el archivo si se tratase de cosa juzgada, falta de legitimación manifiesta,
prescripción o de las previstas en el inc. 8º del art. 345, salvo, en ese último caso, cuando sólo
correspondiere la suspensión del procedimiento.
3º) A remitirlo al tribunal donde tramite el otro proceso si la litispendencia fuese por conexidad.
Si ambos procesos fueren idénticos, se ordenará el archivo del iniciado con posterioridad.
4º) A fijar el plazo dentro del cual deben subsanarse los defectos o arraigar, según se trate de las
contempladas en los incs. 2º y 5º del art. 345, o en el art. 346. En este último caso se fijará
también el monto de la caución.
Vencido el plazo sin que el actor cumpla lo resuelto se lo tendrá por desistido del proceso,
imponiéndosele las costas.

1. EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN
Firme o ejecutoriado el interlocutorio que hace lugar a las defensas “previas”, la ley establece sus
diferentes efectos dependiendo del tenor de la circunstancia alegada.
Si el juez admite la defensa de incompetencia, debe remitir el expediente al juez competente si el
mismo forma parte del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires.
Si se trata de un juez de otra jurisdicción -otra provincia o federal- debe proceder al archivo de las
actuaciones1087 (1087). Ello se explica porque el juez provincial no tiene aptitud para atribuir la
competencia de cierto caso a un magistrado de otra jurisdicción.
Si prosperan las defensas perentorias de cosa juzgada, ausencia de legitimación manifiesta o
prescripción se debe -también aquí- ordenar el archivo del expediente.
Cuando fueran favorablemente acogidas las temporarias del inc. 8º del art. 345 (beneficio de excusión,
“días de llanto y luto” o cumplimiento de condenas del posesorio antes del petitorio) el juez habrá de
declarar suspendido el procedimiento de acuerdo con las circunstancias de cada caso y por el tiempo
que sea necesario.
En los casos de litispendencia, si las pretensiones son conexas, se remite el expediente para su trámite
acumulado1088 (art. 188) mientras que si son idénticas, se archivará el juicio iniciado en segundo
término.
Frente a defensas dilatorias como las de defecto legal, arraigo o falta de personería, el juez determinará
qué extremos deben ser cumplidos o subsanados -incluso determinará el monto y tipo de caución para
el caso del art. 346 - fijando un plazo para cumplimentarlos 1089.
1087
“El art. 352, inc. 1º, CPC establece que admitida la excepción de incompetencia, el expediente se remitirá al
tribunal considerado competente, si perteneciere a la jurisdicción provincial. En caso contrario -añade la norma-
se archivará. Sin embargo, dicha norma ha de interpretarse en sentido amplio por razones de economía procesal”.
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 21/3/2002, “Gallardo, Nelly Alba v. Therapia Norte SA e Instituto Nacional
de Servicios Sociales s/daños y perjuicios”. “El pretendido envío de los obrados a la jurisdicción federal deviene
improcedente en mérito a la expresa limitación consagrada por el art. 352, inc. 1º, ley adjetiva, toda vez que no
corresponde la remisión al órgano jurisdiccional competente cuando éste no pertenece a la provincia. En tales
circunstancias, corresponde disponer el archivo liso y llano de las actuaciones tal como lo decidiera el juzgante
de primera instancia”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/9/2000, “Albornoz de Petroff, Ester Emilia v.
YPF SA s/acción declaratoria”. “Del art. 352, CPC claramente se desprende que configurado el supuesto de
procedencia de la excepción y tratándose el juez considerado competente de un magistrado de la jurisdicción
nacional, no cabe otro procedimiento que el archivo de los obrados y ni aún por disposición del juez inhibido que
erróneamente remita las actuaciones, podrá reavivarse el proceso ante aquél, en tanto carece el sentenciante de
facultades para modificar la legislación vigente y delimitar la competencia en la órbita nacional, implicando lo
contrario el desconocimiento de la esencia misma del sistema federal”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
6/5/1999, “Zárate, Juan Ignacio v. Crédito Automotor Argentino SA s/daños y perjuicios”.
1088
“La litispedencia `impropia´ se conforma cuando, aunque no se alcance a reunir los requisitos de una triple
identidad, hay una razón de conexidad suficiente como para considerar que, en el caso de que los expedientes
involucrados se resolvieran por separado, podrían dictarse sentencias discordantes (arts. 188 y 352, inc. 3º, 1ª
parte, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 30/5/2002, “Castillo, Perla O. v. Soler, Carlos H. y otros
s/daños y perjuicios”.
1089
“Habiendo invocado el letrado ser representante de una de las partes sin justificarlo, media un
incumplimiento a lo que en materia de personería mandan los arts. 46 y 47, CPC. Estas normas se limitan a
imponer la exigencia de prestación del poder sin prever sanción alguna en su defecto, lo que obliga a acudir a
otras latitudes del mismo cuerpo legal, concretamente los deberes que estatuye el art. 34, inc. 5º, la potestad
contenida en la última parte del art. 157 y aún el argumento emergente de los arts. 345, inc. 2º, en conjunción

419
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si ese plazo transcurre sin que el requerido cumpla con la carga establecida judicialmente se lo tendrá
por desistido del proceso con imposición de costas.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 354, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

CAPÍTULO IV - Contestación a la demanda y reconvención

Art. 353. Plazo


El demandado deberá contestar la demanda dentro del plazo establecido en el art. 337, con la
ampliación que corresponda en razón de la distancia.

1. OPOSICIÓN DEL DEMANDADO: EL RESTO DE LAS DEFENSAS


El Código enuncia aquí la carga principal de aquel contra quien se dirige una determinada pretensión:
contestar la demanda.
Se trata de otra de las maneras -la habitual- de ejercer la oposición al acto petitorio del demandante.
Sin embargo, esta conducta no resulta ser una obligación ni su falta de materialización condiciona la
validez del proceso.
El derecho constitucional de defensa se garantiza con la debida citación a juicio y no con el efectivo
ejercicio de la oposición a la pretensión.
Más allá del texto de este artículo según el cual el demandado “deberá” contestar la demanda, este acto
constituye una carga procesal. Quizás la más importante de todas. Sólo su titular se habrá de perjudicar
si no la cumple.
De allí que para contar con un proceso válidamente tramitado bastará con una correcta notificación al
requerido.
Si este sujeto, contando con esa noticia no acude a defenderse, el trámite seguirá sin su participación
declarándoselo rebelde a pedido de parte o como mero incompareciente.
La sentencia así dictada tendrá -sin embargo- plena eficacia aun cuando el sujeto condenado no haya
concurrido a los tribunales luego de haber sido notificado debidamente. Ello así desde el momento en
que la dilucidación de un conflicto no puede quedar en manos de una de las partes ya que importa al
orden público la rápida y efectiva resolución de diferendos en el seno de la sociedad.
Lo habitual es, pues, la contestación de demanda y el planteo de las defensas “de fondo”.
Como vimos en el art. 344 -al que remitimos- la oposición de las defensas denominadas “previas”
también constituye ejercicio del derecho constitucional de acción que posee el demandado.
Aquí, con la contestación de demanda se culminará con esta tarea al plantearse las restantes defensas
que le asistan.
Se trata en realidad de una única actividad defensista que, cuando se trata de procesos de conocimiento
plenarios -juicio ordinario- por cuestiones de economía procesal y en virtud del principio de celeridad
se canaliza en dos momentos diferentes del trámite, lo cual permite -como vimos- una resolución
anticipada de aquellas defensas de más sencilla acreditación.
Ello no ocurre en los plenarios abreviados -sumarios y sumarísimos- donde la contestación de la
demanda contiene la totalidad de las defensas (“previas” y “de fondo”) que constituyen la oposición de
accionado.
con el art. 352, inc. 4º”. SCBA, Ac. 64.313, 23/3/1999, “Pérez, Luis y otros v. De Marco, Juan Carlos y otros
s/daños y perjuicios”; Ac. 77.584, 19/2/2002, “Manfredi, Miguel Ángel y otro v. Cía. de Colectivos Costera
Criolla SA s/indemnización de daños y perjuicios”. “No habiendo el letrado apoderado acreditado en tiempo
oportuno su matriculación profesional en el Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires, se debe hacer
efectivo el apercibimiento ordenado, teniéndose por desistido del proceso (arg. arts. 352 in fine, Código
Procesal, y 1º, ley 5177)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/5/2000, “Escuela Privada Gabriel Arcángel SA
s/concurso preventivo”. “La falta de personería es una defensa dilatoria en tanto no hace a un presupuesto de la
acción sino a la capacidad de actuar por sí en quien la ejerce o munido de la debida representación cuando actúa
en nombre de otro. Como tal, subsanada dentro de los plazos legales, no puede tener por efecto el rechazo de la
demanda sino la imposición de costas a quien dio lugar a su planteo. Esto es lo que surge del juego armónico de
los arts. 542, inc. 2º, 345, inc. 2º, y 352, inc. 4º, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
8/6/1999, “Sánchez Barrero SRL v. De Luca, Leonardo s/cobro ejecutivo”.

420
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires

2. PLAZO
La manda remite al art. 337 en cuanto al plazo con que cuenta el demandado para contestar la
demanda.
En el juicio ordinario es de quince días desde la notificación del traslado.
Téngase en cuenta que si esa notificación carece de las copias de la demanda o de la documental, el
demandado puede pedir que se suspenda el plazo para contestarla hasta tanto cuente con toda la
información que le permita un correcto ejercicio de su derecho de defensa.
Por otro lado, también adviértase que la oposición de excepciones previas no suspende el plazo para la
contestación (art. 344, párr. 3º).
Ambos corren desde el mismo momento (notificación de la demanda) y en forma simultánea.
Sobreabundantemente, el Código establece que se aplica aquí la regla de ampliación de plazos
derivada de la distancia existente entre el domicilio del demandado y la sede del órgano judicial donde
tramita el pleito (art. 158).

3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 355, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 354. Contenidos y requisitos


En la contestación opondrá el demandado todas las excepciones o defensas que, según este
Código no tuvieren carácter previo.
Deberá, además:
1º) Reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda, la
autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyeren y la recepción de la cartas y
telegramas a él dirigidos cuyas copias se acompañen. Su silencio, sus respuestas evasivas, o la
negativa meramente general podrán estimarse como reconocimiento de la verdad de los hechos
pertinentes y lícitos a que se refieran. En cuanto a los documentos se los tendrá por reconocidos
o recibidos, según el caso.
No estarán sujetos al cumplimiento de la carga mencionada en el párrafo precedente, el defensor
oficial y el demandado que interviniere en el proceso, como sucesor a título universal de quien
participó en los hechos o suscribió los documentos o recibió las cartas o telegramas, quienes
podrán reservar su respuesta definitiva para después de producida la prueba1090.
2º) Especificar con claridad los hechos que alegare como fundamento de su defensa.
3º) Observar, en lo aplicable, los requisitos prescriptos en el art. 330.

1. CARGAS ESPECÍFICAS DEL DEMANDADO: EXPOSICIÓN DE LAS DEFENSAS “NO


PREVIAS”
Esta manda contempla las cargas medulares que debe cumplir el demandado al momento de contestar
los argumentos de la pretensión para así tener la posibilidad de repelerla debidamente.
El Código señala que en la contestación de la demanda -siempre dentro del juicio ordinario- se
incorporarán todas las defensas que no se han incluido en los arts. 344, 345 y 346 (éstas ya tuvieron su
momento procesal para ser alegadas).
Al contestar demanda e incluir el resto de las defensas, el letrado de la parte deberá estructurar esta
pieza sobre la base del principio de eventualidad o subsidiariedad.
Normalmente -de acuerdo con los plazos legales- se deberá efectuar la contestación cuando aún no se
conoce la suerte de las defensas “previas”.
De allí que en muchos casos, si prospera alguna de las defensas perentorias, la contestación de
demanda habrá sido un acto procesal superfluo dada la extinción del proceso en etapa temprana. Ello
constituye una circunstancia de la que no habrá certeza hasta tanto se resuelva y quede firme. Por eso
es que en la pieza que estamos analizando se deberán organizar las defensas para la eventualidad del
fracaso de todas las “excepciones” perentorias planteadas en forma “previa”.

1090
Ver excepción respecto de la carga prevista en la ley 10488 cuando se trata de una municipalidad
demandada.

421
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
E incluso, dentro de las defensas “de fondo” esgrimidas también se podrá estructurar cierto orden
subsidiario entre ellas, más allá de los poderes del juez para alterarlo si entiende que la prelación debe
ser otra aunque siempre sin alterar las circunstancias fácticas alegadas ni el alcance del petitorio del
demandado.

2. CARGAS ESPECÍFICAS DEL DEMANDADO RESPECTO DE LOS HECHOS DE LA


PRETENSIÓN
En la demanda el actor plantea -o debería hacerlo- detalladamente cuáles son los hechos que dan
sustento a su pretensión.
Determinar en forma clara y minuciosa la causa petendi es una de las cargas más importantes de quien
demanda ya que estas circunstancias fácticas serán las que permitan derivar conclusiones jurídicas
favorables a sus intereses luego de la tarea probatoria a su respecto y de la subsunción legal que
realizará el juez al momento de dictar sentencia.
Correlativamente, pesa sobre el demandado el imperativo de negar categóricamente la configuración
de los extremos fácticos aducidos por la actora cuando entienda que ellos no tuvieron lugar -o no, al
menos, de la manera alegada- o bien tenga dudas acerca de su configuración.
Para ello, el escrito de contestación de demanda debe contener un capítulo dedicado a las “negativas”
dentro del cual se deben reseñar los diferentes hechos de la pretensión negándolos categóricamente en
cada caso1091. Previo a ello, el letrado deberá analizar el plexo fáctico de la demanda y determinar
cuáles son los hechos con autonomía y cuáles son meramente accesorios.
El efecto de esta carga procesal es establecer definitivamente las circunstancias que conforman el
marco litigioso.
Definitivamente, ya que luego de este momento -y salvo excepciones como el caso del hecho nuevo-
no se podrán incorporar más argumentos fácticos al pleito.
Asimismo, de aquí surgirá delimitado el thema decidendum del cual el juez no podrá apartarse al fallar
sin quiebre del principio de congruencia.
Otra consecuencia fundamental es la determinación de los hechos controvertidos. Ésta será la
plataforma sobre la que operará la prueba en un momento procesal ulterior: no podrá producirse
prueba alguna respecto de hechos que no se encuentren debidamente negados por el demandado en su
responde.
Se ha dicho que frente a la ineficacia jurídica de la negativa genérica de los hechos, también es
necesario recordar que quedan fuera del contradictorio no sólo los datos de hechos, afirmaciones o
alegaciones admitidas expresamente, sino también aquellos que fueron admitidos tácitamente frente al
incumplimiento de una carga procesal de tanta trascendencia como lo es la referente a la contestación
a la demanda, medio idóneo que tiene el accionado para ejercitar oportunamente el derecho de
oposición careciendo de relevancia para la ley adjetiva la causa de la incontestación 1092.
La ley también pide que el demandado reconozca de la misma manera (“categóricamente”) los hechos
de la demanda que considere ciertos y correctamente expuestos.
El principio de buena fe debe regir esta etapa ya que resultará un comportamiento reñido con la
conducta que deben exhibir las partes en el proceso el negar mecánicamente hechos -aun los que se
sabe ciertos y que serán fácilmente comprobables- con la finalidad de alongar y complicar la litis.
Esta actitud dilatoria podrá ser analizada por el juez a los fines de su calificación como maliciosa -en
ciertos casos de gravedad- con las consecuencias del art. 45 -norma a la que remitimos-.
Sin embargo, lo esencial será la negativa expresa, categórica y pormenorizada de los hechos. Se
cumple indebidamente la carga con una negativa generalizada, incompleta (silencio parcial) o a través
de evasivas o fórmulas ambiguas.
La contestación a la demanda, en verdad, no debe dejar duda alguna sobre la admisión o negación de
cada uno de los hechos por lo que no son admisibles contestaciones ambiguas, obrepticias u oscuras

1091
“Para cumplimentar cabalmente con la carga prevista por el art. 354, inc. 1º, CPCC, el demandado al
contestar debe explicarse suministrando a la justicia los antecedentes necesarios para la solución del litigio, so
pena de tenerse por reconocidos los hechos invocados al demandar. Los principios de probidad, lealtad y buena
fe procesal, interpretados en conjunción con el referido artículo, incs. 2º y 3º, imponen que cualquier reticencia u
ocultamiento de la verdad, vertidos en la contestación de la demanda, opere negativamente en contra del
accionado”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/4/2001, “Graña, Julio Antonio v. Palacios, Pedro Miguel
s/desalojo”.
1092
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 12/5/1998, “Abbatangelo, Carlos Miguel y otro v. Venturin, Eugenio
s/daños y perjuicios”.

422
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
-las cuales podrán ser apreciadas por el juez “como reconocimiento de la verdad de los hechos
pertinentes y lícitos”- con mayor razón si se trata de hechos en cuya producción concurrió el
demandado -hechos personales- o que tuviere una obligación de conocerlos 1093.
Este incumplimiento acarrea consecuencias disvaliosas para los intereses del demandado ya que
generan una presunción de veracidad respecto de los hechos pertinentes -relacionados con la causa de
la pretensión- y lícitos afirmados por el actor 1094.
Sostiene nuestra Corte que la regla del art. 354, inc. 1º, CPCC no impone a la judicatura el deber de
ceder automática y mecánicamente a las pretensiones del actor, sino que le otorga la facultad de tener
por ciertos los hechos y la manera en que fue ejecutada esa facultad sólo es revisable en la instancia
extraordinaria en el supuesto de absurdo por tratarse de una típica cuestión de hecho 1095.
Se entiende que esta presunción podrá quedar desvirtuada por elementos que eventualmente se
incorporan a la litis en etapas posteriores, ya sea como consecuencia de otras pruebas producidas e
incluso por la actividad instructoria oficiosa del juzgador a través de medidas para mejor proveer.
Sin embargo, en la práctica, al no haber existido una negativa expresa y categórica, el juez podrá
considerar estos hechos como “no controvertidos” y no disponer prueba alguna a su respecto (art. 358)
quedando como plenamente ciertos a los fines de su valoración en sentencia.
Este riesgo -como dijéramos- es el que debe mover a todo demandado a ser diligente en el adecuado
cumplimiento de la carga en análisis.
Sobre el fundamento de esta medida, se ha dicho que el art. 354, inc. 1º, es la proyección sobre el
proceso del art. 919, CCiv., en tanto éste considera al silencio como una manifestación de la voluntad
conforme al acto (en este caso la demanda) sólo en los supuestos en que haya una obligación de
explicarse por la ley. Citado el demandado a estar a derecho para que comparezca y conteste la
demanda, éste “deberá” contestarla dentro del plazo acordado. La imperatividad legal implica
obligación de expedirse no sólo sobre los hechos, sino sobre el derecho que debe invocar el accionado
como sustento de sus defensas1096.

3. CARGAS ESPECÍFICAS DEL DEMANDADO RESPECTO DE LOS DOCUMENTOS TRAÍDOS


CON LA DEMANDA

1093
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 24/4/2001, “Melazo, César Ricardo v. Tempera, Elba Leonor s/daños y
perjuicios”.
1094
“Debe considerarse que ante el silencio de una de las partes respecto de un hecho alegado por su contraria,
del cual se le ha corrido debido traslado y que versa sobre los presupuestos de hecho en que se funda la
pretensión, corresponde hacer jugar las consecuencias que establece el art. 354, inc. 1º del ordenamiento adjetivo
(arts. 180 y 354, inc. 1º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/5/2002, “G., E. D. v. A. V., C.
s/incidente de disminución de cuota alimentaria”.
1095
SCBA, Ac. 60.660, 20/2/1996, “Corvalán, Carlos C. v. Scochera, Oscar A. y otro s/daños y perjuicios”; Ac.
82.370, 21/5/2003, “Maldonado, Berta Teresa v. Ozzano, José Luis s/tercería de mejor derecho”. “Las
afirmaciones efectuadas por la actora en el escrito inicial que no han sido negadas por la demandada, cabe
tenerlas por demostradas por imperio de lo dispuesto en los arts. 354, inc. 1º, y 358, CPCC”. SCBA, B.58.607,
7/12/1999, “Escanes, Selva María Alejandra v. Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía
Bonaerense s/demanda contencioso administrativa”. “El art. 354, inc. 1º, Código Procesal no dice que la falta de
contestación a la demanda deba estimarse como un reconocimiento de la verdad de los hechos expuestos al
accionar, sino sólo que podrá acordársele ese efecto; razón por la cual los jueces conservan la facultad de
resolver el alcance que corresponde atribuir al silencio, en cada caso, con arreglo a las circunstancias”. SCBA,
Ac. 66.972, 16/2/2000, “Briend de Christiansen, Silvia E. v. Gozzi, Hernando, G. s/daños y perjuicios”; Ac.
83.124, 5/3/2003, “Gómez, Walter José v. Capuzzi, Juan Carlos s/daños y perjuicios”. “Tanto el art. 60 como el
354, inc. 1º, Código Procesal, dicen que se podrán tener por reconocidos los hechos `lícitos´ alegados por el
actor, quedando por tanto los hechos `ilícitos´ que se invoquen como sustento de una pretensión, sujetos al
régimen común de prueba. Éste es el caso de autos, donde lo que se imputa y constituye la causa de la
obligación, es un delito de lesiones”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/10/1995, “Loto, Juan José v.
Leguizamón, Oscar Daniel y otros s/daños y perjuicios”. “Quien omite contestar la demanda, se le pueden tener
por reconocidos los hechos `lícitos´ que contra él se invocan (arts. 60 y 354, inc. 1º, Código Procesal), lo que
implica que cuando lo que se le imputan son hechos `ilícitos´, su acaecimiento debe ser siempre materia de
prueba”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/8/1998, “Flandroit, Ana v. Longo, Ángel y otros s/daños y
perjuicios”.
1096
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 30/10/1986, “Getino, Oscar A. v. Estancia El Rocío y/o Pascual Serrago
y/o José Ibáñez s/daños y perjuicios”; 9/10/1986, “Alcorta o Alcorta y Suquía, José Oscar y otro v. Rodríguez,
Simón y/u ocupantes s/desalojo” [J 14.31213-1].

423
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Con el escrito de demanda debe acompañarse la prueba documental con la que el actor pretenda
demostrar la existencia de los hechos fundantes de su pretensión.
De esa documentación -mediante copias- se da también traslado a la parte demandada generándose así
nuevas cargas.
Ahora se trata -básicamente- de que el demandado reconozca o niegue dos circunstancias: la
autenticidad de los documentos que a él se atribuyen y la recepción de cartas y telegramas a él
remitidos.
El cumplimiento de la carga se realiza del mismo modo que respecto de los hechos (en forma expresa
y categórica). Difiere sólo en cuanto a las circunstancias sobre las que recae -estrictamente sobre la
autenticidad o recepción de instrumentos- y los efectos de la falta de debido reconocimiento: mientras
en relación a aquéllos “podrán estimarse como reconocimiento de la verdad de los hechos” cuando se
trata de documentos “se los tendrá por reconocidos o recibidos, según el caso” 1097 (reconocimiento
automático).
Frente a la admisión expresa, simple ausencia de negativa (silencio) o negativa defectuosa (con
evasivas o ambigüedades), el juez tendrá por plenamente auténticos los documentos atribuidos al
demandado y por él recibidos las misivas y telegramas, siguiendo la versión del actor 1098.
Tales extremos no podrán volver a cuestionarse ni ser objeto de comprobación alguna.
En suma, se ha dicho que el art. 354, inc. 1º, contiene dos consecuencias frente a la ausencia de
negativa expresa a los términos de la demanda por parte del demandado. La primera es “imperativa”
respecto de los documentos adjuntos con la demanda y ella es que deben tenerse por auténticos o
recibidos según el caso. La segunda consecuencia es “facultativa” del juez pues “podrá tener” por
ciertos los hechos sostenidos en la demanda1099.

4. EXCEPCIONES A ESTAS CARGAS


Digamos también que el demandado sólo estará en condiciones de realizar afirmaciones o negaciones
categóricas respecto de aquellos hechos o documentos de los que tenga personal conocimiento o en los
que haya intervenido. Lo contrario -exigir afirmaciones sobre lo que se desconoce y derivar
consecuencias disvaliosas de su incumplimiento- importaría una flagrante violación al derecho de
defensa de la parte.
Si no intervino en los documentos o hechos, alcanza con que se manifieste que “no le constan”, no
cabiendo inferir de esta sola afirmación ninguno de los efectos negativos que prevé esta norma.
Así se ha dicho que con relación a los documentos acompañados con la demanda, la consecuencia de
tenerlos por reconocidos ante la incontestación de la misma o el silencio del accionado impuesto por el
art. 354 no rige si tales documentos no emanan de la demandada ya que es evidente que no se puede
reconocer documental que no se ha firmado ni en la que no se ha intervenido. El silencio frente a
documentos acompañados con la demanda no tiene relevancia cuando no son atribuidos a quien debe
contestar la requisitoria, emanando los mismos del actor o de terceros 1100.
De allí que la ley contemple excepciones al estricto cumplimiento de las cargas mencionadas cuando
en el proceso intervienen sujetos que carecen del conocimiento suficiente respecto de extremos
fácticos vertidos en la demanda.
Se trata de los casos de los sucesores universales que participan en el juicio por aquel que habría
intervenido directamente en los hechos descriptos por el actor o que habría suscripto documentos o
recibido misivas.
También se da el supuesto del defensor oficial cuando es designado para que vele por los intereses del
demandado desconocido o de domicilio incierto a quien no se le pudo hacer llegar la demanda por
cédula (art. 341).
1097
“Si la accionada al contestar la demanda no desconoció la autenticidad de la carta documento, ni cuestionó
que fue recepcionada en su domicilio (art. 354, inc. 1º, Código Procesal), cabe tener por reconocida la carta
documento y su recepción por el destinatario y siendo la intimación cursada un medio idóneo para interpelar al
presunto deudor, se produjo, entonces, la suspensión de la prescripción liberatoria alegada (arts. 3986, 2ª parte,
CCiv., 354, inc. 1º, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/9/2001, “Prieto de Bruproli,
María N. v. Prieto de Areco, Elsa Mabel s/cobro de pesos sumario”.
1098
“El art. 354, inc. 1º, Código de forma -a diferencia de lo que sucede con los documentos- establece sólo con
carácter potestativo para el juzgador tener por reconocidos los hechos ante el silencio”. SCBA, Ac. 37.346,
28/12/1987, “Garré, Roberto v. Bonta Garcés Castella, Paula María y otro s/daños y perjuicios”.
1099
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 25/3/1999, “Stornini, Gustavo v. Valli, Juan s/cobro”.
1100
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 1/7/1999, “Teixeira, Claudia Bibiana v. Bolsa de Comercio de
Mar del Plata SA s/daños”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En ambos casos la ley admite la “respuesta en expectativa”.
Se trata de que en el plazo para contestar demanda las partes se presenten a estar a derecho y -luego de
indicar aquellas circunstancias obstativas al conocimiento directo de los acontecimientos de la causa
petendi- manifestarán que reservan su respuesta respecto de los hechos hasta el momento en que
cuenten con la prueba producida y, por esa vía, puedan tener mayor información sobre cómo han
ocurrido las cosas.
En estos especiales casos se deberá contemplar cierta flexibilización de las reglas que gobiernan la
tarea probatoria.
Se trata de procesos donde si bien los hechos no serán técnicamente controvertidos -ya que no puede
haber una negativa categórica- las particulares circunstancias y básicamente la total ignorancia de una
de las partes -la demandada- respecto de los mismos, hará que se produzcan pruebas sobre las
circunstancias de la pretensión con mayor amplitud que la normal puesto que del tenor de las
audiencias de prueba, de los informes, estudios periciales, documentos, etc. debidamente ponderados
por el letrado de la demandada podrán surgir elementos para que esta parte construya sobre ellos su
oposición.
Sin embargo, la facultad que el inc. 1º del art. 354 concede a los sucesores universales para diferir su
respuesta definitiva hasta después de producida la prueba no puede hacerse extensiva a la contestación
de demanda, esto es, el hecho de que tengan esta potestad no autoriza a que también resulte facultativa
la contestación de la demanda1101.
Esta franquicia no alcanza -es obvio- al defensor oficial cuando representa a personas que actúan con
beneficio de litigar sin gastos.
En estos supuestos, la relación entre el letrado y su asistido no difiere de la que se establece entre
cualquier otro abogado y su cliente “presente” a los fines de saber cómo ocurrieron las cosas en las
que él tuvo participación.

5. CARGAS ESPECÍFICAS DEL DEMANDADO: LOS HECHOS DE LA OPOSICIÓN


La manda agrega que se deben especificar los hechos sobre los que se funda la defensa.
El demandado puede no sólo negar los hechos que afirma el actor sino que también podrá esgrimir él
mismo otros hechos sobre los que construirá su oposición.
Normalmente, frente a los hechos constitutivos que trae el demandante, el demandado podrá aducir la
configuración de hechos impeditivos o extintivos que darán lugar a excepciones que rara vez tendrán
carácter previo.
Estos “nuevos hechos” incorporados en la contestación de demanda deberán ser probados por quien
los afirma1102 y por eso, habrán de venir acompañados de documentación que los avale.
Hechos y documentos de los que se dará traslado al actor para que aporte -a su vez- nueva documental
tal como señala el art. 333, a cuya nota remitimos.

6. CARGAS ESPECÍFICAS DEL DEMANDADO: FORMA DE LA OPOSICIÓN


Finalmente se señalan aquí como de aplicación a la contestación de demanda las reglas formales
contenidas en el art. 330.
Es que ambas piezas -demanda y su contestación- son escritos que están íntimamente vinculados desde
el momento que la primera contiene la pretensión y la segunda la oposición a esa pretensión.
De allí que en ellas sea igualmente necesaria la identificación de los sujetos, el derecho que asista a
cada parte y la petición en términos claros y concretos. También con ambas se agregará la prueba
documental que estuviese en poder de los litigantes (art. 332).
Respecto de los hechos, la demanda los expresará en forma detallada mientras que en la contestación
se los deberá admitir o negar también minuciosamente.
Del mismo modo, la contestación de la demanda también contendrá los hechos favorables a su parte
“explicados claramente” (art. 330, inc. 4º).

7. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


1101
SCBA, Ac. 48.673, 10/8/1993, “Werner, Helmut Scheidl v. Ida Buckingham de Pastrana y otros s/cobro de
dinero y fijación de plazo”.
1102
“Quien no indica cuál es la conducta de la víctima supuestamente interruptiva del nexo causal, no podrá
acceder a la prueba del supuesto de hecho fundamento de su defensa (arts. 354, inc. 2º, y 375, CPCC y su doc.)”.
SCBA, Ac. 47.850, 24/11/1992, “Ávalo de Fernández, Seriaca Leonor y otros v. Díaz Vega, Ricardo Pastor y
otro s/daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 356, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos. Sólo se alude a que el demandado opondrá en la
contestación “todas” las excepciones y no sólo las que no tienen carácter previo como en el régimen
provincial.

Art. 355. Reconvención


En el mismo escrito de contestación deberá el demandado deducir reconvención en la forma
prescripta para la demanda si se creyere con derecho a proponerla. No haciéndolo entonces, no
podrá deducirla después salvo su derecho para hacer valer su pretensión en otro juicio.

1. RECONVENCIÓN: LA PRETENSIÓN DEL DEMANDADO


Por economía procesal el Código admite que el demandado que tenga una pretensión para hacer valer
contra el actor la incluya en un proceso ya iniciado por éste mediante la figura de la reconvención.
En este artículo se señala que de darse esa circunstancia, el accionado tiene que incluir la demanda
reconvencional -con todos los recaudos del art. 330 - en el mismo escrito de la contestación de
demanda.
Si se incumple con esta carga temporal, la pretensión sólo podrá esgrimirse en un marco litigioso
nuevo1103, es decir, en “otro juicio” iniciado con posterioridad respecto del cual -eventualmente- se
aplicarán las reglas de la acumulación de procesos.
La reconvención o contrademanda, como suele llamársela, sólo puede plantearse cuando la pretensión
que encierra comparte los mismos sujetos que la pretensión del actor 1104 sólo que ahora actúan en
diferente condición. De otro modo, será inviable esta acumulación de pretensiones dentro de un mismo
expediente.
Por otro lado, se discute cuál ha de ser el vínculo entre estas dos pretensiones (la que contiene la
demanda y la de la reconvención).
Para una postura estricta, es de aplicación analógica la manda del art. 485 que rige para el juicio
sumario donde se admite reconvención “si las pretensiones en ella deducidas derivaren de la misma
relación jurídica o fueren conexas con las invocadas en la demanda”.
Casos de este tipo encontramos en la demanda por escrituración y reconvención por cumplimiento de
contrato, o demanda por cumplimiento contractual y reconvención por nulidad de contrato, demanda
por separación personal y reconvención por divorcio vincular, etc.
Sin embargo, entendemos que esta regla del plenario abreviado no resulta aplicable cuando la
reconvención se plantea en un juicio ordinario donde el continente procesal es más amplio y generoso.
Aquí, en pos de la economía procesal y no habiendo manda precisa que lo limite, podrán ventilarse
pretensiones que no tengan necesariamente conexidad entre sí o la misma relación jurídica como
fuente.
Ello en la medida en que se cumplan los recaudos del art. 87 donde se contempla otra forma de
acumulación objetiva de pretensiones que da lugar a un fenómeno en esencia idéntico: allí las
pretensiones son todas del actor contra el demandado; aquí las pretensiones tienen como titular tanto al
actor que la dirige contra su demandado como a este mismo demandado que la endereza contra el
actor.
1103
“La posibilidad de reconvenir es optativa, conservando quien no lo hace, el derecho para hacer valer su
pretensión en otro juicio (art. 355, Código Procesal). La excepción a esta regla en materia de juicio de divorcio
está dada porque la íntima conexidad que del planteo de dos acciones por los esposos de igual naturaleza pero
opuestas, con las recíprocas imputaciones que ello conlleva, hace que deban ser zanjadas en único juicio; pero
ello a condición de que si es uno solo el que demanda, su acción prospere y el vínculo marital quede disuelto o
acotado en sus efectos si se trata de una mera separación personal. Pero si luego de este juicio la relación
matrimonial que une a las partes se mantiene indemne, nada impide que la parte que no reconvino ejerza su
derecho a disolverla, haciendo valer tal pretensión en otro juicio”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
16/10/1997, “M. de F., V. R. v. F., V. s/divorcio”.
1104
“No existe identidad de partes (arts. 355 y 87, ap. 1, CPC) si la demanda es interpuesta por quien comparece
como administradora de la sucesión y se la reconviene a título personal”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
21/5/1996, “Luciani, Mirta B. v. Sierra, Raúl E. s/desalojo por vencimiento de contrato”. “La reconvención debe
ser dirigida exclusivamente contra el actor (art. 355, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª,
8/2/1994, “Sotelo de Cardozo, Delfina v. Bianchi, Nelo Egberto y otros s/acción revocatoria por fraude y/o
simulación”.

426
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se sostuvo en este orden que la falta de conexidad entre las pretensiones de las partes no obsta a la
admisibilidad de la contrademanda en la especie desde que, tratándose de un juicio ordinario, sólo se
exige que las mismas no sean contradictorias, se ejerciten mediante trámites similares y se trate de la
misma materia1105.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 357, Código nacional.
Se aclara que la reconvención será admisible si las pretensiones en ella deducidas derivaren de la
misma relación jurídica o fueren conexas con las invocadas en la demanda.

Art. 356. Traslado de la reconvención y de los documentos


Propuesta la reconvención, o presentándose documentos por el demandado, se dará traslado al
actor quien deberá responder dentro de quince (15) o cinco (5) días respectivamente, observando
las normas establecidas para la contestación de la demanda.
Para el demandado regirá lo dispuesto en el art. 334.

1. TRASLADOS SUBSIGUIENTES
Con la contestación de la demanda podrá venir también incluida la nueva pretensión (reconvención) o
sin ser ello necesariamente así, existe la posibilidad de que se adjunten documentos que tiendan a
probar los extremos afirmados como defensa. O bien pueden ocurrir ambas cosas al mismo tiempo.
Si hay reconvención, se dará traslado al actor por quince días.
Se trata de la posibilidad de ejercicio de defensa del accionante ahora contrademandado (reconvenido)
y esta notificación se hará mediante cédula (art. 135, inc. 1º).
El actor tendrá las mismas posibilidades defensivas del demandado, en lo que fueran compatibles
(plazos, defensas, etc.). Con su contestación de reconvención también podrá alegar “nuevos hechos”
(art. 333) de los cuales se dará traslado al reconviniente a los fines de presentar documentos relativos a
ellos.
También irá notificado por cédula el auto que confiere traslado de los documentos que acompaña la
contestación de demanda (art. 135, inc. 1º, cit.).
Si sólo se acompañaron documentos y no hubo reconvención, el plazo para que el actor conteste será
de cinco días1106.
Expresamente se contempla la posibilidad de que el demandado reconviniente pueda presentar -al
igual que el actor respecto de su pretensión- documentos posteriores a la fecha de la reconvención -o
anteriores bajo juramento o afirmación de no haberlos conocido antes- tal como lo establece el art.
334.

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 358, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.

Art. 357. Trámite posterior según la naturaleza de la cuestión

1105
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 8/10/1991, “Pinto, Manuel v. Mercau s/simulación”.
1106
“Resulta tardío el cuestionamiento dirigido a la documentación agregada al contestar la demanda, si el actor
no ejerció la facultad prevista en el art. 356, CPCC”. SCBA, Ac. 54.371, 16/5/1995, “Banco de la Provincia de
Buenos Aires v. Roulier, Miguel R. y otros s/acción revocatoria”. “Si simplemente hubiere mediado una
contestación a la demanda, acompañada de documentos, el actor debe limitarse exclusivamente a reconocer o
negar la autenticidad de los documentos que se le atribuyeren o la recepción de comunicaciones tales como
telegramas, cartas, etc. De ahí que no sea admisible la refutación por el actor de los hechos y consideraciones
contenidos en la contestación, pues en caso contrario se afectaría el principio de igualdad de las partes (arg. arts.
333, 356 y 484, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 12/3/2002, “Sargentoni, Adrián A. v. Hospital
Zonal Gral. de Ag. San Roque M. Gonnet s/daños y perjuicios”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Con el escrito de contestación a la demanda, o a la reconvención, en su caso, el pleito se abrirá a
prueba si mediare el supuesto previsto en el artículo siguiente. Si fuere de puro derecho, se
conferirá nuevo traslado por su orden, con lo que quedará concluso para definitiva.

1. FIN DE LA ETAPA INTRODUCTORIA


Ya sea en el caso de una sola pretensión (demanda) o de más de una pretensión con titulares opuestos
(demanda y contrademanda o reconvención), una vez presentados los escritos de contestación
respectivos -o vencidos los plazos para hacerlo- se determinará si existen o no “hechos conducentes
acerca de los cuales no hubiere conformidad entre las partes” (art. 358).
Si existen estos hechos controvertidos, el próximo paso procesal será la apertura de la etapa
probatoria.
Si, por el contrario, no existen estos hechos controvertidos o bien, existiendo, el juez considera
suficiente para su dilucidación a la prueba documental agregada -a la que puede sumarse alguna
probanza anticipada que pudo haberse producido o las manifestaciones de las partes en los escritos
constitutivos- de oficio o a pedido de parte podrá declarar la causa “de puro derecho”.
Así se ha consignado que la falta de contestación a la demanda, o como ocurre en el caso, la falta de
contestación a la demanda dentro del plazo, determina que ante esa circunstancia sólo quedan las
alegaciones formuladas en la demanda. En tales condiciones no existen hechos controvertidos
conducentes, faltando el presupuesto visceral para ordenar la apertura a prueba sin perjuicio de los
poderes del juez para decretar las medidas instructorias pertinentes si lo considerare necesario 1107.
La declaración de puro derecho prevista por el art. 357, último párrafo, CPCC requiere que medie
admisión expresa de los hechos afirmados en la demanda, aunque se disienta con los efectos jurídicos
asignables a los mismos. En tal sentido, la no contestación de la demanda -por lo que fuera declarada
la rebeldía del demandado- no posibilita de por sí otorgar al proceso el carácter derivado de aquella
declaración, sino -a lo sumo- a prescindir de la apertura a prueba en el caso de que el juzgado no
considere necesario la producción de la ofrecida 1108.
La declaración de la causa “de puro derecho” implica -en concreto- que no habrá etapa probatoria 1109.
Como tal medida dispuesta normalmente a través de una providencia simple puede causar perjuicio a
alguna de las partes, se prevé un nuevo traslado por su orden -primero al actor y luego al demandado-
por cinco días (art. 150) desde la recepción de la cédula que la notifica (art. 135, inc. 3º) para que
manifiesten lo que estimen correspondiente al respecto.
Si no controvierten la medida y ésta adquiere firmeza, la causa queda conclusa para definitiva
correspondiendo poner el expediente a despacho y dictar la providencia de “autos para sentencia”
(arts. 479 y 481).

2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

1107
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/2/1997, “Méndez, Antonia v. Córdoba, Guillermo R. y Correa
Mónica y todo otro ocupante s/desalojo por intrusión”.
1108
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 8/4/1997, “Reinglestein, Octavio R. v. Marre, Rita Ángela s/desalojo”.
1109
“Si la demanda entablada en autos llega sin contestación, ello descarta la habilitación de un período
probatorio si, como aquí sucede, no existen hechos conducentes acerca de los cuales haya disconformidad (arts.
357, 358, 487, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/7/2000, “Banco Municipal de La
Plata v. D´Ortona, María Rosa s/cobro sumario”. “Cuando los que se tildan de aspectos controvertidos distan de
exhibir gravitación en la litis, pues no constituyen hechos conducentes que exterioricen dicotomía a la luz del
piso de marcha que hace a la traba de la relación jurídica en debate, debe considerarse que se está frente a una
cuestión de puro derecho (arts. 34, inc. 5º, 357 y 258, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/5/2001,
“Regalía, Francisco Eduardo v. Panozo, Augusto Romero y otro s/desalojo”. “Si bien en autos se omitió correr el
traslado por su orden que el art. 357 del ritual dispone, tal defecto quedó subsanado al consentir la apelante el
llamado de autos para sentencia, que entre otros efectos tiene el de purgar cualquier anomalía en la tramitación
del proceso. Coherente con ello, cuando el art. 253 dispone que el recurso de apelación comprende al de nulidad,
se refiere exclusivamente a los vicios in iudicando, por cuanto los in procedendo, como el que aquí se plantea,
quedan zanjados en el momento en que el llamado de autos queda firme”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
28/5/1992, “Fapaco SA v. Corrufe SRL s/cobro de australes”. “La declaración de la cuestión como de puro
derecho, una vez consentida, tiene los efectos del llamado de autos para sentencia, cerrando toda posible
discusión posterior. Ella impide a su vez la introducción en primera instancia de documentación hasta entonces
desconocida y la alegación de hechos nuevos (Código Procesal arts. 87, 255, inc. 3º, 331, 334, 357 y 487)”.
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 27/4/1995, “Laguilla, Rubén v. Bianchi, Oscar s/consignación”.

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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 359, Código nacional.
Aquí se señala que contestado el traslado de la demanda o reconvención o vencidos los plazos para
ello, resueltas las excepciones previas si la cuestión pudiera ser resuelta como de puro derecho así se
decidirá y firme que se encuentre la providencia se llamará autos para sentencia.
También se indica -con relación a la norma del art. 358, provincial- que si se hubiesen alegado hechos
conducentes acerca de los cuales no hubiese conformidad entre las partes, aun cuando éstas no lo
pidan el juez recibirá la causa a prueba procediendo de acuerdo con lo preceptuado en el art. 360
-audiencia preliminar, figura inexistente en nuestro régimen local-, audiencia que también tendrá lugar
en el juicio sumarísimo.

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