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MONOGRAFÍA Código : PP-G-02.

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Versión : 06
Fecha : 04.07.2018
Página : 1 de 22

FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE DERECHO

MONOGRAFÍA

“Formas de Terminación del Proceso.”

Autor(es):
Bacalla Chuquizengo, María Carolina
García Neyra, Carmela
Ventura Sánchez, Lucio

Asesor:

Mg. Rocío Magaly Rojas Medina

Chiclayo - Perú

2019
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo de investigación que se titula, “Formas de Terminación del


Proceso” tiene como objetivo dar a conocer la concepción de las formas de
terminar un proceso administrativo, así como mencionar las formas, explicando
sus características, para el conocimiento de los efectos de cada una de las
formas de terminar el proceso; se detallará la información por capítulos, tendrá
temas relevantes como, medios para hacer el desistimiento, el abandono,
abandono y verdad material, abandono en los procedimientos iniciados a
solicitud del administrado.

Su importancia radica en darle relevancia a las formas de poner fin al proceso


administrativo.

Capítulo I; la terminación del proceso administrativo, terminación del


procedimiento, fin del procedimiento administrativo, formas de terminación del
proceso administrativo, desistimiento, desistimiento del procedimiento y de la
pretensión, medios para hacer el desistimiento, el abandono, abandono y verdad
material, abandono en los procedimientos iniciados a solicitud del administrado,
presupuestos para la operatividad del abandono; Capítulo II, el silencio
administrativo como fin del procedimiento, definición del silencio administrativo,
el silencio administrativo tiene una triple perspectiva, objetivo de la ley del
silencio administrativo, requisitos del silencio administrativo, la aprobación
automática de a petición del administrado, clases del silencio administrativo,
efectos del silencio administrativo, doctrina del silencio administrativo; Capítulo
III, la conciliación y resolución en la terminación del proceso, la resolución final,
contenido de la resolución final del procedimiento, la resolución como acto
administrativo, la congruencia en el procedimiento administrativo, la conciliación
contencioso administrativa, características de la conciliación, clases de
conciliación.

La metodología empleada ha sido recurrir a fuentes bibliográficas, así como


fuentes electrónicas debidamente acreditadas.

Finalmente, arribaremos a conclusiones sobre el tema abarcado que puedan


ayudar a quien lo le, esperando sea de su utilidad.

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Capítulo I: La terminación del proceso administrativo

1.1. Terminación del procedimiento:

“El procedimiento administrativo termina por voluntad del interesado, o de la


administración. En este último caso lo normal es una resolución particular, en la
cual se ratifica o confirma el acto impugnado, o se lo revoca, sustituye o
modifica.” (Gordillo, 2004, p. 161)

(Ruíz, 2016) Nos dice que; Por lo general, la resolución final pone punto final al
procedimiento administrativo, sin embargo, éste puede terminarse por otras
causas, como el desistimiento, la declaración de abandono, y el convenio de las
partes, siempre y cuando no sea contrario al ordenamiento jurídico ni verse sobre
materias que no sean susceptibles de transacción y que tenga por objeto
satisfacer el interés público, con el alcance, efectos y régimen jurídico, siendo
esta la conciliación. (p. 157)

Según (Gowland, 2012) Nos dice que; El modo normal y lógico de terminación
del procedimiento es que se dicte una resolución que resuelva sobre las
cuestiones de fondo que se planteaban en el mismo. Sin embargo, en algunos
casos, no se pueden resolver las cuestiones de fondo que se discutían en el
procedimiento por concurrir determinadas causas que impiden que ésta se dicte.
En estos supuestos se suele hablar de una terminación anormal del
procedimiento. (p. 133-134)

1.1.1. Fin del procedimiento administrativo:


(Napurí, 2013) Afirma qué; Ponen fin al procedimiento administrativo las
resoluciones que se pronuncian sobre el fondo del asunto, el silencio
administrativo positivo, el silencio administrativo negativo en el caso de
que el mismo agote la vía administrativa, el desistimiento, la declaración
de abandono, los acuerdos adoptados como consecuencia de conciliación
o transacción extrajudicial que tengan por objeto poner fin al
procedimiento que se reconocen como formas convencionales de
terminación del procedimiento y la prestación efectiva de lo pedido a
conformidad del administrado en caso de petición graciable. (p. 541)

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“La conclusión del procedimiento es un momento natural del ciclo vital de
la voluntad administrativa del Estado. Pero no aparece de modo único,
sino que existen varios supuestos en los cuales puede afirmarse que el
procedimiento administrativo ha terminado.” (Urbina, 2001, p. 523)

1.2. Formas de terminación del proceso administrativo:

Para (Urbina, 2001) define;

El modo normal de conclusión del procedimiento es mediante un acto


administrativo que resuelve el fondo del asunto. (p.524)

Los modos anormales o especiales de concluir el procedimiento son a su vez de


dos tipos:

- Un acto expreso que no contiene decisión sobre el fondo de la cuestión


planteada, tal como acontece con el abandono, el desistimiento, y la
imposibilidad material o jurídica de continuar el procedimiento. En ninguno
de estos casos son las circunstancias exógenas las que determinan la
conclusión del procedimiento, sino el acto administrativo debidamente
motivado que las estimen suficientes para determinar la terminación del
procedimiento y siempre que ello no afecte el interés Público. (p. 524)
- Cuando se produce una situación de hecho o de las partes que el derecho
reconoce con la eficacia suficiente para concluir el procedimiento, como
por ejemplo los acuerdos convencionales, el silencio administrativo y la
prestación efectiva. (p.524)

Según (Pastor, 2009) En el derecho administrativo moderno se ha encontrado la


necesidad de la regulación de mecanismos convencionales de terminación de
procedimientos administrativos, mediante la conciliación o la transacción
extrajudicial, a través de acuerdos entre la administración y los administrados o
respecto a estos últimos entre sí. Ello ocurre a fin de facilitar la solución
consensual de la controversia generada a partir de una pretensión determinada
o un interés preciso, sin tener que esperar que el órgano administrativo emita
una resolución definitiva. Ello permite una definición más lógica y un adecuado
equilibrio entre intereses privados y públicos. (p. 109)

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Para (Enterria & Fernández, 1981) Esto es parte de lo que se denomina
administración concertada que permite buscar una armonía entre los intereses
generales y los intereses particulares que como ya lo hemos señalado es la
finalidad primordial del derecho administrativo moderno, tal que la Administración
ya no se impone sino que pretende una solución acordada con el administrado,
incluso en procedimientos administrativos bilaterales. (p. 503)

Desafortunadamente, en el régimen peruano no se ha establecido mecanismos


a través de los cuales la Administración y los administrados se pongan de
acuerdo respecto de la tramitación de los procedimientos administrativos,
situación que reduciría sustancialmente la controversias en este sentido, incluso
las que llegan al Poder Judicial vía el proceso contencioso administrativo.
(Napurí, 2013,p. 542)

“No obstante ello, en algunos ordenamientos sectoriales se permite el paso de


un plazo perentorio determinado a cambio de la reducción del monto de la multa,
lo cual para algunos podría mostrar un acuerdo tácito.” (Napurí, 2013,p. 542)

1.3. Desistimiento:
(Napurí, 2013) Nos dice qué; El desistimiento implica la conclusión del
procedimiento por decisión expresa del administrado, sin que exista
pronunciamiento respecto al fondo de lo que es materia del procedimiento
administrativo por parte de la autoridad competente, por ello la doctrina lo
considera un modo anormal de terminación del procedimiento. (p. 545)
Así mismo afirma (Napurí, 2013) menciona qué; el desistimiento se
diferencia claramente del abandono, que opera por la inactividad del
administrado, y de los silencios administrativos o la caducidad, que
funcionan ante la inactividad de la Administración. El desistimiento opera
como resultado de la voluntad del administrado y por convenir a su
derecho. Además, debe distinguirse el desistimiento de la nulidad sea de
oficio o sea el resultado de la resolución de un recurso administrativo,
puesto que mientras el primero permite mantener la validez de los actos
administrativos emitidos, los mismos que quedan sin efecto, la nulidad
arrastra la de los actos que también contienen el vicio que dio origen a la
nulidad. (p. 545)

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1.3.1. Desistimiento del procedimiento y de la pretensión:

(Napurí, 2013) Nos dice al respecto qué;

La doctrina y la legislación reconocen dos tipos de desistimiento que pone


fin al procedimiento. Por una lado, el desistimiento del procedimiento, que
importará la culminación del mismo, pero no impedirá que posteriormente
vuelva a plantearse igual pretensión en otro procedimiento. (p. 546)
Por otro lado, se reconoce la existencia del llamado desistimiento de la
pretensión, que impedirá promover otro procedimiento por el mismo
objeto y causa. Parte de la doctrina identifica en forma directa el
desistimiento de la pretensión con la llamada renuncia, dado que esta
implica la pérdida del derecho en cuestión. Ahora bien, debe entenderse
que solo puede haber desistimiento de pretensión respecto a derechos de
libre disposición, en particular los de índole patrimonial. No puede
renunciarse, por ejemplo, a los derechos laborales. Es por ello que se
considera que el desistimiento de la pretensión es un acto que no resulta
ser enteramente libre. (p. 546)
Es necesario señalar que el desistimiento solo afectará a quienes lo
hubieren formulado. En consecuencia, el desistimiento no puede afectar
a los terceros administrados. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el
desistimiento en determinadas circunstancias podría favorecer a ciertos
terceros a los que pudiese afectar negativamente la resolución a favor del
administrado que se ha desistido. (p. 546)

Según (Urbina, 2001) comenta qué;

El desistimiento constituye la declaración de voluntad expresa y formal en


virtud del cual el administrado en función de sus propios intereses
pretende, en todo o en parte, retirar los efectos jurídicos de cualquiera de
sus actos procesales anteriores o del procedimiento en curso instado por
él, con alcance exclusivamente dentro del procedimiento en curso. (p.
545)
La figura puede tener un alcance total (cuando se desiste de la pretensión
o procedimiento mismo) o referirse solo a un acto procesal en particular
(cuando se ejerce para desistirse de un recurso u ofrecimiento de

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pruebas). En el primer caso, su efecto es finalizar el procedimiento
iniciado por el administrado sin incidir en el derecho sustantivo que
sustenta la pretensión, por lo que no impide su planteamiento en otro
procedimiento. (p. 545)
En cuanto a la forma del desistimiento, para su aceptación debe ser
realizado por escrito con firma certificada. Por su propia naturaleza,
cuando confluyan pluralidad de administrados (procedimientos
multilaterales: contenciosos o concurrenciales), el desistimiento de uno no
surtirá efectos para los restantes. (p. 546)

1.3.1.1. Medios para hacer el desistimiento:


Según (Napurí, 2013) El desistimiento podrá hacerse por cualquier medio
que permita su constancia y señalando su contenido y alcance. Sin
embargo, para el desistimiento de la pretensión o del procedimiento, y si
el desistimiento se realiza en representación de otro administrado, es
requerido poder especial indicando expresamente aquellos actos para los
cuales fue conferido. Asimismo, debe señalarse expresamente si se trata
de un desistimiento de la pretensión o del procedimiento. Ahora bien, si
ello no se precisa, se considera que se trata de un desistimiento del
procedimiento, a fin de mantener incólume la pretensión del administrado.
(p. 546)
(Napurí, 2013) Finalmente dice qué, el desistimiento se podrá realizar en
cualquier momento antes de que se notifique la resolución final en la
instancia. La autoridad aceptará de plano el desistimiento y declarará
concluido el procedimiento, salvo que, habiéndose apersonado en el
mismo terceros interesados, instasen estos su continuación en el plazo
de diez días desde que fueron notificados del desistimiento. (p. 547)

1.3.2. Desistimiento de un acto procedimental o de un recurso administrativo:


(Napurí, 2013) Dice qué, tenemos que diferenciar el desistimiento que
hemos señalado líneas arriba del desistimiento de actos realizados por el
administrado. Este desistimiento no necesariamente pone fin al
procedimiento administrativo, sino más bien impide que dicho acto no
genere efectos. En consecuencia, la norma prescribe que el desistimiento

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de algún acto realizado en el procedimiento puede realizarse antes de que
haya producido efectos. (p. 547)
Asimismo (Napurí, 2013) afirma qué, el administrado puede desistirse de
un recurso administrativo antes de que se notifique la resolución final en
la instancia, determinando como consecuencia que la resolución
impugnada quede firme, salvo que otros administrados se hayan adherido
al recurso, en cuyo caso solo tendrá efecto para quien formuló el
desistimiento. (p. 547)
(Fernández, 2015) Asegura qué; Transcurrido un plazo sin que se hubiese
realizado el acto necesario para continuar el trámite de la demanda, del
incidente o de cualquier otra actuación que se promueva a instancia de
parte. Vencido este último término sin que el demandante o quién
promovió el trámite respectivo haya cumplido la carga o realizado el acto
ordenado, quedará sin efectos la demanda o la solicitud, según el caso.
(p. 242)
(Urbina, 2001) Nos dice qué; En el desarrollo de un procedimiento pueden
producirse más de una manifestación de la voluntad de desistirse por
parte del administrado en relación con el alcance o con el objeto sobre el
cual recaen. Así podemos tener desistimiento total: del procedimiento o
de la pretensión, y desistimiento parcial: de un acto procesal o de un
recurso administrativo ya interpuesto. (p. 546)
Así también (Urbina, 2001) comenta qué; El desistimiento de un recurso
impugnativo ya interpuesto por el administrado es un caso singular de
desistimiento de acto procesal que como todos los de su especie afectan
única y exclusivamente a la persona que lo presenta y tiene como
exclusivo propósito que la decisión de la autoridad adquiriera firmeza. (p.
547)
(Amat, 2006) Nos dice qué; El desistimiento y la renuncia conducen a la
finalización del procedimiento. En primer lugar, dispone que tanto el
desistimiento como la renuncia se pueden hacer por cualquier medio que
permita tener constancia de ello. En definitiva, el desistimiento y la
renuncia tienen en común la retirada voluntaria del interesado de la acción
con la cual había iniciado el procedimiento, el efecto del desistimiento
produce efectos solo en el procedimiento concreto iniciado con la

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solicitud, de modo que puede volver a iniciarse otro procedimiento
mediante una nueva solicitud. (p. 36-37)
“Se trata de dos formas anormales de terminación del procedimiento que
tienen en común el consistir en una declaración del interesado que lo inició
en la que expresa su voluntad de apartarse del procedimiento.” (Falla,
1987)

1.4. El abandono:

Para (Napurí, 2013) asevera qué;

Únicamente en los procedimientos iniciados a solicitud de parte, cuando


el administrado incumpla algún trámite que le hubiera sido requerido que
produzca su paralización por treinta días, la autoridad de oficio o a
solicitud del administrado declarará el abandono del procedimiento, lo
cual en el derecho comparado también se conoce como caducidad. (p.
547)
Lo antes indicado implica que el abandono no puede generarse por el solo
transcurso del tiempo ni por la inactividad de la Administración, puesto
que en dicho caso opera el régimen de silencio administrativo que
corresponda. Por otro lado, el plazo de abandono guarda correspondencia
con el que la Administración tiene para resolver en el procedimiento. (p.
548)
Es necesario señalar que la resolución que declara el abandono deberá
ser notificada y contra ella procederán los recursos administrativos
pertinentes. Lo cual implica que la resolución señalada pone fin al
procedimiento, pero sin pronunciarse sobre el fondo. Por otro lado, el
abandono, al generar efectos similares al del desistimiento del proceso,
no impide la iniciación de un procedimiento administrativo posterior con la
misma pretensión. (p. 548)
El abandono tiene efectos limitados dado que la Administración tiene la
obligación de impulsar de oficio el procedimiento, en especial porque
resulta de interés público la resolución de toda solicitud presentada a
instancia de parte. A ello se debe la restricción respecto al incumplimiento
de algún trámite que se le hubiera requerido. (p. 548)

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1.4.1. Abandono y verdad material:

(Napurí, 2013) Una institución como el abandono no es consistente con


los principios de verdad material y de oficialidad de la prueba. Si la
autoridad administrativa debe verificar plenamente los hechos que va a
motivar su decisión, la misma no debería depender de trámite alguno a
ser realizado por el administrado, sino más bien de la actuación probatoria
de la administración, la misma que es decidida de oficio. Como lo hemos
señalado, en un procedimiento administrativo la carga de la prueba
corresponde básicamente a la autoridad administrativa, a diferencia del
proceso judicial, en el cual se dice que dicha carga corresponde a quien
afirma un hecho; atribución esta última que incluso hoy en día viene
siendo discutida, al existir múltiples excepciones a la misma. La ausencia
de un trámite debería generar que la autoridad administrativa prescinda
del mismo para decidir respecto a lo solicitado, aun en desmedro del
interés del administrado. (p. 550)

1.4.2. Abandono en los procedimientos iniciados a solicitud del administrado:

Según (Urbina, 2001) dice qué; En la forma de terminación del


procedimiento administrativo que tiene lugar mediante una declaración de
la administración cuando, paralizado por causas imputables al interesado,
este no remueve el obstáculo dentro del plazo que la ley señala. El
abandono del procedimiento es el medio para evitar su pendencia
indefinida por la inercia del particular, quien debería mostrar interés en
obtener su continuación. (p. 547)

“Por la naturaleza propia del abandono, los únicos procedimientos


susceptibles de caer en abandono son aquellos promovidos por el
interesado y no los iniciados de oficio, cuya conducción y resolución
siempre obedecen a un interés público directo.” (Hutchinson, 55-56)

(Urbina, 2001) Nos dice; La naturaleza jurídica del abandono es la de un


hecho, un mero transcurso de tiempo sin la realización de actos
procesales dentro de un procedimiento inactivo; a diferencia de la

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renuncia o desistimiento que son verdaderos actos jurídicos o concretas
manifestaciones de voluntad del interesado. (p. 548)

1.4.3. Presupuestos para la operatividad del abandono:

En sus comentarios sobre la ley 27444 (Urbina, 2001) divide a los presupuestos
en:

a. Paralización del procedimiento imputable al interesado:

La paralización del procedimiento debe ser imputable a un obstáculo proveniente


del particular que lo inició (defecto de documentación, inacción simple, etc.) y no
cuando el detenimiento sea por acciones u omisiones de la Administración ni de
otro interesado que hubiera comparecido en el procedimiento como tercero. En
ningún caso podrá considerarse que opera el abandono si el administrado ha
dejado de gestionar el expediente en virtud de haber operado el silencio
administrativo o la causa se encuentra lista para decisión final. (p. 548)

Su procedencia debe analizarse aisladamente en cada caso por cuanto


existiendo el deber de oficialidad a cargo de la Administración, los supuestos de
aplicación del instituto del abandono son reducidos a los previos en normas
especiales donde se acoja el principio procesal de rogación y atienda a una real
imposibilidad de proseguir el procedimiento, sin afectar el interés público. (p. 548)

b. Requerimiento previo al particular:

No basta solo el transcurso del tiempo para activar el abandono, ya que


adicionalmente resulta necesario el requerimiento o la intimación al interesado
notificando la necesidad que, dentro de un plazo, realice alguna actuación
procesal concreta para la prosecución del procedimiento. (p. 548)

c. Silencio del interesado:

Luego de recibida la intimación, el interesado debe mantener una conducta


omisiva durante el plazo otorgado. La persistencia en esta conducta, descarta
que la paralización se deba a razones involuntarias y refuerza la seguridad para
la Administración que su decisión por el abandono es la más acertada. (p. 548)

d. Decisión de la autoridad:

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La doctrina y legislación comparada conceptúan que el abandono del
procedimiento necesariamente debe ser declarado por la autoridad y notificado
al particular, atendiendo a que afecta sus intereses. (p. 548)

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Capítulo II: El silencio Administrativo como fin del procedimiento:

2.1. Definición del silencio administrativo:

Cuando la administración Pública no se pronuncia, vencido el plazo establecido


por la ley del Procedimiento Administrativo General se origina el llamado silencio
administrativo, el mismo que genera efectos jurídicos específicos poniendo fin al
procedimiento administrativo en determinadas circunstancias. La justificación del
silencio administrativo estriba en el hecho de que el interés público y el
administrativo no se vean perjudicados por la inactividad de la administración en
un procedimiento administrativo dado.

La importancia de esta figura de silencio administrativo surge con la intención de


servir de garantía para que el ciudadano no vea afectado su derecho
fundamental de petición.

Es así que el silencio administrativo es la sustitución de la expresión concreta


del órgano administrativo por la manifestación abstracta prevenida por la ley,
estableciendo una presunción a favor del administrado, en cuya virtud trascurrido
un determinado plazo derivamos se deriva una manifestación de voluntad estatal
con efectos jurídicos en determinado sentido (estimatorio o desestimatorio).

El silencio administrativo vendría a ser una presunción o ficción legal por virtud
de la cual, trascurrido cierto plazo sin resolver la Administración, y producidas
además determinadas circunstancias se entenderá denegada u otorgada la
petición o el recurso formulado por los particulares.

Ciertamente, la trascendencia de la teoría del silencio administrativo radica en


emanar determinado valor y significado de la reserva producida, a través de la
interpretación dada por la norma legal, esto es, si los efectos jurídicos serán
entendidos negativamente (desestimar la petición, reclamo o recurso) o
positivamente (favorables). Es el contenido de la presunción formulada por el
sistema jurídico el que otorga significado a la actividad silente, imponiendo al
mismo tiempo, las condiciones y procedimientos para su concreción.

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Hoy en cambio, se ha querido utilizar también el silencio administrativo como un
arma para combatir la pasividad o negligencia administrativa, suponiéndole
entonces, una interpretación positiva que, no obstante, sigue siendo excepcional.

En el Perú, poco a poco se fue introduciendo el silencio administrativo en los


procedimientos ante las entidades públicas (negativo y luego positivo) a efectos
de que el administrado pueda tener certeza de plazos y decisiones en la vía
administrativa.

Al ser la vía administrativa una prerrogativa de la administración para que el


administrado acuda a una entidad del Estado a demostrar su cumplimiento cabal
de las normas y, aun mas, para revisar sus propias decisiones; es absolutamente
coherente y justo que la administración se pronuncie en plazos ciertos o se
habilite al administrado a dar por resuelto un determinado asunto para, en el
extremo de los casos, acudir a una tutela judicial efectiva.

La atribución de un valor negativo o desestimatorio al silencio o inacción formal


de la administración tiene un origen y una funcionalidad muy concreta,
estrechamente ligado a la singular configuración técnica del recurso contencioso
administrativo como un proceso impugnatorio de actos previos cuya legalidad es
objeto de revisión a posteriori.

2.1.1. El silencio administrativo tiene una triple perspectiva:

a) Económica - Jurídica.- Busca proteger los intereses, obligaciones y derechos

de los administrados frentes a la inactividad de la Administración Pública.


(Positivo)

b) Gestión Pública.-Herramienta de gestión que permite a la Administración

poner en conocimiento a los administrados sobre una situación concreta de

manera rápida y eficiente, sin que ello afecte los derechos constitucionales y

fundamentales de los administrados.

c) Procesal. - Permite abrir indefinidamente la vía judicial en tanto la

Administración no resuelva de manera motivada y bajo el respeto irrestricto del

debido procedimiento el caso concreto.

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2.2. Objetivo de la ley del silencio administrativo:

La administración encausa sus actos para dirigirse hacia ella a través del llamado
procedimiento administrativo cuando sus efectos se dirigen sobre los
administrados siendo que dicho procedimiento nos ubica en una serie de reglas
animadas por a solidez y coherencia de las etapas de dicho acercamiento del
Estado a sus ciudadanos. Dentro del mismo procedimiento existe una doble
clasificación:

Procedimiento de Aprobación automática: el cual, como su propio nombre o


indica, es aprobado automáticamente si a solicitud presentada ante el
administrador se añaden los requisitos o documentos que pide satisfacer el
TUPA de la entidad.

De cumplir con los mismos se da “carta blanca” a derecho o interés peticionado


ante a administración pública; empero, ello no obsta para que se realice la
fiscalización posterior.

Procedimiento de Evaluación Previa: En este tipo de procedimiento veremos que


el ciudadano tendrá que, ante un interés o derecho alegado administrativamente,
esperar el pronunciamiento expreso de la administración pública; siendo que si
no se da el mismo se activa el silencio administrativo, el cual puede ser positivo
o negativo según sea el caso.

Una vez hecho esta pequeña introducción tenemos que la ley busca incidir en
aquellos procedimientos en los que se hace presente la evaluación previa o dicho
de otra forma, la norma se dirige a los procedimientos administrativos de
evaluación previa, que son los más usados por los administrados cuando se trata
de sus derechos o intereses alegados ante el poder público y en los que la
respuesta de la administración es muy lenta.

Se precisa además que procedimientos de evaluación previa están sujetos a


silencio positivo:

1.- Solicitudes cuya estimación habilite para el ejercicio de derechos


preexistentes o para el desarrollo de actividades económicas que requieran
autorización del Estado.

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2.- Recursos destinados a cuestionar la desestimación de una solicitud o actos
administrativos anteriores y

3.- Procedimientos en los cuales la trascendencia de la decisión final no pueda


repercutir directamente en administrados distintos del peticionante, mediante la
limitación, perjuicio o afectación a sus intereses o derechos legítimos.

2.3. Requisitos del silencio administrativo:

Los principales requisitos del silencio administrativo los podemos señalar:

a) Formulación expresa en disposición legal o reglamentaria: En el Derecho


Administrativo peruano el silencio administrativo negativo está previsto
expresamente en los siguientes artículos de la Ley del Procedimiento
Administrativo General:

b) Solicitud dirigida a la administración: puede ser una solicitud administrativa


o un recurso impugnativo.

c) Documentación que debe acompañarse a la petición, esto con la finalidad


de facilitar a la administración un adecuado conocimiento del asunto para
mejor resolver. En el caso de la inactividad del administrado opera la figura
de la caducidad o el abandono.

d) Posibilidad de lo pedido, es decir, que lo pedido debe referirse a algo


posible y real y no algo inexistente o contrario al ordenamiento jurídico.

2.4. La aprobación automática de a petición del administrado: hacia una


administración pública celerísima:

Esta segunda norma sostiene en su primer párrafo que los procedimientos


administrativos sujetos a silencio administrativo positivo se considerarán
aprobados si vencido el plazo establecido o máximo, la entidad no hubiera
emitido el pronunciamiento correspondiente, no siendo necesario expedirse
pronunciamiento o documento alguno para que el administrado pueda hacer
efectivo su derecho bajo responsabilidad del funcionario o servidor público que
lo requiera.

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Bajo esta redacción se establece taxativamente la obligación implícita del
funcionario público en emitir un pronunciamiento expreso en el plazo emanado
de la propia ley o en todo caso en el máximo esperado situación que se enmarca
dentro de los derechos del administrado. Se puede considerar además, que
dicha obligación se desprende el principio de legalidad a tenor de lo normado por
el artículo IV inciso i numeral 1 de la ley del Procedimiento Administrativo
General.

Entonces cuando la administración no tenga la celeridad suficiente para que


pueda hacer conocer al administrado su decisión por medio de acto
administrativo alguno, el ciudadano simplemente podrá ejercer su derecho sin
que existan reparos del funcionario en exigir los requisitos legales previos. Esto
quiere decir que si en treinta días hábiles la administración pública no hizo nada
por atender el pedido, el mismo debe ser considerado aprobado pues la
autorización estatal será tácita a lo pedido.

La segunda parte de este artículo de la Ley del Silencio Administrativo establece


que si bien el ciudadano al no tener pronunciamiento expreso e indubitable de la
administración pueda hacer uso de su derecho, en nada quiere decir que
debe admitirse como unan cláusula que traslade la arbitrariedad de la
administración minimizándola, a la arbitrariedad del administrado en la cual
pueda argumentarse que la inacción formal administrativa le permite no ser
fiscalizado por quien debió hacerlo en so oportunidad. Dice la norma, que lo
dispuesto en este artículo no enerva la obligación de la entidad de realizar la
fiscalización posterior de los documentos, declaraciones e información
presentada por el administrado conforme estaba dispuesto en el artículo 32 de
la ley 27444.

2.5. Aprobación del procedimiento:


2.5.1. La declaración Jurada:

Respecto de este artículo, la novedad la constituye la declaración jurada que ha


de presentar el administrado para convalidar la aprobación ficta de lo
peticionado. Dicha declaración constituirá prueba suficiente de la resolución
adoptada por la administración pública. Veamos que dice la norma: Vencido el
plazo para que opere el silencio administrativo positivo en los procedimientos de

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evaluación previa sin que la entidad hubiera emitido pronunciamiento sobre lo
solicitado, los administrados podrán presentar una declaración jurada ante la
propia entidad que configuró dicha aprobación ficta, con la finalidad de hacer
valer el derecho conferido ante la misma o terceras entidades de la
administración, constituyendo el cargo de recepción de dicho documento prueba
suficiente de la resolución aprobatoria ficta de la solicitud o trámite iniciado.

Debe ponerse atención en que dicha declaración jurada sirve como una garantía
de constatación de la no actuación del ente administrativo, pues la norma
establece que esta sirve para hacer valer el derecho no solo ante la propia
entidad administrativa que debió emitir pronunciamiento y no lo hizo sino ante
otras entidades administrativas. Bajo lo precisado, el administrado no sólo
cuenta con el artículo 2 de la ley en comentario, sino también con la mencionada
declaración jurada- que sirve como medio fehaciente de prueba del actuar
omisivo del funcionario.

2.5.2. Carta Notarial.

Otra de las novedades que nos trae la Ley del Silencio Administrativo es la
utilización de la carta notarial cuando el funcionario se niegue a recibir la
declaración jurada como medio de aprobación del procedimiento. Así, el
conducto notarial se convierte en vía alterna cunado se dé la negativa a
decepcionar dicha declaración del administrado; cerrando el círculo de la
discrecionalidad en exceso de la administración al no reconocer el derecho
alegado por el administrado.

Continuemos con el ejemplo señalado líneas arriba, si este administrado, el de


la bodega de barrio, a pesar de todas sus buenas intenciones ve que el
funcionario se niega a decepcionar la declaración jurada, no deberá hacer hígado
sino dirigirse donde un notario y enviarle la carta a través de dicho profesional.
Con esto, su calvario y el de dicha tienda habrán terminado. Podrá competir
sanamente con su vecino de barrio que abrió su tienda ilegalmente

2.6. Interés público y aplicación excepcional del silencio administrativo

negativo:

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La primera disposición transitoria de la ley del silencio administrativo señala que
el silencio administrativo negativo será aplicable en aquellos casos en los que se
expongan significativamente el interés público, incidiendo en la salud, el medio

ambiente, los recursos naturales, la seguridad ciudadana, el sistema financiero,


el mercado de valores, la defensa nacional y el patrimonio histórico y cultural de
la Nación y en los que generen obligaciones de dar o de hacer a cargo del Estado
y autorizaciones para operar casinos de juego y máquinas tragamonedas.
Instituye la misma norma que dicho silencio se aplicará también para aquellos
procedimientos por los cuales se trasfiera facultades de la administración
pública, y en aquellos trámites de inscripción registral; sin embargo en materia
tributaria y aduanera, el silencio administrativo se regirá por sus propias leyes,
siendo que para procedimientos administrativos que tengan incidencia en la
determinación de obligaciones tributarias se aplicará el segundo párrafo del
artículo 163 del Código tributario.

2.7. Clases del silencio administrativo:

Hemos afirmado que el silencio administrativo, es la ausencia de acto cuando


debería haber.

Tanto la doctrina como la legislación, contemplan dos posibles consecuencias


del silencio de la administración: la negativa y la positiva. Es decir, ante la falta
de respuesta a los planteamientos de los gobernados, se puede suponer que
han sido resueltos de manera negativa o afirmativa.

El silencio administrativo, que es la inactividad de la administración con respecto


a la resolución del planteamiento formulado por un particular. Es la inactividad
de los sujetos del procedimiento.

Siempre hay que tener en cuenta la naturaleza del silencio administrativo: es una
presunción o ficción legal, por la cual, sin expresión material, se considera la
existencia de una decisión que pone fin al procedimiento. Para nuestro caso, se
considera negativo.

19
En efecto, el pase de la sede administrativa a la sede judicial requiere de la
expresión o decisión de la sede administrativa y de no producirse, se bloquearía
las pretensiones planteadas.

El principio opera en la propia sede administrativa, pues la via sucesiva requiere


el agotamiento de la via previa y ésta se truncaría si no se produce la decisión
primaria.

El silencio administrativo puede ser negativo y positivo:

-Silencio negativo: el efecto atribuido por la ley al hecho de no resolver en un


determinado plazo es la desestimación de la pretensión:

-Silencio positivo: la inactividad formal de la administración se valora por la ley


en sentido estimatorio de la pretensión deducida.

De la definición se extraen los elementos constitutivos del silencio. Su naturaleza


jurídica va a diferenciarse según sea silencio negativo -simple ficción legal-o se
trate de silencio positivo -verdadero acto presunto. El objetivo del silencio
administrativo es en beneficio del interesado o peticionario y sustentándose en
el principio de defensión.

La Constitución Política de 1993, norma:

«Artículo 2.- Toda persona tiene derecho: (...)

20. A formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la


autoridad competente, la que está obligada a dar al interesado una respuesta
también por escrito dentro del plazo legal, bajo responsabilidad. (...)».

2.8. Naturaleza del silencio administrativo negativo:

El silencio, pues, no es nada en sí; materialmente es inactividad, vacío en el


obrar; pero esta ausencia es coloreada por el ordenamiento, dándole una
significación determinada. Esta significación en nuestro caso es negativa. Es
pues una presunción legal, una ficción que la ley establece en beneficio del
particular.

Del silencio administrativo negativo no emerge acto administrativo presunto algu-


no, no es propiamente una derogatoria ficta ni aparece la voluntad por

20
presunción de la administración pública. Ni tampoco, la ley sustituye la voluntad
de la administración pública cuando ésta no responde a las peticiones que se le
formulen.

La doctrina la considera simplemente de un remedio procesal ante la inactividad


del órgano para resolver. En consecuencia se trata de una ficción legal que per-
mite al administrado acceder a la instancia superior o a la vía jurisdiccional, sea
el caso, ante la ausencia de resolución expresa sobre sus peticiones o recursos.
Para la doctrina administrativista el silencio negativo está montado siempre en
beneficio del administrado y nunca contra éste como una facultad suya
correspondiéndole la opción de impugnar el silencio o esperar la resolución
expresa. El silencio negativo siempre se estableció para favorecer al
administrado. No siempre se tiene en cuenta, desvirtuándose con ello la esencia
misma del silencio administrativo, que este se establece en garantía, en beneficio
siempre del particular.

2.9. Naturaleza del silencio administrativo positivo:

En el silencio positivo si se da lugar a la generación de un acto presunto, y por


tanto a un verdadero acto administrativo.

Recordemos:

Hemos clasificados los procedimientos administrativos en:

a) Procedimientos de aprobación automática: Son aquellos que se con-


sideran aprobados desde el mismo día de la presentación de la solicitud
o formulario correspondiente ante la administración pública.

b) Procedimiento de evaluación previa: Son aquellos que requieren para su


aprobación de un pronunciamiento previo de la administración pública.
Dicho pronunciamiento debe realizarse dentro del plazo máximo de 30
días calendarios contados a partir de la fecha de presentación de la
correspondiente solicitud o formulario, estos procedimientos pueden ser:

c) Procedimiento de evaluación previa con aplicación del silencio


administrativo positivo: son aquellos en los cuales, vencido el plazo

21
establecido para el pronunciamiento de la administración pública sin
haberse producido éste, se considera aprobada la solicitud del particular;

d) Procedimiento de evaluación previa con aplicación del silencio ad-


ministrativo negativo: son aquellos en los cuales, vencido el plazo
establecido para el pronunciamiento de la administración pública sin
haberse producido éste, se considera denegada la solicitud del particular.

El plazo es el que se establece en el TUPA para cada procedimiento


administrativo, el mismo que en ningún caso podrá exceder del plazo máximo en
la Ley el Procedimiento Administrativo General.

Son procedimientos administrativos de evaluación previa los siguientes:

a) Los procedimientos de impugnación de actos administrativos, y

b) Aquellos a los que la ley les otorga dicha calificación.

Expliquemos:

Así cuando un administrado solicita de la administración pública alguna


pretensión y la administración pública no responde en el plazo predeterminado
legal-mente -siempre que esté previsto en la norma como un supuesto de
silencio positivo y se den las condiciones precisadas por la norma legal- se
entenderá otorgado lo solicitado por el administrado merced al silencio positivo.

En estos supuestos la voluntad de la administración pública queda sustituida


directamente por la ley. De esta manera, el silencio positivo opera con una
presunción juris et de jure referente a cuál fue la voluntad del órgano adminis-
trativo silente.

Es así, que al configurarse un verdadero -acto presunto- le será de aplicación


toda la teoría y normatividad general de los actos administrativos expresos.

Se trata, pues, de una remoción, es decir, que en el silencio administrativo se


trata de la remoción de unos límites que han sido impuestos en el ordenamiento
legal a los derechos de los particulares, cuyo libre ejercicio queda supeditado a
la constatación de su compatibilidad con el interés público.

22
Es así, que, si la administración durante un determinado plazo fijado en la norma
legal correspondiente no se pronuncia, quedan removidas las limitaciones im-
puestas.

De lo expuesto, deducimos que el silencio positivo sólo debe operar en actua-


ciones de la administración pública relativas al otorgamiento de licencias y auto-
rizaciones regladas.

2.9.1. Efectos del silencio administrativo:

La Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, norma:

Artículo 199.- Efectos del silencio administrativo

199.1. Los procedimientos administrativos sujetos a silencio administrativo


positivo quedarán automáticamente aprobados en los términos en que fueron
solicitados si transcurrido el plazo establecido o máximo, al que se adicionará el
plazo máximo señalado en el numeral 24.1 del artículo 24, la entidad no hubiere
notificado el pronunciamiento respectivo. La declaración jurada a la que se
refiere el artículo 37 no resulta necesaria para ejercer el derecho resultante del
silencio administrativo positivo ante la misma entidad. 199.2 El silencio positivo
tiene para todos los efectos el carácter de resolución que pone fi n al
procedimiento, sin perjuicio de la potestad de nulidad de oficio prevista en el
artículo 213. 199.3 El silencio administrativo negativo tiene por efecto habilitar al
administrado la interposición de los recursos administrativos y acciones
judiciales pertinentes al administrado la interposición de los recursos
administrativos y acciones judiciales pertinentes. 199.4 Aun cuando opere el
silencio administrativo negativo, la administración mantiene la obligación de
resolver, bajo responsabilidad, hasta que se le notifique que el asunto ha sido
sometido a conocimiento de una autoridad jurisdiccional o el administrado haya
hecho uso de los recursos administrativos respectivos.

199.5 El silencio administrativo negativo no inicia el cómputo de plazos ni


términos para su impugnación.

199.6. En los procedimientos sancionadores, los recursos administrativos


destinados a impugnar la imposición de una sanción estarán sujetos al silencio
administrativo negativo. Cuando el administrado haya optado por la aplicación

23
del silencio administrativo negativo, será de aplicación el silencio administrativo
positivo en las siguientes instancias resolutivas.

Él silencio administrativo negativo tiene por efecto habilitar al administrado la


interposición de los recursos administrativos y acciones judiciales pertinentes.

Aun cuando opere el silencio administrativo negativo, la administración mantiene


la obligación de resolver, bajo responsabilidad, hasta que se le notifique que el

asunto ha sido sometido a conocimiento de una autoridad jurisdiccional o el


administrado haya hecho uso de los recursos administrativos respectivos.

El silencio administrativo negativo no inicia el cómputo de plazos ni términos para


su impugnación.

En los procedimientos sancionadores, los recursos administrativos destinados a


impugnar la imposición de una sanción estarán sujetos al silencio administrativo
negativo. Cuando el administrado haya optado por la aplicación del silencio
administrativo negativo, será de aplicación el silencio administrativo positivo en
las siguientes instancias resolutivas».

2.10. Doctrina del silencio administrativo:

Según Guzmán (2007) infiere que el silencio administrativo es el mecanismo


por excelencia de control de la norma administrativa, pues establece la
posibilidad de otorgar efectos jurídicos a la falta de pronunciamiento de la misma
en el plazo establecido para ello. El silencio administrativo funciona siempre
como una garantía a favor del administrado, otorgándole a éste la facultad de
ser quien active el efecto jurídico en mérito a su actuación.

Por lo tanto, Morón (2005) dice en su opinión que tiene igual trascendencia
jurídica el acto expreso que el presunto derivado del silencio administrativo, sin
permitirse desvirtuarlo vía interpretación teleológica de la voluntad del instructor
silente; tal fuera el caso si del análisis del comportamiento del funcionario, de sus
antecedentes o proyectos se infiriera que su propósito no coincide con el
impuesto por la ley ante el silencio administrativo.

Según CABRERA (2005) Manifiesta que, ante la ausencia de una voluntad


administrativa expresa, la ley sustituye por sí misma esa voluntad inexistente

24
presumiendo que, a ciertos efectos, dicha voluntad se ha producido con un
contenido, bien negativo o desestimatorio o bien positivo o afirmativo.

Además GUZMÁN (2007) El silencio no es, propiamente, una forma de terminar


el procedimiento, sino una presunción que la ley establece en garantía del
recurrente ante la pasividad de la administración al resolver.

Los efectos del silencio administrativo son distintos si son positivos o negativos,
sin embargo, el silencio tiene el efecto de configurar en virtud de la cual se abre
el acceso a la instancia siguiente (silencio negativo), es decir tiene un efecto
jurídico de naturaleza procesal: denegatoria ficta; o bien se configura un acto
presunto que otorga aquello que se solicitó (silencio positivo), es decir, da lugar
a un acto presunto con los mismos atributos de la resolución expresa.

Sin embargo Calle (2007) manifiesta que la ley del silencio administrativo,
busca poner freno a la lentitud, discrecionalidad, y al abuso que los distintos
agentes de la administración pública, realizamos frente a una petición de los
administrados, imponiendo que frente a la inacción, en los supuestos que la Ley
señala, la petición del administrado, se da por aceptada, dentro de los límites de
su solicitud y más aún crea la figura de la declaración jurada, para convalidar la
declaración ficta, de su solicitud y hacerla valer no sólo ante la misma
administración, sino también ante otros entes públicos administrativos.

25
Capítulo III: La conciliación y resolución en la terminación del proceso:

3.1. La resolución final:

Según (Pastor, 2009); La resolución final es, por excelencia, el mecanismo


normal de terminación del procedimiento administrativo. Resulta esperable,
entonces, que todo procedimiento culmine con una resolución que resuelva lo
pedido, la materia controvertida o la incertidumbre jurídica; situación que se
configura como un deber de la autoridad administrativa. (p. 100)

Según (Pastor, 2009) nos dice qué;

La Resolución es el modo normal de terminación del procedimiento. Se trata del


acto que pone fin al procedimiento, por lo que constituye el acto administrativo
por excelencia, frente a los demás actos que integran el procedimiento y que han
tenido lugar durante la tramitación del mismo, que se denominan actos de
trámite.

Cuando se trate de cuestiones conexas que no hubieran sido planteadas por los
interesados, el órgano competente podrá pronunciarse sobre las mismas,
poniéndolo antes de manifiesto a aquéllos por un plazo no superior a quince días,
para que formulen las alegaciones que estimen pertinentes y aporten, en su
caso, los medios de prueba.

Con esta norma se trata de garantizar el derecho audiencia y defensa de los


interesados respecto de aquellas cuestiones nuevas que puedan surgir durante
la tramitación del procedimiento.

3.1.1. Contenido de la resolución final del procedimiento:

(Napurí, 2013) Nos definen que los contenidos de estos procedimientos son:

La resolución que pone fin al procedimiento. Adicionalmente, la


motivación deberá basarse en la actuación probatoria realizada
previamente en la instrucción del procedimiento. Y es que la resolución
de un procedimiento administrativo es el acto administrativo por
excelencia, máxime si se pronuncia sobre el fondo de la materia
controvertida. (p. 543)

26
Por otro lado, en los procedimientos iniciados a petición del interesado, la
resolución que se pronuncia sobre el fondo será congruente con las
peticiones formuladas por este, sin que en ningún caso pueda agravar su
situación inicial, es decir, sin que exista una resolutio in peius. La
limitación a la resolutio in peius pretende evitar que la Administración
genere desincentivos a la tramitación de procedimientos administrativos
que puedan resultar incómodas para la misma. (p. 544)
Opera sin perjuicio de la potestad de la administración de iniciar de oficio
un nuevo procedimiento, si se cumplen los requisitos que habiliten el
mismo. Esto último implica que para que la administración pueda emitir
un acto de gravamen en contra del administrado deberá hacerlo efectivo
en otro procedimiento, teniendo en cuenta las limitaciones que existen
para el empleo de las facultades revocatorias de actos administrativos por
parte de la Administración Pública. (p. 544)
Por otro lado, en los procedimientos iniciados de oficio, debe entenderse
que la resolución deberá ser congruente con los supuestos de hecho que
habilitaron la resolución que apertura el procedimiento de oficio, así como
con su contenido. Debe entenderse de igual manera que la resolución
debe ser concordante con los fines perseguidos por la autoridad respecto
al procedimiento iniciado de oficio. (p. 544)

3.2. La resolución como acto administrativo:

Según (Urbina, 2001);

El modo normal como concluye un procedimiento administrativo es la


resolución administrativa, pues es la expectativa tanto de los administrados y las
autoridades que los inician e incluyen. Si no tuvieran esa expectativa, carecería
de sentido el procedimiento administrativo, por cuanto en él se concreta la
función administrativa. (p. 530)

A su vez, la resolución constituye por excelencia el acto administrativo


típico, en su manifestación de acto definitivo, para distinguirlo de los actos de
iniciación, instrucción, ordenamiento, notificación y de ejecución, que también se

27
producen a lo largo del procedimiento administrativo de evaluación previa. (p.
530)

Los requisitos de las resoluciones son los mismos de todo acto


administrativo: competencia, objeto, finalidad pública, motivación y
procedimiento previo. (p. 530)

3.2.1. La congruencia en el procedimiento administrativo:

Para el derecho procesal en general, la congruencia implica que la


decisión comprenda todas las pretensiones y fundamentos propuestos por los
interesados durante el procedimiento, de tal modo que con la resolución se emita
íntegramente opinión sobre la petición concreta y sobre los argumentos
expuestos. (p. 531)

En el campo procesal administrativo, la aplicación de esta figura, presenta


sus matices propios, ya que el funcionario público no agota su cometido y
obligaciones con el análisis y pronunciamiento sobre lo expuesto por el
administrado (en la solicitud, pruebas, alegatos, etc.), si no que al funcionario
corresponde, como proyección de su deber de oficiosidad y satisfacción de los
intereses públicos, resolver sobre cuantos aspectos obren en el expediente,
cualquier sea su origen. Por ello, la congruencia en el procedimiento
administrativo adquiere singularidad hasta configurar la necesidad que la
resolución decida imperativamente cuantas cuestiones hayan sido planteadas
en el expediente, adoptadas o no por los interesados. En tal sentido, el contenido
mismo del expediente y no los extremos planteados por los interesados es el
límite natural al requisito de la congruencia de las resoluciones administrativas.
(p. 531)

En general, la promoción del procedimiento administrativo por un


interesado no produce el efecto delimitador del contenido de las subsiguientes
actuaciones procesales, como sucede en el proceso judicial. Por ello, la
administración debe pronunciarse no solo sobre lo planteado en la petición inicial
sino también sobre otros aspectos que pudieran haber sugerido durante la
tramitación del expediente, provengan del escrito inicial, de modificaciones

28
cuantitativas posteriores al petitorio, o de la información oficial a que se
tuviere acceso y consten en el expediente. (p. 531)

Lo que, si afecta el derecho de defensa del administrado y encubre una


desviación del poder, seria permitir al funcionario decidir sobre aspectos no
planteados en el expediente y consiguientemente, sobre los cuales no han
mostrado su parecer los interesados. Del mismo modo, contraviene al
ordenamiento que la instancia decisoria no se pronuncie sobre algunas
pretensiones o evidencias fundamentales aportadas en el procedimiento
(incongruencia omisiva). Ambas circunstancias constituyen incorrecciones del
procedimiento, susceptibles de contestación y sanción. (p. 531)

En tal sentido, la congruencia en las resoluciones administrativas importa: (p.


532)

 Que la resolución decida todos los planteamientos de los administrados.


El supuesto básico es que la autoridad debe de tener en cuenta todas las
alegaciones de los administrados, sea que se les acoja o sea que se le
desestime, según corresponda conforme a la legalidad.
 Que la resolución decida otras cuestiones derivadas del procedimiento.
La resolución debe atender a todos los temas que surjan del expediente
administrativo y que el administrado haya tenido oportunidad de
apreciarlos. Ello responde al deber de legalidad objetiva con que debe
actuar la administración en todos sus actos.
 Que en ningún caso se agrave la situación inicial del interesado
(reformatio in peius). En este extremo, si de la instrucción de un
procedimiento, la autoridad llega a la convicción que la petición es
injustificada y que más bien debe dictar un acto de gravamen que agrave
la situación del administrado, no puede hacerlo dentro del mismo
procedimiento, si no concluirlo este desestimando el pedido y disponer el
inicio de un procedimiento de oficio.

3.3. La conciliación contencioso administrativa:


- Definición de La Conciliación:

29
La conciliación, del latín conciliatio, verbo conciliare, significa ajustar los ánimos
de los que se oponen entre sí, avenir sus voluntades y pacificarlos; instituto que
tiene como misión facilitar un proceso judicial o extrajudicial, mediante un
acuerdo amigable las diferencias de sus derechos, cuidando los intereses de
libre disposición, y respetando el debido proceso en caso de encontrarse en el
Órgano Jurisdiccional.
Es un medio alternativo de resolución de Conflictos, o arreglo de diferencias entre dos
o más personas, gracias a la participación activa de un tercero, que en este caso es el
conciliador, en el Derecho Frances, el conciliador convoca a las partes en litigio, para
el día y hora que determine, para proceder a la tentativa probable de conciliación.
Para el derecho anglosajón la Conciliación es una alternativa de resolver
disputas en que las partes -incluida los intereses futuros en disputa- arreglan
mediante los servicios de un conciliador, quien dialoga con las partes por
separado en atención de resolver sus diferencias.
Según JUNCO (1994) infiere que La conciliación contencioso administrativa es
un mecanismo alternativo de resolución de conflictos, a través del cual las partes,
una de ellas una persona jurídica de derecho público, dirimen un conflicto de
contenido patrimonial existente, siendo la otra una persona natural o jurídica -de
derecho privado o público-, con la colaboración de un tercero, objetivo e
imparcial, quien propone fórmulas de arreglo e impulsa las planteadas por las
partes, con el fin de llegar a una cuerdo.

Particularmente, en la conciliación contencioso administrativa, el acuerdo


conciliatorio debe ser producto de la voluntad de las partes, precedida de un
estudio jurídico completo realizado por la entidad estatal el cual deberá
abarcar la normatividad vigente y la procedencia de la conciliación, teniendo
en cuenta los lineamientos jurisprudenciales y los análisis de la doctrina.

Además GARCÍA (2007) plantea en la esencia de toda conciliación


administrativa; que una de las partes sea la Administración Pública, razón por
la cual la solución de éste tipo de conflictos, que siempre llevará envuelta una
pretensión económica por satisfacer, afectará el patrimonio público. En todo
caso, para la administración resulta más conveniente lograr acuerdos
conciliatorios que atender los procesos judiciales, pues las sumas de dinero
serán inferiores a las que estaría obligada en caso de ser condenada por el
juez contencioso administrativo.

30
Es importante tener en cuenta que el éxito de una conciliación va a depender de
que las partes entre sí se valoren y se respeten mutuamente. Además, el consenso
debe partir del reconocimiento del derecho ajeno y no de la negación de éste. p:94

3.4. Características de la Conciliación:


Consensual: La Conciliación es una institución consensual, en tal sentido los
acuerdos que adopten las partes obedecen única y exclusivamente a la
voluntad de estas.
Voluntario: La conciliación tiene carácter de voluntario toda vez que las partes
pueden conciliar libremente y volitivamente, o no; estando incorporado en el
Código Civil Peruano la etapa de la audiencia conciliatoria, habiéndose
especificado las materias conciliables en el articulo noveno de la ley 26872.
Idóneo: Conforme a la legislación peruana, el conciliador debe ser una
persona que se encuentre capacitada para tal fin, es decir debe estar
acreditado idóneamente a través de un centro de conciliación autorizado por
el Ministerio de Justicia, tal y conforme lo prescribe el articulo 20 y 22 de la
ley 26872, concordante con el artículo 30 del reglamento de la ley de
conciliación.
Horizontal: La conciliación está a cargo del conciliador, quien le ejerce
fomentando una relación armoniosa y horizontal entre las partes.
Satisfacción de las partes: El conciliador debe lograr que el acuerdo
conciliatorio satisfaga a las partes, para ello este debe ser proactivo mediante
una formula conciliatoria que satisfaga la mayoría de las expectativas de las
partes.
Privado: Es un acto esencialmente privado, toda vez que esta se promueve
entre las partes que solamente participan del conflicto, la misma que se
complementa con la confidencialidad, del conciliador y de las partes que
intervienen, estando obligados a no revelar a terceros ajenos información del
acto de conciliación conforme lo que le escribe el artículo segundo de la ley
de conciliación Nº 26872
Informal: Toda vez que es práctico y que busca evitar que el procedimiento
sea oneroso. La única formalidad que exige es el logro de un acuerdo, en que
se respete las pautas establecidas en el artículo 326 del Código Procesal Civil

31
para las conciliaciones judiciales y el artículo 16 de la ley 26872 para las

conciliaciones extrajudiciales.
3.5. Clases de conciliación

La conciliación podrá ser judicial si se realiza dentro de un proceso judicial, o


extrajudicial, si se realiza antes o por fuera de un proceso judicial. La
conciliación extrajudicial se denominará en derecho cuando se realice a
través de los conciliadores de centros de conciliación o ante autoridades en
cumplimiento de funciones conciliatorias; y en equidad cuando se realice ante
conciliadores en equidad”.
Artículo 238.- Conciliación, transacción extrajudicial y desistimiento
238.1 En los casos en los que la Ley lo permita y antes de que se
notifique la resolución final, la autoridad podrá aprobar acuerdos,
pactos, convenios o contratos con los administrados que importen una
transacción extrajudicial o conciliación, con el alcance, requisitos,
efectos y régimen jurídico específico que en cada caso prevea la
disposición que lo regule, pudiendo tales actos poner fi n al
procedimiento administrativo y dejar sin efecto las resoluciones que se
hubieren dictado en el procedimiento. El acuerdo podrá ser recogido
en una resolución administrativa.
238.2 Los citados instrumentos deberán constar por escrito y
establecer como contenido mínimo la identificación de las partes
intervinientes y el plazo de vigencia.
238.3 Al aprobar los acuerdos a que se refiere el numeral
238.1, la autoridad podrá continuar el procedimiento de oficio si del
análisis de los hechos considera que podría estarse afectando intereses
de terceros o la acción suscitada por la iniciación del procedimiento
entrañase interés general. 238.4 Procede el desistimiento conforme a lo
regulado en los artículos 200 y 201.

32
Conclusiones:

1. Concluimos que hay dos formas de terminar el procedimiento


administrativo, una normal y otra anormal, que pondrán fin al acto
administrativo de interés público; además que cada terminación puede ser
realizada por cualquiera de las partes, tanto de la Administración como
del Administrado.
2. Concluimos que los procedimientos administrativos sujetos al silencio
administrativo quedan automáticamente aprobados y validados en los
términos que fueron solicitados, si transcurrido el plazo establecido o
máximo, la entidad no hubiera comunicado al administrado el
pronunciamiento.
3. Concluimos que la resolución constituye un acto administrativo típico, en
su manifestación de acto definitivo; con la resolución se concreta la
función administrativa.
4. Concluimos que la conciliación que ha sido recientemente normada como
mecanismo alternativo de solución de conflictos, ha sido creado con el
objeto de descongestionar los diferentes organismos como sean públicos
o privados.

33
Bibliografía

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Catalunya: Universidad Oberta de Catalunya.

2. Cabrera Vásquez, Marco Antonio y Quintana Vivanco, Rosa –Derecho


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Edición, Bogotá, 1994.
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Advocatus Nº 13, Lima: 2005

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34
14. Urbina, J. C. (2001). Comentarios a la Ley del procedimiento
administrativo general. Lima: Gaceta Jurídica.

Anexos:

a. Resolución N° 033-2017- OSCE/PRE


b. Resolución N° 292-2016 NIGRANI
c. Resolución N° 123-2010 MDL
d. Resolución Directoral N° 0064-2017-ANA

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