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menor categoría se presentaba ante uno de rango mayor, debía hacerlo con un
regalo en una de sus manos.
Cada uno de los notables tenía una tropa de protegidos, de clientes, a quienes
disponían en funciones importantes por medio del intercambio de favores. Pero
eran dos las grandes clases de clientes, unos sometidos al patrono, que buscan
sus favores o su protección, y otros que eran buscados por los propios patronos,
quienes buscaban influencias por medio de ellos. La clientela y el patronazgo no
solo se aplicaban a los individuos sino también a las ciudades e incluso a las
provincias, diciendo que tal o cual ciudad, tal o cual provincia era cliente o patrona
de tal otra.
Sólo las familias ricas podían acceder a cargos municipales o senatoriales, porque
dichos cargos eran muy costosos. Pero pagaban con gusto, porque consideraban
que un hombre que no hubiese participado en el gobierno público, por más rico que
fuese, eran un don nadie. La función pública, que siempre duraba un año y
otorgaba un título de por vida, era considerada como la consagración de un
hombre libre, como “la realización de un hombre digno de tal nombre”. ¿Qué y a
quién pagaban por el cargo? No era tanto el acceder a unos de estos cargos
municipales sino las ofrendas que debían hacérsele al pueblo que votaba, sediento
de diversiones y de lujo. Para acceder a los cargos públicos las familias ricas
mandaban a construir edificios públicos, o hacían grandes fiestas populares,
costeados de su propio bolsillo.
notable, que sin embargo influía en su hoja de vida para futuros cargos de mayor
rango.
Por eso, en la función pública menor, más que gobernar, se gastaba, y pronto las
postulaciones empezaron a faltar. La presión recayó entonces sobre los hijos o
nietos de anteriores bienhechores, esperando de ellos que imitaran la generosidad
de sus padres o abuelos. La presión sobre los dignatarios anuales también provenía
del poder central, que obligaba a gastar a los cogobernantes con el fin de ganar
popularidad, o, según el ambiente, limitaban los ánimos del pueblo favoreciendo a
los notables. El euergetismo se resume en dos conceptos: abnegación patriótica
para obtener la gloria personal (ambitus) y la gloria personal para hacer perdurar la
casta, el nombre de familia, el recuerdo.
Tomado de:
Histoire de la vie privée
Paul Veyne