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Mandioca frita: ¿ser o no ser (parte de la mesa familiar)?

Si a los misioneros nos preguntan: ¿cuál es el alimento más consumido en el


interior de nuestra provincia?, es probable que de manera casi automática respondamos
la mandioca frita, pero ¿por qué razones lo es? ¿qué opinan los profesionales de la salud
con respecto a este tema? Las respuestas pueden ser múltiples e incluso polémicas.

La mandioca posee un sinfín de usos en la cocina misionera, sin embargo, el


método más popular es el de cocerla en aceite hirviendo -freírla-. Esta particular forma
de preparar este tubérculo es la más elegida en los hogares del interior y fronterizos.
Según doña Sara -vecina de El Soberbio- “la mandioca frita nos ayuda mucho cuando no
nos alcanza la plata; muchas veces la comemos si no hay otra cosa en casa. Es muy buena
porque nos da fuerza para poder trabajar todos los días… para nosotros es una fuente de
energía necesaria y no nos puede faltar. Casi siempre veo también a los vecinos de
enfrente [Brasil] comiéndola fuera de su casa”.

Este testimonio reafirma la postura de Ana María Camblong, que sostiene que las
costumbres, comidas y demás tradiciones se presentan hacia ambos lados de la frontera,
a la cual define como una piedra porosa que absorbe permanentemente estilos de vida y
los intercambia y comparte.

Los aportes de doña Sara y de Ana Camblong son interesantes de observar, sin
embargo existe una realidad que va más allá de aquella vivenciada por los pueblos de
nuestra provincia: según estudios científicos recientemente publicados, la mandioca frita
posee un 10% más de peso en aceites y grasas que la preparada de otras maneras, lo cual
aumenta el riesgo de sufrir obesidad o accidentes cardiovasculares; y no aporta nutrientes
de manera significativa -no cubre el porcentaje diario requerido por el cuerpo humano-.

Si bien son contundentes los datos presentados por la comunidad científica sobre
la deficiencia alimenticia que presenta la mandioca frita, no debe olvidarse que
recurrentemente es un medio útil para la supervivencia de aquellas personas que se
encuentran imposibilitadas a acceder a otros alimentos contemplados en la pirámide
nutricional. Por lo tanto, es aceptable la posibilidad de reconocerla como producto de
consumo necesario ya que, como se vio en el testimonio presentado unos párrafos atrás,
existe un sinfín de historias de familias humildes de Misiones y Brasil que son capaces
de enfrentar el hambre gracias a este comestible. La trascendencia de fronteras de este
plato lo legitima como un bien sustancioso que debe valorarse por sobre lo expresado por
la ciencia.

De esta manera, es posible concluir que la mandioca frita es un producto necesario


e irremplazable en las mesas de las familias del interior, tanto en calidad de alimento
primordial como en representación de la tradición misionera. Esto abre otras líneas de
debate que pueden llegar a girar en torno a preguntas tales como ¿por qué razón debe
descalificársela?, ¿es obligatorio adscribirse a lo indicado por las disciplinas científicas -
que no conocen ni reconocen la realidad de nuestra provincia-? Este texto, dentro de sus
líneas y de manera humilde, se encuentra a favor de la reivindicación de este comestible
como reemplazo de otros vegetales ante las deficiencias económicas.

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