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HISTORIA DE LA FARMACIA

Índice de Capítulos
Capítulo 1: Orígenes de la Medicina

Capítulo2: La Medicina en la Grecia Clásica

Capítulo3: La época helenística. La época romana

Capítulo4: La Farmacia en el Imperio Bizantino

Capítulo5: La Medicina en el Mundo Árabe

Capítulo6: La Baja Edad Media

Capítulo7: La Alta Edad Media. Siglos XI a XV

Capítulo8: El Siglo XV. La Revolución Farmaceútica del Renacimiento

Capítulo9: El Siglo XVI

Capítulo10: El Siglo XVII

Capítulo 11: El Siglo XVIII. La Era de la Ilustración

Capítulo12: Capítulo 12: El progreso definitivo


Capítulo 1: Orígenes de la medicina
"La historia es una cosa que quizás nunca ocurrió, contada detalladamente por alguien que
noestaba allí".

Medicina Pretécnica
Consideramos así a aquella ejercida desde la época
prehistórica hasta el siglo V antes de Cristo en la que,
junto a prácticas terapéuticas aparecían prácticas
mágicas, totalmente interrelacionadas entre sí, de
manera que durante el acto curativo, el sanador actuaba
desde su doble condición de médico y mago. Aunque en
el Antiguo Egipto aparecieron sanadores que actuaban
desde unos supuestos científicos que nada tenían que ver
con la magia, serán los médicos griegos del siglo V a. de
C. los primeros en demostrar claramente un cambio de
mentalidad respecto a la lucha contra la enfermedad,
enfrentándose a ella a través del conocimiento de su
naturaleza, y del subsiguiente estudio del remedio, como demostró Alcmeón de Crótona en
uno de sus famosos textos.

La enfermedad apareció en el mundo en el momento en que una bacteria atacó a un ser


superior.Existen vestigios de esta lucha en los fósiles procedentes de seres vivos más
antiguos encontrados por los paleontólogos: dientes con caries, huesos con señales de
osteomielitis, acromegalia congénita, gigantismos, enanismos, artritis, osteosarcomas, etc.

No sabemos como el hombre primitivo se enfrentó a la enfermedad; lógicamente debió


intentar defenderse de ella al relacionar su aparición con ciertas circunstancias extremas a
él como el frío, la falta de alimentos o los traumatismos.
Quizás, y siguiendo el mismo impulso que también guiaría a los animales con los que
convivió, intentó curarse comiendo ciertas hierbas, ¿por qué no?, pero tendremos que
esperar a la aparición de los primeros textos para saber qué se hizo realmente.

Me voy a centrar en un pequeño análisis de cuatro casos de medicina pretécnica, dos


pertenecientes a civilizaciones ya extinguidas, Mesopotamia y el Antiguo Egipto, y otras dos
que han llegado a nuestros días, Israel y los pueblos precolombinos.

Mesopotamia
Las primeras ideas sobre el binomio enfermedad/ medicamento las encontramos en
Mesopotamia entre los años 4.000 al 539 a. C. Las fuentes, sus tablillas de arcilla escritas en
escritura cuneiforme, y los textos más importantes, el Código de Hammurabi y el Vaso y
Sello de Gudea.

Así sabemos que los asirios consideraban la enfermedad como un castigo de los dioses
irritados por un pecado cometido, y pensaban que para curarla era necesario una
CATHARSIS. es decir, una purificación por medios mágicos como plegarias, sacrificios de
animales y ofrendas a sus dioses y una PHARMACON o purificación por una purga para la que
utilizaban drogas. A todo esto le daban el sentido de penitencia. Esta medicina
fuepracticada por sanadores que también eran sacerdotes.

En estas tablillas se nombran aproximadamente 250 drogas vegetales, 120 minerales y otras
tantas de origen animal (Thomson), todas ellas perfectamente descritas, entre las cuales
aparecen muchas farmacológicamente activas y otras que hoy día son usadas como
excipientes.

Conocieron y usaron la mirra, mandrágora, cannabis, regaliz, adormidera, belaño, semillas


oleaginosas. también utilizaron el CINa, C03Ca, nitro, azufre, sales de antimonio, e incluso
bebidas alcohólicas. Usaron también una botica de inmundicias, como excrementos de
animales y humanos, con la idea de que dándole esto a un enfermo, el espíritu que le había
enfermado le abandonaría por asco. También dieron de comer al enfermo partes de animales
sanos, intentando así pasarle su fuerza; es decir, administraron sustancias biológicamente
activas, vitaminas, aminoácidos, y hormonas a sus enfermos, y seguramente muchas veces
acertaron.

En las tablillas aparecen descritas verdaderas recetas cualitativas de medicamentos, aunque


aún no aparecen fórmulas cuantitativas. También aparecen descritas múltiples técnicas
galénicas: pulverización, infusión, cocción; inventaron las píldoras, los emplastos, los
ungüentos, las cataplasmas, así como la administración de medicamentos por orificios
naturales. Incluso nos han dejado descritas algunas técnicas quirúrgicas: abrieron abscesos,
operaron cataratas, extrajeron piezas dentales.

Emplearon el calor, los baños terapéuticos, y los masajes. En el Código de Hammurabi se


encuentran 13 artículos dirigidos a la practica médica: en ellos se detallan los honorarios que
se pueden cobrar, y se establecen penas para aquellos que fallen en la práctica médica a los
que se exigen responsabilidades.

Antiguo Egipto
Siguiendo el curso del río Nilo se desarrolló una importante civilización a lo largo de un
periodo de 3.000 años (desde el 3.000 a. de C. hasta el 33 a. de C.), la del Antiguo Egipto,
en la que la medicina fue practicada por profesionales que llegaron a tener una gran altura
de conocimientos, y que llegaron a ser muy bien considerados dentro de la sociedad. Uno de
ellos, Imhotep, que vivió hacia el año 2.750 a de c., llegó a ser divinizado. Las fuentes sobre
esta civilización, nos han llegado escritas en escritura jeroglífica, en papirosy estelas, siendo
las más importantes los papiros de Ebers, Schmidt, y Kahoun.

Los sanadores egipcios se hallaban bajo la protección de una diosa de la salud, Sekhmet, y
de un dios, Thot, el de toda la sabiduría, y nuevamente nos vamos a encontrar con una
medicina impregnada de la doble influencia divina y mágica, y con la idea de que la
enfermedad es un castigo divino por un pecado cometido por el enfermo. No tuvieron
grandes conocimientos de anatomía ni de fisiología; en cambio, sí fueron buenospatólogos,
legándonos descripciones muy exactas de las enfermedades del corazón (la víscera que
mejor conocían), del aparato circulatorio, del digestivo, los pulmones, el sistema nervioso,
óseo, urinario y reproductor.

Los médicos egipcios creyeron que la sangre era la base de la vida, que se formaba en el
hígado a partir de los alimentos ingeridos, y que estos alimentos eran los que también hacían
crecer el cuerpo.No intuyeron la circulación de la sangre. También desarrollaron una amplia
farmacopea: en el papiro de Ebers aparecen mas de 800 nombres entre drogas y fórmulas
farmacéuticas, y es muy probable que entre los miembros de la corte de los faraones
existieran funcionarios dedicado a almacenar y preparar drogas, yaque aparecen referencias
a un puesto de "conservador de drogas". Debieron ser capaces de montar verdaderos
laboratorios donde se consiguieron reacciones químicas: conocieron los colorantes y
fabricaron esmaltes y vidrio.Por primera vez nos encontramos con fórmulas cuantitativas.
Tenían una unidad llamada RO, equivalente a lcc. Usaron la balanza.Cuando un egipcio
moría, los embalsamadores sacaban sus vísceras del cuerpo y las guardaban en vasos de
onix.El cuerpo vacío lo introducían en salmuera para quitarle la humedad y lo rellenaban de
mina, si era el de un rico. O de betún si era el de un pobre. Después lo envolvían en telas y
lo enterraban. La momia era una resina extraída de los cadáveres durante el proceso de
embalsamamiento, muy apreciada en la farmacopea egipcia.

Israel
Estamos refiriéndonos a una medicina practicada por el pueblo hebreo hacia el año 1.500 a.
de C. Sus fuentes, la Biblia y el Talmúd, escritas en hebreo. Primera característica: es un
pueblo monoteísta. En un primer momento apareció la figura del médico / sacerdote. Luego
se separaron las funciones, y apareció la figura del médico no sacerdote, aunque considerado
algo así como un ayudante de Dios. Sin embargo, siguió existiendo la idea de que la
enfermedad era un castigo a un pecador por la cólera de Yahvé, y de que el estar enfermo
implicaba un estado de impureza tanto física como espiritual. Tuvieron gran importancia los
ritos de purificación.En una de sus fuentes podemos leer: "De Dios viene la curación por
medio del médico" y una frase clave para nosotros: " El ungüentario hará ungüentos". ¿Será
esta la primera referencia histórica al boticario?

Hacia el siglo XIII antes de Cristo vivió Moisés, quien dio a su pueblo las primeras y
fundamentales normas de higiene que han sido promulgadas en la historia de la Humanidad.
Moisés ordenó, entre otras muchas cosas, el aislamiento de los enfermos contagioso, la
desinfección de ropas y de objetos domésticos que hubieran estado en contacto con ellos, la
cuarentena, la desinfección de objetos metálicos por fuego ..., es decir, dio normas exactas
y concretas para evitar la propagación de enfermedades infecto-contagiosas. Obligó a hacer
desaparecer las deyecciones. dio una lista de alimentos puros, que se podían comer, e
impuros, que no debían ser consumidos por el hombre. Describió enfermedades, apareciendo
en uno de sus textos, dos descritas correctamente: la lepra y la gonorrea.

Los médicos israelitas usaron la sangría pensando que la enfermedad se iba con la sangre
extraída. también usaron sanguijuelas. Practicaron todas las técnicas farmacéuticas ya
descritas, más una aportada por ellos: la clarificación de decocciones por medio de clara de
huevo batida.Conocieron y usaron la balanza, las fórmulas farmacéuticas cualitativas y
cuantitativas, y tuvieron un sistema de pesos y medidas propio.

América Pre-Colombina
Al fijamos en ella, lo primero que debemos considerar es que se desarrollaron tantas
medicinas distintas como pueblos, desde que 24.000 años antes de Cristo empezaron a llegar
a sus tierras oleadas sucesivas de tribus asiáticas a través del estrecho de Bering, en una
época en que este aún estaba helado, y servia de puente filme entre Asía y América.Pero a
lo largo de su inmensa geografía, y de una manera bastante generalizada, nos vamos a
encontrar con la idea de la enfermedad como castigo de los dioses, y con la figura de un
sanador con poderes mágicos y curativos, que se enfrenta a ella de una manera que, cuando
en el siglo XV de nuestra era. este continente sea descubierto por los españoles, los más de
10 pueblos importantes distintos que allí vivían, seguían inmersos en una medicina pre-
técnica arcaica.

En el Perú, el Imperio Incaico contó con médicos del Inca y médicos del pueblo, y a ellos les
debemos el conocimiento de una droga usada hoy día: la quina. En el Imperio Maya volvemos
a encontrar la figura del médico / sacerdote que, junto al rezo de salmodias y a la confesión
del enfermo, usó una amplia farmacopea de más de 400 recetas farmacéuticas.

La medicina azteca fue sin duda la más profunda y evolucionada de todas. En ella
encontramos nuevamente la idea de la enfermedad como castigo de los dioses. Sin embargo,
cómo practicaban sacrificios humanos y luego abrían a sus víctimas, llegaron a tener grandes
conocimientos de anatomía humana.

También desarrollaron una amplia farmacopea donde aparece descrito el uso de


alucinógenos como medio de ayudar a conocer la mente del enfermo, y de otros medios
terapéuticos como baños, masajes e incluso algo parecido a una psicoterapia. Cuando
Hernán Cortés llegó al Imperio Azteca se encontró con una medicina de tal altura científica,
que escribió al emperador Carlos 1 diciéndole que "no permitiese pasar médicos españoles a
México, porque la destreza y los conocimientos de los médicos aztecas lo hacían
innecesario”.

En resumen, desde hace miles de años, el ser humano ante la enfermedad, ha intentado
enfrentarse a ella usando sustancias naturales, bien como tales, bien transformándolas en
formas farmaceúticas que facilitaran su administración; de hecho, los pueblos mas primitivos
conocieron todas las fórmulas usadas hoy día menos aquellas, como inyectables o grageas
que necesitan para su elaboración una tecnología más sofisticada. Y tuvieron la habilidad de
mezclar distintas sustancias entre sí para conseguir una mayor acción farmacológica, de
manera que 2.000 años antes de Cristo ya existía la Polifarmacia.
Capítulo 2: La Medicina en la Grecia Clásica
A partir del siglo VI antes de Cristo el pueblo helénico en toda
su zona de influencia geográfica desarrollará el pensamiento
científico, filosófico y artístico, elevando lo a tal altura
intelectual que, cuando desaparezca, diluido en el inmenso
imperio conquistado por Alejandro III el Magno y desangrado
en continuas y estériles luchas internas, el mundo necesitará
dos mil años para retomar el punto de ese increíble grado de
civilización. En estos años en Grecia van a nacer personajes
como Tales, Anaximenes, Empédocles, Demócrito, Herófilo,
Erasístrato, Hipócrates, Pitágoras, Alcmeón, Heráclito,
Parménides, Sófocles, Anaximandro, Fídias, Diógenes,
Sócrates, Platón, Aristóteles, y Pericles.
Pero vayamos por partes.

El mundo homérico.
Creta desarrollara su civilización hacia el año 3.000 a. de e.; Troya lo hará entre el 2.300 y
el 2.000 a. de C.; la cultura minoica data del año 1.500 a. de C. El "milagro" de la Grecia
Clásica empezará a gestarse hacia el año 1.000 a. de C., en el siglo V a. de C. ( siglo de
Pericles) alcanzará su mayor esplendor y llegará hasta el siglo IV a. de C. cuando, a la
muerte de Alejandro Magno (323 a.C.) el imperio helénico se desintegrará y desaparecerá
como tal, aunque su influencia, primero a través de Roma y luego a través de los mundos
árabe y cristiano, llegará hasta el siglo XVIII de nuestra era.

Ulises, el héroe de Hornero, aparece en la lliada como un hombre inteligente, observador,


deseoso de saber y de entender su mundo, trabajador, capaz de contar exactamente lo que
ve, es decir, de transmitir a otros sus conocimientos adquiridos a través de su propia
experiencia, sin adornarlos de fantasías, y que se dirige a sus dioses con respeto pero sin
sombra de temor ni servilismo.Probablemente estas fueron las características del hombre
griego de los siglos IX y VIII: curiosidad, individualismo, iniciativa, y objetividad.

¿ Cómo era su medicina? El primer factor que sobresale es su capacidad de observación, y de


elaborar conocimientos reales a partir de lo observado. Basándose en esta mecánica de
progreso cognoscitivo, curaban.Conocían el interior del cuerpo humano a través de las
heridas de guerra y de la costumbre de dejar pudrir al aire libre los cadáveres de los
enemigos. Pensaban que la sangre procede de la digestión de los alimentos y del vino.
Pensaban que el centro de la vida es el PHREN, situándolo en el centro del pecho, por
encima del punto gástrico ( donde se sienten las emociones), y entendían la enfermedad
desde tres puntos de vista: como castigo de los dioses, producida por heridas de guerra, y
producida por factores ambientales como el frío y el hambre.

Como método terapéutico van a utilizar: la cirugía, la mas frecuente dado sus numerosos
episodios bélicos: abrían las heridas, quitaban los cuerpos extraños (flechas, lanzas ...), las
lavaban. las espolvoreaban con drogas, no se sabe bien cuales pero quizás usaran ya
calmantes, y las vendaban.Todo esto lo alternaban con ritos mágicos y rezos de ensalmos, es
decir, nuevamente una catharsis.
Para ellos fue importante la dietética, de manera que tenían muy claro que la falta de
alimentos conllevaba la enfermedad. A los enfermos les daban de beber unas bebidas
preparadas a base de :
• Agua y miel ( Hidromele)
• Agua y vino (Agua mulle)
• Vino y miel (Vino melle)
• Vino y leche (Vino gelle)

Usaron como medicamentos el helecho, el ruibarbo, la pimienta, raíz de granado, opio,


azafrán, y dos compuestos "mágicos" de los que nos habla Homero: el NEPENTES o fármaco
que quita las penas y el dolor y que no sabemos exactamente lo que es, aunque pudiera ser
una cocción de cannabis indica, y la MOLL y: la planta que señala Hermes a Ulises para que
por medio de sus propiedades se enfrente a la magia de Cyrce.

También usaron PHARMACON en el sentido de medicamento y de veneno. Prescribieron


eméticos, purgantes, diuréticos, calmantes, y practicaron las sangrías. Dieron mucha
importancia a la forma física -los primeros Juegos Olímpicos se celebraron en el año 776 a.C.
- apareciendo los Gimnasios como sitios donde se practicaba la gimnasia y donde se
impartían enseñanzas intelectuales.Una curiosidad: daban grasas sobre el cuerpo de un
gimnasta joven y luego recogían con una espátula esta grasa mezclada con el sudor
producido por el muchacho durante el ejercicio. A esta mezcla la llamaban RYPO y la
aplicaban sobre el cuerpo de enfermos, pensando que a ella habría pasado parte del vigor
del atleta.

Medicina Técnica en la Grecia Clásica. La Medicina Científica.


Pausanías. en su "Descripción de Grecia", escrita 200 años d.C. ,nos cuenta que los
ciudadanos de Bassae, agradecidos a Apolo por haberles salvado de una epidemia, le
concedieron el título de EPIKOURIOS (el salvador) y le edificaron un templo. Corrían los años
429 - 427 a.C.Afortunadamente para nosotros, los antiguos griegos, aparte de ser
maravillosos constructores de templos, sabían ser agradecidos.

En los primeros tiempos de la Grecia Clásica (siglos VIII y VII a.C.) todavía se consideraba a la
enfermedad de origen divino. Los enfermos iban a los templos a curarse, e incluso, cada
templo anunciaba a su entrada en una tablilla las enfermedades que allí se podían curar. Los
templos se hacían a las afueras de las ciudades, donde hubiera agua mejor si era medicinal,
siempre mirando hacia el este, siempre dedicados a un dios, generalmente a Esculapio. En
nombre del cual curaban; y no es de extrañar que en aquel ambiente de belleza y armonía
como el que tuvo que reinar en estos templos, los enfermos encontraran rápidamente su
equilibrio y sanaran, porque para ellos la enfermedad era ante todo un desequilibrio psíquico
y orgánico.

Los médicos vivían en los templos, formando un mundo a parte, y exigían el secreto sobre
sus conocimientos a ellos mismos y a sus aprendices. Es decir, formaban castas. Eran
sacerdotes / sanadores. Cuando llegaba un enfermo a este templo /hospital, lo primero que
hacia el sanador que lo recibía era un examen de su estado general y un diagnóstico: si a su
juicio el enfermo iba a morir, hablaba con él, intentando reconfortarle psicológicamente,
rezaba unos salmos y le mandaba a casa.
Si pensaba que tenia posibilidades de curación, le trataban: le ponían a dieta, le bañaban, le
hacían dormir envuelto en pieles de animales, y luego interpretaban los sueños que así había
tenido, y según esta interpretación, le curaban.
A estos sanado res les llamaban ASCLEPIDIAS. El tratamiento era gratuito, pero al enfermo,
una vez sanado. Se le pedía que dejara un exvoto como muestra de agradecimiento y como
un comprobante de su curación de cara a otros futuros enfermos, de manera que cuando
éstos llegaran al templo a tratarse, quedaran favorablemente impresionados por la cantidad
de enfermos que allí habían sido curados antes que él.Alcmeón de Crótona en el siglo VI a.C.
escribió: " La salud está sostenida por el equilibrio de las potencias lo húmedo y lo seco, lo
frío y lo caliente, lo dulce y lo amargo ....el predominio de una de ellas es causa de
enfermedad".

Ya no hay vestigio alguno de mentalidad mágica ni intervención divina. Es un hombre quien


enferma, y otro quien va a intentar su curación. También sostiene que el hombre se
distingue de los animales por su inteligencia. Practica la disección de animales y la
vivisección y así descubre la función de los centros nerviosos. Sitúa el centro de la vida
sensorial y psíquica en el cerebro. Se da cuenta del movimiento de la sangre en las venas.A
partir del año 500 a.C. se van a manejar dos conceptos básicos: PHYSIS -lo que nace y crece -
del que va a derivar la fisiología, y TEKHNE o arte; el que nos interesa, TEKHNE IATRlKE ó
arte de curar ó medicina científica ó medicina técnica.La primera pregunta racional, a la luz
de estos conceptos, que se hicieron los griegos clásicos, fue: ¿ De qué estamos hechos?Tales
(650 a.C.) considera que el hombre vive a través de su sangre, procrea con su esperma, y la
mujer procrea con su flujo; todo ello es líquido. De ahí deduce que somos agua: el agua
crea, se puede transformar en aire, y se puede comprimir dando objetos sólidos, como
huesos, tejidos, o piedras o madera.Es decir, el agua es el fundamento de la
naturaleza.Anaxímenes (483 a.C.) piensa que el elemento fundamental es el aire (PNEUMA),
Heráclito el calor, el fuego, y Xenófanes la tierra. Empédocles (483 a.C.) considera como
base la tierra, aunque luego cambiará de idea y asegurará que son los cuatro elementos, con
sus cuatro propiedades: fuego (caliente), agua (húmeda), tierra (seca), y aire (frío), los
fundamentales.Aristóteles asumirá esta teoría y hará de ella la base de la vida.Para ellos, los
medicamentos podrán curar al influir en los cambios de estas propiedades.

Escuela de Coso
Alrededor de Hipócrates de Cos (460 a.C.) se va a formar una escuela médica de enorme
importancia, plasmada en el "Corpus Hippocráticum" o conjunto de 53 textos anónimos
escritos a lo largo de mas de cien años a partir de la segunda mitad del siglo V a.C.

Hipócrates sostiene la teoría de los cuatro humores componentes del cuerpo humano:
sangre, bilis, pituita y flema, que a su vez están formados por agua, aire, tierra y fuego y les
concede las siguientes características: sangre, húmeda y caliente; bilis ,seca y caliente;
pituita, fría y húmeda: y flema, fría y seca.El cuerpo humano tiene proporciones
determinadas de estos cuatro humores. Si estas proporciones se desequilibran, aparece la
enfermedad. Los temperamentos también nacen con el individuo y dependen de su
naturaleza, por eso cada enfermo es distinto y hay que tratarle de una manera individual, es
decir, hay que tratar al enfermo y no a la enfermedad.El médico por excelencia es la
Naturaleza, luego para curar a un enfermo hay que ayudar a su naturaleza, pero nunca
contrariada, "Natura sanat, medicus curat'', dirán los romanos sobre esto, en su
momento.Luego la Terapéutica es la corrección del desequilibrio de los humores del
enfermo.Emplearán medicamentos externos y suaves; su código sobre ética profesional - el
Juramento Hipocrático - ha llegado a nuestros días.
De Cos salieron textos como: " Sobre los aires, las aguas y los lugares", "Sobre la dieta de las
enfermedades agudas ": sobre fracturas articulaciones y heridas en la cabeza, textos sobre
epidemias y sobre la naturaleza del hombre.Demócrito (460 a.C.) nos ha dejado una
clasificación de medicamentos: dulces, salados, purgantes, astringentes, ácidos, etc. y
explica su accion según su forma. Acepta la existencia de poros llenos y vacíos, y define el
ATOMON como la parte más pequeña en que pueden dividirse los cuatro elementos.La otra
escuela importante fue la de Cnido. A ella se deben textos" Sobre las Hebdórnadas". Sobre
las infecciones externas", " Sobre las afecciones", y enfermedades de niños y mujeres

Aristóteles fue médico e hijo de médico. Aplicó el razonamiento - la lógica - en la lucha


contra la enfermedad. Para él, la forma del nuevo ser (lo activo, lo caliente) procede de la
semilla masculina, y la materia del nuevo ser (lo frío, lo pasivo), de la semilla femenina; así
empezó a desarrollarse la Embriología. También nos dice que el corazón - para él, la parte
primordial del cuerpo - es el primer órgano que se forma en el embrión, se empieza a mover
solo, y será el último en detenerse cuando el cuerpo muera; estudia cuidadosamente el
corazón, y deduce que la sangre, a través de él, se mueve por los vasos y puede ser arterial y
venosa. La vida la mantiene un calor innato y el aire que respiramos de fuera (el pneuma ),
renueva lo que se desgasta de ella. Los alimentos son convertidos en jugos vitales. Herófilo
(330 a.C.), médico de la escuela de Alejandría, aunque fue discípulo de la escuela de Cos,
estudió el ojo, el cerebro, el sistema nervioso, el vascular - contó las pulsaciones con la
clepsidra - y los órganos genitales.Erasistrato ( 340 a.C.) se equivoca cuando afirma que las
arterias no contienen sangre, y que el bazo no sirve para nada, pero explica la mecánica de
la respiración y el movimiento del corazón.

Bueno, para no abusar excesivamente de la paciencia del lector, dejo a Galeno para otro
capítulo. Y ahora, la pregunta que nos interesa a nosotros: ¿cómo curaban? En parte ya ha
sido contestada: con métodos externos y medicamentos suaves, por ejemplo: una pleuresía
la trataban con aristoloquia , hisopo y comino, que actúan calentando y secando, para
contrarrestar la humedad y la frialdad del enfermo. Lo que más usaban era catártico s,
eméticos, diuréticos y expectorantes.En los escritos del Corpus Hippocráticum aparecen
doscientos fármacos de origen vegetal, fármacos animales pertenecientes por lo menos a
diez filum, y unos doce fármacos minerales. Cómo formas farmacéuticas se nombran
fomentos, cataplasmas, gargarismos, pesarios, píldoras, ungüentos, aceites, ceratos,
colirios, trociscos e inhalaciones.

Los RHIZOTOMOI eran los encargados de recoger las plantas.Conocemos a uno de ellos,
Diocles de Caristo, que vivió en Atenas en el siglo IV a.C. Con sus conocimientos confeccionó
un herbario donde dejó especificado el origen, la identificación, el valor nutritivo, y usos
medicinales de las plantas. Teofrasto (287 a.C.) nos ha dejado dos escritos: " De Historia
Plantarum" y " De Causis Plantarum". Va a ser el primer botánico sistemático de la Historia
Universal. Clasifica las plantas según sus hojas, raíces, tallos y épocas de crecimiento.
También, y para terminar. una referencia a otras personas cuyo trabajo giraba alrededor del
uso medicinal de las plantas: PHARMACOPOLAS, que preparaban todo tipo de compuestos
hechos a base de plantas, tales como abortivos, cosméticos, afrodisíaco s, etc.,
MYGMATOPOLOS, vendedores ambulantes de remedios muchas veces dudosos, y MYREPSOS,
los que hacen ungüentos; pero estas gentes generalmente procedían de las capas mas bajas
de la sociedad, eran esclavos, generalmente de médicos que "curaban" a otros esclavos, a los
que iban dirigidos sus "productos", y desde luego no contaron con la confianza de los
médicos, quienes prefirieron fabricarse ellos mismos sus medicamentos.
Capítulo 3: La época helenística. La época romana
Alejandría
Alejandro III el Magno fundó la ciudad de Alejandría,
situándola en el delta del Nilo, entre el 332 -331 ad.,
dando así comienzo a la época helenística de la cultura
griega. Inmediatamente la convirtió en el centro de un
floreciente comercio entre Europa, Arabia y la India, lo
que hizo de ella la ciudad más rica e importante de su
época, contraponiéndose en el tiempo al ocaso de Atenas.
Además, en la ciudad de Alejandría se fundieron las
culturas egipcia y griega, lo que en su momento resultará
un factor decisivo para el desarrollo de la cultura medieval
europea.

Alejandría estaba dotada de un importante Museo, la famosa Biblioteca donde se recopiló el


saber de su tiempo, y de una Universidad en la que se pagaba al hombre que enseñaba en
ella, instituciones que la convirtieron también en el centro de su vida cultural, y en las que
se produjo y sobre todo, se conservó durante siglos, esta síntesis cultural. Su Escuela Médica
también alcanzó gran renombre siendo sus representantes más cualificados Herófilo de
Calcedonia (340 a.C.) formado en la escuela de Cos, y Erasístrato de Ceós, de la misma
época y formado en la escuela de Cnido. De alguna manera ambos de revelaron contra la
vieja tradición médica griega, declarándose antihipocráticos y antiaristotélicos, y
desarrollando su saber médico desde su propia experiencia personal del conocimiento del
cuerpo humano; sus grandes enemigos profesionales fueron los médicos de la escuela de
Pérgamo. De la Academia médica de Alejandría saldrá una " Historia del Medicamento"
importante.

En esta escuela se practicaron autopsias en cadáveres humanos y se estableció un sistema de


trabajo que permitía a cada médico ser capaz de avanzar en sus conocimientos a partir de
los descubrimientos realizados por los demás compañeros, por medio de un sistema de
analogías entre ellos; es decir, lo que hoy día llamaríamos un sistema de trabajo en equipo.
También dieron un gran impulso a la Farmacología, al comparar el resultado obtenido por
cada médico en el uso de una droga determinada y establecer posteriormente analogías,
sistema que les permitió obtener fórmulas muy desarrolladas de polifarmacia; su influencia
llegará hasta el siglo III después de Cristo. Contemporáneo a esta escuela será Mitrídates, rey
del Ponto, que fue un gran estudioso de los venenos. Increíblemente belicoso, como todos
los reyes de su familia en la que debía estar mal visto morir de viejo en la cama, y temiendo
morir asesinado, concretamente envenenado, intentó inmunizarse frente a distintos venenos
ingiriendo cantidades crecientes de ellos, con la idea de conseguir paulatinamente la
inmunización frente a ellos. Morirá a manos de un fiel seguidor, atravesado con su espada, al
verse acorralado por su propio hijo. En su honor, a este sistema de habituarse a un veneno se
llamó Mitridatismo. La reina Cleopatra VII de Egipto (69 - 30 a.c) fue otra gran conocedora y
usuaria del sistema veneno / antídoto: de hecho acabó usando sus conocimientos en ella
misma y se suicidó inoculándose el veneno de una áspid.

Roma
Según iba cayendo el mundo helénico, iba tomando pujanza el romano, es decir, cuando
económica política y científicamente la fuerza del espíritu griego clásico empezó a
desaparecer, la ciudad de Roma, como si fuera un vaso comunicante, heredó todo ese caudal
de energía y empezó a expandirse hasta conquistar lo que hasta el siglo V después de Cristo
será el Imperio Romano. Parte de esta pujanza se irá allí con los médicos griegos que
atraídos por Roma irán a establecerse a ella. Con el paso del tiempo los médicos griegos
instalados en Roma fueron mejorando su "status", de manera que en el siglo 1 antes de
Cristo, cuando Julio Cesar les concedió el título de "ciudadano romano", estos médicos, que
en su mayoría eran esclavos o libertos, subieron muchísimo de clase social. Gracias al médico
español Antonio Musa que curó al emperador Augusto en la ciudad de Tarragona , los
médicos empezaron a adquirir gran importancia en la vida de la sociedad romana. Nerón
nombró un médico oficial de Palacio, Andrómaco, que usaba la carne de víbora hembra como
medicamento por sus cualidades antitóxicas, y la añadió a la Tríaca, una formula
medicamentosa muy en boga en la época, complicadísima, que llegó a tener entre 40 y 60
componentes.

En el año 753 a.C. durante el periodo etrusco, en la península de Italia se ejercía una
medicina pretécnica primitiva y pobre en conocimientos, en cuya práctica ocupaba un papel
importante la magia: los etruscos interpretaban la salud y la vida por los Augures y los
Auspices, y para ello estudiaban el hígado de un animal sacrificado. también daban culto a
dioses dedicados a la medicina como Cama, que curaba las enfermedades de la carne,
Febritis, que quitaba la fiebre, Mephitis que curaba la malaria, muy extendida en las zonas
pantanosas que rodeaban Roma, y Uterina que curaba las enfermedades de la mujer.
Durante 400 años esta fue la situación; Catón el viejo (234 a.C.) decía que el ajo lo curaba
todo. No tenían médicos como tales, sino curanderos de muy mala fama entre sus
conciudadanos pues debían matar más que curar a sus enfermos. Los primeros médicos que
llegaron a Roma se encontraron con un ambiente desconfiado y hostil por parte de la cerrada
y conservadora sociedad romana profundamente tradicionalista y xenófoba.

Es indudable que la medicina romana empezó de la mano de estos médicos griegos, de


manera que la medicina grecorromana fue una adaptación de la medicina griega
reconvertida por estos al pragmático carácter romano lo que llevó a organizar el
conocimiento médico y farmacéutico griego de forma sistemática y a convertir las teorías
griegas en reglas y normas prácticas.

Arkágato fue un médico griego que se estableció en Roma hacia el 219 a.C. alcanzando
primeramente fama de ser muy bueno; después se dedicó a la cirugía y cómo sería que se
ganó los apelativos de "tortos" y "camicer", torturador y carnicero. De la misma época es
Asclepíades de Bitinia ( 124 a.C.) quien obtuvo grandes éxitos profesionales. Orgulloso de su
origen, escribió su tratado en griego. ¿Donde ejercían la medicina? Por supuesto en los
templos, en los que había sacerdotes dedicados a ella. Pero paralelamente apareció la figura
del "Medicatrina" que ejercía su profesión en casas particulares, en la calle, y en casas
preparadas para ello que contaban con una sala de consulta, otra de cura, y de distintos
habitáculos con camas donde se ingresaba a los enfermos, es decir, de instalaciones
parecidas a las clínicas de hoy día. Estos médicos cobraban por su trabajo, y algunos llegaron
a amasar auténticas fortunas.

Los médicos romanos desarrollaron un sistema de pesos compuesto por silícua, óbolo,
escrúpulo, y dragma, que todavía se encuentra en algunas farmacologías anglosajonas. Los
romanos inventaron el esparadrapo: pusieron el medicamento sobre una tela que aplicaban
directamente a la zona a tratar. Estos apósitos llevaban siempre entre sus componentes
óxido de zinc como desecante de la herida; desarrollaron los colirios que ya estaban
inventados, pero de una manera mucho más simple, haciéndolos líquidos y sólidos,
preparados para ser disueltos en agua en el momento de su aplicación. después de
fabricarlos, los etiquetaban con el nombre del autor, su composición, el nombre de quien lo
había hecho, y sus indicaciones terapéuticas; consiguieron cosméticos, de gran uso entre
ellos, con fórmulas muy perfeccionadas; purificaron la lanolina - se cree que lo hizo Popea,
la esposa de Nerón - llamándola "Ungüento Popeano" , y el cold cream. Junto a estos
médicos aparecen los Herbarii, el equivalente al Rizotomei griego; los Ungüentarii, que
preparaban perfumes; las sagae, auténticas carniceras que no dudaban en matar recién
nacidos no deseados, preparar abortivos, filtros de amor, pócimas alucinógenas, venenosas,
etc.

Usaron la palabra "Apotheca" como concepto de guardar medicamentos; fueron grandes


higienistas: crearon baños públicos, termas, piscinas; canalizaron las aguas residuales
separándolas de las potables, y crearon un cuerpo de funcionarios dedicados a inspeccionar
la calidad de los alimentos que entraban en Roma, lo que les convierte en los primeros
bromatólogos de la Historia.

Comelius Celso nace en Roma, en el 25 después de Cristo, es un patricio, y su trabajo, y su


importancia, va a consistir en "romanizar" la medicina que procedente de Grecia se está
ejerciendo en su ciudad natal; lo va a hacer escribiendo en latín una enciclopedia en la que,
desde una visión fiel a la medicina hipocrática, va a recopilar el saber de la época. A esta
enciclopedia pertenecen 8 libros dedicados a la medicina: el primero trata de metodología y
dietética y tiene una introducción en la que hace una pequeña historia de las distintas
escuelas médicas; luego vienen tres tomos que tratan de patología y terapia; los tomos 5° y
6° tratan de farmacología, el 7° de cirugía. y el 8° de las enfermedades de los huesos. Estos
textos serán descubiertos en el año 1426 por Guarino Veronese y ejercerán una poderosa
influencia en la medicina renacentista, siendo los primeros textos médicos editados en el
mundo. A Celso le debemos la definición de los cuatro síntomas de la inflamación: tumor,
rubor. calor y dolor. La obra de Celso (De re médica ), la de Escribonio Largo (De
compositione medicamentorum liber), y la de Plineo el Viejo ( Historia Naturalis) están
escritas siguiendo la pauta de sistematización de conocimientos a la que nos hemos referido
antes Dioscórides (50 d.C.) nos dejó la primera guía farmacéutica de la antigüedad.

En su obra "De materia médica" nombra 600 plantas, 35 productos animales, y 90 minerales.
fue un médico que acompañó al ejercito romano en sus campañas, aprovechando estos viajes
para recoger plantas, animales y minerales que estudió y clasificó. Para cada planta
identificó su habitat, dio su descripción botánica, explicó sus propiedades farmacológicas,
efectos secundarios y dosis. dio normas para su recolección, preparación y almacenamiento,
e incluso advirtió sobre posibles adulteraciones: drago con sangre, azafrán con merendera
bulbocodium, y opio con infinidad de cosas. también dio consejos prácticos para el
almacenamiento de medicinas: dijo que las sólidas se debían guardar en vasijas de plata,
vidrio o cuerno; las liquidas en recipientes de cobre; las grasas y la médula ósea en vasijas
de estaño.

Describió la elaboración de extractos - que fueron muy utilizados por los romanos -
conseguidos por maceración de drogas seguida de evaporación por medio de la exposición al
sol. Obtuvo el emplasto de Plomo. también fue un gran psicólogo: en sus escritos aparece
una referencia a la importancia de hacerse agradable al enfermo como camino para ganarse
su confianza. Su obra es muy amplia y fue muy traducida, la primera vez en Italia, en el siglo
XVI por Andrea Laguna, y a partir de ese momento empezó a convertirse en texto obligatorio
en todas las oficinas de farmacia, de manera que siguiendo sus instrucciones se prepararan
las formulas magistrales hasta el siglo XVIII.

La obra de Escribonio Largo (43 d.C.) "De compositione medicamentorum liber" fue la
primera dedicada exclusivamente a la composición de medicamentos, y en ella se recalca el
valor y la capacidad de éstos para curar una enfermedad. El máximo representante de la
medicina romana fue también el último gran médico que dio esta civilización. Conocemos su
vida y su obra que él mismo nos ha contado, ya que como persona fue un ególatra total.
Claudio Galeno nació y murió en Pérgamo (129 - 199 d.C.). Heredó toda la ciencia griega de
su época: la hipocrática, la platónica, la aristotélica, y la estoica. Así mismo fue un gran
racionalista romano que estudió la Naturaleza desde un punto de vista práctico, es decir
planteándose la pregunta de para qué servían las cosas que había en ella, en oposición a los
griegos que lo hicieron por la importancia que tenia la Naturaleza por sí misma y por su
belleza. Y un trabajador infatigable, dió tal impulso a su labor de nacionalización de todos
los conocimientos médicos a los que tuvo acceso, que a su muerte la ciencia médica se
estancó, desapareciendo todo tipo de investigación científica, pues sus sucesores durante los
quince siglos siguientes pensaron que ya no era necesario investigar nada más, ya que gracias
al ingente legado de Galeno lo sabían todo.

En el año 157 fue nombrado cirujano de gladiadores en Pérgamo; en el año 162 se trasladó a
Roma donde ejerció la medicina hasta el 166 en el que, huyendo de una epidemia de peste
que allí se declara, volvió a Pérgamo. Poco tiempo después, el emperador Marco Aurelio le
ordenó volver a Roma a cuidar de sus soldados, y allí permaneció hasta poco antes de su
muerte. fue médico personal de tres emperadores: Marco Aurelio, Lucio Vero y Cómodo.
Nunca estudió el interior del cuerpo humano, sino que hacia autopsias a cadáveres de
animales (cerdos, perros y sobre todo macacos) y de estas sacaba sus conclusiones por
analogía: de ahí sus monumentales errores de anatomía. Sin embargo estos errores siguieron
vigentes durante cerca de 1.400 años hasta que Andrés Vesalio (1514 - 1564L el primer gran
anatomista del Renacimiento se los corrija. "Tú, Galeno, que te dejaste engañar por tus
monas!" le dice en su obra "De humani corporis fabrica libri septem", el primer tratado de
anatomía moderno. Las obras galénicas mas importantes sobre esta ciencia "De anatomicis
administrationibus" (Sobre los procedimientos anatómicos), y "De usus partium corporis
humanis" (Sobre la función de las partes del cuerpo humano) fueron usadas durante siglos
como textos de anatomía fundamentales y sustituyeron la práctica de las disecciones,
prohibidas por la ley. Fue aristotélico, estudió los distintos órganos en función de la finalidad
para la que habían sido creados, y fue romano: trató de establecer un sistema aplicable de
manera genérica a todo aquello que iba descubriendo. Su obra llegó al mundo cristiano a
partir del siglo XII a través de traducciones árabes, alcanzando gran importancia durante el
Medioevo.

Galeno, siguiendo la doctrina humoral hipocrática, cree en la producción del espíritu natural
en el hígado, el espíritu vital en el ventrículo izquierdo del corazón, y del espíritu animal en
el cerebro. Cree que los dos ventrículos están unidos por infinidad de poros existentes en el
tabique interventricular, que la sangre se forma en el hígado, pasa a los ventrículos de uno a
otro, y que a partir de ellos se reparte a todo el cuerpo por las pulsaciones del corazón.
Considera al cuerpo humano compuesto por los cuatro elementos, los cuatro humores y los
tres espíritus de los que ya hemos hablado. La teoría de los grados en la enfermedad
prosperó enormemente y fue seguida incuestionablemente por los médicos europeos hasta el
siglo XVIII; también en este punto habrá que esperar hasta el Renacimiento, para encontrar a
alguien que se oponga a ella.Fue Paracelso: si para Galeno la variación del equilibrio
humoral era la causa de la enfermedad, como mas adelante se verá, para Paracelso la
enfermedad implicaba variación en el equilibrio humoral. Galeno divide las enfermedades en
evacuantes: aquellas que tienen exceso de humores, y para curarlas va a eliminar este
exceso tratándolas con purgantes, diuréticos, eméticos..., y alterantes cuando eran los
mismos humores los que cambiaban.
Como farmacéutico opinó siempre que un buen profesional debía conocer a fondo las drogas,
saber si estaban o no adulteradas, y ser capaz de prepararse el mismo sus medicamentos. Su
obra capital fue "Methodo Medendi" (Sobre el arte de la curación): en la parte en la que se
refiere a los medicamentos nombra sus propiedades, las posibles combinaciones de los
elementos, y los efectos de los compuestos según los elementos que intervengan en su
composición y del lugar donde esté localizada la enfermedad a tratar. Clasificó los
medicamentos por sus efectos farmacológicos según su comportamiento frente a los
desequilibrios humorales, dando reglas y procedimientos de actuación rígidos v dogmáticos y
los llamó como a las enfermedades: evacuantes y alterantes.

Divide el cuerpo humano en partes simples ( huesos, nervios, carne) y partes compuestas (
manos, pies, cabeza). Idea la teoría del ser perfecto: aquel que tiene todos sus elementos en
las debidas proporciones, y cura a sus enfermos comparándolos con este hipotético ser. Cree
en que la causa de la enfermedad está en el desequilibrio de los humores, y divide en
distintos grados a las enfermedades y a los medicamentos. Catalogó los fármacos como
fármacos elementales: aquellos que poseen una sola cualidad: frío, calor, sequedad o
humedad, a los que dio un grado de uno a cuatro a su actividad y reguló qué grado y qué
cualidad había que aplicar para tratar las distintas enfermedades y fármacos compuestos de
varios elementos (fármacos complejos) por lo tanto con mas de una cualidad y diferentes
grados de cada una de estas cualidades, e hizo una clasificación de ellos según su nivel de
fuerza. Sus fórmulas tenían principios activos, correctivos, excipientes y un conservador.
Describió 473 fármacos de origen vegetal, animal y mineral. Estoy segura de que Galeno
preparó sus medicamentos en un iatreion y los guardó en cajas de madera en su apotheca.

También del siglo I de nuestra era es la primera Historia Natural escrita en el mundo. Se la
debemos a Plineo. La llamó "Historia Naturalis" . Plineo fue un enciclopedista que se dedicó a
recopilar cosas ya escritas, primero sobre temas como el aire, las aguas y los mares; después
sobre animales y plantas y por último sobre el hombre. Increíblemente crédulo, o poseedor
de una imaginación calenturienta, nos describe toda suerte de seres fantásticos como
hombres con cuerpos de pez, de un solo ojo, etc. Como seres reales y establece una curiosa
teoría , la de las "Signaturas" por la que asegura que fijándose en la forma, el color o
cualquier otra característica morfológica de una planta se puede saber su uso medicinal, ya
que la Naturaleza ayuda al médico en su labor de curar dando le "pistas".

Como en su momento se verá, en la Europa medieval , estas "pistas" de las plantas llegaron a
la categoría de don divino. Su obra fue traducida por Gerónimo La Huerta en el siglo XVI. A
los romanos debemos tres de las formas farmacéuticas más usadas en la historia de la
Humanidad: la terra sigillata, la hiera picra y la Triaca. La Terra Sigillata (tierra sellada) era
una arcilla grasa hecha con sílice, alúmina, creta, magnesia y oxido de hierro que se extraía
de la islas de Lemnos, Milos y Sarnas. Le daban la forma de grandes tabletas que marcaban
con el sello del lugar de origen. Se pueden ver en muchos museos. Se consideraban secantes,
astringentes y sudoríficas, y valían para resistir la peste, el veneno, la putrefacción y todo
tipo de malignidades y virulencias (Salmón). La Hiera Piera ha llegado a usarse hasta el siglo
XX . Galeno la formula con aloe, especias y miel y se usaba para "soltar el cuerpo y evacuar
el cólera y otros humores enfermos. Calienta, seca, abre obstrucciones, y purga humores
flemático s espesos ". Esto no lo escribe Galeno, sino Guillermo Salmón, un comentarista del
siglo XVII. La Triaca era el polifármaco por excelencia, con un número variable de
componentes a través de los tiempos, pero siempre enorme: de los 40 que tuvo como mínimo
en tiempos de Nerón, hasta los 70 que tuvo en el Renacimiento. La he nombrado al referirme
a Mitrídates y a Nerón , y es que en un principio se usó como antídoto contra mordeduras de
animales venenosos, y luego como antídoto general para todos los venenos y como
tratamiento contra numerosas enfermedades. Como componente base llevaba opio. fue un
artículo muy valioso en el comercio de la Europa Occidental, sobre todo en manos de los
venecianos. Tuvo importancia como medicamento, ( bueno la podríamos llamar la vaca
sagrada de la Farmacopea), hasta el siglo XVIII.

Capítulo 4: La Farmacia en el
Imperio Bizantino
Cronología
Primeramente, y para centrar mejor el tema, permítaseme
un poco de cronología:

Año 33: muere Cristo. Nace el Cristianismo.


Año313: Edicto de Milán, por el que el Emperador
Constantino declara al Cristianismo religión oficial del
Imperio Romano.Reconocimiento del Cristianismo como una innegable institución de poder.
Año 330: División del Imperio Romano en:
o Parte Oriental, cuya capital será primero Alejandría ( del año 330 al año 642, en el que cae
conquistada por los árabes) y después Constantinopla (del año 642 al año 1453 , en el que la
conquistaron los turcos, desapareciendo este Imperio.)
o Parte Occidental, que desaparecerá, conquistada por los pueblos invasores procedentes del
norte de Europa, a lo largo del siglo V.
Año 1.453: Caída de Constantinopla y fin de la Edad Media.

El Cristianismo
A la muerte de Cristo, el Cristianismo arrancó en Israel y Siria, extendiéndose durante sus
primeros años por las orillas del Mediterráneo, de manera que en sus comienzos asimiló una
mezcla de culturas perfectamente arraigadas como eran la hebrea, la griega, la egipcia, y la
romana, al convertir a esta nueva religión a personas cuyas raíces estaban en todas ellas.
Cristo durante sus tres años de vida pública se llamó a si mismo médico, y curó a muchos
enfermos. Para ello no usó medicamentos ni practicas médicas, sino la imposición de sus
manos y su propia voluntad de querer sanar a esa persona, así que estas curaciones
pertenecen mas al terreno del milagro y por lo tanto al de la fe, que al de la práctica médica
como tal. Pero a su muerte, sus primeros discípulos se encontraron inmersos en la nueva
ética dictada por El, en la que la relaciónmédico / enfermo quedaba abordada desde unos
supuestos totalmente nuevos:

1. Se consideraba a la enfermedad como una prueba enviada por Dios, y no como un


castigo por algún pecado cometido.
2. Se debía practicar la asistencia médica por caridad; es decir, por amor cristiano.
3. Esta asistencia incluía a todos los hombres y mujeres, fueran libres o esclavos, ricos o
pobres.
4. A los pobres había que asistirlos gratuitamente.
5. La asistencia debía extenderse a todos los enfermos, incluidos los incurables y los
moribundos, a los que debía prestárseles tanto asistencia médica como espiritual; es
decir, consuelo y apoyo moral que les ayudara a enfrentarse a su fin.

Desde los primeros tiempos de la nueva religión, los cristianos se hicieron cargo de su propia
práctica médica, muchas veces dentro de sus instituciones religiosas, pues fue habitual que
los sacerdotes ejerciesen la medicina, aunque debido a su falta de preparación. Ésta era en
general de muy baja calidad. Esta falta de calidad se debió, probablemente, a que, primero,
entre ellos debieron escasear los médicos verdaderos, ya que el cristianismo no se implantó
entre las capas sociales altas (ricas y cultas) sino entre las mas bajas (y por lo tanto carentes
de cultura y de dinero), y, socialmente.

En aquella época los médicos pertenecían a las capas más altas de la sociedad. Segundo,
porque la práctica de la medicina real implicaba entrar en contacto con sangre humana, algo
aborrecible para ellos, y ver el cuerpo del enfermo en su desnudez, algo que ellos
consideraban deshonesto. Tercero, porque a un médico que fuese tal, pero que no fuese
cristiano y por lo tanto no curara por la caridad cristiana a la que antes nos hemos referido,
sino porque la medicina era su profesión, hubieran tenido que pagarle, y la idea de la
posesión de dinero, como la de bienes materiales en general, era absolutamente negativa
para ellos, y por último, porque la medicina tradicional se asentaba sobre ideas paganas, que
desde su punto de vista era imprescindible erradicar, así que las prácticas médicas de los
primeros cristianos eran sobre todo prácticas religiosas como oraciones, unciones, imposición
de manos, y costumbres como la de recortar palabras del Evangelio y dárselas de comer o
ponérselas encima de distintas partes del cuerpo de los enfermos, o la de llevar al cuarto del
enfermo trozos del cuerpo (reliquias) de personas ya fallecidas y que la comunidad cristiana
consideraba que habían sido santas en vida, que más que curar estaban encaminadas a
ayudar a bien morir.

Con el tiempo, la expansión del cristianismo trajo consigo la aparición de los primeros
hospitales: San Basilio, obispo de Cesarea en Capadocia, fundó el primero de ellos en el siglo
IV. La noble romana Fabiola fundó una institución en la que además de curar a los enfermos,
acogía a pobres y mendigos. Los hermanos Cosme y Damián, también romanos, ejercieron la
medicina gratuitamente hasta que, durante una persecución de cristianos, les cortaron la
cabeza. Ya elevados a los altares, en sus imágenes se les representa, a San Cosme, patrón de
los cirujanos, con una bacinilla en la mano y a San Damián, patrón de los farmacéuticos, con
una vasija de las usadas para contener drogas. Otros santos, como San Lucas y San
Pantaleón, también fueron médicos.

Características de la medicina bizantina. Etapa Alejandrina


Los bizantinos amaban la buena salud; no olvidemos que por sus ascendentes eran greco-
romanos.

Esto hizo que sus médicos, sobre todo los buenos, gozaran de gran prestigio social: tuvieron
exenciones fiscales, y estuvieron apoyados por los emperadores, que construyeron grandes
centros hospitalarios para ellos como el Civitas Medica de Cesarea. Sin embargo, en la
práctica médica, aparecieron, junto a la medicina técnica greca-romana ya tan ampliamente
desarrollada, antiguos ritos mágicos. Se usaron amuletos, libaciones, y conjuros mágicos,
tomados del antiguo culto al dios egipcio Toth, a quien llamaban Hennes Trimegisto, y sobre
todo alcanzó una gran importancia la incubatio o costumbre de llevar a pasar las noches a los
enfermos, a un templo dedicado a la diosa egipcia Isis, porque, según la creencia popular,
era tal su poder curativo, que al dormir en él, el enfermo sanaba. Esta costumbre acabó tan
implantada, que cuando las autoridades cristianas, intentando apartar a la gente de todo lo
que fueran costumbres paganas, quisieron prohibirla, se encontraron con tal oposición
popular, que idearon cristianizar la incubatio, llevando a ese templo reliquias de San Ciro y
San Juan, para hacer que las curaciones se hicieran por la mediación de estos santos ante
Jesucristo y no por la magia de Isis.

En esta etapa del Imperio Bizantino, se dio un gran impulso a la cultura: se organizaron
centros de formación intelectual en Grecia, Asia Menor, Oriente Próximo, y Egipto, donde se
Impartieron las enseñanzas incluidas más adelante en el Trivium y en el Cuatrivium
medieval. Existieron médicos hombres y mujeres, paganos y cristianos. No existía titulación
oficial. Tampoco existieron médicos realmente brillantes; la medicina que se practicaba era
la galénica, aunque hubo médicos cristianos que la rechazaron completamente, por provenir
de un pagano y porque vieron un gran problema en encajar la idea de Galeno de racionalizar
todo lo relacionado con la Physis y la idea cristiana de la omnipresencia de Dios.
A partir del siglo III el cristianismo, instalado ya como religión oficial, se va a oponer
frontalmente al enfoque pagano de la medicina galénica, lo que llevará a una decadencia de
las ciencias médicas, dentro de la decadencia generalizada que se va a presentar.

Oribasio fue un médico griego del siglo IV, muy importante en su época, que escribió una
enciclopedia y una relación de los principales médicos anteriores a él, y será a través de sus
textos como conocerán la medicina galénica los futuros médicos árabes. Aecio de Amida
(nacido en la región del Tigris, durante el siglo VI) como médico practicó las supersticiones
de la época, usando en su práctica médica hechizos y amuletos; y como farmacólogo,
basándose en los textos de Oribasio, conoció a Galeno, ordenando e incluso en algunos
aspectos corrigiendo su clasificación farmacológica. También nos habló de drogas de
procedencia índica como el alcanfor.

Alejandro de Trelles, en Asia Menor y por la misma época, se dedicó a la polifarmacia,


introduciendo el uso del ruibarbo. También creyó en la fuerza curativa de los amuletos. y
adaptó la medicina grecorromana al estilo bizantino. El más importante de todos ellos fue
Pablo de Egina (siglo VII) que recopiló nuevamente la farmacología de Galeno usando como
fuente a Oribasio y a Aecio. Ejerció como médico en Alejandría, donde escribió numerosos
tratados sobre su ciencia, y allí se los encontraron los árabes cuando conquistaron la ciudad,
convirtiéndose así en otraimportante fuente de información para sus médicos.

Otra fuente de información para éstos futuros médicos árabes va a ser a través de los
seguidores de Nestorio, cuando este obispo cristiano, condenado por hereje en el Concilio de
Efeso (sostenía la existencia de dos personas en Cristo, una de naturaleza divina y otra
humana), en el año 431, sea desterrado junto a sus seguidores entre los que se encontraban
personas de gran altura intelectual, al Alto Egipto.

Etapa de Constantinopla (642 -1453)


A lo largo de los ocho siglos restantes, se seguirá acentuando la decadencia intelectual del
Imperio Bizantino. Ya no van a aparecer mas grandes recopiladores como Oribasio o Pablo de
Egina.Se establecieron contactos más profundos con. otros países: Constantino VII envió un
embajador a Abderramán III, llevándole un Dioscórides de regalo, y hubo múltiples
intercambios científicos, tanto de personas como de ideas. Como médicos mas importantes
se pueden citar: del siglo XI a Miguel Psellos que escribió un tratado sobre fisiología y
dietética y a Simeón Seth que en sus escritos se opuso ferozmente a Galeno; ninguno de los
dos aportó innovaciones a la medicina; del siglo XIII a Nicolás Mirepsos, que escribió una
colección de recetas llamada Dinameron en lasque se aprecia claramente la superstición de
la época; y del siglo XIV a JuanActuario, que como médico fue hipocrático y galénico, y cuya
obra da un digno fin ala época bizantina.

Ya no hay vestigio alguno de mentalidad mágica ni intervención divina. Es un hombre


quienenferma, y otro quien va a intentar su curación.También sostiene que el hombre se
distingue de los animales por su inteligencia. Practica ladisección de animales y la
vivisección y así descubre la función de los centros nerviosos.Sitúa el centro de la vida
sensorial y psíquica en el cerebro. Se da cuenta del movimiento dela sangre en las venas.

A partir del año 500 a.C. se van a manejar dos conceptos básicos: PHYSIS -lo que nace ycrece
- del que va a derivar la fisiología, y TEKHNE o arte; el que nos interesa, TEKHNElATRlKE ó
arte de curar ó medicina científica ó medicina técnica.
La primera pregunta racional, a la luz de estos conceptos, que se hicieron los griegos
clásicos,fue: ¿ De qué estamos hechos?Tales (650 a.C") considera que el hombre vive a través
de su sangre, procrea con su esperma, yla mujer procrea con su flujo; todo ello es líquido.
De ahí deduce que somos agua: el aguacrea, se puede transformar en aire, y se puede
comprimir dando objetos sólidoscomo huesos,tejidos, o piedras o madera.Es decir, el agua es
el fundamento de la naturaleza.

Anaxímenes (483 a.C.) piensa que el elemento fundamental es el aire (PNEUMA), Heráclitoel
calor, el fuego, y Xenófanes la tierra.Empédocles (483 a.C.) considera como base la tierra,
aunque luego cambiará de idea yasegurará que son los cuatro elementos, con sus cuatro
propiedades: fuego (caliente), agua(húmeda), tierra (seca), y aire (frío), los fundamentales.
Aristóteles asumirá esta teoría y hará de ella la base de la vida.Para ellos, los medicamentos
podrán curar al influir en los cambios de estas propiedades.

Escuela de Coso
Alrededor de Hipócrates de Cos (460 a.C.) se va a formar una escuela médica de
enormeimportancia, plasmada en el "Corpus Hippocráticum" o conjunto de 53 textos
anónimosescritos a lo largo de mas de cien años a partir de la segunda mitad del siglo V
a.C.Hipócrates sostiene la teoría de los cuatro humores componentes del cuerpo humano:
sangre,bilis, pituita y flema, que a su vez están formados por agua, aire, tierra y fuego y les
concedelas siguientes características: sangre, húmeda y caliente; bilis ,seca y caliente;
pituita, fría yhúmeda: y flema, fría y seca.

El cuerpo humano tiene proporciones determinadas de estos cuatro humores. Si


estasproporciones se desequilibran, aparece la enfermedad.Los temperamentos también
nacen con el individuo y dependen de su naturaleza, por eso cada
enfermo es distinto y hay que tratarle de un manera individual, es decir, hay que tratar
alenfermo y no a la enfermedad.
El médico por excelencia es la Naturaleza, luego para curar a un enfermo hay que ayudar a
sunaturaleza, pero nunca contrariada, "Natura sanat, medicus curat'', dirán los romanos
sobreesto, en su momento.Luego la Terapéutica es la corrección del desequilibrio de los
humores del enfermo.Emplearán medicamentos externos y suaves; su código sobre ética
profesional - el JuramentoHipocrático - ha llegado a nuestros días.

De Cos salieron textos como: " Sobre los aires, las aguas y los lugares", "Sobre la dieta de
lasenfermedades agudas ": sobre fracturas articulaciones y heridas en la cabeza, textos
sobreepidemias y sobre la naturaleza del hombre.Demócrito (460 a.C") nos ha dejado una
clasificacion de medicamentos: dulces, salados,purgantes, astringentes, ácidos, etc. y
explica su accion según su forma.Acepta la existencia de poros llenos y vacíos, y define el
ATOMON como la parte máspequeña en que pueden dividirse los cuatro elementos.La otra
escuela importante fue la de Cnido. A ella se deben textos" Sobre las Hebdórnadas". "Sobre
las infecciones externas", " Sobre las afecciones", y enfermedades de niños y mujeres.

Aristóteles fue médico e hijo de médico. Aplicó el razonamiento - la lógica - en la


luchacontra la enfermedad. Para él, la forma del nuevo ser (lo activo, lo caliente) procede
de lasemilla masculina, y la materia del nuevo ser (lo frío, lo pasivo), de la semilla
femenina; asíempezó a desarrollarse la Embriología. También nos dice que el corazón - para
él, la parteprimordial del cuerpo - es el primer órgano que se forma en el embrión, se
empieza a moversolo, y será el último en detenerse cuando el cuerpo muera; estudia
cuidadosamente elcorazón, y deduce que la sangre, a través de él, se mueve por los vasos y
puede ser arterial yvenosa. La vida la mantiene un calor innato y el aire que respiramos de
fuera (el pneuma ),renueva lo que se desgasta de ella. Los alimentos son convertidos en
jugos vitales.

Herófilo (330 a.c.), médico de la escuela de Alejandria, aunque fue discípulo de la escuela
deCos, estudió el ojo, el cerebro, el sistema nervioso, el vascular - contó las pulsaciones con
laclepsidra - y los órganos genitales.Erasistrato ( 340 a.C.) se equivoca cuando afirma que las
arterias no contienen sangre, y que elbazo no sirve para nadapero explica la mecánica de la
respiración y el movimiento delcorazón.

Bueno, para no abusar excesivamente de la paciencia del lector, dejo a Galeno para
otrocapítulo. Y ahora, la pregunta que nos interesa a nosotros: ¿cómo curaban?En parte ya
ha sido contestada: con métodos externos y medicamentos suaves, por ejemplo:una
pleuresia la trataban con aristoloquia , hisopo y comino, que actúan calentando y
secando,para contrarrestar la humedad y la frialdad del enfermo.Lo que mas usaban era
catártico s, eméticos, diuréticos y expectorantes.En los escritos del Corpus Hippocráticum
aparecen doscientos fármacos de origen vegetal,fármacos animales pertenecientes por lo
menos a diez filum, y unos doce fármacos minerales.Como formas farmacéuticas se nombran
fomentos, cataplasmas, gargarismo s, pesarios,píldoras, ungüentos, aceites, ceratos,
colirios, trociscos e inhalaciones.Los RHIZOTOMOI eran los encargados de recoger las
plantas.Conocemos a uno de ellos, Diocles de Caristo, que vivió en Atenas en el siglo IV a.C.
Con susconocimientos confeccionó un herbario donde dejó especificado el origen, la
identificación, elvalor nutritivo, y usos medicinales de las plantas.Teofrasto (287 a.C.) nos
ha dejado dos escritos: " De Historia Plantarum" y " De CausisPlantarum". Va a ser el primer
botánico sistemático de la Historia Universal.Clasifica las plantas según sus hojas, raíces,
tallos y épocas de crecimiento.

También, y para terminar. una referencia a otras personas cuyo trabajo giraba alrededor
deluso medicinal de las plantas: PHARMACOPOLAS. que preparaban todo tipo de compuestos
hechos a base de plantas, tales como abortivos, cosméticos, afrodisíacos, etc.,
MYGMATOPOLOS, vendedores ambulantes de remedios muchas veces dudosos, y MYREPSOS,
los que hacen ungüentos; pero estas gentes generalmente procedían de las capas mas bajas
de la sociedad, eran esclavos, generalmente de médicos que "curaban" a otros esclavos, a los
que iban dirigidos sus "productos", y desde luego no contaron con la confianza de los
médicos, quienes prefirieron fabricarse ellos mismos sus medicamentos.
Capítulo 5: La Medicina en el Mundo Árabe

Los orígenes, expansión y consolidación del mundo


árabe aparecido subsiguientemente a la muerte de Mahoma, constituyen un tema que
excede ampliamente a mis escasos conocimientos, así que no aburriré al lector contándole
los pocos lugares comunes e ideas generales que pueda yo tener, pero el caso es que durante
los siglos VII y VIII, diversas tribus árabes, cuyo factor común fue la religión Islámica, se
extendieron desde la PenínsulaArábiga por el norte de África y cruzando el Estrecho de
Gibraltar llegaron hasta los Pirineos, mientras por el este, partieron desde Oriente Medio y
Persia y llegaron hasta la India.

Una vez consumada la ocupación bélica, los invasores árabes respetaron la cultura de cada
pueblo que habían conquistado, asimilándose a ella. Esta permisividad y respeto por lo que
hoy llamaríamos la población civil, y por su cultura, aunque no por su religión, pues en la
mayoría de los casos se les obligó a abrazar el Islam, dio como resultado la gran riqueza
intelectual y el esplendor económico desarrollado en apenas 100 años, bajo el dominio de los
Califas.

En las tribus que poblaron la península Arábiga antes de la llegada de Mahoma, (nacido entre
el 570 y el 580 y muerto el 8 de junio del 632) se practicaba una medicina pretécnica con sus
consabidos componentes de ignorancia, superstición y remedios empíricos. Pero, desde los
primeros tiempos de expansión del Islam, los árabes tomaron ciudades griegas, sirias y
persas, como Alejandría, Nisibis y Gundishapur, lo que les permitió entrar en contacto con lo
mejor de la cultura de esa época, y ellos no sólo no las destruyeron sino que increíblemente
receptivos, las asimilaron y "arabizaron" su saber.

Los Califas se asentaron en las ciudades conquistadas, protegiendo su cultura, las


engrandecieron y las dotaron de instituciones culturales: una Academia, una Mezquita y una
Escuela de Medicina.Las Academias de Bagdad, Samarcanda, Damasco y Basora, fueron
creadas entre los siglos IX y X, mientras que las españolas de Córdoba, Toledo, Sevilla y
Murcia, se crearon más tarde, entre los siglos X y XI. Bajo sus Califas, en ellas se tradujeron
y divulgaron obras de Hipócrates, Dioscórides, Platón, Aristóteles, Euclides, Ptolomeo,
Galeno, Alejandro de Trelles, Pablo de Egina. La creme de la creme. También se tradujeron
obras asirías y persas; y dos tratados indios: el Susruta y el Characa, auténticas
recopilaciones del saber de este pueblo escritas hacia el siglo V después de Cristo.En ellas
también se hicieron avanzar espectacularmente la alquimia, la astrología, la farmacia y las
matemáticas.
En Bagdad, en el siglo IX se creó una "Casa de la Sabiduría" en donde se centralizó toda esta
inmensa labor de traducción y por consiguiente de recopilación de conocimientos.Al lado se
construyó un hospital en el que médicos árabes y de otras partes del mundo aprendieron y
practicaron la medicina técnica griega. La primera farmacia que conocemos como tal, se
estableció en este centro. Conocemos a dos de sus médicos: MESUE que fue su director, y a
su discípulo HUNAIN, quien siguiendo la medicina de Galeno escribió su obra más importante
la ISAGOGE, que más adelante será traducida al latín y se convertirá en texto médico
fundamental en las universidades medievales cristianas.

La escuela de Hunain tradujo todo el Corpus Hipocrático, así como obras de Galeno,
Dioscórides, Oribasio y Pablo de Egina. Solamente Hunain escribió mas de un centenar de
obras, la mayoría de temas médicos. Por este trabajo de traductor y de autor se le considera
el gran "recopilador" del saber grecorromano, de manera que, gracias a la difusión de sus
obras, el mundo cristiano medieval tendrá acceso a estos conocimientos, que habían sido
"censurados" unos siglos antes por los primeros cristianos.

En el siglo IX , también vivió Serapión el Viejo, quien reunió en su obra, substancias


medicamentosas procedentes del mundo griego y arábigo, especificando formas de
preparación de medicamentos con ellas, su conservación y posibles falsificaciones; cita el
semen contra. También su obra fue traducida al latín.

RHACES nació en Raii ( Persia) en el siglo IX; fue profesor de medicina en la escuela médica
de Bagdad, muy meticuloso en su trabajo, escribió un tratado de medicina, el "Liber
medicinallis ad Almansorem", también muy influenciado por Galeno, en el que trata de la
preparación de medicamentos; un Antidotario; y una descripción de drogas y compuestos
químicos usados en farmacia como sales de nitro, sulfatos de hierro y cobre, cloruro de
mercurio. Fue la primera gran figura de la medicina árabe y sin duda su mejor clínico. Tuvo
un interés particular por las formas farmacéuticas, recomendando las píldoras como manera
de administrar medicamentos de forma agradable y eficaz.

Mientras tanto, en Córdoba (España), la dinastía omeya había fundado un Califato que
durante los siglos X y XI alcanzó su máximo esplendor, convirtiéndose en el foco principal de
la cultura árabe en ese momento. El primer médico cordobés importante fue ABULCASIS.
Gran cirujano, mejoró sensiblemente el instrumental quirúrgico llegando a utilizar tenazas,
trépanos, bisturís, sondas, éspeculos, etc ... Su "Liber Servitoris" está dedicado a la química
medicinal, y también será muy estudiado por los farmacéuticos cristianos de siglos
posteriores.

AVICENA (980 - 1.037) fue filósofo, teólogo, astrónomo, político, escritor, comilón y
mujeriego: también, por supuesto, médico. Fue un hombre de una memoria prodigiosa,
brillante y polémico, de manera que estuvo varias veces en la cárcel a lo largo de su vida,
circunstancia que aprovechó para escribir algunas de sus obras más importantes. De todas
estas, la que más sobresale es su CANON MEDlCINAE. En ella se aprecia la influencia de
Dioscórides y sobre todo de Galeno, así como de la medicina india. Este Canon consta de 5
libros, divididos en disciplinas, tratados, secciones y capítulos. De los 5 tomos del Canon, 2
se dedican al trabajo del farmacéutico: el 2° a los simples medicinales, y el 4° a los
compuestos; en ellos se contiene una relación completísima de medicamentos, normas de
preparación de estos y un tratado sobre venenos. Nombra medicamentos de procedencia
persa, india y griega. Introduce el dorado y plateado para las píldoras. Entre los simples,
nombra la Kamala y el café. El canon de Avicena fue traducido al latín en el siglo XIII,
convirtiéndose en un texto fundamental para el farmacéutico hasta el siglo XVIII. Durante
estos 5 siglos fue considerada la figura más importante de la medicina, después de
Galeno.Durante los siglos XII y XIII, en Córdoba vivieron tres médicos importantes: Avenzoar,
Averroes y Maimonides.

AVENZOAR fue clínico, terapeuta y dietista.

AVERROES (1126-1198), como filósofo, intentó acomodar el pensamiento de Aristóteles


dentro de la filosofía del Islam. Cómo médico, nos dejó una obra fundamental, también
influenciada por Galeno, el LIBER UNIVERSALIS DE MEDICINA o COLLEGET. Con una
personalidad inmensa y discutidísima, fue el primero en observar que una persona que había
pasado la viruela, y había sobrevivido a la experiencia, no volvía a pasarla jamás por segunda
vez.

MAIMONIDES( 1135-1204) no fue árabe, sino hebreo, y como tal, desde su fe, intentó también
asimilar a Aristóteles. Nos ha dejado escritos trabajos sobre toxicología, higiene y dietética.
Hombre profundamente ético, en estas obras también quedó reflejada su profunda
implicación personal con sus enfermos. Publicó un glosario de términos médicos, y un
tratado de venenos.

En general, los árabes como médicos supieron poca anatomía - no practicaron la disección - y
su fuente de información en esta materia fue Galeno, por lo que arrastraron sus errores. Este
fue, quizás, su gran fallo. Una excepción: el médico egipcio IBN NAFIS (1210-1288) que fue el
primero en descubrir la circulación menor de la sangre, negando la existencia de poros en el
tabique interventricular. Pero fueron grandes cirujanos, que dieron un empujón
impresionante a la oftalmología y a otras ramas de la cirugía. Bajo sus conocimientos
funcionaron grandes escuelas de Medicina en Bagdad, El Cairo y: Damasco y se construyeron
grandes hospitales por todo el Islam, de reconocido prestigio en su tiempo donde se prestaba
asistencia medica y se impartía la enseñanza de la medicina.

En el siglo XIII nació en Málaga el botánico IBN al BAYTAR que escribió una Gran recopilación
sobre las virtudes de los remedios y alimentos simples conocidos" en la que describe 1500
drogas de origen vegetal y 150 de origen animal con su aplicación terapéutica. El compendio
más grande de materiales farmacéuticos del mundo árabe. Por esta época ya se habían
hecho los primeros jardines botánicos dedicados al estudio de las plantas medicinales. Los
árabes introdujeron en España el cultivo del arroz, la alfalfa y del algarrobo. También usaron
piedras preciosas y como alquimistas de pro, buscaron su piedra filosofal capaz de convertir
los metales en oro, y proporcionar el elixir de la eterna juventud.

En resumen, a los árabes, nosotros los farmacéuticos les debemos el nacimiento de nuestra
profesión. El mundo de la botica y de la química que ellos fueron capaces de crear era ya tan
extenso, que no podía caber la menor duda de que para moverse con soltura por ellos, era
necesaria la especialización.

Entre los años 775 y 785, ya había en Bagdad farmacias de propiedad privada. En el siglo IX,
el hospital de Damasco cuenta ya con una farmacia bien equipada, a cuyo cargo están
farmacéuticos. A principios del siglo X hay farmacias en Túnez; en el siglo XII, en Sevilla. En
1190, en la farmacia del gran hospital de Marrakech, trabajaban farmacéuticos con
formación, integrados en la plantilla del centro como personal sanitario. El hospital contaba
con un jardín de plantas medicinales.

ABU AL MUNA KOHEN AL ATTAR, farmacéutico hebreo que vivió en El Cairo, escribió en 1259
ó 1260 un Manual para la Botica, dedicado a su hijo, en el que además de enseñarle los
entresijos de nuestra ya complicada profesión, le marcaba las directrices de lo que debería
ser su ética profesional. Así le advertía de que la pulcritud era fundamental: balanzas, pesos
y medidas debían estar siempre bien limpios, y le recomendaba la limpieza diaria de ellos. El
establecimiento debía ser atractivo para el público, estar bien abastecido de medicamentos,
y en relación con estos, actuar de manera que los que se estropeasen se debían tirar, y los
que se acabas en, reponer. Se debía controlar rigurosamente el inventario, y se debía
moderar los beneficios. Como farmacéutico debía observar el deber moral de socorrer al
enfermo, aliviar su dolor y recuperar su salud, recomendándole que todo buen farmacéutico
"ha de tener profundas convicciones religiosas, consideración para el prójimo, especialmente
los pobres y los necesitados y sentido de la responsabilidad. Asimismo ha de actuar con
prudencia y ser temeroso de Dios". Este código ético, aparte de tener una gran resonancia a
lo largo de los siglos, siendo impreso por última vez en 1932, fue el primer código
deontológico de nuestra profesión.

Capítulo 6: La Baja Edad Media


Cuando en el siglo V después de Cristo cayó el
Imperio Romano, en parte por su propia
descomposición interna y en definitiva por la
invasión de los pueblos del norte de Europa
llamados por los propios romanos "bárbaros"
despectivamente, conscientes de la abismal
diferencia de nivel cultural que los separaba
de ellos, ese mundo se vio sumido en un
verdadero caos. Súbitamente se derrumbaron
las estructuras de poder, las económicas y las
sociales. La cultura desapareció del pueblo: si
en el siglo V muy pocos sabían leer ya el
griego, todavía la mayor parte de la población
leía el latín; sin embargo, muy poco tiempo
después, el pueblo llano simplemente no
sabían leer.

Se destruyeron las escuelas científicas.

Por otra parte, el nivel cultural de los pueblos invasores era bajísimo.

La suma dio como resultado que los años 500 y 600 de nuestra era se caracterizaron por una
vida intelectual bajo mínimos con el saber filosófico, científico y ret6rico prácticamente
destruidos. Sin embargo esos años fueron cruciales para la consolidación de lo que podemos
llamar la mentalidad europea cristiana medieval. Esta va a fraguar, por una parte con los
restos de la antigua cultura grecorromana tamizada y reconvertida al pensamiento cristiano
primitivo, más el nuevo influjo proveniente de los b6rbaros invasores cuando éstos,
acabando por hacer suyas estas nuevas tierras conquistadas se instalen en ellas. Es decir,
Europa va a fraguar básicamente a partir de cuatro culturas: las dos clásicas Grecia y Roma,
el pensamiento judeo-cristiano y la cultura de los pueblos germánicos.

Las aportaciones de las tribus germánica a la ciencia médica fueron mínimas; y ya hemos
visto que la implantación del primitivo cristianismo signific6 un claro retroceso para el
desarrollo del saber m6dico.
Durante la primera parte de la Edad Media sólo va a quedar algo del saber médico romano
conservado y practicado por médicos laicos, y la medicina mucho más teórica que práctica
que se ejerció en los monasterios cristianos.

La situación mejorará a partir del siglo X con la aparición de la Escuela de Salerno y la de


Traductores de Toledo, v sobre todo a partir del siglo XIII cuando vuelva a recuperar su rango
de Ars Médica en las primeras Universidades medievales. Pero para que este cambio se
produzca- el saber médico necesitará recibir el impulso de la ciencia árabe. Durante este
periodo de tiempo las guerras con sus secuelas de destrucción y muerte fueron constantes:
hubo hambre entre la población y sobretodo se desencadenaron grandes epidemias: la de
peste aparecida entre los años 1348 y 1350 mató entre 20 y 25 millones de personas. Tifus
exantemático, ergotismo, lepra y enfermedades carenciales también diezmaron a la
población. Las condiciones de vida fueron durísimas en todo el continente europeo.

Corno todo el mundo sabe, se considera Edad Media el tiempo transcurrido entre la caída del
Imperio Romano (siglo V) hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en el año 1453
(casi mil años).

En estos oscuros tiempos, sobre todo durante sus primeros siglos, las enseñanzas estuvieron
reservadas para unos muy pocos privilegiados, y la vida intelectual se refugió sobre todo en
los monasterios.

En lo referente a la medicina, y por tanto a la farmacia, pues aún no se había separado, era
ejercida por médicos profesionales de origen nórdico (ostrogodos, visigodos o francos),
bizantino o judío; y a partir del siglo VI de una manera predominante por monjes cristianos
sanadores que curaban en los monasterios. Pero estos monjes tenían muy pocos
conocimientos médicos, extraídos de traducciones al latín de textos fragmentados de
Hipócrates y Dioscórides; junto con unos pocos textos de Galeno, Oribasio y Alejandro de
Trelles.

Casiodoro fue un escritor latino (490 - 583). Su obra enciclopédica "Instituciones de las letras
divinas y humanas" la destinó a sus monjes del monasterio de Vivarium (Calabria), con el fin
de que estos tuvieran acceso al legado cultural romano. A este monasterio se llevó una gran
colección de obras médicas, y recomendó a su orden que "para mejor servir al prójimo,
estudie las cualidades de los simples y aprenda a preparar los compuestos". El monje
benedictino San Benito de Nursia funda en el año 529 el monasterio de Monte Cassino, en
donde se reciben y atienden pobres y enfermos. Impone a sus monjes la norma de “Ora et
Labora”. Sus novicios se dedicaron a copiar manuscritos latinos. Siendo analfabetos en
muchos casos, más que copiar "dibujaban" los signos de los pergaminos sin entender su
significado y de ahí los numerosos errores que se aprecian en estas copias.

Mientras, sus monjes se dedicaron a enseñar las artes liberales divididas en Trivium
(Gramática, Retórica y Lógica) y el Cuatrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y
Música). Estas enseñanzas no supusieron ningún adelanto cultural pues contenían solamente
lo recopilado de los textos clásicos. El monasterio de Monte Cassino llegó a poseer una
espléndida biblioteca de manuscritos y pergaminos. Los monasterios de San Gall, Poitiers,
Lixieux, Lyon, Cremona, Vicenza... tuvieron centros hospitalarios. En unos planos de San Gall
fechados en el 820 aparecen terrenos destinados específicamente a huerto de plantas
medicinales. Sin embargo, en estas instituciones no existieron personas destinadas
exclusivamente a la preparación de medicamentos. Habría que esperar al siglo X para leer
referencias a monjes llamados "Apothecarios". Al lado de las catedrales de Reims, Chartres,
Colonia, Madeburgo, etc. se crearon escuelas médicas.
Veda el Venerable (673 - 735) escribió una enciclopedia en inglés dirigida a monjes y a
seglares.

En la primera mitad del siglo VII vivió en Sevilla (España) Isidoro, un monje autor de una
enciclopedia "Los orígenes y las etimologías" donde recopiló todo lo que un hombre culto de
esa época debía saber, y de un tratado médico "De naturis rerum". San Isidoro consideró la
medicina como una segunda filosofía.

Una de las características más importantes de todas estas obras a las que me he referido es
que sus contenidos eran recopilaciones de conocimientos provenientes de épocas anteriores
a ellas, extraídos de textos que a lo largo del tiempo se habían visto muy mutilados, nunca
de obras completas, y que además contenían numerosos errores de transcripción, y por lo
tanto sin que estas obras aportaran ningún avance médico, de manera que al haberse
perdido un volumen tan importante de conocimientos médicos en comparación con la
medicina grecorromana" la ciencia médica de estos siglos se encontró realmente
empobrecida.

Además de estas obras escritas en latín aparecieron otras escritas en inglés antiguo, francés,
irlandés, y alemán en las que se aprecian claramente la influencia de la medicina popular
romana, celta y teutona.

Por otra parte los pocos médicos profesionales que existieron aplicaban el formulario de
Dioscórides v trataban al enfermo con plantas medicinales con las que intentaban paliar sus
síntomas. E s decir. Practicaban una medicina sintomática, pero no curativa. Estos médicos,
llamados "físicos" en general gozaron de una muy mala fama siendo muchas veces
perseguidos por la ley que dictó normas muy severas en su contra.

Un testigo de la batalla de Poitiers fue el primer cronista de las historia que dio el nombre
de “europeos” a los combatientes que desde distintos puntos geográficos de este continente
se reunieron allí para enfrentarse a los ejércitos árabes y cortarles definitivamente el paso
hacia el norte de Europa (año 732).

Durante todo este periodo de tiempo las normas impuestas durante los primeros siglos del
cristianismo acerca de cómo debía ser el trato a los enfermos siguieron vigentes de manera
que llegaron a estar profundamente enraizadas entre los médicos cristianos, condicionando
profundamente el desarrollo del acto curativo; así se mantuvo la prohibición de actuar
médicamente sobre el cuerpo del enfermo si esto suponía simplemente tocarlo, ya que el
cuerpo humano era considerado impúdico; el tener contacto con su sangre, vista como algo
abominable, y por supuesto estuvieron absolutamente prohibidas las disecciones.

En el sínodo de Ratisbona (siglo IX) se prohibi6 expresamente que los monjes ejercieran la
medicina - la física - y por supuesto la cirugía y como todavía no se había producido la
separación entre ellas y la farmacia también quedó prohibida ésta. Sin embargo esta parte
de la prohibición no fue obedecida de manera que, mientras el ejercicio de la medicina y de
la cirugía tuvo que salir fuera de los monasterios, lo que significó en la práctica su
desaparición durante un tiempo hasta que su ejercicio se organizó por otros caminos, la
farmacia siguió existiendo dentro de los monasterios.

Y, en la práctica así se produjo la separación entre ambas ciencias en la Europa Medieval.

El emperador franco Carlomagno fue el primer gobernante europeo de esta época que se
preocupó de que su pueblo tuviera acceso a la cultura fuera de los centros de enseñanza
religiosos. Con este fin intentó imponer en su imperio la unidad de lenguaje; obligó a los
monjes que vivían en su territorio a escuelas anejas a sus monasterios en donde se enseñaba
gratuitamente a leer y a escribir a todo aquel que quisiera aprender a hacerlo. Reguló la
enseñanza seglar de la medicina (año 805). Sin embargo lo que no pudo hacer fue mejorar la
baja calidad de esta enseñanza que consistía en algunos consejos dietéticos, una pequeña
farmacopea y una mínima cirugía.

También prohibió las prácticas médicas basadas en la superstición, extendidísimas en


aquellaépoca como el uso de reliquias, conjuros, ritos, exortizaciones, ...e intentó erradicar
la idea popular de que ciertas enfermedades( las enfermedades mentales, la epilepsia..)
eran producidas por demonios que penetraban en los cuerpos y los espíritus y que en estos
casos la base de su curación estaba en la expulsión de estos demonios por medio de ritos
mágicos que incluso ponían en peligro la vida de estos desdichados enfermos, y que se
realizaban por medio de ciertas personas poseedoras de virtudes sobrenaturales,
generalmente por mediación de algún santo. No lo consiguió, y además esta "idea" seguiría
implantada hasta el Renacimiento.

Carlomagno tuvo entre sus amigos personales médicos de cámara. Lamentablemente, su obra
desapareció poco después de su muerte (año 814).

La Escuela de Salerno
Su origen constituye una leyenda: un médico hebreo, Helino; otro árabe, Adela; otro griego,
Ponto v otro cristiano. el magister Salernus decidieron reunirse en Salerno, al sur de
Nápoles, en Italia – allá por el año 1.000 – para compartir su saber, y pactaron entre ellos la
creación de una escuela basada en los siguientes principios: libertad religiosa, tolerancia de
pensamiento, aportación por parte de cada uno de ellos de todo su saber (es decir gran suma
total de conocimientos), y por último laicismo, sin necesidad de bula (ni dinero) papal, y por
lo tanto sin tener que transigir con la intolerancia religiosa de la época, ni tener que acatar
sus restrictivas normas en lo tocante al desarrollo de la medicina.

En esta escuela estudiaron hombres y mujeres, seglares y monjes, sin importar su origen ni
su religión. En esta escuela se hizo un importante trabajo de recopilación de conocimientos
griegos, romanos, árabes y hebreos, que fueron traducidos al latín y así pudieron volver a
incorporarse al bagaje cultural europeo. Tuvo gran importancia la enseñanza de la medicina,
de la que se ocuparon médicos seglares dirigidos por un decano.

A esta escuela pertenecieron:

El médico Garioponto (muerto en 1.050), quién tradujo al latín modismos hebreos y griegos;
usó la palabra "dinamis" por primera vez para referirse a la acción de los medicamentos en el
cuerpo humano (farmacodinamia). Este médico también trató la malaria con arsénico.
Constantino el Africano (muerto en 1.085), que fue un comerciante árabe que por su
profesión recorrió muchos lugares en los que recopiló extensos conocimientos médicos.
Convertido al cristianismo al final de su vida, tradujo al latín por encargo de esta Escuela,
aproximadamente 30 tratados escritos por médicos árabes. Hombre muy culto, dominaba
además del árabe, el persa y el griego, traduciendo también al latín textos de estas lenguas.

El trabajo de recopilación y de traducción de la Escuela de Salerno, supuso la oportunidad de


disponer de obras completas de diferentes autores clásicos, y no de fragmentos mal copiados
de éstas. Por ejemplo se tradujeron textos completos de Galeno fundamentales para
enriquecer el conocimiento médico. En el siglo X un médico hebreo Donnolo escribi6 una
farmacología basada en textos árabes. Hacia el año 1.100 se escribió el Gran Antidotario con
más de 485 fórmulas medicamentosas, de las cuales unas 200 eran recetas dedicadas a los
pobres. Auténtica medicina casera.

En otro antidotario, el "Antidotario Nicolai ", se describen 175 fórmulas destinadas a la


formación del estudiante de farmacia; llegaría a ser texto obligatorio para estudiantes de la
Universidad de Paris, y además aportó toda una novedad: la descripción de fórmulas para
elaborar medicamentos en grandes cantidades, destinadas a durar mucho por tener como
base en su preparación azúcar o miel, que actuaban como conservantes.

La aportación de la Escuela de Salerno a la cultura medieval fue uno de los factores que le
permitiría salir de su pobreza intelectual. El otro vino de Toledo (España).
La Escuela de Traductores de Toledo
La ciudad de Toledo fue reconquistada en el año 1.085, y en ella fueron encontrados una
gran cantidad de manuscritos escritos en árabe, traducciones de textos de autores clásicos.
Hacia el año 1.130 el arzobispo toledano Raimundo reunió en torno al erudito cristiano
Domingo Gundisalvo, a los sabios hebreos Salomón y Avendaut, a Roberto Ketenense, y a
Hermann el Dálmata; concediéndoles total igualdad ante la ley, así como libertad de
expresión. Se creó así la Escuela de Traductores de Toledo. Durante los 300 años de
existencia de ésta, su obra será enorme y su influencia decisiva. En ella se tradujo toda la
obra de Aristóteles, cambiando así definitivamente la mentalidad del hombre medieval. En
cuanto a la médica, se tradujeron obras de Hipócrates, Dioscórides, Galeno, Rhasis, Isaac
ludeus, el Canon de Avicena y de cirugía de Abulqasim.

La vuelta a Europa de todos estos conocimientos desterrados durante más de 500 años,
supuso para su población la salida de sus tiempos más tenebrosos. Pero aún faltarán otros
500 años de largo camino hasta la explosión cultural que supuso el Renacimiento.

Capítulo 7: La Alta Edad


Media. Siglos XI a XV
Durante estos cinco siglos a los que me refiero, los
cambios que se viven en la sociedad europea van a
ser muy profundos, y van a dar lugar a una auténtica
transformación de ésta. Estos cambios se van a deber
principalmente a los siguientes acontecimientos:

Con respecto a la Baja Edad Media van a seguir las


guerras en la mayor parte del territorio europeo, con
sus secuelas de destrucción, hambre y muerte. Y van
a seguir las epidemias. De hecho, la peor que se ha
desatado nunca en Europa producida por la Yersinia
Pestis, tuvo su punto de mayor virulencia entre 1348
y 1350. Asimismo, enfermedades como fiebres
exantemáticas, tisis, disenterías, lepra, etc. condicionaron la manera de vivir del europeo
medieval en su intento de defenderse de ellas. La sífilis también estaba muy extendida,
aumentando la mortandad de la población. Como resultado, la densidad de población
europea va a ser muy baja en esta época.

Pero también hubo aspectos positivos de esta época, el hombre laico europeo despegará a lo
largo de estos cinco siglos, en su vida intelectual , lo que va a traer consigo:

• Desarrollo de las escuelas capitulares, paso previo a la aparición de las Universidades.


• Fin de las cruzadas. Cuando los soldados que han participado en ellas regresen a sus tierras
de origen , traerán consigo la cultura oriental.
• Fin del feudalismo.
• Potenciación de la vida en las ciudades: nacimiento de los gremios, y de la sociedad
burguesa.
• Paso de una sociedad absolutamente mediatizada por la lglesia a una capaz de pensar por
si misma, que se laiquiza progresivamente.
• Aparición de una postura critica frente a la Autoridad- que se va a ir desarrollando hasta el
Renacimiento y que alcanzará su plenitud en la Revolución Francesa.
• Cambios en el Cristianismo: nacimiento de las órdenes mendicantes: dominicos y
franciscanos.

Paralelamente el desarrollo del mundo científico se hizo de la forma siguiente:

Siglo XII: Aparición de las Escuelas de Medicina de Bolonia- Paris y Montpellier. La escuela
médica de Montpellier se convertirá en el centro medieval más importante de la ciencia
médica en la Europa Occidental.
Cuando en el siglo XIII nazcan las Universidades, la enseñanza de la medicina se convertirá
desde el inicio de éstas en una de sus principales Facultades. En ellas se va a enseñar la
medicina clásica greco-romana que- a través de las escuelas de Salerno y de Toledo, ha
regresado al mundo europeo de la mano de la en ese momento, deslumbrante ciencia
médica árabe. Avicena y Averroes nos van a devolver a Dioscorides y Galeno.
También va a regresar la Filosofía griega, lo que supondrá el regreso de Platón y Aristóteles
en el mundo cristiano medieval.
La primera Universidad que se creo en Europa fue la de Bolonia (Italia) en el siglo XII. A lo
largo del siglo XIII se van a fundar Universidades en Salerno, Padua, Paris, Oxford y
Cambridge. En 1347 se fundo la de Praga. En Espari4 las pnmeras fueron las de Palencia
(1192), Salamanca (1200) y Sevilla( 1250).

En este ambiente intelectual surgieron pensadores como Alberto Magno (siglo XII-XIII). Roger
Bacon (XIII), Amaldo de Villanova (XIII), Raimundo Lullio (X[II-XIV), Saladino de Ascoto (XV) y
Pedro Benedicto Mateo (XV), fundamentales para el desarrollo de la ciencia medica y
farmacéutica medieval. También van a aparecer dos obras literarias fundamentales: un texto
químico llamado en su época de Gebery un Grabadin – conocido como seudo-Mesué, o de
Mesué hijo. Del Geber hoy día se sabe que fue escrito por varios autores occidentales, del
siglo XIII, y fue llamado así en honor del alquimista árabe Jabir ibn Hayyan (que vivió en los
siglos VIII y y IX, y fue autor de un tratado de química titulado el Corpus Jabirianum),
seguramente porque los autores cristianos basaron su obra en esta obra de aquél.

El Grabadín de Mesué fue escrito en el norte de Italia en el siglo XIII, tomó el nombre del
módico árabe, director de "la Casa de la Sabiduria " creada en Bagdad en el siglo IX, y fue
obra de referencia obligada sobre la composición de medicamentos para todas las farmacias
europeas durante siglos.
La separación definitiva entre medicina y farmacia se produjo en el siglo XlI, y vino
provocada por tres factores:
1. Necesidad de una especialización dada la complejidad de cada una de las dos
ciencias.
2. Prohibición a los religiosos de ejercer la medicina pero no la farmacia.
3. Aparición de personas que, profesionalmente, sólo les interesaba dedicarse a
comerciar con drogas y preparar medicamentos que pudieran vender a los médicos. A
estas personas en Francia , Italia y España se es llamó "especieros".
La profesión en la Alta Edad Media
El dato más antiguo que tenemos es de Venecia, en Italia, en donde se creó un cuerpo
encargado de recetar y vender los productos y de regular el comercio farmacéutico,
controlando la calidad y el precio de las drogas. Un siglo después (1252), estos justicias
pasaron a ser los "Justicia Nova" y publicaron un estatuto, el de "Medici Speciali", dedicado a
aquellos que primero comerciaban con especias y más tarde con drogas medicinales, por el
que se reguló el ejercicio de este comercio. En este estatuto se contemplaba la prohibición
expresa al médico y al farmacéutico de formar sociedad, y así recetar y vender los productos
más caros, y se ordenaba al farmacéutico que preparase los medicamentos siguiendo los
principios expuestos en los tratados de medicina y en los Antidotarios.

En 1221 apareció el gremio de farmacéuticos de Verona. A finales del siglo XIV, lo hizo en
Roma bajo el nombre de Universitas Armatarium. Mas tarde, en el siglo XV, por medio de una
bula del papa Martín V. esta institución adoptó unos nuevos estatutos que la convirtieron en
el Nobile Collegio degii Aromatari. En estos estatutos se contemplaba:

1. La obligación de prestar auxilio a los compañeros enfermos y pobres.


2. El derecho a examinar a los que quieran ejercer la profesión.
3. La obligación de los nuevos farmacéuticos de inscribirse en este colegio.
4. Se regula la apertura de nuevas farmacias, teniendo en cuenta la distancia entre
ellas.
5. Se estipulan los precios de medicamentos, alimentos, licores, cuyo comercio estaba
controlado por este colegio.

En Milán se creo el gremio de farmacéuticos hacia el año 1.300. En sus estatutos se acordaba
que nadie podía ejercer la profesión si no había sido previamente examinado y aprobado por
sus compañeros: el gremio de Florencia se llamó el "Tribo dei medici e degli speciali ", a él
perteneció el Dante.En la Italia del siglo XIV los gremios de farmacéuticos controlaban el
comercio en régimen de monopolio de unos dos mil artículos diferentes, desde libros hasta
velas, y también solían ejercer como enterradores.

En Francia, en el siglo XII, todavía aparecen juntas ambas profesiones en su ejercicio, pero
al que se dedica sólo al comercio y preparación de medicamentos se le llama “pigmentario”,
por ser también comerciante de especias. El gremio que empezó a funcionar en París a partir
del siglo XIII, englobó a especieros, boticarios, drogueros, herbolarios y cereros, lo que da
idea de lo variado de la profesión. Esta corporación tuvo entre sus principales tareas, la de
organizar funciones religiosas. Su patrón fue San Nicolás. Otro cometido mas acorde con su
naturaleza fue el de guardar los sistemas de pesas usados como patrón en la fabricación de
medicamentos, así como la vigilancia de las pesas empleadas por todos los comerciantes de
la villa. Los miembros de este gremio también se ocuparon de asegurar la calidad de sus
medicamentos y de establecer los precios y controlar la formación profesional de los
aprendices y de regular el ascenso dentro de la profesión. El examen de entrada en el
gremio consistía en la preparación de una pieza maestra y se hizo obligatorio a partir de
1484.

En 1336, se dictan unas ordenanzas en las que se dispone que decanos y maestros de la
Facultad de Medicina de París, inspeccionen la calidad de los medicamentos de sus
farmacias. Mas tarde son Guardias Jurados de la corporación farmacéutica los que harían
esta inspección, acompañados por dos médicos elegidos por el decano de la facultad de
medicina y por dos boticarios elegidos por el Preboste de París La unión entre boticarios y
especieros duró hasta el siglo XVII en el que se firmó el Colegio de Farmacéuticos de París.
Entre 1162 y 1202 se dieron los Estatutos de la Villa de Arles, en los que se prohíbe que el
farmacéutico regale nada a un médico, para que éste no se sienta obligado a mandarle
clientes. En 1242, en los Estatutos de Avignon, se indica la obligación de los especieros y sus
ayudantes de jurar fidelidad en el ejercicio de su oficio, se prohíbe la asociación entre el
farmacéutico y el médico, así como el intercambio de regalos entre ellos. En el año 1180, en
Montpellier, se exige un juramento a los épeciadors o apothecaires. En el Reino Unido no se
definió la profesión hasta el siglo XlX siendo hasta entonces el medico a la vez boticario o,
simplemente, podía auto-titularse boticario el que lo tuviera por conveniente, pero ya en el
siglo XIV se creó en Londres la Comunidad de los Pimenteros que agrupó a especieros,
boticarios y pimenteros, y, en general, a todos los que se dedicaban al comercio de drogas,
cualquiera que fuese su fin, en lo que se llamó Company of Grocers. A partir del siglo XlV,
los boticarios formaron un grupo aparte dentro de ella y en 1617, ya lograron
independizarse. También entre sus cometidos estaba la custodia del sistema oficial de pesas.
Su patrón fue San Antonio. En Alemania entre 1.231 y 1.242 fue dictada la llamada Carta
Magna de la Farmacia por el emperador Federico II; aunque solo se dictó para ser aplicada
en el Reino de las Dos Sicilias, que entonces le perteneció tuvo una gran influencia en
amplias áreas de la Europa Occidental. Sus puntos fundamentales eran:

1. Prohibición expresa de que el medico prepare o entregue medicamentos. Los


medicamentos deben ser preparados por los farmacéuticos.
2. Obligación de obtener un permiso oficial para poder establecer una farmacia.
3. Obligación de ejercer la farmacia siguiendo las normas de un libro oficial.
4. Las tarifas de cobro se estipulaban también oficialmente, serie de características de
cada medicamento, siendo las más importantes su tiempo de conservación y el
trabajo que suponía fabricarlo.
5. Las farmacias debían abrirse en sitios previamente determinados y debían cumplir
determinados requisitos.

Esta carta está considerada como el punto de partida de la oficina de farmacia como tal, y
en ella se contienen las dos normativas básicas para asegurar el bienestar económico de los
farmacéuticos establecidos: la limitación del número de farmacias y la fijación del precio de
los medicamentos según tarifas previamente controladas. En cuanto al funcionamiento de
sus gremios, parece ser que los boticarios alemanes medievales no se unieron entre si, sino
que se englobaron en otras corporaciones más poderosas. En el siglo XIII ya existían oficinas
de farmacia como tales en la cuidad de Colonia.En Nuremberg, (siglo XIV) se prohibió a los
médicos la preparación de medicamentos y se declaro ilegal la asociación entre médicos y
farmacéuticos En el siglo XIII, los boticarios de la ciudad suiza de Basilea se unieron a la muy
poderosa "Comunidad del Azafrán " de dicha ciudad. La profesión se ejercía muy
limitadamente, siendo generalmente un privilegio concedido de por vida a un ciudadano
relevante y a veces también a sus herederos.
En España el documento más antiguo donde aparece la palabra "boticario" es de 1217,y en
tal se ordena que nadie a excepción del boticario venda vino. Asimismo, en el Código de Las
Siete Partidas de Alfonso X, escrito en el siglo XIII se dice que se aplicará la pena de
homicida al boticario que venda drogas medicinales sin mandato del físico: también se
aplicará idéntica pena al físico, especiero u otro que venda hierbas o ponzoñas a quien sepa
quiere matar con ellas, o si enseña a alguien cómo matar con ellas. De este artículo, se
desprende que en España, por aquella época, la separación entre ambas profesiones no era
aún definitiva.

En otro punto se advierte de que cometerá falsedad el físico o especiero que teniendo que
hacer jarabe o electuario con azúcar, lo haga con miel sin saberlo el físico que lo prescribe.
En 1351, Pedro IV de Aragón en su carta de Perpignan, dice que los alcaldes deben elegir
anualmente un físico, un mercader y un especiero que se encarguen de efectuar la visita
oficial de las farmacias del lugar.

En 1370, en Barcelona, el Consejo de los Ciento ordena a los boticarios que guarden los
venenos (ponzoñas) bajo llave, y se prohíbe entregar rejalgar u otro veneno a quien lo pida.
Así mismo, ordena que sólo los boticarios con botica abierta preparen medicamentos.
Finalmente, en Valencia, su rey Alfonso V, da la orden en 1.329, de que el gremio de
boticarios sea el encargado de examinar a cualquier aspirante que quiera entrar en la
profesión y se refiere a ella como "especiería".

¿Y cómo eran estas boticas? Las conocemos a través de dibujos, grabados, e, incluso, tallas y
cuadros de la época. La botica era una tienda que daba al mercado. En su interior había un
mostrador sobre el que se disponían los morteros con sus manos y la balanza, y en las
paredes se colgaban repisas o anaqueles en donde se disponían los simples y los
medicamentos ya preparados. Estos se guardaban en cajas, botellas, botes de cerámica, y
bolsas de piel, etiquetados con nombres y algunos ya con marcas.

A lo largo del siglo XII, los que se dedicaron a comerciar con drogas y a preparar con ellas
medicamentos tuvieron distintos nombres: en Italia se llamaron aromatari o apothecari, pero
he de reseñar que como apothecari se conocía a cualquiera que en su trabajo se tuviera que
refaccionar con el público, por ejemplo, había apothecari notan.

En Francia, primero aparecieron los apothecaries o religiosos que desempeñaban la función


de farmacéuticos para su comunidad, y, ya en el siglo XIII, apareció la Apothec o lugar donde
se almacenaban drogas así como el apothecair o persona que preparaba y vendía drogas y el
especier o persona que solamente las vendía, es decir, el comerciante.

ESCUELAS. AUTORES Y OBRAS DE INTERÉS FARMACÉUTICO


Obras de la Escuela de Salerno.
1.Régimen de la Escuela de Salerno.

Esta obra fue la base de toda la literatura médica hasta el Renacimiento. Escrita en verso,
los médicos se la aprendían de memoria, y curaban las distintas enfermedades según sus
instrucciones. No se sabe quien fue su autor, aunque, como en tantos casos, lo más probable
es que fueran varios médicos poetas de la escuela salernitana y aún después de desaparecida
esta escuela, otros siguiesen añadiendo mas versos. Arnoldo de Villanova nos da una
recopilación que tiene 362 versos, pero posteriormente llegó a tener muchísimos más. Se han
hecho unas 300 ediciones, publicadas a lo largo de varios siglos.
Es principalmente un tratado de higiene, que nos dice desde el régimen a seguir según la
estación y el mes que sea; cualidades de los alimentos y bebidas; habla de los cuatro
humores; de la correspondencia entre los signos del Zodiaco y las partes del cuerpo humano;
normas terapéuticas: habla de drogas como azafrán, salvia, hinojo, eléboro, hisopo...;
describe distintas prácticas médicas como sangrías; da recetas farmacéuticas para hacer
tisanas, antídotos …

2. "De viribus herbarum" o "Pseudo-macis'". No se sabe quién es su autor. En esta obra se


citan numerosos medicamentos.
3. "Alphita". Es una lista por orden alfabético de fármacos. Se llamó así, porque la primera
que se describía era precisamente esa, y su interés radicó en que también daba sinonimias
de drogas vegetales y animales.

La Escuela de Salerno decayó a principios del XIV y desapareció como tal en el XV.

Principales autores de la Alta Edad Media.


1. Alberto Magno (1193-1280) nace a la orilla del Danubio; germánico e hijo de una familia
noble, se dedica al estudio ordenándose dominico en Padua y como tal fue profesor en
distintas ciudades de Alemania y Francia, haciéndose tan famoso por sus clases que en vida
le concedieron el título de Doctor Universal.

Fue nombrado Provincial de la orden y destinado a Roma, desde donde se enfrentó a los
ataques que la Universidad de París lanzó contra él. Después, fue nombrado obispo de
Ratisbona, pero él no se quiso hacer cargo de un puesto que le impedía estudiar y, rodeado
de honores, se retiró a un convento cerca de Colonia, donde murió. Se le considera uno de
los máximos enciclopedistas de la Edad Media, pues trató prácticamente todos los temas,
siendo sus obras principales las de teología, historia natural y física Fue un gran químico,
partidario de la experimentación personal, hasta el punto de que se negó a aceptar ninguna
teoría que él no hubiera comprobado. Escribió sus obras en el lenguaje sencillo y claro con el
que impartía sus clases. Nunca fue alquimista, al contrario, denunció lo que él consideraba
sus fraudes, y nunca creyó en la transmutación de metales. Fue el primero que aisló el
ástato tratando oropimente con jabón; usó la palabra "afinidad" con el mismo sentido
químico de hoy; llamó vitriolo al sulfato ferroso, y nos ha dejado descritas muchas sales de
uso farmacológico, operaciones químicas y aparatos que usaba en sus experimentos.
Estudioso de las plantas, comprobó que el zumo obtenido de sus distintas partes, tenía
distintas propiedades; habló de virtudes medicinales de las plantas y de la aplicación de
ciertos productos químicos en algunas enfermedades (azufre para la sarna...) pero como
monje que fue, nunca ejerció la medicina.

Como filósofo, introdujo al cristianismo la obra de Aristóteles. Fue, por lo tanto, un seguidor
del empirismo y como tal dio la máxima importancia a la observación y al experimento. Sus
obras científicas mas representativas pueden ser "De vegetalibus et plantibus" (1250), en
donde aparecen novedades clasificatorias de plantas, y un estudio comparativo entra ellas,
sus distintas partes y sus formas, aceptando la posibilidad de mutaciones entre ellas, y "De
animalibus" en la que hace observaciones sobre embriología de mamíferos y reproducción de
insectos.

2. Roger Bacon (1214 -1294), monje franciscano, también de familia noble, nació en
Ilchester (Inglaterra), estudió en Oxford, donde se gradúa como maestro en Artes y después
va a la Universidad de París, donde estudia y da clases. Partidario del estudio experimental,
creyó siempre en que la experiencia era la única manera de adelantar el conocimiento
humano, luchó contra la superstición y la ignorancia de sus colegas científicos. Recomendó el
estudio de las matemáticas como base de todas las ciencias. A partir de sus estudios
astronómicos, demostró el error del calendario juliano respecto al año solar, por lo que fue
atacado por otras órdenes y por la suya propia lo que le llevó a pasar encerrado en calabozos
de su convento gran parte de su vida. Talló lentes para aumentar el campo visual, hizo
pólvora con nitro, azufre y carbón, señaló, antes que Paracelso, que la química era una
ayuda inapreciable para la medicina y que daría a ésta numerosos medicamentos. Gran
soñador y profeta de la mecánica, para él experimentar era hacer variar los fenómenos
naturales mediante la habilidad técnica. A esta ciencia experimental le dio tres cualidades:
verificar las otras ciencias especulativas, ser un medio para prolongar la vida humana, y
conocer el pasado, el presente y el futuro y construir máquinas asombrosas que cambiarían
las condiciones de vida humana. Sus obras fueron “Opus Mayor”, “Opus Minor” y “Opus
Tertium”.

3. Arnaldo de Vilanova nació en Cervera (Lérida-1.235) de origen humilde se educó con los
dominicos, y después estudió en Barcelona, París y Montpellier. Incluso llegó a oír a maestros
salernitanos. Estudió filosofía, ciencias naturales, teología, medicina y lenguas: habló
francés, latín, árabe, hebreo y griego. Viajó mucho. Ejerció como médico y fue estupendo,
llegando a serlo de reyes y papas, para los que en algunos casos actuó de consejero y de
embajador. Sus ideas teológicas le enfrentaron al clero, pero su amistad con los papas le
salvaron de éste. Hombre muy independiente, se permitió criticar a Galeno y a Avicena,
dudar de la autoridad de los escritores antiguos, lo que le puso en contra de las escuelas de
Francia e Italia, que los seguían sin osar el poner en tela de juicio sus enseñanzas. Al final de
su vida se arrepintió de las ideas heréticas de su juventud, y se ordenó sacerdote. Se cree
que murió en una travesía de Sicilia a Avignon, en 1313.

Y estas fueron las principales características de su personalidad: su afán de viajar y su


independencia de ideas. Como médico, en sus escritos demuestra ser un gran conocedor de
venenos y medicamentos. Tradujo al latín y comentó "El régimen de la Escuela de Salemo";
escribió un "Régimen de Sanidad" y un "Brevarium" que se considera la mejor fuente para
conocer la historia de la medicina de la Edad Media.

Como farmacéutico dio las reglas para la preparación de medicamentos conocidas como los
Cánones de Arnaldo, estudiadas primero y seguidas después por todo aquél que quisiese
ejercer de farmacéutico en España. Escribió sobre vinos intentando analizarlos, dio recetas
de pomadas, normas sobre la preparación de mercuriales, prohibió la preparación de
medicamentos en vasijas de cobre; fue el primero en preparar alcohol de romero, en los
formularios se llama "agua de la reina de Hungría", porque una de ellas, Isabel, la usó
mucho. Inventó dos medicamentos que se van a usar mucho: la Benedicta Purgante y la
Confección Anacardina.

Se dedicó también a la alquimia, y a la química: experimentó reacciones para purificar


metales, destiló un alcohol al que llamó "agua de la vida", obtuvo aceites esenciales y
enseñó sus aplicaciones.

Se dice que fue muy supersticioso, de hecho él llevaba -y recomendaba- una plancha de oro
encima de la cabeza como amuleto para preservar y aumentar la inteligencia, y a él se le
atribuye la primera receta para obtener oro líquido (oro potable). Pero fue un gran analista,
que investigó muy intuitivamente la potabilidad de las aguas, e incluso, dio un método muy
empírico para conocer la cantidad de principios minerales que contenían. También trató de
analizar medicamentos, pero en este campo su labor fue muy pobre.
4. Raimundo Lulio nace en la isla de Palma de Mallorca (España-1232) de familia noble,
recibió educación en armas, poesía y música, pero muy joven abandona sus estudios y se da
a una vida de... perdónenme, pero no resisto la tentación de contarla, porque ríanse ustedes
de los culebrones de la televisión. Permiso:

… Abandona sus estudios y lleva una vida de ocio y de lujuria. Su padre y el rey de Mallorca,
absolutamente escandalizados por el comportamiento del mozo, le obligan a casarse, pero a
pesar de esto, él sigue dando escándalos que llegan a atemorizar a la isla; un día entra
montado a caballo tras una mujer casada de la que está enamorado en una iglesia mientras
se está celebrando misa y por esta mujer sigue cometiendo barbaridades hasta que ella
accede a darle una cita y en esta cita le enseña el pecho carcomido por un cáncer. Ante esta
visión, mas unos sueños que ha tenido, abandona la vida que lleva, le da sus bienes a su
esposa y se hace monje, dedicándose al estudio de lenguas orientales, con la idea de poder
convertir infieles. Hace múltiples viajes, buscando medios económicos, funda un colegio en
Mallorca para la enseñanza de las lenguas, que es autorizado por el rey Jaime 11 y para el
que logra la aquiescencia papal.

Viajó por Francia, Italia y Alemania, buscando poder formar una armada para ir a luchar
contra los infieles y reconquistar los Santos Lugares.

En estos viajes funda más escuelas para la enseñanza de las lenguas y él mismo es profesor
en Montpellier y en París, donde se le apoda "Ramón el Barbudo" y, más tarde, "el doctor
Iluminado", seguramente porque el rey español Felipe el Hermoso le había llamado "el
grande e iluminado doctor" y donde polemizó contra los averroistas. Con el hábito de San
Francisco, visitó Oriente y el norte de África, Egipto, Marruecos, y las tierras del Magreb,
donde predica el cristianismo, intentando convertir a musulmanes. Le hacen prisionero, le
condenan a muerte, pero él consigue escapar. Murió como consecuencia de unas pedradas
que le dieron en Bujia (1315), durante el viaje de regreso a España.

Racionalista por temperamento, conoció a Aristóteles a través de los árabes. Se le considera


uno de los mejores alquimistas de la historia y un gran químico, pero he de reseñar que, para
algunos autores, el Ramón Llull, teólogo y filósofo y el Ramón Lluli alquimista son dos
personas diferentes, y se ha pensado también en la posibilidad de que las obras de alquimia
atribuidas a las siglas R. LI. sean en realidad de Raimundo de Tárraga, llamado también
Raimundo LIuIl. Estas obras son muchas y, por ellas, sabemos que el autor sabía obtener y
purificar el alcohol al que llama "aqua ardens vitae" del que indicó que servía para curar el
cuerpo y conservarlo, aunque no para prolongar la vida, ya que esto solo es competencia de
Dios. Con este aqua vitae, prepara las quintaesencias (o tinturas), tratando raíces, leños,
hojas, y flores de diversas plantas, de las que estudia su acción medicamentosa. Obtiene
sulfúrico, carbonato de amonio de la orina, lo sublima y lo llama sal volátil o "espúitus
mercurialis anúnalis", acetato potásico tratando cenizas con vinagre, purifica el mercurio,
etc.

5. Saladino de Ascolo vive en el siglo XV y es el último autor de la escuela salernitana.


Médico, escribió la primera obra dedicada solamente a farmacéuticos: Compendium
Aromatariorum. En ella se explica:

• Qué es la profesión de farmacia.


• Condiciones que ha de tener un hombre para ejercerla:
- ni viejo ni joven
- ni altivo ni orgulloso
- ni mujeriego
- será religioso, trabajador, justo y caritativo
- conocedor de los secretos de su arte
- siempre dispuesto a ejercerlos
- deberá pedir el justo precio por sus medicamentos, sobre todo a los pobres
- no cometerá fraudes, ni venderá abortivos ni venenos
• Obras que ha de tener en su oficina de farmacia: las de Avicena, Mesué, Serapion y
Nicolás.
• Da nombres de medicamentos y los diferencia según su actividad
• Da pesos y medidas que debe usar y sus equivalencias
• Da normas para la recolección y conservación de simples y compuestos, describiendo las
características de los recipientes que conviene en cada caso
• Describe los utensilios que debe contener una botica

Se dice que esta obra fue escrita a ruegos de sus compañeros boticarios y desde luego fue
manual para el examen.

Después de este tratado, se escribieron, dedicados solamente a la profesión de


farmacéuticos, muchos más. Por ejemplo, una que se llamó "Lutninare majus" de Manlius de
Bosco (1.494).

6. Pedro Benedicto Mateo vive y ejerce en Barcelona; su obra "Libro para examen de
boticarios y también para enseñanza de muchos adolescentes", escrita en 1497 y publicada
en 1521, es semejante a la obra de Ascolo: también define la profesión, habla del examen
teórico y práctico; describe los simples, dando procedencia etimológica, a variedades
comerciales; habla de la elaboración de medicamentos compuestos, triaca, mitridato;
formas farmacéuticas; pesas y medidas; y obras que ha de tener un boticario en su botica:
Dioscórides, Mesué, ;Avicena, Rhasís, Arnaldo...

Un año después de esta obra, se publica la primera farmacopea conocida en la historia


(1498), titulada "Recettario di dottori dei arte e di medicina dei Collegio Fiorentino all
instancia delli signoti consoli della Universita delli speciali". Este Recetario Florentino fue
redactado por el colegio de médicos de Florencia a instancias de los farmacéuticos, y,
aunque, sólo tuvo validez legal para esta ciudad, ya reunió todas las características -estuvo
redactada, aprobada y aceptada por una comisión mixta de médicos y farmacéuticos- de
manera que ha sido considerada una verdadera farmacopea.

Remedios populares de la época.


No quiero terminar este capítulo sin hacer mención de tres exóticos y popularísimos
remedios de la época. Me refiero al cuerno del unicornio, la mandrágora y las piedras
preciosas.
El unicornio era un animal mítico, feroz y que sólo podía capturarse con la ayuda de una
joven virgen de noble cuna. Sus usos medicinales eran los siguientes: el que bebía en un vaso
hecho con este cuerno quedaba protegido contra las enfermedades, las heridas de guerra, el
fuego y los venenos. El que lo tomaba pulverizado no padecía de epilepsia, ni de impotencia,
ni de esterilidad, ni podía contagiarse de peste, viruela, lepra ni lombrices. Estuvo en las
farmacopeas hasta el siglo XVIII. Pero, por supuesto, lo que no podía estar en las boticas era
el cuerno de un animal que no ha existido jamás, así que los boticarios, que no dudaban de
sus propiedades, debieron tener tremendos cargos de conciencia "adulterándolo" con cuerno
de rinoceronte, ciervo, alce, orix y especialmente colmillo de narval.

A la mandrágora , es decir a su raíz, también se le atribuían poderes misteriosos. Por su


extraña forma, que a veces recordaba a la de un ser humano, se la consideró un afrodisíaco y
un remedio contra la esterilidad. Sus principales usos, sin embargo, fueron como anestésico
y como sedante. También se usaron como amuletos, sobre todo en Alemania, donde surgió la
costumbre de tallar unos muñecos con ellas (los Alraune), que podían hacer invisibles a sus
dueños, enriquecer al pobre, conceder favores amorosos, y curar cualquier enfermedad. La
raíz de mandrágora se usó hasta el XVII.

Las antiguas civilizaciones ya concedían propiedades mágicas a ciertas piedras preciosas.


Durante la Edad Media, se siguió creyendo en ellas: como amuletos, podían preservar la vida,
como medicamentos, podían curar numerosas enfermedades. Un obispo francés, Marbode,
escribió una lista de sesenta gemas con propiedades curativas. Su obra se titula "De
lapidibus", y fue escrita en el siglo XI.

En resumen, durante estos cinco siglos que duró la segunda etapa de la Edad Media, la vida
en la Europa Occidental siguió siendo muy dura, aunque se vio matizada por la capacidad de
las personas de reaccionar intelectualmente ante la adversidad. Al miedo y la ignorancia se
superpusieron los conocimientos médicos de la cultura clásica revertida por los árabes, más
el afán de superación por el camino de la experiencia seguido por los científicos medievales.
La farmacia realizó enormes progresos en esta época, consolidándose como una ciencia
independiente, practicada por unos profesionales, reconocidos socialmente por su saber y
por su ética.

Capítulo 8: El Siglo XV. La Revolución


Farmacéutica del Renacimiento
Según se iba produciendo el avance turco sobre la capital
del Imperio bizantino, sus habitantes huyeron hacia Italia
llevando consigo la cultura griega clásica que con ellos
había sobrevivido desde hacía 1.000 años. La caída de
Constantinopla en 1453 en manos de los turcos supuso el
fin de la Edad Media y el nacimiento de una nueva era: el
Renacimiento.

Esta reincorporación del mundo helénico a la Europa


Occidental, de su lengua y, sobre todo, de una de sus
características: el concepto de individualismo, trajo
consigo importantísimas consecuencias. La primera de
ellas fue la aparición de la conciencia del propio yo, que conllevó la rebelión del individuo
contra la autoridad, las dudas ante todo aquello que se tenía por cierto pero que nunca
había sido demostrado que lo fuese.

El Renacimiento, el regreso del mundo clásico griego nació en Italia, pasó a Alemania y
después se extendió a todo el mundo cristiano europeo.

En el siglo XV, el alemán J. Gutenberg grabó por separado las letras del alfabeto para
combinarlas formando palabras, de manera que podían ser utilizadas repetidamente en la
composición de nuevos textos, es decir, inventó la imprenta.

La plana de escritura formada por caracteres móviles hechos por fundición, que podía ser
reproducida una y mil veces sobre papel de hilo, abrió a la gente el mundo de la cultura. Por
este sistema pronto se editaron libros de temas médicos-farmacéuticos: obras de Mesué,
Nicolas, Dioscórides (de cuyas obras apareció en el XV primero una edición en griego y
después otra en latín), la "Materia Médica" de Platerius, obras de Arnaldo... En 1.475
apareció la primera obra médica editada en España "Epidemia y peste " de Velasco de
Taranta.

A la vez se produjo el perfeccionamiento en la obtención de vidrio lo que supuso la


posibilidad de construir lentes muchísimo mejores; por primera vez pudo ser observado el
firmamento con mayor profundidad: es el siglo de Copérnico; paralelamente, se tradujeron
correctamente las obras de Ptolomeo. En esta época se comprobó por primera vez la
redondez de la tierra.

El conocimiento de las estrellas trajo consigo la mejora en los sistemas de navegación


marítima. El siglo XV estuvo lleno de descubrimientos geográficos: los navegantes españoles
y portugueses se adentraron en el Océano Atlántico: primero bordeando las costas de África;
en 1.402 llegaron a las Islas Canarias, a las que llamaron las Islas Afortunadas; después
llegaron a la isla de Madeira, a Cabo Verde, a Fernando Poo, y siguieron bordeando la costa
africana hasta que Bartolomé Díaz descubrió el Cabo de Buena Esperanza, y Vasco de Gama
lo dobló, llamándolo el Cabo de las Tormentas. Después, navegando hacia el oeste. En 1.492
se produjo el encuentro entre Europa y América.

El hombre de ciencia del siglo XV tomó conciencia de su derecho a pensar por sí mismo, y a
elaborar sus propias teorías basándose en aquello que él había experimentado libremente.
Por fin, pudieron aparecer opiniones científicas individuales.

PARACELSO
El principal autor de la revolución médico-farmacéutica renacentista fue Paracelso.

1. Su vida.
Theophrastus Philippus Aureolus Bombastus von Hohenheim nació en Einsiedeln (Suiza), hacia
1.493. Hijo de médico rural, su padre le llevó a ver enfermos con él desde que era un niño, a
la vez que fue su primer maestro enseñándole botánica y medicina. Más adelante recibió una
educación humanística en centros religiosos; estudió latín, filosofía, y sobre todo religión,
cuya práctica no abandonó jamás. Siendo aún un niño, su familia se trasladó a vivir a Villach
(Austria) y allí observó la forma de trabajar en las minas de hierro y aprendió los principios
de la metalurgia y de la química; después aumentó estos conocimientos en las minas de
plata que poseía Fugger en el Tirol.

Estudió medicina en varias universidades italianas, donde se dio cuenta de la diferencia


existente entre un aprendizaje basado en la práctica -el primero que tuvo él cuando visitaba
enfermos con su padre- , y el teórico que impartían en la facultad y que en el fondo no le
interesó nada. Se doctoró en Medicina en la Universidad de Ferrara.

Entonces decidió aprender "verdadera medicina" viajando por Europa y, probablemente, por
Oriente Medio, conviviendo en estos viajes con toda clase de gentes y observando su forma
de vida, sus enfermedades, sus tratamientos y su evolución frente a éstos. Durante sus viajes
se puso en contacto con las gentes que practicaban lo que para él era la verdadera medicina:
los médicos del pueblo, los cirujanos barberos y los curanderos. Ellos fueron sus verdaderos
maestros, aunque él consideró que el mejor Maestro posible era la Naturaleza.

Como médico, preparaba él mismo sus medicamentos; toda su vida se rodeó de gente
sencilla, vistió como ella, habló como ella y olió como ella. Es decir, hizo lo contrario que los
médicos de su época. Sin embargo, entre el pueblo, que le achacaba curaciones casi
milagrosas, su fama fue enorme. Esta magnífica reputación le siguió toda su vida.

Hacia 1.526 se instaló en Estrasburgo. Allí vivía cuando fue llamado para tratar de una grave
dolencia al humanista J. Foebenius, un hombre rico e influyente, el editor más famoso de
Basilea. Foebenius, que era amigo personal de Erasmo, había sido desahuciado por sus
médicos, que querían cortarle una pierna. Paracelso, gritando improperios contra estos
médicos, le curó sin tener que llegar a esos drásticos extremos. En agradecimiento, este
hombre le ayudó consiguiendo para él una plaza de médico municipal y una cátedra en la
Facultad de Medicina de Basilea (1.527). Sin embargo, este nombramiento resultó muy
conflictivo para Paracelso, pues se hizo con el apoyo de los reformadores eclesiásticos, pero
sin la aprobación de las autoridades académicas, quienes desde el primer momento
estuvieron en su contra.

Sus clases se hicieron famosas: las impartía en alemán y no en latín, en la plaza de la ciudad
y en ellas admitía a todo tipo de estudiantes, incluidos cirujanos barberos. Daba sus clases
de una manera desordenada y sin citar nunca autores clásicos, por los que sentía auténtica
aversión. A sus alumnos les advierte que él "[…] no sigue a los clásicos; solo cree en lo que ha
descubierto con sus propias fuerzas y ha comprobado con la práctica y la experiencia […]”.
Sin embargo, sus clases estaban cada vez más concurridas. Desde sus clases descalificó sin
piedad a los antiguos cánones, y, en general, a todos los textos médicos vigentes en aquella
época, así como a la ciencia y la medicina tradicional, por las que solo sentía un provocativo
desprecio. El día de San Juan de 1.527 hizo un auto público de fe y arrojó a la hoguera los
textos médicos clásicos (incluido el Canon de Avicena) que entonces eran considerados
imprescindibles para el ejercicio de la medicina. Esta manera de enfrentarse a las normas
establecidas le trajo numerosos problemas.

Sus colegas se burlaron de él y le apodaron "Cacophrastus". Paracelso les ignoró, y siguió una
y otra vez rompiendo lanzas a favor de su medicina basada en el repudio de las teorías
antiguas y su fe en la experimentación personal. Públicamente le llamaron "el Lutero de la
Medicina". El les respondió diciéndoles que las suelas de sus zapatos y el polvo de su cogote
tenían más ciencia que todos ellos juntos. Completamente indignados por sus métodos, sus
colegas presionaron sobre las autoridades para que Paracelso fuera expulsado de la
Universidad. Incluso rehusaron dar el título de doctor en medicina a sus alumnos. Paracelso
les insultó llamándoles "[…] doctores de Requiem, tapaderas de vergüenza, sacamuelas,
embusteros, sofistas, piojosos, matadores de vacas y médicos de perros […]" y añadió que
"[…] San Juan del Apocalipsis no ha visto monstruos tan horrendos como vosotros […]".

Toda esta oposición frontal de sus colegas no pudo con él, que apoyado por los ciudadanos
de Basilea siguió impartiendo sus clases en alemán y admitiendo en ellas a quien quería.
Hasta que en 1.528 curó a un clérigo aquejado de gota, y cuando quiso cobrar sus
honorarios, éste se negó a pagárselos. Paracelso recurrió a los Tribunales reclamando la
deuda, pero perdió el pleito. Entonces, sintiéndose injustamente tratado por la Ley, se
enfrento a los jueces, empleando contra ellos un lenguaje un tanto grosero. Esta vez fueron
las autoridades judiciales las que se pusieron en su contra.

Paracelso, para evitar ir a prisión, huyó de Basilea, estableciéndose en Nuremberg,


Baratzhausen y San GaIl En estos lugares ejerció la medicina sencillamente, siguió dictando
sus clases en posadas o en tabernas, donde las escuchan gentes de todas clases sociales, a la
vez que escribió sus obras. Y bebió mucho.

En la última etapa de su vida se hizo predicador laico y viajó por el Tirol, Baviera y Bohemia,
falleciendo en 1.541 en el hospital de Salzburgo, debido a un cáncer de hígado.

2. Sus obras.
Escribió muchas obras: algunas fueron publicadas mientras él vivió, como la “Grosse
Wundartzney” (“Gran Cirugía”), que ejerció una gran influencia; otras obras vieron la luz
después de su muerte como "Opus Paramirum" escrita en San Gall; y su principal obra médica
"Das Busch Paragranum", escrita entre 1,529 y 1.530, donde están definidas las cuatro
columnas que sostuvieron su medicina: Elosotia, astronomía, alquimia y virtud; otras obras
importantes fueron los escritos sobre la sífilis y el Archidoxis, su manual de química.
Un siglo después de su muerte ya se habían publicado cientos de textos paracelsianos, casi
todos ellos referidos a remedios químicos, de manera que a finales del siglo XVI existió una
literatura completamente nueva sobre materia médica. Para Paracelso, como ocurre con
tantas personas de extraordinaria valía, su carácter fue su peor enemigo y eso que a lo largo
de sus 48 años de vida consiguió cosechar un montón de exitos.
Su vida estuvo plagada de incidentes y conflictos ocasionados principalmente por sus
modales, un tanto groseros, y por su hablar demoledor. Fue un hombre muy difícil que
siempre vivió acomplejado por su aspecto físico. Sin embargo, también fue un hombre
genial, inteligentísimo y muy adelantado a su tiempo.
Con su inteligencia clarividente abrió nuevos caminos a la ya moribunda "medicina oficial" de
su tiempo, intuyó una nueva concepción de la causa de la enfermedad, situándola en algo
"externo" al cuerpo, principalmente en el reino mineral y en el aire atmosférico, y dirigiendo
la terapia contra el agente que la había producido, saliendo así por fin de la teoría del
desequilibrio de los humores como causa fundamental de las enfermedades.

Como médico ideó un tratamiento práctico para la curación de heridas y úlceras crónicas,
tan extendidas en aquella época; estudió las enfermedades de los mineros; identificó la
tuberculosis y la silicosis como enfermedades profesionales y fue el primero en reconocer la
forma congénita de la sífilis.

Homeópata convencido, para la elección de medicamentos se dejó influir por la Teoría de las
Signaturas; así, por ejemplo, la pulmonaria tenía que curar enfermedades del pulmón, o el
aceite de cráneo humano tenía que combatir la epilepsia. Nunca usó aquellas inmensas
fórmulas de polifarmacia, que todavía seguían usando sus colegas, sino que él prefirió usar
los elementos simples, de los que quiso aislar su "quinta esencia" -era un magnífico químico-
pensando que así se llegaba a extraer el principio activo emanado directamente de Dios, que
era quien informaba a la sustancia en cuestión de sus propiedades y la daba un conocimiento
exacto de su función curativa. Administró a sus enfermos aquellos medicamentos que la
experiencia le había enseñado que eran útiles frente a la enfermedad que padecían.
Fue un partidario absoluto de los medicamentos químicos, que hasta entonces casi no se
habían usado. Estableció las bases de la Yatroquímica. Practicó una medicina integral, en la
que no admitía la separación entre médico-cirujano-farmacéutico, exigiendo en
consecuencia a quien se dedicara a ello un conocimiento personal absoluto de todo lo
necesario para curar la enfermedad, y aceptó, como principal arma para luchar contra la
enfermedad, al medicamento, que el médico debía saber buscar, preparar y usar. Fue ante
todo un terapeuta, que dedicó al estudio del medicamento sus mejores obras.

Como filósofo, fue un seguidor del Neoplatonismo, de Hipócrates, de Lullio, de Vilanova.


Quiso saber de que materia estaba formado el mundo que rodeaba a sus enfermos y admitió
los cuatro elementos como representantes de una forma de ser, de una determinada
característica. Junto tierra, fuego, agua y aire, admitió tres substancias químicas
fundamentales: azufre, mercurio y sal, siguiendo las ideas de Geber, como representación de
formas de comportamiento:
"[…] Azufre, que representa la combustión que da a las substancias naturales su fuerza de
crecimiento y de unidad; Mercurio, que significa posibilidad de mutación; Sal, que
representa la conservación: lo resistente al fuego, lo que queda de sólido tras la combustión
[…]”.

Para Paracelso todo lo existente en el mundo era un compuesto de estos principios, una
transformación de lo que ya había habido; una configuración sucesiva de lo que la mente
divina había predestinado. Y admite un ente especial: el Archeus, suerte de agente dinámico
ordenador que regirá la combustión, separación, cohesión, o adhesión de los cuatro
principios y de las tres substancias; a este Archeus se debe el que los elementos se unan para
formar las plantas, los animales, a la vez que el Archeus ordenará las funciones orgánicas de
todo ser vivo. Gracias a él, la materia prima se perfecciona, llega a la organización máxima y
constituye la materia última. Si él no actúa, aparece la putrefacción. La enfermedad
representa un estado mórbido del Archeus, que se produce como consecuencia de un
trastorno de la química del cuerpo.

En todos estos conceptos juegan un papel fundamental los procesos químicos, que son los
que fallan, por lo que tienen que ser corregidos mediante remedios químicos.

3. Paracelso y la medicina.
Como expuso en su "Paragranum", la medicina de Paracelso estaba sostenida sobre cuatro
columnas:

A. Filosofía- Conocimiento científico total de la naturaleza visible e invisible, de la que el


hombre es el eje principal: "(… )es médico quien sabe de lo invisible, de lo que no tiene
nombre ni materia y, sin embargo, tiene su acción […] ".

B. Astronomía- Puesto que el hombre como microcosmos siente la acción del Cosmos y con
ello de todo lo que este contiene, influido por los astros, el hombre tiene a la vez en sí parte
de ellos. Los astros pueden influir sobre el hombre como ser material, pero como también es
un ser espiritual, el hombre puede resistir esa acción. La sabiduría humana tiene debajo de
sí todos los astros, el firmamento y el cielo entero.
C. Alquimia- En la que Paracelso creyó, no como camino para obtener oro a partir de la
transmutación de metales, sino para obtener los secretos de la Naturaleza, la verdadera
maestra, la que elaboraba los mejores medicamentos. Es decir, creyó en una alquimia cuyo
cometido fundamental era la obtención de medicamentos.

Apasionado por el increíble laboratorio que para él era la Naturaleza, Paracelso buscó el por
qué una vaca comía hierba y producía leche, el por qué de la tierra nacían las uvas; el por
qué de los procesos patológicos. Buscó la piedra filosofal, como remedio que curara todas las
enfermedades: el elixir filosofal; así fue el primero en intuir dos ciencias fundamentales para
la medicina y la farmacia: la bioquímica y la quimioterapia. Paracelso desarrolló técnicas de
destilación apropiadas para las substancias volátiles, que le permitieron obtener alcoholes,
licores, esencias y aceites. También descubrió ácidos minerales fuertes como el vitriolo
(ácido sulfúrico) y el agua fuerte (ácido nítrico).

D. Virtud- La base ética fundamental de todo hombre de ciencia -el amor al prójimo y a la
profesión- y una estructura científica basada en la progresión: ver-conocer-entender-saber y,
por lo tanto, poder hacer.

4. Paracelso y la enfermedad
Paracelso creyó que la variación de los humores expuesta por Galeno era la consecuencia de
la enfermedad, no su causa, y encaminó su lucha no contra los síntomas de esta variación
sino contra la propia causa de la enfermedad.

Así aceptó 5 causas de enfermedad o ENS, que al entrar en nosotros producen la


enfermedad:

1. Ens astrale (ente astral): a este ente pueden deberse enfermedades por cambios
meteorológicos, o por influencia de los astros, ya que el hombre depende del
Cosmos.
2. Ens veneni (ente veneno): enfermedades producidas por alteraciones bioquímicas;
este ente puede ser cualquier sustancia que penetre en nuestro organismo: un
medicamento, un alimento, un veneno... que resultará perjudicial para el organismo
si su Archeus no actúa correctamente, separando lo nocivo de lo útil.
3. Ens naturali (ente natural): o predisposición del organismo hacia tal enfermedad.
4. Ens espirituati (ente espiritual): o influencia que sobre el ser ejerce su medio de
vida, convivencias familiares, sociales...
5. Ens Dei (ente divino): o acción de Dios, ser omnipotente que nos puede mandar una
enfermedad como castigo o como prueba.

5. Paracelso y el medicamento.
El médico se ha de lanzar a buscar estas semillas de la enfermedad y el medicamento que
actúe contra ellas. Y, como Paracelso, creía que el origen de la enfermedad era químico,
buscó en la alquimia los medios para combatirla. Así nació el concepto de Arcano: ente
inmortal existente en todo lo que cura, es decir algo inmaterial que tiene en sí poder de
generar, transformar, cambiar y renovar los cuerpos, produciendo o protegiéndolos de la
enfermedad y así influyendo directamente sobre la vida. Para Paracelso el mundo estaba
lleno de arcanos que Dios, Sumo Boticario, había creado y puesto en él, para que el hombre
los buscara y los estudiara hasta ser capaz de conocerlos y aplicarlos.
Buscó también el "remedio específico" de cada enfermedad -que él estaba seguro de que
existía en la Naturaleza- y usando sus conocimientos químicos adquiridos en las minas, se
dedicó afanosamente a descubrirlo. Para ello trató químicamente drogas y minerales, e
incluso modificó los medicamentos ya conocidos desde la antigüedad, y así extrajo sus
quintaesencias con las que preparó extractos y tinturas, base de todos sus medicamentos.

Estos "productos químicos" obtenidos a fuerza de mezclar y separar, a menudo con la ayuda
del fuego pero sin que apenas existieran reacciones químicas tal como hoy las conocemos,
eran considerados por él los auténticos principios activos separados de sus impurezas:

Fue el primero que obtuvo el láudano a partir del opio, y así lo llamó.
Empleó el alcohol para obtener las quintaesencias.
Usó muchísimo el mercurio, bien como metal, bien como sal.
Usó el sulfato básico de Hg., después llamado "Turbit Mineral", contra la sífilis, en lugar de
usar el guayaco, como prescribían los demás médicos a los que el llamó " […] médicos de
madera […]". Obtuvo el sublimado corrosivo de Hg. y el calomel: cloruro de mercurio.
Obtuvo y usó el antimonio y al oxícloruro de antimonio le llamó "mercurius vitea".
Mencionó el Zinc, al que llamó el metal bastardo. También conoció el uso del plomo, del
arsénico, del hierro, del cobre, del cobalto y del bismuto.
Inventó preparados como el "elixir de la propiedad", el "específico anodino" y el "espíritu
vitrioli antiepilectidis" o Licor de Hoffman que junto al láudano han pasado a la posteridad.

Si es cierto que Paracelso durante toda su vida se enfrentó a los médicos de su época, fue
por el ejercicio que éstos hicieron de su profesión; y aunque les combatió usando su peor
lenguaje y les llegó a decir que sólo eran dignos de que algún perro levantase contra ellos su
pata trasera, tuvo que sufrir ataques mucho mas despiadados de ellos.

También combatió a los farmacéuticos, a los que dijo que si a él le trataban como a un
enemigo era porque no llenaba sus bolsas, al no prescribir nunca a sus enfermos sus
carisimas preparaciones. Les acusó de fraude, al sustituir en sus preparaciones los
componentes mas caros por otros mas baratos, pero cobrando siempre los mas caros y pidió
continuamente inspecciones efectivas de las boticas.

Sin embargo, Paracelso, como ser humano demostró estar lleno de nobleza y bondad hacia
los que él consideró que realmente debía ayudar, y que entregó su vida a esta gente sencilla
con la que quiso vivir, atacando sistemáticamente a aquéllos que se creían superiores a ella;
" […] tu comes igual que un labrador, y traes al nacer lo que trae un mendigo […]" les
espetaba. Toda su vida consideró que el fin de la medicina era el amor al prójimo y que
servir al pueblo era el cometido del médico, inculcando en sus alumnos que lo primero para
un médico debían ser siempre sus enfermos y que, para poder dedicarse a curar a éstos, la
base de sus conocimientos la encontrarían siempre allí donde Dios la había puesto: en la
Naturaleza.

Capítulo 9: El Siglo XVI


Si se puede considerar que la farmacia nace como
profesión con los árabes y es bautizada como tal por
Federico lI, es durante este siglo cuando va a alcanzar
su mayoría de edad.
El farmacéutico del siglo XVI es ya un hombre de ciencia, que ejerce su profesión basándola
en unos conocimientos adquiridos durante largos años de estudio y de práctica; que escribe
numerosos libros profesionales -en este siglo aparecerán numerosas obras de farmacéuticos
destinadas a otros farmacéuticos- y que participa activamente en la vida sanitaria de su
comunidad, donde está muy bien considerado. Por otra parte, las autoridades comprenden
que la farmacia es algo más que un ejercicio comercial, y exigen a los candidatos demostrar
su aptitud para poder ejercer la profesión aprobando un duro examen de conocimientos. El
examen de aptitud se vuelve obligatorio. Las oficinas de farmacia son muy semejantes a las
de siglos anteriores. Aparecen numerosas referencias escritas a normas sobre su instalación:
debían estar protegidas de los vientos, debían tener una cueva... incluso algunos autores nos
las describen como casas de varios pisos: una azotea, la vivienda del boticario, la farmacia y
su laboratorio, y la cueva.

Su interior lo conocemos a través de grabados de la época: concretamente existe un grabado


de 1548 en la que se muestra una botica germánica: en las paredes hay estanterías con
recipientes de madera en los que el nombre del medicamento que contiene no aparece
escrito, ya que era considerado un secreto, sino que aparece representado por un signo
convencional.

Del techo cuelgan en un semicírculo las balanzas; también cuelgan distintos animales:
caimanes, tortugas, escorpiones... usados en la preparación de medicamentos, sacos donde
se guardan las drogas y manojos de hierbas medicinales.

Aparece un recipiente donde se recogía la sangre de las sangría.

Aparece representado un mortero llamado germánico, el cual es más ancho por arriba que en
su base, mas alto que ancho y con un asa a cada lado. Y se ve al farmacéutico trabajando
con ese mortero.

En este siglo va a aumentar considerablemente el número de los medicamentos usados al


incorporarse a las farmacopeas los que se traigan de América (zarzaparrilla, guayaco, raíz
china, palo santo...) y los químicos introducidos por Paracelso (S, Hg, Sb, y menos
asiduamente Fe, y Cu). La tierra sellada se uso contra la peste. La Panacea Amualdiana
hecha a base de cinabrio se usó contra la lepra.

En las farmacias alemanas se empezaron a emplear como medicamento las aguas minero-
medicinales. Aparecieron dos nuevos medicamentos importantes: el láudano de Paracelso v
los emplastos del médico italiano Juan de Vigó. También se empezaron a usar ciertos
productos del reino animal, como por ejemplo: los testículos del ciervo, la pata de la gran
bestia (pezuña izquierda de atrás del alce), la piedra de Bezoar, aceite obtenido por
maceración de escorpiones puesta al sol cierto tiempo, compuestos de víboras, emplastos de
lombrices...; otros productos como piedras preciosas: esmeraldas, zafiros, granates,
jacintos; perlas.

Los bezoares eran concreciones formadas en los estómagos de diversos animales: los de
machos cabrios de Persia y de la India llegaron a ser muy valiosas y engarzadas en oro y
piedras preciosas ocuparon un sitio de honor en las vitrinas de la gente rica. Durante toda la
Edad Media se creyó que estas piedras tenían el poder de ser antídotos, y su presencia
protegía a sus dueños de la acción de los venenos.

Aparecieron multitud de medicamentos "secretos" que llegaron a tener gran fama: el


electuario, del sacerdote español Francisco Delgado, hecho con tinturas de guayaco y que se
usaba contra la sífilis, las píldoras de Barbarroja, que eran británicas y se usaban también
para tratar la sífilis, azote de este siglo, y los preparados medicamentosos del intrusista
italiano Leonardo Fioravanti, que a pesar de no ser medico, aunque hizo de tal, ni cirujano,
aunque operó, ni farmacéutico, inventó gran cantidad de aquéllos como el popularísimo
bálsamo de Fioravanti, hecho a base de resinas, nuez moscada y amizcle, y del que su autor
aseguraba que era un gran antídoto contra todo veneno, y recomendaba a los enfermos que
se untasen todo el cuerpo con el. Otros "medicamentos" suyos muy conocidos en esta época
fueron las Píldoras Divinas, el Licor Magno, el Ungüento Angélico...

Pero quizás el mayor intrusismo lo realizaron los religiosos que por el procedimiento de dar
propiedades divinas a sus medicamentos, vendieron mucho. La Tintura del Cura Juan
Gramann hecha a base de plomo alcanzó una enorme popularidad; las aguas y aceites
olorosos que desde principios de siglo vendieron los dominicos de Santa Maria Novella
(Florencia) también.

Llegados a este punto he de señalar que los farmacéuticos del siglo XVI a la hora de preparar
los complicadísimos medicamentos que los médicos prescribían se encontraron con el gran
problema de tener que sustituir un componente del que muchas veces no disponían por otro
que tuviera una acción semejante, y que estas sustituciones dependieron muchas veces del
criterio del atribulado boticario y muchas más veces del poder adquisitivo de éste, lo que dio
origen a no pocas reclamaciones e incluso escandalosas protestas por parte de los médicos.

En Francia se llegó a dar una lista oficial de sucedáneos de drogas. En este país estaba
permitido a las mujeres ser boticarias.

En España, por una orden del emperador Carlos V (1523), se prohíbe el acceso al examen de
boticario a drogueros, especieros, y parteros y se ordena que sean examinados los médicos,
cirujanos y estudiantes de farmacia que lo deseen, siempre que reúnan los siguientes
requisito, saber; ser hombre mayor de 25 años, saber latín, y tener como mínimo cuatro años
de practica en una botica ya autorizada.

En Alemania, por esta época, se dejan de vender cera y velas en las boticas, pero se sigue
vendiendo azúcar, conservas, bizcochos, frutas confitadas, turrones, mazapanes, dátiles,
mostaza, bujías de incienso y bujías ordinarias, así como tinta, papel, lacre, vino y licores- a
la vez que se advierte de que no se venda solimán ni ningún otro veneno sin receta del
médico. La ley alemana prohíbe que las mujeres sean boticarias e incluso que estén
dispensando medicamentos en una oficina de farmacia.

En Suiza, la ley obliga al farmacéutico a acompañar al médico en sus visitas profesionales


para que aprenda medicina por si alguna vez es necesario. Esto pasa también en algunos
lugares de Francia.

En la Universidad de Coimbra (Portugal) se incorpora el estudio de los medicamentos como


enseñanza obligatoria para los futuros boticarios, que han de asistir a estas clases dos veces
a la semana durante un año.

En Venecia los Justicias dictan disposiciones para establecimientos de farmacia. En el


Continente Americano todavía no existe la profesión farmacéutica.

En cuanto a la literatura farmacéutica del siglo XVI , quizás lo mas importante fue el
incremento del numero de Farmacopeas editadas en toda Europa: en España(1511, 1535,
546, 1553, 1587). En la edición de 1553 apareció versificado en castellano los simples de
Mesué. En Alemania (Nuremberg, 1546), en Copenague, en Munich, en Basilea...; hacia la
mitad del siglo apareció la segunda edición del Recetario Florentino. Estas farmacopeas
estaban escritas con el fin de definir las formulas que eran consideradas definitivas por las
autoridades competentes bajo la supervisión de los médicos que eran quienes las redactaban
y facilitar así el trabajo del boticario que las iba a preparar y que estaba obligado a
seguirlas.

A través de ellas los médicos siguieron controlando el trabajo de los farmacéuticos, quienes
siguieron supeditados a las normas dictadas por ellos para la fabricación de medicamentos.
Pero a través a de ellas se concretaron las concentraciones de principios activos presentes en
los medicamentos que los médicos administraban a sus pacientes. Hasta el siglo XVIII no
aparecieron farmacopeas escritas por farmacéuticos.

Durante este siglo aparecieron numerosas obras escritas por farmacéuticos para otros
farmacéuticos: el "Dispensarium ad aromáticus" de Nicole Prévost (Lyon, 1478 y 1488)
describía los elementos simples y 575 compuestos, y contenía un vocabulario farmacéutico.
Saladin di Asculi escribió un "Compendium Aromatarum" (Bolonia, 1488) que llegó a ser
considerado un vademecum indispensable y en ella abordaba todos los aspectos posibles de
nuestra profesión. A éste le siguió Quiricus de Augustus con su "Luz de los Boticarios" (Turin,
1492), y a éste Jacobus Manlüs de Bosco con su "Luminaria Mayor" editada en Venecia. Esta
línea de trabajo fue seguida por otros muchos boticarios como Paulus Suardes en Italia,
Pedro Mateo en España o Michel Dusseau en Francia. La "Institutionum pharmaceuticarum" de
Jean Renou (Paris, 1608), fue editada también en Alemania y Suiza y en ella se aprecia
claramente la influencia de la obra de Asculi.

En cuanto a la conservación de medicamentos, dado el precio que estos alcanzaron esta


adquirió una gran importancia de manera que se convirtieron en obligatorias ciertas
medidas: la triaca debía ser conservada en recipientes de oro, de zinc o de plomo; las
especies aromáticas debían ser conservadas en cajas de oro o de platino; las grasas, los
aceites y los ungüentos para los ojos en recipientes de porcelana o de cristal.

La Botánica del siglo XVI


Si bien todas las materias médicas recibieron durante este siglo un significativo empujón, la
botánica se vio especialmente enriquecida gracias a las numerosas plantas que fueron traídas
de América.

La llegada a este nuevo mundo supuso para los botánicos europeos la posibilidad de
descubrir muchísimas plantas hasta entonces desconocidas, de estudiarlas y de
coleccionarlas. Entre ellos se impuso el reto de encontrar un equivalente para cada una de
las mas de 600 plantas comentadas por Dioscórides en su "De materia médica” y de situarlas
dentro del esquema galénico de la patología humoral. Políticos, conquistadores, geógrafos,
religiosos... todos se convirtieron en botánicos apasionados, deslumbrados ante la flora
americana, y aunque la botánica como ciencia no adelantó apenas -faltaban todavía 200
años para que naciera Linneo- y se siguió clasificando las plantas según la taxonomía de
Aristóteles y Teofrasto en hierbas, arbustos y árboles, se trajeron a Europa numerosas
especies que hasta entonces eran desconocidas. Cristóbal Colón habló de la patata, el
tabaco, el cacao. Hernán Cortés habló de cultivos mexicanos: vainilla, maíz, Gonzalo
Fernández de Oviedo y Valdés, gobernador de Cartagena de Indias, escribió una "Historia
General de las Indias" en la que describió entre otras muchas cosas la flora colombiana. El
jesuita Juan de Acosta vivió seis años entre Perú y Méjico, al cabo de los cuales escribió una
"Historia natural y moral de las Indias". Francisco Hernández fue médico personal de Felipe
II, y de este rey español recibió el encargo de viajar a Nueva España y reunir toda la
información posible " […] de los médicos, cirujanos y herboristas nativos y españoles […]" y
de efectuar " […] una relación de todas las hierbas, árboles, plantas y semillas con
cualidades medicinales […]". Partió hacia allí en enero de 1570 y después de pasar casi siete
años recopilando datos, escribió su obra, la mas científica de todas estas citadas; en ella
describió mas de 3.000 plantas que había visto, acompañando sus descripciones de
numerosos dibujos en colores, clasificando cada una de ellas en función de su efecto
fisiológico, dándola la cualidad que según el esquema galénico la debía corresponder:
caliente, caliente y húmeda; fría, fría y seca; etc... e incluso es posible que hiciera con
muchas de ellas ensayos farmacológicos en el Hospital Real de las Indias de la ciudad de
Méjico. Esta obra nunca fue editada y casi se destruyó durante un incendio del Escorial
donde estaba depositada. Fue rescatada por un napolitano, Antonio Rechi quien hizo un
extracto de ella y lo publicó bajo el título de "Nova plantarum".

Durante este siglo se hicieron por toda Europa los primeros herbarios y los primeros Jardines
Botánicos dedicados a cultivar las plantas traídas del continente americano con el fin de
aclimatarlas y de estudiarlas. Estos Jardines Botánicos eran particulares y se consideraban un
signo de distinción. El primero de España fue plantado en Aranjuez, por orden de Felipe II,
pero pronto fue destinado a jardines de recreo. El Jardín Botánico instalado en las Islas
Canarias fue el mayor centro de aclimatación, y el punto desde el que se repartían las
especies traídas del Nuevo Mundo por todo el Imperio Español. Hoy día sigue existiendo.

Los primeros herbarios impresos están fechados en 1477. En 1483 aparecieron


simultáneamente varios herbarios ilustrados, con el fin de ayudar a los estudiosos a
diferenciar las plantas en ellos descritas. Escritos en italiano por autores renacentistas,
pronto fueron traducidos al holandés, alemán y latín. También tuvieron otra intención, como
queda plasmada en el prólogo de la edición inglesa del "Gran Herbario", impreso en Londres
en 1526, donde se especifica que ha sido editado con el fin de "[…] enseñar como puede
sanarse el hombre con hierbas de jardín y plantas de los campos, así como con las costosas
recetas preparadas por los boticarios […]".

Sin embargo, durante los primeros años del Renacimiento, la obra de Dioscórides "De materia
Medica" siguió siendo la mas apreciada, siendo reiteradamente editada en varios idiomas,
previamente revisadas, con ilustraciones y comentarios por distintos autores como Pietro
Andres Mattioli (París, 1516), Amatus Lusitanus (Venecia,1553 y Lyon, 1558), o Valerius
Cordus (Frankfurt, 1549, Paris 1551 y Estrasburgo, 1561).

Las drogas medicinales y el Nuevo Mundo


Los países del oeste de Europa, hartos del monopolio ejercido por el poderoso Ducado de
Venecia sobre el comercio de todo tipo de materias -incluidas las especias y las drogas
medicamentosas-, entre esta ciudad-estado y el Próximo y Extremo Oriente, vieron en las
riquezas del continente americano la solución a este problema. Españoles, portugueses,
británicos, franceses y holandeses se lanzaron a competir por los nuevos territorios, con sus
fuentes de materias primas todavía intocadas.

Además de Francisco Hernández, fueron muchos los que se dedicaron al estudio de las
plantas medicinales: en 1585 el capitán británico Richard Hakluyt elaboró una lista de
treinta y un tipos de personas que necesitaba para formar una expedición al continente
americano, y en segundo lugar puso "[…] los hombres expertos en toda clase de fármacos
[…]". El médico azteca Martín de la Cruz recopiló un herbario en su lengua autóctona. En
1552, otro azteca, al que se describe como "[…] un indio de Sotximilco […]" lo tradujo al
latín. Se llamaba Juan Badianus. El Manuscrito Badianus, que se conserva en la biblioteca del
Vaticano, fue impreso por vez primera en inglés en el año 1935.

La extensa obra del portugués García da Orta "Coloquios dos simples e drogos de cousas
medicinais da India" sobre la botánica y la medicina de las Indias, fue escrita aprovechando
los muchos años que pasó allí desterrado por la Inquisición. Esta obra fue ampliada por el
español Nicolás Monardes. Sevillano quien cursó Medicina en la Universidad de Alcalá; de
vuelta a su Sevilla natal, se dedicó al estudio de las drogas que llegaban del continente
americano, y formó con ellas un museo farmacológico que tuvo un gran éxito. Sus obras se
titularon "Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales" y
"Segunda parte del libro de las cosas" publicadas en Sevilla en 1565 y 1571 respectivamente.
En 1574 se hizo una edición de los dos volúmenes juntos que muy pronto fue traducida al
latín, italiano, francés e ingles y fue reeditada más de 50 veces. Monardes introdujo en
Sevilla la zarzaparrilla procedente de Nueva España.

Del continente americano se trajeron el alcanfor, el jengibre y el ruibarbo, que ya eran


conocidos; pero también el guayaco, descubierto por españoles en las Indias Occidentales; la
jalapa y el mechoacan, descubiertos en Méjico también por españoles; la capilaria,
descubierta por portugueses en Brasil, el bálsamo de Tolú y el bálsamo de Perú introducidos
por Monardes; la gaultheria, descubierta por británicos en el estrecho de Magallanes; el
sasafrás descubierto por españoles y franceses en la zona sudeste de los Estados Unidos. Su
llegada a Europa desató la codicia de muchos, produciendo una auténtica "fiebre del
sasafrás" y no pocos beneficios a los que se dedicaron al comercio de su corteza y su madera.
Las hojas de coca no fueron usadas como medicamento hasta el siglo XIX, cuando fue posible
extraer la cocaína de ellas.

Sin la menor duda, la droga mas importante que se importó del Nuevo Mundo fue la quina
traída por los jesuitas desde Perú, y de la que se conocen sus propiedades antipalúdicas
desde el siglo XVII.

Capítulo 10: El Siglo XVII


Este siglo se va a caracterizar por el triunfo de la
experimentación: los científicos van a extraer sus
teorías de lo observado durante sus experiencias
prácticas; esto les va a llevar a estudiar los diferentes
temas en sus fuentes naturales, no a través de trabajos
escritos por otros autores, a la vez que definitivamente
van a dejar de lado la antigua ciencia y su dogmatismo.

AUTORES, ACADEMIAS Y REVISTAS


CIENTÍFICAS
El siglo XVII europeo estuvo lleno de pensadores, que
desde un punto de vista puramente intelectual
buscaron afanosamente un sistema que les permitiera
adentrarse con un orden en el inmenso campo de
conocimientos que intuían. Me voy a referir
exclusivamente a aquellos cuya metodología intelectual estuvo relacionada con el mundo
científico, y a aquellas instituciones particulares u oficiales que surgieron a lo largo de este
siglo, y cuyo fin fue propagar el conocimiento de la Ciencia.

1°. Principales autores:


Rogelio Bacon: este monje franciscano vivió entre 1214 y 1294. Pero como fue el primero en
recomendar la experimentación personal como fuente de conocimiento, en ver en el
experimento el único camino para demostrar la evidencia de los hechos, y en intuir la
relación entre el mundo matemático y el de las ciencias naturales, es decir en adelantarse
300 años largos a decir lo mismo que los pensadores del siglo que nos ocupa, me veo en la
obligación moral de referirme en primer lugar a él. Incluso usó la expresión "ciencia
experimental", aunque en un sentido muy amplio. Algunas de estas ideas le valieron la
persecución y la cárcel.

Francisco Bacon, Barón de Verulamio y Canciller de Inglaterra. (1561-1626).


Su principal contribución al pensamiento moderno consistió en impulsar los métodos de la
ciencia experimental en su país, divulgando su método inductivo. Para ello:
1. Demostró que la forma como hasta entonces se habían obtenido los conocimientos estaba
llena de errores.
2. Combatió la tendencia a generalizar sin datos suficientes.
3. Propuso un nuevo sistema de trabajo basado en la inducción: un científico ante una
investigación de un tema ha de: I°. realizar numerosos experimentos, 2°. extraer las
consecuencias de éstos; 3°. enunciar principios generales de acuerdo con estas
consecuencias que aclaren el por qué del fenómeno estudiado. Sus métodos de trabajo
encontraron poca influencia fuera de Gran Bretaña.

Galileo Galilei. (1564 - 1642).


Este físico, astrónomo y matemático italiano fue el propulsor de la moderna ciencia física.
Galileo partió de la siguiente idea: aplicó el razonamiento científico al estudio de la
Naturaleza y sus fenómenos. Para conseguirlo, propuso el siguiente esquema:
1.Partir de la observación de hechos aislados.
2.A partir de ellos, enunciar una hipótesis que los explique.
3.Comprobar experimentalmente esa hipótesis.
4.Convertir las consecuencias extraídas en ley . "El gran libro de la Naturaleza está escrito en
lenguaje matemático".
Fue el primero que se dio cuenta de que para avanzar en el conocimiento de este lenguaje
matemático era imprescindible la investigación.

Galileo fue castigado por un tribunal de la Inquisición por afirmar que era la Tierra la que
giraba alrededor del sol y no al revés como afirmaba la iglesia para la que resultaba
inconcebible que la Tierra, a la que creía el centro del universo, resultara un simple planeta,
uno mas de los que giraban alrededor de un astro mucho mayor. Obligado a retractarse
públicamente, lo hizo para salvar su vida; sin embargo, completamente seguro del resultado
de su trabajo, cuentan las crónicas que inmediatamente después de presentar su retracto,
Galileo dijo en voz muy baja: "Y sin embargo, se mueve"(1).
René Descartes (1596 - 1650).
Este filósofo francés fue realmente el iniciador de la filosofía moderna, libre de ideas ocultas
y cuya base es el conocimiento humano y la experimentación. En su obra "Reglas para la
dirección de la mente" escrita en París, hacia 1628, expuso su interés por desarrollar un
método que explicase el avance científico y pudiera ser utilizado en el estudio de cualquier
materia científica y lo encontró en lo que él mismo llamó "duda metódica", cuyas reglas
básicas eran no aceptar como verdadero nada más que aquello que fuera evidente y simple y
descomponer cualquier dificultad en tantas partes como fuera posible. Es decir,
viviseccionar las ideas hasta llegar a lo que Descartes llamó la verdad evidente cuyas
principales características eran "claridad y distinciori ; a estas ideas las llamó "simples". Pero
como las ciencias mas importantes en aquel momento eran las matemáticas, Descartes,
impresionado por el rigor y la capacidad sintetizadora de ellas, las tomó como modelo de
manera que lo que realmente intentó fue encontrar una idea simple a partir de la cual se
pudieran deducir las demás ideas en una cadena deductiva. al modo de una demostración de
geometría. Es decir, el "pienso, luego existo" cartesiano.

Isaac Newton (1642 - 1727).


Este físico y matemático inglés quiso suprimir las hipótesis como base de su sistema
cognoscitivo y las sustituyó por el método de elevar a la categoría de Leyes de la Naturaleza
el resultado de los cálculos realizados a partir de observaciones particulares y después
comprobar experimentalmente las consecuencias de estas leves.
Por este camino descubrió la ley de la gravitación universal. Aunque la fuerza de gravedad
ya había sido intuida anteriormente por otros científicos, fue Newton quien desarrolló su
formula matemática, quien comprobó que la fuerza de caída de los cuerpos variaba con la
altura, y quien demostró que esta caída de los cuerpos era la manifestación de una fuerza
que llenaba el Universo. Como consecuencia enunció la ley de la gravitación universal,
indicando que cada partícula del universo atrae a todas las demás con una fuerza que varia
directamente con el producto de sus masas e inversamente al cuadrado de sus distancias. A
Newton le debemos también el cálculo infinitesimal, el binomio y las comprobación de que
la luz blanca es la suma de los 7 colores básicos.

2º Academias
El clima de tolerancia y libertad de pensamiento que se vivió durante este siglo entre los
hombres de ciencia permitió el nacimiento de las Academias científicas. Estas eran
asociaciones de hombres de ciencia cuyo fin específico se concretaba en compartir entre
todos ellos los descubrimientos de cada uno de sus miembros. También los descubrimientos
de sus miembros se divulgaban entre los demás socios por medio de una revista científica
que ellos mismos editaban. La primera Academia de índole estrictamente científica que se
fundó fue en Nápoles, en 1560. Su finalidad era el fomento de las ciencias naturales, pero
enseguida tuvo que disolverse al ser perseguida por la Inquisición romana. La misma suerte
siguió la Accademia dei Lincei, fundada en Roma en 1603 por el príncipe de Chesi, quien la
dotó de un museo de Historia Natural y de un jardín botánico; a ella perteneció Galileo. Esta
Academia pudo renacer después de un tiempo, y hoy día aún existe. La Academia del
Cimento o de Experiencia fue fundada por discípulos y admiradores de Galileo en Florencia.
(1657), bajo la protección del cardenal Leopoldo de Medicis; esta Academia desapareció a la
muerte de su protector.

En Gran Bretaña, fue Francisco Bacon el primero en lanzar la idea de las ventajas que
supondría la fundación de asociaciones de este tipo: en su escrito "Nova Atlántida" se refirió
a las ventajas que supondría para el avance científico el que cada trabajo individual fuera
comentado y compartido por la totalidad de la comunidad científica y a la conveniencia de
reunirse todos aquellos que persiguieran el adelanto científico en locales en donde existiesen
condiciones para hacer experimentos. En 1645 empezaron a reunirse en Londres un grupo de
filósofos para discutir sus ideas; por causas políticas celebraban sus reuniones a puerta
cerrada en el Colegio de Gresham. Mas adelante, aprovechando la Restauración de Carlos II,
esta asociación se transformó en la Real Sociedad de Londres para el fomento del
conocimiento natural. Su órgano literario "Transacciones Filosóficas" fue aprovechado por los
hombres de ciencia para dar a conocer a través de esta revista sus experimentos según los
iban realizando en sus laboratorios privados.

Francia, desde la primera parte del siglo, algunos científicos se empezaron a reunir
privadamente en casa del sacerdote Merssene, con el fin de dar a conocer entre ellos sus
investigaciones. A partir de esta iniciativa, las academias se convirtieron pronto en
importantes instituciones oficiales, en su mayoría creadas bajo la tutela del cardenal
Richelieu. En 1666, se creó la Academia de las Ciencias, que estaba dotada de laboratorios
donde los socios podían realizar sus experimentos; de esta manera los demás socios teman
un conocimiento práctico de ellos, y no sólo teórico como en el caso de la sociedad
londinense.

En Alemania, solo se fundó una Academia y fue de índole muy diferente a las anteriores,
pues la "Academia Imperial de los Curiosos de la Naturaleza de Alemania" fue creada para
mantener correspondencia entre sus afiliados, siendo los trabajos de estos publicados
individualmente; hasta 1670, en que fueron publicadas sus primeras memorias, no tuvo sede
social.
En España, aparecieron dos academias: el "Colegio de San Telmo" y la "Real Sociedad de
Medicina de Sevilla", fundada por seis médicos y un farmacéutico que en 1697 se empezaron
a reunir en tertulias científico-literarias, si bien, no consiguieron que se aprobaran sus
estatutos hasta 1700, por lo que la labor de esta Academia se sitúa en el siglo XVIII.

Además de las revistas publicadas por estas academias, aparecieron otras de carácter
general como el "Journal des Savants" en Francia (1665), o el "Giornale d'Italia" en 1668.

DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS
A lo largo del XVII, se van a producir numerosos descubrimientos científicos que van a
facilitar el trabajo de los investigadores; dos de ellos resultaron fundamentales para el
mundo de la ciencia y ambos se los debemos al mismo genio; me refiero al microscopio, al
termómetro y a Galileo.
Galileo inventó el péndulo y la balanza hidrostática y sacó partido al telescopio inventado
por Drebbed, enfocándolo hacia los astros... y hacia los objetos mas pequeños que encontró;
así construyó un precursor del microscopio al que llamó "occhialino"; el nombre de
"microscopio" se debe a Juan Faber que fue miembro de la Accademia dei Lincei. El nombre
de "telescopio" se debe al príncipe de Chesi. Galileo también desempeñó un papel
importante en el descubrimiento del termómetro, pues, aunque él nunca nos habló
directamente de este aparato, sus discípulos se refieren numerosas veces al "(…)
termoscopio ideado por Galileo (…)" y lo describen como un tubo estrecho y abierto por un
extremo, rematado con una bola de vidrio por el otro y lleno de aire y que se introducía por
el lado del extremo abierto en una vasija que contenía un liquido de manera que éste subía
dentro del tubo y luego, sometiendo el sistema al frío o al calor, se podía medir lo que
descendía o ascendía el nivel del liquido dentro del tubo. Pero al ser un sistema abierto, las
mediciones no eran exactas, ya que influía sobre ellas la presión atmosférica. Primeramente
el tubo no tuvo ninguna graduación; con el tiempo se le dio una graduación arbitraria.

El médico italiano Sanctorius ideó varios termoscopios con los que media la temperatura de
las manos, el aliento y la boca de sus enfermos. A lo largo de este siglo, estos aparatos se
perfeccionaron mucho: se llenaron de alcohol, se fue cerrando el extremo abierto, hasta que
Carlos Rinaldini, miembro de la Accademia dei Cimento, propuso adoptar dos temperaturas
fijas para graduarlo y eligió el punto de fusión del hielo y el punto de ebullición del agua,
que ya Hooke había demostrado que eran constantes. Entre ambos puntos se hicieron unas
graduaciones arbitrarias, hasta que en el siglo XVIII se hicieron ya escalas científicas.
También en este siglo XVII, Torricelli y Pascal idearon el barómetro, aunque su nombre se
debe a Mariotte,

LA PROFESION EN EL SIGLO XVII

1. Las boticas
El interior de las boticas lo conocemos por distintos grabados de la época y en ellos se
aprecia la existencia de cosas colgadas del techo, como las que se veían en las boticas del
XVI; una separación entre la zona destinada a atender al público y la destinada a la
preparación de medicamentos; la presencia, además del boticario, de varios ayudantes que
eran estudiantes de farmacia y la aparición de los distintos aparatos, como el termógrafo de
Galileo, según éstos se fueron incorporando al trabajo farmacéutico. En estos grabados
aparece un motivo religioso, generalmente una imagen del Niño Jesús o del Espíritu Santo.

2. Medicamentos.
La quina fue dada por los indígenas del Perú a los jesuitas, quienes la llevaron primeramente
a Italia; después llegó a España, donde fue muy bien recibida e, inmediatamente,
incorporada a las farmacopeas, se cree que fue difundida por la condesa de Chinchón,
Virreina del Perú, de ahí que fuera conocida con el nombre de "polvos de la condesa". El que
fuera un medicamento traído por los jesuitas retardó su uso en la Europa protestante. Se
dice que fue aceptada en ese mundo cuando un medico ingles, Talbot, curó con ella de un
ataque de malaria al rey inglés Carlos II. La quina acabó definitivamente con la creencia de
que Galeno había investigado y descubierto toda la ciencia médica, al tratarse de un
medicamento del que no había hablado nunca y, sin embargo, ser muy activo
farmacológicamente frente a una enfermedad existente en Europa.

La Ipecacuana era usada por los indígenas del Brasil. El primer europeo que la mencionó fue
el jesuita Manuel Tristao. Con ella fue tratado de una disentería el Delfín de Francia, hijo
del rey Luís XIV, y futuro rey de este país. La droga le curó y así quedó definitivamente
aceptada en Europa.

Bálsamo de Perú y Tolú, raíz de colombo, liquen de Islandia, jalape, coca, te, café,
chocolate y tabaco para fumar son productos que ya eran conocidos pero que su uso no se
generalizó hasta este siglo. El uso de la digital también es de este siglo.
El tabaco se generalizó entre los españoles que fueron a América, pero su difusión por
Europa se debe a británicos y holandeses; esta difusión fue muy rápida y entre todas las
clases sociales; el uso que se le dio fue como medicamento, así que se vendía en las
farmacias. Sin embargo, su uso fue combatido por el rey Jacobo I y el papa Urbano VIII,
quienes, por supuesto, no consiguieron su erradicación.

3. La lucha en Francia: Paracelsianos frente a Galenistas. El triunfo


de los medicamentos quimicos.
Este siglo fue el del triunfo definitivo de la Yatroquímica: los medicamentos químicos de
Paracelso fueron ganando adeptos progresivamente en Alemania, en Inglaterra y en el resto
de Europa, salvo en España y en Francia, cuyas instituciones médicas, profundamente
conservadoras, seguían instaladas en el mas estricto galenismo negándose a cualquier
innovación, aunque no sin ciertos problemas. En Francia, este enfrentamiento resultó
especialmente conflictivo al darse la circunstancia agravante de que la mayoría de los
médicos paracelsianos fueran hugonotes y, por lo tanto, considerados, por sus ideas
religiosas, como enemigos del poder establecido. A finales del siglo XVI y principios del XVII
la confrontación saltó a la prensa y a los tribunales: los enfrentamientos verbales entre el
claustro de la Facultad de Medicina de Montpelier, paracelsiano, y el de la Universidad de
París, profundamente conservador y galenista, fueron especialmente feroces; los
enfrentamientos escritos entre ambos claustros se tradujeron del latín al francés, al alemán
y al ingles, y alcanzaron una gran difusión. El odio llegó a ser tal, que la Academia de Paris
durante mucho tiempo se negó a aceptar el ingreso de ningún medico seguidor de las
doctrinas de Paracelso, e, incluso, expulsó de su seno a aquellos médicos que las
practicaran. La "guerra" llegó hasta los farmacéuticos cuando el rector de la facultad de
Medicina de París, Guy Patin, acérrimo enemigo de los medicamentos químicos, intentó que
se pusieran de su parte, y que ni los preparasen ni los vendiesen en sus boticas, y, como no
lo consiguió, se enfrentó a ellos y les acusó de utilizar en sus en sus preparados
medicamentosos sustancias químicas y nuevos fármacos vegetales (concretamente la quina,
de la que se declaró su completo enemigo) importados desde América, en contra de la orden
dada por la Facultad de Medicina de París. Los boticarios, que tenían el criterio de poder
usar toda aquella sustancia medicamentosa que consideraran útil, no aceptaron su
intromisión.

En respuesta a la postura de los farmacéuticos, en 1625 se publicó "Le medecin charitable"


escrito por el medico Philibert Guibert, en el que se daban formulas muy asequibles en
cuanto a su elaboración y su costo, para que cualquier persona se pudiera preparar sus
propias medicinas en su casa a base de hierbas compradas en herboristerías. Este tratado de
remedios caseros alcanzó gran popularidad y numerosas ediciones, hasta el punto de que
Patin afirmó en 1649 que él había arruinado a todos los boticarios de Paris. Sin embargo, los
boticarios consiguieron resistir de manera que finalmente el profesorado medico acabo
reconociendo la mayor eficacia de los medicamentos de botica frente a los cocimientos
caseros. Este cambio también fue favorecido por el hecho de que Luís XIV fuese curado con
vino emético, y esta indudable y real cura obligó a los médicos franceses a cambiar su
postura hacia los medicamentos químicos.

Como medicamentos químicos se usaron: tartrato de sodio y potasio o medicamento laxativo


secreto; sulfato sódico y sulfato amónico o glaubero; sulfato potásico impuro o sal policresta
y sulfato potásico fundido o sal prunella; nitrato de plata en barras; quermés mineral o
polvos de los cartujos y píldoras perpetuas de antimonio; muchas de estas recetas se
transmitieron por herencia de padres a hijos farmacéuticos.
En este siglo se logró aislar la lactosa y se obtuvo el ácido fórmico, tratando hormigas con
aceite.
Entre los preparados galénicos sobresalen el electuario lenitivo de sen, la pócima de sen
compuesta o bebida vienesa; el láudano de Sydenham; las píldoras escocesas y un sin fin de
medicamentos "secretos" como el agua de la vida, de la que se desconoce su composición; el
orvilano, mezcla de distintas plantas y de la que se decía que curaba la viruela, la peste y la
gota. Moliere la dedicó unos versos. El elixir de Garus estaba hecho a base de tinturas de
aloe, mirra, vainilla y canela y paradójicamente cuando fue atacado por la Academia
francesa alcanzó una gran difusión hasta el punto de que, a la muerte de su inventor, su
viuda gozó de un permiso especial del rey para poder seguir preparándolo. El remedio
provenzal contra las fiebres tercianas de efecto termostático; el agua de Rabel y el agua de
Alibar.

Esta fue una época en que el intrusismo religioso en nuestra profesión fue total: los monjes
fabricaban medicamentos como el elixir de quina de Fray Cavalieri, o los cosméticos de fray
Paladini, ambos muy usados; se puede decir que no hubo monasterio, convento u hospital
religioso que no contara con su farmacia, y que estas fueron regentadas por religiosos que no
estaban obligados a seguir el plan de estudios obligatorio para los farmacéuticos seglares.

Y también, sobre todo en Francia, fue la época de los clisteres o lavativas, que se llegaron a
considerar fundamentales para conservar la belleza de fuera... y la salud de dentro: las
damas francesas de alta alcurnia se llegaban a poner hasta tres al día, generalmente de
esencia de rosas y agua de azahar, y se sabe que el rey Luís XIII llegó a ponerse 312 lavativas
en un año. Los clisteres eran generalmente preparados por los farmacéuticos: un dibujo de
su jeringuilla llegó a estar incluido en el emblema de algunas corporaciones de
farmacéuticos franceses. Y para mas datos diré que la gente rica tenia su propia jeringuilla,
mientras que los menos adinerados alquilaban la suya a la farmacia.

La facultad de Medicina de París, que también los preparaba, llegó a comparar los clisteres
como método curativo a la sangría y a las purgas. Se preparaban clisteres purgantes,
astringentes, anodinos, alterantes, carminativos... Sobre como eran administrados por los
farmacéuticos se han hecho muchas caricaturas, algunas francamente sangrantes, pero, en
general, y, aunque eran preparados en las boticas, a la hora de la verdad no eran
administradas por los boticarios sino por sus ayudantes o por criados.

4. Usos y costumbres de la profesion en este siglo.


En España, en 1650, Felipe IV dictó una orden para que en todo su reino la farmacia fuera
considerada un Arte Científico, en todo igual a la Medicina, eximiéndose por ello a los
boticarios de pagar toda contribución gremial de oficios mecánicos o de comercio. Poco
tiempo después los boticarios fundan un Colegio de Boticarios de San José, cuya finalidad es
ante todo religiosa, aunque como corporación veló por los intereses de sus afiliados.
También, en este siglo, el Protomedicato ordena que en los virreinatos americanos solo
puedan preparar medicamentos aquellos que sean de origen español.

En Portugal, todavía a lo largo de este siglo, los medicamentos podrán ser preparados por
médicos, cirujanos y boticarios.

En Inglaterra, los médicos podían ejercer como boticarios y fue una practica común que
tuvieran un ayudante encargado de preparar los medicamentos que ellos recetaban, a la vez
que se ocupaba de realizar operaciones de cirugía menor. A principios de este siglo se creó
la Sociedad de Apotecarios de Londres, que agrupaba a boticarios y especieros y, mas tarde,
apareció la "Society of the Art and Mystery of the aphotecaires of the city of London", a la
que pertenecieron sólo boticarios y cuyos miembros fueron los autorizados para preparar,
vender, aplicar y administrar medicamentos en Londres y en siete millas a la redonda. Esta
sociedad, que en un primer momento fue mal acogida por especieros, químicos -por quitarles
ventas- y médicos -porque sus miembros también ejercían la medicina- creó un jardín para el
estudio y cultivo de plantas medicinales.

En Alemania el desarrollo de la profesión durante este siglo estuvo bajo el control estatal:
hacia 1600, unas doscientas ciudades alemanas poseían ordenanzas regulando la práctica de
las oficinas de farmacia en la línea marcada por las directrices dadas en las Constituciones
de Federico II.
El ejercicio de la profesión durante este siglo se vio sospechosamente relacionado con una
"costumbre" muy extendida entre todas las capas sociales: me refiero a la costumbre de
envenenar.

La costumbre de administrar sustancias venenosas a diestro y siniestro estuvo


particularmente extendida en Italia (alguien que había sido "italianizado" quería decir
alguien que había sido envenenado) y en Francia. Como su Finalidad solía ser acelerar una
herencia que no llegaba, al veneno se le llamó "polvos de sucesión". La italiana Teofonia de
Adamo se hizo famosa por preparar un líquido sin olor ni sabor a base de arsénico, de
excelente aceptación entre las señoras a quienes estorbaban sus maridos, a las que se lo
vendía como producto de belleza bajo el nombre de "Maná de San Nicolás de Bari"
acompañado de una imagen de este santo. En Francia sobresalió la marquesa de Briuvilliers
quien, muy profesional, probaba la eficacia de sus venenos en asilos y hospitales por el
procedimiento de repartir comida que los contenía entre los allí acogidos, antes de
administrarlo a su padre, a sus hermanos, a algún criado y a su amante. Después de un
sonado proceso, en el que se vio envuelto un boticario llamado Glaser, fue condenada. Y
como consecuencia de este sonado proceso, una orden religiosa llamada "Los Penitentes de
Nuestra Señora" denunció, sin dar nombres, el hecho de que frecuentemente se confesaran
personas de haber envenenado o intentado envenenar a alguien, e, incluso, una vez apareció
en un confesionario una nota en la que se denunciaba el hecho de que se estaba intentando
envenenar a Luís XIV.

A la vista de los frecuentes casos de envenenamiento, en Italia, Francia y Alemania se


dictaron una serie de leyes destinadas a controlar la venta de sustancias venenosas por parte
de los boticarios.

Viendo el panorama, se entenderá perfectamente la enorme difusión que tuvieron a lo largo


de este siglo tres remedios tenidos por absolutamente infalibles contra todo tipo de venenos:
me refiero a la Triaca, el Unicornio y la Piedra Bezoar.

La Triaca, atribuida a Andrómaco, medico de Nerón, quien la compuso por primera vez a
partir de una formula de polifarmacia creada por el griego Eudemas a la que él añadió la
carne de víbora, ha sido, por su fórmula enormemente complicada, el símbolo de la
polifarmacia. Su composición varió mucho con las épocas, aunque siempre tuvo entre sus
componentes la carne de víbora añadida por Andrómaco, reputada como el más infalible
contraveneno. Tenia que ser víbora hembra pero sin huevos, y en sus cualidades influía la
edad, el tamaño y el color; otros componentes, casi todos de procedencia oriental, eran el
regaliz, la salvia, la goma arábiga, el azafrán, la mirra, ect ...y su importancia, enorme: fue
descrita en todas las farmacopeas hasta este siglo. Modernamente, se han hecho estudios
farmacológicos sobre sus efectos, llegándose a la conclusión de que la única acción que tenia
era la de ser ligeramente antiséptica sobre el aparato digestivo, acción conferida por las
sustancias balsámicas que entraban en su composición, pero no era activa contra la peste, la
rabia o la sífilis como se creía. Sin embargo, la fe que tenían en ella era tan grande, que si
una Triaca no curaba las enfermedades como se esperaba de ella, es que estaba mal hecha.

Durante siglos, la Triaca se preparó en Venecia, desde donde era vendida al resto de los
países que la empleaban, hasta que en el siglo XVII, cuando, dados los precios que llegó a
tener la Triaca veneciana, los colegios farmacéuticos decidieron hacerla ellos mismos: su
preparación constituía todo un ceremonial: primeramente se exponía ante el público sus
componentes ricamente adornados y luego era preparada ante las autoridades medico-
farmacéuticas del lugar. El colegio oficial de Farmacéuticos donde se había elaborado era el
que luego la vendía a sus miembros.

Se conocía como "unicornio" el cuerno procedente de distintos animales reales o imaginarios


como ciertas especies de cabras, de caballos fantásticos, o de rinocerontes, sin especificar
exactamente de cual se trataba y era considerado efectivo frente a la epilepsia, las
convulsiones, o la locura y, sobre todo, como antídoto contra las bebidas venenosas, hasta el
punto de que se llegó a creer que un veneno bebido en una copa de unicornio no hacia
efecto, razón por la cual la gente importante, es decir, susceptible de ser envenenada con
mayor probabilidad, se proveía de ellas aunque tuviera que pagarlas a precios fabulosos. Hoy
se sabe que el unicornio era el diente del narval; también fue usado como símbolo de
algunas corporaciones farmacéuticas.

La piedra bezoar de origen arábigo, de la que ya se ocuparon Rasis, Avicena y Averroes,


también tenia una acción farmacológica y otra como antídoto; su naturaleza era
desconocida: unos opinaban que era de origen mineral y otros que era una sustancia animal
formada dentro de una cabra, o mas concretamente que se trataba de las lágrimas
solidificadas de una cabra que había sido mordida por una serpiente. Hoy día se sabe que
eran cálculos formados en el aparato digestivo de ciertos rumiantes. Su fama decayó mucho
cuando Ambrosio Paré, cirujano (no era médico) de Carlos IX de Francia, hizo el siguiente
experimento: el rey tenia uno al que daba un gran valor y Paré, que no creía para nada en
las cualidades de esa piedra, le propuso ensayarla en un condenado a muerte; había por
aquellos días un cocinero de palacio condenado a muerte por el robo de algunos objetos de
plata, a quien propusieron el experimento. El pobre hombre aceptó, y se bebió su veneno en
una copa en la que se había introducido, sujeto por una cadena de oro, el bezoar del rey....
y murió, claro. Después de recuperar su bezoar, se dice que el rey lo echó al fuego.

Un detalle sobre Ambrosio Paré: este cirujano francés que gozó de la amistad y la total
confianza de su rey, durante sus operaciones anestesiaba a sus enfermos mediante la
aplicación de una fuerte presión en las carótidas.

Otra costumbre de este siglo tan lleno de supersticiones fue el uso de una colección de
sustancias de lo mas pintoresco como, por ejemplo:

El ungüento armorum, de los tiempos de Paracelso, servia para curar heridas siempre que no
afectasen órganos vitales. Se lavaba la herida con agua y se vendaba; a continuación se
aplicaba el ungüento sobre el instrumento causante de la herida día tras día hasta que la
herida era curada por los efluvios emanados desde el arma hasta ella.

La munia era una sustancia dura, negra y de aspecto resinoso, obtenida en los primeros
tiempos de su uso de preparados resinoso-aromáticos que habían sido exudados por
cadáveres embalsamados, sobre todo en el antiguo Egipto; mas tarde, debido a su escasez y
gran demanda, se hizo munia con trozos de cadáveres de personas contemporáneas que
fueron embalsamadas en el momento de su muerte: evisceradas y rellenas con mirra, acíbar,
pez, y betún, envueltas en arpilleras empapadas en trementina y puestas a desecar con calor
fuerte hasta que perdían toda su humedad. Era usada contra la gangrena, tisis y se recetó
hasta el siglo XIX.

El llamado "mal del rey", en contra de lo que pueda parecer no era una enfermedad, sino un
"remedio": la enfermedad era la escrofulariosis y el remedio, que no se sabe como nació,
consistía en la costumbre de pedir al rey ayuda contra ella. Shakespeare en su obra
“Macbeth” nos describe la ceremonia: el rey se sentaba en la sala de banquetes rodeado de
médicos-cirujanos y personajes de la corte, y ponía sus manos sobre la cara del enfermo
mientras un capellán decía: "el rey pone sus manos sobre ellos y los cura".Esta ceremonia
también se hizo en Francia.

EL SIGLO XVII EN AMERICA


Es lógico pensar que en los primeros tiempos de la presencia europea en América no
apareciera su medicina, ya que los europeos que fueron allí en primer termino eran marinos
y soldados y que, lógicamente, la medicina europea debía haber llegado a América con los
colonos que fundaron las primeras ciudades, al establecerse en ellas médicos, cirujanos y
boticarios emigrados desde Europa. Sin embargo, esto no fue así, ya que durante casi todo el
siglo XVII hubo escasez de toda clase de profesionales sanitarios y la razón parece deberse a
que fueron en un numero escaso y porque los que fueron no se dedicaron a su profesión sino
a explotar las enormes riquezas de su suelo. Hasta el siglo XVII no se conocen boticas
establecidas en suelo americano: en 1616 un boticario y un médico asociados establecieron
en Guatemala la primera botica americana.

Anteriormente, en 1605, un medico establecido en Buenos Aires, actuaba también como


boticario, preparando sus medicamentos en su propia casa. En esta misma ciudad se dio la
primera regulación sobre medicamentos en 1632, en la que se indicaba que debería hacerse
su venta por peso y medida, pero de esta misma regulación se desprende que los productos
medicinales se vendían en las tiendas de coloniales y en las pulperías. En 1667, aparece
indicado en las actas del Cabildo de Buenos Aires, que no se había establecido ningún
medico, cirujano ni boticario, ni en aquella ciudad, ni en quinientas leguas a la redonda.

Los colonos que se establecieron en México y en Perú, países considerados más ricos, y, por
lo tanto, más importantes para la corona castellana, estuvieron atendidos por médicos y
farmacéuticos castellanos enviados allí con este fin por el Protomedicato, ya desde el siglo
XVI.

En Brasil se autorizó la primera botica en 1640. Hasta esa fecha, los medicamentos fueron
vendidos en las casas particulares de boticarios y herboristas, que en muchos casos ejercían
también como médicos.

En Canadá, en 1606, se estableció el primer boticario, el francés Herbert, quien simultaneó


la venta de medicamentos con el cultivo de una enorme hacienda.

En las zonas de influencia inglesa no existieron boticarios, sino que los medicamentos
generalmente eran suministrados por los mismos que los recetaban. Por ejemplo, en
Massachussets, antes de 1692, se habla de un grupo de personas de lo más heterogéneo que
ejercen la medicina y la farmacia conjuntamente, en el que se incluyen cirujanos, barberos,
sacerdotes, maestros de escuela y hasta un carnicero.
Por último, quiero destacar el papel que desempeñaron durante este siglo las misiones
religiosas, especialmente las de los jesuitas: éstos construyeron en sus reducciones
hospitales en los que se montaron boticas dotadas de simples, traídos desde Europa, con los
que se preparaban los distintos medicamentos que se necesitaban, o, incluso, estos ya
preparados, si su elaboración era especialmente compleja.
LITERATURA FARMACÉUTICA DEL SIGLO XVII
A lo largo de este siglo se publicaron numerosas farmacopeas, bien revisiones de ediciones
publicadas en siglos anteriores, como la del “Dispensatorium de Nuremberg”, de la
“Farmacopea Augustana de Augsburgo” (1601), del “Códice Farmacéutico de Venecia”; de la
“Farmacopea de Ámsterdam”, de la de Londres (en cuya redacción intervino el francés
Teodoro Turquet) y de la de París (en cuya redacción participó Francisco de Boé), bien de
nueva publicación, siendo muy variable la extensión territorial que cubría cada una de estas
ediciones. Numerosas ciudades europeas prepararon } editaron su farmacopea en abierta
rivalidad entre ellas, como es el caso de los Países Bajos, donde entre 1638 y 1699
aparecieron publicadas farmacopeas en Bruselas, Utrech, La Haya, Amberes, Gante, Lovaina
y Brujas, que solo se consideraban validas para cada una de estas ciudades. En la ciudad de
Valencia (España) se editaron dos farmacopeas llamadas "Oficina Medicamentorum", en 1603
y en 1698.

En 1698 apareció el “Dispensatorium Brandenburgicum” válido para todo un principado


alemán.

En otros casos las farmacopeas eran únicas para todo un país, como la Farmacopea de
Madrid, publicada en 1739 y de obligado cumplimiento para todos los boticarios españoles.
La finalidad de estas farmacopeas publicadas bajo el control gubernamental era la
intervención en la profesión farmacéutica por parte de las autoridades, garantizando la
estandarización en los medicamentos y que los farmacéuticos dispensaran los medicamentos
prescritos. En general, eran redactadas por médicos pertenecientes al Collegium local;
solamente la farmacopea de Lieja de 1714 fue redactada por cuatro médicos y dos
boticarios. Habrá que esperar hasta 1799, a que aparezca la primera farmacopea redactada
solo por farmacéuticos. Estas farmacopeas constaban de cuatro partes:

La primera parte titulada "De medicamentis simplicibus" consistente en una lista de simples
de origen vegetal, divididos en categorías como raíces, cortezas, hierbas, hojas, flores,
frutos, semillas, gomas, resinas, bálsamos, lágrimas y hongos. A continuación solía aparecer
otra bajo el epígrafe "Animalia, Eorum Partes, et Excrementa" seguida de la lista titulada
"Mineralia, Metalla, Lapides et Salía Terrae". Los simples de origen marino estaban descritos
bajo el titulo "Marina".

La segunda titulada "Composita Galenica" donde se describían las aguas destiladas simples,
las aguas destiladas compuestas, licores, vinagres destilados, tinturas, elixires, decocciones,
jarabes compuestos purgantes, mieles, conservas, electuarios, confecciones laxantes,
antídotos y opiáceos, polvos purgantes, polvos aromáticos, píldoras, extractos, trociscos,
aceites exprimidos, aceites destilados, bálsamos, ungüentos, emplastos y ceras.

La tercera parte contenía las composiciones químicas: la descripción de un gran número de


estos compuestos fue el reflejo de la importancia alcanzada en este siglo por ellos. La mayor
parte de estos medicamentos estaban elaborados a base de mercurio, antimonio o azufre.

La cuarta y última parte describía las complicadas fórmulas de polifarmacia, por ejemplo, la
Triaca descrita en la Farmacopea de Lieja de 1741 requería sesenta y dos ingredientes.
Además de esta descripción de substancias, las farmacopeas orientaban a los farmacéuticos
sobre lo que se esperaba de ellos que supieran, lo que se esperaba de ellos que hicieran y
sobre el equipamiento y suministros que debían poseer en sus establecimientos.

Como autores importantes de este siglo debemos considerar a:

Teodoro Turquet de Mayerna: suizo de nacimiento, pasó la mayor parte de su juventud en


Paris, donde ejerció como médico y farmacéutico. Enfrentado a los miembros de la Facultad
de Medicina de París por haber escrito una obra "Apología del Antimonio" en la que defendía
los preparados antimoniales, tuvo que huir a Inglaterra donde llegó a ser médico personal de
la casa real y a intervenir en la redacción de la farmacopea de ese país. Como químico trató
el hierro con acido sulfúrico y se dio cuenta de que el gas que se desprendía en la reacción
era inflamable aunque nunca supo que ese gas era hidrógeno.

Moisés Charás, medico y farmacéutico francés, profesor del Jardín de Plantas de París,
también tuvo serios problemas con sus colegas de la facultad de Medicina de París -era
protestante- que le obligaron a huir, primero a Inglaterra y, después, a Holanda y a España.
Denunciado a la Inquisición de este país y harto de huir siempre por lo mismo, optó por
convertirse al catolicismo y así pudo volver a su país natal, donde fue aceptado como
miembro de la Academia de Medicina. Sus obras mas importantes fueron "Pharmacopea
royale galenique et chimique" y""Tratado de la Triaca".

Juan Scodero, medico alemán, escribió una "Farmacopea medico-química". Aficionado a la


medicina astrológica, en esta obra, junto a descripciones de medicamentos químicos, hay
clasificaciones astrológicas de plantas.

Francisco de Boé, más conocido como Silvio, autor de una "Opera Medica" en la que
describió un gran numero de medicamentos químicos. Seguidor de Paracelso, pensaba que
todo lo que se forma dentro del organismo es el resultado de una serie de fermentaciones
producidas a partir de los alimentos ingeridos: estas fermentaciones estaban influidas por la
temperatura del organismo y por su espíritu vital y determinaban el equilibrio acido-base del
cuerpo humano.

La buena salud se establecía cuando la acidez y la alcalinidad se encontraban en las debidas


cantidades y en las debidas proporciones. La enfermedad suponía una acrinomia (el exceso
de una o de la otra) y el tratamiento consistía en reestablecer el equilibrio por medio de
fármacos químicos que poseyeran la naturaleza contraria al sentido en que se hubiera
desequilibrado el organismo enfermo. Esto es exactamente el fundamento de la
Yatroquímica.

Fue el primero que distinguió entre sangre arterial y venosa y consideró que el color de la
sangre arterial se debía al aire obtenido en la respiración.

Angel Sala, italiano que estudió y ejerció la medicina en Alemania. Buen químico,
consideraba que el espíritu vitriólico (acido sulfúrico) no era otra cosa que vapor sulfúrico al
que se le había quitado algo de aire y observó que distintos espíritus vitriólicos preparados
por distintos caminos eran semejantes entre si y por lo tanto de la misma naturaleza.

En toda la literatura de este siglo se pueden apreciar las dos corrientes que existieron: la
renovadora, partidaria de las teorías de Paracelso y de los medicamentos químicos, que se
extendió desde Alemania a Italia, a Inglaterra y al resto de los países protestantes, y la
conservadora, apegada a la vieja medicina galénica, practicada en España y en Francia en
donde se erigió como su gran defensora la Facultad de Medicina de París.

Estas dos corrientes no tuvieron una coexistencia pacífica, dado que los seguidores de una y
de otra se enfrentaron repetidamente, en muchos casos con verdadera saña, hasta que la
evidencia de los hechos consiguió imponerse y los partidarios de la vieja medicina galénica
acabaron aceptando su error.

Capítulo 11: El Siglo XVIII. La Era de la Ilustración


"[…] Todo estado presente de una substancia simple es
naturalmente una consecuencia de su estado anterior,
de tal suerte que el presente está formando el porvenir
[…]". Esta frase de Leibnitz resume el pensamiento
biológico del siglo XVIII. Este fue el siglo de la
investigación seria y rigurosa, de la clasificación
metódica, de la búsqueda de los peldaños perdidos, y
sin embargo ciertos, que faltaban para completar la
escala de la evolución; de la certeza de que todos las
ramas de la Ciencia se necesitaban porque se
complementaban, y el avance que se producía en uno
de sus campos era rápidamente asimilado y
aprovechado por todos los demás. "[…] La naturaleza no
da saltos […]" decía continuamente Linneo.

La Farmacia, como una rama más de la Ciencia, se


benefició de los espectaculares avances que en Medicina, Botánica y Química se produjeron
durante este siglo.

1. LAS FARMACIAS
En el interior de las farmacias, durante los primeros años de este siglo se continuó con la
labor renovadora iniciada en el siglo anterior, de manera que, en todas las reboticas, se
prepararon junto a las formulas tradicionales, los medicamentos químicos, sin que ello
supusiera ningún problema. Al mismo tiempo, el uso de utensilios y de métodos de trabajo
mas modernos, se fue implantando progresivamente. Los conceptos y métodos antiguos
quedaron superados definitivamente. Este replanteamiento científico de la profesión supuso
en primer lugar la revisión de la interminable lista de medicamentos, muchos de ellos
inoperantes y otros, muchos más, francamente perjudiciales, que abundaban en las
Farmacopeas, y que, como consecuencia de los estudios farmacológicos que se empezaron a
hacer ya durante el siglo XVII, a partir del XVIII salieron definitivamente de ellas. El método
que se usó en la valoración farmacológica así como en el estudio clínico de los medicamentos
fue el de "ensayo y error"; y fue desarrollado "in vivo" por los médicos en el ejercicio de su
profesión, de manera que usando su intuición y su razonamiento progresaron hasta superar
sus errores.
Las oficinas de farmacia tenían un aspecto semejante al del siglo anterior; en grabados de
este siglo se aprecian algunas de gran magnificencia. El boticario del siglo XVIII fue un
hombre rico y socialmente considerado.

Entre los utensilios que se popularizaron en este siglo, está el pildorero, que primero
consistió en un peine de madera cuyos dientes estaban más o menos espaciados a lo largo de
20 cm. con el fin de señalar en los magdaleones los puntos por donde debía cortarse la pasta
de las píldoras para que estas fueran todas iguales y con el tiempo fue sustituido por el de
Baumé, semejante al que se usa hoy día. Los botes -alvarelos- de farmacia, con sus
inscripciones representando los símbolos alquimistas, hechos de cerámica y ricamente
adornados, se convirtieron en los recipientes obligados para conservar los medicamentos. El
"ojo de boticario" era un armario de madera ricamente tallada y que se cerraba con llave,
donde el boticario guardaba sus específicos mas preciados.

Entre los aparatos de medida estaban el aerómetro de Baumé, de peso constante y volumen
variable y el de Fahrenheit de peso variable y volumen constante.
El termómetro fue modificado sucesivamente durante este siglo, primero por Fahrenheit
quien le dio la forma que tiene hoy día, y lo graduó escogiendo la temperatura de una
mezcla refrigerante como el punto 0°, la temperatura de fusión del hielo como el punto 32°,
el calor de la sangre humana como el punto 96° y la temperatura del agua hirviendo como el
punto 212°. Reaumur sustituyó en esta graduación el punto de fusión del hielo por el de
congelación del agua, y dividió la escala termométrica en 80 grados. Después correspondió a
Linneo la idea de hacer una escala centesimal y, por último, fue Celsius quien plasmó
definitivamente esta graduación.

2. LOS MEDICAMENTOS
Los medicamentos durante este siglo experimentaron una autentica renovación: las
clasificaciones presentadas por Linneo (1707 - 1778) en sus obras Systema naturae (1735),
Species plantarum (1753), Systema naturae animalia (1759), y Systema naturae vegetablis
(1759) supusieron el impulso definitivo de las Ciencias Naturales, y de ellas se beneficiaron
todas las Farmacopeas: al imponerse un único criterio para clasificar animales y plantas, se
pudieron eliminar todas aquellos que se describían de varias maneras distintas, lo que
suponía su duplicidad, y se colocaron en su sitio todas aquellas que estaban mal clasificadas;
es decir, se impuso el orden donde había el caos, y las Farmacopeas se volvieron cada vez
mas concretas en la identificación y descripción de sus materias primas vegetales y animales.

En 1745 fue publicada una monografía de 19 páginas titulada "Antitheriaka: an Essay on


Mithridatium and Theriac" en la que su autor William Heberden expuso su postura contraria a
estos "medicamentos" a los que negó sus cualidades como antídotos, contra venenos, tóxicos
y demás sustancias nocivas. Cómo Heberdon era un médico de prestigio muy respetado en la
comunidad científica, sus opiniones fueron tenidas en cuenta, de manera que la Farmacopea
de Edimburgo editada en 1756 fue la primera de la que desaparecieron la Triaca y el
Mitridato. Sin embargo, las farmacopeas de Francia, Alemania y España siguieron
manteniéndolos hasta el siglo XIX, y no desaparecieron definitivamente del mundo
farmacéutico hasta el siglo XX, siendo su último reducto Francia, donde la primera
farmacopea en la que no se nombraron fue el "Codex medicamentarius sive pharmacopoeia
Gallica" editado en 1908.

A parte de las razones puramente científicas como las de Heberden en contra de la Triaca y
del Mitridato, y que supusieron los primeros pasos para la desaparición de éstos, en los
distintos países fueron apareciendo otras razones que indujeron a las autoridades medicas a
ir eliminando de las paginas de sus farmacopeas otros muchos medicamentos. Estas razones
fueron desde las de origen práctico como las que se esgrimieron en la ya nombrada
Farmacopea de Edimburgo de 1756, de la que se eliminó todos aquellos remedios que nunca
se habían prescrito, los que se habían conservado a través de la "superstición y credulidad
popular", y los que provenían de la "costumbre establecida", hasta las directrices seguidas
por las autoridades vienesas, para las que la idea de convertir a Austria en un país
autosuficiente a nivel farmacológico les hizo eliminar de sus farmacopeas todas aquellas
sustancias cuyas materias primas provenían de otros países.

Los cambios que se produjeron en el mundo farmacéutico fueron inmensos: hay que tener en
cuenta que de este siglo son los trabajos de Stóck (ensayo clínico), de Leiden (farmacología),
de Jenner (la vacuna de la viruela), y sobre todo, como luego veremos, fue el siglo de los
grandes químicos y de los grandes botánicos.
La lista de sustancias que se ensayaron y se incorporaron al mundo clínico según sus
cualidades farmacéuticas es interesantísima: de origen químico además de las ya conocidos,
de las que se hicieron muchísimos estudios farmacológicos como las sales de mercurio y
antimonio, aparecieron otros nuevos : carbonato básico de magnesio, subnitrato de bismuto,
sulfuro de mercurio, cloruro barico, acido bórico, formol, mentol; el largo camino seguido en
la búsqueda del mejor tratamiento contra la sífilis terminó gracias a los ensayos realizados
por Van Swieten en la sala de sifilíticos del Hospital St. Marx en Viena, cuando a partir de
1755 y, de acuerdo con las conclusiones de este médico alemán, se impusieron en toda
Europa los sublimados corrosivos para el tratamiento de la sífilis frente a los preparados
mercuriales de Paracelso, y el viejo tratamiento con gayuba aplicado por los españoles.
Aparecieron las primeras sustancias orgánicas, y el primer anestésico (N02) conocido en el
mundo.

Antoine de Lavoisier en su "Traité élémentaire de chimie" introdujo un nuevo sistema de


nomenclatura química; aunque en algunos casos este sistema indujo a la confusión, al no
disponerse todavía de los conocimientos necesarios como para identificar los componentes
de cada compuesto químico, según se fue desarrollando la marcha analítica, el sistema
ideado por Lavoisier permitió encajar cada elemento en su sitio, lo que se tradujo en una
identificación más científica de las composiciones químicas y, por lo tanto, una mejor
organización de las farmacopeas. Así que de alguna manera, Lavoisier fue, a la hora de
clarificar el panorama de los medicamentos químicos, lo que fue el trabajo de Linneo a la
hora de concretar el campo de los simples de origen vegetal.

De los estudios realizados sobre sustancias de origen animal destacan los trabajos sobre
venenos de víboras realizados por el fisiólogo italiano Felice Fontana, y los estudios sobre el
aceite de hígado de bacalao.

Los trabajos que desembocaron en el descubrimiento de la vacuna contra la viruela vinieron


de lejos en el tiempo: ya desde la antigüedad, los médicos chinos preservaban contra esta
mortal enfermedad insuflando polvo obtenido de costras de pústulas variolicas secas por la
nariz de personas sanas.

En Europa, desde hacia varios siglos, se tenia la costumbre de, ante una epidemia de viruela,
mojar la punta de agujas en el pus de enfermos variólicos y pinchar con estas agujas a
personas sanas.

El médico alemán Peter Plett fue el primero en observar que las personas que habían
padecido una variedad de la viruela (la vacuna) no padecían la variedad humana.

Al medico ingles Eduardo Jenner le llamó la atención la sabiduría campesina de que las
personas que ordeñaban las vacas y cuyas manos, muchas veces con heridas, estaban en
contacto con pustulas de la piel de vacas con viruela, no se veían afectadas por la variedad
humana de la enfermedad. Durante el ejercicio de su profesión ( fue medico rural durante
mas de 20 años) observó constantemente este hecho, y él mismo inoculó pus tomado de una
pústula de una campesina que se había infectado de una vaca enferma de viruela, al niño
James Phipps y luego intentó contagiarle de viruela humana y no lo consiguió.

Cuando 2 años después publicó un trabajo dando a conocer al mundo científico su


descubrimiento, la polvareda que su opúsculo levantó fue inmensa; finalmente su mérito fue
reconocido en toda Europa. La vacuna de Jenner fue la primera aplicada sistemáticamente
en la historia de la humanidad. España fue el primer país que declaró obligatoria la
vacunación contra la viruela (1805),y llevó la vacuna a América, Filipinas, Macao y Cantón.
Para ello, se organizó la expedición de Francisco Balmes en la que se llevaron niños a los que
se les iba inoculando en sucesivos pases la vacuna, única forma que se conocía en aquella
época para conservar activo el medicamento.

Entre los medicamentos de origen vegetal aparecieron el aceite de ricino usado como
purgante; el colchico y el acónito usados como diúreticos; la cicuta y el beleño usados como
calmantes y narcóticos; el estramonio usado como sedante y antidepresivo. La infusión de
hojas de belladona era conocida por las mujeres del Imperio Romano por su propiedad de
aclarar la piel; en este siglo la Atropa belladona fue usada en medicina por sus propiedades
anticolinergicas. El gran salto para el estudio de esta planta se dará en el siglo XIX cuando
farmacéuticos químicos logren extraer de ella sus alcaloides. También se usó el helecho
macho como antihelmíntico. De América trajeron la polígala, usada contra las mordeduras
de serpientes y como inductora de la secreción láctica; la ratania; la angostura...

Como preparaciones galénicas, en este siglo se usaron muchas, las mas frecuentes fueron:
polvos de Dover: opio más ipecacuana; el licor arsenical de Fowler; el agua de laurel; el agua
de Goulard o agua vegetomineral.

William Withering estudió la digitalis purpúrea: preparó con ella infusiones, de las que
descubrió sus propiedades diuréticas, por lo que la usó contra la hidropesía y sus propiedades
cardiotónicas por lo que la usó como regulador de la actividad del corazón y realizó con ella
un estudió sobre como alteraba el pulso. Los preparados fosforílados estuvieron muy de
moda durante este siglo.

Inglaterra fue el primer país que autorizó la venta en exclusiva de un medicamento: creó las
patentes farmacéuticas.

Francia fue el primer país que acabó con los remedios "secretos" cuando impuso la norma de
que un medicamento antes de ser puesto a la venta debía pasar un control sanitario del que
se encargaba una comisión compuesta por médicos, cirujanos y farmacéuticos que exigía
saber sus composición.

A parte de la prescripción de los distintos medicamentos, a la hora de tratar una enfermedad


se desarrollaron durante este siglo otros métodos curativos:

1. Métodos tísicos: aunque ya en la Grecia clásica se usaba la gimnasia para combatir


enfermedades, durante este siglo, el medico sueco Ling creó unas tablas de gimnasia
especificas como método terapéutico, las que se popularizaron como gimnasia sueca.
2. Electricidad: los descubrimientos de Galvani y Volta, hicieron a los médicos pensar en el
posible uso de la electricidad como un nuevo medicamento: mientras algunos intentaron
curar ciertas enfermedades (generalmente las de origen nervioso) aplicando descargas
eléctricas, otros médicos desarrollaron la teoría de que los poderes curativos de las drogas
se debían a sus cualidades eléctricas.
3. Mesmerismo: esta teoría ideada por Mesmer, sostenía que los cuerpos celestiales por
medio de efluvios eran capaces de ejercer una acción sobre el sistema nervioso de los
enfermos. Andando el tiempo, en el siglo XIX, a partir de las ideas de Mesmer se
desarrollaron las técnicas de hipnotismo.
4. A este siglo también pertenecen dos teorías sobre la Creacion cuyos conceptos marcaron
de alguna manera el desarrollo posterior de todas las ciencias: me refiero a la Teoría de la
Evolucion (Leibnitz, Carlos Bonnet), que sostenía que todos los seres vivos dependen para su
existencia de una escala en la que no puede haber saltos, lo que hizo que sus seguidores se
dedicaran a buscar en la Naturaleza los tramos que les faltaban, y la Teoría de la Generación
Espontánea (Nedham, Buffou), que defendía la posibilidad de que la vida surgiera de la
"fuerza vegetativa".

3. LA LITERATURA FARMACEUTICA: LOS DISPENSARIOS


Los profesionales británicos, que legalmente ejercían a la vez como médicos y
farmacéuticos, desarrollaron, desde el siglo XVII y sobre todo durante el XVIII, un tipo de
literatura con la que intentaron complementar la información sobre los medicamentos que
se veía excluida de las farmacopeas por la propia limitación de estas. Tradicionalmente, en
las farmacopeas se daban listados de fármacos y sus formulas de elaboración, pero en ellas
no tenían cabida otros detalles básicos a la hora de su prescripción. Los Dispensarios fueron
escritos por profesionales de la medicina, a título privado, y en ellos se expuso información
personal como las indicaciones sobre el mejor uso de los medicamentos, así como los
estudios clínicos realizados sobre ellos y sus conclusiones.

Los Dispensarios más famosos fueron: la "Pharmacopoeia Bateana" escrita por George Bate,
la "Pharmacopoeia extemporanea" escrita por Thomas Fuller y la "Pharmacopoeia officinalis
and extemporanea, or a compleat English dispensatory" de John Quincy. Todas alcanzaron
varias ediciones y fueron traducidas al latín, español, alemán y francés y portugués.

A partir de la obra de Quincy, William Lewis publicó la más popular de todas ellas: el "New
Dispensatory" apareció en 1753, según su autor como "corrección y mejora de la de Quincy",
y llegó a ver publicadas en su vida hasta 7 ediciones de su obra. Lewis empezó su obra con
un estudio sobre los elementos de la farmacia, y seguidamente la dividió en tres partes.

"[…] La farmacia es el arte de preparar y componer sustancias naturales y artificiales con


fines medicinales, de una forma que resulte adecuada a sus propiedades respectivas y a la
intención de curar […]", la definió Lewis. La dividió en dos clases: galénica y química, y
distinguió entre componentes teóricos y componentes prácticos.

La primera parte de la obra la dedicó a la materia médica. Ordenó los medicamentos: 1.


Según su función en el organismo: diuréticos, eméticos, catárticos, narcóticos... 2. Según sus
cualidades sensibles: ácidos, astringentes, absorbentes... 3. Según el orden alfabético en
latín, explicando al lado de cada uno, su nombre botánico, una descripción, el lugar de
origen, las partes que se utilizaban, los usos medicinales y los comentarios sobre sus
aspectos clínicos. La segunda parte de la obra la dedicaba a la descripción de los compuestos
oficiales: era una "Pharmnacopoeia officinalis".dividida en 26 categorías de preparados
galénicos (preparaciones metálicas, polvos, licores, destilados, jarabes, píldoras, pomadas
…), sus formulas, preparación y conservación. La tercera parte de la obra era una
"Pharmacopoeia Extemporanea", es decir, la descripción paralela de los medicamentos "no
oficiales", los no reconocidos por los Colegios Médicos de Londres y Edimburgo, pero que el
farmacéutico debía conocer y preparar.
Esta obra, aunque contiene los errores médicos de su época, es, por su estructuración y por
el estudio claro y exhaustivo que hace de los medicamentos, un auténtico hito en el campo
de la literatura científica.
Y, por supuesto, trajo cola: a partir de ella, Charles Websber y Ralph Irving escribieron, en
1786, el "Edinburgh New Dispensatory" cuya innovación fue la de hacer hincapié en los
medicamentos químicos describiéndolos en un apartado que titularon "Elementos de química
farmacéutica" y usar la nomenclatura de Linneo. Entre 1786 y 1830 aparecieron sucesivas
revisiones de esta obra en las que se puede apreciar la evolución de la ciencia medico-
farmacéutica durante esos años, así como constatar sus progresos y sus errores.

4. LAS TEORIAS MEDICAS


Pero aunque el conocimiento médico iba ya por buen camino, y el campo de los
medicamentos a administrar ya estaba notoriamente clarificado, todavía durante el siglo
XVIII el estado de esta ciencia siguió en pañales: persistían enormes lagunas en el
conocimiento de la fisiología humana, no se sabia nada de su bioquímica, los métodos de
diagnóstico de las enfermedades estaban aun por desarrollar. Todavía no se conocía el
sistema reproductivo humano, que se seguía considerando facultativo del hombre y en el que
la mujer desempeñaba exclusivamente el papel de "vasija". Durante el siglo XVI, el médico
belga Andrés de Vesalio (1514 - 1564) realizó unos estudios anatómicos sobre cadáveres
humanos. Su obra "De humanis corporis fabrica libri septem" (Basilea, 1543), fue el punto de
partida para el conocimiento exacto del cuerpo humano, y, por consiguiente, el primer paso
para que desaparecieran del campo médico, de una vez por todas, los errores anatómicos
arrastrados desde Galeno (“[…] ¡y tú Galeno, que te dejaste engañar por tus monas!(..)” le
reprochó Vesalio al viejo maestro, en el prólogo de su Fabrica ), y en la que sentó las bases
para considerar al cuerpo humano como un edificio vivo, dotado de una triple estructura,
arquitectónica, interrelacionada y animada, y capaz de desarrollar tres facultades: la
facultas naturalis, la facultas vitalis y la facultas animalis. Estas conclusiones sirvieron de
base para muchas teorías médicas elaboradas durante los siglos posteriores, alcanzando su
mayor altura médica en los grandes tratados de anatomía escritos a finales del siglo XVIII. Me
refiero a la " Exposition anatomique de la structure du corps humain" publicado en 1732 por
T. B. Winslow, al "Traité d'anatomie" (1792) y el "Systéme anatomique" (1792) de F. Vicq
d"Azyr y a "Sobre la estructura del cuerpo humano" aparecido entre 1791 y 1796 y escrito por
S. Th, von Sómmerring. Durante la Ilustración, gracias a las numerosas disecciones de
cadáveres que se practicaron, el conocimiento de la anatomía humana logró ser mas que
aceptable: se estudió a fondo el aparato circulatorio; el corazón, incluso el fetal; el sistema
linfático; el aparato digestivo; el peritoneo; el aparato respiratorio y el fonador; los aparatos
genitales masculino y femenino; la estructura renal.

Se exploró atentamente el sistema nervioso: el líquido céfalo-raquídeo; diversos pares


craneales y ganglios llevan el nombre de médicos de esta época que fueron sus
descubridores. Se hizo el primer descubrimiento del sistema nervioso vegetativo: los ganglios
simpáticos fueron descritos por Winslow como "cerebra secundaria". Se estudió
detalladamente la anatomía del ojo y del oído. Todos estos avances anatómicos se fueron
incorporando a la práctica médica, y por lo tanto a la farmacéutica.

Sin embargo, los médicos del siglo XVIII, a la luz de la mentalidad desarrollada en este siglo
de la Ilustración, siguieron buscando la respuesta a la misma pregunta planteada desde los
albores de la medicina. En el desarrollo de sus teorías médicas siguieron prácticamente el
mismo esquema de siempre: un médico en su vida profesional veía organismos que en un
momento dado habían pasado de estar sanos a enfermar y se preguntaba el por qué:
entonces elaboraba su propia teoría sobre el funcionamiento del cuerpo humano, desde ella
buscaba la causa de la enfermedad y, para superarla, escogía de entre la despensa
farmacéutica disponible aquella gama de medicamentos que a su juicio iban a corregir el
desajuste orgánico que había desencadenado la crisis. Los avances médicos fueron
puntuales. Por otra parte, en este siglo la figura del niño, amparado por el espíritu ilustrado
y pre-romántico que se vivía - los niños le deben mucho a J. J. Rousseau-, adquirió una gran
relevancia como ser humano. Esta toma de conciencia por parte del mundo adulto sobre la
importancia de la protección del mundo infantil, hizo que se potenciara la pediatría: se
fundaron los primeros hospitales infantiles en Londres (1769) y en Viena (1787); por primera
vez se estudiaron correctamente ciertas enfermedades infantiles como estenosis pilórica
congénita, la ictericia del recién nacido, la hidrocefalia, varicela, escarlatina, paperas...

En cuanto al desarrollo de las teorías médicas mas importantes, durante el siglo XVII, la
Yatroquímica de Francisco de Btie, se vio superada por la Yatrofísica de Sanctorius; en este
siglo XVIII, esta segunda se vio desplazada por la teoría del "Solidismo" de Hoffmann que
sostenía que la enfermedad aparecía cuando las partes del cuerpo humano estaban
demasiado relajadas o demasiado tensas: entonces los medicamentos que se debian
administrar eran sedantes, tónicos, alterantes y evacuantes. Hoffmann desarrolló su
medicamento mas conocido, el "licor de Hoffmann" o"sedante de Hoffmann' que llevaba en su
composición alcohol de éter sulfúrico.

Al mismo tiempo, otro médico Ems Stahl sostuvo que la base de la salud y la enfermedad era
el "animus", el alma, encargada de mantener el ritmo vital del organismo, cuando se
alteraba este ritmo, el cuerpo perdía su tono. Los medicamentos eran entonces los
encargados de reestablecer el ritmo vital perdido. A finales del XVIII, médicos de la
Universidad de Montpellier, recogen la teoría de Stahl, y reemplazan en ella el "animus" por
el "principio vital": esta teoría del "vitalismo", de gran impacto en la medicina francesa,
estuvo vigente hasta finales del XIX.

Para el médico escocés William Cullen (1712 - 1790), padre de la patología vitalista
escocesa, la base de la salud y la enfermedad estaba en un "principio nervioso" que mantenía
el tono relajado o tenso del organismo; por lo tanto, los medicamentos a administrar debían
ser irritantes, si había que contrarrestar un tono relajado y emolientes, si el tono era
demasiado tenso.

Esta teoría se llamó del "strictum et laxum", se enmarcó en el estudio del sistema nervioso
central, sobre todo en los trabajos realizados por el médico suizo Albrech von Hallen sobre la
fisiología de la función nerviosa muscular, y tuvo seguidores como el medico escocés John
Brown (1734 - 1788), creador del "brunoniamismo" que fue discípulo de Cullen en Edimburgo,
y, para quien, la enfermedad se debía a una tensión excesiva o a una relajación excesiva del
organismo, por lo tanto, los medicamentos debían ser relajantes o estimulantes, y como
tales usaba el opio y el coñac.

La teoría de Brown fue aplicada en Estados Unidos por otro discípulo de Cullen, Benjamin
Rush, pero extremándola hasta sus últimas consecuencias: para Rush todas las enfermedades
tenían como única causa una acción convulsiva en el sistema debida a la hipertensión de los
vasos sanguíneos. El tratamiento que empleó fue a base de sangrías y purgas drásticas para
las que administraba calomelanos y eméticos fuertes.
Ha llegado a decirse que la medicina de Rush -a la que se le llamó "medicina heroica"- causó
mas muertes en este siglo que la Revolución Francesa; aplicada como sistema terapéutico,
hacia sufrir verdaderamente a los enfermos a los que acababa matando.
Como respuesta ante tanta barbaridad, durante el siglo XIX van a aparecer medicinas
incruentas como la Medicina Homeopática y el Thomsonianismo.

5. LOS GRANDES QUIMICOS


La aparición, el desarrollo y la consiguiente controversia que se produjo alrededor de tres
teorías químicas sirvieron de motor para el espectacular desarrollo de esta ciencia a lo largo
de este siglo. Estas teorías fueron:

La teoría sobre los constituyentes de la materia enunciada por Becher.


La teoría del flogisto de Sthal.
Las teorías de Lavoisier.

Las tres, lógicamente, influyeron en el desarrollo de la Farmacia. Además de ellos


aparecieron otros muchos farmacéuticos-químicos cuyos trabajos fueron importantes.

1. Becher admitió como constituyentes de la materia el aire, el agua, y las tres tierras: una
mercurial, otra fusible o vítrea, y una tierra inflamable que desaparecía durante la
combustión. A partir de este último componente elaboraría Sthal se famosa teoría del
Flogisto.

2. El medico alemán Jorge Ernesto Sthal (Ansbach, 1660 - Berlin, 1734) gozó en vida del
suficiente prestigio profesional como para que sus teorías fueran escuchadas y admitidas en
toda Europa. Su obra principal la tituló "Theoria medica vera"(1708). Para este catedrático
de Química y Medicina, y médico personal del rey Federico I de Prusia, durante la
combustión se separaba algo de la materia por un fenómeno de desdoblamiento, de manera
que su famosa teoría sobre la composición de la materia la formulaba así: si los cuerpos
ardían o se calcinaban, era debido a que durante el proceso se separaba algo de ellos a lo
que llamó FLOGISTO, y que era un constituyente de la mayoría de los cuerpos que los hacía
tanto mas combustibles cuanto mas cantidad de flogisto contenían en su interior. De modo
que los cuerpos (la materia) estaban formados por Flogisto + cal = materia y si a la cal se le
añadía flogisto: cal + flogisto = materia para añadir flogisto a la cal había que calcinar la cal
junto a un cuerpo que contuviera mucho Plogisto y que fuera capaz de cederlo.
Para llegar a esta conclusión Sthal hizo el siguiente experimento:

Calcinó zinc que se transformó en oxido de zinc (cal de zinc) + flogisto ( que se desprendía).
Luego calcinó la cal de zinc con carbón como donante de flogisto, y así regeneró el zinc.
Siguió mas adelante con su experimento, e intentó demostrar que el azufre era un
compuesto de acido sulfúrico + flogisto, indicando que al arder el azufre aparecía mucha
llamarada ( él la consideró como el flogisto que se desprendía), y se formaba primeramente
S03H2 y en una segunda fase SO4H2.
Para obtener S a partir de SO4H2:

* Primero: fijó el acido con potasa, formándose SO4K2


* Segundo: calentó este SO4K2 con carbón vegetal (donador de flogisto), obteniendo un
producto de color castaño oscuro al que llamó "hígado de azufre".
* Pero por otra parte, había observado que si calentaba S con KOH también se formaba el
hígado de azufre; luego:
SO4H2 + KOH + flogisto = hígado de azufre S+ KOH= hígado de azufre
SO4H2 + flogisto= S

Es decir, Stahl consideró como desprendimiento de flogisto el proceso de oxidación y como


fenómeno de síntesis el proceso de reducción.
Por otra parte, Stahl no dio importancia a la relación cuantitativa de sus experiencias y,
aunque si se dio cuenta de que después del proceso de calcinación, los productos resultantes
que habían perdido el flogisto pesaban mas que los productos de los que había partido,
explicó esta circunstancia diciendo que como el flogisto era mas ligero que el aire elevaba el
cuerpo en el que se contenía haciendo que pesara menos, de manera que al desprenderse, el
cuerpo que lo había contenido y lo había perdido, aumentaba de peso, pesaba más, es decir
,concedió al flogisto un peso negativo.

Cuando Cavendish descubrió el hidrógeno, se pensó que este gas era el flogisto, ya que se
comprobó que actuaba sobre cales (los óxidos) separando el metal y se intentó explicar la
formación de sales, indicando que al tratar un metal con un ácido, el metal perdía flogisto
dando lugar a cal, la cual se unía al ácido para formar la sal. El flogisto quedaba en libertad
y en aquellos casos en que el ácido fuese muy concentrado se unía a este convirtiéndose en
otro ácido + flogisto. Su teoría sobre la calcinación de los metales la expuso en un escrito
fechado en 1718 y titulado "Pensamientos casuales y consideraciones posibles sobre la
disputa en tomo al llamado sulfuro".

La aparición de la teoría del flogisto en el mundo de la química hizo que esta ciencia
experimentase un gran empuje por parte de todos aquellos científicos que se declararon sus
fervientes partidarios y se deshicieron en experimentos encaminados a demostrar su verdad,
y, por parte de todos aquellos científicos que se declararon sus detractores y que se pusieron
a trabajar con el mismo ahínco para demostrar su falsedad.
El resultado de todo este empeño fue la aparición de numerosas fábricas químicas a lo largo
de este siglo, en las que se usaron los avances técnicos conseguidos por los defensores y los
detractores de la teoría de Stahl.

3. Federico Hoffman, medico alemán que hizo numerosos ensayos con aguas minero-
medicinales. Inventó un medicamento: el licor anodino de Hoffmann.

4. Segismundo Marggraf. Aunque lo fue, nunca ejerció su profesión de farmacéutico.


Buscando un sustituto del azúcar de caña, encontró el azúcar de remolacha. Fue el primer
investigador en la Historia que usó un microscopio como elemento de análisis.

5. Hermann Boherhave, médico holandés; fue Lector de medicina de la Universidad de


Leyden donde ocupó las cátedras de Medicina, Botánica y Química. Sus clases fueron muy
frecuentadas. Cuando vio publicados sus apuntes en una obra que no era suya, él los
rechazó, y decidió publicar él mismo sus enseñanzas en un tratado que tituló "Elemente
Chimie" y del que firmó, uno por uno, todos los ejemplares para evitar dudas sobre su
autenticidad. Fue el último químico de fama que publicó en Latín. Esta obra que consideraba
a la Química como una ciencia independiente, estaba dividida en tres partes: la Primera
Parte la dedicó a explicar la historia de la Química; en la Segunda Parte expuso
ordenadamente las enseñanzas teóricas y en la Tercera Parte describió procesos y
operaciones químicas.

Como químico, intuyó que el aumento de peso de los metales después del proceso de
calcinación, no se debía a que se hubieran fijado partículas de fuego, ni a que se liberase el
flogisto de Stáhl, sino que lo que se fijaba eran partículas de aire. Como botánico, estudió la
obtención de medicamentos de origen vegetal,

6. Durante este siglo vivieron dos grandes químicos de origen sueco: Torbem Bergmann y
Carlos Guillermo Scheele.
Torbem Bergmann fue catedrático de Historia Natural, de Mineralogía y de Química de la
Universidad de Upsala. Gran analista descubrió varios elementos, el uso del soplete en el
análisis de minerales, el uso del oxálico para determinar iones Ca en agua, y la necesidad de
lavar bien los precipitados antes de pesarlos. Estudió el C02: demostró su carácter ácido, y
diseñó un método para su determinación. Por sus conceptos y sus tablas de afinidad, influyó
notablemente en químicos posteriores: fue el maestro de Fausto de Elhuyar.

7. Carlos Guillermo Scheele nació en 1741, hijo de un comerciante, recibió sus primeras
enseñanzas en la escuela de su ciudad natal y luego se hizo aprendiz en la farmacia de
Bauch, donde aprendió a preparar medicamentos químicos y donde leyó a Lemery, Boerhave,
y Kemkel. Ya en otra farmacia, durante 11 años se dedicó al estudio de los procesos
químicos. De aquí marchó a Estocolmo donde regentó una farmacia en la que como no podía
seguir con sus experimentos químicos por falta de medios, decidió escribir sus trabajos, y
mandárselos al profesor Bergmann, catedrático de Química de la Universidad de Upsala,
quien los rechazó como impublicables. El siguiente paso que dio Scheele fue irse a vivir a
Upsala y conocer personalmente a Bergmann.

Y como debe ser, allí tuvo su golpe de suerte: necesitando este profesor para hacer un
experimento en clase, mandó a un alumno a la farmacia de Scheele a comprar la sal.

Al hacer la practica, observó el desprendimiento de unos vapores rojos, que no debían


producirse, así que pensó que el nitrato que le había dado Scheele no era puro, y ordenó que
se lo devolviesen pidiendo a cambio otro de mayor pureza. El estudiante que fue a hacer el
encargo, viendo la ocasión de lucirse ante un "ignorante" mozo de botica, le echó en cara la
mala calidad de la sal y exigió que le diera otra más pura; Scheele le pidió que le contara
exactamente en que había consistido el experimento, y después le explicó el por qué de esos
vapores, y le recalcó el hecho de que en esas condiciones, siempre se produciría el
desprendimiento de esos vapores. El alumno regresó a la Facultad, y le contó e Bergmann la
conversación mantenida con Scheele; esta vez fue el propio Bergmann quien acudió a la
farmacia y después de hablar con Scheele, salió de ella diciendo que tras el humilde traje de
un practicante de farmacia, se escondía "(..)un químico de altos vuelos(..)". Y se hicieron
amigos. Fue durante su estancia en Upsala, cuendo Scheele hizo sus mejores trabajos.
Siendo aún estudiante de Farmacia, con 32 años, fue nombrado miembro de la Academia de
las Ciencias de esta ciudad. Descubrió el Oxigeno un año antes que Priestley, a partir del
oxido de mercurio; aquí publicó su obra "Aire y el fuego". Murió dos días antes de cumplir los
43 años, el 21 de mayo de 1784. Scheele centró sus trabajos en el estudio de la naturaleza
del aire a través del fuego:
Primero observó que si hacía arder fósforo en una botella cerrada, y, terminada la
combustión, se abría la botella y se introducía su boca en un recipiente con agua, esta se
llenaba hasta 1/5 de su volumen. Es decir, 1/5 del volumen del aire contenido en la vasija,
había desaparecido durante la combustión.

En un segundo experimento, hizo arder el Hidrógeno producido al tratar limaduras de Fe con


SO4H2 de modo que la llama que se producía quedara dentro de un globo de vidrio colocado
sobre agua: esta fue subiendo por el globo hasta ocupar también 1/5 de su volumen,
momento en que se apagó la llama.
Nuevamente, algo había desaparecido del aire durante la combustión, y ese "algo"
lógicamente tenia que estar relacionado con el curso de ésta.

En un tercer experimento, quiso demostrar la diferencia existente entre el gas ( con ese
"algo") que llenaba una vasija, y el que quedaba después de una combustión producida en
ella y que en el transcurso de ella había perdido ese "algo", y observó como diferencias mas
significativas que en el primitivo se podían producir combustiones y en el que quedaba, no se
producían; y que si se introducía un animal vivo en el recipiente antes de producirse la
combustión, no le pasaba nada, pero si se le introducía en la vasija en la que se había
producido la combustión cuando esta espontáneamente se había apagado, el animal no podía
respirar y moría. De todo esto dedujo que el aire no era un único gas, sino que estaba
formado por una mezcla de un aire puro "de fuego" (O), que permitía la combustión y la
respiración de los animales y un aire inútil o viciado (N) que no era apto para ninguna de las
dos cosas. Es decir, la causa que permitía las combustiones estaba en el aire y no en la
materia. Personalmente, Scheele fue un ferviente defensor de la teoría del Flogisto de Stahl
que, interpretando el resultado de sus propios experimentos, supo con certeza que estaba
equivocado, ya que estos experimentos suponían la negación de aquella teoría. Para
Scheele, que admiraba a Stahl, esta certeza le supuso un conflicto moral. Durante sus
trabajos descubrió numerosos acidos orgánicos e inorgánicos: FH, mangánico, wolfrámico,
arsénico, láctico, tartárico, cítrico, gálico, úrico, fosfórico, prúsico, oxálico y lo que llamó
acido muriatico desflogistificado (el cloro) al tratar el Mn0'_ con Cll-1.Obtuvo la glicerina o
principio dulce de los aceites, la caseína, el arsénico de cobre (o verde de Scheele) y muchos
productos más.

8. Enrique Cavendish nació en Niza de padres ingleses. Sus trabajos sobre los gases fueron
importantes: ideó métodos prácticos para recogerlos sobre agua y sobre mercurio y para
medir su volumen; logró demostrar que el agua es la combinación de aire desflogistificado
(02) con el aire inflamable (H); sintetizó agua haciendo saltar una chispa eléctrica en una
atmósfera de H y O. Descubrió el Hidrógeno.

9. José Priestley, descubrió el Oxigeno (aunque un año después que Scheele), el amoniaco
(al que llamó aire alcalino), el N02 (aire nitroso), y el CIH ( aire ácido).
Fue el primero en observar la facultad de las plantas de limpiar el aire enrarecido por la
respiración animal, y en señalar que para este proceso era necesaria la presencia de luz y
que el proceso se realizaba con desprendimiento de 02.

10. Antonio Lorenzo Lavoisier (1743-1794) consiguió derribar definitivamente la teoría del
Flogisto. Fue el gran sintetizador de su época que supo reunir la información verdadera
obtenida a partir de los hechos descubiertos por otros autores, y sumándola a sus propias
conclusiones, dar el impulso definitivo al nacimiento de la Química moderna.

Nació en París. En 1765, a los 22 años, presentó su primer trabajo a la Academia de Ciencias
de esta ciudad, el cual estaba basado en el estudio cuantitativo de las distintas clases de
yesos, y tres años después consiguió ganar el premio concedido por esta Academia a quien
consiguiera presentar el mejor proyecto para iluminar las calles de la Ciudad de la Luz. Por
sus méritos, fue recibido como académico a los 25 años, en ese mismo año (1768) ingresó en
la Ferme Generale (Renta General), una corporación de arrendatarios de impuestos a la que
el Estado francés concedía, mediante el pago de un precio anual previamente estipulado, la
recaudación de los impuestos indirectos del país. La aceptación de este cargo por parte de
Lavoisier, que necesitaba el dinero para poder continuar con sus experimentos, fue mal vista
por otros miembros de la Academia y por muchos de sus amigos, quienes pensaron que esta
labor le desviaría de su trabajo científico. Pero se equivocaban, pues Lavoisier nunca
abandonó sus experimentos. Hombre de conciencia social, compaginó su labor científica con
distintos puestos políticos: fue diputado en la Asamblea Nacional francesa y desde ella
manifestó su idea de que " […] la prosperidad no debe estar reservada a un pequeño número
de personas, sino que pertenece a todos. No es un privilegio exclusivo que tenga que
disfrutarse; es un privilegio común que hace falta conservar, que es necesario dividir, y la
felicidad pública es un manantial del que cada uno tiene derecho a retirar la felicidad propia
[…]".

Durante gran parte de su vida gozó de la mayor consideración hacia su persona dentro y
fuera de su propio país... hasta que, en 1789, estalló la Revolución Francesa. En 1793 todos
los Fermiers Généraux, entre ellos Lavoisier, fueron arrestados por Decreto de la
Convención; hallados culpables de conspiración contra el pueblo, se les condenó a muerte.
El juicio de Lavoisier fue una auténtica farsa, en la que no se le permitió defenderse y en la
que las denuncias y acusaciones fueron hechas por personas que se consideraron
perjudicadas por él, y aprovecharon la situación para vengarse. También se levantaron voces
que atestiguaron a su favor, recordando su trayectoria humana y profesional, pero Confinhal,
vicepresidente del Tribunal que le juzgó, las acalló diciendo que "[…] la República no
necesita sabios […]". Lavoisier fue guillotinado en París el 8 de mayo de 1794.

A Lavoisier se le considera más un físico que un químico, quizás porque en todas sus
experiencias usaba constantemente la balanza, y gracias a ella pudo enunciar su ley de la
conservación de la materia en los siguientes términos:

"[…] Nada se crea en los procesos sean estos naturales o artificiales, pudiendo aceptarse
como axioma el que antes y después de todo proceso hay la misma cantidad de materia,
permaneciendo constante la cantidad y naturaleza de los principios que intervienen, siendo
todo lo que ocurre únicamente cambios y transformaciones […]".

1. De todo esto, Lavoisier dedujo que las reacciones químicas podían ser expresadas en
forma de la ecuación:

Sustancias que intervienen================Productos resultantes

2. Determinó que el aire atmosférico era una mezcla peso por peso de dos gases distintos a
los que llamó "aire vital" o"aire desflogistificado" (lo que, como luego se verá, identificaría
como oxígeno) y aire inútil o viciado (nitrógeno).

3. Estudió el por qué del aumento de peso de los metales después de su calcinación, y dijo
que se debía a la absorción durante el proceso del "aire desflogistificado" por el metal:
• Observó que al calcinar un metal, éste aumentaba de peso; lo mismo ocurría si se quemaba
P o S.
• Comprobó que si la combustión o calcinación se producía en un recipiente cerrado,
desaparecía aproximadamente un quinto del volumen del aire contenido en ese recipiente,
no pudiéndose calcinar más cantidad de metal ni mas cantidad de P o S en el aire restante.

4. Demostró que al transformarse una cal en metal mediante calcinamiento con carbón
vegetal, se producía una cantidad de aire fijo (C02) debido a que de la cal se desprendía
algo que era un gas. Y por otra parte, cuando tuvo conocimiento de los experimentos que
ese mismo año habían llevado a cabo Priestley y Scheele, y supo de la existencia del 02 en el
aire, vio claramente el significado de sus experimentos y supo exactamente a que se debía
ese aumento de peso producido durante la calcinación.
Y definitivamente acabó con la teoría del Flogisto de Stahl, indicando que la combustión no
era un proceso analítico durante el cual se escapaba el flogisto, sino un proceso sintético en
el que el aire vital se unía a la sustancia combustible, y que la "materia fuego" era liberada
por el aire vital durante el proceso de la combustión, en lugar de ser liberada por el carbón
usado como combustible como concluía Stahl. En 1786 demostró que la materia fuego, a la
que también se llamaba poder calórico, era imponderable, intuyendo así la propiedad del
"calor latente" de los cuerpos que seria descubierta por José Black.

Continuando sus estudios sobre el aire vital, comprobó su intervención en la formación de los
ácidos (concretamente trabajó en la formación de los ácidos fosfórico y sulfúrico), y por esta
propiedad del aire vital, llamó a esta parte del aire que actuaba en la combustión: "
Oxígeno" (que engendra ácidos). El experimento lo hizo comprobando como el P y el S al
arder se transformaban en sus ácidos correspondientes.

También hizo arder metales, comprobando que entonces estos se unían al oxigeno,
aumentaban de peso y se transformaban en cales.

Fue el primer químico que determinó que el Oxígeno es un elemento.

5. En 1783 repitiendo el experimento de Cavendish, llegó a la conclusión de que el agua era


un compuesto formado por aire vital (O) y aire inflamable (H).

6. En 1785, trabajando en colaboración con Laplace y utilizando para ello un calorímetro de


hielo, estudió la respiración y la comparó con una combustión lenta en la que el oxígeno
respirado oxidaba la materia orgánica compuesta a su vez por C, O e H de manera que
durante el proceso se formaba dióxido de carbono y agua y se liberaba calor. Mas tarde
prosiguió con sus estudios sobre este tema, y, esta vez colaborando con A. Según, demostró
que la respiración se efectuaba en los pulmones, en cuyo interior la sangre segregaba un
"humor" compuesto por C e H.

7. Junto con Morveau, Bertholet y Fourcroy estableció el sistema de nomenclatura que


usamos hoy día, en una obra titulada "Método de nomenclatura química" (1787).

8. Intuyó el concepto de elemento químico, indicando que era la última etapa a la que se
podía llegar por análisis de una sustancia, y advirtió de que algunos de los cuerpos que se
tenían por elementos simples, quizás se trataran de compuestos. En su "Tratado elemental
de química" (París, 1789) puso por primera vez esta ciencia al alcance de todo aquel que
quisiera estudiarla, al escribir esta obra en francés y no en el hermético lenguaje en el que
hasta entonces se había expresado, herencia directa de su pasado alquimista; en este
tratado aparece una lista de los 23 cuerpos simples o inseparables que consiguió aislar
usando los métodos de su tiempo; son los siguientes:

Luz C Cu Co Cl

Calor Rb Sn Ni

O Sb Fe Au

N Ag Mn Pt

S As Hg Wo
F Bi Mo Zn

11. Claudio Luis Bertholet abandonó la medicina para dedicarse plenamente a la química.
Este amigo personal de Napoleón planteó a la teoría de la formación de ácidos enunciada por
Lavoisier uno de sus mayores problemas cuando obtuvo el ácido sulfhídrico y demostró que
era un ácido sin oxigeno en su composición. También halló la composición del ácido prúsico.

Sus trabajos más interesantes fueron los que realizó sobre la afinidad química, sobre los que
dio las leyes que llevan su nombre.

12. José Black nació en Burdeos (Francia) de padres ingleses. Fue un médico que estudió el
problema de la acidez estomacal e intentó neutralizarla con distintas sustancias
principalmente carbonatos (la magnesia alba). Fue el descubridor del calor latente de los
cuerpos.

Los adelantos químicos que se iban produciendo en Europa, llegaron al mundo español a
través de dos traducciones importantes: la del "Curso químico" de Lemery hecha por Félix
Palacios, y la de la mayor parte de las obras de Lavoisier, hecha por Pedro Gutiérrez Bueno.

A químicos españoles de esta época se debe la obtención del wolframio a partir de unas
muestras de wolframita, descubierto por los hermanos Elhullar, y del ericromio, descubierto
en México por Andrés Manuel del Río (1801), a partir de una muestra de plomo pardo del
Zinapan, y que hoy día se identifica como vanadio. Otro científico español Antonio Martí
realizó un análisis de la composición cuantitativa del aire, dando unos resultados más
exactos que los de Lavoisier.

6. LOS GRANDES BOTANICOS


El más importante de ellos se llamó Carl von Linne (Rashult 1707- Upsala 1778), aunque
durante su vida fue conocido por el nombre latinizado de Linnaeus. Su padre era un
coadjutor luterano que le apartó de los estudios desde su niñez pues no consideraba a su hijo
apto para ellos, y desde muy joven le hizo trabajar. Linneo ejerció varios oficios hasta llegar
a ser escribiente del profesor Lund Stobens, quien le permitió consultar sus libros. Después,
para completar su educación, se marchó a Upsala donde pasó serios apuros económicos hasta
que pudo conseguir un trabajo y una beca.
En 1732 viajó a Laponia, por encargo del profesor Rudbeck, catedrático de Botánica, con la
misión de repetir una expedición que este profesor ya había hecho pero cuyos resultados
científicos se habían perdido durante un incendio antes de haber sido publicados. Los gastos
de esta expedición fueron sufragados por la Real Sociedad de Ciencias de Upsala y tuvo una
duración de cuatro meses durante los cuales Linneo recogió información sobre la flora de
gran parte de esta región. A esta expedición siguieron muchas a otras partes de Europa.
Entre 1735 y 1738 vivió en Holanda. Se doctoró en Medicina en Harderwick, pero fue mucho
más importante su labor como botánico que como médico, aunque durante un tiempo ejerció
la medicina en Estocolmo. Finalmente consiguió ser nombrado Profesor de Botánica en la
Universidad de Upsala desde donde formó una legión de alumnos que con el tiempo le
enviarían plantas de medio mundo para que él las clasificara.
Linneo fue ante todo un gran sistemático. Ideó la nomenclatura binaria y la dio a conocer en
su obra Species plantarum (Las especies de las plantas) publicada en 1753. Las indicaciones
dadas en esta obra pronto fueron aceptadas como punto de partida para la nomenclatura
botánica universal, con lo que se pudo poner orden en el caos taxonómico que había existido
hasta entonces.

Para establecer su clasificación de las plantas se fijo en los caracteres sexuales, dividiendo
las plantas primeramente en 24 clases distintas en función del número y el orden relativo de
sus estambres, y dividiendo posteriormente estas clases en subclases, en función del número
de pistilos. Trató sobre todo de establecer un sistema natural de clasificación basado en su
propio principio de que "[…] la naturaleza no da saltos […]". Esta labor le ocupó más de 37
años de su vida. Sin embargo cuando murió, todavía no había terminado su trabajo de
clasificación y fue un discípulo suyo, Bernardo de Jussieu (Lyon 1704 - París 1777), el
encargado de finalizar su obra. La modificación mas acertada que este botánico francés
introdujo en la clasificación de Linneo fue la de agrupar las plantas según sus características
semejantes, creando "familias" de plantas afines. Bernardo de Jussieu no escribió ninguna
obra, pero como jardinero real, cuando recibió del rey francés Luis XV el encargo de trazar
los jardines del Trianon de Versalles (1759), los organizó según su propio sistema de
clasificación de plantas, y posteriormente confeccionó, siguiendo esta distribución,
numerosos catálogos, que sirvieron para el estudio de su sistemática a otros muchos
botánicos.

Su sobrino el botánico y médico Antonio Lorenzo de Jussieu (Lyon 1748 - París 1836) le
sucedió como encargado del Jardín del Rey. En su obra "Genera Plantarum" escrita en 1789
explicó la concepción del método de su tío y dio las características de las ordenes y familias
botánicas diferenciadas por él, estableciendo así una verdadera clasificación de las plantas
desde los grupos principales hasta los grupos secundarios. Hoy dia se conservan setenta y
siete de las familias establecidas en esta clasificación,

7. LA PROFESION FARMACEUTICA
Este siglo trajo a distintos países europeos, como Francia e Italia, numerosos conflictos
políticos que por supuesto también afectaron al desarrollo de las distintas actividades
profesionales. La farmacia, desde luego, no fue una excepción.

En España, hasta este siglo y en lo que se pueda generalizar, según la legislación española,
las actividades farmacéuticas seguían estando controladas por el Protomedicato o Consejo
de médicos reales, que intentó repetidamente acabar con las prerrogativas de los Colegios
Farmacéuticos, y por los Colegios Oficiales de Médicos. Desde estas instancias se decidía
sobre quien podía abrir un establecimiento de farmacia, cuantas farmacias se podían
establecer en una ciudad, dónde se debían establecer, que había que estudiar para ser
farmacéutico, los años de practicas necesarios, qué clase de medicamentos se podían
preparar, que normas de preparación se debían seguir, y que es lo que se podía vender en las
oficinas de farmacia y a que precio. Además ejercían el derecho de efectuar visitas de
inspección a las boticas establecidas, siendo médicos los visitadores, con normas tan
pintorescas como las de que el visitador no podía alojarse en la casa del boticario que estaba
visitando, ni en la de ningún miembro de su familia, ni podía aceptar ningún tipo de regalo.
Y no hay que olvidar que las farmacopeas eran redactadas por médicos. Sobre estas bases, la
maniobrabilidad de los farmacéuticos españoles, dentro de su propia profesión, había sido
tradicionalmente muy pequeña. Estaba prohibido que las mujeres ejercieran como
farmacéuticas; que un boticario tuviera más de una farmacia; la asociación profesional entre
un médico y un farmacéutico, e incluso, se tomaban medidas para el caso de que existiera
parentesco entre ambos. La contrapartida a esta situación estaba en que los farmacéuticos
ostentaban el monopolio de la venta de medicamentos (en este siglo se prohibió que se
vendieran los simples al por menor fuera de las oficinas de farmacia) y que desde luego, la
clientela la tenían asegurada.

En España, la venta de medicamentos secretos debía tener su importancia porque en 1703,


el Tribunal del Protomedicato ordenó que le fueran presentadas las recetas magistrales
secretas para su aprobación. Esta orden se refería solo a boticarios, aunque la venta de este
tipo de medicamentos la ejercían otras muchas personas desde herboristas hasta clérigos.

En una cédula fechada el 13 de abril de 1780, el rey Carlos III termina con el predominio
médico sobre la profesión farmacéutica al separar definitivamente las competencias de
ambos y crear el Tribunal del Proto-Farmaceuticato como órgano encargado del control de
nuestra profesión: "(...) se dirijan y gobiernen por sí mismas las profesiones de Medicina,
Cirugía y Farmacia; que cada una de ellas y sin dependencia una de otra, tengan sus
Audiencias separadas, hagan los exámenes de sus respectivas facultades y administren
justicia (..)”.
El Protofarmaceuticato lo formaban el Boticario Mayor del rey y tres alcaldes examinadores.

En Francia, se llegaba a la profesión de diferentes caminos: la norma general era realizar


unos años de prácticas con un boticario establecido y aprobar un examen, pero también se
podía acceder a la profesión a través del nombramiento de cualquier autoridad e incluso de
un farmacéutico influyente. La situación más anómala se dio en la Corte, donde para poder
abrir una botica lo que realmente contaba eran las influencias sociales del candidato, y a la
obtención del permiso de apertura se llegaba pasando un examen muy fácil, o directamente
comprando el derecho mediante el pago de una cantidad de dinero.

El rey Luis XIV dio un edicto por el que terminó con esta situación irregular exigiendo para
ser boticario de la Corte la superación de unas pruebas semejantes a las que habían de pasar
los demás aspirantes a boticarios del reino, o haber ejercido como boticario durante diez
años en un hospital.

La profesión obtuvo su independencia cuando en 1777, por un Decreto Real, se separó la


farmacia de la especiería, convirtiéndose el gremio parisino de boticarios en el Colegio de
Farmacia de París. Este Colegio quedó encargado de formar académicamente a los futuros
boticarios y de supervisar el desarrollo de la profesión. A la vez se dictaron unas normas
encaminadas a la regulación del desarrollo de la profesión: se obligaba a inscribirse en el
Colegio a todos los boticarios establecidos en esta ciudad, se les prohibía ejercer
simultáneamente la farmacia y la especiería, a la vez que se prohibía a los especieros
ejercer la farmacia al no permitírseles vender drogas medicinales al por menor. A los
especieros y herboristas se les encomendó la venta de drogas al por mayor, los productos en
bruto que no necesitaran composición y de ciertos medicamentos especificados en esa
orden.

Por esta misma orden se prohibió a las comunidades religiosas tener farmacia si no era para
su uso particular y vender al público los simples o compuestos. Años después se aprobaron
los estatutos del Colegio, en los que se señalaba la obligación de impartir cursos gratuitos de
Química, Farmacia e Historia Natural, y se les concedía el derecho a efectuar las visitas a las
Farmacias.

El colegio, como todas las demás corporaciones, fue suprimido durante la Revolución
Francesa. E1 2 de marzo de 1791 la Asamblea Nacional " […] de acuerdo con las ideas
revolucionarias de libertad de comercio y de oficio […]" suprimió "[…] todos los privilegios de
la profesión […]" y decretó que todo ciudadano pudiera ejercer cualquier profesión mediante
el pago de unos cánones. Esto dio lugar a que proliferaran las farmacias regentadas por
herboristas y otros comerciantes donde se vendían toda clase de cosas sin ningún control. En
menos de un mes, exactamente en 17 días, la parte del Decreto que hacía referencia a la
profesión farmacéutica fue anulada, volviéndose a las normas de 1777, en todo menos en lo
referente al establecimiento del Colegio que siguió sin ser autorizado, lo que hizo que sus
miembros constituyeran la Sociedad Libre de Farmacéuticos de París y crearan la Escuela
Gratuita de Farmacia, en donde se reanudaron las enseñanzas de las asignaturas
relacionadas con la profesión.

En Alemania se establecieron dos clases de pruebas de acceso distintas en función de donde


se quisiera ejercer la profesión: para los que se quisieran establecer en las grandes capitales
se les exigía pasar cinco años como aprendices en una farmacia, más tener 6 años de
experiencia como ayudantes de un boticario establecido y, por último, debían aprobar un
examen de conocimientos ante el Colegio profesional. Cuando habían superado el examen
tenían que asistir a un curso de Química y Botánica en el Colegio Medico Superior de Berlín.

Si se quería ejercer la profesión en un pueblo, no era obligatorio hacer este curso. Las visitas
a las farmacias las realizaban médicos del colegio de Berlín a los que acompañaba un asesor
farmacéutico, pero desde principios del XVIII, en Prusia estas visitas eran competencia de los
farmacéuticos.

Los estados alemanes conservaron básicamente la misma estructura profesional que en el


Renacimiento. El cambio más significativo fue que la venta en las farmacias quedó
restringida solamente a productos medicinales.

En Portugal la profesión farmacéutica seguía sin estar regulada legalmente lo que permitía
un enorme intrusismo; durante este siglo, se intentó acabar con esta situación creando
comisiones encargadas de examinar los títulos de todos aquellos que ejercían la Medicina, la
Cirugía y la Farmacia y estableciendo las visitas de inspección a las boticas abiertas. A partir
de este siglo, quedaron regulados, en los Estatutos de la Universidad de Coimbra, los
estudios necesarios para poder ejercer estas profesiones.

En la ciudad de Londres, durante este siglo se produjo una situación especialmente tirante
en la pugna por el control del ejercicio de la medicina entre médicos y farmacéuticos. Los
médicos londinenses agrupados en el Royal College of Physicians, y hartos de que los
farmacéuticos diagnosticaran y recetaran en sus oficinas de farmacia, pasaron a la acción:
entre 1698 y 1725 abrieron dispensarios en los que vendían medicinas para los pobres "[…] en
dosis de penique […]". Como esto no dio el resultado deseado, la segunda medida que
tomaron fue presentar un recurso ante los tribunales de justicia. Cuando a mediados de este
siglo, apareció la llamada "plaga de Londres", los médicos asustados ante la posibilidad del
contagio se fueron de la ciudad, lo que hizo que la gente fuera a las farmacias en busca de
asistencia sanitaria. Los boticarios londinenses lograron superar esta situación de emergencia
y, a partir de ella, siguieron ejerciendo también como médicos en sus boticas o acudiendo a
casa de los enfermos. Ante esta situación, el Colegio de Médicos de la ciudad denunció a
algunos farmacéuticos por intrusismo. El caso más significativo fue el William Rose. En 1703,
este boticario fue acusado de prescribir remedios en su botica y encontrado culpable de este
cargo por el Court of de Queen's Bench. Rose recurrió la sentencia ante la Cámara de los
Lores quienes, fallaron a su favor por considerar que la ley que prohibía prescribir a los
boticarios, iba contra la costumbre y contra el interés público, ya que se había demostrado
que la labor realizada desde las boticas en este sentido era fundamental para la salud
pública. Desde esta sentencia los farmacéuticos pudieron ejercer legalmente también como
médicos. Hasta que hacia la mitad del siglo XVIII, surgieron los químicos-drogueros en cuyos
establecimientos se vendían sustancias al por mayor a farmacéuticos establecidos, fármacos,
remedios compuestos y otros productos de la vida diaria; también dispensaban
prescripciones de los médicos, o lo que prescribían ellos mismos, preparaban medicamentos
compuestos y preparados galénicos, y practicaban ciertas operaciones: sacaban muelas,
abrían abscesos... Lógicamente, sintiéndose invadidos en su campo, los farmacéuticos
intentaron frenar a los químicos-drogueros. No lo consiguieron, y, además, fueron estos
últimos los protagonistas del desarrollo de la farmacia química inglesa del siglo XIX.

En Italia este fue un siglo de profundas disensiones políticas. La profesión farmacéutica,


hasta entonces orgullosa y corporativista, se vio desbordada por la situación social que a
punto estuvo de acabar con ella. Se salvó porque en la zona de Lombardía, que se
encontraba bajo influencia austriaca, se impusieron las regulaciones dadas en este país en
1778 , sirviendo estas normas como punto de partida para el desarrollo de la profesión en
otras jurisdicciones del territorio italiano.

8. LA FARMACIA EN AMERICA
Los conquistadores españoles llevaron con ellos a América sus instituciones legales
prácticamente desde el XV. En las expediciones colonizadoras del XVI viajaron numerosos
funcionarios de la corona de Castilla trasladados allí "por motivos profesionales". En las
colonias españolas del Perú y de México, la profesión farmacéutica estuvo regulada por el
Protomedicato ya desde el siglo XVI. Existen documentos que prueban que, desde 1540, este
Consejo se ocupó de examinar a los farmacéuticos y sus establecimientos abiertos en tierras
americanas. Al norte del territorio de México, la profesión no estuvo organizada hasta el
XVIII. Solo se conocen dos profesionales establecidos antes de esa fecha: el farmacéutico de
París, Louis Hébert que se estableció, en 1604, en Canadá y John Johnstone, un droguero de
Edimburgo, que, en 1685, se estableció en Nueva Jersey.

Existen documentos que prueban la existencia de farmacias en la ciudad de Boston desde


1646, y en Nueva Cork, desde 1653.

En las colonias británicas, la profesión no se desarrolló hasta el XVIII, de los periódicos de


esta época se desprende que existían oficinas de farmacia abiertas por farmacéuticos en
todas las ciudades importantes de Norteamérica. Lo que no existían eran normas que
regularan el desarrollo de la profesión: por un lado, siguiendo la costumbre británica, los
médicos elaboraban sus propias medicinas. Por otro, personas que se autonombraban
boticarios abrían establecimientos y vendían simples y medicamentos compuestos entre otras
mil mercancías distintas. Una tercera posibilidad, era la de los que antes habían sido
mayoristas de drogas, los químicos- drogueros, que al establecerse en América, vendían
estos productos al público y a otros farmacéuticos.

Y, por supuesto, existieron esos personajes que iban de pueblo en pueblo con sus carromatos
vendiendo drogas en bruto, fármacos envasados y sus propios remedios "secretos" y
"patentados" por ellos.

En 1769, cuando la colonia de Louisiana fue cedida a España, su gobernador Don Alejandro
O'Reilly, estableció el examen obligatorio para los que quisieran ejercer como farmacéuticos
en ese territorio. En una proclama, fechada el 12 de febrero de 1770, se dictaron las
primeras leyes reguladoras para las profesiones sanitarias al norte del río Grande. En esta
proclama se decía que "[…] la medicina... comprende tres partes, a saber, la medicina
propiamente dicha, la cirugía y la farmacia […]"; que son sus servidores y que ocupan un
campo especial "[…] la farmacia se ocupa de la preparación de remedios […]". En la práctica,
estas leyes no fueron obedecidas, siguiendo la profesión en manos de todo aquel que,
estuviera preparado para ello o no, quisiera ejercerla.

HISTORIA DE LA FARMACIA

Capítulo 12: El Progreso Definitivo


Los medicamentos del siglo XX.
¿Qué más puedo contar? Gracias a todos estos espectaculares avances médicofarmaceuticos,
los humanos de hoy día vivimos en una época privilegiada en la que practicamente se han
vencido todas las patologias : aquellas enfermedades que durante siglos supusieron terribles
amenazas para la humanidad, en estos tiempos apenas nos preocupan.

Si, como dice Voltaire, “[…] la Historia es la mentira que


los historiadores acuerdan […]", ahora que llego al final
de mi "historia", creo que es la ocasión de pedir
disculpas, por las inexactitudes, que no mentiras a
conciencia, les haya podido contar a todos los que
indulgentemente me han seguido leyendo a través de
estos doce capítulos, y que son las falsedades que los
historiadores de verdad hayan podido acordar entre
ellos. Yo soy sólo una aficionada y, por lo tanto, de ese
cargo me declaro inocente.

Pero en lo que estoy completamente segura, es que,


desde tiempo inmemorial han existido personas que han
dedicado su vida a desentrañar los misterios de la
Naturaleza como camino para mejorar la calidad de vida de sus semejantes. Nuestros
antecesores, fueran Brujos, Sacerdotes, Sanadores, Médicos, Farmacéuticos, Boticarios,
Alquimistas, Químicos o Farmacéuticos Especializados, según el momento de la Historia en
que les halla tocado vivir, a base de inteligencia y tozudez, con más o menos medios
materiales, con más o menos tolerancia por parte de la sociedad en la estuvieron inmersos,
e, incluso, en muchas ocasiones jugándose el tipo por ello, pertenecieron a éste grupo de
personas.

1. Las Ciencias en el siglo XIX


A partir del siglo XIX, la observación directa de un hecho científico, su estudio hasta su
comprensión total y la comprobación posterior de sus conclusiones por medio de repetidos
ensayos clínicos, se convirtieron en los puntos básicos del camino seguido por todos los
investigadores: la lista de éstos es interminable, por lo que, sólo me voy a detener en unos
pocos.

En el campo de la Medicina, el XIX fue el siglo en el que se alcanzó el conocimiento


prácticamente total de la anatomía del cuerpo humano, conseguido a través de las miles de
disecciones de cadáveres que se realizaron; del perfeccionamiento de los microscopios que,
junto al desarrollo de los métodos de tinción, facilitaron a los biólogos el estudio de los
tejidos y de las células; del desarrollo de la microbiología; del de la genética.

En el campo de la Química y de la Física, el XIX fue el siglo de la aparición del


espectroscopio de llama que permitió la identificación, uno por uno, de los elementos
químicos presentes en una mezcla, y que, al asociarse a las recién inventadas técnicas
fotográficas, hizo posible la obtención de los primeros espectros cromáticos; del desarrollo
de técnicas concatenadas de análisis químico que permitieron estructurar la marcha
analítica; del descubrimiento de la electrolisis; del desarrollo de la Teoría atómica hasta el
punto de permitir a Mendeleieff, en 1869, confeccionar su sistema periódico; del
descubrimiento de la Radiactividad por Maria Curie (1897). Durante este siglo, también se
produjo el desarrollo, como ciencia, de la Química Orgánica, de la Físico-Química y de la
Bioquímica; y la visión del interior del cuerpo humano vivo a través de los rayos X.

La Mineralogía también avanzó considerablemente apoyada por los adelantos técnicos y por
los descubrimientos hechos en los otros campos de la ciencia:

1.- Apareció la llamada "Escuela Física" para el estudio de los minerales.

2.- Se aplicó al estudio de los cristales la luz polarizada.

3.- De la unión de los conocimientos de la Mineralogía, con la Geometría Analítica y con la


Teoría Atómica, nacieron los primeros estudios sobre redes moleculares, como un primer
intento de descifrar la constitución interna de los cristales.

En Zoología, se desarrollaron dos corrientes de trabajo, naturalmente enfrentadas entre sí:

1.- La corriente conservadora de George Cuvier (1769-1832), en la que se considera el


organismo humano como un "todo" sumamente complicado en el que se reunían
armónicamente órganos y funciones. Defendía la inamovilidad de las especies, a las que
considera como algo estático, y las clasificaba en cuatro grupos: vertebrados, moluscos,
articulados y radiales.

Curvier explicó la diversidad animal partiendo de los seres superiores hasta llegar a los mas
elementales en una obra de anatomía comparada a la que tituló "Reino Animal".

Hijo de familia humilde, a lo largo de su vida llegó a ejercer importantes cargos públicos. Su
teoría se puede resumir en tres puntos:

1. Las formas de vida que hoy tenemos, han existido de esta misma manera siempre.

2. Las especies son inmutables: no varían a lo largo de los siglos.

3. Todos los seres vivos tienden hacia una causa final impuesta por Dios.
Su amigo y colega Geofroy Saint Hilaire (1772 - 1844) compartió durante un tiempo sus ideas
inmovilistas, pero, después, con el paso de los años, las abandonó y defendió que las
especies no permanecían inalterables por los siglos de los siglos sino que cambiaban en
función de las condiciones en las que se desarrolla su vida: el medio ambiental, la
temperatura, la vegetación... y que cada función biológica era independiente del órgano que
la realizara, pero que dependía de estas condiciones, de manera que si un órgano no era
capaz de realizar una determinada función , la misma Naturaleza lo aniquila y buscaba otro
camino biológico para realizar esa función. Es decir, la Naturaleza era capaz por sí sola de
compensar las necesidades de la vida.

2. La Teoría revolucionaria la enunció Lamarck para quien las especies variaban a lo largo de
los siglos. Jean Baptiste de Monet Lamarck (1744-1829), fue un noble francés que primero
inició una carrera militar, para después abandonarla y dedicarse al estudio de la Medicina y
de la Ciencia Biológica, a la que llamó por primera vez, en 1802, con el termino especifico
de "Biología".

En su obra "Filosotia Zoológica” (1809) clasificó los seres vivos justo al revés que Curvier:
partió de los seres más inferiores hasta llegar al hombre, defendiendo una concepción
movilista - evolucionista - del reino animal por la que unas especies procedían de otras
menos adelantadas anatómicamente, haciendo que la vida cambiara y se perfeccionara sin
cesar en función del medio en el que se tenia que desarrollar. Esta capacidad de adaptación
al medio permitía crear a cada ser vivo el órgano que necesitaba, de manera que el
desarrollo de un nuevo órgano venía condicionado por lo que el propio organismo lo hubiese
necesitado durante su vida. Lamarck defendió que las modificaciones de un cuerpo animal se
transmitían a sus descendientes y, como consecuencia de este hecho, había que pensar que
los seres vivos actuales descendían de otras especies primitivas ya extinguidas.
Charles Darwin (1809 - 1882) publicó su obra "Origen de las Especies" hacia mediados del
siglo del XIX. Para este naturalista, en esencia la especie no era más que un grupo de seres
artificialmente formado, y las formas existentes eran el resultado de una evolución
selectiva, ya que en la Naturaleza no se daban saltos: unas especies evolucionan a otras;
todo este proceso de evolución estaba condicionado por el medio ambiente y las costumbres
de los seres vivos que la experimentaban. Para intentar explicar esta teoría, Darwin se hizo
la siguiente pregunta: "(…) ¿Por qué la Naturaleza no ha dado un salto brusco de
conformación a conformación? (…)”. A esta pregunta respondió mediante su Teoría de la
selección natural, pues dicha “ (…) selección natural funciona solamente aprovechando
pequeñas variaciones sucesivas, no pudiendo dar nunca un salto brusco sino adelantando a
pasos pequeños y seguros aunque sean lentos (…)".

Los principales puntos de su teoría son:

1. Todas las especies vivientes proceden de la transformación paulatina de otras anteriores.

2. Estas transformaciones dentro de cada especie son el resultado de la lucha por la


supervivencia de cada individuo, lo que va a ser conseguido generalmente solo por los más
fuertes y mejor adaptados de ella, y por lo tanto más aptos para vivir.

3. Estas pequeñas variaciones sucesivamente adquiridas a través de la lucha por la


supervivencia se trasmiten hereditariamente a los hijos.

Todos sabemos que Darwin, siguiendo su propia teoría llegó a la conclusión de que el
hombre, último eslabón de su cadena evolutiva, descendía del mono.
Sus opiniones fueron muy discutidas e incluso ridiculizadas por otros científicos
contemporáneos, para quienes la idea de un tatarabuelo gorila era demasiado. Sinceramente
me hubiera gustado ver la cara que hubieran puesto esos señores si en aquella época se
hubiera podido saber que a los que de verdad nos parecemos los humanos, me refiero desde
el punto de vista bioquímico naturalmente, es a los cerdos. Como todos sabemos "El origen
de las especies" influyó en la concepción de toda la Biología desarrollada a partir de su
autor.

Para rematar el tema, Thomas Huxley (1825 - 1895) en su obra "El puesto del hombre en la
naturaleza" (1863) demostró que no existen diferencias entre las estructuras cerebrales del
hombre y las de los demás primates.

El concepto de "Especie" se lo debemos al biólogo evolucionista Mayr: "(…) Una especie está
constituida por grupos de poblaciones naturales real o potencialmente interfecundas,
aislados reproductivamente de otros grupos análogos en condiciones naturales (…)".

La Botánica adelantó extraordinariamente. Se desarrolló la Histología Vegetal y sobre todo la


Taxonomía: los grupos taxonómicos se empezaron a establecer en función de la totalidad de
la planta y no solo de sus órganos sexuales.

Sin ninguna duda, el principal botánico de este siglo fue Augusto Pyramo de Candolle quien
partiendo de la clasificación de las plantas que entonces se conocía, profundizó en ella con
una claridad hasta entonces desconocida. Basó su trabajo en el estudio, planta por planta,
de todas las características morfológicas de cada una de ellas que él personalmente podía
comprobar, lo que le permitió observar detalles comunes entre muchas que hasta entonces
nunca habían sido relacionadas entre sí, de manera que reordenó un número enorme de
géneros y especies nuevos. No pudo terminar su obra, que fue posteriormente completada
por Willkom.

El botánico y bacteriólogo alemán Fernando Julio Cohn (Breslau 1828-Breslau 1898),


concentró sus experimentos en el estudio de las algas, descubriendo su ciclo sexual (1848), y
la naturaleza vegetal de los vibriones; hacia 1870 centró su atención en el estudio de las
bacterias, publicando en 1872 la primera clasificación de éstas; en 1875 descubrió la
reproducción bacteriana por esporas, y, por lo tanto, la explicación científica al problema
todavía no esclarecido, de la aparición intempestiva de focos de bacterias y que durante
muchos siglos se atribuyó a la generación espontánea. El descubrimiento de la reproducción
por medio de esporas consiguió poner en entredicho esta teoría.

Seydler creó el nombre de Farmacognosia refiriéndose a la ciencia que se ocupaba de las


drogas y que era conocida como Materia Farmacéutica Vegetal; a partir de los trabajos
realizados en esta materia, la Farmacognosia se separó de la Botánica y adquirió su propia
identidad como ciencia.

Pero el verdadero fundador de la Farmacognosia fue Flückiger, que se sirvió de la Botánica,


la Química y la Fisiología Vegetal para sus estudios. Este farmacólogo suizo estudió en Berlín,
y después trabajó en diferentes oficinas de Farmacia donde se especializó en química y
botánica, hasta llegar a ser dueño de una farmacia, comerciante en drogas y un verdadero
especialista en ellas. Como autor publicó varias obras en las que, después de criticar todo el
trabajo hecho por sus antecesores en el campo de las drogas medicinales al que consideraba
lleno de errores, expuso su propia descripción externa, sus observaciones la microscopio, sus
datos analíticos, su historia; estableció sus propias gráficas sobre la actividad biológica de
las drogas...
La conclusión a la que varios científicos llegaron casi simultáneamente, durante el año 1841,
de que el óvulo era la célula reproductora femenina y, unos años después, en 1875, el
descubrimiento del hecho de su fecundación por un solo espermatozoide masculino, aquel
que primero introdujera su cabeza dentro del óvulo, y la constatación de que esta
penetración del espermatozoide dentro del óvulo iba seguida del inmediato emparejamiento
de cada cromosoma masculino con su correspondiente cromosoma femenino, aportados en
igualdad numérica por ambos gametos, como primeros pasos imprescindibles para la
formación de cada nuevo ser, cambió toda la idea que hasta entonces se había tenido sobre
la reproducción humana. Y de paso, sobre la importancia biológica y moral de la mujer. Por
fin las madres pasamos de ser pasivas "vasijas" donde se desarrollaba el semen masculino, a
partícipes activas y a partes iguales con el padre en la concepción de nuestros hijos.

2. Las Farmacias
Todos estos avances se tradujeron en grandes cambios en las oficinas de farmacia: los nuevos
conocimientos, nuevos métodos de trabajo y nuevas condiciones para poderlos desarrollar,
nos han llevado a las farmacias de hoy en día.

Además, el trabajo de los farmacéuticos se vio facilitado por los descubrimientos que se
fueron haciendo en otros muchísimos campos de la Ciencia: por ejemplo, a principios del XIX
los establecimientos estaban iluminados por lámparas de petróleo, que a lo largo del siglo;
fueron sustituidas por lámparas de acetileno y, por fin, por la electricidad.

En las farmacias de este siglo ya no se veían animales y hierbas colgadas de los techos, en
cambio, los matraces grandes y panzudos llenos de líquidos coloreados, se convirtieron en su
principal distintivo. En ellas, también se empezaron a ver los primeros botes de porcelana
con sus rótulos esmaltados hechos en las fábricas de Bohemia, donde se guardaban los
medicamentos, y que, como veremos mas adelante, hacia finales de siglo fueron
paulatinamente sustituidos por la aparición de las Especialidades. Es decir, durante el siglo
XIX la Farmacia vivió su definitiva revolución:
- Revolución en las técnicas seguidas.
- Revolución en las preparaciones galénicas obtenidas.
- Revolución en las formas farmacéuticas administradas.

Entre los nuevos aparatos, se industrializó el mortero apareciendo el molino de Menier. Petit
construyó el primer tambor de pulverización.

Entre las nuevas técnicas, se introdujo la percolación en la preparación de medicamentos; se


reformó la preparación de las píldoras apareciendo las distintas cubiertas; Brockeden
patentó los comprimidos; Word inventó los inyectables; Limousin inventó las ampollas para
contenerlos e hizo las primeras obleas o sellos de pan ácimo como formas de administrar
medicamentos.

Como nuevas materias primas, en Galénica se introdujo el uso de la gelatina y la glicerina y,


con ellas, se prepararon óvulos y supositorios. Todas estas innovaciones hicieron el trabajo
físico del boticario mucho más fácil y rápido.

3. La revolución científica desarrollada a partir del siglo XIX.


Todas las ciencias relacionadas con la Medicina experimentaron a través de este siglo su gran
impulso.
Veamos algunos ejemplos: en 1773 se aisló la urea. La dextrosa cristalizada fue obtenida a
partir de la miel en 1792; mas adelante, en 1802, fue extraída del mosto, y, en 1819,
Braconnot la obtuvo tratando serrín con acido sulfúrico. En 1809 se obtuvo la albúmina. En
1818, el aminoácido leucina. El químico francés Luis José Prout, trabajando sobre los
azúcares, aisló el manitol; el químico y medico inglés William Proust estudiando la
bioquímica del riñón, analizó la urea y el acido úrico y descubrió que los cálculos renales
estaban formados por ureato amónico; también estudió los jugos gástrico, asegurando que en
ellos existía acido clorhídrico puro.

Otros investigadores hicieron trabajos sobre materias albuminoideas, obteniéndose la


pepsina, la pancreatina y la peptona; el fisiólogo holandés Mulder propuso en 1838 el nombre
de proteínas (del griego proteos = primordial) para denominar a unas moléculas de gran
tamaño, en cuya composición entraba a formar parte el carbono y el nitrógeno, y que
formaban parte de la mayoría de los tejidos. En 1860 Graham estableció la distinción entre
cristaloide y coloide y clasificó a las proteínas como coloides que tenían determinadas
propiedades como la de no difundir a través de membranas de pergamino. Bourquelot
trabajó sobre los fermentos. Distintos fisiólogos del XIX (Claudio Bernard, Mering...)
intuyeron que ciertas glándulas producían sustancias que luego vertían a otras partes del
organismo en las que ejercían sus acciones; pero no se habló de hormonas (del griego
hormao = excitar) hasta 1904, cuando Baylis demostró que la secreción del jugo pancreático
se estimulaba por la presencia de una sustancia segregada por el intestino a la que llamó
secretina. La secretina fue la primera hormona conocida, aunque poco antes había sido
descubierta la adrenalina. Después se descubrió la tiroxina, las hormonas hipofisarias, las
sexuales, etc…

El bioquímico estadounidense, Edwin Joseph Cohn (1892-1953), concentró sus trabajos en el


estudio físico-químico de las proteínas séricas, consiguiendo, a mediados de los años
cuarenta, la separación por electroforesis de la fracción gamma de las globulinas de la
sangre. Las gamma globulinas antienfermedades infecciosas, obtenidas por el método de
Cohn, a partir de suero sanguíneo de personas que hubiesen padecido una determinada
enfermedad infecciosa, han sido durante mucho tiempo una medicación importantísima a la
hora de prevenir ese tipo de enfermedades; desgraciadamente, este método no garantiza,
que, durante su preparación, se separe del suero el virus del Sida, con lo cual, y aunque
todavía no se ha detectado en el mundo un solo caso de contagio de Sida por la aplicación de
una Gamma-globulina, hoy día se le mira con una cierta prevención.

Los estudios de distintos farmacólogos permitieron incorporar a la farmacopea de este siglo


drogas como la kamala, lobelia, carragaen, hidrastis canadiensis, eucaliptus, haba del
calabar, estrofanto, nuez de cola...

En 1811 se extrajo el yodo a partir de algas marinas.


Un hecho fundamental fue la obtención de los alcaloides en estado puro. Los primeros pasos
se dieron al estudiar el opio, pues la opioterapia se había convertido en una medicación
habitual en la prescripción de muchos médicos: ya en el siglo XVIII, Boyle había obtenido una
morfina impura. Desde principios del XIX, los trabajos de muchos médicos y farmacéuticos de
todo el mundo, se encaminaron a desarrollar técnicas que permitiesen la separación de los
alcaloides contenidos en el opio en forma de extractos cada vez mas concentrados, y su
posterior valoración, hasta conseguir la separación de principios activos puros. Los primeros
que se obtuvieron fueron la narcotina y la morfina en 1804.

A lo largo del siglo se obtuvieron otros muchos alcaloides más, de los que se estudiaron sus
reacciones químicas y sus propiedades farmacológicas: a partir de la ipecacuana se obtuvo
emetina, aunque impura, en 1817; la estricnina, que en esta época se usaba mucho como
analéptico, fue aislaba de la nuez vómica en 1818; la quinina se aisló en 1820; la cafeína se
aisló en 1821; Albert Niemann extrajo la cocaina y la purificó en 1860.

En 1770 se descubrió que los cálculos de la vesícula biliar humana estaban formados por una
sustancia blanca a la que, en 1816, se le puso el nombre de colesterina. Después, con el
tiempo, fueron obteniéndose muchas otras sustancias que aparentemente tenían un
comportamiento químico semejante, a las que se les dio el nombre genérico de "esteroles".
De los principios pertenecientes a este gran grupo, que englobaba ácidos biliares, hormonas,
vitaminas, y hasta ciertos venenos, como el de los sapos, los primeros que se obtuvieron
fueron los glucósidos (concretamente la digitalina, no olvidemos que otra droga muy usada y
por lo tanto muy estudiada en ese tiempo era la digital), y aunque en un primer momento de
su estudio se les confundió con los alcaloides, pronto se dieron cuenta de que estaban ante
otros principios bioquímicos distintos. La digitalina se obtuvo en 1869, la digitoxina en 1875.

El estudio de los "esteroles" resultó especialmente arduo, su núcleo común no fue


caracterizado hasta 1932 cuando se descubrió el ciclopentanoperhidrofenantreno.

En cuanto a los lípidos, el glicerol fue descubierto por Scheele en 1783; un estudio químico
más profundo sobre ellos se lo debemos a los trabajos realizados por Chevreul hacia 1811.
Los lípidos más complejos fueron estudiados a finales del XIX por Everton y Meyer.

En 1830 Walkenroder aisló de la zanahoria (Daucus carota) una sustancia a la que llamó
caroteno; sin embargo, las vitaminas y los antibióticos no fueron descubiertos hasta el siglo
XX.

4. Las Especialidades. La revolución Industrial Farmacéutica.


El diccionario de Doña Maria Moliner define "Especialidad" como "(…) medicamento preparado
en un laboratorio, y autorizado especialmente para ser despachado en las farmacias con un
nombre comercial registrado (…)". Si observamos la lista de sustancias activas de forma
farmacológica que se fueron aislando desde el XVIII, es fácil imaginar la autentica avalancha
que nuestros compañeros de aquellas épocas tuvieron que vivir.

Las especialidades empezaron a venderse en las farmacias a finales del siglo XIX: las
primeras fueron elaboradas en las reboticas de aquellos farmacéuticos que se lanzaron a ser
pioneros en esta labor; hasta que la demanda superó con creces la posibilidad de fabricación
en las reboticas, sus autores se vieron desbordados ante el doble trabajo de preparar y
vender un, cada vez mayor, número de especialidades distintas, y se vieron obligados a
elegir su labor.

El embrión de industria nacido en las reboticas fue el primer paso que se dio para el
nacimiento del Laboratorio de Especialidades Farmacéuticas actual: la cantidad y la variedad
de sustancias nuevas que fueron apareciendo, hizo que sus descubridores, generalmente
farmacéuticos, médicos y químicos, comprendieran la necesidad de emplear cada vez mas
espacio, mas tiempo y mas medios para poder efectuar su trabajo en optimas condiciones;
en una palabra, apareció la especialización en "Especialidades". Así que el farmacéutico
investigador y fabricante de especialidades trasladó su trabajo desde la rebotica al
Laboratorio, y el farmacéutico dedicado a vender esas especialidades siguió con su labor en
la oficina de farmacia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, químicos y farmacéuticos trabajaron afanosamente
en busca de medicamentos sintéticos que se pudieran producir en grandes cantidades, a bajo
costo y con mayor control de calidad; esto supuso el acceso a los medicamentos para
grandes masas de población. De esta manera, el mundo farmacéutico contribuyó a la
Revolución Industrial producida durante este siglo, en lo que se plasmó como una
"revolucionaria" mejora de la calidad de vida sanitaria.

5. La eterna pregunta.
El ilustre médico francés Laennec (1755 - 1821) dejó escrito " (…) Las causas de las
enfermedades están siempre, por desgracia, mas allá de nuestro alcance (...)”. Este gran
médico, especialista en el estudio de la tuberculosis, enfermedad de la que trató durante su
vida a infinidad de pacientes, y de la que él mismo acabó muriendo, no llegó a vivir la época
en que, por fin, dos extraordinarios científicos demostraron la existencia en la Naturaleza de
seres vivos responsables de hacer perder la salud a organismos sanos, y que el conocimiento
de estos seres causantes de las enfermedades, por lo menos de cierto tipo de ellas, ponía a
nuestro alcance la posibilidad de evitarlas; entre ambos, Pasteur y Koch, consiguieron
enterrar la teoría de la generación espontánea, y sentar las bases definitivas para el
conocimiento y, por lo tanto, la curación de las enfermedades infecto-contagiosas.

Los problemas que iban surgiendo en la importante industria vinícola y cervecera francesa,
hicieron que Louis Pasteur (Dóle 1822-Villeneuve t'Etang 1895) se interesara por la química
de las fermentaciones y las estudiara detalladamente. A partir de estos estudios, Pasteur
expuso, en 1857, una teoría por la que establecía la relación entre un organismo
determinado y cada uno de estos procesos fermentativos. En 1866, publicó una obra "Études
sur le vín" en la que recomendaba su esterilización por medio de calor: la pasteurización.
Estudiando el fermento butírico, observó que su acción quedaba inhibida frente a la acción
del aire; de este proceso dedujo que las fermentaciones eran procesos de "vida sin aire"
(anaerobios).

Cada vez más convencido de que detrás de cada enfermedad infecciosa estaba la acción de
un microorganismo determinado, en una memoria presentada ante la Academia de Ciencias,
negó tajantemente la teoría de la generación espontánea, aportando numerosas experiencias
que demostraban la existencia de microorganismos vivos, a los que llamó "corpúsculos
organizados" y "gérmenes". La exposición de esta teoría, que se enfrentaba claramente con
las creencias científicas de ese momento, produjo gran controversia entre sus colegas.

En 1865 recibió el encargo de estudiar qué agente prodría ser el causante de una
enfermedad que había atacado a los gusanos de seda y que ponía en peligro la industria
sedera francesa. Aunque no pudo aislar el agente causal, si averiguó que la enfermedad se
extendía a través de los huevos de los gusanos , con lo cual consiguió dar con la clave para
erradicar la enfermedad. Sobre este descubrimiento publicó en 1870 un "Estudio sobre la
enfermedad de los gusanos de seda".

En 1877, partiendo de los trabajos de R. Koch, estudió el carbunco, y en 1879, estudiando


una epidemia de cólera en las gallinas, observó que si administraba a gallinas sanas un caldo
de cultivo con el germen causante de esta enfermedad, pero que hubiera sido preparado
varias semanas antes de su administración, estas gallinas no enfermaban de cólera. En 1880
aisló los estafilococos de un caldo de cultivo con pus extraída de un forúnculo. Pasteur
siempre usó para sus siembras un medio de cultivo líquido.
Decidió probar con el carbunco, y aplicó a unas vacas un caldo de cultivo del bacilo del
carbunco que antes había calentado hasta cierta temperatura. Las vacas tratadas tampoco
enfermaron. En honor a estas vacas, (y a las que en su tiempo usó Jenner para obtener su
vacuna contra la viruela) a su descubrimiento le llamó "vacuna". La siguiente enfermedad
con la que se enfrentó fue con la rabia, logrando cultivar el virus en la médula espinal de un
perro, y luego atenuar su virulencia por desecación de esta médula al conservarla guardada
durante un cierto tiempo en un ambiente totalmente exento de humedad. La primera vez
que se aplicó a un ser humano la vacuna de la rabia fue, en 1885, a José Meister, un niño de
9 años que previamente había sido mordido por un perro rabioso. El niño no enfermó de la
rabia, y así, diez años antes de su muerte, Pasteur dejó consolidada la labor de su vida al
demostrar definitivamente la eficacia de las técnicas para la elaboración de vacunas
desarrolladas por él.

El médico alemán Roberto Koch (Klausthal,1843 -Baden Baden,1910). Hacia 1872, mientras
ejercía como médico rural, estudió el bacilo del carbunco, descubriendo su capacidad de
permanecer vivo en el campo durante mucho tiempo, y, por lo tanto, la explicación al
"misterio" de la continua aparición, en las mismas zonas rurales, de esta enfermedad, con las
consiguientes pérdidas de ganado puesto que los animales infectados morían en menos de 4
días y el peligro de contagio para el hombre. También llegó a demostrar que era el único
agente causante del Antrax.

En 1891, fue nombrado director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de Berlín, y


durante esta etapa, se dedicó al estudio de otras muchas enfermedades infecciosas,
perfeccionó considerablemente las técnicas para el cultivo y aislamiento de las bacterias y
demostró, por fin, la variabilidad e inmutabilidad de las bacterias patógenas, y su relación
directa con las enfermedades infecciosas en los animales y el hombre. En 1882 aisló e
identificó el bacilo causante de la tuberculosis, el Mycobacterium tuberculosis.

Roberto Koch usó, en 1881, la gelatina como primer medio de cultivo sólido. Al año
siguiente, 1882, Hesse tuvo la ocurrencia de sembrar en agar.

A partir del trabajo de estos dos científicos, otros muchos investigadores centraron sus
trabajos en el estudio y aislamiento de las bacteria patógenas.

El investigador español Jaime Ferran (1852-1929) obtuvo, en 1884, una vacuna contra el
cólera a partir de cultivos vivos de Vibriurn coma y una vacuna contra las fiebres tifoideas,
enfermedad endémica en gran parte de España, y cuya mortandad, antes de poder ser
tratada con cloranfenicol era del 80%.

Klebs consiguió aislar y cultivar el Corynebacterium difteriae, responsable de la difteria , el


temible "garrotillo", en 1883; cinco años después, en 1888, Yersin obtuvo la toxina diftérica,
y Behring el suero antidiftérico (1894). En 1882, Talamon descubrió el neumococo como
agente causante de las neumonías. En 1884 Rosenbach continuó con el estudio de los
estafilococos aislados por Pasteur, y describió las dos posibilidades de pigmentación (dorada
y blanca) que tienen; también estudió y dio el nombre a los estreptococos. En 1886
Weichselbaum aisló por primera vez la Neisseria del líquido cefalorraquídeo de un enfermo
muerto de meningitis.

Lancefield estudió y clasificó los estreptococos en 1928. El estudio completo de las


Enterobacteriaceas (Pseudomonas, Aeromonas, Enterobacter, Klebsiella, Shigela, Proteus,
Salmonella, Escherrichia) ha llevado años; de hecho, hoy día está en completa revisión.
Anaerobios, microbactérias, parásitos, virus... han ido "cayendo" en estos últimos 100 años.
Por supuesto, aun quedan muchos retos para la Ciencia medico- farmacéutica: el Sida, las
enfermedades inmunológicas, el cáncer, las enfermedades degenerativas... son aún
misterios por desentrañar.

6. Los medicamentos del siglo XX.


A principios de este siglo, la producción de medicamentos alcanzó gran desarrollo: por fin se
pudo disponer de cantidades suficientes de fármacos, sueros y vacunas con los que combatir
prácticamente toda clase de problemas médicos. Se obtuvieron, y se usaron con éxito
principios activos de origen vegetal (estricnina, quinina, atropina, estrofantina...), de origen
mineral (bicarbonato sódico, yodo, bromuros, sales de bismuto usadas contra las diarreas;
preparados arsenicales, sales de bismuto y preparados mercuriales usados contra la sífilis),
de origen sintético: antitérmicos y antirreumáticos (acido salicilico, y acido acetil salicílico),
barbitúricos (veronal, luminal, dial...), anestésicos ( los primeros eran gases como el éter
sulfúrico, el oxido nitroso y el cloroformo. Se descubrió la propiedad de la cocaína como
anestésico local, y, a partir de ella, se sintetizó la novocaína.

Se dispuso de sueros antidiftérico, antitetánico, antirrábico, anticarbunco y de las primeras


vacunas contra la tuberculosis y contra el chanco blanco.

Paul Ehrlich (1854-1915) se propuso buscar compuestos químicos que actuaran


selectivamente contra aquella patología para la que iban destinados. Gráficamente, él los
llamó "balas mágicas" y la patología que él se propuso combatir fue la sífilis. Hizo 605
ensayos con diversas sustancias, que resultaron fallidos, hasta llegar al ensayo 606 en el que
acertó: el dioxi diamino arseno benzol o Salvarsán, obtenido en 1909, funcionaba
selectivamente contra ella. En 1912 obtuvo, en el ensayo 914, el Neosalvarsán todavía más
efectivo que el primero.

El francés Ernesto Francisco Augusto Fouroeau ( Biarritz, 1872- Ascain, 1949) se formó como
químico en su país natal y en Alemania, donde tuvo la oportunidad de trabajar con los
mejores químicos de ese país. De vuelta a París, desde muy joven sobresalió por sus
investigaciones en química farmacéutica. Desde 1904 dirigió un laboratorio en donde
sintetizó el anestésico estovaína, y en 1911 fue nombrado director de la sección de Química
del Instituto Pasteur de París. A lo largo de su vida profesional investigó sobre numerosas
sustancias: alcaloides, derivados del azufre, del arsénico (sintetizó el acido oxi fenil
arsénico), y del bismuto; obtuvo antipalúdicos de síntesis, simpatolíticos, los primeros
antihistamínicos y espasmolíticos. Sintetizó la adrenalina.

Consiguió una pequeña cantidad de Germanina, un compuesto que solo fabricaban los
alemanes, y, a partir, de ella, descubrió la formula de la germanina sódica, y demostró su
acción bactericida; también demostró que el Prontosil alemán debía su acción al grupo
sulfamidico de su composición, dando así un paso importante en la obtención de otras
sulfamidas.

Su vida personal se vio empañada por su actitud simpatizante con las fuerzas alemanas que
ocuparon su país, durante la II Guerra Mundial. Al final de la guerra fue juzgado y condenado
por colaboracionista, lo que significó para él el fin de su carrera profesional y el mas
absoluto ostracismo por parte de sus colegas.
Como medicamentos específicamente aparecidos ya en el siglo XX tenemos las vitaminas y
los antimicrobianos.

1.- Vitaminas

En 1816, el fisiólogo Magendie observó que si alimentaba a animales jóvenes con dietas
sintéticas determinadas, estos animales presentaban un desarrollo anormal, enfermaban y
morían. El se refirió a este experimento diciendo que se podía comprobar que con estas
dietas "(…) no permanecían en buen estado de salud alimentados solo con los principios
estaminales, los sacáridos, oleaginosos y albuminosos (…)". Ya en el siglo XVII, un médico
holandés había atribuido el beriberi que observó en la isla de Java a la dieta exclusivamente
a base de arroz que llevaban sus habitantes. El medico español Casal relacionó, en el siglo
XVIII, la pelagra con una alimentación a base de maíz. El medico ingles Kramer aseguró, en
el siglo XVIII, que el escorbuto se curaba con zumo de frutas frescas. En 1906, Hopkins
relacionó las enfermedades carenciales con la ausencia de ciertos factores cualitativos
mínimos en la dieta alimenticia.

Pero la necesidad de ingerir determinados alimentos en la dieta, que aportasen sustancias


fundamentales para el organismo, no se conoció hasta principios de nuestro siglo, cuando
Funk, en 1912, descubrió que determinadas enfermedades como pelagra, escorbuto o
raquitismo se debían a la carencia de algún factor existente en los alimentos, y demostró
que el beriberi se prevenía con la administración en la dieta de una sustancia que
químicamente parecía ser una amina y que, al ser el beriberi una enfermedad mortal, esa
amina se convertía en una sustancia necesaria para la vida, por esto la llamó "vitamina",
nombre que luego se generalizó a todas las demás. Años después, entre 1913 y 1915
McCollum y Davies descubrieron en la yema de huevo y en la mantequilla una sustancia
liposoluble, la vitamina A, distinta a otras hidrosolubles aisladas por Funk de la leche y las
levaduras, las vitamina del grupo B, y desde entonces se ha establecido la distinción entre
vitaminas hidrosolubles y liposolubles.

2.- Antimicrobianos

En 1940, D. Wods observó que la inhibición de un crecimiento bacteriano producida por la


sulfanilamida, era a su vez inhibida añadiendo al medio de cultivo acido para-
aminobenzoico; de esto dedujo que este ácido actuaba como "metabolito" (factor de
crecimiento) para las bacterias, mientras que las sulfamidas actuaban como
"antimetabolito". Las estructuras químicas tanto de uno como del otro son muy semejantes.

La constatación de este hecho hizo que se intensificara la búsqueda de productos sintéticos,


químicamente semejantes a los metabolitos naturales, pero que pudieran actuar como
inhibidores (antimetabolitos) del crecimiento bacteriano. Este fue el punto de partida en la
búsqueda de sustancias antibióticas. Aunque en un primer momento, el profesor Waksman
definió los antibióticos como " […] sustancia química elaborada por microbios y cuya acción
inhibidora del crecimiento y actividad metabólicas de otros gérmenes es selectiva,
caracterizándose cada antibiótico por su peculiar espectro microbiano […]" y los llamó
"productos antimetabolicos de los microorganismos", pronto se comprobó que, además de
estos antimetabolitos, actuaban como inhibidores del crecimiento bacteriano muchísimas
otras sustancias naturales procedentes de organismos como hongos, algas, líquenes, y
vegetales superiores, en muchos casos por mecanismos hasta hoy desconocidos. La mayor
cantera de estas sustancias se ha encontrado en los Actinomicetos. Hoy día se conocen más
de mil sustancias distintas que actúan frente al crecimiento bacteriano, bien como
bactericidas, bien como bacteriostáticos.
Es curioso observar que los mohos y las levaduras se venían usando como medicamentos
desde los tiempos más remotos por ejemplo, en Los Vedas, en el papiro de Ebbers, en obras
de Hipócrates, Plineo, Galeno y Francisco Bacon ya aparecen citados. Algunos pueblos de
América tomaban el Cuxum: una bebida de pan mohoso fermentado. Vuillemint introdujo la
palabra y el concepto de "antibiosis" en 1889. Marshall Ward, años más tarde relacionó
antibiosis con fenómenos de antagonismo bacteriano. Moose fue el primer médico que
empleó científicamente una sustancia antibiótica al tratar un caso de forunculosis con
levaduras. A Tyndall se le atribuye ser el primer científico que observó el fenómeno de
inhibición bacteriana en presencia de mohos. Louis Pasteur demostró el proceso de
antagonismo bacteriano haciendo el siguiente experimento: en un medio con orina ácida
sembró Bacillus antracis obteniendo un rápido y abundante crecimiento; seguidamente sobre
este cultivo, sembró Bacillus comunis. El resultado fue que el crecimiento del B. comunis
impidió prácticamente el del B. antracis.

A Sir Alexander Fleming (1881 - 1955) le llamó la atención el hecho de que en una placa
sembrada con un microorganismo, y que había olvidado en el alfeizar de la ventana de su
laboratorio, presentara un abundante crecimiento en toda ella, menos en el trozo que
estaba infectada de moho; hizo un extracto de este moho y comprobó que también era
capaz de inhibir el crecimiento microbiano: había obtenido el primer antibiótico. Así fue
como, viendo lo que hasta entonces nadie había sabido valorar, Fleming, en el año 1929,
obtuvo la penicilina a partir del molesto "moho contaminante" que tan a menudo invadía los
cultivos en los laboratorios de la época, cuando todavía no se conservaban en estufas y la
humedad del ambiente más la riqueza del medio de cultivo propiciaban su aparición; este
moho era el Penicillium notatum. Fleming se dio cuenta de la importancia de su hallazgo; sin
embargo se encontró con el problema, en ese momento insoluble, de separar de ese extracto
de moho el principio activo que actuaba como inhibidor. Por eso no fue hasta 1938 cuando,
reunidos en la Universidad de Oxford el médico australiano Howard Florey, el bioquímico de
origen alemán Erns Boris Chaim, que se había refugiado en Inglaterra huyendo de la locura
hitleriana, y el bioquímico británico Norman Heatley formaron un equipo de trabajo con el
fin de desentrañar el misterio contenido en el extracto de Fleming. Trabajando duramente,
en 1940 consiguieron lo que ellos consideraron penicilina pura, aunque luego comprobaron
que solo tenía un 30% de pureza. Siguieron trabajando en el problema de su purificación
durante los cuatro años siguientes hasta conseguir penicilina pura en 1944. El hallazgo fue
providencial: el índice de curaciones de soldados aliados heridos durante la II Guerra
Mundial, y tratados en Inglaterra con el nuevo medicamento estuvo cerca del 90 %.

El segundo antibiótico obtenido fue la estreptomicina. Selman Waksman de la Universidad


británica de Rutgers lo obtuvo en 1944 a partir de un Ascomiceto. La gran importancia de
este antibiótico fue el ser activo frente al bacilo de la tuberculosis.

Hoy en día se conocen más de 1000 sustancias distintas capaces de actuar frente al
crecimiento bacteriano, en muchos casos por mecanismos que aún nos son desconocidos, y
en otros muchos, produciendo unos efectos secundarios aún peores que la infección que
combaten, de manera que, de todas estas, solo unas pocas decenas son aplicables
terapéuticamente.

En cuanto a otros antimicrobianos, en 1932 apareció la primera sulfamida, el Prontosil,


sintetizado en Alemania por Klares y usado frente a infecciones producidas por estafilococos
y estreptococos por G. Domagk. Años después, en 1935, un grupo de científicos del Instituto
Pasteur entonces dirigido por Ernesto Fourneau, anunciaron que habían separado del
Prontosil la parte farmacológicamente activa, al conseguir degradarlo de la misma manera
que se metabolizaba en el organismo y separar así la sulfanilamida; después se sintetizó la
para-aminobenceno sulfamida, una molécula mas sencilla, con menos efectos secundarios
desde el punto de vista terapéutico, y verdadero punto de partida de las sulfamidas que se
usan hoy día.

Las sulfas se usaron en el tratamiento de todo tipo de enfermedades infecciosas; ante


muchas de ellas no eran efectivas, pero desde luego contribuyeron a bajar
espectacularmente el índice general de mortalidad.
En el año 1900, el 97% de los habitantes de Europa Occidental estaban afectados de alguna
manera por el Bacilo de Koch productor de la tuberculosis, siendo su índice de mortandad de
200 enfermos por cada 100.000 habitantes y año. Los estudios que se hicieron sobre la
tuberculosis permitieron a J. Lehman en 1943 la obtención del PAS o acido para amino
salicílico. Después se sintetizó la tio amino carbazona, y la hidracida (1951). La
estreptomicina sintetizada en 1944 también se demostró activa frente a la infección
tuberculosa. El uso de todos estos fármacos antituberculosos permitió rebajar las cifras de la
infección espectacularmente, de manera que en unos estudios realizados en 1960 se
demostró que, aunque el 60% de la población mundial presentaba algún tipo de afección
tuberculosa, la mortandad se había rebajado a 10 enfermos por cada 100.000 habitantes y
año.

Hoy día se calcula en unos quince millones las personas enfermas de tuberculosis existentes
en el mundo, con una mortandad de tres millones de enfermos por año.

En cuanto al tratamiento del paludismo, como medicamentos específicos se obtuvieron la


plasmoquina y la atebrina.

En cuanto a la sífilis, en 1905 Schaudinn y Hoffmann aislaron su agente causante, el


Treponema pallidum. El Salvarsan de Ehrlich supuso el primer tratamiento de esta temible
enfermedad con un antimicrobiano efectivo y selectivo. Hoy día se trata con penicilina como
antibiótico de elección primaria, con un índice de curación del 90%, y con eritromicina y
tetraciclinas si el enfermo es alérgico a aquella.
En el tratamiento de las fiebres tifoideas, el antibiótico de primera elección es el
cloranfenicol, como ya quedó demostrado desde la primera vez que se usó contra esta
gravísima enfermedad, durante una epidemia que se desató en Bolivia en 1947.

En cuanto a las temidas epidemias de peste, Yersin aisló e identificó el bacilo responsable de
ellas, la Yersinia pestis, en 1894.

Por otro lado, el conocimiento del papel de las ratas en su propagación, y el de ciertas
pulgas como vectores de contagio rata-hombre, de los medios de diagnóstico que hoy día se
dispone, así como su tratamiento con sulfamidas y antibióticos, aunque han terminado con
las pandemias , no han podido evitar que en el mundo existan lugares donde esta bacteria
sigue acantonada: hay cepas de Yersinia pestis en el centro de África, Manchuria, Mongolia,
sudeste de los territorios de lo que fue la U.R.S.S., en los alrededores del Mar Caspio y, por
supuesto, esporádicamente, aparecen casos en cualquier lugar del mundo…

En cuanto al cólera, Roberto Koch, estudiando una epidemia de esta enfermedad que
apareció en1883, en Egipto, obtuvo un cultivo puro de su agente causal, el Vibrio Cholerae.
Hoy día se han identificado tres vibriones distintos, diferenciados por sus antígenos. Esta
enfermedad, conocida desde la antigüedad y, que producía la muerte entre las cuarenta y
ocho y las noventa seis horas siguientes a la aparición de sus primeros síntomas, causó entre
1817 y 1923, seis grandes pandemias, que se extendieron por todo el mundo, desde el delta
del Ganges, en la India y desde Bengala, de Este a Oeste, a través de Asia Menor, el Caucaso,
Europa Oriental, Europa Occidental y por último América. Hoy día sigue existiendo, pero con
un diagnóstico lo mas precoz posible, la rehidratación intravenosa del enfermo, y la
administración de cloranfenicol, oxitetraciclinas, neomicina o sulfamidas, la curación es
rápida y completa.

***

¿Qué más puedo contar? Gracias a todos estos espectaculares avances médico –
farmacéuticos, los humanos de hoy en día vivimos en una época privilegiada en la que
prácticamente se han vencido todas las patologías: aquellas enfermedades que durante siglos
supusieron terribles amenazas para la humanidad, en estos tiempos apenas nos preocupan.

Las empresas farmacéuticas que fabrican a gran escala todas estas especialidades con las
que se combaten se han convertido en multinacionales que mueven miles de millones. La
capacidad de investigación que hoy se tiene en los grandes laboratorios a Paracelso le
parecería un sueño. Y el resultado final de toda esta impresionante trama llega hasta las
personas corrientes a través de las oficinas de Farmacia, las boticas de toda la vida. Por
mucho que digan que quien domina es Medicina, la gracia la tiene... Farmacia.

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