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LA HISTORIA DE

LA ENFERMERÍA

Lara Ríos Resúa


13 DE DICIEMBRE DE 2017
1º CAE
Higiene del medio hospitalario y limpieza del material
ÍNDICE
1. Introducción y origen histórico de la enfermería.
2. La prehistoria.
3. La Edad Antigua.
a. Egipto.
b. Babilonia.
c. Palestina.
d. India.
e. China.
f. Pueblo hebreo.
g. Grecia.
h. Roma.
4. La Edad Media.
5. La Edad Moderna.
a. El Renacimiento.
b. La reforma protestante.
6. La Edad Contemporánea.
7. La situación actual en España.
8. Los modelos de enfermería.
Bibliografía.
Hemeroteca.

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1. Introducción y origen histórico de la enfermería.

El origen histórico de la enfermería, como actividad, es el de la misma


humanidad. Desde siempre ha existido la enfermedad y desde el inicio de
la humanidad ha habido personas encargadas de los cuidados de enfermería. A
lo largo de del tiempo y en todos los lugares, la aportación de la enfermería a la
sociedad se centra en los cuidados de la salud.
De forma sintetizada, desde que el mundo es mundo ha habido personas
encargadas de cuidar a los enfermos. Apareciendo así, unida y relacionada
totalmente a la humanidad.
A lo largo de los tiempos, los conocimientos y la actividad profesional médica y
de enfermería han ido evolucionando hasta llegar a nuestros días. Iremos viendo
los cambios y los aspectos más señalados en las distintas etapas históricas.

2. La prehistoria.
La prehistoria es el período de la historia de la humanidad que comprende desde
el origen de la humanidad hasta la aparición de la escritura. Se divide en dos
grandes edades: la Edad de Piedra y la Edad de Metal. En la primera se
distinguen tres fases: el Paleolítico, el Mesolítico y el Neolítico, la transición entre
ambas supuso el paso del hombre de ser recolector, cazador y nómada, a ser
ganadero, agricultor y sedentario.
De esta época no se conservan muchos documentos escritos, por lo que se cree
que el origen de los cuidados iba ligado a la conservación de la tribu, a asegurar
la supervivencia y a perpetuar la especie.
La distribución de las funciones en la prehistoria se basaba en las características
biológicas, la maternidad, la crianza de los hijos, la conservación del fuego y la
preparación de alimentos eran funciones que iba adquiriendo la mujer. El hombre
por otro lado, se encargaba de la caza y protección de la tribu.
Por lo tanto, todo hace pensar que las mujeres eran las que se ocupaban de los
enfermos y heridos. Gracias al aprendizaje del medio a través de la observación
y la experiencia, aumentaron sus conocimientos sobre la alimentación, las
plantas y sus propiedades aplicadas a los cuidados, como bálsamos, infusiones
o emplastos. Analizando animales heridos o enfermos, empezaron a tener ideas
para los tratamientos de sus propias enfermedades o lesiones, como ingerir
hierbas para purgarse o evitar apoyarse en una extremidad fracturada para que
soldase.
De esta manera se consiguió la conservación de la especie y la mejora de la
calidad de vida y los conocimientos de estas mujeres se transmitían de
generación en generación, lo que permitía la evolución.

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En la fase del Neolítico aparecen nuevas enfermedades debido al sedentarismo;
las enfermedades infecto-contagiosas. Para encontrar una explicación,
atribuyeron su origen al mundo espiritual. Para ellos todos los elementos de la
naturaleza tenían alma: los animales, las plantas o incluso los muertos; por lo
que la enfermedad era un castigo por una ofensa que también podía extenderse
a toda la tribu en forma de epidemia o catástrofe natural.
Así, a partir de estas creencias, apareció la figura del brujo, chamán, mago o
curandero, que tenía relación con el mundo espiritual. Los tratamientos se
volvieron cada vez más amplios y complejos, mezclados con conjuros o rezos a
los espíritus, para ahuyentarlos y, con ellos, la enfermedad.
Aunaron los elementos de la naturaleza que observaron que eran beneficiosos
para determinadas dolencias junto con los espirituales. El papel de la mujer fue
ayudar en la recolección y aplicación de dichos tratamientos así como en los
rituales que los acompañaron.
El conocimiento del mundo espiritual, le dio poder y respeto a los brujos dentro
de las comunidades. En ocasiones, estos conocimientos eran intercambiados
con los de otra tribu para aumentarlos y perfeccionarlos.
Dentro de su cultura mística, los brujos usaron plantas, como infusiones y
emplastos, minerales molidos y partes de animales, como colmillos o vísceras.
Aprendieron a reducir fracturas y cerrar heridas, así como el beneficio de los
masajes. Todo ello mezclado, necesariamente, con conjuros y rituales que les
ponían en contacto con el mundo espiritual y mágico.
De esta etapa, se han encontrado indicios en excavaciones de que los hombres
primitivos practicaban costumbres que hoy en día serían consideradas de salud
pública, como la de guardar los alimentos en el sitio más fresco del poblado y
arrojar residuos lejos del mismo.

3. La Edad Antigua.
En esta etapa, que va de la manifestación de los primeros textos escritos hasta
el fin del Imperio Romano, en el siglo V, nos encontramos con asentamientos
urbanos en zonas fértiles y con la aparición de la escritura. Gracias a esta
empezamos a tener datos concretos sobre los saberes médicos; por ejemplo, en
los papiros de Ebers y Edwin Smith del antiguo Egipto, se describen
conocimientos médicos y quirúrgicos, remedios para enfermedades, conjuros y
encantamientos.
Seguía predominando la explicación mágico-religiosa de la enfermedades, con
el médico-sacerdote, aunque de forma paulatina aparece la preparación para
ejercer el trabajo de médico Los enfermos son atendidos en los templos o junto
a ellos. Empieza a observarse una segunda figura que trata los problemas
traumatológicos y de cirugía menor, distinta del médico-sacerdote. Además, nos
encontramos con las comadronas, mujeres sin preparación, pero con gran
experiencia, que atendían los partos.
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La civilización griega supone un cambio importante, pues comienza a
desarrollarse la medicina científica: las enfermedades no se explican como
fenómenos religiosos y espirituales, sino que se relacionan con causas
naturales. Consideraban que en el cuerpo existen cuatro humores (líquidos):
sangre, bilis amarilla, bilis negra y moco, que han de estar en equilibrio. La
enfermedad se debe a un desequilibrio entre estos humores.
La metodología médica se racionaliza y ordena: se observan los signos y
síntomas, se estudia al paciente y se valora de acuerdo con lo observado, cuál
es su problema de salud, procurando ayudar a la naturaleza en la curación. Para
la salud daban gran importancia a la higiene, entendida en un sentido más amplio
del que ahora le damos: vida ordenada, actividad física, descanso, alimentación,
baños y masajes. Los médicos recibían formación teórica y práctica de otros
médicos.
Aparecen dos tipos de instituciones: unas en las que se da cobijo y atención a
viajeros y enfermos (serían antecedentes de los hospitales), mencionándose
unidades con habitaciones para cuidados y describiéndose alguna de estas
prácticas, tales como baños, compresas frías y alimentación; en otros lugares,
en cambio, se pasa consulta a los enfermos de forma ambulatoria.
Los romanos aprovecharon y siguieren los conocimientos de los riesgos.
Además fueron grandes impulsores de muchos aspectos relacionados con la
salud pública: acueductos para llevar agua a las ciudades, obras de
alcantarillado y cloacas, almacenes de trigo para que no faltase alimento para la
población o termas para baños públicos y masajes. Dieron gran importancia al
tratamiento de los heridos en los campos de batalla, creando hospitales militares
con soldados que actúan como cuidadores. Más adelantes se usarían también
para atender a enfermos civiles, con médicos y esclavos que los asistían.
Ahora profundizaremos más concretamente en regiones para destacar sus
aspectos más relevantes en cuanto a los cuidados de enfermería.
a. Egipto.
En esta época se pensaba también que el origen de las enfermedades residía
en el mundo espiritual. Surge el culto a los dioses con poderes curativos como
Isis (Diosa del Nacimiento y de la Maternidad en la mitología egipcia) u Osiris
(esposo de Isis, Rey de la Regeneración, la Fertilidad y de los Muertos). Los
brujos se convirtieron en sacerdotes, aunque también aparecieron los primeros
médicos, desvinculados de lo espiritual y que se dedicaban a las enfermedades
más habituales, así como a la traumatología y a la cirugía.
No hubo hospitales, pero en algunos templos se atendieron y curaron enfermos.
El cuidado de los mismos estuvo asignado a los esclavos o sirvientes. Las
mujeres se encargaban fundamentalmente de los cuidados en el ámbito
doméstico, aunque también está demostrada la existencia de mujeres
sacerdotisas.

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Esta sociedad se fue agrupando poco a poco en núcleos de población cada vez
más grandes al confluir varias tribus de las orillas del río Nilo, organizando un
tejido social a cuya cabeza se situaban los faraones. En el desarrollo de estos
núcleos, ya se dio importancia a las canalizaciones para el suministro de agua,
la eliminación de aguas residuales, la higiene individual y el enterramiento de los
muertos.
Se recogen ya en este período testimonios escritos con jeroglíficos y sobre
papiros acerca de cuidados médicos. El texto médico más antiguo conservado
es el papiro de Ebers, que data del siglo XV a. C. Describe más de siete cientos
remedios naturales para el
tratamiento de las enfermedades, así
como conjuros y rituales. Estos
papiros eran un medio para conservar
y propagar el conocimiento, aunque
pudieron ser copias de textos todavía
más antiguos. En ellos se describen
cuidados para la piel y los dientes,
técnicas para hacer vendajes,
reducción y entablillamiento de
fracturas, sutura de heridas y el
tratamiento y cuidado de
quemaduras. Así, contienen una gran
variedad de remedios farmacéuticos
para diversas dolencias.
Los egipcios, con su práctica de embalsamar cadáveres, alcanzaron muchos
conocimientos sobre anatomía, con lo que destacaron en el campo de la cirugía
y las técnicas de vendaje. Antes de una intervención, desinfectaban el
instrumental flambeándolo; limpiaban la habitación donde fueran a operar
(descubrieron la asepsia), así como al enfermo y al propio cirujano; usaban
sustancias anestésicas disueltas en bebidas y cauterizaban los vasos
sanguíneos.
b. Babilonia.
Los siguientes escritos referentes a los cuidados de enfermería tras los egipcios
provienen de Mesopotamia, concretamente de la civilización babilónica, que
habitó a orillas de los ríos Tigris y Éufrates, en el actual Irak y parte de Irán.
Este fue un pueblo culto que escribió en tablillas. Estudiaron las matemáticas y
la astronomía, crearon sistemas de medidas y dividieron el tiempo en días,
meses y años.
Describieron muchas enfermedades con sus síntomas correspondientes,
distribuidos en tres partes: cabeza, tronco y abdomen. Recogieron unas 250
curas para ellas, que abarcaban remedios basados en vegetales, minerales o
animales. Además, practicaron la fisioterapia en forma de masajes o aplicación
de calor o frío, la cirugía y también rituales mágicos, rezos y exorcismos que

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necesariamente acompañaban a cada tratamiento en su preparación o
aplicación.
La explicación sobre la enfermedad y su origen como el resultado de una ofensa
o trasgresión se mantuvo en el mundo espiritual. Su gravedad y evolución estaba
en función de la importancia de la falta.
No se enfrentaron a las enfermedades consideradas mortales porque era ir en
contra de la voluntad de los dioses. Si no era grave, se iniciaba el tratamiento
terapéutico, que incluía plegarias a los dioses, rituales de ofrendas o sacrificios
de animales. El enfermo tenía que sufrir el aislamiento de su comunidad mientas
no sanara y se mantuviera en pecado.
La lucha contra la enfermedad se distribuyó entre los sacerdotes que vivían en
los templos encargándose de los problemas neurológicos y digestivos; y los
médicos laicos, que se ocupaban de la cirugía y la traumatología, aunque con
una consideración social inferior a los primeros.
De los cuidadores apenas de habla en los escritos y esta actividad estuvo
encargada a sirvientes domésticos y esclavos.
c. Palestina.
La vida y las costumbres en Oriente Próximo a lo largo de la Antigüedad ha
quedado recogida en el conjunto de textos que constituyen el Antiguo
Testamento. Para ellos, Dios, o como lo llamaban, Yahvé, era el ser
todopoderoso que otorgaba a las personas la salud o la enfermedad,
entendiendo esta como un castigo. Por este motivo la salud y la lucha contra la
enfermedad estuvieron encomendadas a los sacerdotes y a los médicos.
Reglamentaron numerosas normas de higiene, como la inspección de los
alimentos, la eliminación de los residuos o la circuncisión de los niños;
establecieron la notificación obligatoria de la aparición de las enfermedades que
consideraban más graves y fijaron la cuarentena.
El cuidado de los enfermos era muy positivo, ya que no discriminaban a nadie
por causa de la enfermedad, condición social u origen. Atendían a los enfermos
en unas instituciones denominadas xenodichias, que se pueden considerar como
antecedentes de los que hoy conocemos como hospitales.
d. India.
La primera cultura india de la que se tiene constancia es de los años 2500 a. C.,
en Mohenjo-Daro y Harapa, donde restos arqueológicos nos proporcionan
pruebas de su avanzado sistema de higiene pública, como son su abundancia
en pozos, retretes, baños públicos, desagües y vertederos de basuras, y
viviendas muy sólidas y bien ventiladas.
Mil años después, la zona fue invadida por un pueblo ario que influyó
notablemente en el desarrollo religioso y cultural.

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El Atharva-Veda, es el primer libro hindú con abundante contenido médico, es
uno de los Vedas de los invasores arios, en ellos se basa la medicina ayurvédica
(o india tradicional), cuyo significado es “el conocimiento de la vida”. Contiene
también comentarios y escritos de importantes sanadores indios.
Es importante destacar que la religión y el misticismo indio permitieron un
sistema médico laico y que utilizó prácticas racionales, aunque no exento del
todo de ideas mágicas y religiosas. De ahí que al principio se considerara a la
enfermedad como un castigo de los dioses, que imponía a los pecadores. Pero
la creencia de la reencarnación llevo a la idea de que la transgresión conduciría
a una retribución por medio de la naturaleza.
El ser humano estaba constantemente naciendo hasta que su karma, que es la
suma de acciones de una vida que determina el destino de la próxima, lo
introduciría en el Nirvana o lo fundía en el Cosmos.
Se consideraba que el Universo como un eterno ciclo de creación, conservación
y destrucción, que a pesar de que existían muchas divinidades, todas ellas eran
parte de ese todo.
Todos estos dioses influían en la salud y en la enfermedad, pero a Dhavantari
se le consideraba como el patrón de la medicina.
Los métodos de diagnóstico incluían procedimientos mágicos y también
racionales. Los presagios jugaban un gran papel, como el vuelo de los pájaros,
los sonidos de la naturaleza, entre otros muchos. Las eliminaciones, junto con
las constantes, también eran estudiadas para el diagnóstico.
La farmacología era muy diversa, llegando a describir hasta 1200 plantas
medicinales. La lucha contra las enfermedades también pasó por la inoculación
de las mismas, como por ejemplo la viruela (el pus de una pústula de un enfermo,
se la inyectaban mediante punción o escarificación), evitando así la propagación.
En cirugía estaban muy avanzados, ya que practicaban cirugías complejas y
restauradoras como la rinoplastia y el labio leporino. Hernias, cataratas, cálculos
vesicales y cesáreas también eran cirugías habituales.
Los textos médicos señalaban las cuatro bases de la curación: el médico, el
paciente, la medicina y el ayudante.
e. China.
En la antigua China, la salud es el resultado de un estado de armonía del espíritu
consigo mismo y el universo. La naturaleza estaba regida por la dualidad básica
del Yin (oscuro, negativo) y el Yang (claro, positivo). La enfermedad, por lo tanto,
consiste en un desequilibrio entre ambos.
Las causas de enfermedad son muchas y muy variadas, entre las cuales se
encuentran: las variaciones climáticas, dietéticas, afectivas… Es decir, cualquier
variación que afecte el equilibrio Yin-Yang.

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El tratamiento de la enfermedad, para los chinos, tenía un orden. Empezaba con
la dietoterapia, pasando por la farmacopea y finalizando con la acupunterapia.
Esta medicina sigue siendo vigente y se mantiene tal y como empezó, ya que es
la medicina clásica.
A la persona que se encargada de los cuidados de enfermería, se le llamaba
cuidador, que en la cultura del pueblo chino figuraba la responsabilidad de cuidar
de los miembros de la familia en el seno del hogar.
Se han identificado salas de curación situadas junto a los templos con dos
funciones, la oración y la recuperación de la salud.
f. Pueblo hebreo.
El litoral palestino fue habitado por una tribu egea, los filisteos o pueblo del mar.
La tribu semita de los cananeos ocupaba la restante porción de territorio. Las
tribus hebreas comenzaron a poblar el territorio en el siglo XV a. C. Saúl fundó
el reino de Israel en el siglo XI a. C. El reino de Judá, en el sur de la actual
Palestina, fue fundado en el siglo X a. C. David unificó los dos reinos y proclamó
Jerusalén como la capital del Estado. En tiempos de Salomón (siglo X a. C.) hubo
paz, prosperidad y desarrollo. Se construyó un templo para rendirle culto a
Jehová. A la muerte de Salomón se separaron los dos reinos.
En el siglo XIII, Israel fue sometido por Sargón II, rey de Siria Nabucodonosor,
rey de Babilonia, destruyó Jerusalén e hizo prisionera a toda la población. El rey
Persa Ciro conquistó Babilonia y liberó a los hebreos manteniéndolos como
súbditos. En el año 70, Tito destruyó Jerusalén. En 1446 se fundó el moderno
Estado de Israel.
Las características de la medicina hebrea son las siguientes.
- El monoteísmo hace que la medicina sea teúrgica: Jehová responde por
la salud y por la enfermedad. Esto, en general, significa un avance: facilitó
el desarrollo de la ciencia al concentrarse el hombre en una sola idea.
Terminó con la noción de un dios por cada fenómeno de la naturaleza y
cada circunstancia de la vida como lo postulaba el politeísmo. Esto
permitió el estudio y la indagación del origen de cada cosa.
- La enfermedad puede ser también una prueba divina como en el caso de
Job: “entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con
una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza”.
- Los hebreos adoptaron los preceptos médicos de los pueblos con los
cuales tuvieron contacto: Mesopotamia, Egipto y Grecia.
- En higiene, la Biblia reglamenta los baños, la limpieza antes de la oración
y las comidas, el comportamiento de los recién casados, el aislamiento de
los enfermos y la forma de liberarse de los excrementos enterrándolos.
- En anatomía, conocían las partes del cuerpo humano, pero sobre todo la
de los animales. En el Talmud se habla del número total de huesos del
hombre y en la Biblia se cataloga la sangre como el centro de la vida.
- En el área quirúrgica, practicaban, por razones higiénicas y religiosas, la
circuncisión. También practicaban cesáreas y amputaciones.

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- En obstetricia, se mencionan en varios pasajes bíblicos a las parteras,
que daban recomendaciones a las mujeres durante el parto y ayudaba en
el mismo. El aborto era castigado con la muerte.
- Utilizaban como medicamentos la mandrágora, los bálsamos, los aceites,
las gomas, las esencias, los frutos y los narcóticos.
- Las enfermedades referenciadas en la Biblia son la lepra, epidemias de
peste, la rabia, enfermedades de transmisión sexual y perversiones
sexuales como la zoofilia.

g. Grecia.
Los griegos desarrollaron todas las ciencias conocidas hasta entonces,
dejándonos numerosos escritos para el estudio.
Entre sus divinidades estaba Escolapio, responsable de la salud y la
enfermedad. En sus templos, los sacerdotes atendían a los enfermos con
tratamientos médicos y rituales religiosos así como proporcionando la posibilidad
de alojamiento y reposo. Crearon albergues para atender a los viajeros enfermos
e incluso dispusieron de consultas externas como los centros de salud,
denominados instriones, donde se podía consultar acerca de dolencias a los
médicos y recibir un tratamiento.
La enfermedad seguía teniendo un origen espiritual, producto de pecados u
ofensas pero, con el avance del saber y el conocimiento, empezó a plantearse
un origen natural apartado de la voluntad de los dioses. De esta manera
empezaron a crearse escuelas de medicina en las que se enseñaba medicina de
una manera científica, apartada del mundo espiritual, lo que trajo consigo la
aparición de médicos laicos.
La figura más destacada de estos médicos fue Hipócrates. Se formó en los
templos de Escolapio, donde comenzó a pensar que la enfermedad no era un
castigo de los dioses. Para él, la salud o la enfermedad dependían de un
equilibrio entre el individuo y la naturaleza y, si ese equilibrio se rompía, la
persona enfermaba. Según Hipócrates, el médico debía tener una conducta ética
y honesta y, por ello, estableció el juramento hipocrático, que servía como
compromiso con la profesión y los enfermos. El tratamiento de los enfermos se
orientó a la recuperación de dicho equilibrio con la naturaleza.
Entre las terapias que se ofrecían a los enfermos en la Grecia de esos tiempos,
se incluían los baños, los masajes, el reposo, la buena alimentación, el deporte
y la vida ordenada.
Hipócrates fundó la primera escuela de medicina científica dando paso con ella
al pensamiento racional en la medicina, en la que ya no se relacionaba la religión
y la magia con la enfermedad.
Estableció un método sistemático para el tratamiento de las enfermedades que
constaba de cuatro pasos:
1. Observar los signos y síntomas del paciente.

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2. Estudiar y escuchar al enfermo.
3. Valorar al paciente, sus síntomas y la gravedad de su enfermedad.
4. Favorecer a la naturaleza para que actúe favorablemente sobre el
paciente y recupere el equilibrio perdido, así como proporcionar los
mejores tratamientos conocidos.
Respecto a los métodos de trabajo, en la isla griega de Cos se encontraron
tablillas con el nombre de enfermos, descripción de los síntomas, diagnóstico y
pronóstico de las dolencias, tratamientos y cuidados aplicados, así como de la
evolución, a modo de primitivas historias clínicas.
Poco a poco se fue creando un grupo de profesiones en la lucha racional contra
la enfermedad, independientemente de los sacerdotes. Los médicos eran los
más preparados y trataron las dolencias individuales, aunque también se
preocuparon por la mejora de las condiciones sanitarias de la comunidad. Bajo
la denominación de cirujanos, se agrupaban los actuales farmacéuticos y
fisioterapeutas. Las parteras asistían a los partos de mujeres.
Por último estaban los esclavos, que ayudaban a los médicos en la preparación
y aplicación de todo tipo de tratamientos, así como en el cuidado diario de los
enfermos mientras durase la enfermedad y permanecieran internados. En el
terreno doméstico, los cuidados de la salud familiar los seguía aplicando la mujer.
El escaso valor que los griegos dieron al trabajo manual, y por lo tanto a los
cuidados enfermeros, ocasionando que no evolucionara intelectualmente como
otras disciplinas.
h. Roma.
Roma extendió su poder e influencia por todo el mundo conocido entonces, a
través de sus conquistas militares. Gracias a esto creció también su cultura, al
conocer y asimilar la de los pueblos sometidos. Los griegos aportaron mucho a
la cultura romana.
Hay numerosos textos escritos que nos ilustran ampliamente sobre su historia,
cultura, conocimientos y organización social. Respecto a la consideración de la
salud y la enfermedad, al principio la atribuyeron a un origen divino. A los
enfermos se les llevaba a los templos, donde se hacían plegarias y ofrendas a
los dioses para que de este modo recuperasen la salud.
Tras la conquista de Grecia, se llevaron a Roma muchos esclavos. Entre ellos
también hubo numerosos médicos que entraron al servicio de los romanos para
ejercer su profesión a partir del año 200 a. C. De esta manera penetró en Roma
la concepción griega de la medicina.
Poco a poco el prestigio de los médicos griegos fue en aumento, hasta el punto
de que muchos de ellos consiguieron su libertad tras unos años de esclavitud.
Se conserva el nombre de algunos, pero el más famoso es el de Galeno, que
ejerció la cirugía y la traumatología. Los cuidados enfermeros estaban a cargo
de siervos o esclavos que seguían las indicaciones de los médicos.

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Los romanos aportaron a la medicina de la época su capacidad organizativa y
de gestión. Desarrollaron muchas medidas consideradas de salud pública.
Entre sus preocupaciones principales estaban la distribución de agua a las
ciudades y la evacuación de sus residuos, por lo que desarrollaron
canalizaciones para el alcantarillado. Crearon redes de carreteras para
transportar alimentos a todas las partes del Imperio. Estos eran guardados en
almacenes cuya observación se vigilaba estrictamente para evitar hambrunas en
épocas de malas cosechas. También organizaron los enterramientos en
cementerios con un sistema de registro de los fallecidos.
Las numerosas campañas militares del Imperio Romano necesitaban de un
sistema de atención a los heridos en las batallas. De esta manera se crearon
unos hospitales de campaña conocidos como valetudinarios, en los que
trabajaban enfermeros militares, denominados nosocomi. Muchos de estos
hospitales se establecieron permanentemente en edificios de piedra de ciudades
de todo el Imperio, ocupándose de la atención de su población.

4. La Edad Media.
Es el período histórico que comprende desde el siglo V, el fin del Imperio
Romano, hasta el siglo XV.
El cristianismo, la religión oficial en Europa, es decisiva para entender la
concepción de la asistencia sanitaria de esta época. Hay que destacar la defensa
de los indefensos, los niños y los más desfavorecidos, así como el hecho de
considerar a todos los hombres como iguales. Los cuidados de enfermería
experimentaron de esta manera el cambio más acusado de todas las
ocupaciones de la Edad Media.
Por lo tanto, la religión influye de manera muy destacada en el cuidado de los
enfermos, pues considera que es un acto de caridad, muy bien valorado.
Promovidos por la Iglesia, se construyeron hospitales en las grandes ciudades,
en los que se atendía a pobres, desvalidos y enfermos.
Las diaconisas constituyeron la primera asociación de la que se tiene noticia
dedicada a las actividades del cuidado. Fueron mujeres solteras o viudas que, a
la vez que atendían a los pacientes, realizaban actividades de proselitismo para
conseguir su conversión al cristianismo.
En numerosos concilios se trató el tema de la atención sanitaria. Una de las
decisiones que tuvo mayor trascendencia fue la de que todos los obispos
organizaran en sus diócesis alojamientos para el cuidado de enfermos. Se
llamaron hospitium, palabra que el latín significa “casa de huéspedes” y que es
el origen de la palabra hospital actual.
La organización de los monjes en monasterios a partir del siglo IV fue otro paso
importante. Muchos de estos religiosos adquirieron conocimientos sanitarios que
aplicaban a los enfermos acogidos en sus instituciones como obra de caridad.

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En algunos conventos, las monjas también colaboraban en la atención sanitaria.
En cualquier caso, los religiosos se preocuparon tanto por el estado espiritual de
los pacientes como por el físico.
Los hombres y las mujeres enfermos eran ingresados en diferentes salas durante
su hospitalización. La división por sexos se mantuvo hasta mediados del siglo X.
Los monjes no cuidaban de las enfermas, sino que esta tarea se encargó a las
religiosas o a mujeres contratadas para ello.
Las comadronas eran mujeres que se ocupaban de la asistencia a los partos y
los problemas ginecológicos. Su preparación teórica era alta y resultaba preciso
que supieran leer y escribir. Después de un año de formación tenían que superar
un examen de capacitación con un médico local.
Las órdenes religiosas denominadas hospitalarias aparecen a partir del siglo XI.
Su finalidad era la atención y la defensa de los numerosos peregrinos que
viajaban a Tierra Santa, así como la colaboración en la defensa de los lugares
considerados santos por los cristianos. Sus miembros, además de monjes, eran
guerreros que luchaban contra los musulmanes. Si no había batallas que llevar
a cabo, colaboraban en la ayuda de los hermanos sirvientes, encargados de la
atención a los viajeros y el cuidado de los enfermos. Estas órdenes admitieron
el trabajo de las mujeres en la atención sanitaria, pero bajo la dirección de los
monjes.
Con las numerosas donaciones que recibieron, y gracias a una buena gestión de
las mismas, llegaron a acumular grandes riquezas. Con ellas crearon hospitales
y desarrollaron un modelo de enfermería que se extendió por todos los hospitales
de Europa.
A todas estas órdenes se las denominaba hospitalarias y como ejemplo
destacado tenemos: los Hermanos Hospitalarios, que establecieron hospitales
en Jerusalén; los Caballeros Teutónicos, que tenían el voto sagrado del cuidado
de los enfermos; y la orden de San Lázaro de Jerusalén, que creó albergues
para la atención de los leprosos con el nombre de lazaretos.
Existieron también órdenes seglares que convivían con las antes mencionadas
y que alcanzaron gran importancia y prestigio, como la de las Beguinas de
Flandes. Gracias a ellas, el papel de la mujer en el trabajo de la enfermería de la
época fue destacado. También hay que resaltar que son estas organizaciones
se empezó a extender una red asistencial independiente del servicio religioso.
En la segunda mitad de la Edad Media, con las Cruzadas y el alto número de
peregrinos, surgen las Órdenes militares de Caballeros Hospitalarios, que
además de pelear asisten a los enfermos, así como los hospitales, en los que
descansan los peregrinos y donde se atiende a los que enferman. Por ejemplo,
se construyen varios a lo largo del Camino de Santiago. Sin embargo, con el fin
de las Cruzadas, la disminución de las donaciones y la desaparición de las
órdenes hospitalarias, decayeron las vocaciones por la enfermería y, con ello, la
atención sanitaria en Europa.

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En las zonas más aisladas, la población buscaba el remedio a la enfermedad en
las curanderas. Basaban sus cuidados en remedios naturales y rituales mágicos.
La iglesia las consideraba brujas y las persiguió durante siglos, castigando el
ejercicio de su actividad con la hoguera.
Se crean también hospitales civiles que dependen de los ayuntamientos en los
que asiste con pocos medios y en muchos casos sin médico y limitándose a
atenciones básicas de enfermería.
Las ciudades empezaron a crecer paulatinamente y con ello la importancia de
su actividad económica y productiva. Los trabajadores se organizaron en
gremios y cofradías (son las agrupaciones que procuraban atención para sus
miembros cuando enfermaban), pero no se hizo uno específico dedicado a la
actividad de la enfermería al considerarse como una ocupación relacionada con
el clero.
Las universidades europeas empezaron a aparecer en esta época. Se creó una
corriente de pensamiento independiente de la Iglesia que trajo consigo el
desarrollo científico de muchas disciplinas. Entre estas se encuentran los
estudios de medicina, en cambio, la enfermería se considera como un mero
oficio, sin necesidad de formación específica.
Durante la Edad Media, una gran parte de la población vivía en la pobreza, de
ahí que las consecuencias de la hambruna y la malnutrición estuvieran muy
extendidas. En época de malas cosechas, las condiciones de vida llegaban a ser
dramáticas.
Las condiciones sanitarias alcanzadas en la época del Imperio Romano en
pueblos y ciudades se perdieron progresivamente, y con ello la salubridad de
estos. Se explican así las epidemias que surgen en este período de tiempo y que
diezmaron a la población europea. Lo mismo sucedió con los hospitales, que se
transformaron en lugares sucios e insanos, donde la calidad asistencial
desapareció por completo.
Las guerras religiosas europeas provocaron el cierre de muchos hospitales
católicos en la zona protestante. En los países protestantes se vivió una
progresiva decadencia de los cuidados enfermeros. Los que se encargaban de
los cuidados estaban cada vez menos preparados y llegó a considerarse una
mala profesión que cuidaba lo peor de la sociedad.
Después de la caída del Imperio Romano, los pueblos del Norte de Europa
habían repartido su territorio. La Península Ibérica fue denominada por los
visigodos hasta que en el año 711, musulmanes del Norte de África la invadieron
casi en su totalidad, y desde entonces se denominó Al-Andalus.
Musulmanes y cristianos convivieron entre guerras y treguas sucesivas hasta
que terminó la reconquista de los reinos cristianos en el año 1492. La situación
sanitaria en la zona musulmana fue distinta a las que he descrito en la zona
cristiana y por ello hay que mencionarla.

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Su desarrollo asistencial fue muy importante, así como la preparación de sus
médicos y enfermeros, para los que establecieron pruebas de cualificación
profesional.
Médicos musulmanes famosos de esta época fueron Avicena, que escribió el
libro titulado Canon de Medicina, y Averroes, que tradujo los textos de medicina
griegos, recuperando sus conocimientos.
En esta etapa, se construyeron grandes hospitales con una atención sanitaria
muy amplia. También se preocuparon por la salubridad de las ciudades, creando
buenas conducciones de agua y redes para eliminar los residuos.

5. La Edad Moderna.
La Edad Moderna es el período histórico que comprender desde el siglo XV hasta
finales del siglo XVIII. Con la reforma luterana, los países del centro y norte de
Europa se alejan del catolicismo y los religiosos encargados del cuidado de los
enfermos en los hospitales son expulsados. En estos países, quienes se
encargan a partir de entonces de prestar atenciones de enfermería en los
hospitales son personas sin preparación.
En España y otros países católicos se crean hospitales por la Iglesia, por
particulares con fines benéficos o por las administraciones públicas. En todos
ellos, la atención de enfermería era prestada por religiosos. Estos hospitales se
dedicaban a gente sin recursos, pues los ricos y poderosos eran atentados por
médicos y cuidadores en su propia casa.
Se fundan órdenes religiosas expresamente dedicadas al cuidado de los
enfermos, que se encargan también de organizar la asistencia hospitalaria y se
preocupan por la formación de los enfermeros, apareciendo ya las primeras
publicaciones sobre esta materia. Los médicos recibían formación universitaria.
Otros profesionales sanitarios eran el barbero-sangrados, el enfermero y la
matrona o partera.
a. El Renacimiento.
En el siglo XVI, surge el Renacimiento como una corriente que quiso redescubrir
la cultura clásica de Grecia y Roma. Se caracterizaba por considerar que las
personas eran únicas y lo más importante del universo, lo cual chocaba
frontalmente con la doctrina religiosa, en la que lo más importante era Dios.
El avance de las ideas renacentistas fue una de las causas por las que la Iglesia
perdió parte de la influencia y el poder que poseía. Estas nuevas ideas no
influyeron en los cuidados de la enfermería al estar estos ligados a la religión.
La medicina avanzó como ciencia en las universidades, mientras que los
cuidados de enfermería se quedaron en una dimensión exclusivamente religiosa.
Se produjo por tanto un estancamiento al carecer de un cuerpo de conocimientos
propios de calidad, y no se consideró que se le pudiera aplicar el método
científico que desarrollaron otras disciplinas.

14
b. La reforma protestante.
En el año 1517, surge la Reforma protestante como una corriente en contra de
la Iglesia católica y de los abusos del clero. Esto lleva a la división de la Iglesia
en dos: la católica por un lado y la protestante, por otro. Inglaterra y los países
del Norte de Europa adoptaron la religión protestante, negando así la autoridad
religiosa del Papa de Roma. Este hecho tuvo consecuencias para la enfermería.
Para los protestantes, se puede conseguir la salvación eterna sin necesidad de
hacer sacrificios ni obras dedicadas a Dios, ya que se llega con el simple hecho
de creer en Él. Por tanto, para un protestante no tiene sentido el cuidado de los
enfermos como medio para alcanzar la salvación del alma. Disminuye así la
vocación y el número de personas dedicadas a las tareas de enfermería, y con
ello la calidad de los cuidados.
En los países protestantes fueron expulsados religiosos católicos. Los
monasterios y hospitales se quedaron vacíos y sin la asistencia sanitaria que
había venido prestando hasta entonces. La responsabilidad de estos servicios
pasó a los poderes locales, que contrataron para ello a personal mal pagado, sin
apenas cualificación profesional ni vocación. Entramos así en un período de
decadencia de la enfermería que duró 300 años y al que se conoce como época
oscura de la enfermería en el mundo protestante.
Esto no sucedió en los países de confesión católica, donde los cuidados
continuaron en manos de religiosos y laicos, que seguían considerándolos como
una obra agradable a los ojos de Dios.
Las epidemias se repitieron en Europa entre los siglos XVI y XIX, debido a la
falta de una política sanitaria de las autoridades.
Las poblaciones eran sucias y desorganizadas, sus habitantes carecían de
hábitos higiénicos y se veían expuestos a multitud de enfermedades sin apenas
cobertura sanitaria. Para la medicina, sin embargo, fue un período muy
destacado en su historia y desarrollo, ya que se le aplicó el método científico.
Pero este desarrollo de conocimientos solo benefició a las personas ricas, que
pagaban los servicios de los médicos fuera de los hospitales.
Por lo tanto, no es de extrañar que durante el Renacimiento no hubiese un
estancamiento en la importancia otorgada a la actividad enfermera. El
redescubrimiento de la Antigüedad clásica y sus ideales y la ruptura abrupta
entre la medicina (enseñada en las universidades y considerada como una
disciplina científica) y la enfermería (ligada a la Iglesia y sin un cuerpo de
conocimientos teóricos que la avalasen), supuso el impulso de la medicina, que
de nuevo se convierte una actividad de prestigio, y la consideración de la
enfermería como una ocupación de carácter menor.
Por último, también es lógico que durante la reforma protestante se produjese en
claro retroceso de los cuidados de enfermería en aquellos países en los que el
protestantismo había arraigado. La idea de alcanzar la salvación solo a través
de la fe, sin necesidad de llevar a cabo buenas obras, supuso una desvinculación

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de la Iglesia de este tipo de ocupaciones y una disminución de las vocaciones
sanitarias, entrando la enfermería en una etapa de gran decadencia.
Evidentemente, en los países católicos no se produjo este efecto, por lo que la
Iglesia siguió manteniendo el grueso de estas actividades.
De lo dicho anteriormente se pueden extraer dos conclusiones: la primera, la
enfermería ha sufrido una evolución dependiente de los condicionantes de cada
período histórico; y la segunda, hasta períodos relativamente recientes no ha
disfrutado del prestigio profesional que tradicionalmente han tenido otras
profesiones, incluso dentro de la misma familia profesional, como la medicina.
En muchos momentos ha sido minusvalorada y en muchas ocasiones ha sido
considerada como una profesión de segunda o tercera fila, subordinada y
dependiente de la medicina.

6. La Edad Contemporánea.
La Edad Contemporánea es el período histórico comprendido entre la
Revolución Francesa (1789) e Independencia de los Estados Unidos (1776), y la
actualidad. Tras el Renacimiento, esta es la siguiente etapa relevante para la
historia de los cuidados de enfermería. Tiene lugar entonces la Revolución
Industrial y la de los medios de transporte, con sus consecuencias económicas,
sociales y culturales.
El aumento de la población y la emigración a las ciudades para trabajar en las
fábricas desarrolló la clase media y disminuyó la miseria. La asistencia sanitaria
evolucionó también: la sociedad se preocupó de mejorar su nivel de salud
personal y las condiciones de viviendas y ciudades. Poco a poco se extendió la
idea de una asistencia sanitaria pública y gratuita. Se crearon hospitales para
beneficiarios de la Seguridad Social, trabajadores de las fábricas y sus familias,
y no solo para los pobres.
El número de habitantes creció en Europa a consecuencia del desarrollo
económico, pero no así la higiene individual y colectiva. Concienciar acerca de
la necesidad de ello a la sociedad y promover hábitos higiénicos fue uno de los
grandes trabajos de la salud pública de entonces.
La Iglesia perdió poder y posesiones cuando el Estado inició la desamortización.
Los donativos también fueron incautados y su descenso tuvo como
consecuencias que los cuidados a los enfermos fueron disminuyendo con el
tiempo. La Iglesia, por lo tanto, no puedo seguir manteniendo buena parte de su
asistencia hospitalaria, que tuvo que depender del Estado.
De una asistencia de caridad se pasó a la beneficencia, con la que se intentaba
dar cobertura sanitaria a los más pobres de la sociedad. Los hospitales
empezaron a atender exclusivamente a enfermos, desligándose de la función de
asilos que habían compaginado hasta entonces. Para atender esas necesidades
se crearon nuevas instituciones, como los orfanatos y los manicomios.

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Todas las ciencias se desarrollaron, y entre ellas la medicina. Se descubrió la
causa de muchas enfermedades y se crearon tratamientos para afrontarlas. El
papel del médico en la asistencia sanitaria se completó con el del practicante,
que era un cirujano menor, y con el que de la comadrona, que consiguió una
formación teórica y práctica que la convirtió en una profesión reconocida por la
sociedad.
La enfermería perdió independencia en la asistencia sanitaria que había tenido
en siglos pasados debido a la ausencia de médicos que atendieran en los
hospitales a la gente sin recursos. El médico, con su mayor formación
académica, pasó a dirigir y supervisar desde entonces el trabajo enfermero. La
enfermería como profesión no disfrutó del prestigio que alcanzaron el resto de
profesiones sanitarias, y por lo tanto era realizado por personas sin apenas
conocimientos sanitarios.
Se crearon escuelas en toda Europa para formar enfermeras con el fin de prestar
una buena atención sanitaria a los enfermos. Poco a poco, el trabajo de la
enfermería recuperó la consideración social que había perdido durante los 300
años de ausencia de unos cuidados de calidad.
La recuperación del prestigio de la profesión de enfermera empezó con
personajes como Theodor Fliedner, un pastor protestante que organizó una
escuela con hospital para la formación de enfermeras. Debido a la mala
concepción de las enfermeras que había tenido la sociedad de entonces decidió
denominarlas diaconisas, fundando una organización con el nombre de
Diaconisas de Kaiserweth en el pueblo alemán del mismo nombre.
Las mujeres que se formaban en esta escuela tenían que llevar una vida acorde
con las buenas costumbres de la época. Durante tres años rotaban por los
servicios del hospital del que disponía la escuela, recibiendo una completa
formación teórica, práctica, ética y con conocimientos de farmacia; a la vez que
se potenciaba la buena actitud frente al trabajo. También aprendían que el
responsable de la asistencia sanitaria era el médico, y por ello trabajaban según
sus indicaciones.
Con su labor pronto alcanzaron gran prestigio y fama en Europa. La enfermería
de los países protestantes, especialmente de Gran Bretaña, acaparó el
desarrollo de la profesión. Las creadoras de las primeras teorías y modelos de
enfermería fueron, de hecho, americanas e inglesas.
Se puede considerar que la figura de la enfermera profesional y no religiosa
aparece en el siglo XIX, gracias a Florence Nightingale, que dignificó la
enfermería como profesión y fijó las bases en las que se asienta la enfermería
actual. El prestigio social que la profesión consiguió en Gran Bretaña estuvo en
lo más alto gracias a ella. Nació en Florencia en 1820 en el seno de una familia
inglesa de alta clase social. Su formación como enfermera fue con las Diaconisas
de Kaiserwerth.

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Su primera misión importante fue encargarse de la organización de un grupo de
38 enfermeras enviadas a un hospital militar
durante la guerra de Crimea, en el que atendieron
a cerca de 4000 heridos. Las condiciones eran
insalubres, pero además encontró con la
reticencia de los mandos militares a aceptar las
órdenes de una mujer, aunque fuera en materia
de salud. A pesar de ello y de los escasos
recursos con los que contó, consiguió organizar
un hospital limpio, con una buena asistencia de
enfermería, lavandería, cocina e, incluso, salas
para distraer a los heridos.
El éxito del método de trabajo de Florence se
materializó en la disminución del índice de
mortalidad de un 43% a un 2.2%. Ella misma
aplicó la estadística y las gráficas a estos y otros datos, publicándolos en un libro
sobre la calidad y la administración hospitalaria en el ejército.
Gracias a las donaciones que recibió Florence al volver de esta misión, pudo
inaugurar en junio de 1840 la escuela de enfermeras del Hospital de Santo
Tomás. Con un programa de formación de tres años, uno teórico y dos prácticos,
preparaban enfermeras hospitalarias y visitadoras, pero con la capacidad de
formar a su vez a otras enfermeras.
Su plan de estudios instruía en la prevención y tratamiento de las enfermedades,
las medidas higiénicas y la atención psicológica de los pacientes. Para ella, los
cuidados de enfermería debían poner al enfermo en las mejores condiciones
posibles para que los efectos beneficiosos de la naturaleza y su poder curativo
actuasen sobre él. Su modelo de enfermería se conoce como modelo naturalista.
La formación en su escuela de enfermeras de Santo Tomás estuvo a cargo de
enfermeras con experiencia y voluntad de trabajo, con un programa establecido
y sistemático. La mayor aportación de Nightingale a la enfermería es la de haber
elevado los cuidados enfermeros a la categoría de profesión.
Al empezar su andadura, la escuela se encontró con los recelos y hasta la
oposición de algunos médicos, pero desaparecieron al ver la mejora de la calidad
de los cuidados y el estado de los enfermos atendidos por ellas. Hasta entonces
la consideración de las mujeres que ejercían la enfermería era prácticamente la
de criadas. Nightingale seleccionaba a mujeres sanas e inteligentes para su
escuela, donde las preparaba convenientemente a nivel teórico y práctico. El
éxito de su escuela y la repercusión social en la sociedad de su tiempo fue tal
que jóvenes mujeres de muy buena familia luchaban por entrar en su escuela y
ser formadas como enfermeras.
Su obra escrita más conocida, Notas sobre Enfermería, fue un libro de texto de
la Escuela Nightingale. Este libro es indispensable hoy en día para comprender

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la evolución de la enfermería y su profesionalización. Además de este libro,
escribió otros 147 textos sobre enfermería.
Pronto el modelo de Nightingale se extendió por Europa y América. Su obra fue
consultada por los gobiernos de muchos países cuando desarrollaron los
servicios públicos sanitarios, además de mejorar las condiciones de los
hospitales y de la asistencia ya exitente.
La creación de la Cruz Roja, que se fundó en 1863, es otro hecho importante a
subrayar de esta época. Su fundador fue el suizo Juan Enrique Dunant,

que conoció la guerra durante la contienda entre Austria e Italia. A su vuelta a


Suiza escribió un artículo periodístico que tuvo repercusión en toda la prensa
europea. En él describía la dureza de la guerra, así como las penalidades y las
dificultades de los médicos y enfermeras en el ejercicio de su labor, cuando ellos
y los pacientes de los hospitales también podían ser víctimas de las batallas. En
consecuencia, pidió un compromiso entre los gobiernos para respetar la labor de
la atención sanitaria en el campo de batalla, así como una mejora en el trato y
respeto de los prisioneros de guerra. El resultado final de este artículo se
materializó en un tratado internacional que doce países, entre los que se
encontraba España, firmaron un agosto de 1864, y que en adelante se conoció
con el nombre de Convención de Ginebra. Todo esto ha tenido un gran papel en
el cuidado de los heridos en las guerras.
Muchos países suscribieron este acuerdo posteriormente comprometiéndose,
entre otras cosas, a respetar al personal sanitario, sus vehículos y los hospitales,
que deberán estar claramente identificados con el símbolo de la Cruz Roja
Internacional. También se estableció un acuerdo para el trato digno para los

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prisioneros de guerra durante su cautiverio. La efectividad de este acuerdo se ha
demostrado sobradamente a lo largo de todas las guerras posteriores a él. Por
ello su fundador fue merecedor del premio Nóbel de la Paz en 1901.
A finales del siglo XIX, se promulga en Alemania la primera Ley de Seguridad
Social, con el reconocimiento del derecho a la asistencia sanitaria para los
trabajadores y su generalización posterior al resto de los ciudadanos.
Los hospitales se van transformando progresivamente, dejando de cumplir la
función de refugio para personas sin recursos y pasando a convertirse en centros
especializados en la atención sanitaria de los enfermos, cada vez con más
medios materiales y con profesionales médicos y de enfermería progresivamente
mejor cualificados.
Antes de terminar con esta época, quiero mencionar la situación sanitaria en
España. La ausencia de una política sanitaria y de educación sanitaria eficaz así
como los escasos hábitos higiénicos en la población, además de una gestión mal
organizada de los medios humanos y materiales provocaban una elevada
mortalidad y la proliferación de epidemias en todo el territorio. Para controlar esta
situación, el Estado procedió a racionalizar todos los recursos a su alcance, entre
ellos la formación del personal sanitario. Los cambios modernizadores en la
enfermería han sido más tardíos que en el resto del continente europeo.
Con la llamada Ley Moyano, el gobierno organizó en septiembre de 1855 los
estudios sanitarios en dos únicos títulos: el de practicante y el de matrona, así
como sus competencias profesionales. Los programas de estudios en España
fueron muy completos, abarcando teoría y práctica, la cual se realizaba en
hospitales. Los exámenes se encargaban a catedráticos de las facultades de
medicina. Todo esto da una idea de cómo subió el nivel de la formación
académica de la época. Federico Rubio y Galí fue un cirujano de Madrid que
fundó en 1898 la primera escuela de enfermería de España con el nombre de
Santa Isabel de Hungría.
A principios del siglo XX existían tres tipos distintos de profesiones en el ámbito
de la enfermería, con un nivel de formación heterogéneo.
- Los practicantes, sucesores de los antiguos barberos, que realizan curas
y cirugía menor, administran medicamentos, colaboran con el médico,
entre otras actividades.
- Las matronas, encargadas de la atención de los partos naturales.
- Los cuidadores o enfermeros, en su mayoría pertenecientes a
instituciones religiosas o de carácter benéfico, que asisten a los enfermos
hospitalizados.

7. La situación actual en España.


Poco a poco fueron apareciendo más escuelas de enfermería en España, si bien
todas ellas independientes de las universidades. Ejemplos de estas escuelas son
la escuela de Santa Madrona en 1917 o la de la Generalitat de Cataluña en 1933.
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En mayo de 1915 se reguló por Ley la formación específica de la enfermería,
gracias a las diligencias que llevó a cabo la Congregación de las Siervas de
María para que se les reconociera la titulación como había sucedido con los
practicantes y las matronas con la Ley Moyano.
En diciembre de 1953, se creó el título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS), en
el que se agrupó a los enfermeros, practicantes y matronas bajo una clara
subordinación a los médicos.
En 1960 se estableció y reguló la profesión de auxiliar de clínica, dependiente
del personal de enfermería. Aunque los auxiliares de clínica empezaron a
trabajar antes en los hospitales (por la escasez de enfermeras y su progresiva
profesionalización), sus funciones se regulan legalmente a partir de la década de
los 60, asignándoles tareas de asistencia básica en los hospitales, delegadas
por el personal de enfermería.
En 1973 se desarrolló el estatuto de los auxiliares de clínica, estableciendo
claramente sus cometidos y funciones.
En 1974 se cambió en término “auxiliar de clínica” por el de “auxiliar de
enfermería”, y su formación académica se encuadró en el nivel de la Formación
Profesional de primer grado.
En julio de 1977 las escuelas de ATS entraron en las universidades como
Escuelas Universitarias de Enfermería, aumentando las exigencias para el
ingreso en la carrera. La titulación recuperó el término “enfermería”, creándose
el título de Diplomado Universitario en Enfermería (DUE), con formación de tres
años.
En 1995 se cambió el plan de estudios para los auxiliares de clínica, creando el
ciclo formativo de grado medio de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería
(TCAE), vigente en la actualidad. En la Ley 44/2003, de Ordenación de las
Profesiones Sanitarias, se les cita como profesionales del área sanitaria de
formación profesional.
En el año 2003 se crea el ciclo formativo de grado medio de Técnico de Atención
Sociosanitaria, para formar profesionales que puedan prestar cuidados
sanitarios y educación sanitaria y sociofamiliar tanto a pacientes como a sus
familiares en su propio entorno.
A partir de 2010 el título de Enfermería será de Grado Universitario, con 4 años
de formación.
En este siglo hay que destacar la aparición de modelos de enfermería que son
de gran importancia para comprender el desarrollo de la profesión. Merecen por
tanto un apartado propio que exponemos a continuación.

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8. Los modelos de enfermería.
A medida que la enfermería ha ido dejando de estar totalmente subordinada a la
medicina, mejorando su nivel de formación y realizando trabajos de
investigación, las bases científicas de la misma se han ido asentando
progresivamente.
Esta evolución, que ha sucedido en mayor medida en los países anglosajones,
ha hecho que aparezcan diversos modelos teóricos que pretenden explicar
globalmente la enfermería.
El primer modelo teórico de enfermería fue propuesto a mediados del siglo XIX
por Florence Nightingale, reconocida como fundadora de la enfermería moderna.
En este modelo de forma novedosa se define la enfermería como una profesión
distinta a la medicina.
Consideraba que un entorno natural positivo (luz y ventilación adecuada, calor
suficiente y control de las eliminaciones y del ruido) influía de manera saludable
en los pacientes.
La función primordial de la enfermería sería proporcionar aire fresco, luz, calor,
condiciones higiénicas y tranquilidad para ayudar a la naturaleza en el proceso
de curación.
El modelo de Virginia Henderson, cuyos primeros esbozos fueron publicados en
1955, se considera, más que un modelo, una filosofía que define la profesión de
enfermería: es probablemente el más extendido en todo el mundo y el de mayor
influencia en España, puesto que es el que se sigue en la mayoría de nuestros
hospitales.
Virginia Henderson entiende que los hombres tenemos unas necesidades
básicas (“lo que es esencial al ser humano para mantener su vida o asegurar su
bienestar”; enumeró 14, similares a las necesidades de Maslow, pero sin
jerarquizar), que han de ser satisfechas mediante una serie de actividades que
un individuo sano es normalmente capaz de hacer por sí mismo.
Cuando enfermamos, perdemos esta capacidad de autonomía e independencia,
pasamos a ser dependientes y debe ser la enfermera quien realice estas tareas
de cuidados para suplir o ayudar al paciente que no puede hacerlo; además tiene
que procurar que el enfermo se independice cuanto antes.
En los casos de enfermedad grave, la enfermedad, de forma temporal, sustituye
al paciente en las actividades de cuidados. En muchos otros casos le ayuda en
lo que el enfermo no puede hacer y, cuando el individuo puede cuidarse por sí
mismo, lo educa.
Estas son, de forma muy resumida, algunas de las teorías y modelos de
enfermería propuestos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

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Los autocuidados son las actividades que
cada individuo realiza para mantener su
Dorothea Modelo de vida, su salud y su bienestar. Al enfermar,
Orem autocuidados hay un déficit de autocuidado, por lo que la
enfermera ayuda mediante cuidados de
enfermería.
Modelo de Basado en la enfermería psicodinámica, se
Hildegard
relaciones centra en la relación terapéutica entre
Peplau
interpersonales enfermera y paciente como proceso básico.
La esencia de la enfermería es la interacción
humana. El fundamento para la intervención
Modelo de
Myra Levine de enfermería es la conservación de la
conservación
energía y de la integridad estructural,
personal y social.
Considera al hombre como un todo,
Modelo de los relacionado e integrado con el entorno con
Martha
seres humanos el que intercambia materia y energía. Le
Rogers
unitarios enfermería debe fomentar la interacción
armoniosa entre el hombre y su entorno.
La enfermera (con sus conocimientos y
habilidades) y el cliente (ser humano en
Sistemas
interacción con el entorno, que se conoce a
Imogene King abiertos y logro
sí mismo y sus dificultades) interactúan para
de metas
identificar los problemas de salud y
establecer y lograr los objetivos.
Considera a la persona de forma global, un
sistema abierto que interactúa con el
Modelo de entorno. Alrededor de cada uno hay factores
Betty Neuman sistema de internos y externos productores del estrés.
cuidados La enfermera valora las distintas variables
que afectan a la respuesta humana ante el
estrés.
El hombre es un ser bio-psico-social en
Modelo de relación con un entorno cambiante y con
Callista Roy
adaptación gran capacidad de adaptación. La
enfermera debe promover esta adaptación.
El ser humano es un sistema abierto que se
Modelo de esfuerza en mantener un equilibrio estable.
Dorothy
sistemas de El objetivo de la enfermería sería mantener
Jonson
conducta o restaurar el equilibrio del sistema
conductual.

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BIBLIOGRAFÍA
http://diagnostico-x.blogspot.com.es/
https://prezi.com/
http://www.laalcazaba.org/
https://medicinayenfermeria.wordpress.com/
http://www.portalhiades.com/
http://www.aniorte-nic.net/
https://es.slideshare.net/

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HEMEROTECA
 Libro: Historia de la enfermería. Evolución histórica del Cuidado
Enfermero. Editorial: Elsevier.
 Libro: Operaciones administrativas y documentación sanitaria.
Editorial: Macmillan.
 Libro: Higiene del medio hospitalario y limpieza del material.
Editorial: Macmillan.

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