Las prostatitis se pueden dividir en varias categorías: prostatitis bacterianas agudas y
crónicas, prostatitis abacteriana crónica y prostatitis granulomatosa.
La prostatitis bacteriana aguda es consecuencia de la acción de una bacteria similar
a la que causa las infecciones de vías urinarias. En consecuencia, la mayoría de los casos se deben a cepas de E. coli, otros bacilos gramnegativos, enterococos y estafi- lococos.
Clínicamente, la prostatitis bacteriana aguda se asocia a fiebre, escalofríos y disuria. En
el tacto rectal, la próstata es enormemente sensible al tacto y de calidad pastosa. El diagnóstico se puede establecer mediante el cultivo de orina y el cuadro clínico.
La prostatitis crónica se caracteriza por síntomas que tienen un inicio insidioso
con polaquiuria y urgencia miccional, sensación de quemazón uretral o disuria y a veces febrícula, a lo largo de meses en la mayoría de los pacientes. A menudo hay enrojecimiento del meato uretral y de la mucosa circundante, y algo de secreción indicativa de uretritis. Muchos pacientes refieren chorro miccional fino y goteo postmiccional; dolor vago impreciso de variable intensidad y la sensación de frialdad o pesadez perineal es una manifestación común en estos pacientes. La prostatitis abacteriana crónica es la forma más frecuente de prostatitis que se ve en la actualidad. Clínicamente, es indistinguible de la prostatitis bacteriana crónica, si bien no existen antecedentes de infección repetida de las vías urinarias. Las secreciones prostáticas contienen más de 10 leucocitos por campo de gran aumento, pero los cultivos bacterianos son uniformemente negativos. La prostatitis granulomatosa puede ser específica, en cuyo caso se puede identificar un agente etiológico, o inespecífica. En EE. UU. la causa más frecuente está relacionada con la instilación de BCG en la vejiga para el tratamiento del cáncer superficial de vejiga. El BCG es una cepa micobacteriana atenuada que da lugar a un cuadro histológico indistinguible del que se observa en la tuberculosis sistémica. No obstante, en esta situación el hallazgo de granulomas en la próstata carece de significado clínico y no requiere tratamiento. La prostatitis granulomatosa micótica se ve únicamente en huéspedes inmunocomprometidos.