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CLIENTE ARROGANTE

Se muestra superior a los demás y quiere siempre sobresalir, les gusta


hacer gala de sus cualidades, exige pleitesía, muestra desprecio y
subvaloración. Con ellos, hay que Conservar la serenidad, comprender que
normalmente son personas inseguras en plan de reafirmación.

Características de las personas arrogantes


A la hora de detectar señales que nos ayuden a determinar si estamos o no
frente a una persona arrogante, estos rasgos te pueden servir como
orientación, si bien cada individuo es un mundo.

1. Tratan con menosprecio a quienes no están ahí


Las personas arrogantes tienen una especial tendencia a quitar mérito a lo que
hacen los demás, y a criticar. Esta es una manera de tratar de ganar “valor
social” de manera relativamente fácil y sencilla, aunque también cruel y
tramposa, pues el otro no está ahí para defenderse y el hecho de sacar a relucir
sus supuestas imperfecciones crea la ilusión de que quien está hablando acerca
de ellas no tiene esa clase de defectos.

2. No prestan atención a las opiniones ajenas


Solo hay un caso en el que las personas especialmente arrogantes tengan en
cuenta el modo en el que otros reaccionan ante lo que dicen: si se muestra un
rechazo o un desacuerdo claro. Si no, lo más habitual es que reaccionen muy
poco ante las opiniones y puntos de vista de los demás.

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demás"

3. Alardean gratuitamente
Otro tipo de comportamiento típico de las personas arrogantes consiste
en apelar a sus méritos o privilegios con mucha facilidad, incluso si el
curso de la conversación no lo requiere porque no se tratan temas relacionados
con esos.

Esta es, en definitiva, otra de esas maneras en las que las personas con estas
propensiones intentan darse importancia en su vida social. En casos extremos
es posible incluso que se llegue a mentir claramente, o a sobredimensionar sus
hazañas y a no sacar a colación sus defectos o imperfecciones.

4. Se muestran crueles con los más tímidos


Esta es una manera de crear una cierta territorialidad, mostrando a todos que
no se tienen demasiados reparos a la hora de poner en una situación
vulnerable a otra persona, o incluso humillarla, a veces sin ningún motivo
claro. De esta manera se trata de establecer la idea de que lo mejor es tratar a
esas personas arrogantes con deferencia.

Se trata de una especie de chantaje: la importancia que se les da viene


porque se impone este tipo de trato, no porque realmente se hayan ganado una
posición de liderazgo o algo parecido.

¿Cómo tratarlas?
A la hora de interactuar con personas arrogantes, y dando por supuesto que tu
objetivo no es implicarte en ellas para hacer que cambien a mejor (algo que
requiere un tiempo, esfuerzo y preparación que no todos están dispuestos a
poner sobre la mesa) sino hacer que el diálogo sea lo más fluido y lo menos
accidentado posible, puedes seguir estos consejos.

1. No muestres sumisión
Las personas arrogantes tienden a aprovecharse del modo en el que otros se
someten a ellas, algo relativamente común a causa de la actitud altiva de las
primeras. Hay quien, de manera automática, espontánea y semiinconsciente se
deja llevar por esa dinámica de dominación que la persona arrogante impone
en una conversación, y desde el punto de vista de la parte que “lidera” ese
diálogo, esto hace que sea posible explotar esa situación en beneficio propio.

Por consiguiente, es importante hacerse respetar y expresarse de manera


asertiva, sin renunciar a las propias opiniones e intereses, por mucho que eso
implique llevar la contraria.

2. Evita los dramas


Algo habitual de las personas arrogantes es crear un marco narrativo (es decir,
un contexto comunicativo en el que interpretar ciertas cosas y no otras) en el
que cualquier intento de llevarles la contraria sea visto como una salida de
tono, una excentricidad. De esta manera, por ejemplo, al no tratarlas con
deferencia o concediéndoles privilegios especiales, reaccionan como si
hubiéramos dicho algo ridículo, incluso a veces con una pizca de paternalismo
y condescendencia.

Ante esto, que incluso puede considerarse una forma de gaslighting, hay que
mantenerse firmes. El criterio que uno mismo utiliza para relacionarse con los
demás es tan válido como el de cualquier otro. Conviene hacer que el diálogo
vuelva a su cauce normal, sin dar muestras de que se intentamos compensar
un agravio.

3. Ve al grano
Lo mejor para contrarrestar esa pseudo-importancia que se da a sí misma la
otra persona, lo mejor es simplemente no concedérsela uno mismo. Trátala
exactamente igual que a cualquier otra persona, pero sin mostrar sorpresa ante
sus intentos de mostrarse contrariada de un modo dramático.

Mantener una actitud neutral y educada pero asertiva siempre es bueno en


estos casos, y si percibes que la conversación va por un mal camino, lo mejor
será abandonar cordialmente.

¿QUE DEBE HACERSE?

Conservar la serenidad y no darse por aludido. Comprender que normalmente son personas
inseguras en plan de reafirmación. Sentir consideración por la persona en vez de ira o mal
genio.

¿QUE NO DEBE HACERSE?

Sentirse inseguro o molesto por no ser apreciado; tratar de "no dejarnos" respondiendo con
igual comportamiento

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