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Icoterms 17FEB PDF
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Mauricio Alzate Ossa
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Temas de hacienda pública / Cristian Mauricio Rodríguez Corredor… [et al.] ; compiladores Ruth Alejandra
Patiño Jacinto, Jairo Alonso Bautista y Daniel Castro Jiménez -- Bogotá : Universidad Santo Tomás, 2014
ix, 211 p. : gráficos, tablas ; ?? cm
ISBN: 978-958-631-859-4
Incluye referencias bibliográficas al final de cada capítulo.
Contenido: Mecanismos de control que existen para el recaudo de impuestos y la disminución de la evasión en
Bogotá. -- La competitividad desde el punto de vista del impuesto de industria y comercio como atractivo de
inversión empresarial en los municipios de Cota, Sopó y Chía. -- Impacto tributario resultado de la aplicación de
la Ley 963/2005. -- Indicadores de gestión fiscal en las entidades territoriales. -- Impacto del TLC entre Colombia
y Estados Unidos en las desgravaciones de las posiciones 85.31 y 90.30. -- Impacto del Consenso de Washington en
Colombia: análisis de la evolución del gasto público y el ingreso estatal. -- Elusión del IVA en Colombia.
1. Hacienda pública -- Aspectos sociales – Investigacion es 2. Administración pública -- Aspectos sociales 3.
Impuestos -- Colombia 4. Colombia -- Política económica I. Rodríguez Corredor, Cristian Mauricio. II. Patiño
Jacinto, Ruth Alejandra, compiladora. III. Bautista, Jairo Alonso, compilador. IV. Jiménez, Daniel Castro,
compilador.
336 SCCD 23 CO-BoUST
Autor
© Mauricio Alzate Ossa, 2016
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Contenido
Introducción ix
1.3.3 En tránsito 52
1.3.4 Jurisprudencia 54
v
2. INCOTERMS (INTERNATIONAL COMMERCIAL TERMS) 61
2.1. ORIGEN, CONCEPTO Y NATURALEZA 61
2.1.1 Naturaleza jurídica de los INCOTERMS.
Desde los INCOTERMS como usos hasta los INCOTERMS
como lex mercatoria finalmente subordinados a la voluntad contractual 72
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Índice de tablas
Tabla 1. EXW. EN FÁBRICA 81
Tabla 2. FCA. FRANCO PORTEADOR 82
Tabla 3. CPT. TRANSPORTE PAGADO HASTA 84
Tabla 4. CIP. TRANSPORTE Y SEGURO PAGADOS HASTA 86
Tabla 5. DAT. ENTREGADA EN TERMINAL 87
Tabla 6. DAP. ENTREGADA EN LUGAR 89
Tabla 7. DDP. ENTREGADA DERECHOS PAGADOS 90
Tabla 8. FAS. FRANCO AL COSTADO DEL BUQUE 91
Tabla 9. FOB. FRANCO A BORDO 93
Tabla 10. CFR. COSTO Y FLETE 95
Tabla 11. CIF. COSTO, SEGURO Y FLETE 96
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Introducción
El presente trabajo hace parte, como extensión, de una serie de artículos desarrollados por el autor
sobre el tema1. Tratando de desentramar la influencia, en el contexto nacional, del tratamiento de los
INCOTERMS en la transmisión de la propiedad y del riesgo en el contrato de compraventa internacional
de mercaderías y en el interés asegurable como elemento esencial del contrato de seguro que las ampara,
se ha desarrollado, desde el punto de vista metodológico, la fase de búsqueda y rastreo del estado del
arte sobre los siguientes temas, que constituyen las principales categorías presentes en este trabajo, a
saber: (i) el contrato de compraventa internacional, (ii) los INCOTERMS y (iii) el Interés asegurable en
el contrato de seguro.
De tal búsqueda, se han desprendido algunas variables que alimentan y sirven de vehículo conductor
hacia algunas de las respuestas teóricas que fundamentan este trabajo, las cuales van relacionadas con la
transversalidad de la figura jurídica del riesgo, en aquellas tres principales categorías.
Teniendo en cuenta que este trabajo tiene, como uno de sus objetivos fundamentales, analizar
integralmente el riesgo asegurable y el interés asegurable como elementos esenciales del contrato de
seguro y su relación con el contrato de compraventa internacional de mercancías y los INCOTERMS, en
tanto mecanismos de transferencia de la propiedad y de los riesgos de la cosa vendida, se ha encontrado
cómo la naturaleza jurídica de los INCOTERMS y su relación con la denominada lex mercatoria se
hace vital a la hora de definir y transversalizar principios afines a todas las categorías definidas, en tanto
principios propios del derecho privado, tales como la consuetudinariedad del derecho mercantil y la
autonomía privada de la voluntad, esta última pilar fundamental de tan importante rama del derecho.
Al respecto de los INCOTERMS, se presenta una primera inquietud referente a su naturaleza, teniendo
en cuenta que no hacen parte de un cuerpo normativo estrictamente positivizado, que no emanan de
un órgano jurisdiccional, gubernamental o supranacional que les pueda imprimir coercibilidad y que,
muy por el contrario, obedecen a una recopilación ordenada y detallada de las costumbres que los
empresarios han dado en aplicar por economía y celeridad de sus transacciones.
Es en este sentido, como desentramar la naturaleza de los INCOTERMS permitirá enmarcar el ámbito
de la autonomía privada de la voluntad, concretado en la libertad de configuración contractual, de
tal manera que se puedan definir las verdaderas facultades que en esta materia tienen las partes en
el contrato de compraventa internacional, con miras a proteger de manera adecuada los riesgos por
pérdida, destrucción o avería de la mercancía.
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Algunas de las figuras esenciales del régimen de seguros en Colombia, a partir del contrato de compraventa
internacional de mercaderías, se ven trastocadas radicalmente en tanto y en cuanto el riesgo por la
pérdida de la mercancía, la obligación de toma del seguro, el interés asegurable y su estrecha relación con
los INCOTERMS y los demás usos y costumbres comerciales internacionales, permean de tal manera
las relaciones comprador-vendedor y la relación entre estos y las compañías aseguradoras, que dan lugar
a una grave falta de claridad al momento de contratación del seguro sobre las mercancías vendidas; y,
naturalmente, un desafortunado desenlace al momento de definir la responsabilidad del vendedor, del
comprador y de la aseguradora en el instante en que se materializa un riesgo sobre las mismas.
Se trata así, de un complejo pero apasionante tema que desborda el solo interés académico para
convertirse en foco de interés práctico, en tanto involucra importantes elementos presentes en las
relaciones económicas y jurídicas actuales, tales como la compraventa –eje del comercio nacional e
internacional– y las obligaciones que se desprenden de su esencia y naturaleza; el contrato de seguro
y sus componentes más primarios, la internacionalidad presente en ambos, como factor de distinción
que marca, desde ya, la aplicación de unas reglas y principios que, como los INCOTERMS, son ya en
demasía comunes como para no tenerlos en cuenta en su justa y precisa dimensión, a la hora de su
tratamiento académico y práctico.
Lo anterior, por cuanto el enfoque que desde el punto de vista académico se le ha dado a tales términos
ha sido encaminado más desde parámetros logísticos que jurídicos, lo que no ha permitido un
análisis integral que lo confronte con la normatividad comercial y aduanera, no solo de los propios
INCOTERMS, sino, se reitera, también con figuras que no pueden escapar de su ámbito, como el
contrato de compraventa mismo, la transmisión de la propiedad y el riesgo inserto en él, así como
el contrato de seguro enfocado en el riesgo, el interés asegurable y su cobertura como parte de sus
elementos esenciales y naturales. Todo mirado en el ámbito nacional, pero bajo el lente internacional,
como obviamente lo deja ver de sí, el solo hecho de que se hable de INCOTERMS.
Los múltiples actores del comercio internacional –léase comprador, vendedor, corredor, comisionista,
transportador, agente de aduanas, compañías de seguros, entre muchos otros– se podrán beneficiar
de una línea de profundización investigativa que represente para ellos y la comunidad académica en
general, un instrumento de conocimiento y aplicación a su actividad.
Será el método dogmático el punto de partida, mas no el de llegada en el presente trabajo, habida cuenta
de que se busca partir de construcciones doctrinarias que ya están previamente elaboradas para dar
solución y discusión al tema propuesto.
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1.
El contrato de compraventa
internacional de mercaderías
Al decir de Esplugues Mota et al. (1999), este hecho, que presenta consecuencias
negativas en un sector tan dinámico como el del comercio internacional, unido a la
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Es un proceso paralelo al de carácter sustantivo que, entre otros frutos, ha dado lugar
al Convenio de la Haya del 15 de abril de 1958 sobre transmisión de la propiedad en
casos de venta internacional de bienes muebles corporales, que todavía no ha entrado
en vigor –y al Convenio de la Haya sobre la ley aplicable a los contratos de venta
internacional de mercaderías del 22 de diciembre de 1986, que viene a complementar
el Convenio de Viena de 1980– (Esplugues Mota et al., 1999).
Dos años más tarde la Asamblea General de las Naciones Unidas creó la Comisión de
las Naciones Unidas sobre el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI-UNCITRAL).
Con base en estas dos disposiciones, con el auspicio de dicha Comisión y el trabajo del
profesor mexicano Jorge Barrera Graf, quien dirigió el grupo de trabajo que presentó
dos proyectos a la Comisión, que luego fueron compilados en uno, la UNCITRAL
presentó a la Asamblea General el proyecto que se aprobó en Viena el 11 de abril de
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Mauricio Alzate Ossa
1980 como la Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa
Internacional de Mercaderías (CNUCCIM), entrando a regir en 1988.
De acuerdo con Marín Fuentes, una noción aproximada del contrato de compraventa
en el marco de la convención
(…) puede ser aquella que lo define como aquel acto jurídico de contenido obligacional,
en el cual dos personas físicas o jurídicas que se encuentran en estados diferentes, y
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Es esta, la tradición de las mercaderías, una de las variables principales del presente
trabajo, por lo que más adelante se abordará en profundidad.
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Mauricio Alzate Ossa
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
los contratos celebrados sobre bienes muebles corporales; (iii) un factor funcional,
toda vez que se refiere a las compraventas civiles o mercantiles2, pero excluyendo las
ventas de consumo y algunas otras como las realizadas en subastas, judiciales, de
valores mobiliarios, títulos o efectos de comercio y dinero; de buques, embarcaciones,
aerodeslizadores, aeronaves y electricidad y (iv) un factor material, en tanto excluye
las permutas y los suministros en los que el comprador entregue una parte sustancial
de los materiales o aquellos suministros de mano de obra o servicios.
A modo ilustrativo: (i) fallo de 2002 de la Corte de Nueva York (USA) en el que
se establece que el contrato de venta contiene una cláusula de elección de ley a favor
de la ley alemana. Según el Tribunal, conforme al derecho alemán la elección de las
partes de la ley de un Estado contratante, sin excluir expresamente la Convención,
implica que esta es aplicable siempre que las partes en el contrato de venta tengan sus
establecimientos en dos Estados contratantes diferentes y (ii) fallo del 2002 de la Corte
de Dakota del Norte (USA) en el que el Tribunal sostuvo que la Convención se aplicaba
a la transacción entre el comprador y el vendedor, ya que tenían sus establecimientos
en Estados contratantes diferentes (art. 1 (uno) de la Convención).
de abril de 1990; Amtsgericht Oldenburg del 24 de abril de 1990 y Landgericht Hamburg del 26 de septiembre de
1990. (También se hace referencia en el mismo sentido a fallos de tribunales holandeses y belgas)”.
2 Sin detenerse a mirar en torno a la naturaleza de las partes, es decir, sean estas o no comerciantes. “No obstante
se podría indicar que el contrato de compraventa será internacional, más en cuanto a su esencia, que a la calidad
de las partes que lo componen, entonces simplemente se necesitará una localización especial en los dos estados
diferentes sin tomar en cuenta la nacionalidad ni el carácter civil o comercial de las partes contratantes” (Marín
Fuentes, 2006, p. 30). Así mismo, Fernández de la Gandara y Calvo Caravaca, citados por Perales Viscasillas (2002)
opinan que el uso al que debe destinarse la mercadería debe ser exclusivamente privado; “y ello porque durante
la Conferencia Diplomática fue rechazada una propuesta para considerar suficiente que la compraventa tuviese
una utilidad preponderantemente personal. Así por caso, como indican, el destino personal de la compra debe
contraponerse al destino profesional y no tan sólo al industrial: por ejemplo, sí estaría comprendido dentro de la
Convención las compraventas internacionales que un profesional liberal lleva a cabo para atender las necesidades
de su empresa”.
Lo anterior denota la vocación tanto mercantil como civil de la compraventa en cuanto al ámbito de aplicación de
la convención. En el mismo sentido Galán Barrera (2003b, p. 80): “Es irrelevante, para los efectos de aplicación de
la Convención, que el carácter del contrato, o el carácter de las propias partes, sea civil o comercial”.
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Mauricio Alzate Ossa
3 En el mismo sentido gran parte de la doctrina señala: “El establecimiento determinante de la internacionalidad
del contrato ha de ser un establecimiento permanente. [1] Nótese aquí como la nota de permanencia se deriva
mejor de la versión oficial española (“establecimiento”) que de la inglesa (“place of business”). En definitiva,
parece que la noción jurídica de establecimiento deberá buscarse en el Derecho nacional que resulte aplicable
conforme a las normas del conflicto de leyes” (Perales Viscasillas, 2002).
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
4 Un análisis suficiente de la jurisprudencia en torno a estos aspectos en Perales Viscasillas (2002): “30. Si se
admitiese la derogación de esas disposiciones por la voluntad de los contratantes dejarían de tener sentido los objetivos
básicos de internacionalidad y uniformidad que envuelven a todo el texto uniforme. Así, Bonell, en Bianca y Bonell,
§3.3, pp.93-94. No es de extrañar que el comentario 2 al artículo 1.5 de los Principios de UNIDROIT, p.13, indique
que: “si las partes expresamente acuerdan aplicar sólo alguno de los capítulos de los Principios, se presume que tales
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Mauricio Alzate Ossa
capítulos se aplicarán junto a las disposiciones generales del Capítulo”. Disposiciones Generales que incluyen, entre
otras, una disposición de carácter interpretativo (art.1.6), así como otra relativa al valor de los usos y de las prácticas
(art.1.8). 31. Así se confirma además por la jurisprudencia que hace hincapié en la necesidad de una exclusión expresa:
LG Landshut, 5 abril 1995 (Alemania) (PACE) (UNILEX). 32. Así por caso, el laudo de la ICC 7585/1992 (PACE)
(UNILEX) interpretando una cláusula en el contrato del siguiente tenor “If the agreement is terminated by fault or
request of the purchaser -including force majeure- the supplier is entitled to a compensation fee of 30% of the price”, ha
indicado que el lenguaje de esta cláusula no puede considerarse lo suficientemente precisa como para significar una
renuncia a los daños y perjuicios expresamente concedidos en el artículo 74 CNUCCIM. 33. Particularmente por U.S.
Court of International Trade, 24 octubre 1989 (Estados Unidos), publicada en 726 Federal Supplement, 1344 (1990)
(PACE) (UNILEX), que ha indicado que sólo es posible excluir la aplicabilidad de la Convención de forma expresa, sin
que tuviese, pues, relevancia una exclusión tácita. Por su parte han considerado aplicable la Convención ante la elección
por las partes del derecho de un Estado parte de la Convención (por ejemplo, el español): ICC 6653/1993 (Francia)
(PACE) (UNILEX); ICC 7660/JK, 23 agosto 1994 (Austria) (PACE) (UNILEX), ICC 7565 y 7844 de 1994 (PACE)
(UNILEX), y el laudo del Internationales Schiedsgericht der Bundeskammer der gewerblichen Wirtschaft-Wien, 15
junio 1994 (SCH-4366) (Austria) (PACE) (UNILEX). Sin embargo, existe alguna decisión contraria: Tribunale Civile
di Monza, 29 marzo 1993 (Italia), donde incidentalmente se indica que se excluiría la aplicación de la Convención en
razón de que las partes habían escogido la ley italiana para regir su contrato, por lo que no cabría la aplicación del
artículo 1.1.b) CNUCCIM, que únicamente se emplearía a falta de elección de la ley por las partes. Para las críticas
a esta sentencia: Claude WITZ, “La Convention de Vienne sur la vente internationale de marchandises à l´épreuve
de la jurisprudence naissante”. Recueil Dalloz Sirey, 1995, nº19, p.145; y Franco FERRARI, “Diritto Uniforme della
vendita internazionale: Questioni di Applicabilità e Diritto Internazionale Privato”. Rivista di Diritto Civile, 1995,
nº6, pp.669-684. En contra, el Laudo arbitral, 19 abril 1994, (Florencia) (Italia) (PACE) (UNILEX), donde el tribunal
ha sostenido que no se aplica la Convención de Viena cuando las partes se han referido únicamente a la ley italiana
como ley del contrato. No obstante uno de los árbitros expresó en un voto particular que la Convención era aplicable,
ya que la elección del Derecho italiano por las partes no significa una exclusión implícita de la Convención. 34. A
contrario, también será posible que durante el proceso las partes designen como derecho aplicable a la Convención
cuando el derecho aplicable fuese otro. Por ejemplo, en el caso resuelto por el Tribunal Metropolitano de Budapest, 10
enero 1992 (Hungría) (PACE) (UNILEX), la oferta indicaba que el derecho aplicable era el UCC estadounidense. Las
partes durante el proceso acordaron la aplicación de la Convención. Al mismo resultado llegan, si bien la Convención
resultaba ya plenamente aplicable por reunirse las condiciones de aplicabilidad de la misma: OLG Saarbrücken, 13
enero 1993 (Alemania) (PACE) (UNILEX), y el laudo del Tribunal de Arbitraje de la Cámara de Comercio e Industria
de Hungría, 17 noviembre 1995 (PACE) (UNILEX). 35. Esta parece ser una posibilidad admitida en el derecho
procesal alemán. Así las sentencias del OLG Düsseldorf, 8 enero 1993 (Alemania) (PACE) (UNILEX), OLG Köln, 22
febrero 1994 (Alemania) (PACE) (UNILEX), OLG Saarbrucken, 13 enero 1993 (Alemania) (PACE) (UNILEX); LG
Landshut, 5 abril 1995 (Alemania) (PACE) (UNILEX) y OLG Hamm, 9 junio 1995 (Alemania) (PACE) (UNILEX),
han estimado aplicable la Convención de Viena (y ello porque la exclusión ha de ser expresa) tras la elección por las
partes del Derecho alemán -en ocasiones incluso indicando disposiciones del Código Civil alemán- durante el curso
del proceso. Particularmente interesante es la sentencia del OLG Koblenz, 17 septiembre 1993 (Alemania) (PACE)
(UNILEX), donde se ha aplicado la Convención de Viena a un supuesto donde las partes habían elegido el Derecho
francés, antes de la entrada en vigor en Francia de la Convención, como ley rectora del contrato.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
5 ARTÍCULO 4o. La Constitución es norma de normas. En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución
y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales.
Es deber de los nacionales y de los extranjeros en Colombia acatar la Constitución y las leyes, y respetar y obedecer
a las autoridades.
ARTÍCULO 53. (…) Los convenios internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen parte de la
legislación interna.
ARTÍCULO 93. Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos
humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno.
Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia. (…).
ARTÍCULO 94. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios
internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana,
no figuren expresamente en ellos.
6 Sobre el carácter constitucional de los tratados y el concepto de bloque de constitucionalidad, Rodrigo
Uprimny (2008): “En forma esquemática, es posible señalar que la recepción del bloque de constitucionalidad
en nuestro ordenamiento jurídico ha pasado por varias fases: (i) la jurisprudencia preconstituyente, que rechazó
la posibilidad de incorporar esta noción; (ii) los tres primeros años de labores de la Corte Constitucional (1992 a
1994), en donde tácitamente, y con algunos titubeos, esta categoría empieza a tener incidencia jurídica, aunque
no es mencionada expresamente por la jurisprudencia; (iii) los años 1995 y 1996, cuando la expresión ingresa en
forma expresa y con fuerza en la jurisprudencia constitucional; (iv) los años posteriores (1996 a 2000), en donde
la noción sigue expandiéndose pero la Corte intenta racionalizar su uso; y (v) finalmente el período actual (2001
a 2004), en donde, a pesar de que subsisten algunas polémicas, la Corte consolida una dogmática relativamente
clara sobre esta noción”.
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Mauricio Alzate Ossa
La posibilidad de escoger incluso las materias del contrato que podrán o no ser
reguladas por la convención se enmarca dentro de la teoría del depecage, conforme al
cual se permite “el fraccionamiento legal o jurídico. Es decir, el contrato, en su esencia,
se encuentra sometido a dos o más conjuntos de normas provenientes de diferentes
ámbitos, con lo que para decidir cualquier controversia originada en la celebración o
ejecución de un contrato de compraventa internacional de mercaderías será siempre
necesario acudir a diferentes grupos de normas” (Rodríguez Fernández, 2010, p. 18)7.
Esto permitiría que se pueda hablar de una jerarquización dinámica de las fuentes del
contrato de compraventa internacional, dependiendo de la materia especifica que se
requiera resolver o del momento de ejecución en el que se encuentre el contrato, de
tal manera que uno puede ser el derecho aplicable a la formación y perfeccionamiento
del contrato y otro muy diferente el de cumplimiento de algunas de las obligaciones
contractuales. Así mismo, la propia Convención cede en sus materias de aplicación, no
a la voluntad de las partes, sino a las normas (imperativas o dispositivas) del derecho
del foro que deba ser aplicado conforme a las normas del derecho internacional
privado, en lo referente, principalmente, a la validez del contrato y a la tradición o
transferencia de la propiedad de la mercancía8.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Convención: el ejemplo más patente es la falta de precio en el momento de perfección del contrato, al dejar claro el
artículo 55 CNUCCIM que se aplica exclusivamente cuando el contrato haya sido válidamente celebrado” (Perales
Viscasillas, 2002).
10 Debemos mencionar a Esplugues et al. (1999, p. 285) para quien no existe duda acerca del carácter enteramente
dispositivo de la convención: “La lectura del artículo 6 refleja, pues, la absoluta primacía de la voluntad de las
partes en el ámbito de la contratación internacional. Ellas son, en última instancia, las que deciden concluir el
contrato y las que determinan la ley aplicable al mismo, no sólo su articulado”.
11 Con la expedición de la Ley 1480 de 2011 que derogó el Decreto 3466 de 1982, entró en vigencia el nuevo
Estatuto del Consumidor en Colombia.
22
Mauricio Alzate Ossa
Otra categoría de normas imperativas que plantea la doctrina se refiere a las que
se encuentran en la propia Convención. Y particularmente a las que, sobre algunos
aspectos materiales, la Convención trae como aquellos sobre los cuales las partes no
podrán disponer, además de la reserva del artículo 96 en relación con el artículo 12 en
cuanto al escrito como solemnidad sustancial, “principalmente, la imposibilidad de
variar o excluir (al menos tácitamente) los artículos 7 (interpretación de la Convención),
8 (interpretación de lo declarado y actuado por los contratantes) y 9 (usos y prácticas)”
(Perales Viscasillas, 2002). Posición sobre la que no parece estar conforme la gran mayoría
de autores sobre la materia, en tanto la orientación del artículo 6.º de la convención
no parece establecer más restricciones a la autonomía privada de la voluntad que la ya
planteada en torno a la reserva del artículo 96 mencionada12. Tal es así, que las partes
pueden entonces excluir total o parcialmente la aplicación de ciertas disposiciones de
la convención, así como regular sus alcances interpretativos.
1.1.3 Los usos y prácticas entre las partes y los usos generales de comercio en
la Convención. Además del marcado carácter dispositivo-supletivo de la voluntad
de las partes, la convención cede su posición jerárquica frente a los usos y prácticas
privadas de estas en relación con la formación (aceptación de la oferta) y ejecución del
contrato. Así, también sucede con los usos generales del comercio que en Colombia13
podrían enmarcarse dentro del concepto denominado costumbre mercantil.
No deben entonces confundirse las prácticas y usos que las partes en un determinado
contrato, aceptan, hacen suyas e introducen en su experiencia contractual, de aquellas
que haciendo parte del comercio en determinada plaza (costumbre local), Estado
(costumbre nacional) o materia o actividad (costumbre internacional) llegan al contrato
en defecto de la voluntad de las partes.
12 En este mismo sentido Giménez Corte (2005, p. 63), así como Galán Barrera (2003, pp. 83-84) y Marín Fuentes
(2006, p. 49).
13 En Colombia, la costumbre mercantil se encuentra regulada en los artículos 3 a 9 del Código de Comercio
como un hecho con vocación propia para convertirse en norma aun imperativa, denotando las esenciales
características que reconoce gran parte de la doctrina, cuales son publicidad, uniformidad, reiteración y carácter
obligatorio.
23
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
El uso, por el contrario, es siempre norma legal, puesto que la coherencia del
lenguaje legislativo no tolera duplicidad de significados para la expresión idéntica;
prescinde de la voluntad de las partes porque es ley (just est quod jussum est);
constriñe al magistrado a su aplicación aun de oficio; no deroga la ley comercial,
porque se aplica a falta de la misma, de suerte que su obligatoriedad procede
en el orden de su aplicación; la violación del uso es la violación de ley reparable
por la corte de casación” (…). Por consiguiente, lo repetimos (el argumento es
demasiado importante para no insistir sobre él), si con la designación de uso
contractual o interpretativo se quiere hacer referencia a alguna práctica habitual
entre los interesados, si bien no generalizada, y hasta contraria a la ley o a la
práctica constante y común, no se trata de uso, sino de cláusula sobreentendida
entre las partes con referencia a sus relaciones precedentes o a otros elementos
absolutamente individuales. (1947, p. 96)
Ello resulta lógico de la propia naturaleza de ambas figuras, dado que, en efecto,
cuando hablamos de los usos y prácticas entre las partes nos estaremos refiriendo
también a la voluntad de ambas para hacerse regir por estas, de guiar su relación
contractual con base en una tradición bilateral que conscientemente, aun de forma
tácita, han aceptado para sí. Entre tanto, cuando hablamos de los usos o costumbres
del comercio (internacional, en el caso de la Convención), nos estaremos refiriendo a
figuras que derivan su aplicación aun al margen de la voluntad contractual, pero con
mayor acento si las partes no han decidido excluirlos expresamente de su precisa y
concreta relación jurídico mercantil.
Esto hace, como se viene planteando, que la jerarquía normativa en cuanto a fuentes
en materia de compraventa internacional de mercaderías resulte aún más dinámica, de
manera que, como lo recomienda la propia Convención en sus notas interpretativas,
corresponde a las partes delimitar de manera clara el ámbito de aplicación de la
convención y de los usos, con la prevención de evitar sorpresas hermenéuticas que
lleven a regímenes normativos no deseados o con efectos adversos no previstos.
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Mauricio Alzate Ossa
Si bien las diferencias entre los institutos regulados por el artículo 9 no son del todo
claras, parece que en lo esencial los usos y las prácticas del párrafo 1º poseen una
eficacia individual restringida única y exclusivamente a lo que los contratantes hayan
acordado o a las conductas habituales entre ellas, mientras que el uso del párrafo 2º
es eficaz per se, es decir, su existencia vive desvinculada de una concreta operación
comercial ya que son de aplicación general. Tanto unos como otros presentan un
efecto común, aparte de servir de índice para la interpretación de lo aclarado o
actuado por las partes (8.3 CNUCCIM), consistente en obligar a los contratantes,
aunque la causa obligacional sea cualitativamente diferente: porque así lo han
acordado, porque se crea una expectativa derivada de comportamientos anteriores
y finalmente porque la eficacia del uso descansa en el Derecho mismo, es decir, se
establece una presunción legal. En cualquier caso, los usos y las prácticas entran a
formar parte del contenido del contrato durante el proceso de formación del mismo.
Es importante resaltar cómo por virtud del principio de autonomía de la voluntad
de las partes (art. 6), obviamente reflejado en el artículo 9.1, y por la jerarquía que la
misma Convención asigna a los usos internacionales (por encima de la Convención,
pero no por encima de la voluntad de las partes) se crea toda una jerarquía de normas:
en la cúspide la voluntad de las partes, en el medio los usos de comercio y en la base
las normas dispositivas de la Convención. (Perales Viscasillas, 2002)
14 ARTÍCULO 18.3: “No obstante, si, en virtud de la oferta, de prácticas que las partes hayan establecido entre ellas
o de los usos, el destinatario puede indicar su asentimiento ejecutando un acto relativo, por ejemplo, a la expedición
de las mercaderías o al pago del precio, sin comunicación al oferente, la aceptación surtirá efecto en el momento en
que se ejecute ese acto, siempre que esa ejecución tenga lugar dentro del plazo establecido en el párrafo precedente”.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Rocco, Bolafio y Vivante (1947 citados por Bolafio, 1947, p. 74) nos presentan una
ilustradora discusión:
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Artículo 8
3) Para determinar la intención de una parte o el sentido que habría dado una
persona razonable deberán tenerse debidamente en cuenta todas las circunstancias
pertinentes del caso, en particular las negociaciones, cualesquiera prácticas que
las partes hubieran establecido entre ellas, los usos y el comportamiento ulterior
de las partes.
Artículo 9
1) Las partes quedarán obligadas por cualquier uso en que hayan convenido y por
cualquier práctica que hayan establecido entre ellas.
2) Salvo pacto en contrario, se considerará que las partes han hecho tácitamente
aplicable al contrato o a su formación un uso del que tenían o debían haber tenido
conocimiento y que, en el comercio internacional, sea ampliamente conocido y
regularmente observado por las partes en contratos del mismo tipo en el tráfico
mercantil de que se trate.
Artículo 18
(...)
3) No obstante, si, en virtud de la oferta, de prácticas que las partes hayan establecido
entre ellas o de los usos, el destinatario puede indicar su asentimiento ejecutando
un acto relativo, por ejemplo, a la expedición de las mercaderías o al pago del
precio, sin comunicación al oferente, la aceptación surtirá efecto en el momento
en que se ejecute ese acto, siempre que esa ejecución tenga lugar dentro del plazo
establecido en el párrafo precedente.
(…)
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
La principal distinción entre las prácticas o usos de las partes y los usos o las
costumbre mercantiles se encuentra consagrada en el artículo 9.º, así mismo, parece
también que toma partido la Convención por el carácter dispositivo y no imperativo de
los usos o costumbres mercantiles cuando afirma en el numeral 2.º de dicho artículo
9.º que, salvo pacto en contrario de las partes, se entiende incorporado al contrato el
uso ampliamente conocido y regularmente observado por los agentes en contratos
de similar naturaleza.
Al respecto del inciso 2.º del artículo 9.º de la convención en torno a los usos del
comercio, tenemos en fallo de 2002 de la Corte de Nueva York (PACE):
28
Mauricio Alzate Ossa
Comentando este mismo numeral 2.º del artículo 9.º de la Convención, Marzorati
(2003) expresa:
Hemos visto que las partes pueden acudir en usos de su libertad contractual a la
utilización de la lex mercatoria vista ésta como aquel conjunto de reglas emitidas por
organismos privados en el nivel internacional o por órganos intergubernamentales
en ese mismo nivel y cuya característica principal es que se trata de reglas que
no tienen origen estatal, o bien, una obligatoriedad en su aplicación por parte de
los Estados. (…).
29
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Como se podrá observar, encontramos que el artículo 9° hace alusión a dos figuras:
una la obligatoriedad que tiene para las partes las declaraciones que estas han
emitido durante la realización del contrato y otra la de los usos a los cuales han
recurrido” (…). Es importante resaltar aquí que los usos a que se refiere son los
comerciales, los cuales hacen parte de una tradición aun no codificada, debido a
que estos pertenecen a representaciones de tipo cultural que difieren mucho de un
país a otro, entendiéndose al comercio como un práctica casi universal se puede
deducir que los mismos serían homologables en un alto porcentaje no importando
el país donde se realicen. Si se quiere regular este tipo de usos comerciales se debe
recurrir a la elaboración de una nueva convención sobre la materia, ya que si bien
los Incoterms aportan mucho a la misma, estos no son suficientes.
(…) Dicha obligatoriedad nacerá siempre y cuando las partes así lo deseen, toda
vez que la aplicación de la convención tiene una naturaleza supletoria, por lo que
esta obligatoriedad depende de la voluntad de las partes y de la presencia de unos
usos comerciales que poseen el carácter de obligatorios.
Se entiende pues que los usos a los que alude el artículo 9° son principalmente los
usos comerciales, entendidos estos como aquella forma de obrar que rige entre
los comerciantes, que no se contraría a la ley, y que tiene relación con los actos,
negocios y contratos propios del tráfico mercantil.
Igualmente queda claro que los usos y las prácticas comerciales convenidos y
conocidos por las partes, al igual que aquellos que son ampliamente conocidos
en el ámbito comercial internacional, serán obligatorios en el evento que aquellas
los incluyan en su relación contractual. (Marín Fuentes, 2006, p. 61)
Como se verá en su momento, son los INCOTERMS quizás uno de los principales
usos reconocidos de forma general en la ejecución de los contratos de compraventa
30
Mauricio Alzate Ossa
31
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
entre la diferencia y la identidad temporal entre título y modo. Depende entonces del
momento en que se dé la tradición en relación con el perfeccionamiento del contrato
para que se pueda enmarcar alguno de estos sistemas en una concepción dual o en
una concepción monista de la tradición. Entendiendo a la primera –dual– como
aquella que separa definitivamente el título del modo, de tal forma que el contrato de
compraventa solo servirá de título para que el comprador pueda exigir la tradición
como una obligación personal del vendedor que al momento de cumplirse lo convertirá
en dueño. Frente a la segunda, en cambio, el contrato mismo se convierte en título y
modo de tal manera que su perfección cumple con esta doble función al convertir en
dueño al comprador aun por fuera o con abstracción de la entrega, la que al decir de
quienes defienden esta concepción, no solo no es suficiente para la tradición, sino va
acompañada de la intención de la transferir el dominio y cede en importancia frente
a la tradición en cuanto es esta la que hace pender en el comprador los efectos de la
pérdida fortuita de la cosa (Ospina Fernández & Ospina Acosta, 1998).
32
Mauricio Alzate Ossa
15 Al respecto Peña Nossa (2006, p. 205): “En Roma la compraventa fue simplemente manual o al contado, ya que
se perfeccionaba mediante la entrega recíproca de la cosa y el precio. Más tarde no bastó con esta forma elemental,
ya que el vendedor le concedía al comprador un plazo para el pago del precio; otras veces, era el vendedor quien
recibía el precio en el acto y entregaba la cosa más tarde; otras veces eran ambas partes quienes disponían de un
plazo para cumplir su presentación. En esta etapa ya se notaba la distinción entre el contrato de compraventa en
sí mismo (Título) y la transferencia del dominio de la cosa (Modo) que ha perdurado hasta hoy, estableciéndose
como regla general que el contrato es consensual, si bien en algunos casos excepcionales la ley exige que sea
solemne, pero en ningún caso es real.
Le legislación colombiana adoptó el sistema romano, denominado del título y del modo, por el cual contrato de
compraventa (Título) no es suficiente para transferir la propiedad al comprador, ya que de este solo surge la obligación
para el vendedor de transferirla, pero para que este cumpla con dicha obligación es necesario que realice la tradición
(Modo), que tiene como causa el título. La tradición está conformada por el elemento objetivo consistente en el
ánimo de transferir la propiedad por parte del vendedor”. Con lo cual no estamos de acuerdo, por cuanto como se
viene expresando la obligación del vendedor en Colombia no es solo la de entregar sino la de traditar.
16 Apartes de dicha sentencia son presentados por Gómez Estrada (1999, p. 56): “La circunstancia de que el
comprador estime con o sin fundamento de que el vendedor le transmitió cosa total o parcialmente ajena, carece
de transcendencia mientras que el primero no se ha inquietado por el supuesto dueño. Nuestra ley en el art.
1871 del C. C. hace válida la venta de cosa ajena. Lo cual significa que el contrato es válido entre comprador y
vendedor; por lo tanto, la tradición que se consuma como consecuencia de este contrato, también será válida entre
las mismas partes, con esta salvedad empero: sin perjuicios de los derechos del verdadero dueño no extinguidos
por la prescripción”.
33
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
partir de dicha fecha se dio por sentado que la obligación del vendedor no era solo la
de entregar, sino la de traditar, aceptando y pregonando que la teoría del título y el
modo así lo obliga y lo permite, incluso en el caso de la venta de cosa ajena, puesto
que son dos momentos totalmente diferentes, uno el de la venta (título) y otro el de la
tradición (modo), pudiendo el comprador hacerse a la propiedad antes de cumplir su
obligación de traditar o conseguir la tradición directa del tercero propietario.
Todo lo anterior se acentúa aún más si se observa que, pese a que la definición
del contrato de compraventa que trae el código civil colombiano (1849) habla de una
obligación de dar, el artículo 1880 en cuanto a las obligaciones del vendedor habla
indistintamente de una obligación de entrega o tradición (que puede catalogarse como
una definición del término dar):
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Mauricio Alzate Ossa
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
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Mauricio Alzate Ossa
harán dueño19 a su titular o endosatario. Tal como lo aprecian Esplugues Mota et al.
(1999, p. 316):
expedición obligatoria de la carta de porte, reduciéndose solo a la exigencia de la guía aérea que no tiene los atributos
cambiarios propios de cualquier título valor (como en el caso del conocimiento de embarque o del certificado
de depósito). Con tino Guzmán Escobar (2003, p. 6): “En la práctica, son muy escasas las oportunidades en las
que se expide una carta de porte aéreo negociable. Esto ocurre porque, en realidad, la logística de distribución
física internacional de mercancías por vía aérea no requiere de la negociabilidad del documento de transporte
debido, precisamente, a la velocidad del transporte aéreo. En efecto, en el comercio internacional se necesita un
documento de transporte negociable cuando el expedidor necesita transferir el dominio sobre las mercancías
mientras éstas están en tránsito, o cuando interviene una carta de crédito. Por la rapidez del transporte aéreo,
normalmente cualquiera de estos trámites que implica la circulación del documento de transporte demorará más
que la llegada de las mercancías al aeropuerto de destino”.
Por lo tanto, en la generalidad de los casos se expide un documento de transporte no negociable que, por
terminología adoptada por la IATA [Internacional Air Transport Association – IATA], se denomina Guía Aérea.
[La expresión en inglés es “Air Waybill”; normalmente se traduce al español como “Guía Aérea”]. De este modo,
entonces, se habla de guía aérea para denotar al documento de transporte no negociable, y de carta de porte aéreo
para identificar al documento de transporte que se expide en forma negociable. El sistema de documentación del
contrato de transporte aéreo previsto en el Código de Comercio es diferente al del Régimen de Varsovia. Nuestro
estatuto mercantil tipifica expresamente a la carta de porte como un título valor representativo de mercancías
(arts. 967 y siguientes del C. de Co.). Sin embargo, el transportador aéreo solo está obligado a expedir una carta
de porte cuando la reglamentación expedida por el gobierno nacional así lo exija (art. 1018 C. de Co.), lo cual
hasta ahora no ha ocurrido. Por lo tanto, en la práctica, en el transporte aéreo en Colombia, aun el que se rija por
el Código de Comercio, generalmente el transportador aéreo expide un documento de transporte no negociable
que se denomina guía aérea. La guía aérea cumple las mismas funciones de prueba de la existencia del contrato de
transporte y de recibo de las mercancías por parte del transportador, a que hicimos referencia al hablar de la carta
de porte aéreo del Régimen de Varsovia”. El artículo 967 que refiere el autor en realidad corresponde al 767 que
define la carta de porte y el conocimiento de embarque como títulos valores en el derecho mercantil colombiano.
19 Al respecto Trujillo Calle (2003, p. 134): “En cuanto a responsabilidades, el endosante responderá de la
existencia de las mercancías en el momento del endoso (art. 770) porque las cosas perecen para su dueño. Esta
norma fue de especial consideración en la reunión de expertos que discutieron el proyecto INTAL y al haberlo
determinado en esta forma quiere decir que en el momento de entrega del título endosado, se transfieren al
endosatario los riesgos sobre la mercancía amparada con el título (P.I. Págs. 17, 18)”.
37
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
que este puede traer en relación con la propiedad de las mercancías, lo que hace es,
de forma positiva, establecer al contrato mismo como un mero título, que genera las
obligaciones para el vendedor de entrega de la mercancía y tradición o transferencia
de la propiedad, como un modo posterior a su perfeccionamiento. No debe perderse
de vista cómo, además de los artículos arriba transcritos, el artículo 4.º establece
como materias exclusivas que se deben regular por la Convención las referentes a la
formación del contrato y a los derechos y obligaciones del vendedor y del comprador
dimanantes de ese contrato, consagrando de manera expresa, como una de esas
obligaciones derivadas, la de transferir la propiedad. Así se deprende de lo establecido
en el artículo 30.
Al respecto, y como una posición contraria a la anterior, Marín Fuentes (2006, p. 39):
Posición que es aceptada por gran parte de la doctrina, dentro de la que se encuentra
Perales Viscasillas (2002). No obstante, podemos encontrar en algún otro sector
posiciones tácitamente conformes con la posición según la cual la Convención es
reguladora de la tradición como modo independiente del título. De esta perspectiva
encontramos a Oviedo Albán y Candelario Macías (2008, p. 509):
38
Mauricio Alzate Ossa
Si la tradición opera con la entrega, o con cierta forma calificada de entrega, o con la
celebración del contrato mismo, sí es un aspecto del que no se ocupa la Convención, pues
sucederá que en regímenes como el francés o el italiano, en los que el contrato mismo
trasfiere la propiedad y con ello los riesgos, la aplicación supletiva de la Convención (en
defecto de estipulación contractual) significará que los riesgos no se transmitan con
el contrato mismo, sino más bien con la entrega, independientemente de la tradición;
lo que representa un cambio de régimen realmente sustancial para ellos.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Una casa de subastas privada alemana llevó a cabo una venta de ciertos elementos
a una empresa ubicada en Suiza. Cuando la subasta terminó, es decir, por fuera de
esta, la casa de subastas celebró un contrato con un comprador suizo para la venta de
maquinaria industrial. La maquinaria se componía de dos dispositivos: la máquina
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Mauricio Alzate Ossa
principal y su base de apoyo. El comprador pagó solo una parte del precio. El vendedor
entregó la máquina principal solamente, conservando la base de apoyo –sin la que no
podía funcionar– como un derecho de retención por la parte no pagada del precio
de compra. Surgió una controversia entre las partes sobre la cuestión de la propiedad
en la base de apoyo.
El tribunal sostuvo que las ventas en subasta no se rigen por la Convención (art. 2
(b)). Sin embargo, en este caso la Convención se estimó aplicable, puesto que el contrato
había sido celebrado por la casa de subastas alemana en privado, por fuera de la subasta.
El tribunal sostuvo además que la Convención no rige para el efecto que el contrato
pueda producir sobre la propiedad de las mercaderías vendidas (art. 4 (b) de la Convención)
y que la transferencia de la propiedad es competencia exclusiva de la legislación
nacional. El tribunal decidió en el terreno del derecho interno suizo –aplicable a la
lex rei sitae– que establece que la propiedad se transfiere solo a la toma de posesión
(entrega) del comprador de las mercancías.
Segundo fallo: (28.04.1995. Australia. 57 FCR 216. Federal Court, South Australia
District Adelaide. Roder Zelt- und Hallenkonstruktionen GmbH v Rosedown Park
Pty Ltd. and Another. http://www.unilex.info/case.cfm?id=197):
41
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Tercer fallo: (26.03.2002. USA. 00 Civ. 9344 (SHS). U.S. District Court, S.D.,
New York. St. Paul Guardian Insurance Co. et al. v. Neuromed Medical Systems
& Support et al. http://www.unilex.info/case.cfm?id=730):
Cuarto fallo: (28.03.2002. USA. No. 02 C 0540. United States District Court,
N.D., Illinois. Usinor Industeel v. Leeco Steel Products, Inc. http://www.unilex.
info/case.cfm?id=746):
42
Mauricio Alzate Ossa
El Tribunal consideró que la ley de EE. UU. (la ley del estado de Illinois) debía aplicarse
a la reserva de dominio. Consideró entonces que la cláusula de reserva de dominio solo
implicaba un derecho de garantía en los productos para el vendedor. Este interés por la
reserva no fue perfeccionado por el vendedor conforme al derecho interno, y por lo tanto
debió ceder a los intereses del banco. Como resultado, la Corte sostuvo que el vendedor
no tenía el título necesario para recuperar la posesión de las mercancías.
43
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
44
Mauricio Alzate Ossa
Son tres las concepciones que en esta materia se presentan como troncos básicos de
regulación: (i) res perit creditori, (ii) res perit debitori y (iii) res perit domino, es decir
que la cosa perece para el deudor, para el acreedor o para el dueño. Si para el deudor,
fundamentalmente con base en que es este quien tiene la obligación de conservación
del bien hasta el momento de la entrega o de la transmisión de la propiedad, como en
USA, Alemania, Argentina o en el régimen mercantil colombiano; si para el acreedor,
con base en que siendo este quien soporta las mejoras y desmejoras del bien es quien
debe soportar los riesgos por su pérdida, como en Colombia (régimen civil) y Chile;
y, si para el propietario, por cuanto las cosas perecen para él como principio general
del derecho, aun sin que se le haya entregado, como en Francia o Inglaterra20.
20 Larroumet, citado por Oviedo Albán y Candelario Macías (2009, p. 202), expresa: “el principio de la
transmisión inmediata de la propiedad implica una consecuencia esencial en cuanto a la carga de los riesgos de
pérdida fortuita de la cosa. En efecto a una regla según la cual la pérdida fortuita de una cosa debe soportarla su
propietario; es el principio res perit dominus”.
45
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
En efecto, es en esta clase de contratos bilaterales donde surge una grave cuestión
tocante a los dictados de la equidad y a la naturaleza jurídica de aquellos, a saber:
extinguida por caso fortuito la obligación a cargo de una de las partes, como la
que tiene el vendedor de hacer tradición de la cosa vendida, ¿subsiste la obligación
correlativa a cargo del comprador de pagar el precio o, por el contrario, esta también
se extingue? Si lo primero, el riesgo lo sufre el comprador, quien debe pagar el
precio sin recibir nada a cambio; si lo segundo, lo sufre el vendedor, quien, aunque
no quede obligado a dar la cosa, pierde el precio convenido. Tal es el quid de la
más que milenaria polémica entre los jurisconsultos al respecto.
21 ARTÍCULO 1º: 1) La presente Convención se aplicará a los contratos de compraventa de mercaderías entre
partes que tengan sus establecimientos en Estados diferentes:
a) cuando esos Estados sean Estados contratantes; o
b) cuando las normas de derecho internacional privado prevean la aplicación de la ley de un Estado contratante.
2) No se tendrá en cuenta el hecho de que las partes tengan sus establecimientos en Estados diferentes cuando ello
no resulte del contrato, ni de los tratos entre ellas ni de información revelada por las partes en cualquier momento
antes de la celebración del contrato o en el momento de su celebración.
3) A los efectos de determinar la aplicación de la presente Convención, no se tendrán en cuenta ni la
nacionalidad de las partes ni el carácter civil o comercial de las partes o del contrato.
46
Mauricio Alzate Ossa
De manera conclusiva:
Todo lo anterior, contando con que ambos regímenes –civil y comercial colombiano–,
al hablar de riesgo por pérdida de la cosa, se refieren al cuerpo cierto en particular,
radicando la pérdida del género antes de la entrega, siempre en el vendedor (deudor
de entrega).
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Ahora bien, lo que también debe concluirse es que en aquellos regímenes en los
que el riesgo lo corre el deudor (vendedor), es la entrega el punto de inflexión que
permite mutar dicha carga, sin perjuicio, se reitera, de las estipulaciones de las partes
frente a lo cual existe absoluta libertad de configuración.
La transmisión del riesgo envuelve una cuestión sencilla que, sin embargo, resulta
muy difícil de responder: ¿quién se hace responsable cuando las mercancías se
pierden o deterioran? La respuesta bajo la Convención de Viena es que la pérdida la
soporta el comprador cuando los daños o la pérdida de las mercancías se producen
una vez que el riesgo se le ha transmitido, a menos que se deba a un acto u omisión
del vendedor (art. 66 CNUCCIM). La pérdida es económica, ya que las mercancías
se pierden, pero la parte que soporta el riesgo no sólo las pierde sino que además
ha de pagar el precio de las mismas (aunque las reciba deterioradas o nunca las
reciba) o habrá de entregar las mercancías por segunda vez, recibiendo únicamente
una contraprestación equivalente a una de ellas. Estas consecuencias se ven en
gran medida mitigadas por la circunstancia de que las partes contratarán seguros
48
Mauricio Alzate Ossa
A lo que se agrega además que la contratación del seguro deberá estar sujeta siempre
teniendo en la mira a la persona que soporta el riesgo como el asegurado, en tanto, de
no ser así, es posible que se esté en ausencia de un interés asegurable que dé al traste
con la posibilidad de reclamar el seguro por parte del beneficiario.
22 En sentido similar, Esplugues Mota et al. (1999, p. 289): “En uno u otro caso -la referencia a los INCOTERMS
es en este sentido sintomática-a través de estos usos pueden alterarse las disposiciones del Convenio en aspectos
tan importantes como la determinación del momento y lugar del cumplimiento de las obligaciones del vendedor
y del comprador, o de la transmisión del riesgo”.
49
El contrato de compraventa internacional de mercaderías
ejemplo, en DAF, DES, DEQ, DDU y DDP. Este dato, (…) afecta decisivamente a la
determinación del momento de transmisión del riesgo”23.
A3
(…)
A4 Entrega
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Mauricio Alzate Ossa
A5 Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o daño causados a la mercancía
hasta que se haya entregado de acuerdo con A4, con la excepción de la pérdida
o daño causados en las circunstancias descritas en B5. (Cámara de Comercio
Internacional, 2010, p. 18)
Por ello, que el contrato no implique transporte, lo que puede significar también,
además de que la mercancía ya se encuentre en poder del comprador en su establecimiento,
es que es una obligación del comprador contratar el transporte y ponerla a disposición
del porteador.
Galán Barrera (2003b, p. 100) trata las anteriores reglas como adicionales en relación
con los contratos que implican transporte25:
1.3.2 Con transporte. Cuando el contrato implica transporte, se dan dos variantes
a saber: el riesgo se transmitirá del vendedor al comprador en el momento en que
(i) se ponen a disposición del porteador en el lugar determinado o (ii) se ponen a
25 Estas mismas reglas las trata Perales Viscasillas (2002) como residuales.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
disposición del primer porteador26. Hay en este punto un deslinde especifico entre
las transferencia de la propiedad y la transmisión de los riesgos, que ya, de manera
general, se tiene por sentado como un principio presente en la Convención, consistente
en la circunstancia de que el vendedor retenga los documentos representativos de las
mercaderías, circunstancia que no afectará en nada la transmisión del riesgo, el que
siempre operará con la entrega:
ART. 67: (…) El hecho de que el vendedor esté autorizado a retener los documentos
representativos de las mercaderías no afectará a la transmisión del riesgo.
26 Sobre el particular Esplugues Mota et al. (1999, p. 312): “En este sentido y coherentemente con este precepto,
el art 66 especifica que la pérdida o deterioro de las mercaderías sobrevenidas después de la transmisión del riesgo
al comprador, no liberarán a este de su obligación de pagar el precio- dado que ya es responsable de cualquier
daño que les pueda ocurrir-a menos que se deban a un acto u omisión del vendedor, por ejemplo, en caso de un
incorrecto embalaje de las mercaderías que termina por afectar a su calidad.
La concreción de este principio conlleva directamente, la necesidad de especificar cuándo se entiende que tal
transmisión se ha producido y a ello se dedican los artículos 67 a 70 del texto de Viena, diferenciando diversas
situaciones posibles. En este sentido pueden distinguirse dos supuestos:(1) en primer lugar, aquellos en los que
el vendedor entrega los bienes a un porteador y (2) en segundo, aquellos otros –que podríamos calificar de
compraventas directas en los que el comprador se hace cargo directamente de las mercaderías.
1. Con relación a los supuestos en los que le vendedor entrega los bienes a un porteador, la convención
diferencia, a su vez, dos posibles situaciones:
a) En primer lugar, la convención aborda genéricamente los supuestos de contratos de compraventa que
impliquen el transporte de las mercaderías. Respecto de ellos, el art 67.1 especifica, una vez más, dos
posibilidades:
1ª. En los supuestos en que el contrato de compraventa implique el transporte de las mercaderías y el
vendedor este obligado a poner las mismas en poder de un porteador en un lugar determinado –que en
este caso no es el destino-, el riesgo no se transmitirá al comprador hasta que las mercaderías se pongan
en poder del porteador en ese lugar.
2ª. En aquellas otras ocasiones en que implicando la compraventa el transporte de las mercaderías, y el
vendedor no esté obligado a entregarlas en un lugar determinado, el riesgo se transmitirá al comprador
en el momento en que las mercaderías se pongan en poder del primer porteador para que las traslade al
comprador conforme al contrato de compraventa.
Téngase en cuenta, ello es importante, que el concepto de “poner en poder” implica, en los dos supuestos
analizados, un cambio de posesión de las mercaderías”.
52
Mauricio Alzate Ossa
Un caso citado por algunos autores, que sirve para ilustrar que tipo de circunstancias
son las que permiten deducir que el riesgo de las mercaderías vendidas en tránsito,
no se trasmite desde la perfección del contrato, sino desde cuando las mercaderías
son puestas en poder del porteador, es el del endoso de la póliza del seguro por parte
del vendedor al comprador. “tal acto significa que el comprador podrá exigir a la
compañía de seguros la indemnización por los daños que sufran las mercancías en
cualquier momento de la travesía. En la mayoría de compraventas de mercancías
en tránsito se da este endoso, por lo que es previsible que esta regla excepcional
del artículo 68 tenga más aplicación que la regla prevista en la primera fase”27.
Debe preguntarse por los efectos de dicha regla, en frente de las obligaciones y
derechos correlativos de cada una de las partes del contrato: vendedor y comprador.
27 Sobre la forma de entrega relacionada con los INCOTERMS 2000, Esplugues Mota et al. (1999, p. 313): “La
posición mantenida en los INCOTERMS respecto de la transmisión del riesgo depende, también, de la presencia,
o no, de un transporte de las mercaderías y del lugar en que, de acuerdo con los términos, se considere entregada la
mercancía por el vendedor al comprador. Así, en aquellos términos en los que, existiendo transporte, se considera
cumplida la obligación de entrega de las mercaderías, por el vendedor al comprador, cuando la misma se pone
a disposición del transportador -la transmisión del riesgo se produce en el momento en que este se hace cargo
de la mercancía (Así , por ejemplo, FCA,FAS,FOB,CFR,CIF,CPT,CIP, siempre A.5 Y B.5).Como ya se ha dicho
antes, existen otros términos -D, llegada- en los que, como consecuencia del momento en que se entiende cumplida
la obligación de entregar las mercaderías por parte del vendedor al comprador, la transmisión de los riesgos se
produce en un momento distinto, generalmente posterior. Así por ejemplo DAF, DES, DEQ, DDU Y DDP (En
todos ellos A.5 y B.5). En ambos casos, el hecho de que el vendedor este autorizado a retener los documentos
representativos de las mercaderías- algo relativamente habitual en el tráfico comercial internacional –no afectará a
la transmisión del riesgo”.
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Para el vendedor, quien no asume los riesgos por la pérdida fortuita de la cosa, la
obligación de transferir el dominio y entregarla planteada en el artículo 1880 del
código civil, se extinguirá. Así lo dispone el artículo 1625 numeral 7º, norma que
trata sobre los modos de extinción de las obligaciones. Dispone dicha norma: “las
obligaciones se extinguen en todo o en parte” (…). 7º Por la pérdida de la cosa
que se debe”. Igualmente el artículo 1729 del código civil, señala que: “cuando el
cuerpo cierto que se debe perece, o porque se destruye, o porque deje de estar en el
comercio, o porque se desaparece y se ignora que existe, se extingue la obligación…”.
Ahora, lo que deberá pasar es que el comprador, quien asume el riesgo, estará de todas
formas, obligado a cumplir con su obligación de pagar el precio de la cosa debida28.
28 Así mismo y con una posición bastante crítica están Ospina Fernández y Ospina Acosta (1998, pp. 581-585).
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Mauricio Alzate Ossa
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
Fallo tres: (00.00.1995. Arbitral Award. CIETAC China International Economic and
Trade Arbitration Commission. Unknown. http://www.unilex.info/case.cfm?id=210).
El Tribunal sostuvo que el vendedor era responsable de los daños a los bienes de
acuerdo con el art. 66 de la Convención, a pesar de la cláusula CIF, lo que significa
que el riesgo se transmitiría al comprador con las mercancías que cruzan la borda
del buque, en este caso, las partes habían llegado a un acuerdo contractual especial e
independiente en relación con el problema de la temperatura durante el transporte. En
la medida en que el vendedor no le había dado las directivas necesarias al transportista
y había enviado la mercadería a través de Hong Kong en lugar de asignar un barco
directo, no había cumplido con sus obligaciones contractuales determinadas por
separado. El daño por lo tanto, fue causado por un acto u omisión del vendedor, tal
como exige el art. 66 de la Convención.
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Mauricio Alzate Ossa
Fallo cinco: (26.03.2002. USA. 00 Civ. 9344 (SHS). U.S. District Court, S.D.,
New York. St. Paul Guardian Insurance Co. et al. vs. Neuromed Medical Systems
& Support et al. http://www.unilex.info/case.cfm?id=730).
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
necesidad de una reparación mayor. Los plazos de entrega del contrato establecían que
el equipo iba a ser enviado “CIF New York Seaport”, según los INCOTERMS, lo que
significa que el vendedor era responsable de pagar el costo, flete y seguro necesarios
para llevar la mercancía hasta el puerto de destino, sin embargo, el riesgo de pérdida
pasaba al comprador en el puerto de embarque.
El comprador presentó una demanda judicial en los EE. UU. tratando de recuperar
los bienes dañados. Alegó que el riesgo de pérdida se mantuvo con el vendedor hasta
que los bienes fueron entregados a su puerto de destino en los EE. UU., debido, entre
otras cosas, a que la propiedad de los bienes no pasaba al comprador hasta que su
pago final se hubiese realizado. El demandado objetó que, de conformidad con la
definición de los INCOTERMS CIF, el riesgo de pérdida pasa al comprador en el
puerto de embarque.
58
Mauricio Alzate Ossa
por la Cámara de Comercio Internacional, cuya última versión es del año 2000.
Si bien, como indicábamos cuando las partes pacten en su contrato cualesquiera
de esos términos, la Convención será desplazada, ésta fue redactada teniendo en
mente la existencia de los INCOTERMS 2000, por lo que bien puede decirse que
se adoptan soluciones coincidentes. Con todo, la utilización de los INCOTERMS
2000 es preferible por el detalle y profundidad con el que se regula la transmisión
del riesgo y, además, porque al no ser un instrumento vinculante por los Estados
su revisión se facilita y con ello el que las revisiones se adapten al ritmo de los
tiempos. (Perales Visacasillas, 2002)
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El contrato de compraventa internacional de mercaderías
-Transporte local: Es el transporte elegido para llevar la mercancía por todo el territorio local hasta el punto de
embarque.
-Seguro local: Por medio del cual se asegura la mercancía durante su paso por país origen.
-Agenciamiento aduanero: Se presentan todos los documentos necesarios para elaborar una exportación legal, si
la aduana certifica que están correctos, emite la autorización de embarque el cual determina el DEX final.
-Manipulación terminal origen, puerto, o aeropuerto: Es el último paso por país de origen, en el cual se realiza el
procedimiento de embarque al buque. Cabe decir que también es sitio de almacenamiento de la mercancía, si esta
no puede salir inmediatamente a su llegada.
Tránsito internacional
-Transporte internacional: Puede ser marítimo, terrestre, aéreo.
-Seguro internacional: Es el seguro que adquiere la mercancía al salir del país origen.
País destino
- Manipulación terminal origen, puerto, o aeropuerto: Es el primer paso de país destino, en el cual se realiza el
procedimiento de desembarque del buque. Cabe decir que también es sitio de almacenamiento de la mercancía, si
esta no es recogida inmediatamente de su llegada.
- Agenciamiento aduanero: Se presentan todos los documentos necesarios para elaborar una correcta importación,
se cobra el gravamen (arancel) que genera el ingreso de la mercancía así como el IVA. La aduana debe certificar el
correcto procedimiento con la aceptación de la declaración y levante de la mercancía.
- Transporte local: Es el transporte elegido para llevar la mercancía por todo el territorio local en destino hasta el
punto de entrega pactado.
- Recepción y descarga: Es dejar la mercancía lista en el punto de entrega pactado.
Se puede observar con lo dicho anteriormente que el perfeccionamiento de una compraventa internacional
depende en gran parte de la optimización del análisis de costo y tiempo de la cadena de distribución física.
60
2.
Incoterms (International
Commercial Terms)
61
incoterms (international commercial terms)
deseaba adquirir, los cuales eran transportados en el mismo buque fletado por él.
El comprador, entonces, exigía al vendedor, ya que los bienes le fueran entregados
al costado del buque (FAS), o ya que se los entregara a bordo de la nave (FOB).
(Guzmán Escobar, 2009, p. 198)
Es así como desde 1922, la CCI encomendó internamente dicha tarea, la que dio sus
primeros frutos en 1936 cuando se presentó la primera publicación INCOTERMS 1936.
Luego de esta primera publicación, se han introducido modificaciones y adiciones en
los años 1953, 1967, 1976, 1980, 1990, 2000 y, recientemente 2010, con los INCOTERMS
2010, en la que se ha tenido en cuenta la proliferación continua de zonas francas, el
uso creciente de las comunicaciones electrónicas en las transacciones comerciales, la
intensificada preocupación sobre la seguridad en la circulación de mercancías y los
cambios en los usos del transporte. Una posición conservadora en cuanto a los cambios
incluidos en cada nueva versión ha permitido que uno de sus principales propósitos,
la estandarización de las reglas interpretativas, produzca los efectos esperados; no
obstante que la dinámica propia del comercio actual, el avance vertiginoso de las
tecnologías de la información y la creciente globalización en el ámbito del comercio y
la inversión en el marco de GATT1, ha propiciado la aparición de regímenes aduaneros
especiales entre diversos países a través de tratados de liberación del comercio (TLC,
ACC, ACE, etc.) o a modo de zonas francas al interior de cada país, generando con
ello la necesidad de cambios sustanciales en la forma de aplicar e interpretar las
reglas comerciales. Es de esto de lo que se ha tomado nota en los INCOTERMS 2010,
entregando al comercio mundial un cuerpo actualizado y conforme con la nueva
tendencia mercantil mundial2.
El orden de las categorías es: grupo E (Ex Works), el vendedor ha de tener las
mercancías a disposición del comprador en su propio establecimiento; grupos F
62
Mauricio Alzate Ossa
Según estas dos nuevas reglas, la entrega tiene lugar en un destino designado.
En DAT, a disposición de la empresa compradora, descargada la mercancía del
vehículo de llegada (como en la regla anterior DEQ). En DAP, también a disposición
de la empresa compradora, pero preparada para la descarga (como en las reglas
3 Esta versión de 1990, que entró en vigencia a partir del 1 de julio de dicho año, incorporó las modalidades
CPT (transporte pagado hasta) y CIP (transporte y seguro pagado hasta).
63
incoterms (international commercial terms)
anteriores DAF, DES y DDU). Las nuevas reglas hacen que DES y DEQ, de las reglas
Incoterms 2000, sean superfluas. La terminal designada en DAT puede bien estar
en un puerto y por lo tanto DAT puede utilizarse con seguridad en los casos en
que se usaba la regla DEQ de Incoterms 2000. Del mismo modo, el “vehículo” de
llegada en DAP puede ser perfectamente un barco y el lugar de destino designado
puede ser un puerto: por consiguiente, DAP puede utilizarse con seguridad en
los casos en que se usaba la regla DES de Incoterms 2000. Estas nuevas reglas,
como sus predecesoras, son “de entrega”: el vendedor corre con todos los costos
(diferentes de los relacionados con el despacho de aduana de importación, cuando
sea aplicable) y los riesgos que implica llevar la mercancía hasta el lugar de destino
designado. (Cámara de Comercio Internacional, 2010, p. 8)4
4 Según las dos nuevas reglas DAT y DAP, la entrega se perfecciona en el destino designado: en DAT, a
disposición del comprador, descargada del vehículo de llegada (como en la regla anterior DEQ); en DAP, de la
misma manera, a disposición del comprador, pero preparada para la descarga (como en las reglas anteriores DAF,
DES y DDU). (INCOTERMS 2010 CCI PUBLICACION 715).
5 En cuanto a la entrega, expresa Marzorati (2003, pp. 292-293): “Este aspecto del contrato recae directamente
sobre el vendedor y debe ejecutarse de acuerdo con el término comercial pertinente. Sin embargo, la entrega, como
cualquier otro término del contrato, variara según lo que disponga el contrato de compraventa, en el que es licito
pactar diferentes modalidades, por ejemplo, que el vendedor ponga la mercadería a disposición del comprador
directamente (como en las cláusulas Ex work, FAS, etcétera). En las demás clausulas, la entrega de la mercadería
de parte del vendedor al comprador es indirecta, ya que un intermediario se encargara de hacerlo (CIF, C&F,
etcétera). El intermediario podrá ser el transportador, que llevará la mercadería directamente al comprador, o un
transportador, que a su vez, se la da a otro para que este la entregue al comprador. También, en algunos casos, la
entrega se realizara a un agente del transportador o a un depositario, el que luego la entregará a quien se lo indique
el comprador”. (…) “Por último, resta apuntar que los Incoterms no regulan totalmente este aspecto y siempre
remiten al contrato de compraventa. Así, por ejemplo, si hay desacuerdo con respecto a los plazos de entrega, este
será resuelto por el derecho nacional aplicable, a menos que se aplique la Convención de Viena”.
64
Mauricio Alzate Ossa
65
incoterms (international commercial terms)
en que según el término utilizado se definen las obligaciones del comprador y del
vendedor acerca de quién de los dos debe celebrar el contrato de transporte mediante
el cual las mercaderías vendidas han de ser despachadas al comprador”.
(…)
A veces las partes desean modificar una regla Incoterms. Las reglas Incoterms 2010
no prohíben tales modificaciones, pero obrar así entraña riesgos. Para evitar cualquier
sorpresa desagradable, las partes deberían dejar en el contrato extremadamente
clara la finalidad perseguida con dichas modificaciones. Así, por ejemplo, si el
reparto de costos en las reglas Incoterms 2010 se modifica en el contrato, las partes
66
Mauricio Alzate Ossa
8 Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderias
artículo 9.1: Las partes quedarán obligadas por cualquier uso en que hayan convenido y por cualquier práctica
que hayan establecido entre ellas.
9 Incluyendo también los principios UNIDROIT aplicables a los contratos comerciales internacionales de
1994 (2004).
67
incoterms (international commercial terms)
El segundo documento soporte mencionado por el artículo 121 del decreto 2685
de 1999 es la factura comercial, la cual, sin embargo solo será exigible en casos en
que la importación este precedida de una compraventa. Para que sea aceptable,
desde el punto de vista aduanero, el artículo 188 de la resolución 4240 de 2000
de la DIAN señaló requisitos de orden formal, que han dado lugar a una excesiva
atención a detalles a veces nimios. Valga la pena mencionar que el artículo 188 de
la resolución 4240 de 2000 dice sustentarse en la publicación 500 de la Cámara de
Comercio Internacional, referencia en verdad muy extraña, pues ni esa publicación
ni la actual (publicación 600) contiene normas relativas a los datos que debe
contener la factura comercial. El artículo 188 empieza diciendo que la factura
debe ser un documento original expedido por el vendedor o proveedor de la
mercancía y estar libre de borrones, enmendaduras o adulteraciones. En eso sigue
los lineamientos de artículo 249 del decreto 2685 de 1999 [estatuto aduanero
colombiano]. A continuación, el artículo 188 impone datos específicos que en
nuestro concepto exceden las normas reglamentadas: (…) g. condiciones de entrega
10 EL código de comercio de Colombia, en los artículos 1688 a 1702, trae una extensa regulación sobre las
obligaciones de las partes y la transmisión del riesgo en algunos de los INCOTERMS utilizados bajo el modo de
transporte marítimo. Así mismo, la resolución 4240 de 2000 expedida por la Dirección de Impuestos y Aduanas
Nacionales (DIAN) reglamentaria del estatuto aduanero. Decreto 2685 de 1999: Artículo 188º. Requisitos de la
factura comercial: La factura comercial a que se refiere el literal b) del artículo 121 del Decreto 2685 de 1999, debe
ser un documento original expedido por el vendedor o proveedor de la mercancía, no debe presentar borrones,
enmendaduras o adulteraciones. De conformidad con “las reglas y usos uniformes relativos a los créditos
documentarios” contenidas en la Publicación 500 de la Cámara de Comercio Internacional, la factura comercial
que debe presentar el importador de una mercancía contendrá como mínimo los siguientes datos:
1. Fecha de expedición.
2. Nombre y dirección del vendedor.
3. Nombre del comprador.
4. Descripción de la mercancía.
5. Cantidad y precio a pagar por la mercancía objeto de negociación.
6. Moneda de la negociación. Indicar, por ejemplo, si se trata de dólares de los Estados Unidos, liras italianas o
yenes.
7. Condiciones de entrega de la mercancía, de conformidad con los Términos Comerciales Internacionales
“INCOTERMS”, establecidos por la Cámara de Comercio Internacional.
Las facturas electrónicas deben cumplir, además, con la certificación de la firma electrónica. De faltar alguno de
los requisitos indicados, la autoridad aduanera procederá según lo establecido en el numeral 2 del artículo 172 de
esta Resolución.
68
Mauricio Alzate Ossa
Esta confusión, generada por la falta de coherencia regulatoria, es la que impide que
exista claridad contractual en materia de transmisión de la propiedad y transmisión
del riesgo en los contratos de compraventa internacional de mercaderías y por ende, en
no pocas ocasiones, impide una adecuada determinación de las partes en el contrato
de seguro o de los roles que cumple cada parte en el mismo, en tanto y en cuanto
tales roles se ven trastocados inconscientemente por la deficiente utilización de las
herramientas presentes en el escenario jurídico mercantil, coadyuvada, como se acaba
de reseñar, por normas imperativas presentes en el régimen aduanero.
69
incoterms (international commercial terms)
Es así como en fallos del 16 de junio, del 18 de julio y del 21 de julio de 2011 ha
expresado el máximo Tribunal de lo contencioso administrativo colombiano:
Así mismo:
Teniendo en cuenta que en el asunto de que se trata la sanción fue impuesta porque
las facturas comerciales fueron presentadas sin reunir el requisito indicado en el
numeral 7º del artículo 188 de la Resolución 5244, correspondiente a las condiciones
de entrega de la mercancía porque, en criterio de la administración el término
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Mauricio Alzate Ossa
(…)
Por lo expuesto, la Sala concluye que la actora probó que los hechos presuntamente
constitutivos de infracción no se subsumen en el numeral 1.1. del artículo 482
del Decreto 2685 de 1999. Por lo tanto, no había lugar a que se le impusiera la
sanción. (Sentencia 2001-00692 de julio 21 de 2011. CONSEJO DE ESTADO.
71
incoterms (international commercial terms)
Puede decirse así, que hay un reconocimiento, tangencial pero uniforme, al carácter
estrictamente dispositivo de los INCOTERMS, en la escasa jurisprudencia administrativa
que sobre los mismos ha desarrollado Colombia.
14 Dice el mencionado numeral 3º: “(…) 3) Salvo estipulación en contrario, los riesgos pasarán al comprador a
partir del momento en que la cosa haya sido embarcada de conformidad con los usos locales; (…)”.
15 En este sentido se estableció en la nueva versión INCOTERMS 2010.
72
Mauricio Alzate Ossa
http://www.iccspain.org/index.php?option=com_content&view=article&id=47:la-
camara-de-comercio-internacional-icc&Itemid=54).
73
incoterms (international commercial terms)
- Desde los INCOTERMS como usos hasta los INCOTERMS como lex mercatoria
finalmente subordinados a la voluntad contractual. Que los INCOTERMS son un
uso del comercio internacional recopilado por la CCI parece no tener discusión, sin
embargo, la forma en que deben aplicarse sí que parece no ser pacífica. Algunos afirman
su aplicación obligatoria y vinculante aun sin la aquiescencia de las partes, mientras
otros alegan lo contrario negando la legitimidad o validez de la lex mercatoria18 para
regular relaciones de manera imperativa.
17 Dentro de las que se encuentran la Convención de Viena sobre el contrato de compraventa internacional de
mercaderías, insertada a través de la Ley 518 de 1999 en la legislación colombiana.
18 Al decir de Rodríguez Fernández (2010, p. 18): “Se entiende por Lex mercatoria en su expresión genuina y
latina, en contraste con la terminología anglosajona, The New Law Merchant, al conjunto de normas derivadas
como consecuencia de los usos de comercio internacional elevados a rango de “sistemas”, o bien a un orden
jurídico distinto y diferente al Derecho nacional, bautizado sistema transnacional o anacional; máxima expresión
de la autonomía de la voluntad en el ámbito de la contratación internacional; expresión indeterminada entendida
entonces como “una serie de usos y prácticas frecuentes en el comercio internacional y que los particulares
asumen en sus relaciones con la opinio iuris de su vinculación jurídica”.
74
Mauricio Alzate Ossa
En palabras de Giménez Corte (2005, p. 85): “ha habido un inmenso debate teórico
sobre los usos comerciales, y más en general sobre la lex mercatoria, en donde se han
enfrentado si no positivistas, por lo menos sí exégetas nacionalistas contra comercialistas,
en una discusión que fue exagerada, ya que tal vez nunca se realizó una justificación
filosófica jurídica sobre el tema, sino que se redujo a una discusión desde el plano
siempre limitado de derecho positivo”.
Algunos hablan incluso de una “societas mercatorum” que otorga la facultad a sus
integrantes de dictarse sus propias reglas, desconociendo cualquier tipo de soberanía
estatal, al mejor estilo del derecho clásico mercantil20.
19 Dichos principios son citados por la autora con base en la clasificación realizada por Eric Loquin, en cuatro
grupos así: 1. La seguridad en las transacciones (que incluiría, por ejemplo, la ´´presunción de competencia de los
operadores del comercio internacional´´, la eficacia de la cláusula compromisoria, la inoponibilidad de los defectos
del poder del negociador del contrato y la prohibición de contradecirse en perjuicio de otro); 2. La mutabilidad
de la convención (que incluiría, por ejemplo, la obligación de renegociar); 3. La cooperación entre las partes (que
incluiría la obligación de mitigar el perjuicio sufrido, la repartición equitativa de los riesgos y la obligación general
de mitigar el perjuicio sufrido, la repartición equitativa de los riesgos y la obligación general de información) y 4.
La lealtad en los negocios (que incluiría fundamentalmente la inoponibilidad de los contratos de corrupción).
20 Materia tratada a profundidad por Cataño Berrio (2010). También planteado por Rodríguez Fernández (2010,
p. 4); Oviedo Albán y Candelario Macías (2009, p. 104) como un concepto expresado por Berthold Goldman
(1964) en Frontières du droit et “lex mercatoria”. Archives de Philosophie du Droit, 9, 177-192.
75
incoterms (international commercial terms)
Por otro lado, se plantea la negación de la existencia de una lex mercatoria como
sistema jurídico en términos positivistas:
(…) distinguidos autores afirman que, para que un derecho exista –en nuestro
caso el derecho comercial internacional o lex mercatoria– es indispensable que las
normas jurídicas que lo componen estén organizadas a manera de ordenamiento
jurídico, esto es, incluyendo normas superiores –como la constitución– y normas
inferiores –como las leyes y los decretos–. Según estos primeros críticos de la lex
mercatoria, los principios de la misma consagrados, desarrollados y aplicados
por los árbitros internacionales no estarán organizados de dicha manera, no
constituirían un ordenamiento jurídico en el sentido descrito por ejemplo, Hans
Kelsen o Santi Romano y por, lo tanto, no podrán considerarse como partes de un
derecho comercial internacional stricto sensu. (Zapata de Arbeláez, 2003, p. 323)
(…) en primer lugar, en la Edad Media, se forman los usos de forma más o menos
espontánea entre los mismos comerciantes; en segundo lugar esos usos logran un
cierto reconocimiento estatal; en tercer lugar durante el periodo de la codificación,
son –también de manera relativa– absorbidos por las leyes nacionales, y con ello
“nacionalizados” o “legalizados”, en cuarto lugar los usos vuelven a “ privatizarse”,
“internacionalizarse”, ”decodificándose”; en quinto lugar parecería que hoy hay
un nuevo intento de codificación, pero ahora a nivel convencional internacional.
Una posición intermedia es planteada por Labanca citado por Marzorati (2009,
p. 289), al afirmar que “si bien no es factible que tales normas sean fuente jurídica, a
menos que el derecho nacional remisor les de tal carácter, no por ello se les debe quitar
todo valor jurídico, ya que muchas veces las condiciones generales y especialmente
algunas codificaciones privadas no hacen más que recoger la forma normal de proceder
en el mundo de los negocios”.
76
Mauricio Alzate Ossa
y conocidos por el gremio21 o (ii) sean incorporados de manera voluntaria por las
partes excluyendo cualquier otra regulación. Esto con base en el propio artículo 6.º
de la Convención22.
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incoterms (international commercial terms)
Las propias notas generales de los INCOTERMS dan cuenta del carácter eminentemente
dispositivo de dichas reglas: “Las partes deben ser conscientes de que las normas
imperativas del Derecho nacional pueden invalidar cualquier aspecto del contrato de
compraventa, incluida la regla Incoterms escogida” (Cámara de Comercio Internacional,
2010, p. 8 ). En palabras de Esplugues Mota et al. (1999, p. 355): “Como señala la propia
CCI en su introducción a la versión de 1990, y en sintonía con el art. 9 del convenio
de Viena de 1980 es necesario, hasta cierto punto, referirse a los usos profesionales o
locales, o a las prácticas que las propias partes hayan establecido en tratos anteriores,
dado que los mismos pueden prevalecer sobre los INCOTERMS”.
Más comprensivo Marzorati (2003, pp. 290-291) en cuanto a que los usos y costumbres
son tratados en el comercio internacional como fuente de obligaciones de las partes,
al igual que las prácticas:
23 Tal como lo explica Rodríguez Fernández (2010, p. 28) en cuanto a los contratos no regulados por los
INCOTERMS: “En lo que se refiere al contrato de seguro, debemos mencionar que la obligación de cubrimiento
sólo se encuentra presente en los términos CIP (Carriage and Insurance Paid to - Transporte y seguro pagados
hasta) y CIF (Cost, Insurance and Freight - Costo, seguro y flete). En estos casos será el vendedor el obligado a
contratar un seguro de la carga que cumpla al menos con la cobertura mínima dispuesta por las cláusulas (C) de
las Cláusulas de Carga del Instituto (LMA/IUA)69 u otras cláusulas similares. El seguro deberá contratarse con
aseguradores o con una compañía de seguros de buena reputación y dará derecho al comprador, o a cualquier otra
persona que tenga un interés asegurable sobre la mercancía, a reclamar directamente al asegurador70”.
78
Mauricio Alzate Ossa
Una cuestión sí parece estar resuelta a la luz del régimen aduanero colombiano,
y es la obligatoriedad de incluir un INCOTERMS cualquiera en los procesos de
exportación e importación de mercaderías, independientemente de que se hayan o
no pactado entre comprador y vendedor.
Ahora bien, frente al carácter imperativo de las normas sobre la navegación presentes
en el Código de Comercio colombiano no debe perderse de vista que constituyéndose
la Convención en legislación interna (Ley 518 de 1999) y consagrando la prevalencia
de las prácticas y usos mercantiles, tal como se trató en la primera sección, tenemos
que las partes estarán siempre autorizadas para la modificación de tales disposiciones,
aun en contra de lo dispuesto aparentemente de forma imperativa por el ordenamiento
mercantil interno, puesto que, la norma especial parece abrirle un espacio solo de
manera supletiva al código mercantil, avalado esto con la regulación que con respecto
a la costumbre se establece en la primera parte del mencionado código24. De acuerdo
con lo anterior Perales Viscasillas (2002):
24 A su vez los Principios de UNIDROIT en su artículo 1.9 establecen: “Las partes están obligadas por cualquier
uso en que hayan convenido y por cualquier práctica que hayan establecido entre ellas. Las partes están obligadas
por cualquier uso que sea ampliamente conocido y regularmente observado en el comercio internacional por los
sujetos participantes en el tráfico mercantil”.
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incoterms (international commercial terms)
Con este aspecto presente para cada término, pasemos a analizar cada uno de los
INCOTERMS, circunscribiéndonos de manera exclusiva a las tres materias abordadas
en el presente trabajo. En consecuencia, se analizarán las reglas A3, A4 y A5 referentes
al contrato de seguro y transporte, a la forma de entrega y a la transmisión del riesgo y
su paralelo en relación con el comprador (es decir, las reglas B3, B4, y B5), examinando
algunos de los puntos grises, que, al margen de la transferencia de la propiedad y su
relación con el riesgo asegurable, se presentan en la cadena logística y que pueden
implicar una modificación sobre la carga del riesgo y con ello una posible ausencia de
interés asegurable en la parte donde radicaría la facultad contractual de reclamación
en el seguro:
80
Tabla 1. EXW. EN FÁBRICA
Vendedor Comprador
Si no se ha acordado un punto específico en el lugar de entrega de- El vendedor debe, a riesgo y expensas del comprador, dar al comprador
signado, y si hay varios puntos disponibles, el vendedor puede elegir el aviso suficiente o de que la mercancía se ha entregado de acuerdo con A4
punto que mejor le convenga. El vendedor debe entregar la mercancía en o bien de que el porteador u otra persona designada por el comprador no
la fecha acordada o dentro del plazo acordado. se ha hecho cargo de la mercancía dentro del plazo acordado).
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o daño causados a El comprador corre con todos los riesgos de pérdida o daño causa-
la mercancía hasta que se haya entregado de acuerdo con A4, con la excep- dos a la mercancía desde el momento en que se haya entregado como
ción de la pérdida o daño causados en las circunstancias descritas en B5. se prevé en A4.
Si el comprador no da aviso de acuerdo con B7, corre con todos los riesgos
de pérdida o daño causados a la mercancía desde la fecha acordada o la fecha
de expiración del plazo acordado para la entrega, siempre que la mercancía
se haya identificado claramente como la mercancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
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incoterms (international commercial terms)
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Mauricio Alzate Ossa
Vendedor Comprador
A4: Entrega B4: Recepción
El vendedor debe entregar la mercancía al portea- El comprador debe proceder a la recepción de la
dor o a otra persona designada por el comprador en el mercancía cuando se haya entregado como se prevé
punto acordado, si lo hay, en el lugar designado en la en A4.
fecha acordada o dentro del plazo acordado.
La entrega se completa:
a) Si el lugar designado son las instalaciones del
vendedor, cuando la mercancía se ha cargado en los
medios de transporte proporcionados por el comprador.
b) En cualquier otro caso, cuando la mercancía
se pone a disposición del porteador o de otra persona
designada por el comprador en los medios de trans-
porte del vendedor preparada para la descarga. Si el
comprador no ha notificado un punto específico según
lo especificado en B7 d) en el lugar de entrega designado,
y si hay varios puntos disponibles, el vendedor puede
elegir el punto que mejor le convenga.
A menos que el comprador lo notifique al vendedor
de otro modo, el vendedor puede entregar la mercancía
para el transporte en la forma que lo requiera la cantidad
y/o la naturaleza de la mercancía
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida El comprador corre con todos los riesgos de pérdida
o daño causados a la mercancía hasta que se haya entre- o daño causados a la mercancía desde el momento en
gado de acuerdo con A4, con la excepción de la pérdida que se haya entregado como se prevé en A4.
o daño causados en las circunstancias descritas en B5. Si
a) el comprador no notifica de acuerdo con B7 la
designación del porteador u otra persona como se prevé
en A4 o no da aviso; o
b) el porteador o la persona designada por el com-
prador como se prevé en A4 no se hace cargo de la
mercancía; entonces el comprador corre con todos
los riesgos de pérdida o daño causados a la mercancía:
(i) desde la fecha acordada o, en ausencia de una
fecha acordada, (ii) desde la fecha notificada por el
vendedor según A7 dentro del plazo acordado; o, si
no se ha notificado tal fecha,
(iii) desde la fecha de expiración de cualquier plazo
acordado para la entrega.
Siempre que la mercancía se haya identificado cla-
ramente como la mercancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
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Vendedor Comprador
A5:Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de El comprador corre con todos los riesgos de
pérdida o daño causados a la mercancía hasta pérdida o daño causados a la mercancía desde
que se haya entregado de acuerdo con A4, con la el momento en que se haya entregado como se
excepción de la pérdida o daño causados en las prevé en A4.
circunstancias descritas en B5. Si el comprador no da aviso de acuerdo con
B7, debe correr con todos los riesgos de pérdida
o daño causados a la mercancía desde la fecha
acordada o la fecha de expiración del plazo acor-
dado para la entrega, siempre que la mercancía se
haya identificado claramente como la mercancía
objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
Tal como se establece en la publicación oficial: “Esta regla tiene dos puntos críticos,
porque el riesgo se transmite y los costos se transfieren en lugares diferentes” (Cámara
de Comercio Internacional, 2010, p. 35), por lo que le cabe a las partes extender el uno
o el otro dentro de la cadena de DFI, de lo cual se tomará muy atenta nota en cuanto a
las cargas para la entrega y el interés asegurable. Esta regla es más específica en cuanto
a las obligaciones de carga y de descarga para las partes, y en consecuencia, en cuanto
al momento de perfeccionarse la entrega y transmitirse el riesgo, salvo pacto diferente.
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Vendedor Comprador
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incoterms (international commercial terms)
Vendedor Comprador
A4: Entrega B4: Recepción
El vendedor debe descargar la mercancía de los medios de trans- El comprador debe proceder a la re-
porte de llegada y entonces debe entregarla poniéndola a disposición cepción de la mercancía cuando se haya
del comprador en la terminal designada a la que se hace referencia en entregado como se prevé en A4.
A3 a) en el puerto o lugar de destino en la fecha acordada o dentro
del plazo acordado.
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o daño cau- El comprador corre con todos los
sados a la mercancía hasta que se haya entregado de acuerdo con A4 riesgos de pérdida o daño causados a la
con la excepción de la pérdida o daño causados en las circunstancias mercancía desde el momento en que se
descritas en B5. haya entregado como se prevé en A4.
Si
a) el comprador incumple sus obliga-
ciones de acuerdo con B2, entonces corre
con todos los riesgos resultantes de la pér-
dida o daño causados a la mercancía; o
b) el comprador no da aviso de acuer-
do con B7; entonces corre con todos los
riesgos de pérdida o daño causados a la
mercancía desde la fecha acordada o la
fecha de expiración del plazo acordado
para la entrega, siempre que la mercancía
se haya identificado claramente como la
mercancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
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Mauricio Alzate Ossa
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incoterms (international commercial terms)
En este término, no hay obligación de descarga del vendedor para que opere la
entrega, por lo que los riesgos de la descarga los corre el comprador, presentándose
aquí el punto gris en cuanto al seguro sobre la mercancía.
90
Mauricio Alzate Ossa
b) Contrato de seguro
El vendedor no tiene ninguna obligación ante el com-
prador de formalizar un contrato de seguro. Sin embargo,
el vendedor debe proporcionar al comprador, a petición,
riesgo y expensas (si las hay) de este último, la información
que el comprador necesite para obtener el seguro.
A4: Entrega B4: Recepción
El vendedor debe entregar la mercancía o poniéndola al El comprador debe proceder a la recepción de la mer-
costado del buque designado por el comprador en el punto cancía cuando se haya entregado como se prevé en A4.
de carga, si lo hay, indicado por el comprador en el puerto
de embarque designado, o proporcionando la mercancía
así entregada. En cualquiera de los dos casos, el vendedor
debe entregar la mercancía en la fecha acordada o dentro
del plazo acordado y en la forma acostumbrada en el puerto.
Si el comprador no ha indicado un punto de carga es-
pecífico, el vendedor puede elegir el punto en el puerto de
embarque designado que mejor le convenga. Si las partes
han acordado que la entrega ha de tener lugar dentro de
un plazo, el comprador tiene la opción de escoger la fecha
dentro de dicho plazo.
91
incoterms (international commercial terms)
Vendedor Comprador
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o El comprador corre con todos los riesgos de pérdida
daño causados a la mercancía hasta que se haya entregado o daño causados a la mercancía desde el momento en que
de acuerdo con A4 con la excepción de la pérdida o daño se haya entregado como se prevé en A4.
causados en las circunstancias descritas en B5. Si
a) el comprador no da aviso de acuerdo con B7; o
b) el buque designado por el comprador no llega a tiempo,
o no se hace cargo de la mercancía o deja de admitir carga
antes del momento notificado de acuerdo con B7; entonces
el comprador corre con todos los riesgos de pérdida o daño
causados a la mercancía desde la fecha acordada o la fecha
de expiración del plazo acordado para la entrega, siempre
que la mercancía se haya identificado claramente como la
mercancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
El hecho de que sea una obligación del vendedor el poner la mercancía al costado
del buque designado por el comprador obliga a que aquel realice la descarga, por lo
que no se estará entregando o poniendo la mercancía a disposición de porteador si
no se ha descargado y colocado al costado del buque, se insiste. Solo hasta allí cesará
la carga del riesgo para el vendedor, salvo que se pacte una ampliación contractual
del mismo, que el comprador no cumpla con sus obligaciones de aviso o que el buque
designado rechace el recibo o no llegue a tiempo, caso en el cual, el riesgo se traslada
al comprador desde que se ha puesto la mercancía a disposición. En todos aquellos
casos en los que hay obligaciones de aviso para una de las partes, especialmente en el
comprador, se produce una ampliación de la carga del riesgo para aquella que no las
cumple, provocando el ya mencionado péndulo indicador del riesgo para uno u otro lado.
Establecido el momento de la entrega una vez que la mercancía esté a bordo del
buque, es más factible que el riesgo se extienda en el vendedor aun después de este
momento, como puede ser hasta la llegada a un puerto intermedio por el que deba
hacer tránsito el transportador, lo que le permitiría ceder la mercancía al comprador,
vía endoso de documentos, sin correr riesgo alguno.
92
Tabla 9. FOB. FRANCO A BORDO
Vendedor Comprador
A3: Contratos de transporte y seguro B3: Contratos de transporte y seguro
a) Contrato de transporte a) Contrato de transporte
El vendedor no tiene ninguna obligación ante el comprador de formalizar El comprador debe contratar, a sus propias expensas, el transporte de
un contrato de transporte. Sin embargo, si lo solicita el comprador o si es la mercancía desde el puerto de embarque designado, excepto cuando el
práctica comercial y el comprador no da instrucciones en sentido contrario contrato de transporte lo formalice el vendedor como se dispone en A3 a).
con la debida antelación, el vendedor puede contratar el transporte en las b) Contrato de seguro
condiciones usuales a riesgo y expensas del comprador. En cualquiera de
El comprador no tiene ninguna obligación ante el vendedor de for-
los dos casos, el vendedor puede rehusar la formalización del contrato de
malizar un contrato de seguro.
transporte y, en este caso, deberá comunicarlo rápidamente al comprador.
b) Contrato de seguro
El vendedor no tiene ninguna obligación ante el comprador de forma-
lizar un contrato de seguro. Sin embargo, el vendedor debe proporcionar
al comprador, a petición, riesgo y expensas (si las hay) de este último, la
información que el comprador necesite para obtener el seguro.
A4: Entrega A4: Recepción
Mauricio Alzate Ossa
El vendedor debe entregar la mercancía o poniéndola a bordo del buque El comprador debe proceder a la recepción de la mercancía cuando
designado por el comprador en el punto de carga, si lo hay, indicado por se haya entregado como se prevé en A4.
el comprador en el puerto de embarque designado, o proporcionando la
mercancía así entregada. En cualquiera de los dos casos, el vendedor debe
entregar la mercancía en la fecha acordada o dentro del plazo acordado y
en la forma acostumbrada en el puerto.
Si el comprador no ha indicado un punto de carga específico, el ven-
dedor puede elegir el punto en el puerto de embarque designado que
mejor le convenga.
93
94
Vendedor Comprador
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o daño causados a El comprador corre con todos los riesgos de pérdida o daño causa-
la mercancía hasta que se haya entregado de acuerdo con A4 con la excep- dos a la mercancía desde el momento en que se haya entregado como se
ción de la pérdida o daño causados en las circunstancias descritas en B5. prevé en A4.
Si
a) el comprador no notifica la designación del buque de acuerdo con B7; o
b) el buque designado por el comprador no llega a tiempo para permitir
que el vendedor cumpla con A4, no puede hacerse cargo de la mercancía
o deja de admitir carga antes del momento notificado de acuerdo con
B7; entonces, el comprador corre con todos los riesgos de pérdida o daño
causados a la mercancía:
(i) desde la fecha acordada o, en ausencia de una fecha acordada,
(ii) desde la fecha notificada por el vendedor según A7 dentro del plazo
acordado o, si no se ha notificado tal fecha,
(iii) desde la fecha de expiración de cualquier plazo acordado para
incoterms (international commercial terms)
la entrega.
Siempre que la mercancía se haya identificado claramente como la
mercancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
Tabla 10. CFR. COSTO Y FLETE
Vendedor Comprador
A3: Contratos de transporte y seguro B3: Contratos de transporte y seguro
a) Contrato de transporte a) Contrato de transporte
El vendedor debe contratar o proporcionar un contrato para el transporte El comprador no tiene ninguna obligación ante el vendedor de for-
de la mercancía desde el punto de entrega acordado, si lo hay, en el lugar malizar un contrato de transporte.
de entrega hasta el puerto de destino designado o, si se acuerda, cualquier b) Contrato de seguro
punto en dicho puerto. El contrato de transporte debe formalizarse en las
El comprador no tiene ninguna obligación ante el vendedor de forma-
condiciones usuales a expensas del vendedor y proporcionar un transporte
lizar un contrato de seguro. Sin embargo, el comprador debe proporcionar
por la ruta usual en un buque del tipo normalmente utilizado para el trans-
al vendedor, si se le pide, la información necesaria para obtener el seguro
porte del tipo de mercancía vendida.
b) Contrato de seguro
El vendedor no tiene ninguna obligación ante el comprador de forma-
lizar un contrato de seguro. Sin embargo, el vendedor debe proporcionar
al comprador, a petición, riesgo y expensas (si las hay) de este último, la
información que el comprador necesite para obtener el seguro.
A4: Entrega B4: Recepción
El vendedor debe entregar la mercancía poniéndola a bordo del buque o El comprador debe proceder a la recepción de la mercancía cuando se
Mauricio Alzate Ossa
proporcionando la mercancía así entregada. En cualquiera de los dos casos, haya entregado como se prevé en A4 y recibirla del porteador en el puerto
el vendedor debe entregar la mercancía en la fecha acordada o dentro del de destino designado.
plazo acordado y en la forma acostumbrada en el puerto.
A5: Transmisión de riesgos B5: Transmisión de riesgos
El vendedor corre con todos los riesgos de pérdida o daño causados a la El comprador corre con todos los riesgos de pérdida o daño causados a la
mercancía hasta que se haya entregado de acuerdo con A4, con la excepción mercancía desde el momento en que se haya entregado como se prevé en A4.
de la pérdida o daño causados en las circunstancias descritas en B5. Si el comprador no da aviso de acuerdo con B7, entonces corre con
todos los riesgos de pérdida o daño causados a la mercancía desde la fecha
acordada o la fecha de expiración del plazo acordado para el embarque,
siempre que la mercancía se haya identificado claramente como la mer-
cancía objeto del contrato.
Fuente: Cámara de Comercio Internacional (2010).
95
96
Tabla 11. CIF. COSTO, SEGURO Y FLETE
Vendedor Comprador
El seguro deberá cubrir, como mínimo, el precio dispuesto en el contrato más un 10% (esto es, el
110%) y deberá concertarse en la moneda del contrato.
El seguro deberá cubrir la mercancía desde el punto de entrega fijado en A4 y A5 hasta, al menos,
el puerto de destino designado.
El vendedor debe proporcionar al comprador la póliza de seguro u otra prueba de la cobertura
del seguro.
Además, el vendedor debe proporcionar al comprador, a petición, riesgo y expensas (si las hay) de
este último, la información que el comprador necesite para proporcionar cualquier seguro adicional.
Vendedor Comprador
97
incoterms (international commercial terms)
Al igual que en CPT, CIP, o CIF, el lugar de entrega es diferente del lugar de destino
designado, en tanto este lugar designado se refiere al destino hasta que el vendedor
contratará o cubrirá los gastos del transporte. Igual que en FOB, la entrega se da
cuando la mercancía está sobre el buque, a bordo.
98
3.
El contrato de seguro, el interés
asegurable como uno de sus elementos
esenciales y su relación con la entrega, la
transmisión del riesgo y la transferencia
de la propiedad
99
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
La transmisión del riesgo envuelve una cuestión sencilla que, sin embargo, resulta
muy difícil de responder: ¿quién se hace responsable cuando las mercancías se
pierden o deterioran? La respuesta bajo la Convención de Viena es que la pérdida la
soporta el comprador cuando los daños o la pérdida de las mercancías se producen
una vez que el riesgo se le ha transmitido, a menos que se deba a un acto u omisión
del vendedor (art. 66 CNUCCIM). La pérdida es económica, ya que las mercancías
se pierden, pero la parte que soporta el riesgo no sólo las pierde sino que además
ha de pagar el precio de las mismas (aunque las reciba deterioradas o nunca las
reciba) o habrá de entregar las mercancías por segunda vez, recibiendo únicamente
una contraprestación equivalente a una de ellas. Estas consecuencias se ven en
gran medida mitigadas por la circunstancia de que las partes contratarán seguros
cubriendo contingencias que den lugar a la pérdida o al deterioro de las mercancías,
lo cual no evita que alguien tenga que pagar esos seguros, ni que la parte que asume
el riesgo tenga la carga de tener que reclamar al asegurador.
Sin que se haga mención a la propiedad, sí parece estar al menos claro que tiene
interés asegurable quien soporta el riesgo por pérdida o daño de las mercancías, y,
a contrario sensu, faltará dicho interés y por ende el contrato de seguro (el que será
nulo o inexistente dependiendo del sistema de sanción adoptado internamente) en
quien no lo soporta, pese a que su patrimonio se puede ver seriamente afectado con
la pérdida de la mercancía, pues en todo caso, le implicará un litigio en contra de
quien, ostentando el riesgo, no accede a la reposición de la mercancía, la devolución
del precio y/o el pago de los perjuicios.
Resultando irrelevante que lo estableciesen, las propias reglas de la CCI que tienen
como obligación del vendedor proveer un seguro para las mercancías (CIF-CIP) se
ocupan de extender la obligación hasta garantizar que el seguro pueda reclamarse
directamente por el comprador o cualquier otra persona que tenga un interés asegurable
sobre estas. Al respecto, las reglas A3 de los términos CIP y CIF establecen: “A3: El
seguro deberá contratarse con aseguradores o con una compañía de seguros de buena
reputación y dar derecho al comprador, o a cualquier otra persona que tenga un interés
asegurable sobre la mercancía, a reclamar directamente al asegurador” (Cámara de
Comercio Internacional, 2010, p. 52).
100
Mauricio Alzate Ossa
El contrato de seguro, entendido como aquel en el que una persona natural o jurídica
traslada un determinado y permitido riesgo a otra persona jurídica autorizada para
asumirlo a cambio de una contraprestación denominada prima y mediando la presencia
de un interés asegurable en cabeza de quien traslada ese riesgo, se relaciona estrecha
y necesariamente con la figura del contrato de compraventa internacional no solo en
cuanto se constituye en un importante instrumento de protección y seguridad en las
relaciones mercantiles internacionales, sino, además, porque el costo del seguro se
encuentra estrechamente ligado con el valor en aduanas de las mercancías al momento
de la importación, tanto así que, aun en caso de no contratarse seguro alguno en una
determinada importación, es necesario calcular el costo estimado de la póliza para
efectos simplemente aduaneros (valor en aduanas)1.
1 En el marco del acuerdo relativo a la aplicación del artículo VII del Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio de 1994 (Acuerdo de valor del GATT de 1994) el artículo 6º de la decisión 571 de la
Comisión de la Comunidad Andina de Naciones, señala: Artículo 6.- Elementos a incluir en el valor en aduana:
Todos los elementos descritos en el numeral 2 del artículo 8 del Acuerdo sobre Valoración de la OMC, referidos a
los gastos de transporte de las mercancías importadas y gastos conexos al transporte de dichas mercancías hasta
el puerto o lugar de importación, los gastos de carga, descarga y manipulación ocasionados por el transporte de
las mercancías importadas hasta el puerto o lugar de importación y el costo del seguro, formarán parte del valor
en aduana.
A su vez, el artículo 8 de la Resolución 846 de la Comunidad Andina de Naciones (Reglamento Comunitario de
la Decisión 571 - Valor en Aduana de las Mercancías Importadas), al reglamentar lo inherente al método del valor
de transacción, señala:
Artículo 8. Precio realmente pagado o por pagar.
1. De acuerdo con lo expresado en el párrafo 2 del artículo 4 anterior, la base fundamental sobre la cual descansa el
método del Valor de Transacción de las mercancías importadas, es el precio realmente pagado o por pagar por estas
mercancías como condición inherente a su venta.
2. El precio realmente pagado o por pagar es el precio de las mercancías importadas y constituye el pago total que por
estas mercancías ha hecho o vaya a hacer efectivamente el comprador al vendedor, de manera directa y/o de manera
indirecta en beneficio del mismo vendedor.
3. Los pagos directos deben estar reflejados en las facturas comerciales o contratos correspondientes a las mercancías
importadas (…).
Artículo 30. Costo del Seguro.
1. El importe que debe consignarse por el costo del seguro, es el correspondiente a la prima efectivamente pagada por
este concepto. En ningún caso se aceptará una declaración de valores teóricos o estimados o que no tengan soporte
documental alguno.
2. El seguro se refiere al costo del servicio necesario para cubrir los riesgos de daños o pérdidas durante el
transporte, carga, descarga y manipulación de las mercancías hasta el lugar de importación.
3. El documento con el cual se demuestra el costo del seguro es la póliza expedida por la compañía aseguradora o
certificado de aplicación de póliza individual.
101
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
los seguros de personas y a los seguros de daños; dentro de los segundos podemos
también diferenciar aquellos denominados seguros reales y los nombrados seguros
patrimoniales. Es a esta segunda gran clasificación, a los seguros de daños, a que se
circunscribirá cuando de analizar la naturaleza y circunstancias propias del interés
asegurable se refiera, en tanto, bien es sabido, dicha categoría, en el escenario de los
seguros de personas, despierta y genera una profusa cantidad de criterios, conceptos
y doctrinas en nada pacíficos, y que no interesan para el objeto del presente estudio.
1) El interés asegurable;
2) El riesgo asegurable;
2 El mismo Ossa (1991, p. 73) describe, con base en la definición de interés asegurable, los tres pilares sobre
los cuales descansa el concepto: “el sujeto, que es la persona natural o jurídica amenazada en la integridad de su
patrimonio, el objeto, que es un bien sobre el que recae la amenaza del riesgo y la relación económica entre uno y
otro que puede resultar afectado por la realización del riesgo”. El bien sobre el cual recae el riesgo también puede
ser un derecho o una universalidad como el patrimonio mismo.
102
Mauricio Alzate Ossa
Rodríguez Rodríguez (1978) citado por López Blanco (2004, p. 79) lo define como
el “(…) vínculo económico en virtud del cual la necesidad económica que provoca la
producción del riesgo repercute desfavorablemente en un determinado patrimonio”3.
Efectivamente, si se toma como ejemplo una casa, pueden tener intereses asegurables
sobre ella, entre otros: el propietario, el arrendatario, el acreedor hipotecario,
quienes pueden contratar un seguro que proteja sus diversos intereses pero sin
que sea posible, en principio, ante la ocurrencia de un siniestro, aspirar a que se
pague una suma mayor del valor de la casa en el momento del siniestro, de acuerdo
con la discutible limitación que impone el art 1084. (López Blanco, 2004, p. 80)4
103
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
favor de este. En el caso In Stock v Inglis (1884) 12 QBD 564 at 571 Brett MR:-“In my opinion it is the duty of a
Court always to lean in favour of an insurable interest, if possible, for it seems to me that after underwriters
have received the premium, the objection that there was no insurable interest is often, as nearly as possible, a
technical objection, and one which has no real merit, certainly not as between the assured and the insurer”.
Refiriéndose este caso a la negativa de una aseguradora a pagar la indemnización por cuanto en el contrato de
compraventa no se había establecido el traspaso de la propiedad del comprador al vendedor, siendo el comprador
quien reclamaba. En “Passing of Risk in international sale contracts: A comparative examination of the rules on
risk under the United Nations Convention on Contracts for the International Sale of Goods (Vienna 1980) and
INCOTERMS 2000”. En Valioti (2003).
7 ARTÍCULO 1042. <SEGURO POR CUENTA>. Salvo estipulación en contrario, el seguro por cuenta valdrá
como seguro a favor del tomador hasta concurrencia del interés que tenga en el contrato y, en lo demás, con la
misma limitación como estipulación en provecho de tercero.
8 ARTÍCULO 1124. <PERSONAS QUE PUEDEN CONTRATAR EL SEGURO DE TRANSPORTE>. Podrá
contratar el seguro de transporte no sólo el propietario de la mercancía, sino también todos aquellos que tengan
responsabilidad en su conservación, tales como el comisionista o la empresa de transporte, expresando en la
póliza si el interés asegurado es la mercancía o la responsabilidad por el transporte de la mercancía.
9 Sánchez Palacios (2007, p. 22) en relación al origen de la disposición en Colombia: “El subcomité de seguros,
asesor del comité para la revisión del código de comercio, que fue el responsable de la redacción del título V, del
libro cuarto del citado código que regula al contrato de seguro, quiso en un principio que la norma contuviese
a título enunciativo, casos de interés asegurable; es así como el articulo sub-examine que correspondía al 901
del proyecto inicial, decía originalmente: ´´El interés asegurable deberá ser susceptible de estimación en dinero.
Tiene interés asegurable toda persona cuyo patrimonio pueda resultar afectado, directa o indirectamente, con la
ocurrencia del riesgo. Así tienen interés asegurable:
1. El titular de un derecho real, llamase propietario usufructuario, acreedor hipotecario o prendario, o de
cualquier otro modo.
2. Toda tenedor o contractualmente obligado a responder por la conservación de un bien o conjunto de
bienes, en su calidad de arrendatario, comodatario, administrador y otra semejante.
3. Toda persona que pueda incurrir en responsabilidad contractual o extracontractual por sus propias
culpas o por las de las personas que de ella dependan.
4. Todo aquel que tenga un germen objetivamente razonable de ganancia licita, con tal que esta sea
susceptible de estimación en dinero.
5. El asegurador en los riesgos que asuman en su calidad de tal.
6. Esta enumeración es simplemente enunciativa”.
104
Mauricio Alzate Ossa
(…) con singular acierto, precisa que no hace falta probar el dominio para configurar
el “interés asegurable” sobre la cosa asegurada, basta por ende probar su compra
y la posesión de ella en el momento del siniestro. Y que la explotaba por su cuenta
desde que el vendedor le hizo la entrega correspondiente. “En efecto –agrega la
sentencia–, en los seguros de daños tiene interés asegurable toda persona cuyo
patrimonio puede resultar afectado, directa o indirectamente, por la realización de
un riesgo, como a la letra lo dice el artículo 1083 del C. de Co. Ahora bien, como
de conformidad con el artículo 929 ibídem, desde cuando el comprador recibe la
cosa comprada cesa la responsabilidad del vendedor por su pérdida, es claro que
O.V.I. tenía pleno interés en el contrato de seguro contra robo, pues en el caso
de presentarse el siniestro, que efectivamente ocurrió, su patrimonio resultaría
seriamente afectado por la realización del riesgo.
105
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
mismo bien pueden recaer intereses diversos (del propietario, del arrendatario…);
también pueden existir varios seguros sobre un mismo bien.
Sigue aclarando Ossa (1991, p. 80) acerca de esta misma preponderancia económica
sobre lo jurídico:
106
Mauricio Alzate Ossa
En fallo del 12 de febrero de 1977, la Corte Suprema de Justicia deja claro que
no hace falta que se consolide la propiedad para probar el interés asegurable sobre
la cosa asegurada, conformándose con que se pruebe su compra y la posesión al
momento del siniestro.
107
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
Esto significa que la unidad es predicable respecto del siniestro, pero con el cual
puede ocasionarse una multiplicidad de daños, los que a su turno pueden afectar
el interés asegurable en los términos del artículo 1083 del Código de Comercio,
(sic) los que por su independencia, identidad jurídica y autonomía están llamados a
recibir procesalmente para su reconocimiento un tratamiento separado igualmente
autónomo e independiente que no requiere resolución uniforme (…).
En fallo del 30 de septiembre de 2002, que podría catalogarse como hito sobre la
materia, en relación con el seguro de transporte y al seguro por cuenta ajena, regulados
en los artículos 994 y 1124, el primero, y 1042 el segundo, la Corte realiza una serie
de precisiones en torno al interés asegurable presente en el seguro de transporte y
puntualiza cómo este tipo de seguros se refiere a uno patrimonial cuando el asegurado
es el transportador, en cuanto lo que se asegura es la responsabilidad de este por el
cumplimiento de sus obligaciones en la ejecución de dicho contrato de transporte y
no la pérdida de los bienes en sí mismos, puesto que, aduce la Corte, no habrá interés
asegurable en el transportador sobre la mercancía misma, aun teniendo en cuenta que
es obligado a su conservación. Dicha categoría de interés asegurable –directo sobre los
bienes– se predica del propietario (al tenor del artículo 994), o de las demás personas
interesadas en la conservación de la mercancía, como pueden ser el remitente o el
destinatario de esta por su interés en su conservación o, incluso, como acreedores de
10 En este mismo sentido y con respecto a los seguros de cumplimiento, se encuentran sentencias del 15 de
marzo de 1983, 21 de septiembre de 2000, exp. 6140, 22 de julio de 1999, exp. 5065; 26 de octubre de 2001, exp.
5942; 2 de mayo de 2002, exp. 6785.
108
Mauricio Alzate Ossa
Por ello es por lo que en el campo específico del seguro de transportes, no puede
atribuírsele al dueño de las mercancías transportadas la titularidad exclusiva
–y excluyente– del interés asegurable, como quiera que otros sujetos, por igual,
separada o conjuntamente, bien pueden investirlo.
Ello explica que el artículo 1124 del Código de Comercio, reafirmando el señalado
aserto, disponga que, “Podrán contratar el seguro de transporte no sólo el propietario
de la mercancía, sino también todos aquellos que tengan responsabilidad en su
conservación, tales como el comisionista o la empresa de transporte” (el subrayado
es ajeno al texto original).
109
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
No es, pues, que el artículo 1124 del Código de Comercio, en los términos en que
lo modificó el Decreto 01 de 1990, haya establecido un interés asegurable común
entre el propietario de las mercancías a transportar y todos aquellos que tengan
interés en su conservación. No, lo que ha de entenderse lógica y racionalmente
del sentido de esa norma es que, a más de mediar un diverso interés en uno y
otro evento (es lo que se deduce del mandato de exteriorizar el interés), cada una
de esas personas puede contratar el seguro de daños expresando, según sea el
caso, cuál es el suyo en particular, sin que la omisión al respecto desnaturalice el
acuerdo de voluntades, ni mucho menos tenga que entenderse que establece una
identidad de interés asegurable, porque obviamente en unos eventos será directo
y en otros indirecto, con las respectivas consecuencias inherentes.(Corte Suprema
de Justicia. Sentencia de septiembre 30 de 2002)12
El fallo cita doctrina del tratadista español Juan Luis Pulido Beguines, para afirmar
y sustentar que no tiene interés asegurable en el contrato de seguro de daños (puro o
de facultades) el transportador en los bienes que transporta (aun, claro está interesado
en la conservación de los mismos), puesto que este interés solo corresponderá a uno de
carácter patrimonial, dado que solo en la medida de la afectación que pueda producir
en su patrimonio la declaratoria de responsabilidad podrá entenderse acaecido el
riesgo (concretado el siniestro):
12 Igual materia se trata en la sentencia del 19 de nov. 2001, Exp. 5978, de la misma Corporación.
110
Mauricio Alzate Ossa
Posición que es asumida íntegramente por la Corte, la que incluso desglosa las
cláusulas contractuales aseguraticias en el caso concreto, para develar el carácter
patrimonial y no real de dicho seguro; así por ejemplo, el hecho de que se haya pactado
la fuerza mayor y el caso fortuito de manera expresa como riesgos objeto de cobertura
llevó necesariamente a concluir que no podría estar amparada la responsabilidad
civil, puesto que, según el fallo, ambos son certeramente causas de exoneración de la
responsabilidad civil. Similar análisis con conclusiones semejantes en torno al seguro
de transporte y la doble connotación del interés asegurable realiza Guzmán Escobar
(2009, p. 164) citando también a Ordóñez (1993).
Lo anterior no es poca cosa, si se tiene en cuenta que, quien no corre con el riesgo
de la pérdida fortuita del cuerpo cierto solo responderá en la medida de su culpa, o por
lo menos de la mora en la que se encuentre, y que por tanto, la pérdida de los bienes
solo le traerá un perjuicio económico cuando se declare dicha responsabilidad. No
debe perderse de vista que el interés asegurable (o asegurado –una vez que se ejecute
el contrato–) debe ser permanente durante toda la vigencia del mismo (artículo 108614
del Código de Comercio). Así López Blanco (2004, p. 79): “El interés asegurable debe
existir permanentemente durante toda la vigencia del contrato, y en caso de que aquel
13 Textualmente, Guzmán Escobar (2009, p. 177): “Como el transportador no tiene interés asegurable (directo)
sobre las mercancías, sino que su interés asegurable radica en la eventualidad de ser declarado civilmente
responsable del daño, pérdida o retraso de las mismas, bien podría suceder que una compañía de seguros objete
el pago de la indemnización, invocando la nulidad del contrato por no existir interés asegurable en cabeza del
asegurado que, recordemos, es el transportador y no el remitente/ destinatario/ propietario de las mercancías. En
tal evento, entonces, la cobertura seria inocua y al remitente o destinatario solo le quedaría el camino de procurar
un reconocimiento de la responsabilidad por parte del transportador”.
14 ARTÍCULO 1086. <EXISTENCIA DEL INTERÉS Y EXTINCIÓN>. El interés deberá existir en todo
momento, desde la fecha en que el asegurador asuma el riesgo. La desaparición del interés llevará consigo la
cesación o extinción del seguro, sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 1070, 1109, 1111.
111
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
desaparezca, termina el seguro (art. 1086 del C. de Co.), por ello se explica que cuando
un bien se enajena y el nuevo propietario no contrata, el seguro se extingue, como
sucede, por ejemplo, en el seguro de automóviles; y es obvio que el asegurador tiene
derecho a que se le pague la prima hasta la fecha en que se produjo la terminación
por extinción del interés asegurable (…)”.
No resulta menos importante el hecho de que el artículo 994 del mismo estatuto
mercantil se refiera concretamente al propietario de las mercancías para especificar el
contrato que deberá perfeccionar el transportador para cubrir los riesgos del transporte
de estas, acentuando aún más la confusión. Al respecto, se observa en el fallo que
venimos considerando:
112
Mauricio Alzate Ossa
(7) El artículo 1082 del Código de Comercio clasifica los seguros de daños o de
personas; y aquellos, a su vez, en reales o patrimoniales. Los artículos 1120 y 1127,
por su parte, disponen i) que el seguro de transporte comprenderá lodos los riesgos
inherentes al mismo, y ii) que el seguro de responsabilidad impone a cargo del
asegurador la obligación de indemnizar los perjuicios patrimoniales que cause el
asegurado con motivo de determinada responsabilidad en que incurra de acuerdo
con la ley; y que este último tiene como propósito el resarcimiento de la víctima,
la cual, en tal virtud, se constituye en el beneficiario de la indemnización, sin
perjuicio de las prestaciones que se le reconozcan al asegurado.
(8) El artículo 1124 del Código de Comercio, sobre la contratación del seguro de
transporte dispone: “Podrán contratar el seguro de transporte no sólo el propietario
de la mercancía, sino también todos aquellos que tengan responsabilidad en su
conservación, tales como el comisionista o la empresa de transporte, expresando
en la póliza si el interés asegurado es la mercancía o la responsabilidad por el
transporte de la mercancía” –artículo 46 del D.E. 01/90–.
De tal suerte que todo indica que la asegurada contrató una póliza de valor real
para atender los daños sufridos por las mercancías en tránsito bajo su custodia,
evitando a sus clientes tener que acudir a un proceso para ser indemnizados,
salvaguardando de esta manera su prestigio de depositario profesional.
113
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
114
Mauricio Alzate Ossa
El Tribunal de Justicia chino declaró que si el asegurado bajo una póliza de seguro
tiene un interés asegurable debe ser determinado por el hecho de que este tiene la
propiedad de la mercancía cuando la pérdida se produce si el asegurado legalmente
está en posesión del certificado de propiedad. El conocimiento de embarque representa
los bienes, por lo que la venta del conocimiento de embarque es igual a la venta de
los bienes. Desde el punto de vista jurídico, la transferencia de un conocimiento
de embarque implica la transferencia de la propiedad16. La parte propietaria de las
mercancías debe mantener el conocimiento de embarque, la parte que desea obtener
el conocimiento de embarque debe pagar el valor (pagar el precio del contrato) para
obtener dicho conocimiento de embarque. El vendedor en este caso no entregó las
mercancías ni recibió el pago de acuerdo con los documentos. El comprador no hizo
el pago de acuerdo a estos documentos; por lo tanto, el contrato de venta no se realizó
y la transacción no se produjo; cuando se produjo la pérdida de la mercadería, el
comprador no tenía legalmente los conocimientos de embarque, por lo que no tenía
ningún interés asegurable.
15 Se debe recordar que en Colombia la falta de interés asegurable no produce nulidad, sino inexistencia del
contrato de seguro.
16 Similar tratamiento del conocimiento de embarque como título valor representativo de las mercaderías.
115
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
116
Mauricio Alzate Ossa
“Pandomar” y Francisco Mallo –éste había firmado con “Pandomar S.A.” las
facturas de reparación, siendo “Pandomar S.A.” la que reclama en el actual
procedimiento la cantidad correspondiente a la reparación”, resulta de toda
evidencia que no cabe negar a “Pandomar, S.A.” la existencia de un interés
asegurable, ni de un interés económico, siendo irrelevante al respecto que en
la escritura de constitución de la repetida sociedad apreciase que su objetivo
social fuese el de importación y comercialización de pescado y productos del
mar, así como cualquier actividad relacionada con lo anterior, y esto así, basta
atender a las ineludibles consecuencias que derivan de los hechos probados,
para comprender le imposibilidad de atribuir al Tribunal “a quo” la infracciones
denunciadas en el primer motivo de recurso. (STS 31 diciembre 1996. En Gallego
Sánchez, 2003, p. 1576)
117
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
118
Mauricio Alzate Ossa
Es hacia allí a donde deben apuntar las soluciones en el ámbito del comercio
internacional y es por ello que debería eliminarse cualquier tipo de duda interpretativa
que con respecto al interés asegurable en cabeza del vendedor, del trasportador o del
comprador se pueda generar.
119
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
LA VENTA EN TRÁNSITO
Cuestión cardinal radica en determinar en qué consiste la frese “si así resultare de
las circunstancias” que trae el artículo para radicar el riesgo en cabeza del comprador,
no desde la celebración del contrato, sino desde que se pusieron las mercaderías en
poder del porteador, pues dichas circunstancias pueden obedecer o bien a las prácticas
y/o usos de las partes, o a los usos del comercio o la disposición expresa convencional
de estas. En todo caso, lo que se plantea es que el comprador asuma una carga de
manera retroactiva, encontrándose dentro de las posibilidades obvias, el que el riesgo
se haya ya producido.
120
Mauricio Alzate Ossa
El mismo autor citado por Bianca y Bonell (PACE) refiere que los motivos de las
críticas se fundaban en que era irracional e injusto poner el riesgo en el comprador
antes de que el contrato hubiese sido perfeccionado, y también en que el comprador no
podía tener un interés asegurable hasta ese momento. Por otro lado, se argumentó a
favor de la norma que esta representa la práctica habitual en el comercio internacional,
que el asunto era esencialmente una de las técnicas comerciales y de seguros y que
cualquier riesgo adicional a cargo del comprador se vería reflejado en el precio18.
La primera frase del mismo artículo establece la norma primaria de que el comprador
asume el riesgo desde el momento en que se haya celebrado el contrato (es decir,
mientras que los bienes están en tránsito). Cuando el daño con claridad es el resultado
de un evento que permite ser identificado como una tormenta o una colisión, puede
que no haya dificultades en la aplicación de la regla, pero es posible que no pueda
identificarse un evento en particular como la causa (o la causa exclusiva) del daño.
121
El contrato de seguro, el interés asegurable como uno de sus elementos esenciales...
La segunda frase, que se aplica “cuando las circunstancias así lo aconsejan”, prevé que
el riesgo deba pasar con carácter retroactivo desde el momento en que las mercancías
sean entregadas al transportista. Esto evita las dificultades de la prueba y tiene la
ventaja de que sólo el comprador debe presentar reclamaciones derivadas de los
daños que se produzcan mientras que los bienes están en tránsito. Por otro lado, pone
sobre el comprador las consecuencias de la falta de adecuación legal del seguro. La
principal dificultad radica en el significado de “si las circunstancias así lo aconsejan”,
por lo que se debatió así la necesidad de inclusión en el contrato de compraventa de la
obligación expresa del vendedor de transferir el contrato de seguro, frente a lo cual se
argumentó que es una de las obligaciones comúnmente pactadas en dichos contratos
(Nicholas, 2006).
Ossa (1991, p. 54) en cuanto al riesgo putativo expresa que “en los seguros terrestres
no constituye riesgo, ni pueden ser, por lo tanto, objeto de contrato, “la incertidumbre
subjetiva respecto de determinado hecho que haya tenido o no cumplimiento” (art.
122
Mauricio Alzate Ossa
1054), al paso que en los seguros marítimos es válido, el seguro sobre “riesgo putativo” a
saber, “el que solo existe en la consciencia del tomador o del asegurado y del asegurador,
bien sea por que ya haya ocurrido el siniestro o bien porque ya se haya registrado el
feliz arribo de la nave al momento de celebrarse el contrato” (art. 1706).
Muy de presente debe tenerse además que el documento al que se refiere en las
ventas cuyos objetos son transportados vía marítima es el conocimiento de embarque,
documento que en Colombia y en la gran mayoría de regímenes es tratado como título
valor representativo de mercaderías (art. 767)19. De allí que el artículo 923 consagre
unas formas especiales de entrega pudiéndose aplicar en defecto de ellas, las generales
del código civil, conforme lo expresado en el numeral 1º de dicha norma. Oviedo
Albán (2008, p. 524): “ARTÍCULO 923: la entrega de la cosa se entenderá verificada:
Por la transmisión del conocimiento de embarque, carta de porte, o factura, durante
el trasporte de las mercadería por tierra, mar o aire; (…)”.
19 Al respecto remitirse a las precisiones realizadas en relación con la carta de porte y guía área en el transporte aéreo.
20 INCOTERMS 2010 CCI (2011, p. 12): “En las ventas de productos básicos, a diferencia de las ventas de
mercancías manufacturadas, es frecuente que la carga se venda varias veces en ruta, “en cadena”. Cuando esto
ocurre, el vendedor que se halla en medio de la cadena no “embarca” la mercancía porque ya ha sido embarcada
por el primer vendedor de la cadena. El vendedor del medio de la cadena cumple por lo tanto con sus obligaciones
respecto a su comprador no embarcando la mercancía, sino “proporcionando” la mercancía que ha sido embarcada.
Con propósitos aclaratorios, las reglas Incoterms® 2010 incluyen la obligación de “proporcionar la mercancía
embarcada” como alternativa a la obligación de embarcar la mercancía en las reglas Incoterms pertinentes”.
123
4.
Conclusiones y aparentes posibles
soluciones
4.1 Endoso o cesión de la póliza. Diferencia y relación con la cesión del interés
asegurable o el bien sobre el cual recae. Preliminar distinción cabe hacer entre
el endoso o cesión de la póliza o del contrato de seguro y la cesión o transferencia
del interés asegurable o de los bienes sobre el cual este recae. Las consecuencias de
una y otra figura son disimiles, no obstante que la una –cesión del interés-, para un
sector amplio de la doctrina, sea un presupuesto de la otra –cesión de la póliza o del
contrato de seguro–.
125
conclusiones y aparentes posibles soluciones
La cesión del contrato de seguro, cualquiera sea la vía utilizada (cesión, endoso)
conlleva o tiene como requisito necesario la cesión o trasferencia del interés asegurado,
así sucede por lo menos en Colombia, puesto que, como se ha precisado, el interés
asegurado tiene una vocación esencial de permanencia en el tiempo, bien sea como
interés asegurable (al momento de la celebración del contrato de seguro) o como interés
asegurado (en el momento de la ejecución y hasta que suceda el siniestro que habilite la
obligación indemnizatoria del asegurador). No existe en Colombia una norma (como
sí en Italia) que extienda la presencia de interés asegurable por el solo hecho de la
cesión de la póliza2. De manera que la cesión o endoso de la póliza lo que producirá
será la extinción del contrato por ausencia de interés asegurable (o asegurado) si dicha
cesión al comprador no va acompañada o se da como consecuencia de la cesión del
interés asegurable o la de los bienes sobre los que recae.
1 Así es aceptado uniformemente por los autores más autorizados dentro de los que destacamos a Trujillo Calle
(2003, p. 134) “Aunque la forma del endoso de las pólizas de seguro asume cierta semejanza con los títulos valores,
su naturaleza es distinta y por lo mismo no pueden considerarse de la misma categoría. Son simples títulos de
legitimación (art. 645). Lo mismo que los documentos a que se refiere el artículo 888 de C de Co.”.
2 Al transmitirle al comprador el riesgo desde el endoso de dicha póliza.
3 Oviedo Albán (2008, pp. 251-258): “Los principios de UNIDROIT para los contratos comerciales internacionales,
articulo 9.3.3. Que estipula: “la cesión de un contrato requiere el consentimiento de la otra parte”. Es por ello como
se indicó, que la doctrina italiana califica a la cesión de contrato como una figura “trilateral”. (El artículo 9.3.4 de los
principios, establece que: “(1) la otra parte puede dar su consentimiento anticipadamente. (2) Si la otra parte ha dado
su consentimiento anticipadamente la cesión del contrato surte efecto cuando una notificación de la cesión se da a la
otra parte o cuando la otra parte la reconoce”. En los comentarios oficiales al artículo 9.3.3., se precisa que no basta,
para la perfección del contrato, el acuerdo entre cedente y cesionario, sino también el consentimiento de la parte
cedida. UNIDROIT Principles of International Comercial Contracts,… cit., pág. 304.) (250).
126
Mauricio Alzate Ossa
Por otro lado, el articulo 888 consagra la figura de cesión “por endoso” para aquellos contratos que consten en
documentos inscritos, que a pesar de no ser título valor, estén otorgados o contengan una cláusula “a la orden u otros
equivalente”, en los cuales bastará el endoso del endosante al endosatario. En los Principios de UNIDROIT no se
especifica de qué manera debe hacerse la cesión. No obstante, podría pensarse en la aplicación analógica del artículo
9.1.7., que para la cesión de créditos, solo requiere el mero convenio entre las partes, es decir: por el solo acuerdo de
voluntades. Además, téngase en cuenta que en la parte correspondiente a disposiciones generales (capítulo 1°), en el
artículo 1.2. se consagra la libertad de forma para el contrato, y su prueba, al señalarse que: “nada de lo expresado en
estos principios requiere que un contrato, declaración o acto alguno deba ser celebrado o conforme a una forma en
particular. El contrato puede ser probado por cualquier medio incluido los testigos”. (251)
4 Medina Magallanes (2002): “Para este tema debiera partirse de la idea de que el interés asegurado, es el
existente entre la persona que asegura un bien y el bien asegurado, por lo que se podría pensar que al transmitirse
el vínculo jurídico existente entre esa persona y ese bien a un tercero, dicho interés sigue la suerte de aquella
transmisión, más no podemos perder de vista el que el contrato de seguro es uno intuito personae”. Así mismo,
Ossa (1991, p. 286): “Al paso que en el derogado estatuto comercial de 1887 prevalecía el carácter objetivo (intuito
rei) del contrato del seguro, toda vez que “transmitida por título universal o singular la propiedad de la cosa
asegurada, el seguro” corría “en provecho del adquirente, sin necesidad de cesión” (art. 654), en el nuevo código
de comercio puede decirse prevaleciente su carácter subjetivo (intuitu personae). “Si algo debe tener en mira el
asegurador es el riesgo moral que está estrechamente vinculado a la persona del asegurado, a su solvencia moral,
a su prudencia, a su idoneidad y a todo el conjunto de sus atributos espirituales”.
Es el criterio que inspira el art. 1107 del citado Código. No se trata, con todo, de un principio absoluto. En
primer lugar, porque la ley admite, en los seguros de daños, la póliza a la orden (art. 1051), cesible “por simple
endoso” y, en el seguro de transportes, aun la póliza al portador (art. 1124), igual que la cesión del seguro
nominativo “sin el consentimiento del asegurador” a menos de estipulación en contrario (id.). En segundo lugar,
porque “la transmisión por causa de muerte por interés asegurado, o de la cosa a que está vinculado el seguro,
dejará subsistente el contrato a nombre del adquirente” (art. 1106). En tercer lugar, porque, aun en la hipótesis
de transferencia por acto entre vivos a que se refiere el citado art. 1107, se trata de una norma susceptible de
modificación favorable al tomador, asegurado o beneficiario (art. 1162). Modificado por el decreto 1 de 1990 (art.
46), el art. 1124 corresponde hoy al art 43 (inc. 2) de este decreto. Debe aclararse que el artículo 1124 del código d
comercio citado por este autor fue objeto de modificación en el año de 1990 quedando la regulación en torno a la
ley de circulación de la póliza (nominativa a la orden o al portador) en manos del artículo 1117.
127
conclusiones y aparentes posibles soluciones
5 ARTÍCULO 1051. <PÓLIZA NOMINATIVA O A LA ORDEN>. La póliza puede ser nominativa o a la orden.
La cesión de la póliza nominativa en ningún caso produce efectos contra el asegurador sin su aquiescencia previa.
La cesión de la póliza a la orden puede hacerse por simple endoso. El asegurador podrá oponer al cesionario o
endosatario las excepciones que tenga contra el tomador, asegurado o beneficiario.
6 ARTÍCULO 1117. <CONTENIDO DEL CERTIFICADO DE SEGURO>. (…) El certificado de seguro de
transporte puede ser nominativo, a la orden o al portador. La cesión de los certificados nominativos puede hacerse
aún sin el consentimiento del asegurador, a menos que se estipule lo contrario.
7 En igual sentido, Esplugues Mota et al. (1999) para quienes conviene tener en cuenta que la póliza no es un
título valor, en el sentido de que permita al endosatario, cesionario, adquirir unos derechos a la indemnización del
seguro por el mero hecho de tener endosada la póliza a su favor, el endosatario no puede ser cualquier persona sino
única y exclusivamente aquella que tiene interés en la conservación de la mercancía, es decir, interés asegurable,
por soportar el riesgo de su eventual pérdida o destrucción. En consecuencia el endoso no permite que el
asegurado pueda transmitir la póliza, sin necesidad de consentimiento del asegurador, en favor de la persona que
le suceda en el interés sobre las mercancías. Así, explica el autor, en una venta CIF, el vendedor de la mercancía,
inicialmente asegurada hasta que la mercancía cruza la borda del buque en el puerto de carga, transmitirá la
póliza al comprador porque a partir de tal momento, el riesgo gravita sobre este último.
128
Mauricio Alzate Ossa
4.2 Cesión del interés asegurado y/o de los bienes sobre los que recae. Son
dos cosas bien distintas la una de la otra. Además, la cesión de la una no significa
indefectiblemente que se dé la cesión de la otra. Es precisamente lo que sucede cuando
se trasmite el riesgo por la pérdida fortuita de la cosa sin que se transfiera la propiedad
sobre esta, es decir, se transmite el interés asegurable, pero no así la cosa misma, en
cuanto el perfeccionamiento de la tradición se encuentra aún pendiente de producirse
bajo la teoría del título o el modo, o por cuanto se pactó alguna reserva de dominio.
Fontanarrosa, 1965 citado por Medina Magallanes (2002, p. 9)8 compila en cuatro
los momentos en que se transfiere el interés asegurable:
2.- Bruck entiende que la transferencia del interés opera en el momento en que
pasan al adquirente las ventajas de la cosa asegurada, es decir el goce de ese bien,
aunque no se haya transmitido la propiedad.
4.- Y la cuarta es la propuesta por Antígono Donati quien considera que debe
entenderse operada la transferencia del interés asegurado en el momento del pasaje
de la propiedad de la cosa asegurada al adquirente. Solución tomada por el legislador
mexicano en el artículo 106 antes invocado, y que no es del todo correcta, puesto
que restringe a la propiedad la posibilidad de transferencias.
8 Extractado de Fontanarrosa: La transferibilidad del interés asegurado de Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1965.
En ponencia “El Interés Asegurable” presenta por Medina Magallanes ante el III Foro de Derecho de Seguros José
Sollero Filho del Instituto Brasileño de Derecho de Seguros, en São Paulo, Brasil, el día 25 de noviembre de 2002.
129
conclusiones y aparentes posibles soluciones
y 11079 cuando se da esta por acto entre vivos o por causa de muerte, y produce la
extinción del contrato, en principio, salvo que subsista algún interés en el asegurado
(cedente), o que el contratante cedido, el asegurador, acepte la cesión expresamente o
de manera general. Esta última forma de aceptación es asumida por Ossa (1991) como
la expedición de una póliza al portador o a la orden por parte de la aseguradora, lo que
podría permitir pensar que existió una confusión del ilustre profesor, entre la cesión o
transferencia del interés asegurable y la cesión de la póliza o contrato de seguro, de no
ser porque más adelante evidencia su consciencia acerca de la legitimación autónoma
que la sola cesión de la póliza no concede10.
Esta falencia del régimen nacional trata de ser compensada por el maestro Ossa
(1991, p. 288) con la interpretación de una práctica comercial que, dada su naturaleza,
no representa seguridad alguna para los intervinientes en el comercio internacional:
9 En México, Medina Magallanes (2002) plantea que los artículos 106 y 107 de la ley sobre el contrato de
seguro, regulan la cesión de los bienes de manera más favorable para el cesionario, en la medida en que hace
persistir la vigencia del contrato, aunque condicionado a ciertas condiciones: “ARTÍCULO 106.- Si el objeto
asegurado cambia de dueño, los derecho y obligaciones que deriven del contrato de seguro pasarán al adquirente.
El propietario anterior y el nuevo adquirente quedarán solidariamente obligados a pagar las primas vencidas y
pendientes de pago en el momento de la transmisión de propiedad. ARTÍCULO 107.- La empresa aseguradora
tendrá el derecho de rescindir el contrato dentro de los quince días siguientes a la fecha en que tenga conocimiento
del cambio de dueño del objeto asegurado. Sus obligaciones terminarán quince días después de notificar esta
resolución por escrito al nuevo adquirente, pero reembolsará a éste la parte de la prima que corresponda al
tiempo no transcurrido. ARTÍCULO 108.- No obstante lo dispuesto en los dos artículos anteriores, el derecho
y obligaciones del contrato de seguro no pasarán al nuevo adquirente: I. Cuando el cambio de propietario tenga
por efecto una agravación esencial del riesgo en los términos de la presente ley, II. Si dentro de los quince días
siguientes a la adquisición, el nuevo propietario notifica por escrito a la empresa su voluntad de no continuar con
el seguro”. Algo muy similar a lo que sucede en Colombia.
10 Precisión que pertinentemente realiza Gallego Sánchez (2003, p. 1569): “En efecto si bien del art. 9 LCS
parece tener que deducirse que la simple transferencia de la póliza ocasiona también la del crédito contra el
asegurador sin otro requisito, esta última exige otros presupuestos adicionales. Sustancialmente la transmisión
del interés asegurado; lo que resulta particularmente apreciable en el ámbito de los seguros contra daños en
sentido estricto. De ahí la conveniencia indicada antes de completar la disciplina del art. 9 con la específica para
los seguros daños.
Si no se ha producido el siniestro, el crédito que se transmite es el eventual o al plazo que deriva el contrato. En
este caso, la función legitimadora de la póliza a la que se ha aludido se oscurece por cuanto su presentación no
es suficiente para obtener el pago, ya que la sola transmisión no tiene como efecto la transmisión del derecho de
crédito (eventual o a plazo) contra el asegurador , pues esto depende de la transmisión del interés asegurado. En
los seguros de daños, el cambio de asegurado, definido este como el titular del interés, exige precisamente que el
nuevo asegurado sea el nuevo sujeto del interés, entendido como relación de carácter económico entre un sujeto y
un bien, pues si no hay interés el seguro no puede surgir, esto es, está sujeto a la transmisión al mismo del interés,
de forma que la relación económica que existía entre el asegurado y el bien va a tener un nuevo sujeto, que es
precisamente el adquirente de ese bien. Se produce un cambio de sujeto a quien debe transmitírsele la cosa objeto
de interés asegurado”.
130
Mauricio Alzate Ossa
A la luz de los contratos que se celebran en el país, no cabe duda de que el seguro es
un contrato personal que armoniza, además, con el designio de la ley vigente (1107),
esta práctica reconoce una excepción del seguro de transportes. Los certificados
de seguro se estiman accesorios de la mercancía asegurada para no entorpecer
la natural movilidad de la vida comercial. Excepción que tiene un fundamento
jurídico: ordinariamente el asegurado es extraño al transporte material de la
cosa asegurada. El riesgo comienza o termina precisamente cuando la mercancía
asegurada abandona el depósito del asegurado o cuando llega a él. Lo que indica
que mientras está en riesgo se halla fuera de su control.
A manera compilatoria sobre este puntual aspecto, traemos a colación el fallo del
10 de mayo de 2005 de nuestra Corte Suprema en el que, además de restringir la cesión
del interés asegurable solo al aspecto relacionado con el dominio, deja claro que la
cesión del mismo produce la extinción del contrato, salvo en los seguros de transporte,
conforme lo estipulado en el artículo 1125 del Código de Comercio:
131
conclusiones y aparentes posibles soluciones
Síguese, entonces, que solo excepcionalmente la “transferencia por acto entre vivos
del interés asegurado o de la cosa a que esté vinculado el seguro”, no produce la
extinción automática del contrato de seguro. Ocurre lo propio, verbi gratia, en
los casos de estipulación contractual (C. Co., art. 1107, inc. 3º), en las pólizas a la
orden (art. 1051), y al portador en los seguros de transportes (arts. 1117 y 1125),
entre otros, eventos en los que el seguro sigue a la cosa asegurada y no a la persona
del asegurado.
Lo significativo es que para que la “transferencia por acto entre vivos del interés
asegurado o de la cosa a que esté vinculado el seguro”, produzca “automáticamente
la extinción del contrato”, en los seguros intuitu personae, o su subsistencia, en
los seguros intuitu rei como el del caso, es la concurrencia del título y el modo.
Del mismo parecer es la doctrina especializada al decir que para tales propósitos
“bastan el título (la compraventa, la donación, la permuta, etc.), y la tradición,
que es el modo como se adquiere el dominio” (Ossa G.J. Efrén: Teoría general del
seguro. El contrato. Ed. Temis. 1991, págs. 294, 295 y 513).
132
Mauricio Alzate Ossa
3. En ese orden, como en sentir del recurrente para la extinción automática del
contrato de seguro en virtud de la transferencia por acto entre vivos del interés
asegurado o de la cosa a que esté vinculado el seguro, es suficiente el título y no el
modo de la tradición del dominio, claramente se advierte que el tribunal no pudo
interpretar erróneamente el artículo 1077 del Código de Comercio, porque como
quedó explicado, para tales propósitos, aunado al título, es necesaria la tradición.
A la vez los términos del art. 36, a cuyo tenor para las pólizas emitidas a la orden
o al portador se excluye esta última opción, no se explican porque la emisión
de estas pólizas rompa la vinculación existente entre la relación aseguradora e
133
conclusiones y aparentes posibles soluciones
Así pues, la parte final del artículo 1117 en cuanto a la posibilidad que se deja abierta
para pactar la autorización de cesión de la póliza de transporte riñe con el carácter real
que puede tener el contrato de transporte en lo que se refiere a comprador y vendedor.
4.3 Seguro por cuenta ajena y seguro de transporte. Aunque sigue sin presentar
una solución óptima desde la óptica del interés asegurable, el seguro por cuenta de
un tercero, tal como se encuentra regulado en los artículos 1037 a 1044, analizado en
el contexto del seguro de transporte terrestre (1124) y en el de seguro de transporte
marítimo (1704) se convierte hoy quizá en la única solución actual que resuelve,
aunque sinuosamente, el problema de la inseguridad jurídica en el tráfico mercantil
internacional con respecto al seguro.
Conforme a estas normas, el seguro puede ser contratado por cuenta de un tercero
determinado o determinable11, lo que debe estar expresamente dispuesto en el contrato
so pena de que se entienda que se contrata por cuenta propia. Solo si se encuentra en
el escenario del seguro por cuenta ajena se podrá hacer uso de la figura consagrada
en el artículo 1042 que establece que “valdrá como seguro a favor del tomador hasta
concurrencia del interés que tenga en el contrato y, en lo demás, con la misma limitación
como estipulación en provecho de tercero”. (Negrilla fuera de texto original)
Bien señala Ossa (1991, p. 22) “Si el “seguro puede ser contratado por un tercero
determinado o determinable”, si “al tercero corresponde el derecho a la prestación
asegurada” (art. 1039) si el asegurador puede oponer al asegurado (el tercero) las
excepciones que hubiere podido alegar contra el tomador (1044), es porque el tercero
11 Denominados por la doctrina seguros “a quien corresponda” (Gallego Sánchez, 2003; López Blanco, 2004;
Morandi, 1971; Ossa, 1991).
134
Mauricio Alzate Ossa
El seguro por cuenta se convierte así en una solución poco práctica, en veces compleja,
y por tanto, poco eficaz como vehículo eficiente de protección en las compraventas
internacionales. Más aún, si se tiene en cuenta que, tal como lo denuncia Guzmán
Escobar (2009, p. 175), ha hecho proliferar en Colombia una práctica de contratación del
seguro de transporte que consiste en que la compañía de seguros ofrece y contrata esta
cobertura con el transportador, bajo el esquema de una póliza de seguros de transporte
de mercancías, sin incluir la cobertura de responsabilidad civil y sin mencionar que
se trata de un seguro por cuenta. En este tipo de póliza, el trasportador no solo obra
como tomador, sino también como asegurado y como beneficiario de la cobertura
que ampara a las mercancías, mas esta no está llamada a amparar su responsabilidad
civil12. “(…) Esta práctica ha llegado a tal punto que en el mercado de los seguros de
Colombia es escasa la oferta de coberturas de responsabilidad civil, pero lo que si
abunda es la oferta de pólizas de seguros de transporte, bajo la modalidad de póliza
automática, que se contrata directamente con los transportadores, en lugar de hacerlo
con los remitentes, destinatarios o propietarios de las mercancías”.
Pero, siguiendo con el mismo autor, “es evidente y como lo señalan doctrina y
jurisprudencia, que el transportador no tiene un interés asegurable directo sobre
las mercancías, su interés asegurable radica en la eventual responsabilidad civil que
le podría ser atribuible por la pérdida, daño o retraso en la entrega de las mismas,
sí y solo sí ello constituye un incumplimiento del contrato de transporte y no está
amparado por ninguna causal exonerativa de su responsabilidad” (Guzmán Escobar,
2009, p. 175). Conforme a lo cual se puede concluir con Ordóñez (1993, p. 188) que
“un seguro de transporte que ampare en forma directa las mercancías, tomada por
el transportador, sin que exprese claramente que es seguro tomado por cuenta del
dueño de las mercancías, es un seguro en el cual está ausente el interés asegurable
como elemento esencial del seguro, en la medida en que debe entenderse que el seguro
corresponde a quien lo ha contratado, a menos que se diga otra cosa (artículo 1040 del
código de comercio)”. Y aún más, aunque se especificara por parte del tomador que se
12 El mismo autor señala como: “solo una compañía de seguros ofrece una póliza de responsabilidad civil para
el trasportador, pero la misma, en realidad, se enmarca en un formato de seguros de trasportes y la compañía en
cuestión ofrece al transportador, como “valor agregado” que en caso de que su cliente (remitente-destinatario) no
haya contratado un seguro, pueda en todo caso cobrar una indemnización civil. es decir, que en realidad, se trata
de una mezcla entre las dos coberturas que riñe con la técnica del seguro” (175).
135
conclusiones y aparentes posibles soluciones
trata de un seguro por cuenta, si la designación del asegurado (titular irrestricto del
interés asegurable) no se corresponde con quien realmente tiene el interés, la sanción
legal podrá ser la misma inexistencia o extinción del seguro.
Idéntico tratamiento recibe el seguro por cuenta ajena en España, donde también
existe el seguro a favor de quien corresponda. Sin embargo, también concurre la
limitante consistente en la exigencia de manifestación expresa para que se entienda
como seguro por cuenta de un tercero, so pena de presumirse como seguro por cuenta
propia (Gallego Sánchez, 2003, pp. 1541-1542). Manifiesta esta autora, citando además
jurisprudencia del STS, la posibilidad que ofrece este seguro, precisamente para las
ventas bajo INCOTERM CIF, en la que el vendedor podrá asegurar su propio interés
y el del destinatario:
136
Mauricio Alzate Ossa
Esta misma flexibilidad la propone López Blanco (2004, p. 112) quien expresa con
Morandi (1971, p. 261) que el criterio para discriminar una modalidad de la otra debe
buscarse en la titularidad del interés asegurado (o asegurable), es decir, según que el
interés sea propio del tomador o de un tercero, a lo que se agrega que deberá ser ese tercero
el asegurado necesariamente, puesto que, como lo pone de presente Ordóñez (1993, p.
188), no habrá interés asegurable en el seguro de transporte al amparo del artículo 1124
en el transportador que asegura uno diferente de su responsabilidad; lo que da al traste,
lógicamente, con la existencia del seguro. En contra se pronuncia Ossa (1991, p. 19) para
quien el seguro por cuenta, ni se presume ni puede deducirse de otro elemento que no
sea la estipulación expresa de la póliza, conforme lo señala el artículo 1040.
Conforme con los INCOTERMS 2010 las únicas cláusulas en las que el vendedor se
encuentra obligado a procurar o contratar un seguro son las CIF y CIP, en las demás
obedecerá a un pacto expreso (en virtud del principio dispositivo) o en aplicación
de usos específicos de ciertos mercados. Resulta de vital importancia entonces que
tanto comprador como vendedor tengan muy presente las ritualidades propias de
este tipo de seguros para no incurrir en errores que se echen de bulto la eficacia del
seguro contratado. Todo esto, sin perder de vista que una vez se traslade el riesgo, el
interés será de este tercero para quien se contrató, por lo que poner como asegurado al
vendedor sin que se especifique nada más, a modo de ejemplo, excluirá en un primer
plano la figura del seguro por cuenta y producirá la extinción del seguro al momento
en que se trasmita el riesgo (o la propiedad) sobre las mercancías vendidas.
137
conclusiones y aparentes posibles soluciones
En España, se habla de una solución inversa, pero con los mismos efectos, consistente
en la cesión necesaria y automática de la póliza que genera la del interés asegurable.
Así se encuentra planteada por Gallego Sánchez (2003, p. 1572) cuando defendiendo
el carácter objetivo del interés asegurable, afirma16:
A la vez los términos del art. 36, a cuyo tenor para las pólizas emitidas a la orden
o al portador se excluye esta última opción, no se explican porque la emisión
14 En cuanto a la mala práctica comercial Guzmán Escobar (2009, p. 176) denuncia como “el seguro que los
transportadores venden a sus clientes (remitentes de mercancías) no es en realidad una cobertura en beneficio del
remitente, ya que este no aparece mencionado en la póliza de seguro ni como asegurado no como beneficiario de
esta cobertura, a pesar de que el bien asegurado es, precisamente su mercancía”.
15 Definidas por la doctrina como ventas en cadena.
16 Recordemos que el tratamiento que en España se le da al seguro por cuenta ajena es idéntico a la forma en que
se encuentra regulado en Colombia.
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Si obra por cuenta ajena, en sentido lato –lo cual debe ser acreditado de alguna
forma–, pueden darse dos hipótesis, de suyo divergentes. La primera, que el tomador-
transportador, en desarrollo de lo plasmado por el artículo 1042 del Código de
Comercio, proceda a ‘’trasladar’’ –artículo 1037, Código de Comercio– dos riesgos:
uno propio (el atinente a su responsabilidad) y otro ajeno (referente a un tercero:
dueño de la mercancía, remitente, destinatario, etc.), todo como corolario del
sistema –amplio– prohijado en Colombia en esta materia, conforme se analizó,
diferente al adoptado en otras latitudes –esquema restricto–. Y la segunda, que
sólo ‘’traslade’’ un riesgo: el ajeno, caso en el cual el seguro por cuenta adquirirá
todo su esplendor, en razón de que se entenderá protegido exclusivamente el
interés del tercero, el que por ello será el único sujeto asegurado. (Negrillas por
fuera del texto original)
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