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TESIS:
Listeria monocytogenes y su relación con el
proceso de autofagia
P R E S E N T A:
2
II. Índice de Tablas
Descripción Página
Tabla 1. Principales genes de virulencia 21
3
II. Índice de figuras
Descripción Página
Figura 1. Relación filogenética entre las especies de Listeria 10
Figura 2. Morfología microscópica con tinción de Gram de L. 11
monocytogenes
Figura 3. Movilidad en medio semisólido a 28oC L. 12
monocytogenes
Figura 4. Prueba de hidrólisis de la esculina inoculada con L. 13
monocytogenes
Figura 5. Morfología colonial de L. monocytogenes en Agar 13
Sangre
Figura 6. Prueba CAMP en L. monocytogenes 14
Figura 7. Mecanismo de patogenicidad de Listeria spp 19
Figura 8. Organización física y transcripcional de los genes 20
de virulencia de L. monocytogenes
Figura 9. Proceso de Macroautofagia 27
Figura 10. Esquema que muestra los principales tipos de 30
proteínas implicados en la macroautofagia selectiva
en células animales
Figura 11. Proceso de autofagia 31
Figura 12. Interacción de la autofagia con Listeria 35
monocytogenes
Figura 13.
Figura 14.
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IV. Abreviaturas
Abreviatura Definición
LLO Listeriolisina O
PCR Polymerase Chain Reaction
InIA Internalina A
InIB Internalina B
ActA Proteína inductora de ensamblaje actina
LRR Región N-terminal rica en leucina
FbpA Proteína fijadora de fibronectina
PLC Fosfolipasa C
Hpt Transportador de hexosa-fosfato
LAMP-2A Lysosome Associated Membrane Protein
type
LAMP.1 Lysosome Associated Membrane Protein
type
CMA Chaperone-Mediated Autophagy
ALR Auphagic lysosome reformation
PINK1 PTEN-induced putative kinase 1
mTor Receptor de la rampamicina de los
mamíferos
PrfA Proteína reguladora A
ROS Especies reactivas de oxígeno de lípidos
WD Degeneración walleriana
PAR Poli ADP-ribosa
TLRs Toll-like receptors
LC3 Cadena ligera 3
ULK-1 Cinasa activadora de la autofagia tipo unc-
51
GAS Streptococcus del Grupo A
CRV Vacuolas replicativas de Coxiella
TNFR1 Tumor necrosis factor receptor 1
FAS Fas Cell Surface Death Receptor
PI3P Fosfatidil Inositol 3 Fosfato
PAMP patrones moleculares asociados a
patógenos bacterianos
SLAPs Spacious Listeria Containing Phagosomes
RE Retículo endoplásmico
PGRP-LE Peptidoglycan-recognition protein LE
ATG Proteína relacionada con la autofagia
NLR NOD-like receptors
NOD Nucleotide-binding and oligomerization
domain
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V. Resumen
L. monocytogenes es un patógeno intracelular, oportunista, que causa síntomas como:
meningitis, septicemia y encefalitis, abortos espontáneos y muerte fetal, gripe común, fiebre
leve, dolor de cabeza y muscular. Por otro lado, el proceso de autofagia es un mecanismo
que ha tenido reciente importancia debido a su papel homeostático en la degradación de
desechos celulares incluyendo algunos agentes patógenos como L. monocytogenes.
L. monocytogenes se introduce a la célula huésped por fagocitosis, se forma un fagosoma,
que posteriormente es lisado por la hemolisina LLO y la fosfolipasa C; ya en el citoplasma,
se replica y mueve por la polimerización de actina, para llegar a una célula adyacente. Tal
proceso sucede en caso de que la autofagia no sea efectiva ya que, si lo es, se produce un
autofagolisosoma que degrada a la bacteria.
El papel que desempeña la autofagia en las interacciones entre el patógeno y el hospedero
sigue siendo objeto de estudio, existen trabajos en donde se ha observado esta relación;
algunos de los modelos utilizados son células epiteliales y macrófagos, en estudios in vitro,
en los que se ha observado cómo la célula es capaz de limitar el crecimiento de la bacteria
englobándola en el autofagosoma por medio del proceso autofágico. Por otro lado, en
modelos organotípicos de sistema nervioso, infectados con el patógeno y utilizando PCR
en tiempo real, se ha concluido que los genes que se expresan en la interacción entre la
bacteria y la célula pertenecen en su mayoría a los procesos homeostáticos de la misma.
Recientemente se demostró que L. monocytogenes tiene la capacidad de inducir el proceso
de mitofagia y se determinó un nuevo receptor (NRLX1) para este proceso, en cual tiene
relación con las proteínas LC3, y es inducido por medio de las LLO que utiliza el patógeno,
lo cual otorga una ventaja a este. En nuestro grupo de trabajo además se tienen datos
donde se están observando que se presenta el proceso de autofagia en cepas de aislados
clínicos provenientes de infecciones, para conocer a fondo la interacción entre esta bacteria
y el proceso de autofagia.
Hasta el momento se han descrito tres procesos mediante el cual L. monocytogenes se
relaciona con el proceso de autofagia, en el primer caso infecta células adyacentes por
medio de listeriolisinas, otra donde es contenida y se replica en un autofagosoma, y una
última donde es degradada por el autofagolisosoma; esto recientemente se atribuye a un
proceso de homeostasis celular y no a una respuesta inmune. En este trabajo se abarcaran
las interacciones que se presentan entre el patógeno y la célula, cuando realiza el proceso
denominado autofagia.
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1. Antecedentes
Listeria monocytogenes se ha convertido en un paradigma para la investigación
inmunológica sin embargo es un modelo útil en la investigación de los mecanismos
moleculares del parasitismo intracelular de otras bacterias. La razón de que los científicos
hayan fijado su atención en este microorganismo es su impacto a la salud pública y la
seguridad en la industria de alimentos. Los procesos celulares que interaccionan entre
marcadores de virulencia con los receptores de la célula hospedero, han sido estudiados
desde mediados de los años ochenta. (Torres et al. 2005)
En 1972 el científico belga Christian de Duve y sus colaboradores descubrieron al
lisosoma que es un organelo celular que contiene enzimas que digieren contenido celular.
Dos años más tarde, se observó que la célula podía llevar material al lisosoma para su
degradación, dentro de vesículas llamadas autofagosomas, con esto acuñó el término
autofagia con el cual ganó el premio Nobel de Medicina de 1974 (URL 5)
La autofagia es definida como el proceso homeostático y de degradación celular en el cual
una parte del citoplasma y organelos son secuestrados en una vesícula simple o de doble
membrana y liberados en el interior de un lisosoma, para después la liberación y reciclaje
de las macromoléculas resultantes (Peña-Sanoja et al.2013)
En los años 90 cuando se continuaron los estudios de la función de la autofagia y
su importancia, gracias a los trabajos de Yoshinori Ohsumi quien descubrió la autofagia
en levaduras en el año 1988 y años más tarde específicamente en el 2016 se le otorgaría
el Premio Nobel de Medicina al japonés por sus descubrimientos relacionados con la
autofagia celular. El definió que existen determinadas señales de estrés actúan como
inductoras de la autofagia. Por ejemplo escasez de nutrientes, con lo cual se genera un
mecanismo celular que utiliza material viejo o innecesario. Para degradarse y reutilizarse
en funciones más importantes. (URL 6)
Se ha demostrado que para sobrevivir en las células huésped, las bacterias intracelulares
tienen mecanismos evolucionados, por ejemplo: Shigella flexneri puede evadir, Legionella
pneumophila puede inhibir y Coxiella burnetii subvertir el proceso de autofagia. Otro caso
es el de Anaplasma phagocytophilum la cual induce activamente autofagia, y esto facilita
su mecanismo de infección, ya que se cree que el autofagosoma proporciona nutrientes
del citoplasma. L. monocytogenes que será el microorganismo de estudio de este trabajo
utiliza varios de virulencia, para evitar ser atrapado en autofagosomas (Desai et. al 2015)
Sin embargo recientemente también se ha observado una manipulación de autofagia, e
incluso se ha demostrado que puede secuestrar el proceso de mitofagia para evadir la
muerte y obtener nutrientes. (Zhang et al. 2019)
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2. Justificación científica
Se ha observado que L. monocytogenes induce el proceso de autofagia, este
proceso puede ser benéfico para las células huésped debido a que autolimitaría a
los patógenos, sin embargo, L. monocytogenes podría utilizar su mecanismo de
evasión para infectar a más células sin que intervenga el sistema inmune. Es
importante conocer la relación que hay entre la patogenia del microorganismo y el
proceso de defensa que induce en la célula.
3. Justificación Personal
L. monocytogenes ha tenido una gran relevancia en las últimas décadas ya que ha
generado problemas a la salud pública, el conocer los mecanismos de infección de
este microorganismo y su relación que tiene con los procesos celulares, como la
autofagia, es de ayuda para entender de mejor manera a esta bacteria.
4. Material y métodos
Búsqueda de libros, videos, bases de datos, normas oficiales, artículos y revistas
científicas.
5. Objetivo general
Realizar una síntesis compleja de información actual, acerca del mecanismo de
muerte celular, denominado autofagia y su relación con la especie de Listeria
monocytogenes
6. Objetivos particulares
• Dar a conocer las características e importancia de la especie Listeria
monocytogenes
• Describir el proceso denominado autofagia y sus diferencias con otros mecanismos
de muerte celular
• Realizar un concentrado de información acerca de la relación que presentan las
bacterias haciendo énfasis en la especie Listeria monocytogenes
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7. Esquema general del trabajo
Asignación de
Titulo
Fijación de
objetivos y
justificacion
Busqueda de
antecedentes
Lectura y revision
bibliografica
Desarrollo del
escrito
Conclusión y
Anexos
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8. Listeria
El género Listeria pertenece al phylum Fermicutes, y la familia bacillaceae, está relacionado
con bacterias de géneros como Staphylococcus, Streptococcus, Clostridium, Enterococcus
y Bacillus (principalmente B. subtlis); estos se caracterizan por tener bajo contenido en
guanina – citosina (38%) (Vázquez-Boland et al. 2001). En este género se incluyen ocho
especies, las primeras seis descritas entre las que se encuentran L. monocytogenes, L.
ivanovii, L. seeligeri, L. grayi, L. innocua, L. welshimeri y dos últimas descritas en 2010 L.
marthii y L. rocourtiae (Remuzgo-Martinez et al. 2014) En la Figura 1 se observan la
relación filogenética entre las especies de Listeria antes mencionadas.
Figura 1. Relación filogenética entre las especies de Listeria Tomado de Remuzgo-Martinez et al. 2014.
Listeria fue descrita por primera vez por Murray et al. en 1926 mientras estudiaba una
infección epidémica en ratones y conejillos de india en la Universidad de Cambridge y
denominada primero como Bacterium monocytogenes , debido a que causaba monocitosis
en animales infectados con este microorganismo, en el siguiente año Pirie se nombró como
Listerella hepatolytica ya que esta había sido aislada de focos necróticos de hígado de
gerbo en honor a Joseph Lister, quien era un cirujano británico muy importante en la época
(Mateus et al. 2013) después de esto se modificó el nombre de este microorganismo. En
1929 fueron aislados los primeros casos de Listeriosis humana, también se denominó a
10
esta bacteria como Bacterium monocytogenes hominis y Corynebacterium parvulum
(Nyfeldt 1929; Schultz et al. 1934)
Este microorganismo puede causar algunas manifestaciones clínicas entre las cuales
destacan septicemia, meningitis y encefalitis o muerte en neonatos, además de que en
mujeres embarazadas se pueden presentar síntomas parecidos a los de la gripe, incluyendo
a la fiebre, también puede producir abortos espontáneos causados por infecciones
intrauterinas o cervicales (Bittencourt y Garcia 2002)
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L. monocytogenes es un microorganismo que puede sobrevivir a altas concentraciones de
NaCl, tolera un rango de pH que va desde los 4.5 a los 9.2, además de crecer en
temperaturas desde los 0 a los 45oC (Rocourt et al. 2007), con un óptimo crecimiento entre
los 30 y 37oC y movilidad a los 28oC (URL 1) Una manera de determinar la movilidad de
este microorganismo es sembrar este en medio semisólido, con esto se puede observar la
forma característica de crecimiento en paraguas cercano a la superficie como lo
observamos en la figura 3 (Benadof 2008)
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Figura 4. Prueba de hidrólisis de la esculina inoculada con L. monocytogenes. Tomado de Benadof 2008.
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Su óptimo crecimiento es a una atmósfera de 5% de oxígeno y de 5 a 10% de dióxido de
carbono, y tiene como requerimientos nutricionales vitaminas del grupo B como son biotina,
tiamina, riboflavina y ácido tióctico, algunos aminoácidos como cisteína, glutamina, leucina,
isoleucina y valina, además de carbohidratos tales como la glucosa (Vazquez-Boland et
al.2001).
L. monocytogenes produce una hemolisina que lisa a los eritrocitos, debido a esto se ha
utilizado para su identificación, ya que aunque la hemólisis de algunas cepas de L.
monocytogenes es lo suficiente visible en las placas de agar, existen otras que no son
capaces de producir una hemolisis visible, por tanto una forma de rápida identificación es
la prueba de CAMP la cual ha sido adoptada como un método oficial para el aislamiento e
identificación debido a la sinergia que presenta con otros microorganismos como
Staphylococcus aureus y Rhodococcus equi , debido a esto la prueba resulta positiva para
la mayoría de las cepas (McKellar; 1994) Este microorganismo también genera reacciones
de Voges-Proskauer y rojo de metilo positivas, no hidroliza la urea ni la gelatina; no
producen indol ni ácido sulfhídrico . (URL 1)
Figura 6. Prueba CAMP en L. monocytogenes (NCTC 11994), L. seeligeri (DSM 20751), L. ivanovii (NCTC
11846) y L. innocua no hemolítico (NCTC 11288), L. grayi (DSM 20596) y L. welshimeri (DSM 20650) (rayas
horizontales, en orden descendente) utilizando S. aureus (NCTC 1803; derecha vertical) y R. equi (NCTC
1621; izquierda vertical).Tomado de Allerberger 2002.
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8.2. Distribución geográfica
En el ambiente L. monocytogenes está ampliamente distribuida puede ser encontrada en
animales domésticos y salvajes entre estos se encuentran los animales comerciales que se
utilizan para alimento como vacas, ovejas, cabras, cerdos y conejos; animales de compañía
como perros, gatos, caballos y roedores. Además de algunos animales salvajes entre los
cuales se encuentran algunas aves, peces, anfibios, reptiles e insectos. Este
microorganismo puede sobrevivir en el intestino de algunos de estos animales e incluso de
los seres humanos durante largos períodos de tiempo sin causar infección. También esta
bacteria puede estar distribuida en el suelo, en aguas residuales, o en las plantas en
proceso de descomposición donde puede fungir como saprobio (Doyle 2001; Lecuit 2007;
Remuzgo-Matinez et al. 2014).En alimentos también se puede hallar en carne cruda,
embutidos, mariscos, pescados, pollo, vegetales crudos, leche o productos lácteos
derivados de la leche no pasteurizada, quesos blandos, helados, y algunos alimentos
después de su preparación. Incluso en superficies hechas de metal, madera o polietileno
(Lecuit 2007; Qvist et al. 1994).
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listeriosis en el feto ocurren después del quinto mes de embarazo, aunque se han
presentado casos de infecciones tempranas que ocasionan daños en el embrión (Silver
1998)
También existe aunque en menor frecuencia la listeriosis neonatal tardía con apenas entre
el 10 al 15% de casos perinatales, esta se presenta aproximadamente entre la semana 1 a
la 8 después del parto e involucra un cuadro de fiebre relacionado con meningitis,
gastroenteritis y neumonía, principalmente por la aspiración durante el parto de exudados
maternales infectados, aunque se han reportado casos en donde la enfermedad es
adquirida mediante transmisión horizontal por personal médico en unidades pediátricas o
incluso por fómites, la mortalidad que puede alcanzar esta manera de infección va del del
13 al 43% en pacientes tratados y de 100% en pacientes no tratados (Slutsker y Schuchat
1999; Vázquez-Boland et al. 2001).
Las madres de los productos de aborto o neonatos infectados están relacionadas con
frecuencia a sintomatologías de infección parecidos a los de influenza con fiebre
escalofríos, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor articular o infección de vías
urinarias en las semanas que preceden el parto. Durante esta etapa los cultivos de sangre
materna son positivos para L. monocytogenes. La listeriosis materna puede acelerar el
parto y provocar muerte fetal o parto pretérmino de un feto infectado. La mujer puede portar
el microorganismo en el tracto genital por un lapso determinado, ocasionando
complicaciones en embarazos posteriores (Schuchat 1997; Vázquez-Boland et al. 2001)
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esta bacteria es prolongado ya que puede durar hasta 20 o 30 días, debido a esto, este
puede ser de difícil detección. Cuando la infección no es detectada en etapas tempranas,
el tratamiento adecuado con antibióticos no es administrado a su debido tiempo lo cual
provoca dificultad en su eliminación (Lecuit, 2007)
8.4. Patogenia
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En la figura 7 se observa el mecanismo de patogenicidad de Listeria spp. El cual es de tipo
intracelular. El ciclo comienza cuando los macrófagos fagocitan a los microorganismos por
medio de mecanismos dependientes o independientes de opsoninas Para el caso de las
células no fagocíticas, este proceso es inducido por la bacteria En estas últimas al llegar a
la pared del intestino el microrganismo se adhiere a la célula blanco y es introducido por
fagocitosis, en este paso intervienen las proteínas InIB y ActA las cuales se asocian a la
adhesión a las células epiteliales no polarizadas y polarizadas respectivamente; La InlA se
encarga solo de la entrada en células epiteliales de las barreras intestinal, fetoplacentaria
y hematoencefálica; por otro lado la InlB es quien colabora en el proceso de ingreso a una
gran variedad de tipos celulares entre las cuales pueden ser, células epiteliales,
endoteliales, hepatocitos y fibroblastos) Estas proteínas están compuestas por una región
N-terminal rica en leucina (LRR), una región intermedia conservada y una región C-terminal
específica para cada una (Remuzgo-Martinez et al. 2014; Pizarro-Cerdá et al. 2012).
L. monocytogenes tiene una gran especificidad debido a que las LRRs y la región intermedia
de la InlA interactúan con los dominios extracelulares del receptor celular transmembrana
E-cadherina, (Remuzgo 2014, Cossart, 2011). Este receptor se encuentra en algunas
células epiteliales del intestino, en células dendríticas, en hepatocitos, membrana
plasmática basal y apical de sincitiotrofoblastos y citotrofoblasto velloso, en las células
endoteliales microvasculares de la barrera hematoencefálica y en las células epiteliales del
plexo coroideo que están en contacto con el LCR (Remuzgo-Martinez et al. 2014) Las
autolisinas Ami, p60, y la proteína fijadora de fibronectina (FbpA) también se han asociado
a la adhesión bacteriana. La bacteria queda en un fagosoma primario, sin embargo
utilizando la hemolisina (LLO) y fosfolipasa C (PLC): puede escapar de este y comenzar
su multiplicación en el citoplasma por el transportador de hexosa-fosfato Hpt, el
microorganismo se mueve por medio de la polimerización de actina dirigida por ActA, forma
un fagosoma secundario de doble membrana que le permite el escape a la célula
adyacente (Pizarro-Cerda et al. 2012)
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Figura 7. Mecanismo de patogenicidad de Listeria spp Modificado de Pizarro-Cerda et. al. 2012.
19
Figura 8. Organización física y transcripcional de los genes de virulencia de L. monocytogenes. Modificado de
Vázquez Boland et al. 2001.
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expresión del anti-represor GmaR, y esta inhibe específicamente la represión de MogR lo
cual permite la movilidad (Vera et al. 2013).
9. Muerte Celular
La muerte celular programada tiene importancia en el desarrollo embrionario, y juega un
papel de gran importancia en la homeostasis de los tejidos del organismo, además de que
elimina las células dañadas Sin embargo, la muerte celular excesiva o defectuosa puede
causar una gran variedad de patologías humanas. A baja velocidad la muerte celular puede
inducir enfermedades autoinmunes o cáncer a alta velocidad en cambio puede tener
consecuencias como el desarrollo de una enfermedad neurodegenerativa, atrofia muscular
o inmunodeficiencia (Marchal et al. 2014; Baeza et al. 2014).
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Existen biomarcadores específicos para cada muerte celular los cuales son importantes de
conocer ya que con estos se puede realizar una prueba rápida, para un posible diagnóstico
de una patología y con esto llevar a cabo un tratamiento farmacológico especifico (Neves y
Brindle 2014;Li et al. 2014; Baeza et al. 2014)
De acuerdo con el Comité de Nomenclatura sobre muerte celular (NCCD) existen trece
tipos de muerte celular, los cuales pueden ser en divididas en tres grupos: programada,
regulada, y accidental (Galluzzi et al. 2012; Baeza et al. 2014).
Existen algunas formas de muerte celular las cuales son inducidas o inhibidas por un gen
o un mecanismo molecular específico y se dividen en dos grupos las dependientes de
caspasas y las independientes de caspasas, que son proteínas efectoras de los procesos
de muerte celular. Las caspasas son proteasas cisteína-dependientes y aspartato-
específicas altamente conservadas (Baeza et al. 2014; URL3)
Entre los tipos de muerte celular que se conocen dependientes de caspasas se encuentran:
La Anoikis que es un mecanismo que previene la formación de células cancerosas, debido
a que no permite que las células que se encuentran fuera de la matriz extracelular (ECM)
colonicen en distintos órganos adyacentes (Baeza et al. 2014)
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La catástrofe mitótica que se define como la muerte celular que da como resultado de
una mitosis precoz o inapropiada en la célula. (Portugal et al. 2010; Li et al. 2010 Baeza et
al. 2014).
Parthanatos. Es la muerte celular causada por la molécula poli ADP-ribosa (PAR) la cual
se produce principalmente en el núcleo y es señal de pro-muerte (Harranz et al. 2008).
Para el caso de los tipos de muerte celular regulada independiente de caspasas se tienen
a:
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bloquear la muerte excitotóxica de las neuronas patológicas, inhiben la absorción de
cisteína por el sistema antiportador cistina/glutamato por tanto las enzimas dependientes
de hierro pueden provocar la muerte celular oxidativa (Baeza et al. 2014).
Paraptosis Esta es definida como la muerte celular caracterizada por la inflamación del
citoplasma y vacuolización que comienza en el retículo endoplásmico (RE) y las
mitocondrias. En esta debido a un desequilibrio en la homeostasis de iones se producen
células hinchadas con agua lo cual en casos más graves puede provocar la lisis osmótica
(Baeza et al. 2014).
Entosis en esta la célula huésped es parasitada e invadida por las células internalizadas
llegando incluso a dividirse. Aunque alrededor del 20% de las células internalizadas son
capaces de escapar, el 50% de las células muere. Por la LAMP1, (proteína de la membrana
lisosomal) localizada alrededor de la célula que muere degradándola (Florey et al. 2009;
Baeza et al. 2014).
Methuosis.
Esta forma de muerte celular es provocada por cambios en el tráfico de endosomas
independiente de clatrina. Se forman vacuolas gigantes llenas de líquido que interfieren en
la actividad metabólica, provocan la ruptura de la membrana y la muerte de la célula. (Cai
et al. 2013; Maltese y Overmeyer 2014).
NETosis: en esta los neutrófilos fagocitan a los microorganismos en los fagosomas y estos
se unen a los gránulos para degradarlos, pero además pueden realizar degradación
extracelular por medio de trampas extracelulares (Brinkmann y Zychlinsky 2012).
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9.3. Muerte celular programada dependiente de caspasas
Apotosis
La muerte apoptótica, es definida como la perdida de funcionalidad celular permanente.
Produciéndose: colapso en el citoesqueleto, condensación de la cromatina nuclear, perdida
de la integridad de la membrana celular, desprendimiento de cuerpos apoptóticos, entre
otros. (Baeza et al. 2014).
Necroptosis
Este tipo de muerte celular es programada, está regulada genéticamente, es muy parecida
a la necrosis, algunas de las características que presenta son la inflamación celular, la
pérdida de la función mitocondrial, la permeabilización de la membrana celular, y la
liberación del contenido citoplasmático lo que provoca reacciones y genera inflamación en
el tejido. (Wu et al. 2011). La "Necrosis accidental" a diferencia de la necrosis regulada o
“Necroptosis” no presenta señalización de los receptores de muerte TNFR-1 o FAS (Simard
et al. 2012);
Autofagia.
De Duve y Wattiaux en 1966 introdujeron el término autofagia refiriéndose al proceso de
vacuolización y transporte de material intracelular a los lisosomas para su degradación.
Autofagia significa "auto-alimentación” derivada del griego "auto" y "fagos"; una de sus
funciones principales es la regulación homeostática intracelular, a través de la degradación
de material citoplasmático (incluyendo organelos disfuncionales), en esta degradación
participan lisosomas y lo generado a partir de esta, se utiliza en el metabolismo energético.
(Mizushima y Komatso 2011). Para este trabajo abordaremos de manera más extensa este
tipo de muerte celular.
25
10. Autofagia
26
a las de choque térmico 70 (HSC70) y por co-chaperonas (Peña-Sanoja et al. 2013;
Kawanten et al. 2014).
27
Cuando existe autofagia tras un estrés celular la cantidad de lisosomas disminuye de
manera considerable. Durante la autofagia los lisosomas decrecen a las 4 horas de
privación de alimentos, pero aumentan de nuevo a las 11 h. El número de lisosomas tiene
que regenerarse de nuevo para que la célula vuelva a ser funcional. Una de las formas de
regeneración es por tubulación de las membranas de los autofagolisosomas. En este
proceso participa el citoesqueleto generando vesículas (mediadas por clatrina) en sus
extremos, que al ser liberadas se acidifican hasta transformarse en lisosomas maduros
(Pasan de ser protolisosomas a lisosomas funcionales). A esta serie de pasos se le conoce
como regeneración de lisosomas (ALR: auphagic lysosome reformation) (URL 4).
Además de los mecanismos “no selectivos” de autofagia, existen los tipo de autofagia
altamente selectivos, en estos hay posibles receptores de reconocimientos de organelos
que facilitan la incorporación de estos al interior del lisosoma, en estos tipos de
mecanismos de autofagia los nombres asignados dependen del organelo que se degrada:
para retículo endoplásmico (RE) (retículofagia o refagia), peroxisoma (peroxifagia),
mitocondria (mitofagia), gotas de lípidos (lipidofagia), gránulos secretorios (zimofagia),
incorporación progresiva del núcleo (nucleofagia), patógenos (xenofagia) y ribosomas
(ribofagia) (Peña-Sanoja et al. 2013)
10.1.1. Agrefagia
La agrefagia definida como el proceso de autogagia selectiva en el que se degradan
agregados proteicos potencialmente citotóxicos que se encuentran en el medio celular y
muy grandes para ser degradados por el proteasoma. Esta ruta utiliza la ubiquitinación
como señal, y se ha descrito un papel principal de NBR1 como mediador entre la
autofagia y los agregados, recientemente se ha observado que Salmonella es un
microorganismo capaz de inducir este tipo de autofagia (Marshall y Vierstra 2018; Baena
2019; Sevilla-Navarro 2019)
28
10.1.2. Proteafagia
Es la degradación autofágica del proteasoma y han identificado dos vías, la inducida por
deficiencia de nitrógeno y la regulada por la quinasa ATG1, es decir una es por medio
degradación masiva y la otra es sensible a la inactivación del proteasoma e independiente
de ATG1 (Baena 2019).
10.1.3. Mitofagia
La mitofagia es el proceso mediante el cual sucede la degradación por autofagia de las
mitocondrias, especificamente de proteínas de su membrana externa. En mamíferos este
proceso usa la ubiquitinación a través de la ubiquitina-ligasa PARKIN y su quinasa
reguladora PINK1 (PTEN-induced putative kinase 1), para después reclutar otros
receptores de autofagia que contienen AIMs como NDP52, OPTN, ATG32 o TAX1BP1
(Marshall y Vierstra 2018; Baena 2019)
10.1.4. Pexofagia
En este tipo de autofagia se degradan los peroxisomas afectando su integridad por daño
oxidativo autoinfringido. Los genes ATG2, ATG3 y ATG7 son relevantes en este proceso,
ya que existeuna pexofagia basal que se encarga de regular el número de peroxisomas
(Baena 2019).
10.1.5. Xenofagia
Tipo de autofagia encargada de la defensa frente a diversos patógenos que incluyen
bacterias, hongos y virus. Sin embargo no siempre la autofagia es efectiva contra algunas
bacterias y hongos, En algunos casos, elementos de los patógenos inducen la señalización
de la autofagia por ejemplo, secretando efectores que inhiben a mTOR y activan la autofagia
o se unen a los proteasomas y activan la proteafagia, o incluso que contienen un AIM y se
unen a ATG8 desplazando a NBR1 y afectando la integridad celular (Baena 2019)
29
citosplasma con proteínas ancladas a sus membranas, por ejemplo las peroxinas de los
peroxisomas, o proteínas de la membrana externa de las mitocondrias. Una excepción es
el retículo el cual no es seleccionado por utiquitinación sino por proteínas
específicas expresadas en sus membranas. Además existe la autofagia selectiva que
elimina patógenos intracelulares mediada también por ubiquitinación de sus proteínas
(URL4).
Figura 10. Esquema que muestra los principales tipos de proteínas implicados en la macroautofagia selectiva
en células animales. Tomado de URL 4.
30
Figura 11. Proceso de autofagia Tomado de Almaguer-Maderos et al. 2016.
31
11. Relación entre las bacterias y la autofagia
La macroautofagia puede comportarse como mecanismo de defensa celular frente a
infecciones por protozoos, bacterias y virus. El termino antes mencionado: “xenofagia” es
el cual se le ha dado para llamar a este tipo de autofagia. Hay diferentes niveles en los
cuales actúa; elimina los patógenos que han entrado en la célula, activa señales a las
células del sistema inmunológico quienes se encargan de degradar a los patógenos
detectados, además de que procesan y exponen algunos antígenos en superficie. Como
por ejemplo las proteínas denominadas TLRs (Toll-like receptors) que se encuentran en las
membranas de los endosomas y que reconocen ácidos nucléicos de los patógenos que han
entrado en la célula. Debido a esto se disocia el complejo formado por las proteínas
BCL2/Beclin1, y se provoca el inicio de la autofagia. Entonces se marcan los patógenos con
ubiquitina para su eliminación (URL 4)
Las bacterias intracelulares han desarrollado mecanismos para evadir, inhibir y subvertir la
autofagia (por ejemplo Shigella flexneri, Legionella pneumophila y Coxiella burnetii
respectivamente) (Remuzgo-Martinez et al. 2013).
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La muerte fagolisosómica puede ser realizado por el mecanismo alternativo de fagocitosis
asociada a LC3. En este caso, después de la absorción de una bacteria invasora por la
fagocitosis, la maquinaria de autofagia realiza mejoras en la maduración de los fagosomas
a través de complejos como Beclin1-VP34 y sistemas de conjugación LC3,
independientemente de ULK1. Otros factores de virulencia que inducen la autofagia son los
patrones moleculares asociados a patógenos bacterianos (PAMP) (Desai et al. 2015).
Las bacterias son fagocitadas por los macrófagos, y para posteriormente ser degradadas
en los fagolisosomas. L. monocytogenes tiene la capacidad de expresar LLO y PLCs para
interrumpir la membrana del fagosoma, con esto se crean poros mediante LLO en esta, lo
que favorece el bloqueo de la fusión con el lisosoma y provoca que no haya maduración de
este componente (Shaughnessy et. al. 2006) L. monocytogenes puede entonces ser
degradada en los autolisosomas al inducir el proceso de autofagia o evadir su crecimiento
por el sistema de autofágico, posiblemente a través de los PLCs (fosfoinositida fosfolipasa
C) bacterianos. Existe una pequeña cantidad de población de L. monocytogenes con baja
o ineficiente actividad de LLO. Esto conlleva a un bloqueo de la maduración del
compartimento vacuolar, pero no es suficiente para escapar del compartimento
membranso. Cuando este es dañado de manera continua se manda la señal de reclutar
más autofagosomas, lo cual da lugar a la formación de vesículas espaciosas grandes o
33
SLAPs (Spacious Listeria Containing Phagosomes). La formación de estas estructuras
provoca la disminución drástica de la replicación de este patógeno, sin embargo no elimina
la infección. Por lo tanto, la formación de SLAPs puede el producto de la relación entre la
virulencia mediada por LLO y el proceso de autofagia del macrófago, dando como resultado
una infección persistente. Por último es posible que L. monocytogenes cause una infección
aguda al escapar del fagosoma usando LLO y PLCs, y se replique en el citoplasma, ActA
recluta interviene en la prolimerización de actina, que por tanto es un mecanismo de
evasiopn de la autofagia basada en motilidad de actina y propagación a células adyacentes
(Birmingham et. al. 2008).
34
Fig. 12 Interacción de la autofagia con Listeria monocytogenes. Modificado de (Desai et al.2015)
12. Conclusiones
13. Bibliografía
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