LA CONFIDENCIALIDAD DE LA INFORMACIÓN
RELATIVA A LA SALUD DE LAS PERSONAS:
Problemas que presenta la aplicación de la normativa
vigente en relación con los siniestros laborales
JORGE MANDIOLA DELAIGUE
Fiscal
Frecuentemente, las empresas adherentes de las entidades
administradoras de la Ley N° 16.744, sobre accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales, solicitan a éstas
información acerca del estado de salud de sus trabajadores,
particularmente cuando están siendo atendidos en sus clínicas
u hospitales como consecuencia de siniestros laborales. Dichas
solicitudes obedecen a diversos motivos: interés humanitario,
conocer el período de ausencia del trabajador para organizar
las labores de la empresa durante ella; conocer las limitaciones
laborales que tendrá el trabajador al retorno a sus labores
y, por ende, las que estará en condiciones de desempeñar;
calcular la incidencia que los días de trabajo perdidos por
ese colaborador tendrá en la tasa de accidentabilidad de la
empresa, etc. También, tribunales, organismos fiscalizadores u
otros terceros, suelen requerirles información en ese sentido.
La mayoría de esos requerimientos, aparecen razonables y
justificados. Sin embargo, la ley, y particularmente la N°
19.628 que consagra la protección del derecho del trabajador
a la reserva de esa información, impone severas restricciones
a esas administradoras para proporcionarla a empleadores y
otros terceros.
El propósito de estas notas es analizar el problema planteado, así
como posibles soluciones que compatibilicen las disposiciones
de esa Ley, con los derechos, obligaciones, intereses y
necesidades de los empleadores y de otros terceros.
En primer lugar, conviene hacer presente que la protección
de los datos e información sobre la salud de las personas
forma parte de un bien jurídico más amplio, como es el de
la protección de la vida privada, que se ha ido extendiendo
en la medida en que también lo ha hecho la doctrina de los
derechos humanos.
2 LA CONFIDENCIALIDAD DE LA INFORMACIÓN...
Al respecto conviene recordar la Declaración Universal de los
Derechos Humanos señala en su artículo 12, que “Nadie será
objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada…Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales
injerencias...”.
Por su parte, nuestra Constitución Política, en su artículo 19,
N° 4, asegura “El respeto y protección a la vida privada…”.
Considerando la referida norma constitucional y los tratados
suscritos por nuestro país en la materia, se presentó al
Parlamento una iniciativa legal tendiente, precisamente, a
dar protección civil en ciertos ámbitos de la intimidad y vida
privada y, en lo que interesa, a calificar como confidencial o
reservados los datos e información sobre el estado de salud
de las personas, la que se transformó en la Ley N° 19.628.
Esta Ley, agregó el artículo 24 al Código Sanitario, norma que
dispone lo siguiente:
“Las recetas médicas y análisis o exámenes de laboratorios
clínicos y servicios relacionados con la salud son reservados”
y “sólo podrá revelarse su contenido o darse copia de ellos
con el consentimiento expreso del paciente otorgado por
escrito”.
En suma, conforme con esa disposición, son reservados y sólo
puede revelarse su contenido con consentimiento expreso del
paciente, otorgado por escrito, los siguientes antecedentes:
a) Recetas médicas
b) Exámenes y análisis de laboratorios clínicos
c) Servicios relacionados con la salud
Por otra parte, la misma Ley N° 19.628 calificó como
sensibles “aquellos datos personales que se refieren a las
características físicas o morales de las personas o a hechos
o circunstancias de su vida privada o intimidad, tales como
los hábitos personales, el origen racial, las ideologías y
opiniones políticas, las creencias o convicciones religiosas,
los estados de salud físicos o psíquicos y la vida sexual”
(art. 2°, letra g).
Esos datos sensibles, según esa misma ley, “No pueden ser
objeto de tratamiento..., salvo cuando la ley lo autorice,
exista consentimiento del titular o sean datos necesarios para
la determinación u otorgamiento de beneficios de salud que
correspondan a sus titulares”, (artículo 10). El “tratamiento de
los datos sensibles”, fue definido por esa ley, como “cualquier
operación o complejo de operaciones o procedimientos
técnicos que signifiquen utilizarlos en cualquier forma (art.
2°, letra o)”.
En síntesis, la ley prohíbe ejecutar cualquier operación o
complejo de operaciones o procedimientos técnicos que
signifiquen utilizar datos personales relativos a los “estados
de salud físicos o psíquicos” de las personas, “salvo cuando
la ley lo autorice, exista consentimiento del titular o sean
necesarios para la determinación u otorgamiento de beneficios
de salud” a sus titulares.
En conclusión, los antecedentes relativos a la salud de las
personas son, salvas las excepciones citadas, reservados y
sólo puede revelarse su contenido o darse copia de ellos con
el consentimiento expreso del paciente otorgado por escrito.
Interpretando el artículo 24 de la Ley N°19.628, la
Superintendencia de Seguridad Social, manifestó que los
antecedentes relativos a la salud de las personas, como recetas,
exámenes de laboratorio clínicos y de servicios relacionados
con la salud, son reservados y, por lo mismo, su contenido
sólo puede revelarse o darse copia de ellos a terceros, con el
consentimiento expreso del interesado, otorgado por escrito,
agregando que dicha autorización puede otorgarse en forma
anterior o posterior a la fecha en que se conozca el resultado
del examen.
Agregó la Superintendencia que las Mutualidades pueden
entregar información de este tipo a los Servicios de Salud
(en la actualidad los Secretarios Regionales Ministeriales,
LA CONFIDENCIALIDAD DE LA INFORMACIÓN...
SEREMIS de Salud) es decir, resultados de exámenes clínicos
y demás antecedentes relativos a la salud de las personas,
incluso sin la autorización de los trabajadores, siempre que
no se individualice a éstos. Por lo tanto, pueden entregar
cifras globales de exámenes realizados así como número
de exámenes normales y de exámenes alterados para cada
puesto de trabajo.
Dicho en otros términos, la Superintendencia sostiene que
la información relativa a la salud de los trabajadores que
las administradoras de la Ley 16.744 pueden entregar a las
SEREMIS sin autorización del titular, es sólo de carácter
estadístico.
Así, la ley y la interpretación que se ha hecho de ella,
pretenden la protección del bien jurídico que nos ocupa: la
reserva o confidencialidad de la información de salud de las
personas.
Sin embargo, la protección de un bien jurídico suele chocar
con otro, o bien el derecho subjetivo de uno suele chocar
con el de otro. Corresponde entonces al Derecho procurar
dar solución al conflicto. Como suele decirse, el ejercicio de
las libertades y derechos tiene como límite el derecho de los
demás o, como dice la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano, de 1789, “La Libertad consiste en poder hacer
todo aquello que no perjudique a los demás”.
De esta manera interesa determinar si frente a la protección
legal de la información de salud de las personas, existe un
derecho de los empleadores a conocer, al menos en parte,
esa información y, por ende, si al respecto se produce alguna
colisión de bienes jurídicos o derechos.
Al efecto, conviene citar el artículo 184 del Código del Trabajo
(Libro II De la Protección a los Trabajadores), norma destinada
a proteger ya no la privacidad de la información sobre el estado
de la salud del trabajador, sino que su salud misma y aún más,
su vida. En efecto, según esta disposición legal el trabajador
tiene derecho a laborar en un ambiente de trabajo seguro
y correlativamente el empleador debe “proteger eficazmente
la vida y salud” del mismo, proporcionándole condiciones
adecuadas de higiene y seguridad laborales, implementos de
protección personal y acceso oportuno a atención médica. A
esto se le conoce como el “Deber de Higiene y Seguridad del
Empleador”.
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 Ahora bien, para proporcionar condiciones adecuadas
de higiene y seguridad laboral a un trabajador que ha
quedado con limitaciones al efecto como consecuencia de
un siniestro laboral, el empleador debería tener acceso a la
información médica relativa a esas limitaciones, es decir, al
diagnóstico, evolución esperada, medicamentos prescritos,
contraindicaciones para desarrollar ciertas actividades o
exposición a ciertos riesgos, etc.
Por ende, pareciera que para cumplir con la norma que obliga al
empleador a tomar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de sus trabajadores, éste debería
conocer los mencionados aspectos básicos de la salud de
ellos y, en ese mismo orden de ideas, el respectivo organismo
administrador de la Ley N° 16.744, debería estar en condiciones
de proporcionarle esa información, para así también cumplir
con su deber básico de prevenir los riesgos de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales de sus afiliados.
El conocimiento de esas limitaciones, permitirá al empleador
disponer las medidas de higiene y seguridad adecuadas, y así,
evitar que la lesión o afección del trabajador se agrave, o que
a causa de éllas, ponga en riesgo su vida o salud, o la de sus
compañeros de trabajo.
No obstante, la reserva de la información de carácter médico,
contemplada en la Ley N° 19.628 y en el artículo 127 del Código
Sanitario, choca con el derecho que tendría el empleador,
según se desprende del artículo 184 del Código del Trabajo, a
conocer ciertos aspectos de esa información, a fin de cumplir
con su deber de proporcionar condiciones laborales seguras
a su trabajador.
De esta manera, los organismos administradores de la Ley
N° 16.744, no están facultados para proporcionar a sus
empleadores adherentes los datos e información básica
sobre el estado de salud de sus trabajadores, derivado de un
infortunio laboral, a fin que puedan cumplir con su obligación
legal de proporcionarles condiciones adecuadas de higiene y
seguridad en los lugares de trabajo y, de este modo, proteger
adecuadamente sus vida y salud.
4 LA CONFIDENCIALIDAD DE LA INFORMACIÓN...
Todo lo expuesto revela que existen normas legales
contrapuestas en la materia que no logran conciliar la
protección de dos importantísimos bienes jurídicos: la
privacidad de la información de carácter médico personal,
establecida en la Ley N° 19.628, por una parte, y, la vida y
salud de los trabajadores, por otra, contemplada en el artículo
184 del Código del Trabajo.
Ambos bienes jurídicos ameritan ser protegidos por la legislación,
pero no nos parece adecuado que uno prevalezca en desmedro
del otro, menos si, como ha ocurrido hasta la fecha, el que ha
prevalecido es la protección de la privacidad por sobre la que
debe darse a la vida y salud.
Por lo mismo, estimamos que urge una solución al respecto,
ya sea jurisprudencial, a través de los organismos que tienen
la facultad de interpretar las leyes en la materia, o si ello no
fuera posible; mediante la vía legislativa. La urgencia de dar
solución al problema, está dada por la circunstancia que, en
las situaciones mencionadas, lo que está en riesgo es ni más ni
menos que la vida y la salud de los trabajadores.
Bibliografía complementaria disponible en el
sitio web
(Ruta: http://www.mutual.cl, Legislación)
• Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
• CHILE-Ministerio Secretaría General de la Presidencia.
Dto. Nº 100-2005: Fija el texto refundido, coordinado y
sistematizado de la Constitución Política de la República
de Chile.
• CHILE-Ministerio del Trabajo. Ley Nº 16.744-1968:
Establece normas sobre accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales.
• CHILE-Ministerio Secretaría General de la Presidencia.
Ley Nº19.628-1999: Sobre protección de la vida privada.
• CHILE-Ministerio del Trabajo. DFL Nº 1-2003: Fija el texto
refundido, coordinado y sistematizado del Código del
Trabajo.
• CHILE-Ministerio de Salud. DFL Nº 725-1968: Código
Sanitario.