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CRECIENDO EN

Cristo
,
LaOracion
en el nuevo pacto
Cuando el creyente ora, puede penetrar al corazón mismo de Dios,
porque a Él le ha placido obrar en el contexto de las oraciones de sus
hijos, ya que son hechas de acuerdo a su voluntad, pues están afirmadas
en el nombre de su Hijo, (1 Juan 5:14-15).

La auténtica y maravillosa verdad, es que los seres humanos como Moisés,


Pablo, usted y yo, podemos participar en los planes de Dios a través de los
medios que Él dispone, y uno de ellos es orar con inteligencia y sabiduría
espiritual para conocerlos.

Esa es la esencia del misterio que hemos estado explicando aquí, el misterio de
la naturaleza divina. Este Dios se nos presenta como personal, de forma que
podemos orar a Él e inquirir por su voluntad. Pero también es soberano, el Dios
que obra en nosotros ¡y en nuestras oraciones! Es el que pone “así el querer como
el hacer, por Su buena voluntad”, (Filipenses 2:13).

Su carácter soberano no rebaja su carácter personal; el hecho que en


Cristo se ha dado a conocer en semejanza humana, no disminuye su
soberanía. Nunca es nada menos que soberano y personal. Aclaro que
dije, que Dios se da a conocer como una persona, pero Él no es una
persona física, Dios es Espíritu.

Qué grandioso y reconfortante es orar al Dios soberano, porque Él es


libre, y puede obrar como desee; qué privilegio y satisfacción es orar a un
Dios personal, porque escucha, responde, y actúa a favor de sus hijos, no
de acuerdo a la ciega rigidez del destino inexorable, sino conforme a su
propósito eterno.

/ BASILIOPATIÑOOFICIAL WWW.REDREMA.ORG
CRECIENDO EN
Cristo

Nuestro Dios es soberano, nuestro Dios es personal; Él en su soberanía


ha decretado que ocurran cosas cuando sus hijos oran.

Cuando su iglesia no ora, esas cosas no pasan, y entonces debemos concluir


que, por una razón solo conocida por Dios, era parte del decreto que no
ocurriera. Para ponerlo más sencillo aún, cuando Dios decreta que ocurra algo,
Él también decreta las causas para que eso acontezca. Todo lo que pasa en el
mundo tiene una causa, y tanto el hecho como la causa forman parte del decreto
de Dios.

a p o s t o l

/ BASILIOPATIÑOOFICIAL WWW.REDREMA.ORG

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