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Es el registro de la actividad eléctrica del cerebro por medio de electrodos, habitualmente situados en el
cuero cabelludo. Los electrodos pueden ser de distintos tipos, y recogen la información en función de las
diversas localizaciones que tengan: desde el cuero cabelludo (electrodos superficiales), desde la base del
cráneo (electrodos basales), desde la superficie del cerebro expuesto o a nivel cerebral profundo (electrodos
quirúrgicos). El electroencefalógrafo se encargará de amplificar la información recibida.
El registro de la actividad eléctrica cerebral mediante el trazado electroencefalográfico tiene varios
objetivos, entre los que se encuentran:
-Puesta en evidencia de las distintas ondas comúnmente observadas en ciertas enfermedades neurológicas,
como crisis epilépticas, encefalitis, infecciones, etc.
-Registro y estudio del sueño y del coma.
-Monitorización intraquirúrgica
-Registro de muerte cerebral
-Análisis de maduración y degeneración cerebral.
No es útil en la evaluación de traumatismos craneoencefálicos, ACV y/o tumores, ni para el diagnóstico
etiológico de las cefaleas.
Técnica de registro
El electroencefalograma estándar se realiza con el paciente acostado en una cama, durante un tiempo
aproximado de 30 minutos y con varios montajes de electrodos colocados de diferente manera.
Métodos de activación
Se emplean para facilitar la puesta en evidencia de ciertas patologías que, en ocasiones, suelen pasar
inadvertidas. A continuación se describen los principales:
-Hiperventilación: se hace hiperventilar al paciente en forma regular a 20-24 respiraciones por minuto
durante aproximadamente 5 minutos con el objetivo de observar el enlentecimiento del trazado, muy util en
la crisis de ausencia (principalmente en niños).
-Estimulación luminosa intermitente: para la aplicación de este método se estimula al paciente por medio de
un flash en diferentes frecuencias durante períodos de 10 segundos seguidos de 10 segundos sin actividad,
con lo cual se podrá evidenciar el arrastre fótico (cambio de frecuencia del ritmo alfa en la región occipital),
la respuesta fotoconvulsiva y la respuesta fotomioclónica.
-Privación del sueño: la privación del sueño antes del estudio es importante, ya que ejerce cierto “efecto
activador” para su registro en algunas patologías.
Si no es posible evidenciar la actividad irritativa en el EEG estándar, se puede acudir a los siguientes métodos
diagnósticos complementarios:
-EEG prolongado ambulatorio de 24-48 horas: es el “equivalente neurológico” del ECG Holter. Permite
detectar tanto crisis como actividad intercrisis. El paciente registra el momento exacto de lo acontecido
como también los síntomas percibidos.
-Video EEG: con el paciente internado, se realizan registros videoelectroencefalográficos en busca de
certificar la correlación del cuadro clínico con la actividad eléctrica cerebral, pudiento en algunos casos,
descartar seudocrisis o pérdida de la conciencia por causas orgánicas no neurológicas.
-Polisomnografía: brinda un informe sobre la calidad del sueño nocturno y el número de despertares que tuvo
el paciente. Es de utilidad en el diagnóstico de narcolepsia, como también en el síndrome de piernas inquietas,
entre otras patologías.
Ritmos fisiológicos
En un adulto se pueden observar distintos ritmos y actividades típicas en las diferentes zonas del cerebro, en
función de la edad y el estado de vigilia. En un individuo adulto normal y vigil, la actividad EEG está
constituida sobre todo por dos ritmos bien definitos: alfa y beta.
Electromiografía
El electromiograma (EMG) es un método de diagnóstico y pronóstico que permite diferenciar la patología
neurogénica periférica de la patología muscular. Al hacer este tipo de estudios se registra la actividad
eléctrica de la unidad motora. Por lo tanto, a través de este estudio se podrá determinar la presencia de daño
nervioso o muscular. aclarar la topografía lesional, el tipo de lesión, así como determinar un pronóstico.
Técnica
Se utilizan diversos electrodos para el registro durante el reposo, el esfuerzo voluntario leve y el esfuerzo
voluntario máximo. Se evalúan electromiográficamente los músculos que sean necesarios, de acuerdo con la
patología del paciente.
Durante el reposo se pueden observar los signos de desnervación (fibrilaciones, ondas agudas positivas y
fasciculaciones), como también otro tipo de actividad espontánea: descargas repetitivas de alta frecuencia
simples y/o complejas, neuromiotonía o miotonía.
En el análisis del esfuerzo voluntario leve, se le solicita al paciente que realice una pequeña fuerza contra
resistencia de tal manera que se puedan determinar las formas, duraciones y amplitudes de los distintos
potenciales de acción. En las lesiones neurogénicas las duraciones estan prolongadas y las amplitudes
aumentadas, y en las lesiones miopáticas las duraciones y las amplitudes se hallan reducidas.
Durante el esfuerzo voluntario máximo se solicita al paciente que realice una fuerza máxima y se observa el
reclutamiento de la actividad; por lo general es rico o intermedio en las afecciones miogénicas e
interferencial, intermedio o simple en las lesiones neurogénicas, según el déficit de la descarga en cada caso.
El estudio electromiográfico se complementa con los estudios de neuroconducción. Es posible hacer examenes
de conducción nerviosa motora y sensitiva indeterminados trayectos nerviosos. Aplicando estímulos eléctricos
con electrodos de superficie en forma transcutánea se puede analizar la respuesta generada por ese
estímulo. Se evalúan las latencias (tiempo de aparición de las respuestas), obtenidas en forma distal y
proximal, de un determinado segmento y la amplitud de esas respuestas. Restando a la latencia proximal, la
latencia distal, se obtiene la latencia residual. Se mide la distancia del segmento examinado y, de la relación
entre esta medida y la latencia residual, se obtiene la velocidad de conducción de un nervio en este segmento.
Si se observa una latencia prolongada y velocidades de conducción reducidas, se habla de daño
desmielinizante. Cuando las amplitudes de las respuestas están reducidas, hablamos de daño axonal.