Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Y es que la clave de la teoría del desarrollo moral no recae en la sustancia de las normas morales,
sino en la definición de estructuras mentales de razonamiento que serían comunes a todos los seres
“En esta línea, los cuatro estadios de crecimiento piagetianos de los cuales parte Kohlberg (periodo
formales)12, resultan insuficientes, lo que provoca la definición de dos estadios más.” (Pag 86)
“… cuestión de qué componentes impulsan dicha evolución, y ésta se refiere a la acción de “asumir
un papel” (Role-taking) que nos permite comprender la posición del otro sujeto, entendido como
“La crítica de Gilligan hacia la obra de Kohlberg se centra en señalar que dicha teoría es válida
sólo para medir un aspecto de la orientación moral focalizado en la justicia y los derechos, dejando
“…la realidad social se organiza en base a un sistema sexo-género que define nuestra forma de
Kohlberg realizó sus investigaciones sólo sobre sujetos del sexo masculino.
Kohlberg usaba dilemas morales hipotéticos, que podrían estar sesgados en su
planteamiento y provocar desviaciones en las respuestas de los sujetos.
En la escala final del desarrollo moral de Kohlberg las mujeres alcanzaban resultados
inferiores a los hombres.
Ante estas deficiencias, Gilligan realizó un nuevo estudio en el cual los sujetos eran mujeres y los
dilemas que se proponían eran cuestiones reales, como el aborto. El resultado fue el
descubrimiento de un modelo ético diferente al propugnado por Kohlberg. Si éste propugnaba
como modelo de desarrollo moral una ética de la justicia, en los estudios de Gilligan salió a la luz
la ética del cuidado.
Gilligan planteó que el problema fundamental de los estudios de Kohlberg fue su limitación a sujetos
masculinos, la cual introdujo una desviación de los resultados motivada por la distinta educación
vital y moral que recibimos los hombres y las mujeres en la sociedad.
Gilligan se planteaba si existen distintas formas de razonamiento moral entre hombres y mujeres
como consecuencia de las construcciones de género, ya que a los hombres se le exige
individualidad e independencia y a las mujeres se les impone el cuidado de los demás y rara vez
son vistas como individuas solas. Así, ponía de manifiesto que la ética de la justicia se caracteriza
por el respeto a los derechos formales de los demás, la importancia de la imparcialidad y juzgar al
otro sin tener en cuenta sus particularidades. En esta ética, la responsabilidad hacia los demás se
entiende como una limitación de la acción, un freno a la agresión puesto que se ocupa de
consensuar unas reglas mínimas de convivencia y nunca se pronuncia sobre si algo es bueno o
malo en general, sólo si la decisión se ha tomado siguiendo las normas.
Frente a ella, la ética del cuidado, seguida por las mujeres, consiste en juzgar teniendo en cuenta
las circunstancias personales de cada caso. Está basada en la responsabilidad por los demás. Ni
siquiera se concibe la omisión. No actuar cuando alguien lo necesita se considera una falta. Esta
ética entiende el mundo como una red de relaciones y lo importante no es el formalismo, sino el
fondo de las cuestiones sobre las que hay que decidir.