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HOLODESARROLLO: HACIA LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA PRESENTACIÓN

Cada día se hace más común, leer en libros, artículos de revistas, de periódicos, en
la Internet o escuchar en diferentes foros, conferencias, seminarios y demás espacios de
debate, discusión, análisis o comunicación, acerca del "desarrollo" y sus calificativos:
"sostenido" eco", "sostenible", "sustentable", "local", "global" que provoca casi
inmediatamente en las personas que leen o escuchan, la siguiente pregunta - ¿es
sustentable, sostenible, sostenido...?
Más recientemente aparece otra forma de enfocarlo, el holodesarrollo.
Intentar explicar que entender por un holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida, junto
a la confusión que suscitan los términos desarrollo sostenido, sostenible o sustentable es el
propósito de este escrito. Para abordar y comprender las diferencias y aproximaciones de
estos conceptos, es de suma valía tomar en cuenta los diferentes antecedentes, para
contribuir a continuar con su análisis, esclarecer y a la vez fomentar aún más el debate
respecto del tema en cuestión.
La intención principal es abrir espacios para ir logrando el consenso al menos de los
principales elementos que deben tenerse en cuenta y tender puentes a la luz de los aportes
de los paradigmas emergentes que no permitan como especie ponernos de acuerdo en cómo
realmente garantizar la sustentabilidad de la vida que hoy se encuentra seriamente
amenazada por la acción humana en busca del tan anhelado progreso.

Palabras Claves: Holodesarrollo y Sustentabilidad

A. DE UN DESARROLLO SOSTENIDO A UNO SUSTENTABLE


Señala Romero (1991) que la expresión "desarrollo sostenible" es de acuñación muy
reciente, sin embargo, su "ingrediente activo" es el viejo concepto de "desarrollo sostenido de
recursos que, a su vez, se apoya en una noción muy familiar de las y los profesionales
forestales y, en general, de las y los administradores de recursos naturales renovables: la de
"rendimiento sostenido".
La expresión "desarrollo sostenido" indica Romero volvió a ponerse en uso a principios
de la década de los setentas. La reintroducción masiva de la expresión citada, y la notable
aceptación lograda por el concepto correspondiente, están ligadas, a la aparición en 1980, de
la Estrategia Mundial para la Conservación, documento elaborado por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que recomendó la preparación de estrategias
nacionales con base en el análisis de làs interacciones y de conciliar la conservación: "la
gestión de la utilización del ambiente y de los recursos naturales para asegurar el máximo de
beneficios sostenidos tanto para las generaciones actuales como para las futuras (UICN,
1984)" y el desarrollo, "es aquel que enfrenta las aspiraciones del presente sin comprometer
la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades (Quesada,
1990)". Lo anterior conduciría a un mejor entendimiento de los problemas existentes,
pronosticar la aparición de problemas imprevistos, orientar soluciones más económicas,
siendo el medio más eficaz para ayudar a las naciones al logro de un "desarrollo sostenido",
(UICN, 1984, Citado por Romero, R, 1991).
Para compatibilizar ambos conceptos (desarrollo y conservación) nos explica Romero,
se les atribuyó un denominador común: la determinación de lograr la solidaridad diacrónica
entre generaciones y se descarta la idea de que la conservación del mar abstención del uso
(crecimiento, propuesto en el informe conocido . "Los límites del Crecimiento" en 1972) y,
simultáneamente, se señalan como metas del desarrollo la satisfacción de las necesidades
humanas y el mejoramiento de la calidad de vida. Relacionar el desarrollo con la satisfacción
de las necesidades humanas y el mejoramiento de la calidad de vida equivalente a negar que
la actividad económica tenga un solo y único fin: la obtención del máximo beneficio, e implica,
al mismo tiempo, aceptar la existencia de otras multas que en concurrencia con la tendencia
de aumentar al máximo el beneficio (Romero, R. 1991: 5)
Nos recuerda Romero las críticas formuladas por SV Ciriacy-Wantrup, (1957), en su
creencia obra "Conservación de los Recursos: economía y política ", se niega aceptar la
posibilidad de un desarrollo sostenido e indiferenciado de los recursos naturales cada vez
que el uso de los recursos naturales no renovables es por definición insostenible. Nos
recuerda Romero, que ante tal constatación y al no existir la voluntad o la posibilidad de
cuestionar el capitalismo desde un marco de referencia alternativo, los críticos del desarrollo
insostenible apelan a la utopía "porque en su opinión, no solo lo racional es la vía para conocer
y transformar la realidad (Ovalles, 1985, citado por Romero R. 1991).
De esa manera, intenta reformar la realidad a partir del concepto de desarrollo
sostenible y con ese propósito, introduce el concepto de estrategia de conservación para el
Desarrollo sostenible. Este último concepto se describe como "un proceso amplio y continuo
de definición de social y objetivos y políticas necesarias para alcanzar un estilo de
supervivencia económica y social compatible con el patrimonio natural que la sustenta, y a la
vez, que sea perdurable, y que no destruya el potencial que aportan los recursos ecológicos"
(Quesada, 1990, citado por Romero R. 1991). No obstante, la expresión resultó insuficiente y
al cuestionarse directamente el fin último del capitalismo se obvia la noción de la
sustentabilidad, la necesidad de: una distribución más equitativa de la riqueza, así como de
los beneficios que resultan del uso de los recursos naturales y del combate a la pobreza. A
quienes abogan por esta última concepción se les descalifica o encasilla en posiciones
ideológicas (comunistas, radicales, extremistas, izquierdistas, entre otros calificativos), no
comprendiendo e ignorando a conveniencia la verdadera esencia del concepto que se intenta
expresar, cuyas implicaciones analizaremos en los siguientes apartados.
Mediante el uso eficiente y el reciclaje extensivo se puede prolongar la existencia de
este tip0 de recursos, pero no se puede prevenir su agotamiento. En cuanto a los recursos
naturales renovables que podrían aprovecharse sosteniblemente pese a que Romero expresa
que en muchas ocasiones resulta antieconómico intentar conseguir un rendimiento
"sostenido", creo que si logramos respetar las leyes de la ecología v si establecemos límites
al uso de esos recursos si podremos garantizar su uso y regeneración por medio del
establecimiento de ecoregiones (Capra, 199g y Kaku. 1997).
Parece ser que el rendimiento sostenido es físicamente ente imposible en el caso de
los recursos naturales no renovables y con frecuencia, económicamente incosteable en el
caso de los recursos naturales renovables, si optáramos por relativizar la definición inicial y
sustituyéramos, por ejemplo, la pretensión de uso indefinido de los recursos por la de la
prolongación de su uso hasta que puedan generar sustitutos renovables de los mismos. En
cuanto a los recursos naturales renovables, se reconoce que la producción siempre es una
intervención crítica de la naturaleza, y dado nuestro carácter biológico de depredadores,
estamos condenados a vivir de otros seres vivos. Sin embargo- acota-, nuestra supervivencia
también depende de un manejo racional e inteligente de los ecosistemas para no alterar
permanentemente su capacidad de brindarnos servicios en el futuro" (Quesada, 1990, citado
Romero, 1991:4).
En cuanto a la sustitución lo que se cuestiona aquí es si se puede producir un
determinado producto físico con menos recursos naturales y más capital. Nadie niega que
sea posible producir un producto diferente o una mezcla de producto distinta con menos
recursos. De hecho, es probable que se diseñen productos nuevos para proporcionar el
mismo servicio o incluso un servicio mejor usando menos recursos, menos trabajo y menos
capital. Este es un avance técnico, no una sustitución de capital por recursos. Las bombillas
eléctricas que dan más lumens por watt representan un progreso técnico, un mejoramiento
cualitativo en tecnología, no la sustitución de una cantidad de capital por una cantidad de
recursos naturales en la producción de una cantidad dada de un producto.

Puede ser que los economistas están hablando en términos vagos y metafóricos
cuando afirman que el capital es un sustituto casi perfecto para los recursos naturales. Tal
vez estén contando como "capital" a todos los avances en conocimiento, tecnología, habilidad
administrativa y otros, en suma, cualquier cosa que aumente la eficiencia con la cualidad se
requieren los recursos. Si esto es el uso, entonces "capital" y recursos específicos por
definición sustitutos en el mismo sentido de que el uso más eficiente de un recurso es un
sustituto para usar más cantidad del recurso, pero definir el capital como eficiencia haría burla
de la teoría neoclásica de la producción, donde la eficiencia es una razón entre producto e
insumo, y el capital es una cantidad del producto.

La productividad del capital hecho por el ser humano está más y más limitada por la
oferta decreciente de capital natural complementario. Por supuesto, en el pasado, cuando la
escala de la presencia humana en la biosfera era baja, el capital hecho por el ser humano
desempeñaba el papel limitante. El cambio desde capital hecho por el ser humano a capital
natural como el factor limitante es, por tanto, una función de la escala creciente de la
presencia humana. En fin. lo ideal será que el desarrollo de la ciencia y la tecnología
produzcan nuevos artículos para proporcionar los servicios, no solo usando menos recursos
naturales, o aumentando. la eficiencia, con menos trabajo o menos capital, sino que estos
productos lo sean a base de recursos renovables, con tecnologías limpias (sustituir las
materias primas no renovables por renovables).

A diferencia de las opiniones que predominan hoy, Ciriacy-Wantrup sostuvo en su


momento que el tema de la sostenibilidad era un asunto eminentemente técnico: implicaba
exclusivamente la existencia de incentivos económicos para corregir el manejo erróneo de
los recursos. Según él, la protección contra el uso inadecuado de los recursos dependía de
lo que él denominó "economic rationale", y no de una moralidad ecológica. Así, la ampliación
que en el curso del tiempo ha experimentado el concepto ha llevado a algunos autores a
plantear la conveniencia de distinguir entre crecimiento sostenible y desarrollo sostenible
(O'Riordan, 1988 citado por Romero, R. 1990:6).

El crecimiento sostenible o la utilización sostenible es, según ellos, un concepto técnico


regido por reglas de eficiencia y administración. El desarrollo sostenible (o la sostenibilidad),
en cambio, es un fenómeno mucho más amplio: abarca las normas éticas específicas a la
supervivencia de los componentes bióticos de un ecosistema, así como los derechos de las
futuras generaciones y las instituciones responsables de garantizar que tales derechos serán
debidamente considerados en las políticas y acciones económicas y ambientales.

El crecimiento sostenible es una condición importante y necesaria, pero no suficiente


para el logro del desarrollo sostenible. Tal crecimiento es factible y políticamente aceptable
porque es ingenuamente ambiguo. El desarrollo sostenible, por su parte, es políticamente
tradicional en lo que respecta a desafiar el status quo. Todo ello lleva a concluir a los autores
de la distinción citada, que, paradójicamente, los objetivos del crecimiento sostenible no
pueden ser planteados sin introducir los principios propios del desarrollo sostenible; de allí la
confusión que suele reinar en los debates sobre la sustentabilidad.
confusión que suele reinar en los debates sobre la sostenibilidad.
El mejoramiento en el bienestar humano puede lograr al empujar más materia-energía
a través de la economía, o al exprimir más satisfacción humana deseada de cada unidad de
materia-energía que pasa por ella. Estos dos procesos son tan diferentes en su efecto sobre
el medio ambiente que debemos dejar de combinarlos. Es mejor hacer referencia al aumento
de rendimiento como crecimiento, y al aumento de eficiencia como desarrollo. El crecimiento
es destructivo para el capital natural y más allá de cierto punto nos costará más de lo que
vale; es decir, el capital natural sacrificado valdrá más que el capital extra hecho por el ser
humano cuya producción necesitó del sacrificio.

En este punto el crecimiento se ha vuelto antieconómico, empobrece en vez de


enriquecer. Esta distinción está explicita en la primera definición de cada termino en el
diccionario. To grow (crecer) significa literalmente "aumentar de modo natural en tamaño
mediante la adición de material a través de la asimilación o acreción". To develop
(desarrollarse) significa “expandir o realizar las potencialidades de; alcanzar gradualmente un
estado más pleno, más grande o mejor" (The Amencan llentage Dictionary of the English
Language).
El desarrollo, o el mejoramiento cualitativo, no se da a costa del capital natural. Hay
límites económicos claros para el crecimiento, pero no para el desarrollo. Esto no equivale a
afirmar que no hay imites para el desarrollo, sino que sencillamente no son tan claros como
los límites para el crecimiento, y, por lo tanto, hay campo para una gran diversidad de
opiniones acerca de qué tan lejos podemos llegar para elevar el bienestar humano sin
acrecentar el rendimiento de los recursos. ¿Qué tan lejos puede sustituir el desarrollo al
crecimiento? Esta es la pregunta pertinente, no hasta dónde puede sustituir el capital hecho
por el ser humano al capital natural, la respuesta a lo cual, como ya hemos visto, es "casi
para nada".
Algunas personas creen que hay posibilidades enormes para el desarrollo sin
crecimiento. Argumentan que la eficiencia del uso de la energía puede elevarse mucho
(Lovins 1977 Lovins y Lovins 1987). Y lo mismo se piensa del uso del agua. En lo tocante a
otros materiales las cosas no están tan claras. Otros autores (Cleveland y Cols. 1984;
Costanza 1980; Gever y Cols. 1986; Hall, Cleveland y Kaufman 1986) creen que el vínculo
entre crecimiento y uso de la energía no es tan vago. Este tema surgió en el Informe de la
Comisión Brundtland (WCED 1987) en donde por un lado hay un reconocimiento de que la
escala de la en economía humana ya no es sustentable en el sentido de que requiere el
consumo de capital natural y sin embargo en el otro lado hay una necesidad de mayor
expansión económica por un factor de 5 a 10, a fin de mejorar la situación de los pobres sin
tener que recurrir demasiado a las alternativas "políticamente imposibles" de un estricto
control de la población y la redistribución de la riqueza.

Una opción parece ser el ecodesarrallo que es "un estilo de desarrollo que, en cada
región, insiste sobre las soluciones específicas a sus problemas particulares; teniendo en
cuenta los datos ecológicos, pero también los culturales; las necesidades inmediatas de la
población, pero también el largo plazo" (Romanini, 1976 citado por Romero, R. Ibid). Indica
Romero que el concepto de Ecodesarrollo fue elaborado en 1973 por Maurice F. Strong,
Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Ambiente. Este concepto fue
adoptado y ampliamente publicitado por la UICN hasta que la irrupción del concepto de
desarrollo sostenible, promovido también por esta organización, terminó por sacarlo de
circulación.
El activo papel que en ambos casos jugó la UICN, sumado a la existencia de un común
denominador: la conciliación entre conservación y desarrollo, explica la tendencia de muchos
autores a borrar las diferencias entre desarrollo sostenible y ecodesarrollo, y a exagerar sus
similitudes hasta el punto de sugerir su sinonimia". En estricto rigor no se debe aceptar una
relación de filiación del concepto de ecodesarrollo respecto al de desarrollo sostenible ni
mucho menos la identidad entre ambos, primero porque históricamente el concepto de
ecodesarrollo había sido detallado y precisamente definido cuando todavía la expresión
"desarrollo sostenido" (aún no se usaba el término sostenible) era una noción vaga y
controvertida. Segundo, porque geográficamente el ecodesarrollo está orientado hacia un
espacio social y cultural menor que el desarrollo sostenible, toda vez que está centrado sobre
la "comunidad local" y no sobre la nacional.
En otras palabras, a pesar de que el ecodesarrollo y el desarrollo sostenible se
inspiran en el concepto dc "rendimiento sostenido" de los profesionales forestales, y no
obstante de que ambos aspiran a borrar las contradicciones entre conservación y desarrollo,
su cobertura y puntos de llegada son sin duda distintos. Mientras el ecodesarrollo parece
reeditar los proyectos utópicos, al orientarse hacia una economía autárquica centrada sobre
un estrecho mercado local; el desarrollo sostenible, por el contrario, está tan abierto al
mercado externo que, según algunos de sus más enconados detractores, el "concepto debe
vender al gobierno y negociantes la conservación, mientras vende a los ciudadanos del
planeta una tecnología del desarrollo" (Souza, 6 1990)
El resultado práctico de las diferencias que separan a estos dos conceptos ineludibles
por él. carácter normativo que ambos tienen-, consiste en que los interrogantes sobre qué,
para quiénes y cómo producir los bienes y servicios, recibirán una clase de respuestas, si
quienes preguntan adhieren a la concepción del desarrollo sostenible; y otra muy distinta, si
hacen suya la idea del ecodesarrollo. Señala Romero, que según sea el concepto que se
invoque, se optará entre dos estilos de desarrollo diferentes, o, para ser más precisos, puesto
que en su formulación más rigurosa el ecodesarrollo resulta incompatible con formas
económicas que no sean precapitalistas y campesinas, habrá una opción entre un estilo de
desarrollo y un estilo de vida o de sobrevivencia
Ambos conceptos señalan Romero, no son idénticos, pero si paralelos. Antes de la
promulgación de la Estrategia Mundial de Conservación, es decir, antes de 1980 predominaba
el concepto de desarrollo sostenido. Después de esa fecha el concepto de desarrollo
sostenible pasó a ocupar su lugar. La oportunidad de refundirlos surgió y abortó hacia 1978,
cuando la Asamblea General de la UICN declaró que la conservación debía colocarse en su
contexto socioeconómico y que, por consiguiente, se debía prestar mucha atención a temas
como la pobreza, la conservación de la energía, la satisfacción de necesidades humanas
básicas, entre otros. "Pero tales intenciones no fueron consignadas en el documento final de
la Estrategia, quizás por dificultades inherentes a tal hibridación, pero más probablemente
para evitar reacciones adversas de influyentes grupos de desarrollistas. De esa manera, se
excluyó la posibilidad de convertir el ecodesarrollo en un auténtico estilo de desarrollo y, por
tanto, de ensayar un genuino ecodesarrollo global". (Romero, R.1990:6).
Nos recuerda Romero, que en años recientes -después de una conferencia de la UICN
en Ottawa-se abrieron nuevas posibilidades para establecer nexos entre estos dos conceptos.
A raíz de las críticas a la Estrategia Mundial por el peso que dentro de ella se asignaba
unilateralmente al concepto de "utilización sostenible" o sea, a la preocupación técnica por.
equilibrar las tasas de uso con las de regeneración de los recursos-, se ha propuesto y
aceptado que el desarrollo sostenible se apoye en la triada siguiente: necesidades básicas-
ecodesarrollo- utilización sostenible. La UICN ha aceptado ampliar el concepto de desarrollo
sostenible más allá de las fronteras del concepto de utilización sostenible. La incorporación
del segundo miembro de la tríada el ecodesarrollo aporta al concepto ampliado la noción de
especificidad geográfica y cultural. Pero es la introducción del primero -la satisfacción de las
necesidades básicas- la que marca el giro decisivo que ahora se desea imprimir al desarrollo
sostenible.
En esa misma perspectiva, R. Chambers, autor de un conjunto de tesis estrechamente
emparentadas con las aprobadas en 1986 en Ottawa (Chambers, R. 1986), enfatiza sobre la
necesidad de permitir que los sectores más desposeídos de la sociedad puedan superar sus
condiciones de pobreza, utilizando para ello los medios adecuados a su cultura y
aspiraciones; y, además profundiza alrededor del enfoque triádico del desarrollo sostenible.
Según él, es posible distinguir tres dimensiones dentro de la intención de este concepto.
En primer lugar, una dimensión ambiental, análoga al significado que originalmente atribuyó
la UICN a la "utilización sostenible". En segundo lugar, una dimensión del desarrollo,
semejante a los puntos que en esta materia sostuvieron importantes líderes tercermundistas,
en 1972, durante dimensión del sustento o de los medios de subsistencia (livelohood-
oriented), relacionada con la satisfacción de las necesidades básicas de la población.
Propone Chambers, fusionar las tres dimensiones descritas en un único concepto:
"sustainable Iivelihood development" (Desarrollo Humano Sustentable). O' Riordan sostiene
que esta expresión inglesa sirve para designar un concepto parecido al de ecodesarrollo, tal
como éste es definido últimamente (O' Riordan, T., 1988).
De acuerdo con Romero, todo parece indicar que el concepto de desarrollo sostenible
sufrió efectivamente una transformación después de 1986. La sustitución del vocablo
"sostenible" por "sustentable" en los textos en español, "más que obedecer a preferencias
terminológicas de los traductores, está determinada, por el deseo de resaltar los cambios
ocurridos en el plano conceptual." De una parte, se quiere hacer notar que se ha agregado
nuevas propiedades a la intención atribuida anteriormente al concepto de desarrollo
sostenible. De otra, se desea vincular esa nueva connotación de manera psicológica -no
lógica- con la "dimensión del sustento" postulada por Chambers.
Después de haberse acuñado la expresión "sustainable livelihood development"- se
insiste en presentar el desarrollo sustentable como un medio para lograr el desarrollo
sostenible. Y por ello afirma que el desarrollo sostenible se puede conseguir aumentando y
garantizando la sostenibilidad de los medios de subsistencia destinados a los grupos de
población que sufren pobreza extrema, así como estabilizando el uso de la naturaleza,
incrementando la productividad y estableciendo un equilibrio dinámico entre las necesidades
básicas de la población y los recursos. Indica Romero, que todo esto explica por qué un
mismo signo designó a dos conceptos diferentes. "La tendencia prevaleciente hoy es que una
misma expresión -independientemente de si emplea el vocablo sostenible o sustentable-
admita dos lecturas: una para pobres otra para ricos; una para ambientalistas otra para
desarrollistas" (Romero, R. 1991)
Las soluciones para los problemas de sustentabilidad únicamente serán poderosas y
efectivas si son justas y equitativas. El filósofo John Rawls (1987) ha argumentado que las
políticas que representan un consenso superpuesto de los grupos interesados implicados en
un problema serán con toda probabilidad justas, efectivas y flexibles. El proceso político
normal tiende a acentuar el conflicto y el voto de la mayoría a menudo pasa por alto los
esfuerzos para encontrar consenso superpuesto. Las políticas resultantes del voto de la
mayoría a menudo son injustas para la minoría y no son resilientes, ya que la minoría dedica
todo su tiempo a combatir la decisión y a tratar de integrar una nueva mayoría para derrotar
a la mayoría anterior. Además, los grupos de interés importantes para las decisiones globales
y a largo plazo (como las generaciones futuras y otras especies) reciben poca o ninguna
representación en el proceso.
Sin embargo, hay un consenso creciente, global y superpuesto que intenta reconocer
los intereses de las generaciones futuras y otras especies. El consenso es que la meta social
apropiada a largo plazo es la sustentabilidad (AGENDA 21,1992; WCED 1987). El consenso
acerca de exactamente qué significa la sustentabilidad todavía está Goodlandy Daly 1996;
WCED 1987), pero interpretamos esto como un desacuerdo sano acerca de los medios, no
acerca de los fines. La meta es un sistema que sobreviva indefinidamente y en buenas
condiciones, y sólo podemos estar seguros de haber alcanzado esa meta en retrospectiva. A
la vista, hay desacuerdo acerca de cuáles políticas actuales lograrán la meta y como se decía
antes, necesitamos especialmente estar bien informados de la incertidumbre inherente en
nuestra capacidad para vaticinar el futuro.
El "principio precautorio “comienza a alcanzar un grado de consenso como el enfoque
básico de la incertidumbre (Bodansky, 1991). Por esta razón debemos concentrarnos en las
políticas que estén dirigidas a asegurar la sustentabilidad a lo largo de un rango de
condiciones futuras tan amplio como sea posible. Por ejemplo, un sistema sustentable es
aquel con "ingreso sustentable, sustentarse indefinidamente sin degradar los stocks de
capital, incluyendo stocks de "capital natural" (Costanza y Daly 1992; El Serafy 1991; Pearce
y Turner 1989)
Dado que el "capital" se define tradicionalmente como medios producidos
(manufacturados) de producción, el término "capital natural" necesita ser explica-do. Se basa
en una definición más funcional del capital como "un stock que produce un flujo de bienes o
servicios valiosos dentro del futuro." Lo que tiene importancia funcional la relación de un stock
que produce un flujo; ya sea que el stock sea manufacturado o natural es en esta opinión una
distinción entre 'tipos de capital y no una característica definitoria del capital mismo. Por
ejemplo, un stock o población de árboles o peces proporciona un flujo o una producción anual
de árboles o peces nuevos junto con otros servicios), un flujo que puede ser sustentable año
tras año.
El flujo sustentable es "ingreso natural", el stock que produce el flujo sustentable es
"capital natural". El capital natural también puede proporcionar servicios como reciclaje de
material de desperdicio o captación de agua y control de la erosión, que también se cuentan
como ingreso natural. Como el flujo de servicios de los ecosistemas requiere que funcionen
esencialmente como sistemas completos, la estructura y la biodiversidad del ecosistema es
un componente crítico en el capital natural. Para alcanzar la sustentabilidad, debemos por
tanto incorporar capital natural, y los bienes y servicios de ecosistema que proporciona, dentro
de nuestra contabilidad económica, social y nuestros sistemas de elección social. Al estimar
estos valores debemos considerar qué tanto de nuestros sistemas ecológicos sustentadores
de la vida podemos costear perder. ¿Hasta qué punto podemos sustituir capital
manufacturado por capital natural, y qué tanto de nuestro capital natural es irremplazable?
Por ejemplo, ¿podríamos reemplazar los servicios de tamizaje de radiación de la capa de
ozono si esta quedara destruida?
Se reafirmó, que para alcanzar los objetivos de sostenibilidad y sustentabilidad, con
los esfuerzos se necesita de la coordinación y de la integración de sectores clave de la
sociedad, así como una modificación rápida y radical de los comportamientos y modos de
vida, incluyendo cambios en los hábitos de producción y consumo.
Es indispensable reconocer que una educación y una sensibilización apropiadas de
las personas y actores sociales, constituyen dos de los pilares fundamentales de acción en
favor de la sustentabilidad, junto con la legislación, la economía y la tecnología. La pobreza
dificulta el suministro de servicios educativos y de otros servicios sociales, y favorece el
crecimiento de la población y la degradación del ambiente. En este sentido reducir la pobreza
es, pues, un objetivo esencial y una condición sine qua non de la sustentabilidad, la
constitución de colaboraciones, una participación sobre un plano de igualdad y un diálogo
permanente entre los poderes públicos, las colectividades locales, los medios universitarios,
las empresas, los consumidores, las ONGS, los más media y otros protagonistas, son
indispensables para elevar la conciencia, buscar soluciones de cambio y modificar los
comportamientos y modos de vida, incluidos los hábitos de producción y consumo, para el
desarrollo sustentable. La educación es un medio indispensable para conseguir que cada
persona en el mundo pueda controlar su destino, ejercer sus decisiones y responsabilidades,
aprender durante toda la vida, sin fronteras, tanto geográficas, como políticas, culturales,
religiosas, lingüísticas o sexuales la reorientación de toda la educación en el sentido de la
sostenibilidad, concierne a los diferentes niveles de la educación formal, no formal e informal
en todos los países.
La noción de sustentabilidad incluye cuestiones acerca del equilibrio dinámico, no sólo
del ambiente fisico-químico natural, de sus recursos y ecosistemas (sostenibilidad), sino
también, de aspectos como la pobreza, la población, salud, seguridad alimentaria y de
vivienda, democracia, derechos humanos, la espiritualidad y paz, en fin, aspectos todos para
una mejor calidad de vida (sustentabilidad).
La sustentabilidad es en último extremo, un imperativo ético y moral que implica el
respeto de la diversidad cultural, natural, la justicia social, la equidad económica, del saber
científico, pero también del saber tradicional. La educación ambiental, tal como ha sido
definida en el marco de las recomendaciones de Estocolmo y Tbilisi, y tal como ha
evolucionado después abordando toda la gama de cuestiones mundiales evocadas en la
Agenda 21 y a lo largo de las grandes conferencias de NU, ha sido igualmente tratada bajo
el ángulo de la educación para la sostenibilidad.
De ahí la posibilidad también de hacer referencia a la educación ambiental y la
sostenibilidad. La sostenibilidad del ambiente, por si sola, aunque se logre alcanzar, no se
traduce automáticamente en sustentabilidad para los elementos del sistema, necesariamente
para que haya sostenibilidad debe alcanzarse la sustentabilidad. Los ámbitos de estudio,
incluidas las ciencias sociales y humanas, deben tratar las cuestiones relativas al ambiente,
a la sostenibilidad y al desarrollo sustentable. La cuestión de la sostenibilidad debe ser
abordada según una aproximación holística, compleja y transdisciplinaria. Los gobiernos, los
dirigentes y las dirigentes del mundo, deben honrar los compromisos ya adoptados a lo largo
de las innumerables conferencias mundiales entorno al ambiente y al desarrollo, tomando en
cuenta para su ejecución los niveles nacional, regional y local. Los gobiernos y las
instituciones financieras nacionales, regionales e internacionales, así como el sector de la
producción, deben ser animados a movilizar recursos-suplementarios y a invertir más a fondo
en la sustentabilidad
Se debe tener claro que la sustentabilidad de la vida como aspiración de las
sociedades actuales, es un debate que también tiene que darse al interior de los nuevos
procesos educativos con carácter ambiental, ya que sus planteamientos teóricos distan
mucho de ser una realidad; por lo que se deben propiciar condiciones sociales, económicas,
culturales, espirituales, éticas y naturales, realmente equilibradas para que se pueda hablar
de un holodesarollo. Esta condición de armonía y equilibrio dinámico entre dichas esferas es
solamente un discurso que nos plantea el enorme reto de encontrar la senda de la equidad y
la justicia entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza, dada su mutua dependencia.
Por lo tanto, si una de esas esferas está en desventaja respecto al resto, o no guarda la
noción de equilibrio básico, puede argumentarse que lo que tenemos es un "desarrollo
insostenible". Con estos planteamientos básicos, puede irse despejando la ambigüedad, lo
reiterativo, trillado y acrítico que suelen ser las definiciones discursivas de proclamas de
jerarcas de gobierno y de muchos eventos internacionales cuando se refieren al desarrollo
sostenible. Hay que desmitificar este concepto con los actores sociales en un constante
contraste con la realidad. La sustentabilidad es el objetivo de largo plazo que deben alcanzar
las comunidades alrededor del mundo, mientras que el desarrollo sustentable es el medio
para lograr ese objetivo. (Agenda Local 21).

B. UN HOLODESARROLLO HACIA LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA:


El holodesarollo hacia la sustentabilidad de la vida se entenderá como un proceso de cambio
para mejorar la calidad de vida del ser humano, respetando la de las otras formas de vida,
tomando en equilibrio dinámico que debe existir entre las dimensiones cultural: social,
económica, política, legal, espiritual o ética y natural: planeta-universo, por medio de un
accionar cuenta el que:
1. Respete interconectividad de la naturaleza, el planeta, la diversidad de formas
vivientes y la totalidad (Universo)
2. Promueva la armonía ambiental y el respeto por todas las formas de vida.
3. Emplee métodos de producción limpios. Contribuya y asegure la satisfacción de las
necesidades básicas, de las actuales y futuras generaciones con equidad y ética.
4. Promueva el uso inteligente de los recursos naturales, concebidos como la base
misma del desarrollo, para evitar su derroche, degradación y agotamiento.

5. Garantice equidad en la distribución de los beneficios de la utilización de los recursos


naturales
6. Fomente la búsqueda de alternativas y sustitutos a los recursos no renovables y el
uso naturales de energías renovables y limpias.
7. Respete la capacidad de regeneración de los ecosistemas del planeta.
8. Respete la capacidad de carga y absorción eliminando su producción y efectos.
9. Promueva alternativas para el uso, reuso y reciclaje de los materiales desechados, de
acuerdo con la tecnología existente.
10. Propicie el cambio en los patrones de consumo, fomentando la adquisición y uso
inteligente de productos amigables con el ambiente, tomando en cuenta criterios de
durabilidad e impacto ambiental.
11. Impulse una educación ambiental que desarrolle plenamente las capacidades del ser
humano, lo haga competente y le permita consciente y activamente mejorar sus
actuales relaciones con el ambiente.
12. Desarrolla la agricultura ecológica o agricultura para la vida frente a los intentos de
artificializar los ecosistemas: monocultivos o uso indiscriminado de agroquímicos y la
producción de alimentos transgénicos
13. Fomente la participación ciudadana: personas, instituciones y diversas entidades en
el ámbito local, regional, nacional e internacional
14. Garantice la transparencia y honradez, la gobernabilidad, la solidaridad, la
cooperación en la gestión ambiental para la solución de los problemas y la
recuperación, conservación y protección del ambiente (Adaptación de San Lee,
2002ayb).

El holodesarollo hacia la sustentabilidad de la vida tomando en cuenta, los aspectos


anteriores e integrándolos es aquel que entrega servicios ambientales, sociales y económicos
a toda una comunidad, sin afectar la viabilidad de los sistemas naturales, construidos y
sociales de los cuales depende la provisión de esos servicios. (Adaptación del Programa de
Comunidades Modelo de la Agenda Local 21 de ICLEI, 1994). El holodesarrollo hacia la
sustentabilidad de la vida es el área de encuentro entre desarrollo económico, desarrollo
social (o comunitario), la recuperación, conservación y protección ambiental. Se preocupa por
cambiar estilos de procesos de desarrollo a fin de asegurar una mejor calidad de vida para
las personas, proteger los ecosistemas y el tejido comunitario.
El holodesarrollo hacia la- sustentabilidad de la vida no implica estancamiento
económico ni debería ser asimilado, en un sentido estrecho, a la mera protección del
ambiente. Este desarrollo no requiere, necesariamente, nuevos recursos financieros. Tiene
que ver con la forma en que cada gobierno nacional o local, empresas y cada hogar gastan
sus ingresos y emprenden acciones teniendo en mente optimizar el uso de esos recursos, sin
perder de vista necesidades futuras. (Adaptación, ICLEI. 2001. Módulo 1. Introducción al
Desarrollo Sustentable, -edición para Costa Rica).
De acuerdo con Constanza, Cumberland, Daly, Goodland, Norgaard (1999) "un
sistema sus- tentable es aquel que sobrevive o persiste" (p. 194). Biológicamente, esto
significa evitar la extinción, y vivir para subsistir y reproducirse. Económicamente, significa
evitar grandes trastornos y colapsos, protegerse en contra de inestabilidades y
discontinuidades. La sustentabilidad, en su fundamento, siempre se relaciona con la
temporalidad y en particular, con la longevidad. La evaluación de la sustentabilidad también
debe esperar hasta después del hecho. Por lo tanto, la mayoría de las definiciones de la
sustentabilidad suelen ser pronósticos de acciones emprendidas el día de hoy que esperamos
conduzcan a la sustentabilidad. Por ejemplo, cabría argumentar que mantener las tasas de
cosecha de un sistema de recursos por debajo de las tasas de renovación natural sustentable;
pero esto es un pronóstico, no es una definición. Es, de hecho, el fundamento de la teoría
MSY (producto máximo sustentable), la base durante muchos años para la ad- ministración
de poblaciones explotadas de vida silvestre y pesquera (Roedel, 1975).. Como se aprendió
en estos campos, un sistema sólo puede ser sustentable después de que haya habido tiempo
para observar si el pronóstico resulta verdadero. Usualmente hay tanta incertidumbre al
estimar las tasas naturales de renovación, y al observar y regular las tasas de cosecha, que
una predicción simple como ésta, como observan correctamente Ludwig, Hilborn y Walters
(1993), siempre es sumamente sospechosa, en especial si se le considera erróneamente
como una definición.
El segundo problema es que cuando decimos que un sistema ha alcanzado la
sustentabilidad, no queremos decir una duración de vida infinita, sino más bien una duración
de la vida que es consistente con su escala de tiempo y espacio. Esperamos que una célula
en un organismo tenga una duración de vida relativamente corta, que el organismo tenga una
duración de vida más larga, que la especie tenga una duración de vida todavía más larga, y
que el planeta tenga una duración de vida más larga. Pero no se espera que ningún sistema
(ni siquiera el universo en el caso extremo) tenga una duración de vida infinita. Así, un sistema
sustentable en este contexto es aquel que alcanza su duración máxima de vida esperada.
Los seres humanos individuales son sustentables en este contexto si alcanzan su
duración máxima de vida "normal." Al nivel de la población, la expectativa de vida promedio
suele usarse como un indicador de la salud y el bienestar de la población, pero se espera que
la población misma tenga una duración de vida mucho más larga que cualquier individuo, y
no se consideraría sustentable si fuera a quebrarse prematuramente, incluso si todos los
individuos en la población vivieran su duración de vida "sustentable" completa.

C.REFLEXONES FINALES
El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida parte de un proceso de
concienciación individual, que aporta a lo colectivo, es decir se busca la armonía interior del
ser humano (mujer y hombre) y la importancia de darse cuenta de la unidad con el planeta
tierra. Desde lo individual podemos llegar a las demás personas y eso implica el creer en un
conjunto de valores que guiarán nuestro accionar en la relación con nosotras mimas (os), las
(os) semejantes, demás formas de vida y en sí con la naturaleza, de tal forma que esa relación
garantice la vida.
Debe ser sustentable, es decir, un holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida
debe atender los problemas generados por la pobreza, por medio de la capacidad de
autogestión, la búsqueda de alternativas de solución propias y la cooperación solidaria y
transparente entre los países en vías de desarrollo y los desarrollados, asegurando que los
avances tecnológicos que estos últimos han alcanzado, se pongan a la disposición de los
primeros.
Lo anterior, con el fin de contribuir al logro de su estabilidad económica, social, política,
ambiental y democrática, la justicia social, el respeto por los derechos humanos entre ellos,
el derecho a un ambiente sano y equilibrado, la equidad de género y la participación no
excluyente de; etnias y grupos minoritarios , contribuyendo al establecimiento de un
verdadero holodesarrollo de unidad en la diversidad hacia la sustentabilidad de la vida, que
garantice calidad de vida, a las actuales y futuras generaciones y a las demás formas de vida,
en cuenta el planeta.
Se debe profundizar en la relación el desarrollo con la satisfacción de necesidades y
por ende del mejoramiento de la calidad de la vida de las sociedades, lo que implica reformular
la visión milenaria de que no es posible abandonar el apego de los seres humanos a las
actividades lucrativas, en detrimento de los otros seres humanos o de ciertas sociedades por
encima de otras. Los estados en vías de desarrollo, con serias limitaciones y en un mundo
globalizado tienen en muchos aspectos mayores posibilidades de orientar su desarrollo a la
satisfacción de sus necesidades.
Pero de igual forma deben de abandonar esa tendencia a imitar o reproducir modelos
de desarrollo, estilos de vida y valores de algunos de los países desarrollados, que en esencia
fomentan el desequilibrio ambiental (en sus dimisiones, social, económica, cultural, política,
espiritual, legal, educativa, ética y natural).
Por otra parte, en la búsqueda de mecanismos por los cuales se llevaría a cabo la
concienciación, comenzando por el individuo y posteriormente por la comunidad, no
únicamente el o la estudiante tiene que recibir una educación ambiental que genere
aprendizajes hacia la sustentabilidad de la vida, todo ser humano en este planeta debería
contar con elementos necesarios para recuperar, proteger y conservar los ecosistemas en su
propio ámbito regional, local, comunitario, por medio de la educación no formal, con la ayuda
de los medios de comunicación (radio, T.V, periódico), que de forma directa e indirecta tienen
una cobertura masiva. Se hace necesaria la implementación de campañas ambientales
adecuadas al lugar geográfico. Realizar una evaluación de acuerdo a los resultados
obtenidos; el grado de compromiso que adquiere la comunidad, ciudad, barrio para cuidar su
ambiente y por medio de diferentes programas se puede contribuir significativamente
promoviendo una educación y gestión ambiental más contextualizada y trabajando tanto en
el nivel formal como en el no formal.
Si existiera la voluntad de la comunidad internacional de reconocer que no importa el
término que se emplee, sostenible, sustentable, alternativo, integral, holodesarrollo, bastaría
con que les den un carácter de sinónimos, reconociendo los avances y aportes teórico-
conceptuales de cada uno de ellos y así aceptados en un esfuerzo de síntesis, toda vez que
hoy en día hay consenso en muchas personas y entidades relacionadas con el tema
ambiental, en que los términos intentan expresar la búsqueda del más alto bien común, en la
aspiración de mejorar la calidad de vida de las actuales y garantizar la de las futuras
generaciones, de todas las formas de vida, de forma justa y equitativa en armonía con el
ambiente, intención que ha de perdurar a lo largo de los tiempos.

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