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POST DOCTORADO DE FILOSOFÍA DE LA PRAXIS EN EL CONTEXTO

SOCIO EDUCATIVO VENEZOLANO

TEMA 7

LA PRAXIS PRODUCTIVA, SOSTENIBLE Y SUSTENTABLE

Henry G. Cermeño C.
C.I. 5.275.577

PREÁMBULO

Mediante el presente ensayo se pretende conocer que el concepto del


desarrollo humano sostenible está directamente relacionado al desarrollo de
nuevos paradigmas científicos, sirviendo lo anteriormente señalado como
sustento epistemológico. La validez y el crecimiento de su importancia no se
refiere sólo a su preocupación por la degradación ambiental del planeta, sino
también a la consecuencia lógica de una nueva mirada a la realidad,
fundamentalmente por el abandono de los positivistas racionalistas tan
inclinados hacia el determinismo optimista y por la llegada de una forma de
pensamiento más compleja, holística, sistémica y menos determinista
(González, 2009).
Para Yánez (2008). Citado por Yánez y Zavarce (2011), no es ninguna
novedad afirmar que el actual esquema de desarrollo es insostenible,  debido
a las implicaciones devastadoras de los modos de producción y consumo 
vigentes, en los cuales el predominio de la visión cortoplacista, la explosión 
demográfica y el predominio de intereses económicos a los socio
ambientales han  incrementado la degradación del ambiente, pérdida de la
biodiversidad,  desertificación, aumento del hambre en el mundo y las
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asimetrías socioeconómicas, teniéndose paradójicamente, a su vez, un


incremento de la actividad científico-  tecnológica  orientada principalmente a
las necesidades del mercado.

Desarrollo Sustentable y Desarrollo Sostenible

El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los


límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental,
inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de
la humanidad en el tercer milenio.
El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-
cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la
ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en
una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y
saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las
formas de habitar el planeta Tierra, (Duran, 2010).
Para esta autora, definir cabalmente la sustentabilidad es necesario
considerar todas sus dimensiones de manera articulada, dado que en caso
contrario, se cae en reduccionismos inconducentes.
En tal sentido, en este módulo daremos cuenta, entre otras dimensiones,
de:
 La sustentabilidad ecológica o ambiental que exige que el desarrollo
sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la
diversidad biológica y la base de los recursos naturales.
 La sustentabilidad social que requiere que el desarrollo aspire a
fortalecer la identidad de las comunidades y a lograr el equilibrio
demográfico y la erradicación de la pobreza.
 La sustentabilidad económica que demanda un desarrollo
económicamente eficiente y equitativo dentro y entre las generaciones
presentes y futuras.
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 La sustentabilidad geográfica que requiere valorar la dimensión


territorial de los distintos ambientes. Se trata de una nueva
perspectiva o dimensión ya que a pesar de que existe consenso, en
los foros internacionales, sobre la importancia y dimensiones de este
concepto; la realidad es que su aplicación en distintas escalas
geográficas, especialmente en las escalas nacional, regional y local es
todavía muy incipiente.
Además, existe una subvaloración de la dimensión territorial que puede
traer consecuencias negativas en la planificación del desarrollo sostenible.
Por lo demás, también se considera la sustentabilidad cultural, política y la
dimensión educativa para completar el carácter complejo que abarca este
concepto.
Según lo refiere Universia (2017), las cuestiones medioambientales y
ecológicas, como el cambio climático y la deforestación, son una de las
preocupaciones sociales y gubernamentales más relevantes de nuestros
tiempos. Siempre que se habla de esta problemática se trata el tema del
desarrollo sostenible o sustentable, estos términos suelen utilizarse como
sinónimos, pero en realidad son palabras con un significado muy diferente.
Desarrollo sustentable, consiste en un crecimiento regulado que contiene
algunas medidas políticas y sociales para encaminar de manera eficiente los
recursos del planeta tierra. Este tipo de desarrollo satisface las necesidades
actuales de todos los habitantes del planeta, sin comprometer los recursos
del futuro.
Desarrollo sostenible, es un tipo de desarrollo que puede mantenerse por
sí mismo sin que se vean afectados los recursos del planeta. Este tipo de
desarrollo no precisa una intervención humana o exterior, ya que puede
sostenerse de manera autónoma.
Las diferencias entre ambos términos son casi imperceptibles, pero una se
enfoca más a la intervención humana, mientras que la otra definición se
inclina hacia una idea de autosuficiencia. De igual forma, ambos términos se
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usan como sinónimos cuando nos referimos a responsabilidad social con el


medioambiente.
Cuando se hable de desarrollo pensando en el futuro, es beneficioso tener
presente las diferencias entre estos términos. Hacer referencia a ellos
también depende del contexto dado que en Europa se prefiere “sostenible”,
mientras que en América Latina se utiliza más “sustentable”.
Desde la perspectiva de Arnols (2018), el desarrollo sostenible, se trata
del término más usado y que, por lo tanto, resulta más familiar y sencillo de
explicar en la mayoría de los casos. Cuando se habla de desarrollo
sostenible estamos haciendo referencia a un tipo de desarrollo o crecimiento
que consume los recursos naturales por debajo de la tasa de regeneración.
Es decir, que la relación que existe entre el consumo humano de un
recurso determinado en un tiempo concreto y la regeneración de dicho
recurso determinado en el mismo período de tiempo, es una relación que
dará como resultado un balance positivo. Es decir, no se agotará y habrá
excedentes de dicho recurso.
Esto es así porque el consumo que se realiza de dicho recurso en ese
tiempo determinado permite que el recurso se regenere lo suficientemente
rápido como para que siga existiendo a largo plazo. De esta forma, el
desarrollo sostenible constituye un desarrollo que no agota los recursos, sino
que los usa de forma responsable, asegurándose de que sobrevivan para las
próximas generaciones.
Lo primero que hay que decir respecto al desarrollo sustentable es que,
según los autores que se consulten, podemos encontrar quienes consideran
que no existe diferencia entre desarrollo sostenible y sustentable, y otros
autores que consideran que sí. La realidad es que son dos cosas distintas,
no obstante, existe una razón por la que equivocadamente se han venido
utilizando como sinónimos.
En el año 1987 se publicó el Informe Brundtland, un estudio en el cual se
abordan las distintas posturas acerca del desarrollo económico y su relación
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con la sostenibilidad ambiental. 5 años más tarde, en 1992, se celebró en


Brasil la conocida como Cumbre de la Tierra, una conferencia organizada por
las Naciones Unidas en Ambiente y Desarrollo que, entre sus resoluciones,
adoptó la idea de que el desarrollo sostenible debía abordarse desde un
punto de vista legal. En esa cumbre se hablo de "sustainable development" y
"desenvolvimento sustentável", es decir, desarrollo sostenible, tanto en inglés
como en portugués.
Un error de traducción hizo que se empezara a hablar de desarrollo
sustentable en vez de sostenible, como si fueran sinónimos, un error que se
ha ido arrastrando hasta a día de hoy y que complica la interpretación de los
términos.
Un desarrollo sustentable sería algo distinto a sostenible, sustentable
quiere decir que necesita a alguien o algo que lo sostenga o mantenga para
poder funcionar. Cuando hablamos en términos ecológicos, lo normal es
referirse al desarrollo sostenible.

Cuatro dimensiones del desarrollo humano sustentable


González (2009), Interesa destacar cuatro dimensiones del desarrollo
humano sustentable en referencia o conexión con lo local: la sustentabilidad
propiamente dicha, la economía social o economía solidaria, el tema del
capital social y la innovación tecnológica.
La sustentabilidad. Un concepto que se ha hecho clásico es “La capacidad
de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de
las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades” (ONU, 1984). Se
define como un proceso de desarrollo en la que se busca el bienestar
humano sin dañar el equilibrio del ambiente, ni comprometer el potencial de
los recursos naturales, pero también incorpora la dimensión cultural, en el
sentido de preservar la identidad de las comunidades.                          
En el fondo el tema de la sustentabilidad tiene su fundamento en la nueva
ética que surge de los nuevos paradigmas científicos, que ven en la
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complejidad y en los sistemas complejos una trama de relaciones de


múltiples causas y consecuencias. De allí surge la necesidad de nuevas e
inusuales relaciones de orden cultural entre el hombre y la naturaleza, entre
los entes  sociales y los naturales, que posibilitan la emergencia de nuevos
valores, rescate de valores ancestrales, nuevos saberes y rescate
igualmente de antiguos conocimientos que se creían olvidados o caducos y,
en fin una nueva cultura que crea nuevos hábitos del hombre y la sociedad
frente a la naturaleza y frente a la propia sociedad.
En las localidades es donde esta relación hombre–naturaleza se expresa
de manera más directa y donde los comportamientos de la gente se
muestran en toda su expresión. Toda acción directa de las prácticas de
sustentabilidad es localizada, es decir, su existencia se establece en un
territorio bien delimitado, en un tiempo determinado y por unos agentes
conocidos e identificados. Las acciones genéricas o las meras declaraciones
casi no tienen vigencia en el ámbito local, pues ese es el territorio del
accionar, sin dejar de ser reflexivo.
La economía social o economía de solidaridad.  es una búsqueda teórica y
práctica de formas alternativas de hacer economía, basadas en la solidaridad
y el trabajo. Su fundamento está en la constatación de que mayores niveles
de cooperación en las actividades, organizaciones e instituciones
económicas, tanto a nivel de las empresas como en los mercados y en las
políticas públicas, incrementa la eficiencia micro y macroeconómica.  La
economía solidaria busca la incorporación de estilos de gerencia basados en
el respeto a las personas, donde el valor principal no es el capital sino la
cooperación y la solidaridad.
La ética de la economía social de respeto a la persona humana incluye el
respeto al ambiente, a los valores comunitarios, a la identidad de los lugares
y a otros asuntos que tienen que ver con ese estilo de desarrollo inmerso en
las relaciones complejas y sus connotaciones.
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Privilegia el concepto sistemas de propiedad asociativa como


cooperativas, sociedades laborales, cajas de ahorro, mutuales, las empresas
familiares, las micro-empresas y la pequeña y mediana empresa, sin
descartar la gran empresa capitalista pero con altos componentes de
responsabilidad social.
En los espacios locales tiene vida la economía social. Las grandes
corporaciones se comportan generalmente como “enclaves” en los lugares,
es decir agentes extraños e irreconocibles localmente. En cambios las otras
expresiones de propiedad empresarial conforman un tramado de relaciones
con los agentes locales, pues forman parte de ellos, son ellos mismos y
entonces conforman una sola totalidad con el lugar.
El capital social es un concepto amplio que sostiene que para lograr altos
niveles de desarrollo humano en una comunidad es importante que esta
goce de un buen clima de confianza entre sus integrantes, además de la
capacidad o liderazgo específico de un grupo o conglomerado social para
aprovechar los valores y recursos favorables al desarrollo. Por otra parte la
presencia en una sociedad de las redes y agrupaciones que facilitan las
relaciones fundamentadas en la asociatividad, la solidaridad y la conciencia
cívica. El capital social incluye las organizaciones e instituciones, la ética, la
libertad, la democracia, la calidad de la educación, el Estado de Derecho y
muchas otras dimensiones de carácter cualitativo.
Un lugar de denso capital social, donde exista confianza entre sus
lugareños, donde las redes de asociatividad sean ricas y diversas, la
solidaridad se exprese de variadas maneras, donde sea alta la transparencia
de los gobernantes y de las entidades del gobierno local, será un lugar donde
se produce un circulo virtuoso que conduce por los caminos del desarrollo
humano.
Un lugar pobre en redes, sin solidaridad entre sus ciudadanos, con
gobernantes corrompidos, sin confianza, con delincuencia y otros indicadores
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de déficit de capital social, pues será un lugar donde el círculo vicioso de la


pobreza lleva al fracaso, y a la desesperanza.
La innovación y las nuevas tecnologías. La densidad científico–
tecnológica, el potencial innovador y el espíritu de emprendimiento de un
lugar son aceleradores del desarrollo humano sustentable. Una localidad que
estudie su realidad, sea consciente de las potencialidades que tiene y
también de sus debilidades, que realice innovaciones sobre sus procesos
productivos, que despliegue el potencial emprendedor para darle valor
agregado a los bienes y servicios que produce, es una localidad que avanza
hacia mejores niveles de vida.
Las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones son
igualmente instrumentos muy eficaces para promover el desarrollo local. Un
lugar puede poner en Internet información valiosa para los potenciales
inversionistas, propios del lugar o que vengan de afuera. Puede contar con
portales muy interactivos del gobierno local, de las empresas, de las
organizaciones gremiales y no-gubernamentales, con el fin de facilitar los
trámites para crear nuevas empresas o mejorar las existentes, para ofrecer
sus productos y venderlos, para intercambiar información, enterarse de las
experiencias exitosas y compartir las propias y, en fin, todo el potencial de
estas tecnologías de la información, aplicadas con una estrategia clara de
desarrollo local.
La propuesta no es otra que la creación y fomento de un sistema local de
innovación, que generen un entorno altamente colaborativo para la
creatividad, la innovación y el emprendimiento. Es una red donde entran el
gobierno, las universidades, las empresas, las cooperativas, las entidades
financieras, los gremios profesionales y sindicales, las organizaciones no-
gubernamentales y todas aquellas instituciones que pueda contribuir al
desarrollo de la competitividad local y a la creación de ese clima particular
que favorece el desarrollo humano sustentable.
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Desarrollo Sustentable y Desarrollo Sostenible, Potencialidades


Integrales

El concepto de desarrollo construido en el mundo occidental estuvo


basado en el paradigma mecanicista y racionalista desde una visión de
dominio sobre la naturaleza, y dejaba a un lado el cuidado del medio
ambiente. En este sentido, el paradigma ambiental exige ver al desarrollo
como algo intrínseco a la propia esencia del medio ambiente. Esa visión
conduce a actuar sobre cualquier esfera desde un enfoque en el que la
naturaleza y el medio ambiente, se consideran como factores estratégicos

del desarrollo (Anon, 2005).


 La propuesta del `desarrollo sostenible', como su mismo nombre sugiere,
es un intento de afrontar, de manera integrada, los desafíos de nuestra
humanidad. La emergencia y el fortalecimiento de los esfuerzos hacia el
desarrollo refuerzan el significado e importancia del sector agropecuario, la
familia rural, su impacto en la seguridad alimentaria y su contribución a la
conservación de la agrobiodiversidad y al manejo sostenible de los recursos
naturales (Cruz, 2003), Citada por (Miranda y cols., 2007).
De acuerdo a la fuente señalada, la elaboración de cualquier estrategia de
desarrollo, incluso de orden nacional, requiere conocer a nivel comunitario
sus características, necesidades, preferencias, potencialidades, los recursos
materiales disponibles y la situación de sus recursos naturales.
Evidentemente, ello implicaría el uso del espacio físico, la gestión
económica y la valorización de la iniciativa comunitaria como elementos
sustantivos del desarrollo a nivel local.
La búsqueda del desarrollo, en especial en el sector agrario por su
relevancia en los momentos actuales, requiere un estudio de estos sistemas
que necesariamente tiene que estar dirigido hacia el análisis de los vínculos
existentes entre sus respectivos componentes y su funcionamiento, siempre
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desde la perspectiva de la sostenibilidad, para lo cual se requieren políticas


adecuadas y contextualizadas.
Aguilar (2013), expresa lo siguiente: El Desarrollo Humano Integral y
Sustentable debe ser una apuesta que cambie el enfoque de ver a la
persona humana como centro y gestor del desarrollo, hacia una visión
biocéntrica y sustentable de todas las formas de vida, donde el ser humano
le da un nuevo significado a su relación con la naturaleza (ser), que
trasciende desde una conciencia individual hacia una forma de conciencia
capaz de sentir como propia, no sólo su necesidad.
Sino además, la de Otro ser humano y de toda otra forma de vida, para
aprender a convivir desde la diversidad; asume corresponsablemente la
manera como se apropia del mundo y es consciente de las formas de
intervención que genera el agotamiento irreversible de los recursos naturales
(Ley de la entropía).Lo anterior requiere de la existencia de significaciones,
cosmovisiones, lenguajes y paradigmas que hacen una apuesta por la
sustentabilidad de la vida, que reconstruyen nuevas formas de ser, estar,
hacer y tener en el mundo para recuperar la racionalidad de reciprocidad,
equilibrio y armonía con la naturaleza
De Lisio (2013), plantea en dicho momento que los nuevos mecanismos
de integración regional que se están impulsando en América Latina y El
Caribe, están anclados en una visión desarrollista del desarrollo y no han
asumido el desarrollo sustentable y la cuestión ambiental más allá de la
retórica, el discurso y la confrontación con los Estados Unidos.
La mayoría de los países siguen anclados en la economía “marrón” que
está potenciado la reprimarización, inclusive en aquellos que mostraban un
mayor grado relativo de industrialización. Los gobiernos de la región no han
asumido el reto de la competitividad “verde” del siglo XXI, signada por la
adopción de protocolos de producción y transformación sustentados en el
respeto de los límites de tolerancia de los ecosistemas.
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En general, resulta imperioso tomar conciencia de las tendencias de


cambio hacia una economía cada vez más ecológica. Esta plantea un nuevo
esquema de valores en el marco del cual toda la producción que se
consideró básica y estratégica, intensiva en energía e insumos químicos, la
que identificaban los sectores promisorios para el desarrollo industrial “duro”
en la región durante el siglo XX, incluyendo la agroindustria requieren ser
reevaluados en este siglo XXI signado por el cambio climático.

La Educación Ambiental

El investigador Caride (2001), considera que la Educación Ambiental


promueve e instituye discursos que proyectan un cambio en las
sensibilidades y valores que han de orientar la actividad humana en relación
con el medio ambiente, dirigida a la adquisición de conocimientos ecológicos
y a una toma de conciencia crítica, desde la que analizar los procesos socio-
ambientales y sus consecuencias para el futuro del Planeta, habilitando
actitudes y comportamientos coherentes con la ética que demanda un
desarrollo sostenible y solidario.
Expresando, por tanto, la idea de una Educación Ambiental que no se
reduce a educar para "conservar la Naturaleza", "concienciar personas" o
"cambiar conductas". Su tarea es más profunda y comprometida: educar para
cambiar la sociedad, procurando que la toma de conciencia se oriente hacia
un desarrollo humano que sea simultáneamente causa y efecto de la
sustentabilidad y la responsabilidad global; por lo que se identifica con una
educación total para la mejora de la calidad de vida y de sus entornos,
asumiendo su caracterización como una práctica política, promotora de
valores que inciten la transformación social, el pensamiento crítico y la acción
emancipatoria.
Según esta fuente, aunque las prácticas del desarrollo sostenible puedan
y deban concretarse de múltiples maneras, y de que la Educación Ambiental
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también deba propiciar prácticas más plurales, consideramos que la mayor


parte de las iniciativas educativo-ambientales exigen ser contextualizadas en
las comunidades locales y resolverse en términos de un Desarrollo
Comunitario Local, con el que comparte finalidades y principios básicos,
sobre todo en aquellos aspectos que enfatizan su caracterización como una
estrategia para el fortalecimiento de la sociedad civil: dar protagonismo real a
los sujetos y a los grupos, dotarse de estructuras participativas, concebir la
acción social y educativa como un proceso de democracia cultural, equilibrar
las mejoras cuantitativas y cualitativas, favorecer la autonomía y la gestión
endógena de los procesos.
En este orden de ideas para Martínez (2010), el sistema de desarrollo
dominante, con sus políticas neoliberales y enfoques mercado céntricos
contribuye a agravar los problemas socio-ambientales, bajo un contexto de la
globalización del mercado. Por eso, la preocupación por el manejo
sustentable del ambiente, hace imperiosa la necesidad de estructurar una
educación ambiental que forme e informe acerca de esta problemática.
En este sentido, la educación ambiental viene a constituir el proceso
educativo que se ocupa de la relación del ser humano con su ambiente
(natural y artificial) y consigo mismo, así como las consecuencias de esta
relación. De esta manera, la educación ambiental debe constituir un proceso
integral, que juega su papel en todo el entramado de la enseñanza y el
aprendizaje. Para ello, es necesario establecer un proceso educativo que
cuestione la relación de cualquier tema o actividad del ser humano, dentro de
un análisis de la importancia o incidencia en la vida social y ambiental, como
es la parte pedagógica y su esencia política.
Tal como lo plantea Valderrama (2017), la salud del sistema ecológico
global no puede ir separada de un desarrollo humano digno y duradero, el
cual hemos denominado sustentable. El objetivo prioritario de la educación
debe ser el desarrollo de la persona siendo ésta el centro del proyecto
pedagógico.
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Necesitamos dar protagonismo a valores como la armonía, la paz, la


cooperación, la honestidad, la igualdad, el amor o la comprensión dentro de
los sistemas educativos. La necesidad de tomar conciencia de nuestra
realidad, de sentirnos partícipe de ella, nos hace responsable de su
transformación y conlleva a situarnos en el análisis de que es tarea de todos
y de todas, la construcción de una ciudad más habitable.
La educación debe orientarse al desarrollo de todas las facetas de los
seres humanos: física, social, artística, intelectual, emocional, moral y
espiritual. Se insta a dejar de considerar de manera fragmentaria a los/as
estudiantes. La perspectiva holística nos aporta una visión unitaria y
completa de la realidad y de los seres humanos en conformidad con lo
exigido por el llamado paradigma ecológico. La consideración fragmentaria
de las personas se entiende como el ejercicio de una agresión comparable
como la que se ejerce sobre el planeta.
La madurez de las sociedades se deriva, en parte, de su capacidad de
integrar, -a partir de la educación- las dimensiones individuales y
comunitarias. Es por ello que la escuela no puede subsistir al margen de su
medio más cercano, de su entorno. Las identidades personales se
constituyen a través de las identidades culturales y éstas a su vez están
determinadas por el contexto social, político y económico.

Conclusiones

En este aspecto de acuerdo a García (2016), se podría concluir lo


siguiente:
 La responsabilidad social está estrechamente ligada al desarrollo
sostenible. Como el desarrollo sostenible se refiere a objetivos
económicos, sociales y ambientales comunes a todas las personas, se
puede utilizar como una forma de resumir las más amplias
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expectativas de la sociedad que necesitan ser tomadas en cuenta por


las organizaciones que buscan actuar responsablemente.
 Por tanto, el objetivo primordial de una organización socialmente
responsable debería ser contribuir al desarrollo sustentable.
 El objetivo del desarrollo sustentable consiste en alcanzar la
sostenibilidad de la sociedad en su conjunto y del planeta. No
concierne a la sostenibilidad o a la viabilidad continua de una
organización específica.
 La sostenibilidad de una organización individual podría ser o no ser
compatible con la sostenibilidad de la sociedad en su conjunto, la cual
se logra abordando los aspectos sociales, económicos y ambientales
de manera integral.
 El consumo sostenible, el uso sostenible de los recursos y los estilos
de vida sostenibles son actividades relevantes para todas las
organizaciones y están asociados a la sostenibilidad de la sociedad en
su conjunto.
 La identidad y entidad de la Educación Ambiental Comunitaria tienen
perfiles propios, respondiendo su caracterización a una lógica
educativa incuestionable; cuando menos si se toma en cuenta la
incoherencia de registrarla -y, de paso, mermar su valor- como la
antítesis de una educación "formal”,"legal y administrativamente
regulada".
 La Educación Ambiental que se desarrolla en los contextos
comunitarios, reclama ser "formal" y "significativamente" constituida en
los escenarios sociales y en las prácticas pedagógicas, con objetivos y
métodos, contenidos y actores, estrategias y experiencias, etc. que no
pueden interpretarse ni como una forma de hacer viable algún tipo de
negación educativa (en este caso, la representada por la "educación
formal" o la escuela) ni como la expresión de una actuación paralela,
estanca o parcial de la educación.
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 Educación Ambiental Comunitaria es un modo de reconocer y


delimitar los perfiles de una práctica pedagógica y social que hace
suyos los compromisos de avanzar comunitaria y ecológicamente
hacia una sociedad sustentable, al menos mientras las palabras sigan
ejerciendo algún tipo de poder simbólico y/o material.

REFERENCIAS

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handle/10185/17348/T72.13%20A283d.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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ante_la_problematica_actual

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Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=
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