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HOLODESARROLLO: HACIA LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA

Elaborado por:

Lic. Francisco San Lee Campos


E-mail: fsanlee@una.ac.cr
Julio, 2008

HOLODESARROLLO: HACIA LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA1

PRESENTACIÓN

Cada día se hace más común, leer en libros, artículos de revistas, de periódicos, en la Internet,
o escuchar en diferentes foros, conferencias, seminarios y demás espacios de debate,
discusión, análisis o comunicación, acerca del “desarrollo” y sus calificativos: “sostenido”,
“eco”, “sostenible”, “sustentable”, “local”, “global” que provoca casi inmediatamente en las
personas que leen o escuchan, la siguiente pregunta - ¿es sustentable, sostenible, sostenido…?
Más recientemente aparece otra forma de enfocarlo, el holodesarrollo.

Intentar explicar que entender por un holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida, junto a
la confusión que suscitan los términos desarrollo sostenido, sostenible o sustentable es el
propósito de este escrito. Para abordar y comprender las diferencias y aproximaciones de estos
conceptos, es de suma valía tomar en cuenta los diferentes antecedentes, para contribuir a
continuar con su análisis, esclarecer y a la vez fomentar aún más el debate respecto del tema
en cuestión.

La intensión principal es abrir espacios para ir logrando el consenso al menos de los


principales elementos que deben tenerse en cuenta y tender puentes a la luz de los aportes de
los paradigmas emergentes que no permitan como especie ponernos de acuerdo en como
realmente garantizar la sustentabilidad de la vida que hoy se encuentra seriamente amenazada
por la acción humana en busca del tan anhelado progreso.

Palabras Claves: Holodesarrollo y Sustentabilidad

A. DE UN DESARROLLO SOSTENIDO A UNO SUSTENTABLE

Señala Romero (1991) que la expresión "desarrollo sostenible" es de acuñación muy reciente,
sin embargo su "ingrediente activo" es el viejo concepto de "desarrollo sostenido de recursos"
que, a su vez, se apoya en una noción muy familiar de las y los profesionales forestales y, en
general, de las y los administradores de recursos naturales renovables: la de "rendimiento
sostenido".

1El tema forma parte de la investigación actualmente en curso para optar por el titulo del Doctorado en
Educación con Énfasis de Mediación Pedagógica en la Universidad La Salle, Costa Rica.
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La expresión "desarrollo sostenido" indica Romero volvió a ponerse en uso a principios de la


década de los setentas. La reintroducción masiva de la expresión citada, y la notable
aceptación lograda por el concepto correspondiente, están ligadas, a la aparición en 1980, de la
Estrategia Mundial para la Conservación, documento elaborado por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que recomendó la preparación de estrategias
nacionales con base en el análisis de las interacciones y de conciliar la conservación: "la
gestión de la utilización del ambiente y de los recursos naturales para asegurar el máximo de
beneficios sostenidos tanto para las generaciones actuales como para las futuras (UICN,
1984)” y el desarrollo, "es aquel que enfrenta las aspiraciones del presente sin comprometer
la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades (Quesada, 1990)”.
Lo anterior conduciría a un mejor entendimiento de los problemas existentes, pronosticar la
aparición de problemas imprevistos, orientar soluciones más económicas, siendo el medio más
eficaz para ayudar a las naciones al logro de un “desarrollo sostenido”, (UICN, 1984, Citado
por Romero, R, 1991).

Para compatibilizar ambos conceptos (desarrollo y conservación) nos explica Romero, se les
atribuyó un denominador común: la finalidad de lograr la solidaridad diacrónica entre
generaciones y se descarta la idea de que la conservación sea abstención del uso (crecimiento
0, propuesto en el informe denominado “Los límites del Crecimiento” en 1972) y,
simultáneamente, se señala como metas del desarrollo la satisfacción de necesidades humanas
y el mejoramiento de la calidad de vida. Relacionar el desarrollo con la satisfacción de
necesidades humanas y el mejoramiento de la calidad de vida equivale a negar que la actividad
económica tenga un sólo y único fin: la obtención del máximo beneficio, e implica, al mismo
tiempo, aceptar la existencia de otros fines que entran en concurrencia con la tendencia de
aumentar al máximo el beneficio (racionalidad económica capitalista) (Romero, R. 1991:5).

Nos recuerda Romero las críticas formuladas por S. V. Ciriacy-Wantrup, (1957), en su


conocida obra "Conservación de los Recursos: economía y política", se niega aceptar la
posibilidad de un desarrollo sostenido e indiferenciado de los recursos naturales toda vez que
el uso de los recursos naturales no renovables es por definición insostenible.

Nos recuerda Romero, que ante tal constatación y al no existir la voluntad o la posibilidad de
cuestionar el capitalismo desde un marco de referencia alternativo, los críticos del desarrollo
insostenible apelan a la utopía "porque en su opinión- no sólo lo racional es la vía para
conocer y transformar la realidad (Ovalles, 1985, citado por Romero R. 1991). De esa manera,
se intenta reformar la realidad a partir del concepto de desarrollo sostenible y con ese
propósito, se introduce el concepto de estrategia de conservación para el desarrollo sostenible.
A este último concepto se le describe como "un proceso amplio y continuo de definición de
objetivos y políticas necesarios para alcanzar un estilo de sobrevivencia económica y social
compatible con el patrimonio natural que la sustenta, y a la vez, que sea perdurable, y que no
destruya el potencial que aportan los recursos ecológicos" (Quesada, 1990, citado por Romero
R. 1991).

No obstante la expresión resultó insuficiente y al cuestionarse directamente el fin último del


capitalismo se obvia la noción de la sustentabilidad, la necesidad de: una distribución más
equitativa de la riqueza, así como de los beneficios que resultan del uso de los recursos
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naturales y del combate a la pobreza. A quienes abogan por esta última concepción se les
descalifica o encasilla en posiciones ideológicas (comunistas, radicales, extremistas,
izquierdistas, entre otros calificativos), no comprendiendo e ignorando a conveniencia la
verdadera esencia del concepto que se intenta expresar, cuyas implicaciones analizaremos en
los siguientes apartados.

Mediante el uso eficiente y el reciclaje extensivo se puede prolongar la existencia de este tipo
de recursos, pero no se puede prevenir su agotamiento. En cuanto a los recursos naturales
renovables que podrían aprovecharse sosteniblemente pese a que Romero expresa que en
muchas ocasiones resulta antieconómico intentar conseguir un rendimiento “sostenido”, creo
que si logramos respetar las leyes de la ecología y si establecemos limites al uso de esos
recursos si podremos garantizar su uso y regeneración por medio del establecimiento de
ecoregiones (Capra, 1998 y Kaku, 1997). Parece ser que el rendimiento sostenido es
físicamente imposible en el caso de los recursos naturales no renovables y con frecuencia,
económicamente incosteable en el caso de los recursos naturales renovables, si optáramos por
relativizar la definición inicial y sustituyéramos, por ejemplo, la pretensión de uso indefinido
de los recursos por la de la prolongación de su uso hasta que puedan generar sustitutos
renovables de los mismos. En cuanto a los recursos naturales renovables, se reconoce que la
"producción siempre es una intervención crítica de la naturaleza, y dado nuestro carácter
biológico de depredadores, estamos condenados a vivir de otros seres vivos. Sin embargo -
acota-, nuestra supervivencia también depende de un manejo racional e inteligente de los
ecosistemas para no alterar permanentemente su capacidad de brindarnos servicios en el
futuro" (Quesada, 1990, citado Romero, 1991:4).

En cuanto a la sustitución lo que se cuestiona aquí es si se puede producir un determinado


producto físico con menos recursos naturales y más capital. Nadie niega que sea posible
producir un producto diferente o una mezcla de producto distinta con menos recursos. De
hecho es probable que se diseñen productos nuevos para proporcionar el mismo servicio o
incluso un servicio mejor usando menos recursos, menos trabajo y menos capital. Este es un
avance técnico, no una sustitución de capital por recursos. Las bombillas eléctricas que dan
más lumens por watt representan un progreso técnico, un mejoramiento cualitativo en
tecnología, no la sustitución de una cantidad de capital por una cantidad de recursos naturales
en la producción de una cantidad dada de un producto.

Puede ser que los economistas estén hablando en términos vagos y metafóricos cuando
afirman que el capital es un sustituto casi perfecto para los recursos naturales. Tal vez estén
contando como "capital" a todos los avances en conocimiento, tecnología, habilidad
administrativa y otros; en suma, cualquier cosa que aumente la eficiencia con la cual se
utilizan los recursos. Si éste es el uso, entonces "capital" y recursos serían por definición
sustitutos en el mismo sentido de que el uso más eficiente de un recurso es un sustituto para
usar más cantidad del recurso. Pero definir el capital como eficiencia haría burla de la teoría
neoclásica de la producción, donde la eficiencia es una razón entre producto e insumo, y el
capital es una cantidad del producto.

La productividad del capital hecho por el ser humano está más y más limitada por la oferta
decreciente de capital natural complementario. Por supuesto, en el pasado, cuando la escala de
la presencia humana en la biosfera era baja, el capital hecho por el ser humano desempeñaba el
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papel limitante. El cambio desde capital hecho por el ser humano a capital natural como el
factor limitante es, por tanto, una función de la escala creciente de la presencia humana. En fin
lo ideal será que el desarrollo de la ciencia y la tecnología produzcan nuevos artículos para
proporcionar los servicios, no solo usando menos recursos naturales, o aumentando la
eficiencia, con menos trabajo o menos capital, sino que estos productos lo sean a base de
recursos renovables, con tecnologías limpias (sustituir las materias primas no renovables por
renovables).

A diferencia de las opiniones que predominan hoy, Ciriacy-Wantrup sostuvo en su momento


que el tema de la sostenibilidad era un asunto eminentemente técnico: implicaba
exclusivamente la existencia de incentivos económicos para corregir el manejo erróneo de los
recursos. Según él, la protección contra el uso inadecuado de los recursos dependía de lo que
el denominó "economic rationale", y no de una moralidad ecológica. Así, la ampliación que en
el curso del tiempo ha experimentado el concepto ha llevado a algunos autores a plantear la
conveniencia de distinguir entre crecimiento sostenible y desarrollo sostenible (O'Riordan,
1988 citado por Romero, R.1990:6).

El crecimiento sostenible o utilización sostenible es, según ellos, un concepto técnico regido
por reglas de eficiencia y administración. El desarrollo sostenible (o la sostenibilidad), en
cambio, es un fenómeno mucho más amplio: abarca las normas éticas relativas a la
sobrevivencia de los componentes bióticos de un ecosistema, así como los derechos de las
futuras generaciones y las instituciones responsables de garantizar que tales derechos serán
debidamente considerados en las políticas y acciones económicas y ambientales.

El crecimiento sostenible es una condición importante y necesaria, pero no suficiente para el


logro del desarrollo sostenible. Tal crecimiento es factible y políticamente aceptable porque es
ingenuamente ambiguo. El desarrollo sostenible, por su parte, es políticamente traicionero en
lo que respecta a desafiar el status quo. Todo ello lleva a concluir a los autores de la distinción
citada, que, paradójicamente, los objetivos del crecimiento sostenible no pueden ser
planteados sin introducir los principios propios del desarrollo sostenible; de allí la
confusión que suele reinar en los debates sobre la sostenibilidad.

El mejoramiento en el bienestar humano puede lograrse al empujar más materia-energía a


través de la economía, o al exprimir más satisfacción humana deseada de cada unidad de
materia-energía que pasa por ella. Estos dos procesos son tan diferentes en su efecto sobre el
ambiente que debemos dejar de combinarlos. Es mejor hacer referencia al aumento de
rendimiento como crecimiento, y al aumento de eficiencia como desarrollo. El crecimiento es
destructivo para el capital natural y más allá de cierto punto nos costará más de lo que vale; es
decir, el capital natural sacrificado valdrá más que el capital extra hecho por el ser humano
cuya producción necesitó del sacrificio.
En este punto el crecimiento se ha vuelto antieconómico, empobrece en vez de enriquecer. -
Esta distinción está explicita en la primera definición de cada termino en el diccionario. To
grow (crecer) significa literalmente "aumentar de modo natural en tamaño mediante la adición
de material a través de la asimilación o acreción". To develop (desarrollarse) significa
"expandir o realizar las potencialidades de; alcanzar gradualmente un estado más pleno, más
grande o mejor" (The Amencan llentage Dictionary of the English Language).
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El desarrollo, o el mejoramiento cualitativo, no se da a costa del capital natural. Hay limites


económicos claros para el crecimiento, pero no para el desarrollo. Esto no equivale a afirmar
que no hay límites para el desarrollo, sino que sencillamente no son tan claros como los
limites para el crecimiento, y por lo tanto hay campo para una gran diversidad de opiniones
acerca de qué tan lejos podemos llegar para elevar el bienestar humano sin acrecentar el ren-
dimiento de los recursos. ¿Qué tan lejos puede sustituir el desarrollo al crecimiento? Esta es la
pregunta pertinente, no hasta dónde puede sustituir el capital hecho por el ser humano al
capital natural, la respuesta a lo cual, como ya hemos visto, es "casi para nada".

Algunas personas creen que hay posibilidades enormes para el desarrollo sin crecimiento.
Argumentan que la eficiencia del uso de la energía puede elevarse mucho (Lovins 1977;
Lovins y Lovins 1987). Y lo mismo se piensa del uso del agua. En lo tocante a otros
materiales las cosas no están tan claras. Otros autores (Cleveland y Cols. 1984; Costanza
1980; Gever y Cols. 1986; Hall, Cleveland y Kaufman 1986) creen que el vínculo entre
crecimiento y uso de la energía no es tan vago. Este tema surgió en el Informe de la Comisión
Brundtland (WCED 1987) en donde por un lado hay un reconocimiento de que la escala de la
economía humana ya no es sustentable en el sentido de que requiere el consumo de capital
natural y sin embargo en el otro lado hay una necesidad de mayor expansión económica por un
factor de 5 a 10, a fin de mejorar la situación de los pobres sin tener que recurrir demasiado a
las alternativas "políticamente imposibles" de un estricto control de la población y la redistri-
bución de la riqueza.

Una opción parece ser el ecodesarrallo que es “un estilo de desarrollo que, en cada región,
insiste sobre las soluciones específicas a sus problemas particulares; teniendo en cuenta los
datos ecológicos, pero también los culturales; las necesidades inmediatas de la población,
pero también el largo plazo” (Romanini, 1976 citado por Romero, R. Ibid). Indica Romero
que el concepto de Ecodesarrollo fue elaborado en 1973 por Maurice F. Strong, Director
Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Ambiente. Este concepto fue adoptado y
ampliamente publicitado por la UICN hasta que la irrupción del concepto de desarrollo
sostenible, promovido también por esta organización, terminó por sacarlo de circulación.

El activo papel que en ambos casos jugó la UICN, sumado a la existencia de un común
denominador: la conciliación entre conservación y desarrollo, explica la tendencia de muchos
autores a borrar las diferencias entre desarrollo sostenible y ecodesarrollo, y a exagerar sus
similitudes hasta el punto de sugerir su sinonimia”.En estricto rigor no se debe aceptar una
relación de filiación del concepto de ecodesarrollo respecto al de desarrollo sostenible ni
mucho menos la identidad entre ambos, primero porque históricamente el concepto de
ecodesarrollo había sido detallado y precisamente definido cuando todavía la expresión
"desarrollo sostenido" (aún no se usaba el término sostenible) era una noción vaga y
controvertida. Segundo, porque geográficamente el ecodesarrollo está orientado hacia un
espacio social y cultural menor que el desarrollo sostenible, toda vez que está centrado sobre
la "comunidad local" y no sobre la nacional.

En otras palabras, a pesar de que el ecodesarrollo y el desarrollo sostenible se inspiran en el


concepto de "rendimiento sostenido" de los profesionales forestales, y no obstante de que
ambos aspiran a borrar las contradicciones entre conservación y desarrollo, su cobertura y
puntos de llegada son sin duda distintos. Mientras el ecodesarrollo parece reeditar los
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proyectos utópicos, al orientarse hacia una economía autárquica centrada sobre un estrecho
mercado local; el desarrollo sostenible, por el contrario, está tan abierto al mercado externo
que, según algunos de sus más enconados detractores, el "concepto debe vender al gobierno y
negociantes la conservación, mientras vende a los ciudadanos del planeta una tecnología del
desarrollo" (Souza, 6., 1990).

El resultado práctico de las diferencias que separan a estos dos conceptos ineludibles por el
carácter normativo que ambos tienen-, consiste en que los interrogantes sobre qué, para
quiénes y cómo producir los bienes y servicios, recibirán una clase de respuestas, si quienes
preguntan adhieren a la concepción del desarrollo sostenible; y otra muy distinta, si hacen
suya la idea del ecodesarrollo. Señala Romero, que según sea el concepto que se invoque, se
optará entre dos estilos de desarrollo diferentes; o, para ser más precisos, puesto que en su
formulación más rigurosa el ecodesarrollo resulta incompatible con formas económicas que no
sean precapitalistas y campesinas, habrá una opción entre un estilo de desarrollo y un estilo de
vida o de sobrevivencia.

Ambos conceptos señala Romero, no son idénticos, pero si paralelos. Antes de la


promulgación de la Estrategia Mundial de Conservación, es decir, antes de 1980 predominaba
el concepto de desarrollo sostenido. Después de esa fecha el concepto de desarrollo sostenible
pasó a ocupar su lugar. La oportunidad de refundirlos surgió y abortó hacia 1978, cuando la
Asamblea General de la UICN declaró que la conservación debía colocarse en su contexto
socioeconómico y que, por consiguiente, se debía prestar mucha atención a temas como la
pobreza, la conservación de la energía, la satisfacción de necesidades humanas básicas, entre
otros. “Pero tales intenciones no fueron consignadas en el documento final de la Estrategia,
quizás por dificultades inherentes a tal hibridación, pero más probablemente para evitar
reacciones adversas de influyentes grupos de desarrollistas. De esa manera, se excluyó la
posibilidad de convertir el ecodesarrollo en un auténtico estilo de desarrollo y, por tanto, de
ensayar un genuino ecodesarrollo global”. (Romero, R.1990:6).

Nos recuerda Romero, que en años recientes -después de una conferencia de la UICN en
Ottawa- se abrieron nuevas posibilidades para establecer nexos entre estos dos conceptos. A
raíz de las críticas a la Estrategia Mundial por el peso que dentro de ella se asignaba
unilateralmente al concepto de "utilización sostenible" o sea, a la preocupación técnica por
equilibrar las tasas de uso con las de regeneración de los recursos-, se ha propuesto y aceptado
que el desarrollo sostenible se apoye en la tríada siguiente: necesidades básicas-ecodesarrollo-
utilización sostenible. La UICN ha aceptado ampliar el concepto de desarrollo sostenible más
allá de las fronteras del concepto de utilización sostenible. La incorporación del segundo
miembro de la tríada el ecodesarrollo aporta al concepto ampliado la noción de especificidad
geográfica y cultural. Pero es la introducción del primero -la satisfacción de las necesidades
básicas- la que marca el giro decisivo que ahora se desea imprimir al desarrollo sostenible.
En esa misma perspectiva, R. Chambers, autor de un conjunto de tesis estrechamente
emparentadas con las aprobadas en 1986 en Ottawa (Chambers, R. 1986), enfatiza sobre la
necesidad de permitir que los sectores más desposeídos de la sociedad puedan superar sus
condiciones de pobreza, utilizando para ello los medios adecuados a su cultura y aspiraciones;
y, además profundiza alrededor del enfoque triádico del desarrollo sostenible. Según él, es
posible distinguir tres dimensiones dentro de la intención de este concepto.
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En primer lugar, una dimensión ambiental, análoga al significado que originalmente atribuyó
la UICN a la "utilización sostenible". En segundo lugar, una dimensión del desarrollo,
semejante a los puntos que en esta materia sostuvieron importantes líderes tercermundistas, en
1972, durante la Conferencia sobre el Medio Ambiente de las NU y en tercer lugar, una
dimensión del sustento o de los medios de subsistencia (livelohood-oriented), relacionada
con la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Propone Chambers, fusionar las
tres dimensiones descritas en un único concepto: "sustainable livelihood development"
(Desarrollo Humano Sustentable). O' Riordan sostiene que esta expresión inglesa sirve para
designar un concepto parecido al de ecodesarrollo, tal como éste es definido últimamente (O'
Riordan, T., 1988)

De acuerdo con Romero, todo parece indicar que el concepto de desarrollo sostenible sufrió
efectivamente una transformación después de 1986. La sustitución del vocablo "sostenible"
por "sustentable" en los textos en español, “más que obedecer a preferencias terminológicas
de los traductores, está determinada, por el deseo de resaltar los cambios ocurridos en el
plano conceptual.” De una parte, se quiere hacer notar que se ha agregado nuevas propiedades
a la intención atribuida anteriormente al concepto de desarrollo sostenible. De otra, se desea
vincular esa nueva connotación de manera psicológica -no lógica- con la "dimensión del
sustento" postulada por Chambers.

Después de haberse acuñado la expresión "sustainable livelihood development"- se insiste en


presentar el desarrollo sustentable como un medio para lograr el desarrollo sostenible. Y por
ello afirma que el desarrollo sostenible se puede conseguir aumentando y garantizando la
sostenibilidad de los medios de subsistencia destinados a los grupos de población que sufren
pobreza extrema, así como estabilizando el uso de la naturaleza, incrementando la
productividad y estableciendo un equilibrio dinámico entre las necesidades básicas de la
población y los recursos. Indica Romero, que todo esto explica por qué un mismo signo
designó a dos conceptos diferentes. “La tendencia prevaleciente hoy es que una misma
expresión -independientemente de si emplea el vocablo sostenible o sustentable- admita dos
lecturas: una para pobres otra para ricos; una para ambientalistas otra para desarrollistas”.
(Romero, R. 1991)

Las soluciones para los problemas de sustentabilidad únicamente serán poderosas y efectivas
si son justas y equitativas. El filósofo John Rawls (1987) ha argumentado que las políticas que
representan un consenso superpuesto de los grupos interesados implicados en un problema
serán con toda probabilidad justas, efectivas y flexibles. El proceso político normal tiende a
acentuar el conflicto y el voto de la mayoría a menudo pasa por alto los esfuerzos para
encontrar consenso superpuesto. Las políticas resultantes del voto de la mayoría a menudo son
injustas para la minoría y no son resilientes, ya que la minoría dedica todo su tiempo a
combatir la decisión y a tratar de integrar una nueva mayoría para derrotar a la mayoría
anterior. Además, los grupos de interés importantes para las decisiones globales y a largo
plazo (como las generaciones futuras y otras especies) reciben poca o ninguna representación
en el proceso.

Sin embargo, hay un consenso creciente, global y superpuesto que intenta reconocer los
intereses de las generaciones futuras y otras especies. El consenso es que la meta social
apropiada a largo plazo es la sustentabilidad (AGENDA 21,1992; WCED 1987). El consenso
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acerca de exactamente qué significa la sustentabilidad todavía está en proceso (Costanza 1991;
Goodland y Daly 1996; WCED 1987), pero interpretamos esto como un desacuerdo sano
acerca de los medios, no acerca de los fines. La meta es un sistema que sobreviva indefini-
damente y en buenas condiciones, y sólo podemos estar seguros de haber alcanzado esa meta
en retrospectiva. A la vista, hay desacuerdo acerca de cuáles políticas actuales lograrán la meta
y como se decía antes, necesitamos especialmente estar bien informados de la incertidumbre
inherente en nuestra capacidad para vaticinar el futuro.

El "principio precautorio" comienza a alcanzar un grado de consenso como el enfoque básico


de la incertidumbre (Bodansky, 1991). Por esta razón debemos concentrarnos en las políticas
que estén dirigidas a asegurar la sustentabilidad a lo largo de un rango de condiciones futuras
tan amplio como sea posible. Por ejemplo, un sistema sustentable es aquel con "ingreso
sustentable," definido en el sentido Hicksiano como la cantidad de consumo que puede
sustentarse indefinidamente sin degradar los stocks de capital, incluyendo stocks de "capital
natural" (Costanza y Daly 1992; El Serafy 1991; Pearce y Turner 1989).

Dado que el "capital" se define tradicionalmente como medios producidos (manufacturados)


de producción, el término "capital natural" necesita ser explica-do. Se basa en una definición
más funcional del capital como "un stock que produce un flujo de bienes o servicios valiosos
dentro del futuro." Lo que tiene importancia funcionales la relación de un stock que produce
un flujo; ya sea que el stock sea manufacturado o natural es en esta opinión una distinción
entre 'tipos de capital y no una característica definitoria del capital mismo. Por ejemplo, un
stock o población de árboles o peces proporciona un flujo o una producción anual de árboles o
peces nuevos junto con otros servicios), un flujo que puede ser sustentable año tras año.

El flujo sustentable es "ingreso natural", el stock que produce el flujo sustentable es "capital
natural". El capital natural también puede proporcionar servicios como reciclaje de material de
desperdicio o captación de agua y control de la erosión, que también se cuentan como ingreso
natural. Como el flujo de servicios de los ecosistemas requiere que funcionen esencialmente
como sistemas completos, la estructura y la biodiversidad del ecosistema es un componente
crítico en el capital natural. Para alcanzar la sustentabilidad, debemos por tanto incorporar ca-
pital natural, y los bienes y servicios de ecosistema que proporciona, dentro de nuestra
contabilidad económica, social y nuestros sistemas de elección social. Al estimar estos valores
debemos considerar qué tanto de nuestros sistemas ecológicos sustentadores de la vida pode-
mos costear perder. ¿Hasta qué punto podemos sustituir capital manufacturado por capital
natural, y qué tanto de nuestro capital natural es irremplazable? Por ejemplo, ¿podríamos
reemplazar los servicios de tamizaje de radiación de la capa de ozono si esta quedara
destruida?

Se reafirmó, que para alcanzar los objetivos de sostenibilidad y sustentabilidad, en los


esfuerzos se necesita de la coordinación y de la integración de sectores clave de la sociedad,
así como una modificación rápida y radical de los comportamientos y modos de vida,
incluyendo cambios en los hábitos de producción y consumo.

Es indispensable reconocer que una educación y una sensibilización apropiadas de las


personas y actores sociales, constituyen dos de los pilares fundamentales de acción en favor de
la sustentabilidad, junto con la legislación, la economía y la tecnología. La pobreza dificulta el
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suministro de servicios educativos y de otros servicios sociales, y favorece el crecimiento de la


población y la degradación del ambiente. En este sentido reducir la pobreza es, pues, un
objetivo esencial y una condición sine qua non de la sustentabilidad; la constitución de
colaboraciones, una participación sobre un plano de igualdad y un diálogo permanente entre
los poderes públicos, las colectividades locales, los medios universitarios, las empresas, los
consumidores, las ONGs, los mass media y otros protagonistas, son indispensables para elevar
la conciencia, buscar soluciones de cambio y modificar los comportamientos y modos de vida,
incluidos los hábitos de producción y consumo, para el desarrollo sustentable.
La educación es un medio indispensable para conseguir que cada persona en el mundo pueda
controlar su destino, ejercer sus decisiones y responsabilidades, aprender durante toda la vida,
sin fronteras, tanto geográficas, como políticas, culturales, religiosas, lingüísticas o sexuales;
la reorientación de toda la educación en el sentido de la sostenibilidad, concierne a los
diferentes niveles de la educación formal, no formal e informal en todos los países.

La noción de sustentabilidad incluye cuestiones acerca del equilibrio dinámico, no sólo del
ambiente físico-químico natural, de sus recursos y ecosistemas (sostenibilidad), sino también,
de aspectos como la pobreza, la población, salud, seguridad alimentaria y de vivienda,
democracia, derechos humanos, la espiritualidad y paz, en fin, aspectos todos para una mejor
calidad de vida (sustentabilidad).

La sustentabilidad es en último extremo, un imperativo ético y moral que implica el respeto de


la diversidad cultural, natural, la justicia social, la equidad económica, del saber científico,
pero también del saber tradicional. La educación ambiental, tal como ha sido definida en el
marco de las recomendaciones de Estocolmo y Tbilisi, y tal como ha evolucionado después,
abordando toda la gama de cuestiones mundiales evocadas en la Agenda 21 y a lo largo de las
grandes conferencias de NU, ha sido igualmente tratada bajo el ángulo de la educación para la
sostenibilidad.

De ahí la posibilidad también de hacer referencia a la educación ambiental y la sustentabilidad.


La sostenibilidad del ambiente, por si sola, aunque se logre alcanzar, no se traduce
automáticamente en sustentabilidad para los elementos del sistema, necesariamente para que
haya sostenibilidad debe alcanzarse la sustentabilidad. Los ámbitos de estudio, incluidas las
ciencias sociales y humanas, deben tratar las cuestiones relativas al ambiente, a la
sostenibilidad y al desarrollo sustentable. La cuestión de la sostenibilidad debe ser abordada
según una aproximación compleja y transdisciplinaria. Los gobiernos, los dirigentes y las
dirigentes del mundo, deben honrar los compromisos ya adoptados a lo largo de las
innumerables conferencias mundiales entorno al ambiente y al desarrollo, tomando en cuenta
para su ejecución los niveles nacional, regional y local. Los gobiernos y las instituciones
financieras nacionales, regionales e internacionales, así como el sector de la producción, deben
ser animados a movilizar recursos suplementarios y a invertir más a fondo en la
sustentabilidad.

Se debe tener claro que la sustentabilidad de la vida como aspiración de las sociedades
actuales, es un debate que también tiene que darse al interior de los nuevos procesos
educativos con carácter ambiental, ya que sus planteamientos teóricos distan mucho de ser una
realidad; por lo que se deben propiciar condiciones sociales, económicas, culturales,
espirituales, éticas y naturales, realmente equilibradas para que se pueda hablar de un
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holodesarollo. Esta condición de armonía y equilibrio dinámico entre dichas esferas es


solamente un discurso que nos plantea el enorme reto de encontrar la senda de la equidad y la
justicia entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza, dada su mutua dependencia.

Por lo tanto, si una de esas esferas está en desventaja respecto al resto, o no guarda la noción
de equilibrio básico, puede argumentarse que lo que tenemos es un “desarrollo insostenible”.
Con estos planteamientos básicos, puede irse despejando la ambigüedad, lo reiterativo, trillado
y acrítico que suelen ser las definiciones discursivas de proclamas de jerarcas de gobierno y de
muchos eventos internacionales cuando se refieren al desarrollo sostenible. Hay que
desmitificar este concepto con los actores sociales en un constante contraste con la realidad.

La sustentabilidad es el objetivo de largo plazo que deben alcanzar las comunidades alrededor
del mundo, mientras que el desarrollo sustentable es el medio para lograr ese objetivo.
(Agenda Local 21).

B. UN HOLODESARROLLO HACIA LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIDA:

El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida se entenderá como un proceso de


cambio para mejorar la calidad de vida del ser humano, respetando la de las otras formas de
vida, tomando en cuenta el equilibrio dinámico que debe existir entre las dimensiones
cultural: social, económica, política, legal, espiritual o ética y natural: planeta-universo, por
medio de un accionar que:

- Respete la relación de interconectividad de la naturaleza, el planeta, la diversidad de


formas vivientes y la totalidad (Universo)
- Promueva la armonía ambiental y el respeto por todas las formas de vida.
- Emplee métodos de producción limpios.
- Contribuya y asegure la satisfacción de las necesidades básicas, de las actuales y
futuras generaciones con equidad y ética
- Promueva el uso inteligente de los recursos naturales, concebidos como la base misma
del desarrollo, para evitar su derroche, degradación y agotamiento
- Garantice equidad en la distribución de los beneficios de la utilización de los recursos
naturales
- Fomente la búsqueda de alternativas y sustitutos a los recursos no renovables y el uso
de energías renovables y limpias.
- Respete la capacidad de regeneración de los ecosistemas del planeta
- Respete la capacidad de carga y absorción de los desechos vertidos al ambiente,
eliminando su producción y efectos.
- Promueva alternativas para el uso, reuso y reciclaje de los materiales desechados, de
acuerdo con la tecnología existente.
- Propicie el cambio en los patrones de consumo, fomentando la adquisición y uso
inteligente de productos amigables con el ambiente, tomando en cuenta criterios de
durabilidad e impacto ambiental.
- Impulse una educación ambiental que desarrolle plenamente las capacidades del ser
humano, lo haga competente y le permita conciente y activamente mejorar sus actuales
relaciones con el ambiente
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- Desarrolla la agricultura ecológica o agricultura para la vida frente a los intentos de


artificializar los ecosistemas: monocultivos o uso indiscriminado de agroquímicos y la
producción de alimentos transgénicos
- Fomente la participación ciudadana: personas, instituciones y diversas entidades en el
ámbito local, regional, nacional e internacional
- Garantice la transparencia y honradez, la gobernabilidad, la solidaridad, la cooperación
en la gestión ambiental para la solución de los problemas y la recuperación,
conservación y protección del ambiente (Adaptación de San Lee, 2002ayb)

El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida tomando en cuanta, los aspectos anteriores


e integrándolos es aquel que entrega servicios ambientales, sociales y económicos a toda una
comunidad, sin afectar la viabilidad de los sistemas naturales, construidos y sociales de los
cuales depende la provisión de esos servicios. (Adaptación del Programa de Comunidades
Modelo de la Agenda Local 21 de ICLEI, 1994). El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de
la vida es el área de encuentro entre desarrollo económico, desarrollo social (o comunitario), la
recuperación, conservación y protección ambiental. Se preocupa por cambiar estilos de
procesos de desarrollo a fin de asegurar una mejor calidad de vida para las personas, proteger
los ecosistemas y el tejido comunitario.

El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida no implica estancamiento económico ni


debería ser asimilado, en un sentido estrecho, a la mera protección del ambiente. Este
desarrollo no requiere, necesariamente, nuevos recursos financieros. Tiene que ver con la
forma en que cada gobierno nacional o local, empresas y cada hogar gastan sus ingresos y
emprenden acciones teniendo en mente optimizar el uso de esos recursos, sin perder de vista
necesidades futuras. (Adaptación, ICLEI. 2001. Modulo 1. Introducción al Desarrollo
Sustentable, -edición para Costa Rica).

De acuerdo con Constanza, Cumberland, Daly, Goodland, Norgaard (1999) "un sistema sus-
tentable es aquel que sobrevive o persiste" (p. 194). Biológicamente, esto significa evitar la
extinción, y vivir para subsistir y reproducirse. Económicamente, significa evitar grandes
trastornos y colapsos, protegerse en contra de inestabilidades y discontinuidades. La
sustentabilidad, en su fundamento, siempre se relaciona con la temporalidad y en particular,
con la longevidad. La evaluación de la sustentabilidad también debe esperar hasta después del
hecho. Por lo tanto, la mayoría de las definiciones de la sustentabilidad suelen ser pronósticos
de acciones emprendidas el día de hoy que esperamos conduzcan a la sustentabilidad. Por
ejemplo, cabría argumentar que mantener las tasas de cosecha de un sistema de recursos por
debajo de las tasas de renovación natural debería conducir a un sistema de extracción
sustentable; pero esto es un pronóstico, no es una definición. Es, de hecho, el fundamento de la
teoría MSY (producto máximo sustentable), la base durante muchos años para la ad-
ministración de poblaciones explotadas de vida silvestre y pesquera (Roedel, 1975). Como se
aprendió en estos campos, un sistema sólo puede ser sustentable después de que haya habido
tiempo para observar si el pronóstico resulta verdadero. Usualmente hay tanta incertidumbre al
estimar las tasas naturales de renovación, y al observar y regular las tasas de cosecha, que una
predicción simple como ésta, como observan correctamente Ludwig, Hilborn y Walters
(1993), siempre es sumamente sospechosa, en especial si se le considera erróneamente como
una definición.
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El segundo problema es que cuando decimos que un sistema ha alcanzado la sustentabilidad,


no queremos decir una duración de vida infinita, sino más bien una duración de la vida que es
consistente con su escala de tiempo y espacio. Esperamos que una célula en un organismo
tenga una duración de vida relativamente corta, que el organismo tenga una duración de vida
más larga, que la especie tenga una duración de vida todavía más larga, y que el planeta tenga
una duración de vida más larga. Pero no se espera que ningún sistema (ni siquiera el universo
en el caso extremo) tenga una duración de vida infinita. Así, un sistema sustentable en este
contexto es aquel que alcanza su duración máxima de vida esperada.

Los seres humanos individuales son sustentables en este contexto si alcanzan su duración
máxima de vida "normal." Al nivel de la población, la expectativa de vida promedio suele
usarse como un indicador de la salud y el bienestar de la población, pero se espera que la
población misma tenga una duración de vida mucho más larga que cualquier individuo, y no
se consideraría sustentable si fuera a quebrarse prematuramente, incluso si todos los
individuos en la población vivieran su duración de vida "sustentable" completa.

C. REFLEXIONES FINALES

El holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida parte de un proceso de concienciación


individual, que aporta a lo colectivo, es decir se busca la armonía interior del ser humano
(mujer y hombre) y la importancia de darse cuenta de la unidad con el planeta tierra. Desde lo
individual podemos llegar a las demás personas y eso implica el creer en un conjunto de
valores que guiarán nuestro accionar en la relación con nosotras mimas (os), las (os)
semejantes, demás formas de vida y en sí con la naturaleza, de tal forma que esa relación
garantice la vida.

Debe ser sustentable, es decir, un holodesarrollo hacia la sustentabilidad de la vida debe


atender los problemas generados por la pobreza, por medio de la capacidad de autogestión, la
búsqueda de alternativas de solución propias y la cooperación solidaria y transparente entre los
países en vías de desarrollo y los desarrollados, asegurando que los avances tecnológicos que
estos últimos han alcanzado, se pongan a la disposición de los primeros.

Lo anterior, con el fin de contribuir al logro de su estabilidad económica, social, política,


ambiental y democrática, la justicia social, el respeto por los derechos humanos - entre ellos, el
derecho a un ambiente sano y equilibrado, la equidad de género y la participación no
excluyente de; etnias y grupos minoritarios -, contribuyendo al establecimiento de un
verdadero holodesarrollo de unidad en la diversidad hacia la sustentabilidad de la vida, que
garantice calidad de vida, a las actuales y futuras generaciones y a las demás formas de vida,
en cuenta el planeta.

Se debe profundizar en la relación el desarrollo con la satisfacción de necesidades y por ende


del mejoramiento de la calidad de la vida de las sociedades, lo que implica reformular la
visión milenaria de que no es posible abandonar el apego de los seres humanos a las
actividades lucrativas, en detrimento de los otros seres humanos o de ciertas sociedades por
encima de otras. Los estados en vías de desarrollo, con serias limitaciones y en un mundo
globalizado tienen en muchos aspectos mayores posibilidades de orientar su desarrollo a la
satisfacción de sus necesidades.
13

Pero de igual forma deben de abandonar esa tendencia a imitar o reproducir modelos de
desarrollo, estilos de vida y valores de algunos de los países desarrollados, que en esencia
fomentan el desequilibrio ambiental (en sus dimisiones, social, económica, cultural, política,
espiritual, legal, educativa, ética y natural).

Por otra parte, en la búsqueda de mecanismos por los cuales se llevaría a cabo la
concienciación, comenzando por el individuo y posteriormente por la comunidad, no
únicamente el o la estudiante tiene que recibir una educación ambiental que genere
aprendizajes hacia la sustentabilidad de la vida, todo ser humano en este planeta debería contar
con elementos necesarios para recuperar, proteger y conservar los ecosistemas en su propio
ámbito regional, local, comunitario, por medio de la educación no formal, con la ayuda de los
medios de comunicación (radio, T.V, periódico), que de forma directa e indirecta tienen una
cobertura masiva. Se hace necesaria la implementación de campañas ambientales adecuadas al
lugar geográfico. Realizar una evaluación de acuerdo a los resultados obtenidos; el grado de
compromiso que adquiere la comunidad, ciudad, barrio para cuidar su ambiente y por medio
de diferentes programas se puede contribuir significativamente promoviendo una educación y
gestión ambiental más contextualizada y trabajando tanto en el nivel formal como en el no
formal.

Si existiera la voluntad de la comunidad internacional de reconocer que no importa el término


que se emplee, sostenible, sustentable, alternativo, integral, holodesarrollo, bastaría con que
les den un carácter de sinónimos, reconociendo los avances y aportes teórico-conceptuales de
cada uno de ellos y así aceptados en un esfuerzo de síntesis, toda vez que hoy en día hay
consenso en muchas personas y entidades relacionadas con el tema ambiental, en que los
términos intentan expresar la búsqueda del más alto bien común, en la aspiración de mejorar la
calidad de vida de las actuales y garantizar la de las futuras generaciones, de todas las formas
de vida, de forma justa y equitativa en armonía con el ambiente, intención que ha de perdurar
a lo largo de los tiempos.

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