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Este libro de geopolítica de Zbigniew Brzezinski, publicado allá

por el año 98, se divide en tres partes. Una introducción a lo


que es la teoría central, después la aplicación de esa teoría a
las diferentes zonas de Eurasia y para terminar, sus
conclusiones.

Me centraré más en el tipo de geoestrategia que propone el


autor para Europa, Rusia, Transcáucaso y Oriente, las zonas
en las que se encuentra el tablero de ajedrez según la metáfora
del libro, y en donde Brzezinski cree que puede surgir un rival
de EEUU.

Empezaré introduciendo las cuatro cuestiones básicas que se


tratan en El Gran Tablero Mundial: en primer lugar, hay que
partir de que EEUU son la única superpotencia global militar,
económica, tecnológica y cultural, y que Eurasia es el
principal campo de juego, así que EEUU tendrían que actuar
como árbitro, por su posición dominante, ya que de este modo
son imprescindibles para resolver las cuestiones
internacionales principales.

En segundo lugar, Brzezinski ve a EEUU como el único


Estado que puede dominar la escena internacional. La
única alternativa posible al dominio norteamericano es la
anarquía global. Los únicos límites de este dominio son el
tamaño y el poder de Eurasia y el desgaste del poder
estadounidense en el tiempo. Para que ello no pase factura,
Washington debe gestionar el ascenso de otras potencias
regionales y que éstas no supongan una amenaza. Por lo
tanto, Brzezinski ve el sistema internacional como un sistema
unipolar con un actor dominante (EEUU) pero que no es el
único.

El tercer lugar, la meta de EEUU debe ser avanzar hacia la


creación de un núcleo político de responsabilidad
compartida encargada de la gestión pacífica del planeta.
Sería un sistema de seguridad para controlar las relaciones con
toda Eurasia, con una OTAN ampliada vinculada con Rusia en
materia de cooperación y mediante un diálogo entre EEUU, la
OSCE, China y Japón, todo ello enmarcado en una comisión
de seguridad permanente que incluiría a EEUU, Europa, China,
Japón, una Rusia confederada, India y otros países
importantes, aliviando así las cargas internacionales
de EEUU que seguiría ostentando el control de todo el sistema.

Y por último, en cuarto lugar, EEUU debe hacer comprender a


la opinión pública la importancia del poder para crear un
marco de cooperación geopolítica internacional durable,
que evite la anarquía global y que controle que no surja una
potencia desafiante.

La importancia de la opinión pública es el punto realmente débil


de la política norteamericana, esa reticencia del pueblo a
someterse a los intereses del imperio. Para encaminar a toda la
sociedad estadounidense tras el proyecto de Brzezinski era
necesario un terremoto de gran magnitud que convirtiera ese
rechazo en una ola arrasadora de fervor nacional-patriótico,
con adhesiones inquebrantables de algunos Estados, y que
permitiera un recorte de las libertades y derechos civiles que
algunas acciones exigen. ¿No os suena?

Tal acontecimiento ocurrió el 11 de Septiembre del año 2001.

Teniendo todo esto en cuenta, podemos diferenciar cuatro


zonas principales en las que EEUU debe formular una estrategia
global: Europa, Rusia, el Transcáucaso y el Lejano Oriente.

Europa
Francia y Alemania serían los jugadores geoestratégicos. Los
intereses estratégicos de Francia incluyen la península Ibérica,
la costa norte del Mediterráneo occidental y Alemania, y llegan
a Europa centroriental. Según Brzezinski, Francia trata de
recuperar la grandeza perdida. Quizás podemos aceptar esta
hipótesis del autor como uno de los factores que explican los
intereses franceses en el mundo, pero no el único, ya que
Francia atraviesa problemas reales, como la situación de la
agricultura, que requieren para su solución una buena posición
del país en los foros de negociación internacionales.
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Por otra parte, los intereses de Alemania pasan por Francia, los
Estados del Este emancipados de la Unión Soviética,
incluyendo las repúblicas Bálticas, Ucrania y Bielorrusia.
Alemania trataría según el autor de redimir su pasado,
mantener su poder y acceder a los recursos energéticos
asiáticos. Creo que la redención del pasado nazi no constituye
un factor tan decisivo como el autor supone, aunque sí la
recuperación de su poderío económico tras la reunificación (el
Bundesbank ha desempeñado un papel fundamental en la
integración económica europea). Pudo ser cierto además, el
acercamiento militar a EEUU por temor a Rusia, pero quizás hoy
Rusia no constituya una amenaza en estos términos. Por otro
lado, Alemania cooperó con Francia en la construcción y
fortalecimiento de la UE más de lo que Brzezinski reconoce.

En cuanto a los posibles escenarios estratégicos futuros, el


autor señala que Francia podría o bien acercarse a Alemania, o
bien aumentar su influencia en la OTAN y en la Unión Europea,
o acercarse a Rusia y Reino Unido. Sin duda Francia debe
renunciar a convertir a Alemania en subordinada ya que ésta
es consciente de la debilidad económica y militar francesa.

Un acercamiento a Reino Unido parece por el momento,


incluso después de la salida de Tony Blair del poder,
improbable, ya que Reino Unido y Estados Unidos siempre han
mantenido esa relación especial desde el siglo XIX. Tampoco
Putin parece interesado en una amistad con Francia, ya que la
cruzada estadounidense contra el terror resulta útil a los rusos
en acciones como las que llevan a cabo en Chechenia.

Por lo que respecta a Alemania, podría apoyarse en EEUU al


que a su vez le interesa la ampliación de la UE hacia el Este
para reforzar su poder en Europa. Debería además,
según Brzezinski, evitar la enemistad con Francia y Reino
Unido. El autor apunta como posibilidad, una alianza
Francia/Alemania/Polonia, aunque en esta situación Alemania
perdería poder frente a Francia.

Aunque comparto la idea de que el acercamiento alemán a los


Estados Unidos puede reforzar a Alemania, quizás sería
posible, en contra de las afirmaciones del autor, una alianza
entre Francia, Alemania, Rusia y China, para equilibrar la
balanza internacional.

Federación Rusa
Brzezinski llama a la desmembración de la Unión Soviética el
agujero negro porque después de la Guerra Fría, Rusia se
convierte en un Estado problemático sin accesos al exterior,
susceptible de entrar en confictos con sus vecinos y con gran
atraso democrático y político.

Lo que subyace en El Gran Tablero Mundial es la idea de que


Rusia nunca ha sido ocupada y reeducada, como Alemania o
Japón (que ahora están en posiciones cercanas a Estados
Unidos), y por lo tanto Washington debe coquetear con la
Rusia oficial y esperar a que ésta haya perdido la ilusión o
nostalgia de ser una superpotencia que aspira a la
subordinación de las antiguas repúblicas soviéticas. Por eso
Rusia debe cambiar, debe redefinir su identidad y debe
redefinir sus relaciones con Estados Unidos.
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Parece que en la cuestión de las relaciones entre las cabezas


de los viejos bloques de la Guerra Fría se han ido produciendo
avances gracias a los acontecimientos del 11-S, que han
llevado a EEUU y Rusia a cooperar en materia de terrorismo
internacional por el problema checheno.

Según Brzezinski, la única opción que tiene Rusia para no


quedar aislada políticamente es la de una Unión Euroasiática,
es decir, la integración en la Europa de la UE y de la OTAN,
vinculadas a EEUU por supuesto. Además Brzezinski insiste en
que se debe evitar que Rusia tome otra dirección que no sea la
integración en Europa, y para ello ésta y EEUU le deberían
ofrecer un tratado especial con la OTAN con el fin de explorar
conjuntamente la configuración de un nuevo sistema de
seguridad y cooperación más allá de la OSCE.

Para ello Rusia debe transformar su mentalidad imperial en


nacional, iniciar un proceso de reforma política, estabilización
democrática y modernización económica, y adaptarse al
pluralismo geopolítico en las ex repúblicas soviéticas.

Transcáucaso
Los Estados de la ex Unión Soviética más importantes
geopolíticamente hablando son Ucrania, Azerbaiyán y
Uzbekistán. Ucrania porque está conectada con Europa,
Azerbaiyán por su acceso a las cuencas del Mar Caspio y
Uzbekistán por ser el candidato principal a obtener el liderazgo
de lo que Brzezinski llama despectivamente los Balcanes
Euroasiáticos. Esta denominación proviene de que el
Transcáucaso es una zona de vacío de poder, igual que los
Balcanes europeos, por lo que es vulnerable a conflictos
internos y externos, y por el contrario estos Estados que
conforman el Transcáucaso son más grandes, están más
poblados, son más heterogéneos en cuestiones religiosas y
étnicas y, además, lo que es más importante, es que los
balcanes euroasiáticos son una zona muy rica en recursos
minerales y energéticos.

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El Islam produce un efecto de impulso a los nacionalismos de


estos países para hacerle frente a Rusia, por lo que los
vínculos con Turquía e Irán refuerzan la voluntad y capacidad
de los nuevos Estados. Además, esta zona es importante para
la seguridad y por las ambiciones históricas de Rusia, Turquía
e Irán, y China tiene interés político. Así, los principales
intereses por los que se compite son el poder político, por las
misiones nacionales o religiosas y por el acceso a las riquezas
de la zona.

A EEUU le interesa mantener el pluralismo político, impedir el


dominio ruso y lograr un acceso ilimitado a la región para que
los gaseoductos crucen el mar Caspio hasta Azerbaiyán,
llegando al Mediterráneo. Por estas razones se ocasiona el
apoyo de Azerbaiyán, porque rechaza las peticiones rusas
sobre sus oleoductos y por las bases militares; de Uzbekistán,
porque se opone a una integración con Rusia; de Ucrania,
porque desea una independencia total de Rusia; y de
Kazajistán, el escudo del transcáucaso frente a Rusia.

Pero aparte de apoyos por mantener el pluralismo político


también se suscita el rechazo a Estados Unidos de Turquía e
Irán, fuertes para influir por su identificación étnico-lingüística
con la región pero vulnerables étnicamente; de China, por su
vocación regional y relativa debilidad internacional; y de Rusia,
porque quiere preservar su posición dominante en la ex URSS y
explotar sus recursos. Pero a Rusia no se la puede excluir tan
fácilmente porque aunque es débil, aún es bastante fuerte, y
está muy cercana a la zona.

EEUU debe jugar hábilmente la carta de los conflictos étnicos y


religiosos en las regiones de cócteles étnicos, es decir, en los
Estados con población multiétnica Estados Unidos deben
provocar y dirigir crisis y conflictos aprovecándolos para sus
fines geoestratégicos, como por ejemplo en Afganistán en la
guerra de 1989 y después en el 11-S. En el 89 Washington
promocionó a los talibán para expulsar a las tropas soviéticas y
después en el 11-S expulsó a los talibán del poder para tener
más facilidades en el control de los gaseoductos que
atraviesan el país, ¿o es que alguien sigue creyendo que
entraron en Afganistán para encontrar a Osama Bin Laden a
partir de su lucha contra el terrorismo internacional?

También podríamos mencionar las crisis en algunos Estados


de Asia Central, ya que durante los últimos años se han dado
las llamadas revoluciones de terciopelo en Kirguizistán o en
Ucrania, con llamativos cambios de poder hacia regímenes
más propensos a las relaciones con los Estados Unidos.

Lejano Oriente
Los jugadores geoestratégicos serían China y Japón. La India,
el país más poderoso del Sur de Asia, actuaría como pivote
geopolítico, aunque Brzezinski no insiste en este aspecto.
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El interés en los recursos energéticos de Asia Central


explicaría, según el autor, el apoyo chino a Pakistán. A su vez,
la cooperación con Birmania (mal llamada Myanmar
actualmente) permite a China el acceso a las instalaciones
navales de varias islas de la costa birmana, para tener así
influencia en el sudeste asiático y el estrecho de Malaca. El
control de este estrecho, junto con el de Singapur, obstaculiza
el acceso a Japón al petróleo de Oriente Medio y a los
mercados europeos. De este modo, los intereses de China
pasarían por el acceso a los recursos de Asia Central y el
afianzamiento de su posición en la región, en confluencia con
la estrategia de EEUU.

En cuanto a los posibles escenarios estratégicos de China, el


autor señala que podría apoyarse en Uzbekistán y Kazajistán
para acceder a los recursos asiáticos, aunque se encontraría
con la oposición rusa, arriesgándose a perder la tecnología y el
capital procedente de Estados Unidos, que además podría
profundizar su relación con Japón y la India, rivales de China.

Por otra parte, China podría tratar de aminorar el papel


americano en esta región, arriesgándose de este modo a
encontrarse con la oposición estadounidense, india y japonesa.
Disiento de las tesis de Brzezinski en varios aspectos: en
primer lugar, quizás China podría reducir su dependencia de la
tecnología americana accediendo a la de los tigres asiáticos, y
del mismo modo, confiar en el capital europeo en detrimento
del estadounidense. Asimismo, la consolidación de la
economía china, superando el periodo de transición entre el
comunismo y el capitalismo, podría reducir la dependencia del
capital extranjero.

Por otra parte, el acercamiento a Rusia no traería consigo


necesariamente la enemistad con Estados Unidos, dada la
cordial relación actual entre estos dos Estados.

Japón mantiene una dependencia militar con respecto a EEUU.


Podría aliarse con China, aunque de este modo se
subordinaría a ella. Otra posibilidad sería una alianza con
Rusia, que según el autor lo alejaría de EEUU, posición que no
comparto. Eso sí, una relación con China no creo que sea
posible ni a corto ni medio plazo, dadas las relaciones actuales
entre los dos países.

La dependencia militar de EEUU podría ser mitigada por una


mayor alianza con Europa, China y el resto de potencias
medias asiáticas, para de este modo diluir la superioridad china
que según Brzezinski Japón teme.

Por otra parte, quizás la percepción de parte de la sociedad


japonesa y en general de la asiática de la
excesiva occidentalización japonesa, así como la oposición a la
subordinación de Japón con respecto a los Estados Unidos,
acabe acercando a Japón a China en algún momento a largo
plazo.

Conclusiones
El Gran Tablero Mundial es un libro de geopolítica, y como tal
propone estrategias y posibilidades de movimientos y alianzas
de los países que el autor ve convenientes. El libro resulta
especialmente interesante en la parte en la que hace referencia
a los recursos de Asia Central en el tejido de las relaciones
internacionales, haciendo de adivino sobre los años venideros.

Brzezinski se esfuerza durante toda la obra en demostrar


queno hay alianza posible en contra de EEUU. El texto rezuma
una nostalgia de la preponderancia alcanzada por Estados
Unidos tras la II Guerra Mundial. Además, asume en todo
momento que la hegemonía norteamericana conviene a todos
los países del mundo y no sólo a su propio Estado.

El autor olvida mencionar los abusos a los que su país sometió


a pueblos y Estados para mantener su hegemonía. sobre esta
cuestión podríamos enumerar una larga lista de actos
criminales cometidos por EEUU y recogidos, entre otros
autores, por Noam Chomsky.

Brzezinski tampoco se refiere en ningún momento a África o


Latinoamérica. Los conflictos africanos pueden desestabilizar el
tablero y los recursos de por ejemplo Venezuela, o la marcha
de la economía en Sudamérica pueden influenciar en los
asuntos mundiales.

Por último, el autor resume el concepto de seguridad que


prescinde de las dimensiones sociales y humanas: seguridad
en el empleo, alimentación... Brzezinskiadopta un concepto
muy occidental de seguridad, quizás incompleto.

Bibliografía:

BRZEZINSKI, Zbigniew; El Gran Tablero Mundial, La


supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos;
Ed. Paidós, 1998.

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