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1 Introducción y
conceptos básicos
David Pérez Torres • Alfredo Corell Almuzara
CONTENIDOS
1 Inmunología humana
Amígdala palatina
Ganglios linfáticos cervicales
Conducto linfático derecho
Timo Ganglios linfáticos
axilares
Conducto torácico Bazo
Cisterna del quilo
Tejido linfoide asociado a
las mucosas (MALT)
Ganglios linfáticos
inguinales
Solamente los clones capaces de identificar y unir específicamente un antígeno serán activados.
Esta es la base de la respuesta inmunitaria específica o adquirida. Cuando se produce una
infección, únicamente se movilizan los clones de linfocitos con receptores específicos para los
antígenos del patógeno invasor, de forma que la mayoría de los clones preformados jamás serán
activados. Esta propiedad del sistema inmunitario se denomina especificidad.
1 Inmunología humana
La primera línea de defensa se corresponde con las defensas externas, constituidas por barre-
ras mecánicas, químicas y microbiológicas contra las infecciones. La función de estas barreras
es impedir la entrada y proliferación de agentes patógenos al interior del organismo (Figura 1.3).
Ejemplos de estas barreras son, respectivamente, la piel, la lisozima de la saliva y la microbiota
comensal (incorrectamente denominada flora intestinal). La primera línea de defensa pertenece
a la inmunidad innata, y se caracteriza por ser una defensa externa, inespecífica y rápida.
Ojos
• Lágrimas
• Lisozima
Tracto respiratorio
Piel Figura 1.3 Primera línea de defensa
• Barrera
• Moco anatómica La piel y las mucosas actúan a modo de barrera
• Epitelio ciliado • Secreciones frente a la mayoría de agentes infecciosos. Los
• Macrófagos antimicrobianas ácidos grasos libres producidos por las glándulas
sebáceas y diversos microorganismos de la super-
alveolares
ficie cutánea, el ácido láctico, el pH ácido y el
ambiente seco de la piel crean condiciones desfa-
vorables para la mayor parte de los microorga-
nismos.
El epitelio mucoso que tapiza los orificios del
organismo está protegido por secreciones muco-
sas y cilios. Algunas bacterias y virus, el humo
del tabaco y otros contaminantes pueden lesionar
las células epiteliales ciliadas y producir suscep-
tibilidad a enfermedades como la neumonía
bacteriana secundaria.
Tracto genitourinario Tracto digestivo En las secreciones de las mucosas (moco, saliva,
• pH gástrico ácido lágrimas) también existen sustancias antimicro-
• Flujo urinario
bianas, como los péptidos catiónicos, la lisozima,
• pH urinario ácido • Microbiota la lactoferrina y la inmunoglobulina A secretora.
• Lisozima comensal El ambiente ácido del estómago, la vejiga y el
• Ácido láctico vaginal • Bilis riñón, la bilis, y el flujo urinario permiten la
inactivación y eliminación de numerosos virus y
bacterias.
La temperatura corporal, en especial la fiebre,
limita o impide el crecimiento de muchos micro-
organismos y permite que la respuesta inmunita-
ria sea más eficiente.
(Reproducido de Murray P.R., Rosenthal K.S. &
Pfaller M.A. (2009) Microbiología médica. (6ª
Ed.) Elsevier, Barcelona.)
La segunda línea de defensa pertenece al grupo de las defensas internas y está constituida por
las células y moléculas capaces de eliminar patógenos de forma inespecífica cuando estos fran-
quean la primera línea de defensa. Pertenecen a esta línea de defensa las células y moléculas
propias de la respuesta inmunitaria innata (Tabla 1.3). La segunda línea de defensa pertenece a
la inmunidad innata, y se caracteriza por ser una defensa interna, inespecífica y rápida.
La tercera línea de defensa pertenece al grupo de las defensas internas y está constituida por
las células y moléculas capaces de eliminar patógenos de forma específica, tras el fracaso de la
primera y segunda línea de defensa. Pertenecen a esta línea de defensa las células y moléculas
propias de la respuesta inmunitaria adaptativa (Tabla 1.3). La tercera línea de defensa pertenece
a la inmunidad adaptativa, y se caracteriza por ser una defensa interna, específica, lenta y con
memoria inmunológica.
Respuesta a
Idéntica a la primera Más rápida que la primera
infecciones repetidas
Memoria inmunológica No Sí
Inmediata: Linfocitos T
macrófagos y mastocitos Linfocitos B
Células
Inducida: Células plasmáticas
linfocitos NK y granulocitos APC
Inmediata:
complemento y lisozima
Citocinas
Inducida: Anticuerpos o inmunoglobulinas
Moléculas citocinas, interferones, Citolisinas
mediadores de inflamación, Moléculas HLA
proteínas de fase aguda y
péptidos catiónicos (defensina)
Órganos y tejidos de producción Hígado y médula ósea Timo (T) y médula ósea (B)
1 Inmunología humana
Cuando un patógeno consigue rebasar las líneas de defensa del organismo, el sistema inmunita-
rio debe reconocerlo y eliminarlo. Para ello, el sistema inmunitario dispone dos tipos de res-
puesta: respuesta innata, natural o inespecífica y respuesta adquirida, adaptativa o especí-
fica (Tabla 1.3). Ambas comparten idénticos mecanismos efectores de destrucción, pero difieren
en las estructuras moleculares que reconocen en los patógenos.
Tras franquear la primera línea de defensa, el patógeno accede al interior del organismo, donde
se produce en primer lugar la respuesta inmunitaria innata (Tabla 1.3). Aunque la respuesta
innata frente al patógeno se puede organizar en unas pocas horas, no todos los elementos se
activan de inmediato, sino que son inducidos paulatinamente a medida que son requeridos. La
respuesta innata permite reconocer patógenos de forma inespecífica y no genera memoria inmu-
nitaria. En la respuesta inmunitaria innata participan células, que incluyen linfocitos NK, macró-
fagos, granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) y mastocitos; y moléculas, que inclu-
yen proteínas del sistema de complemento, citocinas y péptidos catiónicas antimicrobianas
(defensinas). La inmunidad innata utiliza distintos componentes para eliminar el patógeno, en
función de sus características, entre los que destacan el mecanismo de fagocitosis, el sistema de
complemento y los linfocitos NK (Tabla 1.4).
Influenzavirus
Virus (intracelulares) SI NO SI
Rhinovirus
Legionella
Bacterias intracelulares SI NO SI
Mycobacterium
Staphylococcus
Bacterias extracelulares SI SI NO
Salmonella typhi
Plasmodium
Protozoos intracelulares NO NO NO
Leishmania
Entamoeba
Protozoos extracelulares SI SI NO
Giardia lamblia
Candida
Hongos NO SI NO
Criptococcus
Al mismo tiempo que actúa la respuesta inmunitaria innata se comienza a establecer una res-
puesta inmunitaria adaptativa (Tabla 1.3). Esta respuesta, a diferencia de la innata, tarda va-
rios días en establecerse y solo termina de organizarse cuando la inmunidad innata fracasa en su
misión. La respuesta adaptativa, cuyo origen evolutivo es más reciente que el de respuesta la
innata, reconoce patógenos específicos y genera memoria inmunitaria. En la respuesta inmunita-
ria innata participan células, que incluyen linfocitos T, linfocitos B, células presentadoras de
antígeno (APC) y células plasmáticas; y moléculas, que incluyen anticuerpos o inmunoglobuli-
nas y citocinas.
La respuesta humoral es el conjunto de mecanismos mediados por moléculas que tienen como
objetivo eliminar el patógeno. Pertenecen a la inmunidad humoral los anticuerpos o inmunoglo-
bulinas sintetizados por las células plasmáticas, las citocinas, las proteínas del sistema de com-
plemento y los péptidos catiónicas antimicrobianas.
La respuesta celular es el conjunto de mecanismos mediados por células que tienen como obje-
tivo eliminar el patógeno. Pertenecen a la inmunidad celular los linfocitos NK, los granulocitos,
las células presentadoras de antígeno (linfocitos B, monocitos-macrófagos y células dendríti-
cas) y los linfocitos T.
1 Inmunología humana
Las características más importantes de la respuesta adaptativa primaria, en la que los antíge-
nos del patógeno entran en contacto por primera vez con el sistema inmunitario, se exponen a
continuación (Figura 1.5):
Las características más importantes de la respuesta adaptativa secundaria, en la que los antí-
genos del patógeno ya han estado en contacto previamente con el sistema inmunitario, se expo-
nen a continuación (Figura 1.5):
1 Inmunología humana
Diversidad
Las respuestas inmunitarias son diversas, puesto que cada antígeno es reconocido específica-
mente por un clon de linfocitos. La diversidad de la respuesta inmunitaria confiere al organismo
una gran capacidad de respuesta frente a los patógenos. Se calcula que el sistema inmunitario
tiene un repertorio linfocitario capaz de discriminar entre 1011 determinantes antigénicos dis-
tintos.
Memoria
La memoria inmunológica se basa en el hecho de que la exposición a un patógeno extraño
(respuesta primaria) aumenta la capacidad de del sistema inmunitario para generar una respuesta
(respuesta secundaria) más rápida, eficaz y cualitativamente diferente.
Especialización
El sistema inmunitario genera respuestas especializadas frente a cada tipo de patógeno invasor,
alcanzando así una eficacia óptima de la respuesta. De esta forma, por ejemplo, el organismo
utiliza unos mecanismos especializados para eliminar un virus, diferentes de los que utiliza para
eliminar un parásito, una bacteria o un hongo.
Autolimitación
Tras la exposición a un patógeno, el sistema inmunitario establece una respuesta inmunitaria. La
autolimitación de la respuesta inmunitaria permite consiste en el retorno a la homeostasis o
niveles basales normales tras eliminar al patógeno, permitiendo que el sistema inmunitario no
esté activado de forma continua.
No autorreactividad o tolerancia
El sistema inmunitario se caracteriza por la no autorreactividad o tolerancia en su respuesta,
que consiste en no reaccionar frente a los antígenos del propio organismo. La tolerancia se man-
tiene mediante diferentes mecanismos, entre los que destaca la eliminación de los linfocitos que
expresan receptores específicos para antígenos propios (linfocitos autorreactivos). Los defectos
en los mecanismos que mantienen la tolerancia originan enfermedades autoinmunes.
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La unidad más pequeña de un antígeno que puede ser reconocida por el sistema inmunitario se
denomina epítopo o determinante antigénico. La conformación espacial de los distintos epíto-
pos es variable (Figura 1.6). Se denomina epítopo lineal al epítopo constituido por una secuen-
cia de aminoácidos correlativa en la estructura primaria de la proteína. Se denomina epítopo
conformacional al epítopo formado por aminoácidos que no se encuentran en posiciones adya-
centes en la estructura primaria de la proteína, pero que se encuentran próximos en el espacio
como resultado de su plegamiento.
Un antígeno puede presentar múltiples regiones que se comporten como epítopos, denominán-
dose antígenos multivalentes (Figura 1.7). Los epítopos de los antígenos multivalentes pueden
ser iguales o diferentes entre sí: puede ocurrir que todos los epítopos sean iguales, que todos los
epítopos sean diferentes, y situaciones intermedias.
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1 Inmunología humana
Tipos de antígeno
Los antígenos se clasifican en función de su capacidad antigénica en tres grupos (Figura 1.8).
Tolerógenos
Haptenos
Inmunógenos
Los inmunógenos son los antígenos más comunes y se caracterizan por ser capaces de estimu-
lar la respuesta inmunitaria y convertirse en su diana, dando lugar a respuestas secundarias
cuando se produce una reexposición. Los antígenos inmunógenos se denominan alérgenos
cuando producen reacciones alérgicas, autoantígenos cuando están implicados enfermedades
autoinmunes y aloantígenos cuando proceden de un individuo de la misma especie (injertos).
Los haptenos, cuya estructura química suele corresponder con ciclos aromáticos pequeños, son
antígenos incapaces de inducir una respuesta inmunitaria por sí mismos, pero son capaces de
hacerlo cuando se unen a un inmunógeno mayor (como una proteína). En este caso, desencade-
nan una respuesta inmunitaria contra el complejo inmunógeno-hapteno, que será una respuesta
secundaria en exposiciones sucesivas.
Los tolerógenos son antígenos capaces de inducir una respuesta inmunitaria y convertirse en su
diana. Sin embargo, las sucesivas exposiciones generan respuestas secundarias cada vez más
débiles. Pertenecen al grupo de los tolerógenos, por ejemplo, los antígenos de la carne de vaca o
los de los cereales.
Antígenos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
A S S N N S S S N S N N N S
B S N S S S S N N S N S N N
Individuos
C N S S S N N N S N S N S N
D S N S S N N S S S N N S S
E S N S S S S S S N N N N N
F S S N S N N N S N S N S S
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1 Inmunología humana
La proliferación de los clones de linfocitos permite que lleven a cabo su función efectora: eli-
minar el patógeno. Los linfocitos T median procesos de citotoxicidad que destruyen al patógeno
y participan en la activación de los linfocitos B. Los linfocitos B, por su parte, se diferencian a
células plasmáticas y secretan anticuerpos (Figura 1.10-C y E). Una pequeña proporción de los
linfocitos T y B se diferencian a células de memoria (Figura 1.10-D), que permiten hacer frente
a sucesivas exposiciones con mayor rapidez y eficacia.
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Además, el sistema inmunitario posee órganos repartidos por todo el organismo, que se clasifi-
can en órganos linfoides primarios y secundarios (Figura 1.1). Los órganos linfoides primarios
son aquellos en los que maduran los linfocitos para adquirir la capacidad de reconocer antígenos
y comprenden la médula ósea, donde maduran los linfocitos B, y el timo, donde maduran los
linfocitos T. Los órganos linfoides secundarios son aquellos en los que tiene lugar el recono-
cimiento del antígeno por parte de los linfocitos y, por tanto, es donde se produce la selección y
expansión clonal, con la consiguiente fase efectora. Son órganos linfoides secundarios la médu-
la ósea, el bazo, los ganglios linfáticos y el tejido linfoide asociado a las mucosas (MALT). La
médula ósea es simultáneamente un órgano linfoide primario y secundario, puesto que en él
maduran los linfocitos B (primario) y se producen anticuerpos (secundario).
Cuando un patógeno logra sortear las eficaces barreras inmunitarias innatas y establece una
infección, se activan los mecanismos de inmunidad innata y adaptativa, que combaten al pató-
geno con herramientas celulares y humorales (Figura 1.12). La respuesta innata trata de elimi-
nar el patógeno mediante fagocitosis, el sistema de complemento y los linfocitos NK.
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1 Inmunología humana
La respuesta adaptativa se inicia con la fagocitosis de los patógenos por las células presenta-
doras de antígeno (APC), cuya función es digerir el patógeno en fragmentos pequeños (antíge-
nos) y presentarlos en la superficie de su membrana en el seno de una molécula del complejo
mayor de histocompatibilidad de clase II (MHC de clase II). Los antígenos así presentados son
reconocidos por un tipo de linfocitos caracterizado por presentar la molécula CD4 en su mem-
brana y que se denominan linfocitos T CD4+, T-helper cell (Th) o T-coadyuvantes. La interac-
ción entre el complejo antígeno-MHC de clase II de la APC y el receptor de linfocito T (TcR)
de un linfocito T CD4+ induce un mecanismo de transducción intracelular en ambas células que
permite la liberación de factores que activan otros elementos de la respuesta adaptativa. Entre
estos elementos, se encuentra el otro gran grupo de linfocitos T, caracterizado por presentar la
molécula CD8 en su membrana y que se denominan linfocitos T CD8+, citotoxic T-cell (CTL) o
T-citotóxicos; y los linfocitos B, que se diferencian a células plasmáticas productoras de anti-
cuerpos.
Una vez seleccionados los linfocitos, se produce la expansión clonal y se inicia la función efec-
tora. Los linfocitos T y B son capaces de reconocer y destruir moléculas y microorganismos
ajenos a los propios, lo que junto con la memoria inmunológica constituye la principal diferen-
cia de los linfocitos con el resto de células efectoras del sistema inmunitario. Para llevar a cabo
este reconocimiento, se valen del receptor de linfocito T (TcR) y del receptor de linfocito B
(BcR) respectivamente. Los linfocitos T y B se comportan como adaptadores entre los patóge-
nos y los mecanismos efectores del sistema inmunitario, cuyas características son similares en la
respuesta innata y en la adaptativa. Los linfocitos T citotóxicos actúan fundamentalmente frente
patógenos intracelulares, mientras que los linfocitos B lo hacen frente patógenos extracelulares.
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Las reacciones de hipersensibilidad y alergias son respuestas desmesuradas del sistema inmu-
nitario. En la hipersensibilidad el organismo responde al patógeno de forma exagerada, dañando
al huésped. En las alergias el organismo responde a un antígeno inocuo, como el polen, de for-
ma exagerada. El rechazo a injertos no es una patología en sí misma, sino una demostración de
la capacidad del sistema inmunitario para reconocer lo extraño (órgano trasplantado). Esta si-
tuación no es previsible de forma natural, no tiene precedentes en la evolución y ha sido intro-
ducida por las modernas terapias médicas. El objetivo clínico en los trasplantes es reducir al
mínimo la respuesta frente al tejido trasplantado, cuyos antígenos se denominan aloantígenos.
Murphy K., Travers P. & Walport M. (2008) Janeway’s Immunobiology (7th Ed.) Garland Science,
Nueva York.
Murray P.R., Rosenthal K.S. & Pfaller M.A. (2009) Microbiología médica. (6ª Ed.) Elsevier, Barce-
lona.
Regueiro J.R., López C., González S. & Martínez E. (2011) Inmunología. Biología y Patología del
Sistema Inmune. (4ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
LOS AUTORES AGRADECEN SU COLABORACIÓN A LOS ALUMNOS DE LOS CURSOS 2008-2009 Y 2009-2010
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2 Inmunología humana
CONTENIDOS
El sistema inmunitario de los vertebrados superiores está compuesto por una amplia variedad de
células, con características morfológicas y funcionales diferentes. Las células se diferencian a
partir de un progenitor pluripotencial y pueden actuar tanto en la inmunidad innata como en la
adaptativa. Las células del sistema inmunitario están en continua interacción, que se puede pro-
ducir mediante dos mecanismos: contacto físico y a través de factores solubles.
Las células que forman el sistema inmunitario se organizan a su vez en tejidos y órganos, es-
tructuras que en conjunto constituyen el llamado sistema linfoide. Los tejidos y órganos linfoi-
des se pueden se pueden dividir en primarios o centrales y en secundarios o periféricos. Los
órganos primarios son los lugares de la hematopoyesis, mientras que los periféricos son los lu-
gares de interacción entre las distintas células y tienen como misión proveer un ambiente favo-
rable para que se desencadenen las respuestas inmunológicas.
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La célula madre pluripotencial se diferencia dando lugar a dos linajes celulares, el precursor
mieloide y el precursor linfoide, de los que a su vez derivan otros tipos celulares. Del progeni-
tor mieloide o promielocito derivan los eritroblastos, precursores de los eritrocitos, los mega-
cariocitos, precursores de las plaquetas, los granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos),
las células dendríticas, y los monocitos, que se diferencian a macrófagos o células dendríticas.
Del progenitor linfoide derivan los linfocitos B, de los que derivan las células plasmáticas, los
linfocitos Tc (citotóxicos), los linfocitos Th (coadyuvantes), los linfocitos NK y las células den-
dríticas.
Las células del sistema inmunitario se pueden clasificar de acuerdo con sus características mor-
fológicas en granulocitos y agranulocitos:
Granulocitos: se caracterizan por poseer gránulos específicos. Son los neutrófilos, eo-
sinófilos y los basófilos.
Agranulocitos: no poseen gránulos específicos. Son los linfocitos y los monocitos.
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2 Inmunología humana
Las células del sistema inmunitario también se pueden clasificar siguiendo un criterio funcional
en inflamocitos, fagocitos y células presentadoras de antígeno profesionales (APC):
Además de los anteriormente descritos, existen gránulos de glucógeno, que constituyen una
reserva de hidratos de carbono de movilización rápida. En el centro de la célula aparece un apa-
rato de Golgi (AG) y un retículo endoplasmático rugoso (RER) poco desarrollados.
Los neutrófilos son células móviles, capaces de abandonar la circulación sanguínea y migrar
hacia un tejido conjuntivo en el que se requiera su participación; tienen capacidad fagocítica;
cuando mueren constituyen, junto con bacterias destruidas, un exudado espeso amarillento de-
nominado pus; y actúan como inductores de fiebre mediante la liberación de interleucina 1
(IL1).
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Eosinófilos
Los eosinófilos (Figura 2.3) son granulocitos con grandes gránulos refringentes en su citoplas-
ma. Los eosinófilos maduros tienen un tamaño similar al de los neutrófilos y poseen un único
núcleo típicamente bilobulado. En el centro de la célula aparece un aparato de Golgi (AG) y un
retículo endoplasmático rugoso (RER) poco desarrollados.
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2 Inmunología humana
Gránulos azurófilos: son lisosomas y contienen una amplia variedad de hidrolasas áci-
das y enzimas, que utilizan para destruir parásitos y complejos antígeno-anticuerpo fa-
gocitados.
Gránulos específicos: se caracterizan por presentar un cuerpo cristaloide, que es res-
ponsable de la refringencia de los gránulos al microscopio óptico. Contienen cuatro pro-
teínas básicas: proteína básica principal (MBP), proteína catiónica del eosinófilo
(ECP), peroxidasa de eosinófilo (EPO) y neurotoxina derivada del eosinófilo (EDN); y
otros elementos, como histaminasa, arilsulfatasa, colagenasa y catepsinas.
Los eosinófilos participan en las reacciones alérgicas liberando arilsulfatasa, que neutraliza los
leucotrienos secretados lo los básofilos, e histaminasa, que neutraliza la acción de la histamina,
siendo ambas responsables de moderar los efectos nocivos de las moléculas vasoactivas y proin-
flamatorias; en las infestaciones parasitarias liberando MBP, ECP y EPO (moléculas citotóxi-
cas para los protozoos y los helmintos) y EDN (molécula neurotóxica para los parásitos); y en
los procesos inflamatorios crónicos, siendo capaz de fagocitar y destruir complejos antígeno-
anticuerpo.
Basófilos
Los basófilos (Figura 2.4) son los leucocitos menos abundantes con gránulos grandes y abun-
dantes que se tiñen con colorantes básicos. Los basófilos maduros tienen un tamaño similar al
de los neutrófilos y poseen un único núcleo con una suave estrangulación que les confiere as-
pecto bilobulado. En el centro de la célula aparece un aparato de Golgi (AG) y un retículo en-
doplasmático rugoso (RER) poco desarrollados.
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Gránulos azurófilos: son lisosomas y contienen varias de las hidrolasas ácidas lisoso-
males habituales.
Gránulos específicos: muestran una textura granulada y figuras de mielina en la mi-
croscopía electrónica de transmisión. Contienen múltiples sustancias, como la heparina,
un glucosaminoglucano sulfatado con acción anticoagulante; la histamina y el heparán
sulfato, agentes vasoactivos que producen vasodilatación; y leucotrienos, lípidos modi-
ficados que producen broncoconstricción y disminuyen el calibre de la vía aérea.
La función de los basófilos está íntimamente ligada con la de los mastocitos y, durante un tiem-
po, se pensó que los basófilos y los mastocitos eran el mismo tipo celular, pertenecientes a la
sangre y a los tejidos periféricos respectivamente. Esta teoría se debía a las similitudes morfoló-
gicas y funcionales entre ambos tipos celulares. En la actualidad, está establecido que los basófi-
los y los mastocitos son células diferentes.
Tanto los mastocitos como los basófilos fijan un anticuerpo secretado por los plasmocitos, la
inmunoglobulina E (IgE), a través de receptores de Fc expresados en la superficie celular. La
exposición al antígeno específico para la IgE y la reacción de este con el anticuerpo produce la
liberación de los agentes vasoactivos de los basófilos y los mastocitos. Estas sustancias produ-
cen alteraciones vasculares importantes que se asocian con la hipersensibilidad y la anafilaxia.
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2 Inmunología humana
Gránulos de glucógeno Si No
Microvellosidades Microvellosidades
Superficie celular
cortas, planas y escasas extensas y profusas
Plaquetas o trombocitos
Las plaquetas o trombocitos (Figura 2.6) son fragmentos citoplasmáticos pequeños limitados
por membrana y anucleados que provienen de los megacariocitos. Presentan gran cantidad de
vacuolas y gránulos en su interior, incluyendo gránulos de glucógeno, además de numerosos
microtúbulos concéntricos bajo la membrana plasmática. Las plaquetas actúan en la vigilancia
continua de los vasos sanguíneos, la formación de coágulos de sangre y la reparación del tejido
lesionado.
Vacuolas Microtúbulos
Gránulos de
glucógeno
Gránulos
Monocitos y macrófagos
Los monocitos (Figura 2.7) son agranulocitos con un núcleo simple o muy suavemente lobula-
do, RER pequeño, AG mediano, gran cantidad de lisosomas primarios con enzimas hidrolíticas
y microvellosidades en la superficie celular.
24
Los macrófagos (Figura 2.8) presentan las mismas características que los monocitos, pero ade-
más aparecen vacuolas enormes que contienen partículas fagocitadas, lisosomas secundarios
resultado de la fusión de un fagosoma con un lisosoma primario cargado de enzimas, cuerpos
multilaminares, acúmulos lipídicos y numerosas mitocondrias filamentosas, y grandes pseudó-
podos en su superficie.
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2 Inmunología humana
Los macrófagos adquieren una morfología y función diferente dependiendo del tejido en el que
se encuentren, recibiendo distintos nombres en cada tejido: monocitos, los que se encuentran en
la sangre; histiocitos, en el tejido muscular; osteoclastos, en los huesos; microglía, en el sistema
nervioso; y células de Küppfer, en el hígado.
Linfocitos T y B en reposo
26
Cuando los linfocitos T y B (Figura 2.9) se encuentran en reposo (no activadas) son indistin-
guibles. Poseen un gran núcleo simple con nucléolo evidente, que convierte al citoplasma en
apenas un anillo o llanta en torno a él. La escasez de citoplasma no permite el desarrollo de
grandes orgánulos, excepto por la presencia de una gran cantidad de ribosomas libres y exis-
tiendo un AG y RER de pequeño tamaño. Cuando los linfocitos T y B se activan se transforman
en linfoblastos, con condensación del núcleo y desarrollo del RER para sintetizar diferentes
proteínas funcionales.
Linfocitos NK (LGL)
Los linfocitos NK (natural killer) o large granular lymphocytes (LGL) (Figura 2.11) son de
mayor tamaño que los linfocitos T y B, y cuentan con un núcleo simple que no ocupa todo el
volumen celular, permitiendo la existencia de gránulos con función citotóxica y de un AG me-
diano.
Células dendríticas
Las células dendríticas (Figura 2.12) se caracterizan por poseer pseudópodos de gran enverga-
dura que permiten atrapar y fagocitar sustancias, por tener un núcleo simple con un nucléolo
pequeño, citoplasma claro con pocos gránulos, gotas lipídicas y orgánulos como mitocondrias
redondeadas y AG y RER poco desarrollados.
27
2 Inmunología humana
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Fagocitosis y lisis (Figura 2.13, izquierda): los fagocitos pueden reconocer sustancias
extrañas mediante receptores en la superficie de su membrana. Los fagocitos engloban
a los patógenos, constituyendo una vesícula fagocítica que se fusiona con un lisosoma
primario, cuyas enzimas digieren al patógeno. De esta forma, se constituye un fagoso-
ma o lisosoma secundario. La fagocitosis y lisis es la función principal de los macrófa-
gos, los responsables de la hipersensibilidad retardada. Los neutrófilos también fagoci-
tan en respuesta a señales como el complemento y los anticuerpos. Los eosinófilos pue-
den adquirir capacidad fagocítica en determinadas circunstancias, aunque su función
principal es la respuesta frente a parásitos.
Exocitosis y daño (Figura 2.13, centro): los eosinófilos son capaces de reconocer pará-
sitos, desencadenando una cascada de señales que induce la liberación de sustancias ci-
totóxicas y neurotóxicas para el parásito.
29
2 Inmunología humana
Exocitosis e inflamación (Figura 2.13, derecha): los mastocitos y los basófilos recono-
cen antígenos mediante una inmunoglobulina E anclada en la superficie de su membra-
na. El reconocimiento da lugar a la secreción de una colección de moléculas inflamato-
rias preformadas almacenadas en los gránulos, que producen acciones entre las que se
incluyen la vasodilatación, la extravasación de células desde el torrente sanguíneo al te-
jido infectado, quimiotaxis y edema (hinchazón).
Vigilancia de ausencias: los linfocitos NK detectan la pérdida de expresión celular de
algunas proteínas, generalmente antígenos MHC, e inducen su muerte por apoptosis. La
pérdida de expresión de MHC sucede en determinados procesos tumorales e infecciones
víricas.
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2 Inmunología humana
Ross M.H. & Pawlina W. (2007) Histología. Texto y Atlas color con Biología Celular y Molecular.
(5ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
LOS AUTORES AGRADECEN SU COLABORACIÓN A LOS ALUMNOS DE LOS CURSOS 2008-2009 Y 2009-2010
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Tejidos del
3 sistema inmunitario
David Pérez Torres • Alfredo Corell Almuzara
CONTENIDOS
a. Médula ósea
b. Timo
a. Ganglios linfáticos
b. Bazo
c. Tejido linfoide asociado a mucosas (MALT)
Encapsulado No encapsulado
Timo
Primarios
Médula ósea
Ganglios
Secundarios Bazo MALT
Médula ósea
33
3 Inmunología humana
Los tejidos linfoides se encuentran dispersos por el organismo, por lo que tiene que existir una
circulación entre ellos. Esta circulación se consigue a través de la linfa (sistema linfático) y san-
gre. Ambos sistemas circulatorios distribuyen las células inmunocompetentes por todo el orga-
nismo (Figura 3.1). En la circulación linfática hay cadenas de ganglios intercalados, y estos
ganglios se diferencian en puntos en los que convergen dos o más vasos linfáticos. Destacan las
agrupaciones ganglionares localizadas en zonas como el cuello, amígdalas, axilas, ingles o hue-
co poplíteo. Hay un punto de conexión entre los dos sistemas circulatorios, cuando una larga
cadena ganglionar paralela a la columna vertebral llamada ducto torácico, vuelca todo el conte-
nido de la linfa a nivel de la vena subclavia izquierda (Figura 3.2).
34
Corazón
Vasos
linfáticos
Vaso
linfático Capilares Ganglios
sanguíneos linfáticos
Capilares
linfáticos
Folículo linfoide
35
3 Inmunología humana
En la médula ósea, la célula madre pluripotencial da lugar a dos tipos de precursores, el mieloi-
de y el linfoide. El progenitor linfoide se diferencia a linfocito T en el timo, y a linfocito B en la
médula ósea. En la actualidad se desconoce la localización anatómica en la que se diferencian
los linfocitos NK.
36
Timo
El timo es un órgano bilobulado localizado en el mediastino anterior que posee entre sus fun-
ciones la maduración de los linfocitos T. Cada lóbulo está dividido en varios lobulillos por tabi-
ques fibrosos y cada lobulillo está formado por una corteza externa y una médula interna (Figu-
ra 3.6).
37
3 Inmunología humana
El tamaño del timo es grande durante la infancia, pero su tamaño va disminuyendo con la edad
(Figura 3.7). A pesar de ello, en el adulto pero sigue desempeñando una función importante en
la maduración de los linfocitos T.
38
El timo posee una fina cápsula de tejido conjuntivo desde la que se extienden tabiques o trabé-
culas hacia el interior del parénquima del órgano. La cápsula y las trabéculas contienen vasos
sanguíneos, ramas de la arteria y vena tímica, vasos linfáticos eferentes y nervios. El tejido con-
juntivo del timo contiene fibras colágenas, fibroblastos y cantidades variables de otras células
como plasmocitos, granulocitos, mastocitos o adipocitos. En el timo aparecen unas estructuras
características denominadas corpúsculos tímicos o de Hassall, que son masas aisladas de un tipo
de células epiteliorreticulares tipo VI del timo (tipo VI) (Figura 3.8). Se cree que estas estructu-
ras tan características de la médula tímica producen interleucina 4 (IL4) y 7 (IL7), que actúan en
la diferenciación y la educación de los linfocitos T en el timo.
A. Timo
1 – Lóbulillos
2 – Tabiques
3 – Corteza
4 – Médula
B. Lobulillo
1 – Corteza
2 – Médula
3 – Corpúsculo de Hassall
4 – Tabique
C. Corpúsculo de Hassall
1 – Corpúsculo de Hassall
2 – Corteza
3 – Médula
39
3 Inmunología humana
Los linfocitos del timo, también denominados timocitos, son células de estirpe T en diferentes
estadios de maduración. En general, los linfocitos T más inmaduros llegan a la corteza del timo
a través de los vasos sanguíneos y pasan a la médula a través de los capilares. Los linfocitos T
maduros salen de la médula tímica a través de los capilares venosos.
Los timocitos acceden a la corteza del timo a través de los vasos sanguíneos. Las células epite-
liales de la corteza tímica presentan sus moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad
(MHC) de clase I y II, de forma que solo sobreviven aquellos que poseen TcR capaz de recono-
cer estas moléculas. Mediante este proceso, denominado selección positiva (Figura 3.9), se
garantiza la restricción por propio haplotipo de los linfocitos T. Tras la selección positiva, los
timocitos acceden a la médula tímica, donde son eliminados aquellos que reconocen con alta
afinidad péptidos propios presentados en el seno de moléculas MHC o complejos MHC propios
solos de las células dendríticas y macrófagos. Mediante este proceso, denominado selección
negativa (Figura 3.9), se garantiza la propiedad de autotolerancia del sistema inmunitario, pues-
to que se eliminan los linfocitos T autorreactivos. Tras ser sometidos al proceso de selección
positiva y selección negativa se eliminan un 95% de los timocitos, de forma que tan solo un 5%
de los timocitos que acceden al timo se convierten en linfocitos T maduros que se liberan a la
circulación.
40
Los ganglios linfáticos están formados por una corteza (externa), una paracorteza (intermedia)
y una médula (interna) (Figuras 3.11 y 3.12):
Corteza: es la región a la que primero acceden las células procedentes de los vasos lin-
fáticos. Los linfocitos se organizan en folículos linfoides, donde predominan los linfoci-
tos B. Los folículos pueden ser primarios, cuando contienen linfocitos B vírgenes en
reposo (no activados) o secundarios, cuando presentan centros germinales con linfoci-
tos B activados que pueden estar diferenciándose a células plasmáticas.
41
3 Inmunología humana
A. Ganglio linfático
1 – Corteza
2 – Paracorteza
3 – Médula
4 – Cordones medulares
5 – Folículo linfoide
6 – Cápsula
42
Bazo
El bazo es un órgano de alrededor de 150 g localizado en el cuadrante superior izquierdo del
abdomen. El bazo está irrigado a través de una arteria esplénica única, que perfora la cápsula en
el hilio y se divide progresivamente en ramas más pequeñas, que se rodean por trabéculas fibro-
sas protectoras y de sostén (Figura 3.13). El bazo se realiza la presentación de antígenos y se
organizan las respuestas inmunitarias frente a los antígenos que transporta la sangre.
43
3 Inmunología humana
44
A. Folículo esplénico
1 – Centro germinal del folículo
2 – Corona del folículo
3 – Zona marginal del folículo
4 – Vaina linfoide periarteriolar
5 – Arteriola central
6 – Pulpa roja
7 – Trabéculas
45
3 Inmunología humana
MALT es el nombre genérico del único órgano linfoide secundario que no es encapsulado; está
situado en la lámina propia y áreas submucosas de diferentes tractos según los cuales recibe un
nombre:
Folículos
Lámina muscular
Villi linfoides Lámina propia
de la mucosa
Villi
Folículos
Capa muscular linfoides
circular Submucosa Submucosa
Capa muscular
Capa muscular Lámina muscular
logitudinal de la mucosa Placa de Peyer
46
Tejidos
periféricos
Bazo
Corazón
Ganglio
linfático
Pulmones
Hígado
Los linfocitos B maduran en la médula ósea y los linfocitos T en el timo. Aunque en estos órga-
nos se hacen inmunocompetentes, todavía no han encontrado su antígeno, por lo que se deno-
minan linfocitos vírgenes.
Los linfocitos vírgenes recirculan continuamente, desde la sangre hasta los órganos linfáticos
periféricos (por ejemplo los ganglios linfáticos), donde tiene lugar la activación de las células
con receptor específico para un antígeno concreto. Los linfocitos vírgenes se convierten en efec-
tores cuando entran en contacto con el antígeno y una pequeña proporción se diferencia a linfo-
citos de memoria.
Cuando se produce una infección y los patógenos superan las barreras del organismo, las células
fagocíticas capturan grandes cantidades de antígeno y viajan desde la zona infectada hasta los
ganglios linfáticos a través de los vasos linfáticos aferentes. Cuando alcanzan el ganglio, las
células presentadoras de antígeno muestran el antígeno a los linfocitos recirculantes vírgenes.
47
3 Inmunología humana
Todos los linfocitos pasan por los antígenos hasta encontrar el clon adecuado, para sufrir un
proceso de expansión clonal (proliferación y diferenciación) y abandonar los ganglios a través
de los vasos linfáticos eferentes en forma de células efectoras. De esta forma se obtienen linfoci-
tos B y T específicos activados que, a través del conducto torácico, alcanzan la sangre para diri-
girse al tejido infectado, donde ejercen su función. Todo este proceso tarda alrededor de siete
días.
Regueiro J.R., López C., González S. & Martínez E. (2011) Inmunología. Biología y Patología del
Sistema Inmune. (4ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
Ross M.H. & Pawlina W. (2007) Histología. Texto y Atlas color con Biología Celular y Molecular.
(5ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA
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ponible en: http://histol.narod.ru/atlas-en/content-en.htm
Kindt T.J., Goldsby R.A., Osborne B.A. & Palacios R. (2007) Inmunología de Kuby (6ª Ed.)
McGraw-Hill Interamericana, Madrid.
Larousse Médical (Internet) (2009) Système lymphatique. Éditions Larousse, Paris. Disponible en:
http://www.larousse.fr/encyclopedie
LOS AUTORES AGRADECEN SU COLABORACIÓN A LOS ALUMNOS DE LOS CURSOS 2008-2009 Y 2009-2010
48
4 Células y mecanismos de la
inmunidad innata I: macrófagos
David Pérez Torres • Alfredo Corell Almuzara
CONTENIDOS
Física o mecánica: la barrera epitelial está construida por células en empalizada con
uniones fuertes entre sí (desmosomas). Si estas uniones no se rompen o alteran, el pató-
geno no puede entrar en el organismo.
Química: el pH ácido del estómago o del epitelio genito-urinario, por ejemplo, dificulta
el crecimiento de patógenos. Los ácidos grasos de la piel, suponen también un entorno
químico hostil. Además, existen sustancias microbicidas en las secreciones mucosas,
como la lisozima y péptidos antimicrobianos (defensinas).
Biológica o microbiológica: la flora bacteriana comensal compite por los mismos ni-
chos que los patógenos potenciales, impidiendo que se asienten en estos epitelios. Pero
además, algunas bacterias saprofitas producen proteínas, como la colistina, con efecto
antibiótico.
49
4 Inmunología humana
Ojos
• Lágrimas
• Lisozima
Piel
Tracto respiratorio • Barrera
• Moco anatómica
• Epitelio ciliado • Secreciones
• Macrófagos antimicrobianas
alveolares
En caso de que las primeras barreras de defensa no funcionen, por estar alteradas o porque algu-
na herida abre una vía de entrada de los patógenos al medio interno, se ponen en marcha nuevas
herramientas de la inmunidad innata, tanto celulares como moleculares. Las células innatas de
acción inmediata realizan su función efectora mediante diferentes mecanismos (Figura 4.2):
Endocitosis: los patógenos son fagocitados por los macrófagos, formándose unas vesí-
culas denominadas fagosomas, que se fusionan con lisosomas primarios, cargados de
enzimas hidrolíticas. De esta forma se constituyen los fagolisosomas o lisosomas se-
cundarios, donde se produce la eliminación hidrolítica de los patógenos.
Exocitosis: puede tener diferentes consecuencias, dependiendo de la célula que la reali-
za y del contenido de sus gránulos:
- Los eosinófilos, al liberar el contenido de sus gránulos, vierten toxinas que ata-
can a grandes patógenos, produciendo sobre ellos efectos neurotóxicos.
- Los mastocitos, al degranular liberan una colección de aminas vasoactivas (his-
tamina,…) que ponen en marcha el proceso inflamatorio local, con atracción de
nuevas células y moléculas a la zona de liberación.
50
51
4 Inmunología humana
4.3 | FAGOCITOS
Los fagocitos se clasifican en mononucleares, que poseen un único núcleo, y polimorfonu-
cleares, que presentan un núcleo lobulado. Los fagocitos mononucleares se encuentran habi-
tualmente en sangre, donde se denominan monocitos. Los monocitos abandonan la sangre y se
infiltran en tejidos a los pocos días de vida. En los tejidos, los monocitos experimentan un pro-
ceso madurativo en el que aumenta su tamaño, y se desarrolla el aparato de Golgi y los lisoso-
mas, tras lo cual se denominan macrófagos.
El conjunto de los macrófagos de nuestro organismo forma una red denominada sistema mono-
nuclear fagocítico (Figura 4.3), localizado en lugares estratégicos, por donde los patógenos
pueden penetrar al interior del huésped.
Los polimorfonucleares presentes en sangre presentan una vida media corta, de unas 48 horas,
por lo que están en continua renovación. Se denominan también granulocitos (neutrófilos, eosi-
nófilos y basófilos, según sus gránulos se tiñen con colorantes neutros, ácidos o básicos, respec-
tivamente).
También con capacidad fagocítica, pero con diferente función, se encuentran las células dendrí-
ticas y los linfocitos B. En ambos casos, la fagocitosis está dirigida a la presentación de antí-
geno a los linfocitos T, en lugar de a la eliminación del patógeno.
La estrategia de los fagocitos, y del sistema inmunitario innato, no consiste en reconocer cada
antígeno posible. Los mecanismos se dirigen al reconocimiento de un grupo de patrones mole-
culares altamente conservados y comunes a diferentes patógenos. Los fagocitos poseen re-
ceptores que reconocen estructuras bioquímicas muy distintas específicas de un grupo o clase de
patógenos. Las estructuras conservadas en los grandes grupos de patógenos son esenciales para
su supervivencia o patogenicidad, como la endotoxina o lipopolisacárido bacteriano (LPS),
un antígeno de superficie de casi todas las bacterias grammnegativas.
Los receptores de patrones moleculares de patógenos están presentes en muchos fagocitos, pero
no son específicos de una determinada estirpe celular. Esto permite una rápida eliminación de
patógenos en cualquier localización del organismo. Sólo si un patógeno carece de patrones mo-
leculares reconocibles por fagocitos o prolifera demasiado, se producirá un foco infeccioso.
52
53
4 Inmunología humana
54
Los receptores de señalización, que constituyen el segundo gran grupo de receptores fagocíti-
cos, se reparten entre la superficie, los endosomas o incluso libres en el citoplasma celular. Re-
conocen patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP), y hay varias familias de este tipo
de receptores, siendo una de las más importantes los receptores tipo Toll (TLR).
55
4 Inmunología humana
Se conocen 10 TLRs en humanos, cada uno de ellos capaz de reconocer un set diferente de pa-
trones moleculares de patógenos (PAMPs) que no existen normalmente en vertebrados. Debido
a que sólo hay 10 proteínas diferentes, su especificidad es limitada, pero pueden reconocer mo-
léculas de muy diferentes patógenos.
Algunos TLRs se expresan en la superficie celular (los que reconocen proteínas, peptidoglica-
nos, lipoproteínas o LPS), en tanto que otros se expresan en la membrana de endosomas (Figura
4.7), donde detectan fragmentos de patógenos que han sido previamente endocitados.
56
57
4 Inmunología humana
Otra familia de receptores similares a los TLRs pero de distribución citosólica son los recepto-
res NOD (Nucleotide-binding Oligomerization Domain), que se unen a productos bacterianos
libres en el citoplasma (Figura 4.7). La señalización inducida por TLRs y NOD tiene unos me-
diadores diferenciales y otros comunes. Sin embargo, en ambos casos se activa el factor de
transcripción nuclear NFκB, que se transloca al núcleo e induce la síntesis de citocinas y otras
proteínas del proceso inflamatorio (Figura 4.9).
58
59
4 Inmunología humana
En los lisosomas existen múltiples mecanismos microbicidas (Figura 4.10): pH muy ácido (in-
cluso de 4.0), que activa a hidrolasas ácidas (proteasas, nucleasas, glucosidadas, lipasas, etc…);
aumento de la captación de oxígeno tras la endocitosis, lo que permite generar productos in-
termedios reactivos del oxígeno, agentes muy oxidantes y capaces de destruir a los microorga-
nismos en proceso que se conoce como estallido respiratorio.
60
Además, los neutrófilos poseen la enzima mieloperoxidasa (MPO) que utiliza el peróxido de
hidrógeno y calatiza la halogenación (cloración) de microorganismos fagocitados. Y los macró-
fagos cuentan con la sintetasa de óxido nítrico inducible (iNOS) que cataliza la generación de
óxido nítrico, también potente microbicida.
61
4 Inmunología humana
Las defensinas, son pequeñas proteínas catiónicas de entre 18 y 45 aminoácidos, con carácter
anfipático, formadas por hojas beta que establecen al menos tres puentes disulfuro entre 6 cis-
teínas muy conservadas. Son auténticos antimicrobianos naturales, con actividad frente a bacte-
rias, hongos y virus. En humanos hay dos familias principales:
α-defensinas: en gránulos primarios de neutrófilos, células de Paneth (criptas del intes-
tino delgado) y epitelio del tracto genitourinario.
β-defensinas: en vías aéreas, riñón, piel, páncreas, córnea y secreciones de mucosas
(gingival, lingual y colon).
La mayoría de las defensinas actúan uniéndose a la membrana de los patógenos. Una vez embe-
bidas, forman estructuras de tipo poro en las membranas microbianas, lo que permite la salida
de iones y nutrientes esenciales para el microorganismo, produciendo su muerte.
Murphy K., Travers P. & Walport M. (2008) Janeway’s Immunobiology (7th Ed.) Garland Science,
Nueva York.
Murray P.R., Rosenthal K.S. & Pfaller M.A. (2009) Microbiología médica. (6ª Ed.) Elsevier, Barcelona.
Regueiro J.R., López C., González S. & Martínez E. (2011) Inmunología. Biología y Patología del
Sistema Inmune. (4ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
LOS AUTORES AGRADECEN SU COLABORACIÓN A LOS ALUMNOS DE LOS CURSOS 2008-2009 Y 2009-2010
62
5 Células y mecanismos de la
inmunidad innata II: linfocitos NK
David Pérez Torres • Alfredo Corell Almuzara
CONTENIDOS
Los linfocitos NK son capaces de inducir la citolisis de una célula mediante la liberación de los
gránulos que contienen en su citoplasma. Los principales componentes de estos gránulos es son
las perforinas y las granzimas. Las perforinas son proteínas que, en presencia de granzimas,
polimerizan formando poros calcio-dependientes sobre la membrana de la célula diana, desesta-
bilizando el equilibrio osmótico y produciendo la lisis osmótica de la célula. Las granzimas son
serinproteasas que permiten que las perforinas induzcan la muerte de las células diana.
63
5 Inmunología humana
Producción de citocinas
La activación de los linfocitos NK les otorga la capacidad de sintetizar múltiples citocinas, entre
las que destacan el interferón gamma (IFN-γ), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), el
factor estimulante de colonias granulocíticas y macrofágicas (GM-CSF) y la interleucina 3 (IL-
3).
Las citocinas secretadas por los linfocitos NK inducen la activación de otros linajes celulares del
sistema inmunitario, permitiendo la erradicación de agentes tóxicos o infecciosos y de células
tumorales. Además, los linfocitos NK son capaces de responder a citocinas como la IL-2, la IL-
12 o el TNF-α gracias a la expresión de receptores para estas moléculas en su superficie.
Fenotípicamente, los linfocitos NK se caracterizan por expresar CD16 (FcγRIII) y CD56 (N-
CAM), en ausencia de CD3 y sin ser granulocito. En función de la expresión de los principales
antígenos de diferenciación (CD) que presenten los linfocitos NK se distinguen dos grandes
poblaciones:
64
Ciertas enfermedades, como las viriasis producidas por la familia Herpesviridae o algunos tu-
mores, son capaces de ocasionar la pérdida de expresión de las moléculas HLA de clase I, con-
virtiéndose en invisibles para los linfocitos T CD8+ (citotóxicos) y evitando ser atacados. Sin
embargo, los linfocitos NK son capaces de detectar las células que no expresan moléculas HLA
de clase I y actuar contra ellas. El mecanismo de reconocimiento de estas células por parte de
los linfocitos NK no es del todo conocido pero, en la actualidad, el modelo del doble receptor
se perfila como la hipótesis más probable. Este modelo se basa en que los linfocitos NK funcio-
nan combinando señales a través de receptores de activación y receptores de inhibición. En el
modelo, la señal inhibidora es dominante sobre la activadora, por lo que el linfocito NK solo
matará a la célula diana si recibe una señal activadora en ausencia de señal inhibidora. En con-
secuencia, pueden ocurrir tres situaciones, que se muestran en la Figura 5.1-B: las células que
expresen ligandos para receptores activadores e inhibidores no son lisadas, las células que solo
poseen ligandos para receptores inhibidores tampoco son lisadas, y las células que exponen
ligados solo para receptores activadores son las únicas lisadas.
65
5 Inmunología humana
Dentro de este grupo, los mejor conocidos son los KIR (Killer Immunoglobulin-like Recep-
tors), que presentan 2 ó 3 dominios tipo inmunoglobulina en su estructura, y pueden ser de tipo
activador o inhibidor. Los KIR inhibidores se caracterizan por tener una larga porción cito-
plasmática con motivos ITIM (Immunoreceptor Tyrosine-based Inhibitory Motif). Por el con-
trario, los KIR activadores tienen una porción intracitoplasmática corta y carecen de motivos
ITAM, por lo que han de asociarse de forma no covalente a proteínas (generalmente DAP12)
que contiene motivos ITAM (Immunoreceptor Tyrosine-based Activation Motif) para transducir
señales. Los ligandos de los receptores KIR son antígenos HLA de clase I (HLA-A, -B y -G).
Los receptores ILT (Immunoglobulin Like Transcripts) también pertenecen a este grupo, pero
su función todavía no ha sido completamente exclarecida. Por el momento, se conoce que su
ligando es HLA-G, y recientemente se les asignado el cluster of differenciation CD85.
66
Estos receptores son habitualmente heterodímeros formados por la asociación de dos moléculas
diferentes, ambas de la familia de lectinas tipo C: CD94 se puede unir a diferentes miembros de
la familia de moléculas NKG2 (NKG2A, NKG2B, NKG2C, NKG2D y NKG2E). Los hetero-
dímeros inhibidores más conocidos son CD94/NKG2A y CD94/NKG2B. Los heterodímeros
CD94/NKG2C y CD94/NKG2E son activadores. NKG2D, por su parte, no forma heterodíme-
ros, y es un receptor inhibidor monomérico (Tabla 5.4).
CD94/NKG2A HLA-E
Inhibidora
CD94/NKG2B HLA-E
CD94/NKG2C HLA-E
NKG2D MIC-A
67
5 Inmunología humana
Existe otra situación especial, no dependiente de anticuerpo y no mediada por el sistema del
doble receptor. En este caso, la lisis es inducida por el receptor NKG2D dimérico, cuyo ligando
es la proteína MIC (MHC class I-Chain related), que se expresa fundamentalmente en situacio-
nes de estrés celular (por ejemplo en respuesta a altas temperaturas, o a infecciones virales). El
reconocimiento por NKG2D de la proteína MIC activa por sí solo a los linfocitos NK, que pro-
ceden a eliminar a la célula que ha sufrido el estrés (Figura 5.3).
Zimmer J. (2010) Natural Killer Cells. At the Forefront of Modern Immunology. Springer-Verlag,
Berlín.
68
6 El receptor para
antígeno del linfocito B
David Pérez Torres • Alfredo Corell Almuzara
CONTENIDOS
Las inmunoglobulinas son un grupo grande de proteínas presentes en el suero y otros fluidos del
organismo. Se pueden encontrar en dos formas principales:
Las inmunoglobulinas se localizan en la fracción gamma de las proteínas del suero tras separar-
las por electroforesis en un proteinograma (Figura 6.1).
Albúmina
Figura 6.1 Proteinograma (patrón normal)
PROTEÍNAS TOTALES: 6.0 – 8.0 g/dl
FRACCIÓN REFERENCIA (g/dl) REFERENCIA (%)
Albúmina 3.2 – 5.0 53.0 – 62.0
Alfa-1 globulinas 0.1 – 0.4 1.5 – 4.5
Alfa-2 globulinas 0.6 – 1.0 6.0 – 12.0
Beta globulinas 0.6 – 1.3 11.0 – 17.0
β Gamma globulinas 0.7 – 1.5 12.0 – 20.0
α1 α2 γ
(Cortesía de David Pérez Torres, Universidad de Valladolid.)
69
6 Inmunología humana
Tanto las cadenas pesadas como las ligeras presentan una unidad estructural básica (dominio
inmunoglobulina), que se repite 4-5 veces en las pesadas y 2 veces en las ligeras. Este dominio
está constituido por dos láminas beta, cada una integrada por 3-4 hélices alfa antiparalelas, muy
estables gracias a interacciones hidrofóbicas y un puente disulfuro intradominio entre dos cis-
teínas, cada una perteneciente a una de las hélices de cada lámina. Las proteínas que presentan
este motivo en su estructura se dice que pertenecen a la denominada superfamilia de las inmu-
noglobulinas.
Estos dominios tienen una nomenclatura dependiendo de que entren o no en contacto con el
antígeno (Figura 6.3). Los dominios de la zona carboxilo-terminal, se denominan constantes (C)
y se hace constar si son de la cadena pesada o ligera con un subíndice (H o L): así tenemos do-
minios CH y CL. Los dominios amino-terminales son los responsables del reconocimiento de
antígeno, son los dominios variables (V); de nuevo, la pertenencia a cadenas pesadas o ligeras
se hace constar con subíndices VH y VL. Sólo en el caso de las pesadas (ya que las ligeras tie-
nen un único dominio constante), los dominios constantes se numeran: CH1, CH2, CH3. Puede
existir un dominio constante adicional (CH4) como en el caso de las IgM e IgE. Por lo tanto la
70
Entre el primer y segundo dominios constantes de la cadena pesada existe una zona o región
bisagra de longitud variable (10-60 aa), no estructurada en dominios, donde se forman los enla-
ces disulfuro entre las cadenas pesadas, y que confiere flexibilidad a la Ig. Esto es lo que confie-
re a la molécula su característica estructura que se abrevia como una Y. Cada Ig puede recono-
cer 2 Ag iguales simultáneamente ya que cada pareja de dominios variables (VH y VL) interac-
ciona con un Ag idéntico al de la otra pareja.
71
6 Inmunología humana
Papaína: se produce un corte en cada cadena pesada, a nivel de la la zona bisagra. Ob-
tenemos 3 fragmentos: uno con los 2-3 dominios constantes de las 2 cadenas pesadas
llamado fragmento cristalizable (Fc) y 2 fragmentos idénticos que incluyen los domi-
nios variables de ambas cadenas, un dominio constante de la pesada y la cadena ligera
en su totalidad; llamados Fab (antigen binding fragment, fragmento de unión al antí-
geno). En Fab reside la especificidad de la Ig, y Fc determina la funcionalidad de la mo-
lécula.
Pepsina: se dan distintos puntos de corte en las cadenas pesadas. Obtenemos un gran
fragmento con los dos sitios de unión al antígeno unidos, denominado F’(ab)2 y dife-
rentes fragmentos de la porción constante de las cadenas pesadas denominados pFc’.
Isotipos de inmunoglobulinas
Pequeñas variaciones en la secuencia de aminoácidos de las regiones constantes de las cadenas
ligeras y pesadas (que afectan al tamaño, carga y solubilidad de la proteína) definen diferentes
subtipos de las cadenas (isotipos):
Las Igs toman su nombre de la cadena pesada, independientemente del tipo de cadena ligera que
lleven. Así hay: IgM, IgD, IgG, IgA e IgE, respectivamente (Figura 6.5). Pero además, peque-
ñas variaciones dentro de las moléculas de los isotipos IgG e IgA permiten diferenciar cuatro
subclases de IgG (IgG1, IgG2, IgG3 e IgG4; con cadenas pesadas γ1, γ2, γ3 y γ4, respectiva-
mente) y dos subclases de IgA (IgA1 e IgA2; cadenas α1 y α2). Por lo tanto, en conjunto hay
nueve isotipos de Igs que pueden contener cadenas ligeras κ ó λ.
72
Las moléculas IgE y IgM tienen una región bisagra muy disminuida y tienen un cuarto
dominio constante (CH4).
Cada Ig tiene, además, puntos de glicosilación que se representan mediante hexágonos.
IgA e IgD son las que están más glicosiladas; tienen glicosilación intermedia IgE e IgM,
y la menos glicosilada es la IgG (Figura 6.5).
73
6 Inmunología humana
Dos clases pueden aparecer en forma multimérica (Figura 6.6), formando estructuras
adicionales. Así, la IgM (en suero) se presenta habitualmente en pentámeros (5 unidades
estructurales básicas), que en conjunto suman 10 cadenas pesadas y 10 ligeras. Las cin-
co Igs están unidas por sus Fc con una cadena J (join=unión), dejando libres las zonas
de unión con el antígeno. En total puede reconocer diez Ags idénticos independientes.
La IgA se presenta habitualmente en dímeros unidos por una cadena J diferente a la de
IgM. Además la IgA puede aparecer con otro péptido asociado (componente secretor,
que le da resistencia a la acidez) para formar la IgA secretora (sIg) que tiene un papel
importante en las mucosas. En total reconoce cuatro Ags idénticos independientes en la
superficie de los patógenos.
Además las Ig pueden presentar diferentes alotipos (variaciones menores polimórficas o alélicas
en las secuencias aminoacídicas en las regiones constantes de las cadenas pesadas y ligeras que
se segregan de acuerdo con la genética mendeliana).
74
Algunos de los aminoácidos de las regiones hipervariables CDR1, CDR2 Y CDR3 pueden pre-
sentar un 100% de variabilidad de Ig a Ig. La zona de contacto íntimo con el antígeno (conjun-
ción de las porciones CDR de cadenas pesadas y ligeras) se denomina parátopo, que aparea con
el epítopo de un determinado antígeno. Cada uno de estos segmentos CDR tiene una longitud de
5-10 aa. La extrema variabilidad encontrada en las regiones V de las inmunoglobulinas es un
reflejo de la necesidad de reconocer un gran número de estructuras antigénicas. La mayoría de
los puntos de contacto corresponde a la tercera región hipervariable (CDR3), donde se acumula
la mayor variabilidad.
Las células B en reposo transcriben RNA que incluye los 2 primeros genes constantes (Cμ y
Cδ). Por procesamiento alternativo de RNA, las células pueden simultáneamente procesar
RNAs para IgM e IgD, ambas con la misma especificidad de antígeno, puesto que contienen el
mismo reordenamiento VDJ.
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6 Inmunología humana
La afinidad determina la rapidez con la que el anticuerpo (Ab) se une al Ag y viene determinada
por la fuerza de las uniones entre ambas moléculas. Esta unión nunca será covalente y se encon-
trará en un equilibrio desplazado hacia un lado u otro según la afinidad. Esta fuerza de unión y,
por tanto, la afinidad, depende del número y tipo de enlaces químicos entre parátopo y epítopo.
Dependiendo del tipo y número de enlaces habrá mayor o menor afinidad de un anticuerpo por
su antígeno. La avidez viene dada por el número de sitios de unión. Es la fuerza con la que un
anticuerpo multivalente se une a un antígeno multivalente. Hay antígenos con secuencias repeti-
tivas en su estructura. Estos antígenos se comportan de modo multivalente, y la fuerza de unión
Ag-Ab es mayor que la simple suma de las afinidades de cada uno de los sitios de unión del
anticuerpo al antígeno. Así, a mayor número de sitios de unión, mayor avidez.
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Por ejemplo, la IgM pentamérica suele ser la más ávida para un antígeno al presentar 10 sitios
de unión. En situaciones fisiológicas, es probable que la avidez sea más importante que la afini-
dad porque los anticuerpos son mayoritariamente divalentes, y lo más normal es que los antíge-
nos sean multivalentes. La especificidad, la avidez y la afinidad vienen determinadas por la
región Fab del anticuerpo. La función es determinada por el fragmento Fc.
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6 Inmunología humana
IgA: existen dos subclases IgA1 (80-90% del total de IgA del suero) e IgA2 (30-50%
del total de IgA de secreciones como la leche). Las dos subclases parecen estar regula-
das de forma independiente. Los niveles séricos varían con la edad y se encuentran ele-
vados en la mujer durante la lactancia, así como en infecciones crónicas, enfermedades
hepáticas y mieloma. Un nivel bajo de IgA indica déficit generalizado de proteínas o
inmunodeficiencia específica de IgA. Esta Ig es la más abundante en secreciones sero-
mucosas como la saliva, la leche o el calostro. Forma parte del sistema de defensa de la
superficie externa del organismo. En secreciones se presenta en forma de dímero unida
a una cadena J, que une los dos monómeros de IgA, y al componente secretor, mientras
que en la sangre se presentara en forma de monómero (se compone de dos cadenas alfa
pesadas y dos cadenas ligeras). Su función principal es neutralizante aunque también
tiene pero en menor medida capacidad de activación del complemento.
IgD: se encuentra fundamentalmente en plasma (menos de 1% del total de inmunoglo-
bulinas en plasma, e indetectable en individuos sanos) y siempre en forma de monóme-
ro. Su función es desconocida pero abunda en la superficie de linfocitos B y se cree que
participa en la diferenciación de estas células inducidas por el antígeno. Linfocitos B
con IgD se transforma en una célula anérgica (no se va a activar nunca, inútil). Tam-
bién se piensa que puede ser un resto evolutivo que desaparecerá.
IgE: su concentración plasmática (en forma monomérica) es pequeña y es indetectable
en individuos sanos. Se une (mediante receptores para Fc) a la superficie de basófilos y
mastocitos y su función es la defensa frente a parásitos grandes, sin embargo en la so-
ciedad industrializada se relaciona con reacciones de hipersensibilidad inmediata, como
el asma o la fiebre del heno (hipótesis de higiene).
IgG: en el plasma o suero de adultos normales la IgG supone el 75% del total de las in-
munoglobulinas circulantes. Los niveles séricos de IgG suelen variar con la edad, inclu-
so con la raza. Un nivel elevado de IgG se asocia con enfermedades crónicas del hígado
y mieloma; niveles reducidos se pueden asociar con malignidad y graves déficits de
proteínas, así como con inmunodeficiencia. Presenta cuatro subclases todas ellas en
forma de monómero. IgG1 es la más abundante en plasma mientras que IgG4 la más es-
casa. Presenta una gran versatilidad funcional: importante en la inmunidad fetal por
atravesar la placenta y entrar en el plasma fetal (único anticuerpo de la etapa neonatal y
de origen materno), en respuesta secundaria, en activación del complemento, además de
potenciar la fagocitosis, citotoxicidad y neutralización.
IgM: se encuentra en sangre y en tejidos infectados en forma pentamérica (unidos por
cadenas J). Cada unidad consiste en dos cadenas µ pesadas y dos cadenas ligeras. Es el
isotipo más importante en la respuesta primaria. Muestra gran eficiencia con antígenos
pluripotenciales como bacterias y virus, y actúa en la activación del complemento. Buen
anticuerpo neutralizante aunque no tanto como IgG e IgM. Los niveles elevados de IgM
se asocian con hepatitis, mieloma, macroglobulinemia de Waldenstrom, infecciones y
síndrome de Hiper-IgM (inmunodeficiencia congénita). Los niveles reducidos de IgM
se observan en algunas inmunodeficiencias de anticuerpos.
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Por tanto en suero encontraremos de mayor a menor abundancia: IgG, IgA, IgM, las cantidades
de IgD e IgE serán indetectables en un individuo sano (menos del 1%del total).
La IgA sintetizada en la lámina propia se secreta como IgA dimérica asociada a una cadena de
unión J (Figura 6.11). Esta forma polimérica de IgA se une selectivamente a un receptor de poli-
inmunoglobulina (poli-Ig-R) que está presente en las superficies basolaterales de las células
epiteliales. Una vez que la IgA dimérica se ha unido a dicho receptor, el complejo se internaliza
en la célula y se transporta por el citoplasma de la célula epitelial en vesículas de transporte,
hasta la porción apical de la célula. Este proceso se denomina transcitosis.
Una vez en la zona apical de la célula epitelial el receptor de poli-Ig se fragmenta mediante una
endoproteasa (favorecida por el pH ácido de la luz intestinal), liberando la porción más externa
del receptor todavía unida a la IgA dimérica. Este fragmento del receptor liberado junto a la IgA
se denomina componente secretor, y parece que protege a la IgA dimérica de posibles degra-
daciones enzimáticas, el otro fragmento queda unido a la superficie de la célula epitelial.
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6 Inmunología humana
Los tejidos con mayor síntesis de IgA son el intestino, el epitelio respiratorio, la mama (en épo-
cas de lactancia) y otras glándulas exocrinas como las salivares y lacrimales. Se cree que la
principal función de los anticuerpos IgA es proteger la superficie epitelial de los agentes infec-
ciosos, neutralizándolos.
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FcγRI y II: promueven fagocitosis. Pero destacaremos que FcγRIII (también conocido
como CD16), se encuentra principalmente en los linfocitos NK, y media la citotoxicidad
celular (ADCC).
FcεRI: es el receptor más importante de IgE, por la que tiene una altísima afinidad en-
contrándose sobre todo en mastocitos, constituye una excepción ya que es tan elevada la
afinidad de estos receptores por la IgE, que es habitual que los mastocitos se encuentren
“cargados” de IgE sin unir al Ag en su superficie; de modo que si esa IgE encuentra su
antígeno específico, las consecuencias del reconocimiento son inmediatas (esta es la ba-
se molecular de la respuesta alérgica). Mientras que FcεRII (CD23) presenta baja afini-
dad por IgE.
Poli-IgR: es el receptor de Ig multiméricas (IgA y en menor medida, IgM). Como se ha
dicho antes, está en epitelios mucosos y se encarga del transporte de IgA a las mucosas.
FcRn (neonatal): reconoce IgG. Sirve para que durante el embarazo el feto reciba IgG
materna (a través de la placenta) y que durante la lactancia el feto aproveche la IgG ma-
terna de la leche, evitando su hidrólisis (en epitelio intestinal del neonato).
Los receptores para las Igs poseen colas citoplasmáticas implicadas en transducción de señales
al interior celular (a través de motivos ITAM), o bien se asocian a otras proteínas especializadas
en esta función (Figura 6.13). La naturaleza de la respuesta iniciada por la unión de la molécula
de anticuerpo depende del isotipo de inmunoglobulina reconocido y del tipo de célula que ex-
presa el receptor. En cualquier caso, es necesario el entrecruzamiento de receptores para que se
inicien los procesos de señalización (Figuras 6.16 y 6.17).
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6 Inmunología humana
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Las respuestas inducidas por los receptores para Igs son variadas:
El que se sintetice de uno u otro modo depende del procesamiento del RNA mensajero que es
único para la cadena pesada (Figura 6.14). Hay 3 exones claves: porción transmembranal (TM),
citoplasmática o intracelular (IC) y secretora (SC).
Cabe destacar, que las formas poliméricas de Ig (pentámeros de IgM y dímeros de IgA) sólo se
van a expresar en su forma soluble. Todas las mIg (incluidas las de linfocitos B que sinteticen
IgM o IgA) van a ser monoméricas y tendrán las cadenas H más largas debido a la expresión de
los segmentos transmembrana y citoplasmático del receptor.
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6 Inmunología humana
Ambas cadenas de CD79, pertenecen a la superfamilia de las Igs, por presentar dominios bási-
cos tipo Ig en su estructura. Están unidas por un puente disulfuro y la cadena alfa es la más pró-
xima a la Ig. En su porción intracitoplasmática contienen motivos de activación de inmuno-
tirosinas (ITAM) que es un conjunto de aminoácidos con tirosinas fosforilables que comenzarán
la activación celular.
En el BcR, la Ig es la responsable del reconocimiento específico del Ag, en tanto que las proteí-
nas CD79 median la posterior transducción de la señal hacia el núcleo celular (Figura 6.15).
Sin embargo, necesita además el correceptor de linfocitos B formado por tres proteínas unidas
no covalentemente: CD 21 (fragmentos del complemento), CD 19 y CD-81 (transmiten las se-
ñales de activación después de que haya reconocido las proteínas del complemento).
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Los linfocitos B maduros vírgenes expresan BcR con IgM en superficie (y de modo simultáneo
expresan IgD) (Figura 6.19). Estos linfocitos B IgM+IgD+, son linfocitos maduros que aún no
han sido estimulados por el Ag que reconocen. Una pequeña proporción de linfocitos B expre-
san sólo BcR con alguno de los otros isotipos (G1, G2, G3, G4, A1, A2, E, D); ya han reconoci-
do su antígeno específico y se han especializado en la síntesis de un isotipo en concreto.
Un tipo especial de linfocitos B, son aquellos que expresan CD5 en su membrana. Su Ig de su-
perficie es siempre IgM (pero no IgD). Son minoritarios y su expresión parece restringida. Pare-
cen ser menos evolucionados y ser capaces de reconocer muchos Ag diferentes (poli-
específicos). Además, a diferencia de la mayoría de linfocitos B, estos linfocitos CD5 tienen
capacidad de auto renovación. Debido a estas características diferenciales, y a su posible fun-
ción primaria en la respuesta inmune, a los linfocitos B CD5 se les denomina B-1, mientras que
a los convencionales se les denomina B-2. Una de sus diferencias es que los linfocitos B-1 reco-
nocidos por el antígeno de membrana CD5 no requieren de la ayuda de los linfocitos T para
producir anticuerpos mientras que los B-2 sí necesitan esta ayuda.
Hay una serie de moléculas accesorias que ayudan al linfocito B a activarse, entre las que desta-
ca el complejo correceptor. Este complejo se compone de 3 moléculas asociadas de modo no
covalente: CD19, CD21 y CD81. CD21 reconoce a la molécula CD23 de las células dendríticas
foliculares, o alternativamente fragmentos del componente 3 del complemento (CD21 es tam-
bién llamado CR2, o receptor de complemento 2). CD19 se expresa en todos los linfocitos B
maduros y su activación activa a quinasas intracitoplasmáticas. La función de CD81 (TAPA-1)
es hasta el momento desconocida, aunque se ha sugerido que estas moléculas pueden mediar en
la adhesión celular homofílica.
Además del complejo correceptor, hay otras moléculas accesorias importantes en la activación
del linfocito B: CD45 (cuya porción intracelular tiene actividad fosfatasa), CD22, CD40, CD72
y los antígenos HLA de clase II, todas están participando en el intercambio de señales entre
linfocitos B y T, ya que sus ligandos se encuentran en los linfocitos T (proteínas sializadas,
CD40L, CD5 y TcR/CD4, respectivamente).
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6 Inmunología humana
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Tipos de antígeno
Para la puesta en marcha de una respuesta inmune humoral, en la mayor parte de los casos no es
suficiente la sola participación de los linfocitos B. Los linfocitos T también juegan un papel
determinante. A las células T que ayudan a los linfocitos B en su activación se les denomina
células T cooperadoras, y proporcionan ayuda –una vez reconocido el antígeno presentado por
la propia célula B-mediante moléculas de membrana que se unen a ligandos de los linfocitos B
o mediante la liberación al medio de factores solubles (citocinas), que se unen a receptores en
los linfocitos B. A este tipo de antígenos (99% de los antígenos) se les denomina T-
dependientes (Figura 6.18).
Pero no todos los antígenos inducen respuestas B de tipo T-dependiente, hay algunos que pue-
den desencadenar dicha respuesta en ausencia de células T, ya que el propio antígeno puede
liberar la segunda señal (reconocida por receptores innatos en los linfocitos B). Estos antígenos
son los denominados Ag T-independiente (Figura 6.18), que suelen ser componentes de las pa-
redes bacterianas o grandes determinantes proteicos poliméricos.
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6 Inmunología humana
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Las células stem de la médula ósea no tienen Ig en superficie, no han reordenado sus genes aún,
y para diferenciarse requieren de la participación de células del estroma de la médula ósea (adi-
pocitos, fibroblastos, reticulocitos, endoteliocitos, etc.) que participan en el proceso a 2 niveles:
mediante contactos directos y mediante factores solubles. La diferenciación de los linfocitos B
se lleva a cabo en varias etapas (Figura 6.19):
Klein J. & Hořejší V. (1997) Immunology (2nd Ed.) Blackwell Science, Oxford.
Murphy K., Travers P. & Walport M. (2008) Janeway’s Immunobiology (7th Ed.) Garland Science,
Nueva York.
Regueiro J.R., López C., González S. & Martínez E. (2011) Inmunología. Biología y Patología del
Sistema Inmune. (4ª Ed.) Editorial Médica Panamericana, Madrid.
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