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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA

LA CORRUPCIÓN Y LA IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS


FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

INMUNOLOGÍA DEL
TRASPLANTE

FISIOPATOLOGÍA
INTEGRANTES:

ü Rivera Mariños, Diego Rodrigo

ü Robladillo Pacheco, Jendry Leonela

ü Rodriguez Julca, Pamela Corina

LIMA - 2019

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ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN..................................................................................................... 3
II. INMUNOLOGÍA DEL RECHAZO: ............................................................................. 4
A. Antígenos del grupo sanguíneo ABO ............................................................................ 4
B. ANTÍGENOS HLA ........................................................................................................... 5
III. ANTÍGENOS MENORES DE HISTOCOMPATIBILIDAD .......................................... 6
IV. ALORRECONOCIMIENTO.................................................................................... 6
V. RECHAZO DE TRANSPLANTE .............................................................................. 7
A. RECHAZO HIPER-AGUDO .............................................................................................. 7
B. RECHAZO AGUDO ......................................................................................................... 8
C. RECHAZO CRÓNICO .................................................................................................... 10
VI. ESTUDIO INMUNOLÓGICO PARA RECEPTOR-DONANTE .................................. 11
VII. ELECCIÓN DE LAS TÉCNICAS ............................................................................. 11
VIII. PRUEBA CRUZADA LINFOCITARIA (O CROSSMATCH O X-MATCH) ................... 13
IX. INDICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS DIFERENTES PRUEBAS EN EL
TRASPLANTE DE VIVO ................................................................................................ 14
X. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 16

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I. INTRODUCCIÓN

El concepto de trasplante
de órganos se ha
convertido en una parte
importante de la terapia
médica moderna. Se ha
establecido
experimentalmente que la
piel se puede transferir a
diferentes sitios en la
misma persona con gran
éxito. Esto se conoce
como un autoinjerto, en
donde todas las moléculas
son idénticas dentro del
individuo y el tejido
singénico se reconoce
como propio. Sin embargo,
tejidos transferidos entre
individuos no relacionados
(aloinjerto) no son
fácilmente tolerados, ya
que sus componentes
celulares son reconocidos como antígenos extraños. Las respuestas inmunes se inician
dentro del receptor para eliminar el tejido extraño. Asimismo, tejidos de especies no
relacionadas (xenoinjerto o heteroinjerto) comparten un destino similar y se rechazan
rápidamente a menos que exista un alto grado de inmunosupresión. Las reglas que
gobiernan aceptación y rechazo de injertos, así como las bases inmunológicas de la
aceptación exitosa del injerto están bien definidas.

El principal obstáculo para un trasplante exitoso son las barreras inmunológicas. Estas
se presentan al emparejar al donante con el receptor y son fundamentales para la
posterior supervivencia del injerto o como respuesta que puede conducir al rechazo y la
destrucción del injerto. Además, los medicamentos inmunosupresores necesarios para
prevenir el rechazo de órganos tienen importantes implicancias clínicas para el receptor.

La importancia del sistema inmune varía entre órganos y receptores, lo que parece ser
una jerarquía de inmunogenicidad entre órganos. Así tenemos que los receptores de
trasplantes de intestino, corazón, pulmón y riñón requieren una intensa
inmunosupresión, mientras que en el hígado generalmente requiere menos
inmunosupresión y los episodios de rechazo son relativamente fáciles de tratar.

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II. INMUNOLOGÍA DEL RECHAZO:

El sistema inmunológico es un sistema biológico altamente complejo cuya función es


diferenciar lo propio de lo no propio y posteriormente eliminar sustancias reconocidas
como extrañas. Se caracteriza por su complejidad, multiplicidad de mecanismos
efectores, y su memoria inmunológica. Aunque estos procesos han evolucionado
principalmente para detectar y destruir microorganismos, también son efectivos para
rechazar trasplantes de órganos alogénicos. Para que un injerto trasplantado sea
rechazado, el sistema inmune del receptor debe ser capaz de reconocer el trasplante
de tejido como extraño y luego activar mecanismos efectores por los cuales el injerto
puede ser destruido. En el trasplante clínico, el proceso de reconocimiento se conoce
como alorreconocimiento, y toda la respuesta del sistema inmune se conoce como la
alorrespuesta. Existen Esencialmente tres tipos de antígenos tisulares que pueden ser
reconocidos por el sistema inmunológico y posteriormente provocar una respuesta
aloinmune: antígenos de grupo sanguíneo ABO, antígenos del antígeno leucocitario
humano (HLA) y antígenos no HLA (antígenos de histocompatibilidad menor).

A. Antígenos del grupo sanguíneo ABO

Los antígenos del grupo sanguíneo ABO son glicoproteínas presentes en los eritrocitos
en grandes cantidades, pero también en otros tejidos como el endotelio vascular y
urotelio. La distribución de los grupos sanguíneos en una población varía
geográficamente en todo el mundo. Grupos sanguíneos B y AB son más comunes en el
sur y sureste de Asia que la población general del Reino Unido. Anticuerpos contra
antígenos ABO no propios comienzan a desarrollarse en la infancia, y se cree que
ocurren debido a la exposición ambiental a virus, bacterias y algunos alimentos. Estas
sustancias expresan antígenos que expresan anticuerpos que se cree que reaccionan
de forma cruzada con los antígenos ABO humanos. Los Anticuerpos anti-ABO se
producen naturalmente, como la fijación del complemento (es decir, activar la cascada
del complemento), y son preexistentes en el momento del trasplante (a menos que el
trasplante se realice en un recién nacido).

Hay cuatro fenotipos ABO principales: A, B, O y AB. Además de los antígenos de


superficie, los individuos desarrollan anticuerpos contra los antígenos A y / o B que no
están presentes en el tejido del individuo. Estos anticuerpos aparecen en la sangre poco
después del nacimiento, después de la exposición a antígenos de estructura similar a
los antígenos A y B (mimetismo molecular). El trasplante de un órgano incompatible con
ABO conducirá a una rápida deposición de anticuerpos dirigidos contra antígenos ABO
no propios, seguido de una activación masiva del sistema del complemento y otros
mecanismos efectores posteriores, lo que lleva a un rechazo hiperagudo.

Como solo hay cuatro grupos sanguíneos ABO diferentes, la identificación de grupos
sanguíneos es un ensayo simple y confiable. La compatibilidad del grupo sanguíneo
ABO no suele ser una barrera significativa para el trasplante clínico. Es de destacar que
el sistema Rhesus no es importante en el trasplante de órganos, ya que los antígenos

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Rhesus se expresan solo en los glóbulos rojos (no en los tejidos) y la sangre del donante
se extrae del órgano antes de la implantación.

B. ANTÍGENOS HLA

En contraste, los antígenos HLA son un obstáculo importante para el trasplante de


órganos clínicos, ya que son un objetivo importante para la respuesta inmune. Los
antígenos HLA son proteínas de la superficie celular cuya función biológica es presentar
pequeñas porciones de proteínas (péptidos) para el reconocimiento por los receptores
de las células del sistema inmunológico. Los genes que codifican los antígenos HLA se
encuentran en el complejo principal de histocompatibilidad (MHC), una región genética
ubicada en el brazo corto del cromosoma 6 en los seres humanos. MHC y HLA son
términos que a menudo se usan de manera intercambiable, aunque estrictamente MHC
se refiere al área de genoma, y HLA se refiere a la estructura de la proteína humana.
Hay dos clases de antígenos HLA, cada uno con diferentes estructuras y funciones,
aunque ambos participan en la presentación de fragmentos de péptidos derivados de
antígenos. Las moléculas HLA de clase I presentan péptidos derivados de proteínas
intracelulares (ya sea de autoproteínas o de patógenos como los virus). En contraste,
las células presentadoras de antígeno (APC) internalizan las proteínas extracelulares y
luego cargan los productos peptídicos degradados en las moléculas HLA de clase II.
Hay seis subgrupos principales de antígenos HLA:

ü HLA-A, HLA-B, HLA-C (clase I)


ü HLA-DP, HLA-DQ y HLA DR (clase II).

Dentro de cada subgrupo hay variaciones adicionales en la estructura de la proteína.


Por ejemplo, hay más de 1000 alelos diferentes que codifican proteínas HLA-A. Esto
significa que existe un alto grado de polimorfismo (diversidad) entre los individuos. La
diversidad en la estructura del antígeno HLA es beneficiosa, ya que evita que toda la
población sea susceptible a un patógeno específico, ya que al menos algunos miembros

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de la especie deberían poder presentar el antígeno peptídico y, por lo tanto, desarrollar
una respuesta inmune contra él. Sin embargo, esto significa que es difícil hacer coincidir
los antígenos HLA entre posibles donantes de órganos y receptores. Esta situación
contrasta con la del sistema de antígenos ABO, donde el emparejamiento es
relativamente sencillo.

III. ANTÍGENOS MENORES DE HISTOCOMPATIBILIDAD

Los antígenos no HLA también pueden actuar como antígenos de tejido de trasplante.
Estas proteínas no HLA muestran cierto grado de polimorfismo entre individuos. Como
consecuencia, los péptidos derivados de estos antígenos no HLA en injertos alogénicos
pueden presentarse en moléculas HLA de clase I o II y ser reconocidos por el sistema
inmunitario del receptor. Se cree que la importancia clínica de estos antígenos no HLA
es mínima en el trasplante de órganos sólidos, lo que explica por qué también se
conocen como antígenos de histocompatibilidad menor.

IV. ALORRECONOCIMIENTO

Para que el receptor responda a antígenos extraños (no propios) y rechace los tejidos
en los que se expresan, el sistema inmunitario debe poder reconocer, procesar y
presentar estos antígenos, en un proceso que se conoce como alorreconocimiento. Las
células T CD4 receptoras (células T auxiliares) desempeñan un papel central en la
activación y el mantenimiento de la respuesta aloinmune. El reconocimiento de
moléculas de HLA extrañas (no propias) por parte de las células T CD4 receptoras se
produce a través de dos vías principales: las vías directas e indirectas del
reconocimiento al azar. El reconocimiento directo se produce cuando las células T CD4
del receptor se encuentran con las células presentadoras de antígeno (APC) que han
salido del injerto, y el HLA del donante intacto en estas APC es reconocido por el
receptor de células T (TCR). Esta vía de activación del sistema inmunológico es
exclusiva del trasplante. La alorrecognición indirecta se produce cuando las células T
del receptor reconocen péptidos derivados de moléculas HLA no propias del donante
presentadas por moléculas HLA propias en las APC del receptor. La ruta indirecta es
análoga a la ruta fisiológica por la cual las células T normalmente reconocen antígenos
de proteínas extrañas (por ejemplo, de microbios). Se piensa que las interacciones entre
las APC del donante o el receptor y las células T CD4 se producen principalmente en el
tejido linfoide del huésped (por ejemplo, bazo, ganglios linfáticos drenantes). Se cree
que la vía directa es dominante inicialmente después del trasplante, mientras que la vía
indirecta puede ser más importante para promover el rechazo crónico una vez que se
han destruido las APC del donante. El reconocimiento del HLA no propio no es suficiente
para activar una célula auxiliar T CD4; También se requieren señales coestimuladoras
(por ejemplo, mediante la unión entre B7-CD28 y CD40-CD154). Si esta "segunda señal"
también se presenta, la célula auxiliar T CD4 se activa. Esta célula auxiliar T CD4

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activada produce citoquinas y se divide aún más. La interleucina-2 (IL-2) es la principal
citoquina activadora.

V. RECHAZO DE TRANSPLANTE

A. RECHAZO HIPER-AGUDO

Este tipo de respuesta se genera con solo colocar el órgano con la sangre del receptor,
tiene una evolución muy rápida, y se manifiesta normalmente dentro de las primeras 48
horas. Es secundaria a la unión de anticuerpos preformados presentes en el suero del
receptor con las células endoteliales del tejido, y conlleva a la activación del
complemento y la cascada de coagulación. El resultado final es la trombosis
intravascular, isquemia y necrosis subsiguiente, que suele afectar a amplias zonas del
tejido injertado. Los anticuerpos que originan esta respuesta se pueden clasificar en dos
categorías:

§ Los IgM de baja afinidad, que son específicos para los grupos sanguíneos e
impiden los trasplantes entre tejidos no compatibles para el sistema ABO.

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§ El segundo grupo lo forman los IgG de alta afinidad que reconocen moléculas
de HLA.

Estos anticuerpos están presentes en personas que han rechazado un trasplante


previamente, en mujeres multíparas que han producido anticuerpos contra antígenos
HLA paternos desprendidos del feto, en personas que han recibido transfusiones
sanguíneas previas ya que las plaquetas y leucocitos son ricos en antígenos HLA. Este
tipo de rechazo era una preocupación en años atrás, pero con los exámenes actuales
de pruebas cruzadas donde se buscan anticuerpos contra el donante en el suero del
receptor, los fracasos del trasplante por rechazo hiperagudo han perdido importancia
clínica.

HISTOLOGÍA: Un riñón que ha sufrido un rechazo hiperagudo se vuelve cianótico,


moteado y flácido y puede excretar un poco de sangre en la orina. En la pared vascular
se depositan inmunoglobulinas y complemento, lo que provoca lesión endotelial,
trombos de fibrina y plaquetas. Los neutrófilos se acumulan rápidamente dentro de
arteriolas, glomérulos y capilares peri-tubulares. Es necesario extirpar el riñón, pues ya
no son útiles.

B. RECHAZO AGUDO

Esta respuesta se origina desde varios días a varios meses después del trasplante y se
relaciona con la presentación directa de los aloantígenos, es decir existe una producción
de anticuerpos específicos contra los antígenos del donante sin ninguna sensibilización
previa. Estos anticuerpos formados pueden generar lesiones por diversos mecanismos:
citotoxicidad por la activación de la vía clásica del complemento, inflamación y
citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos. En el injerto que se está rechazando
se encuentra un infiltrado linfocitario difuso de células CD4+ y CD8+. También se
encuentran macrófagos y células B, que seguramente estén implicados en la respuesta
efectora. En principio, se pensó que era el resultado de citotoxicidad directa iniciada por

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las células CD8+, pero las células CD4+ pueden ser imprescindibles para que se
produzca. La mayoría de rechazos agudos se generan por una mala adherencia al
tratamiento con inmunosupresores. Este tipo de rechazo en la clínica es fácilmente
reversible con tratamientos a base de esteroides, y su incidencia ha disminuido
claramente con el desarrollo de los fármacos inmunosupresores.

HISTOLOGÍA: Desde una perspectiva


histológica podemos diferenciar un
rechazo agudo por células T y otra
mediada por anticuerpos.

• Rechazo celular agudo


mediado por linfocitos T:

i. Patrón túbulo-
intersticial: Predomina
una extensa
inflamación intersticial
con infiltración de
tubos (tubulitis).

ii. Patrón vascular:


Predomina una
extensa inflamación
de vasos (endotelitis)
a veces con necrosis.

• Rechazo agudo mediado por anticuerpos: Predomina el daño en los


glomérulos y de los vasos sanguíneos pequeños. Las lesiones están
asociadas a un depósito de CD4d, producido durante la activación de la vía
clásica de complemento.

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C. RECHAZO CRÓNICO

La dificultad en reconocer este tipo de rechazo y no confundir los signos con una
insuficiencia orgánica es definir qué alteraciones son el resultado del daño inmunológico.
Se encuentran cambios parenquimatosos y vasculares, para algunos autores las
alteraciones vasculares son las más específicas de rechazo crónico: destrucción de la
lámina elástica, presencia de infiltrado inflamatorio en la íntima (edoteliolitis) y
engrosamiento fibroso de la íntima por proliferación de los miofibroblastos. El depósito
de la fracción C4d del complemento en capilares peritubulares implica a los linfocitos B
en la patogenia de este proceso. Es difícil encontrar una asociación directa entre
funciones efectoras linfocitarias y la aparición de estas lesiones. Sí se encuentran
evidencias de un aumento en las reacciones inmunes por la vía indirecta y la presencia
de estas lesiones. Recientemente una revisión sobre rechazo vascular crónico ha
sugerido tres posibles mecanismos: a) respuestas retardadas de hipersensibilidad
mediadas por linfocitos CD4+ que activan macrófagos locales y afectan a células
vasculares endoteliales, b) citólisis directa de células parenquimatosas o vasculares
mediada por linfocitos CD8+ y c) aloanticuerpos que uniéndose a las células
endoteliales activan localmente la cascada del complemento. Este tipo de rechazo es,
en la actualidad, muy difícilmente tratable y la causa del mayor número de pérdidas de
trasplantes de larga evolución en todos los órganos. Los pacientes con rechazo crónico
presentan una insuficiencia renal progresiva que se manifiesta con un aumento de la
creatinina sérica a lo largo de 4-6 meses.

HISTOLOGÍA: Predominan los cambios vasculares como el engrosamiento de la íntima


con inflamación, glomerulopatía con duplicación de la membrana basal, probablemente
secundaria a una lesión endotelial crónica y una capilaritis peritubular con la múltiples
capas basales en los capilares peritubulares. Asimismo, se encuentran zonas de fibrosis
intersticial y atrofia tubular secundario a las lesiones vasculares.

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VI. ESTUDIO INMUNOLÓGICO PARA RECEPTOR-
DONANTE
El estudio inmunológico de la pareja donante-receptor pretende cuantificar y minimizar
la probabilidad de pérdida del injerto a corto y largo plazo. El riesgo de pérdida del injerto
puede pronosticarse pretrasplante y postrasplante mediante el uso de diversas
determinaciones inmunológicas.
El resultado de estas determinaciones permite no sólo evitar los trasplantes de muy alto
riesgo sino también ofrecer el tipo de tratamiento inmunosupresor adecuado a cada nivel
de riesgo.
La clásica prueba cruzada linfocitaria por citotoxicidad o crossmatch-CDC tiene un alto
valor pronóstico positivo (VPP) sobre la pérdida del injerto (80%) y su positividad
clásicamente contraindica el trasplante renal. Otras pruebas poseen un valor pronóstico
menos rotundo y su positividad indica aumentos en el riesgo de pérdida del injerto que
oscilan entre el 10 y el 30% al año.
La elección del tipo e intensidad del tratamiento inmunosupresor más adecuado deberá
hacerse evaluando conjuntamente los datos actuales y la historia de alorrespuesta del
paciente.
El éxito de los trasplantes depende de evitar la alorrespuesta del receptor frente a las
diferencias en los antígenos mayores de histocompatibilidad del órgano trasplantado,
principalmente del sistema HLA. La alorrespuesta será más intensa cuanto mayor sea
la diferencia entre donante y receptor.

VII. ELECCIÓN DE LAS TÉCNICAS

Los objetivos de la mayoría de las técnicas utilizadas son:

1. Evaluar las incompatibilidades que el receptor va a detectaren las células del


donante.
2. Identificar la presencia en un receptor de aloanticuerpos dirigidos contra
polimorfismos HLA de posibles donantes.
3. Identificar si los aloanticuerpos del receptor reaccionan contra los polimorfismos
expresados en el donante propuesto.
4. Identificar el tipo de inmunoglobulina (IgM o IgG) y la diana (HLA-I, HLA-II, o no
HLA).

Las distintas técnicas que identifican aloanticuerpos coinciden en su mayoría, pero no


absolutamente; las dianas de cada técnica son diferentes (células viables o antígenos
HLA purificados). Se evidencian por métodos distintos (capacidad citotóxica o
marcadores de IgG) y tienen, además, diferentes niveles de sensibilidad, y son
interferidas por elementos diferentes.

• Cribado de aloanticuerpos, identificación de aloanticuerpos anti-HLA o


PRA de «Panel Reacting Antibodies»:

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a. Aloanticuerpos por citotoxicidad dependiente de complemento (PRA-CDC)

La técnica se basa en el efecto citolítico del complemento sobre los linfocitos en cuya
superficie tiene lugar una reacción antígeno (de la células) con un anticuerpo (sérico).
Esta reacción se realiza con un panel de células de diferentes donantes (30-60)
portadores de antígenos HLA distintos.
Esta técnica detecta la presencia en suero de anticuerpos citotóxicos de clase IgG1,
IgG3 e IgM.
La asignación de especificidad se realiza por correlación matemática entre la presencia
de un determinado antígeno en los linfocitos y las reacciones positivas y negativas del
suero. La asignación de especificidad es especialmente fiable si se ha repetido en varias
ocasiones con suero de fechas distintas. En los receptores con múltiples aloanticuerpos
la definición de los alelos aceptables por técnicas de citotoxicidad es imprecisa dado
que cada célula expresa 6 alelos.

b. Cribado aloanticuerpos ant i-HLA por fase sólida

Se fundamenta en la unión a una «fase sólida» de antígenos HLA purificados a partir de


células de múltiples individuos. Esta base sólida puede ser: 1) placa de ELISA de
poliestireno; 2) microesferas de poliestireno con marcaje fluorescente interno
identificable por citometría (Flow-PRA/ citómetro de flujo, Luminex), o 3) matrices de
distribución puntual en diferente tipos de soporte (Microarrays).
La reacción se revela con un anticuerpo secundario generalmente anti-IgG-humana
marcado con enzimas o fluorocromos, por lo que no se detectan anticuerpos de tipo IgM
(excepto que se utilice una anti-IgM), ni aquellos dirigidos contra antígenos no HLA (p.
ej., autoanticuerpos).

c. Asignación de especificidad anti-HLA con técnicas de fase sólida

Puede hacerse por dos sistemas:

1) Dianas multialélicas de un individuo único: cada microesfera está rebozada de


los antígenos purificados procedentes de una línea celular (en general dos
alelos) de clase I locus 2A + 2B + 2C, o bien clase II 2DR y/o 2DQ y/o 2DP; se
utilizan diversas microesferas con antígenos de diferentes líneas celulares. La
asignación de especificidad se realiza por correlación matemática entre la
presencia de un determinado alelo en la microesfera y las reacciones positivas
y negativas con las distintas dianas.

2) Dianas con antígenos aislados (o «single antigen»): cada microesfera está


rebozada con un solo alelo HLA clase I o de HLA clase II. El sistema de antígeno
aislado es más preciso para la identificación de las incompatibilidades
aceptables, es decir, aquellos alelos contra los que el receptor no tiene
aloanticuerpos.

Cuando se utilizan como dianas las técnicas de microesferas (Luminex) el resultado se


expresa en MFI (Median Fluorescence Intensity) y es una media de la lectura de

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decenas (50-100) de microesferas que poseen el mismo alelo, por lo que el resultado
es más fiable que el estudio de uno o dos pocillos de una placa de ELISA.

Por el momento el antígeno aislado no está disponible en forma de Microarrays.

Los métodos de fase sólida tienen la ventaja que no detectan anticuerpos contra
antígenos no HLA. Sin embargo, existe la posibilidad teórica de que en el proceso de
obtención y unión a la fase sólida las moléculas HLA puedan sufrir cambios
conformacionales que interfieran con la unión a algunos aloanticuerpos o que den lugar
a reacciones inespecíficas.

VIII. PRUEBA CRUZADA LINFOCITARIA (O CROSSMATCH


O X-MATCH)

• Prueba cruzada linfocitaria por CDC entre donante y receptor

ü Basada en la técnica CDC, hace reaccionar el suero del receptor con los
linfocitos del donante en presencia de complemento.
ü La positividad de la reacción se visualiza con ayuda de un colorante vital, que
penetra a través de la membrana celular si ha sido permeabilizada por el
complemento. Detecta anticuerpos de clase IgG1, IgG3 e IgM.
ü Se puede realizar a partir de linfocitos totales o de subpoblaciones celulares. Si
se separan las subpoblaciones de linfocitos T y B es posible diferenciar los
anticuerpos ant i-HLA-I de los anti-HLA-II.
Se puede realizar un tratamiento con DTT (que destruye las IgM) para diferenciar
anticuerpos linfocitotóxicos de tipo IgM (generalmente autoanticuerpos) de los de tipo
IgG. Para conocer de forma aproximada la «cantidad» de aloanticuerpos anti-HLA en
el receptor se pueden detectar la citotoxicidad.
ü del suero a diferentes diluciones (desde 1/1 a 1/512). Este análisis tiene interés en caso de pretender
desensibilizar al receptor.

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IX. INDICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS
DIFERENTES PRUEBAS EN EL TRASPLANTE DE VIVO

El proceso de selección de un donante inmunológicamente compatible con un receptor


renal es progresivo. En función de los resultados de las pruebas previas se adoptará el
proceso a seguir.

Primera fase del estudio pretrasplante

Tipificación HLA del receptor y de los posibles donantes

Deben tipificarse el receptor y el donante por lo menos en HLA-A, B y HLA-DRB1 a nivel


antigénico (2 o 3 primeros dígitos). Las técnicas de tipificación HLA por ADN son
altamente recomendables por su fiabilidad y reproducibilidad. Para la tipificación HLA-A
y HLA-B puede ser aceptable la serología.

Si se han identificado en el receptor anticuerpos anti-HLA-C o HLA-DQ o DP puede


resultar conveniente ampliar la tipificación del donante a estos locus (v. crossmatch
virtual).
La tipificación alélica del donante (cuatro o más dígitos) puede estar indicada en casos
especiales en los que existan anticuerpos sólo contra algunos alelos (4 dígitos) de un
mismo grupo antigénico (2 dígitos) (p. ej., A2402 positivo, A2403 negativo).

Utilidad de la tipificación HLA

ü Permite conocer la probabilidad de supervivencia del injerto a largo plazo.


Supervivencia a 10 años de los injertos HLA idénticos: 73%; supervivencia de
injertos no idénticos del 64% (una incompatibilidad) a 53% (seis
incompatibilidades)
ü Permite evaluar las probabilidades de que una prueba cruzada resulte negativa,
conociendo el porcentaje de PRACDC y la especificidad de los anticuerpos del
receptor. En pacientes altamente sensibilizados disponer de un hermano HLA
idéntico es, en ocasiones, una de las pocas oportunidades de trasplante para
estos pacientes.
ü Hace posible el evaluar el llamado crossmatch virtual (VCM o virtual
Crossmatch).
ü Facilita la identificación de aloanticuerpos donante-específicos en el
postrasplante utilizando técnicas de fase sólida.
ü Hace posible evitar la repetición de las mismas

Aloanticuerpos por citotoxicidad dependiente de complemento frente a panel


(PRA-CDC)

La determinación de aloanticuerpos debe realizarse en todos los pacientes susceptibles


de ser trasplantados cada 3 meses.

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También debe realizarse 15 días después de cada evento sensibilizante (transfusión,
pérdida de injerto o después de un embarazo).
Este estudio secuencial permite conocer anticuerpos identificados en el pasado que
pueden no ser detectables en el momento del trasplante, pero que pueden haber
generado linfocitos memoria, fácilmente reactivables, por lo que habrá que adaptar la
inmunosupresión a esta circunstancia.
Mediante la prueba PRA-CDC se obtienen tres tipos de información:

§ Si el receptor tiene o no tiene aloanticuerpos.


§ El porcentaje de reactividad, que permite predecir la probabilidad de una prueba
cruzada linfocitaria positiva.
§ Identificar, en algunos casos, contra qué antígenos reaccionan estos
aloanticuerpos. Este conocimiento permite pronosticar para los donantes que
tienen estos antígenos una muy alta probabilidad de prueba cruzada linfocitaria
positiva por citotoxicidad.

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X. BIBLIOGRAFÍA

1. Jacqueline Pefaur P, Susana Elgueta M. Inmunidad humoral y trasplante renal


posibilidades terapéuticas. Revista Médica Clínica Las Condes. 1 de marzo de
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9. Fernanda Prieto, Claudia Cabanas, Veronica Villagra. Anti-hla antibodies


monitoring in patients with chronic renal Failure on waiting list for renal
transplant in paraguay. Monitoreo de anticuerpos anti-HLA en poblacion
paraguaya. Nefrologia, Dialisis y Trasplante 2016; 36 (2) Pag. 75-81

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