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Apego Adulto 23
Apego Adulto 23
ISSN: 0717-0297
psykhe@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
2005,Vol
.14,Nº1,181-191 I
SSN 0717-0297
Claudio Martínez
I
nstituto Ps
iquiátrico“Dr.Jos
éH.Barak”
Pontif
icia Univers
idad Católica de Chile
En los últimos años se ha incrementado el interés en el apego de adultos, tanto desde una perspectiva teórica como
empírica. Parte de este interés ha sido la evaluación del constructo del apego en estas etapas del desarrollo. Esto
ha generado dos tradiciones o líneas de investigación, basadas en los modelos representacional y comportamental
una exhaustiva revisión del surgimiento y desarrollo de estas tradiciones se describen sus características principa-
I
n recent years the interest in the subj
ect ofadult attachment has increased, in the theoretical as well as in the empirical
perspective. Much ofthis interest has been the assessment ofthe construct ofattachment in this phase ofdevelopment.
This endeavor has generated two traditions or lines ofresearch:one is the tradition ofthe models ofstate ofmind and
the other is the behavioral approach ofattachment. Both ofthese approaches have developed their own systems of
classif
ication in categories or dimensions and their own research assessment tools. Through an exhaustive revision of
the rise and development ofthese traditions, the scope ofthis paper is to describe the main characteristics ofthese
the lack ofintegration ofthe construct ofattachment and the limitations ofits measurement and application.
Keywords:attachment theory
, adult attachment, assessment.
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Claudio Martínez, Unidad de Psicoterapia Dinámica.
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María Pía Santelices, Escuela de Psicología.
canciaspara la psicopatología.Según es
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La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigi-
da a Claudio Martínez, E-
mail:claumagu@ terra.cl
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sentaciones mentales o “modelos operantes” como rencias. También postuló que la conducta de la madre
1
los llamó Bowlby (1980) que tienen la capacidad de en los primeros meses de la vida del niño es un buen
integrar experiencias pasadas y presentes, como tam- predictor del tipo de relación entre ambos (Ainsworth,
bién esquemas cognitivos y emocionales relaciona- 1969). En 1964, Ainsworth y colaboradores diseñaron
dos con tales experiencias. De esta manera los: la llamada “situación extraña”, un procedimiento de
modelos operantes son un sistema interno de laboratorio para estudiar la relación madre-hijo en el
expectativas y creencias acerca del self y de los primer año de vida. A partir de estas investigaciones
otros que les permiten a los niños predecir e in- se desarrollaron las primeras clasificaciones del ape-
terpretar la conducta de sus figuras de apego. go en niños, describiendo tres patrones generales de
Estos modelos se integran a la estructura de la apego (Ainsworth, Blehar, W aters & W all, 1978):
yen dos aspectos fundamentales:una concepción A esta clasificación original más tarde se agrega-
sobre las figuras de apego y su auto-imagen. ría un grupo de niños que no mostraban un patrón
Al respecto, un problema que se ha planteado es de conducta tan organizado durante la situación ex-
si existe uno o varios de estos modelos internos. traña y que Main y Salomon (1990) llamarían “desor-
construye un modelo de sí mismo y un modelo de Más allá de los aportes de Ainsworth con madres y
otro. Crittenden (1999), plantea que los modelos in- bebés, Bowlby explícitamente consideró su teoría como
ternos podrían situarse, al menos, a dos niveles dife- un constructo aplicable a todo el desarrollo humano, lo
rentes de funcionamiento mental, por lo que podrían que hizo evidente que su medición debía trascender el
coexistir más de uno. Por su parte, Bretherton (2000) período de la temprana infancia. Uno de los primeros
plantea un solo modelo de sí mismo y de las figuras pasos en esta dirección lo dio Mary Main, quien en
de apego y Allen y Land (2000) señalan que durante 1984 creó la Adult Attachment I
nterview(AAI) (George,
la infancia coexisten diversos modelos internos, pero Kaplan & Main, 1985 en Crowell & Treboux, 1995), una
en la adolescencia se produce una jerarquización y entrevista destinada a evaluar los patrones de apego
una síntesis de estos modelos previos. en adultos a través de sus “estados mentales” con
Otro aspecto de controversia sobre los llamados respecto a las relaciones tempranas con sus padres.
tiempo y a través del desarrollo. Estos modelos inter- la evaluación del apego en el adulto ha variado y se
de las interacciones con las figuras de apego. Estos Medición del Apego en Adultos
cambios ocurrirían dentro de ciertos límites, puesto
que las representaciones de las experiencias anterio- En los últimos 10 a 15 años la investigación del
res filtran las expectativas del individuo e influyen en apego en los adultos ha generado dos líneas parale-
su percepción de estas interacciones (Marrone, 2001). las de investigación (véase Tabla 1) basadas en dife-
De cualquier forma, la noción de modelos operan- rentes conceptualizaciones y maneras de evaluar este
tes y representaciones mentales es central para la eva- constructo (Bartholomew & Shaver, 1998;Cassidy &
luación de los llamados “patrones de apego” o en una Shaver, 1999;Shaver, Belsky & Brenann, 2000).
conceptualización más actual “estrategias cognitivas, La primera línea de investigación fue comenzada
afectivas y comportamentales” para enfrentar relacio- por psicólogos del desarrollo como Ainsworth con
nes interpersonales significativas (Bretherton, 1999). sus observaciones sobre la relación entre padres e
Mary Ainsworth, una cercana colaboradora de hijos y luego por psicólogos clínicos, quienes dise-
Bowlby, sería la primera en proponer que las díadas ñaron entrevistas para estudiar el “estado mental” o
madre-hijo difieren en la calidad de sus relaciones de “sistema representacional” de los padres con respec-
apego y que es posible medir y clasificar estas dife- to al apego (Main, Kaplan & Cassidy, 1985). El princi-
Adult Attachment I
nterview (AAI) (George, et al., 1985
1
“Internal working model”, que en la literatura aparece
en Crowell & Treboux, 1995), una larga entrevista que
traducido como “modelos internos de trabajo”, “modelos
operativos internos” (
Marrone, 2001)
, “modelos inter- evalúa los recuerdos que un adulto tiene de sus rela-
nos operantes”, o bien “modelos internos”. ciones con sus figuras de apego en la infancia. La
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 183
AAI es codificada en términos de la coherencia del efectivamente con el entrevistador (Hesse, 1999). De
discurso que muestra la persona mientras relata expe- esta codificación surge una clasificación del indivi-
riencias relevantes de su infancia, como también la duo en una de 4 categorías que serían equivalentes a
estructura de su relato y su habilidad para colaborar las descritas por Ainsworth (véase Tabla 2).
Tabla 1
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La segunda línea de investigación en apego adul- estar más afectada por la relación temprana con la
to fue iniciada a mediados de la década del 80’por madre, dado que esta está usualmente más involu-
psicólogos sociales (Hazan & Shaver, 1987), quie- crada y disponible en esa función (Belsky, 1999;
nes aplicaron las ideas de Bowlby y Ainsworth al Shaver et al., 2000). Además, las escasas compara-
estudio de relaciones amorosas. Estos investigado- ciones directas entre mediciones con el AAI y auto-
res encontraron paralelos entre las cualidades de rreportes no han arrojado asociaciones estadística-
apego infantiles y los patrones de conducta y senti- mente significativas, particularmente con respecto a
mientos en relaciones de pareja de adolescentes y las categorías tipológicas dadas por ambos tipos de
adultos. Los individuos seguros se sienten confor- instrumentos. Por último, un cuestionamiento de peso
tables y tranquilos dependiendo afectivamente de es el de George y West (1999 en Buchheim & Strauss,
sus parejas y no tienen problemas de que otros de- 2002), quienes plantean que las mediciones basadas
pendan afectivamente de ellos. Los individuos en el modelo representacional son más cercanas a lo
evitativos o rechazantes tienden a mostrarse poco que Bowlby consideraba como “modelo operante”
confortables en relaciones cercanas y valorizan ex- que en el adulto incluiría, entre otras, variables in-
cesivamente su autonomía. Finalmente, los indivi- conscientes. En cambio, las mediciones que utilizan
duos clasificados como “preocupados” se muestran un modelo comportamental sólo lograrían captar
y escalas de autorreporte para evaluar el apego en entregado evidencias que apoyan la idea de que
adultos y sus clasificaciones incluyen tanto catego- ambos tipos de mediciones estarían relacionadas, al
rías cualitativas similares a las tradicionales como menos en algunos aspectos. Algunos de ellos mues-
también dimensiones cuantitativas que subyacen a tran que los autorreportes sobre apego en las rela-
los diferentes estilos de apego en relaciones inter- ciones amorosas predicen conductas y sentimien-
personales cercanas (Bartholomew & Horowitz, 1991; tos asociadas a la parentalidad (Rholes, Simpson &
Collins & Read, 1990; Hazan & Shaver, 1987; Blakely, 1995 en Shaver et al., 2000; Rholes, Simpson,
Simpson, 1990). Blakely, Lanigan & Allen, 1997 en Shaver et al., 2000),
A simple vista podemos distinguir que las mayo- y otros sobre la capacidad de predicción del AAI de
res diferencias entre estas líneas de investigación conductas y sentimientos en relaciones de pareja
son los constructos sobre los que trabajan y los (Cronwell & Waters, 1997 en Shaver et al., 2000).
sistemas de clasificación a los que aspiran. En la Al parecer, aún no existen suficientes eviden-
literatura encontramos variados argumentos que cias para apoyar una u otra postura, probablemente
apoyan la idea de que ambas formas de evaluar el porque ambos modelos podrían estar íntimamente
apego adulto no estarían relacionadas. Las medicio- conectados. Tanto la representación mental con res-
nes del apego en relaciones amorosas conciernen al pecto al apego como los comportamientos de apego
rol del apego en el contexto de pareja, lo que entre en relaciones amorosas emergen de la historia de
otras cosas está influenciado por variables tan di- múltiples relaciones de apego de una persona, co-
versas como el atractivo sexual. Por su parte, las menzando con los padres. Ambos, el AAI como las
mediciones como las que realiza el AAI se concen- mediciones de autorreporte se relacionan con la se-
tran principalmente en las formas en que el estado guridad y las estrategias de regulación emocional
mental con respecto al apego afecta la investidura (también llamadas estrategias de hiperactivación y
parental, lo que podría estar influenciado por otras desactivación emocional, Dozier & Kobak, 1992), y
variables como la viabilidad de descendencia o las ambas clases de medidas arrojan categorías psicodi-
Por otra parte, se ha visto que algunos aspectos el grado de seguridad de una persona, su capacidad
importantes de las relaciones de pareja, relaciona- para enfrentar la intimidad de las relaciones y las
dos al género, como por ejemplo la confianza en al- formas características de manejar la ansiedad son
guien del sexo opuesto, podrían estar especialmen- producto de una larga historia de interacciones con
te afectados por la historia personal de apego con el figuras de apego, es claro que no pueden existir si-
padre del sexo opuesto (Collins & Read, 1990), mien- militudes, en todos los aspectos, entre su estado
tras que para ambos sexos la parentalidad podría mental acerca del apego y su estilo en las relaciones
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 185
amorosas. Sin embargo, en ambos dominios la capa- los de apego en torno a dimensiones comunes, pero
cidad de depender del cuidado de otro es funda- cuantitativamente diferentes (Stein et al., 2002).
mental, como también lo es la disposición para que La primera gran limitación de la aproximación
otro pueda depender de nosotros cuando sea nece- categorial es que diferentes mediciones no logran
sario (Shaver et al., 2000). acuerdos al evaluar a un mismo sujeto. Algunos es-
Adicionalmente, estas dos tradiciones han pro- tudios sugieren que el estilo de apego no sería un
ducido diferentes tipos de instrumentos de evalua- rasgo, igualmente evidente en todas las relaciones.
ción: El modelo representacional utiliza principalmen- Aún cuando el estilo de apego sea relativamente
te entrevistas, siendo la citada Adult Attachment estable, su expresión sería producto de un proceso
Interview (AAI) la más habitual y estudiada de ellas. interaccional en que los modelos internos o patro-
Por su parte, el modelo comportamental, utiliza típi- nes de relación interactúan dinámicamente con la
camente cuestionarios e inventarios de autorreporte, calidad de una relación en particular, por tanto la
donde encontramos decenas de ellos con diferente seguridad o inseguridad de esa relación es reeva-
nivel de calidad. Cómo método, la entrevista resulta luada constantemente en cada contexto (Kobak,
coherente con un modelo que pretende evaluar re- 1999; Stein et al., 2002). De esta manera, no parece
presentaciones a partir de las elaboraciones menta- fácil categorizar a un adulto en un corte transversal
les que los sujetos realizan de sus relaciones sin tomar en cuenta los diversos factores que inter-
parentales. Sin embargo, su aplicabilidad en el cam- vienen en el estado mental con respecto al apego
po de la investigación cuantitativa es muy difícil por que ese individuo tiene al día de hoy. Es probable
el tamaño de las muestras y por el nivel de entrena- que la naturaleza de la relación (pareja, padre, madre,
miento necesario para mantener un adecuado nivel hijos, mejor amigo, etc.) evoque diferentes estados
de confiabilidad. Por ejemplo, en el caso del AAI, el mentales, así como también los rasgos de los partici-
to, además de un profundo conocimiento de la teo- tiempo en la relación (Allen et al., 2001).
ría del apego. A su vez, el entrenamiento en su utili- Aunque tradicionalmente se asume que las per-
pocas partes del mundo. Por su parte, los instru- que emerge durante el desarrollo y permanece en la
mentos de autorreporte representan una suerte de adultez (Fonagy, 1999), hallazgos recientes indican
continuidad con la tradición de la psicología social que este patrón dominante está matizado por cuali-
y toda la medición en el ámbito de la personalidad y dades de más de un prototipo (Stein et al., 2002), ya
las actitudes. Tales métodos, son rápidos y baratos que oportunidades para múltiples apegos se
de aplicar, por lo que resultan muy atractivos para incrementan en el desarrollo (Cassidy, 1999). En el
investigaciones con grandes muestras. Su gran des- estudio de Stein et al. (2002), los participantes te-
ventaja, es que los niveles de calidad en su cons- nían la opción de elegir un estilo de apego que más
trucción no siempre alcanzan alta confiabilidad o los identificara, sin embargo sólo dos sujetos de 115
validez. Aunque cada vez existen más estudios so- hizo su elección de esta manera, un 70% marcó los
bre el poder estadístico y precisión de sus medicio- cuatro estilos y el 28% tres estilos. De este modo,
nes, de los numerosos instrumentos que existen son vemos que teóricamente es difícil sostener que exis-
pocos los que poseen esta certificación de calidad ten diferentes clases de personas, a pesar que ins-
(Fraley, Waller & Brennan, 2000). trumentos como el AAI plantea una solución de com-
Otra forma en que se expresa esta controversia este sistema sostienen que permite capturar la ver-
entre mediciones del apego adulto es con respecto dadera naturaleza del fenómeno (e.g., un patrón de
al sistema de clasificación: categorial vs dimensio- regulación emocional específico) (véase, por ejem-
Investigaciones recientes han abordado el tema Bartholomew, 1994). Sin embargo, la popularidad del
de la convergencia entre mediciones que entregan modelo categorial se basa entre otras cosas en la
categorías generales de apego, como el AAI u otros economía de comunicación científica de sus hallaz-
cuestionarios que arrojan un sistema clasificatorio gos, así como también en la facilidad que otorga a
similar, versus mediciones que categorizan los esti- los análisis estadísticos. Aún así, lo que es una ven-
186 MARTÍNEZ Y SANTELICES
taja, también puede ser una desventaja, ya que esta un efecto independiente de otra dimensión, es decir,
facilidad estadística puede inducir a establecer rela- no habría interacción entre distintas dimensiones
ciones causales y evidentes sesgos cognitivos y (Griffin & Bartholomew, 1994; Hazan & Shaver, 1987).
preceptúales a partir de la natural tendencia humana Las mediciones dimensionales no son tan comunes
hacia la estereotipación. Por último, el énfasis del como la aproximación categorial dentro de la inves-
modelo categorial en la variación entre grupos y no tigación del apego, pero han llegado a ciertas di-
al interior de los grupos humanos constituye una mensiones consensuales entre los diversos estu-
evidente desventaja si se desea utilizar estas medi- dios de los últimos diez años. Estos son la “ansie-
ciones en el ámbito clínico (Buchheim & Strauss, dad de separación” y la “búsqueda de proximidad”,
2002; Griffin & Bartholomew, 1994; Shaver, et al., dimensiones que subyacen a diversos cuestiona-
Al parecer es necesario clarificar bajo que cir- pareja y en comportamiento interpersonal (véase,
cunstancias en un adulto predomina un estilo glo- por ejemplo, Bartholomew & Horowitz, 1991; Hazan
bal de apego o si es un set de estilos de relación & Shaver, 1987; Simpson, 1990; West & Sheldon,
invalida el modelo categorial, sino se acentúa la idea Al igual que los modelos categoriales, las medi-
de contextualizar las mediciones y considerar la in- ciones dimensionales tienen ventajas y desventajas
fluencia de la historia de relaciones de un individuo, (véase Tabla 3). Una clara ventaja es la poca pérdida
Por su parte, la propuesta de los modelos dimen- mentos derivados de este modelo, por lo que son
sionales es la búsqueda de componentes comunes que particularmente útiles para tareas clínicas (Bartho-
engloben las categorías tradicionales y las dimensionen lomew & Shaver, 1998; Fraley & Waller, 1998). En el
cuantitativamente y de esa manera acercarse más a las campo de la investigación, ofrecen gran flexibilidad
La mayoría de quienes utilizan estos modelos, a modelos de regresión múltiple y modelos de ecua-
su vez utilizan autorreportes y cuestionarios inten- ción estructural. Además, se ha visto que son suma-
tando dar cuenta de un comportamiento de apego mente confiables como medidas y entregan gran sim-
en relaciones de pareja y relaciones interpersonales plicidad para resumir con pocos puntajes todo un
actuales. Esta aproximación implica, primero, que las comportamiento de apego de un individuo (Bartho-
personas son ordenadas cuantitativamente de acuer- lomew & Shaver, 1998; Griffin & Bartholomew, 1994).
do a su posición dentro de un continuo dimensio- Por otro lado, también tienen potenciales des-
nal. Segundo, esto implica que cada dimensión tiene ventajas, por ejemplo en la pérdida de algunas “pro-
Tabla 3
*Adaptado de: Bartholomew & Shaver, 1998; Crowell & Treboux, 1995; Griffin & Bartholomew, 1994.
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 187
piedades emergentes” que podrían surgir de la com- 2. Moderada a gran inseguridad requiere de estra-
binación entre dimensiones. Esto tendría que ver tegias específicas (preocupadas o rechazantes)
con la naturaleza nomotética de estos modelos, ver- para sustentar las relaciones.
sus mediciones ideográficas que dan cuenta de un 3. Extrema inseguridad (temor) expresa un sistema
retrato de los individuos (modelo categorial). La desorganizado de apego que evita una estrate-
en las relaciones entre variables a través de distin- Si bien este modelo es relativamente reciente,
tos individuos (Griffin & Bartholomew, 1994). Apa- viene a apoyar con pruebas empíricas otros aportes
rentemente, esto hace que la evaluación con jueces similares que han propuesto las dimensiones de an-
expertos sea más complicada al codificar dimensio- siedad y evitación como las dos dimensiones que
nes que al establecer prototipos o categorías (Bern, debieran combinarse con las categorías tradiciona-
1983 en Griffin & Bartholomew, 1994). les de apego. Un ejemplo de esto es el modelo de
Un reciente estudio que avala el modelo dimen- cuatro categorías y dos dimensiones de Bartholomew
sional postula que los estilos “preocupado” y y Horowitz (1991), quienes agregan la categoría “te-
“rechazante” (dismissing) no necesariamente refle- mor” a las ya conocidas y han diseñado varios cues-
relaciones cercanas y seguras (Stein et al., 2002). En Una tercera alternativa a las ya mencionadas, es el
cinco medidas de apego adulto, realizando un análi- prototipo es un miembro ideal de una categoría, defi-
sis correlacional de componentes principales entre nido en términos de reunir las características más co-
ellos, obteniendo un mapeo ortogonal que arrojó munes de esa categoría, pero donde ninguna de tales
una alta correlación de dos componentes (véase Fi- características tomadas individual o conjuntamente
experimenta la persona frente a las relaciones inter- bros del grupo difieren en el grado de corresponden-
que los individuos utilizan para enfrentar las dificul- gra las categorías “prototípicas” con variaciones in-
De este modelo de dos componentes, los auto- Las mediciones basadas en este modelo parecen ser
res derivan tres posibles posiciones de los indivi- particularmente apropiadas para la investigación en
1. Baja inseguridad no necesita la estrategia de fectamente a alguno de los patrones clásicos de ape-
1. INSEGURIDAD
SEGURIDAD TEMOR
2. ESTRATEGIA
PREOCUPADO RECHAZANTE
también por las influencias de específicas relaciones integra las visiones categorial y dimensional es la lí-
actuales que están actuando sobre su orientación a nea de investigación desarrollada por Bartholomew
las relaciones de apego. Más bien, a través del tiempo (1990; Bartholomew & Horowitz, 1991), quien creó el
y de las situaciones, muchos adultos mostrarían va- “modelo de cuatro categorías”, dónde explícitamente
riados grados de dos o más patrones de apego y el utiliza una visión de prototipos para clasificar las orien-
modelo de prototipos permitiría evaluar, tanto el cómo taciones de apego de los individuos. La autora siste-
un individuo se ajusta a cada prototipo en un momen- matizó la concepción de Bolwby de “modelos ope-
to dado y también cómo esta adaptación puede variar rantes” definiendo las diferencias individuales del
a través del tiempo (Griffin & Bartholomew, 1994; apego adulto en términos de la intersección de dos
Lyddon & Sherry, 2001). dimensiones: Un modelo positivo del self y un mode-
En la literatura vemos como algunas aproximacio- lo positivo de los otros. Dicotomizando cada dimen-
nes dimensionales emplean implícitamente el concep- sión como positiva o negativa se forman cuatro pa-
to de prototipos. Este es el caso del sistema de Q sort, trones prototípicos de apego (véase Figura 2). Alter-
metodología que, ya sea utilizando mediciones con nativamente, la dimensión de modelo del self puede
entrevistas (Kobak, 1989 en Crowell & Treboux, 1995) ser conceptualizada en términos de ansiedad en el
o a través de cuestionarios, ha sido usada productiva- apego y la dimensión de modelo de los otros puede
mente en el campo del apego (Kobak & Hazan, 1991; ser conceptualizada en términos de evitación de la
Kobak, 1999). En su aplicación con la AAI un puntaje cercanía. Cada combinación entre los modelos del self
Q sort individual es comparado con un Q sort ideal, y de otros define un patrón de apego prototípico, es
generado para representar un constructo en particular decir, una particular estrategia de regulación de la se-
(Waters & Deane, 1985 en Griffin & Bartholomew, 1994). guridad en las relaciones cercanas (Bartholomew,
forzada de descripciones en dos dimensiones: seguri- Cada uno de los cuatro patrones de apego iden-
dad/
ansiedad y desactivación/
hiperactivación. El tificados por el modelo es conceptualizado como un
puntaje individual es correlacionado con un Q sort ideal teórico o prototipo frente al cual los individuos
prototípico y el individuo puede ser clasificado en las pueden variar en diferentes grados. Este modelo re-
categorías de seguro, rechazante o preocupado según conoce que muchos individuos exhiben elementos
Modelo
(aproximación)
SEGURO PREOCUPADO
Modelo Modelo
Modelo
(evitación)
Figura 2. Modelo de dos dimensiones y cuatro categorías (Bartholomew & Horowitz, 1991). Adaptado de
mente los sentimientos, expectativas y comporta- evalúa el apego a partir de las relaciones amorosas y
mientos de las personas en sus relaciones de apego, tiene a la base el modelo de categorías y dimensio-
es necesario considerar perfiles a través de las cua- nes de Bartholomew. Por último, recién está comen-
tro categorías que plantea el modelo (Bartholomew zando el estudio de validación de un cuestionario
& Horowitz, 1991). que sigue la misma tradición del RSQ, pero que ha
En Chile no existe una tradición en medición o R) de Fraley, Waller y Brennan (2000). De esta mane-
investigación del apego en adultos. En la escasa ra, en un plazo no mayor de un año se espera contar
literatura nacional sobre el tema, sólo es posible en- con una batería de instrumentos que permitan a in-
contrar algunas tesis de pre-grado que han utilizado vestigadores y clínicos nacionales realizar investi-
medidas de apego para evaluar muestras clínicas de gaciones sobre el apego en adultos.
Parker, Tupling y Brown (1979), cuestionario de A lo largo de esta revisión hemos visto diversas
autorreporte para adultos que pretende evaluar las aproximaciones a la medición del apego en los adul-
relaciones con los padres durante la infancia. Aun- tos. Cada una de ellas con sus ventajas y sus des-
que sigue el modelo representacional, en su cons- ventajas, pero claramente diferentes de acuerdo al
no utiliza las tradicionales dimensiones del apego. A Hasta ahora no parece existir evidencia concluyente
pesar de ello, es posible colegir claras referencias a para apoyar uno u otro método o una u otra visión
la teoría de Bowlby y otorga la posibilidad de con- del apego. Sin embargo, legítimamente nos pode-
vertir sus dimensiones en las clásicas categorías de mos preguntar si lo que evalúan unos u otros sigue
apego (Albala & Sepúlveda, 1997). siendo lo que originalmente postulaba Bowlby acer-
Como vemos, los investigadores nacionales no ca de lo que era el sistema de apego. ¿Son situacio-
cuentan con muchas alternativas a la hora de elegir nes similares las que se producen cuando un niño
un instrumento adaptado para Chile que permita pequeño activa su sistema de apego frente a una
evaluar apego en adultos. Probablemente por esta situación amenazante para así regular sus emocio-
razón se encuentran en marcha una serie de estu- nes y manejar la proximidad con su cuidador, con
dios de validación de diversos instrumentos que una situación donde un individuo adulto se enfren-
esperan paliar esta escasez. Entre ellos la Adult ta a un cuestionario y debe opinar sobre sus relacio-
Attachment Prototype Rating (AAPR) de Strauss y nes de pareja o con sus pares, o bien cuando una
Lobo-Drost (2001), una entrevista de apego adulto persona responde a un conjunto de preguntas en
basada en la AAI, que combina características de una entrevista con otro adulto igual que él?Proba-
una entrevista clínica con un sistema de prototipos blemente nadie podría responder afirmativamente
(Martínez, Núñez & Tapia, 2003). esta pregunta. Pero entonces, ¿qué es realmente lo
También, dentro del modelo representacional, que estamos midiendo cuándo decimos que evalua-
pero utilizando un formato de Q-sort, en la actuali- mos el apego de un adulto?¿es legítimo decir que un
dad se encuentra en desarrollo la adaptación del individuo tiene tal o cual tipo de apego de acuerdo a
“Cartes: Modèles individueles de rélations” (CaMir) las representaciones mentales de lo que recuerda
autoadministrado que evalúa estrategias de apego bien ¿es correcto clasificar a un individuo de acuer-
en adultos en sus relaciones presentes y pasadas do a un puntaje en una escala con preguntas acerca
(Santelices, 2003). Por otra parte, más en la línea de de sus relaciones actuales? Quizás no sea aún el
los cuestionarios de autorreporte, se encuentran en tiempo en que se puedan responder estas pregun-
marcha dos estudios de validación y adaptación de tas, pero el interés que tenemos en conocer más acer-
Questionnaire (RSQ) de Bartholomew y Horowitz sonas y cómo estos pueden influenciar sus patro-
(1991). Este cuestionario pertenece a la tradición que nes de relación de pareja o sus estilos de crianza,
190 MARTÍNEZ Y SANTELICES
avala que uno pueda seguir utilizando estos dife- Bifulco, A., Lillie, A., Ball, B. & Moran, P. (1998). Attachment
Style I
nter view (
ASI)
:Training manual. London: Royal
rentes modelos o métodos de evaluación, teniendo
Holloway, University of London.
claro que detrás de cada uno de ellos hay una teoría
Bowlby, J
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ectivo. Buenos Aires: Paidós.
con múltiples investigaciones empíricas que le otor- llo y pérdida. Madrid: Morata.
Bowlby, J
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ectiva. Buenos Aires: Paidós.
gan solidez y sustento. Aún así, pensamos que es
Bowlby, J. (1988). A secure base. New York: Basic Books.
importante subrayar que cualquiera sea la elección
Brennan, K. A., Clark, C. L. & Shaver, P. R. (1998). Self-
que uno haga de un modelo determinado o de un report measurement of adult attachment: An integrative
pecialmente importante en los estudios dentro del relationships: A constructed revisited. En J. Cassidy & P.
abarca todos los aspectos relevantes que podrían En O. Halfon, F. Anserment & B. Pierrehumbert (Eds.),
klinischen bindungsforschung [
El método de entrevistas
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EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 191
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