Experimentación Animal

La experimentación con animales es la opción más viable para salvar vidas humanas ya

que el proceso es controlado, preciso, y se ha ido perfeccionando en las últimas décadas con el

objetivo de minimizar el sufrimiento de aquellos.

En la actualidad, la gente tiene más probabilidades de sobrevivir a ciertas enfermedades

que anteriormente eran mortales. Y todo gracias a los avances médicos involucrando animales

como lo menciona la escritora Betsi Flores en su artículo, Las Dos Caras de la Experimentación

Animal en el cual dice, “la insulina, que es la hormona que regula el azúcar en la sangre, fue

descubierta en perros en la década de 1920. Antes no había tratamiento eficaz para la diabetes y

la gente con esta enfermedad generalmente moría joven”. Gracias a los perros existen métodos

para controlar la insulina y prolongar la vida de pacientes que sufren de diabetes. Los grupos

animalistas como PETA y ADDA no están de acuerdo con estos métodos y afirman que es una

tortura.

La legislación europea controla al extremo el uso de los animales en experimentos. Usan

el principio de reemplazo, reducción y refinamiento. Se garantiza un control de la cantidad de

animales usados y su más mínimo sufrimiento. (Valenzuela, 2017) Entonces es inválido la

acusación general de los grupos animalistas ya que se controla la experimentación con sumo

cuidado para el bien de la humanidad. Incluso los animalarios han mejorado al transcurrir los

años. Hoy en día se usan veterinarios y varios profesionales que vigilen el bienestar del animal

dice el científico Guillén de la AAALAC. Hasta en países como Estados Unidos y Alemania

existen comités de bioética que hacen visitas sorpresa para evaluar las condiciones de los

laboratorios y supervisan los procedimientos. Lo anterior ayuda a mantener un ambiente

controlado al usar animales y evita un abuso de aquellos.

 Laura Duarte, miembro del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, propone

nuevos métodos de investigación usando modelos informáticos y células. Al principio suena

bien, pero según Juan Lerma el cual es secretario general de la Federación de Sociedades de

Neurociencias Europeas, no es viable el método celular ya que un cuerpo consiste de varios

sistemas trabajando al mismo tiempo. Es decir, testear en una célula no va a reemplazar los

resultados en un conjunto de sistemas. Además, hay animales que comparten un material

genético muy similar al de los humanos. “Los humanos compartimos el 95% de los genes con

estos roedores”. (Valenzuela, 2017) Esto ayudó no solo a identificar enfermedades genéticas

poco conocidas sino el conocimiento del 80% de los genes.

En conclusión, la experimentación ha dejado una huella positiva en la ciencia y todo con

el fin de hallar curas a enfermedades que acababan con poblaciones décadas atrás y comprender

el funcionamiento genético de la raza humana. Todo esto bajo la supervisión de organizaciones

terceras sin ánimo de lucro para garantizar el menor sufrimiento posible de los animales. Y aún

los científicos involucrados arriesgan su vida ya que existe gente que no apoya la

experimentación en animales y no se dan cuenta que pueden estar acabando con la próxima cura

a una enfermedad mortal.