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MÓDULO 1
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
© De la presente edición
Módulo I. Lectura y Escritura Académica I
Depósito Legal :
3-1-327-19 PO.
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A
4 Lectura y Escritura Académica I
Índice
Presentación ................................................................................................. 7
Propósito del Módulo ................................................................................... 9
Unidad Temática 1:
Leer y Escribir: Dos Procesos Fascinantes ..................................................11
1. La lectura................................................................................................. 12
1.1. ¿Que es leer? ....................................................................................... 12
1.2. Etapas o niveles de lectura................................................................... 14
1.3. Estrategias de lectura ........................................................................... 15
1.4. Pautas para la lectura de documentos académicos ............................. 16
2. La escritura .............................................................................................. 17
2.1. ¿Qué es escribir? .................................................................................. 17
2.2 . Oralidad y escritura ............................................................................. 17
2.3. La escritura y su proceso ..................................................................... 19
2.4. Consejos para mejorar tu escritura ...................................................... 20
Unidad Temática 2:
Texto, Párrafo y Formas Elocutivas en la Escritura Académica..................23
1. El Texto .................................................................................................... 24
1.1. Características del texto ....................................................................... 25
2. El párrafo ................................................................................................. 26
2.1. Estructura del párrafo ......................................................................... 26
2.2. Errores comunes en la escritura de párrafos....................................... 27
3. Formas elocutivas................................................................................... 28
3.1. La narración ......................................................................................... 28
3.2. La descripción ...................................................................................... 28
3.3. La explicación ....................................................................................... 29
3.4. La argumentación................................................................................. 30
Unidad Temática 3:
El Trabajo de Documentación en la Escritura Académica ......................... 33
1. Fuentes de información ......................................................................... 34
1.1. Clasificación ......................................................................................... 34
2. Pasos para documentarse en trabajos académicos ................................ 35
Unidad Temática 4:
El Ensayo y el Artículo Académico ............................................................ 43
1. El ensayo. ................................................................................................ 44
1.1. ¿Qué es el ensayo?............................................................................... 44
1.2. Estructura de un ensayo....................................................................... 45
1.3. Recomendaciones para elaborar un ensayo ........................................ 47
2. El artículo ................................................................................................ 48
2.1. ¿Qué es el artículo?.............................................................................. 48
2.2. Estructura de un artículo académico ...................................................48
Bibliografía .................................................................................................. 55
Desde el sistema formativo, la oferta académica está constituida por dos Diplomados, una
Especialidad y una Maestría que se constituyen en estudios integrados, integrales, comple-
mentarios y sistemáticos, dirigidos a permitir el dominio de la especialidad a través de la
profundización práctica, teórica, metodológica e investigativa para el desarrollo de procesos
educativos de calidad.
Proceda a realizar los pasos para una Conozca las particularidades del
documentación bibliográfica pertinente a ensayo y el artículo académico, a
través del reconocimiento de las fuentes través del estudio y distinción de
de información, su búsqueda y gestión, la cada uno de sus componentes para
elaboración de citas y referencias, para potenciar las habilidades de leer y
profesionalizar la producción académica escribir en el mundo académico.
de maestras y maestros.
01 02
Leectura y Escritura
Académica I.
03 04
Leer y Escribir:
Dos Procesos Fascinantes
Lectura Motivadora
Aún recuerdo la tarde en que la profesora de castellano se volvió a la pizarra y escribió
las palabras prueba, próximo, viernes, madame, Bovary, Gustave, Flaubert, francés. Con
cada palabra crecía el silencio y al final solamente se oía el triste chirrido de la tiza. Por
entonces ya habíamos leído novelas largas, casi tan largas como Madame Bovary, pero
esta vez el plazo era imposible: teníamos apenas una semana para enfrentar una novela
de cuatrocientas páginas. Comenzábamos a acostumbrarnos, sin embargo, a esas sor-
presas: acabábamos de entrar al Instituto Nacional, teníamos doce o trece años, y ya
sabíamos que en adelante todos los libros serían largos.
Así nos enseñaron a leer: a palos. Todavía pienso que los profesores no querían entusias-
marnos sino disuadirnos, alejarnos para siempre de los libros. No gastaban saliva hablan-
do sobre el placer de la lectura, tal vez porque ellos habían perdido ese placer o nunca lo
habían experimentado realmente: se supone que eran buenos profesores, pero en ese
tiempo ser bueno era poco más que saberse los manuales.
Como en el poema de Nicanor Parra, los profesores nos volvían locos con preguntas que
no iban al caso. Pero al poco tiempo ya conocíamos sus trucos o teníamos trucos propios.
En todas las pruebas, por ejemplo, había un ítem de identificación de personajes, que in-
cluía puros personajes secundarios: cuanto más secundario fuera el personaje mayor era
la posibilidad de que nos preguntaran por él, así que memorizábamos los nombres con
resignación y también con la alegría de cultivar un puntaje seguro.
Para pensar...
Piensa en el texto que leíste: ¿Cómo fue tu experiencia con la lectura en tus años
de estudiante? ¿Consideras que leer es un placer? ¿Por qué? ¿Qué buscas en un
libro? ¿Tienes un autor preferido? Y si no es así, vayamos preguntándonos el
hecho de: ¿Por qué no nos gusta? ¿Hubo acaso algún suceso que haya influido
en tu vida para que no te guste leer? Reflexiona en torno a estas preguntas y
plantéate si puedes cambiar esa visión que tienes sobre la lectura y, también,
piensa de qué manera harías frente a una situación similar a la que el texto
alude.
1. La lectura
1.1. ¿Qué es leer?
Podríamos señalar que el texto es el campo en donde tanto lector como autor se comunican y
dialogan, de donde se desprende el hecho de que la lectura es un proceso activo, en el que el
lector se hace preguntas y pregunta al texto; para eso, toma notas, subraya palabras, frases y
oraciones; busca el significado de los términos o expresiones no comprendidas, de tal suerte que
un texto bien leído y trabajado, por lo general, desemboca en la creación de otro texto que lo
comenta, confronta, refuta o vindica.
Uno: El corredor Walter Nosiglia terminó entre los tres mejores del Dakar el año 2015.
Dos: El escritor neozelandés León Caroll Mice falleció de tuberculosis a inicios del siglo XX.
¿Cuál de estas oraciones pudiste visualizar mejor? ¿Cuál tuvo una representación mental más
concreta? Posiblemente la primera, ya que se refiere a cuestiones que se vivenciaron o bien so-
bre las que se tienen mayores referencias. Posiblemente sobre la segunda no tengas una repre-
sentación mental tan concreta puesto que, en primer lugar, el nombre como tal no existe. Quizás
te hayas imaginado la figura de un escritor muriendo, lo que no deja de ser una imagen general.
¿Sabías qué...?
Las narraciones y los contenidos sentimentales del escrito, activa la
amígdala y áreas emocionales del cerebro. El razonamiento sobre
el contenido y la semántica de lo leído activa la corteza prefrontal
y la memoria de trabajo, que es la que utilizamos para resolver
problemas, planificar el futuro y tomar decisiones. Está compro-
bado que la activación regular de esa parte del cerebro fomenta no
solo la capacidad de razonar, sino también la inteligencia de las per-
sonas. La lectura, en definitiva, inunda de actividad el conjunto del cerebro y refuerza
también las habilidades sociales y la empatía, además de reducir el nivel de estrés del
lector. (El País, Ciencia. 16 de enero de 2017)
Existen varias formas de nombrar los niveles de lectura. Analicemos la que propone Fuen-
tes Nina:
documento. El objetivo es hacerse una idea general, por lo que no es importante leerlo pa-
labra por palabra. Como te darás cuenta, aunque a veces hacemos esto a la hora de elegir
qué libro comprar, este proceso está muy lejos de una lectura comprensiva; de hecho, mu-
chas veces, cuando nos concentramos para entender el contenido del texto descubrimos
que este no se parece al que suponíamos.
Por otra parte, se encuentra el “scan”, que es una lectura más detenida y profunda. Se
caracteriza por ser más analítica y, lógicamente, es más lenta que el skim. Hacemos este
tipo de lectura cuando buscamos información en un texto o necesitamos comprenderlo a
cabalidad para realizar una lectura inferencial o crítica.
• Cohesión. Finalmente, está la cohesión, que consiste en localizar los elementos textuales
que tienen la función de ordenar, dar unidad y coherencia a un texto. Estos son marcado-
res textuales, signos de puntuación, conectores lógicos. No obstante, no debemos olvidar
que la cohesión de un texto depende en primer lugar de la estructura del mismo. De allí la
importancia de identificar las partes grandes de cualquier texto: introducción, desarrollo
y conclusión, las mismas que, por lo general, no vienen señaladas a través de subtítulos.
• Actualizar el conocimiento previo acerca del tema del texto. Pregúntate: ¿qué conozco
sobre el tema central del texto que leeré?
• Realizar una lectura flotante. Se trata de una lectura de inicio a fin que te permita
ubicarte en el texto de manera global. En esta etapa se te escaparán varios detalles
y posiblemente se presenten “lagunas”. Como sabes, muchos jóvenes y adolescentes
abandonan la lectura justamente en este nivel.
• Ubicar el texto específico en un contexto más amplio. Si leemos el epígrafe de un libro
se recomienda revisar al menos el índice, para identificar temáticas asociadas o cate-
gorías afines. En ocasiones, ello nos remite a apartados previos y amplía el material a
revisar. Muchas veces, el mismo título del texto nos remite a un tema, la obra de un
autor, una escuela de pensamiento, una corriente educativa, filosófica, etc., que pue-
den contextualizar nuestra lectura.
• Indagar sobre el autor del trabajo que leemos. Conocer su trayectoria académica, enfo-
ques teóricos, metodológicos, cuerpo categorial que suele emplear y la bibliografía que
utilizó, ya que esta es su marco o campo teórico.
• Identificar la postura del autor del texto. Esto, por lo general, solo es posible en textos
argumentativos. Lo que se hace en estos casos es identificar la tesis del texto, las ideas
secundarias y, desde luego, los argumentos a partir de los cuales sustenta esta postura.
• Ponderar la postura del autor según las razones que brinda para sostenerla. En el marco
de la vida académica, esta ponderación no se realiza mediante pareceres u opiniones,
sino mediante argumentos que provengan de un conocimiento también académico:
otros libros, autores, el trabajo en aula o una experiencia respaldada.
• Reconocer las posturas y argumentos de los otros autores citados. Lo que se conoce
como “poner a dialogar” autores o puntos de vista y es lo que principalmente debe
hacerse cuando es uno el que escribe un texto académico.
• Poner en relación el conjunto de perspectivas mencionadas con otros textos leídos
previamente
• Inferir implicaciones sobre lo leído, primero en el contexto, y luego, si es pertinente, en
otros contextos.
• Tomar nota de lo leído. Supone registrar no solo las citas que nos parezcan relevantes
o esclarecedoras respecto al tema que leemos. Tomar notas es registrar nuestras ideas
en los márgenes del propio texto y asegurarnos que comprendemos teóricamente los
conceptos usados, y no los estamos infiriendo solamente. Esto nos ayudará a elaborar
ideas propias a propósito de lo leído: comentarios, trabajos en los que podemos usar
esa información o citas, así como una constancia de los temas en que debemos pro-
fundizar.
2. La escritura
2.1. ¿Qué es escribir?
Ahora bien, estas habilidades se van adquiriendo en la escuela desde el momento motriz en
que aprendemos a utilizar un lápiz hasta el momento en que trasladamos nuestras ideas, pen-
samientos y sentimientos a través de las palabras. A medida que vamos creciendo, los distintos
tipos de textos y formas de escribir con los que nos enfrentamos se van complejizando; ya no son
solamente los reportes de lectura o ejercicios matemáticos, entre otros. Nos vamos enfrentando
a documentos más técnicos, académicos o ficcionales, de acuerdo al área en donde nos desem-
peñamos. Sin embargo, eso no debe ser motivo de preocupación, sino un aliciente para que nos
preparemos de cara a lo que haremos el resto de nuestras vidas: producir ideas y trasmitirlas.
En este módulo te iremos dando pautas para que puedas mejorar tus hábitos de lectura, al igual
que recomendaciones para que escribas de la forma más correcta posible textos acordes a la es-
pecialidad. Para dar el primer paso, necesitamos reconocer el lugar que ocupa la escritura en el
ser humano y su vida social; en ese sentido, veremos las relaciones y diferencias entre la oralidad
y la escritura.
Primero vino el habla, la oralidad. La escritura fue un fenómeno posterior de algunas culturas,
no de todas, ya que aún quedan algunas que son básicamente orales. Sin embargo, al parecer, la
mayoría fue encauzándose hacia una forma escrita. Ya sean desde los ideogramas chinos hasta
los códices mayas, las distintas culturas del mundo fueron desarrollando su escritura de acuerdo
a las necesidades sociales que se gestaron, lo que fue, principalmente, una manera de conser-
var y transmitir la memoria oral, los saberes e incluso normas para mantener una convivencia
armónica.
La oralidad, no obstante, tiene una vital importancia al ser la principal forma de comunicación
de la humanidad. Si uno reflexiona en torno al desarrollo cognitivo de los seres humanos, la ora-
lidad es aprendida desde la infancia a partir de las interacciones sociales.
Aprendemos a hablar y a escuchar en nuestra vida cotidiana antes que nada y por encima de
cualquier otra técnica. En ese sentido, muchas veces tenemos una oralidad fortalecida por es-
tas relaciones que operan de manera inconsciente y con naturalidad en nuestra adquisición de
habilidades comunicativas. Desde luego, quien fortalezca sus habilidades lingüísticas orales, a
través del incremento de su léxico, las formas gramaticales, los tiempos verbales, el manejo de
la sintaxis de la lengua que habla, los conectores lógicos y la estructuración de su discurso puede
llegar a ser un gran comunicador en el terreno de la escritura, ya que una es correlato de la otra.
Felizmente, la lectura y la escritura son adquiridas a través de la formación en sus distintos nive-
les. Se trata entonces de habilidades más conscientes y formales que requieren una dedicación
sistemática y ordenada que va desde las unidades más pequeñas, como el reconocimiento y
asociación de los sonidos de un grafema, hasta el reconocimiento de textos completos y su res-
pectiva interpretación.
A continuación, un cuadro que nos muestra las principales diferencias entre la oralidad y la escri-
tura, según Cassany (1995, p. 57). A partir de este, describiremos el escribir:
DIFERENCIAS CONTEXTUALES
ENTRE LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA
Oralidad Escritura
El receptor comprende el texto mediante el
El receptor lee el texto con la vista.
oído.
El receptor los percibe simultáneamente
El receptor percibe los distintos signos del
(todos a la vez) y establece el tiempo de la
texto sucesivamente (uno tras otro).
lectura.
Comunicación espontánea. El emisor puede Comunicación elaborada y planificada. El emi-
rectificar, pero no borrar, lo que ya ha dicho. sor puede corregir y rehacer el texto, sin dejar
El receptor está obligado a comprender el rastros. El lector puede escoger cómo y dónde
texto en el momento de la emisión y tal como quiere leer o releer el texto (en qué orden, la
se emite. velocidad, etc.).
Existen tantas formas y procedimientos para la escritura como autores. En realidad, cada autor
puede manifestar, ya sea en conferencias, talleres o seminarios distintas perspectivas del proce-
so de escritura, pero la mayoría muestra que existen pasos que, dependiendo del autor, varían
en su nominación. Lo que sí es cierto es que muchos de ellos se plantean la existencia de una
planificación-escritura-corrección.
El proceso de escritura es una combinación de todas estas etapas citadas. No se trata, necesaria-
mente, de un proceso lineal, sino más bien de un constante movimiento de escritura, rescritura,
corrección y retroalimentación en pos de tener un texto acabado.
Como profesional, seguramente has escrito varios textos a lo largo de tu vida, muchas veces
porque la situación así lo requería y otras porque tienes el hábito de hacerlo. La escritura es algo
que se aprende, como casi todo en la vida, y la gente que tiene mayor facilidad para hacerlo es
alguien que, muchas veces sin buscarlo, ha desarrollado las capacidades que lo llevan a producir
textos, como una conciencia despierta al momento de comprender los textos que lee.
Esto, irremediablemente desemboca en la necesidad u obligación de escribir en torno a lo leído.
Hoy por hoy, en cualquier ámbito, el uso de las redes sociales y, por ende, el avance de la tec-
nología está generando que la comunicación, sobre todo la escrita, tome mayor protagonismo.
Nosotros, como docentes, no podemos permitirnos cometer errores de redacción, sintaxis, orto-
grafía, gramática u otros; por el contrario, debemos buscar la manera de resolver estas falencias,
en tanto somos formadores y ejemplos para nuestros estudiantes, muchas veces el único que
tienen.
• Ordenar tus ideas. Antes que nada, debes tener muy en claro qué es lo que quieres
decir antes de empezar a escribir. Organízate haciendo un sencillo esquema con las
ideas principales y secundarias del texto. Si no sabes qué quieres decir, hay técnicas
para producir ideas sobre un tema.
• Usa frases cortas. Debes escribir de forma sencilla, breve y concisa para que los lec-
tores entiendan lo que quieres transmitir, sobre todo si no tienes el hábito de escribir.
Cuando hayas desarrollado este hábito y tu escritura haya progresado podrás escribir
de forma más cohesionada y menos segmentada.
• No abuses de los adjetivos. Un adjetivo bien usado te ayudará a escribir lo que quieres
decir, le dará color y precisión al texto. No obstante, muchos adjetivos lo convertirán en
una rimbombante compilación de palabras sin sentido.
• Revisa y revisa. Lee y vuelve a leer tu texto las veces que sean necesarias para detectar
los errores de ortografía, las repeticiones, el desorden, los errores gramaticales y de
tiempos verbales, la puntuación subjetiva, etc.
• No escribas como hablas. La construcción del lenguaje hablado y del escrito son di-
ferentes, puesto que uno es informal y el otro formal. Las frases no deben seguir el
patrón de una conversación, sino el de una redacción.
• Usa los signos de puntuación. Utilizar correctamente los signos de puntuación es in-
dispensable para que el que lea pueda respirar y comprender; además, te ayudará a
organizar, dar claridad y fluidez a la lectura de tus ideas.
• Evitar palabras rebuscadas. Usar muchas palabras “cultas” o construcciones complejas
que en el fondo no dicen nada no te hace ver más inteligente, sino todo lo contrario.
Solamente ampliando tu vocabulario a través de tus lecturas sabrás si es pertinente o
no el uso de una palabra, expresión o concepto.
• Lee bastante. Para poder escribir es importante leer. Lee sobre distintos temas y auto-
res, además puedes usarlos como referencias en tus escritos.
NO TE OLVIDES...
Por otra parte, Cassany (1996 p. 120) como una forma de mejorar nuestra redacción, hace cono-
cer ocho consejos para escribir frases eficientes:
• ¡Ten cuidado con las frases largas! Vigila las que tengan más de palabras. Comprueba
que se lean fácilmente.
• Elimina las palabras y los incisos irrelevantes. Quédate sólo con lo esencial.
• Sitúa los incisos en la posición más oportuna: que no separen las palabras que están
relacionadas.
• Busca el orden más sencillo de las palabras: sujeto, verbo y complementos. Evita las
combinaciones rebuscadas.
• Coloca la información relevante en el sitio más importante de la frase: al principio.
• No abuses de las construcciones pasivas, de las negaciones ni del estilo nominal, que
oscurecen la prosa.
• Deja actuar a los actores: que los protagonistas de la frase suban al escenario, que ac-
túen de sujeto y objeto gramaticales.
• ¡No tengas pereza de revisar las frases! Tienes que elaborar la prosa, si quieres que sea
enérgica y que se entienda.
En Resumen...
• La lectura es un proceso en donde interactúan el autor y lector por intermedio
del texto. No toda comprensión es completa y absoluta, ya que todos los lecto-
res somos distintos y tenemos, por tanto, diferentes conocimientos y experien-
cias adquiridas a lo largo del tiempo.
• Existen tres niveles de lectura: literal, es leer las líneas; inferencial, leer entre
líneas; y crítico, leer tras las líneas.
• Son formas de lectura el skim¸ una lectura de tipo exploratorio y superficial, y el
scan, un tipo de lectura de búsqueda y atención focalizada.
• Escribir es el proceso mediante el cual trasladamos una idea o una serie de
pensamientos a una forma concreta, como en este caso la escritura, para comu-
nicarnos con los demás.
• Las etapas de la escritura dependen del trabajo del autor, aunque la mayoría
sostiene que siguen el orden lógico de planificación-redacción-revisión.
• El reto absoluto de la escritura es la sencillez y claridad. Procura utilizar siempre
palabras sencillas y solo emplea palabras especializadas según convenga.
Lectura Motivadora
CARTA DE QUEJA
Le hago llegar esta carta para hacerle saber que ya es demasiado esto para mí, no se pue-
den aguantar esta clase de condiciones sociales, condiciones que nos muestra lo grave
que está nuestra sociedad y para peor, nuestro barrio que hace mucho tiempo era tan
pacífico y tranquilo que uno ya se pone a extrañar esos años, porque yo señor presidente
de barrio he vivido toda mi vida aquí, desde mi más tierna infancia, cuando a estas calles
todavía no les llegaba la luz y así incluso, sin luz este barrio era pacífico y tranquilo, por
esas épocas estaba don Atanasio de presidente y hemos hecho colocar la luz en todas
las esquinas, eso había ocurrido más o menos en los años que ya estaba trabajando con
un negocio en el centro de la ciudad, iba y venía todos los días y, aunque tenía el dinero
ganado como para cambiarme de domicilio no, no era lo que yo quería y así me he que-
dado viviendo aquí por más de cincuenta o sesenta años para que ahora que tenemos
un parque no podemos permitir que haya parejas echadas en el pasto ahí abrazados en
público y actuando como si este barrio no tuviera decencia o moral, hay que convocar a
reunión para ver qué podemos hacer frente a esas barbaridades, yo sé que uno de sus
hijos siempre viene con su enamorada pero eso no es el problema, aunque sí, la otra vez
que ese jovencito me ha gritado “viejo gran… no se meta donde no le importa”, y si no es
mucho pedir que también eduque a su hijo que también ha de ser el futuro de este país
y de este barrio.
Atentamente.
Para pensar...
¿Acabaste la lectura? ¿No te dieron ganas de dejarla por un momento? ¿Qué
pide el señor en su carta? ¿Cuál es el motivo de su queja? ¿Todo lo que dice es
necesario para formular su petición? ¿Crees que esta carta puede ser mejora-
da? Por supuesto que sí. ¿Cuáles consideras sus fallas en cuanto a redacción?
¿Alguna vez leíste o escribiste cartas así? La mayoría diría que sí, aunque sea
en sus primeros años de formación o, incluso, otro grupo manifestaría que ni
siquiera se animó a escribir.
Tal vez mientras redactamos un texto llegamos a sentir esa clase de temor. Es
natural sentir algo de miedo al comienzo.
Sí, está todo muy bien con eso, pero te estarás preguntando: ¿Cómo puedo saber si estoy escri-
biendo bien? O lo que es más difícil: ¿Cómo puedo saber en dónde me equivoco? en esta unidad
temática conoceremos lo que son los párrafos, las formas elocutivas y las formas más recomen-
dables de utilizar en textos académicos.
1. El texto
En pocas palabras, podemos decir que un texto es la unidad comunicativa que posee un conjun-
to de frases, proposiciones y oraciones orientadas hacia un sentido. Por esta razón, cuando nos
comunicamos, de forma escrita o verbal, pretendemos conseguir una respuesta. Por ejemplo,
escribimos una carta de permiso por motivos de salud con el propósito de obtener una licencia.
En la carta no solo está escrito el permiso en sí, sino también se hallan las motivaciones, el tiem-
po de ausencia, entre otros datos que vamos dando.
Si analizas, te darás cuenta que esta información responde a un orden y una situación comunica-
tiva. Tomemos en cuenta la siguiente definición:
A partir de esta apreciación, el texto se considera como producto de una actividad verbal, escrita
u oral, un cierre semántico y comunicativo que significa que tiene una conclusión notoria y una
estructuración a nivel superficial y profunda. Clerici (2013) al respecto indica que “cada vez que
se utiliza el lenguaje se produce un texto” (p. 3), por lo que tiene carácter social, que implica
destacar la intención del emisor, la situación de comunicación en la que se produjo y su carácter
estructurado.
a. Coherencia:
• Campo: es la acción social donde se produce el texto (exposición de una clase, una
conversación, la redacción de una carta, la escritura de una ponencia académica, entre
otros.)
• Tenor: es el conjunto de relaciones sociales entre los participantes. Incluye la ubica-
ción, género discursivo, acontecimiento (maestro-estudiante, amigo-amigo, autor-lec-
tor, conferencista-auditorio). Se considera tanto al emisor como al receptor.
b. Cohesión:
Supone que las oraciones están conectadas entre sí por elementos concretos, es decir, palabras
que enlazan el orden de lo escrito. Esta conexión es la que indica que la suma de oraciones es una
unidad de significado. Son referencias cohesivas gramaticales:
2. El párrafo
Se define al párrafo como un conjunto de frases, proposiciones y oraciones que desarrollan un
único tema o asunto. Se trata de una unidad intermedia entre la oración y el texto, ya que no
es ni tan corto ni tan extenso. Además, posee identidad gráfica, ya que es reconocible de forma
visual en la página (Cassany, 1996, p. 84). Se halla delimitado desde la primera oración hasta el
punto y aparte. En su estructura posee una oración que brinda la idea principal y las oraciones
secundarias que la sustentan (Bernal et al, 2007).
[…] la entrada inicial, la conclusión, el desarrollo, los marcadores textuales, etc. El elemento
más importante es la primera frase, que ocupa la posición más relevante: es lo primero que
se lee y, por lo tanto, debe introducir el tema o la idea central (aquí la he marcado en cursiva).
Asimismo, la última frase puede cerrar la unidad con algún comentario global o una reca-
pitulación (va subrayada) que recupere algún dato relevante. En medio suele haber varias
frases que desarrollan el tema y que a veces pueden estructurarse mediante marcadores
textuales (en negrita). Pero raramente los párrafos contienen todos estos elementos a la vez
y de manera tan evidente (como en este caso, que se trata de un ejemplo premeditado). Lo
más normal es que tengan uno u otro y más o menos escondidos. (Cassany 1996, p. 84-85)
Una frase u oración principal: Que es la idea central de lo que se quiere explicar o plantear. Su
ubicación no es estricta, puede aparecer al inicio o al final, aunque en la mayoría de los casos es
mejor que vaya al comienzo para facilitar la lectura.
Las oraciones secundarias: también llamadas de apoyo, complementan la idea central mediante
explicaciones, ejemplos o planteamientos de respaldo. Al concluir el párrafo, la última de estas
oraciones debe transmitir un tono de cierre.
Una de las preguntas más extendidas respecto a la escritura de párrafos de un texto es la longi-
tud que deben poseer. Si bien no existe una regla absoluta, de acuerdo a criterios de legibilidad y
visibilidad se recomienda que un párrafo contenga un máximo de 100 palabras (Cassany 1996, p.
85), aunque esta extensión ha ido perdiendo valor e importancia con el paso de los años, ya que
la extensión también depende del estilo del autor.
Cassany (1996, p. 86-87) identifica ciertos errores que solemos cometer al momento de redactar
un párrafo. Los identificaremos a continuación:
3. Formas elocutivas
En los diferentes documentos, libros y artículos se hablan
de “tipos de texto”, “tipos de párrafo”, “géneros discur- Recuerda que las formas elo-
sivos”, “formas elocutivas”, entre otros. En el presente cutivas son: la narración, la
módulo nos referiremos a estos textos bajo el nombre descripción, la explicación y
de “formas elocutivas”, que se refiere al modo en el la argumentación. Estas for-
cual se elabora el texto o discurso. mas no son absolutas y se
pueden presentar en el mismo
Una confusión común con la que nos hallamos al leer texto y/o párrafo.
cualquier tipo de texto consiste en creer que escribire-
mos párrafos o textos que solamente sean narrativos,
descriptivos, explicativos o argumentativos. Sin embargo, tal situación no se presenta a menudo,
puesto que dentro de un mismo texto o párrafo se pueden hallar distintas secuencias de oracio-
nes que narren, describan, expliquen o argumenten. Por esta razón, nos referiremos a las formas
elocutivas principales, como la narración, descripción, explicación y argumentación.
3.1. La Narración
El acto de narrar implica contar hechos, acciones y sucesos dentro de un tiempo determinado.
En ese sentido, la narración es seleccionada por el autor para expresar cambios a lo largo de una
secuencia temporal (Ramírez 2013, p. 58). A continuación, te daremos unas pautas respecto al
uso de la narración en la escritura de documentos académicos.
• Es ideal cuando se indican metodologías empleadas, sobre todo en las ciencias experi-
mentales y la historia.
• Resulta importante emplear conectores de tiempo (luego, entonces, seguidamente,
etc.)
• Tanto el tiempo pretérito perfecto como el presente son posibles de utilizar en la redac-
ción. En el primer caso porque se cuentan hechos que ya ocurrieron y, en el segundo,
para hacer la narración más vívida y cercana al lector. En todo caso, en un texto acadé-
mico, el tiempo que se debe priorizar es el presente.
• Siempre se debe tomar en cuenta que la narración tenga un orden y secuencia cohe-
rente.
3.2. La Descripción
Esta forma elocutiva consiste en representar con palabras un objeto, imagen o proceso que se
desarrolla. Se enfoca en datos, como las formas, dimensiones, colores, cualidades, característi-
cas y relaciones de los objetos de los procesos que se presentan. La descripción puede realizarse
de manera científica-técnica, presentando los objetos o procesos tal como existen en la realidad;
y la literaria, que utiliza figuras retóricas y metáforas entre otros.
3.3. La Explicación
Esta forma elocutiva pretende comunicar e informar acerca de un determinado fenómeno a tra-
vés del uso de una serie de frases, proposiciones y oraciones relacionadas entre sí que permitan
dar una idea a los receptores (Ramírez, 2013, p. 63). Cabe destacar la intención comunicativa de
esta forma elocutiva, ya que se encuentra orientada a lograr que sea relevante y entendible para
el destinatario.
A partir del trabajo de Ramírez (2013, p. 65-67), señalaremos algunas estrategias explicativas:
• La definición se trata de una proposición que expone con claridad y exactitud los carac-
teres esenciales de una cosa material o inmaterial. Funciona en la mayoría de los casos
como el anclaje. Ejemplo: El factor de condición es un índice que la biología emplea
frecuentemente porque ofrece información relacionada con el estado fisiológico de los
peces.
• La paráfrasis consiste en la interpretación que amplifica un texto para ilustrarlo y ha-
cerlo más entendible; es decir, usar otras palabras para citar lo que dice un texto. Cuan-
do parafraseamos no usamos comillas ni ponemos el número de página. Ejemplo: Los
aspectos argumentativos son conjuntos de encadenamientos que le dan sentido a una
expresión. En otras palabras, el sentido de una expresión no está dado por informacio-
nes o pensamientos, sino por los aspectos argumentativos de esa expresión.
• La analogía es una explicación utilizando alguna comparación. Suele usarse con el fin
de acercar lo lejano o desconocido al universo de lo compartido. Ejemplo: Las rocas
lunares, por ejemplo, que tienen muy poco sodio o potasio y gran cantidad de óxidos
aluminio o de calcio, dejaban perplejos a los geólogos planetarios. El análisis empírico,
era como si alguien hubiera tomado rocas terrestres, las hubiera calentado a altas tem-
peraturas y las hubiera puesto allá arriba.
• El ejemplo, a través de la presentación de un caso ilustrativo que concretiza una propo-
sición general. Ejemplo: El comportamiento no es en sí heredable, aunque sí se hereda
el ADN y su capacidad para codificar proteínas específicas. Ejemplo, los genes codifican
3.4. La argumentación
Esta forma elocutiva tiene la finalidad de persuadir al lector. Argumentar significa defender o
sustentar ideas: para eso, se plantean aspectos que buscan la adhesión del lector al criterio
planteado. Un texto argumentativo puede constar de pruebas que respaldan la argumentación:
datos, casos, alusiones, citas, estadísticas, testimonios, así como también opiniones o hechos.
En Resumen...
• Un texto es un conjunto de frases, proposiciones y oraciones acerca de un tema. El
mismo puede estar escrito en un párrafo o varios.
• Es importante que un texto tenga coherencia y cohesión. La primera se refiere a que
el texto aborde el tema principal sin irse por las ramas o haga digresiones que no
aporten, ya que se trata de un todo. La segunda nos indica que el texto posee una
estructura que lo ordena y permite que sea de lectura asequible.
• Un párrafo es un conjunto de frases, proposiciones y oraciones que versan sobre una
idea; además, posee una característica gráfica, ya que se puede notar en la página. El
párrafo está estructurado por una oración principal que da la idea central y oraciones
secundarias que la sustentan, ejemplifican o definen.
• Se denominan “formas elocutivas” a las maneras en cómo se emplean las palabras
para comunicar. Estas formas son la narración, descripción, explicación y argumen-
tación. No son exclusivas y excluyentes, sino más bien se apoyan y complementan
durante la redacción.
• Los textos argumentativos, imprescindibles para la escritura académica, son aquellos
que tienen por finalidad persuadir al público respecto a un tema en específico. Se
apoya, principalmente, en la explicación y deben tener una tesis.
El Trabajo de Documentación en la
Escritura Académica
Lectura Motivadora
Escribir desesperadamente
Para pensar...
Teresa Martín (2011) señala que “documentarse es sobre todo estudiar, entender y asimilar la in-
formación que se ha obtenido, de forma que se integre con el resto de nuestros conocimientos.”
(p. 174). De esta manera, podremos elaborar un documento académico con verdadero rigor y
basarnos en fuentes de información confiables.
1. Fuentes de información
Las fuentes de información son diversos tipos de documentos, en distintos tipos de formatos,
que proporcionan datos, investigaciones y/o apreciaciones para reconstruir el conocimiento. En
ese sentido, se consultan estas fuentes y se procede a integrarlas, a través de la cita, la paráfrasis,
el comentario y la síntesis, a fin de refutar o cuestionar una perspectiva académica.
1.1. Clasificación
Existen numerosos criterios para clasificar dichas fuentes. De acuerdo a Sainero (2000), se puede
indicar que las fuentes de información se clasifican según:
Para cuestiones de formación, tomaremos en cuenta el primero de los criterios, que incluye a su
vez las fuentes digitales.
Resulta esencial reconocer los conocimientos que tengo con respecto al tema del cual pretendo
escribir. ¿Qué tanto conozco al respecto? ¿La información que tengo es primaria, secundaria o
terciaria? ¿Conozco bibliografía o páginas web? ¿Es algo que me interesa conocer? Con pregun-
tas como estas, uno puede ubicarse en lo que necesite y también darse cuenta de qué conoci-
mientos y experiencias ya tiene sobre el tema. Una vez hecho ese diagnóstico, que puede ser
sistemático o libre, uno puede plantearse objetivos de búsqueda para así proceder a la delimita-
ción de la información a buscar.
Esta parte está bastante relacionada con el punto anterior. Si bien ya se propusieron ciertos ob-
jetivos de búsqueda, conviene hacer una delimitación más sistemática, ya que hoy en día es muy
probable encontrar bastante información indiscriminada. A continuación, Boeglin (2015, p.83)
propone un cuadro para delimitar la información a buscar:
Tema:
Una vez que ya sabemos lo que vamos a buscar, lo que debemos tomar en cuenta es qué fuen-
tes consultaremos para nuestro trabajo. Tenemos documentos impresos -libros, tesis, revistas o
artículos-, documentos audiovisuales y/o digitales de la red.
Es muy importante que, como vimos anteriormente, utilices un modo de lectura: el skim en este
caso es el más adecuado, ya que este tipo de lectura te ayudará a consultar con mayor rapidez
ficheros, índices y resúmenes para seleccionar material bibliográfico.
Conviene reflexionar, en este punto, que no toda la información que hallemos en internet es de
confianza, por lo que debemos tratar de tomar en cuenta los siguientes consejos:
• Fíjate el dominio web de donde se origina la información, intenta que sean sitios con-
fiables como, por ejemplo, páginas de universidades, institutos o autores destacados.
• Procura no emplear los blogs. En general, estos contienen información demasiado re-
sumida, directamente copiada de otras páginas o producto de un conocimiento no
avalado.
• Averigua el nombre y la trayectoria de los autores de los artículos que consultes, así
también el sitio de donde está publicado.
• Considera la fecha en la cual ha sido publicado el documento y trata de que tu biblio-
grafía sea la más actualizada posible.
Es muy probable que a estas alturas ya tengas una base bibliográfica bastante numerosa; que
también hayas descartado algunos libros por ser de escaso valor o, tal vez, no ser lo que necesi-
tes e, incluso así, te veas con mucha información. Por tanto, en este punto lo más importante es
que selecciones el orden de lectura de acuerdo a la importancia que veas conveniente.
• Selecciona los libros que vas a leer por completo; toma apuntes y subraya.
• En segundo lugar, aquellos de los que un capítulo te puede servir. Recuerda anotar las
páginas o, en su defecto, utilizar marcadores de página.
• Recuerda que los libros que hayas leído, pero no hayas citado en tu documento, pue-
den ir como “bibliografía consultada”.
A medida que vayas leyendo es posible que encuentres datos, apreciaciones y/o declaraciones
relevantes para tu trabajo académico, lo cual es una fortuna. Quizás subrayes el libro si es tuyo
o anotes su ubicación y dónde lo hallaste; sin embargo, es posible que mientras redactes nece-
sites aquella información, lo cual resulta un problema. Nos hemos acostumbrado a escribir y
detenernos cuando nos falta información, pero esta práctica es un problema básico que ha sido
resuelto hace muchos años por generaciones y generaciones de investigadores. Para ahorrarnos
esta clase de problemas, se crearon lo que son las fichas de lectura.
La ficha de lectura es una herramienta que nos permite clasificar y ordenar información rele-
vante que vayamos leyendo, guardando en ella citas, resúmenes y valoraciones personales para
consultar posteriormente, ya que no siempre se elabora un texto luego de haber leído un libro o
artículo, sino semanas, meses e incluso años después.
• Datos bibliográficos: nombre del autor, año, libro, editorial, lugar de publicación, nú-
mero de página.
• El cuerpo del texto: puede ser un comentario, uno o más fragmentos de la obra, e
incluso un resumen.
El formato de una ficha, puede ser tanto manual como electrónico. Usualmente se hacen tarje-
tas de 10x15 cm, pero la forma que tomen no es lo más importante.
Es también un respaldo de las experiencias anteriores que sustentan tu punto de vista, ya que te
basas en otros trabajos para dar a conocer tu aporte. En el caso contrario, cuando no reconoce-
mos el trabajo de otros autores, habiéndolos leído y extrayendo sus ideas sin citarlos, estaríamos
haciendo lo que se denomina plagio, que no solo es un delito, sino algo equivalente a la muerte
intelectual, y por tanto profesional, de quien hace publicaciones.
Para profundizar...
Existen diferentes tipos de documentos, ya sean libros, revistas, noti-
cias, artículos web, películas, entre otros para referenciar; por esta
razón, resulta importante que sepas elaborar tu bibliografía ya que
cada tipo de trabajo tiene una forma propia de referenciación. Por
ejemplo, un libro en versión electrónica lleva el siguiente formato:
Una cita es “la expresión parcial de ideas o afirmaciones incluidas en un texto con referencia
precisa de su origen o fuente”(Centro de Escritura Javeriana, 2018, p.6). En ese sentido, lo que
hacemos es introducir voces ajenas a la nuestra e interpretarlas, siempre señalando quién o
quiénes lo dijeron y cuándo. No se trata de algo muy complicado, pero requiere aprender sus
formalidades. Por esta razón, te otorgaremos pautas para citar otros documentos, basándonos
en la normativa APA (Americanpsychological Association).
a. Cita literal.
Cuando se indica textualmente lo que un autor manifiesta, la cita debe ir entre comillas. De-
pendiendo del estilo con el cual lo mencionemos. El formato puede variar de las siguientes dos
formas:
Como puedes observar, ambas son formas de citar un documento textual. En ambas se mantiene
el uso de las comillas. En el primer ejemplo se menciona al autor antes de la cita; para ello, se
debe indicar el año del trabajo citado y, finalmente, entre paréntesis, el número de página. En
el segundo caso, se indican todos estos datos al final, entre paréntesis, y separándolos por una
coma.
Cuando se trata de una cita que supere las cuarenta palabras, se procede a separar el texto en un
párrafo aparte, independiente de la redacción principal.
b. Parafrasear el texto.
En este caso, se procede a referirse al autor con nuestras propias palabras, tanto una interpre-
tación como una síntesis. Dentro de este modo, también es muy importante señalar al autor, ya
que nos estamos basando en él para escribir.
La normativa APA (2010) también contemplaba una citación sin la necesidad de añadir los pa-
réntesis, incluyéndolo como parte de la prosa (según la Escuela Superior de Economía y Nego-
cios Santa Tecla [ESEN], 2018, p. 77). Aunque este caso suele ser menos frecuente.
Ejemplo Nº 5: Según el libro de María Inés Corte, publicado el año 2019, un documento
académico aparte de cumplir una función comunicativa genera intercambios de opinión y
criterio como redes de influencia con respecto al conocimientos. Además, el hecho de de-
dicarnos a la escritura académica también influye en la construcción de nuestra identidad
social como estudiantes, profesionales, docentes o autores.
¿Qué ocurre cuando queremos citar una fuente de la cual leímos una referencia en un documen-
to? Para este propósito se procede a citar señalando a los autores, empleando expresiones como
“citado por”, “según”, “como se citó en”, entre otros.
Ejemplo Nº 6: Fons manifiesta que la escritura implica procesos muchos más complejos que
el simple hecho de llenar una hoja en blanco con signos y letras (según Corte, 2019, p. 73).
El siguiente cuadro nos ilustra la forma de citar a uno o más autores y cómo hacerlo después de
mencionarlos por primera vez:
Grupos
identificados
University of University of (University of University of
como autores
Pittsburgh (2005) Pittsburgh (2005) Pittsburgh 2005) Pittsburgh (2005)
sin
abreviaturas
En Resumen...
• El documentarse es una de las partes más importantes de un proceso de investigación y
también dentro de la escritura de documentos académicos.
• Las fuentes de información pueden clasificarse de distintas formas, desde el soporte en
donde se halla almacenada hasta el nivel de información del contenido.
• Es muy importante reconocer los conocimientos que tenemos respecto al tema del cual
vamos a escribir y, a partir de eso, planificar nuestra búsqueda de información.
• Seleccionar lecturas y priorizarlas a través del skim nos ayudará a trabajar con rapidez en la
producción de documentos académicos.
• Llevar un registro de lo que leemos, a través de fichas, nos permitirá consultar las fuentes
de manera más eficiente.
• Citar permite sustentar nuestra perspectiva a través del aporte de otros autores, además es
una muestra de reconocimiento. Si no citamos cuando empleamos ideas ajenas, estaríamos
incurriendo en plagio.
• Existen tres formas de citación: literal, que recoge el texto tal cual y debe estar escrita entre
comillas; parafraseo, que consiste en decir con nuestras palabras lo que los autores expre-
saron; y las citas indirectas, que ocurren cuando señalamos la referencia de un tercero en
el texto.
Lectura Motivadora
Escribir un proceso heurístico, es decir, que las ideas se desarrollan mientras uno es-
cribe: toman forma se clarifican, se profundizan, se precisan. Buenos pensamientos
surgen muy pocas veces en una noche: por lo general, resultan de un proceso de me-
ditación y reflexión, de discusiones, de lecturas y de escritura. Pensamientos claros y
sólidos son el fruto de numerosos tanteos, de experimentos, por este motivo, es im-
prescindible empezar a escribir desde el principio, durante la recopliación de mate-
rial, cuando las lecturas estén aún frescas en su mente y pueda reflexionar sobre ellas.
Por otro lado, habrá quizá comprobado que las ideas no se le ocurren siempre cuando
está sentado en su escritorio, sino mientras camina, conduce, conversa, etc. El pro-
blema es que las ideas suelen ser fugaces: sino las atrapa inmediatamente, se esfu-
man muy a menudo. Por tanto, procure apuntarlas enseguida, no en papelitos que se
puedan perder, sino en cuaderno reservado a este uso exclusivo: su diario de trabajo.
Si escribe en su diario, verás sus pensamientos desarrollarse y ganar claridad. Así, tendrá
menos dificultades al buscar una estructura para su trabajo: una clara estructura resulta
de un pensamiento claro.
Para pensar...
Escribir es una acción que necesariamente realizamos desde la primaria hasta el bachillerato,
esto como parte del trabajo escolar que se desarrolla en las instituciones educativas, pero qué
pasa cuando se trata de escribir textos académicos, sobre todo cuando uno está en la universi-
dad o realizando cursos de postgrado. Al respecto, Boeglin (2015) indica que cuando un texto es
de carácter investigativo, ya sea un artículo, un ensayo, una monografía o una tesis de doctorado,
muchos se sienten desbordados y abandonan estas prácticas, y no necesariamente por falta de
conocimientos.
¿Por qué ocurre este fenómeno? Pues muchas veces existen factores que no sabemos dominar
y que hacen que con el tiempo dejemos de escribir. De acuerdo a Boeglin (2015), algunas causas
son “el miedo al fracaso, el afán de perfección, ambiciones muy altas, como también problemas
de organización” (p. 153)
Existen varios tipos de textos académicos, como el informe, la monografía, la tesis y otros, pero
en este caso, haremos referencia al ensayo y al artículo académico. La redacción de estos textos
puede presentar un gran reto para muchos de nosotros como docentes, es por ello que en esta
unidad de formación no solo conceptualizaremos y conoceremos la estructuración del ensayo y
el artículo académico, sino que además daremos algunas pautas para que la redacción de estos
textos sea comprensible y no entremos en una situación donde tengamos que dejar de escribir.
1. El Ensayo
1.1. ¿Qué es el ensayo?
Es un documento escrito en el que se plantea una idea central, a la cual se llama tesis, y cuyo
desarrollo pretende demostrar que dicha idea es válida. Durante dicho desarrollo surgen otros
subtemas que, igualmente requieren de un sustento teórico, ampliar y concluir sobre ellos. Sán-
chez (2001) se refiere al tema de la siguiente manera:
El ensayo, pues, sería un texto verista, escrito en prosa, corto (de tres a quince páginas, a
veces algunas más), donde el autor analiza un tema desde su interpretación personal, pero
con rigor argumentativo, es decir, basado en información y conceptos obtenidos a partir de
una amplia y seria consulta bibliográfica. Este análisis debería ser una pregunta-problema
que intente resolverse a lo largo del texto. (p.139)
Por otra parte, Schara (1994) indica que el ensayo “es un trabajo académico, en el que se expone
un tema y en el cual el autor da su interpretación personal, es decir, es en parte subjetivo. Se
caracteriza por presentar juicios personales sobre un tema y la profundidad en la investigación
es variable” (Citado en Angulo, 2013, p. 111).
En el ensayo académico, por lo general, se hace uso de un lenguaje formal y se escribe en tercera
persona o con voz neutra; posee un contenido relevante y bien documentado, así como muestra
una opinión propia, pero justificada con otras fuentes (UDLAP Blog, 2014).
a. Introducción
La introducción es el primer apartado del ensayo. No puede haber un trabajo académico sin esta
parte inicial y fundamental. Según Angulo (2013, p. 114):
La introducción es la descripción inicial del tema y del objetivo del ensayo; explica su conte-
nido y los subtemas. Su objetivo es atrapar la atención de los posibles lectores. Asimismo,
debe conducirnos hacia la presentación de una aseveración debatible o tesis. Ésta debe
incorporarse de manera explícita al final de la introducción, de modo que el lector tenga un
referente para darle seguimiento a lo largo del texto.
La introducción presenta brevemente un preámbulo general del tema y la organización del en-
sayo, además la exposición de la tesis central, de acuerdo al orden en que son presentados. La
introducción termina allí donde comenzamos a desarrollar (explicar, demostrar, justificar, etc.)
un tema.
El desarrollo del tema contiene la exposición y el análisis de aquello que queremos demostrar.
En él se plantean las ideas propias que se sustentan con citas de las fuentes consultadas, ya sean
libros, artículos, páginas de internet con información confiable y entrevistas, entre otros (Angulo,
2013, p. 114).
Las citas de las fuentes consultadas son importantes; sin embargo, debemos tomar en cuenta la
forma correcta de referenciar o citar, de manera que se puedan evitar los plagios. Angulo (2013)
menciona lo siguiente con relación a este punto:
(…) además de un ejercicio de honestidad, ayuda a desarrollar y asumir una postura acer-
ca de la interpretación de los textos. La inserción de las fuentes debe establecer, necesa-
riamente, su conexión con la tesis del autor y mostrar cómo encajan en lo que se propone
demostrar, es decir, cómo apoyan, matizan o refutan sus teorías. Se compara la opinión
del autor con las opiniones de otros autores y se destacan las coincidencias y diferencias.
(p. 114).
Ramírez y Zamilpa indican que el contenido y la extensión del desarrollo del tema representan
el 80% del ensayo. Cada párrafo se conforma de una idea principal y varias secundarias. En este
apartado, el autor presenta sus argumentos para convencer al lector de su idea, teoría, tesis u
opinión. (Angulo 2013, p. 115).
c. Conclusiones
La conclusión es la parte final del trabajo, donde el autor expone las ideas que se des-
prenden y son consecuencia del ejercicio anterior, puesto que ya está en condiciones de
dar algunas sugerencias, cerrar las ideas trabajadas en el desarrollo del tema y proponer
líneas de análisis para posteriores escritos. La conclusión ocupa el otro 10% del cuerpo
del ensayo (según Angulo, 2013, p. 115).
Considerando el anterior punto, podemos decir que la conclusión es la parte culminante del
ensayo, en el cual podrás resumir y reafirmar tus ideas centrales expuestas en los anteriores
puntos. Al igual que la introducción debe ser breve y concisa.
d. Notas y referencias
Muchas veces en un ensayo necesitamos ampliar, complementar o aclarar una idea expresada
en el texto; según Angulo (2013, p. 115), se pueden incorporar al final del texto en una sección
llamada “notas”. Asimismo, al final del ensayo, bajo el término de “referencias”, se enlistan todas
las fuentes consultadas, ya sean libros, artículos, videos, páginas Webs, etc., que sirvieron para
sustentar las ideas del autor”.
• Precisar el tema del ensayo que se desea escribir; mostrar su pertinencia, identificar las
necesidades de información para abordar su tratamiento y diseñar la estrategia de bús-
queda de hechos, datos e información. Aquí es necesario identificar un tema polémico
en el que exista un conflicto de opiniones o intereses, en el que el autor se proponga
mostrar su propia opinión acerca del tema y aportar evidencias para sustentarla.
• Realizar la búsqueda de fuentes de información. Esto supone identificar, evaluar y se-
leccionar textos que aborden el tema en libros, revistas y en sitios de la red, de autori-
dad reconocida, que permitan identificar otras opiniones e ideas diferentes, indepen-
dientemente de que coincidan, o no, con la postura que se propone defender.
• Llevar a cabo la lectura, ocupándose de identificar las ideas principales y secundarias
que, por su contenido y orientación, son relevantes y pertinentes para los propósitos
del ensayo. Paul, Richard y Linda Elder (2003) recomiendan que en el momento de la
lectura nos apropiemos, primero, de las ideas principales, pues son la clave para la
comprensión de las ideas secundarias (p. 2).
• Elaborar un resumen de las ideas que pueden contribuir a fundamentar la propuesta o
postura del autor del ensayo con textos literales o parafraseados.
• Analizar la información obtenida. Consiste en separar y clasificar datos e ideas de
acuerdo con sus semejanzas y diferencias para comprenderlas, utilizarlas y construir
las ideas propias.
• Elaborar la síntesis de la información. Consiste en integrar y expresar las ideas de los
distintos autores, pero utilizando el lenguaje y el estilo del autor del ensayo, lo que per-
mite apropiarse de conceptos e ideas, así como aportar un estilo uniforme.
• Formular la conclusión. Es la aportación personal de quien elabora el ensayo. Consiste
en una explicación acompañada de reflexiones, criticas, comentarios, propuestas y, en
su caso, recomendaciones.
• En pocas palabras, podemos indicar que los ensayos, de acuerdo al ámbito académico,
permiten expresar puntos de vista formal y estructuradamente acerca de un tema.
Seguir estos pasos es importante, porque te harán dar cuenta que no solamente es po-
sible, sino que, además, al terminar tu ensayo, te darás cuenta de que hiciste un buen
trabajo
2. El Artículo
2.1. ¿Qué es el artículo?
El artículo es uno de los elementos centrales y más comunes que se utilizan para transmitir ideas,
pensamientos y teorías. El autor expresa su punto de vista a partir de una investigación realizada.
Dicho de otro modo: es una forma de comunicar los hallazgos de cualquier tipo de investigación.
El artículo académico es una producción escrita con el objetivo de exponer y profundizar una de-
terminada temática de forma científica con un matiz formal. El abordaje de un artículo permite
ampliar y difundir los conocimientos acerca de un tema a partir de la investigación, generando
el intercambio y discusión del contenido. La expresión de las ideas debe estar sustentada por un
buen argumento.
Según Sánchez (2011), la extensión y estructura del artículo académico o científico es variable,
sobre todo porque los géneros no son estáticos, sino dinámicos. Por ello presenta una organiza-
ción generalizada y convencional que es aplicable a las diferentes disciplinas y textos de orienta-
ción investigativa.
Las primeras impresiones son impresiones fuertes; por ello, el título debería
ser bien estudiado y dar, en la medida en que lo permitan sus límites, una
indicación clara y concisa de lo que vendrá luego.
T. CLIFFORD ALLBUTT
El título es una frase transcendental de un artículo, es como la carta de presentación, por eso no
debe ser cualquiera, sino debe reflejar la naturaleza de aquello a lo que se pone como título. Al
respecto, Sánchez (2011) indica que “el título es el nombre de una obra, cuya función es designar
un “objeto” de la realidad; esto es, un título identifica un texto en particular al funcionar como
nombre propio de éste” (p. 146).
Por otra parte, Sánchez (2011), haciendo referencia al título, dice que además de cumplir una
función de identificación, también dice algo más acerca de su temática, por lo que “el título es un
primer puente hacia el lector; en suma, es un acto comunicativo (p. 146).
Un buen título, además de referir de manera precisa, clara y atractiva un artículo, debe tener el
menor número de palabras que describan adecuadamente el contenido del mismo, pero sin caer
en extremos. La intención es que sea muy útil para el lector (Day 2005, p. 15).
En pocas palabras, podemos decir que el título es la frase que condensa la información de ma-
nera coherente y completa. Según Sánchez (2011), debe dar pistas sobre el enfoque del tema y
servir de hilo conductor (p. 149).
b. El resumen
Asimismo, Sánchez (2011), acerca de su importancia, dice: “Un resumen bien elaborado es el pá-
rrafo más importante del artículo, y la primera información que permite a los lectores reconocer
con rapidez el contenido del documento”. (p. 154).
Un resumen deberá indicar los objetivos principales y el alcance de la investigación, describir los
métodos empleados, resumir los resultados, y enunciar las conclusiones principales. Asimismo,
no debe excederse de las 250 palabras (Day. 2005, p. 28).
Se refieren a términos que son fundamentales en un artículo, las cuales se seleccionan de ma-
nera cuidadosa o según la importancia y la significatividad de los conceptos. “Las palabras claves
(keywords) son los términos más relevantes que tienen el desarrollo en el texto, no simplemente
aquellos que se enuncian.” (Sánchez, 2011, p. 161).
Según Sánchez (2011), la cantidad de palabras clave presentes en un artículo, son por lo general
entre 3 a 5 términos clave en estricto orden alfabético (p. 161).
Valderrama (2005) indica que no siempre pueden ser palabras solas, sino también compuestas o
frases cortas. Si se quiere presentar como palabra clave “motor de corriente continua”, formada
por cuatro palabras, no es conveniente separar en tres, como “motor”, “corriente” y “continua”
(p. 3-14).
d. Introducción
Debemos entender que la introducción es una parte fundamental de cualquier artículo acadé-
mico debido a que es lo primero que se lee; esto implica que la presentación debe ser atractiva,
contextualizada y coherente en relación con la temática investigada.
e. Metodología
1.
Un corpus se puede entender como la recopilación de textos de fuentes reales con la finalidad de representar una
lengua o parte de una lengua. (Gonzáles, 2015, p. 7)
f. Resultados
Al concluir un trabajo académico, es importante conocer y hacer conocer los resultados, ya que
son las conclusiones de nuestra investigación. “Los resultados son los que más contribuyen al
conocimiento. Los puntos anteriores explican cómo se obtendrán los resultados y la sección pos-
terior (discusión) expone el significado y alcances de estos. Por eso, un trabajo académico com-
pleto depende de los resultados obtenidos”. (Valderrama, 2005, p. 3-14)
g. Discusión
La discusión también es una parte importante del artículo, en ella se observa la discusión sobre
los principales resultados que se hayan encontrado en el trabajo. Para Valderrama (2005) esta
sección de discusión “constituye una parte esencial en la que se deben analizar los resultados
mostrados en el artículo, discutir sus implicancias y resaltar el alcance de ellos.” (p. 3-14).
El mismo autor advierte diciendo que los artículos, por más que sean atractivos por su temática,
su revisión literaria, metodología, y por sus interesantes y válidos resultados, son rechazados o
tienen poco impacto por una mala discusión, ya que son largas y dudosas. (Valderrama 2005,
p. 3-14). A partir de esto, el autor da a conocer algunos aspectos que permitirán organizar una
buena sección de discusión:
h. Conclusiones
Sánchez (2011), con base en diferentes estudios, menciona que la conclusión es un apartado
donde se señalan e interpretan los resultados e implicancias de la investigación. No es un resu-
men o una síntesis parafraseada del documento de trabajo.
Los trabajos académicos siempre deben tener una conclusión, así como menciona Sánchez
(2011): “Las conclusiones constituyen una sección obligatoria que tiene unas finalidades retóri-
cas propias de los textos académicos y de investigación, ya sean avances parciales o resultados
definitivos” (p. 172).
Importante: Aunque parezca obvio, se debe reiterar que en esta sección deben ir so-
lamente las conclusiones, expresadas en forma directa y simple, avalada por los resul-
tados del estudio realizado y presentados en el artículo. Conclusiones sobre hechos no
documentados en el escrito no cumplen ninguna función, son engañosas y son usual-
mente reflejo de un mal investigador y de una mala investigación (Valderrama, 2005,
p. 3-14).
Campanario (2003), presenta algunas consideraciones que se deben tomar en cuenta a la hora
de redactar las conclusiones:
Podríamos preguntarnos: ¿qué quiero que el lector retenga después de leer? Y una forma de
hacerlo es considerando las ideas principales de la introducción, ya que es ahí donde están los
temas que hemos planteado, a partir de ello presentarlo de manera sumaria en la conclusión.
Para que una conclusión sea efectiva debe ser breve, siempre en relación a la extensión del do-
cumento de trabajo.
i. Obras consultadas
Recuerda que en todo documento académico es norma que los autores deban dar a conocer
los documentos de información de donde proceden sus teorías, conceptos, ideas, estrategias y
ejemplos, de forma que los lectores del artículo puedan identificar los conocimientos empleados
por su autor o los autores.
En Resumen...
• El ensayo es un texto en el cual el cuál el autor expone sus ideas respecto a un tema
en específico.
• La estructura genérica de un ensayo es: introducción, donde se presenta el tema y
la posición del autor; desarrollo, donde se presentan los argumentos sustentando la
posición; y conclusiones, donde el autor efectúa una síntesis de lo argumentado.
• El artículo es un trabajo académico que se utiliza para transmitir ideas, pensamientos
y teorías. Dicho de otro modo, es una forma de comunicar los hallazgos de cualquier
tipo de investigación.
• La estructura de un artículo comprende: título, resumen, palabras clave, introduc-
ción, metodología, resultados, discusión, conclusión y bibliografía.
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