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EL VALOR DE LA PALABRA EXPRESADA

Trabajo de grado presentado como requisito para optar al título de Teólogo

Diego David Olaya del Campo

Fundación Universitaria Seminario Teológico Bautista Internacional de Cali


Facultad de Teología
Programa de Teología Presencial
Cali – Colombia
Octubre, 2017

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Título completo del trabajo de grado
EL VALOR DE LA PALABRA EXPRESADA

Trabajo de grado presentado como requisito para optar al título de Teólogo

Autor
Diego David Olaya del Campo

Directora
Isdalia Ortega Sánchez

Evaluadora
Eneried Arboleda González

Fundación Universitaria Seminario Teológico Bautista Internacional de Cali


Facultad de Teología
Programa de Teología Presencial
Cali – Colombia
Octubre, 2017

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Nota de advertencia

De acuerdo a la Resolución de Rectoría “La Fundación Universitaria Seminario Teológico


Bautista Internacional de Cali no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus
estudiantes en sus trabajos de grado. Las opiniones aquí expresadas son de exclusiva
responsabilidad del autor o autores del mismo. La aceptación y aprobación del trabajo de
grado, corresponde al cumplimiento de los criterios de calidad exigidos para tal fin, y no
implican necesariamente la aprobación conceptual de su contenido por parte de la
UNIBAUTISTA y/o de los directores de la línea de investigación o evaluadores”

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Ficha descriptiva del trabajo de grado
(Favor marcar con una X donde corresponda)
Modalidad

1. ______ Trabajo de grado


2. ______ Sistematización
3. ______ Proyecto Diplomado como opción de grado

Título del trabajo

El valor de la palabra expresada

Autor (a, es): Diego David Olaya del Campo

Director (a): Isdalia Ortega Sánchez

Evaluador (a): Eneried Arboleda González

Facultad de Teología
Programa

Teología Presencial: x Teología a Distancia: ___________

Periodo de realización del documento

Fecha de inicio: 2017, Febrero 01 Fecha de entrega: 2017, Octubre 23

Calificación

El trabajo de grado que se entrega, obtuvo la calificación de: 4.80

Número de páginas : 103 páginas.

Valoración del trabajo de grado

Meritorio: ___________
x
Aprobado: ____ _______

Medio de divulgación
Del presente trabajo se entregan dos (2) copias en medio digital (CD) en la biblioteca de la
Fundación Universitaria Seminario Teológico Bautista Internacional (Hoke Smith).

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Dedicatoria

Esta investigación está dedicada especialmente a las personas que reconocen que tienen
problemas con el cumplimiento de lo que expresan de manera verbal, que se encuentran
cansadas de ser el centro de la desconfianza entre sus semejantes y que desean encontrar
respuestas y una ayuda precisa que resuelva este dilema ético en sus vidas, y que se encuentren
dispuestas a escribir una nueva historia a partir de la integridad de pensamiento, palabra y
acción en su cotidianidad.

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Agradecimientos
A Dios como el centro de mi vida y quien le da sentido a mi existencia, quien en su
misericordia me ha llamado a ser su hijo y también me ha honrado llamándome a su ministerio,
el cual estoy feliz de cumplir. A Él toda la gloria por los dones que me ha regalado con los
cuales me permite edificar muchas vidas y por esta etapa que con éxito culmina.
A mi familia, que ha sido apoyo incondicional a tiempo y fuera de tiempo, quienes me han
dado su ánimo, su apoyo moral, económico y su amor inagotable, llenándome de fuerzas cada
día para seguir cumpliendo con el propósito de Dios.
A la Primera Iglesia Bautista de Ibagué y al pastor José Zabala por ser de bendición a mi
vida, por haber creído en mí desde un comienzo y por brindarme todo su apoyo moral, espiritual
y económico con el cual hoy puedo culminar con éxito esta primera etapa de mi vida.
A la UNIBAUTISTA, a todos sus docentes, directivas y funcionarios que allí laboran, por
ser la institución en la cual me formé como teólogo, pero también como ser humano. A cada
persona que allí labora, mis más sinceros agradecimientos por aportar a mi vida enseñanzas,
pero sobre todo por enseñarme la importancia de ser humano.
Al profesor Javier Barco Saavedra y su esposa Luz Amparo Chagüendo Ospina, a
quienes Dios colocó desde un comienzo en mi camino para cuidarme y brindarme todo su apoyo
en todo este proceso académico y personal lejos de mis seres queridos.
Al profesor Leonel Rubiano Villa, quien además de ser mi maestro, ha sido mi pastor y mi
padre espiritual durante estos cinco años de academia, quien con un abrazo, una sonrisa o un
chiste alegra mis días. Siempre será un ejemplo para mi vida y siempre le agradeceré su
hospitalidad y su cuidado hacia mí.
A la profesora Isdalia Ortega Sánchez, una mujer de Dios que llegó a mi vida en el
momento que más lo necesitaba, quien se ha convertido en mi amiga, en mi pastora y en mi
mamá espiritual, a quien agradezco también por ser la directora de esta investigación, por
orientarme con total amor, profesionalismo y por animarme e impulsarme a asumir el reto de
escribir esta tesis.
A la profesora Eneried Arboleda González, por brindarme desde un comienzo su apoyo y
cariño, porque Dios la usó para mostrarme el regalo más maravilloso que hasta hoy he recibido,
el ministerio de la consejería. Y también le agradezco por aceptar ser la evaluadora de esta
investigación.
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Contenido

Introducción……………………………………..……………………………………………... 10

El análisis de la realidad de la palabra expresada, razones por las cuales se ha devaluado.... 15


La excesiva complacencia. Decir “sí” a todo.…..……………….…………....... 15
Aprender a decir “no”..……….……..…………………………………………. 20
La relación pensamiento-palabra……………………………..………………… 28

Exégesis bíblico-teológica de la palabra expresada…..…………………………………… 35


Etimología del vocablo palabra………………………………………………... 35
Antítesis cuatro (4) del sermón del monte. Los juramentos. Mateo 5:33-37....... 36
Cumple lo que prometes…..………………………………………………….. 44
La palabra como método que Dios usó para crear…………………………….. 45
La tradición oral……………………………………………………………….. 49

Propuesta metodológica para abordar el tema “el valor de la palabra expresada.”………… 54

Conclusiones……………….……………………………………………………….………… 71

Anexos.…………..………………………………………………………………………….. 77

Anexo 1. Conferencia: Antítesis cuatro (4) del sermón del monte. Los juramentos…....... 78
Anexo 2. Conferencia: Cumple lo que prometes………………………...……………… 82
Anexo 3. Conferencia: La palabra como método que Dios usó para crear……………… 84
Anexo 4. Conferencia: La relación pensamiento-palabra y la tradición oral……………. 87
Anexo 5. Conferencia: Decir “sí” a todo. La excesiva complacencia…………………… 93
Anexo 6. Conferencia: Aprender a decir “no”………………………………………….. 97
Anexo 7. Conferencia: El poder de la palabra…………………………………………… 100

Referencias…………………………………………………………………………………… 102
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Introducción
¿Se cree en la palabra que expresan los seres humanos hoy? Desde el inicio de la humanidad
se han dado muchos problemas ético-morales; todo esto debido a la entrada del pecado a la
humanidad relatada en Génesis 3. A partir de este suceso se comenzaron a divisar las múltiples
consecuencias que éste tiene para la humanidad, desde un comienzo con la muerte de Abel por
parte de Caín, hasta todos los problemas éticos que tienen los seres humanos hoy a nivel
personal, familiar y social. Muchos de estos inconvenientes éticos suelen presentarse como
mentiras, incumplimiento de promesas, falta de credibilidad de la palabra expresada,
ambivalencias en el lenguaje, entre otras cosas. Muchas de estas dificultades llevan a pensar en
un problema con el lenguaje cultural y personal, es decir, con una dificultad en la expresión
verbal cotidiana. ¿Se le rinde credibilidad a la palabra expresada hoy? ¿Se puede creer hoy en la
palabra de una persona desconocida? ¿Se puede creer hoy en las palabras de la familia? ¿Se
puede creer en la palabra personal? Si estas respuestas son negativas, quiere decir que se está
enfrentando a una complicación seria que radica en el lenguaje individual y cultural, y que es
necesario reeducar la palabra expresada para que sea hallada coherente y adquiera credibilidad.
Ahora bien, ¿cómo se maneja este tema a nivel eclesial? ¿Será que es diferente a lo
socialmente visto hoy? Lo correcto sería que fuese diferente, que el cristiano cumpliera su
palabra y todo cuanto prometiera de manera coherente y razonable; pero la realidad es opuesta a
lo que se espera, ya que en las iglesias sucede el mismo fenómeno y lo peor de todo es que se
pone a Dios de por medio para hallar credibilidad, pero a la hora de cumplir la palabra no existe
diferencia con los que la Iglesia misma categoriza como “los del mundo”. Aquí se puede
evidenciar una dificultad más amplia, ya que se supone que el cristiano tiene que ser ejemplo de
vida, sobre todo ejemplo de palabra y coherencia con la misma al expresarla. Se encuentran en el
día de hoy cristianos que no cumplen su palabra, que no cumplen las promesas que hacen a otros,
a los que se les brinda confianza porque son la “imagen de Dios en la tierra” para asuntos
laborales, pero que en muchos de los casos son los que primero defraudan y faltan a su
responsabilidad, escudándose con mentiras y pretextos para justificarse, y es por esto que ya las
personas del común no creen en las palabras de un cristiano, porque con su mal ejemplo moral y
verbal deshonran el evangelio y hacen que la sociedad pierda total credibilidad en los mismos,
calificándoles como personas faltas de criterio y de responsabilidad a la hora de cumplir lo que
prometen.
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Ahora bien, ¿A qué se debe este fenómeno de la falta de credibilidad de la palabra en el
campo eclesial?
En primer lugar, uno de los factores que puede impulsar el detrimento de la palabra es la
excesiva complacencia. El primer capítulo de esta investigación hará un análisis psicológico de
dicho comportamiento. ¿Qué se puede entender por excesiva complacencia? Una definición sería
la enorme necesidad de agradar a los demás en todo cuanto hacen y piden. Este es un problema
complejo que se ve comúnmente en la sociedad, pero lo más interesante es que esto se vive entre
los mismos cristianos, quienes confunden la complacencia con la amabilidad y el amor del Señor.
Esta complacencia se caracteriza por decirle sí a cualquier propuesta que las personas hagan o
manifiesten; también se caracteriza por tratar de ser iguales en todo a los demás así existan cosas
que les desagraden, ya que el último fin es agradar a los demás sin tener en cuenta lo que a nivel
personal se crea o sienta. ¿Por qué pasa esto? Seguramente la autoestima tiene mucho que ver
allí, como también la falta de criterio propio y la formación de identidad, ya que si esto no se
encuentra resuelto será muy difícil diferir con la opinión de los demás y de por medio se
encontrará el miedo al desprecio, al qué dirán, a la exclusión o a la discusión con sus semejantes,
y como no existe un criterio definido, la persona se siente obligada a decirle sí a las demás que
libremente la acusan, oprimen y manipulan a su gusto. En el momento de complacer a todas las
personas diciendo “sí” a todos sus ofrecimientos, se está entregando la palabra como promesa,
pero es una palabra que es entregada ligeramente, que no ha sido analizada, sino que es
concedida sólo con el afán de recibir aceptación y cariño. Al ser trasmitida sin análisis previo se
puede caer frecuentemente en el error de a la hora de cumplir la palabra sacar una excusa o no
cumplirla, ya que no se analizó la propuesta con anterioridad o porque habían compromisos de
por medio; pero por quedar bien se dice un “sí” que luego se incumple, perdiendo credibilidad.
¿Cómo se debería tratar esta problemática de la excesiva complacencia? Todos estos aspectos
serán analizados con detalle en esta investigación.
Ahora bien, ¿con cuánta frecuencia se dice “no”? Esta monosílaba está en vía de extinción
en el lenguaje de hoy, ya que se considera una palabra agresiva, nociva, poco agradable, que no
se tiene derecho de expresar con libertad por la falta de costumbre y las consecuencias que ella
pueda traer; en otras palabras, es una monosílaba prohibida entre amigos, familiares y hermanos
en Cristo, ya que se está acostumbrado a escuchar respuestas positivas de los demás, y se
considera, llevando esto al extremo religioso, como un pecado recibir un “no” a una propuesta
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recibida, cuando en realidad el “no” es una monosílaba que establece un límite y que protege; es
una palabra que crea identidad y criterio; es saber que se tiene control de la vida y que nadie por
más manipulador o persuasivo que sea, puede dominarla. Esta costumbre de expresar el “no” se
fundamenta desde la niñez en la etapa de la reunificación, y el mal desarrollo de la misma hace
que se incurra en la opción del “sí” excesivo para con todos, un sí que, explicado anteriormente,
se puede estar incumpliendo. Es necesario aprender el arte de decir “no” y devolver el valor
preponderante que tiene esta palabra para la sociedad y a nivel individual.
Toda esa problemática analizada psicológicamente lleva también a mirar qué tan
coherentes son los hombres y las mujeres entre lo que piensan, lo que dicen y lo que accionan
cotidianamente; para esto es menester tener presente el aporte desde la filosofía del lenguaje para
analizar más a fondo la relación pensamiento-palabra y darse cuenta que pensamos con palabras,
y este simple hecho trae consigo una gran responsabilidad, y es la coherencia de pensamiento,
palabra y acción, aspecto muy importante que en esta investigación integrará el aporte
psicológico para dar una contribución más completa sobre la temática.
En segundo lugar, el detrimento de la palabra expresada puede ser causado porque este
tema no se enseña en las iglesias hoy, ya que la predicación de las mismas es muy distinta, no se
concentra tanto en la ética sino en el beneficio propio, en las riquezas y en la superación personal,
o también otras se centran en predicar demasiada doctrina y excesivos decretos, olvidando con
ello la predicación aplicada al día de hoy que brinde herramientas para llevar una buena vida en
comunidad; se percibe en este orden de ideas que por un lado a la Iglesia no le interesa hablar
sobre el tema. Esto puede suceder también porque en las iglesias no se tiene la suficiente
información del tema en mención y en el mayor de los casos, se pensará que la Biblia no habla
nada respecto al tema o que no es necesario predicarlo, ya que se supone que sólo basta decir
“cumpla con su palabra hermano” y ya se pensará que se cumplió con la tarea de enseñar de este
tema, desconociendo que es un tema bastante amplio y pertinente al día de hoy. Una pregunta
más sería ¿la Iglesia es consciente de la importancia de enseñar esta temática? A partir de dicha
conciencia es que comienza el deseo por informarse y por buscar respuestas bíblico-teológicas
del tema, propuestas que en el segundo capítulo de este trabajo investigativo se encontrarán y
evidenciarán la importancia que Dios da al tema y no únicamente en un texto, sino que a lo largo
de toda la Biblia se encuentran evidencias de la perspectiva divina con respecto al tema, así que

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esto en primer lugar es una invitación al lector a conocer las diferentes maneras de Dios de
expresar su importancia por la palabra indicada en la Biblia.
Un factor que con frecuencia hace que las palabras pierdan valor cuando se expresan y
que es muy recurrente en la sociedad actual y en la cultura colombiana, el emplear las
exageraciones en el lenguaje, ya que de otro modo no se cree con facilidad, debido también al
detrimento del valor de la palabra. Es menester hacer hincapié en que emplear las exageraciones
en el lenguaje desvaloriza más la palabra expresada; exageraciones que no son necesarias, pues
con la expresión verbal asertiva acompañada de los hechos debe ser lo suficientemente
contundente para adquirir credibilidad. Este aspecto de las exageraciones será importante a la
hora de analizar el valor de la palabra expresada desde el análisis bíblico-teológico.
Con esta investigación realizada es menester presentar una propuesta pedagógica-pastoral,
la cual compone el tercer capítulo de la investigación, para instruir a las comunidades de fe sobre
la importancia de este tema, mostrando con ello la investigación completa desde el área bíblica
extendiéndose al área teológica, psicológica y filosófica, dando con ello una panorámica global
de la temática y presentando herramientas tanto al lector(a) como a los participantes de dicha
propuesta para comenzar a darle valor a su palabra individual y colectiva, llevando como fin
último con ello a crear conciencia en las comunidades e incentivar a hombres y mujeres para que
sean seres de palabra.
Un último aspecto teórico que se propone ya en la parte aplicativa de esta investigación es
el tema del poder de la palabra. Los hombres y mujeres tienen que ser conscientes de una realidad
muchas veces inconsciente, la realidad de que las palabras cuando se expresan tienen poder, es
por lo que existe la tendencia a creer en lo expresado por los demás, sea positivo o negativo. Así
que, al expresar la palabra en forma de promesa o de acuerdo, es muy importante tener presente
que a la palabra ya dicha, se le ha dado el poder de cumplirse tal cual se acordó, por eso es
necesario ser coherentes entre lo que se piensa y lo que se dice, para asimismo cumplirlo, ya que
una vez pronunciada la palabra se vuelve fiadora de aquello que habla. Este será un aspecto
práctico muy importante a la hora de utilizar el lenguaje hablado.
En conclusión, este proyecto de grado tiene como finalidad presentar las principales
causas del detrimento de la palabra expresada y mostrar los aportes que las ciencias humanas
como la psicología, la filosofía y la teología hacen referente al tema y que esta mirada global
induzca al lector(a) a tomar conciencia crítica de la importancia de este tema en la actualidad y
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las repercusiones que traiga a cualquiera de las personas que decida de manera personal hacer el
compromiso de valorar su palabra a partir de lo aprendido en esta investigación.
Esta investigación está dirigida a toda persona interesada en este tema, en especial a las
comunidades de fe cristiana, ya que la base de esta investigación es la Biblia y los aspectos más
importantes que ella menciona sobre la palabra expresada y el valor de Dios para la misma,
partiendo del hecho que en la Biblia se muestra un Dios que es firme y cumplidor de su palabra.

También está dirigida a hombres y mujeres que tengan problemas en el cumplimiento de


sus promesas, que se vean frecuentemente mintiendo o exagerando su lenguaje para hallar
credibilidad, para aquellas personas que necesitan recurrir al juramento y para las que reconocen
que esta problemática cultural del lenguaje es una realidad en sus vidas y estén dispuestas al
cambio para ser más íntegras en su cotidianidad y sin problemas interpersonales por causa del
incumplimiento de su palabra.
Este es un problema ético que afecta las relaciones interpersonales, sean amistades, la
familia, la pareja, y hasta la persona misma, y viendo la situación cultural actual del detrimento
tan pronunciado de la palabra se hace necesaria esta investigación que desafía a hombres y
mujeres a ser coherentes con su pensamiento, palabra y acción; que tengan claros los principios
bíblicos y que sean personas que fomenten la creación de criterio en sus semejantes y la
formación de una identidad personal para no caer en la excesiva complacencia; que sean hombres
y mujeres que comiencen a educar para decir “no” como una respuesta no ofensiva sino
beneficiosa para quien la pronuncia y que sea consciente de que al expresar la palabra en forma
de promesa o acuerdo, sepa de inmediato que le está dando poder y autoridad a su palabra; por lo
tanto tiene que hacer valer ese poder coherentemente con los hechos para darle autoridad a las
palabras que expresa y así caminar hacia la confianza e integridad de ser.
Si Jesús hubiese venido a desempeñar su ministerio en este tiempo donde la palabra
expresada se ha devaluado tanto, seguramente parafrasearía uno de sus dichos “En esto
conocerán que sois mis discípulos, en que cumplen la palabra expresada los unos a los otros” El
Señor desea que hombres y mujeres vivan de manera íntegra con su pensar, hablar y accionar, y
dar testimonio al mundo de que son hijos e hijas de Dios, practicando lo estipulado por Dios en
su palabra y complementando ello con una personalidad sana y coherente.

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Capítulo 1
Análisis de la realidad de la palabra expresada, razones por las cuales se ha devaluado
Introducción
Se iniciará este trabajo investigativo con un análisis de la realidad en cuanto al valor y
confianza de la palabra. Ya existe la conciencia de que la palabra se ha devaluado y que en este
tiempo es difícil creer en la misma. Por lo tanto, se hará un acercamiento desde dos disciplinas
importantes del conocimiento complementarias a la teología, que son la psicología y la filosofía
para analizar a partir de estas perspectivas el valor de la palabra.
Teniendo en cuenta estas disciplinas, se analizará esta problemática proponiendo tres
aspectos importantes en torno al tema: el primer aspecto es la excesiva complacencia como causa
inicial de pérdida del valor de la palabra; el segundo aspecto es la falta del “no” como respuesta
asertiva y limitante, producto de una mala concepción de esta respuesta; y el tercer aspecto es
analizar la relación pensamiento-palabra y qué tanto tendrá que ver esta relación con el
cumplimiento o incumplimiento de la palabra expresada. A partir de estas premisas se comenzará
a desarrollar el presente capítulo.
La excesiva complacencia: “Decir sí a todo”
Se hará una aproximación a un tema bien complejo, ya que se ha enseñado cultural y
popularmente a decir “sí” a muchas cosas, en su mayoría a las que tienen relación con las que en
el interior no se desean hacer, pero que a la final por evitar disgustos y malos momentos se
terminan haciendo, siendo en últimas complacientes. Según el DRAE (Diccionario de la Real
Academia Española) la complacencia se define como “acción o efecto de complacer” y la palabra
complacer la define como “causar a alguien satisfacción, placer o agrado, acceder a lo que otra
persona desea y puede serle útil o agradable” (DRAE, 2014). Esto es lo que se ha enseñado, a
hacer amistades y contactos por medio de la complacencia. Es necesario aclarar que toda
complacencia no es mala, pero también es menester reconocer que en la mayoría de ocasiones
tiende a hacer mal utilizada, terminando en ser completos esclavos de otros, sin límite alguno. El
principio de formar límites es vital en la vida de cada ser humano, esto hace parte del derecho de
dignidad humana; es respetar espacios, opiniones y límites propuestos entre las personas. En este
caso el límite que se ha de poner es en el lenguaje, ya que el ser humano es muy presto a hablar a
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la ligera y después a arrepentirse de lo hablado y confiado. Y todo este problema de poner límites
en el lenguaje se forma desde la niñez; Henry Cloud y John Townsend (2000) en su libro
“Límites” dan a conocer desde dónde se origina esta problemática del lenguaje:
Cuando los padres le enseñan a sus hijos que es malo fijar límites o decir que no, les están
enseñando que los demás pueden hacer con ellos lo que se les antoje. Envían a sus hijos
indefensos a un mundo lleno de maldad. Maldad que se manifiesta en personas
controladoras, manipuladoras y explotadoras. Maldad que toma la forma de tentaciones.
Si se bloquea la facultad de los niños para decir que no, se los discapacita de por vida. Los
límites de los adultos discapacitados, tienen esta primera lesión: dicen que sí a lo malo.
(Cloud y Townsend, 2000, pp. 58-59)
He aquí el inicio de los problemas en lo planteado por los autores, se tiende a confundir la
cordialidad, la prudencia, el respeto y la buena imagen de los niños y las niñas, con sus límites; se
cree popularmente que se hace bien en obligarlos a saludar, despedirse y decidir por ellos, como
también en obligarlos a prestar sus cosas por miedo al “qué dirán” y a ganarse una percepción de
egoístas y maleducados, cuando en realidad éste es un mecanismo de defensa propio de ellos, una
señal de protección contra un desconocido. Es un acto de autoridad e independencia de ellos el
hecho de establecer sus límites y de decir “no”. En psicología esto se conoce como la etapa de la
“reunificación”, y los mismos autores la definen como:
La reunificación, que ocurre entre los dieciocho meses y los tres años, se conoce como
“rapprochement” en francés y significa “restauración de relaciones armoniosas”. En otras
palabras, el niño vuelve a la realidad. La grandiosidad de los últimos meses da paso
lentamente al reconocimiento de que “no puedo hacer todo lo que quiero”. Durante la
etapa de la reunificación retoman la unión con la madre, pero esta vez es diferente. Esta
vez el niño aporta a la relación un ser más individualizado. Hay dos personas ahora, con
ideas y sentimientos diferentes. (Cloud y Townsend, 2000, pp. 81-82)
Como también Julio Meneghello (2000) en su libro “Psiquiatría y Psicología de la
Infancia y Adolescencia” define esta etapa de la siguiente manera:
La segunda crisis se denomina autonomía versus vergüenza y duda. Va desde los 12 o
18 meses hasta los 3 años. El impulso hacia la autonomía, independencia o
autodeterminación, se relaciona con la maduración. El desarrollo físico y psicomotor le
permite al niño intentar hacer todo por sí mismo. Durante esta etapa surgirá el deseo
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creciente de tomar sus propias decisiones, de asignarse ciertas tareas y de utilizar la
autorrestricción. El sentir vergüenza le ayuda a aprender a vivir mediante reglas
razonables. Es necesario que el niño sienta un poco de duda sobre sí mismo porque de
este modo se dará cuenta de que todavía no está preparado para algunas cosas.
(Meneghello, 2000, p. 46)
Esta etapa se torna difícil tanto para los hijos e hijas en contraposición a padres y madres,
ya que se perciben posiciones diferentes, el niño comienza desde temprana edad a sentirse capaz,
y a tomar autonomía y autoridad para ejercer su voluntad, por esta razón en esta etapa los niños
se tornan irritantes, detestables y opositores, no porque ese sea su instinto como algunos lo
piensan, sino que a partir de esta etapa el niño comienza a definir su identidad como persona, a
ejercer autonomía y el principio de la independencia, ¿por qué razón? porque ahora es consciente
de que antes no podía caminar y ya puede hacerlo por sí solo, porque ha dejado la lactancia
materna y ahora come sólido, y así muchas cosas más que le hacen hasta cierto punto
independiente y capaz; de allí que probablemente su irritabilidad y oposición a las reglas o
peticiones de sus padres, porque él se siente capaz de tomar otro tipo de decisiones por sí solo sin
imposición de sus mayores; esto le genera confianza y a la vez la capacidad de establecer límites
y hacerse respetar como persona, de tal manera que al crecer no tendrá el problema del exceso de
complacencia ni de ser víctima de la manipulación y atropello de personas aprovechadas y con
problemas con sus límites. Ahora bien, la falta de claridad sobre este tema y de ser “buena gente”
ignorando la natural formación de la persona y la formación de sus límites, hace que más adelante
carezca de ellos y recurra como protección y aceptación a la excesiva necesidad de decirle a todo
“sí”, buscando agradar a todos los que le rodean, tal como lo interpreta el texto bíblico: “Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). No es necesario el
exceso de complacencia con todos, no se está obligado a agradar a todos los semejantes, pero
para las personas desmedidamente complacientes éste es un serio problema porque:
Las personas complacientes no tienen límites bien definidos y precisos; se “funden” con
las exigencias y necesidades de los demás. No son independientes, distintos de las
personas que desean algo de ellos. Las personas complacientes, por ejemplo, hacen creer a
todos que les agradan las mismas películas y los mismos restaurantes que a sus amigos
para “seguirles la corriente”. Minimizan las diferencias con los demás para no causar
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ningún problema. Las personas complacientes son camaleones. Después de un rato, no es
posible diferenciarlas del medio. (Cloud y Townsend, 2000, p. 59)
A raíz de esta problemática sería bueno preguntarse: ¿cuál es el afán por querer agradar a
todos?, surgen entonces cuestionamientos como: ¿falta de carácter? ¿Falta de auto aceptación?, lo
que indica probablemente falta de identidad y de criterio, lo que demuestra que la persona con
excesiva complacencia tiene vacíos emocionales que pretende llenar condescendiendo en todo
con la gente, al punto de exceder sus limitaciones, y para no tener inconvenientes, malos
entendidos o diferencias con sus semejantes, olvidando que fue creada única, auténtica y a
imagen y semejanza de Dios. A continuación se presentan los temores propuestos por los autores,
que estas personas excesivamente complacientes padecen a la hora de pedírseles un favor, una
opinión o un gusto.
Esta clase de problema de límites dificulta cada vez más la posibilidad de decir ‘no’.
Siempre que tengan que defenderse diciendo que no, la palabra se les atraganta. Hay diversos
motivos:
 temor a herir los sentimientos de los demás
 temor al abandono o la separación
 deseo de ser plenamente dependiente de otro
 temor a la ira del otro
 temor al castigo
 temor a pasar vergüenza
 temor a ser considerado malo o egoísta
 temor a no ser espiritual
 temor a una conciencia demasiado estricta o crítica. (Cloud y Townsend, 2000, p. 59)
Se hace pertinente una vez más recordar con más insistencia el texto de Gálatas 1:10 “Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres no sería siervo de Cristo”. Las personas excesivamente
complacientes, que no fueron formadas en límites sino que se les violó el derecho a
desarrollarlos, viven esta realidad diariamente, luchan con este tipo de temores relacionales, y son
situaciones que continuamente les quitan la paz y la estabilidad emocional, pero que resulta
necesario por crecimiento y madurez emocional enfrentar, con la única finalidad de menguar el

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exceso de complacencia y de privación de la libertad con la cual Dios diseñó a hombres y
mujeres y de la cual se tiene total derecho.
Se ha hablado de la complacencia y se dijo que lo malo es la excesividad, pero existe un
tipo de complacencia buena y aceptable de la cual nos habla la Biblia. Es necesario diferenciar la
complacencia bíblica de este tipo de complacencia.
Mateo 9:13 dice que Dios quiere “misericordia y no sacrificio”. En otras palabras, Dios
quiere que seamos complacientes por dentro (misericordiosos), y no complacientes por
fuera y resentidos por dentro (sacrificados). Las personas complacientes asumen
demasiadas responsabilidades y fijan demasiados pocos límites; no por libre elección, sino
por temor. (Cloud y Townsend, 2000, p. 60)
Esta complacencia tiene que ser, en este orden de ideas, muy coherente y acertada, ya que
Dios desea que los seres humanos sean misericordiosos ante las cosas que les muevan a
misericordia y que les nazcan hacer, no por imposición ni por el deseo de agradar en todo
momento, sino porque se encuentra con disponibilidad de tiempo y de capacidad. Tiene que
haber una coherencia de sentimientos, no hacer nada a la fuerza ni aprisionarse con la palabra a
cumplir algo de mala manera. “Que tú sí sea sí” no se refiere a una excesiva complacencia
sobrepasando los límites humanos, sino a una coherencia interna que se transfiere a la externa y
que a la final trasciende cumpliendo lo fiado y lo prometido a cabalidad y con diligencia, pero
ésta es una coherencia que nace y que se forma mediante recursos como el tiempo en cuestiones
de disponibilidad y la disposición (ánimo) para hacer las cosas, porque se puede tener el tiempo,
pero si no hay la motivación es mejor pensar dos veces antes de dar un “sí” definitivo y después
retractarse o estar indispuesto prolongando un mal ambiente.
Por otra parte, no solamente se tiene que aprender a no ser excesivamente complacientes
perdiendo la identidad, sino que también cuando se dice coherentemente un “sí” este mismo
puede estar condicionado a muchos aspectos de tiempo, éticos, motivacionales, espirituales, entre
otros. En estos casos es muy importante aclarar este “sí” que se entrega a otra persona como un
“sí condicionado a”, ya que se puede aceptar una petición o invitación si así se desea, pero
teniendo claro hasta qué límite se puede llegar y a partir de donde se comienzan a sobrepasar las
barreras limitantes; dado este caso se recomendaría recordar el acuerdo hecho desde un comienzo
con la persona que se dialogó y tomar las respectivas decisiones. Esto es muy sano ya que en
medio del cumplimiento de la palabra también se pueden sobrepasar los límites, y es muy
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importante tener en cuenta las condiciones acordadas para poseer autoridad y argumentos durante
una violación del espacio personal. Entonces, no solamente basta con decir un sí, sino también
aprender en qué condiciones decirlo.
Aprender a decir “no” como una respuesta asertiva y limitante
Por otra parte, si es necesario decir “sí” y aprender a decir “sí”, es mucho más necesario
decir “no” y aprender a ejercitar el decir “no” cuando haya que hacerlo. Se ha venido hablando de
que habitamos un mundo donde la exageración del lenguaje y la excesiva complacencia nos
domina, es por eso que es recurrente la necesidad de decirle “sí” a todas las propuestas habidas y
por haber y, si esto fuera poco, exagerar el lenguaje para ganar confianza sobre lo que se expresa
a los demás. Todo este tipo de aspectos han devaluado la palabra expresada y por esto no es fácil
creer lo expresado en palabras. “Las situaciones en las que resulta más difícil aprender a
mostrarse asertivo son aquellas en las que intervienen personas, que realmente nos interesan y
que por ende amamos: nuestros iguales como padres, amigos, amantes y compañeros” (Smith,
1975, p. 313). Con estas personas el ejercicio de poner límites o el simple hecho de pronunciar el
“no” se vuelve bien complejo, ya que estas personas tienden a pensar que porque son amigos,
hermanos, familiares o cercanos se tiene que atender siempre a sus llamados, olvidando los
límites que como personas han de establecerse. Aún en esas circunstancias se usa mucho la
manipulación para reversar un “no” y transformarlo a nuestra conveniencia en un “sí”, aspecto
que es bien peligroso porque en últimas se sobrepasan los límites ya trazados.
Es claro que desde un comienzo se nace independientes, y es que así creó Dios a hombres
y mujeres, independientes e interdependientes, hasta que se decide empeñar la palabra y tomar el
rumbo de la excesiva complacencia, hasta allí llegó la independencia y la libertad, una libertad
que sigue siendo asequible para todo aquel que quiera disponer de ella, lo cual se logra poniendo
límite a las palabras y expresiones diarias, procurando no exagerar el lenguaje y estableciendo
nuevos límites, esta vez personales, con el compromiso de no infringir para no perder la
tranquilidad e integridad. De esta manera nada ni nadie podrá controlar su vida ni manipularla, ya
que, si bien es cierto que existen personas manipuladoras, también es cierto que una persona que
es débil en el aspecto de los límites y en cuyo vocabulario no existe la palabra “no” terminará
dándole el permiso a los manipuladores para que usen su vida como ellos lo quieren. Por eso
también es que, la palabra “no” sirve para confrontar a la persona manipuladora de manera
asertiva:
20
“No” es una palabra de enfrentamiento. La Biblia enseña que debemos enfrentarnos con
las personas que amamos, diciéndoles: “De ningún modo, ese comportamiento no es
aceptable. No participaré”. La palabra “no” también es importante para establecer límites
en caso de abusos. Muchos pasajes de la escritura nos exhortan a rechazar la
pecaminosidad de otras personas contra nosotros. (Mateo 18:15-20) (Cloud y Townsend,
2000, pp. 39-40)
“No” es una monosílaba de confrontación que permite sentirse independientes y por ende
fuertes y seguros de sí mismos, haciendo entonces lo que se quiere y no lo que se impone, por eso
es muy importante saber qué se quiere hacer en este tipo de casos donde todo se define con un
“sí” o un “no”, y al tener claro esto poder expresarlo de manera asertiva. Es muy importante tener
coherencia entre el pensamiento y la palabra expresada, ya que al expresar un “no” ya analizado
con anterioridad se tendrán los suficientes argumentos por los cuales se decide decir “no”, por
ello también la necesidad de pensar bien antes de dar una respuesta, ya que si se responde de
manera rápida se puede incurrir en el error de responder complacientemente y después
retractarse, o también lo contrario, decir “no” sin pensar en las razones y después con la
manipulación de otros revertir la respuesta, haciendo que en últimas la persona retractada termine
haciendo algo que no quiere hacer; lo que pasa a menudo. Este aspecto del “no”, de sus
argumentos, su autoridad y validez también se cultiva desde la niñez:
No: el límite de una sola palabra. Los pequeños en la etapa de reunificación usan con
frecuencia una de las palabras más importantes del lenguaje humano: la palabra no. Si
bien puede aparecer durante la “salida del cascarón”, ‘no’ se perfecciona durante la
reunificación. Es el primer límite verbal que aprenden los niños. La palabra ‘no’ ayuda a
los niños a alejarse de lo que no les gusta. Les da el poder de elegir. Los protege. Muchas
veces, los niños de esta edad se convierten en adictos al “no”. No solo se negarán a comer
la verdura y a dormir la siesta, ¡hasta rechazarán los helados y sus juguetes preferidos!
Vale la pena para ellos el “no”. Esto les impide sentirse completamente indefensos y sin
poder. (Cloud y Townsend, 2000, p. 83)
En este orden de ideas, ¿la palabra “no” es mala, grosera o nociva? en ninguna manera.
Lo que sí se debe reconocer es que se ha enseñado mal frente a esta palabra; no existe una
educación para el “no”, mucho menos existe un respeto por el infante que dice “no”. Un ejemplo
es cuando se obliga al niño o la niña a saludar a un desconocido, ¿cuál es su primera impresión?
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mirar a este desconocido de manera rara y esquiva, ¿por qué lo hace? Se piensa comúnmente que
es un comportamiento insolente; pero en este trabajo se desmiente esto totalmente, su reacción es
netamente natural; es su instrumento de defensa frente a lo desconocido; es un límite que está
inmerso en él, con el cual se siente protegido, seguro, fuerte y con poder en sí mismo ante las
circunstancias desconocidas y peligrosas de la vida. Los padres y madres y los que proyectan
serlo, tienen que aprender esta verdad, que los niños y las niñas pasarán por la etapa de la
reunificación en donde se verán constantemente permeados por la negación y en su vocabulario
de forma permanente existirá la palabra “no”. Esto no hay que prohibirlo ni impedirlo, porque si
esto sucediera, se estarían formado seres humanos incapaces de tener poder sobre sus decisiones;
se les enviaría indefensos ante un mundo de manipulación y de personas controladoras.
Así que, si esta etapa no se desarrolla de la mejor manera, probablemente lleguen a ser
personas que no cumplan su palabra. Se puede intuir en esta parte que desde niños se forman
personas faltas de criterio y del cumplimiento de su palabra, lo que concluye en personas
irresponsables y que inspiran desconfianza, personas débiles, y como el ideal humano no es ese,
en padres y madres está la responsabilidad de educar hijos e hijas con firmeza de criterio y de
palabra, para esto Cloud y Townsend (2000) proponen las siguientes recomendaciones:
Los padres en esta edad tienen dos tareas asociadas con el no. Primero, necesitan ayudar a
sus hijos a sentirse suficientemente seguros para decir no, de esta manera los estimulan a
poner sus propios límites. Aunque es innegable que no siempre pueden hacer todas las
elecciones que les gustarían, deberíamos darles a los pequeños la oportunidad de decir un
‘no’ que sea escuchado. Los padres informados no se sentirán insultados ni enfocados por
la resistencia de su hijo. Le ayudarán a sentir que su ‘no’ es tan apreciado como su sí. No
se distanciarán emocionalmente del niño que dice no, seguirán conectados. Uno de los
padres muchas veces deberá apoyar al otro que se está cansando con el “no” del bebé.
¡Este proceso requiere trabajo! (p. 84)
De esta primera tarea propuesta por el autor, se desprenden muchos aspectos importantes.
Se puede observar que la responsabilidad de crear seguridad en los hijos en su criterio, palabras,
y formarlos para ser rectos en este camino de la confianza, le pertenece a los padres en el sentido
de crear seguridad en los niños a la hora de decir “no”, es decir, enseñarles a pronunciar esta
palabra sin miedo como también a pensar en argumentos y razones con las cuales fundamenten el
“no” que han mencionado, ya que no se puede decir “no” sin una razón personal por la cual se
22
coloca este límite verbal. En este orden de ideas se debe establecer una metodología sin
prejuicios y sin los efectos del “qué dirán” y desde allí implantar seguridad y mostrar el “no”
como un mecanismo de defensa y como una palabra asertiva que establece límites en sus vidas.
En segundo lugar, es la tarea de los mayores escuchar a los niños y las niñas, y
específicamente cuando expresan un “no”. Existe la tendencia a pensar que la vida de los niños le
pertenece a los adultos y por ende ellos deciden por el infante, toman el control de sus decisiones,
o en el peor de los casos, contradicen sus respuestas a conveniencia de ellos, y todo esto sucede
en muchas ocasiones por el “qué dirán”. De igual manera sucede en la etapa de la juventud y de
la adultez con las personas manipuladoras que vulneran a las personas débiles de criterio y que en
su vocabulario no existe el “no”; estas personas manipuladoras tienden a decidir por los débiles
de carácter a su conveniencia, instancias en las que no se tiende a escuchar un “no” como
respuesta, sino que muchos intentarán revertir esa decisión. Los niños necesitan ser escuchados,
las personas débiles necesitan ser escuchadas y en especial cuando dicen “no”; la tarea de los
adultos es escuchar el “no” del niño y no contradecirlo, ya que es un ser humano con criterio y
merece ser respetado como tal; por ende, hay que procurar no ser dueños de la vida de los
infantes, sino ayudar en su proceso de independencia en cuanto a decisiones se refiere. En esta
parte padres y madres han de ser muy sabios y pacientes cuando el niño o la niña decida por un
“no”, y no llegar a la instancia de enojarse o tomar venganza o resistencia por ello. Océano Grupo
Editorial (OGE 2002) en su libro “Psicología infantil y juvenil 1: la infancia” expone lo siguiente
en cuanto a la diferencia de opinión entre los padres y el infante:
A partir del primer año el niño ya es capaz de relacionarse con el medio de una forma
bastante autónoma y demuestra tener una personalidad que le caracteriza claramente como
un individuo concreto dentro de su familia y en relación con los demás miembros de su
sociedad. Los padres no pueden pretender tener un hijo según sus deseos, no han de
perder de vista que este ser posee unas características determinadas y que hay que
aceptarlo como es y no como nos gustaría que fuera. Lo cual no quiere decir que el niño
no necesite que se le pongan límites o que se le marquen pautas de actuación. Incorporar
las normas y saber relacionarse con ellas es una importante experiencia de adaptación a la
realidad del mundo que le rodea. (OGE, 2002, p. 59)
Es muy importante el respetar el criterio del infante, de esta manera se comienza a crear
seguridad en él o ella, ya que notará que ha sido escuchado y aceptado en su decisión. Así su
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“no” será tan valioso como su “sí”, hasta que llegue a la certeza de que se respetan sus decisiones
y su criterio y de esta manera se promoverá en su vida la seguridad, aspecto importante que le
quedará de por vida a la hora de decidir y de fijar límites. Se debe tener presente, según la OGE
(2002) que los padres no deben hacer de sus hijos lo que ellos quieren, esto es un grave error, ya
que pueden perder su libertad y autonomía; además, es menester recordar que “los niños hacen
con características determinadas” así que no necesariamente los infantes harán todo lo que sus
padres quieren que ellos hagan o sean, así se promueve un desarrollo de su personalidad
auténtico, sin olvidar los límites familiares y sociales, aspectos ya resaltados en esta
investigación. Siguiendo con la idea de Cloud y Townsend, éste es un proceso que requiere de
mucho trabajo y dedicación, ya que para los adultos no es fácil escuchar un “no” por parte de los
niños; desde luego no se piensa que se llegue al extremo de la permisividad absoluta, pero se les
darán las bases y la educación para establecer sus propios límites, una seguridad de sí mismos,
sin salirse de los parámetros del hogar, para lograrlo, Cloud y Townsend proponen la segunda
tarea que trae más equidad para los padres y personas alrededor de ellos:
“La segunda tarea de los padres de niños en la etapa de reunificación es ayudar al niño a
respetar los límites ajenos. Los niños necesitan ser capaces no sólo de decir que no, sino también
de aceptar un no” (Cloud y Townsend, 2000, p. 84). Esta es una tarea mucho más compleja pero
necesaria, ya que si a los padres les sorprende y afecta una respuesta negativa por parte de sus
hijos, estos también sentirán mucho dolor y frustración al escuchar una respuesta negativa por
parte de sus padres o de una autoridad inmediata. Dicho proceso es bastante importante y también
se resuelve en la etapa de la reunificación anteriormente explicada, en donde el infante “se da
cuenta que no puede hacer todo lo que quiere” (p. 81). En esta etapa los niños comienzan a
aceptar esta realidad y en ellos comienza un proceso de asimilación del “no” que reciben como
respuesta, pero también es muy importante que los padres y los adultos argumenten ese “no” que
están pronunciando y le presenten las razones por las cuales se expresa; no se puede cometer el
error de decir frases como “no puedes porque soy tu madre y punto” o “porque soy tu padre y
aquí se hace lo que digo y punto”. Estas frases no funcionan ni educan, los niños y jóvenes
necesitan argumentos por los cuales se incurre en la respuesta negativa para que haya una mayor
comprensión del “no” recibido y así se comienza a crear conciencia de que no pueden hacer todo
lo que quieren, ya que los padres, la familia y la sociedad también establecen límites necesarios
para una buena convivencia. En la medida que se educa a los niños para recibir un “no” tomarán
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más conciencia de los límites ajenos y por ende en esta misma etapa, en la juventud y en la edad
adulta no se verán tan prolongados los “caprichos”, las “pataletas” ni las frustraciones que son
frecuentes en la niñez, y en algunos casos, en todas las etapas.
Es pertinente evidenciar que el “no” establece la equidad, ya que se tiene derecho a decir
“no” de manera asertiva estableciendo límites personales, como también se tiene el deber de
aceptar un “no” y respetarlo para no transgredir espacios y límites colectivos. Si se aprende a
vivir de esta manera coherente, se evitarán problemas internos, externos y se vivirá a plenitud.
Para esto se tienen que aprender las diferentes expresiones que existen para decir un “no” bajo
muchas circunstancias, Cloud y Townsend hacen una interesante propuesta al respecto:
Para sentirse seguros en este mundo malvado, los niños necesitan fuerza para decir cosas
como:
 No
 No estoy de acuerdo
 No lo haré
 Porque no quiero
 Deja de hacer eso
 Me duele
 Está mal
 Es malo
 No me gusta que me acaricies ahí. (2000, p. 58)
Estas son frases muy necesarias para la vida cotidiana, desde luego que pueden surgir
muchas más y la lista se puede ampliar, pero esta propuesta del autor sirve para ejemplificar las
formas con las cuales se puede contrarrestar una amenaza a la integridad personal y establecer
límites, teniendo en cuenta lo que se ha dicho anteriormente, que el momento más asertivo para
enseñar esta defensa es en la niñez. Pero aun teniendo en cuenta que estas frases asertivas sean
aprendidas en la niñez o ya en la edad adulta, siempre existirán las frases amenazantes que
pretenden contradecir la respuesta negativa que se ha dado. A continuación se retomarán estas
frases del “no” asertivo y se propondrán las antítesis que se usan comúnmente para irrespetar la
decisión y en el mayor de los casos revertirla.
 “No” Sí, vamos.

25
 “No estoy de acuerdo” Tienes que estarlo, es la opinión de la mayoría. Si quieres
pertenecer a nuestro círculo, tienes que aprobarlo.
 “No lo haré” y “Porque no quiero” ¡Qué cobarde eres, gallina…! Sí lo harás, eres
nuestro hijo y haces lo que queremos…
En estas frases es bueno detenerse, ya que en muchas ocasiones si no se hacen las cosas
que los demás quieren, esas personas terminan tildando a la que responde de esta manera de
ignorante o como lo peor en ese momento. Manuel J. Smith en su libro “Cuando digo NO, me
siento culpable” habla al respecto:
Nosotros queremos hacer algo, y nuestro amigo, vecino o pariente da por supuesto, espera
y desea que hagamos otra cosa, y hasta llega a apelar a la manipulación para inducirnos a
satisfacer su deseo o su esperanza. La crisis interior se declara porque nos gustaría hacer
lo que queremos pero tememos que nuestro cercano piense que lo que queremos hacer no
está bien; es posible que cometamos un error; podemos herir sus sentimientos, y en tal
caso es posible que nos rechace por ello y por haber hecho lo que deseábamos hacer. En
consecuencia, cuando tratamos de hacer lo que queremos, permitimos también que otras
personas nos hagan sentirnos ignorantes, ansiosos o culpables: los tres terribles estados
emocionales que de niño nos enseñaron a experimentar cuando no hacíamos lo que otra
persona quería que hiciéramos. (Smith, 1975, p. 50)
Este es un problema serio, ya que se tiene por costumbre crear culpas ficticias en la
persona que se ha manifestado con un “no”, como un método de manipulación para alcanzar la
conveniencia de otros; se plantea como problema serio ya que no se respeta la decisión
anunciada. ¿Por qué sucede esto? porque nuestra sociedad no está enseñada a escuchar ni a
pronunciar un “no” y todo esto debido a nuestra inestabilidad de carácter y a la excesiva
complacencia. Se debe crear una conciencia asertiva y resiliente ante las amenazas y
manipulaciones del entorno que obligarían a revertir la respuesta pronunciada. Hay que advertir
que este proceso no es fácil, que puede costar desilusiones en los demás, rupturas de amistades o
malos entendidos, pero es un desafío que vale la pena asumir; el “no” ha de ser escuchado y
respetado. Ante estas amenazas es clave la seguridad personal, los argumentos creados para
decidir el “no” y la identidad como personas teniendo en cuenta la imagen de Dios, ya que se
considera una mentira que todos tienen que pensar igual o ser igual que los demás; existe como
derecho el pensar diferente y decidir diferente, siempre buscando la identidad y el sentido de ser
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únicos y creados a imagen de Dios. En este orden de ideas, no se está llamado a ser igual a otros
o a cumplir los deseos de otros en busca de aceptación, se está llamado a ser únicos, a tener
identidad y a valorar su dignidad humana y su ser en Dios; se comienza entonces a adquirir
resiliencia ante las manipulaciones y ataques cuando se pronuncie una respuesta negativa.
Continuando con la serie de antítesis…
 “Deja de hacer eso” ¿Por qué? Si yo quiero hacerlo lo hago y punto. (Aquí se nota la
violación de los límites ajenos.)
 “Me duele” En el caso de violencia física hacia la mujer “es que te lo mereces”
 “Está mal” o “Es malo” Eso no está mal, al contrario, es muy bueno, todos lo hacen,
¿por qué tú no? hazlo.
 “No me gusta que me acaricies ahí”No te preocupes, déjate llevar que te va a gustar, es
más, toca aquí… o, no me importa, tengo control sobre ti y así no te guste te acariciaré
ahí.
Se ha hecho el intento de formular de manera global las antítesis que se escuchan
cotidianamente en la sociedad actual, estas se caracterizan por ser también fórmulas que su único
fin es revertir la respuesta negativa y el límite propuesto de las personas que lo manifiestan. Se ha
evidenciado que cada frase negativa tendrá al menos una antítesis o respuesta contraria que busca
persuadir al cambio de opinión vulnerando el respeto por lo ya expresado. Se considera que lo
planteado anteriormente sobre la seguridad, el argumento sólido y la identidad en Dios son la
base para resistir las contradicciones y manipulaciones que quieran revertir lo que ya se ha
decidido, en este caso con una negativa.
Es necesario aprender a decir “no” por otra razón importante, el no terminar haciendo lo
que no queremos hacer, haciendo estas cosas con una mala actitud, de mala gana:
La Biblia nos advierte contra el dar a otros “de mala gana o por obligación” (2 Corintios
9:7). Las personas con límites débiles tienen mucha dificultad para rechazar el control, la
presión, las exigencias y a veces las verdaderas necesidades de otros. Sienten que si dicen
que no a alguien pondrán en peligro la relación con esa persona; por lo que sumisamente
acceden a sus peticiones, aunque en su fuero interno lo resienten. En ocasiones una
persona puede obligarlo a hacer algo; en otras, la obligación puede provenir de su propio
sentido de lo que usted “debe” hacer. Si no sabe cómo decir que no a esa fuerza externa o

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interna, perdió el control sobre su propiedad y no puede disfrutar el fruto del “dominio
propio”. (Cloud y Townsend, 2000, p. 40)
Este aspecto planteado por el autor y que sustenta nuestra postura, es muy importante y a
la vez se presenta a modo de problemática social del momento, es un aspecto de la vida que se ha
de aprender a manejar con sabiduría, prudencia y seguridad. El decir “no” en la sociedad actual
se constituye en un problema, ya que esto genera conflicto, rechazo y demás efectos secundarios,
todo esto porque vemos el “no” como una respuesta agresiva y nociva, como se explicó
anteriormente, porque no se está acostumbrado a escucharlo. Esta respuesta negativa traerá
consigo riesgos, y este es un precio que se ha de pagar para establecer límites, ya que la respuesta
negativa provocará rupturas relacionales, disgustos, desilusiones o conflicto interno y externo a la
vez, pero como se ha dicho, es un desafío que es necesario asumir para adquirir completa
independencia y expresión de autonomía, ya que no se debe concebir en ninguna manera que por
el “qué dirán” se agrade al prójimo de “mala gana”, con indisposición y fomentando el mal
ambiente, y todo esto como consecuencia de la excesiva complacencia que de manera consciente
y hasta inconsciente se termina ejecutando.
En este sentido, existe una lucha externa e interna; por un lado, la lucha externa con la
persona que persuade y casi obliga a hacer las cosas, y por otro lado, interna ya que en ocasiones
las personas se sienten obligadas y acosadas a hacer las cosas porque la persona que las pide es
agradable, y por ende, se termina haciéndolas a la fuerza, por imposición y no porque nace del
interior. En estos casos es menester recordar que no se fue creado por Dios para complacer a los
seres humanos en todo y para ser iguales que ellos. En muchas ocasiones no se logrará hacer lo
que las personas quieren y habrán dos motivos principales, bien sea porque se imposibilita
hacerlo producto de ocupaciones o convicciones, o bien porque no se quiere por asuntos morales
o ya personales; es muy bueno tener consciencia de que no se puede hacer todo lo que se quiere
ni tampoco lo que todas las personas quieren.
La relación entre pensamiento-palabra
Nadie negará que nuestro lenguaje ejerce una influencia en nuestro pensamiento.
Pensamos con palabras. Pensar significa pensarse algo. Y pensarse algo significa decirse
algo. En este sentido Platón conoció a la perfección la esencia del pensamiento cuando lo
define como el diálogo interno del alma consigo misma, un diálogo que es un constante
trascenderse, una reflexión sobre sí mismo y los propios juicios y opiniones, en actitud de
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duda y de objeción. Y si algo caracteriza a nuestro pensamiento es precisamente este
diálogo interminable consigo mismo que nunca lleva a nada definitivo. (Gadamer, 2004,
pp. 195-196)
Después de haberse dado a conocer las principales causas del devalúo de la palabra y la
manera asertiva de recuperar este valor, esta sección tiene como finalidad analizar de manera
general la relación entre pensamiento y palabra que da como resultado el lenguaje en los seres
humanos. Para este fin se hará una aproximación desde el punto de vista filosófico tomando
como fuentes a dos autoridades en el tema del lenguaje: Hans-Georg Gadamer y Martin
Heidegger. Retomando la frase introductoria de Gadamer, es bien interesante la relación que
comenzamos a notar entre el pensamiento y la palabra con la expresión “pensamos con palabras”
a lo que sigue el hecho de pensarse algo, formulando ya una idea que al final de este proceso se
terminará proclamando, afirmando la frase final “y pensarse algo significa decirse algo”.
Entonces desde aquí se comienza a percibir una relación en la cual hay coherencia, es decir, que
el “pensarse algo” ha de ser coherente en la fase del “decirse algo”, donde el pensamiento y la
proclamación son coherentes y razonables. Este aspecto del “pensarse algo y decirse algo” se
aplica en primera instancia sobre sí mismo, donde el lenguaje y los conceptos se encuentran, y se
entabla lo que Platón define como el “diálogo interno del alma consigo misma”. Comienza
entonces un debate interno de ideas, opiniones y vivencias que dan como resultado una posición
que próximamente está dispuesta a ser expresada y argumentada, teniendo la argumentación
como parte del diálogo interno que refiere Platón. En el siguiente enunciado de Gadamer se
explicará con más detalle esta coherencia y relación:
La íntima unidad de palabra y cosa era al principio algo tan natural que el nombre
verdadero se sentía como parte de su portador, e incluso cuando sustituía a éste era
sentido como él mismo. Es significativo que en griego la expresión que significa
“palabra”, ónoma, signifique al mismo tiempo nombre, y en particular nombre propio,
esto es, apelativo. La palabra se entiende desde el nombre. Y el nombre es lo que es en
virtud de que alguien se llama así y atiende por él. Pertenece a su portador. La adecuación
de un nombre se confirma en que su portador atiende por él. Parece en consecuencia que
pertenece al ser mismo. (Gadamer, 1977, p. 487)
A partir de esta apreciación se puede explicar la relación pensamiento-palabra como una
acción de coherencia que proporciona propiedad y seguridad en el ser humano al pronunciarla. La
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coherencia entre pensamiento y palabra desemboca en una propiedad muy importante según lo
planteado por Gadamer, donde la “palabra” que se vino construyendo con el diálogo interno
planteado por Platón se hace “palabra” desde la concepción del “nombre”; es decir, se hace
realidad y toma propiedad y sentido de pertenencia en la medida que la acciono, como el portador
de ella lo ha anunciado. Desde esta óptica se concibe la coherencia y la relación pensamiento-
palabra como una propiedad y sentido de pertenencia cuando el que la anuncia asimismo la
acciona, promoviendo en ella autoridad, responsabilidad y respeto; aquí se puede aplicar el
concepto de encarnación de la palabra. En este aspecto de vivenciar la palabra, Gadamer
promueve una mirada del lenguaje desde la totalidad de nuestra conducta y expresión verbal:
Si el fenómeno del lenguaje no se contempla desde el enunciado aislado, sino desde la
totalidad de nuestra conducta en el mundo, que es a la vez un vivir en diálogo, se podrá
comprender mejor por qué el fenómeno del lenguaje es tan enigmático, atractivo y opaco
al mismo tiempo. Hablar es la acción de máximo auto olvido que realizamos como seres
racionales. Todos conocen la experiencia de paralizarse en el propio lenguaje y ver cómo
se escapan las palabras desde el momento en que se fija la atención en ellas. (Gadamer,
2004, p. 194)
Partiendo de esta premisa dada por Gadamer, es menester tener claro que no se puede
concebir el lenguaje desde solamente el enunciado aislado, sino que éste debe integrar todos los
componentes de su vida y de su entorno; el lenguaje debe encontrarse relacionado con la
conducta del ser humano en el mundo que le rodea, aquí se retoma el concepto del diálogo
interno, que se convierte también en un diálogo con la realidad del mundo que rodea al ser
humano, llegando a integrarse en todas las áreas, que en últimas es una interesante propuesta en
este aspecto del valor de la palabra expresada.
Por otro lado, se nota a Gadamer consciente de la falta de coherencia del ser humano y de
su lenguaje. Por lo visto el ser humano no integra todas sus áreas en el diálogo interno consigo
mismo para sacar una posición coherente con su cotidianidad, sino que tendrá en cuenta algunos
aspectos en ese diálogo ocasionando a la hora de dar una propuesta, vacíos bien pronunciados,
que se convierten en últimas en incoherencias, lo que desemboca en ambivalencia de
pensamiento y de allí la falta de confianza en la palabra expresada. Gadamer propone con esta
crítica que es menester integrar todas las áreas de la vida del individuo, internas y externas en el
diálogo consigo mismo y a partir de allí dar una posición coherente, razonable y alcanzable.
30
Por su parte Heidegger piensa que el hablar, cuando es un hablar esencial, es ya un
escuchar. El escuchar es escuchar el habla que hablamos. “Así, hablar no es simultáneamente
sino previamente escuchar”. Lo que oímos es el hablar del habla. Lo que hablamos es el habla.
De ahí que Heidegger afirme, de manera un tanto llamativa, que “el habla habla”. El habla habla
en tanto que dice, y nosotros la oímos y la hablamos sólo porque pertenecemos desde siempre a
ella (Heidegger, 1987, p. 229).
Es menester resaltar la frase de Heidegger “cuando es un hablar esencial” y éste ha de ser
un hablar con sentido y con coherencia, un hablar ya pensado, dialogado interiormente. Entonces,
el escuchar sería el escuchar el pensamiento que transmitimos en palabras, es pensar el
pensamiento antes de transmitirlo y no al revés, de allí el adagio popular “pensar antes de hablar
y no hablar para después pensar”, esto sería previamente escuchar el habla del pensamiento y de
allí se desprende el habla ya como acción de profesar o comunicar, donde también se hace el
llamado a la reflexión de lo que hablamos y determinar qué tan coherente se llega a ser con
respecto a lo que se piensa previamente. Continuando con el pensamiento de Heidegger en cuanto
a la importancia del lenguaje, la autora Gloria Inés Ramírez en un artículo llamado: “Poesia -
pensamiento / palabra - cosa. Acerca del texto "La esencia del habla" de Martin Heidegger” hace
una explicación del pensamiento de Heidegger referente al lenguaje:
El hombre habla, se dice que le es connatural su condición de hablante. Esto significa que
la palabra forma parte de aquello que le da existencia como hombre al hombre. El habla
es lo más cercano, lo inmediato, lo vecino a ser hombre. “El lenguaje es la casa del ser”
dice Heidegger en su carta sobre el Humanismo. El filósofo y el poeta como vigilantes
excelsos del ser y de su morada, presentifican, hacen patente ese ser mediante la palabra,
lo muestran en su plenitud. Por esto hablar del lenguaje, pensar la palabra es hablar del
hombre y de su esencia. “El hombre habla” y lo dicho se constituye en su mostración de
lo que es hombre. En el decir está su permanencia. En el habla no solamente se manifiesta
el cómo es como hombre, sino principalmente manifiesta que es hombre. (Ramírez, 2006,
p. 3)
Vemos en este comentario que el lenguaje le da sentido a la existencia del ser humano;
esta condición de hablante le es innata, eso lo hace vivo, lo hace humano, gracias a su capacidad
de comunicación de sentimientos, emociones y puntos de vista, por este medio se puede conocer
a profundidad al ser humano, por ende la frase “el lenguaje es la casa del ser”. Este sentido de
31
comunicación muestra al hombre a plenitud, por ende se considera este aspecto muy importante,
tanto así que analizar nuestras expresiones verbales es pensar al ser humano y su esencia; por
esto, se puede considerar que el lenguaje desnuda al ser humano y lo muestra tal y como es,
coherente o incoherente, pero lo presenta en esencia. Entonces es importante el valor del lenguaje
en el ser humano, así se muestra vivo, se muestra humano y ejerciendo su derecho a la expresión.
Heidegger le da valor a la existencia humana en la expresión del lenguaje.
Para concluir esta sección sobre el análisis del lenguaje, Gadamer realiza el siguiente
aporte:
El lenguaje es en realidad la única palabra cuya virtualidad nos abre la posibilidad
incesante de seguir hablando y conversando y la libertad de decirse y dejarse decir. El
lenguaje no es una convencionalidad reelaborada ni el lastre de los esquemas previos que
nos aplastan, sino la fuerza generativa y creadora capaz de fluidificar una y otra vez ese
material. (Gadamer, 2004, p. 201)
El lenguaje vive en constante cambio, éste es usado por los humanos para dialogar con su
entorno y consigo mismos; es una herramienta que lleva a la reflexión y a la autorreflexión y que
en últimas promueve la trascendencia. A la vez se muestra como un derecho que todos los seres
humanos tienen y también como medio para comunicarnos.
En esta sección se ha analizado el lenguaje desde una mirada filosófica y como conclusión
general hay que tener en cuenta que en el diálogo consigo mismos se involucren todas las áreas
del ser humano para que al momento de expresar la palabra se encuentre argumentada y sin
vacíos, que luego se proporcionen en incoherencias y en falencias. Es una invitación a saber usar
el lenguaje de manera asertiva y coherente, con propiedad y sentido de pertenencia e
involucrando en él un pensamiento integrado como ya se ha expresado anteriormente. Se ha
comprobado que existe una relación total entre pensamiento y palabra, en cuanto a que todo lo
que pensamos lo pensamos con palabras, empleando la herramienta del lenguaje pero con una
premisa y es haciendo bien el proceso del diálogo interno y pensando el lenguaje antes de
pronunciarlo, ya que “habitamos en la palabra. Esta sale como fiadora de aquello de que habla”
(Gadamer, 2004, p. 194). Esta palabra una vez pronunciada ya ha sido objeto de confianza y se
espera su cumplimiento, y el dar una posición o promesa sin tener en cuenta todas las áreas
humanas y examinar si en todas es posible realizar dicha promesa, se corre el riesgo de que al

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responder ligeramente no se pueda cumplir con lo pactado por no tenerse en cuenta otros aspectos
que limitaban su compromiso.
Conclusión
“Habitamos en la palabra. Esta sale como fiadora de aquello de que habla” (Gadamer,
2004, p. 194). Esta frase cobra mucho valor en la cotidianidad del ser humano. En este capítulo se
ha analizado la realidad del lenguaje en el día de hoy y se han descubierto aspectos muy
interesantes. En primer lugar, un aspecto que lleva al devalúo de la palabra expresada es la
excesiva complacencia que viene desde la niñez al no dar libertad a los infantes de establecer sus
propios límites y como consecuencia en la edad adulta decimos sí a todos los favores,
compromisos y promesas por “quedar bien” con la sociedad, cuando la persona resulta
extralimitándose y en últimas incumpliendo en muchos compromisos. En segundo lugar, se ha
expuesto el “no” como una respuesta asertiva y que establece límites, ya que se tiene conciencia
de que no se puede hacer todo lo que demanda la sociedad; pero otro problema hallado por el
cual la palabra ha perdido valor es que la sociedad ha categorizado el decir “no” como algo
grosero, nocivo y sin aceptación hasta el punto de que el “no” casi no existe en el vocabulario
cotidiano. Establecer límites se ha demostrado que es muy importante, ya que ellos nos hacen
completamente independientes y autónomos, lo que las personas manipuladoras no quieren. Es
por tanto un desafío a la sociedad actual el establecer límites y agregar con más frecuencia el
“no” como respuesta cuando sea necesario decirlo. Y en tercer lugar, se ha expuesto desde la
parte filosófica la relación entre pensamiento y palabra, encontrando que estas dos categorías son
muy complementarias y están muy unidas, pero también representa un desafío y es a pensar sobre
una promesa o compromiso en todas las áreas de nuestra vida, si podemos cumplirlo sin
problema, ya que a falta de pensar bien es que suelen encontrarse incoherencias en el lenguaje y
por ende falta de credibilidad. Ser hombres y mujeres de palabra requiere tener presente las
problemáticas que han devaluado la credibilidad de la palabra expresada y conocer los
mecanismos asertivos para decir “sí o no” respectivamente. “Que tú sí sea sí y tú no sea no”
requiere de asertividad, de argumento y de pensamiento integral, serio y razonable, teniendo en
cuenta el pensar y escuchar ese pensamiento antes de pronunciarlo, porque ya pronunciada la
palabra se espera que ésta sea cumplida tal cual se ha expresado.

33
34
Capítulo 2
Exégesis bíblico-teológica de la palabra expresada

Introducción

Desde el capítulo 1, se ha estado explorando los factores que han ocasionado la pérdida de
la credibilidad de la palabra hasta el día de hoy; se ha examinado cómo el deseo de complacer a
otros diciendo “sí” a todas sus propuestas y luego no cumpliéndolas han contribuido al
detrimento del valor de este importante medio de comunicación que es la palabra, mostrando la
difícil realidad de la desconfianza y de la dependencia del papel y de otros medios confiables
para sostener una promesa, un trato o la simple palabra ofrecida a los demás.
Después de haber indagado la problemática y las posibles causas por las cuales no se
cumple la palabra y no se es coherente en lo que se promete a otros, se volverá a la base de
estudio teológico, que es la Biblia, y se verá que no siempre esto fue así, o por lo menos en los
breves inicios de la humanidad.
El propósito general de este capítulo es examinar el comportamiento de la palabra
expresada basándose en los textos bíblicos que dan mayor relevancia al tema de estudio,
partiendo de la definición etimológica del vocablo “palabra” para el Antiguo y el Nuevo
Testamentos, tomando como base el Sermón del Monte y la antítesis de los juramentos (Mateo
5:33-37), y complementando este pasaje con otros que hacen alusión al tema como Eclesiastés 5.
La palabra usada como método por Dios para crear y el concepto de tradición oral serán muy
importantes para dar soporte bíblico del tema en mención. Se pretende entonces analizar la
importancia de la palabra en estos tiempos y examinar si desde allí viene el problema de la falta
de credibilidad de la misma. Se iniciará este capítulo con el significado del vocablo palabra.
Etimología del vocablo Palabra
Del Hebreo dabar “palabra”, se utiliza casi 1500 veces en el Antiguo Testamento; como
verbo. 1696 veces, que se define como: hablar, pronunciar, prometer, divulgar. La
Septuaginta la traduce como laleo que se define como: hablar, emitir un sonido. En el
Nuevo Testamento se encuentra el término logos que se traduce como palabra hablada.
Logos es la palabra más profunda, más plena e inclusiva, la revelación de lo que está en
Dios, su naturaleza y carácter. Desde un punto de vista fenomenológico, la palabra es la
acción por la cual una persona se expresa y se dirige a otra para comunicarse con ella.

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Pero se trata de algo más que de un ejercicio verbal: es una comunicación mediante signos
audibles que tienen el poder sorprendente de dar realidad a lo que nombran y de ejercer
dominio sobre lo nombrado. A nivel de experiencia subjetiva, la palabra, una vez
pronunciada, parece cobrar realidad con poder de hacer el bien y el mal. Por eso en la
antigüedad se concebía, no sólo como un medio de expresión para comunicarse, sino
como una fuerza dinámica y eficaz. (Ropero, 2013, p.1875)
Del lat. parabŏla 'comparación', en lat. Tardío 'proverbio', 'parábola', y este
del gr. παραβολή parabolḗ. Unidad lingüística, dotada generalmente de significado, que
se separa de las demás mediante pausas potenciales en la pronunciación y blancos en la
escritura. Empeño que hace alguien de su fe y probidad en testimonio de lo que afirma.
Promesa u oferta. Es un interjuicio para garantizar la verdad de lo que se afirma. (Dle,
2014)
Antítesis cuatro (4) del sermón del monte: Los Juramentos. Mateo 5:33-37
Después de conocer la etimología de la palabra, se podrá aproximar al texto bíblico y
comprobar su validez. En este pasaje del Sermón del Monte, se hará una aproximación al griego
y a la traducción desde allí; se dará un orden lógico a los versículos para que sean coherentes y
revelen un mensaje que se interpretará.
Mt 5:33: παλιν ηκουσατε οτι ερρεθη τοις αρχαιοις ουκ επιορκησεις αποδωσεις δε τω
κυριω τους ορκους σου1
Otra vez oyeron que fue dicho a los antiguos: No harás juramento falso, pero entregarás
al Señor los juramentos de ti.
En esta parte, se evidencia que antiguamente se podía jurar, pero jurar con
responsabilidad, velando por cumplir todo lo prometido en su juramento. Este texto tiene varios
aspectos importantes; en primer lugar, el autor Luz Ulrich resalta que este versículo no tiene una
referencia del Antiguo Testamento, es decir, que literalmente no está escrito como tal, pero
después, esta frase se le atribuye al texto de Éxodo 20:7 con la expresión “No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios en vano” (Ulrich, 1993, p.385). Para más claridad sobre el texto de Éxodo, se

1
En esta parte se utilizará el idioma original griego para explicar y traducir desde su coherencia los textos de la
perícopa, así que las incoherencias de sentido en los versículos en castellano obedecen a una traducción literal
desde el griego.

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propone el siguiente comentario de la Biblia hebrea Kadosh que trae en referencia este tema de
no tomar el nombre de Dios en vano de ninguna manera.
El Elohim de Israel nos advierte en los términos más sencillos y claros posibles que no
hagamos que Su nombre no valga nada o que no tomemos Su nombre en vano, lo cual es
inapropiado o algo vacío. Nuestro Creador sabía, en Su gran conocimiento omnisciente y
por adelantado, que ésta sería una tendencia continua en el hombre, contra la cual
necesitaría guardarse con todo cuidado, a fin de que la humanidad no copiase las
costumbres de los paganos. (Comentario Éxodo 20:7 Kadosh-E-SWord)
Es claro este asunto, en otras palabras, jurando se hace vano el nombre de Dios, se
considera en una posición devaluada y sin importancia, pero lastimosamente en muchos casos no
se tiene más alternativa que hacerlo, ya que no fue suficiente cumplir con un “sí” o “no”. Esta
situación antes no fue así; es válido recordar que los juramentos eran muy privados y de mucho
valor, pero que con el tiempo se popularizaron y perdieron valor; Staudinger sustenta esta idea de
la siguiente manera:
El jurar era una costumbre general entre los judíos, no sólo en la vida pública, sino
también en la privada, y se había convertido poco a poco en un vicio popular. Al principio
se juraba invocando el nombre de Yahvé. Por lo que se consideraba también el juramento
como una profesión de fe en el verdadero Dios. Más tarde se evitó pronunciar el santo
nombre de Dios y se le sustituyó por circunloquios como Adonai (el Señor), Saddai (el
Omnipotente), Sabaot (el de los ejércitos), o por el mero Sem, es decir, “el” nombre de
Dios, entre otros. Finalmente, se contentaron con expresiones como: “Por el cielo”, “Por
el templo”, o expresiones parecidas. Ello equivalía a abrir la puerta de par en par a la
sutileza de los escribas, concediéndose o denegándose la fuerza del juramento a diversas
fórmulas. Así era posible engañar a otros que no estaban iniciados en estos misterios y
dominar la masa del pueblo. Además, podía cada uno arreglarse a su gusto fórmulas de
juramento, a las que unas veces se sentía atado y otras no, según le venía en gana. Con lo
que quedaban minadas la lealtad y la fe y quebrantada la validez del mandamiento que
dice “no dirás a tu prójimo falso testimonio” Éxodo 20:16. (Staudinger, 1962, p.101-102)
Bien interesante es notar cómo era la situación del juramento en el pueblo hebreo, por eso
el Señor hace una observación a no usar Su nombre en vano ni que se pronuncie a nuestro
prójimo falso juramento. Se ve claramente que ya existía esa problemática, y lo que es peor, que
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el ser humano fue tan “ingenioso” para crear nuevos circunloquios que lo comprometieran o que
no lo comprometieran; todo a conveniencia propia. Se desvalorizó tanto el juramento que ahora
se tienen niveles de circunloquios, cuando en el diseño original de Dios un “sí” y un “no” eran
palabras fuertes y argumentos suficientes. Se observa entonces que desde ese tiempo viene esta
problemática de desvalorización de la palabra.
Mt 5:34: εγω δε λεγω μη ομοσαι ολως μητε εν τω ουρανω οτι θρονος εστιν του θεου
Pero yo estoy diciendo a ustedes: no estar jurando enteramente ni por el cielo porque
está siendo trono de Dios.
Aquí se puede identificar la segunda parte de la antítesis “pero yo os digo”, que según
Ulrich (1993) es la introducción a la segunda parte de la serie antitética mateana planteada en los
capítulos 5 y 6. Además, un aspecto clave que resalta el autor es que ésta es la primera antítesis
que se formula en forma de negación/prohibición. Este texto dice que no se debe jurar por el
cielo, pero aunque no se menciona a Dios como objeto de juramento, se acerca mucho “el cielo”,
ya que es “el trono de Dios”. Ulrich (1993) también trae un comentario de Filón que dice que
nadie debe jurar por Dios, porque nadie tiene directamente conocimiento de su ser. Jurar significa
mancillar y profanar el nombre divino. Y según Mateo, sería profanar todo lo que tiene que ver
con lo divino, en este caso, el cielo. Este “no estar jurando enteramente ni por el cielo” es algo
rotundo. La palabra “enteramente” viene del griego ολως y quiere decir ‘de ninguna manera’; en
otras palabras, es un no rotundo al juramento, y la expresión “enteramente” aplica para los
siguientes versículos en los que se muestra con ejemplos el no jurar. (Ulrich, 1993)
Se puede afirmar que ya desde este punto de la perícopa se inician los circunloquios, el
primero de ellos, “por el cielo”. Jurar por el cielo es jurar por Dios, ya que en él está su trono,
como lo argumenta el mismo texto de Mateo; quiere decir que no es necesario mencionar a Dios
en un juramento para estar haciéndolo por él. Los circunloquios hablan de él mismo de manera
indirecta, bien sea que nos refiramos al cielo como creación de Dios o nos refiramos a él como el
lugar donde está su trono, de igual manera se está hablando de él mismo como el centro del trono.
Así que, aunque se suprima el nombre de Dios por la categoría “cielo”, se está jurando por Dios –
así se pretenda que no--, ya que esta categoría pertenece sólo a él.
Mt 5:35: μητε εν τη γη οτι υποποδιον εστιν των ποδων αυτου μητε εις ιεροσολυμα οτι
πολις εστιν του μεγαλου βασιλεως

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Ni en la tierra porque está siendo escabel de los pies de él, ni hacia dentro de Jerusalén
porque está siendo ciudad del gran rey.
El texto refiere a que no se debe jurar por la tierra, porque es “escabel” de los pies de
Dios. El término “escabel” del griego υποποδιον también significa estrado, interpretando esto
como donde coloca sus pies, en su creación, donde él también habita. Visto desde allí no se puede
jurar por la tierra, porque es un lugar sagrado. Si se menciona el Salmo 24:1 que dice “De Jehová
es la tierra y su plenitud, el mundo y los que él habitan”, se tiene certeza que es un lugar que le
corresponde a Dios, que él diseñó y que es de su propiedad; por tal motivo no se puede jurar por
él. Por otro lado, la frase “ni por Jerusalén porque está siendo la ciudad del gran rey” quiere decir
que no se puede jurar por Jerusalén, ya que ésta es la ciudad de Dios. Jerusalén tiene que ver
mucho con Dios a la luz de este pasaje, es por eso que no se puede jurar o prometer cosas
colocando a Jerusalén como garantía. ¿Qué significaba Jerusalén en ese tiempo? ¿Por qué no
jurar por Jerusalén? Ropero (2013) explica el significado de Jerusalén en ese tiempo:
David proclamó a Jerusalén como capital del reino y emprendió la tarea de hacer de ella el
centro religioso de la nación. Para confirmar esta decisión, trasladó allí el arca desde Silo
y comenzó los planos del Templo, a fin de hacer de la ciudad el centro de toda la vida
religiosa de Israel. (Ropero, 2013, p.1324)
Jerusalén se convirtió en ese tiempo con la construcción del templo en el centro de toda la
vida religiosa de Israel. Jerusalén era la ciudad santa porque allí estaba construido el templo en el
cual Dios habitaba; entonces esta ciudad se convertía en un símbolo de la presencia de Dios, por
ende jurar por Jerusalén en ese tiempo era jurar por Dios mismo.
Mt 5:36: μητε εν τη κεφαλη σου ομοσης οτι ου δυνασαι μιαν τριχα λευκην ποιησαι η
μελαιναν
Ni en la cabeza de ti jures, porque no estás siendo capaz hacer uno cabello blanco o
negro.
El texto refleja lo lejos que se puede llegar con las promesas o juramentos. Se refiere a las
mentiras o a la doble moral que se evidencia en el hablar y actuar, cuando esto no es coherente se
requiere llegar al extremo de jurar por la vida misma, esto simbolizan en el texto la cabeza y los
cabellos. Este pasaje enseña que no se debe jurar por sí mismos, ya que si no se tiene la capacidad
de cambiar el color del cabello, mucho menos se podrá cumplir un juramento hacia los demás; se

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estaría mintiendo. Culturalmente esta tipología del cabello blanco o negro tiene su ilustración,
para esto Keener (2003) hace una explicación con referencia a esta simbología:
La mayoría de los habitantes de la Palestina judía tenían cabello negro y oscuro a menos
que fuesen ancianos, en cuyo caso su cabello estaría emblanqueciendo; el versículo 36 se
habría entendido como una referencia al control de Dios sobre el envejecimiento. La regla
de Jesús aquí es más estricta que la letra de la ley, pero está en concordancia con el
espíritu de la misma (Deut. 23:21-23; Ecl 5:5). Es posible que los esenios también hayan
evitado los juramentos después del juramento inicial para unirse al grupo. (Keener, 2003,
p.52)
Es muy interesante lo que se está planteando acerca de la simbología de los cabellos, para
aquel tiempo este texto se entendió como el control de Dios sobre la vida, no le pertenece al ser
humano, sino que Dios tiene control de ella como también de las edades y del envejecimiento,
dando por sentado que todo este ciclo vital y sus características le pertenece a él; por esto es que
no se debe jurar por la vida misma, ya que es un hecho que no le pertenece al ser humano, sino al
Señor que la creó a su imagen; por ende, si se jura por la vida, se jura por la imagen de Dios en
ella, lo cual sería un juramento directo a Dios.
Mt 5:37: εστω δε λογος υμων ναι ναι ου ου το δε περισσον τουτων εκ του πονηρου εστιν
Pero esté siendo la palabra de ustedes sí sí, no no, pero el excedente de éstos procedente
del maligno está siendo.
“Sí, sí” no significa sino un “sí” real, un “sí” que es válido y tiene consistencia; esto
también se puede aplicar al “no, no”, es un no real, que es válido y tiene consistencia. En otras
palabras, basta con decir sí o no para estar bien ante Dios y ante la sociedad. Ulrich (1993) dice
que el juramento es contrario a los principios éticos. “El hombre debe inspirar confianza por sí
mismo y no ha de estar ligado a ninguna autoridad. El juramento es indigno de un hombre libre”
(p.386). Si nos fijamos en la frase “pero el excedente”, la expresión subrayada viene del griego δε
que también significa “verdaderamente”, y si la aplicamos al texto sería: “Verdaderamente el
excedente de éstos procedente del maligno está siendo.” Aquí se encuentra una afirmación muy
concreta y con gran autoridad, indicando que la persona que vaya más allá del sí o no, llegando al
juramento no es influenciado por Dios, sino que es influenciado por el maligno. En otras
palabras, se plantea que la persona que supere el sí o no ya se sale del conducto regular sano y
empieza a perder confiabilidad. Ulrich (1993) afirma que “el no jurar sería realmente razonable,
40
ya que “el mucho jurar es para el hombre racional una prueba de falta de credibilidad”. (p.387).
John Stott agrega que:
La aplicación moderna a este texto no debe buscarse lejos, porque la enseñanza de Jesús
es eterna. Jurar (es decir, prestar juramento) es en realidad la confesión patética de nuestra
propia deshonestidad. Nuestra palabra llana debería bastar: “sí” o “no”: Y cuando un
monosílabo basta, ¿por qué desperdiciar nuestro aliento añadiéndole más? (Stott, 1998,
p.115-116)
Es muy pertinente la aplicación que hace Stott a este último versículo de la perícopa, ya
que si basta solamente con decir “sí” o “no” ¿cuál es el afán de añadir palabras más convincentes
para persuadir la respuesta? Si así fuera, se tendría que hacer ajustes en el lenguaje y comenzar a
vivir la palabra expresada cumpliendo lo que se promete a los demás. Se cree que aquí juega un
papel muy importante el carácter de la persona tanto al dar una respuesta como al cumplirla, ya
que basta con cualquiera de los dos monosílabos para dar una respuesta contundente y confiable,
pero esta confiabilidad debe ir obligadamente unida a los hechos y actos cotidianos, ya que así se
le da más autoridad a la palabra que se ofrece a otros. El autor William Barclay habla al respecto
diciendo:
El ideal es que una persona no necesite nunca un juramento para reforzar o garantizar la
verdad de lo que diga. Su carácter debería hacer el juramento totalmente innecesario. Su
garantía y su testimonio deberían estar en la clase de persona que es. Isócrates, el gran
maestro y orador griego, decía: «Una persona debe llevar una vida que genere más
confianza en ella que la que pueda producir nunca un juramento.» Clemente de Alejandría
insistía en que los cristianos deberían vivir de tal manera y demostrar tal carácter que a
nadie se le ocurriera nunca exigirles un juramento. La sociedad ideal sería una en la que la
palabra de una persona no requiriera nunca un juramento que garantizara su veracidad, y
ninguna promesa suya necesitara un juramento para asegurar su cumplimiento. (Barclay,
1970, pp.50-51)
Pero lo más interesante del texto en estudio es la repetición de las repeticiones “si” y “no”
respectivamente de las respuestas que se han de proporcionar a la hora de expresar la palabra.
Staudinger define estas expresiones de la siguiente manera:
La repetición del “sí” y del “no” no es casualidad o mero adorno estilístico. El primer “sí”
o “no” es la respuesta clara y sencilla a la pregunta planteada. A esta respuesta seguía, de
41
acuerdo con la mala costumbre fustigada por Jesús, el juramento. Jesús prohíbe y quiere
que se le sustituya por un segundo “sí” o “no”, esta vez, naturalmente, pronunciado con
mayor reflexión y, por tanto, también, con una fuerza mayor. Si, por consiguiente, en el
primero “sí” o “no” se hubiese incurrido en alguna exageración, la corregiría esta segunda
afirmación o negación. Más con esto es superfluo todo juramento, presumiendo que los
hombres son como Jesús los quiere. Por tanto, todo lo que excede a este “sí, sí” y “no,
no”, proviene del mal. (Staudinger, 1962, p.102-103)
En conclusión, esta exégesis nos revela muchas verdades, es muy enriquecedora y
necesaria para poder enseñar sobre el tema propuesto en esta investigación, siendo éste el texto
principal de la misma. A continuación presentaremos algunos comentarios generales de la
perícopa que nos pueden ayudar a completar la idea expuesta en la exégesis.
En primer lugar, Ulrich (1993) menciona que los ejemplos concretos «ni por el cielo ni
por la tierra ni por Jerusalén» refuerzan la prohibición: ésta rige en todas las circunstancias,
incluso para fórmulas sustitutivas. «Por el cielo» o «por la tierra» eran fórmulas preferidas en el
judaísmo para evitar el nombre de Dios en el juramento (p.388). El comentario al Nuevo
Testamento de EUNSA (2010) dice que el principio que Jesús establece está muy claro. En
efecto, lo que Jesús dice es que, lejos de tener que hacer a Dios parte en ningún asunto, no se
puede excluir de ninguno. Dios está en todo. El Cielo es el trono de Dios; la Tierra es el estrado
de Sus pies; Jerusalén es la ciudad de Dios; la cabeza de un hombre no le pertenece a él, sino a
Dios; su vida pertenece a Dios; no hay nada en el mundo que no pertenezca a Dios; y, por tanto,
el que se nombre con todas las letras o no, no es esencial; el hecho es que Dios está en todo
(Navarra, 2010).
Este comentario es muy claro, en todo está Dios, y es por eso que no se debe jurar
enteramente o ‘de ninguna manera’ por ninguna otra cosa, por nada en este mundo, ya que en
todo está Dios. Más bien, este texto nos desafía a que nuestro hablar sea un sí o un no rotundo
acompañado por nuestro actuar coherente, ya que solo así llegaremos a ser confiables.
Los juramentos se habían proliferado en aquel entonces. Esto ya es en sí suficientemente
malo. Por una parte, la importancia de un juramento depende en gran medida del hecho de
que es raramente necesario acudir a él. Cuando los juramentos se pusieron de moda,
dejaron de tener importancia. Por otra parte, la costumbre de tomar juramentos por
cualquier cosa no era más que una prueba de lo frecuente que era mentir y defraudar. En
42
una sociedad honrada no hacen falta juramentos. Es sólo cuando no se puede uno fiar de
la palabra de nadie cuando se recurre a los juramentos. (Navarra, 2010)
Es decir, queda claro que la palabra por sí misma debe inspirar respeto y confianza a la
hora de entregarla en promesa; cuando se exceden estos límites sucede lo que se plantea en el
comentario anterior, la tendencia a jurar es producto de que con los hechos se niegan las palabas,
se rompen las promesas y por ende, toda persona que recurre al juramento muy seguramente
viene de mentir su palabra y de defraudarla e incurre en jurar en última instancia para recuperar
algo de credibilidad con sus semejantes, concluyendo por sí mismo que su palabra no vale, y esto
es algo que perjudica a la humanidad en este tiempo y lo peor de todo, que desde los tiempos del
Éxodo esta práctica ya es cultural.
¿Por qué se incurre en introducir las promesas mediante alguna fórmula tremenda como
“lo juro por el arcángel Gabriel y toda la corte celestial” o “lo juro por la Santa Biblia”? La única
razón que se tiene presente es que la palabra por sí misma no valga nada. De modo que se
propone convencer a las personas a que se les crea, usando como recurso de valor un juramento
solemne.
Como aspecto interesante, los esenios (secta judía contemporánea de Jesús) tenían altas
normas en este asunto. Josefo (Como se citó en Stott, 1998) escribió de ellos: “Se distinguen por
su fidelidad y son los ministros de paz. Cualquier cosa que dicen es también más firme que
cualquier juramento. Pero evitan jurar, y lo estiman peor que el perjurio, porque dicen que aquel a
quien no puede creérsele sin jurar el nombre de Dios, ya está condenado. Como lo dijo A. M.
Hunter (Como se citó en Stott, 1998), “Los juramentos surgen debido a que los hombres son con
tanta frecuencia mentirosos”. Lo mismo se puede decir de todas las formas de exageración,
hipérbole y del uso de superlativos. No nos contentamos con decir que pasamos un rato
agradable; tenemos que describirlo como “fantástico”, “fabuloso” o aún “fantabuloso” o
cualquier otra invención. Pero mientras más recurramos a tales expresiones, más devaluamos el
lenguaje y las promesas humanas. Los cristianos deberían decir lo que quieren decir y querer
decir lo que dicen. (Stott, 1998, p.115-116)
¡Con cuánta frecuencia se exagera el lenguaje!, éstas son las consecuencias de la falta de
credibilidad de la palabra expresada. Si se retoma el ejemplo dado por Stott, se puede evidenciar
cómo se cae en la tentación de agregar superlativos y adornos extralingüísticos a las palabras para
dar impresión a la gente y así crean lo fantabuloso que fue ese momento. En este ejemplo se
43
observa que no se entrega la palabra en promesa, sino que con el simple hecho de relatar un
acontecimiento se exagera con mucha facilidad, y si es así en las conversaciones cotidianas, en
los juramentos será mucho más, ya que si desde ahí se usan las frecuentes exageraciones para dar
un mismo mensaje, ¿cómo será a la hora de hacer confiable su misma palabra en cualquier otra
circunstancia? Aquí es menester tener en cuenta que se debe iniciar por examinar, reevaluar y
modificar el lenguaje cotidiano junto con un actuar coherente, si se es consciente de ello, muy
seguramente se revalorizará la palabra expresada.
Cumple lo que prometes
A continuación se incluirá en este trabajo un texto que es análogo a la perícopa del
Sermón del Monte, Eclesiastés 5:4-5 que dice: “Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes
en cumplírsela, porque a Dios no le agrada la gente necia. Cumple lo que prometes, porque es
mejor que no prometas, y no que prometas y no cumplas.”(Biblia Reina Valera Contemporánea).
Este texto en el aspecto temático es muy similar al texto planteado en Mateo 5:33-37, ya que se
trata de cumplir las promesas que se hacen, es decir, cuando se profesa y fía la palabra, que no se
sea tardo en cumplirla, ya que solamente las personas insensatas son las que prometen y no
cumplen. El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) define la insensatez como:
“Necedad, falta de sentido o de razón” (Dle, 2014); es decir, que solamente los faltos de
razón, incoherentes de palabra y acción son los que cometen con frecuencia este tipo de
errores;
los votos eran acuerdos voluntarios celebrados con la deidad. Típicamente los votos
eran condiciones y acompañaban una petición a la deidad. Eran compromisos cúlticos
a Dios en los que el adorador prometía emprender una acción dada si Dios otorgaba su
petición. (Walton, 2004, p 640)
Examinando el texto, el autor del libro invita de nuevo a la discreción, esta vez en las palabras,
en el modo de orar y en las promesas que se hacen a Dios, teniendo presente que Dios está en el
cielo y tú sobre la tierra (5,1). Por tanto, no es prudente ir más allá de los límites impuestos a los
seres humanos, en relación con el ser exagerados de palabra, y más en sus relaciones con un Dios
que juzga las acciones de los humanos pero cuyos juicios son inescrutables. En su condena de la
excesiva locuacidad, el autor del texto coincide con Proverbios 10,19 que afirma que donde
abundan las palabras nunca falta el pecado, pero más bien, el que refrena sus palabras es una
persona precavida. En lo relativo a la forma de orar, él anticipa de algún modo la enseñanza de
44
Jesús: Cuando oren, no hablen mucho como hacen los paganos, que esperan ser escuchados por
su mucho hablar (Mt 6,7). Pero en lo que más se impone el cuidado y la prudencia es a propósito
de los votos y promesas, objeto de graves prescripciones en la ley mosaica (cf. Dt 23,22-24; Nm
30,3; Lv 27). También aquí Eclesiastés coincide con la enseñanza de Prov. 20,25 donde afirma
que es una trampa consagrar algo a la ligera y recapacitar después de hacer un voto. El texto
mezcla en una misma reprobación los sueños vanos y la excesiva palabrería (v. 6), y después de
recomendar la prudencia y calidez en el hablar, el sabio concluye: Pero tú teme a Dios. El temor
de Dios pone un límite a nuestras palabras (Levoratti, 2007, pp.852-853).
Este texto de Eclesiastés hace una propuesta a resaltar el valor de la palabra y por ende el
no abusar de la utilidad de la misma. Muy interesante lo que el autor plantea sobre el temor a
Dios; en esta parte es menester recordar el texto que declara que el principio de la sabiduría es el
temor al Señor; todo esto junto, lleva a concluir que es muy sabia y prudente la persona que mide
sus palabras, pero que también reconoce que esa sabiduría de dominar la elocuencia viene del
Señor, quien es el principio de la sabiduría. Ahora bien, teniendo el temor del Señor en la vida y
siendo conscientes del significado tan grande de este texto en relación con la prudencia de
palabras y promesas, debe llevar esto a cambiar la mentalidad y a modificar el lenguaje popular
por un lenguaje coherente y no apresurado, eso sí, esto aplica a las personas que en realidad sean
conscientes del deseo del Señor planteado en este texto, ya que como dice el autor citando la
Biblia “en las muchas palabras nunca falta el pecado”, así que este pasaje, al igual que el Sermón
del Monte, es una invitación a la prudencia de palabras y al no exagerar en juicios y promesas, ya
que de esta manera se devalúa lo que se expresa; sino más bien ser sabios a la hora de entregar la
palabra a cualquier persona, velando siempre por ser coherentes con el actuar y así llegar a ser
personas auténticamente confiables.
La palabra como método que Dios usó para crear
Hasta el momento se ha estado haciendo un rastreo bíblico por los versículos más
relevantes en lo que al valor de la palabra competen, devolviéndole su importancia, peso,
confianza y validez, pero --lo que parece muy interesante-- el tema bíblico no se agota allí, sino
que desde el inicio de la humanidad hay testimonio del valor de dicha palabra; ese testimonio es
dado por Dios mismo, quien desde el Antiguo Testamento emplea la representación del lenguaje
en el mismo momento de la acción creativa. Este asunto se complementa cuando Dios dice
“Exista la luz, y existió la luz… y llamó Dios a la luz día.” La llamada existencia de todo lo
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creado en el universo es entonces un “decir” de Dios: “y dijo Dios…”, aparece como acto de
lenguaje, con un fortísimo e invencible impulso en la forma verbal “exista” (Schökel, 1966,
p.25). Siguiendo esta idea, Schökel (como se citó en Schreiner, 1972) menciona lo siguiente:
La creación del mundo no está explicada con el modelo del arquitecto o del artesano
(exceptuando el modelado de Adán), sino según el modelo de la voluntad soberana que se
objetiva en forma de palabra eficaz, como lo muestra el Salmo 33:9 “Él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.” Según Gén. 1, la palabra es primero llamada a la existencia,
vocación; después imposición de nombre que fija el ser diverso de las criaturas. El orden
cósmico aparece así como un orden de lenguaje, de lenguaje divino en términos humanos.
Además, el dinamismo intrínseco de los seres vivos está transmitido en palabra imperativa
de bendición “creced, multiplicaos, dad fruto.” Así la palabra de Dios, como hecho
histórico –no natural ni cíclico-, introduce la creación del mundo en el contexto de la
historia de la salvación. (Schreiner, 1972, p.17)
Es menester rescatar algunos aspectos de esta posición de Schreiner, en primer lugar el
aspecto de la voluntad. A Dios le plació crear la humanidad, así lo decidió y por ende así fue
hecho. La voluntad, definida como la capacidad de decidir frente a cualquier circunstancia, es un
aspecto muy importante a la hora de cumplir la palabra expresada, el aspecto del querer hacerlo,
“querer es poder” diría el adagio popular. En últimas, la voluntad lleva al ser humano a no
quedarse solo en palabras, sino a ser consciente de ir a los hechos e impulsarse hacia ello. Este
valor brinda la realidad de la coherencia entre las palabras y los hechos. Pero continuando con el
tema, el autor da otros atributos a la palabra:
Otra cualidad de esta palabra es la fuerza y eficacia. Esta eficacia aparece incontrastada
cuando Dios llama a la creación: a existir, a obrar, a testimoniar. También es
incontrastada, cuando se mira desde arriba el plan total de Dios, que dicha palabra va
revelando y ejecutando. Cuando se mira a la altura humana, su eficacia consiste en la
llamada poderosa a la libertad humana, exigiendo la respuesta, imponiendo la situación de
responsabilidad: pide fe y es recibida en fe. La palabra de la alianza como historia reclama
memoria y el reconocimiento; la palabra de la alianza como institución exige fidelidad;
como mandato exige el cumplimiento, la observancia; si esta respuesta humana falla, el
hombre sigue cogido en la estructura ternaria y cerrada de la alianza, en la palabra de

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maldición que posee poder para reducir al hombre a la fidelidad. Dt. 30:2. (Schreiner,
1972, p.19-20)
Es muy pertinente lo que el autor plantea referente a la eficacia y fuerza de la palabra.
Dios habló y así se hicieron las cosas, se ve a Dios cumpliendo su palabra, siendo coherente en su
hablar y en su actuar, aspecto que lo hace digno de confianza y admiración. Si los seres humanos
leen las promesas de Dios en la Biblia, siempre terminan convencidos y apropiados de ellas, ¿por
qué razón? por la razón de que él es fiel a su palabra y lo que promete lo cumple; eso lo hace
confiable e indiscutible. Todo debido a la eficacia y fuerza de sus palabras, seguramente no es la
fuerza de agresividad, sino la de asertividad combinada con la coherencia a la hora de actuar, eso
hace más fuerte su palabra y digna de fiar. Este ejemplo creativo se aplica al día de hoy, en el
sentido de seguir el legado de la eficacia y fuerza de Dios a la hora de dar la palabra y asimismo
ser coherentes y cumplirla. En otras palabras, este ejemplo dado por Dios es una invitación a ser
asertivos y cumplir con eficacia la palabra para que la misma tenga fuerza y valor.
Otra cualidad es la firmeza y la estabilidad de la palabra con los verbos ‘md y wqm; la
fidelidad, con el verbo preferente n’mn. Esto quiere decir que la palabra de Dios se
cumple en la historia como se cumple en la creación, Sal 148:5; que Dios vela por dicha
palabra para que suceda, Jer. 1:12; “Vigilo sobre mi palabra para cumplirla”, y esto se
distingue de la palabra que un profeta pronuncia arrogantemente sin que Dios le mande,
Dt 18:22 y Dios “no retira sus palabras”, Is. 31:2. La palabra del pacto es estable, porque
Dios no falta al compromiso; las palabras de mandato son de fiar y son estables, porque
fundan un orden religioso y moral; las palabras de maldición y bendición son firmes,
porque realmente suceden, en cuanto pronunciadas por Dios. (Schreiner, 1972, p. 19)
Si se observan los aspectos importantes de lo que propone Schreiner, se debe comenzar
por la firmeza y la estabilidad. Dios es un ser bastante estable y radical en sus palabras y
decisiones, a lo largo de la Biblia y de la humanidad se comprueba ello, en Dios no existe en
ninguna manera algún rasgo de ambivalencia o inestabilidad al hablar, aspecto del cual se ha de
tener como ejemplo, ya que la palabra no debe ser vacilante o ambivalente, por eso, en el caso del
ser humano, se requiere muy bien pensar antes de actuar y no expresar la palabra a la ligera, ya
que al no considerar bien la respuesta y expresarla ligeramente puede traer como consecuencia el
retractarse de dicha respuesta y es allí donde inicia la inestabilidad, de donde se deriva la falta de
confianza y por ende se termina jurando. Desde esta perspectiva, el hablar debe ser firme y
47
estable; esto se consigue siendo razonables en pensamiento, palabra y acción, y se confirma en
este texto de la creación un Dios con todas estas características estables, asunto que le atribuye
autoridad. Por otro lado, ese aspecto de Dios cuando dice que “Vigilo mi palabra para cumplirla”
ya deja mucho que decir sobre Dios, describe entonces un ser que vigila sobre lo que ha
prometido y confiado para llevarlo a cabo tal cual lo prometió, esto se ve en la creación bien
exacto y también a lo largo del texto bíblico cuando sentencia o promete algo con su boca. Esta
acción de vigilar sobre lo prometido para cumplirlo es de un ser plenamente maduro y seguro.
Aunque se es consciente que Dios cumplió con todas estas características, también los seres
humanos las pueden realizar, y es el asunto de tener cuidado al entregar la palabra y que cuando
ya ha sido entregada es velar y cuidar por cumplirla, solo con este hecho se gana autoridad en los
demás, y es que nada más con esta forma de pensar aplicada a la vida es inmediato que se
comienzan los cambios y aumenta la credibilidad de la expresión verbal.
Dios crea con su palabra, que es sabiduría y acción hacia fuera: su acción está
correctamente representada como manifestación en lenguaje articulado y que articula; y el
resultado de esta acción es el sistema ordenado de seres, que se puede comparar con un
lenguaje por lo que tiene de nombrabilidad diferenciada y ordenada, y que se convertirá
en lenguaje formal a la llegada del hombre. (Schökel, 1966, p.26)
Schökel presenta la descripción de Dios como un ser muy coherente y ordenado, donde
primero piensa y articula sus ideas para luego pronunciarlas y hacerlas de la manera que había
formulado desde el comienzo; es un Dios íntegro, razonable y sabio, un Dios que cuida su
palabra y que demuestra ser muy prudente y acertado.
En relación con Dios, su palabra representa su acción, mediante la que otorga el ser a todo
cuanto existe: “Dijo, y fue hecho”. Su palabra y su obra van de la mano. Lo enunciado por
Dios es idéntico a la actuación de su poder. Ya que el orden creado revela una inteligencia
suprema, en la literatura sapiencial “dabar” (palabra creativa de Dios) se hace
prácticamente equivalente a “sophia” o sabiduría de Dios. El Salmo 33:6 afirma: “Con su
palabra el Señor hizo los cielos”, y el autor de Prov. 3:19 dice: “El Señor con sabiduría ha
fundado la tierra.” En Sabiduría 9:1-2 se unen ambos conceptos: “Con tu palabra hiciste
todas las cosas… y con tu sabiduría formaste al hombre”. (Ropero, 2013, p.1875)

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Ropero retoma en este comentario el concepto de coherencia y autenticidad, ya que como
el mismo autor lo afirma, la palabra y la obra en Dios van de la mano, las dos son una unión, se
complementan.
La tradición Oral
Hay un aspecto muy interesante para examinar en la historia de las culturas hebrea y
judía, éste es relatar los principales hechos e historias bíblicas en palabras que el pueblo capte y
pueda llevar a su cotidianidad; especialmente se relataba la Torah concebida en ese entonces
como la palabra de Dios. Esta costumbre, llamada la tradición oral, era lo más común en aquel
tiempo; según Rusell (1983), “Los copistas se impusieron la tarea no sólo de hacer la Torah
asequible al pueblo, sino de descubrir e interpretar su significado para que los hombres pudieran
aplicarla a su vida diaria” (p.60). Según este mismo autor, era un método que se usaba para
enseñar, con un léxico adecuado, las palabras de la Escritura a la comunidad, para hacer así
asequible la palabra al pueblo. Es muy importante este método expositivo de la Escritura, ya que
al enseñar en la mayoría de ocasiones no cabían dudas acerca de lo expuesto, sino que la
enseñanza era muy confiable, se creía en la palabra que explicaban los hombres, ya que para
algunas culturas ese era el único método para conocer la revelación de la Torah, por ende a los
expositores se les tenía en mucha confianza en este aspecto. Se puede notar aquí la credibilidad
de la palabra expuesta, eran personas con autoridad y conocimiento las que la exponían, se dice
que algunos de ellos eran los mismos copistas. Rusell afirma al respecto lo siguiente:
Y así surgió de ahí la creencia absoluta de que la Torah era algo más que simplemente la
palabra escrita de la Escritura, sino que también incluía la tradición que heredaban las
sucesivas generaciones. La Torah de Dios constaba de dos partes, una escrita y otra oral, y
ambas con igual autoridad. Y no solo esto; ambas poseían la misma antigüedad, pues
Moisés había recibido la Torah, escrita y oral en el Sinaí, desde donde había sido
transmitida a través de sucesivas generaciones de hombres fieles. (Rusell, 1983, p.62)
Entonces aquí se comprueba que los mandamientos del Éxodo fueron adquiridos y
enseñados de manera oral y escrita al pueblo, siendo así comunicados de manera especial para
que todos los pudieran entender y asimismo aplicar a su vida diaria, pero además de esto, esta
tradición siguió por los tiempos hasta los días de Jesús, y fue así como el pueblo conoció la
historia de los mandamientos.

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Continuando la temática, Gorge E. Ladd (1990) en su libro “Crítica del Nuevo
Testamento” expresa lo siguiente en referencia a la tradición oral:
Los estudiantes de la ley habían desarrollado una tradición oral elaborada en el esfuerzo
de interpretar y de aplicar la ley a su época. Ellos sostenían el punto de vista de que esta
ley oral, así como la ley escrita, había sido dada a Moisés, y que ambos cuerpos de ley,
escrita y oral, habían sido preservados a través de los siglos. Con respecto a esta ley oral
leemos: "Moisés recibió la ley desde el Sinaí y la entregó a Josué, y Josué a los ancianos,
y los ancianos a los profetas, y los profetas la entregaron a los hombres de la Gran
Sinagoga." Desde esta perspectiva, puede decirse que las tradiciones orales cristianas y
judías son estrictamente fenómenos análogos. (Ladd, 1990, p.121)
Entonces en esta parte se argumenta y reafirma esta premisa, en un comienzo los
acontecimientos veterotestamentarios fueron conocidos y comunicados a modo de relatos
hablados para después ser pasados por escrito y publicados entre las culturas. La tradición oral
juega un papel importante, desde ella viene mucho de lo que se tiene como texto bíblico. Si esto
aconteció con los mandamientos, también sucedió en el Nuevo Testamento con los evangelios,
para esto Levoratti (2007) plantea lo siguiente:
En 1796, Johann Gottfried Herder (como se citó en Levorrati, 2007) afirmó la existencia
de un «evangelio oral», que sirvió de base a los actuales evangelios canónicos. La
tradición oral se habría impuesto muy pronto, y los evangelistas no hicieron otra cosa que
surtirse de esa tradición, cada uno a su manera. De ahí las diferencias entre los evangelios.
Otros investigadores retomaron más tarde la hipótesis de la tradición oral y la expusieron
de distintas formas. Hoy en día, la mayoría de los críticos reconoce que la tradición oral
ha desempeñado un papel importante en la formación de los evangelios, aunque esa
función sea difícil de precisar. Incluso los especialistas que intentan reconstruir las fuentes
literarias sobre las que trabajaron los evangelistas deben admitir que entre la vida terrena
de Jesús y los primeros textos escritos hubo un período de transmisión oral. (Levoratti,
2007, p.265)
Levoratti hace una presentación de lo que fue el papel de la tradición oral en el Nuevo
Testamento, principalmente en la construcción de los evangelios. Una de sus primeras
afirmaciones es que la tradición oral de los evangelios sirvió de base para los escritos canónicos,
aspecto muy válido, ya que era lo único que se tenía en ese tiempo para reconstruir la historia de
50
la vida de Jesús; entonces cada autor y escuela tomó esas tradiciones y las comunicó a su manera,
de ahí la diferencia de los evangelios. Pero esta reconstrucción fue posible gracias a la tradición
oral de las personas que eran contemporáneas a los hechos relatados en los evangelios, que los
comunicaron a las culturas del momento y de allí se compilaron y se colocaron por escrito para
tener un soporte de los hechos, lo que más tarde se constituyó en los evangelios. Pero para que
esto fuera posible, era necesario tener una confianza plena en los relatos de esta tradición oral, y
efectivamente en ese tiempo era muy creíble lo que los testigos de los hechos de Jesús
comunicaban a sus generaciones siguientes y culturas aledañas, notando con esto la credibilidad
de la palabra expresada, aspecto muy importante en esta investigación. Precisando esta idea,
Kenner (2003) expresa lo siguiente:
En la continuidad entre escritores más cuidadosos y menos cuidadosos; los escritos de los
Evangelios son los más cuidadosos de todos. Cuando vemos cómo Mateo y Lucas usaron
a Marcos como fuente, resulta evidente que ellos siguieron cuidadosamente sus fuentes.
Al escribir para lectores de la antigüedad, naturalmente siguieron las convenciones
literarias de su tiempo. Pero los primeros Evangelios se escribieron mientras los testigos
oculares aún estaban en posiciones de autoridad de la iglesia y la tradición oral podía
verificarse, lo cual sustenta su confiabilidad. Las biografías de personajes
aproximadamente contemporáneos eran mucho más precisas que las de héroes del pasado
más lejano. (Keener, 2003, p.32)
En esta parte se adentra a hablarse del tema de la crítica de las fuentes, que consiste en
examinar desde qué fuentes se toman los acontecimientos, teniendo en cuenta también el lugar y
la fecha donde son citados y así verificar la validez y confiabilidad del escrito, en el caso de los
evangelios esto fue más estricto. Se pretendía entonces buscar los testigos más próximos a los
hechos posible para desde sus relatos comenzar a escribir a dicha comunidad y en su propio
lenguaje; entonces al examinar las fuentes de los evangelios se encuentran con esta premisa de
autenticidad de los hechos relatados por personas muy cercanas a ellos, declarando así confiable
la tradición oral y volviéndola una herramienta de autoridad y de validez tanto para ese tiempo
como para los analistas de la crítica de las fuentes. Desde esta perspectiva, era fiel el valor de la
palabra.
Si bien es cierto que ésta era la metodología de enseñar las historias bíblicas entre los
pueblos, es válido resaltar que esta tradición oral se ha mantenido hasta el día de hoy, más que
51
todo en acontecimientos catastróficos que de inmediato irrumpen en la historia y se vuelven
relevantes; se busca entonces la reconstrucción de los acontecimientos. Lo mismo sucede con las
enseñanzas bíblicas, se comunican en el día de hoy de manera oral como forma de relatos, pero
ahora se cuestiona la validez de estos relatos por el mismo tema de la pérdida del valor de la
palabra, ahora cuando se habla de Biblia, se prefiere ir directamente al texto, y en aspectos
históricos se acude a ayudas audiovisuales, fotos o documentales que sean de fuentes confiables y
contemporáneas a los hechos del momento. Así, a grandes rasgos, se percibe el tema de la
tradición oral.
Conclusión
El tema de la palabra desde la Biblia es muy interesante y es menester explorarlo; se
puede notar que este problema ético de la falta de credibilidad de la palabra viene desde los
inicios mismos de la humanidad; al parecer una de las consecuencias del pecado es la
desconfianza, pero además la falta de compromiso por cumplir la palabra cuando es expresada y
fiada. En este capítulo se presentaron aspectos muy importantes bíblicamente hablando: en
primer lugar se definió bíblica y etimológicamente el vocablo “palabra” para tener una idea clara
de lo que significa, y la importancia de la misma. En segundo lugar, se examinó la antítesis del
Sermón del Monte donde se evidencia la primera antítesis formulada como prohibición rotunda
en cuanto a juramentos se refiere, donde sólo basta con decir “sí” o “no” sin necesidad de jurar ni
utilizar los populares circunloquios para que se crea en lo expresado, ya que si aun así se
emplean, hacia Dios mismo se jura de manera directa o indirecta. En tercer lugar, se presentó un
complemento con el texto de Eclesiastés donde se anima a “cumplir lo que se promete”, siempre
procurando ser cuidadosos con la coherencia entre lo que se expresa y lo que se acciona. En
cuarto lugar, se muestra la importancia de la palabra y su cumplimiento en el acto mismo de la
creación, viendo a Dios usando la palabra como método creativo de todo lo que existe, ¡cuán
importante este medio de comunicación entonces! Dios mismo lo usó como método para crear el
universo y la humanidad. Y por último, se presenta una forma de enseñanza-aprendizaje de las
historias del pueblo hebreo en relación con los diez mandamientos y su debida impartición al
pueblo, dando preámbulo entonces a la tradición oral, su importancia y autoridad, método
también empleado en el Nuevo Testamento en la formación de los evangelios principalmente. Se
puede percibir en este rastreo bíblico que desde los inicios de la humanidad se presenta esta
problemática del detrimento de la palabra, pero también se plantea una propuesta alternativa
52
dictada por Jesús para recuperar este valor tan devaluado desde entonces y hasta el día de hoy
“que tu sí sea sí y que tu no sea no, porque lo que es más de esto de mal procede”, es decir, lo
demás viene siendo vana exageración y expresiones innecesarias; con este capítulo se hace una
invitación a ser coherentes y pensar antes de prometer, y ya una vez prometido velar por cumplir
esta palabra, sin titubear y sin promesas extraordinarias; sólo con un “sí” y un “no” llevado a la
praxis se gana autoridad y credibilidad, es el deseo de Dios y lo que él mismo ha expresado en su
palabra.

53
Capítulo 3
Propuesta metodológica para abordar el tema: “el valor de la palabra expresada”
Introducción
Desde el inicio de esta investigación se ha hecho evidente la problemática ética y
existencial que tiene la raza humana en cuanto al valor y la credibilidad de la palabra que
expresa; ya se es consciente del detrimento de dicha expresión verbal en el día de hoy y de la
necesidad de recuperar de manera individual y colectiva el valor de la palabra. Para este fin, es
menester una propuesta metodológica y pastoral que aplique los conocimientos de la
investigación y que pueda conducir a la comunidad de fe a la reflexión y consciencia del valor de
su palabra.
Objetivo general
Crear en la comunidad de fe una consciencia crítica frente al actual valor de su palabra
expresada y que con los conocimientos adquiridos en esta propuesta pedagógica-pastoral sean
capaces de promover por sí mismos el valor de su palabra con responsabilidad, autenticidad,
coherencia e integridad.
Objetivos específicos
Dentro de esta propuesta pedagógica-pastoral se desarrollarán los siguientes temas:
exégesis de los textos bíblicos referentes al tema; el papel de la tradición oral en el tiempo neo-
testamentario y su aplicabilidad hoy; la palabra como método empleado por Dios para crear; la
excesiva complacencia; aprender a decir “no”; la relación entre pensamiento y palabra y el poder
de la palabra. Con esta temática se propone a la comunidad de fe la posibilidad de:
 Adquirir conocimientos sobre el tema del valor de la palabra.
 Comprender cuáles son las principales razones por las que se devalúa la expresión verbal.
 Aprender a identificar las incoherencias de palabra y acción que con frecuencia se
practican en la expresión diaria y que hacen que cada vez más se desconfíe de la
expresión verbal, ya sea de manera consciente o inconsciente.
 Conocer de manera profunda y detallada lo que dice la Biblia acerca del valor de la
palabra expresada y su detrimento.
 Dar a conocer psicológicamente desde dónde viene este problema en la vida del ser
humano hasta el punto de llegar a ser excesivamente complaciente.

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 Adquirir herramientas de defensa y resiliencia propuestas desde la psicología, utilizando
el “no” como respuesta y las diferentes maneras de expresarlo de manera asertiva y
coherente.
 Crear consciencia de esta realidad de la expresión verbal y tomar una decisión personal
referente al tema, consagrando la integridad del ser y el lenguaje a Dios buscando la
coherencia y transparencia vivencial.
Destinatarios
Esta propuesta pastoral-pedagógica está dirigida a la comunidad de fe de la Primera
Iglesia Bautista de Ibagué, específicamente a líderes de ministerios, a personas jóvenes y adultas,
sean nuevas o antiguas en el evangelio, que tengan problemas con el cumplimiento de su palabra
hacia los demás y que han descubierto que su expresión verbal y su accionar no coinciden, y que
como consecuencia de ello sufren problemas personales y relacionales asociados con la falta de
confianza y credibilidad, hacia ellos está dirigida esta propuesta.
Metodología
Aquí se dará a conocer la propuesta pedagógico-pastoral que se empleará con el tema de
“el valor de la palabra expresada.” Se trata de llevar a cabo un seminario de tres días abarcando
toda la temática asociada con el valor de la palabra expresada, donde se encontrarán espacios de
conferencias, talleres grupales, socializaciones, preguntas y al final del seminario una liturgia de
consagración de la palabra expresada en coherencia a Dios y a la comunidad.
Tiempo
Como se ha mencionado en el segmento anterior, se tendrá un espacio de tres días en los
cuales se abarcará toda la temática propuesta anteriormente, y que incluye el tiempo de
preguntas, talleres con su respectiva socialización, experiencias personales, descansos y una
liturgia final a manera de cierre.
Recursos
Se requerirá de un espacio aceptable, ya sea un salón amplio o el templo, recursos
audiovisuales como el video beam, computador, sonido para videos, canciones, como también de
elementos físicos como la Biblia, hojas blancas, libreta de apuntes, lapicero, una vela y por
supuesto, la completa disposición de los asistentes como el recurso más importante para
desarrollar este seminario.
Desarrollo de la propuesta
55
Día 1: 8:00 A.M
 Se iniciará con una bienvenida al seminario “el valor de la palabra expresada”, se
presentará el conferencista.
 Posteriormente se pedirá al público que se presente con una dinámica que consta de lo
siguiente: en un papel escriban su nombre y hagan un dibujo sobre una promesa que le
hicieron en la niñez y que nunca le cumplieron.2 Y posteriormente, la persona se
presentará y expondrá su experiencia personal.
 A continuación se dirigirá una oración entregando a Dios el tiempo de estudio, pidiendo
su dirección y permitiendo espacios de disposición, de aprendizaje y reflexión entre los
asistentes.
Después se presentará el tema a abordar en el tiempo de estudio y se procederá a iniciar la
temática.
El seminario “el valor de la palabra expresada” está dividido en cuatro ejes temáticos:
 El valor de la palabra expresada en la Biblia
 La relación de pensamiento-palabra y la tradición oral
 Análisis psicológico del valor de la palabra expresada
 El poder de la palabra expresada
Diagnóstico: “examen de admisión al seminario”
Esta parte llamada diagnóstico será un tiempo que tiene como finalidad dar apertura a una
mirada reflexiva de la temática a través de algunas preguntas generales referentes al tema,
preguntas que estarán enfocadas hacia el accionar en la vida cotidiana con referencia a la palabra
expresada.
Nota: si este examen de admisión se pierde, este seminario es para usted.
Partiendo de su experiencia personal responda honestamente las siguientes preguntas:
 ¿Cree usted en su propia palabra?
 ¿Cree usted en la palabra de su familia?
 ¿Cree usted en las palabras de los gobernantes?

2
Dinámica de presentación: Esta dinámica pedagógica de presentación es creada por la Mag. Isdalia Ortega
Sánchez, teóloga y profesora de teología, género, biblia y pastoral en la Universidad Bautista de Cali.

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 ¿Cree usted en las palabras de los líderes eclesiales (pastores)?
 ¿Cree usted en las palabras de sus hermanos en Cristo?
 ¿Cree usted en las palabras de Cristo?
 ¿Las personas que le rodean creen en su palabra?
 Si los de su entorno no creen en su palabra, ¿qué hace usted además de dar su palabra para
hallar credibilidad? ¿emplea con frecuencia exageraciones en su lenguaje para que los
demás le crean a usted? ¿cuáles exageraciones?
Justifique cada una de sus respuestas. La respuesta tiene que ser asertiva, “sí o no” y justificar esa
respuesta, lo que quiere decir que no se vale como respuesta frases como: “Más o menos” “si
pero no” “a veces” “casi siempre”, se debe evitar las respuestas intermedias, ya que suelen ser
respuestas inestables y desde allí se desconfía en la palabra, por la falta de asertividad.
Después de haber hecho este diagnóstico, responda de manera honesta la siguiente
pregunta en la escala de 1 a 10 justificando su respuesta:
 ¿Qué tan coherente es su vida hoy?
Se procede a reproducir el primer video “Dale valor a tu palabra”.
A continuación se abrirá un espacio para que los participantes comenten su experiencia
con este primer ejercicio de manera voluntaria y en términos generales.
El valor de la palabra expresada en la Biblia
El propósito general en esta primera parte es examinar el comportamiento de la palabra
expresada basándose en los textos bíblicos que dan mayor relevancia al tema de estudio; se
pretende entonces analizar la importancia de la palabra en esos tiempos y examinar si desde allí
viene el problema de la falta de credibilidad de la misma.
Etimología del vocablo palabra
Del Hebreo dabar “palabra”, se utiliza casi 1500 veces en el Antiguo Testamento; como
verbo. 1696 que se define como: hablar, pronunciar, prometer, divulgar. La Septuaginta la
traduce como laleo que se define como: hablar, emitir un sonido. En el Nuevo Testamento
se encuentra el término logos que se traduce como palabra hablada. Logos es la palabra
más profunda, más plena e inclusiva, la revelación de lo que está en Dios, su naturaleza y
carácter. Desde un punto de vista fenomenológico, la palabra es la acción por la cual una
persona se expresa y se dirige a otra para comunicar con ella. Pero se trata de algo más

57
que de un ejercicio verbal: es una comunicación mediante signos audibles que tienen el
poder sorprendente de dar realidad a lo que nombran y de ejercer dominio sobre lo
nombrado. A nivel de experiencia subjetiva, la palabra, una vez pronunciada, parece
cobrar realidad con poder de hacer el bien y el mal. Por eso en la antigüedad concebirla,
no sólo como un medio de expresión para comunicarse, sino como una fuerza dinámica y
eficaz. (Ropero, 2013, p.1875).
Del lat. parabŏla 'comparación', en lat. tardío 'proverbio', 'parábola', y éste
del gr. παραβολή parabolḗ. Unidad lingüística, dotada generalmente de significado, que
se separa de las demás mediante pausas potenciales en la pronunciación y blancos en la
escritura. Empeño que hace alguien de su fe y probidad en testimonio de lo que afirma.
Promesa u oferta. Es un interjuicio para garantizar la verdad de lo que se afirma. (DLE,
2014)
Análisis del texto: Mateo 5:33-37. Antítesis de los juramentos
Se analizará de manera grupal este texto de la siguiente manera:
 Leer el texto en al menos dos versiones
 ¿Cuál es la situación reflejada en el texto?
 ¿Qué problemática se pretende resolver?
 ¿Por qué creen que Jesús expresó esta antítesis en ese tiempo?
 ¿Qué tienen que ver “el cielo”, “la tierra”, “Jerusalén” y “los cabellos de nuestras
cabezas” con Dios en este pasaje?
 ¿Qué aplicación pueden hacer del texto para sus vidas hoy?
 ¿Qué aportes puede dar el texto a este seminario?
A continuación se procederá a la socialización del texto y a comentar los hallazgos en él
encontrados.
Conferencia sobre la antítesis de los juramentos. (Ver anexo 1)
Después de haber socializado el texto a manera de taller, se dará paso a la conferencia que
presenta la exégesis de este texto en estudio, y que se llevará a cabo de manera magistral y
participativa. A continuación algunos aportes introductorios:
 En un principio era permitido jurar, pero jurar con responsabilidad, cumpliendo lo que se
juraba al Señor y a los hombres. (V.33)

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 El jurar era una costumbre general entre los judíos, no sólo en la vida pública, sino
también en la privada, y se había convertido poco a poco en un vicio popular. Al principio
se juraba invocando el nombre de Yahvé, por lo que se consideraba también el juramento
como una profesión de fe en el verdadero Dios. Más tarde se evitó pronunciar el santo
nombre de Dios y se le sustituyó por circunloquios.
 Estos circunloquios le daban cierta credibilidad y fuerza al juramento, pero no la
suficiente, así que la persona de ese tiempo, al emplearlos, estaba en la libertad de cumplir
lo que prometió o no. Por ello Jesús comienza a negar rotundamente los juramentos.
 Primer circunloquio: Jurar por el cielo. Jurar por el cielo es igual a jurar por Dios, ya que,
como dice el texto, en el cielo está el trono de Dios. (V.34)
 Segundo circunloquio: Jurar por la tierra. Jurar por la tierra es jurar por Dios de igual
manera, ya que, en primer lugar es el estrado de sus pies, en su creación, donde él también
habita. Salmo 24:1: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y en los que él
habitan.” Es un lugar creado por Dios, de su propiedad, por tanto no es válido jurar por la
tierra, porque Dios la creó y habita en ella.
 Tercer circunloquio: Jurar por Jerusalén. Jerusalén era la ciudad santa porque allí estaba
construido el templo en el cual Dios habitaba, entonces esta ciudad se convertía en un
símbolo de la presencia de Dios. Por ende jurar por Jerusalén en ese tiempo era jurar por
Dios mismo.
 Cuarto circunloquio: Jurar por la cabeza. La mayoría de los habitantes de la Palestina
judía tenía el cabello negro y oscuro a menos que fuesen ancianos, en cuyo caso su
cabello estaría emblanqueciendo; el versículo 36 se habría entendido como una referencia
al control de Dios sobre el envejecimiento. (Keener, 2003, p.52)
 “Que tu sí sea sí y tu no sea no”. “Sí, sí” no significa sino un “sí” real, un “sí” que es
válido y tiene consistencia; esto también se puede aplicar al “no, no”, es un “no” real, que
es válido y tiene consistencia. La persona que supere el “sí o no” ya se sale del conducto
regular sano y empieza a perder credibilidad.
Análisis del texto Eclesiastés 5:1-7
Se analizará de manera grupal este texto de la siguiente manera:
 Leer el pasaje en al menos dos versiones.

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 ¿Cuál es la situación reflejada en el texto?
 ¿Qué problemática se pretende resolver?
 ¿Cuál es la finalidad del autor del texto bíblico al expresarlo?
 ¿Cuál es la característica de la persona que teme a Dios según este texto?
 ¿Qué aplicación pueden hacer del texto para sus vidas hoy?
 ¿Qué aportes puede dar el texto a este seminario?
“El principio de la sabiduría es el temor a Jehová”. Proverbios 1:7
A continuación se procederá a la socialización del texto y a comentar los hallazgos en él
encontrados.
Conferencia sobre el texto “Cumple lo que prometes” (Ver anexo 2)
Después de haber socializado el texto a manera de taller, se dará paso a la conferencia que
presenta la exégesis de este texto en estudio La cual se llevará a cabo de manera magistral y
participativa a continuación.
 El autor del libro invita de nuevo a la discreción, esta vez en palabras. En lo que más se
enfatiza es en el cuidado y la prudencia de los votos y promesas. Este pasaje coincide con
Prov. 20:25 donde se afirma que es una trampa consagrar algo a la ligera y recapacitar
después de hacer un voto.
 El texto mezcla en una misma reprobación los sueños vanos y el excesivo palabrerío
(v.6), y después de recomendar la prudencia y calidez en el hablar, el sabio concluye:
Pero tú teme a Dios. El temor a Dios pone un límite a nuestras palabras. (Levoratti, 2007,
pp.852-853)
Análisis del texto: Génesis 1
Se analizará de manera grupal este texto de la siguiente manera:
 Leer el texto en al menos dos versiones
 ¿Cuál es la problemática que se pretende resolver?
 Si el texto dice que “La tierra estaba desordenada y vacía (en caos)” ¿Qué mecanismo usó
Dios para poner orden?
 ¿Qué método usa Dios para crear? ¿Cuántas veces lo usa en este pasaje bíblico?
 Identificado el método: Haga un listado de los versículos en los cuales se emplea este
método mencionando los resultados.

60
 ¿Qué aplicación pueden hacer del texto para sus vidas hoy?
 ¿Qué aportes puede dar el texto a este seminario?
A continuación se procederá a la socialización del texto y a comentar los hallazgos en él
encontrados.
Conferencia: La palabra como método que Dios usó para crear (Ver anexo 3)
Después de haber socializado el texto a manera de taller, se dará paso a la conferencia que
presenta la exégesis de este texto en estudio La cual se llevará a cabo de manera magistral y
participativa a continuación.
 Desde el inicio de la humanidad hay testimonio del valor de la palabra expresada, ese
testimonio es dado por Dios mismo, quien desde el antiguo testamento emplea la
representación del lenguaje en el mismo momento de la acción creativa.
 Esta palabra posee fuerza y eficacia por cuanto Dios llama a la creación a existir, obrar y
testimoniar. Dios habló y asimismo se hicieron las cosas, cumplió su palabra.
 Esta palabra también posee firmeza y estabilidad. La palabra expresada por Dios se
cumple en la historia al igual que en la creación. Dios es firme y muy estable al emplear la
palabra; en él no se encuentran ambivalencias ni inestabilidades.
 Dios al emplear la expresión verbal, vela para que suceda. Jeremías 1:12 “Vigilo sobre mi
palabra para cumplirla.”
 Dios crea con su palabra, que es sabiduría y acción hacia afuera. Su lenguaje es ordenado,
coherente y asimismo se crearon todas las cosas, congruentemente tal cual él lo diseñó y
lo llamó con su palabra a la existencia.
Cierre del tema bíblico
Al haber abarcado estos tres pasajes bíblicos con sus respectivos talleres, conferencias y
socializaciones, se dará paso a un tiempo de preguntas generales sobre el tema de la palabra
expresada en la Biblia, posteriormente se dará apertura al auditorio para que puedan expresar sus
propias conclusiones sobre el tema y los desafíos que este les deja a sus vidas.

61
Día 2: 8:00 AM.
La relación de pensamiento-palabra y la tradición oral
En la primera parte se expuso el valor de la palabra expresada en la Biblia, analizando de
manera detallada cada uno de los tres textos que tratan de forma explícita el valor de la expresión
verbal, evidenciándose un amplio panorama bíblico de este tema que es pertinente al día de hoy,
y las herramientas y recomendaciones que cada uno de los textos brindan a hombres y mujeres
que en este seminario se dan a la tarea de recuperar el valor de su palabra cotidiana.
En esta segunda parte del seminario, se trabajarán dos temas que tienen estrecha relación
en el día de hoy a nivel de los seres humanos. Estos temas son la relación que tiene en hombres y
mujeres su pensamiento con su expresión verbal que a la hora de manifestarse se convierte en
tradición oral, presentando así el segundo tema de esta parte. Para este fin, se iniciará con unas
preguntas de reflexión personal que den apertura a la temática:
 ¿Usted piensa antes de hablar?
 ¿Cuánta relación tiene lo que usted piensa con lo que usted expresa verbalmente?
 Si usted en su pensamiento se considera cristiano, ¿qué tan consciente es usted de ello en
su vida cotidiana? ¿Son coherentes las convicciones cristianas de su pensamiento con su
hablar y accionar diario?
 ¿Qué entiende usted por tradición oral? ¿Cree que sigue vigente hoy?
 En la escala de 1 a 10, ¿cómo calificaría el cumplimiento de sus promesas?
Estas son preguntas para la reflexión personal, donde cada asistente tendrá un período
breve de tiempo para responderlas y se procederá a un tiempo de socialización general.
Conferencia: La relación entre pensamiento-palabra y la tradición oral (Ver anexo 4)
En primer lugar, se expondrá el tema “la relación entre pensamiento-palaba” juntamente
con la participación de la comunidad de fe, se examinarán las inconsistencias en este tema y se
expondrán estrategias que lleven a la coherencia de la palabra expresada. Posteriormente se dará
importancia a la palabra expresada por medio de la tradición oral, que será la segunda parte de la
temática.
 Gadamer (2004) “Nadie negará que nuestro lenguaje ejerce una influencia en nuestro
pensamiento. Pensamos con palabras. Pensar significa pensarse algo. Y pensarse algo
significa decirse algo” (pp. 195-196).

62
 La relación coherente entre pensamiento-palabra lleva al ser humano a tener propiedad y
seguridad de aquello que expresa.
 “El fenómeno del lenguaje no se contempla desde el enunciado aislado, sino desde la
totalidad de nuestra conducta en el mundo” (Gadamer, 2004, p. 194). Esto lleva a pensar
que no se puede emplear la palabra por sí sola, sino que tiene que ser coherente con todas
las áreas de la vida del ser humano para saber si se puede cumplir o no.
 Heidegger piensa que el hablar, cuando es un hablar esencial, es ya un escuchar. El
escuchar es escuchar el habla que hablamos” (Heidegger, 1987, p. 229). Es ser
conscientes de lo que se expresa a otros. Un hablar esencial es un hablar coherente, un
hablar ya pensado y dialogado interiormente.
Al finalizar la exposición del tema de “la relación entre pensamiento-palabra” se le pedirá
a los grupos de trabajo que hagan una corta dramatización sobre las incoherencias entre el
pensamiento y la palabra que se ven en el día de hoy.
En el momento de introducir el tema de “la tradición oral” se le pedirá al auditorio que se
ponga de pie y que cante a una sola voz la canción “los pollitos dicen” y se les preguntará:
¿Cómo lo aprendieron? también preguntarles cómo aprendieron historias como “caperucita roja,
Hansel y Gretel, Blanca Nieves y los siete enanitos” e indagar sobre cómo los niños aprendieron
la canción “el amor de Dios es maravilloso”, y todo dará como resultado la tradición oral y con
ello se dará inicio a la conferencia a continuación.
 Partiendo de la integridad de creencias y de pensamiento es que se produce una expresión
verbal coherente, como se ha visto en la relación de pensamiento-palabra en los seres
humanos y de allí viene consigo la tradición oral.
 Los participantes de la tradición oral son principalmente, en el caso de acontecimientos,
las personas contemporáneas a ellos, o en la medida de lo posible, personas que los
presenciaron. Las personas que relatan se vuelven dignas de confianza por contribuir a la
elaboración de un acontecimiento completo que pasará a la historia.
 Rusell (1983) “Una función de la tradición oral en el tiempo bíblico era que los copistas
descubrían e interpretaban el significado de la Torah para que los hombres y mujeres de
ese entonces pudieran aplicarla a su vida diaria” (p.60).

63
 Los mandamientos del Éxodo fueron adquiridos y enseñados de manera oral y escrita al
pueblo.
 En 1796, Johann Gottfried Herder (como se citó en Levorrati, 2007) afirmó la existencia
de un «evangelio oral», que sirvió de base a los actuales evangelios canónicos. La
tradición oral se habría impuesto muy pronto, y los evangelistas no hicieron otra cosa que
surtirse de esa tradición, cada uno a su manera. De ahí las diferencias entre los evangelios.
(Levoratti, 2007, p.265)
Cierre del tema
Se procede a dar la palabra al público para el tiempo de preguntas, aclaraciones y
conclusiones que los y las presentes propongan para sus vidas y para la sociedad. A partir de lo
visto en esta segunda parte se construirán conclusiones de la temática desde la siguiente pregunta:
¿Qué propuestas se le ocurren para recuperar el valor de la palabra expresada?
Análisis psicológico del valor de la palabra expresada
Siguiendo con la temática estudiada hasta el momento, se entrará al tercer eje temático, un
eje que promete mucho aprendizaje pero también responsabilidad por parte de todos los asistentes
del seminario, ya que se trata del análisis psicológico de la expresión verbal. En esta tercera parte
se expondrán las posibles causas del devalúo de la palabra y también se dará una propuesta para
comenzar a decir “no” en el lenguaje cotidiano. Para esto se tratarán dos temas muy importantes:
el primero tiene que ver con decir sí a todo, la excesiva complacencia; y en segundo lugar está el
tema que tiene que ver con fijar límites y aprender a decir “no”.
Se dará apertura a este eje temático con unas preguntas personales que llevarán a la
reflexión:
 ¿Es usted de esas personas que le dicen sí a todo?
 ¿Le cuesta decir “no”? ¿Por qué?
 ¿Se caracteriza por querer siempre agradar a todos a su alrededor sin límites?
 ¿Tiene problemas a la hora de decir “no” a personas muy cercanas a usted? ¿Por qué?
 ¿Es de esas personas que por encajar en un grupo social se acomoda a los gustos de los
demás así no sean los mismos suyos?
 ¿Se deja llevar por el criterio de los demás con tal de complacerlos? ¿Se considera una
persona que no tiene un criterio definido en su vida?

64
 ¿Ha sido víctima de personas controladoras, manipuladoras y posesivas que llegan al
punto de gobernar su vida?
 ¿Se ha dado a la tarea de establecer límites personales para no caer en las manos de
personas manipuladoras y controladoras?
Justifique cada una de sus respuestas de la manera más honesta posible.
Se dará un tiempo a los asistentes para responder las preguntas propuestas anteriormente y
se procederá a una socialización general del ejercicio, con esto se dará comienzo al primer tema.
Conferencia: Decir “sí” a todo, la excesiva complacencia (Ver anexo 5)
Esta conferencia se realizará de manera magistral.
 Cuando los padres le enseñan a sus hijos que es malo fijar límites o decir que no, les están
enseñando que los demás pueden hacer con ellos lo que se les antoje. Si se bloquea la
facultad de los niños para decir que no, se los imposibilita de por vida. Los límites de los
adultos imposibilitados, tienen esta primera lesión: dicen sí a lo malo. (Cloud y
Townsend, 2000, pp. 58.59)
 Las personas complacientes no tienen límites bien definidos y precisos; se “funden” con
las exigencias y necesidades de los demás. Las personas complacientes, por ejemplo,
hacen creer a todos que les agradan las mismas películas y los mismos restaurantes que a
sus amigos para “seguirles la corriente.” Las personas complacientes son camaleones.
Después de un rato, no es posible diferenciarlas del medio. (Cloud y Townsend, 2000, p.
59)
 Existen diversos temores que llevan a las personas a ser excesivamente complacientes.

65
Día 3: 8:00 AM.
Conferencia: Aprender de decir “no” (Ver anexo 6)
 En esta primera parte, se repartirá a los grupos de trabajo las máximas de Cloud y
Townsend (2000) y dos de Smith (1975) referentes al aprender a decir “no” para que las
discutan de manera grupal y den sus apreciaciones sobre el tema, si están de acuerdo o en
desacuerdo y argumenten sus respuestas.
Máxima 1: Por otra parte, si es necesario decir “sí” y aprender a decir “sí”, es mucho más
necesario decir “no” y aprender a ejercitar el decir “no” cuando hay que decirlo. Se ha venido
hablando de que habitamos un mundo donde la exageración del lenguaje y la excesiva
complacencia nos domina, es por eso que es recurrente la necesidad de decirle “sí” a todas las
propuestas habidas y por haber y, si esto fuera poco, exagerar el lenguaje para ganar confianza
sobre lo que se expresa a los demás. Todo este tipo de aspectos han devaluado la palabra
expresada y por esto no es fácil creer lo expresado en palabras. “Las situaciones en las que resulta
más difícil aprender a mostrarse asertivo son aquellas en las que intervienen personas, que
realmente nos interesan y que por ende amamos: nuestros iguales como padres, amigos, amantes
y compañeros.” (Smith, 1975, p. 313). Con estas personas el ejercicio de poner límites o el
simple hecho de pronunciar el “no” se vuelve bien complejo, ya que estas personas tienden a
pensar que porque son amigos, hermanos, familiares o cercanos se tiene que atender siempre a
sus llamados, olvidando los límites que como personas han de establecerse. Aún en esas
circunstancias se usa mucho la manipulación para reversar un “no” y transformarlo a nuestra
conveniencia en un “sí”, aspecto que es bien peligroso porque en últimas se sobrepasan los
límites ya trazados.
Máxima 2: Si esto es así, debemos comenzar a re-aprender el significativo valor de esta
monosílaba:
La palabra más demarcadora de un límite es “no”. Permite que otros entiendan que usted
es una persona independiente y que tiene control sobre su ser. Ser claros sobre nuestro no,
y nuestro sí, es un tema recurrente en la Biblia (Mateo 5:37; Santiago 5:12). (Cloud y
Townsend, 2000, p. 39)
Máxima 3: “No” es una palabra de enfrentamiento. La Biblia enseña que debemos
enfrentarnos con las personas que amamos, diciéndoles: “De ningún modo, ese
66
comportamiento no es aceptable. No participaré”. La palabra “no” también es importante
para establecer límites en caso de abusos. Muchos pasajes de la escritura nos exhortan a
rechazar la pecaminosidad de otras personas contra nosotros. (Mateo 18:15-20) (Cloud y
Townsend, 2000, p. 39-40)
Máxima 4: No: el límite de una sola palabra. Los pequeños en la etapa de reunificación
usan con frecuencia una de las palabras más importantes del lenguaje humano: la palabra
no. Si bien puede aparecer durante la “salida del cascarón”, ‘no’ se perfecciona durante la
reunificación. Es el primer límite verbal que aprenden los niños. La palabra ‘no’ ayuda a
los niños a alejarse de lo que no les gusta. Les da el poder de elegir. Los protege. Muchas
veces, los niños de esta edad se convierten en adictos al “no”. No solo se negarán a comer
la verdura y a dormir la siesta, ¡hasta rechazarán los helados y sus juguetes preferidos!
Vale la pena para ellos el “no”. Esto les impide sentirse completamente indefensos y sin
poder. (Cloud y Townsend, 2000, p. 83)
Máxima 5: Nosotros queremos hacer algo, y nuestro amigo, vecino o pariente da por
supuesto, espera y desea que hagamos otra cosa, y hasta llega a apelar a la manipulación
para inducirnos a satisfacer su deseo o su esperanza. La crisis interior se declara porque
nos gustaría hacer lo que queremos pero tememos que nuestro cercano piense que lo que
queremos hacer no está bien; es posible que cometamos un error; podemos herir sus
sentimientos, y en tal caso es posible que nos rechace por ello y por haber hecho lo que
deseábamos hacer. En consecuencia, cuando tratamos de hacer lo que queremos,
permitimos también que otras personas nos hagan sentirnos ignorantes, ansiosos o
culpables: los tres terribles estados emocionales que de niño nos enseñaron a experimentar
cuando no hacíamos lo que otra persona quería que hiciéramos. (Smith, 1975, p. 50)
 Después de socializar las máximas de aprender a decir “no” se continuará con la
exposición. (Ver anexo 6)
Cierre del tema
A continuación se reproducirá el video “la etapa del no” y se hará precisión en la
importancia de escuchar sus “no” como una formación de la identidad y seguridad de sí mismos.
Conferencia: El poder de la Palabra (Ver anexo 7)
Como primera instancia se analizará junto con el grupo de asistentes el siguiente caso:
Citado de “La Familia. Cómo construir puentes para la comunicación.” Paul Goring.
67
-¡Eso es inútil, pues es para tenerte lástima!-
Estas fueron palabras de una madre, dichas con una expresión desdeñosa en la cara de su
hijo. Jorge, de diecisiete años, acababa de anunciar que había tomado la decisión de dejar
de fumar. El muchacho, a pesar de su tierna edad llevaba varios años de adicción al
cigarrillo. Fue animado a tomar dicha determinación por un pastor, padre de un
compañero de Jorge en el colegio. El muchacho había cogido el hábito de sus dos padres,
quienes comenzaron a fumar desde su temprana adolescencia y a pesar de tener
complicaciones de salud por efecto de las sustancias nocivas del tabaco, persistían en el
uso del mismo.
La cara de Jorge “decayó” ante la respuesta desalentadora de su madre. Él había pensado
que celebraría su renuncia a los cigarrillos, pero parecía que ella misma era prisionera de
su propia adicción, que creía que su hijo experimentaría el mismo fracaso en que
terminaron los varios intentos de dejar el hábito. Después de esa conversación Jorge,
quien había pasado varias semanas sin prender un cigarrillo, se compró una cajetilla y
nuevamente volvió a fumar. (Goring, 1990, p.17-18.)
A partir del caso planteado responder estas preguntas con el método del modelo 3, donde
se tomará de los grupos de trabajo un modelo para dibujar su silueta en papel periódico y en las
partes específicas del cuerpo van a responder:
 CABEZA: ¿Qué aportes hace esta manera de emplear la palabra para este seminario?
 OJOS: ¿Qué observan en este caso?
 BOCA: ¿Cómo se emplea el valor de la palabra expresada?
 MANOS: ¿Cuál es el resultado de emplear la palabra?
 CORAZÓN: ¿Qué repercusiones trajo la expresión verbal tanto en Jorge como en la
mamá?
 CINTURÓN: ¿Qué ajustes haría a su lenguaje cotidiano y relacional?
 PIES: ¿Qué aplicación tiene esta historia para sus vidas hoy?
A continuación se hará la socialización de las respuestas a manera de exposiciones.

3
Método del modelo: dinámica pedagógica creada por el Mg. Leonel Rubiano Villa. Profesor de Teología, Pastoral,
Evangelismo y Homilética en la Universidad Bautista de Cali-Colombia.

68
 Teniendo consciencia de esta problemática, se comienza a adquirir consciencia a la hora
de emplear el lenguaje, ya no se puede emplear un lenguaje ligero, ya que en muchos
casos tiende a ser nocivo y ofensivo.
 Si se tiene una posición de autoridad, ya sea en la familia o laboralmente, hay que tener
cuidado a la hora de dirigirse a sus colaboradores, ya que una mala expresión hacia ellos o
un calificativo peyorativo y humillante puede dañar su vida, y esas palabras tendrán
mayor peso en especial porque es la autoridad quien las afirma.
Cierre del tema
A continuación se procederá a ver el video “El poder de las Palabras” y se pedirá al grupo
que a partir de todo lo aprendido hasta el momento escriban un salmo como un compromiso
personal al Señor de consagrar a él el valor y el poder de la palabra expresada.
Cierre del seminario: El valor de la palabra expresada. Liturgia de consagración
Se procederá como cierre del seminario a una liturgia de consagración de la palabra
expresada, haciendo memoria de lo aprendido y del compromiso hecho con Dios por medio del
salmo anteriormente escrito.
 Toda persona habrá recibido la petición de traer una vela, la noche anterior.
 Toda persona que desee comprometerse con el Señor a guardar su palabra, a cumplirla y a
darle valor y autoridad puede pasar al altar para que el conferencista encienda su vela.
 Al haber pasado los asistentes, se les dirá que esas velas encendidas representan la palabra
de cada uno/a ante la sociedad, se les desafiará que así como esa vela brilla en la
oscuridad que cada persona brille por su palabra expresada y que al momento de
expresarla en promesa a sí mismo se cumpla para que la palabra individual gane
confianza, respeto y autoridad. Al final de esto se preguntará nuevamente: ¿Cuántos
aceptan el desafío de ser luz con su expresión verbal a partir de hoy?
 Al aceptar el desafío se entonará la canción “Enciende una Luz” de Marcos Witt, con las
velas encendidas y se procederá a orar consagrando a Dios la palabra expresada y
pidiéndole que use a cada uno de los asistentes como instrumento para devolverle el valor
a la palabra expresada a partir de su cotidianidad. “Que su sí sea sí y su no sea no”.
 A continuación se dará oportunidad a las personas que quieran expresar su experiencia en
el seminario y el desafío que Dios les hace.

69
 Con esto se dará por finalizada la liturgia y se despedirá a los asistentes con la frase “De
este seminario salen hombres y mujeres de palabra”. Dios les bendiga, que estén muy
bien.

70
Conclusiones
“Habitamos en la palabra. Esta sale como fiadora de aquello de que habla” (Gadamer,
2004, p. 194).
Esta investigación se ha centrado en profundizar uno de los dilemas éticos más complejos
que vive el ser humano a diario y el cual le cuesta resolver por falta de costumbre, de criterio o
por el simple hecho de que sea un problema cultural, este dilema ético es la palabra expresada y
su valor menoscabado en el día de hoy, y pensar que esto no siempre fue así.
¿Por qué ha perdido tanto valor la palabra expresada en estos tiempos? Si se hace esta
pregunta a raíz de la investigación realizada se pueden llegar a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, se pierde el valor de la palabra expresada por la excesiva complacencia.
Se ha examinado este aspecto y se puede decir que éste es un problema muy marcado de la
sociedad actual. Como se ha dicho a lo largo de esta investigación, en la mayoría de los casos a
los seres humanos se les dificulta establecer un criterio propio y sus límites adecuados, debido a
su debilidad de carácter y a diversos temores como el rechazo, la burla, las contiendas, la
vergüenza, el miedo a perder una amistad o, en el campo eclesial, el miedo a no ser “espiritual”
por no aceptar un ofrecimiento de una persona de la congregación y otro tipo de factores que se
suman a ello y que llevan a hombres y mujeres a “seguirle la corriente a los demás” con tal de
agradarles y buscar su aceptación, ya que con ello se sienten completos y piensan que hacen las
cosas “bien”. Complacer a las personas con esta motivación es señal clara de baja autoestima y de
que se necesita fortalecer esta área, y esto se logra definiendo un criterio propio, teniendo
presente que no se está en la obligación de agradar a todos los semejantes, ya que por más cariño
que se les tenga, también hay límites personales definidos que no llevarán a cumplir ciertos
requerimientos que los demás quieran establecer.
El peligro de la excesiva complacencia es, además de condescender con otros por una
pronunciada crisis de autoestima; es llegar al extremo por querer agradar a todos sus semejantes
al decirles “sí” a todo cuanto ellos proponen; sin importar el día, la hora o el lugar, esta persona
promete con todas sus fuerzas estar allí para entrar en la “onda del momento” y sentirse aceptado,
lo cual es un error muy frecuente, ya que si se procede a actuar de esta manera, a la hora de
cumplir todos los compromisos prometidos habrán problemas, sea por motivos económicos,
familiares, otras promesas, entre otras cosas y se termine incumpliendo la palabra. Esto sucede
igualmente por el afán de agradar, hasta el punto de no analizar la propuesta sino responder de
71
manera ligera un “sí” que suena absoluto, pero que en muchos de los casos no es real, válido ni
consistente.
En segundo lugar, además se menoscabarse la palabra expresada por la excesiva
complacencia, también se quebranta porque no se ha educado a la sociedad para decir “no” como
una respuesta que ha de ser común en el vocabulario cotidiano, ni se ha enseñado a recibir ese
“no” como respuesta que no es ofensiva, sino que es un límite personal.
Como se ha evidenciado en esta investigación, a la sociedad actual le cuesta manifestar el
“no” como también le cuesta recibirlo, todo esto se debe a la mala costumbre de vivir con el
deseo de complacer excesivamente a las demás personas dejando de lado la opinión personal o
las limitaciones; asimismo se debe a que se ha enseñado popularmente que decir “no” es nocivo,
grotesco, malo, ofensivo y todo lo derivado de ello. Pareciera que el “no” en la sociedad de hoy
se considerara una grosería más con la cual las personas tienden a enojarse, a formar pleitos, a
desilusionarse y a ocasionar rupturas relacionales de cualquier índole, y es esta mala educación
hacia el “no” la que tiene en peligro relacional y moral a la sociedad y a la misma expresión del
lenguaje, por eso esta es la segunda causa del detrimento de la palabra expresada.
En tercer lugar, además de la excesiva complacencia y de la falta de educación para
expresar y recibir el “no”, la palabra expresada entra en decadencia porque en muchas personas
que suelen tener estos problemas no hay una relación entre lo que piensan y lo que expresan, no
existe una coherencia de pensamiento-palabra en los seres humanos que poseen estos problemas
de criterio y de complacencia. Esto debido a respuestas apresuradas con el fin de complacer sin
tener en cuenta todos los aspectos de la vida del ser humano a examinar para verificar si se puede
cumplir con cierta invitación, cierta promesa o petición a cabalidad o si hay algún impedimento
que no lo haga posible, pero al parecer esto la sociedad no lo sabe y por ello comete esta clase de
errores que trae consigo consecuencias como la desconfianza o la no credibilidad de lo que
expresa verbalmente.
En cuarto lugar, además de la excesiva complacencia, la falta de educación para decir
“no” y las incoherencias de pensamiento y palabra existentes en los seres humanos, se menoscaba
la palabra expresada por desconocimiento de lo que Dios dice sobre este dilema ético. Se
presupone popularmente que lo que Dios dice sobre este tema es muy poco, al parecer las iglesias
se quedan con el “cumple lo que prometes” o quizás tengan en cuenta la sección de los
juramentos del Sermón del Monte, y piensan que como son sólo esos textos entonces este asunto
72
no es tan relevante, cuando pasa exactamente lo contrario, toda la Biblia puede evidenciar el
actuar de Dios a través de la palabra expresada y la responsabilidad del ser humano en cuanto a
cuidar este valor de la manera adecuada, como la Biblia lo expresa, pero que por total
desconocimiento de ello se niega esta realidad y se presume que Dios hace muy poco énfasis en
este asunto ético, y es así que en este orden de ideas se presenta otra causa del detrimento de la
palabra expresada a modo de justificación de la poca relevancia de Dios frente al tema, cuando la
realidad es muy distinta.
Hasta el momento se han concluido las principales causas del detrimento de la palabra
expresada trabajadas en esta investigación arrojando resultados preocupantes, hasta el punto de
llegarse a pensar que el valor de la palabra expresada está en vía de extinción. Pero entonces, si la
situación es tan crítica y se tiene el deseo de revalorizar la expresión verbal, la pregunta es:
¿Cómo recuperar el valor y la credibilidad de la palabra expresada? A partir de esta pregunta se
darán las respectivas conclusiones que arrojó esta investigación.
En primer lugar, se recupera el valor de la palabra expresada mediante la formación de
criterio propio, identidad y el continuo establecimiento de límites. Si bien es cierto que la
excesiva complacencia es la ausencia de todos estos requerimientos, esta es la primera tarea,
comenzar a establecer un criterio propio frente a la vida, a las opiniones y circunstancias que
sucedan así se diferencie de la opinión de los demás, respetar ese criterio llevará a la formación
de identidad, propiedad y seguridad de saber qué es lo que se quiere, lo que conviene y lo que no
conviene; esto también llevará al fortalecimiento del autoestima, recordando que no se fue creado
por Dios para tener la misma opinión de los demás, seguirles la corriente o complacerlos. “Pues,
¿busco el favor de los hombres o el de Dios? ¿O intento agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). Este es un texto que ayudará
mucho a la hora de establecer límites y un criterio definido y que ese criterio en ocasiones se
diferencie de las personas que se encuentran alrededor, sean cercanas o lejanas. Es tener la
claridad y la certeza de que no es necesario ser excesivamente complacientes, pero sin olvidar el
aspecto de la misericordia que llevará regularmente a acceder a complacer a otros, lo cual es
normal, el peligro es sobrepasar ese límite y querer agradar a toda persona, lo cual resultaría
imposible.
Se requiere comenzar a trabajar en la formación de criterio y de límites desde la niñez,
como se expuso en esta investigación, desde la etapa de la reunificación (de los 12 o 18 meses
73
hasta los tres años). Esto se comienza a trabajar en la medida en que se le respeta al infante su
formación natural de límites y los “no” que expresa de manera frecuente; negarles este derecho
sería imposibilitarlos de por vida y enviarlos sin defensa alguna a un mundo lleno de personas
manipuladoras que van a querer en cualquier etapa de la vida operar para sus propios intereses.
Así que los padres tienen la tarea de trabajar con sus hijos e hijas la creación de límites propios y
ser inteligentes y creativos a la hora de recibir un “no” por parte del infante, ya que esto no lo usa
como grosería, sino como protección, aspecto que se concluirá a continuación.
En segundo lugar, además de la formación de criterio, identidad y por ende de límites, se
recupera el valor de la palabra expresada mediante la educación para decir “no” y para recibir el
“no” como respuesta. Es necesario desaparecer de la cultura la mentira de que el expresarse con
el “no” resulta ser grosero, ofensivo y que es respuesta que crea reacciones bruscas. La
monosílaba “no” es una palabra de defensa personal, es la palabra más demarcadora de un límite.
Los niños en la etapa de la reunificación usan frecuentemente esta monosílaba, ya que para ellos
es una palabra donde se sienten seguros, refugiados, los protege de lo que no desean hacer. Si
esto se enseña en esta etapa de la niñez se crearán hombres y mujeres que tengan la habilidad
para saber lo que desean y de establecer límites para ello, a partir de allí se crearán personas con
identidad, seguridad, capaces de auto protegerse, personas con una autoestima estable y que no
tendrán inconveniente a la hora de enfrentar personas manipuladoras y posesivas que quieran
imponerles su voluntad. En este orden de ideas, el “no” como respuesta es una expresión muy
positiva y necesaria en este mundo de hoy en el cual sobreabunda la maldad y las personas que
quieran pasar por encima de la voluntad individual.
En tercer lugar, además de la formación de criterio, identidad, límites personales y la
educación para decir “no”, se recupera el valor de la palabra expresada mediante la coherente
relación entre el pensamiento, la palabra y la acción entre los seres humanos. Es menester a la
hora de recibir una oferta, hacer una promesa o recibir una invitación, analizar con detalle cada
área de la vida personal para saberse si se puede cumplir con dicho ofrecimiento a cabalidad o si
hay algún inconveniente que lo impida a nivel interno. Este análisis es necesario, ya que una
respuesta a la ligera sin un análisis detallado puede llevar al incumplimiento de la palabra, o al
cumplimiento de la misma pero con la peor disposición. Así que, antes de hacer una promesa o
aceptar una invitación, es necesario hacer un análisis integral interno y saberse si se puede
cumplir sin inconveniente, de lo contrario sería llegar a un acuerdo o en su defecto decir “no”.
74
En cuarto lugar, además de establecer criterios, límites, de aprender a decir “no” y de ser
coherentes en pensamiento, palabra y acción, se recupera el valor de la palabra expresada
mediante el conocimiento de lo que expresa Dios en la Biblia acerca de este tema. Es necesario
conocer los textos de Eclesiastés 5:1-7 “cumple lo que prometes” y el texto de Mateo 5:33-37
“que tu sí sea sí y tu no sea no” que son muy claros a la hora de referirse al tema, pero no solo
quedándose con la lectura literal, sino profundizando y observando las implicaciones culturales
de estos textos y su enseñanza integral hoy. Pero es bueno saber que este tema ético no se agota
allí, sino que Génesis 1 revela que Dios usó la palabra expresada como método creativo, donde se
observa la expresión verbal de Dios como estable, firme, contundente, exacta y así mismo la
cumplió, siendo ejemplo para la palaba humana hoy. Además de ello, otro ejemplo que se
encuentra implícito en la Biblia es la tradición oral como el método base de la formación del
canon bíblico, lo que quiere decir también que la formación de la Biblia fue establecida a través
de la palabra expresada.
En quinto lugar, además de todo lo anteriormente mencionado, se recupera la palabra
expresada mediante la conciencia de que la palabra que se expresa tiene poder hacia el otro(a). Es
muy importante tener presente que las palabras tienen poder de restaurar como también de
destruir a una persona; es por esto que a la hora de hacer una promesa o aceptar una invitación u
otro compromiso pactado con la palabra, se ha de ser firme en esta palabra y cumplirla, ya que
con el simple hecho de decir “sí” esa palabra cobra poder sobre la vida de la persona que recibe
dicha respuesta, por esto es importante reconocer el poder que tiene la expresión verbal y, en la
medida que se reúne todo lo anteriormente mencionado, se le otorga más poder a la palabra.
Para todo lo que se ha concluido en esta investigación es que se hace necesario realizar el
seminario “el valor de la palabra expresada” como una propuesta pastoral-pedagógica para
enseñar este tema desconocido para muchos, desinformado para otros, e instruir sobre la
importancia que tiene este tema ético hoy, qué dice la Biblia al respecto y conocer los aportes de
la teología, la psicología y la filosofía frente al tema en mención y reconocer que es un tema
integral, amplio y que se necesita en la sociedad actual. Este seminario, al igual que esta
investigación es un desafío para hombres y mujeres para que tomen responsabilidad de su palabra
expresada y se decidan a establecer un cambio en esta sociedad, comenzando a vivir
coherentemente con lo que expresan verbalmente, cumpliendo lo que se promete a los demás y
así siendo íntegros como personas. Es momento de revalorizar el medio de comunicación más
75
importante que Dios ha dado a los seres humanos para comunicarse entre sí y con él, la palabra
expresada.

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Anexos

 Anexo 1: Conferencia sobre la antítesis de los juramentos. Mateo 5:33-37.

 Anexo 2: Conferencia del texto “Cumple lo que prometes” Eclesiastés 5:1-7

 Anexo 3: Conferencia sobre “La palabra como método que Dios usó para crear”

 Anexo 4: Conferencia sobre “La relación pensamiento-palabra y la tradición oral”

 Anexo 5: Conferencia sobre “Decir sí a todo. La excesiva complacencia”

 Anexo 6: Conferencia sobre “Aprender a decir no”

 Anexo 7: Conferencia sobre “El poder de la Palabra”

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Anexo 1: Conferencia sobre la antítesis de los juramentos. Mateo 5:33-37
Mt 5:33: παλιν ηκουσατε οτι ερρεθη τοις αρχαιοις ουκ επιορκησεις αποδωσεις δε τω
κυριω τους ορκους σου4
Otra vez oyeron que fue dicho a los antiguos: No harás juramento falso, pero entregarás al
Señor los juramentos de ti.
Entonces se puede notar que, en un principio si era válido jurar, pero jurar con
responsabilidad, procurando cumplir lo que se ha prometido. Este texto literalmente no tiene
referencia del antiguo testamento, pero con el tiempo se le atribuye al texto de Éxodo 20:7 con la
expresión “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Ulrich, 1993, p.385). En cuando a
juramentos en ese tiempo se refiere, Staudinger (1962) hace una explicación de cómo era la
situación del juramento en esa época:
El jurar era una costumbre general entre los judíos, no sólo en la vida pública, sino
también en la privada, y se había convertido poco a poco en un vicio popular. Al principio
se juraba invocando el nombre de Yahvé. Por lo que se consideraba también el juramento
como una profesión de fe en el verdadero Dios. Más tarde se evitó pronunciar el santo
nombre de Dios y se le sustituyó por circunloquios como Adonai (el Señor), Saddai (el
Omnipotente), Sabaot (el de los ejércitos), o por el mero Sem, es decir, “el” nombre de
Dios, entre otros. Finalmente, se contentaron con expresiones como: “Por el cielo”, “Por
el templo”, o expresiones parecidas. Ello equivalía a abrir la puerta de par en par a la
sutileza de los escribas, concediéndose o denegándose la fuerza del juramento a diversas
fórmulas. Con lo que quedaban minadas la lealtad y la fe y quebrantada la validez del
mandamiento que dice “no dirás a tu prójimo falso testimonio” Éxodo 20:16. (Staudinger,
1962, p.101-102).
Esta era la situación que se presentaba en el tiempo veterotestamentario en cuanto a
juramentos se refiere. Se trataba de un acto verbal solemne que incluía en ello el nombre de la
divinidad, lo cual lo hacía de mayor autoridad y confianza, pero con el tiempo su uso se volvió
muy popular, lo cual lo hizo perder fuerza. A partir de esta circunstancia se omite nombrar a Dios

4
En esta parte se utilizará el idioma original griego para explicar y traducir desde su coherencia los textos de la
perícopa, así que las incoherencias de sentido en los versículos en castellano obedecen a una traducción literal
desde el griego.

78
en el juramento por respeto y se comienzan a plantear fórmulas bajo pseudónimos de Dios, tales
como las que se mencionarán más adelante.
Mt 5:34: εγω δε λεγω μη ομοσαι ολως μητε εν τω ουρανω οτι θρονος εστιν του θεου
Pero yo estoy diciendo a ustedes: no estar jurando enteramente ni por el cielo porque está
siendo trono de Dios.
Se puede afirmar que ya desde este punto de la perícopa se inician los pseudónimos de
Dios, el primero de ellos, “por el cielo”. Jurar por el cielo es jurar por Dios, ya que en él está su
trono, como lo argumenta el mismo texto de Mateo, quiere decir que no es necesario mencionar a
Dios en un juramento para estar haciéndolo por él. Los pseudónimos hablan de él mismo de
manera indirecta Bien sea que se refiera al cielo como creación de Dios o se refiera a él como el
lugar celestial donde está su trono, de igual manera se está hablando de él mismo como el centro
del trono. Así que, aunque se suprima el nombre de Dios por la categoría “cielo”, se está jurando
por Dios –así se pretenda que no--, ya que esta categoría pertenece sólo a él.
Mt 5:35: μητε εν τη γη οτι υποποδιον εστιν των ποδων αυτου μητε εις ιεροσολυμα οτι
πολις εστιν του μεγαλου βασιλεως
Ni en la tierra porque está siendo escabel de los pies de él, ni hacia dentro de Jerusalén
porque está siendo ciudad del gran rey.
El texto refiere a que no se debe jurar por la tierra, porque es “escabel” de los pies de
Dios. El término “escabel” del griego υποποδιον también significa estrado, interpretando esto
como donde coloca sus pies, en su creación, donde él también habita. Visto desde allí no se puede
jurar por la tierra, porque es un lugar sagrado. Si se menciona el Salmo 24:1 que dice “De Jehová
es la tierra y su plenitud, el mundo y en los que él habitan”, se tiene certeza que es un lugar que le
corresponde a Dios, que él diseñó y que es de su propiedad; por tal motivo no se puede jurar por
él. Por otro lado, la frase “ni por Jerusalén porque está siendo la ciudad del gran rey” quiere decir
que no se puede jurar por Jerusalén, ya que ésta es la ciudad de Dios, Jerusalén tiene que ver
mucho con Dios a la luz de este pasaje, es por eso que no se puede jurar o prometer cosas
colocando a Jerusalén como garantía. ¿Qué significaba Jerusalén en ese tiempo? ¿Por qué no
jurar por Jerusalén? Ropero (2013) explica el significado de Jerusalén en ese tiempo:
David proclamó Jerusalén como capital del reino y emprendió la tarea de hacer de ella el
centro religioso de la nación. Para confirmar esta decisión, trasladó allí el arca desde Silo

79
y comenzó los planos del Templo, a fin de hacer de la ciudad el centro de toda la vida
religiosa de Israel. (Ropero, 2013, p.1324).
Jerusalén se convirtió en ese tiempo con la construcción del templo en el centro de toda la
vida religiosa de Israel. Jerusalén era la ciudad santa porque allí estaba construido el templo en el
cual Dios habitaba, entonces esta ciudad se convertía en un símbolo de la presencia de Dios, por
ende jurar por Jerusalén en ese tiempo era jurar por Dios mismo.
Mt 5:36: μητε εν τη κεφαλη σου ομοσης οτι ου δυνασαι μιαν τριχα λευκην ποιησαι η
μελαιναν
Ni en la cabeza de ti jures, porque no estás siendo capaz hacer uno cabello blanco o negro.
El texto refleja lo lejos que se puede llegar con las promesas o juramentos. Se refiere a las
mentiras o a la doble moral que se evidencia en el hablar y actuar, cuando esto no es coherente se
requiere llegar al extremo de jurar por la vida misma, esto simboliza en el texto la cabeza y los
cabellos. Este pasaje enseña que no se debe jurar por sí mismos, ya que si no se tiene la capacidad
de cambiar el color del cabello, mucho menos se podrá cumplir un juramento hacia los demás, se
estaría mintiendo. Culturalmente esta tipología del cabello blanco o negro tiene su explicación,
para esto Keener (2003) hace una explicación con referencia a esta simbología:
La mayoría de los habitantes de la Palestina judía tenían cabello negro y oscuro a menos
que fuesen ancianos, en cuyo caso su cabello estaría emblanqueciendo; el versículo 36 se
habría entendido como una referencia al control de Dios sobre el envejecimiento. La regla
de Jesús aquí es más estricta que la letra de la ley, pero está en concordancia con el
espíritu de la misma (Dt. 23:21-23; Ecl 5:5). Es posible que los esenios también hayan
evitado los juramentos después del juramento inicial para unirse al grupo. (Keener, 2003,
p.52).
Es muy interesante lo que se está planteando acerca de la simbología de los cabellos, para
este tiempo este texto se entendió como el control de Dios sobre la vida, no le pertenece al ser
humano, sino que Dios tiene control de ella como también de las edades y el envejecimiento,
dando por sentado que todo este ciclo vital y sus características le pertenece a él, por esto es que
no se debe jurar por la vida misma, ya que es un hecho que no le pertenece al ser humano, sino al
Señor que la creó a su imagen, por ende, si se jura por la vida, se jura por la imagen de Dios en
ella, lo cual sería un juramento directo a Dios.
Mt 5:37: εστω δε λογος υμων ναι ναι ου ου το δε περισσον τουτων εκ του πονηρου εστιν
80
Pero esté siendo la palabra de ustedes sí sí, no no, pero el excedente de estos procedente
del maligno está siendo.
“Sí, sí” no significa sino un “sí” real, un “sí” que es válido y tiene consistencia; esto también se
puede aplicar al “no, no”, es un no real, que es válido y tiene consistencia. En otras palabras,
basta con decir sí o no para estar bien ante Dios y ante la sociedad; Ulrich (1993) dice que el
juramento es contrario a los principios éticos. “El hombre debe inspirar confianza por sí mismo y
no ha de estar ligado a ninguna autoridad. El juramento es indigno de un hombre libre.” (Ulrich,
1993, p.386)
Aquí se encuentra una afirmación muy concreta y con gran autoridad, indicando que la
persona que vaya más allá del sí o no, llegando al juramento no es influenciado por Dios, sino
que es influenciado por el maligno. En otras palabras, se plantea que la persona que supere el sí o
no ya se sale del conducto regular sano y empieza a perder confiabilidad. Ulrich (1993) afirma
que “el no jurar sería realmente razonable, ya que “el mucho jurar es para el hombre racional una
prueba de falta de credibilidad”. (Ulrich, 1993, p.387) John Stott (1998) agrega que:
La aplicación moderna a este texto no debe buscarse lejos, porque la enseñanza de Jesús
es eterna. Jurar (es decir, prestar juramento) es en realidad la confesión patética de nuestra
propia deshonestidad. Nuestra palabra llana debería bastar: “sí” o “no”: Y cuando un
monosílabo basta, ¿por qué desperdiciar nuestro aliento añadiéndole más? (Stott, 1998,
p.115-116)

81
Anexo 2: Conferencia del texto “Cumple lo que prometes” Eclesiastés 5:1-7.
Examinando el texto, el autor del libro invita de nuevo a la discreción, esta vez en las
palabras, en el modo de orar y en las promesas que se hacen a Dios, teniendo presente que Dios
está en el cielo y tú sobre la tierra (5,1). Por tanto, no es prudente ir más allá de los límites
impuestos a los seres humanos, en relación con el ser exagerados de palabra, y más en sus
relaciones con un Dios que juzga las acciones de los hombres pero cuyos juicios son
inescrutables. En su condena de la excesiva locuacidad, el autor del texto coincide con Prov.
10,19 que afirma que donde abundan las palabras nunca falta el pecado, pero más bien, el que
refrena sus palabras es una persona precavida. En lo relativo a la forma de orar, él anticipa de
algún modo la enseñanza de Jesús: Cuando oren, no hablen mucho como hacen los paganos, que
esperan ser escuchados por su mucho hablar (Mt 6,7). Pero en lo que más se impone el cuidado y
la prudencia es a propósito de los votos y promesas, objeto de graves pres-cripciones en la ley
mosaica (cf. Dt 23,22-24; Nm 30,3; Lv 27). También aquí Eclesiastés coincide con la enseñanza
de Prov 20,25 donde afirma que es una trampa consagrar algo a la ligera y recapacitar después de
hacer un voto. El texto mezcla en una misma reprobación los sueños vanos y el excesivo
palabrerío (v. 6), y después de recomendar la prudencia y calidez en el hablar, el sabio concluye:
Pero tú teme a Dios. El temor de Dios pone un límite a nuestras palabras. (Levoratti, 2007, p.852-
853).
Este texto de Eclesiastés hace una propuesta a resaltar el valor de la palabra y por ende el
no abusar de la utilidad de la misma. Muy interesante lo que el autor plantea sobre el temor a
Dios, en esta parte es menester recordar el texto que declara que el principio de la sabiduría es el
temor al Señor; todo esto unido lleva a concluir que es muy sabia y prudente la persona que mide
sus palabras, pero que también reconoce que esa sabiduría de dominar la elocuencia viene del
Señor, quien es el principio de la sabiduría. Ahora bien, teniendo el temor del Señor en la vida y
siendo conscientes del significado tan grande de este texto en relación con la prudencia de
palabras y promesas, debe llevar esto a cambiar la mentalidad y a modificar el lenguaje popular a
un lenguaje coherente y no apresurado, eso sí, esto aplica a las personas que en realidad sean
conscientes del deseo del Señor planteado en este texto, ya que como dice el autor citando la
Biblia “en las muchas palabras nunca falta el pecado”, por ende este pasaje, al igual que el
sermón del monte, es una invitación a la prudencia de palabras y al no exagerar en juicios y
promesas, ya que de esta manera la devaluamos lo que se expresa, sino más bien ser sabios a la
82
hora de entregar la palabra a cualquier persona, velando siempre por ser coherentes con el actuar
y así llegar a ser personas auténticamente confiables.

83
Anexo 3: Conferencia sobre “La Palabra como método que Dios usó para crear”
Hasta el momento se ha estado haciendo un rastreo bíblico por los versículos más
relevantes en lo que al valor de la palabra competen, devolviéndole su importancia, peso,
confianza y validez, pero lo que parece muy interesante es que el tema bíblico no se agota allí,
sino que desde el inicio de la humanidad hay testimonio del valor de dicha palabra, ese
testimonio es dado por Dios mismo, quien desde el antiguo testamento emplea la representación
del lenguaje en el mismo momento de la acción creativa. Este asunto se complementa cuando
Dios dice “Exista la luz, y existió la luz… y llamó Dios a la luz día.” La llamada existencia de
todo lo creado en el universo es entonces un “decir” de Dios: “y dijo Dios…”, aparece como acto
de lenguaje, con un fortísimo e invencible impulso en la forma verbal “exista”. (Schökel, 1966,
p.25). Siguiendo esta idea, Schökel (como se citó en Schreiner, 1972) menciona lo siguiente:
La creación del mundo no está explicada con el modelo del arquitecto o del artesano
(exceptuando el modelado de Adán), sino según el modelo de la voluntad soberana que se
objetiva en forma de palabra eficaz, como lo muestra el Salmo 33:9 “Él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.” Según Gen. 1, la palabra es primero llamada a la existencia,
vocación; después imposición de nombre que fija el ser diverso de las criaturas. El orden
cósmico aparece así como un orden de lenguaje, de lenguaje divino en términos humanos.
Además, el dinamismo intrínseco de los seres vivos está transmitido en palabra imperativa
de bendición “creced, multiplicaos, dad fruto.” Así la palabra de Dios, como hecho
histórico –no natural ni cíclico-, introduce la creación del mundo en el contexto de la
historia de la salvación. (Schreiner, 1972, p.17)
Algunos aspectos son menester rescatarlos de esta posición de Schreiner, en primer lugar
el aspecto de la voluntad. A Dios le plació crear la humanidad, así lo decidió y por ende así fue
hecho. La voluntad, definida como la capacidad de decidir frente a cualquier circunstancia, es un
aspecto muy importante a la hora de cumplir la palabra expresada, el aspecto del querer hacerlo,
“querer es poder” diría el adagio popular. En últimas, la voluntad lleva al ser humano a no
quedarse solo en palabras, sino a ser consciente de ir a los hechos e impulsarse hacia ello. Este
valor brinda la realidad de la coherencia entre las palabras y los hechos. Pero continuando con el
tema, el autor da otros atributos a la palabra bien interesantes:
Otra cualidad de esta palabra es la fuerza y eficacia. Esta eficacia aparece incontrastada
cuando Dios llama a la creación: a existir, a obrar, a testimoniar. También es
84
incontrastada, cuando se mira desde arriba el plan total de Dios, que dicha palabra va
revelando y ejecutando. Cuando se mira a la altura humana, su eficacia consiste en la
llamada poderosa a la libertad humana, exigiendo la respuesta, imponiendo la situación de
responsabilidad: pide fe y es recibida en fe. La palabra de la alianza como historia reclama
memoria y el reconocimiento; la palabra de la alianza como institución exige fidelidad;
como mandato exige el cumplimiento, la observancia; si esta respuesta humana falla, el
hombre sigue cogido en la estructura ternaria y cerrada de la alianza, en la palabra de
maldición que posee poder para reducir al hombre a la fidelidad. Dt. 30:2. (Schreiner,
1972, p.19-20)
Es muy pertinente lo que el autor plantea referente a la eficacia y fuerza de la palabra.
Dios habló y así se hicieron las cosas, se ve a Dios cumpliendo su palabra, siendo coherente en su
hablar y en su actuar, aspecto que lo hace digno de confianza y admiración. Si los seres humanos
leen las promesas de Dios en la Biblia, siempre terminan convencidos y apropiados de ellas, ¿por
qué razón? por la razón de que él es fiel a su palabra y lo que promete lo cumple; eso lo hace
confiable e indiscutible. Todo esto debido a la eficacia y fuerza de sus palabras, seguramente no
es la fuerza de agresividad, sino la de asertividad combinada con la coherencia a la hora de
actuar, eso hace más fuerte su palabra y digna de fiar. Este ejemplo creativo se aplica al día de
hoy, en el sentido de seguir el legado de la eficacia y fuerza de Dios a la hora de dar la palabra y
asimismo ser coherentes y cumplirla. En otras palabras, este ejemplo dado por Dios es una
invitación a ser asertivos y cumplir con eficacia la palabra para que la misma tenga fuerza y
valor.
Otra cualidad es la firmeza y la estabilidad de la palabra con los verbos ‘md y wqm; la
fidelidad, con el verbo preferente n’mn. Esto quiere decir que la palabra de Dios se
cumple en la historia como se cumple en la creación, Sal 148:5; que Dios vela por dicha
para que suceda, Jer. 1:12; “Vigilo sobre mi palabra para cumplirla”, y esto se distingue
de la palabra que un profeta pronuncia arrogantemente sin que Dios le mande, Dt 18:22 y
Dios “no retira sus palabras”, Is. 31:2. La palabra del pacto es estable, porque Dios no
falta al compromiso; las palabras de mandato son de fiar y son estables, porque fundan un
orden religioso y moral; las palabras de maldición y bendición son firmes, porque
realmente suceden, en cuanto pronunciadas por Dios. (Schreiner, 1972, p. 19)

85
Si se observan los aspectos importantes de lo que propone Schreiner, se debe comenzar
por la firmeza y la estabilidad. Dios es un ser bastante estable y radical en sus palabras y
decisiones, a lo largo de la Biblia y de la humanidad se comprueba ello, en Dios no existe en
ninguna manera algún rasgo de ambivalencia o inestabilidad al hablar, aspecto del cual se ha de
tener como ejemplo, ya que la palabra no debe ser inestable o ambivalente, por eso, en el caso del
ser humano, se requiere muy bien pensar antes de actuar y no expresar la palabra a la ligera, ya
que al no considerar bien la respuesta y expresarla ligeramente puede traer como consecuencia el
retractarse de dicha respuesta y es allí donde inicia la inestabilidad, de donde se deriva la falta de
confianza y por ende se termina jurando. Desde esta perspectiva, el hablar debe ser firme y
estable, esto se consigue siendo razonables en pensamiento, palabra y acción y se confirma en
este texto de la creación un Dios con todas estas características estables, asunto que le atribuye
autoridad. Por otro lado, ese aspecto de Dios cuando dice que “Vigilo mi palabra para cumplirla”
ya deja mucho que decir sobre Dios, describe entonces un ser que vigila sobre lo que ha
prometido y confiado para llevarlo a cabo tal cual lo prometió, esto se ve en la creación bien
exacto y también a lo largo del texto bíblico cuando sentencia o promete algo con su boca. Esta
acción de vigilar sobre lo prometido para cumplirlo es de un ser plenamente maduro y estable.
Aunque se es consciente que Dios cumplió con todas estas características, también los seres
humanos las pueden realizar, y es el asunto de tener cuidado al entregar la palabra y que cuando
ya ha sido entregada es velar y cuidar por cumplirla, solo con este hecho se gana autoridad en los
demás, y es que nada más con esta forma de pensar aplicada a la vida es inmediato que se
comienzan los cambios y aumenta la credibilidad de la expresión verbal.
Dios crea con su palabra, que es sabiduría y acción hacia fuera: su acción está
correctamente representada como manifestación en lenguaje articulado y que articula; y el
resultado de esta acción es el sistema ordenado de seres, que se puede comparar con un
lenguaje por lo que tiene de nombrabilidad diferenciada y ordenada, y que se convertirá
en lenguaje formal a la llegada del hombre. (Schökel, 1966, p.26)
Schökel presenta la descripción de Dios como un ser muy coherente y ordenado, donde
primero piensa y articula sus ideas para luego pronunciarlas y hacerlas de la manera que había
formulado desde el comienzo, es un Dios coherente, razonable y sabio, un Dios que cuida su
palabra y que demuestra ser muy prudente y acertado.

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Anexo 4: Conferencia sobre “la relación pensamiento-palabra y la tradición oral”
Esta sección tiene como finalidad analizar de manera general la relación entre
pensamiento y palabra que da como resultado el lenguaje en los seres humanos. Para este fin se
hará una aproximación desde el punto de vista filosófico tomando como fuentes a dos autoridades
en el tema del lenguaje: Hans-Georg Gadamer y Martin Heidegger.
Nadie negará que nuestro lenguaje ejerce una influencia en nuestro pensamiento.
Pensamos con palabras. Pensar significa pensarse algo. Y pensarse algo significa decirse
algo. En este sentido Platón conoció a la perfección la esencia del pensamiento cuando lo
define como el diálogo interno del alma consigo misma, un diálogo que es un constante
trascenderse, una reflexión sobre sí mismo y los propios juicios y opiniones, en actitud de
duda y de objeción. Y si algo caracteriza a nuestro pensamiento es precisamente este
diálogo interminable consigo mismo que nunca lleva a nada definitivo. (Gadamer, 2004,
p. 195-196)
Es bien interesante la relación que se comienza a notar entre el pensamiento y la palabra
con la expresión “pensamos con palabras” a lo que sigue el hecho de pensarse algo, formulando
ya una idea que al final de este proceso se terminará proclamando, afirmando la frase final “Y
pensarse algo significa decirse algo”. Entonces desde aquí se comienza a percibir una relación en
la cual hay coherencia, es decir, que el “pensarse algo” ha de ser coherente en la fase del “decirse
algo”, donde el pensamiento y la proclamación son coherentes y razonables. Este aspecto del
“pensarse algo y decirse algo” se aplica en primera instancia sobre sí mismo, donde el lenguaje y
los conceptos de encuentran, y comienza lo que Platón define como el “diálogo interno del alma
consigo misma”. Comienza entonces un debate interno de ideas, opiniones y vivencias que dan
como resultado una posición que próximamente está dispuesta a ser expresada y argumentada,
teniendo la argumentación como parte del diálogo interno que refiere Platón. En el siguiente
enunciado de Gadamer se explicará con más detalle esta coherencia y relación:
La íntima unidad de palabra y cosa era al principio algo tan natural que el nombre
verdadero se sentía como parte de su portador, e incluso cuando sustituía a éste era
sentido como él mismo. Es significativo que en griego la expresión que significa
“palabra”, ónoma, signifique al mismo tiempo nombre, y en particular nombre propio,
esto es, apelativo. La palabra se entiende desde el nombre. Y el nombre es lo que es en
virtud de que alguien se llama así y atiende por él. Pertenece a su portador. La adecuación
87
de un nombre se confirma en que su portador atiende por él. Parece en consecuencia que
pertenece al ser mismo. (Gadamer, 1977, p. 487)
A partir de esta apreciación se puede explicar la relación pensamiento-palabra como una
acción de coherencia que proporciona propiedad y seguridad en el ser humano al pronunciarla. La
coherencia entre pensamiento y palabra desemboca en una propiedad muy importante según lo
planteado por Gadamer, donde la “palabra” que se vino construyendo con el diálogo interno
planteado por Platón se hace “palabra” desde la concepción del “nombre”, es decir, se hace
realidad y toma propiedad y sentido de pertenencia en la medida que la acciono, como el portador
de ella lo ha anunciado. Desde esta óptica se concibe la coherencia y la relación pensamiento-
palabra como una propiedad y sentido de pertenencia cuando el que la anuncia asimismo la
acciona, promoviendo en ella autoridad, responsabilidad y respeto; aquí se puede aplicar el
concepto de encarnación de la palabra. En este aspecto de vivenciar la palabra, Gadamer
promueve una mirada del lenguaje desde la totalidad de nuestra conducta y expresión verbal:
Si el fenómeno del lenguaje no se contempla desde el enunciado aislado, sino desde la
totalidad de nuestra conducta en el mundo, que es a la vez un vivir en diálogo, se podrá
comprender mejor por qué el fenómeno del lenguaje es tan enigmático, atractivo y opaco
al mismo tiempo. Hablar es la acción de máximo auto olvido que realizamos como seres
racionales. Todos conocen la experiencia de paralizarse en el propio lenguaje y ver cómo
se escapan las palabras desde el momento en que se fija la atención en ellas. (Gadamer,
2004, p. 194)
Partiendo de esta premisa dada por Gadamer, es menester tener claro que no se puede
concebir el lenguaje desde solamente el enunciado aislado, sino que éste debe integrar todos los
componentes de su vida y de su entorno; el lenguaje debe encontrarse relacionado con la
conducta del ser humano en el mundo que le rodea, aquí se retoma el concepto del diálogo
interno, que se convierte también en un diálogo con la realidad del mundo que rodea al ser
humano, llegando a integrarse en todas las áreas, que en últimas es una interesante propuesta en
este aspecto del valor de la palabra expresada.
Por otro lado, se nota a Gadamer consciente de la falta de coherencia del ser humano y de
su lenguaje. Por lo visto el ser humano no integra todas sus áreas en el diálogo interno consigo
mismo para sacar una posición coherente con su cotidianidad, sino que tendrá en cuenta algunos
aspectos en ese diálogo ocasionando a la hora de dar una propuesta, vacíos bien pronunciados,
88
que se convierten en últimas en incoherencias, lo que desemboca en ambivalencia de
pensamiento y de allí la falta de confianza en la palabra expresada. Gadamer propone con esta
crítica que es menester integrar todas las áreas de la vida del individuo, internas y externas en el
diálogo consigo mismo y a partir de allí dar una posición coherente, razonable y alcanzable.
Por su parte Heidegger (1987) piensa que el hablar, cuando es un hablar esencial, es ya un
escuchar. El escuchar es escuchar el habla que hablamos. “Así, hablar no es simultáneamente
sino previamente escuchar”. Lo que oímos es el hablar del habla. Lo que hablamos es el habla.
De ahí que Heidegger afirme, de manera un tanto llamativa, que “el habla habla”. El habla habla
en tanto que dice, y nosotros la oímos y la hablamos sólo porque pertenecemos desde siempre a
ella (p. 229).
Es menester resaltar la frase de Heidegger “cuando es un hablar esencial” y éste ha de ser
un hablar con sentido y con coherencia, un hablar ya pensado, dialogado interiormente. Entonces,
el escuchar sería el escuchar el pensamiento que transmitimos en palabras, es pensar el
pensamiento antes de transmitirlo y no al revés, de allí el adagio popular “pensar antes de hablar
y no hablar para después pensar”, esto sería previamente escuchar el habla del pensamiento y de
allí se desprende el habla ya como acción de profesar o comunicar, donde también se hace el
llamado a la reflexión de lo que hablamos y determinar qué tan coherente se llega a ser con
respecto a lo que se piensa previamente.
En esta sección se ha analizado el lenguaje desde una mirada filosófica y como conclusión
general hay que tener en cuenta que en el diálogo consigo mismos se involucren todas las áreas
del ser humano para que al momento de expresar la palabra se encuentre argumentada y sin
vacíos, que luego se proporcionen en incoherencias y en falencias. Es una invitación a saber usar
el lenguaje de manera asertiva y coherente, con propiedad y sentido de pertenencia e
involucrando en él un pensamiento integrado como ya se ha expresado anteriormente. Se ha
comprobado que existe una relación total entre pensamiento y palabra, en cuanto a que todo lo
que pensamos lo pensamos con palabras, empleando la herramienta del lenguaje pero con una
premisa y es haciendo bien el proceso del diálogo interno y pensando el lenguaje antes de
pronunciarlo, ya que “habitamos en la palabra. Esta sale como fiadora de aquello de que habla”
(Gadamer, 2004, p. 194). Esta palabra una vez pronunciada ya ha sido objeto de confianza y se
espera su cumplimiento, y el dar una posición o promesa sin tener en cuenta todas las áreas
humanas y examinar si en todas es posible realizar dicha promesa, se corre con el riesgo de que al
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responder ligeramente no se pueda cumplir con lo pactado por no tenerse en cuenta otros aspectos
que limitaban su compromiso.
La tradición oral
Partiendo de la integridad de creencias y de pensamiento es que se produce una expresión
verbal coherente, como se ha visto en la relación de pensamiento-palabra en los seres humanos y
de allí que viene consigo la tradición oral.
Se considera que la expresión verbal ha de ser coherente con la integralidad del
pensamiento para que sea confiable y no dé lugar a dudas, estos son requisitos indispensables
para la tradición oral. Se define por tradición oral a los relatos que existen de acontecimientos que
tuvieron fecha y lugar en la humanidad, esta tradición oral tiene como fin contar estas historias de
manera verbal y recopilarlas para poner orden a los acontecimientos con su respectiva coherencia
y así comprobar su validez.
Los participantes de la tradición oral son principalmente, en el caso de acontecimientos,
las personas contemporáneas a ellos, o en la medida de lo posible, personas que los presenciaron.
Estas personas cuentan su versión de los hechos y estos no tienen lugar a dudas, ya que vienen de
personas que presenciaron aquel momento. Las personas que relatan se vuelven dignas de
confianza por contribuir a la elaboración de un acontecimiento completo que pasará a la historia.
Entonces la tradición oral consta de relatos y de testimonios vivenciales de cualquier época o
acontecimiento vivido. Para esto, las personas relatantes tienen presente la coherencia con su
pensamiento y la organización de los hechos para relatarlos de esa manera sin malversar el orden,
cada uno relatando desde su perspectiva de los hechos. Un ejemplo clave de esto es la misma
Biblia, la cual no fue divinamente dictada letra por letra hasta formar el libro, sino que su
formación se debe a que, es la compilación de acontecimientos que tuvieron fecha, lugar y
contexto, esta compilación no se encontraba por escrito todavía (o por lo menos en el antiguo
testamento) sino que toda esta compilación se obtuvo gracias a las tradiciones orales de los
pueblos que presenciaron los acontecimientos que la Biblia tiene escritos.
Esta costumbre era lo más común en ese tiempo, según Rusell “Los copistas se
impusieron la tarea no sólo de hacer la Torah asequible al pueblo, sino de descubrir e interpretar
su significado para que los hombres pudieran aplicarla a su vida diaria” (Rusell, 1983, p.60).
Según este mismo autor, era un método que se usaba para enseñar con un léxico adecuado las
palabras de la Escritura a la comunidad, para hacer así asequible la palabra al pueblo. Es muy
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importante este método expositivo de la Escritura, ya que al exponerla en la mayoría de ocasiones
no cabían dudas acerca de lo expuesto, sino que la enseñanza era muy confiable, se creía en la
palabra que exponían los hombres, ya que para algunas culturas ese era el único método para
conocer la revelación de la Torah, por ende a los expositores se les tenía en mucha confianza en
este aspecto. Se puede notar aquí la credibilidad de la palabra expuesta, eran personas con
autoridad y conocimiento las que la exponían, se dice que algunos de ellos eran los mismos
copistas. Rusell afirma al respecto lo siguiente:
Y así surgió de ahí la creencia absoluta de que la Torah era algo más que simplemente la
palabra escrita de la Escritura, sino que también incluía la tradición que heredaban las
sucesivas generaciones. La Torah de Dios constaba de dos partes, una escrita y otra oral, y
ambas con igual autoridad. Y no solo esto; ambas poseían la misma antigüedad, pues
Moisés había recibido la Torah, escrita y oral en el Sinaí, desde donde había sido
transmitida a través de sucesivas generaciones de hombres fieles. (Rusell, 1983, p.62)
Entonces aquí se comprueba que los mandamientos del Éxodo fueron adquiridos y
enseñados de manera oral y escrita al pueblo, siendo así comunicados de manera especial para
que todos los pudieran entender y asimismo aplicar a su vida diaria, pero además de esto, esta
tradición siguió por los tiempos hasta los días de Jesús, y así fue como el pueblo conoció la
historia de los mandamientos.
Continuando la temática, Gorge E. Ladd (1990) en su libro “Critica del nuevo testamento”
expresa lo siguiente en referencia a la tradición oral:
Los estudiantes de la ley habían desarrollado una tradición oral elaborada en el esfuerzo
de interpretar y de aplicar la ley a su época. Ellos sostenían el punto de vista de que esta
ley oral, así como la ley escrita, había sido dada a Moisés, y que ambos cuerpos de ley,
escrita y oral, habían sido preservados a través de los siglos. Con respecto a esta ley oral
leemos: "Moisés recibió la ley desde el Sinaí y la entregó a Josué, y Josué a los ancianos,
y los ancianos a los profetas, y los profetas la entregaron a los hombres de la Gran
Sinagoga." Desde esta perspectiva, puede decirse que las tradiciones orales cristianas y
judías son estrictamente fenómenos análogos. (Ladd, 1990, p.121)
Entonces en esta parte se argumenta y reafirma esta premisa, en un comienzo los
acontecimientos veterotestamentarios fueron conocidos y comunicados a modo de relatos
hablados para después ser pasados por escrito y publicados entre las culturas. La tradición oral
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juega un papel importante, desde ella viene mucho de lo que se tiene como texto bíblico. Si esto
aconteció con los mandamientos, también sucedió en el nuevo testamento con los evangelios,
para esto Levoratti (2007) plantea lo siguiente:
En 1796, Johann Gottfried Herder (como se citó en Levorrati, 2007) afirmó la existencia
de un «evangelio oral», que sirvió de base a los actuales evangelios canónicos. La
tradición oral se habría impuesto muy pronto, y los evangelistas no hicieron otra cosa que
surtirse de esa tradición, cada uno a su manera. De ahí las diferencias entre los evangelios.
Otros investigadores retomaron más tarde la hipótesis de la tradición oral y la expusieron
de distintas formas. Hoy en día, la mayoría de los críticos reconoce que la tradición oral
ha desempeñado un papel importante en la formación de los evangelios, aunque esa
función sea difícil de precisar. Incluso los especialistas que intentan reconstruir las fuentes
literarias sobre las que trabajaron los evangelistas deben admitir que entre la vida terrena
de Jesús y los primeros textos escritos hubo un período de transmisión oral. (Levoratti,
2007, p.265)
Levoratti hace una presentación de lo que fue el papel de la tradición oral en el nuevo
testamento, principalmente en la construcción de los evangelios. Una de sus primeras
afirmaciones es que la tradición oral de los evangelios sirvió de base para lso escritos canónicos,
aspecto muy válido ya que era lo único que se tenía en ese tiempo para reconstruir la historia de
la vida de Jesús, entonces cada autor y escuela tomó esas tradiciones y las comunicó a su manera,
por ende la diferencia de los evangelios. Pero esta reconstrucción fue posible gracias a la
tradición oral de las personas que eran contemporáneas a los hechos relatados en los evangelios
que los comunicaron a las culturas del momento y de allí se compilaron y se colocaron por escrito
para tener un soporte de los hechos, lo que más tarde se constituyó en los evangelios. Pero para
que esto fuera posible, era necesario tener una confianza plena en los relatos de esta tradición
oral, y efectivamente en ese tiempo era muy creíble lo que los testigos de los hechos de Jesús
comunicaban a sus generaciones siguientes y culturas aledañas, notando con esto la credibilidad
de la palabra expresada, aspecto muy importante en esta investigación.

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Anexo 5: Conferencia sobre “Decir sí a todo. La excesiva complacencia”
El principio de formar límites es vital en la vida de cada ser humano, esto hace parte del
derecho de dignidad humana; es respetar espacios, opiniones y límites propuestos entre las
personas. En este caso el límite que se ha de poner es en el lenguaje, ya que el ser humano es muy
presto a hablar a la ligera y después a arrepentirse de lo hablado y confiado. Y todo este problema
de poner límites en el lenguaje se forma desde la niñez, Henry Cloud y John Townsend (2000) en
su libro “Límites” dan a conocer desde dónde se origina esta problemática del lenguaje:
Cuando los padres le enseñan a sus hijos que es malo fijar límites o decir que no, les están
enseñando que los demás pueden hacer con ellos lo que se les antoje. Envían a sus hijos
indefensos a un mundo lleno de maldad. Maldad que se manifiesta en personas
controladoras, manipuladoras y explotadoras. Maldad que toma la forma de tentaciones.
Si se bloquea la facultad de los niños para decir que no, se los discapacita de por vida. Los
límites de los adultos discapacitados, tienen esta primera lesión: dicen que sí a lo malo.
(Cloud y Townsend, 2000, pp. 58-59)
He aquí el inicio de los problemas en lo planteado por los autores, se tiende a confundir la
cordialidad, la prudencia, el respeto y la buena imagen de los niños, con sus límites; se cree
popularmente que se hace bien en obligarlos a saludar, despedirse y decidir por ellos como
también en obligarlos a prestar sus cosas por miedo al “qué dirán” y a ganarse una percepción de
egoístas y maleducados, cuando en realidad éste es un mecanismo de defensa propio de ellos, una
señal de protección contra un desconocido. Es un acto de autoridad e independencia de ellos el
hecho de establecer sus límites y de decir “no”. En psicología esto se conoce como la etapa de la
“reunificación”, y los mismos autores la definen como:
La reunificación, que ocurre entre los dieciocho meses y los tres años, se conoce como
“rapprochement” en francés y significa “restauración de relaciones armoniosas”. En otras
palabras, el niño vuelve a la realidad. La grandiosidad de los últimos meses da paso
lentamente al reconocimiento de que “no puedo hacer todo lo que quiero”. Durante la
etapa de la reunificación retoman la unión con la madre, pero esta vez es diferente. Esta
vez el niño aporta a la relación un ser más individualizado. Hay dos personas ahora, con
ideas y sentimientos diferentes. (Cloud y Townsend, 2000, pp. 81-82)

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Esta etapa se torna difícil tanto para los hijos e hijas en contraposición a padres y madres,
ya que se perciben posiciones diferentes, el niño comienza desde temprana edad a sentirse capaz,
y a tomar autonomía y autoridad para ejercer su voluntad, por esta razón en esta etapa los niños
se tornan irritantes, detestables y opositores, no porque ese sea su instinto como algunos lo
piensan, sino que a partir de esta etapa el niño comienza a definir su identidad como persona, a
ejercer autonomía y el principio de la independencia, ¿por qué razón? porque ahora es consciente
de que antes no podía caminar y ya puede hacerlo por sí solo, porque ha dejado el seno de su
madre y ahora come sólido, y así muchas cosas más que le hacen hasta cierto punto
independiente y capaz, de allí que probablemente su irritabilidad y oposición a las reglas o
peticiones de sus padres, porque él se siente capaz de tomar otro tipo de decisiones por sí solo sin
imposición de sus mayores; esto le genera confianza y a la vez la capacidad de establecer límites
y hacerse respetar como persona, de tal manera que al crecer no tendrá el problema del exceso de
complacencia ni de ser víctima de la manipulación y atropello de personas aprovechadas y con
problemas con sus límites. Ahora bien, la falta de claridad sobre este tema y de ser “buena gente”
ignorando la natural formación de la persona y la formación de sus límites, hace que más adelante
carezca de ellos y recurra como protección y aceptación a la excesiva necesidad de decirle a todo
“sí”, buscando agradar a todos los que le rodean, tal como lo interpreta el texto bíblico: “Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). No es necesario el
exceso de complacencia con todos, no se está obligación agradar a todos los semejantes, pero
para las personas excesivamente complacientes este es un serio problema porque:
Las personas complacientes no tienen límites bien definidos y precisos; se “funden” con
las exigencias y necesidades de los demás. No son independientes, distintos de las
personas que desean algo de ellos. Las personas complacientes, por ejemplo, hacen creer a
todos que les agradan las mismas películas y los mismos restaurantes que a sus amigos
para “seguirles la corriente”. Minimizan las diferencias con los demás para no causar
ningún problema. Las personas complacientes son camaleones. Después de un rato, no es
posible diferenciarlas del medio. (Cloud y Townsend, 2000, p. 59)
A raíz de esta problemática sería bueno preguntarse: ¿cuál es el afán por querer agradar a
todos?, surgen entonces cuestionamientos como: ¿falta de carácter? ¿Falta de auto aceptación?, lo
que indica probablemente falta de identidad y de criterio, lo que demuestra que la persona con
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excesiva complacencia tiene vacíos emocionales que pretende llenar complaciendo en todo a la
gente, al punto de exceder sus limitaciones, y todo con tal de no tener inconvenientes, malos
entendidos o diferencias con sus semejantes, olvidando que fue creada única, auténtica y a
imagen y semejanza de Dios. A continuación se presentan los temores que estas personas
excesivamente complacientes y padecen a la hora de pedírseles un favor, una opinión o un gusto
propuestos por el autor.
Esta clase de problema de límites dificulta cada vez más la posibilidad de decir ‘no’.
Siempre que tengan que defenderse diciendo que no, la palabra se les atraganta. Hay diversos
motivos:
 temor a herir los sentimientos de los demás
 temor al abandono o la separación
 deseo de ser plenamente dependiente de otro
 temor a la ira del otro
 temor al castigo
 temor a pasar vergüenza
 temor a ser considerado malo o egoísta
 temor a no ser espiritual
 temor a una conciencia demasiado estricta o crítica. (Cloud y Townsend, 2000, p. 59)
Se hace pertinente una vez más recordar con más insistencia el texto de Gálatas 1:10 “Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres no sería siervo de Cristo”. Para las personas excesivamente
complacientes, que no fueron formadas en límites sino que se les violó el derecho a desarrollarlos
viven esta realidad diariamente, luchan con este tipo de temores relacionales, y son situaciones
que continuamente les quitan la paz y la estabilidad emocional, pero que resulta necesario por
crecimiento y madurez emocional enfrentar, con la única finalidad de menguar el exceso de
complacencia y de privación de la libertad con la cual Dios diseñó a hombres y mujeres y de la
cual se tiene total derecho.
Por otra parte, no solamente se tiene que aprender a no ser excesivamente complacientes
perdiendo la identidad, sino que también cuando se dice coherentemente un “sí” este mismo
puede estar condicionado a muchos aspectos de tiempo, éticos, motivacionales, espirituales, entre

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otros. En estos casos es muy importante aclarar este “sí” que se entrega a otra persona como un
“sí condicionado a”, ya que se puede aceptar una petición o invitación si así se desea, pero
teniendo claro hasta qué límite se puede llegar y a partir de donde se comienzan a sobrepasar las
barreras limitantes, dado este caso se recomendaría recordar el acuerdo hecho desde un comienzo
con la persona que se dialogó y tomar las respectivas decisiones. Esto es muy sano ya que en
medio del cumplimiento de la palabra también se pueden sobrepasar los límites, y es muy
importante tener en cuenta las condiciones acordadas para tener autoridad y argumentos durante
una violación del espacio personal. Entonces, no solamente basta con decir un sí, sino también
aprender en qué condiciones decir “sí”.

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Anexo 6: Conferencia sobre “Aprender a decir no”
En este orden de ideas, ¿la palabra “no” es mala, grosera o nociva? en ninguna manera.
Lo que sí se debe reconocer es que se ha enseñado mal frente a esta palabra; no existe una
educación para el “no”, mucho menos no existe un respeto por el infante que dice “no”. Un
ejemplo de esto sería el obligar al niño a saludar a un desconocido, ¿cuál es su primera
impresión? mirar a este desconocido de manera rara y esquiva, ¿por qué lo hace? Se piensa
comúnmente que es un comportamiento grosero del niño, pero en este trabajo se desmiente esto
totalmente, su reacción es netamente natural, es su instrumento de defensa frente a lo
desconocido, es un límite que está inmerso en él, con el cual se siente protegido, seguro, fuerte y
con poder en sí mismo ante las circunstancias desconocidas y peligrosas de la vida. Los padres y
madres y los que se proyectan a serlo tienen que aprender esta verdad, que los niños pasarán por
la etapa de la reunificación en donde se verán constantemente permeados por la negación y en su
vocabulario de forma permanente existirá la palabra “no”, esto no hay que prohibirlo ni
impedirlo, porque si esto sucede se estarían formado seres humanos incapaces de tener poder
sobre sus decisiones, se les enviaría indefensos ante un mundo de manipulación y de personas
controladoras.
Así que, si esta etapa no se desarrolla de la mejor manera se estarían formando personas
que muy posiblemente no cumplan su palabra. Se puede intuir en esta parte que desde niños se
forman personas faltas de criterio y del cumplimiento de su palabra, lo que concluye en personas
irresponsables y que inspiran desconfianza, personas débiles, y como el ideal humano no es ese,
en padres y madres está la responsabilidad de educar hijos con firmeza de criterio y de palabra,
para esto Townsend propone las siguientes recomendaciones:
Los padres en esta edad tienen dos tareas asociadas con el no. Primero, necesitan ayudar a
sus hijos a sentirse suficientemente seguros para decir no, de esta manera los estimulan a
poner sus propios límites. Aunque es innegable que no siempre pueden hacer todas las
elecciones que les gustarían, deberíamos darles a los pequeños la oportunidad de decir un
‘no’ que sea escuchado. Los padres informados no se sentirán insultados ni enfocados por
la resistencia de su hijo. Le ayudarán a sentir que su ‘no’ es tan apreciado como su sí. No
se distanciarán emocionalmente del niño que dice no, seguirán conectados. Uno de los
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padres muchas veces deberá apoyar al otro que se está cansando con el “no” del bebé.
¡Este proceso requiere trabajo! (Cloud y Townsend, 2000, p. 84)
Es pertinente evidenciar que el “no” tiene establecida una equidad, ya que se tiene
derecho a decir “no” de manera asertiva estableciendo límites personales, como también se tiene
el deber de aceptar un “no” y respetarlo para no transgredir espacios y límites colectivos. Si se
aprende a vivir de esta manera coherente, se evitarán problemas internos, externos y se vivirá a
plenitud. Para esto se tienen que aprender las diferentes expresiones que existen para decir un
“no” bajo muchas circunstancias, Cloud y Townsend hacen una interesante propuesta al respecto:
Para sentirse seguros en este mundo malvado, los niños necesitan fuerza para decir cosas
como:
 No
 No estoy de acuerdo
 No lo haré
 Porque no quiero
 Deja de hacer eso
 Me duele
 Está mal
 Es malo
 No me gusta que me acaricies ahí. (Cloud y Townsend, 2000, p. 58)
Estas son frases muy necesarias para la vida cotidiana, desde luego que pueden surgir
muchas más y la lista se puede ampliar, pero esta propuesta del autor sirve para ejemplificar las
formas con las cuales se puede contrarrestar una amenaza a la integridad personal y establecer
límites, teniendo en cuenta lo que se ha dicho anteriormente, que el momento más asertivo para
enseñar este defensa es en la niñez. Pero aun teniendo en cuenta que estas frases asertivas sean
aprendidas en la niñez o ya en la edad adulta, siempre existirán las frases amenazantes que
pretenden contradecir la respuesta negativa que se ha dado. A continuación se retomarán estas
frases del “no” asertivo y se propondrán las antítesis de estas frases que se usan comúnmente para
irrespetar la decisión y en el mayor de los casos revertirla.
 “No” Sí, vamos.

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 “No estoy de acuerdo” Tienes que estarlo, es la opinión de la mayoría. Si quieres
pertenecer a nuestro círculo, tienes que aprobarlo.
 “No lo haré” y “Porque no quiero” ¡Qué cobarde eres, gallina…! Si lo harás, eres
nuestro hijo y haces lo que queremos…
 “Deja de hacer eso” ¿Por qué? Si yo quiero hacerlo lo hago y punto. (Aquí se nota
la violación de los límites ajenos.)
 “Me duele” En el caso de violencia física hacia la mujer “es que te lo mereces”
 “Está mal” o “Es malo” Eso no está mal, al contrario, es muy bueno, todos lo
hacen, ¿por qué tú no? hazlo.
 “No me gusta que me acaricies ahí”No te preocupes, déjate llevar que te va a
gustar, es más, toca aquí… o, no me importa, tengo control sobre ti y así no te guste te
acariciaré ahí.
En este sentido, existe una lucha externa e interna; por un lado, la lucha externa con la
persona que persuade y casi obliga a hacer las cosas, y por otro lado, interna ya que en ocasiones
las personas se sienten obligadas y acosadas a hacer las cosas porque la persona que las pide es
agradable, y por ende, se termina haciendo las cosas a la fuerza, por imposición y no porque nace
del interior. En estos casos es menester recordar que no se fue creados por Dios para complacer a
los seres humanos en todo y para ser iguales que ellos. En muchas ocasiones no se logrará hacer
lo que las personas quieren y habrán dos motivos principales, o bien sea porque se imposibilita
hacerlo producto de ocupaciones o convicciones, o bien porque no se quiere hacer dicha petición,
por asuntos morales o ya personales; es muy bueno tener conciencia de que no se puede hacer
todo lo que se quiere ni tampoco lo que todas las personas quieren.

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Anexo 7: Conferencia sobre “El poder de la Palabra”
Al realizar el ejercicio y su posterior análisis, se comienza a adquirir conciencia a la hora
de emplear el lenguaje, ya no se puede emplear un lenguaje ligero, ya que en muchos casos tiende
a ser nocivo y ofensivo. Se puede notar que la palabra tiene el poder de categorizar, caracterizar y
definir a una persona, por ende si se define mal a una persona empleando un lenguaje soez y
humillante, subestimando a la persona, esta expresión verbal dañará a la persona, y en el peor de
los casos, si la persona receptora es una persona vulnerable emocionalmente y con crisis de
autoestima, el resultado puede ser fatal. Estas palabras duelen más si vienen de personas muy
cercanas, por ejemplo, de amigos de la infancia, de la familia nuclear y extendida, de personas
que ejercen autoridad y también personas a las cuales se les atribuye autoridad, respeto y
admiración, este fenómeno se puede explicar mejor a partir del pensamiento de Goring (1990):
De todas las especies de vida que Dios ha creado, el ser humano nace más indefenso y
requiere más tiempo para sobrevivir por sus propios medios que cualquier infante de otra
especie. El infante humano recién nacido depende en lo absoluto de otras personas para
sobrevivir, y a pesar de no poder expresar en palabras su desamparo, él sí lo siente.
Cuando tiene hambre, él sabe que si otra persona no le da alimento, se muere. Ahora bien,
esta dependencia absoluta de otras personas hace que el niño atribuya una autoridad
absoluta a las palabras de quien asegura su vida. Lo que sus padres o sus hermanos
grandes le dicen, lo cree. ¿Cuál será la consecuencia entonces de escuchar a sus padres
decir conceptos tales como: “Eres un estorbo aquí”; “no sirves para nada”; “eres muy
perezoso” y otras expresiones de desdén respecto a su persona? El niño al oír estas
palabras de labios de una persona a quien atribuye autoridad, lo va a creer y se va a ver a
sí mismo como una persona inútil. Quedará desmotivado para esforzase en la conquista de
metas altas y dignas para su vida. Quedará definido de una manera negativa por la persona
que el niño ve como autoridad. (Goring, 1990, p.22-23.)
A partir de esta apreciación hecha por el autor, se puede comenzar a evidenciar lo
peligroso que es emplear la palabra para categorizar y definir a otra persona, de alguna manera se
inspira autoridad o se es autoridad a otros, y al emplear de manera peyorativa la palabra
humillando a otros, estas personas creerán en esta palabra por cuanto es una autoridad quien la
expresa, por ende, en una persona de autoridad está el poder en su palabra de animar e impulsar a
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otra persona o de menoscabarla y arruinarla con sus declaraciones directas afectando su vida,
siguiendo con esta idea, el autor expresa lo siguiente:
Las expectativas negativas de los padres referentes al hijo son un factor muy fuerte para
llevar al menor hacia una conducta delincuencial; por el contario las expectativas
afirmativas de los padres pueden motivarle hacia una conducta sana. Es muy común oír a
un padre expresar conceptos muy negativos a sus hijos pequeños cuando hacen algo que
al progenitor no le gusta: “Eres un mal hijo”; “los buenos muchachos no hacen eso” y
otras expresiones por el estilo. (Goring, 1990, p.23.)
Es menester tener cuidado a la hora de emplear la palabra en cualquier circunstancia de la
vida hacia cualquier persona, asimismo cuando sea en el momento de haber recibido una ofensa,
ya que si bien es cierto se resulta ofendido, no se tiene el derecho de devolver la ofensa, ya que
esto mismo resulta hiriente y nada soluciona. Desde aquí se puede pensar que una buena
comunicación entre las personas partiendo del respeto y de lo humano puede aprovechar mucho,
esto mismo ayudará en las relaciones de autoridad cuando una persona con un mayor rango
sanguíneo, laboral o social emplee un lenguaje humano y que impulse a sus colaboradores a ser
mejores cada día, con una buena comunicación, palabras que animen e incentiven serán claves
para un buen desempeño y por tanto para el desarrollo individual y colectivo.

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Referencias

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