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Grupo: 4T1-S
I. INTRODUCCIÓN
Durante los tres siglos de dominio español en Latinoamérica, los cinco principales
países de la actual Centroamérica (excluida Panamá, que formaba parte del
virreinato del Perú) fueron gobernados por la Corona española, como una única
jurisdicción, desde la ciudad de Guatemala. Teóricamente, este extenso territorio
estaba integrado en el virreinato de Nueva España (administrado desde la ciudad
de México), pero a partir de 1560 la autoridad efectiva fue entregada a un
funcionario subordinado establecido en Guatemala que, asistido por un tribunal
de jueces, ejercía el poder sobre esta región de forma autónoma. Tras la caída
del poder español el 15 de Septiembre de 1821, después del proceso de
emancipación centroamericano, las provincias de América Central quedaron
incorporadas, aunque con cierta reticencia, al Imperio Mexicano de Agustín de
Iturbide, que reclamó la jurisdicción sobre toda Nueva España en 1823. Iturbide
fue derrocado este mismo año y el Congreso del Centro de América, que se
reunió en Guatemala, declaró la independencia de las denominadas Provincias
Unidas del Centro de América tanto de España como de México, y elaboró una
Constitución federal en 1824. El primer presidente, el salvadoreño Manuel José
Arce, fue desplazado por el hondureño Francisco Morazán, durante cuyo
mandato tuvo lugar el traslado de la capital a San Salvador. La inestabilidad
esporádica degeneró en una guerra civil generalizada en 1837, cuando el
guatemalteco Rafael Carrera se alzó en armas contra Morazán, debido en parte
a su desacuerdo con su política anticlerical. El Congreso federal decidió en 1838
que los estados eran libres de separarse de la unión si así lo deseaban: Honduras,
Nicaragua y Costa Rica abandonaron esta organización inmediatamente,
Guatemala les siguió en 1839, de manera que tan sólo San Salvador apoyaba la
idea de la unión. Morazán, que se hallaba exiliado, invadió Costa Rica desde
Panamá en 1842 con el propósito de restablecer la unión, pero fue derrotado en
la frontera nicaragüense; la unión concluyó oficialmente cuando éste fue
ejecutado el 15 de septiembre de 1842.
II. OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
- Crisis política.
La crisis económica de Guatemala (entiéndase en aquel momento toda
Centroamérica), se debía en mayor medida a los problemas políticos de España.
Estos se agravaron cuando Napoleón Bonaparte invadió España con sus tropas,
envió al exilio al Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII y colocó en el trono a su
hermano José Bonaparte (a quien los españoles llamaban, Pepe Botella, según
éstos por su afición al licor). Los patriótas españoles se organizaron rápidamente,
organizando Juntas Regionales, después una Junta Central con representantes de
todas partes de España y luego de las colonias. De tal suerte que España tenía
entonces dos gobiernos, el de Bonaparte y el de la Junta Central que gobernaba
en nombre de Fernando VII. En las colonias se buscaron diversas soluciones. En
el Virreynato de Villa de La Plata (Argentina), Capitanía General de Venezuela,
Virreynato de Nueva Granada (Colombia) y el Virreynato de Nueva España
(México), se organizaron Juntas para gobernar en nombre del Rey. En la Capitanía
General de Guatemala (Centroamérica) y el Virreynato del Perú las autoridades
coloniales continuaron en control. Guatemala proclamó su lealtad a la Junta
Central y siguió enviando "contribuciones patrióticas" (a partir de 1808 se
enviaron a España más de 1 millón de pesos). Pero a cambio trataron de ejercer
mayor influencia y exigieron representación en la Junta Central, buscaron
disminuir el poder de las autoridades peninsulares a través de la actividad de los
ayuntamientos. La Junta Central convocó a elecciones para las Cortes Generales
y cada parte del Reino de Guatemala envió un delegado a las mismas que se
reunieron en Cádiz. El delegado de la Intendencia de San Salvador fue el
Presbítero José Ignacio Ávila, quien pidió se estableciera un obispado separado
del de Guatemala. Pero había patriotas que querían más autonomía. La
Intendencia de San Salvador, que había acusado más estragos con la crisis
económica, fue la primera en rebelarse de forma abierta en 1811. Un grupo de
criollos se empezó a reunir en San Salvador en la casa de los hermanos Aguilar
(Nicolás, Vicente y Manuel). A esas reuniones de conspiración asistían también:
José Matías Delgado, Bernardo y Manuel José Arce, Juan Manuel Rodríguez y
Pedro Pablo Castillo. Sin embargo el Capitán General, José de Bustamante tenía
espías en todo el Reino que estaban enterados de la conspiración, por lo que el
Capitán General sacó de San Salvador los fondos del Tesoro Real y del Consulado
de Comercio. Los espías descubrieron la correspondencia que sostenían los
hermanos Aguilar con los patriotas Nicaragüenses, lo que concluyó en el arresto
de Don Manuel Aguilar en Guatemala. El 04 de noviembre llegó el correo a San
Salvador informando de la orden de arresto, lo que precipitó los
acontecimientos. El día siguiente (05) era día de "cabildo ordinario" y la gente se
congregó en la plaza mayor. La muchedumbre era tan hostil que el intendente,
Don Antonio Gutiérrez y Ulloa, que se vió obligado a renunciar y Manuel José Arce
proclamó "ya no hay rey, ni tributos, ni debe prestarse obediencia sino a los
alcaldes". Los habitantes de San Salvador fueron los primeros en la Capitanía
General de Guatemala (Centroamérica) en pedir la independencia. Se eligió un
nuevo ayuntamiento presidido por Don Bernardo Arce y se nombró al ministro
contador como intendente interino. No obstante del deseo de mayor autonomía,
todavía era difícil aceptar la idea de romper todos los lazos con España, por lo
que el nuevo ayuntamiento juró gobernar en nombre del Rey Fernando VII, a
quien se consideraba el legítimo Rey de España y no José Bonaparte. Pero la
situación todavía no era adecuada para un movimiento de independencia y no
todos los partidos de la Intendencia apoyaron el movimiento. El movimiento del
05 de noviembre, prematuro y sin el apoyo de las otras partes del Reino,
Las razones políticas de la decadencia de España en las colonias fueron:
1. Las guerras que España tenía en Europa con Inglaterra y Francia.
2. Las nuevas ideas pregonaban que las autoridades no tenían origen divino.
En la reforma española del siglo dieciocho, el Consejo de Indias tuvo muy en cuenta
al Reino o Capitanía General de Guatemala, pues había una larga frontera que
proteger y en algunos casos recuperar, como eran los enclaves de Belice, las Islas de
Roatán y la Mosquitia. Incluso existió un intento fallido de convertir la Capitanía en
un Virreinato, que solicitaba el propio Capitán General Alonso Fernández de Heredia
en 1761, quien indicaba que "…a mi corto entender tiene más fundamento en este
Reino de Guatemala para serlo que el de Santa Fe: porque éste (de Guatemala) se
compone de diez y siete provincias y en ellas hay abundancia copiosa de ganado
mayor, ingenios de azúcar, posesiones de cacao, añil, bálsamos, resinas apreciables
y minerales de hierro (además de los de oro y plata) que en los otros Reinos no creo
que los haya" y resaltaba su desarrollo urbano: "…abundante gentío, lucido
vecindario en muchas ciudades y villas de que se compone y especialmente esta
capital (hoy Antigua Guatemala) que excede en templos, calles, fuentes, jardines,
multitud de coches, mucha pompa en galas, perlas y joyas, que denotan la sustancia
y riqueza que en sí encierra".
Esta situación y las reformas administrativas y políticas de finales del siglo XVIII y
principios del XIX, influyeron en la posterior dispersión, que a muchos historiadores
sorprende, cuando se compara con otras regiones como México y Colombia. Las
nuevas Intendencias sentaron las bases de los futuros estados de Centroamérica, a
lo que contribuyó especialmente la creación en la Constitución de Cádiz de las
diputaciones provinciales. El territorio se dividió así: la Provincia de Guatemala,
donde estaba la capital; las intendencias de Chiapas, El Salvador, Honduras y
Nicaragua; y el gobierno de Costa Rica que dependía de la intendencia de Nicaragua.
Y la Constitución de Cádiz estableció dos diputaciones provinciales, una en la capital
y otra en León de Nicaragua.
A principios del siglo XIX, se producen los brotes preliminares que desembocaron en
los acontecimientos del 15 de septiembre de 1821; la insurrección de San Salvador,
en 1811; las dos insurrecciones de Nicaragua en León y Granada del mismo año: la
conspiración de Belén en Guatemala en 1813; y el nuevo movimiento de San
Salvador en 1814.
El conocimiento en la capital de la proclamación del Plan de Iguala en México, que
contenía las llamadas tres garantías: independencia de Nueva España con el
establecimiento de una monarquía moderada; conservación de la religión católica
como única; y unión de americanos y europeos, precipitó los acontecimientos.
El mismo José del Valle, redactor del Acta de Independencia, sin conocer los
esfuerzos de Bolívar, propone en su periódico El Amigo de la Patria, en 1822, un
proyecto para lograr la reunión de las nuevas naciones americanas. Formado en el
espíritu reformista de la España dieciochesca, se enfrenta, como otros de su
generación, al cambio que produce la independencia, con un espíritu supranacional,
y realizan esfuerzos por constituir, al romperse la unidad hispánica, una comunidad
de naciones hispanoamericanas. Proponía, que en Costa Rica o Nicaragua, se
formara un Congreso General para fijar las bases de ayuda y desarrollo y formar lo
que llamaba un "Tratado General de Comercio de todos los Estados". En lo cual,
coincidía con el ex presidente de Costa Rica Juan Mora, el que afirmó en los avatares
de la guerra nacional, que Centroamérica era una comunidad de origen, de intereses
y de riesgos.