Está en la página 1de 15

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para las Relaciones


Interiores, Justicia y Paz
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad
Núcleo Tucupita – estado Bolivariano Delta Amacuro

ENFOQUE EPISTEMOLÓGICO DEL POSITIVISMO

Facilitadora: Doctorantes:

Dra. María Elena Cedeño Hernández Magdalena

Ordaz Henry

Ramírez Karenyis

Ramírez Kenny

Tucupita, Septiembre 2019


Introducción

Los Enfoques Epistemológicos son sistemas de convicciones del máximo nivel


de profundidad cognitiva. Por tanto, son pre teóricos (son anteriores a cualquier
teoría y condicionan la formulación de cualquiera de ellas). Dentro de ellos, el
positivismo se orienta hacia un trabajo metodológico de investigación que ha
prevalecido por sobre otras manifestaciones investigativas identificando la realidad
en forma objetiva y empírica.

Corrientes epistemológicas que emergieron para responder a preguntas


trascendentales como ¿qué son la verdad, la ciencia y el conocimiento? y ¿de qué
manera las personas buscan la verdad produciendo así conocimiento respecto a
esta? Dependiendo de ella, los científicos elaboraron procedimientos y
metodologías que permitieron trazar un camino científico, interpretar los resultados
y determinar lo que comprenden por ciencia y conocimiento.
Enfoque epistemológico del positivismo.

El enfoque positivista, históricamente, fue el primer paradigma de


investigación en consolidarse, teniendo en las ciencias sociales, dos
creencias fundamentales: 1) la realidad existe aparte del sujeto que conoce,
defendiendo la neutralidad valorativa de la ciencia; y 2) se conoce mejor a
través de la observación en condiciones ideales mediante el método
científico (hipotético deductivo). La investigación positivista tiende a
identificar patrones medibles de conductas que nos capacitan para
generalizar, predecir, manipular y controlar la conducta de los objetos de
estudio (Bolívar, 2002).

Es importante señalar que desde el enfoque positivista han tenido lugar


connotadas aportaciones al conocimiento de la sociedad humana y a la
ciencia en general, por lo menos, desde el nivel de demandas al
conocimiento, planteadas por las necesidades sociales. Esto, le ha permitido
tener un papel protagónico en el desarrollo de la revolución operada en el
conocimiento a lo largo del siglo XX.

Positivismo.

Se llama Positivismo la corriente filosófica que surgió en Francia en la


primera mitad del siglo XIX y se extendió por Europa en la segunda mitad.
Su fundador, Auguste Comte, utiliza la expresión "etapa positiva" para
designar la época en la que se inicia la Humanidad tras la superación de la
"etapa teológica" y la "etapa metafísica". En la etapa o estado positivo el
hombre ha de estudiar sólo aquello que real y positivamente existe: los
hechos, no supuestas entidades sobrenaturales ni las esencias de las cosas;
así Comte, aceptará sólo las matemáticas y las ciencias empíricas y criticará
la filosofía tradicional o metafísica. Otros principales procuradores fueron
Gerber Spencer, Gabriel Tarde, Vilfredo Pareto, Franklin Giddings, Albios
Small y Emile Durkheim.
El punto de vista del positivismo en cuanto a qué es un hecho científico
determinó el desarrollo de la psicología porque fue aceptado plenamente por
Watson, influyendo en el conductismo en su comprensión de lo que ha de
ser la investigación científica y en su negativa a aceptar lo mental como
objeto de la psicología. El positivismo exigirá explicar los hechos por los
hechos, y considerará que el hecho científico debe ser fenoménico
(perceptible), positivo (lo dado, no una abstracción mental), observable (que
aquí quiere decir medible) y verificable (que se pueda comprobar, que
permita repeticiones experimentables).

Esta filosofía fue la encargada de respaldar esta actitud teórica nacida


del enfoque cartesiano y entre sus contribuciones está la idea del estudio
científico de la sociedad humana, a fin de superar toda forma especulativa,
lo que indica que la realidad social humana debe ser comprendida
científicamente.

Esta tradición de pensamiento es un movimiento intelectual


heterogéneo, no solo como concepción filosófica, sino también desde sus
perspectivas y creencias políticas. Puede ser periodizada en tres etapas
fundamentales: el positivismo inicial del siglo XIX, iniciado por Comte, el
empiriocriticismo y el neopositivismo o empirismo lógico.

En este paradigma podemos apreciamos diversos argumentos teóricos


que constatan, más que divergencias, concepciones comunes en torno a la
organización de la sociedad, al objeto de estudio de la sociología y a las
peculiaridades del método sociológico para alcanzar un conocimiento
científico de la realidad social. Todo lo cual tributa a que identifiquemos
estos precursores como representantes de la corriente de pensamiento
antes mencionada, pese a las diferentes vertientes en que los mismos se
manifiestan: Positivismo naturalista mecanicista, positivismo psicologista,
positivismo psicologista norteamericano, positivismo europeo.
En este sentido, resulta característica la concepción objetivista de la
sociedad en tanto existe como fenómeno ajeno a la voluntad del individuo, y
como resultado de las prácticas colectivas y relaciones sociales necesarias,
no sólo emanadas de la propia naturaleza de las cosas, sino establecidas
sobre leyes universales e invariables. Es decir, este paradigma, concibe la
realidad social como un objeto, en la medida en que existe
independientemente de la voluntad del hombre y ejerce coacción al mismo;
ella es el resultado inconsciente y no previsto de las acciones humanas
orientadas a la realización de un bien individual.

No obstante, debemos reconocer que el carácter objetivo de la realidad


adquiere, en cierta medida, una diferente connotación, ante algunos
planteamientos del positivismo psicologista que reconoce una dimensión
subjetiva en los hechos sociales, como elemento fundamental diferenciador
entre la sociedad y la naturaleza. Tal es el caso de Gabriel Tarde (s.a) y
Franklin Giddings (s.a), quienes atribuyen importancia al hecho psicológico
como fenómeno social explicativo de la realidad objetiva y los procesos de
asociación. Sobre todo Giddins, sin abandonar una posición naturalista,
pretendió buscar una conciliación entre la interpretación objetivista del
positivismo europeo y el enfoque psicologista de Gabriel Tarde, pues
comprendió la sociedad como aquella interacción entre los seres humanos y
los grupos sociales, así como entre el estado, las organizaciones sociales
formadas en este proceso de interacción y sus diversas funciones.

Igualmente prevalecía una concepción evolucionista del desarrollo


histórico, donde las sociedades, como complejo más o menos definido de
hechos sociales, regidos por leyes naturales universales e invariables,
transcurren de un estado de homogeneidad indefinida a un estado de mayor
complejidad estructural, caracterizado por mayores niveles de diferenciación
e interrelación social. Argumentos que podemos evidenciar con mayor
claridad, en la concepción sobre la ley de los tres estadios de Comte (Elias,
1995), en la noción de las dos tipologías de sociedades que establece
Durkheim (2001), basadas en la solidaridad mecánica y orgánica y en la ley
de la repetición de Gabriel Tarde (s.a).

En correspondencia con la señalada visión acerca de la sociedad regida


por leyes invariables, la sociología positivista se limita a observar los hechos
sociales tal y como se manifiestan en la realidad, (de aquí el principio de
apego al hecho que tanto caracteriza esta corriente) y asume como objeto
de estudio la evolución y los cambios estructurales de la sociedad o hechos
sociales, sujetos a leyes invariables producidas en el curso de las acciones
sociales. La concepción sobre el hecho social propuesta por Durkheim da
cuenta de este argumento, al reconocerlo como hechos empíricos y
observables y como pautas de comportamiento ajenas a la voluntad del
individuo, legitimadas socialmente y con alto poder coercitivo (Durkheim,
2001).

Debemos subrayar que estas concepciones prevalecieron como rasgos


distintivos del positivismo, pese a la propuesta de los psicologistas de asumir
como objeto de estudio las actividades intermentales, las analogías, el
contacto entre los individuos y la transmisión de las creencias buscando los
factores subjetivos que determinan el comportamiento social en el proceso
de imitación, como manifestación de la ley de la repetición.

Por su parte, otro de los elementos particulares del positivismo radica en


la asunción del patrón gnoseológico de las ciencias naturales para arribar al
conocimiento de la realidad social y, en especial, de las leyes naturales
universales que rigen la evolución del mundo social. La clave del método
científico (observación, experimentación y comparación) propuesto por los
positivistas para abordar la realidad, consistió no solo en hacer
comparaciones entre los grupos sociales o sociedades, sino en buscar las
condiciones en que determinado hecho ocurre y contrastar éstas
condiciones con aquellas en que el fenómeno no se presenta, todo ello a
través de la observación de los hechos sociales. (Collins, 1996: 193).
A su vez, la cientificidad de este método estaba avalada por el principio
de la neutralidad valorativa del investigador, en tanto el sociólogo como actor
social debe extraerse del mundo de la facticidad y adoptar una posición
reflexiva frente al mismo (Lamo de Espinosa, 1989:19). En tal sentido fueron
propuestos, mayormente por Tarde (s.a), otros métodos como: el método de
la arqueología (propio de la historia) para descubrir las analogías remotas,
casi imperceptibles, y la estadística para registrar esas analogías en aras de
conocer las relaciones intersubjetivas de determinado grupo social. Todo ello
sin renunciar al método de la observación.

Postulados de Base del Positivismo.

El positivismo desde una posición ontológica destaca que hay una


realidad que existe «fuera de nosotros”, conducida por leyes naturales y
mecanismos inmutables (Guba, 1990). En este sentido, el conocimiento es
independiente del tiempo y el contexto, lo que permite generalizar y hacer
surgir de este último de leyes de causa efecto. Así el trabajo de la ciencia
según el positivismo es descubrir la verdadera naturaleza de la realidad y el
funcionamiento de las cosas. El positivismo constituye sobre todo un acto
que consiste a mantener que no hay, al menos en derecho, ninguna cuestión
insoluble para la ciencia. Así el positivismo asigna un valor científico a las
ciencias, en el cual el progreso dependería de las ciencias llamadas «científi
cas» a partir del modelo fisicomatemático en el cual se basa el positivismo.

«Toda ciencia consiste en la coordinación de hechos, coordinación que


permite, a partir del más reducido número de datos inmediatos, “deducir” el
mayor número de consecuencias posibles, eso gracias al conocimiento de
las leyes que regulan los fenómenos observados (…).» (Comte, 1968:79 en
Ferréol, 1994: 25).

El positivismo según Lyotard (1979), desde una posición del


conocimiento, encuentra fácilmente su aplicación en las técnicas relativas a
los hombres que se prestan a volver una fuerza productiva indispensable
para el sistema; así indicado el conocimiento en general no se reduce a la
ciencia, ni incluso al conocimiento. La ciencia sería un subconjunto del
conocimiento. El programa positivista tiene por objetivo de «(…) ya no
buscar relaciones inteligibles u orientadas por la finalidad, (…) si no [de]
interpretar la regularidad de las leyes sociales como un dato efectivo que
tiene un significado totalmente objetivo (…)» Jonas, 1991: 185-186).” De
esta forma, el positivismo ofrece una mirada objetiva sobre las realidades
cuantificables y mensurables.

Las ideas del positivismo influyen también la modernidad, en el sentido


que la modernidad se caracteriza para Touraine (1992) por una imagen
revolucionaria y liberadora que no basta en sí misma, que debe ser
completada por la imagen positiva de un mundo controlado por la razón.
Razón que no es suficiente para que el hombre viva de acuerdo con la
naturaleza, por dos motivos, el primero: «porque los razonamientos no se
conceden fácilmente y conducen a la diversidad de opiniones y leyes, [el
segundo] no se puede imponer el reino de la razón como se impone una
verdad revelada». (Touraine, 1992: 27).

El conocimiento científico exige aislar la connotación de lenguaje simple,


que excluye los otros. Así el criterio de aceptabilidad de un enunciado es su
valor de verdad. El positivismo da a la realidad social (independiente de los
protagonistas sociales) un significado objetivo, estableciendo en este
contexto relaciones de causalidad entre las relaciones de los fenómenos
sociales (Lyotard, 1979). El positivismo da a las ciencias sociales un método
organizado para aplicar la lógica deductiva. Así, «ve las ciencias sociales
como un método organizado que combina la lógica deductiva a la
observación empírica del comportamiento individual, con el fin de descubrir y
confirmar un conjunto de leyes causales de probabilidades que pueden
utilizarse para predecir un modelo general de la actividad humana” (Neuman,
1997: 63). El positivismo daría un sentido de causalidad a todos los
fenómenos; este tipo de comprensión del mundo de manera lineal
desempeña un papel importante en este modelo teórico. También el
positivismo asume que las leyes funcionan de acuerdo con la lógica del
razonamiento puro.

Principales elementos constitutivos del Positivismo.

Desde un punto de vista epistemológico, el positivismo tiene una


posición que se puede resumir a partir de las ideas siguientes, él es
dualista/objetivista y una actitud distante y no interactiva del investigador
(Guba, 1990). Este marco de análisis inspirado de las ciencias exactas
permite analizar a la sociedad del exterior a través de sus manifestaciones,
más que desde el interior. Se percibe objetivamente la realidad con un
determinado distanciamiento del investigador. El ser humano es frágil; la
sociedad debe protegerlo en un contexto histórico y fijo en el tiempo. En este
sentido, la sociedad existe como realidad impermeable a la comprensión de
aquellos que evolucionan. Acá se excluyen automáticamente los valores y
otros factores que pueden sesgar y falsear los resultados.

A nivel metodológico se puede encontrar una concepción


experimental/manipulable, de las interrogantes y/o las hipótesis enunciadas
de antemano en forma de propuestas y supeditadas a pruebas empíricas
(controles). Algunos van incluso a destacar que en este paradigma la
realidad social es estática y determinada por estructuras que se imponen del
exterior a los actores sociales (Gilles, 1994).

Las observaciones y las hipótesis forman el núcleo conceptual de la


ciencia positiva, inicio de la epistemología y filosofía de Auguste Comte. El
positivismo es un enfoque orientado hacia el único conocimiento de los
hechos y hacia la experiencia científica.

Para Comte, la acción del hombre, no solamente sobre la naturaleza,


sino sobre la sociedad, no es nula, sino estrecha y limitada, (Lacroix, 1956).
Acción que, para Lacroix, depende directamente de nuestro conocimiento.
Conocimiento que alcanza su apogeo con el término de la edificación de
dicho conocimiento positivo, es decir, un conocimiento de estado superior.
Así para Comte la ley superior del progreso del espíritu humano domina
todo. En este marco, los hombres sólo son para la ley del progreso de
instrumentos. El positivismo supone que podemos estudiar los hechos
extraídos de su contexto, en forma de hechos aislados.

Según Fourez (1996: 10-11) el positivismo presenta tres características


que le son propias: «una ideología de la inmediación», es decir, una creencia
en la posibilidad de un contacto directo. Con lo real, sin que ninguna
interpretación sea hecha, [en segundo lugar] «la existencia de una ideología
de la universalidad neutra»; esto quiere decir una creencia en una ciencia
objetiva y neutra, que, cuando se practica correctamente, sería universal e
independiente de todo punto de vista. Y finalmente «una ideología de la
verdad, reflejo del mundo real, tal como es». Desde este punto de vista, el
positivismo ve la verdad como un enfoque donde lo real existe y se le
descubre. Bajo esta concepción todos los fenómenos de investigación serían
mensurables y clasificables. Lo anterior deja comprender que el medio
ambiente puede ser manipulable.

El positivismo tiene varios puntos comunes con el racionalismo que lo


precedió, por ejemplo, la objetividad; de esta forma se intenta comprender
los fenómenos, las instituciones y los comportamientos para medir las
regularidades y explicar la lógica que les caracteriza.

Entre las principales características del paradigma positivista se


encuentran la orientación nomotética de la investigación, la formulación de
hipótesis, su verificación y la predicción a partir de las mismas, la
sobrevaloración del experimento, el empleo de métodos cuantitativos y de
técnicas estadísticas para el procesamiento de la información, así como
niega o trata de eliminar el papel de la subjetividad del investigador y los
elementos de carácter axiológico e ideológicos presentes en la ciencia, como
forma de la conciencia social, pretendiendo erigirse como la filosofía de las
ciencias. Debido a estos últimos elementos planteados y la situación creada
alrededor de los resultados contradictorios de los diferentes experimentos,
este paradigma comenzó a ser minado dentro de las ciencias sociales.

Modos de razonamiento científico positivistas.

La teoría de la ciencia ha considerado dos modos de razonamiento, a


veces en oposición, cuyo uso da el carácter de científica a la observación de
la realidad:

1. Método inductivo – deductivo.

Este método consiste en obtener leyes y teorías universales mediante el


uso de la inducción (paso de lo particular a lo general), a partir de las cuales
se obtienen predicciones y explicaciones de los fenómenos observados a
partir de la deducción (paso de lo general a lo particular).

La inducción es un modo de razonamiento que obtiene leyes universales


a partir de la observación de hechos singulares. Su funcionamiento puede
expresarse del modo siguiente: “Si se han observado un gran número de A
en circunstancias muy variadas, y si se observa que todos los A sin
excepción poseen la propiedad B, entonces todos los A tienen la propiedad
B.” (Chalmers 1976:27).

Una vez conocidas las leyes universales que rigen un fenómeno, es


posible, a partir de determinadas circunstancias del entorno (condiciones
iniciales) obtener predicciones (ex ante) o explicaciones (ex post) de los
fenómenos observables en ese entorno a partir de la deducción. Con el uso
de la deducción, usando las leyes de la lógica, es posible extraer
conclusiones para una situación particular a partir de las leyes universales
obtenidas mediante inducción.
Aceptado como método científico durante el siglo XIX, el método
inductivo – deductivo ha sido sometido a serias críticas, que han limitado
seriamente su aceptación. La más extendida es la relativa a la inconsistencia
lógica del método inductivo. La veracidad de las premisas (observar la
propiedad B en A en circunstancias diferentes) no permite aceptar la
conclusión (que todos los A tengan la propiedad B): nadie asegura que
aparezca, en algún momento o lugar, alguna observación en la que A no
tenga la propiedad B (Chalmers 1976:38-44). El criterio de confirmación,
desarrollado por Carnap, es un intento de encontrar una formulación
lógicamente válida del método inductivo: la observación de la propiedad en
circunstancias muy variadas, haría altamente probable la veracidad de dicha
propiedad.

2. Método hipotético – deductivo.

Opuesto al inductivismo y al criterio de confirmación, el método


hipotético – deductivo es el modo de razonamiento científico propio de la
falsación. El método consta de dos fases: la generación de hipótesis
mediante abducción, y su intento de refutación mediante la observación
empírica (figuras XVII.3.2.b y XVII.3.2.c). Si los resultados de la observación
no permiten la refutación de la hipótesis, se da a ésta estatuto de veracidad.

Se entiende por abducción a una operación que, por pertenecer a la


lógica, permite reemplazar la percepción caótica del mundo real por
conjeturas sobre las relaciones que mantienen efectivamente las cosas: se
trata de extraer de la observación conjeturas, que luego debe ser
contrastadas y discutidas (Koenig 1993:7). El uso de analogías y metáforas
se considera un procedimiento válido para obtener hipótesis válidas.
Reflexiones finales

 Para el paradigma positivista la realidad es única, puede ser


fragmentada para su análisis y las partes pueden ser manipuladas
independientemente.

 El enfoque positivista considera que es posible establecer leyes


generales, que son permanentes independientemente del tiempo.

 El enfoque positivista asume que es posible establecer las causas de los


hechos.

 La investigación positivista tiene un enfoque metodológico


predominantemente cuantitativo.

 En el enfoque positivista se parte de teorías previamente seleccionadas


de la cual se extraen, por un enfoque hipotético-deductivo, hipótesis que
se desea contrastar en la investigación para confirmarlas o desecharlas.
Bibliografía

Bolívar, Antonio (2002). “¿De nobis ipsis silemus?: Epistemología de la


investigación biográfi co-narrativa en educación”, Revista Electrónica de
Investigación Educativa (México), vol. 4, núm. 1 (en línea). Disponible en:
http://redie.uabc.mx/vol4no1/contenido-bolivar.html

Bunge, Mario. (2002). Ser, saber, hacer. México: Piadós.

Collins, Randall. (1996). Cuatro tradiciones sociológicas. Universidad Autónoma


Metropolitana-Iztapalapa. México

Durkheim, Emile. (2001). Las reglas del método sociológico. Fondo de Cultura
Económica. D.F. México.

Echegoyen, Javier. (2019). Diccionario de psicología científica y filosófica.


Documento en línea. Disponible en: https://www.e-
torredebabel.com/Psicologia/Vocabulario/Positivismo.htm

Ferréol, G. (1994). Histoire de la pensée sociologique, Éditeurs Armand Colin,


Paris.

Fourez, G. (1996). La construction des sciences. Les logiques des inventions


scientifiques, Introduction à la philosophie et à l’éthique des sciences, Bruxelle:
De Boeck Université.

Gilles, A. (1994). Les méthodes quantitatives et qualitatives de l’opposition à la


Convergence, Conférence prononcée au Laboratoire de recherches en
anthropologie, Université Laval, le février.

Guba, E. (1990). The paradigm dialog, SAGE Publications

Lacroix, J. (1956). La sociologie d’Auguste Comte, Presse Universitaires de


France, Paris, (N° de notice 01-131-2987).

Lyotard, J-F. (1979). La condition postmoderne, Les Éditions de Minuit, Canada

Jonas, F. (1991). Histoire de la Sociologie : des lumières à la théorie du social,


Larousse, Paris

Matías, Alberto y Hernández, Antonio. (2014). Positivismo, dialéctica materialista y


fenomenología: Tres enfoques filosóficos del método científico y la
Investigación educativa. Revista Electrónica de Investigación Educativa, vol.
14, núm. 3 (en línea). Disponible en:
https://www.scielo.sa.cr/pdf/aie/v14n3/a21v14n3.pdf

Neuman, W. (1997). Social Research Methods. Qualitative and quantitative


methods. 3e Boston,

Allyn and Bacon, p. 83 dans Recueil de textes Méthodologie de la recherché SVS-


60834,

Université Laval, automne 2004.

Norbet, Elías. (1995). Sociología fundamental. Editorial Gedisa. Barcelona.


España.

Touraine, A. (1992). Critique à la Modernité, Éditeur Fayard, Paris.

También podría gustarte