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- La escatología bíblica tiene como punto de partida la concepción del tiempo como historia. El
hombre es un ser histórico, abierto al porvenir y en expectación de un futuro absoluto y
consumador. Ahora bien, ¿cómo se abre paso en el pensamiento bíblico la idea de un fin de la
historia?
- Pensamiento bíblico tiempo como estructura lineal (origen-consumación).
- Pensamiento extra-bíblico duración cíclica (procesos naturales; divinización de la naturaleza,
circularidad del tiempo: ciclos del hinduismo como creación-destrucción-creación).
- En la visión extra-bíblica el hombre es un ser-sin-destino, desprovisto de teoleología. El tiempo,
por otra parte, es anhistórico, eternamente recurrente.
- La fe bíblica en la creación rompió esa visión cíclica, postulando un Dios creador y un principio de
todo, como también un Dios salvador que consumará su obra. Entre estos extremos, la historia
aparece como duración rectilínea y teleológica.
- Gn1 comienza el cambio de comprensión del tiempo. El mundo desacralizado, cuya creación
responde al designio salvífico divino, se orienta a la Alianza (séptimo día, sábado), anudado al
acontecimiento de la vocación de Abraham, que comienza la historia de salvación y preludia el
pacto entre Dios y su Pueblo. Ese movimiento de la historia de la salvación por generación indica
el camino hacia la consumación ya iniciada. No hay repetición. Yahvé irrumpe en su historia, no
en la naturaleza. Irrumpe salvando, permitiendo caminar hacia la meta, anunciando una palabra
que remite al futuro.
- La creación del hombre como imagen de Dios también refiere a la orientación hacia el futuro. El
hombre es imagen de Dios en cuento que preside el mundo, domina la creación. El tiempo
necesario para que cumpla su vocación.
- Von Rad habla sobre el primer paso en la comprensión del tiempo como historia. Israel tiene
influencias de una religión agrícola. Sin embargo, toma las festividades historizándolas,
relacionándolas con acontecimientos: salida de Egipto, marcha por el desierto, etc., algo muy
alejado de los fenómenos de la naturaleza.
- Un segundo paso fue montar sobre una única línea temporal los acontecimientos del pasado:
historia de los Patriarcas, salida de Egipto, entrada en Canaán, etc. nace así una secuencia
histórica. Así, es una serie de actos coordinados lo que hace que Israel tome conciencia de la
historicidad de su devenir.
- Ligar la creación del mundo y el comienzo de la historia de los patriarcas por medio de
generaciones, hizo que Israel exprese la versión revolucionaria de un tiempo que discurre.
- La creación no sólo posibilita la puesta en marcha de la historia, sino la expectación de nuevos
actos creadores, productores de lo nuevo. Israel espera del futuro un nuevo hombre (Is 62,2), un
cántico nuevo (Sal 33,3), una alianza nueva (Jer 31,31), un espíritu o un corazón nuevo (Ez 11,19).
El NT incrementará el catálogo de novedades: Nueva Jerusalén (Ap 3,12), un vino nuevo (Mc
14,25), una vida nueva (Rom 6,4), un mandamiento nuevo (Jn 13,34), una creación nueva y un
hombre nuevo (2Co 5, 17, Ef 2,15).
- Todas las novedades que oriental al hombre bíblico hacia el futuro de Dios se condensan
genéricamente en la promesa emitida por su palabra y cubierta por su fidelidad.
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La promesa, dispositivo de apertura al futuro; sus primeras etapas
- A diferencia de todas las demás religiones, Israel interpreta su historia en base a la esperanza
provocada por un decir de Yahvé en el pasado garantiza un futuro salvífico del pueblo, cuya
fidelidad se mantiene a la alianza pactada con los padres.
- La promesa está ligada a la idea de Alianza: allí Yahvé se compromete con un personaje o con el
pueblo, gratuita y fielmente. En su historia, Israel ve cómo se va cumpliendo las promesas dadas
en la alianza: Abraham patriarcas Moisés entrada en Canaán David.
- El yahvísta (de tiempos de Salomón) pretende mostrar en su obra cómo la promesa de la tierra,
dirigida a Abraham y reiterada a Moisés, recibe cumplimiento en el reino del descendiente
davídico. El deuteronomista conserva la esperanza de la palabra otorgada a David, cosa que
inutiliza incluso el mismo destierro.
- La promesa, subordinada a la Alianza, precede cronológicamente a aquella, pues se remonta a la
vocación de Abraham. Con los patriarcas, Yahvé garantizará no sólo la fecundidad sino también
la posesión de la tierra (Ex 23,30-31); conquistada Canaán, la promesa se renueva con el anuncio
de un rey mesías que llevará a culminación la oferta salvífica de Yahvé a su pueblo (2 S 7, 8-16).
- Estas etapas son la expresión primera de la fe escatológica de Israel (hasta el profetismo).
- Además del contenido de la promesa, hay un elemento importante: Dios promete que Israel ser
suyo. La vida supera la posesión de la tierra, centrándose en la comunión con Él.
- El éxodo y la alianza establecida gracias a Moisés, serán evocados más tarde como arquetipos del
futuro absoluto (del éschaton). Y desde la profecía de Natán (2S 7,4ss), la promesa alcanza un
nuevo estadio, condensándose en la casa real, la monarquía davídica. La fórmula de la alianza Yo
seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, adopta ahora la relación paternidad-filiación entre
Dios y el Rey. La institución real se convierte en institución de salvación y, por lo tanto, en objeto
de esperanza. El rey es mediador de la alianza.
- A medida que las promesas se cumplen, la perspectiva de la promesa se ensancha. En definitiva,
la promesa ha funcionado como dispositivo de apertura al futuro. Y sin embargo, la promesa no
se deja amortizar por ninguna realización histórica: la tierra, descendencia y el trono son
encarnaciones intra-históricas de un don más alto. Dios se promete a Sí mismo como don último.
- Por todo esto, podemos decir que la revelación profética de Israel ya contó luego con una
mentalidad excatológica.
Con el profetismo, la teología de la promesa se abre a una nueva etapa. Amós introduce el elemento
explícitamente escatológico, no concebido como necesariamente lo situado más allá de la historia.
Pone el acento en la índole de cumplimiento definitivo de la promesa: eso es lo que reclama el
profetismo. Su nota de definitividad, el éschaton, algo que es realmente lo último, la irrupción
definitiva de Dios en la historia o fuera de ella, da igual.
Su aporte es el elemento de novedad absoluta e irrevocable. Una discontinuidad con lo precedente.
Es una ruptura total del orden presente como condición del orden futuro. Un concepto básico de esta
interpretación profética del futuro es el día de Yahvé (Am 5,18). Es juicio que prepara algo nuevo
final.
El pensamiento judío postexílico evoluciona hacia una esperanza que cabe en moldes apocalípticos.
La escatología debía sufrir una profunda modificación, separándose del eje temporal de la historia
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intramundana. El éschaton tiende a situarse más allá de la historia que viene a cerrar, pues esperaban
la restauración de las instituciones nacionales, y ello nunca sucederá.
En una última etapa, entonces, las ideas escatológicas encierran que la promesa será cumplida en
una dimensión metahistórica. El libro de Daniel muestra la instauración del reino de Dios al término
de la sucesión de reinos temporales, culminación del reino fundado en la dinastía davídica. El imperio
viene de lo alto, instaurado por el Hijo de Hombre. Vemos que en la escatología bíblica hay una
conjunción necesaria de inmanencia-trascendencia y de escatología-historia.
Vimos que Israel tiene una religión de esperanza, que interpreta la historia a la luz de la clave
hermenéutica de la promesa. Pero el hombre no sólo piensa en el mundo o en la historia, sino que
también piensa en el sentido de su vida y el cuestionamiento sobre la muerte su teología también
tuvo que ser desarrollada por etapas. El problema de la muerte y la retribución fue un doloroso
proceso de reflexión que sólo llegará a su término en el NT. Para entender este proceso, hay que
partir de que Israel se hace de la vida.
- Esa concepción positiva de la vida condiciona nuestra concepción de la muerte tiene una
valoración radicalmente negativa.
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- De allí que los patriarcas mueran en la ancianidad, llenos de días (Gn 25,8).
- La vida es Don, comunicación del ruaj, espíritu vivificante de Yahvé. La muerte retira su ruaj.
- La enfermedad, desgracia, sueño, son formas incipientes de muerte.
- Vida y muerte se oponen como fuerzas antinómicas.
- Todo lo hostil a la vida es poder del mal.
- La muerte, como lo es la vida, es un concepto teológico y no simplemente biológico es cuando
la relación teologal se debilita.
- Sabiduría afirma que Dios no hizo la muerte (1,13-14) y que la muerte entra por el Diablo (2,24),
conectando la muerte con el pecado.
- Pecado y muerte son dos aspectos de esa única realidad que es el misterio del mal como la
muerte se conecta con el pecado, la muerte infiere la incomunicación con Dios verdadera
excomunión.
- El estado de muerte se describe como una situación de silencio (Sal 31,18) muerte es pérdida
de vida, pero no pérdida de estado de existencia. La vida es más que la existencia, pero la muerte
también. Los hebreos tiene el término refaim, que deriva del verbo rafah: ser débil.
- Es interesante el lugar que ocupan los muertos sheol del verbo schaal, requerir. Así sería “el
lugar del requerimiento o juicio”. Otros como Baumgartner propone la derivación de schaah: ser
desierto; también está la derivación de schohal: ser profundo. De allí el descender al Scheol, que
indica el extremo opuesto al cielo (refuerza la idea de excomunión).
- La muerte es pérdida del don de Dios más grande, la vida, y ha de tener alguna conexión con el
pecado.
- Dios es justo… esta afirmación llevó a que las tradiciones antiguas presenten la idea de que Yahvé
tutela el orden moral, premiando el bien y castigando el mal.
- El concepto sedaqah no coincide con la idea de justicia que tenemos, pero sí se acerca a la justicia
distributiva: las acciones buenas y malas reciben respuesta: castigo o salvación.
- La respuesta de esa sedaqah condicionan las ideas de vida y de muerte, de premio y castigo
temporal.
- Antes del exilio, se hacía hincapié en la acción del grupo o nación; luego pesa la responsabilidad
de la persona singular. El hombre singular es objeto de atención divina, cuyas acciones pueden
recaer sobre el grupo (como el caso de David, cf 2Sam 24,1ss).
- La conclusión de Israel es que Dios sanciona el bien o el mal con premios o castigos temporales y
colectivos. De allí también que en los sacrificios se pida por los pecados propios y los del pueblo.
- Los premios y castigos son de orden temporal (vida larga, fecundidad, riqueza; enfermedad,
muerte, pobreza).
- Si el castigo sobreviene a inocentes, se invoca la justicia de Dios sobre las culpas de los padres.
- Ez es quien más llama a la responsabilidad individual. Profeta del destierro ve el debilitamiento
de los lazos comunitarios, no hay templo, monarquía, etc., y entonces, ante la facilidad de echar
culpas a la generación pasada, él acusa a los contemporáneos (20,30) La situación presente
responde a la propia responsabilidad: el que peque, ese morirá… 18,1ss; la justicia del padre no
salvará al hijo… 18,5ss esto se ve en salmos, proverbios, etc.
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La crisis de la doctrina tradicional
Sal 16:
- Canto de fidelidad a Yahvé y confianza en él.
- Dios es concebido como la “herencia”.
- La comunión con Yahvé es tan fuerte que el temor a la muerte parece superado.
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Sal 49:
- El tema es la felicidad de los impíos y el sufrimiento de los justos.
- Proclama la fragilidad de los bienes terrenos, son efímeros, y los malvados son pastoreados
por la muerte. En el sheol no les servirá su dinero.
- Dios, en cambio, rescatará el alma de los justos.
- La vida de los fieles está siempre asegurada por la intervención liberadora de Dios.
- Hay una prosperidad efímera y una futura, después de la muerte, que es la que vale y en la
cual se funda la esperanza de los que sufren.
Sal 73:
- La solución al problema de la retribución yace en la comunión con Yahvé la felicidad
opuesta al bienestar de los impíos es la felicidad de la comunión con Dios.
La fe en la resurrección
Junto a los salmos místicos, algunos otros textos preparan el camino a la fe en la resurrección con un
lenguaje simbólico que habla sobre el poder de Yahvé sobre la muerte y el retorno de los muertos a
la vida por su intervención.
- Os 6,1-3: Yahvé entrega a los Israelitas en poder de los sirios, pero él los hará vivir y levantará
a su pueblo verbos relacionados a la resurrección del pueblo, no escatológica sino
políticamente, pero es una novedad.
- Ez 37, 1-14: Yahvé revive los huesos de Israel, ajenos a la vida hace tiempo. El vidente insinúa
la resurrección, ya que la sola idea estaba sumergida en el escepticismo. Sin embargo, los
huesos reviven y se levantan Dios creador es capaz de recrear, y ahora con tonos
individualistas.
- Is 26,19: Revivirán tus muertos, sus cadáveres se levantarán, despertarán y gritarán jubilosos
los moradores del polvo (scheol) y la tierra dará a luz las sombras (los muertos) ¿Profecía
de restauración nacional o creencia en la resurrección? Las opiniones están divididas.
- Is 52,13 y 53: el cuarto canto del siervo de Yahvé anuncia la muerte martirial seguida de una
rehabilitación.
- Dan 11, 40-12,1: es el primer testimonio categórico de una creencia en la resurrección de los
muertos: muchos que duermen en el polvo de la tierra (sheol) se despertarán, unos para la
vida eterna; otros para el oprobio…
- 2 Mac 9, 9. 14: habla de la resurrección de los mártires para una vida eterna… aclarando que
para el tirano no habrá resurrección a la vida. Al igual que Dn, queda la duda si todos resucitan
o sólo algunos… ¿los mártires, los que tienen fe, todos los judíos?
Es importante saber que la fe en la resurrección no surge por una reflexión conceptual, sino por una
reflexión de los creyentes sobre una circunstancia histórica: no fue elaborada por teólogos, sino
impuesta por los mártires.
En el fondo lo que se centra no es tanto la preocupación por la existencia humana, sino, como en Job,
el convencimiento de que la justicia y el amor de Yahvé son más fuertes que la muerte es
concepción teocéntrica, no antropocéntrica.
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La doctrina de la inmortalidad: el libro de la sabiduría
Cap. 4. Escatología en el NT
¿Cuál ha sido la doctrina original de Jesús sobre la escatología? La comunidad primitiva, ¿nos ha
transmitido de forma fidedigna esta doctrina, o bien la ha modificado en base a sus propias
convicciones y necesidades?
Mas las opiniones se dividen a la hora de señalar el momento de la temporalidad sobre el que recae
el calificativo de «escatológico».
Una primera teoría sostiene que Jesús anunció el reino de Dios (concepto que contiene todos
los bienes escatológicos) como magnitud estrictamente futura: es la teoría de la llamada
«escatología consecuente» (Schweitzer).
Diametralmente opuesta a tal interpretación es la que se propone bajo el nombre de
«escatología realizada» (Dodd): Jesús anunció el reino como actualmente presente y no
predijo en absoluto una dimensión futura del mismo. A partir de estos presupuestos, ambas
teorías valoran diversamente los restantes escritos del NT.
Una tercera opción hermenéutica es la representada por Bultmann y su escuela: la
temporalidad no pertenece a la esencia del mensaje escatológico cristiano. Este no se centra
en el presente o el futuro del reino, sino en la situación de decisión, que trasciende la
categoría de la temporalidad pura y que, por consiguiente, origina una escatología que podría
calificarse de atemporal o supratemporal.
Para las últimas dos concepciones, los textos que sitúan la escatología en el futuro, son creación
eclesiástica posterior a la redacción original. Los que sostienen la primera mirada, piensan lo mismo
de los que creen en la escatología presentista.
Escatología consecuente:
Según Werner, la idea clave de la predicación de Jesús es la del reino de Dios, idea que no es definida
por él, sino que está tomada de la apocalíptica judía contemporánea, y que se asienta sobre un
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dualismo irreductible entre los dos eones: viejo-nuevo, terreno-celeste, natural-sobrenatural,
demoníaco-divino, temporal-eterno. «Entre el mundo presente y el futuro no hay camino, sino
ruptura; el paso de uno a otro sólo puede realizarse a través de una catástrofe, de un fin y de un
nuevo comienzo». Jesús asumirá las representaciones apocalípticas del tiempo final: tribulaciones,
aparición del Señor celeste, juicio, resurrección, nueva creación. De cara a estos sucesos finales, el
reino de Dios es para él algo aún meramente futuro. Jesús comienza su actividad con lo que Werner
llama un «anuncio alarmante»: el reino de Dios está cerca (y no: está presente; o: ha llegado): Mt 4,
17; Me 1, 15. Es esta cercanía del reino el contenido esencial de su mensaje y la razón de su ministerio
público: quiere preparar al pueblo para la próxima llegada del éschaton. Muerte y resurrección son,
pues, para Jesús la condición previa de la irrupción del reino. con la resurrección de Jesús, los
discípulos, en vez de sentarse en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, habrán de
predicar, bautizar y dar testimonio de la mesianidad del resucitado, hasta que éste vuelva: Hch 1, ll
El problema planteado por la dilación de la parusía se resuelve, en resumen, reteniendo en lo posible
la concepción original de Jesús (el reino, magnitud futura e inminente, cuyo portador será el Hijo del
hombre), e introduciendo en ella los factores. Pablo dice que con la muerte de Cristo es el viejo
mundo el que ha muerto (Ga 6. 14); todo lo que a éste concierne, ha pasado (2 Co 5, 17; 1 Co 7, 31);
la ley sinaítica ha caducado (Rm 10, 4), las potencias seculares están vencidas (Rm 8, 38-39); la
resurrección ha comenzado (1 Co 15, 20; Rm 6, 5). Justamente por esto, la parusía tiene que estar ya
cerca. El tiempo que discurre entre la resurrección de Cristo y su venida final es el plazo concedido al
giro de los eones, durante el cual el viejo se va desvaneciendo, a la vez que el nuevo se va
manifestando; tal estado intermedio apremia, en su brevedad (1 Co 7, 29), a la decisión definitiva
que deben tomar los creyentes. También en el interior de éstos se opera la mutación de lo viejo a lo
nuevo y urge acelerar el proceso de transformación (2 Co 4, 10)
Escatología realizada
La expresión «escatología realizada» sirve para designar la teoría hermenéutica de C. H. Dodd sobre
la escatología del NT. La tesis de esta teoría es la siguiente: el reino de Dios está ya presente en la
vida, muerte y resurrección de Cristo, que no son el preludio del reino, sino su misma y única realidad
total, incompatible con cualquier tipo de espera para el futuro. una designación más matizada:
«escatología inaugurada» (G. Florovsky) o «escatología realizándose» (J. Jeremías).
Según Dodd, el cristianismo es una religión histórica, que reconoce la relevancia de los
acontecimientos temporales, niega su recurrencia cíclica y defiende su índole ideológica. Mas,
supuesta tal teleología, son posibles dos interpretaciones de la misma: la historia puede ser vista
como proceso evolutivo que camina hacia su consumación gradualmente, o como una corriente que
llega repentinamente a su consumación, como el alba irrumpe en la oscuridad. En ella caben todavía
dos versiones: la apocalíptica, que localiza la plenitud de la historia en la esfera de lo supratemporal
y supramundano, y la profética, que patrocina su culminación dentro del mundo.
Tanto la religión judía como la cristiana están, a juicio de nuestro autor, a favor de una filosofía de la
historia profético-escatológica, que acepta la singularidad rectilínea de los acontecimientos y ve en
éstos el vehículo de la revelación de Dios. Asimismo ambas religiones creen que la acción divina sobre
el mundo tiene su lugar propio en la historia, y no fuera de ella.
Para el cristianismo la vida, muerte y resurrección de Cristo. Aquí la historia alcanza su nivel supremo,
lo que equivale a decir que ella llega, de esta manera, a su fin. No en el sentido de que haya tocado
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un punto terminal, sino en cuanto que el designio divino se revela y cumple acabadamente. El
éschaton es, según esto, un suceso histórico, si bien su contenido trasciende el tiempo y el espacio;
es la revelación temporal, intrahistórica, de una realidad absoluta, metahistórica, eterna. Cristo, y
sólo él, es el éschaton. Tanto el énghiken de Me 1, 15 (y Le 10, 11) como el éphthasen de Mt 12, 28
(y Le 11, 20), significan que el reino de Dios ha venido, y no —como se traduce frecuentemente—
está cerca.21 En cuanto a Me 9, 1, la traducción exacta sería: «...hasta que vean que el reino de Dios
ha venido (ten basileían toü Theoü elelythuían) con poder». La parábola de los viñadores homicidas
(Me 12, 1-8) es una buena ilustración de la crisis desatada por el advenimiento del reino y las
reacciones que suscita, e implica un juicio moral sobre la situación del pueblo judío en el momento
en que fue pronunciada.
Escatología supratemporal
Entonces…
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La tensión presente-futuro, nota específica de la escatología neotestamentaria
Mc. 1, 15: gran paradoja: La presencia del cumplimiento, lejos de derogar la tensión hacia el porvenir,
la reactiva. Y viceversa, la cercanía del futuro confirma la actualidad del cumplimiento.75 Jesús
parece poseer la certidumbre de que el reino va a venir porque tiene conciencia de que el tiempo se
ha cumplido. YA PERO TODAVÍA NO.
La certeza del triunfo final del reino, pese a las contingencias adversas, radica en la realidad de su
presencia: el todavía no se apoya en el ya. Es evidente que la parábola contenía, en la intención de
Jesús, una vigorosa intimación a la decisión ahora. (PARABOLAS DE LA SEMILLA Y EL GRANO DE
MOSTAZA, LA LEVADURA)
Como ha notado Bultmann, la doctrina de Jesús impone la urgencia de la decisión ahora, decisión
que es posible gracias a una acción de Dios en el hombre o, con otras palabras, a la presencia
operante del reino. Sólo que la tesis bultmaniana prescinde de la prueba a que ha de ser sometida la
decisión en el tiempo que falta hasta el fin. La ética de Jesús, en suma, manifiesta y confirma la
estructura tensional de la realidad del reino: su presencia capacita para (empuja a) la decisión en el
ahora salvífico de la predicación; mas la decisión se orienta, a través de la perseverante firmeza, a la
plenitud futura.
La presencialidad y la futuridad del reino de Dios. Esta penetración de la vida eterna en la existencia
temporal del creyente atrae hacia el interior de la historia los acontecimientos específicos del
éschaton.
Porque Cristo ha venido, la escatología neotestamentaria es presentista; porque Cristo ha de venir,
es a la vez futurista. El futuro recibe su confirmación del presente y el presente alcanza su
profundidad en el futuro. Tan original comprensión de la historia no es producto de consideraciones
especulativas, sino de la experiencia de Jesús sobre su propia persona y la de la comunidad sobre
Jesús, el Señor de la historia.
Es evidente que los primeros cristianos esperaron una parusia próxima, dentro de su generación.
Jesús ha hablado de: a) la proximidad de la parusia; b) la imprevisión de su hora; c) la previsión de un
tiempo intermedio.
a- La parusía está cerca, puesto que puede acontecer en cualquier momento; su cercanía no
puede medirse en días o años humanos, porque esa medida es extraña a Dios; lo único que
resta, y eso es lo esencial, es vigilar y estar preparados.
b- La imprevisión de la hora de la parusía.: Los lugares en que Jesús desautoriza la legitimidad
del cálculo o el conocimiento de la fecha como elemento esencial de la esperanza escatológica
son Le 17, 20 y Me 13, 32.
c- La previsión de un tiempo intermedio: Jesús previo un tiempo intermedio entre su muerte y
la consumación. Ya las parábolas del crecimiento postulan el entretiempo. La creación de un
discipulado, las instrucciones al mismo sobre sus modos de comportamiento en el mundo y,
sobre todo, la asignación de una tarea misional a esos discípulos están suponiendo en Jesús
la certeza de que el fin no vendrá con su muerte, pues entonces nada de esto tendría sentido.
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En síntesis…
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