Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
Este trabajo contiene algunas reflexiones sobre el desarrollo actual de los
saberes acerca del fenómeno educativo en México. Más que axiomas y
principios se elaboran hipótesis para la discusión. En todo caso se intenta
tomar una posición frente a los problemas que pueden ser planteados y
resueltos en formas diversas.
La adopción de un lenguaje teórico explícito se hace con el fin de dar
coherencia y sistematicidad a toda la interpretación propuesta.
EL OBJETO
Nuestro interés se concentra en el mundo de los saberes objetivados
(literarios) acerca del fenómeno educativo. No se trata de cualquier tipo de
saber, sino del saber “científico” acerca de la educación, producido por
individuos especializados en su producción (los investigadores, teóricos,
ensayistas, etc.) con base en procedimientos más o menos codificados
(teorías, lenguajes, metodologías y técnicas) y en instituciones especializadas.
Esto es lo que, en términos genéricos, podemos denominar “saber discursivo”,
“saber teórico”, “saber objetivado”, “saber acerca de la práctica”, distinto del
“saber práctico”, “no objetivado”, “conciencia práctica”, etc. Mientras que el
primero es producido conscientemente por especialistas, el segundo es
poseído por los agentes en forma no discursiva, y sólo se manifiesta en su
puesta en práctica. En el campo que nos interesa, el primero es producido-
poseído por los “científicos de la educación”, es decir, investigadores,
especialistas, y todo tipo de sujetos “autorizados” para “hablar” de educación.
El segundo es poseído, y puesto en práctica como “saber hacer”, por los
maestros y todos aquellos agentes que producen el fenómeno educativo.
Mientras que para los primeros la realidad educativa (prácticas, instituciones y
agentes) es prioritariamente un objeto de conocimiento, para los segundos es
un ámbito de acción e intervención.
Aunque no corresponde aquí explicitar las complejas relaciones que
mantienen ambos tipos de saberes, digamos por lo menos que el saber
práctico que los agentes usan en sus prácticas, forma parte de la realidad de
las prácticas y debe convertirse en objeto de conocimiento teórico. A su vez el
conocimiento práctico, en cierta medida, constituye una forma de existencia
(incorporada, subjetiva, interiorizada) de ciertos saberes “objetivados”,
“formales” y “teóricos”, producidos en una época anterior. 1
En estas notas nos interesa plantear algunas hipótesis en torno al campo de
la producción de saberes “científicos” acerca de la educación. Puesto que
somos parte de este campo, intentaremos problematizar nuestro propio ámbito
de trabajo constituyéndolo en objeto de reflexión. Esta intención supone una
objetivación, requiere un distanciamiento.
Este distanciamiento es implícito, y no exige ningún esfuerzo cuando el analista
es objetivamente un extraño respecto del objeto analizado. Demás está decir
que éste no es nuestro caso. Aquí la mirada objetivamente es el resultado de
un trabajo consciente de “alejamiento”, el cual no siempre, como se verá, tiene
resultados exitosos.
LA JUSTIFICACIÓN
¿Es necesario reiterar aquí las virtudes y ventajas del autoexamen y de la
toma de conciencia? Basta decir que si en verdad se aspira a un desarrollo
científico del campo de los saberes educativos, todo intento de reflexión, en
principio, debe ser aceptado como potencialmente útil y necesario. De otra
manera, los estilos, los procedimientos y trámites inscritos en la cotidianeidad
del campo de trabajo, corren el riesgo de reproducirse sin cesar, si no son
controlados por el análisis objetivo, dificultando así las mejores intenciones del
cambio y superación. La reflexión es entonces una condición necesaria,
aunque no suficiente, para la transformación.
La reflexión y el análisis a su vez surgen de una necesidad de la percepción
de que algo no anda bien en el campo de las ciencias de la educación. Esta
percepción produce una insatisfacción que desencadena un proceso de
búsqueda de solución. Tanto la percepción del problema como la dirección de
la búsqueda no son procesos aleatorios, sino que están determinados por una
serie de esquemas de percepción, un lenguaje, que en su forma más
sistemática, consciente y controlada podemos llamar teoría.
NOTAS DE REFERENCIA