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LA TASA DE INTERES Y LA PREFERENCIA POR LA LIQUIDEZ

AGUSTÍN MARÍA MARTÍNEZ VARGAS.


Corporación Universitaria Minuto de Dios. UNIMINUTO.

RESUMEN

En el presente trabajo, se analiza aspectos fundamentales de la economía y las finanzas,


que inician en cada persona y en cada familia con el ahorro, como el sobrante de dinero, luego de
suplir las necesidades prioritarias. Se expone, cómo la cantidad de ahorro, no depende de la tasa
de interés en el mercado sino del ingreso, hay una porción del ahorro que no se invierte, se
mantiene en forma líquida para prevención de imprevistos, de la cantidad invertida depende la
cantidad de dinero disponible para los inversionistas en el mercado.
La tasa de interés no es la recompensa por tomar la decisión de invertir, es la recompensa por
desprenderse del valor líquido en un período de tiempo, y está determinada por el mercado, es
decir por la oferta y la demanda de valor líquido. En la actualidad, las tasas de interés pueden ser
negativas para el inversionista si se tiene en cuenta el efecto de la inflación, como factor
determinante del valor del dinero en el tiempo.
PALABRAS CLAVE: Ahorro, Tasa de interés, ingresos, valor líquido, eficiencia marginal.
Clasificación JEL: E12, E21

INTRODUCCIÓN

El objetivo del documento es analizar las teorías sobre ahorro, tasas de interés, inversión
del ahorro, rentabilidad y equilibrio en el mercado del dinero, basado en la teoría de John
Maynard Keynes.

Inicia con el análisis del ahorro que depende de los ingresos, no de las tasas de interés, el
ahorro puede guardarse como valor líquido o invertirse en papeles u otro tipo de inversión, dicha
inversión es llamativa dependiendo de las tasas de interés, que son definidas por el mercado, es
claro que las tasas de interés son inciertas en el futuro, es imposible predecirlas. Termina con el
análisis del equilibrio entre la demanda de la inversión y el ahorro de dinero, fenómeno que no se
da por las tasas de interés, esto significa, que no es la tasa de interés, la que equilibra la demanda
de inversión y los ahorros, sino que la tasa de interés, se fija en el mercado del dinero, es decir,
de la cantidad de dinero y de la preferencia por la liquidez (Plaza, 2012). En este sentido, el
mercado monetario establece la señal del costo de inversión o de los recursos financieros
necesarios para efectuar la inversión, mientras que la eficiencia marginal de capital, que
corresponde al rendimiento de la inversión y el costo de reposición del bien de capital, puede ser
vista como la variable que incentivará a las empresas para llevar a cabo nuevas inversiones en
capital o en ampliación de sus plantas de producción o en nuevos negocios (Barra, 2011).

LA TASA DE INTERES Y LA PREFERENCIA POR LA LIQUIDEZ

“La tasa de interés no determina el ahorro de las familias, lo que define el ahorro es el ingreso,
considerando la propensión marginal a consumir, teniendo en cuenta que a un mayor ingreso
habrá un mayor ahorro” (Keynes, La teoría General de la Tasa de Interés, 1936, pág. 146).

Es así, que el ahorro no está definido por la tasa de interés. En la intención de ahorrar, intervienen
otros factores como el ingreso y la propensión marginal a consumir, definida esta, como la
relación funcional, entre un nivel de ingreso dado y el gasto que para el consumo se toma de
dicho nivel de ingreso, teniendo en cuenta que a un mayor ingreso habrá un mayor ahorro, ya sea
para invertir o para atesorar (Keynes, Teorìa General de la Ocupaciòn el Interès y el Dinero,
1936). El consumo depende del nivel de ingreso y de otras circunstancias que se presentan en la
vida real de los individuos tales como: las necesidades subjetivas, la inclinación psicológica a
consumir según suba o baje el ingreso y hábitos de los individuos.

Keynes (1936) explica: Las preferencias psicológicas de tiempo de un individuo


requieren de dos clases de decisiones para realizarse por completo. La primera se
relaciona con el aspecto de preferencia de tiempo que he denominado la
propensión a consumir, la cual, actuando bajo la influencia de motivos tales como:
Un cambio en la unidad de salario, un cambio en la diferencia entre ingreso e

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ingreso neto, cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, no
considerados al calcular el ingreso neto, cambios en la tasa de descuento del
futuro, es decir, en la relación de cambio entre los bienes presentes y futuros,
cambios en la política fiscal, cambios en las expectativas acerca de la relación
entre el nivel presente y futuro del ingreso, determinan qué parte de un ingreso
consumirá cada individuo y cuánto guardará en alguna forma de poder adquisitivo
de consumo futuro [1936 p, 145].

Al interpretar la teoría de Keynes, se aprecia que son diferentes factores que influyen en la
tasa de interés, sobre todo si se tiene en cuenta que la propensión marginal a consumir, la cual
actuando bajo la influencia de los motivos ya enunciados, determina qué proporción del ingreso
se destinará al consumo, y que porción del ingreso no necesariamente se convertirá en una
inversión, porque existirá una ley sicológica que influirá en las personas para decidir, cuánto de
esa porción o residuo permanecerá atesorado para imprevistos y transacciones y qué parte del
residuo, será invertido con la finalidad de obtener una ganancia, la cual estará determinada por la
tasa de interés de la inversión. Esta ganancia generada por la tasa de interés, influye en los
individuos a estar dispuestos a desprenderse de la liquidez (Keynes, Teorìa General de la
Ocupaciòn el Interès y el Dinero, 1936).

El error de las teorías aceptadas sobre la tasa de interés está en que intentan
derivarla de la propensión a consumir es decir, de la decisión que toma un
individuo, sobre qué parte del ingreso consume y qué parte de éste ahorra en forma
de poder adquisitivo, para consumo futuro, dejando de lado la forma en que se
conservará a través del tiempo el poder adquisitivo del recurso (dinero) reservado
ya sea de su ingreso corriente o de ahorros previos (Keynes, 1939. P, 146).

Keynes aclara que, la tasa de interés no se deriva de la decisión que las personas
toman sobre qué cantidad de su ingreso ahorran, es decir, esta decisión no está
condicionada por el nivel de tasa de interés del mercado. La importancia y efecto
fundamental de la tasa de interés, está en la necesidad de conservar el poder adquisitivo del
dinero ahorrado, esto es, que los recursos ahorrados no pierdan la capacidad de compra por
efecto del mercado [oferta y demanda], condición que se logra, si estos recursos se
invierten y generan una utilidad que garantice la conservación del valor del dinero a través
del tiempo.
Keynes (1936), define la tasa de interés como: “recompensa, por desprenderse del
poder líquido en un período determinado. Es la utilidad financiera obtenida sobre
una inversión, esto es, dependiendo de la ganancia generada por las inversiones en
activos financieros, se decide qué cantidad de dinero se mantiene en efectivo”
[p.146]

Según lo expuesto, la tasa de interés no es la recompensa por tomar la decisión de ahorrar,


es la rentabilidad generada por una cantidad de dinero que ha sido ahorrado y que es invertida
[desprendimiento del poder líquido] en activos físicos o financieros, matemáticamente expresada
así:
𝑉𝐹
𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 = − 1 ∗ 100 (1)
𝑉0

o lo que es lo mismo;
(𝑉𝐹−𝑉𝑜)
𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 = ∗ 100 (2)
𝑉𝑂

Es la inversa de la proporción que hay entre una suma de dinero invertida [Vo Valor
inicial] y lo que puede obtenerse [VF valor final – Vo Valor inicial], por desprenderse del
control del dinero a cambio de una deuda en un período de tiempo determinado (Keynes, La
teoría General de la Tasa de Interés, 1936, pág. 151).

La tasa de interés no es el precio que pone en equilibrio la demanda de recursos


para invertir, con la buena disposición para abstenerse del consumo presente
[oferta monetaria]. La tasa de interés es el precio que equilibra el deseo de
mantener el dinero líquido, de acuerdo con la cantidad de dinero en la economía
[Keynes 1936. P,147].

Lo escrito por Keynes (1936), indica que la tasa de interés no equilibra la demanda de
dinero para la inversión por parte de empresas privadas e inversionistas y los ahorros por
parte de las personas, sino que la tasa de interés se fija en el mercado de dinero, es decir, de
la interacción de la cantidad de dinero y de la preferencia por la liquidez o de la demanda de

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dinero. Es así, que la demanda y oferta de dinero, determina el costo de la inversión [tasa de
interés pagada], y de los requerimientos de recursos monetarios para efectuar la inversión.
Mientras que la eficiencia marginal del capital, puede ser vista como la variable que
incentivará a las empresas para llevar a cabo nuevas inversiones en capital, ensanchamiento
de sus plantas o en nuevos negocios (Barra, 2011), al propender por una rentabilidad de los
bienes de capital igual o superior al costo de reposición (Keynes, Teorìa General de la
Ocupaciòn el Interès y el Dinero, 1936).

Keynes también explica que mantener el dinero ahorrado en forma líquida o en inversión
está en función de la tasa de interés, la cual se ajustará para lograr un equilibrio. Si en el mercado
la tasa de interés es baja, las personas no preferirán realizar inversiones o desprenderse de la
liquidez, fenómeno que dará lugar a una cantidad de dinero disponible que no llega al mercado,
muy superior a la oferta de dinero en la economía del mercado, presionando un alza en las tasas
de interés hasta lograr el equilibrio del mercado. A tasas de interés altas, los individuos invertirán
en activos, disminuyendo así, la oferta de dinero disponible para la inversión, presionando a una
baja en las tasa de interés en el mercado.

Para Keynes, la demanda de dinero depende del nivel de ingreso y de la tasa de interés. La
tasa de interés puede ser vista como el costo de oportunidad de mantener el dinero atesorado,
mientras que el nivel de ingreso indica la demanda de dinero con el propósito de efectuar
transacciones. Siempre es conveniente mantener dinero para gastos personales y de negocios
(Keynes, Teorìa General de la Ocupaciòn el Interès y el Dinero, 1936).

La decisión de invertir o de mantener el ahorro líquido, depende de la tasa de


interés. Es decir, la tasa de interés define el equilibrio entre la preferencia por
mantener la liquidez [valor inmediato del dinero] o invertir en activos que generan
ganancia, expresado en la siguiente función: M = L(r), donde, M es la cantidad
de dinero, r tasa de interés y L es la función de preferencia por la liquidez. La
preferencia por la liquidez depende de la tasa de interés y por consiguiente la
cantidad de dinero ofertado en el mercado (Keynes, p 147).
¿Por qué la preferencia por la liquidez? Existen dos opciones: el dinero que se usa
para operaciones de negocios corrientes y el dinero que se determina como reserva
de valor (Keynes, 1936, P.147).
En estos términos la tasa de interés se traduce en una fórmula matemática sencilla:
𝐷
𝑟 = 𝑉𝑃 𝑥100 (3)

Donde r es la tasa de interés, D es la recompensa, utilidad, renta o precio en pesos. VP es


el Valor ahorrado hoy y que es invertido, es el valor del cual se desprende la persona.
Esta fórmula aplica para una recompensa igual en cada periodo de tiempo, es decir, una
anualidad. Si la recompensa (el interés ganado) cambia en cada período (generalmente crece) por
previo acuerdo con la empresa, se convierte en un gradiente.
𝐷
𝑟 = 𝑉𝑃 + 𝐺 𝑥100 (4)

G es el gradiente.

Keynes (1936) dice: “Las personas que creen que la tasa de interés [rendimiento] estará
por encima de las supuestas por el mercado, tienen la opción de comprar deudas, activos
financieros [bonos, acciones] como alternativa y no guardar el dinero en efectivo”
(p.148).

Keynes (1936), define la preferencia por la liquidez, como una función que conecta la
liquidez que desea mantener en su poder las personas y las tasas de interés. Esta tasa interés, será
la que influye en la decisión de las personas, de mantener el dinero ahorrado en efectivo o
invertirlo en activos que generen ganancias. En otras palabras, dependiendo de la ganancia que se
obtiene al invertir en activos financieros, decidiremos cuánto dinero líquido [valor inmediato]
tendremos en nuestro poder.

Esto significa, que siempre existirá una brecha entre el ingreso total y el consumo, y esta
brecha será mayor en la medida que aumente el ingreso total, lo que significa que el ahorro
dependerá no solamente del ingreso total, sino también de la tasa de interés. Es esta la razón por
la cual Keynes (1936) explica, que la demanda de fondos por parte de los inversionistas y la
oferta de dinero como consecuencia de los ahorros, no pueden definir la tasa de interés, pues ésta
se define en el mercado de dinero y que el ingreso es el que define la función del ahorro.

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Si las curvas de demanda de inversión y la curva de ahorros se cruzan teniendo en
consideración un ingreso total permanente o fijo, se podrían fijar la tasa de interés según los
clásicos, pero como el ingreso total depende de la inversión, y el ahorro depende del ingreso total,
y si se tiene en cuenta que la tasa de interés se fija en el mercado de dinero, entonces la curva de
ahorros dependerá de manera indirecta de los movimientos de la curva de la demanda de
inversión, si disminuye la inversión, cae el ingreso total, y como el ahorro depende del ingreso
total, la curva de ahorro también se vería afectada por lo que las dos curvas se desplazarían. En
tal sentido, la tasa de interés sería una señal para que las personas tomen sus decisiones, acerca
de la distribución, entre mantener el efectivo, u orientarlo a la adquisición de activos que generen
ganancias.

Sin embrago Keynes (1936) presenta la siguiente teoría: ni el conocimiento del


rendimiento probable de un activo, ni el de su eficiencia marginal [tasa de descuento], nos
permite deducir la tasa de interés ni su valor presente. Debemos encontrar en otra fuente la tasa
de interés y solamente podemos valuar el bien capitalizando su rendimiento probable.
Del enunciado anterior surge la incertidumbre de las tasas de interés, como factor determinante
de la preferencia por la liquidez, la ganancia actuarial o expectativa matemática calculada, difícil
de lograrlo, debido a las variaciones futuras desconocidas del mercado y otros factores que la
determinan como la inflación, pueden tener alguna influencia para que los individuos estimen la
probabilidad de conservar recursos líquidos, con el fin de realizar una ganancia, si ha acertado al
comprobarse que los valores en el momento oportuno o de valoración, guardan una relación
equivocada, entre el valor inicial y el valor final.

Si la tasa de interés es positiva para las inversiones de cualquier plazo, entonces


ha de ser siempre una buena decisión invertir, antes que guardar el dinero como
reserva de valor [en el bolsillo]. Si por el contrario la tasa de interés futura es
incierta no se puede concluir con seguridad que el valor en el año n sea igual al
esperado [Keynes, p. 152]
Keynes explica que, las opciones para la preferencia de la liquidez, están condicionadas
[conectadas] por la incertidumbre respecto al futuro de la tasa de interés, los diferentes tipos de
tasas según los plazos variables de tiempo [corto, mediano y largo plazo], que regirá en el futuro.
Estas tasas de interés serán las que influirán en la decisión de mantener el dinero guardado
[liquidez] o invertir. Es el cálculo incierto de las tasas de interés venideras que podrían inferirse
de las actuales para deudas de diversos plazos.
A demás se presenta la incertidumbre, que si se adquiere una deuda a largo plazo [inversión en
activos financieros], y antes de terminar el plazo de redención, hay necesidad de dinero efectivo
líquido, se corre el riesgo de incurrir en una pérdida, debido al anticipo en el tiempo y por
consiguiente los descuentos de una nueva negociación que pueden ser muy elevados.

Keynes (1936), establece las diferencias entre inmediato e instantáneo y entre dinero y
deudas (bonos y todo activo financiero que devengue un interés) incluyendo en la categoría
económica de dinero a los depósitos a plazo. La situación expuesta es analizada cuando el
ahorrador directamente realiza las inversiones, es decir no hay intermediación, sólo se deduce la
tasa impositiva por parte del estado.

La tasa de interés desde la óptica del inversionista, es el costo de un préstamo, es la


cantidad que el prestatario paga por su deuda, más no es ese el valor que percibe el ahorrador,
debería ser así en todos o al menos en la mayoría de casos. La situación financiera actual está
intermediada por el sistema bancario, entidades que aplican la tasa de captación, tasa que recibe
el ahorrador, la cual es mínima, no incentiva el ahorro, y según el comportamiento de la inflación
puede ser una actividad negativa para el ahorrador. El sistema financiero ofrece dinero a los
inversionistas, empresas o personas, la tasa que aplica se denomina tasa de colocación, la
diferencia entre estas dos tasas (Colocación y captación) da como resultado la tasa de
intermediación financiera, o utilidad para los bancos y entidades financieras.

Keynes, plantea que la eficiencia marginal del capital es la que influye en el volumen de
las inversiones y que la tasa de interés es la que define la cantidad de fondos, para que se lleven a
cabo estas inversiones. Esto significa, que no es la tasa de interés la que equilibra la demanda de
inversión y los ahorros, sino que la tasa de interés, se fija en el mercado del dinero, es decir, ésta

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depende de la cantidad de dinero y de la preferencia por la liquidez. En este sentido el mercado
de dinero da la señal del costo de inversión o de los fondos necesarios para efectuar la inversión,
mientras que la eficiencia marginal de capital o tasa de rendimiento esperada, puede ser vista
como la variable que incentivará a las empresas para llevar a cabo nuevas inversiones en capital o
en ampliación de sus plantas de producción o en nuevos negocios (Barra, 2011).

Mankiw (2012) expone: El ahorro es la fuente de oferta de dinero en el mercado, la


demanda de fondos proviene de las empresas que desean invertir en tecnología, capital de trabajo
para crecer como organizaciones (Mankiw, 2012, pág. 563). El análisis de la variación de la
demanda de créditos y del ahorro, frente a la variación de la tasa de interés, es coherente con la
tesis de Keynes (1936). A una tasa de interés alta, la demanda de créditos disminuye debido al
alto costo, pero también hace que los ahorros sean más atractivos, aumentando así la oferta de
dinero.

Marshall (Citado por Escartin, s,f) explica: “Por el lado de la oferta, los ahorradores
deben tener un estímulo para ahorrar más, cuanto más alto sea el tipo de interés”. En
consecuencia, a un mayor estímulo para el ahorro, habrá más oferta de dinero para los
inversionistas, entonces, las tasas de interés variarán, dependiendo de la oferta y demanda de
dinero (p.411). A demás, Shumpeter (Citado por Escartin, s,f) interpreta: “El ahorrador tiene que
compensar con la remuneración del interés, el sacrificio que supone dejar un dinero invertido en
activos, el cual se recupera en forma de flujo de rendimientos periódicos o interés” (p.411).

La eficiencia marginal de capital no se fija por la mejor opinión, sino por la valoración
del mercado, tal como lo determina la psicología de masa, también las expectativas respecto al
futuro de las tasas de interés, que depende de la evolución de los negocios (Keynes, Teorìa
General de la Ocupaciòn el Interès y el Dinero, 1936).
La tasa de interés no equilibra la demanda de inversión y los ahorros, sino que se fija en el
mercado de dinero, es decir de la interacción entre la cantidad de dinero y la preferencia por la
liquidez o de la demanda de dinero.
Keynes (1930) aclara, el comportamiento del mercado es muy semejante a la
eficiencia marginal de capital, es decir la relación de rendimiento probable entre
un bien de capital y su precio de oferta o de reposición, la que hay entre el
rendimiento probable de una unidad más de esa clase de capital y el costo de
producirla. De manera más clara, es la tasa de descuento (ingresos descontados),
que logrará igualar en Valor Presente [VP], la serie de anualidades dadas, por los
rendimientos esperados del bien, debida a la venta de la producción durante todo el
tiempo. [P. 150]
Keynes [1936] dice: “La tasa de interés nunca es negativa, por tal razón siempre al
invertir o adquirir una deuda se obtendrá un beneficio económico incrementando
así la liquidez” [p.147].

Sin embargo, en el análisis previo no tiene en cuenta la incidencia de la inflación, si se trata


de tasas reales, seguramente hay tiempos en los que la inflación es superior a la tasa de interés
garantizada en una inversión, y en estas condiciones la rentabilidad del dinero es negativa,
aunque sí menciona la incertidumbre o riesgo, condición necesaria para el futuro de la tasa de
interés, refiriéndose a proyecciones para evaluaciones financieras de rentabilidad.

Si pudiera preverse con certeza las variaciones de las diferentes tasas de interés en
los diferentes periodos de tiempo, se podría deducir el comportamiento de las
inversiones o deudas adquiridas, bien anota Keynes, desafortunadamente este
cálculo es incierto, de ahí las fallas e inconsistencias en las proyecciones
económicas de los países y de los proyectos macro e incluso medianos y pequeños.
[Keynes, 1930, p 148]

El rendimiento probable de una inversión, es la serie de rendimientos que se espera obtener


de la venta de los productos durante la vida del bien, después de deducir los gastos de operación
respectivos, también llamado flujo de caja (Deleplace, 2017).
Costo de reposición es el valor que se bastaría para producir una nueva unidad de similares
características.

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La eficiencia marginal de capital siempre está en términos de expectativa, del rendimiento
que se espera obtener del dinero, de acá la incertidumbre del comportamiento de la tasa de
rendimiento anhelada, la eficiencia marginal del capital, no se fundamenta en el rendimiento
histórico de una inversión sobre su costo original.
En equilibrio, la tasa de interés será igual a la eficiencia marginal del capital, pues resultara
lucrativo aumentar o disminuir el volumen corriente de la inversión hasta que se llegue a la
igualdad.

Fisher, (citado por Cavazos y Rivas (2009), hace la distinción de dos tipos de tasas de
interés: La real y la monetaria. La tasa de interés real, es el resultado de aplicar al interés
monetario o nominal, una corrección debida a la tasa de variación de precios, es decir la
inflación. El interés real, es el dinero que conserva el poder adquisitivo, tanto en el momento del
préstamo como en el de la devolución (Cavazos&Rivas, 2009).

En conclusión la preferencia por la liquidez dependen de tres aspectos


fundamentales:
a) Motivo de transacción, operaciones económicas personales y de negocios.
b) Motivo de precaución, respecto a cambios futuros en las tasa de interés, es
preferible la seguridad de los recursos totales o parciales.
c) Motivo especulativo, conseguir ganancias previendo cambios positivos en el
mercado, arriesgar inversiones en función de mayor liquidez. (Keynes, 1936, p.
149)

Según Keynes (1936), los dos primeros tipos de liquidez, no dependen de las tasas de
interés, y es el motivo especulativo el que sí depende del interés, debido a la cantidad de dinero
que retendrán las personas teniendo en cuenta la ganancia que representa realizar inversiones.

Al suponer, dice Keynes, que la curva de preferencia por la liquidez que liga la tasa de
interés con la cantidad de dinero, indica que según baje la tasa de interés, ceteris paribus, habrá
mayor preferencia por la liquidez, porque el costo de oportunidad disminuye, es decir la tasa de
interés disminuye y así las personas preferirán mantener el efectivo, debido al motivo de
transacción, por la necesidad de recursos para negocios y operaciones (Keynes, Teorìa General de
la Ocupaciòn el Interès y el Dinero, 1936).

Una baja en tasas de interés trae como consecuencia un aumento del ingreso nacional, el
ahorro de dinero orientado para transacciones dependerá más o menos en forma proporcional al
aumento del ingreso. Al mismo tiempo disminuirá el costo de la conveniencia que abunde el
efectivo disponible, medido en pérdida de interés. A mayor ingreso se supone mayor ahorro y
viceversa.

Cada baja en la tasa de interés puede aumentar la cantidad de efectivo que las personas
desean conservar, debido a la interpretación de cada quien frente a la futura tasa de interés, si
difieren con el mercado.

𝑴𝒐𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒄𝒖𝒍𝒂𝒄𝒊ó𝒏
= 𝑻𝒐𝒕𝒂𝒍 𝒅𝒊𝒏𝒆𝒓𝒐 − (𝒎𝒐𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒓𝒆𝒄𝒂𝒖𝒄𝒊ó𝒏 + 𝒎𝒐𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒊𝒒𝒖𝒊𝒅𝒆𝒛)

Si el empleo se incrementa inmediatamente después de una baja en la tasa de interés,


conduce a un aumento de los salarios, es decir a un aumento en el valor de la unidad salarial. Es
de suponer que un aumento en la inversión, haga subir el empleo- ocupación, esto no sucede si la
propensión al consumo disminuye.

Finalmente si el empleo sube, los precios suben, como efecto de la función de la oferta y
por la propensión de los salarios a subir en términos de dinero, el efecto de ese proceso sobre la
preferencia por la liquidez, será aumentar la cantidad necesaria de dinero para mantener una tasa
de interés dada.

Si la producción aumenta, los precios suben y el efecto sobre la preferencia por la liquidez
será aumentar la cantidad necesaria de dinero, para mantener la tasa de interés dada. El
incentivo de la economía de una nación estaría en el incremento del ahorro. Krugman, Wells
[2007, p. 320]. El ahorro y la inversión siempre son iguales, se trate de una economía abierta o de

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una economía cerrada, es un principio de contabilidad que se denomina: identidad ahorro –
inversión.

𝑃𝐼𝐵 = 𝐶 + 𝐼 + 𝐺 + 𝑋 + 𝐼𝑀 (5)
En una economía cerrada no hay exportaciones ni importaciones
𝑃𝐼𝐵 = 𝐶 + 𝐼 + 𝐺 (6)
Al despejar a I se tiene
𝐼 = 𝑃𝐼𝐵 − 𝐶 − 𝐺 (7)
En una economía cerrada la inversión proviene del ahorro interno. El ahorro privado es igual a la
renta disponible.
𝑆(𝑃𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑜) = 𝑃𝐼𝐵 + 𝑇𝑅 − 𝑇 − 𝐶 (8)
𝑆)𝑃ú𝑏𝑙𝑖𝑐𝑜) = 𝑇 − 𝑇𝑅 − 𝐺 (9)
El ahorro total es la suma del ahorro privado más el ahorro público
𝑁𝑆 = 𝑆(𝑃𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑜) + 𝑆(𝑃ú𝑏𝑙𝑖𝑐𝑜) (10)
Reemplazando se tiene:
𝑁𝑆 = (𝑃𝐼𝐵 + 𝑇𝑅 − 𝑇 − 𝐶) + (𝑇 − 𝑇𝑅 − 𝐺) (11)
𝑃𝑁𝑆 = 𝑃𝐼𝐵 − 𝐶 − 𝐺 (12)
Por consiguiente
𝑁𝑆 = 𝐼 identidad ahorro – inversión (13)
En una economía abierta la identidad:
𝐼𝑛𝑣𝑒𝑟𝑠𝑖ó𝑛 = 𝐴ℎ𝑜𝑟𝑟𝑜 𝑁𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 + 𝐹𝑙𝑢𝑗𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑎𝑙𝑒𝑠 (14)

En el mercado de préstamos hay múltiples tipos de tasas de interés, porque hay muchos
tipos de préstamos, según el plazo, el destino, el prestatario, tasa de interés real y nominal. Una
empresa decidirá pedir prestado dinero si la tasa de rendimiento es al menos igual al tipo de
interés. (Krugman, 2013, pág. 320)

CONCLUSIONES
 El ahorro no está definido por la tasa de interés. La tasa de interés no es la recompensa
por tomar la decisión de ahorrar. El ahorro lo define el nivel de ingresos y la propensión a
consumir.

 La decisión de mantener el dinero ahorrado en forma líquida, depende de las tasas de


interés, es decir, la tasa de interés define el equilibrio entre la preferencia por mantener
la liquidez o invertir en activos que generan ganancia.

 La tasa de interés no es el precio que pone en equilibrio la demanda de recursos para


invertir, con la buena disposición para abstenerse del consumo presente. La tasa de interés
es el precio que equilibra el deseo de mantener el dinero líquido, de acuerdo con la
cantidad de dinero en la economía.

 La tasa de interés define el equilibrio entre la preferencia por mantener la liquidez o


invertir los ahorros en activos para generar rentabilidad.

 Las opciones para la preferencia de la liquidez, están condicionadas por la incertidumbre


respecto al futuro de la tasa de interés y los diferentes tipos de tasas según los plazos
variables de tiempo.

 Son tres factores sicológicos: Preferencia por la liquidez del público, expectativas de
ganancia o eficiencia marginal del capital, y la propensión marginal del consumo, que
pueden neutralizar los siguientes cambios en las variables económicas:

a) Expansión monetaria.

b) Descenso en la tasa de interés.

c) Aumento de las inversiones.

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 La preferencia por la liquidez depende de tres aspectos: Motivo de transacción,
motivo de precaución y motivo especulativo.

Referencias Bibliográficas

Barra, A. (2011). La teoría de la preferencia por la liquidez y la tasa de interés. Buenas tareas,
1-14.
Cavazos, G., Rivas, S. (2009). Relación entre la inflación y tasas de interés en México y Estados
Unidos. México. Problemas del desarrollo, 52-55.
Deleplace, G. (2017). La Teoría Macroeconomica de Jhon Maynard Keynes. Borradores de
Economía, Universidad de Antioquia.
Escartin, A. (s.f). Historia del Pensamiento Económico. Marshall y la Escuela de Cambridge.
Tema 26. Recuperado. http://personal.us.es/escartin/Marshall.pdf
Keynes, J. M. (1936). La teoría General de la Tasa de Interés. En J. M. Keynes, Teoría Genaral
de la Ocupación, el Interés y el Dinero (págs. 145 - 151). Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica de Argentina.
Keynes,J.M. (1936). Teorìa General de la Ocupaciòn el Interès y el Dinero. Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica de Argentina.
Krugman,W. (2013). Fundamentos de econmía. Madrid: Reverté.
Mankiw, G. (2002). Principios de Economía. Quinta edición. P 584. ED Cenage Learning.
Plaza, A. (2012). La teoría de la tasa de interés y la preferencia por la liquidez. International
BMA Spain, 1-18.

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