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INNOVACIÓN Y SISTEMAS DE INNOVACIÓN

Dra. Dª Elena Castro Martínez (OTT CSIC CV)


Dr. D. Ignacio Fernández de Lucio (INGENIO, CSIC-UPV)

Valencia, junio de 2001


ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN ____________________________________________________________ 1
2. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE INNOVACIÓN ____________________________________ 3
2.1. DEFINICIONES DE INNOVACIÓN _________________________________________________ 3
2.2. T IPOS DE INNOVACIONES _____________________________________________________ 4
2.2.1. Según su naturaleza 4
2.2.2. Según su grado 5
2.2.3. Según su nivel tecnológico 6
2.2.4. Las dinámicas tecnológicas de la innovación 7
2.3. ACTIVIDADES QUE FORMAN PARTE DEL PROCESO DE INNOVACIÓN
TECNOLÓGICA ___________________________________________________________ 10
2.3.1. Actividades para la adquisición o generación de nuevos conocimientos 11
2.3.2. Otros preparativos para la producción y comercialización 13
2.4. M ODELOS DEL PROCESO DE INNOVACIÓN _________________________________________ 14
3. BASE TEÓRICA DE LA DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN _______________ 18
3.1. CONCEPTOS Y DEFINICIONES _________________________________________________ 18
3.2. LOS ELEMENTOS __________________________________________________________ 21
3.3. LAS RELACIONES__________________________________________________________ 22
3.4. LA DIFUSIÓN DE LA INNOVACIÓN _______________________________________________ 25
3.5. DINÁMICA DE LOS SISTEMAS NACIONALES DE INNOVACIÓN ____________________________ 26
3.6. EL PAPEL DE LAS ADMIN ISTRACIONES PÚBLICAS ____________________________________ 28
3.6.1. Niveles de actuación 30
3.6.2. Ámbitos de actuación 31
3.7. INDICADORES PARA LA C ARACTERIZACIÓN DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN __________________ 33
5.5.1 Los recursos 34
5.5.2 La estructura 35
5.5.3 La capacidad de absorción 35
5.5.4 La articulación 36
5.5.5 El marco legal e institucional 36
5.5.6 Resultados científicos, tecnológicos y de innovación 37
4. LAS RELACIONES ENTRE LAS UNIVERSIDADES Y LAS EMPRESAS_________________ 37
4.1. RELACIONES UNIVERSIDAD-EMPRESA : ¿QUÉ UNIVERSIDAD Y QU É EMPRESA? _______________ 37
4.2. T IPOS DE UNIVERSIDADES Y PAPEL INSTITUCIONAL EN LAS RELACIONES E-U. _______________ 38
4.3. DIFERENCIAS ENTRE LOS GRUPOS DE INVESTIGACIÓN ANTE LAS RELACIONES
CON EMPRESAS __________________________________________________________ 42
4.4. T IPOS DE EMPRESAS _______________________________________________________ 42
4.5. LAS RELACIONES ENTRE LOS ELEMENTOS DE LOS ENTORNOS CIENTÍFICO Y
T ECNOLÓGICO: SU PAPEL DIFUSOR DE LAS TECNOLOGÍAS. ____________________________ 44
5. DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN _________________________ 46
5.1. APROXIMACIÓN A LOS ASPECTOS SOCIOECONÓMIC OS QUE CARACTERIZAN
ESPAÑA EN EL CONTEXTO DE LA UNIÓN EUROPEA __________________________________ 46
5.2. LOS RECURSOS DEL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN ______________________________ 47
5.3. LA ESTRUCTURA __________________________________________________________ 49
5.3.1. El entorno científico 52
5.3.2. El entorno tecnológico y de servicios avanzados 53
5.3.3. El entorno productivo 54
5.3.4. El entorno financiero 57
5.4. LA CAPACIDAD DE ABSORCIÓN ________________________________________________ 60
5.5. LA ARTICULACIÓN _________________________________________________________ 64
5.5.1. Primeros indicadores de articulación 64
5.5.2. Una medida de la cooperación universidad-empresa 65
5.5.3. Las Estructuras de Interfaz 66
5.6. LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS EN EL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN ________________ 69
5.6.1. El Marco legal e institucional del Sistema español de Innovación 69
5.6.2. Políticas de fomento de la I+D y de la Innovación Tecnológica 74
5.7. LOS RESULTADOS DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN ___________________________________ 77
5.7.1. Resultados científicos 77
5.7.2. Resultados tecnológicos 78
5.7.3. Resultados de innovación tecnológica 80
6 BIBLIOGRAFÍA CITADA Y RECOMENDADA _____________________________________ 82
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1. INTRODUCCIÓN

La innovación y los procesos innovadores actualmente forman parte de la vida


cotidiana de cualquier sociedad desarrollada. Pero no siempre ha sido así. De hecho,
el estudio de dichos fenómenos se puede considerar como algo relativamente reciente
si lo comparamos con los estudios sobre otras disciplinas económicas. Tan sólo nos
podemos remontar a los escritos de los años cuarenta del economista austriaco
Joseph A. Schumpeter para encontrar alusiones a los procesos de innovación,
referidos como ”los vientos de destrucción creadora”, o a su visión de empresario, más
como emprendedor que como gestor.

Los estudiosos de la economía han estado de acuerdo en la importancia del cambio


tecnológico como fuente de dinamismo en las economías capitalistas, pero ello ha
contrastado con la práctica ausencia de trabajos para profundizar en el conocimiento
de este factor hasta hace relativamente poco tiempo. C. Freeman (1998), en un
interesante artículo en el que resume las investigaciones que se han llevado a cabo en
los últimos años sobre el proceso de innovación, resume algunas de las razones
recogidas por los expertos; la más extendida era la de la “caja negra”, según la cual el
cambio tecnológico estaba fuera de las competencias de los economistas por su alto
componente técnico y, por ello, su estudio debía ser abordado por ingenieros y
científicos; con esta creencia de fondo, la tecnología era considerada un factor
exógeno de la economía; otra razón para que se haya dado esta circunstancia ha sido
la falta de datos cuantitativos y la preocupación por otros aspectos de la economía.

Esta situación comenzó a cambiar en la década de los 80; desde entonces se ha


generado una corriente de pensamiento económico con la que ha aflorado una
preocupación por estos fenómenos. Ahora, en el inicio del siglo XXI, se puede decir
que dicha preocupación ha calado hondo en la sociedad y en los poderes públicos.
Todos los organismos internacionales con objetivos más o menos relacionados con el
desarrollo económico muestran, entre sus preocupaciones, el estudio de la innovación
y de sus ámbitos de incidencia en la economía, las empresas, la sociedad y el porvenir
de las naciones.

Esta corriente de estudios, si bien aún puede considerarse incipiente, ya ha recorrido


un cierto camino desde que en los años sesenta se caracterizara el proceso de
innovación como una sucesión de actividades desde la investigación básica hasta el
lanzamiento en el mercado de un producto o proceso innovador (lo que constituye el
denominado modelo lineal) hasta las más recientes caracterizaciones del proceso con
modelos interactivos (S.J. Kline y N. Rosenberg, 1986), en los que queda puesto de
manifiesto que los procesos de innovación, además de complejos, resultan altamente
imprevisibles. En estos modelos se resalta la importancia de la empresa en los
procesos de innovación y la necesidad de que los diferentes actores que intervienen en
los procesos de innovación estén comprometidos, pero además, adquieren relevancia

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las interacciones entre los mismos, los mecanismos de intercambio y


retroalimentación de la información y del stock de conocimientos y, finalmente, las
redes que se crean entre los diversos actores en los citados procesos de interacción.

Los modelos interactivos, con un enfoque macroeconómico, se preocupan más por el


estudio de las vinculaciones entre innovaciones y cómo determinados contextos
favorecen más que otros la aparición de innovaciones. Los intentos por proporcionar
respuestas válidas a estas cuestiones han producido una corriente de reflexión cuyo
denominador común es el uso del concepto de Sistema Nacional de Innovación1. En
esta corriente convergen tanto las visiones macroeconómicas sobre el cambio técnico y
el desarrollo socioeconómico, como las microeconómicas, más centradas en los
análisis de los procesos de innovación. Los Sistemas Nacionales de Innovación
constituyen un enfoque apropiado al carácter interactivo, complejo e imprevisible de los
procesos innovadores y adicionalmente, permite tener en cuenta la dimensión
sociocultural de los mismos y facilita la profundización en las relaciones entre Ciencia,
Tecnología, Economía y Sociedad.

El calificativo de “Nacional” para los Sistemas de Innovación tiene como objeto


delimitar el espacio circunscrito en el que se deben analizar, por considerarlo con unas
características socioculturales específicas. Sin embargo, la dimensión “Regional”
parece, aunque el mundo esté cada vez más globalizado e intercomunicado, más
adecuada ya que abarca un espacio natural de identidad en lo cultural y de operación y
relación en lo socioeconómico más homogéneo, y en el que la innovación puede
encontrar su mejor medio de cultivo. Por ello, recientemente se está incidiendo en este
espacio en el análisis de los sistemas de innovación2. Otro aspecto que está tomando
importancia creciente dentro de estos análisis son las relaciones del sistema científico
con el entorno socioeconómico, no sólo porque los gobiernos tratan de promover un
mayor aprovechamiento social de los esfuerzos destinados a estas actividades, sino
porque se ha podido constatar su directa relación con la innovación como
comportamiento y por su directa relación con muchas innovaciones de ruptura.

Los Sistemas Nacionales o Regionales de Innovación (SI) constituyen, pues, espacios


socioculturales de identidad homogéneos, en los que se produce la creación de riqueza
a través de múltiples, diversos, complejos e imprevisibles procesos de emprendimiento,
gestión, aprendizaje y creación de nuevos conocimientos. Teniendo en cuenta lo
expuesto precedentemente, muchos países y regiones han intentado profundizar en el
conocimiento de su propio SI con el propósito de diseñar adecuadamente sus Políticas
de Innovación, Ciencia y Tecnología.

1
Diferentes autores han elaborado muy en extenso el concepto de Sistema Nacional de Innovación. Dos de los más
representativos en la literatura son Lundvall, Bengt-Ake (1992) y Nelson, Richard (1993).
2
La mayor homogeneidad en la identidad sociocultural en un espacio regional y la mayor proximidad de los actores
que facilita las relaciones personales de carácter informal, dan a estos sistemas ciertas especificidades con relación a
los nacionales. Ver a este respecto Autio, E. (1996).

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2. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE INNOVACIÓN

2.1. Definiciones de innovación

Innovación, en el lenguaje común, es sinónimo de cambio. El diccionario de la Real


Academia Española (1992) define innovar como “mudar o alterar las cosas
introduciendo novedades”. En el ámbito de la economía de la empresa, se han
efectuado múltiples definiciones; Escorsa y Valls (1997) recogen algunas:

• S. Gee (1981): “La innovación es el proceso mediante el cual, a partir de una idea,
invención o reconocimiento de una necesidad, se desarrolla un producto, técnica o
servicio útil.”

• J. Pavón y R. Goodman (1981): “ Innovación es el conjunto de actividades, inscritas


en un determinado período de tiempo y lugar, que conducen a la introducción con
éxito en el mercado, por primera vez, de una idea en forma de nuevos o mejores
productos, servicios o técnicas de gestión y organización”

• P. F. Drucker (1986): “Innovación es el uso sistemático, como oportunidad, de los


cambios en la sociedad, en la economía, en la demografía y en la tecnología”

• A. Piatier (1987): “La innovación es una idea transformada en algo vendido o


usado”.

• Cotec (1998): “La innovación es .... el complejo proceso que lleva las ideas al
mercado en forma de nuevos o mejorados productos o servicios. Este proceso está
compuesto por dos partes no necesariamente secuenciales y con frecuentes
caminos de ida y vuelta entre ellas. Una está especializada en la creación del
conocimiento y la otra se dedica fundamentalmente a su aplicación para convertirlo
en un proceso, un producto o un servicio que incorpore nuevas ventajas para el
mercado”.

Puede observarse que todas las definiciones anteriores tienen en común el hecho de
que la innovación es tal cuando se introduce con éxito en el mercado, lo que pone de
manifiesto la estrecha relación entre innovación y competitividad y también entre la
novedad y la satisfacción de la necesidad social. La más precisa, a nuestro juicio, es la
de Pavón y Goodman.

Todas ellas se basan de alguna forma, en la del economista austriaco Joseph A.


Schumpeter, que fue el primero en destacar la importancia de la tecnología en el
crecimiento económico. La definición de este especialista proporcionó, además, una
primera aproximación a los diversos tipos de innovaciones, tal como se recoge a
continuación.

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2.2. Tipos de innovaciones

La variedad y complejidad de las innovaciones es enorme dependiendo del sector


industrial, el grado de novedad, la tecnología, la naturaleza, etc. Diversos autores han
ofrecido clasificaciones de las innovaciones para facilitar un análisis sistemático de los
procesos involucrados en ellas. Una clasificación posible es la basada en la naturaleza
de la innovación (tecnológica, de mercado, etc), pues permite enfocar el estudio desde
cada uno de los ámbitos de la empresa; otra es la que se refiere al grado de la
innovación, esto es, a la ruptura que representa una innovación determinada en el
mercado y, por último, también es relevante conocer su nivel tecnológico.

2.2.1. Según su naturaleza

Joseph A. Schumpeter (1934) definió la innovación en un sentido general diciendo que


abarca los cinco casos que se resumen a continuación:

• La introducción en el mercado de un nuevo bien o una nueva clase de bienes


(innovación de producto)

• La utilización de una nueva fuente de materias primas, que puede incluirse en la


anterior

• La introducción de un nuevo método de producción no experimentado en el sector


correspondiente o la nueva forma de tratar comercialmente un nuevo producto
(innovación de proceso)

• La apertura de un nuevo mercado en un país o la implantación de una nueva


estructura de mercado (innovación de mercado)

Otros autores añaden a las anteriores:

• La implantación en la empresa de una nueva organización (innovación de


organización)

Las innovaciones de producto y de proceso son aquéllas en las que la tecnología tiene
el mayor protagonismo, razón por la cual ambas, de forma conjunta, se denominan
innovaciones tecnológicas 3, pero lo más habitual es que un tipo de innovación de las
citadas lleve aparejada una o varias de las demás.

Las innovaciones de productos pueden tomar dos formas (INE, 2000):


Se dice que un producto es tecnológicamente nuevo en el mercado cuando presenta
diferencias significativas respecto a los producidos anteriormente en cuanto a su
finalidad, prestaciones, características tecnológicas, propiedades teóricas o materias

3
Manual de Oslo para la medición de las actividades de innovación tecnológica. OCDE (1997).

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primas y componentes utilizados en su producción. Este tipo de innovaciones puede


llevarse a cabo con tecnologías completamente nuevas o por medio de nuevas
utilizaciones de tecnologías existentes o aprovechando nuevos conocimientos.
Se califica como producto tecnológicamente mejorado al producto existente cuyos
resultados han sido sensiblemente incrementados o mejorados. También puede tomar
dos formas. En la primera, un producto simple puede ser mejorado (por mejora de sus
prestaciones o abaratamiento del coste) gracias a la utilización de componentes o
materiales más logrados. En la segunda, un producto complejo que comprende varios
subsistemas técnicos integrados puede ser mejorado por medio de modificaciones
parciales de uno de ellos.
Se define la innovación de proceso como la adopción de métodos de producción
tecnológicamente nuevos o sensiblemente mejorados, incluidos los métodos de
suministro del producto. Dentro de este grupo se incluyen tanto las innovaciones de
proceso (que afectan a la naturaleza misma del proceso tecnológico empleado para
fabricar) como las de producción (que se refieren a las operaciones de fabricación y a
su encadenamiento). Puede resultar de modificaciones en el equipo o en la
organización de la producción o de estas dos modificaciones asociadas y
aprovechando nuevos conocimientos. Los métodos introducidos pueden ser destinados
a la producción y suministro de productos tecnológicamente nuevos o mejorados que
sean imposibles de obtener con las instalaciones o los métodos de producción clásicos,
o a producir o suministrar de forma más eficiente productos existentes.

Como ya se ha indicado, ambos tipos de innovaciones constituyen la innovación


tecnológica, que es la que ha sido objeto de estudio y análisis como vía para la mejor
comprensión del cambio tecnológico y de la relaciones entre economía y tecnología. A
partir del Programa de Tecnología y Economía de la OCDE (1992), en esta
organización se iniciaron los estudios para establecer indicadores de innovación, que
dieron lugar a la publicación en 1996 de la versión definitiva del Manual de Oslo sobre
la medida de la innovación tecnológica en las empresas, que es el que emplean las
organizaciones responsables de las estadísticas en los países de la OCDE (incluyendo
a la Comisión Europea).

2.2.2. Según su grado

El “grado” de una innovación trata de aproximar la ruptura que ésta ha supuesto dentro
del mercado o del sector y así, generalmente se opone la innovación radical a la
incremental.

La innovación radical modifica profundamente las referencias habituales que


conciernen a las prestaciones del producto o su coste, en los sistemas de producción y
mercadeo o en la propia empresa. Estos diferentes conceptos exigen nuevos
conocimientos y competencias, a veces totalmente ajenos a los tradicionales.

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La innovación incremental, por su parte, entraña una mejora progresiva de las


referencias (prestaciones o costes) del producto y no exige nuevos conocimientos
técnicos.

En todo caso, la apreciación del grado de “radicalidad” de la innovación depende en


parte de la perspectiva escogida; así, innovaciones de valor incremental en un ámbito
(por ejemplo, los materiales) pueden dar lugar a innovaciones radicales en otros (por
ejemplo, el sector de automóvil).

Las dificultades para precisar el grado de innovación son grandes, pero la distinción es
importante, porque las necesidades de nuevo conocimiento entre ambos tipos son muy
diferentes –por lo que no están igualmente al alcance de todo tipo de empresas- y
también sus consecuencias para las empresas que las realizan y para la economía en
su conjunto. Por otra parte, pocas empresas están capacitadas para efectuar
innovaciones radicales por los aportes de conocimientos necesarios y porque pueden
suponer cambios muy profundos en las diversas secciones de la empresa y grandes
esfuerzos.

2.2.3. Según su nivel tecnológico

La evaluación de las aportaciones de las innovaciones tecnológicas y de la ruptura que


cada una de ellas representa no sólo implica constatar sus respectivas contribuciones
al progreso, también es preciso apreciar su nivel, es decir, el cúmulo de conocimientos
–nuevos o no aplicados antes al mismo fin- que implican. En este contexto, cabe
distinguir cuatro niveles principales de innovación (J. Broustail y F. Fréry, 1993): el nivel
científico, el nivel de las tecnologías genéricas, el nivel de los conceptos tecnológicos
de aplicación y el nivel de las adaptaciones técnicas.
• Nivel científico: este nivel considera los fundamentos científicos del dominio
tecnológico o de la actividad analizada. Las innovaciones de nivel científico son
aquéllas en las que los inputs de nuevo conocimiento son clave. Las mejores
innovaciones del siglo XX hubieran sido imposibles sin la previa acumulación de
conocimientos científicos. Por ejemplo, el nivel científico de la informática se
encuentra en el álgebra de Boole4 y en la física de materiales.

• Tecnologías genéricas: son las tecnologías fundamentales necesarias en una


actividad o producto determinado pero que no están ligadas exclusivamente a
él, sino que contribuyen al desarrollo de muy diversos tipos de productos. Se
encuentran muy próximas a las disciplinas científicas y no finalistas y se
caracterizan porque pueden ser compartidas por muchos sectores. Es el caso
de la informática, la electrónica, las telecomunicaciones, la biotecnología o los

4
Matemático del siglo XIX.

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materiales. Este tipo de tecnologías tienen mucha importancia, tanto para una
empresa en particular, pues el esfuerzo aplicado en su desarrollo le permite
posteriormente efectuar aplicaciones a diversos productos, como para un país,
pues el desarrollo de las mismas representa mejoras tecnológicas en muchos
sectores.

• Los conceptos tecnológicos de aplicación: en el marco de una tecnología


genérica dada existen muchos conceptos posibles de aplicación y cada uno de
ellos precisa conocimientos (know-how) específicos. Piénsese, por ejemplo, el
know-how específico que requiere cada una de las aplicaciones de la
electrónica en los diversos ámbitos de aplicación (comunicaciones,
electrodomésticos, máquinas herramientas, automóviles, etc.).

• Las adaptaciones de orden técnico: estas modificaciones no requieren el


recurso a una nueva tecnología, pero intervienen en el marco definido por un
concepto tecnológico dado y pueden tener gran importancia. Por ejemplo, la
puesta a punto, en informática, de interfaces de tipo “WIMP” (para windows,
iconos, ratón, etc) mediante ventanas, pictogramas, menús desplegables, etc. ,
ha sido revolucionario para los usuarios –y, por tanto, ha contribuido a la
masiva utilización de la informática- pero no ha supuesto la aplicación de
nuevas tecnologías.

Evidentemente, el impacto de una tecnología es diferente según afecte a los


fundamentos científicos, las tecnólogas genéricas, los conceptos tecnológicos o las
adaptaciones técnicas. En cada caso, la innovación puede ser más o menos
incremental, pero según el nivel afectado requerirá diferentes conocimientos y
tecnologías. Por ejemplo, la evolución de la tecnología genérica en informática y
electrónica (tubos de vacío → transistores → circuitos impresos → microprocesadores
→ fibra óptica) ha ido exigiendo conocimientos científicos y tecnológicos muy
diferentes.

2.2.4. Las dinámicas tecnológicas de la innovación

Si bien el análisis del grado de innovación y de su nivel permite valuar mejor las
aportaciones de una innovación es insuficiente si no se realiza un análisis más global
en el que se tenga en cuenta el contexto tecnológico en el que se desarrollan esas
innovaciones y su dinámica.

• Los sistemas tecnológicos: un Sistema Tecnológico es un conjunto coherente de


tecnologías compatibles y parcialmente interdependientes, característico de una
actividad o conjunto de actividades, por lo que, de alguna manera, define el
contexto de la innovación, bien sea en un contexto histórico o en un sector de
actividad. En un contexto histórico, un sistema tecnológico constituye el conjunto

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coherente de respuestas a los problemas planteados en cuatro dominios


fundamentales: los materiales, la energía (fuentes y convertidores), la información
y el ser vivo. En la figura 1 se representan los paradigmas tecnológicos de la
primera y la segunda revoluciones industriales y cómo se ha llegado al sistema
tecnológico contemporáneo, que se diferencia de los anteriores en la estrecha
relación entre progreso científico y progreso tecnológico5.

FIGURA 1. PARADIGMA TECNOLÓGICO

1ª RI 2ª RI STContemp.

| MATERIALES Hierro Aleaciones/Plásticos Composites/


Fibras Tecnológicas

| ENERGÍA Carbón Petróleo/Electricidad Electricidad/H 2

| INFORMACIÓN Letra impresa Teléfono/Radio / TV. TIC

| CIENCIAS DEL Selección Patologías/Quimioterapia Biotecnología


SER VIVO de especies

Fuente: Broustail y Fréry (1993)

Los Sistemas Tecnológicos Sectoriales, por su parte comprenden el conjunto de


tecnologías genéricas, ligadas a múltiples disciplinas científicas, y de conceptos
tecnológicos que constituyen un sistema necesario y coherente destinado a
satisfacer un conjunto generalmente muy complejo de restricciones. Como ejemplo
paradigmático, piénsese en el sector del automóvil con sus diversos componentes
(carrocería, motor, sistemas de control, etc.) y cómo a lo largo de los años han ido
cambiando las tecnologías y los conceptos tecnológicos involucrados, tanto en el
producto en sí como en el sistema de producción y en la organización de la
producción, abastecimientos, etc.

• El ciclo de vida de las tecnologías: las tecnologías, como los seres vivos, nacen,
se desarrollan, maduran, declinan y mueren, pero la vida de una tecnología es muy
variable; la máquina de vapor, por ejemplo, tuvo una vida de 150 años, mientras
que los tubos de vacío en electrónica duraron 30. Esta diferencia se debe a que

5
La máquina de vapor o los desarrollos metalúrgicos del siglo XIX se aplicaron antes de conocerse las teorías que
los sustentaban, mientras que el desarrollo de las fibras químicas, los composites o los superconductores, por poner
algún ejemplo, se basan en desarrollos científicos.

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ambas tecnologías tuvieron una “curva de eficacia” diferente, entendiendo por tal la
relación entre los progresos, en términos de eficacia, de una tecnología y las
inversiones acumuladas necesarias para su desarrollo. En la figura 2 se representa
esta relación con la forma más habitual (curva en S): en la primera etapa (de
desarrollo) las inversiones son importantes y aún no hay certeza de las
prestaciones que puede llegar a tener la tecnología ni de su evolución futura. En la
etapa de crecimiento, una vez que se ha establecido bien la dirección que ha de
tomar su evolución, la eficacia de la tecnología aumenta de forma relevante. En la
tercera etapa, la de madurez o estancamiento, la tecnología analizada ha
manifestado claramente sus límites, de forma que sus posibles mejoras son
costosas y complicadas. El declive tiene lugar cuando la tecnología no proporciona
prestaciones adecuadas o cuando la relación eficacia/coste de desarrollo es más
desfavorable que la de otra tecnología concurrente.

Figura 2. El ciclo de vida de las


tecnologías
Eficacia de las aplicaciones

Declive

Madurez/
estancamiento

Crecimiento
Desarrollo

Recursos acumulados invertidos


Fuente: Broustail y Fréry (1993)

Cuando una tecnología madura, en un ámbito determinado, se vuelve más costosa


y más difícil de mejorar que una nueva en fase de desarrollo, la segunda la sucede,
puesto que presenta un potencial de prestaciones mejores. En lugar de una única
curva S aparecen una sucesión de curvas encadenadas unas con otras , cada una
de las cuales ofrece una eficacia de aplicación superior a la precedente (Figura 3).
Un sector que se ha comportado de esta forma ha sido el electrónico.

Al contrario que los seres vivos, las tecnologías pueden rejuvenecer, por ejemplo,
cuando la tecnología genérica implicada obtiene aportes de nuevo conocimiento
científico a la propia tecnología o a otras. Este es el caso, por ejemplo, del acero,
para el cual se vislumbran nuevas aplicaciones gracias a los avances en materiales
composites. Asimismo, también hay productos y tecnologías que se mantienen en

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el mercado en su etapa de madurez coexistiendo con otros que ofrecen


prestaciones similares (por ejemplo, la pluma estilográfica o el bolígrafo, la bombilla
tradicional,.....).

Figura 3. La sucesión de las


tecnologías
Eficacia de las aplicaciones

Recursos acumulados invertidos

2.3. Actividades que forman parte del proceso de innovación


tecnológica

Como ya se ha indicado, la innovación tecnológica es un proceso complejo que varía


mucho de unas empresas a otras y, sobre todo, de unos sectores a otros.
Básicamente, la empresa que innova lo hace porque detecta en el mercado una nueva
necesidad que satisfacer o porque considera que una necesidad del mercado puede
ser satisfecha mediante un producto nuevo o mejorado o bien porque estima necesario
mejorar o modificar el proceso mediante el cual produce sus productos. A partir de ahí,
dentro de la empresa se desencadenan una serie de actividades sucesivas que
finalizan con la introducción en el mercado del nuevo producto o con el funcionamiento
del nuevo proceso productivo. En términos amplios estas actividades pueden dividirse
en dos grandes grupos: unas le permiten adquirir o generar los conocimientos nuevos
precisos para innovar y otras están más ligadas a lo que podríamos llamar
“preparativos para la producción y para la comercialización”. De acuerdo con el Manual
de Oslo de la OCDE (1997), las actividades innovadoras que conducen al desarrollo o
introducción de innovaciones tecnológicas son las siguientes:

• Actividades para la adquisición o generación de nuevos conocimientos:


investigación y desarrollo tecnológico (I+D), que incluye la construcción y pruebas
de prototipos; adquisición de tecnología incorporada (maquinaria y equipos

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relacionados con el nuevo proceso o producto); adquisición de tecnología no


incorporada (patentes, know-how, marcas, patrones, servicios informáticos, etc.)

• Otros preparativos para la producción y comercialización: preparación de máquina-


herramienta e ingeniería industrial, cambios en los métodos, normas de calidad,
etc.; diseño industrial de los productos y procesos; arranque de producción;
lanzamiento comercial de productos nuevos o tecnológicamente mejorados,
incluyendo investigaciones previas de mercado, pruebas de mercado y el
lanzamiento de publicidad; formación del personal, cuando se requiere para la
implantación del proceso o producto nuevo o tecnológicamente mejorado.

A continuación se incluyen las definiciones precisas de los conceptos anteriormente


enunciados (INE, 2000).

2.3.1. Actividades para la adquisición o generación de nuevos conocimientos

ACTIVIDADES DE I+D

Dentro de las actividades que permiten a la empresa adquirir y genera conocimientos


nuevos, las actividades de I+D son las de mayor importancia cualitativa, pues son las
que representan un mayor aumento relativo de los conocimientos generados en el
proceso innovador.

Las fuentes de nuevo conocimiento son la observación, la experimentación y el


razonamiento inductivo y deductivo (Ramón y Cajal, 1999). De acuerdo con E. Primo
Yúfera (1994), “en un sentido amplio la investigación es una actividad que el hombre
realiza, voluntaria y conscientemente, para tratar de encontrar un conocimiento verídico
sobre una determinada cuestión; es decir, para aprehender una parcela de
conocimiento que permanecía oculta para los hombres”. .... “Pero, en cada parcela, el
hombre nunca llega a conocer la verdad última total, sino que va alcanzando imágenes
que probablemente se van acercando a ella, pero nunca sabe si avanza en la buena
dirección ni si está cerca del fin”. Este autor reflexiona sobre la enorme magnitud del
objetivo -el conocimiento del universo- y la ignorancia del hombre ante ella, pero pone
de manifiesto que la aportación de los numerosos investigadores individuales es la que
va permitiendo que la comunidad científica, en su conjunto, avance en el conocimiento.

En el Manual de Frascati (OCDE, 1994) se define la investigación científica y el


desarrollo tecnológico como el “conjunto de trabajos creativos que se emprenden de
modo sistemático a fin de aumentar el volumen de conocimientos, incluidos el
conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, así como la utilización de esa suma
de conocimientos para concebir nuevas aplicaciones”.

Pero el esfuerzo investigador no siempre se orienta al puro conocimiento de la verdad,


“sino que se dirige al dominio de las potencias del universo para beneficiar al hombre.

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De esta diversidad en la intencionalidad, que no en los métodos, de la investigación


surgen las definiciones de los dos tipos siguientes:
a) Investigación básica, que consiste en trabajos originales, experimentales o
teóricos, que se emprenden principalmente con el fin de adquirir nuevos conocimientos
sobre el fundamento de los fenómenos y de los hechos observables, sin estar dirigida a
una aplicación o utilización determinada.

La investigación básica analiza propiedades, estructuras y relaciones con el fin de


formular y contrastar hipótesis, teorías o leyes, por consiguiente, sus resultados no
suelen ser comercializados, sino que usualmente son publicados en revistas científicas
o difundidos directamente entre organismos o personas interesadas.

Más recientemente se ha subdividido la investigación básica en dos grupos: la “básica


pura”, que corresponde a la definición anterior, y la “básica orientada“, cuyo objetivo es
alcanzar un conocimiento científico nuevo básico para un avance tecnológico deseado.
b) Investigación aplicada también consiste en trabajos originales emprendidos con la
finalidad de adquirir nuevos conocimientos, pero está dirigida hacia un fin u objetivo
práctico determinado. Los resultados de la investigación aplicada se refieren, en
primer lugar, a un único producto o a un número limitado de productos, operaciones,
métodos o sistemas. Esta investigación permite poner las ideas en forma operativa.

Pero la potencial aplicación de los resultados de la investigación aplicada requiere la


realización de trabajos ulteriores, que es lo que se conoce como:
c) El desarrollo tecnológico consiste en trabajos sistemáticos basados en
conocimientos existentes, obtenidos mediante investigación y/o experiencia práctica,
con vistas al lanzamiento de la fabricación de nuevos materiales, productos o
dispositivos; al establecimiento de nuevos procesos, sistemas y servicios; o a la mejora
sustancial de los ya existentes.
La construcción y prueba de un prototipo constituyen con frecuencia la fase más
importante del desarrollo tecnológico. Un prototipo es un modelo original que presenta
todas las características técnicas y prestaciones del nuevo producto.

No se incluyen entre las actividades de I+D: la educación, la información científica y


técnica, la recogida de datos de carácter general, los ensayos de rutina, los trabajos
ordinarios de normalización, la asistencia médica especializada, las tareas
administrativas y jurídicas sobre patentes y licencias, el análisis y seguimiento de
políticas, programas y actuaciones de la empresa, los estudios de viabilidad, las
actividades rutinarias de desarrollo de sofware ni otras actividades industriales, como
las innovadoras (no clasificadas como I+D), las de producción y distribución, así como
los servicios técnicos conexos. Tampoco se incluyen los trabajos de prospección
minera y petrolífera, cuando se orientan al descubrimiento de yacimientos explotables y
no esencialmente al aumento de los conocimientos geológicos básicos.

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

ADQUISICIÓN DE TECNOLOGÍA INCORPORADA

Por adquisición de tecnología incorporada se entiende la adquisición de maquinaria y


bienes de equipo con un contenido tecnológico que estén relacionados con las
innovaciones de productos o procesos introducidos por la empresa.

ADQUISICIÓN DE TECNOLOGÍAS NO INCORPORADAS

Por adquisición de tecnologías no incorporadas o inmateriales se entiende la


adquisición de tecnología bajo forma de patente, invenciones no patentadas, licencias,
informes secretos (know-how), marcas de fábrica, diseños, modelos de utilidad, compra
de servicios de I+D y otros servicios con un contenido tecnológico.

No hay una definición jurídica del término “know-how”, pero, en general, se entiende
que está constituido por conocimientos técnicos transmisibles secretos (no accesibles
al público) y no patentados; no es un objeto de derecho de propiedad industrial. Se
trata de conocimientos acumulados basados en la experiencia adquirida en la puesta
en marcha de una técnica. El know-how puede ser también un complemento a las
informaciones incluidas en una patente. Incluye tanto la documentación, como otras
informaciones más o menos formalizadas, pero no necesariamente presentadas en
soporte material (asistencia técnica).

Los servicios de contenido tecnológico agrupan los servicios facilitados cuya


realización requiere el ejercicio de competencias técnicas y cuya adquisición contribuye
a la ejecución de una actividad productiva. Entrarían en esta categoría los estudios
técnicos preliminares y la ingeniería referente a las diferentes fases de diseño y
elaboración de proyectos industriales tales como definición del producto, elección del
proceso, selección de equipos, ingeniería general y específica incluyendo los planos de
instalación. También se incluye la asistencia técnica general para la puesta en
explotación industrial (formación de personal, desplazamiento de técnicos, consejo y
asistencia para control de calidad, y reparaciones).

2.3.2. Otros preparativos para la producción y comercialización

La preparación de equipos e ingeniería industrial consiste en los cambios en los


procedimientos, métodos y norma de producción y control de calidad, incluyendo el
software, indispensables para la fabricación del nuevo producto o para la aplicación del
proceso nuevo o tecnológicamente mejorado.

Por diseño industrial se entiende los planos y dibujos destinados a definir los procesos,
las especificaciones técnicas y las características operativas necesarios para la
concepción, puesta a punto, fabricación y comercialización de nuevos productos y
procesos. Puede formar parte de las etapas iniciales de desarrollo del producto o del

Junio de 2001 13
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

proceso, es decir, de la I+D, pero también puede estar ligado al equipo, a la ingeniería
industrial, al lanzamiento de la fabricación y a la comercialización de nuevos productos.

El lanzamiento de la fabricación puede incluir las modificaciones de productos o


procesos, e incluye el reciclaje del personal para entrenarlo en las nuevas técnicas o
en la utilización de nueva maquinaria y la fabricación experimental (no incluida en I+D)
si ésta implica una etapa suplementaria de diseño e ingeniería industrial.

La comercialización (marketing) de nuevos productos es el conjunto de actividades


asociadas al lanzamiento de un producto nuevo o tecnológicamente mejorado. Puede
incluir estudios previos de mercado, comercialización experimental, la adaptación del
producto a diferentes mercados y la publicidad que acompaña al lanzamiento, pero no
incluye la puesta en marcha de redes de distribución para la comercialización de
innovaciones.
La formación de personal se considera que forma parte de la innovación tecnológica
cuando se requiere para la implantación de un producto o proceso tecnológicamente
nuevo o mejorado, pero no cuando se emprende para hacer frente a una nueva
organización o cuando se orienta a mejorar la productividad en la empresa.

2.4. Modelos del proceso de innovación

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años '80, y aún hoy, muchos países de la
OCDE han utilizado el enfoque lineal de la innovación en la concepción de sus
políticas de Ciencia y Tecnología. En este enfoque se considera que, para sacar al
mercado nuevos productos o para modificar los procesos de fabricación, se suceden
una serie de etapas que se inician con la de la investigación científica; por ello, este
enfoque también se denomina secuencial, ya que se considera que a partir de las
actividades de I+D se ha de llegar necesariamente a la incorporación al mercado de
nuevos productos o procesos, es decir, que se parte de la hipótesis de que la
innovación tiene su origen en el descubrimiento científico.

Según Keith Smith (1995) el enfoque o modelo lineal se caracteriza por las siguientes
ideas:

− Las capacidades tecnológicas de una determinada sociedad son


esencialmente función de las fronteras de sus conocimientos.

− Los conocimientos útiles para la producción industrial se basan en


principios fundamentalmente científicos.

Junio de 2001 14
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

− El proceso de "traducción" de los principios científicos a conocimientos


tecnológicos es en esencia secuencial; tanto en el plano temporal como
institucional comprende fases discretas que deben sucederse.

− Este enfoque es de naturaleza tecnocrática, ya que, de forma global, se


concibe la evolución tecnológica en términos de organización de los
procesos de desarrollo técnico y de invenciones materiales.

FIGURA 4. MODELO LINEAL DEL


PROCESO DE INNOVACIÓN

I BÁSICA

I APLICADA

MERCADO DESARROLLO

PRODUCCIÓN

COMERCIALIZACIÓN

Si este modelo fuese plenamente representativo de los procesos de innovación,


bastaría con que los responsables políticos financiaran las actividades de I+D de los
Centros Públicos de Investigación (CPI) y de las empresas por los cauces tradicionales
y, antes o después, los resultados de la investigación pública serían aplicados en los
procesos productivos.

Pero, a partir de los años '80 empieza a tener cada vez más fuerza el denominado
enfoque interactivo de los procesos de innovación. Este enfoque, que puede
representarse en el modelo de Kline y Rosenberg (1986), (Figura 5) pone el acento en
el papel fundamental de la empresa en la concepción de los procesos de innovación,
en las retroalimentaciones entre las diferentes fases del modelo, y en las diversas
interacciones que relacionan las diversas fuentes de conocimiento científico y
tecnológico con cada una de las etapas de los procesos de innovación. En este
modelo, la empresa recurre a las actividades de I+D cuando no consigue el
conocimiento que precisa en otras fuentes (suministradores, empresas de bienes d
equipo, ferias, patentes, bibliografía, etc.), por lo que estas actividades dejan de ser
consideradas el origen indiscutible del proceso innovador.

Junio de 2001 15
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

No se trata de enfrentar ambos enfoques, ni de considerar que el enfoque interactivo


invalida totalmente al lineal (en ambos casos las actividades tienen lugar de forma
secuencial); se pretende poner de manifiesto lo que el enfoque interactivo aporta al
lineal en el análisis del proceso que tiene lugar en el logro de la mayoría de las
innovaciones; incluso en sectores, como el farmacéutico, en el cual la investigación
está en el origen de muchos de los productos nuevos que se ponen en el mercado y
que la secuencia de las actividades es norma, las interacciones entre los responsables
de las diversas etapas del proceso innovador -y entre ellos y las fuentes de
conocimiento- y las retroalimentaciones son importantes a lo largo del proceso en los
casos exitosos.

FIGURA 5. PROCESO DE INNOVACIÓN:


MODELO DE ENLACES EN CADENA
INVESTIGACIÓN

CONOCIMIENTOS CIENTÍFICOS Y
TECNOLOGICOS DISPONIBLES

INVENCIÓN DISEÑO DISTRIBUCIÓN


REDISEÑO
MERCADO Y/O
DETALLADO Y Y
POTENCIAL REALIZACIÓN
DE UN DISEÑO Y PRUEBAS PRODUCCIÓN COMERCIALIZACIÓN
ANALÍTICO

SECTORES PRODUCTIVOS
Fuente : OCDE, adaptado de Kline y Rosenberg (1986)

El enfoque lineal ha fijado su atención esencialmente en el inicio del proceso. El


enfoque interactivo demuestra que el incremento de actividades de I+D no implica
necesariamente el de los procesos de innovación. Para que este incremento se
produzca, es preciso que los resultados de las actividades de I+D lleguen a las
empresas e involucrar a éstas en su adecuación y utilización en procesos productivos;
así pues, el enfoque interactivo subraya la importancia de las etapas finales del
proceso, las que transcurren en la empresa.

La adquisición por parte de las empresas de conocimientos científicos y técnicos no es


automática, ni los cauces para lograrlo están establecidos ni es fácil su consecución.
Para que las empresas puedan aprovechar dichos conocimientos necesitan que éstos
se encuentren disponibles de forma adecuada y tener capacidad para gestionarlos, es
decir, poseer una organización y unos recursos humanos con la formación y la
experiencia necesarias para integrarlos en sus políticas de desarrollo, en sus
estrategias empresariales o en sus actividades. Si este proceso no se da, los

Junio de 2001 16
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

resultados de I+D obtenidos por los científicos pueden no emplearse para resolver los
problemas tecnológicos que se plantean a los diferentes sectores de actividad, tal
como ya ha sucedido en numerosas ocasiones. Baste como ejemplo el siguiente: en un
análisis de las relaciones entre los subsistemas o entornos científico y productivo, en el
campo de la genética y en varios países, G. Bell y M. Callon (1994) llegaron a las
siguientes conclusiones:

− Las empresas británicas aprovechan muy poco la avanzada investigación


básica de su país, que sirve como fuente de inspiración sobre todo a las
empresas japonesas.

− La investigación académica francesa se ocupa de temas de escaso interés


industrial y, cuando se acerca al ámbito tecnológico, sus resultados son
aprovechados fundamentalmente por empresas extranjeras.

− La investigación académica italiana es un recurso esencial para la tecnología


italiana, siendo poco visible para las empresas extranjeras.

En cualquier etapa del proceso de innovación se producen interacciones entre los


elementos científicos, tecnológicos, productivos y financieros y estas interacciones
serán más abundantes y, sobre todo, más fructíferas si los diversos elementos las
gestionan adecuadamente y lo hacen conociendo el contexto general en el que se
desenvuelven. Por otro lado, como han puesto de manifiesto los historiadores de la
innovación, la influencia entre Ciencia y Tecnología no es unívoca sino biunívoca.

Para poder actuar sobre el proceso de innovación, ya sea en términos globales


(políticas de innovación, estrategias institucionales o empresariales) o en términos
particulares (enfoque adecuado de un proyecto concreto) es preciso conocer el
funcionamiento del proceso en cada caso particular y tratar de disponer de un modelo
que permita estudiar el papel de los diferentes actores que, con mayor o menor
protagonismo, participan en la innovación.

Junio de 2001 17
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

3. BASE TEÓRICA DE LA DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA DE


INNOVACIÓN 6

3.1. Conceptos y definiciones

En las últimas décadas del siglo XX se ha asistido a una creciente preocupación por el
descubrimiento de nuevas tecnologías y por su aplicación a los procesos productivos,
de forma que éstos mejoren e incrementen la productividad de los factores empleados.
Las economías que han hecho de los procesos de generación de I+D e innovaciones
algo cotidiano han conseguido acelerar sus tasas de crecimiento y abrir una brecha
tecnológica respecto a países menos activos en este sentido (OCDE, 1991). La
característica principal de los descubrimientos modernos es que el conocimiento que
llevan aparejado se retroalimenta y da lugar a un círculo virtuoso de creación de nuevo
conocimiento (Castells, M., 1997). La búsqueda de soluciones para incorporar la
innovación tecnológica a las políticas de crecimiento ha dado lugar a una extensa
corriente de estudios en torno al fenómeno innovador.

Una de las aportaciones conceptuales más interesantes surgida de este movimiento ha


sido la de Sistema de Innovación (SI). Esta noción, que ya es familiar entre los
economistas, políticos y gestores, fue concebida a finales de los años 70 y estructurada
a principios de los 90 (Freeman, 1987; Lundvall, 1988, Nelson, 1992). Su estudio y
aplicación es, hoy día, una de las principales preocupaciones de las organizaciones
internacionales como la Unión Europea (Comisión Europea, 1995, 2000) o la OCDE
(1997). Este mismo concepto se puede aplicar a una determinada región de un país; tal
como dice E. Autio (1996) “... La mayor homogeneidad en la identidad sociocultural en
un espacio regional y la mayor proximidad de los actores que facilita las relaciones
personales de carácter informal, dan a estos sistemas ciertas especificidades con
relación a los nacionales”.
Distintos autores han definido el “Sistema Nacional de Innovación”:

• “....la red de instituciones en los sectores público y privado cuyas actividades e


interacciones inician, importan, modifican y difunden nuevas tecnologías”
(Freeman, 1987)

• “.... los elementos y relaciones que interactúan en la producción, difusión y uso


de conocimientos nuevos y económicamente útiles .... y se localizan dentro o
en las fronteras de un Estado” (Lundvall, 1992)

6
En este texto se consideran dentro del “Sistema de Innovación” todas las entidades y recursos dedicados a tareas
de I+D, incluso a investigación básica y las de los ámbitos de humanidades y ciencias sociales; primero por la
dificultad de separar los indicadores sin cometer errores, pero, sobre todo, porque esas actividades también
contribuyen, o pueden contribuir en el futuro, a innovaciones en alguno de los sectores económicos (agricultura,
indistria, construcción o servicios).

Junio de 2001 18
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

• “... una serie de instituciones cuya interacción determina la capacidad


innovadora .... de las empresas de un país”. (Nelson, 1993)

• “... las instituciones nacionales, sus estructuras de incentivos y sus


competencias que determinan la velocidad y la dirección del aprendizaje
tecnológico (o el volumen y composición de las actividades generadoras de
cambio) en un país”. (Patel y Pavitt, 1994)

• “.... la serie de instituciones que conjuntamente o de forma individual


contribuyen al desarrollo y difusión de nuevas tecnologías y que proporcionan el
marco en el cual los gobiernos forman e implementan políticas para influir en el
proceso de innovación. Por tanto, es un sistema de instituciones
interconectadas para crear, almacenar y transferir el conocimiento,
competencias y artefactos que definen las nuevas tecnologías”. (Metcalfe,
1995)

• “.. todos los factores económicos, sociales, políticos, organizacionales, y otros


que incluyen en el desarrollo, difusión y uso de innovaciones” (Edquist, 1997),
autor que concluye que la aproximación a los Sistemas de Innovación se refiere
a los “determinantes” de la innovación, no a sus “consecuencias” (crecimiento,
empleo, etc.).

Todas las definiciones anteriores tienen en común el acento en los “flujos” del
conocimiento, complemento imprescindible de las inversiones en conocimiento, lo que
se ha de ver reflejado tanto en los indicadores como en las políticas de fomento de la
innovación. Por otra parte, es digno de mención el “enfoque sistémico” del proceso de
innovación que subyace en los modelos, en contraposición al modelo lineal, según el
cual la ciencia es el origen de la innovación y su funcionamiento secuencial. En
realidad, las ideas para las innovaciones pueden tener orígenes diversos y producirse
en cualquiera de las etapas del proceso de innovación (investigación, desarrollo,
producción, venta y difusión). En el centro del Sistema están las empresas, la forma
en que organizan la producción y la innovación y los canales mediante los cuales ellas
captan en el exterior el conocimiento que necesitan, mediante una compleja red de
empresas y otras entidades con las que cooperan y compiten.

Realmente, uno de los principales inconvenientes que presenta ofrecer un modelo de


análisis de los SNI es que se deben introducir simplificaciones (todo modelo simplifica
la realidad) que restan virtualidad a lo que precisamente resulta ser un enfoque para
entender fenómenos no simples. Muchas de las restricciones proceden de la falta de
metodologías e indicadores contrastados, robustos y disponibles. Sin embargo,
reconociendo las restricciones que implican dichas simplificaciones, consideramos que
resulta más ventajoso que contraproducente utilizar una metodología de aproximación
a los Sistemas de Innovación.

Junio de 2001 19
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

El modelo de SNI que a continuación se propone está inspirado en varios pilares. En


primer lugar, las ideas de Jorge Sabato nos han permitido apuntar a una
estructuración del SNI en lo que denominaremos subsistemas o entornos, dentro y
entre los cuales se producen todo un sistema de relaciones. Sabato (1968) propone
tres subsistemas (sin utilizar este término) definidos sobre la base de las funciones que
reconoce en los procesos de innovación. El modelo que proponemos (Fernández de
Lucio y Castro, 1995) contiene un número mayor de subsistemas, en los que el criterio
funcional está supeditado al institucional. El sistema de relaciones descrito por Sabato
es básicamente el mismo, pero se profundiza en las interrelaciones entre lo que él
llama la infraestructura científico técnica y la estructura productiva, que él ya
presuponía como las de mayor complejidad. Esta profundización está en el origen de la
definición de un nuevo Entorno, el Tecnológico, y del papel de las Estructuras de
Interfaz.

En segundo lugar, los modelos interactivos sobre el proceso de innovación colocan


en el primer nivel de importancia las relaciones entre diferentes actores presentes en
los procesos de innovación y sus constantes retroalimentaciones. Igualmente, ponen
de manifiesto el alcance económico que presentan la difusión de la tecnología y las
mejoras incrementales de las innovaciones. Del mismo modo, colocan el aprendizaje
interactivo como clave en el proceso innovador. La propuesta de estructurar tales
interacciones en dos grandes tipos de mecanismos -Instrumentos de Fomento de la
Interacción y Estructuras de Interfaz- deriva de dicha concepción interactiva y
permite recoger y desarrollar, en parte, las nociones de aprendizaje y/o de difusión. De
forma resumida, ya que más adelante se van a desarrollar ambos conceptos, definimos
como instrumentos de fomento de la interacción los incentivos disponibles para
favorecer las relaciones entre los elementos de un mismo entorno o de diferentes
entornos para la innovación y denominamos estructuras de interfaz a aquéllas
unidades o entidades que tienen entre sus objetivos favorecer y catalizar las citadas
relaciones.

Por último, la propia vivencia cotidiana de las relaciones Universidad-Empresa a


través de varios años de trabajo en la Oficina de Transferencia de Tecnología del CSIC
y en el Centro de Transferencia de Tecnología de la Universidad Politécnica de
Valencia, con un contexto cultural, socioeconómico y cientifico-tecnológico específico
en la Comunidad Valenciana, ha configurado otras ideas básicas del modelo
(Fernández de Lucio y col., 2000), en particular dos: la dimensión de dinamización de
las relaciones entre Subsistemas o entornos y la configuración de un Entorno
Tecnológico separado del Entorno Productivo. Esto último no fue considerado por
Sabato, pero nuestra experiencia y también algunas ideas suscitadas a partir de ciertas

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

aportaciones intelectuales, como las de las Redes Tecnoeconómicas7 de Callon, o la


relación difusión-innovación, nos han sugerido su importante papel en el modelo que
se propone.

Definimos “dinamizar” como el proceso y las acciones que es preciso emprender


desde las instituciones, los gobiernos y las estructuras de interfaz para lograr que los
diferentes elementos del SNI tomen conciencia del papel que pueden y deben
desempeñar en el Sistema de Innovación, asuman el compromiso de participar y,
como consecuencia, lo hagan de una forma activa. Dado que en la mayoría de los
países latinos la innovación no es un valor social arraigado, a nuestro juicio es
preciso tomar la iniciativa desde otras instancias, en ocasiones externas a los
elementos, y emprender acciones decididas para lograr ese cambio de mentalidad
por parte de los elementos y su consiguiente participación activa en el proceso.
El otro nuevo concepto que introducimos, que hemos denominado “entorno o
subsistema tecnológico”, agrupa a aquellos elementos cuya actividad principal
consiste en desarrollar tecnologías o procesos para otras empresas o prestarles
servicios tecnológicos.

Asimismo, se considera que los antedichos procesos de innovación tienen lugar en el


marco institucional y legal del país, que fomenta, regula y de alguna manera determina
las interacciones.

Con todos estos ingredientes, se propone un modelo de análisis y configuración de


Sistema Nacional de Innovación que pretende ser simple, es decir, con pocas
componentes, pero suficientemente potente como para poder analizar realidades ricas
y complejas y sugerir propuestas a tales realidades.

3.2. Los elementos

La necesidad de profundizar en el conocimiento de los SNI para poder actuar sobre los
procesos de innovación aconseja la agrupación de los elementos heterogéneos, de
acuerdo con su función principal dentro del Sistema, en cuatro amplios conjuntos que
denominaremos "subsistemas o entornos" (productivo, tecnológico, científico y

7
Callon (OCDE, 1991) define “Red tecnoeconómica” como “un conjunto coordinado de actores heterogéneos:
laboratorios públicos, centros de investigación técnica, empresas, organismos financieros, usuarios y poderes
públicos que participan colectivamente en la concepción, elaboración, producción-difusión de procedimientos de
producción de bienes y de servicios algunos de los cuales dan lugar a una transacción mercantil”. Callon agrupa a los
diferentes elementos participantes en las redes tecnoeconómicas en cuatro “polos” (pôles es el término francés)
principales: científico, técnico, mercado y financiero y, junto a ellos, define un “polo transferencia”, en el que agrupa
las actividades de intermediación entre la ciencia y la tecnología, y un “polo desarrollo”, que agrupa las actividades
que tienen lugar entre la tecnología y el mercado.

Junio de 2001 21
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

financiero), que interactúan entre sí y con el mercado y las administraciones a lo largo


del proceso de innovación, sin que pueda determinarse a priori el elemento o entorno
en el cual se inicia cada innovación (Fernández de Lucio, I., Conesa, F., Garea, M.,
Castro, E., Gutiérrez, A., Bodegas, M., 1996).

En el modelo que se propone, los Elementos del SNI se agrupan, por razón de su
función principal en el Sistema, en los siguientes Subsistemas o entornos:
El entorno productivo, que comprende a empresas productoras de bienes y de
servicios y cuya función es ofrecer al mercado sus productos y servicios innovadores.
El entorno científico, básicamente constituido por los grupos de investigación de las
Universidades y Organismos Públicos o Privados de Investigación, cuya función
principal es generar conocimiento científico y técnico.
El entorno tecnológico y de servicios avanzados, que agrupa a las empresas de
bienes de equipo y de servicios avanzados para empresas, las de ingeniería y
consultoría tecnológica, las de ensayos y de normalización y homologación y, por
último a los centros tecnológicos y asociaciones empresariales de investigación. La
función principal de estas entidades es, a partir de los conocimientos disponibles y
generados en procesos de I+D, desarrollar “tecnologías”8 y servicios que ponen a
disposición de las otras empresas productivas para que éstas puedan elaborar
productos y servicios innovadores.
El entorno financiero, finalmente, que incluye tanto a entidades financieras privadas
(bancos, empresas de capital riesgo y capital semilla, etc.), que ofrecen sus recursos
financieros para la puesta en marcha y desarrollo de proyectos innovadores, como a
las Administraciones que conceden subvenciones y créditos para fomentar las
actividades innovadoras en el Sistema.

3.3. Las relaciones

En el proceso de innovación, tal como se entiende en un enfoque interactivo, se


consideran de la máxima importancia las interrelaciones y la cooperación entre los
elementos de un mismo entorno y de subsistemas o entornos diferentes. Este aspecto
es particularmente importante porque, si no se relacionan los diversos elementos de
un entorno y los diferentes entornos entre sí, no se puede hablar propiamente de un
Sistema de Innovación, todo lo más de un conjunto de elementos más o menos activos
e innovadores. Las relaciones ayudan a las empresas a disminuir el riesgo asociado a
la innovación, a tener acceso a nuevas tecnologías o a resultados de investigación, a
adquirir componentes tecnológicos clave para un proceso o producto, a incorporar el

8
Adoptamos para la palabra “tecnología” la cuarta acepción del Diccionario de la Real Academia Española (1992):
“conjunto de los instrumentos y procedimientos industriales de un determinado sector o producto”.

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

personal técnico con la cualificación o experiencia necesaria, etc. En el proceso


innovador, la empresa debería poder decidir qué actividades o etapas va a desarrollar
de forma individual, en cuáles va a recabar la colaboración de otras empresas o de
universidades u otros centros y para cuáles va a precisar apoyo económico externo.

En la figura 6 se representa un esquema del modelo descrito.

Por razones múltiples y de origen diverso, que se analizarán con mayor profundidad en
el capítulo 4, las interrelaciones entre los elementos del Sistema de Innovación no
siempre se producen de forma automática ni fluida9; por ello, es preciso fomentarlas
mediante la puesta en práctica de mecanismos de fomento adecuados, que pueden
ser de dos tipos:

a) estructuras de interfaz

b) instrumentos de fomento de la interrelación

Figura 6. MODELO DE SISTEMA DE INNOVACIÓN


MARCO
Interfaces
I ENTORNO
N FINANCIERO Relaciones
S
T L
I
T E
ENTORNO
U PRODUCTIVO ENTORNO
C G
I CIENTÍFICO
O A
N
A ENTORNO L
L TECNOLÓGICO Y DE S.
AVANZADOS

CULTURAL

Una Estructura de Interfaz (EDI) es una unidad establecida en un entorno o en su


área de influencia, cuya misión es dinamizar, en materia de innovación tecnológica, a

9
Véase, al respecto, el interesante análisis que realizan M. Landabaso, C. Oughton y K. Morgan (2000)

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

los elementos de dicho entorno o de otros y fomentar y catalizar las relaciones entre
ellos. En la práctica, existen estructuras en el seno del SNI cuyos propósitos principales
son otros, pero que, en alguna medida, realizan funciones de interfaz, tales como las
de información, difusión, relación y asesoramiento a los diferentes elementos del SNI.
Un instrumento de fomento de la interrelación es un incentivo o ayuda cuyo objetivo
es favorecer el desarrollo de actividades o de estructuras de cooperación, más o
menos duraderas, entre los elementos del Sistema de Innovación. Estos instrumentos
pueden ser puestos en práctica por las administraciones, en el marco de sus políticas
de I+D e innovación, por entidades sin ánimo de lucro que tratan de fomentar la
innovación o pueden formar parte de la política de las propias instituciones –
universidades, organismos públicos de investigación-. En síntesis, se trata de destinar
recursos –económicos o de otro tipo- a fomentar las actividades de grupos de
investigación, centros tecnológicos y empresas con la condición de que estas
actividades se desarrollen en cooperación o favorezcan de una u otra forma la
cooperación para la innovación con otros elementos del Sistema. En su mayoría, se
trata de instrumentos financieros, aunque algunos son de tipo normativo y otros se
configuran como servicios o infraestructuras de difusión de la información científica y
técnica, como por ejemplo las bases de datos, los servicios de apoyo, etc..
En el modelo propuesto, sólo se considera a las Administraciones como “elementos”
del Sistema dentro del denominado “entorno financiero” en su papel de financiadoras
de las actividades de innovación, de acuerdo con los criterios emanados de sus
respectivas políticas, y, en los demás entornos, como ejecutoras de las actividades de
I+D e innovación10, pero, tal como se representa en la figura, también es importante
tener en cuenta su papel como creadoras y favorecedoras del “marco legal,
institucional y cultural” en el que los elementos del Sistema desarrollan sus actividades
y por su capacidad para contribuir a la creación del adecuado capital social, por lo que
en la descripción del sistema se dedica un apartado específico a su papel.

Naturalmente, las actividades que realizan muchas de las entidades que se han
incluido en un determinado entorno son propias de otros subsistemas o entornos (por
ejemplo, en las unidades de I+D de grandes empresas o en ciertos centros
tecnológicos se realiza actividad científica, mientras que en algunas escuelas de
ingenieros se desarrollan tecnologías); en el modelo propuesto cada una se
considerará incluida en el entorno correspondiente a su actividad principal, porque,
tratándose de una realidad compleja, ha de buscarse un modelo y una clasificación
sencillos que permitan una rápida comprensión y un fácil manejo.

10
Así, en el entorno científico se incluyen los Organismos Públicos de Investigación y en el productivo las empresas
públicas que realizan actividades de I+D

Junio de 2001 24
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

3.4. La difusión de la innovación

Para que una tecnología tenga efectos económicos a escala macroeconómica debe
difundirse, es decir, debe ser adoptada por otros utilizadores. La difusión de las
nuevas tecnologías es tan importante o más que su desarrollo. La productividad
industrial de ciertos sectores depende más de tecnologías ajenas que de sus propias
innovaciones, por lo que la rentabilidad de las empresas de estos sectores depende, en
gran medida, de su capacidad para la utilización de equipos y de bienes intermedios,
así como de conocimientos desarrollados por empresas o entidades de otros sectores.

Si se dispone de un sistema eficaz de difusión de los conocimientos científicos y


técnicos se aumentará el valor social de los mismos, tanto a escala nacional como
regional, ya se produzcan de manera endógena o sean adquiridos y asimilados a partir
de fuentes exógenas. Si los diversos elementos de los diferentes subsistemas o
entornos del Sistema de Innovación tienen fácil acceso a una información pertinente y
elaborada, aumenta la probabilidad de que se produzcan nuevos productos o
procedimientos útiles (OCDE, 1996).

En la difusión de tecnología se distingue entre la incorporada a los equipos y


productos intermedios y la que no está incorporada. La OCDE (1992) destaca como
factores determinantes de este último tipo de difusión "el derramamiento" (spillover)
de la I+D y la capacidad de absorción de las empresas. El primero de dichos factores
comprende según W.M. Cohen y D.A. Levinthal (1989) "todo conocimiento original útil
adquirido en el marco de una investigación y que se hace accesible públicamente". La
innovación presenta, pues, ciertas características propias de los bienes públicos, que
nunca pueden apropiarse completamente. El "derramamiento" de la I+D es una de las
características del modelo interactivo de la innovación, en cuanto que la
creación/absorción de conocimientos por parte de las empresas no depende sólo de su
esfuerzo sino también de los conocimientos a los que tienen fácil acceso. Así, como ya
se ha indicado, la innovación conduce a la difusión, y ésta, a su vez, influye en las
actividades de aquélla.

En particular, el Entorno Tecnológico desempeña un papel muy importante en la


difusión de tecnología. Dicho Entorno tiene un notable efecto multiplicador y difusor
de innovaciones tecnológicas. Las empresas de ingeniería, las de bienes de equipo y
las de instrumentación llevan a cabo frecuentemente la transferencia de tecnologías
entre diversos sectores y constituyen uno de los socios más adecuados para la
transferencia de resultados de la investigación pública a las empresas, precisamente
por su capacidad para difundir ampliamente las tecnologías. Así lo han entendido
universidades como la de Oxford al crear la empresa Oxford Instruments, por ejemplo.
Por su parte, los Centros de Innovación y Tecnología regionales o sectoriales
constituyen focos de difusión muy apropiados para incidir en el entorno regional o

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

sectorial de PYMEs pertenecientes a sectores tradicionales y con bajo nivel tecnológico


–incapaces de crear individualmente sus propias unidades de I+D- y para identificar las
futuras demandas de tecnología de las mismas. Así, como ya se ha indicado, la
innovación conduce a la difusión y ésta, a su vez, influye en las actividades de aquélla.

Con frecuencia, la innovación implica actividades de creación colectiva, que a menudo


se formaliza mediante acuerdos de cooperación entre los elementos del SNI,
produciéndose un aprendizaje por la interacción, del mismo modo que existe un
aprendizaje por la práctica.

Finalmente, la capacidad de absorción representa el potencial de conocimientos


teóricos y prácticos de las empresas para incorporar a sus procesos de producción las
tecnologías desarrolladas por otros elementos del SNI. Actividades tales como el
control de calidad, la organización de la producción, el diseño, el desarrollo de la I+D,
etc., conducen a la empresa a aprender a través del aprendizaje y se unen a los
aprendizajes por la I+D, por la enseñanza, por la práctica y por la interacción.

3.5. Dinámica de los Sistemas Nacionales de Innovación

Con el tiempo, los SNI van madurando como consecuencia de un proceso


acumulativo basado en el aumento equilibrado del número y la calidad y
competencia de los Elementos activos en cada uno de los Subsistemas o entornos, y
en el incremento del tejido de relaciones entre tales Elementos.

Se trata de que cada vez haya más cantidad y más diversidad de empresas, grupos de
investigación, entidades financieras, usuarios organizados, etc. que interactúen entre sí
y estén comprometidos en los procesos de innovación. Tal crecimiento debe ser
equilibrado, es decir, manteniendo una proporción adecuada entre el desarrollo de los
diferentes Subsistemas o entornos. Así, un crecimiento del Entorno Científico que no
vaya asociado a un desarrollo equilibrado de los demás Entornos –especialmente del
productivo y el tecnológico- no favorece la maduración del SNI.

Junto al aumento en el número de Elementos activos se precisa una mejora continuada


de la calidad y competencia de los mismos, entendida ésta en términos de los
requerimientos del proceso innovador y que comprenden tanto aptitudes como
actitudes y motivaciones por parte de dichos Elementos y de las personas que los
integran. Básicamente, el aprendizaje interactivo requiere una actitud más abierta,

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

generosa, humilde, de cooperación y trabajo en equipo, no habitual en estructuras de


carácter fordista y jerarquizado11.

A este respecto resultan decisivas algunas actividades que surgieron como apoyo a los
procesos productivos y que pueden ser consideradas como actividades generadoras
de cambio12 que, en buena medida permiten a las empresas incrementar sus
capacidades en tecnología y sus conocimientos implícitos 13, así como generar
comportamientos positivos de cara a la innovación. Entre tales actividades podrían
considerarse el diseño de producto, la organización de la producción, el control de la
calidad, la formación de personal, la investigación y desarrollo y la implantación de
prototipos y realización de experiencias piloto. Así, por ejemplo, la mejora de la
capacidad de absorción de tecnología en la empresa a través de una mayor
cualificación técnica de su capital humano constituye una evolución positiva de la
calidad. Igualmente, la orientación de las líneas de investigación de los CPI a aquellas
que mejor se adapten a las necesidades a corto, medio y largo plazo de las empresas
de su entorno representa una mejora en la calidad de estos Elementos.

A medida que evoluciona un SNI cada vez hay más flujos de conocimientos entre los
diferentes Subsistemas o entornos y se van estableciendo redes más tupidas y
permanentes entre los elementos. La aparición de nuevas modalidades de
colaboración hace necesario poner en práctica nuevos Instrumentos y Estructuras
de Interrelación adaptados a las nuevas necesidades de los elementos del Sistema y
esto, a su vez, da lugar a nuevas formas de funcionamiento del SNI e indica que el
mismo va evolucionando hacia formas más maduras. En definitiva, aquellos actores del
Sistema que pretendan actuar sobre él –administraciones, EDI, etc.- han de ser
capaces de percibir estos cambios para así poder ofrecer nuevos programas o
servicios a los elementos del Sistema que, por más adecuados, hagan más eficaces
los recursos y medios dedicados.

11
En un reciente artículo de prensa titulado “La educación, en la encrucijada” (El País, 3 de
junio de 1998), Fabricio Caivano, periodista experto en periodismo educativo y fundador de
Cuadernos de Pedagogía dice lo siguiente “Es obvio que hoy el trabajo ha cambiado y exige
nuevas destrezas y aptitudes. Las características que, al decir de todos, auguran una alta
empleabilidad son: autonomía, capacidad de elaborar y gestionar proyectos, disposición para el
trabajo en equipo, autoestima, creatividad, capacidad de aprender y de reaprender….” .
12
Ver Bell. & Pavit (1993)
13
El término conocimientos implícitos se utiliza por oposición a lo que podríamos considerar
conocimientos codificados (expresados en la literatura científica y técnica) y a los
conocimientos incorporados en equipos.

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

3.6. El papel de las administraciones públicas

Tanto los procesos de innovación como las relaciones que se pueden producir entre los
diversos agentes del Sistema vienen profundamente marcadas por las condiciones de
contorno, en cuya definición desempeña un papel crucial la administración. Lo cierto
es que en el Sistema de Innovación, el Estado (en el que englobamos a los diversos
tipos de administraciones: supranacional, nacional, regional, local) desempeña un
papel múltiple:
Productor de innovaciones o actividades de I+D: en la mayoría de los países
desarrollados el Estado dispone de sus propios centros de I+D y, en muchos de ellos,
es el accionista principal –si no único- de empresas de alta tecnología en sectores
como el aeroespacial, automóvil, comunicaciones, eléctrico, etc., que desarrollan sus
propias actividades innovadoras y cooperan activamente con otros agentes del
Sistema.
Cliente: numerosos autores (COTEC, 1998; Solleiro y col, 1998) han puesto de
manifiesto la importancia de las compras públicas como motor de innovación,
especialmente si se realiza de forma planificada. Actividades que, en todo o en parte,
están en manos de las administraciones, como la defensa, la sanidad, la educación, los
transportes públicos y otros servicios públicos de diversa índole, incluida la propia
actividad administrativa, son demandantes de productos innovadores y con alto
contenido tecnológico14.
Regulador, donde cabe hablar de un triple papel:

Como creador de un marco legal favorable a la innovación: leyes como las de patentes,
propiedad intelectual, normalización y homologación de productos, ciencia y
tecnología, universidades, fiscalidad, etc. contribuyen a que las actividades de
innovación y las relaciones entre los actores se desarrollen con mayor o menor
facilidad.

Al establecer reglamentaciones que directamente llevan implícito un contenido


tecnológico (medio ambiente, seguridad de alimentos, sanidad, seguridad vial, etc.) las
administraciones inducen la adopción de innovaciones tecnológicas por parte de las
empresas; si este tipo de reglamentaciones se ponen en marcha de forma planificada
puede ser de enorme interés para las empresas de país en cuestión, porque les
permite anticiparse a las de su competencia15.

14
En España, alrededor del 50% de los ingresos de las universidades por actividades de I+D,
asesoría, etc. contratada por entidades externas procede de contratos con las diferentes
administraciones y esto sucede en mayor o menor proporción en la mayoría de los países.
15
La administración alemana, por ejemplo, contribuyó decididamente al desarrollo del
“negocio” medioambiental entre las empresas de ingeniería y bienes de equipo alemanas al

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Al establecer otras reglamentaciones que indirectamente favorecen la innovación


(fiscalidad de los automóviles, por ejemplo).
Facilitador: el Estado facilita las actividades de innovación y las relaciones entre los
actores del proceso cuando crea un marco institucional para desarrollar políticas de
innovación activas, cuando promueve un sistema educativo orientado a ofrecer al
mercado de trabajo profesionales cualificados a todos los niveles, cuando dota al país
de infraestructuras avanzadas de comunicaciones, de centros de información y
documentación, de laboratorios de ensayos, etc. y cuando desarrolla actividades que
fomentan un entorno social y cultural favorable a la innovación.
Promotor: cuando el Estado diseña y aplica políticas de innovación que contemplan la
creación de infraestructuras de apoyo y la financiación de las actividades innovadoras y
cuando promueve espacios de encuentro y actividades de divulgación de la innovación
es cuando realiza el más directo y activo papel dentro del Sistema. Al menos, cabe citar
cinco argumentos para justificar la intervención pública en materia de innovación
(Modrego, 1993):

• Las externalidades del proceso innovador: las actividades que forman parte del
proceso (en especial las de I+D) proporcionan beneficios a agentes que no han
realizado el esfuerzo. Este “desbordamiento” de los beneficios tiene dos
consecuencias: en primer lugar, la motivación de los agentes privados para realizar
actividades de I+D es menor de lo que sería aconsejable; en segundo lugar, no
cabe esperar que los mecanismos del mercado basten para una asignación
eficiente de los recursos.

• El carácter dinámico y acumulativo del avance tecnológico: no cabe partir de cero


(hay un nivel crítico) y cada innovación genera una secuencia de posibles
investigaciones que, a su vez, dan lugar a nuevas innovaciones y así
sucesivamente.

• La presencia de economías de escala (necesidad de dirigirse a mercados


internacionales para rentabilizar el esfuerzo innovador; necesidad de disponer de
infraestructuras de uso compartido, etc.)

• La incertidumbre intrínseca del proceso innovador (no hay seguridad de que el


desarrollo de las actividades produzca el fin esperado)

• Los efectos socioeconómicos de la innovación (sobre el crecimiento, la


productividad y la competitividad generales; sobre la renta y el bienestar; sobre el
empleo y los mercados de trabajo, sobre las necesidades de formación y
cualificación de la población activa y sobre la distribución social)

poner en marcha una reglamentación medioambiental de las industrias bastante restrictiva


mucho antes que el resto de los países europeos.

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Modelo o espejo: finalmente, el Estado puede ser un modelo para el conjunto de la


sociedad si imprime a sus actividades y servicios habituales rasgos y actitudes
innovadoras (planes estratégicos, organización plana, actitud de servicio al ciudadano,
control de calidad en los servicios, cooperación con los agentes sociales para abordar
los problemas, establecimiento de indicadores de evaluación, utilización de las nuevas
tecnologías de la información, etc.)

3.6.1. Niveles de actuación

Las administraciones tienen tres niveles posibles de actuación y se ha de actuar a


TODOS los niveles para lograr una mayor incidencia de la política que se pretende
desarrollar, más aún cuando, como es este caso, se pretende modificar CULTURAS Y
ACTITUDES ante la innovación:

Nivel político general (Gobierno del Estado/Gobierno Regional): a este nivel se han de
desarrollar las acciones relacionadas con el diseño del modelo de país/región al que
aspira el Estado/Región y la coordinación de la política de innovación con las demás
políticas económicas del Estado; es decir, es el nivel encargado de definir los objetivos
y de establecer un marco legal, social e institucional que facilite los procesos de
innovación en los Estados/Regiones y de establecer mecanismos de coordinación con
la política económica, fiscal, laboral, educativa, de organización de las
administraciones, etc..

Nivel de planificación (Responsables de política científica, tecnológica, industrial, etc.


en el Estado/Región): una vez definido en el nivel anterior los objetivos generales de
I+D e innovación y el marco legal, a este nivel se definen las respectivas políticas
científicas y tecnológicas. Es el nivel de trabajo de los Responsables de la política de
Ciencia y Tecnología en los Estados/gobiernos regionales y su tarea consiste en el
diseño y puesta en marcha de instrumentos y estructuras que fomenten la I+D y la
innovación, lo cual se realiza, habitualmente, mediante planes plurianuales, dado que
buena parte de las actividades de I+D se realizan en periodos de 3 a 4 años (caso de
los proyectos de investigación o la formación de doctores, por ejemplo) . También se
han de contemplar los mecanismos de seguimiento y evaluación previstos para
asegurarse de que las acciones/programas emprendidos logran sus objetivos.

Nivel de gestión (Gestores de las políticas científicas/tecnológicas/industriales en


Estado/Región/Administración Local); a este nivel se gestionan los recursos de los
programas definidos en el nivel de planificación, de acuerdo con las
directrices/condiciones que se determinen, y se deben prever mecanismos que

Junio de 2001 30
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

contribuyan a mejorar los sistemas de información, gestión, resolución y seguimiento


de los programas elaborados en el nivel anterior16.

Es fundamental que, desde el principio, haya un reparto de papeles estructurado y


explícito y que se produzca una buena coordinación entre las actuaciones respectivas.

3.6.2. Ámbitos de actuación

Adicionalmente, en los países de tipo federal o con un cierto grado de reparto de


poderes (caso de España) coexisten dos ámbitos de actuación en política científica y
tecnológica: la administración general del Estado y los gobiernos regionales. A ellos
cabe añadir un tercer ámbito, que podríamos denominar “supranacional” ,que es en el
que se incluyen los programas internacionales de cooperación en ciencia y tecnología;
en el caso de España en este ámbito se encuentra la política de ciencia y tecnología de
la Unión Europea, de importancia creciente. Todos ellos pretenden contribuir al
desarrollo de la I+D y la Innovación, pero hay diferencias apreciables en los objetivos
concretos de sus respectivas políticas y en el tipo de instrumentos más adecuados
para desarrollarlas.

Como principio general en ésta, como en otras políticas, cabe definir áreas en las que
es óptima la actuación de cada uno de los niveles; bien es verdad que se producen
coincidencias en algunos objetivos entre los diferentes ámbitos de actuación, porque
no se pueden establecer divisiones netas entre ellos, de ahí la necesidad de establecer
mecanismos de coordinación.

Cada uno de los ámbitos aporta un valor añadido en los siguientes aspectos:

SUPRANACIONAL: Es el marco ideal para el desarrollo de iniciativas orientadas a unir


esfuerzos de diversos países con mayor o menor vinculación política para llevar
adelante iniciativas conjuntas cuando: el coste o la magnitud del tema a investigar
superan las capacidades nacionales individuales (caso de la astrofísica, la física de
partículas, el genoma humano, es decir, la denominada megaciencia o los grandes
programas tecnológicos), cuando el tema es de interés para el conjunto de los países
involucrados (aspectos medioambientales o sanitarios comunes, por ejemplo) y cuando
la puesta en común de conocimientos y experiencias sea beneficiosa para todos.

ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO: Sus ámbitos óptimos de actuación


vienen determinados, por una parte, porque en él confluyen los intereses generales del
país y, por otro, por su condición de "bisagra" entre éstos y los de ámbito internacional:
- El impulso del desarrollo de áreas de interés global (investigación básica,
tecnologías horizontales, la formación de investigadores, investigaciones de magnitud17

16
El objetivo es tratar de que no suceda algo muy común: se diseñan programas muy adecuados y
luego los objetivos "se pierden" en la gestión diaria.

Junio de 2001 31
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

o interés nacional o interregional, grandes programas tecnológicos), justificados por


economías de escala y por la permeabilidad a diversos sectores y regiones.
- La coordinación de políticas a todos los niveles: nacional, internacional, sectorial,
etc. Aquí se contemplan tanto las políticas de innovación y las sectoriales como la
armonización de otras políticas (educativa, fiscal, laboral, etc.) que tienen efectos
importantes sobre los procesos de innovación.
- La cohesión inter-regional, pues las regiones más desfavorecidas suelen tener
sistemas regionales débiles, de forma que es preciso promover que sus demandas
científico-técnicas puedan ser atendidas –al menos en parte- por investigadores de
otras regiones 18.
- El apoyo a la creación y extensión de la cultura científica y tecnológica en el ámbito
nacional.
GOBIERNOS REGIONALES: la proximidad de los gobiernos regionales a las
empresas (con sus necesidades y características peculiares y diferenciales en
aspectos culturales, geográficos, sectoriales, económicos, sociales, históricos, etc.), por
una parte y a los otros agentes del proceso innovador, especialmente las
universidades y centros técnicos, por otra, hace que este nivel sea óptimo para:
- Detectar las demandas y, una vez traducidas en términos científicos y tecnológicos,
participar activamente en el establecimiento de prioridades de ciencia y tecnología,
tanto en su propio ámbito como en el nacional e internacional.
- Fomentar la difusión de conocimientos entre las empresas y los centros públicos de
investigación (punto a punto) y, en síntesis, la innovación, tanto mediante apoyos
directos como mediante la coordinación con otras iniciativas (parques tecnológicos,
infraestructuras de comunicaciones y servicios especializados, etc.)
- Fomentar la cultura tecnológica de base (en todo el sistema educativo), de las
actitudes ante la innovación y de la cultura científica en la Sociedad (museos, etc.)

Los gobiernos regionales, por su mayor cercanía a los problemas y su mejor


conocimiento de las peculiaridades de su región, deberían diseñar y desarrollar
políticas muy específicas y muy adaptadas a su realidad; este hecho debería tener

17
Como ejemplo, puede citarse el reciente desastre ecológico de Aznalcollar (1998), sobre el cual
trabajaron, de forma coordinada, investigadores de diversos puntos de España, y en esa coordinación se
basó, en gran medida, el control de la situación (más información en
www.csic.es/hispano/coto/aznalco.htm)
18
La convocatoria publicada por el Plan nacional de I+D en 1997 para la financiación de proyectos con
fondos CICYT-FEDER en el marco del programa operativo que finaliza en diciembre de 2001 produjo este
beneficio adicional de que investigadores de regiones más ricas de España colaboraran con los de las
regiones objetivo 1 y 2 en el desarrollo de proyectos de interés para estas últimas.

Junio de 2001 32
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

como consecuencia la dificultad para la réplica automática de políticas ideadas para


otros ámbitos o regiones con características diferentes 19.

Tal como se ha indicado, es habitual que se produzca una concurrencia de las


políticas científicas y tecnológicas emprendidas en los tres ámbitos, por ello, es
absolutamente fundamental que se produzca una COORDINACIÓN adecuada entre
ellas, para evitar superposiciones ineficaces y réplicas estériles. En resumen, se deben
definir los objetivos concretos que se pretenden alcanzar, distribuir los papeles entre
los diferentes ámbitos de actuación y hacer un esfuerzo para que el resultado de todas
las acciones sea óptimo para la sociedad, que es la que las sustenta.

Además, de la coordinación de intereses se obtienen beneficios adicionales: se puede


aprovechar la sinergia que se deriva de la colaboración de grupos amplios y
disciplinares en temas concretos, tanto para actuaciones de ámbito nacional como
internacional, compartir costes/riesgos, realizar evaluaciones de calidad científica, etc.

3.7. Indicadores para la caracterización del Sistema de Innovación

La caracterización de un Sistema de Innovación constituye un paso previo


imprescindible para poder establecer políticas y estrategias de I+D e innovación, tanto
por parte de las administraciones públicas como en el seno de los propios elementos
del sistema y en el de todas las entidades que, de una u otra forma, participan en sus
actividades.

En éste, como en otros aspectos socioeconómicos, la caracterización debe hacerse, en


la medida de lo posible, mediante indicadores definidos y obtenidos de acuerdo con
normas internacionales y publicados con periodicidad, pues ello permite efectuar
evaluaciones periódicas y comparaciones interregionales e internacionales y, con ello,
disponer de datos objetivos para analizar la eficacia relativa de los instrumentos y
políticas puestos en práctica. Las metodologías utilizadas para la medición de las
actividades de I+D e innovación se han desarrollado en el seno de la Organización de
Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE); en primer lugar, en 1963 esta
organización publicó el Manual de Frascati para la medición de las actividades de I+DT
–esencialmente de los insumos-, metodología que ha experimentado revisiones
posteriores (la última de 1993); esta información se complementa con los datos
relativos a publicaciones científicas, patentes y balanza tecnológica a fin de medir los
resultados de las citadas actividades. Más recientemente, como consecuencia de los
trabajos desarrollados en el seno del Technology and Economy Programme (OCDE,

19
La realidad es muy otra. Hay una tendencia a copiar las iniciativas que se emprenden a nivel nacional
(mini planes) o bien las de otras regiones/países que han tenido éxito en sus políticas, sin realizar un
análisis profundo de su posible adecuación a la propia (mim etismo). Al no tenerse en cuenta las
características propias, este tipo de copias suelen ser, en el mejor de los casos, ineficaces, cuando no
nocivas.

Junio de 2001 33
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

1992) en los que se puso de manifiesto la insuficiencia de los indicadores de I+DT para
ofrecer información sobre los procesos de innovación tecnológica, la misma
organización publicó, en 1996, el Manual de Oslo para la medición de las actividades
de innovación tecnológica en las empresas.

Ambas metodologías son las que aplican las instituciones encargadas de la obtención
de datos estadísticos en los países desarrollados 20, para, posteriormente, elaborar los
indicadores de acuerdo con los criterios previamente acordados. Con posterioridad,
estas entidades nacionales, además de publicar sus resultados, proporcionan la
información a otras entidades supranacionales (EUROSTAT, en el caso de la Unión
Europea y la OCDE, en términos más amplios) que, a su vez, publican estadísticas
internacionales.

En todo caso, los indicadores que proporcionan ambas metodologías se siguen


estimando insuficientes para caracterizar los sistemas de innovación, especialmente
porque no ofrecen información sobre aspectos muy importantes, especialmente sobre
los diversos “flujos” que tienen lugar entre los elementos de un sistema (de capital, de
conocimientos, etc.). Por ello, la Comisión Europea (2000) ha propuesto al Consejo y al
Parlamento europeos un cuadro europeo de indicadores de innovación, con los que se
ha efectuado una primera aproximación.

Para lograr un conocimiento más profundo de un Sistema de Innovación es preciso


efectuar un análisis más detallado. Se han propuesto diversas aproximaciones
(COTEC, 1998; Comisión Europea, 2000a-c, Landabaso y col. 2000). De acuerdo con
el modelo de Sistema de Innovación desarrollado en los apartados anteriores, se
propone analizar cinco aspectos del Sistema: los recursos, la estructura, la capacidad
de absorción, la articulación y el marco legal e institucional en el que se opera. A
continuación se describen brevemente los citados aspectos y se especifican los
indicadores que pueden contribuir a describirlos.

5.5.1 Los recursos

Esta característica hace referencia al potencial humano y económico con que cuenta el
Sistema para llevar a cabo actividades de I+D e innovación y permite establecer una
primera medida de la dimensión del Sistema mediante la medida de los recursos,
humanos y económicos, dedicados a I+D e innovación. Los indicadores utilizados para
ello son los de gasto en actividades de I+D e innovación tecnológica y los recursos
humanos que se dedican a actividades de I+D, tanto en términos absolutos como
referidos a indicadores sociales (el PIB y la población activa, en el caso del gasto en
I+D, y la cifra de negocio, en el caso de los gastos en innovación tecnológica).

20
En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE). http://www.ine.es.

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5.5.2 La estructura

Analiza de forma pormenorizada la composición de los recursos, su localización en las


diferentes entidades científicas y tecnológicas o en los sectores económicos y su
distribución entre ellos. Esta característica permite determinar, con mayor detalle, la
capacidad y la manera de emprender actividades de I+D e innovación de los elementos
que integran cada entorno y la colaboración que pueden establecer con los elementos
de los demás entornos. El análisis de la estructura combina los indicadores numéricos
(gasto en I+D y personal dedicado a estas actividades en cada uno de los grandes
sectores de ejecución: empresas, administraciones públicas, universidades e
instituciones privadas sin fines de lucro) con la identificación, cuantificación y breve
descripción de las principales características de las entidades pertenecientes a los
diversos subsectores o entornos del Sistema.

5.5.3 La capacidad de absorción

En un Sistema de Innovación tan importante como la cantidad de elementos activos y


los recursos dedicados a I+D e innovación en cada entorno es su “calidad”; en
definitiva, no sólo se trata de que haya “muchas” personas activas en el Sistema, sino
también de que éstas efectúen aportaciones relevantes, lo cual está directamente
relacionado con dos factores: aptitud y actitud. Al conjunto de ambos es a lo que
denominamos “ capacidad de absorción”. Este término puede definirse como “la
competencia para identificar, asimilar y explotar los conocimientos científicos y
tecnológicos y el ‘know-how’ de los diferentes entornos aplicables en los procesos
innovadores”21, para, ulteriormente, producir o aplicar nuevos conocimientos. Como
indicadores de la capacidad de absorción se utilizan, fundamentalmente, los datos
relativos al nivel de formación de la población ocupada, con especial hincapié en la
población universitaria ocupada, pues es la que, por su formación puede tener, en
principio, una mayor capacidad para absorber conocimientos; asimismo, interesa
conocer el número relativo de graduados universitarios en ciencia y tecnología, pues
son los que potencialmente van a poder desempeñar un papel más directo en los
procesos de innovación. También contribuye a conocer esta característica los datos
sobre el empleo en sectores de alta tecnología (manufactureros y de servicios), así
como la información relativa al entorno tecnológico por su acción sobre los demás
sectores industriales y, evidentemente, el personal dedicado a actividades de I+D en
las empresas.

21
C. Nicholls-Nixon, 1995

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

5.5.4 La articulación

Hace referencia a las relaciones que se producen entre los diferentes elementos o
actores que integran el Sistema de Innovación, con el fin de buscar sinergias y
complementariedad entre ellos en el desarrollo de los procesos de I+D e innovación22;
es otro de los factores que, junto a la capacidad de absorción, contribuyen a definir la
calidad de un Sistema de Innovación, al estar muy directamente relacionado con el
aprendizaje interactivo e institucional. La dificultad para medir los flujos y las
interacciones mediante los datos disponibles en la actualidad es enorme, pues las
actuales metodologías de la OCDE sólo permiten medir los flujos económicos entre los
diversos sectores de ejecución de las actividades de I+D e innovación (por ejemplo, de
las empresas a las universidades y a los organismos de investigación, entre
empresas...), y, desde un punto de vista cualitativo, el tipo de entidades con las que
cooperan las empresas (Manual de Oslo de la OCDE). En nuestra propuesta, la
articulación se puede evaluar, en parte, mediante el análisis de las Estructuras de
Interfaz que operan en el sistema y mediante los instrumentos de fomento de la
cooperación que ofrecen las políticas públicas. Otras aproximaciones (OCDE, 1996)
proponen medir las interacciones, especialmente entre los sectores científico e
industrial, mediante el análisis de los contratos suscritos entre ambos, la movilidad de
personal, las estructuras de investigación conjuntas, etc., en la actualidad, esta
información aún es difícilmente comparable internacionalmente y no recoge los flujos
de conocimientos entre empresas (clientes-proveedores-usuarios).

5.5.5 El marco legal e institucional

Como se indicó en el apartado anterior, el Sistema de Innovación y, en general, el


desarrollo de actividades innovadoras dependen de una forma muy destacada de las
leyes, normas e instituciones de un país 23, así como de las políticas científicas y de
innovación que se establecen. Por ello, la descripción de tales leyes y normas así como
de las políticas de fomento de la I+D y la innovación y de las instituciones involucradas
en su planificación y gestión son imprescindibles para averiguar la capacidad real de un
Sistema de Innovación.

22
M. Landabaso y col., 1999
23
Estos aspectos, en inglés se recogen bajo el término “institutions”, que agrupa tanto a las leyes (patentes,
fiscalidad, universidades, etc.) como a otras normas públicas y sociales que influyen en las actividades de las
empresas y en las relaciones entre empresas y universidades, por ejemplo, Edquist and Johnson (1997) dicen que
“Institutions are sets of common habits, routines, established practices, rules or laws that regulate the relations and
interactions between individuals, groups and organisations” . Ya en 1912 el primer premio Nobel español en
investigación, Santiago Ramón y Cajal (1999), escribía sobre “Las condiciones sociales favorables a la obra
científica”. Más recientemente, el Libro Verde de la Innovación (Comisión Europea) también enfatiza que un entorno
jurídico y normativo inadecuado puede obstaculizar la innovación.

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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

5.5.6 Resultados científicos, tecnológicos y de innovación

Con los recursos que recibe el Sistema de Innovación, y en función de las demás
características descritas, las empresas y entidades de un Sistema dado desarrollan las
actividades de I+D e innovación tecnológica, que dan lugar a unos “resultados”. Los
resultados de las actividades de I+D son nuevos conocimientos, que se transmiten a
los demás mediante las publicaciones científicas y técnicas, la formación, la divulgación
y se transfieren mediante la licencia de las patentes -u otros sistemas de protección
equivalentes-, cuando los citados resultados tienen aplicación industrial.

Por su parte, la forma de evaluar los resultados de las actividades innovadoras de las
empresas es analizando en qué medida su cifra de negocios y sus exportaciones se
deben a los productos y procesos innovadores.

4. LAS RELACIONES ENTRE LAS UNIVERSIDADES Y LAS EMPRESAS24

4.1. Relaciones universidad-empresa: ¿qué universidad y qué


empresa?

En general, y sobre todo en el ámbito político, la superficialidad con que se trata este
asunto se pone de manifiesto en la propia utilización del término, sin matices, para
cualquier relación entre la universidad y la empresa (RUE). Cuando se habla de las
relaciones entre empresas y universidades en materia de I+D y de innovación se suele
considerar que existe una Universidad y una Empresa media ideal y que, por lo tanto,
los juicios que se emitan sobre estas relaciones son prácticamente válidos para todos,
tanto para las relaciones entre una universidad puntera y una multinacional de un país
desarrollado como para las existentes entre una universidad de primer nivel y una
PYME en un país en vías de desarrollo. Pero nada más lejos de la realidad: bajo las
denominaciones genéricas de “Universidad” y “Empresa” se esconden realidades muy
dispares y, además, no se tiene en cuenta a uno de los protagonistas principales en las
relaciones, el investigador o grupo de investigadores. En los textos relativos a la
gestión de proyectos 25, y las relaciones universidad-empresa en materia de innovación
pueden ser estudiadas como un proyecto, se pone de manifiesto que en un proyecto

24
Se dedica un capítulo específico para estas relaciones por ser, en principio, las más difíciles y menos conocidas.
Lo que se expresa en este apartado respecto a las “relaciones universidad-empresa” es válido, salvando las
diferencias que imprime la dedicación a actividades docentes y las características específicas del sistema
universitario, para las relaciones entre organismos públicos de investigación y empresas en actividades de I+D. En la
literatura se emplean habitualmente diversos términos para reflejar estas interacciones; en los últimos años se
prefiere hablar de relaciones “ciencia-industria” (en inglés aparecen términos como industry-sicence relationships,
industry-public research cooperation, industry-science cooperation para especificar las cooperaciones en materia de
I+D e innovación, dejando la formación al margen).
25
Véase, al respecto, el texto “A Guide to the Project Management Body of Knowledge” publicado por el Standards
Committee del Project Management Institute (EEUU) ( www.pmi.org)

Junio de 2001 37
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

hay diversos “interesados” (stakeholders) y el éxito del proyecto depende de cómo se


tiene en cuenta los intereses diversos de todos ellos.

Utilizando un símil químico, la relación entre un grupo de investigación y una empresa


(los reactivos) dará lugar a una cooperación (término en el que se engloba el proceso
de generación y transmisión de conocimientos útiles para la empresa) siempre que no
haya barreras que lo impidan (entendiendo como barrera tanto los impedimentos como
las dificultades que consumen una energía o esfuerzo excesivo). Las barreras pueden
proceder del grupo investigador, de la institución a la que éste pertenece, de la
empresa o del contexto político y social en que las relaciones se deben desarrollar; por
otra parte, unas barreras son previas al propio establecimiento de la relación (la falta de
conocimiento mutuo, por ejemplo, o la falta de cauces legales para establecer la
relación, la falta de motivación del grupo o de la empresa, etc.) y otras se presentan
durante la misma (variaciones en los objetivos e intereses de los que cooperan, falta de
mecanismos ágiles para gestionar la cooperación, falta de financiación, etc.). La forma
de superar algunas de las barreras es mediante la aplicación de instrumentos y
estructuras que reduzcan o eliminen las barreras (a semejanza del papel de los
catalizadores químicos, o de los enzimas, en el ámbito de la biología).

Figura 7. LA COPERACIÓN DEL SISTEMA


CIENTÍFICO CON LAS EMPRESAS

Energía o
esfuerzo ∆ ∆ = barreras

Grupo de
investigación +
empresa
Cooperación
ciencia -empresa

Tiempo

4.2. Tipos de universidades y papel institucional en las relaciones E-U.

En las Economías basadas en el Conocimiento (Knowledge-Based Economy, en la


terminología de la OCDE [OCDE, 1996b]), el papel de las universidades y organismos
de investigación es contribuir a tres funciones clave: producción del conocimiento –
mediante las actividades deI+D-, transmisión del conocimiento –mediante la
formación- y transferencia del conocimiento –mediante su difusión a la sociedad que

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los precisa y proporcionando soluciones a los problemas concretos. Estas funciones


son las clásicas de este tipo de instituciones, pero en la actualidad requieren una
gestión más especializada, porque la demanda de conocimiento en los Sistemas de
Innovación es mayor y más acelerada (es decir, hay que reducir el tiempo que
transcurre entre la obtención de los conocimientos y su aplicación práctica, pues las
empresas están sometidas a una presión por la competitividad que así lo exige) y las
reglas del juego más exigentes. Por tanto, es preciso aumentar la cantidad y calidad de
las relaciones con los demás elementos del Sistema y favorecer las relaciones que
pueden tener mayor interés social (por ejemplo, con PYMES de la región a la que
pertenecen las instituciones).

Los responsables de las universidades han sido más o menos conscientes de la


necesidad de intensificar y organizar adecuadamente estas relaciones; sin embargo,
bien por falta de conocimientos y de apoyo técnico, bien por condicionamientos de la
propia universidad, no todos han sido capaces de establecer estrategias adaptadas a
las características de las universidades y de los demás elementos del Sistema
Regional de Innovación en el que se encuentran inmersas.

Cada universidad forma parte de un Sistema Nacional o Regional de Innovación (SI)


singular, lo que conduce a encontrar soluciones diferentes para cada caso. Sin
embargo, la interrelación entre las universidades y su entorno socioeconómico
presenta una problemática común que permite un análisis general para obtener las
diferentes soluciones.

Así, entre las universidades podemos distinguir los siguientes tipos:

§ Académica, que es aquélla en la que fundamentalmente se imparte docencia y, lo


que es más importante, ese es casi el único objetivo de la institución y de sus
miembros, razón por la cual las decisiones y los recursos se orientan
exclusivamente hacia la mejora de la actividad docente.

§ Clásica, en la que se compaginan las actividades docentes con las de


investigación, con un reconocimiento institucional y de la comunidad académica
sobre la importancia de estas últimas y la consiguiente asignación de recursos a
estas actividades.

§ Social, que se arroga un papel activo para la discusión y resolución de problemas


de la Sociedad en la cual se inserta.

§ Empresarial: considera que los conocimientos, además de ser difundidos mediante


los cauces docente y científico habituales, tienen un “valor” de mercado, y, por
tanto, son susceptibles de ser vendidos, por lo que enfoca una parte de sus

Junio de 2001 39
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actividades docentes y de I+D con criterios empresariales y se preocupa de


gestionar eficazmente la cooperación con la sociedad.

§ Emprendedora: tiene alguna similitud con la empresarial pero con un matiz


importante; más que como un bien económico objeto de intercambio, utiliza el
conocimiento como un potencial al servicio de su entorno socioeconómico. En
consecuencia, necesita disponer de una misión y estrategia de actuación
determinadas para actuar en dicho contexto de acuerdo con tres objetivos básicos:

- Atender, mediante respuestas innovadoras, las nuevas demandas de


formación

- Incrementar la actividad de I+D en interacción con el entorno


socioeconómico

- Participar activamente en el desarrollo de la sociedad


Evidentemente, las posibilidades que estos tipos tan diversos de universidades tienen
de cooperar con las empresas en actividades de I+D e innovación y sus respectivos
enfoques son muy grandes y, por ello, también lo será la eficacia con que las
relaciones se establezcan y la trascendencia social de las mismas.

La experiencia indica que, para que las universidades y organismos de investigación


puedan cooperar fácilmente, en general con otros agentes y, en particular, con los
sectores socioeconómicos, y para que sus relaciones con las empresas adquieran un
carácter institucional, es decir, sean algo más que la suma de las iniciativas aisladas de
los profesores (o investigadores) comprometidos, deben disponer de:

- Un marco legislativo de la universidad que propicie las relaciones

- Un plan estratégico que incluya estas relaciones entre sus objetivos, o, en su


ausencia, una actitud favorable del equipo de gobierno hacia las mismas, que
puede reforzarse con acciones encaminadas a crear un estado de opinión en la
comunidad académica, de manera que estas relaciones sean consideradas como
actividades propias o normales de la Universidad.

- Una oferta de conocimientos sólida y cuyo nivel y calidad sean suficientes como
para permitir una comunicación fluida con los posibles utilizadores.

- Un número de alumnos no excesivo para que las actividades de docencia no


acaparen la casi totalidad de su tiempo.

- Una normativa que regule las relaciones con sencillez, transparencia, flexibilidad y
eficacia, de manera que los investigadores no sientan que las actividades
administrativas o de gestión entorpecen significativamente sus actividades
científico-técnicas.

Junio de 2001 40
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

- Estructuras –creadas o participadas por la universidad- de apoyo a las relaciones,


que sirvan para dinamizar a los profesores en materia de innovación, informarles y
asesorarles técnicamente en las relaciones, promover su conocimiento de las
demandas de la sociedad, facilitarles la gestión administrativa y económica de las
actividades de cooperación, etc. (estructuras de interfaz).

Aunque una política adecuada por parte de la universidad crea entre la comunidad
académica una actitud favorable a la cooperación, lo cual es imprescindible para que
ésta se produzca en mayor o menor grado, es preciso tener en cuenta que entre las
universidades también hay diferencias sustanciales en otros aspectos, que van a tener
gran importancia en el tipo de estrategias que es preciso poner en práctica para
favorecer la cooperación y para diseñar el papel dentro del SNI:

• Perfil de la universidad (universidades clásicas versus politécnicas)

• Importancia de la I+D en las actividades de la universidad (peso relativo de


recursos dedicados a estas actividades respecto a las de docencia, extensión, etc.)

• Orientación científico-técnica de sus grupos de investigación, es decir, el peso


relativo de las diversas áreas del saber: sociales, humanidades, experimentales e
ingenierías 26.

• Adaptación de las áreas de investigación a las necesidades del entorno (sectores


industriales mayoritarios, desarrollo social, etc.). Sin que las distancias representen
un freno a la cooperación, puesto que las empresas, sobre todo las de alta
tecnología, cooperan con cualquier grupo de investigación en cualquier parte del
mundo, la cooperación con el entorno próximo suele ser de gran importancia por
múltiples razones; en primer lugar, en el caso de las PYMES (que representan un
alto porcentaje de las empresas industriales en la mayoría de los países) el factor
de proximidad sí que es decisivo a la hora de entablar relaciones; por otra parte, la
integración social de la universidad es mayor cuando se relaciona con empresas de
su entorno próximo y eso tiene efectos en otras áreas, como por ejemplo en la
empleabilidad de los alumnos, etc. En síntesis, la satisfacción de las demandas del
entorno próximo ha de estar entre las preocupaciones estratégicas de una
universidad, sin renunciar a establecer cooperaciones con empresas o entidades
de otras regiones o países.

Todo ello debe ser analizado con profundidad antes de acometer acciones
favorecedoras o dinamizadoras de las relaciones desde las instituciones.

26
La conclusión no es, en absoluto, que en determinados ámbitos del saber sea imposible o improbable la
cooperación con el entorno (por ejemplo, en humanidades o ciencias sociales), porque existe una demanda social de
los resultados de este tipo de investigaciones, pero sí que se trata de un tipo de clientes diferentes que las industrias,
por ejemplo, y requieren estrategias, gestores y acciones también diferenciados.

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4.3. Diferencias entre los grupos de investigación ante las relaciones


con empresas

La experiencia en la gestión de la cooperación entre investigadores y empresas pone


de manifiesto que hay grandes diferencias, entre los grupos de investigación, en la
forma en que se inicia y desarrolla una eventual cooperación con una empresa en
función de las siguientes características: área del conocimiento (los grupos de áreas
más básicas presentan mayores dificultades para establecer la comunicación que los
de las áreas aplicadas e ingenierías porque hay un mayor desconocimiento de la
realidad de las empresas y de sus necesidades), experiencia previa en cooperación
con empresas o con otros socios (se precisa un cierto aprendizaje para trabajar
eficazmente de forma coordinada con otros agentes), la capacidad de gestión (pues la
cooperación conlleva unas gestiones diferentes de las habituales) y, especialmente, de
la motivación, es decir, de su actitud hacia la cooperación y del grado de compromiso
con la innovación. Estas diferencias no son insalvables, salvo en el caso de que el
investigador se niegue rotundamente a cooperar, pero sí requieren apoyos y
tratamientos diferenciados por parte de las instituciones y, sobre todo, de las
estructuras de interfaz que pretendan favorecerlas.

4.4. Tipos de empresas

Por su parte, también en el ámbito de las empresas hay factores que facilitan o
dificultan su capacidad para innovar y, especialmente desde el punto de vista de este
texto, para cooperar con otros actores –entre ellos, las universidades- en este
proceso; al igual que en el caso de las universidades, no todas las empresas están
igualmente preparadas para colaborar con las universidades ni dispuestas a hacerlo.
En síntesis, y como consecuencia de la experiencia adquirida por el equipo en el
desarrollo de sus actividades de interfaz, se ha llegado a la conclusión de que la mayor
o menor facilidad que tienen las empresas para cooperar con universidades depende
de las siguientes características:

- Tamaño (número de empleados y nivel de facturación)

- Sector de actividad (agricultura, industria -donde es preciso distinguir los sub-


sectores de alta tecnología de los demás sectores manufactureros- y servicios,

Junio de 2001 42
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donde también es preciso distinguir los servicios tecnológicos de los demás


servicios de mercado y los de no mercado) 27

- Capacitación técnica de sus recursos humanos y formación de sus directivos.

- Actitud ante la innovación (tipo de organización, política de formación, política de


calidad, política de renovación tecnológica, estrategia de negocio a medio y largo
plazo, ámbito de sus mercados, etc.)

A efectos prácticos, y tratando de resumir lo que se extrae de los datos anteriores, de


otros análisis (COTEC, 1998) y de la experiencia, las empresas pueden ser clasificadas
en cuatro grandes grupos, en lo que a su capacidad o predisposición a colaborar
con universidades se refiere:

- PYMES de sectores de alta tecnología

- Empresas grandes de sectores de alta tecnología

- Empresas grandes de sectores maduros

- PYMES de sectores maduros o tradicionales

La relación entre cada tipo de universidad y los diversos tipos de empresa es diferente.
Así, una universidad emprendedora se relaciona sin dificultades con una PYME de
sectores avanzados (telecomunicaciones, informática, química fina, etc.), ya que estas
empresas poseen recursos humanos con buena formación superior y media -por tanto,
no hay barreras de lenguaje con los investigadores- y, lo más importante, la innovación
en general, y las actividades de I+D en particular, forman parte de sus preocupaciones
y de su estrategia como empresa. Si tomamos como indicador de esta “facilidad” el
tiempo que se dedica a establecer la cooperación (determinación del alcance de la
cooperación, de los términos en que se va a llevar a cabo, de los recursos necesarios,
de las condiciones, etc.), con las PYME de sectores de alta tecnología la relación se
establece en un tiempo record.

Con las grandes empresas de sectores de alta tecnología (aeroespacial, química,


farmacia, electrónica, etc.) el diálogo también es sencillo porque hay interlocutores; la
dificultad para llegar a establecer una colaboración puede provenir, en su caso, de que
sus propios conocimientos en las áreas estratégicas estén por delante de los de la
Universidad y, por tanto, sólo acudan a ésta para demandar temas complementarios o
muy puntuales o para búsqueda de personal cualificado, servicios avanzados,
actividades de formación, etc. En todo caso, estas empresas saben gestionar
adecuadamente los recursos externos de I+D e integrarlos con los propios.

27
Se incluyen entre los sectores de alta tecnología los siguientes: química, maquinaria y ordenadores,

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Con las grandes empresas de los sectores maduros (naval, siderúrgico, etc.) el diálogo
aunque podría, no suele ser fluido, pues sus directivos tienen alta cualificación, pero si
no tienen formación tecnológica suelen carecer de sensibilidad para la citada relación
y, por lo tanto, si ésta se llega a desarrollar, lo hace con grandes dificultades, con un
gran consumo de tiempo durante la gestación del acuerdo y sus condiciones y con
intervención de múltiples interlocutores, propios de empresas con estructuras muy
compartimentadas. Adicionalmente, cuando este tipo de empresas centra en la
tecnología su desarrollo futuro (caso de las reconversiones de diversos sectores
industriales) sus necesidades tecnológicas exceden con mucho las capacidades de las
universidades y precisan el apoyo de grandes ingenierías o empresas suministradoras
de bienes de equipo que les proporcionan plantas o soluciones “llave en mano”.

En el caso de las PYME de sectores manufactureros tradicionales (textil, cerámica,


manufacturas metálicas, muebles, etc.), incluso una universidad emprendedora tiene
serias dificultades para relacionarse. En términos generales, y con grandes variaciones
de unos sectores a otros, estas empresas no suelen disponer de personal técnico con
formación universitaria e, incluso, la mayor parte de las veces los empresarios carecen
de formación superior; adicionalmente, estas empresas suelen haber basado su éxito
pasado en otros factores (mano de obra barata, capacidad comercial, etc.) y, si bien
perciben el cambio tecnológico, no ven con claridad cómo incorporarlo ni quién puede
ayudarles en el proceso, aparte de sus suministradores de materiales y bienes de
equipo. Cuando se logra establecer contacto, suele generarse una gran confianza,
pero se requiere una intervención activa y directa de la estructura de interfaz para
apoyar a los investigadores durante todo el proceso de gestación de la cooperación.
Por las razones apuntadas, no es factible establecer muchas relaciones directas con
este tipo de empresas y, como quiera que representan, en número, un colectivo
importante, es necesario que una universidad se plantee cómo llegar a ellas. En
nuestro modelo, el entorno tecnológico es el aliado más adecuado para ello.

4.5. Las relaciones entre los elementos de los Entornos Científico y


Tecnológico: su papel difusor de las tecnologías.

Las barreras a la cooperación entre las PYME y los grupos de investigación que se han
analizado con anterioridad confirman la importancia de las empresas y entidades que
anteriormente definimos como pertenecientes al “Entorno Tecnológico”: las empresas
de bienes de equipo, las de instrumentación, las de ingeniería y consultoría, las de
servicios de ensayos. Este tipo de empresas realiza una labor decisiva en el Sistema:
la difusión de tecnologías a los demás sectores manufactureros. Por ello, constituyen

instrumentación, material de transporte, comunicaciones, actividades informáticas y conexas y servicios de I+D.

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un socio muy adecuado para las universidades cuando éstas ofrecen tecnologías de
proceso, ya que además de ser las que realmente están capacitadas para realizar las
etapas ulteriores de desarrollo y para continuar en el futuro mejorándolas y
adecuándolas a los diferentes tipos de clientes, consiguen una mayor amplitud en la
difusión de los resultados, cosa que, en principio, una entidad pública debería buscar.

Mención aparte merecen las otras entidades que se incluyen en este entorno: los
denominados genéricamente “institutos o centros tecnológicos”. Se trata de entidades
sin fines de lucro de carácter privado y constituidas por empresas de un sector
(cerámico, textil, calzado, eléctrico, etc.) para desarrollar conjuntamente actividades de
I+D y conexas (servicios de normalización, control de calidad, etc.); aun teniendo
carácter privado, este tipo de centros, presentes en muchos países, tienen financiación
y apoyo público, por el papel que desempeñan en la dinamización de las empresas.

Se considera que una estrategia interesante para lograr la transferencia de los


resultados y conocimientos universitarios a las empresas manufactureras pequeñas y
medianas consiste en establecer relación con los elementos del entorno tecnológico
para que éstos hagan la “digestión” previa y puedan, a continuación, transferir los
resultados, ya convertidos en tecnologías, a las empresas 28.

28
Desde el punto de vista “teórico” la propuesta es atractiva, pero la experiencia práctica muestra que esto funciona
bien con las empresas de bienes de equipo; de hecho, ha habido experiencias interesantes, sobre todo en la Unión
Europea, de proyectos elaborados por universidades +fabricantes de bienes de equipo + usuarios de una tecnología
de proceso dada, pero en el caso de universidades + centros técnicos + empresas usuarias se ha dado menos y aún
no se ha analizado bien cuáles han sido las barreras para que esto no se produzca con la fluidez y frecuencia que
sería deseable.

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5. DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN

5.1. Aproximación a los aspectos socioeconómicos que caracterizan


España en el contexto de la Unión Europea

En el cuadro 1 se describen los principales indicadores socioeconómicos de España en


comparación con los valores medios de la Unión Europea.

Cuadro 1. Principales magnitudes socioeconómicas (1999)


Valor % de la UE

Población (miles) 39.394 10,5


PIBpm (miles de MPTA) 93.693,4 7
PIB per cápita (miles de €/año) 14,3 82

Población activa (miles) 16.422,9 9,5


Población ocupada (miles) 13.817,4
Parados (miles) 2.605,5 16,5
Tasa de desempleo 15,9% 9,2%

Tasa de actividad (15-64 años) 56% 64%

% de estudiantes universitarios (18-24 años)1 28 23


Exportaciones (miles de MPTAS) 17.195
Importaciones (miles de MPTAS) 22.606
Turistas (entradas de visitantes) 76.391.900

Nº de empresas activas 2.595.392


Empresas industriales 240.215
Empresas de construcción 292.395

Comercios 790.920
Resto de servicios 1.271.862

Fuente: INE y Eurostat. * Datos de 1998

Respecto a la estructura productiva (cuadro 2), España está evolucionando hacia una
economía de servicios, pues casi representan el 60% del PIB y de la población
ocupada; en particular, hay que destacar la paulatina disminución del peso del sector
agrícola en la economía en los últimos años.

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Cuadro 2. Distribución sectorial del PIB y de la población ocupada en 1999

Sector PIBpm (%) Población Ocupada (%)

Agricultura y pesca 3,5 7,2


Industria 28,8 20,0

Construcción 7,4 11,0


Servicios 59,4 61,8

Fuente: INE

5.2. Los Recursos del Sistema español de Innovación

En el cuadro 3 se recogen los principales indicadores de las actividades de I+D e


innovación en España en comparación con la media de la UE. Se puede apreciar que,
si bien nuestro país ha hecho un esfuerzo desde 1988 para incrementar el nivel de las
actividades de I+D y de sus resultados, no se han logrado alcanzar los niveles de los
socios europeos, sobre todo debido a que, a partir de 1993, el aumento del gasto en
I+D no mantuvo la tendencia de finales de los ochenta, sino que fue paralelo al
crecimiento económico, por lo que los indicadores relativos se han mantenido
prácticamente invariables durante toda la década de los 90.

Cuadro 3. Principales magnitudes de las actividades de I+D (1999) e


innovación (1998) en España
Indicador ESPAÑA % de la UE

GASTO TOTAL EN I+D (Mptas.) 831.157 3,3

GASTO TOTAL DE I+D (% del PIB) 0,9 2,0

GASTO TOTAL EN INNOVACIÓN (Mptas.) 1.140.532 2,2

INITENSIDAD DE LA INNOVACIÓN (% sobre ventas) 1,8 3,5

PERSONAL DE I+D (en EDP*) 102.238

PERSONAL I+D/1000 de Población Activa 6,2

INVESTIGADORES (en EDP*) 61.567 7,0

INVESTIGADORES/1000 de Población Activa 3,8 5,1

GASTO EN I+D POR INVESTIGADOR (Miles €./nº investigadores en EDP) 7.622 16.365

*EDP: Equivalente a Dedicación Plena.


Fuente: EUROSTAT, INE (2000 y 2001) y elaboración propia.

De los datos mostrados en el cuadro 3 se desprende que el esfuerzo en actividades de


I+D en España es reducido: en términos económicos representa el 0,9% del PIB y el
número de investigadores representan el 3,8 por 1000 de la población activa, mientras
que la media europea las cifras son, respectivamente, el 2% del PIB y el 5,1 por mil de

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la población activa. Los indicadores de innovación tecnológica muestran diferencias


similares: el indicador de gastos en innovación sobre ventas español es la mitad del
europeo. En la figura 8 se compara el esfuerzo relativo (Gasto en I+D respecto al PIB y
nº de investigadores por 10.000 de población activa) en diversos países de la OCDE.
España ocupa, lamentablemente, uno de los puestos más bajos en el ranking.

Figura 8: Esfuerzo relativo en actividades de I+D

4,5

4,0
Suecia
Gasto en actividades de I+D/PIB (%)

3,5

3,0
Corea Japón
Finlandia
EEUU
2,5
Alemania
Francia
OCDE
Holanda
2,0 Dinamarca
Reino Unido
Noruega
UE
Canadá
1,5 Austria
Irlanda Islandia

Italia
1,0
ESPAÑA
Portugal
0,5 Grecia

0,0
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Investigadores/10.000 P. Activa

Además de ser escasos, los recursos que España dedica a I+D están desigualmente
distribuidos entre las diversas regiones. En la figura 9 se compara el esfuerzo relativo
en actividades de I+D de las diversas regiones españolas 29. Cuatro regiones (Madrid,
cuyo valor no se incluye en el gráfico para no distorsionarlo, País Vasco, Cataluña y
Navarra) realizan un esfuerzo relativo muy superior a la media, aunque ninguna de las
regiones españolas alcanza el valor medio de la Unión Europea. En términos
absolutos, en la Comunidad de Madrid y Cataluña se concentran el 54% del gasto
nacional en actividades de I+D y el 49% del personal dedicado estas actividades.

29
Fuente: INE, 2001.

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Figura 9. Esfuerzo relativo de las CCAA en actividades


de I+D en 1999. Fuente: INE, 2000
Madrid (13,5; 1,64)
1,20
País Vasco

1,10
Cataluña
1,00

0,90 ESPAÑA Navarra

0,80
GID/PIB (%)

Aragón
0,70 Murcia Andalucía
Cantabria C. León
0,60 C. Valenciana
Asturias Galicia
0,50
Rioja
Canarias
0,40 Extremadura

C. La Mancha
0,30
Baleares
0,20
1,5 2,5 3,5 4,5 5,5 6,5 7,5 8,5 9,5

Personal I+D/1000 PA

Respecto a los indicadores de innovación, en el cuadro 4 se comparan los


correspondientes a España con la media de la Unión Europea, pudiéndose apreciar
una menor proporción de pequeñas y medianas empresas innovadoras, mientras que
las diferencias en la intensidad de la innovación en el sector industria son menos
acusadas debido al esfuerzo netamente superior de las empresas grandes..

Cuadro 4. Indicadores de innovación de España y la UE (datos de 1996)


España UE

PYME que hacen innovación interna (% de las manufactureras) 21,6 44,0

PYME que hacen innovación en cooperación 7,0 11,2

Gasto total en innovación del sector industrial (% sobre la cifra de negocio) 2,4 3,7

Fuente: Comisión Europea (2001):Cuadro de Indicadores de Innovación 2001.

5.3. La Estructura

Como se definió anteriormente, la estructura del Sistema de Innovación refleja la


distribución del esfuerzo en I+D entre los diferentes subsistemas o entornos y describe
en qué entidades científicas y tecnológicas o sectores económicos se localizan.

En el Cuadro 5 se presenta la distribución por sectores de ejecución del gasto, el


personal de I+D y los investigadores. Como puede apreciarse, el sistema presenta un
fuerte desequilibrio estructural, ya que el denominado “entorno científico” (en el que se

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incluyen tanto la universidad como los centros de investigación de las administraciones


públicas) realiza el 47% del gasto en I+D y emplea al 66% del personal de I+D y al 75%
de los investigadores, mientras que en la UE el peso del sector empresa es del 64% en
términos económicos y, lo más importante, los investigadores del sector empresa
representan casi la mitad del total. Por tanto, la mayor debilidad del Sistema español
de I+D+I reside en la falta de investigadores en el entrono productivo, lo que merma de
forma importante su capacidad investigadora.

Cuadro 5. Distribución sectorial del gasto y personal de I+D (1999)


España Unión Europea**

GASTO TOTAL EN I+D POR SECTORES (M €) 4.815 141.200

§ Empresas 52% 64%


§ Administración 16,9% 15%
§ Universidades 30,1% 20%
§ IPSFL 1%

PERSONAL DE I+D POR SECTORES (EDP*) 102.238


§ Empresas 37%
§ Administración 22%
§ Universidades 40%
§ IPSFL 1%

INVESTIGADORES POR SECTORES (EDP*) 61.568 861.210


§ Empresas 25% 49%
§ Administración 19% 14.5%
§ Universidades 55% 35.6%

§ IPSFL 1% 0.9%

*EDP: Equivalente a Dedicación Plena.. ** Datos de 1998.


Fuente: INE (2000), Eurostat (datros UE) y elaboración propia.

En el Cuadro 6 se recoge la evolución de la relación entre el gasto ejecutado por el


sector empresa y el ejecutado por el resto de sectores. En 1989 esta relación era
56/43. Esta estructura, diferente de la atribuible a un sistema maduro30, ha
evolucionado negativamente en el transcurso de los diez últimos años. La participación
relativa del sector empresa sufrió una inflexión en el año 1993 –como consecuencia de
la crisis- y a partir de ese año ha ido aumentando paulatinamente, pero aún no se han
alcanzado los niveles de los últimos años 80, aunque parece que el sector empresa
recupera las posiciones de los años 80. Los desequilibrios son más acentuados en lo
referente a los investigadores, tal como ya se ha indicado.

30
Como ejemplo, en 1997, la media de los países de la OCDE era 68/32, en la UE 62/38, en Francia, 61/39. (Fuente:
Main Science & Technology Indicators, OCDE, 1999)

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Cuadro 6. Evolución de la estructura del Sistema español de I+D+I (sector


empresa/sector científico)
1989 1993 1999

Gastos 56/43 51/48 52/47

Personal I+D 41/56 37/62 37/62

Investigadores 29/71 26/73 25/74

Fuente: Elaboración propia a partir de las Estadísticas de I+DT del INE de diversos años.

El análisis de la evolución de los indicadores para cada uno de los sectores en dos
períodos: 1987-1992 y 1993-98 (cuadro 7) pone de manifiesto que en el segundo
período el nivel de esfuerzo del entorno científico se redujo, mientras que el sector
empresa ha aumentado ligeramente, si bien no ha sido suficiente para reducir las
diferencias con los socios europeos. En todo caso, el aumento del número de
investigadores ha sido menor, proporcionalmente, que el del gasto y eso puede ser una
gran limitación para crecimientos futuros.

Cuadro 7. Evolución de los indicadores de gasto en actividades de I+D


TASA ACUMULATIVA TASA ACUMULATIVA
INDICADORES ANUAL DE CRECIMIENTO ANUAL DE CRECIMIENTO
EN EL PERÍODO 1989-1993 EN EL PERÍODO 1995-1999
(%) (%)

GID total 13,21 8,91

GID Empresas 8,63 10,98

GID Administraciones Públicas 9,65 6,27

GID Universidades 25,95 7,26

Investigadores total 7,22 6,79

Investigadores empresa 4,62 8,87

Investigadores AAPP 7,18 9,31

Investigadores Ens. Superior 8,14 5,16

Fuente: Elaboración propia a partir de las Estadísticas de I+D del INE

A continuación, se describirán brevemente cada uno de los entornos.

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5.3.1. El entorno científico

En la actualidad, este Entorno es el que, tanto en términos económicos como de


recursos humanos, realiza mayor esfuerzo en actividades de I+D en España. Está
constituido por las siguientes entidades 31:

48 universidades públicas y 15 universidades privadas, en las que cursan estudios


1.581.415 alumnos (cerca de 1.000.000 ciclo largo y 60.000 de doctorado) e imparten
las enseñanzas unos 70.000 profesores. El 60% de los alumnos cursan estudios de
ciencias sociales y humanidades aunque, en los últimos años, ha aumentado
sensiblemente el porcentaje de alumnos y profesores en carreras técnicas.

64 organismos públicos de investigación estatales, entre los cuales, los más


importantes son los que la ley de la Ciencia denomina como tales: el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Astrofísico de Canarias, el Instituto
Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Agroalimentaria (INIA), el Instituto
Español de Oceanografía (IEO), el Centro de Investigaciones Energéticas,
Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), el Instituto Tecnológico Geominero de
España (ITGE), el Instituto de Salud Carlos III (ISC III), el Instituto nacional de Técnica
aeroespacial (INTA), pero también hay otros como el Instituto Geográfico Nacional, el
Centro de Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), el Instituto de Estudios
Fiscales, etc. y los hospitales del INSALUD. A diferencia de las universidades y los
hsopitales, que están repartidos por toda España, los OPI nacionales se encuentran
casi exclusivamente en Madrid, con la excepción del CSIC que tiene 73 de sus 119
institutos repartidos por todo el territorio nacional y del IEO que, por su propia
naturaleza, tiene la mayoría de sus centros e instalaciones en puertos de mar. Por otro
lado, una parte muy importante de la Investigación que el INIA gestiona, financia y
ejecuta se realiza, en coordinación con todas las administraciones autonómicas
mediante un órgano colegiado, en los centros de investigación agroalimentaria
dependientes de éstas. El potencial tecnológico de estos OPI en las diferentes áreas es
muy variado. El CSIC es, con gran diferencia, el mayor y el que mayor número de
áreas atiende, lo que está en consonancia con sus recursos. Destacan, en nº de
investigadores, las áreas de Materiales, Recursos y tecnologías agroalimentarias,
Recursos naturales, biomedicina, productos y procesos químicos y biotecnología. El
INTA concentra sus esfuerzos en el área de Diseño y producción industrial, el CIEMAT
en la de Energía y el ISC III en la de Biomedicina. El CEDEX, el CIEMAT y el ITGE son
activos en Recursos naturales, mientras que el IEO y el INIA lo son en Recursos y
tecnologías agroalimentarias.

31
Fuente: INE (2001), Estadísticas de I+D de 1999 y elaboración propia a partir de las memorias de los organismos

Junio de 2001 52
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

118 organismos públicos de investigación de Comunidades Autónomas y de la


administración local, entre los que destacan, por su número e importancia, los
hospitales de los servicios de salud respectivos.

De acuerdo con los datos del INE, el número de investigadores del entorno científico ha
aumentado en un 50% en el periodo considerado:

Cuadro 8. Evolución de los investigadores del entorno científico.


1991 1995 1999

Sector enseñanza superior 20.775 27.666 33.840

Sector Administración Pública 8.079 8.359 11.935

Total 28.854 36.025 45.775

Fuente: Estadísticas de I+D del INE relativas a los años citados.

5.3.2. El entorno tecnológico y de servicios avanzados

Como ya se ha comentado anteriormente, este entorno desempeña un papel


fundamental en el sistema, tanto por proporcionar a las empresas productivas
tecnologías y apoyo en sus procesos de innovación como por su capacidad para ser el
nexo entre las necesidades del entorno productivo y las capacidades potenciales del
entorno científico. Se incluyen en este entorno las entidades y empresas
pertenecientes los siguientes cuatro subsectores de la clasificación nacional de
actividad económica (CNAE) por ramas:

a) Empresas de maquinaria y equipo mecánico (CNAE 29), en el que se encuentran las


empresas de bienes de equipo.

b) Instrumentos, óptica y relojería (CNAE 33), en el que se encuentran las empresas de


equipos de control de procesos.

c) Servicios de I+D (CNAE 73), entre las que se incluyen los Institutos Tecnológicos
sectoriales y las empresas de servicios de I+D, sea cual sea el sector al que
pertenecen.

d) Otros servicios a empresas (CNAE 70, 71 y 74), de los que forman parte las
empresas de ingeniería, consultoría, ensayos, etc.

Se trata de un Entorno relativamente débil en España; su esfuerzo en actividades de


I+D representa alrededor del 12% del total nacional y aportan el 9% del personal y el
7% de los investigadores.

El análisis regional de este entorno muestra que, en conjunto, Madrid, Cataluña y el


País Vasco concentran más del 80% del gasto y del personal de I+D del entorno
tecnológico. Por tipo de entidad, la mayor concentración de Institutos Tecnológicos se

Junio de 2001 53
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

encuentra en el País Vasco, la Comunidad Valenciana y Castilla y León; las empresas


de maquinaria y equipo mecánico en Cataluña y el País Vasco; las empresas de
equipos de control de procesos en Cataluña, el País Vasco y Madrid; las empresas de
arquitectura, ingeniería y asesoramiento técnico se encuentran muy concentradas en
Madrid y Cataluña y las de servicios de ensayos y análisis en Madrid, Cataluña y
Andalucía.

Dentro de este entorno, es preciso destacar, por su importante papel de apoyo a las
empresas pequeñas y medianas (PYME), los Centros Tecnológicos, que prestan
servicios de I+D y control de calidad a las PYME de los diversos sectores
manufactureros en diferentes puntos de España, pero con una alta concentración en el
País Vasco, Comunidad Valenciana y Castilla-León. El papel de este tipo de centros en
un país con tan alta presencia de sectores industriales tradicionales y con un elevado
porcentaje de empresas PYME y con escasos recursos humanos cualificados es de
suma importancia. En los 61 centros que forman parte de la Federación Española de
Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT) desarrollan su actividad 4.600
investigadores y tecnólogos y 1.100 becarios y dirigen sus servicios a más de 55.000
empresas 32.

5.3.3. El entorno productivo

El tejido industrial español presenta, como característica singular, el reducido tamaño


de sus empresas, tal como se muestra en el cuadro 9: el 73,5% de las empresas
industriales tienen menos de 6 empleados. Esta circunstancia es muy negativa desde
el punto de vista de la innovación, porque la posibilidad de desarrollar actividad
innovadora propia se reduce sensiblemente cuando la empresa no dispone de una
estructura mínima.

Cuadro 9. Distribución de los establecimientos industriales en España por el


número de trabajadores en 1999.
TOTAL <6 6-19 20-49 50-99 100-199 200-999 > 1000

Nº de 160.029 117.621 27.685 10.081 2.560 1.120 800 160


empresas
% 100% 73,5% 17,3% 6,3% 1,6% 0,7% 0,5% 0,1%

Fuente: INE (DIRCE)

En el cuadro 10 se recogen los indicadores de gasto en actividades de I+D de los


principales sectores económicos. El gasto externo en actividades de I+D, es decir, lo

32
Fuente: FEDIT, 2001. Datos de 2000

Junio de 2001 54
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

que las empresas subcontratan a otras empresas o a grupos de I+D del entorno
científico, representa el 23% del gasto total en actividades de I+D. El 67% del gasto
total en actividades de I+D (interno y externo) lo realizan cuatro sectores: material de
transporte; químico; material y equipo eléctrico y electrónico; y transportes y
comunicaciones.

Cuadro 10. Indicadores de I+D del entorno productivo en 1999 por rama de
actividad

Gastos internos Gastos Gasto total


en I+D (miles externos en I+D en I+D
PTA) (miles PTA)

Total Empresas 432.120.646 131.086.784 563.207.430


0. Agricultura 7.240.134 603.167 7.843.301
1. Industrias extractivas y del petróleo 6.578.740 2.282.358 8.861.098
2. Alimentación, bebidas y tabaco 12.367.927 1.794.718 14.162.645

3. Industria Textil,confección, cuero y calzado 7.437.162 1.494.900 8.932.062


4. Madera y corcho 401.215 133.869 535.084
5. Papel, edición, artes gráficas y reproducción 4.999.823 793.875 5.793.698

6. Industria química 64.842.904 24.346.458 89.189.362


7. Caucho y materias plásticas 11.299.851 904.136 12.203.987
8. Productos minerales no métalicos diversos 7.271.020 1.171.172 8.442.192
9. Metalurgia y fabricación de productos metálicos 15.493.630 2.479.834 17.973.464

10. Maquinaria y equipo mecánico 30.624.913 4.965.874 35.590.787


11. Material y equipo eléctrico, electrónico y óptico 77.472.707 10.152.863 87.625.570
12. Material de transporte 91.473.216 51.240.264 142.713.480
13. Industrias manufactureras 7.273.438 1.487.486 8.760.924

14. Energía y agua 7.075.714 2.726.262 9.801.976


15. Construcción 1.088.754 399.421 1.488.175
16. Comercio y hostelería 3.042.180 263.193 3.305.373

17. Transporte y comunicaciones 37.792.596 16.354.646 54.147.242


18. Inmobiliarias, alquileres y servicios a empresas 35.796.534 7.081.264 42.877.798
19. Servicios públicos, sociales y colectivos 2.548.186 411.022 2.959.208

Fuente: INE (2001), Estadísticas de actividades de I+D en 1999

En el cuadro 11 se recogen los indicadores de personal dedicado a actividades de


I+D en los diversos sectores productivos. Los sectores de transporte, material y equipo
eléctrico y electrónico, químico, de servicios a empresas y material y equipo mecánico
suman el 72% de los recursos humanos dedicados a I+D y el 73% de los

Junio de 2001 55
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

investigadores, pero solo un sector, el químico, que incluye al sector farmacéutico,


concentra el 41% de los doctores empleados en actividades de I+D. Es interesante
resaltar el sector de refino de petróleos, en el cual los doctores representan el 77% del
total de investigadores, que es la proporción más elevada de doctores de todos los
sectores, por encima, incluso, del sector químico ( 32%).

Cuadro 11. Indicadores de personal dedicado a actividades de I+D en el entorno


productivo en 1999

Personal Nº de Nº de
empleado investigadores doctores
en I+D (EDP) (EDP) (EDP)

Total Empresas 38.323 15.178 1.826


0. Agricultura 908 309 107
1. Industrias extractivas y del petróleo 599 222 171

2. Alimentación, bebidas y tabaco 1.330 456 77


3. Industria Textil, confección, cuero y calzado 838 248 10
4. Madera y corcho 50 27 1

5. Papel, edición, artes gráficas y reproducción 369 139 22


6. Industria química 5.724 2.365 760
7. Caucho y materias plás ticas 1.066 259 31
8. Productos minerales no métalicos diversos 712 189 18

9. Metalurgia y fabricación de productos metálicos 1.510 622 58


10. Maquinaria y equipo mecánico 3.344 1.286 120
11. Material y equipo eléctrico, electrónico y óptico 7.162 3.726 106
12. Material de transporte 7.228 2.034 69

13. Industrias manufactureras 812 249 17


14. Energía y agua 350 113 23
15. Construcción 149 30 9

16. Comercio y hostelería 197 36 11


17. Transporte y comunicaciones 1.340 1.038 18
18. Inmobiliarias, alquileres y servicios a empresas 4.311 1.673 145
19. Servicios públicos, sociales y colectivos 326 161 53

Fuente: INE (2001), estadísticas de I+D

Por su parte, el cuadro 12 recoge la distribución del gasto en innovación por sectores y
su respectiva intensidad de la innovación (gasto en innovación dividido por la cifra de
negocios). Cinco sectores (material de transporte, servicios de telecomunicaciones,
químico, material eléctrico y electrónico y alimentario) concentran más del 60% del

Junio de 2001 56
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

gasto en innovación. El sector de servicios es el de mayor intensidad de innovación


(porcentaje que representa el gasto en innovación respecto a la cifra de negocios) con
gran diferencia respecto a los sectores industriales, pero es preciso esperar a ver cuál
es su comportamiento en años venideros, pues es la primera vez que se recogen sus
datos y coincide con la gran expansión del sector en España, que le ha exigido fuertes
inversiones en equipamiento.

Cuadro 12. Esfuerzo en innovación de los diversos sectores industriales


españoles en 1998

Intensidad de
Gasto en innovación Innovación (Gasto
(miles de PTA) Innovación/Cifra de
Negocio) (%)

Total industria 1.010.671.195 1,64

1. Industrias extractivas y del petróleo 37.396.381 0,66

2. Alimentación, bebidas y tabaco 113.119.740 1,05

3. Textil, confección, cuero y calzado 28.087.760 0,75

4. Madera y corcho 21.761.645 1,95

5. Papel, edición, artes gráficas y reproducción 71.413.431 2


6. Química 121.048.006 2,5

7. Caucho y materias plásticas 24.207.113 1,15

8. Productos minerales no metálicos diversos 48.296.536 1,66

9. Metalurgia y fabricación de productos metálicos 83.283.152 1,34

10. Maquinaria y equipo mecánico 65.379.160 2,14

11. Material y equipo eléctrico, electrónico y óptico 120.023.158 3,18

12. Material de transporte 240.594.284 2,91

13. Industrias manufactureras diversas 16.707.465 0,87

14. Energía y agua 19.353.364 0,55

Servicios de telecomunicaciones 129.860.396 5,04

Fuente: INE

5.3.4. El entorno financiero

En el cuadro 13 se recoge la evolución de las fuentes de financiación de las


actividades de I+D en España en el período 1995-1999. Se puede apreciar que el
entorno científico es financiado mayoritariamente con fondos públicos, aunque el
porcentaje de las empresas es bastante significativo (7,5%), similar al de otros países
europeos como Alemania o Gran Bretaña y superior al de países como Francia,

Junio de 2001 57
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Dinamarca, Austria, etc.33. En el caso de las empresas, puede apreciarse que éstas se
autofinancian sus actividades en un elevado porcentaje (75% en 1999), mientras que
los recursos procedentes de las administraciones públicas, sean éstos créditos o
subvenciones, representaron, conjuntamente, algo más del 15% en 1999, y los
recursos procedentes del extranjero –programas de la Unión Europea y otros- han
experimentado una ligera reducción.

Cuadro 13. Distribución del origen de la financiación de la I+D en cada uno


de los entornos (en %)

Entorno1 Origen de Fondos 1995 1999


Administración 85,4 84.9
Empresas 7,2 7.5
Extranjero 7,0 6.8
Científico IPSFL 2 0,4 0.8

Fondos propios 80,3 74.9


Préstamos de las AAPP 6.7
Fondos de otras Empresas 4,0 5.0
Administración (subvenciones) 9,1 8.7
Extranjero 6,4 4.5
Productivo IPSFL 0,2 0.2

Administración 48,0 44.7


Empresas 44,5 48.8
Extranjero 6,7 5.7
Total IPSFL 0,8 0.8
1
Véanse en los apartados correspondientes el gasto en I+D de los Entornos
2
IPSFL: Instituciones Privadas Sin Fin Lucrativo
Fuente: INE ( Estadísticas de I+DT) y elaboración propia.

Esta estructura de financiación no difiere demasiado de la existente en otros países


(OCDE, 1996/2): las empresas de EEUU reciben subvenciones públicas para sus
actividades de I+D por valor del 16,4% de su gasto total, las noruegas el 16%, las
francesas el 13%, las italianas el 11%, etc. De hecho, el porcentaje de financiación
pública del gasto empresarial español es inferior a la media comunitaria (9,6% en
1998), pero ha de tenerse en cuenta que el gasto del sector empresa en los países
citados representa un porcentaje muy superior al español dentro del gasto total, por lo
que el esfuerzo público de apoyo a las empresas es muy superior tanto en términos
absolutos como relativos al que realizan las administraciones españolas.

Es bien sabido que la financiación de las actividades de I+D y, en general, de la


innovación es uno de los puntos débiles del Sistema Español de Innovación, porque el

33
OCDE (1999):”University research in transition”. Paris

Junio de 2001 58
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

riesgo de este tipo de actividades desanima a los agentes financieros tradicionales -


mercado de valores y sistema bancario-; las entidades que, al menos en teoría,
deberían financiar preferentemente los proyectos de nuevas empresas innovadoras
(Sociedades de Capital Riesgo34, Fondos de Capital Riesgo, Segundo Mercado de
Valores, Sociedades de Garantía Recíproca), han comenzado hace relativamente
pocos años (1997) a actuar de forma destacable, aunque las primeras iniciativas se
produjeron en Galicia en 1972. En todo caso, la regulación legal de las mismas es muy
reciente (Ley 1/1999 de enero Reguladora de las Entidades de Capital Riesgo y de sus
sociedades gestoras y normas posteriores que la desarrollan)

De acuerdo con el estudio de Martí Pellón (2000), en 1999 el número de entidades en


España dedicadas a capital riesgo eran 50, frente a las 41 de 1998. La actividad de
captación de fondos del año 1999 tuvo como resultado la incorporación de 104.829
MPTA, cifra algo inferior a la de 1998 (115.638 MPTA), pero por encima de lo que se
anticipaba hace tan sólo dos años. En el conjunto de los recursos invertidos destaca el
peso de los inversores extranjeros (40.8%) y las entidades financieras nacionales
(18,3%). Las aportaciones a empresas de mayor componente tecnológico fue del
24,5% en 1998.

En definitiva, las medidas de apoyo institucional, tanto las directas (subvenciones y


créditos otorgados por las Administraciones Central (Ministerio de Ciencia y
Tecnología, CDTI, ICO, etc.) y Autonómica, como las indirectas (los incentivos fiscales
a la innovación), son las que están proporcionando una parte sustancial de la
financiación externa para actividades innovadoras.

Algo similar sucede en toda Europa. El Libro Verde de la Innovación35 cita la falta de
financiación adaptada como uno de los escollos principales que han de superar las
empresas europeas, especialmente las PYMES, para innovar, indicándose que su
posible solución se encuentra, en gran medida, en la modificación de las bases legales
de las fuentes de financiación privada para hacerlas más interesantes. Si bien el capital
riesgo –uno de los sistemas más ligados a este tipo de actividades- ha crecido en
Europa de forma espectacular (los fondos se han cuadruplicado en ocho años, hasta
alcanzar 40.000 millones de ECU en 1994), este aumento ha venido acompañado de
un retroceso relativo en las inversiones en alta tecnología (34% del total en 1985, 16%
en 1992, menos del 10% en 1994), las inversiones de arranque (25% en 1985 frente al
6% en 1994) y, en general, predominan las inversiones menos arriesgadas y de mayor

34
El Capital Riesgo se puede definir, de forma muy resumida, como la toma de participación, con
carácter temporal y generalmente minoritaria, en el capital de empresas que no cotizan en Bolsa. Con esa
participación, el capitalista ayuda a que la nueva empresa (o la empresa en expansión) disponga del
capital necesario para llevar a cabo sus inversiones iniciales (muy fuertes), de forma que su valor en el
mercado aumente. Una vez que ha madurado la inversión, el capitalista vende su participación, cuyo
valor, cuando el proyecto va bien, será muy superior al inicial. La posibilidad de desvinculación cuando el
proyecto ha madurado es consustancial a este tipo de financiación.
35
Comisión de las Comunidades Europeas (1995)

Junio de 2001 59
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

envergadura. Además, las PYMES europeas señalan la falta de productos financieros


adaptados a ellas y la reticencia de los grandes bancos a financiar la innovación.

5.4. La capacidad de absorción

Como se ha expuesto en los antecedentes, en un Sistema de Innovación la capacidad


de absorción está relacionada, en primer lugar, con la aptitud de los elementos de los
diferentes entornos, es decir, con el nivel de formación de su personal y con su
capacidad para desarrollar actividades de I+D. En segundo lugar, con los aprendizajes
interactivo e institucional. En este apartado se analizan los primeros factores para,
posteriormente, tratar los otros dos en los apartados siguientes sobre la articulación y el
liderazgo. En el cuadro 14 se muestra la evolución del nivel de estudios de la población
ocupada en el conjunto de España. La evolución ha sido muy positiva, pues el número
de personas sin estudios se ha reducido en unos 10 puntos, pero la población ocupada
con estudios superiores es inferior al 10% del total.

Cuadro 14. Evolución del nivel de estudios de la población ocupada en España


1993 1997

Población ocupada (miles de personas) 11.837,5 12.764,6

Analfabetos 1,1% 0,6%

Sin estudios o primarios 42,3% 32,8%

Estudios medios 42,8% 49,6%

Anteriores al superior 7,0% 8,2%

Superiores 6,7% 8,7%

100,0% 100,0%

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE (EPA) y de Mas, Perez, Uriel y Serrano (1998).

Junio de 2001 60
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Como complemento de la información proporcionada en el cuadro anterior, en la Figura


10 se observa que la proporción de titulados universitarios en los sectores industrial y
agrícola es menor del 5% del total de ocupados.

Figura 10. Población ocupada en España con estudios superiores


respecto al total ocupados en 1997(%)

Total

Servicios no destinados a la
venta

Servicios destinados a la
venta

Construcción

Industria

Energía

Agricultura

0,0% 5,0% 10,0% 15,0% 20,0% 25,0%

Otro indicador de la capacidad de absorción del Sistema es el empleo en sectores


manufactureros de alta tecnología, que son, de acuerdo con la selección efectuada en
EUROSTAT, los siguientes: química, máquinas, ordenadores, instrumentación y
material de transporte. En la Figura 11 se representa los datos correspondientes a los
países de la Unión Europea. El porcentaje de empleo en estos sectores en nuestro
país es uno de los más bajos de la UE y es digno de mención el elevadomprocentaje
de Alemania, uno de los países más innovadores de la UE. En el caso de los sectores
de servicios de alta tecnología, que se representan en la Figura 12, las diferencias no
son tan acusadas, pero España se sitúa en el penúltimo lugar del ranking.

Junio de 2001 61
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Figura 11: % de empleo en sectores manufactureros


de alta tecnología en 1998 (Eurostat)

Alemania 11,04
Suecia 8,63
Reino 7,76
eu15 7,72
Italia 7,51
Irlanda 7,42
Bélgica 7,24
Finlandia 7,21
Francia 6,98
Dinamarca 6,83
Austria 6,47
España 5,53
Holanda 4,86
Portugal 3,55
Grecia 2,41
Luxemburgo 1,62

0 2 4 6 8 10 12

Figura 12: % empleo en servicios de alta


tecnología en 1998 (EUROSTAT)

Finlandia
Suecia
Dinamarca
Reino Unido
Francia
Bélgica
Holanda
UE 15
Alemania
Italia
Luxemburgo
Austria
España
Grecia
Portugal
0 1 2 3 4 5
%

Una vez analizada la formación de la población ocupada en los diversos sectores


productivos, se procede a evaluar el potencial de I+D del entorno tecnológico, que, por
su capacidad de investigación y desarrollo, puede prestar apoyo al productivo en sus
procesos innovadores.

Según los datos del INE, los indicadores de actividades de I+D relativos al entorno
tecnológico para los años 1988 y 1997 quedan recogidos en el cuadro 15. Se observa
que su peso dentro del Sistema se ha mantenido más o menos en los mismos valores
relativos a lo largo de los 10 años analizados.

Junio de 2001 62
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Cuadro 15. Indicadores de I+D del entorno tecnológico


Gasto en I+D Personal I+D Investigadores
Año MPTAS % del total Nº (EDP) % del total Nº (EDP) % del total

1988 35.436 12,3 5.197 9,6 2.267 7,3

1997 83.664 12,4 7.767 11,2 3.720 6,9

*ET: Entorno Tecnológico


Fuente: Elaboración propia a partir a datos suministrados por el INE a petición propia.

Finalmente, el análisis de la evolución del personal dedicado a actividades de I+D en el


entorno productivo (Figura 13) pone de manifiesto que el crecimiento económico
experimentado en la segunda mitad de la década de los 90 no ha tenido como
consecuencia un aumento de los recursos humanos dedicados a I+D por las empresas
hasta 1997, con lo que su capacidad de generación y absorción de nuevos
conocimientos no se ha podido incrementar de la forma esperable en momentos de
crecimiento económico como los que han tenido lugar en la segunda mitad del decenio.

Figura 13

Evolución del personal dedicado a actividades de


I+D en las empresas en España

45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

Investigadores (EDP) Personal de I+D (EDP)

Junio de 2001 63
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

5.5. La Articulación

La articulación de un Sistema de Innovación da una medida de la capacidad de sus


elementos para interrelacionarse y del nivel que alcanzan estas relaciones para facilitar
la aparición de innovaciones a través del “aprendizaje interactivo”36, dependiendo éste
de la calidad e intensidad de las citadas relaciones; éstas se favorecen si el Sistema
dispone de un Entorno Tecnológico potente y de Estructuras de Interfaz, que son
unidades entre cuyos objetivos están los de fomentar y catalizar estas relaciones.

5.5.1. Primeros indicadores de articulación

Una fuente de información sobre la articulación del Sistema es la Estadística de


Innovación Tecnológica en las empresas, pues recoge preguntas relativas a la
cooperación de éstas con otros agentes del Sistema en sus procesos innovadores. En
el cuadro 16 puede apreciarse las diferencias entre las empresas pequeñas (menos de
20 empleados) y las demás en su nivel de innovación y, especialmente, en su
estrategia de cooperación con otras entidades en materia de I+D e innovación. En las
empresas de más de 20 empleados, el 11% del gasto en innovación se destina a
subcontratar al exterior actividades de I+D, porcentaje que baja al 2,2% en el caso de
las empresas de menos de 20 empleados y ello se refleja en el porcentaje de
empresas que cooperan con otras entidades del Sistema de Innovación (el 16% de las
empresas innovadoras de menos de 20 empleados y el 31% de las de más de 20) y,
especialmente, en lo que a cooperación con universidades, organismos públicos y
asociaciones de investigación se refiere, que casi es testimonial en el caso de las
empresas de menos de 20 empleados. Aunque los datos analizados pertenecen a una
encuesta y, por tanto, no reflejan la realidad absoluta, la cifra de las subcontrataciones
(103,5 miles de millones de pesetas) representa, en su conjunto, más del 10% del
gasto total en innovación. Por otra parte, en el cuadro se aprecia también la preferencia
en la cooperación con entidades nacionales, especialmente en las empresas de menos
de 20 empleados, cifras que en cierto modo ponen de manifiesto la necesidad de
reforzar los Sistemas nacionales de innovación, pues las barreras de comunicación se
reducen sensiblemente.

36
Véase a este respecto B.A. Lundvall y S. Borrás (1997).

Junio de 2001 64
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Cuadro 16: Indicadores de innovación (1996-98) de empresas industriales por


tamaño (1998)
Menos de 20 % del total de Más de 20 % del total de
empleados empresas Empleados empresas
Nº de EMPRESAS INNOVADORAS 10.119 100.0 5.981 100.0
Porcentaje de empresas innovadoras respecto del 7.3 28.3
número total de empresas (%)
De producto 6.999 69.2 4.748 79.4
De proceso 8.860 69.2 5.076 84.9
De producto y proceso 5.740 56.7 3.843 64.2
EMPRESAS QUE COOPERAN EN I+D 1.635 16.2 1.871 31.3
- Con clientes 533 5.3 442 7.4
- Con proveedores 552 5.4 610 10.2
- Con consultoras 152 1.5 277 4.6
- Con universidades 110 1.1 565 9.4
- Con Organismos Públicos de Investigación 145 1.4 424 7.1
- Con asociaciones de investigación 10 0.1 250 4.2
- Con entidades de España 1.466 90 1.700 91
- Con entidades de otros países de la Unión Europea 198 12 638 34
- Con entidades de tros países europeos 75 4
- Con entidades de USA 24 1 112 6
- Con entidades de Japón 31 2
- Con entidades del resto de países 6 0 63 3
Empresas que participan en programas de I+D e 830 8.2 1.300 21.7
innovación
GASTOS TOTALES EN INNOVACIÓN (Mptas.) 95.055 100,0 915.615 100.0
Gastos internos en I+D (%) 13.0 35.2
Gastos externos en I+D (%) 2.2 11.1
Adquisición de maquinaria (%) 72.4 35.0
Diseño e ingeniería (%) 3.4 7.8
Formación y comercialización (%) 6.1 2.9
Fuente: INE(2000): "Encuesta sobre Innovación Tecnológica en las Empresas 1998

El entorno tecnológico ya ha sido descrito en el epígrafe sobre la capacidad de


absorción, ya que posee una doble misión: proporcionar tecnología a los demás
sectores productivos y facilitar la adecuación de los conocimientos producidos en el
entorno científico a las necesidades del sector productivo. En España la articulación
entre el entorno tecnológico y el científico es escasa y se apuntan diversas causas
como origen y razón de esta desconexión, pero no hay ningún estudio al respecto.

5.5.2. Una medida de la cooperación universidad-empresa

Una primera aproximación del nivel de interrelación de las entidades del entorno
científico con el productivo se logra analizando qué porcentaje de su gasto en
actividades de I+D es financiado por empresas. En la Figura 14 se representa la
evolución del origen de los fondos del gasto en actividades de I+D en el sector

Junio de 2001 65
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

enseñanza superior español37. El porcentaje de fondos procedentes de las


administraciones (que recoge la financiación obtenida en programas competitivos)
representó, en 1999, un 12% y el de programas internacionales un 9%; por su parte, el
porcentaje del gasto ejecutado por las universidades españolas que son financiados
por empresas es del 7% del total. Este porcentaje está dentro de los niveles que
alcanzan las universidades de otros países europeos (como Alemania, Francia, Reino
Unido, etc) (OCDE, 1999). Los organismos públicos de investigación obtienen los
mismos porcentajes de recursos externos (9% de programas internacionales y 7% de

Figura 14. Evolución del origen de la financiación del gasto en actividades de I+D
efectuado por el sector enseñanza superior en España
100%

90%

80%

70%
Extranjero
60% IPSFL
Empresa
50%
Administración
40% Enseñanza Superior

30%

20%

10%

0%
1995 1996 1997 1998 1999
AÑOS

las empresas).

5.5.3. Las Estructuras de Interfaz

Por lo que se refiere a la dotación de Estructuras de Interfaz (EDI), es decir, de


unidades establecidas en el seno de un entorno o su área de influencia para dinamizar,
en materia de innovación tecnológica, a los elementos de dicho entorno u otros y
fomentar y catalizar las relaciones entre ellos, en España se cuenta con las siguientes:

EDI DEL ENTORNO CIENTÍFICO:

Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI): estas Oficinas,


adscritas a las universidades y a los centros públicos de investigación, tienen como
misión promover la cooperación entre los grupos de investigación de las respectivas
universidades y organismos de investigación y el sector productivo, así como transferir
los resultados de las investigaciones de dichos grupos al entorno productivo y a la

37
Fuente: INE: Estadísticas de I+D de los años citados.

Junio de 2001 66
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

sociedad en su conjunto. En 1989, en el marco del primer Plan Nacional de I+D (1988-
1991), por recomendación expresa de la Comisión mixta Congreso-Senado de
Investigación científica y técnica, se impulsó la creación de las Oficinas de
Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) en todas las universidades y
organismos públicos de investigación (OPI), como entidades orientadas a facilitar la
necesaria cooperación entre las universidades y las empresas en actividades de I+D;
las OTRI eran coordinadas y apoyadas por la Oficina de Transferencia de Tecnología
(OTT), unidad perteneciente a la Secretaría general del Plan Nacional de I+D (CICYT,
1989; Conesa, 1997). En la actualidad todas las universidades (52) y 15 OPI (10
estatales y 5 de CCAA) tienen una OTRI activa.

También proporciona una idea de la articulación en el Sistema español de Innovación


la evolución del balance de actividades de las Estructuras de Interfaz que forman parte
de la Red OTRI (en las que se encuentran las OTRI, las Fundaciones Universidad-
Empresa, los Institutos Tecnológicos y algunas entidades empresariales), así como de
la acciones de fomento de la cooperación universidad-empresa en el Plan nacional de
I+D hasta 1997 (último año del que se ha editado la Memoria). A este respecto, es
preciso destacar que el tercer Plan nacional (1996-1999) acentuó los esfuerzos para
fomentar la cooperación en actividades de I+D y el siguiente, ya denominado Plan
nacional de I+D+I, también, lo que ha tenido como consecuencia un aumento de los
proyectos en cooperación no recogidos en el cuadro. Por su parte, muchas
Comunidades Autónomas también poseen instrumentos encaminados a fomentar la
cooperación entre agentes del sistema y en muchos de los programas de los sucesivos
Programas Marco de I+D de la Unión Europea ésta es condición sine cua non.

Cuadro 17. Balance de la red OTRI y de las acciones de articulación del Sistema de
Innovación en el Plan nacional de I+D
1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

Entidades en la Red 32 52 62 67 67 74 77 91 110


Patentes nacionales 112 117 131 101 152 143 147

Patentes internacionales 17 54 16 35 29 29
Variedades vegetales 16 19 32 42
Programas informáticos 19 11 8 7
Nº total de Contratos 2.188 2.942 3.388 4.725 5.852 6.381 10.609 39.914 34.565

Nº Contratos I+D 695 1.036 1.231 1.951 2.361 2.436 3.270 3.461 3.513
Nº Contr. apoyo técnico 838 1.080 1.287 1.592 2.032 1.765 3.241 3.311 3.889
Nº Contr. Formación 364 521 327 701 978 1.558 3.503 31.327 24.026
Nº Acuerdos 291 305 543 481 481 622 595 678 1.739

Facturación total (MPTAS) 9.248 13.977 18.050 23.546 24.250 25.330 35.148 37.338 37.702

Junio de 2001 67
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Plan Nacional de I+D 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

Acciones PETRI 115 28 61 75 25 85 66 88


Subvención PETRI (MPTA) 768 160 421 425 153 564 503 660
Intercambios Ind-OPI 83 80 163 180 146 166 154 183

Proyectos concertados (nº) 124 129 114 109 100 85 90 53 294


Presup. total (MPTA) 12.666 15.471 14.017 11.307 9.626 9.280 9.091 6.190 6.324
Aportación del P.N (MPTA) 5.785 6.558 5.805 4.394 3.874 3.834 3.962 2.649 2.791

Aportación a los CPI


(MPTA) 2.059 2.381 2.137 1.972 1.551 1.834 1.646 955 1.055

Fuente: CICYT, memorias anuales del Plan nacional de I+D

Fundaciones Universidad-Empresa: estas entidades, de carácter privado sin fines


lucrativos, y en las que participan, junto a las universidades respectivas, entidades
empresariales, tienen como misión promover, fomentar y desarrollar diversas
actividades dirigidas a la promoción de la cultura, la educación y la investigación en
todos los aspectos de la vida social. Las primeras FUE se crearon en España en la
década de los 70, como mecanismo para canalizar las relaciones universidad-empresa,
que, en aquellos momentos no disponían de cauce legal para llevarse a cabo. En la
actualidad, casi todas ellas dedican el mayor esfuerzo a actividades de formación, pero
en algunos casos trabajan en coordinación con la OTRI de la Universidad
correspondiente. En la actualidad hay 16 fundaciones Universidad-Empresa en
España.
Estructuras de interfaz especializadas del entorno científico: algunos organismos
de investigación, departamentos o escuelas universitarias ha creado unidades similares
a las OTRI pero especializadas en su área del conocimiento. Hay pocas aún en
España, pero probablemente estén llamadas en el futuro a desempeñar un papel muy
activo.
También aquí pueden incluirse los parques científicos que muchas universidades
españolas (las de Alicante, Barcelona, Sevilla, etc) están poniendo en marcha para
promover la creación de empresas de base tecnológica y favorecer las relaciones de la
universidad con este tipo de empresas (COTEC, 2000)

EDI DEL ENTORNO PRODUCTIVO:

Parques tecnológicos: son polígonos industriales establecidos en una zona


determinada que exigen a las empresas que se van a establecer en ellos un
determinado nivel tecnológico y les ofrecen, a cambio, unos servicios muy
especializados y orientados a sus características. En España hay 11 parques
tecnológicos (tres en el País Vasco, dos en Andalucía y uno en cada una de las

Junio de 2001 68
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

siguientes CCAA: Asturias, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Galicia, Madrid, C.


Valenciana).
Centros Europeos de Empresas Innovadoras (CEEI): iniciativa de la UE
encaminada a la incubación de empresas innovadoras, proporcionándoles
asesoramiento y apoyo técnico. Se suelen encontrar ubicados en los parques
tecnológicos. En España hay 21 CEEI repartidos por todas las CCAA salvo La Rioja y
Extremadura.
Federaciones empresariales: algunas asociaciones empresariales de carácter
intersectorial prestan y coordinan servicios de soporte a la innovación a sus asociadas.
Cámaras de Comercio: al igual que las entidades anteriores, algunas se dedican a
prestar servicios de intermediación, difusión y formación entre sus asociados.

EDI DEL ENTORNO TECNOLÓGICO:

Institutos tecnológicos: estas entidades ya fueron citadas en el apartado


correspondiente al entorno tecnológico debido a su doble función como entidades que
desarrolla tecnologías para las empresas y su papel como estructura de interfaz.

También son estructuras de interfaz los Centros técnicos de formación y


asesoramiento, los Centros de servicios técnicos y los consultores tecnológicos, si
bien este tipo de estructuras son poco frecuentes en nuestro sistema.

EDI DEL ENTORNO FINANCIERO:

Se consideran EDI del entorno financiero las entidades de capital-riesgo, en la medida


en que favorecen los flujos de información sobre oportunidades tecnológicas a los
inversores y empresa y algunas unidades de interfaz que han puesto en marcha las
administraciones públicas, como la OTT del Plan Nacional de I+D (que desapareció
como tal en 1996), el departamento de Transferencia de Tecnología del CDTI o
servicios similares de las agencias de fomento de la innovación de diversas
Comunidades Autónomas que dedican sus esfuerzos a promover la cooperación entre
los agentes del Sistema y a facilitar su acceso a los recursos públicos disponibles para
I+D e innovación.

5.6. Las administraciones públicas en el sistema español de


Innovación

5.6.1. El Marco legal e institucional del Sistema español de Innovación

Como ya se indicó en el apartado 3 de este texto, el marco legal, institucional y social


en el cual se desarrollan los procesos de innovación afecta de forma sustancial a la
buena marcha del Sistema y, a este respecto, los poderes públicos desempeñan un

Junio de 2001 69
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

papel protagonista. Adicionalmente, en Sistemas de Innovación incipientes es


necesario que algún elemento, o algunos de forma conjunta, asuman y ejerzan el
liderazgo, compartiendo valores y desarrollando pautas comunes de comportamiento;
quien asuma el liderazgo debe aunar y aglutinar los esfuerzos de los diferentes
elementos del Sistema en una dirección común. Este es el tercer factor que incide
directamente en la “calidad” del sistema, junto a la capacidad de absorción y la
articulación .

La Constitución española se refiere a la investigación científica y técnica en los


artículos que asignan competencias a los gobiernos central y autonómico,
respectivamente, en los artículos 149.1.15 y 148.1.17. En el primero de los artículos
citados asigna a la Administración General del Estado competencia en el “fomento y
coordinación general de la investigación científica y técnica” y en el segundo a las
Comunidades Autónomas “El fomento de la cultura, la investigación .....”

A continuación se describirá brevemente el marco legal e institucional del Sistema


español de Innovación.

ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO

Los años previos a 1986, año en que tuvo lugar la incorporación de España a la Unión
Europea, hubo una serie de iniciativas políticas de gran alcance para el Sistema
español de Innovación, pues la apertura del mercado nacional a los demás países de la
Unión Europea sólo podía llevarse a cabo, sin que ello tuviera como consecuencia
indeseable una eliminación masiva de las industrias nacionales, si el país era capaz de
promover la necesaria modernización de sus infraestructuras básicas y la adecuación
de su marco legal a las nuevas reglas del mercado. En este marco, en 1983 se
promulgó la Ley Orgánica de Reforma Universitaria (Ley Orgánica 11/1983, de 25 de
agosto, usualmente denominada por su acrónimo LRU) y en 1986 otras dos leyes
decisivas en el ámbito que nos ocupa: la Ley de Fomento y Coordinación General de la
Investigación Científica y Técnica (Ley 13/1986 de 14 de abril, usualmente denominada
“Ley de la Ciencia”) y la Ley de Patentes (Ley 11/1986 de 20 de marzo de 1986).

A los efectos del tema que nos ocupa, la Ley de Reforma Universitaria dotó a las
Universidades de autonomía para la gestión, entre otras cosas, de su presupuesto y de
su patrimonio (art. 3º), del cual forman parte las patentes y demás títulos de propiedad
industrial. Otra de las más trascendentes posibilidades introducidas por la LRU es la
contratación con terceros de trabajos de carácter científico, técnico o artístico,
recogida en su artículo 11, que se transcribe a continuación: “Los Departamentos y los
Institutos Universitarios, y su profesorado a través de los mismos, podrán contratar con
entidades públicas y privadas, o con personas físicas, la realización de trabajos de
carácter científico, técnico o artístico, así como el desarrollo de cursos de

Junio de 2001 70
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

especialización. Los Estatutos de las Universidades establecerán el procedimiento para


la autorización de dichos contratos y los criterios para la afectación de los bienes e
ingresos obtenidos.”. Gracias a este artículo, en las universidades españolas se pasó
de una situación previa de ilegalidad a un incremento continuo de la contratación con
los sectores socioeconómicos desde ese año a la actualidad.

Por su parte, la Ley de Patentes homologó el sistema de protección de las invenciones


en nuestro país al de los demás socios comunitarios. Además, su artículo 20 se dedica
específicamente a los investigadores pertenecientes a las Administraciones Públicas y
a los profesores de universidad; en el apartado 1 de este artículo se indica que "las
normas del presente titulo se aplicarán a los trabajadores y funcionarios de las distintas
administraciones del Estado" y remite al artículo 15 de la Ley que atribuye a la
empresa. En el apartado 2 del artículo 20 citado la Ley atribuye a la universidad la
titularidad de las invenciones de los profesores, estableciéndose en los 3 al 6 del
mismo artículo un régimen especial respecto a la distribución de los beneficios que la
misma obtenga de la explotación de las mismas, reconociéndoles el derecho a
participar en los mismos.

El paso definitivo para abordar la necesaria reforma del Sistema español de Ciencia y
Tecnología fue la promulgación de la Ley de Fomento y Coordinación General de la
Investigación Científica y Técnica, de 14 de abril de 1986 (comúnmente denominada
"Ley de la Ciencia"), que estableció un nuevo marco normativo para la definición y
ejecución de la Política Científica y Tecnológica. La Ley de la Ciencia establece el Plan
Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico como instrumento básico
de fomento, coordinación y planificación de la investigación científica y técnica, y crea
la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), de la que forman parte
representantes de todos los ministerios con competencias en I+D, para su elaboración
y seguimiento, a la cual se le encomienda la coordinación del Sistema en el ámbito
nacional e internacional; por otra parte, se dispone la creación de dos órganos
consultivos: el Consejo General de la Ciencia y la Tecnología, y el Consejo Asesor para
la Ciencia y la Tecnología.

Asimismo, la citada Ley dedica su capítulo 20 a los organismos públicos de


investigación, en el cual establece sus funciones y su estructura mínima de dirección
y, a los efectos de este texto, establece otras normas de interés en el marco del
sistema que se resumen a continuación: les faculta para establecer convenios con las
Comunidades Autónomas y también con otras entidades extranjeras en el marco de
proyectos internacionales; les permite contratar en régimen laboral personal científico
y técnico; establece su régimen económico–financiero, pero permitiéndoles realizar
generaciones de crédito en los estados de sus presupuestos cuando se deriven de
contratos, convenios o del Plan nacional; les permite, previa autorización del Consejo
de Ministros, la participación en empresas de I+D; establece que los contratos de
prestación de servicios de investigación se regirán por las normas de derecho civil y

Junio de 2001 71
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

mercantil que les sean de aplicación (quedando, por tanto, exceptuados del ámbito de
aplicación de la ley de contratos de las AAPP).

Respecto a los Programas internacionales de investigación científica y desarrollo


tecnológico con participación española, la Ley encomienda a la CICYT su coordinación
y seguimiento, la definición de las exigencias del Plan Nacional en materia de
relaciones internacionales y el establecimiento de las previsiones para su ejecución.

La coordinación interdepartamental se realiza en el seno de la Comisión Interministerial


de Ciencia y Tecnología (CICYT), que preside el Presidente del Gobierno. La Ley prevé
un órgano consultivo para fomentar la cooperación de las Comunidades Autónomas en
materia de I+D: el denominado Consejo General de la Ciencia y la Tecnología, órgano
encargado de promover la coordinación general de la investigación científica y técnica
de las diferentes Comunidades Autónomas entre sí, y de éstas con la Administración
del Estado, y de valorar el desarrollo del Plan Nacional, sobre todo en los aspectos
relativos a dicha coordinación general. Lo preside el Presidente de la CICYT y está
formado por un representante de cada Comunidad Autónoma y por todos los miembros
de la CICYT. Por su parte, en el Consejo asesor de la Ciencia y la Tecnología
participan los agentes sociales y económicos (sindicatos, asociaciones de empresarios,
etc.).

Lo más destacable de los últimos años ha sido la promulgación del Real decreto
557/2000 de 27 de enero, que creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología con el fin de
concentrar en un único departamento las competencias en materia científica y
tecnológica, lo cual no obsta para que otros departamentos ejecuten fondos de la
Función 54 de los Presupuestos Generales (“Política de Investigación”) y dispongan de
órganos especializados, instrumentos y créditos a tal fin, como es el caso
especialmente de los ministerios de Educación y Cultura; Defensa; Agricultura, Pesca y
Alimentación; Sanidad y Seguridad social, entre otros. El R.D. 1451/2000 de 28 de julio
desarrolla la estructura orgánica de este ministerio y lo define como “el departamento
de la Administración General del Estado responsable de la política de fomento y
coordinación general de la investigación científica e innovación tecnológica”. Por su
parte, el artículo 84 de la Ley 14/2000 de 29 de diciembre, de medidas fiscales,
administrativas y del orden social, modifica algunos de los artículos de la Ley 13/1986,
básicamente para recoger en la composición de la CICYT los últimos cambios
ministeriales.

GOBIERNOS DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

Todas las Comunidades Autónomas han desarrollado de una u otra forma las
competencias en materia de I+D que les otorga la Constitución (artículo 148), algunas
mediante la promulgación de leyes de Ciencia (Galicia, Comunidad Valenciana,
Comunidad de Madrid, C.A. de les Illes Balears, C. de Castilla y León y C. de la Rioja)
y otras mediante la puesta en marcha de planes de fomento de la investigación y/o la

Junio de 2001 72
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

innovación a cargo, respectivamente, de las Consejerías de Educación y Ciencia e


Industria, pues, sobre todo en sus orígenes, la mayoría de las Comunidades
Autónomas reprodujo la estructura de la AGE; por ello, en casi todos los casos se crea
un órgano de coordinación equivalente, en su papel, a la CICYT. Como entidades
gestoras muchas CCAA han establecido Agencias de Desarrollo Regional para el
fomento de la innovación.

UNIÓN EUROPEA

Si bien el Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que entró
en vigor en 1952, ya contemplaba el apoyo a actividades de investigación, fue con la
entrada en vigor -en 1986- del Acta Única Europea cuando la investigación científica y
tecnológica adquirió, por primera vez, el rango de política comunitaria de pleno
derecho. En 1992 el Tratado de Maastricht amplia el papel de las competencias
comunitarias en la I+D y subraya su importancia estratégica para mantener la
competitividad industrial y fomentar el crecimiento económico, así como para
desarrollar las actividades de investigación necesarias para la implementación de otras
políticas comunitarias.

El Título XV del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea –con las modificaciones


introducidas en 1986- trata sobre las actividades comunitarias en materia de
investigación y desarrollo tecnológico (incluidos los proyectos de demostración) y
establece los objetivos, las normas y los procedimientos de la realización de las
actividades de IDT (artículos 130-F a130-P). En el artículo 103-F establece que "La
Comunidad tiene como objetivo fortalecer las bases científicas y tecnológicas de su
industria y favorecer el desarrollo de su competitividad internacional, así como fomentar
todas las acciones de investigación que se consideren necesarias en virtud de los
demás capítulos del presente Tratado”. Los artículos 103 G a P determinan las
actividades que deben realizarse en este contexto, así como el alcance y la ejecución
del programa marco plurianual.

Dentro de la Comisión Europea, la responsabilidad de la política de I+D


(fundamentalmente ejecutada a través de los “Programas Marco”) recae en la que
actualmente se denomina Dirección General de Investigación, cuya misión es el
desarrollo de la política de la UE en materia de I+D y el fomento de la competitividad
internacional de la industria europea, la coordinación de las actividades de I+D
europeas con las que se llevan a cabo al nivel de los estados Miembros, el apoyo a
otras políticas de la Unión, tales como medio ambiente, salud, energía, desarrollo
regional, etc. y la promoción de un mayor conocimiento público del papel de la ciencia
en la sociedad europea.

Junio de 2001 73
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Otras Direcciones Generales que tienen algún tipo de responsabilidades en materia de


I+D son las D.G. de la Sociedad de la Información, Empresas, Energía y Transporte,
Agricultura y Pesca. Por su parte, el Centro Común de Investigación, a través de sus
siete institutos, ejecuta actividades de I+D en ámbitos de interés común a los estados
miembros (Materiales de referencia y medidas, Elementos transuránidos, materiales
avanzados, Sistemas, informática y seguridad, Aplicaciones espaciales, Salud y
protección del consumidor y Estudios de Prospectiva tecnológica) y fomenta la
transferencia de las tecnologías que se generan en ellos.

5.6.2. Políticas de fomento de la I+D y de la Innovación Tecnológica

ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO

El instrumento general de la política científica de la AGE es, a partir de la promulgación


de la Ley 13/1986, el Plan Nacional de I+D, cuya primera edición se publicó en 1988
para el período 1988-91 y del cual hubo otras dos ediciones sucesivas (1992-95 y
1996-1999); el actual Plan en vigor (2000-2003) ha cambiado su denominación para
incluir la innovación tecnológica entre sus objetivos.

Los objetivos del Plan nacional de I+D+I (2000-2003) son, en síntesis, incrementar el
nivel de la ciencia y la tecnología españolas, elevar la competitividad de las
empresas y su carácter innovador y mejorar la valoración que las actividades de
innovación tecnológica tienen en los sectores productivos, mejorar el
aprovechamiento de los resultados de I+D por parte de las empresas y de la sociedad
española en su conjunto, apoyando la interrelación y vertebración entre los diversos
agentes del Sistema a corto, medio y largo plazo, fortalecer el proceso de
internacionalización de la ciencia y la tecnología españolas, incrementar los recursos
humanos cualificados, tanto en el sector público como en las empresas y aumentar el
nivel de conocimientos científicos y tecnológicos de la sociedad española, dotando a
los centros de investigación y a las unidades de interfaz de recursos para llevar a cabo
actividades de divulgación y difusión cultural.
El Plan 2000-2003 establece una serie de áreas temáticas prioritarias, unas que
denomina científico tecnológicas (Biomedicina, Biotecnología, Tecnologías de la
información y de las comunicaciones, Materiales, Procesos y productos químicos,
Diseño y producción industrial, Recursos y tecnologías agroalimentarias, Recursos
naturales, Socioeconomía) y otras sectoriales (Aeronáutica, Alimentación, Automoción,
Construcción civil y conservación del patrimonio, Defensa, Energía, Espacio, Medio
ambiente, Sociedad de la información, Sociosanitaria, Transportes y ordenación del
territorio, Turismo, ocio y deportes), pero también recoge la financiación de la
Investigación Básica no orientada, en la que se incluye el programa de promoción
general del conocimiento y los programas ligados a las grandes instalaciones:

Junio de 2001 74
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Astronomía y astrofísica, Física de partículas elementales y grandes aceleradores y


Fusión termonuclear.

El Plan especifica qué entidades pueden acceder legalmente a los fondos públicos
destinados a I+D+I y se responsabilizan de su ejecución: Centros públicos de I+D
(Universidades públicas, Organismos Públicos de Investigación reconocidos como
tales por la Ley 13/1986 y, en general, cualquier centro de I+D dependiente de las
administraciones públicas); Centros privados de I+D sin ánimo de lucro
(Universidades y entidades privadas sin ánimo de lucro, con capacidad y actividad
demostrada en acciones de I+D. También se incluyen los centros tecnológicos cuando
su propiedad y gestión sea mayoritaria de las administraciones públicas); Centros
tecnológicos (Centros de Innovación y Tecnología, reconocidos y registrados como
tales según el Real Decreto 2609/1996, de 20 de diciembre, y que no presenten en su
propiedad u órgano de gobierno una mayoría de representación de las
administraciones públicas); Unidades de interfaz (Entidades con personalidad jurídica
propia y sin ánimo de lucro, que realizan tareas de intermediación entre los agentes del
Sistema de C-T-E, con el fin de dinamizar y fomentar las relaciones entre ellos) y
Empresas (Organismos e instituciones cuya actividad esencial consiste en la
producción mercantil de bienes y servicios)
Como modalidades de participación el Plan prevé las siguientes: becas de
formación (predoctorales, para la formación de tecnólogos y posdoctorales en el
extranjero), movilidad (estancias de investigadores y tecnólogos en otros centros,
estancias en España de investigadores extranjeros y estancias cortas de
investigadores de centros públicos de I+D en empresas), contratación de personal
(incorporación de doctores a empresas y centros tecnológicos, incorporación de
tecnólogos a PYME, incorporación de personal técnico a instalaciones españolas
grandes y medianas, contratación de doctores, ...), proyectos de I+D, soporte a la
innovación tecnológica (acciones de innovación tecnológica, acciones de
demostración tecnológica, fomento de la creación de nuevas empresas de base
tecnológica, ...), equipamiento científico técnico y acciones especiales.

GOBIERNOS DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS

De acuerdo con las estadísticas de actividades de I+D del INE, en 1999 las CCAA
aportaron 54.000 millones de PTA a la financiación del gasto en actividades de I+D,
entre subvenciones y créditos y sin contar los fondos universitarios, lo que representó
ese año el 7% del total y el 15% de lo aportado por las administraciones públicas. Esta
aportación ha venido aumentando paulatinamente desde mediados de los años 80, en
que algunas CCAA iniciaron diversos tipos de actividades para el fomento de la I+D e
innovación. Asturias y el País Vasco fueron las CCAA (A. Durán, 1999) que pusieron
en marcha los primeros Planes regionales de Investigación en 1989. Ya en la década

Junio de 2001 75
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

de los 90, otras CCAA publicaron los suyos: Andalucía y la Comunidad de Madrid
(1990), Cataluña (1993), Comunidad Valenciana (en 1993 el Plan Tecnológico y en
1994 el de Ciencia y tecnología). Más recientemente las demás CCAA han ido –o
están- aprobando sus respectivos planes de ciencia y tecnología o de innovación.

UNIÓN EUROPEA

La política de la UE en materia de I+DT se desarrolla a través del Programa marco de


investigación, desarrollo tecnológico y demostración (I+DT+D), de vigencia quinquenal.
Su presupuesto ha ido aumentando de manera significativa a lo largo de los años,
pasando de los 3.250 millones de euros del primer programa marco (1984-1987) a los
15.878 millones del cuarto (1994-1998), que fue el primero en cubrir la totalidad de las
actividades de IDT financiadas por la Comisión Europea a lo largo de determinado
período. El V PM (1998-2002), aún en vigor, fue dotado con un presupuesto de 14.960
millones de euros. Las políticas de IDT+D comunitarias abordan problemas que no
puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros
individualmente, por lo que es necesario lograr una "masa crítica europea" en términos
humanos y de recursos materiales y financieros.

El V P.M. también incluye entre sus objetivos el fortalecimiento de la cohesión


económica y social de la Unión Europea. El V Programa Marco es substancialmente
diferente a sus predecesores. Ha sido diseñado para abordar la resolución de
problemas concretos. Se caracteriza por una gran integración, sin solapamientos, de
sus líneas de investigación, centradas en un número de temas limitado, y estructuradas
en grandes programas temáticos, orientados a un gran objetivo estratégico, por
ejemplo, el aumento de la Calidad de Vida, promover un Desarrollo Sostenible y
Competitivo, etc. Cada programa temático agrupa unos pocos objetivos prioritarios de
investigación, las 'Acciones Clave', además de Actividades Genéricas de Investigación,
complementarias de las anteriores y Acciones de Apoyo a las Infraestructuras de
Investigación.

En enero de 2000 la Comunicación "Hacia un Espacio Europeo de la Investigación"


reconocía que la UE debe mejorar sus esfuerzos en el campo de la investigación y la
tecnología para seguir siendo competitiva en una economía cada vez más
mundializada. Los objetivos estratégicos fijados para la Unión en la Cumbre europea
celebrada en Lisboa en marzo de 2000 reconocían asimismo que la investigación y el
desarrollo europeos tenían que evolucionar para que la UE "...se convirtiera en la
economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo...". Para
hacer frente a este reto, la Comisión Europea, en cooperación con el Consejo y el
Parlamento Europeo, está elaborando el VI Programa Marco, cuyo objetivo general es
la creación de un "Espacio Europeo de la Investigación" (EEI) que proporcione un

Junio de 2001 76
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

valor añadido reala los esfuerzos en materia de I+D realizados a escala nacional y
regional.

Además del Programa Marco de IDT+D, la Comisión Europea desarrolla otras


iniciativas encaminadas al fomento de la innovación. Las más importantes son las
emprendidas por la D.G. de Empresas, dirigidas muy especialmente a fomentar la
participación de las PYME en el programa marco, y, dentro de los Programas
Regionales de Desarrollo, dirigidos a reducir las disparidades entre las regiones de
Europa, las iniciativas RIS (Estrategias Regionales de Innovación) (M. Landabaso,
2000).

5.7. Los resultados del Sistema de Innovación

Los indicadores de resultados del Sistema español de I+D+I identificables con la


información disponible en la actualidad son, básicamente, la producción científica, las
patentes, la balanza tecnológica y los indicadores de innovación tecnológica (% de la
cifra de negocios y de las exportaciones de las empresas innovadoras debidas a
productos nuevos o mejorados).

5.7.1. Resultados científicos

La producción científica puede obtenerse en diversas bases de datos de publicaciones


científicas. Se han analizado las bases de datos de publicaciones españolas del CSIC
(ICYT, de publicaciones científicas, ISOC de publicaciones de ciencias sociales e IME,
de publicaciones médicas). Las referencias de las publicaciones internacionales se han
analizado en las bases de datos del Institute of Scientific Information de Filadelfia:
Science Citation Index y Social Science Citation Index. En el Cuadro 18 se recoge un
resumen de los principales datos obtenidos. En términos relativos, España ha pasado
de tener un 1,6% de la producción científica mundial en 1990 al 2,5% en 1998 (ver
figura 15), lo que representa un aumento significativo de la productividad, pues, en el
mismo período, el número de artículos por investigador (EDP) pasó de 40 a 52 (INE,
2002).

Cuadro 18. Evolución en el número de publicaciones científicas


Publicaciones nacionales Publicaciones internacionales
B.D. ICYT ISOC IME SCI SSCI Total

AÑOS Nº Nº Nº Nº Nº Nº

1990 4.826 5.278 9.766 8.560

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1991 5.261 5.323 6.890 9.372 317 9.689

1992 5.621 6.473 5.772 12.122 613 12.735


1993 5.818 6.682 5.601 13.047 586 13.633
1994 5.187 7.975 6.173 14.108 605 14.713
1995 5.298 8.383 6.575 15.516 629 16.145

1996 5.515 8.170 7.201 16.905 843 17.748


1997 5.597 7.058 7.383 18.072 897 18.969
1998 5.284 6.716 3.628 19.796 938 20.734

1999 3.759 4.959 1.864 20.927 1.148 22.075

Fuentes: Bases de datos ICYT e ISOC (CSIC) e IME (CSIC-UV); SCI y SSCI (ISI).

Figura 15. Porcentaje de la producción científica española respecto del total


mundial.
Fuente: INE, 2002

2,5

2
%

1,5

0,5

0
1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998

5.7.2. Resultados tecnológicos

El indicador de resultados tecnológicos comúnmente utilizado es el relativo a las


patentes. El cuadro 19 muestra la evolución de las patentes solicitadas por residentes
en España en el período 1990-1998, tanto en la Oficina Española de Patentes como en
la Oficina Europea, estas últimas para medir el grado de internacionalización de las
tecnologías patentadas. Se aprecia un aumento significativo de las solicitudes de
patentes en el exterior de residentes en España. En todo caso, el cuadro 20 muestra
que la actividad inventiva de nuestro país es bastante reducida en términos relativos a

Junio de 2001 78
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

la población activa cuando se compara con la de los demás países de la Unión


Europea.

Cuadro 19. Evolución del número de solicitudes de patentes presentadas por


residentes en España
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998

En la Oficina 2.260 2.188 2.101 2.192 2.171 2.078 2.308 2.236 2.656
española de
Patentes y Marcas
En el extranjero 4.603 5.654 6.886 7.575 9.227 10.088 16.847 21.028 28.721
En la Oficina 280 332 356 376 462 476 511 657 618
Europea de Patentes

Fuente: INE(Estadísticas de I+DT de 1999) y Eurostat

Cuadro 20. Patentes europeas solicitadas por residentes en


los diversos países europeos (1996)
País Nº de patentes respecto a la población activa

Portugal 3,18
Grecia 11,1
España 32,2
Irlanda 96,1

Italia 127,5
Reino Unido 169,4
Austria 207,7
EU15 217,0

Francia 227,8
Bélgica 228,3
Dinamarca 242,6

Luxemburgo 243,7
Holanda 284,7
Finlandia 364,5
Alemania 380,0

Suecia 436,8

Fuente: Eurostat

El otro indicador de resultados tecnológicos es la balanza de pagos tecnológicos (cuadro


21), que recoge los intercambios comerciales de tecnología; valores superiores a la
unidad significan que el país correspondiente vende más tecnología de la que adquiere

Junio de 2001 79
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

y los inferiores a la unidad lo contrario. Sólo cinco países (Bélgica, Canadá, EEUU
Japón y Nueva Zelanda) tenían en 1996 (año del cual se dispone de información)
coberturas superiores a la unidad, en tanto que otros como Alemania, Francia o Reino
Unido tenían coberturas cercanas al 0,8. El último valor disponible en el caso de España
(0,15) es muy inferior al de los países de nuestro entorno.

Cuadro 21. Evolución anual de la balanza de pagos tecnológicos

Ingresos Tasa de cobertura


Años Pagos (MPTAS)
(MPTAS) (Ingresos/Pagos)
1990 40.785 221.854 0,18
1991 66.597 236.537 0,28

1992 81.004 324.673 0,25


1993 114.100 245.600 0,46
1994 12.474 128.103 0,10
1995 10.002 138.439 0,07

1996 11.221 133.878 0,08


1997 23.683 157.221 0,15
1998 28.517 153.190 0,19

Fuente: INE, Estadísticas de I+DT en 1999

5.7.3. Resultados de innovación tecnológica

En la medida de los resultados de la innovación el problema es definir lo que se


considera como tal. La OCDE y, consecuentemente, el INE (INE, 2000), ha optado por
distinguir varias clases de cambios:

- Las innovaciones totales de productos, que se refieren a un producto enteramente


nuevo, con una base tecnológica nueva o con nuevas utilizaciones de la tecnología
existente.

- Las innovaciones progresivas de productos, que consisten en mejoras marginales o


en mejoras de los componentes o subsistemas de un producto.

- Las innovaciones de procesos, que consisten en la adopción de métodos de


producción nuevos o sensiblemente mejorados.

La innovación implica novedad, pero esta novedad puede ser en la empresa, a escala
nacional o a nivel mundial. Esta distinción tiene diferentes incidencias según que se las
considere desde el punto de vista del rendimiento de la empresa, de la competencia
nacional o del ritmo de los progresos técnicos en el mundo.

Junio de 2001 80
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación

Aunque las innovaciones son imposibles de comparar de una empresa a otra, se


pueden utilizar las definiciones de innovación para conocer el número y el tipo de
innovaciones en una empresa, o lo que es más interesante, el número de nuevos
productos introducidos en el mercado y la parte de las ventas y de las exportaciones
debidas a estos nuevos productos.

Por otra parte, es difícil interpretar el número de innovaciones. Este dato varía
considerablemente de una rama a otra y en el interior de cada rama de actividad. Si en
una empresa una innovación puede ser el único resultado de sus actividades de I+D en
dos años, otra empresa puede poner en el mercado cada año muchos productos
nuevos.

Por tanto, el número de innovaciones no será un indicador significativo si no se


relaciona con el número total de productos o procesos comercializados, exportados o
utilizados, respectivamente, en la empresa estudiada.

En el cuadro 22 se recogen los resultados globales de las empresas españolas


correspondientes a 1998. Se puede observar que, cuando se analiza la cifra de
negocios global, un elevado porcentaje de los productos (casi el 60%) se mantiene sin
alterar, en tanto que el contenido innovador de los productos de exportación es mayor.

Cuadro 22. Resultados de las empresas innovadoras en España en 1998


% de la cifra de negocios de 1998 debida a Productos nuevos 11,79

Productos tecnológicamente mejorados 19,37


Productos sin alterar 59,46
Otros 9,38

% de las ventas de 1998 debidas a Novedad para la empresa 18,13


productos nuevos o mejorados Novedad en el mercado 13,03

% de las exportaciones de 1998 debidas a Productos nuevos 19,59


Productos tecnológicamente mejorados 27,13

Productos sin alterar 49,42


Otros 3,86

Fuente: INE, Encuesta de innovación tecnológica en 1998

Junio de 2001 81
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PRINCIPALES PÁGINAS WEB CON DOCUMENTOS E INFORMACIÓN SOBRE


LOS DIVERSOS ASPECTOS DEL TEMA:

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS: http://www.cordis.lu/es/home.html

EUROSTAT: http://europa.eu.int/eurostat.html

Fundación COTEC: http://www.cotec.es

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA: http://www.ine.es

OCDE: http://www.oecd.org

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