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Sistemas de Innovacion PDF
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1. INTRODUCCIÓN ____________________________________________________________ 1
2. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE INNOVACIÓN ____________________________________ 3
2.1. DEFINICIONES DE INNOVACIÓN _________________________________________________ 3
2.2. T IPOS DE INNOVACIONES _____________________________________________________ 4
2.2.1. Según su naturaleza 4
2.2.2. Según su grado 5
2.2.3. Según su nivel tecnológico 6
2.2.4. Las dinámicas tecnológicas de la innovación 7
2.3. ACTIVIDADES QUE FORMAN PARTE DEL PROCESO DE INNOVACIÓN
TECNOLÓGICA ___________________________________________________________ 10
2.3.1. Actividades para la adquisición o generación de nuevos conocimientos 11
2.3.2. Otros preparativos para la producción y comercialización 13
2.4. M ODELOS DEL PROCESO DE INNOVACIÓN _________________________________________ 14
3. BASE TEÓRICA DE LA DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN _______________ 18
3.1. CONCEPTOS Y DEFINICIONES _________________________________________________ 18
3.2. LOS ELEMENTOS __________________________________________________________ 21
3.3. LAS RELACIONES__________________________________________________________ 22
3.4. LA DIFUSIÓN DE LA INNOVACIÓN _______________________________________________ 25
3.5. DINÁMICA DE LOS SISTEMAS NACIONALES DE INNOVACIÓN ____________________________ 26
3.6. EL PAPEL DE LAS ADMIN ISTRACIONES PÚBLICAS ____________________________________ 28
3.6.1. Niveles de actuación 30
3.6.2. Ámbitos de actuación 31
3.7. INDICADORES PARA LA C ARACTERIZACIÓN DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN __________________ 33
5.5.1 Los recursos 34
5.5.2 La estructura 35
5.5.3 La capacidad de absorción 35
5.5.4 La articulación 36
5.5.5 El marco legal e institucional 36
5.5.6 Resultados científicos, tecnológicos y de innovación 37
4. LAS RELACIONES ENTRE LAS UNIVERSIDADES Y LAS EMPRESAS_________________ 37
4.1. RELACIONES UNIVERSIDAD-EMPRESA : ¿QUÉ UNIVERSIDAD Y QU É EMPRESA? _______________ 37
4.2. T IPOS DE UNIVERSIDADES Y PAPEL INSTITUCIONAL EN LAS RELACIONES E-U. _______________ 38
4.3. DIFERENCIAS ENTRE LOS GRUPOS DE INVESTIGACIÓN ANTE LAS RELACIONES
CON EMPRESAS __________________________________________________________ 42
4.4. T IPOS DE EMPRESAS _______________________________________________________ 42
4.5. LAS RELACIONES ENTRE LOS ELEMENTOS DE LOS ENTORNOS CIENTÍFICO Y
T ECNOLÓGICO: SU PAPEL DIFUSOR DE LAS TECNOLOGÍAS. ____________________________ 44
5. DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN _________________________ 46
5.1. APROXIMACIÓN A LOS ASPECTOS SOCIOECONÓMIC OS QUE CARACTERIZAN
ESPAÑA EN EL CONTEXTO DE LA UNIÓN EUROPEA __________________________________ 46
5.2. LOS RECURSOS DEL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN ______________________________ 47
5.3. LA ESTRUCTURA __________________________________________________________ 49
5.3.1. El entorno científico 52
5.3.2. El entorno tecnológico y de servicios avanzados 53
5.3.3. El entorno productivo 54
5.3.4. El entorno financiero 57
5.4. LA CAPACIDAD DE ABSORCIÓN ________________________________________________ 60
5.5. LA ARTICULACIÓN _________________________________________________________ 64
5.5.1. Primeros indicadores de articulación 64
5.5.2. Una medida de la cooperación universidad-empresa 65
5.5.3. Las Estructuras de Interfaz 66
5.6. LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS EN EL SISTEMA ESPAÑOL DE INNOVACIÓN ________________ 69
5.6.1. El Marco legal e institucional del Sistema español de Innovación 69
5.6.2. Políticas de fomento de la I+D y de la Innovación Tecnológica 74
5.7. LOS RESULTADOS DEL SISTEMA DE INNOVACIÓN ___________________________________ 77
5.7.1. Resultados científicos 77
5.7.2. Resultados tecnológicos 78
5.7.3. Resultados de innovación tecnológica 80
6 BIBLIOGRAFÍA CITADA Y RECOMENDADA _____________________________________ 82
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1. INTRODUCCIÓN
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1
Diferentes autores han elaborado muy en extenso el concepto de Sistema Nacional de Innovación. Dos de los más
representativos en la literatura son Lundvall, Bengt-Ake (1992) y Nelson, Richard (1993).
2
La mayor homogeneidad en la identidad sociocultural en un espacio regional y la mayor proximidad de los actores
que facilita las relaciones personales de carácter informal, dan a estos sistemas ciertas especificidades con relación a
los nacionales. Ver a este respecto Autio, E. (1996).
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• S. Gee (1981): “La innovación es el proceso mediante el cual, a partir de una idea,
invención o reconocimiento de una necesidad, se desarrolla un producto, técnica o
servicio útil.”
• Cotec (1998): “La innovación es .... el complejo proceso que lleva las ideas al
mercado en forma de nuevos o mejorados productos o servicios. Este proceso está
compuesto por dos partes no necesariamente secuenciales y con frecuentes
caminos de ida y vuelta entre ellas. Una está especializada en la creación del
conocimiento y la otra se dedica fundamentalmente a su aplicación para convertirlo
en un proceso, un producto o un servicio que incorpore nuevas ventajas para el
mercado”.
Puede observarse que todas las definiciones anteriores tienen en común el hecho de
que la innovación es tal cuando se introduce con éxito en el mercado, lo que pone de
manifiesto la estrecha relación entre innovación y competitividad y también entre la
novedad y la satisfacción de la necesidad social. La más precisa, a nuestro juicio, es la
de Pavón y Goodman.
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Las innovaciones de producto y de proceso son aquéllas en las que la tecnología tiene
el mayor protagonismo, razón por la cual ambas, de forma conjunta, se denominan
innovaciones tecnológicas 3, pero lo más habitual es que un tipo de innovación de las
citadas lleve aparejada una o varias de las demás.
3
Manual de Oslo para la medición de las actividades de innovación tecnológica. OCDE (1997).
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El “grado” de una innovación trata de aproximar la ruptura que ésta ha supuesto dentro
del mercado o del sector y así, generalmente se opone la innovación radical a la
incremental.
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Las dificultades para precisar el grado de innovación son grandes, pero la distinción es
importante, porque las necesidades de nuevo conocimiento entre ambos tipos son muy
diferentes –por lo que no están igualmente al alcance de todo tipo de empresas- y
también sus consecuencias para las empresas que las realizan y para la economía en
su conjunto. Por otra parte, pocas empresas están capacitadas para efectuar
innovaciones radicales por los aportes de conocimientos necesarios y porque pueden
suponer cambios muy profundos en las diversas secciones de la empresa y grandes
esfuerzos.
4
Matemático del siglo XIX.
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materiales. Este tipo de tecnologías tienen mucha importancia, tanto para una
empresa en particular, pues el esfuerzo aplicado en su desarrollo le permite
posteriormente efectuar aplicaciones a diversos productos, como para un país,
pues el desarrollo de las mismas representa mejoras tecnológicas en muchos
sectores.
Si bien el análisis del grado de innovación y de su nivel permite valuar mejor las
aportaciones de una innovación es insuficiente si no se realiza un análisis más global
en el que se tenga en cuenta el contexto tecnológico en el que se desarrollan esas
innovaciones y su dinámica.
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1ª RI 2ª RI STContemp.
• El ciclo de vida de las tecnologías: las tecnologías, como los seres vivos, nacen,
se desarrollan, maduran, declinan y mueren, pero la vida de una tecnología es muy
variable; la máquina de vapor, por ejemplo, tuvo una vida de 150 años, mientras
que los tubos de vacío en electrónica duraron 30. Esta diferencia se debe a que
5
La máquina de vapor o los desarrollos metalúrgicos del siglo XIX se aplicaron antes de conocerse las teorías que
los sustentaban, mientras que el desarrollo de las fibras químicas, los composites o los superconductores, por poner
algún ejemplo, se basan en desarrollos científicos.
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ambas tecnologías tuvieron una “curva de eficacia” diferente, entendiendo por tal la
relación entre los progresos, en términos de eficacia, de una tecnología y las
inversiones acumuladas necesarias para su desarrollo. En la figura 2 se representa
esta relación con la forma más habitual (curva en S): en la primera etapa (de
desarrollo) las inversiones son importantes y aún no hay certeza de las
prestaciones que puede llegar a tener la tecnología ni de su evolución futura. En la
etapa de crecimiento, una vez que se ha establecido bien la dirección que ha de
tomar su evolución, la eficacia de la tecnología aumenta de forma relevante. En la
tercera etapa, la de madurez o estancamiento, la tecnología analizada ha
manifestado claramente sus límites, de forma que sus posibles mejoras son
costosas y complicadas. El declive tiene lugar cuando la tecnología no proporciona
prestaciones adecuadas o cuando la relación eficacia/coste de desarrollo es más
desfavorable que la de otra tecnología concurrente.
Declive
Madurez/
estancamiento
Crecimiento
Desarrollo
Al contrario que los seres vivos, las tecnologías pueden rejuvenecer, por ejemplo,
cuando la tecnología genérica implicada obtiene aportes de nuevo conocimiento
científico a la propia tecnología o a otras. Este es el caso, por ejemplo, del acero,
para el cual se vislumbran nuevas aplicaciones gracias a los avances en materiales
composites. Asimismo, también hay productos y tecnologías que se mantienen en
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ACTIVIDADES DE I+D
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No hay una definición jurídica del término “know-how”, pero, en general, se entiende
que está constituido por conocimientos técnicos transmisibles secretos (no accesibles
al público) y no patentados; no es un objeto de derecho de propiedad industrial. Se
trata de conocimientos acumulados basados en la experiencia adquirida en la puesta
en marcha de una técnica. El know-how puede ser también un complemento a las
informaciones incluidas en una patente. Incluye tanto la documentación, como otras
informaciones más o menos formalizadas, pero no necesariamente presentadas en
soporte material (asistencia técnica).
Por diseño industrial se entiende los planos y dibujos destinados a definir los procesos,
las especificaciones técnicas y las características operativas necesarios para la
concepción, puesta a punto, fabricación y comercialización de nuevos productos y
procesos. Puede formar parte de las etapas iniciales de desarrollo del producto o del
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proceso, es decir, de la I+D, pero también puede estar ligado al equipo, a la ingeniería
industrial, al lanzamiento de la fabricación y a la comercialización de nuevos productos.
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años '80, y aún hoy, muchos países de la
OCDE han utilizado el enfoque lineal de la innovación en la concepción de sus
políticas de Ciencia y Tecnología. En este enfoque se considera que, para sacar al
mercado nuevos productos o para modificar los procesos de fabricación, se suceden
una serie de etapas que se inician con la de la investigación científica; por ello, este
enfoque también se denomina secuencial, ya que se considera que a partir de las
actividades de I+D se ha de llegar necesariamente a la incorporación al mercado de
nuevos productos o procesos, es decir, que se parte de la hipótesis de que la
innovación tiene su origen en el descubrimiento científico.
Según Keith Smith (1995) el enfoque o modelo lineal se caracteriza por las siguientes
ideas:
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I BÁSICA
I APLICADA
MERCADO DESARROLLO
PRODUCCIÓN
COMERCIALIZACIÓN
Pero, a partir de los años '80 empieza a tener cada vez más fuerza el denominado
enfoque interactivo de los procesos de innovación. Este enfoque, que puede
representarse en el modelo de Kline y Rosenberg (1986), (Figura 5) pone el acento en
el papel fundamental de la empresa en la concepción de los procesos de innovación,
en las retroalimentaciones entre las diferentes fases del modelo, y en las diversas
interacciones que relacionan las diversas fuentes de conocimiento científico y
tecnológico con cada una de las etapas de los procesos de innovación. En este
modelo, la empresa recurre a las actividades de I+D cuando no consigue el
conocimiento que precisa en otras fuentes (suministradores, empresas de bienes d
equipo, ferias, patentes, bibliografía, etc.), por lo que estas actividades dejan de ser
consideradas el origen indiscutible del proceso innovador.
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CONOCIMIENTOS CIENTÍFICOS Y
TECNOLOGICOS DISPONIBLES
SECTORES PRODUCTIVOS
Fuente : OCDE, adaptado de Kline y Rosenberg (1986)
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resultados de I+D obtenidos por los científicos pueden no emplearse para resolver los
problemas tecnológicos que se plantean a los diferentes sectores de actividad, tal
como ya ha sucedido en numerosas ocasiones. Baste como ejemplo el siguiente: en un
análisis de las relaciones entre los subsistemas o entornos científico y productivo, en el
campo de la genética y en varios países, G. Bell y M. Callon (1994) llegaron a las
siguientes conclusiones:
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En las últimas décadas del siglo XX se ha asistido a una creciente preocupación por el
descubrimiento de nuevas tecnologías y por su aplicación a los procesos productivos,
de forma que éstos mejoren e incrementen la productividad de los factores empleados.
Las economías que han hecho de los procesos de generación de I+D e innovaciones
algo cotidiano han conseguido acelerar sus tasas de crecimiento y abrir una brecha
tecnológica respecto a países menos activos en este sentido (OCDE, 1991). La
característica principal de los descubrimientos modernos es que el conocimiento que
llevan aparejado se retroalimenta y da lugar a un círculo virtuoso de creación de nuevo
conocimiento (Castells, M., 1997). La búsqueda de soluciones para incorporar la
innovación tecnológica a las políticas de crecimiento ha dado lugar a una extensa
corriente de estudios en torno al fenómeno innovador.
6
En este texto se consideran dentro del “Sistema de Innovación” todas las entidades y recursos dedicados a tareas
de I+D, incluso a investigación básica y las de los ámbitos de humanidades y ciencias sociales; primero por la
dificultad de separar los indicadores sin cometer errores, pero, sobre todo, porque esas actividades también
contribuyen, o pueden contribuir en el futuro, a innovaciones en alguno de los sectores económicos (agricultura,
indistria, construcción o servicios).
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Todas las definiciones anteriores tienen en común el acento en los “flujos” del
conocimiento, complemento imprescindible de las inversiones en conocimiento, lo que
se ha de ver reflejado tanto en los indicadores como en las políticas de fomento de la
innovación. Por otra parte, es digno de mención el “enfoque sistémico” del proceso de
innovación que subyace en los modelos, en contraposición al modelo lineal, según el
cual la ciencia es el origen de la innovación y su funcionamiento secuencial. En
realidad, las ideas para las innovaciones pueden tener orígenes diversos y producirse
en cualquiera de las etapas del proceso de innovación (investigación, desarrollo,
producción, venta y difusión). En el centro del Sistema están las empresas, la forma
en que organizan la producción y la innovación y los canales mediante los cuales ellas
captan en el exterior el conocimiento que necesitan, mediante una compleja red de
empresas y otras entidades con las que cooperan y compiten.
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La necesidad de profundizar en el conocimiento de los SNI para poder actuar sobre los
procesos de innovación aconseja la agrupación de los elementos heterogéneos, de
acuerdo con su función principal dentro del Sistema, en cuatro amplios conjuntos que
denominaremos "subsistemas o entornos" (productivo, tecnológico, científico y
7
Callon (OCDE, 1991) define “Red tecnoeconómica” como “un conjunto coordinado de actores heterogéneos:
laboratorios públicos, centros de investigación técnica, empresas, organismos financieros, usuarios y poderes
públicos que participan colectivamente en la concepción, elaboración, producción-difusión de procedimientos de
producción de bienes y de servicios algunos de los cuales dan lugar a una transacción mercantil”. Callon agrupa a los
diferentes elementos participantes en las redes tecnoeconómicas en cuatro “polos” (pôles es el término francés)
principales: científico, técnico, mercado y financiero y, junto a ellos, define un “polo transferencia”, en el que agrupa
las actividades de intermediación entre la ciencia y la tecnología, y un “polo desarrollo”, que agrupa las actividades
que tienen lugar entre la tecnología y el mercado.
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En el modelo que se propone, los Elementos del SNI se agrupan, por razón de su
función principal en el Sistema, en los siguientes Subsistemas o entornos:
El entorno productivo, que comprende a empresas productoras de bienes y de
servicios y cuya función es ofrecer al mercado sus productos y servicios innovadores.
El entorno científico, básicamente constituido por los grupos de investigación de las
Universidades y Organismos Públicos o Privados de Investigación, cuya función
principal es generar conocimiento científico y técnico.
El entorno tecnológico y de servicios avanzados, que agrupa a las empresas de
bienes de equipo y de servicios avanzados para empresas, las de ingeniería y
consultoría tecnológica, las de ensayos y de normalización y homologación y, por
último a los centros tecnológicos y asociaciones empresariales de investigación. La
función principal de estas entidades es, a partir de los conocimientos disponibles y
generados en procesos de I+D, desarrollar “tecnologías”8 y servicios que ponen a
disposición de las otras empresas productivas para que éstas puedan elaborar
productos y servicios innovadores.
El entorno financiero, finalmente, que incluye tanto a entidades financieras privadas
(bancos, empresas de capital riesgo y capital semilla, etc.), que ofrecen sus recursos
financieros para la puesta en marcha y desarrollo de proyectos innovadores, como a
las Administraciones que conceden subvenciones y créditos para fomentar las
actividades innovadoras en el Sistema.
8
Adoptamos para la palabra “tecnología” la cuarta acepción del Diccionario de la Real Academia Española (1992):
“conjunto de los instrumentos y procedimientos industriales de un determinado sector o producto”.
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Por razones múltiples y de origen diverso, que se analizarán con mayor profundidad en
el capítulo 4, las interrelaciones entre los elementos del Sistema de Innovación no
siempre se producen de forma automática ni fluida9; por ello, es preciso fomentarlas
mediante la puesta en práctica de mecanismos de fomento adecuados, que pueden
ser de dos tipos:
a) estructuras de interfaz
CULTURAL
9
Véase, al respecto, el interesante análisis que realizan M. Landabaso, C. Oughton y K. Morgan (2000)
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los elementos de dicho entorno o de otros y fomentar y catalizar las relaciones entre
ellos. En la práctica, existen estructuras en el seno del SNI cuyos propósitos principales
son otros, pero que, en alguna medida, realizan funciones de interfaz, tales como las
de información, difusión, relación y asesoramiento a los diferentes elementos del SNI.
Un instrumento de fomento de la interrelación es un incentivo o ayuda cuyo objetivo
es favorecer el desarrollo de actividades o de estructuras de cooperación, más o
menos duraderas, entre los elementos del Sistema de Innovación. Estos instrumentos
pueden ser puestos en práctica por las administraciones, en el marco de sus políticas
de I+D e innovación, por entidades sin ánimo de lucro que tratan de fomentar la
innovación o pueden formar parte de la política de las propias instituciones –
universidades, organismos públicos de investigación-. En síntesis, se trata de destinar
recursos –económicos o de otro tipo- a fomentar las actividades de grupos de
investigación, centros tecnológicos y empresas con la condición de que estas
actividades se desarrollen en cooperación o favorezcan de una u otra forma la
cooperación para la innovación con otros elementos del Sistema. En su mayoría, se
trata de instrumentos financieros, aunque algunos son de tipo normativo y otros se
configuran como servicios o infraestructuras de difusión de la información científica y
técnica, como por ejemplo las bases de datos, los servicios de apoyo, etc..
En el modelo propuesto, sólo se considera a las Administraciones como “elementos”
del Sistema dentro del denominado “entorno financiero” en su papel de financiadoras
de las actividades de innovación, de acuerdo con los criterios emanados de sus
respectivas políticas, y, en los demás entornos, como ejecutoras de las actividades de
I+D e innovación10, pero, tal como se representa en la figura, también es importante
tener en cuenta su papel como creadoras y favorecedoras del “marco legal,
institucional y cultural” en el que los elementos del Sistema desarrollan sus actividades
y por su capacidad para contribuir a la creación del adecuado capital social, por lo que
en la descripción del sistema se dedica un apartado específico a su papel.
Naturalmente, las actividades que realizan muchas de las entidades que se han
incluido en un determinado entorno son propias de otros subsistemas o entornos (por
ejemplo, en las unidades de I+D de grandes empresas o en ciertos centros
tecnológicos se realiza actividad científica, mientras que en algunas escuelas de
ingenieros se desarrollan tecnologías); en el modelo propuesto cada una se
considerará incluida en el entorno correspondiente a su actividad principal, porque,
tratándose de una realidad compleja, ha de buscarse un modelo y una clasificación
sencillos que permitan una rápida comprensión y un fácil manejo.
10
Así, en el entorno científico se incluyen los Organismos Públicos de Investigación y en el productivo las empresas
públicas que realizan actividades de I+D
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Para que una tecnología tenga efectos económicos a escala macroeconómica debe
difundirse, es decir, debe ser adoptada por otros utilizadores. La difusión de las
nuevas tecnologías es tan importante o más que su desarrollo. La productividad
industrial de ciertos sectores depende más de tecnologías ajenas que de sus propias
innovaciones, por lo que la rentabilidad de las empresas de estos sectores depende, en
gran medida, de su capacidad para la utilización de equipos y de bienes intermedios,
así como de conocimientos desarrollados por empresas o entidades de otros sectores.
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Se trata de que cada vez haya más cantidad y más diversidad de empresas, grupos de
investigación, entidades financieras, usuarios organizados, etc. que interactúen entre sí
y estén comprometidos en los procesos de innovación. Tal crecimiento debe ser
equilibrado, es decir, manteniendo una proporción adecuada entre el desarrollo de los
diferentes Subsistemas o entornos. Así, un crecimiento del Entorno Científico que no
vaya asociado a un desarrollo equilibrado de los demás Entornos –especialmente del
productivo y el tecnológico- no favorece la maduración del SNI.
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A este respecto resultan decisivas algunas actividades que surgieron como apoyo a los
procesos productivos y que pueden ser consideradas como actividades generadoras
de cambio12 que, en buena medida permiten a las empresas incrementar sus
capacidades en tecnología y sus conocimientos implícitos 13, así como generar
comportamientos positivos de cara a la innovación. Entre tales actividades podrían
considerarse el diseño de producto, la organización de la producción, el control de la
calidad, la formación de personal, la investigación y desarrollo y la implantación de
prototipos y realización de experiencias piloto. Así, por ejemplo, la mejora de la
capacidad de absorción de tecnología en la empresa a través de una mayor
cualificación técnica de su capital humano constituye una evolución positiva de la
calidad. Igualmente, la orientación de las líneas de investigación de los CPI a aquellas
que mejor se adapten a las necesidades a corto, medio y largo plazo de las empresas
de su entorno representa una mejora en la calidad de estos Elementos.
A medida que evoluciona un SNI cada vez hay más flujos de conocimientos entre los
diferentes Subsistemas o entornos y se van estableciendo redes más tupidas y
permanentes entre los elementos. La aparición de nuevas modalidades de
colaboración hace necesario poner en práctica nuevos Instrumentos y Estructuras
de Interrelación adaptados a las nuevas necesidades de los elementos del Sistema y
esto, a su vez, da lugar a nuevas formas de funcionamiento del SNI e indica que el
mismo va evolucionando hacia formas más maduras. En definitiva, aquellos actores del
Sistema que pretendan actuar sobre él –administraciones, EDI, etc.- han de ser
capaces de percibir estos cambios para así poder ofrecer nuevos programas o
servicios a los elementos del Sistema que, por más adecuados, hagan más eficaces
los recursos y medios dedicados.
11
En un reciente artículo de prensa titulado “La educación, en la encrucijada” (El País, 3 de
junio de 1998), Fabricio Caivano, periodista experto en periodismo educativo y fundador de
Cuadernos de Pedagogía dice lo siguiente “Es obvio que hoy el trabajo ha cambiado y exige
nuevas destrezas y aptitudes. Las características que, al decir de todos, auguran una alta
empleabilidad son: autonomía, capacidad de elaborar y gestionar proyectos, disposición para el
trabajo en equipo, autoestima, creatividad, capacidad de aprender y de reaprender….” .
12
Ver Bell. & Pavit (1993)
13
El término conocimientos implícitos se utiliza por oposición a lo que podríamos considerar
conocimientos codificados (expresados en la literatura científica y técnica) y a los
conocimientos incorporados en equipos.
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Tanto los procesos de innovación como las relaciones que se pueden producir entre los
diversos agentes del Sistema vienen profundamente marcadas por las condiciones de
contorno, en cuya definición desempeña un papel crucial la administración. Lo cierto
es que en el Sistema de Innovación, el Estado (en el que englobamos a los diversos
tipos de administraciones: supranacional, nacional, regional, local) desempeña un
papel múltiple:
Productor de innovaciones o actividades de I+D: en la mayoría de los países
desarrollados el Estado dispone de sus propios centros de I+D y, en muchos de ellos,
es el accionista principal –si no único- de empresas de alta tecnología en sectores
como el aeroespacial, automóvil, comunicaciones, eléctrico, etc., que desarrollan sus
propias actividades innovadoras y cooperan activamente con otros agentes del
Sistema.
Cliente: numerosos autores (COTEC, 1998; Solleiro y col, 1998) han puesto de
manifiesto la importancia de las compras públicas como motor de innovación,
especialmente si se realiza de forma planificada. Actividades que, en todo o en parte,
están en manos de las administraciones, como la defensa, la sanidad, la educación, los
transportes públicos y otros servicios públicos de diversa índole, incluida la propia
actividad administrativa, son demandantes de productos innovadores y con alto
contenido tecnológico14.
Regulador, donde cabe hablar de un triple papel:
Como creador de un marco legal favorable a la innovación: leyes como las de patentes,
propiedad intelectual, normalización y homologación de productos, ciencia y
tecnología, universidades, fiscalidad, etc. contribuyen a que las actividades de
innovación y las relaciones entre los actores se desarrollen con mayor o menor
facilidad.
14
En España, alrededor del 50% de los ingresos de las universidades por actividades de I+D,
asesoría, etc. contratada por entidades externas procede de contratos con las diferentes
administraciones y esto sucede en mayor o menor proporción en la mayoría de los países.
15
La administración alemana, por ejemplo, contribuyó decididamente al desarrollo del
“negocio” medioambiental entre las empresas de ingeniería y bienes de equipo alemanas al
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• Las externalidades del proceso innovador: las actividades que forman parte del
proceso (en especial las de I+D) proporcionan beneficios a agentes que no han
realizado el esfuerzo. Este “desbordamiento” de los beneficios tiene dos
consecuencias: en primer lugar, la motivación de los agentes privados para realizar
actividades de I+D es menor de lo que sería aconsejable; en segundo lugar, no
cabe esperar que los mecanismos del mercado basten para una asignación
eficiente de los recursos.
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Nivel político general (Gobierno del Estado/Gobierno Regional): a este nivel se han de
desarrollar las acciones relacionadas con el diseño del modelo de país/región al que
aspira el Estado/Región y la coordinación de la política de innovación con las demás
políticas económicas del Estado; es decir, es el nivel encargado de definir los objetivos
y de establecer un marco legal, social e institucional que facilite los procesos de
innovación en los Estados/Regiones y de establecer mecanismos de coordinación con
la política económica, fiscal, laboral, educativa, de organización de las
administraciones, etc..
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Como principio general en ésta, como en otras políticas, cabe definir áreas en las que
es óptima la actuación de cada uno de los niveles; bien es verdad que se producen
coincidencias en algunos objetivos entre los diferentes ámbitos de actuación, porque
no se pueden establecer divisiones netas entre ellos, de ahí la necesidad de establecer
mecanismos de coordinación.
Cada uno de los ámbitos aporta un valor añadido en los siguientes aspectos:
16
El objetivo es tratar de que no suceda algo muy común: se diseñan programas muy adecuados y
luego los objetivos "se pierden" en la gestión diaria.
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17
Como ejemplo, puede citarse el reciente desastre ecológico de Aznalcollar (1998), sobre el cual
trabajaron, de forma coordinada, investigadores de diversos puntos de España, y en esa coordinación se
basó, en gran medida, el control de la situación (más información en
www.csic.es/hispano/coto/aznalco.htm)
18
La convocatoria publicada por el Plan nacional de I+D en 1997 para la financiación de proyectos con
fondos CICYT-FEDER en el marco del programa operativo que finaliza en diciembre de 2001 produjo este
beneficio adicional de que investigadores de regiones más ricas de España colaboraran con los de las
regiones objetivo 1 y 2 en el desarrollo de proyectos de interés para estas últimas.
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19
La realidad es muy otra. Hay una tendencia a copiar las iniciativas que se emprenden a nivel nacional
(mini planes) o bien las de otras regiones/países que han tenido éxito en sus políticas, sin realizar un
análisis profundo de su posible adecuación a la propia (mim etismo). Al no tenerse en cuenta las
características propias, este tipo de copias suelen ser, en el mejor de los casos, ineficaces, cuando no
nocivas.
Junio de 2001 33
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
1992) en los que se puso de manifiesto la insuficiencia de los indicadores de I+DT para
ofrecer información sobre los procesos de innovación tecnológica, la misma
organización publicó, en 1996, el Manual de Oslo para la medición de las actividades
de innovación tecnológica en las empresas.
Ambas metodologías son las que aplican las instituciones encargadas de la obtención
de datos estadísticos en los países desarrollados 20, para, posteriormente, elaborar los
indicadores de acuerdo con los criterios previamente acordados. Con posterioridad,
estas entidades nacionales, además de publicar sus resultados, proporcionan la
información a otras entidades supranacionales (EUROSTAT, en el caso de la Unión
Europea y la OCDE, en términos más amplios) que, a su vez, publican estadísticas
internacionales.
Esta característica hace referencia al potencial humano y económico con que cuenta el
Sistema para llevar a cabo actividades de I+D e innovación y permite establecer una
primera medida de la dimensión del Sistema mediante la medida de los recursos,
humanos y económicos, dedicados a I+D e innovación. Los indicadores utilizados para
ello son los de gasto en actividades de I+D e innovación tecnológica y los recursos
humanos que se dedican a actividades de I+D, tanto en términos absolutos como
referidos a indicadores sociales (el PIB y la población activa, en el caso del gasto en
I+D, y la cifra de negocio, en el caso de los gastos en innovación tecnológica).
20
En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE). http://www.ine.es.
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
5.5.2 La estructura
21
C. Nicholls-Nixon, 1995
Junio de 2001 35
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
5.5.4 La articulación
Hace referencia a las relaciones que se producen entre los diferentes elementos o
actores que integran el Sistema de Innovación, con el fin de buscar sinergias y
complementariedad entre ellos en el desarrollo de los procesos de I+D e innovación22;
es otro de los factores que, junto a la capacidad de absorción, contribuyen a definir la
calidad de un Sistema de Innovación, al estar muy directamente relacionado con el
aprendizaje interactivo e institucional. La dificultad para medir los flujos y las
interacciones mediante los datos disponibles en la actualidad es enorme, pues las
actuales metodologías de la OCDE sólo permiten medir los flujos económicos entre los
diversos sectores de ejecución de las actividades de I+D e innovación (por ejemplo, de
las empresas a las universidades y a los organismos de investigación, entre
empresas...), y, desde un punto de vista cualitativo, el tipo de entidades con las que
cooperan las empresas (Manual de Oslo de la OCDE). En nuestra propuesta, la
articulación se puede evaluar, en parte, mediante el análisis de las Estructuras de
Interfaz que operan en el sistema y mediante los instrumentos de fomento de la
cooperación que ofrecen las políticas públicas. Otras aproximaciones (OCDE, 1996)
proponen medir las interacciones, especialmente entre los sectores científico e
industrial, mediante el análisis de los contratos suscritos entre ambos, la movilidad de
personal, las estructuras de investigación conjuntas, etc., en la actualidad, esta
información aún es difícilmente comparable internacionalmente y no recoge los flujos
de conocimientos entre empresas (clientes-proveedores-usuarios).
22
M. Landabaso y col., 1999
23
Estos aspectos, en inglés se recogen bajo el término “institutions”, que agrupa tanto a las leyes (patentes,
fiscalidad, universidades, etc.) como a otras normas públicas y sociales que influyen en las actividades de las
empresas y en las relaciones entre empresas y universidades, por ejemplo, Edquist and Johnson (1997) dicen que
“Institutions are sets of common habits, routines, established practices, rules or laws that regulate the relations and
interactions between individuals, groups and organisations” . Ya en 1912 el primer premio Nobel español en
investigación, Santiago Ramón y Cajal (1999), escribía sobre “Las condiciones sociales favorables a la obra
científica”. Más recientemente, el Libro Verde de la Innovación (Comisión Europea) también enfatiza que un entorno
jurídico y normativo inadecuado puede obstaculizar la innovación.
Junio de 2001 36
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Con los recursos que recibe el Sistema de Innovación, y en función de las demás
características descritas, las empresas y entidades de un Sistema dado desarrollan las
actividades de I+D e innovación tecnológica, que dan lugar a unos “resultados”. Los
resultados de las actividades de I+D son nuevos conocimientos, que se transmiten a
los demás mediante las publicaciones científicas y técnicas, la formación, la divulgación
y se transfieren mediante la licencia de las patentes -u otros sistemas de protección
equivalentes-, cuando los citados resultados tienen aplicación industrial.
Por su parte, la forma de evaluar los resultados de las actividades innovadoras de las
empresas es analizando en qué medida su cifra de negocios y sus exportaciones se
deben a los productos y procesos innovadores.
En general, y sobre todo en el ámbito político, la superficialidad con que se trata este
asunto se pone de manifiesto en la propia utilización del término, sin matices, para
cualquier relación entre la universidad y la empresa (RUE). Cuando se habla de las
relaciones entre empresas y universidades en materia de I+D y de innovación se suele
considerar que existe una Universidad y una Empresa media ideal y que, por lo tanto,
los juicios que se emitan sobre estas relaciones son prácticamente válidos para todos,
tanto para las relaciones entre una universidad puntera y una multinacional de un país
desarrollado como para las existentes entre una universidad de primer nivel y una
PYME en un país en vías de desarrollo. Pero nada más lejos de la realidad: bajo las
denominaciones genéricas de “Universidad” y “Empresa” se esconden realidades muy
dispares y, además, no se tiene en cuenta a uno de los protagonistas principales en las
relaciones, el investigador o grupo de investigadores. En los textos relativos a la
gestión de proyectos 25, y las relaciones universidad-empresa en materia de innovación
pueden ser estudiadas como un proyecto, se pone de manifiesto que en un proyecto
24
Se dedica un capítulo específico para estas relaciones por ser, en principio, las más difíciles y menos conocidas.
Lo que se expresa en este apartado respecto a las “relaciones universidad-empresa” es válido, salvando las
diferencias que imprime la dedicación a actividades docentes y las características específicas del sistema
universitario, para las relaciones entre organismos públicos de investigación y empresas en actividades de I+D. En la
literatura se emplean habitualmente diversos términos para reflejar estas interacciones; en los últimos años se
prefiere hablar de relaciones “ciencia-industria” (en inglés aparecen términos como industry-sicence relationships,
industry-public research cooperation, industry-science cooperation para especificar las cooperaciones en materia de
I+D e innovación, dejando la formación al margen).
25
Véase, al respecto, el texto “A Guide to the Project Management Body of Knowledge” publicado por el Standards
Committee del Project Management Institute (EEUU) ( www.pmi.org)
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Energía o
esfuerzo ∆ ∆ = barreras
Grupo de
investigación +
empresa
Cooperación
ciencia -empresa
Tiempo
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
- Una oferta de conocimientos sólida y cuyo nivel y calidad sean suficientes como
para permitir una comunicación fluida con los posibles utilizadores.
- Una normativa que regule las relaciones con sencillez, transparencia, flexibilidad y
eficacia, de manera que los investigadores no sientan que las actividades
administrativas o de gestión entorpecen significativamente sus actividades
científico-técnicas.
Junio de 2001 40
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Aunque una política adecuada por parte de la universidad crea entre la comunidad
académica una actitud favorable a la cooperación, lo cual es imprescindible para que
ésta se produzca en mayor o menor grado, es preciso tener en cuenta que entre las
universidades también hay diferencias sustanciales en otros aspectos, que van a tener
gran importancia en el tipo de estrategias que es preciso poner en práctica para
favorecer la cooperación y para diseñar el papel dentro del SNI:
Todo ello debe ser analizado con profundidad antes de acometer acciones
favorecedoras o dinamizadoras de las relaciones desde las instituciones.
26
La conclusión no es, en absoluto, que en determinados ámbitos del saber sea imposible o improbable la
cooperación con el entorno (por ejemplo, en humanidades o ciencias sociales), porque existe una demanda social de
los resultados de este tipo de investigaciones, pero sí que se trata de un tipo de clientes diferentes que las industrias,
por ejemplo, y requieren estrategias, gestores y acciones también diferenciados.
Junio de 2001 41
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Por su parte, también en el ámbito de las empresas hay factores que facilitan o
dificultan su capacidad para innovar y, especialmente desde el punto de vista de este
texto, para cooperar con otros actores –entre ellos, las universidades- en este
proceso; al igual que en el caso de las universidades, no todas las empresas están
igualmente preparadas para colaborar con las universidades ni dispuestas a hacerlo.
En síntesis, y como consecuencia de la experiencia adquirida por el equipo en el
desarrollo de sus actividades de interfaz, se ha llegado a la conclusión de que la mayor
o menor facilidad que tienen las empresas para cooperar con universidades depende
de las siguientes características:
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
La relación entre cada tipo de universidad y los diversos tipos de empresa es diferente.
Así, una universidad emprendedora se relaciona sin dificultades con una PYME de
sectores avanzados (telecomunicaciones, informática, química fina, etc.), ya que estas
empresas poseen recursos humanos con buena formación superior y media -por tanto,
no hay barreras de lenguaje con los investigadores- y, lo más importante, la innovación
en general, y las actividades de I+D en particular, forman parte de sus preocupaciones
y de su estrategia como empresa. Si tomamos como indicador de esta “facilidad” el
tiempo que se dedica a establecer la cooperación (determinación del alcance de la
cooperación, de los términos en que se va a llevar a cabo, de los recursos necesarios,
de las condiciones, etc.), con las PYME de sectores de alta tecnología la relación se
establece en un tiempo record.
27
Se incluyen entre los sectores de alta tecnología los siguientes: química, maquinaria y ordenadores,
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Con las grandes empresas de los sectores maduros (naval, siderúrgico, etc.) el diálogo
aunque podría, no suele ser fluido, pues sus directivos tienen alta cualificación, pero si
no tienen formación tecnológica suelen carecer de sensibilidad para la citada relación
y, por lo tanto, si ésta se llega a desarrollar, lo hace con grandes dificultades, con un
gran consumo de tiempo durante la gestación del acuerdo y sus condiciones y con
intervención de múltiples interlocutores, propios de empresas con estructuras muy
compartimentadas. Adicionalmente, cuando este tipo de empresas centra en la
tecnología su desarrollo futuro (caso de las reconversiones de diversos sectores
industriales) sus necesidades tecnológicas exceden con mucho las capacidades de las
universidades y precisan el apoyo de grandes ingenierías o empresas suministradoras
de bienes de equipo que les proporcionan plantas o soluciones “llave en mano”.
Las barreras a la cooperación entre las PYME y los grupos de investigación que se han
analizado con anterioridad confirman la importancia de las empresas y entidades que
anteriormente definimos como pertenecientes al “Entorno Tecnológico”: las empresas
de bienes de equipo, las de instrumentación, las de ingeniería y consultoría, las de
servicios de ensayos. Este tipo de empresas realiza una labor decisiva en el Sistema:
la difusión de tecnologías a los demás sectores manufactureros. Por ello, constituyen
Junio de 2001 44
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
un socio muy adecuado para las universidades cuando éstas ofrecen tecnologías de
proceso, ya que además de ser las que realmente están capacitadas para realizar las
etapas ulteriores de desarrollo y para continuar en el futuro mejorándolas y
adecuándolas a los diferentes tipos de clientes, consiguen una mayor amplitud en la
difusión de los resultados, cosa que, en principio, una entidad pública debería buscar.
Mención aparte merecen las otras entidades que se incluyen en este entorno: los
denominados genéricamente “institutos o centros tecnológicos”. Se trata de entidades
sin fines de lucro de carácter privado y constituidas por empresas de un sector
(cerámico, textil, calzado, eléctrico, etc.) para desarrollar conjuntamente actividades de
I+D y conexas (servicios de normalización, control de calidad, etc.); aun teniendo
carácter privado, este tipo de centros, presentes en muchos países, tienen financiación
y apoyo público, por el papel que desempeñan en la dinamización de las empresas.
28
Desde el punto de vista “teórico” la propuesta es atractiva, pero la experiencia práctica muestra que esto funciona
bien con las empresas de bienes de equipo; de hecho, ha habido experiencias interesantes, sobre todo en la Unión
Europea, de proyectos elaborados por universidades +fabricantes de bienes de equipo + usuarios de una tecnología
de proceso dada, pero en el caso de universidades + centros técnicos + empresas usuarias se ha dado menos y aún
no se ha analizado bien cuáles han sido las barreras para que esto no se produzca con la fluidez y frecuencia que
sería deseable.
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Comercios 790.920
Resto de servicios 1.271.862
Respecto a la estructura productiva (cuadro 2), España está evolucionando hacia una
economía de servicios, pues casi representan el 60% del PIB y de la población
ocupada; en particular, hay que destacar la paulatina disminución del peso del sector
agrícola en la economía en los últimos años.
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Fuente: INE
GASTO EN I+D POR INVESTIGADOR (Miles €./nº investigadores en EDP) 7.622 16.365
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
4,5
4,0
Suecia
Gasto en actividades de I+D/PIB (%)
3,5
3,0
Corea Japón
Finlandia
EEUU
2,5
Alemania
Francia
OCDE
Holanda
2,0 Dinamarca
Reino Unido
Noruega
UE
Canadá
1,5 Austria
Irlanda Islandia
Italia
1,0
ESPAÑA
Portugal
0,5 Grecia
0,0
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Investigadores/10.000 P. Activa
Además de ser escasos, los recursos que España dedica a I+D están desigualmente
distribuidos entre las diversas regiones. En la figura 9 se compara el esfuerzo relativo
en actividades de I+D de las diversas regiones españolas 29. Cuatro regiones (Madrid,
cuyo valor no se incluye en el gráfico para no distorsionarlo, País Vasco, Cataluña y
Navarra) realizan un esfuerzo relativo muy superior a la media, aunque ninguna de las
regiones españolas alcanza el valor medio de la Unión Europea. En términos
absolutos, en la Comunidad de Madrid y Cataluña se concentran el 54% del gasto
nacional en actividades de I+D y el 49% del personal dedicado estas actividades.
29
Fuente: INE, 2001.
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
1,10
Cataluña
1,00
0,80
GID/PIB (%)
Aragón
0,70 Murcia Andalucía
Cantabria C. León
0,60 C. Valenciana
Asturias Galicia
0,50
Rioja
Canarias
0,40 Extremadura
C. La Mancha
0,30
Baleares
0,20
1,5 2,5 3,5 4,5 5,5 6,5 7,5 8,5 9,5
Personal I+D/1000 PA
Gasto total en innovación del sector industrial (% sobre la cifra de negocio) 2,4 3,7
5.3. La Estructura
Junio de 2001 49
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
§ IPSFL 1% 0.9%
30
Como ejemplo, en 1997, la media de los países de la OCDE era 68/32, en la UE 62/38, en Francia, 61/39. (Fuente:
Main Science & Technology Indicators, OCDE, 1999)
Junio de 2001 50
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Fuente: Elaboración propia a partir de las Estadísticas de I+DT del INE de diversos años.
El análisis de la evolución de los indicadores para cada uno de los sectores en dos
períodos: 1987-1992 y 1993-98 (cuadro 7) pone de manifiesto que en el segundo
período el nivel de esfuerzo del entorno científico se redujo, mientras que el sector
empresa ha aumentado ligeramente, si bien no ha sido suficiente para reducir las
diferencias con los socios europeos. En todo caso, el aumento del número de
investigadores ha sido menor, proporcionalmente, que el del gasto y eso puede ser una
gran limitación para crecimientos futuros.
Junio de 2001 51
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
31
Fuente: INE (2001), Estadísticas de I+D de 1999 y elaboración propia a partir de las memorias de los organismos
Junio de 2001 52
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
De acuerdo con los datos del INE, el número de investigadores del entorno científico ha
aumentado en un 50% en el periodo considerado:
c) Servicios de I+D (CNAE 73), entre las que se incluyen los Institutos Tecnológicos
sectoriales y las empresas de servicios de I+D, sea cual sea el sector al que
pertenecen.
d) Otros servicios a empresas (CNAE 70, 71 y 74), de los que forman parte las
empresas de ingeniería, consultoría, ensayos, etc.
Junio de 2001 53
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Dentro de este entorno, es preciso destacar, por su importante papel de apoyo a las
empresas pequeñas y medianas (PYME), los Centros Tecnológicos, que prestan
servicios de I+D y control de calidad a las PYME de los diversos sectores
manufactureros en diferentes puntos de España, pero con una alta concentración en el
País Vasco, Comunidad Valenciana y Castilla-León. El papel de este tipo de centros en
un país con tan alta presencia de sectores industriales tradicionales y con un elevado
porcentaje de empresas PYME y con escasos recursos humanos cualificados es de
suma importancia. En los 61 centros que forman parte de la Federación Española de
Entidades de Innovación y Tecnología (FEDIT) desarrollan su actividad 4.600
investigadores y tecnólogos y 1.100 becarios y dirigen sus servicios a más de 55.000
empresas 32.
32
Fuente: FEDIT, 2001. Datos de 2000
Junio de 2001 54
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
que las empresas subcontratan a otras empresas o a grupos de I+D del entorno
científico, representa el 23% del gasto total en actividades de I+D. El 67% del gasto
total en actividades de I+D (interno y externo) lo realizan cuatro sectores: material de
transporte; químico; material y equipo eléctrico y electrónico; y transportes y
comunicaciones.
Cuadro 10. Indicadores de I+D del entorno productivo en 1999 por rama de
actividad
Junio de 2001 55
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Personal Nº de Nº de
empleado investigadores doctores
en I+D (EDP) (EDP) (EDP)
Por su parte, el cuadro 12 recoge la distribución del gasto en innovación por sectores y
su respectiva intensidad de la innovación (gasto en innovación dividido por la cifra de
negocios). Cinco sectores (material de transporte, servicios de telecomunicaciones,
químico, material eléctrico y electrónico y alimentario) concentran más del 60% del
Junio de 2001 56
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Intensidad de
Gasto en innovación Innovación (Gasto
(miles de PTA) Innovación/Cifra de
Negocio) (%)
Fuente: INE
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Dinamarca, Austria, etc.33. En el caso de las empresas, puede apreciarse que éstas se
autofinancian sus actividades en un elevado porcentaje (75% en 1999), mientras que
los recursos procedentes de las administraciones públicas, sean éstos créditos o
subvenciones, representaron, conjuntamente, algo más del 15% en 1999, y los
recursos procedentes del extranjero –programas de la Unión Europea y otros- han
experimentado una ligera reducción.
33
OCDE (1999):”University research in transition”. Paris
Junio de 2001 58
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Algo similar sucede en toda Europa. El Libro Verde de la Innovación35 cita la falta de
financiación adaptada como uno de los escollos principales que han de superar las
empresas europeas, especialmente las PYMES, para innovar, indicándose que su
posible solución se encuentra, en gran medida, en la modificación de las bases legales
de las fuentes de financiación privada para hacerlas más interesantes. Si bien el capital
riesgo –uno de los sistemas más ligados a este tipo de actividades- ha crecido en
Europa de forma espectacular (los fondos se han cuadruplicado en ocho años, hasta
alcanzar 40.000 millones de ECU en 1994), este aumento ha venido acompañado de
un retroceso relativo en las inversiones en alta tecnología (34% del total en 1985, 16%
en 1992, menos del 10% en 1994), las inversiones de arranque (25% en 1985 frente al
6% en 1994) y, en general, predominan las inversiones menos arriesgadas y de mayor
34
El Capital Riesgo se puede definir, de forma muy resumida, como la toma de participación, con
carácter temporal y generalmente minoritaria, en el capital de empresas que no cotizan en Bolsa. Con esa
participación, el capitalista ayuda a que la nueva empresa (o la empresa en expansión) disponga del
capital necesario para llevar a cabo sus inversiones iniciales (muy fuertes), de forma que su valor en el
mercado aumente. Una vez que ha madurado la inversión, el capitalista vende su participación, cuyo
valor, cuando el proyecto va bien, será muy superior al inicial. La posibilidad de desvinculación cuando el
proyecto ha madurado es consustancial a este tipo de financiación.
35
Comisión de las Comunidades Europeas (1995)
Junio de 2001 59
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
100,0% 100,0%
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE (EPA) y de Mas, Perez, Uriel y Serrano (1998).
Junio de 2001 60
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Total
Servicios no destinados a la
venta
Servicios destinados a la
venta
Construcción
Industria
Energía
Agricultura
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Alemania 11,04
Suecia 8,63
Reino 7,76
eu15 7,72
Italia 7,51
Irlanda 7,42
Bélgica 7,24
Finlandia 7,21
Francia 6,98
Dinamarca 6,83
Austria 6,47
España 5,53
Holanda 4,86
Portugal 3,55
Grecia 2,41
Luxemburgo 1,62
0 2 4 6 8 10 12
Finlandia
Suecia
Dinamarca
Reino Unido
Francia
Bélgica
Holanda
UE 15
Alemania
Italia
Luxemburgo
Austria
España
Grecia
Portugal
0 1 2 3 4 5
%
Según los datos del INE, los indicadores de actividades de I+D relativos al entorno
tecnológico para los años 1988 y 1997 quedan recogidos en el cuadro 15. Se observa
que su peso dentro del Sistema se ha mantenido más o menos en los mismos valores
relativos a lo largo de los 10 años analizados.
Junio de 2001 62
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Figura 13
45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
5.5. La Articulación
36
Véase a este respecto B.A. Lundvall y S. Borrás (1997).
Junio de 2001 64
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Una primera aproximación del nivel de interrelación de las entidades del entorno
científico con el productivo se logra analizando qué porcentaje de su gasto en
actividades de I+D es financiado por empresas. En la Figura 14 se representa la
evolución del origen de los fondos del gasto en actividades de I+D en el sector
Junio de 2001 65
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Figura 14. Evolución del origen de la financiación del gasto en actividades de I+D
efectuado por el sector enseñanza superior en España
100%
90%
80%
70%
Extranjero
60% IPSFL
Empresa
50%
Administración
40% Enseñanza Superior
30%
20%
10%
0%
1995 1996 1997 1998 1999
AÑOS
las empresas).
37
Fuente: INE: Estadísticas de I+D de los años citados.
Junio de 2001 66
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
sociedad en su conjunto. En 1989, en el marco del primer Plan Nacional de I+D (1988-
1991), por recomendación expresa de la Comisión mixta Congreso-Senado de
Investigación científica y técnica, se impulsó la creación de las Oficinas de
Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) en todas las universidades y
organismos públicos de investigación (OPI), como entidades orientadas a facilitar la
necesaria cooperación entre las universidades y las empresas en actividades de I+D;
las OTRI eran coordinadas y apoyadas por la Oficina de Transferencia de Tecnología
(OTT), unidad perteneciente a la Secretaría general del Plan Nacional de I+D (CICYT,
1989; Conesa, 1997). En la actualidad todas las universidades (52) y 15 OPI (10
estatales y 5 de CCAA) tienen una OTRI activa.
Cuadro 17. Balance de la red OTRI y de las acciones de articulación del Sistema de
Innovación en el Plan nacional de I+D
1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
Patentes internacionales 17 54 16 35 29 29
Variedades vegetales 16 19 32 42
Programas informáticos 19 11 8 7
Nº total de Contratos 2.188 2.942 3.388 4.725 5.852 6.381 10.609 39.914 34.565
Nº Contratos I+D 695 1.036 1.231 1.951 2.361 2.436 3.270 3.461 3.513
Nº Contr. apoyo técnico 838 1.080 1.287 1.592 2.032 1.765 3.241 3.311 3.889
Nº Contr. Formación 364 521 327 701 978 1.558 3.503 31.327 24.026
Nº Acuerdos 291 305 543 481 481 622 595 678 1.739
Facturación total (MPTAS) 9.248 13.977 18.050 23.546 24.250 25.330 35.148 37.338 37.702
Junio de 2001 67
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Plan Nacional de I+D 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
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E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Junio de 2001 69
E. Castro e I. Fernández de Lucio Innovación y Sistemas de Innovación
Los años previos a 1986, año en que tuvo lugar la incorporación de España a la Unión
Europea, hubo una serie de iniciativas políticas de gran alcance para el Sistema
español de Innovación, pues la apertura del mercado nacional a los demás países de la
Unión Europea sólo podía llevarse a cabo, sin que ello tuviera como consecuencia
indeseable una eliminación masiva de las industrias nacionales, si el país era capaz de
promover la necesaria modernización de sus infraestructuras básicas y la adecuación
de su marco legal a las nuevas reglas del mercado. En este marco, en 1983 se
promulgó la Ley Orgánica de Reforma Universitaria (Ley Orgánica 11/1983, de 25 de
agosto, usualmente denominada por su acrónimo LRU) y en 1986 otras dos leyes
decisivas en el ámbito que nos ocupa: la Ley de Fomento y Coordinación General de la
Investigación Científica y Técnica (Ley 13/1986 de 14 de abril, usualmente denominada
“Ley de la Ciencia”) y la Ley de Patentes (Ley 11/1986 de 20 de marzo de 1986).
A los efectos del tema que nos ocupa, la Ley de Reforma Universitaria dotó a las
Universidades de autonomía para la gestión, entre otras cosas, de su presupuesto y de
su patrimonio (art. 3º), del cual forman parte las patentes y demás títulos de propiedad
industrial. Otra de las más trascendentes posibilidades introducidas por la LRU es la
contratación con terceros de trabajos de carácter científico, técnico o artístico,
recogida en su artículo 11, que se transcribe a continuación: “Los Departamentos y los
Institutos Universitarios, y su profesorado a través de los mismos, podrán contratar con
entidades públicas y privadas, o con personas físicas, la realización de trabajos de
carácter científico, técnico o artístico, así como el desarrollo de cursos de
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El paso definitivo para abordar la necesaria reforma del Sistema español de Ciencia y
Tecnología fue la promulgación de la Ley de Fomento y Coordinación General de la
Investigación Científica y Técnica, de 14 de abril de 1986 (comúnmente denominada
"Ley de la Ciencia"), que estableció un nuevo marco normativo para la definición y
ejecución de la Política Científica y Tecnológica. La Ley de la Ciencia establece el Plan
Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico como instrumento básico
de fomento, coordinación y planificación de la investigación científica y técnica, y crea
la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT), de la que forman parte
representantes de todos los ministerios con competencias en I+D, para su elaboración
y seguimiento, a la cual se le encomienda la coordinación del Sistema en el ámbito
nacional e internacional; por otra parte, se dispone la creación de dos órganos
consultivos: el Consejo General de la Ciencia y la Tecnología, y el Consejo Asesor para
la Ciencia y la Tecnología.
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mercantil que les sean de aplicación (quedando, por tanto, exceptuados del ámbito de
aplicación de la ley de contratos de las AAPP).
Lo más destacable de los últimos años ha sido la promulgación del Real decreto
557/2000 de 27 de enero, que creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología con el fin de
concentrar en un único departamento las competencias en materia científica y
tecnológica, lo cual no obsta para que otros departamentos ejecuten fondos de la
Función 54 de los Presupuestos Generales (“Política de Investigación”) y dispongan de
órganos especializados, instrumentos y créditos a tal fin, como es el caso
especialmente de los ministerios de Educación y Cultura; Defensa; Agricultura, Pesca y
Alimentación; Sanidad y Seguridad social, entre otros. El R.D. 1451/2000 de 28 de julio
desarrolla la estructura orgánica de este ministerio y lo define como “el departamento
de la Administración General del Estado responsable de la política de fomento y
coordinación general de la investigación científica e innovación tecnológica”. Por su
parte, el artículo 84 de la Ley 14/2000 de 29 de diciembre, de medidas fiscales,
administrativas y del orden social, modifica algunos de los artículos de la Ley 13/1986,
básicamente para recoger en la composición de la CICYT los últimos cambios
ministeriales.
Todas las Comunidades Autónomas han desarrollado de una u otra forma las
competencias en materia de I+D que les otorga la Constitución (artículo 148), algunas
mediante la promulgación de leyes de Ciencia (Galicia, Comunidad Valenciana,
Comunidad de Madrid, C.A. de les Illes Balears, C. de Castilla y León y C. de la Rioja)
y otras mediante la puesta en marcha de planes de fomento de la investigación y/o la
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UNIÓN EUROPEA
Si bien el Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que entró
en vigor en 1952, ya contemplaba el apoyo a actividades de investigación, fue con la
entrada en vigor -en 1986- del Acta Única Europea cuando la investigación científica y
tecnológica adquirió, por primera vez, el rango de política comunitaria de pleno
derecho. En 1992 el Tratado de Maastricht amplia el papel de las competencias
comunitarias en la I+D y subraya su importancia estratégica para mantener la
competitividad industrial y fomentar el crecimiento económico, así como para
desarrollar las actividades de investigación necesarias para la implementación de otras
políticas comunitarias.
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Los objetivos del Plan nacional de I+D+I (2000-2003) son, en síntesis, incrementar el
nivel de la ciencia y la tecnología españolas, elevar la competitividad de las
empresas y su carácter innovador y mejorar la valoración que las actividades de
innovación tecnológica tienen en los sectores productivos, mejorar el
aprovechamiento de los resultados de I+D por parte de las empresas y de la sociedad
española en su conjunto, apoyando la interrelación y vertebración entre los diversos
agentes del Sistema a corto, medio y largo plazo, fortalecer el proceso de
internacionalización de la ciencia y la tecnología españolas, incrementar los recursos
humanos cualificados, tanto en el sector público como en las empresas y aumentar el
nivel de conocimientos científicos y tecnológicos de la sociedad española, dotando a
los centros de investigación y a las unidades de interfaz de recursos para llevar a cabo
actividades de divulgación y difusión cultural.
El Plan 2000-2003 establece una serie de áreas temáticas prioritarias, unas que
denomina científico tecnológicas (Biomedicina, Biotecnología, Tecnologías de la
información y de las comunicaciones, Materiales, Procesos y productos químicos,
Diseño y producción industrial, Recursos y tecnologías agroalimentarias, Recursos
naturales, Socioeconomía) y otras sectoriales (Aeronáutica, Alimentación, Automoción,
Construcción civil y conservación del patrimonio, Defensa, Energía, Espacio, Medio
ambiente, Sociedad de la información, Sociosanitaria, Transportes y ordenación del
territorio, Turismo, ocio y deportes), pero también recoge la financiación de la
Investigación Básica no orientada, en la que se incluye el programa de promoción
general del conocimiento y los programas ligados a las grandes instalaciones:
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El Plan especifica qué entidades pueden acceder legalmente a los fondos públicos
destinados a I+D+I y se responsabilizan de su ejecución: Centros públicos de I+D
(Universidades públicas, Organismos Públicos de Investigación reconocidos como
tales por la Ley 13/1986 y, en general, cualquier centro de I+D dependiente de las
administraciones públicas); Centros privados de I+D sin ánimo de lucro
(Universidades y entidades privadas sin ánimo de lucro, con capacidad y actividad
demostrada en acciones de I+D. También se incluyen los centros tecnológicos cuando
su propiedad y gestión sea mayoritaria de las administraciones públicas); Centros
tecnológicos (Centros de Innovación y Tecnología, reconocidos y registrados como
tales según el Real Decreto 2609/1996, de 20 de diciembre, y que no presenten en su
propiedad u órgano de gobierno una mayoría de representación de las
administraciones públicas); Unidades de interfaz (Entidades con personalidad jurídica
propia y sin ánimo de lucro, que realizan tareas de intermediación entre los agentes del
Sistema de C-T-E, con el fin de dinamizar y fomentar las relaciones entre ellos) y
Empresas (Organismos e instituciones cuya actividad esencial consiste en la
producción mercantil de bienes y servicios)
Como modalidades de participación el Plan prevé las siguientes: becas de
formación (predoctorales, para la formación de tecnólogos y posdoctorales en el
extranjero), movilidad (estancias de investigadores y tecnólogos en otros centros,
estancias en España de investigadores extranjeros y estancias cortas de
investigadores de centros públicos de I+D en empresas), contratación de personal
(incorporación de doctores a empresas y centros tecnológicos, incorporación de
tecnólogos a PYME, incorporación de personal técnico a instalaciones españolas
grandes y medianas, contratación de doctores, ...), proyectos de I+D, soporte a la
innovación tecnológica (acciones de innovación tecnológica, acciones de
demostración tecnológica, fomento de la creación de nuevas empresas de base
tecnológica, ...), equipamiento científico técnico y acciones especiales.
De acuerdo con las estadísticas de actividades de I+D del INE, en 1999 las CCAA
aportaron 54.000 millones de PTA a la financiación del gasto en actividades de I+D,
entre subvenciones y créditos y sin contar los fondos universitarios, lo que representó
ese año el 7% del total y el 15% de lo aportado por las administraciones públicas. Esta
aportación ha venido aumentando paulatinamente desde mediados de los años 80, en
que algunas CCAA iniciaron diversos tipos de actividades para el fomento de la I+D e
innovación. Asturias y el País Vasco fueron las CCAA (A. Durán, 1999) que pusieron
en marcha los primeros Planes regionales de Investigación en 1989. Ya en la década
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de los 90, otras CCAA publicaron los suyos: Andalucía y la Comunidad de Madrid
(1990), Cataluña (1993), Comunidad Valenciana (en 1993 el Plan Tecnológico y en
1994 el de Ciencia y tecnología). Más recientemente las demás CCAA han ido –o
están- aprobando sus respectivos planes de ciencia y tecnología o de innovación.
UNIÓN EUROPEA
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valor añadido reala los esfuerzos en materia de I+D realizados a escala nacional y
regional.
AÑOS Nº Nº Nº Nº Nº Nº
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Fuentes: Bases de datos ICYT e ISOC (CSIC) e IME (CSIC-UV); SCI y SSCI (ISI).
2,5
2
%
1,5
0,5
0
1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
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En la Oficina 2.260 2.188 2.101 2.192 2.171 2.078 2.308 2.236 2.656
española de
Patentes y Marcas
En el extranjero 4.603 5.654 6.886 7.575 9.227 10.088 16.847 21.028 28.721
En la Oficina 280 332 356 376 462 476 511 657 618
Europea de Patentes
Portugal 3,18
Grecia 11,1
España 32,2
Irlanda 96,1
Italia 127,5
Reino Unido 169,4
Austria 207,7
EU15 217,0
Francia 227,8
Bélgica 228,3
Dinamarca 242,6
Luxemburgo 243,7
Holanda 284,7
Finlandia 364,5
Alemania 380,0
Suecia 436,8
Fuente: Eurostat
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y los inferiores a la unidad lo contrario. Sólo cinco países (Bélgica, Canadá, EEUU
Japón y Nueva Zelanda) tenían en 1996 (año del cual se dispone de información)
coberturas superiores a la unidad, en tanto que otros como Alemania, Francia o Reino
Unido tenían coberturas cercanas al 0,8. El último valor disponible en el caso de España
(0,15) es muy inferior al de los países de nuestro entorno.
La innovación implica novedad, pero esta novedad puede ser en la empresa, a escala
nacional o a nivel mundial. Esta distinción tiene diferentes incidencias según que se las
considere desde el punto de vista del rendimiento de la empresa, de la competencia
nacional o del ritmo de los progresos técnicos en el mundo.
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Por otra parte, es difícil interpretar el número de innovaciones. Este dato varía
considerablemente de una rama a otra y en el interior de cada rama de actividad. Si en
una empresa una innovación puede ser el único resultado de sus actividades de I+D en
dos años, otra empresa puede poner en el mercado cada año muchos productos
nuevos.
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