La filosofía medieval se caracteriza principalmente por
intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías
e islámicas) con la filosofía heredada de la antigüedad clásica. Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.
La patrística es el estudio del cristianismo de los primeros
siglos y de sus primeros autores conocidos como padres de la Iglesia. La patrística es la fase en la historia de la organización y la teología cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la consolidación del canon neotestamentario, Filosofia medieval Patristica hasta alrededor del siglo VIII. Se considera que el periodo corre desde la parte final del Nuevo Testamento, específicamente desde los Hechos de los Apóstoles (año 100 DC) y hasta 451 (la fecha del Concilio de Calcedonia), o hasta el Segundo Concilio de Nicea, del siglo VIII.
La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante
del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en Escolastica cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae ‘la filosofía es sierva de la teología’).