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FILOSOFÍA MEDIEVAL

La filosofía medieval es todo el conjunto de corrientes de pensamiento y


tratados filosóficos que se desarrollaron desde la caída del Imperio
romano (530 d. de C.) hasta el Renacimiento (siglos XV y XVI).

La principal búsqueda de la filosofía medieval era la cohesión de las


creencias heredadas de la filosofía clásica con los dogmas del
cristianismo, aunque también hubo aportes muy importantes de las
creencias judías e islámicas.

Al intentar conciliar diferentes creencias religiosas con la filosofía,


resultó natural que se intentara buscar respuestas a interrogantes como
la naturaleza de Dios, la relación entre la fe y la razón, así como la
compatibilidad entre el libre albedrío y la omnisciencia de la divinidad,
entre otros temas, como la causalidad y los límites del conocimiento. Sin embargo, para la filosofía medieval,
fue complejo conciliar temas como la encarnación o la naturaleza de la trinidad, que son la base de la teología
cristiana.

En la filosofía medieval, el problema de los universales heredó los puntos de vista de Aristóteles sobre el
tema de los universales, y creía que los universales (abstracto, el mundo del pensamiento) existen, pero no
están separados de los particulares (concreto, cosas, individuos), también conocido como "realismo
moderado". Durante el período escolástico, sin embargo, la solución a este problema volvió al frente del
nominalismo, que postula que los universales no existen en absoluto.

La existencia de Dios como la mayor parte de la filosofía medieval se dedicó a probar la existencia de Dios
como un ser supremo, una entidad o una verdad. Para ello, se utilizan las Sagradas Escrituras, la lógica
aristotélica y la argumentación ontológica como principales métodos para encontrar respuestas.

Dado que Aristóteles era un defensor de la lógica como una forma de abordar la ciencia y la filosofía, era
natural que los filósofos medievales imaginaran la lógica aristotélica clásica como una forma legítima de
responder a los problemas apremiantes de la época.

Según este método, dominar el silogismo será una herramienta útil para la formación del conocimiento, ya que
te permitirá conectar correctamente sujetos y objetos.

Una de las características de la filosofía medieval estuvo fuertemente marcada por planteamientos de orden
divino. La Biblia, entonces, se convirtió en la principal fuente de respuestas a esas inquietudes. Sin embargo,
los libros sagrados del Islam y el judaísmo también jugaron un papel esencial en la interpretación de cuestiones
religiosas.

Más que la generación de conocimiento nuevo, la filosofía medieval se encargó de rescatar, reinterpretar y
aplicar planteamientos filosóficos clásicos. El surgimiento del neoplatonismo, que plantea la existencia del Uno
o Dios sobre todas las cosas, y la introducción de la lógica aristotélica en las entonces nacientes universidades,
dan cuenta de ello.

Etapas de la Filosofía Medieval:

Patrística. Esto corresponde a la etapa inicial de la filosofía formulada como doctrina


religiosa, fundamentalmente doctrina cristiana. Uno de los representantes más
destacados de este período fue san Agustín, quien desarrolló lo que se conoce como
neoplatonismo, que se puede resumir como una reinterpretación cristiana de la obra
de Platón.
Escolástica: Este período, que se extendió del siglo XI al XVI, intentó explicar
racionalmente la revelación cristiana. Surgió como resultado del establecimiento de
las primeras universidades y la necesidad de utilizar el método científico de
Aristóteles para contrarrestar puntos de vista religiosos o paranormales. Santo
Tomás de Aquino fue uno de los representantes más importantes de la era
escolástica, quien introdujo la lógica de Aristóteles en el pensamiento cristiano.

Estos son algunos de los filósofos cuyos aportes ayudaron a enriquecer el legado
medieval:

Anselmo de Canterbury (1033-1109)

Fue uno de los filósofos más alineados con el neoplatonismo. Consideraba la filosofía
como una rama auxiliar para entender la fe, más que un área del conocimiento en sí
misma. Y la fe era, por tanto, la única verdad posible y la razón estaba subordinada a
ella.

Además, a Anselmo de Canterbury se le atribuye la creación del “argumento


ontológico”, que plantea la existencia de Dios como “aquel del que nada más grande
puede ser pensado”. Si Dios existe en el plano mental, también existe en la realidad.

Tomás de Aquino (1225-1274)

Rompiendo con la tradición agustiniana (y muy característica de la filosofía medieval en


general) de imponer la fe sobre la razón, Tomás de Aquino consideraba que fe y razón
constituían dos campos de conocimiento diferentes. Sin embargo, deja lugar para un
espacio común en el que la fe y la razón se interrelacionan.

Guillermo de Ockham (1285-1349)

Fue un paso más allá que sus predecesores, al defender no solo la existencia de la
filosofía y de la teología como dos áreas independientes, sino también al desvincularlas.
Para Guillermo de Ockham, la razón es una facultad del hombre, mientras que la fe
pertenece al campo de las revelaciones divinas, así que no solo están separadas, sino que
son opuestas.

Estos son algunos de los textos más destacados de la filosofía medieval, ya que intentaron responder las
mayores interrogantes de este período, especialmente las de orden religioso:

Proslogion (1078)
Escrita por Anselmo de Canterbury, plantea la existencia de Dios a través del argumento ontológico. Es un
resumen del Monologion, su obra antecesora, en la cual intentó demostrar la existencia de Dios a través de la
razón.

La guía de los perplejos (1190)


Fue escrita por Maimónides, quien argumenta que no existe tal cosa como una división entre la fe y la razón,
puesto que ambas provienen de la misma fuente: Dios. Aunque fue escrita en árabe, sus traducciones
permitieron que la obra se conociera rápidamente en Europa, convirtiéndose en una influencia para filósofos
como Tomás de Aquino.

Suma teológica (1274)
Es una de las obras más importantes de la teología y fue una influencia en el desarrollo de la filosofía
medieval. Allí, Tomás de Aquino responde diversas cuestiones agrupadas en categorías: Dios, el acto
humano, virtudes teologales, encarnación de Cristo, sacramentos. La obra contiene otras interrogantes que
son respondidas por sus discípulos, ya que el autor murió antes de terminar su obra.

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