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TRECE VARIACIONES SOBRE
CLÍNICA PSICOANALÍTICA

por
Eduardo Müller * Ana N. Berezin
* Gloria Abadi * Delly Beller
*Irene Chelger * Mercedes Cicalesi
* Fabio M. Cohen * Lila Feldman
* Diego González Castañón
* Daniel Slucki * Irene Spivacow
* Graciela Szyber * Susana Toporosi
* Mariana Wikinski

coordinado por
Ana N. Berezin

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Siglo
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editores
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Siglo veintiuno editores Argentina s. a.
LAVALLE 1634 11 A (C1048AAN), BUENOS AIRES, REPÚBLICA ARGENTINA

Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


CERRO OEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MÉXICO, D. F.

Prólogo 11

Introducción 15
Ana N. Berezin

1 ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 26


Gloria Abadi
150.195 Trece variaciones sobre clínica psicoanalítica/
TRE coordinado por Ana Berezin. - 1ª. ed.- Buenos
Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2003. 2 Acerca de las herencias 44
224 p. ; 2lxl 4 cm. - (Psicología y psicoanálisis) Delly Beller
ISBN 987-1105-45-2
3 Vigías de la noche 60
l. Berezin, Ana, coor. - l. Psicoanálisis Ana N. Berezin

4 En el inicio y en el fin: un sueño 70


Lic. Irene Chelger
Portada de Daniel Chaskielberg
5 Una clínica de la externación 92
Mercedes Cicalesi
lª edición argentina: 1.000 ejemplares
6 Cárceles (del cuerpo y del alma) 104
Fabio M. Cohen
© 2003, Ana N. Berezin
© 2003, Siglo XXI Editores Argentina S. A.
7 "Soy una mujer... Es una joda" 116
ISBN 987-1105-45-2
Lila Feldman
Impreso en Industria Gráfica Argentina
8 Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 128
Gral. Fructuoso Rivera 1066, Capital Federal,
Diego González Castañón
en el mes de agosto de 2003

Hecho el depósito que marca la ley 11. 723


Impreso en la Argentina - Made in Argentina
9 Los viajes de Miriam 154
Daniel Slucki

1O Historizar, simbolizar, armar una familia 166


Irene Spivacow

11 Un mariscal y un emperador. Historias de maltrato


infantil 182
Lic. Graciela Szyber

12 Duelos en niños afectados por catástrofe social


en la Argentina. La pequeña Ana 194 A aquellos con quienes hemos
Susana Toporosi
aprendido y aprendemos
13 Los dominios extranjeros de Alicia 216
Mariana Wikinski
Prólogo
Eduardo Müller

¿Prologar es prolongar?, pregunté alguna vez en otro texto.


Conjeturé que prologar es agregar un texto a otro que no lo
necesita. Es añadir palabras a un texto autónomo que no nece-
sita de ningún agregado. Se trata en general más de un rito que
de una necesidad. Es una suerte de presentación, en el sentido
protocolar de la palabra. Pero los ritos, como todos sabemos,
sí son necesarios. Más cuando se trata del tercer elemento de
una trilogía vital, que incluye también tener hijos y plantar
árboles.
Prolongo (y propongo) ... leer, entonces, el libro de estos
autores que no se animan del todo a ser leídos sin pasar antes
por este civilizado rito. Que antes de caer en sus manos, señor
lector (señora, señorita), tuvieron la gentileza de pedirme
alguna referencia prevía, algunas palabras que introduzcan la
introducción .
Presento en esta presentación algo que de todos modos se
haría presente. Para evitar malentendidos debo aclarar, antes
que nada, de qué género es el libro que tomará el lector entre
sus manos (la literatura psicoanalítica tiene numerosos ejem-
plares travestidos que se muestran de cierto género mientras
demuestran ser otra cosa). En este caso se trata del caso clínico
psicoanalítico, ese género inventado por Freud para dar testimo-
nio de cómo hacía lo que había creado. Un nuevo modo de re-
lato inventado por él, que se nutrió más de la literatura de su
época, la literatura del siglo XIX, que de la historia clínica de
la medicina. Lo digo de modo más fuerte: Freud rompió con
12 Eduardo Müller Prólogo 13

el relato médico y no tuvo más alternativa que pedirle ayuda a co, como texto, está entre dos abismos: la sesión y el lector. La
la literatura. ¿Cuál? La literatura de su tiempo. Conocer este ficción hace creer que esos abismos se cruzan como un puente.
origen es importante para comprender que, para hacer lo mis- El relato de una sesión es a una sesión lo que el relato de un
mo que hacía Freud, debemos dejar de escribir como él. Si imi- sueño es a un sueño.
tásemos a Freud, terminaríamos escribiendo como Goethe o Este libro encierra una paradoja: es un libro en conjunto
Dostoievski, escritores con quienes compartió la misma atmós- en el cual un grupo de analistas se decide a compartir con otros
fera cultural. Seguir la inspiración freudiana, en cambio, es de- dos prácticas absolutamente solitarias: analizar y escribir. A
jarse influir por los escritores de nuestro tiempo y lugar. Los au- compartir las soledades cotidianas de las vicisitudes del encuen-
tores de este libro llevan más la marca de Borges que la de tro con el inconsciente y el padecer ajeno, y compartir también
Schiller. En ese sentido, son fuertemente freudianos. la inhibición, síntoma y angustia que genera el escribir, más aún
Inventar un género es inventar un modo de escribir, pero cuando de psicoanálisis se trata.
también un modo de leer. Freud inventó a un nuevo lector. Los Cada uno analizó de a uno, y escribió de a uno. Cada uno
lectores de este libro, junto con sus autores, son (somos) todos se atrevió a expon~r en qué momento de su vida se encuentra
inventos de Freud. en cuanto a la incierta travesía en busca de la adquisición de
Los que inventan géneros tienen bastante con inventarlos un estilo. Para analizar y para escribir. Es fácil comprobarlo pa-
y ejercerlos, como para teorizar, además, acerca de ellos. Les ra el lector. Cada texto responde a un autor que habla y firma
dejan esa tarea a los que vienen después. Después de más de en nombre propio. Nadie copia, nadie se copia, nadie intenta
cien años este género se instaló, sin modernizarse demasiado. exhibir que no se copia. Los une un modo diferente de anali-
La literatura moderna ha influido poco en el modo de narrar zar y escribir, que sin embargo hace serie. No escriben para en-
de los analistas. Y considero que esto ocasiona un empobreci- señar ni para enseñarse. Aprenden de sus propios textos, por
miento no menor en todo el psicoanálisis. Una asincronía en- añadidura. Se dejan leer mientras escriben. Arriesgan su pala-
tre lo que se hace y lo que se cuenta. bra. Escriben para ser leídos. Para poner a prueba sus lecturas.
Sostengo firmemente que el caso clínico, llamado también Nadie quiere quedarse con la última palabra. Son analistas
material clínico, tiene estructura de ficción. Todo material clí- contemporáneos con la época que les toca vivir, y no disimu-
nico es relato, narración, ficción. Relatar un material clínico es lan las marcas de su tiempo. Analizan y escriben en tiempos
relatar, es construir un relato, es someterse a las leyes que los re- crueles; es decir que de algún modo los testimonian. Un histo-
latos imponen a quien se mete a relatar, lo sepa o no lo sepa. riador del futuro (que ojalá sea mejor que el que vislumbramos
Ficción no significa mentira o falsedad, es más bien un dispo- hoy), puesto a investigar cómo era la vida cotidiana en aque-
sitivo textual utilizado para transmitir una verdad. ¿Qué ver- llos no tan buenos aires, haría bien en contar entre sus docu-
dad? Una verdad que, tal cual sucedió, es intransmisible. La fic- mentos con este libro, para investigar cómo se sufría, cómo se
ción es el dispositivo que testimonia la imposibilidad de enfrentaba el sufrimiento y cómo se narraba en los comienzos
transmitir la verdad de lo que pasa en un análisis, y al mismo del siglo XXI.
tiempo la única manera de transmitir algo de esa verdad. El El periodista uruguayo, ya desaparecido, Maneco Flores
analista recurre a la ficción como vía regia a la verdad, que, Mora, en una de sus famosas contratapas en el semanario Bre-
como Freud nos enseñó, no es sin ombligo. El material clíni- cha escribió: "Todo hombre que ha probado un camino, tiene
14 Eduardo Müller

el deber de hacer el mapa y difundirlo". Se trata de una ética


Introducción
cartográfica que responsabiliza a quien se decida a brindar tes-
timonio, a no ocultar la. historia de sus pasos. Que obliga a
Ana N. Berezin
quien se aventura por un camino a trazar el mapa de sus difi-
cultades, sus obstáculos y también sus atajos. En ese sentido el
lector tiene entre sus manos un libro de viajes. Sus protagonis-
tas son viajeros con diferentes millajes en sus mochilas, que dis-
ponen de distintas brújulas señalando distintos nortes. No son
aventureros pero no retrocedieron ante la aventura; por eso la
cuentan. En sus cuadernos, el poeta Paul Valéry escribía en los albo-
El director de cine Frarn;:ois Truffaut decía que un filme es res de cada día. Intentaba, quizá, rescatar los registros y las mar-
una vida a la que se le eliminaron los momentos aburridos. Lo cas que sus sueños dejaban en él (fueron encontrados después
mismo podría decirse, tal vez, de un caso clínico. Es la historia de su muerte doscientos sesenta y un cuadernos escolares, un
de un análisis al que se le quitaron los momentos aburridos. total de veintiséis mil páginas) .
Aburridos no mientras sucedieron, sino mientras se los cuen- Escrituras sólo para sí mismo, de gran precisión. "Necesita-
ta. Es que Voltaire ya advirtió que el secreto de ser aburrido es ba inventar lo que él llamaba su langage-seif ( ... ) Paul Valéry:
decirlo todo. Un relato es ficción no sólo por lo que se cuenta, ¿centinela del alba o vigía de la noche?'', se pregunta Pontalis,
sino por lo que se decide no con tar. Escribir es usar las dos vías y él mismo se responde con palabras del poeta: "El sueño y el
que decía Freud: la "vía de porre" y la "via de levare ". Es pintar pensamiento son de la misma sustancia".
y esculpir al mismo tiempo. Es un movimiento erótico de po- Este libro trata de esa sustancia que constituye la clínica psi-
ner y sacar. De elegir y ser elegido por los textos que hacen su coanalítica en estos tiempos.
propia vía. En esta polifonía de voces que confluyen en estos escritos, es-
Finalmente, este libro pone en evidencia el modo en que tá encerrado todo un quehacer lleno de búsquedas, interrogan-
cada uno, en su propio nombre y con su propia experiencia, tes, preocupaciones. Aperturas y límites en el compromiso, y la
intentó formular las preguntas causadas por las respuestas con responsabilidad de enfrentarse con el sufrimiento humano. Ca-
que se topó. da día, durante muchas horas, nos sumergimos en encuentros
No dejar de interrogar, dejarse interrogar, son las consignas donde la palabra y el sen ti do recorren caminos que amplían los
complementarias que demuestran en acto, en acto narrativo, devenires de la subjetividad. Subjetividad siempre deseante de
que el psicoanálisis sigue dando que pensar. espacios de mayor libertad, aun en los momentos más oscuros.
Así, los desafíos plantean un trabajo de pensamiento que
viene desde hace más de cien años, y de nuevos pensamientos
que pertenecen a este tiempo. Tiempo en el que nuestras he-
rramientas cotidianas son interrogadas, a veces con dramatismo
y urge n cia. De modo que esta escritura compartida tiene un
gran valor para nosotros.
16 Ana N. Berezin Introducción 17

¿Por qué escribe?, le preguntaron a Marguerite Yourcenar, cuchar, para pensar con uno mismo y con los otros, una y otra
y ella respondió: "Para saber lo que pienso". Saber qué pensa- vez, nuestro devenir en la clínica. Praxis en la cual todo dogma,
mos, de qué está hecho nuestro pensamiento, cómo se llega a toda tendencia disocian te, toda intención que desafecte la recep-
pensar lo que hoy pensamos. Cuestiones clave de una praxis pa- ción del otro y de lo otro, choca contra el muro que levanta el
ra la cual pensar no es un vacío rumiador, ni una serie de ra- encuentro, con el espacio-tiempo psíquico del otro, con la sus-
cionalidades, ni una técnica a aplicar, ni una teoría a constatar, tancialidad del cuerpo-pulsión, imagen-representación, palabra-
sino una apuesta para transformar los inútiles combates del su- pensamiento, en el despliegue de una acción y un discurso que
frimiento neurótico, narcisista o psicótico en actividad creati- van tejiéndose en estos tiempos y, un poco, también en todos los
va para la vida. Pensamiento que defino como la puesta en re- tiempos. Pero como nos toca vivir en estos tiempos especialmen-
lación de la vivencia, el afecto y la idea en los encuentros con te crueles, nuestra praxis también desafia las crueldades. La sus-
el otro, con lo otro inconsciente y con lo otro no descubierto tancia contradictoria y en ocasiones abismal de lo humano resis-
de los otros y de las historias no compartidas. te y apuesta a la potencialidad desean te, a los otros en cada uno,
El escribir compartido se ha vuelto necesario en estos mo- resiste frente a la crueldad y la muerte.
mentos de lejanía, de indefensión y de desamparo, que reclaman En esos avatares diarios escribimos, a veces sin escritura,
con intensidad la presencia de los otros y el trabajo con los otros. esos pasajes entre el sueño y la vigilia, entre el dormir y el pul-
También es testimonio de una época, de una clínica psicoanalí- sar, entre el dolor y la creación, en una búsqueda de transfor-
tica, que hoy sentimos especialmente valiosa frente a las prácti- m aciones, intentando una apropiación siempre insuficiente de
cas de quienes vienen realizando una medicalización del sufri- lo soñado, de lo dormido, de lo doloroso. Como en esas horas
miento psíquico. Químicos para un cuerpo reducido a cuerpo del amanecer y del atardecer, atravesamos en la clínica los cla-
biológico, mordazas para la palabra y el sentido, desamparo pa- roscuros, intermediaciones entre una interioridad exterioriza-
ra una alteridad que se ausenta dejando a los cuerpos farmaco- da y una exterioridad interiorizada, entre dimensiones discon-
logizados (y también bajo electroshock), despojados de sus cua- tinuas, alternancias de sueños soñados y pesadillas vividas,
lidades psíquicas humanas. Prácticas coherentes con este modo como de sueños pesadillas y sueños vividos.
de ejercicio del poder, que en la actualidad es la biopolítica. Este libro reúne las voluntades y el trabajo de varios psicoa-
En cada capítulo, cada uno volcará los sueños y los pensa- nalistas con quienes a lo largo de los años he realizado la tarea
mientos, la imaginación y el concepto que articulan el devenir de transmisión de la clínica. Son un grupo de colegas entre los
diario. Es en ese complejo entrecruzamiento entre realidad psí- muchos con quienes trabajé en distintos hospitales, institucio-
quica y realidad histórico-social, en el que adviene el sujeto sin- nes y en mi consultorio. Pertenecen a distintas generaciones y
gular, donde nos situamos para escuchar el sufrimiento, el dolor, de todos he aprendido mucho.
los síntomas y la creatividad; las realidades deseantes del amor, En principio los reuní y enseguida nos reunimos, con el en-
de la vida y de la muerte; las realidades de angustia, miedo, im- tusiasmo y el deseo de relatar lo que hacemos, lo que pensamos
potencia. En fin, la potencia y la indefensión en un mundo cada de nuestro hacer, y el hacer de nuestro pensar. Siguiendo en
vez más desamparan te y más desubjetivizante. esto a Castoriadis cuando, en una de sus definiciones de lo que
Potencia e indefensión, sobra decir, es también la nuestra, es para él la elueidación, dice: "Pensar lo que hacemos, saber
por eso quizá la escritura: para decir, para intercambiar, para es- lo que pensamos".
18 Ana N. Berezin Introducción 19

En "¿Por qué no la tristeza?" se presenta el análisis de una Fabio M. Cohen nos presenta la complejidad de un trabajo
pareja en duelo. Aquí se despliegan dos problemáticas teórico- clínico donde la violencia familiar, una enfermedad neurológi-
clínicas: una ligada a un proceso analítico de pareja y otra acer- ca y un estado psíquico grave sumergían a su joven paciente en
ca de cómo transformar el hecho traumático en pérdida: el do- serios riesgos de volverse un paciente "psiquiatrizado". El tra-
lor, el cuerpo, el otro, la imposible tristeza, el duelo imposible. bajo con el paciente, con su madre, los avatares de la transfe-
Gloria Abadi cuenta este recorrido en el que las figuras de la rencia en un proceso que demandaban al terapeuta como ana-
ausencia, el dolor psíquico sin imagen ni palabra acontecen en lista, como psiquiatra y como médico es mostrado en toda su
el seno del espacio transferencial. profundidad en "Cárceles (del cuerpo y del alma)".
"Acerca de las herencias" abre cuestiones siempre presen- Los analistas enfrentamos a veces el desafío de ampliar las
tes en la clínica, ya que lo que heredamos y haremos heredar a fronteras de lo analizable, dt:: extenderlas, de inventar otros mo-
otros se anuda en una filiación que permite reconocernos en dos de abordaje, de avanzar por desfiladeros en los que no se
una genealogía, en una historia, en un sentido clave para el de- trata sólo de trabajar la represión y el inconsciente.
venir de nuestras vidas. Delly Beller atraviesa esos avatares en- Lila Feldman despliega un dispositivo psicoanalítico traba-
tre continuidad y discontinuidad, el duelo, la deuda simbólica, jando con un adolescente psicótico internado en una institución
la culpa, el lugar del superyó y el trabajo simbolizan te en rela- psiquiátrica en la cual muchos de los pacientes son hijos de la
ción con el otro; apropiarse del legado para, a su vez, trasmitir- deshumanización: la pobreza, el desamparo, la marginalidad. Es-
lo, "para sostener la memoria e ir al encuentro del futuro" . ta compleja experiencia nos muestra la trama teórico-clínica en
El tercer capítulo, de mi autoría, es una reflexión sobre mi los límites antes mencionados ("Soy una mujer... es una joda").
trabajo clínico con pacientes afectados en forma directa por el Irene Spivacow enfrenta límites similares en otra institu-
terror político. Lo traumático ligado a lo inefable, lo sagrado y ción, en el trabajo con una familia cuyos integrantes corren
Ja posibilidad de tramitación psíquica del terror. Esa reflexión riesgo de desestructuración psíquica, atravesados por la vio-
es una conferencia que di en París en el año 2000. lencia, el desamparo y la migración. En el proceso de rescatar
En "En el inicio y en el fin: un suei'io'', Irene Chelger nos a cada uno de ellos en sus singularidades subjetivas, y tejer la-
muestra un recorrido analítico por preguntas y respuestas so- zos que les ofrezcan contención, la violencia se va transforman-
bre la transferencia, el fin del análisis, la cura, en un contexto do en capacidad de diálogo ("Historizar, simbolizar, armar una
en el que la implicación del analista es interrogada, puesta ba- familia") .
jo un fino trabaj o de análisis y en el cual nuevamente el sueño La frontera en la que se mueve "Palabras huecas, palabras
resulta "una vía regia de acceso al inconsciente". mudas, palabras propias" es la del trabajo analítico con un pa-
En un programa de externación asistida de pacientes psiquiá- ciente con una discapacidad mental. ¿Cómo liberar a un niño
tricos internados en instituciones manicomiales de la provincia de de la servidumbre que los otros le imponen al rotularlo como
Buenos Aires, Mercedes Cicalesi, desde su posición analítica y sus discapacitado? Diego González Castañón nos muestra cómo los
conocimientos del análisis institucional, nos relata la problemáti- excesos de violencia ejercidos bajo la fórmula "por tu bien" des-
ca y los modos de resolución en la práctica clínica. Expone las di- mantelan un aparato y cómo el trabajo de subjetivación amplía
ficultades así como las potencialidades de re-adquirir la libertad el potencial creativQ y de inclusión autónoma en el espacio so-
luego de largos años de encierro ("Una clínica de la externación"). cial de estos pacientes.
20 Ana N. Berezin Introducción 21

Somos algunos de los muchísimos psicoanalistas que día a nos cuenta la recomposición y simbolización compartida lleva-
día intentamos colaborar con la posibilidad de curar el sufri- da a cabo en el tratamiento.
miento psíquico hasta donde nos es posible con nuestras he- También Graciela Szyber se enfrenta con una violencia de-
rramientas. ¿Cuáles son nuestras herramientas? En principio y vastadora para el psiquismo de los niños. En sus historias de
dicho con excesiva generalidad, nosotros mismos. Por eso se- maltrato infantil hace una alianza cuidadosa con estos niños
guimos considerando el análisis personal una condición ética abriendo un espacio de esperanza para sus vidas y recuperan-
imprescindible en nuestra formación permanente. Quizá pa- do con ellos la voz activa de un tiempo por vivir ("Un mariscal
rezca exagerada esta aclaración. Pero es que notamos que es- y un emperador. Historias de maltrato infantil").
ta condición principal se ha venido debilitando en las nuevas Todos los que participamos en este libro estuvimos o esta-
generaciones de psicoanalistas. Así como es necesario seguir mos en instituciones públicas. Todos reconocemos que el cen-
estudiando y profundizando el conocimiento de esa materia tro de nuestra formación teórico-clínica la hemos recibido en
tan compleja que es el psiquismo, no alcanza sólo con la teo- dichos espacios. Algunos pertenecen a instituciones psicoana-
ría psicoanalítica en sus diversas corrientes de pensamiento. líticas. Todos trabajamos por la libertad de pensamiento yac-
Necesitamos nutrirnos de otros campos del conocimiento: la ción y no aceptamos entregarnos a la "protección" ilusoria de
filosofía, la sociología, la historia, la semiología y la literatura. los conceptos devenidos dogmas ni a las actitudes corporativas
Acaso les parezca excesivo a algunos, pero nuestro esfuerzo pa- tecnocráticas y mercadológicas que alientan el espíritu de mu-
ra sostener el trabajo con el padecer psíquico requiere que nos chas de nuestras instituciones.
adentremos en otros saberes, que desde otros abordajes apor- Daniel Slucki recibe en el Hospital de Nifios a una paciente
tan al conocimiento de la subjetividad, a las problemáticas del adolescente. Nos narra el pasaje que va desde el desarraigo y Ja
psiquismo. soledad hasta la construcción en la transferencia de un espacio
En este libro, en cada capítulo, encontrarán gran parte de la psíquico que posibilita a su paciente nuevos puntos de partida y
diversidad con la que hoy (fin de siglo, comienzo de un milenio) de formulación de proyectos propios ("Los viajes de Miriam").
trabajamos. ¿Qué enfrentamos hoy? Marguerite Yourcenar de- Por último, Mariana Wikinski nos relata la problemática
cía: "Algunos temas se respiran en el aire de los tiempos". Cier- que cotidianamente enfrentamos los analistas para articular
tos interrogantes que hacen al ser humano, la vida, la muerte, el realidad psíquica y realidad externa. Esta interpenetración de-
amor, el Otro, los otros, están en el aire de los tiempos, pero ¿có- cisiva en la vida psíquica es comprendida y explicitada amplia-
mo son planteados hoy? Qué conflictos, qué sufrimientos, qué mente en este trabajo ("Los dominios extranjeros de Alicia").
desasosiegos, qué angustias, qué vacío, qué dolor y qué palabras "La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro",
habitan el hoy es lo que se irá reconociendo en estas páginas. nos dice Emmanuel Levinas, y creo que todos los que participa-
En este "hoy" trabaja Susana Toporosi con una nifia que mos en esta tarea lo sabemos. Sabemos que antes, y en cualquier
pierde a su padre en un atentado terrorista. Menciona una de caso, la libertad está en peligro dentro de nosotros mismos. Sa-
las muchas preguntas que están presentes en estas complejas si- bemos que hemos interiorizado la fascinación por unas certi-
tuaciones clínicas: ¿cómo construye un niúo las diversas signifi- dumbres absolutas, el encantamiento por unos discursos, las ser-
caciones sociales de un atentado terrorista? "Duelos en niños vidumbres a las pertepencias y a las filiaciones imaginarias.
afectados por catástrofe social en la Argentina. La pequefia Ana" Sabemos de los diversos modos de limitar la pasión y la voz de
22 Ana N. Berezin
Introducción 23

quienes nos precedieron y de nosotros mismos, reduciendo sus efectuaban, y eran efectos de, transformaciones teóricas en la
pensamientos y los nuestros, tratando así de alienar y acallar el comprensión del psiquismo. Y fueron posibles por el desarro-
sentido liberador de sus producciones teó1icas y clínicas y de las llo de una ética que surgió del respeto y la escucha de las pala-
nuestras. Sabemos de estos riesgos que nos habitan y aun así no bras de las primeras pacientes. Fue la mítica Ana O., paciente
estamos inmunizados; simplemente trabajamos y escribimos en de Breuer, quien nombró al método catártico como talking cu-
una aspiración de libertad, abiertos a los límites que otros campos re: cura por la palabra. Y fue la también mítica Emy quien, in-
del conocimiento nos imponen y teniendo con ellos todo el inter- terrumpiendo a Freud, le dijo: "Déjeme hablar", y con eso im-
cambio posible desde los fundamentos de la praxis psicoanalítica. puso e inventó la regla de la asociación libre. Pero también la
Los fundamentalismos surgen cuando se pierden Jos funda-
de la atención flotante. Al pedir que la dejara hablar libremen-
mentos. Lo planteo como una de las tantas determinaciones en el te, también le indicó una manera de escuchar.
seno de Jo indeterminado y también de lo indeterminable, porque
De la pasividad hipnótica a la descarga de la representación-
aún no aconteció, y porque no aceptamos un pensamiento teleo- afecto productora del síntoma, la genealogía del método psi-
lógico, sabemos que éste es otro recurso de la dominación. Vamos coanalítico culmina en la dupla asociación libre y atención flotan-
adviniendo en un ahora colectivo, desde algunos fundamentos
te. Se trata en este último caso de dos reglas fundamentales del
que hacen de brújula para no perder los límites y las potencias ne-
método psicoanalítico, una para el paciente, otra para el ana-
cesarias en una producción activa que cree y recree las mejores po- lista. No son meros consejos técnicos, sino que surgen de los
sibilidades de la cura del sufrimiento psíquico, inútil y evitable.
fundamentos mismos de los postulados freudianos sobre el fun-
En el marco de nuestras preocupaciones actuales, escribi- cionamiento del aparato psíquico. Todas las demás reglas téc-
mos hace poco tiempo, con Eduardo Müller, el texto que a con- nicas y consejos freudianos sólo tienen sentido si están al servi-
tinuación podrán leer y en el que encontrarán la respuesta, si
cio de esta dupla constitutiva del método. De otro modo se
es que se lo llegan a preguntar, a la ausencia en este libro de
vuelven pura resistencia.
cuestiones referidas al encuadre o a la técnica.
El enriquecimiento clínico que el desarrollo del método pro-
dujo llevó, por su propia dinámica, al descubrimiento de los pro-
cesos de la cura en transferencia, y a nuevos modos de pensar la
Cuando la técnica es una resistencia al método
interpretación como instrumento fundamental, y también la
construcción, la resistencia y la elaboración. Así, el método psi-
En los últimos tiempos y de manera cada vez más nítida, se
coanalítico adquirió una relevancia compleja y diversa en torno
ha producido en el psicoanálisis una indiferenciación entre la ·
a cuestiones centrales de la praxis. La técnica abarca las cuestio-
técnica y el método. Como si fueran lo mismo.
nes que posibilitan o facilitan el despliegue del método, es de-
Como un eje crucial a dilucidar, el método psicoanalítico
cir, el encuadre que regula el tiempo, la frecuencia, el dinero y
fue propuesto por Freud articulando la teoría con la clínica, al
el lugar donde el proceso analítico puede llegar a utilizarse: in-
tiempo que esta dinámica promovía repensar críticamente esa
dividual, grupal, vincular, pareja o familia. Instituciones públi-
articulación.
cas y consultorios privados, obras sociales y prepagas son los dis-
El primer método que Freud planteó fue el hipnótico, lue-
tintos espacios que albergan, de mejor o peor modo, las distintas
go el catártico y finalmente el psicoanalítico. Estos cambios
vicisitudes del método. Todas estas cuestiones técnicas inciden,
Introducción 25
24 Ana N. Berezin

de conocimientos. Esos abusos técnicos traen consecuencias en


en mayor o menor grado, facilitando un tratamiento psicoana- la cultura y también en las instituciones: se ha borrado al suje-
lítico, a veces obstaculizándolo, e incluso impidiéndolo. to de la experiencia. El experimento ha cobrado un valor des-
La confusión entre método y técnica no sólo tiene conse- tructor de la palabra, de la transmisión de saberes de genera-
cuencias clínicas, sino también políticas. Muchas batallas por ción en generación, de la apropiación de lo extraordinario en
la posesión de la mayor pureza del oro psicoanalítico, despre- lo ordinario de cada vida y de cada experiencia humana (algo
ciando el cobre de grupos rivales, se libraron por la defensa y similar plantea Agamben en "Historia e infancia") .
ataque de las modalidades técnicas. Muchos sacerdotes custo- Reducir el psicoanálisis, su teoría, su método y su clínica a
dios de la pureza excomulgaron a los herejes por cometer psi- una posición técnica implica destruir la capacidad creativa de
coterapias. Por proteger la santa verdad de lo que es (o debe cada proceso singular que puede encuadrarse de muchos mo-
ser) el psicoanálisis y el ser psicoanalista. dos, según las posibilidades individuales y sociales de cada con-
Las órdenes religiosopsicoanalíticas muchas veces se consti- texto y de cada sujeto.
tuyen transformando el estilo singular del fundador en reglas téc- Sabemos que muchas veces el método no vaciló en ejercer-
nicas universales a seguir por todos sus seguidores. Como decía se sobre los escombros, en un banco de pasillo de hospital, una
Borges en "El hombre de la esquina rosada" respecto a la admi- vez o varias semanales, bajo el cielo abierto de un tiempo abier-
ración que se le tenía a un líder, "lo copiaban hasta en la mane- to en nuestras mentes y en nuestros pensamientos, a veces si-
ra de escupir". Hay cadenas genealógicas analíticas con las mis- lenciosos o desconcertados, otros hablando hasta la desespera-
mas carrasperas, saludos, modos de terminar la sesión, etc., que ción, siempre escuchando, responsables de saber que la cura
en el primer analista fueron un estilo personal, y en los demás se psicoanalítica no se garantiza sin pensamiento crítico.
volvieron rígidos preceptos técnicos o más bien paródicos. Sin dar lugar a un tiempo y espacio de una experiencia ca-
Así es como se construye una fetichización de la técnica. Un da vez única (no es un experimento garantizado por una téc-
verdadero furor técnico. Una necesidad infantil de ser un analis- nica), sin un renovado análisis del analista, sin una ética de la
ta aplicado. Se termina teniendo, en el mejor de los casos, una búsqueda compartida de verdad y de caminos de transforma-
concepción reglamentarista del psicoanálisis, en la que final- ción de los sufrimientos inútiles y evitables, sin la lectura críti-
mente se actúa como un funcionario. Yen el peor de los casos, ca de los textos psicoanalíticos de todas las escuelas importan-
se termina observando una ritualización religiosa de un medio tes, pero también de textos filosóficos, literarios, que amplíen
que acaba siendo un fin. De un modo u otro, esa fortaleza de nuestra capacidad de escuchar y comprender, el psicoanálisis
rituales impide el acceso a la sorpresa y la irrupción del asom- se pierde en una dogmatización, en una ecolalia garantizada a
bro. Es cuando naufraga la atención flotante, y la asociación li- través de la técnica (encuadre) que per se habilitaría la cura.
bre, si por milagro se sostiene, ya no tiene con quién asociarse. Es así, entonces, como la técnica deja de ser el lugar de de-
Estas modalidades de uso y abuso de poder apelando a la bate más adecuado para facilitar los procesos psicoterapéuticos
defensa de una determinada técnica es efecto de la praxis y tie- psicoanalíticos, y pasa a ser el lugar donde se aseguran las cla-
ne efectos resistenciales en ella. Ser efecto de y producir efec- ves de pertenencia y sometimiento. Es así como la técnica se
tos en son dos elementos que deben ser pensados sincrónica- vuelve el lugar de resistencia al método psicoanalítico.
mente. Sincronía que abarque una historia y un pre sen te en los
cuales la técnica se ha escindido, en general, de la producción
1
¿Por qué no la tristeza?
Análisis de una pareja
en duelo

Gloria Abadi

¿Por qué consulta una pareja? Muchas veces me formulé es-


ta pregunta al escuchar como analista historias de vida contadas
entre dos, dos que cuentan produciendo un único relato. Mira-
das y gestos, la expresión de sus cuerpos, que junto con el discur-
so configuran una trama única que habla por ellos, de ellos. Mi
mente está alerta significando una mímica, la distancia corporal,
un enojo seguido por una sonrisa, fragmentos de un clima par-
ticular que detona en mí numerosas preguntas. ¿Podrá ser el hu-
Gloria Abadi mor una vía de entrada? ¿El enojo responde a un momento de
Es Licenciada en Psicología (UB). Miembro de la Asociación Escuela Ar- extrema sensibilidad o es un modo de respuesta habitual? ¿Es un
gentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG). Coordinadora docen- mecanismo defensivo?
te del Area de Familia y Pareja de la AEAPG. Integrante del equipo de Cuando él la mira con ternura y ella responde con frialdad,
Familia y Pareja del Centro de Salud Mental nº 3 "A. Ameghino". Ga- ¿quién mira y quién recibe la mirada? ¿Cómo la significa cada
nadora del Premio a la Investigación A. Ameghino 2001 con el trabajo: uno? Aún no lo sé; ¿lo sabrán ellos? Probablemente habrán hil-
"La invisibilidad de la violencia sexual en el vínculo de las madres con vanado alguna versión que intente explicar algo de lo que sien-
sus hijos/as", escrito en colaboración con las Lics. Beovide y Quattrone. ten; sin embargo, ésta no alcanza para aliviar el sufrimiento.
28 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 29

Conmigo, a lo largo de la travesía analítica, irán constru- "Lo que pasa es que después del nacimiento de Lucas yo me de-
yendo una nueva versión, ya que mis preguntas, mi gestuali- sinflé. Fue un parto muy difícil, Lucas tuvo que quedar en ob-
dad, mi presencia, mi modo particular de escucharlos convo- servación unos días. Yo tenía mucho miedo. Después de eso ya
ca un armado nuevo. Así, fechas y anécdotas, acontecimientos no tenía ganas de nada; además, me veía fea, ya no era la mis-
pasados y presentes, anhelos y frustraciones se ordenan, se de- ma de antes". Julio concluye: "Ella tiene que cambiar, no pue-
sordenan, se contradicen y superponen, mientras mi mente de ser que no pueda cambiar, antes era superalegre".
agrupa, asocia, rechaza, alberga representaciones, ideas, teo- Si parecen registrar un antes y un después en su relación,
rías, afectos. me pregunto cómo quedó inscripto en cada uno de ellos el ac-
Marta y Julio tienen alrededor de 45 años y me cuentan lo cidente fatal. Saben que un hecho inesperado alteró sus vidas,
siguiente: "Estamos en crisis desde hace mucho tiempo"; ella pero me arriesgo a conjeturar que nada saben acerca de lo per-
agrega: "Hace siete años murió su hermana menor"; Julio com- dido con él. Por ahora, el sufrimiento que relatan está conec-
pleta: "Con toda su familia, con su marido y sus tres hijos. Esta- tado con las peleas y reclamos entre ellos; el otro como fuente
ban de vacaciones y tuvieron un accidente". de sufrimiento en tanto se resiste a ser una figura que aporte
Sigo escuchando cómo van enhebrando los distintos mo- alivio.
mentos de su vida a partir de este hito: "Siempre estuvimos muy Vuelvo a pensar en muerte, deudas, peleas, mientras asocio
bien; después del accidente de mi hermano vinieron las peleas, con trauma, dolor, culpa y duelo.
nos recl amamos mutuamente. Hacía poco que nos habíamos Desfilan datos, hechos, acontecimientos; sin embargo, ig-
ido a vivir juntos los tres, con Mariana, mi hija de un matrimo- noro aún cómo fueron significados en la historia singular de
nio anterior. Teníamos muchos proyectos juntos. A nosotros cada uno y en el entramado fantasmático de la pareja.
nos gusta mucho viajar, conocer nuevos lugares. Además que- Si bien no adhiero a una teoría que postule un "aparato psí-
ríamos formar nuestra familia. Después de lo que pasó, cam- quico vincular o de la pareja" ya que considero que dicha no-
biamos nuestros planes. Nos estamos peleando mucho, ya no ción extrapola mecanismos específicos del psiquismo indivi-
damos más. Tenemos un hijo y no queremos que nos escuche dual, considero que los conjuntos intersubjetivos, en este caso
discutir. Queremos criarlo juntos". una pareja, determinan producciones inconscientes propias de
Mariana, hija de otra relación, de otra historia, nacida en con- ese vínculo.
diciones diferentes parecía quedar a salvo de sus preocupaciones. ¿Cómo hacer para que un hecho traumático se transforme
Pienso en toda una familia muerta en un accidente, un agu- en una pérdida? Lo que rompe, desordena, cambia todo ¿des-
jero, una presencia arrasada, pero también pienso en una nue- borda? Defino como traumático al efecto en el aparato psíqui-
va vida, un hijo que exige atención y cuidados. "Queremos es- co del sorpresivo encuentro entre un exceso y una insuficiencia
tar bien por él." (Alberto Marani). Este exceso quiebra un equilibrio, una con-
Julio continúa: "Mi hermana trabajaba mucho y había aho- tinuidad, un proyecto en tanto éste supone el investimiento de
rrado bastante dinero; como yo estaba iniciando un negocio se un tiempo futuro que, como consecuencia del trauma, se des-
decidió que yo lo invirtiera allí. Nadie se opuso. Hoy estoy presio- dibuja. El vivenciar traumático, por su cualidad arrasadora, im-
nado porque debo mucha plata. Ella no me ayuda, desde que na- pacta en la temporalidad del psiquismo. La noción de futuro da
ció Lucas todo se desordenó". Marta responde defendiéndose: paso a un presente cristalizado.
30 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza'? Análisis de una pareja en duelo 31

Ahora, ¿cómo pensar la noción de trauma en el contexto bromean. Me quedo pensando en cierto clima que me permi-
vincular? te saber de ellos: una tragedia con fuerte presencia que, des-
Por ahora, sigo escuchando. pués de anunciada, es rápidamente sustituida por una ironía
Julio y Marta se recuerdan como "una pareja muy enamo- o una pelea.
rada que la pasaba bien" . Se habían ido a pasear a la costa, "a
disfrutar de nosotros mismos, ya habíamos empezado a bus-
car un hijo". Un llamado telefónico es el comienzo de la pe- El olvido como condición
sadilla de la cual no pueden escapar. Ellos fueron los encarga-
dos de reconocer los cuerpos accidentados, hacer todos los Las sesiones se suceden enmarcadas por los reproches mu-
trámites ante las autoridades, organizar el entierro y poco tuos. Julio se queja de que cuando vuelve de trabajar Marta "es-
después entrar en la casa de la familia fallecida para guardar tá en otra, no puede ser que no tenga los horarios de la gente
en cajas todas sus pertenencias. Había que ser fuertes, "no normal; si no hace nada durante todo el día, por qué no pue-
podíamos parar porque no había nadie que lo hiciera, no ha- de ser más ordenada. A veces llego y no está, no me avisa. Duer-
bía tiempo para detenerse a llorar". Ellos se encargaron de ir me hasta tarde, está todo el día sin arreglarse".
a la casa de los padres de Julio para informarles del acciden- Marta reacciona: "¿Por qué tienen que hacerse las cosas co-
te; la escena, cuentan, era una locura: "Mi mamá se quería ti- mo vos querés? ¿Qué pasa si comemos más tarde? ¿Y a vos qué
rar por el balcón , mi papá se fue, desapareció por unas ho- te importa si no me arreglo?".
ras, no sabíamos nada de él. Todos estábamos como locos. No Pregunto, les pregunto: "¿Me quieren contar cómo es eso
podía ser cierto. Todos creíamos que mi hermana iba a apa- de no arreglarse?".
recer de un momento a otro; como los veíamos tan mal, de- "Después de que nació Lucas yo quedé con 20 kg de más
cidimos quedarnos a vivir con ellos un tiempo" y ella agrega: que no pude bajar; estaba tan deprimida que no podía mirar-
"Está borroso y confuso ese período de nuestra vida; en esa me al espejo". Julio agrega: "Ella no quiere ni verse".
época, además, perdimos mucha plata, yo al poco tiempo "Claro, estabas triste." Pienso y digo.
quedo embarazada". "Sí, yo siempre fui flaca, me cuidaba y estaba bien."
Vuelvo a atesorar en mi mente algunas palabras, algunas se- Pienso en los kilos de más, un exceso de peso, un peso con
cuencias asociativas que van marcando una huella: accidente- el que hay que cargar en el propio cuerpo. A la vez, un parto
muerte-deuda-desorden-desborde. es una separación; ¿puede a veces significarse como una pérdi-
Como si hubiera un eslabón perdido en la memoria de am- da? ¿Puede un nacimiento, entonces, actualizar viejas pérdidas?
bos. ¿De cada uno? ¿O podemos hablar de olvidos entretejidos ¿Los kilos de más en Marta podrán representar una dificultad
por ambos? para admitir o tolerar que el hijo que llevaba adentro es otro
Podemos pensar en un exceso para la pareja en cuanto a ser y no una parte de ella ahora perdida? "Ella antes era dife-
irrupción violenta de un hecho que cambia para siempre el rente, yo no la reconozco."
modo de relacionarse entre ellos. Les digo algo de esto, del "Cuando Marta era diferente, cuando vos no tenías proble-
quiebre, de un antes y un después. Ambos asienten. Marta mas de insomnio; quizás ese antes era antes de que sucediera
dice: "Yo ya no sé qué hacer, me siento perdida". A la vez, la muerte de tu hermana y su familia."
32 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza'? Análisis de una pareja en duelo 33

Marta asiente mientras agrega: "Cuando fue lo de Luciana Entonces, ¿quién impone un freno? ¿Julio o ambos?
ya no pudimos seguir pensando en irnos a vivir lejos, alguna vez Detenerse, sentir, llorar por lo perdido, por lo que nunca
habíamos soñado con irnos a Mendoza. Ya no pensamos más más, parece ser un camino no frecuentado por ellos. Como afir-
en viajar... ". ma Nassio, la elaboración de un duelo implica el ritual de re-
''Yo no quiero hablar de lo de mi hermana, ese tema no tie- tomar la representación del objeto para sobreinvestirla y sepa-
ne nada que ver con lo que nos pasa. Venimos acá para ver si rarse de ella; es dar lugar al tiempo (Nassio, 1987, p. 196). 1
ella puede cambiar de una vez por todas; ella está mal. No veni-
mos a hablar de mi hermana sino de nosotros, o si no prefiero
no venir más." Lágrimas
¿Se tratará de un reclamo que busca priorizar lo todavía vi-
vo a lo ya muerto? Recuerdo lo que según ellos precipitó la con- "Llegué con un dolor de cabeza impresionante y ella se eno-
sulta: "Lucas está creciendo y no queremos verlo sufrir". ¿Qué ja, me dice que estoy atacado."
más se murió en ellos junto con la muerte de Luciana? Se pelean, gritan, se hieren, comienza una escalada de vio-
Hablar de lo que ya no está, de lo que no pudo ser: un hijo lencia verbal. Campo minado, el afecto irrumpe en el cuerpo,
dentro del cuerpo de la madre, una casa lejos de la familia de una jaqueca que impide pensar, que impide escuchar y sin em-
origen, una mujer dinámica. Julio impone un límite; formula- bargo es un grito.
do casi como una amenaza, me hace saber de su coraza que tan- Siento-pienso y les digo: "¿Cómo hacer con tanto dolor? Me
to le ha servido para seguir adelante. Me siento alertada. Su parece que a veces ustedes, para no entristecerse y llorar, se pe-
postura, sus palabras llenan el aire de una densidad particular. lean. Con esos pinchazos que se dan mutuamente se aseguran
Estamos sobre un campo minado y debemos bordearlo para que ninguno se deje caer".
evitar la explosión; sin embargo, lo que ignoran es que este es- El dolor así se cuela, un sentimiento que no puede ser so-
tado de alerta permanente no hace sino volver siempre presen- focado; el cuerpo nuevamente se hace eco de lo que desborda,
te el peligro. El pasado no sufre entonces la erosión del paso de lo que excede. "Lo que pasa es que estoy presionado por-
del tiempo. En este punto pienso que lo vivenciado como peli- que tengo que devolver el dinero que debo, y no lo tengo."
groso para ambos es el ingreso en la conciencia de un torrente "El dinero que era de tu hermana ... "
emocional ligado a la tristeza de la pérdida. Como sostiene Win- Supe que estábamos en el camino correcto cuando, luego
nicott, lo que temen que suceda ya sucedió. Ambos parecen alia- de un par de sesiones en las cuales comenzamos a transitar lo
dos inconscientemente en sostener que recordar a Luciana, su que no cesa de doler, llaman para avisarme que no van a venir
marido y sus hijos sólo arrastraría un derrumbe emocional, que porque Marta está con una infección en un ojo, que, según le
en el caso de Marta ya aconteció. dijeron, es muy contagiosa. "No puedo parar de lagrimear", di-
Parece ser que quien debe cambiar, entonces, es ella, quien ce. La semana siguiente llaman nuevamente: "Ahora se conta-
condensa en forma innegable (falta de arreglo personal, kilos giaron Julio y Lucas. Mariana es la única que se salvó. Estamos
de más, desorden en los horarios) los efectos del vivenciar trau- los tres igual y me dijeron que el proceso es largo. Hay un mo-
mático. ¿Me estarán diciendo: Traemos nuestro dolor encarna- mento donde uno casi no puede ver". Sí, es un virus contagioso
do en Marta que es quien se ofrece para darle corporeidad? que los reúne a los tres; juntos llorando en privado, una tristeza
34 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza'? Análisis de una pareja en duelo 35

que volvió a alojarse en el cuerpo, fundiéndolos casi como en tin modo de mantener vivo el recuerdo o el modo de desmentir
un único lamento. una muerte?
Julio había anunciado no querer hablar de lo que ya está Cuando les muestro este enlace hermana-hijo, se sorpren-
irremediablemente perdido; entendí este problema en los ojos, den, me dicen que no lo habían pensado, que les gustaba el
y en consecuencia la interrupción del tratamiento por un mes, nombre. Atajos del inconsciente. Decido entonces que ésta de-
como un modo de alertarme acerca de la densidad de su sufri- be ser mi vía de entrada para mostrarles lo que me hacen sa-
miento. Parecen poner en escena el siguiente texto: necesita- ber, sin ellos reconocerlo, sobre cómo administran el dolor, mo-
mos ir más despacio, esto es lo que nos pasa cuando aliviana- derando su intensidad para que no se vuelva intolerable.
mos nuestras defensas. Les digo que quizá les resulte a ellos todavía más soporta-
Una vez combatido el virus que los obligó a alejarse del tra- ble llorar motivados por una infección, que por el gran vacío
tamiento, se suceden una serie de malos entendidos en los ho- que dejó la muerte de Luciana y su familia. Y que tanto este vi-
rarios que los lleva nuevamente a discontinuar el recorrido ana- rus como la discontinuidad de las últimas semanas por proble-
lítico. Me encuentro en una situación difícil: cómo ayudarlos a mas de horarios son la forma que ellos tienen de decirme que
enmarcar estas ausencias a las sesiones, sesiones que están per- temen seguir viniendo-recordando.
diendo, cómo mostrarles que este alejamiento transitorio del "Es verdad, nosotros somos así con todo. Empezamos y de-
espacio para recordar no es sino un indicador de cuán vivo es- jamos."
tá aquello que pretenden dejar afuera. Vuelvo sobre el nombre Lucas y lo asocio con los malos ne-
Ellos y yo sabemos de las peleas repetidas, del sufrimiento gocios que les hicieron perder mucho dinero, por "boludos". La
que padecen por no poder ser felices, que algo cambió, y sin desmentida retorna así bajo la forma de nuevas pérdidas. Sabe-
embargo hay una temporalidad detenida, ya que se resiste a mos que el sentimiento de culpa oscurece el impulso vital, lo de-
convertirse en pasado. tiene, lo descomplejiza. La muerte de una hermana, rival en las
"A Lucas no lo podemos ver llorar, no queremos que sufra, fantasías edípicas,junto con el hecho de haberse quedado con
es la alegría de la casa, está todo el día de aquí para allá." A Lu- el dinero que le pertenecía, alimenta el sentimiento de culpa.
cas le dicen "Lu", que, según cuenta Marta, es como le decían ¿Se tratará de pagar por estar vivos? "Empezamos y deja-
a Luciana. mos", vivimos y morimos todo el tiempo. Luciana-Lucas está vi-
Y vuelvo a pensar en Mariana, quien según ellos "se salva del va o muerta. Recuerdo o presencia.
contagio'', queda preservada, inmunizada, quizá porque su naci- ¿Se trata de aceptar lo perdido en tanto ha delineado una
miento no estuvo enmarcado, como el de Lucas, con las coorde- ausencia, o de rechazarla, forzando una transmisión identifica-
nadas de una tragedia familiar. Si bien ella respira el mismo aire toria destinada a no saber nada de lo perdido?
jalonado de peleas y angustias, su lugar en la trama fantasmática
familiar es muy diferente: ella no carga con la tarea imposible de
mantener viva a Luciana. A Lucas, en cambio, se le exige que ¿Por qué no la tristeza?
construya un dique para el dolor: "no lo podemos ver llorar".
¿Cómo pensar en este caso la elección del nombre del hi- En una sesión en la cual reinó un clima reflexivo, repasa-
jo? Parecería que Luciana está viva, se perpetúa en Lucas. ¿Es mos algunos momentos de la historia de cada uno. Ambos se
36 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 37

escuchaban con interés. Al finalizar, Marta se despidió comen- "Es que así me siento, como si me faltara el aire."
tando, casi con cierta desilusión, que había sido "una sesión "Quizás al muerto habría que enterrarlo."
tranquila". Palabra que en el contexto de este recorrido analí- "Sí, ¿pero cómo hago?"
tico connota un signo peligroso. Tranquilidad, falta de tensión, Silencio. El aire se espesa, se llena de emoción, de dolor.Ju-
disfrutar de lo que tienen, un hijo, una familia, estar vivos. "No- lio, con la cabeza gacha, llora. Marta lo mira, lo descubre. La
sotros necesitamos emociones intensas, si no, nos aburrimos." emoción nos recorre a los tres.
Antes de que pasen 24 horas me llama Julio. "Ella se fue de ca- El silencio a veces apura palabras, acorrala sentimientos, es-
sa, nos peleamos y le dije que nos separemos por un tiempo. fuerza sentidos. Perderse en el campo de lo inefable, rechazan-
Creo que están en la casa de la mamá. Se me ocurrió llamarte. do saturar de sentido, me parece que fue un modo de construir
No podemos seguir viviendo así." un relato conjunto casi sin palabras. La tristeza más honda se
En una prolongada charla telefónica, a su insistente pregun- hizo presente, no hay consuelo posible, y justamente es esta cer-
ta acerca de "por qué no podemos estar bien", le fuimos entre- teza la que ellos han tratado de evitar. Cuando se pierde a al-
tejiendo un relato que unía el dolor por lo actual con un dolor guien querido algo se transforma, se extraña, se recuerda, se
pasado todavía inelaborable. Fueron víctimas de un trauma que llora.
los sorprendió con el corazón en la mano; ahora ellos necesi- En esta sesión algo de eso estaba ocurriendo. El silencio co-
tan reeditar una situación de profundo dolor. La tranquilidad, mo la presencia de una ausencia irrecuperable que comienza
el estar relajados, los reenvía al momento previo del fuerte a ser llorada. "¿Cómo hago?" Para enterrar al muerto parece
acontecimiento que desdibujó el proyecto que ambos acaricia- que primero hay que reconocer su ausencia y aquello que se
ban; en el presente, provocar ellos mismos las situaciones que ha ido junto con él. Su rostro, sus movimientos, los momentos
los llevan , una y otra vez, al borde de perderlo todo, parece un compartidos, ser objeto de su pensamiento.
intento de retomar un rol activo, la ilusión de dominar los hi- ''Yo creo que estamos en el límite. Esto puede ser bueno pa-
los del destino. El trauma, así reescrito, pierde su carácter de ra los dos. Yo después de esa pelea quedé muy triste, estamos
sorpresivo para vehiculizar, en el presente, la culpa de ser so- raros, nos dijimos cosas muy terribles, pero otras veces después
brevivientes. se pasaba. Ahora es distinto, yo no estoy bien. Por ahí es bue-
Hablamos de la deuda, deuda que, inconscientemente, no no que nos pase esto, para que algo cambie."
pueden saldar, ya que nuevos gastos o reiterados "malos nego- "Cómo hacemos para elaborar el duelo."
cios" no hacen sino aumentarla. La vida transcurre para ellos "Yo a mi hermana no la extraño, lo que me tiene mal es dis-
como si esa deuda no existiese. ¿Desmentida? Si no hay deuda cutir tanto, y el tema de la plata." '
no hubo muertes. Sin embargo, parece que el esfuerzo psíqui- Deuda-muerte-desmentida (o disociación). Para evitar el
co destinado a ignorar las pérdidas fracasa una y otra vez. "Te- dolor, se sitúa lo que perturba en una cuestión económica. Si
nemos todo, ¿por qué no podemos estar bien?" La pregunta se sacan de encima la deuda-muerto, se pondría fin al sufri-
vuelve a instalarse, tanto como las fuertes peleas. miento de sentirse en deuda. ¿De qué deuda están hablando?
"Estoy cansado de cargar con este muerto'', se lamenta Ju- ¿Con quién? ¿Con la hermana? ¿Con los padres? ¿Con sus so-
lio con los ojos llenos de lágrimas. brinos fallecidos?
"Parece ser una carga que asfixia." "Yo de mi hermana no me acuerdo."
38 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 39

Quizá porque para acordarse haya que reconocer una ausen- antes del accidente. Nuevamente quedaba excluido lo que se
cia, que en el caso de ellos está negada. Luciana está hiperpre- había muerto en ellos.
sente a través del nombre del hijo, de su afición por coleccionar Pienso que esta escena dramatizaba el modo en que ambos
cajitas que a ella tanto le gustaban, o por preferir siempre el contribuían a dejar fuera de la cadena asociativa un contenido
color azul, que, según cuentan, era su preferido. representacional vivido como inelaborable. Sostenían de este
Me pregunto cuál es el origen del dolor, la separación del modo un pacto inconsciente que refundaba a la pareja luego del
ser querido, su ausencia, o el proceso de sobreinvestidura de la accidente, y que les permitía seguir juntos sin revisitar el pasado.
representación del objeto perdido; es decir, su reencuentro La represión, como mecanismo intrapsíquico, se redefine
(Nassio). en la intersubjetividad, produciendo un modo particular de re-
cortar la realidad. El pacto define cuáles son los contenidos que
no entran en el comercio asociativo. Para sostener esa versión
Entristecerse con otro se necesitan mutuamente.
Fue importante, en ese sentido, un momento que marcó un
Durante un tramo importante de este trayecto analítico, su- hito en el tratamiento, ya que los situó como dos sujetos que
cedía algo que me llevó a reflexionar acerca de la convenien- habían atravesado juntos una situación muy conmocionan te,
cia o no de seguir atendiéndolos en un dispositivo vincular. que se inscribía de manera diferente en cada uno. Marta le re-
Marta ocupaba el lugar de quien denunciaba lo mal que es- prochaba a Julio su falta de sensibilidad respecto de la muerte
taban pero rápidamente se desligaba del malestar, centrándo- de la hermana, imponiéndole la obligación de recordarla. Una
lo en Julio, lo cual disparaba una pelea. Ella proponía, como imposición que casi dictaminaba el modo de recordar; me sen-
motivo casi excluyente, la situación en la que habían quedado tí violentada, tensa, mientras podía anticipar la escena que se
luego de la muerte de la hermana. "No lo aguanto más; hoy lle- estaba preparando: reproches, peleas y agresiones. Nuevamen-
gó atacado, yo creo que es porque se encontró con una amiga te, en lugar de sentir el vacío, éste se iba a saturar de palabras
de Luciana en la calle." hirientes.
Sus palabras, en cierto sentido, introducían el duelo no ela- Julio estaba en la antesala de lo inconmensurable del dolor,
borado, pero su distanciamiento afectivo era impactante. Su to- y me sentí convocada por la emoción que cada uno a su mane-
no invitaba más al reproche que a la reflexión, más a la defen- ra intentaba sortear. Entonces, mi cuerpo, capturado por las
sa que al fluir de los sentimientos. Como si dijera: me molesta impresiones que allí se desplegaban, habló, y mi mente fue so-
cuando viene así porque yo no quiero problemas (¿quiero ol- lamente testigo de una voz casi ajena que se metió en los inters-
vidar?). A la vez, Julio rechazaba que el origen de su malestar ticios de las palabras. Porque no se trataba sólo del contenido,
estuviese relacionado con ese casual encuentro; la causa, decía, sino que algo en el tono, en la melodía, invitaba a cruzar el um-
era que ella estaba en otra, que ya no era la misma. Esto moti- bral e instalarse con confianza en la vivencia del dolor.
vaba una peleajalonada de mutuos reproches. Y nuevamente Entonces, me escuché diciendo:
se evitaba entrar en sintonía tanto con el propio dolor, dimen- "Quizás Julio tiene una manera propia de recordar, una ma-
sión incompartible de este afecto, como con aquello que am- nera tan íntima que los demás nunca sabrán; quizás un olor, un
bos habían perdido como proyecto de la pareja, y de cómo eran abrazo, una foto, un sabor... "
40 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 41

No pude seguir, estaba muy emocionada. Julio y Marta llo- Piera Aulagnier afirma que, "lejos de reducirse a la desig-
raban. nación de un afecto, el sentimiento es su interpretación en el
Jorge Semprún, en su libro La escritura o la vida, relata ma- sentido más vigoroso del término, que liga una vivencia incog-
gistralmente el lugar que ocupó la mirada espantada de los noscible en sí a una causa que se supone acorde con lo que se
otros en la semantización de las marcas que testimoniaban su vivencia" (Aulagnier, 1988, p. 142) .3
pasaje por los campos de concentración. La mirada de los otros Es en el contexto de esta noción, que describe tan bien la
fue el espejo donde vio reflejada la hondura de un sufrimien- diferencia entre un afecto y un sentimiento como una ganan-
to que hasta el momento se padecía sin imágenes. cia para el yo que le permite así un saber sobre sí mismo has-
Esta idea me ayudó a comprender mejor el fenómeno que ta el momento ignorado, en el que escuché cómo Marta y Ju-
se estaba desplegando en las sesiones. Pienso que Marta yJulio lio redefinían el afecto difuso y disruptivo que los inundaba.
supieron del espesor de lo que les había acontecido a partir del "Estamos tristes."
accidente que provocó la muerte de su hermana, también por Me gustaría reformular la pregunta que inicia estas refle-
mi mirada de profundo dolor, por mi voz que se quebraba de xiones.
la emoción, en el marco de la dinámica transferencia!; la exte- ¿Puede una pareja consultar porque no puede entristecerse?
riorización espontánea de mis sentimientos se constituyó en un La tristeza no es depresión, no es angustia, no tiene por
espejo gracias al cual se pusieron en con tacto con la propia qué ser melancolía. La tristeza se refiere a la conciencia de ha-
vivencia del dolor. ber sufrido una pérdida, y sin embargo no quedar atrapado
Extraña amalgama entre el afuera y el adentro, la mirada bajo sus sombras. La tristeza es la capacidad de intimar con
del otro ofrece un sentido a lo vivido por ellos y funda una nue- una ausencia, no sólo reconocerla sino aceptarla y convivir con
va mirada hacia lo propio. Se descubre lo vivenciado a través de ella. Quizás éste es un sentimiento que necesita de la presen-
esa mirada externa, la mía, que refleja un dolor ajeno pero que cia confiable de otro para poder desplegarse; frecuentemente
resuena en mi interioridad. Lo exterior inaugura así un proce- su profundidad sólo se puede visitar en el apuntalamiento de
so interno que hasta ese momento cursaba sin representacio- un vínculo.
nes. Al decir de Pontalis: "Lo que ha tenido lugar sin encontrar Pienso en la negativa de Marta a mirarse, y recuerdo el de-
su lugar psíquico, ese blanco que en su presencia-ausencia es tonante manifiesto de la consulta: "Tenemos un hijo y no que-
testimonio de una no vivencia" (Pontalis, 1978, p. 195). 2 remos que nos escuche discutir. Queremos criarlo juntos".
Sin embargo, me pregunto si mi mirada en el contexto Tanto Lucas como los espejos hablan de ellos. Lucas pide
transfero-contratransferencial pertenece al campo de la exte- un relato que hable del tiempo que lo precedió, recorrido bio-
rioridad o bien podemos pensar que algunos momentos de gráfico que incluye las ausencias, las pérdidas. Esto conlleva
un trayecto psicoanalítico implican la construcción de un re- una exigencia de trabajo psíquico de los padres destinada a la
lato conjunto que diluye ambos términos. Este borramiento construcción de una historia referida a sus orígenes; por otro
de fronteras me hace pensar que en esas situaciones los con- lado, los espejos reflejan las figuras de la tristeza; ya no son los
tenidos allí expresados se confunden con un modelado que mismos.
privilegia tanto la indiscriminación como la comunicación Cuando Marta y Julio pueden empezar a sustituir "estamos
preverbal. atacados" por "estamos tristes", esta nominación de los afectos

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42 Gloria Abadi ¿Por qué no la tristeza? Análisis de una pareja en duelo 43

confirma el trabajo de elaboración que dotó de representacio- Jacobson, E.: Depresión. Estudios comparativos de condiciones normaks, neuróticas
nes al campo de la impulsividad. y psicóticas. Amorrortu, Buenos Aires, 1990.
"No lo queremos ver llorar", es de esperar que esta aventu- Marani, A.: "¿Qué es lo traumático para el psicoanálisis?". En Figuras de lo trau-
ra analítica los ayude a familiarizarse con la tristeza como un mático, XXIV Encuentro de discusión y XIX Symposyum, AEAPG, 2001.
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Notas Puget, J. (compiladora): Psicoanálisis de pareja. Del amor y sus bordes. Paidós, Bue-
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1 Nassio,J. D.: "El dolor del duelo". Revista AEAPG. 1987, N 2 14.
2 Pontalis,J. B.: Entre el sueño y el dolor. Sudamericana, Buenos Aires, 1978.
3Aulagnier, P.: La violencia de la interpretación. Amorrortu, Buenos Ai-
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1998, N 2 8.
2
Acerca de las herencias
Delly Beller

... saber que no hay deuda que se pague sin resto,


que no hay compktud posibk, ·que venimos siempre
de otro lado. Fallados y fallidos. Filiados.
Encadenados.
La cadena es, entonces, eslabón que liga o lazo que
ahorca y apresa. Cadena de generaciones o grilkte
de prisionero en la caverna. Vía de transmisión o
condena a las sombras.
Diana Sperling

Introducción

Es mi intención hilvanar algunas ideas en tomo a una cues-


tión que me resulta inquietante y opaca al mismo tiempo: la cues-
tión de las herencias. En un primer momento surgió como un in-
terés no exento de desasosiego. Fue necesario que transcurriera
un tiempo para que el malestar adquiriera la forma de pregunta,
de una pregunta en la que me sentía fuertemente implicada.
Delly Beller
Considero que esta cuestión nos compromete -en tanto se-
Es Psicoanalista. Licenciada en Psicología (UBA). Miembro de Referen- res humanos inscriptos en una genealogía- de múltiples mane-
cia Buenos Aires. Recibió el Premio Bleger 2002, otorgado por la Aso- ras. Podemos decir que lanza la reflexión en dos direcciones: ha-
ciación Psicoanalítica Argentina, como coautora del trabajo "Violencia cia la generación que nos precede y hacia aquella que ha de
y agresión en la escuela: una articulación posible entre psicoanalistas y sucedemos. Nos coloca como hijos de nuestros padres, y también
educadores". Ha sido docente y supervisora de la Primera Escuela Pri- como padres de nuestros hijos. Nos enfrenta con la idea de fini-
vada de Psicología Social fundada por el Dr. Enrique Pichón Riviere tud al tiempo que interroga sobre la continuidad. Nos pone en
(1971-1999).
relación con las marcas que recibimos y con aquellas que -lo se-
46 Delly Beller Acerca de las herencias 47

pamos o no, nos guste o no-- habremos de dejar. Nos señala que en un pesado lastre. En fin, todas aquellas "pertenencias" ante las
formamos parte de una cadena y suscita consideraciones acerca cuales el sujeto corre el riesgo de quedar "adherido".
de la transmisión entre las generaciones. La herencia se convierte en patrimonio propio sólo una vez
Pensar acerca de las herencias es una tarea que me convo- que ha sido aceptada por la persona. Es decir que el sujeto pue-
ca. En ella se anudan el trabajo clínico, la indagación teórica y de aceptarla o repudiarla, pero alguna respuesta ha de dar, algu-
una búsqueda personal. na posición ha de tomar. ¿Qué consecuencias trae la aceptación
Por eso me pregunto: ¿qué destino tiene aquello que una "pasiva" de la herencia, tanto material como simbólica?
generación entrega a la siguiente, con frecuencia sin saber qué "Aquello que has heredado de tus padres conquístalo para po-
es lo que está entregando? ¿Qué destino tiene lo que una ge- seerlo '',2 retoma Freud del poeta en Totem y tabú. La cita continúa
neración recibe, sin saber a ciencia cierta qué está recibiendo? diciendo: "Lo que no se utiliza es una carga pesada". Las palabras
En relación con la herencia podemos encontrar diversas lí- de Goethe invitan a pensar que no alcanza con sabemos herede-
neas de sentido. 1 Algunas se refieren a la herencia como pro- ros; recibir una herencia -material o simbólica- no es un pun-
ceso biológico por el cual los progenitores transmiten sus ca- to de llegada, siempre es un punto de partida. Ya que se hace im-
racteres a los descendientes; otras aluden a las inclinaciones, prescindible un trabajo psíquico adicional, trabajo que ha de ser
propiedades o temperamento que se heredan; también a lo de apropiación: convertir lo recibido en propio. Apropiarse de la
que se recibe de los padres a través de las generaciones prece- herencia implicará siempre algún grado de transformación, de re-
dentes, como la herencia cultural. creación en la recepción. Trabajo psíquico que es necesario reali-
Desde el punto de vista de la ley civil la herencia constituye zar con el fin de poder subjetivar lo heredado. Sólo así existe la
un derecho por el cual se recibe el cortjunto de todos los bie- posibilidad de que la herencia no quede alienada y que no aliene
nes, derechos y obligaciones de una persona que no se extingan al sujeto. Aquellas herencias que no hayan sido conquistadas, pro-
por su muerte. La herencia permanece yacente hasta que el he- bablemente permanecerán enquistadas. Y esto tendrá efectos en
redero la haya aceptado, quedando así adida (aceptada) y dejan- el sujeto; efectos que abren interrogantes en torno a cuestiones
do de ser herencia para convertirse en patrimonio del herede- relacionadas con la deuda y la culpa a través de las generaciones. 3
ro; patrimonium, bienes heredados de los padres.
Su significado etimológico proviene de haerentia, que alude
a pertenencias, derivado del verbo haerere, que significa estar Herencia y filiación
adherido.
Estos sentidos evocan en mí interrogantes, algunos sugeridos Las herencias no se eligen; más bien nos eligen. A veces hasta se nos
por el trabajo clínico. Heredar es un derecho. Sin embargo, ¿pue- imponen de manera intrusiva e inesperada, convirtiendo aquello
de en algún punto convertirse en un imperativo? El trabajo con que es un derecho en una obligación. Recibimos herencias sin sa-
pacientes indica que, con cierta frecuencia, las herencias pueden ber a ciencia cierta qué estamos recibiendo con ellas.
ser vividas como cargas, como una imposición. Me refiero a la he- Se hará necesario indagar en la herencia para establecer
rencia de bienes materiales como también a aquello que viene una relación, para encontrar un modo propio de posicionar-
"entretejido" con los bienes: mandatos, valores, creencias, silen- se ante ella; hacer algo con ella, hacerle un lugar en la propia
cios, secretos, relatos familiares, que a veces pueden constituirse vida.
48 Delly Beller Acerca de las herencias 49

¿Es posible pensar el sujeto por fuera de la herencia? Sería He observado en pacientes que están trabajando la cuestión
pensarlo por fuera de la subjetividad. Filiación y genealogía nos de lo heredado cuán importante es propiciar que esta paradoja
convierten en humanos, y generan una deuda simbólica. Dice entre continuidad y ruptura pueda sostenerse como tal, hasta
Mabel: ''No sé qué pretenden. Yo no elegí nacer. No fue mi deci- que el sujeto pueda encontrar su singular modo de tramitarla.
sión, decidieron por mí. Todo lo que hice lo hice por mí misma. No existe un modo ideal de resolución de esta tensión; depen-
Yo no les debo nada". Intento de renegación del lazo filiatorio y derá de cada uno, de su historia, de sus fantasías, de los modos
de la deuda que éste implica; ilusión de que es posible quedar por en que se relaciona con las demandas de los otros, del lugar que
fuera. El reconocimiento de la deuda, en cambio, borra la fanta- pueda hacerles a los propios pensamientos y anhelos.
sía de autoengendramiento, de pertenecerse sólo a sí mismo.
"Existir en la sociedad es estar inscripto en ella con rela-
ción al nombre de los antepasados. Lo habitual en nuestras Apuntes desde la clínica
culturas es recibir el nombre del padre ( ... ) La existencia es
humana en tanto que enganchada en algún árbol genealógi- Cuando muere el papá de Marisa, ella hereda sus bienes y se
co. Recibir un nombre establece desde el principio el deber ve de pronto arrojada a la necesidad de administrarlos, tarea que
de portarlo. Se debe y es deuda." 4 Cita a Brecht: "Solo no eres asume activamente con mucha responsabilidad. El hacerse car-
nadie. Es preciso que otro te nombre". Es impactante reco- go de esta tarea y las vicisitudes por las que atraviesa se entrete-
nocer que aun aquello que pensamos como más propio nos jerán con los avatares de la elaboración del duelo.
es dado por otro. El nombre propio es la primera marca de Junto con la herencia material, "hereda" también viejas ren-
la cultura y del deseo del Otro. cillas familiares, historias significadas como engaño y traición,
David Kreszes señala la condición paradoja! del lazo filiato- que dejaron en el padre una secuela de profunda desconfianza.
rio: continuidad y discontinuidad, ligadura y desligadura le son Marisa se pregunta: ¿qué hacer con esta herencia?; ¿debería
consustanciales. Esta paradoja es dificil de soportar y sostener co- reivindicar al padre?; ¿es lo que él hubiera querido? Ysi así fuera,
mo tal, sin tratar de "resolverla" por uno de sus polos. ¿ha de aceptar esto sin la mediación de sus propios modos de pen-
Este autor señala las estrategias que el sujeto puede desple- sar y sentir?; ¿es ésta una batalla propia o ajena?; ¿debe continuar
gar en un intento por reducir las paradojas de la filiación. Ha- el camino del padre?; ¿puede elegir un camino diferente?
brá quienes -como Mabel- intentarán subrayar la vertiente ¿Qué haría el papá si estuviera vivo? ¿Tendría que ser fiel al
de la desligadura, el "hacerse solo'', mientras otros buscarán re- estilo del padre en la resolución de los problemas? Si el padre
forzar en el lazo filiatorio una continuidad sin corte; pienso que volviera, ¿estaría de acuerdo con lo que su hija está haciendo o
allí el riesgo subjetivo seríajustamente el de quedar adherido se enojaría? ¿Acaso puede hacer uso de los bienes? ¿O sólo de-
(haerere). be ser su custodia?
Son "dos planos de una apuesta subjetiva que intenta supri- Éstos son algunos de los interrogantes que marcaron rum-
mir la paradoja inherente al lazo: la apuesta al autoengendra- bos en su análisis. Preguntas a las que nadie podía dar respues-
miento, a no contar con las marcas que le vienen del Otro, y la ta más que ella misma.
posición ( ... ) de absoluto apego a las marcas, pero en el sentido En el despliegue de estos interrogantes se encuentra con
de no hacer diferencia con las mismas". 5 un padre, su padre. Con sus dones, sus aciertos, con aquello
so Delly Beller Acerca de las herencias 51

que valora y agradece. Y también con sus errores, con sus fa- gran gasto de tiempo y de energía de investidura y resulta una
llas y limitaciones. ¿Debía hacerse cargo de ellas? ¿Debía ser tarea muy dolorosa. Realizado el trabajo de duelo el sujeto se
la encargada de corregirlas? ¿Qué hacer con las faltas del pa- encontraría libre para investir libidinalmente otro objeto.
dre, con sus descuidos, con su inconsistencia? Sostiene que la melancolía puede ser la reacción frente a la
"( ... ) lo que se transmite en el seno de la familia y de padres pérdida de un ser amado, aunque también puede tratarse de una
a hijos, no son solamente los bienes, sino que también se trans- pérdida de naturaleza más ideal. Por ejemplo, cuando el objeto
miten los males, con lo que los padres cargan, y sin saberlo, pa- tal vez no está realmente muerto, pero se perdió como objeto de
san a sus hijos. "6 amor, como en el caso de una novia abandonada. ''Y en otras cir-
cunstancias nos creemos autorizados a suponer una pérdida así,
pero no atinamos a discernir con precisión lo que se perdió, y
Herencia y duelo con mayor razón podemos pensar que tampoco el enfermo pue-
de apresar en la conciencia lo que ha perdido. ( ... ) cuando él sa-
Toda herencia se tramita so!Jre el fondo de una pérdida y conlleva be a quién perdió, pero no lo que perdió con él. "7 Habría allí una
un trabajo de duelo. pérdida de objeto sustraída a la conciencia.
Esto es claro -casi obvio- si hablamos de la muerte efec- Si bien Freud lo plantea en relación con la melancolía, con-
tiva de un ser querido que enluta al sujeto. sidero que algo de esto puede jugarse en todo duelo. No saber
Sin embargo, otras "herencias" tienen lugar sin que necesa- qué se ha perdido junto con la pérdida manifiesta. Y frente a es-
riamente medie una muerte concreta; será necesario elucidarlas. to es necesario estar atentos.
Podríamos decir que heredamos desde el momento en que na- Adriana Dreizzen 8 señala: "Valiéndonos de la propiedad
cemos. Herencias de historias familiares atravesadas en mayor o homónima del término duelo, que se origina en dos raíces la-
menor medida por puntos oscuros; herencias de lo dicho pero tinas, una es dolus (dolor), la otra duellum (desafío),( ... ) po-
también de lo silenciado, de discursos ambiguos que despiertan demos decir que el duelo es dolor psíquico, pesar, aflicción
inquietud, de medias palabras por donde a veces asoma el horror. pero también un desafío a la estructura. Un desafío a produ-
Situaciones que heredamos y cuyo reconocimiento trae apareja- cir esa recomposición significante que le permita al sujeto dis-
do también un proceso de duelo. Duelo por las fallas, errores, li- poner de la falta instituyente, recreándola".
mitaciones de aquellos que nos precedieron; por lo que no su- Dolor y desafío. Padecimiento pero también oportunidad
pieron, por lo que no pudieron. El ser humano busca sostener la de transformación de la relación del sujeto con el objeto fan-
ilusión de que el Otro es consistente, en una incesante búsque- tasmático. La autora destaca el viraje entre lo que Freud plan-
da de garantías. Soportar la castración del Otro, su inconsisten- tea como trabajo de duelo y lo que Lacan llama función del due-
cia e incompletud nos enfrenta con momentos de orfandad. lo. La culminación del trabajo de duelo será la sustitución del
Freud, en Duelo y melancolía, habla de las vicisitudes por las objeto. La función del duelo "atañe a un cambio de posición sub-
que pasa el sujeto en el trabajo de duelo. Ante la realidad de la jetiva, a una reorganización de la carga libidinal respecto del
pérdida se va a ir produciendo en el duelo normal un desasimien- objeto fantasmático". 9 Esto permitiría transformar la parálisis y
to de la libido, que se ejecuta muy lentamente, pieza por pieza, la inhibición a la que la persona estaba sometida por el dolor,
por medio del recuerdo y la rememoración. Esto conlleva un en la posibilidad de seguir adelante con anhelos propios.
52 Delly Beller Acerca de las herencias
53

Tramitar una herencia conlleva momentos de dolor y pro- padre, esos que no estaba dispuesta a cargar sobre sus
pone un desafío. Implica también, a la manera del duelo, un hombros; esas fallas que al mismo tiempo lo mostraban
trabajo de resignificación, de recreación que permita encon- imperfecto ... tan humano. Estaba la herencia yacente de
trar en relación con ella un lugar deseante propio. Ya que las desavenencias familiares sobre la que se interrogaba
-al decir de Goethe- lo que no se utiliza, es decir, lo que si deseaba que formara parte de su patrimonio. Y estaban
no se transforma, deviene en una pesada carga. los bienes materiales que requerían de su atención y de
En tanto toda herencia se entrelaza con un trabajo de due- toma de decisiones. No había, pues, una sola herencia. Y
lo, me parece importante dilucidar qué es lo que entra en la he- cada una requería de un trabajo particular.
rencia, junto con la herencia manifiesta. Qué de la herencia es-
tá sustraído a la conciencia y necesita ser apalabrado. Se Este trabajo de reconocimiento y apropiación -lento y no
impone encontrar las palabras que nombren la falta a cuyo lu- sin vaivenes-le fue permitiendo sentirse unida pero no atada
gar acude la herencia. Pienso que sólo así podrá el sujeto en- a la historia familiar, ser parte de la cadena pero no estar enca-
contrar una posición que sea distinta de la de rehén, un lugar denada. Marisa se debate por encontrar su singular modo de
en el que no quede cautivo, sino que pueda disponer de lo he- tramitar la herencia.
redado por vía de un deseo y un estilo propios.
En este camino se encontraba Marisa.
Para ello fue importante: Herencia y superyó

• Sostener la tensión entre continuidad y ruptura que toda Al retomar el pensamiento de Freud y de Lacan, Marta
filiación -y el trabajo acerca de las herencias- acarrea. Gerez Ambertín 10 sostiene que la Ley presenta una faz legis-
La fantasía de reivindicar al padre en las disputas familia- lan te y simbólica, una cara organizadora de la subjetividad,
res entraba en un juego de fuerzas con el temor de que- que se inscribe vía Metáfora Paterna y regula los intercam-
dar adherida a una historia que la comprometía emocio- bios. La Ley marca que no todo es posible; nos pone en fal-
nalmente, pero que no llegaba a sentir del todo como ta y así posibilita el acceso al deseo. No es posible pensar al
propia. La "fidelidad" a los fantasmas del padre implica- sujeto por fuera de la relación que establece con la Ley. Al
ba un riesgo subjetivo, el de quedar alienada en los de- mismo tiempo la Ley tiene otro rostro, una cara insensata, fe-
seos de otro; permanecer como objeto de una herencia roz, desregulante, que es la Ley del Superyó, que hostiga al
(a merced de, prisionera de) y no sujeto de ella. Estaban sujeto con sus imperativos hostiles -según Freud- y su
los hilos, con ellos debía tejer su propia trama. mandato de goce -según Lacan-.
• Transitar un camino en el que distinguir las diferentes Esta instancia puede devenir extremadamente cruel y "se
"herencias" en juego, ya que nunca es una sola: por una abate con furia inmisericorde sobre el yo, como si se hubiera apo-
parte estaban los dones del padre, generadores de la deu- derado de todo el sadismo disponible en el individuo". 11
da simbólica; los valores que le transmitió, aquellos ras- Cuando se ve impedido el trabajo simbolizante en relación
gos del padre de los que se enorgullecía, y que a veces re- on la herencia, cuando la lenta tarea de apropiación y de re-
conocía en sí misma. Pero también estaban los errores del ¡.¡ ignificación de lo recibido no es llevada a cabo, probablemen-
Delly Beller Acerca de las herencias 55
54

te será el superyó con su voz imperativa quien tome la delante- • las fallas en la transmisión de la Ley del
ra. En muchas ocasiones la culpa inconsciente y la necesidad de • ejercicio deformas tramposas en la transmisión de la Ley.
12
castigo conducen hacia la "destrucción de las herencias", que
terminan siendo dilapidadas en malas inversiones, en acciones Las fallas en la transmisión de la Ley están en relación con el
impulsivas, imprudentes o transgresoras de la ley. O bien nos hecho de que la Ley necesita siempre de un intérprete; por lo
encontramos, en el otro polo, con la imposibilidad de hacer uso tanto, no todo se transmite con precisión o con "pureza". La
de la herencia, con la necesidad de dejarla congelada, como si interpretación de la Ley puede poner de manifiesto cierta am-
no existiera; lo cual es otra forma de sacarla de circulación. És- bigüedad o revelar contradicciones. Todos estamos expuestos
tos son algunos de los riesgos del asedio superyoico, que reve- en alguna medida a padecer o incurrir en estas fallas en la
lan la incidencia de la culpa, que en tanto no es simbolizada aco- transmisión; sin embargo, también podemos detectarlas y de-
sa al sujeto de manera silenciosa. nunciarlas.
En la tarea clínica me he encontrado con algunas situacio- En cambio, en el ejercicio de formas tramposas en la transmisión
nes ligadas a lo que podríamos nombrar como "repartir la he- de la Ley se busca explícitamente la complicidad del sujeto y se
rencia en vida". Quisiera detenerme en aquellas que presen- propician pactos de silencio. Cuando la persona queda captu-
tan la siguiente particularidad: el padre decide repartir la rada en las redes de esta maniobra, atrapada en un sometimien-
herencia de modo desigual a favor de uno de los hijos y lo ha- to acrítico, queda como objeto a merced del capricho del Otro.
ce proponiendo -explícita o implícitamente- un acuerdo se- En las situaciones antes mencionadas las personas queda-
creto que el hijo acepta sin ponerlo en cuestión. Estos acuer- ron cautivas de estas formas tramposas. A veces parecían no te-
dos con frecuencia presentan una cierta pátina legal: sin ner registro de falta ni de culpabilidad. Acataban la voz pater-
embargo, responden a un "código de trastienda'', a una ley ar- na sin interrogarse. ¿Cuáles son los riesgos cuando un padre
bitraria e insensata encarnada por un padre que no represen- alienta-y obtiene- la complicidad del hijo? ¿Qué sucede con
ta la Ley, sino que se arroga ser la Ley. el hijo supuestamente beneficiado, que cede a la tentación in-
La herencia es la marca del Otro. La cultura, la Ley y el len- cestuosa al sentirse finalmente el elegido entre los hermanos?
guaje nos preceden. Nos sujetan y también nos humanizan. Nos ¿Qué ocurre cuando se somete al pacto de silencio?
posibilitan y al mismo tiempo nos restringen. Somos herederos La ausencia del sentimiento de culpa llama la atención. Sin
de la cultura y del lenguaje. Somos herederos de la Ley. Sin em- embargo, sabemos cuán "muda" puede ser la culpa. "( ... ) el
bargo sabemos que el lenguaje no puede decirlo todo ... la Ley sentimiento de culpa es mudo para el enfermo, no le dice que
no es perfecta, viene mezclada de impurezas ... Siempre hay fal- es culpable; él no se siente culpable sino enfermo". 14 La nece-
ta en la estructura. sidad de castigo ocupa el lugar de las palabras que puedan de-
Marta Gerez Ambertín señala13 que no sólo heredamos la cir de la falta no sabida. Con frecuencia en estos casos la cul-
Ley que nos legisla, sin la cual es impensable la subjetividad, si- pa muda busca compulsiva y silenciosamente la satisfacción en
no también sus agujeros, sus fallas. La transmisión de la Ley no el castigo. Al no tener registro de la falta cometida la feroci-
será sin fallas. Sin embargo, advierte acerca de cuán imprescin- dad superyoica se vuelve contra el sujeto, en un más allá del
dible es distinguir: principio del placer, exigiendo pagos sacrificiales, hasta saldar
los "pecados" del padre ... y los propios. Fracasos reiterados en
56 Delly Beller Acerca de las herencias
57

el orden familiar y en el laboral, la exposición a fuertes sancio- necesidad de castigo podrá empezar a tramitarse por la vía
nes económicas, la repetición de conductas autodestructivas, simbólica y empezará a ceder la ferocidad superyoica.
el acting out y aun el riesgo de pasaje al acto han sido algunas
de sus secuelas.
En el trabajo analítico será necesario desandar el camino Conclusiones
que llevó al sujeto a obrar por fuera de la Ley, aviniéndose
-por sometimiento amoroso, por rivalidad fraterna, por co- Estas historias nos permiten vislumbrar al menos dos desti-
bardía, por anhelos de poder- a una ley arbitraria e insensa- nos posibles en relación con la herencia: "si bien la herencia ar-
ta encarnada por el padre. Será necesario construir una histo- ticulada a las palabras, lo sancionado, posibilita al sujeto la vida,
ria que le permita apalabrar la falta cometida, nominarla. un lugar en el mundo, un nombre, una historia singular con de-
Quiero puntuar algunas cuestiones que en la práctica clíni- recho a ser transmitida, también la herencia desarticulada a las
ca fueron importantes en el trabajo con estos pacientes. palabras, o sea lo no dicho, lo no transmitido por alguna oscura
razón, lo silenciado, lo no reconocido, lo no sancionado desde
• El cuestionamiento en relación con el mandato paterno, la Ley, las culpas impunes, 'pasan' como un pecado que el hijo
con su secuela de desidealización y de duelo concomitan- asume como culpa, mas no como deuda reconocida". 17
te. Los hijos muchas veces encubren las faltas del padre y Dos modos de abordar la herencia: una por la vía simbolizan-
las cargan sobre sus espaldas en un intento de mantener te con la posibilidad de poner palabras a lo que del Otro viene
un Otro completo. como mandato, como imperativo; o por la captura superyoica,
"Primer esbozo freudiano de la culpa del hijo en respues- que deja al sujeto expuesto al padecimiento y a la necesidad de
ta a las fallas paternas. Intento de desculpabilizar al padre castigo. Modos que por momentos pueden coexistir en el sujeto
para lograr de él consistencia y garantía de la ley. "15 Será en relación con distintos aspectos de las herencias en juego.
necesario hacer el pasaje por la aceptación de la castra- De allí la importancia en el análisis de sostener el trabajo
ción del Otro, haciendo el duelo por el padre ideal. que requiere la toma de posesión de aquello que una generación
• La indagación acerca del sometimiento al padre yelmo- entrega a la siguiente, con frecuencia sin saber qué es lo que es-
do en que se articula con los propios deseos inconscien- tá entregando, y que los hijos reciben sin saber a ciencia cierta
tes. Ya que "no hay que olvidar que someterse al padre es qué están recibiendo.
también el mejor recurso del sujeto para cederle toda res- El trabajo con los pacientes me ha permitido constatar la
ponsabilidad de sus actos". 16 importancia de:
• El reconocimiento de la propia implicación en el pacto de
silencio, la complicidad hasta entonces ignorada o desmen- • indagar y sostener la tensión inherente al lazo filiatorio,
tida, permitirá indagar los anhelos inconscientes, nombrar tensión entre continuidad y ruptura en relación con las
las propias faltas no sabidas, dar testimonio de ellas al calor marcas del Otro;
de la transferencia. Sólo en Ja medida en que el sujeto pue- • acompañar el duelo que sobreviene ante la desidealiza-
da responsabilizarse, es decir, responder por los propios actos, ción del Otro, que se muestra en sus fallas y al hacerlo to-
dar cuenta de ellos, sólo entonces la culpa manifestada en la ca en el sujeto puntos de desamparo;
58 Delly Beller Acerca de las herencias
59

3
• seguir los avatares del encuentro-desencuentro con aque- En alemán el vocablo schuld se refiere tanto a la culpa como a la deu-
llo que el sujeto pueda reconocer como un deseo propio, da. Schuldigsignifica a la vez culpable y deudor. Hay, por tanto, una implica-
del cual poder dar cuenta y hacerse responsable. La res- ción entre culpa y deuda.
ponsabilidad emerge como el reverso de la culpa, y abre Braunstein, N.: "Sobre deudas y culpas". En Por el camino deFreud. Siglo
el camino del deseo. XXI, México, 2001.
4
Ídem.
5
Una herencia no es un paquete que se recibe sin abrir. Kreszes, D.: "El lazo filiatorio y sus paradojas". En Superyó y filiación. Des-
Abrirlo permitirá discernir qué estamos heredando, otorgar tinos de la transmisión. Laborde, Buenos Aires, 2001.
6
sentido a la herencia en función de los propios deseos; ocupar Braunstein, N.: "La culpa en derecho y en psicoanálisis". En El psicoa-
una posición no alienada en relación con la(s) herencia(s) de nálisis en el siglo. Córdoba, Argentina, 1995, Nº 3/ 4.
7
nuestros mayores. Freud, S.: Duelo y melancolía. volumen XIY, Amorrortu, Buenos Aires,
Posibilitará el reconocimiento de los dones y de la deuda 1979.
8
simbólica, deuda de filiación y genealogía que contraemos por Dreizzen, A. B. de: Los tiempos del duelo. Horno Sapiens, Rosario, 2001.
9 Ídem.
el hecho de haber nacido, de estar inscriptos en un linaje. Deu-
10
da que se paga a las futuras generaciones y que éstas -a su Gerez Ambertín, M.: Las voces del superyó. Manantial, Buenos Aires,
vez- han de sostener y transmitir. 1993.
11
Propiciará asimismo el encuentro con el "lado oscuro" de Freud, S.: El yo y el ello ( 1923). Volumen XIX, Amorrortu, Buenos Ai-
la herencia; el encuentro con "el peso de los pecados del pa- res, 1997.
12
dre", 18 con su inconsistencia. Para reconocerlos, afrontarlos ... Schwarz, R.: "La destrucción de las herencias". Trabajo presentado en
e ir más allá. el Congreso Argentino de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Buenos Aires,
Abrirlo permitirá, eventualmente, volver productivo el le- mayo de 1981.
13
gado; legado que será a su vez objeto de transmisión, para sos- Gerez Ambertín, M.: Clases del curso de posgrado de la UBA. "Compul-
tener la memoria e ir al encuentro del futuro. sión de repetición y responsabilidad subjetiva'', 2° cuatrimestre, 2001.
14
Freud, S.: "El yo y el ello'', ed. cit.
15
Gerez Ambertín, M.: op. cit., capítulo 4.
16
Gerez Ambertín, M.: op. cit., capítulo ll.
17
Elmiguer, M. E.: "El sujeto efecto de la Ley". En Culpa, responsabilidad
Notas y castigo en el discurso jurídico y psicoanálitico. Facultad de Psicología, Universi-
dad Nacional de Tucumán, 1999.
1 18
Resumen Enciclopédico Salvat. Salvat Editores, Buenos Aires, 1958. Lacan, J.: Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanáli-
2 Nos encontramos con distintas traducciones de esta frase: "Lo que por sis. Paidós, Buenos Aires, 1991.
herencia tienes de tus padres, adquiérelo tú para poseerlo. Lo que no se uti-
liza es una carga pesada". Goethe, J. W. Fausto, Longseller, Buenos Aires,
2001.
3
Vigías de la noche*

Ana N. Berezin

Antes de comenzar de pleno el tema que nos reúne, voy a


aclararles quién soy y de dónde vengo, o, mejor dicho, cómo
veo yo de dónde vengo.
La República Argentina se ha constituido hace escasos dos
siglos. El primer genocidio de su historia fue la matanza masi-
va de indígenas por parte de los españoles, que se extendió a
lo largo de casi toda América Latina, destruyendo culturas ri-
quísimas en tradiciones y en creatividad.
La Argentina fue construida también con el aporte de cientos
de miles de inmigrantes provenientes de Europa, Italia y España
Ana N. Berezin especialmente. Una frase común es que 'venimos de los barcos".
Es Psicoanalista. Doctoranda en Psicología (UBA). Docente y supervi- Por eso siempre digo que en nuestro trabajo clínico tratamos con
sora en hospitales públicos y centros de salud mental. Publicó varios
trabajos en revistas de psicoanálisis y de salud mental en la Argentina
y en el Brasil. Autora de los libros Relatos de clínica psicoanalítica (1989) * Este texto es la transcripción de una conferencia que dicté para el equipo
y La oscuridad en los ojos. Ensayo psicoanalítico sobre la crueldad que trabajaba con pacientes afectados por traumatismos graves en el Hospi-
tal Ville-Évrard, París, Francia, en febrero de 2000.
(1998).
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los hijos de este siglo: con hijos y nietos de las hambrunas y perse- Ésta fue la segunda bomba. La primera provocó la destruc-
cuciones fascistas italianas, con hijos y nietos de la Guerra Civil Es- ción de la Embajada de Israel, unos dos años antes. Estos aten-
pañola, con hijos y nietos del holocausto europeo, con hijos y nie- tados fueron realizados por grupos fundamentalistas islámicos
tos de la marginación por la migración campo-ciudad, con hijos y y, al menos el segundo, con un fuerte apoyo de la Policía de mi
nietos de la llamada "pobreza estructural" latinoamericana, con país. Sin apoyo local estos grupos no hubieran podido produ-
hijos y nietos de nuestro genocidio reciente. cir tan brutales atentados.
En mi país, entre 1973y1983 hubo un gobierno militar dic- En la bomba que destruyó totalmente la AMIA (un edificio
tatorial, que asumió el poder en el último golpe de Estado. Mu- de cinco pisos) murieron 85 personas. Hubo, además, alrededor
chos años del siglo XX los vivimos bajo gobiernos militares, que de 300 heridos, algunos con secuelas fisicas definitivas. Muchos
interrumpieron procesos democráticos. Pero ninguno como el edificios de las cuadras aledañas sufrieron importantes daños. A
último desplegó el terror y la crueldad. Se calculan 30.000 desa- una considerable cantidad de ellos hubo que apuntalarlos y arre-
parecidos, en una sociedad que -lo sepa o no- quedó marca- glarlos. Muchas de las víctimas fueron transeúntes y vecinos de
da en muchas generaciones por estas atrocidades. viviendas y comercios de la cuadra.
Les cuento esto por la razón que les anticipé al comienzo, Quisiera aclarar que la Argentina es un país en el que exis-
pero también porque creo que el sujeto psíquico es un sujeto ten prejuicios antisemitas de larga data. Éstos, de algún modo,
histórico y viceversa. No se trata sólo de una inmediatez fami- facilitaron que este país fuera un refugio para muchos nazis
liar o microgrupal. Cada sujeto habita y es habitado por la his- que entraron con la anuencia del gobierno peronista de en-
toria que construye y que lo construye en su singularidad so- tonces (posguerra) y de sectores de la Iglesia y el Vaticano. Es-
cial. En cada intervención clínica individual o grupal éste es mi tos sentimientos están especialmente arraigados en las fuerzas
modo de intervenir como psicoanalista. de seguridad. Además, los participantes directos pertenecien-
Les decía que en el año 1983 se restaura la democracia. La- tes a dichas fuerzas recibieron cuantioso dinero por colaborar
mentablemente no por la resistencia del pueblo, sino porque en el atentado. Estos prejuicios facilitaron, por ejemplo, que
los militares pierden la guerra por las Malvinas (Falkland es el un periodista muy importante de la televisión local, que tiene
nombre que les dan los ingleses) frente a Inglaterra y se pro- un programa político de alta audiencia, dijera "sin darse cuen-
fundiza el deterioro de la situación económica. La situación ta": "Murieronjudíos e inocentes". De las 85 víctimas fatales,
económica se había deteriorado mucho previamente y el pro- 42 personas eran judías y los otros 43 no. Pero fue un atenta-
grama económico del gobierno ya había mostrado su fracaso. do dirigido a la comunidad judía, haciendo volar su institución
Éste fue un factor que contribuyó a que la dictadura militar de- "madre".
cretara ese segundo envío de jóvenes a la muerte, en una gue- Rápidamente se organizó un plan de atención a la salud men-
rra absurda, un poco más absurda que toda guerra en general. tal. Por la desgraciada experiencia de haber atendido en organis-
Éstos y otros son los telones de fondo sobre los cuales esta- mos de derechos humanos y en otras instituciones a cientos de
lla, diez años después de reestablecida la democracia, una bom- afectados por el terrorismo de Estado (última dictadura, desde
ba en la AMIA. Era el año 1994. La AMIA es la mutual que reú- 1976 hasta 1983), a sobrevivientes, familiares y amigos, muchos
ne a todas las instituciones judías del país, en el que habitan sabíamos que el enfoque adecuado de atención no debía ser en
aproximadamente 250.000 judíos. términos de psicopatologizar el sufrimiento, el dolor, la desespe-
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ración. Por el contrario, sabíamos que se trataba de lograr que los negocio o su fuente de trabajo. Otros vecinos habían perdido sus
efectos traumáticos de la violencia no arrasaran o derrumbaran viviendas o las que tenían estaban seriamente daúadas, y varias
el psiquismo de estos afectados directos. Digo directos para subra- incluso con riesgo de derrumbe (más o menos, según quién fue-
yar que afectados indirectos somos todos. El dispositivo elegido ra el ingeniero que inspeccionaba, lo que agregaba nuevos ele-
fue unos seis meses de atención individual, que se prolongaban mentos de incertidumbre). Todos ellos, psíquicamente dañados.
si era necesario. Se trabajó con un enfoque psicoanalítico de con- También estos vecinos nos trataban con cautela. Sospechaban
tención y ayuda en la elaboración del trauma y del duelo. que éramos delegados de los directivos de la AMIA, aunque esto
Un grupo de psicoanalistas, entre los cuales me hallaba, pen- último fue rápidamente superado. Así, en un comienzo, lo per-
sábamos que ésta era una respuesta necesaria pero insuficiente. secutorio y lo aterrorizan te cobró espacio en nuestras relaciones.
Por supuesto, era bueno y de gran ayuda este modo de interven- ¿Cómo hacer para que la bomba no estallara a cada rato en nues-
ción individual. Pero pensábamos que también había que reali- tras cabezas, entre nosotros? ¿Cómo hacer para que lo sufrido pa-
zar otro tipo de tareas institucionales y grupales que permitie- sivamente no se ftjara como terror paralizante?
ran elaborar lo sufrido de manera compartida. Creíamos además Les propusimos la voz activa, los acompañamos en sus re-
que este modo de tarea podía tener efectos como posición polí- clamos a las. autoridades del gobierno. Compartimos preocu-
tica. Entendíamos que la justicia sería una gran reparación co- paciones, sufrimientos y desconfianzas justificadas. Finalmen-
lectiva, cosa que no ha sucedido a más de cinco aúos. Además, te creamos junto con ellos la Asociación de Vecinos y Amigos
era importante que la gente debatiera y compartiera lo vivido. de la Calle Pasteur.
Lo considerábamos necesario, como la mejor forma de no ais- De este trabajo y de otros que realicé con personas que fue-
lar a los sobrevivientes, a sus familiares, vecinos y amigos de las ron sobrevivientes del Holocausto, de la Guerra Civil Españo-
víctimas directas. Sabemos que esto es altamente enfermante pa- la, del terrorismo de Estado he aprendido muchas cosas. No
ra esas personas y para la sociedad en su conjunto. voy a comentar aquí la extensa bibliografia que existe sobre el
Esta perspectiva era compartida por un grupo de seis psicoa- trauma psíquico y lo traumático.
nalistas, 1 algunos de nosotros con mucha experiencia de traba- Desde los inicios Freud se ocupa de esto, que queda pro-
jo institucional. Todos habíamos atendido previamente a pacien- fundamente plasmado en sus libros Más allá del principio del pla-
tes directamente afectados por el terror de Estado. Decidimos cer y Moisés y la religión monoteísta, su obra póstuma. Hay muchí-
trabajar con los vecinos del barrio, y en especial con aquellos de simos escritos actuales y de las últimas décadas sobre las
las cuadras más afectadas por el estallido. También decidimos neurosis traumáticas, las neurosis de guerra y sobre la cuestión
trabajar con las escuelas cercanas, cuyos maestros y directores es- central del trauma psíquico en la constitución del aparato psí-
taban más o menos igual de aterrorizados que sus alumnos. quico. Todos éstos fueron y son desarrollos imprescindibles a
Tuvimos dificultades con los directivos de la AMIA. Todos la hora de nuestro trabajo clínico.
ellos habían sobrevivido, ya que no estaban en el edificio en el Pero hoy prefiero, como les decía, no redundar sobre saberes
momento de la bomba. Nos miraban con desconfianza, pensan- que ustedes seguramente ya poseen. Les voy a hablar de algunas
do que íbamos a ser los representantes de los reclamos de los ve- cosas que yo aprendí en todas esas tareas que fui realizando.
cinos. Algunos de los vecinos estaban lastimados fisicamente. A Lo primero es que un terapeuta tiene que ocupar el lugar del
otros se les habían muerto familiares. Algunos habían perdido su "oteador" o ''vigía". Éste era-según relatos escritos por sobrevi-
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vientes del Holocausto- quien en los vagones de transporte, ca- Ningún "vigía", nos cuentan, consideró su tarea como una
mino al campo de exterminio, era elevado al respiradero y miri- cuestión personal, movida por su genialidad. Sabían que su ta-
lla a dos metros y medio de altura, con el fin de que relatara lo rea no les pertenecía, que era fruto de un pacto colectivo. Las
que desde allí se divisaba. Solían elegir a alguien liviano, que pu- visiones y los relatos no eran expresión de su espíritu, sino una
diera ponerse de pie sobre los hombros de algunos compañeros, relación, un acuerdo compartido por más de uno o por todos,
que con enorme esfuerzo le ofrecían los riñones como tarima. sobre la verdad de lo que aparece en cada momento.
Los presos necesitaban saber dónde estaban, adónde los condu- Si un terapeuta logra abrir este puente entre quien sufrió el
cían, qué tierras cruzaba el tren, qué gentes las habitaban. Y pa- trauma y otros mundos posibles, reabre la posibilidad de que el
ra averiguarlo estaban dispuestos a ese esfuerzo. 2 psiquismo siga su trabajo. Y casi como en un comienzo inviste en
Recuerden las condiciones de hambre, sed, hacinamiento el otro el deseo de que la vida fluya. De que su cuerpo-psique da-
y terror que sufrían. Pero no todos los elegidos sabían relatar. ñado y humillado pueda nuevamente sentir y pensar la vida. Que
A veces había que cambiarlos. Algunos rompían en sollozos a el otro no es sólo el otro que inflige el dolor y la muerte. Que hay
menudo, y eran tolerados por sus compañeros. Otros hacían otros dispuestos a compartir lo vivido directamente por él,
relatos minuciosos, exactos y científicos; los compañeros acep- porque se sienten implicados profundamente, sabiendo que
taban Ja información, pero los sustituían. También decepcio- "nada de lo humano nos es ajeno'', a pesar de la indiferencia y
naban los dispersos, inconexos y desordenados. Asimismo, irri- el individualismo que predominan en nuestras culturas.
taban quienes interpretaban lo que veían con impresiones Pienso que si podemos acordar un relato compartido de lo
personales. Ni la ciencia, ni la inocencia, ni la verdad objetiva, vivido, ése sería el puente que ligara el mundo de lo traumáti-
ni la expresión subjetiva les era de ayuda a los condenados. co al mundo de la vida. Sabiendo que ambos se copertenecen,
Los "oteadores" o "vigías" más apreciados eran aquellos que que ninguno es ajeno al otro. Es más, que ese mundo de vida
referían con acierto la existencia de un mundo verdadero. De también generó el horror y la muerte. Estado de encuentro ca-
un mundo libre de la tortura y el horror, pero atado al mundo si a la manera como se juega con un niño o se comparten sus
de los condenados por signos indescifrables. Por ejemplo, re- sueños, sus fantasías, sus terrores.
latos como éste: "Algunas mujeres se han reunido junto a la es- Uso esta figura del "buen vigía" para presentar el modo en el
tación, nos miran con disimulo, una con un crío en brazos se- que creo que debe configurarse una intervención clínica con
ñala nuestro vagón, así que voy a sacar la mano por la mirilla". quienes han sufrido un trauma, que produce un afecto de terror
Entonces los condenados pensaban: "Alguien guardará memo- o espanto. En Más allá del principio del placer Freud nos dice que el
ria y contará a sus nietos: yo vi a los judíos pasar por la estación, espanto es un afecto que se produce en el caso de un peligro fren-
uno de ellos me agitó la mano, como saludando, desde uno de te al cual no se está preparado y donde está en riesgo la vida. Trau-
los vagones". Así podía redimirse una parte del dolor. matismo y espanto son íntimamente solidarios. En la angustia al-
En los buenos relatos, los presos tenían la certeza de que al- go protege contra el espanto. La angustia ya es un grado de
go circulaba de los unos a los otros, de los condenados a los "li- ligazón psíquica, pero el espanto deja inerme. Puro dolor psíqui-
bres", del mundo de la destrucción al mundo de la vida. Un sig- co del que Pontalis nos dice: "Está en esa frontera entre lo psíqui-
no indescifrable ponía en relación dos universos que parecían co y lo fisico". Entonces, si el terapeuta logra esta posibilidad de
desencontrados para siempre. asumir un relato compartido con los afectados por un trauma, se
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evita instalar lo traumático en el interior del propio proceder. Lo inefable no se puede transmitir, se realiza en un tiempo
Se evita así colocar a la víctima en un lugar pasivo realizándo- que tiene su propia lógica. Lo inefable nos impone un límite.
le interrogatorios con el argumento de que "es importante que En la premodernidad, lo inefable era dicho o respondido
hable". por lo sagrado. Lo que no tenía palabras daba lugar a la pala-
Se posibilita así que se apropie de aquello que padeció pa- bra de lo sagrado. Respuesta totalizadora que con su certeza
sivamente, es decir, que lo haga experiencia propia. Creo que despojaba de toda inquietud a los hombres.
alguno de los grandes errores provienen de una especie de an- Cuando se ha atravesado el terror, lo traumático, no hay pa-
siosa invasión, por parte del terapeuta, de dar apresuradamen- labras, y las que hay no alcanzan. Figura de la ausencia que in-
te un sentido a lo vivido por el otro. Se trata de hacer un puen- vita al terapeuta a llenar de interpretación o de explicación con
te común hacia un posible sentido que ligue dolorosamente lo un doble efecto. El primer efecto es traumático, le cierra al otro
humano y lo inhumano en esta humanidad precaria. De lo con- el acceso a la diversidad de producción de sentido. Irrumpe y
trario se corre el riesgo -con las mejores intenciones- de vol- niega la existencia de lo inefable y lo satura de sentido. Cierra
ver a violentar, con interpretaciones que intentan explicarlo to- la polisemia que es intrínseca a lo inefable, y que también está
do y terminan, a veces, culpabilizando a la víctima. presente en el silencio. Así se produce el segundo efecto: el te-
Con la mejor intención, les decía. Creo que debemos cuidar- rapeuta enuncia un discurso que puede volverse sagrado, en
nos mucho de nuestras buenas intenciones: bajo la máscara de lo tanto respuesta totalizadora, cerrada, única.
bueno que deseo para el otro se produce un olvido del otro, se Si hay algo que es decisivo en estas cuestiones que estamos
refuerza la propia omnipotencia, se olvida el saber de que sin el considerando es resistir a lo sagrado, en el sentido de desacrali-
otro nada es posible. También olvidamos que nosotros somos pre- zar el horror y el terror. No es un horror divino, que puede ex-
carios, sufrimos nuestras indefensiones. Y compartimos con los plicarse y que aloja, como todo discurso sagrado, una condena o
demás la violencia que unos hombres les han infligido a otros. un destino para los hombres. Es un horror producido por los
Lo segundo y último que quería transmitir se sintetiza muy hombres, y un camino de búsqueda conjunta nos espera. Bús-
bien en un verso del poeta René Charque dice: "En mi país no queda sustantivada en la experiencia con el otro, para expresar,
se hacen preguntas a un hombre emocionado". Este verso me elaborar, impedir y reparar, hasta donde se pueda. Así como lo
permite presentar un tema muy importante que se liga con el inefable es un límite, hay cuestiones, hay violencias y crueldades
anterior. Me refiero a la aceptación de lo inefable, de lo que no que realizan efectos irreparables y no elaborables. Aceptar y de-
se puede decir con palabras. cir esto es una forma de resistir a que el terror vuelva a repetirse.
Lo inefable lo es del origen y de la muerte, del tiempo y del
otro. Cuando nos referimos a estos temas nos faltan palabras.
¿Cómo hablar del enigma o de la contingencia del origen y de la Notas
muerte? ¿Cómo decir lo indecible del tiempo y del otro? ¿Cómo
1
decir lo indecible del trauma vivido? Es imposible representarlo. Dr. Saidón, O . (coordinador); Lic. Galperín, S.; Lic. Guilis, G.; Dr.Ja-
Creo -permítanme una digresión- que el arte que mejor rasch, A.; Lic. Kamkaghi, V.
2 Tomé la figura del oteador o vigía y su descripción del Diccionario de las
expresa es aquel que representa la existencia de lo inefable.
Cuando sugiere o representa lo que hay de inefable en la vida. artes, de Félix de Azúa, editado por Planeta.
4
En el inicio y en el fin:
un sueno -
Irene Chelger

Tras iniciar un análisis espero continuarlo,


sobrevivir a él y ponerk fin. Disfruto lkvando a
cabo un análisis y espero siempre que éste lkgue a su
fin. El análisis por el análisis mismo carece de
sentido para mí. Hago análisis porque el paciente lo
necesita, pero también necesita que el mismo
concluya.
D. Winnicott1

El análisis debe crear las condiciones psicológi,cas


más f avorabks para las funciones del yo; con ello
quedaría tramitada su tarea.
S. Freud2

Escribir acerca de nuestra tarea diaria no es para nada


sencillo, no sólo porque es el intento de volcar nuestro
comprender (de la clínica a la teoría, de la escucha a la
interpretación, etc.) del padecimiento de un paciente, sino
porque debemos hablar de una persona que se ha acercado a
Irene Chelger nosotros a "confiar su dolor".
Es Psicóloga clínica. Licenciada en Psicología (UB). Especialista en niños La interrogación ética es inevitable. ¿Cómo mostrar? ¿Qué
y adolescentes (ASAPPIA y AEAPG). Especialista en Trastornos de la ali- decir? ¿Qué omitir para preservar la identidad del paciente
mentación (U. Bar llan). Cocoordinadora de admisión, equipo de niños revelando el trabajo interno del terapeuta pero también el
y familia en el Hospital Gregario Aráoz Alfara Lanús desde 1981 hasta trabajo intenso con y del paciente? ¿Por qué mostrar, para qué?
1983. Miembro adherente de AEAPG. En preparación, tesis de maestría A pesar de todos mis planteos me sobrepongo con la convic-
en Psicoanálisis (Universidad de la Matanza y AEAPG). ción de que en el trabajo con un paciente, si hay compromiso,
72 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 73

pasión, preocupación, preguntas y deseos, ese encuentro es de la ilusión-desilusión. (En algunos casos gira alrededor de sen-
único e irrepetible. Vale el riesgo. timientos de engaño o de malentendidos que surgen desde las
¿Cuándo y cómo se inicia verdaderamente un análisis? fantasías que trae el paciente acerca de lo que es "curarse".)
¿Cuándo llega realmente a su fin? ¿Cuál es el punto indiscutido Cerrar un proceso significa "liquidar" la transferencia, tarea
de bisagra en uno y otro caso? ¿Tienen, acaso, estas instancias un para nada sencilla cuando no se trata sólo del objetivo del ana-
modo particular en el proceso analítico con un adolescente? lista o de deseos de éste, sino también de deseos del paciente.
Recuerdo haber buscado un supervisor que hubiera dado de ¿En qué momento del trabajo en la transferencia surge la
alta a un paciente o plantearlo como tema clave en mi análisis. inquietud de dar fin, es decir, de iniciar el fin de la cura?
¿Por qué se me volvía tan imperativo el tema del fin de análisis? Si el trabajo ha sido intenso, ¿será más fácil desarticular esa
Desconocía sin duda que no existía transmisión científica, transferencia? ¿Con los adolescentes se presenta de un modo
que no existía fórmula que garantizara su transmisión como de- particular? ¿Cómo juegan en el analista las propias transferen-
mostración. cias con los supervisores y su analista en tanto hay períodos
Hoy sabemos que, al modo de decir de Lacan, la cura tiene donde "ellos" representan un Ideal del Yo?
que ver con la caída del ideal puesto en el analista; en relación Winnicott piensa que curar es cuidar, es el encuentro en-
con la pulsión con un cambio hacia la sublimación plena y con tre dependencia y confiabilidad. Es un encuentro entre al-
una posición ética. El fin del análisis aparece verdaderamente guien que necesita depender y otro que está vivo, disponible,
como el objetivo principal de la estrategia del analista en la y le ofrece confianza. El arte del analista consiste no sólo en
transferencia. interpre tar el inconsciente reprimido, sino en proporcionar
¿Hay una clínica de fin de análisis? Dice Freud: "Quien pre- un marco a la confianza en el cual esa interpretación pueda
tenda aprender por los libros el noble juego del ajedrez, pron- llevarse a cabo.
to advertirá que sólo las aperturas y los finales consienten una El proceso que implica la recreación del lazo sujeto-objeto,
exposición sistemática y exhaustiva, en tanto la rehúsa la infini- y que también alude al tránsito del objeto subjetivo al de obje-
ta variedad de las movidas que siguen a la apertura( ...) A pare- to tomado objetivamente, abarca tres fases, que se entienden
cidas limitaciones están sujetas las reglas que uno puede dar más en un orden lógico que cronológico. El espacio analítico
para el ejercicio del tratamiento psicoanalítico". 3 debería conformarse como un espacio transicional, como ter-
Así como en el juego del ajedrez, ¿el modo en que se reali- cer espacio en tanto puede ser usado. Una vez que se ha recons-
ce la apertura dejará sus marcas en el modo en que el pacien- truido el selfdel sujeto será posible que ese espacio sea abando-
te cerrará el proceso? nado; podrá prescindir de él. Son fases consustanciales. El uso
Melanie Klein se refiere en términos de duelo y separación del analista y la desarticulación del vínculo son elementos que
del objeto. integran la simbplización y que se despliegan en el espacio y el
¿Qué es el fin de análisis finalmente, una despedida? No es tiempo de la sesión analítica.
una despedida cualquiera, es un tiempo donde se renuevan vie- El espacio de la situación analítica es un lugar de encuen-
jas problemáticas y también nuevas, en especial en relación con tro donde paulatinamente se va armando una red de confian-
la separación y con la pérdida. En cualquier sentido es una des- za en la que se dará lugar a mostrar "otra cosa". Es sabido que
pedida que gira en torno a la problemática del amor y el odio, en la adolescencia hay un intento de transformación emocio-
74 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 75

nal con respecto al vínculo con los padres, así como también Por último, los finales son una de las formas de encontrar-
es un momento de reestructuración psíquica y de nuevas regu- le un sentido a la experiencia.
laciones de las relaciones objetales internalizadas y los afectos Mencionaré dos sueños, el primero de mi paciente, que to-
que éstas conllevan. mo como indicador de inicio del proceso analítico, y un sueño
Muchos de los adolescentes están sometidos a presencias escrito al final de mis notas sobre la paciente.
invasoras o seductoras de los padres en la vida cotidiana; por Pienso mi trabajo con ella como un largo recorrido, lleno
tanto, en sus intentos de separación muchas veces fallidos pro- de experiencias intensas en el marco de la transferencia-con-
ducen síntomas en el plano concreto de su propio cuerpo (ac- tratransferencia y se me ocurre evocar los versos que Mashud
cidentes, sexualidad riesgosa, alimentación peligrosa, etc.), vía Khan 5 (1986) tomó de "Ítaca" de Cavally para que acompaña-
de escape equivocada pero también modo de gratificación rá- ran a su paciente Judy:
pido y primario frente a los sentimientos de desamparo e in-
defensión. Cuando emprendas viaje a Ítaca
Como terapeuta hay que aprender a tolerar el no entender ruega que tu camino sea largo
o no saber, a poder esperar, a sostener al paciente con la convic- lleno de aventuras, descubrimientos.
ción y el deseo de que se genere un espacio de crecimiento en
varias direcciones: la del paciente, la del analista y la del vínculo, Lestrigonianos, cíclopes
con intención de que ocurra la tan inevitable pero esperada cura el salvaje Poseidón, jamás te encontrarás con ellos
o deseo de final. a menos que los traigas en tu alma.
La cura como ideal con la paciente (que aquí presentaré) a menos que tu alma los ponga ante ti.
tal vez consistió en el hecho de que recorriera su camino aun
con sus fantasmas, 4 que hiciera una apuesta a la vida por sobre En homenaje a Mashud Khan por su versatilidad, creativi-
sus pulsiones de muerte (cuyo predominio parecían irrevoca- dad y compromiso, llamaré yo también a mi paciente Judy.
bles), que intentara maneras propias de encontrar ser ella mis- El trabajo con esta paciente se ha caracterizado por estar en
ma en el futuro y que se descubriera capaz de desarrollar mo- disponibilidad permanente, incluido un intenso trabajo inter-
dos creativos de vivir. pretativo como parte importante de ese "estar disponible".
En el devenir del trabajo hubo encuentros y desencuentros Sus actuaciones nos llevaban a tan álgido punto que el
de deseos. La cura también, para mí, fue aprender de la difi- trabajo terapéutico apuntó a que se sintiera y fuera real. "Ser
cultad, trabajar mucho internamente sobre la transferencia- y sentirse real es lo propio de la salud, y únicamente si juzga-
contratransferencia y, por fin, celebrar esta tarea del oficio de mos natural el hecho de ser podemos progresar hacia cosas
ser analista mientras vi partir una joven dispuesta a "pelear me- más positivas. Pretendo que no se trate de un simple juicio
jor" su lugar en el mundo. de valor y que exista un vínculo entre salud emocional del in-
¿Pero cuándo ocurrió el fin de análisis? ¿En la última sesión? dividuo y un sentimiento de realidad ( ... ) La salud es incom-
¿Después del último sueño? ¿Dos años después, cuando ella vie- patible con la renegación de lo que fuere" 6 (Winnicott,
ne a "saldar la deuda" que dejó su padre conmigo? ¿Cuál era la 1967).
"deuda"?
76 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 77

Conociendo a Judy el lugar de José, quien cedía sin más, tal vez cansado de tanta
pelea, pero también melancolizado. De modo tal queJudy era
El inicio de este tratamiento fue atípico, si es posible desig- una jovencita necesitada de mantener su lugar de hija sin em-
nar así el tratamiento con un adolescente, ya que el despliegue paren tamien tos imaginarios a cualquier precio. Aunque el di-
de actitudes que pueden ofrecer los adolescentes es tal que mu- cho popular dice que un hijo es fruto del amor, no parecía ser
chas veces éstas están alejadas de lo que acordaríamos en lla- éste el origen ni el devenir de Judy. 8
mar "respuestas convencionales y tranquilizadoras" 7 (Aryan A., El segundo período siguió con entrevistas conjuntas de Judy
Moguillansky, C. 1992). con su papá en las que se trataron temas que a ambos les preo-
El inicio del trabajo analítico llevó alrededor de 4 meses. cupaban. Tenía claro que aunque el deseo de José era queJudy
En un principio no quedaba claro quién era el paciente: siJudy, iniciara un tratamiento conmigo y dejara a RR, no iba a repe-
de 13 años, o su papá, o ambos. Es el padre deJudy,José, quien tir en la transferencia el tironeo que estos padres protagoniza-
me consulta. El motivo aparente era que Judy (que estaba en ban con ella. Por de pronto iba a dar lugar aJudy, escuchándo-
tratamiento psicológico en una institución) había iniciado re- la. Lo que surgió inmediatamente fueron cuestiones de
laciones sexuales y acababa de tener un atraso menstrual revo- dificultades y reclamos del vínculo entre ellos y de la esporádi-
lucionando a toda la familia. ca convivencia que tenían.
Sus padres se acababan de enterar de que la terapeuta (RR) Si bien el adolescente habitualmente "necesita desmentir su
estaba planeando acompañar aJudy al ginecólogo. La madre de desvalimiento por medio de la acción, reafirmar su independen-
Judy, Ana, atinó a prohibirle que volviera a tener relaciones se- cia"9 (P. Bloss, 1988),Judy anulaba la presencia del padre dán-
xuales, pero apoyaba a la terapeuta. José, en cambio, creía que dole un papel escaso y casi nulo (identificada con su mamá),
había que darle las herramientas para que de allí en más Judy mientras actuaba episodios peligrosos para su vida. Su organiza-
supiera cuidarse, pero no sabía cómo acercarse ni abordar ese ción psíquica en esos momentos era muy precaria, con modali-
ni otros temas. Los padres, divorciados hacía 5 años, sólo se co- dades muy narcisistas y autoeróticas en la relación con los otros.
municaban a través de abogados.José decía de Ana que estaba El espacio de las entrevistas también sirvió para hablar del
"muy enferma", y Ana decía de José que era "peligroso".Judy, divorcio y aclarar algunos malestares de Judy acerca de mani-
en el medio de esta batalla, pugnaba por seguir en tratamiento pulaciones de las que ella y su hermana habían sido objeto por
con RR, tal vez en su creencia de que era el único espacio en ambos padres.
apariencia permanente, continuo y contenedor. Judy padecía de Si bienJudy describía con sumo detalle su vida sexual muy
una enfermedad crónica que se le declaró súbitamente en la libre, excitante y gratificante para ella y su novio (bastante ma-
pubertad y para la que necesitaba monitoreo médico constante. yor que ella y que padecía de adicciones), mi hipótesis sobre
El primer período de entrevistas consistió en trabajar con el pa- estas conductas era que se trataba de una acción compulsiva pa-
dre para que comprendiera el lugar de no lugar que teníaJudy ra alejarse de la disputa infinitamente hostil entre los padres
en esta historia, y así pudiera escuchar a su hija, que estaba ex- (quienes no cesaban de reclamar lealtades desmedidas a am-
presándose desde hacía tiempo a través del cuerpo. bas hijas). Sin duda, era también un modo de atacarlos.
La turbulencia inicial del divorcio no había sido superada. Su ingreso a la sexualidad tan tempranamente se debió tal vez
Ana tenía modos de proceder que entorpecían la presencia y al "estrés de la confusión", al decir de Meltzer (1988) .11 Este tipo
78 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 79

de adolescentes, en vez de realizar una separación más paulatina, Judy: "Yo estaba en un pasillo largo y muy oscuro; a mi es-
recurren a la huida como modo de retirar la libido depositada en palda estaba RR yyo empezaba a caminar, no sabía adónde me
ellos de manera repentina y a veces completa. "Esta drástica sepa- llevaba pero caminaba segura. Mientras caminaba y caminaba
ración les produce un desesperado anhelo de compañía, que con- veía que en el final había otra persona, creo que era una mu-
siguen transferir al medio extrafamiliar"12 (A. Freud, 1976), re- jer, no sé bien porque estaba oscuro, sí, era una mujer ... ".
presentado por el novio. Este tipo de elección de objeto, que Analista: ''.Judy, creo que este sueño es para que lo pense-
tiene por característica una entrega total y sometimiento (con dis- mos las dos solas, ¿estarías de acuerdo con que tu papá te espe-
fraz de fidelidad), suele ser de carácter defensivo. re abajo?". Judy aceptó.
ParaJudy el mundo de certezas de los adultos caía una y Éste, diría yo, ha sido el punto de bisagra, donde se podría
otra vez. Le era imposible mantener la ilusión de que sus pa- considerar que Judy comenzó su análisis. Sin duda, esta joven-
dres pudieran sostenerla como ella esperaba o necesitaba.Judy cita tenía ya su transferencia preformada, pero es a partir de
sentía que las palabras de sus padres tenían poco valor, era "di- este sueño cuando se empezó a jugar otro tipo de transferen-
fícil creerles algo". cia, una analíticamente aprovechable. Considero que logré es-
Afortunadamente algunos modos del mundo adolescen- tablecer contacto con la naturaleza inconsciente de su mundo
te, enJudy, estaban preservados: el interés por el conocimien- interno, de modo que pudo empezar a desplegar sus fantasías
to, el concurrir a la escuela con el afán de estar con sus pares, con respecto a mí como analista y mostrar el duelo que comen-
los intentos de desafiar a los padres, las alianzas y enojos con zaba a hacer sobre su anterior experiencia con RR. También
su hermana, el gusto por la música (participaba de un grupo podía empezar a alejarse de su madre y acercarse a otra mujer,
folklórico). la mujer del padre o yo, sin temer el derrumbe o el ataque de
El período que siguió no fue nada sencillo, ya que las dispu- su madre.
tas entre ambos padres continuaban; aun así,José intervino pa- "En el análisis estudiamos generalmente los sueños con el
ra que Judy no continuara la terapia con RR. Curiosamente, propósito de acceder a los procesos de pensamiento relaciona-
Ana aceptó y me pidió una entrevista para contar "su historia". dos con los conflictos emocionales del paciente" (S. Freud,
Como estrategia, pensé que se estaría tejiendo una red de sos- 1911) .13
tén para Judy. De un modo u otro, después de muchos años, Dice Freud: "¿Cuándo debemos empezar a hacer comuni-
parecía haber un cese del fuego. caciones al analizado? ¿Cuándo es oportuno revelarle el signi-
ficado secreto de sus ocurrencias, iniciarlo en premisas y pro-
cedimientos técnicos del análisis? No antes de que se haya
Un sueño, la bisagra: el inicio establecido en el paciente una transferencia operativa, un rap-
porten regla" (S. Freud, 1912). 14 Tuvo que pasar tiempo real
En una de las tantas entrevistas en que concurrían ambos, pero también tiempo interno de Judy para que sintiera confian-
conversaban agitadamente. Hacía mas de un mes que Judy no za en mí y en lo que el espacio analítico le ofrecía, para así des-
concurría al consultorio de RR pero decía que la extrañaba. En plegar su mundo inconsciente. Sin duda, se descubrió (en es-
un momento de silencio pregunto aJudy en qué está pensan- te inicio) en una relación objetal distinta de la que ella y sus
do, y dice que acababa de recordar un sueño. padres establecían.
80 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 81

Al cabo de esta interpretaciónjudy se mostró muy aliviada, jóvenes? ¿Cómo podía Judy saberlo cuando estaba tan enmara-
no podía creer que en su sueño ella se estuviera despidiendo ñada en descifrar quién era y si era querida por sus padres?
de RR y podría sentir menos angustia. Hacia el final de la se- Cuando pensamos en el análisis con adolescentes, pensa-
sión le propuse comenzar a venir sola y aceptó gustosa. mos en un proceso que una vez que se ha desencadenado si-
Dice Freud: "Es cierto que la actitud confiada del paciente gue operando; así se conserva el derecho de estar enfermo, pe-
vuelve muy agradable el primer trato con él; uno la agradece ro también se conserva la posibilidad de curarse a sí mismo.
pese a lo cual se prepara para que la previa toma de partido fa- Desde el artículo de Freud "Recordar, repetir y elaborar'',
vorable se haga pedazos a la primera dificultad que surja en el el problema central gira alrededor del repetir. "El analizado no
tratamiento" (S. Freud, 1913). 15 recuerda, en general, nada de lo olvidado y suprimido, sino que
Las vicisitudes de este análisis han sido infinitas, pero no lo actúa; lo repite sin saber, desde luego, que lo hace. ( ... ) Du-
es el desarrollo del entretiempo lo que cuenta acá; sólo diré rante el lapso que permanezca en tratamiento no se liberará de
que estuvo lleno de actings de todo tipo. De Judy: descuidos gra- la compulsión de repetición; uno comprende en fin que ésa es
ves en su alimentación y medicación, en los cuidados de su se- su manera de recordar" 16 (S. Freud, 1914).
xualidad, ausencias a las sesiones con posteriores llamados pa- Aun conociendo este concepto, resultaba muy dificil pre-
ra reponerlas y nuevas ausencias a esas sesiones, intentos para senciar estos mecanismos y acciones en esta paciente. Así como
ser echada del consultorio, y discursos ambivalentes y peligro- para el paciente no alcanza repetir para recordar, mi vivencia
sos. De su madre, que le servía para comer cosas que amenaza- era que desde el lugar de analista no alcanzaba con saberlo e
ban su vida, y de su padre, quien jugaba otras ambivalencias des- interpretarlo. A veces los tiempos conjudy se tornaban infini-
cuidándola en la provisión de medicamentos necesarios. tos, porque las repeticiones eran constantes y peligrosas.
Ambos padres me llamaban por situaciones preocupantes, pe- Contratransferencialmente, su accionar me movía muchas
ro a la hora de intervenir cada uno esperaba que el otro lo hi- cosas. Sobre todo una sensación de urgencia y amenaza. ¿Qué
ciera. Se quedaban en términos de reclamos haciajudy como ocurría en este repetir compulsivo? ¿Las interpretaciones no
hacia mí. operaban? Los actings dejudy eran moneda corriente. ¿Era és-
Sabemos que en la transferencia se reeditan modalidades vin- . te un intento de ubicarse como objeto deseante en una apela-
culares que se han vivido con los objetos primarios, algunas ve- ción al Otro?
ces casi sin ninguna modificación. La transferencia tiene el don Toda actuación tiende a desmentir una verdad con las con-
de dar lugar a que exista lo idéntico en la diferencia, que no es secuencias de los actos que realiza. Judy desmentía de manera
igual a reiterar lo mismo. Judy repetía en la transferencia conmi- manifiesta con su acción lo que le resultaba traumatizan te. Sus
go un modo de relación intrusivo y expulsivo alternadamente. acciones autodestructivas eran producto de un estado de ilu-
En ocasiones en que le interpreté desde la transferencia es- sión con el que trataba de desafiar la realidad en un intento de
ta apelación al Otro a través del acting outjudy se mostraba en cambiar lo doloroso y así eludir el conflicto y la angustia que
peligro y, aunque se lo señalaba, desmentía con la acción. La significa confrontarse con la castración.
angustia aparecía tardíamente. Intenté trabajar (con ambos padres por separado) la ambi-
¿Cómo superar la angustia y la confusión habituales de los valencia de ellos para con la hija y el tratamiento. No pudieron
adolescentes de no saber si son reconocidos y queridos por otros admitirlo.
82 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 83

Así fue como desde mi sentir contratransferencial un día Nos despedimos en un afectuoso y apretado abrazo, y ella
le dije aJudy: "Estamos en una encrucijada, tus padres son me dijo que estaba muy agradecida.
muy ambivalentes. Estamos las dos solas. Yo sólo cuento con Durante casi dos años, cada tanto, me seguía llamando y
vos, yo 'puedo' con tu ambivalencia. Vos hacés con nuestra re- contando "cómo iba su vida". Siempre preocupada por la "deu-
lación lo mismo que tus padres hacen con vos; así hacés peli- da", cada tanto me preguntaba si su papá me había llamado o
grar la continuidad del análisis, pero también, lo que es aún saldado algo.
peor, tu vida". Evidentemente, nos unía la experiencia de un análisis in-
He aquí otro tiempo de bisagra en este análisis, bisagra que tenso, pero todavía la transferencia seguía sin "liquidarse" (co-
nos llevó al camino del fin de análisis y a partir de la cual pudo mo la deuda), y algo de la deuda estaba interfiriendo. Evalué
comenzar a ordenar sus coordenadas simbólicas subjetivantes. si citarla o no, en ese momento ya tenía 21 años.
Fue un largo año de trabajo intenso.
Al poco tiempo su padre no pudo pagar las sesiones; a pe-
sar de ello seguimos trabajando conJudy (con el compromiso Un sueño acerca del fin de análisis
del padre de que lo haría apenas pudiera).
Terminó el secundario. Comenzó a trabajar y a pagar su tra- Fue curioso encontrar al final de mis notas sobre esta pa-
tamiento a un valor posible para ella. Poco tiempo después ter- ciente un sueño acerca del final de este análisis y dudar de
minó la relación de noviazgo, teniendo claro que estuvo unida quién era, si de ella o mío. Me llamaba la atención no tener no-
en un vínculo adictivo. Pudo cuidar su cuerpo en relación con tas de mis interpretaciones acerca de éste, así que intenté re-
su sexualidad y con su enfermedad orgánica crónica. A veces cordar si el sueño era mío.
"se tomaba vacaciones" del consultorio médico por sentirse cul- Decía Freud en Consejos al médico sobre el tratamiento psicoana-
pable de no responder al ideal de paciente que ella suponía lítico, de 1912: "Hace años me preguntaron cómo podría uno
que debía ser. hacerse analista y respondí: 'Mediante el análisis de sus propios
Buscó un camino propio dentro de la música, integró una sueños'". 17 Tarea ardua sin duda si recordamos las palabras de
banda, y sentía mucho placer en compartir esos momentos. Así F. Dolto: "El psicoanalista es un individuo que pese a su tarea y
nos fuimos preparando para el final. su formación, es en su vida cotidiana tan ignorante de su pro-
Llegó la última sesión y me trajo un regalo. pio inconsciente como los otros seres humanos" 18 (1985) .
Era una pulsera de plata y unos aros. Así me encontraba yo tratando de admitir mi inconsciente
Yo sabía el afecto con que ella los había buscado, pero tam- y lo especial que fue ser psicoanalista de Judy. Cada paciente
bién el esfuerzo con que los había comprado. Trabajamos so- tiene algo de.,especial, y es interesante admitirlo y trabajar so-
bre su necesidad de traer algo para dejar algo que fuera "inal- bre esto para disolver la transferencia a tiempo.
terable" y que fuera "plata'', homónimo de aquello que todavía "El trabajo del sueño es, pues, en lo esencial, un trabajo de
quedaba pendiente de su padre conmigo. elaboración inconsciente de procesos preconscientes"(S.
Evidentemente todavía la transferencia estaba muy fuerte, Freud, 1938). 19 " ... El sueño es un hacer habitual de la vida psí-
¿tal vez inalterable? quica, se da naturalmente, aun cuando tiene caracteres dife-
Judy decía que le pesaba que su papá me debiera plata. renciales del resto de la vida psíquica. El sueño puede ser con-

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84 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 85

fuso e ininteligible, estar lleno de enigmas y a la vez tener res- que hacía mucho tiempo había inaugurado su padre. Por tan-
tos de la vida diurna reciente." "... Las reglas decisorias de la ló- to, su padre pasó a ser para ella ese que "podía algunas cosas y
gica no tienen validez alguna en lo inconsciente, se puede de- otras no".
º.
cir que es el reino de la alógica" (S. Freud) 2 ¿Cuál fue mi La caja, si se a'úre, dice algo que no se entiende: Me sorprende
lógica al escribir ese sueño a continuación del final de la últi- porque yo hablo inglés pero erajudy la que no lo hacía. ¿Des-
ma sesión conjudy? ¿Qué de lo ocurrido después de la última de qué lugar quedo yo identificada con esta paciente, qué es lo
sesión conmovió mi inconsciente? ¿Cuándo fue el fin del aná- que no entiendo? ¿Qué es lo que ella me ha dicho que yo no
lisis de Judy? ¿Cómo acontece el fin de análisis de un paciente comprendí? ¿Su malestar por la deuda de dinero? ¿Debía ha-
en el analista? ber prolongado el análisis hasta que el padre pagara la deuda?
El sueño: Hay un largo camino. Judy camina segura aleján- ¿Esa caja registradora sería yo, que al igual que su mamá no
dose por el camino. El camino está muy arbolado, lleno de ver- perdonaba las deudas al padre?
des distintos, el aire está fresco. A sus espaldas hay sobre el ca- La caja, si se abría no tenía plata: Por un lado, la plata había
mino una caja registradora plateada (como las antiguas, muy sido dada a través de la pulsera y los aros el día de la última se-
labrada). Si se aprieta un botón dice algo en inglés que no se sión, pero también había sido pagada con el esfuerzo de su tra-
entiende. Como "habla" se parece a las de juguete, pero el ta- bajo durante los últimos 18 meses.
maño es mucho mayor. Al abrirla no hay plata, hay una tarjeta La caja era plateada: Era valiosa como el objeto de plata que
personal mía y al dorso algo escrito. Para ser leída hay quepo- Judy me regaló la última sesión, simbolizando lo que ella valo-
nerse frente a un espejo: ARODARTSIGER. raba: el espacio analítico y el vínculo, que se esperaba que fue-
Al igual que en el sueño del inici.o existe un largo camino, pe- ra inalterable, como algunos recuerdos y actuaciones.
ro éste es mucho más luminoso. Judy puede alejarse segura; Judy, durante todo el proceso, a pesar de sus ambivalencias
igual que en su sueño vino segura hacia mí; sin embargo, no sé fue cuidadosa con el vínculo.
hacia dónde va. Finalmente, está la tarjeta personal. Suelo anotar en ellas:
Queda atrás una caja registradora, tal vez sea yo que "he re- cambios de horarios, cantidad de sesiones del mes y su valor en
gistrado" (tomado notas), seré la "registradora" de su historia. 21 pesos cuando se trata de chicos que concurren solos a sesión.
La "registradora" tal vez sea ella, pero podría ser también Es decir que es un elemento que suelo dar a mis pacientes y
yo, pues ambas tenemos registrada la "deuda". ¿Cuál es la "deu- que ellos guardan o entregan a sus padres.
da"? La deuda no sólo es la del dinero, tal vez es la de no haber En la tarjeta están mis datos profesionales; del otro lado di-
"liquidado" la transferencia. ¿Habrá quedado "liquidada" en ce ARODARTSIGER. En el sueño leo perfectamente REGISTRADORA
los breves encuentros que tuvimos después (cuando vino a pa- al revés.
gar la deuda, con dinero de su trabajo)? En cuanto despierto lo escribo, voy al espejo y leo: ARo-
En aquellas ocasiones solía h ablar del enojo que tenía con DARTSIGER; entiendo entonces que podría leerse:
su padre por no afrontar la deuda, pero pudo entender, sin em- A RODAR, SIGUE.
bargo, su sentimiento ambivalente en relación con él y sentir ¿He aquí mi deseo de que quede "liquidada" la transferen-
que ella podía cosas en su vida que tal vez él no podía. Que se cia para que Judy pudiera seguir andando por la vida con sus
h abía "beneficiado" por tener el espacio del análisis, espacio logros y fantasmas a cuestas?

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..
86 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 87

No todo es entendido en el proceso con un paciente. Hay diera lugar a que el paciente evocara en él un sueño o tal vez
incógnitas que, tal vez, se develarán en el futuro. una fantasía y su asociación.
La última vez que nos despedimos me contó que cantaba "Este sueño será del analista formado por las propias vicisi-
blues. Algunos dicen que son plegarias para seguir viviendo tudes de su propia personalidad, y es de esperar que después
(J. Lennon). Otros, que canta sus tristezas. Si así fuera, tal vez de años de análisis y de autoanálisis de sus sueños tenga cierto
todo lo que hace Judy es elaborar su pasado. Ése finalmente virtuosismo en el manejo del lenguaje de sus propios sueños"
parecería ser un destino distinto. Una apuesta a la vida. (D. Meltzer, 1987).22
No volví a saber nada de ella. Tal vez recién hoy, al termi- El mundo de los sueños puede resultar escenográfico. Pla-
nar de escribir estas notas sobre Judy, pueda cerrar yo mi tra- gado de personajes diversos, conocidos y desconocidos, casi
bajo interno con esta paciente. siempre detrás de un disfraz se guardan figuras de lo más an-
cestrales y primitivas. El mundo onírico es otro teatro de la
mente en el que los actores juegan y despliegan figuras, colo-
El valor de lo onírico res, formas, acciones, palabras, sinsentidos con sentido poblan-
do los sueños sin cesar.
Soñar posibilita pensar de alguna manera las experiencias Judy soñó con un camino que la alejaba de su anterior tera-
emocionales. Ocurrido dicho proceso, diría Freud, queda des- peuta y la acercaba hacia otra mujer, tal vez yo. Mi sueño poste-
pejada la formación de símbolos y la interacción de las formas rior a su partida también fue verla aJudy sobre un camino, es-
simbólicas visuales y lingüísticas, además del trabajo del sueño, ta vez alejándose de mí. ¿Sería éste, acaso, un "espacio onírico"
que implica pensar acerca de las fantasías y el proceso de pen- compartido en el sentido en que lo plantea Kaes, pero en tiem-
samiento mediante los cuales se busca la respuesta a conflictos po diferido? El analista funciona como una parte de la psiquis
emocionales. del paciente. El psicoanalista sueña con su paciente, sueña por
Solemos plantearnos pensar los sueños, a veces, como dra- él, en lugar de él, pero también sueña para sí. El sueño del ana-
mas inten1os a cuyas vicisitudes deseamos tener acceso. Tenemos lista concierne, denuncia a la pareja psicoanalista-paciente.
que admitir que a veces sólo debemos contentarnos con una
comprensión incompleta y/ o imperfecta de dicho material tanto
sea de nuestra producción como de la de nuestros pacientes. Conclusiones
Lo onírico es un lenguaje en sí mismo; por tanto, tiene los
mismos límites que el lenguaje, es decir que abunda en distor- With every start there's afinish
siones y tiene límites en la figurabilidad. Freud comparó el aná- And with every finish a hope
lisis de los sueños con la traducción de una lengua extraña. Pa-
ra poder "leer" el lenguaje onírico de cada uno de nuestros Judy comienza su análisis con una experiencia autotraumá-
pacientes deberíamos aprender la "lengua" que practica cada tica, con su inicio sexual precoz: la amenaza de un embarazo.
uno de ellos. Es, sin duda, una tarea infinitamente ardua. Este modo es el que los caracterizó a ella y a sus padres duran-
Lo que suele suceder es que el analista escucha al paciente te todo el tratamiento, a través de las actuaciones y repeticio-
y observa la imagen que surge en su imaginación; es como si nes traumatizantes.
88 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 89

No siempre como terapeuta se tiene la posibilidad de abrir y En cuanto al final de este análisis, al decir de P. Aulagnier,
cerrar un proceso con un joven. Es una experiencia valiosa y ri- ésta no es la verdad definitiva. Es una verdad.
ca, sin duda, para el paciente, pero maravillosa para el analista.
El paso del tiempo en el trabajo de análisis con los adoles-
centes colabora en general a favor para que haya logros reales
alrededor de la autonomía y la independencia psíquica. Notas
El trabajo con adolescentes tiene grandes desafíos en tanto
tiene dificultades por el nivel de actuación, pero también tiene 1
Winnicott, D.: Thinking about chi/,dren. Addison-Wesley, 1997.
ventajas, ya que se trata de un psiquismo todavía en formación, 2
Freud, S.: Análisis terminable e interminable. Tomo XIII, Amorrortu,
por lo cual se halla más dispuesto a nuevas identificaciones. 1988.
Si logramos establecer una alianza terapéutica con el pa- 3
Freud, S.: Sobre iniciación del tratamiento. Tomo XII, Amorrortu, 1988.
ciente y pesquisar no sólo los aspectos alienados sino también 4
Porque sin ellos quedaría desubjetivada.
sus potencialidades, podremos llevar adelante un proceso en- 5
Khan Mashud, R.: Cuando l'legue la primavera. Paidós, 1988.
riquecedor en pos de lograr que el joven sea sujeto de su pro- 6
Winnicott, D.: Concepto de individuo sano. Trieb.
pia historia y sus propios deseos. 7
Aryan, A. y Moguillansky, C.: Dificultades de la transferencia en el análisis
El trabajo conjudy consistió en que ella se desprendiera de de los adolescentes.
identificaciones tanáticas muy tempranas y constituyera un Yo 8
Judy parecía no haber sido una h[ja deseada, en tanto sus padres esta-
capaz de pensarse a sí mismo. La tarea consistió en efectuar una ban unidos por la disputa, el resentimiento y un modo a veces violento des-
reconstrucción de su historia a partir de los fragmentos relata- . de los días de su concepción.
dos por los padres, que la hacían aparecer fragmentada y tiro- 9
Las comillas denotan palabras textuales.
neada. De esta manera, podría conjugar un pasado con un pro- 10
Blos, P.: La transición adolescente. Capítulos XII y XIII, Amorrortu, 1979.
yecto futuro. 11
Meltzer, D.: Seminarios de Novara. Borla, 1978.
Judy, finalmente, partió hacia una vida más plena después 12
Freud, A.: Psicoanálisis del desarrollo del niño y del adolescent.e. Paidós, 1976.
de un período complicado donde pudo confiar y depender 13
Freud, S.: El uso de la interpretación de los sueños en Psicoanálisis. Amor-
mientras hacía despliegue de sus ambivalencias, conflictos y rortu, 1988.
confrontaciones con su pulsionalidad destructiva. 14
Freud, S.: "Esquema del psicoanálisis". Parte V. Un ejemplo de interpreta-
Tuvimos que pasar muchas vicisitudes que amenazaron el ción de los sueños. Tomo XXIII, Amorrortu, 1988.
espacio analítico: espacio de pensamiento y elaboración de lo 15
Freud, S.: Sobre la iniciación del tratamiento. Nuevos consejos sobre técnica
traumático. La amenaza alcanzaba también el vínculo con su riel psicoanálisis. Ed. cit.
cuerpo (enfermedad orgánica incluida), consigo misma y con 16
Freud, S.: Recordar, repetir, reelaborar. Tomo XII, Amorrortu, 1988.
los otros. Su repetir sin fin no sólo era dificil para mí, también 17
Freud, S.: Consejos al médico sobre tratamiento psicoanalítico. Tomo XII,
lo era para ella, en tanto intentaba reconstruir nuevos ideales Amorrortu, 1988.
para su Yo adolescente. Traspasamos las dificultades, de la ma- l8 Doltó, F.: La dificultad de vivir. Vol. I, Gedisa, 1985.
19
no de la confianza, de la disponibilidad, el humor, la paciencia Freud, S.: "Esquema del psicoanálisis". Parte V. Un ejemplo de interpreta-
y también, por qué no, la esperanza. ción de los sueños. Ed. cit.
90 Irene Chelger En el inicio y en el fin: un sueño 91

20 op. cit. Levin, A.: Seminario solYre fin o interrupción del análisis con adolescentes. Jornada
21 "No hay una historia total, ni una historia objetiva. Cada relato está interna organizada en el marco de Ja Especialización en Adolescencia en
contaminado. La historia siempre se refiere a un pasado, de ese pasado ha- AEAPG, octubre 2000.
blan los padres de Judy y ella misma durante este largo período de 6 años, Money-Kyrle, R. E.: "Contratransferencia normal y algunas de sus desviacio-
un pasado que construye un presente muy singular, que 'enfermó' aJudy nes". Publicado en la Revista Bibliográfica Nº 2, 1998, AEAPG, octubre
encontrando así un 'sentido' de existir en esta historia, un sentido tanático. 2000.
La tarea analítica consistió en el intento de constituir lo pasado como pasa- Moguillansky, C.: Los ideales y la adolescencia.
do, es decir darle un sentido cronológico, y así poder declarar la muerte sim- Winnicott, D.: Realidad y juego. Gedisa, 1972.
bólica a ciertas historias terriblemente tanáticas contadas y actuadas por Judy
y sus padres. La historia familiar, como toda historia, no incluye todo. Lo ex-
cluido de esa historia oficial -lo silenciado y ocultado, Jo desmentido, lo
distorsionado, las experiencias y vivencias puramente personales, Jo traumá-
tico, etc.- puede organizarse en otras historias, de un carácter más subjeti-
vo." (Leivi, M.: Historización, actualidad y acción. Revista de ApdeBa, volumen
XIII, Número 3, 1995).
22 Meltzer, D.: Vida onírica. Una revisión de la teoría y de la técnica psicoana-
lítica. Tecnipublicaciones, 1987.

Bibliografía

Aryan, A.: "El despertar en la adolescencia". Revista AEAPG, 1989.


Aulagnier, P.: "Construir(se) un pasado". Revista deApdeBa, Vol XIII, Número 3,
1991.
Barredo, C. y Paulucci, O.: "Clínica de la angustia: Acting Out y pasaje al ac-
to". Publicado en La misteriosa desaparición de las neurosis.
Barredo, C.: Proceso adolescente y transferencia.
Doltó, F.: Conversaciones en Quebec. Paidós, 1988.
Freud, S.: OIYras completas, Amorrortu, 1988.
-Tres ensayos solYre una teoría sexual. 1905.
-Recordar, repetir y reelaborar. 1914.
- Más allá del principio del placer. 1920.
-Inhibición, síntoma y angustia.1926.
Indart,J. C.: Objetivos terapéuticos y criterios de curación en la olYra de Lacan.
5
Una clínica de la externación

Mercedes Cicalesi

Una mañana, mientras estaba en un salón anotando en una


lista a los trabajadores del hospital que se querían incorporar
al programa, un hombre flaco, con los pantalones sucios, arre-
mangados, despeinado y con una gorra puesta al revés, pasó de-
lante de la puerta una, dos, tres veces. Hasta que entró y me
preguntó: "¿Usted anota para salir del hospital? Porque yo quie-
Mercedes Cicalesi ro vivir afuera. El 4 de agosto de este año va a hacer 20 años
Es Licenciada en Psicología (UBA). Fue residente y jefa de residentes del que me internaron, y eso es mucho tiempo". Seguí escuchan-
Servicio de Salud Mental del Hospital Evita de Lanús. Completó su re- do algunas otras cosas que me contó y lo anoté en otra lista:
sidencia en los servicios territoriales de Rubi, Cataluña y Trieste, Italia. Juan Rubio, 46 años.
Como becaria post residente se desempeñó en investigación y clínica Carmen, una psicóloga del hospital, entrevistó a Juan para
en el ámbito comunitario. Fue miembro del equipo de capacitación del empezar a trabajar para la externación. En una reunión de
Programa de Rehabilitación y Externación asistida de los Hospitales Psi- equipo me comentó que Juan estaba confuso, que no se enten-
quiátricos de la provincia de Buenos Aires. Docente de Teoría y Técni- día cuándo habían ocurrido las cosas que relataba, que no re-
ca de Grupos 1de la Facultad de Psicología de la UBA. Perteneció a la cordaba bien el nombre de todos sus hermanos y que era difi-
agrupación de psicoanalistas "Grupo Generación" . cil escucharlo porque se ponía muy ansioso y no paraba de
94 Mercedes Cicalesi Una clínica de la externación 95

hablar. "Está en un estado confusional. No es un paciente para Habitualmente los programas están planificados con sus ob-
es~e programa, no creo que pueda vivir afuera del hospital." jetivos, sus acciones y su forma de evaluación. En ese trazado se
Dos años después, ella se quedó "adentro"; Juan está ex- encuentra implícita una metodología de trabajo.
ternado. La mayoría de los programas de externación que las dife-
Hace tres años comencé a trabajar en la implementación rentes reformas psiquiátricas han llevado adelante, han diseña-
de un programa de externación asistida de pacientes psiquiá- do la admisión de los pacientes tomando como indicadores de
tricos internados en las instituciones manicomiales de la pro- externación parámetros establecidos por la psiquiatría, y eva-
vincia de Buenos Aires. luando aspectos conductuales. Otros han puesto el acento en
El programa plantea como objetivo la externación de la rehabilitación, asimilando la locura a una discapacidad y tra-
pacientes a través de un trabajo de preparación institucional bajando sobre la recuperación de habilidades de los pacientes.
que atraviese a todos los actores implicados en sostener dicho Generalmente la evaluación de estos programas se presen-
proceso. ta casi exclusivamente en términos cuantitativos: la cantidad de
El modo de la externación tiene una particularidad en re- pacientes externados, la cantidad de medicación utilizada du-
lación con otras experiencias, porque propone casas de con- rante la externación en comparación con la utilizada en la in-
vivencia como lugar de acogida. Las casas de convivencia son ternación, los costos económicos de la internación en compa-
habitadas exclusivamente por pacientes. Se diferencian de las ración con los de la externación y otros. Algunos de estos
casas de medio camino pues no tienen una limitación en aspectos pueden ser tomados en cuenta, pero el problema se
cuanto al tiempo de estadía y no son d epartamentos protegi- plantea cuando el diseño y la evaluación de un programa que-
dos porque no cuentan con un enfermero o un acompañan- dan limitados a eso. Para decirlo más claramente, cuando el
te permanente. Solamente son visitadas por un equipo de vi- afán planificador pulveriza la clínica y los aspectos subjetivos
sitas domiciliarias que integra el dispositivo de continuidad de de las personas a las cuales un programa está dirigido.
tratamiento. A menudo la evaluación de los aspectos clínicos de los pa-
El programa tiene una base operacional que se llama uni- cientes externados se reduce a la recuperación de hábitos o a
dad funcional de rehabilitación. Esta unidad funcional está for- la cantidad de reinternaciones, un indicador nada desdeñable,
mada por un conjunto de dispositivos coordinados. pero que tal vez evalúe más la forma de trabajo de los equipos
Dos de ellos funcionan dentro de los muros del hospital: el que una situación clínica. Las reinternaciones están más liga-
de evaluación, diagnóstico y pronóstico de los pacientes que in- das a las dificultades y limitaciones del equipo que a la proble-
gresan al programa, y el dispositivo escuela, que se postula co- mática clínica, y es posible preguntarse si esas limitaciones no
mo el espacio para trabajar el proceso de externación. surgen justamente de una ideología de trabajo.
Los dispositivos de continuidad del tratamiento, de base re- A partir de estos puntos, que fueron conflictivos durante la
sidencial, casas de convivencia y terapéutico ocupacional labo- implementación del programa, es que me parece importante
ral, tienen su sede fuera del hospital. cuestionar el corsé que imprime al trabajo clínico cotidiano
Existe otro dispositivo que atraviesa los anteriores, que es el cierto tipo de planificaciones. A menos que, como es habitual,
de capacitación permanente. uno decida trabajar de una manera y después llenar las plani-
Ésta es sintéticamente la formulación del programa. llas que evalúan. Un tramite burocrático que aburre, que tiene
Una clínica de la externación 97
96 Mercedes Cicalesi

efectos en la atención clínica y provoca malestar en los trabaja- y visitamos todos los pabellones acompañados por los pacientes
dores por la disociación que implica. que ya habían participado en la primera etapa. Informamos del
Entonces, ¿cómo pensar criterios de externación que no programa e invitamos a los que quisiesen incluirse.
sean la recuperación de hábitos socialmente aceptados? ¿Có- ¿Qué pasaba?, ¿habíamos perdido la cabeza? ¿Descreíamos
mo pensar una evaluación que no se circunscriba a números y del mecanismo de admisión?
que sirva para reformular el trabajo de la externación? Después, con la experiencia y duran te el proceso pudimos ir
Nos acercamos al primer problema: la admisión; ¿cuáles formulando algunos criterios, 2 pero en ese momento creo que
son los pacientes que están más "preparados" para ingresar al el acuerdo tácito fue el de rescatar y valorar el deseo de vivir afue-
programa? Todo puede cambiar según el cristal con que se mi- ra existente en algunos hombres que estaban internados.
re. La planificación de la admisión ponía a los equipos de sala Se acercaron veintitrés internos, muchos de los cuales segu-
como los privilegiados para la derivación de los pacientes al ramente no hubiesen sido elegidos. Uno de ellos fue Andrés.
programa. Andrés me contó que no estaba,enfermo, que lo habían in-
En general, si se respeta la jerarquía institucional (manico- ternado por no pagar los impuestos en la época de la hiperin-
mial), las salas mandan a los pacientes que no deliran abierta- flación y que el presidente había tenido que ver con su inter-
mente, porque ya han aprendido a callar su delirio. Pacientes nación. "Cuando llegué a la colonia me dieron medicación y
que obedecen, pacientes que agradecen, pacientes que no son medicación, todavía hoy tomo pastillas, yo no sé para qué me
agresivos, esto es: que ya casi se olvidaron de lo que es tener un la dan si no estoy enfermo, las tengo que tomar porque, si no,
enojo. Pacientes que se "portan bien'', "pacientes limpitos". acá adentro la cosa se pone mal." Después me enteré de otra
Tomando los parámetros de hábitos sociales y evaluación versión. Andrés se había encerrado en su casa durante días, se-
psiquiátrica, estos pacientes son los primeros que entrarían en lló la puerta de entrada y desconectó las cañerías para evitar ser
el programa. Son aquellos en los que se ha intentado borrar to- envenenado por el agua. Fue sacado por la policía y llevado al
da discrepancia. 1 ¿Qué pasa con aquellos pacientes para quienes hospital. De ese episodio habían pasado 15 años.
el intento no ha sido.tan exitoso? Andrés también me dijo que no había que confiar demasia-
Cuando comenzamos la intervención con un grupo de com- do en los amigos porque nunca se sabe cuándo traicionan. Ob-
pañeros en una de las instituciones manicomiales más grandes viamente quería salir, porque no encontraba ninguna justifica-
de la provincia de Buenos Aires, nos encontramos con que los ción a su internación.
equipos de sala no existían. Esto, que hace prácticamente ine- Evidentemente no cumplía con el "requisito" de tener con-
xistente la atención clínica de los pacientes dentro de la insti- ciencia de enfermedad, y ya imaginábamos que las tomas de
tución, nos abrió una puerta para convocarlos de un modo di- medicación en la externación, en caso de que fuesen necesa-
ferente y repensar la admisión. rias, iban a ser conflictivas. Pero lo que más nos preocupaba
Habíamos realizado durante un mes una etapa exploratoria era cómo iba a hacer Andrés para convivir con otros, con la
para ver si era viable el programa en el hospital, tiempo en el que desconfianza que tenía, una desconfianza que lo hacía perma-
se acercaron espontáneamente cuatro pacientes. Cuando deci- necer aislado de la mayoría de los compañeros. Sin embargo,
dimos comenzar con la capacitación de los trabajadores y la ad- hubo un punto en el que el equipo se apoyó para comenzar a
misión, escuchamos la sugerencia de Pablo, uno de los internos, trabajar el proceso de externación. La fuerza irreductible de
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su delirio era proporcional a la fuerza con la que Andrés ha- Muchas veces escuché que no se puede externar porque se
bía resistido la masificación. Él era el que arreglaba cosas. Ha- está descompensando. Los mismos pacientes usan la palabra
bía mantenido sus habilidades laborales a pesar de la larga in- descompensación para hablar de estados de ánimo muy diver-
ternación. Andrés era electricista y arreglaba todo tipo de sos: tristeza, angustia, euforia, bronca, enojo, excitación sexual,
aparatos. enamoramiento. Es precisamente por eso por lo que el proce-
La institución otorga un lugar y asigna una identidad, la del so es descompensado; se trata de acompañar el reconocimien-
loco, que vacía de toda diferencia entre sí a los que la habitan; to de todas esas emociones. Más que rescatar hábitos perdidos,
la institución no está habitada por personas que tienen diferen- olvidados o muchas veces suprimidos por las condiciones de
tes historias, diferentes trabajos, diferentes experiencias, dife- existencia de la internación, se trata de rescatar emociones y
rentes gustos. Está habitada por internos que son clasificados recuerdos; algunos, previos al momento de la internación.
por sus diagnósticos en el ingreso, y cuando transcurren años El proceso de externación implica un trabajo de historiza-
de internación se los conoce por un número de pabellón o por ción,3 no a la manera cronológica, sino mediante la recupera-
su docilidad o resistencia al funcionamiento de una sala. ción de las marcas por las que alguien es y se reconoce.
Andrés, de alguna manera, se había resistido a eso, al mis- Pretender la armonía en el proceso de externación es que-
mo tiempo que sabía cómo moverse en el manicomio para no rer la continuidad, y en la externación hay necesariamente una
ser castigado. Me sorprendió, y me pareció un rasgo para tener discontinuidad. El desafío es precisamente trabajar para que
en cuenta; tenía cierto grado de adaptación para sobrevivir pe- no se establezca una nueva ruptura en la historia de quien se
ro no se había sometido totalmente. externa. A menudo la internación está planteada así: una rup-
Mientras Andrés resistía, en otro hospital, Margarita, que tura, un quiebre; también la externación puede llegar a serlo.
llevaba años "adentro", hablaba del "hospitalito" y la "salita" Un psiquiatra me dijo: "Ese paciente no tiene nada que ha-
donde la entendían y la cuidaban. Esa salita era la misma sala cer aquí; está aquí porque es un caso social, mañana mismo se
donde la habían castigado. Pero eso era en el tiempo en que puede ir". Es curiosa la dicotomía que se establece entre lo so-
"se portaba mal" y decía "cosas raras". El hospitalito era el mis- cial y lo subjetivo, como si un "caso social" no hubiese armado
mo hospital del que se había querido escapar saltando los mu- vínculos de los que tuviese que despedirse. El peligro es que a
ros cuando tenía un año de internada. Ahora, que tenía 18 alguien que tal vez estuvo internado sin motivo durante años,
años en ese lugar, ése era "su lugar". ¿Qué le pasó a Margarita? de un día para otro se lo externe también sin motivos. Más de
El hospicio ofrece una identidad rígida, sometida, estereo- lo mismo. Adentro o afuera, el que decide siempre es otro.
tipada, pero en muchos casos termina siendo el único lugar de La externación puede quedar entrampada en la lógica ma-
reconocimiento para un paciente. Cuando se inicia el trabajo nicomial.
clínico de externación esa identidad tambalea. Empieza la con- Me acuerdo de cuando hablé por segunda vez con Clara y le
moción para los pacientes, para los que los asistimos y para los pregunté si ella había pensado con quién de las compañeras le
que los rodean. gustaría vivir. Me contestó: "Yo voy donde usted me ponga". Cla-
Pretender un proceso de externación armonioso es un ra se presentaba ante mí como una cosa. Podemos reconocer
ideal impotentizante. Por definición, la externación del hospi- que en el caso de algunas psicosis el quedar a merced del otro
cio es descompensada. es algo propio del proceso por el cual alguien deviene psicótico.
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Pero en los pacientes manicomializados el acatamiento suele Empezamos con un grupo de quince internos que de a po-
ser una de las formas de supervivencia, y no sólo una prolon- co fueron compartiendo sus historias de empleos y trabajos. 6
gación de su padecer previo. No todas las ocupaciones eran contadas de la misma forma, con
Maud Mannoni escribe: "El medio cerrado de un hospital el mismo entusiasmo o el mismo detalle. En algún momento
psiquiátrico crea, es cosa sabida, una enfermedad 'institucio- aparecía aquella actividad por la que el que hablaba se sentía
nal' que se agrega a la enfermedad inicial deformándola o fi- nombrado. Entendíamos ese reconocimiento como el inicio
jándola de un modo anormal. El medio hospitalario se aseme- de un posible proyecto, no para que volvieran a realizar lo
ja a las estructuras de una vida familiar coercitiva y favorece el mismo (muchos eran obreros fabriles), pero era muy impor-
desarrollo de una nueva enfermedad, específica de la institu- tante que pudiesen ser reconocidos y se reconocieran por
ción misma". otro rasgo que no fuese el diagnóstico. Esto que puede pare-
La externación no es solamente vivir fuera del hospital, ésa cer muy simple, dentro de la lógica manicomial es una rareza.
es sólo una condición de posibilidad. Clara tuvo que recorrer Imaginemos que toda la organización está al servicio de borrar
un largo camino hasta que pudo elegir y ser elegida por las estas existencias. Para ser un enfermo hay que dejar de ser.
compañeras. 4 Me sorprendía las primeras veces cuando les preguntaba a
El proceso de externación abarca un duelo. En el tránsito los pacientes por el trabajo y muchos me hablaban de su enfer-
del adentro hacia el afuera las identificaciones tiemblan, caen, medad. Pablo, un paciente de 14 años de internación, me dijo:
los pacientes trastabillan. Pienso el proceso de externación co- "En todos estos años aquí adentro nunca hablé de estas cosas".
mo un espacio de duelo que permita elaborar lo que puede ser Otro de los puntos conflictivos es el momento de la exter-
elaborado de lo vivido en el manicomio y facilite la despedida nación. El modelo médico del alta indica que es el profesional
de los vínculos creados en la internación. Pero también lo pien- el encargado de decidir cuándo, y basa esa decisión en ciertos
so como el armado de un proyecto vital; la posibilidad de ima- indicadores. A menudo, este modelo no es cuestionado. Ése es
ginar la vida afuera es el inicio, las maneras de asistir en ese ar- el nudo conflictivo más duro.
mado son variadas. Cuando pensamos en un proceso de externación, el mo-
Sin embargo, es importante reconocer un límite elaborati- mento de la salida deviene sin mayores complicaciones, y son
vo si en un determinado momento no se produce efectivamen- los que se externan los que dicen cuándo es el momento. Las
te la externación. Hay un límite y un tiempo elaborativo. De- veces que hemos tenido que decidir nosotros el momento de
bemos ser sensibles a esos tiempos subjetivos sabiendo que las la externación, se trató de una postergación por falta de ca-
elaboraciones son "de por vida'', en especial en las vidas trau- sas y no de razones clínicas, lo que después trajo serias com-
matizadas, y que los duelos no concluyen por decreto. Así, el plicaciones en el campo clínico. Ése fue uno de los innume-
proceso de externación no concluye con la salida del hospital, rables ejemplos de la falacia de pensar el campo clínico sin
5 atravesamien tos.
se continúa en los primeros tiempos de la convivencia.
En uno de los hospitales psiquiátricos trabajamos con hom- Decidir el momento de la externación deja de ser conflic-
bres. Yo venía de hacerlo con pacientes mujeres y en el proyec- tivo si se tolera un descentramiento del psicólogo o del médi-
to de externación las casas eran fundamentales para ellas. Con co. El descentramiento implica el pasaje de externar un pacien-
los hombres el tema era otro: el trabajo. te a que un paciente se externe. Podemos elaborar distintos
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4
criterios clínicos, pero serían inútiles si fuesen utilizados para El trabajo que se realizó en el proceso de externación se organizó en
"evaluar" siguiendo el modelo tradicional. dispositivos grupales; uno de ellos fue el grupo de convivencia.
5
Durante algunos años de trabajo hospitalario tuve que escu- Con las primeras externaciones se pensó en tener un bajo nivel de in-
char largas disquisiciones acerca de qué era psicoanálisis y qué tervención en las casas de convivencia, y lo que observaron los equipos de
no, disquisiciones aburridísimas que la mayoría de las veces ser- continuidad del tratamiento era que se reproducían situaciones manicomia-
vían para impotentizar las prácticas más creativas. les. A raíz de eso se repensó la estrategia de trabajo.
6
Quizá les parezca pretencioso considerar como psicoanalí- Se utilizó la técnica HVL (historia vital laboral), diseñada por la Lic.
tica la formulación de un programa, pero mi pregunta y los in- Dulce Suaya.
tentos de respuesta tienen el sentido de tomar del psicoanálisis
lo que nos sirve para pensar la clínica de los pacientes, a los que
los programas de estas características están dirigidos. Pensar una Bibliografía
clínica de la externación, una concepción que abarque la for-
mulación de un programa articulado a la clínica con cada pa- Bohmer y otros: "Obstáculos en la clínica de la externación". Trabajo presen-
ciente y con la institución. En este sentido, por su ética, por su tado en las Jornadas de Trabajo del PREA 2001. Buenos Aires, 2001.
comprensión teórico-clínica, el psicoanálisis me dio esas herra- Castoriadis-Auglanier, P.: La vioúmcia de la interpretación. Amorrortu, Buenos
mientas, que fui aprendiendo a usar en estos años y que fueron Aires, 1991.
decisivas en el modo de trabajar en esta experiencia. Castoriadis-Auglanier, P.: El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Amorror-
tu, Buenos Aires, 1991.
Calende, E.: Psicoanálisis y salud mental Paidós, Buenos Aires, 1990.
Percia, M.: "Discrepan tes e insumisas". Ficha de circulación interna del equi-
Notas po de capacitación del PREA. Buenos Aires, 2002.

1 Marcelo Percia piensa la discrepancia como la posibilidad de asilar lo


otro en uno mismo.
2 El equipo de admisión al programa del Hospital Colonia Cabred, des-
pués de algunos meses de trabajo, construyó los siguientes criterios:
• Interés del paciente en participar del programa.
• Estimar la capacidad de proyección fuera del hospital.
•Que el paciente no esté cursando un momento agudo de su enfermedad.
Evaluar la factibilidad del consentimiento del representante legal (apun-
ta a estimar posibles obstáculos, ya sea de un curador oficial o de un familiar,
con el fin de elaborar estrategias para abordar esos aspectos).
3 Este trabajo tiene sus particularidades porque, en general, con los pa-
cientes psicóticos se trata de armar un relato ahí donde aparece el vacío o el
acontecimiento sin relato.
6
Cárceles (del cuerpo y del alma)

Fabio M. Cohen

Conocí a Andrés hace 12 meses. El encuentro fue en la clí-


nica psiquiátrica donde estaba internado desde la noche ante-
rior. El motivo de su internación fue una brutal golpiza que le
dio a su madre, provocándole la fractura del tabique nasal, en-
tre otras lesiones.
Andrés me preguntaba por qué tenía que quedarse ence-
rrado en la clínica; qué había hecho para merecer semejante
castigo; qué iba a cambiar con su internación. Aceptaba haber
Fabio M. Cohen golpeado a su madre, y alegaba que no había podido contro-
Es Psicoanalista. Médico especialista en psiquiatría infanta-juvenil. Ha larlo. Sostenía que había sido provocado, aunque no lograba
sido residente y ex jefe de residentes de psiquiatría infanta-juvenil del recordar cuál había sido la provocación. Me pedía que lo saca-
Hospital Pedro de Elizalde. Fue instructor de residentes de psiquiatría ra, quería festejar sus quince años fuera de la clínica.
del Hospital Gral. Belgrano. Miembro fundador de ONIROS (Cooperati- Roberto, su padre, no regresó del sur, donde tiene impor-
va de Salud Mental). Actualmente, es coordinador y admisor del área tantes negocios, hasta la fecha prevista de su retorno. Diez días
de niños y adolescentes de ONIROS. después.
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Estar frente a Andrés me provocaba una gran confusión. Su pero no le pegaba, motivo por el cual Roberto tomaba a Ce-
enorme contextura fisica resultaba intimidatoria, más aún te- cilia por mentirosa.
niendo presente en mi memoria el rostro desfigurado de su También quiere que evalúe si existen factores emocionales.
madre. Pero su cara de "nene" y su tono de voz, que denotaban De haberlos, tendrían relación con el padre. No está nunca en
tristeza y preocupación, me hicieron pensar que me encontra- la casa (permanece la mitad del tiempo en el sur del país), el
ba frente a un joven aterrorizado y muy desprotegido. matrimonio no funciona bien, no se ocupa de Andrés. "Sé que
Un par de días antes de la internación tuve la primera en- soy 'tapa-agujeros' por vocación, soy papá y mamá a la vez.
trevista con Cecilia, madre de Andrés. Ella fue quien solicitó la Siempre hago cosas de más. Antes también era mamá-maestra
consulta. Relató que estaba preocupada por los "inconvenien- seguidora, Andrés no era brillante, le costaba mucho, necesita-
tes" que tenía con su hijo, y que no le satisfacían las respuestas ba ayuda y se la di. Nunca repitió de grado por mi ayuda."
terapéuticas halladas hasta el momento. Luego de contarme la medicación que Andrés está toman-
Cuenta que a su hijo le diagnosticaron el síndrome Gilles do, me muestra una lista con todas las medicaciones que reci-
de la Tourette 1 hace tres años y que a partir de allí inició una bió. Sólo exagero un poco al decir que era un vademécum de
serie de consultas con distintos neurólogos, ya que ninguno psicofarmacología. Ella no recordaba ni la dosis ni el tiempo
"acertaba" en la medicación que su hijo necesitaba. A partir de que se le suministró cada una de las drogas recibidas. Supon-
la sugerencia de un conocido de ella, encuentra un equipo de go que el accionar de Cecilia quitaba a los distintos médicos la
profesionales especializado en este síndrome. posibilidad de evaluar realmente si dichas medicaciones hubie-
Cecilia se fue transformando en una especialista: "Hubie- ran servido o no, dado que para comprobar si una medicación
se preferido no investigar tanto, estoy muy pendiente de to- es efectiva se necesita un tiempo mínimo a una dosis determi-
do lo que hacen los médicos", dice. Quiere que le confirme nada. Ella se queja de que Andrés no quiere tomar la medica-
este diagnóstico, con el que ella está de acuerdo. También ción y de que su esposo no hace nada para ayudarla. Si bien en
quiere saber si la medicación que toma Andrés es la adecua- la entrevista sólo hace mención a la violencia de su hijo, yo per-
da y si hay otros trastornos asociados. Le resulta muy tedioso cibía en su relato un grado de descontrol mucho mayor a nivel
hablar de lo previo a la aparición de este diagnóstico. Cuen- familiar.
ta que, desde muy chico, Andrés realizó varios tratamientos A la noche siguiente recibo el llamado de la guardia de psi-
psicológicos y psicopedagógicos, pero que allí evaluaban y tra- quiatría. Me relatan la situación vivida en la casa de Andrés.
taban el lado emotivo, desconociendo el cuadro orgánico. En Me preguntan qué hacer. Por lo que les contó la madre supo-
el colegio permanecía en un rincón durante los recreos y nen que conozco a Andrés desde hace mucho tiempo y se sor-
presentaba dificultades en el aprendizaje. Con el paso del prenden, al igual que yo me sorprendo con su relato, al ente-
tiempo fueron apareciendo los tics. Primero movimientos de rarse de que aún no lo conocía. Pensamos juntos en distintas
cabeza (como diciendo que no), luego otros tipos de movi- estrategias.
mientos en la cara, resoplidos, repetición de sílabas. Luego La madre, muy golpeada y asustada, pedía que la cuidaran
aparecieron las conductas obsesivas, como cerrar puertas, la- a ella. Andrés estaba atormentado. Había dejado de golpear a
varse las manos, etc. Tiempo después comenzaron los signos su madre pero seguía muy enojado con ella. No podía asegu-
de violencia: la golpeó mucho a ella. Al padre lo enfrentaba, rar que la misma situación no se repitiera. El padre no estaba
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en la casa, ni había posibilidades de ubicarlo. No se contaba los aspectos psicológicos de su problemática, en los últimos dos
con familia ni amigos ni vecinos que pudieran contener a An- años sólo se había tomado en cuenta la base orgánica de su tras-
drés y a su madre. Se decidió la internación. torno. Fue torturado, según su expresión, con gran cantidad
Durante las primeras entrevistas en la clínica, Andrés esta- de tests psicológicos y psiquiátricos, estudios de laboratorio y
ba distante, desconfiado, desesperanzado. En la tercera entre- de imágenes.
vista, desde enfermería me avisan que está su madre en el telé- Pensar cuánto de lo que le sucede a Andrés es de un cam-
fono y pide hablar conmigo. Acepto la comunicación. Me po o de otro me resultó paralizante e improductivo. ¿Es posi-
pregunta si ese lugar de internación es bueno, cómo lo veo a ble entender lo que le pasa a Andrés solamente por el cuadro
su hijo, y se queja de que no la dejan ir fuera del horario de vi- orgánico? Y al mismo tiempo, ¿es posible desconocer los efec-
sitas. Interrumpo el monólogo diciéndole que al día siguiente tos de lo fisiológico?
tendríamos una entrevista. Ante su pedido le paso 'c on Andrés Ambos aspectos están presentes y merecen su abordaje.
(la conversación que mantienen se escucha por el volumen y ¿Podría ejercer al mismo tiempo el rol de psiquiatra y tera-
el eco que hace en el pequeño consultorio, es decir que tam- peuta? ¿Ayudará a Andrés para integrar sus "dos partes"? Y qué
bién Andrés escuchó lo que la madre me preguntó). Le pre- hacer frente a la situación de violencia familiar. La derivación
gunta qué le parezco, si está cómodo conmigo, que si no pue- a terapia familiar es necesaria, ¿pero es condición para el abor-
de no le conteste, pero que si no le caigo bien que no me hable daje de Andrés? Suponía, tal como finalmente sucedió, que ese
más. Le pregunté a Andrés si la madre es siempre así. Por pri- espacio terapéutico no sería sostenido por los padres (a la se-
mera vez sonríe. gunda entrevista lo abandonaron).
A partir de ese momento Andrés empieza a contar su ma- Aposté al trabajo con Andrés, manteniendo entrevistas pe-
lestar. No entiende en qué van a cambiar las cosas después de riódicas con sus padres.
la internación. Se siente permanentemente invadido por suma- Andrés manifestaba desinterés por todo; no había actividad
dre. No quiere tomar medicación, le molesta tener que estar que lo entusiasmara. No le interesaba retornar al colegio, ni ha-
pendiente de los horarios y no cree necesitarla para estar bien. cer voley, ni verse con sus pocos amigos. Permanecía todo el
Él se siente mal por pegarle a la madre, pero no puede evitar- tiempo encerrado en su casa y durante ratos largos, tirado en su
lo; y habla de la violencia familiar. Permanentemente se gritan cama (antes de la internación lo hacía en la cama de sus padres).
entre los padres, también se golpean, y generalmente él inter- Andrés presentaba pocos tics. Movimientos de cabeza hacia
viene defendiendo a la madre, pero cuando el padre no está, atrás y los costados, y un carraspeo, que aparecían y desapare-
es él quien le pega. Se siente abandonado por el padre y lo cían con intervalos variables en el tiempo. A Andrés le moles-
ejemplifica con la ausencia de Roberto durante toda la inter- taban, aunque no hablaba de ello.
nación. A pesar de que continuó su desconfianza, me pregun- Realicé modificaciones en la medicación, que Andrés acep-
tó si lo podría seguir atendiendo en mi consultorio cuando re- tó. En muy poco tiempo los tics dejaron de estar presentes.
cibiera el alta. También manifestó su aceptación a tomar la En el consultorio se reprodujeron algunas de las escenas
medicación que yo prescribiera. padecidas por Andrés en su casa. El padre, con y sin motivos,
Recibí a Andrés en mi consultorio y, junto con él, mis inte- no accedía a las entrevistas; la madre aparecía en el consulto-
rrogantes. Así como en la infancia de Andrés se tomaban sólo rio en cualquier día y horario, y exigía ser recibida por mí. No
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aceptaba ni entendía que esto no era posible, y una vez llegó a no pude ofrecerle un horario para recuperar una sesión suspen-
agredirme verbalmente. Sólo interrumpió su proceder ante mi dida por un feriado nacional.
amenaza de interrumpir el trabajo con su hijo. Se sorprendió de sí mismo cuando me dijo que tenía co-
Esta situación generó en Andrés mayor confianza hacia mí, mo mil temas dándole vueltas por su cabeza, pero que no los
lo que posibilitó que manifestara algunos de sus pensamientos. podía contar, no sabía por qué. Mayor fue su sorpresa cuan-
Se queja del pegoteo de su madre, de que le está encima todo do dijo que uno de los temas era su enfermedad. Le señalo
el día, de que lo controla en forma permanente, de que lo tra- que hasta ese momento no había hecho mención alguna de
ta como a un chiquito; y a su vez se queja de que ella pasa gran su enfermedad. Respondió, molesto, que seguramente lama-
parte del día realizando tareas de asistencia social con un gran dre ya me había informado y que daba lo mismo quién era el
compromiso en un centro comunitario. informante. Enfrentar a Andrés con la diferencia existente
Nada de lo que espera de su madre le resulta satisfactorio, entre su relato y el de la madre resultó muy movilizan te. An-
generándose en Andrés un exceso de frustración que lo con- drés no tolera la diferencia ni diferenciarse, percibe que cre-
duce a un agotamiento en su capacidad de investir. Al encon- cer es devastador. Percibo que él no tiene posibilidades de in-
trarse en forma permanente con un objeto "no suficientemen- corporar en su psiquismo nuevas representaciones, ya que
te bueno", el sufrimiento desbordante e intolerable facilita la éstas vienen a destruir las existentes. Y es mucho quedarse sin
desinvestidura propia de la pulsión de muerte. mamá.
Poco efecto tenía mostrarle a Andrés que con sus acciones Mientras transcurrían estas sesiones, en las que Andrés pre-
favorecía esta forma de vínculo con su madre. Respondía que guntaba si existe el síndrome, si es cierto que él lo tiene, cuá-
era la función de una madre y no admitía más ideas que las les son sus implicancias y si para eso la medicación lo ayuda; la
propias. De esta manera, al negar al objeto como otro, man- madre intentó nuevamente hacerse un lugar que no le corres-
tiene la ilusión de que éste no se puede perder ni destruir, y pondía en el tratamiento.
así su madre cumple en él funciones "protectoras" sobre su or- Andrés se opuso, pidiéndole que no se metiera, que no lla-
ganización psíquica, en tanto le preserva la ilusión de autosu- mara casi a diario al consultorio, que esperara para tener su en-
ficiencia. trevista. Ante la "sordera" de su madre, Andrés volvió a reaccio-
Andrés intentaba lograr una autonomía que lo alejara de nar violentamente (sin la intensidad que había motivado la
los rechazos que percibía tanto de su padre como de su madre, internación), y su madre me solicitó una nueva internación pa-
pero al intentarlo quedaba en la más absoluta de las soledades. ra su hijo. Me opuse.
Fue dificil para mí encontrar un lugar en el vínculo con An- La entrevista que luego de esta situación tuve con los pa-
drés, ya que la posibilidad de investir nuevos objetos lo dejaban dres desencadenó una nueva retracción en Andrés. Estaba muy
expuesto a una nueva angustia de abandono y a repetir situacio- enojado con ellos, y también conmigo, por haberles concedi-
nes de intrusión y de separación desorganizantes. Por momentos do la entrevista. No sirvieron mis explicaciones, ni mis inten-
me sentía muy cercano al estilo de la madre, casi invasivo, lo que ciones de que pudiera comprender la gravedad de lo que esta-
motivaba en él respuestas como: "Ese tema es mío, no tengo por ba sucediendo.
qué contártelo"; o en otros momentos se sentía abandonado co- Faltó a varias sesiones, y cuando obligado por el padre asistió,
mo en relación con el padre, por ejemplo, molestándose de que permanecía todo el tiempo en silencio. No encontraba forma de
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llegar a Andrés y en el transcurrir de las sesiones comencé a qué no avisa si le surgió algo de último momento? Me preocu-
desvitalizarme; perdía energía y ganas. Me sentía abatido. pa que le pase algo. Cuando estoy enfermo, ni siquiera es capaz
Compartí con Andrés mis sensaciones. Mi impotencia y la de llevarme al médico. Cuando le pido que me lleve a algún la-
pasividad que me abrumaban, y especialmente la ausencia de do, siempre está cansado". Todas son para él confirmaciones
un pensamiento libre. Estaba acorralado entre satisfacer sus de- de que el padre no lo quiere.
mandas y las exigencias de su madre. Le pide al padre que no viaje a Viedma ya que el fin de se-
Andrés se reconoció en mi discurso. La renuncia al dere- mana participaría en el equipo de voley, jugando un partido.
cho de ejercer una actividad propia de pensamiento es la má- El padre dice que va a intentar volver, pero que no puede aban-
xima realización del deseo de suprimir cualquier situación de donar su trabajo. Andrés se enoja mucho. Acepta que es el tra-
conflicto y sufrimiento. Sólo este deseo es el que se tiene per- bajo del padre, pero está seguro de que nada le impide poster-
mitido. Cuando se da lugar a la posibilidad de pensar, de cues- gar el viaje una semana. "Es una decisión de él" -plantea
tionar el discurso materno, aparece desde allí una brutal vio- Andrés- "además, qué hizo para que yo le tenga confianza y
lencia sobre esa libertad. Violencia erotizada, violencia que pueda creer en él. Si se va, seguro que no vuelve el fin de sema-
Andrés reproduce, identificándose con el padre, en sus en- na. Quiero que se ocupe de mí, seguro que no le intereso."
cuentros con la madre, llevándolo a una relación incestuosa, El padre se fue a Viedma y regresó a las dos semanas. An-
terrorífica, o al escape hacia la nada. drés se encerró nuevamente. Las decepciones producen en él
Paulatinamente, las ausencias y los silencios se transforma- un colapso narcisista que le provoca un cuestionamiento glo-
ron en llegadas tarde y finalmente en la posibilidad de que An- bal de su yo frágil. No tiene aún constituidas representaciones
drés manifestara su bronca, su furia. que amortigüen lo traumático, dando lugar a la desligadura li-
Intenté disminuir la dosis de la medicación. Andrés manifestó bidinal del mundo. Volvió a faltar a sus sesiones, dejó voley, el
mucha alegría, lo sentía como un acto de amor. Se sentía mejor. colegio y el tibio contacto con sus amigos. No respondió a mis
Rápidamente los tics reaparecieron. Andrés negaba tener- intentos de comunicación.
los, hacía enormes esfuerzos por disimularlos y se enojaba con Al retomar, dos semanas después, me pregunta el porqué de
él mismo, cuando en el transcurso de la sesión no podía dete- mis llamados, si quería controlarlo. Se sorprende ante mi respues-
ner los movimientos de su cabeza. La tensión generada aumen- ta. "Estaba preocupado, la última vez te fuiste mal de aquí." "¿En
taba la intensidad de &us tics, apareciendo sucesivamente otros serio estabas preocupado por mí? Parece que me encerré en mi
movimientos en su cabeza y el carraspeo. cárcel, la que yo mismo me construí y en la que me encierro."
Aceptó con mucho malestar tomar nuevamente la medica- En esa cárcel nada entra ni sale; allí evita ser conmovido;
ción en la dosis anterior. Una vez más, a los pocos días, los tics no toleraría la irrupción de posibles situaciones conflictivas.
desaparecieron. Comienza algo distinto para Andrés, percibe malestar allí
Surgió un tema "nuevo" que se le hace muy difícil de expli- donde nada pasa, en la quietud, en el silencio. No lo entiende.
citar. La relación con el padre. Dice: "Se va de viaje y ni siquiera Se siente aburrido, le molesta estar todo el día en la casa. Pe-
llama por teléfono para que sepamos cómo está y para contar- ro tiene miedo, un miedo que no le permite conectarse con la
le cómo estamos; no le intereso. A veces, cuando está trabajan- salida. "¿Qué podría hacer?; ¿qué les cuento a mis amigos de lo
do en Buenos Aires lo esperamos para cenar y no viene. ¿Por que me pasa?; ¿cómo hago para estudiar si tengo la cabeza siem-
114 Cárceles (del cuerpo y del alma) 115
Fabio M. Cohen

pre ocupada con las cosas que pasan en mi casa? Mis papás se Comienza a mirar por las ventanas de su cárcel. Inicia una
pueden matar en cualquier momento. Cada vez se gritan y se pe- catectización de su yo actual y se da la posibilidad de investir su
gan más. Al volver del colegio, ¿los voy a encontrar vivos?" propio cambio; se incluye en un futuro. Comienza "su" histo-
La madre irrumpe una vez más. Andrés me cuenta que ella ria, con lo que sabe y con lo que no sabe.
sacó tumo para volver a llevarlo al psiquiatra con el que había Andrés me mira y sonríe. No me quiere contar lo que pien-
consultado antes. Compartimos con Andrés la bronca e indig- sa, queda en silencio. Luego dice: "Tengo fe en que voy a salir
nación por este avasallamiento. Esta vez Andrés no respondió adelante. Vos me ayudás, pero tengo miedo, miedo de no per-
con violencia fisica. mitirme la salida de mi propia cárcel".
Tuvimos una entrevista junto a sus padres. Andrés les pidió
que le explicaran el motivo de esa consulta. Les dijo que no
quiere cambiar de psiquiatra, que se siente bien conmigo. El Notas
padre manifestó su desconocimiento sobre el tema en cuestión.
La madre minimizó el sentido de la consulta; sólo quería que 1 El síndrome Gilles de la Tourette es un complejo trastorno neuropsi-
evalúen si se están haciendo bien las cosas. quiátrico de inicio en la infancia o en la adolescencia, caracterizado por la
Andrés se enojó con ambos. Con la madre por no consul- irrupción de tics motores y fónicos persistentes, fluctuantes y variables en el
tarlo, por no darle lugar a lo que él piensa y siente; con el pa- tiempo; frecuentemente asociado a obsesiones, compulsiones, impulsividad
dre porque nunca sabe nada de él. y dificultades atencionales. A nivel bioquímico habría una sensibilización do-
El padre le garantizó la continuidad del trabajo conmigo. paminérgica (disbalance dopamina/serotonina) en el circuito corticoestria-
Andrés también les preguntó si se querían. Las respuestas totalámicocortical y sus conexiones límbicas.
fueron vacilantes, inconsistentes. No entiende por qué siguen
juntos, pero no toleraría una separación.
Como consecuencia de este momento Andrés empieza asa- Bibliografía
lir con amigos. Va a jugar al fútbol y a los jueguitos electróni-
cos; disfrutando estos encuentros. Aulagnier, P.: La violencia de la interpretación. Amorrortu, Buenos Aires, 1977.
En una de las salidas, Andrés propuso ir a los jueguitos y un -El aprendiz de hist01iador y el maestro brujo. Amorrortu, Buenos Aires,
amigo quería ir al cine. Fueron al cine. Andrés se sintió dolido, 1997.
desvalorizado. Se le hizo muy difícil entender la diferencia en- -Los destinos del placer. Paidós, Buenos Aires, 1998.
tre el cuestionamiento a su ser y la elección por una idea dis- Freud, S.: Obras completas. Amorrortu, Buenos Aires, 1992.
tinta de la suya. Se enojó y criticó la inteligencia de sus amigos. Horstein, L.: Narcisismo. Paidós, Buenos Aires, 2000.
Finalmente dejó de lado el impulso de rechazar las invitacio- Lewis, M.: Child and adolescent psychiatry. Williams & Wilkins, Pennsylvania,
nes, y continuó el contacto con ellos. 1996.
Se ruboriza al contarme que le gustaría tener una novia, no Winnicott, D.: Realidad y juego. Granica, Buenos Aires, 1972.
ahora, un poco más adelante, y casarse, tener hijos y formar -Escritos de pediatría y psicoanálisis. Laia, Barcelona, 1979.
una familia. No sabe si va a ser distinta de la que él tiene con
sus padres, no se le ocurre cómo podría ser.
7
11
Soy una mujer...
11
Es una joda

Lila Feldman

"Éste es un loquero, me quiero ir a mi casa. Aquí a los chi-


cos les pagan por actuar, y luego se van. Yo no tengo proble-
mas en mi cabeza. Vi que acá hay unos con tactos de Boca,
Lila Feldman con los que yo hablé. A ése (se refiere a un enfermero) lo vi
Es Psicóloga clínica, especialista en niños y adolescentes. Fue residente en la tele, cerca de Bianchi. Yo voy a jugar en Boca. Yo no vi-
y Jefa de residentes del Hospital Infanta Juvenil Dra. C. Tobar García, ne a internarme, vine a hacerme unos exámenes de sangre y
donde también coordinó un equipo de trabajo en el servicio de Hospi- de orina. Vos me querés descansar, chamuyar. ¿Me llevás a tu
tal de día. Completó su rotación en el Servicio Andaluz de Salud, Área casa, me hacés la gamba? ¿Vos me hacés preguntas porque sos
de Salud Mental de Cádiz-Bahía, España. Obtuvo el primer premio por mi hermana? Yo te conozco, vos sos una de las porristas de
el presente trabajo en el área clínica psicológica infanta-juvenil en las Boca. Te vi en El Gráfico, cuando Boca salió campeón. ¿Vos
VIII Jornadas de Residentes de Salud Mental del Área Metropolitana en estás en la tele? Te maquillás y te convertís en otra. Las muje-
2001, y el tercer premio en la misma área en las IX Jornadas en 2002. res después son otras. ¿Vos vas a hacerme un hijo? ¿Vos cono-
Miembro de ONIROS, Cooperativa de Salud Mental (Área Infanta-Juvenil). cés a mi hija? ¿La podés localizar? Traemelá, vos la conocés.
Miembro del Comité de Redacción de Clepios, una revista de residentes ¿La tenés vos? ¿Si yo te bato la posta vas a pensar que estoy
de salud mental. loco?
118 Lila Feldman "Soy una mujer... Es una joda" 119

En el juzgado hicieron una nota que dice que yo soy un en- sar los motivos de esto. De a poco, parece quedar claro que la
fermo mental. Me trajeron acá porque dije la verdad." idea de ellos era que su hijo continuara sus estudios en el club
Estos fragmentos son parte de las primeras palabras de donde jugaría al fútbol profesionalmente. Agregan: "Mauro
Mauro, de 15 años, en el inicio de su internación, en los pri- nos decía que nosotros teníamos mucha plata y que lo hacía-
meros encuentros conmigo. Palabras cargadas de desconfian- mos trabajar mucho". Al contar esto María se ríe y luego acla-
za e inquietud. Mauro vive con sus padres y su único herma- ra: "En realidad esto no es para reírse".
no, de 21 años. No fueron sus padres sino un Tribunal de El padre de Mauro, Carlos, es carpintero, y su madre traba-
Menores el que-por primera vez- sugiere una consulta psi- ja cuidando a "una nena discapacitada", con la cual refiere es-
quiátrica y psicológica. Mauro había sido detenido junto a tar muy encariñada. María siempre trabajó cuidando chicos dis-
unos amigos, fumando marihuana, durante una salida, y es en capacitados y haciendo labores de limpieza. En un comienzo,
esas circunstancias cuando "dice la verdad": que tiene una hi- me resultó llamativo que María se mostrara cómoda y a gusto
ja y una hermana. acompañando a Mauro en la internación, al tiempo que cuida-
Antes de llegar a este hospital, Mauro había circulado por ba 'de otros pacientes, en general los más pequeños y solos. No
rriuchos otros, a instancias de sus padres, escapándose y recha- había rastros ni señales de angustia en el rostro y en las pala-
zando tratamientos. Según los dichos de su madre, Mauro en bras de la madre de Mauro. Sin embargo, esto cambia cuando
los últimos meses se había puesto muy agresivo con ellos, decía le pregunto por sus propios padres. María se angustia y llora al
cosas raras. María comenta que su hijo entraba y salía constan- hablarme de la muerte de su madre hace dos años, de cáncer.
temente de la casa, y que le había encontrado marihuana en- Me cuenta que ella a su madre "le daba todo lo que tenía", y
tre sus ropas. Dice María: "En casa él decía que tenía una hija, que la abuela de Mauro había adoptado hacía unos años a una
y una novia embarazada. Ahora me acuerdo, él empezó dicien- nena maltratada y abandonada.
do que yo no era la madre. Decía que él era adoptado, y noso- En relación con la espera y el nacimiento de Mauro, su ma-
tros le seguíamos la joda, le decíamos que tenía razón. Él se dre me cuenta que el parto, si bien fue a término, le resultó de-
reía. Una vez vio unas fotos de cuando él era chiquito, las com- masiado pronto. "Como lo tenía al otro, yo pensaba en el otro."
paraba y lloraba, no quería hablar. Me dijo: 'Cómo, mirá estas Agrega: "Quisimos otro hijo porque uno solo es muy poco,
fotos, ésta es mi hija, si es igual a mí '." ¿qué hace uno si le pasa algo? Viviría pendiente de él, por eso
Los padres de Mauro comentan que su hijo es un gran ju- al menos quería dos". "Cuando Mauro nació, mi marido le
gador de fútbol y agregan que casi llegó a jugar en Lanús. Di- construyó un cajón ... tipo corralito." "Yo sabía que iba a tener
cen: "En el '99 se fue a probar para quedar en el equipo. No lo- un hijo varón, pero soñé que había tenido una nena linda, no
gró entrar, le propusieron que se volviera a probar más sé por qué soñé eso."
adelante. De ahí Mauro volvió muy impactado y embalado. En un principio, con Mauro, teníamos encuentros breves.
Además el director técnico no obró bien, le retuvo su docu- No quería hablar, se mostraba irritable, pedía una y otra vez ir-
mento de identidad". Por otro lado, ya en 1998 los padres de se. Me iba otorgando diferentes lugares: la madre de uno de
Mauro lo sacaron de la escuela a la que iba por problemas eco- sus hijos, una chica a la que conoció en una fiesta, que le gus-
nómicos. A partir de ese momento Mauro pierde su escolari- taba, y que descubrió como su hermana, o algún personaje de
dad, hasta entonces normal, sin que sus padres puedan preci- la TV. Me interrogaba con preguntas referidas a mi identidad
120 Lila Feldman "Soy una mujer... Es una joda" 121

que me demandaban una respuesta. Respuesta que él ya tenía. En cuanto a sus proyectos de futuro, manifestaba: "Quiero
Preguntas que buscaban saber si yo lo "chamuyaba" o le men- tener mi mujer, trabajar jugando al fútbol, poder mantener a
tía. Preguntas que anhelaban la confirmación de lo ya sabido mis hijos ... quiero tenerlos hasta que tengan 4 o 5 años, darles
por él. Desde este lugar se me tornaba imposible responder. educación y después si me arrepiento los dejo en el barrio, pe-
Empecé a decirle: "¿Para qué me preguntás cosas que vos ya sa- ro cerca, así los puedo ver sin que ellos sepan que yo soy el pa-
bés? ¡Me hacés preguntas tramposas!". Este modo de interve- dre".
nir tuvo sus efectos: lo tranquilizaba, y al mismo tiempo fui ga- "¿Vio que parece una nena?", nos ¿pregunta? María almos-
nando su confianza. Empezó a poder contarme su historia, lo trarnos las fotos de Mauro. María nos pregunta qué vemos, y
que le había sucedido, se interesaba cada vez más y reclamaba nosotros no vemos allí a Mauro, sino a una nena. Mauro apa-
por mi presencia. rece en diferentes escenas de su infancia, vestido de nena. No
Así supe de los engaños, traiciones y robos que sufrió. "Yo reconocimos a Mauro. Frente a nuestra extrañeza y espanto
me hacía la paja y mis padres me robaban el semen que yo de- veíamos y reconocíamos la naturalidad en María. Y ella nos
jaba en el tacho del baño. Después lo andaban repartiendo, ]a- aclara: "Lo de las fotos fue una idea de una vecina que tenía-
buraban con eso. Yo me enteré porque el Día del Padre vi en mos, que estudiaba fotografia. No es que yo quisiera una nena,
la calle a mi papá con una mujer y un pi bito igual a mí." Mau- yo sabía que iba a ser varón. Sí quería tener dos hijos y no uno
ro me hablaba de la bronca hacia sus padres por lo que le hi- para no aferrarme tanto. Yo soy muy posesiva, a Mauro quiero
cieron, y por haberlo internado . "Yo ya no les digo nada por- darle todo, tal vez le dimos demasiado. Ayer Mauro me dijo:
que dicen que estoy loco." 'Basta de darme cosas, vos me querés dar todo"'.
Mauro continuaba hablando de su multitud de hijos, sus María también trae una foto de su otro hijo mostrando una
teorías acerca del origen , en las cuales aparecía borrada la di- imagen de nena, pero en esta foto el rostro del hermano de
ferencia entre el registro del placer y el de la procreación, y en Mauro transmite odio, enojo, rechazo. María exclama: "¿Vio
las que esta última quedaba por fuera de la concreción del coi- qué cara de enojado?". Le replico: Si yo fuera hombre y me vis-
to. Hijos engendrados por el robo cometido por sus padres, tieran de nena yo también tendría esa cara y estaría muy eno-
con la intención de hacer un gran negocio, y por los engaños jada. Parece ser que el hermano de Mauro encontró un modo
de las mujeres: "Yo sentí que la piba quedó embarazada. Me ti- de responder a la renegación materna. En Mauro, en cambio,
raba indirectas y después la vi con un bebé. Yo pienso que cuan- conocemos la magnitud de la respuesta psicótica, que remode-
do acabé afuera guardó mi semen en un tubito y que después la la realidad, la realidad tal como la define el discurso del
se lo tragó". Otro. No me refiero a la violencia primaria que ejerce lama-
A veces Mauro mostraba su inquieto deseo de saber de sus dre sobre el niño, tal como la define Piera Aulagnier, "discur-
hijos, cómo estaban, si estaban bien. Simplemente saber de ellos. so que se anticipa a todo posible entendimiento, violencia que
Otras veces planeaba ser él mismo el beneficiario del gran ne- es, empero, necesaria para permitir el acceso del sujeto al or-
gocio; tendría muchos hijos, vendería su semen, y todos sus hi- den de lo humano", violencia estructuran te, que permite la en-
jos serían igualitos a él, todos lindos, "como dibujitos animados". trada en el lenguaje. Por el contrario, en este caso se trata de
Se preguntaba por la chica a la que dejó embarazada, rechazan- la violencia secundaria, la cual "logra apropiarse abusivamen-
do la idea de hacerse cargo de este hijo; lo daría en adopción. te de los calificativos de necesaria y de natural", otorga una sig-

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122 Lila Feldman " Soy una mujer... Es una joda" 123

nificación que representa un exceso perjudicial y desestructu- tanto Mauro se inventa su propia familia y su propia descen-
rante del funcionamiento psíquico. dencia. Por otro lado, la ineficacia del delirio -y el fuerte su-
¿Cuál es el costo para Mauro si intenta satisfacer, ocupar un frimiento que se perpetúa- parten del hecho de haber sido
lugar en el narcisismo parental, y cuál es el precio que paga por robado, traicionado, engañado. Mauro continúa ubicado en
no lograrlo? Su destino anatómico no se corresponde con el posición de objeto con relación a los deseos e intereses del
destino psíquico que le fue asignado. Algo se torna imposible, Otro.
no hay correspondencia. ¿En qué espejo podrá entonces reco- Cuando le pregunto a Mauro si fue su padre quien lo hizo
nocerse e identificarse? ¿Cómo asumir una significación que de Boca, él me responde: 'Nadie me hizo, yo nací siendo de
conduce a una mutilación? Dice Piera Aulagnier: "Al recons- Boca". Su pertenencia a este club de fútbol tampoco logra ubi-
truir un fragmento del discurso materno, el pensamiento deli- carlo en una cadena filiatoria, en la que poder ocupar alterna-
rante ... intenta reparar el abuso de poder del que ha sido res- tivamente los lugares de receptor y futuro agente de una trans-
ponsable este mismo discurso". misión en el campo identificatorio. El "ser de Boca" no se
Mauro dice, sus padres dicen, que él se fue a probar como constituye como donación que recibe de su padre.
jugador de fútbol en 1999. Podemos preguntarnos y plantear Mi trabajo con Mauro intentó desde un comienzo que él
como una hipótesis: ¿cuándo fue a probarse en Lanús, qué de pudiera afirmarse en el "tener huevos", marcándole que en
él estaba en juego, qué es lo que se ponía a prueba? Sabemos todo caso, si le robaron el semen, nadie podría robarle, qui-
que no accede a ese lugar y que le retienen su DNI. ¿Lo que en tarle sus huevos. En una sesión, Mauro me ofrece un cigarri-
Mauro no se pudo probar es algo concerniente a su identidad, llo, sacándose el paquete que estaba oculto en sus genitales,
a su condición de ser varón? La pregunta "¿soy hombre o mu- precisamente en "los huevos", bajo el pantalón. Rechazo su
jer?" no encontraba allí respuesta que le permita preservar su oferta, al tiempo que le pregunto por qué los guardaba allí.
funcionamiento psíquico. Y es aquí donde podríamos situar Intervengo señalándole la diferencia entre lo público y lo pri-
una de las funciones del delirio. Si el fútbol, a través de esta vado. Le digo que lo que él guarda allí no es para estar ofre-
prueba, no le permitía salir del lugar de nena en relación con ciendo a los demás o para que se lo quiten. Eso es exclusiva-
el deseo materno, y satisfacer al mismo tiempo un anhelo pa- mente para él, para su satisfacción. Le agrego que si él quiere
terno: triunfar como jugador, el delirio, en un sentido, sí se convidar u ofrecer cigarrillos, no los guarde allí. Con esta in-
muestra capaz de situarlo como "superhombre". En su delirio, tervención intenté que su cuerpo, y más precisamente su se-
el "gran negocio" es un modo de restituir lo que no es o lo que xo, quedaran del lado de su intimidad, que ésta fuera posi-
no vale nada, pone en escena a alguien muy poderoso. Mauro ble, que no le fuera robada, que él no la ofreciera, que no la
aparece como poseedor de un semen omnipotente, el que en- sacrificara.
gendra todos los hijos, embaraza a todas las mujeres; ¿también Por otro lado, empiezo a cuestionar su lugar de "padre" en
a su hermana, a la que descubre en una fiesta? Tal vez ese se- su delirio, que ubicaba a la función paterna como entrega de
men le posibilitará entregarles a sus padres la hermana faltan- semen. Le pregunto a Mauro si él les dio a sus hijos su apellido.
te, esa hija deseada, para no tener que ocupar él mismo ese lu- Mauro no entiende mi pregunta, se queda pensando, responde
gar. En el delirio, además, asistimos a lo que se podría pensar que no. Le señalo, entonces, que él no tiene hijos, que un padre
como la construcción de "la novela familiar del psicótico", en es quien da el apellido, el nombre, además del semen. Mauro
124 Lila Feldman HSoy una mujer... Es una joda" 125

pregunta por esto. Hablamos de la inscripción de un niño co- en el origen, que no pudo preservarlo. No considero que esta
mo hijo, del DNI, del registro civil. Mauro se desespera y, en frase que irrumpe sea un modo en que retornaría algo repri-
un momento, intentando convencerme exclama: "¡Pero si yo mido; no se trata de algo reprimido. Al irrumpir esta frase des-
los parí!". Lo miro, me mira, se ríe, se corrige. Le digo: "Vos nuda, denuncia aquella joda originaria": operación por la cual
tenés huevos, no podés parir, sos un hombre". Mauro comien- Mauro pierde la masculinidad, se convierte en mujer.
za a escribir las cosas que vamos pensando juntos en un cua- Retomando otros aspectos trabajados en este tratamiento,
derno que nos acompañará a lo largo del tratamiento. Cada cuando hizo mención a su hermana, la chica que conoció en
sesión concluye con el intento de Mauro de escribir, pero por un boliche y que le gustaba (por cierto en un boliche situado
sobre todo fijar, recordar, apropiarse de aquello que trabaja- en el barrio en que él nació), le pregunto cómo es que le gus-
mos. Se muestra desesperado por recordarlo, y lo va repitien- taba la que suponía su hermana. Mauro responde con otra pre-
do una y otra vez, en un intento de producir una inscripción gunta: "¿Por qué no?". Creí en este punto necesario nombrar
más allá del papel. Mauro hace referencia a sus "confusiones", e introducir la prohibición del incesto, que posteriormente
aquello que no entiende, que no es del orden de la certeza, Mauro escribió en su cuaderno, como algo que hasta entonces
que lo inquieta y que quiere aclarar. Insiste en que es de esto le resultaba desconocido. Por otra parte, recordemos que en
de lo que quiere hablar conmigo. De este modo, se despeja el su delirio no hay inscripción simbólica de la prohibición del in-
sentido del tratamiento para él. Comienza así a querer saber cesto, está fallida la exogamia, todos pueden ser su familia, sus
sobre cómo nacen los bebés, cómo se hacen, cómo es el emba- hermanas, sus hijos.
razo, sobre la sexualidad del hombre y de la mujer; vamos ubi- En relación con esta temática, es importante comentar que
cando diferencias. María me había mencionado en las primeras entrevistas que su
Así como en un principio Mauro denunciaba haber sido hijo siempre le dio besos sin sentir vergüenza por eso. Por esa
"jodido", "chamuyado", engañado por sus padres, por momen- época comenzábamos a observar un incremento del "pegoteo"
tos también el hospital mismo se le tornaba "unajoda hecha de Mauro con su madre, despertando quejas en ella, sin que
para él", una mentira, algo irreal creado para perjudicarlo. Pro- pudiera por otra parte limitarlo. Con respecto a este "pegoteo'',
gresivamente, con el tiempo, comenzamos a observar en Mau- o relación de características viscosas, que Mauro denominaba
ro la aparición de un interés placentero por ser él mismo el "mimos", intervine citando al padre, convocándolo a poder de-
agente de otras 'jodas", bromas que realizaba a otros pacien- sempeñar una función de corte, de prohibición, en relación
tes, a veces molestándolos. Es en este contexto donde en una con la ley. Creo significativo comentar cuáles fueron los efec-
sesión -inesperadamente- Mauro me dice: "Soy una mujer... tos de esta intervención en relación con el padre, quien repite
es una joda", frase que no logra encadenarse a otras, irrumpe, frente a Mauro, literalmente, aquello que habíamos trabajado
queda aislada, me conmociona, no es "en chiste", no es "de ju- en la entrevista. Carlos le transmite a su hijo, tomando literal-
gando". Le pregunto a Mauro por esta joda, de quién es, quién mente mis palabras, que su madre es la mujer de él, y que en
le hizo esajoda tan pesada, que lo confunde. Le digo que hay todo caso él se puede buscar una novia, que no le puede hacer
jodas graciosas, divertidas, y otras demasiado pesadas y feas. esos "mimos" a su mamá. Es a partir de esta intervención del pa-
"Con los huevos no se jode" será una frase más a escribir en su dre, cuando Mauro disminuye, aunque no completamente, esa
cuaderno. Prohibición que enunciamos, prohibición faltante cercanía amorosa que resultaba excesiva respecto de su madre.
126 Lila Feldman "Soy una mujer... Es una joda" 127

Es posible pensar que algo de una prohibición comenzaba a Freud, S.: "Introducción del narcisismo", en Obras completas, tomo xrv, Amo-
inscribirse, en tanto que se hacía posible cierta transmisión por rrortu, Buenos Aires, 1992.
la línea paterna en el registro de lo simbólico. -"La novela familiar de los neuróticos", en Obras completas, tomo IX,
Aquel cuaderno cuya función se demarcaba en relación Amorrortu, Buenos Aires, 1992.
con la presencia de confusiones, dio paso a otro. Mauro, en Lacan,J.: El seminario 3. Las psicosis. Paidós, Buenos Aires, 1997.
la actualidad, asiste a un club donde se entrena y juega al fút-
bol. Va en compañía de su padre, y realiza esta actividad con
evidente placer. A propósito de esto es que toma la decisión
de dejar de fumar, con el propósito de mejorar su rendimien-
to y sentirse mejor. Pero, además, comienza a entrenar, con
el apoyo del entrenador, a un grupo de chicos de menor
edad . Le señalo a Mauro que seguramente no sólo puede en-
señarles habilidades con la pelota, sino también darles conse-
jos sobre la base de su propia experiencia. De esta manera, en
un nuevo cuaderno, Mauro escribe aquellos consejos que pa-
ra él son importantes y que considera de posible utilidad pa-
ra los demás. Me parece que estos "consejos" le permiten ubi-
carse en relación con una transmisión ligada a la palabra y a
su historia. Mauro ahora puede entregar algo más que su se-
men, y ya no se trata de algo que le es robado o quitado, tam-
poco es algo que él pierde en la medida en que da. Creo im-
portan te mencionar que estos consejos son un recurso del
paciente, que no deben quedar del lado del analista, cuya fun-
ción no consiste en "aconsejar". En todo caso, es Mauro quien
tiene mucho que decir, y a otros interlocutores, afuera del
hospital.

Bibliografía

Aulagnier, P.: La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado. Amo-


rrortu, Buenos Aires, 1997.
-El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Del discurso identijicante al dis-
curso delirante. Amorrortu, Buenos Aires, 1997.
8
Palabras huecas,
palabras mudas,
palabras propias

Diego González Castañón

Siúmcio,
porque la palafJra muda
es más verdad que la palafJra hueca
donde los cuestionarios y las dudas
son como manantial que no se seca.
Jorge Fandermole 1

Algunos elementos del mito de Eco nos permiten describir


a las personas con discapacidad mental. La ninfa Eco estaba
enamorada de Narciso (quien no necesita presentación), y ha-
bía sido condenada a no poder hablar más que repitiendo la
última palabra de su interlocutor. Narciso rechazó a Eco y mu-
rió ahogado, regocijándose en sí mismo. Eco murió encerrada
en una caverna, consumida, humillada.
Las vidas de las personas con discapacidad mental parecen
estar signadas por estos "mandatos":
Diego González Castañón
Es médico psiquiatra y psicoanalista. Coordinador de "1r1NERIS - Talleres • No intentes opinar, te podrías equivocar, repite las pala-
de capacitación institucional en discapacidad" y de "La página de la bras que otros hayan dicho.
discapacidad mental". Ex presidente del Comité de Actividades Inter- • Estarás siempre de acuerdo, porque sabemos qué es lo
nacionales de la American Association on Mental Retardation . Investi- mejor para ti.
gador, docente, capacitador internacional y autor de numerosos artícu- • Durante tus encuentros sólo habrá lugar para escuchar las
los acerca de la discapacidad mental. palabras de los convencionales con poder. 2
130 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 131

• Ante cualquier conflicto contigo, tus interlocutores van a previamente, cómo habían significado ese final, salvo que ma-
buscar al "normal" que cuida de ti y sabe lo que te pasa nifestaban que Horado necesitaba un terapeuta varón, ahora
realmente. que era más grande. Ni Horado ni sus padres hicieron ningu-
• Tus palabras sólo serán escuchadas si las repiten otros au- na referencia a este tratamiento previo durante los cinco años
torizados. 3 en los cuales estuve en contacto con ellos. Mi sensación
consciente era de prestarme a ser incluido dentro de esa con-
Conocí a Horado muchos años atrás. La primera vez vino tinuidad y, a la vez, que había sido convocado para generar una
acompañado por su madre o, mejor dicho, su madre vino acom- discontinuidad. Acordé en verlo una vez por semana.
pañada por él. Horado era alto, corpulento y muy parco. In- Horado, por lo general, concurrió siempre. Durante el pri-
corporaba información sin dificultad, en tanto y en cuanto és- mer año, llegaba tarde, se retiraba más temprano o, a los 30 mi-
ta no lo implicara personalmente (podía repetir y memorizar, nutos de sesión, "desaparecía": bostezaba, se tocaba el cuerpo,
pero le costaba crear u opinar). iba al bai"ío, respondía con monosílabos. Me impresionaba co-
Tenía un alto grado de autonomía en el hogar y en la vía mo una desconexión, aunque puedo decir, años más tarde, que
pública, lo cual, creo, se debía al elevado nivel socioeconómi- ésa era la conexión posible. A menudo le recordaba que, si lo
co de su familia. Su vida social era ínfima, casi inexistente y no necesitaba o quería, podía llamarme entre las sesiones, pero
mostraba interés en tener o buscar amigos. Le gustaba la mú- nunca lo hizo. También le recordaba que su horario era de una
sica y la escuchaba con regularidad, pero no sabía qué música hora completa y que, por más que él no la usara, yo estaba a su
le gustaba. Compraba CDs casi semanalmente, pero no podía disposición todo ese tiempo.
decir por qué los elegía. Este modo de utilizar las sesiones se ha repetido en prácti-
camente todos los pacientes con discapacidad mental que he
Horado: "Ya se me cumplieron dos deseos. Uno era tener tenido. No pueden, inicialmente, usar, ocupar por completo
una computadora. Este deseo se cumplió hace tres años. Otro una sesión por semana. Cuando digo "no pueden", no estoy ha-
era tener un televisor. El deseo se cumplió el año pasado. El ter- blando de una incapacidad, estoy hablando de una diferencia,
cero tengo que pedirlo". de un ritmo propio. En la única excepción, mi paciente llega-
Yo: "¿Qué otros deseos tenés?". ba y se iba puntualmente, pero era muy firme en que las sesio-
nes ocurrieran cada quince días.
Horado: ''No sé. No tuve ninguno en dos años". Tanto la posibilidad de procesamiento de lo que pasa den-
Su madre se había separado de su marido, manteniendo tro de la sesión como las novedades que pueden aportar tienen
con él una relación fría y distante, y se hacía cargo sola de Ho- un ritmo lento. Es una diferencia que aprendí a respetar y que
rado desde muy pequeño. Durante la primera entrevista estuvie- no debemos nominar como resistencia o incapacidad. Los es-
ron tomados de la mano, causándome la impresión de una rela- fuerzos por imponer un ritmo más convencional siempre me
ción cuerpo a cuerpo, seductora e intensa para ambos, pero a la dejaron atrapado, junto con el paciente y la familia, en algún
vez infantil. Horado venía de un tratamiento previo que no tipo de imposición o violencia sutil, totalmente inoperante.
había concluido, pero que se había agotado. Nunca pude clari- Andrea Aznar percibe tres fases en nuestro trabajo con per-
ficar, incluso hablando con la colega que lo había atendido sonas con discapacidad mental. 4 En la primera, los esfuerzos
132 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 133

están centrados en los procesos de desalienación: la aparición no tenía de dónde agarrarme, pero me "dejaba hacer", me
de una conciencia de sí mismo, de una identidad estable y mu- "prestaba", expresando, además de mi falta de mejores opcio-
dable a la vez, y de las diferencias y similitudes con respecto a nes e ignorancia sobre el caso, mi disposición a "ser usado" por
los otros. En la segunda, en el surgimiento de intereses y moti- Horado, en sentido winnicottiano. 5 Es jugar su juego, con la di-
vaciones propios. La motivación implica un sujeto y su activi- ficultad de que ellos no saben que están planteando un juego;
dad para relacionarse con un objeto del que tiene conocimien- es más, no tienen intención de plantear juego alguno.
to. En la tercera, en la construcción de un proyecto personal Lo complejo es que las personas con discapacidad mental
de vida. El caso de Horado siguió esa secuencia, sin que hubie- no están acostumbradas a usar, pues viven como objetos de
ra una planificación previa. otros. Suelen enfrentarse con otros de cuyas palabras no se du-
La diferenciación en tres fases es artificial; en rigor, se fun- da y ante quienes sólo resta acatar, someterse, en especial si se
den una con la otra, al punto de que cada una tiene sentido só- trata de un docente o un profesional del campo de la salud ava-
lo junto con las otras. No podríamos construir un proyecto per- lado por sus familiares. Ésta es una situación que se genera des-
sonal desde una posición alienada, ni se justifica impulsar la de el comienzo. No es el resultado de una intención de domi-
desalienación si no es para construir una vida propia. Cuando nio del terapeuta, es algo que se despliega transferencialmente
las tres fases ocurren, los familiares y los trabajadores en con- en una repetición muda, silenciosa, sutil, aconflictiva.
tacto con las personas con discapacidad mental asumen como A veces cuesta convencer a los familiares de que uno es con-
propios estos movimientos, cambiando su mirada sobre la per- fiable como profesional, y que sabe conducir el tratamiento,
sona en cuestión y dejándose transformar. Cuando este traba- cuando no reta a su hijo por llegar tarde o pauta sesiones quin-
jo es genuino, no se parece a un modelado en arcilla (que pue- cenales. Los familiares de las personas con discapacidad men-
de llevar mucho tiempo y esfuerzo, pero cuyo resultado, como tal prefieren la seguridad de la obligación, y los analistas, tam-
un Gólem, es sólo una obra de su creador, como un Pigma- bién. Dar por supuesto un encuadre "convencional", o una
lión); es una praxis transformadora conjunta. Un grado de de- construcción convencional de éste, es repetir, sin intención de
cepción y otro de discontinuidad, entre lo deseado y lo obteni- hacerlo, el sometimiento a un poder que las personas con dis-
do, entre lo que el paciente piensa de sí y de su vida y lo que capacidad mental tienen incorporado en sus vidas, y que los ha-
los otros con poder piensan sobre él y su vida, tienen que ser ce vivir como objetos más o menos valorados.
tolerados, respetados y hasta propiciados. Lo que sigue es un A los pocos meses de tratamiento, Horado comienza arela-
relato clínico acerca de un paciente y de su terapeuta. tar historias bastante creativas y coloridas. Las temáticas podían
Horado me hacía preguntas sobre temas generales, fuera ser infantiles, pero más infantil era el lugar de "espectador-fasci-
o, mejor dicho, carentes de contexto. Todos mis intentos de li- nado-por-lo-que-el-nene-dice" que descubría analizando mi con-
gar sus preguntas con algo que tuviera que ver con él hacían tratransferencia. Por eso, a veces pude decirle algo como: "Sos
agua. Reiteradas veces preguntaba mi opinión sobre lo que al- muy bueno contando historias, pero no sos tan bueno viviendo
gún adulto, padre, policía, profesor, hacía sobre un niño o un tu historia", o "algunas de tus historias son muy atractivas, pero
adolescente, por ejemplo: "El otro día vi a un papá gritándole creo que me las contás para no pensar en otra cosa". Fueran ésas
a su hijo en la calle; ¿vos qué pensás? ¿Está bien o está mal?". Lo u otras mis intervenciones; el juego de "yo te fascino y ninguno
que yo percibía de él, dentro de sus preguntas, era un vacío. Yo de los dos piensa" se quebraba. Horado escuchaba, se encogía
134 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 135

de hombros, respondía automáticamente, asentía, me daba la la medida en que él comprende, como con todo paciente en
razón. Aunque lo comprendiera, su indiferencia me enojaba. análisis, pero con un esfuerzo suplementario y lúcido para que
Con el tiempo, pude dejar de someterme: "Me decís cualquier el "no saber a priori" sea genuino y no una mera declaración.
cosa, me tratás como a un zonzo o a un loco, diciéndome a to- Horacio me respondió: "Porque me cuesta aprender". Aún
do que sí. ¡Pero ni te importa lo que te digo! ¡A veces ni me en- más sorprendido, le pregunté qué le costaba aprender. "Fui a
tendés, y no te importa! Disimulás, me envolvés. No quiero que una escuela especial, terminé de noche, el secundario no lo
me trates así". empecé". Asentí, me repetí internamente las palabras de Ho-
Elegí este estilo de intervención porque Horacio me escu- racio. Él me vio pensar, me esperó, hasta que le pregunté: "¿To-
chaba más y, hablando sobre nuestro vínculo y alojados dentro do te cuesta aprender?". Me respondió: "Los números. Mate-
de él, yo podía decirle cosas sobre él. A la vez, la inclusión de máticas. Me hago lío".
mi propio registro emocional siempre fue un factor de desalie- El estado de alienación es, a mi entender, extremadamen-
nación importante. La ninfa Eco repetía las palabras, pero no te común entre las personas con discapacidad mental. PieraAu-
los sentimientos de su interlocutor. Al hablar de lo que siento, lagnier6 lo describe de este modo: "Para preservar esta exclu-
hago con palabras que seamos dos, no uno; las posibilidades de sión el yo se ve obligado a tomar a su cargo la muerte de estas
alienación disminuyen, sin desaparecer. partes de su propia actividad de pensamiento, que permiten di-
El punto de clivaje se produjo en una sesión cualquiera, sin ferenciarlo de lo que no sería más que una actividad de repeti-
alharaca. Horacio me dijo: "Yo fui a una escuela especial". Na- ción, de memorización, de retomar como un eco algo ya pen-
da más. Quedé algo azorado, porque me estaba diciendo algo sado por otro y por siempre".
obvio, que yo ya sabía a partir de la entrevista inicial, en la que Con esta perspectiva en mente, le digo: "A veces parece que
él había estado presente. Me estaba revelando algo público co- hablás, pero yo siento que nada de lo que decís es importante
mo si fuera un secreto. Eso que él vivía como secreto era el sig- para vos. Claro que puedo equivocarme y que esto que decís
no de la apropiación de su discurso. Apoyándome en mi sor- sea importante para vos".
presa le dije: "Ah ... ¿sí? ¿Por?", evitando todo un alud de
etiquetas que queda sobre la mesa cuando alguien dice: "Fui a Horacio: "Si fuera importante para mí, trataría de que no
una escuela especial". Pero Horacio me comunicaba un secre- lo fuera, porque hay cosas más importantes".
to y, sobre ese secreto, yo no sabía nada, por lo que pude soste- Yo: "No. Al menos en este rato, lo más importante sos vos,
ner en forma genuina mi ignorancia. tu historia, cómo pensás. Hay cosas gigantes, tremendamente
Es extremadamente fácil caer en lo supuestamente eviden- importantes, pero lo más importante sos vos".
te u obvio con las personas con discapacidad mental: sus vidas Horacio: "Soy un poco aburrido".
resultan simples, pequeñas, abarcables. Pero estas "comprensio- Yo: "No sos aburrido por ser una persona común".
nes", instauradas en el imaginario social, son las que han impe- Horacio: "No, yo sé. Soy aburrido por otras cosas".
dido que ellos hablen por sí mismos y que los profesionales los Yo (me río): "¿Es en chiste o en serio?".
escuchen en sus singularidades. Hay que estar muy atento para Horacio: "Es en chiste".
asegurarse de que uno no sabe, y no comprende salvo escuchan- Yo: "Decís que es un chiste porque yo me reí".
do con atención al paciente, en los términos que él utiliza y en Horacio: "Entonces es en serio".
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Yo: "Yo te digo en serio que sos lo más importante durante pensamiento involuntario, despertado, aunque constreñido,
este rato. Y cuando hablás de vos, de tu historia, de lo que pen- dentro del pensamiento y por sobre todas las cosas con la ne-
sás, lo que podés, me resultás fascinante y no me canso de es- cesidad de ser parido, ilegítimamente, a partir de algo fortuito
cucharte". en el mundo. El pensamiento es primariamente trasgresión y
violencia, el enemigo, y nada presupone filo-sofia, todo comien-
En este fragmento se aprecia cómo el deseo de alienarse za con miso-sofia. No cuenten con el pensamiento para asegu-
puede extenderse al dominio emocional, aun cuando el tera- rarse la relativa necesidad de aquello que es pensado por él.
peuta incluya su propio registro emocional en juego como he- Por el contrario, tengan en cuenta la contingencia de un en-
rramienta de desalienación. cuentro con aquello que fuerza al pensamiento a levantarse,
La primera etapa, que requiere del terapeuta "no saber" y eduquen la absoluta necesidad de un acto de pensamiento, de
"no tener memoria" y esperar, consiste en un trabajo de desa- una pasión por pensar. Las condiciones de una verdadera crí-
lienación mutua: el paciente, de sus otros significativos, y el te- tica y una verdadera creación son las mismas: la destrucción de
rapeuta, de sus servidumbres y dogmas. Trabajar con personas una imagen del pensamiento que se presupone a sí misma y es
con discapacidad mental me ha hecho repensar buena parte la génesis d.el acto de pensar dentro del pensamiento. Algo en
de la teoría, la ética, las recomendaciones técnicas y la teoría el mundo nos hace pensar. Este algo es un objeto no de reco-
de la técnica psicoanalíticas, con una encarnadura que pocas nocimien to, sino de encuentro fundamental. Puede ser toma-
veces había vivido trabajando con neuróticos o con psicóticos. do en una amplia gama de tonos afectivos: asombro, amor,
Cuando se sale del estado de alienación, se tiene la sensación odio, sufrimiento. En cualquier tono que sea, su característica
de que un abismo se abre justo enfrente nuestro y que queda- primaria es que sólo puede ser sentido. En este sentido es
mos agarrados, como en las películas, de un frágil puente. La opuesto al reconocimiento. Dentro del reconocimiento, lo sen-
tentación de volver hacia atrás es enorme. Lo que haya en la sato es no sólo aquello que puede ser sentido, sino también
otra orilla puede ser imaginado, deseado, anunciado, pero no aquello que despierta en los sentidos un objeto que puede ser
alcanza con saber que está allí. Es en este cruce del puente don- recordado, imaginado o concebido."
de el trabajo se hace arduo. En la segunda fase del trabajo, en la que aparecen intere-
Deleuze 7 comenta que hay cosas que no perturban el pen- ses y motivaciones propios, me vi habilitado y, más aún, com-
samiento y cosas que nos fuerzan a pensar. "Las certezas no nos prometido a propiciar esos "encuentros fundamentales" entre
arrastran a pensar más que las dudas. Darse cuenta de que los Horacio y las cosas de su vida: anunciar y recordarle la presen-
tres ángulos de un triángulo deben equivaler a 180 grados, su- cia de cosas en el mundo que debía pensar, señalándole cuan-
pone un pensamiento y supone la voluntad de pensar. Pero en do eludía el pensamiento.
realidad esto es sólo un presupuesto. Esta actividad es incapaz Empezó a usar las sesiones en el horario completo. Yo insis-
de dar a luz en pensamiento al acto de pensar. Le faltan las ga- tía en pedirle su opinión e indicarle que reflexionara, que pen-
rras de la absoluta necesidad, en otras palabras, una violencia sara sobre algo de su cotidianeidad: la relación con su madre,
original infringida sobre el pensar, las garras de una extranje- con un amigo, con su padre, la necesidad de salir de su casa, de
ría, de una entidad que por sí mismas despiertan al pensamien- estudiar o trabajar, de pensar en la posibilidad de la muerte de
to de su estupor natural o de su eterna posibilidad: sólo hay sus abuelos, pensar cuán desagradable es ser discriminado en
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un local bailable, sentir que no siempre se puede ser como los quismo en lucha desigual con las pulsiones tanáticas. Con lo
otros y que eso, aunque pudiera ser angustiante, no siempre cual, sentimientos muy polarizados, de contenido similar al pa-
ameritaba asimilarse a la mayoría. Horacio, una y otra vez, se ranoide, grandes ilusiones y grandes desilusiones, son habitua-
fastidiaba, se quejaba. Digo esto como prueba de que, inevita- les en los procesos de desalienación. Una vez alguien comen-
blemente, los encuentros que generan pensamiento se acom- tó que se aceptaba este desafío por amor. ¿Por qué habría, una
pañan de algún desagrado (la miso-sofía de Deleuze) . Pero ten- persona con discapacidad mental, de amarnos a nosotros? ¿Por
go que agregar, no como mea culpa sino como reflexión, que qué debería aceptar que nuestra propuesta de trabajar, desear,
muchas veces me excedí; me ponía demasiado pesado o dema- frustrarse, vale la pena? ¿Quién en su familia quiere a un ado-
siado exigente, y me era difícil sostener, en esta segunda etapa, lescente conflictivo, que corre riesgos, que plantea novedades,
algo de la tolerancia que había podido desplegar en el primer cuando ya se probó el sabroso fruto de la inacción, de la eter-
tiempo del tratamiento. El vacío inicial había sido bien tolera- na infancia?
do, pero entre la aparición de una idea y la eficacia de ésta so- Rescato dos bellas y complejas definiciones de tiempo que
bre la realidad había una distancia que me costaba tolerar. tomé de Cornelius Castoriadis. 8
Tenemos la creencia de que la falta de pensamientos gene-
ra la discapacidad mental, y al aparecer una actividad psíquica • El perpetuo rezumar de lo nuevo en la porosidad del ser.
subjetivada tenemos la ilusión de que el trabajo ya está conclui- • Lo que altera a lo idéntico incluso cuando lo deja intacto.
do. Pero estos contenidos, propios del final de la etapa de de-
salienación, no son para el sujeto muy diferentes de una fanta- Para transformar a una persona con discapacidad mental
sía. Tiene que transformarlos en realidad, y para hacerlo tiene en un niño eterno; para lograr la eficacia de esa ilusión de eter-
que renunciar a la omnipotencia del pensamiento que acaba nidad, las familias, las instituciones y los sujetos deben eliminar
de ganar y que nosotros mismos, con nuestro apuro o insisten- el tiempo. Se me ocurren tres maneras de lograrlo, utilizando
cia "bien intencionados", le estamos reforzando. Representar las definicion es que anteceden:
la realidad no basta, hay que pensarla.
Pero pensar implica un costo de energía, exponerse a la • interrumpir el flujo de novedades,
frustración de que el resultado no sea igual a la creencia pre- • impermeabilizar al ser,
via. ¿Por qué acoplarse a la potencia del pensamiento, que es- • impedir la alteridad.
tá destinada a alguna dosis de fracaso, si se puede ejercer la om-
nipotencia del no pensamiento? ¿Qué motivo llevaría a alguien Ambos términos de la trampa de la infancia eternizada son
a dejar la quietud de la alienación? Cuesta comprender que atacados cuando, a partir de una tarea analítica, las familias, las
hay constituciones subjetivas en las cuales la pulsión de muer- instituciones y los sujetos se proponen:
te y el principio de Nirvana son componentes preponderantes,
como suele suceder en las personas con discapacidad mental. • reanudar o incrementar el flujo de novedades;
Proponer un trabajo de desalienación con ellas es presenciar • permeabilizar a la persona y a su sistema (aunque seamos
un nuevo desarrollo del psiquismo, que amplía las pulsiones delicados y nuestra tarea ínfima, la persona y su familia
de Eros, en una persona que lleva años con una vida y un psi- pueden reaccionar del mismo modo que el esperable
140 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 141

frente a una invasión abrumadora. Una coraza o un im- Yo: "Estoy mucho más de acuerdo con eso que dijiste. Yo te
permeable funcionan con lógica binaria: o aíslan sin fisu- invito a que pienses un porqué. O, mejor, te invito a pensar có-
ras o no son tales); mo te hiciste de Peñarol".
• reinstalar la presencia y la función de los otros. Horado: "Es una repetición de mis padres, porque los dos
son de Peñarol".
Algunas personas con discapacidad mental tienen una pe- Yo: "¿Cuándo empezaste a ser de Peñarol?".
culiar vivencia de la historia y del tiempo. La historia es de otros, Horado: "En cuarto grado. La esposa de mi papá me trajo
no es de ellos, y se escribe de acuerdo con el arbitrio de otro, el póster cuando le dije que era de Peñarol, yo se lo pedí" .
ellos no pueden modificarla. En una sesión, no recuerdo el mo-
tivo, le pregunté por qué había elegido su cuadro de fútbol. En este y en otros casos vi que era necesario que Horado
pudiera dar algo a cambio de su terapia. Que pagara en forma
Horado: "Porque es la camiseta que más me gusta. (Pongo simbólica. 9 El riesgo de instaurar un pago simbólico con un
cara de duda.) Porque es el equipo que representa a Uruguay. adulto es que resulte infantilizante. El momento adecuado se-
(Repito la cara.) Porque es el que más veces salió campeón". ría cuando el terapeuta, analizando su contratransferencia, des-
Yo: "Todo eso es cierto, pero es algo que te inventás, vos cubre un "anhelo" de que el paciente dé algo de sí a cambio.
no te hiciste de Peñarol por eso". (Mientras le digo esto, pienso Si nos tomamos el tiempo para descubrir algo de lo cual pue-
que siempre estamos inventando nuestra historia. Por un momento da desprenderse en pequeños trozos (quizás alguna colección
dudo sobre la pertinencia de mi comentario, pero, a la vez, sospecho de objetos infantiles o un objeto banal que represente el creci-
que mi insistencia se debe a que Horacio no escribe su historia, sino miento logrado, como el boleto del colectivo que toma para ve-
que dice fragmentos que, en condiciones coloquiales, satisfarían al in- nir a sesión), el pago simbólico suele funcionar. Este dispositi-
terlocutor.) vo pasa a ser una herramienta más de corte entre el paciente
Horado: "Nacional es contra de Peñarol, y Flamengo de con discapacidad mental y sus padres. Se le pide algo a él y no
Fluminense. Yo quería que Fluminense fuera la contra de Pe- a los padres, se lo coloca en un lugar protagónico y se le reco-
ñarol. (Pongo cara de pregunta.) Porque Fluminense es el que sa- noce que tiene algo propio para dar, de lo cual puede despren-
le campeón ahora. Yo quería ese cambio, para ver si era posi- derse. Es su propio padecer lo que lo trae a sesión, no el de sus
ble alguna vez que cambie". (Este comentario me abruma, porque otros significativos. Mientras se realiza el proceso de desaliena-
intuyo que apunta a la posibilidad de que sus padres cambiaran algu- ción, los padres pagan en nombre del paciente. Ya subjetivado, en
na vez. O a que los enfrentamientos padre-madre se dieran de otro mo- la segunda fase, él paga en nombre propio, junto con sus padres,
do. Sin embargo, tomar este rumbo nos hubiera distraído del rumbo an- en igualdad de condiciones subjetivas; sería inapropiado que
terior, y tengo mis dudas de que hubiera habido posibilidad de que otros pagasen en vez de él.
Horacio reconociera sus sentimientos en esa frase, como si eso que dice En el caso de Horado, elegí pedirle, a cambio de cada se-
de los equipos de fútbol fuera una metáfora de su historia. No sé si mi sión, una ficha vieja de teléfono, de las cuales tenía grandes
resistencia se debe a no querer violentar a Horacio con una interpreta- cantidades acumuladas. La respuesta inmediata a mi pedido
ción. Continuamos trabajando en la historia de su elección.) fue: "Bueno, si no te traigo un cospel, te puedo traer una ficha
Horado: "Si no es por eso, no hay un porqué". de subte o una moneda". Me negué. Horado, sorprendido y
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visiblemente molesto, insistió: "Bueno, un boleto, una revista, do con sus sentimientos, aceptamos como subjetiva la impre-
algo que se me ocurra para darte". Con firmeza y suavidad, le sión que produce la seudoindividuación. La alienación es tan
repetí que lo que quería de él, a cambio de cada sesión, era un perfecta en estos casos, que aun cuando hablan y cuentan lo
cospel de teléfono. que hacen por ellos mismos, pueden estar hablando y dicien-
Así lo hizo. La primera vez, sin embargo, trajo una ficha de do en nombre de otros.
subte. Lo miré !tjo y le dije: 'Vos estarás acostumbrado a que te El segundo comentario tiene que ver con la cuestión de
acepten cualquier cosa, pero eso sería tratarte como a un tara- confirmar o desconfirmar las interpretaciones, los dichos de un
do o dejar que vos me trates como tarado a mí. Te acepto esto paciente con discapacidad mental. Esto me coloca en un lugar
hoy, porque tuviste la intención de pagarme, pero sólo por es- de poder, que yo decido ejercer. Las personas con discapacidad
ta vez". mental están acostumbradas a agradar al interlocutor, y apren-
Un tiempo después me comenta: "Mi mamá dice que vos den rápidamente a decir lo que se debe decir, lo que se espera
me pedís un cospel porque eso quiere decir que yo tengo que que digan, aun cuando no exista amenaza para ellos. Yo me nie-
hablar con vos en la sesión". Temblé, porque una interpreta- go a aceptar respuestas prehechas. Estoy dispuesto a descons-
ción proveniente de un otro significativo podía anular toda di- truirlas con el paciente, lo cual genera, la mayoría de las veces,
mensión simbólica que se hubiera alcanzado. Si ésa era la ver- desconcierto o enfrentamiento. Horado, por ejemplo, solía de-
dad, y Horado la tomaba como tal, él se descubriría como un cirme: "¿Me estás diciendo mentiroso?". A lo que yo respondía:
objeto manipulado secretamente por mí, cumpliendo con mis "De ningún modo, pero estoy seguro de que lo que me contás
deseos y mis reglas (alienado en "mi juego"), y no pagando por sería distinto si me lo contaras vos, con tus palabras, con tus
la ayuda que recibía. Le pregunté entonces qué pensaba él, y ideas". La abstinencia del terapeuta, en estos casos, consiste
me dijo, confirmando que había un trabajo previo valedero: tanto en evitar violentar secundariamente al paciente 10 como
"Me parece que no es así. Es como cuando uno para el taxi, es en oponerse activamente, lo que no equivale a provocar o com-
una tarifa. Uno paga lo que marca". Le confirmé plenamente batir a que el paciente sea tratado como un objeto por su am-
su interpretación. biente. A la vez, el analista asume los riesgos de ejercer la vio-
Quiero hacer dos comentarios sobre este fragmento. Du- lencia primaria para que el sujeto con discapacidad mental
rante buena parte del trabajo con un paciente con discapaci- nazca dentro de los límites de su pensamiento, a sabiendas de
dad mental, aun frente a lo obvio, yo pregunto: "Y vos, ¿qué que el pensar, la temporalidad y la alteridad, pueden ser re-
sentías, qué pensás, qué te pareció?". No doy por sentado ca- chazados por el paciente, su familia y las instituciones en las
si nada, sin llegar a impedir el relato de la persona. Constan- cuales participan.
temente, con Horado y con otros pacientes, frente a los he- Gracias a un conocido de la familia, Horado consiguió tra-
chos más banales incluso, el porqué provenía de otro: "Porque bajo de cadete en un comercio. En dos semanas, su barba y su
mi mamá me dijo, porque papá siempre dice, porque mi her- cabello, que hasta el momento sólo "estaban", pasaron a estar
mano tiene miedo, porque mi novia quiso". A esto opongo ''Y pulcramente cuidados. Denotando su intención de controlar
vos, ¿qué hubieras dicho?; vos, ¿qué decís?; vos, ¿qué sentías?; su aspecto exterior, dejó de lado sus anteojos de marco de ca-
vos, ¿que querías?". Si omitimos este paso y damos por senta- rey y vidrios gruesos y se adaptó en forma casi inmediata a sus
do que quien habla está hablando con voz propia, en acuer- lentes de contacto. Intuyo que la madre había percibido que la
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apariencia de su hijo iba a ser importante para mantener el tra- por la autoridad médica, religiosa o legal). En el caso de la dis-
bajo. Horacio incorporó el cambio de imagen como algo pro- capacidad mental, el objeto es la persona con discapacidad
pio; dando la impresión de que era algo que él anhelaba pero mental y la magnitud con la cual se la compara es el coeficien-
que no le estaba habilitado ni reclamaba. Aunque Horacio cir- te intelectual. El paradigma del déficit engendra intervenciones
culaba por la ciudad con autonomía, la significación familiar tendientes a completar, a suplir ese déficit. Las personas defi-
hacía que, en realidad, no saliera al mundo exterior; su aspec- cientes pasan a estar identificadas socialmente con lo que les fal-
to era "de entrecasa". Salir para trabajar fue significado, por to- ta y la función de los otros queda ligada a hacer por ellos lo que
da la familia, como salir efectivamente del hogar. Recuerdo ellos no pueden. La clasificación y la perspectiva deficitarias es-
que, al principio del tratamiento, Horado usaba pañuelos de tablecen el pronóstico independientemente de cualquier inter-
mujer, pequeños y con borde festoneado. Era cuidado como vención, como un techo por encima del cual estas personas no
un ser humano, sin duda querido pero cuyos propios gustos no van a poder desarrollarse. Cuando establecemos un límite a prio-
tenían cabida, no se le atribuía el deseo de ser atractivo. Lo del ri, o las familias y las instituciones dejan de esperar el crecimien-
pañuelo no era un intento de feminización, sino la enuncia- to personal, hablamos de plafonamiento. Cuando se determina
ción de Horacio como una extensión de su madre. el promedio normal estadístico del coeficiente intelectual y en
Parte de su trabajo era hacer trámites y alguna vez se con- función de eso se identifica a aquellos que tienen un coeficien-
fundió con las direcciones a las que debía ir. Hablando sobre es- te significativamente menor al promedio, se está señalando só-
tos errores, descubro sin proponérmelo que Horado no distin- lo al 2% de la población. Y es muy probable que esa limitación
guía los números de cuatro cifras. El 2803 y el 2830 le resultaban cognitiva restrinja la participación social, la inserción laboral, la
indiferenciables. No tenía ningún error haciendo operaciones autonomía de la persona. El grave problema se produce cuan-
matemáticas con una calculadora. Se había acostumbrado a se- do esa limitación cognitiva se transforma en un déficit, en vir-
parar los números de cuatro cifras en dos partes de dos cifras; tud de una esencialización, y la persona pasa a ser considerada
de este modo lograba que el 28 - 03 fuera diferente del 28 - 30. como representada en su totalidad por ese déficit.
Esta estrategia era producto de su ingenio y la había manteni- La diferencia (del latín diferens: dos caminos) es una condición
do oculta (es posible que alguna intervención pedagógica hu- cualitativa de un sujeto que va por otro camino. 11 Pensar la diferen-
biera insistido en corregir el error, sancionando como inválido cia como una entidad en sí, sin recaer en lo cuantitativo, no es
el recurso elegido por Horado). A salvo de la evaluación de los una tarea fácil. Pensar la discapacidad como una condición sub-
otros con poder, su limitación, que él reconocía, era sólo una li- jetiva y transdisciplinaria requiere un esfuerzo especial tanto
mitación. Desde el paradigma de la diferencia, él puede; desde en el campo científico como en el sociopolítico. Mecánicamen-
el paradigma del déficit, él no puede. te pensamos la discapacidad como una disminución cuantita-
Un paradigma es un sistema de conceptos interrelacionados tiva y objetiva, tan evidente que no podemos cuestionar su su-
que guían cómo se percibe la realidad y cómo se actúa sobre ella. puesta concretud y verificabilidad.
El paradigma del déficit es una descripción cuantitativa de un objeto El paradigma de la diferencia procura brindar los apoyos12 que
comparado con un modelo previo sancionado como normal (de las personas con limitaciones funcionales necesitan para tener
acuerdo con los diferentes modos de establecer una normalidad: las vidas que ellas quieran tener y puedan sostener. Si uno pien-
como mayoría, como convención, o como modelo enunciado sa en apoyos y en niveles de apoyos deja de pensar en una per-
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sona dependiente de por vida en todos los aspectos y pasa a medimos y él sabe que responde defectuosamente; si nosotros
pensar que esta persona requiere algunas ayudas durante algún lo miramos desde el paradigma del déficit, y si la familia reci-
tiempo en algunas áreas. Una determinada patología puede du- be como fundamento del tratamiento el propio déficit de su
rar toda la vida; la discapacidad no tiene por qué durar tanto, hijo o hija.
o al menos no tiene por qué absolutizarse. Empowerment, que ha sido traducido como fortalecimiento
Quizá resulte raro, dentro de un tratamiento psicoanalítico, o potenciación, es el trabajo lúcido de devolver el poder a las
hablar de pwnificaaón de los apoyos. Lo que le pasa a una perso- personas con discapacidad mental y sus familias. Los profesio-
na con discapacidad mental excede en mucho el ámbito de su nales suelen hablar de los obstáculos a la vitalización de las per-
sufrimiento intrapsíquico. Aún más: es probable que buena par- sonas con discapacidad mental que las familias instalan, y de-
te de su sufrimiento provenga de una laFga historia de vivir co- jan en segundo plano los procesos de desvitalización que
mo defectuoso dentro del sistema familiar y social. Si queremos padecen los padres y los hermanos. Sin duda, existe en ellos el
tener algún éxito, necesitamos, entre otros recursos, reabrir goce por haber congelado el tiempo, pero hay que reconocer
nuestro psicoanálisis a una interrogación sobre la especificidad que puede ser el único modo disponible para libidinizar una
de este modo de sufrimiento, dolor psíquico, del paciente y su crianza con. altísimos montos de demanda y frustración. No in-
familia. Las oportunidades de cambio para una persona con dis- cluí en este relato particularidades de las reuniones familiares
capacidad mental son muy pocas, y no tenemos derecho a enca- que se realizaron durante casi un año, en las que muchas ve-
rar esa tarea con la irresponsable ilusión de que el esfuerzo men- ces participó el padre y que se realizaron gracias a arduas ges-
tal personal va a ser suficiente; eso sería recaer en la potencia tiones de Horado. A partir de la segunda entrevista familiar,
mágica del pensamiento y desmentir la génesis vincular de la dis- Horado comenzó a excusarse, ya que tenía otras actividades
capacidad mental. 13 Sería una negligencia no aprovechar para en el mismo horario. Esto fue leído, tanto por mí como por
amplificar la voz del paciente entre sus otros circundantes, fun- sus familiares, como un signo de diferenciación; nadie lo to-
damentalmente la familia y los educadores. Creo que los desa- mó a mal o se sintió decepcionado. Su hermano comentó una
rrollos de Masud Khan sobre el management (cuidados psicoana- vez: "Lo veo mejor a mi hermano, peleando más por él mismo,
lí ticamen te orientados), 14 pueden servir de inspiración para el por su lugar. Yo estoy cansado de que me encarguen de cosas
trabajo con personas con discapacidad mental. que tienen que hacer mis viejos. Yo me fui abriendo y callán-
Para dilucidar con mayor precisión las habilidades de Hora- dome. Tomé esa política. Está mal, es como hace mi viejo, que
cio en lo referente a la lectoescritura y lo lógico matemático, y no está, desaparece, hace años. Yo siempre les insistí en que
cuando venía al caso, yo incluía en la sesión alguna cuenta, al- no lo sobreprotegieran, que lo dejaran solo, que él podía
gún número, alguna escritura. Pero Horacio se negaba firme- aprender y hacer las cosas por sí mismo. Pero mi vieja se lo aga-
mente a que le hicieran tests. No creo que sea un exceso supo- rraba para ella; para no pensar en ella, se dedicó durante años
ner que estaba harto, no de las pruebas en sí, sino de que lo a cuidarlo".
miraran profesionalmente, lo midieran, y él supiera todo el Una cita de Luis Kancyper me es de utilidad para describir
tiempo que por más que se esforzara el resultado de la prueba otras facetas de la dinámica en las familias con un hijo con dis-
iba a ser defectuoso. No hay ninguna oportunidad de escuchar capacidad mental. 15 En ella liga a la figura del Gólem, criatura
a alguien en su singularidad si desde el inicio él percibe que lo de barro que cobra vida y es dominada por su creador, con la
148 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 149

actividad de Pigmalión, que luego de rechazar a las mujeres, factores de producción de la discapacidad, con múltiples acto-
por imperfectas, por no tolerar la divergencia entre lo desea- res involucrados, me recuerda la complejidad del campo y me
do y la realidad, esculpió, para sí, una mujer perfecta que co- brinda alguna orientación para planificar las acciones.
bró vida. "El Gólem representaría a un objeto siempre dispues- Uno de los factores es la autodeterminación, el área que
to, dependiente, desamparado y todopoderoso, a la vez que más expresa la subjetividad de la persona, y que, a largo plazo,
opta por la inmovilidad, esa forma letal del tiempo, para que es la más dificil de soportar. En el pasado, el acento se ponía
Pigmalión, al contemplarse en él, recupere la evanescente in- en el logro de la autonomía, definida como independencia de
mortalidad y valide además su sentimiento de omnipotencia. la asistencia de otros, individuación y separación de los padres.
También posee un efecto fascinador sobre su hacedor, porque Pero esta meta resulta inalcanzable para cualquier persona con
al ser investido como un objeto totalmente asimilable y captu- discapacidades fisicas o cognitivas significativas; velada pero
rable aparece como aquello que viene a cubrir la brecha oca- efectivamente basada sobre el paradigma del déficit, esta meta
sionada por la pérdida original. impone una normalidad quimérica, desconociendo que nadie
"Investir al otro como un simple objeto y no como un suje- es verdaderamente independiente, que todos somos interde-
to con su propio deseo, que marca decididamente su diferen- pendiente~, con diversos grados y tipos de dependencia mutua.
cia, y por lo tanto la alteridad, significa de manera concreta es- La autodeterminación es la condición que nos permite actuar
tablecer una relación directa con el otro, de carácter especular como los agentes causales primarios de nuestras vidas, haciendo
y, por tanto, eminentemente reversible, que opera como una elecciones y decisiones, asumiendo responsabilidad por nuestras
formación defensiva contra la angustia que ocasiona la pérdida acciones y manteniendo relaciones de apoyo significativas.
del objeto. No es tan importante en qué medida pueden vivir autóno-
"Esta función de protección del Gólem garantiza la conti- mamente las personas con discapacidad mental, sino que sus
nuidad, precisamente allí donde existe discontinuidad." vidas les sean propias, aceptando la responsabilidad de hacer
La complejidad de la construcción social "discapacidad elecciones en un contexto de interrelación social. Pedir ayuda,
mental" requiere de abordajes multifactoriales. Cada profesio- correr riesgos, dudar, equivocarse son situaciones que les permiti-
nal, en cada contexto, elegirá los factores que crea convenien- mos a los "normales", pero que tratamos de evitar en las perso-
te ponderar, siempre y cuando sean múltiples, incluyan al pa- nas con discapacidad, sin darnos cuenta de que el único fun-
ciente como sujeto, a sus otros inmediatos y a sí mismo. Yo damento de nuestras buenas intenciones es el apego a un
suelo utilizar las diez áreas adaptativas de la American Associa- paradigma del déficit, y que los resultados de nuestros "cuida-
tion on Mental Retardation, 16 o los ocho componentes de la dos" son la objetalización y la eternización de la dependencia.
calidad de vida.17 Horacio, que seguía trabajando, comenzó a retrasarse para
Es extremadamente fácil totalizar y simplificar lo que le su- regresar al hogar, sin avisar a su madre, que se sentía entre an-
cede a una persona con discapacidad mental en función de sus gustiada y enojada. Horacio entendía los reclamos de suma-
déficits. Esta violentación secundaria, avalada por seudomotivos dre, pero seguía "haciendo la suya". Durante una sesión Hora-
médicos, pedagógicos, judiciales, llega a impedir el pensamien- cio me comenta su deseo de irse a vivir solo. Creo que a partir
to profesional habilitador y vitalizador sobre la persona con dis- de entonces comenzó la construcción de un proyecto personal
capacidad, signándola de por vida. La utilización de múltiples de vida, una tercera fase del tratamiento. Lo dificil, digámoslo
150 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 151

llanamente, es que la persona con discapacidad mental decide y otras instituciones en las que podía participar y había partici-
vivir la vida de un modo determinado, y todos los que están alre- pado. Me dijo: "En el trabajo no me dan bola, apenas si hay al-
dedor desconfían de que pueda hacerlo. Los padres, exaspera- go para hacer. Y no quiero ir más a los grupos para discapaci-
dos, les exigen a sus hijos con discapacidad mental condiciones tados, esa etapa ya pasó". Lo acompañé a la puerta y le advertí
de autonomía que no les impondrían a los hijos convenciona- que hablaría con su madre. Ya en la calle, se dio vuelta, me mi-
les ni a sí mismos, del estilo "todo o nada": o aceptan la ayuda ró y me dijo: "No lo hagas, por favor no lo hagas. Es cosa mía,
y postergan su proyecto, porque "no pueden", o les niegan la no hables". Me quedé pensando todo el fin de semana en ese
ayuda que necesitan y obstaculizan su desarrollo. Una falta de pedido. Dejé pasar el tiempo, porque no sabía muy bien qué
autonomía similar en un convencional sería mejor o peor tole- hacer ni qué decir. Era él quien, con actos, sentimientos y pa-
rada, pero no dispararía comentarios del tipo: "¡Ves que no po- labras, hacía que fuéramos dos, y me pedía que respetara su di-
dés! ".Horado estaba decidido a hacer su vida y no aceptaba ferencia, su determinación, la distancia entre lo que yo quería
objeciones. y lo que él elegía.
Una vez regresó al hogar a media mañana del día siguien- Meses después, Horado comenzó a salir con una chica que
te, visiblemente agotado y demacrado. El grito en el cielo de la vivía sola. Según me informó la madre, esta joven, que también
madre fue puesto, vía teléfono, en mis oídos y Horado vino a tenía una discapacidad, tenía un estilo de vida algo marginal,
una sesión extra, de urgencia, concurriendo por motivos de realizaba trabajos temporarios, y recibía poca atención de su
otro y no por decisión propia. Serio, sin signos de arrepenti- familia, que la dejaba habitar un departamento desocupado.
miento, me relata que al salir de su trabajo había encontrado En el curso de un año, Horado comenzó a pasar progresiva-
a un grupo de jóvenes que estaban en la calle y que los había mente más tiempo en la casa de su novia. Horado decía: "Ella
acompañado hasta un lejano suburbio, en un viaje que inclu- toma medicación, y no quiero que quede embarazada". Usaba
yó consumo de alcohol, escenas de violencia, alguna coerción los preservativos correctamente, por motivos propios, no por
para que Horacio les diera dinero o les comprara comida, col- mandato.
garse de un camión, más consumo de cerveza y más violencia. Su novia lograba ingresar en lugares públicos identificán-
Le pregunté a Horado si se daba cuenta de los peligros que ha- dose como discapacitada frente al personal de la entrada, pa-
bía corrido y de por qué había hecho eso, a lo que me respon- ra que la dejaran pasar sin pagar. Realizaba pequeños hurtos
dió que sí, que se daba cuenta, pero que no, que él no estaba de comida en comercios de la zona, a veces por falta de dine-
en peligro porque no había tomado alcohol. Remata su argu- ro, a veces por simple voluntad transgresora. Horado no esta-
mentación diciendo: "Ybueno, son mis amigos". ba de acuerdo con estas acciones, pero se prestaba a acompa-
Entre asustado y enojado, como su madre, le retruco que ñarla. La quería, disfrutaba de su compañía, mantenía su
no son sus amigos, que son desconocidos de la calle que se trabajo, visitaba a su madre para comer y para lavar ropa. Su
aprovecharon de él porque tenía algo de plata para darles. Me madre no estaba satisfecha con la relación pero no se oponía.
respondió muy dolido: 'Vos no sabés lo que es estar solo. Yo En algunas entrevistas, ella se quejaba "del camino por el cual
quiero tener un amigo". Yo no lograba trasmitirle, en una for- lo lleva esa chica", y yo le insistía en que era la elección de su
ma que él pudiera escuchar, dada su terrible soledad, que ha- hijo, que ella no tenía la obligación de quererla, pero que
bía otras formas de hacer amigos. Mencioné el trabajo, el club Horacio sí la quería. También le señalaba que podía poner
152 Diego González Castañón Palabras huecas, palabras mudas, palabras propias 153

8
condiciones para ayudar a Horacio, que no tenía por qué res- Castoriadis, C.: La institución imaginaria de la sociedad. Tusquets, Avella-
neda, 1999.
ponder automáticamente a todas sus demandas y que podía pe-
9
dirle una cierta reciprocidad. Con el tiempo, la diferencia en- Ledoux, M. H.: Introducción a la obra deFranfoiseDolto. Amorrortu, Bue-
nos Aires, 1992.
tre lo que esperaba la madre y lo que Horacio había elegido se
10
hizo menos ruidosa. Aulagnier, P.: La violencia de la interpretación. Amorrortu, Buenos Aires,
1990.
Horacio dejó de verme con naturalidad, cuando no pudo en-
II González Castañón, D.: "Retraso mental: guía básica para comenzar
contrar un motivo propio para seguir concurriendo a las sesio-
nes. Cinco años después sigue viviendo en pareja, el con tacto con un siglo". pp. 174-194, Alcmeon, 8 (2), octubre de 1999.
12
su madre es esporádico, aunque lo sigue ayudando económica- Apoyo es un recurso y/ o estrategia cuyas funciones son: promover in-
mente. Alguna vez, ella me consultó brevemente a raíz de un tereses y metas; posibilitar el acceso a recursos, información y relaciones pro-
cuadro depresivo. Pese a que ya habían transcurrido tres años pios de ambientes de trabajo y de vivienda integrados; dar lugar al incremen-
desde el fin del tratamiento de Horacio, le pedí que lo consulta- to de la independencia, la productividad laboral, la integración comunitaria
ra con él. Ella me transmitió la siguiente respuesta: "No tengo y su satisfacción subjetiva.
13
ningún problema en que lo veas a Diego. Yo sé que con chicos Potencia mágica del pensamiento se refiere a una característica del
es bueno; por lo menos a mí me ayudó, no sé cómo será con vos". pensar infantil, que cree modificar la realidad con sólo pensarla, pero que
reconoce que no todo le es posible, lo que la diferencia de la omnipotencia
del pensamiento.
14
Khan Masud, R. : Locura y sowdad. Buenos Aires, 1991.
15
Notas Kancyper, L. : La confrontación generacional. Paidós, Buenos Aires, 1997.
16
American Association on Mental Retardation: Retraso mental. Definición,
1 Fandermole,J.: "Tiempo de silencio". En Ma mi,Juan Carlos Baglietto, clasificación y sistemas de apoyo. Alianza, Madrid, 1997.
17
Emi Odeón, 1988. Schalock, R.: Qµality of life. American Association on Mental Retardation,
2 "Convencional" es el término que se utiliza, dentro del campo de la dis- Washington, 1996.

capacidad, para designar a la mayoría de la población, no discapacitada. El


concepto "normal" no es aplicable, ya que las personas con discapacidades
son normales.
3 Aznar, A. S. y González Castañón, D.: "Adolescencia especial o niñez
eterna". <http://webs.satlink.com/usuarios/d/diegogc/rm .htm>
4 González Castañón, D.: "Envejecimiento, familia y discapacidad". La
página de la discapacidad mental <http://webs.satlink.com/usuarios/d/die-
gogc/rm.htm>
5 Winnicott, D. W.: Realidad y juego. Gedisa, Barcelona, 1971.
6 Aulagnier, P.: Los destinos del placer. Petrel, Barcelona, 1980.
7 Deleuze, G.: Difference and repetition. Columbia University Press, New
York, 1994.
9
Los viajes de Miriam

Daniel Slucki

En el fondo todos los relatos cuentan


una investigación o cuentan un viaje (.. .)
¿Qué otra cosa se puede narrar?
Crítica y ficción.
Ricardo Piglia

Miriam concurrió al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez


para solicitar una entrevista de admisión en el equipo de Ado-
lescencia, y luego ser derivada a una psicóloga. Como admisor
la recibí en el servicio.
Tenía en ese momento 14 años. Era tímida, con voz casi im-
perceptible y no me miraba a los ojos. Venía acompañada por
su abuela, una persona mayor de rostro sufrido.
Daniel Slucki Tanto Miriam como su abuela se mostraban bastante apa-
Admisor del Area de Adolescencia de la Unidad de Psicopatología del gadas, pero a la vez delicadas y sensibles. Me las imaginaba
Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Coordinador docente del Area de con un rico mundo interior. Miriam despertó mucho interés
Niños y Adolescentes, AEAPG. Miembro de la comisión organizadora en mí.
de las Jornadas "Clínica Psicoanalítica ante las Catástrofes Sociales. La Miriam empieza a relatar con tono bajo por qué llegó al ser-
experiencia argentina", julio de 2002, y cocompilador del libro homó- vicio. Dice que se ve gorda, que necesita bajar unos kilos (el ser-
nimo publicado en junio de 2003 . Autor de diversas publicaciones en vicio contempla una primera entrevista conjunta pediatra-tera-
revistas de psicoanálisis. peuta, para posteriormente hacer la derivación pertinente
156 Daniel Slucki Los viajes de Miriam 157

hacia clínica o hacia psicopatología). Cuenta además que hace Cuando tiene ocho años de edad y sin haber estado con su
cinco meses llegó a la Argentina, procedente de los Estados madre desde que ésta volvió a los Estados Unidos, su madre se
Unidos, lugar donde nació. Su madre, que falleció hace cuatro enferma gravemente de leucemia. Miriam debe viajar con su
años allá, había nacido en la Argentina. Su padre nació en Co- abuela para asistir a su madre, que fallece dos años más tarde,
rea y vino al país siendo muy pequeño. un primero de enero, en la costa oeste de ese país.
Es alta, de tez oscura, y su rostro refleja el origen oriental Miriam se queda viviendo allí con su abuela y con su tía ma-
de su padre. A primera vista no se aprecia que su peso pudiera terna hasta los catorce años y por decisión de su abuela vuel-
ser motivo de preocupación, aunque sí lo es para ella. ven a la Argentina.
No está vestida como una joven "de su época'', sino con co- "No sé de dónde soy, soy estadounidense con raíces argen-
lores apagados, que acompañan su aspecto algo triste y despro- tinas", dice en esa oportunidad.
tegido. Hasta aquí estamos ante una adolescente que sufrió duelos,
De a poco su historia fue generando curiosidad en mí. U na pérdidas, separaciones, migraciones, con un aire triste y des-
joven nacida en los Estados Unidos, con rasgos orientales, con protegido, que consulta porque no está contenta con su cuer-
múltiples migraciones, que viene a vivir a un barrio muy humil- po, ni con sus rasgos orientales, y que ni siquiera sabe en ese
de de Buenos Aires. entonces dónde quiere vivir.
Hablaba en un correcto español y no se apreciaba en su to- Yo me preguntaba: ¿estoy ante una adolescente "normal",
no ningún residuo de habla inglesa. o estoy ante una joven viviendo un duelo muy problemático,
A pesar de habe r pedido una terapeuta mujer quedamos complejo, producto de tantas dificultades acaecidas en tan po-
en vernos la semana siguiente. Ella se había sentido cómoda, cos años?
según dijo, y a mí me pareció que iba poder ayudarla, aunque Miriam no parecía acusar todo el impacto que esto podría
todavía no sabía mucho en qué, ni exactamente por qué ha- suponer.
bía venido. En el inicio del tratamiento ella habla de sus amigos, y de
A la semana siguiente llega puntual y ya con menos tensión su dificultad de inserción: "Allá tenía muchos amigos, me cos-
va a contar más detalles de su historia. tó siempre tener amigos, al principio me costaba por el idio-
Sus padres se conocen en Buenos Aires y migran a los Esta- ma. Acá me cargan por coreana, voy a un colegio artístico en
dos Unidos en busca de mejores perspectivas. Ella nace ahí. A el que mi abuela fue la primera portera, y mi mamá fue precep-
los dos años de edad de Miriam sus padres se separan. Ella va tora; mi abuela quiere que aprenda a hacer mis cosas sola y que
a vivir con su madre, y de a poco va perdiendo contacto con su sea más independiente".
padre. Éste formará una nueva familia, tendrá más hijos a quie- Es muy buena alumna, a la vez que se esfuerza por tener el
nes Miriam nunca verá y que no saben de su existencia. Miriam mejor promedio de la clase, entrando a veces por este motivo
viene a la Argentina a los cuatro años con su madre y vivirá con en rivalidad con algunos de sus compañeros de curso.
sus abuelos. A los pocos meses su madre regresa sola a los Esta- Luego de estas dos primeras entrevistas pautamos vernos
dos Unidos para trabajar y Miriam se queda viviendo con sus una vez por semana. A Miriam le va a costar cumplir el con-
abuelos en un barrio muy humilde de esta ciudad. Su abuelo trato por la superposición del horario de su tratamiento con
fallece al poco tiempo. el de algunas materias del colegio, y aunque no falta, sí ven-
Daniel Slucki Los viajes de Miriam 159
158

drá en forma más espaciada, gracias a pedidos de permisos Yo me proponía brindarle seguridad, ser continente, y así
que va realizando en su escuela. Tampoco ella quiere perder promover su lenta instalación en el análisis. Pensaba que -a
sus clases. pesar de su fachada de desconfianza hacia los otros- Miriam
Así fuimos dando inicio a un vínculo que perduró a lo lar- se iba a abrir de a poco.
go de unos cuatro años. Pero también pensaba que no cualquier adolescente de ca-
Algunos de los temas más importantes para Miriam se de- torce años, en su tercera sesión, relata un sueño a su analista,
sarrollaban en torno a preguntas acerca de su lugar en el mun- para luego realizar asociaciones. Así las cosas, parecía que el
do: 'Cuando estaba allá creía que acá todo era mejor; ahora me análisis podría empezar a marchar.
siento sola, quiero volver allá". A los pocos meses de iniciado el tratamiento Miriam cum-
Pero tampoco se olvida de su historia familiar: ... "Sé que nos ple quince años, y este hecho tendrá un gran significado para
pasó de todo, falleció mi mamá, mi abuelo, un sobrino de mi ella. Para esta fiesta se fue preparando de a poco; su abuela le
abuela que desapareció ... muchas cosas ... ". Curioso, ese nos pa- confeccionó el vestido, y el evento se realizó en su casa. Vinie-
só. ¿Por qué no dijo me pasó de todo? ron algunos parientes cercanos y sus compañeros de colegio.
Miriam utiliza el me para hablar de su mundo más cotidia- Fue una celebración especial, una alegría para una familia que
no: "Me siento sola ... todos tienen su grupo de amigos, a veces no estaba muy acostumbrada al festejo.
me escribo con mis amigos de allá ... yo no confío mucho en los Cuando son reveladas las fotos, las trae a una sesión, con
míos ... aunque ayer vinieron amigos a casa". Pero pasa al plu- una particularidad: viene también con las fotos del cumplea-
ral para hablar de aquello que podríamos suponer que le due- ños de quince de su propia madre, celebrado en esa misma
le más, la muerte de su madres, tema que irá trayendo cada tan- casa. Se emocionó al verse ella y ver a su madre en un mismo
to a lo largo de su tratamiento. ¿Duelo no realizado, o en vías festejo, aunque con bastantes años de diferencia. Aunque no
de tramitar? A veces parecía más preocupada por cuidar a su sintió sólo alegría. La ausencia de la madre no le permitía en-
abuela, ante la pérdida de su hija, que dispuesta a procesar la tregarse del todo al festejo. Oscilaba entre mostrar "nuestra"
pérdida de su propia madre. A medida que fue apropiándose fiesta y "su" propia fiesta. Sin embargo, al hablar de ella dice
de su duelo, pudo pasar al me. que la pudo disfrutar, ya que había tenido miedo de no poder
En la tercera sesión sueña con el diablo; éste le dice que nun- hacerlo.
ca la va a dejar en paz. Ella lo asocia con los cuidados que la En sus fotos se la veía muy contenta, con un rostro sonrien-
madre le iba a prodigar. Es que Miriam vivió poco tiempo con te; su cara en esa sesión también reflejaba una sonrisa. Empe-
ella en realidad: 'Me imagino que mi mamá se aparece ... ella zaba a despejar fantasmas.
decía que me iba a cuidar, que no me iba a pasar nada". Mi- A la sesión siguiente trae otro sueño: "Soñé con mi mamá,
riam está muy enojada con su madre. ¿Por qué se fue, por qué ella estaba debajo de un árbol, la ví, le pregunté si Dios existía,
la dejó? me dijo que sí, pero ella estuvo un rato y se fue".
¿Cómo duelar a su madre, cómo hacerlo si está enojada con Una madre que existió y que se esfuma en un sueño, y Dios
ella, cómo enojarse con una madre muerta, que no estuvo con -a quien nadie vio- resulta confirmado en su existencia. Su
ella ni siquiera en años importantes de su niñez, imponiéndo- madre se va en el sueño como se fue en su vida. Todas las preo-
le un duelo extra por su abandono? cupaciones de Miriam parecían ser muy racionales, así encon-
160 Daniel Slucki Los viajes de Miriam 161

traba la forma de conectarse con la pérdida de su madre. Siem- Hacia un fin de año llega Miriam a sesión con un bajón aní-
pre su razón amenazando su espontaneidad. mico, en esa misma sesión se percata de que faltan pocos días
Para esa época se peleaba frecuentemente con su abuela: para que se cumpla un aniversario más de la muerte de su ma-
"Ella es muy dura conmigo, no me deja ir a bailar, dice que soy dre. Se alivia al poder comprender el origen de su tristeza y se
vaga, no me deja hacer lo que quiero". acuerda con dolor de los últimos días de su madre.
Poco tiempo después de su fiesta de quince, Miriam empie- Alrededor de ese período se le hace difícil concurrir con
za a ir a otras fiestas, de algunas se vuelve más temprano que regularidad a sus sesiones en el hospital, ya que los horarios
sus amigos, pero no por presión de su abuela, sino por propia en que la cito coinciden con materias importantes para ella,
voluntad. al tiempo que se me dificulta a mí citarla cuando ella sí
Luego de otra discusión con su abuela por temas relaciona- podría concurrir. Como consecuencia, se produce un impas-
dos con su libertad dice: 'Cuando era chica pensaba que la ado- se de dos meses hasta que logramos encontrar un horario
lescencia iba a ser fácil, pero es difícil; yo quiero ser otra per- posible, aunque con una frecuencia menor, cada dos sema-
sona, no la que soy, uno conoce personas diferentes ... no nas. Aun así Miriam cumple con los horarios que íbamos
tendría problemas si fuera otra, quiero ser más independien- acordando.
te ... ser adolescente es sufriente y divertido". No es muy fre- Es en una de estas sesiones cuando Miriam viene preocupa-
cuente escuchar a un adolescente definir con tanta precisión da por las presiones de su tía para que ella viaje, y si bien había
las turbulencias que nos muestra la adolescencia. decidido que sí iría a vivir a los Estados Unidos en algún mo-
Así como Miriam debe resolver los conflictos con su abue- mento, tenía claro que no deseaba hacerlo todavía. Miriam fir-
la, también debe enfrentar los conflictos con su tía, hermana me le responde: "¡No! Estoy bien acá, no me quiero ir ahora,
de su madre que vive en Los Ángeles. Ésta siempre le insistió tengo a mi abuela, a mis amigos, soy libre, me gusta mi vida".
para que viajara, se quedara en los Estados U nidos y termina- Parece aliviada y decidida. "Desde qué elegí en que país vivir
ra allí la escuela secundaria. Miriam describe a la tía como una puedo elegir todo lo demás".
persona infantil, eterna estudiante universitaria. Para ella el A fines del año siguiente Miriam empieza a pensar su regre-
conflicto con su abuela es más bien vertical, mientras que con so a los Estados Unidos, y reaparecen sus sentimientos ambiva-
su tía es horizontal, fraternal. lentes hacia su madre ya fallecida y un padre al que no ve, y con
Juntos observamos, además, que cada vez que no se sentía quien sólo habla poco por teléfono, generalmente para recor-
bien anímicamente ella tendía a comer más y con cierta compul- darle que le tiene que enviar dinero para su manutención.
sividad, aunque sin presentar por ello un trastorno alimentario. 'Odio a mi mamá porque me dejó y a mi papá porque se bo-
A lo largo de su tratamiento también hablará de sus re- rra"; "recuerdo cuando vi a mamá por última vez, pero no sa-
cuerdos tempranos: "Me acuerdo cuando mis padres vivían bía que ésa era la última; pensé que iba a volver a verla pero no
juntos"; tibia escena, son pocos los recuerdos con sus padres fue así, lloré bastante".
juntos. Reaparecen también las dificultades de Miriam para venir
Vemos cómo en este relato hasta ahora hay muy poco espa- al hospital y luego de mucha insistencia de ella y de su abuela
cio para los hombres; parece una historia de mujeres. Los hom- para que la vea en mi consultorio particular, cuando además ya
bres ocupan un lugar secundario, o directamente no están. habían transcurrido dos años desde el inicio del tratamiento,
162 Daniel Slucki Los viajes de Miriam 163

accedo, ya que ésta parecía ser la única salida para que el tra- dejar todo lo que tenía acá, y tuve que viajar allá, vivir en un lu-
tamiento siguiera su curso. Pactamos entonces un honorario gar feo, cambiar de escuela, casi no me acordaba el idioma. Me
mínimo y simbólico para que lo pudiera cumplir, y un horario parece que fue muy duro y a veces trato de pensar que no me
que no le obstaculizara su asistencia a clases, a la vez que reto- afectó. Pero no es así.
mamos una frecuencia semanal. "Tengo el recuerdo de un día. Ya le había remitido la leu-
Comienza entonces a partir de aquí un nuevo período del cemia, pero parece que volvió a enfermarse. Ese día llegó a ca-
análisis en otro espacio físico y con otro modo contractual. Per- sa, me miró, pero siguió de largo, y se fue hacia donde estaba
der su tratamiento hubiera sido duro para ella, le hubiera sig- mi abuela, y se pusieron a llorar las dos. Yo la vi sufrir mucho
nificado otro abandono, uno más en la serie. aquella vez. En esa época yo estaba contenta porque iba a cum-
Para Miriam esto representó una verdadera mudanza. Cam- plir diez años (¡teenagen), pero ella no lo pudo ver. ¡Qué ho-
bios en el paisaje, otro barrio, otro colectivo para viajar, otro rror! Trato de empujar estos recuerdos, para que no me due-
consultorio. El primer día llegó bastante tarde y con algo de lan. Ayer y hoy comí mucho, no lo pude evitar. Mientras estoy
desconcierto porque no calculó bien el tiempo de viaje y no co- comiendo me siento bien. Me olvido de los problemas, no exis-
nocía la calle de mi consultorio. Pero el vínculo, así, quedaba te nada más que la comida. Y después digo que estoy gorda. Yo
a salvo. quiero estar fuera del círculo vicioso, quiero enfrentar los pro-
A las pocas sesiones viene sacudida y afectada porque una blemas sin ese sostén. Yo nunca conté estas cosas porque me
amiga le dijo que le faltaba alegría en su vida. Ella no había que- parecía que era egoísta, pero la verdad es que me alivié cuan-
rido ir a un baile con su grupo, "en la vida no hay reglas; hay do falleció. ¿Eso es ser mala? Ahora veo que está bien. "
que hacer lo que uno quiere"; "no soy la única que no quiso ir Miriam va logrando serenidad ante la muerte de su madre,
a bailar". Y recuerda a su madre: "Ella me dio amor, me abra- vuelca sus contradicciones y no se culpa por ellas.
zaba, yo soy como ella y me gusta, tengo los mejores recuerdos De a poco comienza a coquetear con algunos compañeros
de ella. Mi abuela, en cambio, no es demostrativa". del colegio aunque no concreta nada con ninguno. Empieza a
Estas mujeres, siempre ligadas al sacrificio, se presentaban traer este nuevo tema, inédito hasta entonces. Primero será uno
para Miriam en contraposición con la posibilidad de divertir- y luego dos los chicos con los que se entusiasmará, pero no ar-
se, pareciendo ser el sacrificio una carta de presentación. Esto ma una relación con ninguno de los dos.
la llevó a traer sueños ligados a la enfermedad y muerte de su Ya al cabo de cuatro años de iniciado el tratamiento, y al fi-
madre, quien aparecía en ellos como una bruja que quería se- nalizar su secundario artístico, Miriam pone fecha definitiva pa-
pararla de su abuela. ra su regreso a los Estados Unidos, la noto firme y decidida con
"Durante la enfermedad de mi mamá soñé que ella era un su idea. Decidimos entonces dar fin al tratamiento. Viajará so-
vampiro, que la enterraba y emergía de la tierra. Esto nunca se la, y se alojará en lo de su tía con la intención de comenzar sus
lo pude contar a nadie porque me angustiaba. Después que ella estudios universitarios.
falleció tuve otros sueños en los que ella era buena y se apare- Se propondrá también empezar a saber más de la historia
cía vestida de blanco, pero lo que no entiendo es por qué so- de su padre, con quien parece estar más reconciliada, y dice
ñaba los otros sueños en los que ella era mala. Quizá la culpa- que va a indagar acerca de su origen coreano.
ba a ella por tener que haber pasado tantas cosas. Yo tuve que Nos despedimos una semana antes de su viaje.
164 Daniel Slucki Los viajes de Miriam 165

¿Miriam vino a hacer un duelo o vino a buscar su lugar en Una ética purista, sin fisuras ni contradicciones, hubiera de-
el mundo? Seguramente ambas cosas, pero lo segundo -liga- bido conducirme a interrumpir el tratamiento. Por el contra-
do como vimos a los duelos- ocupó siempre un espacio en sus rio, continuarlo, incluso bajo esta aparente contradicción, per-
interrogan tes. mitió que no hubiera un abandono, sino una despedida.
Un lugar se encuentra a partir de duelos. Los duelos pro-
pios y normales de la adolescencia (en relación con dejar la in-
fancia, la sexualidad infantil y separarse de los padres) se vie-
ron en Miriam perturbados por duelos de abandono y muerte
que le robaron gran parte de su infancia.
Esta joven, con la seriedad y racionalidad (reflejada en el nos)
de una adulta tempranamente adquiridas vivenció angustias y
conflictos que la desbordaron por la perturbación que implicó
ese "estado de duelo" permanente en el que creció; duelos por
un padre lejano e ido, por la pareja parental rota tempranamen-
te, por la muerte de su madre, muerte de su abuelo, duelos por
sus migraciones, con cambios de escuela, de amigos, de barrios.
Buscaba un lugar donde no hubiera que vivir siempre en duelo,
lugar que no fuera sólo en soledad con la abuela o en soledad
con su tía. Buscaba, entonces, poder tener un lugar y habitar la
adolescencia, tanto por lo que no pudo habitar la infancia.
Los obstáculos que parecieron atentar contra la continui-
dad del tratamiento fueron representando siempre etapas su-
peradoras de una dificultad. Como si también conmigo Miriam
hubiera buscado y peleado "un lugar en el mundo". Lugar y
tiempo fue aquello que Miriam conquistó. Éstas fueron las
cuestiones centrales desplegadas en su análisis. Trabajo de re-
petición y cambio en transferencia.
Al principio el ámbito hospitalario favoreció el estableci-
miento de un vínculo intenso y comprometido, que nos "afec-
tó" a ambos, y que luego me obligó a repensar los criterios éti-
cos que dieran cuenta, en este caso, de mi decisión de pasar el
tratamiento al ámbito privado. Se trata de una ética que respe-
tó la singularidad, y que es quizá la única ética que puede con-
templar el psicoanálisis.
10
Historizar, simbolizar,
armar una familia*

Irene Spivacow

Hay golpes en la vida tan fuertes ... ¡Yo no sé!


Golpes como del odio de Dios; como si ante eUos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
César Vallejo

Alan y su mamá

Alan entró con su mamá. Sin dejar de mirar el piso, se sen-


tó en una silla, inclinó el torso hacia delante hasta apoyarlo so-
bre sus piernas y escondió la cabeza entre éstas de manera tal
que sólo se le veía la nuca. Fue su mamá quien empezó a ha-
blar: "Le cuesta decir lo que siente. Cree que le van a pegar,
que le van a reprochar".
Son de Perú. Hace siete años, cuando Alan tenía seis, lama-
Irene Spivacow dre vino a trabajar a la Argentina; él se quedó con los abuelos
Es Psicóloga y psicoanalista. Miembro del equipo de Psicopatología de maternos y dos hermanos menores. El padre no se ocupaba de
Adolescencia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Miembro de la ellos, los veía cada tanto. La madre visitó Perú una vez hace cua-
Asociación Colegio de Psicoanalistas. Miembro adherente de la Aso-
ciación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupos. Miembro del * Este tratamiento se llevó a cabo en el Servicio de Psicopatología de un
Consejo de Redacción de la revista Topía. hospital público de la ciudad de Buenos Aires.
168 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 169

tro años, y este verano trajo a Alan a vivir con ella porque le di- vacaba. Yle aseguraba que no tenía interés en que se quedara
jeron que la extrañaba mucho. Lloraba todas las noches, se ha- en la Argentina, sino en ayudarlo a pensar, dentro de lo posi-
cía pis en la cama y el abuelo le pegaba con el cinto. ble, qué quería él.
Alan llora todos los días y siempre está enojado. Tiene Para hacer un trabajo elaborativo con esta pérdida que le
arranques de furia durante los cuales grita e insulta a su mamá. toca vivir, Alan necesita un adulto que lo provea de palabras y
Quiere volver a Perú. Le reprocha a la madre que "él no que- de representaciones (Arfouilloux, 1995). Difícilmente pueda
ría nacer", que "ella se separó del padre", y la acusa de que "ya ser su madre. La separación temprana y traumática y el tiempo
no es la de antes". En el colegio se burlan de él y lo llaman "bo- transcurrido desde entonces hacen que, en este momento, Ti-
lita". Ver tanta gente en la calle lo asusta. na no sea una persona cercana y confiable para su hijo.
Andaba yo ya un poco achucharrado y me dio por pensar, viendo Intento imaginar los sentimientos de Alan y trato de poner-
pasar por esas calles tanta gente como nunca vi, que así desfilasen de- les palabras: extraña a la familia, su colegio, sus amigos, luga-
lante de mis narices cinco millones de tipos no encontraría una jeta co- res, estilo de vida, giros idiomáticos ... Él va irguiéndose en la si-
nocida y, entonces, me dio por pensar que esto era peor que estar en el lla y la madre se enoja: se siente rechazada al ver que no alcanza
desierto ... 1 con su sola presencia para colmar al hijo, y la irrita el sufrimien-
Miro a Alan -su nuca- mientras la madre habla. Se contrae, to de Alan. Le evoca su propio dolor al llegar a la Argentina,
se pone rígido. Está enroscado, transmite una enorme desolación que, según su relato posterior, había sido inmenso.
y sufrimiento. "Debe ser muy dificil cambiar de país, seguramen- La migración expuso a Tina a estados de desorganización y
te también a usted, Tina, le costó mucho." Alan parece distender- angustia extremos y .n o pudo lograr una reorganización satis-
se. Le pregunto si quiere contarme algo y dice que ya me contó factoria. No creo poder ayudarla en esto pero puedo ayudarla
la mamá. No quiere que ella salga del consultorio. Cuesta enten- a armar un vínculo con su hijo. Generar un espacio donde pue-
derle porque habla sin levantar la cabeza. La madre dice que ella da pensarse como mamá.
está muy nerviosa, que vomita todo lo que come. En cuanto a Alan, alcanzar una reorganización exitosa ha-
Por momentos Alan y su mamá parecen odiarse. Hace años ce necesario crear ahora un espacio potencial que le sirva co-
que cada uno extraña al otro con desesperación, y ahora que mo "lugar y tiempo de transición" entre su país de origen y su
están juntos se ven como dos desconocidos: él soñaba con una nuevo entorno (Grimberg, 1984). Winnicott llamó espacio
mamá diferente de la persona con la que se encuentra y suma- potencial al área intermedia, de equilibrio, entre la realidad
má esperaba un hijito de seis años que no es el adolescente fu- interior d el niño y la realidad externa, en la cual se desarro-
rioso que tiene al lado. Y como si todo esto fuera poco su ma- lla el juego. La tarea es crear un espacio donde Alan pueda
dre tiene pareja. Aunque Pedro lo trata bien, Alan, por poner en juego este estado de desorganización que está atra-
momentos, lo odia. vesando.
Durante muchas sesiones el trabajo consistió en mirar el No resulta una tarea fácil. Cuando Tina no puede venir al
cuello, la nuca y la coronilla de Alan -en ese orden-, que se hospital y Alan viene solo, habla muy poco, no le gusta dibujar
iba desenroscando lentamente al escuchar m is intervenciones: y no muestra interés por ningún juego. En ese territorio árido
"Yo no sé exactamente qué le pasa a Alan pero me imagino que e improductivo la exiliada soy yo. No encuentro la forma de
debe ser muy dificil...". Le pedía que me corrigiera si me equi- acercarme a emociones, sentimientos y malestares y, mediante
170 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 171

palabras, armar enlaces representacionales que constituyan una estar autorizada por sus padres para ejercer su función de ma-
trama simbólica de sostén. dre. Sus padres le dicen que esos tres chicos son hijos de ellos.
Ligar, hablar, imaginar, historizar viajando en el tiempo y des- Al mismo tiempo los chicos se refieren a los abuelos como a sus
de la Argentina hasta un pueblito de Perú: ése fue el objetivo del padres. Da la impresión de que esto trasciende la función que
tratamiento en un primer momento. Legitimar el sufrimiento estos abuelos cumplieron; parece una apropiación.
de Alan y crear un espacio potencial donde armar una historia. Dudaba en pensar si esto correspondía a una cuestión cul-
Una historia: hacer un trabajo de construcción y reconstruc- tural, o se trataba de una característica de la familia. Si bien en
ción de su pasado para poder, en un futuro, investir el presen- ciertas clases sociales es habitual que los abuelos se hagan car-
te. Tejer la tela de fondo de las experiencias vividas que le ase- go de los nietos cuando los padres trabajan, aquí parecía haber
gure que lo modificable y lo modificado de sí mismo no un exceso. Hasta donde pude averiguar, en la cultura incaica
transforman a aquel que él deviene en un extraño para aquel no aparece nada especial al respecto.
que él ha sido (Aulagnier, 1991). Lo cierto es que nombrar a cada miembro de la familia por
Alan comienza a mejorar en el colegio, se lleva bien con sus el lazo de parentesco que en efecto los unía constituyó un lar-
compañeros y ya no piensa en volver a Perú. Ahora tiene un go trabajo, y tuvo un efecto ordenador significativo.
sueño recurrente: su mamá se va y lo deja solo. La interroga La mamá le pega a Alan con el cinto y luego se siente cul-
acerca de su nacimiento: quiere saber si deseaba hacerse un pable, entonces lo abraza y le enumera las cosas que ella espe-
aborto. Estas preguntas, a veces cargadas de reproches, irritan ra de él: que la trate de usted, que la respete ... Aunque no les
a su madre, que se muestra cada vez más intolerante. perdona a sus padres cómo la educaron, no puede despegarse
A veces Alan se enfurece con su mamá cuando ella relata de ese modelo en la relación con el hijo.
alguna situación conflictiva. Entonces levanta la cabeza con Me propongo trabajar con la mamá estos temas, pero le re-
brusquedad y le grita transfigurado por el odio: "¡Me pegaste sulta difícil cuestionar la educación que tuvo, a pesar de que
con el cinto!". Denuncia en su mamá aspectos violentos y su im- ella misma la critica.
posibilidad de contenerlo. Empiezan a faltar a las sesiones. Alan se comunica por telé-
La dinámica de las sesiones era así: la mamá comenzaba rela- fono y me dice que él quiere venir pero la mamá no lo trae.
tando algún desborde de Alan, y cuando él se enfurecía y expli- A los cuatro meses Tina llama para retomar la terapia. Es-
caba la situación como una reacción frente a un maltrato de ella, tán sus padres en la Argentina con los dos hijos menores y de-
se mostraba muy perturbada. Frente a mis intervenciones Tina cidió que los chicos se queden acá con ella. Se siente muy an-
parecía un animal herido a punto de saltar sobre su atacante, aun- gustiada, sus padres la insultan delante de los chicos, la acusan
que yo cuidara cada palabra para no lastimarla y le insistiera en de robárselos, está completamente desbordada. No quiere que
que comprendía que era la angustia lo que motivaba su violencia. sus hijos se vayan, "era una pesadilla no tenerlos". Me pide que
Un día, en sesión, rabiosa por algo que Alan dice, Tina le la ayude a tomar una decisión, aunque es claro que ya la tomó.
grita que tiene que aprender a respetar y obedecer. Y él le con- Nuevamente me planteo sostener a la mamá, para que ella pue-
testa furioso que "su papá le contó que ella no respetaba". da sostener a sus hijos.
Pero al nombrar a "su papá" se refiere a su abuelo. Algo su- Alan está mejor, pero lo angustian las situaciones de violen-
cede en la familia de origen de Tina por lo cual ella no parece cia repetidas en su casa.
Historizar, simbolizar, armar una familia 173
172 Irene Spivacow

La indicación adecuada era terapia familiar. Pero esta mamá lugar de extranjera intento pescar códigos que se deslizan sin que
no estaba en condiciones de establecer con un nuevo terapeuta pueda atraparlos. La madre balbucea una explicación. Cario mu-
una transferencia que propiciara el trabajo analítico. Matus y Ro- sita "puta, puta" con un rencor y una desolación desgarradores.
jas desarrollaron el concepto de "economía transferencial" para Tina dice que Cario, que es el hijo del medio, no conoce a
aquellos casos en los que se hace necesario que un mismo ana- su papá. No es el mismo padre de Alan y Marlene.
lista sostenga distintos abordajes clínicos en forma alternada o Desarticulada en la silla, siento que me falta el aire. Y re-
simultánea (Matus y Rojas, 2000). cuerdo una poesía de Miguel Hernández:
Que fuera yo la terapeuta de familia podía crearle ciertas di-
ficultades a Alan. Si sentía que sus hermanos habían llegado pa- Hecho una pura llaga campesina
ra robarle a su mamá, ahora, además, le disputaban la psicóloga así me quedo yo, solo y maltrecho,
(para él nunca dejé de serlo, aunque no concurriera al hospital). con un arado urgente junto al pecho
2
Tengo una entrevista con Alan, dice que está de acuerdo en que hurgando en mis entrañas, me asesina.
"compartirme con sus hermanos". Será otro punto a trabajar
en las sesiones de familia.
la madre

la familia - Notas de la primera entrevista "Quiero olvidarme de mi pasado."


Cuando Tina quedó embarazada sus padres no la dejaron
Vienen Alan (14), Cario (12), Marlene (9) y la madre. casarse con el padre de Alan, no sabe por qué. Mantuvieron la
Alan juega de local, me presenta como su psicóloga y mues- relación sin casarse, con muchas interrupciones. Cario es hijo
tra cierto aire de superioridad. Exhibe su experiencia, como si de una violación. La desmayaron de un golpe, no sabe quiénes
dijera: "Ya pasé por esto". fueron. La relación con el padre de Alan continuó y Tina que-
Cario, muy serio, hosco, callado. No quiere saber nada de dó embarazada de Marlene. Cario no conoce esa historia pero
la Argentina, está furioso con la madre porque lo obligó a que- sabe que ése no es su padre, lo saben todos. Está muy resenti-
darse. "Mi papá y mi mamá son mis abuelitos." do porque él visitaba a Alan y Marlene y les llevaba regalos. Ti-
Marlene parece tranquila, le pide upa a la madre y dice que na fue víctima de palizas brutales que su propio padre le daba,
extraña, que no sabe si quiere quedarse en la Argentina. hasta que se vino a la Argentina.
La madre habla de su familia de origen: sus padres regresaron "Él parecía querer que yo no existiera."
a Perú muy enojados, la acusaban de robarles a esos chicos, a los No es usted del castillo, no es usted de la aldea, no es usted nada.
que consideran hijos propios. El padre, al escuchar que ella los Pero, por desgracia, es usted, sin embargo, algo: un forastero, uno que
3
retaba, le decía: "Tené hijos para retarlos, porque éstos son míos". resulta supernumerario, y está siempre ahí, molestando.
Alan dice que su papá le mandó plata de Perú y le recrimina Quiere olvidarse de su pasado pero los hijos, con su sola
a la madre que no se la dio. Marlene comenta algo de su padre presencia, se lo recuerdan. Quiere tenerlos con ella, pero no
que no entiendo, y empiezo a sentirme extraña, ajena. Miro a to- quiere hacer terapia. No puede hablar de esto con nadie, no
dos tratando de entender qué sucede, qué me sucede. Desde mi puede ni pensarlo, el dolor la abruma.
174 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 175

Las sesiones gún tipo de alianza, de ayuda mutua, para que lleguen a con-
cebir la unión como algo ventajoso? (Matus, 2001).
Comienza una etapa en la cual los cuatro concurren al hos- El proceso va a consistir en desarmar y armar al mismo tiem-
pital una vez por semana. Hago también entrevistas con lama- po, desarmar con palabras, lentamente, desarticular mecanis-
dre y su pareja. Consideré la posibilidad de incluirlo en algu- mos que no son funcionales, y proveer armas y recursos nue-
nas sesiones de familia, pero no fue posible por cuestiones vos. Y, en este juego de múltiples sentidos, por qué no, deponer
laborales. las armas para armar una familia.
Tina se queja de cómo se portan los chicos, omitiendo sus Los modelos de vínculos fraternales de los cuales estos chi-
desbordes, como hacía antes con Alan. Intento pensar con to- cos disponen no contribuyen.
dos, madre e hijos, qué sienten cuando actúan de determina- Un tío materno vive con ellos; Tina le da casa y comida por-
que él envía todo lo que gana a Perú, a su mujer. Y este tío les
da manera, buscando relaciones que permitan entender su
habla mal de Tina a los chicos, les dice que ella no puede ser ma-
conducta.
má, que es "una cualquiera", que en Perú era "casi una puta".
Entre el resentimiento y el desconsuelo, entre el odio y el de-
La presencia del tío en la casa (comparte el dormitorio con
samparo, se disparan las palabras y las acusaciones más atroces.
los chicos) me preocupa seriamente, no sólo por su relación
La situación demanda medir cada término, aproximarse al
con Tina. Por lo que los chicos cuentan tiene un nivel de fun-
sufrimiento y cercarlo, siempre con una delicadeza extrema.
cionamiento sumamente precario. Es un muchacho de 24 años
Sigo nombrando emociones mientras intento darle a lapa-
que se trenza con ellos como si fuera un chico más, les relata
labra una categoría distinta, ya que su única dimensión resulta cuentos que los aterrorizan y "arma lío para que ellos peleen".
ser humillante o acusatoria. Y rescato en todo momento el efec- Tina se da cuenta de esto pero se siente totalmente impotente.
to reparador del tratamiento, lo valioso del esfuerzo que para En entrevistas con ella intento trabajar su dificultad para
ellos significa sostenerlo. ponerle límites, y opino que sería conveniente que su herma-
Empieza a surgir con insistencia el tema del padre. Padres no no viva con ellos.
biológicos, padres que lo son dado que cumplen con la fun- Se inicia un período en el que Tina deja de concurrir al hos-
ción, padres que no se ocupan, padres desconocidos ... Alan le pital, consigue mi teléfono particular en la guía y me llama
dice a Cario "huerfanito" y, en una sesión en la que Cario tra- cuando está muy angustiada o las circunstancias la desbordan.
ta muy duramente a su madre, ella le confiesa que es hijo de Me explica que no pudo ir, que por favor le cambie el turno,
una violación. pero a la sesión siguiente vuelve a faltar.
¿Cómo armar una familia? Me pregunto si la paciencia y el tiempo que le dedico no
¿Cómo instalar algo del orden de la ley en su dimensión son excesivos. Entiendo que Tina oscila entre tratar de olvidar
simbólica en una familia en la cual el abuelo materno es la ley, su pasado y verse brutalmente invadida por él, pero no dejo de
no su representante, y la madre no ha podido dejar de estar su- notar que ella establece conmigo una relación utilitaria, que se
jeta a esa ley omnímoda y arbitraria? relaciona con su historia y marca el estilo de sus vínculos. Sería
Estos chicos no pueden dejar de ver a sus hermanos como conveniente trabajar ese aspecto, pero no puedo hacerlo por
puros rivales; lo descarnado de ese vínculo donde el otro sólo teléfono. No obstante continúo respondiendo sus llamados y
les quita resulta hiriente. ¿Será posible inaugurar entre ellos al- aceptando este modo de contacto.
176 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 177

Un día Tina concurre al hospital con Marlene. La nena se Yo presto una atención especial a las reacciones emocio-
despierta todas las noches a las tres de la mañana llorando, y se nales de la nena: "Me parece que Marlene se puso triste cuan-
queja de dolor de panza. A la hora de irse a dormir está bien, do pensó tal cosa, y cuando uno se pone triste quizá le gusta
no se advierte nada que permita anticiparlo. que lo abracen y le hagan mimos" o "cuando Marlene dice es-
Después de realizar varias consultas y todos los estudios in- to parece que Tina se enoja, y le cuesta entender lo que le pa-
dicados, el pediatra dice que no se observa en Marlene nada sa a Marlene, siente que la está criticando". Cuando la nena
orgánico que justifique el cuadro. se sienta a upa de la mamá, le voy señalando a Tina que no
deje los brazos caídos, que la agarre, que la toque, que la aca-
ricie. Y se va creando entre ellas un clima de complicidad re-
Tina y Marlene confortante y reparador. Me conmueve profundamente asis-
tir a la construcción de ese vínculo, a esos momentos plenos
Tina propone concurrir al hospital sola con Marlene. Dice de ternura.
que los varones no pueden venir por el colegio, pero mi impre- Los dolores de barriga ceden. Marlene aún se despierta llo-
sión es que ella no quiere que participen de la sesión. rando de noche y se pasa a la cama de la mamá, pero ya no le
Nuevamente me surgen interrogantes: reconozco en el sín- duele la panza. Al tiempo empieza a dormir de corrido.
toma de Marlene la necesidad de un espacio para ella diferen- Vuelvo a percibir que Marlene está más tensa y angustia-
ciado del de sus hermanos y me parece bien escuchar la deman- da cuando se plantea algún episodio con el tío materno. In-
da de la madre, pero no pierdo de vista que el tratamiento sisto en que Tina tiene que venir sola para tratar el tema
familiar se interrumpió abruptamente por dificultades de ella. porque no considero conveniente que la nena esté presen-
Desde la institución el criterio sería derivar a Marlene al te. En su dificultad para enfrentar la situación con el her-
Servicio de Psicopatología Infantil, ya que en el servicio al que mano se ponen en juego aspectos dolorosos del vínculo con
pertenezco, Adolescencia, se atienden chicos a partir de los do- su familia de origen. Tina concurre dos o tres sesiones y de-
ce años, pero temo que, si la derivo, la madre no concurra. ja de venir.
También esta vez tengo presente el concepto de "economía Al tiempo vuelve a llamarme por teléfono a mi casa cuan-
transferencia! ". do hay alguna situación que la angustia. La escucho mejor, me
Planteo este cambio de encuadre aclarando que me pare- parece que habla de los chicos más cariñosamente y no se que-·
ce que necesitan, por un tiempo, este espacio para ellas dos so- ja tanto.
las, que tienen que reconstruir (¿construir?) un vínculo que se Le reitero que venga al hospital y siempre me dice que con-
cortó por circunstancias ajenas a la voluntad de ambas, y cuya currirá la semana siguiente, pero no lo hace. Le doy un turno,
ruptura las hizo sufrir mucho. es decir que le reservo ese tiempo, que podría usar en un pa-
Las sesiones resultan placenteras y productivas. Juegan al ciente nuevo.
garabato entre ellas (una hace un garabato y la otra lo comple- La situación no me resulta fácil pero no dejo de contestar
ta), visten muñecas de papel o arman familias con las Barbie. Y sus llamados, no consigo poner un límite. Me pregunto si ella
charlan, cuentan cosas de la vida familiar y del colegio de Mar- necesita saber que yo estoy y que puedo esperar a que ella to-
lene, se ríen de cuestiones cotidianas. lere entrar en contacto con su historia, o si, por el contrario,
178 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 179

necesita que me ponga firme y le ofrezca un espacio analítico, Algunas reflexiones


no sólo de sostén.
Finalmente le digo que ya no puedo darle turno, que ella Algo pudo articularse de manera más satisfactoria en re-
conoce las normas del servicio, y que de esa manera ella se en- lación con ellos como familia. En esto, según la madre cuen-
gaña creyendo que tiene un tratamiento y no es así. Tina deja ta, fue significativa la partida de su hermano. En principio él
de llamarme por teléfono a mi casa y no concurre al hospital. se fue por decisión propia, pero no sabemos hasta qué punto
En ese entonces ya había comenzado a escribir sobre este su partida pudo haber sido inducida por un cambio en la acti-
caso. Terminarlo así me resultaba frustrante. ¿Había hecho lo tud de ella.
indicado? ¿No había influido más de lo conveniente en mi de- Parecería que la presencia de él era para Tina el recordato-
cisión el disgusto que me provocaba la ausencia de Tina a las rio vivo de su pasado. Su hermano era un representante del pa-
sesiones? dre que marcaba que todos tenían derechos sobre esos chicos
Ahora pienso que yo quería encuadrar el tratamiento en lo menos ella. Probablemente la ayude a cortar con su historia el
que, a mi criterio, debía ser una terapia. Ella necesitaba esas lla- hecho de que no permanezcan otros miembros de su familia
madas telefónicas: ése era el tratamiento para ella. de origen en la Argentina.
A los dos meses Tina vuelve a llamarme. Pero esta vez es pa- Es dificil decir ahora qué se tramitó, qué se elaboró. Que-
ra contarme que está muy agradecida, que andan muy bien. Di- dan pendientes aspectos importantes que todos pudieron ma-
ce que yo tenía razón, desde que su hermano volvió a Perú se nejar mejor, pero que no se trabajaron, por ejemplo, el aban-
ordenó todo. dono, el deficitario sentimiento de sí, los rasgos depresivos, la
Cuenta que está distinta, que ahora se siente la mamá, que violencia como única forma de respuesta.
los chicos la escuchan y le hacen caso, no pelean, conversan y Me preocupó la forma en la que Cario se enteró de que era
la ayudan. hijo de una violación, y el efecto que saberlo pudiera tener en
Esa llamada, por supuesto, me resultó muy gratificante. No él. Pese a la forma brutal en que fue dicha, me parece que la
me engaño, no veo aquí un final idílico, sino más bien el cie- verdad lo alivió, ya que las construcciones que él hacía acerca
rre de una etapa. En el futuro cada uno de ellos tendrá que en- de su nacimiento le resultaban aún más dolorosas.
frentarse con la pesada mochila que carga. Con respecto a los chicos hay dos puntos que me parecen
A lo largo de este tratamiento las variaciones del encuadre, importantes:
los cambios y la dificultad para encauzarlo me desorientaron a
menudo. Pensar, con Stolorow, que "el objetivo fundamental l. Proveer las palabras y representaciones que aportaran
del proceso psicoanálitico es desplegar, iluminar y transformar para la ligazón de situaciones traumáticas previas y les
el mundo subjetivo del paciente" me devolvía el rumbo que permitieran acercarse a la pérdida y ser trabajados por el
sentía perdido. duelo.
A fin de ari.o los chicos fueron de visita al hospital con un 2. Construir una historia desde una mirada diferente: Tina
regalo. no era la mamá que los había abandonado, sino que to-
dos habían sido víctimas de circunstancias dolorosas que
no habían elegido. Pensé que para el desarrollo ulterior
180 Irene Spivacow Historizar, simbolizar, armar una familia 181

de los chicos era conveniente introducir una mirada dis- Bibliografía


tinta que les posibilitara mínimamente correrse del lu-
gar del abandono. Akhtar, S.: "A third individuation: lmmigration, identity, and the psychoanaly-
tic process". Journal American Psychoanalisis Association, 1998.
¿Y el vínculo de Tina conmigo? ¿Funcioné como un objeto -"Immigration and identity. Turmoil, treatment, and transformation".
materno que la habilitaba para ejercer la función de madre? ]ournal American Psychoanalisis Association, 1995.
¿Que se jugaba en esto de tener a sus hijos con ella? Por mo- Arfouilloux,J. C.: Niños tristes, la depresión infantil 1995.
mentos pensé que quizás era una cuestión de poder, de triun- Aulagnier, P.: "Construir(se) un pasado". Revista de APdeBA. 1991.
far sobre su padre. Si fue así, funcioné como alguien con quien -Un intérprete en busca de sentido. 1994.
aliarse para lograrlo. No tengo muy clara la respuesta, proba- Davis, M. y Wallbridge, D.: Límite y espacio, introducción a la obra de D. W. Win-
blemente no sea una cosa o la otra y coexistan en ella los dos nicott. 1988.
aspectos. Grimberg, L. y R.: Psicoanálisis de la migración y del exilio. 1984.
Si bien notaba rasgos perversos en la madre, no me detu- Matus, S., y Rojas, M. C.: "Clínica de las redes: Otra perspectiva en el psicoa-
ve en ellos en el material: tampoco aparecían mucho en las se- nálisis de los vínculos". Presentado en las IIIJornadas Nacionales de
siones. Se veían sólo en algún desborde de Tina o cuando al- FAPCV, 2000.
guno de los chicos relataba una pelea con detalles y repetía lo Matus, S.: 'Vínculo fraterno. Cuestiones acerca de la ley". Revista de la AAPPG,
que la madre había dicho, algo que ella buscaba cuidadosa- 2001.
mente evitar. Sternbach, S.: "Proceso originario, patologías de borde y nuevas inscripcio-
No sólo no me detuve en ellos en el material. A lo largo nes". Revista de la AAPPG, 2001.
del tratamiento, para establecer una alianza terapéutica con Stolorow, R., Atwood y Brandchaft, B.: The intersubjective perspective. 1994.
la madre, necesité dejar de lado sus aspectos perversos y ha- Winnicott, D. W.: Realidad y juego. 1972.
cer hincapié en los aspectos amorosos y reparatorios hacia
sus hijos. No creo haber favorecido la desmentida, no fui
complaciente con ella frente a sus excesos, pero no perdí de
vista que mi objetivo fundamental era atenuar el sufrimien-
to de los chicos.

Notas

1
Delibes, M.: Diario de un emigrante. Destino, 1997.
2 Hernández, M.: El silbo vulnerado, en Obras completas, Losada, 1973.
3 Kafka, F.: El castillo. Alianza, 1971.
11
Un mariscal y un emperador
Historias de maltrato infantil
Graciela Szyber

Decís: Nos molesta la charla de los niños.


Tenéis razón.
Decís: Tenemos que descender hasta sus ideas.
Descender; inclinarnos, empequeñecemos.
Estáis equivocados. No es lo que nos cansa, sino el
que tengamos que elevarnos hacia sus sentimientos.
Elevarnos, estirarnos, ponernos en puntillas para
no agraviarlos.
Janusz Korczac 1

Al intentar hablar sobre el maltrato infantil vienen a mi


pensamiento infinitas variables de un hacer antiguo tanto co-
mo humano, o deshumanizante, que convivió y convive en
nuestras sociedades. Familias, pueblos, naciones, repiten ince-
santemente escenas que sobrepasan la posibilidad elaborativa,
tramitable, de un sujeto humano, un niño que en lugar de en-
contrar su necesario amparo, se enfrenta ante la violencia, an-
te el maltrato, ante un adulto que no puede ejercer su función.
Hablar sobre estos temas nos resulta doloroso, es dificil con-
tar qué le sucede a un niño que ha sido maltratado, qué le su-
Graciela Szyber cede a un terapeuta cuando escucha estos relatos. Relatos que
Es Psicopedagoga y psicoterapeuta. Egresada de la Escuela de Psicote- me resultan por momentos irreproducibles, mucho más cuan-
rapia para Graduados. Maestranda en Psicoanálisis. Vicepresidenta de do se intenta transmitir un relato terapéutico plagado de mo-
ACEI (Asociación Internacional de Educación para la Infancia) y aseso- mentos inefables. Dificil también es hacernos cargo como su-
ra institucional. jetos sociales responsables de que nuestros niños no están
184 Graciela Szyber Un mariscal y un emperador 185

siendo bien cuidados, de que no crecen dentro del marco ne- Luis llegó a la consulta, derivado por la escuela, por presen-
cesario que les garantizaría un adecuado desarrollo psíquico. tar trastornos en su aprendizaje escolar. El niño, que para ese
Ana N. Berezin dice, en su libro La oscuridad en los ojos: "De entonces tenía 11 años, era hijo mayor de un matrimonio que,
saber, de inteligir, de desentrañar la realidad de la crueldad. después de su separación, decidió vivir en distintos países; su
No es suficiente indignarse y rechazarla. Es necesario desman- padre permaneció en su país de origen y el resto de la familia
telarla, y si entenderla ayuda a la utopía de erradicarla, mi de- emigró a la Argentina.
seo de saber se anuda en la misma, en esa posibilidad de acer- En sesión Luis dice: "Siempre me distraigo, me quedo en la
car la utopía a la realidad actual". 2 luna, no estudio, en tercero no marché bien, la maestra me po-
Qué función terapéutica podríamos desarrollar sin creer en nía la nota que se le cantaba. Cambié de escuela, repetí cuar-
parte que las utopías existen. to ... Cuando era chico me vine a vivir acá, para estar mejor, allá
Pensar que el paciente que vendrá a la consulta podrá ser no se puede vivir. Luego mi papá también se vino para acá, pe-
ayudado por nosotros, sostenido y acompañado en su padecer, ro no a vivir con nosotros ... no me gusta ir de mi papá ... por-
y desde allí, intentar la cura. que está esa mujer, es buena pero no quiero estar allí, no quie-
Un día vino Luis; luego, después de muchos años, vino César. ro salir con él solo ... cuando era chico tenía un problema ... no
Algo tenían en común estos niños que se encontraban en me reía ... llegaba de la escuela y miraba la TV, no me gustaban
mi pensamiento como coetáneos de un tiempo que no com- los chistes. Una vez por mes voy a dormir de él, antes no me
partieron . quedaba porque no quería. No me gusta botonear, yo me las
Luis hoy, un adolescente ; César, todavía un niño. callo, pero cuando me hacen algo se las doy con todo".
Ambos a lo m ejor podrían haber compartido la dura histo- Algo aparecía de algún modo, una presencia ausente, algo
ria de soportar la violencia, la dramática violencia de verse so- que no se atrevía a decir, algo que no se podía contar, un secre-
metidos al maltrato paterno. Violencia, es decir, qu edar bajo to pactado, un secreto que se quería olvidar.
un otro que provoca vivencias insoportables que van más allá Entrevistas con la madre, relatos prolongados de escenas
del límite de lo tolerable. que perdían por momentos el sentido, idas y vueltas, deseos de
Rupturas, secretos, "alianzas", caídas, desconfianzas, maltra- huidas, ¿de quién?, ¿por qué?
tos que dibujaron la particular estructuración psíquica de Luis Algo empujaba intentando aparecer e iluminar la escena,
y de César. Descarga sobre el cuerpo de un otro que deja hue- dar cuenta de la historia oficial, ¿qué había allí de indecible?
llas imborrables, cuerpo que desinvestido de amor se inviste de El secreto, lo que está detrás, lo no dicho, se imponía aquí
hostilidad, de odio. 'Historicidad que queda plasmada en suce- como intrigante, se desafiaba a ser descubierto, camino indis-
sivos encuentros y desencuentros, donde lo interrelacionaljue- pensable para la continuidad terapéutica.
ga un papel estructurante en lo intrapsíquico. Mis intervenciones apuntaban a sostener a la mamá de Luis,
Llega a la consulta Luis: "Me llamo Luis, por el mariscal a generar un espacio de escucha que se tornara propicio para
Luis, oficial de alta grada, era un amigo de Napoleón, era un permitir la aparición de esas palabras ausentes; esas palabras
soldado que lo fusilaron, porque no quería estar en relación que necesitaban ser dichas por ambos.
con otros países, quería estar en otra patria ... y después lo ma- Un día, al llegar la madre a una entrevista, comienza dicien-
taron. Mi papá también se llama Luis de segundo nombre". do: "Era un torturador".
186 Graciela Szyber Un mariscal y un emperador 187

Y de repente el alivio, y de repente el terror, ambos afectos Luis perdió por momentos la condición de sujeto, el poder
nos envolvieron. de la violencia paterna ahogaba la posibilidad de ser, marcas de
Por primera vez reaparecía la historia viva en palabras, su esa violencia quedaban plasmadas como cicatrices en su psi-
madre estaba reconstruyendo su propia historia, historia de la quismo. Memoria de lo pasado, marcas que contenían la histo-
relación con sus objetos. ria vincular. Mostraba constantemente un estado de apronte
"Percibía una vida extraña en mi marido, y de repente lo vi, angustioso, se hallaba pendiente de todo lo que ocurría a su al-
era un torturador, me separé, tenía miedo de que mi hijo sea rededor, donde el otro nunca aparecía como confiable. En su
lo mismo"; aparecen los recuerdos: "nos intentaba asfixiar en ámbito escolar aparecía la agresión como forma de vincularse;
la ducha, las palizas, los maltratos a Luis, los maltratos hacia la posibilidad de la palabra quedaba ahogada en los insultos
mí". que les dedicaba a compañeros, docentes, etc.
Historias vivas de terror, crueldad, deshumanización: "Lo traje a este país para que no sea como su padre", co-
"Cuando no quería comer lo obligaba; cuando vomitaba, le ha- mentaba la madre en una entrevista. Estos enunciados iden-
cía comer sus propios desechos". Espanto, desamparo, vivencia tificatorios ponían al niño en un callejón sin salida, quedan-
de caída, de muerte, sensaciones compartidas. Historia atrave- do sujeto a un lugar imposible de modificar: "Serás como tu
sada por lo traumático, particular forma de inscribir las signi- padre".
ficaciones de una historia de vida marcada por aquello que Luis Cuántas expectativas puestas en los modelos, los lugares, las
intentaba tramitar, con sentidos propios cuando los hallaba, distancias, como intentos fallidos de alejamiento, de separarse
con conflictos y síntomas. de lo traumático, ¿y así lograr el olvido?
Un relato que contiene la posibilidad de encontrar más allá El recuerdo sostiene la memoria, y para recordar hay que ol-
de lo traumático, más allá del espanto, un sostén materno, atra- vidar, y para olvidar hay que recordar; no hay distancia que so-
vesado por su propia subjetividad y vivencia de desamparo. Ha- porte el olvido, ni hay olvido posible por más distancia que pon-
bía un otro materno, dispuesto a dar algún tipo de respuesta, gamos. Luis no podía olvidar; su cuerpo era herida, su historia
algo de la función materna conservada que calmaba la necesi- era pura vivencia; su madre tampoco podía olvidar. Toda esta vi-
dad que venía de Luis y que pedía amparo. vencia tan compleja se encontraba apenas dicha, casi sin palabras
El espanto irrumpía en el psiquismo, la elaboración que- se enunciaban las letras de esta novela familiar. Luis se encontra-
daba sin posibilidad de realizarse, miedo, temor, terror, la ba en un espacio de violentación donde se iba conformando una
realidad se imponía y lo atravesaba. La angustia de Luis que estructura vulnerable que no armaba una salida.
sustancialmente partía de la historia traumática vivida evocó Un niño exigido que tomó como defensa la creación de
numerosas veces en mí una frase de Soren Kierkegaard: "Si una nueva historia, ficción de una historia no vivida, narrativa
me angustio por una desgracia pasada, no me sucede así en propia armada, donde lo verdadero se intentaba ocultar.
cuanto pasada, sino en cuanto puede repetirse, o sea tornarse Aparecían relatos compensatorios de un padre afable, co-
futura". laborador y tierno, lejano al mundo de la hostilidad y del
Se abría la constante amenaza de que las escenas volvieran maltrato.
a repetirse en la realidad cotidiana con su padre, representa- Todo esto apareció dentro de un período de desconfianza,
ciones psíquicas que no daban descanso. donde yo no era para él todavía un otro confiable y él no po-
188 Graciela Szyber Un mariscal y un emperador 189

día confiar en ser aceptado por mí. Luis temía y desde ese lu- "'¡Ahhhhh, me va a matar!, grita mi papá! (refiriéndose al
gar negaba; desmentida de lo visto, oído, vivido; le resultaba in- muñeco) y dice. ¡Mi propio hijo me va a matar! Sí, por lo me-
tolerable recordar, intentaba así cambiar lo vivido, transformar- nos lo tenés que matar. .. ¿qué será lo máximo?".
lo y de este modo garantizar que iba a ser aceptado y estimado. T.: "¿Qué será lo máximo? ¿Qué fue lo máximo?".
Quizá los insultos a docentes y a compañeros eran un modo de C.: "Cagarme a palos".
poner a prueba si lo iban a recibir con su agresión derivada de
un dolor inabarcable, y de una vuelta contra sí mismo del odio (Continúa jugando con muñecos en la misma sesión.)
y hostilidad hacia su padre.
Con la posibilidad de "decir" de su madre "es un tortura- C.: "Hay un profesor abusador de menores ... es un puto ...
dor", y conociendo la historia real, pudiendo sostenerlo en sus Me acordé de la palabra violencia. Mi papá es un violento,
experiencias, comenzó un tiempo de traer la vivencia, aunque cuando me pega se escapa, arruga".
aterradora, a nuestro espacio. Luis hablaba cada vez más, nece- T.: "¿Cuando te pega arrugás?".
sitaba ponerle palabras a tanto tiempo de sombra. C.: "Claro, qué le voy a decir, 'pelotudo, qué te metés con-
Tiempo para trabajar la metabolización e integración de es- migo', si lo hago me mata, me come".
tas marcas tan dolorosas. Dolor que aparecía desde lo más pri- T.: "Tu papá no te puede matar".
mario de este niño, lo más añejo. C.: "Me puede pegar".
Dolor que inunda la infancia de aquellos que, en su impo- T.: "Te cargás de bronca y la largás en la escuela".
sibilidad de huida, en su condición de niños, toleran la descar- C.: "A mí no me gusta estudiar, me aburro".
ga violenta no tramitada de un adulto amenazador.
Y entre esos niños, Luis; y entre esos niños, César. (Dibuja un marciano que no estaba alegre, estaba triste.)
En las sesiones César relataba de múltiples formas el mal-
trato de su padre y la imposibilidad de oponerse a él. Su discur- C.: "Contame un chiste, que me voy a reír".
so y su juego buscaban descarga y entendimiento, y me pedía
intervención, explicación y ayuda. Enojo, humillación, violencia, abuso, angustia. Pelea conti-
nua que mantiene César con un padre violento que descarga
César: "Vamos a suponer, vamos a suponer que éste es mi su agresión constantemente en el niño.
papá y que me fue mal en la escuela. 'Sos un estúpido', me di- Hijo mayor de una pareja (el niño tiene dos hermanas me-
ce; acá estoy yo, él está enojado y me está retando enojado". nores) que convive hasta el inicio de la escolaridad primaria
Terapeuta: "¿Y vos te podés enojar con él?". del niño. Historia de agresión paterna, que no cesa a pesar de
C.: "No, con mi papá no ... mirá, éste es él" (señalando un múltiples intervenciones.
muñeco superhéroe). César se presenta: "Soy César el grande, emperador, soy una
T.: "¿Y qué le decís?". de las 7 maravillas del mundo".
C.: "Put... no, mentira, estúpido, me estoy calentando, su- El niño llega a consulta por las dificultades que presenta en
permegapuño, dragón bolls, vos no debés entender, a mí no su rendimiento escolar, dificultades en el pensar; aparecen ata-
me gusta que me digan estúpido". ques de bronca, de ira incontrolables, está disperso, desatento.
190 Graciela Szyber Un mariscal y un emperador 191

La madre aclara: "El papá quiere que sea perfecto. En la escue- Memoria para que la verdad no quede atrapada en lo inme-
la tenía muchas reacciones. Nos citaron mil veces. César tien- morial, desubjetivada, fuera del devenir identificatorio que ins-
de a subestimarse, está enojado, el papá le dice que los hom- cribe al sujeto en el tiempo y en su historia, en su vida.
bres no lloran, él lo torturaba, lo aterrorizaba, él da miedo, De esta manera, se entendía el tratamiento como elabora-
César le tiene miedo". ción de un duelo por lo perdido de sí mismos, recuperando la
Historias de maltratos infantiles, daños no accidentales con- voz activa, intentando ligar, construir una nueva formulación
tra un menor ocasionados por padres, maltratos físicos, maltra- de todos los avatares de la historia vivida, no sólo de la violen-
tos emocionales, que acompañan el crecimiento de estos niños. cia y del desamparo. Ligar, comprender, entender, para ir en-
Ambas historias donde el fracaso en la función paterna y la contrando referentes nuevos y un espacio propiciante para la
dificultad de sostén adecuado materno hacen de la evolución aparición de la palabra y del sentido.
de estos niños una suerte de lucha, intento de salida provenien- Para sus madres, para Luis y para.César, se inauguraba un es-
te de una pulsión de vida que no se rinde. pacio para el nombrar, el decir, el darles significado a las cosas.
Me refiero al inadecuado sostén materno, dado que ambas ¿Cómo recordar lo devastador? ¿Qué palabras contienen el
mujeres criaban a estos niños bajo la sombra del miedo que terror?
ellas mismas tenían para con estos hombres, se identificaban Quizá no hay palabras suficientes, el terror también es te-
con el niño maltratado y no podían operar activamente, no los rror porque es inefable.
podían salvar. Con serias dificultades para interponerse ante la Preguntas, interrogantes, que no siempre tenían respuestas.
violencia, para defender al indefenso, desde una indefensión Estos niños se caracterizaban por ser ambos muy violentos
que las abarcaba y les causaba una sumisión que las dejaba en en las escuelas a las que acudían, instituciones que presentaban
posición de cómplices con el sometedor. constantemente quejas en relación con su conducta.
Indagando sus historias familiares aparecían relatos de pa- Ellos repetían allí activamente lo que habían padecido pasi-
dres maltratantes, imágenes de no salida, que inevitablemente vamente. Allí ellos eran los violentos, los agresores, y repetían en
volvían a repetir. Historias duras que no querían recordar, del un juego compulsivo lo que no habían podido detener. Historias
mismo modo que sus hijos las negaban. Convocamos a la me- de padres a hijos, de generación en generación, sin elaboración,
moria, a lo necesario para volver a formular esta serie de re- como una cadena de eslabones que no cesan de repetirse.
cuerdos que atormentan, y como afirma Paul Auster: "Memo- El espacio terapéutico inauguraba una esperanza, la de dar
ria en ambos sentidos de la palabra: como un catalizador para un tiempo, el que les fue arrebatado, para crear algo nuevo, di-
recordar su propia vida y como una estructura artificial para or- ferente.
denar el pasado histórico.( ... ) La memoria, entonces, no tan- Luis el mariscal, César el emperador: dos grandes y dos pe-
to como el pasado contenido dentro de nosotros, sino como queños al mismo tiempo. Coexistían imágenes grandiosas de sí
prueba de nuestra vida en el momento actual( ... ) la memoria, con otras que los mostraban con un yo muy debilitado. Eran ni-
por lo tanto, no como la resurrección del pasado individual, si- ños que por momentos denotaban desesperanza, apatía, fallas
no como la inmersión en el pasado de los demás, lo que equi- en la simbolización; eran niños fragilizados.
vale a hablar de la historia, donde uno participa y es testigo, es El proceso terapéutico fue largo, doloroso, y requirió mucho
parte y al mismo tiempo está aparte". 3 esfuerzo para encontrar un mejor posicionamiento en sus vidas,
192 Graciela Szyber Un mariscal y un emperador 193

entender y tramitar la idea de haber sido víctimas e intentaran- Bibliografía


ticipar un futuro no victimizado. Imaginar y recrear algo nuevo,
reformulando sus historias y generando proyectos propios. Auster, P.: La invención de la sowdad. Anagrama, Barcelona, 1994.
César y su mamá pudieron sostener este espacio; las modifi- Berezin, A. N.: La oscuridad en los ojos. Ensayo psiconalítico sobre la crueldad.
caciones tomaron tiempo y produjeron la aparición de un niño Horno Sapiens, Rosario, 1998.
que se iba encontrando paulatinamente con su deseo, su sonri- Bleichmar, S.: En los orígenes del sujeto psíquico. Amorrortu, Buenos Aires, 1984.
sa, el placer de tener un amigo, la necesidad de saber desplaza- -La fundación del inconsciente. Amorrortu, Buenos Aires, 1993.
da a la curiosidad en general. Pero algo no se pudo cambiar, una Freud, S.: Obras compwtas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976.
pregunta que insistió todo el tiempo que transcurrimos juntos: Hornstein, L.: Narcisismo. Paidós, Buenos Aires, 2000.
¿por qué? Por qué el maltrato, el insulto, el golpe, la constante Labourdette, S.: La estrategia del secreto. Grupo Editor Iberoamericano, Bue-
humillación de la que el niño no dejó de ser objeto. nos Aires, 1999.
Luis se fue; después de un tiempo que su padre llegó a la Winnicott, D. W.: Escritos de pediatría y psicoanálisis. Barcelona, Paidós, 1958.
Argentina, su madre me llamó para contarme: "Mejor no lo lle- -Realidad y juego. Barcelona, 1971.
vo porque el padre no sabe nada de que va a una terapeuta".
La constitución subjetiva de un niño se encuentra ligada al
devenir de su historia, al devenir de su tiempo, al devenir de la
trama social que lo acompaña, donde todos como adultos esta-
mos incluidos.

Si volviera a ser niño querría recordar, saber, conocer todo lo que


ahora sé y conozco. Y que nadie pudiera sospechar que ya he sido gran-
de. Y yo como si tal cosa, fingir que soy un muchacho como los demás:
que tengo padre y madre y voy a la escuela (... ) Quise volver a ser ni-
ño, librarme de las tristes obligaciones y preocupaciones de los adultos,
y ahora tengo las infantiles, que duelen mucho más. No os engañe nues-
tra risa.
J. Korczak

Notas

1
Korczak,J.: Si yo volviera a ser niño. Siglo Veinte, Argentina, 1984.
2 Berezin, A. N.: La oscuridad en los ojos. Ensayo psiconalítico sobre la cruel-
dad. Horno Sapiens, Rosario, 1998.
3 Auster, P.: La invención de la sowdad. Anagrama, Barcelona, 1994.
12
Duelos en niños afectados
por catástrofe social
en la Argentina.
La pequeña Ana

Susana Toporosi

Mi trabajo como psicoanalista en la clínica con niños y ado-


lescentes y la oportunidad de haber intervenido como terapeu-
ta del Programa de Atención Psicológica de Afectados por el
Atentado de AMIA me llevan a plantearme algunas preguntas.
¿Hay alguna peculiaridad en el duelo de un niño que perdió a
su madre, su padre o algún hermano en una situación de catás-
trofe social? ¿Cómo incide en la posibilidad de elaboración del
Susana Toporosi duelo que la muerte haya sido el producto de la a~ción cruel
del otro humano? ¿Qué experiencia nos brinda la posibilidad
Es Psicoanalista de niños y adolescentes. Coordinadora de Psicopato-
de pensar los duelos de niños afectados por el terrorismo de
logía de Adolescencia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Miem-
Estado en la Argentina, primera gran catástrofe social de los
bro del Consejo de Redacción de la revista Topía. Miembro de la comi-
últimos tiempos, para poder comprender e intervenir más efec-
sión organizadora de las Jornadas "Clínica Psicoanalítica ante las
tivamente con nuestros niños, que sufren hoy los efectos de la
Catástrofes Sociales. La experiencia argentina", de julio 2002, y co-
catástrofe social que nos atraviesa? ¿Cómo intervenir en el
compiladora del libro homónimo publicado en junio de 2003.
contexto actual en el cual miles y miles de familias pierden su
196 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 197

trabajo y su lugar de inscripción social a partir de una política que el examen de la realidad permitiera encontrarse con los
neoliberal que busca romper lazos solidarios bajo el del terror cuerpos muertos, debido a las desapariciones de ciudadanos y
y el hambre, y lleva a una descomposición social por la cual po- su simultánea renegación por parte del poder.
bres matan a pobres para robarles en un contexto social don- La ambigüedad de la figura del desaparecido imposibilita
de el poder goza de absoluta impunidad? Nuestros adoles- al psiquismo el comienzo de un trabajo de duelo. Lucila Edel-
centes mueren hoy víctimas de la represión en manos de las man y Diana Kordon sostienen: "Frente a la situación traumá-
instituciones del Estado. Nuestros niños pierden violentamen- tica, a la ambigüedad psicotizante, los familiares, especialmen-
te hoy a su padre o su madre que trabajan de policías, o que son te las madres, producen una respuesta social organizada. La
arrojados a las vías del tren para ser robados, o que se resisten construcción de esta respuesta tuvo incidencia en el proceso
a un asalto, o que se enferman gravemente después de no ha- elaborativo del duelo". Dado que el duelo, además de su aspec-
ber podido metabolizar la pérdida laboral y el total desamparo to personal e íntimo, tiene también un aspecto social y públi-
social que los acompaña. co, la labor de los organismos de derechos humanos que crea-
¿Qué valor atribuirles a las acciones de autoorganización y ron una representación social contrahegemónica ayudó en la
resistencia con las que el colectivo social responde? ¿Constitu- construcción del principio de realidad que orientó el proceso
yen un marco de contención para la elaboración de la pérdi- de duelo. Mientras oficialmente se renegaban las desaparicio-
da? Me refiero a los organismos de derechos humanos, las Ma- nes y las muertes, el movimiento social les dio un status de exis-
dres de Plaza de Mayo, Memoria Activa, las marchas y luchas tencia. Las fotos de los desaparecidos, las siluetas vacías dibuja-
frente a la muerte de María Soledad, Ornar Carrasco,José Luis das, le fueron dando cuerpo a la ausencia.
Cabezas, los adolescentes asesinados en Floresta, los movimien- Marilú Pelen to y colaboradores, al estudiar los duelos en la
tos, los escraches y la organización asamblearia de después del infancia, enfatizan el valor del posicionamiento de los adultos
19 y 20 de diciembre, para sólo nombrar algunas. que rodean al niño como condición necesaria para que el due-
Realizaré un breve recorrido por algunos autores que, a lo pueda producirse. También reconocen el valor de los meca-
partir del trabajo con afectados por catástrofes sociales en la nismos de renegación en los niños y advierten sobre la impor-
Argentina, nos aportan a algunas reflexiones. tancia de diferenciar "cuándo le permite al niño en duelo una
Freud, en "Duelo y melancolía'', se refiere al duelo como moratoria benéfica y cuándo, por su intensidad, persistencia y
una labor: "el examen de la realidad ha mostrado que el objeto ama- exclusividad, se constituyen en indicadores de patología". Es
do no existe (bastardilla de ST) y demanda que la libido abando- central considerar los modos de estructuración psíquica de ese
ne todas sus ligaduras con el mismo ... Cada uno de los recuer- niño particular.
dos y esperanzas que constituyen un punto de enlace de la Durante el terrorismo de Estado los adultos estaban en con-
libido con el objeto es sucesivamente despertado y sobrecarga- diciones de gran vulnerabilidad para sostener la realidad que
do, realizándose en él la sustracción de la libido". permitiera al niño realizar algún trabajo de duelo. No sólo es-
Para que el proceso de duelo pueda comenzar es fundamen- taban atravesados por el terror acerca de lo que podría estar su-
tal que el examen de la realidad haya relevado que el objeto de cediéndole al desaparecido, sino que además esto no se podía
amor ya no existe. Esto quedó a la vista durante el terrorismo relatar en el entorno del niño, en la escuela, a los amigos, por
de Estado, en el cual lo enloquecedor fue la imposibilidad de ejemplo. Muchas veces el entorno, familiar y escolar, aducien-
Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 199
198 Susana Toporosi

tentoso -colgándose en la plaza municipal, tirándose del


do razones de peligrosidad, provocaba la marginación del ni-
monumento a la bandera en Rosario-, comenta acerca de lo
ño. Éste, a la vez, recibía mensajes psicotizantes dentro del nú-
que plantean los ex combatientes: "Las preguntas son siempre
cleo familiar de renegación de lo sucedido y constante incerti-
las mismas: '¿les llegaron los chocolates y los cigarrillos?; ¿ha-
dumbre respecto de la suerte corrida por el desaparecido o el
cía frío?; ¿mataste a alguien?'. La pregunta que se hacen ellos
detenido en cárceles. Muchas veces los adultos no desapareci-
es: '¿Por qué nadie nos preguntó por nosotros, por lo que pa-
dos estaban además bajo la amenaza de su propia desaparición,
samos?'. Esta gran pregunta está a la espera de ser escuchada,
por lo cual además cambiaban su domicilio, y éste permanecía
para poder responderla, debe no sólo decirse sino inscribirse y
desconocido para el niño, junto con los motivos que lo lleva-
escribirse en ellos y más allá de ellos. Porque hay algo que se
ban a tales mudanzas. El terror de los adultos consistía en la de-
muestra, que insiste. La cantidad de suicidios, de comorbilidad,
sorientación total del yo respecto de cómo protegerse y cómo
de violencia, etc. Cantidades que, de no elaborarse, ligarse, con-
proteger al niño frente a los graves peligros que los acosaban.
llevan a un solo camino, que es peligroso, siniestro: el suicidio
Los niños quedaban sometidos a un doble silencio: hacia afue-
directo o indirecto para aquel que no encontró un marco, un
ra por miedo, y hacia adentro porque no sentían que fuera po-
espacio donde algo pueda ser dicho y oído y desde allí inscrip-
sible preguntar, por el temor de desencadenar el dolor de to-
to en la sociedad".
dos. Confusión, desconfianza y sentimientos de abandono por
La guerra de Malvinas, otra catástrofe social argentina, nos
el progenitor presente eran algunas de las cualidades de tales
lleva a reflexionar acerca de los suicidios como imposibilidad
silencios.
de iniciar trabajos de duelo en una sociedad que no sólo no
Pero otro de los obstáculos definitorios para el duelo estu-
puede hablar, sino que no puede escuchar. "El objetivo del trau-
vo en el discurso social amordazado, que se mantuvo vigente
ma es encontrar a alguien a quien hablar, el problema no es lo
durante y después de la guerra de Malvinas. No fue lo mismo
indecible, sino que no hay a quién decirle, porque todo el mun-
después del atentado de AMIA, y esto generó condiciones di-
do le tiene miedo, el analista primero."
ferentes en el soporte social necesario para los procesos de
Jorge Rodríguez, supervisor del Programa de Salud de ex
elaboración colectiva que parecen tener alguna incidencia en
combatientes de Malvinas, agrega: "Quizás estén situando el
la elaboración del duelo personal de cada afectado. En AMIA
problema donde corresponde: nos tiran con su vida al perder-
la sociedad avaló la condena al terror. Durante el terrorismo
la; en este caso ante los ojos de la comunidad a la cual el ex
de Estado grandes sectores de la sociedad condenaban a los
combatiente pertenecía. Al suicidarse nos da su vida. ¿Seguirán
desaparecidos.
dando la vida hasta que les reconozcamos la deuda que tene-
En los momentos de crisis y emergencia, el espíritu de cuer-
mos? Nuestra sociedad no escucha que debe las vidas que los
po grupal ayuda a preservar al psiquismo asegurándole al suje-
combatientes de Malvinas arriesgaron y dieron por ella. La so-
to una pertenencia frente a la indefensión.
ciedad que no escucha se torna indefensa".
Bibiana Gómez Cabrera, psicoanalista del Programa de Sa-
Frente a la potencialidad encerrante y mortífera del silen-
lud de atención a veteranos (muchos eran adolescentes) de
cio y la renegación social se erige la capacidad simbolizante
Malvinas del gobierno de la provincia de Buenos Aires, cuan-
de las palabras y los actos colectivos. El análisis puede consti-
do habla de su impacto por la cantidad de suicidios acaecidos
tuir un instrumento en la apertura de un proceso de duelo.
después de finalizada la guerra, en fechas clave y de modo os-
200 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 201

Constituye una de las formas de lo colectivo que puede habi- La mamá la trae a la consulta siete años después y es recibi-
litar a pensar. da en mi cosultorio privado con un pedido de análisis para Ana
En la Argentina de hoy, año 2002, los actos de crueldad de por parte de ambas.
políticos, militares, empresarios, banqueros y jueces que nos El motivo de consulta fue que presentaba cuadros de angus-
hundieron en una profunda catástrofe social permanecen im- tia nocturna, especialmente cuando la mamá salía a pasear con
punes, sin sanción por parte de la Justicia. Sin embargo, el co- la nueva pareja que tenía desde hacía pocos años. Pensaba que
lectivo social fue produciendo, mediante procesos alternativos la mamá se podía morir y ella quedarse sola. Tenía pensamien-
de autoorganización, la vigencia de otro tipo de sanciones, co- tos "malos" que la angustiaban en relación con cosas graves que
mo los escraches, que hacen que dichos responsables casi no podrían ocurrirle a la mamá si salía a la calle.
puedan circular por los espacios públicos. Estas sanciones so- También se chupaba el dedo compulsivamente desde bebé.
ciales son de alto valor para los procesos de elaboración de los La mamá participa activamente en el juicio que iniciaron
duelos colectivos e individuales; tal es el caso de muertes como los familiares de las víctimas al Estado argentino. Es una madre
la de María Soledad, Cabezas, Carrasco, los tres adolescentes que se ocupa mucho de sus hijas en el hacer, pero que resulta
asesinados por un policía en Floresta, etc. poco expresiva y tímida en el contacto.
A continuación relataré un caso clínico de una niña que La niña, muy inteligente y con una gran capacidad expre-
atravesó una situación de catástrofe social, el atentado de siva, concurre a una escuela judía de 8 a 17 horas y a un club
AMIA, y perdió allí a su padre. Tal vez pueda darnos luz sobre judío.
algunas de las particularidades de tales duelos en los niños, y La sesión que paso a relatar ocurrió cuatro meses después
nos permita además reflexionar sobre los riesgos que atraviesa de iniciado el tratamiento.
un analista cuando atiende a un paciente afectado por una cri-
sis social en la cual él también está inmerso. Ana: "¿Por qué Dios deja que sucedan a veces cosas muy ma-
las, y no dejó, en cambio, que los dinosaurios convivieran con
los humanos? Pienso que la razón fue proteger a los humanos,
De "mi catástrofe" a nuestra catástrofe social. porque los dinosaurios los hubieran matado. Vi la película en
La pequeña Ana que Aladino volvía al pasado".
Terapeuta: 'Tal vez te gustaría volver al pasado para evitar
¿Cómo construye un niño las diversas significaciones socia- que algo suceda".
les que tiene un hecho de tal envergadura y complejidad como A.: "Me gustaría para avisarle a mi papá que cambie de tra-
un atentado terrorista? ¿Cuánto tiempo tarda y qué pasos pre- bajo y así salvarlo".
vios recorre? T.: "¿Por qué, que cambie de trabajo? ¿Qué tiene que ver
A continuación podremos seguir parte del itinerario de sim- con salvarlo?".
bolización recorrido por una niña que perdió a su padre en el A.: "Porque unas personas que decían que mi papá constru-
atentado. Ana tenía casi tres años cuando murió su papá, que era yó una casa, se les cayó una pared y mató a alguien de su fami-
ingeniero y que se encontraba dirigiendo una instalación de plo- lia le hicieron un atentado al trabajo de mi papá".
mería en el edificio de la AMIA en el momento de la explosión. T.: "¿Cuál era el trabajo de tu papá?".
202 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 203

A.: "AMIA". padre. En su fantasía su padre construyó mal una casa, mató a
T.: "¿Vos sabés qué es AMIA?". alguien y otro se vengó. Las supuestas víctimas devolvieron con
A.: "Un edificio". la misma moneda y en espejo: le derrumbaron el edificio del
T.: "¿Y qué hay en ese edificio?". trabajo al padre y lo mataron. Esto le da al acontecimiento una
A.: ''Vive gente". razón subjetiva de mucho peso.
Tolerar la herida narcisística que implica pensar que su pa-
No sabía qué era una institución judía ni qué era un aten- dre fue muerto en un episodio totalmente irracional, incom-
tado terrorista. Resulta curioso porque tenía nueve años, y su prensible, impersonal y desubjetivizante como puede ser un
entorno, incluyendo familia, amigos y escuela, conocía con pro- atentado terrorista en el que no se sabe ni a quién se mata ni a
fundidad y había sido protagonista de lo ocurrido. En su escue- cuántos, sólo identificado por su ser judío, parece ser demasia-
la había otros niños que perdieron familiares. do penoso para el psiquismo infantil, y requeriría de defensas
Trozos de lo que Ana escuchaba sobre los juicios que los fa- más estructuradas para ser tolerado.
miliares de los plomeros contratados por el padre para la obra De la subjetividad a la catástrofe social y de la catástrofe so-
de la AMIA le habían iniciado a la madre habían servido para cial a lo subjetivo; de lo personalizado a lo general y de lo ge-
la construcción de la fantasía del asesinato del padre. neral a lo personalizado parecen ser los movimientos en que se
A través de lo que Ana nos muestra, parecería ser que la va deslizando el psiquismo infantil.
construcción de las significaciones sociales de un traumatismo
colectivo constituye un complejo camino con una dirección
que va de lo personal a lo social. Al niño se le presenta el he- El método psicoanalítico en las situaciones
cho social sólo bajo la forma de una pérdida individual impre- traumáticas
vista que le exige la realización de un trabajo psíquico de due-
lo. Lo que permanece habitualmente impensable obliga al Pensar en las catástrofes sociales implica para nosotros, ana-
sujeto a ser pensado (Rodríguez,].; 2001). Tanto la pérdida real listas, pensar en sus efectos en el aparato psíquico, en cómo po-
como la amenaza de pérdida empujan inexorablemente al psi- sicionarnos frente al horror y cómo intervenir.
quismo a iniciar un trabajo. Lo que permanece habitualmente El traumatismo provoca una caída en el sistema de repre-
impensable, como la muerte, se torna inevitable de ser pensa- sentaciones y de certezas. Tal vez uno de los elementos más
do. El modo de estructuración psíquica del niño en el momen- traumáticos del atentado a las torres gemelas en Nueva York fue
to del acontecimiento es el que determina cómo va a quedar la caída de la certeza de que hay lugares totalmente seguros en
inscripto. En este caso fue sólo como pérdida del padre. Lo so- el mundo.
cial de las circunstancias de la muerte (el sentido del atentado) En un primer tiempo se produce una descomposición y desar-
parece poder construirse después y siempre a partir del sostén ticulación de las simbolizaciones existentes. En un segundo tiempo
representacional y simbólico de un adulto significativo que hay un intento de simbolización espontánea, que consiste en tra-
acompañe, en este caso la analista. tar de engarzar lo ocurrido en alguna serie psíquica previa del
Otro elemento interesante que nos aporta Ana es cómo ne- sujeto, que le otorgue una significación y que permita que se
cesitó atribuir un motivo personalizado para la muerte del reinstalen las representaciones (Bleichmar, S.; 2001).
204 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 205

Durante el traumatismo no hay conflicto intrapsíquico. momento. Para ello sirven los rituales colectivos, como fue el
Todo el yo está dedicado a protegerse y el problema es el arra- acto en el cementerio judío al mes del entierro de las víctimas
samiento psíquico. Por eso después del trauma no hay asocia- del atentado.
ciones y, al igual que en cualquier situación de pérdida, hay Volviendo a la labor específica del analista en relación con
que dar tiempo a realizar el trabajo psíquico que el trauma exi- los fragmentos que, después del traumatismo, se le presentifi-
ge. El psicoanálisis en su forma clásica de desanudar las falsas can al sujeto sin que se trate de memoria sino de compulsiones y pesa-
ligaduras y propiciar otras es impracticable. No se puede in- dillas, el trabajo del analista consistirá en construir, crear, produ-
terpretar la ambivalencia, ni el odio ni la hostilidad hacia el cir nuevo entramado psíquico allí donde quedó arrasado. ¿De qué
objeto perdido cuando el yo está inerme. Sería una crueldad modo?
patogénica. El analista puede sentirse convocado por los indicios
Marce lo Viñar (1993), psicoanalista uruguayo que trabajó (Guinzburg, C.; 1999) que el sujeto ofrece, pedazos de una es-
en Montevideo y en París con víctimas del terrorismo de Esta- cena que no puede ser recompuesta, fragmentos de lo visto y
do uruguayo, dice: "El analista debe desarrollar una particular oído en la situación traumática, para darles un modo de ensam-
disponibilidad y sensibilidad para reconocer cuándo el decir es blaje particular, que es lo que el paciente solo no puede hacer.
confesión traumática y repetitiva a diferencia de labor simbóli- A partir de allí el analista realizará una construcción (Freud, S.;
ca y elaborativa, como también cuándo el silencio es un refu- 1937) como hipótesis transitoria que se irá corroborando o no a
gio de lo intolerable a ser acompañado y cuándo responde al lo largo del proceso (Bleichmar, S.; 2001).
aislamiento patológico ". En análisis posteriores, aun después de mucho tiempo, sue-
¿Qué más ocurre después de un gran trauma? Habitual- len encontrarse dichos fragmentos de lo visto y oído durante
mente no hay fantasía (Freud, S.; 1900), hay una escasa capaci- la situación traumática, aún intactos.
dad ligadora por la cantidad de excitacion que arrasó al yo, hay La sesión de Ana que paso a relatar ocurrió a los ocho me-
restos correspondientes a lo real que ingresó al aparato ses de comenzado el análisis, y dos meses después del 11 de sep-
psíquico durante el traumatismo. Estos restos no metaboliza- tiembre de 2001 en Nueva York. La caída de las torres gemelas
dos (Laplanche,J.; 1981), que como tales no pueden ser fanta- produjo un impacto muy fuerte en toda la sociedad argentina.
seados, aparecen en el aparato como compulsiones (Freud, S.; Las escuelas judías, entre ellas aquella a la que concurre Ana,
1920). Son restos no simbólicos ya que no remiten a ninguna cerraron sus puertas al día siguiente del atentado y extremaron
otra cosa más que a sí mismos. Éstos habrán de convivir con sus medidas de seguridad.
otros aspectos que sí fueron fantaseados, y podremos encon- Ana entra al consultorio tocando en la flauta dulce una can-
trar la coexistencia de ambas corrientes psíquicas. ción llamada "Muchacha triste".
Frente a la irrupción de estos fragmentos no metabólicos,
después del trauma, el analista no habrá de intervenir interpretan- T.: "¿Qué tiene que ver 'Muchacha triste' con Ana?".
do, ayudando a encontrar una significación inconsciente, por- A.: "A veces. Es un secreto. Mi mamá no lo sabe. El ascen-
que no la tienen. sorista del club. Desapareció o se murió el padre. Íbamos a in-
Suele ser útil la recomposición y simbolización compartida cuan- vestigar, pero después no. Él vivía en el club, y yo con una ami-
do se trata de traumatismos históricos, por lo menos en un primer ga vamos a ver dónde era la casa".
206 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 207

consultorio. ¿Me deja su presencia remarcada como si temiera


Me pide una hoja y dibuja un plano del lugar del club de- esfumarse para mí cuando no está? Esto me hace pensar en la
bajo del cual hay un sótano con unas maderas que lo cubren y persistencia de chuparse el dedo frente a la imposibilidad de
que dejan entrever la escena que relata. Escribe en el dibujo: representarse psíquicamente a la madre.
"La casa del padre de lsi". Ana toma las plasticolas y comienza a hacer marcas en el
papel. Luego toma un papel pequeño de color, lo coloca sobre
A.: "Se escuchan pasos, un bebé llorando y vemos zapatos. la hoja grande y cubre todo de plasticola para ver si el contor-
Una vez vimos una cosa toda negra que parecía una persona. no del papelito queda reconocible o desaparece debajo de la
Si hay luces prendidas son rojas o amarillas o naranjas. El pa- plasticola.
dre de Isi es el que se murió. Cuando se construyó el club él ya
había muerto. Pero allí hay alguien porque se escuchan pasos, T.: "¿Querés saber si el papel sigue siendo el papel separa-
se ven zapatos y no se puede entrar ahí. Es alguien que no pue- do o está totalmente mezclado con lo otro?".
de salir de ahí. Para mí que es alguien que tiene algo que ver A.: "Claro. ¿Se nota?".
con el papá de Isi. Alguien que está para algo, pero yo no sé pa- T.: "No, no me doy cuenta de dónde está el papel".
ra qué". A.: "Es fácil. Mirá bien. Hay una raya que se nota mucho. La
T.: "¿Alguien que estaría para que no se olviden del padre, próxima sesión lo tengo que sacar al papelito con estos palitos.
de que existió?". Yo, lo que quiero saber es si lo puedo sacar".
A.: "Isi habla siempre de él. Para mí que alguien se quiere
vengar de alguien, no sé de qué". La sesión finaliza allí. Pensé: la simbolización de la muerte
de su papá está en marcha.
Ella busca en su cajón de juguetes plasticolas de colores. La Los relatos del atentado a las torres destacaban la búsqueda
sesión anterior habían quedado vacías y yo las repuse. de vida debajo de los escombros. Ella quiso construir un edifi-
cio con un sótano en los juegos de esos días, después del 11 de
A.: "Venía pensando: ¡qué ganas de usar plasticolas! Pensé septiembre, y colocar en cada piso y aun en el sótano muñecos
que no había más. ¡Qué suerte que compraste! La nueva expe- y muebles. Ella seguramente se preguntaba qué había sucedido
dición va a ser este martes. Hace tiempo que no íbamos. Le di- con su padre.después de la muerte. ¿En qué se transformaba?
je a Julia que volvamos, que fui el otro día y escuché un ruido. ¿Podría seguir reconocible o había desaparecido? ¿Habría de-
Quiero investigar quién está ahí". saparecido y podría volver a aparecer? ¿Podría estar vivo?
Es interesante ver en ella la convivencia de diferentes co-
Pienso en el valor que tiene para Ana que yo haya pensado rrientes psíquicas, una que parecería haber reconocido la
en ella durante su ausencia y haya repuesto sus plasticolas va- muerte y otra renegatoria. Por otro lado, había una presencia
cías. Anticiparme a sus ganas le da la dimensión de que está vi- simultánea de elementos simbólicos y de otros no simbolizados
va para mí. Esto es especialmente importante ya que Ana viene sino intactos, como recortados de la situación traumática.
trayendo, en el último tiempo, algo significativo: un olor muy Como analista, "vimos zapatos, escuchamos pasos y llanto
fuerte a humedad envuelve su presencia y deja impregnado el de bebé" me resultaron elementos que impusieron mi aten-
208 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 209

ción. Al retomarlos, en sesiones posteriores, le pregunté con Otra sesión


qué los relacionaba ella, pero no surgieron asociaciones. Los
pensé como elementos indiciarios (modos de emergencia en el Después de casi cinco meses Ana llega y comienza revisan-
psiquismo que no tienen carácter simbólico sino que son ele- do dibujos viejos. Se encuentra con el dibujo donde cubrió con
mentos recortados de lo visto y oído de una escena que resul- plasticola el papel rosa para ver si al secarse se podía seguir re-
tó traumática) a partir de tres razones: conociendo su existencia.

1. Desde la niña, porque no pudo ofrecer asociaciones. A.: "Sigue estando, se puede reconocer que está pero no se
2. Para mí aparecieron como elementos descontextualiza- puede sacar más de allí".
dos que me hicieron signo (Pierce, Ch.). T.: "El papelito, ¿~igue siendo el mismo o ya no?".
3. Aparecen como fragmentos sin que haya conocimiento
de la totalidad de la que provienen. Ella busca, propone recortar el área donde se ve que está el
papelito y ver si se encuentra con algún vestigio de color del
Le hice una construcción como hipótesis transitoria algunas papelito tal cual era. Bordea el contorno del papelito con la ti-
sesiones después, cuando abordamos directamente la muerte jera, de modo que queda un cuadrado vacío en el medio de la
de su papá. Le dije que tal vez ella me estaba contando que hoja.
cuando era chiquita y tenía tres años se dio cuenta de que su
papá no estaba más y de que no volvería, cuando vio que los za- A.: "Mucho no se puede ver".
patos de él estaban en el piso vacíos, y lloró mucho. Lloró y es- T.: "¿Se transformó en otra cosa?".
cuchó su propio llanto como el de un bebé, el bebé que ella A.: "Más o menos, porque acá estoy logrando sacar un pe-
quería ser para estar en brazos de su papá. Ahora ella es una dacito de papel".
nena más grande y se pregunta dónde está su papá. Por mo-
mentos se da cuenta de que está muerto y por momentos se Entreabre un borde y dice: Me acuerdo que el papelito era
pregunta si podría estar aún vivo en algún escondite. rosa y algo se nota. Es como que está el papelito pero al mismo
Estas construcciones transitorias, a modo de hipótesis, cons- tiempo no está.
tituyen un recurso posible para nosotros, analistas de niños,
cuando nos topamos en los dibujos, en el discurso o en el jue- T.: "¿Cómo es eso?".
go con los elementos como congelados en el tiempo del A.: "El papelito está ahí adentro, no se puede ir de ahí aden-
trauma. tro, siempre va a estar ahí adentro, pero bueno".
Ana se emocionó y siguió desplegando nuevos juegos que T.: "No está más como lo que era, pero dejó una marca: po-
van permitiendo realizar, de a poco, el trabajo de duelo y cons- demos ver dónde estaba, imaginar su forma, aunque no lo ten-
truir las significaciones sociales que rodearon la muerte de su gamos más como papelito".
padre.
La hoja queda con el vacío de lo recortado.
210 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 211

A.: "¿Sabés lo que podría hacer con esta hoja? Para el día 'Yo antes no entendía, y como mi papá era ingeniero. Un
del amigo pegarle una foto de yo con una amiga. O para el día mi mamá me cuenta que mi papá estaba haciendo una re-
cumple de mi hermana de yo con mi hermana". modelación. Yo creía que mi papá 'trabaja' allí". (Hay un falli-
do en el tiempo verbal, como si el papá estuviera actualmente.)
Es interesante ir siguiendo los vaivenes del proceso de due- T.: "Sabés que papá murió pero a la vez decís que trabaja
lo. El interés por "desenterrar" el papelito de la plasticola y ver ahora allí, como si estuviera vivo".
si sigue teniendo atributos que lo hagan reconocible en su exis- A.: "Las chicas, cuando llega un aniversario me preguntan:
tencia, sumado a la curiosidad de volver al lugar del club don- '¿Cómo podés aguantar?'. Yo les digo: 'Con el tiempo te acos-
de supone que algún sonido o percepción visual pudiera dar la tumbrás'. Ellas no entienden, no podés estar llorando todo el
pauta de que allí está el muerto, abuelo del ascensorista, mues- tiempo. No saben cómo puedo soportar hablar del tema, pe-
tran la búsqueda de resolución del enigma de la muerte. ro es mejor hablar. Un chico llora por su tío abuelo que mu-
La idea de que en el lugar del que ya no está podría estar rió en cada aniversario. A mí, que se me murió alguien más
ella con otros habla de un comienzo de sustitución posible a cercano, no lloro tanto. Él también murió en el atentado de
partir de la marca que en ella dejó el vínculo con su papá. la AMIA. No entiendo, porque él llora más y por ahí lo veía
Una pregunta que retoma sin que aún se pueda desplegar una vez por mes. ¿Y yo, que lo veía todos los días? A mí me pa-
es qué hacía que el padre apareciera en la fantasía como asesi- só algo peor y me la aguanto. No puedo vivir llorando. ¿Sabés
no y luego como víctima de un asesinato. qué me pasó en el campamento el año pasado? Estábamos ha-
A las dos semanas llega tarde y dice: blando del tema de los abuelos. Yo hablaba porque tengo abue-
la y abuelo. Un chico se puso a llorar y no contó por qué. Era el
A.: "Llegué tarde porque mi mamá habló con el abogado día del campamento volante fuera de las cabañas. Ese día cada
porque hay plata en el banco que era de mi papá y es para mi grupo hacía su fogón. Me senté detrás de ese pibe que estaba
hermana y para mí, y hay que hacer un juicio. Mi hermana y yo llorando. Me contó que cuando él tenía un año su abuelo esta-
la vamos a poder usar cuando tengamos 18 años". ba subiendo al colectivo, el colectivo arrancó y el abuelo se
T.: "¿Qué sabés vos de esos juicios?". cayó y se murió. Entonces yo le dije que mi papá se había
A.: "Mi mamá tiene muchos pero ni idea ... Sólo sé que ga- muerto en el atentado de la AMIA. Todas las chicas se pusie-
nó uno. Una persona decía que su marido había muerto en el ron mal. Les dije: 'Como no está mi papá voy a vivir la vida
atentado y que mi papá tenía la culpa". sin mi papá'.
T.: "Antes vos pensabas que papá podía haber tenido la cul- "El año pasado para el aniversario de AMIA cada chico me
pa del atentado". daba un beso con la cara de 'pobre Ana'. ¿Qué me pasa? Me va
A.: "No" (como desestimando que pensaba eso). a hacer peor, pensaba".
T.: "Eras más chiquita". T.: "Aunque vos te sentís más afectada porque perdiste a tu
A.: "¡Ay! ¿Sabés que tengo un baile? Este año empezamos. papá, vos hace mucho que lo sabés". En cambio para tus ami-
¿Sabés lo que pienso? Que uno está más adelantado que los gos, cuando se enteran, parece que recién pasó el atentado.
hermanos mayores. Mi hermana tuvo bailes en 6º yyo en 5º; mi A.: "Mi mamá me decía que cuando fuimos al funeral yo no
hermana iba sola al club en 6º yyo en 4º. entendía nada. Sólo que mi papá ahí no estaba. Sólo que mi
212 Susana Toporosi Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 213

papá no está, se fue. Con los años fue pasando el tiempo, fui lo público. Esto está a la vista en la última sesión de Ana aquí
entendiendo". relatada.
T.: "Por ahí lo que vos podías ver en ese momento era que, La mamá cuenta cómo las maestras de Ana, a lo largo de los
por ejemplo, estaban los zapatos de papá vacíos, sin él". primeros grados de la primaria, tuvieron con Ana un cuidado
A.: "Sin el pie ... Si todos me recibieran con una sonrisa no especial. Todos la conocían en la escuela, ellas la llevaban de la
me pondría mal. No es un día triste. Pasó, y si todos se ponen mano en los recreos, a veces la invitaban a pasear en vacacio-
mal es triste". nes de invierno. Estos modos de la participación de los adultos
T.: "Me parece que vos y yo juntas podemos descubrir algo, destacaban como presente la ausencia del padre.
que aunque a vos te pasó muy de cerca, lo fuiste hablando y Ser la hija de alguien que murió en el atentado a la AMIA
pensando y estás más preparada para soportarlo. Para ellas, que o el padre de alguien que murió en la guerra de Malvinas otor-
lo hablan por primera vez con vos, es como si recién hubiera ga una identidad en relación con el muerto. Hay una hiperpre-
pasado, y están más angustiadas". sencia del episodio social que rodeó la muerte, donde no son
las características subjetivas del muerto sino las circunstancias
sociales de su desaparición las que quedan remarcadas en la
Algunas peculiaridades del duelo después memoria colectiva.
de una catástrofe social Por último, y en relación con el analista, el desafío suele ser
cómo sostener la atención flotante, ya que el peso de las repre-
Posiblemente se pueda ver en esta sesión algunas influen- sentaciones ligadas a las circunstancias de la muerte del padre
cias que tiene lo social en la elaboración del duelo individual. constituye un polo de atracción constante que podría saturar
Después de una situación de catástrofe social, hay tiempos ex- rápidamente de sentido el material clínico de la paciente.
ternos al psiquismo que van marcando ritmos en que vuelven Para despedirnos de Ana, un último relato acerca de cómo
a abrirse las preguntas del colectivo social. En el caso del aten- ella fundó e instaló su espacio analítico. Cuando llegó tenía
tado de AMIA, todos los años, para el aniversario, se realiza un ocho años y en la primera sesión trajo a su cajón dos objetos
acto o varios, a los que concurren sobre todo los miembros de muy valiosos para ella: una foto de su familia cuando estaban
instituciones de la comunidad judía. los cuatro, que según ella era la única foto familiar que tenía,
También están presentes los vaivenes de las investigaciones, y un peluche que le había regalado su papá. Nunca más los sa-
las denuncias, la reapertura de los juicios, que muchas veces se có del cajón. Sólo los ve cada vez que abre para poner o sacar
muestran incluso por los medios de comunicación. alguna otra cosa.
Surge la pregunta: ¿operan a favor de la elaboración co-
lectiva?; ¿la elaboración colectiva opera forzosamente como
un factor simbolizan te a nivel del psiquismo individual o pue-
de resultar retraumatizante? Tal vez tenga, en algunos casos, Bibliografía
alguna consonancia afectiva con el proceso de duelo del afec-
tado, y en otros pueda resultar intrusivo. Algo de la privaci- Berezin, A. N.: La oscuridad en los ojos. Ensayo psicoanalítico sobre la crueldad.
dad del proceso de duelo puede quedar intromisionado por Horno Sapiens, Rosario, 1998.
Duelos en niños afectados por catástrofe social en la Argentina 215
214 Susana Toporosi

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13
Los dominios extranjeros
de Alicia

Mariana Wikinski

Alicia en el país de los espejos

Cuando veo a Alicia por primera vez, en abril de 1989, en-


cuentro a una mujer demacrada y agotada. Tenía un embarazo
Mariana Wikinski de cuatro meses y la angustia había aparecido "cuando empezó
Es Psicóloga graduada en la Universidad Central de Venezuela y en la a crecer la panza". No podía dormir, y no podía comer. Sólo dor-
UBA. Miembro del Equipo de Salud Mental del Centro de Estudios Le- mía arriba de los colectivos, entre una terminal y otra. De no-
gales y Sociales (CELS). Miembro Titular de la Asociación Colegio de che no lograba conciliar el sueño, y entonces se levantaba a co-
Psicoanalistas. Miembro de la Comisión Directiva (1998 y 2001) y Pre- cinar u ordenar alacenas a las tres o cuatro de la mañana.
sidente de la Asociación Colegio de Psicoanalistas en 2002. Miembro Tenía 39 años, y dos hijos, de nueve y seis años. Era la pri-
de la comisión organizadora de las Jornadas "Clínica Psicoanalítica an- mera vez que le ocurría algo así, y no podía explicárselo. Nece-
te las Catástrofes Sociales. La experiencia argentina", julio de 2002, y sitaba tranquilizarse y descansar. Le comuniqué que iba a po-
ca-compiladora del libro homónimo (Paidós, junio de 2003). Autora y ner en marcha un dispositivo triangular: psiquiatra, obstetra y
ca-autora de artículos publicados en revistas y en los Informes Anua- terapeuta. Me llama al día siguiente totalmente desbordada, pi-
les del CELS. diendo verme. La cito en mi consultorio con el marido y tam-
218 Mariana Wikinski Los dominios extranjeros de Alicia 219

bién le pido al psiquiatra que venga. Es decir que ella lo cono- A los 17 años se había ido de su pueblo en el campo, con la
cería en ese momento. intención de hacer una carrera universitaria. Su hermana ma-
Mantenemos los cuatro una tensa entrevista. El marido se yor y su hermano menor se habían quedado allá con los padres,
presenta en una posición durísima, en absoluta disidencia con en una vida pueblerina, algo empobrecida (según la mirada de
la administración de psicofármacos a su mujer embarazada. El Alicia) y sin grandes proyectos. Ambos padres provenían de fa-
psiquiatra le explica los criterios, alcances y riesgos de la medi- milias humildes, trabajadoras del campo, algo rústicas en el mo-
cación, que se haría un control en interconsulta con el obste- do de educar a sus hijos. El padre estaba presente pero al mis-
tra, con quien ya habíamos hablado tanto él como yo misma, y mo tiempo era violento físicamente cuando sus hijos "se
que se había mostrado totalmente de acu~rdo con la necesidad portaban mal".
de implementar este tipo de tratamiento. Le explica también Todos los hijos estudian magisterio, pero es Alicia la única
que había un riesgo en el embarazo en el caso de que el cua- que no se conforma con este proyecto (¿o era quizá la madre
dro no remitiera. A pesar de lo cual, el marido de la paciente de Alicia la que no se conformaba con este proyecto para todos
sostuvo que él "no le va a sacar las pastillas de la boca a su mu- sus hijos?), y se va del pueblo en busca de otros horizontes. Vi-
jer'', pero que estaba en absoluto desacuerdo, que lo hacíamos ve en diferentes ciudades, en pensiones, siempre intentando es-
bajo nuestra propia responsabilidad, y que no contaríamos en tudiar, hasta que llega sola a Buenos Aires, se aloja en una pen-
absoluto con él para colaborar con el tratamiento, ya que lo ha- sión, consigue un trabajo y comienza su carrera universitaria.
bíamos citado para hacerlo "cómplice" (palabras textuales) de En Buenos Aires conoce al que será su marido, a quien in-
nuestra maniobra terapéutica. La paciente , mientras tanto, tra- viste de una fuerte idealización por su capacidad intelectual, ya
taba de explicarle que ella necesitaba ese tratamiento. que era un profesional promisorio. Alicia se esforzó siempre
El psiquiatra y yo observamos que el marido se oponía, pe- por mantener una rutina matrimonial placentera y acogedora:
ro no ofrecía otra alternativa, ni formulaba otras propuestas. embellecer su casa, esperar a su marido con un vermut, tener
Que no había sido él quien había pedido una consulta para a los hijos bañados cuando él llegara ...
ella, que se desentendía del cuadro que presentaba su mujer y Se proponía así desarrollar una vida de clase media profe-
no entendía ni la gravedad de lo que estaba puesto en juego, sional con un lento, gradual y armonioso ascenso social.
ni el sufrimiento y la angustia que ella padecía. Ésta había sido hasta ahora la versión oficial de la vida en
Decidimos indicar el tratamiento de todos modos, estable- común. La aparición de la angustia produce una fuerte sacudi-
ciendo una comunicación frecuente y fluida entre los tres pro- da en Alicia, que comienza entonces a construir una versión
fesionales. más cruda y más implacable acerca de su propia vida, versión
Esta entrevista durísima pudo ser leída por mí retrospecti- atravesada también por el prisma de una depresión que comen-
vamente (no en ese momento) como una señal del modo de zaba a instalarse en ella.
enfrentamiento que frecuentemente existía entre Alicia y su Aparecían de pronto señales de un funcionamiento fallido:
marido, y la posición que Alicia ocupaba en esta familia. una encopresis en su hijo, una vida social muy obstaculizada en
En muy corto plazo, el cuadro de angustia, anorexia e in- su hija, los desbordes de angustia en Alicia frente al embarazo.
somnio remitió y Alicia comenzó a desplegar su historia. La veía Alicia traía insistentemente su angustia frente a la "soledad"
cara a cara, tres veces por semana. de sus hijos. Sufría si no los invitaban a un cumpleaños, si no
220 Mariana Wikinski Los dominios extranjeros de Alicia 221

los llamaban amigos, si no se integraban rápidamente a un gru- da", en contraste con el deterioro gradual de su madre. Nueva-
po. Su sufrimiento era desgarrador y, si bien sus hijos segura- mente, no había espacio para la ambivalencia respecto de este
mente presentaban dificultades, la resonancia que éstas produ- hijo, y tampoco había lugar para él, ya que era o bien puro con-
cían en Alicia sugería fuertísimos núcleos y sentimientos de una traste con el deterioro de la madre, o bien alguien que exigía
soledad no procesada. Se aferraba a sus hijos para no estar so- de Alicia más que lo que en ese momento podía dar. Esta eta-
la, y al mismo tiempo no soportaba que se quedaran pegados pa del tratamiento cursa al tiempo que Alicia va notando mi
a ella, y "solos" de sus amigos. embarazo, sin hacer demasiadas referencias a él.
El tratamiento transcurría mientras podíamos entre ambas Finalmente, cuando el bebé cumple un año, muere lama-
hilar historia y presente, pero sin que yo alcanzara en ningún dre de Alicia. Y esto coincide con mi propia licencia por mater-
momento a entender qué era lo que este tercer embarazo ha- nidad.
bía precipitado en ella. A pesar de que Alicia le iba haciendo Durante los dos meses de mi licencia Alicia no llama al psi-
un lugar a este bebé, a pesar de que era probablemente la pri- quiatra. Cuando retomamos me cuenta que había muerto re-
mera vez que podía contarle su historia a alguien, y a pesar de pentinamente su padre, al mes de la muerte de su madre. Ali-
que la angustia había cedido notablemente, ya sin medicación, cia desarrolla una transferencia con fuertes sentimientos
permanecía para mí este interrogante que se iba transforman- ambivalentes.
do en enigma. Reconozco también que en muchos momentos Éste es un fragmento de una de las primeras sesiones pos-
me parecía que debía alejar a Alicia del foco de angustia. Abrir- teriores a mi licencia por maternidad:
le otro espacio a su hijo que no remitiera exclusivamente a esa
angustia era indispensable. Y mi insistencia, entonces, en lograr Alicia: "Tengo que contarte algo muy duro, pero voy a ape-
construir una hipótesis acerca del conflicto que expresaba su lar a tu profesionalidad".
síntoma se diluía, o se atenuaba en función del poco tiempo Terapeuta: "¿De qué se trata?".
que faltaba para el nacimiento del bebé. A.: "Murió el bebé de Alejandra".
No había nacido aún el bebé, cuando a Ja madre de Alicia T.: "¿El bebé de quién?".
se le declara la presencia de un tumor cerebral. La traen a Bue- A.: "Alejandra. ¿Nunca te hablé de ella?".
nos Aires para ser tratada, se aloja en su casa, y es Alicia quien T.: "No".
se hace cargo de acompañarla en el tratamiento, y es testigo del A.: "Es una amiga mía, compañera de trabajo".
deterioro progresivo. T.: "Q
¿ ue, paso';>"
. .
Nuevamente me invadía la sensación de que no había tiem- A.: "No se sabe, una muerte súbita. Estaba durmiendo en la
po. En el contexto de un notorio deterioro de su madre, de in- cuna".
ternaciones, operaciones y quimioterapia, nace el bebé. T.:" ... ".
Estando yo embarazada en ese momento, fui a ver a Alicia A.: "Me impresiona mucho".
a su casa varias veces cuando acababa de nacer el bebé. Estaba T.: "Supongo que sí, Alicia. Pero no creo que yo pueda en
deprimida y atónita frente a lo que le estaba pasando. este momento ayudarte mucho con eso. Y no sé si por falta de
Yo me proponía prioritariamente sostenerla en el sostén del profesionalidad".
bebé, que resultó rápidamente hipercatectizado como "la vi-
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Realmente no la veía a Alicia tan impresionada como yo cruda. Consistió en ayudarla a sostener el vínculo con su bebé,
misma me sentía. Sabía que Alicia había evacuado algo en mí, acompañarla en sus duelos, evitar lo que parecía presentarse
pero no alcanzaba a entenderlo ni a recuperarme. Una muer- como un desmoronamiento total de su vida. Se trató casi de un
te de un bebé sin explicación. Alicia sabía cuánto podía impac- momento preanalítico, al que le sucedería unos años después
tarme, y-lamentablemente- no le ahorré evidencias. Yo me una posibilídad de desplegar otro tipo de dispositivo.
había retirado de su vida y su sufrimiento durante dos meses, y Esta primera etapa duró cuatro años, y cuando cerramos el
además lo había hecho para disfrutar del nacimiento de mi pri- tratamiento Alicia se encontraba anímicamente bien, llevando
mer hijo. Su angustia ya no aparecía a través de una falla auto- a cabo un trabajo que disfrutaba, y con una relación algo más
conservativa que afectaba el sueño y la alimentación, sino que fluida con sus hijos.
atacaba al lugar que simultáneamente identificaba como el que
le brindaba "la posibilidad de pensar". Este modo masivo a tra-
vés del cual Alicia intentaba procesar su angustia la desorgani- Alicia en el país de las maravillas
zaba y me desorganizaba insistentemente. Rescatarnos parecía
ser una tarea muy dura. Cinco años después Alicia vuelve a consultar. Nuevamente
Yo me encontraba todo el tiempo "atajando" situaciones presentaba una profunda depresión.
agudas, críticas, excepcionales, traumáticas; intentando cons- Cerraron los lugares en los que trabajaba y tuvo que acep-
tante mente establecer lazos representacionales, que de inme- tar trabajos en los que su título universitario no tenía práctica-
diato se veían rotos en su cabeza o en la mía, frente a los acon- mente ningún valor. Su marido se había ido de su trabajo, des-
tecimientos. pués de estar allí alrededor de veinte años, y no funcionaron
Mi constante disyuntiva oscilaba entre la necesidad de soste- las inversiones que había hecho con el dinero que le correspon-
ner aunque fuera "algo" de ese vermut de la tarde frente a tanta día por su retiro voluntario. En la actualidad, y desde hacía ya
amenaza de desmoronamiento, y al mismo tiempo develar otras más de un año, estaba desocupado, y muy pasivo en la búsque-
realidades subjetivas que nunca parecía oportuno develar. da de trabajo. La economía familiar dependía prácticamente
Alicia era la que debía reivindicar a la familia: cumplir con de Alicia, que se sentía al mismo tiempo degradada en su acti-
la expectativa de ascenso social, ser profesional, vivir en la ciu- vidad profesional y sin posibilidades de salida.
dad, tener un marido intelectual, una casa hermosa ... y de Esto abrió un frente en su relación matrimonial que acen-
pronto se sentía sin fuerzas para sostener todo esto, sin saber tuó de una manera veloz el desencuentro de esta pareja. 1
cuánto había de deseo y cuánto de mandato, sin saber cuándo Fuimos descubriendo hasta qué punto también en esta
procesar los reproches a sus padres por haberla dejado tan so- oportunidad se le había "muerto" un referente narcisista. Ali-
la en esa lucha por salir de la mediocridad, y por la violencia cia era valiosa en tanto elegida por un hombre sobresaliente
para "educarla". También, y precisamente ante la muerte de sus por su capacidad intelectual. Si él carecía de reconocimiento
referentes narcisistas, debía enfrentar la culpa frente a sus her- social, si él no era nadie socialmente, si no era tan capaz como
manos, que se resignaron a un futuro más chato. ella había creído, ella tampoco lo era.
Retroactivamente pienso que esta primera parte del trata- El marido era hijo de sobrevivientes del Holocausto. Había
miento "protegió" a Alicia del encuentro con una realidad más venido al mundo (según el discurso de sus padres) para "acom-
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pañar" a su hermana mayor. Esta hermana había nacido des- había decidido interrumpir el embarazo sin el consentimiento
pués del asesinato de la pequeña primera hija del matrimonio de su marido. Le debía algo a su marido, entonces. Ylo que le
y de sus abuelos matemos, en manos del nazismo, mientras los debía era este otro embarazo, no querido, y vivido como una
padres se encontraban escondidos en el bosque. alteración desequilibran te en su vida familiar y profesional. Ali-
Siempre cumplió con su deber de hijo, incluso estudiando cia había dicho en la primera etapa que este último embarazo
la carrera que sus padres eligieron para él y para su hermana, no había sido buscado, pero no había podido relatar la histo-
pero ahora su mundo se había derrumbado, se encontraba de- ria previa. "Hijos que sustituyen a otros hijos", parecería que
primido, sin posibilidades de sostener los proyectos prestados, era la consigna en esta familia.
ni de generar los propios. Esta etapa se desarrolló manteniendo un eje central: la
Éste fue el ámbito de "catástrofe" en el que se desarrolló es- profunda crisis matrimonial que se producía a partir de la caí-
ta segunda etapa del tratamiento. Me encontraba ante una mu- da de toda ilusión compartida, la furia que esto generaba en
jer furiosa, que le exigía infructuosamente a su marido depri- este vínculo, la crudeza y violencia de los reproches. Algo que
mido que siguiera siendo capaz de sostenerla, que la ayudara parecía irreparable estaba sucediendo y se inscribía como una
en la cotidianidad, que peleara por conservar espacios de pla- nueva pérdida, mientras Alicia era testigo de la dificultad de
cer. Alicia, por su parte, sentía que nuevamente (como duran- sus hijos para estudiar, armar parejas, tener amigos.
te el embarazo y los primeros meses luego del nacimiento de Muchísimas veces me pregunté qué era lo que había falla-
su hijo) dejaba de tener sentido desear que ocurrieran cosas do en esta familia.
buenas, pensar en tener vacaciones, o mirar una vidriera. Varias líneas parecían articularse entre sí.
"No me gusta mi vida", "tengo una vida de mierda", "vivir El encadenamiento de lo traumático. Si bien la historia del
así no vale la pena", decía Alicia. ''Y sé que nunca va a ser dis- marido de Alicia no formaba parte de lo abordable en su trata-
tinto'', parecía agregar. miento, siempre ella mencionaba como algo muy significativo
Esta vez el derrumbe era demoledor: por la poca perspec- este aspecto de su historia: su marido vino al mundo como
tiva de salida a futuro, y porque tocaba cimientos de sus emble- "acompañante de", vino a cumplir el mandato de sus padres,
mas iden tificatorios. estudiar la carrera que le habían elegido, cuidarlos. Aun en el
Se acabaron el ascenso social, el bienestar económico, el presente visitaba todos los días a la misma hora a su padre (su
crecimiento profesional, los beneficios de la vida urbana. No madre ya había fallecido), y lo llamaba también por teléfono
había ya ni posibilidades ni deseo de un vermut compartido. varias veces al día, siempre a la misma hora. Su mayor virtud
Volví a encontrarme con el efecto de lo traumático, siem- era su capacidad intelectual, pero no pudo aplicarla en su pro-
pre demasiado visible y al mismo tiempo encandilante. fesión. Alicia parecía preguntarse "¿qué es finalmente lo que
En esta segunda etapa del tratamiento, contando ya aquel mi marido, por sí mismo, desea?". La respuesta se diluía; lo que
"bebé" con diez años de edad, Alicia relata algunas cosas en re- él deseaba estaba desdibujado y, por tanto, ella, como objeto
lación con ese embarazo que no había podido plantear en la de su deseo, también.
etapa anterior. Este último embarazo, que despertó tanta an- Yo me preguntaba: ¿por qué esta tragedia del marido de Ali-
gustia en Alicia, era el resultado de una "negociación" entre cia "penetra" tanto mi vínculo con ella? ¿Me "tienta" a mí, mag-
ella y su marido. Antes de éste, había quedado embarazada y néticamente, como un polo trágico que aporta comprensión
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frente a tanto caos? ¿O verdaderamente se trata de una trage- de su esposa, valorándolo, y por momentos debía sentirse cul-
. dia que penetró a la familia de un modo determinante? pable por no ayudarla para que ella pudiera descansar. Al mis-
Ya sabemos que lo traumático siguió afectando a esta fami- mo tiempo, la generación de la culpa era un ataque de Alicia
lia: al fondo no procesado de la partida de Alicia de su pueblo contra sí misma y contra su marido. Pasar la aspiradora hacía
le sucedió la enfermedad deteriorante de su madre en el cur- tiempo que ya no era un acto de amor.
so de un embarazo angustiante. Luego la muerte de la madre Tanto fue así, que el descanso de uno u otro miembro de
al cumplir un año el bebé, y la muerte repentina del padre un la pareja se empezó a transformar en una estrategia de ataque
mes después. A los pocos años Alicia pierde su trabajo y tam- mutuo. Cuando Alicia se acostaba durante el día, o al llegar del
bién lo pierde su marido. ¿Qué quedaba de todos los proyec- trabajo, eso queóa decir "Ustedes no me importan, y como me
tos soñados? siento explotada, arréglense sin mí".
Se articulaba con esto una estrategia de construcción del Tampoco Alicia podía soportar que el marido sin trabajo
"sentimiento de estima de sí" que había fallado en todos los descansara. ¿Cansado de qué?
frentes. Ya no tenía a sus padres para mostrarles lo que había Una posición melancólica se fue haciendo más clara en Ali-
logrado, y ya tampoco había logrado aquello que hubiera po- cia, y percibí que lo abrumador que desde la realidad había
dido mostrarles. Ya no podía reflejarse en los ojos de un mari- ocurrido en la primera etapa del tratamiento, que hoy podría-
do brillante intelectualmente. Y ya tampoco podía sostenerse mos pensar como "preanalítica'', me había impedido verla.
en su propio crecimiento profesional. ¿Cómo pivotear-sin traicionar nuestra función- entre la
Se fue incrementando la tensión en la relación matrimo- tarea de contener los efectos de lo traumático, prestarnos sen-
nial, que empezó a generar frecuentes situaciones de maltrato siblemente a comprender el sufrimiento del otro, y al mismo
mutuo. Si bien aparecían fantasías de separación, un nudo sin tiempo usar nuestra herramienta, despegando nuestra lectura
aparente posibilidad de desenlazarse ligaba a esta pareja. Pero de una pura "condolencia"?
ahora desde un vínculo lleno de odio, indignación, resignación ¿Cómo hacer para correr la realidad cuando opera como
e indiferencia, dependiendo de los momentos. velo, sin correr la realidad en sí misma, en su estatuto de expe-
Fui percibiendo cada vez más claramente en Alicia un mo- riencia sensible, concreta, efectiva sobre el sufrimiento del otro
do de colocarse frente al sufrimiento que me producía cierto humano con el cual trabajamos?
enojo. Era un modo calificable como "sufrimiento virtuoso". El Me encontraba ante la crueldad de su superyó melancolizan-
relato del maltrato de los hijos y su marido hacia ella contenía te. Dominio extranjero interior que dejaba expuesta a Alicia, sin
cierta tonalidad gozosa, no exenta de sufrimiento por supues- defensas, a los efectos de una realidad traumática. Tan irreme-
to, pero insistente. diablemente traumática, tan excesiva y tan incisiva, en tanto "do-
Alicia comienza a relatarme cómo durante algunos años de minio extranjero exterior", que había velado ante mí este meca-
matrimonio ella podía descansar sólo si su marido no estaba. Y nismo duplicador y reproductor interno del traumatismo.
antes de que llegara, o al escuchar la llave en la puerta, se incor- Este hostigamiento superyoico unía a Alicia al marido, en
poraba rápidamente para pasar la aspiradora o hacer otra tarea. un pacto que transformaba los deseos en mandatos, y los man-
Evidentemente una culpa circulante marcó el vínculo con datos en deseos. Alicia creía desear aquello que le había sido
este marido, que por momentos debía reconocer el sacrificio impuesto, y al mismo tiempo necesitaba darle formato de "obli-
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gación" a aquello que deseaba para poder alojarlo representa- nunciando a su representación identificatoria. Ella lograba penosamente,
cionalmente. no sin reproches, sostener lo autoconservativo del yo, pero con un alto cos-
Paradigma de este funcionamiento fue este embarazo "no to en lo autopreservativo: tampoco ella se reconocía narcisísticamente en el
deseado" ... ¿por quién? ¿Se trataba de un deseo del marido que destino laboral que le había tocado. "En nuestra sociedad actual, en su co-
Alicia transformó en mandato? ¿Se trataba de un deseo de Ali- tidianeidad, _el condicionamiento a los modos autoconservativos del yo tien-
cia que -no reconocido como tal- entraba en el circuito de de a un arrasamiento constante de las formas con las cuales la autopreser-
lo obligatorio, de su deuda con el marido? vación narcisística sostiene ideales y formas de autovaloración de los seres
El trabajo con Alicia fue "accidentado" al ritmo de los acci- humanos" (p. 70).
dentes de la vida, pero transcurrió en un vínculo terapéutico
que pudo ir forjando una distancia productiva en relación con
lo traumático, en la medida en que el paso del tiempo lo fue Bibliografía
permitiendo.
Una productividad de puro enlace representacional en zonas Bleichmar, S.: "Losers y winners, entre la excusa y la justificación". En Dolor
de estallido del aparato psíquico, de contención y escucha aten- país (pp. 61-70). Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2002.
ta le fue abriendo lugar a una productividad más elaborativa, que Homstein, L.: Narcisismo. Paidós, Buenos Aires, 2000.
pudo poner ya sí a la culpa como ordenador patológico de los Spector, R.: "Investigación y modificación de la angustia en la sesión psicoa-
vínculos de Alicia. Por esa grieta entraba en la terapia de Alicia nalítica". La Peste de Tebas, Nº 23, marzo de 2002.
la tragedia del marido: la circulación de la culpa marcó a este
matrimonio, y dio lugar a modos de vínculo marcados por un
estoicismo y un sufrimiento que, tanto como atenuaba la cul-
pa propia, la inducía en el otro.

Notas

1 La realidad de nuestro país le había impuesto a esta pareja un trabajo


excesivo: el de afrontar los modos en que cada uno de sus miembros resol-
vía la tensión entre la autoconservación del yo y la autopreservación del yo
(Bleichmar, S., 2002). El marido de Alicia parecía estar aferrado a un modo
de autopreservación del yo que le impedía reconocerse a sí mismo si degra-
daba su vida profesional y aceptaba ser -como de hecho podría haber si-
do- remisero. Alicia lo acusaba de falta de amor por la familia al no acep-
tar esta "oportunidad", y precisamente porque no podía, ni siquiera en aras
de la familia, evitar preservarse a sí mismo de esta devastación subjetiva, re-

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