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Informe n°1

HIDATIDOSIS

Integrantes:

Camila Caro

María Paz Castillo

Camila Diaz M.

Nicole Rojas

Krishna Soto

Sección: 1

Carrera: Obstetricia y Puericultura

Fecha: 09/08/2019
¿Qué es?

La hidatidosis es una enfermedad hidatídica, la cual es una zoonosis, es decir es


una enfermedad que puede transmitirse entre animales y humanos, a la infección
de animales herbívoros o del hombre con la forma larval se denomina
Echinococcus y se denomina Equinococosis a la infección principalmente del perro
con el parásito adulto. Actualmente se acepta dentro del género Echinococcus
cuatro especies: Echinococcus granulosus, E. multilocularis, E. vogeli y E.
oligarthrus, siendo la primera más frecuente.

Echinococcus granulosus:

Las cepas de este son importantes, pues cada una tiene características
especiales, principalmente con la infectividad para el hombre.
Mide entre 3 a 7 mm de largo con un escólex piriforme con 4 ventosas y 30 a 50
ganchitos dispuestos en dos coronas, con un cuello corto que origina la
proglótides que forman el cuerpo o estróbilo, constituido por 3 proglótidas:
inmadura, madura y grávida; esta última es la más ancha y larga, tiene casi la
mitad de la longitud del verme y su útero grávido contiene 500 a 1500 huevos,
estos salen periódicamente con la excreta del perro parasitado; pueden sobrevivir
en el ambiente en un tiempo variable de hasta un año, son muy resistentes pero
sensibles a la desecación y temperatura de 60ºC.
El parásito requiere de un hospedero definitivo (carnívoro, especialmente el perro)
en cuyo intestino se desarrolla la fase adulta o estrobilar y un hospedero
intermediario para el desarrollo de las larvas o metacestode, en forma de quiste
("quiste hidatídico") especialmente en hígado y pulmón.
Los huevos pueden contaminar el pelo del perro, suelo, verduras, agua de bebida
y de allí ser tomados por los hospederos intermediarios.

Hospederos intermediarios:

1. Bovinos.
2. Ovinos
3. Porcinos
4. Caballos
5. Conejos
6. Ratas
7. Humano (actúa como hospedero intermediario accidental)

Los huevos ingeridos por los hospederos intermediarios liberan en el intestino


delgado los embriones hexacantos que penetran en la mucosa de la parte alta del
intestino delgado, migran por la pared, entran en las venas tributarias de la porta y
llegan a diferentes órganos. Los factores que determinan la localización del
metacestodo en un hospedero intermedio no son claros, pero tal vez influye las
características anatómicas y fisiológicas del hospedero, la especie y la
cepa del parásito.

El embrión hexacanto mide 20 a 25 um de diámetro, pero puede deformarse y


pasar por todas las partes por donde pasa un glóbulo rojo; en 60 a 70% de las
infecciones humanas se detiene en el hígado y otros pasan el filtro hepático y por
las venas suprahepáticas, cava inferior, corazón derecho, arterias pulmonares; se
detiene en el pulmón, segunda localización de importancia y con menos frecuencia
llega a otros órganos y se detiene.

Los embriones en los capilares hepáticos o pulmonares aparecen como una masa
multinucleadas de 30 a 25 um rodeada de leucocitos; a los 4 días el parásito de 30
a 40 um ofrece un comienzo de vacuolización; a los 7 días esta formación,
denominada hidátide, mide 60 a 70 um; es redonda, vesicular y ya tiene una
estructura definitiva esbozada, y su pared presenta una capa externa laminar y
otra interna nucleada.

La hidátide crece aproximadamente 1 cm por año y a su alrededor el tejido


parasitado reacciona formando una envoltura fibrosa llamada adventicia. El
crecimiento de la larva en ocasiones la lleva a tener 20 cm o más de diámetro,
después de muchos años; esto explica la rareza con que se observan quistes en
niños grandes.

Trasmisión

La transmite el perro a través de su materia fecal. Cuando el perro infectado


elimina su materia fecal, salen con ella miles de huevos del parásito que
contaminan el agua, el pasto, la tierra, las verduras y hasta quedan adheridos en
el pelo del mismo perro. Cuando las ovejas comen los huevos con el pasto o el
agua, en sus órganos (pulmones, hígado, etc.) se forman los quistes. Si el perro
es alimentado con estas vísceras enfermas, en su intestino se forman otra vez los
parásitos, y empieza el ciclo.

La infección en los humanos se produce cuando los huevos del parásito llegan a la
boca de las personas (principalmente de los niños) y esto ocurre por actividades
como: darle besos al perro, dejarse lamer por el perro, comer verduras
contaminadas, tomar agua contaminada, etc.

Patogenia y patología

La hidatidosis no es una afección benigna a pesar de su lenta evolución; siempre


debe considerarse una enfermedad seria porque altera tejidos en cualquier
localización; además, a veces se necesita tratamiento quirúrgico que con cierta
frecuencia puede tener complicaciones incluso fatales o quimioterapia.
Los síntomas se pueden originar por compresión, por complicaciones
del quiste, como rotura que puede provocar alteraciones inmediatas o bien tardías,
infección bacteriana, produciendo un absceso y por alteraciones inmunológicas
provocadas por sustancias liberadas por el parásito; el paciente se puede
sensibilizar y presentar crisis urticarias.

Epidemiología

La hidatidosis es una zoonosis parasitaria que constituye un importante problema


de salud pública en muchos países, principalmente en zonas agrícolas,
ganaderas; es motivo de constante preocupación para médicos, veterinarios y
autoridades de salud.
La prevalencia de la hidatidosis varía según las zonas geográficas. Se han
comunicado miles de casos humanos y es frecuente que estas se adquieren
durante la niñez. La enfermedad afecta a todas las edades, pero el 70% ocurre en
personas en plena capacidad de trabajo. Esta enfermedad se encuentra en todos
los

continentes, teniendo elevados índices de infección en Argelia, Marruecos, Túnez,


Chipre, Grecia, Italia, Portugal, España y Australia.
Sudamérica se encuentra entre las regiones más afectadas; los países que tienen
mayor prevalencia son Argentina, Brasil en la provincia de Río Grande do Sur,
Chile, Perú, Uruguay y en menor grado Bolivia, Colombia y Paraguay.

Existen factores que favorecen la endemia como la ignorancia del problema; las
costumbres y actitudes que favorecen la infección de animales y del hombre; la
realización por el hombre de condiciones ecológicas que favorecen el desarrollo
del ciclo vital del parásito; la matanza ilegal de animales; metodología deficiente
cuando se trata el problema de la zoonosis.

Existen distintos tipos de hidatidosis que afectan a distintos órganos, en cualquier


localización puede originar trastornos locales y generales, pero de manera habitual
durante años no causa síntomas ni signos, evolucionando de modo silencioso. El
cuadro clínico es variable, no característico; es semejante al de cualquier
tumoración, pudiendo originar aumento de tamaño del órgano, rechazo de
viseras y un síndrome doloroso.

Hidatidosis hepática

Por lo general existe un solo quiste y raras veces 2 o más. El tamaño varía con el
tiempo de evolución del quiste; se han encontrado de 20 a 30 cm de diámetro.
El quiste hidatídico puede ubicarse profundamente (intrahepático) o
superficialmente (emergente) y puede crecer y exteriorizarse hacia el abdomen o
tórax, no “migrar” como se anota con frecuencia, pues la migración
supone movimiento. La hidátide crece de manera excéntrica, pero conserva su
forma casi esférica en la mayoría de los casos humanos.
La edad del enfermo fluctúa entre 20 y 40 años.
Los quistes hidatídicos hepáticos evolucionan silenciosamente por 10 a 30 años.

Hidatidosis Pulmonar

El quiste hidatídico pulmonar generalmente es primitivo; la infección del pulmón se


produce en la mayoría de los casos por vía sanguínea, después de que el embrión
hexacanto (huevos) ha pasado el “filtro” hepático. la hidatidosis pulmonar
raramente es secundaria (rotura de un quiste hepático).
Tiene forma redondeada u oval. El tamaño depende del tiempo que tiene el quiste
y aunque sea grande, en el hombre adulto no deforma el tórax.
La sintomatología está en relación con el tamaño, generalmente comienza cuando
el quiste tiene 5 a 6 cm.

Hidatidosis del Bazo

La hidatidosis esplénica puede ser primitiva que tiene su origen en la evolución


vesicular de un embrión hexacanto que llega por vía arterial al bazo; no es muy
frecuente dado el largo camino lleno de obstáculos que debe recorrer el embrión
para llegar al bazo.
El quiste del bazo evoluciona silenciosamente durante 20 años o más y se
constituye en una formación que desplaza vísceras (estómago, colon, cola del
páncreas o riñón izquierdo)
Los quistes que evolucionan hacia el abdomen dan sintomatología tumoral
abdominal, y lo que lo hacen hacia el tórax dan síntomas torácicos.

Hidatidosis del Riñón

Afecta un riñón con un solo quiste; son muy raros los quistes múltiples.
El quiste renal es prácticamente siempre primitivo y rar vez coincide con otra
localización del parásito.
El quiste hidatídico renal, ubicado en uno de los polos o en el centro del riñón,
crece hacia la superficie o hacia el hilio renal, pero muchos siguen a ambos
desarrollos; después de muchos años tendrán relaciones y adherencia con las
paredes de las celdas renales y con los órganos que la limitan; por esto los quistes
renales, aunque raramente, pueden abrirse al colon, duodeno, pleura,
bronquios y peritoneo.
La hidátide en el riñón abre y obstruye los conductos urinarios y cuando toma
contacto con los cálices los distiende y los abre, así el parásito queda en contacto
con la orina.
Una hidátide de gran tamaño, al comprimir y desviar los conductos urinarios
origina estasis urinaria y, además favorece la infección bacteriana.

Hidatidosis del Corazón

La ubicación cardiaca puede ser primitiva o secundaria, pero practicante siempre


es primitiva. Al ingerir el huevo, el embrión hexacanto se fija y evoluciona en el
miocardio, lo más común en el ventrículo izquierdo.
El crecimiento de la hidátide es lento, distiende y atrofia las fibras miocárdicas,
originando fibrosis.
El tamaño del quiste va desde los 15 a 60 mm y las complicaciones aparecen
antes que en otros órganos.
La rotura del quiste causa dolor precordial que puede acompañarse de náuseas,
vómitos, diarrea, lipotomía y urticaria. El dolor ocurre en personas jóvenes y se
puede irradiar como en el infarto.

Hidatidosis del sistema nervioso

La hidatidosis del encéfalo puede ser primitiva o secundaria. la primitiva se


presenta en no más del 3% de las hidatidosis. La ubicación en el encéfalo
generalmente es en los hemisferios cerebrales.
El quiste hidatídico en el cerebro es único, los embriones se localizan
frecuentemente en la sustancia blanca; luego la hidátide, creciendo, llega a la
corteza. el aumento de tamaño comprime el tejido nervioso originando la
adventicia. La hidátide en el cerebro llega a comprimir y rechazar el tejido nervioso
contra las paredes del cráneo, este es alterado por la presión lenta. A medida que
crece, la hidátide se va acercando a la cavidad ventricular, el tejido nervioso
afectado se desintegra y la hidátide se asoma al ventrículo y rotas la adventicia y
la membrana ependimaria el parásito se rompe y vacía su contenido en el
ventrículo. si el enfermo no muere pueden aparecer un hidatoventriculo,
hidatidoventriculo o una siembra.
Hidatidosis del Hueso

El huevo de Echinococcus granulosus ingerido, en el intestino libera el embrión


hexacanto y por vía sanguínea pasa por el hígado, pulmón, corazón y finalmente,
por vía arterial, llega al hueso; por eso se concluye que la hidatidosis ósea sea
siempre primitiva y poco frecuente.
Los huesos más frecuentemente parasitados son las vértebras, especialmente las
torácicas y el sacro, siguiendo un orden decreciente el coxal, el húmero, tibia y
fémur; excepcionalmente cráneo, costillas, omóplato y esternón.
La infección ósea tiene una lentísima evolución; se hace sintomática después de
20 a 30 años.

Diagnóstico

Para obtener un resultado más exacto acerca de esta enfermedad se deben llevar
a cabo diversos exámenes físicos, pero además es necesario ahondar sobre la
vida del paciente, por ejemplo, conocer la existencia de otros familiares con
quistes hidatídicos y la frecuencia de su contacto con caninos.

Algunos de los exámenes de laboratorio que se utilizan para detectar esta


enfermedad son:

 Hemograma: Es un examen de sangre que permite realizar un recuento


sanguíneo, en el caso de la hidatidosis el 69% de los casos tuvo cifras
normales de eosinófilos (tipo de leucocitos), ya que por lo común en esta
enfermedad no hay eosinofilia (presencia de una cantidad anormalmente
alta de eosinófilos en la sangre)

 Intradermorreacción de Casoni: se utiliza para estimar el grado de


hipersensibilidad inmediata a los antígenos de Echinococcus granulosus, se
realiza con antígenos estandarizados del quiste hidatídico.

 Reacciones Serológicas: Estas pruebas están basadas en la reacción


antígeno-anticuerpo. Con esto se ha mejorado el diagnóstico de la
hidatidosis como también el control postratamiento buscando no solamente
anticuerpos, sino también antígenos circulantes. La detección de
anticuerpos circulantes se hace con diferentes técnicas:
1. Hemaglutinación indirecta: técnica de diagnóstico clínico
de laboratorio in vitro que emplea hematíes o eritrocitos como
partículas marcadoras. Tiene una sensibilidad y especificidad que
varía según la técnica empleada, en chile tiene una sensibilidad
global de 76,8% Su principal limitación es que no detecta anticuerpos
en etapas tempranas.
2. ELISA IgG para Hidatidosis: Tiene una mayor sensibilidad y
especificidad, aumentando su rendimiento en la localización hepática
y sobre todo pulmonar. Su especificidad global es de 94,6% aprox.

 Exámenes Radiológicos: Se efectúan en cualquier localización del


parásito, pero siempre debe solicitarse radiografía de tórax, para descartar
hidatidosis pulmonar asociada ya que es una de las más comunes. Otro de
los exámenes por imagen que se solicitan al paciente es la radiografía
simple de abdomen, aquí puede presentarse quistes hidatídicos hepáticos o
del bazo.

 Ecotomografía o Ultrasonografía: El examen ecotomográfico informa


lesiones quísticas, su localización, número, forma, tamaño, contenido,
informa la relación del quiste con la vía biliar y grandes vasos, demostrando
complicaciones y descubriendo su presencia en otros órganos
abdominales.

 Tomografía Computarizada (TC): Es un excelente examen para el


diagnóstico de la hidatidosis de órganos y tejidos, especialmente para la
hidatidosis pulmonar y abdominal. Se solicita cuando la ecotomografía no
es concluyente. Es útil para organizar un tratamiento quirúrgico y para
evaluar su resultado. Sirve para detectar las calcificaciones y permite
conocer los quistes con vasos, intestino, pleura y peritoneo. Además, sirve
para el diagnóstico de quistes hidatídicos con complicaciones.

 Resonancia Magnética (RM): Es de utilidad para estudiar cualquier


órgano, en especial el hígado. muestra en forma característica quistes con
o sin vesículas hijas o con fenómenos degenerativos.

 Examen Parasitológico de líquidos orgánicos: Puede reconocerse


cualquiera de los elementos del quiste como cutícula, vesícula, escólices y
ganchitos con lo cual se hace diagnóstico de certeza. Para que estos
elementos macro o microscópicos sean observados, el quiste tiene que
haberse roto y por una vía natural estar comunicado al exterior.

Tratamiento

Para el tratamiento de la hidatidosis cuenta con varios tratamientos los cuales


tienen indicaciones y contradicciones y que están relacionadas con cada caso en
particular. Para elegir el tratamiento correcto del quiste hidatídico se
debe considerar el enfermo, el quiste y los recursos terapéuticos disponibles.

1. Cirugía: Recomendado en el quiste hidatídico hepático de gran tamaño, en


el quiste hepático único de localización superficial y susceptible de rotura
espontánea, en el quiste hepático supurado, en el comunicado con la vía
biliar, en el quiste hepático que ejerce importante presión sobre órganos
vecinos y también en el quiste hepático en hidatidosis peritoneal
secundaria. La técnica operatoria está contraindicada en quistes múltiples,
quistes de localización inaccesible, quistes parcial o totalmente calcificado,
quistes de muy pequeño tamaño o en caso de rechazo de la cirugía por el
enfermo.

1. Quimioterapia: contra esta parasitosis se han ensayado in vitro, entre otros


fármacos, mebendazol, praziquantel, levamisol, ivermectina, albendazol,
oxfendazol, obteniéndose diferentes grados de efectividad.
El albendazol sulfóxido es el mejor fármaco para el tratamiento de la
hidatidosis, pero es más efectiva en pacientes jóvenes con quistes
pequeños.
Se ha comprobado mayor absorción intestinal de los benzimidazoles
cuando son administrados juntos con comidas ricas en grasas, el modo de
acción de este fármaco se efectúa al inhibir la absorción de glucosa por el
parásito, al inducir disminución del glucógeno, con lo cual se provocan
alteraciones del retículo endoplásmico y de las mitocondrias de la
membrana prolifera
.
3. Punción de quistes (PAIR): La punción es guiada por ecografía o TAC, es
lo esencial de esta técnica mínimamente invasiva y con buenos resultados, para
realizar este procedimiento se requiere la colaboración del paciente (anestesia
local) con quiste univesicular, multivesicular o con membranas desprendidas. Los
riesgos que pueden existir con este tratamiento son: hematomas, infección,
posibilidad de siembra hidatídica o las colangitis esclerosantes, aparición de
fístulas biliares y anafilaxia

4. Cirugía laparoscópica: se ha comenzado a realizar en hidatidosis hepática


a pesar de que los resultados son aún precoces; se han comprobado beneficios.

¿Cómo prevenir?

 No alimentar a los perros con vísceras crudas.

 Desparasitar a los perros cada 45 días.

 Mantener a los perros lejos de los lugares donde se carnea

 Lavar con agua potable y a chorro fuerte las frutas y verduras.


 Evitar que los perros laman a los niños en la boca.

 Evitar que los niños se lleven tierra o arena a la boca.

 Lavar bien nuestras manos, después de tocar un perro, antes de comer y


tantas veces como sea necesario.

 Cercar las huertas para que no entren los perros.

 Tratar de tener pocos perros, uno o dos por familia y que no anden sueltos.

Sintomatología

El embrión hexacanto desde que llega a los tejidos, origina reacciones locales y
generales, pero durante largo tiempo, generalmente años, esas reacciones no
causan síntomas ni originan signos ostensibles, evoluciona silenciosamente y se
llega a evidenciar por su volumen o por sus complicaciones.
La sintomatología no es característica y es parecida a la de cualquier tumoración,
pudiendo originar un síndrome tumoral (aumento de volumen del órgano, rechazo
de órganos, etc.), un síndrome doloroso y un síndrome de hipersensibilidad
(prurito, urticaria, asma, hipotensión, muerte), según el órgano afectado.

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