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LA EUTANASIA

DENYS VALENTINA BARAHONA OSMA

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

BUCARAMANGA

2018
LA EUTANASIA

DENYS VALENTINA BARAHONA OSMA

ANA MARÍA LOAIZA GIRALDO

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

BUCARAMANGA

2018
TABLA DE CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN (1)
2. PRIMERAS CONCEPTUALIZACIONES (2)
3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO (5)
3.1. Eutanasia equívoca (5)
3.2. Eutanasia unívoca situacional (8)
3.3. Unívoca práctica (10)
4. TIPOLOGÍAS (13)
4.1. Según la realización (14)
4.2. Según la intencionalidad (16)
4.3. Según la voluntariedad (18)
4.4. Según la finalidad perseguida (19)
4.5. Sedación terminal (21)
4.6. Ortotanasia (22)
4.7. Distanasia (23)
4.8. Adistanasia o antidistanasia (23)
4.9. Suicidio asistido (23)
4.10. Inducción al suicidio (24)
4.11. Ayuda a morir (24)
5. NORMATIVAS, CONTEXTOS, DINÁMICAS, MANIFESTACIONES (25)
5.1. Nacional (25)
5.2. Proyectos de ley para reglamentar la eutanasia y el suicidio asistido
(28)
5.3. Internacional (31)
6. ACTORES Y GRUPOS POBLACIONALES (31)
6.1. Clínicas terminales (32)
6.2. Enfermo desahuciado (33)
6.3. Enfermo terminal (33)
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (34)
1. INTRODUCCIÓN

La concepción de la muerte ha tenido gran repercusión en la vida de todo ser


humano. Las intenciones y las finalidades que nos conducen a ella trascienden
motivos más lejanos de los que apenas se pueden percibir. La eutanasia, desde la
antigüedad, a pesar de ser un término tendiente a crear confusiones y polémicas,
siempre ha estado asociado con la idea de la muerte. El propósito de cómo puede
alguien alcanzar una muerte sin sufrimientos ni dolores genera gran impacto en la
sociedad, teniendo en cuenta de que se realiza bajo términos legales establecidos
por el Estado en tanto que promueve el respeto por la dignidad humana.

Dentro de la misma controversia, se plantean qué distinciones hay entre los


múltiples conceptos que giran en torno a la eutanasia y que, al asociarse en conjunto
pueden llegar a caer en la ambigüedad o en la creación de juicios erróneos. Éste
texto tiene como objetivo central exponer las distintas definiciones de manera que
se entienda que la “eutanasia” es un procedimiento que sólo se da para fines
específicos determinados, de qué forma evolucionó el contexto, cuáles son sus
tipologías y los paralelos entre las mismas, qué actores intervienen o juegan un
papel protagónico en la situación problema, qué normativas legales tanto nacionales
como internacionales le rigen en la sociedad y, asimismo, cuál es su dinámica, en
qué contextos se presenta y cómo se manifiesta.

1
2. PRINCIPALES CONCEPTUALIZACIONES

De entrada, para comenzar a abordar la conceptualización de la eutanasia, es


importante tener en cuenta que, desde sus inicios, el término contó con múltiples
autores y organizaciones quienes le atribuyeron significados distintos, no concretos,
de acuerdo al contexto y que, además, fueron variando conforme pasaba el tiempo.
De acuerdo a la procedencia etimológica del término “eutanasia”, éste se define
como eu (adjetivo: bueno/a) y thanatos (sustantivo: muerte)1. Es así como el término
eutanasia finalmente logra entenderse, etimológicamente, como “buena muerte” en
tanto que hace referencia a una muerte indolora, carente de sufrimientos.

Asimismo, es relevante tener en cuenta las ideas de la autora Gilli Kahn Golan a
manera de resaltar las múltiples conceptualizaciones que expone en su texto
“Eutanasia y justicia”, con el fin de disponer de la variedad de conceptos que existen
y que se han interpretado a lo largo de la historia, recordando que el concepto aún
en nuestros días es carente de unanimidad. No obstante, gran parte de las
definiciones que se presentarán a continuación cuentan con una característica
similar, y es que parten de una condición física y moral del cuerpo humano que
implica el sufrimiento. Lo anterior, la autora lo sustenta en la siguiente definición:
“Eutanasia”: n.f (gr. Eutanasia). Muerte sin sufrimiento físico. Acción de acortar
voluntariamente la vida de quien, sufriendo una enfermedad incurable, lo solicita
para poner fin a sus sufrimientos físicos”2.

El concepto ha atravesado algunos periodos circunstanciales en los cuales ha


estado asociado a las prácticas o actividades que se solían efectuar con el objetivo
de causar la muerte, pero bajo motivos muy lejanos a los que se tienen en cuenta
en la actualidad y que se analizarán más adelante en la evolución histórica del
mismo.

1
NÚÑEZ, Miguel Ángel. Homicidio consentido, eutanasia y derecho a morir con dignidad. España:
Editorial Tecnos, 1999, p. 31. Citado por GOLAN, Gilli Kahn. Eutanasia y justicia. Pontificia
Universidad Javeriana. Santiago de Cali, Colombia. Octubre, 2008. p. 25.
2
Nuevo Diccionario Laurousse, Volumen 3, Barcelona: Editorial Planeta. Agostini, 1993. Citado por
EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit. p. 25.

2
Entre tanto, y siguiendo paulatinamente las conceptualizaciones de la autora quien
recopila de forma breve y detallada varias definiciones para; primero, ofrecerle a
lector significaciones varias, y segundo, porque resulta de interés destacar la
diversidad en la que radica un término, a modo de ver, complejo.

El tema de la eutanasia viene solamente a tomar gran auge y relevancia a partir del
siglo XIX, cuando las prácticas asociadas a provocar la muerte de quienes sufrían
enfermedades incurables empezaron a tomar rigor y causar preocupación. Además,
existen incontables entidades, fundaciones y sociedades que han tenido su
emergencia a lo largo de los últimos dos siglos que han aportado a la
conceptualización del término ya sea con posiciones a favor o en contra, lo
importante aquí es tener en cuenta la gran variedad de perspectivas desde muchos
ámbitos, como la ética, la bioética, la médica y la religiosa.

Para comenzar con las definiciones rescatadas por la autora, en 1987 la Asociación
Médica Mundial propuso la siguiente definición de eutanasia: “acto deliberado de
dar fin a la vida de un paciente”3. Por otro lado, la Sociedad Española de Cuidados
Paliativos definió el término en enero de 2002 como “la conducta (acción u omisión)
intencionalmente dirigida a terminar con la vida de una persona que tiene una
enfermedad grave e irreversible, por razones compasivas y en un contexto
médico”4.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como “aquella


acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”5.
Significado que ha trascendido a ser el significado real por el que se entiende como
la muerte indolora a causa directa de procedimientos médicos a personas inmersas

3
CODIGNIDAD. Definiciones, recuperado: 19 de septiembre de 2006. Citado por EUTANASIA Y
JUSTICIA. Op. Cit. p. 28.
4
Ibíd.
5
MARTÍNEZ DIE, R.; SESÉ, A.; SOBREVIA, X; SUREDA y VILADOMIU, I. Razones del no a la
Eutanasia. Septiembre, 2005. Citado por EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 29.

3
en ciertos casos específicos y bajo algunas condiciones, con la intención de eliminar
el sufrimiento que padecen y que se considera insoportable y sin posibilidad de cura.

En cuanto al Consejo de Directores de la ACLU (Unión Norteamericana para las


Libertades Civiles) señalan que “la eutanasia por consenso implica un acto o una
omisión por parte de una segunda persona, a solicitud de un individuo, destinados
a terminar con la vida de éste último cuando se encuentre en estado de enfermedad
terminar, o total o permanentemente incapacitado. La Aclu reconoce éste tipo de
eutanasia como una extensión legitima del derecho de cada uno de decidir sobre
su propio cuerpo”6.

El Consejo para Asuntos Éticos y Jurídicos de la Asociación Norteamericana de


Médicos define como “el suministro de un agente letal a fin de aliviar un sufrimiento
intolerable y sin tratamiento posible del paciente”7.

Finalmente, y a manera de hacer un poco más inteligible el concepto de eutanasia,


Núñez afirma que “se llega así a entender la eutanasia como conducta o
comportamiento activo u omisivo que tiene por finalidad paliar la situación de dolor
extrema incluso anticipando la muerte de quien consintiendo (o, no pudiendo prestar
su anuencia a ello) se halla en una situación de enfermedad o deficiencia limite o
irreversible”8.

Del mismo modo, Golan comprende la variación de significados que tiene el término
“eutanasia” en otros idiomas, que como podremos observar, tiene connotaciones
distintas. Como en el caso de Alemania, que, en alemán Euthanasie, adjudicada
bajo la determinación “Sterbehilfe”, significa “ayuda para morir”. Es así como se
compara la idea que se sobreentiende de la etimología griega del término a diferir

6 WILLKE, Jack. WILLKE, Bárbara. Entrevista sobre la eutanasia. Agosto, 2005. Ibíd., p. 29.
7 JAMA. Decisions near the end of life, Journal of the American Medical Association, 267, 1992. p.
22-29.
8
NÚÑEZ PAZ, Miguel Ángel. Homicidio consentido, eutanasia y derecho a morir con dignidad.
España: Editorial Tecnos, 1999. p. 43.

4
en la medida en que ya no se asocia con una “buena muerte” sino como un soporte
que le es otorgado a un individuo para morir.

Hay que tener en cuenta que, a pesar de representar significados distintos, las
definiciones parten en su mayoría de una misma base, pero no deben ser
interpretadas en sentido general ya que se puede cometer el error de caer en
confusiones y ambigüedades. Por ello es importante comprender la diversidad que
presenta el concepto de acuerdo a los contextos, las posiciones, perspectivas y
puntos de vista, ya que, al ser un término de connotación compleja, es tendiente a
desencadenar polémicas y controversias.

3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS CONCEPTOS

En primer lugar, para abordar la evolución histórica del concepto, Gracia9, una de
las figuras españolas de la bioética más relevantes a nivel internacional, propone
tres periodos distintos fundamentales en donde se logran evidenciar las
configuraciones del término en tanto que tuvo lugar desde la constitución ontológica
del hombre. Es importante aclarar que, para atender rigurosamente el proceso
crucial e histórico del concepto, los estudios realizados con éste fin tuvieron que
remitirse a las fuentes cuyas lenguas originales son hoy en día catalogadas como
lenguas muertas, por lo que resultó compleja la accesibilidad a las lenguas
modernas.

3.1. La eutanasia equívoca. S. V A.C. – S. I D.C.

Entre tanto y consecuente a los estudios de Diego Gracia, el concepto desde su


etimología en términos griegos eu y thanasía (*) – “Buena muerte” – se remonta,
entonces, al primer periodo en el cual el concepto de eutanasia posee múltiples
significaciones, entendiéndose en conjunto, como una pluralidad de

9 GRACIA, Diego. Historia de la eutanasia. En: J. GAFO (ed.), La eutanasia y el arte de morir,
Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1990, 13-32. Citado por CAAMAÑA, José Manuel. Breve
historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012. p. 179-211.
(*) Análisis de los conceptos en el capítulo “Salir de la vida” por Diego Gracia en su obra Como
arqueros al blanco. Estudios de bioética, Triacastela, Madrid 2004, 399ss.

5
conceptualizaciones que varían conforme al contexto y a las mentalidades de la
época. Éste periodo se conoce como la eutanasia equívoca.

En lo que concierne a las múltiples significaciones, esto se constata en el sentido


en que el término es abordado por un amplio abanico de autores quienes le
atribuyen diferentes formas y sentidos. El primero en hacer uso del concepto en su
forma adverbial –ευθανασία– fue el poeta cómico griego Cratino en el siglo V a.C.,
quien hacía referencia a morir disfrutando las cosas buenas de la vida 10.
Posteriormente, sería Menandro quien vincularía el término ya no con la buena
muerte sino con la idea de la perfección moral, que con claridad se asemeja a la
concepción de algunos fragmentos atribuidos a Posidipo en el s. III a.C. De ese
mismo modo, Caamaño afirma que “la eutanasia – normalmente como sustantivo–
aparece como lo mejor que se le puede pedir a los dioses, una “muerte dulce” o una
“buena muerte”11. No obstante, los siguientes autores que interpretaron el término
lo hicieron de maneras bastantes similares, entre tanto, Caamaño afirma que “es a
partir de los fragmentos morales de Crisipo, cuando esa vinculación entre buena
muerte y perfección moral se hará plenamente patente, hasta el punto de que para
él la eutanasia no es tan sólo la forma más perfecta de morir, sino que la buena
muerte es la muerte en perfección”12, es decir, la muerte tras una vida plenamente
realizada, una idea no tan lejana de otros tantos autores (*).

Pero, ¿por qué son consideradas estas conceptualizaciones como equívocas?


Como se pudo denotar, existe un fuerte pluralismo de significados en donde se
puede apreciar una correlación respecto de la visión que se tenía de la muerte
generalmente concebida desde un ángulo positivo, con ínfulas de “noble” y

10 KASSEL, K. – AUSTIN, C. (eds.), Poetae Comici Graeci, Vol. IV, Berolino et Novi Eboraci, Berlin
1983, 321. Citado por CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al
concepto. Moralia 35, 2012. p. 183.
11
CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35,
2012. p. 184.
12
Ibíd. p. 184.
(*) Flavio Josefo (Ant. Jud., 6, 3), Aelio Teón (Progymnasmata, 110), Clemente de Alejandría
(Stromata, 5, 62, 2-3), Marco Aurelio Antonino (Ta eis heauton, 10, 36), o incluso por Filón de
Alejandría, ya en el s. I d.C., que la incluye entre uno de los más grandes bienes del hombre.
(**)

6
“deseable” (**). Sin embargo, ninguna de dichas conceptualizaciones logra acercar
la definición a lo que hoy en día significa la eutanasia para el mundo moderno.

Del mismo modo, pero ahora en el estoicismo romano, se aprecia una evolución en
tanto que el concepto ahora adquiere una faceta más sólida y concreta. En efecto,
el historiador romano Suetonio transfiere el término de su sentido moral a un
procedimiento rápido y sin dolor como se evidencia en su texto “la vida de los doce
césares” en su narración de la muerte de Augusto, en el cual dice lo siguiente:

“Alcanzó así una muerte dulce y a la medida de sus deseos, pues casi siempre,
cuando oía que alguien había muerto rápidamente y sin dolor, pedía para él y para
los suyos una similar ευθανασία (esta era, en efecto, la palabra que solía
emplear)”13.

Por otra parte, y a manera de recolección histórica, Thomas Pottoff, en su obra


titulada “La eutanasia en la antigüedad”, expone cinco aspectos para hacer el
término más inteligible:

1) Como una muerte oportuna, es decir, en


su momento;
2) Como una muerte después de una vida
individual plena o bien realizada;
3) Como una muerte recta o digna en cuanto
asumida y serena, es decir, un dejarse morir
como algo propio de esta vida (uno de los
ideales estoicos);
4) Como una muerte gloriosa u honrosa, tal
como la entendía Cicerón y que también
aparece en algunos epitafios de guerrilleros
caídos por causas nobles; y

13 SUETONIO, Vida de los doce césares, II, 99, Gredos (traducc. de Rosa Mª Agudo), Madrid 1992.
p. 284 (la obra está fechada entre los años 119 y 123 d.C.). Citado por CAAMAÑA, José Manuel.
Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012. p. 186.

7
5) Como una muerte suave y tranquila, sin
sufrimiento, como aparece en la narración
de Suetonio14.

Hay que destacar que en éste periodo no se llega a ningún término específico
debido al pluralismo de las conceptualizaciones aportadas por cada autor, que,
aunque posean características similares y se haya mostrado cierta evolución,
denotan contextos y significados distintos sin llegar a algo determinado.

3.2. La eutanasia unívoca – situacional (S. I – S. XVII)

En los siglos en los que aconteció la primera etapa, a pesar de las manifiestas
aproximaciones, ninguna logra acercarse a ser algún tipo de procedimiento que
posea determinación sobre la vida de alguien. Continuando con la idea de Suetonio
en el texto de Gracia, el sentido que le daba el autor al término, se refiere casi en
exclusiva a la descripción de una muerte serena y deseable, alejándose del conjunto
de definiciones expuestas anteriormente. Del mismo modo, y de acuerdo a las ideas
de Humphry y Wickett, Sócrates en la Antigua Grecia antes de que se envenenara
con cicuta, le atribuyó a la muerte de igual manera características similares,
describiéndola como “noble” y “deseable”15. Más tarde, hasta 1605, sería el célebre
filósofo y escritor inglés Francis Bacon quien recuperaría el término en su obra De
dignitate et augmentis scientiarum16:

“Estimo ser oficio del médico no sólo


restaurar la salud, sino también mitigar los
dolores y tormentos de las enfermedades: y
no sólo cuando esta mitigación del dolor,
como de cualquier otro síntoma peligroso,

14 CAAMAÑO, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35,
2012. p. 187.
15 HUMPHRY, D., WICKETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. En: Tusquets

Editores, S.A. 1° edición. Marzo, 1989. Barcelona, España. p. 21.


16 La primera versión del texto apareció en inglés en 1605 con el título The second book of Francis

Bacon of the Proficience and Advancement of Learning divine et human, trabajo que sería
incorporado en el 1623 a la versión latina ampliada y revisada por el propio Bacon con el título De
dignitate et augmentis scientiarum (a ella corresponde el texto reproducido arriba). Cf. M. CUYÁS,
Eutanasia. Reflexiones éticas y morales en: AAVV, Eutanasia y derecho a morir-1, Institut Borja de
Bioètica, Barcelona 1991, 3-4.

8
ayuda y conduce a la recuperación, sino
también cuando, habiéndose esfumado toda
esperanza de recuperación, sirve solo para
conseguir una salida de la vida más dulce y
plácida. Pues no es pequeña felicidad (que
el mismo Cesar Augusto pedía para sí) esta
‘Eutanasia’; esta fue especialmente notada
en la muerte de Antonino Pío, que no
pareció que se muriera, sino que fue a modo
de un adormecimiento dulce y placentero
[…]. Pero en nuestros tiempos, los médicos
hacen cuestión de escrúpulo y religión el
estar junto al paciente cuando ha sido
desahuciado; siendo así que, a mi juicio, si
no quieren faltar a su oficio e incluso a la
humanidad, deben adquirir las habilidades y
prestar atención a cómo puede el moribundo
dejar la vida más fácil y silenciosamente. A
esta parte la llamamos investigación sobre
la ‘Eutanasia externa’ (para distinguirla de la
Eutanasia que mira a la preparación del
alma) y la incluimos entre las cosas
deseadas”17.

Bacon presenta una evolución del concepto. Es aquí donde se detalla el término
desde una descripción más específica y concreta, donde se mantiene firme la idea
de la buena muerte, dulce y plácida. Vale la pena hacer hincapié en la señalización
que le otorga Bacon a los médicos, en quienes recae la responsabilidad de su oficio
que, más allá de restaurar la salud, es su labor la de conducir al paciente, cuando
ya no hay manera de amortiguar el dolor, a la única solución que le evitaría tal
sufrimiento: la muerte. En efecto, es Bacon quien finalmente acuñaría el término en
relación a lo que conocemos actualmente por eutanasia. De hecho, Gracia afirma
que “en la literatura clásica eutanasia y desahucio son términos correlativos”18.

17 La traducción utilizada es la citada por Diego Gracia con ligeras modificaciones (cf. D. GRACIA,
Historia de la eutanasia, 24).
18 D. GRACIA, Historia de la eutanasia, o. c., 23. Citado por CAAMAÑO, José Manuel. Breve

historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012. p. 189-190.

9
3.3. La eutanasia unívoca-práctica (S. XVII - S. XXI)

A modo de continuar con las ideas rescatas de Diego Gracia por Caamaño, el autor
resalta en éste periodo el inicio de la utilización del término por médicos y moralistas,
al igual que el surgimiento de diversas obras referentes. Éste acontecimiento se
destaca propio del siglo XVII y presenta un auge mayor aún en el siglo XVIII. Esto
ejemplifica de cierta manera, que el significado real de la eutanasia es un concepto
reciente, debido a su evolución continua y variaciones de su significado.

Karl F. Marx también haría referencia al término en su tesis doctoral De euthanasia


medica en 182619. Caamaño expone la idea de K. F. Marx en tanto que se refería a
“esa ciencia, la eutanasia, que frena los rasgos agresivos de la enfermedad, alivia
el dolor y propicia la mayor serenidad en la hora suprema e ineludible… (pero
nunca) debería estarle permitido al médico, inducido ya por el reclamo de otras
personas, ya por su propio sentido piadoso, cesar la penosa condición de un
paciente y acelerar su muerte a propósito y deliberadamente”20. Cabe observar que
esta concepción de Marx permite entender la eutanasia ya como un procedimiento
práctico, concreto y con intencionalidades.

Ahora bien, una vez ya expuestas las ideas rescatadas de Gracia por José
Caamaño en donde se conciben tres periodos específicos que dan lugar a la
evolución del concepto, Derek Humphry y Ann Wickett en su obra “el derecho a
morir. Comprender la eutanasia”21 manifiestan, en una aproximación similar, una
perspectiva histórica que se remonta tanto en Grecia y Roma, como en prácticas
elaboradas por culturas primitivas, evidenciándose también una evolución del
concepto en tanto que solían aplicarse algunos métodos como acto piadoso a

19 K. F. MARX, De euthanasia medica, Prolusio Academica, Gottingae 1826. Citado por


CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35,
2012. p. 190-191.
20 K. F. MARX, Medical Euthanasia: Journal of the History of Medicine and Allied Sciences 7 (1972)

404-416: cit. por A. R. JONSEN, Ética de la eutanasia, o. c., 104-105. Citado por CAAMAÑA, José
Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012. p. 191.
21 HUMPHRY, D., WICKETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. En: Tusquets

Editores, S.A. 1° edición. Marzo, 1989. Barcelona, España.

10
manera de “evitar el sufrimiento”. Algunas familias primitivas festejaban antes de
abandonar a algún pariente en una choza en medio de la selva, también se disponía
de ejecutores llamados caritanos, quienes ahogaban a los ancianos para evitar el
sufrimiento, o como en el caso de algunas culturales esquimales en donde los
ancianos ya enfermos comunicaban su anhelo de morir, por lo que la familia
procedía a conceder tal deseo abandonándoles en medio de las selvas o
simplemente, matándolos. Pero ahora, el asunto ha tomado un giro trascendental.
Continuamente han avanzado los métodos para prolongar la vida, para mantener
los signos vitales en funcionamiento por medio de tecnología avanzada. Pero
destacan los autores, que esto mismo que se entiende como progreso puede ser un
“arma de doble filo”22. En la misma medida en que se pugna por prolongar la vida
de un individuo, se desaprueba la voluntad del mismo por centrarse en principios
meramente medicinales y científicos sin tener en cuenta, entre tanto, que las bases
psicológicas y sociales del individuo han de primar por encima de todo.

Humphry y Wickett, antes de abordar en su texto la eutanasia como tal, realizan


constante referencia al suicidio y cómo los griegos fueron los primeros en conservar
dicha idea. Las concepciones que se tenían hasta entonces, abordadas por célebres
filósofos como Aristóteles y Platón, quienes manifestaban su apoyo a favor del
infanticidio para así conservar los mejores individuos para el Estado. El Estado
griego aprobaría el suicidio y además de eso, lo respaldaría. En Atenas, los
magistrados suministraban veneno para los sujetos que ansiaran la muerte, lo
esencial para ello, era simplemente un permiso oficial.

“Quien no desee vivir debe exponer los motivos al Senado, y una vez haya recibido
el permiso puede quitarse la vida. Si la existencia te resulta odiosa, muere; si el
destino te es adverso, bebe cicuta. Si la pena te abruma, abandona la vida. Dejad
que el infeliz relate su desgracia, dejad que el magistrado le proporcione el remedio
para que él mismo pueda ponerle el fin”23.

22 Ibíd., p. 19.
23 Ibíd. p. 20.

11
Sócrates también manifestaría que una enfermedad dolorosa era una buena razón
para dejar de vivir. “La República” de Platón condena al médico Herodito, por
“fomentar las enfermedades… E inventar la forma de prolongar la muerte”,
posteriormente agrega: “Por ser maestro y de constitución enfermiza, ha encontrado
la manera de torturarse primero a sí mismo, y después al resto del mundo”24.

Humphry y Wickett afiman que:


“Quizás el mejor indicio de que en Grecia se
cometía el suicidio como una forma de
eutanasia reside en el hecho de que otros
grupos condenaban esta práctica, es decir,
los pitagóricos, aristotélicos y epicúreos. Se
todas maneras, la influencia de Sócrates,
Platón y los estoicos fue muy importante.
Fue un logro de los griegos despojar al
suicidio de muchos de sus primitivos
horrores y supersticiones, hasta llegar a
considerarlo como una práctica digna de
tener en cuenta, puesto que en ciertas
circunstancias era lo más razonable y
humano que se podía hacer”25.

En el caso de Roma, allí sólo se penaba el suicidio irracional. Se consideraba que


quien estuviese presidido por una enfermedad terminal, tenía entonces las razones
suficientes para suicidarse, por ende, era aceptado, del mismo modo que el suicidio
fuese provocado por la impaciencia, el dolor o la enfermedad. Es así que se constata
la idea de que para los romanos era importante el honor, por lo tanto, se habría de
tener una muerte noble.

Desde el punto de vista del cristianismo, en los siglos II y III, la Iglesia condenaba al
suicidio y modificó su legislación al respecto, pues todo quien que optara por atentar
contra su propia vida no recibiría cristiana sepultura. Lo que también tuvo gran
influencia sobre la legislación civil. Los autores en su obra afirman que: “Para los
romanos y los griegos, morir decentemente, racionalmente y al mismo tiempo con

24 Ibíd. p. 20-21.
25 Ibíd. p. 21-22.

12
dignidad, era muy importante. En cierto modo, la forma de morir era la medida del
valor del final de la vida, en especial para aquellas vidas consumidas por la
enfermedad y el sufrimiento”26.

No obstante, para los cristianos la muerte era voluntad de Dios y solamente de Dios.
Es aquí en donde comienza a tener predominancia el Sexto Mandamiento de la
Biblia: “No matarás”. Asimismo, San Agustín afirmaba que Dios otorgaba la vida y
los sufrimientos y que por lo tanto se tenían que soportar27. Posteriormente, se
procedería a condenar el suicidio oficialmente. En el año 693 el Concilio de Toledo
anunciaría que todo individuo que intentara suicidarse sería excomulgado, es
imprescindible destacar que en el transcurso de éste periodo se estructuró la
relación entre las comunidades médicas y laicas. Según los autores “de acuerdo
con las directrices de la Iglesia y el Estado, atentar contra la propia vida bajo
cualquier circunstancia estaba prohibido. Todo honrado ciudadano debía acatar
estas leyes, y sobre todo los médicos o curanderos”28.

Recapitulando, tal intolerancia hacia el suicidio tendría su fin en el siglo XIII de


acuerdo a las predilecciones de Santo Tomás de Aquino en su Summa Theologica.
Según Santo Tomás de Aquino: “el suicidio no sólo era pecaminoso por violar el
Sexto Mandamiento, sino que era el más peligroso de los pecados ya que no dejaba
tiempo para el arrepentimiento”29. Se asumía al suicidio como pecado en tanto que
la vida era considerada un Don y estaba sometida únicamente al poder de Dios.

4. TIPOLOGÍAS

En primer lugar, se considera de carácter fundamental destacar que debido a la


evolución del término, a sus diversas definiciones, y, asimismo, a las discrepancias
surgidas, es imprescindible elaborar una clasificación detallada de las distinciones
con las que cuenta la eutanasia, lo que ha generado que se establezcan tipologías

26 Ibíd. p. 23.
27 Ibíd. p. 23.
28 Ibíd. p. 24.
29 Ibíd. p. 24.

13
a manera de identificar los factores que, por un lado, ayudan a precisar los motivos
que conllevan a la realización del procedimiento, y por otro, de acuerdo al estado
del paciente y de qué forma la decisión es tomada.

Estas tipologías establecen diferencias entre las prácticas, intenciones y finalidades


que se pretenden, teniendo en cuenta también que algunas están involucradas con
valoraciones morales las cuales, de acuerdo al texto “Eutanasia y justicia” de Golan,
serán expuestas a continuación.

4.1. Según la realización

Eutanasia activa. La eutanasia activa o también llamada eutanasia positiva, es


aquella en la que existe una acción tendiente a producir la muerte de una persona
enferma. A manera de ejemplificar lo anterior, esto se explica en acciones
eutanásicas como proporcionar a una persona una sobredosis de píldoras
conciliadoras del sueño o suministrar una inyección de cloruro de potasio u otro tipo
de veneno30.

“Se trata de la acción médica por la que se pone fin a la vida de una persona
enferma, sea que ésta la solicite o bien que se realice al margen o en contra de la
voluntad del paciente. El ejemplo típico sería el de administración de una sobredosis
de morfina con la intencionalidad de poner término a la vida de un enfermo” 31.

Un ejemplo de esto puede tener lugar en Holanda, donde los casos de eutanasia
activa son los más recurrentes y se le suministra legalmente al enfermo la ayuda
para acelerar y producir la muerte.

Eutanasia pasiva. O también llamada inactiva o negativa, es la producida por la


omisión de los tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos que prolongan el
proceso de morir. Dicho de otro modo y parafraseando a Golan, se procede con el
fin de causar la muerte retirando los medios necesarios para conservar la vida.

30EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., 32.


31MÉNDEZ BAIGES, Víctor. Sobre morir. Eutanasia, derechos, razones. Madrid: Editorial Trotta,
2002, p. 32.

14
Puede considerarse como el procedimiento que se toman para dejar morir
intencionadamente al paciente ya que se omite cualquier cuidado o tratamiento y
así evitar la prolongación de la vida del paciente.

“La eutanasia negativa o pasiva no consiste en una acción médica sino en una
omisión, es decir, la no-aplicación de una terapia médica con la que se podría
prolongar la vida de la persona enferma. El ejemplo típico sería el de la no aplicación
o desconexión del respirador a un paciente terminal sobre el que no existe
esperanza de vida”. Denominada también “suspensión de medidas de soporte
vital”32.

No obstante, es importante recalcar que en muchos casos en los que se intentan


identificar las distinciones entre los procedimientos efectuados tanto en la eutanasia
activa como en la pasiva se puede llegar a una confusión. La Sociedad Española
de Cuidados Paliativos en su declaración afirma que:

“La eutanasia entendida como conducta


intencionalmente dirigida a terminar con la
vida de una persona enferma, por un motivo
compasivo, puede producirse tanto
mediante una acción como por una omisión.
La distinción activa/pasiva, en sentido
estricto, no tiene relevancia desde el análisis
ético, siempre que se mantenga constante la
intención y el resultado. Tan eutanasia es
inyectar un fármaco letal como omitir una
medida terapéutica que estuviera
correctamente indicada, cuando la intención
y el resultado es termina con la vida del
enfermo. (…) Hablar de “eutanasia pasiva”
es ambiguo y confuso porque supone
clasificar conjuntamente dos situaciones de
diferente naturaleza. Por un lado, tenemos
lo que se puede denominar como “permitir la
muerte” (evitar el encarnizamiento médico,
respetar el derecho a rechazar tratamientos)
que no precisa de una nueva norma legal; y
por otro lado tenemos la eutanasia, tal como
se ha definido… (…) Se pueden suscitar
dudas a la hora de diferenciar el concepto

32 Ibíd., p. 126.

15
“permitir la muerte” frente al de “eutanasia
por omisión”, pero es posible establecer un
criterio claro. La clave reside en la intención
que preside la conducta médica. Ante un
paciente en situación terminal lo que se hace
o se deja de hacer con la intención de
prestarle el mejor cuidado, permitiendo la
llegada de la muerte, no sólo es moralmente
aceptable, sino que muchas veces llega a
ser obligatorio desde la ética de las
profesiones sanitarias. (…) Por el contrario,
cuando algo se hace o se deja de hacer con
la intención directa de producir o acelerar la
muerte del paciente, entonces corresponde
aplicar el calificativo de eutanasia”33.
Es por esto que se considera más adecuado determinar entre “eutanasia por acción
(cuando se provoca intencionadamente la muerte mediante la administración de una
sustancia letal) y la eutanasia por omisión (cuando se provoca intencionadamente
la muerte por la omisión de un tratamiento imprescindible para mantener la vida y
que en situación concreta de ese enfermo está indicado, por ser un tratamiento útil
y proporcionado (…)”34.

Dicho de otra manera y para evitar posibles confusiones o ambigüedades, cuando


es por acción se le es desconectado el aparato que le está proporcionando el
funcionamiento de los signos vitales al paciente, mientras que la omisión recae en
el hecho de prescindir de cambiar el tubo gástrico que le suministra la alimentación
e hidratación al paciente.

4.2. Según la intencionalidad

Eutanasia directa. En primer lugar, la eutanasia directa se refiere comúnmente a


la idea cuyo tema central es alusivo a la provocación intencionada de la muerte del
paciente en manos del médico procedido por la “compasión”, por lo que se conoce

33 COMITÉ DE ÉTICA DE LA SECPAL. Declaración de la Sociedad Española de Cuidados


Paliativos sobre la eutanasia. En: Revista de Bioética en atención primaria, Vol. 9: No. 1, Madrid,
2002, p. 38.
34
CONDIGNIDAD. Op. Cit.

16
también como homicidio piadoso o por piedad, pues se busca la muerte como el
único medio que puede mitigar dichos dolores.

Este tipo de eutanasia se evidencia en la medida en que la conducta va dirigida de


forma directa e intencional a ocasionar la muerte de quien se encuentra inmerso en
una sucesión de dolores insoportables originados por alguna enfermedad terminal
o por un estado en el cual se considere que la muerte como único fin.

Eutanasia indirecta. O a su vez, llamada lenitiva, hace referencia a la eutanasia


sin la intención de provocar la muerte, lo que podría considerarse contradictorio e
inexistente, debido a que uno de los principales fines de la eutanasia, y quizá el
mayor, es el cauce intencional de la muerte.

Golan describe que se produce “cuando se trata del efecto que causó la muerte de
un paciente a consecuencia de un efecto secundario provocado por un tratamiento
que pretende el alivio sintomático en el seno de una enfermedad y de una situación
clínica que lo hace insoportable”35. Esta acción médica es conocida bajo el “principio
del doble efecto”, en donde, describe también Caamaño, “el acortamiento de la vida
simplemente se tolera, no se busca de forma directa”36.

De éste modo se entiende que la muerte ya no es concebida de manera intencional,


ni mucho menos se pretende, sino que es por causa de un efecto secundario en el
intento de aliviar el sufrimiento del paciente bajo algún procedimiento que se provee
con dicha expectativa, pero culmina en éste infortunio. Entre tanto, Núñez
proporciona una definición más concreta de la eutanasia indirecta: “Podemos decir
que la eutanasia indirecta consiste en la aplicación de analgésicos o lenitivos a una
persona próxima a la muerte patológica o traumática con objeto de eliminar o paliar
los graves sufrimientos físicos insoportables padecidos, siendo éste el propósito

35 EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 37.


36
BREVE HISTORIA DE LA EUTANASIA. Op. Cit., p. 193.

17
fundamental, aun cuando tal aplicación ocasiones una disminución de la resistencia
orgánica y una anticipación del momento de la muerte”37.

4.3. Según la voluntariedad

En éste caso se siente en cuenta, como carácter principal, la voluntad del paciente,
por lo que Campos realiza una clasificación de voluntaria e involuntaria 38:

La eutanasia voluntaria se da en los dos siguientes casos:

1. Cuando el paciente acepta que se le retiren, suspendan o interrumpan los


procedimientos que se le están llevando a cabo para prolongar su vida.
2. Cuando el paciente solicita que le suministren algún fármaco que le acelere
su muerte.

Es así como se logra detallar que el consentimiento del paciente es clave importante
para llevar a cabo el procedimiento, ya sea, como anteriormente se ha explicado,
por acción u omisión.

Eutanasia no voluntaria e involuntaria. En éste caso, como su nombre lo indica


y contrario a lo que se explicaba anteriormente, el paciente no da su consentimiento
para provocar su muerte. Aquí se puede realizar, de acuerdo al Golan, una
subdivisión:

 Eutanasia involuntaria: Según Méndez, “es aquella en la que aun pudiendo


averiguar la voluntad de esa persona, la cual tiene capacidad de consentir,
se decide no hacerlo o hacer caso omiso de la misma en el caso que se
averigüe”39. En otras palabras, el paciente no avala esta decisión, pero
tampoco tiene forma de rehusarse, debido a que ya se encuentra autorizada
bajo el fundamento de que otras personas han decidido sobre su situación

37 NÚÑEZ. Op. Cit., p.142.


38 CAMPOS CALDERÓN, J. Federico; SÁNCHEZ ESCOBAR, Carlos y JARAMILLO LEZCANO,
Omaira. Consideraciones acerca de la eutanasia. En: Medicina legal. Costa Rica., abril, 2001., Vol.
18, No. 1, p. 29 – 64.
39
MÉNDEZ. Op. Cit., p.19.

18
en particular. Golan a modo de ejemplificar la eutanasia involuntaria se remite
a las prácticas eutanásicas que se llevaban a cabo durante el régimen nazi
a quienes padecían algún tipo de discapacidad. Pero éste es un
acontecimiento que no se abordará por el momento.
 Eutanasia no voluntaria. Méndez la describe como “aquella en la que no se
puede averiguar la voluntad del que muere, dada su incapacidad para
expresarla”40. Es decir, el paciente ha perdido la capacidad que conciencia,
encontrándose en una condición que le impide considerar alguna especie de
decisión semejante, por lo que es complejo determinar si el paciente ha de
estar de acuerdo o no con que se le aplicara una práctica eutanásica.

4.4. Según la finalidad perseguida

Eutanasia piadosa. Campos afirma que: “En sentido propio y estricto es la buena
muerte que otro procura a una persona que padece una enfermedad incurable o
muy penosa y la cual tiene a truncar la agonía demasiado cruel o prolongada” 41.
Dicho de otra manera y resaltando que también se le conoce como “homicidio por
piedad”, éste tipo de eutanasia se lleva a cabo con el fin de mitigar los dolores y
sufrimientos de la persona enferma, es decir, la muerte es considerada con el
objetivo únicamente de evitarle al paciente éste proceso cruel e insoportable por el
que está presidido. Esta acción, describe Golan, surge por la compasión despertada
en una persona por el sufrimiento de la persona enferma42.

Eutanasia eugenésica, económica o social. Estas tres clasificaciones, como


señala la autora, se presentan como resultado de un manejo inexacto y erróneo de
la noción de eutanasia. A continuación, se explicarán por separado para hacer la
distinción más inteligible:

40 Ibíd.
41 CAMPOS. Op. Cit., p. 29 – 64.
42
EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 39.

19
 Eutanasia eugenésica: Éste tipo de eutanasia hace alusión a las prácticas
que se llevan a cabo con el único propósito de “higiene racial” tal cual lo
llamaba Adolf Hitler cuyo método consistía en ejecutar a quienes se
consideraban no pertenecientes a una determinada raza, y así liberar a la
sociedad de las personas que representaban una carga para la misma. Los
nazis incluyeron la palabra eutanasia en sus actividades, más esto no
significa que realmente tales atrocidades correspondieras a prácticas
eutanásicas.
 Eutanasia económica: Se refiere al procedimiento que conlleva a terminar
con la vida de una persona bajo el fundamento de que representa una carga
económica para los familiares debido a los tratamientos médicos, fármacos,
empleo de aparatos costosos que le proporcionen al individuo funciones
vitales y que, asimismo, son imprescindibles para mantener al paciente con
vida.
 Eutanasia social: Ésta tercera clasificación refuerza las dos tipologías
anteriormente explicadas. Según Golan, “la eutanasia social se refiere a que
la persona representa una carga para la sociedad y por consiguiente no
merece seguir viviendo”43. Éste tipo de eutanasia puede corresponder tanto
a la económica como a la eugenésica, a como dé lugar, en ambos casos, la
persona es señalada como una carga para la sociedad.

Ahora bien, es importante destacar también los tipos de cuidados paliativos o


sedación paliativa en tanto que se lleva a cabo una práctica eutanásica. La Sociedad
Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) los define como:

“Un tipo especial de cuidados diseñados


para proporcionar bienestar o confort y
soporte a los pacientes y sus familias en las
fases finales de una enfermedad terminal.
Los cuidados paliativos procuran conseguir
que los pacientes dispongan de los días que
les resten conscientes y libres de dolor, con
los síntomas bajo control, de tal modo que

43
Ibíd., p. 40.

20
los últimos días puedan discurrir con
dignidad, en su casa o en un lugar lo más
parecido posible, rodeados de la gente que
les quiere. (…) Los cuidados paliativos ni
aceleran ni detienen el proceso de morir. No
prolongan la vida ni tampoco aceleran la
muerte. Solamente intentan estar presentes
y aportar los conocimientos especializados
de cuidados médicos y psicológicos, y el
soporte emocional y espiritual durante la
fase terminal y en un entorno que incluye el
hogar, la familia y los amigos. La atención
después del fallecimiento es fundamental
para los miembros de la familia y algunos
amigos. Los voluntarios juegan un rol
importante en el soporte de la familia”44.

Es así como se entiende que los cuidados paliativos consisten específicamente en


mitigar los dolores consecuentes de una enfermedad, ya no con el propósito de
curar el paciente debido a que se encuentra en una condición irreversible,
progresiva y fatal. Sino con la intención de procurar que la persona afectada reciba
el tratamiento necesario para ayudarle a reducir su consciencia de modo que
procure aliviar adecuadamente sus síntomas, teniendo en cuenta que esto se
realiza con el consentimiento del mismo.

Entre tanto, es relevante distinguir también los tipos de cuidados paliativos que se
efectúan en las prácticas eutanásicas. Golan realiza una breve clasificación:

4.5. Sedación terminal

El objetivo central de éste procedimiento es evitar el sufrimiento del paciente. Esto


se logra a través de la aplicación y el suministro de hipnóticos (barbitúricos) y
analgésicos para llevar al paciente a un estado de inconsciencia de tal manera que
no sienta los dolores ocasionados por la condición en la que se encuentra. Quico
Prat, gerontólogo y profesor del Centro de Humanización de la Salud en España, la

44
SUREDA GONZÁLEZ, Manuel. Aproximación al enfermo terminal y a la muerte. España, 2003.
Agosto, 2005. Citado por: EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 44.

21
define como “la administración de fármacos adecuados para disminuir el nivel de
conciencia del enfermo, con el objetivo de controlar algunos síntomas o de
prepararlo para una intervención diagnóstica o terapéutica que pueda ser estresante
o dolorosa”45.

Esta práctica es generalmente aplicada en los casos de las personas que padecen
enfermedades cancerígenas. Parafraseando a Lorda y Barrio, la sedación paliativa
es una práctica médica que, si se hace de acuerdo a los reglamentos estipulados,
es una buena práctica clínica. “Consiste en facilitar a los pacientes terminales en
agonía que lo autoricen a la posibilidad de recibir medicación que los duerma
profundamente mientras esperan la muerte”46.

Cabe añadir que, la eutanasia difiere de la sedación terminal en la medida en que


la eutanasia hace parte aún de las discusiones en las actividades médicas mientras
que la sedación paliativa o terminal es algo que se práctica recurrentemente por
parte de las instituciones de salud. Además de que existe una diferencia abismal en
lo que respecta a las finalidades, ya que, por un lado, la eutanasia busca la
provocación de la muerte con procedimientos de tipo letal, y la sedación paliativa
sólo pretende mitigar el sufrimiento y controlar los síntomas que le son insoportables
al paciente con los fármacos necesarios.

4.6. Ortotanasia

La Ortotanasia deriva de la etimología griega “ortho” que signifca recto, justo o


correcto, y del sustantivo “thanatos” que traduce muerte. Según el Dr. Javier
Gutiérrez Jaramillo, Presidente del comité de ética y médico clínico de la Fundación
Valle de Lilí: “Es dejar que la muerte llegue en enfermedades incurables y
terminales, manejándolas con un tratamiento paliativo al máximo para evitar

45
PRAT, Quico. Sedación en enfermos terminales. España. Septiembre, 2005.
46
LORDA, Pablo Simón y BARRIO, Inés M. La frontera entre la vida y la muerte: qué es y qué no
es eutanasia, En: El País, Madrid, 27 de marzo de 2005. Citado por EUTANASIA Y JUSTICIA. Op.
Cit., p. 46.

22
sufrimientos recurriendo a medidas razonables, y dejando de utilizar medios
desproporcionados que lo único que harán es prolongar agonías y costos”47.

Dicho de otro modo, la ortotanasia hace referencia, más que todo, a una muerte
correcta y justa, como tratamiento que consiste en dejar que la muerte llegue al
paciente en el momento en que ha de llegar, es decir, bajo las condiciones naturales
del cuerpo. El propósito central es implementar los posibles alivios médicos sin
someterse a abusivos procedimientos en el intento de prolongar la vida, es por eso
que tiende a conocerse también como “muerte digna”.

4.7. Distanasia

De “dis” (dificultad) y “thanatos” (muerte), la distanasia supone la prolongación


anómala del curso de la muerte por cualquier medio sin considerar los perjuicios
que puede suponer para el paciente, llegando en ocasiones al encarnizamiento
terapéutico. Puede entenderse como contraria a la eutanasia, ya que, en lugar de
acelerar el proceso para que la persona alcance la muerte, retrasada esta
posibilidad inclusive, sometiendo al paciente a medios o técnicas que, además de
tener un alto costo, alargan innecesariamente la vida del paciente poniéndolo en
una condición en la que quizá termine adquiriendo más sufrimiento del que ya ha
venido padeciendo.

4.8. Adistanasia o antidistanasia

Golan la define como: “la omisión de medios extraordinarios o desproporcionados


para prolongar artificialmente la vida de un enfermo con un proceso patológico
irreversible. Es decir, consiste en dejar de proporcionar al enfermo los medios que
conducirían solamente a retrasar la muerte, respetando el proceso natural del morir
sin intervención tecnológica”48.

4.9. Suicidio asistido, ayuda al suicidio o auxilio al suicidio

47
GUTIÉRREZ JARAMILLO, Javier. Ortonasia versus Eutanasia. Cali, 2004.
48
EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 49.

23
En primer lugar, el suicidio se considera según Gafo, Vidal y Gil como: “la muerte
artificial y violenta anticipadamente buscada. Con mayor exactitud, la destrucción
de la propia vida realizada en forma directa por medio de actos positivos o negativos
de omisión”49. Ahora, partiendo de esa idea, la ayuda o auxilio al suicidio es la
colaboración de una persona en la realización de un acto suicida de otra persona,
a través del ofrecimiento de los medios necesarios para ello. Para llevar a cabo lo
anterior, el sujeto cooperante debe estar a disposición de brindar los mecanismos a
la persona para que lleve a cabo su suicidio teniendo en cuenta que éste posee total
consentimiento.

4.10. Inducción al suicidio

Éste concepto por lo general suele confundirse con la ayuda al suicidio, pero se
trata de dos casos completamente distintos. Como su nombre lo indica, ésta
conducta consiste en que un individuo induzca a otro a suicidarse y, según Golan,
presenta las siguientes características:

1. La persona suicida no padece necesariamente una enfermedad terminal.


2. La persona que induce al suicidio puede ser cualquier persona sin ser un
médico.
3. La persona que induce al suicidio es un determinador intelectual del suicidio,
pero en ningún momento colabora activamente a la otra persona en el
suicidio.
4.11. Ayuda a morir

Éste concepto hace referencia a la actividad de una persona que causa muerte a
otra. Dicha conducta es equiparable a la eutanasia, pero la diferencia radica en que,
mientras la eutanasia es efectuada por un médico quien posee una autorización
legal, en la ayuda a morir no necesariamente tiene que estar involucrado un médico
ni tampoco la persona que la solicite posea una enfermedad terminal. Es decir,

49
GAFO, Javier; VIDAL, M. GIL, E. La eutanasia y el derecho a morir con dignidad, España:
Editorial Ediciones Paulinas, 1984, p. 105.

24
cualquier persona puede ayudar a otra a morir; un individuo puede pedirle a otro
que le propine múltiples puñaladas hasta matarlo. Éste caso puede equipararse con
el de homicidio consentido, y no debe confundirse con el de ayuda al suicidio, debido
a que se deben tener en cuenta que las consecuciones de la muerte en ambos son
completamente distintas. Mientras que en la ayuda al suicido, es el sujeto quien
determina que le sea suministrado un procedimiento con la cooperación de otro
sujeto, en la ayuda a morir, por más que la persona haya solicitado que le provoquen
su muerte, no deja de ser homicidio, pues en éste caso, una persona mata a otra
persona.

En otras palabras, para esclarecer un poco más esta distinción, cabe mencionar
que, y explica Golan: “para muchas personas la ayuda a morir implica siempre la
presencia de una persona enferma mientras que el suicidio asistido puede ser
practicado por una persona en buenas condiciones de salud”50.

5. NORMATIVAS, CONTEXTOS, DINÁMICAS Y MANIFESTACIONES


5.1. Normativa Nacional

Como se pudo evidenciar en la concepción histórica del término “eutanasia”, éste


tema ha tenido gran relevancia en tanto que se empezó a reconocer como un medio
para provocar la muerte de una persona que se halla bajo determinadas
condiciones, por lo que también ha sido foco de grandes polémicas y controversias
de acuerdo a los diferentes contextos.

Se entiende que la muerte es un hecho natural inevitable y que, por tanto, debe
ser aceptada como tal. No obstante, y como se describía anteriormente, al ser un
procedimiento involucrado con algo tan trascendental como la culminación de la
vida de una persona, requiere un trato jurídico especializado.

En el caso de Colombia, el tema de la eutanasia tomó lugar únicamente en el año


1997 por parte de la Corte Constitucional en la sentencia C-239 con ponencia del

50
EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit., p. 55.

25
magistrado Carlos Gaviria Díaz. En el texto “Eutanasia y justicia” de Golan, se
señala que: “En dicha sentencia se demandó la constitucionalidad del artículo 326
del Código Penal que tipifica como delito el homicidio por piedad.51” Cabe aclarar
que para el año 1997 todavía estaba en vigencia el Código Penal de 1980 que
estipulaba en el artículo 326 lo siguiente: “Homicidio por piedad. El que matare a
otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos provenientes de lesión
corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres
años”52.

Asimismo, la corte constitucional define por piedad como: “Un estado afectivo de
conmoción y alteración anímica profundas, similar al estado de dolor que consagra
el artículo 60 del Código Penal como causal genérica de atenuación punitiva; pero
que, a diferencia de éste, mueve a obrar en favor de otro y no en consideración a sí
mismo”.

Además, la Corte Constitucional señala que no basta un sentimiento de piedad, ya


que es necesario que estén presentes otros medios objetivos exigidos por el tipo
penal, teniendo en cuenta que el sujeto pasivo posea insoportables dolores producto
de una enfermedad grave. No existe el homicidio piadoso cuando se trata de una
situación en la que una persona mata a otro individuo que no esté inmerso en algún
sufrimiento semejante, aun cuando intente suplicar piedad. Entre tanto, un caso
semejante sería catalogado como homicidio simple o agravado ya que la muerte es
producto de un sentimiento egoísta. Cuando se habla de homicidio por piedad, tal
como está descrito en el Código Penal, el sujeto activo (quien realiza la acción u
omisión tendiente a acabar los sufrimientos de la otra persona) no mata por
desprecio sino por todo lo contrario. El sujeto activo considera al sujeto pasivo
(persona que padece la enfermedad incurable) como una persona con igualdad de
condición y derechos, con dignidad, y desde una perspectiva compasiva y

51
Ibíd., p. 80.
52
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. (1997, mayo), Sentencias. M.P.: Carlos Gaviria Díaz.
Bogotá.

26
misericordiosa. En un Estado Social de Derecho las penas tienen que guardar una
razonable proporcionalidad con el grado de culpabilidad del acto, y no sólo con la
gravedad material y objetiva de la lesión al bien jurídico53.

Del mismo modo, el Estado también reconoce el concepto de dignidad humana


destacando que la nación está fundada en el respeto a la dignidad de la persona
humana como derecho fundamental, por su autonomía, su capacidad para la toma
de decisiones consentidas y su identidad. En esa misma medida, la Constitución
protege la vida del individuo, destaca que es la labor del Estado velar por la
protección de la vida del paciente terminal, por su derecho a morir dignamente sin
oposición.

“El Estado no puede oponerse a la decisión


del individuo que no desea seguir viviendo y
que solicita le ayuden a morir, cuando sufre
una enfermedad terminal que le produce
dolores insoportables, incompatibles con su
idea de dignidad. Por consiguiente, si un
enfermo terminal que se encuentra en las
condiciones objetivas que plantea el Código
Penal considera que su vida debe concluir,
porque la juzga incompatible con su
dignidad, puede proceder en consecuencia,
en ejercicio de su libertad, sin que el Estado
esté habilitado para oponerse a su designio,
ni impedir, a través de la prohibición o de la
sanción, que un tercero le ayude a hacer uso
de su opción. No se trata de restarle
importancia al deber del Estado de proteger
la vida sino, de reconocer que esta
obligación no se traduce en la preservación
de la vida sólo como hecho biológico”54.
La sentencia sugiere que el sujeto pasivo debe contar con la capacidad de
comprender las circunstancias en las que está inmerso, eso significa poseer
información concreta y fiable acerca de su enfermedad y qué tratamientos,

53
COLOMBIA, CORTE CONSTITUCIONAL. (1997), Sentencias, “Sentencia C-239”, Homicidio por
piedad. M.P.: Carlos Gaviria Díaz. Bogotá.
54
Ibíd.

27
procedimientos terapéuticos y pronósticos le pueden ser suministrados, esto implica
poseer suficiente capacidad intelectual para abordar dicha decisión. Es por lo
anterior que la Corte Constitucional sugiere que el sujeto activo debe ser un médico,
ya que se considera como profesional capacitado para proporcionarle ese tipo de
información al paciente y brindarle las condiciones justas y necesarias para morir
dignamente. “Por ende, en los casos de enfermos terminales, los médicos que
ejecuten el hecho descrito en la norma penal con el consentimiento del sujeto pasivo
no pueden ser, entonces, objeto de sanción y, en consecuencia, los jueces deben
exonerar de responsabilidad a quienes así obren”55.

5.2. Proyectos de ley para reglamentar la eutanasia y el suicidio asistido

En el año 2006 se presentaron dos proyectos de ley ante el Congreso de Colombia


con el fin de reglamentar legalmente las prácticas eutanásicas y el suicidio asistido.

Parafraseando a Golan, el proyecto de ley presentado por el senador Álvaro Ashton


Giraldo propone reglamentar el derecho de los enfermos terminales a desistir de
medios terapéuticos y prohibir el ensañamiento terapéutico56. El objetivo de la ley
propuesta radica, por un lado, en regular el derecho de los enfermos terminales a
desistir de la aplicación de medidas médicas que tienen por propósito prolongar la
vida de la persona enferma, y, por otro lado, prohibir el ensañamiento terapéutico.
El argumento principal de esta propuesta hace referencia a la importancia de
respetar, como ya se venía anteriormente exponiendo, la autonomía y la libre toma
de decisiones considerando que se encuentra en estado terminal.

Adicionalmente, para que lo anterior pueda ser viable, se deben tener en cuenta los
siguientes requisitos:

 Irreversibilidad en el estado de salud del


paciente, diagnosticada por el médico
especialista tratante.

55
Ibíd.
56
COLOMBIA, CONGRESO NACIONAL DE LA REPÚBLICA. Proyecto de Ley “Mediante el cual se
reglamenta el derecho de los enfermos terminales a desistir de medios terapéuticos y se prohíbe el
ensañamiento terapéutico”, agosto, 2006.

28
 Que el paciente sea mayor de 18 años.
 Manifestación formal realizada por
escrito de la voluntad del paciente, si se
encuentra en un estado consciente, ante
la presencia de un notario.
 En estado inconsciente únicamente
podrá acogerse la voluntad si se ha
elaborado el documento con
anterioridad.
 Que la enfermedad cause sufrimientos
inaguantables, aunque estos sean
causados en periodos de tiempo
esporádicos o que haya producido un
estado vegetativo o de muerte cerebral.
 Que el paciente haya sido informado del
carácter incurable de su enfermedad,
por parte de un médico especializado en
el tipo de enfermedad tratada, y posea
constancia escrita en la que se exponga
la enfermedad, sus consecuencias,
anexando exámenes donde pueda ser
observado claramente el tipo de
patología.
 Que el paciente haya sido informado por
el médico especializado que lo asiste,
sobre la inoperancia de las drogas
administradas en la mejoría de su
enfermedad y las posibles
consecuencias que puedan derivar en la
calidad de vida.
 El concepto de éste médico debe
siempre estar acompañado del de dos
(2) médicos especializados, también de
diferentes entidades médica que hayan
estudiado el caso.
 Que el paciente decida con base en sus
creencias religiosas que al optar por una
muerte natural es su mejor opción.
 La opción de someterse a la medicina
paliativa puede estar plasmada dentro
del mismo documento, y en caso de no
ser así, será respetado el derecho del
individuo a someterse a este tipo de
cuidados por parte de una institución
médica o en su mismo hogar siempre
podrá acogerse a este tipo de cuidados
que apacigüen el dolor aun sin
contemplarse por escrito, ya que esto

29
forma parte del tratamiento normal que
pueda aplicarse a un enfermo terminal57.

Ahora bien, las prácticas eutanásicas tendrán que cumplir con las siguientes
condiciones:

1. Que el paciente sea mayor de edad,


legalmente capaz de testimoniar tanto
de forma oral como escrita su decisión.
En los casos en los que el paciente se
encuentre inconsciente y no posea la
capacidad de comunicar por ningún
medio, sus familiares podrán realizar
una petición escrita. En caso de tratarse
de un menor de edad, a finales del 2017,
a través de la sentencia T-544, la Corte
Constitucional le dio una orden clara al
Ministerio de Salud: debía regular “el
procedimiento para hacer efectivo el
derecho a morir con dignidad de los
niños, las niñas y los adolescentes”.
Entre 6 y 12 años, solo en casos
excepcionales, cuando expertos
determinen que el menor tiene la
madurez necesaria para tomar la
decisión. De 12 años en adelante,
podrían decidir solo en caso de
enfermedad terminal y de 14 años en
adelante, el menor podrá tomar
libremente su decisión. Menores de 6
años, de ninguna manera.
2. Que la petición o solicitud para la
terminación de la vida del paciente sea
libre e informada, manifestada
inequívocamente por escrito, cuando
sea posible, voluntaria y reiterada, la
cual no permita albergar la menor duda
sobre si el origen de la misma es el
producto de una presión exterior
indebida o el resultado de una depresión
momentánea.
3. Que el paciente sufra de una
enfermedad terminal o lesión corporal
que le produce intensos dolores y

57
Ibíd.

30
continuos padecimientos, los cuales no
pueden ser aliviados por la ciencia
médica moderna con esperanza de cura
o mejoría58.

En cumplimiento a lo ordenado por la Corte en la sentencia T-970 de 2014, el


Ministerio expidió la Resolución 1216 de 2015 que reguló el derecho a morir
dignamente y en ella consignó el procedimiento a seguir para llevar a cabo la
práctica de la eutanasia. Así mismo, expidió la Resolución 4006 de 2016, en la que
creó el Comité Interno del Ministerio de Salud y Protección Social para controlar los
procedimientos que hagan efectivo el derecho a morir con dignidad.

5.3. Normativa Internacional

La legislación internacional es clara al destacar la supremacía al derecho a la vida.


Así, la Convención Americana de Derechos Humanos, en el artículo 3, sostiene que
toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido
por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida arbitrariamente.

Por su parte, la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el artículo 3,


establece: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de
su persona. De igual forma, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
en el artículo 6.1, reza: El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este
derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida
arbitrariamente.

6. ACTORES Y GRUPOS POBLACIONALES

Al hablar de eutanasia, según Golan, se deben tener en cuenta las siguientes dos
condiciones:

1. El sujeto pasivo es una persona que padece una enfermedad incurable.

5858
Ibíd.

31
2. El sujeto activo, que realiza la acción u omisión tendiente a acabar los
sufrimientos de la otra persona, es un médico.
6.1. Clínicas terminales

De acuerdo con Humphry y Wickett, las clínicas terminales representan al mismo


tiempo un servicio y una filosofía de la asistencia médica. La Organización Nacional
de Clínicas Terminales la describe de la siguiente forma:

“La clínica terminal afirma la vida. Esta


institución tiene por objeto asistir y apoyar a
los enfermos en la fase terminal de una
enfermedad incurable para que terminen sus
días de la mejor forma posible. La clínica
termina contempla la muerte como un
proceso normal, tanto si es el resultado de
una enfermedad como si no lo es. La clínica
terminal no acelera ni prolonga la muerte.
Estas instituciones han sido creadas con la
esperanza y el convencimiento de que,
mediante los cuidados apropiados y la
ayuda y la comprensión de la sociedad, los
pacientes y los familiares puedan lograr la
preparación mental y espiritual necesaria
para aceptar la muerte de forma
satisfactoria”59.

Hay que destacar que, de acuerdo a lo anterior, la familia también juega un papel
trascendental en éste proceso. El paciente y la familia son los protagonistas
principales a la hora de determinar el tratamiento. Los conyugues, los hijos, los
padres o los hermanos del paciente desempeñan un rol crucial en cuanto al afecto,
el apoyo y al acompañamiento que debe recibir el individuo en tanto que atraviesa
una situación semejante. La ayuda de los familiares resulta primordial y necesaria.
Dentro de las clínicas terminales también hay voluntarios, el personal está
disponible durante las 24 horas del día, y se turnan con los familiares para que estos

59
ORGANIZACIÓN NACIONAL DE CLÍNICAS TERMINALES. Citado por HUMPHRY, D.,
WICKETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. En: Tusquets Editores, S.A. 1°
edición. Marzo, 1989. Barcelona, España.

32
puedan cumplir con sus horas de sueño. Tanto los familiares como los voluntarios
representan un apoyo moral para el paciente, atendiendo sus necesidades y
supliendo cualquier inconveniente que se presente.

6.2. Enfermo desahuciado

Según Golan: “Es la persona que padece una enfermedad para la que no existe un
tratamiento curativo, por lo cual se considera una enfermedad mortal, ya sea a corto
o largo plazo”60. El autor José Manuel Martínez Lage afirma que: “Un enfermo es
desahuciado cuando desaparece toda esperanza de curación”61.

6.3. Enfermo terminal

En éste caso, y retomando las ideas de Golan, la persona padece una enfermedad
irrecuperable y previsiblemente mortal en un plazo relativamente corto62. Un
paciente es catalogado como terminar cuando presenta las siguientes condiciones:

1. Cuando porta alguna enfermedad o condición patológica grave y


diagnosticada anteriormente de manera concisa y determinada por un
médico experto.
2. Dicha enfermedad diagnosticada debe ser de carácter progresivo e
irreversible, con pronóstico fatal próximo o en un plazo relativamente
reducido.
3. En el instante en que se da el diagnóstico, la condición patológica no es
susceptible de un tratamiento conocido y de eficacia comprobada que
permita detenerla, sino que, por el contrario, se pronostique una muerte
próxima a causa de la misma o los procesos ya no resulten eficaces.

La definición de la SECPAL, propone las siguientes características para determinar


cuándo se puede hacer referencia a un enfermo terminal:

60
Ibíd., p. 42.
61
MARTÍNEZ LAGE, José Manuel, Rudimentos sobre la enfermedad de Alzheimer. Agosto, 2005.
Citado por Eutanasia y Justicia. Op. Cit., p. 42.
62
Ibíd., p. 43.

33
1. Presencia de una enfermedad
avanzada, progresiva, incurable.
2. Falta de posibilidades razonables de
respuesta al tratamiento específico.
3. Presencia de numerosos problemas o
síntomas intensos, múltiples,
multifactoriales y cambiantes.
4. Gran impacto emocional en paciente,
familia y equipo terapéutico, muy
relacionado con la presencia, explícita o
no, de la muerte.
5. Pronóstico de vida inferior a seis
meses63.

63
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CUIDADOS PALIATIVOS. Definición de una enfermedad terminal.
Junio, 2006. Citado por Eutanasia y Justicia. Op. Cit., p. 43.

34
7. REFERENCIAS BIBILIOGRÁFICAS

SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CUIDADOS PALIATIVOS. Definición de una enfermedad


terminal. Junio, 2006. Citado por Eutanasia y Justicia. Op. Cit., p. 43.

MARTÍNEZ LAGE, José Manuel, Rudimentos sobre la enfermedad de Alzheimer. Agosto,


2005. Citado por Eutanasia y Justicia. Op. Cit., p. 42.

NÚÑEZ, Miguel Ángel. Homicidio consentido, eutanasia y derecho a morir con


dignidad. España: Editorial Tecnos, 1999, p. 31. Citado por GOLAN, Gilli Kahn.
Eutanasia y justicia. Pontificia Universidad Javeriana. Santiago de Cali, Colombia.
Octubre, 2008. p. 25.

Nuevo Diccionario Laurousse, Volumen 3, Barcelona: Editorial Planeta. Agostini,


1993. Citado por EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit. p. 25.

CODIGNIDAD. Definiciones, recuperado: 19 de septiembre de 2006. Citado por


EUTANASIA Y JUSTICIA. Op. Cit. p. 28.

MARTÍNEZ DIE, R.; SESÉ, A.; SOBREVIA, X; SUREDA y VILADOMIU, I. Razones


del no a la Eutanasia. Septiembre, 2005. Citado por EUTANASIA Y JUSTICIA. Op.
Cit., p. 29.

WILLKE, Jack. WILLKE, Bárbara. Entrevista sobre la eutanasia. Agosto, 2005. Ibíd.,
p. 29.

JAMA. Decisions near the end of life, Journal of the American Medical Association,
267, 1992. p. 22-29.

NÚÑEZ PAZ, Miguel Ángel. Homicidio consentido, eutanasia y derecho a morir con
dignidad. España: Editorial Tecnos, 1999. p. 43.

GRACIA, Diego. Historia de la eutanasia. En: J. GAFO (ed.), La eutanasia y el arte


de morir, Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1990, 13-32. Citado por

35
KASSEL, K. – AUSTIN, C. (eds.), Poetae Comici Graeci, Vol. IV, Berolino et Novi
Eboraci, Berlin 1983, 321. Citado por CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la
eutanasia. Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012. p. 183.

SUETONIO, Vida de los doce césares, II, 99, Gredos (traducc. de Rosa Mª Agudo),
Madrid 1992. p. 284 (la obra está fechada entre los años 119 y 123 d.C.).

CAAMAÑO, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al concepto.


Moralia 35, 2012.

K. F. MARX, De euthanasia medica, Prolusio Academica, Gottingae 1826. Citado


por CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la eutanasia. Aproximación al
concepto. Moralia 35, 2012. p. 190-191.

K. F. MARX, Medical Euthanasia: Journal of the History of Medicine and Allied


Sciences 7 (1972) 404-416: cit. por A. R. JONSEN, Ética de la eutanasia, o. c., 104-
105. Citado por CAAMAÑA, José Manuel. Breve historia de la eutanasia.
Aproximación al concepto. Moralia 35, 2012.

HUMPHRY, D., WICKETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. En:


Tusquets Editores, S.A. 1° edición. Marzo, 1989. Barcelona, España.

ORGANIZACIÓN NACIONAL DE CLÍNICAS TERMINALES. Citado por HUMPHRY, D.,


WICKETT, Ann. El derecho a morir. Comprender la eutanasia. En: Tusquets Editores, S.A.
1° edición. Marzo, 1989. Barcelona, España.

MARTÍNEZ LAGE, José Manuel, Rudimentos sobre la enfermedad de Alzheimer. Agosto,


2005. Citado por Eutanasia y Justicia.

36

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