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Eutanasia

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«Eutanasia» redirige aquí. Para eutanasia aplicada a otros animales, véase Eutanasia
animal.
La eutanasia (del latín científico euthanasia y este del griego
antiguo εὐθανασία /euthanasía/ 'muerte dulce')1 es la intervención voluntaria que acelera
la muerte de un paciente desahuciado, con su consentimiento, con la intención de evitar
sufrimiento y dolor. La eutanasia está asociada al final de la vida sin sufrimiento.1
En un sentido más contemporáneo y restringido, la eutanasia es aquel procedimiento
voluntario, intencionado, estudiado y consciente que realiza un médico para acelerar la
muerte de un paciente terminal de algún padecimiento incurable; a solicitud consciente,
estudiada y deliberada del enfermo o familiares, quienes, plenamente enterados de que no
existe tratamiento curativo para la dolencia; le solicitan al médico que la realice sobre el
paciente para así dar fin con el dolor y sufrimiento intolerables e intratables.2
Existen diferentes leyes sobre la eutanasia en cada país. El Comité selecto de Ética
médica de la Cámara de los Lores británica define la eutanasia como «una intervención
deliberada emprendida con la intención expresa de poner fin a una vida, para aliviar el
sufrimiento intratable».3 En los Países Bajos y en Bélgica, es entendida como «la
terminación de la vida por un médico a petición de un paciente».4 Sin embargo, la ley
holandesa no usa el término eutanasia, sino que lo incluye bajo la definición más amplia de
«suicidio asistido y finalización de la vida a petición».5 En Colombia la Corte
Constitucional en su sentencia C 239 de 1997 manifiesta que el homicidio por piedad es
«es la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos
sufrimientos de otro», y que «doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o
eutanásico».6 No obstante, en la sentencia T 970 de 2014, se lee que «las definiciones
sobre eutanasia son múltiples y actualmente no se cuenta con alguna totalmente
aceptada»7 pero aún así, se utiliza la definición de la doctrina jurídica para precisar los
elementos necesarios para que el homicidio corresponda al concepto doctrinario de
eutanasia; también usa la descripción doctrinaria para su clasificación.7
La eutanasia está clasificada de diferentes formas: directa e indirecta según el accionar
médico, y voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con el consentimiento del paciente.8

Índice
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 1Etimología
 2Historia
o 2.1Período moderno temprano
o 2.2Inicios del debate moderno sobre la eutanasia
o 2.3Movimiento inicial de eutanasia en los Estados Unidos de América
o 2.4Década de 1930 en la Gran Bretaña
o 2.5Aktion T4
o 2.6La petición de 1949 del estado de Nueva York a favor de la eutanasia y la oposición
católica
 3Definición
o 3.1Contexto del derecho continental
o 3.2Contexto del derecho anglosajón
 4Clasificaciones de eutanasia
o 4.1Según el accionar médico
o 4.2Según la voluntad del paciente
 5Conceptos relacionados
 6Argumentos en pro y en contra
o 6.1Invocación de los derechos individuales contra la transgreción a una interdicción
o 6.2El ejercicio de la libertad y de la autonomía
o 6.3La visión de la dignidad humana
o 6.4Gestión de los recursos sociales
o 6.5Tomando en cuenta el sufrimiento
o 6.6Argumentos sobre la necesidad y viabilidad de una introducción contralada
 7Opinión médica
 8Puntos de vista religiosos
 9Véase también
 10Notas
 11Referencias
 12Bibliografía
o 12.1Enciclopedias
o 12.2Libros
o 12.3Publicaciones
o 12.4Revistas
 13Bibliografía complementaria
 14Enlaces externos
o 14.1Enlaces a favor
o 14.2Enlaces en contra

Etimología[editar]
La palabra eutanasia proviene del latín científico euthanasia /eutʰanásɪa/, y este del
griego εὐθανασία /eu̯θaɳasía/, está compuesta por el prefijo εὖ /eu̯/ ‘bien’, ‘normalidad’; la
palabra θἀνατος /θánatos/ ‘muerte’ y el sufijo sutantivante ~σίᾱ /~síaː/.1
El morfema εὖ /eu̯/ ‘bien’, ‘normalidad’; está vinculado a la raíz indoeuropea *wesu~,
‘bueno’. Está presente en los neologismos aneuploide, eubacteria, eucalipto, eucáridos,
eucariote, eufonía, y muchos más.9
El lexema θἀνατος /θánatos/ ‘muerte’; está vinculado a la raíz indoeuropea *dʰ(u)enh₂-
‘muerte’. Puede vérsela con ese mismo significado en: tanatología, tanatopraxia,
tanatonauta y tanatoideo(a), atanasia, cacotanasia, ortotanasia, distanasia.10
El gramema sustantivante ~σίᾱ /~síā/; proviene del griego, el cual a su vez es la
combinación de dos sufijos femininos: ~si(s)/~s(o) de los griegos ~σις/~σι~/~σο~/~σ~ que
significa ‘acción’, muy común en el lenguaje científico griego;11 y el sufijo ~íā del griego
~ία que significa ‘cualidad’.12
Etimológicamente hablando, eutanasia significa: muerte apacible o muerte sin sufrmiento
físico, favorecida por otros. Es antónima de cacotanasia.13

Historia[editar]
La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David(1787), en la cual se representa
a Sócrates preparado para beber la cicuta, tras su condena por corromper a la junventud ateniense.

La eutanasia se practicó en las antiguas Grecia y Roma. Por ejemplo, la cicuta se empleó
en la isla de Ceoscomo un medio para acelerar la muerte; técnica que también se
empleaba en Marsella. La eutanasia, en el sentido de la deliberada aceleración de la
muerte de una persona, fue apoyada por Sócrates, Platón y Séneca el Viejo en el mundo
antiguo, aunque parece que Hipócrates había hablado en contra de la práctica, cuando
escribió: «no prescribiré una droga mortal para complacer a alguien, ni dar consejos que
puedan causar su muerte», lo que indica que pudo haber un cierto debate en la literatura
sobre si se pretendía o no incluir la eutanasia.141516
Período moderno temprano[editar]
El término eutanasia en el sentido anterior de apoyar a alguien mientras moría, fue
utilizado por primera vez por el inglés Francis Bacon (1561-1626). En su trabajo Eutanasia
médica eligió esta antigua palabra griega y, al hacer esto, distinguió entre eutanasia
interior o la preparación del alma para la muerte, y eutanasia exterior que pretendía hacer
el fin de la vida más llevadero e indoloro, y en excepcionales circunstancias acortando la
vida. Su cambio de significado a una muerte fácil pasó a primer plano en el periodo
moderno temprano como puede ser visto en la definición que recoje el Grosses
vollständiges universal-lexicon aller wissenschafften und künste (en alemán Gran léxico
universal completo de todas las ciencias y artes) del siglo XVIII:

«Eutanasia: una muerte muy suave y tranquila, que ocurre sin convulsiones dolorosas. La palabra proviene de
ευ, bene, bueno y θανατος, mors, muerte.»

—Universal Lexicon17

El concepto de eutanasia en el sentido de aliviar el proceso de la muerte se remonta al


historiador médico, Karl Friedrich Heinrich Marx (1796-1877) quien se basó en las ideas
filosóficas de Bacon. Según Marx, un médico tenía el deber moral de aliviar el sufrimiento
de la muerte mediante el aliento, el apoyo y la mitigación mediante el uso de
medicamentos. Tal «alivio de la muerte» reflejó el espíritu de la época de la cual fue
contemporáneo, pero Marx lo colocó en el canon de la responsabilidad médica por primera
vez. También hizo hincapié en la distinción entre el cuidado teológico del alma de las
personas enfermas desde el cuidado físico y el tratamiento médico por parte de los
galenos.1819
La eutanasia, en su sentido moderno, ha sido fuertemente opuesta a la
tradición judeocristiana. Tomás de Aquino (1225-1274) se opuso, y argumentó que la
práctica de la eutanasia contradecía nuestros instintos humanos naturales de
supervivencia,20 así como también lo hicieron François Ranchin (1565-1641), médico
francés y profesor de medicina y Michael Boudewijns (1601-1681), médico y profesor.2122
Otras voces abogaron por la eutanasia, como el poeta inglés John Donne (1572-1631) en
1624,23 y la eutanasia continuó en práctica. En 1678, la publicación del libro De pulvinari
morientibus non-subtrahend (del latín La almohada de los moribundos no debe ser
sustraída) de Caspar Questel, debate sobre el tema. Questel describió varias costumbres
que eran usadas en ese momento para traer la muerte a los moribundos, incluida el retiro
de la almohada que, se creía, aceleraba la muerte; argumentó en contra de tal práctica,
pues hacerlo está «contra las leyes de Dios y de natura».24 Este punto de vista fue
compartido por otros que les siguieron, inlcuidos Philipp Jakob Spener, Veit Riedlin
y Johann Georg Krünitz.25 A pesar de la oposición, la práctica de la eutanasia continuó,
involucrando técnicas como la sangría, la asfixia y sacar a las personas de sus camas para
colocarlas en el suelo frío.26
Durante la Ilustración, el suicidio y la eutanasia comenzaron a ser más aceptados.27
Tomás Moro (1478-1535) escribió sobre la eutanasia en Utopía:

«A los enfermos asisten con gran caridad, no dexando atras ningun medicamento y gobierno de vivir, que le
importe restituir la salud al que le falta. Si alguno padece enfermedad prolija, le entretienen hablando con él, y
sirviéndole aligeran su calamidad; mas si la enfermedad es incurable y de continuo dolor, los Sacerdotes y el
Magistrado le confortan, persuadiéndole que hallándose ya inépto á los oficios de la vida, molesto á los otros, y
pesado á sí mismo, que no quiera sobrepujar á la propia muerte, alimentando la maligna enfermedad, y que
siendo la vida un tormento, no dude el morir, ántes tenga esperanza de salir de tan acervo estado, ó quitándose él
propio la vida, ó dexándose matar; pues dexará, muriendo, aquella miseria, y no comodidades. Ademas de esto,
siguiendo el consejo de los Sacerdotes, intérpretes de la voluntad de Dios, executarán una obra santa y pia los
que se dexan persuadir, y con abstencia fenecen la vida, ó durmiendo se dexan matar; mas no hacen morir á
alguno contra su voluntad, ni faltan á administrarlos en la enfermedad, paraciéndoles que esta sea una honesta
ocupación. Mas si alguno se mata sin el consentimiento de los Sacerdortes y del Magistrado, no le dan sepultura,
y arrojan su cuerpo en una laguna.»

—Utopía28

Aunque para Stolberg no queda claro si Moro tenía la intención de respaldar la práctica.29
Otras culturas han adoptado diferentes enfoques: por ejemplo, en Japón el harakiri, o
suicidio ritual, no ha sido considerado tradicionalmente como pecado, ya que se usa en
casos de honor y, en consecuencia, las percepciones de la eutanasia son diferentes a de
las de otras partes del mundo.30
Inicios del debate moderno sobre la eutanasia[editar]
A mediados del siglo XIX, surgió el uso de la morfina para tratar «los dolores de la muerte».
En 1848 el cirujano estadounidense John Collins Warren (1778-1856) recomendó su
empleo. En 1866, el médico británico Joseph Bullar (1815-¿?) reveló una utilización similar
para el cloroformo. Sin embargo ninguno de los dos recomendaba que la ocupación de
este fármaco debería ser para acelerar la muerte. En 1870, el inglés y maestro de escuela
Samuel Williams, inició el debate sobre la eutanasia contemporánea a través de un
discurso en el Birmingham Speculative Club, una sociedad cuyos miembros eran filósofos
aficionados que recopilaba sus trabajos.31 La propuesta de Williams fue usar cloroformo
para acelerar deliberadamente la muerte de pacientes con enfermedades terminales:

«Que en todos los casos de enfermedad desesperada y dolorosa, debe ser el deber reconocido del asistente
médico, siempre que así lo desee el paciente, administrar cloroformo, o cualquier otro anestésico que pueda
reemplazar a este, de forma gradual para destruir la conciencia al primer intento, y disponga al paciente a una
muerte rápida e indolora. Se deben tomar todas las precauciones necesarias para prevenir cualquier posible
abuso de tal deber; lo que implica que debe ser establecido, más allá de la posibilidad de duda o
cuestionamiento, que el remedio fue aplicado por el deseo expreso del paciente».

—Samuel Williams (1872), Euthanasia Williams y Northgate: Londres.31

El ensayo fue revisado favorablemente en el diario The Saturday Review de Londres; pero
apareció una editorial contra el ensayo en la revista semanal británica The Spectator.32 A
partir de ese momento, resultó ser influyente, y otros escritrores se manifestaron a favor de
tales puntos de vista: Lionel Tollemache, octavo conde de Dysart (1794-1878) escribió a
favor de la eutanasia, al igual que la británica Annie Besant (1847-1933), la ensayista y
reformadora que más tarde se involucró con la National Secular Society (Sociedad Nacinal
Laica), considerando que era un deber con la sociedad que uno debe «morir
voluntariamente y sin dolor» cuando uno llega al punto de convertirse en una «carga».3233
La revista Popular Science analizó el tema en mayo de 1873, evaluando ambos lados del
argumento.34 Kemp señala que, en ese momento, los médicos no participaron en la
discusión; era «esencialmente una empresa filosófica [..] vinculada inextricablemente a
una serie de objeciones a la doctrina cristiana de la santidad de la vida humana».32
Movimiento inicial de eutanasia en los Estados Unidos de
América[editar]
Artículo principal: Eutanasia en los Estados Unidos de América

Felix Adler, alrededor de 1913, fue el primer estadounidense en abogar por permitir el suicido en
casos de enfermedades crónicas.

El auge del movimiento de la eutanasia en los Estados Unidos de América coincidió con la
llamada Edad chapada en oro de ese país, un momento de cambio social y tecnológico
que abarcaba un «conservadurismo individualista que elogiaba la doctrina económica
del laissez faire (en francés: dejen hacer), el método científico y el racionalismo», que
sucedió junto a grandes depresiones económicas, industrialización y conflicto entre
corporaciones y sindicatos.31 También fue el período en el que se desarrolló el sistema
hospitalario moderno, que ha sido visto como un factor en el surgimiento del debate sobre
la eutanasia.35
El abogado Robert G. Ingersoll (1833-1899) intercedió a favor de la eutanasia, afirmando,
en 1894, que cuando alguien padece una enfermedad terminal, como un cáncer en fase
terminal, debería tener derecho a finalizar con su dolor mediante el suicidio.
El judío, racionalista intelectual Felix Adler (1851-1933) ofreció un enfoque similiar,
aunque, a diferencia de Ingersoll, Adler no rechazó a la religión. De hecho, argumentó un
marco de cultura ética. Este último argumentó en 1891 que aquellos que sufrían de un
dolor abrumador deberían tener el derecho a suicidarse y, además, que un médico debería
estar autorizado para ayudarle. Así Adler, se convierte en el primer estadounidense
«prominente» en abogar por el suicidio en casos donde la gente sufría una enfermedad
crónica.36 Tanto Ingersoll como Adler argumentaron a favor de la eutanasia voluntaria en
adultos que padecen dolencias terminales.36 Dowbiggin sostiene que al romper las
objeciones morales previas a la eutanasia y el suicidio, Ingersoll y Adler permitieron a otros
extender la definición de eutanasia.37
El primer intento en este país para legalizar la eutanasia tuvo lugar cuando Henry Thomas
Hunt lo introdujo en la Asamblea General de Ohio de 1906.38 Esto lo hizo Hunt a costa
de Anna S. Hall una rica heredera que fue una figura importante en el movimiento de la
eutanasia durante los primeros años del siglo XX en los Estados Unidos de América. Hall
había visto morir a su madre después de una larga batalla contra un cáncer hepático y se
había dedicado a garantizar que los demás no tuvieran que soportar el mismo sufrimiento.
Con este fin, participó en una extensa campaña de redacción de cartas, reclutó a Lurana
W. Sheldon y a Maud Ballington Booth, y organizó un debate sobre la eutanasia en la
reunión anual de la American Humane Association (Asociación Humana Estadounidense)
en 1905, descrita por Jacop Appel como el primer debate público significativo sobre el
tema en el siglo XX.39
El proyecto de ley de Hunt requería la administración de un anestésico para provocar la
muerte de un paciente, siempre y cuando la persona sea mayor de edad y tenga la mente
sana, y se encuentre sufriendo de una lesión fatal o una enfermedad irrevocable o un gran
dolor físico. También requería que el caso fuese atendido por un médico, el consentimiento
informado ante tres testigos y la asistencia de tres médicos que tenían que aceptar que la
recuperación del paciente era imposible. Una moción para impugnar el proyecto fue
rechazada, pero, de todas formas, el proyecto de ley no pasó pues obtuvo una votación de
79 en contra y 23 a favor.4041
Junto con la proposición de eutanasia del estado de Ohio, en 1906 el asambleísta Ross
Gregory presentó una propuesta para permitir la eutanasia a la legislatura de Iowa. Sin
embargo, la legislación de Iowa tenía un alcance más amplio que el ofrecido en Ohio.
Permitió la muerte de cualquier persona de al menos diez años de edad que sufriere una
dolencia que resultaría fatal y causaría un dolor extremo, en caso de que tuvieran una
mente sana y expresasen el deseo de apresurar artificialmente su muerte. Además,
permitía que los bebés fuesen sacrificados si estaban lo suficientemente deformados, y les
permitía a los tutores solicitar la eutanasia en nombre de sus pupilos. La legislación
también impuso sanciones a los médicos que se negaren a realizar la eutanasia cuando
les fuere solicitada: una pena en prisión de entre seis a doce meses y el pago de una
multa entre 200 a 1 000 dólares estadounidenses. La propuesta resultó ser controversial;42
engendrando un debate considerable y no fue aprobada al haberse retirado la
consideración después de pasarla a la Comisión de Salud Pública.43
Después de 1906, el debate sobre la eutanasia se redujo en intensidad, resurgiendo
periódicamente, pero no volviendo al mismo nivel de discusión hasta la década de 1930 en
el Reino Unido.40
El oponente a la eutanasia, Ian Dowbiggin (1952) argumenta que la creación temprana de
la Sociedad Estadounidense pro Eutanasia (ESA; por sus siglas en inglés) reflejó la
cantidad de procedimientos eutanásicos percibidos en ese momento, 1920, a menudo
viéndolo como un asunto de eugenesia más que como un tema relacionado con los
derechos individuales.36 Dowbiggin sostiene que no todos los eugenistas se unieron a la
ESA «solo por razones eugenésicas», si no que, según postula, había claras conexiones
ideológicas entre los movimientos eugenésicos y la eutanasia.36
Década de 1930 en la Gran Bretaña[editar]
La Sociedad Voluntaria de Legalización de la Eutanasia (actualmente denominada Dignity
in Diying), fue fundada en 1935 por Charles Killick Millard. El moviento hizo campaña para
la legalización de la eutanasia en Gran Bretaña.
En enero de 1936, el rey Jorge V recibió una dosis fatal de morfina y cocaína para acelerar
su muerte. En ese momento padecía de insuficiencia cardiorrespiratoria y la decisión de
dar fin a su vida la tomó su médico lord Bertrand Dawson.44 Aunque este evento fue
mantenido en secreto durante más de cincuenta años, la muerte de Jorge V coincidió con
la legislación propuesta en la Cámara de los Lores para legalizar la eutanasia.45
Aktion T4[editar]
Artículo principal: Aktion T4
En octubre de 1939 Adolf Hitlerfirmó una «nota de eutanasia» con fecha anterior al 1 de septiembre
de 1939, en la que autorizaba a su médico Karl Brandt y al ReichsleiterPhilipp Bouhler a
implementar el programa.

El Aktion T4 es el nombre que se le dio, en la posguerra, al asesinato en masa mediante


la eutanasia involuntaria durante la Alemania nazi.a La partícula T4 es una abreviación
de Tiergartenstraße 4, que era la dirección del departamento de la Cancillería, creado en la
primavera de 1940, en el barrio berlinés de Tiergarten, institución que reclutó y pagó al
personal asociado con el T4.b4849 Ciertos médicos alemanes fueron autorizados a
selccionar pacientes «considerados incurablemente enfermos, después del examen
médico más crítico» y luego administrarles una «muerte por piedad» (Gnadentod).50
Después del final nominal del programa, los médicos en instalaciones alemanas y
austríacas continuaron con muchas de las prácticas del Aktion T4, hasta la derrota de la
Alemania en 1945.
Los asesinatos tuvieron lugar desde septiembre de 1939 hasta el final de la guerra Mundial
en 1945, tiempo durante el cual fueron liquidadas entre 275 000 a 300 000 personasc en
varios centros de exterminio ubicados en hospitales psiquiátricos en Alemania y Austria,
junto con los de la Polonia dominada, y los del Protectorado de Bohemia y
Moravia (ahora República Checa).525354 El número de víctimas registradas inicialmente fue
un desalentador total de 70 273 personas; el cual ha sido revisado, mostrándose
notoriamente al alza, debido al descubrimiento de víctimas adicionales que figuran en los
archivos de la antigua Alemania Oriental.55d Aproximadamente la mitad de los asesinados
fueron tomados de los asilos de las iglesias, a menudo con la aprobación de las
autoridades protestantes o católicas de esas instituciones.5758
A pesar de que la Santa Sede anunció el 2 de diciembre de 1940 que la política era
contraria a la ley divina natural y positiva y que «el asesinato directo de una persona
inocente no esta permitido, ya sea por defectos mentales o físicos», la declaración no fue
confirmada por algunas autoridades católicas en Alemania. Por otro lado, durante el
verano de 1941, las protestas fueron dirigidas en ese país por el obispo von Galen, cuya
intervención, según Richard J. Evans, condujo al «movimiento de protesta más fuerte,
explícito y extendido contra cualquier política desde el comienzo del Tercer Reich».59
Han sido ofrecidas varias razones para el programa, incluida la eugenesia, la compasión,
la reducción del sufrimiento, la higiene racial, la rentabilidad y la presión sobre el
presupuesto de beneficencia social.606162 La continuación no oficial de la política dio lugar a
muertes adicionales por medicamentos y medios similares, lo que resultó en 93 521 camas
«vaciadas» a finales de 1941.ef La tecnología que fue desarrollada bajo el programa Aktion
T4, particularmente el uso del gas letal para matar a un gran número de personas, fue
responsabilidad de la división médica del Ministerio del Interior del Reich, junto con el
personal que había participado en el desarrollo de la misma y luego participó en
la Operación Reinhard.66
La tecnología, el personal y las técnicas desarrollas fueron fundamentales para la
implementación de los genocidios nazis.47 Aunque el programa fue autorizado por Hitler,
los homicidios han sido vistos como asesinatos en Alemania. El número de muertos fue
aproximadamente unos 200 000g en Alemania y Austria; en otros países europeos,
aproximadamente 100 000 personas también fueron víctimas letales.5667
En el entendimiento actual, el uso del término «eutanasia» en el contexto del Aktion T4 se
le considera un eufemismo para ocultar un programa de genocidio, en el cual las personas
fueron asesinadas por «discapacidades, creencias religiosas y valores individuales
discordantes» con el régimen nazi.68 Comparado con las discusiones sobre eutanasia que
siguieron al finalizar la guerra, el programa Nazi pudo haber sido redactado en palabras
que parecen similares al uso moderno del término, la diferencia radica en que durante
el T4 no hubo «misericordia» y los pacientes no fueron necesariamente pacientes
terminales.68 A pesar de estas diferencias, el historiador y opositor a la eutanasia Ian
Dowbiggin escribe que «los orígenes de la eutanasia Nazi, como los del movimiento
estadounidense pro eutanasia, preceden al Tercer Reich y se entrelazaron con la historia
de la eugenesia y el darwinismo social, como también con los esfuerzos para desacreditar
la moralidad tradicional y la ética».69
La petición de 1949 del estado de Nueva York a favor de la eutanasia y
la oposición católica[editar]
El 6 de enero de 1949, la Sociedad Estadounidense pro Eutanasia presentó a la
Legislatura del Estado de Nueva York una petición para legalizar la eutanasia, firmada por
379 ministros protestantes y judíos, el grupo más grande de líderes religiosos que haya
adoptado esta postura. Una petición similar había sido enviada a la Legislatura de Nueva
York en 1947, firmada por aproximadamente mil médicos de Nueva York. Los líderes
religiosos católicos criticaron la petición, diciendo que tal proyecto de ley «legalizaría un
pacto “asesinatosuicida”» dicha crítica incluía una «racionalización del quinto mandamiento
de la ley de Dios: “No matarás”».70 El reverendo Robert E. McCormick dijo que:

«El objetivo final de la Sociedad pro Eutanasia se basa en el principio totalitario de que el estado es supremo y
que el individuo no tiene derecho a vivir si su permanencia en la vida es una carga u obstáculo para el estado.
Los nazis siguieron este principio y la eutanasia obligatoria se practicó como parte de su programa durante la
guerra reciente. Los ciudadanos estadounidenses del estado de Nueva York debemos hacernos esta pregunta:
¿vamos a terminar con el trabajo de Hitler?».

—Reverendo Robert E. McCormick.70

La petición provocó tensiones entre la Sociedad Estadounidense pro Eutanasia y la Iglesia


Católica, lo que contribuyó a un clima de sentimiento anticatólico en general, en relación
con cuestiones como el control de la natalidad, la eugenesia y el control de la población.
Sin embargo, la petición no dio lugar a ningún cambio legal.36

Definición[editar]
Al igual que otros términos tomados de la historia, la eutanasia tiene diferentes significados
según su uso. El primer uso aparente del término pertenece al historiador Suetonio (c. 70-
post. 126), quien describió cómo el emperador Augusto (63-14 a. C.), «muriendo
rápidamente y sin sufrir en los brazos de su esposa, Livia, experimentó la “eutanasia” que
había deseado».71 Su primer uso se registra en el contexto médico por Francis Bacon en el
siglo XVII, haciendo referencia a una muerte feliz, fácil e indolora, durante la cual era
«responsabilidad del médico aliviar los “padecimientos físicos” del cuerpo». Bacon se
refería a una eutanasia «externa», el término «externa» era usado para distinguir un
concepto espiritual; la eutanasia a la cual refiere Bacon es «a la preparación del alma».72
Contexto del derecho continental[editar]
En el contexto del derecho continental, o sistema romano germano francés o derecho civil,
la eutanasia ha sido definida por los belgas como el «acto ejecutado por un tercero que
intencionalmente da por terminada la vida de una persona a petición de la persona».73 En
el caso colombiano, la Corte Constitucional, recoge los términos con los que se le conoce
y los define según la motivación así: «el homicidio por piedad, según los elementos que el
tipo describe, es la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los
intensos sufrimientos de otro. Doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o
eutanásico. Por tanto, quien mata con un interés distinto, como el económico, no puede
ser sancionado conforme a este tipo» y que «el homicidio pietístico, [es además] un tipo
que precisa de unas condiciones objetivas en el sujeto pasivo, consistentes en que se
encuentre padeciendo intensos sufrimientos, provenientes de lesión corporal o de
enfermedad grave o incurable».6
Luego, la Corte Constitucional de Colombia, aclara en su sentencia C 239 de 1997 que el
homicidio eutanásico, no debe ser confundido con la eugenesia citando las motivaciones
de una y de otra, de la siguiente manera: «Se confunde los conceptos de homicidio
eutanásico y homicidio eugenésico; en el primero la motivación consiste en ayudar a otro a
morir dignamente, en tanto que en el segundo se persigue como fin, con fundamento en
hipótesis seudocientíficas, la preservación y el mejoramiento de la raza o de la especie
humana».6 Esto es: «no se trata de eliminar a los improductivos, sino de hacer que cese el
dolor del que padece sin ninguna esperanza de que termine su sufrimiento. El
comportamiento no es el mismo cuando el sujeto pasivo no ha manifestado su voluntad, o
se opone a la materialización del hecho porque, a pesar de las condiciones físicas en que
se encuentra, desea seguir viviendo hasta el final; al de aquel que realiza la conducta
cuando la persona consiente el hecho y solicita que le ayuden a morir».6
La Corte Constitucional Colombiana explica que sin los elementos mencionados: «Es claro
que para que se configure esta forma de homicidio atenuado no basta el actuar conforme a
un sentimiento de piedad, ya que es necesario que se presenten además los elementos
objetivos exigidos por el tipo penal, a saber, que el sujeto pasivo tenga intensos
sufrimientos derivados de lesión corporal o enfermedad grave o incurable».6 Por lo tanto
«No existe homicidio piadoso cuando una persona mata a otro individuo que no padece
esos sufrimientos, aún cuando invoque razones de piedad. En este caso, que constituye
un homicidio simple, o incluso agravado, la muerte es el producto del sentimiento egoísta
del victimario, que anula una existencia, por que a su juicio no tiene ningún valor».6
En la sentencia T 970 de 2014, deja claro que sin importar la definición de eutanasia, sí es
patente que en el procedimiento de este tipo de homicidio deben concurrir los siguientes
elementos: «(i) el sujeto pasivo que padece una enfermedad terminal; (ii) el sujeto activo
que realiza la acción u omisión tendiente a acabar con los dolores del paciente quien, en
todos los casos, debe ser un médico; (iii) debe producirse por petición expresa, reiterada e
informada de los pacientes». Además indica que cuando no están presentes los elementos
anteriores «se estará en presencia de un fenómeno distinto que no compete en sí mismo a
la ciencia médica. Sin embargo, cuando se verifican en su totalidad, la eutanasia puede
provocarse de diferentes maneras».7
Tanto en la legislación belga como en la colombiana, la eutanasia sólo puede ser
suminstrada por un médico a un enfermo terminal a solicitud del paciente, además el
médico debe seguir un protoco definido.74
Contexto del derecho anglosajón[editar]
En el uso actual anglosajón, la eutanasia ha sido definida como la «inducción indolora de
una muerte rápida».75 Sin embargo, y debido al sistema jurídico basado en el derecho
anglosajón; se argumenta que este enfoque no define adecuadamente la eutanasia, ya
que deja abiertas una serie de acciones posibles que cumplirían con los requisitos de la
definición, pero que no se considerarían eutanasia. En particular, estas incluyen
situaciones en las que una persona mata a otra, sin dolor, pero sin ninguna razón más allá
de la ganancia personal; o muertes accidentales que son rápidas e indoloras, pero sin
intención.7677
Otro enfoque incorpora la noción de sufrimiento en la definición.76 La definición en inglés
ofrecida por el Oxford English Dictionary incorpora el sufrimiento como una condición
necesaria, así: «muerte sin dolor de un paciente que padece una enfermedad incurable y
dolorosa o se encuentra en un coma irreversible».78 Este enfoque está incluido en la
definición de Marvin Kohl,h y Paul Kurtzi (1925-2012), como «un modo o acto de inducir o
permitir la muerte sin dolor como un alivio del sufrimiento».80 Pueden darse ejemplos en
contra: tales definiciones pueden abarcar matar a una persona que padece una
enfermedad incurable en beneficio personal, como puede ser reclamar una herencia.
Comentaristas como Tom Beauchampj (1939) y Arnold Davidsonk (1955); argumentaron
que hacerlo constituiría más un «homicidio simple» que eutanasia.76
El tercer elemento incorporado en muchas definiciones es el de la intencionalidad: la
muerte debe ser intencional, en lugar de accidental, y la intención de la acción debe ser
una «muerte misericordiosa».76 Michael J. Warren;l argumentó que «el principal asunto
que diferencia la eutanasia de la intención de “homicidio simple” es el motivo del agente:
debe haber un buen motivo en lo que respecta al bien de la persona muerta.»82 De manera
similar, Heathe Draperm habla de la importancia de la finalidad, argumentando que «el
motivo forma parte crucial de los argumentos para la eutanasia, porque debe ser sobre el
mejor interés de la persona que la recibe».77 Algunas definiciones, como la ofrecida por
el Comité selecto de Ética médica de la Cámara de los Lores toman este camino, en el
cual la eutanasia es definida como «una intervención deliberada emprendida con la
intención expresa de poner fin a una vida para aliviar el sufrimiento intratable».3
Beauchamp y Davidson también destacaron el planteamiento de Baruch Brodyn (1943):
«un acto de eutanasia es aquel en el cual una persona (A) mata a otra persona (B) en
beneficio de la segunda persona, que realmente resulta beneficiada al estar muerta».84
Draper argumentó que cualquier definición de eutanasia debe incorporar cuatro elementos:
un agente y un sujeto; una intención; una proximidad causal tal que las acciones del
agente conducen al resultado; y un resultado. En base a esto, ofreció una definición que
incorpora esos elementos,afirmando que la eutanasia «debe definirse como la muerte que
resulta de la intención de una persona de matar a otra persona, utilizando los medios más
suaves e indoloros posibles, motivados únicamente por los mejores intereses de la
persona que muere».77 Antes que Draper, Beauchamp y Davidson también habían ofrecido
una definición que incluye estos elementos. Su definición específica los fetos para
distinguir entre abortos y eutanasia:85

«En resumen, hemos argumentado [...] que la muerte de un ser humano, A, es un ejemplo de eutanasia si y sólo si
(1) la muerte de A está destinada por al menos otro ser humano, B, donde B o es quien causa de muerte o es un
elemento causalmente relevante del evento que resulta en la muerte de A, ya sea por acción u omisión; (2) hay
suficiente evidencia objetiva para que B crea que A está sufriendo agudamente o está comatoso
irreversiblemente, o que hay suficiente evidencia objetiva relacionada conla condición presente de A, de tal
manera que una o más leyes causales conocidas respaldan la creencia de B de que A estrá en una condición de
sufrimiento agudo o en estado comatoso irreversible; (3) (a) la razón principal de B para intentar la muerte de A
es el cese del sufrimiento de A, en el futuro real o predicho, o en la comorbilidad irreversible, donde B no intenta
la muerte de A por una razón primaria diferente, aunque puede haber otras razones relevantes, y (b) hay
suficiente evidencia actual para A o B que los medios causales para la muerte de A no producirán más
sufrimiento que el que se produciría para A si B no interviniese; (4) los medios causales para el evento de la
muerte de A son elegidos por A o B con la intención primordial de proveer un medio causal tan indoloro como
sea posible, a menos que A o B tengan razón primordial para un medio causal más doloroso, donde la razón para
elegir el último medio causal no entra en conflicto con la evidencia en 3b; (5) A es un organismo no fetal».

—Beauchamp y Davidson86

Wreen ofreció una definición en dos secciones, en parte como una respuesta a
Beauchamp y Davidson:
«La persona A cometió un acto de eutanasia si y sólo si (1) A mató a B o la dejó morir; (2) A intentó matar a B;
(3) la intención especificada en (2) fue al menos parcialmente causa de la acción especificada en (1); (4) la
jornada causal desde la intención especificada en (2) a la acción especificada en (1) está más o menos de
acuerdo con el plan de acción de A; (5) A mata a B voluntariamente; (6) el motivo de la acción espeficada en (1),
el motivo detrás de la intención especificada en (2) es el bien de la persona muerta»

—Michael Wreen87

Wreen también consideró un séptimo requisito; «(7) el bien especificado en (6) es, o al
menos incluye, la evitación del mal», aunque, como señaló Wreen en el documento, no
estaba convencido de que se requierera la restricción.88
Al discutir su definición, Wreen señaló la dificultad de justificar la eutanasia cuando se
enfrenta con la noción del derecho a la vida. En respuesta, Wreen argumentó que la
eutanasia tiene que ser voluntaria, y que la «eutanasia involuntaria es, como tal, un gran
error».88 Otros comentaristas incorporan el consentimiento en sus definiciones de una
manera más directa. Por ejemplo, en una discusión sobre eutanasia presentada en el 2003
por el Grupo de Ética de la Asociación Europea de Cuidados Paliativos (AECP. EPAC, por
sus siglas en inglés), los autores ofrecieron lo siguiente: «La muerte provocada por el
médico de una persona sin el consentimiento de la persona, ya sea involuntario, cuando la
persona no puede consentir; o involuntario, contra la voluntad de la persona; no es
eutanasia: es asesinato. Por lo tanto, la eutanasia puede ser sólo voluntaria».89 Aunque el
Grupo de Trabajo de Ética de la AECP argumentó que tanto la eutanasia no voluntaria
como la involuntaria no podían incluirse en al definición de eutanasia; existe una discusión
literaria sobre la exclusión de la primera pero no de la segunda.88

Clasificaciones de eutanasia[editar]

Eutanasia activa legal. Eutanasia pasiva legal. Las leyes de eutanasia varían según la división
administrativa. Suicidio asistido legal. Eutanasia ilegal. Situación desconocida.

La eutanasia está clasificada de diferentes formas: directa e indirecta según el accionar


médico, y voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con el consentimiento del paciente
informado y consciente.8
Según el accionar médico[editar]

 Eutanasia directa: cuando existe una provocación intencional del médico que busca
la terminación de la vida del paciente.90 Esta a su vez posee dos formas:
 Activa o positiva: se le considera activa o positiva (acción) cuando existe un
despliegue médico para producir la muerte de una persona como suministrar
directamente algún tipo de fármaco o realizando intervenciones cuyo objetivo es
causar la muerte.91
 Pasiva o negativa: es pasiva o negativa (omisión) cuando la muerte es producida
por la omisión de tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos. En este tipo
de eutanasia, la actuación del médico es negativa pues su conducta es de «no
hacer». En otras palabras se culmina todo tipo de actividad terapéutica para
prolongar la vida de una persona que se encuentre en fase terminal pues se ha
concluido que el tratamiento es inútil para el mejoramiento del paciente.92
 Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se origina sin la intención de causar
la muerte del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería pues
uno de los elementos de esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En
todo caso, la indirecta se da como resultado de efectuar procedimientos médicos
intensos, con intención terapéutica, que pueden producir la muerte.93
Según la voluntad del paciente[editar]

 Voluntaria: es aquella en la cual es el paciente quien toma la decisión o por tereceras


personas obedeciendo los deseos que el paciente ha expresado con anterioridad en
algún tipo de documento o grabación.94
 No voluntaria: ocurre cuando un tercero toma la decisión pues no es posible
averiguar la voluntad del paciente por la imposibilidad de expresarla o porque este no
ha dejado expresa su voluntad.95
 Involuntaria: sucede cuando un tercero toma la decisión pues no es posible averiguar
la voluntad del paciente por la imposibilidad de expresarla, este no ha dejado expresa
su voluntad y no se le consulta a los parientes.96

Conceptos relacionados[editar]
 Suicidio asistido: Significa proporcionar, en forma intencional y con conocimiento, a
una persona, los medios, procedimientos o ambos necesarios para suicidarse,
incluidos el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la prescripción de
dichos medicamentos letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de
muerte inminente porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente
desesperanzada. Cabe destacar que en este caso es el paciente el que voluntaria y
activamente termina con su vida, de ahí el concepto de suicidio. Véase
también Eutanasia voluntaria.
 Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La
palabra apunta hacia una ‘mala muerte’ (siendo kakós: ‘malo’)97
 Ortotanasia: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados
y extraordinarios para el mantenimiento de la vida. Se ha sustituido en la terminología
práctica por «muerte digna», para centrar el concepto en la condición (dignidad)
del paciente terminal y no en la voluntad de morir.
 Distanasia: Consiste en el «encarnizamiento» o «ensañamiento» terapéutico,
mediante el cual se procura posponer el momento de la muerte recurriendo a cualquier
medio artificial, pese a que haya seguridad de que no hay opción alguna de recuperar
la salud, con el fin de prolongar la vida del enfermo a toda costa, llegando a la muerte
en condiciones inhumanas. Normalmente se hace según los deseos de otros
(familiares, médicos) y no según el verdadero interés del paciente.
 Adistanasia o antidistanasia: cesación de la prolongación artificial de la vida dejando
que el proceso patológico termine con la existencia del enfermo.
 Medicina paliativa: reafirma la importancia de la vida y considera a la muerte como la
etapa final de un proceso normal. La atención que brinda no acelera ni pospone la
muerte, proporciona alivio del dolor y de otros síntomas angustiosos e integra los
aspectos psicológicos y espirituales del tratamiento del enfermo. Le ofrece apoyo de
modo que pueda llevar una vida lo más activa posible hasta la muerte, y a la familia
para que pueda hacer frente a la enfermedad de su ser querido y al duelo.
 Sufrimiento: Tener o padecer un daño o dolor físico o moral. Padecer habitualmente
una enfermedad o un trastorno físico o mental.
 Tiro de gracia a un soldado con una herida mortal pero lenta y dolorosa. También a
un ejecutado por un pelotón que no muere.
Argumentos en pro y en contra[editar]
Históricamente, el debate sobre la eutanasia ha tendido a centrarse en una serie de
preocupaciones clave. Según el estadounidense oncólogo y bioético Ezekiel
Emanuel (1957), opositor a la eutansia, los partidarios de esta han presentado cuatro
argumentos principales:
a) que las personas tienen derecho a la autodeterminación y, por lo tanto, de
permitírseles elegir su destino;
b) ayudar a un sujeto a morir podría ser una mejor opción que requerir que
continúen sufriendo;
c) la distinción entre la eutanasia pasiva, que a menudo está permitida, y la
eutanasia activa, que no es sustantiva, o en la cual el principio subyacente —la
doctrina del doble efecto—, es irrazonable o poco sólida; y
d) permitir la eutanasia no conducirá, necesariamente, a consecuencias
inaceptables.
Los activistas a favor de la eutanasia suelen indicar que en países como
Bélgica, Países Bajos, y que en estados de Estados Unidos de América
como el de Oregón, donde esta ha sido legalizada no ha sido
problemático.
De manera similar, Emanuel argumenta que hay cuatro argumentos
principales presentados por los oponentes de la eutanasia:
a) no todas las muertes son dolorosas;
b) están disponibles alternativas como la interrupción del tratamiento activo
combinadas con el uso del alivio efectivo del dolor;
c) la distinción entre eutanasia activa y pasiva es moralmente significativa; y
d) la legalización de la eutanasia colocorá a la sociedad en la falacia del efecto
dominó,98 lo que conducirá a consecuensias inaceptables.99
De hecho en el 2013 en Oregón, el dolor no era una de
las cinco razones principales por las cuales las personas
buscaban la eutanasia. Los principales motivos fueron la
pérdida de la dignidad y el temor a ser una carga para los
demás.100
Invocación de los derechos individuales
contra la transgreción a una
interdicción[editar]
Los contornos de la noción del derecho a la vida son
objeto de debate filosófico, legal y moral. Varias
tradiciones filosóficas o religiosas rechazan el suicidio en
sus diversas formas. Otras rechazan específicamente la
eutanasia: la intervensión de un actor que termina la vida
del paciente es considerada una forma de asesinato.
Según la Corte Constitucional de Colombia,
la Constitución de Colombia protege la vida como un
derecho además de incorporarla como un valor dentro del
ordenamiento, y para asegurar el derecho a la vida el
Estado y los ciudadanos tienen competencias y deberes
con esta. Sin embargo el «Estado no puede pretender
cumplir esa obligación desconociendo la autonomía y la
dignidad de las propias personas. Por ello ha sido
doctrina constante de esta Corporación que toda terapia
debe contar con el consentimiento informado del
paciente, quien puede entonces rehusar determinados
tratamientos que objetivamente podrían prolongar la
duración de su existencia biológica pero que él considera
incompatibles con sus más hondas convicciones
personales. Sólo el titular del derecho a la vida puede
decidir hasta cuándo es ella deseable y compatible con la
dignidad humana. Y si los derechos no son absolutos,
tampoco lo es el deber de garantizarlos, que puede
encontrar límites en la decisión de los individuos, respecto
a aquellos asuntos que sólo a ellos les atañen».101 La
porstura de la Corte frente a los enfermos terminales que
experimentan intensos sufrimientos, también considera
que el deber estatal de proteger la vida, «cede frente al
consentimiento informado del paciente que desea morir
en forma digna. En efecto, en este caso, el deber estatal
se debilita considerablemente por cuanto, en virtud de los
informes médicos, puede sostenerse que, más allá de
toda duda razonable, la muerte es inevitable en un tiempo
relativamente corto». Es en estos casos cuando el
paciente terminal toma una decisión sobre cómo enfrentar
la muerte, pues está informado y es consciente de que
«no está optando entre la muerte y muchos años de vida
plena, sino entre morir en condiciones que él escoge, o
morir poco tiempo después en circunstancias dolorosas y
que juzga indignas». El derecho a vivir dignamente
implica, entonces, el derecho a morir en forma digna;
condenar a una persona a prolongar por escaso tiempo
su existencia, cuando es contrario a sus deseos y está
padeciendo profundas aflicciones logra que la persona
quede «reducida a un instrumento para la preservación
de la vida como valor abstracto».102
Un grupo de médicos belgas pudo señalar en un
manifiesto contra la eutanasia que «la autorización legal
de la eutanasia [...] transgrede una prohibición
fundacional y, por lo tanto, afecta los cimientos de nuestra
democracia, delineando una clase de ciudadanos que
pueden ser asesinados con el apoyo de la sociedad».103
El tema de la eutanasia, necesariamente, va más allá del
nivel de los derechos individuales. El genetista
francés Axel Kahn (1944), miembro del Comité Nacional
de Ética Consultiva, dice que «el deseo de querer morir
[...] no requiere un reproche moral de la sociedad secular.
No se sugiere, por supuesto, que la eutanasia se
convierta en un negocio “para ofrecer este servicio” a
quienes lo demanden».104
Para el abogado francés Robert Badinter (1928), ex
ministro de justicia y principal artífice de la abolición de la
pena de muerte; la introducción de una excepción a la
eutanasia en la ley no podría ser efectuada sin dañar el
derecho a la vida, «el primero de los derechos del
hombre». Él cree que el Código Penal francés «tiene una
función expresa y que, como tal, debe reflejar los valores
de una sociedad»; «está al nivel más alto cuando se trata
de la vida o la muerte. En una democracia nadie puede
quitarle la vida a otros».105
El ejercicio de la libertad y de la
autonomía[editar]
Para la Corte Constitucional de la República de Colombia,
la persona es considerada como «sujeto moral, capaz de
asumir en forma responsable y autónoma las decisiones
sobre los asuntos que en primer término a él incumben,
debiendo el Estado limitarse a imponerle deberes, en
principio, en función de los otros sujetos morales con
quienes está avocado a convivir»; «si la manera en que
los individuos ven la muerte refleja sus propias
convicciones, ellos no pueden ser forzados a continuar
viviendo cuando, por las circunstancias extremas en que
se encuentran, no lo estiman deseable ni compatible con
su propia dignidad, con el argumento inadmisible de que
una mayoría lo juzga un imperativo religioso o moral».
Puesto que el Estado no puede esperar de sus
ciudadanos conductas heroicas ni forzarlos a realizarlas,
y «menos aún si el fundamento de ellas está adscrito a
una creencia religiosa o a una actitud moral que, bajo un
sistema pluralista, sólo puede revestir el carácter de una
opción. Nada tan cruel como obligar a una persona a
subsistir en medio de padecimientos oprobiosos, en
nombre de creencias ajenas, así una inmensa mayoría de
la población las estime intangibles»; pues es parte de la
filosofía de la Constitución de Colombia eliminar la
crueldad, garantizar la pluralidad y la autonomía. También
apunta que, desde una perspectiva pluralista, vivir no es
un deber absoluto y que «quien vive como obligatoria una
conducta, en función de sus creencias religiosas o
morales, no puede pretender que ella se haga
coercitivamente exigible a todos».106
Axel Kahn evoca el argumento forzado de los opositores
de que la naturaleza de la demanda de eutansia se debe
en particular por el dolor, la sensación de abandono o la
desesperación. Esta dimensión restringida le parece en
esencia incompatible con el ejercicio de la libertad
auténtica. Por lo tanto, la primera respuesta de la
sociedad a este tipo de solicitudes nunca debería ser,
según él, la organización de un suicidio asistido o un acto
directo de eutanasia, sino que debería tratarse de
restablecer las condiciones de una libertad auténtica
mediante la restauración de una vida deseable.104
Con el fin de ajustarse a los deseos del paciente, incluso
cuando este no puede expresarlos, muchos estados han
establecido la posibilidad de emitir un documento de
voluntades anticipadas.
De manera similar, la Asociación Médica Mundial ha
emitido una serie de directrices durante su Asamblea
General de 2003.107
La visión de la dignidad humana[editar]
Un punto que, muy comúnmente, marca la línea divisoria
entre los partidarios y los opositores de la eutanasia es la
visión de la dignidad humana, ya que es un argumento
invocado tanto para justificar el mantenimiento de la
prohibición de la eutanasia como para despenalizarla. Por
lo tanto, una recomendación de la Asamblea
Parlamentaria del Consejo de Europa, adoptada el 21 de
mayo de 1999, establece que la dignidad es una noción
absoluta:

«La dignidad es inherente a la existencia de cada ser humano. Si su


posesión se debiera a peculiaridades, habilidades o cualquier
condición, la dignidad no sería ni igual ni universalmente peculiar
para todos los seres humanos. Por lo tanto, el ser humano está
investido de dignidad a lo largo de su vida. El dolor, el sufrimiento o la
debilidad no pueden privarlo de ella».

—Consejo de Europa108

La recomendación, por lo tanto, exige «consagrar y


proteger el derecho de las personas terminalmente
enfermas y moribundas a una gama completa de
cuidados paliativos» y «mantener [la] prohibición absoluta
intencional de la vida de los pacientes incurables y
moribundos».108
Por el contrario, el filósofo británico Simon
Blackburn (1944) considera que es imposible
«fundamentar la prohibición [a la eutanasia] en el respeto
a la vida, y aún menos en el respeto a la dignidad; ya que
lo que [la prohibición] en realidad no quiere respeto por la
vida sino por el acto de morir, es decir, tratar como
sacrosanto el procedimiento a menudo intolerable, cruel,
sin dignidad alguna y doloroso de nuestra disolución
natural».109
El impacto de la eutanasia en el tema de la dignidad
humana va más allá de la cuestión de una situación
individual al final de la vida. Por lo tanto, el Informe
Sicardo critica a la eutanasia porque «internaliza las
representaciones sociales negativas de un cierto número
de situaciones de vejez, enfermedad y discapacidad»,110
lo que corre el riesgo de distanciar a la medicina del
«deber universal de la humanidad de la atención y
acompañamiento».110
Para la Corte Constitucional de Colombia en la
Constitución se establece «que el Estado colombiano
está fundado en el respeto a la dignidad de la persona
humana; esto significa que, como valor supremo, la
dignidad irradia el conjunto de derechos fundamentales
reconocidos, los cuales encuentran en el libre desarrollo
de la personalidad su máxima expresión. El principio de la
dignidad humana atiende necesariamente a la superación
de la persona, respetando en todo momento su
autonomía e identidad».111 Señaló también que tal
principio de dignidad «no sería comprensible si el
necesario proceso de socialización del individuo se
entendiera como una forma de masificación y
homogenización integral de su conducta, reductora de
toda traza de originalidad y peculiaridad. Si la persona es
en sí misma un fin, la búsqueda y el logro incesantes de
su destino conforman su razón de ser y a ellas por fuerza
acompaña, en cada instante, una inextirpable singularidad
de la que se nutre el yo social, la cual expresa un interés
y una necesidad radicales del sujeto que no pueden
quedar desprotegidas por el derecho a riesgo de
convertirlo en cosa».112 Con esto es claro para la Corte
que la vida no puede ser vista simplemente como algo
sagrado, hasta el punto de desconocer la situación en la
que se encuentra el paciente terminal y su posición
personal frente al valor de la vida. Resume la Corte así:
«el derecho a la vida no puede reducirse a la mera
subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en
condiciones de dignidad».113
Gestión de los recursos sociales[editar]
Algunos de los defensores de la eutanasia buscan
superar tanto la visión de la dignidad individual absoluta
como la libertad a favor de una concepción utilitarista de
la moralidad. El utilitarismo permite, y eventualmente
promueve, el sacrificio de la felicidad individual a favor del
mayor número. Con esto en mente, se considera legítimo
optimizar el uso de los recursos médicos dando prioridad
a los pacientes cuyas vidas pueden ser salvadas, y
considerar como una carga los recursos destinados a
mantener con vida a las personas que ya no pueden traer
nada a la sociedad. Esta concepción, teorizada por el
filósofo australiano utilitarista Peter Singer (1946), es
defendida en particular en Suiza por el presidente del
Partido Demócrata Cristiano Christophe Darbellay.114
Tomando en cuenta el sufrimiento[editar]
De acuerdo con los opositores a la eutanasia,
actualmente los dolores son bien tenidos en cuenta y a
menudo son calmados de manera efectiva, especialmente
en los servicios de cuidados paliativos. Lo cual indica un
sufrimiento significativo que no es el dolor, por ejemplo:

 la pérdida progresiva de control sobre el propio


cuerpo, como en el caso de las enfermedades
neurodegenerativas;
 la sensación de sofocación;
 la deformación del cuerpo y, especialmente, del
rostro; y
 la pérdida permanente de la autonomía.
La disminución de casos de eutanasia en los Países
Bajos entre el 2001 y el 2005 parece ser atribuible, según
los autores de un informe basado en estadísticas sobre la
eutanasia; a la mejora de los cuidados paliativos.115
Algunos médicos y comentaristas objetan la necesidad de
introducir la eutanasia en la ley, debido al progreso,
presente y futuro, de la medicina paliativa en la lucha
contra el sufrimiento en su totalidad. Por lo tanto, el
genetista Axel Kahn dice: «solucionaría una ley de
eutanasia si esa fuera la única forma de calmar el
sufrimiento».104
Argumentos sobre la necesidad y viabilidad
de una introducción contralada[editar]
Al enmendar la legislación belga, uno de los argumentos
en la exposición de motivos es que la eutanasia, en un
entorno médico, evita prácticas que habrían sucedido de
forma clandestina y permite que los actores sean
colocados en condiciones de buena supervisión de las
prácticas y seguridad jurídica.116
Por el contrario, el informe de Sicard publicado en el 2012
en Francia, considera que la introducción de una forma
enmarcada de eutanasia es una ilusión: «la práctica de la
eutanasia desarrolla su propia dinámica resistente al
control efectivo y tiende a expandirse».110

Opinión médica[editar]
Las opiniones de los médicos sobre la legalización de la
eutanasia están divididas. Así lo muestra una encuesta
realizada por el Institut national de la santé et de la
recherche médicale INSERM (Instituto Nacional de Salud
e Investigación Médica); efectuada en el 2003 que
muestra que 45 % de los médicos de familia franceses,
están a favor de una despenalización de la eutanasia
equiparabla al porcentaje obtenido en los Países Bajos.
Los autores del estudio informan que «los médicos más
involucrados y cómodos con los cuidados paliativos y con
el seguimiento al final de la vida son, a menudo, más
hostiles a la legalización de la eutanasia», en
comparación con «aquellos que se sienten incómodos
con los pacientes al final de su vida». El mismo estudio
apunta a una tendencia, particularmente entre los
médicos que no han recibido capacitación específica, en
técnicas como la reanimación o la sedación,
equiparándolas con la eutanasia. Finalmente, indica
una correlación estadística entre la tendencia a hacer
esta asimilación y el hecho de declararse a favor de la
eutanasia.117
En todos los casos, independientemente de si la
eutanasia está despenalizada o no, lo que está en juego
para los médicos y los equipos de atención sigue siendo
lo ético: la ley no prevalece sobre la reflexión ética y
personal en la elección de los actos al final de la vida,
inyecciones letales, decisión de detener el tratamiento o
sedación terminal. En el caso de la eutanasia en
particular, la cuetión de su legitimidad ética no se
confunde con la cuestión de su legalización o
despenalización. En este sentido, la filósofa francesa
Marta Spranzi señala que «permitir explícitamente a que
los miembros de la profesión médica den muerte, aunque
solo sea con el laudable propósito de aliviar los
sufrimientos de los pacientes, incluso por parte de los
propios médicos, como más problemáticos que la realidad
del gesto en sí, deber cumplido en el silencio de la
relación médica» a causa de posibles consecuencias.118
En el Reino Unido, el grupo en pro del suicidio
asistido Dignity in Dying cita investigacions contradictoras
sobre las actitudes de los médicos hacia la muerte
asistida; en la encuesta publicada en el 2009 sobre
medicina paliativa la cual arroja que el 64 % de los
encuestados apoya la muerte asistida en los casos en los
cuales el paciente tiene una enfermedad incurable y
dolorosa, mientras que el 34 % se opone.119 En un
estudio revelado en BMC Medical Ethics el 49 % de los
médicos encuestados se opone a cambiar la ley para
permitir la muerte asistida y el 39 % está a favor de tal
cambio legal.120
Una encuesta de 2010 realizada en los Estados Unidos
de América entre más de 10 000 médicos, encontró que
el 16.3 % de los médicos consideraría suspender la
terapia para mantener la vida si la famalia lo exige,
incluso en la creencia de ser prematuro.
Aproxomidamente 54.5 % no lo haría, y el 29.2 %
restante respondió «depende».121 El estudio también
encontró que el 45.8 % de los médicos estuvieron de
acuerdo en que el suicidio asistido por un médico debería
ser permitido en algunos casos, mientras que el 40.7 %
no lo estuvo; y el 13.5 % restante sintió que dependía.121

Puntos de vista religiosos[editar]


Artículo principal: Puntos de vista religiosos sobre la
eutanasia
Los puntos de vista religiosos sobre la eutanasia son
variados y complicados. Si bien el punto de vista sobre el
tema no necesariamente se entrelaza directamente con la
religión, a menudo afecta la opinión de una persona. Si
bien la influencia de la religión en los puntos de vista de
alguien hacia los cuidados paliativos hace una diferencia,
a menudo despempeñan una función más pequeña de lo
que podría esperarse. Se realizó un análisis de la
conexión entre la religión de los adultos estadounidenses
y su punto de vista sobre la eutanasia para ver cómo se
combinan. Los hallazgos concluyeron que la afiliación
religiosa con la que cada persona se asocia no
necesariamente se relaciona con su postura al respecto
de la eutanasia.122 Las investigaciones muestran que, si
bien muchos pertenecen a una religión específica, es
posible que no siempre vean todos los aspectos de la
eutanasia como relevantes para ellos.
Algunos análisis de metadatos han apoyado la hipótesis
de que las actitudes de las enfermeras hacia la eutanasia
y el suicidio asistido por médicos están influenciadas por
su religión y su cosmovisión. Atribuir más importancia a la
religión también parece hacer que sea menos probable un
acuerdo con la eutanasia y el suicidio asistido por un
médico.123 Un estudio de opinión pública realizado en
1995 encontró que la tendencia a ver una distinción entre
la eutanasia activa y el suicidio se ve claramente afectada
por la afiliación religiosa y el nivel de educación.124 En
Australia, más médicos sin afiliación religiosa formal
simpatizaron con la eutanasia voluntaria activa, y
reconocieron que la habían practicado a diferencia de los
médicos que dijeron tener alguna filiación religiosa. De
aquellos que se identifican con una religión e informan de
una afiliación protestante fueron intermedios en sus
actitudes y prácticas entre los grupos agnóstico, ateo y
católico. Los católicos registraron actitudes más opuestas,
pero aún así el 18 % de los médicos católicos
encuestados registraron que habían tomado medidas
activas para provocar la muerte de aquellos pacientes
que lo solicitaron.125

DEFINICIÓN DE EUTANASIA
Lo primero que tenemos que hacer antes de entrar de lleno en el análisis
del término que ahora nos ocupa es establecer su origen etimológico. En
este sentido, nos encontramos que aquel procede del griego y
concretamente de la suma de dos vocablos: eu, que puede traducirse como
“bien”, y tanathos, que es equivalente a “muerte”.

La eutanasia es la acción u omisión que acelera la muerte de un


paciente desahuciado con la intención de evitar sufrimientos. El
concepto está asociado a la muerte sin sufrimiento físico.
Concretamente podemos establecer que existen dos tipos de eutanasia.
Así, por un lado, estaría la llamada eutanasia directa que es aquella que
viene a definir al proceso de adelantar la muerte de una persona que tiene
una enfermedad incurable. En este caso, a su vez, aquella se puede dividir
en dos clases: la activa, que básicamente consigue la muerte del citado
enfermo mediante el uso de fármacos que resultan letales; y la pasiva, que
es la que consiste en la consecución de la muerte de aquel mediante la
suspensión tanto del tratamiento médico que tenía como de su
alimentación por cualquier vía.

Por otro lado, el segundo gran tipo de eutanasia es la llamada indirecta.


Bajo dicha terminología se encuentra aquella que lo hace es intentar
paliar el dolor y sufrimiento de la persona en cuestión y para ello se le
suministran una serie de medicamentos que como consecuencia no
intencionada pueden producir la muerte de la citada persona.

Los médicos son los responsables de ejecutar la eutanasia, por lo general


con el apoyo de los familiares del enfermo en cuestión. Hay casos, sin
embargo, donde el enfermo se encuentra en condiciones de elegir sobre su
propio cuerpo y solicita la aplicación de la eutanasia. Esta práctica, sin
embargo, está prohibida en la mayoría de los países.
La eutanasia despierta todo tipo de debates éticos. Sus defensores
aseguran que evita el sufrimiento de la persona y que rechaza la
prolongación artificial de la vida que lleva a situaciones que son
indignas. Los detractores, en cambio, consideran que nadie
tiene derecho a decidir cuándo termina la vida del prójimo.
Uno de los casos internacionales más conocidos sobre la eutanasia fue la
del español Ramón Sampedro que a los 25 años quedó tetrapléjico por
culpa de una mala caída desde una roca al mar. En una cama vivió desde
entonces y siempre pidió morir dignamente. Él necesitaba ayuda para
conseguir dicha muerte e ideó un plan que le llevó a conseguir su objetivo
sin que ninguna de las personas que le habían ayudado incurriera en
delito.

Cabe destacar que, a lo largo de la historia, la eutanasia ha sido utilizada


como excusa para concretar la eliminación de grupos sociales. El nazismo
promovía la eutanasia de los minusválidos o discapacitados por
considerarlos inferiores y con el argumento de ser un acto compasivo.
Esta situación hace que haya sujetos que apoyan la eutanasia, pero
siempre que sea consentida por el enfermo. De esta manera se evita la
aplicación en contra de la voluntad. No es el caso, sin embargo, de
pacientes en coma que no pueden pronunciarse de ninguna manera, ni a
favor ni en contra de la eutanasia. Lo mismo ocurre en el caso de los
recién nacidos.

¿Qué dice la Biblia sobre la


eutanasia?
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La respuesta que da la Biblia


La Biblia no trata el tema de la eutanasia directamente.* Ahora
bien, lo que menciona sobre la vida y la muerte nos ayuda a tener
un punto de vista equilibrado. Según la Biblia, está mal ponerle fin
a una vida, pero eso no significa que haya que recurrir a medidas
extremas para prolongar el proceso de la muerte.

La Biblia dice que Dios es nuestro creador, “la fuente de la vida”


(Salmo 36:9; Hechos 17:28). La vida es muy valiosa para él, y por
eso condena el asesinato, tanto si le quitamos la vida a alguien
como si nos quitamos la nuestra (Éxodo 20:13; 1 Juan 3:15).
Además, la Biblia indica que debemos tomar precauciones
razonables para proteger nuestra vida y la de los demás
(Deuteronomio 22:8). Está claro que Dios quiere que valoremos el
regalo de la vida.

¿Y si se trata de un enfermo terminal?


La Biblia no justifica que se ponga fin a la vida de una persona,
ni siquiera cuando su muerte es inminente o inevitable. El ejemplo
del rey Saúl de Israel da prueba de ello. Cuando lo hirieron
mortalmente en una batalla, le pidió a su escudero que lo ayudara
a quitarse la vida (1 Samuel 31:3, 4). El escudero se negó, pero
tiempo después otro hombre dijo que él había ayudado a Saúl a
cumplir su deseo, aunque era mentira. David condenó a ese
hombre por derramamiento de sangre, pues veía ese asunto igual
que Dios (2 Samuel 1:6-16).

¿Hay que prolongar la vida a toda costa?


En la Biblia no se dice que haya que alargar la vida de una persona
si está claro que su muerte es inminente. Por el contrario, ofrece
un punto de vista muy equilibrado. La muerte es nuestro peor
enemigo, la consecuencia del pecado que hemos heredado
(Romanos 5:12;1 Corintios 15:26). Aunque no deseemos morir,
tampoco debemos temer a la muerte, ya que Dios promete
que resucitará a quienes han fallecido (Juan 6:39, 40). Las personas
que respetan la vida buscan el mejor tratamiento médico posible.
Ahora bien, eso no implica elegir tratamientos que se limiten a
alargar una vida que está llegando a su fin.

¿Es el suicidio un pecado imperdonable?


No, la Biblia no menciona el suicidio cuando habla de los pecados
imperdonables. Y, aunque se trata de un pecado grave,* Dios
entiende perfectamente que hay factores que pueden hacer que
alguien tenga tendencias suicidas, tales como las enfermedades
mentales, el estrés extremo o incluso la propia genética (Salmo
103:13, 14). Mediante su Palabra, Dios consuela a las personas que
están angustiadas. Además, la Biblia promete que “va a haber
resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15). Esto
muestra que también pueden resucitar quienes han cometido
errores graves, incluidos quienes se suicidan.
¿Y qué ocurre con la eutanasia animal?
La eutanasia animal no se puede comparar con la eutanasia
aplicada a las personas. Dios les da a los humanos la esperanza de
vivir para siempre, pero a los animales, no (Romanos 6:23;2 Pedro
2:12). Es cierto que la Biblia condena el trato cruel hacia los
animales, pero le dio al ser humano autoridad sobre ellos (Génesis
9:3). Dios espera que cuidemos con bondad a los animales, así
que sus dueños tienen que decidir cuál es la forma más
compasiva de tratarlos, lo que incluye la decisión de poner fin a su
vida en caso de sufrimiento (Proverbios 12:10).

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