Está en la página 1de 196

El siguiente documento fue hecho sin fines de lucro, siendo así su

finalidad incentivar la lectura a esos países en el cual es


imposible conseguir sus publicaciones al español. Ninguna
traductora, correctora o diseñadora de este foro recibe dinero por
participar en el actual documento. Es una traducción no-oficial,
realizada con afecto y dedicación hacia esas personas
seguidoras de la lectura, y autor. Demuestra tu apoyo hacia la
autora, comprando sus libros, si estos llegan a tu zona o ciudad.
Alysse Volkov

Alysse Volkov Carolina Shaw Aleja E


Damabell Kariza Elii
Fiioreee Vi Evanescita
Apolineah17 JackieC Alessa Masllentyle
July Styles Tate Annie D Ahtziri29
Florbarbero Lizi_0696 Meeny

Alessa Masllentyle

Alessa Masllentyle *Andreina F* Marieta16


ConiML Nyssa Lucero Rangel
Andrea95 Elizabeth Scarhood Pily
Alysse Volkov Paltonika

Alysse Volkov

Jane
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Epílogo
Where I Belong Playlist
Escena Extra
Siguiente Libro
Sobre el Autor
uando regresa a Alabama para un verano de
diversión con su mejor amiga de la infancia, Tessa, sólo hay
una cosa manteniéndola al borde. Una persona que haría
cualquier cosa para evitar.

. El idiota más grande del mundo.


Mia lo odia con una furia y no tiene ningún deseo de volver a verlo
otra vez. Cuando decide comenzar su verano con una explosión y,
finalmente, regalar su tarjeta V, ella, sin saberlo, la entrega al tipo que
sobresalía en hacerle la vida imposible, aprendiendo una valiosa lección en
el proceso.
Siempre consigue el nombre del chico con el que te vas a casa.
Ben no puede conseguir sacar de su cabeza a la chica con la que
pasó una noche. Cuando ella lo deja a la mañana siguiente, piensa que
nunca la volverá a ver otra vez. Hasta que la ve recostada en la piscina con
su hermana.
Mia está determinada a odiar Ben, a pesar de que no lo puede
olvidar.
Ben está decidido a demostrar que no es el mismo hombre que solía
ser.
¿Qué pasa cuando la única persona que deseas que nunca existiera
se convierte en la única persona que no te puedes imaginar estar sin ella?
Alabama Summer #1
Traducido por Carolina Shaw
Corregido por Alessa Masllentyle

enjamin Kelly era la pesadilla de mi existencia.


Su burla fue implacable, siempre asegurándose de señalar
todas y cada una de mis inseguridades cada vez que estaba
a su alrededor. Y porque era la mejor amiga de su hermana,
Tessa, me hallaba siempre a su alrededor.
—Tienes comida pegada en los frenillos. Eso es tan asqueroso. Tal vez
deberías dejar de comer ya que estás gorda de todos modos.
—Qué asco. ¿Qué es eso en tu cara? Parece como una segunda
cabeza.
—Dios, ¿puedes siquiera ver alguna cosa sin esos anteojos, cerebrito?
¿Cuántas veces correrás con esas cosas?
—Mia Corelli es la chica más fea que he visto. ¡Oh, lo siento, Mia! No
podía verte sentada justo al lado mío.
Lo odiaba con furia. Convencida de que su único propósito en la vida
era romperme hasta dejarme siendo nada. Y lo logró en más de una
ocasión. Sin embargo, nunca lloré delante de él. Nunca le di esa
satisfacción. Sólo me quedé allí, guardando mis lágrimas para cuando me
encontrara sola. Tessa siempre me defendía, lanzándole cada insulto que
podía pensar a él. Y me sentía agradecida por ello, porque no tenía en mí
darle lo que se merecía. Mi réplica de comentarios ingeniosos era tan
patética comparado con los de Tessa. Así que sólo di un paso atrás y dejé
que lo arreglara.
―Estás celoso de que los dientes de Mia serán más rectos que los
tuyos, perdedor. ¿Por qué no consigues esa brecha gigantesca fijada antes
de que alguien patee un gol de campo a través de él?
—¿Qué es eso en tu cara, Ben? Dios mío, es horrible. Oh, no importa.
No hay nada en tu cara. Es sólo como te ves.
—Por lo menos Mia no es tonta como tú, Ben. Si sales de octavo grado,
eso sería un milagro.
—Ben Kelly tiene el pene más pequeño del mundo. Tiene que
sostenerlo con un par de pinzas cuando mea.
Sus comentarios ingeniosos debieron callarlo temporalmente, pero
cuando encontró su voz nuevamente, esta era frecuentemente usada para
decir algo en contra de mí. Yo era la cerebrito, la torpe mejor amiga de su
hermana, que se convirtió en su saco de boxeo favorito durante cinco
agotadores años. Crecí volviéndome un poco dura y esto fue utilizado para
mi tormento, pero mis inseguridades estaban siempre allí. Nunca me dejó
olvidarme sobre ello. Era el engendro de Satanás, el idiota más grande del
planeta, y lo odiaría por el resto de mi vida.
Benjamin Kelly era la peor cosa jamás antes vista de Alabama. Y si
nunca lo viera otra vez, eso estaría bien conmigo.
1
Traducido por Damabell
Corregido por *Andreina F*

o tengo que ir. Si es demasiado para ti, puedo


quedarme aquí. Realmente no es un gran problema, tía
Mae. —Cerrando la habitación de mi madre, entro por
el pasillo hasta la cocina detrás de mi tía—. Realmente.
Lo digo en serio. Sólo porque ella lo está haciendo bien
no significa que sea una buena idea para mí salir del estado.
Mi tía colocó su mano en mi hombro, apretándolo suavemente. —
Necesita un descanso de todo esto, dulce. Has estado cuidado de ella todos
los días, las veinticuatro horas durante los últimos nueve meses. Todo el
mundo necesita tiempo para sí mismo. —Inclina su cabeza, su expresión
ablandándose con una sonrisa—. Quiere que te diviertas, Mia. Ve a
disfrutar del verano y déjamelo todo a mí.
Suspirando, niego con la cabeza, no estoy completamente
comprometida con la idea de irme. —¿Y si se pone muy enferma y no
estoy? ¿Qué pasa si me necesita? —El pensamiento de mi madre
llamándome, mientras estoy a cuatro horas de distancia es suficiente para
cancelar todo el viaje. Amo a mi tía, pero soy la que ha estado aquí. Soy la
que ha estado haciendo todo por ella desde que cayó enferma. Está
acostumbrada a mí, no a Mae. Conozco la mirada que pone cuando se
siente muy mal pero no quiere admitirlo. Sé cómo llevarle la comida
cuando se niega. Yo. No necesito un descanso, y mucho menos todo el
verano fuera.
—Si algo pasa, incluso el más mínimo cambio en su estado, te
llamaré. —Sus manos se posan en mi cara, con su pulgar acariciando la
piel de mi mejilla—. Prométeme que no dejarás que tu preocupación te
impida tener un verano increíble con Tessa.
—Simplemente no sé si es el mejor momento. No ha tenido su fuerza
por mucho tiempo.
Tía Mae emite una mirada indicándome que no se rendirá. —Este es
el momento perfecto. Y como he dicho antes, quiere que vayas. Si tratas de
quedarte en casa ahora, me temo que no sólo conseguirás una bronca de
mi parte.
Sonrío y asiento estando de acuerdo. Mi mamá disfruta
imponiéndose cuando lo merezco. Es severa pero dulce al mismo tiempo,
siempre siguiendo un castigo con un abrazo. —Está bien, voy a salir. Pero
tienes que prometerme que me llamarás si hay algún cambio. Siquiera el
más mínimo.
—Lo prometo. —Deja caer su mano y pasa alrededor del mostrador,
indagando en la pila de platos que se han acumulado en el fregadero.
Voy a quedarme con Tessa en casa de sus padres durante el verano
mientras que ella la cuida. Tengo un montón de recuerdos de la casa,
teniendo en cuenta el hecho de que prácticamente viví allí durante cinco
años. Siempre iba después de la escuela, me quedaba allí hasta que mi
mamá me llevaba a casa. Tessa era como la hermana que nunca tuve, y
cuando mi abuela enfermó, y tuvimos que mudarnos a Fulton, Georgia, el
verano antes de noveno grado, lloré durante semanas. Nos mantuvimos en
contacto con los años, y ahora voy a pasar todo el verano con ella como
antes. Y mientras que su hermano se quede tan lejos de mí como sea
posible, va a ser el mejor verano de mi vida.
Benjamin Kelly. El idiota más grande del mundo.
Me dirijo a mi habitación, necesito terminar mi último embalaje.
Tessa me espera mañana en algún momento por la tarde, pero no voy a
esperar hasta entonces para entrar en Alabama. Hay algo que quiero hacer
antes de empezar mis vacaciones de verano. Algo que he querido hacer
durante mucho tiempo. Si voy a pasármelo bien este verano, tengo que
soltar todas mis inhibiciones. Esto no será el verano de complejos o
timidez. No soy la misma chica que dejó Ruxton hace nueve años. Esa
chica ha estado fuera durante mucho tiempo. Los frenos salieron en
primer lugar, seguido por el peso y las gafas que fueron intercambiadas
por contactos. Mi cabello ya no es un desastre salvaje de rizos ahora que
he aprendido a manejarlo. Mi piel se aclaró en décimo grado, y no fue el
único gran cambio ese año. Mis pechos llegaron, y definitivamente son mi
mejor atractivo si puedo decirlo. Y con la ayuda del equipo de voleibol en el
que ingresé en la escuela secundaria, mi cuerpo se ha apretado y se quedó
de esa manera.
La nueva Mia Corelli va a soltarse y experimentará durante todo un
verano lo que Alabama tiene que ofrecer. Pero para hacer eso, tengo que
manejar algo primero. Y eso va a ser esta noche.
Agarro mi teléfono, replegado sobre mi almohada después de
empujar mis maletas en el suelo.
Yo: Todo empacado. Te llamaré cuando esté en el camino.
Tessa: ¡OMJD1! ¡Estoy tan emocionada! ¡Tu culo es mío por todo el
verano! Hace tanto que he planeado esto para nosotras. :)
Yo: ¡Oh, sí! No puedo esperar a llegar allí y relajarme en la
piscina durante tres meses.
Tessa: Eso no es todo lo que vamos hacer. Nos estamos
encontrando una cosa para jugar por el verano. A ti te rodearán penes
si es necesario.
Jesús, Tessa.
Yo: Bueno, hay una imagen. ¿Hablando de pollas, por casualidad
tu hermano estará fuera del país por el verano?
Tessa: No te preocupes por Ben. No lo veo tanto, así que tú
tampoco. Y además, ya le he advertido. Si te molesta, le daré una
patada en sus bolas.
Yo: Sólo después de que yo lo consiga primero. :)
Tessa: Esa es mi chica. Este verano va a ser ¡¡¡Increíble!!! ¡Nos
vemos mañana!
Yo: ¡Nos vemos!

No sé ni el nombre del bar en el que estoy sentada actualmente. Pero


no creo que importe. Fue el primero que vi cuando bajé por la salida de
Ruxton y parecía bastante prometedor. Un bar parece ser el lugar perfecto
para lo que voy a hacer, o al menos intentar. No quiero enfrentar otro
verano como una virgen. Especialmente cuando mi mejor amiga no es
tímida sobre sus conquistas sexuales. Si me voy a mantener con ella este
verano, tengo que dejar mi virginidad y rápido. Tessa no tiene ni idea de
que mantengo mi tarjeta V, y realmente no quiero aparecer mañana
saludando alrededor como una especie de bandera de abstinencia. Así que,
con la ayuda de mi atuendo no virgen, voy a regalar esta noche mi tarjeta
a uno de estos afortunados esta noche.
—Aquí tienes, cariño —dice el camarero, colocando una bebida color
púrpura brillante delante de mí—. Del tipo con la camiseta negra en el
extremo de la barra.

1 Abreviatura para la expresión: ¡Oh, mí jodido Dios!


Envuelvo los dedos alrededor del vidrio y miro a lo largo de la barra,
a los ojos del hombre que me invitó a la copa. Es caliente. Muy caliente.
Increíblemente caliente. El tipo de calor que te hace pensar, no hay
manera en el infierno en que este tipo me esté mirando. Con el cabello corto
oscuro y ojos que son lo suficientemente brillantes para verlos en la tenue
iluminación. Le envío una sonrisa antes de apartar la mirada para tomar
un trago de mi copa. Sabe delicioso, como la frambuesa y coco. Tomo otro
sorbo y miro atrás de la barra, pero el hombre ya no existe. Una oleada de
decepción inunda mi cuerpo.
—Mierda. ¿A dónde fue? —pronuncio bajo mi aliento ya que mis ojos
buscan en la atestada barra. ¿Quién le compra una bebida a una chica y
luego se va antes de sacar provecho? ¿No vio la gigantesca flecha
fluorescente señalándome, diciendo:¿Esta chica quiere tener un polvo
contigo? Condénenlo. Maldita sea, era buen material para entregarle mi
tarjeta V.
—¿A dónde fue quién, bebé?
Aclarando mi cabeza, me encuentro con los ojos del atractivo
comprador de bebida, que reclama el taburete al lado mío. Jadeo
suavemente, permitiéndome un momento para asimilar el picor que
recorre contra mi brazo. Sus brillantes ojos grises son encapuchados por
sus oscuras cejas, y mi atención se dirige hacia sus labios ya que se
enroscan en una sonrisa. Ésos. Labios. Santo Infierno. Son un camino al
infierno, si tuviera el coraje saltaría sobre ellos. Miro hacia atrás a sus ojos
con una sonrisa. —Oh, um, a ti en realidad. Quería darte las gracias por la
bebida. Es realmente bueno. ¿Qué es?
—Pasión púrpura. No, ¿huracán púrpura? —Tiene el ceño fruncido.
Sonrío, tomando otro sorbo—. No lo sé. Una bebida púrpura de chica. Te
veías con mucha sed desde donde estaba así que pensé que te ayudaría.
Arqueo la ceja. —¿¡Oh!? ¿Y cuánto tiempo has estado haciendo esa
observación?
Ríe, una de las risas más dulces que he escuchado, antes de
responder—: Tiempo suficiente para ver que también estás sola aquí, lo
que me sorprende.
Miro mientras le hace señas hacia el camarero, admirando el modo
en que los músculos en su brazo se doblan cuando mete la mano en su
bolsillo y saca su billetera. —¿Por qué te sorprende? Y, ¿estás aquí por tu
cuenta o tu novia está en el baño? —Mi tono está tomándole el pelo, y veo
su labio enroscarse en la esquina mientras absorbe mis palabras. Es mejor
que este tipo no tenga una novia. Podría usar mi deliciosa bebida si lo
hace.
Su cuerpo se vuelve hacia mí, extendiendo su mano hacia mi brazo.
—Eres realmente muy caliente, eso me sorprende. Y no te llevaría a mi
casa si tuviera novia. —La vieja Mia podría haberse sorprendido por su
iniciativa, pero la nueva Mia está mirando al cielo, agradeciendo a Dios por
poner este hombre hermoso, que no pierde el tiempo, en este planeta y en
este bar esta noche. El dedo se detiene en la parte superior de mi mano y
comienza a frotar mi piel allí suavemente—. Es decir, si deseas ir a mi
casa. O en la tuya. No me importa. Juego para cualquier lugar en el que
me vaya a poner entre tus piernas. —Su sonrisa se extiende y dos
hoyuelos masivos aparecen en cada mejilla. Oh, Dios mío. Es adorable.
—Definitivamente cortaste toda la persecución.
Se encoge de hombros. —Sé lo que quiero, y he estado mirándolo los
últimos veinte minutos.
Me gusta este tipo. Y no sólo porque es muy bueno con las palabras
e irrebatible como el infierno. Hay algo acerca de su carácter lúdico que
está atrayéndome hacia él. Es fácil hablar y no me hace sentir incómoda
en absoluto. En todo caso, me siento más sexy de lo que nunca me había
sentido, Tessa estaría orgullosa de esta Mia. Cruzo una pierna sobre la
otra, ganando su atención cuando el ruedo de mi vestido superior se
desliza hasta mi muslo. —¿Estar entre mis piernas requiere cambiar
ubicaciones? No pareces el tipo de persona que rehúye del sexo en público.
Definitivamente no. Parece el tipo de chico que me tomaría en
cualquier momento, en cualquier lugar y no importa cuáles son las
consecuencias. Hay un nerviosismo que definitivamente está golpeando
todos mis puntos calientes.
Sonríe antes de inclinarse y rozar sus labios contra mi oído. —No lo
soy, pero eventualmente se cerrará el bar, y no pienso parar lo que voy a
hacer hasta que ya no pueda tomar tu cuerpo.
Me estremezco al pensar y muevo mi mano en su muslo, flexiona los
dedos y siento que sus músculos se contraen contra mí. Girando mi
cabeza, puse mis labios hasta su oreja y lo imité. —¿Serias amable
conmigo? Nunca he hecho esto antes —le susurro—. Pero Dios, quiero
esto. Quiero que me hagas venir. —Me inclino hacia atrás y me encuentro
con sus ojos brillantes, notando las motas de color azul que se destacan
contra el gris—. ¿Crees que puedes manejarme?
Juro que escuché un gruñido sordo en su garganta mientras su
mano hacía senderos en mi brazo y agarra la parte posterior de mi cuello
debajo de mi cabello. Es posesivo, como si me reclamara aquí delante de
todo el mundo. Y ya sé que suena loco, pero quiero que ser poseída por
este hombre. Quiero entregarme a él completamente y una gran parte de
mí no quiere que sea suave. No me importa que pueda doler. Quiero que
me lleve. Agarra mi barbilla con su otra mano y jala mi cabeza, con
nuestros labios juntos por el menor contacto. Me gusta más a cada
instante, gimo cuando su boca deja la mía. Veo su labio moverse
nerviosamente en respuesta a mi desesperación.
Me tiene y lo sabe. —Voy a joderte hasta que te consumas —afirma
contra mi boca, la otra mano alrededor, rastrillando a través de mi labio
inferior con su pulgar. Puedo abrirla y se desliza en mi interior, con sus
ojos mirándome con un nuevo calor cuando araño mis dientes a lo largo de
su piel y muerdo con la menor cantidad de presión. Los músculos de su
cuello contrayéndose y se desliza, arrastrando su pulgar hacia abajo,
ahora mojando mi cuello—. ¿Tu lugar o el mío, bebé? Me voy a perder si no
puedo entrar en tu interior pronto.
Lamo mis labios, probando el rastro de whisky que dejó en ellos de
nuestro breve beso. —Tuyo. No tengo un lugar.
—¿Estás de paso? —pregunta con sus cejas levantadas. Todavía nos
sentamos así cerca uno del otro, prácticamente el uno encima del otro, y
me siento segura. Protegida. Como que podría confiar en él
completamente.
—Sí, se podría decir. —Terminé con el resto de mi bebida y me paré,
indicando que estoy lista para ir donde ambos queremos ir. No puedo
sentarme más en este bar con él tocándome y no perder la cabeza. Se pone
de pie y mis ojos hacen una doble toma. Maldita sea, es muy guapo. No
podía notarlo desde su posición sentada, pero el hombre tiene un torso
que continúa durante días. Amplio y construido, definitivamente trabaja
afuera y a menudo, con este tipo de físico. Su cintura estrecha cabe
perfectamente en un par de jeans, y sus piernas son largas y musculosas.
Sólo puedo imaginar lo que parece detrás de él. Me aferro y miro hacia
arriba, a su cara—. Yo podría seriamente escalarte como un roble.
—¿Ah sí? Creo que me gustaría verlo. —Su respuesta alegre me hace
reír y estoy tirando rápidamente por la muchedumbre y por la puerta. El
dulce aire de Alabama sopla mi cabello en mis hombros—. ¿Quieres seguir
conmigo o debo volver aquí para conseguir tu auto? Depende de ti. —Se
detiene una vez que hemos llegado al medio del estacionamiento, mi mano
sigue agarrándolo firmemente. No quiero sacarlo para obtener mi auto. No
quiero estar lejos de él por un segundo, porque sólo tenemos esta noche.
Así es como funciona, o por lo que he escuchado. No es que sepa lo que
estoy haciendo aquí. Sin embargo, tendría más sentido que fuéramos por
separado. Además, si es un psicópata, puedo necesitar una escapada.
Aprieto su mano, mira debajo de sus pestañas. —Te sigo, pero voy a
tener que sentir tus labios primero.
No pierde el tiempo. Es como si pensáramos lo mismo, porque antes
de que pueda moverme, incluso ligeramente, para afirmar mis deseos, está
sobre mí. Sus labios trabajan los míos, nuestras lenguas acariciándose
contra el otro con un solo propósito. Estos no son besos de burlas. Estos
son los de te quiero ahora, y si no llegamos pronto a la cama, serás tomada
aquí. Nunca he sido besado así. Nunca. Podría hacerlo durante horas.
Incluso días
Lo siento irradiando por todo mi cuerpo, tintineos de cada
terminación nerviosa. Nuestras manos están todavía entrelazadas, la
presión de su agarre se intensificó con el beso. Lame a lo largo de mi labio
inferior lentamente, terminando el apasionado abrazo en el que nuestras
bocas son tan felices de estar. Bueno, al menos mi boca, de todos modos.
—Coco —susurra contra mi boca.
—¿Umm?
Su labio se acurruca en la esquina. —Sabes como a coco.
Jodidamente amo el coco. —Sonríe abiertamente, mueve la cabeza hacia
una camioneta—. Esa es mía. Sigue cerca detrás de mí, bebé. No me
gustaría perderte.
—Eso sería una vergüenza. —Estoy bromeando, caminando hacia mi
jeep rojo cereza que está estacionado a sólo unos pocos coches del suyo—.
Odiaría que está noche terminara después de sólo un beso.
Sus ojos se estrecharon en mi matrícula. —Un excelente beso, sin
embargo, Georgia.
No puedo mantener la sonrisa en mi cara mientras sale fuera de su
lugar de estacionamiento y sigo de cerca detrás de él. Estamos solos en la
carretera momentáneamente antes de llegar a las carreteras secundarias
de Alabama a las que solía estar tan encariñada. Tessa y yo íbamos en
cuatrimotos en carreteras como esta, y he pasado muchos veranos
caminando por los senderos de tierra, recogiendo flores silvestres. Pero la
chica que hizo esas cosas hace tantos años actualmente está siguiendo la
camioneta negra por estos caminos. Este es territorio desconocido,
totalmente nuevo para mí, y mi estómago está empezando a hacer
volteretas en previsión de lo que va a suceder.
2
Traducido por Kariza & SOS por AlysseVolkov & Fiioreee
Corregido por *Andreina F*

u mano encuentra la mía de nuevo mientras lo sigo dentro de


su casa, y no pierde tiempo caminando directamente hacia
arriba de las escaleras y dentro del dormitorio. No está lejos
detrás de mí, y le siento en el momento en que pongo mi pie
derecho en la alfombra. Sus manos acarician mis brazos,
áspero contra suave, mientras me quedo volteada lejos de él,
siento su aliento en mi cabello. Mi pulso comienza a retumbar en mi cuello
mientras toma todo mi cabello sobre un hombro. Presiona sus labios a lo
largo de la línea de mi cuello e inclino la cabeza para darle el acceso que
ambos queremos que tenga.
Oh Dios. Cierro mis ojos y lo siento. En todos lados. Incluso cuando
apenas esta tocándome, lo siento sobre todo mi cuerpo. El cruce donde
mis muslos se encuentran está pulsando y mis pezones están tan duros
que sólo podrían rasgar a través de mi vestido. Jesús, esto es intenso. Sus
labios trabajan de mi cuello a mi oído y lo lame antes de morderlo. Me
estremezco y lo hace de nuevo. ¿Quién hubiera pensado que me gustarían
un poco las mordidas? Me gira entre sus brazos, enganchando su boca en
la mía.
Su lengua barre en mi boca y gimo, agarrando su cabeza para
sostenerlo hacía mí. Su cabello es suave contra mi palma y corro mis
dedos a lo largo de la base de su línea de cabello. Siento su deseo por mí
presionando contra mi estómago, y no es un deseo pequeño. Gracias,
Jesús. Gime en mi boca y succiona mi lengua, sus manos vagando por
toda mi espalda. Las planta firmemente en mi culo, se inclina y me levanta
del suelo con un movimiento rápido.
Mis piernas instintivamente se envuelven alrededor de su cadera
mientras me carga sobre la cama, dejándome caer en medio de ella. Corro
mi lengua por mi labio superior, probando su boca en la mía. Estoy lista.
Tan lista. Si no me toca de nuevo pronto, podría sólo mendigar por ello.
A él probablemente le guste eso.
—Cristo, eres tan sexy. Mírate. —Mira hacia mí, sus ojos ardiendo
mientras me estiro en la cama debajo de él—. No tienes ni idea de lo cerca
que estaba de ponernos al lado de la carretera y tomarte justo ahí.
Eso hubiera sido divertido. ¿Sexo en una camioneta? Tengo que
poner eso en mi lista de cosas por hacer.
—Tal vez la próxima vez —contesto, pero sé que no habrá una
próxima vez. No con este chico de todos modos. Probablemente nunca lo
veré de nuevo y tengo que estar bien con eso.
Mis ojos se agrandan cuando se saca la camiseta con una mano. Oh,
vaya. Su pecho desnudo es un espectáculo para la vista. Ancho, con un
poco de pelo oscuro en el medio, es todo un hombre y no me siento ni un
poco avergonzada de las miradas que estoy haciendo. Debe estar en todas
las carteleras alrededor de toda la ciudad. Es musculoso, cada corte visible
desde mi punto de vista. Su hombro derecho está completamente cubierto
con tatuajes, que se extienden hasta el codo. Y créeme cuando digo que los
tatuajes nunca se han visto mejor. Seis, no, ¿paquete de ocho, tal vez? La
V. Esa más maldita gloriosa V que lleva lo que realmente quiero que se
esconde bajo sus pantalones. Se deshace de sus pantalones y sus
pantalones caen al piso, dejando a una impresionante erección presionada
contra sus bóxers. Mi boca se hace agua instantáneamente. Quiero
comérmelo.
Se pone de rodillas al pie de la cama y me levanto sobre mis codos
para verlo mejor. Estoy a punto de preguntarle qué es lo que está haciendo
cuando mis pies son jalados hacia él. Y ahora estoy muy consciente de lo
que planea hacer. Le ayudo y escucho un pequeño sonido de diversión
mientras mis piernas caen sobre sus hombros. —Necesito probar este
coño. —Sus manos alzan mi vestido para revelar mis bragas de encaje. Mi
par favorito de hecho. Sentí que perder mi virginidad requería algo más
que mis bragas estilo cachetero—. ¿Te quieres venir en mis labios, nena?
Jodido infierno, si quiero. ¿Quién en su sano juicio diría que no a eso?
—Uhmh. —Es todo lo que puedo darle en este momento. Mi cerebro está
teniendo dificultades para formar un pensamiento completo mientras
anticipa su boca sobre mí allí.
Gruñe, profundo y gutural, deslizando su mano por mi muslo hasta
que siento sus dedos corriendo arriba y abajo por el encaje. Estoy
temblando y apenas está tocándome. —Tan mojado y caliente. —Presiona
su cara entre mis muslos e inhala, su gemido vibrando contra mi
cuerpo—. Maldición, hueles bien. Sin embargo, apuesto a que tu sabor es
mejor.
Mis bragas son removidas y su primera lamida casi me lanza como
cohete fuera de la cama
—Santa mierda. Eso es… Guau.
Mis muslos sujetan su cabeza con tanta fuerza, que me sorprende
que logre mover la cabeza en absoluto. Pero se las arregla, y me está
comiendo como si esto fuera lo que vamos a hacer toda la noche. Como
que esta es la única forma en que experimentará en mi cuerpo. No puedo
quitar mis ojos de encima mientras lo hace y tiene esa mirada de
depredador en sus ojos justo ahora, no estoy segura de que me dejará
mirar a otro lado aun si lo intentara. Está todo sobre mí, alternando sus
movimientos, así que no me acostumbro a nada. Y parece que está
disfrutando tanto como yo, haciéndolo con tanto gusto y tarareando en mi
contra. Las vibraciones se desplazan a través de todo mi cuerpo, latiendo,
latiendo, hasta que estoy tan cerca que no puedo ver bien. Así es como se
supone que debe sentirse el sexo oral. Fresco, estimulante. Gracias a Dios
que dejé toda mi vergüenza en la puerta porque está explorando cada
centímetro de mi coño. Estoy tentada a encerrarlo entre mis piernas y
nunca dejarlo tomar aire. Es increíble en esto y sé sin lugar a dudas, que
dada la oportunidad, nunca experimentaré nada ni remotamente cerca a
esto. Este hombre. ¡Santa mierda! Este hombre de aquí sabe exactamente
lo que está haciendo. No me quiero venir tan rápido, pero no hay forma de
que pueda frenar la manera en que reacciona mi cuerpo a él. Arqueo la
espalda en la cama, gimiendo en voz alta mientras el orgasmo barre a
través de mí como una ola. Lame de largo una vez, y después otra vez,
asegurándose de tomar cada gota de lo que se ha ganado.
—Eres jodidamente hermosa cuando te vienes. —Planta besos
gentiles entre mis piernas, con sus ojos clavados en los míos—. Necesito
ver eso de nuevo. —Su rodilla está entre mis piernas, dejando caer su
mano justo en el lugar que solo él trabajó como si el mundo estuviera a
punto de terminar. Gimo mientras me toma con un dedo, deslizándose
dentro mientras mantiene los ojos en mí—. ¿Cuándo te lo haces tú misma,
sólo te enfocas en el clítoris o jodes tu coño así?
La.Pregunta.Más.Caliente.De.Todos.Los.Tiempos.
Trago en voz alta mientras desliza otro dedo, aflojándome,
preparándome para su polla. —Sólo mi clítoris. No creo que me pueda
venir… —grito—, de esta forma.
Santa Madre de Dios
Sus ojos brillan con picardía. —Desafío aceptado. —Toma mi rodilla
con su mano libre y comienza a follarme con los dedos, ignorando
completamente mi clítoris. Protestaría si no se sintiera jodidamente
increíble. Siento sus dedos curvarse dentro de mí, como si hiciera señas de
acercarse, para venir todos juntos. Está frotando un glorioso punto que no
sabía que existiera.
—¿Que estás… Oh por Dios, yo nunca he, eso es… eres tú? —Estoy
jadeando y arqueándome ante su toque mágico. Si empieza a hablar en
lenguas no estaría sorprendida en lo más mínimo.
—Es tu punto G, ángel. Te voy a hacer venir en formas de las que
nunca creíste posible. —Aprieta hacia arriba en ese punto mientras su
otra mano empuja hacia abajo el frente de mi pelvis. No estoy segura si
siente el cambio que esta pasándome o si lo ve. Pero sabe exactamente
cuando pasa—. Eso es. Dame otro. Jodidamente lo necesito —gruñe y
obedezco, dándole exactamente lo que demanda de mí. Trabo mis ojos con
los de él mientras mi orgasmo corre a través de mi cuerpo, destrozándome
en pedazos post clímax.
—Santa mierda. Ven aquí. —Llego a él, viéndolo de pie y sacándose
sus bóxers mientras chupa los dedos que se hallaban dentro de mí. Mis
ojos se pierden más abajo, abajo, hasta que enfoco en lo que posiblemente
pueda dividirme en dos. Es más grande de lo que pensaba. Muy grande—.
Oh Mi Dios —dejo escapar, lo que causa que me mire con desconcierto.
Los dos nos reímos y me cubro la cara avergonzada—. Lo siento. Ese fue
un buen Oh Mi Dios.
—Cristo, eso espero. —Se pone un condón y se mueve entre mis
piernas—. Vamos a ver si tienes algún Oh Mi Dios para mí debajo de ese
vestido. —Sus manos agarran el dobladillo del vestido y me siento, dándole
el acceso—. Apuesto a que estas a punto de volar mi jodida mente.
Me sonrojo de color carmesí mientras me quita mi vestido.
Descansando hacia atrás en la cama, observo sus ojos correr sobre todo
mi cuerpo, deteniéndose y ampliándose a medida que caen sobre mi
pecho. Oh Dios. Estoy completamente desnuda en frente de este hombre y
él sólo está mirándome. Sin embargo, debo dejar de mirarle, después de
que volara mi mente en el orgasmo debería dejar que haga conmigo lo que
quiera. Con una lengua como esa y dedos por los que daría mi vida, no
puedo imaginar cómo de bueno es el resto de su cuerpo. Hablando del
resto de su cuerpo. Mis ojos caen en su masiva erección y la necesidad
crece en mí como un hambre palpable.
—¿Umm, hay algo mal? —susurro mi miedo, al ver sus ojos saltar a
los míos, finalmente dejando mis pechos.
—Tus tetas son fenomenales. —Sus manos las aprietan y arqueo mi
espalda en el colchón, empujándolas más dentro de sus palmas—. Quiero
deslizar mi polla justo aquí y cubrirlas todas. —Pasa un dedo por el centro,
sus ojos volviéndose picaros—. Apuesto a que te ves hermosa cubierta de
mi. Apuesto a que te gustará también. —Jesús. Este chico se destaca en el
departamento de hablar sucio. Y nunca pensé que estaría en eso. Pero
viniendo de esa boca, esos labios, estoy dentro en el camino al infierno.
Nunca había estado tan excitada en mi vida. Se inclina hacia adelante y
me presiona contra el colchón, la sensación de él sobre mí es perfecta.
Cada parte de su cuerpo está tocándome y no quiero que se mueva. Su
erección se empuja contra mi clítoris y gimo mientras choca su boca con la
mía. Su lengua gira y profundiza, lamiendo deslizándose en mi boca.
Dios, es tan bueno en esto. Siento como que sólo estoy hurgando alrededor
pero no se queja. Corro a lo largo de los músculos de su espalda con mis
manos, sintiéndolos flexionándose contra mi toque. Su boca se escapa de
la mía y se desliza hacia abajo ligeramente—. Tengo que chuparlos, nena.
—Tira de mi pezón una vez, dos, y luego lo mete dentro de su boca.
—Oh, sí. —Sostengo su cabeza en mi pecho, sin desear alguna vez
que se detenga esta maravillosa sensación. Alterna entre ellos, dándole a
cada pezón atención igual mientras chupa, gira y muerde. El dolor es
suficientemente justo para mezclarse con el placer. Placer intenso. Se
siente increíble, pero quiero más. Echo de menos su polla ya que ahora se
ha movido por mi cuerpo—. Puedes… oh.
Su cabeza se levanta. —¿Puedo qué? —Mantiene sus ojos en mí
mientras lame mi pezón izquierdo—. No voy a hacer nada más en este
hermoso cuerpo a menos que me ruegues por ello. —Sus manos
continuaron su dulce tortura en mi pecho—. Dijiste en el bar que nunca
habías hecho esto antes. ¿A qué te referías exactamente? ¿Yendo a casa
con un extraño? ¿O lo que estás a punto de rogarme por hacer?
Bajo la mirada para encontrarme con su sonrisa. Cristo, es sexy
como el infierno y juguetón. Una combinación mortal. Y tiene todo el
derecho de ser engreído. Estoy a favor de rogar si se pone dentro de mí. —
Um, ambas en realidad. Nunca he hecho nada de esto. He besado chicos y
me han tocado un poco, pero esa es toda la extensión de mi experiencia.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto? Ni siquiera me conoces.
Podría comer tu coño un poco más o follarte otra vez con mis dedos. Mi
polla no tiene por qué conseguir terminar.
Muerdo mi labio juguetonamente. —Tentador. Pero quiero que esto
sea contigo. —Nuestros ojos se quedan fijos mientras se sitúa de vuelta
entre mis piernas—. Tu solo pareces tan dulce. Me gustaría que mi
primera vez sea con un chico dulce.
—Muéstrame que quieres esto. —Sosteniéndome con su mirada,
comandándome a hacer lo que me está pidiendo—. Muéstrame que quieres
que sea el único que tome esto.
Alcanzo su polla, deslizando el condón y frotando su longitud. Su
gemido vibra a través de todo su cuerpo y lo siento cosquillear en la palma
de la mano. —¿Crees que puedes hacerme venir con esto? —susurro mi
provocación—. Te apuesto a que puedes. Apuesto que puedes hacer que
me venga toda la noche con él.
La más grande y dulce sonrisa se extiende por su cara y me
desmayo. Me estoy jodidamente desmayando aquí. —Ese es el plan,
cariño. Voy a ir lento, pero necesito que me digas si es demasiado para ti.
—Coloca sus brazos a cada lado de mi cara, tomando su peso en sus
antebrazos. Lo siento en mi entrada y coloca suavemente besos en mis
labios mientras se desliza lentamente con un gruñido silenciado. Inhalo
bruscamente y cierro mis ojos fuertemente. Santa mierda, él es grande.
Jodidamente grande. Se queda quieto, no entra todo el camino, y dejo salir
el aire—. Jesús. Tan malditamente apretado —gruñe y deja caer su frente
en la mía—. ¿Estás bien? —Sus preocupadas palabras soplan a través de
mi cara—. ¿Quieres que lo saque?
Abro los ojos y me encuentro con los suyos. Tengo que seguir
adelante. Sé el placer que vendrá después del dolor. —No, no lo saques.
Quiero que me folles.
Su mano frota ligeramente mi mejilla de la manera más intima. —
Bebé, no puedo follarte hasta que estés lista para mí. Te lastimaré si
intento hacerlo ahora. —Baja su mano y agarra la mía, moviéndola
alrededor de él—. Agárrame y empújame hacia ti. De esa manera, tú estás
controlando esto.
Asiento una vez, agarrándolo con ambas manos y guiándolo hacia
mí. El dolor me golpea otra vez y me tenso. Cada musculo en mi cuerpo se
contrae contra él. No puedo parar. Necesito hacer esto. Cierro mis ojos
fuertemente mientras tiro de él dentro. Más profundo. Más
profundo. Maldito infierno. Mis uñas se entierran en su piel y aspiro una
dolorosa bocanada de aire otra vez. —Oh Dios —jadeo. El dolor comienza a
cambiar, lentamente desapareciendo hasta quedar en nada. Fijo mi mirada
en la suya y muerdo mi labio, viendo su expresión aprensiva.
Está tan tenso como yo.
No quiere lastimarme.
Elegí al chico correcto.
Relajo mi cuerpo completamente y empiezo a familiarizarme con la
sensación. —Estoy bien —lo tranquilizo, viendo la rigidez de su mandíbula
desaparecer y sus ojos iluminarse.
Suavemente empuja todo el camino, calibrando mi reacción de
cerca. Estudiando mi cara. Sus labios se abren levemente y sus ojos son
tan brillantes que parecen iluminar en la oscuridad de su dormitorio. Un
gutural profundo sonido escapa de su garganta mientras me abro para él,
separando mis piernas tan amplias como pueden ir. —Estoy tan metido en
ti, bebé, y se siente tan condenadamente bien. —Roza sus labios contra los
míos—. Tan malditamente perfecto —susurra.
—Estoy lista para que te muevas —le digo, con seguridad en mi
tono. Estoy más que lista. Inclino mi pelvis hacia arriba y envuelvo mis
piernas alrededor de su cintura.
Lentamente se desliza hacia fuera, manteniendo sus ojos en los míos
y observándome de cerca. El dolor ha desaparecido y lo único que siento es
puro éxtasis. Júbilo. Maldita euforia. Gimo y levanto mis caderas,
instándole más lejos. Oh, sí. Eso se siente bien. Sorprendentemente bien.
—Santa mierda —gruñe, deslizándose hacia atrás lentamente. Se
inclina y besa a la esquina de mi boca—. ¿Todavía te duele? —Sonrío
contra sus labios y sacudo mi cabeza—. Bueno. Voy a moverme realmente
ahora, chica bonita. Sin embargo, no sé cuánto tiempo va a durar. Me
estás apretando tanto, Dios maldito, tan ajustado, ángel. —Y luego toma el
ritmo, sus caderas chocando contra la mía. Mis pechos balanceándose
contra su pecho musculoso y lo beso profundamente, explorando cada
centímetro de su boca con mi lengua. La habitación se llena con nuestros
gemidos que de ninguna manera son amortiguados. Estoy segura de que
las personas en el siguiente estado nos pueden oír.
Empuje. Empuje. Empuje.
—Oh Dios mío —digo mientras lame y chupa mi pecho. Y sé que
estoy cerca. Estoy familiarizada ahora con lo que puede hacer por mí y no
hay nada que lo detenga. La acumulación viene de muy dentro de mí y
está llegando rápido. Como un reguero de pólvora propagándose.
—Estás justo allí, bebé. ¿Estás lista?
¿Cuán jodidamente caliente es que sepa cuando estoy a punto de
llegar? Ni siquiera necesito decirle.
—Sí. Dios, sí —respondo.
Desliza su mano entre nosotros y frota contra mi clítoris.
Empujando más duro y más duro, más profundo de lo que creía posible y
mi orgasmo rueda a través de mí como una corriente. —¡Oh! —Me estoy
viniendo, aprisionando su cuerpo, y esta vez es aún más intenso que los
dos primeros.
Los dos primeros. ¿Cuán afortunada soy en este momento?
Todo mi cuerpo tiembla contra el suyo mientras cavo mis uñas en la
espalda y las rastrillo a lo largo de su piel.
—Haz eso otra vez —demanda con urgencia.
Repito la acción y gime audiblemente, embistiendo contra mí y
buscando su liberación.
—Bebé, ¡joder!
Se retuerce dentro de mí y se queda quieto, relajando su cuerpo
contra el mío, mientras ambos lentamente descendemos. Pero no quiero
descender. Me gusta esta elevación. No, amo esta elevación. Esta elevación
es increíble. Ahora entiendo lo que atrae a los adictos al sexo. Estoy
eufórica y completamente usada. De hecho, me podría morir ahora y estar
bien con ello. Y me gustaría que en mi lápida se leyera lo siguiente:
Mia Blaire Corelli
Amada hija y amiga.
Muerte por Orgasmo. Con una “O” mayúscula.

No tenía intención de quedarme dormida. Había planeado


sorprender a Tessa después de mi noche increíble con mi extraño,
explicando que me sentía demasiado excitada para esperar hasta el día
siguiente para abandonarlo. Pero después de cinco orgasmos, cinco, una
chica sólo puede tomar mucho antes de que se desmaye. Después de
tomar un pequeño descanso para recuperar el aliento, me tomó por detrás,
inclinándome sobre la cama, y luego me pidió que lo montara. Me sentía
avergonzada en un primer momento. ¿Yo? ¿Tomar las riendas? Entonces
lo llevé y me di cuenta de lo profundo que era de esa manera. Tan
increíblemente profundo. Creo que esa es mi posición favorita ahora.
Además de que le daba el acceso definitivo a mis pechos que parecía
disfrutar enormemente. Creo que sus palabras fueron “las mejores tetas
que he visto nunca”. Todavía estoy brillando desde ese cumplido. Y luego
para rematar la mejor experiencia de mi vida, me sostuvo. Al igual que
significaba apenas tanto para él como para mí. Que es donde estamos
ahora.
Su brazo cubre a través de mi cintura, con su respiración lenta y
constante en mi cabello mientras miro el reloj de alarma en su mesita de
noche. 10:14 a.m. No puedo creer que me quedé a dormir. En la casa de
un extraño. Un completo desconocido. Bueno, no completo. Es el único
hombre que conoce mi cuerpo como quiero que lo hagan. Y, dulce Jesús, sí
que lo conoce. Además, se sentía natural acurrucarse junto a él y
quedarme dormida en su pecho. Era casi íntimo, nuestra experiencia. Era
caliente como el infierno, pero también dulce. Era amable con cada nueva
posición, constantemente preguntando si me encontraba bien antes de que
me llevara a esa profundidad de la pasión, y mierda, me poseía. Y sentí su
afecto profundo en mí ser. Pero fingí que no lo hice. Esto no se supone que
signifique algo más que una aventura caliente.
Su cuerpo caliente estuvo presionado contra el mío toda la noche,
nuestras piernas una maraña bajo las sábanas. El embriagador aroma de
su perfume llenaba mis pulmones y se convertía lentamente en el único
aire que quería respirar. Nada nunca había olido tan divino. Completas
delicias varoniles. Deseé poder mantenerlo.
Me deslizo de debajo de su brazo y revuelvo alrededor de la cama,
recojo mi vestido y las bragas. Después de vestirme y usar el baño, entro
en mis tacones y agarro mi bolso.
—Oye. —Su voz sexy de la mañana me llama la atención cuando
estoy a punto de escaparme de su habitación—. Ven aquí, niña bonita. —
Pone una mano detrás de su cabeza, sosteniendo la otra hacia mí. Se ve
positivamente adorable de esa manera, simplemente recién despierto, el
cabello que sobresale un poco y sus ojos aún somnolientos. Me acerco a la
cama y tomo su mano, llevándola a mis labios para un beso. Sonríe,
debilitando mis rodillas con hoyuelos—. Ese es uno de mis movimientos,
¿no es así?
—Me tengo que ir. —Voy a liberar su mano, pero aprieta su agarre—.
Tienes problemas, ¿lo sabías? Tengo lugares para estar.
Su celular suena desde la mesita de noche, lo que le obliga a soltar
mi mano con un gruñido de desaprobación. —Quédate conmigo un poco
más de tiempo. ¿Cuál es la prisa? —El teléfono sigue sonando en su mano
mientras espera mi respuesta.
—No puedo. —Me inclino hacia abajo y paso mis labios contra los
suyos, el tono de llamada finalmente desapareciendo. Y entonces camino
hacia la puerta, lo que es una tarea extremadamente difícil. Cada gramo
de mi ser quiere quedarse con este hombre, aunque sea sólo para hablar
con él.
—Espera, maldita sea. Al menos dime tu nombre. —Su teléfono
empieza a sonar de nuevo, después de haber sido ignorado la primera vez.
—Gracias por lo de anoche. Nunca me olvidaré de ti.
Me permito una última mirada antes de deslizarme fuera de su
dormitorio. Sus ojos están tristes, pidiendo incluso, y no puedo seguir
mirando o me voy a romper. Me doy vuelta y lo dejo antes de que me
debilite aún más. Y sé que nunca lo voy a olvidar. Era increíble, y es
exactamente lo que yo quería que fuera mi primera vez. Un hermoso
recuerdo. Eso es exactamente lo que va a ser.
3
Traducido por Vi
Corregido por ConyML

esucristo, ¿qué? —Mi voz delata mi estado de ánimo.


Espero que esta llamada no sea larga. Necesito dormir.
Apenas lo hice la última noche, pero valió la pena.
Maldita sea si lo valió.
—Buenos días a ti también —suelta mi hermana. Es la única que
tengo, pero su personalidad es tan llamativa que a veces parece que son
veinte—. ¿Qué haces? ¿Estás ocupado? —Su voz se suaviza. La
brusquedad se convierte en ese tono que usa cuando quiere algo.
—Podría estarlo si no me hubieras interrumpido. —Apoyo mi cara en
la almohada que el ángel sin nombre usó anoche. Cristo, ella huele bien.
Como a cerezas y crema—. ¿Qué quieres, Tessa?
—¿Puedes venir y limpiar la piscina? Cada vez que intento usar esa
estúpida aspiradora, se atasca. —La escucho tomar aire y sé que va a
continuar—. Por favor, Ben. Está caluroso y cuando Mia venga, quiero
poder pasar el resto de la tarde en la piscina.
Mia Infiernos Correlli. La chica más molesta que alguna vez existió.
Me olvidé por completo de que iba a pasar el verano con Tessa. La
última vez que la vi, era una insoportable chica de catorce años. Tessa y
ella me perseguían por todo el maldito día, como si fueran cachorros,
siempre esperando hacer lo que estaba haciendo. Y el hecho de que
prácticamente vivía en mi casa no ayudaba mucho. Siempre estaba cerca.
Lanzo la almohada que estaba oliendo hacia el final de la cama.
—¿Por qué mierda no te quedas simplemente dentro con ella? No
estoy de ánimos para pasar una hora limpiando una maldita piscina.
—Oh, vamos, Ben. Me lo debes y lo sabes. Además, prefiero que tú y
Mia eviten los saludos incómodos para que se relaje un poco.
—¿Qué significa eso? —Me levanto y comienzo a vestirme,
sosteniendo el teléfono con la oreja y el hombro. No sé lo que quiere decir.
No serían incómodos. Serían rápidos. Muy rápidos. No tengo ganas de
estar mucho tiempo con ellas.
—Sabes exactamente a lo que me refiero. Se sentía nerviosa como el
infierno por volver, por ti. —El sonido de la puerta corrediza me llega desde
el teléfono—. Cristo, hay como cien grados —dice dramáticamente—. Si
sólo tuviera un buen hermano mayor que hiciera cosas lindas por mí.
Cosas lindas que estarían bien merecidas, teniendo en cuenta la cantidad
de favores de último minuto que hice por él este año.
—Jesús, bien. —Cierro el cierre de mi short y tomo una remera
limpia del armario—. Estaré allí en una hora.
Su grito me hace alejar el teléfono a una distancia segura. Lo vuelvo
a apoyar en mi oreja cuando su emoción se calma.
—Eres el mejor hermano del mundo pero, ¿no puedes llegar un poco
antes? Ella ya está en camino.
—Una hora. También tengo cosas que hacer, ¿sabes? —Chicas a las
cuales dar aventones y con suerte conseguir alguno de sus nombres.
Ignoro el gruñido que me da antes de volver a hablar.
—Muy bien. Gracias, Ben.
Cortando la llamada, guardo mi teléfono en el bolsillo y vuelvo a
tomar su almohada. Espera, ¿su almohada? Dios, tengo que frenarme. Es
normal para mí traer a mujeres para pasar un rato, pero nunca, nunca, se
quedaron a pasar la noche. Sin embargo ella fue diferente. Habría estado
dispuesto a amarrarla a la cama si hubiera tratado de dejarme la noche
anterior. Inhalo y dejo que su perfume me llene, sintiendo una patada en
el estómago. Nunca le había quitado la virginidad a una chica antes. Es
intenso. Jamás me hubiera imaginado que lo fuera, no con ese cuerpo y la
forma en la que coqueteaba conmigo en el bar. Chupó y mordió mi pulgar
como una maldita seductora. Pero su reacción al sexo y la sangre que dejó
en mis sabanas, de hecho, me lo confirmaban. Lanzando la almohada al
suelo, las tomo y las pongo en el lavadero. Amo esa mancha. No,
malditamente la amo. Saber que me dio algo que nadie más tiene. Me dio
una parte de ella que pude sostener y no me dejó nada más. Ni siquiera un
maldito nombre.
Vuelvo a la realidad y me pongo las zapatillas. ¿Por qué no me dijo
su nombre? ¿Cuál era el problema? Entiendo todo lo casual de esta cosa.
Sin restricciones. Sin expectativas. Pero siempre sé los nombres de las
chicas con las que follo, o por lo menos los que ellas me dan. Eso es lo
único que sé de ellas, teniendo en cuenta de que nunca perseguí a nadie
luego de una sola noche. Pero ella, maldición, me gustaría pasar muchas
noches juntos. Incluso semanas. No fue sólo una simple y asombrosa
presa, la mejor que nunca tuve, con esa vagina en la cual podría pasar
horas o esas tetas que ocuparán mis fantasías hasta el día en que muera.
Fue más que eso. Fue dulce y graciosa, tenía esa risa que me gustaría
volver a escuchar. Su rostro se iluminaba cada vez que sonreía. Quiero
hacerla reír más, con esa sonrisa hermosa y los labios preciosos que tenía.
Y la forma en que me miraba con esos grandes ojos marrones, tan oscuros
que me podría perder en ellos. Además, sabía lo que quería ayer en la
noche sin siquiera tener que pedirlo. Necesitaba control y me lo dio, pero
también empujaba cuando yo lo hacía. Cuando la probé, gritó por más.
Mientras la cabalgaba tan fuerte que pensé que se me partiría la columna,
exigió más. Se encontró conmigo en la mitad y dio tanto como tomó. Fue
una salvaje perfección. Un hermoso caos. Es mi alma gemela de sexo y la
dejé ir sin saber su nombre.
¿Por qué mierda? Debí haberla parado y rogarle hasta que me lo
dijera.
Inhalo la almohada contra la que mi rostro ha estado presionado
durante varios minutos. Junto a su coño, es el mejor olor del mundo.
Apaga mis sentidos como una droga. Estoy drogándome con ella y me
enoja saber que no durará por siempre. Tomo mis llaves y dejo la
almohada en la cama. Nunca lavaré esa funda de almohada. Nunca.
El viaje se siente vacío, lo que me decepciona. Tenía la esperanza de
que su auto se hubiera roto o que por algún milagro una de sus ruedas se
hubiera pinchado y no supiera cómo cambiarla. La mayoría de las chicas
no pueden, incluso mi hermana. Pero conociendo mi suerte, ella podría
hacerlo más rápido que yo y seguiría con su viaje a Georgia o a donde sea
que se dirigiera. Lo dijo de pasada. ¿Hacia dónde? Espero que esté yendo a
Ruxton o volviendo a verme. Y si existe Dios, esto último pasaría. Y
conseguiría su maldito nombre aunque eso significara mi muerte.
Llego a la casa de mis padres y estaciono la camioneta en el barro
endurecido. Nadie aparca ahí además de mí, pero es porque
probablemente el vehículo se atascaría, y mi camioneta es la única que
sería capaz de salir. A Tessa le tuvieron que remolcar su auto varias veces
cuando intentaba demostrarme que su Ruv4 era mejor que mi auto. Se
volvió más inteligente y ahora aparca el auto en la entrada.
Caminando por el pasto veo dos piernas dobladas en reposeras. Las
de mi hermana son fabulosas, teniendo en cuenta que se broncea aquí
todos los días. Las otras contrastan como el cabello negro contra mis
sábanas blancas anoche. Mierda. No es tiempo de ponerse duro. No pienses
en ella. Bordeo la piscina y me paro junto a Tessa. Ambos rostros están
cubiertos con toallas playeras, pero no es eso lo que estoy mirando. Mis
ojos miran lo que es imposible que sea el cuerpo de Mia Correlli. De
ninguna manera. Es demasiado como para no endurecerme.
—¡Ben! Jesús, me has dado un susto de muerte. —Tessa se
incorpora y deja caer la toalla a su regazo. Noto como se tensa el cuerpo de
Mia. Sus manos se agarran a su toalla como si estuviera dispuesta a
patearme el culo en un segundo—. Pensé que habías dicho una hora. Sólo
pasaron veinte minutos.
—Sí, desafortunadamente, se canceló mi plan. —Vuelvo mi atención
a ese lindo y pequeño cuerpo que encaja perfectamente con ese biquini
amarillo—. Mia, es un gusto volver a verte.
—Mjmm —responde.
Río. Maldita sea. Está bien si quiere jugar.
—Te ves muy diferente desde la última vez que te vi. ¿Sigues usando
esos lentes tan… anticuados? —El pie de Tessa choca contra mi muslo—.
Ay, ¿Qué?
—Eres un idiota —suelta Tessa—. Mia, ignóralo. Solo está irritado
porque no folla hace tres meses.
Me paro en frente a ellas, logrando una mejor visión de Mia pero
procurando mantener los ojos en mi hermana por el momento.
—Púdrete. Sólo para que sepas, lo hice justo ayer. Y fue increíble.
—Mjmm —repite Mia.
Doy un paso a su lado, dejando su cuerpo en la perspectiva perfecta.
Sus tetas son toxicas, enormes y apenas cubiertas por ese pedazo de tela.
Tengo que agradecer a quien sea que inventó ese atuendo. Fue creado
especialmente para ella.
—¿Te da risa mi vida sexual, Mia? Porque si en serio quieres ver lo
que soy capaz de hacer, puedo tomarte en esa reposera y hacerte gritar
hasta que no puedas más.
—No, gracias. Igual que tú, lo hice ayer. Y podría sentir ese placer
durante meses. Incluso años. Todavía siento en mi coño la forma en que él
trabajaba ahí.
Su respuesta fue amortiguada por la toalla, pero definitivamente
escuché la palabra coño. Y mi polla también.
—¡Así se hace, amiga! —exclama Tessa.
Pongo una mano en su rodilla, presionándola un poco. Ella se tensa.
—Apuesto a que lo hago mejor que él. —Mi mano recorre su muslo,
dolorosamente lento. Apenas se mueve. Su piel está erizada y caliente. Ella
me detiene antes de que llegue a la mitad—. Andaré cerca de ti hasta que
ruegues por mi polla.
—Dios sant… —Para en medio de la frase. Su toalla está en algún
lugar que no me importa. Por qué solo estoy pensando en el rostro que no
podría ser el de Mia Correlli—. ¿Tú? ¿Ben? ¡Ben! Oh, Dios. Oh, mi Dios.
—Santa mierda. —Estoy en shock. Totalmente en shock. Es ella. Mia
Correlli es ella. ¿Cuáles son las posibilidades?—. Mia, yo… —Se para
rápidamente, sus caderas balanceadas mientras va hacia la casa—. Mia,
¡espera! —Comienzo a seguirla, pero el pequeño cuerpo de Tessa me
bloquea.
—¿Qué diablos fue eso? ¿En serio acabas de decirle a Mia andaré
cerca de ti hasta que ruegues por mi polla? Tienes suerte de que no te haya
derribado.
Mi hermana es pequeña, así que puedo ver detrás de ella sin ningún
problema, veo cómo Mia cierra la puerta detrás de ella.
—Es complicado. Muévete para que pueda ir tras ella. —No es que
no pueda moverla por mi cuenta, pero si lo hiciera ella se subiría a mi
espalda como cuando éramos niños, y necesito estar a solas con Mia.
Sus manos se hacen puños en sus caderas.
—¿Qué es lo complicado? La has hecho sentir incómoda, como
siempre que la ves, porque eres un idiota.
Me comienzo a irritar. Tomo a Tessa de los hombros y gentilmente la
acomodo en la silla.
—Déjame unos minutos con ella. No la lastimaré, lo prometo. Sólo
tengo algo que decirle. —Mi voz es sincera y Tessa lo nota.
Relaja sus hombros y se acomoda contra el respaldo, tomando su
posición favorita.
—Cinco minutos. Y si vuelve llorando cortaré tus preciosos bebés.
Buen trato. Cortármelas sería algo profundo, pero no habrá
necesidad de ello. Mia no lloraría. Nunca la haría llorar. Si pudiera
hallarla. Estoy vagando por la casa buscando pistas de ella, pero lo único
que encuentro es el silencio.
—¿Mia? Nena, por favor, háblame.
Escucho una puerta abrirse y la veo aparecer con los ojos
enrojecidos y rastros de lágrimas.
—No me llames así, ¿cómo te atreves a decir todas esas cosas que
dijiste allí afuera? —Estamos tan cerca que nuestras piernas chocan, pero
al parecer no le gusta la cercanía, porque me aparta—. No lo puedo creer.
No puedo creer que tú eras el de anoche. Esto no puede estar pasando. —
Lágrimas caen por su rostro y las limpio antes de que ella pueda
detenerme.
—Yo tampoco lo creo. Pero, mierda, Mia, este es el día más feliz de
mi vida. —Llevo mis manos a su cara y la sostengo, sintiéndola temblar—.
No he sido capaz de dejar de pensar en ti en toda la mañana. Lo de anoche
fue…
—Un error —interrumpe. Sus manos quitan las mías y da media
vuelta, mira por la ventana—. Uno muy grande. Si hubiera sabido que eras
tú, no lo hubiera hecho. Estoy segura de que ahora lo sabes.
—No fue un error. —Voy hacia ella y coloco mi nariz en su cabello.
Mierda, nada huele tan bien como esto. Nunca me cansaría de olerlo—. Algo
como eso nunca sería un error. Lo que me diste… Lo que compartimos…
Mia, nunca he… —Bajo mis manos por sus brazos y el hecho de que
todavía esté en bikini hace que mi polla luche como nunca lo ha hecho—.
Nena, por favor. —Por favor, déjame retorcerme dentro de ti. Por favor,
déjame sentir tus pechos. Por favor, da media vuelta y ruégame que te folle
justo aquí. Nunca me sentí tan sumiso y listo para desentrañar al mismo
tiempo. Pero así es definitivamente cómo me siento en este momento.
Como si un dedo de ella fuera lo único necesario para poner más presión a
mi polla.
Se mueve rápidamente fuera de mi alcance y vuelve por el pasillo por
el que apareció.
—No sé de qué sentimiento hablas. Y fue un error, Ben. Uno muy
grande. —Sus ojos me ven con arrepentimiento y otra vez brotan lágrimas
de ellos—. No puedes dejar de arruinarme la vida, ¿cierto?
La veo irse, incapaz de responder. ¿Arruinar su vida? Soy un imbécil.
Se abre la puerta corrediza de cristal. Tessa me mira con las cejas
levantadas y señala la dirección por la que Mia se fue.
—Estoy comenzando a sentir que quiero golpearte, así que te
recomiendo que corras por tu rostro y el preciado atributo que Dios te dio.
En vez de responder, paso por su lado y camino hacia mi camioneta.
Estoy un poco mareado y mi corazón todavía siente la amenaza de Tessa.
La chica de mis sueños resultó ser la jodida Mia Corelli. ¿Qué diablos? No
la había visto por tanto tiempo. Y ahora está aquí. Mi ángel pasará aquí el
verano y no quiere nada que tenga que ver conmigo.
4
Traducido por Apolineah17
Corregido por Nyssa

ueno, no vi venir esto. Ni en un millón de años. —


Tessa se deja caer en la cama en la que había estado
acurrucada después de que compartí mi pequeño sucio
secreto con ella. Se movió de un lado para otro durante
esa confesión, su mandíbula golpeando el piso en el
momento en que dije que perdí mi virginidad con su hermano—. Esto. Es.
Loco. Quiero decir, en primer lugar, no tenía idea de que seguías siendo
virgen. Jódete, muchas gracias por no decírmelo. Aunque no estoy segura
de que te hubiera creído, teniendo en cuenta cómo luces.
Sonrío débilmente ante su cumplido.
—Sí, bueno, me gustaría todavía serlo. No puedo creer que haya sido
tan estúpida como para no preguntarle su nombre anoche. Esta mierda
podría haberse evitado fácilmente. —Porque no hay manera en que
hubiera seguido con ello si hubiera sabido que esa boca le pertenecía a
Ben maldito Kelly. El chico me hizo llorar diariamente durante cinco años.
El chico que me hizo sentir insignificante. El chico que odiaba.
—En realidad no veo cuál es el gran problema aquí. De hecho, creo
que es jodidamente increíble. —Se mueve hacia arriba en la cama y pone
la cabeza en la almohada junto a la mía—. ¿Cómo estuvo de todos modos?
¿Te corriste?
Pongo los ojos en blanco ante su franqueza.
—Eres repugnante.
—Soy entrometida y puedo pretender que no fue mi hermano. —
Enrolla su cabello alrededor de su dedo, sonriéndome—. Escúpelo, Mia. He
compartido todas mis aventuras sexuales contigo en los últimos años.
—Sin que yo te lo pida. Me encantaría ser capaz de olvidar algunos
de esos horribles detalles.
—Oh, por favor. Como si no hubieras disfrutado vivir indirectamente
a través de mi coño. Mi coño libre de ETS, por cierto. Lo haces sonar como
si fuera una prostituta.
Me tapo el rostro con las manos, escuchando a Tessa reír en voz
baja a mi lado. Si voy a compartir cómo su hermano me persuadió, no
quiero que vea lo mucho que lo disfruté. Porque no lo hice. Nunca
disfrutaría nada que lo involucrara. Y la opresión en mi centro que se está
formando ante el recuerdo de la otra noche no tiene nada que ver con ese
idiota. Gruño fuertemente antes de confesar:
—Fue hermoso. Fue dulce y juguetón, pero también
sabía exactamente lo que estaba haciendo. Definitivamente me corrí.
Mucho.
—¿Cuánto es mucho? —Levanto mi mano, escuchando su suave
jadeo—. Jodidas bolas. Ben puede conseguirlo.
Dejando caer las manos, me doy la vuelta para mirarla.
—Pero no quiero que Ben lo consiga. No quiero que él sea el chico
que tomó mi virginidad. Lo odio, Tessa. Sabes lo mucho que lo odio. —No
era un secreto. Nunca escondí mis sentimientos por él hace años y no
trataba de comenzar ahora. Siempre y cuando esos sentimientos siguieran
siendo familiares. Estaba acostumbrada a odiar a Ben. Esos eran
sentimientos con los que podía lidiar. No con lo que sea que sentí anoche.
O no sentí. Porque no sentí nada.
—Mia, ¿eres la misma chica que solía vivir aquí? ¿La chica que no se
atrevería a decir una maldición o a llevar un bikini como el que
actualmente estás mostrando? —Sonríe y menea juguetonamente las
cejas.
—No. Supongo que no —contesto monótonamente. Sabía
exactamente a dónde iba con esto, y realmente no quería escucharlo.
—Bueno, Ben no es el mismo imbécil cara de perdedor que solía
meterse contigo cada vez que podía. En realidad es bastante tolerable
ahora. —Trato de rodar lejos de ella pero me agarra del brazo,
manteniendo mi mirada—. Él no es ese chico, Mia. No lo ha sido por un
tiempo. Y creo que lo sabes en el fondo. —Hace una pausa, sus labios
mostrando una sonrisa descarada—. No hay manera en que ese mismo
chico te hubiera hecho sentir de la forma en que te sentiste anoche.
—¿Asquerosa? ¿Nauseabunda? Porque así es como me sentí.
—Sí, está bien. Díselo a tus cinco orgasmos. —Suena tan poco
convencida como yo me siento.
Lo que sea. Incluso si él poseyó mi cuerpo, no iba a admitirlo frente a
Tessa. O frente a mí misma para el caso.
—Esta no es la forma en que estaba esperando comenzar mi verano.
—No puedo imaginar empezarlo mejor. ¿Sexo caliente que terminó
en cinco gloriosos orgasmos? Tendré en cuenta esas cosas, daría mi brazo
derecho por doscientos, Alex. —Choca su hombro contra el mío y se
desliza fuera de la cama—. Conozco a dos hombres que me ayudarían
enormemente en una situación como esta.
—No estoy interesada en tus vibradores. Somos cercanas, pero
no tan cercanas.
Escucho su risa mientras desaparece por el pasillo. Esto es
jodidamente increíble. El hombre que no podía sacar de mi cabeza desde
que puse mis ojos en él anoche resulta ser el idiota que ansiaba olvidar.
Fue Ben quien me hizo sentir caliente y deseada por primera vez en mi
vida. Fue Ben quien encendió mi piel e hizo que mi interior ardiera, y no
en de la forma de ETS. Fue Ben a quien le grité por lo de anoche y a quien
no quería dejar esta mañana. Benjamin jodido Kelly. Se burló de mi cuerpo
durante años, pero anoche lo veneró. Diciéndome lo bien que sabía. Lo
increíble que me sentía. Cómo quería quedarse profundamente dentro de
mi coño hasta el día que muriera. Y me debatía entre el deseo de recuperar
todo lo que habíamos experimentado juntos en no hace ni siquiera
veinticuatro horas y pedirle que me tocara de nuevo. Cada vez que cerraba
los ojos, podía sentir sus manos sobre mí. Su aliento en mi piel. Su lengua
en mi clítoris. Su polla en mi coño. Me reclamó ayer por la noche y odiaba
que me hubiera encantado.
Tessa aparece en la puerta, con dos recipientes de helado Ben &
Jerry en sus manos.
—Digo que alquilemos algo no romántico y devoremos el contenido
de estos recipientes. Necesitas desesperadamente una noche de chicas y
voy a hacer que la tengas.
—¿Es ese helado Half Baked? —Demonios. No he tenido uno de esos
en años. Ella asiente y su sonrisa se hace más grande—. Eres increíble.
Estoy dentro de la noche de chicas.
—Eso es lo que estaba esperando que dijeras. Cámbiate y aplasta tu
alegre culo frente a la televisión. —Me deja para hacer precisamente eso, y
no pierdo el tiempo. Me pongo un vestido veraniego y la encuentro en la
sala de estar, me zambullo en mi helado mientras ella se desplaza en la
selección de películas.
—¿El Lobo de Wall Street o Capitán Phillips? —pregunta cuando se
desplaza en la sección de On Demand.
—El Lobo de Wall Street. No tengo ganas de llorar y ver a Tom Hanks
siendo capturado por piratas, probablemente me romperá. Sabes que amo
a ese hombre. —He estado enganchada con las películas de Tom Hanks
desde que vi Philadelphia. Y ni hablar de Milagros Inesperados. Lloré como
un bebé cuando Tessa y yo la vimos juntas. ¿La escena de la
electrocución? Ni siquiera puedo con ello.
Comienza la película y nos sentamos de nuevo, ambas nos
zambullimos la comida que seguramente arruinará cualquier apetito para
la cena. Estamos a la mitad de la película y de nuestros recipientes
cuando el teléfono de Tessa suena.
—Estás interrumpiendo una noche de chicas, te hago saber. Y el
castigo por tu crimen es la muerte por castración.
Me río alrededor de mi cuchara, mis ojos abriéndose cuando
Leonardo Di Caprio inhala cocaína del culo de una chica.
—Mmm, eres tan gracioso. Y no es asunto tuyo. Creo que has hecho
suficiente daño como para justificar una vida de terapia. —Me encuentro
con sus ojos brevemente antes de que gire la cabeza—. Simplemente déjala
sola. Si ella quiere hablar contigo, hablará contigo.
No necesito hacer conjeturas para saber con quién está hablando. Y
una parte de mí no quiere reconocer el deseo que tengo que esté en una
línea de teléfono fijo para que pueda levantar el auricular y escuchar.
—No tengo idea, pero sea lo que sea, no va a estar relacionado
contigo. Ahora déjanos en paz para que podamos ver toda esa cocaína
siendo inhalada de una forma que definitivamente está calentando toda la
parte sur de mi cintura. —Lanza el teléfono sobre la mesa de café—. Lo
siento por eso. Al parecer, eres difícil de olvidar. —Sonríe coquetamente
hacia mí y me preparo para lo que está a punto de decir—. Pero eso no
podría afectarte, porque es mi hermano del que estamos hablando.
¿Verdad?
—Es cierto —afirmo sin dudarlo. No voy a caer en esa trampa.
Mantengo mi atención en Leonardo y alejo mis pensamientos de Benjamin
Kelly.
—Quiero decir, no es que él fuera dulce y juguetón contigo ni nada
por el estilo.
—No. En absoluto.
—Y no es como si te hubiera dado esta hermosa experiencia para
atesorarla por el resto de tu vida. Ese no fue Ben.
—No lo fue.
—Y él definitivamente no es el chico que dulcemente se puso, como
sabes, a trabajar en tu coño hasta que te zumbaba entre las piernas varias
horas después. —Escucho su sonrisa a través de las palabras, pero no
alejo mi mirada de la televisión. No quiero agrietarme.
—Definitivamente no es él. —Estoy luchando, realmente luchando
para no romperme. Me siento excitada de repente, como si mi cuerpo
estuviera completamente cargado y listo para funcionar. Estoy empezando
a moverme nerviosamente y eso no pasa desapercibido.
—Una pregunta rápida. ¿Cómo te llamó Ben cuando te folló, dado
que no sabía tu nombre?
—Nena. Ángel. Linda chica —dejo escapar lo más apabullante sobre
el chico en el camino. Incluso mi voz sube una octava. Mierda. En ese
momento me giro hacia ella. Ella ganó y lo sabe, y la sonrisa en su rostro
sólo se suma a mi irritación—. Te odio.
—Das una pelea impresionante, te concederé eso. —Me arroja una
almohada, golpeándome directamente en la cara—. Sólo admite que medio
te gusta la idea de mi hermano conociendo todos los íntimos detalles de tu
cuerpo.
—Nunca. —Meto la almohada con la que me golpeó detrás de mi
cabeza, llevando una cucharada gigante de helado a mi boca. Necesito una
mordaza porque apuesto a que va a seguir con esta conversación. Sé que
entre más hablemos de eso; crece la posibilidad de que meta la pata y diga
algo que no quiero revelar.
—Esto puede parecer en el límite de lo inapropiado.
—Oh, Dios. Por favor, ahórramelo. —Estoy cuchareando helado
hacia mi boca a un ritmo impresionante en este momento. El límite de lo
inapropiado para Tessa significa cubrir tus oídos y, por favor, sacar a
todos los niños del estado.
Ella gira su cuerpo, metiendo las piernas debajo de su trasero.
—¿Él es realmente grande? Porque he escuchado rumores. —Lleva
las manos frente a ella, manteniendo la distancia entre los dos—.
Veintitrés centímetros de rumores.
—Jesucristo. —No debería sorprenderme. En verdad no debería. Es
Tessa Kelly de quien estamos hablando. Se siente lo suficientemente
cómoda hablando de sexo con cualquier persona. Incluyendo sacerdotes
confesionarios. Estoy segura de que el número de avemarías que le han
dicho que recitara está en los cientos. Dejo caer mi cuchara en mi
contenedor vacío y suspiro pesadamente—. ¿Por qué querrías saber eso de
tu hermano? Eso es increíblemente raro.
—Así que, puedo chocarlas cinco contigo. Perder la virginidad con
alguien tan masivo como él puede o no ser es digno de un maldito premio.
—Pone su mano cariñosamente en mi rodilla, pero no hay nada tierno
sobre esta conversación. Sus tácticas son una estratagema, una cubierta
para que esta conversación parezca inocente—. Y desde que tu boca estaba
envuelta alrededor de sus veintitrés centímetros, me imagino que serías
capaz de responder mejor que nadie.
Empujo su sucia mano lejos. —Para tu información, mi boca no
estaba envuelta alrededor de él. Todos sus veintitrés centímetros se
quedaron entre mis piernas toda la noche.
—¡Ajá! Así que puedo creer todo lo que he escuchado. —Levanta su
mano hacia mí, y después de varios segundos de debatir su gesto, la
complazco con un chócalas cinco—. Malditamente correcto. Estoy celosa.
Veinte es mi número más grande.
—Cuan infortunada. —Agarro el control remoto y subo el volumen—.
¿Podemos por favor ver el resto de la película? Ya he terminado de discutir
la anatomía de tu hermano contigo. —Su maldita buena anatomía.
—Bien, de acuerdo. Pero respóndeme una última pregunta antes de
terminar esto. —Miro vacilante sobre mi hombro. Dios sabe qué podría
golpearme con la siguiente. Ella sonríe—. ¿Cómo te encuentras, analmente
hablando? ¿Aún virginal?
—Muy.
—Bueno, eso es probable sea lo más prudente considerando con lo
que él está trabajando.
La almohada que usaba para golpearme ahora está sorprendente
contra su cara.
—Realmente deberías venir con una etiqueta de advertencia. Por
favor, mantenga alejado de los niños pequeños, los ancianos, y cualquiera
con un marcapasos.
Se ríe, recogiendo su largo cabello castaño nuevamente dentro de
una cola de caballo. —Como tú deberías. Por favor, mantenga todos los
penes de menos de veintitrés centímetros alejados de este coño, porque la
barra se ha establecido.
Siento mi rostro arder al instante. ¿Es raro estar de acuerdo con ella
en esa evaluación? Quiero decir, seguramente no hay muchos penes por
ahí que se podrían comparar con lo que Ben fue tan bellamente adornado.
He visto bastante porno, e incluso esos penes no podían sostener una vela
a la suya. Golpeo mi cabeza hacia atrás en el sofá y me quedo mirando la
TV. Maldita sea, Ben. No sólo has arruinado mi vida, sino que también has
arruinado todos los tamaños promedio de penes para mí. Ahora voy a
comparar cada uno de los apéndices al tuyo. Muchas gracias, imbécil.
Debería estar durmiendo.
Pero desde que no estoy durmiendo, debería estar leyendo un libro o
viendo la televisión, o haciendo cualquier cosa además de lo que estoy
haciendo en estos momentos.
Esto es una locura. Nunca antes he estado enojada y caliente al
mismo tiempo, pero eso es exactamente lo que estoy sintiendo en este
momento. Es una furiosa lujuria y la odio. Quiero golpear a Ben en la
garganta y quiero follarlo por toda la casa. Y sé a ciencia cierta, y me da
vergüenza admitirlo, que disfrutaría a fondo haciendo ambas cosas.
Son las tres y quince de la mañana, y mientras el resto de la
población de Alabama duerme, mi mente y dedos están muy ocupados
mientras me vengo por segunda vez esta noche con pensamientos de Ben.
Esto no me tomó mucho tiempo porque él era tan bueno y me dio una
serie de recuerdos con los que trabajar. Antes pensaba en él agarrando
mis caderas y estrellándose contra mí rudamente desde atrás. Me agarró
del cabello y golpeó mi culo, y me vengo cuando me imaginé su lengua
lamiendo mi columna vertebral y sus dientes mordiendo mi espalda. Pero
en este momento, está devorando mi coño con esa boca experta suya. Esa
boca listilla que me gustaría golpear y luego follar. La única que sugirió
que yo montaría cuando estábamos en la piscina antes. Mis piernas están
puestas en su cabeza y me estoy derritiendo como si él fuera el sol y yo
fuera un helado. Me vengo sobre mi mano, y no puedo dejar de lado la
sensación de irritación que se derrama sobre mí cuando dejo que Ben
Kelly mande sobre mi cuerpo por segunda vez en una hora. Y sé sin duda
que estará irritándome otra vez mañana por la noche.

El olor del tocino me golpea como un camión marca Mack,


sacándome del sueño de Ben que estaba molestamente disfrutando. Por lo
general sería capaz de darme la vuelta y volver a dormir, pero es tocino y
podría comer mi peso en esa cosa por lo que los sueños pueden esperar.
Me sorprende sin embargo que Tessa esté levantada y haciendo el
desayuno. Le gustaba dormir incluso más que a mí y era por lo general la
última despierta cuando solía pasar la noche con ella. Tal vez sólo está
siendo una muy buena anfitriona. De cualquier manera, estoy a favor de
conseguir despertarme a diario por ese delicioso olor.
Hago mi camino por el pasillo, retirando mi salvaje cabello de la
cara. —Oh mi Diosssss, eso huele increíble. Tengo tanta hambre en este
momento. —Me detengo en seco cuando la cocina está a la vista. Tessa no
es la que hace el desayuno, y de repente quiero arrojarme de nuevo a la
cama e ir a por la tercera ronda con mis dedos favoritos. Contengo el
escalofrío que siento recorrer a través de mí ante la idea de hacer
precisamente eso.
Ben gira su cabeza y me golpea con una sonrisa. —Buenos días.
¿Qué tipo de huevos quieres?
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto, cruzando los brazos sobre
el pecho y con el ceño fruncido en su dirección. Maldita sea. Ahora de
repente no sólo tengo un antojo de tocino. Él está invitando esto tan
temprano en la mañana. Ligera barba incipiente. Ganchito. Cabello que
sobresale un poco. Ganchito. Vagina despierta y lista. Doble ganchito.
Luce muy follable en este momento y eso me irrita sin fin.
Se ríe suavemente y agarra un plato fuera del gabinete. —Esta es la
casa de mis padres. Desayuno aquí todo el tiempo. —Sostiene el plato de
tocino hacia mí—. ¿Quieres un poco?
—No.
Me mira sin estar convencido. —¿No te acabo de escuchar que dijiste
que estás muriendo de hambre? Y sé que quieres este tocino. Solíamos
pelear por la última pieza todo el tiempo cuando te gustaba pasar la noche
aquí. —Coloca el plato en la isla que ya está arreglado para dos personas y
comienza a batir algunos huevos en un bol—. ¿Revuelto, está bien?
—No conoces nada de mí. Sólo porque me gustaba el tocino, no
significa que lo quiero ahora. —Cruzo la habitación con una mueca
molesta pegada en mi rostro, abro la nevera y sacó el jugo de naranja—. Y
no quiero huevos.
—Conozco mucho sobre de ti —dice, bajando la voz a un bajo
murmullo. No me puedo deshacerme de la manera en que esto ondula a
través de mi cuerpo, haciendo que todos mis músculos se contraigan y mi
temperatura corporal se dispare—. Ahora siéntate y déjame alimentarte.
Tomo un sorbo de mi jugo de naranja y camino hacia el sofá.
—Te lo dije. No quiero ningún desayuno. —Empiezo a hojear los
canales de televisión, tratando de calmar el hambre que está creciendo
más y más persistente. Quiero ese tocino.
Y el hombre que lo hace.
Cierra la boca, vagina.
—Haz lo que quieras —dice. El taburete raspa a largo del suelo antes
de que el sonido de crujido llena mis oídos. Y es tocino crujiente. Hijo de
puta—. Mmm. Esto es realmente bueno. ¿Por qué no dejas de ser terca,
traes tu dulce culo aquí y te unes a mí?
Volteo mi cabeza rápidamente y miro fijamente hacia él. —Y ¿por
qué no dejas de ser un acosador y comes el desayuno en tu propia casa?
No puedes decirme honestamente que estás aquí sólo para asaltar la
nevera de tu mamá.
Sus labios se curvan en una media sonrisa. Con esa chulería que se
vierte fuera de él que yo no quería encontrar atractivo.
—No, no puedo. Pero tú no puedes honestamente decirme que no
estás al menos un poco feliz de verme. Especialmente desde que cociné tu
comida favorita. —Toma un bocado de su tira de tocino, sonriendo con
arrogancia—. ¿Recuerdas cuan enojada te solías poner cuando robaba
piezas de tu plato?
Lanzo el control remoto y echo un vistazo hacia la isla, viéndolo
inclinarse hacia atrás en la silla al ver mi expresión irritada. ¿Quiere
hablar de recuerdos? Hablemos de recuerdos. —No, no me acuerdo de eso.
Lo que sí recuerdo es a ti llamándome caníbal, ya que me gustaba comer
mi propia especie. —Su confianza se desvanece rápidamente de su rostro y
parece arrepentido ahora. Aunque no estoy segura de si se está
arrepintiendo de caminar por el carril de los recuerdos o de venir aquí en
primer lugar—. Fue un poco difícil de disfrutar de mi comida favorita
cuando cabrones como tú no me dejaban olvidar cuan pesada era. Estuve
un par de días sin comer una vez a causa de la mierda que me dijiste.
¿Sabías eso?
Deja caer su mirada de mi cara al suelo. —No, yo no lo sabía. —
Levanta la mirada de nuevo, rogándome con los ojos. ¿Por perdón? ¿Para
pasar por todo lo que ha dicho alguna vez a mí? Casi imposible—. No tenía
idea de que provocaba algo así. Yo era un niño, Mia. Realmente no me
importaba herir tus sentimientos en ese entonces. Pero Cristo, han pasado
nueve años. No soy ese chico nunca más. —Extiende la mano para
acariciar mi brazo pero retrocedo antes de que me pueda tocar. No quiero
sus manos sobre mí. Sé exactamente lo mucho que me va a gustar. Sus
ojos cambian y esa mirada pícara suya con la que me estoy empezando a
familiarizar me golpea—. Parecías disfrutar de la persona que soy ahora la
otra noche. Si recuerdo correctamente, me disfrutaste cinco veces.
—Increíble. Acabas totalmente de probar mi punto. —Agarro un
puñado de tocino y encuentro su mirada confundida.
—¿Qué punto es ese?
Le lanzo una mala mirada antes de girar sobre mis talones y
caminar hacia mi dormitorio.
—Que aún eres un cabrón —le grito por encima de mi hombro. Al
escuchar el sonido del taburete raspando el suelo otra vez, estrello mi
puerta y la bloqueo, retrocediendo mientras los pasos en el pasillo son
cada vez más fuertes. Se paran en la puerta de mi habitación y el pomo de
la puerta tintinea.
—Mia, vamos. Sólo siéntate y come algo del desayuno conmigo.
Me siento en el borde de mi cama y comienzo a masticar un pedazo
de tocino. —¿Puedes tomar una pista? No estoy interesada en comer o
hacer cualquier cosa contigo. —Tomo otro bocado y escucho un poco de
movimiento en el otro lado de la puerta. Tiene que irse. Realmente no
quiero pasar todo el día encerrada en mi habitación. Y no hay ninguna
posibilidad en el infierno que me este metiendo en mi bikini delante de él
otra vez. No después de la manera lujuriosa en que me miró él ayer. No
puedo manejarlo mirándome así de nuevo. Como si quisiera comerme viva.
Como si supiera exactamente lo que estaba debajo de esa bikini y
exactamente lo que quiere hacer.
—Soy persistente.
Levanto la vista hacia la puerta, imaginándolo de pie en el otro lado.
—¿Qué?
El sonido de su garganta aclarándose viene antes de hablar. —Soy
un tipo persistente. Si me pides que me vaya, me iré, pero eso no va a
detenerme de tratar de estar cerca de ti.
Ninguno de nosotros habla por lo que parecen horas. No quiero que
me guste la idea de ser perseguida por Ben. Mi cerebro quiere golpearlo
con algún tipo de cargo por acosador mientras mi vagina quiere encerrarlo
con llave por el verano.
—Entonces, ¿quieres que me vaya? —pregunta, y puedo escuchar la
ansiedad en su voz. Como si él ya supiera la respuesta a su pregunta, pero
estuviera orando miserablemente por algún milagro.
—Sí —le contesto rápidamente sin ninguna indecisión. Sé que si me
permito tiempo para pensarlo, mi deseo de tener un orgasmo estilo Ben
dominará cualquier y todo pensamiento racional.
No dice nada más antes de que el sonido de sus pasos se desvanezca
en la distancia. Después escucho la puerta corrediza de cristal cerrarse,
me tiro de nuevo en mi cama. Tessa me había asegurado que no iba a
tener que ver mucho de su hermano cuando planeé este viaje, pero esa
garantía parece ser un recuerdo lejano ahora. Podría estar despertando
cada mañana con el olor de Ben haciendo desayuno si decidía mostrarme
cuán persistente que podía ser. Tengo miedo de admitir que una parte de
mí no odia a la posibilidad de ese tipo de llamada de atención.
Y no tiene nada que ver con el tocino.
5
Traducido por Kariza & JackieC
Corregido por *Andreina F*

unca me había masturbado tanto en mi vida. Si mi polla no se


cae pronto por todo el tratamiento que le estoy dando, voy a
estar asombrado. No puedo sacarla de mi cabeza. Sus labios,
su trasero. Sus jodidos pechos. Cada vez que pienso que estoy
haciendo un progreso, una imagen me viene a la cabeza o la
memoria de sus sonidos llena mis oídos. Esos malditos sonidos que hacía
cuando me encontraba dentro de ella. Cuando lamía su coño. Cuando
empujé su cabello. Necesito escucharlos de nuevo y necesito escucharlos
pronto. Pero no quiere nada conmigo. Me odia, y no puedo decir que la
culpo. Fui una completa mierda cuando éramos más jóvenes. Me burlaba
mucho de ella. Todo el tiempo, de hecho. Pero todos los chicos son idiotas
a esa edad. Tiene que saber eso. Ya no soy el mismo chico, y
definitivamente ella no es la misma chica.
Y nosotros jodidamente compartimos algo, maldición. Tuvo que
haberlo sentido.
Tenía que verla ayer, aunque sea por sólo unos minutos. No podía
dormir de todos modos así que pensé en hacer un desayuno para nosotros
dos. Mia solía comer el desayuno con nosotros todo el tiempo así que sabía
qué le gustaba. Pensé que al menos disfrutaría de su compañía por una
hora mientras se sentaba a mi lado, pero no. Aparentemente, era el más
grande idiota para ella de lo que yo recordaba. El pensamiento de ella
muriendo de hambre por un comentario idiota que hice me enfureció. Se
aferra a un más profundo odio hacia mí del que me di cuenta. Pero el que
me empuje lejos no va a detenerme. Me siento atraído hacia ella, y no solo
porque quiera estar enterrado en ella todo el tiempo. Se siente bien estar a
su alrededor. Sólo jodidamente correcto. La quiero. A toda ella. Y puedo ser
realmente un hijo de puta implacable cuando se trata de algo que quiero.
Al menos ahora sabe eso.
Mi teléfono suena en mi mesita de noche y lo tomo con la mano
libre, la otra tomando mi polla. Es una buena cosa de hecho. Estoy a
punto de frotarme a mí mismo si no tengo un puto agarre. Otro aparte del
que he tenido por la última hora.
Luke: Todo el mundo va hoy a Rocky Point. ¿Iras?
Luke es mi mejor amigo y lo ha sido desde que nos conocimos en la
academia. Normalmente estaría con todo para ir a Rocky Point con él. Pero
estoy cansado de otra noche de actividad sexual, en este momento auto
infligida.
Yo: Paso, estoy jodidamente agotado.
Luke: ¿Estás seguro? Escuche que alguna pieza de culo caliente
estará con tu hermana y ambas estarán ahí. ¿Sabes algo de eso?
A joder dormir.
Yo: Te veré ahí. Y no la llames así de nuevo.
Bueno, mi decisión está tomada ahora. Realmente no tomó mucha
persuasión de parte de Luke. O nada en absoluto. Donde Mia va, voy yo.
Me levanto de la cama y hurgo en algunos de mis cajones. No me importa
si probablemente no me quiere ahí. Estoy jodidamente yendo.
Mi teléfono suena de nuevo mientras camino hacia la puerta de mi
camioneta.
Tessa: Debo estar delirando para darte esta información, o tal
vez sólo tengo una debilidad por mi hermano mayor. Vamos camino a
Rocky Point hoy, y creo que deberías estar ahí. No creo que te odie para
siempre, Ben. Pero si la haces llorar, voy a dar de comer tu polla a los
caimanes.
Yo: Ya estoy de camino, no le digas que voy.
Tessa: ¿Crees que tengo deseos de morir?
No puede odiarme por siempre. Y gastaré el resto de mi vida
probándome a mí mismo para ella si es necesario. He cometido un montón
de errores. He hecho cosas de las que me arrepiento. Pero lo que Mia y yo
compartimos hace dos noches no fue uno de ellos. Sólo necesito algo para
hacerle ver eso por ella misma.
No vi el coche de Tessa o Mia cuando me estacioné en la hierba en
Rocky Point. Y me sentía feliz por eso. Quería ganarles al llegar aquí, así
Mia no haría nada sin mí. Incluso cuando probablemente no lo merecía,
quería todo su tiempo. Era un bastardo egoísta cuando se trataba de ella y
no me avergonzaba de ello. Quería todo. Cada sonrisa, cada orgasmo, cada
maldito sonido que salía de su linda boca. Y necesitaba todo el tiempo que
me daría para compensar el ser una mierda con ella cuando éramos
jóvenes. No dejaría ir todo el odio que ha guardado hacia mí. Ese odio era
profundo.
Luke está sentado en una mesa de picnic con Reed, un amigo de
Tessa. Me acerco a ellos, tirando mis cosas en el banco y manteniendo mis
ojos buscando un vehículo familiar.
—¿Por qué tienes dos toallas, hombre? —pregunta Luke en su
búsqueda a través de mis cosas—. Oh, espera, ¿tiene esto algo que ver con
esa pieza de culo caliente?
Recojo mis toallas y las quito de su alcance. —¿Qué jodidos te dije
sobre llamarla así? Su nombre es Mia, y así es como la llamarás, nada
más. ¿Entiendes?
Sostiene sus manos en alto, inclinándose lejos de mí. —Lo siento,
Jesús.
Tomo una profunda respiración y la dejo salir lentamente. Tengo que
calmar el infierno. Nunca me he sentido tan ansioso por ver a alguien
antes. Y por el amor de Dios, sólo la vi ayer. Escaneo la línea de autos que
se dirigen por el camino de tierra. No hay rastro de ellas todavía.
—Esta es la chica que solía vivir aquí, ¿verdad? —pregunta Reed,
moviéndose de pie desde el banquillo.
—Sí —contesto, sin despegar los ojos de los vehículos—. Se mudó a
Georgia hace un tiempo y está aquí para el verano. —Todavía no lo puedo
creer. Esta es la misma chica que solía pasar cada fin de semana en mi
casa con Tessa. Jodidamente mataría por tener una fiesta de pijamas
ahora con ella. Un Jeep rojo aparece en la pequeña colina, y de repente
encuentro difícil tomar una respiración profunda—. Voy a estar de vuelta.
—Me ahogo con voz temblorosa. Consigue tu mierda junta, Kelly.
—A la mierda con eso, voy contigo —afirma Luke, poniéndose de pie.
Ambos caminamos hacia el Jeep mientras se mete entre otros dos
autos. Tan pronto como Mia me ve a través del parabrisas, su mandíbula
cae abierta y sus ojos color café se amplían. Puedo ver como sus manos
aprietan el volante mientras se inclina diciendo algo a Tessa con la
mandíbula apretada.
—Se ve encantada de verte. —Se ríe Luke antes de caminar hacia la
puerta de Tessa.
Ignoro la mirada que me está dando Mia y abro su puerta para ella.
—Oye, me alegro de que vinieras. —Me siento más tranquilo ahora pero mi
corazón sigue latiendo como si hubiera tenido una inyección de
adrenalina. Está en una camiseta sin mangas, con su bikini empujando
fuera, y diminutos pantalones cortos que apenas logran cubrir esas
piernas entre las que quiero estar enterrado. Saco mis ojos de su regazo
para darle una sonrisa.
—Alguien olvidó mencionar que estarías aquí. —Ignora la mano que
le extiendo y sale de su Jeep, empujando el asiento hacia atrás para
agarrar su bolsa. Cierro la puerta y me muevo para caminar a su lado.
—Te advertí de mi persistencia. Esto solo prueba que soy un hombre
de palabra. Si me entero de que vas a estar en algún lugar, hay una muy
buena posibilidad de que voy a aparecer. —Trata de ignorar mi
comentario, pero no me pierdo la forma en que sus mejillas se cubren en
rubor. Eso tiene que significar algo. Su mente y sus recuerdos del hombre
que solía ser deben hacerla odiarme, pero su cuerpo no aparenta lo
mismo. Tomo la bolsa de su hombro sin luchar, deslizándola en mi
hombro—. Te he traído una toalla en caso de que necesites una.
Se detiene en seco, causando que me doble hacia atrás. —No
necesitas hacer cosas por mí, Ben. No necesito que me traigas toallas y
cargues mi bolsa. —Llega a su bolsa pero doy un paso atrás. A la mierda.
Estoy cargando su bolsa—. Bien, como sea. Pero sólo sé que este bonito
acto no elimina las cosas de mierda que me has hecho. —Da un paso
cerca, rozando su cuerpo contra el mío. Me congelo, completamente sin
preparación para este tipo de contacto. Inclina la cabeza y me mira a los
ojos, mientras que uso cada gramo de mi fuerza para no endurecerme—.
Esa mierda todavía es muy cruel. Y ninguna cantidad de transporte de
bolsas me va a hacer olvidarlo.
Le veo el culo mientras se aleja, dándome cuenta de que ahora voy a
tener que intensificar mi juego para derribar los muros que está
construyendo a su alrededor. Lo cual está bien. Estoy a favor del desafío.
Especialmente uno en el que al lograrlo la recompensa es Mia.
Para el momento en que llego con el resto del grupo, Mia está
hablando con Reed mientras Luke y Tessa se sumergen en la presa. Coloco
su bolsa en el banco, agarrando la toalla de playa que traje para ella y
metiéndola en su bolsa. Me acerco a ellos dos, entrando en su
conversación y no dando una mierda si estoy interrumpido algo.
—¿Quieres meterte al agua conmigo, Mia? —pregunto, quitándome
mi camiseta y arrojándola al banco. No me pierdo el modo en que sus ojos
recorren hacia abajo mi cuerpo, y hago lo mismo con el suyo una vez que
se quita la blusa y se desliza abajo sus pantalones cortos. Cristo, es
impresionante. Su largo cabello negro y la forma en que enmarca las
delicadas facciones de su rostro. Ese rostro que no puedo sacar de mi
cabeza. Profundos ojos cafés y labios llenos que forman una sonrisa que te
noqueará sobre tu trasero si tienes suerte de verla. La curva de sus
pechos. Su diminuta cintura que lleva a esas caderas que se balancean
con cada paso que da. Su animado trasero y esas interminables piernas
tonificadas que quiero que me envuelvan en todo momento. Nunca he visto
nada tan hermoso antes.
Mira de Reed a mí, no mirándolo tanto tiempo mientras Reed salía
de su camisa. —Quiero ir al agua —contesta secamente. Deja fuera la
parte de “conmigo”, pero está bien. Observo mientras se sumerge en la
presa y no toma mucho tiempo para que salte después de ella.
El agua es cálida como siempre lo es, pero demasiado nublada para
que la vea nadado enfrente de mí. Luke y Tessa han subido en uno de los
muelles flotantes y están hablando muy cerca, pero Mia no parece
encaminarse hacia el muelle. Se dirige a los acantilados. Sé que es un
hecho que siempre ha estado demasiado asustada para saltar de ellos
cuando era más joven. Lo hice mucho, y cada vez me asustó hasta la
muerte. Era alto, realmente alto, y no voy a dejar que lo haga sola.
Nado más rápido, empujándome a mí mismo para llegar a su lado, y
dentro de unos pocos momentos tengo éxito. Ambos alcanzamos el borde
de la roca al mismo tiempo y me mira una vez que se seca los ojos. Le
sonrío y juro que veo la menor contracción en esos perfectos labios, pero
no puedo estar seguro. Lucha para jalarse hacia arriba de la roca,
resbalándose cada vez y volviendo a caer al agua. Mi chica necesita mi
ayuda y voy a dársela.
Rápidamente me subo a la roca, mirando hacia ella y ofreciendo mi
mano. —Vamos, linda chica. Déjame ayudarte.
—No necesito tu ayuda. —Continúa luchando, cada intento
agotándola más—. Debería haber una maldita escalera aquí abajo o algo —
se burla en voz baja y tengo que resistir la sonrisa que tira de mi boca.
—¿Quieres saltar de los acantilados o no? —Me mira y se encoge de
hombros una vez—. Dame tus manos. Te prometo que no muerdo. —
Sonrió y ella la agarra, rodando los ojos—. A menos que quieras que lo
haga.
—Gracioso. —Me agarra una mano y le hago un gesto para que tome
la otra. Lo hace, pero no sin darme antes una mirada molesta, y fácilmente
la levanto del agua y la pongo de pie a mi lado—. Gracias. —Sus manos
dejan las mías al instante y mira a mis ojos. Y, joder, quiero besarla, justo
aquí. Y lo haría si no creyera que cortaría mis nueces si lo intento.
—De nada. —Pongo mi mano en su espalda baja, moviéndola hacia
las rocas de enfrente. Tenemos un largo camino que recorrer hasta la cima
y definitivamente hará ese viaje por enfrente de mí.
—Adelante, estaré justo detrás.
Maldita sea. ¿Está coqueteando conmigo? Capto la sonrisa que está
tratando de esconder de mí y decido darle una mejor. —Oh, no necesito
observarte, bebé. Me aprendí de memoria cada centímetro de tu cuerpo la
otra noche.
Aparta la cabeza hacia atrás y ve mi sonrisa, sus manos están
apoyadas en las rocas por encima de ella. —¿Dónde está mi marca de
nacimiento? —pregunta, desafiándome. Hay cero alegría en su tono. Está
poniendo a prueba mi conocimiento de su cuerpo y por la expresión de su
cara en este momento, piensa que me venció. Pero, joder si no me
pertenece su cuerpo y lo conozco mejor que ella.
—En la parte interna de tu muslo derecho. De alguna manera parece
un maní.
Abre la boca para hablar, pero la cierra antes de volverse para mirar
alrededor. —Suerte, supongo.
Me río y le doy un codazo en su pantorrilla. Comienza a moverse
más rápido. —La suerte no tiene nada que ver con eso. El destino, tal vez.
Ponernos en ese bar la otra noche fue más que una coincidencia. Pero
sabiendo que te gusta verme comer tu coño o estar clavando tus uñas en
algo mientras te venías, no tiene absolutamente nada que ver con la
suerte. —Ve por encima del hombro con una mirada anonadada—. Presto
atención a cada pequeña cosa sobre ti.
No se detiene en mi cara, ni me da una respuesta. Pero creo que
puedo haberla impresionado. Quizás. Últimamente, Mia es difícil de leer.
Definitivamente no está enviándome señales claras como lo hizo la otra
noche en el bar. Vuelve su atención a las rocas sobre ella y hace su
camino hasta el acantilado. Estoy muy cerca de ella, manteniendo un ojo
en su equilibrio en caso de que se deslice y tenga que cogerla.
Llegamos a la cima y se mueve hacia el borde, con aprensión
mirando hacia abajo. —Mierda. —Sus grandes ojos parpadean
rápidamente y los dirige hacia mí—. Esto es realmente alto. No parecía así
de alto desde ahí abajo.
Estoy a su lado, rozando mi mano contra la suya. —Lo es. Lo hago
todo el tiempo y todavía me pongo nervioso cuando llego aquí. —Recorro
con mi dedo por su brazo, sintiendo un cosquilleo de su piel contra la mía.
Parece no estar afectada por esto y mantiene su foco en el agua. ¿Cómo
puede ignorar eso? ¿Cómo puede pretender que su cuerpo no responde a
mis caricias?—. ¿Quieres que salte contigo? No es tan temible si lo haces
con alguien. —Trato de agarrar su mano, pero la aleja de mí.
—Salten, ¡maricas! —grita Tessa, de pie en el muelle y
saludándonos. Reed y Luke están observando con diversión, Mia ríe junto
a mí. Y es jodidamente hermosa. Daría cualquier cosa por oír esa risa
todos los días por el resto de mi vida.
—Me encanta ese sonido —le digo, totalmente sin vergüenza de mi
enamoramiento.
Me mira con confusión. —¿Qué sonido?
—Tu risa. Tu voz. Demonios, todos tus sonidos. —Sus labios se
abren ligeramente, y con una mano temblorosa coloca su cabello detrás de
la oreja—. No puedo sacarlos de mi cabeza.
Frunce los labios, dejando caer su mirada hacia el agua. —Basta,
Ben. —Su voz es una súplica intensa, como si no pudiera soportar otra
palabra más saliendo de mi boca. Lo cual está jodidamente mal porque
tengo mucho que decir en este momento.
—¿Basta de qué? —Cierro la brecha entre nosotros y tomo sus
caderas con tanta fuerza que me duelen los dedos. Sé que a ella le gusta
de esa manera, así que no dejo que su atónita mirada me detenga. Jadea
suavemente mientras la acerco hacia mí. Su cuerpo está tenso, temeroso
incluso, pero no trata de alejarse de mi alcance. Sostengo su mirada,
desafiándola a apartar la suya de mí mientras que continúo—: ¿Dejar de
decirte que te deseo? ¿Dejar de decirte que he estado volviéndome loco
desde que te fuiste de mi habitación? —La alcanzo y rozo mi pulgar por su
labio inferior, deseando más que nada que tire de mí hacia su boca como
lo hizo la otra noche. Necesito un poco de parte de mí dentro de ella. Me
permite que la toque sin alejarse. Me acerco, tirando de nuestros cuerpos
juntos para que estén perfectamente alineados—. ¿Dejar de decirte que
estas tan increíblemente hermosa, que estoy teniendo problemas para
recordar mi propio nombre cuando estás a mi alrededor?
Empuja contra mi pecho, duro, haciendo que me tropiece hacia
atrás un poco. —¡Basta! No puedes decir esas cosas, Ben. ¿Sabes lo que
eso me hace?
—Sé lo que me hace estar cerca de ti. —Agarro su mano y la coloco
sobre mi pecho, mi otra mano reclamando su lugar en su cadera. Sus ojos
se mueven de mi cara hacia donde su mano está y veo sus ojos reaccionar
al efecto que tiene sobre mí—. ¿Lo sientes? Eso es lo que me haces. Cada
maldita vez que estoy cerca de ti. —Puedo escuchar su respiración pesada
mientras sus ojos permanecen fijos en su mano. No digo nada más. La
dejo sentirlo. Eres dueña de esta parte de mí. Tómalo. La magnitud detrás
de esa admisión no me perturba. No me importa lo loco que parece ser
estar obsesionado con alguien después de una noche juntos. Nunca me he
sentido así.
Parece indecisa pero se queda ahí conmigo, su respiración llena mis
oídos y sus dedos se mueven en contra de mi piel. Tentativamente. Sólo el
más ligero roce de sus dedos, pero te juro por Cristo que deja marcas de
quemaduras en mi pecho. Es abrasador. Marcándome con sus huellas
dactilares. Y entonces lo veo, el momento en que la memoria de nosotros
juntos la atraviesa. Rompiendo nuestra conexión. Parpadea varias veces,
su cara cae antes de tirar de su mano de mí como si fuera el que estuviera
quemándola. Mira mi cara de preocupación y el agua, y sin una segunda
mirada hacia mí, salta.
—¡Mia! —Me muevo hasta el borde y la veo desaparecer, no pierdo el
tiempo y salto detrás de ella. Mi cuerpo golpea el agua, mi espalda me
escuece por el ángulo incómodo en el que aterrizo. Pero no me preocupa la
forma en que salté. Cuando salgo a la superficie, veo a Mia haciendo una
mueca de dolor cuando pisa el agua. Nado hacia ella y escucho sus
gemidos suaves.
—¿Dónde estás herida? Déjame ver. —Envuelvo mi brazo alrededor
de su cintura para ayudarla a mantener la cabeza fuera del agua. Estamos
pecho con pecho y espero que me empuje lejos pero no lo hace. Mantiene
sus ojos hacia abajo, mirando la forma en que nuestros cuerpos se unen.
Sus manos están agarrando mis brazos y los lleva más alto, rozando mis
hombros hasta asentarse alrededor de mi cuello. Cierra los ojos mientras
la abrazo a mí, el dolor en su expresión se va y es reemplazado por una
mirada de satisfacción. Gime cuando aprieto mis manos en su cintura,
acercándonos. No me jodas. Sí, ángel. Deja que tu cuerpo sienta. Hace un
minuto saltó por un precipicio para alejarse lo más lejos posible de mí y
ahora está haciendo esos malditos ruidos que me vuelven loco. Gime,
apretando sus dientes a lo largo de su labio inferior. Acerco los labios a su
oreja y la siento estremecerse en mis brazos—. Me estás matando, bebé.
¿Tienes alguna idea de lo mucho que quiero tomarte aquí mismo?
No debería haber hablado. Debería haber, simplemente, disfrutado
del momento que me daba y dejarla dirigir lo que sucedía. Sus ojos se
abren, con lágrimas al instante, pero no se ve triste. Me mira enfurecida. Y
no sé si es por lo brusco que he sido con ella en este momento o si está
recordando alguna idiotez que le hice hace años. Demonios, podría estar
enfadada consigo misma por dejar que su cuerpo se haga cargo y
realmente disfrute de estar en mi compañía. Pero no tengo tiempo para
preguntárselo mientras me empuja con las mismas manos que usó para
aferrarse a mí. Estoy congelado, mientras comienza a nadar
frenéticamente hacia el muelle.
—¡Mia! Espera un segundo. —Empiezo a nadar más rápido de lo que
nunca hice, con ganas, con la necesidad de llegar a ella antes de que
alcance el muelle. La quiero sola, especialmente si está molesta. Pero me
vence y llego a la escalera cuando coloca sus pies sobre los tablones de
madera.
—Linda zambullida, Benjamin —bromea Luke mientras me levanto
en el muelle—. ¿Tratabas de romperte la espalda?
—Vete a la mierda. —Me acerco a Mia, pero Tessa, una vez más,
pone su pequeño cuerpo entre lo que quiero y yo—. Muévete o te arrojo al
agua.
Golpea mi pecho con su dedo agresivamente. —Una vez más, estás
alterando a mi mejor amiga. —Se inclina más cerca—. ¿Qué mierda te
pasa?—susurra bruscamente su pregunta y sé que es porque está
secretamente alentándome a mí. Mis ojos registran esto pero sólo yo lo
oigo.
—No fue mi intención. —Miro hacia ella y luego sobre su cabeza—.
Mia, vamos. ¿Cuánto tiempo vas a estar enojada conmigo por la mierda
que hice cuando era un niño? Eso no es justo.
Su cabeza se mueve bruscamente hacia mí y quiero entrar de lleno
en el agua por como su mirada me está derritiendo. —¿No es justo?
¿Quieres saber lo que no es justo, Ben? —Da un paso detrás de Tessa, con
lo que estamos cara a cara. Mia se eleva por encima de mi hermana, así
que es como si Tessa no estuviera entre nosotros—. No fue justo la última
vez que vine aquí cuando me dijiste que no podía probar colgarme de la
cuerda porque probablemente quebraría la rama en la que estaba atada.
No fue justo el momento antes cuando me rogaste que no me sacara mi
camisa porque te quedarías ciego si me veías en mi traje de baño. —Sus
ojos se llenan de lágrimas y quiero más que nada empujar a Tessa del
muelle y envolver mis brazos alrededor de Mia—. No era justo cuando... —
Se muerde el labio para detener los temblores y se da la vuelta, sus
hombros empiezan a temblar por sus sollozos. Reed se acerca y envuelve
su brazo alrededor de su hombro, ofreciéndole el consuelo que debería
estar dándole yo.
—Bebé, por favor, no llores. Era el idiota más grande en ese
entonces. —Doy un paso hacia un lado para evitar a Tessa, pero se mueve
conmigo como una sombra. Me encuentro con los ojos de Mia cuando
finalmente vuelve a mirarme—. No me gusta haberte dicho todas esas
cosas. Joder, odio cuánto daño te he hecho. Lo siento, cariño. —Agarro a
Tessa y la dirijo hacia Luke, ella va de buena gana con un ligero gruñido—.
Por favor, sólo escúchame.
Mia niega con la cabeza mientras se mueve detrás de Reed, lo que le
permite ponerse a sí mismo entre nosotros. Bloquea a Mia completamente,
y el ambiente protector que está emitiendo me ciega con la imperiosa
necesidad de sacar su culo afuera. —Creo que has dicho lo suficiente, Ben.
¿Por qué no la dejas en paz?
Doy un paso más cerca de él y sorprendentemente no retrocede. —
Detente antes de te saque la mierda a golpes. —Quiero decir cada palabra
de mi amenaza. Está fuera de su mente de mierda si piensa que voy a
dejar que haga un movimiento sobre mi chica.
Luke agarra mis hombros y me tira hacia atrás. —Calma, hermano.
Es necesario que te calmes de una puta vez. Nadie tiene que amenazar a
nadie.
—Jesús, Ben —chilla Tessa, envolviendo su mano alrededor de mi
codo—. No amenaces a Reed. No hizo nada.
—Ella es mía, Reed —declaro, lo suficientemente alto para que nadie
pueda negar lo que acabo de decir. Lo suficientemente alto para que todo
el mundo en Rocky Point sea ahora consciente de que Mia me pertenece.
Todo el mundo en el muelle reacciona a mis palabras agrandando sus ojos
como nunca antes.
—¿Perdón? —Mia se limpia la cara y da unos pasos hacia mí—. No
soy tuya.
Escapo del agarre que Luke tiene sobre mi espalda. —Sí, lo eres.
Simplemente todavía no estás dispuesta a admitirlo. —Me muevo hacia el
borde del muelle y miro por encima del hombro. No llora más, la expresión
de su rostro ha cambiado en algo que no puedo descifrar. Y veo la lucha
familiar en sus ojos. La forma en que trata de ignorar cómo hago que se
sienta. Y esa resistencia es mi puta motivación para seguir presionándola.
Para mantener su empuje hacia donde necesito que esté. Sin darle
oportunidad de discutir conmigo más lejos, me sumerjo en el agua y
empiezo a nadar hacia la bajada.
Mia es para mí. Y no me importa si tarda semanas en darse cuenta
de ello. No sólo soy un bastardo codicioso cuando se trata de ella, pero
también estoy decidido como el infierno. Voy a hacer cualquier cosa para
conseguir su perdón, el infierno, voy a hacer cualquier cosa por ella. Veo
mi futuro con ella y no me detendré ante nada para conseguirlo.
6
Traducido por AlysseVolkov
Corregido por *Andreina F*

iro directamente a sus ojos mientras entra en mí, tan


suavemente que es casi insoportable. Quiero que me tome en
este momento, que use mi cuerpo para su placer y no quiero
que sea amable sobre esto. Bajando mi mano, agarro su culo
y lo insto a ir más profundo, más duro. Pero ignora mi petición
y sacude su cabeza, descansando su mano en mi mejilla.
—No —dice, sus palabras salen entrecortadas mientras se conduce
dentro de mí—. Si me quieres rápido y duro, bebé, me tendrás que dar lo
que quiero.
Lo que sea. Le daré lo que sea ahora mismo. Levanto mis piernas,
dándole entrada más profunda. Pero no lo toma. Se burla de mí con su polla
y es el mayor tormento de mi vida. Siento un roce a lo largo de mi nariz, pero
su mano se queda en su lugar en mi mejilla. Confundida, lo ignoro y me
concentro en él. En la manera en que me mira, sus ojos grises tan brillantes
que son casi cegadores. En la manera en que su otra mano agarra mi culo,
los dedos clavándose en mi piel. Siento otro roce y sacudo la cabeza,
necesitándolo para darme lo que quiero. Trato de instarlo de nuevo más
profundo, pero su voluntad es más fuerte que mi deseo. Mantiene las largas,
lentas arremetidas de su polla. Es un dichoso tormento que me golpea
directamente a mi núcleo.
—Por favor. Te daré lo que sea —ruego, clavando mis uñas en su
espalda. Siento otro roce por mi nariz y gruño para alejarlo, no queriendo
que nada me saque de este momento.
—Tú. Te quiero, chica bonita.
Cierro los ojos y siento sus palabras correr a través de mí. Me quiere,
pero ¿puedo darle eso?
—¿Edes una pincesa deal? —Otra voz entra en mi cabeza, a través
de otro roce en mi nariz. Niego con la cabeza, no queriendo escuchar nada
sino del hombre encima de mí. Pero no lo puedo oír más. No puedo oír sus
suaves gemidos. No puedo sentir su piel contra la mía. Carne con carne
viva. Y cuando abro los ojos, me doy cuenta de por qué.
Mis ojos se centran en una pequeña cara que me está mirando, con
el cabello castaño salvaje y grandes ojos grises. Sonríe, rozando su dedo
por mi nariz, y no puedo perder los dos hoyuelos masivos que aparecen en
las mejillas.
—Depeté a la pincesa. —Su pequeña voz es ronca y profunda como
si sólo sus amígdalas hubieran sido removidas. Se sube a la cama,
sosteniendo una espada de madera en su pequeña mano.
Me froto los ojos y me siento un poco, apoyándome sobre dos
almohadas. Sonriéndole, recorro mi dedo en su nariz y él se ríe
tontamente, la risa más contagiosa que he oído nunca. —Hola, guapo.
¿Cuál es tu nombre?
—Nowwllaann. —Arrastra su nombre, clavando su espada en la
cama con tres golpes entusiastas.
Me río. —Nolan. Ese es un nombre genial. —Toco su espada y la
sostiene en el aire, girando alrededor de su cuerpo. Noto el dragón bordado
en su camisa y calcetines estampados que está vistiendo, sintiendo un
interés—. ¿Mataste a todos los dragones por mí?
Sus ojos se agrandan y se pone de rodillas antes de asentir
frenéticamente. —Papi dijo que tenía que sadvar a la pincesa.
¿Papi? ¿Ben tiene un niño? —¿Lo hizo? ¿Cuántos dragones has
matado, noble caballero?
—¡Midez! —Se pone en pie y sostiene su espada sobre su cabeza.
Creo que acabo de conocer al chico más lindo que alguna vez ha existido.
Sostengo mis manos a su alrededor por si se acerca demasiado a la
orilla de la cama. —Mi héroe. ¿Cuántos años tienes?
—Así de muchos. —Levanta tres dedos y cae sobre su vientre,
deslizándose fuera de la cama y blandiendo su espada a su alrededor. Se
detiene y se mueve más cerca de mí, pasando su dedo por mi nariz de
nuevo—. ¿Cuál es tu nombe?
—Mia.
—Pincesa Mia —me corrige con una sonrisa torcida—. Papi dize que
puede que necesites sed bezada pada que te depiete.
—Oh, tienes razón. Qué tonta soy. —Me desplomo en la cama y
cierro los ojos, sintiendo el peso de un pequeño cuerpo junto a mí. Trato
de no sonreír mientras sus labios tocan mi mejilla, haciéndome abrir mis
ojos.
—Veo que has encontrado a la princesa, amiguito. —Ben se apoya
en el marco de la puerta, sonriéndome con la misma sonrisa con hoyuelos
que me salvó de los dragones—. ¿Pero no dije que si necesitaba ser besada
vinieras a buscarme para que yo pudiera hacerlo?
Me siento contra la cabecera, tirando de las sábanas hasta mi pecho.
Dormía en una camiseta sin mangas y pequeños pantalones cortos, y
definitivamente no estoy usando un sostén. Estrello las sabanas en mi
cuerpo, de repente sintiéndose increíblemente tímida con el único hombre
que alguna vez me ha visto desnuda.
Nolan salta de la cama y camina hacia él. —¿Puedo ir nada ahoda?
—Sí, ve a buscar tu traje de baño de la maleta.
—Espera —le digo, sentándome y señalando a Nolan para que
vuelva. Se apresura rápidamente frente a mí y sonríe—. Tu espada, noble
caballero. —Extiendo mi mano y me la da a mí sin una pregunta—. Baja la
mirada hacia el suelo. —Lo hace y coloco la espada en su hombro
izquierdo—. Yo te nombro Sir Nolan, asesino de todos los dragones en el
reino. —Muevo la espada al hombro opuesto—. Y protector de la realeza.
Me mira con gran alegría mientras le devuelvo su espada. —¡Papi,
soy un caballedo deal! —Corre hacia Ben, saltando arriba y abajo con
entusiasmo. Ben quita su sonrisa de mí hacia Nolan—. Quiedo ir a nada
ahoda.
Sale corriendo de la habitación y Ben revuelve su cabello mientras le
pasa al lado.
—Parece que otro chico Kelly tiene un enamoramiento por ti —dice
Ben, cruzando los brazos sobre su pecho. Se ve increíble en tan sólo una
camiseta y pantalones cortos, y mi mente de repente se inunda con
imágenes del sueño del que desperté. Él encima de mí, desnudo,
conduciéndome hacia mi placer a un ritmo castigador. Niego con esos
pensamientos en mi cabeza y me concentro en él, lo que no me ayuda en lo
más mínimo. La forma en que sus músculos se destacan, extendiéndose
de la fina tela de su camisa que quiero rasgar a pedazos, actualmente está
haciéndome colocar mis piernas juntas debajo de las sabanas.
Trato de controlar el rubor, pero siento la propagación de la calidez
en mi cara. —Es tan lindo. No tenía idea de que tenías un hijo.
—Me han dicho que nos parecemos, así que supongo que eso
significa que piensas que soy lindo, ¿cierto? —Alejo la mirada con una leve
sonrisa—. Sí, eso es lo que pensaba. —Me giro justo a tiempo para ver su
sonrisa arrogante volver, y me gustaría decir que no hace nada para mí,
pero lo hace. Maldito él y esa cara.
—¡Papi! Quiedo ir a nada. —La diminuta voz excitada de Nolan viene
llamando desde el pasillo.
Ben vuelve la cabeza para mirar por el pasillo, enderezándose antes
de volver a mirarme. —La próxima vez que necesites ser despertada, no va
a ser mi hijo besándote, Princesa Mia. —Sus palabras son una promesa a
la que no quiero reaccionar, pero no puedo negar el escalofrío que corre a
través de mí. Tiene toda la confianza en el mundo de que va a ser el que
me despierte con un beso. Y quiero decirle que nunca voy a dejar que eso
suceda, pero me parece que no puedo encontrar las palabras.
Salgo de la cama una vez que Ben se va, y cuando estoy colocando
mi vestido favorito de verano por encima de mi cabeza, mi mente comienza
a vagar a los recuerdos del viejo Ben. El niño que recuerdo nunca entró
voluntariamente en cualquier habitación en que la que yo estuviera. El
mismo niño que enloqueció cuando me atrapó en la suya.
—¿Quieres escuchar música mientras tomamos el sol? —pregunta
Tessa mientras echa un vistazo a la piscina por bichos con la red.
—Sí, definitivamente. —Me extiendo sobre mi silla, protegiéndome los
ojos con la mano.
—Pues no te quedes solo allí, boba. Ve a buscar el estéreo.
Me siento y sonrío. —¿Dónde está?
—En la habitación de Ben. Creo que está en su escritorio.
Me acosté de nuevo. —Olvídalo. Voy a tararear yo misma.
Se ríe en voz baja. —No está en casa. Sólo tienes que ir allí y agarrarlo
realmente rápido. Quiero escuchar mi nuevo CD de Justin Timberlake.
Bueno, puedo hacer eso. Ni siquiera sabrá que estuve allí. —Está
bien. Ya vengo. —Muevo mis piernas hacia un lado y entro a la casa.
Me detengo frente a la habitación de Ben y vacilante giro el pomo de
la puerta, empujándola para abrirla. Nunca he visto el interior de su
habitación. Está fuera de los límites, lo cual está bien conmigo. No quiero
estar aquí, así que voy a hacer esto rápido. Veo el estéreo en su escritorio y
corro alrededor de su cama para llegar a él.
—¡Oh! —Me tropiezo con algo, cayendo en el escritorio y haciendo
traquetear todo lo que contiene. Incluyendo el estéreo—. Oh, no. —Extiendo
mi mano para llegar a él, pero ya es demasiado tarde, y lo veo con una
sensación de malestar mientras el estéreo golpea el suelo duro. Cierro mis
ojos fuertemente, pero escucho el daño que he hecho—. Oh, no —susurro.
—¿Qué estás haciendo?
Mis ojos se abren rápidamente y me doy la vuelta, cara a cara con un
Ben muy enojado. —Uh, lo siento. Sólo estaba pidiendo prestado tu estéreo.
No quería que...
Me empuja fuera del camino y se agacha, recogiendo los pedazos
dispersos. —¿Qué hiciste? —Abro la boca para hablar pero me interrumpe—:
Tú lo rompiste. Lo has arruinado. ¿Por qué estás aun aquí? Te lo he dicho:
nunca entres en mi habitación.
Doy un paso hacia atrás, levantando mis manos en frente de mí. —Lo
siento mucho. Tessa me pidió que lo agarrara y tropecé.
Lanza las piezas del equipo de música contra la pared. —¡Mantente
alejada de mis cosas! ¡Sal de aquí! ¡Dios, te odio! ¡Te odio!
Me lanzo fuera de la habitación, a través de la casa y al exterior.
Tessa se sienta y estudia mis manos vacías, inclinando la cabeza.
—¿Dónde está la música?
—Tu hermano está en casa. Lo rompí. Está muy enojado.
Su boca se abre. —Oh, oh.
—¡Tessa! —La voz de Ben retumba por la puerta corrediza de cristal
que no he cerrado.
Ambas hacemos una mueca de dolor y corremos por nuestras vidas.
Suspiro, aclarando ese, Dios, terrible recuerdo de mi cabeza. Esa fue
la última vez que me crucé en la habitación de Ben. Entendí su ira en el
momento, pero fue un accidente. Y me sentí tan mal por ello, ahorré mi
mesada y usé el dinero para comprar un nuevo estéreo. Pero eso no
importaba. No a Ben. Todavía actuaba como si mi propia existencia le
molestaba. Y esa actitud continuó hasta que me alejé hace nueve años.
Mi existencia no parece molestarle ahora.
Me hago una taza de café, moviéndome para pararme delante de la
puerta corrediza de cristal mientras revuelvo mi crema. Ben está en la
piscina con Nolan, empujándolo alrededor en una tabla de boogie. Parece
un padre natural, y verlo con Nolan hace cosas en mí. Las cosas que trato
de ignorar. Se aferra a la mano de Nolan para que pueda ponerse de pie
sobre la tabla y fingir que está surfeando. Ambos están sonriendo el uno al
otro, y al verlo compartir este momento con su hijo muestra a Ben en una
luz completamente nueva. Distanciándolo del Ben que recuerdo de hace
años, incluso más. No quiero estar intrigada por este Ben, pero lo estoy. Mi
cerebro está gritándome para permanecer lejos de él, pero la forma en que
mi cuerpo reacciona en su presencia es cada vez más difícil de ignorar.
Demonios, prácticamente fui a sus brazos ayer en la presa. Eso habría
sido ligeramente embarazoso. Apenas me tocaba y yo gemía como si me
pudiera morir si se detenía. Gracias a Dios que habló y me sacó de mi
patético estado. Realmente no quería desmoronarme así. Quería que
mantuviera su distancia de mí. Estar en su presencia se sentía peligroso.
No confiaba en mi cuerpo a su alrededor. Parecía traicionarme en cada
oportunidad que tiene. Ni siquiera tiene que trabajar para que consiga
estar cerca del orgasmo. Sólo se frota en mi vecindad general y estoy
inmediatamente a toda máquina y sosteniendo la pistola en mi mano con
el dedo en el gatillo. Simplemente patético.
Ni siquiera me resisto a la tentación de mirarlo mientras está en la
piscina. Es una batalla que sé que voy a perder de todos modos así que
bien podría ahorrar mi energía. El sol brilla fuera de su pecho, y mientras
gira en la piscina, observo como los músculos se mueven con sus
movimientos. La tinta oscura de su tatuaje parece destacarse aún más en
el sol y quiero estar cerca de él. Lo suficientemente cerca para estudiar el
diseño y leer las palabras que han quedado grabadas en su piel. Su cabello
está mojado y se pega un poco a su piel, me recuerda a la forma en que se
veía la otra mañana después de nuestra noche juntos. No hay manera de
ignorar cuan atractivo es Ben. Y Nolan se parecía a su padre, pero nunca
había etiquetado a Ben como lindo. Es ridículamente guapo, casi
demasiado guapo para ser real. Sus palabras para mí desde ayer siguen
jugando dando vueltas en mi cabeza. Eres mía. Estaba tan seguro de sí
mismo, así que seguro que me encontré teniendo en cuenta la posibilidad
de ser realmente suya. Pero lo he odiado durante tanto tiempo, parece
imposible dejar a un lado esa emoción. Deseando a alguien y realmente
gustarle son dos cosas completamente distintas. Y no puedo negar que
deseo a Ben. Es todo lo del gusto con lo que estoy teniendo problemas.
—¿Disfrutando de la vista matutina?
Estuve a punto de dejar caer mi taza cuando Tessa viene
interrumpiendo en mis pensamientos internos. —Jesús. Me asustaste un
montón. —Echo un vistazo hacia su sonrisa burlona, haciendo caso omiso
de ella mientras me tomo mi primer sorbo de mi café ya frío.
Saluda con la mano a Nolan que hace lo mismo, sonriendo
ampliamente cuando lo hace. Ben parece sólo fijarse en mí y trato de
ignorar eso también. —Si te preguntara cuán mojada estabas ahora
mismo, ¿qué dirías? —inquiere Tessa.
—Dios mío. ¿Hay algún tema que esté fuera de los límites para ti?
Lo piensa por un momento, haciendo girar su cabello alrededor de
su dedo. —Nop.
Doy un paso lejos de la puerta y me siento en el brazo del sofá. —
¿Por qué no me dijiste que Ben tiene un niño?
Se encoge de hombros una vez. —Te dije que no es el mismo chico
que solía ser.
—Sólo porque alguien no es el mismo chico, no significa que tengan
pequeños hoyuelos parecidos corriendo por ahí. ¿De verdad crees que así
era como había interpretado eso?
Se mueve a la silla a mi lado y se desliza en ella. —Pensé que te ibas
a dar cuenta al final, especialmente si le das a Ben la oportunidad y
realmente pasar el rato con él, Señorita Poco Dispuesta a Dejar el Pasado
Atrás.
Ignoro esa última puya. —¿Dónde está la madre en todo esto?
¿Estoy asumiendo que considerando lo que ocurrió en los últimos días no
está en la foto? —Tomo otro sorbo de mi café, contemplando la idea de Ben
casado con alguien. Mi estómago se retuerce ante ese pensamiento.
—Ugh, no me hagas comenzar con esa perra. —Quita el cabello de
su cuello mientras espero a que dé más detalles—. Es tan amargada por
no estar con Ben que usa eso en su contra. Nunca estuvieron juntos. Era
sólo un enganche de una sola noche hasta que ella ha tratado de hacer
algo más, pero Ben no está interesado, le da el menor tiempo posible con
Nolan. Es una jodida mierda.
—Eso es horrible. No debería ser capaz de retener a su propio hijo de
él.
—Sí, bueno, dile eso al maldito juez que le dio la custodia. Ben
todavía consigue verlo, pero no casi tanto como ella lo hace. Y
definitivamente él debería conseguir más. Es el mejor padre. —Se pone de
pie y saca su teléfono del bolsillo—. Voy a salir a correr por un rato.
¿Quieres venir?
Me paro y miro una vez más por la puerta corrediza de cristal. —
Nah, mejor le doy a mi mamá una llamada. Ver cómo lo está haciendo. —
Tessa me mira a sabiendas, en silencio comunica que está aquí por mí si
la necesito. Nunca guardé ningún detalle acerca de la enfermedad de mi
mamá de ella, y nosotras pasamos varias noches en el teléfono juntas, solo
escuchando mis llantos.
Camino de vuelta a mi habitación y me pongo la taza de café en mi
tocador, cambiándolo por mi teléfono. Después de tres sonidos, la voz de
mi tía viene a través del otro extremo.
—¿Hola?
—Hola, tía Mae. ¿Cómo va todo? ¿Cómo está ella?
—Está fantástica, Mia. Aquí, voy a entregarle el teléfono.
Espero ansiosamente la voz de mi madre, y después de sólo unos
pocos segundos, soy recompensada con ella.
—Hola, cariño. ¿Cómo estás? —Su voz es fuerte y puedo oír la
sonrisa detrás de ella.
No puedo evitar las lágrimas que caen por mis mejillas pero
mantengo la voz firme. —Estoy muy bien, mamá. Sin embargo, te echo de
menos.
—Yo también te extraño. ¿Cómo están todos allí? ¿Están Tessa y tú
sin meterse en problemas?
—Sí, por supuesto. No hemos hecho nada ilegal todavía.
La risa de mi madre llena el teléfono, un sonido que tuve varios
meses sin escuchar cuando estuvo en su peor momento. —¿Y su
hermano? ¿Se está comportando a tu alrededor?
Dudo, sin saber muy bien cómo responder a esa pregunta. —Él es...
diferente. No lo sé. Es extraño acostumbrarse a este Ben cuando estuve
anticipando al viejo.
—Bueno, el tiempo cambia a la gente —afirma obviamente—.
Ciertamente cambiaste a lo largo de los años. Mi niña se convirtió en esta
hermosa jovencita.
Sonrío y me acuesto en la cama, jugando con el dobladillo de mi
vestido. —Suenas muy bien. ¿Cómo es tu fuerza? ¿Estás comiendo?
¿Tienes más de esos mareos?
—Oh, cariño, estoy perfecta. —Más lágrimas llenan mis ojos y sorbo
silenciosamente lejos del teléfono—. Tu tía y yo fuimos a dar un paseo ayer
en el parque. Era un muy agradable día para quedarse en casa. Di de
comer a unos patos por ti.
—Oh, el estanque de los patos. Me encanta ese lugar. —Me siento
cuando escucho el llanto que viene de abajo del vestíbulo. Pequeños
hoyuelos parecidos está llorando—. Oye, mamá. ¿Puedo llamarte luego?
—Cariño, disfruta. No te preocupes por mí. Me siento muy bien, ¿de
acuerdo?
Columpio mis piernas fuera de la cama y me levanto. —De acuerdo.
Te amo.
—Yo también te amo.
Sonrío y lanzo mi teléfono en la cama, caminando hacia los gritos
que parecen ponerse más histéricos cuanto más me acerco. Nolan está
sentado en el mostrador de la cocina, envuelto en una toalla y tratando de
alejar su rodilla de Ben.
—¡Ahhhh, pada! ¡No, papi!
—Amiguito, déjame ver eso. Tengo que limpiarlo.
Me acerco a ellos y los ojos de Nolan giran hacia mí. —Oh, no. ¿Qué
pasó, Sir Nolan? —Pongo mi mano sobre su espinilla, envolviendo mis
dedos alrededor de su pantorrilla. Se tensa un poco, pero no se aparta de
mí—. Los caballeros valientes no lloran cuando consiguen un ayayai
¿verdad? —Se seca las lágrimas y niega con la cabeza hacia mí, su
pequeño labio temblando. Su rodilla está raspada y un poco de sangre se
está acumulando en la herida.
—Do siento —esnifa—. Papi quiede dastimarla.
Levanto la vista hacia Ben, encontrando su mirada que no me había
dado cuenta que ya se encontraba fija en mí. —Papi no va a hacerle daño.
¿Lo harás, papi? —No me doy cuenta de mi tono seductor, pero dada la
mirada intensificada que cambia en los ojos de Ben, supongo que salió así.
Parpadea rápidamente, bajando la mirada hacia Nolan. Yo hago lo
mismo—. Sabes, algunas princesas llevan poderes mágicos. Y, ¿adivina
qué?
—¿Qué? —Sus ojos se amplían y su voz se convierte en un susurro
fascinado.
—Soy una de esas princesas. —Desaparezco por el pasillo y recupero
una pequeña bolsa de medicinas que llevo conmigo por costumbre. Y esta
bolsa de medicinas pasa a estar cubierta de escarcha. Muy mágica.
—¿Qué es ezo? —pregunta Nolan, el miedo completamente borrado
de su voz y reemplazado con salvaje curiosidad.
—Esto —Abro la cremallera y comienzo a hurgar en ella—, es mi
bolsa mágica. Está llena de cosas para hacer que los caballeros se sientan
mejor. —Saco un poco de spray desinfectante, unos trozos de gasa y una
venda. Coloco la bolsa sobre el mostrador junto a Nolan, viendo sus ojos
ensancharse mientras trata de ver en ella—. Mira en la bolsa y dime lo que
ves. —Se distrae, recitando la lista de los artículos y permitiéndome
desenvolver la gasa y colocarla suavemente en su rodilla. Ben me observa
desde el lado atentamente, mis ojos encontrándose con los suyos cada
pocos segundos. Quiero centrarme únicamente en mi tarea, pero mis ojos
me traicionan y les permito vaguear. Soplo suavemente sobre la
raspadura, pero Nolan no se da cuenta.
—¿Qué es ezto? —Nolan saca un vendaje elástico, desenrollándolo
en el suelo—. ¡Guau!
Me rio y aplico la curita en su rodilla. —Eso es para caballeros
valientes que padecen lesiones de dragón. —Levanto una ceja y él sonríe—.
¿Tienes alguna lesión de dragón?
Asiente ansiosamente. —Fui gopeado po una gan cola aquí. —Señala
la lesión invisible en su cabeza y Ben y yo reímos.
—Bueno, si está bien con tu papi, puedo envolverte con mi venda
mágica.
—¿Porfi, papi?
Ben recoge el vendaje y lo tiende hacia mí. —Bueno, no puedo
tenerte sangrando por todas partes en mi camioneta con esa enorme
herida en la cabeza. —Me guiña el ojo, colocando la venda en mi mano.
Envuelvo la cabeza de Nolan mientras ríe adorablemente. —Sir
Nolan, estás listo para conquistar una tierra de dragones. —Ben lo toma
en brazos, besando su mejilla antes de ponerlo en el suelo. Estoy a punto
de darme la vuelta cuando dos pequeños brazos se envuelven alrededor de
mis piernas. Me sonríe antes de correr hacia el sofá, cogiendo su espada y
comienza la batalla que parece estar constantemente luchando.
—Eso fue increíble —afirma Ben, me hace girar y mirarlo a los ojos.
Estamos de pie a unos centímetros de distancia, lo suficientemente cerca
como para tocarnos, si queremos—. No podía ir a ninguna parte cerca de
su raspadura, y tú la limpiaste y colocaste una curita en ella sin que
siquiera pestañeara.
—Todo el mundo se olvida de sus temores cuando están distraídos.
Y una bolsa mágica para un niño de tres años de edad, es una gran
distracción.
Se mueve más cerca de mí, sus ojos parpadeando hacia Nolan
momentáneamente. Su mano roza la mía antes de agarrarla, entrelazando
nuestros dedos. Trato de tirar la mía de la suya, pero la sostiene con más
fuerza. —¿Cómo se supone que voy a hacer que gustes de mi si no vas a
dejar de lado quien solía ser?
Tiro con más fuerza, pero se acerca, eliminando todo el espacio entre
nosotros. —Yo... no estoy lista para que me gustes todavía. —Sonríe, y es
tan inesperado que realmente rio como una completa idiota. Llevo mi
mano libre sobre mi boca.
—Todavía —hace eco. Sus ojos hacen un recorrido rápido por mi
cuerpo—. Te ves muy bonita por cierto.
Trago con fuerza. Casi incómodamente mientras dejo ir mi mano. —
Gracias. —Está sintiéndose de pronto mil grados más caliente aquí y
necesito retroceder. Tengo que poner un poco de espacio entre nosotros.
Tengo que sacar mi mano de la suya. Pero por alguna estúpida razón, no
puedo. Quiero alejar de un tirón mi mano. Quiero que mis pies se muevan.
Mi cerebro está gritándome en este momento para hacer las cosas bien
aquí, pero mi cuerpo está abrumado.
Maldita sea. ¿Por qué se tiene que sentir bien estar tan cerca de él?
¿Por qué no puede tener mal aliento o ser todo suave en vez de una
montaña de músculos con invitación a suspirar? Puede que no tenga
control sobre mi cuerpo ahora mismo, pero todavía tengo uso de mi boca.
Mierda. Y ahora estoy pensando en lo que podía hacer con mi boca.
¡Mierda!
Tomo una respiración profunda y cierro los ojos con fuerza,
necesitando por lo menos quitar la imagen de él. —Ben, por favor
retrocede.
Se ríe suavemente por encima de mí. —¿Por qué cierras los ojos?
—Ellos simplemente lo hacen. ¿Puedes por favor retroceder?
Se ríe de nuevo. Y maldita sea, me encantan sus sonidos también. —
¿Realmente quieres que retroceda?
—Ben.
—Me estoy asegurando. —Siento su pulgar rozar a lo largo de la piel
de mi mano—. Te ves muy bonita, Mia.
—Ya has dicho eso.
—Y voy a seguir diciéndolo.
Abro los ojos y levanto mi mirada hacia la suya. No hay nada más
que bondad en ellos. Sin lujuria debajo de sus palabras. Sin motivos o
planes secretos ocultos detrás de esos locos ojos grises. Supongo que
siempre han sido así de sorprendentes para mirar, pero hace nueve años,
les evitaba a toda costa. Por supuesto, hace nueve años, nunca se hubiera
puesto tan cerca de mí. Y definitivamente no me habría hecho un
cumplido.
Sonríe, dejando caer mi mano después de darle un ligero apretón. —
Lo digo en serio. Voy a seguir diciéndote eso. Deberías acostumbrarte a eso
también.
Bajo la mirada a mis pies, ocultando mis mejillas sonrojadas. —De
acuerdo.
Finalmente, da un paso atrás y echo un vistazo a escondidas, viendo
que se aleja de mí. —Vamos, amiguito. Diga adiós a la Princesa Mia.
—Adiós, Pincesa Mia. —Nolan se despide con su mano, golpeando
las piernas de Ben con su espada.
—Adiós, Sir Nolan. Si veo a algún dragón, mandaré a buscarte.
Me doy la vuelta y me dirijo hacia el dormitorio. Y sé que no debería,
sé que he tenido suficiente de él hoy, pero miro por encima del hombro de
todos modos y fijo los ojos en los de Ben. Es como si estuviera esperando
ese último vistazo, porque tan pronto como lo consigue, está fuera de la
puerta.
7
Traducido por July Styles Tate
Corregido por Alessa Masllentyle

uenas noches amiguito. Te amo. —Abrazo a Nolan


contra mi pecho, escucho su bostezo soñoliento. Frota
su cara contra mi camisa y después mira hacia arriba,
alargando sus dedos hacia mi cara. Sonrío mientras
recorre sus dedos bajo mi nariz y sonríe cuando hago
lo mismo que él.
—Buena noche papi. —Regresa hacia el pasillo, Angie se aproxima
detrás de él.
Odio compartir la custodia de mi hijo. Quiero a Nolan conmigo todo
el tiempo, no sólo en los días que un juez asigna. El sistema no está a
favor de los padres. Y lo mejor, Angie es una madre mediocre, y obtuvo la
custodia primaria sólo porque lo dio a luz. Odio dejar a Nolan con ella. No
es muy atenta con él y esa mierda me carcome. Nunca lo lleva a ningún
sitio, incluso no salen. Nolan es un niño fácil de complacer. No toma
mucho hacerlo feliz. Y el pensamiento de ella no haciéndolo feliz me mata.
Ahora que está creciendo y entendiendo las cosas, comienza a hacer
preguntas. Preguntas que no quiero responder todavía. Quiere saber por
qué no puede pasar todas las noches en mi casa, o por qué yo no puedo
vivir con él y su mamá. Sé que eventualmente tendré que responderlas,
pero no por ahora. Soy capaz de salirme con la mía cambiando de tema
por algo que llame sus atención. Como los dragones.
Y ahora cuando yo pienso en dragones, pienso en Mia.
Fue maravillosa con él hoy, y él la aceptó al igual como fue con
Tessa, a quien también adora. Nunca lo he visto tan completamente
cautivado por alguien. Ella sabía exactamente cómo tratar a Nolan, y Dios,
era sexy haciendo eso. La forma en que su lengua frotó la comisura de su
boca mientras limpiaba su cortada. La forma en que sus labios se
redondearon cuando sopló en su rodilla. La forma en que su cabello caía
sobre sus hombros, haciéndole cosquillas a sus pechos mientras envolvió
el vendaje alrededor de su cabeza. Lo tranquilizó inmediatamente, y sólo lo
había conocido hace una hora. ¿Y toda la cosa de nombrarlo caballero?
Cristo, si eso no era la cosa más dulce que alguien haya hecho por él.
Tenía que tocarla, eso estaba matándome. Así que toqué su mano y
la sostuve como esa noche en el bar. Ese ligero contacto fue suficiente
para mí. Entonces ella me dio un todavía, y siento como si la hubiera
sostenido por años. Pura euforia barre encima de mí. Adrenalina bombeó a
través de mis venas, y finalmente tenía esperanza. Esperanza de que
lentamente derrumbaba sus paredes. Tenía esperanza que eventualmente
me dejaría entrar, y tal vez incluso más que eso. Podía trabajar con un
todavía.
—¿Quién demonios es la Princesa Mia? —pregunta Angie,
caminando dentro de la cocina con una expresión irritada—. Nolan siguió
y siguió hablando acerca de alguna princesa por la cual mató dragones
durante el día de hoy.
Me levanto de mi taburete y agarro mis llaves, manteniendo mi
sonrisa escondida. —Es la mejor amiga de Tessa, quien la está visitando
durante el verano. Nolan la conoció hoy cuando lo llevé a nadar. —Podría
haber guardado mi explicación. Porque a Angie no le importa. Estuvo
demasiado ocupada sobándome a través de mis pantalones cortos. Agarro
su mano y la quito con un gruñido de disgusto—. Vete a la mierda. No
estoy interesado.
—¿Ah, no? —Lo hizo otra vez pero agarré su muñeca, presionándola
contra su cuerpo—. Jesús. ¿Cuál es tu problema? —Su frente se arruga
mientras me mira fijamente, más su cara se relaja con su siguiente
pregunta—. ¿Esto tiene algo que ver con la Princesa Mia?
No respondo, porque Angie no necesita saber de mi vida personal.
No es como que fuéramos amigos y pueda compartir mi mierda con
ella. Nosotros no somos nada. La rozo al pasar y me muevo hacia la
puerta. —Dile a Nolan que lo veré pronto.
—¿Realmente vas a irte con una erección?
—¿Cuál erección? —Volteo, deteniéndome enfrente de la puerta—.
Mi pene ya no te desea, Angie. Para de engañarte.
—Bueno, me deseaba la semana pasada, cuando te lo chupé y
tragué como querías. O, ¿qué acerca de la semana pasada cuando te di
una mamada en el sofá? —Se para con sus brazos cruzados encima de su
pecho, tratando de parecer arrogante y fuerte, pero su cara la está
delatando. Angie odia el rechazo más que cualquier cosa y la he estado
rechazando por años—. Nosotros podemos hacerlo funcionar, Ben, sabes
que podemos.
—No hay un nosotros. Nunca lo hubo. Has chupado mi polla cuando
tú querías. Nunca he pedido que lo hagas. No te he tocado en tres años. —
Abro la puerta y salgo al corredor del edificio de su apartamento
—¿Qué pasa con Nolan? ¿Por qué no puedes tratar por lo menos por
tu propio hijo, Ben?
Mi sangre hierve. Agarro el marco de la puerta hasta que mi mano
pica. —No uses nunca a Nolan contra mí. ¿Cómo diablos podría
beneficiarse, viendo a sus padres peleando cada segundo?
—No quieres incluso darnos una oportunidad —suplica, sus ojos
brillando con lágrimas.
—Suficiente con estas pendejadas. No quiero pretender que tengo
sentimientos por ti sólo porque eres la madre de mi hijo. No le mentiré.
Nunca. —Exhalo bruscamente mientras su cara entristece—. Asegúrate de
decirle a Nolan que lo veré luego. —Y no le doy la oportunidad de
responder antes de cerrar la puerta detrás de mí.

—Así que déjame asegurarme si he entendido bien —dice Luke


detrás de su cerveza. Decidimos tomar un poco después de que nuestro
turno terminó, y yo sólo he estado consiente de todo lo relacionado con
Mia. Todo excepto el hecho de que tomé su virginidad—. Atormentaste
como la mierda a esta chica hace ocho años.
—Nueve —lo corrijo. No es que un año realmente importe de una
forma u otra. Pero siento que poniendo más distancia entre mi viejo yo
gilipollas y mi yo actual ayuda a mi causa.
Me agita su mano libre. —Lo que sea. Acostumbrabas ser un cabrón,
y ahora te estás pateando a ti mismo porque ella es caliente y te pone.
Escribo su nombre en la condensación de mi vaso, limpiándolo antes
de que Luke lo vea y me diga mierda sobre eso. —Esto no es sólo acerca
del sexo. Podría escucharla hablar mierda durante horas si me dejara. —
Suspiro pesadamente, encontrándome con los ojos de mi muy divertido
mejor amigo—. Vete a la mierda. Como si no estuvieras completamente
colado por mí hermana.
—No lo estoy. —Lo está, sólo que nunca admitirá eso—. Y si tú me
preguntas…
—No lo hice.
Me ignora antes de continuar—: Pienso que estás haciendo esto mal.
No puedes esperar que Mia sólo salte a una relación contigo cuando te ha
odiado por años.
—¿Por qué no?
—Porque te ha odiado por años —reafirma—. Sólo te seguirá
diciendo que te vayas a la mierda —comienza su argumento como si fuera
obvio, lo cual supongo que lo es. Incluso yo pensé que tenía una innegable
química con Mia, ella no va a reconocérselo a sí misma mientras siga
odiándome—. ¿Por qué no tratas de ser su amigo primero? Déjale ver que
estás interesado en algo más que follarla.
Reflexiono su consejo en silencio. Eso podría ser la mejor forma de
seguir con esto. Ganarme su amistad significa ganarme su confianza, la
cual seguramente podría otorgarme su perdón. Y los amigos pasan un
montón de tiempo juntos, eso definitivamente me conviene. —Nolan está
loco por ella, y es maravillosa con él, ¿podría ser una completa mierda si
uso a mi hijo para eso?
—Eres una completa mierda. —Hizo un ademán al camarero—. Dos
Sam Adams, y ¿le pediste la identificación a aquellos idiotas al final de la
barra? —Sigo los dedos de Luke y noto a los dos chicos que se está
refiriendo. Definitivamente son niños. De ninguna manera tienen veintiún
años.
—Sí, por supuesto, se las pedí. Su identificación decía que tenían
veintidós. —El camarero nos da otra cerveza.
—Pídeles sus identificaciones para mí —insiste Luke. El camarero
regresa unos segundos más tarde, y no omito la intranquilidad en los ojos
de los dos chicos—. Estas son falsas. ¿Cómo demonios no viste esto, Ray?
—Luke está de pie y estoy justo detrás de él. Sostiene las identificaciones
en frente de él, mostrándolas a los chicos—. Ustedes, imbéciles, se dan
cuenta que usando una identificación falsa están cometiendo un delito,
¿verdad? ¿Cuántos años tienen?
—Tenemos veintidós —dice uno con una irritable confianza. Su
petulancia sólo me da ganas de patear su culo.
—¿Eres realmente tan estúpido como para usar una identificación
falsa en un bar donde están bebiendo dos policías? —pregunto, viendo a
Luke meter sus identificaciones en su bolsillo. O era eso o son ciegos.
Estamos aún en nuestros uniformes, por amor a Dios—. Responde a mi
compañero antes de que haga una llamada a sus padres y les explique que
sus hijos están siendo arrestados.
—Tenemos diecinueve —responde urgentemente el que es más dócil.
Su amigo comienza a sudar y sus manos tiemblan a sus lados—. Por favor
no llamen a mi papá, oficial. ¿No nos puede dar una advertencia o algo?
Luke y yo damos unos pasos más cerca de ellos, viendo como se
encojen y acobardan. Me acerco al chico honesto. —Salgan ahora antes de
que tu amigo los encarcele a ambos. —Se mueve rápidamente y su amigo
trata de seguirlo, pero Luke agarra su brazo y lo detiene.
—No mientan a un policía, estúpido. Especialmente cuando eres lo
suficientemente tonto para usar tu verdadero nombre en tu identificación
falsa, Parker Lance.
—¿Cómo sabe que ese es mi nombre real? —Guau, este chico está
pidiendo ser encerrado.
—Porque eres demasiado estúpido como para memorizarte cualquier
información que no sea realmente tuya. Y nadie podría voluntariamente
escoger el nombre de Parker. Habría sentido pena por ti si no hubieras
sido un mentiroso pedazo de mierda. —El chico abre su boca para
argumentar pero es más inteligente y decide cerrarla—. Vete. —Ahora su
cara de pánico desaparece por la puerta y nosotros reclamamos nuestros
asientos en el bar.
—Jodido cabrón. Debería haber llamado a sus padres sólo por ser
un imbécil —dice Luke. Asiento de acuerdo mientras me quedo mirando la
botella de cerveza en la repisa enfrente de mí, tomo un generoso sorbo de
mi cerveza. Mi mente está en otro lugar en este momento y Luke lo nota—.
Demonios, hombre. Nunca te he visto tan obsesionado con ninguna chica
antes. ¿Qué demonios vas a hacer cuando el verano se termine y regrese a
casa? Sabes que las cosas a distancia no funcionan. Pregúntale a Reed.
Froto mis sienes con los dedos. —No sé. No puedo preocuparme de
eso ahora, cuando estoy tratando que tolere estar a mí alrededor.
—Por el ritmo en que vas puede que no tengas que preocuparte por
eso.
Lo ignoro y termino mi cerveza. No puedo pensar sobre esos tres
meses desde ahora, y no sólo porque no estoy ni siquiera cerca de donde
quiero estar con Mia. El pensamiento de que no esté a cinco minutos cerca
de mí hace que se forme un nudo en mi estómago y una opresión en mi
pecho. Odio la idea de no ser capaz de verla en un impulso.
¿Qué si tengo una urgencia repentina de besarla, tocarla, hablarle, o
respirar el mismo aire que ella y vive a cuatro horas de distancia de mí? El
pensamiento fue enloquecedor. Sabía que nunca podría sobrevivir a ese
tipo de distancia de ella. La chica que una vez no podía conseguir que
estuviera lo suficientemente lejos se ha convertido en la mujer a la que no
puedo acercarme lo suficiente.
Tarde en la noche, agarro mi celular y abro un nuevo mensaje.
Solamente tengo tres meses con Mia, y quiero conseguir toda la cosa del
papel de ser amigos. Cuanto antes le guste como un amigo, más pronto me
vera como la veo.
Yo: ¿Puedes darme el número celular de Mía?
Tessa: ¿Por qué? ¿Estás variando y tratas de hacerla llorar vía
mensaje de texto?
La mayoría de los días amo a mi hermana. La mayoría de los días.
Yo: Mira, la cagué cuando era más joven y estoy tratando de
compensar eso. Sabes que me importa, así que, ¿por favor me
ayudarías aquí? Joder, le di tu número a Luke.
Tessa: Te lo daré, pero necesitas saber que Reed tiene su número
también. No sé si lo ve igual, pero te aviso. Es un chico genial y él
nunca se burló de ella. Podría ser bueno para ella.
Jodido Reed Tennyson. Debería haber pateado su culo cuando tuve
la oportunidad.
Yo: Yo podría ser bueno para ella. Reed se puede ir a la mierda.
Tessa: Tranquilo, tigre. Estoy secretamente apostando por ti si eso
ayuda. 205-555-7991.
Yo: Gracias. Te lo debo.
Tessa: Lo sé.
Nunca he estado nervioso acerca de cualquier cosa referente a las
mujeres. Nunca. Pero justo ahora, un simple mensaje es aterrador.
Yo: Hola, soy Ben. Me preguntaba si querrías salir en algún
momento esta semana.
Mierda. Eso suena como que estoy invitándola a una cita. Lo cual es
lo que realmente quiero hacer, pero eso no es parte de mi nueva ruta de
amistad que estoy tratando de establecer.
Yo: No es como una cita ni nada.
Maldita sea. Eso suena mal, parece que necesito aclarar que no
estoy definitivamente invitándola a una cita. Mierda.
Yo: Sólo como amigos.
Arrojo mi celular a la cama. Debería lanzarlo afuera para evitar
hacer un imbécil de mí mismo. El celular suena y me lanzo por él como si
mi vida dependiera ello.
Mia: No lo sé.
Medio esperaba ese tipo de respuesta. Y me hallaba listo para la
acción.
Yo: Un cierto caballero está solicitando tiempo con su princesa
favorita. No querrías decepcionarlo, ¿verdad? Probablemente va a
llorar por días cuando le comunique las noticias.
Mia: ¿Realmente estás usando a tu hijo para chantajearme?
Yo: Lo hice. Estoy desesperado.
Uno, dos minutos pasan y estoy comenzando a sudar.
Yo: Sólo quiero pasar algo de tiempo contigo. Te he hecho
sonreír un par de veces y pienso que puedo hacerlo otra vez si me
dejas. Sólo te estoy pidiendo una oportunidad, Mia. Si odias al chico
que soy ahora entonces te dejaré tranquila. Lo juro.
Cincuenta y tres segundos más tarde, responde.
Mia: De acuerdo, bien. Pero yo escojo lo que haremos.
Levanto mi puño al aire.
Yo: Está bien para mí. ¿Qué tienes en mente?
Mia: Hay un espectáculo de una cena medieval que vi en mi
camino hacia aquí el otro día. Creo que se encontraba a dos salidas
antes de Ruxton. ¿Ha estado Nolan alguna vez allí? Podrá ver torneos
de caballeros y esas cosas.
Santa mierda. Nolan va a enloquecer. ¿Por qué no sabía acerca de
este lugar?
Yo: No, pero eso suena impresionante. ¿No necesito hacer
reservaciones?
Mia: Yo las haré. ¿El sábado funciona para ti?
Todos los días funcionan para mí. Voy a reorganizar mi vida entera
en este momento.
Yo: Sí. Te pasaré a buscar. Sólo dime a qué hora.
Mia: Bien, te diré después que haga la reserva.
Yo: No puedo esperar.
No responde a eso, pero no lo necesito. Lo único que necesito es la
oportunidad que ahora está dispuesta a darme. Finalmente puedo
mostrarle el hombre que soy ahora. Puedo compensar todo el daño que le
he causado. Todo el dolor. Me voy a ganar su amistad antes de ofrecerle mi
vida. Es suya de todos modos. Sólo necesita tomarla.
8
Traducido por Alysse Volkov
Corregido por Andrea95

en: No puedo esperar.


Yo tampoco. Quería escribir, pero no lo hice. No estaba solo
buscando pasar tiempo con Nolan, quien da la casualidad de
ser el niño más lindo en el planeta. Quería estar cerca de
Ben. No quería pelear. Sabía que no podía seguir dejándolo
fuera. No quería odiarlo por cosas que me hizo hace años. No
cuando definitivamente ya no era ese tipo. Sería diferente si lo fuera. Ese
odio estaría justificado. Pero no es nada como el viejo Ben. Él no me habla
como ese mismo chico. No me mira como ese mismo chico. Y
definitivamente no me hacer sentir como ese mismo chico. Sería una perra
si al menos, no le doy a este Ben una oportunidad. Así que eso es lo que le
estoy dando.
El sábado no venia lo suficientemente rápido para mí. Nunca me he
sentido ansiosa por hacer algo con un chico solo como amigos antes. Pero
este era Benjamin Kelly de quien estábamos hablando. Él me ha visto
desnuda. Completamente desnuda. Y ahora quería pasar el rato como si
no nos hubiéramos llevado mutuamente a un inmenso placer.
Se vino tanto como lo hice esa noche, así que estoy tomando el
crédito por eso.
¿Cómo diablos se supone que voy a navegar una amistad con un
chico por el que no puedo dejar de fantasear? He tenido amigos hombres
antes. Es factible. Pero nunca he tenido mariposas con esos tipos. Nunca
me he sentido como si en realidad podría arder sólo por estar en la
habitación con esos chicos. Y definitivamente nunca he querido sacarle la
mierda a esos chicos.
Hablando de chicos que quieren ser mis amigos, le prometí a Reed
que me encontraría con él para almorzar hoy. Hemos hablado por teléfono
un par de veces desde el día en Rocky Point. Era muy dulce y divertido, y
cuando me pidió que pasar el rato con él, no dudé en decir que sí. Eligió
una tienda de emparedados en la ciudad que me era familiar. Tessa y yo
comimos allí varias veces cuando éramos más jóvenes con sus padres.
Pasé la mañana en la piscina con ella, no siendo capaz de tomar el sol,
porque el calor era suficiente para hacerte desmayar. Después de una
ducha rápida, me dirigí a la ciudad y estacioné mi jeep junto a la
camioneta de Reed. Ya estaba sentado en una mesa cuando entré por la
puerta.
—Oye, ¿cómo estás? —pregunto, caminando alrededor de la mesa
mientras se pone de pie para saludarme. Me da un abrazo que no estoy
esperando pero no es incómodo. Y definitivamente no es otra cosa que un
abrazo que le daría a un amigo, lo cual me alivia. Espero que esto
realmente sea sólo un almuerzo entre amigos y nada más. No estoy
interesada en nada más con Reed y no quiero que esto se convierta en
incómodo. Termina nuestro único armado abrazo con una palmadita en la
espalda. Muy cómo no-cita.
—Estoy bien. Te pedí un emparedado de camarones. Espero que esté
bien. —Reed me sonríe mientras toma su asiento y tomo el mío. Tiene el
cabello más ligero rubio que he visto nunca, casi blanco, que cae en sus
ojos con un poco de rizos.
—Sí, gracias. Eso suena delicioso. —Tomo un sorbo del agua que
también había ordenado para mí—. Así que, ¿tuviste un día libre, hoy? —
Reed había mencionado hace unos días que era un colaborador de la
empresa constructora de su padre.
Él asiente.
—Sí. El negocio es un poco lento en estos momentos. Pero debe
mejorar pronto. Usualmente estamos topados en el verano. —Nuestros
emparedados se colocan delante de nosotros y los dos nos tomamos un
bocado, masticando detrás de nuestras sonrisas—. ¿De qué ciudad en
Georgia eres de nuevo?
—Fulton. La ciudad más pequeña del mundo. —Me trago mi bocado
y tomo de la bebida—. Es una ciudad militar. La base aérea es realmente
la única cosa que tiene además de un Walmart.
—¿Alguna vez has estado en la base aérea? Apuesto a que tienen
algunos aviones muy interesantes allí.
Me encojo de hombros.
—Sólo he estado dentro un par de veces. Ellos muestran películas
allí en el teatro por un dólar, pero siempre como tres meses después de su
fecha de lanzamiento original. —Tomo otro bocado de mi emparedado—.
No creo darme la oportunidad de haber elegido vivir en Fulton. Hay sobre
todo una gran cantidad de personas mayores que se retiran —hago una
pausa y sonrió con picardía—. Y Marines.
Se ríe detrás de su bebida.
—Yo podría vivir allí totalmente. Tengo una debilidad por las chicas
con uniformes y aviones militares. Mi abuelo era un piloto y me llevaba a
los espectáculos aéreos cuando era más joven. —La puerta de la tienda
tintinea cuando se abre y veo los ojos de Reed reaccionan a quien sea que
entra—. Cuáles son las malditas probabilidades —murmura antes de fijar
su mirada en mí.
Me giro en mi silla y casi caigo fuera de ella. Dulce madre de todo lo
que es santo. Ben está congelado justo en la puerta de la tienda, sus ojos
cambiando entre los míos y lo que voy a asumir son los de Reed. Pero no
puedo darme la vuelta para estar segura. No puedo hacer nada, además de
mirar a la gloriosa visión de él con un uniforme de policía. ¿Es un policía?
No tenía ni una maldita idea. ¿Qué demonios más está Tessa
escondiéndome? Mi mejor amiga que habla por los codos parece tener los
labios extrañamente cerrados en todo lo relacionado con su hermano.
—Bueno pero mira quién es. —Soy sacada de mi trance y levanto la
vista para ver la sonrisa divertida de Luke—. ¿Cómo estás, Mia?
Un movimiento viene de mi izquierda y me giro para ver a Ben
caminando. Oh, buen Dios. Está justo a mi lado. Está justo a mi lado y está
llevando esposas. Trago con dificultad y fuerzo mis ojos de los suyos para
mirar a Luke.
—Estoy bien. Genial. Estoy... estoy bien. O genial. Ambos. Estoy
ambas cosas. —Y aparentemente he olvidado cómo sostener una
conversación. Luke sofoca su risa.
—Oye —me saluda Ben con una sonrisa. Por lo general sería capaz
de reaccionar como un ser humano normal y decir algo, cualquier cosa en
respuesta, pero teniendo en cuenta el hecho que empareja esa sonrisa que
me deja de culo con el uniforme que está usando tan bien, estoy pegada en
mi silla y soy incapaz de hacer otra cosa que seguir respirando. Lanza una
mirada a Reed, una que no quisiera fuera dirigida hacia mí—. Reed —
gruñe prácticamente y creo que Reed dice algo a cambio, pero por el
momento, todo mi cuerpo está completamente centrado en Ben,
incluyendo a mis oídos. Me devuelve la mirada y agarra el respaldo de mi
silla—. ¿Sigue en pie lo del sábado?
—¿Mmm? —Sus labios se mueven, separando sensualmente, pero
no tengo idea de qué palabras si es que alguna acaba de salir de ellos. Sé
exactamente lo que esos labios son capaces de hacer y eso es lo único que
se filtra a través de mi mente en este momento. Dios mío. Esos labios son
orgásmicos—. Lo siento, ¿Qué?
Se ríe y mira a Luke rápidamente antes de regresar a mi rostro
aturdido.
—Te pregunté si aún sigue en pie lo del sábado.
Asiento. Un montón. Mi cabeza podría haber caído si no me hubiera
obligado a detenerme.
—Sí. Hice las reservas para el show de las cinco. —Me aclaro la
garganta y tomo un sorbo de mi agua antes de continuar. Cristo. Se siente
como si tragué súper pegamento—. Um, tenemos que estar allí quince
minutos antes de tiempo del show. Arreglé para que Nolan tenga su foto
tomada con el Rey.
Sus ojos se iluminan y sus mejillas se ahuecan con sus hoyuelos.
—Oh hombre. Él va a enloquecer por eso. —Nos sonreímos
mutuamente y los otros dos chicos probablemente podrían incendiarse y
dudo que ninguno de los dos lo notaría. Yo definitivamente no me daría
cuenta—. Buena idea, Princesa Mia.
—Sí, puedo ser bastante impresionante a veces.
Luke golpea la espalda de Ben y el sonido me saca de mi obsesivo
trance.
—Bueno, por mucho que me encantaría estar aquí y escucharlos no
coquetear entre sí, me muero de hambre y tenemos que volver allí. —Me
sonríe—. Ya sabes, chicos malos por atrapar y todo. Proteger y servir. Toda
esa cosa. —Gira la cabeza hacia Reed—. Siento interrumpir tu cita.
—No es una cita —espeto, inmediatamente lamentando la
implicación oculta que nunca sería realidad estar en una cita con Reed. Lo
miro, en silencio pidiendo que estuviera de acuerdo con mi declaración y
no hacer esto más incomodo de lo que sólo lo hice.
Ayuda a una chica salir. No me dejes colgando aquí.
Alza una ceja hacia mí.
—Bueno, esa es la última vez que te trabajo con mi mano libre
debajo de la mesa. Has roto mi corazón, Mia.
Mi mandíbula golpea la mesa definitivamente no estaba siendo
trabajada debajo. ¿Está loco?
—¿Qué? —Me las arreglo para chillar.
—¿Qué demonios acabas de decir? —pregunta Ben con un tono que
ningún hombre en su sano juicio debería cuestionar—. Dilo de nuevo,
imbécil, y vamos a ver qué pasa. —Se mueve más cerca de Reed, pero Luke
se para entre los dos.
—Voy a dejar que él te golpee si dices algo estúpido como eso otra
vez —afirma Luke, estirando su cabeza sobre su hombro para conectar con
Reed. Ben y Luke son aproximadamente del mismo tamaño, por lo que
Luke no tiene ninguna dificultad en retenerlo. Reed, por el contrario, se
inclinó más esbelto que muscular y probablemente no tendría ninguna
oportunidad contra Ben. Luke vuelve hacia Ben que todavía está luciendo
listo para matar—. No es una cita, hombre. Sólo relájate. —Sus palabras
son apenas audible, pero yo las escucho. Y Ben parece calmarse mientras
el mismo lo procesa.
Reed levanta sus manos en señal de rendición.
—Es broma. Jesucristo. Solías tener un sentido del humor, Ben.
¿Qué diablos pasó?
Ben pone su mano en el respaldar de mi silla de nuevo, se cierne
sobre mí de una manera muy posesiva. Si no me equivoco, es como si
estuviera estacando su reclamo frente a Reed, al igual que lo hizo el otro
día en el muelle. Pero esta vez, no me opongo a ello. Esta vez, la sola idea
de ser de Ben no me enfurece. Me intriga. Quiero saber lo que se siente.
Pero él me invitó a salir el sábado como amigos, y los amigos no actúan de
esa manera con los demás. Así que esto no puede ser lo que está haciendo
en este momento. Es probable que esté cuidándome. Así que yo empujo
esos pensamientos hasta el fondo de mi mente y veo sus ojos cambiar de
nuevo a los míos. No le ha dicho nada más a Reed, pero no creo que lo
necesite. Sus acciones y conducta están hablando lo suficientemente alto
como por él.
—Te pasaré a buscar a las cuatro en punto. Creo que
sorprenderíamos a Nolan, así que no voy a decirle a donde vamos. —Su
tono es amable, todo nerviosismo y la agitación se ha ido, como si no sólo
tuviese un concurso de meadas con el chico con el que no estoy en una
cita.
Me meto mi cabello detrás de mi oreja.
—Asegúrate de que lleve su espada. Va a querer necesitarla. —Siento
su pulgar rozar a lo largo de mi espalda y ese pequeño ligero contacto
envía a mi mitad inferior en un frenesí.
—Ben. Ven aquí y ordena —dice Luke en voz alta, después de
haberse movido al mostrador. Él debe haber pensado que era seguro dejar
a su amigo solo con Reed. Eso o que tenía demasiada hambre para que le
siguiera importando.
Ben suelta mi silla con una sonrisa y roza mi hombro con su mano.
Estos pequeños toques me van a matar.
—Nos vemos el sábado.
—Está bien —dejo salir con voz temblorosa.
Se vuelve, disparando a Reed un ceño fruncido antes de caminar
hacia el mostrador. Y ahora está de espaldas a mí. Sus hombros en esa
camisa. Su culo en esos pantalones. Alguien puede que tenga que
recogerme del piso.
—Eres muy gracioso. —Miro a Reed, acompañado de la difícil tarea
de quitar los ojos de encima del glorioso cuerpo parado a no más de cinco
metros de mí—. Creo que recordaría tener dedos debajo de una mesa,
idiota.
—Espero que sí. —Sonríe antes de encogerse de hombros—. Está
todo bien. Nunca he visto a Ben conseguir ser todo soy hombre de las
cavernas, ésta es mi mujer. Es divertido sacarlo de quicio.
Ruedo los ojos antes de ceder a la permanente tentación en el
mostrador. No quiero mirar, pero teniendo en cuenta el hecho de que la
espalda de Ben está en mi dirección y él nunca sabría que estoy babeando
el frente de mi camisa, me lo permito. Escucho la voz de Reed cuando
entra en mi oído y sería grosero de mi parte no responderle. Además, soy
perfectamente capaz de responder a una persona mientras estoy pegada a
alguien más. Soy una mujer por el amor de Cristo. Podemos realizar varias
tareas de mierda a la vez.
—Mjmm Sí, yo también —le contesto. Ben saca su billetera de la
parte de atrás de sus pantalones. Donde su culo está. Ese. Culo. Es esta
entidad perfectamente esculpida en sí mismo. Debería haber sitios de
Internet dedicados a él. Clubs de fans. Desfiles incluso.
—Oh vaya. Eso suena muy divertido. Me encantaría hacer eso. —Le
respondo. Ben alza su mano hacia el hombro y se rasca la espalda, tirando
de su camisa apretada a través de sus músculos. Dios mío.
—Eso es una locura. Odio cuando pasa eso. —No tengo ni idea de lo
que Reed acaba de decirme. Ni idea. Su risa me llama la atención y volteo
mi cabeza rápidamente—. ¿Qué?
Sus ojos se deslizan de los hombres en el mostrador y vuelven a mí.
Él sonríe con gracia. —Sólo le pregunté cómo estaba tu emparedado, y me
respondiste con “eso es una locura. Odio cuando pasa eso”. —Su cuerpo
se sacude con una risa silenciosa.
Coloco rápidamente mi mano sobre mis ojos y agacho mi cabeza en
vergüenza. —Oh mi Dios. Lo siento mucho, Reed. Eso fue muy grosero de
mi parte. —Dejo caer mi mano y giro mi cuerpo hacia él por completo,
concediéndole toda mi atención—. Estoy prestándote atención, te lo juro.
Inclina la cabeza.
—¿Así que cuando debería prepararnos para el paracaidismo?
—¿Eh? —¿Paracaidismo? Infiernos no. Nunca estaría de acuerdo con
algo así.
—Dijiste que sonaba muy divertido y que te encantaría hacerlo. ¿Te
acuerdas? Hace apenas dos minutos cuando me estabas prestando
atención.
Abro la boca para disculparme cuando la puerta tintinea, haciendo
que mi cabeza gire rápidamente. Ben me sonríe antes de salir y ondeo la
mano como una chica fan desagradable tratando llamar la atención de su
celebridad favorita. Realmente bien. Me doy la vuelta y veo lo mucho que
esto está entreteniendo a Reed.
—¿He mencionado Ben y yo estamos probando todo este asunto de
ser amigos? No tengo la más mínima idea de lo que estoy haciendo. —
Llené a Reed en mí y la historia de Ben en Rocky Point, el otro día, dejando
de lado el pequeño detalle de volarme los sesos con los cinco orgasmos que
me dio. ¡Cinco!
—Es evidente. —Sonríe y lanza su arrugada servilleta hacia mí—.
Esto no va a funcionar.
—¿Qué?
—Amigos. Ben y tú. Apostaría dinero en ello. —Cruza los brazos
sobre el pecho, reclinándose en su silla. Está sonriéndome como si lo
tuviera en la billetera. Así como si ya estuviera sosteniendo mi dinero y
contándolo con arrogancia frente a mí. Oh la petulancia.
—¿Por qué estás tan seguro de que no va a funcionar? Puedo ser
amiga de Ben. —Imito su apariencia y me recuesto en mi propia silla—.
Podemos ser totalmente amigos. Va a funcionar.
—No va a funcionar, y te diré por qué.
—De acuerdo chico inteligente. ¿Por qué? —No vuelvas a decir a una
mujer que no puede hacer algo, porque vamos a morir tratando de hacer
esa cosa que estás tan seguro de que no podemos hacer. Creo que la raza
femenina es terca en su totalidad. Tal vez sea un error de diseño, pero lo
que sea. Estoy aquí para demostrar un punto.
—Porque… —se sienta hacia adelante, tirando de mi emparedado a
medio comer delante de él antes de tomarlo— …no sé tú, pero no suelo
follar con la mirada a mis amigos.
—¿Quién esta follando con la mirada? —casi grito. Gracias a Dios
que somos las únicas dos personas actualmente en la tienda de
emparedados. Pero no me salva de conseguir una mirada severa del
propietario detrás del mostrador—. No estaba follando con la mirada —le
susurro duramente.
—Y no voy a comer el resto de tu emparedado. —Sonríe
condescendientemente antes de tomar un gran bocado de mi emparedado.
Ruedo mis ojos, los ojos que no están follando con la mirada a nadie,
antes de responder.
—¿Cuál es tu opinión sobre él de todos modos? ¿Crees que es un
buen tipo?
Asiente y se traga su bocado.
—Sí, cuando no está amenazando con sacarme la mierda. —Nos
reímos y tomo un sorbo de mi agua—. Es muy bueno con su hijo. Incluso
cuando Nolan era un bebé, sólo sabía qué hacer con él. Y ni siquiera
estaba nervioso por ello. Estaría asustado hasta la muerte si alguien me
lanzara un bebé.
Me rio y lo veo meter el último pedazo de mi emparedado en su boca.
Podría decir simplemente por estar cerca a ellos una vez que Ben era
increíble con Nolan. Eran tan dulce juntos y Ben parecía el tipo de padre
que haría cualquier cosa por su hijo, que es exactamente como debe ser.
—Bueno, creo que cualquier estaría asustado si los bebés estuvieran
volando hacia ellos —contrarresto, siendo recompensado con una sonrisa
burlona y otra servilleta arrugada es arrojada a mi cabeza. Los dos nos
ponemos de pie y empujamos nuestras sillas para ponerlas en su lugar—.
Gracias por el almuerzo. Fue memorable, incluso sin el dedo follándome.
—Le guiño un ojo, él se encuentra incapaz de formar cualquier palabra con
la boca llena—. Eres un buen amigo, Reed.
Hace una mueca y se traga su masivo bocado incómodamente. —En
la zona de amigos como un jefe. —Me carcajeo ante su declaración, riendo
tan fuerte que mis ojos se llenaron de lágrimas—. No te preocupes. No eres
mi tipo de todos modos. Prefiero chicas realmente tontas con baja
autoestima y problemas de papi.
Lo dirijo en dirección a la entrada. —Oh, eso es bueno. ¿Problemas
de papi? ¿En serio?
—Diablos, sí. —Sostiene la puerta para mí y los dos caminamos a
nuestros vehículos—. Las chicas con problemas de papi siempre están
buscando un nuevo papi. —Él tira su cabeza hacia atrás, riendo a
carcajadas de sí mismo y la mirada de disgusto que actualmente estoy
dándole—. Nos vemos luego, Mia.
Sacudo mi cabeza con desaprobación. Hombres.
9
Traducido por Apolineah17
Corregido por Andrea95

odido Reed Tennyson.


No sabía a qué estaba jugando, pero estaba seguro como el
infierno de que lo iba a averiguar. Y no podía perder nada de
tiempo para hacerlo. No cuando él llevaba a mi chica a
almorzar y toda esa mierda. No estaba de acuerdo con eso.
No sabía cuáles eran sus intenciones. Sí sólo quería una
amistad con Mia, bien. ¿Algo más que eso? Mierda, no. Ella era mía y, al
parecer, podría necesitar un recordatorio.
Sé dónde vive Reed, así que paso por su casa después del trabajo.
Realmente nunca nos juntamos mucho, pero solía recoger a Tessa de su
casa todo el tiempo antes de que ella aprendiera a conducir. Su camioneta
está estacionada en el camino de la entrada, lo cual es algo bueno.
Realmente no me siento de humor para conducir por todas partes
buscándolo, pero lo haré si tengo que hacerlo. Esta mierda tiene que ser
aclarada esta noche. Después de estacionarme detrás de él, llamo a la
puerta principal y veo que su cabeza se asoma por la pequeña ventana de
al lado. Escucho un suave “mierda” antes de que abra la puerta y me
salude con las cejas levantadas.
Observa mi uniforme, manteniendo la mano en el pomo de la puerta.
—¿Estás aquí para arrestarme por llevar a Mia a almorzar ayer?
Porque si tengo que elegir, preferiría que me arrestaras en lugar que me
muelas a palos.
Me apoyo en la barandilla, ignorando el jodido tono inteligente que
parecen tener todas sus palabas.
—¿Qué demonios es lo que quieres con Mia?
Entonces se ríe y yo me enderezo, haciéndolo borrar la sonrisa de su
rostro. Realmente no quiero golpearlo, pero no está haciendo la decisión
fácil para mí. Lidiaré con las repercusiones después.
—Nada. Quiero decir, es una gran chica y me gusta pasar tiempo
con ella, pero sólo como amigos. Tal vez si no hubieras marcado tu
territorio habría intentado algo, pero no soy estúpido. No creo que esté
interesada en mí de esa forma de todos modos.
—No es una jodida toma de agua contra incendios para que la orine,
idiota. No te refieras a ella como un territorio. —Me le acerco, recordando
lo que dijo ayer en la tienda de bocadillos después de que Mia insistiera en
que ellos dos no estaba en una cita—. Y si alguna vez te escucho bromear
por ahí sobre tocar a Mia de nuevo, se va a necesitar mucho más que Luke
para que me impida destrozarte.
Pasa las manos por su rostro antes de dejar escapar un exhausto
suspiro. Dándose la vuelta, comienza a entrar de nuevo a su casa.
—¿A dónde diablos vas? —pregunto, dando un paso hacia adelante y
agarrando la puerta. Esta conversación se termina hasta que yo
malditamente la termine. Lo sigo dentro, deteniéndome al final del pasillo
que lleva a la cocina. Surge de la nevera con dos cervezas.
—Ten. Seguro como el infierno que necesito una de éstas y tal vez si
tienes una no estarás tan inclinado a asesinarme en mi porche. —Pone mi
cerveza en la encimera y se inclina contra la nevera, tomando un trago de
la suya—. De hecho, si vas a matarme, hazlo afuera, así al menos tengo
testigos. Y evita arruinar demasiado mi rostro. Estoy seguro de que mi
mamá preferiría un ataúd abierto.
—No voy a matarte. Podría hacer que no puedas caminar por un par
de días, pero todavía estarías respirando. Y no puedes culparme por
querer averiguar cuáles son tus malditas intenciones con mi chica. —Me
acerco a la encimera y agarro mi cerveza, manteniendo mi mirada sobre él
mientras tomo un sorbo.
—Mira, hombre, no estoy metiéndome con Mia. Lo juro. Pero me
gustaría seguir siendo su amigo y malditamente no creo que debería pedir
tu permiso para hacer eso.
Sonrío y tomo otro trago de mi cerveza. Tengo una gran cantidad de
músculo más que Reed, así que el hecho de que tenga las pelotas para
hablarme como si no pudiera limpiar el suelo con él, lo hace ganar mi
respeto.
—No, no tienes que pedirme permiso. Estoy bien con que seas amigo
de Mia. Sólo quería asegurarme de que no estabas intentando nada más
con ella. Estoy malditamente loco por esa chica.
Arquea una ceja hacia mí.
—¿En serio? No tenía ni idea. —Ambos nos reímos y se aleja de la
nevera y se mueve hacia mí—. ¿Estás malditamente loco por una chica de
la que estás tratando de hacerte su amigo? Eso tiene un jodido montón de
sentido —afirma sarcásticamente.
Hago una mueca.
—Estoy haciendo lo que es necesario. La tortura que voy a soportar
por no actuar sobre mis sentimientos valdrá la pena si ella me deja entrar.
—Él me mira con una mirada perpleja, como si se lo hubiera explicado en
otro idioma. Tomo otro sorbo de mi cerveza y frunzo el ceño—. Cuando
conozcas a una chica que te llegue de la manera en que Mía llega a mí, me
entenderás. Los amigos verdaderamente se agradan entre sí y necesito
agradarle. Ella nunca me amará si no le gusto en primer lugar.
Deja su cerveza con una sacudida de su cabeza.
—Tuve una chica que llegó a mí de esa forma y me jodió
completamente. No veo cómo algo de esto vale la pena. Eso por eso que
sólo estoy con las chicas por una noche. No pueden arrancarte el corazón
si no las dejas acercarse a él. —Lanza su botella de cerveza al bote de
basura—. Sin embargo, espero que funcione para ti. Creo que tienes una
buena oportunidad con ella por lo que he observado.
—¿Por qué piensas eso? ¿Te dijo algo? —Si Reed y Mia son amigos,
ella podría compartir cosas con él como lo hace con mi hermana. Y de
repente apoyo completamente su amistad si ayuda a mi causa. Me mira
con una sonrisa como si supiera cosas. Cosas que desesperadamente
quiero saber. Bajo mi cerveza y lo miro maliciosamente—. No vas a
decirme una mierda, ¿Verdad?
Sonríe de nuevo, más maliciosamente esta vez.
—No tengo mucho que decir. Pero una maldita persona ciega habría
visto la forma en que ustedes dos actuaron alrededor del otro ayer. Podría
haber incendiado el lugar y dudo que ninguno de los dos lo hubiera
notado. La pusiste tan nerviosa que apenas podía hablar y definitivamente
no estaba prestando atención a ninguna maldita cosa de lo que estaba
diciendo una vez que entraste a la tienda. Podría haberle pedido que se
embarazara de mis hijos y probablemente habría accedido sin saberlo. —
Sacude su cabello fuera de sus ojos y registra mi expresión molesta—. No
es que le hubiera preguntado eso. Estoy seguro de que has reclamado ese
útero.
Le hago señales de desdén con la mano, sosteniendo el cuello de mi
botella de cerveza con la mano libre.
—Me alegra hacer que sea difícil para ella formar una oración, pero
no necesito convencer a su cuerpo de que deberíamos estar juntos. Ya he
demostrado ese punto. —Agarra otra cerveza, ofreciéndome una, pero la
rechazo—. Sólo necesito que me vea como el hombre que soy ahora y no
como el idiota que solía ser. Y siendo amigos y demostrándole que no sólo
voy por su coño parece ser la mejor opción para mí.
—A menos que mantenga tu culo de forma permanente en la zona de
amigos. Todo el plan podría estallar en tu cara si no tienes cuidado. —
Camina alrededor de la encimera y se sienta en el sofá, encendiendo la
televisión.
No he pensado en la posibilidad de que eso ocurra. Pero dudo mucho
que Mia pueda ignorar la química que tenemos y sólo verme como un
amigo. La chispa entre nosotros es jodidamente palpable. El aire parece
crepitar cuando estamos en la misma habitación. Hay energía en ello, una
dinámica que prácticamente puedes ver ondulando entre nosotros.
Atrayéndonos juntos como partículas cargadas. No se puede negar eso. Y
una vez que ella me vea como el hombre que soy ahora y no como el chico
que solía ser, haré que mi propósito en la vida sea nunca dejarla sentir de
nuevo el tipo de dolor que una vez le causé.
—Oye, hombre, me voy a ir e iré a ver mi hijo. Gracias por la cerveza.
—Reed asiente hacia mí con un movimiento de cabeza antes de salir de su
casa. Me siento mejor ahora que sé a ciencia cierta que él no está tratando
de ligarse a Mia. Y no tengo ningún problema con él siendo su amigo. Es
un tipo decente. Siempre ha sido bueno con mi hermana. Pero si alguna
vez se pasa de la raya con mi chica, no dudaría en ponerlo en su lugar.

Me estaciono frente al complejo de apartamentos de Angie y subo las


escaleras rápidamente hacia su piso. Quiero decirle a Nolan que estará
pasando tiempo con Mia el sábado por la noche. Sé que lo esperará tanto
como yo una vez que comparta las noticias con él. Llamo a la puerta,
escuchando su voz ronca cantando en voz alta desde algún lugar en el
apartamento. La puerta se abre y Angie se queda allí de pie luciendo
menos que contenta de verme.
—Genial. Ahora nunca voy a conseguir que se vaya a dormir. —Se
hace a un lado y me hace señas para que entre—. Ha estado riñendo
conmigo durante la última hora y mis nervios están arruinados. —Puedo
escuchar la voz de Nolan viniendo desde abajo del vestíbulo donde están
las habitaciones. Suena muy animada, pero eso es bastante normal para
él.
—Lo pondré en la cama. Quiero hablar con él de todos modos.
Cierra la puerta de la entrada y se mueve lejos de mí, hacia el sofá.
—No lo mantengas despierto con otra historia. Ya le he leído cuatro
veces y si no se va pronto a la cama, estará malhumorado como el infierno
en la mañana. —Comienza a hojear una revista, aparentemente
terminando de darme un sermón, lo cual es algo bueno porque
jodidamente he terminado de escucharla. Si alguien necesita consejos
sobre crianza de nosotros dos, estoy seguro como el infierno que no soy yo.
Camino por el pasillo y me detengo en la puerta de Nolan,
apoyándome en el marco de la puerta. Está tratando de mantener parado
a su dragón de peluche en el extremo de la cama, sosteniendo su espada
con la mano libre. Lo observo con una sonrisa mientras consigue que su
amigo favorito para dormir se quede de pie sobre el reposapiés de madera
antes de que lo derribe con un poderoso golpe.
—¿No se supone que estés en la cama, amiguito? —Sus ojos se
iluminan y baja de la cama, corriendo hacia mí. Lo levanto y le planto
besos por todo el rostro.
—¡Papi! ¡Etás aquí!
—Shhh —digo contra su cabello, llevándolo a la cama. Se arrastra
bajo las mantas y me acuesto junto a él, acurrucándolo dentro—. Mamá
dijo que se suponía que tenías que estar en la cama desde hace un rato.
Tira de los botones de mi uniforme.
—No toy canzado —su voz se rompe en un bostezo y trato de ocultar
mi risa—. ¿Puedes leedme una hitodia? —Se ve totalmente agotado y sé
que nunca llegaré a un par de páginas antes de que caiga dormido. Sigue
jugando con los botones de mi camisa, sus ojos soñolientos cerrándose
cada par de segundos.
—No esta noche. —Me apoyo en la cama y agarro su dragón de
peluche, entregándoselo. Lo lleva hacia él con fuerza, acercando una de las
orejas del dragón a su boca como siempre lo hace. Se queda dormido de
esa forma todas las noches y siempre se despierta si el dragón se cae de la
cama a mitad de la noche y ya no lo tiene en su agarre. Paso un dedo por
su nariz y me enfoco en su rostro, repitiendo el gesto.
—¿Adivina quién va a pasar tiempo con nosotros el sábado por la
noche?
Su boca suelta la oreja.
—¿Quién?
Sonrío.
—La Princesa Mia.
Su sonrisa con hoyuelos ilumina su rostro por completo e
inmediatamente se pone de rodillas.
—¡Pincesa Mia! ¡Sísísísísí! —Salta en la cama y lo hago guardar
silencio, metiéndolo bajo los cobertores de nuevo—. Me guta la Pincesa
Mia, papi —dice con voz más suave antes de meter la oreja del dragón de
nuevo en su boca.
Me inclino y lo beso en la frente.
—A mí también, amiguito. —Cierra los ojos y comienza a canturrear
contra el dragón. Me acomodo en mi lado, observando su cuerpo relajarse
por completo y escuchando el bajo sonido que hace volverse más y más
suave. Cuando sé que está dormido, me escabullo fuera de la habitación,
dejando la puerta entreabierta. Angie todavía está en el sofá viendo su
revista, pero la lanza sobre la mesa de café cuando entro a la habitación.
—Sabes, pasándote por aquí durante la semana y metiéndolo a la
cama sólo lo confunde.
Camino hacia la puerta principal pero me detengo y me doy la vuelta
después de su declaración.
—¿De qué demonios estás hablando?
Se pone de pie, golpeándome con su expresión más irritada. Me
preparo para cualquier argumento de mierda que está a punto de
comenzar. Sería bueno tener un momento viendo a Angie y no tener que
hablar con ella, pero parece determinada a ser una perra conmigo sobre
algo cada vez que puede.
—Él va a comenzar a esperarlo. Ya quiere que seamos una familia y
cuando vienes aquí y lo metes a la cama sólo hace que piense que somos
una. —Da un paso cerca de mí, bajando la mirada a sus pies. Conozco
esta táctica. Lo hace cuando quiere que me sienta mal por algo. Nunca
funciona y me sorprende que siga usándola. Levanta la mirada hacia mí,
sólo sus ojos, manteniendo su cabeza baja—. Probablemente va a
despertarse preguntándose si todavía estás aquí y entonces cuando no lo
estés, eso simplemente lo molestará.
—Estás perdiendo el tiempo tratando de hacerme sentir culpable. Si
quiero venir aquí y darle las buenas noches a mi hijo en noches que,
técnicamente, no son mías, lo haré. Él sabe que nosotros tres no somos
una familia. Me tiene y te tiene a ti, pero nunca nos tendrá a los dos
juntos.
Su cabeza se levanta bruscamente, la fachada herida
desapareciendo.
—Dios, eres un imbécil. ¿Qué diablos estaba pensando cuando
terminé contigo en primer lugar?
Sigo mi camino hacia la puerta.
—Ninguno de los dos estaba pensando —argumento. Porque no
estaba pensando esa noche. Su hubiera estado sobrio, no me habría
acostado con Angie. Después de hablar con ella durante un minuto habría
visto qué tipo de persona era. Una egocéntrica y manipuladora mocosa.
Parecía alegrarse por mi miseria y no habría durado más de un minuto en
su presencia si no hubiera estado ebrio. Agarro la manija de la puerta y
miro detrás de mí donde ella se ha dejado caer de nuevo en el sofá,
haciendo pucheros como una niña que acaba de ser reprendida. —Nunca
lo cambiaría. —Sus ojos se encuentran brevemente con los míos antes de
que ella los deje caer al suelo, asintiendo para transmitir la comprensión
de lo que quiero decir. Odio a Angie pero amo el regalo que me dio. Nolan
me hace un mejor hombre. Me duele imaginar no tenerlo, y siempre me
sentiré en deuda con ella por no elegir el aborto.
—Lo recogeré después del trabajo el viernes —digo. Me reconoce con
otro movimiento de cabeza pero su mirada nunca abandona el lugar en el
suelo en el que está haciendo un agujero. Cierro la puerta de su
apartamento detrás de mí y me dirijo hacia mi camioneta.
Siempre será así con Angie. Incluso dándole lo que quiere: nosotros,
no cambiará la persona que realmente es. Es una perra por naturaleza y
estoy atado a ella por el resto de mi vida. Pero no importa cómo me trate.
Puede vomitar todo su veneno sobre mí y yo jodidamente lo tomaré. Me dio
a mi hijo. Y eso es lo único que importa.
10
Traducido por Annie D & Aleja E
Corregido por Elizabeth Scarhood

ué hay de malo en lo que estoy usando? —Me dirijo


hacia mi mejor amiga que está actualmente hurgando
en mi ropa. Para mi cita, no, salida amistosa con Ben y
Nolan, escojo unos vaqueros ajustados y una camiseta blanca. Creo que
esto es muy apropiado para ir a un espectáculo medieval con cena como
amigos, pero Tessa tiene otras ideas. Las prendas de vestir están siendo
lanzadas en el aire mientras se queda escondida en el closet que estoy
ocupando por el verano. Doy un paso detrás suyo y empiezo a agarrar la
ropa en el aire—. ¿Te importa? Vas a planchar todo esto después de que
los recojas. —Arrojo el puñado de ropa que he conseguido atrapar en mi
cama.
Tessa emerge del closet con mi falda de jean más pequeña y un top
de tubo. —Desnúdate. Metete en este pequeño número caliente, y te
garantizo que mi hermano estará desenvolviéndote con sus dientes más
tarde esta noche.
Mi mejor amiga tiene una sola cosa en mente. Una cosa muy sucia
en mente.
Arranco el pequeño número caliente que definitivamente no voy a
llevar fuera de sus manos. —Esta no es una cita por lo que no habrá
ningún desenvolvimiento sucediendo. —Lanzo el atuendo en la cama y
continúo cepillando mi cabello frente al espejo—. Te lo dije, estamos
pasando el rato como amigos. No tengo necesidad de estar vistiendo algo
revelador.
Se deja caer en la cama, suspirando dramáticamente porque se trata
de Tessa de quien estamos hablando. —¿Quién demonios va de una noche
de increíble sexo ardiente y caliente, a salir como amigos? ¿Ambos se
golpearon con una roca grande cuando saltaron de esos acantilados el
pasado fin de semana? ¿Está tu cerebro actualmente inflamado y
causando que actúes como una completa idiota?
Sujeto la mitad de mi cabello antes de girarme y mirarla. —Ahora
sólo estoy acostumbrándome a la idea de no odiar a Ben por el resto de mi
vida. ¿Tienes alguna idea cuan decidida me encontraba con ese plan de
juego? Estaba cerca de tener un muñeco vudú de él.
—Y ahora ustedes dos han tenido sexo, y sólo van a pretender que
no lo hicieron.
Gruño mi frustración y le disparo una mirada severa. —Nadie está
pretendiendo nada. Me pidió que le diera una oportunidad y se la estoy
dando. Como amigos. Sería realmente una mierda de mi parte no hacerlo.
―Me doy la vuelta y sigo jugando con mi pelo. No hay manera de que
podría pretender que Ben y yo no compartimos esa única noche juntos. Si
era posible de olvidar, ya me habría olvidado de ella. Dios sabe que no
quería estar reviviéndola cada noche sola en mi cama. Ese recuerdo se iba
a quedar alrededor permanentemente. Y que recuerdo.
—No veo por qué no le puedes dar una oportunidad mientras está
entre tus piernas. Al menos conseguirías algo de alivio si te estuviera
follando en la zona de amigos.
—¡Pincesa Mia! —La voz ronca de Nolan viene haciendo eco por el
pasillo.
—¡Espera un segundo! —Giro mi cabeza hacia una Tessa
sonriente―. Realmente espero que tu sobrino no escuchara eso. —La
regaño, pero simplemente se encoge de hombros en respuesta. Agarro mi
teléfono y lo meto en mi bolsillo, dando un paso delante del espejo por
última vez. Mi cabello definitivamente no se está comportando, haciendo
esta extraña cosa rizada en la parte inferior que no me gusta nada. Y por
supuesto, entre más lo intento, peor se pone. Refunfuño mi irritación en
voz baja.
—Mjmm —se burla Tessa—. Sólo amigos mi culo.
La ignoro y aplico un poco de brillo de labios. —¿Qué pasa contigo y
Luke? ¿Van en serio?
Gira sobre su espalda, gimiendo juguetonamente. —Luke es
divertido. Muy divertido. De la diversión de átame y se dueño de mi
cuerpo.
Debería estar sorprendida por esa descripción, pero no lo estoy.
Tessa está en cualquier cosa que involucre hombres. Especialmente
cuando se trata de cosas divertidas. —¿Pero no es diversión seria?
—No lo sé. Me gusta y le gusto. No necesito nada más que eso. —Nos
miramos en el espejo. Quiere decirme más, puedo notarlo, pero decide no
hacerlo y me da una sonrisa tímida en su lugar—. ¿Cuántos condones vas
a llevar contigo esta noche?
—Eres ridícula. —Le muestro el dedo por encima de mi hombro,
caminando por el pasillo y hacia la sala de estar. Nolan está balanceando
su espada en el aire detrás del sofá, matando a enemigos invisibles, pero
mis ojos no permanecen ahí. No pueden. No cuando él está en la
habitación. Toda mi atención es magnéticamente jalada en la dirección de
Ben, que está apoyado en el mostrador. Se endereza cuando me ve,
derritiéndome con su sonrisa que brilla como una bombilla de mil vatios.
Si estuviera llevando tacones en este momento, definitivamente me
hubiera tropezado.
—Hola —dice haciendo girar las llaves en su dedo. Es muy informal,
como cualquier saludo normal entre amigos, pero su saludo hace que mi
columna vertebral hormiguee y los dedos de mis pies se doblen. Dios,
¿cómo hace eso? ¿Cómo convierte un simple hola en mucho más que eso?
Siento que hola se acomoda entre mis piernas y echa raíces allí de forma
permanente.
—Hola —respondo, tratando de sonar tan segura y firme con toda
esta cosa de la amistad como él lo hace. Sin embargo, mi hola sale roto y
débil, revelando mi ansiedad. Aunque, incluso si no hubiera hablado, estoy
segura de que mi lenguaje corporal estaría mostrando mi nerviosismo para
que todos lo vean. Estoy completamente rígida y la conversación con Tessa
que sólo sucedió hace unos momentos está reproduciéndose en círculos en
mi mente.
Sexo ardiente y caliente.
Follando en la zona de amigos.
Condones.
Oh Dios, no te mojes en este momento. Dejo caer mis ojos en Nolan,
necesitando una distracción.
—¡Pincesa Mia! —Corre hacia mí y me agacho, bajándome a su nivel.
Mis preocupaciones y deseos se quedan por encima de mí mientras me
concentro en su ternura—. Papá dijo que vamos a una soplesa. —Se
acerca y pasa su dedo por mi nariz y hago lo mismo con él. Su pequeño
rostro se arruga después.
—Vamos. Pero tengo que hacerte una pregunta antes de que
vayamos. —Sus ojos se ponen aún más grandes, azul grisáceo al igual que
su padre, mientras espera por mí—. ¿Alguna vez has estado en un
verdadero castillo, Sir Nolan? —Sacude su cabeza y su boca se abre—. ¿Te
gustaría ir a uno en este momento?
Nunca he visto a nadie pasar de una emoción a otra tan
rápidamente. Si parpadeaba, probablemente me lo hubiera perdido.
Comienza a saltar de arriba a abajo, casi tumbándome sobre mi culo en el
proceso. —¡Un catillo deal! ¡Papi! ¡La Pincesa Mia dijo que podemos ir a un
catillo deal!
Ben se ríe mientras me pongo de pie. —¿Estás listo para ir,
amiguito? —Levanta a un Nolan retorciéndose y me sonríe dulcemente—.
¿Estás tú lista, Princesa Mia?
¿Lo estoy? ¿Para la amistad con un hombre de quien no puedo dejar
de pensar? Sexo ardiente y caliente. Mierda. Fuerzo un asentimiento y
trago mi miedo. —Muéstrenme el camino, nobles caballeros.

La emoción de Nolan era contagiosa y aumentaba mientras la tarde


pasaba. Cuando nos detuvimos en frente del castillo, no podía salir de la
camioneta lo suficientemente rápido y prácticamente corrió hacia el
castillo. Cuando obtuvo su foto tomada con el Rey, no podía apartar sus
ojos de él, incluso cuando Ben y yo le dijimos que nos mirara así podíamos
tomar las fotos con nuestros teléfonos. Lo miró con ojos del tamaño de
platos, su boca formando una pequeña O. Fue la cosa más linda que
alguna vez haya visto. Y cuando el show comenzó y Nolan llegó a ver a los
caballeros en acción, compitiendo y luchando con espadas justo en frente
suyo, no creo que parpadeara ni una sola vez.
Y luego estaba Ben. Seguí capturando sus miradas toda la noche,
encontrando sus ojos cada pocos minutos cuando no podía evitar mirarlo.
Estoy segura de que mi lucha era obvia, considerando que me atrapó cada
una de las veces en la que cedía a mi tentación. Pero la mirada que me
lanzaba no era a la cual me encontraba acostumbrada. No era la mirada
que me daba cuando sabía que pensaba en hacer cosas con mi cuerpo.
Esa mirada me era familiar. El cambio avaro en sus ojos, la tensión en su
mandíbula, la forma en que sus fosas nasales se dilataban como si fuera
un perro pitbull enjaulado. Pero no tuve esa mirada esta noche. En lugar
de la sed cruda que he visto en sus ojos en más de una ocasión, vi
ternura. Un afecto amistoso. Me miró con dulzura pero no había nada
detrás de eso. No el hambre subyacente.
Y Dios, quería ser devorada por él.
—Está completamente desmayado —observo, caminando junto a
Ben y enfocándome en el rostro exhausto de Nolan. Me acerco y peino su
salvaje cabello castaño de la frente, sonriendo a su estado de
somnolencia—. Ni siquiera creo que un dragón real podría despertarlo en
este momento.
Ben abre la puerta trasera de su camioneta, riéndose en voz baja al
ver el rostro de Nolan mientras se despega su hombro. —Me imaginé que
caería fuerte después de todo esto. —Abrocha a Nolan en su silla del auto,
cerrando la puerta y agarrando la manija de la puerta del pasajero—.
Puede que haya retenido su siesta hoy con la esperanza de llegar a hablar
contigo a solas en el camino de regreso. A mi hijo le gusta monopolizar la
conversación, como ya fuiste testigo en el camino para llegar aquí.
Sonrío, subiendo al camión después de que mi puerta fue abierta
para mí.
Nolan habló sin parar en el camino para el espectáculo con cena, y
cada vez que Ben trató de hablar conmigo acerca de algo que no fuera
dragones o caballeros, Nolan interrumpiría adorablemente y cambiaría el
tema. Estaría mintiendo si dijera que no estoy agradecida por la siesta
perdida de Nolan.
Me instalo en mi asiento y me abrocho el cinturón. —No puedo decir
que lo culpo. Los dragones y caballeros son mucho más emocionante que
lo que Tessa y yo hicimos hoy.
Cierra mi puerta y se mete en el lado del conductor, encendiendo el
camión y alejándolo del castillo. Aspiro, tomando la esencia de Ben que
completamente ha llenado el espacio entre nosotros. Huele a puro Ben. No
colonia, sólo él. Como un hombre que sabe exactamente cómo complacer a
una mujer. Mierda. No vayas allí. ―¿Cómo está tu mamá? Tessa mencionó
hace unos meses que se encontraba realmente enferma. ¿Es cáncer de
mama?
Cruzo una pierna sobre la otra, inclinando mi cuerpo hacia él. Una
de sus manos se mantiene firmemente plantada en el volante mientras la
otra se relaja en la consola entre nosotros. Estoy pegada a sus dedos,
dedos de los que estúpidamente dudé esa noche. No pensé que habría una
posibilidad en el infierno que me prendería de la manera que lo hizo. Y
ahora qué sé lo que esos dedos son capaces de hacer, estoy fascinada de
ellos. Realmente no puedo dejar de mirarlos. La longitud, el grosor, las
malditas puntas me tocaron como un disco. Quiero que suba su mano así
puedo ponerme a horcajadas sobre sus dedos y montar mi orgasmo
reprimido en este momento, pero eso no va a suceder. Se aclara la
garganta, ganándose mi atención y rápidamente me recordó la pregunta
que me hizo antes de que deambulara a la tierra la-la de follar con dedos.
Pinto en mi cara la más convincente de no fantaseaba sobre lo que
podrías hacerme y respondo―: Sí. Lo está haciendo muy bien ahora. Los
tratamientos no la hacen sentir tan mal como lo hacían al principio. Era
horrible cuando los comenzó. —Me mira y me da una sonrisa simpática―.
No quería comer nada y no tenía la fuerza para levantarse de la cama. No
podía dejar su lado durante más de unos pocos minutos porque se sentía
mal constantemente.
―¿Pero lo está haciendo mejor ahora? ¿Todavía lo tiene? ―pregunta,
volviendo a la carretera principal que llevaba a Ruxton.
Asiento una vez. ―Sí, todavía lo tiene, pero supongo que los
tratamientos están funcionando porque está mucho mejor que antes. Creo
que ha recuperado la mayoría de su fuerza. —Inclino mi cabeza hacia
atrás contra el respaldo del asiento, cambiando mis ojos del perfil de Ben
hacia la carretera en frente de nosotros―. Simplemente, no sé lo que haría
si algo le pasará. Es la única familia que me queda, además de mi tía.
La mano que había anhelado que me tocara se acerca y agarra la
mía. La aprieta con suavidad, reconfortándome. ―Nada va a pasarle. Y ella
no es la única familia que tienes. Tessa te patearía el culo si te oyera decir
eso.
Me río y me sonríe. Sus ojos se desplazan hacia nuestras manos.
Después de un suave apretón, deja la mía. Reprimo mi decepción y junto
mis manos en mi regazo. ―Así que, Oficial Kelly. —Dios mío, ¿eso tiene un
anillo en ello o qué?
Destellos de imágenes las cosas que hizo en ese uniforme delante de
mis ojos son demasiadas rápidas para enfocar. Parpadeo rápidamente a
medida que sus ojos se encuentran con los míos y se oscurecen. Y esa
mirada, la mirada que me da está conectada directamente al lugar
pulsante entre mis piernas. Me aclaro la garganta y los pensamientos
sucios de mi mente. —¿Te gusta ser policía? —Buena escapada. Escondo
mi cara sonrojada detrás del mechón de cabello que se cayó de mi pinza,
cambiando mi atención a la carretera en frente de nosotros. Mi cuerpo se
pone rígido cuando su mano me roza la cara, metiendo mi cabello detrás
de mi oreja.
—Lo hago —responde con frialdad, como si no me hubiera tocado.
Como si fuera absolutamente resistente a los toques. Su mano regresa a
su regazo antes de que continúe, con sus ojos regresando a la carretera
mientras los míos se descuidan por completo. Estoy demasiado centrada
en él y su voz suave. —Nunca es aburrido, eso es seguro. Además Nolan
consigue ventaja de ello. ―Su labio se curva en una sonrisa―. Cuando no
está jugando a los caballeros, está jugando por lo general a los policías y
ladrones conmigo.
Miro al asiento de atrás hacia un pequeño niño con mucho sueño
cuya cabeza está encorvada contra su asiento de coche. —Realmente es el
niño más lindo que he visto en mi vida. —Tomo la espada de madera de su
mano y la coloco en el asiento a su lado. —Ben, has criado a este increíble
niño. Si alguna vez tengo mis propios hijos, espero que resulten tan
impresionantes como Nolan.
Nuestros ojos se encuentran. —Si hay alguna mujer que nació para
ser madre, eres tú.
Realmente quiere decir lo que dice. Puedo sentirlo. Me acomodo en
mi asiento y me quedo mirando su perfil. —¿En serio? —Nunca he
pensado mucho en tener hijos, sobre todo porque nunca me he imaginado
la persona con quien tenerlos. Cuando has pasado veintitrés años sin un
novio, es difícil imaginar tener un marido.
Me mira como si le acabara de preguntar la pregunta más ridícula.
Tiene un pliegue profundo en la frente y un curioso gesto. ―¿Estás
bromeando? Mira cómo eres con Nolan.
Sacudo la cabeza en desacuerdo. —Nolan es fácil de tratar.
Probablemente quiere a cualquiera que juegue a los caballeros y princesas
con él.
—No eres cualquiera. Nombraste caballero a mi hijo, de lo cual no ha
dejado de hablar, le diste el recuerdo de esta increíble noche, y hace la
cosa de la nariz contigo.
Frunzo el ceño con confusión. ―¿La cosa de la nariz? Ah, ¿te
refieres a cuando recorre el dedo por mi nariz? ¿Eso?
—Sí. ¿Sabes que sólo hace eso conmigo? —Sale de la autopista y
entra a la carretera que conduce de vuelta a la casa. Niego con la cabeza y
lo ve antes de continuar—. Nunca lo he visto hacer eso con nadie. Ni con
Tessa, ni con mis padres, y definitivamente no con su madre. No sé por
qué lo hace, pero él sólo hace eso conmigo.
De repente me siento muy mal, como si hubiera irrumpido una
actividad de unión privada entre Ben y Nolan. —Lo siento. Me lo hizo
cuando me desperté el otro día y se lo regrese por reflejo. No sabía que era
algo suyo.
—Mia, relájate. Me gusta que haga eso contigo. Me gusta que eso sea
algo que tú y yo compartamos con él. Sólo te conoce por una semana y ya
ha formado este vínculo especial contigo. Serías una madre increíble.
―Hace una pausa, mirando por el espejo retrovisor—. Serías mejor que la
que tiene.
—¿No es buena con Nolan? —Hay preocupación en mi voz, pero la
idea de que alguien no sea bueno con Nolan hace hervir mi sangre. Sin
embargo mantengo esa emoción escondida.
Ben niega con la cabeza. —No pasa tiempo con Nolan porque quiere.
Lo hace para que él no pase tiempo conmigo. Nunca ha sido una buena
madre para Nolan. Cuando era un bebé, se negó a amamantarlo porque
estaba muy preocupada de que eso arruinaría su cuerpo. Le supliqué que
lo hiciera porque sabía que sería bueno para Nolan, y se negó. —La mano
que está sujetando el volante la aprieta con más firmeza—. No me gusta
dejarlo con ella, sabiendo que probablemente está descuidando. Algo
podría sucederle porque no le presta atención y ese pensamiento... —su
voz se apaga y no pienso, sólo me muevo.
Empujo la guantera y me deslizo a través del asiento, tirando de su
mano libre a la mía. —Nada va a pasarle. No puedes pensar así, eso te va a
volver loco. —Me mira, con nuestros cuerpos presionados uno contra el
otro. Aprieto su mano como hizo con la mía cuando me estaba consolando
hace unos momentos—. Te preocupas por él porque es tu hijo, pero no
puedes dejar que esa preocupación te carcoma. Sólo céntrate en tu tiempo
con Nolan. Concéntrate en hacerlo feliz cada segundo que estás con él,
porque esa carita te lo pagara sonriendo. —La camioneta se detuvo frente
a la casa en algún momento de mi discurso, pero no tengo ni idea de
cuándo. Estoy puramente enfocada en aliviar su mente perturbada.
Viéndolo de esta manera es desgarrador.
Me mira con fascinación. —Le has dado a mi hijo más en una
semana que su madre en tres años. No tienes idea de lo que eso significa
para él. Lo que esto significa para mí. —Traga mientras baja la mirada a
nuestras manos que se entrelazan en mi regazo—. ¿Cómo no vi a esta
chica increíble hace nueve años? —Su pulgar roza la piel de mi mano,
frotando suavemente.
No sé qué contestarle, así que lo veo estudiar nuestras manos en su
lugar, admirando sus rasgos mientras admira nuestra conexión. Sus
largas pestañas oscuras y pómulos prominentes. Él parece estar atraído
por la mera visión de nuestras manos, pero esa mirada de interés no se
detiene. Exhalando con fuerza, casi frustrante, él desliza su mano de la
mía y no pasa por mi mirada para mirar el tablero. —Es tarde.
Probablemente debería llevar a Nolan a la cama.
Los amigos no se dan la mano. Los amigos no se sientan tan cerca. Y
Ben sabe estas cosas. No me importan cuáles son las reglas de amistad
porque no estoy segura de querer a Ben como un amigo. No cuando me
hace sentir así. Pero esa debe ser la forma en que me está viendo, ya que
está rompiendo nuestro contacto. Me deslizo de nuevo hacia mi lado y abro
mi puerta, saltando fuera de la camioneta. Abro la puerta de atrás e
inclino mi cabeza en el interior, dándole un beso en la sien de Nolan.
―Buenas noches, Sir Nolan —susurro, al verlo moverse un poco. Levanta
la mirada con brillantes ojos grises que me están estudiando—. Buenas
noches, Ben.
—Buenas noches —dice con una sonrisa controlada, diferente de su
sonrisa de costumbre que me hace olvidar a respirar.
Voy a cerrar la puerta, pero me detengo, volviéndome hacia Ben.
―Lo siento mucho por romper tu estéreo.
―¿Qué?
Me estremezco al recordarlo. —¿Recuerdas el verano antes de
mudarme? Fui a tu habitación para tomar prestado el estéreo y se me cayó
de tu escritorio, rompiéndolo. Lo siento mucho por eso.
Sacude la cabeza, frunciendo el ceño. —¿Qué te hizo pensar en eso?
Me encojo de hombros. —No lo sé. Pero, Dios, me acuerdo lo enojado
que estabas. Me odiaste ese día.
Su mirada cae brevemente antes de volver a la mía. —Mia, ¿me
haces un favor? No te disculpes por cosas que pasaron entre nosotros
antes. Podrías haber roto todo en mi habitación y no habría justificado la
manera en que te traté en ese entonces. No me debes una disculpa.
Nunca. ¿Está bien?
Sonrío tímidamente y asiento. —Está bien. Buenas noches.
—Buenas noches.
Camino dentro, voy directamente a mi dormitorio y colapso en mi
cama. Esta noche fue increíble. Fue la mejor no cita en la que he estado.
Me encantaba hablar y salir con Ben, lo cual parecía una locura teniendo
en cuenta lo mucho que odiaba la sola presencia de él. El chico que una
vez deseé que nunca existiera era ahora es el hombre con el cual quería
pasar cada segundo. No me aferraba a ese odio que una vez tuve. No
podía. No cuando el hombre que era ahora me hacía sentir cosas que sólo
he leído en los libros. Termine de tratar de olvidar que le di una parte de
mí que nadie más volvería a tocar. Quería que él la tenga. Quería que
tenga cada pieza de mí. Benjamin Kelly se estaba convirtiendo en todo lo
que siempre he querido y estaba finalmente dispuesta a admitírmelo.
En el mismo momento que cierro mis ojos, Tessa se balancea por mi
puerta abierta y se acerca a la cama, acostándose junto a mí. Espero que
el interrogatorio comience, pero no viene, lo cual es impactante. Dándome
la vuelta, me doy cuenta de su expresión preocupada.
—Estoy retrasada —dice con los ojos fijos en el techo.
—Para… —Y entonces lo entiendo. Las chicas sólo utilizan esa frase
por una cosa cuando está emparejada con la mirada que está llevando en
estos momentos—. Dios mío. ¿Qué vas a hacer?
Finalmente me mira pero no responde. No tiene por qué. Su rostro
está revelando lo que tiene que decir.
No tiene ni una puta idea.
11
Traducido por evanescita
Corregido por Nyssa

uería decirle que se veía hermosa esa noche.


Quería envolver mi brazo alrededor de su hombro y abrazarla
contra mi pecho cuando se deslizó a mi lado en mi camioneta.
Quería besar esos labios carnosos suaves antes de que entrara
en la casa.
Pero no lo hice.
No podía hacer ninguna de esas cosas. No cuando tenía muy claro
que esta noche no era una cita.
Estoy tratando de ganarme la confianza de Mia y asaltarla en mi
asiento no es la manera de hacerlo. Si actúo por mis impulsos, sería joder
el progreso que he logrado hacer de alguna manera. Me habla ahora en
lugar de dejarme fuera. Está pasando tiempo conmigo en lugar de huir. O
saltar desde acantilados. No puedo perder lo que tengo con Mia. Y mi polla
me puede odiar todo lo que quiera, pero soy inflexible acerca de mantener
las cosas amigables con ella por ahora.
Cuatro días. Ese es el tiempo que pasé sin verla antes de que me
encontrara conduciendo a casa de mis padres después del trabajo. Y
créanme cuando digo que esos cuatro días fueron los más largos de mi
vida. Gracias a Dios yo tenía un trabajo, de lo contrario estoy seguro de
que me hubiera vuelto completamente loco sin una distracción. Luke
disfrutó inmensamente de mi miseria, asegurándose de señalar cada vez
que traje el nombre de Mia a la conversación que tenía que ver todo con
trabajo y nada que ver con ella. Y fue miserable. Mantener mis
pensamientos de su apretado coño y centrarme en la amistad que estaba
construyendo con ella. Y si mi mente no era lo suficientemente fuerte para
filtrarse por sí sola, comenzó a mandarme mensajes de texto que estaban
volviéndose cada vez más sexuales. Al parecer, Mia y yo ahora éramos el
tipo de amigos que bromeaba sobre el sexo. Estaba tan jodidamente
cómoda conmigo ahora que nada estaba fuera de límites para ella. Y no le
importaba preguntarme si yo estaba bien con eso antes de que nos
cambiara a esa categoría.
Mia: ¿Crees que es posible adquirir túnel carpiano de
masturbarse demasiado?
Ese fue el primero que me mando. Mi cerebro se inundó de
inmediato con imágenes de ella tocándose, y tomó hasta la última gota de
fuerza en mí, no detenerme antes para contestarle. Debería haber
respondido algo como esto:
Yo: Mia, no creo que esto sea una conversación de amigos
apropiada para tener. Y somos amigos, así que no vayamos allí.
Pero no, soy una mierda completa con cero fuerza de voluntad. Así
que a su vez, le respondí con esto;
Yo: Si es posible, ya lo tendría.
Sip. Ahora sabe que estaba masturbándome como un loco. Lo cual
era la pura verdad. Tenía la esperanza de que eso fuera un error de su
parte y que se daría cuenta y no me tentaría con otro texto como ese otra
vez. Mi polla palpitaba suficiente con la ayuda de las imágenes que estaba
poniendo en mi cabeza. Pero, al parecer, fue sólo el comienzo.
Mia: ¿Cuál crees que es mi mejor característica? Tessa dice mis
piernas, pero estoy pensando que mis tetas. ¿Qué piensas?
¿Qué piensas? ¿En serio? Estaba convencido de que trataba de
matarme. Era un ángel y un diablo envuelto en un paquete que no podía
rechazar. Uno que quería desesperadamente doblar sobre mi cama y follar
en la mañana. No podía ignorarla. Éramos amigos, y si éste era el tipo de
amigos que quería que seamos, entonces podría ser eso. Sería difícil
constantemente, pero seamos sinceros, estar cerca ya estaba haciendo que
sea un problema. Así que decidí a ir a por ello y contestar con sinceridad.
Yo: Tetas, boca, culo, piernas. En ese orden.
Pensé que era de oro. Pensé que iba a ser capaz de manejar estos
textos sexuales y no tener mi polla en mi mano las veinticuatro horas al
día. Y lo habría sido, si ella no hubiera subido las apuestas.
Mia: ¿Los chicos prefieren a una chica que se lo traga o a una
chica que lo escupe? Quiero decir, ¿no es el acto general de chupar a un
chico lo suficiente para hacerlos felices? ¿Realmente importa lo que
hago con su semen?
Hija de puta. Este texto será releído varias veces, sobre todo cuando
esté masturbándome. Especialmente esa última frase. La implicación de
que mi semen este en su boca era demasiado para mí. Estaba débil. Débil
y más cachondo de lo que he estado en toda mi vida. Lo suficientemente
débil para darle una respuesta.
Yo: Es jodidamente caliente cuando una chica se lo traga. Pero
sí, el acto en sí es suficiente para que a la mayoría de los chicos no les
importe de una manera u otra.
No es gran cosa. Era perfectamente capaz de manejar cualquier cosa
que me lanzara. O eso creía yo.
Mia: Estaba tan increíblemente encendida hoy. Los chicos son
afortunados. Pueden esconder sus erecciones y seguir con su día como
si ellos no tuvieran duro el pene. Las chicas no pueden hacer eso. Tuve
que cambiar mis bragas dos veces antes del almuerzo.
Eso es todo. Agito mi bandera blanca en señal de rendición. No le
doy una respuesta a eso, no por mensaje de texto de todos modos. No, mi
respuesta de alguna manera está tirando de mí hacia la casa de mis
padres como un completo idiota. Necesito verla, sobre todo después del
último texto. Debería enfrentarla y decirle en persona que no podía seguir
enviándome mensajes como esos. Pero al segundo que su cuerpo está a la
vista, descansando en una silla junto a la piscina, cada pensamiento es
borrado de mi cerebro. De repente no puedo recordar por qué estoy aquí,
pero eso no me impide caminar alrededor de la piscina e ir directamente
hacia ella como un hombre poseído. Sus ojos están cerrados por lo que no
me ve venir. Y entonces abre su boca y comienza a cantar junto a la
canción que se está reproduciendo a través de los audífonos en sus oídos.
La reconozco al instante Crash My Party de Luke Bryan. Es una buena
canción, pero al escuchar a Mia cantarla hace que me guste mucho más.
Me paro frente a ella, aún más cautivado por la visión de ella de lo estoy
por lo general, se queda completamente ajena a mi presencia. Mi chica
puede cantar. Su voz es tan hermosa como ella lo es y está cantando la
melodía a todo pulmón y golpea sus pies sobre la toalla de playa, mientras
disfruto del espectáculo. Tararea las notas finales de la canción antes de
abrir sus ojos finalmente, encontrando la sonrisa que ha estado pegada en
mi rostro desde que la vi.
—¡Ben! ¡Jesucristo! —grita, sentándose y poniendo su mano en su
pecho agitado. Con la otra mano se saca los audífonos de sus oídos y los
arroja en su regazo —. ¿Cuánto tiempo has estado ahí de pie?
—Lo suficiente —le contesto, recordando otra vez la noche en el bar
cuando utilicé las mismas palabras. Sus mejillas reaccionan de la misma
manera que lo hicieron esa noche, el ligero rubor que hace que su mirada
vague en la mía temporalmente hasta que recupera la compostura. Pero no
tiene que ocultar su reacción hacia mí. Me gusta cuando puedo hacerle
perder su estabilidad. Y ahora mismo, no puedo dejar de mirarla. Ella es
todo pelo oscuro, piel ligeramente bronceada, y grandes ojos cafés que me
miran con curiosidad después de que se incorpora a sí misma.
—Yo, eh, no sabía que estabas viniendo hoy. ¿Estás aquí para ver a
Tessa? Porque ella salió por un rato.
Por primera vez desde la llegada de Mia a Ruxton, desearía que no
estuviéramos solos. Me gustaría que mi hermana estuviera sentada aquí
en la piscina. No puedo ser débil en este momento, y estar a solas con Mia
en su insanamente pequeño bikini que está usando que me está haciendo
débil. No, qué mierda. Puedo hacer esto. Me concentro en sus ojos. Sólo
sus ojos.
—Creo que es una evidente suposición para hacer si alguna vez
vengo por aquí mientras estás en la ciudad, no estoy aquí para ver a mi
hermana. —Sus labios se separan ligeramente mientras absorbe mis
palabras. ¿Realmente no sabe que estoy aquí para verla? Echo un vistazo
al libro olvidado en su regazo—. ¿Qué estás leyendo?
Sus ojos siguen los míos y sus dedos rozan la cubierta. —Oh, um El
Árbol Generoso. No lo he leído desde que era pequeña pero no puedo
entenderlo. —Me da un vistazo lentamente, tomando su tiempo para
alcanzar mi rostro—. No respondiste mi texto.
Mi respiración se traba incómodamente en mi garganta. Estiro mi
mano y froto mi cuello, de repente me siento como un amigo de mierda.
Pero, ¡joder! ¿Qué clase de maldita respuesta es la que espera de mí? El
recuerdo de ese texto y de su coño mojado me tiene contemplándola en su
silla de playa sobre la que está recostada. Y dejárselo a Mia que corte la
mierda y solo me llame por mi falta de negligencia. Porque si somos
amigos, ¿por qué no podría responderle? No me sorprendería que su
próximo paso sea leerme el maldito mensaje en voz alta y provocar una
respuesta en mí de esa manera. Y no puedo dejar que eso suceda. No hay
manera en el infierno en que sea capaz de contenerme si realmente me
expreso en un mensaje de texto. Pero tengo que darle algo a su mirada
abrumadora. Nunca va a dejar pasar esto. La conozco demasiado bien
para tratar de cambiar el tema. Así que una mentira tendrá que ser.
Meto las manos en mis bolsillos y trato de parecer imperturbable
ante esto. Pero definitivamente estoy jodidamente intimidado. —Estuve
muy ocupado esta tarde. A Luke y a mí nos llamaron por una pelea de
violencia doméstica y fue muy intenso. Lo siento. De hecho, me olvidé de
tu texto hasta ahora.
No lo hice. Nunca pude olvidar de ese texto.
—Oh, está bien. —Comienza a masticar el interior de la mejilla, sus
ojos se mueven de los míos a la piscina. Parece vacilante, de repente. La
chica segura que acaba de cantar con el corazón y lo suficientemente
valiente para llevar este tema, no está a la vista. Hasta que lo veo, algo se
extiende sobre ella, lo que la hizo volver a enderezarse y estrechar sus ojos
en los míos con una intensidad atronadora que nunca he visto antes—.
Vas a responderlo, ¿cierto?
Jo. De. Me.
—Lo haré —le prometo sin un solo pensamiento. Cristo, esta mujer
tiene la capacidad de desquiciarme como ninguna otra. Necesito cambiar
de tema. O voy a tener una erección si no lo hago. Y maldita sea, si su
persistencia no es la cosa más caliente que he visto en mi vida. Ella quiere
que le responda. Lo necesita. Y no me gusta hacer que se sienta como que
la ignoré. Pero tengo que hacer otra cosa, por lo que pregunto—. ¿Sabes si
Tessa está ocupada este fin de semana? Tengo que trabajar el sábado por
la noche y voy a tener a Nolan. Tenía la esperanza de que lo cuide por mí.
—No lo sé. Tiene mucho que hacer en este momento —afirma
nerviosamente, evitando mis ojos. ¿Mucho qué hacer? ¿Tessa? Sus planes
para el verano consistían en broncearse y perseguir a Luke. Pero Mia
parece incómoda de repente, así que decido no presionar. Sus ojos vuelven
a los míos y sonríe—. Puedo cuidarlo por ti si lo deseas.
—¿Sí? —pregunto, completamente aturdido por su oferta. No debería
estar sorprendido por todo lo que implica Mia sin embargo. La chica me
sigue asombrando con cada día que pasa—. Tú no tienes que hacer eso.
Puedo pedírselo a la señora que vive a unas casas más abajo de mí. Ella lo
ha cuidado antes, cuando nadie más podía.
Sonríe y ladea la cabeza juguetonamente. —¿Crees que Nolan
prefiera pasar la noche con una princesa que sabe moverse para producir
una erección, o con una señora maloliente que probablemente tiene una
cantidad absurda de gatos?
—¿Una cantidad absurda de gatos? —Arqueo mi ceja, encontrando
su proceso de pensamiento totalmente divertido.
Levanta una ceja a cambio. —Oh, estoy segura de que los tiene.
Todas las mujeres de esa edad se convierten en señoras locas por los
gatos. Mi abuela lo hizo. Tenía once circulando a través de su casa. —
Arruga la nariz ante el recuerdo—. Olía muy mal en su casa. Tú no quieres
que Nolan haga esta cara, ¿verdad, Ben? —Se señala a sí misma, tratando
de mantener el aspecto desagradable pero se agrieta en una sonrisa
después de unos segundos.
Solté una risa. —No, creo que no. Estoy seguro de que tendría más
diversión contigo de todos modos. —Asiente, sonriendo como si realmente
está deseando renunciar a su sábado por la noche para cuidar niños.
¿Podría esta mujer ser más perfecta?—. Te debo una grande por esto, así
que empieza a pensar de qué manera puedo pagarte.
Saca su labio inferior de su boca y agarra el protector solar de la
silla a su lado. —Oh, ya tengo algunas ideas. —Está mirándome fijamente
a los ojos y la mirada ardiente en sus ojos me golpea donde no lo
necesito—. Creo que me estoy quemando. ¿Te importaría?
Mierdaaaaaa.
No. No me importa. No en lo más mínimo. Sólo soy un hombre. No
soy Dios. No puedo decirle que no a Mia cuando está mirándome como si
quisiera que haga algo más que frotar protector solar en ella. Porque eso es
exactamente por lo que me está mirando. Pregúntenle a mi polla. Agarro la
loción y me aclaro la garganta mientras gira en su silla, ofreciéndome su
espalda. Esta es una prueba. Una prueba para ver si puedo manejar ser
amigo de Mia. Debido a que los amigos se aplican protector solar entre sí y
pueden hacerlo sin que se sienta sexual. Comienzo a aplicar la loción
sobre la piel cálida de sus hombros, sintiendo la piel de gallina brotar
contra mi toque. Deja caer su cabeza y gime suavemente, haciendo que mi
pene brinque como un maldito traidor. Pero lo ignoro, bajando a su
espalda. Gime de nuevo, un poco más fuerte esta vez, cuando levanto la
tira de su bikini, asegurándome de cubrir la zona antes de ponerla de
nuevo en su lugar. Sólo estoy siendo cuidadoso. Odiaría que Mia se queme
y tenga algún tipo de dolor. Sólo soy minucioso.
—Se siente tan bien. Me olvidé de como tus manos se sentían en mi
cuerpo.
¡Buen Dios! No quiero reaccionar. Esto es como sus mensajes de
texto, sólo que peor. Aquí no puedo esconderme detrás de la pantalla de mi
teléfono y masturbarse con la mano libre. Mi polla está teniendo
dificultades para no reaccionar. Finjo que no la escuche y muevo mis
manos por su espalda baja, untando la loción. Hace ese maldito sonido
lloriqueando y toda la sangre en mis venas se precipita directamente a mi
polla. Eso es todo. Tengo que salir de aquí. Cojo la botella del protector
solar del suelo y lo dejo caer por sobre su hombro, en su regazo.
—Me tengo que ir. Pasaré por Nolan alrededor de las tres el sábado.
—Me alejó con una tremenda erección, pensando de nuevo en su último
texto sobre ser capaz de apartarse y hacerlo menos obvio. Lo hago con una
sacudida inquieta de mi cabeza.
—Oh, está bien. ¡Nos vemos! —grita, pero no me volteo a mirarla. No
puedo.
Cristo, los putos sonidos están llenando mis oídos de nuevo y
necesito masturbarme. Me meto en mi camioneta, ampliando la distancia
que mi espacio de estacionamiento me da de ella y saco mi dolorosa
erección. Me acaricio rápidamente, manteniendo mi agarre apretado para
no prolongar mi clímax. Necesito hacer esto y obtener el infierno fuera de
aquí antes de que lo joda todo.
—Oh, mierda.
Pienso en su boca alrededor de mí, esos labios carnosos burlándose
en la cabeza de mi polla y presionando suavemente en mi eje.
Arrastrándolos por todo el camino, sé que lo haría. Su boca podría
manejar todo lo que le diera y no me contendría en nada. Agarraría su pelo
y empujaría mis caderas en su boca ansiosa y me chuparía hasta que sus
mejillas estén hundidas y sus ojos humedecidos.
—Oh Dios. Sí.
Y se lo tragaría porque sabe que me encanta. Le encantaría también
porque es mi sucia chica. Mi pequeño ángel sucio que me dice que sus
bragas están empapadas. Y entonces me montaría, fuerte y rápido, con
sus tetas perfectas rebotando en mi cara. Las que chuparía hasta que
gritara como lo hizo la otra noche. Le diría que me estaría corriendo sobre
ellas pronto, porque lo haría. Se encendería con mis palabras, mi boca y
mi polla, y luego se correría perfectamente a mí alrededor. Su piel se
sonrojaría a través de su pecho, floreciendo hasta su cuello mientras deja
caer su cabeza hacia atrás. La visión de su orgasmo me empuja sobre el
borde. Me habría corrido en su interior, esta vez sin condón porque
necesito sentirla. Enterrando mi cara en sus tetas, mi polla en su coño, y
jodidamente le daría todo.
—Joder. —Mis muslos se tensan y puedo sentir mi liberación
surgiendo a través de mí. Abro los ojos y tomo un par de servilletas de la
guantera, sujetándolas contra mi punta, mientras me corro por mí mismo
por incontable vez esta semana. Me limpio y luego arrugo las servilletas,
empujándolas en mi portavasos. Me siento mejor, pero no por mucho.
Todavía puedo ver su pequeño cuerpo apretado a la distancia y quiero la
cosa real, no sólo la fantasía. Pero eso no va a suceder. No puede suceder.
Todavía no.
Enciendo mi camioneta y saco mi teléfono, desplazándome hasta su
último texto.
Mia: Estaba tan increíblemente encendida hoy. Los chicos son
afortunados. Pueden esconder sus erecciones y seguir con su día como
si ellos no tuvieran duro el pene. Las chicas no pueden hacer eso. Tuve
que cambiar mis bragas dos veces antes del almuerzo.
Después de que lo volví a leer como seis veces, finalmente le doy la
respuesta que ella quiere.
Yo: Incluso una erección escondida es todavía obvia. Confía en
mí. Y tú no eres la única que ha estado increíblemente encendido
últimamente.
Presiono enviar y me largo de allí antes de que haga algo de lo que
me arrepentiré. Sólo soy un hombre, maldita sea. Quería que le responda,
así que lo hice. Puedo manejar mensajes de texto sucios con la chica de la
que me estoy enamorando...
Jódeme. Eso es lo que está pasando. Me estoy enamorando de Mia
Corelli.
12
Traducido por Elii
Corregido por Alysse Volkov

ien, se honesta. Dime si me he sobrepasado


completamente. —Pongo las manos sobre mis caderas
y contemplo la enorme cantidad de suministros de
niñera que recogí en la tienda—. Tengo papas fritas,
galletas, palomitas de maíz, helado, mini bizcochos que
he tenido que traer porque tenían pequeños escudos en ellos. —Me levanto
de puntillas para mejor ver el resto de mis compras—. Leche orgánica de
chocolate, leche orgánica de fresa, palitos de zanahoria, uvas, y chips de
pan pita.
—Él va a alucinar cuando vea lo que hiciste allí. ¿Y acabas de decir
palitos de zanahoria? —dice Tessa en voz alta, caminando hacia mi desde
la dirección de los dormitorios—. ¿En serio? Tiene tres años. Es más
probable que use esos como mini espadas. —Sus ojos se abren a la vista
de mis compras—. Y es un niño. Jesucristo, Mia. ¿Alguna vez has cuidado
niños antes? Esto es suficiente para alimentar a un pequeño ejército.
La empujo con mi codo. —Sí, he cuidado niños antes. Pero no sabía
lo que a Nolan le gusta, así que conseguí de todo un poco. Ooohhh mira
esto. —Extiendo mis manos sobre las bolsas de las papas de patatas fritas
y agarro las dos películas de alquiler, extendiéndolas para Tessa las
agarrara—. Tengo Frozen y algo llamado Mike the Knight. Me imaginé que
es una de esas donde recuperan su camino. El pequeño caballero del
dibujo animado me recordó a Nolan, menos los hoyuelos.
—Vaya. —Tessa niega con la cabeza y me tiende de vuelta la
película—. Estás haciendo un serio papel, ¿verdad? —Se sienta en el borde
del sofá, sonriéndome ampliamente. Mi expresión de asombro consigue
atravesar exactamente lo que siento, provocándola a dar más detalles—.
Tú lo amas —afirma con una sonrisa satisfactoria.
—Claro, sí me encanta Nolan. ¿Cómo podría no amarlo?
Tessa ya había empezado a negar con la cabeza tan pronto como dije
el nombre de Nolan. —No, no es ese a quien me refiero. —Hace una pausa,
y me da la oportunidad de conectar las piezas por mi cuenta. No me tomó
mucho tiempo.
Agito mi mano para restar importancia. —No amo a Ben si eso es lo
que estás tontamente refiriéndote. —No. Sabría si amaba a Ben. Quiero
volver a dormir con él, pero eso no es amor.
—Lo es, y lo haces. O estás al menos abierta a amarlo ahora. No sólo
estás tratando de impresionar a mi sobrino con todo esto. —Hace un gesto
hacia mi pila de refrigerios—. Y estás tratando desesperadamente de salir
de la zona de los amigos que tan estúpidamente los pusiste. ¿Cuántos
mensajes de texto cachondos le has enviado? —se burla.
Tessa y yo nunca mantener secretos entre nosotras. Demonios, fue
quien sugirió la idea de los mensajes de texto escandalosos después de que
le dije que quería que Ben me viera como algo más que un amiga. Ella
predijo que caería todo y vendría a mi duro después del primero que envié.
Pero no, o soy realmente mala en conseguir a alguien caliente con mis
palabras o él es completamente inmune a ellas. Me tapo los ojos con la
mano y gruño mi frustración—. No lo suficiente aparentemente. Tiré mi
mejor material y él apenas se estremeció. —Dejo caer mi mano y la miré—.
Me estoy quedando sin maneras de deletrear esto para él.
Se pone de pie y camina hacia la puerta corrediza de cristal. —
Desnúdate. Eso definitivamente lo va a deletrear. —Saluda con la mano y
sonríe a lo que supongo es Nolan—. No le digas a mi hermano sobre el
embarazo, ¿de acuerdo?
Me acerco a ella, poniendo su mano en la mía. Nolan está en los
brazos de Ben, blandiendo su espada en el aire, mientras caminan por la
piscina. —Es tu noticia para contar, no la mía. Y la primera persona que
tiene que saber sobre ello es Luke.
Después del shock inicial del posible embarazo que se hundió en la
otra noche, Tessa y yo estuvimos durante horas hablando de ello. Estaba
asustada, pero también estaba muy contento de tener un bebé con Luke.
El único problema era que no se suponen sean serios. Y lanzando un bebé
en la mezcla sin duda cambia eso.
Suspira profundamente. —Le voy a decir. Sólo estoy esperando el
momento adecuado.
—¿Como esta noche? —pregunto, sonriendo a la cara de Nolan, que
viene cada vez más cerca del cristal. Tessa se encoge de hombros como
respuesta—. Puedes hacerlo. Sabes que se preocupa por ti. Y si me
necesitas, estaré justo aquí. —Inclina su cabeza en mi hombro mientras
los chicos se acercan a la puerta, deslizándola para abrirla.
—Hola —me saluda Ben con una sonrisa mientras entra a la casa,
colocando a Nolan en el suelo. Estoy una vez más inmóvil en silencio ante
la vista de él en su uniforme, incapaz de darle algo, además de una
sonrisa tonta en el momento. Pero, Dios mío, hace que el uniforme parezca
francamente pecaminoso. Estoy tentada de ir a cometer un delito con la
esperanza de que me vaya a cachear o mejor aún, levantar una
persecución. Nolan se dirige directamente hacia mí, envolviendo sus
brazos alrededor de mis piernas y sacándome de mis pensamientos
lujuriosos—. Está un poco entusiasmado. El maniático ni siquiera tomo
una siesta hoy porque estaba demasiado emocionado para venir aquí.
Me río y froto la cabeza de Nolan, al verlo levantar el rostro hacia mí.
—No podría tomar una siesta tampoco. —Me agacho para estar cara a
cara, dejando caer mi sonrisa y tratando de mantenerme seria—. Traté de
tomar una siesta, pero había todos estos dragones en mi habitación. —Sus
ojos brillan de inmediato con interés, duplicando su tamaño—. Ellos
podrían aún estar de vuelta allí. ¿Puedes ir a echar un vistazo por mí?
—¡Sí! —grita con pura emoción, sus pequeñas piernas rápidamente
llevándolo por el pasillo.
Tessa empuja el hombro de Ben, apenas moviéndolo un centímetro.
Sonríe y ella sonríe de vuelta antes de mirarme. —Nos vemos mañana en
algún momento. —Me da una conocedora mirada y mueve su cabeza hacia
Ben sin que él lo note—. Desnúdate —gesticula, ganándose una mirada
severa de mi parte antes de que salga por la puerta. Definitivamente no
voy a desnudarme a menos que Ben me desvista, y al paso que vamos, no
veo que eso suceda a corto plazo.
—Aquí están todas sus cosas. —Ben deja caer la bolsa de lona que
se encuentra en su hombro en el sofá, abriendo la cremallera—. Pijamas,
cepillo de dientes, un par de libros que me gusta leerle antes de que se
duerma, y esto. —Saca un dragón de peluche que se ve muy amado. Está
viejo y deshilachado en los bordes—. Él no puede ir a la cama sin esto,
pero no se lo des antes de acostarlo, porque va a llevarlo a todas partes y
me temo que si derrama algo en él, no voy a ser capaz de lavarlo. Si algo le
pasa a esta cosa, estoy completamente jodido.
Me río y lo observo meter las cosas de nuevo en la bolsa. —¿Cuál es
la hora de dormir?
—Entre las ocho y ocho treinta de la noche. Podrá estar desmayado
antes de esa fecha, desde que estar saltándose la siesta. —Ben gira la
cabeza y mira por encima del mostrador de la cocina—. Vaya. Estás
definitivamente preparada. —Me sonríe con una mirada burlona—.
¿Esperando más niños?
Golpeo su masivo hombro y muevo para pasarlo. —Oh ja-ja. Todo
esto no es sólo para Nolan. He sido conocida de desaparecer una gran
cantidad de aperitivos cuando estoy entretenida.
—¡Toma eso! ¡Deja a la Pincesa Mia sola!
Ben y yo giramos la cabeza a la vez. —¿Qué está haciendo ahí? —
pregunta. Me encojo de hombros con una sonrisa socarrona y entorna los
ojos hacia mí—. Bueno, ahora tengo curiosidad. —Lo sigo por el pasillo,
sabiendo exactamente lo que voy a ver cuando encuentre mi dormitorio.
No solo fue de compras al supermercado hoy.
—Papi. ¡Mida todos estos dagones! —Nolan está haciendo balancear
su espada a los dragones inflables que rodean mi cama. Varían en tamaño,
algunas son tan pequeñas como su animal de peluche y otros son más
grandes que él—. ¡Voy a matados a todos!
Me tapo la boca con la mano y rio junto a Ben, sintiendo sus ojos en
mí. —¿De dónde sacaste todo esto?
—El almacén de fiestas en la ciudad. Tienen de todo allí. —Observo a
Nolan golpear a uno de los dragones más grandes en la cabeza. Parece
estar disfrutando inmensamente—. Totalmente valieron la pena esos veinte
dólares.
—Dios, eres increíble. —Nuestros ojos se quedaron fijos y veo lo
mucho que significa lo que acaba de decir. Eso es definitivamente una
cualidad que tiene que me encanta. Ben es honesto, totalmente auténtico
cuando me habla. Nunca dudo de nada que ha dicho y sé que nunca lo
haré. Por supuesto, estoy segura de que quiere decir que soy increíble en
una clase de manera amistosa, ya que no me está clavando contra una
pared.
Nos miramos el uno al otro mientras Nolan continúa matando a los
dragones en frente de nosotros. Sus ojos grises son brillantes y llenos de
adoración. Es el aspecto que quiero que Ben reserve sólo para mí. La
mirada que me ha dado varias veces antes. En la presa, de pie en el salón
de sus padres después de que nos descubrimos entre sí junto a la piscina,
y en su camioneta. Es la mirada que nos tambalea al borde de la zona de
los amigos, porque nunca he estado mirando a un amigo de esta manera
antes. Quiero que Ben dijera algo más para mí. Quiero escuchar más de su
honestidad, y por una fracción de segundo, parece que va a darme lo que
quiero. Pero en cambio, rompe nuestra conexión y mira su reloj. —Me
tengo que ir. —Me mira de nuevo con la misma mirada tierna—.
Probablemente no volveré hasta cerca de las doce treinta de la noche, pero
si necesitas algo, llámame.
Pongo mi mano en su brazo y aprieto suavemente. —Vamos a estar
bien. Ve a arrestar a algunos chicos malos, Oficial Kelly. —Mi voz no vacila
en su título, pero no puedo negar la descarga de adrenalina que clava a
través de mí cuando yo lo digo. Le guiño y entro al dormitorio, recogiendo
unos dragones más pequeños. Nolan me mira y sonríe cuando me siento
en el borde de la cama, mirándolo matar al dragón más grande en la
habitación. Me río de él y giro la cabeza, con la esperanza de ver a Ben de
pie allí, pero se ha ido. Y sé que no debería sentirse decepcionada porque
lo veré más tarde esta noche, pero no puedo evitarlo. Por lo menos tengo
un chico Kelly para hacerme compañía mientras pienso en el otro.
Nolan fue como esta pequeña bola de energía que parecía recargar
más se movía. Nunca había visto a un niño pasar de una actividad a otra
con tanto gusto. Después de que él asesinó a los dragones por una buena
hora, tuvo un aperitivo y quería ver su DVD de Mike the Knight. Pero no se
sentó inmóvil durante eso. Saltó alrededor delante del sofá y abrió su
pequeña espada en el aire, imitando los movimientos en la pantalla.
Coloreamos unos cuantos dibujos, hicimos una fortaleza con las sábanas
extra que encontré en el armario, y soplamos burbujas en el patio trasero.
Vi su primer bostezo, la única indicación que me había dado toda la noche
que se estaba apagando, a las ocho y veinte de la noche, después de
cambiarle el pijama, cepillé sus dientes y agarré los libros de la bolsa de
lona.
Se calma debajo de las cobijas en una de las habitaciones extra,
sosteniendo su dragón de peluche con un agarre de muerte. —Pimedo lee
eze —dice con voz dormilona, señalando hacia un libro sobre camiones. Me
apoyo contra la cabecera y sostengo el libro en mi regazo, leyendo en voz
baja. Cierra los ojos cuando estoy a la mitad, pero lo termino de todas
formas. Luego de darle n beso en la frente, silenciosamente salgo de la
habitación y me dejo caer en el sillón con mi teléfono.
Yo: El pequeño caballero está fuera de combate. Asesinar treinta
y siete dragones le quita mucho a alguien de tres años.
Apago el DVD de Mike the Knight que sigue reproduciéndose y
cambio de canal a algo en lo que yo me interese. Mi teléfono suena
mientras me recuesto de regreso en el sillón, pero no es texto de una
persona con quien muera por hablar, y ver para el caso. Esta es la primera
vez que gruño ante la señal de ese nombre en particular en mi pantalla.
Tessa: Aún no le he dicho y no sé si voy a hacerlo. ¿Qué si estalla y
lo termina? ¿Qué si quiere que aborte al bebé? Nunca haría eso, pero
¿no es tan decisión suya como mía? Hemos tenido sexo tres veces desde
que llegué aquí y ni siquiera sé si eso es bueno para mi situación
actual.
Yo: Primero que nada, ¿por qué no está en el trabajo con Ben?
Segundo, Tú volviéndote loca definitivamente no es bueno para el
bebé, así que por favor cálmate. Y tercero, ¿e serio crees que Luke es el
tipo de chico que abandona a su novia embarazada? Solo he estado
cerca de él un par de veces y sé que no es así.
Tessa: ¡No soy su novia! No sé qué demonios soy, pero nunca me
ha etiquetado así. Compañero de follada parece más apropiado.
Tessa: Ben está solo esta noche. No siempre patrullan juntos.
Me rio y pongo una almohada debajo de mi cabeza.
Yo: Que te crezcan un par y dile. Y digo eso en mi mejor estilo de
voz Tessa porque sabes que es exactamente lo que me dirías.
Tessa: Hablando de que te crezca un par…
Yo: Cállate.
Tessa: Sólo digo, perra.
Sé a lo que está llegando. Que crezca un par. Por favor. Le dije a Ben
que estoy en peligro por causar daño permanente a mi mano por
masturbación excesiva y ¿necesito que me crezca un par? Me giro sobre mi
costado y pongo una mano debajo de mi cabeza. Mi teléfono suena otra vez
y esta vez, no puedo contener la sonrisa que se desliza en mi rostro.
Ben: No puedo esperar a escucharlo. Te veo en unas horas.
Miro la hora en mi teléfono. Tres horas y cuarenta y cinco minutos
para ser exactos. No que esté contando.

—¿Mia? Mia, oye, despierta.


—¿Mmm? —Mis ojos se abren lentamente y la cara de Ben entra en
mi vista—. Oh, hola. Lo siento. No pretendía quedarme dormida. —Giro
sobre mi espalda y estiro los brazos sobre mi cabeza, viendo los ojos de
Ben caer en mi cuerpo y expandirse antes de que rápidamente se aleje de
mí. Y que refiero a rápido como si no me pudiera tener fuera de su vista lo
bastante rápido. Frunzo las cejas—. ¿Qué? ¿Qué pasa?
Se aclara la garganta mientras se sienta, aún completamente ajena a
lo que sea que lo está haciendo reaccionar de esta forma conmigo. Está
mirando la cocina, frotándose la parte trasera del cuello con una mano. —
Tal vez quieras ponerte algo. Tu… pecho es realmente visible en esa
camiseta.
¿Pecho? oh, cuán formal.
Bajo la mirada rápidamente, viendo mis pezones erectos
asomándose por mi camiseta. Pero no estoy para nada avergonzada. Estoy
irritada. En serio irritada de pronto. ¿Mis bubis lo ponen incómodo?
Bueno, eso es sólo genial. Me levanto con la barbilla apretada y camino
más allá de él, agarrando la sudadera que me quité antes y deslizándola
por mi cabeza. —Cristo, Ben. Actúas como si nunca las hubieras visto o
chupado, para el caso. —Giro rápido la cabeza en su dirección y veo el
shock en su rostro—. Solo son tetas.
—Son tus tetas. —Establece su expresión endureciéndose y su voz
nerviosa. La visión de mi pecho hace semanas le hubiera provocado una
reacción totalmente diferente. Ahora está insensible ante ella. Asombroso.
Ignoro la mirada que me está dando y me rehúso a dejar ir mi
molestia. Esto es exasperante. —Y mis tetas te ponen incómodo. Pero
supongo que deberían, considerando cuán amigables hemos sido. —Agarro
los libros de Nolan y los meto en la bolsa de lona.
—¿Qué se supone que significa eso? —pregunta, pero lo ignoro.
Estoy enfocada en juntar su mierda y así se pueda ir.
—Toma. Estuvo genial. No me dio problemas. —Aviento la bolsa en
su pecho, pasando junto a él y agarrando mi teléfono—. Mis tetas y yo
vamos a la cama antes de que te molestemos más. —No me giro mientras
camino hacia mi habitación. No quiero ver si mis palabras lo afectan,
especialmente ya que mi cuerpo ya no lo hace. ¿Qué rayos? Mis bubis de
las que no podía tener suficiente hace semanas ahora están siendo un
rehén en su estúpida zona de amigos contra su deseo. Y no están felices
por eso en lo más mínimo.
Únanse al club.
Me saco la sudadera y la aviento a la esquina de la habitación con
un gruñido. Estoy molesta, herida y realmente caliente. Tres emociones
que me están enojando en este momento. Agarro mi teléfono para
responder el último mensaje de Tessa.
Yo: ¡Tu hermano me enfurece! Estoy encendida, enojada y
enferma de está estúpida zona de amigos. No puedo ser amiga de
alguien que me da orgasmos en sueños cada noche. Estoy cansada de
bajarme al recuerdo de Ben. Ah, y tu idea de desnudo no funcionó. Mis
tetas estaban para él y actúo ofendido por ellas.
Presiono enviar y bajo mi teléfono, alcanzando para deshacer el lazo
en el cabello que asegura mi cabello en un moño suelto. Justo mientras mi
cabello cae en mi espalda, la puerta de mi habitación se abre y Ben está
parado en la puerta con esa mirada ardiente suya que deja marcas de
quemaduras en mi piel. Pero ahora, no me afecta. Justo ahora, me hace
querer golpearlo en la garganta.
—En serio no estoy de humor para hablar.
Entra a la habitación y cierra la puerta detrás de él. —¿Era en serio
lo que me acabas de enviar?
Frunzo el ceño en una línea apretada. —¿De qué hablas? ¿A qué te
refieres con lo que te acabo de mandar? —Salgo de la cama y lo miro. Sigo
molesta, incluso enojada, pero ahora estoy confundida como el infierno. Y
luego lo veo, el celular que está agarrando y pánico surge en mi sistema.
Mis piernas se sienten débiles debajo de mí y mi pecho se siete tan
apretado que es como si estuviera respirando por un popote. Agarro mi
teléfono y bajo al texto que pensé enviarle a Tessa. Pero no lo envié a
Tessa. Levanto los ojos y miro mientras Ben se estira hacia atrás y bloquea
la puerta, nunca quitando sus brillantes ojos de mí. Dejo caer mi teléfono
en la cama e inhalo profundamente antes de responder. —Sí. Era en serio.
—Mi respuesta es firme y definida. Este no es el momento de hacer nada a
medias. Me está dando una oportunidad y la estoy tomando.
Sonríe con esa sonrisa arrogante que me vuelve loca. —¿Me quieres,
nena?
Asiento.
—No, necesito que o digas. Te daré lo que quieras, Mia. Pero no me
voy a arriesgar a malinterpretar lo que acabo de leer. Dime exactamente lo
que quieres. —Se detiene justo frente a mí, manteniendo su cuerpo a
centímetros del mío. Está tan cerca de mí ahora que es casi insoportable.
Sé exactamente lo que quiero. Él. Y no estoy por encima de acercarme a él
ahora. Entiendo sus dudas. No quiere llevar esto a un lugar sin estar
seguro de que yo quiero ir con él. Pero no sabe que lo seguiría a donde sea.
Donde sea.
Parpadeo pesadamente antes de eliminar todo el espacio entre
nosotros, presionando mi cuerpo con el suyo. No se tensa, pero tampoco
me envuelve en sus brazos. —No quiero ser sólo amigos. No creo haberlo
sido nunca. —Presiono mi mano en su pecho, aplastándola contra su
ritmo cardiaco y sintiendo su reacción a mí—. Te quiero, Ben. Todo de ti.
Tus manos, tu boca, tu… —Bajo la mirada, deteniéndome por el coraje que
necesito.
—Dilo —gruñe. Dios, amo la autoridad en su voz.
No dudo ante su orden. Mirando sus ojos, digo exactamente lo que
quiero con la certeza de que él lo necesita. —Polla. He pensado en ti
tocándome constantemente desde que estuvimos juntos la primera noche.
Es todo en lo que he pensado.
Sus manos suben a acunar mi rostro. —No seré capaz de
contenerme.
—No quiero que lo hagas.
—Va a ser en serio malditamente intenso. No creo que pueda ser
amable contigo ahora. Ha pasado tanto maldito tiempo desde que tuve las
manos en ti y estoy a punto de comenzar a destrozar la mierda.
Una pequeña sonrisa resuena en mi garganta. Está tan frustrado
como yo. Gracias, Jesús. Deshago los botones de su uniforme, sintiendo
sus músculos tensarse debajo de mis dedos. —No quiero amable ahora.
Quiero que me tomes.
Asiente firmemente, entendiendo exactamente lo que necesito.
Mantiene una mano en mi rostro pero trae la otra alrededor de mi cuello,
agarrando con esa hambre posesiva suya que me saca de quicio como
nada más. —Intentaba ser bueno, nena. Quería ver que no soy el mismo
chico que conociste. Nunca seré ese chico. Nunca te lastimaré, Mia, y
matare a cualquiera que lo haga, maldita sea. Pero esto es todo. Una vez
que te tenga otra vez, no te voy a dejar ir. Así que mejor estás
absolutamente segura de que esto es lo que quieras porque no voy a
retroceder luego de esto.
Paso mis manos por su cuello, rozando sobre su pulso martillante.
—Bien. —Levanto la cabeza y presiono mis labios suavemente contra los
suyos—. Fóllame, Ben. Muéstrame que soy tuya. —Mis palabras soplan en
su boca y son lo único que necesita.
Mi corazón es suyo y ahora quiero que reclame mi cuerpo.
13
Traducido por Apolineah17
Corregido por Marieta16

óllame, Ben. Muéstrame que soy tuya.


Cuando esas palabras salieron de su perfecta boca,
sentí todo mi cuerpo llenarse de poder. Mi adrenalina
se disparó y la imponente necesidad que tenía por
Mia y que había aplacado con nuestra amistad gritó
de nuevo a la vida dentro de mí. Nunca había habido
ninguna duda en mi mente de a quién le pertenecía. Y después de esta
noche, nunca habría ninguna duda en la suya tampoco.
—Si soy demasiado duro contigo, tienes que decírmelo —digo contra
sus labios, apoyando su cuerpo en la parte superior de la cama. Estoy tan
listo ahora mismo, estoy tan duro que sé que la única manera en que seré
capaz de contenerme es si ella no puede manejar la situación. Me siento
rápido, como un caballo de carreras que ha sido liberado y necesito que
ella sea honesta conmigo. Nunca me había sentido fuera de control antes,
pero Mia tiene la habilidad de hacerme perder mi mierda por completo—.
Nena, prométeme que me dirás si te hago hecho daño. —La empujo hacia
abajo sobre la cama, agarrando sus piernas y separándolas de par en par
mientras me acomodo entre ellas.
Se me queda mirando con nada más que confianza en su ojos. Estoy
seguro por la mirada que me está dando qué puedo hacer cualquier cosa
con ella en este mismo momento y no vacilará. Tira de su camiseta sobre
su cabeza antes de decir—: Lo haré, pero no tendré que hacerlo. Quiero
esto tanto como tú. Por favor no te contengas, Ben. No soy frágil.
No, no lo es. Tengo que recordarme a mí mismo que no es la misma
Mia que solía estar asustada de saltar desde el acantilado en Rocky Point.
He conocido a mi otra mitad en esta mujer, tanto dentro como fuera de la
habitación.
Comienza a trabajar en sus pantalones cortos cuando la detengo,
alejando sus manos.
—Estos son míos para quitarlos. —Los bajó junto con sus bragas,
tirándolos a algún lugar detrás de mí. Está desnuda, completamente
desnuda para mí y casi me olvido de cómo malditamente respirar. Me tomo
un momento para mirarla, apreciando cada cuesta y curva de su cuerpo.
Sus manos tamborilean la sábana a sus costados mientras me permite
tener mi momento. Levanto la mirada hacia su rostro y humedece sus
labios—. Eres la mujer más sexy que he visto. Y no tienes idea, ¿verdad?
No tienes idea de lo impresionante que eres. —Trabajo rápidamente en mi
camisa, desabrochándola hasta la mitad y pasándola por encima de mi
cabeza para quitármela.
Mia se ríe en voz baja debajo de mí, estirando su cuerpo sobre la
cama.
—¿Pensé que dijiste que no ibas a ser amable conmigo? No lo quiero
dulce ni romántico en este momento, Benjamin Kelly.
Inclino mi cabeza hacia ella y sonríe.
—Tomarás lo que te dé. —Me quitó el cinturón y dejo caer mis
pantalones y bóxers, saliendo de ambos—. Puedo follarte y decirte lo loco
que estoy por ti. Soy capaz de hacerte gritar y venerarte al mismo tiempo.
—Estoy a punto de extender mi cuerpo encima del suyo cuando se sienta
de forma inesperada y agarra mi pene. Sus ojos brillan, llenos de una
necesidad cruda. Gimo profundamente en mi garganta y detengo su
mano—. Mierda, nena. Sé que quieres jugar en este momento, pero estoy
malditamente cansado de eso. No me voy a correr en tu mano y si me
tocas un poco más, eso es exactamente lo que va a pasar.
Ella arquea una ceja hacia mí. Tan juguetona y seductora al mismo
tiempo.
—Tenía la esperanza de que te vinieras en mi boca.
Ah, demonios. Mi pequeño ángel sucio nunca deja de sorprenderme.
Acaricio lo largo de su labio inferior con mi pulgar.
—Nena, pronto, muy pronto follaré esa pequeña y bonita boca. Pero
en este momento, necesito estar dentro de ti. Necesito sentirte alrededor de
mí. —Y entonces mi mundo se derrumba. Maldito hijo de puta. Aprieto los
ojos con fuerza y retrocedo fuera de su necesitado agarre.
—¿Qué pasa?
¿Qué mierda? Paso las manos por mi rostro y maldigo en voz baja.
—No había anticipado en absoluto que esto iba a suceder entre
nosotros por un tiempo. Honestamente pensé que tomaría mucho más
tiempo que vieras que ya no soy un completo idiota y me dejaras estar en
cualquier lugar cerca de tu cuerpo. —Dejo caer las manos y me encuentro
con su rostro desconcertado. No tiene idea de lo que quiero decir—. No
tengo ningún condón conmigo. Y no voy a registrar la casa buscándolos
porque eso es jodidamente raro. Por favor, dime que tienes alguno.
Su rostro se llena de decepción.
—No, no tengo. ¿No tienes ninguno en tu camioneta?
Su optimismo es adorable. Niego con la cabeza y paso la mano por
mi cabello con fuerza.
—No. A Nolan le gusta husmear por ahí adentro y siempre tengo
miedo de que vaya a encontrar uno y piense que es un maldito globo o
algo.
Se ríe y tira de sus rodillas hacia su pecho. Estoy a punto de decirle
que no tendremos sexo esta noche, que estaría completamente satisfecho
con solo abrazarla, porque lo estaría, cuando de repente vuelve a tener el
comportamiento juguetón y me mira con fiera pasión.
—Sabes que sólo he estado contigo —dice, su voz volviéndose un
ronroneo suave—. Y estoy en control de natalidad, por lo que no había
ningún riesgo de quedar embarazada. Así que mientras estés limpio, no
veo por qué esto es un problema.
Simplemente morí. Esto tiene que ser como el cielo. Angelitos sucios
flotando alrededor, tentándote con la barrera del sexo libre. ¿Hay algún
hombre en el planeta que realmente pudiera decirle que no a esto? Inhalo
profundamente, tratando de calmar mi dolorosa erección que está
luchando por entrar en su húmedo calor sin ser envuelta.
—Estoy limpio. —Y al parecer no necesito mucho convencimiento—.
Nunca lo he hecho sin condón. Nolan fue el resultado de uno que se
rompió. —Doy un paso más cerca de ella y se empuja hacia atrás en la
cama, extendiendo la mano hacia mí con una mano ansiosa.
—¿Así que voy a ser tu primera de esta forma? Me encanta eso.
Me acerco a la cama, poniéndome de rodillas mientras ella se relaja
de nuevo sobre una almohada.
—¿Está segura? Nena, simplemente podría comer tu coño por una
buena hora, tal vez varias y estaría perfecto con eso. No hay necesidad de
apresurarnos con esto.
—Pero la hay. —Agarra mi mano y le doy la otra para que nuestras
dos manos estén unidas entre sí. Estoy de rodillas entre sus piernas,
mirando esos ojos color café que me tienen por las bolas y podrían
obligarme a hacer prácticamente cualquier cosa ahora mismo—. No
tenemos un para siempre, Ben. Sólo estoy aquí por el verano. Me quedan
dos meses para estar contigo y no quiero desperdiciar ni un segundo más
no estando contigo de la manera en que quiero estar. Me encanta que me
dieras tiempo para llegar a conocer quién eres ahora y no regresaría el
tiempo. Pero no necesito más tiempo. Sólo te necesito a ti. —Separa las
piernas, dejándolas caer a cada lado de las mías—. Eres el único hombre
que alguna vez me ha tenido. Toma lo que es tuyo.
Esto es el cielo. Tiene que serlo. Y hablaremos de toda esta cosa del
para siempre después. No hay manera en el infierno en que vaya a
terminar esto con ella al final del verano. No me importa la enorme
distancia que habrá entre nosotros.
—No sé qué demonios hice para merecerte, pero nunca tomarás otro
aliento sin saber lo especial que eres para mí. —Me inclino y llevo mi boca
hacia la suya, necesitando sentir su aliento dentro de mí. Necesitando
tragar sus sonidos. Ella se abre y mi lengua se desliza a través de la suya,
acariciando profundamente su boca entretanto agarra mi cuello con una
mano y mi hombro con la otra. Rompo el contacto porque necesito más de
ella. He pasado casi cuatro semanas sin su sabor y lo quiero corriendo a
través de mí. Lo necesito corriendo por mi sistema. Me acomodo entre sus
piernas y ella las abre con un suave suspiro—. Lo quieres, ¿no? Quieres
que mi lengua te haga rogar antes de que mi polla lo haga.
Su mano agarra mi cabeza y me presiona hacia abajo en respuesta.
Sonrío contra su clítoris antes de lamerlo con la lengua. Arquea sus
caderas hacia arriba para encontrarse con cada caricia. Mierda, la forma
en que sabe. Algunos coños simplemente saben mejor que otros y el de Mia
es pecaminoso. Pulsa contra mi lengua mientras recorro su longitud,
demorándome sobre su clítoris antes de meterlo a mi boca.
—Oh, Dios, Ben.
Chupo duro, más duro, necesitando su orgasmo más de lo que
necesito respirar. Hacerla correrse me excita, y Mia es tan receptiva que es
difícil no correrse con ella cuando lo hace tan perfectamente. Mis ojos
recorren su cuerpo, sobre sus tetas que van a conseguir mi atención muy
pronto y nuestras miradas se encuentran. Sabía que ella estaría
observándome. Su mano se aprieta en mi cabello cuando me muevo en
rápidos círculos. Susurra mi nombre, gimiendo y apenas teniendo algo de
sentido mientras su orgasmo se construye rápidamente. Me ruega una y
otra vez que no me detenga. Que está justo ahí. Que está tan cerca. Me
sujeta entre sus piernas, revolviéndose contra mí entretanto agarro sus
muslos y la consumo por completo. Y entonces finalmente relaja su
cuerpo, sus piernas cayendo a ambos lados en completo agotamiento
mientras mi ángel regresa a la tierra.
—Tan, tan bueno. Me encanta tu boca, Quiero decir, realmente.
También me encanta tu pene, ¿pero tu boca? —Suspira pesadamente
mientras me arrastro por su cuerpo, besando cada centímetro de ella—.
En realidad debería venir con una especie de etiqueta de advertencia.
—Mmm y ¿qué diría? ¿Múltiples orgasmos te esperan mientras la
pongas entre tus piernas? —Succiono su pezón izquierdo en mi boca,
sacando otro bajo gemido de ella. Liberándolo con una sonrisa, dejo caer
mi cabeza entre sus tetas y aspiro su olor. Ese olor a bayas y crema que
me destroza por completo—. Me encanta cómo hueles. Especialmente aquí.
—Aspiro de nuevo y gruño contra ella, sintiéndola retorcerse debajo de mí.
Levanto la mirada hacia ella con una advertencia—. No te atrevas a tratar
de apresurarme. Junto con esa hermosa vista entre tus piernas, aquí es
donde me gustaría morir. Justo aquí. —Planto un beso en su escote antes
de moverme más arriba de su cuerpo.
—Necesitas follarme ahora. —Suena urgente, aún necesitada. Como
si no acabara de correrse sobre toda mi lengua—. ¿Crees que podrías
hacer eso?
Me deslizo directamente dentro de su coño como respuesta.
—Santa mierda, Mia. —Está empapada, su necesidad por mí tan
fuerte como mi necesidad por ella. Gimo mientras arquea la espalda y
presiona sus tetas contra mi pecho. Nada se ha sentido como esto y sé sin
lugar a dudas que no hay otra mujer con la que quisiera experimentar esto
además de Mia. Y también sé que he terminado el uso de condones con
ella. No voy a tomarla de ninguna otra manera, además de esta maldita
perfección. Estoy completamente dentro de ella pero no puedo moverme.
Todavía no. Estoy tan jodidamente cerca de perderlo y quiero que esto
dure. Se contonea debajo de mí, instándome con sus manos agarrando mi
trasero—. Dame un segundo, nena. No tienes idea de lo bien que te sientes
en este momento y no quiero no quiero correrme dentro de ti aún. —Dejo
caer mi frente en la suya y mi respiración aumenta.
Su lengua se dispara hacia afuera y lame mi labio inferior.
—¿Por qué no? ¿No te puedes poner duro de nuevo casi de
inmediato? Tenía la esperanza de que esto no fuera un trato de uno y
terminamos.
Me río, rozando sus labios con los míos.
—¿Me estás retando? ¿Quieres ver lo duro que puedo follarte y lo
duro que me puedo poner de nuevo con sólo mirarte? Sólo di las palabras
y eso es todo lo que conseguirás. —No dice ninguna palabra. En lugar de
eso, se tensa debajo de mí y me aprieta más fuerte que una tenaza.
Alcanzo su trasero, agarrando sus piernas y fijándolas contra el colchón
mientras llevo mis caderas contra ella—. ¿Esto es lo que quieres? Mierda,
nena. ¿Así es como quieres que te tome? —Apenas puedo decir las
palabras antes de que sienta mi orgasmo construirse a un ritmo
impresionante. La estoy follando como si no la hubiera tenido en años,
porque así es como me siento. Soy un hombre carente y no voy a
detenerme hasta que ella no pueda imaginar no tenerme entre sus piernas.
La habitación se llena de nuestros gemidos y del fuerte sonido de nuestros
cuerpos chocando entre sí.
—¡Sí! Oh, Dios, Ben. Por favor. —Cierra los ojos y se arquea en la
cama, empujando su pecho en el aire.
—Mia, me voy a venir dentro de ti, nena. Me estoy corriendo dentro
de este dulce coño.
Le doy todo y lo toma, corriéndose en mi polla tan pronto como le
digo que la estoy llenando. Su piel se vuelve rosa, después roja, llenado su
pecho y su cuello. Me alcanza y encaja sus uñas en mi pecho, dándome el
dolor que sabe que necesito. Es perfecta cuando se corre, un hermoso
ángel debajo de mí. Salgo y ella se sienta sobre sus codos, mirando entre
mis piernas hacia la erección que está totalmente dura para ella.
—Te viniste, ¿no? —pregunta, con los ojos llenos de sorpresa. Duda
de mi deseo por ella, lo cual nunca hará de nuevo. Meto mi dedo dentro de
ella y lo llevo a su boca, persuadiéndola a que saboree lo que le he dado.
Me golpea con esa mirada seductora que dominó esa noche en el bar y
succiona mi dedo, liberándolo con un pop. Mi pene se alarga aún más ante
la visión de ella. A mi chica le gusta—. Mmm. Supongo que eso responde
esa pregunta. ¿Quieres hacerlo de nuevo?
La agarro, intercambiando lugares así que ahora estoy tendido sobre
la cama y está arrodillada a mi lado.
—Móntame, nena. Quiero que tú dirijas esta vez. Muéstrame lo
mucho que quieres esta polla que está dura como una piedra solo por ti.
Se sienta a horcadas sobre mí sin dudarlo, agarrándome en su mano
y guiándome dentro de su resbaladizo coño.
—Oh, Dios. —Su cabeza cae hacia atrás hasta que estoy
completamente dentro de ella. Entonces me golpea con esos enormes ojos
cafés de nuevo—. Olvidé lo profundo que estás de esta forma. Se siente
como si estuvieras golpeando mis costillas. —Se mueve lentamente,
meciendo sus caderas a un ritmo suave. Como si yo fuera el frágil.
Prácticamente la follé en el piso y ahora está mirándome como si fuera
frágil. No lo soy y necesita saberlo.
Agarro su cuello con firmeza y la jalo hacia abajo, chocando su boca
contra la mía.
—¿Parezco delicado para ti? O me veo como un hombre que ha
estado muriendo de hambre por este coño. —Rozo mis dientes a lo largo de
su labio inferior y gime—. Jodidamente móntame, Mía. —Sus ojos se abren
y asiente una vez, a propósito. Y entonces se estira detrás de su espalda y
clava sus uñas en mis muslos, inclinándose y follándome con salvaje
desenfreno—. Sí, justo así. Tan bueno. Tan jodidamente apretada, nena —
gruño mis elogios hacia ella cuando mis ojos vagan entre su boca y sus
tetas. Me inclino y los chupo, haciéndola gritar y montarme más duro.
Alterna entre balancear sus caderas, primero rápido, después más rápido,
mientras se estrellan hacia abajo sobre mí. Manchas blancas nublan mi
visión mientras me lleva al borde.
—Lo necesito, Ben. Oh, Dios. Estoy tan cerca. —Araña mis brazos y
gimo en voz alta, amando el dolor que se mezcla con el placer. Cristo, esta
mujer sabe exactamente lo que necesito y sabe cuándo dármelo.
—¿Te vas a correr en mi polla, nena? —Agarro sus caderas y
empiezo a dirigir el ritmo, necesitando un último pedazo de control. Nunca
puedo renunciar a él por completo y aunque Mia es mi dueña, tengo que
dominar la forma en que nos corremos juntos.
—Sí —responde con una suave súplica.
—Vamos, ángel. Estoy justo allí contigo. —La agarro con más fuerza
y empiezo a embestir dentro de ella con todo lo que tengo. Dándole cada
parte de mí. Siéntelo. Así es como te amo. Nos corremos juntos, fuerte y
salvaje, y se desploma encima de mí. Envuelvo mis brazos alrededor de su
cintura y la abrazo, sintiendo su corazón martilleando contra mi pecho. Su
piel está húmeda, brillante de sudor. Nos quedamos así por varios
minutos, nuestra respiración reflejando la del otro y descendiendo a un
ritmo más estable. Estar dentro de Mia, con su cuerpo completamente
conectado al mío, es todo lo que siempre necesitaré.
—Aquí, déjame buscar algo con lo cual limpiarte. —La deslizo a mi
lado y me pongo los calzoncillos antes de desaparecer por el pasillo.
Compruebo a Nolan que todavía está dormido antes de agarrar una toalla
de mano del baño y subir de nuevo a la cama.
—No lo despertamos, ¿verdad? —pregunta mientras la limpio entre
las piernas. La visión de mi semen saliendo de ella me hace querer golpear
mi pecho como un maldito hombre de las cavernas. Mía. Capto un bostezo
que ella trata de ahogar cuando se mete debajo de los cobertores.
Lanzo la toalla a la cesta de la ropa sucia después de limpiarme a mí
mismo.
—No, él está fuera de combate. —Se acurruca contra mi pecho
cuando me recuesto sobre mi almohada. Le acaricio el brazo, sintiendo la
piel de gallina formándose contra mi tacto como siempre lo hace.
Canturrea en voz baja sobre mi piel—. Nolan tiene un sueño muy
profundo. Se quedó dormido el año pasado durante la muestra de los
fuegos artificiales del Cuatro de Julio sobre Canyon Creek. Y esa mierda
era ruidosa. Tal vez casi tan ruidosa como tú. —Mi chica es una gritona.
Me encanta eso. Quiero que todos en todo el estado sepan lo que le estoy
haciendo. Mi pecho se expande con orgullo ante el pensamiento—. Sin
embargo, creo que heredó eso de mí. Casi puedo dormir en cualquier
situación. —Su silencio me hace bajar el cuello para ver sus ojos
cerrados—. ¿Mia?
—¿Mmm?
Sonrío.
—¿Te dejé sin palabras?
—Mjmm. —Su brazo que está envuelto alrededor de mi cintura se
tensa, como el resto de su cuerpo. Se está quedando dormida, pero no me
puede soltar. Es como si tuviera miedo de que fuera a escapar de ella en el
momento en que se quede dormida. O que no vaya a estar allí cuando
despierte. Se aferra a mí con todo lo que tiene que es como siempre me he
sentido alrededor de ella. Incluso cuando me aferraba al recuerdo de
nosotros juntos.
Presiono mis labios en su frente, tirando de las mantas para
cubrirnos.
—Duerme, ángel. Me tienes. Nunca voy a dejarte ir. —Y con esas
palabras, finalmente se relaja.
14
Traducido por Damabell
Corregido por Alessa Masllentyle

o quiero abrir los ojos.


No quiero despertarme y que no sea real.
Quiero quedarme dormida por días, meses, incluso años.
Porque este sueño es diferente. Esto no es sólo mi típica
fantasía nocturna en la que Benjamin Kelly me trae al
orgasmo una y otra vez. No es que no sean sorprendentes. Pero este sueño
es mejor. Porque se quedó. Me llevó como lo hizo la primera noche en la
que estuvimos juntos. Se siente tan bien. Tan real. Y estoy aterrada de
abrir los ojos y descubrir que estoy sola. Que somos sólo amigos. Puedo
sentir su piel contra mi mejilla. Puedo oler su aroma, las fuertes
feromonas masculinas que son puramente de Ben.
¿Mi mente está completamente jugando conmigo ahora? No debería
ser capaz de sentir ni oler nada. ¿Verdad? Mi curiosidad llega a un punto
máximo y tengo que arriesgarme a la decepción de que seguro no lo pueda
sentir cuando abra los ojos.
Poco a poco abro uno, entonces ambos están abiertos y casi lloro
ante la vista de él. No sé si alguna vez he sido tan feliz. Olvídate de dormir
para siempre. No quiero volver a separar mis ojos del hombre que duerme
a mi lado.
Está en mi cama.
No era un sueño.
Su aliento sopla sobre mi frente, sus piernas se enredan con las
mías debajo de las sábanas. Es real. Estiro la mano y cepillo su nariz con
mi dedo, viendo la ligera contracción de su labio. Dirijo mi dedo sobre el
tatuaje que cubre sus hombros, trazando sobre el contorno del diseño. Es
hermoso. Cómo los colores se mezclan, el camino se extiende en su brazo y
sus músculos. Es una escena de objetos y frases, pero destaca. Nolan está
grabado en su piel en la escritura de un niño. Es la cosa más dulce, y
recalco sobre él varias veces con la punta del dedo. Ben se revuelve debajo
de mí cuando mi dedo corre sobre el escudo de la policía que se encuentra
en la parte superior del brazo, las palabras Honra a los Caídos en tinta
negra destacando sobre su piel bronceada. Corro sobre las palabras varias
veces mientras mi mente va a la deriva.
¿Cuántos hombres caídos conoce Ben? No tiene el trabajo más
seguro, y el pensamiento de que esté en peligro es suficiente para hacerme
querer aferrarme a él para siempre y no dejarlo fuera de mi vista. Si algo le
pasara… no. No puedo ir allí. Se mueve debajo de mí otra vez y el tacto del
dedo cepillando por mi nariz, lleva mi atención hasta su cara.
—Hola. —Presiono mis labios en su pecho y descanso mi barbilla en
mi mano. Sus ojos parecen más brillantes por la mañana, casi como si
hubiera una luz que brilla detrás de ellos. Su cabello un poco sucio y tiene
la cantidad perfecta de rastrojo. Me podría acostumbrar a las mañanas de
Ben. Dirijo mi dedo bajo su nariz y me agarra, trayéndome a sus labios.
—Me gusta más cuando no quieres salir corriendo por la mañana. —
Se mueve hacia su lado, corriendo su mano por mi brazo—. Te ves como si
estuvieras pensando en esa cabecita. ¿Qué pasa?
Miro de su tatuaje a él. —¿Alguna vez te han disparado? —Levanta
sus cejas, aparentemente no preparado para ese tipo de pregunta. Recalco
otra vez sobre las palabras debajo de su escudo—. Quiero decir, tu trabajo
es muy peligroso, ¿no?
—A veces. Pero nunca he sido puesto en una situación así. A Luke le
dispararon en la pierna hace un par de años. —Mis ojos se ensanchan y
agita su cabeza cuando ve mi mirada preocupada—. La bala apenas le rozó
la pierna, pero cuando dice la historia, casi se muere. Estoy seguro de que
en su versión se expuso en más de una ocasión. —Su mano agarra
firmemente mi cadera y me aprieta contra él. Sus ojos se oscurecen a un
tono taimado mientras tomo conciencia de su necesidad por mí. Muy
consciente—. ¿Está mi chica preocupada por mí? —pregunta, rodando
encima de mí y colocando su cuerpo entre mis piernas.
—Sí. —Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, levanto mi
pelvis para concederle acceso.
Entra lentamente, gimiendo y dejando caer su frente en la mía. —No
sé. —Besa mis labios una vez, entonces una vez más—. Nada podría
llevarme lejos de ti. Me tienes, bebé. Es aquí donde pertenezco. Aquí. —Él
mismo se apoyó en sus manos, empujando profundamente en mí—. Cristo,
no hay nada como esto. —Su voz es forzada, sus ojos se centran en mi
cara, suavemente acariciando mi rostro mientras se mueve dentro de mí.
—Ben. —Alcanzo y acaricio su mejilla. La conexión que compartimos
es tan fuerte, tan innegable. No quiero romperla nunca. Es tan familiar
para mí. Estar con Ben se siente como estar en casa. Y no puedo imaginar
mi vida sin este hombre en ella. Pero después de que termine el verano,
¿qué tendremos? ¿Será todo como comenzó esto entre nosotros? ¿Un
hermoso recuerdo que nunca iba a durar? No me imagino cuán difícil va a
ser dejarlo, así que no pienso en ello. No me permito pensamientos
indeseados que me saquen de este momento con él. Sólo me enfoco en él.
—Oh, Dios. Te sientes muy bien —gimo, levantándome a su boca.
Mis piernas se agarran más fuerte; mis brazos sostienen nuestros cuerpos
juntos como una goma elástica burlándose. Necesito que cada parte de él
me toque. No puedo acercarme lo suficiente. Nunca llegaré bastante cerca.
Desploma sus caderas contra las mías cuando sus manos refuerzan
mis tobillos sobre sus hombros, su pelvis está en un delicioso ángulo de
inclinación. Llega por encima de mí y presiona las manos contra el
cabecero, forzándose a lo más profundo. Lo encuentro en cada embestida.
El familiar tirón se construye en mi corazón y observo hipnotizada sus
músculos contraerse, la parte superior de su cuerpo con cada empuje.
Dirige su mirada hacia abajo en mi cuerpo y la establece justo donde
está entrando. —Tócate para mí —exige con su tono y ojos desafiándome a
rechazarlo.
Deslizo mi mano por mi cuerpo y paro cuando mis dedos sienten el
borde duro de su pene desplazándose dentro y fuera de mí. —Oh, mi Dios.
Estoy tan mojada.
—Jódeme justo ahí. Dios, Mia. Nunca he querido algo tanto como te
quiero. Nunca llegará a ser suficiente, bebé. —Sigo frotando contra mi
remojado clítoris. Nos encontramos en un ritmo, mis dos dedos dando
vueltas mientras me coge y de repente me siento drogada con el placer de
dichos dedos. En algún momento envuelve mis piernas alrededor de su
cintura, pero todavía no lo registro sucediendo. Estoy perdida. Perdida en
sentirlo. Sólo a él.
—Estoy cerca —jadeo, viendo una astuta sonrisa en sus labios
húmedos.
—¿Crees que no lo sé? —Presiona su pulgar contra mis dedos y
comienza a moverse conmigo, dirigiendo el ritmo. Alcanzo mi mano libre y
agarro su cuello, bajando su rostro al mío. Nuestras bocas se enredan en
un beso brutal y siento su aire llenar mis pulmones.
En ese momento estamos juntos, tan completamente en sintonía con
el otro que ninguno de nosotros escucha la chirriante puerta.
—Papi. No puedo quitado. —La voz ronca de Nolan causa que Ben
maldiga bajo su aliento y suspiro. El orgasmo que estaba a punto de
desgarrarse en mi cuerpo se evapora rápidamente.
Miro a Nolan, viendo un pastelito en su mano y su rostro cubierto de
glaseado verde. Sus grandes ojos grises van entre su padre y yo. —¿Qué
etás haciendo con la Pincesa Mia?
Quiero cubrir mi cara con mi mano y trato de contener la histeria
mientras Ben se desliza, a espaldas de Nolan. Saco la sábana hasta mi
cuello. —Amiguito, ¿puedes ir a esperarme en el sofá? Voy a estar ahí.
Pero Nolan no hace eso. En lugar de abandonar el cuarto, se sube a
la cama, haciendo que Ben deje salir una cadena de mudas maldiciones
mientras intenta mantener oculta su erección. Todo mi cuerpo se agita de
la risa, ya que Nolan sostiene el pastelito hacia mí, completamente
inafectado por la lucha de su padre—. ¿Puedes quitad el papel de ezto? —
Su sonrisa con hoyuelos me golpea, junto con su sonrisa torcida.
Sonrío hacia él, tomando el pastelito y quitando el envoltorio. —
¿Estás teniendo pastelitos para el desayuno, Sir Nolan? —Creo que es mi
culpa. Me olvidé completamente de poner lejos todos los dulces que
compré ayer antes de irme a la cama. Pero en mi defensa, estaba más
preocupada por ofender a Ben con mis tetas que por poner los refrigerios
azucarados fuera del alcance de sus pequeñas manos.
Nota al margen: definitivamente no se ofendió por mis tetas.
Asiente rápidamente con la cabeza y lleva su pastelito. Anticipo su
marcha, pero no, Nolan tiene otros planes. Se arrastra hacia mí y ondula
entre Ben y yo, se tira sobre mi almohada. —¿Papá y tú se besaban?
Miro rápidamente a Ben, lo veo deslizarse en sus calzoncillos por
debajo de las sábanas. Me hace guiños, me da la oportunidad de
responder como quiera. Giro mi cuerpo hacia Nolan y lo apunto con mi
mano, procurando mantenerme completamente cubierta.
—Estaba besando a tu papá. Cuando dos personas realmente se
preocupan unos por otros, generalmente se besan. —Mis ojos se
encuentran con Ben otra vez—. Un montón.
Mastica y toma otro trozo. —¿Podemos ir a nada hoy, papi? Quiero
mostadle a la Pincesa Mia qué tan alto puedo saltad en la piscina. —Al
parecer, Nolan terminó la discusión que involucra besos.
Mi respuesta era suficiente para satisfacer su curiosidad, o es un
niño de tres años que tiene directamente sus prioridades. Salta con el
último trozo de pastelito en la boca y alcanza su dedo hacia Ben,
corriéndolo por su nariz. Ben sonríe y hace lo mismo. —Sí, podemos ir a
nadar. Pero tengo que llevarte de vuelta a casa de mamá antes de la cena.
Nolan se sienta protestando con un gruñido y comienza a pegarle
con su manita en el pecho a Ben. —No, papi. Quiedo quedame aquí
contigo y la Pincesa Mia. —No he visto a Nolan mostrar ninguna emoción
además de la alegría pura, pero en este momento, definitivamente no es un
niño feliz.
—No me pegues, Nolan. —La voz suave que Ben siempre usa con él
se ha ido y fue reemplazada con un severo tono paternal. Incluso yo me
encogí un poco por ella. Agarra un puño de Nolan—. Si tienes un ataque
así otra vez, no vamos a nadar. ¿Entiendes? —Nolan asiente, su cara
cayendo como si Ben le hubiera dicho que los dragones no existen.
Me acerco y recorro mi dedo por su nariz. Se anima y hace lo mismo
para mí. —No se permiten caras tristes. ¿Por qué no vas a agarrar un
pastelito para mí y papi? —Sonríe y se revuelve fuera de la cama, el
golpeteo rápido de sus pies disminuyendo en la distancia—. Tu hijo
bloqueo totalmente tu polla. ¿Vas a estar bien ahí abajo? —Me deslizo
rápidamente de la cama, rozando la parte delantera de sus bóxers.
—No si sigues haciendo eso —advierte. Su mano agarra la mía y tira
en su boca los dos dedos que había estado usando hace unos momentos,
succionando, me acaricia con fascinación.
Tiene que ser una de las mejores cosas que he visto nunca. Creo que
hay dos tipos de hombres. Chicos que pretenden comer coño para
complacer a la chica, y los chicos que lo buscan, como su comida favorita
en el menú. Ben es sin duda del último. Se desliza fuera de la habitación
con una sonrisa arrogante y regresa momentos después en su traje de
baño.
Me vestí tan rápido como pude, escuchando los pies de Nolan y su
voz animada venir por el pasillo. Sólo he asegurado la parte superior del
bikini, bateando lejos los dedos traviesos de Ben, cuando viene con dos
pastelitos glaseados color verde brillante—. ¡Pincesa Mia!, ¡puedo saltad a
la piscina sin mis flotadoes! —Prácticamente tira los pastelitos hacia
nosotros, su emoción es incontenible—. ¡Voy a buscal mi taje de baño!
—Espera un momento, amiguito —grita Ben después de él. Se vuelve
hacia mí y se inclina, besando mis labios cubiertos de glaseado—. Debo
comer mi pastelito de ti. —Lame mis labios, sólo para retroceder un
centímetro—. Mi chica se ve bien cubierta de glaseado.
—Quiero ser cubierta con tu glaseado —me burlo.
Su mandíbula se mueve, junto con otra parte del cuerpo, seguro.
Gruñe en mi cabello, azota mi culo antes de ir hacia Nolan.
Recojo mi teléfono del suelo, riendo suavemente con la imagen del
calor de la apasionada noche en la cama. Quiero saber de mi madre antes
de pasar el día en la piscina con mis dos chicos favoritos. Contesta
después del segundo timbre.
—¿Hola? —Tose antes de despejar su garganta, el sonido ahogado
viniendo a través del teléfono.
Me siento en el borde de la cama, mi cuerpo entero se tensa. —
Mamá, ¿estás bien? —No puede estar enferma, no ahora. No cuando las
cosas empiezan a caer en su lugar para mí. Dios, sueno horrible. ¿Soy
egoísta con ese pensamiento?
Ella sorbe por la nariz un par de veces, una vez más aclara la
garganta antes de responder—: Oh, estoy bien, cariño. Es sólo un poco de
frío. —Tos. Tos.
Un poco de frío a mi mamá en su estado no es algo para tomar a la
ligera. De repente entro en pánico. —¿Cuánto tiempo llevas así? ¿Tienes
fiebre? ¿Cómo está tu apetito?
—Cariño, por favor, relájate. Estoy bien, en verdad. Mi nariz
comenzó a congestionarse ayer y ahora tengo este pequeño cosquilleo en la
garganta. Eso es todo. No hay fiebre. Sin náuseas.
—¿Así que estás comiendo? —Es muy importante para mi madre
poder mantener su comida.
Había perdido mucho peso cuando comenzaron sus tratamientos y
finalmente volvimos a un número nutritivo hace unos meses. No quiero
volver a ver a mi mamá delgada.
—Sí, sí que como. Sopa principalmente, pero eso es bueno para el
resfriado, que es lo que es, Mia. No quiero que te preocupes hasta la
muerte por esto. Tu tía tiene todo bajo control.
—No puedo evitar preocuparme, mamá. ¿Sabes?
Suspira, despejando su garganta otra vez. —Sí, lo sé. Pero sigo
siendo el padre, y si digo que no quiero que te preocupes, entonces tienes
que escucharme. Ahora dime, ¿está el clima allí tan miserable como aquí?
Ahora esta tan caliente afuera que no puedes ni siquiera respirar. Y no me
hagas hablar de las malditas pulgas de arena.
Pulgas de arena. No las extraño. Están por todas partes en Georgia
cuando el clima se calienta. Estas cosas diminutas que muerden y te
hacen la vida miserable. —Es muy bueno, pero sabes que siempre me
gustaron los veranos de Alabama. El aire es mejor aquí o algo, no sé. Estoy
lista para meterte en la piscina ahora.
Sorbe otra vez. —Oh, bien, ¿por qué estás perdiendo tu tiempo
hablando conmigo? ¡A divertirse, cariño!
—No estoy malgastando mi tiempo. Sólo quería ver cómo lo hacían.
—Estoy haciendo grandes progresos además del poco frío. Así que
por favor ve a nadar unas vueltas por mí. Tal vez el próximo verano
podríamos ir a la piscina a la base juntas como solíamos hacer.
Me levanto y sonrío. —Por supuesto. Serás tan fuerte para entonces,
mamá. Te amo.
—También te amo.
Ella será más fuerte el próximo verano. No puedo esperar para ver a
mamá haciendo todo lo que solía hacer. Pero con la alegría viene el
corazón desgarrado al darme cuenta que estaré con ella en Georgia y no
aquí con Ben. La vida a veces puede ser una puta. No, mierda. No voy a
dejar que nada arruine mi día o el resto de mi tiempo aquí. Después de
cepillarme los dientes y amarrar mi pelo en un moño, camino fuera hacia
la piscina.
—¡Pincesa Mia! ¡Mida ezto! —Nolan está de pie en el borde de la
parte más honda mientras Ben se mantiene a unos pies delante de él en el
agua. Ando alrededor y lo miro con entusiasmo. Se agacha hacia abajo
muy ligeramente antes de brincar de lado y chapotear en el agua. Va abajo
y brinca hacia atrás después de unos segundos, incitando a Ben a
entusiasmarlo.
Aplaudo para él y me siento en el borde. —Eso fue impresionante.
Eres un chico grande que no necesita los flotadores. No sé si soy lo
suficientemente valiente para hacer eso.
Ben se mueve más cerca a mí en el agua, agarrando a Nolan delante
de él para que pueda chapotear. Gira su cuerpo, poniéndose entre Nolan y
yo. Sus ojos hacen ese cambio de dulce a travieso que parece hacer mejor
que nadie mientras barre sobre mi cuerpo. —Mejor date prisa y pon tu
cuerpo bajo el agua antes de que te haga cosas muy inapropiadas delante
de mi hijo. —Le doy una sonrisa de desaprobación. No se atrevería. Se
inclina y pellizca mi labio inferior, enviando un escalofrío por mi espalda
en el sofocante calor—. Lo digo completamente en serio —advierte, siento
que sus palabras me encienden en lugares con los que sólo él está
familiarizado.
—Bien, lamentaría verle poner aquellas esposas si decido
desobedecer sus órdenes, Oficial Kelly.
Le disparé una mirada, burlándome mientras me deslizo en el agua.
Es cálido, pero aún se enfría mi cuerpo al instante.
Roza sus labios contra mi oído. —Vas a estar en mis esposas pronto.
Desobedecerme no tiene nada que ver con eso. —¡Por Dios! Completamente
bromeaba, pero dada la mira que me da Ben actualmente, definitivamente
él no. Y estoy con cualquier forma en la que quiera utilizarlas en mí. Se
aleja de mí y sostiene a Nolan delante de él—. Muéstrale a la Princesa Mia
cómo puedes nadar, amiguito.
Extiendo mis manos hacia él, apoyándome en la pared. Sus pies
patalean tan duro como puede, salpica a Ben en el proceso mientras
golpea sus brazos contra el agua. Le lleva a un poco de tiempo, pero
finalmente llega a mí con la mayor sonrisa con hoyuelos en la cara. —Eres
como un pequeño pez. —Envuelvo mis brazos, inmediatamente me atrae
más a un abrazo. Entierra su cara en mi cuello, con todas sus fuerzas—.
Das un buen abrazo, Sir Nolan.
—Te quiedo —declara con su voz ronca.
Cierro los ojos, Ben nos vigila atentamente. —También te quiero —le
juro, nunca desviando mis ojos de los de Ben. Sus labios se abren
ligeramente mientras se mueve más cerca de nosotros. Fuertes brazos
encuentran mi cintura bajo el agua y nos empuja contra su pecho. Nos
quedamos así mientras Nolan lo permite, Ben y yo robando besos por
encima de la cabeza de Nolan. Es el mejor momento que he tenido en la
piscina. Un día perfecto con mis dos chicos Kelly favoritos.
15
Traducido por Kariza
Corregido por Paltonika

unca he escuchado a mi hijo decirle te quiero a nadie además


de mí. Ni siquiera a mi familia, y sabía que él los amaba. Se
sentía loco por mis padres y mi hermana. Y estoy seguro que
amaba a su mama porque todos los niños de tres años aman a
sus padres, no importa cuán mierda fueron con ellos. Pero
nunca le dijo esas palabras a ella enfrente de mí. Al igual que la cosa de la
nariz, esas dos palabras eran algo que solo nosotros compartimos. Algo
que sólo se mantiene entre nosotros dos. Hasta que conoció a Mia. Y no
puedo culparlo por amarla. Ella es increíblemente fácil de amar. Escuchar
que se lo dijera a ella me golpeo en el alma. Era lo mismo que sentí cuando
me las dijo a mí. Como que me acabaran de dar este increíble regalo. Y lo
decía enserio. Mi hijo es brutalmente honesto con sus sentimientos. Dirá
exactamente cómo se siente y no lo cubrirá con azúcar. No lo dudo en lo
más mínimo. Sus palabras fueron fuertes y constantes, al igual que serían
las mías cuando eventualmente las escuche.
Cuando se lo dijo de vuelta, ella me miro con esos ojos de los que era
imposible apartar la mirada. Ninguna mujer me ha mirado de la forma en
que lo hace Mia. Era nuevo, pero tan familiar al mismo tiempo. Como si
me hubiera estado buscando por vidas enteras. Como si me conociera
mejor que nadie. Estaba acostumbrado a que las mujeres me miraran
como si me quisieran. Me hallaba familiarizado con esa mirada. Ese deseo
que era completamente artificial y carente de cualquier emoción real.
Fácilmente podría romper con esas mujeres. No me encontraba
completamente atrapado con una jodida mirada. Listo para entregar mi
vida entera a causa de una mirada. Pero así fue como pasó con Mia.
Cuando me miró, ella me vio. Mis esperanzas, mis miedos, mi futuro, que
para todos los efectos le pertenecían a ella. Malditamente me poseyó con
esa mirada, por lo que nunca miraría hacia otro lado.
Quería que Mia viniera conmigo para llevar a Nolan al departamento
de Angie. Parecía incomoda al principio, pero Nolan encendió todo el
encanto de Kelly y la dejo completamente indefensa. No sabía con
seguridad cómo lo tomaría Angie, pero honestamente, no daba una
mierda. No importa cuánto ella quería negarlo, Angie era muy consciente
de mis sentimientos. Siempre he sido sencillo y honesto, incluso cuando
deje que me hiciera una mamada ocasional. Y mirando hacia atrás, odio
como era débil en esos momentos de soledad. Pero sabía que nosotros no
teníamos un futuro, y yo quería mostrarle el mío.
—Oh, um, pensé que sólo podría esperar en el camión. —Mia me
miró con una expresión ansiosa mientras permanecía de pie fuera de su
lado del camión. No había mencionado que ella estaría caminando
conmigo adentro, pero era muy consciente de mi intención ahora.
Tímidamente coloca su mano en la mía y me permite ayudarla a bajar—.
Ben, de verdad, no tengo que ir adentro.
Cierro la puerta del pasajero, empujándola contra mí e inhalando su
cabello. —Nena, relájate. No hay razón para estar nerviosa. Eres la primera
mujer que he presentado a la madre de mi hijo.
—¿Se supone que eso deba relajarme? —pregunta con tensión en su
voz—. En todo caso, me pone más nerviosa.
Miro hacia ella, inclinando mi cabeza hacia un lado. —Tampoco le he
presentado ninguna mujer con la que he estado a Nolan. —Parece que se
alivia en mis brazos, suelta su labio inferior liberándolo de su boca—. Eso
es lo mucho que significas para mí. Quiero que seas parte de la vida de
Nolan tanto como quiero que seas parte de mi vida. Él te ama y Angie
averiguará sobre ti eventualmente. Podríamos terminar con esto de una
vez.
Cambia de pie ligeramente mientras permanece en mis brazos,
manteniendo sus ojos en los míos. —¿Es tu hijo Kelly el único chico que se
siente de esa manera?
Guau. Deja a Mia poner al chico en su lugar. Estoy seguro de que
ninguna pregunta esta fuera de los límites para ella. Pero así es como es.
No tiene miedo de decirte nada. Y nunca he querido que sea diferente.
—No. —Acaricio sus labios con los míos, probándola con mi
lengua—. Estoy seguro que mi padre te ama como a una hija.
Sonríe antes de plantar besos rápidos en mis labios. —Oh, ¿así es
como vas a jugar esto? ¿Qué pasa si yo lo digo primero, lo dirías entonces?
—Arqueo mi ceja, desafiándola a dar el primer paso—. Yo… —Besa mi
mandíbula—. Amo… —Sus labios se mueven a mi oído—. Los Girasoles. —
Se ríe sobre mí, y me trago mi sonrisa, entrecerrando los ojos hacia ella
cuando se inclina hacia atrás. Saca la sonrisa de su cara y me da una
mirada coqueta.
—Sabes, tengo un par de esposas en la guantera que no dudaré en
usar en ti. —Agarro sus muñecas y las pongo en su espalda, trayendo
nuestros pechos juntos. Su respiración se traba y ronronea contra mí—.
Mmm… ¿te gustaría eso verdad? No ser capaz de tocarme mientras hago
mi camino en ti. Dándote a mí por completo. —Asiente y lame sus labios.
Condenados deberes parentales. Mi chica sucia quiere que la tome justo
aquí y lo único que me detiene está en el asiento trasero de mi camioneta,
blandiendo su espada alrededor de su cabeza como un maniático. Libero
sus muñecas y la beso una vez, luego una vez más—. Más tarde, linda
chica.
Caminamos al departamento de Angie, Nolan corriendo delante de
nosotros. Él llama suavemente la puerta y luego golpea varias veces con su
espada. Mientras Mia y yo permanecemos detrás de él, la puerta se abre.
Los ojos de Angie caen inmediatamente en Mia, quien lucha por tirar su
mano de la mía. Pero no la dejaré hacerlo, así que la sujeto con más
fuerza.
Angie cruza sus brazos sobre su pecho con molestia. —Déjame
adivinar, ¿Princesa Mia? —Sus ojos se desplazan hacia mí—. ¿De verdad,
Ben? Tuviste que traer a tu último enganche a mi apartamento.
Nolan corre pasándola hacia la sala de estar y agradezco eso. Si
vamos a sacarlo justo ahora, no quiero que lo escuche. —No seas una
perra, Angie. Te estoy haciendo una cortesía aquí. Nuestro hijo estará
pasando mucho tiempo con Mia, así que pensé que deberías conocerla.
Mia da un paso adelante tanto como mi agarre se lo permite y
sostiene su mano libre. —Hola, Angie. Es un placer conocerte. Tienes el
más dulce chico. Estoy loca por él.
Angie mira hacia abajo a la mano de Mia, negándose a tomarla.
Devuelve su atención a mí en su lugar. —¿De verdad crees que es
prudente confundir a nuestro hijo introduciendo a tu sabor del mes? Y yo
pensaba que estábamos tratando de resolver las cosas entre nosotros,
Ben. —Deja caer sus manos y se limpia la cara de irritación,
remplazándola con una expresión herida—. Realmente es lo mejor para
Ben.
—Tal vez sólo voy a esperar en el camión —dice Mia suavemente,
dejando caer su mano.
Sacudo mi cabeza hacia ella. —No. Tu perteneces donde estoy yo.
—Oh, dame un maldito descanso —dice Angie con irritación.
Miro más allá de ella y veo a Nolan en la mesa de la cocina con una
caja de crayolas. Dejo ir la mano de Mia y doy un paso más cerca a Angie,
por lo que se tenga al instante. —Tienes suerte de que no escuchara eso. Y
ni se te ocurra dirigir tu amargura a Mia. No te ha hecho nada y es
increíble con Nolan.
—Soy su madre. Y tú deberías estar más preocupado por arreglar
nuestra familia que con quien quiere jugar tu polla.
—Ben, ¿puedes darme, por favor, las llaves del camión? —pregunta
Mia, sosteniendo su palma hacia mí. A pesar de que suena como una
pregunta, no me está preguntando. Pero no quiero que se vaya. Que se
pudra Angie. Mia tiene todo el derecho de estar donde estoy.
Desafortunadamente, sé que Angie nunca se calmara mientras Mia este
enfrente de ella. De mala gana tiré las llaves de mi bolsillo y se las di. —
Gracias. —Gira la cabeza hacia Angie y le ofrece una sonrisa—. Espero que
te des cuenta de cuán afortunada eres por tener a Nolan.
Angie hace una mueca ante el comentario. Y espero hasta que Mia
esté fuera del alcance del oído antes de gritar a la persona que hace de mi
vida un infierno. —Nunca más vuelvas a hablarle así a Mia de nuevo. No
merece ser despreciada por ti.
—¿Qué demonios te importa si herí los sentimientos de tu aventura?
Di un paso más cerca. —No es mi aventura. Es la mujer para mí.
¿No lo entiendes? No va a ninguna parte, así que será mejor para ti que lo
aceptes. Nuestro hijo seguro como el infierno que lo hace.
Angie inhala audiblemente. —¿Qué significa eso?
—Le dijo que la amaba hoy. ¿Te ha dicho eso a ti?
Su labio inferior comienza a temblar, provocando que ella lo tire con
sus dedos. —Sólo no entiendo porque no puedes al menos tratar de hacer
que esto funcione.
Terminé con esta conversación. Si no entiende que nosotros nunca
funcionaremos ahora, nunca lo entenderá. La empujo pasando y
caminando hacia Nolan, besando la cima de su cabeza. —Te amo,
amiguito. Te veré pronto, ¿está bien?
—Ten papi. Mida lo que pinté pala ti. —Levanta el papel en el que ha
estado trabajando. Son tres personas, todos luciendo como círculos con
extremidades de palito saliendo de ellos. Dos de ellos son más altos que el
tercero. Incluso nos etiqueta con su letra de pollo—. Edes tú, ella es
Pincesa Mia y eze soy yo. —Me lo da con una sonrisa antes de correr su
dedo por mi nariz hacia abajo.
Repito el gesto y sostengo su dibujo contra mi pecho. —Gracias,
amiguito. —Revuelvo su cabello antes de caminar hacia la puerta. Angie
evade mis ojos, mirando en su lugar a los pies. No tengo nada que decirle,
así que camino fuera del apartamento y cierro la puerta detrás de mí.
Tenía el sentimiento de que no tomaría bien conocer a Mia. Angie todavía
tenía la idea de que terminaríamos juntos. Y considerando que nunca le
había presentado a nadie antes, estoy seguro de que sólo le añadí más
desilusión. Pero el suspirar por mí, no la justificaba de tratar a Mia de esa
forma. Y nunca dejaría que tratara a mi chica de esa manera nuevamente.
Me subí al camión después de doblar el dibujo de Nolan y meterlo en
mi bolsillo trasero. —Lo siento por eso. No volverá a hablarte de esa forma
de nuevo. Lo prometo. —Busco su mano y la pone en la mía con una
sonrisa. Parece completamente inafectada por el odio que fue directo hacia
ella.
—Está bien. Lo entiendo. —Une sus dedos con los míos mientras
nos vamos del complejo de apartamentos—. Te ama, y está herida por
nosotros estando juntos. Estoy segura de que no es fácil para ella.
Jesús. No tiene nada negativo que decir sobre Angie después de ese
encuentro de perra. De hecho lo siente por ella. —No creo que Angie me
ame. Creo que sólo está desesperada por atención. Tuvimos sólo una
noche juntos, y ninguno recuerda nada de ello.
Sacude la cabeza en desacuerdo. —Ella definitivamente te ama,
puedo decirlo. —Recuesta su cabeza en el asiento y se gira hacia mí.
Nuestros ojos se reúnen brevemente antes de volver los míos a la
carretera—. ¿Trataste alguna vez de que funcionara?
—Si, después de que Nolan naciera. Sabía que Angie quería que
fuéramos una familia y además, le debía a Nolan al menos intentarlo. Ellos
se mudaron conmigo después de que ambos fueran dados de alta en el
hospital. Pero sólo duro dos semanas. —Su mano se aprieta en la mía—.
Peleábamos constantemente sobre todo y era malditamente miserable todo
el tiempo. Tener un bebé a los veintitrés años era bastante estresante y
luego entender que no podía soportar a la madre de mi hijo. No fue bueno.
Cuando le dije que no iba a funcionar, enloqueció tratando de mantener a
Nolan lejos de mí. La lleve a la corte para asegurarme de que al menos
tendría más tiempo con Nolan y eso sólo la enfureció más. —Estaciono mi
camión en el estacionamiento usual de la casa de mis padres. Ayudo a Mia
a salir por su lado, manteniendo su mano en la mía, mientras caminamos
alrededor de la piscina—. A veces desearía nunca haber dormido con ella
esa noche, pero entonces no tendría a Nolan. Y no me puedo imaginar no
tener a ese pequeño maniático.
Se ríe suavemente contra mi hombro mientras rodeamos la piscina.
—No te puedo imaginar no teniéndolo tampoco. —Deslizo la puerta para
abrirla, colocando mi mano en su espalda y la guio dentro de la casa de
mis padres. Tessa está sentada en el sofá, su regazo completamente
cubierto de pañuelos desechables y la cara en sus manos—. ¿Tessa? ¿Qué
está mal?,—Mia va directo a mi hermana, sentándose a su lado.
—¿Estás bien? —pregunto, moviéndome enfrente de ella. Nunca
había visto a Tessa llorar desde que éramos jóvenes, y en aquel entonces,
yo era la causa de ello. Cuánto más vieja se ponía, menos dejaba que las
cosas le afectaran. Si tuviera bolas, serían de acero.
Me mira y luego a Mia. —Oh, por Dios. ¿Están juntos ahora? —Mia
asiente y Tessa comienza a llorar muy fuerte. No es la reacción que había
estado esperando. Tessa era mi más grande apoyo a la hora de conquistar
a Mia—. Eso me hace tan feliz. No tienen ni idea —solloza, lo que provoca
que Mia ponga los brazos a su alrededor.
—¿Necesitas una noche de chicas? —pregunta Mia, dándome una
mirada de complicidad sobre el hombro de Tessa.
Entiendo el mensaje alto y claro. Ninguna de ellas me necesita aquí
para eso. Tampoco es como que quisiera estar aquí para lo que sea que
malditamente pase en una noche de chicas. Me agacho y beso a Mia en su
frente. —Voy a salir de aquí. Nos vemos mañana después del trabajo. —Me
guiña y asiente contra Tessa. Pongo mi mano en el hombro de mi
hermana—. Si estas así debido a Luke, voy a encontrarlo justo ahora y
patear su trasero. —Gime contra Mia, y hubiera tomado eso como un sí,
hasta que comienza a sacudir su cabeza. Malditas mujeres y sus señales
mezcladas. Un simple sí o no, sería agradable. Exhalo fuerte con enfado—.
Sólo llámenme si me necesitan. —Sonrío una vez a Mia y salgo fuera lo
más rápido posible antes de tener más respuestas enigmáticas.
16
Traducido por AlysseVolkov & AlessaMasllentyle
Corregido por Lucero Rangel

iste, es una buena cosa que me abastecí como lo hice


ayer —le digo, cargando dos bolsas de papas fritas y
una caja de galletas que Nolan y yo habíamos hecho un
hueco en ellas ayer. La noche de chicas no puede
existir sin algún tipo de comida chatarra. Lo dejo caer
sobre la mesa y me coloco junto a Tessa, girando mi cuerpo hacia ella. Ya
no está llorando más, pero se ve emocionalmente agotada. Coloco mis
piernas debajo de mí y pongo mi mano en su rodilla—. ¿Qué pasó con
Luke?
Esnifa, inclinando su cabeza para que descanse en el respaldo del
sofá. Tiene los ojos hinchados e inyectados en sangre y su nariz es de color
rojo brillante. Nunca había visto llorar a Tessa. Ni siquiera cuando éramos
más jóvenes. Siempre era la más fuerte de las dos.
—No sabía dónde Luke estaba parado con toda la cosa del niño.
Nunca hemos hablado de eso y no quería simplemente lanzar la bomba
bebé en su regazo, sin estar algo preparada para su reacción. —Levanta
una mano y limpia una lágrima de su rostro―. Estaba anticipando que
diría que querría que esperar unos años para formar una familia y
entonces yo diría que algo así como en lugar de esperar un par de años,
¿cómo te sientes acerca de esperar unos meses? Pero no dijo eso. —Baja la
mirada hacia su regazo y comienza a quitarse el esmalte de uñas.
—¿Qué dijo?
—Dijo que no sabía si quería niños. Dijo que cada vez que veía a Ben
y Nolan juntos, nunca pensaba que era algo que querría algún día. —
Levanta la cabeza y me mira—. Me puse tan enojada. Lo empujé lejos de
mí y empecé a gritarle. Le dije que estaba tan malditamente cansada de lo
que estábamos haciendo juntos y que no quería volver a verlo nunca más.
—Comienza a llorar de nuevo y me agarra la mano antes de que siga—. Ni
siquiera sé si estaba totalmente comprometido conmigo. Podría haber
estado follando todas las chicas de Ruxton por lo que sé, y entonces el
pensamiento de él embarazando a todas esas chicas me molestó aún más.
Estaba gritando y llorando. Ni siquiera sé si lo que estaba haciendo tenía
ningún sentido. Trató de calmarme, pero ni siquiera podía mirarlo. Le dije
que nunca me volviera a llamar y me fui.
Agarro un pañuelo de la caja y se lo entrego a ella. —¿Así que no le
dijiste que podrías estar embarazada? —Incluso si ella y Luke no estaban
juntos nunca más, todavía pensaba que él debería saberlo.
Se ríe en voz baja lo cual me desgarra por completo. Terminar las
cosas con el padre de tu hijo no nacido no parece gracioso para mí. —El
momento en que todo esto no podría haber sido más jodido. Después que
llegué a casa, fui al baño y sorprendente e inesperadamente allí estaba mi
estúpida regla. Esa perra realmente se tomó su dulce maldito tiempo
haciendo acto de presencia. —Niega con la cabeza y la deja caer hacia un
lado, apoyándola contra el sofá—. Sigo pensando que si lo sólo hubiera
esperado un día, toda esa conversación no habría sucedido y todavía
estaría jodiendo. Pero me alegro de que no esperara. Quiero una familia
algún día. Quiero casarme y tener hijos y no iba a conseguir eso con él.
Solo estaría perdiendo el tiempo. —Sus palabras son ciertas, pero parece
triste por la pérdida de lo que sea que ella y Luke compartieran. Aprieto mi
agarre en su mano.
—Siento realmente que las cosas no funcionaron. Con Luke y el
bebé. Sé que estabas emocionada por ser madre.
Se encoge de hombros. —Probablemente es lo mejor. Puedo ver lo
que mi hermano tiene que ir a través de la crianza de un bebé con alguien
que no está con él. Y estoy segura que Luke hubiera terminado las cosas
una vez le dijera lo que me estaba guardando. —Agarra unas galletas y se
apoya de nuevo en el brazo del sofá—. Voy a extrañar el sexo sin embargo.
Mi Dios.
Me río y agarro una bolsa de papas fritas. —¿Eso es bueno? —
Levanta la mirada con humor—. Bueno, siempre hay un Reed. ¿Alguna vez
han estado juntos? —Realmente no tenía ni idea de si los dos de ellos
había enganchado. Reed era un chico guapo, y Tessa era, bueno, era
Tessa.
Levanta su mano para detenerme, haciendo una mueca. —
Asqueroso. Eso sería como dormir con Ben. Y tiene un montón de
equipaje. ¿No te dijo de su última novia? —Niego con la cabeza y cavo en
mi bolsa de papas fritas, preparándome para un chisme—. Es realmente
jodido. Él comenzó a salir con esta chica último año, Molly McAfferty, y
estaban como locamente enamorados. Todo el mundo pensaba que iban a
terminar casados con una carga de bebés algún día. —Se levanta del sofá
y va a la nevera y vuelve con dos cervezas y me entrega una antes de
reclamar su asiento—. Pero eso obviamente no sucedió. —Tessa toma un
sorbo de su cerveza y se lame los labios—. Molly fue a la universidad en
Virginia y Reed se quedó aquí, encargándose de la empresa de su padre. Él
estaba decidido a hacer que funcionara sin embargo y se quedó
completamente fiel a ella. Quiero decir, actuó como si ya estuvieran
casados. Ni siquiera miraba a otras chicas. Le escribía cartas todo el
tiempo y tomaría viajes por carretera cada fin de semana para ir a verla,
pero ella nunca regresó aquí para verlo. Ni siquiera durante los días
festivos. Y después de un tiempo, dejó de llamarlo todo a la vez. —Tengo
una idea de adonde va esta historia y casi que no quiero oír más. Reed es
un tipo dulce y no se merece lo que temo que Tessa está a punto de
decirme. Ella continúa con un fuerte suspiro—: Yo expresé mi opinión
sobre su relación aparentemente unilateral y se enojo tanto conmigo. Le
dije que si estaba tan seguro de que ella no le era infiel, que debería ir a
verla durante la semana cuando no lo esperaba.
—¿Lo hizo?
—Sí. Fue directo para encontrarla follando a algún tipo en su
dormitorio.
Tengo la necesidad repentina de ir a buscar a Reed y abrazarlo y
golpear fuertemente a esta chica Molly. Desprecio a los infieles. El último
novio de mi mamá era uno. —Oh Dios. Pobre Reed. ¿No ha salido con
nadie desde ella?
Cava en su bolsa de papas fritas, haciendo estallar unos cuantos en
su boca antes de contestar. —Yo no clasificaría follar con chicas al azar
como citas. Él es como el rey de una sola noche por aquí.
Me rio entre dientes suavemente. Podría haber sido Reed esa noche
en el bar, comprándome el trago púrpura y diciéndome que iba a perder su
mente si no conseguía estar dentro de mí pronto. Ese pensamiento es
empujado rápidamente fuera de mi cabeza. No quiero imaginarme
entregarme a nadie más que a Ben. Le pertenezco a él.
—No es más que miedo de enamorarse por una chica y luego
rompan de nuevo —continúa—. Pero nunca me admitirá eso. Actúa como
si Molly no lo arruinó por completo, pero no vio lo que yo vi. Ese chico
estaba destruido. —Ambas masticamos nuestros bocados, colocando
nuestras bolsas de papas fritas en la mesa de café cuando acabamos.
Estoy quitando la etiqueta en mi botella de cerveza cuando siento un
par de ojos en mí. Levanto la vista y me encuentro con su sonrisa radiante.
—¿Qué?
—Conseguiste estar desnuda delante de él anoche, ¿cierto?
Ahí está la Tessa que conozco y amo. Me río y niego con la cabeza. —
No. Le envié un texto que era para ti. —Saco mi teléfono de mi bolsillo y se
lo muestro.
Arquea la ceja, leyendo el mensaje de texto varias veces. —
Demonios. Bueno, eso es definitivamente una manera de ir sobre él para
salir de la zona de amigos. ¿Cómo reaccionó a esto?
—¿Cómo crees que reaccionó a esto? —pregunto juguetonamente.
Me acerco más a su lado para que podamos descansar la cabeza contra la
otra. Nuestras piernas están estiradas en frente de nosotros, nuestros pies
apoyados en el borde de la mesa de café—. Tenías razón.
—Por lo general la tengo. Pero, ¿a qué te refieres?
Suspiro, haciendo una pausa para un efecto dramático. Golpea su
rodilla contra la mía, lo que indica que no está aguantando mis tácticas
evasivas hoy. —Lo amo. —Realmente siento que mi corazón se hinchan
dentro de mi pecho cuando lo reconozco en voz alta. Las mariposas que
sólo Ben puede evocar dentro de mi estómago comienzan a revolotear allí.
Siento que mi amor por él se derrama a través de mí como si corriera por
mis venas. Y sé que, sin duda, que lo amaré con fiereza y para siempre.
Su mano me aprieta la rodilla. —Por supuesto que sí. Y él te ama. Es
ridículamente obvio, y molesto ahora que estoy soltera. —Bosteza al final
de su observación, provocándome hacer el mismo sonido suyo.
Quiero creerle a Tessa. Quiero creer lo que mi corazón me está
diciendo. Pero nunca voy a estar segura hasta que él me diga esas
palabras. Una parte de mí piensa que no debería amarlo, pero por razones
completamente diferentes de las que alguna vez he tenido antes. Sé lo
difícil que va a ser dejarlo cuando me tenga que regresar a Georgia. Y dejar
mi corazón aquí no va a hacer que sea más fácil. Tal vez por eso Ben no
me ha dicho esas palabras, si es que las siente en absoluto. Tal vez está
siendo sensible y mantiene su corazón fuera de esto. Pero quiero que se
lanzara desde el acantilado después de mí. Quiero que sienta esa
adrenalina y arriesgue el dolor porque estoy dispuesta a hacerlo.
Lo arriesgaría todo.

—Sabes que eres la mejor amiga de alguien cuando estás dispuesta


a esposarla, mientras está prácticamente desnuda, y la ayudas a lograr
prepararse para una fiesta de sexo con tu hermano —dice Tessa a través
de una sonrisa que escucho en lugar de ver. No puedo ver mucho en la
posición que estoy actualmente además de la cabecera y el edredón.
Afianza las esposas a mis muñecas, asegurando mis brazos detrás de mi
espalda—. Esto es una locura teniendo en cuenta que no tengo una llave
para estas. ¿Cómo de jodido sería si él consiguiera retenerte en su trabajo
y tuvieras que permanecer así por horas? ¿O días?
Mierda. No había pensado en eso. Dios, eso sería horrible. Por no
mencionar vergonzoso. No estoy segura cómo me las arreglaré para ir al
baño con esto. Abro mi boca para responder cuando escucho el sonido de
la puerta corrediza de cristal abriéndose.
—Que comience la fiesta —dice Tessa—. Estaré fuera por algunas
horas. Intenta no matarlo.
—Gracias. —susurré. Todo mi cuerpo zumbaba con anticipación
cuando salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Escuché
voces apagadas a la distancia, riendo para mí misma por el discurso que
Tessa ensayó conmigo cuando le pedí que me ayudara a salir esta
noche. Mia no estaba actuando como ella misma hoy. Parecía un poco al
borde y era un poco hostil. Tuve que contenerla. Y luego viene lo bueno. Es
una mala chica, Ben. Una muy mala chica. Me hubiera encantado haber
visto su cara cuando pronunció esa línea. Y esto para el caso. Las tablas
del suelo en el pasillo crujen con sus pasos, cada pulgada más cerca hasta
que finalmente, la puerta oscila abierta.
No puedo verlo, pero puedo escucharlo claramente con el oído que
no está amortiguado con la cama. Estoy arrodillada en el borde de la
cama, mi cuerpo en un ángulo hacia abajo y mi mejilla reposando en el
edredón. Mis muñecas están atadas a mi espalda y sólo estoy llevando un
muy pequeño par de ropa interior negra. Apenas cubren nada y bien
podría estar desnuda en estos momentos. Y por el sonido de su pesado
jadeo, sé que no odia esta sorpresa.
—Querido Dios. Un hombre debe ser advertido antes de avanzar
contigo así. Casi me vengo con verte, bebé. —Se acerca y coloca su mano
en mi espalda baja, corriendo hasta mi espina dorsal. Me quejo por su
toque. Es como fuego fusionándose con hielo—. Mi chica sucia luce
absolutamente impresionante boca abajo. Y puedo apostar esto contigo,
¿no es así? Apuesto que estás húmeda en este momento.
—Tócame y descúbrelo.
Su mano se mueve hacia abajo, burlándose de mí entre mis piernas.
—Santa mierda —gruñe, deslizando mis bragas hasta las rodillas. Sus
dedos se sumergen dentro de mí, moviéndose en un ritmo constante como
voy gimiendo en contra de su toque. Sus labios presionan contra mi
espalda, lamiendo y besando mi piel―. ¿Qué quieres, ángel? Dime y te lo
daré.
—Tú, Ben. Te deseo.
—Y vas a conseguirme, cariño. Pero quiero que seas específica en
este momento. ¿Quieres que te haga venir de esta manera?
Me quejo en voz alta en el colchón. Jesús. Sus dedos son mágicos.
Estoy segura de que puede hacerme venir con ellos en dos segundos si así
lo desea. Pero sé que quiere escucharlo y quiero que me lo de. —Quiero
que hagas lo que quieras conmigo. Toma lo que necesites y no te detengas.
Esto te pertenece a ti.
—Sí, bebé. —Remueve sus dedos y el sonido de él succionándolos
casi me empuja sobre el borde. Entonces lo escucho desatar su cinturón y
me acuerdo de una cosa más importante. Esto hay que decirlo antes de
que utilice mi cuerpo para su propio placer. Esta es mi fantasía tanto
como la es de él.
—Deja tu uniforme.
—Joder, sí. —El sonido de la cremallera descendiendo es el último
ruido que escucho antes de que me penetre. Ambos gemimos juntos, el
suyo más ruidoso que el mío, sus manos apretando mis antebrazos—.
Cristo, eres perfecta. Creo que jamás he estado tan duro.
Se mueve dentro y fuera de mí, tomando lo que necesita. Su energía
durante el sexo es enorme. La forma en que su agarre se aprieta en mí, la
forma en que sus caderas golpean contra mi trasero. Me está jodiendo con
tanta fuerza, tanta necesidad codiciosa. Y Dios, quiero todo lo que me está
dando. Quiero que posea cada centímetro de mí. Estoy segura de que mi
cuerpo está hecho específicamente para su placer y para el mío. Nuestros
sonidos y sus palabras suenan a nuestro alrededor. Él me dice lo mucho
que me quiere. Cómo nunca ha sentido nada como esto. Y cómo nunca
tiene suficiente. Siento todo lo que me da y cada palabra que dice. Esto es
lo que se siente estar enamorada. Puro. Honesto. Él me hace sentir
hermosa y querida, incluso en esta situación de vulnerabilidad. Cuando
está a punto de perderse, presiona sus labios en mi oído y sus dedos
encuentran mi clítoris. Y cuando me dice que: está jodidamente
viniéndose, mi cuerpo le responde inmediatamente.
Estoy jadeando en el edredón, tratando de calmar mi respiración
mientras desabrocha las esposas. Pero sé que no hemos terminado. Si algo
he aprendido al estar con Ben, es que mi hambre insaciable por él siempre
será bien recibida por su necesidad por mí. Nunca vamos a ser fácilmente
satisfechos cuando se trata del uno al otro. Incluso después de que nos
hemos dado cada pedazo de nosotros mismos, seguiremos queriendo más.
Sus manos masajean mis muñecas, frotando la vida de nuevo en ellas
mientras giro sobre mi espalda. Mis bragas son finalmente retiradas y las
arroja a algún lugar fuera de la cama. Empuja una de mis piernas cerca de
mi cuerpo mientras se introduce en mí, moliendo sus caderas contra las
mías.
—Mantén tus ojos en mí. —Ordena mientras su frente gotea con
sudor. Agarra mi otra rodilla y la empuja contra mi pecho, apoyando su
duro cuerpo contra el mío y acariciándome más profundo.
Incluso si quisiera mirar hacia otro lado, que no quería, seamos
claros acerca de esto, no creo que hubiera sido capaz de hacerlo. Él
follándome en su uniforme ha ido mucho más allá de cualquier expectativa
que podría haber evocado. Observo sus ojos y el brillo posesivo en ellos. La
plenitud de su boca y la forma en que se mantiene entreabierta. La burla
de su lengua mientras lame la comisura de sus labios. Mis ojos se mueven
hasta su cabello y quiero agarrarlo, tirar de él con fuerza y llevar su boca
contra mí. Para robar esa lengua suya y mantenerla cautiva en mi boca y
entre mis piernas.
Pero son sus ojos los que dominan la mayor parte de mi atención. No
sólo me mira como un hombre que, como tan elocuentemente expresó,
está hambriento de mi coño. Me mira como un hombre que haría
cualquier cosa por ella. Que haría cualquier cosa por mí. Es una mirada
que me lanzaría completamente fuera de balance si no estuviera preparada
para ello.
Pero estoy preparada.
—Háblame.
Su labio se crispa con esa astuta sonrisa suya y se desliza fuera de
mí, agarrándome por el cuello y sentándome de modo que estamos cara a
cara. Me jala a su regazo, mis piernas alrededor de su cintura y trae su
boca a la mía. —Y ¿decir qué, ángel? Que podría besarte durante horas.
Que me encanta tu sabor en mi lengua. —Lame lo largo de mi labio
inferior y los abro para él, lo que le permite el acceso a lo que los dos
queremos. Explora mi boca, respirando su fuego dentro de mí y
cubriéndome en llamas desde adentro hacia afuera. Luego se rompe
nuestro beso y presiona sus labios en mi oído, sus manos sosteniéndome
con fuerza contra él—. Vas a tener que ser específica. Hay un montón de
cosas que podría decirte en este momento. —Su voz es un ruido sordo,
como un trueno en la distancia. Se inclina hacia atrás y capta mi atención
con la tormenta en sus ojos.
Me muevo en su regazo para que roce mi entrada. —Quiero todas
tus palabras. Quiero ser llenada con ellas para que cuando vuelva a casa,
nunca olvide cómo te hice sentir. —Estoy cernida sobre él, mojada y lista
cuando agarra mis caderas y me impide bajarme.
Roza sus labios a lo largo de mi mandíbula, mordisqueando mi piel.
—Estás en casa —susurra. Bajo mi cara al hueco de su cuello,
reprimiendo las lágrimas que pican en mis ojos. Me acaricia el cabello con
una mano, la otra todavía me sostiene firmemente encima de él—. Siempre
querré esto, Mia. Podría poseerte todos los días por el resto de mi vida y
nunca conseguiría suficiente de ti.
—Yo también —digo, finalmente me inclino hacia atrás y le permito
ver mi cara. Se estira y quita la lágrima de mi mejilla con su pulgar. Hay
una sonrisa tentativa en mis labios y me da una a cambio—. ¿Puedo
tenerte ahora? —pregunto, moviéndome en sus brazos para que roce mi
clítoris. Un suspiro se escapa de mis labios cuando se aplica la menor
cantidad de presión en mi sexo hinchado.
—¿Me quieres?
Asiento, lentamente, enfatizando mi deseo. Me reposa sobre él,
gruñendo cuando estoy totalmente sentada. Dejo que me tome por delante,
moviendo las caderas al ritmo que quiere. Mantiene sus ojos en mi boca,
una constante de cuanto le encanta. No se avergüenza de su obsesión por
ciertas partes de mi cuerpo y con mucho gusto lo dejo que me mire con esa
hambre salvaje. Una de sus manos se clava en mi cadera y la otra empuja
en el centro de mi espalda, arqueándome hasta que puede tomar mi seno
izquierdo en su boca.
—Ben, Dios mío.
Lo veo dejar marcas de mordeduras por todo mi pecho, gimiendo
cada vez que siento sus dientes rozando mi piel. Inclina mi cabeza,
dándose acceso a mi cuello mientras con la otra mano agarra mi culo y me
muele dentro de él. Rasguño su espalda a través de su camisa y se queja
contra mi hombro.
—Joder. Vente conmigo, bebé. No me voy a ir sin ti.
Me sacudo más duro dentro de él. —Muérdeme. —Sus dientes están
al ras encima de mi hombro y luego lo siento. El escozor fuerte que tira un
grito de asombro de mí, como si me hubiera estado muriendo de hambre
por un respiro—. Ben. —Mi orgasmo hace nudos en mi estómago, que
irradian hasta mi pecho, agarro su cara y hago que me vea—. Vente.
Ahora. —Apenas puedo conseguir las palabras cuando mi clímax se hace
cargo, quemándome desde adentro hacia afuera. Caigo sobre él, una pila
de brasas mientras me da su liberación.
Mis ojos ya se están cerrando cuando me posiciona en la cama por lo
que mi cabeza puede descansar sobre una almohada. Y la sensación de la
cama hundiéndose junto a mí y sus labios en mi frente, son lo último que
registro antes de caer en un sueño.

Sé que estoy sola antes de abrir los ojos. Su cuerpo no está enredado
con el mío, su aliento no sopla directamente sobre mi piel, y simplemente
se siente como si una parte de mí hubiera desaparecido. Froto mi cara en
la almohada antes de abrir mis ojos. Y allí, puesto en el lugar que le
pertenece a Ben hay un ramo de girasoles. Podría llorar aquí. Y lo hago.
Él recordó.
17
Traducido por Lizi_0696 & Aleja E
Corregido por Marieta16

lla era perfecta.


Ninguna otra mujer llegó a mí de la manera en que Mia lo hizo.
Ninguna otra mujer sabrá nunca lo que necesito sin que tenga
que pedirlo. Quiero controlarla, pero también quiero que ella
tome lo que es suyo. Me diga lo que necesita cuando podría
dudar dárselo. Que exija que la folle duro, que la muerda allí,
para desnudar mi alma a ella.
Y casi lo dije.
Te amo. Las palabras estaban allí mismo, en la punta de mi lengua
pero me las tragué.
Yo sé que está esperando mi propia admisión antes de que me dé el
corazón que tan ferozmente protege. Pero una vez que tenga la última
pieza, no voy a ser capaz de dejarla ir. ¿Y cuan idiota sería si le pido elegir
entre ir de nuevo a Georgia para cuidar de su madre y tener una vida
conmigo? Mia es mía, y va a ser mía para siempre, pero no puedo tenerla
trescientos kilómetros de distancia. Y mi única otra opción es empacar mis
cosas y mudarme a Georgia con ella, pero eso significaría dejar a Nolan
atrás. Debido a mi jodida situación con Angie, nunca seré capaz de llevarlo
conmigo. Lo que significa que estoy jodido.
Completamente jodido.
Dejarla esta mañana fue la cosa más difícil que he hecho nunca. Ella
fue un ángel a mi lado, acurrucándose contra mi cuerpo como si no
pudiera acercarse lo suficiente. Me encantó la forma en que nuestros
cuerpos se buscaron incluso en el sueño. Nos quedamos completamente
entrelazados, una persona en lugar de dos. Era difícil decir dónde
terminaba mi cuerpo y donde comenzaba el de ella. Y aun así, yo la
necesitaba más. La quería conmigo en todo momento. Cada segundo que
pasé con Mia, caí fuerte. Y mierda, quería caer. Quería arriesgarlo todo por
algo tan impredecible. Algo que no entendí muy bien. Amarla era salvaje y
quería más de ella. Lo quería todo.
Resuelve tu mierda, Kelly. Luego hazla tuya.
Mi estado de ánimo posterior a Mia, estaba contaminado por el día
que tenía. Todo parecía ir a la mierda y por si fuera poco; tenía un
compañero que repentinamente compartía sus sentimientos conmigo. A
media mañana, era muy consciente del razonamiento detrás de las
lágrimas de mi hermana de la otra noche. Y no podía decirle que fue lo que
más le molesto a Luke. El hecho de que consiguiera dejarlo, o el hecho de
que no tuviera ni puta idea de por qué.
—Fue completamente de la nada —me informa por centésima vez
hoy, al patrullar el centro de Ruxton. No me importa el tema en materia o
qué demonios estábamos haciendo, Tessa se deslizó en la conversación. No
puedo decir nada, sin embargo. Hice la misma mierda, el otro día cuando
no podía dejar de pensar en Mia—. Sé que realmente no te importa saber
los detalles de mi vida sexual.
—No, pero eso nunca te detuvo de compartirlo antes. —De hecho, él
compartía cosas de su vida privada la mayor parte del tiempo. Luke no
tenía un filtro cuando se trataba de su vida sexual, incluso cuando se
trataba de mi hermana.
Exhala exhausto, dejando caer la cabeza hacia atrás en el asiento.
—Simplemente no lo entiendo. Estaba insaciable esa noche, y la mañana
siguiente. No creo que tuviera ningún semen de sobra.
—Jesús, hombre. No quiero saber esa mierda.
—Lo siento. Pero, ¿qué mierda? Pasa de no poder obtener suficiente
de mí en un minuto a desechar mi trasero al siguiente. Y ni siquiera me
dio una razón. Podría manejar una puta razón. —Comienza a desplazarse
a través de su teléfono, sin duda, el debate sobre enviarle otro mensaje de
texto suplicándole.
—¿Tengo que tirarlo por la ventana?
Se lo mete en el bolsillo con el agravamiento puro. —¿No te ha dicho
nada?
Él estaba en lo profundo. Sabía que Luke se obsesionó con Tessa,
pero no me había dado cuenta hasta hoy de que estaba enamorado de ella.
Sin embargo, no creo que él lo supiera, y si lo hace, dudo que lo admita.
Especialmente después de ser objeto de desecho por primera vez en su
vida. Le subo el volumen a la radio antes de responder. —No, en los diez
minutos que han pasado desde la última vez me hiciste la misma
pregunta, no me ha dicho nada. Lo único que sé es que se veía muy
molesta. —Empiezo a seguir un auto que va doce sobre el límite de
velocidad. Normalmente lo dejaría ir si no estuviéramos en este momento
en una zona escolar y no estuviera de un humor de mierda. Tener un hijo
me ha hecho más estricto en ciertas cosas, y el idiota delante de mí ha
elegido el día equivocado para ir un poco pesado en el gas. Ya hemos
multado a nueve personas el día de hoy, todos decidieron que era en su
mejor interés darme una mala disposición. Y una vez que discuten sobre
una conmigo una violación de conducción, no les estoy dando una
advertencia de mierda.
Luke agarra la parte posterior de su cuello con las dos manos. —
Maldita sea. ¿Cómo diablos se supone que voy a arreglar esto si no quiere
siquiera hablar conmigo? —Vuelve el portátil hacia él y comienza a buscar
la información de la placa de licencia. Enciendo las luces y el conductor
tira más hacia el arcén, apenas me deja suficiente espacio para llegar
detrás de él. Eso me molesta más—. No estoy de acuerdo con ser objeto de
desecho sin saber qué demonios hice mal. Si no me habla pronto, me voy
volver un maldito loco.
Agarro la parte inferior del soporte que sostiene la computadora
portátil y lo giro para que pueda verlo. —Dame la maldita cosa. ¿No te das
cuenta que solo estas buscando información de mi hermana aquí?
Luke se inclina, mirando a la pantalla que muestra todas las
direcciones excesos de velocidad que Tessa alguna vez tuvo. Se encoge
antes de caer de nuevo en su asiento. —No me jodas. Estoy en lo
profundo, hombre.
—No, tú estás enamorado, idiota.
Y cuando no discute conmigo, no siento la necesidad de decir nada
más. Tendrá un tiempo bastante difícil tratar con ese mismo ejercicio sin
mí alimentando el fuego. Pero sí le debemos a él, al menos, tratar de
obtener alguna información de Tessa. En silencio me comprometo a hacer
eso.
No me atreví a mencionar el nombre de mi hermana otra vez
mientras terminábamos de patrullar. Luke había dejado caer todas las
conversaciones que la involucraban. Y no era un glotón para el castigo, así
que mis conversaciones con él quedé tan lejos de ese tema como sea
posible. Ni siquiera mencioné a Mia porque sabía que sólo le dispararía. Y
no estamos hablando de Mia era más difícil de lo que yo había anticipado.
Estoy mentalmente exhausto al final del día. Lo único que quiero
hacer es mantener a Mia contra mí y quedarme dormido con ella. Por lo
que sólo puedo imaginar la oleada de decepción que se ejecuta a través de
mí cuando llego a casa de mis padres y no está allí. Agarro mi teléfono y
marco su número, necesitando al menos escucharla después del día que
he tenido.
—¿Hola? —responde con esa voz que puede hacerme caer de
rodillas.
Sonrío contra mi teléfono y me siento en el sofá, sin rumbo hojeando
los canales. —Bebé, estoy en la casa y tú no. En cierto modo aquí es una
mierda sin ti.
—Oh Dios, ¿son después de las seis ya? Lo siento, bebé. Tessa
quería que fuéramos a cuidar nuestro cabello y uñas hoy y perdí
totalmente la noción del tiempo. —Voces apagadas vienen a través del
teléfono y puedo decir que está en un lugar lleno de gente.
—Tú me llamaste bebé —declaro. Ella nunca me llama nada,
además de Ben, salvo alguna blasfemia que estoy seguro de que me marcó
con la primera vez que descubrió quién era yo. O múltiples blasfemias.
—Oh, sí, supongo que sí. —Se ríe en voz baja—. ¿Está bien? Tú me
llamas de tantos apodos diferentes y quería probar uno. Me gustó bebé.
Me muevo en el sofá, descansando los pies sobre la mesa de café. —
Me gusta demasiado. —Mi teléfono emite un pitido, lo que indica que estoy
recibiendo otra llamada—. Oh, espera un segundo, ángel.
—Está bien, bebé —responde, la sonrisa evidente en su voz.
Presiono un botón y respondo a la llamada entrante. —¿Hola?
—Oye, Ben. Es Rollins. —Phil Rollins es otro agente que trabaja en
mi distrito. No lo veo mucho a él o a su socio, teniendo en cuenta que
trabajan en las noches—. Escucha, hombre. Vas a tener que bajar al
bloque 14 de la calle Canton. Acabo de sacar Angie por conducir borracha
y tenía Nolan con ella.
Estoy sobre mis pies y moviéndome hacia la puerta tan pronto como
he oído el nombre de Nolan. —¿Qué? ¿Está bien? Rollins, ¡maldición dime
si está herido! —Todo mi cuerpo se tensa y siento que mi corazón late con
fuerza en mi cabeza.
—Él está bien, hombre. Sin embargo, estoy a punto de arrestar a
Angie. Está muy por encima del límite legal y parece estar en algo más que
el alcohol.
Estúpida perra. Corro a mi camioneta, no siendo capaz de hacer que
mis piernas se mueven lo suficientemente rápido. —No la detengas hasta
que yo llegue. ¿Me oyes? Quiero ver su cara de mierda antes de que la
arrestes.
—Muy bien, sólo prométeme que no te unirás a ella en la parte
trasera de mi coche. Mantén tu mierda bajo control, Kelly. Tu hijo te
necesita.
—Estoy en camino. Dile que papi está llegando. No dejes que crea
que no voy a ir por él. —Arranco mi camioneta y cuelgo el teléfono,
sorprendiéndome por el sonido de él sonando de nuevo. Mierda. Me olvidé
de Mia—. Bebé, Angie está detenida por conducir ebria y Nolan está con
ella. —Mi voz se quiebra al final. Algo podría haberle pasado a mi hijo.
Pudo haberlo matado.
—Dios mío. ¿Está bien? ¿Adónde vas? Nos encontraremos allí. Me
voy ahora mismo sólo dime dónde ir. —Ahora es su voz, la que está
estremeciéndose. Oigo el movimiento y el sonido de un juego de llaves.
La necesito. Nolan la tendrá ella. Me aclaro la voz y mantengo firme.
—Él está bien. No está herido, gracias a Dios. Si lo estuviera no sería
responsable de lo que pudiera hacerle a esa perra. Están en el bloque 14
de la calle Canton.
—Bueno. Tessa y yo estamos en camino. Bebé, sólo trata de
mantener la calma, ¿de acuerdo? Nolan probablemente esté muy asustado
con toda la conmoción y va a necesitar que seas fuerte para él.
Dios, amaba a esta mujer. Sabía exactamente qué decir para
mantenerme sereno. —Sólo encuéntrame allí, ángel. Te necesito.
El sonido coche encendiendo viene a través del teléfono. —Lo sé. Ya
voy.

Hay tres coches de policía en la escena y una ambulancia. La gente


está empezando a reunirse en la calle fuera de sus hogares pero no presto
atención a nada de eso. La única cara que veo es de Nolan mientras peleo
fuera de mi camioneta y corro hasta la puerta trasera de la ambulancia. Él
está en los brazos de Rollins, siendo revisado por el paramédico. Cuando
me apresuro a ellos, Rollins lee mi estado aterrorizado.
—Sólo por precaución, hombre. Está perfectamente bien.
Asiento con alivio, sonriendo a Nolan que finalmente registra mi
presencia. Mi hijo me sonríe como siempre lo hace. —¡Papi! ¡mida todos
esos cados de podicía!
El paramédico me da el visto bueno para agarrarlo, después de
haber terminado con el examen. Lo estrecho contra mi pecho y lo sostengo
con suavidad. —¿Estás bien, amiguito? ¿No estás lastimado en ningún
lugar? —Se ve completamente ileso, pero me siento como si estuviera
acunando a un animal herido contra mí. Puedo oír la voz histérica de
Angie a lo lejos pero trato de bloquearla. No quiero enojarme frente a
Nolan. Lo alejo de mí y veo su rostro, sus brazos y sus piernas. Estoy
escaneando cada centímetro de piel expuesta por alguna señal de daño,
pero no encuentro ninguna—. Nolan, ¿no tienes ningún ayayai?
Sacude la cabeza y mira por encima de mi hombro. Su rostro se
ilumina. —Papi, ¡La Pincesa Mia y la tía Tessa etan aquí!
Giro mi cuerpo y siento una oleada de calma través de mí. El rostro
de Mia está manchado de lágrimas, pero sacude rápidamente su tristeza
cuando ve a Nolan. O está aliviada o no quiere que él la vea así. Tessa, por
otro lado, se ve como una asesina. —Aquí, ¿puedes tomarlo por mí
mientras voy a manejar esto? —Le entrego Nolan a Mia y él parece que no
puede llegar a sus brazos lo suficientemente rápido. Se inclina hacia mí y
me da un beso en la mandíbula antes de caminar hacia mi camioneta,
con sus labios presionados a la frente de Nolan.
Tessa espera hasta que Nolan esté a varios metros de distancia
antes de decir—: ¿En dónde mierda está esa estúpida perra? Ella no
merece la cárcel. Merece comer mi puño.
—Cálmate, Tessa. —La voz de Luke nos asusta a ambos, pero más a
Tessa que a mí. Camina junto a ella pasándola y se une a mí, con los ojos
fijos en ella—. ¿Cómo tú yendo a la cárcel ayuda en esta situación? —Le
da una mirada asesina, cruzando los brazos sobre su pecho mientras
caminamos hacia el primer coche de policía.
Puedo sentir la sangre corriendo hacia mis orejas mientras el rostro
de Angie se hace visible, con su parte inferior del cuerpo colgando de la
parte trasera del auto de policía. Sus manos están esposadas, obviamente,
detrás de ella y está llorando histéricamente. Parece que llora más fuerte
cuando siente mi presencia. Y ahora que Nolan no está cerca, no tengo que
mantener la calma. Empujo pasando al oficial que está de pie justo delante
de la puerta, sin siquiera molestarme en registrar quién es, y acerco mi
rostro a un soplo de distancia que el de ella. Puedo oler el alcohol y eso
sólo alimenta mi ira. Si fuera un hombre, le arrancaría la garganta.
—¡Maldita perra! —Siento unas manos sobre mis hombros, tratando
de alejarme de ella pero no son lo suficientemente fuertes. Me quedo donde
estoy para que sienta cada onza de odio que siento por ella—. Eres una
maldita vergüenza. Espero que hayas disfrutado de tus tres años con él,
porque nunca verás a mi hijo otra vez. —Las manos se multiplican en mí y
poco a poco estoy siendo arrastrado fuera de la arrepentida mirada de
Angie. Pero no me importa cuán arrepentida está o si lo siente en absoluto.
No hay nada que pueda decir para hacerme sentir una pizca de
remordimiento por ella. Pero la estúpida perra habla de todos modos.
—Lo siento. Ben, lo siento mucho. Pero te rendiste acerca de
nosotros. —Sus lágrimas vienen con más fuerza—. ¡Te rendiste!
Me lanzo hacia adelante y llenar mis pulmones al máximo. —¡No hay
un nosotros! ¡Y no me importa una mierda sí lo sientes! ¡Podrías haberlo
matado! ¡Podrías haber matado a mi hijo! —Está delirando si piensa que
un montón de disculpas van a ayudar. Y el hecho que piense que eso
ayudará sólo me enfurece más—. ¡Eres un pedazo de mierda!
—Ben, es suficiente —presiona Luke en mi oído. Él tiene su agarre
principal en mí y soy llevado a unos quince metros de distancia del coche
de policía. Veo los grandes ojos de Tessa y me doy cuenta que tengo que
calmarme. No puedo estar así cuando regrese a la camioneta. He dicho
todo lo que tenía que decirle a Angie y no quiero ver su cara otra vez.
—Muy bien. Estoy bien. —Empujo su agarre de mí y me acerco a
Rollins quien está observando la escena.
—No puedo culparte por explotar así. Hubiera reaccionado de la
misma manera.
—¿Cuáles son mis posibilidades de conseguir la custodia de mi hijo
ahora? —le pregunto. La esposa de Rollins es una abogada con la que
trabajamos con frecuencia, y él a su vez sabe más sobre el sistema que yo.
También tiene una ex esposa que lo llevó a la corte hace años al pelear por
la custodia.
Pone una mano en mi hombro y aplica una presión leve. —Son muy
buenas hombre. Sobre todo si los resultados de las pruebas vienen con
algo más que alcohol en su sistema. Eso está más arriba que la clase de
delito E por el cual está siendo acusada, eso debe darte la custodia
completa. —Sabía que por ley, ella se enfrentaría hasta cuatro años de
cárcel por tener un menor de edad en el coche. Y por eso pensaba que
tendría una muy buena oportunidad de conseguir la custodia completa de
Nolan. Pero quería oír eso en voz alta. Necesitaba escuchar esas palabras.
Quería estar seguro.
Asiento hacia Rollins, dándole las gracias antes de caminar de vuelta
hacia Luke y Tessa. Me está mirando mientras que él la está mirando. Y
por la expresión de sus rostros, todavía no han hablado. —Me voy a
quedar donde mamá y papá esta noche con Nolan. ¿Condujiste tu hasta
aquí o lo hizo Mia?
—Yo lo hice. Te veré en casa. —Se da vuelta sobre sus talones sin
darle a Luke ni una mirada.
—Tessa, vamos. ¿Podría por lo menos hablar conmigo por un
minuto? —dice Luke en voz alta. Ella lo oye pero no responde, ni siquiera
con una mirada por encima del hombro. Se pasa las manos por la cara y
deja escapar un gruñido—. Te veré mañana, hombre. Me alegro que Nolan
esté bien. —Se aleja luciendo derrotado lo cual no es un aspecto que a
menudo tiene. Especialmente si se trata de mujeres. Me siento mal por el
tipo.
Hablo con otros oficiales antes de finalmente caminar a la
camioneta. Mia está sosteniendo a Nolan contra su pecho en el asiento
delantero, ambos dormidos. Abro la puerta y lo quito de su agarre, para
poder ponerlo en su asiento de coche. Se mueve por la pérdida de peso
sobre ella.
—Hola. —Pone su mano en mi mejilla después que me acomodo en
el asiento del conductor—. ¿Estás bien?
Giro mi cara hacia su palma y la beso. —Lo estoy ahora.
No me preguntó nada en el viaje de regreso a la casa de mis padres.
Es como si supiera que necesito silencio en este momento. Mi cerebro está
resolviendo los posibles escenarios que podría haber trascendido esta
noche. Todos ellos involucrando a Nolan herido de alguna manera. Mi
agarre sigue apretando en el volante y cada vez que lo pienso, Mia aprieta
su agarre en mi mano. Ella mantiene su otra mano en la parte de atrás de
mi cuello, masajeando suavemente y aliviando la tensión que está
empezando a establecerse de forma permanente. Cuando llegamos a la
casa, llevo a Nolan a dentro y lo coloco en el medio de la cama que duerme
cuando pasa la noche aquí. No lo puedo dejar. Todavía no. Así que me
siento en el borde y veo a su pecho subir y bajar
Podría haberlo perdido.
Nunca hubiera sido capaz de verlo dormir de nuevo. No hubiera
oído su voz ronca resonando en toda la casa de nuevo, nunca hubiera sido
capaz de verlo matando dragones invisibles. Tendría tres años de
recuerdos para el resto de mi vida y no hubieran sido suficientes. Es mi
mundo, y ahora debido a la decisión imprudente de su madre, es todo mío.
Nunca voy a tener que perder otro momento con él. Nunca voy a tener que
mendigar el ver a mi hijo en los días que no son técnicamente míos. Y me
siento como una mierda completa por sentirme un poco agradecido por los
acontecimientos que tuvieron lugar esta noche.
¿Qué mierda es lo que me pasa?
No tengo ni idea de cuánto tiempo me siento allí, pero cuando
finalmente me levanto y me doy la vuelta, Mia está inclinada contra el
marco de la puerta. Me acerco a ella y envuelve sus brazos alrededor de mi
cintura, apretando su cara contra mi pecho.
—Ya sabes que si quieres hablar de eso, estoy aquí. —Levanta su
rostro y le beso su frente.
—Me alegro de que esto sucediera. ¿Qué tan jodido es eso?
Sus manos agarran mi cara. —No estás contento de que ocurriera.
Nunca querrías que Nolan este expuesto a cualquier tipo de peligro. El
hecho de que es probable que nunca más tengas que dividir tu tiempo con
él de nuevo debido a la falta de juicio de Angie es un pequeño resquicio de
esperanza. Pero el bienestar de Nolan es la única cosa real que te importa.
Darías todo tu tiempo con él si eso significa mantenerlo seguro. Sé que lo
harías.
Te amo.
Las palabras queman en la parte posterior de la garganta, ardiendo
para que las deje salir. No tengo ni idea de cuánto tiempo tomará
conseguir el acuerdo de custodia de Nolan. Y yo no lo puedo llevar a
Georgia hasta que eso ocurra. El sistema jurídico se toma mucho tiempo
cuando quieres que se den prisa de una puta vez. Y Mia puede tener que
dejarme antes de que yo lo pueda sacar del estado. Además voy a tener
que conseguir un trabajo por ahí. Podría ser semanas o meses antes de
que pueda estar con ella de nuevo. Y no voy a hacer esto más difícil para
ella. Así que me trago esas dos palabras de nuevo, sin dejarlas salir.
Todavía no.
Me agacho y la levanto por su culo, lo que provoca que envuelva sus
piernas alrededor de mi cintura. —Te necesito —le susurro contra sus
labios.
—Ya me tienes.
La llevo a su habitación y dejo en medio de la cama. —Quítatelo
todo. —Se sienta y se saca el vestido por la cabeza, revelándose en sólo un
par de bragas blancas—. Mierda. Necesito estar dentro de ti, ángel.
Se sienta de nuevo en sus manos, empujando sus tetas perfectas y
haciéndome bromas con ellas. —Estoy esperando.
Prácticamente rasgo mi camisa, y cuando empiezo a aflojar el
cinturón, ella se recuesta y desliza su mano en la parte delantera de sus
bragas. —Jesús, Mia. —Salgo de mi pantalón y me muevo sobre ella,
dejando que mi polla se arrastre por su cuerpo.
—Entra en mí —declara, su mano sigue trabajando entre nosotros y
rueda sus ojos cerrándolos.
—Todavía no. Primero tengo que probarte.
Sus ojos se abren con ese brillo coqueto y su mano se envuelve
alrededor de mi polla. —Yo también.
Sus bragas son arrancadas de su cuerpo antes de que yo la agarre y
la ponga sobre mí, por lo que está montando mi rostro. Siento su aliento
cálido cosquilleando mi polla mientras beso la suave piel de su cara
interna del muslo. —Es mejor que esos bonitos labios tuyos se encuentren
envueltos alrededor de mi polla en dos segundos.
Su suave risa llena la habitación. —¿Y si no lo hacen?
Lamo su hendidura no pudiendo resistir más. Su sabor llena mi
boca y su gemido vibra contra mis labios. La saboreo con mi lengua,
dejando que todo se desvanezca a mí alrededor. Soy como un adicto al
conseguir su dosis. Pero en lugar de perder mis sentidos, siento a mi pulso
acelerarse y mis huesos comienzan a vibrar. Soy un puto rey entre sus
piernas y cuando por fin lame mi polla, agarro sus caderas y entierro mi
cara en su coño.
Lo suelta con un pop y presiona hacia abajo sobre mi pelvis con sus
manos, su espalda inclinándose en el placer. —Dios mío. No voy a ser
capaz de concentrarme si sigues haciendo eso. —Su voz se rompe con otro
gemido cuando no la dejo ir y su mano toma lugar donde estaba su boca.
Me quejo contra su clítoris antes de morder con suavidad. Ella corta
su respiración y la libero. —Inclínate y chupa mi polla, Mia. Me voy a venir
en esa boca esta noche.
—Entonces vas a tener que soltarme un poco.
Sí, eso no está sucediendo. Sonrío contra ella. —Nada podría dejarme
que suelte tu coño, ángel. Pon mi polla en tu boca y no seas delicada al
respecto. Quiero sentir la parte posterior de tu garganta cuando me corra.
Siento su cambio de peso y su lengua lame la cabeza de mi polla.
Estoy a punto de decirle que no se burle de mí cuando me la chupa
profundamente como una campeona y roza sus dientes a lo largo de mi
eje.
—¡Mia! —gruño clavando mis dedos en su culo. Ella me chupa como
si su vida dependiera de ello y aplano mi lengua contra su clítoris,
acariciándolo con un ritmo que hace que sus labios vibren contra mi polla.
Y a continuación, se trata que se venga antes que yo. Alterno entre chupar
su clítoris y follarla con mi lengua, tirando de sus caderas con tanta fuerza
que estoy siendo prácticamente asfixiado. Siento su pulso contra mi
lengua y cuando ella libera mi polla y clava sus uñas en mi cadera, sé que
la tengo. Se mece en mi contra, follando mi cara y liberando su orgasmo
mientras canta en voz baja mi nombre. Aprieto mis labios una vez más a
su clítoris antes de que se derrumbe sobre mí, su cara ahora apoyada en
mi muslo.
—Lo siento. Sólo dame un minuto —dice, deslizándose fuera de mi
estómago y colocándose entre mis piernas. Levanta la vista hacia el rostro
petulante que estoy poniendo y envuelve su mano alrededor de mi polla—.
¿Todavía quieres venirte en mi boca? —me pregunta antes de presionar
sus labios en mi eje.
Gimo mientras se desliza hacia abajo. —Deja de hablar y chupa mi
polla, nena.
Su mejilla se mueve con una sonrisa. —Sí, Oficial Kelly.
18
Traducido por Kariza
Corregido por Pily

a cama se está sacudiendo debajo de mí, sacándome de mi


sueño. Delgadas risas llenan la habitación y me piden que
abra los ojos. Nolan esta saltando en la cama y riéndose de sí
mismo, y cuando mis ojos lo ven él salta sobre mi y aterriza en
mi estómago.
Gruño cuando su codo se conecta con algunas de mis costillas.
Jesús. ¿Cómo puede un pequeño cuerpo delgado causar tanto dolor?
Después de recuperarme, muevo ligeramente su pelo con mi mano,
frotando su espalda con la otra.
—Eres una pequeña bola de energía en la mañana. ¿Estás
hambriento?
Se desliza de mí y se escabulle fuera de la cama
—Quiedo panqueques. —Su pequeña voz ronca es más ronca por la
mañana. Eso y su loco cabello son la única cosa que está dando desde que
despertó. Ciertamente no se está moviendo lento como sé que lo haré yo.
Incluso fuera de la cama está saltando como una liebre.
Me pongo de pie y froto mis ojos con ambas manos.
—Ve a despertar a tía Tessa y te veré en la cocina. —Sus pequeños
pies lo llevan fuera de la habitación rápidamente y por el pasillo mientras
me visto para el día. Mi teléfono suena en la mesita de noche justo cuando
me estoy poniendo mi cabello en una cola de caballo.
Ben: ¿Ya está despierto el maniático?
Yo: ¿Estás bromeando? Está corriendo a toda velocidad ya. :) Nos
estamos preparando para hacer panqueques.
Ben: Probablemente se ha mentalizado para pasar todo el día
contigo. Estoy celoso.
Yo: Me tendrás esta noche, no te preocupes.
Ben: Apuesta tu culo a que lo haré. Te veré a las seis.
Yo: No puedo esperar.
Meto el teléfono en mi bolsillo y camino fuera hacia la cocina. Tessa
está hurgando en los armarios mientras Nolan está jugando con su
teléfono en el sofá. Suelto una risita al verlo navegar en iTunes como lo ha
hecho un millón de veces.
—Mierda. No tenemos mezcla para panqueques —dice, cerrando las
puertas que tenía abiertas y girándose hacia mí—. Mis padres realmente
deberían haberse abastecido antes de tomar un viaje de seis meses a
Europa. Estoy extremadamente decepcionada de ellos.
Me río y agarro mis llaves del mostrador.
—Sí, como se atreven a no proporcionarte comida por medio año
mientras están de vacaciones. —Me frunce el ceño en broma, sacando el
jugo de naranja del refrigerador—. Iré a la tienda a traer algo.
¿Necesitamos algo más?
—Necesitamos más leche con Nolan aquí. Aparte de eso, creo que
estamos bien. —Camina para el sofá y se deja caer a su lado—. ¿Puedes no
comprar aplicaciones por favor? ¿Cómo es que sabes mi contraseña? —
Apoya la cabeza en la suya y monitorea las acciones de él en el teléfono.
Me río bajo mi aliento mientras camino hacia la puerta.
—Correcto. Estaré de vuelta en un rato. Cuida el fuerte. Sir, Nolan.
—Tira sus hoyuelos antes de regresar a comprar aplicaciones en el
Teléfono de Tessa.

Estoy esperando en fila para pagar en la tienda de abarrotes después


de haber agarrado la mezcla para panqueques, algo de leche y un libro de
colorear de dragón que encontré cerca de las tarjetas de felicitaciones,
cuando mi teléfono comienza a sonar. Lo saco de mi bolsillo y pongo mi
canasta a mis pies, viendo el nombre de mi tía parpadear en la pantalla.
—Oye, Tía Mae.
—Mia, corazón, necesitas venir a casa. —Esnifa fuerte y mi corazón
inmediatamente cae al suelo al lado de mi canasta.
Estoy fuera de la puerta, corriendo a través del estacionamiento en
segundos.
—¿Qué pasó? ¿Es el estúpido resfriado que dijo que tenía? ¿Tiene
fiebre o algo? —¡Sabía que era más que un resfriado! ¡Joder! Mis
neumáticos chillan mientras salgo de mi espacio del aparcamiento y
conduzco hacia la salida de la autopista. Mi tía solloza a través del
teléfono—. Tía Mae, dime que está pasando. ¿Puedo hablar con ella? —
Escucho un sonido discreto a través del teléfono entre el llanto de mi tía.
Está en el hospital. Eso es de lo que es el sonido.
—Estaba bien. No sé qué paso. Fui a despertarla esta mañana y no
me respondió. —Su voz se quiebra y comienza a llorar más fuerte—. Ella
no despierta, Mia. Los doctores están esperando que llegues aquí. Oh
cariño. Lo siento tanto.
Estoy llorando ahora, sollozando incontrolablemente. Tengo que ir
limpiando mis ojos para poder ver el camino delante de mí. Y la mano que
sostiene el teléfono en mi oído está temblando tanto, el llanto de mi tía se
desvanece dentro y fuera. Se a lo que ella se refiere. Mi madre tenía una
orden de no resucitar. Los doctores están esperando por mí antes de
desconectarla de las máquinas. Mi mama está muriendo y no estoy ahí. No
había estado ahí para ella.
—Estoy en camino. Dile que estoy en camino.
—Cariño, ese encuentra inconsciente.
—Dile que estoy yendo. —Cuelgo el teléfono y se cae en algún lugar,
cualquier lugar. No doy ni una mierda por mi teléfono ahora mismo.
Mi atención está en el camino y nada más mientras vuelo por la
autopista. El límite de velocidad no significa nada para mí. Ni los otros
autos en el camino. Giro dentro y fuera del tráfico, tomando la medida
ocasionalmente cuando no consigo rodear a alguien. La única cosa que me
importa en este momento es estar con ella en menos de cuatro horas.
Cuatro jodidas horas. ¿Porque en el infierno la dejé? Sabía en el interior
que no tenía que dejarla durante el verano. Fui egoísta. Estaba más
consciente de tener un asombroso verano con mi mejor amiga que
cuidando de mi propia madre. Y ahora está muriendo y no estoy ahí. No
estuve ahí cuando consiguió ese maldito resfriado. No estuve ahí anoche
cuando probablemente comenzó a sentirse mal, y después el mal se
convirtió en peor en algún momento de la media noche. Probablemente me
llamó con su voz débil, demasiado débil para alertar a mi tía. Y ahora estoy
a doscientas millas de distancia y no puedo llegar a ella lo suficientemente
rápido.
El mundo se desdibuja enfrente de mí.
La imagen de mi madre en el hospital llena mis pensamientos
mientras voy a toda velocidad por la autopista. Solo me detengo cuando es
absolutamente necesario y es para poner gasolina. Incluso ni siquiera
corro dentro de la estación de gasolina para usar el baño. Pero agarro mi
teléfono que se había deslizado debajo del asiento trasero. Tengo algunas
llamadas perdidas de Tessa pero las ignoro por ahora. Marco el número de
Ben que va directamente al buzón de voz.
—Bebé, mi mama está muriendo. Estoy en camino a Fulton ahora.
—Hago una pausa tomando dos temblorosas respiraciones, limpiando bajo
mis ojos—. Sé que no puedes estar ahí conmigo, pero al menos ¿puedes
llamarme? Solo necesito escuchar tu voz en este momento. —Parpadeo,
enviando las lágrimas a correr a través de mi cara—. Por favor llámame.
Termino la llamada, manteniendo mis ojos en la bomba. Tan pronto
como los números dejan de moverse, salto a mi auto y vuelvo al camino.
Cómo maneje a Fulton en dos horas y media. Nunca lo entenderé.
Pero debió ser un milagro. Por supuesto, rompí el límite de velocidad por el
largo tramo completo para llegar aquí. Saco mi teléfono de mi bolsillo
mientras corro a la entrada. Necesito decirle a Tessa donde estoy.
Probablemente está enferma de la preocupación ahora, y solo puedo
imaginar cuan hambriento debe estar Nolan. Después de unos timbres, su
buzón de voz salta y maldigo en voz baja. ¿Nadie está contestando el
teléfono hoy?
—Oye soy yo. Perdón me perdí tus llamadas pero estoy en el hospital
de Fulton ahora. Es mi mamá. Está muriendo, Tessa. —Muerdo mi labio
para detenerme a mí misma de llorar—. Recibí la llamada de mi tía cuando
estaba en la tienda y solo conduje hasta aquí. ¿Puedes decirle a Ben que
me llame? ¿O me envié un mensaje o algo? He tratado de llamarlo pero no
contesta. —Recuerdo las cosas que dejé en el piso de la caja registradora
en la tienda—. Oh, y dile a Nolan que lo siento por sus panqueques. Se los
haré la próxima vez que lo vea.
Pongo mi teléfono lejos y corro dentro del hospital, deteniéndome en
el escritorio de información.
Estoy yendo directo hacia el área de cuidados intensivos y mientras
corro al elevador, veo a mi tía. Está paseándose fuera de la habitación,
mirando hacia abajo repetitivamente cuando se gira hacia mis pasos. Se
deja caer en sus brazos alrededor de mí y lloro contra su hombro.
—Oh Cariño. Siento que esto haya pasado. Juro por Dios que estaba
bien ayer. Te hubiera llamado si hubiera sido algo serio.
Me alejo de a ella y miro dentro de la habitación.
—¿Saben los doctores que paso? Lo estaba haciendo tan bien. Solo
no lo entiendo. Estaba luchando… iba a vencerlo. —Veo a la enfermera
anotar algo en la carpeta de mamá, sus ojos yendo de la carpeta al
monitor. Justo entonces, un hombre camina a donde estamos mi tía y yo
de pie y sostiene su mano hacia mí. Está vistiendo una bata blanca de
laboratorio y una expresión de disculpa.
—¿Señorita Corelli? Soy el Doctor Stevens, quien ha estado cuidando
de su madre. —Sacudo su mano débilmente, mis ojos renuentes a mirarlo
porque ellos quieren quedarse pegados a mi madre. Ahora que estoy aquí,
tiene toda mi atención—. Estoy seguro de que usted estaba consciente de
cuan enferma estaba su mamá. Los tratamientos parecían estar
funcionando, pero estas cosas pasan. La más ligera infección no afectaría
a una persona saludable, pero realmente puede ser perjudicial para
alguien en su condición.
Comienzo a llorar de nuevo.
—Me dijo hace unos días que tenía un resfriado pero dijo que no era
gran cosa. Pero sabía que lo era. Debí haber estado aquí. —Mi tía envuelve
su brazo en mi hombro mientras parpadeo fuertemente, enviando mis
lágrimas a correr por mi cara.
El Doctor Stevens pone su mano en mi hombro.
—Querida, no había realmente nada que pudieras hacer. El cáncer
era muy fuerte y tu mamá no pudo pelear más. No está sufriendo ahora. —
Mira dentro de la habitación brevemente antes de volverse hacia mí—.
Tomate el tiempo que necesites, ¿está bien?
Asiento y le doy una sonrisa débil antes de entrar a la habitación. Mi
tía se queda afuera, dándome la privacidad que necesito y la enfermera
sale también. Me siento en la silla y agarro la mano de mamá. Esta pálida,
pero su mano está caliente, y se mira en paz. Contenta. Como si estuviera
lista para irse. Me agacho y presiono mis labios en sus nudillos.
—Hola mamá.
Estoy con ella por horas, escuchando los monitores y el parloteo de
la luz de las personas en el pasillo. Nunca ni una vez dejo ir su mano,
incluso cuando las enfermeras toman sus signos vitales. Hablé con ella
como si estuviera despierta y mirándome, escuchándome atentamente. Le
digo todo sobre Ben y Nolan, y como estoy enamorada del chico que una
vez odié más que a nada. Le digo que desearía que conociera al hombre
que es ahora porque lo amaría. Y le digo cuanto quiero tener bebés con el
justo como Nolan. Pequeñas versiones de hoyuelos de Ben con tal vez
algunas de mis características pero más las de él.
Las lágrimas regresan cuando me doy cuenta de que jamás me verá
en mi día de boda o conocerá a sus nietos. Pero le prometo que mis hijos
conocerán todo acerca de su abuela y de cómo hermosa e increíble era.
Mi tía se me une después de un rato y hablamos sobre los últimos
días que estuvo con ella y que hicieron. Me llena con cada pequeño detalle,
haciéndome sentir como si estuviera ahí y no a miles de kilómetros. Me
mantengo revisando mi teléfono pero nunca escucho de Tessa o Ben y no
puedo esconder la tristeza que me embarga cuando ninguno de los dos me
ha contactado. Especialmente Ben. Necesito escuchar su voz. Lo necesito
conmigo, pero no me ha llamado o enviado un mensaje y no entiendo por
qué. Y mientras el tiempo se prolonga, mi corazón duele hasta el punto de
ser agonizante.
Tal vez había imaginado lo que teníamos juntos. Tal vez no me ama.
Tal vez esto fue una especie de juego para él, engañando a la molesta
mejor amiga de su hermana fingiendo que la amaba. Y cuando el Doctor
Stevens viene a preguntar si estamos listas para decir adiós, lo pierdo. Me
caigo en mis rodillas y lloro tan fuerte como nunca lo he hecho antes. Lloro
por la pérdida de mi madre por esta enfermedad y por el hecho de que
escogí un verano con Ben sobre mi último verano con mi madre, y lloro
porque al hombre que amo no le importo lo suficiente como para llamarme
por teléfono. Y sé que no puede estar aquí conmigo. Él está en el trabajo,
pero pudo haber llamado. Y mientras estoy fuera de la habitación de mi
madre viendo como la cubren con una sábana, ese familiar odio que una
vez reservé solo para él viene de nuevo a la superficie.
—Sabes, es realmente increíble que tu madre quisiera donar su
cuerpo a la ciencia, podría ser la razón de que encuentren una cura para
esa enfermedad de mierda. —No puedo dejar de reír escuchando a mi tía
decir malas palabras. Nunca maldice delante de mí. Su mano toma un
mechón de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja que se ha caído de mi
lazo de pelo—. ¿Vas a quedarte aquí por un tiempo o volverás de inmediato
a Alabama?
Miro abajo a mi teléfono de nuevo. Aún nada.
—No tengo ninguna razón para volver a Alabama.
—¿Estar enamorada no es razón suficiente? —pregunta.
—No cuando es solo de un lado. —Miro abajo a mi teléfono y lo
aprieto con fuerza deseando que suene—. Él no se preocupó lo suficiente
como para ni siquiera mandarme un mensaje de texto. No puedes tener
nada más impersonal que un mensaje de texto, y aun así eso fue mucho
para él. —Conozco la mirada de lastima de mi tía—. Está bien, solía odiar
a Ben. No es muy difícil. Puedo conseguir que me envíen mis cosas por
correo así no tendré que volver ahí. —El pensamiento de no volver a ver a
Nolan hace que mi estómago se retuerza. Pero ver a Nolan significa ver a
Ben. El Ben al que no le importo lo suficiente.
Toma un sorbo de café que ha estado cuidando desde la última hora.
—Porque no sales a caminar y tomar un poco de aire. Sería bueno
salir de esta atmosfera sofocante por unos minutos. Aclarar tu cabeza un
poco.
Asiento en acuerdo y tomo los elevadores hasta el nivel de abajo,
caminando fuera de la entrada por la que vine corriendo hace unas horas.
Tan pronto como doy un paso en la acera, mi teléfono comienza a sonar
como loco en mi bolsillo. Sorprendida, lo saco de mi bolsillo y miro el
número de llamadas perdidas de Tessa, pero todavía nada de Ben.
¿Cómo en el infierno me perdí tantas llamadas?
Y ahí es cuando me golpea. No hay ninguna recepción en el hospital.
Comienzo a escuchar los mensajes de voz que me dejó. El primero se está
preguntando dónde estoy, diciéndome que Nolan la está volviendo loca con
su impaciencia. Luego me dice que Nolan había estado jugando con su
teléfono y no notó que le había bajado todo el volumen por eso se perdió
mis llamadas. Después me dice que va a llamar a Ben y no puedo evitar
notar el agravamiento que siento por esa declaración. Llora en el siguiente
mensaje, pidiéndome que la llame para dejarle saber cómo se encuentra
mi mamá. Tan pronto como empieza a hablar de cómo Ben no está
contestando su teléfono. Borro el mensaje y voy al siguiente. Si tiene
cualquier excusa por él no quiero escucharla. Obviamente no me ama
porque cuando amas a alguien, te tomas cinco segundos de tu día para
enviarle un mensaje cuando su madre está muriendo. Puedo haberme
enviado solo una jodida palabra. Un simple lo siento. Pero no. Lo necesito
y a él no le importa. No me ama. Y el darme cuenta de eso hizo que mi
cuerpo picara con un malestar que nunca había sentido antes. Pero justo
cuando pienso que mi mundo no se puede derrumbar más, llego al último
mensaje de voz.
—Mia, le han disparado a Ben. Ha recibido un maldito disparo. No sé
nada excepto que lo están llevando al hospital St. Joseph. Por favor
llámame. Por favor.
Puedo escuchar el pánico en la voz de Tessa. Caigo al suelo, mis
rodillas golpeando la acera y causándome un disparo de dolor que corre
hasta mis muslos. Pero no es el dolor lo que me tiene luchando por
respirar.
—Oh, Dios, Por favor No. —Me empujo a mi misma y comienzo a
correr a mi Jeep cuando recuerdo a mi tía—. Joder.
Corriendo más rápido que nunca. Tomo las escaleras porque no
quiero esperar por el elevador. Mi tía está donde la dejé y se asusta cuando
me ve, encontrándome a medio camino de la estación de enfermeras. Estoy
llorando y apenas puedo tomar aire, pero consigo hablar.
—Le han disparado a Ben. Tengo que ir. Justo ahora. ¿Necesitas
algo? ¿Hay algo más que pueda hacer aquí? ¿Por favor puedo ir? —Mi
pecho esta forzado por mi corrida y mis piernas están quemando, pero no
me importa. Y si tengo que hacer papeleo u otra cosa, tendrá que esperar.
Aprieta mi mano, sacudiendo su cabeza con ojos preocupados.
—No cariño. Ve. Me encargaré de todo. Llámame cuando llegues allá.
Corro escaleras abajo, casi cayéndome en mi apresurado estado.
Una vez que estoy fuera marco el número de Tessa mientras subo al Jeep.
Se va directo al buzón de voz.
—Estoy en camino. Oh por dios, por favor llámame y dime que está
bien. Dile que lo amo, Tessa. Dile que se lo diré cada segundo por el resto
de nuestras vidas. El nunca tendrá otro día sin escuchar esas palabras de
mí.
Limpio mis lágrimas de mis ojos así puedo enfocarme en el camino
enfrente de mí mientras salgo del estacionamiento. —Por favor no lo alejes
de mi —sollozo mi plegaria a Dios y para Tessa sin saber si alguno de ellos
me escuchará.
Si Tessa está en el hospital, probablemente no escuche el mensaje
hasta que camine fuera. Y si Ben está muriendo, ¿cómo podría dejarlo? Yo
no dejaría su lado si estuviera ahí. El hombre al que pasé odiando las
últimas dos horas es el hombre que amo más que a nada en el mundo. Él
era mi familia, mi futuro, y no puedo perderlo. No lo perderé. Nunca había
creído tanto en algo antes, pero desde el momento en el que vi a Ben en el
bar supe que era el único hombre para mí. Nosotros siempre estuvimos
destinados a estar juntos. Y trescientos veintidós kilómetros que nos
separan ahora, será la última cosa que nos separe por mucho tiempo. Y
malditamente me aseguraré de ello.
19
Traducido por Meeny & Ahtziri29
Corregido por Pily

uiedo panques! ¡Quiedo panques! —grita Nolan,


saltando en el sofá—. ¡Panques, panques, panques!
Amo a mi sobrino, pero estoy a punto de
meterlo a la secadora.
Gruño en señal de molestia, mirando por la ventana en busca de
cualquier señal del jeep rojo.
—Nolan, tranquilo, por favor. Mia debería estar de vuelta en
cualquier minuto.
—Es Pincesa Mia —me corrige, haciéndome entrecerrar los ojos
hacia él.
Le arranco mi celular de sus pequeños dedos sucios y marco el
número de ella. Suena cuatro veces y luego su saludo del buzón de voz
sale a través del teléfono. Espero el pitido.
—Oh, mi Dios. Por favor, dime que ya estás de camino. Se está
volviendo insoportable estar alrededor del pequeño monstruo. Ah, y si
todavía estás en la tienda, ¿puedes traerme una Mountain Dew? —Cuelgo
y observo a Nolan arranca toda las almohadas del sofá y salta en ellas
como piedras en un riachuelo.
—¿Qué tal algunos Fruit Loops para controlarte?
Sacude la cabeza hacia arriba y conecta con mis ojos.
—Asquedozo. Odio los fug dups. Quiedo panques. —Su pequeño
amenazante cuerpo vuela en el aire con cada salto que da—. La
Pincesa Mia me lo pometió.
Me aparto de él y miro por la puerta de cristal corrediza, rezando que
el cuerpo de Mia esté a la vista en cualquier segundo. Pero no lo hace. Y mi
impaciencia comienza a crecer junto con la de Nolan mientras el tiempo
avanza. Marco su número.
—Oye. ¿Te acuerdas cómo llegar a la casa de mis padres, verdad?
Nolan está a punto de empezar a comerse los muebles.
Y otra vez.
—¿A qué tienda fuiste? Hay algunas en Alabama. Estoy a punto de
empezar a hacer panqueques de harina de maíz y no estoy segura de cómo
irán, así que tal vez quieras apresurarte un poco.
Y nuevamente.
—¡Santo cielo! ¿¡Me llamarías para hacerme saber que sigues con
vida!?
La voz de Nolan se hace más y más fuerte, más urgente a medida
que los minutos se alargan. Lo silencio con mi teléfono cuando creo que mi
cabeza va a explotar y que atracaré la nevera. No necesito esperar la
mezcla para panqueques para desayunar. Estoy perfectamente feliz con los
Fruit Loops, a diferencia de mi sobrino amante de la comida caliente.
—Nolan, no compres más aplicaciones. Saquearé tu cerdito para
pagar los siete dólares que has gastado.
No responde mientras lavo mis platos, muy probablemente esté
navegando los juegos más populares en iTunes. Otra hora pasa antes de
que agarre mi teléfono y realmente empiece a preocuparme. No hay forma
en el infierno que a Mia le pudiera llevar tanto tiempo. No a menos que
realmente fuera a una abarrotería en otro estado. Noto la llamada perdida
de Mia en mi pantalla.
—Nolan, maldita sea. Pusiste el celular en silencio.
Jadea bajo y levanto la mirada hacia sus ojos abiertos de par en par.
—Dijiste una mala padaba.
Mierda. Sostengo mi teléfono en el oído para escuchar su mensaje de
voz, enciendo la televisión como distracción. Con suerte encontrará algo
divertido y olvidará mi boca sucia. No estoy para que Ben me mande al
demonio por el lenguaje que uso alrededor de su hijo.
—Oye soy yo. Perdón me perdí tus llamadas pero estoy en el hospital
de Fulton ahora. Es mi mamá. Está muriendo, Tessa. Recibí la llamada de
mi tía cuando estaba en la tienda y solo conduje hasta aquí. ¿Puedes decirle
a Ben que me llame? ¿O me envié un mensaje o algo? He tratado de llamarlo
pero no contesta. Oh, y dile a Nolan que lo siento por sus panqueques. Se los
haré la próxima vez que lo vea.
—Oh Dios. —Salgo de mi correo de voz y rápidamente marco su
número de nuevo, maldiciendo en voz baja y moviéndome en la cocina. No
responde y empiezo a llorar—. Oh Dios mío, Mia, lamento mucho haberme
perdido tu llamada. Nolan estaba jugando con mi teléfono y bajó el
volumen. —Intento amortiguar mi llanto pero soy de las que lloran
ruidosamente, y es inútil—. Jesús, debería estar allí contigo. Voy a llamar
a Ben ahora mismo y le haré saber lo que está pasando. Solo llámame
cuando tengas oportunidad, ¿de acuerdo? Te amo.
Me limpio los ojos y marco el número de Ben. Nolan salta alrededor
en los almohadones del sofá, completamente ajeno a mí y a cualquier otra
cosa que no sea la caricatura que está viendo. Gracias a Dios aparté su
mente de esos panqueques.
—Dios, maldita sea. —El mensaje del correo de voz de Ben comienza
a reproducirse. Espero el pitido y me alejo más en la cocina, intentando
salir del alcance del oído de Nolan—. ¿Es que nadie contesta sus teléfonos
hoy en día? La mamá de Mia se está muriendo, Ben. Ella te necesita. Ya
está en Fulton y más vale que la llames o lleves tu trasero allí. Yo cuidaré a
Nolan. Y contesta el teléfono cuando te llamo por favor.
Marco el número de Mia nuevamente.
—Hola, soy yo. Llamé a Ben pero tuve que dejarle un mensaje. Dios,
deseo estar allí contigo. Odio que estés lidiando sola con esto. Llámame
tan pronto escuches esto y hazme saber qué está pasando. Seguiré
intentado contactar a Ben.
Llamo nuevamente a Ben.
—Responde tu jodido teléfono. Mia te necesita, imbécil.
Cuelgo y camino hacia el mostrador, agarrando la caja de galletas
que está casi vacía. No hay forma de que vaya a informarle a Nolan que no
tendrá panqueques por ahora. He visto algunas de sus rabietas.
Levanto los almohadones del sillón y los recoloco antes de dejarme
caer al final.
—Tengo ganas de galletas para desayunar. —Le doy un mordisco a
una de las de chispas de chocolate cuando trepa junto a mí, sus alocados
ojos grises parpadeando de mi boca a la caja—. ¿Y tú? —Asiente
entusiasmado y se lanza por unas galletas, recostándose de lado en el
sillón con la cabeza en el otro extremo mientras come y mira su cómica.
Marco el número de Mia varias veces más, esperando obtener una
respuesta de su parte, pero consiguiendo el correo de voz cada vez.
También llamo a Ben unas cuantas veces más y soy enviada directo a su
buzón de voz con cada marcación. Estoy triste por Mia y quiero estar con
ella. La señora Corelli siempre fue muy dulce conmigo cuando yo era más
joven. Haría cualquier cosa por cualquiera, una cualidad que mi mejor
amiga adquirió.
Pienso en meter a Nolan a mi coche y comenzar la marcha hacia
Fulton, pero nunca haría eso a menos que le hubiese avisado a Ben. Y
dado que a mi imbécil hermano no le gusta su teléfono hoy, no puedo
avisarle de ese plan.
Nolan y yo devoramos las galletas mientras vemos varios de sus
programas favoritos, y justo cuando estoy por buscarnos unas bebida, mi
teléfono finalmente suena. Me lanzo por él, esperando y rezando que sea
Mia o Ben, pero no. El nombre de Luke parpadea en mi pantalla y toco
“ignorar” con mi dedo medio antes de enseñarlo frente a mi teléfono, como
si él pudiera verlo. Es la última persona con quien quiero hablar. Llama
otra vez, y otra vez, y cada vez le doy a ignorar con un gruñido irritado.
Hasta que me doy cuenta como una completa imbécil que necesito hablar
con Luke. Porque hablar con Luke significa llegar a Ben.
—Mierda. —Toco “devolver llamada” frenéticamente y me levanto del
sillón, caminando por detrás de este. Nolan se ríe por mi elección de
palabras antes de volver a su cómica.
—Jesús-jodido-cristo. ¡Finalmente! —grita Luke en mi oído.
Abro la boca para callarlo, ponerlo en su lugar y recordarle que no
somos pareja así que no tengo que responder a sus llamadas, cuando su
voz me detiene:
—Le dispararon a Ben, Tessa. Están llevándolo al hospital St.
Joseph’s.
Sus palabras son como una patada en mi diafragma. Siento el aire
abandonar mis pulmones y no registro nada más de lo que viene del
teléfono. Todo es ruido blanco. Sandeces de fondo, de un tipo con el que
no quiero hablar, de todas formas. Los huesos de mi mano duelen
mientras agarro el teléfono con más fuerza y miro fijamente la parte
trasera de la cabeza de Nolan. Le dispararon a Ben. Nolan. Mia. De alguna
forma me las arreglo para dar un respiro y encontrar mi voz.
—Voy en camino. No vemos allá.
Toco “finalizar” y corro por el pasillo hacia mi dormitorio, marcando
el número de Mia. En este punto ni siquiera me sorprendo cuando se va al
correo de voz. Trato de mantener mi voz lo más tranquila que puedo por
ella.
—Mia, le dispararon a Ben. Le dispararon, joder. No sé nada,
excepto que lo llevan al hospital St. Joseph’s. Por favor, llámame. Por
favor.
Cuelgo y agarro mis llaves antes correr nuevamente hacia la sala de
estar.
—Nolan, vamos. Tenemos que irnos.
Él continúa saltando en el sillón.
—Quiero ve ezto. —Lo agarro y siento su cuerpo tensarse en
protesta—. ¡Nooooooooo! —Se retuerce en mis manos pero solo lo sostengo
con más fuerza mientras nos dirigimos hacia mi auto.
—Detente, Nolan. Iremos a ver a papi.
De inmediato deja de luchar contra mí e inmediatamente me
arrepiento de decirle a dónde vamos. Si algo llegara a sucederle a Ben y
Nolan no consigue verlo, no estoy segura de cómo yo manejaría eso. No
solo por él, sino por mí también. Y Mia. Dios, no. No puedo pensar en eso.
Nada va a pasarle. Contengo mis lágrimas y le pongo el cinturón a Nolan
antes de alejarnos de casa.
El hospital de St. Joseph’s está a treinta y cinco minutos pero llego
en poco menos de veinte. Quería llamar a mis padres pero no podía
informarles de la situación de Ben, con Nolan y su oído súper sónico aquí
escuchando, así que recurrí a un mensaje de texto. Sabía que tendría una
bronca una vez que vieran que esta fue la forma en que decidí informarlos,
pero era mi única opción en este momento.
Me las arreglo para mantenerme calmada cuando recojo a Nolan del
auto y lo llevo dentro del hospital. Pero una vez la señora de la recepción
me dice el número de habitación de Ben, corro hacia los elevadores. No sé
en qué condición lo encontraré. Podría esta inconsciente.
Irreconocible. Muerto. No tengo idea. No sé la extensión de sus
lesiones y estoy dispuesta a arriesgar a Nolan a ver a su padre en el estado
en que está porque necesito verlo.
Cuando el elevador se detiene en mi piso, aferro a Nolan contra mi
costado mientras maniobro entre las personas en el pasillo. 319.
319. Escaneo en busca del número de la habitación de Ben mientras paso
por cada entrada. Finalmente, después de lo que se siente como toda una
vida, paso frente a la habitación 317 y sé que su habitación es la siguiente.
Me detengo justo antes de llegar a su puerta, mi corazón bombea tan
fuerte que causa temblores en mi campo de visión. Dejo escapar un aliento
inestable y cambio a Nolan de posición en mi cadera antes de llenar la
entrada.
Estoy preparada para la sangre.
Estoy preparada para el molestoso constante pitido de las máquinas
y la visión de mi hermano vendado.
¿Pero esto? No estoy preparada para esto. No después de la multitud
de emociones que he sentido hoy.
Mi corazón truena en mi pecho a la vista de Ben, sentado en una
cama mientras una enfermera atiende su hombro. Luce completamente
ileso excepto por una herida profunda que la enfermera está cociendo.
Luke está sentado a su lado en una silla junto a la cama mientras entro al
cuarto, los dos pares de ojos se fijan en mí.
—¡Papi! —Nolan se revuelve fuera de mis brazos y corre hacia la
cama, subiéndose en ella.
—¿Qué demonios es esto? —Gesticulo con mi mano hacia mi
hermano, obteniendo una expresión desconcertada de regreso—. Pensé
que te estarías muriendo. O al menos estabas gravemente herido. —Giro
mi cabeza hacia Luke quien se recuesta en su silla en respuesta al enojo
detrás de mi mirada—. Jesucristo Luke. ¡No crees que podrías haber
mencionado que Ben solo estaba sufriendo una herida superficial! ¡Tienes
idea de cuan asustada estaba! ¡Lo asustada que probablemente puse a
Mia!
—¿Dónde está Mia? —pregunta Ben, pero su pregunta se queda sin
responder cuando sigo contemplando como quiero infringirle dolor al idiota
en el cuarto.
Los ojos de Luke van de los de Ben a los míos.
—Te dije que estaba usando su chaleco, gracias a Dios y solo le
alcanzó uno en el brazo. Si él no lo hubiera estado usando, probablemente
estaría muerto. Mira esta cosa. —Se agacha y alcanza el chaleco de policía
de Ben del piso, numerosos hoyos eran visibles en el plano del pecho.
Pongo mis manos en mis caderas.
—No dijiste eso. Solo dijiste que le dispararon y estaba en camino al
hospital. Gracias por quedarte para ti los detalles importantes idiota.
No quería admitir frente a Luke que no le había puesto atención un
momento durante nuestra conversación. Pudo haberme dicho que Ben
estaba bien y el pensamiento de mí no escuchándolo en lugar de él no
diciéndolo era enloquecedor. Había asustado a todos sin ninguna razón.
Todo era mi culpa. Pero él no necesitaba saber eso.
Ben agarra la cabeza de Nolan y cubre sus oídos.
—¿En serio Tessa? ¿Podrías no maldecir frente a él? ¿Y dónde
carajos está Mia? —susurra con dureza, dejando a Nolan completamente
ajeno.
Luke se para y deja el chaleco en la cama.
—Dios, estoy tan harto de tu mierda. Rompes conmigo por ninguna
maldita razón en absoluto y ahora actúas como una completa perra. —
Quita la distancia entre nosotros, llevando su cara a pulgadas de la mía—.
¿Por qué lo terminaste? Me debes una razón y vas a dármela ahora mismo
maldita sea.
—Te debo una mierda.
—¡Tessa!
Luke y yo volteamos hacia la voz frenética de Ben. La enfermera que
estaba trabajando en él agarra su hombro y lo empuja hacia atrás así esta
recostado en la cama. Todavía está cubriendo los oídos de Nolan, lo cual es
una cosa buena.
—Señor, va a tener que permanecer quieto para que pueda terminar
esto. Si vuelve a gritar así de nuevo, Probablemente voy a clavar esta aguja
derecho en su brazo.
—Lo siento —le dice a ella antes de mirarme de nuevo—. ¿En dónde
está? Nada más sale de tu boca hasta que me digas donde está.
Ignoro la cercanía de Luke y siento mi estómago caer ante el
pensamiento de mi mejor amiga.
—Su mamá estaba muriendo. Salió a conseguir harina para
panqueques para Nolan y recibió una llamada de su tía. Está en Fulton.
Las palabras salen como un fuego rápido y tan pronto como termino
de hablar, Ben trata de levantarse. La enfermera empuja firmemente
contra su hombro de nuevo.
—Señor, no he terminado.
La aleja y carga a Nolan en su regazo.
—No me importa. Necesito irme.
—Señor Kelly no puede irse con la herida abierta. Es propenso a
tener una infección. Una muy fea. Déjeme terminar de coserlo y veremos si
el doctor le da el alta.
Gruñe y se recuesta, sus puños apretando la sabana.
—Dese. Prisa. —La direcciona firmemente. Sus ojos perforando en
los míos—. ¿Por qué no me llamaste? ¿Por qué no lo hizo ella? No debería
estar pasando por esto sin mí. Uno de nosotros debería estar con ella.
—Ya lo sé. No he sido capaz de hablar con ella en todo el día. Me
dejó un mensaje y me pidió que tratara de hablar contigo porque no podía
localizarte. Y entonces yo no podía localizarte. ¿Dónde diablos está tu
teléfono?
Ve al chaleco en la cama y lo alcanza, sacando un teléfono que
apenas se mantiene unido.
—Mierda —susurra, mirando rápidamente a Nolan quien ahora está
jugando con el control de la tele al pie de la cama. Hace una mueca
mientras la enfermera continúa cosiéndolo—. Llámala. Averigua en donde
está y dile que voy a recogerla.
Saco mi teléfono y me percato de la señal no existente que estoy
consiguiendo.
—Tengo que salir. ¿Quieres que me lleve a Nolan?
—No. Pero necesito que lo vigiles cuando me vaya. Estoy llegando a
Fulton dentro de cuatro horas. —Se voltea y mira a la enfermera,
indudablemente instándola a malditamente apresurarse.
Asiento y salgo del cuarto, escuchando pasos detrás de mí. Me volteo
y Luke corre derecho hacia a mí, agarrándome antes de que me dé la
vuelta.
—¡Cristo! ¿Qué? No tengo tiempo para esto. Necesito llamar a Mia.
Mantiene su agarre en mis brazos.
—Dime por qué rompiste conmigo.
Estoy harta de esto. Y conozco a Luke. No va a dejar esto ir hasta
que consiga lo que quiere. Pequeño bastardo persistente. Justo como
cuando necesita sacarme otro orgasmo.
Toléralo.
Empujo mis brazos fuera de su agarre y aprieto mis dientes.
—Pensé que estaba embarazada, tú idiota.
Se hace hacia atrás como si lo hubiera abofeteado en la cara.
—¿Qué? ¿Lo pensabas? ¿Cuándo? ¿Lo estás? —Su voz es más
suave, el enojo que estaba ahí momentos atrás completamente
desvanecida.
Siento a mi cuerpo recordar ese día y el dolor que sentí cuando
entregué el golpe que nos rompió. La agonía quema como ácido en mi
boca, cubriendo mis palabras.
—No, no lo estoy. Pero creí que lo estaba.
Sostiene sus manos afuera frente a él, todavía pareciendo perdido de
por qué termine las cosas.
—Te pregunté si te veías teniendo hijos algún día y dijiste que no.
Dijiste que nunca querías lo que Ben tenía. Y yo quiero eso. —Muerdo mi
lengua para distraerme del dolor de la memoria.
Sus fosas nasales se ensanchan y se acerca más a mí.
—¿Terminaste conmigo pensando que estabas embarazada? ¿Y no
pensaste que debía saberlo? ¿Sabes que tan jodido es eso?
—No lo hubieras querido. Tú dijiste…
Se acerca hacia mí y trae su cara tan cerca a la mía, su aliento hace
cosquillas a mis pestañas.
—No me digas lo que hubiera querido —gruñe—. ¿Había una
posibilidad de que no fuera mío? ¿Por eso fue que no me dijiste?
Sus palabras son como veneno saliendo de su boca. Jadeo,
retrocediendo y poniendo un poco de distancia entre nosotros.
—No, no había una posibilidad de que no hubiera sido tuyo. Pero
desde que lo estás sacando, ¿Con cuántas chicas más estabas durmiendo
además de mí? Probablemente debería ir y hacerme unos exámenes
mientras estoy aquí.
Sacude su cabeza y viene a mi lado, deteniéndose cuando su brazo
roza contra el mío.
—Debiste haberme dicho —gruñe hacia a mí. Nunca me ha mirado
así antes. Prácticamente puedo sentir la repulsión saliendo de él. Y
entonces no está, moviéndose abajo por el pasillo en la dirección que me
dirigía originalmente. Escogió no saciarme con una respuesta a mi
pregunta, pero supongo que su silencio responde por él.
Camino hacia afuera y marco rápidamente el número de mis padres
después de que mi teléfono suena con la alerta de buzón de voz. La voz
casual de mi madre me desconcierta, hasta que me informa que no ha
leído mis mensajes debido a que los dos han estado durmiendo. Sin
embargo, eso no evita el regaño que me da acerca de no sentir la necesidad
de llamarla con ese tipo de información. Eventualmente se calma después
de que le digo que Ben está bien y solo me mantiene en el teléfono unos
pocos minutos. Después de colgar con ella, marco el número de Mia.
Contesta al segundo tono.
—Oh Dios mío. ¿Está bien? Por favor dime que está bien.
Su tono de pánico hace a mi corazón encogerse en la cavidad de mi
pecho. Es mi culpa que ella esté tan preocupada.
—Cariño, él está bien. No está realmente herido en lo absoluto. Solo
un corte menor en su brazo.
Llora a través del teléfono, sus gemidos mezclados con el sonido del
tráfico.
—Tessa, pensé… pensé que no lo vería nunca más. Nunca le dije…
—Su voz se rompe en sollozos y eso me mata.
—Shh Mia, está bien. Él está bien, lo juró. Está malditamente
enojado como el infierno acerca de no estar ahí contigo. Y yo también.
¿Estás bien?
Hace una pausa, tomando unas respiraciones profundas.
—Estoy bien supongo. No tenía dolor cuando murió. Fue muy
pacífico y logré decir adiós. Mis últimos recuerdos de ella son de cuando
estaba sana, así que tengo esos para aferrarme.
—Siento tanto no haber estado ahí. Y Ben está destrozado acerca de
ti pasando por esto sola.
—En realidad pensé que tal vez no le importaba. Que no le
importaba lo suficiente para llamarme cuando lo necesitaba. Y entonces
cuando recibí tu mensaje diciéndome que le habían disparado, Dios Tessa,
casi me muero ahí mismo. Jamás había estado tan asustada antes.
Limpio la lágrima que había hecho su camino abajo por mi mejilla.
—Oh cariño. ¿Cómo puedes pensar que no le importa? Te ama. ¿No
te ha dicho eso?
—No, no todavía. No importa. Se lo voy a decir tan pronto como lo
vea. No puedo esperar otro segundo. —Su voz suena estable ahora, llena
de determinación. Cuando mi mejor amiga quiere algo, va por ello—. Mejor
me voy de aquí antes de que manden una grúa. Estoy cerca de dos horas
así que dile a Ben que estaré ahí pronto.
—Va hacia ti Mia. Te lo estoy diciendo ahora, tan pronto como le den
el alta, se va de aquí.
Suspira pesadamente.
—Bueno dile que se quede quieto.
—¿Lo has conocido verdad? No puedo decirle nada cuando se trata
de ti.
Se ríe suavemente, sorbiendo al final de su tenue risa.
—Sí. Solo has que me llame cuando se esté yendo. Supongo que lo
encontraré en algún lado.
Camino hacia la entrada del hospital, habiendo hecho mi camino a
lo largo del lado durante nuestra conversación.
—Está bien. Te quiero.
—También te quiero.
Termino la llamada y pongo en buzón de voz, llorando otra vez
cuando escuchó su voz. Y entonces lo dice:
—Dile que lo amo Tessa. —Y paro el mensaje. Esto no es para mí. Es
para él.
20
Traducido por July Styles Tate
Corregido por Alessa Masllentyle

antengo mis ojos en Nolan mientras maneja torpemente el


control remoto del televisor. Necesito una distracción y es lo
único que me mantiene de saltar fuera de esta cama y no
obtener una mierda acerca de mis puntos de sutura. Cada
vez que miro a esta enfermera trabajar la aguja dentro y fuera
de mi piel, parece ir más despacio. Así que no la miro. Porque necesito
largarme de aquí.
No me encontraba con ella cuando me necesitó.
Me mata pensar que no podría conseguir apoyo de mí. Y peor que
eso, es que hubo un momento en que consideré no ponerme el chaleco
antes de esa redada. Algo podría haber sucedido. Una de esas balas podría
haber sido letal y nunca hubiera podido sostenerla otra vez.
Nunca vería su rostro iluminarse con su sonrisa o el brillo juguetón
en sus ojos que están al borde de la seducción. Mi pecho está en llamas
donde los moretones están formados, pero el dolor que siento justo ahora,
sin ella, es atroz. Siento como si una parte de mi alma se hallara ausente.
Es la mejor parte de mí, mi futuro entero, y tan pronto como la vea, le diré
eso.
Tessa entra a la habitación, limpiando debajo de sus ojos antes de
darme un movimiento de cabeza. —Hablé con ella. Sabe que estás bien. Y
parece bien ahora. Su mamá no sintió dolor cuando murió. Está en
camino hacia aquí.
Joder. No estaba allí para ella. Su mamá murió y no estaba allí.
La opresión formada en mi pecho se intensifica y me burlo de la
enfermera quien parece estar tomándose su jodido tiempo en mi brazo.
Tessa se acerca a la cama, sosteniendo su celular. —Aquí, necesitas
escuchar esto.
Lo tomo con temor. —¿Qué es? —No me responde, camina hacia
Nolan y coloco el celular junto a mi oído. En cuestión de segundos, la voz
de mi ángel me llena.
—Estoy en camino, oh Dios mío, por favor dile que llame y me diga
que está bien. Dile que lo amo, Tessa. Dile que se le voy a decir cada
segundo por el resto de su vida. Que nunca pasará otro día sin escuchar
esas palabras de mí. —Escucho su voz quebrarse antes de suplicar—: Por
favor, no lo alejen de mí.
La desesperación en su voz casi me destripa. Pero esas palabras, las
palabras que he aplazado a decir, tienen mi corazón golpeando tan duro
contra mi esternón que estoy seguro podría romperse por la mitad. Pero no
me importa si lo hace. No quiero que deje de latir así. Haría cualquier
mierda para mantenerme sintiéndome de esta forma.
La necesito. Ahora.
Comienzo a salir de la cama cuando la enfermera golpea mi hombro.
—Tengo que hacer una puntada más. Y después tendrás que esperar para
ver si el médico te dejará libre. Tienes una gran cantidad de moretones por
esas balas y vas a tener un montón de dolor. Es posible que desees pensar
en ir a casa con alguna medicación.
Vuelvo la cabeza y me aseguro de que me está mirando directamente
a los ojos. No quiero tener que repetirlo. —No me importa el dolor. Voy a
soportar cualquier cosa para conseguir a la mujer que jodidamente
necesito para respirar. Me necesita y tan pronto como usted esté
terminando con la última puntada, estaré con ella.
Sus ojos se abren un poco y estabiliza la aguja en mi hombro. —Pero
el médico quiere…
—Dígale que no voy a esperar que me dé el alta. Diga que me fui en
contra de las órdenes. Me importa una mierda. —Veo mi hombro y luego
de regreso hacia ella—. Esto no necesita estar bonito. Sólo termine así
puedo salir de aquí. —Se pone en ello y le doy su celular a Tessa.
Ella agita su mano. —No. Tómalo. Lo necesitarás para llamarla así
ustedes dos no se pasan el uno al otro en la carretera. —Baja la mirada
hacia Nolan y sonríe antes de mirarme de regreso con una expresión
triste—. Su mensaje como que me mató.
Apoyo la cabeza en la cama. —Sí. En cierto modo me mató
también.
La enfermera se detiene y se quita los guantes, después coloca un
vendaje encima de mis puntos de sutura.
—Todo terminado. Voy a buscar el papeleo que necesitas firmar. —
Estoy fuera de la cama antes de que ella deje la habitación y mi rapidez la
sobresalta—. Uh, no va a quedarse y firmar nada, ¿verdad?
—Nop. —Me dirijo a Tessa quien está alzando en brazos a Nolan
mientras la enfermera pronuncia algo en voz baja, saliendo de la
habitación—. ¿Lo tienes?
—Sip, ve con ella. Pero por favor, sé cuidadoso. He sufrido suficiente
estrés hoy.
Le doy un beso a Nolan antes de correr a toda velocidad fuera de la
habitación y por el largo pasillo hacia la escalera. Estoy fuera de la puerta
y corro directo a mi camioneta, que afortunadamente Luke se aseguró de
que estuviera aquí para mí para cuando me dieran de alta. Pero no
importa. Jodidamente robaría un carro a este punto para ir con ella. Tan
pronto como las barras se registran en el celular de Tessa indicando
recepción, marco el número de Mia.
—Hola, todavía como una hora y media en la calle. ¡Este tráfico es
ridículo!, ¿ya nadie trabaja?
Enciendo mi camioneta y me alejo del hospital, el sonido de su voz
enviando un dolor a través de todo mi cuerpo. —Nena —susurro, mi voz
una cansada súplica. Oigo su grito ahogado y luego su respiración
estupefacta llena mi oído.
—Ben —dice a través de un suave grito. Mi nombre en sus labios
cubre el dolor que siento ahora mismo. Ese dolor que he sentido durante
las últimas horas. La esperanza y la necesidad pura inundan mis sentidos
y empujo mi pie en el pedal del acelerador hasta que toca el fondo—. Oh,
Dios, bebé. Estoy tan feliz de escuchar tu voz. Estaba muy preocupada.
—Ángel, ¿dónde estás? Estoy tomando la 215 ahora mismo.
—Estoy en la Ruta 7. ¿Por qué no sólo esperas ahí por mí?
Podríamos pasarnos uno al otro.
Me río ligeramente, mi primera risa desde ayer. —No hay forma de
que te deje pasarme, nena. Sólo mantente manejando hacia mí y te
encontraré.
Hace una pausa por un tiempo y casi puedo ver su inquietud a
través del celular. —Ben, tengo algo que decirte. No puedo esperar un
segundo sin decirte esto.
Cristo, necesito decir eso también. Pero no de esta forma. Mierda,
todavía no. —No lo digas Mia. Quiero verte a los ojos cuando te lo diga. Y
entonces me lo puedes decir de regreso. ¿Está bien? Sólo espera por mí.
Ella sorbe varias veces. —Está bien. Pero será mejor que lo digas en
el segundo que me veas o lo diré primero. He esperado el tiempo suficiente
por ti, Benjamin Kelly. No me hagas esperar más.
Agito mi mano libre del puño que está comenzando a establecerse
permanentemente. Conociendo a Mia que es tan parecida a mí se siente
como si tuviera comezón y no pudiera rascarse. —No más espera, nena. Te
prometo eso.
—Bien. —Se detiene y un débil gruñido llena el celular—. Mierda,
bebé. Mi celular está muriendo. Debería bajar aquí en caso de que se
descargue y nos pasemos el uno al otro y tenga que llamarte. En realidad
estoy apostando a que eso suceda.
—No dudes de mí, Mia. Te encontraré en cualquier lugar.
La posesiva hambre en mi sangre anhela demostrar que se equivoca
en este caso. No necesitará ese celular de nuevo. Me siento atraído por ella
como un jodido misil.
Ríe un poco. —Sí, eres el mejor.

Sabía que me encontraría con ella en algún lugar de la Ruta 7. Este


era el tramo más largo de la carretera que conectaba Alabama y Georgia.
Sólo buscaba un vehículo que cruzara la cubierta mediana de césped que
separa el límite este y oeste. Y tan pronto como ese jeep rojo entra en mi
campo de visión, siento como si alguien me conectara a un tomacorriente.
Mi cuerpo entero se pone rígido por la anticipación mientras cruzo los tres
carriles y conduzco mi camioneta por el medio. La parte trasera derrapa
varias veces dada la velocidad que tomo, pero no puedo ir lento.
Conduzco hacia la dirección del tráfico, todavía en el medio, y el jeep
rojo corre a toda velocidad en la carretera entre los carros y derrapa para
detenerse en el césped.
Cristo, nena. Si tengo un accidente justo ahora…
Subo de golpe el freno de emergencia y salto de mi camioneta,
dejándola encendida. Ella balancea sus piernas fuera del jeep y salta,
estabilizándose antes de comenzar a correr en mi dirección.
Mia. Mia. Mia.
Se golpea contra mi pecho, un quejido escapando de ambos mientras
la sostengo contra mi pecho. El dolor que causa a mis moretones es
ignorado. No la puedo dejar ir. Todavía no. Pero la alejo de mí y tomo su
delicado rostro con ambas manos. Me mira con desesperación. Por
abrazarme. Por hablar conmigo. Por jodidamente escuchar lo que he
guardado para ella. No voy a hacerla esperar más.
—Te amo. No puedo recordar un momento en el que no te amé. Lo
siento tanto, no estaba ahí para ti cuando me necesitaste, pero eso no
pasará otra vez. No puedo estar sin ti, ángel. Por favor dime que te
quedarás conmigo. —Dejo caer mi frente contra la suya y cierro mis ojos.
La magnitud de mi amor por ella es gigantesco—. No puedo decirte adiós.
Sus manos agarran mis muñecas con un apretón gentil. —También
te amo. Y nunca tendrás que decirme adiós. Se suponía que estarías en el
bar esa noche, Ben estabas destinado a ser mi primero, y mi último. No
puedo imaginarme a mí misma con alguien más. No ahora. Ni nunca. —
Abro mis ojos cuando siento las lágrimas caer por mi rostro, las alcanza y
las limpia—. Aquí es donde pertenezco. Donde quiera que estés. Siempre.
Su declaración me hace luchar para mantenerme de pie. Mis rodillas
se sienten lo suficientemente débiles para dejarme caer. Pero me tiene.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y coloca su cabeza sobre mi
pecho. Entierro mi cabeza en su cabello. —Volveremos por tu auto. No voy
a regresar a casa en vehículos separados cuando he estado sin ti durante
tanto tiempo.
Se ríe contra mí, su rostro se eleva y me golpea con esa sonrisa. —
No ha pasado incluso un día entero.
—Se siente como un año entero. Vamos.
Me muevo a lo largo del césped y la ayudo a subirse dentro de mi
camioneta, después aseguro su vehículo.
No hay espacio entre nosotros, nunca más. Y nunca habrá otra vez.
Está contra mi lado todo el camino a casa. Su cabeza en mi hombro y mi
mano en su regazo con ella aferrándose a mí. Dejo que su olor llene mis
pulmones, sintiendo que me calma como una maldita droga.
¿Analgésicos? No. No necesitaré ningún analgésico. Ella me tiene
completamente relajado, cada músculo de mi cuerpo flojo, hasta que
siento sus labios presionados contra mi cuello.
Se retuerce contra mí, moviendo mi mano hacia abajo entre sus
piernas. —¿Recuerdas cuando estabas muy cerca de estacionarte al lado
de la carretera y tomarme en tu camioneta? —Su respiración calienta la
piel debajo de mi oreja, enviando una sacudida directamente a mi polla—.
Quiero eso. Ahora mismo. —Y entonces su mano presiona sobre mi masiva
erección, la que amenaza con rasgar a través de mi cremallera.
Siseo a través de un gemido y trabaja a través de mis pantalones. —
¿Quieres que te tire en la asiento trasero y te folle a un lado del camino? —
La siento asentir contra mí mientras sus dientes tiran de mi oreja—. Joder.
¿Qué tan húmeda estás ahora?
—Mucho. —Agarra mi mano y la desliza debajo de su vestido,
presionado mis dedos contra sus bragas. Mi pene se vuelve dolorosamente
duro al sentir su excitación y gime cuando presiono un dedo contra su
clítoris—. Ben, por favor —jadea, enterrando sus uñas en mis muñecas
mientras giro mi mano. Deslizo a un lado sus bragas y entierro un dedo
dentro de ella. Su cabeza cae sobre el asiento con un suspiro tembloroso.
—Jesucristo. Espera, ángel. —Protesta con un gemido mientras
deslizo mi dedo fuera de ella y lo meto en mi boca. Me desvío hacia un
camino recóndito que rompe en una zona boscosa aislada, estaciono mi
camioneta entre los árboles. Doy vuelta a la camioneta y desabrocho el
cinturón de seguridad mientras ella hace lo mismo—. Sube sobre el
asiento y saca ese vestido. Te quiero desnuda y lista para mí. —Cumple
con una risa alegre, y me da una hermosa vista de su culo mientras se
mete en la parte posterior.
Salgo de la camioneta y echo un vistazo alrededor. Estamos
completamente aislados. Bueno. Nada interrumpirá esto. Abro la puerta de
atrás, libero mi polla de mis pantalones antes de entrar. Está quitándose
sus bragas, su vestido descartado en algún lugar. Sus ojos hambrientos se
fijan en mi polla que poco a poco acaricio mientras la observo.
—Estás tan duro para mí —afirma con un tono fascinado. Llega a
mí, pero rápidamente coloca sus manos en su espalda—. ¿Quieres que
haga eso? ¿O debería tocarme mientras ves?
Cristo. Eso es tentador como el infierno. Mi polla se sacude en mi
mano con el pensamiento. Pero estoy repentinamente agitado con la
necesidad de sentirla alrededor mío. Ninguna otra cosa será suficiente en
este momento. Agarro su pierna y la jalo hacia mí, manteniendo mi otra
mano en la base de mi polla.
—Siéntate a horcajadas sobre mí. Quiero esas tetas en mi cara.
La guío sobre mí, deslizando mis manos por sus muslos mientras
ella agarra mi polla y lo frota contra sí misma, lubricando la cabeza. —
Joder, se siente increíble, nena —gruño a través de la mandíbula tensa.
Me inclino y lamo su pezón firme, provocándolo antes de meterlo a mi
boca.
—Ben —susurra, cambiando su peso hacia adelante y me guía a su
entrada. Agarra mi cara con las dos manos, tirando de mí lejos de su
pecho y me mira a los ojos—. Mírame. —Su boca se separa ligeramente
mientras se baja a sí misma, llevándome hasta el final—. Te amo.
Inclino mi cabeza hacia atrás y sonrío. —¿A mí? ¿O a mi polla? —
Antes de que pueda responder, agarro sus caderas y la levanto, entrando
en ella unas cinco veces con fuerza bruta—. ¿Tú. Amas. Esto? —pregunto
entre embestidas.
—Sí. Dios, sí.
Cuando termino, toma la iniciativa y entierra sus uñas en mis
hombros mientras se mece en mi contra.
—Cuidado, nena —le advierto cuando su mano presiona contra mis
puntos de sutura.
Sus ojos van hacia el lugar en mi brazo y levanta la manga de mi
camisa. Su frente se surca con dolor, culpa, tal vez. No estoy seguro. Se
inclina, apretando su mano en mi pecho mientras besa el vendaje. Me
estremezco a la presión que pone sobre mí y lo nota. Sus manos agarran la
parte inferior de mi camisa. —Quítate la camisa.
La dejo alzarla más allá de mis abdominales superiores. —Estoy
bien. Sólo con un poco de dolor.
—Quiero verlo. —Tira con determinación y cumple, cambiando para
que pueda levantarlo por encima de mi cabeza. Inhala rápidamente, sus
ojos asimilando los nueve cardenales y los moretones que se han formado
alrededor de ellos. Su mano se sitúa gentilmente sobre uno de los
cardenales que se encuentra justo en el medio de mi pecho. Veo su labio
temblar y levanto el brazo, ahuecando un lado de su cara. Sus ojos se
encuentran con los míos en agonía—. Podría haberte perdido.
Empujo su rostro hacia mí. —No. Nunca me perderás. Te dije que
nada podría llevarme alguna vez lejos de ti. —Rozo mis labios contra los de
ella y pruebo sus lágrimas en mi lengua—. No llores. No ahora. Perteneces
aquí conmigo, Mía.
Me besa suavemente, después limpia sus lágrimas. —Hazme el
amor. Al igual que la primera noche.
—¿Quieres que sea suave? —pregunto, serpenteando mis brazos
alrededor de su cintura. Asiente antes de caer de mi regazo y acostarse en
el asiento de atrás, con las piernas abiertas. Empujo mis pantalones y
bóxers hasta la mitad del muslo antes de ponerme entre sus piernas—.
Guíame, nena.
Sonríe y llega a mí alrededor, empujándome directamente dentro de
ella. Empujo mis caderas, lentamente, dejándola sentir cada centímetro de
mí mientras me sostengo sobre mis codos. Sus ojos se agitan cerrándose y
se arquea contra mí, rozando su pecho contra el mío con una inhalación
profunda. Puedo sentir su corazón golpeando contra mi pecho, imitando
mi ritmo. Beso su mandíbula, su nariz, sus mejillas. Cada centímetro de
su cara es tocado por mis labios. Me deja adorar su cuerpo como si fuera
la primera vez. Mis manos acarician cada parte de ella, mis labios
deslizándose por su piel. La aprendo de memoria. Su aroma. Su sabor. La
forma en que su cuerpo se estremece contra el mío. La sensación de ella
en este momento, debajo de mí mientras alargo esto, mientras prolongo
este momento con ella, esto, mierda esta es la razón de mi existencia. Con
cada respiración que tomo, tomo una para ella.
Gime en voz alta y agarra mi cara, presionando sus labios contra los
míos. —Estoy tan cerca. —Me muevo en ella al mismo ritmo. No acelero.
No la tomo a de la forma en que estoy acostumbrado—. Oh Dios, Ben —
dice contra mis labios, rastrillando sus uñas en mi espalda—. Por favor.
—Lo sé, ángel. Te tengo. —Deslizo mi mano entre nosotros y
presiono mi pulgar contra su clítoris. Responde con un grito lloroso y
llega. Justo allí, con sólo unas pocas caricias.
Sus ojos se abren y envuelve sus piernas alrededor de mí. —No
quiero irme sin ti. —Apenas consigue decir su oración antes de que su
cuerpo se tense alrededor de mí—. Ben…
Me quejo en voz alta y siento mi orgasmo quemar por mi columna
vertebral. —Mierda. —Observo sus labios dividirse en un grito silencioso,
cerrando los ojos mientras el placer se acumula, y empuja sus rodillas
hacia atrás, necesitaba conseguirlo más profundo. Mi respiración es
robada de mí mientras salgo de ella, conduciéndola hacia su punto de
agotamiento. Dándole cada pedazo de mí. Y a pesar de que fui cariñoso y
sin prisas, me sacude con una intensidad cegadora. Del tipo que sólo he
sentido con Mia. Me dejo caer sobre ella, apoyando mi cabeza en su pecho.
Sus brazos se envuelven alrededor de mí y me abraza fuerte. Más cerca.
Nunca lo suficientemente cerca. No me puedo imaginar amarla más de lo
que hago ahora, pero sé que lo haré. Debido a que cada segundo que estoy
con ella, caigo más fuerte. Es la forma en que siempre ha sido entre
nosotros. Incluso cuando me mantuve atrás. La amaba cuando se
convirtió en mi mejor amiga. Y dada la oportunidad, nunca cambiaría la
forma en que sucedió. Nunca me retractaría de esas semanas en las que
sufrí en silencio, queriendo más de lo que estaba dispuesta a dar. Le daría
eso una y mil veces si lo necesitara. Un futuro con ella era más de lo que
podría merecer.
Y voy a quererla como el regalo que es hasta extraer mi último
aliento.
21
Traducido por Lizi_0696
Corregido por Marieta16

a sabes, antes de que todo esto comenzara entre


ustedes dos, técnicamente eras mía para el verano —
dice Tessa mientras me ayuda a empacar mis cosas de
la habitación que he ocupado durante los últimos dos
meses—. Quiero decir, no veo el perjuicio que termines
tu tiempo aquí conmigo y luego te vayas vivir con Ben después que el
verano termine.
—Porque él fue muy rápido para estar de acuerdo con esa
disposición —declaro con una suave risa. Yo sabía que no había manera
en el infierno para prolongar mi mudanza. Es todo acerca de lo que él ha
hablado en los últimos cinco días. Estoy realmente sorprendida de que
haya tardado tanto—. Y actúas como no fuera a estar a la vuelta de la
esquina. Te das cuenta de que estoy aquí permanentemente, ¿no?
Sonríe sobre su hombro mientras agarra la ropa que cuelga en el
armario. —Ese no es el punto. Me encanta que ustedes dos estén juntos,
pero él es un pretendiente horrible. Siempre lo ha sido.
Cojo la ropa que tiene ella y las saco de las perchas. —¿Has hablado
con él?
—¿Con quién? —Le doy una mirada de complicidad y pone los ojos
en blanco—. ¿Por qué iba a hablar con él? No hay nada de qué hablar. Se
acabó.
Sus palabras son definitivas, pero conozco a Tessa. Ella se está
haciendo daño. Nunca lo admitirá, pero lo echa de menos. —¿Esta noche
no va a ser rara? ¿Al verlo en el concierto?
Se encoge de hombros una vez antes de llevar las perchas de vuelta
al armario. —Va a haber como cinco mil personas allí. Lo puedo evitar en
una multitud de ese tamaño. Además, tengo la intención de quedar como
una cuba, lo cual es seguro que ayudará con la situación. —Cierra la
puerta del armario antes de dejar caer su frente, golpeando la madera con
un ruido sordo.
—Tessa…
—No quiero hablar de eso. —Levanta la cabeza y se vuelve hacia mí,
sus ojos dicen exactamente lo que ella está sintiendo—. ¿De acuerdo?
Asiento. —De acuerdo.
Terminamos de empacar lo de mi habitación en silencio. Sé que
cuando esté lista para hablar de eso, se va a abrir. Y sabe que estaré aquí
cuando sea que llegue ese momento.
Mi tía se ocupa de la venta de la casa de mi madre por mí,
permitiendo que me quede en Alabama durante el proceso. Ben y yo
estaremos haciendo un viaje pronto para tener el resto de mis cosas, pero
para ser honesta, tengo todo lo que siempre he necesitado. Nunca me
imaginé regresar a Ruxton, pero ahora no puedo imaginar no vivir aquí.
Esta siempre fue mi casa. Dondequiera que él estaba.
Después de cargar mis cosas en el Jeep para poder llevárselo
directamente a Ben después del concierto, Tessa y yo nos dirigimos hacia
el campo. Ben acabó por conseguir entradas para ver a Luke Bryan. Con
tumbonas, las cuales nos permitieron colocarnos en el campo con vistas al
escenario y nos sentamos en nuestros vehículos mientras disfrutamos de
la música. Veo a la camioneta de Ben después de serpentear dentro y
fuera de la multitud y el parque al lado de esta, viendo como él saltaba de
la cama y se acercaba a mi puerta.
—Oye, nena. ¿Empacaste todo? —Abre la puerta para mí y yo salto
fuera, saludando a Reed quien está haciendo su camino hacia Tessa.
Cojo su mano y dejo que me lleve a la parte trasera de su camioneta.
—Sí. Todo está en el Jeep. Tu hermana no está muy feliz por esto.
Se ahoga una risa mientras se le cae la puerta trasera hacia abajo.
—Al igual que me impediría vivir contigo. Aquí. Hasta que vayas.
Subo a la parte trasera de su camioneta, al ver las almohadas y las
mantas extendidas para nosotros. Me dirijo a él con una sonrisa
nostálgica. —¿Voy a tener suerte durante este concierto?
Él envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me besa el hombro
desnudo. —Siempre estoy preparado, ángel. Mi chica parece estar un poco
insaciable últimamente.
—Eres como un pequeño y sucio niño explorador —agrego, al oír la
risa de Tessa sonando más fuerte detrás de mí. Me giro en los brazos de
Ben y la descubro caminando hacia nosotros con Reed.
—Oye. Estoy muy contento de que ustedes trabajaran su mierda.
Apestan como amigos —dice Reed a través de una sonrisa burlona.
Le muestro el dedo por encima del hombro de Ben y él echa la
cabeza hacia atrás con una carcajada. Justo cuando Tessa abre la boca
para hablar, otro camión se detiene junto a Ben y le llama la atención. —
Oh perfecto. ¿No pudo haberse perdido de camino aquí?
El pecho de Ben se sacude de risa contra mi espalda mientras sus
manos se deslizaban a través de mi abdomen. —Hemos estado aquí una y
mil veces. Dudo que se pierda.
El cuerpo de Tessa se pone rígido de repente y vuelvo la cabeza para
ver por qué. Luke no es el único que emerge de su camión. Una alta y
rubia de piernas largas está a su lado mientras él se une al grupo,
deteniéndose a unos cortos metros de Tessa y Reed.
Mueve la mirada de Tessa a nosotros. —Chicos, esta es Brandie.
Brandie estos son… todo el mundo. —Agita su delicada mano, la que no
está casualmente recorriendo libre sobre el pecho de él. Luke envuelve su
brazo alrededor de su cintura—. Vamos a ir más cerca del escenario. Nos
pondremos al día con ustedes más tarde.
A medida que se aleja con la señorita Sobona, Tessa cierra la puerta
trasera de la camioneta y sobresaltándonos a los tres. —Bueno, parece
encantadora. Él está realmente raspando el fondo del barril ahora,
¿verdad?
Reed se encoge de hombros una vez. —No lo sé. Ella es muy caliente.
—Lo mira y él retrocede un poco—. Sí, realmente tiene que estar en la
esquina de la calle. ¿Y su nombre podría ser más de puta?
—Podrías pensar lo mismo si su nombre fuera María —dice Ben—.
Deja de ser celosa, Tessa. Rompiste con él.
Ella se despide y agarra la mano de Reed. —Lo que sea. Vamos por
varios cientos de cervezas. ¿Quieren algo? —Se dirige hacia nosotros, su
rostro aún tenso con amargura.
—Estoy bien —le digo, mirando a Ben que está situando las
almohadas y extendiendo la manta.
—Yo también —añade.
Tessa y Reed desaparecen en la multitud. Me doy la vuelta justo a
tiempo para ver a Ben llegar y sacar un marco de una imagen. Me sonríe y
se sienta en la manta con la espalda apoyada en una almohada. Él se
estira hacia mí con su mano libre. —Ven aquí, ángel.
—¿Qué tienes ahí?
Acaricia el punto entre las piernas y me siento con mi espalda contra
su pecho, dejando caer los brazos sobre sus piernas. Coloca el marco en
mi regazo. —No llores —susurra en mi oído.
Inclino el marco y miro el dibujo. Tres figuras, sin duda dibujados
por Nolan, que representan nuestra familia. Mi familia. Incluso me
etiqueta como Mami Pincesa Mia. Y las lágrimas vienen al instante. No
puedo evitarlo. —Sus habilidades artísticas son horrendas. —Limpio las
lágrimas de mis ojos mientras se ríe en mi contra—. Dios, es el más dulce,
¿no? ¿Podemos colgarla en tu casa?
—Nuestra casa —me corrige. Aprieta su boca contra mi cabello otra
vez—. No llores, bebé.
Abro la boca para decirle que no puedo dejar de llorar al ver a
nuestro primer dibujo de la familia, pero borra cada palabra de mi
vocabulario cuando coloca una pequeña caja en mi regazo. Ya sabes, el
tipo de caja que toda chica reconoce. Grito en voz baja, sostengo el marco
fuertemente contra mi pecho mientras mis ojos se quedan pegados a la
caja.
Sus manos firmes lo abren. —¿Sabes cuánto te amo?
Asiento y agarro el marco más duro, sintiendo las lágrimas en mis
ojos. Parpadeo alejándolas y me centro en el anillo que él está sosteniendo
entre sus dedos. —Tanto como yo te amo. —Me atraganto con eso.
—No, ángel. Nadie ha amado nunca a nadie tanto como yo te amo.
Me temo que tengo que vencerte en eso. —Hace un gesto hacia mi mano y
la coloca en las suyas, lo que le permite deslizar el anillo en mi dedo—.
Eres mi mejor amiga, Mia. Te quiero todos los días, por el resto de mi vida.
Siempre voy a apreciar cada momento que me das. Cásate conmigo, nena.
Estoy asintiendo y murmurando—: Sí —incluso antes de que
termine. Y entonces me gira y me acuna contra su pecho, adorándome con
besos por toda la cara—. Gracias —le digo a los labios.
Lo siento curvarse en una sonrisa. —¿Por qué?
Le beso a lo largo de su mandíbula hasta su oído. —Por estar en el
bar esa noche. Por ser el hombre que eres. Por darme a Nolan. —Me
muevo hacia atrás y le acuno la cara entre mis manos—. ¿Podemos tener
más hijos?
Lleva mi mano hasta sus labios y besa a la parte posterior de la
misma. —¿Podemos empezar ahora mismo?
Y entonces estoy sobre mi espalda, su cuerpo cubriendo el mío. Me
río contra él mientras retira el pelo de mi cara. —Estamos en el medio del
campo.
—No me importa. Nadie nos puede ver de todos modos. Mira lo alto
que estamos.
—Sí, pero me han dicho que soy bastante ruidosa —bromeé
mientras besa mi cuello. Él gruñe y muerde una vez en mi piel sensible
allí—. Te amo.
—Te amo.
—Quiero un montón de bebés.
Su cabeza se acerca y sonríe ampliamente. —Muchos.
Cambia su peso y pone su cabeza en la almohada, tirando de mí, así
que estoy recostada sobre su pecho. Y nos quedamos así mucho después
de que Tessa y Reed regresan. Mucho tiempo después de que se inicie y
termine el concierto. Hasta que estamos en el único vehículo que queda en
el campo. Me hace el amor bajo las estrellas, su ternura interrumpida en
un frenesí salvaje cuando ambos lo necesitamos. Es perfecto. Estoy segura
donde pertenezco.
Donde siempre estaré.
Traducido por Alysse Volkov
Corregido por Alessa Masllentyle

ia: Nos vemos en nuestro lugar.


Miro mi teléfono, leyendo el mensaje de texto por segunda
vez. Nuestro lugar. ¿Qué lugar? En lo que a mí respecta,
cada lugar al que he llevado a Mia se ha convertido en
nuestro lugar. Y hemos acumulado un montón de lugares
en los últimos cuatro meses. Voy a releer su mensaje de texto cuando mi
teléfono suena.
Mia: El bar, Ben.
Niego con la cabeza con una sonrisa.
Yo: No la había captado. ¿Qué te he dicho sobre dudar de mí?
Mia: Sólo date prisa antes de que uno de los otros hombres de
aquí me lleve a casa.
Yo: Mia...
Mia: Estoy bromeando. Pero, date prisa.
Estoy en el estacionamiento dentro de diez minutos, estacionándome
al lado de su jeep. Está casi tan lleno como la noche que Mia se convirtió
en mía, pero la veo en ese mismo taburete que ocupaba hace tantos
meses. No voy a ella, sin embargo. En cambio, voy al lado de la barra
donde no puede verme y la observo sin que lo sepa. Está tocando la barra
ansiosamente con sus dedos, mirando sobre su hombro cada pocos
segundos hacia la puerta. Su cabello está suelto y está usando una camisa
que tiene mis ojos pasando de su pecho a su cara y otra vez. Hago un
gesto hacia el camarero.
—¿Puedes enviar una de esas bebidas de color púrpura a esa chica
para mí?
Asiente y se pone a trabajar en la bebida mientras saca su teléfono
con el ceño fruncido. Mi teléfono emite un pitido.
Mia: He mencionado hoy, ¿verdad?
Yo: Eres tan jodidamente hermosa. ¿Sabes eso?
Justo cuando mi mensaje llega, el camarero coloca la bebida en
frente de ella. Ella le sonríe, mirando a la bebida y luego echa un vistazo a
su teléfono. Sus ojos inmediatamente encuentran los míos a través de la
barra y me dirijo a ella. Mi mano roza a lo largo de su espalda y reclamo mi
lugar.
—Te veías sedienta de donde estaba parado. Pensé que te ayudaría
—le digo con una sonrisa.
Pone una mano en mi rodilla. —Tengo que hablar contigo de algo.
Inclino mi cabeza y empujo su bebida más cerca de ella. —¿Y qué es
eso?
—Tenemos que mover la fecha de la boda. —Agarra la pajilla entre
sus dedos y la usa para revolver su bebida.
—¿Por qué? ¿Pensé que querías una boda veraniega? Quiero decir,
estoy a favor de secuestrarte en este momento y hacerte mi esposa, pero
parecías bastante emocionada con la fecha.
Sonríe y empuja la bebida lejos, haciendo un gesto al camarero. Él
se detiene frente a nosotros y me da un guiño amistoso antes de mirarla.
—Lo siento. ¿Se puede hacer esto sin alcohol? No puedo beber esto.
—Claro que sí —dice, llevándose el vaso.
Me golpea con una sonrisa y coge mi mano, colocándola a través de
su estómago. —Ben.
—¿Mmm? —Todavía estoy tratando de reconstruir el por qué de
repente no quiere esa bebida que tan ansiosamente consumió en nuestro
primer encuentro. Me toma un minuto concentrarme en mi mano. Mis ojos
se encuentran con los de ella y sonríe. Y después hace clic—. Bebé, ¿estás
embarazada? —La esperanza en mi voz domina sobre la ansiedad
repentina que comienza a elaborarse en mis entrañas.
—Realmente no quiero ser del tamaño de una casa cuando esté
caminando por el pasillo hacia ti. ¿Entonces, pensaba que tal vez podemos
tener una boda de primavera en su lugar? Tendría cinco meses entonces.
—Ángel. —Me pongo de rodillas en medio de la barra, presionando
mi cara contra su estómago—. Por favor, dime que no te estoy escuchando
mal.
Se ríe contra mí y se da la vuelta para enfrentarme. —No estás
escuchándome mal. Nolan va a ser un hermano mayor.
Mis sentidos se inundan con la necesidad de proteger a esta mujer y
mi bebé que lleva dentro. —Tenemos que salir de aquí.
—¿Por qué? Este es nuestro lugar.
Niego con la cabeza y me pongo de pie, agarrando un poco de dinero
de mi billetera y pagando por la bebida que no consumió. —Hay gente
fumando. Y es muy fuerte el ruido.
Se ríe y pone su mano en la mía, permitiéndome llevarla fuera. —
Cariño, no creo que el nivel de ruido aquí vaya a lastimar al bebé. Él es
apenas del tamaño de un cacahuete en este momento.
Me detengo en medio del estacionamiento, dando la vuelta. —¿Él?
Me sonríe y pone sus manos en mi pecho. —Sólo es un
presentimiento que tengo. Es demasiado pronto para decirlo. —Envuelvo
mis brazos alrededor de ella, mirando fijamente a la mujer a la que le daré
toda mi vida—. Vas a meterme en una burbuja por los próximos nueve
meses, ¿no es así?
Beso su frente, tirando de ella contra mi pecho. —Voy a hacer lo que
sea necesario —le digo. Y no discute conmigo. Me permite sostenerla justo
donde nos quedamos esa noche. Antes de que supiera que cambiaría mi
vida. Antes de darme cuenta que sostenía la mujer con la que me iba a
casar.
Mi futuro. Mi para siempre.
Todo mío.
Thing for You – Hinder
What if I Was Nothing – All That Remains
Never say Never – The Fray
All I Ever Needed – Bret Michaels
All I Wanna Do is Make to Love You – Halestorm
Crash My Party – Luke Bryan
A Drop in the Ocean – Ron Pope
Hands on You – Florida Georgia Line
Stay – Florida Georgia Line
Not Ready to Make Nice – Dixie Chicks
Be with You – Enrique Iglesias
A Thousand Years – Boyce Avenue
Torn the Pieces – Pop Evil
Best is Yet to Come – Red
Crazy – K-Ci & JoJo
Lie to Me – Red
Traducido por Fiioreee & Angie De Rossi
Corregido por Alysse Volkov

Mia: ¡Oh, Dios mío, estoy tan emocionada! ¡Siento que no he


estado contigo en años!
Mia: Date prisa. ¿Está dormido? Sólo acuéstalo. Él va a estar
bien. En realidad no, no hagas eso. Él va a gritar, y luego me voy a
sentir culpable.
Mia: Mierda, estoy tan caliente en este momento. Podría empezar
sin ti. Pero no lo haré... pero podría.
Mia: Ben, date prisa.
Sonrío hacia abajo al teléfono en mi mano mientras Chase se frota la
cara en mi camisa.
—Amiguito, verdaderamente me estás jodiendo aquí luchando contra
el sueño. Tu mamá está en la otra habitación, y está lista. Sin embargo,
tengo que esperar por ti, hombrecito, y cuanto más tiempo te lleve
desmayarte, más finas son mis posibilidades de conseguir ese coño. ¿Y
sabes cuánto tiempo ha pasado? ¿Sabes cuántos años tienes? —Chase
arrulla en mi contra—. Tienes seis semanas hoy, Chase. Seis semanas. Sé
que eso no significa nada para ti en este momento, pero cuando seas
mayor, y hayas pasado tanto tiempo sin estar dentro de tu mujer, vas a
entender la gravedad de esta situación. Tu padre está muriendo aquí.
Lleva sus dedos a su boca, y una ola de alivio cae sobre mí. Conozco
ese signo. No faltaría mucho ahora.
Yo: Dame cinco minutos más. Él está chupando sus dedos ahora.
Es curioso, yo estaré haciendo lo mismo después de que haga que me
montes.
Mia: Me estás matando...
Termino con el móvil cuando el sonido se desvanece y lo dejo en el
planeador, meciendo a Chase lentamente como a él le gusta. Es tan
diferente a Nolan. Chase necesita constante movimiento para conciliar el
sueño, y ruido. Cualquier tipo funciona para él. No tiene por qué ser tu
móvil. Se dormiría en una multitud de personas en el centro comercial,
siempre y cuando él se está moviendo alrededor. Pero Nolan, cuando era
un bebé, no podía hacer nada con él. Necesitaba estar quieto, y necesitaba
silencio. Eso me llevó una eternidad averiguarlo. Pensé que a todos los
bebés les gustaba escuchar a aquellos versos infantiles molestos cuando
estaban en sus cunas. Pero no Nolan. Me paseaba con él, tratando de
conseguir que se duerma cuando el maldito móvil sonaba de fondo, y eso
acababa siendo peor. No fue hasta que estaba agotado de casi dos
semanas de la lucha contra él conmigo todas las noches cuando me senté
en el sofá con él contra mi pecho y cerré los ojos. No trataba de conciliar el
sueño. Nunca haría eso mientras sostenía un bebé, pero estaba
malditamente drenado. Angie estaba Dios-maldito-sabe-dónde, y sólo
necesitaba un descanso. Incluso si ella se encontraba cerca, no quería
tratar con él. Lo puse a la cama todas las noches. Jugué a ambos padres
mientras hacía lo que mierda quería. Nunca me quejé porque yo amaba a
mi hijo, y quería cada segundo con él. Pero joder, estaba cansado de estar
toda la noche constantemente. Sólo quería sentarme por un minuto y
cerrar los ojos. No incluso treinta segundos después que me puse cómodo
en el sofá, se quedó dormido. Estaba oscuro. Estaba tranquilo. Y no me
movía. A la noche siguiente, y todas las noches después cuando él estaba
conmigo, me senté con Nolan en mi sala de estar, y casi de inmediato, se
cerraban sus ojos. Si me hago esa mierda con Chase esta noche, nunca
tendría sexo. Y estoy jodidamente teniendo sexo.
Después de dejar mi móvil una vez más, me deslizo fuera del cuarto
de Chase una vez que está dormido en su cuna. Llego a la puerta de mi
dormitorio, palmeo la perilla, y giro para abrir la puerta.
—¿Papi?
Mi cabeza golpea la puerta todavía cerrada con un ruido sordo. Tan
jodidamente cerca.
Oh, Dios. ¿Qué aspecto tiene ahí dentro? ¿Esta desnuda? ¿Está
bombeando mi pequeño ángel sucio sus dedos dentro y fuera de ese dulce
coño sólo de pensar en mi pene?
—Papiiiiiiiii.
Mi mano se cae del pomo de la puerta y presiona contra mi erección.
—¿Sí? —Vuelvo la cabeza, manteniendo mi templo en la puerta, y
descubro a Nolan de pie al final del pasillo con su dragón de peluche en
sus brazos.
—No puedo mimir. Mi cedebo quiede ved teledision y comer un
bodadillo.
Agarro a Nolan en mis brazos y entro en su cuarto. —Es demasiado
tarde para ver la televisión y comer un bocadillo. Deberías haber estado
dormido hace una hora. —Le tendí en la almohada, y sus manos agarraron
en un puño a mi camiseta, negándose a dejar que me enderece—. Nolan...
—¿Pedes acostate comigo? Pod favod, papi.
Mis manos se aplanan en la cama, y me quedo mirando hacia abajo
a mi hijo. Sus grandes ojos grises son pesados, los párpados ligeramente
hinchados por el sueño. Su cabello es un desastre natural, y su boca se
abre para permitir que el oído de su dragón se deslice dentro de él para
chuparlo. Levanta su mano y recorre su dedo por mi nariz, y joder, me
tiene. Sonríe grande detrás de ese dragón, porque sabe que me tiene
cuando saca esa mierda. Repito el gesto y subo a su lado, él metiéndolo
con la mano que no estaba detrás de mi cabeza.
—¿Papi?
—¿Mmm?
—¿Poqué no fui a la caza de mami dunca más?
Mi pecho se aprieta, dificultando la respiración. No hemos hablado
de esto. Nolan rara vez pregunta por Angie, con excepción de las veces que
preguntaba si iba a verla de nuevo. Y le he dado una respuesta de una
palabra, sí, y cambié de tema, porque no sé qué coño decir. No quiero que
él la vea de nuevo, pero cuando salga de la cárcel en poco tiempo, estoy
seguro de que voy a tener que lidiar con esa mierda. Probablemente va a
servir unos cuantos años más por conducir bajo la influencia del alcohol,
cargo por la que fue arrestada. Por la cual podría haber matado a mi hijo.
Si tuviera algo que decir en el mismo, que coño se pudra en la cárcel por el
resto de su vida. Pero no lo hago. No puedo hacer mierda sobre ella
saliendo algún día, pero puedo proteger Nolan. Es mío. Mia es su mamá
ahora, y Angie puede irse a la mierda si piensa que él está distanciándose
de nosotros.
—¿Papi?
Miro a los ojos cansados de Nolan. —Tu mami, tu primera mami,
tenía que ir a alguna parte, porque no podía ser una buena mami para ti.
Pero ella te amaba mucho, y quería que tuvieras la mejor mami en el
mundo entero. Así que ella y yo, fuimos a buscar una princesa, porque
sabíamos que una princesa sería la mejor mami para ti.
Sonríe, dejando caer la oreja dragón de su boca. —Yo quiedo a la
Pincesa Mia, papi. Ella ez la mejod mami de todaz.
—Y ella te ama mucho, amiguito.
—¿Mi pimeda mami me quedía de vedad?
Asiento antes de que tenga la oportunidad de dudar, porque yo no sé
ni mierda la respuesta a esto. Y esta puta mierda me mata. ¿Qué niño
debería tener que cuestionarse esto? ¿Qué clase de mierda de persona
hace su propia duda al niño sobre si los aman o no?
Pasando mi mano a lo largo de su mejilla, lo siento apoyarse
mientras que lleva al dragón a su boca. —Ella te amaba, amiguito. No
podía amarte como una princesa podía.
Nolan cierra los ojos y se escabulle cerca, acariciándose contra mi
camisa.
—¿Chasey va a sed chititito pod siempe?
—No, amiguito. Él va a ser grande como tú.
—¿Le gutadan dagones también?
—Probablemente.
Él hace un gruñido suave. —No voy a dejad que te adeje —susurra
en la oscuridad de su habitación. Vuelvo la cabeza lejos de él,
manteniendo mi reacción divertida a lo que acaba de decir en silencio. Sólo
Nolan podría consolar a su animal de peluche. Sólo mi hijo iba a pensar en
los sentimientos de algún objeto inanimado después de tocar los suyos tan
profundamente.
Bostezando Nolan, a continuación, dice en voz baja—: Te quiedo
papi. —Su voz amortiguada contra su dragón.
—Te quiero, amiguito. —Aprieto un beso en su frente, después me
deslizo fuera de la cama, sin moverme hacia la puerta en caso de Nolan
proteste. No me sorprendería si lo hacía. Pero al estar allí en la oscuridad,
con los cambios en su respiración, volviéndose más pesada, más relajado.
Espero un buen minuto antes de salir, porque no lo haré otra vez y cerraré
esta mierda. Tirando de mi celular en mi bolsillo, golpeó el botón de
encendido e ilumino la pantalla.
11:24 p.m. Mierda. Jodeeerrrrr. Le envié un mensaje a Mia hace más
de una hora diciendo cinco minutos. Y no me ha enviado mensajes de
texto desde eso, lo cual puede significar una cosa.
Mientras empujo la puerta de mi habitación para abrirla, mis ojos se
encuentran con el cuerpo de Mia ya que no hay nada más en la habitación
en que centrarse. El resplandor de varias velas iluminadas estaba
repartida sobre ella, mostrando la luz que veo en mi ángel. Con los ojos
cerrados, está de espaldas con una ropa que no puedo si quiera ver en
estos putos momentos sin que mis bolas colapsen en mi pantalón.
Negro. Encaje. Esas malditos medias que encontré en su cómoda la
semana pasada que se negó a ponerse para mí.
Jesús jodido Cristo. Me voy a venir antes de tocarla.
Me desnudo y envuelvo mi mano alrededor de la base de mi polla,
dispuesto a relajarme hasta los huesos por un segundo. Estoy tan
amplificado en este momento, que hay una buena probabilidad de que
vaya a sacar el infierno de mí mismo si hago exactamente lo que quiero
hacer, a la mierda despertarla. Así que voy con la segunda opción. La
segunda mejor cosa que se desliza dentro de su apretado coño. Lo que va a
elegir sobre todo lo demás, excepto mi polla. Lo que me va mendigar.
Debo hacerla rogar en este momento por hacerme bromas con este
atuendo. Atrevido, traviesa Mia. Vas a gritar tan jodidamente fuerte para
mí.
No pierdo cualquier momento. No puedo bromear con ella esta noche
a menos que quiera volver a este colchón. Dejando caer mi cabeza, acaricio
mi boca contra su coño, tirando sus piernas por encima de mi hombro, y
espero hasta que desliza su mano en mi cabello antes de recorrer mi
lengua sobre su clítoris.
—Mmm... Pensé que estaba soñando.
Agarro un pecho envuelto en su sostén de encaje, arrancando un
grito ahogado de sus labios. —No soñando, chica bonita. ¿Tocaste este
coño sin mí?
Niega con la cabeza a través de un gemido.
—¿Estás segura? —pregunto, mordiéndole el clítoris y sujetándola
cuando se retuerce.
—No, no, yo... Oh, Ben, por favor.
—Mejor me aseguro de que no estás mintiendo. —Quito su mano de
mi cabello y deslizo sus dos dedos favoritos en mi boca. Me mira con la
boca abierta y la lengua rodando a lo largo de su labio inferior mientras
chupo—. Esperaste por mí —concluyo, volviendo la cabeza para plantar un
beso en su palma abierta.
—Te dije que lo haría —dice con voz ronca por el sueño. Acuna mi
mandíbula—. ¿Están bien los chicos?
—Mia, por favor déjalos fuera de este cuarto esta noche. Tengo que
follar a mi esposa, y no puedo hacer eso contigo si comienzas a preguntar
sobre otros hombres.
Se ríe mientras pongo mi cabeza en su muslo y rozo mi dedo pulgar
entre sus labios. —Necesito que folles a tu esposa, también. Pero no
puedes hacerlo si estás ahí abajo.
—Primero quiero comer tu coño.
—Ben —suplica. Su cabeza se levanta de la almohada para verme
mejor, ya que ambas manos agarran mi cara, obligando mi atención por su
cuerpo—. Han pasado seis semanas. Por Favor. Fóllame ya.
Me arrastro hacia ella tan rápido, que chilla por debajo de mí,
riéndose sobre la piel de mi cuello. Mi polla se pone pesada contra su
muslo mientras sus manos deambulan por toda mi espalda, y luego las
uñas marcan mi piel con una urgencia que me tiene temblando mientras
presiono la punta de mi pene contra su clítoris.
—Oh Dios mío. Sí.
—Tetas fuera, ángel. Podría considerar follarlas a ellas primero,
porque voy a perder mi mente en el segundo que sienta tu agarre en mí. —
Libero una exhalación áspera, agarrando la base de mi polla hasta que es
casi doloroso—. Mierda, Mia. Me estoy muriendo aquí.
Sus manos ansiosas liberan sus pechos, agrupando el material de
su ropa interior entre nosotros en su cintura. Entonces su mano está
cubriendo el mío, deslizando mi polla a lo largo de su resbaladizo coño y
cubriéndome con lo que mi boca aún debe estar saboreando.
Mi cabeza cae hacia atrás con un gemido, mis músculos duros como
una roca sobre mis rodillas. —Mia —gruño, gimiendo cuando sus manos
acunan mis bolas. Mi resistencia rompe. No, no se rompe. Se queda en
putos añicos.
Ya no soy capaz de mantenerla a raya, y me agarra la mano con la
que me está acariciando como si jodidamente fuera mi dueña, la aseguro
por encima de su cabeza con un agarre firme, y dejo su otra mano al lado
de su cabeza mientras me deslizo dentro de ella, poco a poco, tomando lo
que es mío, enterrándome tan profundo dentro de ella, que nunca dejara
de sentirme.
Su rostro se contorsiona, sus cejas se juntan y sus labios se fruncen
mientras echa la cabeza sobre la almohada.
Mierda. Han pasado seis semanas desde que he estado dentro de
ella. Y ahora estoy jodidamente lastimándola.
—¿Estás bien? —le pregunto, llevando la mano al lado de su cara.
Libero a su muñeca y me apoyo en los codos para mirarla, mirando sus
ojos cerrados a través de una respiración profunda. Su pecho se estremece
contra el mío—. Háblame, chica bonita. Dime lo que sientes.
Con los ojos todavía cerrados, se lame los labios antes de susurrar
—: Ben. —Dejo caer mi cabeza junto a la suya mientras mi corazón se
atasca en algún lugar de mi garganta. No puedo soportar herir a Mia.
Debería salir en este momento y volver a adorar su coño con mi lengua.
Pero entonces sus labios rozan mi oído, aquietando todo dentro de mí—.
Fóllame —pide, engancha sus piernas alrededor de mi cintura, inclinando
su pelvis así que me deslizo en el último centímetro increíblemente
perfecto.
—¿Sí? —pregunto, echándome hacia atrás para mirarla—. ¿Quieres
que sea duro, ángel?
Asiente, con los ojos fijos en los míos. —Lo quiero duro.
—Me correré —le advierto.
—Yo también.
Sonríe, y mierda, estoy tan ido por esta mujer. Golpeare a cada hijo
de puta por ahí que piensa que ha amado más que cualquier otro hombre
en este planeta. Quién piensa que han encontrado a la chica perfecta.
Nadie va a va a estar cerca de tener lo que tengo, a sentir lo que siento
cada vez que mi esposa me mira. Esto. Justo aquí.
He follado a mi esposa de un montón de maneras, pero cuando
quiere que sea duro, nunca me detengo con ella. Le daré exactamente lo
que necesita, porque siempre es exactamente como yo lo necesito. Cuando
la tomo lento y adoro su cuerpo con algo más que mi polla, es perfecto. Y
cuando la tomo con fuerza, mostrando la forma tan desesperada en la que
estoy por lo que me da, es perfecto. Siempre está follando perfecto, y ahora
mismo empujo sus piernas contra su pecho y su mierda hasta que no
pueda respirar, es perfecto.
—Mia —gimo mientras el sudor gotea de mi cuerpo a su pecho—.
Mia.
Recorre su dedo sobre mi cadera, y sin mirar hacia abajo, sé que
está trazando su nombre. Uno de mis tatuajes nuevos, además del nombre
de Chase que se funde con el diseño en mi brazo. Mia cierra los ojos a
través de un gemido y lo presiona contra su marca favorita.
Incorporándose a sí misma más en mí. No sé por qué, pero eso me envía
sobre el borde. Sabiendo lo permanente que siempre será. Sabiendo lo
mucho que quiere eso.
Cavo en el más profundo, la follo con más fuerza. —Llega allí, Mia.
—Le muerdo el labio inferior, tragando su jadeo—. Jodidamente llega allí.
—¡Ben! —Agarra a mi piel, muerde en mi lengua, y se viene con
tanta fuerza que me rodea, que casi me vuela la cabeza. La follo hasta que
me derrumbo, nuestros cuerpos en una maraña mientras me rueda sobre
mi espalda. El sudor se pega a la piel, y le paso la mano entre sus pechos
cuando se extiende a ambos lados de mi cintura.
—Ángel, necesito un minuto —le digo, pensando en su juego de
montarme hasta que no pueda verla directamente. Aplana su cuerpo sobre
el mío, entierra su cara en mi cuello, y chupa mi piel mientras su corazón
truena contra mi pecho.
—Te amo, Benjamin Kelly. Te amo, y a tu polla gigante.
Aprieto los labios en su cabello, amortiguando mi risa mientras mis
brazos la envuelven. —No es gigante.
—Es enorme. Y perfecta. Y muy, muy mía.
—Eso no es todo lo mío que es tuyo.
Permanece en silencio durante varios segundos, y creo que tal vez he
dicho algo malo, o tal vez se quedo dormida. Hasta que levanta la cabeza,
sellando nuestras bocas con un suave beso.
—Soy tuya también.
—Lo sé —le digo, moviendo una mano entre nosotros acunando el
único coño por el que siempre caería de rodillas—. Creo que voy a follarte
esta vez más despacio.
Sonríe, toda grande y hermosa. Toda Mia. Toda mía.
Luke Evans es un rompecorazones.
No quise darle el mío. No cuando él me
dejó fuera.
Él me dio suficiente, sólo suficiente para
hacer que me enamorara de él. Digo esto
para convencerme a mí misma. Pero sé
la verdad.
Me he enamorado de él a la distancia.
Tendiéndole mi corazón a Luke era la
cosa más fácil que había hecho nunca.
Era ingenua cuando deseé más, cuando
esperaba que él quisiera las mismas
cosas que yo.
Intenté odiarlo. Intenté olvidarlo.
Pero no es tan fácil.
El amor es una perra despiadada, y soy
su más reciente víctima.

Tessa Kelly es una devoradora de hombres.


Cuando pone su mirada en ti, no sólo consume tu corazón, va por tu
alma.
Lo que teníamos era perfecto, real, y todo lo que siempre quise.
Pero lo destruyó.
Nos destruyó.
Intenté odiarla. Intenté olvidarla.
Pero no es tan fácil.
El amor es para personas que tienen esperanza, y no tengo ninguna.
Alabama Summer #2
Marzo, sólo en Paradise Books
J. Daniels es una autora con galardones como Bestselling
en el New York Times y el USA Today gracias a las series Sweet
Addiction y Alabama Summer.
A ella le encanta acurrucarse con un buen libro, beber una
cantidad ridícula de café, y escribirles historias a sus hijos que
nunca han leído. J. creció en Baltimore y reside en Maryland
con su familia.
Síguela en sus redes sociales como:
Facebook: https://www.facebook.com/jdanielsauthor
Twitter: @JDanielsBooks
O visita su página web:
www.authorjdaniels.com

También podría gustarte