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DE PARTICIPACIÓN INFANTIL
Producto No. 5.1.5.2.
1
INFORME SOBRE LA REVISION DE ALGUNAS EXPERIENCIAS DE
PARTICIPACION INFANTIL
ELABORADO POR
EQUIPO CINDE:
Asesora:
MARTA ARANGO MONTOYA – Directora General CINDE
2
INDICE
CAPITULO 1
La participación de los niños y las niñas de 0 a 5 años
1.1 El niño y la niña como sujetos de derechos: una articulación
entre infancia y ciudadanía como horizonte conceptual de la
participación de los niños y las niñas de cero a cinco años Pág.6-14
1.2 La participación de los niños y las niñas en la construcción de la
ciudadanía Pág.14-18
1.3 La participación y el desarrollo infantil en las primeras etapas
de la vida Pág.18-25
La participación de los niños y las niñas de cero a dos años Pág.21-23
La participación de los niños y las niñas de dos a cinco años
de edad Pág.23-24
1.4 La participación como estructura de organización y de acción
social en los primeros años del desarrollo Pág.25-33
CAPITULO 2
Caracterización y análisis de las experiencias de participación
en la primera infancia
2.1 Aspectos metodológicos en la selección de las experiencias de
participación infantil Pág.34-38
2.2 Caracterización de las experiencias de participación infantil Pág.38-41
2.3 Análisis de las experiencias de participación infantil Pág.42-43
2.3.1 Las finalidades de las experiencias Pág.44-63
El desarrollo de la autonomía del niño
El reconocimiento de los niños y las niñas como actores
comunitarios
Conocimiento, reconocimiento y expresión de los derechos de los
niños y las niñas
La construcción de políticas y el ejercicio de la participación para
la reorientación de las instituciones, los programas y los proyectos
3
Experiencias Pág.53-63
CAPITULO 3
Recomendaciones para el fortalecimiento de programas para la
promoción de la participación infantil
1. PARA EL FORTALECIMIENTO DE LAS POLÍTICAS EN PRIMERA
INFANCIA Pág.64-65
2. ASPECTOS PEDAGÓGICOS A TENER EN CUENTA Pág.65-72
LA ARTICULACIÓN DE ESCENARIOS Y ACTORES
3. EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN Pág.72
****
CAPÍTULO 4
Las experiencias de participación infantil
3.1 Experiencias de participación infantil en los rangos de edad
de cero a cinco años Pág.73-103
Pensamiento crítico de los niños en contextos de riesgo por VIH/SIDA
Las voces de los niños
Guarderías ambulantes
Programa Isaan Bright Child
Filosofía para los niños
Los niños exploran sus derechos a través del arte
Derechos a mi medida Ciudadanos desde el preescolar
Cecodap
Escuchando a los niños y sus padres
Escuchando a los más pequeños
Mejoramiento de la calidad de vida de los niños más pequeños en
Tanzania
Nuevas Voces Ciudadanas
Proyecto Promoción de la Primera Infancia –Propi-
Programa Promesa
4
seis años a ocho años Pág.103-130
Evaluación de la participación de los niños y niñas en los grupos Niño a
niño en Nasirnagar
Planeación participativa con niños de la calle en Yangon, Myanmar
Niño a niño en Nicaragua
Nuestras propias voces
Soy niño
Niños, niñas y jóvenes constructores de paz
Participando...ando
Escuela Nueva
Participación de la niñez y la juventud en los procesos de formulación de
indicadores de calidad de la educación para la formulación y gestión de
políticas
Niños, niñas y jóvenes construyendo comunidad
Construcción de los planes de desarrollo locales con participación
las niñas y los niños
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
5
Capítulo uno
6
torno a la escolarización. Los niños y las niñas, entonces, se convirtieron en
alumnos para ser mejores personas y mejores ciudadanos y, de este modo,
“apenas hicieron nada que tuviera consecuencias públicas”. En este sentido
puede decirse, con Popkewitz 2, que la historia de la infancia ha sido la historia
de su control político.
Puede hablarse entonces de una concepción de infancia que dio por sentada la
incapacidad política de los niños, vinculándolos a una ciudadanía incompleta
que “construye y legitima su incapacidad civil, la que a su vez construye y
legitima su incapacidad de hecho”.5 Los niños y las niñas, aislados del mundo
social por las instituciones de protección y por el sistema educativo, fueron
invisibilizados como sujetos políticos. Los niños y las niñas, considerados como
el “futuro” de la sociedad, perdieron así cualquier posibilidad de autonomía y de
participación.
7
Ahora bien, en medio de la crisis culturales y políticas que han venido trazando
el perfil y las problemáticas de las actuales sociedades, ha venido emergiendo
una nueva concepción de infancia, que la identifica como un grupo sociocultural
específico y no simplemente como una etapa de preparación para la vida
adulta o como un bien futuro de la sociedad. Así, se ha empezado a hablar hoy
desde una concepción de la infancia que entiende al niño y a la niña como
sujetos de derechos políticos, es decir, que reconoce para la infancia la
posibilidad de una ciudadanía constituida de hecho y no por alcanzar. Una
ciudadanía que como tal, implica derechos y deberes para los niños y que no
sólo se reconoce como un estatuto a alcanzar con la edad adulta.
Los niños y las niñas, desde esta perspectiva, no sólo tienen derecho a la
protección y atención de sus necesidades por parte de la sociedad, sino que
cuentan también con derechos civiles y políticos que restituyen para ellos
libertades básicas específicas y promueven su calidad de vida en la niñez. Con
ello se da un mayor reconocimiento del niño y la niña como ciudadano y como
sujeto, lo que de alguna manera se traduce en la posibilidad de una mayor
participación social de la infancia.
El reconocimiento de los niños y las niñas como actores sociales, como sujetos
de derecho ha tenido su mayor expresión en la Convención sobre los Derechos
del Niño con la cual se ha dado un importante paso para considerarlos como un
grupo social clave de cara a la construcción de nuevos pactos sociales. La
Convención de los Derechos del Niño opera, según Cillero Bruñol 7, como un
“ordenador de las relaciones entre la infancia, el Estado y la familia”,
posibilitando la organización de las políticas de infancia desde una perspectiva
de derechos y no desde una perspectiva centrada en la protección, en el
cubrimiento de necesidades o en el control de la niñez. La Convención, en este
sentido, ofrece elementos para revertir la condición del niño como objeto de las
instituciones o de los actores sociales y proyectarlo como un actor social pleno,
como un sujeto de derechos:
7
Cillero Bruñol, Miguel: Infancia, autonomía y derechos. Una cuestión de principios. En:
http://www.iin.oea.org/Cursos_a_distancia/Infancia_autonomia_derechos.pdf
8
Ibíd
8
Al proyectar al niño como un sujeto pleno de derechos, como un actor social
constituido y no por constituir y al llevar a prevalecer sus derechos frente a los
de los otros actores sociales, la Convención de los Derechos del Niño se
constituye en una declaración de derechos humanos que supera la distinción
entre derechos civiles, políticos, sociales y económicos. Los Derechos del Niño
son pues, integrales, es decir, se constituyen como una base de derechos para
la sociedad en su conjunto, lo cual implica para las instituciones y la sociedad,
el compromiso de garantizarlos de un modo igualmente integral.
Artículo 15: Los Estados Partes reconocen los derechos del niño a la
libertad de asociación y a la libertad de celebrar reuniones pacíficas.
No se impondrán restricciones al ejercicio de estos derechos
distintas de las establecidas de conformidad con la ley y que sean
9
necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad
nacional o pública, el orden público, la protección de la salud y la
moral públicas o la protección de los derechos y libertades de los
demás.
10
niñas son todos los asuntos, “ya que cualquier decisión que se tome en el
ámbito político, económico, social y cultural tendrá un efecto sobre sus vidas”.
Para los niños y niñas entre los cero y los cinco años, el derecho a la
participación exige no sólo que se abran vías institucionales para que sus
opiniones puedan ser escuchadas sino, y sobre todo, que los adultos
comprendan que la expresión del niño no necesariamente se remite a los
códigos lingüísticos, sino que pasa por una diversidad de posibilidades, tales
como el juego, el arte o el cuerpo. Escuchar la voz de los niños exige entonces
construir otros criterios de racionalidad y comunicación para la esfera pública,
exige favorecer interrelaciones entre los espacios públicos y privados, además
del compromiso de los adultos de respetar las opiniones de las niñas y niños y
permitir que ellas incidan en el mundo social, lo cual tiene como correlato el
deber del adulto de
10
Ennew, Judith: How can we define citizenship in childhood? En: HPCDS Working Paper Series.
Volumen 10. No. 12. Harvard Center for Population and Develpoment Studies. Octubre 2000.
11
Ibíd
12
Baratta, Alessandro: Op. Cit.
11
Por estas razones, una interpretación amplia del derecho a la participación
propuesto desde la Convención no debería apelar tanto a su contenido
regulador de relaciones sociales ya definidas, expresado en la obligación de
permitir que el niño se exprese, que el niño pueda asociarse con otros niños o
que pueda participar en las dinámicas culturales y sociales, sino a su contenido
programático, esto es, como indicación de las tareas de construcción
democrática y de reconstrucción de las instituciones sociales que deben
llevarse a cabo y que deben ser asumidas por el colectivo, para empezar a
darle significado a la ciudadanía de los niños y las niñas. Pues, en últimas,
puede decirse que el sentido de la Convención es el de que la “infancia debe
hacerse más próxima y presente en la sociedad adulta, para evitar que persista
el que sintamos a los niños como ajenos a nuestro mundo social del presente,
e incluso a ese futuro colectivo que empieza hoy mismo, no mañana”. 13
13
Alzate, María Victoria: Op. Cit.
14
Ennew, Judith: Op. Cit.
12
Desde la perspectiva de los derechos humanos, la cuestión de la
infancia como sujeto de derechos constituye todo lo contrario a un
problema de corte sectorial o corporativo. El desmonte y la
deslegitimación de la cultura de la incapacidad constituyen pieza
central de este proceso. No parece exagerado concluir afirmando
que el problema de la ciudadanía de la infancia constituye un
aspecto medular futuro de la ciudadanía de todos.
La lucha por los derechos de los niños y las niñas no se define entonces, tanto
por las condiciones de dominación sobre la infancia que se espera contener,
sino por la posibilidad de que la sociedad extienda una base de derechos para
todos los ciudadanos que opere como elemento de identidad cultural y política,
como núcleo de ciudadanía. En este contexto, las sociedades actuales han
empezado a preguntarse si los niños y las niñas no son tan sólo el futuro de la
ciudadanía sino una posibilidad específica de la ciudadanía. Es decir, si no
encarnan nuevas prácticas y discursos, nuevas formas de ser y de percibir el
mundo que traen aparejadas también nuevas formas de ciudadanía que se han
desconocido sistemáticamente en la cultura. Así,
15
Alzate, María Victoria: Op. Cit
13
trascendencia política. Pues en este último caso, el derecho a la participación
de los niños podría significar su alienación política.
Cussianovich
14
preservación, la autoinstitución continuada del espacio político de
aparición y visibilidad que da lugar a un mundo común (...) La
subjetividad política experimentada en el espacio público, fuera de
toda filiación y de toda pertenencia, me hace reconocerme como el
agente de mis actos en el seno de relaciones antagonistas. El sujeto
político es el actor revelando en la acción y la palabra públicas su
singularidad a los otros, sobre una escena de aparición (...) la
subjetivación política, producida en la acción, es, como ya vimos,
condición trascendental de una identificación cultural abierta a los
otros estilos de vida.16
16
Tassin, Etienne: Identidad, ciudadanía y comunidad política: ¿Qué es un sujeto político?. En: Filosofías
de la ciudadanía. Sujeto político y democracia. Homo Sapiens Ediciones. 2001
17
Tonucci, Francesco: La ciudad de los niños. Un modo nuevo de pensar la ciudad. Buenos Aires.
Editorial Losada. P. 35.
15
la convivencia. De la misma manera la familia y la comunidad han acallado las
voces de los niños y las niñas al considerarlos como una especie de propiedad
o de objeto sobre el cual decide la autoridad de los adultos. La participación de
los niños y las niñas conllevaría entonces la necesidad de que los tres
escenarios mencionados (y junto con ellos los demás espacios sociales) se
constituyan en espacios de construcción democrática y no sigan
permaneciendo aislados unos de otros. Esto significaría a la vez, la re-
politización de estos espacios y su reconfiguración en torno a los sujetos y no
simplemente la búsqueda de su moldeamiento en pos de intereses futuros y
abstractos a los cuales subyacen decisiones políticas coyunturales. Al respecto
afirma Ulrich Beck que es posible
18
Beck, Ulrich: Hijos de la libertad. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2002
19
Baratta: Op. Cit.
20
Ibíd
16
la colectividad, puede la primera interpelar la pretensión de globalidad de los
proyectos sociales y puede la segunda descolocar a la primera posibilitando su
construcción permanente.
Si los niños y las niñas participan de manera amplia en las dinámicas sociales y
políticas, ¿no puede significar esto una oportunidad para que los adultos y las
instituciones puedan cuestionarse, más allá de los estrechos márgenes en los
cuales suponen que dinamizan preguntas esenciales? ¿No puede ser la
participación de los niños y las niñas una oportunidad para que los adultos
aprendan sobre la ciudadanía, la convivencia, las normas, sobre otras
posibilidades vitales, encarnadas por otros sujetos? Tal vez sea preciso
recordar aquí que
21
Cussianovich: Protagonismo, participación y ciudadanía como componente de la educación y ejercicio
de los derechos humanos de la infancia.
En: http://www.guiagenero.com/GuiaGeneroCache%5CPagina_DesarrHumano_000278.html
17
La socialización política, entendida como “todo tipo de aprendizaje formal o
informal, deliberado o no, en todos lo estadios del ciclo vital, incluyendo no sólo
el aprendizaje político explícito sino también el nominalmente no político que
afecta sin embargo el comportamiento político”22 incorporaría, desde esta
perspectiva, un doble sentido: el de propiciar la construcción de subjetividades
políticas y democráticas y el de favorecer, en medio de procesos de
construcción de la democracia, el desarrollo de los niños y la construcción de
sus identidades.
22
Greenstein, Fred: Socialización política. En: Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. Vol.
10. Madrid. Aguilar. P.20-25
18
Tener en cuenta la opinión del menor no significa permitir a un niño
de un año subir por las escaleras sin protección; significa reconocer
el impulso hacia la exploración y la competencia, y ayudar al niño a
encontrar una forma segura para satisfacer sus necesidades de
expresión.23
23
Barlan, Sheridan; Hart, Roger; Satterthwait, Davis; De la Barra, Ximena y Missair, Alfredo: Ciudades
para la niñez. Los derechos de la infancia, la pobreza y la administración urbana. UNICEF. Bogotá. 2004.
p. 45
19
permitan tomar decisiones, puede ayudarles a participar activamente en su
desarrollo. En el marco de cualquier entorno cultural es importante conocer las
perspectivas que tienen los niños sobre sus propias vidas y sobre esta base,
así como la de la noción que tiene los adultos de su “interés superior” formular
una adecuada asistencia local”.24
24
Ibíd.: 45
25
Trilla, Jaume & Novella, Ana: Educación y participación social de la infancia. En: www.campus-
oei.org/revista/rie26a07.htm
20
desde el momento del nacimiento se vinculan de manera activa con su mundo
y con los adultos26. En este sentido, se puede constatar que los recién nacidos
poseen sistemas de transmisión y recepción de información y sistemas de
acción cuya articulación les posibilita para participar de un modo activo en su
mundo. En efecto, los niños y las niñas recién nacidos poseen, en primer lugar,
sistemas de recepción que información, que aunque no se encuentran
totalmente perfeccionados, si permiten que ellas y ellos evidencien ciertas
preferencias perceptivas. Por ejemplo, los niños y las niñas prefieren los
estímulos visuales que provienen de las personas, lo que de entrada los
capacita para una interacción con ellas. En segundo lugar, los niños y niñas
recién nacidos cuentan con sistemas que les permiten transmitir información a
los adultos, para manifestarles su estado y hacer efectiva la satisfacción de sus
necesidades. Entre estos sistemas se encuentran el llanto, la risa, las
expresiones del rostro. En tercer lugar, los niños y las niñas, desde su
nacimiento, cuentan con sistemas de acción, que son muy elementales y de
carácter reflejo, que sin embargo les permiten relacionarse de manera activa
con el entorno.27
Ahora bien, conforme los recién nacidos van creciendo y su actividad motora se
va incrementando, se empiezan a configurar para ellos nuevas posibilidades de
interacción con su mundo. Así, a partir de los cinco meses los niños y niñas
empiezan a explorar los objetos que se encuentran más próximos a ellos y
empiezan a tener más independencia de los adultos gracias al gateo. El juego,
entonces, se convierte en la actividad por excelencia del recién nacido, quien
entre los seis y los ocho meses de edad se apega de un modo muy fuerte a las
figuras parentales, lo cual le permite construir y explorar el entorno físico y
social con una base afectiva segura. Precisamente el establecimiento de
vínculos afectivos estrechos entre el niño y una o más de los adultos que los
rodean constituye un requisito básico para la construcción de la autonomía del
niño y de la interacción y la comunicación entre él y su mundo. En este
contexto es pues, de vital importancia, la interacción y la comunicación no
verbal entre el recién nacido y el adulto. Así, por ejemplo, se ha encontrado que
“en las diversas secuencias de alimentación, higiene, y juego, el adulto y el
niño ponen en juego diversos rituales de interacción cuya secuencia es muy
parecida a lo que se hace en la conversación” 29, al punto que algunos
26
UNICEF: Necesidades y derechos en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre los
derechos del niño. Madrid. UNICEF. 2004
27
Ibíd
28
29
Ibíd
21
investigadores han afirmado la existencia de una intersubjetividad primaria que
estaría en la base de la conciencia y de la intencionalidad individual. 30
30
Ibíd
31
Ibíd
22
5. Posibilitar una relación niño-adulto mediada por el juego, la afectividad,
los lenguajes del cuerpo.32
La participación, para los tramos de edad que van de los dos a los cinco años,
se encuentra más ligada a la construcción de las normas y a la construcción del
propio autoconcepto por parte de los niños y las niñas. Así, los niños y las
niñas, desde el segundo año de edad, ya buscan participar de manera más
activa en sus rutinas diarias, por lo cual ponen en entredicho las normas de los
adultos. Los procesos de construcción de la identidad se dan en el marco de un
desafío a las normas de los adultos, de una transgresión a las mismas que le
permite al niño comprender el sentido y la obligatoriedad de la norma.
Precisamente por esta razón, la formación para la participación de los niños y
niñas de dos a cinco años debe abrir espacios en los cuales se puedan
reconocer y comprender a los niños y niñas en dichos intentos. Esto no
significa que los centros infantiles aboquen al niño o a la niña a la violación de
la norma, sino que más bien deben reconocer y potenciar aquellos intentos en
los cuales el niño o la niña desafían la norma de cara a la construcción de su
propia identidad33.
Más bien significa que las normas de los centros infantiles deben ser
coherentes y estables y deben ser construidas y explicadas con los niños y
niñas en formas que las hagan accesibles a sus niveles de comprensión. Al
respecto puede considerarse como un estilo de formación para la participación
y la autonomía, el estilo inductivo de apoyo, que “combina altos niveles de
exigencia y control de la conducta infantil, mediante métodos de disciplina
32
Ibíd
33
Ibíd
23
inductiva, con altos niveles de comunicación y afecto”. 34 Este estilo, que
fortalece la autoestima del preescolar, que le permite afrontar las situaciones
nuevas con confianza y ser constante en las tareas a realizar, que lo hace
competente socialmente, favoreciendo su autocontrol y la interiorización de
valores morales, se fundamenta en la definición de unas normas estables y de
unas pautas de control de la conducta, que son explicadas a los niños, a partir
de procesos fundamentados en la comunicación, el juego y el afecto. 35 Esto, en
un contexto de relación entre pares, significa que el centro infantil debe contar
con un currículo que fomente la participación a través de la construcción y
reconstrucción de las normas, del aprendizaje activo de los niños y de las
relaciones sociales entre ellos.
A través del juego simbólico, los niños y las niñas aprenden “crear símbolos y a
compartirlos y a practicar de forma lúdica los usos de la propia cultura”. 36 De
esta forma, los niños y las niñas, por la constante referencia que implica este
tipo de juego a lo real y a la ficción, permite a los niños y niñas construir de
manera significativa otros espacios sociales y las reglas implicadas en ellos.
Aquí es importante, entonces, que los adultos traten de comprender las
particularidades del pensamiento del niño en edad preescolar, de modo que
puedan interpretar, a la luz de los juegos de los niños y las niñas, las
necesidades de desarrollo y de construcción de la participación que se
evidencian allí. Sin embargo, el juego no sólo permite comprender la manera
como los niños y las niñas se posicionan frente a las reglas y a los otros en un
espacio social determinado, sino que también posibilita la construcción
colectiva de las normas. Puede decirse que para los preescolares, el juego, y
por esta vía el arte, constituyen los espacios más genuinos para la
participación.
34
Ibíd
35
Ibíd.
36
Ibíd.
24
cotidianas, pero a la vez la escucha de las vidas, de las voces de los otros en
contextos con connotaciones de espacio público.
37
Comexani: Participación infantil y juvenil. En: www.cecodap.org.ve/texto/Participacioncompleto.pdf
38
Barlan, Sheridan; Hart, Roger; Satterthwait, Davis; De la Barra, Ximena y Missair, Alfredo: Op. Cit. p
42
25
Para ello se puede apelar a tres modelos de participación infantil: el modelo de
Roger Hart, el modelo propuesto por Jaume Trilla y Ana Novella y el modelo
propuesto por Ángel Gaitán, que si bien no se centran de manera explícita en la
participación de los niños y niñas en edad preescolar, si definen aspectos
claves a tener en cuenta a la hora de poner en marcha programas y proyectos
de participación con niños y niñas de cero a cinco años.
39
Hart, Roger: La participación de los niños en el desarrollo sostenible. Barcelona. UNICEF. 1997.
40
Ibíd.
41
Ibíd.
42
Ibíd.
26
simple y que opere aún bajo el supuesto de que los niños y niñas de cero a
cinco años son aún muy pequeños para tomar decisiones que afecten sus
realidades, podría entonces derivar en prácticas ligadas únicamente a las tres
formas de participación que constituyen los primeros peldaños de la escalera
propuesta por Roger Hart.
Por esta razón es importante que los adultos se planteen, de un modo explícito,
las posibilidades efectivas de elección y de incidencia en su realidad que
tendrían los niños y niñas de cero a cinco años en el contexto de un proceso de
formación para la participación. El reconocimiento de la capacidad de los niños
y niñas en edad preescolar para tomar parte activa en sus entornos sociales se
constituye así en el elemento sustancial que puede permitir hablar de procesos
de formación para la participación en los cuales está tiene un carácter genuino
para los niños y niñas.
En este sentido, el modelo de Roger Hart propone, por encima de los tres
niveles de participación no genuina, cuatro niveles de participación que se
caracterizarían por ofrecer diversas oportunidades “a cualquier niño para que
éste pueda decidir participar en él con toda su capacidad”. 43 Desde estos
cuatro niveles el desarrollo de los niños y las niñas en edad preescolar se
articularía con la expresión de sus propios intereses y expectativas. La
posibilidades de elección de los niños y las niñas se amplían y cualifican de
manera gradual en la medida en que se asciende a través de los cuatro niveles
de participación genuina.
El sexto nivel, proyectos iniciados por los adultos pero cuyas decisiones son
compartidas por los niños, correspondería con una participación significativa de
los niños y las niñas en la toma de decisiones, lo cual conllevaría que la
formación para la participación se articule en torno a prácticas de trabajo
cooperativo y formas de comunicación dialógica entre adultos y niños.
43
Ibíd.
27
El séptimo nivel, iniciados y dirigidos por los niños, conllevaría la convergencia
de los adultos y los niños en torno a proyectos iniciados por éstos últimos,
operando los primeros como facilitadores de los procesos. Para el caso de la
infancia temprana, esto significa aprender a leer las iniciativas de autonomía de
los niños y las niñas en las primeras etapas del desarrollo, de modo que estas
iniciativas puedan ser potenciadas por los adultos que acompañan el desarrollo
del niño y la niña.
Finalmente, el octavo nivel, proyectos iniciados por los niños compartiendo las
decisiones con los adultos, tendría que propiciar la construcción de espacios de
autonomía para los niños y las niñas a partir de los cuales ellos puedan dar
libre juego a sus propuestas. Desde esta perspectiva, la formación para la
participación tendría que apoyarse en una comunicación muy estrecha entre
los niños y niñas y los adultos, que permita articular la diversidad de miradas
que pueden confluir en un proyecto o proceso determinado y que favorezca un
apoyo de los adultos que tenga en cuenta las iniciativas de los niños y niñas.
En la participación simple los niños y las niñas toman parte en procesos en los
cuales son espectadores o ejecutantes, pero sin que hayan intervenido como
sujetos en su preparación ni hayan tomado decisiones concernientes al
contenido del proceso o a su desarrollo. En un grado mayor de participación se
encuentra la participación consultiva, en la cual los niños y las niñas no son
simples espectadores o ejecutantes, sino que se les solicita su opinión sobre
los asuntos que son importantes para ellos. Este tipo de participación alienta a
los niños y niñas a “opinar, proponer o valorar y se facilitan canales para ello”. 45
La forma más elemental de esta participación puede ser solicitar la opinión de
los niños y niñas sin que necesariamente esto implique ningún compromiso de
hacer efectiva dicha opinión. “En tales casos la demanda es una forma de
obtener información por parte de quien dirige el proceso sobre la valoración o
aceptación que ha tenido o tendrá previsiblemente una actividad, servicio,
producto o lo que sea”.46 La forma más elaborada de este tipo de participación
puede encontrarse en los procesos en que la opinión de los niños y niñas es
decisiva en relación con el asunto que se está tratando. Según los autores, “las
formas de participación que hemos llamado simple y consultiva tienen siempre
una cierta connotación de exterioridad. El sujeto es destinatario de una
actividad o tiene opinión sobre ella, pero el proyecto está en otras manos”. 47
44
Trilla, Jaume & Novella, Ana: Educación y participación social de la infancia. En: www.campus-
oei.org/revista/rie26a07.htm
45
Ibíd
46
Ibíd
47
Ibíd
28
La participación proyectiva, por su parte, no propondría a los niños y niñas
como destinatarios de la acción de los adultos, sino que los implicaría como
actores o protagonistas en la transformación de su realidad. En este tipo de
participación, el proyecto es de los niños, de manera tal que los sujetos no se
limitan a ser simples usuarios, sino que se convierten en agentes:
48
Ibíd
49
Ibíd
50
Ibíd
51
Ibíd
29
Desde este modelo, se consideran cuatro aspectos claves a tener en cuenta
para reconocer y comprender los procesos de participación que llevan cabo los
niños y las niñas y que atraviesan cada uno de los cuatro tipos de participación
descritos. El primero de estos aspectos es la implicación de los niños pequeños
en los asuntos que les conciernen, esto es, “la mayor o menor distancia que
existe entre el sujeto y el contenido del proceso en el que se le invita o decide
participar”.52 Este elemento restituye una dimensión emotiva de la participación.
30
transgredir el marco de la participación simple es que se sitúa a
sabiendas en otro tipo de participación: seguramente en la
metaparticipación. Por lo que se refiere a la participación
«consultiva», tomar en consideración el criterio de responsabilidad
supone admitir que en los procesos participativos las opiniones no
son, por decirlo así, impunes. Ello es evidente, al menos, en la
participación consultiva vinculante. En realidad, ahí hay un doble
vínculo: el de quien solicita la opinión y que consiste en su
compromiso de acatarla; y el vínculo de quien acepta darla, que
consiste en la asunción de la responsabilidad que le corresponda
sobre las consecuencias que conlleve la puesta en práctica de su
opinión. Por decirlo así, opinar a la ligera es una forma irresponsable
de participación. Y en la que llamamos proyectiva, la necesaria
contrapartida de compromiso y responsabilidad es obvia: no es
éticamente justificable tomar o compartir decisiones en la definición y
gestión de un proyecto sin asumir a la vez la parte de
responsabilidad correspondiente sobre el resultado y las
consecuencias de su realización.
El nivel de conciencia tiene que ver, en este modelo, con “la capacidad de
niñas, niños y adolescentes para entender el derecho de participación y su
habilidad para manejar este entendimiento en las circunstancias en que
viven”.55 Según el autor, pueden encontrarse cuatro tipos de conciencia.
Ninguna conciencia, que se da cuando los niños y las niñas participan
obligados o por conveniencia; conciencia intuitiva, que corresponde con un
reconocimiento del derecho a la participación por parte de los niños que les
permite proyectarlo en un contexto que va más allá de lo local; conciencia
básica, que se presenta cuando los niños y las niñas pueden establecer
relaciones entre conocimiento y práctica; y conciencia profunda, que tiene que
ver con una comprensión amplia que permite a los niños y las niñas integrarse
activamente en las dinámicas sociales de sus contextos de interacción.
Por otro lado, el nivel de decisión es entendido por el autor como la “posibilidad
de alternativas que indican una proporción del poder que tienen los niños. Aquí
pueden encontrarse cuatro niveles de decisión. Ninguna opción, que indica que
las decisiones las toman los adultos; opción única, un nivel en el que los niños
deciden si están de acuerdo con lo propuesto por los adultos; opción relativa,
en el cual se le presentan a los niños diversas opciones sobre una elección
tomada previamente; y opciones múltiples, que le permiten a los niños optar
dentro de un abanico amplio de posibilidades.
54
Citado por Comexani: Participación infantil y juvenil. En:
www.cecodap.org.ve/texto/Participacioncompleto.pdf
55
Ibíd
31
El nivel de acción, finalmente, hace referencia al “conjunto de actividades y
proyectos que han sido impulsados”, analizándolos desde cuatro posibilidades.
Acción impuesta, en la que los niños y niñas hacen lo que los adultos dicen;
acción conducida, en la cual los niños y niñas evidencian capacidad de
ejecución apoyada por los adultos; acción negociada, que muestra a los niños y
niñas como capaces de negociar por sí mismos con otros grupos o sectores; y
acción de vanguardia, que tiene lugar cuando la participación infantil introduce
elementos innovadores.
En este sentido, la participación no debe ser pensada para los niños, sino con
los niños, comprendiendo que “el proceso de incluir a los niños como sujetos
sociales es un aprendizaje de todos los miembros de la comunidad. En la
medida en que se involucre a todos los actores en las experiencias
participativas se estará trabajando de manera integral y se tendrán más
posibilidades de encontrar nuevos caminos en la búsqueda de
comportamientos más democráticos”. 56
56
Comexani: Op. Cit.
32
En tercer lugar, la participación debe darse desde un enfoque integral, que, en
palabras de Linares57, incluya, además del trabajo directo con los niños y niñas,
la formación de los adultos que rodean a los niños, así como la transformación
de las interacciones que se dan en el contexto de las instituciones sociales. La
participación debe posibilitar que los adultos resignifiquen también sus
prácticas cotidianas, sobre todo cuanto estas giran en torno al desarrollo de los
niños y las niñas, de modo que puedan articular sus propias posibilidades
vitales con las posibilidades vitales de los niños y las niñas.
Capítulo dos
57
Citado en: Comexani: Participación infantil y juvenil. En:
www.cecodap.org.ve/texto/Participacioncompleto.pdf
58
Ibíd
33
de una aproximación más analítica a las experiencias, en términos de sus
finalidades y sus prácticas de formación.
A nivel nacional:
A nivel Internacional:
1. ONU
2. UNICEF
3. UNESCO
4. Organización de Estados Americanos –OEA-
5. Instituto Interamericano del Niño
6. Red del Grupo Consultivo para América Latina
7. OREALC
8. Convenio Andrés Bello
9. Save the Children
10. Bernard Van Leer Foundation
34
11. Visión Mundial
12. Presidencia de la República
13. Ministerio de Educación Nacional
14. Secretaría de Educación Distrital
15. Ministerio de Cultura
16. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF-
17. Departamento Administrativo de Bienestar Social –DABS-
18. Fundación para la recreación y el tiempo libre –Funlibre-
19. Educación para la paz
20. Alcaldía de Bogotá
21. Instituto Distrital de Cultura y Turismo
Estos criterios sin embargo, debieron ser ampliados por dos razones. En primer
lugar, en Colombia sólo se encontró una experiencia de participación infantil en
edad preescolar, por lo cual, para documentar algunos procesos en el país se
requirió aumentar el rango de edad hasta los ocho años. En segundo lugar,
tanto a nivel nacional como internacional se encontraron experiencias y
proyectos que, sin estar circunscritos a los rangos de edad previstos por el
estudio, sin embargo se definían explícitamente como procesos de formación
para la participación y la ciudadanía, con elementos que podrían aportar al
conjunto de las experiencias de participación infantil, y que podrían hacerse
extensivos a la primera infancia, por lo cual se decidió documentarlos.
Finalmente, como resultado del proceso desarrollado, se logró recabar
información de 53 experiencias de participación.
35
Con esta información se llevó a cabo un primer proceso de depuración
consistente en elaborar una ficha por cada experiencia que cumplió con los
parámetros señalados. La ficha contenía la siguiente información: a) Título de
la experiencia; b) País-región; c) Fuente de información; d) Institución; e)
Cobertura; f) Descripción de la experiencia; g) Objetivos; h) participantes; i)
Metodología,; j) Marco conceptual sobre participación infantil; k) Hallazgos de la
experiencia; l) Consolidación de la experiencia y; m) Proyección de la
experiencia.
36
study on the baseline situation
2 Planeación participativa con niños de la calle Internacional Yangón
3 Niño a niño en Nicaragua Internacional Nicaragua
4 Medios de comunicación: hilos capaces de tejer y Internacional Haití
dar sentido a la expresión de niños, niñas y jóvenes
5 Red Soy Niño Internacional Venezuela
6 Niños, niñas y jóvenes construyendo comunidad Nacional Eje cafetero- Colombia
7 Participando...ando Nacional Asambleas
departamentales y
municipales
8 Niños, niñas y jóvenes constructores de paz Nacional Manizales, Cartagena,
Neiva, Bogotá
9 Participación de la niñez y la juventud en los Nacional Caldas,Cundinamarca
procesos de formulación de indicadores de calidad
de la educación para la formulación y gestión de
políticas
10 Escuela Nueva Nacional Zonas rurales del país-
Colombia
11 Participación de los niños y las niñas en la Nacional Bogotá- Colombia
formulación de planes de desarrollo
59
Estas categorías se establecieron como producto de los aportes de las instituciones del Convenio y de la
Consultoría realizada por el doctor Rogert Hart.
37
Finalmente, es importante aclarar que las experiencias de participación infantil
que se ubicaron por encima de los rangos de edad propuestos por el estudio,
fueron analizadas también desde estas perspectivas, pero que sus análisis se
presentan diferenciados, desde una mirada que busca, ante todo, dilucidar los
aportes que estas experiencias pueden hacerle a las experiencias de
participación en edad preescolar.
Las experiencias desarrolladas con niños y niñas entre uno y cinco años de
edad son:
38
4. El programa Isaan Bright Child en Tailandia, que busca fomentar el
pensamiento crítico en preescolares.
5. Un proyecto de filosofía para niños que se desarrolla en Islandia.
6. Un proyecto que trabaja en centros preescolares de Australia
promoviendo el conocimiento de los derechos humanos entre los niños a
través del arte.
7. El proyecto Derechos a mi medida. Ciudadanos desde el preescolar, que
promueve valores fundamentales de ciudadanía entre los preescolares en
Venezuela.
8. La experiencia de CECODAP una ONG venezolana que ha buscado
proyectar a los niños en el espacio público, especialmente en las
instancias de decisión política y en los medios de comunicación.
9. El proyecto Escuchando a los niños y sus padres, que se realizó con
preescolares en Holanda para conoces sus percepciones sobre la calidad
de la educación preescolar.
10. El proyecto Escuchando a los más pequeños desarrollado por The Coram
Family, que buscó desarrollar metodologías innovadoras para que los
niños y las niñas puedan expresar sus opiniones.
11. El proyecto de mejoramiento de la calidad de vida de los niños y niñas en
Tanzania, que a través de un proceso de consulta dirigido a personas
interesadas en el desarrollo infantil busca incidir en políticas y programas
de atención
12. El proyecto Nuevas Voces Ciudadanas, que promueve la participación de
los niños en los centros infantiles del Departamento Administrativo de
Bienestar Social -DABS- en la ciudad de Bogotá.
13. El Programa para la promoción de la primera Infancia, -PROPI- realizado
en Antioquia, que tiene el propósito de crear ambientes adecuados para el
desarrollo de los niños y niñas de tres y cuatro años de edad
14. El Programa para el Mejoramiento de la Educación, la Salud y el Ambiente
–Promesa- una alternativa no convencional de atención a la niñez que se
ha venido implementando en el Chocó.
Las experiencias de participación infantil con niños y niñas entre los seis y los
ocho años de edad son:
39
21. El programa Participando...ando, de la Presidencia de la República, que
busca favorecer la presencia de los niños y las niñas en los espacios de
toma de decisiones políticas
22. El componente de Gobierno Escolar de Escuela Nueva, en Colombia.
23. El proyecto Niños, niñas y jóvenes construyendo comunidad, desarrollado
en el eje cafetero a raíz del sismo que sacudió esa región en 1999.
24. El proyecto de construcción de planes de desarrollo locales con
participación de los niños y las niñas de la ciudad.
25. El proyecto Participación de la niñez y la juventud en la construcción de
indicadores de la calidad de la educación, implementado en Colombia.
Las experiencias diseñadas a largo plazo (de uno a tres años de duración), que
poseen diversos elementos de estructuración interna buscan responder a:
Las experiencias con niños y niñas mayores de seis años, además de los
componentes de formación, acompañamiento, investigación y evaluación,
40
involucran componentes de apoyo a la organización de los niños y las niñas, de
gestión de proyectos, y de comunicación de los alcances de la participación de
los niños y niñas, tal y como se puede observar en los proyectos Constructores
de paz, Niños, niñas y jóvenes construyendo comunidad, Participación de la
niñez y la juventud en formulación de indicadores de la calidad de la educación
y Participando...ando realizados en Colombia, la experiencia del programa
Niño a niño en Nicaragua, la red Soy niño en Venezuela y Nuestras propias
voces de Haití.
Por otro lado, las experiencias que abarcan un mediano plazo (entre un mes y
un año) y un corto plazo, pueden corresponder con alguno de los siguientes
objetivos:
41
Puede decirse entonces, que cada experiencia de participación infantil se
configura como una suerte de respuesta ante las incógnitas e incertidumbres
que conlleva a poner sobre la mesa el problema de la ciudadanía de los niños y
niñas en las primeras etapas del desarrollo. La diversidad de respuestas no
implica entonces la exclusividad de una de ellas en detrimento de las otras, o
simplemente su superposición a favor de una respuesta omnicomprensiva. Por
el contrario, la diversidad de respuestas señala precisamente las tensiones y la
encrucijadas que comporta para los adultos, para las instituciones y programas
de atención, la apuesta por construir junto con las niñas y niños formas de
interacción democrática y participativas que los restituyan como sujetos
políticos.
Y, en tercer lugar, porque la visibilidad de los niños y las niñas como actores
políticos en el espacio público, requiere que los adultos y las instituciones que
los acompañan puedan hacer visible el horizonte de autonomía que permite
que los sentidos articulados por ellas y ellos cobren legitimidad y no
simplemente sean vistos como formas de intervención política de los adultos.
42
participación consagrado en la Convención de los Derechos del Niño, pero
pensando este derecho y realizando tal interpretación a la luz de las realidades
locales y de las necesidades propias de los contextos.
43
2.3.1 Las finalidades de las experiencias
Desde esta perspectiva, las acciones adelantadas por estas experiencias han
apuntado a que los niños y niñas puedan dar cuenta de sus propias opiniones y
aprendan a escuchar las opiniones de otros, a que puedan participar en
discusiones y puedan establecer relaciones con los demás fundadas en el
respeto y la creatividad. Así, estas experiencias han intentado promover, a
través de la lúdica, el arte y la comunicación, la capacidad de pensamiento y de
reflexión del niño y el enriquecimiento de su entorno cultural, para lo cual
complementan su acción pedagógica con procesos de formación de los
profesores o formadores y de monitoreo del desarrollo del proceso de cada
niño y del grupo en general.
Los adultos, en este contexto, llevan a cabo dos tareas primordiales. Por un
lado, regulan la interacción entre los niños y crean entornos favorables para la
participación, en los cuales los niños y las niñas puedan tomar sus propias
decisiones. Los procesos de aprendizaje, entonces, están diseñados para que
los niños y las niñas puedan construir por sí mismos el conocimiento y puedan
relacionar sus vivencias cotidianas con los procesos de formación para la
participación. Por otro lado, documentan los procesos que tienen lugar con los
niños y niñas y generan dinámicas de formación y de retroalimentación de
dichos procesos a través de la conformación de redes o grupos de
seguimiento.
44
Como resultado de los procesos dinamizados por estas experiencias, pueden
evidenciarse la aparición de cualidades de liderazgo y alta creatividad en los
niños y niñas, dado que ellas y ellos empiezan a formar sus propias opiniones,
la conformación de unos ambientes de formación que permiten el diálogo en
torno al conflicto, la aceptación de argumentos de los demás y la sustentación
de los propios, y la disminución de las diferencias en los niveles de
participación de las niñas con relación a los niveles de los niños.
45
sobre sus problemáticas y los procesos sociales ligados a ellas. De este modo,
se reconoce que las opiniones de las niñas y los niños reflejan las lógicas de
construcción de lo cotidiano en las comunidades y que por esta vía, la
construcción de la realidad del niño puede significar al mismo tiempo la
construcción de las problemáticas del contexto comunitario. Gran parte del
trabajo pedagógico que se lleva a cabo apunta entonces a permitir que los
niños expresen por sí mismos las distintas formas en que las problemáticas
locales los afectan a ellos, con lo cual, a la vez, los niños y niñas tiene la
posibilidad de tomar conciencia de esos problemas.
En este sentido, el trabajo con los niños impacta directamente en las familias y
en las prácticas comunitarias. Y las posibilidades de la participación se hacen
evidentes para los niños mismos, pues la construcción de sentido que tiene
46
lugar en el trabajo pedagógico se revierte en cambios en las condiciones de los
niños. Primero, porque la palabra de los niños empieza a ser reconocida por las
comunidades. Segundo, porque los niños pueden interpelar a los adultos y sus
prácticas. Tercero, porque se configura una dinámica pedagógica por la cual los
niños aprenden de sus comunidades, pero las comunidades también aprenden
de los niños, de modo que los adultos pueden iniciar una reflexión allí donde
los niños señalan una situación problemática que tal vez no era evidente para
los adultos.
En el trabajo con los niños y niñas en las primeras etapas del desarrollo, la
participación a nivel comunitario se puede traducir en objetivos que apuntan a
que los niños y niñas se conviertan, en contextos de alto riesgo, en agentes de
construcción de nuevas prácticas sociales que afecten las problemáticas
comunitarias desde su base sociocultural y organizativa. En este sentido, la
participación constituye aquí un enfoque de un tipo de trabajo comunitario que
jalona el desarrollo de la comunidad a partir del desarrollo y los derechos de la
infancia.
Así, estas experiencias buscan por un lado, que los niños y niñas desarrollen
habilidades para identificar y expresar los problemas de sus comunidades y
para que puedan realizar aportes tendientes a solucionarlos desde las
posibilidades que tengan a su alcance y, por otro lado, que los demás actores
comunitarios escuchen las voces de los niños y niñas como voces de actores
claves en las dinámicas comunitarias. La formación para la participación,
entonces, no se desenvuelve desde espacios educativos formales, sino que se
articula a la vida cotidiana de los niños y niñas en sus comunidades. Desde
esta perspectiva, se lleva a cabo un trabajo tanto con los adultos como con los
niños y niñas, que los convoca como actores en torno a problemáticas
comunes.
47
educación inicial en las dinámicas comunitarias, se constituyen en propuestas
de desarrollo comunitario que se nuclean en torno al desarrollo de los niños y
las niñas. Así, los niños y las niñas hacen visibles, desde sus perspectivas,
problemáticas y soluciones que pueden influir en cambios de comportamiento
de los adultos y en la construcción de nuevas prácticas comunitarias.
En relación con las experiencias llevadas a cabo con niños y niñas mayores de
seis años, entre las cuales figuran la experiencia de trabajo con la metodología
Niño a niño en Nicaragua y el proyecto Niños, niñas y jóvenes construyendo
comunidad, realizado en Colombia, específicamente la participación de los
niños y niñas se traduce en acciones de promoción de conocimiento y de los
derechos de la infancia. En este sentido, los niños y las niñas se articulan con
los jóvenes, promoviendo su organización y su capacidad para formular y
ejecutar alternativas de solución a sus problemas, lo cual conduce al
empoderamiento de líderes juveniles y a la toma de conciencia, por parte de los
niños y niñas, de su papel como constructores de tejido social.
48
las reglas se configuran como dispositivos de reconocimiento de la palabra del
otro, que no obstante pueden ser reconfigurados de manera creativa por parte
del colectivo. Puede decirse entonces que existe una identidad entre los
procesos del juego y la creación artística y las formas de participación
democrática, en el sentido de que juntos procesos convocan tanto el respeto a
la regla como la posibilidad de su transformación.
De aquí que la dinámica de la formación para la participación tenga que ver con
la continua visibilización de la vida cotidiana de los niños y las niñas en un
espacio público creado colectivamente a través del juego y el arte. El jardín
infantil se convierte así en un espacio para el análisis de la vida cotidiana a
partir del juego y del arte, desentrañando los sentidos que en ella cobran la
participación y la democracia. Uno de los principios pedagógicos claves de la
formación para la participación es el de permitir que los niños y las niñas
resignifiquen sus experiencias ciudadanas en el espacio colectivo creado para
ello. El profesor entonces, tiende puentes entre las vivencias de los niños y las
niñas, mostrando cómo en ellas hay ya una ciudad imaginada y un colectivo
encarnado. Pero el jardín infantil también se convierte en un espacio para que
los niños y las niñas tomen sus propias decisiones e incidan en la vida
cotidiana del preescolar o de la escuela.
49
En el primer caso se trata de experiencias que hacen de la vivencia de los
derechos de los niños y las niñas una pedagogía, organizando las actividades
de aula en torno a la promoción y el reconocimiento de los derechos de los
niños y las niñas. Los formadores y las formadoras son aquí los actores que
coinciden con los niños y las niñas en la formación para la participación:
escuchan a los niños y niñas, trabajan con lo que los niños y las niñas saben,
ligando su vida cotidiana con el ejercicio de prácticas democráticas, para lo
cual configuran el aula como un espacio para la toma de decisiones, que se
construye a partir del juego y la comunicación. En este sentido, la formación de
los formadores y formadoras es un aspecto clave que se complementa con los
procesos de formación con los niños y las niñas, pues dicha formación le
permite a los maestros y maestras resignificar sus saberes y retroalimentar su
trabajo en el aula, además de que posibilita la constitución de redes y de
procesos de autoformación y de formación desde la práctica.
Las experiencias que responden a criterios de edad por encima de los cinco
años y que forman parte de la perspectiva que se viene exponiendo, vinculan el
trabajo en torno a los derechos de los niños y las niñas y la participación a
acciones tendientes a visibilizar a los niños y niñas como actores sociales, de
modo que se puedan impactar los imaginarios que tienen los adultos sobre las
capacidades de los niños y niñas para incidir en sus realidades. Entre estas
experiencias podemos encontrar los proyectos con medios de comunicación
que se realizan en Venezuela y Haití, y los proyectos Constructores de paz,
Participando...ando y el componente de gobierno escolar en Escuela Nueva
que se realiza en Colombia.
50
La construcción de políticas y el ejercicio de la participación para
la reorientación de las instituciones, los programas y los proyectos
Entre los resultados que arroja esta posibilidad pueden mencionarse dos.
Primero, ya no se considera a los niños y niñas como meros receptores de
51
aprendizajes. Segundo, las opiniones de los niños y las niñas empiezan a
incidir en la vida cotidiana de las instituciones y en los procesos pedagógicos.
De los seis años de edad en adelante, la participación de los niños y las niñas
en el diseño de políticas y en la evaluación de proyectos y programas puede
darse desde un enfoque de empoderamiento infantil, o puede consistir
simplemente en la recolección de opiniones de los niños y niñas para que sean
tomados en cuenta en la formulación de políticas locales.
52
Por otro lado, los niños y niñas pueden participar en la formulación de políticas
locales, para lo cual se recogen sus opiniones a través de metodologías que
hacen visibles y que organizan las ideas de la infancia sobre sus contextos
locales, de modo que dichas ideas puedan nutrir los planes de acción local.
53
El trabajo pedagógico se apuntala en la capacidad que tienen los niños de
elaborar sus propias preguntas y respuestas y de plantearse, desde, muy
pequeños, interrogantes sobre el mundo. De este modo, se apunta a que los
niños en primer lugar, le den forma a sus propias preguntas y segundo, se
tracen caminos para la construcción de sus propias respuestas. En este
contexto, la participación se presenta como un elemento transversal en una
lógica de investigación, debate y producción de resultados o de conclusiones.
Se busca entonces que las opiniones de los niños y las niñas se traduzcan en
acciones argumentadas, que les permitan tomar conciencia sobre su mundo y
sobre ellos mismos. Las opiniones de los niños y las niñas no sólo expresan
sus sentimientos e intereses, sino que ponen en relación estos sentimientos e
intereses con temáticas más universales.
En la medida en que el trabajo pedagógico tiene por objetivo que los niños y las
niñas construyan los problemas por sí mismos, explorando su entorno a través
del juego y las artes, la labor de acompañamiento de los adultos cumple cuatro
funciones principales. En primer lugar los profesores ponen al alcance del niño
las informaciones que éste necesita para estructurar la experiencia,
disponiéndolas en la forma de narraciones o juegos. En segundo lugar los
profesores orientan e interpelan como pares las razones de los niños y las
niñas, pero dejándoles un espacio abierto para que los mismos niños tomen
sus decisiones y exploren sus propias posibilidades. En tercer lugar, los
profesores ponen en relación la experiencia y el saber del niño con otras
experiencias y saberes y con otras realidades, favoreciendo tanto la
construcción de la realidad del niño, como la construcción de la realidad social.
Y en cuarto lugar, el profesor descentra la discusión y la escucha de la relación
maestro-niño desplazándola hacia una relación de escucha y participación niño
a niño.
54
Por otro lado, la relación entre participación y autorregulación puede
encontrarse en las experiencias que, desde la educación preescolar formal,
desarrollan procesos explícitos de formación para la participación y la
convivencia, como el proyecto de Filosofía para niños, el proyecto Derechos a
mi medida, y el proyecto Nuevas Voces Ciudadanas. En estas experiencias, la
autorregulación es el resultado de la interacción del niño con otros niños y con
otros adultos en un contexto flexible, pero sujeto a normas. Si bien esta
posibilidad no excluye la construcción de la autorregulación a partir de la
reflexión del niño sobre sus acciones, si hace énfasis en el respeto a la norma,
a la construcción conjunta de la misma y en la asunción de responsabilidades
por parte de los niños.
Así, por ejemplo, en el proyecto de filosofía para niños, que a través de un libro
de historias llamado Bullukolla trabaja con los niños diversas situaciones que
estimulan su reflexión, los niños deben respetar una serie de normas que
regulan la reflexión: alzar la mano cuando se quiere participar, mantenerse
sentados y quietos, escuchar a los otros y esperar el propio turno. En el caso
del proyecto Nuevas Voces Ciudadanas, los procesos de creación y expresión
artística y el juego tienen incorporados elementos que permiten a los niños y
niñas comprender el sentido de las normas. Este proyecto parte así de
reconocer una identidad entre los procesos de creación artística y los
procedimientos y prácticas democráticas. Entre tanto, para el proyecto
Derechos a mi medida, ciudadanos desde el preescolar, la autorregulación es
una consecuencia directa de la vivencia de los derechos de los niños: los niños
al ejercer sus derechos, asumen con ellos deberes y responsabilidades. La
participación se entiende entonces como participación ciudadana, como
participación política en la toma de decisiones que afectan al espacio del jardín
como espacio público o a los niños como un colectivo definido dentro de una
sociedad. Se tiene la pretensión de escuchar las voces de los niños y las niñas
como voces de actores políticos efectivos.
55
trabajo cooperativo está relacionado directamente con el juego y la expresión
artística, en tanto que estos dos procesos se convierten, a la vez, en prácticas
y lenguajes de comunicación, y en reguladores de la acción social compartida.
Pero en ese espacio público la acción conjunta, la acción coordinada con otros
también puede ser construida por los niños y las niñas a través de una meta
común, tal y como puede ser la promoción de los derechos de los niños, que en
el caso del proyecto Derechos a mi medida, ciudadanos desde el preescolar,
da lugar a toda una serie de posibilidades de cooperación entre pares: la
asociación de los niños y las niñas en grupos y comités en los cuales planifican
conjuntamente actividades para la promoción de los derechos del niño, la
construcción de obras de teatro que ilustran la práctica de algún derecho, o la
implementación de acciones a través de las cuales los niños y las niñas dan a
conocer sus derechos a la opinión pública.
En el caso de las experiencias que trabajan con niños y niñas de seis a ocho
años de edad, el trabajo cooperativo se hace posible, primero, a través de
tareas que los niños emprenden de manera conjunta, en ámbitos comunitarios
e institucionales como la estrategia Niño a niño en Bangladesh, en la cual los
niños colaboran con otros niños para mejorar las prácticas de salud de sus
comunidades; segundo, en el contexto de prácticas de producción y
sistematización de conocimiento, como el proyecto de planeación participativa
56
con niños de la calle en Myanmar, quienes lideraron un proceso de
investigación, definiendo su sentido, recolectando información y comparando
los resultados con sus propias percepciones y análisis o las experiencias
Participación de la niñez y la juventud en la formulación de indicadores y Niños,
niñas y jóvenes construyendo comunidad, que realizaron diagnósticos locales y
definieron planes de acción en sus contextos; tercero, en la conformación de
organizaciones de niños y niñas proyectados hacia la comunidad o la
institución escolar, como las organizaciones Niño a niño en Nicaragua, en las
cuales los niños llevan a cabo procesos de planeación y de promoción de sus
derechos, de organización de acciones comunitarias y de construcción de
conocimiento; o el componente de gobierno escolar de Escuela Nueva, una
organización de estudiantes que les garantiza su participación activa en la vida
escolar.
Por esta razón, en las experiencias de participación con niños y niñas en edad
preescolar, la formación para la participación tiene como un cometido
pedagógico explícito, la construcción de la competencia para escuchar y
expresar opiniones, tanto en el niño como en el adulto. Con ello se asume que
la participación del niño no es posible, si el adulto a su vez no coincide con él
en la reconstrucción de las prácticas de participación y convivencia que tienen
lugar en los contextos de desarrollo del niño. Con esta perspectiva, el proyecto
Nuevas Voces Ciudadanas partió de formar a los formadores y formadoras de
los niños, de subjetivarlos políticamente a partir de las prácticas de
participación y de cultura democrática que hace posibles el proyecto a través
del juego y los lenguajes de expresión artística. De este modo, los adultos al
vivenciar el juego y el arte como lenguajes, como formas de comunicación, se
sensibilizaron frente a las posibilidades que el juego y el arte ponen a
disposición de los niños y niñas al momento de expresar sus opiniones y
necesidades, como también los constata el proyecto que invita a los niños a
explorar sus derechos a través del arte.
57
niñas entre cero y dos años está dotada de toda una serie de significados
preverbales, que el adulto puede dejar por fuera, si no se pregunta por las
distintas maneras en que los niños y niñas pueden estar dando cuenta de sus
necesidades e intereses. En segundo lugar, porque escuchar a los niños y
niñas en las primeras etapas del desarrollo exige pensar el mundo en
coordenadas distintas a aquellas que ordenan el mundo de los adultos. Exige
considerar la perspectiva del niño como una perspectiva válida en sí misma, y
no simplemente como una perspectiva que se distancia más o menos de la del
adulto. En este sentido, proyectos como Guarderías ambulantes, Pensamiento
crítico con niños en riesgo de VIH, Isaan Bright Child, resaltan como un
elemento vital de los procesos de formación, la necesidad de que los adultos
provean las condiciones para la libre expresión de los niños y niñas, para que
los niños y niñas no se sientan juzgados por sus ideas y opiniones. Es clave
entonces, con los niños y niñas en edad preescolar, aprender a escuchar y
dejar de lado los juicios.
El adulto, más que enjuiciar la opinión del niño, debe permitir que el niño
explore sus opiniones, que las contraste por sí mismo y las contraste con otros,
con sus pares. El proyecto Filosofía para niños, con esta perspectiva,
desarrolla debates sobre temáticas, en los cuales lo esencial es la manera
como la discusión se va descentrando de una relación niño-adulto, a una
relación niño-niño. Los niños y las niñas, al no ser juzgados, y al tener tiempo
para elaborar y reelaborar sus preguntas y respuestas, aprenden así a
expresarse con facilidad y a buscar razones para las acciones que llevan a
cabo.
Escuchar a los niños y niñas en edad preescolar, significa, según esto, tomar
en serio sus opiniones, interesarse de manera genuina en el mundo del niño,
para dar, de este modo, sentido a una pedagogía centrada en las demandas de
los niños y niñas. Así, la participación implica dejar de pensar los procesos de
formación como procesos dirigidos de manera exclusiva por el adulto, para
empezar a considerar que deben ser dinamizados desde los intereses y
saberes del niño. Y aquí es importante, como lo señala el proyecto Escuchando
a los más pequeños, que las opiniones de los niños y las niñas sean tomadas
con seriedad, que los niños y las niñas puedan percibir que sus ideas tienen
repercusiones sobre sus realidades.
Escuchar a los niños y las niñas en edad preescolar exige así, innovar en las
maneras de recoger sus opiniones y reflexionar sobre las formas de
comunicación del niño. Y esto implica acompañar los procesos de formación de
los niños y niñas con procesos de formación a adultos significativos, toda vez
que la escucha de los niños y niñas no es sólo un problema del aula de clase,
del centro infantil, sino que debe permear los distintos contextos de desarrollo
del niño y la lógica de las interacciones en las instituciones.
58
para escuchar y expresar las opiniones. El espacio de la comunicación
mediática se ofrece así como un ámbito para la socialización política de los
niños y las niñas. Desde esta perspectiva, se busca incidir, fundamentalmente,
en la construcción de las competencias comunicativas que les permitan a los
niños y niñas desarrollar un proceso de interacción con audiencias, que
posibilite su reconocimiento como interlocutores de los procesos sociales y
culturales por parte de los miembros de sus familias y comunidades. Esta
perspectiva parte del reconocimiento del derecho de los niños a la participación
y busca agenciarla a través de los medios de comunicación. La participación,
sin embargo, no es un contenido explícito de formación, sino una práctica de
trabajo con otros en torno a intereses comunes.
El proceso de formación de los niños y las niñas se lleva a cabo así en medio
de los procesos de producción de los mensajes mediáticos que ponen en
relación a niños y niñas de diversos contextos socioculturales. Los niños y
niñas confluyen entonces en torno a temáticas globales como los derechos de
los niños, que les permiten reconocer la infancia como un grupo social
específico y, por tanto, reconocerse en ella como actores ligados más a una
problemática pública que a problemáticas locales aisladas. Esto no quiere decir
sin embargo, que el trabajo de formación y de participación no incida en la
transformación de las relaciones entre los niños y sus comunidades. Más bien
significa que esta transformación opera como resultado de la proyección e
imaginarización de lo comunitario en un espacio de comunicación mediática
que, dadas sus lógicas y sus alcances, exige que la construcción de mensajes
sobre las realidades locales se construya en función de una audiencia y no en
función de otro presente de manera efectiva y reconocido en el cara a cara.
59
participación es un proceso explícito de formación, o simplemente, se la asimila
a un proceso de recolección de opiniones de los niños. Puede decirse,
entonces, que la participación infantil, según el sentido que la oriente, configura
distintas posibilidades y espacios de decisión para los niños y las niñas.
Estos espacios y posibilidades de decisión para los niños y las niñas en edad
preescolar van desde los más puntuales, en los cuales propiamente no se trata
de tomar decisiones, sino de aportar opiniones, que se consideran una
información valiosa para entidades o programas que buscan redefinir sus
políticas o modalidades de atención. Este es el caso del proyecto Mejoramiento
de la calidad de vida de los niños más pequeños en Tanzania, que realizó un
proceso de consulta con diversas personas directamente implicadas en el
desarrollo infantil, entre ellas, los niños y las niñas y del proyecto que recogió
las opiniones de los niños y niñas para la construcción de los planes de
desarrollo locales en Bogotá, procesos de consulta que aunque puede incidir
en la calidad de vida de los niños y las niñas, sin embargo, puede no permitirles
reconocer por su carácter coyuntural, tanto el sentido de su participación, como
la incidencia inmediata de ésta en sus vidas.
60
los procesos de creación artística como espacios de toma de decisiones que,
de hecho, se encuentran ya constituidos para el niño. En efecto, en el juego y
en la puesta en acto de la creatividad, los niños y niñas se enfrentan a un
sinnúmero de posibilidades, a las cuales puede apelar el adulto para primero,
reconocer los sentidos que atraviesan las decisiones de los niños y niñas y,
segundo, permitirle a los niños tomar conciencia de los procesos de toma de
decisiones que llevan a cabo. En esta perspectiva la experiencia de Móbile
Crechés, por ejemplo, recurre al juego para que los niños y niñas puedan elegir
sus propias actividades.
Una vez disuelta la frontera que separa al juego del conocimiento, algunas
experiencias, como por ejemplo la de Isaan Bright Child, han encontrado que
los niños y niñas pueden experimentar y construir por ellos mismos el
conocimiento, si los adultos logran disponer informaciones relevantes para los
niños y niñas en formas que ellos y ellas puedan comprenderlas. El juego,
además de operar como espacio de decisión para el niño, puede entonces
operar como un reservorio de informaciones que puede permitir al niño
participar en torno a un problema específico. Presentar a los niños y niñas una
problemática o un asunto de su interés a partir del juego es una manera de
invitarlos a transformar esa problemática o ese asunto. En este sentido, la
experiencia de CECODAP muestra cómo los niños y las niñas han elaborado
propuestas sobre situaciones y realidades que los afectan como la violencia en
la familia, la escuela y la comunidad.
Junto con el juego, las rutinas cotidianas de los contextos del desarrollo infantil,
han sido también abordadas por las experiencias como espacios de toma de
decisiones y de aprendizaje. Por ejemplo, en Nuevas Voces Ciudadanas y en
Los niños exploran sus derechos a través del arte, los niños y las niñas tienen
la oportunidad de tomar decisiones sobre las rutinas que desean adoptar de
acuerdo con sus necesidades, o sobre el medio ambiente del salón y del jardín
preescolar.
61
Finalmente, en las experiencias desarrolladas con niños y niñas de seis a ocho
años, la incidencia de los niños y las niñas en los asuntos que los afectan
buscan darse a un nivel más global, como por ejemplo, en instancias
institucionales, participando en la definición conjunta de derroteros de acción,
como en el proyecto Participación de la niñez y la juventud en la formulación de
indicadores de calidad de la educación que busca fortalecer la capacidad de
participación de la sociedad civil en la formulación, ejecución y seguimiento de
políticas educativas; en instancias gubernamentales, radicando proyectos de
ley, como en el programa Participando...ando, o en la esfera de la opinión
pública, a través de los medios de comunicación, como en las experiencias de
la red Soy niño y Nuestras propias voces.
Así, el proyecto Las voces de los niños, del Perú, que trabaja con niños y niñas
indígenas desde una metodología que explora la vida cotidiana del niño a
través del juego, le permite representarse en los distintos espacios que llenan
su vida cotidiana, favoreciendo así su construcción como sujeto. Este proyecto,
además, incorpora la lengua indígena en los procesos de formación con los
niños y niñas, reconociéndolos entonces como portadores de cultura, saberes y
tradiciones.
62
Trabajar con lo que los niños saben, esto es, incorporar la vida cotidiana a los
procesos de formación, es así un elemento que define varias experiencias de
participación con niños y niñas en edad preescolar, tal y como lo hace el
proyecto Derechos a mi medida, ciudadanos desde el preescolar que, desde
esta perspectiva, permite que los niños y niñas construyan y exploren los
derechos de la infancia desde las situaciones que se les presentan en la vida
diaria.
Las experiencias de participación con los niños y niñas de seis a ocho años,
por otro lado, vinculan la construcción de las identidades a la reconstrucción de
las memorias locales y las historias de los procesos sociales, como en el
proyecto Niños, niñas y jóvenes como constructores de comunidad.
63
Capítulo Tres
RECOMENDACIONES PARA EL FORTALECIMIENTO DE
PROGRAMAS DE PROMOCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN INFANTIL
Es claro que la idea de que los niños y niñas son “el futuro” de las sociedades,
es una afirmación que tiene fuertes cuestionamientos por el desconocimiento e
invisibilidad que lleva implícita en torno a las capacidades de los niños y niñas y
a su valoración como ciudadanos en el presente.
64
De ahí que la resignificación por parte de los formuladores de políticas en torno
al concepto de infancia y de sus derechos y posibilidades de participación sea
algo prioritario, en tanto permite la inversión para potenciar lo que en el
presente, puede maximizar aún más los logros y alcances a futuro en términos
del capital social y cultural de una Nación.
Quizá, uno de los aportes más importantes que se deriva de los análisis de las
experiencias revisadas, corresponde al papel de lo pedagógico en los procesos
para la participación infantil, en tanto señalan los aprendizajes, vacíos,
posibilidades y retos a enfrentar.
El derecho a la participación de los niños y las niñas entre los cero y los cinco
años sólo puede cobrar sentido si se inscribe en una pregunta por la
ciudadanía de ellos y ellas. Sin una pregunta de este orden, el derecho a la
participación en este rango de edad puede no ser reconocido o verse
disminuido, pues el sentido y los alcances de la participación pueden
restringirse aduciendo la inmadurez de los niños y las niñas. Hablar de una
ciudadanía diferente para los niños y las niñas entre los cero y los dos años,
por ejemplo, implica reconocer las posibilidades de formas de comunicación y
65
de interpretación no centradas en la racionalidad argumentativa del discurso,
sino ligadas más a la lúdica y a la capacidad denotativa del lenguaje corporal.
Ahora bien, para las instituciones que asumen el cuidado y atención de los
niños y las niñas en las primeras etapas del desarrollo, esto significa la
necesidad de comprender la formación preescolar más allá de la preparación
para el desempeño escolar. Los niños y niñas no son materiales a moldear, no
son sujetos a desarrollar en función de unas necesidades que ellos y ellas no
han construido como necesidades propias. Por esta razón, no se trata de
prepararlos para otras etapas de la vida, sino de permitirles cumplir con las
posibilidades de desarrollo que les depara cada etapa, de modo que a partir de
esas posibilidades puedan construirse como sujetos y ciudadanos.
66
de aportes para la democracia, toda vez que la participación infantil no tendría
significado si en el fondo no se apunta a la constitución de las identidades de
los niños y las niñas en articulación con su construcción como sujetos sociales
y políticos.
En el juego, siempre y cuando el adulto no pretenda estar por encima de él, los
adultos y los niños pueden posicionarse subjetivamente el uno frente al otro, lo
que significa la posibilidad de construir lo colectivo desde la tensión que implica
una subjetividad frente a otra. Tensión que al estar mediada por el juego,
necesariamente conlleva la apelación de una y otra subjetividad a la regla, al
mundo compartido, y no simplemente a su imposición del adulto hacia el niño.
En este contexto es clave que los adultos aprendan a leer los juegos de los
niños.
67
La participación de los niños en edad preescolar comporta, para los adultos, la
necesidad de que éstos aprendan a interactuar con los niños y las niñas,
aprendan a jugar con ellos y ellas y a leer e interpretar sus juegos, a percibir las
preguntas que subyacen a la construcción imaginaria del mundo, a participar
en esa construcción y no a dirigirla. Es decir, la necesidad de redimensionar el
sentido pedagógico del juego y de la expresión artística y entrelazar los
escenarios del mundo de vida en el que se desenvuelven: familia, jardín/centro
de desarrollo, comunidad.
Lo que se traduce para el caso de los niños y niñas con edades entre los 0 y
los 2 años, en contar con la intencionalidad pedagógica por promover por parte
de los adultos, actividades como el auto-reconocimiento, la exploración, la
generación de condiciones afectivas y emocionales que promuevan la
seguridad y la confianza, lo cual se vehiculiza básicamente a través del juego y
en el sentido que ha sido expuesto anteriormente. .
68
procesos pedagógicos le permitan al niño tomar sus propias iniciativas frente a
ésta, incluso para transgredirla. Esto, en un contexto de relación entre pares,
significa que los programas deban contar con un currículo que fomente la
participación a través de la construcción y reconstrucción de las normas, del
aprendizaje activo de los niños y de las relaciones sociales entre ellos y los
adultos.
Se trata entonces por una parte, de ampliar los espacios de decisión de los
niños y las niñas y posibilitar, como parte de los procesos pedagógicos, que
ellos ellas y ellos puedan percibir la real incidencia de sus opiniones en sus
entornos inmediatos y en sus condiciones de vida, y por otra, la de reconocer
que la escucha de los niños no puede consistir, simplemente, en un recurso
didáctico para lograr finalidades de enseñanza.
69
integrales e integradoras de los distintos objetivos de atención y formación de
los niños y las niñas, en las que los procesos de participación infantil se
configuren como su eje transversal.
La participación debe ser entendida como un proceso que se hace real desde
la vivencia de un continuo claro y articulado a la vida cotidiana de los niños y
niñas y sus contextos inmediatos. Los programas de promoción de la
participación infantil deben trascender la mirada de la realización de acciones
puntuales y de “tareas” aisladas, que no vinculan todas las dinámicas, acciones
y espacios vitales en los que se desenvuelven los niños y las niñas.
70
En este sentido, los procesos pedagógicos de programas de participación
infantil, deberán pensar en la articulación de actores y escenarios para
resignificar tanto el papel de los adultos, como la potenciación de los
escenarios en los que los proyectos pueden desarrollarse.
71
Por otra parte, las experiencias muestran que buscar el posicionamiento de los
niños y niñas en el espacio comunitario, promueve la resignificación de los
imaginarios de los colectivos adultos en relación a los que niñas y niños son en
cuanto tales, así como a sus posibilidades de participación y de manera
adicional, a comprender las lógicas con las cuales los niños y niñas perciben y
viven las realidades de sus comunidades, lo que permite contar con sus
propias visiones de cambio y de expectativas en relación con el entorno y con
los adultos y desde ahí incidir de manera conjunta en los cambios del entorno.
3. EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN
72
Capítulo Cuatro
73
comunidadades, se encuentran expuestos a situaciones de riesgo a una edad
más temprana de lo que los adultos creen.
Niño, familia y desarrollo ha creído que una de las formas efectivas de trabajar
esta problemática con los niños más pequeños es la de permitirles tomar
conciencia y de generar en ellos conductas preventivas que reduzcan el riesgo
de contraer la enfermedad en el futuro. Por esta razón, esta ONG promueve el
desarrollo de la capacidad del pensamiento crítico en los niños y las
comunidades, considerando a los niños como individuos que piensan y que son
capaces de expresarse, y por tanto, con derecho a expresar sus opiniones y
tomar decisiones sobre asuntos que les afectan a ellos y a sus comunidades.
Si bien existen otras ONG´s que trabajan en el tema, casi todas ellas
consideran que el trabajo educativo en torno al VIH/SIDA debe empezar a los 9
o 10 años, en el periodo previo a la adolescencia, centrándose en la educación
sexual y el consumo de drogas. Niño, familia y desarrollo por el contrario,
propone que se trabaje sobre lo que no funciona en la sociedad, esto es la
familia, la comunidad o las relaciones personales, lo que puede ayudar a
desarrollar las actitudes, conductas y valores que pueden reducir el riesgo; y
que este trabajo se lleve a cabo desde los 3 años, de modo que se combata la
enfermedad a largo plazo.
Como consecuencia del trabajo realizado a partir del Currículo para vivir bien y
de la promoción de habilidades de razonamiento, los niños pequeños han
llegado a cuestionar el comportamiento de los adultos, observando, por
ejemplo, cómo los adultos tienen muchas parejas o tienen relaciones sin
74
protección. A la vez los adultos ven que los niños aprenden observando y que
imitan esos comportamientos, exponiéndose al riesgo. Los adultos han
reconocido así que deben cambiar sus prácticas para influir de manera positiva
en los niños. Así, los niños se convierten en factor de cambio comunitario. La
experiencia de trabajo en Mozambique ha mostrado que el pensamiento crítico
tiene un efecto de onda: los miembros de la comunidad perciben las cosas no
adecuadas y piensan sobre ellas. Los adultos observan también que los niños
pueden analizar las cosas que pasan en sus comunidades.
75
puedan jugar con ellos libremente. Todo el tiempo el profesor busca que los
niños se sientan reconocidos y se interesen por el desarrollo de la clase. Esto
incluye hacer que el títere cobre vida, jugar con ellos, besarlos, correr y saltar
con ellos.
Durante este tiempo, el educador usa más técnicas que ayudan a los niños.
Entre ellas se incluyen juegos interactivos en los cuales el educador toma otros
roles, impulsando a los niños a usar su creatividad, sin interrumpirlos; dándole
a los niños tiempo para ampliar sus respuestas y aceptando y valorando sus
respuestas. Las entrevistas tienen lugar en los centros infantiles. Sin embargo
se ha pensado llevar a cabo las entrevistas en los propios hogares de los
niños. Lo importante es que se cree una atmósfera que invite al juego, a la
creatividad y a la expresión libre y natural de los niños.
Las sesiones de trabajo con los niños se graban y muchas veces participan
observadores. Esto con el sentido de retroalimentar el proceso, tanto de los
educadores como de los padres de familia y de analizar a profundidad lo que
los niños dicen. Como parte del proceso se recogen las contribuciones de los
niños y se les reportan a ellos, lo cual muestra que el trabajo de los niños es
tomado en serio y también le da a ellos la oportunidad de dar sus opiniones, de
desarrollar las ideas expresadas, o de ampliar las informaciones.
El trabajo con los niños aporta información a los adultos que proviene
directamente de ellos. Esta información puede no ser siempre nueva para los
educadores, pero viene directamente de la fuente, no de una teoría, lo cual
imprime un efecto de cambio a largo plazo. Con la ayuda de esta clase de
información, los educadores y los adultos en general pueden incidir en el
desarrollo de los niños menores. Los niños son muy conscientes de lo que los
adultos hacen, y si está bien o está mal. Por ello es esencial darle la
oportunidad a los niños para que reaccionen, y que puedan hacernos
comentarios, que puedan dirigirnos sugerencias y opiniones. En este momento
del proyecto, se han empezado a procesar los datos arrojados por los niños
con el fin de darles un lugar en la conceptualización y planeación de programas
de atención a la primera infancia.
76
Guaderías ambulantes62
El personal de las guarderías evita decirle a los niños lo que tienen que hacer,
buscando, por el contrario, que los niños apropien sus posibilidades vitales a
través del juego y de la elección de sus propias actividades. Los niños trabajan
con el personal de Mobile Crèches a través de actividades como el drama, la
narración de cuentos, el arte y el modelado, que les permiten expresar sus
emociones. Motivando a los niños a que expresen sus emociones, las
guarderías ambulantes les ayudan a desarrollar habilidades de análisis y a
situarlos en relación con su propio contexto. Así los niños, reflexionando y
tomando decisiones sobre pequeñas cosas, empiezan a reflexionar sobre
situaciones de mayor relevancia. Los niños llegan entonces a tomar sus
propias decisiones sopesando las diferentes posibilidades que se les ofrecen y
anticipando los resultados de sus acciones.
Ahora bien, contrario a lo que se podría pensar, este proceso resulta más fácil
cuanto más pequeño es el niño. Si bien es difícil asociar el pensamiento crítico
con los niños más pequeños, porque se asume que no tienen capacidad para
ello, Mobile Crèches ha encontrado que los niños pueden acostumbrarse a
observar su entorno y reflexionar sobre él a una edad temprana (por ejemplo a
través de la identificación de colores y formas, o del establecimiento de
62
Fuente: Aprendiendo a pensar en guarderías ambulantes. En: Espacio para la infancia. No. 21. Junio
2004. Bernard van Leer Foundation. p. 30-32
77
relaciones entre objetos). Estos primeros ejercicios pueden entonces
transformarse con el tiempo en destrezas analíticas y en pensamiento crítico.
Los principios generales a partir de los cuales se trabaja con los niños en
Mobile Créches son el aprendizaje experimental, el trabajar de lo simple hacia
lo complejo, de lo concreto a lo abstracto, de lo familiar a lo no familiar y el
aprendizaje a través del juego. Estos principios se trabajan en diferentes
etapas. Una primera etapa provee a los niños de las oportunidades para que se
expresen, para que sean escuchados sin ser juzgados. En una etapa siguiente
se busca la construcción de la experiencia por parte del niño: los niños van de
excursión, escuchan y cuentas historias, leen libros, comen diversos tipos de
comida, etc. En la tercera fase se trabaja sobre un tema específico que se
comenta y debate durante un mes. Cada tema se relaciona con la vida diaria
del niño de modo que pueda discutir la forma en que lo afecta. Posteriormente
los temas se examinan desde perspectivas más amplias, como por ejemplo el
papel que pueden jugar los niños en las problemáticas del medio ambiente.
Dado que no se puede establecer con certeza el tiempo que un niño puede
permanecer en el proyecto, se hace difícil su seguimiento. Sin embargo, las
escuelas de los alrededores presentan informes periódicos que han mostrado
que los niños de Mobile Créches muestran cualidades de liderazgo y son
altamente creativos.
78
específicos y; c) la formación de los profesores. Isaan Bright Child se apoya en
este sentido en diversas metodologías de trabajo. Una de ellas es el
Planificador de Actividades Experienciales, que posee una introducción, un
contenido principal y una conclusión. El contenido principal, a su vez, es
elaborado en cuatro pasos: la identificación del problema, su análisis, el trabajo
de grupo para compartir y afinar lo descubierto y la comunicación de los
resultados, pasos que constituyen, junto al precalentamiento y el informe una
unidad de aprendizaje de seis etapas. En la práctica esto se traduce en un
contenido que estimula a los niños y les permite pensar críticamente.
En este contexto es importante que la información que reciben los niños esté
dispuesta de tal manera que ellos puedan comprenderla. Así, por ejemplo, se
recurre a los cuentos o a las narraciones para que los niños comprendan los
problemas relacionados con el VIH/SIDA. Aunque aparentemente se trata de
cuestiones demasiado difíciles para los niños, se trata de escoger la manera
de presentar el problema que permita que ellos participen en torno a él. El
pensamiento crítico se trabaja, pues, en relación con el contexto del niño,
añadiéndole un elemento de realidad social, con el sentido de hallar soluciones
a los problemas de la comunidades. Con el pensamiento crítico los niños
desarrollan habilidades de análisis, exponen sus propios puntos de vista,
respetan las opiniones de los otros e intentan que los otros comprendan las
suyas. Los niños dan así sentido a sus propias experiencias. Los niños
exploran la realidad por sí mismos, pero los adultos ofrecen su orientación.
Ellos tienen la libertad de seguir o no una dirección propuesta. Nunca los
adultos ofrecen soluciones o caminos únicos. Aquí los niños pueden proponer
alternativas. Basta con que puedan exponerla a los otros.
Más que una metodología, el programa pone en juego toda una estructura
institucional que le permite a los profesores del preescolar apoyarse
mutuamente y ampliar su campo de acción. Así, se ayuda a los maestros de
preescolar a construir las habilidades que les permiten planificar sus lecciones
79
y participar en las redes de contacto de profesores. Estas redes de contacto
son el motor del éxito del programa. El programa Isaan Bright Child cuenta con
un personal de once profesionales que estructuran las redes de trabajo en las
diversas zonas del país y que permiten que el proceso avance. Este equipo
presta apoyo mediante actividades de asistencia a los profesores. Todos los
años, además, se celebra un seminario nacional.
El proyecto empezó con la preparación del personal del jardín infantil acerca de
los métodos que podían permitir introducir la filosofía en la educación inicial y
las formas de trabajo filosófico que se podían desplegar con los niños. Se
trataba, no sólo de que en el jardín infantil tuvieran cabida debates filosóficos,
sino de que el trabajo diario se centrara en el enfoque filosófico. Esto, para los
adultos, implicaba saber cómo hablar con los niños, cómo manejar conflictos,
cómo estimularlos para buscar sus propias respuestas y preguntas, respetando
la opinión de los otros.
Una vez se consolidó la forma de trabajo y esta fue compartida con los padres,
quienes la acogieron con entusiasmo, se empezaron a programar sesiones de
trabajo de 30 minutos, cuatro veces por semana, en las cuales participaban los
niños de 3 a 6 años. Los niños se dividían en grupos compuestos por entre 8 y
10 niños, un maestro y un observador. En los grupos había ciertas reglas, como
la de alzar la mano cuando se quería participar, mantenerse sentados y
quietos, escuchar a los otros y esperar el propio turno. Cada debate
comenzaba y finalizaba del mismo modo. Los niños y el profesor se sentaban
en círculos, se tomaban de las manos y el profesor presentaba el tema a
debatir, el cual era normalmente extraído de una historia denominada
Bullukolla, escrita para el proyecto y construida según las líneas de trabajo
sugeridas por Matthew Lipman en su enfoque Filosofía para niños65. La historia
64
Sigurthorsdottir, Ingibjorg: Filosofía para niños en acción. En: Espacio para la infancia. No. 21. Junio
2004. Bernard van Leer Foundation. p. 24-27
65
El enfoque de filosofía para niños de Matthew Lipman parte del reconocimiento de que la educación
ayudar a formar individuos intelectualmente flexibles, que posean los conceptos y facultades de
pensamiento que puedan contribuir a construir una ciudadanía democrática. Pensando que se debía
empezar con los niños más pequeños, Lipman creo este enfoque de trabajo, que ayuda a que los niños,
80
contiene situaciones, sucesos, problemas que pueden ser analizados y
discutidos por los niños para que puedan desarrollar una competencia crítica, a
partir de sus propias experiencias e ideas.
En cada sesión se leía uno de los capítulos de la historia a los niños y se les
preguntaba qué les había parecido extraño o divertido y qué preguntas tenían.
Los aportes de los niños se consignaban en el tablero junto con el nombre de
quien había expresado la idea. Cuando todos los niños habían expuesto sus
preguntas se empezaba a trabajar con cada una de ellas: cada niño trataba de
dar a conocer lo que le sugería la pregunta, las preguntas nuevas que
suscitaba, qué le parecía interesante, qué se relacionaba con su vida. Mientras
tanto otros niños comentaban lo dicho. Con la ayuda del profesor se
desarrollaba pues un debate. Además de las historias de Bullukolla, también se
usaban otros materiales como fotografías, juegos, o situaciones que sucedían
en el jardín o en sus casas. Algunas de las preguntas planteadas por los niños
fueron: ¿es posible no saber nada? ¿Hay algo que nunca cambia? ¿Es posible
saber si uno realmente existe? ¿Qué es lo que nos controla? ¿Qué es vivir?
Los niños se formaban su propia opinión sobre las preguntas y expresaban sus
puntos de vista. Los niños no necesariamente estaban de acuerdo en lo que
pensaban y, de este modo, aprendieron a aceptar argumentos válidos y a
descartar aquellos que no eran sólidos. Al finalizar la discusión el profesor
ayudaba a los niños a cerrar el debate. El observador que acompañaba al
profesor tenía la tarea de ayudar a seguir la evolución de cada niño.
El equipo pedagógico del jardín infantil sostenía una reunión mensual para
analizar los avances del proyecto. Así, se pudo establecer que los niños
progresaron en la mayoría de las áreas de trabajo en el jardín. Mientras que al
principio del proyecto sólo el 38% de los niños participaba de las discusiones,
en su desarrollo se verificó la participación del 95% de los niños. Mientras que
sólo el 2% de los niños expresaba su punto de vista, más tarde llegó a hacerlo
el 71%.
Como resultado del proyecto los niños mejoraron su habilidad para plantear
preguntas, manifestaron su opinión más fácilmente, mejoraron su competencia
para buscar razones y desapareció la diferencia en los niveles de participación
entre los niños y las niñas. En la medida en que se fue desarrollando, el
proyecto fue desplazando el esquema de las discusiones “niño-maestro” a
“niño-niño”. Así, los niños argumentaban directamente con quien estaban
discutiendo. De este modo, se constituyó un esquema de comunicación en el
aula que permitió que los mismo niños establecieran sus desacuerdos y
resolvieran sus conflictos. Así, con el tiempo, los niños se mostraban más
comprensivos y mejoraron la escucha de los puntos de vista de los otros,
implicándose en el debate, ayudando a sus compañeros a expresar sus ideas.
81
El debate se convirtió así en una manera eficaz de resolver los conflictos. Tanto
los profesores como los padres afirmaron que los niños se mostraban más
dispuestos a dar motivos por sus opiniones y deseos. Finalmente cabe
mencionar que entre los mayores impactos del programa está el hecho de que
ha llegado a la universidad, influyendo en los procesos de formación de
maestros de educación inicial.
En el proyecto, los niños exponen sus ideas sobre los derechos humanos en
imágenes con un gran contenido significativo. A través de sus dibujos, los niños
expresan sus emociones y deseos frente a cosas como la guerra, la violencia o
la pobreza. Así, el arte parece ser un buen medio para que los niños revelen lo
que piensan acerca de sus derechos. El arte, en el proyecto, se ha convertido
entonces en un vehículo que permite a los niños visualizar los derechos
humanos.
66
Fuente: Piscitelli, Barbara; McArdle, Felicity: Children explore their rights through art. En: Early
Childhood Matters. Bernard van Leer Foundation. No. 98. Junio 2001
82
En el proyecto los adultos aprendieron a escuchar a los niños. En las
discusiones con los niños, los adultos escucharon y observaron como los niños
se expresaban sobre la guerra, la violencia en el hogar, la vida en los países
pobres, la educación y la salud. Los niños tuvieron una idea de sus derechos y
fueron capaces de expresarse por sí mismos. Los adultos se sorprendieron de
la comprensión que los niños pueden alcanzar sobre los derechos humanos.
Segundo, es importante trabajar con lo que los niños saben, hablar con los
niños sobre sus derechos y escuchar lo que ellos tienen para decir. Las ideas
de los niños no se desarrollan como consecuencia de una lección aprendida y
los adultos deben aprender que el aprendizaje sobre los derechos toma tiempo.
Por esta razón se debe dar a los niños muchas opciones para explorar el
concepto de derechos: escritura, lectura, pintura, narración de historias, drama
y, lo más importante, sus experiencias diarias con otros.
83
se promueven valores fundamentales como la solidaridad, la dignidad, la
justicia, la libertad. El proyecto ha sido pensado como una oportunidad para
que los niños promuevan y defiendan por sí mismos sus derechos, ejerzan la
ciudadanía participando y expresando sus opiniones y asuman
responsabilidades acordes con su edad.
En este proyecto participan los niños y niñas y los adultos que pueden incidir
en su desarrollo: padres, familiares, profesores, auxiliares de preescolar,
animadores comunitarios, profesionales de la salud, del derecho,
recreacionistas, organizaciones comunitarias gubernamentales y no
gubernamentales. En este sentido, el proyecto contempla:
Tiene como propósito promover el desarrollo integral de los niños y las niñas
valorando sus acciones, aceptando sus diferencias, estimulando su confianza y
autonomía, respetando su proceso de desarrollo, demostrándoles afecto,
evitando las comparaciones, los maltratos en sus diferentes modalidades
84
(físico, psicológico, moral, sexual...) permitiéndoles jugar, recrearse, descansar,
estar vacunados y protegidos de las enfermedades, estimulando la lactancia
materna y la alimentación saludable y equilibrada, en un ambiente sano.
Esta etapa es clave para motivar a los niños y niñas a formar grupos y comités
y planificar de manera conjunta actividades para la promoción de sus derechos.
Todos los niños participan en los comités, eligiéndose entre ellos semanal o
quincenalmente.
Los profesores junto con los niños ponen en escena diversas situaciones del
hogar, la familia, el centro preescolar, la comunidad, el país, frente a las cuales
los niños reaccionan opinando sobre qué los hace felices y qué no en esos
contextos.
85
Por otro lado, Derechos a mi medida, consciente de que el cambio de cultura
será posible cuando el nuevo paradigma de protección a la infancia se traduzca
en unas políticas públicas consistentes, no sólo para el sector de la educación,
sino para la articulación de esfuerzos entre instancias gubernamentales y no
gubernamentales, tiene un componente de relación con las diversas
instituciones que trabajan con la primera infancia, con lo cual espera incidir en
la definición de líneas de acción y programas de atención en las diferentes
regiones del país.
Cecodap68
68
Fuente: Medina, Soraya: The participation of children in Venezuela: advances and challenges. En: Early
Childhood Matters. Bernard van Leer Foundation. No. 98. Junio 2001
86
Sin embargo los niños y niñas en edad preescolar pueden, en procesos que se
ajusten a su nivel de desarrollo, participar de manera especial en los asuntos
en los cuales ellos no se sientan intimidados y puedan hacer contribuciones al
respecto. Un punto de partida puede ser, por ejemplo, los lugares que ellos
normalmente frecuentan, los lugares en los cuales ellos empiezan a convertirse
en ciudadanos con derechos. En estos espacios los profesores pueden ofrecer
al niño una base firme para construir valores como la solidaridad, la
responsabilidad y la cooperación. Los adultos pueden abriendo los espacios
para que los niños puedan expresar sus opiniones, por ejemplo mostrando si
ellos están en acuerdo o en desacuerdo con los adultos. De este modo, las
actividades pueden ser planeadas para que los niños pequeños interactúen con
sus realidades y tomen conciencia de las situaciones en las cuales ellos viven.
En esencia, las actividades deben ser diseñadas para que los niños construyan
las capacidades que les permitan elaborar ideas, reflexionar sobre ellas y
expresarlas con el máximo posible de claridad. Para ello los adultos pueden
usar juegos que promuevan la autoexpresión y la creatividad de los niños. Dos
ejemplos pueden mostrar de lo que son capaces los niños.
Una niña de cinco años dijo lo siguiente: El presidente debe hablar con un
hombre que sé que tiene dinero para que él le de una casa a los niños que
viven en las calles. Otro niño afirmó: ¿por qué CECODAP no hace un tour en la
ciudad y recoge todos los niños que viven en las calles y los pone a ellos en
una gran casa? . Los adultos no deben olvidar que los niños se están
expresando desde sí mismos y desde su propia manera de comprender el
mundo y desde estas perspectivas proponen soluciones a los problemas que
ellos perciben. Aunque parezcan absurdas sus propuestas, los adultos deben
permitir que los niños construyan su propio mundo, pues, después de todo, en
lo que los niños dicen, nos dicen lo que puede ser un mundo mejor para ellos.
69
Fuente: Meerdink, Jorien: Escuchar es la clave. En: Early Childhood Matters. Bernard van Leer
Foundation. No. 98. Junio 2001
87
En el marco de este proyecto se utilizó una metodología para conocer los
criterios de calidad de las escuelas que tienen los niños y sus padres,
consistente en la realización de entrevistas por parte de los profesores y los
asistentes sociales. A través de las entrevistas se buscó conocer el mundo del
niño, cómo percibe a sus padres, a sus compañeros y a sus maestros. Las
entrevistas realizadas han supuesto un proceso de aprendizaje eficaz para los
entrevistadores, desde el momento en que ha influido en su forma de trabajar
con los niños en el día a día, sin necesidad de esperar conclusiones ni
resultados del estudio. Maestros y asistentes sociales aprenden a trabajar con
un enfoque de demanda de los niños, dejando de considerarlos como meros
receptores de aprendizajes. Los profesionales a su vez, también pueden
aprender mucho de los niños. Los niños entrevistados (de 4 a 8 años), en su
mayoría inmigrantes, colaboraron en todo momento, respondiendo
abiertamente a las preguntas de los entrevistadores, e incluso planteando
soluciones para resolver sus problemas, de forma muy simple y muy clara.
Al final del proceso se hace extensivo a todos los participantes un informe final
que se realiza en forma de recomendaciones. Las recomendaciones van
dirigidas al centro educativo para que reaccione ante los problemas expuestos
por los niños y, en ocasiones, incluso hasta la propuesta de soluciones.
Algunas de las cosas que los niños piensan de los centros educativos son: que
no entienden los métodos de enseñanza de la escuela, sus normas y
regulaciones. Los niños entre 6 y 8 años principalmente, consideran “aprender”
como “saber y ser capaces de”. Sin embargo, no disponen de oportunidades
donde poder mostrar lo que han aprendido, al igual que trabajar
individualmente no les aporta ningún tipo de logro. Otro dato a resaltar como
resultado del estudio es que muchos niños se sienten frecuentemente
intimidados.
En el proyecto ha sido vital que tras pedir a los niños que hablen, ellos perciban
que sus opiniones son tomadas en serio. Las recomendaciones que se hacen a
los centros se plantean para ser ejecutadas a corto, mediano y largo plazo y se
88
espera que las recomendaciones a corto plazo conduzcan a cambios visibles y
tangibles para los niños que participaron en el proyecto.
89
posibilitaron la expresión de los niños y niñas sobre los temas que son de su
interés.
En la medida en que los adultos definen en gran parte qué niños pueden tener
derecho a expresar sus opiniones, se hizo necesario cuestionar con qué
criterios los adultos deciden sobre ello y hasta qué punto dejan por fuera,
incluso desde perspectivas interesadas en escuchar genuinamente a los niños,
una gama de sentimientos ligados al lenguaje preverbal, en los cuales el niño
puede estar “diciendo” algo. En este sentido cabe señalar que los niños
pequeños son también consumidores, es decir, que muchos de ellos pasan sus
días en la guardería, en el jardín infantil, en la escuela y que, al constituirse en
usuarios de esos espacios, tienen mucho que decir sobre ellos.
90
Escuchando a los más pequeños apuntó pues a la construcción de modelos
que promovieran la escucha de los niños más pequeños y a vincular, a través
de redes, a profesionales, padres y académicos con el interés común de
escuchar a los niños. De alguna manera el proyecto, al asumir la promoción y
la defensa de las opiniones de los niños pequeños, defendió también esta
apuesta en relación con los adultos, promocionando y defendiendo el respeto
entre ellos y hacia ellos. La escucha de los niños más pequeños significó el
compromiso de los adultos de cambiar su forma de pensar sobre las
capacidades de los niños para manifestar sus intereses en los diversos
contextos sociales en los cuáles interactúan con los adultos y con otros niños.
Un punto de partida del proyecto para trabajar con los adultos la escucha de los
niños pequeños ha sido el reconocimiento de que los padres y profesionales
poseen ya un conocimiento, aptitud y voluntad para hacer lo mejor por los
niños. Con este punto de partida, Escuchando a los más pequeños desarrolló,
como correlato del trabajo con los niños, redes, foros de correo electrónico y
grupos de debate entre padres, profesionales y académicos, que tenían el
interés común de escuchar a los más pequeños. Al participar en el proyecto, los
adultos tuvieron la oportunidad de compartir y apropiarse de nuevas
experiencias, desde sus propios referentes. Con ello se ha explorado un
potencial para construir un recurso humano más conciente y efectivo para la
atención de los niños más pequeños.
El sentido del proceso de consulta fue el de identificar los cambios que debían
darse en el cuidado de los niños a nivel de la familia y las comunidades y el de
realizar unas recomendaciones a nivel nacional orientadas a la formulación de
políticas par el cuidado y la atención a la primera infancia. Este proceso se
llevó a cabo en seis etapas de trabajo. En la primera etapa se diseño un grupo
de trabajo en torno a primera infancia y un plan de acción. El proceso de diseño
del trabajo de consulta requirió la conformación de un grupo de trabajo y de un
plan de acción con los siguientes objetivos: a) diseminar información sobre el
71
Fuente: Tanzania ECD Network: PRS Review Consultation reporting. Towards improving the quality of
life for infants and young children in Tanzania. 2004
91
proceso para crear un nivel de comprensión sobre el mismo que posibilitara su
retroalimentación; b) estimular el debate y la discusión sobre la atención a la
primera infancia; c) Facilitar la discusión sobre la reducción de la pobreza y los
cambios en la calidad de vida de los niños de Tanzania. El grupo de trabajo,
como tal, tuvo la finalidad de facilitar la participación de las comunidades y de
las personas interesadas en el tema a través de discusión y el debate.
92
7. Promover la equidad de género en el cuidado de los niños y las
responsabilidades de las familias y las mujeres en sus múltiples roles.
8. Desarrollar estrategias para incrementar los recursos a favor de los
niños.
9. Fortalecer la capacidad en términos del desarrollo temprano, desde la
familia hasta el nivel nacional.
10. Priorizar el apoyo para los niños con VIH.
Nuevas Voces Ciudadanas nació en el año 2001 dentro del marco de las
políticas de la administración 2001-2003 de Bogotá, como un proyecto para
fortalecer la participación de los niños y niñas de la ciudad. Desde su inicio, el
proyecto fue pensado en función de la apertura de espacios reales para la
concreción de la política gubernamental en cultura ciudadana y de manera
especial para el tema de participación. El proyecto surgió de una visión sobre la
niñez fundamentada en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la
Constitución Política de Colombia, que considera a los niños y niñas como
sujetos de derechos, rebasando así la mirada tradicional que los relegaba a ser
una población “en tránsito”, sin capacidad de tomar decisiones, sin voz y, por
tanto, sin la posibilidad de construir una experiencia de participación
democrática.
72
Fuente: CINDE: Sistematización del Proyecto Nuevas Voces Ciudadanas. Bogotá. 2004.
93
relación, para que los conceptos y metodologías cobren sentido desde de las
prácticas cotidianas de los centros de desarrollo infantil.
94
del entorno y cuestionaron los lugares comunes referidos a la participación, la
ciudadanía y la democracia en los jardines infantiles. Esto les permitió a los
formadores y a las formadoras indagar por el sentido político de su trabajo
pedagógico con los niños y las niñas. A través de la música, la plástica, el
teatro y la literatura, los talleres creativos vincularon los espacios privados con
los espacios públicos. Se realizaron ejercicios de rememoración de los
espacios urbanos a través del cuerpo y la voz, de símbolos y de juegos
teatrales, lo que permitió descubrir las formas en que, en el diario vivir, se van
configurando las prácticas de ciudadanía, democracia y participación.
95
formadoras, además de tener una experiencia directa de juego y de goce con
los lenguajes de expresión artística y de construir un discurso pedagógico
sobre la práctica, relacionaron estos dos elementos con una experiencia de
creación artística colectiva. Con este proceso se logró: a.) comprender el
sentido y la especificidad de cada uno de los lenguajes de expresión artística
trabajados en el proyecto, b.) sistematizar lo aprendido durante el proceso de
formación y c.) poner en práctica, en medio de la tarea de construcción de una
propuesta estética, formas de acción democrática y participativa.
96
Este es un proyecto macro que tiene como propósito fundamental la creación
de ambientes adecuados para el sano desarrollo de niños y niñas de 3 y 4 años
de edad, asumida ésta como corresponsabilidad de la escuela, la familia y la
comunidad. Para tal efecto se forman educadores(as) que puedan
desempeñar el rol de facilitadores(as) del proceso de integración familia-
escuela- comunidad, a la vez que desarrollan un proceso educativo no
convencional con los(as) niños(as) y forman a otros(as) actores(as) o
adultos(as) significativos(as), como son los padres, las madres, los hermanos
mayores, los cuidadores y demás familiares o vecinos. Los objetivos del
proyecto son:
97
- Movimientos mundiales que ubican a los niños y a las niñas
como prioridad.
- Promoción del desarrollo desde temprana edad.
- Corresponsabilidad en el desarrollo infantil.
- La estimulación adecuada: implicaciones y aportes al
desarrollo..
98
construcción social de la realidad . Desde este enfoque, el interés se centra en
el desarrollo cognoscitivo vinculado con variables de naturaleza social,
referidas tanto al contexto sociocultural e histórico concreto en que viven los
sujetos, como al conjunto de influencias que operan desde los otros actores.
De igual manera se retoman aportes de las neurociencias, especialmente los
aspectos referidos a la contribución del ambiente al desarrollo neuronal y a la
importancia de la estimulación adecuada. De manera complementaria, se
toman como soporte los planteamientos de Adela Cortina y Touraine
relacionados con “La ciudadanía como capacidad de aprender a vivir juntos”,
desde temprana edad.
99
Programa Promesa73
73
Fuente: OEI: http://www.oei.es/linea3/inicial/colombiane.htm
100
2. Mejorar la calidad de la
educación a través de contenidos acordes con las necesidades de la
región.
3. Involucrar a los agentes
educativos naturales de la comunidad.
4. Propiciar condiciones para la
mejora del ambiente físico.
5. Mejorar las condiciones de
salud mediante la capacitación de la comunidad recuperando y
enriqueciendo la cultura local.
101
Se desarrolla mediante seminarios periódicos en la comunidad, tres veces por
año, con todos los promotores, seguidos de visitas a cada comunidad para
hacer énfasis en necesidades específicas. La capacitación es concebida como
un sistema flexible de aprendizaje para trabajar con diferentes niveles de
personas y objetivos del programa. Promesa desarrolla y utiliza materiales
impresos, manipulativos y audiovisuales como parte muy importante del
proceso de aprendizaje. Los materiales se relacionan con las áreas problema
definidas la comunidad. Su elaboración se organiza así: los comités
comunitarios, promotores y líderes, realizan las guías metodológicas para uso
de la comunidad, folletos explicativos de los problemas Las madres, familias y
miembros de la comunidad elaboran juegos, folletos, carteles y cartillas. Los
niños trabajan con juegos elaborados por CINDE o por miembros de la misma
comunidad recuperando sus expresiones lúdicas.
102
instituciones del Estado y ONG’s nacionales, para superar las condiciones de
extrema pobreza, insalubridad, falta de oportunidades educativas y aislamiento
de la población.
Igualmente hay una base de datos que sigue el logro de los niños en cuanto a
su autoconcepto, comportamiento familiar, habilidades de interacción y
liderazgo, el desarrollo del pensamiento lógico y su desempeño escolar. Estos
datos muestran la diferencia tan grande que existe a favor de los niños que
participan en los diferentes programas de Promesa y aquellos que no tienen tal
oportunidad.
103
El programa Niño a niño empezó en el Instituto de Educación y salud infantil de
la Universidad de Londres en 1979, en un momento en el cual se reconoció
que la salud requería de las comunidades locales y de la necesidad de una
cooperación local para solucionar los problemas. Empezó como un enfoque o
acercamiento a la educación en salud y al cuidado inicial en salud y ha sido
esparcido por la red mundial de salud y educación. Niño a niño ayuda a los
niños a aprender sobre su comunidad de manera activa, de diversas maneras,
encontrando información y adelantando acciones para el mejoramiento de ellos
mismos y de los otros.
75
Los seis pasos del enfoque Niño a niño son: a) elegir una buena idea y comprenderla; b) profundizar en
ella; c) discutir lo encontrado y planear la acción; d) realizar la acción; discutir los resultados de la acción;
f) hacerlo mejor y sustentar la acción.
104
comunidades y poner en juego acciones que conlleven soluciones
efectivas.
Autoconfianza, que fue comprendida como la confianza que tienen
los niños para llevar a cabo las diferentes actividades que se proponen
en los grupos Niño a niño y para solucionar diferentes problemas que
ellos pueden encarar como niños.
Participación y colaboración, que fue considerara como la actitud y
el comportamiento de los niños en relación a las actividades de los
grupos Niño a niño, en su familia y en su comunidad. El estudio definió
la participación como tomar en cuenta las opiniones de los demás y
poder trabajar con otros, así como la iniciativa del grupo y la
aceptación de otros puntos de vista.
Los niños reportaron como los lugares de mayor agrado par ellos los grupos
Niño a niño, los campos de juego, la escuela y la casa. Ellos pasan más tiempo
en estas instituciones. También se encontró que la movilidad de los niños se
limita a los lugares más locales donde ellos pueden ir solos. La libertad de los
niños para visitar diferentes lugares con los amigos o pares es muy poca, lo
que significa una oportunidad menor para incrementar su conocimiento y
capacidad de liderazgo.
105
Los niños encaran distintos problemas, que pueden identificar fácilmente. Sin
embargo, ellos no saben como solucionarlos. La mayoría de los problemas
están relacionados con las cosas que necesitan para su educación y
entretenimiento o con la pobreza de sus familias. Las prácticas de salud de los
niños muestran un aspecto negativo. Sus prácticas de salud muestran la falta
de conciencia cuyo resultado son los malos hábitos higiénicos.
El estudio también encontró que los patrones de comunicación entre los niños
no responden a la interacción comunicativa, lo cual muestra una falta de
liderazgo y de participación en ellos. Con base en estos resultados, el estudio
estableció en la configuración de la línea de base, que aunque los niños han
aceptado positivamente las iniciativas del programa Niño a niño, con relación a
los tres objetivos propuestos (liderazgo, autoconfianza y participación) los
alcances no son muy altos, lo cual puede ser mejorado en el tiempo a través de
los seis pasos de la metodología Niño a niño.
Con este insumo, se procedió a elegir los niños que integrarían el equipo de
evaluación de forma permanente. La selección del equipo se realizó en pocos
76
Fuente: Dorning, Karl; O’ Shaunghnessy, Tim: Creating space for children’s participation: planning
with street children in Yangon, Myanmar. A World Vision Discussion paper. World Vision Australia’s.
Australia. 2001
106
días e involucró a todos los niños del centro. Los niños, por sí mismos,
definieron sus métodos de elección y escogieron sus representantes, con dos
criterios: una representación proporcional de niños y niñas y que los elegidos
tuvieran competencias lectoras y escritoras.
107
Finalmente, entre las lecciones aprendidas en el desarrollo de la evaluación se
encuentran:
108
sus padres trabajaban. A partir de 1992, este programa extendió su radio de
acción hasta Managua, León y el Viejo, en espacios escolares, comunitarios y
familiares.
El programa Niño a niño capacitaba a los niños y las niñas para que pudieran
desarrollar acciones de multiplicación de conocimiento y de promoción de
acciones comunitarias, tales como por ejemplo, jornadas de limpieza, de
orientación sobre medidas de prevención de enfermedades , y visitas casa a
casa para promover el conocimiento de sus derechos. Desde un inicio, fue
preocupación del programa lograr igual participación de niñas que de niños, por
lo que se desarrollaron acciones de persuasión con madres y padres para que
permitieran la participación de sus hijas .
Los objetivos del programa Niño a niño han venido evolucionando, desde los
primeros establecidos, que buscaban que los niños y niñas en la escuela
apoyaran y cuidaran a los niños y niñas más pequeños, hasta los que ahora
buscan que los niños y niñas trabajen con otros niños y niñas como actores de
cambio en su familia, su escuela y su comunidad, hacia una vida saludable.
Actualmente, la esencia del enfoque Niño a niño (acción de trabajo a partir del
niño y la niña de la comunidad) permanece ,y en tal sentido, el objetivo general
es el de contribuir a que la población de las comunidades cubiertas por CISAS,
tanto nacionales como internacionales, hagan uso de los derechos de la niñez,
fortaleciendo el papel protagonista de niños y niñas para que den solución a
sus problemas de salud y bienestar .
Los pasos de la metodología Niño a niño, que son: Reconocer, Estudiar, Actuar
y Evaluar, son los instrumentos que facilitan los procesos en el trabajo
comunitario, y se aplican en los procesos de capacitación y de acciones
comunitarias que se impulsan. Organizados en los denominados equipos
comunales Niño a niño, se apoyan y acompañan las iniciativas que los niños y
niñas quieran impulsar, orientadas a mejorar las condiciones de salud en su
familia y su comunidad.
109
proceso de motivación de niños, niñas y familiares. O, cuando niños y niñas se
reúnen y solicitan apoyo a CISAS para formar su equipo comunal de Niño a
niño. En este caso, son los niños y niñas los que realizan las acciones de
motivar a las instituciones , a otros niños y niñas, y a sus familiares.
Los niños y niñas de Niño a niño han ido adquiriendo la capacidad de formular
y ejecutar alternativas de solución a sus problemas. Estas propuestas han
logrado movilizar a las personas adultas de la comunidad, a sus familias y a los
actores sociales, quienes han llegado a reconocer la labor y la capacidad de
estos niños y niñas para promover la salud, proponer alternativas de solución
de problemas de la comunidad y ejecutar acciones para resolverlos. Los
promotores de los equipos adquieren respeto en la comunidad, llegando
incluso a apoyar procesos educativos en la escuela, desarrollando temas
relacionados con la divulgación de los derechos de la niñez, la prevención de
enfermedades epidémicas y el consumo de sustancias adictivas.
110
pocas comunidades de la zona norte, se ha diseminado por diferentes regiones
del país.
111
medios de comunicación y de la creación de oportunidades para incrementar
su presencia en los medios de comunicación; b) favorecer la toma de
conciencia entre los padres y los niños sobre los derechos de la infancia y el
valor de la participación de los niños en el desarrollo de las actividades
comunitarias.
Con el proyecto se han mejorado las actitudes de los adultos hacia los
derechos de los niños y la participación de los niños a nivel comunitario, así
como su relación con los periodistas. En una sociedad en la cual los niños son
112
considerados como “pequeños animales” el empoderamiento de los niños es
una tarea compleja. Sin embargo, el ejemplo positivo de los niños que
participan y el orgullo de sus padres y familiares cuando escuchan a sus niños
en la radio ha cambiado las actitudes negativas y ha contribuido a aceptar los
derechos de los niños y la participación infantil. Entrevistas semiestructuradas
con los niños que participan en el proyecto han mostrado que se han reducido
los niveles de violencia en el hogar y en los ambientes de los niños.
Soy niño79
79
Fuente: Rodríguez Pinto, Grecia: Medios de comunicación: hilos capaces de tejer y dar sentido a la
expresión de niños, niñas y jóvenes. En: Early Childhoos Matters. Bernard van Leer Foundation. Enero
2000. No 13. p 22-27
113
La responsabilidad de los Medios de Comunicación Social, el valor de la
transmisión de noticias y temas constructores de la vida en sociedad.
¿Cómo producir espacios atractivos y útiles para niños?
¿Cómo planificar mis programas?
¿Cómo escribir para la radio, televisión y prensa?
¿Cuál es su lenguaje?
¿Qué tipo de formatos existen? ¿Cuáles son sus características?
Importancia de la música en la comunicación.
La magia de los efectos.
El entusiasmo en la comunicación.
¿Cómo transmitir una idea?
La dramatización como herramienta.
¿Cómo lograr una buena producción?
¿Qué necesitamos para que nuestra difusión sea efectiva?
Estas temáticas son abordadas pos los niños y las niñas desde la perspectiva
de la educación ambiental. Para la realización de los talleres se seleccionan
grupos de niños, niñas y jóvenes, reunidos de acuerdo a su edad (6/8 años -
9/12 años - 13/17 años), provenientes de escuelas de diferentes estratos.
Los niños, las niñas y los jóvenes participantes reciben en las sesiones
prácticas, no sólo conocimientos y manejo de las herramientas del medio
radiofónico, sino también reflexiones sobre el alcance de nuestro mensaje:
podemos construir pero también destruir. De ahí la responsabilidad de un
comunicador y su palabra. El proyecto utiliza como herramienta motivadora y
de apertura para compartir ideas recursos pedagógicos producidos por otros
niños, niñas y jóvenes en programas educativos previos realizados por la
ACSN (Asociación Civil “Soy Niño”). Al finalizar la actividad, los niños reciben
un carnet, un certificado (que los acredita como “Comunicadores Infantiles”) y
una cinta grabada de su experiencia.
114
“audiencia cautiva” que son los niños, niñas, docentes y padres de las
comunidades educativas donde se forma a los niños, con los que
posteriormente el proyecto entra en contacto para conocer sus opiniones y
reacciones, y así poder elaborar el plan de evaluación.
115
mayor parte de su tiempo y desarrollan procesos significativos de interacción
como mediadores de su socialización política.
116
de alto riesgo social del eje cafetero” y “Concepciones y actitudes políticas
favorables a la democracia en jóvenes de estratos 1 y 2 de cuatro regiones de
Colombia participantes en el programa nacional: Jóvenes Constructores y
Constructoras de Paz” que han permitido recoger evidencia empírica sobre el
impacto de la propuesta en las actitudes de niños, niñas y jóvenes frente a la
equidad, la aceptación activa de la diferencia y la sensibilidad ciudadana y
participación democrática, y mejorar la comprensión sobre sus concepciones
en torno a la violencia, la paz y la justicia.
Participando...ando81
117
puedan incidir en las decisiones que se toman a nombre del colectivo. Para ello
el proyecto se ha trazado cinco objetivos:
Oasis de paz, por su parte, tiene el objetivo de realizar una jornada reflexiva-
constructiva a nivel nacional, en torno a la problemática de los niños y niñas
vinculados al conflicto armado mediante la realización de encuentros
municipales, departamentales y en el nivel nacional, que permita elaborar, con
la participación de los niños y las niñas, un Manifiesto Nacional que será
divulgado a través de organismos nacionales e internacionales. Los objetivos
específicos de este proyecto son:
118
La metodología de este proyecto es la siguiente. En un primer momento, los
niños y niñas participantes en interacción con los adultos realizan un proceso
de recolección de información sobre la situación de los niños y niñas en
relación con el riesgo de ser vinculados al conflicto armado. Para ello se diseña
una exposición de cuentos y pinturas donde quede reflejada la información
recolectada. En un segundo momento, de reflexión y con base en la
información recolectada, los niños y las niñas entran, a través de juegos de
roles, conversatorios y dinámicas vivenciales a profundizar en el análisis de
dichas problemáticas y las implicaciones para sus vidas. Y finalmente, en un
tercer momento, se construye a través de pinturas, fotografías, textos, murales,
la expresión de sus opiniones, desde tres perspectivas: cómo se sienten frente
a la problemática, cuáles son los actores principales que pueden incidir sobre el
mejoramiento de la situación y las propuestas y demandas.
Escuela Nueva82
En relación con la participación de los niños, puede decirse que Escuela Nueva
ofrece el Gobierno Estudiantil como un espacio que inicia a los niños en
actitudes y comportamientos democráticos, a través de instrumentos
específicos de gobierno que promueven procesos participativos, tales como el
82
Fuente: Fundación Volvamos a la gente. En: www.volvamos.org
119
buzón de sugerencias, el diario del niño, el cuadro de valores, el cuaderno
viajero, etc.
120
Participación de la niñez y la juventud en los procesos de formulación de
indicadores de calidad de la educación para la formulación y gestión de
políticas83
Este proyecto surgió en Colombia por iniciativa de Save The Children Reino
Unido, como una ampliación del trabajo desarrollado por Foro Educativo en el
Perú en torno al tema y fue implementado por CINDE, la Fundación Volvamos
a la gente y la Fundación Educativa Paulo VI.
83
Fuente: Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano CINDE
121
La primera fase concluyó con el proceso de construcción de los indicadores, de
elaboración de estrategias e identificación de acciones para promover la
calidad de la educación que son incorporadas al plan de trabajo de los
gobiernos estudiantiles a partir de los indicadores por ellos construidos y, de
socialización de tales logros con otros miembros de la comunidad educativa.
Además, con la recolección de información acerca de la visión de los diversos
actores referente a la participación de los niños, niñas y jóvenes.
Se identificaron junto con los docentes y con los mismos niños, niñas y jóvenes
las estrategias que mejor propician la participación y cómo contribuyen a la
búsqueda y logro de la calidad de la educación, así como también se favoreció
una mirada más amplia de la situación educativa, no sólo de la escuela sino en
el ámbito local o municipal así como del departamental y nacional. El logro de
estos propósitos implicó consolidar el trabajo con la niñez y juventud y hacer
una labor más sistemática, continua y participativa con los maestros y con los
padres. Implicó además un acercamiento con los pares, esto es con otras
escuelas de la localidad o del municipio, de tal forma que se amplió el marco de
acción para, de esta manera, promover la movilización local, municipal y
regional alrededor de las políticas educativas para que tengan en cuenta las
propuestas de niños/as y jóvenes para el mejoramiento de la calidad de la
educación.
Una vez compartidos los indicadores con los distintos actores e instancias de la
comunidad educativa, cada institución adelantó una evaluación de la calidad
de la educación brindada y se fijaron los planes de acción en los que los
diferentes actores determinaron cómo podían contribuir cotidianamente en el
mejoramiento de la calidad de la educación, fijaron los tiempos y espacios en
los cuales ello deba ocurrir y, de esta forma se hizo uso de los indicadores
como parte del sistema de seguimiento y evaluación del proceso educativo. En
el momento de la planeación institucional cada colegio fijo el proceso que se
122
siguió para la comunicación, diseminación y uso cotidiano de los indicadores de
calidad de la educación formulados por los niños/as y jóvenes.
123
Niños, niñas y jóvenes construyendo comunidad 84
84
Fuente: Fundación Luis Felipe Vélez; Save The Children; CINDE; Fenavip: Niñez y juventud unidas
para el desarrollo humano. Sistematización de una experiencia de convivencia en la zona de desastre en el
Quindío. 2001.
85
Corporación Viva la ciudadanía, comunicación para la movilización social. Citado en: Fundación Luis
Felipe Vélez; Save The Children; CINDE; Fenavip: Niñez y juventud unidas para el desarrollo humano.
Sistematización de una experiencia de convivencia en la zona de desastre en el Quindío. 2001.
124
El proyecto comenzó identificando las necesidades de formación y capacitación
de niñas, niños y jóvenes, que además involucraran a otros actores sociales.
Entre las temáticas tratadas al respecto se pueden mencionar: capacitación
para la gestión de proyectos, educación de padres y madres para entender a
los hijos, administración de empresas para que sean sostenibles, ética
ciudadana, participación juvenil en procesos de reconstrucción en zonas de
desastre, animación socio-cultural, comunicación interpersonal y medios
masivos, fortalecimiento de expresiones artísticas, prevención de embarazos
no deseados y del uso indebido de drogas, salud sexual, fortalecimiento
psicosocial, entre otros.
Para realizar una adecuada aplicación de estos principios, este modelo cuenta
con unos principios metodológicos, a saber:
125
b) Principio de participación: Es un producto derivado de la flexibilidad y
está incluido no solamente en los principios, sino que es una condición
necesaria para lograr los objetivos a largo plazo cuando se ha definido
preparar el recurso humano comunitario atendiendo a sus necesidades.
La participación se define como el envolvimiento activo en todos los
aspectos de la planeación del proyecto, su implementación y evaluación
y la calidad de esa participación crece a medida que las personas tienen
más oportunidades para tomar decisiones y solucionar sus problemas.
Participación significa ser parte de, tener algo de parte, o tomar parte en,
o sea que en un sentido real, éste es el proceso que crea en la personas
el sentido de pertenencia. A medida que crece la participación en los
grupos, decrece la marginalidad.
c) Principio de la organización: Le da al proceso formativo consistencia y lo
fortalece, ayudándole a ir más allá de lo transitorio.
d) Principio de la integración: Dirigido a crear experiencias de aprendizaje
que sean importantes para los participantes.
e) Principio de integralidad: Alude a la necesidad de que los contenidos, la
metodología, la cobertura y los objetivos de los proyectos abarquen de
manera clara y suficiente las diferentes esferas de desarrollo integral del
niño, los niveles de intereses, necesidades y conocimientos de los
actores que interactúan en los proyectos de los niños y jóvenes, adultos
y ancianos, los contextos en los que se desarrollan los proyectos y
programas.
f) Principio de autodirección: Hace alusión a la necesidad de que los
proyectos surgidos en las comunidades y en los grupos etáreos creen
las condiciones para que los participantes desarrollen sus propias
iniciativas.
126
b) Formación, que desarrolló la estrategia Niño a niño, una alternativa de
creación de ambientes adecuados para el sano desarrollo físico, social e
intelectual de niños y niñas. Previa capacitación de los más hábiles, los
niños y niñas de 9 años trabajan con los menores (de 8 y menos). En
sus actividades incluyen juegos, actividades de integración, elaboración
de máscaras, difusión de los derechos y políticas que los afecten. La
mayor riqueza es que los propios niños educan a sus pares con un
lenguaje común y con sensibilidades compartidas. La estrategia Joven a
niño, niño a niño, al convertirse en jóvenes los niños trabajan con los
niños mayores los cuales a su vez lo hacen con los niños menores. Y la
estrategia Juega y aprende a pensar, que utiliza materiales para
desarrollar el potencial de pensamiento lógico de los niños y niñas.
Puede definirse como una experiencia de aprendizaje para el ejercicio
de las habilidades de pensamiento y de resolución de problemas y
también habilidades sociales.
c) Organización, que puso en marcha las siguientes estrategias: reuniones,
construcción de manuales de convivencia, elaboración de estatutos,
conformación de redes.
d) Componente de asesoría y acompañamiento.
e) Componente de evaluación y sistematización
127
e) En los proyectos educativos con niños, niñas y jóvenes es preciso tener
clara una intencionalidad política y pedagógica, que permita un liderazgo
basado en el conocimiento y la horizontalidad de las relaciones
interpersonales
Un, dos, tres, por mí y por todos es una metodología para facilitar la
participación de niñas y niños en la elaboración del Plan de Desarrollo Distrital
y de los planes locales de desarrollo en la ciudad de Bogotá. Esta metodología
se puso en acción en la actual administración de la ciudad, que ha puesto
énfasis en la participación ciudadana y en la niñez. En este sentido la
administración ha considerado que es muy importante que niñas y niños
expresen sus opiniones acerca de lo que quieren para la ciudad, para que
dichas opiniones enriquezcan los planes mencionados. La metodología, en
este contexto, tuvo como objetivos los de hacer visibles las opiniones de niños
y niñas sobre la ciudad, validando su papel como actores sociales importantes
y tenidos en cuenta; y recoger y organizar los aportes de niñas y niños a los
planes de desarrollo de la ciudad. Esta metodología fue aplicada en las
localidades de Bosa, Kennedy, Suba, Fontibón, Candelaria, Puente Aranda,
Antonio Nariño y Tunjuelito y previó la participación de aproximadamente 300
niños y niñas entre 8 y 14 años por localidad, organizados en pequeños grupos
de 20, cada uno de los cuales contará con la orientación de una pareja de
personas facilitadoras.
86
Fuente: DABS: Un dos tres por mi y por todos. Documento de trabajo.
128
- Unos/as facilitadores/as de actividad para el trabajo en pequeños
grupos, encargados(as) de animar dichas actividades y de administrar el
tiempo previsto para cada una de ellas, y
- Otros/as facilitadores/as encargados de asegurar la logística general del
evento y de cada actividad en particular.
En la recepción a los niños y niñas y apertura del evento, se explica a los niños
y las niñas el sentido de lo que se va a trabajar y se conforman grupos de
trabajo. Así, se menciona a las niñas y niños que los Encuentros ciudadanos
son espacios de participación en los que las personas que habitan la ciudad
hablan y llegan a acuerdos sobre los asuntos más importantes que se deben
atender con los recursos disponibles; y que la participación de los niños y niñas
en ellos era muy importante dada la prevalencia de sus derechos sobre los
demás. También se informa a los niños y niñas que durante el evento habrá
momentos de trabajo individual, en pequeños grupos y en plenaria.
129
¿Para qué sirve?
De la discusión debe quedar claro que se trata de:
Describir la situación actual, en términos de problemas que afectan a la
gente
Definir la situación deseable, en términos de cómo la gente debería vivir
para vivir bien
Proponer acciones creativas que nos permitan pasar de la situación
actual a la situación deseada
El grupo enfrenta, uno por uno, los 3 grandes nubarrones. Cada niño/a propone
la tarea o acción creativa que le parezca de mayor utilidad para enfrentar cada
uno de los problemas escritos en los grandes nubarrones. Luego las ponen en
común, las que sean similares se resumen en una propuesta y luego de
analizarlas tratan de ponerse de acuerdo en cuál es la mejor. Cuando finalizan
cada grupo tiene una propuesta de solución para cada problema. Cada grupo
nombra un delegado para el Encuentro Distrital.
130
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Darce Solís, Denis & Sandoval Urbina, Myriam: Niño a niño: un modelo de
práctica en Nicaragua. En: Espacio para la infancia. Bernard van Leer
Foundation. Julio 200. No. 14.
Fundación Luis Felipe Vélez; Save The Children; CINDE; Fenavip: Niñez y
juventud unidas para el desarrollo humano. Sistematización de una experiencia
de convivencia en la zona de desastre en el Quindío. 2001.
131
Greenstein, Fred: Socialización política. En: Enciclopedia Internacional de las
Ciencias Sociales. Vol. 10. Madrid. Aguilar.
OEI: http://www.oei.es/linea3/inicial/colombiane.htm
Piscitelli, Barbara; McArdle, Felicity: Children explore their rights through art.
En: Early Childhood Matters. Bernard van Leer Foundation. No. 98. Junio 2001
132
Tassin, Etienne: Identidad, ciudadanía y comunidad política: ¿Qué es un sujeto
político?. En: Filosofías de la ciudadanía. Sujeto político y democracia. Homo
Sapiens Ediciones. 2001
133