Novedades del momento,

que son causa de tormento.

I'íi.u-ary. —- Tanta azúcar recogida \'ivc en perpetua oración,

viene a amargarme la viily temiendo la intervención.

"E.ste gallo qtie no canta, P o r querer.se en él .sentar,

algo tiene en la garganta". van a tirarse a matar.
cuyo tipo no ha variado
y cuya calidad no ha
desmejorado. ^^^^^^^»i3Í

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— ¿ Irás a Necochea o Mar del Plata ? El casamiento forzado

— No pienso en semejantes tonterías. se decreta en Petrogrado
Si de ahogarme se trata, y una vieja desdentada,
yo prefiero la playa de Llambías. horriblemente pintada
Es mucho más barata. que mil veces ha probadc
* * * con argumentos profusos
! Qué pluma privilegiada a casarse, a punto está
la de Equis I Logró escribir de ir a Rusia, donde irá
' seis columnas sin decir con derechos inconcusos
absolutamente nada. a casarse. ¡ Pobres rusos !
* »»
** * — Soy partidario de la desmovilización, como In-
¿ Será ,una langosta, será un escribiente glaterra— reflexiona Gómez. — Por el momento, bas-
quien juzga a Demarehi ministro excelente? taría con desmovilizar a Becú. Y luego veríamos
Ninguno lo sabe. Y el caso es que ayer
se oyó por ahí: ** *
— Da gusto tener Como el Concejo Deliberante
ministros así. le hace preguntas a cada instante,
* * * frunce Llambías el entrecejo.
Un anciano decrépito ¡Triste Llambías,
se suena las narices con estrépito. qué bien vivías,
— Que trate de hacer ruido, se comprende,-^ sin el Concejo!
una joven decía. — ** *
Mas lo que me sorprende '— ¡ Qué ministerio ejemplar !
es que tenga narices todavía. Quien aquí quiera seguir,
jamás se debe lucir
** * ni se debe destacar.
Sean flamantes o viejas, — Yo nunca me destaqué.
hablan de él diversas hojas Mírese usted en este espejo;
y entre lamentos y quejas Demarehi, es un buen consejo.
esto le dicen a Rojas: — Moreno, lo seguirá.
• Aun cuando los juzgas flojos, * *»
puede, Rojas, tú que pujas, — ¿A caminar con tal calor
que te hagan rajas los rojos para empaparme de sudor?
o entre rejas, Rojas, rujas. En lugar de irme a caminar,
** * me quedo aquí que estoy mejor.
El nuevo gobernador de Salla ha sido llamado — Y, ¿ qué hace usted ?
por el presidente "símbolo radiante". — Juego al billar.
El doctor Castellanos, para no ser menos, debe * * *
llamar a don Hipólito: "emblema coruscante". — ¡ Oh, qué cara tan rara !
Así, con tanto brillo, y tanta radiación, ¿qué — Es im poeta, dado al macaneo,
importa que la compañía de gas deje a obscuras a y le salen los ripios a la cara.
muchos vecinos?
* * •
i Por eso está tan feo I
Vean que diputado tan prudente.
** *
El senador norteamericano Ashurst, aseguró que
No va al Congreso a hablar, no piensa en eso. "la baja California viene a ser el apéndice de Mé-
Como es hombre de seso jico".
allí transpira silenciosamente. Ya sabíamos todos que Méjico no andaba bien de
Y dice un ordenanza del Congreso: salud.
— Ni para transpirar es elocuente. Ahora nos enteramos de que sufre de apcndicitis,
* *« y de que se impone la operación quirúrgica consi-
Se fué al campo Enriqueta y está aburrida. guiente.
Los bichos colorados la vuelven loca; * * •
los mosquitos la tienen medio aturdida — Nicolás, dichoso, vive en la Argentina.
y le han puesto la cara como una foca. — ¿ Qué hace Nicolás ?
Calor, insectos, tierra, todo se junta — ¡ Nada en Mar del Plata I, ¡ nada en la oficina!
cuando la pobre niña va de paseo. — Y, d e s p u é s que n a d a , ¿qué hace?
Y su papá se enoja si le pregunta: — Nada más.
— i Estos son los encantos del veraneo?
* • *

Grengoire. — Buenos Aires. —
Su más rcrcano deudo
va a hacerle esta pregunta: ¡no te arredra
dedicarte a ese pseudo
romanticismo de la edad de piedra?
P. B. — Buenos Aires. —
Ese articulo frondoso
en que expones tus doctrinas
es más burdo que el famoso
telegrama de Lencinas.
H. C. — Bueno» Aires. —
¿Ni tii qué Bacas ni yo qué saco —
, dirA cualquiera —
con que resulte que Colón era
checo eslovaco?
H. P. L. — Buenos Aire». — Para que
nsted no se ofenda viéndose confundido eon
la «turba multa» de loa aspirantes a poetas
(ya que es persona dedicada a graves es-
tudios q\iimieos), vamos a tener en lo suce-
sivo dos canastos: uno para las producciones
científicas y otro para las literarias.
J. M. — Buenos Aires. —
¡Quieran los dioses que te descrismes
y que no puedas mandar a cientos
cuentos y chismes;
chismes y cuentosl
M. Y. M. — Buenos Aires. —
Si publicamos eso
mal escrito exprofeso,
nos va a tener inquina
hasta el almacenero de la esquina.
F. J. — Buenoi Aires. —
Cuente a Juana, Emilia o Bosa
lo que les quiera contar,
pero cnénteselo en prosa
y en carta particular.
C. LI. D, — Buenos Aires. —
Todo el mundo está hoy día
cansado y harto
do la S0{ ¡ología
de tres al cuarto.
Julio M. — Buenos Aires. — (Desventu-
rado!
E. V. H. — Buenos Aires. —
Que haya tanto trabajo disperso
y que pueda perderse, da pena.
Debe usted de i>oner, si está en vena,
los discursos de Wilson en verso.
Claadio. — Buenas Aires. —
Se comprende, en ocasiones,
que haya una equivocación;
pero es que, las de usted, son
muchas equivocaciones.
P. C. B., Calm. — Buenos Aires. —
Siempre hablándonos de amores..-
Bueno; ¡que njede la bola!
Y se quedarán, señores,
a la cola de los cola-
boradores.
 Pro Cruz Roja Checo-Eslovaca

Cuadro alegórico <La libertad de los países checos». representado por miembros de esa colectividad, dorante el festiva] realizado, con
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I4i8 preguntas debes ser iormaladas en forma breve y clara; 1^ publica-
= = = = = DE — remos (K>D la firma y domicilio del remitente. — Contiamos en la buena
vdontad de nuestros lectores para que cuando sepan algo de lo que se
CARAS Y CARETAS pregunta, envíen la respuesta, que publicaremos con la firma del remitente.

N.o 1423. — ¿C6mo murió el ma- 13 leguas al nordeste, cerca del río rruaje, mas el teniente Cipriano y al-
riscal liópez? Aquidabán. Pasado mañana piensa gunos jinetes la tomaron presa. El
IGNACIO GÓMSZ.—TCapital. seguir marchando para Bolivia, ra- oficial intimó al hijo mayor de Elisa,
Cerca de las orillas del río Aqui- zón por la cual es preciso descampa? de 14 años de edad, se rindiese, pero
dabán y de la bajada este de las ahora mismo. López cuenta con 400 el joven descargó su revólver sobre
cordilleras, Be hallaba, sobre un raso hombres, pero no resistirán a un ata- 61, hiriéndolo levemente, a lo que i;n
de un bosque, el campo de López. que imprevisto. A través del bosque brasileño infirió al joven una herida
' En todas las partes se veían pe- en que está acampado,'existen dos pi- mortal.
queños fuegos, alrededor de los cua- cadas. Una mira al arroyo, la otra a El general Cámara recibió a Elisa
les grupos de ambos sexos prepará- la planicie. Habría que rodear al Lynch con toda cortesía. Ella que-
banse la frugal comida. bosque, para que no quede ningún es- daba en su carruaje y Cámara puso
Estaban acampados aquí 400 hom- cape a ese zorro. Me hago responsa- una guardia de infantería alrededor,
bres y 500 mujeres medio desnudos, ble, con mi vida, de enseñarle los para defenderla contra las mujeres
dispuestos para la marcha a Bolivla, puntos que pudiesen servirle de huida. que querían hacerla pedazos. Grita-
donde López pensaba pedir hos- Cámara, sin esperar refuerzos, hi- ban que madame llevaba consigo un
pitalidad. zo apagar los fuegos y marchó con sv valor fabuloso en brillantes y joyas,
E n el centro del campamento se pequeña tropa guiada por el desertor y los soldados tuvieron que hacer
veía una bonita carpa de campaña en la dirección de nordeste. uso de la bayoneta para apartar a
hecha de paño, cuyo piso cubrían Era a medio día del 1.* de marzo esas mujeres.
blandas alfombras. Ahí vivía López de 1870, cuando el bosque que servía Al ponerse el sol, el dictador fué
con su compañera y sus hijos. de refugio a López estaba completa- enterrado en el punto donde antes
Todo el tren de ejército consistía mente cercado por los brasileños. había estado su tienda de campaña.
«n el carruaje de madame Lynch, Cámara no tenía más de 20 hom- El conde d ' E u envió al mayor 01Í-
2 carros de 2 ruedas para el trans- bres de caballería y 40 de infantería. veira a Río de Janeiro, para que en-
porte de los víveres, armas y archi- El coronel Silva Tavares, con 20 ji- tregase a Dom Pedro I I la espada del
vo, 2 caballos, 22 muías, 30 bueyes netes quiso forzar la picada sud, mariscal-presidente.
y una tropilla de 500 vacas, las que pero fué rechazado, cuando la infan- No parecía este instrumento el ar-
Beguramente no alcanzarían para una tería entró en el combate, derrotando ma de un valiente, sino un espadín
marcha de 700 kilómetros a travéa a los paraguayos, que huyeron por de galán, con puño de oro y carey.
del Gran Chaco. la picada norte. Algunas semanas después, regresó
Era de noche. A unas 12 leguas al López y el ex ministro Caminas es- Elisa Lynch a Buenos Airea, embar-
©ud del campo de López estaba acam- caparon a caballo; Eesquín, en una cándose luego para Francia.
pada una división brasileña de &00 muía. López, que era el primero, La compañera inseparable de Ló-
hombres, 40 de infantería y 2 escua- había perdido su kepi y, cuando se pez, que había quedado fielmente a
drones del regimiento Río Grande. dio vuelta, fué reconocido. Natural- su lado hasta su muerte, vivió mu-
La gente estaba acostada sobre sur mente, se persiguió, desde este mo- chos años en Boloña y murió en
ponchos alrededor de los fuegos, fu- mento, solamente a su persona. París.
mando y conversando. Caminos recibió una bala en la es-
El general Cámara hizo lo mismc pina dorsal y cayó. Viendo esto, el
en compañía de su ayudante, del in general Kesquin arrojó su sable y ae
geniero mayor José Simerón de Oli- rindió.
veira y del coronel Silva Tavares. López galopeó como un desespera-
A las 9 de la noche se oyeron los do y hubiera escapado, si.el terreno N.o 1424. — ¿Cómo se llama la es-
gritos de los centinelas, y pocos mo- en que entró no hubiera sido pan- trella más cercana a la Tierra?
mentos después apareció una patrulle tanoso.
con el parte, que un desertor, aparen- Su caballo no pudo ir adelante. El
temente un oficial, pedía una entre- bajó y vadeó en dirección de la orilla J U A N GARAY — Jujuy.
vista con el general, para indicarle el opuesta. Le siguieron de cerca el
paradero de López. sargento brasileño José, llamado **el En la circular N.o 40 del " U n i o n
El desertor era un joven, vestido pequeño demonio", con tres o cuatro Observatory", expone Mr. Innea los
de una camisa punzó, de cuello y pu soldados. resultados de sus observaciones rea-
fios negros. Su gorra de igual color Cámara desmontó también y vadeó lizadas para determinar la paralaj o
estaba engalanada de oro. el arroyo, gritando: de la débil estrella que se distingue
-—¡Usted ha d e s e r t a d o ! — pre- — I Pesármenlo, desármenlo y no cerca del signo de la constelación del
guntó el general. le maten I Centauro. Estas observaciones se ex-
— 1 Sí, mi general I El sargento intimó al mariscal se tienden desde 26 do mayo de 1916
— ¡Quién es u s t e d ! rindiese, mas aquél se 'dio vuelta, des- a 23 de agosto de 1917, y fueron
— Me llamo Solano Lindo y he si- cargando su revólver sobre él. En- hechas con un micrómetro adaptado
do hasta la fecha practicante de ci- tonces el sargento le dio un lanzaso al ecuatorial de 22.5 centímetros del
rujia en la pequeña tropa del tirano. en la espalda, lo que le hizo caer Observatorio de Johannesburg (Trans-
H e venido para entregar ese canalla boca abajo. No obstante se levantó v a a l ) .
al primer destacamento de los aliados. de nuevo, hiriendo al sargento en el El valor que resulta para la pa-
Si^ usted, mi general, quiere aceptar hombro. ralaje de esta estrella, es de 0 " 8 8 ,
mi ofrecimiento, sígame sin demora Este le dio otro lanzaso en el pe- y el de las determinaciones hechas
con sus tropas. cho, lo que le hizo caer boca abajo recientemente por Mr. Voute para la
— ¿Cuál es el motivo de su deser- al agua. misma estrella, en el Observatorio
c i ó n ! — preguntó con desconfianza Los perseguidores le levantaron, media del Cabo, es de 0 " 7 5 5 . Tomando la
el general Cámara. — i Cuál es el mas era tarde. de arabas determinaciones, se
motivo del odio que tan repentina- Francisco Solano López, el terror encuentra 0 " 8 2 .
mente confiesa al ex presidente? de BUS enemigos, el sangriento tirano Como la mayor paralaje conocida
— El motivo es muy sencillo. Mi de una noble nación, ya no existía. hasta ahora era la de 0 " 7 5 9 , asig-
padre, hombre de 65 años y uno de nada por Kapteyn al signo del Cen-
los partidarios más fieles del tirano, do Un simple practicante había jura-
perderle y lo había conseguido. La tauro, ésta era la estrella que se
llegó anoche al campo con la noticia lanza del * 'pequeño demonio'' puso consideraba más próxima a nosotros,
que una patrulla brasileña le habir fin a aquella gloria y a la bárbara aun cuando su luz tarda 4 ' 4 años en
tomado los 50 caballos que transpor- tiranía del omnipotente. " I Sic tran- llegar a la Tierra, a la vertiginosa
taba, dejándole solamente los cuatro sit gloria m u n d i l " velocidad de 300.000 kilómetros por
en que estaban montados él y sus segundo. Según las observaciones de
Vres soldados. Esta mañana, el supre- López fué colocado sobre una lite- Innes, la estrella más próxima B la
xao le hizo fusilar. Al lado de mi pa- ra y vigilado por centinelas, que te- Tierra, conocida hasta ahora, es la
cre, vilmente asesinado, he jurado nían que defender su cadáver contra que, por su situación, propone dicho
vengarme del tirano, quien hizo fusi- los insultos ^e los paraguayos, que astrónomo que se denomine " P r ó -
larle como a un bandido. ahora querían hacerle sentir todo su xima C e n t a u r u s " .
Siguió a estas palabras un silen- odio. L a s magnitudes visual y fotográ-
cio profundo. Luego dijo Cámara. La hermana de López, viuda de fica de esta estrella son, respectiva-
—Comprendo ahora el motivo que Barrios, fué libertada y llevada al la- mente, 11 y 13, y su movimiento pro-
le guía. ¡A dónde encontraremos a do del cadáver, pero sus facciones no pio, en magnitud y dirección, com-
ex presidente y de cuántos hombres mostraron sino indecible horror a la pletamente análogo al del signo del
dispone ? vista de ese monstruo de execración. Centauro, aunque su separación de
— El tirano está acampado a unaf Elisa Lynch había huido en su ca- éste es de 2» 1 3 ' .
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tos científicos. No hace muchos días se ha inaugurado
en París, en un espléndido palacete do la calle de Cer-
vantes, la nueva instalación de la Estnción de examen
de semillas. Era un organismo algo antiguo; se había
creado en un modesto laboratorio del Conservatorio
de Artes y Oficios, y había sido tra'.ladado luego a un
reducido departamento del
«Instituto Agronómico». Hoy
es una institución autónoma
y, además, se le ha colocado
en condiciones de que tenga
agentes en todos los departa-
mentos y se dirija directa-
mente a todos los cultivado-
res que quieran utilizar sus
servicios. Desligada la Esta-
ción de examen de semillas do
los demás establecimientos
agronómicos, adquiere un ca-
rácter más i n d u s t r i a l que
científico, revistiendo un as-
pecto eminentemente prác-
tico. Colocación de la semilla de remolacha en arena humedecida. tierra. Con un molde especial
La función no es más que
una: analizar las semillas que han de utilizar los labra-
dores, conociendo su poder germinativo y su pureza
o contaminación con gérmenes de enfermedades crip-
togámicas, bien numerosas, como puede comprobarse
en cualquier estación de patología vegetal.
Aparte la dirección científica, cuya necesidad y cuya
importancia no hay por qué encarecer, dijérase que
todo el trabajo de la estación se reduce a funciones
manuales, fáciles de aprender y de practicar. Así, una
legión de mujeres, cuyo espíritu minucioso y de inten-
sa atención se presta muy bien para este trabajo, rea-
liza toda la curiosa labor mecánica de la estación.
Uno de los mayores enemigos de la alfalfa, por ejem-
plo, es una endiablada planta llamada cuscuta, cuya
semilla se mezcla con la de alfalfa, hasta el punto de
que cuando un plantío se ve invadido, no hay mejor
solución para los labradores que dejar de sembrar en
aquel terreno.
La estación de París posee un aparato compuesto de
cuatro tamices superpuestos, a los que un pequeño
motor imprime un rápido movimiento de vaivén. Sobre
el piimer tamiz, cuyos orificios tienen dos milímetros,
quedan las arenas y otras im-
purezas; en el segundo, do
orificios de milímetro y medio
queda la semilla de alfalfa
bien granada, y a los otros
desciende la semilla do cus-
cuta, que es más pequeña.
Todavía se hace una segunda
selección. Una joven, con una
lupa ante los ojos y una es-
pátula en la mano, va sepa-
rando la semilla buena de la
que parece deficiente.
Algunas semillas, como la
de remolacha, necesitan para
germinar un poco do arena y
se señalan en esta tierra, colo-
cada en un plato, un centenar de oquedades, y en cada
una de ollas se deposita una semilla. Después de exami-
nar y de pesar la semilla en balanzas de precisión, la
germinación da \a, prueba definitiva, procedióndose a
la calificación y entrega con la plena garantía del
Estado.
Hay en Francia un servicio de represión do fraudes,
que persigue ahora encarnizadamente a los expendedo-
res de semillas malas; la Estación de examen facilita los
análisis que sirven para retirar del mercado todas las
semillas deficientes. Además, los particulares, antes de
sembrar, envían muestras a la estación; ésta les infor-
ma en un amplio boletín sobre la pureza y la calidad
de su semilla, y le indica medios para que la selecciono.

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EL TEJIDO QUE DESAFIA
AL CALOR Y AL FRlO
Por intenso que sea el calor o por ba-
ja que sea la temperatura, toda per-
sona que use AERTEX Celular,
como ropa interior, se sentirá có-
moda y confortable, disfrutando su
cuerpo de una temperatura media.
El secreto es este: Usar AERTEX
Celular, equivale a vestir un tejido
formado de una infinidad de cel-
dillas de aire, el mejor aislador
del calor y del frío. Emplee usted
AERTEX Celular y gozará siem-
pre de una temperatura normal, a pe-
sar de las alteraciones atmosféricas.

8E VENDE EN LAS PRINCI-

PALES CASAS DEL RAMO.

No tenga barrillos
E L nuevo t r a t a m i e n t o p a r a hacer desaparecer
instantáneamente del rostro los molestos ba-
rrillos, puntos negros, grasitud y dilatación de los
poros, es t a n sencillo y agradable que me ha sor-
prendido ver todavía algunas damas ostentando
tales fealdades en la cara, en las cuales es visible
la depresión moral que tales contrariedades caji-
san. El procedimiento a seguií es muy sencillo.
Obtenga algunas tabletas de stymol, cuidando es-
tén siempre bien tapadas y en lugar seco. Eche
una en un vaso con agua caliente y bañe su rostro
con ese líquido en seguida de cesar la efervescen-
cia que el stymol produce, secándose luego con
una toalla limpia y blanda. Observará inmediata-
mente una mejoría notable más asombrosa cuan-
do usted vea que los barrillos han quedado en la
toalla, la grasitud eliminada y los poros contraí-
alos h a ^ a su estado normal. Sentirá entonces la
sensación de un cutis fresco, aterciopelado y blan-
do, que la hará francamente feliz. P a r a asegurar
la. permanencia de t a n lisonjero resultado, es pre-
ciso repetir el procedimiento algunos días después.
Canas a un lado
l _ A S canas son a menudo una seria contrarie-
dad que se presenta t a n t o a hombres como a
mujeres cuando aun se encuentran en la plenitud
de su vida. Las t i n t u r a s p a r a el cabello no deben
usarse siempre porque sus inconvenientes son ob-
vios y además causan perjuicio al pelo en muchos
casos i ocas personas saben que u n a fórmula muy
sencilla, fácilmente hecha en casa, devuelve a las
canas el color primitivo del cabello, de la manera
más inofensiva. Basta con que compre usted dos
onzas de tammalite concentrada en casa de un bo-
ticario, y las mezcle con tres onzaá de bay rhum o
espíritu de laurel. Aplique usted esta sencilla e
inofensiva loción a su cabello durante unas cuan-
t a s noches,' por medio de u n a esponjita, y las ca-
nas desaparecerán paulatinamente. L a loción no
es grasicnta ni pegajosa, y ha sido probada con
éxito una y otra vez durante varias generaciones
por las personas que h a n tenido la dicha de po-
seer la, fórmula. Mezcle usted mismo la loción en
su casa, consiguiendo un frasco completo de tam-
malite concentrada, con el sello intacto, lo cual
será suficiente p a r a asegurar éxito.
ALGUNAS RECETAS
caseras y sencillas
para conservar la
BELLEZA JUVENIL
por Charlotte Roavier
El buen sentido y el cutis
L l A S T A en las investigaciones de la ciencia, en
^ * lo que a la belleza del cutis se refiere, v a
imponiéndose la doctrina del buen sentido. En
lugar de obstruir el natural funcionamiento de
los poros con el uso de cosméticos, la mujer de ta-
lento adopta en la actualidad el ' ' método de ab-
sorción", que consiste sencillamente en eliminar
por medio de absorción el cutis exterior marchito
y gastado, que por cualquier razón la naturaleza
no h a desprendido en la forma usual en una piel
sana y joven. Bajo el cutis exterior, rugoso y
manchado, toda mujer tiene una piel hermosísima.
P a r a extirpar este velo de aspecto desagrada-
ble, las mujeres inteligentes usan simplemente un
poco de buena cera mercolizada, extendiéndola
sobre la piel como si se t r a t a r a de cold cream. El
resultado es inmediato, pues, en poco tiempo, la
cera absorbe la epidermis externa de poca vida,
cayendo aquélla en forma de copos microscópicos
y descubriendo el cutis bellísimo y joven que se
encuentra debajo.
Si desean hacer la prueba, adquieran en la
farmacia un poco de buena cera mercolizada,
aplicándola por las noches a manera de cold
eream sobre el cutis. N a d a tiene de desagradable
y el resultado que con t a l procedimiento se obtie-
ne es maravilloso, pues devuelve la felicidad a
cualquier mujer, que puede sentir entonces las
delicias de un cutis lozano y fresco.
Tengo entendido que el producto genuino se ex-
pende al público en un envoltorio de cartón blan-
co, cuya cubierta exterior tiene la inscripción en
inglés " p u r é mereolized w a x " impresa en azul.
Supresión del bozo en la mujer
D A B A las damas que ven su belleza desfigu-
•^ r a d a por este molesto crecimiento de vello,
constituirá u n a gran noticia saber cómo se extir-
pa de un modo permanente ese vello. P a r a este
propósito debe usarse el porlac puro pulverizado,
de cuya substancia casi todos los boticarios pue-
den venderle a usted una onza. E l t r a t a m i e n t o
se recomienda no sólo p a r a la desaparición ins-
t a n t á n e a del vello que os desfigure, sino p a r a
m a t a r por completo las raíces, sin que por esto
sufra la belleza de vuestra piel.
Una Cabellera naturalmente
ondulada
E L buen stallax no solamente produce el mejor
shampoo posible, sino que además tiene la
propiedad peculiar de formar una natural y
pronunciada ondulación en el cabello, efecto que
segurament* desean casi todas las damas. U n a
cucharadita de las de café llena de granulados
stallax disueltos en u n a taza de agua caliente,
deja amplio margen p a r a hacer un magnífico la-
vado de cabeza y da al pelo una brillantez y
suavidad que ninguna otra cosa conocida puede
proporcionar. Es totalmente inofensivo y puede
comprarse en casi todas las droguerías. Como
h a s t a ahora h a sido poco usado p a r a este propó-
sito, el stallax sólo se vende en paquetes con
sello original, conteniendo cada paquete cantidad
suficiente p a r a veinticinco o t r e i n t a shampoo.
 De Quilines

Personal de la «Sociedad General Franco-Aigentinas que asistió a la fiesta campestre que le oSieció la dirección de dicha sociedad, en
celebración del triunfo de la causa aliada.
 RepúBticA ZOOLÓGICA ciando Zuazo un correctísimo dis-
curso.
EL COCODRILO Lerroux era a la sazón director
de Bl País. Iba ya aburriéndose,
En América y África los ríos cuando oyó esta terrible invitación
abundan de caimanes peligrosos, de Saavedra:
que atacan a los hombres, y cap- — El director de El País tiene
BIBLIOGRAFÍA la palabra.
[ciosos
"Estudios americanos", por M. cometen de continuo desavíos. Y don Alejandro, todo confuso,
García Merou. Edición de La Cultura pensó: ¿Yo la palabra? Pero ¿la
Argentina. Cual sucede en los largos amoríoshabía pedido ? ¿ Por qué, entonces,
"La isla de los ping^ilinos", por A. que se tornan al cabo fastidiosos,sin advertirme siquiera, me la con-
Franco, traducción de Luis Ruiz Con- y con los ojos bajos y llorosos ceden ?
treras. — "Cuentos color de humo", se consigue librarse de esos líos, Se levantó lívido, tembloroso e
por M. Gutiérrez NSjera. B. Andrós imposibilitado de huir. Y comenzó :
Bello._— "Tutela de pueblos en la El cocodrilo así finge bondad, "Correligionarios: C o m p r e n d a n
historia", por Joaquín Cata.'— "Las
chicas de Terpsícore", por .loaquín para engañar su presa fácilmente, ustedes.. . es decir, no se sorpren-
Belda. Hispania. — "Europa trági- ducho en hipocresía y falsedad. dan ustedes de que yo, poco, po-
ca", por Ricardo León. Biblioteca Re- c o . . . p o c o . . . aguerrido, y tam-
nacimiento. Rep.: Agencia General de Y su corteza es tal, qu.- iniítilmente
b i é n . . . Porque a los periodistas...
Librería y Publicaciones. una bala le paga su maldad, por el hábito de escribir se nos
"Psicología", por Urbano S. Gi- dejándolo el fusil indiferente. atrofia la palabra, y aimque yo. en
ner. — "Aritmética Universal", por esta ocasión, queridos correligiona-
Ireneo Ángel Vázquez. Editor: .Ca- CARLOS PE MONTERO. rios, quisiera... quisiera... respon-
baut y Cía. d e r . . . Pero, en fin... ¡Viva la
"Antonio Maura; 35 años de BU Rept'iblica !"
vida". Biblioteca Nueva. — "Psico-
logía del pueblo español", por Rafael ANÉCDOTA — Yo entonces — dijo Lerroux
Altamira. B. Cervantes. — "Poesías comentando este suceso—grité ¡ Vi-
clásicas para niños". — "El zorro Don Alejandro Lerroux, según va la República ! como los cómicos
bandolero". E. Montañola. Rep.: Edi- él mismo cuenta, fracasó ruidosa- grilabnn | Viva el Rey! en tiempos
torial Tor. mente las tres primeras veces quede Fernando VII.
"Boletín de .Jurisprudencia e His- intentó cultivar la oratoria. La pri-
toria", de Julio Suárez. Mes de mera, después de haber pedido la
Enero. palabra, no tuvo valor para hablar
"Hinvno a la paz", letra de Mi- y se escapó del salón. La segunda,
guel Félix de Madrid, música de José comenzó a tartamudear y, por úl- EPIGRAMA
Maten Sulé . 'timo, se quedó mudo como una
"Serrana", novela, por Adolfo La- Cuatro y uno suman cinco,
nas. Edición de La Novela para ostra. lada
La tercera, fué en una ve-
necrológica de un republicano Menos cuando son soldados;
Todos. Porque un cabo y cuatro hombres.
"A'íctoria y Patria", marcha para de fuste. No son cinco hombres, son cuatro.
piano, por A. S. Arista. Presidia Hidalgo Saavedra. Ha-
"Florilegio", por Amado Ñervo. blaron algunos señores, pronun- JACINTO LAUAitA.

PARFUMERIE

L. T. PIVER
PARÍS — Maison Fondee en 1774

LOTIONS, POUORES, EXTRAITS, CREMES, BRILLANTINES

AZUREA VIVITZ
ROSIRIS-SAFRANOR GUI - ESPERIS
AVENTURINE LE TREFLE INCARNAT

FLORAMYE

POUDRE DE RIZ REINITA

VELIVOLE ASTRIS
BIZCOCHOS GÁNALE
 Una emisión monetaria única en la historia

Por ana aiortonada casnalidad, podemos ofrecer a nnestroa lectores la reprodacción de un rarísimo j muy importante docomento liistó-
rico: se trata de una emisión legal de billetes de Banco, hecha por el patriota húngaro Luis Kossath,'con antorizaciOn del gobierno
norteamericano y la correspondiente sanción del Congreso, en 1852.
El entonces presidente de los Estados Unidos, Mr. Millard FUlmore, que había sucedido en el mando al general Tayior, fenecido
dos años antes, aunque la Kepúbtica estuviese en plena paz con Austria, no titubeó en permitir al patriota iiúngaro que emitiera el
empréstitK) de guerra a que nos referimos, en el territorio de la República Federal, liaetendo imprimir sus certificados por la Danfortli,
Bald and Co., dp New York, la cual estaba encargada de la impresión del pape! moneda por cuenta del Estado. Con este acto, el pre-
sidente se proponía proporcionar al gran revolucionario los medios para libertar Hungría, Italia y Polonia de la dominación au3tria%,
transgrediendo efectivamente la neutralidad. El gobierno de los Estados Unidos manifestó en dicha oport-unidad «que los Estados
Unidos nunca se mantendrían neutrales, tratándose de ayudar a patriotas que reclamaran por la libertad». Tal fué la denodada actitud
que asumió, después de 60 afios, el actual presidente de los Estados Unidos, Mr. Woodrow Wilson. Del «Hungarian Fund» nunca se
publicaron íotografias o croquis, y sólo existen los siete siguientes ejemplares, cuyos respectivos propietarios son, o eran: el rey de
Inglaterra, el zar de Eusia, Napoleón III. el emperador Francisco José y los señores Mina, Eotsehild, y Pierpont-Morgan .Tunior.
Los cinco primeros llevan la fecha y firma de puño y letra de Kossuth, mientras en los dos últimos están reproducidas en litografía.
Esto no obstante, fueron respectivamente adquiridos en París en 1886 y en Londres en 1890, por sumas fabulosas. La fotografía que
reproducimos es la del ejemplar que perteneció a Francisco José, existente en el I. B. Museo de la Kaiserhof, en Viena.

i\mmimmmmíi^f^
LA TRANQUILI-
DAD DE UN HO-
GAR D E P E N D E
DE LA S A L U D .
BANCO
Madres: cuidaos y
cuidad vuestros chi-
cos. No penséis que
Argentino-Uruguayo
tal malestar de que
sus chicos se quejan
se irá como ha veni-
136 - RECONQUISTA - 146
do. No; a la larga
las enfermedades = = = BUENOS AIRES = = =
entrar&n en vuestras
casas y con ellas la
desgracia. Prevenga Recibe depósitos a Plazo Fijo, en
para no tener que
cnrar, con ello hará
Caja de Ahorros y en Cuenta Corrien-
economías. te; emite giros sobre el interior y el
Si usted o sos chicos
están estreñidos, exterior. Compra, venta y custodia
coman de títulos; Administración de Propie-
dades; Cobranzas de valores y toda
i NORMALARINE
2 Es un bizcocho compuesto de vegetales que se come a 1»
clase de operaciones bancarias.
mesa, en vez de pan; es agradable, es el alimento higié-
nico de los estreñidos. No olviden que casi todas las enfer-
EL AHORRO TIENE TRES VENTAJAS:
medades o indisposiciones son debidas al
COMBATE EL VICIO,
Estreñimiento
- Curado steé estará sana usted y sus chicos también. INDEPENDIZA EL CARÁCTER,
f
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A los niños, darles de comer la NORMALARINE Uama-
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5
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péptico es "tener un es-
tómago como el de los
demás". La dieta res-
tringida, las privaciones
y los sufrimientos de
que otros están exentos,
les apoca el ánimo y
retardan la curación.

Señorita Rosa Bossi, con el señor Carlos B. Cataño. '— Carlos

Casares.

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La llegada del ferrocarril del Sud
a Bahia Blanca, que penetra a la
misma bordeando la parte del este,
ofrece al viajero 1» perspectiva de
uno de los barrios industriales más
populosos de la ciudad atlántica. A
uno y otro lado de la vía, multitud
de barracas y fábricas levantan sus
grandes construcciones, super-
abundantes do cinc, que se desarro-
llan casi a ras del suelo en un des-
gaire de cetáceos que reposan, c in-
numerables chimeneas, nombradas
aquí y allá, recortan el aire con su
esbeltez de rojas agujas. Entre estn,
Bolva de edificios entoldados por el
ciclo gris del humo, se destaca in-
mediatamente, con la extendida
implantación de sus usinas y de-
pendencias, el molino «América»,
perteneciente a la firma social
Viuda de Long y Cía., uno de los
más antiguos y acreditados esta-
blecimientos de la industria hari-
nera, y en cierto sentido más po-
sitivo, un precursor del auge ac-
tual de la misma en esta región del
país.
En efecto, cuando en 1898 el
fundador de la casa, don Bartolo-
mé Long, adelantándose a las exi-
gencias del progreso, emprendió Don Emilio Long, úirector gerente del molino viene consignar que el señor Long
valientemente la instalación de este
molino, colocando los cimientos do
una obra con vistas al futuro, no eran por cierto favo-
rables a dicha industria las condiciones ambientes,
Bolicitadas igualmente en su propio desmedro por la
mitología del producto de importación y por la inercia
de la rutina, que propendían a circunscribir todo es-
fuerzo que no estuviese comprendido dentro de su
órbita. Muchos fracasos se habían registrado anterior-
mente en ose camino, y el pesimismo suscitado no
cejaba do mirar con desconfianza las iniciativas de este
género, que, dada la economía mercantil de la época,
tendían antes bien a superarse, triunfando, que no a
una espontánea conquista del mercado, prevenido con-
tra todo lo que llevase rótulo de producción nacional,
como aun hoy ocurre con ciertos renglones de nuestra
industria, gratuitamente menospreciados por la fácil
ineptitud de los que no se dan el trabajo do reflexionar
ni de obrar eficazmente. Así vemos que en 1873, una
iniciativaensayadapornucstrosmolineros de entonces,
da por resultado exportar 122 toneladas de harina
ese año, y es seguida luego del más completo fracaso,
pues al siguiente disminuyó a 24, para reducirse toda-
vía a! año subsiguiente a la descorazonadora cantidad
de 13 toneladas. Seguíase siendo en aquella época tri-
Izante iel molino, fideeiia j lábnca de hielo •Am^rict.'N "» Bahía Blanca, de la Vioda de Long y Cía.
butano do producto extranjero, y
esa manía era especialmente fo-
mentada por factores diversos que
medraban y se imponían al ampa-
ro de la ignorancia, conspirando
inconscientemente contra la mayor
vitalidad de los propios intereses.
En su clara noción del mañana,
tanto como en la persistencia del
esfuerzo desarrollado frente a tan
decisivas contrariedades estriba,
sin duda, la característica energía
do precursor que define al señor
Long, y le permito hacer tiiunfar
su empresa contra todos los obs-
táculos opuestos a su paso, incor-
porando de esa manera al factorco
do las industrias del país, una con-
quista de positiva trascendencia,
en su doble aspecto cultural y uti-
litario. Es así como consigue con-
sagrar un producto de elaboración
nacional, no sólo en el mercado
local, sino que también se aven-
tura y logra imponerlo en el exte-
rior, contribuyendo en la forma
más eficiente, a fomentar la expan-
sión y solidez del crédito industrial
del país, cuyo prestigio del presen-
te ha sido forjado merced al sacri-
ficio de la primera hora, pues con-
no ha tenido ningi'in género do
«Amírica». apoyo oficial como estímulo, cuan-
do menos, ya que no como premio a sus afanes.
El molino «América», con el trascurso del tiempo y
la evolución do los negocios, ha anexado a la explota-
ción originaria una fideería y una fábrica de hielo,
que la complementan en el sentido de un mejor apro-
vechamiento de las energías del establecimiento, per-
mitiéndole intensificar su producción a baso de un
mayor índice de actividad económica. Sus instalacio-
nes, como sus maquinarias son de carácter moderno,
adaptadas a las exigencias do la cultura industrial do
nuestro tiempo, de tal modo que los trabajos do la mo-
lienda, como asimismo la elaboración de fideos y ('o
hielo, se realizan bajo un perfecto pie de organización,
capaz de satisfacer cumplidamente las necesidades del
mercado, en lo que respecta a la rapidez, higiene y ca-
lidad de los productos de su fabricación. La Viuda do
Long y Cía., po.seen igualmente en Pigüé otro molino
del mismo nombre, que elabora, por parto mínima,
50 mil kilos de harina diariamente, detalle por sí solo
sugestivo para apreciar la potencialidad de la em-
presa.
Al frente del molino «América» de Bahía Blanca se
halla el señor Emilio Long, continuador de la obra do
su antecesor. Es
un hombre joven,
avezadoalos nego-
cios, caracterizado
por una condición
preciosa: la segu-
ridad de vistas co-
merciales, además
de un espíritu en-
tusiastay observa
dor, que consagra
a todo lo que sig
nífique progreso,
una atención fun-
damentaly severa,
propendiendo a
vincular a la em-
presa que repre-
senta con éxito
creciente, con las
grandes finalida-
des de la industria
y del adelanto del
país, estimulante
ideal do esta hora.
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 Quemándonos vivos
T o d o s los á t o m o s d e n u e s t r o c u e r p o e s t á n en
c o n s t a n t e combustión. M i e n t r a s el lector r e c o r r e
e s t a s líneas, se está quetnando i n s e n s i b l e m e n t e .
L o s escritores, intelectuales, en u n a palabra, t o -
dos c u a n t o s t r a b a j a n con el cerebro, p r o d u c e n m á s
calor que los que t r a b a j a n c o r p o r a l m e n t e , d e aquí
que están m á s e x p u e s t o s a los colapsos. L o s gastos
d e e n e r g í a s exceden a los ingresos, y esto t r a e la
bancarrota'.
L a n a t u r a l e z a es u n a t r a b a j a d o r a sin rival, que
j a m á s p e r m a n e c e inactiva. El cuerpo va g a s t a n d o
su e n e r g í a en el t r a b a j o físico e intelectual y en
la i n c e s a n t e emisión d e calor. E n el t r a b a j o se
incluye t o d a clase d e esfuerzos m u s c u l a r e s , el a n -
dar, el m o v e r s e , el saltar, el hablar, el c a n t a r ,
el r e s p i r a r y h a s t a la actividad m e n t a l . E n c u a n t o
al calor, lo emitimos p o r la r e s p i r a c i ó n y la t r a n s -
piración.
La cantidad de energía creada diariamente por
el cuerpo h u m a n o , en las condiciones o r d i n a r i a s ,
se calcula en u n o s mil kilogramos, cantidad que
c o n s t i t u y e la provisión d e energía d i a r i a en im
cuerpo sano y activo.
¿ C ó m o g a s t a m o s estos i.ooo kilos de e n e r g í a ?
T o d o el t r a b a j o m u s c u l a r h e c h o d u r a n t e u n día no
r e q u i e r e m á s que u n o s 145 k i l o g r a m o s d e ener-
gía. ¿ Q u é se h a c e d e los 855 k i l o g r a m o s r e s t a n t e s ?
P o d r á p a r e c e r s o r p r e n d e n t e , p e r o es i n d u d a b l e
que este e n o r m e r e s i d u o se evapora, digámoslo
a s í ; sale del cuerpo en f o r m a d e calor.
H e a h í p o r qué p u e d e decirse l i t e r a l m e n t e que
n o s e s t a m o s q u e m a n d o vivos. La energía y el
calor' combinados v a n c o n s u m i e n d o n u e s t r o s teji-
d o s q u e m á n d o l o s a fuego l e n t o ; pero la n a t u r a l e z a
se e n c a r g a d e r e p o n e r las p é r d i d a s , s u b s t i t u y e n d o
con n u e v o s á t o m o s los que la combustión hizo
d e s a p a r e c e r , del m i s m o modo que en u n a ciudad
se r e e m p l a z a n p o r n u e v o s edificios los que se caen
o son d e r r i b a d o s .
S e suele c o m p a r a r el c u e r p o h u m a n o a u n a m á -
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quina, y algo h a y d e exacto en la c o m p a r a c i ó n ,
en efecto. T a n p r o n t o como cesa la combustión,
el cuerpo queda imposibilitado p a r a toda clase d e
trabajos, y el cerebro no p u e d e c o o r d i n a r las ideas.
P o r lo mismo, es d e toda necesidad p r o p o r c i o n a r
al o r g a n i s m o el combustible preciso, so p e n a d e
que la m á q u i n a se entorpezca, esto es, d e que
sobrevenga alguna e n f e r m e d a d .
M i e n t r a s t e n e m o s el combustible necesario, t o d o
va b i e n ; sin él, no p o d e m o s t e n e r calor p a r a n u e s -
t r o cuerpo, n i m e d i o d e c a l e n t a r el a i r e que r e s -
p i r a m o s ni d e verificar la evaporación.
I Cómo se r e i n t e g r a n tales p é r d i d a s ? P o r la nu-
trición, y en ello n o sólo incluímos los a l i m e n t o s
que se i n t r o d u c e n en el organisino p o r vía diges-
tiva, si qye también el a i r e ; todo ello en c o n j u n t o
contribuye a restablecer las p é r d i d a s c o n s t a n t e s que
sufrimos.
S e g ú n los e x p e r i m e n t o s bioquímicos d e Bunge,
Vort, Koenig, la ración alimenticia d i a r i a debe ser
la s i g u i e n t e :
. Niño: 40 g r a m o s albuminoides, 46 g r a s a y 73
hidrocarburos.
Adolescente: 85 g r a m o s albuminoides, 35 grasa
y ,35o h i d r o c a r b u r o s .
Mujer: 110 g r a m o s albuminoides, 40 g r a s a s y
400 h i d r o c a r b u r o s .
Hombre: 130 g r a m o s albuminoides, 60 g r a s a s - y
500 h i d r o c a r b u r o s .
L a leche es el ú n i c o a l i m e n t o que e n c i e r r a en
sí los principios o r g á n i c o s n e c e s a r i o s p a r a la n u -
trición, por ello se explica que sólo con leche pue-
da a l i m e n t a r s e u n ser.
L a s edades de veinticinco, veintiocho, t r e i n t a y
cinco y c u a r e n t a y d o s a ñ o s , son los p e r í o d o s m á s
críticos de la vida, pues al cumplirse ellos es
c u a n d o se t e r m i n a u n a r e n o v a c i ó n completa del
cuerpo p a r a e m p r e n d e r otra. E l f e n ó m e n o se p r o -
duce i g u a l m e n t e a los siete a ñ o s y a los c a t o r c e ;
p e r o en e s t a s e d a d e s se soporta m e j o r la crisis.
¿Quiere un par
Exija Ligas P A R Í S , son las mejores, las que
d a n mayor comodidad, las que d u r a n más y las
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sión del señor Patricio Ham, en obsequio de los empleados de la empresa, festejando al mismo tiempo el glorioso triunfo de los
ejércitos aliados. Beinó en la animada üesta un grato espíritu de camaradería y entusiasmo.

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JOSÉ S. ALVABEZ, Fundador

Año xxa N.o 1059

Los abnegados de la semana

Parte del personal de médicos y practicantes de la Asistencia Pública, que durante varios días tuvieron ana
prestar servicios a la potlaclón, sin tener descanso y dando pruebas del más alto sentimiento altruista: Doc-
tores Quannl; H. González del Solar, director; C. E d o ; J. JI. Bequena; F . Díaz; O. Q. Gonzalo?; T. Bustos y
i . PrancaviUa; y señores H, D'Amato, N. A. Baeza, A. L. Salas y otros.
 LA S E M A N A TRÁGICA

Lugar donde se originaron los primeros sucesos: Calle Blperí y Avenida Alcorta.

listado en que queda una peluquería de las cercanías. Fared de la casa calle Piperl, donde fué muerto uno da
sus habitantes y que quedó acribillada de balas.

El Juez doctor Oro y sn secretarlo doctor El juez doctor Oro, haciendo las primeras investigaciones con el
Folito, visitando una casa dende fué jefe de las fuerzas que mandaba el piquete de caballería,
muerto un obrero.
 ^^' Pl|f|1f^ p ^ ; j g i ^ | ^ H |
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Cortejo fúnebre de laa víctimas de la casa Vasena, dirigiéndose a la Chacarita, siendo conducidos los féretros
por sus compañeros de trabajo.

Obreros que acompañaron el cortejo fúnebre y grupo de mujeres del "Comité Feminista".
Carros de basuras, volcados en las esquinas del establecimiento de Vaseua, y que utilizaron los obreros como
barricadas.

Comienzo del incendio en los talleres metalúrgicos de Vasena, situados en las calles tJrctuiza y Cocbabamba.
Interior de la iglesia de Jesús Sacramentado, Corrientes entre Pringles y Tatay, que fué asaltada por las turbas
y las que la incendiaron, no quedando en pie ningún altar.

Altar mayor de la Iglesia de Jesús Sacramentado, único que no fué destruido por completo.
 La agitación obrera
t,-3.:^«eí

í í. *

Lr

Se declara la huelga El subterráneo cierra sus puertas. Los tranvías son asaltados y abandonados.
general.

Los descamisados.

lili WPS- MiJlíiív!,,

W^ ^'^v ^ '^ \ '*^ff \\Ü.

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m\'
Tuerzas de líu»a y de caballería ocupan la ciudad. Belgrano y 24 de Noviembre. — ¡Arriba los brazos 1
Usted puede pasar...
en ia c a p i t a l . Apuntes del natural, por Alonso

{\m-.M

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En Belgrano y Lorea. Los cUoos juegan a las trincheras. La primera e!^^ victima, a pata-
cón por cuadra.

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Jueves 11 p. m. —-En la Plaza del Congreso, el público des-
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Viernes. — La ciudad desierta.
can.sa.— " E l Pensador"; ¡Válgame Dios lo que sernos!

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La nota romántica: El regalo Las últimas víctimas. — Aquí no lia pasado n a d a . . .
de la chinita.
 Doimltoiios de las niñas huérfanas, tal como quedó después del asalto.

Cristo carbonizado y piano en el que tocalian los asaltantes, al mismo tiempo We disparaban tiros, y que después
destrozaron a ¿olpes.
Sacristía de la Iglesia de Jesús Sacramentado, después de incendiada; por el snelo se ven las vestiduras sacerdotales.

El dormitorio de las asiladas del Colegio "Casa de Jesús". El seflor Ciresa, que aparece en la fotografía, es «no
de los vecinos que se hizo cargo de paite de las niñas, cuando el asalto.
 Tranvía abandonado en las calles Moreno y Piedras,

fifi
Ornpo atacando nno de los tranvías.

Desde hace tiempo circulaban noticias en Buenos

Aires de que el elemento obrero preparaba un mo-
^"' * «•'^^•Sief^:; " • * -

vimiento huelguista, para pedir mejora de salarios y

disminución de horas de labor. Varios eran los gre-
mios que se indicaban para el caso, así que a nadie *>
sorprendió la huelga de metalúrgicos, y menos se
pudieron prever las consecuencias que derivaron des- ^ -••l'W ' ' 1 -'^ 1 ' -.
pués por el movimiento iniciado en los talleres de
Alfredo Vasena.
Buenos Aires ha presenciado varias huelgas, donde
los obreros, en defensa de lo que creían su derecho,
abandonaron el trabajo para lograr, por ese medio,
resultado; a veces también, en la exaltación, se em-
pleó la violencia, pero una hvielga sangrienta, como
Ja que hemos tenido que tolerar, eso nadie lo hu-
biera imaginado, ni puede atribuirse a trabajadores.

r
La causa de que se hayan producido demasías a
las que no estábamos acostumbrados, y de que la r 1

. %M^ - -'
violencia se haya llevado al extremo, ha sido porque
a este movimiento se han mezclado, no ya obreros
que pugnan por imponer un pliego de condiciones,
o socialistas que desean hacer triunfar lo que creen
su buena causa, sino ese elemento sin patria que aun-
que constituye por fortuna, minoría, quiso imponerse
por la violencia; nos referimos a los maleantes, Pasajeros tratando de convencer a los asaltantes para
esos hombres ajenos a toda disciplina social, y ex- que los dejen contiuaar viaje en el tranvía.
Grupos atajando canos, a los cuales sacaban los caballos y descargaban las mercaderías que conducían, abando-
nándolos en plena calle.

J
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^HH^HBHSS!^^'

^^^^^^^^^^^^^l^&^

^-•BL . - •..:.r^ s A ^.riu

Grupo de huelguistas tratando de convencer a un cbauffeur para que plegué a la huelga.
Automóvil quemado en la calle Independencia esguina Ferú, y cuyos restos fueron rematados después.

Otro automóTll Incendiado voi Us tnrbas.

 Bomberos y agentes de policía, en la calle Sáenz Peña, entre Méjico y Cbile, acudiendo a una alarma.

Fuerzas de la Comisaría 4.", yendo a prestar ayuda a

un tranvía que trataban de quemar loa revoltosos.

tranos también a toda organización obrera. A ellos

únicamente debemos los días de incertidumbre por-
que ha pasado nuestra capital. Los mismos socialis-
tas asi lo declararon, lanzando un manifiesto, y la
l^edeTacion Obrera Regional Argentina Sindicalista,
aceptando un temperamento conciliador ante el Po-
der Ejecutivo, y dando la huelga por terminada.
Urge que los elementos sanos del país nos ponga-
mos en guardia contra ciertos exaltados, que apro-
vechando de cualquier desavenencia entre patrones
y obreros, ejercen presión para llevar las cosas a la
violencia y cometer desmanes que repugnan a todo
hombre honrado.
El derecho de petición es justo; pero el de impn
sición que los ácratas propalan, no puede aceptar-,
de ningún modo.
Creemos que el gobierno tomará medidas oportii
ñas para curarnos de esta plaga que estamos pade-.
ciendo. El honor del país así lo exige. Agentes de policía dispersando a algunos exaltados que
La crónica de los hechos nos la han referido los trataban de extorsionar a varios obreros que no se
diarios, pero dada la situación anormal porque he- habían plegado al movlmientc.
 Patrullas de caballería que recorrían la ciudad, llegando al Congreso,
mos pasado, ella ha sido muchas veces deficiente. A los demás émulos de Daguerre, tuvimos la suerte
Nosotros, periodistas gráficos, y obligados por lo de verlos llegar, cansados y destrozados por las enor-
tanto a presentar los hechos de una manera gráfica, mes caminatas, dignas de campeones de pedestrismo^ *
hemos tenido que hacer verdaderos esfuerzos para a que habían tenido que someterse, pero orgullosos
multiplicarnos y encontrarnos allí donde la infor- por el triunfo alcanzado.
mación nos señalaba una nota interesante, y ello te- A muchos les favoreció la suerte, otros no la tu-

llas primeras fuerzas de caballería entrando a la Avenida

de Mayo.
niendo que improvisar medios de locomoción, y tan-
to en automóvil, en motocicleta o de a pie, armados
de nuestras máquinas fotográficas, hemos ido reco-
rrierido los lugares más lejanos de la ciudad para
impresionar nuestras placas. Ello nos costó más de
un disgusto; por dolorosa experiencia sabemos que
los huelguistas revolucionarios son enemigos de la
fotografía, pero la profesión tiene exigencias y como
nosotros no podemos hacer periodismo por versio-
nes, tuvimos que ser heroicos por fuerza y atrever-
nos a todo para presentar una serie de fotografías
interesantes, que esperamos que nuestros lectores
apreciarán, pues representa un esfuerzo grande, dado
el estado de anormalidad para conseguirse medios
de locomoción, y de hallar fotógrafos dispuestos a
mezclarse con su máquina en lugares donde la vida
estaba expuesta a cada momento.
Un dato corroborará cuanto decimos: En el mo-
mento del incendio de los talleres de Vasena, uno de
nuestros muchos fotógrafos, después de haber im-
presionado buen número de placas, fué obligado por
un grupo de pseudo huelguistas, no sólo a entregar
su máquina, sino también los pesos que llevaba. Su
llegada a la redacción, en lastimoso estado, nos ape-
nó grandemente; pero él, más que los golpes, sentía Cami4n-automóvil conduciendo tropas de marinería, en
haber perdido su nota gráfica. la Flaza del Retiro.
 El Escuadrón de Segnridad, patrullando por los alrededores del Congreso.

La Avenida de Mayo, el primer dia de paro, a las 12 de la mañana, desierta completamente.

Piquete de policía destacado en la esquina Perú e Inde-

pendencia, para guardar el orden.
vieron tanto ; pero entre todos aportaron un bvien con-
tingente como para que el público pueda apreciar
todas las fases del triste drama en que ha estado
envuelta la ciudad.
Esto, en cuanto a lo que se refiere a nuestros re-
pórter» fotográficos, pero en lo que respecta a nues-
tros redactores, a quienes también lanzamos de sa-
buesos a que recogieran noticias y las comunicasen
a la redacción para mandar allí un fotógrafo, nos tra-
jeron versiones curiosas. En la AN cnida de Mayo.
el ruido que produjo el cierre de una cortina me-
tálica, el miedo hizo que se confundiera con la des-
carga de una ametralladora, y provocó un "sálvese
quien pueda".
En los grupos que se formaban, no faltaba un
incansable charlatán, que poseía el modo de ter-
minar con el movimiento en pocas horas. Grupo de muchachos subidos a un carro que ba1>la Sido
El público se mostraba impresionado por todo, las detenida por los huelguistas.
 Patrullas de policía en la Estacián del Perrocarrll del Paclflco.
mentiras circulaban a más y mejor: éste había visto
quemar un convento; aquél otro; el de más allá, otro
también; y aunque se trataba del mismo, para los
efectos de la gente, resultaban quemados todos los
10.000 litros de lecbe, volcados en la Estación Cons
tituclóQ,
conventos de la ciudad, y ello ocurría porque los que
aseguraban tal cosa, no lo habían visto, sino recogido
la versión sin tener antes la precaución de enterarse
del lugar del siniestro. En fin, que los alarmistas.
Puerta central del Ferrocarril Central Córdolja, custo-
diada por la policía,
dado el estado de ánimo del público, hallaron el
terreno propicio para propalar sus exageraciones.
La prueba es, que muchas versiones que circularon,
tratamos de comprobarlas y resultaron falsas.
La verdad tardaremos en saberla. La crónica grá-
1 es siempre fiel; pero para recoger todos los he-
:iis producidos, hubiera sido necesario que hubiesen
entrado en acción todas las máquinas fotográficas
existentes en Buenos Aires, y eso hubiera sido pe-
ligroso para los fotógrafos; habrían aumentado el
número de muertos y de heridos, dadas las inten-
ciones de los revoltosos contra los discípulos de
Daguerre.
Pero haciendo un relato de los hechos, diromos.
 Fuerzas del ejército y guardia de seguridad, custodiando la Estación del Once.

que la chispa que ha provocado el incendio, y que

ha servido de pretexto para alarmar a Buenos Aires,
fué ocasionada porque los obreros de Vasena, que
estaban en huelga, se opusieron a que otros conti-
nuaran el trabajo, y según versiones, por tiros dis-
parados de la fábrica, murieron unos obreros. Esto
dio motivo para tomar represalias y exaltó a todos
los obreros, decretando, por consecuencia, los gre-
mios, la huelga general.
El dia g, en ocasión de ser conducidas las victi-
mas a la Chacarita, se presentaron los ácratas al
sepelio, armados de garrotes y profiriendo gritos des-
templados. La policía intervino, queriendo contener
los más violentos, pero al pasar el cortejo por los
talleres de Vasena, fué imposible, y los anarquistas
aprovecharon para quemar la fábrica, lo que se
quiso impedir a todo trance.
Un grupo de diez mil obreros, continuó hasta
el cementerio. Allí, algunos exaltados por los
hechos presenciados, y por los discursos de los anar-;
quistas que los incitaron a la violencia, se lanzaron
a cometer desmanes, los que al ser repelidos por la
fuerza pública, ocasionaron gran número de victimas.
Desde ese instante, la huelga fué francamente
revolucionaria, y los rebeldes no permitieron la cir-
culación, quemando tranvías, carros, automóviles y
obligando a todo el comercio a un cierre forzoso.
El Poder Ejecutivo se vio en la necesidad de to-
mar medidas y pidió fuerzas de línea para guardar
la ciudad de atropellos que cometían los exaltados.
Hubo choques en todos los barrios obreros de la
ciudad, llegando a levantarse barricadas, desde las
que se hacía fuego contra los bomberos y vigilantos,
armados de fusiles y revólveres.
Por fortuna, el movimiento no estaba organizado,
y fué posible atajar el mal, por medio de las tropas.
El domingo 12, a pesar de ser día de descanso
obligatorio, la población se sentía tan feliz, después
de los días de ansiedad transcurridos, que desde por
la mañana llenaba las calles y al adquirir la segu-
ridad de que el movimiento de desorden estaba cir-
cunscripto a barrios extremos, y ya vencidos los
elementos maleantes que se habían cobijado bajo la
bandera obrera para entregarse a excesos condena-
bles, todo el mundo se felicitaba y fraternizaba con
los soldados y vigilantes que habían sabido prote-
f u conscripto del crucero "Buenos Aires", de centi- gerlos y les demostraban su agradecimiento de to-
nela en los depósitos de la Bstación Constitución. das maneras, aplaudiendo su acción y tratando do
 Manifestación patriótica, organizada por la "Unión Cívica Radical", recorriendo la Avenida de Mayo.
hacerles lo más llevadero posible la penosa tarea,
facilitando alimentos y bebida a los vigilantes de
facción en los diversos establecimientos públicos.
Cuando empezaron, a las 9 de la mañana, a circu-
lar los tranvías, poniendo en la calle su simpática
nota de normalidad, los viajeros daban seguridad
a los guardias y motoristas, de defenderlos y hacer
causa común con ellos si elementos extraños a nues-
tro ambiente pretendían atacarlos, lo que no suce-
dió, a pesar de no estar protegidos los coches por
fuerza armada.
Solamente las líneas 22 y 74, tardaron en circular
por temor a incidentes en los barrios de Boca y
Barracas, donde todavía resistían al orden algunos
elementos maleantes que no tenian nada que ver ni
con obreros ni con trabajadores, sino que buscaban
confusión para medrar con sus instintos perversos.
El público no ha hecho sino confirmar con su pro-
testa unánime la absoluta falta de previsión del In-
tendente Municipal, que no ha estado ni un solo
instante a la altura de su misión — ni limpieza ni
orden en sus servicios, nada, sino abandono — las
calles en un estado imposible. Las basuras arrojadas
a la calzada, recién el domingo a mediodía se em-

£1 doctor Víctor Molina, hablando, El diputado Araya, hablando desde

desde los balcones del Congreso, el Oonsxeso,
a los manifestantes. El doctor Ferrarotl, dirigiendo
palabra a los manifestantes.
El coronel Eortagaray, Jete del Escuadrón de Granaderos a Caballo, y los oficiales que custoctiarou la Casa de Gobierno.

Una falsa alarma, provocada por el cierre de una cor-

del 2"^;°* ' *" ^ Avenida de Mayo y Santiago
pczó a recogerlas en el centro, cuando el proceso de
fermentación había convertido cada montón de des-
perdicios en un foco infecto.
La Asistencia Pública, que tiene su autonomía, se
lia hecho acreedora al más franco aplauso, y el nom-
bre del doctor González del Solar y todo su personal,
ha adquirido títulos altos a la gratitud del pueblo y
de la clase médica, cuya abnegación han sabido enal-
tecer, y el cuerpo médico argentino tiene que sentir-
se orgulloso de contar con elementos de tanto re-
lieve moral en su seno.
Siempre y en todas las circunstancias, los médi-
cos han sabido cumplir con su deber en nuestro
país, pero ello no disminuye el mérito de los que en
un momento tan trágico no perdieron su serenidad
y en medio de peligros supieron todos estar a la
altura de su situación. Conscriptos del Ejército, escuoliaudo el Himno Nacional,
Los médicos y practicantes de la Asistencia Públi- que cantaba la manlfestaci6u patiiitlc».
ca, han demostrado que unen a su ciencia, el coraje
Ciudadanos de la manifestacián patriótica, atacando un comité sospeclioso, en la calle Bartolomé Mitre, cerca
del número 3000.

Fuerzas de policía desalojando otro comité en la calle Chacabuco.

Agentes de poUcia, en la calla de S&eoz Fefia y Méjico, tratando d« repeler una agresión que partió d* nn
conTenUiio cercano.
CUADROS URBANOS EN EL BALNEARIO
PASTEL DE AL0N3
 No sin razón dijo do mi lliiliéii I A R O I I M '
Darío, en inia noche de estrellas q u e L < - Í » D VV VJ i N
se parecían a flores jialfútantes en "s" ^ ' ' dochi(piillos y, o s t e n t a n d o dien-
el AzTil, ijue
(Soussens, honibrcí triste y jíi'ofiindo
Verá en .s-ii n al N a z a r e n o . . .•>
Sin necesidad d(> ir t a n k^jos, mi
alma, sublimizada en el idealismo,
repite el verso más esencial del tr;í-
gicü Haudelaire:
<.;.l'ai phis de Souvenirs
(pi(í si j ' a v a i s mille ans!»
lín efecto, vida do mil años lio vi
vido y a , y c u a n d o no digno forzar mi
])obrc inuxiíinación, me basta ala-ir
con llave secreta el d i v i n o tesoro de
los recuerdos;
Cinco años t e n í a yo y o s t e n t a b a
p a n t a l o n e s de liond)recillo sano y
tuerto. Despuésdel íilunu^rzo (jue, an-
t i c i p a d a la hora, liabia colmado d(^
gloria mi e s t ó m a g o rugií'ntc, mo di-
jo, t r a n q u i l o , mi [ladre:
— ¿Qniérea venir a ]iasearcon ma-
mita?
— ;Y María Tere.sita? — p r e g u n t é yo.
— E s nniy chica t o d a v í a , me c o n t e s t a r o n , y la nieve
p o d r í a b l a n q u e a r sus bucles de oro como en el c u e n t o
de las liadas.
E m p r e n d í , orgulloso, el c a m i n o . Orgulloso de mis
jüernas infantiles, orgulloso de mis botines n u e v o s qvie
crujían .sobre la c a n d i d a alfombra del misterioso señor
Invierno; orgulloso de correr algunos pasos a d e l a n t e
del g i g a n t e q u e era mi p a d r e , severo como u n a e s t a t u a
de bronce fpH' supií-ra sonreír.
Do r e p e n t e me d i c u e n t a de (pie y o e r a t o d o u n per-
sonaje. En la pn(!rta snd de la ciudad feudal, la jiuerta
q u e se dem<-lió después p a r a d a r más fácil e n t r a d a al
sol l a t i n o , e s t a b a n es)!Crando t o d a s las a u t o r i d a d e s ,
todos los n o t a b l e s , t o d a s las d a m a s . V me dieron ellas
u n i n m e n s o e s t u c h e de «edelweiss», m á s g r a n d e que yo,
con niisiém de ofrecerlo a los «pobrecitos soldados fran-
ceses del (^jército de Bourbaki».
F o r m a d o (^1 cortejo, y yoiiroeediéndolo como heraldo,
recorrimos dos o tros kilómetros. Erase el desliniU' de
F r i b u r g o , ca]iital del canté)n cpie, m a g u e r su noml)re
g e r m á n i c o , se precia en c u l t i v a r en su más noble pu-
reza el esplendoroso idioma de t o d a s las (Jallas.
¡ C l a r i n e s ! . . . Desde la a l t u r a d o n d e e s t á b a m o s si-
t u a d o s , y o veía a v a n z a r , c r u z a n d o el p u e n t e de L a
Cdane, un h o r m i g u e r o negro, i n t e r m i n a b l e . Inex|ilica-
ble, iba a escril)ir, p u e s t o <pie mi corazón de niño aun
n o c o m p r e n d í a la felonía ()ue obligaba a un magnífico
ejército de HO.OOO h o m b r e s a refugiarse, como herma-
ní>s, en la Sororal Suiza, c o n s e r v a n d o sus a r m a s n u n c a
vencidas y su tesoro de g u e r r a i n t a c t o .
P r i m e r o .se p r e s e n t ó la artillería. Vn general recibió
mis nobles flores, me a b r a z ó , me besó y me puso de
jinete sobro u n cañón.
F u é así como volví t r i u n f a l n i e n t e a F r i b u r g o mien-
t r a s las b a n d a s t o c a b a n d i a n a s . Y yo, m u y seieno, le
g r i t a b a a «mi» cañón;
— ¡Arre, borrico, a r r e l . . . y lo fustigaba con mi
bastoncito.
F r e n t e al obispado, desde cuyos balcones mi tío
abuelo, monseñor E s t e b a n Marilley, e x p a n d í a .sus ben-
diciones, u n gentío e n o r m e se h a b í a conglomerado.
Mujeres del ]nieblo y d a m a s de señorial abolengo riva-
lizaban de e n t u s i a s m o y con s a n t a einoción (>rodigaban
a los heroicos i n t e r n a d o s a l i m e n t o s , t a b a c o s y preciosas
flores a r r a n c a d a s (k: los más egoístas invernáculos.
C u a n d o pasaron los «Turcos» la ovación se hizo aún
más d e l i r a n t e . Esos bravos á r a b e s , venidos desde las
ciilidas regiones de África |)ara defender a Francia,
no sólo se h a b í a n b a t i d o como leones c u b r i e n d o la
r e t a g u a r d i a , sino (pie habían luchado e s t o i c a m e n t e
con un enemigo cien veces más terrililc p a r a ellos q u e
el prusiano; ¡la nieve y el hielo!. . . D u r a n t e s e m a n a s ,
m u e r t o s de h a m b r e y t i r i t a n d o en los a n d r a j o s de .su
«burnii», c u a n d o el t e r m ó m e t r o i n d i c a b a 2(1 ó 25 centí-
grados bajo cero, bien podían haber d(qado enfriar su
fusil por falta de muniei(')n, pero su magnífico coraz('m
n u n c a h a b í a d e s m a y a d o en su (ispléndido ardor.
Keconfortados desde la frontera ()or sólidos alimen-
tos y gruesos abrigos, los cobrizos hijos de las m o n t a -
P í A IVl ' ñas argelinas o de los desierto^
J_^ Í - \ IVl arenosos reían con u n a alegría
tes de u n a lilnncura (pie parecía
aún más maravillo.sa en lo obs-
curo d e su rostro, envial)an a
las señoras besos de g r a t i t u d y
creoipic también de admiración,
i'oco después (k'l desfile (po-
para los franceses se había t r a n s -
formado en homenaje triunfal,
empezó a conocerse u n epi.so-
dio sublime ipio un gran pintor,
lOugenio B u r n a n d , lia i n m o r t a -
lizado bajo el título do «La Mo-
ja d(> -Matran». l ' n a pobre de
solemnidad, más (pie octogena-
ria, h a b í a e n c o n t r a d o , a dos l(>-
giias do Friburgo, en medio de
la nieve, a u n pobre soldadito
rezagado y c o m p l e t a m e n t e des
calzo. Con la m a y o r ingenuidad
la Immikle a n c i a n a .S(^ lialiía
q u i t a d o z a p a t o s y medias jiara
ponérselos ella m i s m a a los )ie9
del soldadito y, desnudos los su-
yos, .so h a b í a r e t i r a d o t r a n q u i -
laiiionte d i s t a n t e choza, no sin c o m p a r t i r con
aipiél su cosecha de m o d e s t a s Jirovisiones.
¡Oh Vieja de .Matran! ¡Santa laica!, ¡ya estás cano-
n i z a d a on la H i s t o r i a ! . . .
l'or la n(5elie, dospué's de u n a cena m u y a p u r a d a , mi
])adre me dijo:
— Vamos al S t r a m b i n o .
E s t a a c a d e m i a de gimnasia era u n o de los locales
.señalados p a r a cuartel a los refugiados. Tres mil de
ellos e s t a b a n en p e r m a n e n o i a en n u e s t r a poípieña ciu-
d a d y, pobres o ricos, todos los h a b i t a n t e s los auasa-
j á b a m o s con lo mejor de nuestros víveres y de n u e s t r o
coraz(')n.
L l a m a d o s ]ior mi |iadre, dos gallardos mocetoncs
l e v a n t a r o n u n a i n m e n s a olla llena de espesa sopa v,
procodié'ndolos, mis ]iadres y y o llegamos al lugar de
la distribueión.
N u n c a , ni después de m u e r t o , creo, olvidaré la esce-
na, lín c u a n t o nos vieron, los «turcos» so precipitaron
a los |li(^s (kí mi m a m i t a y l u c h a n d o e n t r e ellos [laia
prosternarse mejor, b e s a b a n la orla do su vestido.
— ¡La Boun' l í a m " ! . . . ¡La B o u n ' D a m ' ! . . . excla-
m a b a n en su medio francés, y, ella a la vez e n c a n t a d a
y confusa ]ior t a n t a s risas .salvajes y t a n t a s lágrimas
feroces <k^ sus «grandes niños do África», como los d(>no-
m i n a b a , a d u r a s jjonas lograba r e p a r t i r chocolate, ciga-
rros y suaves retos.
Después la «Boun" Dam'», con m a n o generosa, llenaba
do sopa h u m e a n t e y sabrosa las gamolla.s. Como t o d a s
las familias i m i t a b a n n u e s t r o ejemplo o la mía i m i t a b a
la de t o d a s , los h a m b r i e n t o s do a y e r (|ue h a s t a habían
tenido (pie roer árboles p a r a m a n t e n e r s e , e n g o r d a b a n
de un modo escandaloso.
I'ara g r a b a r niiis |)rofundamente en mi a l m a el so-
lemne rocuordo de esos largos meses oonsagrados a la
m á s pura c a r i d a d , mi p a d r e insistía en q u e y o fuoi'a
siempre el símbolo infantil de los s e n t i m i e n t o s de t o d o
un pueblo. Y dos veeos |)or día, a las 12 y a las 7, t e n í a
el privilegio singular y el honor g r a n i k do ofrecer las
gauíellas d e s b o r d a n t e s a n u e s t r o s huéspedes, blancos u
negros, (pie me c o l m a b a n de caricias y, con u n simple
trozo de m a d e r a , mo fabricaban maravillosos j u g u e t e s .
— E m p e r o , en este c u e n t o no h a y u n a sola p a l a b r a
de a m o r , — o p i n a r á n las lectoras siomiire á v i d a s de
sensaciones )irimaverales.
¡(¿iiién sabe!
¡Ah! ¿((ui(''n sabe si, u n a vez d e v u e l t o s a sus b l a n c a s
t i e n d a s de Argelia la soñadora, los «grandes niños de
África», d u r a n t e años, no han seguido r e l a t a n d o c o m o
un episodio de las Mil y u n a noches la f(n''rica ajiariciiin
de la «Boun' Dam'», la Virgen M y r i a m de Belén q u e los
visitaba y los confortaba, a c o m p a ñ a d a siem])re jior el
Niño .Jesús'?
Ahora la «Bonn' D a m » está en el cielo y de su core-
zón b r o t a u n r o s a l . . . Conversa f a m i l i a r m e n t o con la
«Viojita de .Matran» (|ue a u n no vuelve do su a s o m b r o
al verse c o r o n a d a con u n a d i a d e m a de e s t r e l l a s . . .
CÁELOS DE SOÜSSEXS
Uib. de Re'londo.
 Archivistas que prestaron servicios en el Departamento de Policía.

Ambulancias da la Asistencia Pública que llegaron a prestar auxilios a las víctimas del tiroteo de la Avenida
de Mayo, en la noche del 11.
necesario para afrontar cualquier responsabilidad y posiciones, y los que suelen hacer chistes de los mé-
cualquier sacrificio que les imponga su deber, y dicos recuerden los respetos y consideraciones que
bueno es que se acuerden de esto los altos poderes nunca aquéllos reclaman, pero que saben conquistar
públicos cuando en las horas tranquilas se deslinden con su conducta cviando llega el momento.

Pxlmeru fumas de artiUetia llegadas al Departamento Policial el día 11, a la una de la madrugada.
 Qnipo de personas aue guerian conseguir pan, a cualgnler precio, en la panadería Piedras, 433,
dad, lanzaban un suspiro de alivio; su ciudad, su
Buenos Aires, estaba afortunadamente intacta, y
podía pasearse por ella sin temor a tropezar con
una bala perdida.
Pero, donde los comentarios se sucedían sin in-
terrupción, era en los conventillos; las mujeres, so-
bre todo, tenían mucho que contar: que si el alma-
cenero había vendido el arroz a precios fabulosos,
aprovechándose de la ocasión; que si el panadero
tal, había vendido a noventa centavos el kilo, que
si el carbonero no había querido servir carbón, que
si tal familia lo había pasado con pan y queso, y
luego, los pobres niños, sin leche, en fin, da lás-
tima oír contar a ésas pobres gentes los apuros y
privaciones porque han tenido que pasar.
Tampoco han faltado los heroicos que han pasea-
do impunemente por todos lados, en razón de no
tener nada que perder; ni los que poseídos del don
de ubicuidad han estado en todas partes para verlo
todo y poder mentir a su sabor. Algunos, en su afán
de exagerar, creían que había llegado el apocalipsis.
Otros habían oído tiros por todas partes; éstos, por
desgracia, confundían el ruido de un cajón, al caer,
con el disparo de un cañón del 42. Algunos habían
sentido gente armada en la azotea, a causa de ha-
berse entusiasmado más de lo debido con la grapa.

Panadería de Bernardo de Irlgoyen y Belgrano, donde

se aglomera el público en busca de pan.
Terminado el paro, fué restableciéndose la norma-
lidad, poco a poco, y cuando los primeros tranvías
aparecieron por Buenos Aires, el público se lanzó a
las calles, ávido de recoger impresiones.
Por todas partes se hallaban grupos que comen-
taban los sucesos; todo llamaba la atención: el paso
de un carro de carne, un cochero que tomaba viaje,
un almacén que se abría, cualquier hecho, por insig-
nificante que fuera, resultaba novedoso.
No faltaron tampoco los curiosos qtte deseaban
comprobar si las crónicas de los sucesos, hecha por
los diarios era fiel, y se iban a averiguar: si en tal
edificio existían los balazos, si en tal calle quedaban
restos de barricadas, y si la basura de las calles ha-
bía sido recogida, y cuando satisfacían su curiosi- Agente custodiando una armería ^ue babla sido atacada.
 Fueizas de caliaUería letirándose de la Plaza del Congreso, después de terminado el movimiento.

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Infantería de la Escuela de Tiro, lista para maicliar al centro de concentración en la Capital.

y a causa de todas estas gentes que tenían los ner- za y, por lo tanto, no pudieron reflexionar que no
vios desequilibrados, la cosa más trivial, daba origen era posible, que una ciudad de cerca de dos millones
a alarmas infundadas. de habitantes, pudiese caer en manos de unos foragi-
Debemos confesar que muchos perdieron la cabe- dos. Porque no debemos confundir la cavisa de los

Baterías de artillería del Begimlento 2, después de terminada la bnelga.

 obreros eu huelga, con los actos de vandalismo a
que se entregaron algunos sujetos, que seguramente,
no teniendo nada que perder, se declaraban pesca-
dores para pescar en río revuelto.
Esperamos que ahora, que la serenidad se ha im-
puesto, y que los nervios se han calmado, todos ten-
dremos una sonrisa para disculpar nuestros temo-
res : al fin y al cabo, la cosa era natural; era la
primera vez qu3 se nos presentaba tma confusión
tan grande, azuzada por elementos extraños; pero
aquí no tenemos nada que temer de ningún exalta-
'do; nuestro país goza de vida democrática, y en
cuanto a la burguesía, no es patrimonio de ninguna
clase privilegiada; cualquier obrero trabajador puede
prosperar libremente. Podrá haber diferencias por
cuestiones de salarios entre patrones y obreros, pero
con buena voluntad por ambas partes, pronto se
arreglan esos conflictos; no faltan ejemplos para
el caso.
De cuantos hechos se ha producido, no debemos
inculpar a nadie; quizá es culpa de todos, pues con
nuestra apatía, hemos tenido abiertas las puertas a
todo elemento maleante del mundo entero, sin con- Oficialidad de guardia en la Flaza del Congreso.
siderar que esa liberalidad de nuestras leyes no
puede ser apreciada por gen-tes que desconocen que ese elemento extraño que viene a nuestra tierra
todo sentimiento de patria, y que en la mayoría de a provocar conflictos sangrientos, son gentes que en
los casos, si los estudiáramos de cerca, veríamos su mismo país son considerados indesiderables, y

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Cañones emplazadas en las calles Blvadavla y Cevallos.

Tropas de infantería tomando el desayuno.

Agentes de policía ocupando una trinchera conquistada a los revoltosos en las calles Almirante Brown y Pinzón.
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Iios galpones en la Casa Amarilla, en las caUes Almirante Brown y Finzón, defendidos por soldados de cal>aUeria..
después de un reciente ataque llevado contra ellos.
por lo tanto no tienen más recurso que la expatria- con quién. No hemos estado formando nuestra na-
ción para escapar a la cárcel. cionalidad durante años para verla destruida por
Nuestro gran Alberdi, dijo, en hora sagrada: "go- hombres a quienes nada debemos, y que no son ele-
bernar es poblar"; si, cierto; pero debemos saber mentos útiles ni recomendables.

Fuerzas del ejército 7 policía, Tepeliendo una agresión en una calis de la Boca,
 Conscriptos de la Escuela de Tiro, provistos de ametralladoras, al frente de la Comisaría 24.»

Agentes del Escuadrón de Seguridad, en línea de tira- Oficial del Ejército dando orden de fuego a la tropa
dores, rechazando un ataque. contra un grupo de revoltosos en actitud agresiva.

El comisario Villagra, rodeado del personal que lo secundó en la tarea de contrarrestar los ataques llevados
contra la Comisaria 21.°
El comisario de la Sección 5.>, en la esQLuina de Callao y Lavallc, con un grupo de sus agentes y algunos particulares,
que ayudaron a la policía en la tarea de mantener el orden.

TTna de las esquinas de la Comisaría S.", guardada por agentes de infantería.

Ordenanza de policía, Uen custodiado, colocando los edictos Comisiones de jóvenes pertenecientes al "Comité
en los que el Jete de Policía reclamaba a la población a Patriota de la Juventud", recorriendo en au-
mantenerse en calma. tomóvil las calles de la ciudad, con la misión
de mantener el orden.
 Familia nue, por falta de servicios fünetres, condujo a pulso, liasta la Chacarita, el cadáver de un deudo.

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Extraña conducción de ataúdes en una carretilla, al pasar por frente a nuestra redacción.

Óbleos volcando tes basuras en la« calles, debido a U Vecinos limpiando las calles de la dudad.
falta de recolectores.
 La luz osc'iliibii trefacción que co- .
frec u c n t enicii t e. nicnzaba;-los ojos se.
como párpados qnn ponían vidriosos, se
pugnaran por dos- e n t o r n a b a n , dela-
prender una lágri- tando emociones ál-
ma tenaz. gidas . . .
El anfiteatro, con P e r o . . . ¿estaria
sus contrastes vio- en r e a l i d a d bien
lentos de luz y som- muerta? Se aproxi-
bra, hacia evocar el mó; tocó el cadáver
recuerdo'de una vi- de la virgen con in-
sión dantesca perfi- decisiones pueriles.
lada por Uoré. Estaba f r í o . . . y los
Los c a d á v e r e s ojos, aquellos ojos,
imponían la blancu- sin embargo, conti-
ra do s u s p i o l e s nuaban viviendo su
muertas, incitando a momento pasional.
pensar en el miste- Con grandes esfuer-
rio del alma ausente. zos deshizo aquel
El est\idiante pre- abrazo m a c a b r o ,
paraba sus instru- obligando al cadá-
mentos; de la caja ver a describir un
sacó sus bisturís, sus cuarto de círculo. Y
s e p a r a d o r e s , sus del p(H'ho de aquella
sondas acanaladas, m u e r t a , eelestial-
alineándolos sobre mente bella, se esca-
una mesa de autop- pó, como una pro-
sias, más fría que testa, un l a m e n t o
aquella noche de in- (|ue fué un vaho
vierno n u b l a d a y nauseabundo.
triste. Con seguridad ab-
Sobre otra mesa soluta, la vida esta-
de mármol yacían ba au.sente... Pero,
dos cadáveres: el de ent ónces. , .
un hombre y el de
una mujer, cuyos
miembros supei-io-
i'es, por mera coin-
cidencia, al colocar-
-iSQ LA nmic ¿Actuaría el amor
sobre los cuerpos
aun más allá de la
muerto misma?
Era cuestión de
los se entrelazaron. razonar.
El joven los miró. ¿ El pensamien-
Era c u r i o s o . . . t o ? . . . Produí^to de
pero aquellos cuer- reacciones fisicoquí-
¡JOS muertos y des- micas, nootracosa...
nudos se confun- "cfTuaioH una modalidad de la
dían en un abrazo; e n e r g í a . . . ; vibra-
abrazo supremo de ultratumba, alli, delante de él, con ción. . . ;,Divagaba?. . . No se trataba de eso. . . Aque-
impudores de sepultura... llos ojos brillaban, vivían tan sólo en su imaginación,
¡Amor de muertos! Era interesante,.. era evidente...
Sonrió al reconocerlos. Quiso sonreír; hubiera deseado poder hacer mofa de
Con sentires descreídos se a])roximó a ellos. Habían su propia ofuscación. Pero en aquel momento el cadá-
sido traídos en la tarde, por orden del juez, para que se ver de la joven se movió: su cabeza giró C(ui suavidad a
les practicara la autopsia. Se trataba de gente distin- la derecha, hacia el amado, los ojos ampliamente abier-
guida; dos suicidas jóvenes, muy jóvenes, de cuerpos tos como si buscara con avidez el calor de una mirada.
pequeñitos, casi adolescentes... El estudiante, fuera de sí, con el alma en revolución ,
¡Amores contrariados!... ¡La eterna cuestión!... plena, observaba atónito el suceso.
Fueron llevados tarde y el trabajo se reduj(5 a sacar- Se exaltó.
los de los féretros y desnudarlos. Los médicos dejaron Sin darse cuenta exacta de lo que hacía, sin recordar
el resto para el día siguiente. la responsabilidad ante la ley, abrió de una cuchillada
Y allí quedó la blancura de sus cuerpos aristocráti- el jiecho del hombre; revolviendo sus manos en un mar
cos — confundiéndose con la variada de los deshere- de sangre helada, buscó el ct)razón, examinándolo en
dados del afecto, los pobres solitarios muertos sin fami- todo sentido: encontró que sólo era un pedazo de carne
lia en una sala triste de hospital — esperando que los exangüe y lo abandonó sobre la mesa como a cosa inútil.
instrumentos de auto|)sia la mancillaran al arrancar Abrió el cráneo y notó que el cerebro tampoco palpitaba.
sus secretos a la muerte, la gran niveladora. Ya frenético, so dirigió al cuerpo de la virgen.
El estudiante, inmóvil, pensó, pensó m u c h o . . . Y' los cartílagos crugieron bajo el filo del bisturí en
¡Pobres muchachos!... los padres pueden tenor equi- aquella investigación de extravío. Llegó a la viscera
vocaciones... ¡jiero matarse!... ¡Con haber espera- noble y la extrajo de un solo golpe. Buscaba no sabia
do!. . . ¡Oh, el amor!... El no sabia de e s o . . . no creía qué, buscaba cualquier cosa que tranquilizara su ima-
en las mujeres. Evidentemente, aquel cadáver de joven- ginación exaltada por algo desconocido, fantástico...
cita. tal v e z . . . la edad. . . Pero como la del amante, la nueva viscera no ofrecía
¡Pobres chicos!, ¡Qué esponsales!... ¡Qué noche nada de particular, era un órgano en disgregación...
de bodas!.. . Con palpitaciones que lo ahogaban, latiéndole las sie-
Y era original... aquello resultaba una verdadera nes espantosamente, arrojó sobre la mesa aquel corazón
noclie de boda.s, una boda del más allá. Se insinuaba femenino, que por designio del acaso, fué a caer sobre
ya. el primer abrazo. . . el del elegido en vida por la muerta.
Miró a la muerta, cuyos ojos se entreabrían. Creyó Y entonces el joven estudiante vio algo que hizo cris-
haber visto mal: aquellos ojos negros, de pupila gris un par su mano sobre el cuchillo, en esjiasmos de terror; vio
un momento antes, se animaban con el fulgor de las que los corazones, al contacto, latían, palpitaban con
grandes sensaciones... energía inverosímil; saltaban como presas de un taran-
El estudiante se restregó los suyos. ¡No era posi- tulismo fantástico, como si bailaran una zarabanda
ble! . . . Aquella pobre muchacha estaba muerta, bien furiosa, del infierno...
muerta; las manchas cadavéricas habían tomado po-
sesión de aquel cuerpo frágil... Aquella forma de locura llamó la atención.
No podía explicar lo qiie le sucedía.. . tal vez la in- La sistematización de su delirio era extraña. Para él,
fluencia de la hora en aquel ambiente de dolor... Pero aman los cadáveres, el amor perdura tras la muerte.
no; él estaba habituado a los horrores anatómicHis; Y nadie comprendió su agitación en las noches de
luego, el concepto científico de la m u e r t e . . . Observó invierno, nubladas, .silenciosas...
mejor, con mayor atención.
¡Oh!... la cara de lamuerta revi víaadespechode la pu- Dib. (fe Centurión. CoNKAno CASRNAVE.
 EL REGALO DE LCS REYES
ARTE ARGENTINO BOCETO AI. ÓLKO DE C. B E R N A L D O DE QUIRÓ3
 Señora, gravemente berida, conducida al Hospital Bamos Mejia,
Lo que urge es que el gobierno, conocido el mal, visión de nuestras leyes, y amplíen otras en benefi-
ponga pronto remedio, y que nuestros legisladores, cio del obrero, pero del obrero, del honrado, traba-
dando pruebas de patriotismo, hagan una severa re- jador que contribuye con su esfuerzo al engrandeci-

Klfio, berldo de un balazo en la frente, conducido Muerto que se hallaba en- la calle Irlnuvliato,
al mismo hospital.

Cad&veres depositados en el anfiteatro de la Asistencia Pública,

Heridos graves gue se asistieron en el Hospital Argericli, y aue fueron recogidos en las inmediaciones de la
Comisarla 2i,<^

"^^

Cadáveres recogidos de las calles por la Asistencia Fúlilica y por las ambulancias del Hospital Bamos Mejia.
miento de la Nación Argentina.
Hemos pasado horas amargas, pero con nuestro
optimismo de siempre, somos capaces de olvidar la
dura lección recibida con nuestra imprevisión, y eso
no debe ser, hay que avocarse el problema y resol-
verlo en estricta justicia para evitarnos molestias
en lo futuro.
Se dice que varios legisladores presentarán pro-
yectos oportunos, creando el tribunal arbitral de
trabajo, asi como otros que vendrán a beneficiar a
la clase obrera. De desear es que, para bien de
todos, se realicen y podamos con toda confianza
dedicarnos a explotar las inmensas riquezas de
nuestro suelo, y a fomentar nuestras industrias.
El brazo y el capital, deben ir hermanados en la
obra común si queremos continuar disfrutando la
hermosa posición que como pueblo trabajador he-
mos conquistado en el mundo.
La Argentina debe continuar siendo lo que siem-
pre ha sido: un pueblo libre y laborioso, que no
ha necesitado ser guerrero para ocupar un lugar
envidiable en la historia de las naciones. Tenemos
tierra para todos los hombres de buena voluntad
que vengan a trabajar, y una Constitución que
puede servir de modelo a los pueblos libres, con la
cual son posibles todas las mejoras. Nuestros pro-
ceres fueron previsores, y en esa carta magna no
se coharta ninguna libertad, ni se lesiona' ningún
derecho. Cualquier hombre honrado puede habitar
tranquilamente el suelo argentino, y eso es lo que
debemos cuidar, que no s? mezclen a nuestro pueblo
elementos extraños, que quieran imponernos ideas
absurdas y disolventes.
En la gran familia argentina, todos debemos
velar por el engrandecimiento de la patria, y no
podemos permitir de ningún modo, que pueda ha-
llarse expuesta a violencias y rebeldías por ele-
mentos que en nada han contribuido a su grandeza
argentina, y de los extraños a todo sentimiento de
justicia, sin y concepto de patriotismo.

Calió de policio, berido grave, en el Hospital Bamos Mejia.,

El edificio del Correo, custodiado por fuerzas del ejército y pobcía, a quienes se intentó atacar varias veces.

La Ijarrera y catina en la linea del rerrocarril Lacroze, destruidas para evitar el tráfico de trenes.

Aspecto de los diques.del puerto de la Capital. El titulado "Dictador", Pe- Juan Selestuk, o Macar, o
dro Wald, que fué deteni- Macario Ziazin, futuro Je-
do po;: la comisaria 7.S fe de Policía, el que fué
aprehendido en o c a s i ó n
que iba en bicicleta y ar-
mado de nn revólver, '
 SARRASQUETA VIVE LEJOS

A Sarrasqueta, que vive en la Floresta, Y armándose de coraje empieza a caml- A poco de andar, los 3fl grados de calor
le sorprendo la huelga, y para venir al nar para llegar a su oiiciua. se dejan sentir, más los otros 36 que le
centro se ve obligado a hacerlo como siin- producen el ejercicio,
plp 1 catón.

Como medida de urgencia, se quita el Poco después, nota que el jaqué le pesa Como el calor aumenta, y el cansancio
sombrero, la corbata y el cuello. y se lo saca. también, descansa un rato en el blando
cordón de la vereda.

A las tres de la tarde llega al Once con Un canillita, por pura chacota, le da el A la otra cuadra se encuentra con otro
bastante «ragú», y viendo que todo est4 ce- alto, y Sarrasqueta, hombre prudente, le- transeúnte tan prudente como él, y, al cu-
rrado — menos su boca, — sigue viaje no vanta las manos. {rentarse, ambos levantan las manos.
más hacia el centro.

Convencido de qtio esto se repetirá a Al pasar anto la estatua do Kodln, pien- Hecho una miseria llega, a las seis de la
cada paso, decide Uegar al centra con loa sa a su vez lo que aquel pensaría si viviera tarde, a su oficina, y viendo que está ce-
brazos en alto. en la Floresta y tuviera que venir al centro rrada, se ve obligado a desandar lo andado,
a pie, "•: pero satisfecha de haber cumplido con su
Dü. de Redondo, deber.
C ^ iñk J H infaltable en todos
fip Wm w P lo^ hogares
r
I
')

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1 .^-Í-C"-'**^

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ccultí udo' de .acei^le.-

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2 ^ "4-

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CABÁS Y OABETAS ha estaUecido un concurso permanenre^j^ colaboración copular, an el ane podrán tomar pwie todos
los lectores. En esta p&ginase insertarán las postales qae, a Inicio dela^dacción, sean admisildes, atonáadose por cada nna de
las que se pnlliqnen CINCO PESOS. No se devuelven originales, ni se sostiene correspondencia referente a las mismas.

f En casa del anticuario: El carnicero habla con un aspi.

— Mire usted ese arcón de cao- rante a dependiente.
b a ^ - d i c e encomiásticamente el co- — Ante todo, vamos a v e r : ¿ en-
merciante. — ¡ Las cosas que con- tiendes de pesos.''
taría si pudiese hablar! — Sí, Señ^nr; seiscientos gramos
— Sí — añade el parroquiano — hacen un kilo, ^gcho k i l o s . . .
sin duda nos diría que es de pino. — Basta, basta.- Admitido.
O. R. USURERO.

— Dime, Juan, ¿por qué tomas

tantos baños cada día?
— Porque el doctor me ha re-
cetado baños de mar, y, no que-
riendo yo salir de casa, ton/o en
casa la mar de baños. Creo yo que
viene a ser lo mismo.
R i c o TIPO.

La señora.—Ahora no puedo dc- Un chiquillo está en el teatro El médico. — No sabía yo que

tcnenne, hermanito'; a la vuelta le
daré una moneda.
El mendigo. — Señora, ¡ no pue-
de usted imaginarse cuánto dinero
he perdido abriendo crédito de ese
modo a los transeúntes caritativos!
PREVISOR.
con su papá, y al ver que el direc- su hijo de usted usara anteojos.
tor de orquesta zarandea a vino y ¿Tiene algo en la vista?
otro lado el cuerpo, moviendo de La mamá. — No, señor;• se ha
continuo la batuta, exclama alb puesto unos lentes que encontra-
rozado : % mos en casa. Como usted compren-
— ¡ Papá, papá! Aquel músico derá, sería lástima que no- los uti-
está haciendo gimnasia sueca. lizáramos.
PEDRITO B . DON COSME.

HIIIHIIIIi iiiiiiHiiiniiiiiBüiüBiiiiiaiiiiiHiuiiBinniiiiniiiiiiiiin iiiBiiiiníiiiiniiiniiiiiwiiiiHiiiiiniii

\i
íísr |r»t

m
Lar/G^' %^k9 é
• í—vRlTEBE doa gotas del mágico
M \J "GETS-IT." Hay mucha dife-
S I r e n d a entre la manera em-
= picada ahora para libortarsa
B de los callos y la que so empleaba
= hace cuatro o cinco años. El
m remedio "GETS-IT" ha revoluclon-
= ado la historia de los callos. Es el
m único que cura callos del día QUO
g obra según u a principio nuevo, no
H solamente para hacer encoger el
= callo sino también para aflojarlo,
B quedando t a n suelto que se puedo
= levantar aplicando solamente los
B dedos. Ponga Vd. dos gotas do
= "GETS-IT" sobre ese callo o callo-
B sidad esta noche. Es lo único que
g se necesita. Tan cierto como sale
B el sol está, el callo condenado a
s muerte. No causa dolor, molestia
,B o pesar. Pruébelo, sorpréndase y
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Noches pasadas, Tito despertó so-
bresaltado. Habiendo sacudido por
completo su modorra y recuperado
plenamente la conciencia de sus
facultades, percibió un rumor de
voces que partían del escritorio de
su tia. Atento el oído, el niño pudo
comprender que se trataba de una
discusión. Se levantó entonces para
indagar la causa y para saber en-
tre quienes tenía lugar el altercado ,
Con gran sorpresa, vio a dos
muñecos que disputaban acalora-
damente. El uno era de fina por-
celana, mientras que el otro era
de calidad inferior y al que el
niño, impensadamente, había colo-
cado por la tarde al lado del pri-
mero. En el colmo de la cólera, mo-
lesto y contrariado por la vecin-
dad, el muñeco fino, hablaba de
esta manera:
— ¿ Quién eres tú para atreverte
a estar a mi lado ? j No ves que
soy una delicada estatuíta de Sé-
vres? ¿Cómo has tenido la osadía
de ponerte junto a mí? ¿Desde
cuándo una pieza de clase inferior
como la tuya puede ser mi compa-
ñero ?
—En primer lugar — respondió
con suma modestia el otro muñe-
co — yo no tengo la culpa de estar
colocado a tu lado; yo no me he
puesto; un niño me ha traído hoy
aquí y yo me quedo donde rae de-
jan. En segundo lugar, no repre-
sento como tú a un cortesano de
otros tiempos, sino que pertenez-
co a todas las edades, porque exis-
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Los dos muñecos
to desde que el mundo existe. Mi
figura de perro es simpática a to-
dos. Yo encarno la Fidelidad, el
Amor y la Mansedumbre, para los
que son mis dueños. He prestado
muchos servicios y continuaré pres-
tándolos. Quizás he sido siempre
mucho más útil que tú, aunque me
consideres por mi estructvira, por
mis componentes, de calidad ordi-
naria.
— Calla impertinente, no sigas
hablando de ese modo. Me cargan
las cosas antiguas y las historias
que tienen siglos. Hablemos del
presente. Yo he estado en lujosos
escaparates: bellas niñas, hermo-
sas señoras, me contemplaron, me
admiraron, me codiciaron. Mien-
tras que tú, pobre y vulgarote, pue-
des decirme, i qué miradas se han
posado sobre ti ?
— La de los niños, en primer
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término y en segundo, la de los
hombres. Ya ves que he tenido
suerte, puesto que me compró una
mujer estudiosa y me ha colocado
sobre su escritorio, en un sitio
visible. Tendré más valor que tú
que eres tan lindo; a mí me ponen
en el lugar de las cosas útiles^,
provechosas, mientras a ti te dan
por compañeros a insignificantes
chucherías, muy agradables a la
\ ista, pero nada más.
— Calla, insolente — dijo con so-
erbia el muñeco de Sévres. — A mi
me cuidan más que a ti, porque he
costado mucho más que tú, a quien
un día tendré la satisfacción de
ver rodar por el suelo hecho añi-
cos, por obra y gracia de un fuer-
te plumerazo de la mucama, que
no te tiene en cuenta, porque no
has sido recomendado especial-
mente a su cuidado.
La profecía del orgulloso muñe-
co no se cumplió. Tito, que quiere
mucho a los perros y hasta las
porcelanas, maderas o cartones que
los representen, puso al perrito en
lugar seguro y no hay noticias has-
ta hoy de que se haya roto.
En cambio, al muñeco de Sé-
vres, le falta un brazo. Y, según
refieren las crónicas, fué la mu-
cama la que en un descuido, qui-
tándole un día el polvo que pe-
saba sobre él, lo rompió. También
cuentan que el perro lo mira des-
de entonces con aire compasivo.
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autor. Cada mes se premiarán los dibujos más interesantes, con libros especiales para niüoa
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14 — Saliendo del 15 — Sacándose una muela. 16 — J ugando a la tapada. 17 — La calidad.

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18 — El estreno. 19 — Cuidando las aves. 20 — ¡Agárrame que me caigo!

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AV. DE MAYO, 979 (entre Tacuari y Bernardo de Irigoyen)

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el año como terminó el 1918, con otro triunfo aplastador

- E n esa fecha el . •, ,

CHEVROLET
gana la gran carrera Rosario-Santa Fe-Rosario, con u n reco-
rrido de 350 kilómetros, efectuado en el magnífico tiempo de i
4 horas y 39 minutos, batiendo además de todos sus compe-
tidores, el tiempo del año anterior en 37 minutos; adjudi-
cándose los siguientes premios:
Del Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia de Santa F e .
. Medalla de oro, del señor Chiessa.
Del señor jefe político de Santa Fe.
Medalla de oro de la Municipalidad de Santa Fe.
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b u e n g u s t o p a r a c o l o r e a r e l d i b u j o d e l C o n c u r s o N . ° 4 0 , h a n c o r r e s p o n d i d o a l o s firmados c o n
los nombres que B continuación se expresan:
Aguilera, Rodolfo A. Oarballo, Domingo. IVIignaaui, Juan ( h . ) . Betha Dapena, Zulema,
Artusi, Margarita Rosa. Carvallo, Nancy. Magllano, Armanda. Eabbino, Armando.
Alvarez Prado, Carolina. Caturla B. Zulemita, Míguez, María. Bios, Dorita.
Allende, Joaquín. Charriere, Elvira. Macias, Bartolomé T. Rlcciardi, Eugenio.
Agrá, Raúl. Siaz, Maria Emma, Maeri, Pedro. 3Elepetto, Jnan E,
Affranchino, Maria Iiconor. Domínguez Vicente, MartelU, Kélida Raquel, Saudino, Italia.
Agrasar, Josefa B. Dlorio, Gablno. Mackintosb, D. Hugo. San Martín, Cututo.
Andrés, Carlos Raúl. Frezza, Eugenio Carmelo. Montlel, Idaura L. Slorz, Guillermina.
Basst, María Teresa. De Gaetano, Esmeralda Moneta, Juan R. Scbleppatl, Alberto L.
Barneda, Brnesto. Ouevara, José Laurentlno, Novillo, Isidoro O. Sáncbez, TJlplano.
Betri, Rafael J. Qalbiatl, Edmundo. Olbaberry, Jorge Juan. Selmardl, Bartolomé.
Barbosa, Baúl. Onlsamburu, Felisa E. Órelo, José. Salemme, Honorio.
GMggerl, Agustín Pablo. Oroz, Rodolfo. Torrontegul, Estber,
Barrionuevo, Aurora. Toulouse, Anais.
Bonnano, Santiago. Grandi, Elvira M. Orbea, Celia Maria. Torróla, Elida.
Busquln, Deslderla. Giménez, Virgilio B. Perelli, Albertina Olimpia. Torres, Dorita.
Bello, Augusto. Glmeno Roberts, M. Elena. Fonce, Silvana. Toiván, Elisa M,
Bianchl, Saturno. García Peiro, Horlta. Plerronl, Loty. Torasso, Oreste.
Coronel, Victoria. Gándola, Ángel. Plplto, Miguel. Trapaglia, Ang'el B.
Carplnetti, Emilia, Gómez, Isabel O. Prevostl Soto, F. Juan. TTtrúnaga, María.
Capace, Juan. Hernández, Jorgellna, Perelra Rodríguez, A, Villegas, María Mag.
Cercacl, América Italia. Jobnson, Maria Irene. Palermo, Reneecito.. Vainzza, Antonia.
Cereseto, Amella. Iiemme, Chlcba. Pensa, Esther Angélica. Vlllaclara, Adolfo.
Conté, CaroUna B, Lanza, Elisa. Eusconi, Elena. Zaragoza, Galo Argentino.
Cobiello, Juan. Marcos, Rosita. Boulez Nacagno, I. Estellta, Wesseles, Alfredo de León.
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fiesta campestre que la empresa oíreeió a su personal.

Contestad A Esta Pregunta

¿ Cuando un remedio ha vivido cuarenta años, aumen-
tando continuamente su popularidad e influencia, y miles
de miles de mujeres declaran que deben sus vidas a él,
no es lógico suponer que es un artículo de gran mérito?
Desafiamos al mundo entero a que se nos presente
otro remedio para cierta clase de enfermedad que haya
obtenido la inmensa demanda y mantenido la misma por
tantos años como el Compuesto Vegetal de la Sra. Lydia
E. Pinkham, el famoso remedio para enfermedades de
señoras. Solamente siendo una medicina que produce re-
sultados maravillosos y muy honrados los reclamos que
de ella se hacen, es posible alcanzar el admirable éxito
obtenido por este remedio.

E! Compuesto Vegeta! de
la Sra. Lydia E. Pinkham
"Elkarr, Indiana. — Por espacio de catorce años es-
tuve sufriendo de inflamación orgánica, debilidad feme-
nina e irregularidades. Los dolores en mis costados aumen-
taban cuando caminaba o permanecía de pie y tenía terri-
bles dolores tirantes hacia abajo. Además, estaba triste,
sentía mis ojos pesados, y me volví flaca y pálida. Seis doctores intentaron curarme, pero el
alivio que me proporcionaron fué sólo temporal.
Decidí probar el Compuesto Vegetal de la Sra. Lydia E. Pinkham y itsar la Loción Sana-
'tiva. Durante cuatro meses estuve haciendo uso de los citados remedios y no tengo palabras
ahora para darle las gracias por los beneficios obtenidos. Sí estas líneas pueden serle útiles,
tiene Ud. mi permiso para publicarlas. — Sra. SADIE WII,LI.\MS, 455 James Street, Elkart,
Indiana.
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1529-SAN J O S E - 1545
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La evolución del fe-
minismo, del qu« casi
todos los pueblos del
mundo tienen hoy fe-
hacientes pruebas, va
llegando a su más alto
grado de perfecciona-
miento en aquellos
paisps cu donde el su-
fragio de la mujer se
ha considerado como
un problema dc tras-
cendental importan-
cia. Gracias a él, al
llegar la presenta ca-
tástrofe europea se
han resuelto una serie
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de un diario norteamericano.
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FERNANDEZ Hnos y Cía.,
Entre Av. de Mayo y Victoria
Un diario feminista
do los ejemplos más
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to, os el que están dan-
do en Nueva Jersey
un grupo de mujeres
jóvenes que so han de-
dicado a la redacción
y confección de un dia-
rio sin la menor inter-
vención masculina.
Ellas son las que lo
han creado, ellas las
que lo redactan, lo im-
primen y lo cpnfeocio-
nan y ellas las que es-
crupulosamente y con
el m a y o r éxito
Grupo de cajistas ajastando las p&ginas de nn
diario norteamericano.
do problemas que a lo administran.
BU vez han venido Su ejemplo ha
a demostrarnos servido para que
sólo la convenien- en las difíciles cir-
cia de permitir a la cunstancias que el
mujer una estro- país atravesó con
cha colaboración motivo de la lla-
on todo trabajo, mada a filas do los
sino su indiscuti- trabajadores mu-
ble c a p a c i d a d chas mujeres pu-
para ocupar pues- dieran suplir la
tos que antes se ausencia de los que
juzgaban de exolu- en las trincheras
luchaban por Ion Operaría de la imprenta de un diario
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Juana Hauscarriaga, Ana Layús, María Hauscarriaga, Meicedes Fuiió, Margarita Hortas, María Carmen Toscano, Josefa Dindart,
Leocadia Aliets Etcheberry. De pie: De izquierda a derecha: Raúl H. Imaz, Felisa Méndez, Alejandro Matta, Elisa Navarre, Margarita
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Por la carretera de Padaung a Sandoway (Bir-
mania), circulan pocos caminantes. De vez en
cuando pasa una ruidosa caravana y transcurre
rnás de una semana sin que se vea otra.
Los carros sueltos son aún más raros. En cual-
quier momento puede caer un tigre sobre el yugo y
matar al buey que arrastra al vehículo, mientras
que d carretero contempla la tragedia desde algún
árbol providencial, y si por fortuna no surge el pe-
ligro del tigre, puede surgir, en cambio, algún bú-
falo errante que acomete furioso o algún bravo
elefante.
En tales circunstancias es verdaderamente asom-
broso que los colectores de fibra se aventuren a
recorrer aquellos parajes, sin más armas que el
"dab".
Tal vez se atrevan porque conocen tan perfecta-
ínent'.: las costumbres de los animales salvajes, que,
humanamente hablando, corren muy poco peligro,
mientras luce el sol. Pero en cambio, por la noche
no tienen más refugio que los "mecharas" o plata-
formas construidas sobre los árboles, esa prudencial
altura sobre el suelo.
El primer punto de parada después de Nyanky-
dhaw es Sampillay, que se halla a unos diez kiló-
metros de distancia. Allí, en lo alto de una eleva-
ción de terreno, y completamente aislado, está el
"bungalow" de telégrafos, primero de los cons-
truidos por la oficina para comodidad de los obre-
ros y demás gente empleada en la conservación de
la línea de Pronie a Sandowey.
Como la mayoría de los bungalows de Birmania,
esta especie de parador se alza sobre estacas de más
de metro y medio de alto, es de madera, tiene_ un
solo piso y el tejado es de chapa ondulada.
Consta de dos aposentos de proporciones muy
desiguales, que se comunican una con otra y ade-
riiás tienen entrada independiente con una escalera
delante de la puerta, la cual da a un estrecho y
largo balcón.
Las puertas y las ventanas se sujetan con pica-
portes de madera y con barras de hierro.
Una tarde se hallaban acampados en Sampillay
unos cuantos birmanes, colectores de fibra, que pen-
saban tomar por centro el parador mientras re-
cogían la fibra de los valles inmediatos para hacer
luego cuerdas en Prome.
Durante la primera parte de su viaje habían en-
contrado una piará de elefantes que cruzaba a
otros pastos y habían pasado unos momentos de
angustia, especialmente una mujer que, por ir car-
gada con su hijo, se había visto muy comprometida.
Al llegar al parador la partida de colectores se
apresuró a instalarse lo más cómodamente posible.
Los equipajes fueron depositados en el bunga-
low, uno de los hombres trajo agua del arroyo que
corría allí próximo, se rompieron las cañas que
contenían el arroz cocido y se comió con un poco
de "ngapi" para darle gusto.
Después Mah Pew salió en busca de retoños tier-
nos de bambú provista del "da" de su marido.
Mah Pew no llegó muy lejos; aún le separaban
unos dos metros del arroyo que corría a espaldas del
bungalow, cuando al alzar la frente vio a un ani-
mal de gran tamaño que corría rápidamente en su
dirección.
El follaje que mediaba entre el animal y la mu-
jer impedía a ésta verle bien; pero su tamaño
y su rápido avance le sorprendieron y corrió a
reunirse con sus compañeros.
Expresando precipitadamente sus temores, tomó
a su hijo y subió por la escalerilla del bungalow,
seguida de las demás mujeres. Los dos únicos hom-
bres de la partida cubrían la retirada con los
"dhas" desenvainados.
El último hombre se detuvo en el balcón para
ver qué clase de animal era el que había alarmado
a Mah Pew. Dando un gracioso salto por encima de
un macizo de vegetación, el tigre de Sampillay
cayó al pie de la escalera, mientras que el curioso
que se había detenido a mirarlo, se apresuraba a
cerrar la puerta.
La brusquedad del ataque sembró la confusión
entre los colectores de fibra y el pánico fué in-
menso al ver que no estaba la barra de hierro que
aseguraba el cierre, porque el picaporte de madera
estaba alabeado y no encajaba bien.
— ¡ Atrancad la_ puerta 1 — se gritaban unos a
otros. Y las mujeres corrían de acá para allá,
buscando substituto a la barra ausente.
Entonces gritó alguien :
— Si está atrancada la puerta exterior del cuar-
to pequeño, podemos utilizar la barra de la puerta
central. ¡ Mirad I
La mujer miró por las grietas de la puerta.
••— i Por qué no nos cobijamos en el cuarto pe-
queño ?
Pero al mismo tiempo de formular esta pregunta,-
se dieron cuenta de que la puerta central no podía
atrancarse más que desde el cuarto grande donde
se hallaban.
El tigre, mientras tanto, arañaba la puerta como
si estuviera resuelto a penetrar en busca de la pre-
sa, y la madera, pasada y quebradiza, amenazaba
ceder. El desastre era inminente.
A los pocos momentos, bajo los continuados zar- ,
pazos de la fiera, .saltó uno de los cuarterones de
la vieja puerta. El tigre, al ver la brecha que aca-
baba de abrir, se puso más excitado y redobló sus
esfuerzos hasta el punto de amenazar romper los
goznes de alambre telegráfico.
Al poco rato, la brecha era lo suficientemente
grande para que el tigre pasase por ella la cabeza.
La brecha era cada vez mayor y el tigre penetraba.
Lanzando exclamaciones de miedo, los hombres
treparon a las vigas del tejado. Mah Pew había en-
tregado su hijo a otra mujer, cuando se encarama-
ron los hombres.
"¡Ahora tú, Mah Pew!", le gritaron. Pero la
mujer no tenía libertad de movimiento por lo ajus-
tado del paño que cubría sus piernas.
Todavía tenía un pie en el suelo, cuando sonó
un chasquido, y la puerta cayó derribada. Mah
Pew se había quitado el paño y corría a un rincón,
mas por muy rápidos que fuesen sus movimientos'
lo eran más los del tigre, y la alcanzó.
De una manotada la hizo caer, y la mujer rodó
hacia la puerta. El tigre se volvió rápidamente.
Mah Pew pidió auxilio a su marido, pero el terror
lo tenía paralizado".
Los compañeros y compañeras de la infortunada
mujer permanecían encaramados en las vigas sin •
poder impedir los ataques de la fiera y sin atre-
verse a llamarla la atención, temiendo que se vol-
viese hacia ellos.
Las vigas del techo, en las que estaban asidos,
distaban apenas tres metros del suelo.
La infortunada Mah Pew lanzó un grito de an-
gustia, y quedó inmóvil para siempre.
El tigre arrastró el cadáver hacia la puerta y
lo sacó al balcón.
Los birmanes recobraron un poco los ánimos,
creyendo que el tigre, satisfecho con la presa, no
volvería a molestarlos, pero de repente volvió a
aparecer y olfateó el aire, mirando hacia arriba;
pero sin duda no se sentía con ganas de dar más
saltos para hacer nuevas víctimas, y se contentó
con lamer el snguinolento rostro. Después se alejó.
Pasado este incidente, los birmanes no sabían
qué hacer. ¿ Era prudente bajar en seguida, o esta-
ría todavía el tigre devorando el cuerpo de la
pobre Mah Pew ?
Tan peligroso era esto como seguir donde esta-
ban, porque el tigre podía estar todavía alrededor
del bungalow o podía volver a entrar en busca de
otra víctima, fácil de obtener, pues de un solo salto
lograría echar al suelo a cualquiera de los que se
hallaban en las vigas.
Por fin, al cabo de largo rato, los hombres de-
cidieron salir, y después' de haber explorado los
alrededores con muchas precauciones, encontraron
los fragmentarios restos de la pobre Mah Pew. El
tigre había desaparecido.
A los pocos días los indígenas lograban vengar
la muerte de su compañera, matando al terrible
tigre.
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En el circulo: el niño Valentín Santa María, que ofreció a los canillitas de Belgrano, Saavedra y Villa UrQuiza, en un rasgo simpático y
altruista, una comida ¡estelando el dia de Reyes. Aspecto de la mesa presidida por el obsequiante y algunas familias que presenciaron
la tiesta, realizada en los salones de la Municipalidad de Belgrano. Cerca de 300 canillitas, con sn «traje de diario qne mucbo les honra
porque es del trabajo», como rezaba la invitación, fueron comensales, quienes hicieron al niño Santa María manUestaciones de alegría
y agradecimiento.

Demostración

Banquete con que la sección «Viajantes», de la Casa Piccardo, obsequió al gerente señor Juan Gaona. La fiesta tuvo lugar en el «Pabellón
de los Lagos*.
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d e l I L o r ^ "° '^ ' " ' ' " ' ' " ^ ' ^ ' ' ' ^ ° ' ' ' ' ^ " ^ ° " ^^ ^"'^"'•''" " ' "^'"^y" ^°^ «««canisi^os'niá.

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t^aravaselira (grasa para armas de fuego), y el Quita-Herrumbre Remington U M C

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¿ P O R Q U E L A S E N F E R M E D A D E S V E N É R E A S (blenorragia, gonorrea, gota
militar, cisütis, prostatitis y demás afecciones de las vías urinarias por antiguas y rebeldes que sean,)
P U E D E N H O Y RADICALMENTE COMBATIRSE EN B R E V E S DÍAS?
El arsenal terapéutico ha sido enriquecido, des- Señor Doctor Ángel García Collaso.
pués de largas experiencias realizadas durante Rosario.
los últimos años, con un notable medicamento Muy señor m í o ;
cuya supremacía indiscutible sobre los demás, de- P o r la presente me permito manifestarle mi
riva del porcentaje de 92,25 o|o, de enfermos cu- agradecimiento p o r la cura maravillosa de sus -
rados que dan las estadísticas, resultado jamás al- "CACHETS", pues hacía un año padecía de gota
canzado, ni aproximadamente, por ningún otro militar y no obtenía cura, y ahora estoy completa-
remedio. mente sano.
Del estudio farmacológico hecho sobre este me- Agradecido, saluda a usted atte.
dicamento denominado "CACHETS ANTIBLENORRÁ-
Gicos COLLAZO", se han deducido las conclusiones Muy señor m í o :
siguientes:
Que "no se trata de un cuerpo nuevo cuya ac- Cumplo con el deber de expresarle mi más vivo
ción sea necesario estudiar y cuyos efectos no se agradecimiento por encontrarme hoy radicalmente
pueda decir estén exentos de producir recaídas, curado con el empleo de sus nunca bien pondera-
dos " C A C H E T S COLLAZO".
S I N O D E U N N U E V O R E M E D I O , reuniendo
las propiedades curativas bien conocidas de subs- H e tenido como usted sabe, bien por mis cartas,
tancias medicamentosas ya recomendadas y usa- una gonorrea rebelde y complicada, que feliz-
das aisladamente en terapéutica, las que elegidas, mente hoy estoy curado y sin rastros.
preparadas y combinadas, bajo el plan científico Firmo la presente como testimonio reservado,
en que lo están en esta fórmula, multiplican su ac- augurándole mucho éxito.
ción antiblenorrágica y antigonorréica, elevan al Salúdalo muy atte. S. S. S.
máximo su absorción, facilitan la disociación im- Pláceme adjuntar la cantidad de $ 6.— rn|n., en
pregnando las cavidades y, tejidos de una atmósfe- efectivo, para que se sirva remitirme a vuelta de
r a tóxica para los gonococos, diplococos, tricomo- c o r r e o u n a caja de sus " C A C H E T S ANTIBLENORRÁ-
'nas, etc., y se eliminan rápidamente, aumentando GICOS COLLAZO", de cuyos sorprendentes efectos
la secreción urinaria volviéndola aséptica y pro- he podido recabar inmenso beneficio.
duciendo verdaderos lavajes antisépticos y cica-
En tres días he podido notar la interrupción de
trizantes de adentro hacia fuera, a l mismo tiempo
una blenorragia por la cual me sentía afectado
que estimulan la defensa celular de la mucosa
desde septiembre de 1911 y que ningún otro m e -
uretral".
dicamento valió nunca a combatir.
Que "su ingestión no produce dolores lumbares,
Cúmpleme felicitarlo sinceramente por el éxito
ni trastornos gástricos de ningún género".
de sus "CACHETS", los cuales tendré siempre el
Que "en la práctica, los Cachets Antiblenorrá-
placer a recomendar a cuantos sepa se encuen-
gicos Collazo producen efectos sorprendentes, cu-
tren afectados por la misma enfermedad.
rando, de u n a a tres semanas, el 90 por o|o de
estas enfermedades, ya sean recientes, y a daten
S ,S. S.
de varios años; permitiendo administrar los balsá- Los últimos estudios han comprobado su eficacia en
micos así combinados a personas cuya posología
era refractaria a cada uno de ellos por separado, los flujos blancos de las señoras y niñas.
y facilitando la curació.n de todos, por sirnplificar Señor don Ángel García Collazo.
el tratamiento, reducir las molestias, suprimir los
temores de ser descubiertos, y evitar los peligros (QUÍMICO FARMACÉUTICO) '
de que se produzcan recidivos". Rosario.
Muy señor m í o :
CERTIFICADOS ACUSO recibo de las dos cajas de " C A C H E T S A N -
El faciiltativo que suscribe, se hace un deber de TIBLENORRÁGICOS COLLAZO", para la enferma pobre,
certificar, que ha recetado en su clínica particular que yo tenía en tratamiento, la cual le queda muy
y del hospital los "CACHETS ANTIBLENORRÁGICOS reconocida de usted, dándole, por mi intermedio,
COLLAZO", habiendo obtenido el resultado satisfac- las gracias, pues antes de terminar la segunda
torio que indica el cuadro estadístico siguiente: caja y a le había cesado el flujo blanco (Leuco-
r r e a ) , que venía padeciendo.
Casas Curados de Incurables Aiíandona- Lo que pongo en su conocimiento para los efec-
tratados 1 a 3 semanas en 3 semanas ron la cura
tos consiguientes, prometiéndole usarlos siempre
que tenga ocasión.
Blenorragia agnda 138 117 4 8 Le saluda muy atte. deseándole un feliz año
» crónica 152 136 e 11 nuevo. S. S. S.
Cistitis aguda 80 87 — 2 F i r m a d o : D R . FERNÁNDEZ SOTURA,
• crónica 112 99 3 10 Médico-Cirujano.
Prostatitis aguda . . 91 88 — 3
1 crónica 129 114 Muy señor m í o : N o encuentro modo como ex-
6 9
Otras a i e o e i o n e s . . . 62 49 presarle mi alegría y agradecimiento por la cura-
1 2
Como los hechos dicen más que las palabras, ción obtenida de un flujo que padecía hacía siete
creo que la estadística descripta me exime de ha- meses, curado con cuatro cajas.
cer el elogio del remedio; solamente deseo dejar Autorizo a usted para hacer el uso que desee
constancia de la grandísima satisfacción que e x - de esta carta, salvo mi nombre.
perimento al ver los beneficiosos resultados que
para la humanidad representa la atinada combina- Dada la índole de la enfermedad, no se publi-
ción de los " C A C H E T S ANTIBLENORRÁGICOS C O - can los nombres, de los firmantes de las cartas,
LLAZO". F i r m a d o : PEDRO D Í A Z . pero éstas y numerosísimas otras están a dispo-
Médico Director del Hospital Civil y Militar de Lug». sición del que se interese en conocerlas.
DROGUERÍA Y F A R M A C I A D E L C Ó N D O R - Córdobei.- 8 8 4 - Rosario
 Inventos, recetas y procedimientos útiles
PERCHA DESMONTABLE
Disponer de una porcha económica que pueda
servir de secador y que cuando no se requiera
su empleo ocupe cl menor espacio posible, es el
problema, que se ha resuelto con la disposición
que indica nuestro grabado.
En efecto, si disponemos un soporte formado
por dos planos fig. i.", en que el plano saliente
tenga un agujero por el cual pueda correr una
barra provista de topes en sus extremos A y B,
habremos conseguido él objeto propuesto; porque
tirando del extremo A y colocándole según in-
dica la figura 2, se nos ofrece una percha de una
I esistencia proporcional a las dimensiones y na-
turaleza de los materiales empleados.'
Para desmontarla, bastará tirar del extremo B,
dejándola otra vez en la posición primera.
COLD-CREAM A LA «.ICEIUNA
Aceite de almendras dulces., i.ooo gramos
Cera blanca 7° «
Espernia de ballena 70 „
Glicerina neutra zoo „
Esencia de bergamota 2 „
Esencia de geranio 2 „
Esencia de azahar i ,,
Esencia de limón i „
Disuélvanse a calor suave la cera y la esperma de
ballena en el aceite, y agítese luego en un almirez
hasta su completo enfriamiento, añadiéndole por
fin la glicerina y las esencias.
HUEVERA ORIGINAL
""^W^^^^--
El volumen \ anal le que presentan los huevos
de gallina, ha sugerido a M. Glitsch la idea de
fabricar unas hueveras metálicas, fácilmente adap-
tables al tamaño de aquellos
Todo el mecanismo consiste en unas pinzas
que presentan una extremidad arqueada soldada
a un punto del borde de la huevera y cuyos bra-
zos se unen o separan más o menos en virtud de
un anillo que los recorre y puede fijarse a volun-
tad en los dientes de una cremallera.
El adjunto grabado da perfecta idea de la dis-
posición de las pinzas.
BETÚN INGLÉS PARA EL CALZADO. — Tómese: Negro
de marfil, 60 partes; melaza, 50; sulfato ferroso
pulverizado, 12; aceite, 2 5 ; nuez de agallas pulve-
rizada, 15; vinagre, 89; ácido clorhídrico, 30; áci-
do sulfúrico, 30. Mézclese el negro marfil con cl
sulfato de hierro y a nuez de agallas; añádase la
melaza y el aceite, y luego la mitad del vinagre y
el ácido clorhídrico. Finalmente, agregúese alterna-
tivamente el ácido sulfúrico y el resto del vinagre,
poco a poco, y agitando sin cesar la mezcla. Es uno
de los betunes más brillantes. ' .
PARA PERFORAR EL VIDRIO. — En el sitio donde se
desee efectuar el agujero se aplica un pedazo de
arcilla o de masilla de vidrieros bordeando el diá-
metro que se desee perforar. Una vez seca, llene.sc
.con una pequeña cantidad de plomo fundido. Cuando
éste se ha solidificado, basta un ligero golpe seco,
para que se desprenda un pedazo de vidrio del diá-
metro del plomo.
PARA BLANQUEAR EL CUELLO se puede usar una
mixtura compuesta de zumo de limón, agua de
cal y ron, a partes iguales.
MAQUINA DE AFILAR
La maquinilla que i i i m ijii.unos en el ad-
junto grabado resulta sumamente práctica para
afilar las hojas de los cepillo,s, formones y otros
instrumentos análogos, pudiéndose obtener tui
filo perfecto con gran facilidad y prontitud y
sin necesidad de poseer la práctica que se re-
quiere para hacerlo sobre la piedra.
PARA LIMPIAR LAS CHIMENEAS DE MÁRMOL, se mez-
clan dos partes de soda del comercio, una parte de
greda finamente pulverizada y otra parte de piedra
pómez. Todo ello se pasa por un tamiz fino, y el
polvo resultante se mezcla con un poco de agua.
La masa obtenida .se extiende sobre el mármol y
las manchas desaparecen.
Para sacar brillo a la_ piedra, hay que darle un
lavado con tierra de batán y agua caliente.
TINTA DE COPIAR PARA M.ÍQUINAS DE ESCRIBIR.—
Se hace mezclando 15 gramos del color de anilina
que se desee que tenga la tinta, 60 gramos de al-
cohol y otros tantos de agua, a todo lo cual se aña-
den 120 gramos de glicerina.
Del agua puede prescindirse por completo, reem-
plazándola por su peso en glicerina.
MÁSTIC PARA PEGAR LOS TUBOS DE VIDRIO EN EL
HIERRO. — Puede emplearse una simple mezcla de
litargirio y de glicerina, haciendo con estos cuer-
pos una pasta consistente que adquiere una ex-
traordinaria dureza al secarse.
Cuando el mástic ha de someterse a elevadas
temperaturas se hace otra pasta, mezclando una
parte de aluminio^ cuatro de arena, una de cal
apagada y media de bórax, en la suficiente cantidad
de agua.
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Semestre » 5.00 Semestre t 6.00/ Trimestre 8 oro 2.00
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Se Van Las
Espinillas — Llega
La Belleza
El efecto del uso de Pildoras de
composición de cal "Stuart",
es la purificación de la
sangre de toda impu-
ridad y la piel de
toda clase de
erupciones.
ofensivo, romántico; vegetariano acérrimo, sólo se alimenta
Si U d . desea o b t e n e r u n a t e z limpia y t e r c i o p e l a d a ,
n o use m á s cosméticos, u n g ü e n t o s , cremas y lociones.
Ellas sólo o b s t r u y e n los poros de la piel y le i m p i d e
llenar sus funciones n a t u r a l e s . Si U d . o b s t r u y e s e t o d o s
los poros de su piel, se moriría en unos c u a n t o s días.
'medades infecciosas, tales como la fiebre amarilla, la pta-
N o se m e q u e d a ni u n a espinilla u otra m a n c h a .
Vo usé Pildoras de composición
d e cal "Stuart".
N o h a y razón p a r a que U d . d e b a humillarse p o r cau-
sa de su c a r a c u b i e r t a de espinillas y o t r a s erupciones
c u t á n e a s — u n a c a r a quo a t r a e la a t e n c i ó n del público
y hace q u e sus amigas t e n g a n v e r g ü e n z a de ir con Us-
t e d . L a s Pildoras de composición de cal «Stuart» qui-
t a r á n t o d a s las m a n c h a s do su cara y la h a r á u n a DC-
lleza a t r a c t i v a en vez de u n a v i s t a d e s a g r a d a b l e . U s t e d
no será m á s la esclava do espinillas, lentejas, erupcio-
nes c u t á n e a s , m a n c h a s y o t r a s afecciones que le h a c e n
t e n e r v e r g ü e n z a de s u tez.
H o y , c u a n d o U s t e d ve u n a v e r d a d e r a belleza en la
maj'oría de los casos ésta será d e b i d a a Pildoras de
composición de cal «Stuart». L a c u r a no le t o m a m á s
q u e u n o s pocos días, a u n e n los casos m á s severos e n
los que t o d o el cutis, el cuello, los brazos, etc., e s t á n
cubiertos de m a n c h a s , lentejas, b a r r o s , espinillas, m a n -
chas feas, etc.
L a s Pildoras de composición d e cal «Stuart» efectúan
la evaporización de las i m p u r i d a d e s c o n t e n i d a s en la
sangre. Los p u l m o n e s y a q u e m a n u n a g r a n p a r t e de
estas i m p u r i d a d e s , pero la piel tiene el cargo m a y o r ,
c a d a m i n u t o que se p a s a quiere decir t r a b a j o , t r a b a j o ,
t r a b a j o , p a r a estas maravillosas pastillas. L a piel se
envigorece, los poros eliminan las i m p u r i d a d e s en for-
m a gaseosa y p r o n t o u n a espinilla, u n a lenteja, u n a
m a n c h a sobre la piel es u n a cosa imposible. U s t e d so
q u e d a r á m a r a v i l l a d a del c a m b i o .
El color rosado, salubre, fresco, terciopelado de las
mejillas, la n u e v a piel b l a n c a y b l a n d a de los brazos,
del cuello le d a n n u e v a m e n t e la belleza do la j u v e n t u d .
E n u n a p a l a b r a , es imposible quo U s t e d no t e n g a u n a
bella tez si u s a las P i l d o r a s de composición de cal
«Stuart».
Se v e n d e n en t o d a s las droguería ^ en forma conve-
niente p a r a ser t r a í d a s c ó m o d a m e n t e en el bolsillo.
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En Asunción ( P a r a g u a y ) : GUILLEEMO PEKONI,
Benjamin Constant esoiuina Ayolas.
¿Pica el mosquito?
Cabezas de mosquitos.
Anopheles macho. Anopbeles hembra.
En realidad, el mosquito es un ser absolutamente in-
de flores y frutas; abomina de la carne y jamás prueba la
sangre, j Por quá tiene tan mala fama ? La hembra del
insecto es la (Culpable; ella, únicamente ella, comete el
horrendo pecado de alimentarse con la sangre de. los ani-
males; a ella, pues, hay que estigmatizar.
La hembra del mosquito nace también vegetariana y
sigue el régimen en tanto no es fecundada; desde este
momento, se torna ferozmente carnívora.
La hembra es, por tanto, la propagadora de las enfer-
rosis y el paludismo. La picadura que hace es casi insen-
sible en el primer momento, merced al humor anestésico
que lubrifica la trompa del insecto, el cual se introduce
en los vasos capilares y sirve también de vehículo a los
gérmenes morbosos.
Uno de los más terribles de tales gérmenes es el de la
" F i l a r í a Bfrancrofti", que produce los tumores linfáti-
cos del escroto, la guiluria, la elefantiasis, etc., flagelo
que diezma las poblaciones de los países intertropicales.
El doctor Manson descubrió, en 1884, el ciclo completo
d e j a " P i l a r l a " , cuyos embriones, ingeridos por los mos-
quitos, pasan a las 24 horas a alojarse entre los músculos
toráxicos del insecto, para volver, pasados veinte días, a
los órganos bucales del mismo y ser de nuevo introduci-
dos en el organismo humano. El "Culex Ciliaris", el
"Culex P u p i e n s " y el "Anopheles R o s s i " son las espe-
cies que propagan la " F i l a r i a " ,
Los recientes experimentos de Manson, efectuados en
Inglaterra con " A n o p h e l e s " procedentes de Roma, po-
nen en evidencia que los mosquitos recién salidos de las
lagunas no llevan en sí germen alguno de paludismo, así
como' el que es posible vivir en países insalubres y pan-
tanosos sin peligro ninguno, o vivir entre enfermos de pa-
ludismo, con sólo evitar las picaduras de los mosquitos,
y que cuando hay que precaverse de ellas es ' *por la
n o c h e " . El ciclo del hematoroario de las fiebres palúdicas
es el siguiente:
El, microbio adulto del paludismo, tal como se present4i
en la sangre humana, es un cuerpecillo esférico, que se
reproduce por división en husos; estos organismos, inge-
ridos en el estómago de los " m o s q u i t o s " , atraviesan sus
paredes, adquiriendo pronto distinto sexo; diferenciándo-
se entre sí, de axexuales que eran cuando vivían en el
organismo humano, en machos y hembras. Dé la unión do
los dos sexos nace un germen que se enquista en las pa-
redes del tubo digestivo del insecto, germen que da origen
a sinnúmero de pequeños microbios en forma de media
luna, que pasan al aparato bucal de " c í n i f e " y de allí,
en el momento de la picadura, a la sangre humaníí, donde
adquiere de nuevo la forma esférica y se halla pronto a
repetir el proceso de la reproducción.
^^^^^
La picadora.
El grimei momento. Al terminar la succión.
 Las enfermedades
de la infancia
que amenazan de continuo la sa-
lud de sus niños, y son para us-
ted motivo de eterno sobresalto,
no invadirán su hogar si tiene
usted la preocupación de mante-
ner en perfecto estado el funcio-
namiento intestinal de sus hijos,
administrándoles a menudo los
deliciosos

i /^íwAwtfi/ Cuando las

fuerzas decaen,
las energías vitales se agotan, el espí-
ritu se abate, huye el sueño y el ape-
tito, el rostro palidece, los desvane-
cimientos se suceden con angustiosa
frecuencia y todo el organismo se sien-
te envejecido y debilitado, debe recu-
ohocQ^ode rrirse al tónico reconstituyente
Por su acción suave, rápida y eficaz,
constituyen el laxante más indicado para
señoras y niños. HEMATÓGENO
Poseen un sabor sumamente delicado, que del Doctor HOMMEL
hace tomarlos con agrado, como si se tra-
tara de una golosina. A su maravilloso influjo, los múscu-
los y los nervios se nutren y fortifican,
Únicos depositarios: desaparecen el insomnio y lá inapeten-
E P. SOLDATI & Cía. cia, la memoria se torna ágil, la sangre
se purifica y enriquece, vuelven el co-
D R O G U E R Í A SUIZO-ARGEKTINA
lor a las mejillas y la expresión a las
Bivadavia esci. Catamaica miradas y una grata sensación de vi-
BUENOS A I R E S gor, de alegría, de vida, se despierta
en el organismo enfermo.
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CONSEJO
DE AMIGO
Contra resíríos, toses, bronguitis y catarros, to-
me Vd. A l q u l t r á n - G u y o t .
El uso del Alquitrán - Guyot, tomado en to-
das las comidas, en dosis de una cucharadita
de café por vaso de agua, basta, en efecto,
para hacer desaparecer en poco tiempo el res-
frío más persistente y la bronquitis más inve-
terada. Se consigue también, en muchos casos,
detener y curar una tisis bien declarada, pues
el alquitrán impide la descomposición de los
tubérculos del pulmón, destruyendo los malos
microbios, causantes de esta descomposición.
Cuando se os quiera vender tal o cual pro-
ducto en vez del verdadero Alquitrán - Guyot,
desconfiad, es por interés. P a r a conseguir la
cura de vuestra bronquitis, catarros, resfríos
crónicos por el descuido y a fortiori del asma
y la tisis, es absolutamente necesario que pidan
bien en las boticas el verdadero Alquitrán-
Guyot.
•á. fin de evitar cualquier error, fíjense en la
etiqueta; la del v e r d a d e r o Alquitrán - Guyot
lleva el nombre de Guyot impreso en grandes
caracteres y su firma en tres colores: violeta,
, verde y .rojo, al bies, como también la di-
rección: Maison Frere, 19, rué Jacob, París.
P. S. — Las personas que no puedan acos-
tumbrarse al gusto del agua de alquitrán, po-
drán reemplazar sii uso por el de las Cápsulas
Guyot, al alquitrán de Noruega de pino marí-
timo puro, tomando dos o tres cápsulas en cada
comida. Obtendrán así los mismos efectos sa-
ludables y una cura igualmente segura.
LA OBESIDAD
Se cura con el Té del Dr. Dens-
more, de New York, sin dieta y sin
la menor molestia. No olvide que
engordar es envejecer. Vea lo que
dice el distinguido médico doctor
M. de Tezanos Pintos:
fl Señores U. Kigalio y Cía. —
Distinguidos señores; En mi poder
su ¡itonta de feclia 21 del corriente,
que es la i'inica que he recibido, debido sin duda a mi camliio
de domicilio. He usado efectivamente el «Tó Densmore» que
ustedes tuvieron la gentileza de remitirme un paquete, en el
señor J. S., que pesaba 120 kilos, y a los dos meses de hacerlo
había rebajado 15 kilos, sin experimentar ningún trastorno.
Aún tengo otras personas que lo tornan, pero no puedo por
el momento adelantarle nada, por haljer principiado a tomar-
lo recientemente. Habiendo satisíeclio su deseo, lo saluda atte.
— M. de T. PINTOS, Febrero 21 do 1918. •
Por instrucciones y precios, dirigirse a los introductores en
Buenos Aires: M. FIGALLO y Cía. - MAIPU, 212.
Curiosidades biológicas
Un sabio americano, Mr. Wodsodalek, de la Univer-
sidad do Idaho, ha señalado un hecho extremada-
mente curioso y quizá único en la biología. Trátase do
algunos fenómenos que se presentan en las larvas del
Trogoderma tarsale, insecto que destruye las bibliote-
cas y los depósitos de materias fácilmente destructibles.
Mr. Wod.sedalek ha observado que estas larvas pueden
vivir cinco años sin nutrirse. He aquí cómo hizo la
observación. Mr. Wodsedalek se interesaba en la siste-
mática de la especie y emprendió una serie de cultivos.
Se procuró algunas larvas, las puso on cautiverio, dán-
doles substancias para su nutrición. En un momento
dado las provisiones fueron insuficientes. El experi-
mentador apartó una parto délas larvas, prometiéndose
alimentarlas el tlía que tuviera las substancias necesa-
rias. Y las olvidó en un cajón. Al mirarlas después, pa-
recían haberse empequeñecido con el ayuno sufrido.
Estos hechos fueron el punto de partida de unos estu-
dios sobre el tiempo que las larvas pueden vivir sin
Diversas tipos de larvas,
absorber nada y la variación posible de sus dimensio-
nes por causa del ayuno.
Este tiempo, según una primera experiencia, puede
pasar de 5 años. Una larva vivió cinco años, un me.s y 29
días sin comer nada absolutamente. Mr. Wodsedalek
cree que este no es el período máximo. Las larvas quizá
hubieran vivido más si no hubiesen, durante dos años,
llevado una vida tan agitada, haciendo viajes prolon-
gados en ferrocarril, los que seguramente obraron sobro
el metabolismo. En absoluto reposo soportarían, estima
el sabio americano, un ayuno más prolongado. La apti-
tud para vivir del airo no es la misma para las larvas do
edades diferentes. Larvas muy jóvenes no resisten un
ayuno do más de 4 meses; las que han llegado al 1/4 do
sil desarrollo sobreviven 14 meses; las que han alcan-
zado la mitad, cerca de 3 años; las que cuentan ya 3/4,
cuatro años, y las más viejas que han alcanzado su
completo desarrollo y están muy voluminosas, viven
en abstinencia 4, 4 y J y 5 años.
Pero lo más interesante es el empequeñecimiento quo
presentan las larvas. Se «achican», se reducen en dimen-
siones a cada muda. Las mayores y más viejas, ciue ha-
bían alcanzado 8 milímetros cuando comenzó la expe-
riencia, se redujeron en el curso de la abstinencia a un
milímetro, y un milímetro es el tamaño primitivo en el
momento do la eclosión de los huevecillos. Larvas me-
nos adultas, de dos o tres milímetros do longitud on los
comienzos del ayuno, han llegado a tener menor di-
mensión que la de su nacimiento, y todas las larvas quo,
desde su nacimiento han sido sometidas a la experioneia-
han reducido su tamaño a 3/4 de sus dimensiones origio
nales. Esto sólo por lo que se refiere al tamafio. Si so
considera la masa, dice Mr. Wodsedalek, se ve que en a
caso de las larvas adultas y más voluminosas la maso
se reduce, como consecuencia del ayuno, a 1/600, de 1,
que era al comenzar la experiencia. Pierden, puesl
599/600 de su masa primitiva, o sea aproximadamente
998 por mil de su masa.
Esta formidable reducción no parece en modo alguno
alterar sus condiciones de vitalidad, pues una larva
que por consecuencia del ayuno ha perdido una pro-
porción cualquiera de su masa, se encuentra apta para
recobrar lo perdido si se le da de comer. Comienza a
engrosar tan pronto como se lo nutre y recobra pron-
tamente sus dimensiones.
So puede, asegura Mi'. Wodsodalek, alternando los
períodos de alimentación y de abstinencia, hacer quo
una larva presento, por tres o cuatro ocasiones, las di-
mensiones mismas que al comenzar las experiencias
tenía.
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 APUNTES Y RECORTES
EN EL HDSEO DE LA FLATA lado una miserable orquesta hace estimulante y que después de sus
oír el agrio son de un mal violín y breves efectos agradables, produce
los gemidos de una guitarra hendi- mal humor e irritabilidad.
da; mientras rodean a los músicos
J^'il* graciosas mujeres que parecen gustar INGENUIDAD

(( V/W^
"^^flk
nT^ vV^
de la discordante armonía de sus
instrumentos. Colocados al otro lado
del recinto, los ancianos, apoyados en
sus palos, asisten a las danzad de la
ril? \\\ juventud; danzas bizarras, en que
las jóvenes forman grupos a parte,
M m
fj^l t^jmttn^l/u.-fiAmumiJ J>¿rlííP
en tanto que divierten a la reunión
por medio de mil grotescas contor-
¿ ^ L 1 siones los " V e s t r i s " del lugar.

^ í Q a é ejemplos nos da la naturaleza! í No saben ustedes que el comer

Tanto hablar de la necesidad de la carne carne es causa del mal genio? Lo
y este animalito lleva, sin ella, más de cinco dice una revista inglesa y en prueba
mil años. de su aserto añade, que los ingleses
que tienen fama de comer mucha
Los hombres más dispuestos a la carne, tienen fama también de ser
danza son los habitantes de Rusia gente brusca.
menor. En todas sus solemnidades, Los franceses, en cambio, comen
en todas sus ceremonias paganas poca carne, prefieren las frutas, las
ha de haber siempre algún número legumbres, las ensaladas, los pesca-
dedicado a Terpsícore; en la lla- dos y algo de caza. El inglés come
mada fiesta de " K o u p o ' * bailan las en un día tanta carne como el fran-
muchachas y los jóvenes alrededor cés en una semana y los franceses
de un árbol adornado con cintas de son los hombres más corteses y de
colores, al pie del cual hay una mesa mejor , humor del mundo.
repleta de frutas que después comen Pero aun prueban mejor el aserto
ávidamente; en la fiesta de "Kolia- los japoneses. Es un pueblo que vive
d a " , en el mes de diciembre, bailan de arroz, frutas, dulces y pescados.
por las calles y por los campos, acom- Su delicadeza y su templanza en la
pañando a sus danzas " l i e d e r s " sen- mesa les comunica una placidez ex-
timentales. Los rusos de Poltava, so- traordinaria. En las calles del Japón
bre todo, sienten una predisposición no hay riñas ni disputas. La toleran-
grandísima para toda clase de ale- cia, la cortesía, la finura y los mo- £í.—Cuando tanto lo piensa usted, es que
grías estrepitosas, que terminan a dales ceremoniosos son tan comunes debe tener ya novio...
menudo con saltos y volteretas. Se en el Japón como las discusiones Ella. — Sí, cierto; pero es el caso que
reúnen pueblos enteros bajo las cen- agrias en Inglaterra. como es tan reciente y no tengo confianza
tenarias encinas, y nada más típico De todo esto puede sacarse la aun con él, no rae atrevo a flirtear con
que esas diversiones populares: a un consecuencia de que la carne es un los demás.

EL DESPERTAR DEL POETA

Verdadera
economía.
LAPERRINS'
salsa de «LEA &
está re-
conocida por todo el
mundo oomo ¡a mejor.
Sin embargo hay per-
sonas que aún no se han
dado cuenta que también
LA MUSA. — He aquí el verdadero licor de es la más ecojiúmka,
energía, que te devolverá la inspiración ¡el debido á que la inmejora-
QUINIUM LABAERAQUE!... ble calidad y concentra-
ción de los ingredientes
El uso del Quinium Labarraque, a la dosis de de que se compone hace
una copita de licor después de cada comida, está que una pequeña porción
indicado contra la anemia, las fiebres y la lan- deestasalsa sea suficiente
guidez que resulta de las enfermedades antiguas para un plato cualquiera.
y rebeldes.
Las personas débiles o sometidas a un trabajo
excesivo, los adultos fatigados por un crecimien-
to demasiado rápido, las señoras que sufren las
consecuencias del parto, los ancianos, los anémi- •^ Fíjense en lafirmaen
blanco sobre la etiqueta
cos, deben tomar vino de Quinium Labarraque, roja de cada botella.
especialmente recomendado a los convalecientes. La verda¿era y orisínal WORCESTERSHIRE SAUCE.
El Quinium Labarraque se vende en botellas
y en medias botellas en todas las farmacias. De-
pósito: Casa EEBEE, 19, rué Jacob, París.
unmAEaAj'
 -C-*d-C3>,
(CUENTO)
Eran dos hermanas, las dos hermanas de todos los
cuentos y, como las dos hermanas de todos los cuen-
tos, una rubia, morena la otra; sólo que aquí la ru-
^ bia era hermosa y la morena era fea y contrahecha.
La rubia era la guapa de la familia, aquella para la
cual se compran las telas y las joyas, la que el papá
y la mamá invitan con insistencia al teatro y a visi-
tas, en tanto que dicen a la otra: "j Tú no has de
querer ir, verdad?; debes estar cansada"...
La morena era una verdadera "Cenicienta", la Ce-
nicienta sin encanto de esta historia sin interés;
una Cenicienta cuyo pie no iría nunca a_ buscar el
príncipe maravilloso para calzarle el chapín de cris-
ta! hallado en el camino...
Era tímida, como lo son generalmente las mujeres
contrahechas, y sus ojos parecían pedir a todo el
mundo perdón de atreverse a brillar; perdón del
desacato de ver cómo los otros — los ojos que son
bellos y amados, — el jubiloso color de rosa de las
mañanas, en oro en sazón de los mediodías y la
austera opulencia de las tardes: la fiesta de las ho-
jas y las flores en la landa y la majestad del cedro
en la montaña; el raso trémulo de los lagos y el
azul pensativo de los cielos...
Sabía la fea — a la que llamaremos Lía, en memo-
ria de aquella triste hermana de Raquel, de ojos pi-
tañosos, que Labán puso con vergonzante cautela
en el lecho de Jacob como premio de siete años de
trabajo, — sabía la fea ejecutar mil primores: era,
como las augnstas reinas que hilaban en la rueca
sus telas y sus sueños, verdadera maga de cuyos
dedos salían prodigios: ¡cuántos tejidos, que pare-
cían, tal era su finura, hechos con los propios "hilos
de la Virgen" o con la substancia misma de la ilu-
sión ! I Cuántos manjares dignos de la mesa de un
emperador I y, con esto, una pericia elegante y suave
para tocar el piano y el arpa.
Lía había aprendido desde temprano que era pre-
ciso vestir su fealdad, vestirla de algo para que
fuese menos ingrata ante los ojos de los hombres y
la había vestido de inteligencia, de bondad y de
amor. Su alma era una piedra preciosa, cuyo mayor
mérito consistía en un instinto incalculable de sa-
crificio.
Era Lía uno de esos seres llenos de misericordia '
y de abnegación, que siempre ceden su parte en la
vida y tornan, si es posible, más desnudos que los
otros a la eternidad.
Abundan por cierto tales seres en la familia his-
pano-americana: casi siempre hay en una casa una
Cenicienta que da su parte a los demás y que se sien-
te feliz por haberla dado. Almas raras que nacen
atormentadas por una misteriosa sed de oblación,
divinas sitibundas que jamás se sacian de sacrificio:
Lía era como éstas.
Si acertaba a cocinar uno de esos manjares sa-
brosos y deleitables que son la alegría de una mesa,
todos menos ella lo gustaban, porque era su placer que
lo gustasen todos, prometiéndose gustar ella lo que
quedara, y por lo común nada quedaba.
Siempre llegaba tarde para recibir el bien, seme-
jante al poeta de la fábula, que se presentó después
de todos ante Jove cuando ya estaba hecha la total
repartición de las heredades del universo mundo.
Si su hermana, tras de haber derrochado' sus ha-
beres, tenía un capricho, estaban ahí los ahorros
de Lía. Si su hermana, a la que llamaremos Raquel
para apurar el símil bíblico que usamos al principio,
cometía un yerro, Lía echaba sobre sí la culpa y
recibía sin protestar el condigno castigo. Lía era
quien rompía siempre los platos, quien perdía los
dedales y las tijeras, quien acababa primero con ios
trajes, quien quemaba la leche de los postres, quien
se dejaba robar por las criadas.
Lía tenía siempre la culpa: era éste un principio
establecido en la casa.
Y era Lía también quien dormía en el sucio, so-
sobre una estera, a hurtadillas de sus padres, cuando
huéspedes inesperados llegaban y faltaba un lecho.
Lía era quien al alba estaba de pie, disponiéndolo
todo, recorriendo la casa como tina bendición mien-
tras cjue los demás holgaban entre sábanas, disfru-
tando de esa voluptuosa e intermitente prolongación
matinal del sueño.
** *
Pero un día, aquella alma desnuda de todo, hasta
de deseos, sintió que llamaban laso y con insisten-
cias a su puerta, y pálida se estremeció: el que lla-
maba así era el amor.
Entre el enjambre de muchachos que cortejaban
a su hermana, bella como éxtasis, y a quienes Ra-
quel correspondía con un amable y coqueto desdén
"colectivo", uno, Carlos, guiado quizás por secreto
instinto, había ido poco a poco alejándose de la
hermosa para acercarse directamente a Lía, a la
pobrecita Lía, tan callada, tan fea, tan pálida y tan
triste, adivinando quizá la santa piedra preciosa de
su espíritu.
Era Carlos un muchacho silencioso también y
pensativo; probablemente un ideólogo, un poeta, un
sentimental que empezaba por confundir el amor con
la misericordia,
Lía tuvo miedo al principio, un miedo terrible de belión ! No tan aínas se arranca del corazón lo que
engañarse; luego, siguiendo su avasalladora tenden-
cia al sacrificio, miró hacia todos los lados en la
zona de su vida, para ver si alguno de los que pasa-
ban, necesitado de amor, le pedía el de Carlos, a fin
de dárselo... Mas nadie apareció en el camino, na-
die se dio ctienta de que Lía era poseedora de un
cariño muy grande, muy grande, y entonces, la infe-
liz (como el niño mendigo que tropieza en la calle
con un juguete, vuelve tímidamente la mirada en
derredor por miedo de que algún niño rico le re-
clame el hallazgo y le pegue, y al ver que nadie
le persigue, se aleja glorioso, recatando su tesoro)
echó a correr con su cariño escondido én el más
casto escondrijo de su alma, al rincón más apartado
de su vida, y ahí se llevó aquel amor recién nacido
a los labios, con unción infinita y púsose a besarlo,
dulcemente, muy dulcemente, primero; después, co-
mo una insensata, en un inopinado despertar de
vida, presa de una poderosa conflagración de anhelos
y temores y esperanzas. . .
¿ La amaba Carlos ? ¡ Oh ! sí, sin duda; no hay
en el mundo un ser bastante malo para burlarse de
una fea hasta el punto de sacudir con engañifas
la virginidad callada, hermética y pudorosa de su
a l m a . . . i Carlos no era malo, y Carlos le había
dicho que la quería así como era, morena, muy
morena, bajita, muy bajita, contrahecha, canija,
ñoña y mísera ! Tenía, sin embargo, un miedo cerval
de que aquello se trasluciera, miedo y vergüenza, y
no cesaba de suplicar a su Carlos generoso:
— i Por Dios, no lo digas por Dios, que nadie
lo sepa I — y añadía para su coleto: — i Si supieran
que poseo este tesoro y viniesen a pedírmelo...
tendría que darlo !
Pero nadie lo supo, por más que maguer el disi-
mulo de ambos, metódico y reconcentrado, era tan
fácil, darse cata de ello con sólo mirar los pobres
ojos de Lía, aquellos ojos llenos ahora de felicidad,
y que la iban proclamando "a grito herido", como
si dijéramos, por toda la casa, y por toda la ciudad quiere a mi hermana: yo, por mi parte, había ima-
y por toda la v i d a . . .
Lo que aconteció fué diferente y monstruoso, den- en nombre de Raquel, y mientras llegaba... i De-
tro de la monstruosidad consuetudinaria de la exis-
tencia : aconteció que Raquel empezó a enamorarse
de Carlos. ¿ Por qué ? Por una razón muy sencilla : se casó con Carlos y hoy es- una venerable abuela.
Porque Carlos era el único que se substraía a sus
encantos inefables; el único que, sin que ella pu-
diera comprender la causa, le negaba el pleito ho-
menaje, y — i esto es y ha sido siempre tan hu-
mano ! — nació en ella como en tantas otras en ca-
sos semejantes, un capricho, un capricho de con-
quistadora desdeñada, que se apercibe a luchar con
el arsenal de todas sus gracias, que echa mano de
todos sus recursos. Empero, el ímpetu de la her-
mosa se estrelló ante la inconsciencia de Carlos.
Entonces el capricho se volvió amor.
Carlos no se dio cuenta al principio de los sen-
timientos que inspiraba. Estaba serenamente asoma- , buena
do al alma de L í a . . . Pero al fin los ojos azules
de Raquel empezaron a turbarlo. Lía tampoco se
había dado cuenta de nada; amaba en pleno reco-
gimiento y en absoluto éxtasis... Pero al fin fué
nevando sobre su espíritu la frialdad creciente, len- capaz de haberle cedido su bienaventuranza y de
tamente creciente, imperceptiblemente invasora de
Carlos; y un día, después de muchos meses en que
los ojos maravillosos y los encantos todos de Ra-
quel habían hecho su obra, y en que la misma difi-
cultad y lentitud de esta obra había acabado por ena-
morar locamente a la bella testaruda, ésta dejó que
saliera de sus labios un turbulento grito de con-
ciencia.
— i Hermana, hermana ; yo sufro mucho, yo estoy
enamorada de Carlos!
Lía sintió al oír el grito lo que el niño del símil
cuando le piden el juguete que había encontrado;
algo como im rápido y doloroso convencimiento que
podría traducirse con estas palabras o con palabras
semejantes a éstas: "¡ Es claro! ¿ Cómo pude yo
pensar que era para mí una cosa tan bella ? Pues
qué, ¿ he tenido yo algo, alguna vez en la vida ?"
Pregunta esta última, formulada íntimamente, con
naturalidad y sin' la menor sombra de despecho;
porque el instinto de sacrificio ingénito, la tenden-
cia idiosincrática a la oblación, habían ido borrando
toda idea de derecho propio y de posesión en aque-
lla alma. . . casi toda idea de individualidad.
Sin embargo, fuerza es confesarlo: Lía se de-
fendió esta vez; tuvo un impulso, ¡ el único de re-
es ya su vida, su luz y hasta su propia substancia:
— No — respondió L í a ; — t ú no estás enamorada
de Carlos...
E iba añadir: "Carlos me quiere. ¡ Me lo ha
contado !"
Pero no lo dijo. Raquel, abrazándola, como siem-
pre que quería obtener algo de ella, dejó escapar
im torrente de palabras:
— Sí, lo quiero, herraanita; lo adoro; es el único
hombre que he querido en mi vida; es preciso que
me ayudes, que me aj'udes con papá, con mamá, con
él mismo... ¿eh? ¡Tú no sabes cuánto le quiero!
Lía se asió a la última esperanza débil y alirrota
que pasaba: »
— Pero Carlos... ¿te ha dicho algo?
No; Carlos no le había dicho nada aún. Carlos
tenía vergüenza y remordimiento. Carlos será bueno
en el fondo (como todos los infidentes y los tráns-
fugas). Pero, en primer lugar, si se llegó hasta Lía
fué porque, visto al principio por Raquel, rodeada
de amadores, con cierto desdén, no cupo en el
número de sus probabilidades la de ser amado por
ella; y luego, porque Lía estaba tan sola y era tan
desvalida y tan pequeñita dentro de la existencia
que la compasión se vistió de cariño... Mas ahora
Raquel venía hacia él desplegando todas sus gra-
cias, "hermosa como la luna, resplandeciente como
el sol, terrible como un ejército ordenado en ba-
talla"... ¿Cómo resistirla?
— Lo quiero mucho, hermanita, ayúdame...—•
Lía enmudeció algunos segundos. . . los pocos se-
gundos que ella necesitaba para una oblación, y
luego besó a Raquel con un beso suave, cuchi-
cheándole al oído :
— I Sí, hermanita ; yo te ayudaré !
Al día siguiente, Carlos recibía estas breves líneas.
"Carlos: Mi hermana le quiere a usted y usted
ginado quererle; pero me engañaba: le quería sólo
sea usted hacerme feliz?, pues hágala dichosa."
Esto que refiero pasó hace muchos años. Raquel
Lía, después de haber sido una verdadera madre
para los hijos de Raquel, por los cuales se sacri-
ficó siempre, era una segunda abuela para los nietos,
por quienes también empezaba a sacrificarse.
Pero en la pasada primavera una pulmonía se la
llevó a la tumba, y la noche en que velábamos su
cadáver observando con pena que ni la muerte, que
es una gran embellecedora, había logrado embelle-
cerla, un viejo amigo de la casa, católico él, me
llevó al hueco de una ventana para decirme con
acento piadoso:
— Ahí donde usted la ve, es muy posible que esa
de Lía_ esté a estas horas en el infierno...
.— ¿ Por qué ? — le pregunto sorprendido.
— ¡ Ah ! — me respondió alisándose la barba, ade-
mán que le es peculiar — porque si encontró en el
camino de la muerte a un pobre reprobo, es muy
haberse hundido ella en su lugar en el infierno por
toda la eternidad...
AMADO NEKVO.
D O ^ r A . Q-pjrpTnZ^ ^JY^rsTA MrPfi^
Apuntes dictados por el sentido común y escritos por un sentido particular.

Antes de hablar de estas dos señoras, ¿me per-
mitirán ustedes, lectores míos, hacer una introduc-
ción, prefacio, prólogo ? . . . ¿ Qué sí ? i Ah ! veo que
son ustedes muy galantes, y pues me concedieron
su venia, procuraré ser lo más breve posible.
Figúrense ustedes, que y o . . . Pero creo que us-
tedes no saben quién soy yo. Yo soy el sentido par-
ticular de don Fulano de Tal, para lo que gusten
mandarme, y me presento a ustedes como escritor
público, porque trato de dar a luz — no hay que asus-

, A"
 tarse — ciertos pensamientos que se me han ocu-
rrido, ya que hoy se imprime todo cuanto se sabe,
o se pretende saber
Sentados, o en pie, estos precedentes, continúo.
Decia, o iba a decir, que yo tenia vivísimos de-
seos de adquirir noticias de esas dos señoras lla-
madas doña Crítica y doña Moda, que todo el mun-
do conoce de oídas solamente; con la intención
de hacer público cuanto supiese de ellas y de que
en lo sucesivo nadie ignorase quiénes eran.
Regué con insistencia a mi señor don Fulano
de Tal que escribiese sobre este asunto, pero ne-
góse rotundamente, temeroso, sin duda, de que
doña Crítica lo tomara a mal y se vengara de ta-
maño atrevimiento. Entonces le pedí permiso para
encargarme — por mi cuenta y riesgo — de publicar
cuantos datos pudiese obtener, permiso que me con-
cedió sin recelo alguno.
Al instante me puse afanoso a indagar.- Ninguno
me daba explicación satisfactoria, si bien todos es-
taban acordes en que debía consultar con don Sen-
tido Común.
Decidí, pues, avistarme con este caballero, razo-
nable y prudente.
Mas he aquí un nuevo apuro. Todos habían oído
hablar de él, pero todos ignoraban dónde se le po-
dría encontrar.
No cejé por esto en mi propósito, y así es como
al fin conseguí averiguar que don Sentido Común
se había retirado del trato de los hombres ofendido
del poco caso que le hacían, y habitaba en la ciu-
dad de Todo-tiempo, calle de la Sensatez, esquina
a la del Olvido, para cuya ciudad salía el tren
' expreso de la Imaginación.
Con estos antecedentes, me puse en marcha.
La exactitud de las señas hizo que encontrase
pronto el domicilio de ese buen señor.
Recibióme con mucha amabilidad, y después de
los cumplidos de ordenanza, que se conoce que don
Sentido Común no había olvidado todavía, le expli-
qué el objeto de mi visita. Quedóse asombrado un
momento, y después de una ligera pausa, dijo así:
-— No haga usted caso de mi asombro, porque es
muy natural. De tantos como se dedican a escribir
para el público, hoy, pocos, muy pocos, son los que
han venido a consultarme, ni aún a que los dirija en
.sus trabajos, como visted ha hecho. Al contrario,
por adíiuirir fama de escritores originales, procu-
ran que sus obras huyan de estar acordes con mis
ideas, porque ven que son más apreciados y aplau-
didos cuanto más en oposición están conmigo...
Pero usted viene a ponerse bajo mi protección, y he
de hacer cuanto esté a mi alcance para que no se
arrepienta de ello, y aun ofrezco a usted mi apoyo
el día que vuelva a tener influencia sobre los
hombres.
— Gracias, — dije yo, inclinándome ligeramente.
Don Sentido Común continuó :
— Efectivamente, conozco bastante a doña Crí-
tica y a doña Moda, aimque a doña Crítica sólo
le dirijo la palabra alguna vez que otra que la en-
cuentro en la calle, y a doña Moda, apenas la sa-
ludo. Y no crea usted que huyo de su trato por ese
afán de figurar que tienen, sino que procuro hablar
con las mujeres lo menos posible; por eso hay tan
pocas que me conozcan. Pero vamos a lo q^ie im-
porta.
Levantóse don Sentido Común y llamó a su cria-
da. Opinión Pública, encargándole que trajese pa-
pel, tintero y pluma.
Mucho me chocó la fámula, que se presentó a
recibir las órdenes de su señor.
Llevaba un traje de varios colores, y sus faccio-
nes, que eran muy pronunciadas, denotaban un ca-
rácter inocente y bondadoso.
Don Sentido Común notó mi curiosidad, y me
dijo, después que la criada se hubo retirado:
— Esa mujer ya la debe usted conocer por la
fama. En algunas ocasiones me ha servido de
mucho; pero aunque sabe mi casa la tiene abierta
a todas las horas, acude a mí, sólo cuando está re-
fiida con su hermana política Opinión Privada, con
quien vive. Opinión Privada es muy coqueta, y le
gusta hacerse querer de los hombres, complacién-
dose en entretenerles y engañarles con sus zalame-
rías ; y esto no lo pviedé tolerar Opinión Pública,
que no es amiga de singularizarse con nadie ni de
tener secretos.
Eso nada más es el motivo de sus disensiones.
Pero veo que entretengo a usted demasiado. Su
señor don Fulano de Tal estará esperándole impa-
ciente, y es justo que usted vuelva presto a su lado,
ya que sin reparo alguno se prestó a perderle por
unos instantes. Siéntese usted ahí, y vaya escribien-
do lo que yo le dicte.
Así lo hice.
Cuando concluímos, intenté una nueva conversa-
ción, porque me gustaba oírle, pero me encargó
que sin dilación viniese a casa a copiar mi manus-
crito, pues la tinta que él gastaba era de la fábrica
de la Experiencia, y tenía la propiedad de servir
para poco tiempo.
Al oir tal, me despedí apresuradamente, dándole
las gracias por la molestia que se había tomado, y
'le ofrecí volver otro día a verle.
Al llegar a casa observé a los parientes y amigos,
y en especial a la consorte de mi señor, con gran-
de regocijo; pero humedecidos los ojos por el llanto
y alrededor del lecho donde se encontraba tendido
don Fulano de Tal
Procuré indagar la causa de todo esto. '; Torpe
de mi! No comprendí que al ausentarme había de-
jado exánime a mi señor, y que aquella alegría la
motivaba yo, porque a mi llegada acaba de recobrar
el sentido.
Esto me hizo perder tm tiempo precioso.
El manuscrito dictado por don Sentido Común,
comenzaba a tener algunos renglones ininteligibles,
y su número aumentaba a cada segundo que trans-
curría.
Viendo que me serla imposible copiarlo al pie
de la letra, hice el extracto que ustedes verán a
continuación.
Doña Crítica Nopasonada y doña Moda Pasalo-
todo, son naturales y vecinas de la ciudad de Todo- ^
tiempo, y, como contemporáneas de, doiia Humani-
dad, dientan algunos siglos de vida.
Doña Critica Nopasonada, pues, no es una po-
llita ; pero no por eso deja de ser una jamona, que
si algunas veces manifiesta un carácter severo y
adusto, casi siempre es jovial y chistosa, lo que la
hace menos antipática de lo que realmente es.
Doña Moda Pasalotodo, tampoco es una niña; pero
con sus trajes, sus adornos y sus galas, hace por
conservar la frescura de la "jamonitud".—Si ustedes
me permiten esta palabra, sino me la permitiré yo.
Doña Crítica y Doña Moda viven frente por
frente en la calle de la Civilización del Siglo xix,
situada entre la plaza de la Guerra y el paseo de la
Picardía.
Parece, a primera vista, que la calle de la Civi-
lización las separa; pero, a segunda vista, se com-
prende que más bien las une, dándoles la condi- ^
ción de vecinas. Sin embargo, aunque se visitan y
observan recíprocamente, los preceptos que su maes-
tra doña Urbanidad les enseñó,' se tienen cierta an-
tipatía, que en muchas ocasiones no pueden ocultar.
Este odio nace, principalmente, de im pleito que
siguen hace muchísimos años.
La señora doña Discordia Metomeentodo, regala-
ba la magnífica posesión llamada de la Autoridad,
considerada ya en estado ruinoso, y el cortijo del
predio público, estimado hoy en poco, a aquella de las
dos que probase contar más años de existencia.
Doña Crítica y doña Moda no quisieron ceder,
y no pudiendo convenir en una participación, por-
que doña Discordia así lo dispuso, acudieron a los
tribunales, entablando tma extraña y nunca vista
polémica entre mujeres. Cada una pretendía ser más
vieja que la otra.
Entre los varios argumentos que exponían, sólo
me dictó don Sentido Común los dos últimos, para
hacerme comprender hasta donde aguzaban el ingenio,
Doña Moda pretendía haber visto la luz en el
Paraíso desde el momento que Adán y Eva consi-
deraron decoroso el uso de la hoja d e . . . p a r r a . . .
o . . . de higuera... o . . . no recuerdo bien qué
planta nombró don Sentido Común. Doña Crítica
no lo negaba, antes bien' sostenía que en ese caso
ella nació con anterioridad a tal suceso, pues vino
al mundo cuando la serpiente hizo observar a nues-
tros primeros padres lo mal que obraban obedecien-
do al Señor. En este estado permanecen los autos
muchísimo tiempo ha, porque los abogados de las
partes, don Amor Propio y don Egoísmo, les con-
viene que nunca termine, para mayor honra y pro-
vecho suyo, y porque el tribunal de la justicia his-
tórica que en él entiende, se encuentra perplejo y
no se atreve a fallar, temiendo no acertar en la sen-
tencia.
Por lo demás, doña Critica y doña Moda.no ne-
cesitan nada para vivir.
Las dos poseen mucho ingenio, tienen algunas
ínsulas, — no baratarlas, sino de orgullo — disfrutan
de un caudal y renta de pensamienlos e ideas inago-
tables, viven en palacios regios, y están servidas por
una multitud de criados inteligentes y fieles.
Entre las doncellas de doña Crítica, se encuentran
"Indirecta", que la peina y la viste; "Sátira", que
condimenta sus guisos; "Murmuración", que la en-
tretiene con sus cuentos; "Risa" e "Intención", que
la acompañan algunas veces cuando sale de casa;
"Malicia", que la hace ver lo que no hay, y "Envi-
dia", que la sirve de escaleras abajo.
"Doña Moda" cuenta entre sus camareras a "Os-
tentación" que la acompaña donde quiera que va;
"Elegancia", que la viste; "Tontería", que la peina;
"Ilusión", que la adula; "Rareza" y "Novedad",
que la cosen y arreglan trajes, y en esto es en lo
que principalmente sobresale su señora. Tiene, ade-
más, al joven lacayo "Cursi", hijo de su portera la
señora "Pobreza", y enamorado de "Vanidad" como
un loco.
La enfermedad que estas dos señoras padecen es
la holgazaneritis aguda, que en doña Crítica suele
degenerar en un calentura biliosa, y en doña Moda
viene a resultar una lujursistis de muy mal gé-
nero.
A la primera la asiste el médico don Buen Htimor,
que la cura de los disgustos que toma, y a la se-
gunda el doctor don Lujo, que si bien no la de-
vuelve la salud, por lo menos procura aliviarla de
sus dolencias siempre que puede.
En cuanto a las relaciones amorosas, se dice que
doña Crítica se vanagloria de que la visite con fre-
cuencia don Criterio, aunque se cree que no pasa
de ser un amigo que la aprecia.
Doña Moda, sí que parece que tiene algún pre-
tendiente. Afírmase qvie uno de ellos es don Anto-
nio Bueno, conocido más bien entre sus amigos por
el Buen Tono, y que tiene un trato íntimo con
unos parientes de su prometida, llamados Bueaos
Modos o Modales, Sin embargo, se asegura que a
doña Moda le hace "tilín" don Capricho, joven ato-
londrado y extravagante, que la visita todos los
días.
Entre las personas tertulianas de ambas señoras,
sobresale don Ridículo Queavergüenza, vejete im-
pertinente y almibarado, especie de maniquí que
se acomoda a las exigencias de cuantos le tratan.
De él se sirve doña Crítica cuando quiere hacer
notar a su vecina los defectos y rarezas en que in-
curre, y de él se aprovecha doña Moda cuando pre-
tende que caiga en desuso entre sus satélites, lo
que ella misma puso en boga; por su gusto siempre,
nunca por lo que dice su vecina; porque si doña
Crítica peca de demasiado correcta, doña Moda peca
de demasiado incorregible.
No obstante, en medio de sus rivalidades, ha ha-
bido ocasiones en que se han ayudado mutuamente,
ha habido momentos en que doña Critica ha se-
guido a doña Moda, y viceversa.
La primera se valió del periódico para propagar
sus ideas, y la segunda, por no ser nienos, acudió
a la prensa para hacer públicas sus reformas. Esta
introdujo las vísilas obligatorias en la sociedad, y
la otra las apadrinó, consiguiendo que en ellas se
les rindiese mas homenaje.
Y así ambas, usando ya del escrito, ya de la voz
para sus fines particulares, han sido origen de mu-
chos adelantos y de muchos trastornos.
Si doña Crítica no tuviese esa monomanía de en-
contrar defectos en todo cuanto ve, muchos inven-
tos, muchas máquinas, muchísimas cosas no irían
perfeccionándose.
Si doña Moda no tuviese esa locura por pre-
sentar cosas nuevas, muchos objetos todavía serían
desconocidos o nunca se hubiesen usado.
Pero si doña Crítica, en su afán de hablar mal
de todo, no tratara de minar las ideas de los pue-
blos, haciendo ver a éstos inconvenientes en los
sistemas de gobierno porque se rigen, y si doña
Moda, en su afán de reformar, no cambiase las cos-
tumbres y los sentimientos de los hombres, muchas
revoluciones, muchas guerras, se hubieran evitado
y se evitarían en lo sucesivo.
Si el talento de la una y la discreción de la otra
pudieran sobreponerse a la miseria de sus aspira-
ciones, la sociedad disfrutaría de más tranquilidad
de la que disfruta.
Por ahora, es inútil esperar que así suceda, si
bien la señorita Cordialidad, amiga de las dos,
hace cuanto puede por avenirlas.
Doña Crítica sabe que su vecina es más activa.
Doña Crítica ha conocido que la práctica es para
ella el escollo en que tropieza siempre, pero no quie-
re declararse vencida, y por eso no calla.
Cuando no puede atacar el fondo, ataca la forma,
porque lo esencial es no enmudecer.
De este modo, el rencor jamás se amortiguará;
continuando así, siempre llevarán revuelto el mundo.
Doña Crítica todo lo considera innecesario; doña
Moda nada considera superfino.
Doña Crítica seguirá siendo el bu de las gentes
honradas, y doña Moda el bu de las gentes pobres.
La primera, es y será el ídolo de los envidiosos
e ineptos; la segunda, el ídolo de los orgullosos y
de los tontos.
Hasta aquí llegaba lo inteligible del manuscrito.
Las últimas reflexiones dictadas por don Sentido
Común, estaban borradas. No recuerdo ninguna;
pero si vuelvo a visitarle, haré que me las repita,
para decirlas a ustedes.
Por hoy dispénsenme, y reconozcan la buena vo-
luntad de su afectísimo amigo,
El sentido particular de don Fulano de Tal.
GENARO GENOVÉS.

LOS CAFES DE MADRID
"MAISON DORÉÍ''
Es un café moderno, que decoran
palmeras de escayolas catalanas. . .
Hay en las mesas, bellas cortesanas,
cuyos ojos pintados descoloran
noches en vela, que tras los cristales
acechan, cual famélicos chacales
qtte olfatean sus presas en la brisa,
la víctima propicia y codiciada,
(endiéndole, cual cebo, la sonrisa,
y esgrimiendo, cual dardos, la m i r a d a . . .
En un grupo de alegres oficiales,
tan apuestos, bizarros y marciales
que reclaman, a voces, los gregüescos
y los chambergos de rizadas plumas,
relátanse, entre humos de tabaco y espumas
de cerveza, mil lances novelescos
de amor y guerra, donde siempre humilla
a la fortuna el español denuedo,
lo mismo en las ventanas de Toledo
que en los sangrientos campos de Melilla.
Los militares y las cortesanas
se hacen discretas señas, a lo lejos,
a través de las lunas venecianas
de los amplios y fúlgidos espejos. . .
En un corro de actores,
se comentan la gracia y los primorea
de una damita joven, que lo era,
hace ya más de veinte años, cuando
Thuillier representaba "Juan José". ..
Como una floreciente primavera,
miradas y sonrisas prodigando,
penetra, deslumbrante, en el café
una dama extranjera,
que parece una reina por el porte,
y en cuyos claros ojos resplandece
ese llanto de plata que entristece
a los cielos lunáticos del Norte !
Anochecer de otoño madrileño,
en qiie todo se ve confusamente,
como a través del ópalo de un sueño!. ..
Un rumor de océano se presiente,
y tma creación de sombras se adivina...
Horas de confidencias fraternales,
en que el alma se inyecta de morfina
y toma transparencias de cristales!...
Es hora de beber. . . Manuel Machado,
con elegancias de banderillero,
apura un vaso de Jerez dorado,
mientras Gómez Carrillo,
aspecto y corazón de mosquetero,
vohiptuosamente
apura, en la ilusión de un cigarrillo,
toda el alma fragante del Oriente.
A su lado, indolente,
sobre el verde diván arrellanado,
está Antonio Machado,
que con sus rictus grave, adusto y serio
de padre mercenario,
devora, en un diario,
líricos ditirambos a la Imperio,
la gitana ideal, que cuando avanza
agitando en el baile su melena
de tempestad, parece que en la escena
es el alma española la que d a n z a ! . . .
Y aquel otro, tocado de un somljrero
cordobés de amplias alas,
moreno y enjuto como Lagartijo,
que con aire entre humilde y altanero,
a la extranjera de ostentosas pieles,
contempla inmóvil, en sus ojos fijg,
ése es Julio Romero,
el califa andaluz de los pinceles!...
Señalando, al pasar, una mesa vacía,
alguien dice a im amigo:
— ¡ Allí, en aquel lugar, Felipe Trigo,
las pruebas de sus libros corregía I —
Y ante la evocación, nuestra memoria
resucita detalle tras detalle...
De .su suicidio la ruidosa historia
arrojan los 'diarios
a las voracidades de la calle,
entre anatemas y entre comentarios. . .
Y en medio de la turba abigarrada
que a nuestro lado pasa indiferente,
la noticia nos hiere, de repente,
como una traicionera puñalada...
Despacho a media luz: junto a la mesa,
donde aun guarda la íiltima cuartilla
la roja huella de su mano impresa,
el níquel del revólver fulge y brilla...
Y reclinada la cabeza sobre
un almohadón de seda adamascado
un guiñapo de hombre agarrotado
en un pijama desteñido y p o b r e . . .
Desde la sien herida,
un hilillo de sangre coagulada
desciende por la barba encanecida
y se pierde en la boca amoratada. . .
Después: desolaciones familiares;
la camilla de hule, conducida
por cuatro subalternos militares
en traje de faena;
gritos desgarradores,
y el perro fiel, que aulla entre las flores
del jardín otoñal, como una h i e n a ! . . .
Pocos amigos en la comitiva. . .
Se camina al azar, sin hacer ruido. . .
Dol)la Urbina la frente pensativa;
y Carrére, hondamente emocionado,
enjúgase una lágrima furtiva...
i Silencio de oración y paz de o l v i d o ! . . .
Desde el alto cénit de sus empeños,
rotas las alas, desplomóse el a v e . . .
I La tragedia vulgar del que no sabe
administrar el oro de sus s u e ñ o s ! . . .
Y, en la celeste esfera,
el buen sol de Madrid, que su tesoro
de luz derrocha, convirtiendo en oro
el polvo de la vieja carretera;
y proclamando en la materia inerte
que a la tierra devuélvese aterida,
la victoria suprema de la vida
sobre la sombra eterna de la Muerte !. . .
Y ante el recuerdo del artista hermano,
nuestra vista, se empaña,
y la dorada copa de champaña
se desborda, temblando, en nuestra mano..
FRANCISCO VILLAESPESA.
ESTAMPA DE ESTÍO
Sol hecho agua, el mar
dormita, como un viejo monstruo...
Lejos, entre la bruma,
las costas son de ópalo.
Trae el viento marino olor a islas
verdes, visión del trópico,
con mujeres desnudas,
negras bajo el caobal agrio de l o r o s . . .
Muere la tarde. El cielo
es de un cobre amarillo suntuoso...
Bandadas tristes van
hacia un jardín ilusionado y roto.
Hay una claridad de mundos áureos
en lo infinito. . .
Rojo
de velas, tui navio,
se pierde en el oriente melancólico...
JUAN R. JIMÉNEZ.

¡ Uh musos modernérulos glaucosos
Prestadle vuestro numen
a mi viejo cacumen
para cantar, en versos modernosos,
del invierno, los dias tenebrosos.
INTERIOR DEL EDIFICIO
La ninfa está vieja, grisoso el paisaje,
cenizo está el cielo, gris el montañaje:
las gemmas se fueron ; no croan las ranas ;
Natura vistióse con grisáceo t r a j e . . .
Es la ninfa vieja que muestra sus canas
Porque ella desea que se la distinga
de la ninfa joven que toma mandinga.
Quitóse, de céfiro, el traje sencillo;
de lana se lia puesto recios pantalones,
inedias estambrosas, zapatos de orillo
(por los sabañones) ;
cuerpo de estameña, refajo amarillo;
los guantes le impiden tocar hoy la lira;
firmando el brasero pasa largo rato;
a su lado un silfo se encoge y se estira;
el silfo es el gato
que glauco suspira.
Padece reúma, la ninfa renquea,
y lleva una bizma de emplasto poroso;
no suelta, como antes, efluvio aromoso,
huele a malvabisco y a licor de brea,
que es poco agradoso.
De nieve, se extiende blanco estornudarlo
(digo "estornudario" y no digo "sudario"
porque, con la nieve, sé que nadie suda ;
pasa lo contrario:
viene el romadizo, y, con él, se estornuda).
El sol, sus fulgores no esperes que irradie ;
la cerdo.sa piara no esperes que pie;
la esquila lejana ya no esquila a nadie
y el rio no rie.
Destilan las tejas; en la calle hay barro;
helado el molino, no muele moluscos;
la ninfa se abriga por mor del catarro;
orquídeas busca, sólo halla pedruscos,
secos caracoles,
bellotas sin bello, colinas sin coles.
Los lagos helados, heladas las fuentes,
no puede, la ninfa, beber agua a buches;
ya no come pomas, pues no tiene dientes,
sólo come puches,
castañas calientes,
espasmos de lirio, 'remembres de acelga,
libélulas fritas, nostalgia con apio,
crisantemo en polvo, neníifar de cuelga
y el rico morapio.
E! aliento humano, como densa nube,
el frió cohden.sa y en espiras sube
igual que si, de humo, fuese bocanada,
y fuman las ninfas, fuman los podencos,
y, allá en la parada,
fuman los cocheros y fuman sus pencos. •
Ei triste percebe, la nacida almeja
no dicen ni "pío", ni muestran sus galas;
el fcuervo, en la nieve, croaja, se queja...
es un cementerio con pico y con a l a s . . .
La ninfa está vieja.
3 . ' PUERTA TRASERA
Las ánimas tocan;
la ninfa se acuesta ;
ya cierra los ojos;
ya ronca; ya etcétera.
MELITÓNIUS GONZÁLEZ,
Los Mejores Neumáticos de Hoy
N u n c a hubo intervalo alguno en el empeño d e m e j o r a r la calidad y
valor de los neumáticos Goodyear.
En el esfuerzo d e perfeccionar n u e s t r o producto, h a n resultado in-
ventos tales como la máquina Goodyear para hacer cubiertas, el
neumático d e tipo Sin Talón, y la vulcanización d e aire, proceso espe-
cial que se emplea en la fábrica Goodyear p a r a los n e u m á t i c o s de
esta marca.

Hoy en día, el insuperable resultado d e estos d e s c u b r i m i e n t o s se aplica

a los n e u m á t i c o s Goodyear.
P o d e m o s afirmar que nunca ha conseguido el automovilista tanto be-
neficio en m a t e r i a d e n e u m á t i c o s como lo obtiene hoy en los famosos
Goodyear.

N i n g u n a cubierta ha dado, en épocas pasadas, un porcentaje t a n

g r a n d e en kilometraje como r i n d e n hoy las cubiertas d e esta marca.
La superioridad de los n e u m á t i c o s Goodyear se ha impuesto a tal
punto d e ser la marca d e mayor venta en el m u n d o entero.
P a r a d a r s e cuenta d e lo que de estos n e u m á t i c o s se obtiene en kilo-
m e t r a j e extra, en confort adicional, en exclusión d e molestias, etcé-
tera, usted no tiene m á s que p r e g u n t a r a su vecino — u n o d e cada
cinco automovilistas d e las A m é r i c a s los usa.
T e n e m o s en existencia un s u r t i d o completo, incluso el famoso neu-
mático Cord, p a r a automóviles P a c k a r d , Peerless, M a r m o n , etc.

Goodyear Tire & Rubber Co.

of South America
E S M E R A L D A 6 0 1 , esq. T U C U M A N - Buenos Aires
REPRESENTANTES:
En Rosario: ARROSAGARAY & AMELONO.
En Córdoba: DITLEVSEN & Cía.
En Bahía Blanca: DUPRAT. AUÜIRREZABALA Se Cía.
En Tres Arroyos: JUAN B. ISTILAUT & Cía.
AÑO XXII. —N." 1U59 TALLERES GR \ F ! C O S
¡S DE ENERO DE 1919 DE CARAS V CARETAS