Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
BETIJOQUE
PONEMESA, en el
contexto de la Campaña
Admirable
Por:
Eduardo II Zambrano R.
i
DERECHOS
Y propiedad
intelectual
Imagen de portada:
ii
Dedicado
A todos los jóvenes y personas con
aprehensión de conocimientos, que
hacen de esta tierra trujillana su
hogar y su vida…
iii
Prólogo
iv
Índice
Prólogo ..............................................................................................................................iv
Introducción ....................................................................................................................... 1
Batalla de Betijoque – Sitio de Ponemesa .......................................................................... 3
El enigma de Ponemesa ..................................................................................................... 9
Batalla campal de Betijoque – Proclama del 8 de agosto de 1813 .................................... 15
La hipérbole en documentos públicos del Libertador ....................................................... 17
Primera cita: ..................................................................................................................... 17
Segunda cita: .................................................................................................................... 22
Tercera cita: ..................................................................................................................... 23
Sobre las siete batallas campales de la Campaña Admirable ............................................ 26
Sobre la ubicación geográfica de Ponemesa ..................................................................... 52
Epílogo ............................................................................................................................. 58
Referencias y Publicaciones Periódicas ........................................................................... 61
Referencias Electrónicas .................................................................................................. 64
v
Imágenes y tablas
Mapa A-6.- Recreación de las rutas y caminos existentes para los siglos
XVII al XIX; con rutas hasta Gibraltar y Moporo; incluyendo los linderos 57
de las Encomiendas de Moporo, Betijoque y Escuque, para el año 1611
vi
Introducción
Desde 1986 comencé a preocuparme por la poca información que se tenía sobre
uno de los eventos relevantes sobre la gesta patriótica local, ocurrida en estas tierras
betijoqueñas para el año 1813; se trataba de la Batalla de Betijoque, mencionada por
el Libertador como una de las siete batallas que se desarrollaron a lo largo de la
Campaña Admirable y que culmino con su entrada triunfal a la ciudad de Caracas,
dando inicio a la segunda república.
Durante 30 años se recogió información aislada, crónicas y mitos; se
consultaron las bibliografías más resaltantes de la epopeya libertaria venezolana, para
solo lograr reunir líneas aisladas, retazos y releer autores que copiaban autores,
expresando el mismo criterio superfluo, ocurrido en las inmediaciones del sitio de
Ponemesa, lugar casi perdido en la historia etnográfica del estado Trujillo. Pasé horas
escuchando a nuestro cronista, atenta y aprehensivamente, aprendiendo de sus palabras
y la crónica recogida por él, leí con esmero los artículos que año tras año aparecían en
la prensa regional cercana a la fecha de aniversario del magno evento local, publicados
por destacados voceros, todos amigos y ganados a difundir el patrimonio cultural e
historio de nuestro lar.
Creo haberme perdido en esos 30 años muy pocos discursos de eminentes
personajes que, cada 4 de junio, por invitación del cabildo municipal, aportaban más
y más elementos a los hechos desarrollados en la batalla local de la gesta admirable de
Bolívar, unos más sobresalientes que otros. También, acudíamos en tropel al sitio
donde se erigió un monumento a la Batalla de Betijoque, cercano al Pueblo de la Laja,
entre el límite de los actuales Municipios Escuque y Rafael Rangel, sobre el antiguo
“camino real”.
Pero a medida que más aprendía, más información recogía y más discursos
escuchaba, más eran las dudas lógicas y de contexto que me aquejaban. Dentro de esa
aprensión decidí reunir mi propia publicación de la crónica oficial, escuchada de sus
pocos voceros que versionaban el hecho histórico; y para 2006 realicé una publicación
del evento, un tiraje de unos 300 ejemplares fotocopiados a color cuyo contenido era
igualmente gráfico como narrativa. Su propósito fue medir la reacción de los lectores
escogidos, palpar su posición crítica y establecer un punto de partida para realizar una
investigación, con rigor académico, auspiciada por la UNEFA Núcleo Trujillo; el
resultado del impacto de ello ya era esperado, silencio, sin comentarios; la historia,
1
pareciera, no genera el interés requerido para salvaguardar su legado. Lo aprendí a lo
duro.
Más adelante, para 2010, realicé otro experimento social; ya con un proceso
investigativo, académico, bastante avanzado, publique un artículo no muy extenso,
cuyo contenido principal abordaba los partes de guerra de la campaña admirable,
denotando en ellos la ausencia total del evento en cuestión: no hubo confrontación, no
batalla. La difusión fue específica, no aleatoria; esto es, se seleccionaron lectores a
dedo, entre miembros de la Comisión de Patrimonio histórico de Betijoque, así como
personeros de convicción académica, políticos destacados a la fecha y periodistas
locales.
El resultado de ese segundo experimento social, si tuvo un peso específico;
“Zambrano dice que no hubo Batalla de Betijoque”… era el coro casi unísono del
colectivo sometido a experimento y, algo más curioso, personas que no habían leído
el artículo repetían al acorde la conclusión ya asumida como propia. Desde entonces,
transcurrieron siete años más, intentando tener tanto todas las herramientas de
investigación científica y académica, como todos los documentos y fuentes primarias
que establecieran un verdadero acercamiento a los hechos de la gesta heroica local.
Así, nace esta investigación, que hoy se pone a disposición del colectivo, del
lector habido de conocimiento, en donde el mito y la crónica juegan su rol
transcendental pero que los hechos reclamados en órdenes militares, partes de guerra
y proclamas llenas de metáforas tórridas, establecen una verdad científica, clara y sin
ambigüedades.
En ella, el rol del mito jugó un papel preponderante, inclusive falacias vulgares
creadas por políticos sin academia real, hicieron imposible el trato justo y sistémico de
la investigación, teniendo que recurrir al análisis crítico, austero pero crítico, para
desmontar dichas falacias e inventos creados quien sabe con qué intensión torcida. No
así la crónica justa sostenida por los voceros de ética reconocida, como el cronista
Rafael Argüello, su hijo el Lcdo. Alfredo Arguello y el historiador Gustavo Salas
Cubillan, cuyo recorrido titánico por llevar a término el reconocimiento del augusto
evento los hacen hoy por hoy las únicas voces que se alzan por el reconocimiento de
la Batalla de Betijoque.
Eduardo II Zambrano Rivero
En mi estudio, febrero, 2019
2
Batalla de
Betijoque – Sitio
de Ponemesa
Maza, Ricaurte y Yépez comandan la columna patriota que baja por el páramo de
Mucuchíes, baja al Valle del Motatán y se dirige a hacerle frente a Correa... La otra columna
al mando de D’Elúyar y Manuel Cogorza dispersan el enemigo que se encuentra entre
Carache y Boconó. Fusionada las columnas del ejército patriota, bajo la dirección de los
Capitanes D’Elúyar y Hermógenes Maza, una rápida escaramuza - el día 3 de junio – logra
dispersar a unos 50 maracaiberos del Ejercito realista en el sitio de “El Colorado” (antiguo
camino entre la hoy Casa Carmania y Escuque)...
3
Laja, Carambú y Betijoque. Aquí esperó los refuerzos prometidos por el Gobernador de
Maracaibo para poder avanzar luego sobre Carache...
Betijoque y Carache, junto a Boconó y Trujillo, estaba bajo el control - tanto militar
como civil - de las fuerzas del Rey; por lo que se le hizo fácil a Correa reclutar nuevos hombres
para engrosar las filas realistas en su iniciado intento de avanzada hacia Carache... Correa
no imaginaba que el ejército libertador estaba demasiado cerca; los realistas que lograron
escapar de la escaramuza de “El Colorado” en Escuque, notifican a este Brigadier la cercanía
de los patriotas... A Correa no le queda más remedio que hacerse el fuerte en el Paso de
Ponemesa con una fuerza que apenas superaba los 400 hombres entre reclutas e irregulares...
El 04 de junio, cerca del mediodía, ambos ejércitos chocan sus armas, prolongándose
en encuentro por varias horas... La estrategia de los patriotas hace que luego de una violenta
batalla se corone el Alto de Ponemesa... Correa toca la retirada y se repliega hacia Betijoque,
buscando bajar a la Laguna... El ejército de Correa está totalmente desmembrado, dejando
en Ponemesa equipo, pertrechos, armamento y hombres tanto heridos como muertos...
Hasta aquí todo parece bien, normal en el sentido estricto de la crónica histórica
contada por personas serias, correctas y con amor a su lar. Se refuerza el contexto
histórico con la proclama del Libertador, quien una vez coronado con total éxito la
Campaña Admirable, desde su cuartel en Caracas, el 8 de agosto de 1813, dirige su
proclama de vencedores al mundo:
A los Caraqueños
Anonadados por las vicisitudes físicas y políticas, hasta el último punto de oprobio y de
infortunio a que la suerte ha podido reducir a un pueblo civilizado, os veis ya libres de las
calamidades espantosas que os hicieran desaparecer de la escena del mundo, y por decirlo
así, hasta de la faz de la tierra; pues sepultados, muertos en los templos, y vivos en las cavernas
que el arte y la naturaleza habían formado, estabais privados de la influencia del cielo y de
los auxilios de sus semejantes.
4
En un estado tan cruel y lamentable, y a tiempo que las persecuciones habían llegado a su
colmo, un ejército bienhechor, compuesto de vuestros hermanos los ínclitos soldados
granadinos parecen, y como ángeles tutelares, os hacen salir de las selvas y os arrancan de
las horribles mazmorras donde yacíais sobrecogidos de espanto o cargados de cadenas, tanto
más pesadas cuanto más ignominiosas. Parecen, digo, vuestros libertadores, y desde las
márgenes del caudaloso Magdalena, hasta los floridos valles de Aragua, y recinto de esta
ilustre capital, siempre victoriosos, han surcado los ríos del Zulia, del Táchira, de Boconó, de
Masparro, la Portuguesa, el Morador y Acarigua, transitando los helados páramos de
Mucuchíes, Boconó y Niquitao; atravesando los desiertos y montañas de Ocaña, Mérida y
Trujillo; y triunfando siete veces en las campales batallas de Cúcuta, La Grita, Betijoque,
Carache, Niquitao, Barquisimeto y Tinaquillo, donde han quedado vencidos cinco ejércitos
que en número de diez mil hombres devastaban las hermosas provincias de Santa Marta,
Pamplona, Mérida, Trujillo, Barinas y Caracas.
Los habéis visto, caraqueños, escaparse como tránsfugas de vuestra capital y puertos,
temiendo vuestra justa indignación, y no temiendo la vergüenza de huir de un pueblo todavía
encadenado. No esperaron, no, la clemencia del vencedor a que ellos no eran acreedores por
las infracciones impías que han cometido en todas partes del mundo americano; pero el
magnánimo carácter de nuestra nación ha querido superarse a sí mismo, concediendo a
nuestros bárbaros enemigos tratados tan benéficos que les han asegurado sus bienes y sus
vidas, únicos objetos de su codicia.
Mirad cuán pérfidos deben ser unos hombres, que entregándoos a la anarquía os pusieron en
la necesidad absoluta de existir en medio de los tumultos, sin gobierno y sin orden. Mirad cuál
será su carácter fementido y protervo, cuando abandonan a sus propios defensores a la merced
de un vencedor, y de un pueblo irritado, que con razón clamaba a la venganza de tres siglos
de opresión, y de un año de exterminio. Mirad, en fin, con el vilipendio que ellos merecen, a
esos miserables, que erguidos en la prosperidad, y cobardes en el infortunio precipitan a sus
hermanos al peligro y los abandonan en él.
Por fin, compatriotas míos, vuestra República acaba de renacer bajo los auspicios del
Congreso de la Nueva Granada, vuestra auxiliadora, que ha enviado sus ejércitos, no a daros
leyes, sino a restablecer las vuestras, extinguidas por la irrupción de los bárbaros, que
envolvió en el caos, la confusión y la muerte, los Estados Soberanos de Venezuela, que hoy
existen nuevamente libres e independientes y colocados en el rango de nación.
Ésta es, caraqueños, mi misión; aceptad con gratitud los heroicos sacrificios que han hecho
por vuestra salud mis compañeros de armas, que al daros la libertad se han cubierto de una
gloria inmortal.
1
Bolívar, vol. III, Nro. 15; pp. 561, 562
5
En 2011, 10 de abril, Benito Flores publica en su columna Renacer, para
entonces columna de aparición regular en el Diario El Tiempo, un artículo en donde
establece datos precisos sobre el evento de la Batalla Campal de Betijoque, tal cual la
menciona el Libertador en su proclama del 8 de agosto; entre ellos, el parte de guerra
que Girardot remite al Libertador:
Excmo. señor:
El día 4 de Junio divisamos las tropas enemigas del realista Ramón Correa, ordené a los
oficiales Antonio Ricaurte, Luciano D´Elhuyar, Hermógenes de La Maza, Francisco Yépez
Roldán y Manuel Gogorza, para que atacaran en dos grupos de 100 hombres cada uno;
conservé un centenar de hombres para hacer un contraataque al enemigo, que en número de
600 se disponía a enfrentar un fiero batallar; el primer grupo comandado por Francisco Yépez
Roldán y Manuel Gogorza se dirigieron hacia el centro del enemigo y el segundo dirigido por
Antonio Ricaurte, Luciano D’Elhuyar, Hermógenes de La Maza, se abrió hacia el lado
derecho.
Comenzó a las 9 de la mañana la cruenta batalla y terminó a las 12 de medio día, las tropas
de Ramón Correa se diezmaron ante nuestra arremetida y huyeron despavoridos vía Betijoque,
Moporo, Las Trincheras, El Colorado y en su camino iban dejando heridos, muertos y
pertrechos útiles a nuestra causa. El Brigadier Ramón Correa huyó hacia el Lago de
Maracaibo por el Puerto de Moporo, con lo que capturamos 300 hombres, 120 armas, ganado,
alimento y otros pertrechos. Se produjeron 45 muertos, de los cuales 10 eran nuestros;
mañana nos dispondremos a partir hacia Trujillo.
Dios guarde a US. muchos años. Cuartel General de la Vanguardia en Ponemesa, a 4 de Junio
de 1813.- 3º de la Independencia, 1º de la Guerra a Muerte, a las 7 de la noche.- Atanasio
Girardot. Señor Comandante en Jefe Brigadier Simón Bolívar”.2
Flores, fue designado Orador de Orden para los actos del 198 aniversario de la
Batalla de Betijoque, conmemorados el 4 de junio de 2011; invitado por el poder
legislativo del Municipio Rafael Rangel en la población de San Juan. Para esa época
el profesor Benito Flores Sáez, era el Director de Educación de la Gobernación
trujillana. En su discurso, Flores señaló que la Batalla Campal de Betijoque tuvo un
radio de acción de 12 Km2 y una duración de 3 horas; desde las 9:00 de la mañana
hasta las 12:00 de medio día, produciéndose 35 muertos para el ejército español y 10
bajas para las fuerzas patriotas; batalla donde los Patriotas vencen al realista Coronel
Ramón Correa, quien tenía 600 hombres. Flores señaló que al final de la Batalla
Girardot, Jefe de la Vanguardia libertadora; organiza un gobierno provisional en
Betijoque, encargando a Gregorio Arguelle.
2
Flores, Diario El Tiempo, columna Renacer, 10/04//2011
6
Arguello Lugo, el 31 de mayo de 2014, publica un artículo con motivo a la
conmemoración de los 201 años de la Batalla de Betijoque, el cual se hace eco en
varios portales digitales (aporrea.org e iberoamerica.net), con razonada afección por
la realidad que tal evento histórico tiene como significado para la dirigencia política
local y regional:
“Que tristeza para lo que amamos la historia que el año Bicentenario de la Campaña
Admirable termina este año pasando muy por debajo de la mesa. El Gobierno se limitó a
celebrar como siempre los actos conmemorativos: oradores de orden, ofrenda florares y
pésimos desfiles. En el caso de la celebración en el estado Trujillo: batalla de Betijoque,
Proclama de Guerra a Muerte, Batalla de Carache y Niquitao, ni se hable los actos fueron
politizados y los oradores de orden no acumulaban méritos para ser tal figura. Se limitaron a
realizar esos actos y a inventar hechos históricos que ponen a llorar a nuestros Libertadores.
Los 200 años de la Batalla de Betijoque se conmemoraron nuevamente en la población de San
Juan de Isnotú, sin ser el sitio donde se ejecutó ese importante hecho de armas; la razón fue
simple, ningún gobierno desde 1996 para acá ha querido edificar un monumento acorde con
el momento, no aman la historia; ni el mismo gobernador de Trujillo Rangel Silva que se dice
amar la historia ha hecho nada, no valoran, no dan ejemplo.
A pesar de ser la Batalla de Betijoque (no de Ponemesa como la llaman algunos) la que le
permitió al ejército Libertador ingresar a la Provincia de Trujillo y que se pudieran suceder
los hechos continuos: Firma de la Proclama de Guerra a Muerte, Batalla de Carache y
Niquitao; no ha recibido la importancia que merece y de paso este año designa la
municipalidad como orador de orden al Prof. Eduardo Zuleta que no reúne méritos suficientes
para tal caso, además que en los actuales momentos es acusado de atropellar, humillar a los
educadores jubilados trujillanos al ser partícipe de la rebaja de sueldos a menos del salario
mínimo a miles de jubilados amantes de la historia regional. A nivel local y regional existen
otras personas que conocen del tema y merecían ser designados en tan importante fecha.
Hasta aquí los hechos; todo pareciera indicar que solo algunos connotados
cronistas e historiadores de renombre conocen de cerca los pormenores del magno
evento, olvidado por la memoria de las nuevas generaciones de pobladores falto de
cultura, auspiciados por el desinterés de los educadores que a la larga, también
desconocen la relación histórica del evento patrio local.
3
Arguello Lugo, Portal digital Aporrea, 31/05/2014
7
local, aprovecha los momentos fastuosos que ofrece el acto solemne del ayuntamiento
para retratarse con figuras más destacadas a nivel regional y nacional.
8
El enigma de Ponemesa
Pero, ¿en dónde termina el enigma y comienza la historia?; ¿qué tan acertadas
y confiables son estas voces que nos dicen del acontecer histórico para la fecha 4 de
junio de 1813?. Las referencias encontradas de la Batalla de Betijoque o el sitio de
Ponemesa son reseñadas de esta forma en el acontecer bibliográfico:
RIVAS Vicuña, Francisco. Las Guerras de Bolívar, (1921; pág. 152). “…Tres
días después, se producía un primer contacto con el enemigo en Escuque; Correa, que estaba en
Ponemesa, abandona sus posiciones y se embarcaba en el puerto de Moporo con dirección a
Maracaibo”.
MUÑOZ, Gabriel (1987, pp. 30, 31). “Al día siguiente de su llegada a Mérida y después
de haber ordenado que la vanguardia de 500 plazas y al mando del Comandante Girardot marchase
sobre Trujillo y que de la misma D’Eluyar con un destacamento fuese a Escuque a desalojar a Correa
9
que había tomado posiciones en Ponemesa, dirigió Bolívar al Congreso Granadino la siguiente
comunicación…”
Excmo. señor:
El día 4 de Junio divisamos las tropas enemigas del realista Ramón Correa, ordené a los
oficiales Antonio Ricaurte, Luciano D’Elhuyar, Hermógenes de La Maza, Francisco Yépez
Roldán y Manuel Gogorza, para que atacaran en dos grupos de 100 hombres cada uno;
conservé un centenar de hombres para hacer un contraataque al enemigo, que en número de
600 se disponía a enfrentar un fiero batallar; el primer grupo comandado por Francisco Yépez
Roldán y Manuel Gogorza se dirigieron hacia el centro del enemigo y el segundo dirigido por
Antonio Ricaurte, Luciano D’Elhuyar, Hermógenes de La Maza, se abrió hacia el lado
derecho.
En esta sección Girardot le describe a Bolívar las acciones del día 4 de junio y
de cómo distribuyó el ejército de vanguardia ante su enemigo.
10
Comenzó a las 9 de la mañana la cruenta batalla y terminó a las 12 de medio día, las tropas
de Ramón Correa se diezmaron ante nuestra arremetida y huyeron despavoridos vía Betijoque,
Moporo, Las Trincheras, El Colorado y en su camino iban dejando heridos, muertos y
pertrechos útiles a nuestra causa. El Brigadier Ramón Correa huyó hacia el Lago de
Maracaibo por el Puerto de Moporo, con lo que capturamos 300 hombres, 120 armas, ganado,
alimento y otros pertrechos. Se produjeron 45 muertos, de los cuales 10 eran nuestros;
mañana nos dispondremos a partir hacia Trujillo.
Dios guarde a US. muchos años. Cuartel General de la Vanguardia en Ponemesa, a 4 de Junio
de 1813.- 3º de la Independencia, 1º de la Guerra a Muerte, a las 7 de la noche.- Atanasio
Girardot.
Otras incongruencias, el documento no está indexado dentro del orden del libro
de órdenes de la fecha; ubica a Girardot dentro del Campo de Ponemesa; establece que
a las 7:00 pm ya tenía noticias que Correa se había embarcado en la laguna, sin esperar
reportes de D’Eluyar y Maza que fueron en su persecución. El documento no tiene
fecha de remisión ante el presidente encargado de la unión, o sea, luego de trascrito el
parte de Girardot, Bolívar no cierra la misiva.
11
criterio debió realizar un estudio más minucioso a dicho documento antes de darlo por
autentico y publicarlo como el parte de Girardot a Bolívar.
Así también, O’Leary en sus Memorias, Tomo 13, desde el 2 de marzo de 1813
en Cúcuta (p.156) al 9 de julio de 1813 en el cuartel General de Barinas libre (p. 292),
tampoco se indexa el documento referido por Flores.
“[…] Correa ha desaparecido ya, sin haber tenido el valor para presentar una
acción: la sola vista de nuestras tropas ha sido bastante para que nos abandonara la Provincia
de Trujillo, y se refugiara precipitadamente a la Laguna: alguno de sus soldados se han
presentado, pidiendo servicio en nuestro ejército, y se ha recogido fusiles”. 4
Bolívar expresa que, junto a esta, tiene el honor de incluir los partes del
Comandante de la vanguardia, los cuales recibió en tránsito desde Mérida a Trujillo.
Revisando cronológicamente la correspondencia, conforme el libro de órdenes, estos
son los hechos:
4
O´Leary Nro. 87, original del archivo, Tomo 13, p. 250
5
Op. cit. Nro. 72, p. 234
12
Betijoque todavía, y no fuese de fuerzas superiores a la de U.; y en caso de haber
abandonado Correa aquel punto, marchará U.; hacia la ciudad de Trujillo, con el
objeto de cortar la retirada a los bandidos de Carache…”.6 Las ordenes son claras,
Maza, quien comanda la descubierta, deberá llegarse hasta Betijoque y hacerle frente
a Correa, solo si este no tiene fuerzas superiores a la descubierta patriota; de no
encontrar Maza a Correa en Betijoque deberá partir de inmediato a Trujillo para cortar
la retirada de los realistas que vienen desde Carache.
Para el Día 6 de junio, Bolívar le escribe a Maza que ha recibido el oficio que
le ha enviado con Diego Ozuna, seguramente informándole del estado de hombres y
pertrechos de Correa.8 Bolívar le insiste a este Comandante de la Descubierta que
conociendo el valor y talento militar que le distinguen, que a esa fecha haya batido a
Correa. Bolívar, para el 6 de junio, no sabe que ha acontecido en Betijoque.
Queda claro la intensidad del correo de los partes de guerra, ya que Bolívar
desde su cuartel general de Mérida, tiene solo un retraso de dos días en toda la
información que controla; leyendo no solo estos documentos sino el contexto de la
6
Op. cit. Nro. 79, p. 242
7
Op. cit. Nro. 81, p. 243
8
Op. cit. Nro. 93, p. 259
9
Op. cit. Nro. 83, pp. 244 y 245
13
mayoría, se puede dibujar un mapa de la red del Ejercito Patriota, con informes que
varían desde horas a un máximo de 2 días.
He recibido el oficio de U.; de 4 del corriente, en que me participa la fuga de Correa, sin
haber podido batir por su cobardía. Supongo que a esta fecha habrá tenido U. esta fortuna, si
tubo aliento siquiera para aguardarnos en Betijoque aquel indigno jefe español.
Dios guarde a V.E. muchos años. Cuartel General de Mérida, junio 8 de 1813 – 3º. S.B.”
He visto lo que al pie del oficio del Capitán D’Elhuyar, me dice U. Espero que Correa esté a
esta fecha o del otro lado de la Laguna, o en poder de U., si ha tenido valor para aguardarlo.
Dios guarde a U. muchos años. Cuartel General de Mérida, junio 8 de 1813 3º- S.B.”
Para concluir la relación de los hechos, Bolívar emite una proclama, junto con
un Boletín del ejército libertador de Venezuela (el Nº 2), el 22 de junio de 1813; en
donde señala claramente a Correa como miserable y cobarde junto a Cañas, los cuales
solo con la presencia del ejército libertador se han arrojado precipitadamente al lago
de Maracaibo.11
Estos son los hechos, directamente de sus protagonistas, tomados de las fuentes
originales de los libros de órdenes de la gesta independentista. Lo más cercano a una
10
Op. cit. Nro. 87, p. 250
11
Op. cit. Nro. 108, p. 270
14
Batalla, quedo establecida en la frase “escaramuza”, citada por el Libertador el 7 de
junio en documento remitido al Presidente de la Unión, en donde 50 maracaiberos
(realistas) enfrentan a D’Elhuyar y Maza vía Escuque – y esta no es la referida Batalla
de Ponemesa, sino la escaramuza del Colorado que si está documentada en los partes
de guerra –, sin embargo deja claro la ausencia de Correa de esta acción al no estar
presente. Si se sigue el hilo (o la semántica de la gesta) se podrá comprobar que la
Vanguardia y la descubierta bajan de la Puerta; la ruta es Carmania, La Cabaña,
Escuque, La Mata, El Alto, Paso de Ponemesa, La Laja, Carambú, Betijoque; El Cerro
de Ponemesa se localiza al final de la estribación del Cerro Pobipón, falda sur del Cerro
El Alto, entre la actual Sabana Libre y el poblado de El Boquerón. El monumento a la
Batalla de Betijoque está ubicado entre La Laja y el desaparecido pueblo de Carambú,
cuyas ruinas aún son visibles, ubicado en las cercanías de la quebrada del mismo
nombre, pero que ya para hoy es conocida como quebrada Juan Pérez.
A la vista de estos hechos, narrados por Bolívar de su gesta admirable del año 1813,
toda la historia conocida sobre la Batalla de Betijoque ofrece dudas razonadas sobre
sus reales eventos. ¿Acaso no es suficiente la proclama del Libertador el 8 de agosto
de 1813, para sentir que así sucedió?; ¿será el poder de la desidia e ignorancia social y
cultural la que no coloca en su justo pedestal tan insigne evento historio?.
15
Como es habitual, para esta investigación se usan en la medida de las
posibilidades, información de las fuentes originales, cuando el escrutinio de la
documentación histórica lo permite. Es así, como para aseverar el hecho exagerado de
las proclamas y cartas públicas del Libertador, tomaremos sus propios ejemplos. No
significa que falsea, solo significa que extrema los hechos para conquistar las masas y
arropar sus triunfos loables.
16
La hipérbole en
documentos públicos del
Libertador
Primera cita:
12
Bolívar, Obras Completas, tomo III, Nro. 8; p. 552
17
37 Mompós 54 Pailitas
38 San Sebastián de Buena Vista 55 Tamalameque
39 San Fernando 56 Las Vegas
40 Punta de Hornos 57 San Sebastian
41 Murillo 58 Chiriguaná
42 Margarita 59 Pelaya
43 Gumal 60 Puerto nuevo
44 Chilloa 61 Puerto de Ocaña
45 Doña Juana 62 Río de oro
46 Cantera 63 El Higuerón
47 San Roque 64 Abrego
48 Felipe Eduardo 65 Sardinata
49 Los Negritos 66 Loúrdes
50 La Ribona 67 Gramalote
51 San Miguel 68 Santiago
52 Banco 69 San Cayetano
53 El Peñón 70 Cúcuta
Las cinco Villas son: Plato, Zambrano, Mompós, Guamal y Cúcuta; esta última
el Libertador la nombra como Villa, el 28 de febrero en el parte de la Batalla de Cúcuta.
Las ciudades son: Chiriguaná, San Cayetano, Ocaña, Valle de Upar – al norte – y,
Pamplona, al sur de Cúcuta; solo cinco. Aunque. Falta ubicar en el contexto a Tenerife
y Tamalameque, bien como villa o ciudad. Hoy por hoy, retirando a estos centros
poblados ya nombrados, solo existen cincuenta y siete lugares (de cien proclamados);
¿quién los cuenta en el fragor de las armas y el poco tiempo para estampar las
proclamas?, la epopeya de la libertad dicen que son cien lugares, la hipérbole pudo
haber sido cien más... eso es suficiente para conquistar a los soldados que en masas se
unen a la gesta.
18
Para entonces, ya su ejército se ha triplicado; jóvenes neogranadinos se van
sumando a la causa por la libertad. Incorpora 15 nuevas chalanas menores, ampliando
su capacidad móvil para el ejército que día a día crece entusiastamente. El 29 de
diciembre de 1812 llega a Guamal, Banco y a Chiriguaná el último día del año;
continúa aguas arriba sin encontrar resistencia realista hasta los poblados de
Tamalameque, Puente Real, y el Peñón y así entra victorioso el 8 de enero al Puerto
de Ocaña.
Los realistas siguen presionados por Bolívar, retrocediendo estos hasta Valle
de Upar (hoy Valledupar), pero este los alcanza en Rincón Hondo, inmediaciones de
Chiriguaná y en extraordinarios combates cortos y precisos propina una contundente
derrota; Valle de Upar quedó liberada el 4 de febrero de 1813, tanto por las acciones
de Bolívar como por las de sus ciudadanos. María Concepción Loperena de Fernández
de Castro, mujer libre, originalmente realista, puso a disposición de Bolívar 300
caballos de sus haciendas tras el acto de independencia de Valle de Upar. Entre la
ciudad de Ocaña y Valledupar hay 340 km., los cuales el ejército va reuniendo hombres
y acrecentando su ejército. Regresa a Ocaña y allí, con 800 soldados solicita
autorización a las autoridades neogranadinas para avanzar hacia Cúcuta y Mérida.
Así igual, para ese 22 de febrero de 1813, Bolívar toma posesión de Pamplona,
a través del camino de Salazar, Arboledas y el Alto de la Aguada, otro filo en
desfiladero y paso de recuas de apenas 4 metros de ancho a 18 km al noroeste de
Pamplona; camino cubierto por fuertes destacamentos¸ expresa Bolívar que
vergonzosamente se dispersaron ante la sola presencia de la descubierta libertadora.
Para el 25 de febrero ya Bolívar se encontraba en San Cayetano a tres leguas de Cúcuta
13
O’Leary; Nro. 9, Tomo 13, pp. 141 y 142
19
(hoy casi la misma distancia, 21 km). Allí, por primera vez, Bolívar menciona a
Correa:
14
O’Leary; Nro. 13, Tomo 13, pp. 148 y 149
15
Bolívar, Obras completas, Tomo 1, Nro. 50 – de una copia, fragmento –, p. 62
16
ROJAS, Arístides. Crónicas de Caracas. 2002; pp. 130-132
20
refuerzos de élite para hacer la batalla de Cúcuta; así, el 27, un importante contingente
entra a la Villa, allí se encuentran los brillantes oficiales: Rafael Urdaneta, Luciano
D’Eluyar, Antonio Ricaurte y Atanasio Girardot. Ese día por la tarde destroza las
avanzadas realistas que en definitiva se guarnecen en Cúcuta y, al día siguiente, se
produce la primera batalla campal, propiamente dicha, en suelo suramericano. Leemos
al propio Bolívar dirigiéndose al poder Ejecutivo de la Unión en la tarde del 28 de
febrero de 1813:
“Después de haber llegado a mi cuartel general de San Cayetano los pertrechos y retaguardia
y ciento y pico de hombres de la Unión, al mando de los Capitanes Uscátegui y Ramírez,
pasamos ayer tarde el río Zulia, y al amanecer de este día nos pusimos en marcha hacia esta
Villa Capital de Cúcuta, y cuartel general del enemigo.
Aún no eran las nueve de la mañana cuando nos encontramos posesionados de la altura que
dominaba el Valle, desde donde empezamos a batir al enemigo que se había acampado fuera
de la Villa, a tiro de fusil de la cima del monte. Inmediatamente que nos presentamos, una
partida de 100 hombres quiso tomarnos la espalda por nuestra derecha, pero en vano porque
nuestros movimientos los hicieron desistir de su proyecto. Entonces varió su tentativa y se
apoderó de las alturas que estaban a nuestra izquierda de donde fue desalojado violentamente
y bien a su costa.
Mientras tanto mi centro, al mando del coronel José Félix Ribas, sostenía un fuego horrible
contra el del enemigo que se defendía con una ciega obstinación, ganándole palmo a palmo
el terreno, y obligándolo a tomar cada instante nuevas posiciones, que él sostenía con el
grueso de sus tropas y toda su artillería y caballería. Viendo que nuestros soldados se llenaban
de tanto más ardor, cuando era mayor el peligro, di orden al Coronel Rivas y al resto de las
tropas que tomasen al asalto la Villa y el campo.
Así lo ejecutaron a pesar del vivo fuego que por todas partes nos llovía, así de artillería como
de fusilería, avanzando paso a paso; y cansado ya de cuatro horas de combate, entramos a la
bayoneta, por habérsenos casi acabado las municiones de caballería.
Todos nuestros soldados, oficiales se han cubierto de gloria; pero muy particularmente el
Coronel Rivas, que mandaba todas las tropas de vanguardia, y a quien la Patria debe en este
día una gran parte de su triunfo; como igualmente se señalaron el mayor Narvárez, el capitán
Vigil, Comandante de la retaguardia, el Capitán Lino Ramírez, Comandante de las tropas de
Pamplona; el Comandante de vanguardia, el bizarro ciudadano Pedro Guillin; el Ayudante
Ribon; y por no hacer una larga enumeración diré en una palabra que todos, hasta los últimos
soldados, han llenado honrosamente su deber. Jamás el enemigo logró hacernos retroceder
un solo paso: no obstante sus ventajas en artillería y caballería y posiciones dentro de la Villa,
21
que ciertamente habría sido inexpugnable para todas otras tropas que las combinadas de la
Unión y Cartagena…
Cuartel General de Cúcuta libertada, a las tres de la tarde del 28 de febrero de 1830.- Tercero.
SIMÓN BOLÍVAR”.17
Culmina con esta la liberación de Nueva Gradana, sin embargo Bolívar estará
en Cúcuta y se movilizara en la zona durante más de diez semanas cuidando los
pueblos liberados y reforzando con leyes la administración de los mismos, mientras
que la penosa derrota de Correa trata de reunir nuevamente su ejército y para el 1° de
marzo entra a la ciudad de La Grita. El Comandante español se ubica en el sitio de
Angostura (de la Grita) y se atrinchera allí con mucho tiempo por delante. Bolívar no
puede entrar a territorio venezolano, esperando la autorización de Cartagena. Para el
13 de abril se suceden los acontecimientos de la batalla de Angostura de la Grita, la
cual fue comandada por el Coronel Manuel Castillo, que, a pesar de todas las
divergencias con Bolívar, fue quien conquistó La Grita.
Segunda cita:
17
O´Leary, Nro. 14. Tomo 13, pp. 149-151
18
O’Leary, Nro. 55; Tomo 13, p. 203
19
Bolívar, Obras completas, Tomo III. Nro. 21, p. 572
22
se avecina a Margarita, y prepara al suyo anímicamente para las acciones próximas
futuras.
Tercera cita:
Al Soberano Congreso.
Excelentísimo Señor:
Reunidas las divisiones del Ejército Libertador en los campos del Tinaquillo el 23, marchamos
ayer por la mañana sobre el Cuartel General enemigo, situado en Carabobo, en el orden
siguiente: La primera división compuesta del bravo batallón Británico, del Bravos de Apure y
[toda la caballería] 1.500 caballos a las órdenes del Señor General Páez. La segunda
compuesta de la 2ª Brigada de La Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas y
el Escuadrón Sagrado que manda el impertérrito Coronel Aramendi, a las órdenes del Señor
General Sedeño. La tercera, compuesta de la 1ª brigada de La Guardia con los batallones
Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y el Regimiento de caballería del in-
trépido Coronel Rondón, a las órdenes del Señor Coronel Plaza.
Nuestra marcha por los montes y desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue
rápida y ordenada. A las 11 de la mañana desfilamos [de frente] por nuestra izquierda al
frente del ejército enemigo bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo que sólo daba frente
para un hombre, a presencia de un ejército [enemigo] que bien colocado en una altura
inaccesible y plana nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos.
El bizarro General Páez, a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de
caballería del valiente Coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del
enemigo que en media hora [de fuego] todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás
bastante honor al valor de estas tropas. El Batallón Británico mandado por el Benemérito
Coronel Ferriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de
oficiales.
De la segunda división no entró en acción más que una parte del batallón de Tiradores de la
Guardia que manda el Benemérito Comandante Heras. Pero su General, desesperado de no
poder entrar en la batalla con toda la división por los obstáculos del terreno, dio solo contra
una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la
noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el General
Sedeño un gran apoyo en paz o guerra: ninguno más valiente que él, ninguno más obediente
al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le
tributen los honores de un triunfo solemne. Igual dolor sufre la República por la muerte del
23
intrepidísimo Coronel Plaza, que lleno de un entusiasmo sin ejemplo se precipitó sobre un
batallón enemigo a rendirlo. El Coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia y que
el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente.
Disperso el ejército enemigo, el ardor de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que
tuvimos una gran pérdida en esta alta clase del ejército. El Boletín dará el nombre de estos
ilustres.
El ejército español pasaba de seis mil hombres compuesto de todo lo mejor de las expediciones
pacificadoras. Este ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a
Puerto Cabello.
El ejército Libertador tenía igual fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de
él ha decidido la batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas doscientos muertos y
heridos.
El Coronel Rangel, que hizo como siempre prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea
contra Puerto Cabello.
Acepte el Congreso Soberano [un afecto que le hago] en nombre de los bravos que tengo la
honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha
hecho armas en Colombia en un campo de batalla.
Tengo el honor de ser con la más alta consideración de V.E. atento humilde servidor. [S.
BOLÍVAR]”.20
“Bolívar exagera en esta carta destinada a la publicidad, con el objeto de exaltar la moral de
sus tropas. En realidad todo el ejército patriota entró en la lid, y en el momento culminante de
la batalla los españoles combatieron contra fuerzas superiores. La división Plaza fue situada
de manera que los enemigos creyeron que iban a ser atacados de frente, mientras las de Páez
y Sedeño giraban a la izquierda, a fin de caer a retaguardia de la derecha española. Hubo un
momento en que un batallón de Páez estuvo en desventaja mientras toda su división entraba a
la llanura, seguida prontamente de la división Sedeño; pero no habiéndose dado cuenta los
españoles, en los primeros momentos, de que por ese lado marchaba el grueso del ejército
republicano, sólo enviaron a contener el ataque un batallón y luego otro, y cuando la mayor
parte del ejército cambió de frente sobre la retaguardia de su derecha ya la división Sedeño
sostenía la división de Páez, y la de Plaza, encontrando desguarnecido el terreno antes
ocupado por los realistas, penetró en la llanura, rindió el Batallón del Infante, después de una
corta lucha en que murió el general Plaza, y completó el desastre, precipitándose en ese
momento la fuga de la caballería realista. Las pérdidas en muertos y heridos de los patriotas
fueron mayores que las que indica Bolívar. El ejército real tuvo de 1.000 a 1.500 muertos y
heridos, 1.700 prisioneros, no heridos y 1.000 dispersos por lo menos”.21
25
Sobre las siete batallas campales
de la Campaña Admirable
En este segundo caso, para el 13 de abril suceden los hechos del encuentro
bélico de Angostura de La Grita. La relación de estos hechos son también fugases al
buscarlos entre los partes y documentos de la gesta histórica de la independencia. Hay
bastante comunicación entre las fechas referenciales que determinan el retroceso del
realista Correa de su puesto en La Grita luego de los hechos de Cúcuta, sobre el caso
específico se localizaron dos documentos que describen claramente los hechos
relacionados con el encuentro en Angostura de La Grita. Así las cosas, para el 15 de
abril, Bolívar le escribe al Presidente de la Unión que “he mandado ahora mismo al
Coronel Castillo conserve las posiciones que ocupe al momento de recibir mi orden,
si ha batido ya al enemigo en La Grita, o donde haya tenido la fortuna de
encontrarlo…”. 23 Para entonces, ya las relaciones entre Bolívar y Castillo eran
notorias; este último se negaba a reconocer las órdenes del Libertador y marchar hacia
Caracas con él.
22
Blanco y Aspurua. Tomo IV; Nro. 798, pp. 576-577
23
O’Leary, Tomo 13; Nro. 42, p. 189
26
hasta San Antonio del Táchira. A Correa no le queda alternativa de buscar al norte
algún punto estratégico en donde concentrar sus hombres y es así como el 1° de marzo
llega a La Grita. Este español sabe que Bolívar se prepara para entrar a Venezuela, por
lo que consigue ubicar sus tropas, en espera de un triunfo seguro, en Angostura, al lado
derecho aguas abajo del río Valle (hoy caserío de Angostura, Municipio José María
Vargas, en todo el centro del estado Táchira). Correa llega allí con tiempo suficiente,
a la espera del ejército patriota. Bolívar sigue en Cúcuta, con unos 500 efectivos en
espera de la orden del Congreso de la Unión para continuar la marcha hacia Venezuela.
Señor secretario del Poder Ejecutivo Federal, ciudadano Frutos Joaquín Gutiérrez.
Desde Táriba di parte a usted de mi marcha sobre los enemigos que ocupaban la ciudad de
La Grita. El día 7 la emprendí decampando a las 12 del día y marchando hasta el Campo de
Salomón, y en los siguientes 8, 9,10, 11, en el de Laura, Palmar y la Higuera frente al enemigo.
El 12 hice un reconocimiento del país inmediato a la eminencia inexpugnable que ocupaba y
en que estaba atrincherado el enemigo sobre la Angostura de La Grita.
Sin desayunarse, sin tiendas, envueltos en lodo y empapados en agua pasaron Ricaurte y sus
dignos compañeros la noche ocultos del enemigo a favor de la eterna niebla que cubre la cima
de este cerro colosal. El centro, compuesto de las tropas de Cartagena en número de 90
24
O’Leary, Nro. 16, Tomo 13. p. 152
27
hombres y de la 3ª compañía del batallón N° 4º, vino a cubrir la subida de la montaña con
destino de embestir de frente por la Angostura, y en esta disposición pasamos la noche.
En este tiempo hubo algunos tiros entre los centinelas avanzados, y así divertido el enemigo,
dio lugar a que Santander concluyese su operación sin ser notado y en tan corto tiempo y con
tal astucia, que no será creíble sino a los que lo presenciamos, y que logró subiendo por el
escarpado dejar a su espalda las vigías que tenía el enemigo avanzadas hacia el camino, y no
ser notado de las que estaban sobre su campo hasta que ya salió a él. Así sorprendido el
enemigo rompió su fuego de cañón y fusil, a que se le contestó con viveza y uniformidad por
derecha, izquierda y por el centro que entró por la Angostura dilatándose y ocupándola toda,
forzando dos cortaduras parapetadas, y las trincheras que las dominaban a la falda del Alto
de la Cruz.
Entretanto Santander batía al enemigo en su mismo campo; Ricaurte bajaba por su espalda y
él aterrado abandonaba en desorden una posición que no puede ser ocupada en poco más de
tres cuartos de hora, por otras tropas que las valientes de la República. Santander tomó las
trincheras del Alto de la Cruz, destinó al teniente Almeida a la persecución de los derrotados
por el camino de San José a La Grita y Bailadores, el enemigo en una total dispersión y los
fugitivos que llegaron a La Grita poseídos de tal terror que contagiando a su jefe principal y
reserva los determinaron a abandonar aquella ciudad, y para ello se ocuparon toda la noche
en echar mucha cantidad de pólvora en una acequia, en romper las monturas de sus cañones
y en alistarlo todo para fugarse a Bailadores, como lo hicieron a la mañana siguiente
abandonando tres trincheras con que fortalecieron La Grita, en su subida, dos en el alto del
Calvario, y una más en la subida de la Porquera que dominaba la ciudad.
En la primera tarde se tomaron cuatro fusiles, cinco bayonetas, otras tantas cartucheras,
alguna ropa de uso, una tienda y seis prisioneros; el día siguiente en La Grita un cañón de a
dos, dos sacos de metralla y dos balas de a cuatro, cuatro lanzas, tres fusiles, dos prisioneros,
algún ganado y el botiquín en dos cañones, con otras frioleras.
En tan breve tiempo se ha concluido esta campaña sin más desgracia que la de los heridos
con el subteniente ciudadano Manuel Dabausa, ambos de la división del mando del mayor
Santander. Se han aguerrido los reclutas, pues las dos compañías con que batió Santander al
enemigo eran de las del batallón número 5º, lo mismo que una de las que obraron con Ricaurte,
y se ha visto que enterrados en el lodo, en las cimas nevadas en medio del invierno más fuerte,
y sufriendo todas las privaciones, las tropas de la Unión son siempre impertérritas cuando
luchan por su libertad.
Ya habrá tiempo de enviar a usted la carta y descripción del país teatro de la guerra para que
se forme un juicio exacto de la acción. Entretanto puedo asegurar a usted que no hay un
oficial, un soldado que no haya sido un héroe, y que si alguno no obró fue porque el cobarde
enemigo le robó la ocasión porque todos ansiaban. Es, sin embargo, de mi deber hacer una
particular recomendación del mérito particular que han contraído los mayores Ricaurte y
Santander, los capitanes Ramírez y Andrade, el ayudante de campo Rodriolos, tenientes
Madrid, Almeida, el subteniente Acevedo, los sargentos Gabriel Cárdenas, José María Serna,
28
José Roche y Narciso Osuna y los cabos Pacífico Lugo, Salvador Fernández y Marín
Camargo. Dígnese usted elevar este parte al conocimiento del poder ejecutivo federal, con la
respectiva consagración que le hago del pequeño triunfo de las armas que tengo el honor de
mandar.
Cuartel general de La Grita, territorio de Venezuela reconquistado por las armas de la Nueva
Granada el jueves santo 15 de abril de 1813. MANUEL DEL CASTILLO”.25
Excelentísimo señor:
En el camino para esta villa, adonde acabo de llegar, he recibido el parte del Coronel Castillo
en que me dice lo siguiente:
"Ayer a la una y media del día, me he posesionado de esta altura forzando el inexpugnable
estrecho de La Grita, que guarnecía el enemigo con 150 hombres. Se han tomado cuatro
prisioneros, tres fusiles, cinco cartucheras, una tienda, cinco puñales, cinco bayonetas, una
pistola, algún ganado, ropa de uso, etcétera. Hemos tenido heridos, el subteniente Manuel
Davoura y un soldado; el enemigo, según lo declara el sargento primero, ha tenido igual
número de heridos.
A pesar de esta ventaja, que parece lo ha allanado todo, yo creo aún muy difícil tomar La
Grita porque estoy seguro de que el comandante Correa ha sido reforzado considerablemente.
La oficialidad y tropa han acreditado que son dignos de ser libres, y el mayor Santander y
capitán Andrade, que subieron por la montaña que domina la posición y los desalojaron, son
dignos de una distinción, como la merecen el mayor Ricaurte, y capitán Ramírez, que
cooperaron por la izquierda y centro.
Posdata. En este momento me han presentado un fusil más y dos prisioneros de los cuales está
el uno herido”.
Vuestra excelencia verá por el antecedente oficio que el enemigo se ha reforzado, como yo lo
había previsto; lo cual se habría evitado si el coronel Castillo hubiese ejecutado mis órdenes
y atacado al enemigo cuando se lo mandé. Esta noche pienso partir para La Grita, a ver por
mí mismo, cuáles son los inconvenientes que hay para no atacar a Correa, y ejecutarlo,
siempre que sea conveniente.
25
Montaña. Santander y los Ejércitos Patriotas. Bogotá, 1989. Tomo I; pp. 31-33
29
Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Simón Bolívar”.26
Ya el 14, desde de Trujillo, Bolívar dice que “Correa ha desaparecido ya, sin
haber tenido el valor para presentar una acción: la sola vista de nuestras tropas ha
sido bastante para que nos abandonara la Provincia de Trujillo, y se refugiara
precipitadamente a la Laguna...”;29 y para el 15 de junio redacta su Decreto de Guerra
a Muerte. Bolívar vuelve a confirmar el 16 de junio que “…Correa no tuvo el valor
para aguardar nuestras tropas, y que se embarcó sin haber tenido un encuentro: tal
es la cobardía y el terror en que se hallan nuestros enemigos que con solo
presentarnos vencemos y nuestra sola presencia los disuelve…”. 30
26
O´Leary, Nro.44; Tomo 13, p. 191
27
Bolívar, Obras completas, Tomo 1, Nro. 41, p. 54
28
O’Leary, Nro. 102, Tomo 13, p. 264
29
Op. cit. Nro. 87, Tomo 13, p. 250
30
Op. cit. Nro. 90, Tomo 13, p. 254
30
En este mismo oficio Bolívar hace una reseña de sus fuerzas de vanguardia:
Infantería
Del 3º batallón 44 plazas
Del 4º batallón 165 plazas
Del 5º batallón 200 plazas
Del mismo, destacados en Betijoque 46 plazas
Total: 455
Artillería
De la Unión y Cartagena 13
Caballería
De voluntarios de Mérida 20
Total: (488)
“El Comandante de la vanguardia, en oficio que me hace con fecha 17 del corriente,
me dice: que los enemigos se retiraron cobardemente antes de presentarse nuestras tropas,
desamparando el pueblo de Carache y las inexpugnables posiciones que le ofrecía e terreno:
que él seguía inmediatamente en su alcance y que creía tener acción con ellos en el Alto de
las Palmas o Salto e Agua de Obispos, donde se habían atrincherado en número de 400
hombres de infantería y 60 de caballería”.32
31
Op. cit. p. 255
32
Op. cit. Nro. 91, p. 257
33
Op. cit. Nro. 92, p. 258
31
Bolívar insiste a Girardot, mismo 19 de junio: “…he recibido el oficio de U. de
17 del corriente, en que me comunica la retirada de los enemigos, antes de que fuesen
batidos. Es necesario aprovechar los momentos del terror para perseguirlos, y ver si
se logra tener algún encuentro, en que se puede obtener mayores ventajas.”. 34
Para esa misma tarde del 17 Girardot sale en busca del ejército español,
comandados por el marino Manuel Cañas, quien había dejado Carache siguiendo la
ruta noreste; habiendo recorrido unos 6 km. la avanzada patriota localiza y reconoce
el enemigo, el cual se encuentra pasando la fila del páramo Las Palmas, en el sitio
llamado Pozo Seco; entre ambos ejércitos hay una visual directa, también de
aproximadamente 5 km. El sitio ocupado por los realistas es en extremo ventajoso, no
permitía el avance directo del ejército libertador ni puntos donde cubrirse puesto que
ambos flancos son desfiladeros; la avanzada y el resto de la vanguardia pasan allí la
noche en impávida tensión; sin embargo Cañas, en algún momento de esa noche,
temiendo el ataque nocturno de Girardot, decide ordenar a sus soldados que retrocedan,
de esta manera toman posesión del sitio conocido como Agua de Obispos, una planicie
en pendiente regular a 2.300 metros sobre el mar, en donde nacen las cuatro nacientes
tributarias de la quebrada que da nombre al sitio.
Excmo. señor:
“Me puse en marcha en busca del enemigo la tarde del 17 y logré acampar al anochecer a su
vista, y como una legua de su campo establecido en la altura de Pozo Seco; pero temeroso de
que lo sorprendiera aquella noche, abandonó la ventajosísima posición que ocupaba, y se
trasladó a la toma de Agua de Obispos, que llaman las Rancherías de Matías, como tres
cuartos de leguas más atrás.
Al amanecer del día de ayer levanté mi campo, y me puse en marcha, solicitando el encuentro
con el enemigo: efectivamente a la hora y media de marcha tuve la dulce satisfacción de verlo
en número de 400 fusileros y 50 de a caballo, formado en cuatro alas, y en dos estrechos
distintos, al parecer inaccesibles, que figuraban un zic-zac: determiné atacarlo, y enarbolando
34
Op. cit. Nro. 105, p. 265
32
el estandarte republicano, resonó en nuestro campo un grito universal de ¡Viva La Libertad!
y a una voz amenazadora se siguió el silencio.
Formé en columna, avancé de frente, y rompiendo el fuego, hice que sus dos primeras alas se
replegasen a las segundas, donde haciéndose firmes, quisieron disputarnos la victoria; pero
a las tropas libertadoras ningunas pueden resistir, y así fue que al cabo de una hora nos
hicimos dueños de su campo, poniéndolos en la más espantosa derrota; seguimos en su
alcance cuatro leguas, haciéndoles de paso sesenta y tres prisioneros, entre los cuales tres
oficiales, y a Don Miguel Barreto, y al isleño José Rodríguez, y tomándoles un cañón de batir
montado con veinte tiros de pólvora y metralla, ochenta y ocho balas rasas, treinta
lanzafuegos, ochenta fusiles, quince bayonetas, mil y quinientos cartuchos de fusil con bala,
siete escopetas, algunos correajes, pistolas y sables, cuarenta cargas de víveres, bastantes
caballerías, y mucho ganado vacuno.
Por nuestra parte hemos tenido muertos un cabo del 5º batallón, y un soldado de caballería y
tres heridos, el uno de gravedad. Del campo enemigo se han recogido cuatro muertos y muchos
heridos.
Como a la una de esta tarde he regresado a este pueblo, donde hice publicar el bando que
acompaño, y que va produciendo tan buen efecto, que ya se me han presentado varios de los
soldados dispersos, nueve de ellos con sus fusiles y fornituras: este número de fusiles es
además de los ochenta que dejó relacionados, y espero que se me presenten muchos más,
porque el enemigo absolutamente fue deshecho y disperso en los montes: tal fue la velocidad
con que se les persiguió.
Acompaño una declaración instructiva, que creí conveniente tomar al prisionero Barreto.
Mañana continuaré mi contramarcha para ese Cuartel General, cumpliendo con las previsivas
órdenes de US.
Sigue el Capitán París, para que pueda aclarar cualquier duda que ocurra y ofrezca a US.
mis respetos, los de la oficialidad y tropa.
Dios guarde a US. muchos años. Cuartel General de la Vanguardia en Carache Libertado, a
19 de Junio de 1813.- 3º, a las 5 de la tarde.- Atanasio Girardot.- Señor Comandante en Jefe
Brigadier Simón Bolívar”.35
35
Op. cit. Nro. 106. pp. 266, 267
33
su alcance cuatro leguas, haciéndoles de paso sesenta y tres prisioneros”, es muy
probable que la persecución haya llegado casi a las inmediaciones tanto de Barbacoa
como de Humocaro Bajo. La mayoría de los prisioneros, también es lógico, fueron
tomados de los que siguieron desde el Paso de la Peña hacia Barbacoa, ya que hacia
Humocaro Bajo, en una ruta de 30 km. se encuentra El Tocuyo y de allí Quibor. Cañas
abandonó la Provincia de Trujillo por esta vía.
Para muchos, ello produjo un bien, el de elevar los ánimos de los venezolanos,
al sacarlos de una indiferencia y apatía por la libertad del continente. Ya no se podía
ser indiferente a los intereses vitales de la nueva realidad republicana; Bolívar, por un
momento se engañó concientemente, y pensó que los españoles y canarios huirían de
Venezuela. Pero los españoles contestaron, quizá con mayor ahinco, tanto, que tiño en
sangre patriota casi todo el territorio de sus provincias. Este es el panorama que se
asoma en el territorio a inicio del segundo semestre de 1813.
36
Citado por Blanco y Aspurua (1875, Tomo IV, pp. 640-642)
37
O’Leary, Nro, 110, p. 273
38
Op. cit. Nro, 117; pp. 277,278
34
tropas, y el completo de los cien reclutas, consideraré la provincia de Trujillo como país enemigo y
será en consecuencia tratada como tal”.
No es para menos la presión que dicho gobernador tiene sobre sus hombros, y
este, al no poder cumplirle al Libertador, se exime del mando y renuncia dos días
después; Bolívar encarga inmediatamente a Fernando Guillen, a quien le comunica
que su primera obligación a atender son las del ejército “…procurando con la mayor
eficacia, celo y actividad recoger cuanta mulas y caballos hallan en el Estado, para
que conduzcan los víveres y peltrechos del ejército, dinero para pagar las tropas y
hombres para que tomen las armas y sirvan de arrieros”. 39 Estas circunstancias hacen
que Bolívar atrase su partida de la provincia hasta fin de mes.
39
Op. cit. Nro, 119, p. 279
40
Op. cit. Nro. 114, p. 276
35
veracidad de esta información alegando no creer que en Barinas haya 800 hombres.
Sin embargo, le ordena a Ribas dirigirse a las Piedras a encontrarse con el enemigo y
batirlo y, de lo contrario, de estar muy expuesto, se vaya replegando y entreteniendo
al enemigo, mientras que la vanguardia los ataca por la espalda, provenientes de
Boconó y Niquitao.
Emite el Libertador ese día, otra orden al Teniente Luís Marquí, destacado en
Trujillo, para que marche a Boconó con la Caballería apostando una avanzada en el
camino de Guanare y así impedir cualquier comunicación; agrega Bolívar
“…procurará el comandante evitar todo, todo exceso y desorden, tanto en el tránsito
como en el pueblo. Bolívar hace un cerco a Boconó; si en la vía se encuentra los
caballos que vienen a Trujillo, arriados por un ciudadano de nombre Angulo, este
Teniente deberá tomarlos para que sirvan a la caballería, también tomará y hará volver
a Boconó a maestros armeros para que reparen el parque y les asignará escolta para
evitar que se fuguen.41
41
Op. cit. Nro. 115, pp. 276, 277
36
Masparro, a salir al encuentro del río Boconó, que median unos 32 km en un camino
casi lineal y desde allí aguas arriba hasta Boconó, 22 km. hacia el oeste; la altitud
mayor de esta ruta no superaba los 1.500 metros y entre el cruce de Masparro con el
Boconó hay una media de 480 m.s.n.m., para subir por la vega del río hasta la ciudad
a 1.260 m.s.n.m.; de haber realizado esto, habría llegado a Boconó antes que Ribas y
quizá otra habría sido la historia.
Segunda voz, José Félix Ribas: es de letra y sentimiento de Ribas quien emite
el parte de la Batalla y lo remite al Libertador el 4 de julio:
"Señor General:
Hallándose acampada mi División la noche del 30, en el sitio llamado la Boca del Monte,
recibí parte del Teniente de Niquitao, en que me avisaba la salida que habían hecho los
enemigos al sitio de la Vega, cuatro leguas distante de dicho pueblo. Inmediatamente puse en
movimiento el campo y le hice marchar a paso redoblado, trayendo consigo sola una pieza de
artillería, y los pertrechos que juzgué necesarios; dejando el resto en la Boca del Monte con
35 hombres de custodia, y todas las acémilas. En efecto, logré llegar a las nueve de la noche
con toda la División a este pueblo el día primero, habiendo hecho trece leguas de jornada.
El enemigo tenía puestas sus avanzadas como a una legua de aquí y su Cuartel General en el
sitio de la Vega; y con este motivo, después de haber hecho las descubiertas necesarias para
reconocerle, hice colocar mis avanzadas en donde creí conveniente. Al amanecer del día 2
puse en movimiento mi división, haciéndola marchar con el orden debido; y a las nueve de la
mañana avistamos el ejército contrario, que en número de 800 hombres, bien armados, se
42
Op. cit. Nro. 127, p. 296
37
habían situado en una altura al parecer inexpugnable; antes de esto mis avanzadas habían
hecho desaparecer las enemigas.
Apenas estuve a tiro de fusil, cuando di orden al Mayor General, ciudadano Rafael Urdaneta,
que mandaba el centro, de romper el fuego, como efectivamente se verificó; y viendo que
pasaba ya una hora de fuego sostenido y vivo de ambas partes, previne al mismo Mayor
General, que formando una gran parte de las tropas en columna, forzase al enemigo,
rompiéndole su centro, si fuese posible, al mismo tiempo que hice avanzar la ala derecha
mandada por el capitán José María Ortega con las mismas órdenes. Apenas el enemigo
observó la impavidez de nuestras tropas; y que a pesar del fuego vivísimo con que sostenía su
formidable posición, ganábamos siempre terreno, y hubiéramos llegado a las manos, si fuese
preciso; abandonó los primeros puntos que tenía tomados, y se retiró a ocupar otras alturas
de mayor importancia, que cubiertas de peñas inaccesibles por todas partes, se creyó que en
caso de que nuestras tropas tuviesen el valor de acometerles, serían todas víctimas de sus
fuegos, sin poder padecer daño por su parte. Efectivamente, las posiciones militares que ellos
ocuparon en esta ocasión, solamente pudieron haber sido forzadas por unas tropas que
prefiriendo la muerte a la deshonra, obraron con el valor que caracteriza a los republicanos.
Allí fue donde trabándose un fuego el más vivo de parte a parte mostraron nuestras tropas, de
cuánto es capaz el hombre libre. Con la mayor constancia sufrían a pecho descubierto los
fuegos, cuando el enemigo, parapetado con los peñascos, apenas descubría sus gorros.
Después de tres horas consumidas en este último fuego, y de haberles ido ganando el terreno
palmo a palmo, mandé que por todas partes se le estrechase, y que nuestros soldados treparan
los riscos y peñas, hasta apoderarse de ellas. Nuevamente se obstina el enemigo y se renueva
un fuego aún con mayor viveza.
En tal estado, y hallándose éste entretenido con nuestra infantería, que casi llegaba ya a las
manos, mandé a la caballería marchase en columna por el camino, y tocando a degüello
tomase las alturas de la espalda del enemigo. Este fue el momento de desesperación para los
cobardes españoles; se creyeron ya todos cortados, y abandonando sus admirables posiciones,
huyen precipitadamente por los bosques y barrancos, arrojándose a los precipicios, y dejando
a nuestras valerosas tropas el campo de batalla, después de cinco horas de combate. Estas, a
pesar de las esforzadas marchas que habían traído, y de la incomodidad de la campaña,
apenas oyen mi voz de perseguir al enemigo, cuando cada uno por su parte cumple con el
lleno de sus deberes.
Con una velocidad increíble siguen al alcance de los cobardes en tres leguas de un terreno el
más escabroso, logrando por este medio destruir totalmente la fuerza enemiga; veinte y tres
de ellos muertos (incluso un Capitán) han quedado en el campo de batalla, y multitud de
heridos, de los cuales se han recogido algunos. De nuestra parte tenemos que llorar la muerte
de seis soldados, dos sargentos y quince heridos, entre ellos tres oficiales, que lo son el
Capitán Félix Uzcátegui, y los Tenientes Antonio París, y Sebastián Peña; pero todos tres
levemente.
38
Constitución y España triunfante; pero todos se mandaron arrojar por ser divisa española, y
para que las tropas nuestras en ningún caso se equivoquen con las de los tiranos.
El resto del enemigo queda disperso en las inaccesibles montañas de estos páramos. Casi
ninguno ha podido salir a Barinas; desnudos, perseguidos del hambre y de la desesperación,
van cayendo muertos, o ya refugiándose en las asperísimas breñas de estos lugares. Las armas
las han tirado por los bosques y puedo asegurar a V. S., que veinte y cinco hombres no han
seguido al traidor y cobarde Comandante Martí. A esta hora todavía se están presentando
hombres y armas, y como ayer 3 al amanecer mandé una partida a perseguir a los que
hubiesen tenido lugar de escaparse por el camino de Calderas, ha sido mayor el terror de los
poquísimos, que desnudos y hambrientos han sido víctima de los hielos de aquellas cumbres.
Así es, que se ha encontrado aquel camino lleno de cadáveres, y la partida ha vuelto cubierta
de despojos.
La tropa y oficialidad se han cubierto de gloria, llenando cada uno su deber, dando un ejemplo
a los americanos de firmeza y de valor; todos a porfía se disputaban el triunfo; pero muy
particularmente se distinguieron el Mayor General ciudadano Rafael Urdaneta, que mandaba
el centro, y cuya serenidad en medio del fuego es digna de recomendación, y el Capitán
ciudadano José María Ortega, que mandaba el ala derecha. No son menos dignos de las
consideraciones de V. S. y del Gobierno el Capitán Vicente Campo de Elías, que con una
impavidez increíble era el primero que desde el principio de la acción, con un trozo de su
compañía de Granaderos, estrechaba y perseguía al enemigo, exponiéndose al mayor peligro;
y el Teniente Tomás Planes, que siendo mi ayudante, y cumpliendo con la mayor fidelidad con
este encargo, se arrojó varias veces sobre el enemigo, tomando un fusil en la mano, haciendo
las veces de un soldado, y otros hechos de valor extraordinario. También se distinguieron el
Sargento Almeida y el soldado Simón Rodríguez. El ejército, que los opresores de Venezuela
llamaban el ejército grande de operación; ese ejército, con que ellos se habían figurado, no
sólo reconquistar las Provincias perdidas de Venezuela, sino también atacar y subyugar la
Nueva Granada, ha sido enteramente destruido en el glorioso día 2, cayendo todas sus fuerzas
en nuestras manos. La sola División de mi mando ha sido bastante para destruir todas las
fuerzas del enemigo; el mejor fruto de esta acción ha sido el espanto, el terror que seguramente
infundirá en los demás opresores de Venezuela, que ven destruida la áncora de su esperanza.
Incluyo a V. S. las declaraciones, que por medio del Auditor de Guerra del ejército, se han
recibido a los tres Capitanes españoles, antes de ser pasados por las armas. Por ellas verá V.
S. las poquísimas fuerzas que quedan en Barinas; el número de tropas que han sido
derrotadas; y el ningún impedimento que tienen las nuestras para entrar en aquella Provincia.
Mañana pienso seguir a Boconó, y de allí marcharé sin dilación hacia Guanare, a incorpo-
rarme al grueso del ejército. La División de mi mando, engrosada en el día considerablemente,
sería capaz ella sola con la orden de V. S. de libertar a todo Venezuela, tal es el valor, el
entusiasmo, y deseo que respiran estas tropas de libertar a los países oprimidos.
Bolívar, agrega en el parte de Ribas que, recibida noticias, sabe que el realista
José Martí escapó desarmado, solo con seis de los suyos.
Tercera voz, los condenados: dentro del parte realizado, Ribas le incluye a
Bolívar declaraciones que los capitanes españoles capturados, a los cuales se les hizo
43
Op. cit. Nro. 123, pp. 288-292
39
Consejo de Guerra, para luego ser pasado por las armas. El auditor de Guerra fue el
jurista Vicente Tejera, quien acompaña al Libertador desde Curazao y de allí a
Cartagena para seguir en la ruta admirable. Estos capitanes españoles aprendidos eran:
Este informe, está indexado en O’Leary, Memorias, tomo XII, Nro. 121 (pp.
281 – 282); y deja al descubiertos tanto las acciones recientes tomadas por el ejército
realista como las inmediatas futuras a tomar por Tízcar. Interrogado el Capitán don
Florencio del Valle, confirmó que la expedición donde fue capturado la comandaba
José Martí, que con el venían aproximadamente 800 hombres, de las cuales unas 100
pertenecen a la caballerías; expresó que estaba destacado en el puente de Santo
Domingo, esto es a 18 Km de Las Piedras y el antiguo camino de los Callejones, a la
altura de Altamira y el acceso hacia Calderas; por lo que es claro y evidente que por
su avanzada, sabían del paso de Ribas por ese punto hacia Boconó, con unos 500
hombres; así lo expresó en su interrogatorio. Es a su llegada a La Vega, luego de cruzar
el páramo de Ortiz y el cerro de Calderas que se percatan que tres o cuatro días antes
había pasado en ejército patriota por ese punto.
La siguiente voz fue del Capitán Manuel Gómez, quien ratifica la cantidad de
soldados y caballería española, expresó que en Barinas fueron pasados por las armas
ocho republicanos, entre los que destaca el alcalde de dicha ciudad, Juan José Briceño
y que él fue quien descubrió la conspiración de esos señores; agregó que además de
estos, había sido fusilado ocho prisioneros más capturados en Guasdualito, entre ellos
Antonio Nicolás Briceño, junto a unos franceses y otros compañeros. Según, en
Barinas quedaron 400 hombres, casi todos reclutas, y que 400 más, de los
disciplinados, habían salido a Guasdualito comandados por Yañez y a ellos se
agregaron 300 reclutas más de Nutrias; además de 100 de caballería salieron para
Guanare. Y algo realmente impactante, de los 800 soldados del ejército español
comandados por José Martí en Niquitao, solo 60 eran españoles, repartidos entre
oficiales y soldados de la comandancia de milicia; por lo que de los 445 prisioneros
tomados por Ribas su gran mayoría eran americanos.
40
Tocó el turno a José Jiménez Sánchez un párvulo criado en Cumana, hecho
Capitán a los 20 años por Monteverde; expresó lo afirmado por Manuel Gómez, sobre
el ejército de Martí y los 400 reclutas de Barinas; ratificó la pérdida de Cumaná de
Monteverde. Este soldado agrega que “…había sido adicto a la libertad de América,
y deseando quedarse con las tropas patriotas, formó el designio de no hacer fuego
contra estas, permaneciendo en toda la acción sin hacer ninguna descarga ni mandar
tirar a sus soldados bajo varios pretextos…”. 44 Existe una crónica fabulada alrededor
de este personaje, el cual establece que en la huida de su comandante Martí, él lo
detuvo y lo instó a tener valor y capitular la batalla ya perdida, pero Martí en su
cobardía, haciendo caso omiso, se despojó de su uniforme para no ser reconocido y
prosiguió con su huida, sin embargo este Capitán Jiménez Sánchez siguió tras él y en
el forcejeo producido entre ambos, Martí cayó por un acantilado; sus casaca, rato
después, fue recogida por otro español para protegerse de la intemperie en franca
huida. Lo cierto de los hechos es que luego de Niquitao, nunca más se tuvo noticias de
Martí en otros eventos de las guerras de independencia americana.
Como sexto caso, entre las “siete campales batallas” mencionadas por Bolívar
en su proclama a los Caraqueños el 8 de agosto de 1813, le sigue Barquisimeto. Visto
el contexto y significado de Niquitao para la libertad de Venezuela, el 2 de julio el
Libertador cuenta su entrada a Guanare; en Biscucuy, el 29 de junio ya por la tarde,
estaba una avanzada realista quienes huyeron hacia Guanare nomás sintieron la
presencia del ejército; Bolívar ordena una partida de cazadores y de caballería para
darles alcance y ya temprano del día 1º de julio fueron divisados en el último paso del
río Guanare (paso del Desembocadero de Guanare ya definido), allí les dieron caza a
pesar de lo caudaloso del río. De esta avanzada realista solo uno salvo y huyó, el resto
quedó tendido entre la orilla y las aguas del Guanare. Entre los muertos tres capitanes
españoles, uno de ellos el Comandante de la vanguardia, Capitán Montalvo, traidor a
la patria, al haber pasado toda la caballería en San Carlos, en 1812 a manos de
Monteverde. Bolívar se siente vengado por la justicia divina.
El único realista que alcanzó escapar esa mañana del 1º de julio de 1813, logró
dar aviso al resto de sus compañeros en Guanare de la proximidad del ejército
libertador y huyeron precipitadamente, dejando; dice Bolívar, “…hemos tomado
caudales suficiente para la reconquista de Venezuela; en la Administración de tabaco
hay existentes sobre doscientos mil pesos; y además hemos hallado porción de
almacenes de ropa… los que vendidos producirán muchos miles…”.45
44
Op. cit. Nro. 121, p. 285
45
Op. cit. Nro. 128, p. 297
41
cuantos hombre pueda, armarlos y seguir su ruta a Araure y a todos los demás pueblos
cercanos que sepa tengan fuerzas enemigas. Y nomás tome pueblos y Villas “hará
proclamas de independencia absoluta, constituirá jueces que se encarguen del
gobierno, procurando que estos sean patriotas y de actividad...”.46
Bolívar ya para el 6 de julio estaba enterado del triunfo de Niquitao, pero solo
es hasta el 9 del corriente que recibe el parte de Ribas; enterado por Francisco Ponce,
destacado en Guanare, que el Comandante español Pedro González Fuentes (de
Canarias), avanza desde El Tocuyo hacia Chabasquen, 18 km. al norte de Biscocuy, le
ordena a Ribas que corra a batirlo donde quiera que este se encuentre, las noticias son
que este isleño viene con 500 o 600 hombres. Bolívar refuerza a Ribas enviándole unos
200 soldados. Ya para el 12 de julio Girardot le notifica al Libertador que Tízcar ha
huido de Nutrias con dirección de Guayana y solo falta derrotar a Yañez. A Ribas le
insiste, buscar al enemigo donde lo encuentre y batirlo, además de reunirse con el
Libertador el San Carlos.
Bolívar presume que Yañez se embarcó por el Arauca, para irse por el Orinoco,
pero temiendo una barbaridad de este español en atacar Barinas, decide crear un cuerpo
46
Op. cit. Nro. 130, p. 198
42
de cazadores para acantonarlos en dicha ciudad y además ordena a Girardot no
desampare las posiciones que ocupa u ocupare hasta tanto todas las divisiones del
remanente ejército de Tízcar y Yañez se halla disuelto o disperso. Bolívar informa al
Congreso neogranadino que para el 14 saldrá nuevamente a Guanare, a reunirse con
su retaguardia que ha llegado allí y tomar posesión de San Carlos, en donde todos los
españoles e isleños han sido detenidos al intentar huir.
43
ese grado militar desde el 12 de febrero pasado, junto con el de Teniente Gobernador
de Barquisimeto.47
A su lado, Pedro González Fuentes, quien en lo futuro, para mayo de 1819 sería
Teniente justicia mayor de El Tocuyo, firmante del manifiesto antibolivariano de la
creación de la nueva nación Colombia; este no era General, como lo llaman algunas
crónicas. (op. cit. Nro. 1.507, p. 663). Ribas, venía persiguiendo a este Comandante
desde Chabisquén, Humocaro, El Tocuyo y Quíbor; pero logró unírsele a Oberto en la
sabana de Los Horcones. González Fuentes no era un militar profesional, pertenecía a
los estratos más baja de la sociedad venezolana, prácticamente era simple miliciano
cuando comenzó la guerra.48
Allí también estaba Manuel Cañas con los soldados que pudieron salvar la vida
proveniente del enfrentamiento con Girardot en Agua de Obispos. Ribas tiene órdenes
del Libertador de no confrontar al enemigo cuando este sea mayor; para él no hubiese
sido obstáculo rehuir este combate y esperar lograr unir los ejércitos de Bolívar y
Girardot, era lo prudente, lo sensato; pero Ribas, arrojado, quería distinguirse en los
laureles de la patria. Y así lo hace; la relación más cercanas a los eventos son el Boletín
del Ejército Libertador de Venezuela número 6º y el parte del Libertador al Presidente
encargado del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión, ambos fechados el 25 de julio de
1813;49 de ellos es la relación de los hechos:
Ribas insiste y organiza la tercera carga del ejército y esta vez logra romper las
líneas enemigas, desbandando las alas del ejército español y haciéndolas dispersar; por
lo que se logra tomar el campo, el ejército, la artillería, los pertrechos, los bagajes, así
como todo el bagaje acumulado en la ciudad de Barquisimeto y que ha sido libertada
posterior al encuentro bélico, por las armas libertadoras y con el gozo de sus habitantes.
47
Blanco y Azpurua, Nro. 1.367; Tomo VI, p. 229
48
Hernández González; p. 135
49
O’Leary, Tomo 13, Nros. 149 y 150; pp. 314-316
44
Se contaron unos 100 hombres muertos y otro tanto de heridos de parte del
enemigo; mientras por el lado patriota las pérdidas son menores pero lamentables,
sobresale el Subteniente Gabriel Picón, con solo 14 años, se había enrolado en las filas
patrióticas a la llegada de Bolívar a Mérida. Este niño tuvo brillante actuación en la
batalla de Niquitao y aquí, en Los Horcones, se abalanzó hacia los cañones del
enemigo con tal ímpetu que logró romper sus líneas antes de caer gloriosamente en el
campo de batalla. Al igual que en Niquitao, Rivas ha pasado por las armas a tres
Capitanes españoles hechos prisioneros.
50
Bolívar, vol. III, Nro. 14, p. 560
45
Y agrega:
El 31, bien temprano me puse en marcha, y a las dos horas de jornada recibí aviso del
comandante de nuestra descubierta, en que me dice que el enemigo, en número de más de mil
hombres, venía al encuentro, y que se hallaba al frente de él en la sabana de los Pegones.
Forcé mis marchas, y cuando llegué allí, el enemigo, acobardado con la sola presencia de
nuestros cazadores, se retiraba.
Di orden para que lo persiguiese nuestra caballería, que inmediatamente obedeció, y cargó
sobre él; pero cuando llegó a la sabana de los Taguanes, lo halló formado en batalla, y fue
preciso que aguardase a la infantería; llegó esta; dispuse el campo, y viendo que el enemigo
marchaba sobre nosotros, determiné irlo a recibir; ordené marchase de frente la infantería, y
que la caballería, que formaba mi ala derecha, fuese a cortarlo por la espalda en la grande
llanura en que se presentó la acción.
Toda la tarde duró la acción, en que murieron muchos españoles, entre ellos seis de sus
mejores oficiales, uno de estos el Comandante [Julián] Izquierdo; perdieron toda su
infantería, que quedó, o dispersa por los bosques, o prisionera, o pasada a nosotros, pudiendo
51
Op. cit. pp. 560, 561. Nota. Este documento está mal indexado en O´Leary; posee fecha de
28 de junio de 1813, cuando debería decir 28 de julio de 1813; O’Leary; tomo 13, pp. 280,
281
46
asegurar a U.S. que no escapó un solo infante (…) Aquella noche acampé en el sitio llamado
el Hoyo, de donde continué las marchas el día primero hasta Tocuyito…”.52
52
O’Leary, p. 322
53
O’Leary. Tomo 13. Nro. 171, pp. 332, 333
54
Bolívar, vol. III, p. 561
47
Indaguemos; ¿qué dice Blanco y Azpurua?: “…triunfando siete veces en las
campales batallas…”.55 También, ordenadas a publicar por Guzmán Blanco en 1875.
Este orden de compilación es importante puesto que el error pudo ser de dos
tipos: a) de certidumbre y b) involuntario. El error de certidumbre podría establecer
que, dado que la frase “campañas campales” no posee un sentido estricto, fue
sustituido en los siguientes compiladores como “batallas campales”. O, error
involuntario del propio O’Leary al confundir el texto en compilación y, los siguientes
copistas lo subsanaron. Y es muy importante corregir este error, ya que para discernir
el significado, la epopeya de la Campaña Admirable tiene un sentido mucho más
amplio al expresarse como campañas campales, ya que todos los encuentros no se
pueden considerar campales batallas; y, rigurosamente, bajo el escrutinio de la
historia, hoy sabemos de su necesaria importancia de todos los encuentros para el
triunfo de la segunda República.
55
Blanco y Azpurua. Tomo IV, p. 849
48
Imagen A-1.- Parte original, de la Proclama a los caraqueños del 8 de agosto de 1813. Fuente: Academia
Nacional de la Historia. 28 de octubre de 1888. Signatura: Originante: Bolívar,
Simón. Destinatario: Documento público. Procedencia: Tunja / Trujillo / San Carlos / Caracas.
Breve: Manifiestos, proclamas y decretos emitidos por Bolívar entre el 20 de mayo de 1813 y el 28 de
enero de 1814. Rollo: 19. Páginas: Nro. 5 de 9.
49
Imagen A-2.- Detalle del Parte original de la Proclama a los caraqueños del 8 de agosto
de 1813; obsérvese la selección subrayada. Fuente: (op. cit.).
50
Así, conforme esta investigación pormenorizada, se pueden establecer las
siguientes acciones bélicas dentro de la Campaña Admirable:
51
Sobre la ubicación
geográfica de Ponemesa
56
Cita, del Archivo General de la Nación de Bogotá (AGNB), una exposición de don Sebastian
Guillen (16 de enero de 1775; N° 62, doc. 29)
57
Codazzi, 1841; p. 448
52
Mapa A-3.- Rutas y caminos existentes en las épocas de la conquista, colonia e inicios de la
republicana (1600, 1705 y 1777), conforme planimetría histórica contenida en los
levantamientos de Codazzi y los cronistas de la conquista y coloniales. Se usaron cartas
estereofotogramétrica de 1976 y 1961 (NC199C); y la información fue cruzada con mapeos
de la base de datos satelital del Landsat 8 Global Imagery (Dowload vía EarthExplorer). El
Satélite Landsat 8 toma imágenes de toda la Tierra en un periodo de 8 días. Los datos recogidos
por los instrumentos a bordo del satélite están disponibles para descargar de forma gratuita
en Glovis, EarthExplorer, y a través del visor de LandsatLook dentro de las 24 horas de
recepción. El mapeo a través del Landsat 8 usa el relieve para que, a través de software como
el Global Maper (en este caso la versión 15.2), transforme dicho relieve del suelo en curvas de
nivel y espectografía que aclara significativamente las vías y caminos que la vegetación más
intensa pueda cubrir. Fuente: construcción del investigador teniendo a la vista los datos
históricos señalados; marzo 2017.
53
Sigue Codazzi, en su “Resumen de la geografía de Venezuela” (pp. 485 y 486)
realiza una descripción del Cantón de Escuque:
“La villa de Escuque se encuentra en una bella planicie formada por el declive de un ramal
de la serranía que se dirige por Betijoque hacia el lago de Maracaibo, perdiéndose en las
selvas bañadas por el Cirigüé. El río Escuque, formado por la unión de los ríos Colorado y
Blanco, baña el pie de esta villa, cuya situación alta y despejada, le proporciona un
temperamento sano, refrescado por las brisas que descienden de las serranías. Hacia el S. la
vista se recrea sobre un terreno quebrado que se pierde a las orillas del Motatán, y la variedad
del paisaje hace agradable la perspectiva. Pero nada es comparable a la de que se goza desde
el lugar nombrado Ponemesa, en el camino que va a Betijoque. De allí se descubre todo el
llano, la parroquia de Valera, el curso del río Motatán, y Sabana larga que se mira como
una espaciosa mesa en medio de cerros. Al lado opuesto se ven en toda su estención los
llanos del Cenizo, las selvas y serranías que le rodean, y en forma de pan de azúcar el cerro
Conquistado, en cuyas faldas se encuentra unas aguas termales que son solobres y calientes.
A la izquierda del camino que va a Betijoque, se ve un cerro elevado [Boquerón], en el cual
esta una mina de petróleo, conocido con el nombre de aceite colombiano, por haberse
descubierto la mina de donde se estrae, poco tiempo después que las armas republicanas
ocuparon la provincia. Este aceite da una luz viva, difícil de extinguir, y despide un olor
desagradable. Casi en las faldas de este mismo cerro y antes de llegar a la quebrada
Carambus, para ir a Betijoque, se encuertran muchos borbollones de agua muy fría y
saludable.
Los terrenos fértiles que hai incultos en este cantón, forman diferentes valles, en climas
cálidos, templados y fríos en que se prospera bien el cacao, el café, el trigo y la caña dulce.
Estos valles miran casi todos hacia el lago de Maracaibo. El Motatán ya navegable en este
cantón, los llanos, en que prosperan las crias, aunque en ellos no sea mui sano el clima, y el
estar fundado Escuque en el camino que va al lago de Maracaibo, hacen esta población útil
para el comercio, ventajosa a la agricultura y mui interesante a la cría de ganado, cabras,
ovejas, mulas y caballos.
De Codazzi, también: “Todavía tiene Trujillo otro ramal mui importante, que pertenece
también a la serranía de los Andes. Empieza en el páramo de la Sal, de cuyos flancos sale la cuesta de
Mucutí, o del Portachuelo, y de esta una cadena de cerros que pasan al oriente de Mendoza,
perdiéndose en la confluencia del río Momboy con el Motatán; mientras que el ramo del páramo de la
Sal, siguiendo paralelo al descrito por el N. se abre en dos; uno se acaba sobre Betijoque y el otro
cerca de Valera, en una meseta hermosa llamada Sabana-Larga, , antiguamente llamada Sabana de
los Truenos”.58
58
Op. cit. p. 479
54
Expresa Codazzi que la ciudad de Trujillo es capital de la Provincia del mismo
nombre, erigida en 1811 y cuyo territorio es el ocupado por el antiguo distrito de los
Cuicas, quien en 1542 fue descubierto este territorio por un contador de nombre Diego
Luis Vallejo quien para entonces estaba en la búsqueda de una mina de oro que decían
se encontraba en el valle de Boconó. Sin embargo lo que encontró Vallejo fue un
extenso cultivo de algodón sembrado por sus naturales.
Para 1556, Diego García Paredes entra en estas tierras cuicas y, cerca del
Motatán, donde hoy se encuentra Escuque, fundó la ciudad de Trujillo (primera); sin
embargo en el devenir del año 1557 los naturales sitiaron la ciudad, cansados del
maltrato de los castellanos. García Paredes, que para entonces se encontraba en El
Tocuyo, va a Trujillo y liberta a los sitiados, sin embargo debió abandonar la ciudad y
retirarse del sitio, dejando el emplazamiento a merced de sus indígenas.
59
op. cit. pp. 488, 489
55
Calidad de los terrenos de que se
Posición Astronómica componen los Cantones en leguas
Altura en
Nombre de Temperatur cuadradas
varas
Las Longitud a media del
sobre el
Cabeceras O. del termómetro Total de
Latitud nivel del De De De
de Cantón meridiado centígrado leguas
norte mar llano páramo serranías
de cuadradas
Carácas
Trujillo 8°.51'.0'' 3°.2'.0'' 980 22,4° 15 8 63 86
Carache 9°.8'.10'' 2°.51'.45'' 1.460 19,12° 6 8 32 46
Escuque 8°.58'.20'' 3°.20'.55'' 987 21,39° 36 6 130 172
Boconó 4°.44'.0'' 20°.52'.0'' 1.572 18,23° 4 22 32 58
Total…………….. 61 44 257 362
Distancia de los
Número de Población de Los Cantones
Nombre de Cantones Frutos que
leguas2 (lc)
Las Total de Población Hombres A la A la se cultivan
que se Numero
Cabeceras la relativa útiles Capital Capital de para la
creen de
de Cantón población por legua para las de la la exportación
baldía esclavos
en 1830 cuadradas armas provincia República
Caña, café,
Trujillo 22 11.883 138 900 579 " 102 1/3
cacao y añil
56
Recordemos, que el paso del Motatán hacia lo que hoy conocemos como Agua
Viva (Carretera troncal 02), no existía, productos de las crecidas y vaguadas de este
río, el paso por esa zona era imposible. La ruta, por lo tanto, si se venía de la ciudad
de Trujillo, o Mérida – antes de 1850 – y se iba hacia Gibraltar o Moporo (o viceversa),
obligante era llegar a Ponemesa, de allí, si la ruta era Moporo, se debía llegar a
Betijoque, bajar la atravesía, que era el paso hacia el norte por Vichú, el Sequión¸
desplazarse hacia Agua Santa, llegar al vado de El Jaguito, que era el lugar idóneo y
menos ancho del río Motatán, atravezarlo y seguir al poniente, paralelo al cause hasta
llegar a Moporo.
O si a Gibraltar nos embarcamos, la ruta desde Ponemesa era por el camino de
recuas (camino real), a la Gira (norte de Betijoque), Canelones, Las Pavas, Mesa del
Palmar, Paso de Buena Vista, Boscán, Gibraltar (ver Mapa A-6).
Mapa N° A-6.- Recreación de las rutas y caminos existentes para los siglos XVII al XIX con rutas hasta
Gibraltar y Moporo; incluyendo los linderos de las Encomiendas de Moporo, Betijoque y Escuque, para
el año 1611; realizada sobre carta estereofotogrametrica N° NC 199C de 1961, Fuente: Autoría propia,
basada en los documentos de la época y el Mapa de Agustín Codazzi del año 1840.
57
Epílogo
Vale la pena cerrar este trabajo con unas reflexiones realizadas por el
Licenciado Gerardo de San Martín Viloria Montilla, en el marco del 205° aniversario
de la conmemoración por parte del Ayuntamiento del Municipio Rafael Rangel,
referida a la acción militar del ejército libertador dentro de la campaña admirable,
librada en suelo betijoqueño.
60
Viloria Montilla, Discurso de orden, 4 de febrero de 2018, Concejo Municipal Rafael
Rangel.
58
captar a las nuevas generaciones que hoy por hoy están sujetas al bombardeo de la
globalización y transculturización, amenazante de la identidad y pertenencia histórica
de los pueblos… definitivamente nos hace falta el mito, la leyenda y la crónica.
Viloria vuelve a hace una segunda pregunta: ¿cuál era la importancia táctica
militar de Betijoque?; y muy claramente lo expresa al establecer en dicha ciudad como
centro de aprovisionamiento entre Moporo y Trujillo, tanto para el ejército libertador
como para el realista, quien para entonces controlaba el país. También, Betijoque,
poseía lugares tácticos, como el caso del paso de Ponemesa; desde allí el control
comercial y militar de la provincia era vital para la defensa integral.
61
Op. cit.
62
Op. cit.
59
coronel español Correa fuera del territorio y abriendo el camino a las operaciones de
la campaña admirable con la cual conseguimos la segunda república. Betijoque, desde
siempre tuvo vocación patriótica, dejando a los realistas sin apoyo táctico social,
incluso sin hombres que se asieran de armas en contra de sus libertadores. Según, el
triunfo del humanismo queda expresado a través del axioma que refiere a aquella que
se gana sin confrontación; por lo que la Batalla de Betijoque se debe considerar un
canto a la inteligencia y a la vida.
60
Referencias y Publicaciones
Periódicas
61
Enlace del artículo:
http://www.diarioeltiempo.com.ve/V3_Secciones/index.php?id=58282014&_
Proc=Desp
HELLMUND Tello, Arturo. Cumbres de Gloria, Vol. II. Autor, editor y distribuidor;
Caracas, 1957.
LECUNA, Vicente. Crónica razonada de las Guerras de Bolívar. Tomo 1 (de 3).
Ediciones de The Colonial Press Inc. New York, 1950. Pág. 45.
MUÑOZ, Gabriel E. Monteverde: Cuatro años de historia patria. 1812-1816. Tomo II.
Ediciones de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia
Republicana de Venezuela. N° 43; Caracas, 1987. pp. 30, 31.
O'LEARI, Daniel Florencio. Memorias del General O’Leary. Tomos 1 al 34. Ediciones
del Ministerio de la Defensa; Barcelona, 1981
RIVAS Vicuña, Francisco. Las Guerras de Bolívar; primera guerra 1812 – 1814,
formación del alma venezolana. Editorial Victoria, Manrique & Ramírez Ángel;
Caracas, 1921.
ROJAS, Arístides. Crónicas de Caracas. Colección Ares, Nro. 9. Editorial CEC, s.a.
1° edición 1999; 2° reimpresión, Caracas, 2002.
62
VILORIA M., Gerardo. Betijoque en la gesta emancipadora de la campaña admirable
dirigida magistralmente por nuestro libertador Simón Bolívar en 1813. (Reflexiones
con motivo del ducentésimo aniversario (205°) de la acción militar del Ejército
Libertador en su campaña admirable librada en suelo betijoqueño). Betijoque, 4 de
junio de 2018.
ZAMBRANO R., Eduardo II. Batalla de Ponemesa 4 de junio de 1813. 1° edición julio
2006. Edición del autor Eduardo Zambrano. Tiraje de 310 ejemplares fotocopiados.
Betijoque, 2006
63
Referencias Electrónicas
https://www.aporrea.org/actualidad/a166346.html
ARGUELLO, Alfredo. Batalla de Betijoque. Portal Aporrea. Martes,
21/05/2013 09:51 AM
https:// bibliotecayacucho.gob.ve/
Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Fundación Biblioteca
Ayacucho Digital
Páginas siguientes: Mapa A-7.- Ruta Admirable. Mapa físico de Trujillo y su entorno
cercano, en donde se detalla paso a paso, la Campaña Admirable en su travesía por
esta Provincia. Fuente: Arq. Eduardo S. Zambrano, realizado especialmente para esta
investigación, siguiendo todas las fuentes citadas.
64
65