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QUEZ
-
EL TENIENTE GENERAL

DON PABLO MORILLO

PRIMER CONDE DE CARTAGENA ,

MARQUÉS DE LA PUERTA

( 1778-1837 )

ESTUDIO BIOGRÁFICO
DOCUMENTADO
POR

ANTONIO RODRÍGUEZ VILLA


De la Real Academia de la Historia,

TOMO I

BIOGRAFIA

FORTANET

MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET
IMPRESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Libertad, 29.- Teléf. 991.

1910
EL TENIENTE GENERAL

DON PABLO MORILLO


PRIMER CONDE DE CARTAGENA
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ASTOR , LENOX
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D ) . PABLO MORILLO , CONDE DE CARTAGENA

TENIENTE GENERAL DEL EJÉRCITO ESPAÑOL


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EL TENIENTE GENERAL

DON PABLO MORILLO

PRIMER CONDE DE CARTAGENA ,

MARQUÉS DE LA PUERTA

( 1778-1837 )

ESTUDIO BIOGRÁFICO
DOCUMENTADO
POR
ANTONIO RODRÍGUEZ VILLA
De la Real Academia de la Historia.

TOMO I

BIOGRAFIA

ET

MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET
IMPRESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Libertad, 20 .---Teléf . 991.

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FAC -SÍMILES DE LAS FIRMAS DE MORILLO

>
ESCUDO DE ARMAS , QUE SIENDO CAPITÁN GENERAL DE GALICIA USABA

DON PABLO MORILLO Y MORILLO ,

CONDE DE CARTAGENA,, MARQUES DE LA PUERTA , PROCER DEL REINO ,


CABALLERO GRAN CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN ESPAÑOLA DE
CARLOS III , DE LA REAL Y MILITAR DE S. FERNANDO , DE JUSTICIA , Y DE
LA DE ISABEL LA CATOLICA , GENTILHOMBRE DE CAMARA DE S. M. CON
EGERCICIO , CABALLERO DE LA REAL Y MILITAR ORDEN DE S. HERMENE
GILDO , Y CONDECORADO CON ONCE CRUCES DE DISTINCION POR DIFEREN
TES BATALLAS , REGIDOR PERPETUO DE LA CIUDAD DE LA CORUÑA , TE
NIENTE GENERAL DE LOS REALES EJERCITOS , GOBERNADOR Y CAPITAN
GENERAL DEL EJERCITO Y REINO DE GALICIA , PRESIDENTE DE SU REAL
AUDIENCIA , DE LA JUNTA SUPERIOR DE SANIDAD , DE FORTIFICACION Y DE
REVISION , Y SUBDELEGA Y et etc
THE LEWYR
PUBLIC LIBY

ASTOP , LENOX
FOTON
PRÓLOGO

La memoria del ilustre General D. Pablo Morillo ,

á
popularísima en su tiempo , se fué poco poco ex
o
tinguiend y borran do con ocasió de los agitados
n

sucesos políticos y militares que ocurrieron después

de su muerte . Lo mismo que con este invicto caudi


llo ha sucedido con otros notables personajes de la
primera mitad del siglo xix , á causa de haberse esca
samente cultivado entre nosotros la historia contem

poránea . Reconocido en estos presentes tiempos tan


injusto olvido, ya con ocasión de centenarios, ya por
el triste recuerdo de las perdidas Colonias, ó más
principalmente por el nuevo espíritu investigador
que hoy domina en Historia , han vuelto á surgir en
nuestra mente las borrosas figuras de aquellos insig
nes ciudadanos, militares ó civiles , que en épocas tur
bulentas y difíciles defendieron con fe y entusiasmo
elhonor, la gloria y la indep de la Patria .
endenc
ia
De uno de ellos me he propuesto renovar la me

moria; de uno de ellos que desde su adolescencia


hasta su avanzada edad vivió constantemente empu

ñando la espada, siempre con justicia y con fortuna ,


por el bien y la prosperidad de España.
- 6 -

Está de todo punto reconocido que las vidas de


los hombres célebres por sus virtudes, por su inge
nio ó por su heroico valor, han sido siempre una de
las lecturas más amenas é instructivas, ya por lo que
ilustran la misma historia, como por el estímulo y
emulación con que brindan á la posteridad y en es
pecial á la juventud. Crecen todavía más el interés
y la admiración que estas biografías producen, cuando
el protagonista, de humilde origen, se remonta por
sus propios méritos, sin estudios ni preparación cien
tífica alguna á las más elevadas jerarquías sociales у
políticas.
Tal fué la vida de D. Pablo Morillo y Morillo,
quien habiendo empezado su carrera militar de sol
dado, llegó á ser Teniente general, Conde, Marqués,
Caballero Gran Cruz de varias Ordenes, incluso la
Real Militar de San Fernando, y muchas otras pre
ciadas condecoraciones, todo gloriosamente ganado
en los campos de batalla. Una vez más se verifica
en nuestro personaje el axioma del gran Napoleón :
« La guerra se aprende en la guerra .)
En tres partes perfectamente distintas puede divi
dirse la vida de Morillo : la primera, desde su naci
miento hasta la conclusión de la Guerra de la Inde
pendencia en 1814 ; la segunda, comprende los seis
años que pasó en la América española como Gene
ral en jefe del Ejército expedicionario destinado á
Costafirme, ó sea desde principios de 1815 á fines
de 1820; la tercera, en fin, desde su regreso á Espa
ña hasta su muerte, ocurrida en 1837 , en cuyo trans
- 7 -

curso de tiempo desempeñó con singular acierto en


aquel turbulento período político las Capitanías ge
nerales de Castilla la Nueva y de Galicia.
Dolíame ver obscurecido el preclaro nombre de
Morillo; y á punto de comenzar la celebración del
primer Centenario de la Guerra de la Independencia
de España, el 1.° de Mayo de 1908 , tuve el honor de
leer ante la Real Academia de la Historia un Suma
rio de su vida, en, la que tan activa y gloriosa parte
tomó. La Academia lo acogió con singular agrado
y acordó publicarlo en su Boletín , haciéndose además
una tirada aparte, que se agotó á las pocas semanas.
Poco tiempo después, con motivo de celebrarse
otro Centenario análogo en Galicia , donde tantos
lauros alcanzó también, así en la citada Guerra como
en épocas sucesivas, á petición de muchos admira
dores del héroe de Sampayo, me decidí á publicar
un Resumen , incluyendo en él lo más selecto y no
table de la vida de aquel invicto General.
Favorecióme en gran manera la suerte en la eje
cución de mi empresa , poniendo en mis manos to
dos los papeles del primer Conde de Cartagena, ob
teniendo en los Archivos nacionales de Guerra у de
Indias importantes datos y relaciones, teniendo tam
bién á mi alcance y disposición las más reputadas
obras antiguas y modernas relativas á la Guerra de
la Independencia de España, á la de la América es
pañola y á los sucesos políticos ocurridos en nuestra
Península desde el año 1820 y 1821 hasta el falleci.
miento de nuestro prestigioso caudillo .
48
Con tan valiosos elementos históricos acometí la
tarea verdaderamente superior á mis fuerzas de
reanimar y refrescar la memoria de la gran figura
histórica del General Morillo, dando siempre prefe
rencia, en cuanto me ha sido posible , á los manus
critos y documentos originales y fidedignos sobre las
obras ya publicadas, siempre impregnadas, cual más
cual menos, de las pasiones políticas, del espíritu de
secta y de rencores personales, por más que al cabo
de un siglo, españoles, franceses y americanos al re
cordar y juzgar los sucesos de aquel tiempo lo ha
cen ya con espíritu más sereno y templado, procu
rando olvidar aquellas cruentas y horribles escenas,,
у tendiéndose mutuamente los brazos en testimonio
de concordia y de fraternidad .
No fué ciertamente Francia la que en 1808 entró
artera y airadamente en la crédula y pacífica España,
inundándola de miles de soldados y arrebatándola
su independencia. Fué aquel famoso tirano y admi
rable capitán que teniendo avasallado su propio país,
quiso de igual modo dominar en los extranjeros por
la fuerza de sus ejércitos. En la Guerra de la Inde
pendencia de la América española lucharon á porfía
ésta por su libertad, España por su derecho. Fué
aquella una guerra civil . Pasados los momentos de
ira, ha dicho un distinguido orador argentino, bo
rrado el rencor por la acción del tiempo en las gene
raciones que se suceden, los hermanos se encuentran
nuevamente en los senderos de la vida y sellan su
paz y reanudan su amor con un abrazo.
9

Por último, al examinar la última parte de la vida


de Morillo, no podemos menos de reconocer con
inmenso júbilo el progreso realizado en nuestras cos
tumbres políticas desde aquellos calamitosos у furi
bundos años de 1820 y 1821 hasta los más razona
bles y sosegados de nuestros días.
En todos estos tres períodos luchó heroica y no
blemente el General D. Pablo Morillo, siempre en
defensa, derecho y'pro de su Patria y de su Rey . Su
memoria debe por tanto ser para nosotros sus com
patriotas grata y gloriosa, y considerar en su gran
diosa y gallarda figura, impulsada siempre por los
más legitimos intereses de su nación, tanto el decha
do y prototipo del esforzado y prudente militar,
como del sensato y desinteresado patriota.
1

-
PARTE PRIMERA

DESDE EL NACIMIENTO DE MORILLO HASTA EL FIN


DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
En humilde cuna nació nuestro protagonista en el lugar
de Fuentesecas, perteneciente a la jurisdicción de la ciu
dad de Toro, y distante de ella tres leguas, el 5 de Mayo
de 1778 , siendo bautizado el 7 del mismo mes en la igle
sia parroquial de San Esteban. Fué hijo legítimo de don
Lorenzo y de doña María Morillo, aquél natural del refe
rido lugar de Fuentesecas, y ésta de otro llamado Malva,
de la misma jurisdicción, situado á igual distancia de la ca.
pital que el primero, y procedentes ambos de honrada fa
milia de labradores .
No contaba aún trece años , cuando saliendo una noche
tocando y cantando con otros mozos y muchachos del pue
blo, como viesen éstos que se dirigía hacia ellos un grupo
de gente , creyendo, según se disponía, que se acercaba
para impedirles la diversión ó causarles algún daño, le hi
cieron frente disparando contra él algunas piedras . Mas
como del grupo que se iba aproximando saliese una voz
diciendo : « La justicia) , aturdidos huyeron . El temor del
castigo por un hecho que podía atribuirse á insulto y re
sistencia á la autoridad, y el deseo de evitar la justa cole
ra y el enojo de sus padres, obligaron á Pablo á huir a
Toro y sentar plaza de soldado en 19 de Marzo de 1791
en una bandera del Real Cuerpo de Marina que allí se es
14

taba formando. Destinado al departamento del Ferrol ,


bien pronto empezó a dar muestras del valor que en su
pecho ardía , y á pagar con su sangre el aprendizaje de las
armas; pues apenas había cumplido quince años, cuando
se halló en los primeros días de Mayo del 93 en el desem
barco de la isla de San Pedro en Cerdeña y después en el
sitio de Tolón, donde tomó parte en siete acciones, hasta
su abandono , saliendo herido .
Pasando luego á Cataluña , concurrió a la acción del 13
de Agosto del 94 en las alturas de Cullera, y se halló en el
sitio del castillo de la Trinidad en Rosas, durante el cual
hizo dos salidas en guerrilla , y se embarcó en la lancha
número 2, sufriendo en ella varios días el fuego de los ene
migos. Posteriormente fué hecho prisionero á bordo del
navío San Isidro en el ataque naval de 14 de Febrero de
1797. Hallándose de nuevo en libertad poco después, estu
vo asímismo en el bombardeo de Cádiz por los ingleses
y asistió á las acciones de 5 y 7 de Julio del mismo año.
Todos estos méritos y servicios que en el ejército de tie
rra hubieran allanado al joven Pablo el camino á las cla.
ses superiores de la milicia , abierto siempre a las virtudes
y á los talentos militares, no pudieron ni podían tener en
la Marina más recompensa que la del ascenso de cabo, que
era, á sargento segundo, que obtuvo en 1.' de Octubre de
1797, por cuanto siendo aquel Cuerpo facultativo , excluía
de la clase de oficiales á todos los que no hubiesen entrado
á servir de Guardias marinas y hecho sus estudios en los
Colegios de los Departamentos.
En esta clase de sargento concurrió al glorioso combate
naval de 21 de Octubre de 1805 sobre el cabo de Trafal
gar, á bordo del navío San Ildefonso , donde fué herido y
hecho prisionero.
¡ Diez y siete años permaneció en este estado de nulidad,
obscurecido entre las clases inferiores de la milicia , el
hombre llamado por sus eminentes prendas y cualidades á
15
dar muchos días de gloria y esplendor á su patria ! Tan
cierto es que los talentos necesitan la reunión de varias y
determinadas circunstancias para desarrollarse , bien así
como las semillas de los vegetales para desenvolver el ger
men del fruto que en su seno encierran .
Seis años, seis meses y doce días desempeñó elcargo de
soldado y cabo durante los años de 1791 á 1797 , ascen .
diendo en 1.º de Octubre de este último á sargento segun
do, en cuya clase se mantuvo diez años, ocho meses y un
día , pasando en 2 de Junio de 1808 á ser subteniente por
seis meses y diez y ocho días : datos éstos tomados de su
hoja de servicios.
La gloriosa Guerra de la Independencia, que la invasión
de Napoleón encendió en la Península en Mayo de 1808 ,
presentó á todos los españoles con la ocasión favorable de
acreditar su patriotismo, el teatro á propósito y los me
dios oportunos para desplegar su valor y sus aptitudes.
Colocado Morillo en este medio ambiente y en tan favora.
bles circunstancias, no fué seguramente de los más pere
zosos y tardíos en acudir al combate; antes por el contra
rio , lo hizo con tal presteza , que promovido ya en 2 de
Junio de 1808 á subteniente del regimiento de infantería
Voluntarios de Llerena, entonces creado, concurrió en 19 de
Julio inmediato a la memorable batalla y nunca bien pon
derada victoria de Bailén, tan fecunda en prósperos y
trascendentales resultados. Allí de tal suerte llamó con su
esfuerzo y bizarría la atención del General en jefe, Cas.
taños, que desde entonces fué su constante protector y
hechura .
Pasando Morillo poco tiempo después á Extremadura,
se halló en el sitio y rendición de la plaza de Yelves man
dando una guerrilla , con la cual sostuvo dos acciones,
mostrando en una y otra gran valor y esfuerzo, Corrió de
aquí al pueblo de Almáraz, en donde con doscientos hom
bres que tenía á sus órdenes, batió en 18 de Diciembre á
- 16

ciento cincuenta caballos enemigos , matándoles tres é hi -


riendo á nueve ; y atacado por ellos, yendo en retirada
hasta el puente del mismo nombre, se hizo fuerte en él y
consiguió rechazarlos. Destinado con esta misma fuerza
en 22 de dicho mes al puente del Conde y acometido allí
por tropas superiores, las repelió por tres veces, causán -
doles mucha pérdida.
En repetidas ocasiones desde el principio de la campaña
solicitó siempre los puestos más avanzados para poder lle
gar á las manos con los enemigos, Accediendo sus Jefes á
sus deseos se halló en la rendición de la escuadra francesa
en Cádiz , donde sin corresponderle pidió voluntariamente
situarse en lo más inmediato de los fuegos, teniendo la hon
ra de que se lo concediesen. Mandando asímismo en el si
tio de Yelves una partida de descubierta, tomó á los ene
migos varios bagajes con municiones de boca y guerra .
Con la partida de su mando, recogió entre Madrid y So.
mosierra más de trescientos soldados dispersos y deserto
res . Tuvo la importante comisión por el general Vázquez
Somoza de salir disfrazado á observar los movimientos de
los enemigos, verificándolo hasta tres veces , metiéndose y
hablando con ellos, ganando con este motivo esenciales
conocimientos y noticias, de que dió relación circunstan
ciada al General en jefe de aquel ejército. Sería intermi
nable la relación de los valerosos actos que llevó á cabo ,
ya aisladamente , ya con su partida en este tiempo ( 1 ) .
Fueron recompensados estos servicios con el ascenso in
mediato á teniente , que se le concedió en 20 de Diciem
bre; y habiendo reunido veinticinco paisanos, y de ellos
sólo diez y nueve armados, acometió en 4 de Enero del si
guiente año de 1809 en las inmediaciones de la Calzada de
Oropesa á treinta y siete infantes enemigos, matándoles

( 1 ) Tomo 11.- Documentos justificativos: núm . 3 .


17

cinco y haciéndoles prisioneros los restantes, á excepción


de tres que lograron fugarse.
Ocurrió en este tiempo un acalorado motín en el ejérci.
to de Extremadura , llegando algunos soldados á asesinar
al general San Juan. « El abanderado de uno de los Cuer
pos formados en Andalucía, D. Pablo Morillo, sargento
antes de nuestra Marina y General después de los más be
neméritos y distinguidos, haciendo un llamamiento al ho
nor militar y despertando el instinto propio de la salvación
en los amotinados, consiguió que se reunieran , y ayudado
por Calvo y el Ministro de Gracia y Justicia..... devolvió
la confianza á las tropas y la autoridad á los oficiales ) ( 1 ).
Aun á trueque de repetir algunos sucesos, no podemos
menos, para afirmar más su autenticidad , de copiar lo que
refiere la Hoja de servicios ( 2) de Morillo tocante á estos
primeros éxitossuyos. Declara este importantísimo docu
mento que asistió á la batalla de Bailén ; al sitio y rendi
ción de Yelves, donde tuvo dos acciones, mandando una
guerrilla; al combate verificado en el pueblo de Almáraz
en 18 de Diciembre de 1808 , mandando también 200 hom
bres, con los que batió á 150 caballos enemigos, recha
zándolos, causándoles tres muertos y nueve heridos . Al
día siguiente fué atacado por los mismos enemigos, reple.
gándose en retirada hasta el puente de este nombre, don
de se hizo fuerte y consiguió rechazarlos. El 22 fué desti
nado con la misma tropa al puente del Conde, donde, ata
cado por fuerzas superiores, consiguió rechazarlas por tres
veces, con mucha pérdida de los enemigos,
El día 4 de Enero de 1809 , prosigue la citada Hoja de
servicios, con 25 paisanos que reunió armados, atacó en
las inmediaciones de la Calzada de Oropesa á 37 infantes
enemigos, matándoles cinco y haciéndoles 29 prisioneros.

( 1 ) Arteche, Guerra de la Independencia.


(2) Doc. núm. I.
TOMO 1 2
18

Por todos estos servicios la Junta Suprema gubernativa


del reino dispuso en 24 de Enero que cuando fuese Mori
llo ascendido á teniente, para cuyo empleo estaba pro
puesto, se le diese el grado de capitán (1 ).
No podían estar ocultas por mucho tiempo las grandes
disposiciones y cualidades militares de Morillo, y mucho
menos a la penetración del vencedor de Bailén , cuya vista
perspicaz no parece sino que á la simple mirada de un su .
jeto descubría todo su interior; y cuyo tacto y pulso para
los negocios no perdonaba nunca la más mínima ocasión
de sacar partido no sólo de las disposiciones y talentos,
sino hasta de las flaquezas, de que ningún hombre se halla
exento. Así fué, que habiéndole escrito el Sr. Saavedra,
Ministro á la sazón , que la Junta central necesitaba de
una persona á propósito para enviarla á Galicia á propa .
gar la alarma, designóle á Morillo, el cual , promovido á
este efecto al grado de capitán del regimiento de Volunta
rios de España en 22 de Enero de 1809, y nombrado en 18
de Febrero para llenar aquella misión , partió para Galicia
inmediatamente .
« La presencia del Marqués de la Romana en Galicia
contribuyó en gran parte á reanimar el espíritu de los ga
llegos del Miño, cuando al volver las tropas de Oporto se
formó el ejército de la izquierda ..... A los pocos días, todo
el país estaba en armas..... Soult entró en la capital de Ga .
licia el 20, proclamando á José Bonaparte por Rey , y exi .
giendo el juramento de fidelidad a los coruñeses. Ferrol y
Vigo, únicas plazas fuertes de Galicia , hubieron de capi
tular igualmente. Pero el hijo del campo hizo lo que no
podía hacer el hijo de las ciudades. Organizáronse las par.
tidas de guerrilleros, y por iniciativa de sus leales afiliados
se emprendió la conquista de Galicia en sentido inverso de
su pasajera rendición, es decir, de Sur á Norte..... Los so

( 1) Doc , núm . 2.
19

corros de la Central en tan críticas circunstancias, consis .


tían en un improvisado coronel, un canónigo, un oficial
subalterno y 5.000 rs. , sin otras armas, municiones ni per.
trechos que los que la Providencia les proporcionase.
„ Es verdad que el canónigo era un D. Manuel Acuña y
Malvar, persona de gran crédito en Galicia y que había
logrado inspirar mucha confianza á los señores de la Cen
tral ; verdad también que el subalterno era nada menos
que D. Pablo Morillo, cuya fama de valor tan acreditada
en Talavera y puente del Conde, le hacía considerar como
hombre muy propio para comisiones de aquella clase; y,
por fin, que si el Sr. Barrio llevaba tan sólo 5.000 rs. ,
conducía otros tantos Morillo para gastos de viaje, por su.
puesto, y la orden de que se les entregase lo necesario por
Romana y un Sr. Delgado, que recogería en Lisboa fon
dos de nuestro Gobierno..... ) ( 1 ) .
Poco después se revocó esta orden , haciendo marchar,
pero ya tarde, al Cuartel general de Romana al citado co .
ronel , al Sr. Acuña y á D. Pablo Morillo , que , provistos
de dinero en Oporto, hubieran podido llenar su cometido
con algún mayor éxito, de haber llegado con oportunidad
á su destino . Al no hacerlo, debió el Marqués recibir a los
comisionados con algún desabrimiento , no esperando, por
lo visto, nada ya de tal refuerzo , y hubieron ellos, Acuña
y Morillo, principalmente, de entregarse á una peregrina
ción arriesgadísima, verdadera odisea. Sabiendo que el
Conde de Maceda había dirigido un barco á Viana con
personas que debían conferenciar con el Marqués de la
Romana, se fueron á aquel puerto, donde sólo consiguie
ron hacerse sospechosos á los portugueses, que los toma
ron por espías. Presos dos veces como tales, creyó el Go
bernador salvarlos haciéndolos conducir á Braga á dispo
sición del general Freire, « Yo , dice el Sr. Acuña , aunque

( 1) Arteche. Ibid .
20

á la fuerza me hube de conformar con esta determinación ;


pero Morillo montó en tanta cólera , que, desenvainando
su sable delante del Gobernador y del pueblo , dixo estaba
pronto á morir antes que permitir le llevasen preso á Bra.
ga . En mi vida espero ver hombre más determinado ni
más lleno de coraje. Nosotros les habíamos dicho que nos
asegurasen en el castillo mientras no se desengañaban de
quiénes éramos; y Morillo añadía que los cuarenta orde
nanzas (que debían escoltarlos) no servían más que para
alborotar los pueblos del tránsito, siendo el resultado qui
tarnos la vida antes de llegar á Braga ; y así, concluía ,
que si había de perder la vida tan infamemente, quería
perderla allí. » El Gobernador los dirigió al general Bo
telho, que, asesorado debidamente , les dió pasaporte para
España, presentándose inmediatamente los dos al abad de
Villar y á Couto .
En Lama de Arcos, el 1.° de Marzo, llegaron al Mar
qués de la Romana los refuerzos antes referidos: el coro
nel García del Barrio, el alférez efectivo Morillo y el ca
nónigo Acuña con sus diez mil reales, mermados, natural
mente , en un viaje tan largo como de Sevilla á Galicia .
El 21 de Marzo llegaron Acuña y Morillo al campo si
tiador de Vigo, pensando asumir el mando de todas las
fuerzas y la dirección del sitio . En el mismo día entraba
ya Tenreiro en Vigo para intimar la rendición al Gober
nador francés, sin conseguirlo. Pero entretanto Morillo ,
que era uno de los que se habían adelantado á Redondela
y Sampayo, se puso en relaciones con los capitanes Gon
zález y Colombo, que con algunas fuerzas regulares ope
raban hacia Pontevedra , y una vez de acuerdo corren los
tres al arrabal de Vigo decididos á encargarse de la direc
ción del sitio, y recoger para sí los laureles de una victoria
que ya consideraban como segura é inmediata . Y aquí se
produce un nuevo conflicto entre los sitiadores, porque
los recién llegados no sólo negaban su obediencia al abad
!

- 21

de Couto , á Tenreiro y Almeida , que se tenían por direc


tores y agentes de la restauración gallega, sino que pre
tendían tomar á su cuenta las negociaciones con el Gober
nador de Vigo y proceder al asalto de la plaza, si llegaban
aquéllas á fracasar, amenazando á los jefes españoles y al
portugués con arresto y castigo ejemplar. Los ingleses se
pusieron de parte del abad , reconociendo como único su
Cuartel general, y así pudieron continuar las negociacio
nes tantas veces entabladas y otras tantas interrumpidas.
Uno de los escrúpulos más graves que había asaltado al
comandante francés de Vigo, era el de rendirse a gente
colecticia como la que le tenía sitiado, no mandada por
un jefe caracterizado con quien pudiera tratar decorosa
mente y según las reglas militares en tales casos. Y he
aquí por dónde le vino la fortuna al después muy pronto
General Morillo que, de alférez que era, fué aclamado por
los gallegos coronel, á fin de ofrecer al Gobernador de
Vigo salida, sólo en su concepto honrosa, para lo que el
llamaba cubrir su responsabilidad. Había en el campo es
panol oficiales del ejército mucho más graduados é infini
tamente más antiguos en el servicio que D. Pablo Morillo ;
pero el carácter que había llevado de Comisario de la
Central, con Acuña y Barrio, y la fama de sus proezas en
Talavera y el puente del Conde, aquel mismo acto de or
gullo militar que acababa de ejecutar en Viana , disfrazado
y todo como iba, le habían conquistado las simpatías y
admiración de aquellas gentes. No es esto decir que deja
ra Morillo de encontrar oposición para satisfacer sus am
biciones, pero las circunstancias de Morillo y el saberlas
él aprovechar, le condujeron de repente á las más eleva
das jerarquías de la milicia. « Morillo, escribe Toreno , ya
por sus activas y acertadas disposiciones, ya por haber
sido enviado de Sevilla , eleváronle los sitiadores á coronel,
y reconociéronle como superior, á fin de que á vista de un
militar cesasen los escrúpulos y recelos del comandante
22

francés .» « El que coge en tales épocas, dice sentenciosa


mente Schépeler, conserva lo que agarra : Morillo quedó
hecho coronel y demostró después con sus servicios que
aquella vez había la fortuna escogido bien . )
Pero oigamos al mismo Morillo referir lo ocurrido en el
parte oficial que dió de la toma de Vigo, fechado en 3 de
Abril de 1809 ( 1 ):
« Señor: En consecuencia de lo que manifesté á V. M.
con fecha de 19 de Marzo último, tengo el honor de noti
ciarle haber pasado á reconocer los cuatro mil paisanos
que formaban el cerco y sitio de Vigo , al mando del ma
yorazgo de este reino D. Joaquín Tenreiro y un oficial de
infantería de Portugal, titulado General , y de varios curas
párrocos con quienes, acordado lo conveniente á la más
pronta rendición del enemigo, por avisos que tuve de ha
llarse en Pontevedra un refuerzo de 1.800 franceses con
dirección á esta plaza , pasé sin perder momento al Puente
de Sampayo , por reconocer aquel importante punto y po
nerle en el mejor estado de defensa, como después de
desvanecer algunas desavenencias lo hice, pidiendo á don
Juan Antonio Gago, vecino de Marín, que manda 500
paisanos, dos piezas de artilleria de á ocho, y á la villa de
Redondela tres cañones , uno de á 24 y dos de á 18 , que
se me facilitaron con la mayor prontitud , y con la misma
se colocaron todos en las mejores posiciones al cuidado del
alférez de navío D. Juan de Odogerti , á quien por estar
mandando tres lanchas cañoneras, le encargué la defensa
de dicho punto. Supe en esto que los enemigos habían re
trocedido de Pontevedra, con cuya noticia , para estimular
al paisaje, me dirigí prontamente á aquella villa , donde ya

( 1 ) Publicado en los documentos pertenecientes a las Observaciones sobre la


historia de la guerra de España, por D. José de Canga Argüelles.- Tomo II, pá
ginas 78 y 84; y también lo está en la Gaceta extraordinaria del Gobierno, de 15
de Abril de 1809.
23

encontré ejecutándolo , de orden del Excmo. Sr. Marqués


de la Romana, al capitán de la columna de granaderos de
Galicia, D. Bernardo González, con 2.500 hombres, y al
de la misma clase del batallón de la Victoria, D. Francisco
Colombo , con 500.
Pero interesando más que todo la pronta conquista de
Vigo, de común acuerdo pasamos con estas tropas á dar
más fuerza y autoridad a las repetidas intimaciones hechas
por D. Joaquín Tenreiro , que no admitía el enemigo por
no tener orden para entregarse á paisanos. Así que llega
mos, al frente de las banderas se formó Consejo de guerra,
que me nombró Comandante en jefe de todas las fuerzas
é hizo tomar el título de Coronel, para con estos dictados
causar más respetos al Comandante francés, siempre que
joso de que nunca se le presentaba á parlamentar oficial
de graduación. Hícele con efecto, según regla, la intima
ción de rendirse en el preciso término de dos horas, como
demuestra el adjunto papel núm . 1 , á que contestó el ene
migo pidiendo veinticuatro horas, por hallarse sus oficia
les dispersos, según el núm . 2 , solicitud que no admití ,
por creerlo ardid para ganar tiempo y recibir refuerzo;
razón porque de palabra por el oficial portador le concedí
dos horas más. Pero el enemigo insistió de nuevo en las
veinticuatro, alegando necesitar este tiempo para formar
los artículos de capitulación, núm . 3 , á que no accediendo
yo, convino el comandante francés comisionase oficial mío
para pasar á extender dichas capitulaciones; para cuyo
efecto nombré á los capitanes D. Francisco Colombo y
D. Manuel Benedicto, por quienes, con tres oficiales su
yos, me remitió las proposiciones contenidas en el núm . 4 ,
que modifiqué por poco conformes al honor de la nación ,
según consta á su margen . Y deseando en todo el acierto ,
pasé con los tres oficiales franceses y los dos españoles á
la fragata Comandanta inglesa, de las dos que se hallan en
esta ría , para en unión de nuestros aliados tratar y acordar
24

lo que más conviniese; y el resultado de esta conferencia


fué conformarse los franceses con mis citadas respuestas.
Les manifesté al mismo tiempo que si á la hora de su re
cibo no se ratificaban, rompería sin falta de nuevo las hos
tilidades, como se verificó á poco que se retardó el cum
plimiento de lo estipulado , teniendo de antemano dispues
to el ataque, que empezó á las ocho y media de la noche
con la mayor bizarría por tropas y paisanaje, que se dis
putaban la gloria de ser los primeros en el asalto. Duró el
fuego por espacio de dos horas; y aunque recibí parte del
capitán D. Francisco Miranda , que me aseguraba de la
ratificación del enemigo, tuve mucho trabajo en contener
el ardor de la gente empeñada en la acción; tanto que ya
se hallaba mucha parte de ella en las puertas con hachas
para romperlas, mayormente en la Camboa, donde se ad
miró la valerosa serenidad de un anciano, que murió de un
balazo , haciéndola astillas. El capitán D. Bernardo Gon
zález, que sostenía el ataque con la fusilería, se arrojó él
mismo á tomar el hacha del difunto, con la que continuo
rompiendo la puerta , á pesar de haber recibido tres bala
zos en una pierna, y hubiera continuado si el cuarto no le
imposibilitase . Dos de los suyos le sacaron con trabajo
del sitio y murieron siete. Por último, recorriendo yo las
filas por medio de las balas para hacer cesar el fuego,
pude lograr que mis grandes voces se hiciesen oir, y de
una y otra parte paró el tiroteo. A poco tiempo se pre
sentaron dos oficiales franceses á entregarme las ratifica -
ciones firmadas; y en consecuencia dispuse retirar la gen
te á sus puestos , dejando las correspondientes avanzadas.
» A la mañana del 28 siguiente, preparada la tropa y
paisanaje para entrar y ocupar la plaza y fortalezas, reci
bí un parte de la villa de Porriño, distante dos leguas, con
la noticia de haber salido de Tuy tropa enemiga para re
fuerzo de la de esta villa, ignorando el número , y que ya
se consideraba muy próxima á este punto. En el acto de
25
terminé que con la más posible brevedad y sigilo saliesen
las tropas del capitán González y parte del paisanaje á su
encuentro , interin activé la evacuación y embarco de los
enemigos, bajo el pretexto de no poder contener el furor
del paisanaje. Lo que así se verificó, en número de 46 ofi
ciales y 1.213 hombres, que se hallan embarcados al cargo
de los buques de guerra ingleses ; por cuya razón y estarse
oyendo el tiroteo con el citado refuerzo enemigo, que ya
estaba bajo del tiro de cañón de estos castillos, de donde
se les hizo fuego, no se pudo ejecutar el reconocimiento
de sus equipajes con arreglo a las capitulaciones.
» En seguida me informé de que la tropa y paisanaje
iba persiguiendo al enemigo, que era en número de 450
hombres, de los que sólo se salvaron en Tuy de 48 á 50,
habiéndoles cogido 72 prisioneros, que también están em
barcados y el resto muertos ó heridos.
Me hicieron entrega los enemigos de 117.000 francos
y dejaron en el Castillo de San Sebastián 17 carros cu
biertos, vacíos y deteriorados, y varios caballos y mulas
muy mal tratadas por falta de alimento durante el cerco .
Y habiendo acordado después con los comandantes de las
fragatas hacer á bordo el reconocimiento de capitulación ,
se hallaron 19.755 francos, cuya cantidad, con la arriba
expresada, fué distribuída entre la tropa y paisanaje que
estuvieron en el asedio y rendición ..... )
La capitulación estaba concebida en estos términos :
Hoy 27 de Marzo de 1809, á las seis de la tarde, nos Ja
cobo Antonio Chalot , jefe de escuadrón, comandante de
las tropas francesas en la plaza y fuertes de Vigo , por una
parte; y por otra , Jacobo Coutts Crawford , capitán de
navío , comandante de la fragata inglesa la Venus , comi
sionado por Jorge Mac Kinley, comandante del crucero
inglés de Vigo, y D. Pablo Morillo, coronel comandante
de las tropas españolas, delante de la misma plaza: hemos
contratado la capitulación de la guarnición francesa que
26

se halla en la plaza y fuertes de Vigo, cuyos capítulos son


del tenor siguiente :
Artículo 1. La guarnición saldrá de la plaza y de los
fuertes con sus armas y bagajes, y con los honores de la
guerra.- Respuesta . - La guarnición de Vigo saldrá de los
fuertes con los honores de la guerra al glacis , en donde
rendirá las armas y quedará prisionera de guerra. A los
oficiales se les permitirá llevar su espada y sus uniformes .
Art . 2. Los oficiales y sus tropas se embarcarán en
buques ingleses y serán transportados al puerto francés
más inmediato , bajo palabra de no tomar las armas contra
la España y sus aliados hasta después de canjeados ó de
hecha la paz.— Respuesta . - Los prisioneros serán conduci
dos á un puerto de Inglaterra.
Los demás artículos no tienen tanta iniportancia .
Cuando años adelante , en 1819, estando Morillo de Ge
neral en jefe del ejército expedicionario de Costafirme, se
enteró del decreto publicado en la Gaceta de Madrid en 13
de Octubre de 1818 , por el cual se confirmaba por Su Ma
jestad á D. Joaquín Tenreiro y Montenegro la merced de
título de Castilla, que en su nombre le concedió el Conse .
jo de Regencia en 1810 , escribió Morillo al Ministro de la
Guerra desde Calabozo á 11 de Mayo, 1819 , manifestán
dole que la declaratoria del Gobierno contradecía entera
mente sus servicios públicos y notorios ( 1 ) en la reconquis
ta de aquella plaza . « Yo fuí , decía , quien mandé las
operaciones y allí Tenreiro no fué más que un auxiliar
mío con el paisanaje que había reunido. Reconoce que
Tenreiro es acreedor á la benevolencia de Su Majestad
por sus importantes servicios en la reunión de los paisa
nos que condujo y por sus trabajos en aquella época : «pero
allí estuvo á mis órdenes ; operó por mi dirección y fué un
subalterno mío que no figuró en la capitulación ni tuvo

( 1) Doc, núm . 403 .


- 27 -

nunca el carácter de Jefe en el sitio , habiendo estado sc


metido hasta mi llegada á un teniente portugués, llamado
Almeyda , que hubiera ocupado mi lugar, si yo no hubiese
tomado el mando . » Remítese en comprobación de su aser
to al testimonio de los jefes y oficiales franceses é ingleses
que intervinieron en la rendición de la plaza , á los papeles
públicos , especialmente á la Gaceta de la Junta central , al
acta de la capitulación , y añade : « No solamente alcancé
por mis desvelos y disposiciones tan feliz resultado, sino
que batí completamente el refuerzo de quinientos hombres
de la guarnición de Tuy que vinieron en auxilio de dicha
plaza ; y Tenreiro en esta acción se condujo igualmente
que en las der ás por mis disposiciones. , Termina rogan
do al Ministro pida á S. M. la formación de un expedien
te en averiguación de estos hechos, y que se le declare en
vista de su examen como el Jefe á quien se rindió aquella
plaza , y no al nuevo Conde de Vigo, como se expresa en
la Gaceta mencionada. El Gobierno quedó enterado de la
justa protesta de Morillo, pero no mandó formar la inves
tigación y comprobación que éste solicitaba .
En 2 Octubre de 1809 por orden del Comandante ge
neral Conde de Norona y del Real Tribunal militar ( 1 ) , ins
truyó D. Francisco de Torres, uno de sus fiscales, expe
diente de averiguación de ciertos incidentes de la conquista
de Vigo, roga
ndo éste á nuestro personaje se dignase res .
ponder a dos interrogatorios que se le enviaban. Por ha
llarse á la sazón Morillo en el campamento de Salamanca,
no pudo contestar tan inmediatamente como se le pedía ,
pero
m lo hizo muy cumplidamente en 26 de Octubre del
ismo año , expl
icando detalles de la reconquist y de al
gunos suces a
os posterior á ella referen que no altera
e s t e s n
en nada lo ya refe
rido .

Docs, números 16 y 17 y A péndice.


-
28

La rendición de una plaza tan fuerte como era entonces


la de Vigo, y siempre de tanta importancia estratégica,
causó general asombro y resonancia en toda España ; por
que á la sazón no se hallaba próximo ningún Cuerpo de
tropas españolas; la guarnición francesa constaba de un
coronel, 45 oficiales y cerca de 1.500 hombres; y los sitia
dores carecían de ingenieros, artilleros, etc. La tenacidad ,
energía y actividad de Morillo (escribía el capitán inglés
Mac Kinley á su jefe el Vicealmirante á bordo de la fraga
ta Libely, á la vista de Vigo), el buen orden de sus tropas,
lo inequívoco de su celo en la justa causa de la patria y de
su legítimo soberano, excedieron á todo encarecimiento,
así como el entusiasmo de los paisanos.
Poco después salió también al encuentro del general
Mancune del Cuerpo del Mariscal Ney, el « flamante coro
nel Morillo » . Aquél, una vez levantado el bloqueo de Tuy
y de haber hecho entrega de algunos convalecientes, retro
cedió á Pontevedra y Santiago, no sin tener que rechazar
varios ataques de Morillo y García del Barrio , que ya que
no podían combatirle de frente, le siguieron muy de cerca
en su retirada, quedando así libre de franceses todo el va
lle del Miño en su parte española .
Libertada la plaza de Vigo, creyóse que fácilmente se
recobraría también la de Tuy, adonde acudió también con
su gente Morillo ; pero las disensiones de Barrio y Tenrei
ro , presuntuosos y díscolos , malograron la empresa. Los
franceses que venían de Santiago, arrollaron a la gente de
Morillo en el camino de Redondela é incendiaron la villa ,
metiéndose después parte de ellos en Tuy . Cuando los
franceses á las órdenes del general Mancune fueron desba
ratados por D. Martín de la Carrera en el campo de la Es
trella, metióse primero que nadie en la ciudad de Santiago
D. Pablo Morillo, persiguiendo al enemigo muy de cerca
y arrojándole á La Coruña . El botín fue inmenso , Cogié .
ronse allí fusiles y vestuarios y 41 arrobas de plata labra
29

da, sin contar otra mucha de los templos que había sido
merodeada por los franceses.
Puesto en camino poco después el mariscal Ney , avan
zó contra la división del Miño, animada del mayor entu
siasmo. La mandaba entonces en jefe el Conde de Norona
y «tuvo el buen acuerdo de seguir el dictamen de Carrera ,
de Morillo y de otros jefes que por aquellas partes y antes
de su llegada se habían señalado; con lo cual obraron to .
dos muy de concierto » ( 1 ) .
Al aviso de que Ney se aproximaba, cejaron los nues
tros á Sampayo, punto donde resolvieron hacerle rostro .
Mas cortado anteriormente el puente por Morillo, hubo
que formar otro de priesa con barcas y tablazón . Eran los
españoles en número de diez mil , cuatro mil sin fusiles, y
el 7 de junio, muy de mañana, acabaron todos de pasar,
atajando después y por segunda vez el puente. A las nue
ve del mismo día aparecieron los franceses en la orilla
opuesta y desde luego se rompió de ambos lados vivísimo
fuego. Los españoles se aprovecharon de las baterías que
antes había levantado D. Pablo Morillo y aún establecie
ron otras, según se refiere en el parte de las acciones de
Puente de Sampayo, de 7 y 8 de Junio de 1809 , dado por
el general Conde de Norona. Condujose Morillo con su
tropa en estos combates con la mayor bravura y denuedo ,
consiguiendo el ejército arrojar á los franceses de los pun
tos que ocupaban , atravesar el Puente en medio del más
horroroso fuego, derrotándolos enteramente y persiguién
dolos en su fuga hasta Turón , impidiendo la noche seguir.
les más el alcance y ocasionándoles pérdidas considera.
bles en hombres y bagajes.
He aquí cómo refiere el inolvidable general Gómez de
Arteche (2) la acción del Puente Sampayo. « Por entonces

(1) Toreno .
(2) Guerra de la Independencia, tomo vi , pág. 188 .
30
( fines de Mayo de 1809) tomó el mando de todas las fuer
zas españolas del Miño el general Conde de Noroña, nom
brado por la Central segundo jefe del ejército de Galicia ,
hombre de grande instrucción literaria y de carácter tan
conciliador, que defiriendo siempre á las opiniones de Ca
rrera , Morillo y otros caudillos de los voluntarios, todos co
nocedores del país y ya prácticos en aquella guerra , logró
establecer en su campo un concierto que le valió una vic .
toria sumamente honrosa, y la satisfacción de ver aquel
reino libre de la opresión extranjera. Llegó en esto la no
ticia de que se aproximaba Ney con 18 batallones , unos
8.000 infantes, 1.200 caballos y 13 piezas ; y el brigadier
La Carrera, comprendiendo serle imposible resistir á tal
número de enemigos, tan bien organizados y dirigidos por
tan experto capitán , se retiró el 1.° de Junio á Caldas de
Reyes, donde halló á su jefe que se adelantaba a ocupar su
puesto. De haber seguido Ney el alcance , quizás hubiera
cambiado la faz de aquellos sucesos..... Pero Ney, casi se
guro de la victoria , quería que fuese completa , para lo
que necesitaba por la parte de Orense la cooperación de
Soult, que batiendo á Romana , podría llegar sobre las es .
paldas de Noroña y hacer que entre los dos quedase ani
quilada en su misma cuna la sublevación gallega ..... Esto
le hizo perder en Santiago unos días , pues sólo el 5 salió
de aquella ciudad para presentarse ante la línea española.
Aun entonces anduvo torpe ; pues de haber operado con su
habitual energía, hubiera comprendido la falsa posición en
que se hallaban los españoles . Porque, ó por apresura
miento ó por la suposición de que las tropas de Norona po
drían retirarse por el puente de Caldelas , que él se propu
so cubrir y defender , cortó Morillo el de Sampayo ; y
Noroña y con él La Carrera , se encontraron la tarde del
6 sin medios para cruzar el Oitaben y con el enemigo á su
espalda. De no detenerse Ney en Pontevedra, el grueso de
la división del Miño estaba cortado y perdido: de haber
31

acampado en aquella población , se salvó entera , cruzando


el río durante la noche en las barcas que la marinería es
pañola se apresuró á prestarla en momentos tan críticos.
La línea del Oitaben , que tan reciamente iba á ser dis .
putada , es , puede decirse, perpendicular á la dirección que
traían los franceses, especialmente en su última parte ,
en que toca al brazo más septentrional de la ría de Vigo .....
Los españoles no pasaban de 10.000 , de los que una terce
ra parte carecía de armamento propio para la guerra ; y
en cuanto a los ingleses , ni podían tener tal marinería los
pocos buques que anclaban en la ría , ni dieron otro auxi
lio para la batalla , que la tripulación de alguna lancha ca
ñonera de entre las españolas que fueron á situarse á la
izquierda del puente , con el fin de hostilizar la derecha
del enemigo .
La mañana del 7, muy temprano , aparecieron los fran
ceses frente á Puente Sampayo , y el mariscal Ney proce
dió al reconocimiento del río y de las posiciones españo
las. Situó después la artillería en las opuestas de la
margen derecha que ocupó, viendo los nuestros su caba
llería extenderse río arriba en busca de pasos por donde
cruzarlo , hasta cerca del puente de Caldelas, donde se ha.
llaba D. Ambrosio de la Cuadra , reforzado luego por Mo
rillo, en aquellos tan importantes parajes,
Se conoce que no hallaba Ney el hueco por donde in
troducir el hierro de su espada ; porque el día 7 se pasó en
un cañoneo pocas veces interrumpido por amenazas de
acometer el cruce de Oitaben , reconocidamente de impro
bable ejecución . Las bajas , sin embargo, fueron bastantes
en los dos ejércitos; y en el nuestro fué necesario que el
Conde de Maceda dirigiese á los habitantes del terreno,
campo aquel día de batalla , un bando ó exhortación para
que recogieran en sus casas á los heridos y los cuidasen
con el ero que merecían . La posición de Ney, desem
barazada al acercarse á los españoles , que creía batir fá
32 -

cilmente , se iba haciendo comprometida desde que com


prendió la necesidad, por momentos indispensable , de una
cooperación que le abriera el camino que veía intercepta
do por fuerza al parecer tranquila , respecto á sus comuni .
caciones y recursos . Eso le hacía suponer que Soult no
satisfacía sus compromisos de Lugo , y no amenazaba
siquiera la retaguardia de los españoles ; que Romana de
consiguiente no había sufrido descalabro , notable al me
nos ; y en sus recelos respecto al Duque de Dalmacia , más
que colega , rival suyo , temió un abandono que le colocaría
en situación muy difícil en aquel apartado rincón de la
Península . Esperaba , sin embargo, de un momento á otro
positivas noticias de las operaciones y posición de Soult,
noticias que además de iluminarle en el camino emprendi
do , le señalarían de un modo fijo la conducta futura que le
tocaba observar; y se decidió á emprender el día 8 un ata
que enérgico, y si podía decisivo , á la línea española . En
sus reconocimientos incesantes del 7 , descubrió cerca del
puente un vado , si largo y penoso por lo ancho allí de la
ría, y de corta duración por producirlo el mar en su reflu
jo, no difícil para tropas como las de su mando , y más
arriba algún otro que su caballería podría aprovechar, lle .
vando á las grupas infantes que ocuparan en la orilla
opuesta una posición base para la marcha general de la ba .
talla . Supuso también que no roto el puente de Caldelas
como el de Sampayo, podría dar resultados el ataque por
aquel fianco , desde el que , ganado, aventaría fácilmente a
los enemigos establecidos en línea tan extensa . Y desde la
mañana comenzó á tantear, á poner a prueba sus cálculos,
acometiendo con la caballería el tránsito del río y el ataque
de Caldelas .
» En todas partes fueron rechazadas sus columnas; y los
morteros junto al puente , y las piezas montadas en las
eminencias que dominan los pasos del Oitaben , produje
ron pérdidas de consideración a las tropas francesas, de
33

las que ningún cuerpo se atrevió a repetir sus maniobras


ofensi vas . Resultado : que al anochecer del día 8, la situa
ción de Ney era mucho peor que el 7 ; pues que frustrados
sus ataques, los españoles se consideraban , no sólo triun .
fantes sino invencibles en sus posiciones. El ejército fran .
cés había tenido de 600 á 700 bajas entre muertos y he
ridos, mientras los españoles sólo sufrieron la de un cen
tenar ó dos de ellos , quedando convencidos todos de que
sin motivos diferentes , en las mismas circunstancias ,
cuantos esfuerzos se intentaran de nuevo , obtendrían
igual éxito ..... ( 1 ) .
Lo indudable es que el día 9 se trasladaba el mariscal
Ney á Pontevedra y Santiago , lleno de sonrojo por su
vencimiento de los días anteriores y el corazón rebosando
en ira por la conducta desleal de su compañero de ar
mas...... Vencido en Puente Sampayo, Ney evacuó rápi .
damente las provincias gallegas , no sin incendiar vengati .
vamente 31 pueblos y asolar horrorosamente á su paso
otras poblaciones. Puede muy asegurarse que « la toma de
Vigo abrió la puerta á la expulsión del enemigo , y la ba.
talla de Puente Sampayo le puso el cerrojo. »
La parte principal que tuvo Morillo en la toma de San.
tiago , la refiere el general La Carrera en el parte que so
bre este hecho de armas dió al Sr. D. Jorge Mac Kinley ,
comandante inglés en Vigo, fechado en Santiago á 23 de

( 1 ) El badenés Rigel en su Historia de la guerra de siete años en la penín


sula pirenaica, dice lo siguiente sobre la acción de Puente Sampayo: « Cerca de
Vigo se encontró ( Ney ) con doce mil españoles á las órdenes de Morillo . Esta
ban situados al lado del puente de un pequeño pueblo llamado Sampayo, y fuer
temente sostenido por cuatro lanchas cañoneras, que bombardeaban con gran
éxito el flanco derecho de Ney y rechazaban constantemente sus tentativas de
pasar á Sotomayor, obligándole por fin á retroceder por el mismo camino que
había llevado . » Esto es, añade el Sr. Arteche, para contestar á Thiers y á otros
autores que aseguran que Ney sólo intentó algunos débiles esfuerzos para pasar
á Sampayo.
TOMO 1 3
34

Mayo de 1809. Dice así: « Santiago es nuestro . Los ene


migos en fuerza de 3.000 hombres de infantería , 14 piezas
y 300 de caballería, salieron á esperarme y me atacaron
sobre la marcha en el campo llamado de la Estrella. Mis
guerrillas, que á una suya que se adelantó á descubrir, la
habían escarmentado y perseguido, rompieron el fuego
con sus volteadores, me dieron parte , y mandé desplegar
la división en una posición que ni escogida podía haber
sido mejor. Atacaron con vigor, pero no lograron ni la
más mínima ventaja . Nuestros artilleros son tan buenos
como malos los suyos : ni un herido hemos tenido de bala
de cañón . Al cabo de una hora de fuego , nos cansamos
de sufrir y mandé á D. Pablo Morillo los cargase por el
flanco derecho, y yo marché de frente con las otras colum
nas . Por dos veces tomaron posición y fueron desalojados:
la desigualdad del terreno les favoreció para escapar.
Pasaron por aquí vergonzosamente: volaron dos repues
tos de municiones ; pero otros dos, con dos almacenes de
vestuario , más de 600 fusiles , algunos caballos y otras
muchas cosas que aún no he podido averiguar, han caído
en mi poder. Morillo se metió en la ciudad y los corrió por
las calles y persiguió á más de una legua de aquí.....
Mac Kinley escribía á Morillo en 10 de Junio de 1809 ,
desde la bahía de Vigo : Señor de mi mayor aprecio:
Ahora veo que usted tuvo razón , cuando me decía : « Hoy
es día de gloria para mí. » Este su dicho se ha verificado
en el día , y yo me hallo precisado á confesar, que su glo
ria , aunque sea grande , no excede á lo que se merece.
El valor de la tropa demuestra el ingenio de su jefe, y las
pruebas que hemos visto en el combate del Puente de Sam
payo , de buen orden , patriotismo y constancia en la tropa,
me convencen de que debo conservar más que antes la
alta opinión que ya había formado del merecimiento de
usted, de quien ruego á Dios conservar la vida muchos
años para la prosperidad de la Patria . »
35

Querido señor (le escribía al mismo en 24 de Mayo):


Me es sumamente agradable el poder por mí mismo , ha
biendo sido testigo ocular, dar testimonio del celo infati
gable en la execución que ha desplegado para echar las
tropas francesas fuera de Galicia , las cuales tan vilmente
la invadieron ; y creo sinceramente de que usted será muy
bien premiado por su lexítimo Soberano con tan distin
guida lealtad merecida , y que su país no podrá olvidar el
corage y prontitud de sus acciones , lo cual animó los pue
blos con confianza para rescatar su reino de las manos del
cruel usurpador de todo lo que es más caro al hombre. »
No me queda duda (le escribía también por entonces)
que usted conservará un glorioso nombre por saber humi
llar la arrogancia de sus enemigos. Deseo que en lo suce
sivo no experimente usted el menor contratiempo en me
dio de sus proezas y pueda usted gozar la confianza de to.
dos los verdaderos leales patriotas de su país, así como la
tiene usted ya de los de Galicia y de este su sincero amigo
que desea su felicidad ) ( 1 ) .
Las victoriosas empresas militares de Vigo, del Puente
de Sampayo y otras llevadas á cabo por la juventud entu
siasta y patriótica que acaudillaba Morillo, dieron lugar á
la formación del famoso regimiento de infantería apelli -
dado La Unión . En el mismo Sampayo comenzó á organi
zarse en tres batallones y un total de 2.000 plazas, el 14
de Mayo de 1809 , siendo elegido coronel D. Pablo Mori
llo , quien con toda la oficialidad y tropa asistió á la ben
dición de la bandera , que ostentaba por emblema del re
gimiento el puente roto de Sampayo, con la custodia, que
lo era el reino de Galicia. Los fastos militares de este
Cuerpo son tan copiosos en triunfos militares durante toda
la guerra de la Independencia y en las campañas del ejér

( 1 ) Véanse los documentos números 5 al 15 relativos a la correspondencia


fechada en Vigo entre Mac Kinley y Morillo .
- 36 -
cito expedicionario de Costafirme, como eran de todos re
conocidos su disciplina, valor y excelente organización .
Estuvo siempre a las órdenes de su fundador, así siendo
coronel como cuando ascendió á general, siendo uno de
los servicios más útiles que éste prestó á su Patria .
En el ataque del mariscal Soult , de 19 de Febrero
de 1810, y derrota del ejército español « hubo un regimien
to que mereció por su conducta de aquel día un premio
especial : tan gallardo apareció á los ojos de sus camara
das y á la consideración del Gobierno español . El regi
miento de La Unión , conocido desde un año antes por el
León de Sampayo, y mandado por D. Pablo Morillo , el fe
liz negociador de la reconquista de Vigo , disputó por lar
go tiempo á Girard el cerro de San Cristóbal, y al reti
rarse ó huir, como se quiera, el ejército puesto en disper
sión , lo hizo también formado en cuadro y rechazando
tres veces á la caballería francesa, que parecía haber he
cho empeño de romperlo y destrozarlo . Tan gallarda, re
petimos, fué su conducta , que llegó casi entero á Elvas,
donde recibió los aplausos unánimes de todos los jefes y
tropa del ejército, alcanzándole luego un decreto de la Re
gencia en que se le concedía por recompensa de este he
cho de armas un escudo de honor con el lema de « Premio
á La Unión » . Morillo fué luego por esta acción propuesto
para brigadier. Los laureles que en la expedición á Costa
firme conquistó este modelo de regimientos se referirán
más adelante ( 1 ).
Ya en 29 de Marzo de 1810 nos encontramos á Morillo
en Medellín, desempeñando una arriesgada comisión que
le había encomendado el ilustre general Marqués de la
Romana (2) en virtud de la cual quedaba autorizado para

( 1 ) Véase también lo que sobre este regimiento escribió el señor Conde de


Clonard en su gran Historia militar.
(2 ) V. Docs. 20 y 21 .
37

echar mano de las tropas que hubiese en las inmediacio


nes . Provisto de aquéllas, salió de Medellín á las diez de
la noche del referido día 29 con objeto de sorprender en
Miajas un destacamento francés de 180 infantes y go ca
ballos que causándonos grandes perjuicios ocupaban aquel
puesto. Presentóse de improviso en él á las cuatro y me
dia de la mañana del siguiente día para sorprenderlo , cuyo
objeto no pudo conseguir por la gran vigilancia del ene
migo y hallarse éste asegurado en la iglesia y castillo del
pueblo. Hechas las intimaciones para la rendición , no
fueron oídas; y como estaban los franceses bien fortale
cidos esperando refuerzos de Trujillo y provistos de víve
res para algunos días, tuvo que desistir de la empresa ,
conceptuando infructuosa cualquiera tentativa. Sostuvo
sin embargo dos horas y media de tiroteo , entrando en el
pueblo al toque de ataque, llenas las tropas del mayor or
den y entusiasmo.
Habiendo sabido en Zarzas que los enemigos llegaban
á Mérida en número de seis mil hombres, en la noche del
1. de Abril emprendió su marcha Morillo siguiendo toda
la cordillera de Hornachos, sin novedad , observando é in
comodando al enemigo y acechando ocasión propicia para
darle un golpe. El 3 salió para Llerena con objeto de re
coger los muchos dispersos que se escondían en los pue
blos de su partido, que era la parte principal de la comi
sión que Romana le había conferido. En Hornachos supo
que el presbítero D. Juan Lino se había investido con las
insignias de teniente coronel y cometía excesos sin cuen
to . Mandole llamar, reconvino su conducta y recogióle los
documentos credenciales que tenía de la Junta de Ba
dajoz .
Reunidos en Llerena multitud de dispersos, quiso dis
traerle de su encargo el general Marqués de Peñaflor; pero
habiéndole respondido Morillo que se hallaba con órdenes
del Marqués de la Romana para obrar por sí solos , pro
38

siguió su cometido . Recorrió muchos pueblos del partido


de Llerena , recogiendo gran número de dispersos, y aun
que algunos volvían á desertar, logró contener en filas los
más de ellos, así como extraer de los hogares los mejores
escopeteros , alentando las poblaciones tímidas y prohibién
dolas bajo las más rigurosas penas que facilitasen mante
nimientos ni noticias de los movimientos al enemigo . A
este efecto dirigió enérgicas y animosas proclamas á las
justicias y vecinos de Puebla de la Reina , Palomar, Oliva ,
La Zarza , Mange , Higuera, El Valle , Retamal , Campillo ,
Llerena , Villafranca , Hornachos y otros muchos ( 1 ) .
Incesantemente comunicaba Morillo al general La Ro
mana , interesantes noticias sobre estado de fuerzas y mo
vimientos de los franceses á los que espiaba y observaba
muy de cerca , atacándolos en su retaguardia cuando la oca
sión se le presentaba favorable. Por orden de aquel general
se dirigió á Feria , adonde llegó el 16 de Abril , posesionán
duse de esta plaza , de extraordinaria importancia estraté
gica , ya para ofender al enemigo , como para resistirle y
formar allí un depósito de víveres y municiones, aprove
chándose para esto de un antiguo castillo, situado en pun
to escarpado y casi inconquistable aun para la artillería ,
Desde allí hizo una atrevida salida para recoger las fuer
zas perseguidas del bravo capitán D. Jerónimo Henestrosa ,
al que venían persiguiendo crecidas tropas francesas, lo
grando que se salvaran y entraran en Feria . Por disposición
del repetido general quedó en este punto para conservar y
proteger « este hermoso pueblo , y dispuesto a replegarse
á Olivenza en caso de fuerte ataque , procurando siempre
reprimir é incomodar á los franceses en sus correrías, sor
prenderles en las horas de descanso y en las siestas, « sién
dome ( escribíale Morillo ) muy afecta esta clase de guerra ,
por conocer las ventajas que de ella resultan » . En el cas

(1) Docs , números 29 al 33 .


39

tillo efectuó importantes obras de defensa, limpieza de la


cisterna y acopio de carnes y granos. Con el general Imaz
mantenía continua correspondencia para auxiliarse mutua
mente en caso necesario .
Encargóle poco después La Romana ( 1 ) una atrevida
exploración cerca del ejército enemigo, y habiendo salido
el 24 de Abril á las cinco de la mañana con dirección á
Hornachos donde hizo noche, penetró por la sierra en la

Oliva, llevando 500 infantes y 50 caballos, realizando su


objetivo en la noche del 25 con toda satisfacción, regre
sando el 29 á Feria, sin haberse separado un solo solda
do, antes recogiendo é incorporando á sus fuerzas 54
hombres.

Habiendo sabido con indignación que un alcalde había


remitido á Villafranca veintidós arrobas de vino para el
enemigo, le reprendió y amenazó para en adelante con
toda rudeza. « Para éstos (los franceses, le decía ) todo está
pronto y listo, pero para las tropas españolas todas son
disculpas y descargos » (2 ).
Sabedor de que el enemigo había entrado en 4 de Mayo
de 1810 en Almendralejo con fuerza de unos 4 á 5.000
hombres , con intención de atacarle se lo comunicó á Imaz
y á La Romana, avisándoles de que se preparaba á la de
amenen
fensa
d el castillo de Feria , cuyas obras adelantaban rápi
te. El día 6 una parti
da de doscientos dragones ene
migos
madosse presentaron ante aquella villa y estuvieron for
en batalla durante una hora . « Los esperáb
amos
con impaciencia , escribe Morillo, pero sin disparar un tiro
se volvieron en retirada para la Fuente del Maestre . »
Participóle La Romana la conveniencia de variar de tiem
po en tiempo de posición para frustrar las intenciones
del enemigo, y conociendo la utilidad de este cambio, no

Docs, números 77 , 78 , 79, 80, 81 .


(2 ) Dọc . núm . 47 :
40

pudo menos de replicarle que « me sería muy sensible eva .


cuar este punto, pues ya tengo su castillo bastante repa
rado de sus defectos» , habiéndole poco después municio
nado para ochocientos hombres ( 1 ) .
Noticioso en 14 de Mayo de que los enemigos se apro
ximaban y trataban de envolverle , salió con pena del cas
tillo de Feria y se estableció en Burguillos ( 2 ) . Tomados
aquel castillo y pueblo por los franceses á poco de dejarlo
Morillo , procuró sorprender su guarnición en una excur .
sión que verificó rápidamente por aquellos contornos , lo
grando en cinco cuartos de hora , que duró el fuego , ence
rrar en el pueblo los soldados que vagaban á su alrededor,
comiéndoles todos los ranchos y saqueándoles algunas
ollas de campaña y prendas de sus equipajes , causándoles
también algunos muertos y heridos : todo con solos 40 sol.
dados. Como esperasen pronto socorro del Cuartel general
establecido en Fuente del Maestre , emprendió Morillo su
retirada con el mayor orden , dirigiendo su marcha a Jerez
de los Caballeros . Aprobó La Romana su retirada de Fe
ria (3) ; y pasó de nuevo á Jerez, desde donde se encaminó
á Burguillos, batiendo valerosamente á los franceses, lo
grando envolverles y escarmentando su osadía (4 ). Habi
lísima fué también su retirada y combate de Salvatierra .
Observando y persiguiendo al enemigo se mantuvo por
aquellos contornos hasta que en 4 de Septiembre se le en
cuentra en Llerena , desde donde escribe á su jefe el Mar
qués de la Romana el 6 : « Salgo en este momento, lleno
del mayor júbilo y alegría á buscar á los enemigos ... Pue
de vivir V. E. seguro de que haré cuanto esté de mi parte
y pueda convenir al bien de la Nación . Recogeré deserto

(1) Docs, números 51 , 54 y 60 .


(2 ) Docs, números 56 y 57-86 .
( 3) Docs. números 59 y 60 .
(4) Docs números 64 y 65 .
- 41

res, traidores y cuanto pícaro se me ponga por delante ,


resucitando al mismo tiempo el entusiasmo y patriotismo
en los pueblos de mi tránsito . » Salió pues para situarse
cerca de Zalamea , de donde se habían retirado los enemi
gos con el objeto de impedir tomasen su ruta á Fuente
Obejuna para meterse en Córdoba ( 1 ) .
Con increíble actividad , y sin perdonar fatiga de ningu .
na clase, llegó con sus tropas á aquella villa el 7 de Sep.
tiembre de 1810 , no habiendo podido llegar más de ma .
drugada por causa del mal camino, de la muclia lluvia y
larga distancia , no pudiendo sorprender al enemigo como
se proponía ( 2) . Conseguido el designio de que los enemi.
gos ignorasen su tentativa , atacó con arrojo y denuedo la
villa , formando con la caballería una línea de circunvala
ción de toda ella para impedir la salida de los paisanos ,
destruyendo todas las empalizadas que el enemigo tenía en
las calles. Como éste se refugió rápidamente en casas é igle .
sias bien fortalecidas, dispuso unas troneras que las comba .
tieron con vivo fuego; se les intimó la rendición , y no ha
biendo contestado ordenó se incendiasen sin dilación sus dos
apoyos, sosteniéndose por una y otra parte horroroso tiro
teo : hasta que después de tenaz resistencia , ahogados los
franceses por el humo y acribillados por las balas, se vieron
obligados á rendirse . De gran importancia militar fué esta
acción de Fuente Obejuna , en la que Morillo recibió un
balazo en el hombro izquierdo con la felicidad de no tener
rotura alguna de hueso . Allí se detuvo dos días para descan
so de la tropa que estaba muy fatigada .
Llamado con urgencia por el general La Romana para
concentrarse con él y su fuerza en Zafra , á causa del avan
ce del enemigo por Monasterio , no pudo asistir por no ha .
ber recibido á tiempo la orden . Con este motivo se exacer

( 1 ) Doc , núm . 68 .
(2) Docs, números 69 y 70.
42 -

bó la antigua antipatía y animosidad (1) entre el general


Conde de Penne y Morillo, que al fin logró extinguir el
general Castaños.
Por el mérito que contrajo Morillo en el quinto ejército
en la acción de 19 de Febrero de 1811 fué ascendido defi
nitivamente á Brigadier, por decreto dado en Cádiz á 14
de Marzo de dicho año. La bizarría y valor que en esta
ocasión demostró fueron admirables , probando que lo
mismo sabía batirse con su división sola que agregado á
un Cuerpo de ejército. También en las acciones desgra .
ciadas suele haber hechos heroicos dignos de ser premia
dos, escribía el general Mendizábal ( 2), cual fué el que
según los partes que dirijo á V. E. y pública notoriedad
ejecutó el Coronel del Regimiento de la Unión , D. Pa
blo Morillo, que siendo atacado en su retirada por 400 ca
ballos, la sección que mandaba de 200 infantes, los contu
vo y derrotó .»
Muerto el ínclito y valeroso Marqués de la Romana, y
nombrado para reemplazarle el general Castaños, cumpli
mentóle respetuosamente Morillo (3) , recordándole con
sincero afecto « ser V. E , mi origen . V. E. se dignó redi
mirme á la verdad, pues extrayéndome de Marina en la
villa de Utrera al organizarse las tropas que se disponían
á la gloriosa batalla de Bailén , conseguí el gran apoyo de
la fortuna que disfruto ). A cuya carta respondió Castaños
que celebraba haber tenido alguna parte en proporcionar
al ejército un Jefe tan digno como Morillo , confiando en
que la suerte no había de serles siempre contraria y que
no tardarían en presentarse ocasiones para adquirir nue
vos laureles. Al mismo tiempo le encomendaba que pro
curase consolar los pueblos y redimirlos «de las vejaciones

( 1) Doc , núm . 99.


( 2) Dọc , núm . I0O.
( 3 ) Doc, núm . 162.- Abril de 1811 .
43

que sufren de los comisionados, que por desgracia hacen


tanto daño como los franceses » .
Laméntase Castaños, en sus cartas á Morillo , del justo
sentimiento que deben causarnos las infamias que come
ten los guerrilleros y comisionados . En cuanto á éstos , es
menester llamarlos á todos , sea de la clase que fuere su
comisión ....., pero la gran dificultad es sujetar á los guerri.
lleros; y para cuando Dios nos proporcione adelantar en
Extremadura, tengo pensado en usted para deshacer estas
gavillas , sin que los que las componen se vayan á sus ca.
sas ó se pasen á los enemigos, pareciéndome que por lo
que respecta á los comandantes, no será tan difícil aga
rrarlos », « Apruebo, le escribe Castaños en 2 de Junio de
1811 desde Olivenza, todas las disposiciones que V. S. me
indica ha tomado y debe tomar á fin de abastecernos
de víveres, quitándolos á los enemigos ; cuyo servicio es
de tanta importancia en el día , que aunque conozco
la utilidad que prestaría el Cuerpo de su mando en el
sitio de Badajoz por la calidad y espíritu de la tropa y
oficiales de que se compone , que V. S. ha sabido inspirar
les con su exemplo, me veo en la necesidad de mandarle
permanezca por ahora en ese destino y comisión hasta que
las circunstancias varíen ... ) Y le añadía en carta confiden :
cial: « Es usted útil en todas partes ; y así no es de admirar
quiera tener á usted con su sobresaliente batallón , dando
exemplo de bizarría y disciplina en el sitio de Badajoz; y
que reconozco hace usted mucha falta en esos pueblos para
inspirar confianza, evitar exacciones é incomodar al ene
migo. Y como usted es el mejor juez para conocer donde
hace mayor falta , déjalo á la dirección de usted su siem
pre afecto.- CASTAÑOS. »
Eran incalculables los daños que los llamados partida
rios , comisionados ) y sobre todos los « guerrilleros cau
saban en los pueblos . Ordenaba Castaños á Morillo , que
por cuantos medios pudiera los exterminara : y éste le
44

manifestaba que quedaba enterado de esta orden « en aten


ción á los graves perjuicios que causan los guerrilleros en
los pueblos , que á la verdad son bien frecuentes; y por mi
dictamen debería disiparse esta casta de bandidos , que
asolan el país , donde sólo se oyen lamentos de sus habi
tantes . De esta suerte se lograría engrosar el ejército y al
mismo tiempo resucitaría el entusiasmo y patriotismo de
los buenos españoles ).
A que contestaba el general Castaños ( á 5 de Septiembre
de 1811 ) : « Usted me predica sobre « guerrilleros », estando
bien convencido de lo que son ; pero hace muchos años es.
toy acostumbrado á sujetar mi opinión á la del Gobierno;
y la experiencia me ha manifestado siempre cuánto con
viene que los hechos sean los que hagan ver á los superio
res que se han equivocado; y sepa usted que la multiplica
ción de representaciones de los mismos pueblos contra
guerrilleros , que envié originales á la Regencia , produje
ron que se diese cuenta á las Cortes ; que éstas mandasen á
la Regencia formar un reglamento , que parecía muy opor
tuno , y con el que solo hubieran quedado los buenos guerri
lleros; pero fué muy mal admitido en el Congreso, deshe
chado y aun proferidose expresiones bien poco decorosas
para los jefes militares , como podrá usted haber visto en
los papeles públicos. Y en testimonio de cuán equivocada
está la opinión pública, remito ese conciso en que declara
enemigo de la patria á todo el que lo sea de los guerrille
ros . El tiempo desengañará ; pero entretanto sería impru
dencia en el que manda oponerse abiertamente á la opi
nión del Congreso soberano y al torrente del público ; y
cada día tendrá usted nuevos motivos para experimentar
cuánto trabajo cuesta hacer bien ..
Era á la sazón de tal trascendencia la cuestión de los
guerrilleros , que Morillo vuelve á insistir sobre ella con su
venerado General, declarando también que , si bien había
algunos que merecían aplauso y alabanza, eran los más por
- 45

todo extremo perjudiciales y abominables al país por las


vejaciones, venganzas y atropellos que en los pueblos pe
queños cometían . « V. E , encuentra duda, escribía , en sa
car partido de los guerrilleros; y yo hallo fácil la disipación
ó reunión de tales partidas; pero para esto es necesario
que V. E. , perdonándome la prevención, no fuese tan fran
co y confiado en autorizar para tal servicio á sujetos des
conocidos, que se valen para con V. E. de medios falsos,
ofreciendo ventajas imaginarias. Tal es D. Félix Salmei -
ro , de Cáceres, de malísima conducta, que ha sido el obje
to de la censura, cuando le han visto allí condecorado con
dos charreteras y autorizado por V. E.; y sin éste muchos
ó los más, de iguales cualidades, que le han sorprendido
con embolismos para ser la devastación de todos estos
pueblos, como es notorio . Por cuyo principio no digo du
doso , pero es imposible que se consiga el fin que deseamos
con unos hombres de tan malas propiedades: de forma
que me atrevo á confirmarme en mi dictamen de que si no
fuese fácil la reunión para servir en Cuerpos reglados,
convendría á lo menos disipar tales cuadrillas. Bueno es y
muy útil que se tenga confianza de un Chaleco ( 1 ) , un mé
dico como D. Juan Peralta, un Sama y otros que se han
acreditado; pero no de otros varios, cuya criminal conduc
ta ha consternado a todos los pueblos de esta parte de la
Extremadura y la Mancha, luego que han sabido la nueva
autoridad que han logrado de V. E .; y por tales medios se
propaga el número de ladrones; y sólo para disipar esta
raza se necesita un siglo. Por mí sé decir que siento infini
to que, a pesar de haber informado á V. E. que he visto
prácticamente los desórdenes de estas cuadrillas, no haya
merecido la suerte de que se me crea; pero vivo seguro de
que el tiempo será quien pruebe mi verdad , y que la osa
día de hablar con franqueza á V. E. sólo nace de los vivos

(1) Mote de uno de los más célebres guerrilleros.


46
deseos con que me interesó en que V. E. no desmerezca
del gran concepto con que le mira la Patria . No obstan
te , V. E. puede determinar lo conveniente , persuadiéndo
se que los tales guerrilleros no hay recelo de que se sepa
ren de la Mancha, pues todos los más son naturales de ella
y no la abandonarán , siendo muy fácil el disgregarles y
traerles a buen partido... A mayor abundamiento digan to
dos los pueblos cuáles son los servicios de estos sujetos.
Ellos , separados de los puntos ventajosos, donde podrían
ser útiles en las cercanías del camino real y otros propor
cionados, se guarecen en los montes , saliendo de ellos
como furtivamente para cometer mil tropelías , habiendo
llegado el grado de su iniquidad á suponerse de mi divi
sión, baxo cuyo pretexto roban y devastan contra mi opi
nión, cuando a nadie he autorizado ni autorizare jamás, á
no estar bien cerciorado de la conducta del sujeto. Ade
más de que yo tomo mis noticias reservadas á las justicias
de su buena o mala comportación . Vuelven á huir los arre
pentidos que se me han reunido, siendo hoy mismo preci -
samente el día en que acaban de largárseme tres á sus an
tiguas rapiñas, que hacían el servicio de oficiales. Sigue
citando otros casos análogos que le han ocurrido ( 1 ).
Recibió Morillo en 1.º de Mayo de 1811 orden del jefe
de Estado Mayor del 5.0 ejército, general D. Martín de la
Carrera ( 2 ) , para que saliese con la fuerza á sus órdenes

( 1 ) Quejándose en otra carta al general Marqués de Monsalud de los apuros


de manutención en que se hallaba su división, le escribía : «Nuestra necesidad va
á ser grande, y los guerrilleros que se nos han atravesado en los mejores pueblos
en la entrada de la Mancha , nos quitan la subsistencia y los mejores soldados
de caballerja..... Estoy viendo que estos bribones se van á levantar con el san
to y la limosna y nos harán la guerra si no tratamos de disipar estas gavillas de
ladrones , asoladores de pueblos, que ya que no busquen a los enemigos, podrían
interponerse en los caminos reales para interceptar correos ú hacer otro servis
cio útil . »
(a ) Doc. núm . 108 .
- 47 -

á las cuatro de la madrugada próxima con dirección á


Trujillo, donde por medio de una partida había de pedir
raciones y alojamiento para dos mil hombres y trescien
tos caballos, dirigiéndose después rápidamente sobre Cá
ceres. Allí apostando su gente como si fuese á atacar el
mismo pueblo , debía introducirse en él , y abocándose con
el Corregidor le exigiría noticias del brigadier Mir , de sus
comandantes y de sus partidas, para arrestarlos a todos,
en virtud de acusaciones formuladas contra ellos, apode
rándose de sus armas y caballos . Realizada con toda pun
tualidad y prudencia esta delicada comisión , recibió en 7
del mismo Mayo otra del mismo general para que saliendo
de Mérida se dirigiera por Castuera y La Serena á Belal
cázar á fin de destruir el castillo de esta localidad , reco
mendándole mucho la rapidez y vigilancia y la adquisición
de noticias referentes al enemigo . Pero por contraorden
del General en jefe se le ordenó que suspendiera el movi
miento sobre Belalcázar y se uniera á la división que de
bía estar acampada á media legua de Badajoz sobre el
camino de Valverde ( 1 ) . Mas nuestro personaje que seguía
muy de cerca al enemigo , molestándole sin cesar , siguiendo
su flanco izquierdo, representó a Castaños la conveniencia
de seguir su movimiento, aprobándolo este general. Pú
sose pues en marcha en 25 de Mayo para Zalamea , si
guiendo hasta las inmediaciones de Belalcázar. En el ca
mino desmontó la partida del famoso guerrillero Cárdenas ,
y atados todos los que la formaban los remitió al Cuartel
general. Lo propio hizo con otros ocho , entre ellos un
gitano, ladrón de primera clase , todos ellos grandes bribo
nes que merodeaban estafando y robando á todos aquellos
pueblos ( 2 ) . En 29 de Mayo se dirigió á Monterrubio ( 3 )

( 1 ) Docs . números 109 y 110 .


(2 ) Doc, núm . 3 .
( 3) Doc , núm . II4.
- 48 -
con objeto de interceptar á los enemigos una remesa de
raciones que enviaban á su ejército . De esta manera re
dimía á aquellos míseros habitantes de la esclavitud á que
se veían reducidos y reanimaba su espíritu , siendo me
recedores de la mayor consideración y de todo sacrifi
cio por el júbilo con que recibían á nuestros soldados.
« Conozco , decía, la utilidad que nos resulta de la existen
cia aquí de este pequeño Cuerpo, y que serán irrepara
bles... los males que amenazan á estos pueblos si los des
amparo. Vivo en la confianza de que V. E. penetra en el
fondo de mi corazón y que sólo me sugiere el bien de la
Patria para no malograr el buen ánimo de estos desva .
lidos que veré consternados en el instante de mi separa
ción . Aquí se hallará el único y más copioso asilo que te
nemos para nuestras necesidades. » Casi al mismo tiempo
se le ordenaba por La Carrera con insistencia que se di
rigiera á Talavera la Real para ser empleado en el sitio de
Badajoz. Así lo efectuó, consiguiendo en este camino , y
especialmente en Zalamea , abundantes recursos para
nuestras tropas y toda la escasez posible á las enemigas,
emprendiendo rápidas y frecuentes excursiones para in
comodarles constantemente é interceptar su corresponden
cia y vituallas. « Tengo presos para remitir al Cuartel ge
neral siete pícaros, que se titulan partidarios y son otros
tantos ladrones que han cometido mil infamias por este
país: entre éstos se halla un tal Salinas, natural de Llere
na, conocido por el mayor devastador de toda la comar
ca» (1). Y terminaba diciendo: « Yo seguiré culebreando
por estos pueblos sin fijarme un solo día en uno de ellos.
Pasando porHinojosa se aproximó á Belalcázar, donde el
enemigo tenía copiosos almacenes de mantenimientos ,
para apoderarse de ellos, si intentaban sacarlos de allí.
De gran utilidad y provecho fué la expedición que en

( 1 ) Doc, núm . 6.
49

vista de la anterior carta emprendió Morillo, porque en


medio de la extraordinaria escasez que en todos nuestros
Cuerpos de ejército había , les proporcionó abundantes re .
cursos para su subsistencia ( 1 ). « Para este fin, escribía á
Castaños, voy a empezar por Hinojosa , de donde he en
viado ya sólo 484 fanegas de trigo, sin poder reunir más
por falta de caballerías , donde se hallan diez mil fanegas .»
Dirigióse después en busca del general francés Normand
con esperanza de escarmentarlo y caer luego sobre Belal
cázar para rendir su guarnición que tanto molestaba a los
pueblos limítrofes ; y apoderarse de un copioso botín de
lanas de la propiedad de la Duquesa de Osuna , de que es .
taban posesionados los franceses, á fin de poner en fomen
to las antiguas fábricas de paños de dicha localidad, todas
al presente destruídas ; y que podían servir para vestir nues
tro ejército .
Felicísima fué para nuestras armas la sorpresa de Be
lalcázar ( 2 ) en la noche del 6 al 7 de junio de 1811 ( 3 ) .
Noticioso Morillo de que Normand había llegado á aquel
pueblo con su columna móvil de 500 infantes y 80 caba .
llos , escoltando 300 caballerías para el transporte de racio
nes desde el castillo , salió de Cabeza del Buey á las once
de aquella noche , no obstante el cansancio de su tropa ,
dirigiéndose al castillo de Almorchón , donde subsistió
hasta el amanecer del 5. Siguió después por el camino de
la Ermita de Belén y fuera de vereda , ocultando su mo
vimiento por entre aquellas sierras , recogiendo al paso
á todos los paisanos , porque no avisasen á los enemigos.
Confundido siempre en los bosques y valles por esta di
rección , consiguió verse á media legua del pueblo a las
diez de la noche, con las noticias más positivas de que ig .

( 1 ) Doc, núm . 122 .


( 2) Doc , núm. 138 .
( 3) Doc , núm. 124 .
TOMO I
C
50

noraban su venida y que trataban de salir en la tarde con


los transportes que tenían custodiados en el convento ; y
receloso de que se frustrase su empresa si llegaban á pre
sumirla, tomó la resolución de sorprenderles en el mismo
pueblo .
Con este objeto dió las oportunas órdenes.
« Entre once y doce se principió la tentativa, escribe
Morillo en el parte que dió, que duró con un vivo fuego
hasta las cuatro de la mañana. No salió mi proyecto como
yo me prometia, pues habiendo hecho fuego el centinela
de la avanzada enemiga del convento de San Francisco ,
se conmovieron los del pueblo ; y a pesar de la prontitud y
actividad con que avanzaron los capitanes Lopez y Garcia ,
les hallaron tomadas las bocas -calles; pero la tropa entu .
siasmada atropelló por todos los riesgos á la bayoneta y
consiguió desordenarles, acogiéndose confusamente en la
casa de la guardia principal y sus inmediaciones, desde
donde repetian sus vivos fuegos. A este tiempo trató el
referido Lopez de dar la vuelta por la iglesia para inter
ceptarles el paso de un callejon que facilitaba su fuga ;
pero la torpeza del guia en elegir una posicion ventajosa
al efecto, les fue muy favorable, pues reunidos en este in
termedio en la plaza hasta unos 80, pudieron refugiarse
al castillo, aunque escarmentados de la tropa de Aguilar
que les hizo mucho daño. Han tenido los enemigos 48
muertos, entre ellos dos oficiales, con un prisioneros,
inclusos el comandante de dragones con otro capitan de
infanteria, y 6 soldados heridos ; y nosotros tres muertos con
diez heridos entre ellos el subteniente D. Lorenzo Lema
у el cadete D. Joaquin Guzman , ambos de mi regimiento,
dos heridos de la Cruzada de Alburquerque, con dos ca
ballos muertos y tres heridos. Se han tomado algunos ca
ballos ; cuatro caxas de guerra , 207 fusiles, con un crecido
número de fornituras y mochilas, cuyos efectos y algunos
prisioneros más, espero se aumenten con los que van pa
51 –

reciendo ocultos en los pozos y pajares . El comandante


Normand logró fugarse por espesura de la yerba y broza
que se halla desde el corral de su alojamiento hasta el rio ,
quedando totalmente derrotada y dispersa su orgullosa
columna, que ha sido el azote y devastacion de los pue
blos de más de veinte leguas quadradas en el espacio de
quince meses ; la misma que se ha jactado de que bastaba
para batir á dos mil españoles , y a pesar de un castillo
que la protegia, se vé arrollada y fugitiva de una fuerza
igual á la suya con pequeña diferencia de ventaja en el
número de caballeria . » Elogia á todos los individuos de
ambas armas por haberse portado á porfía como espa
ñoles.
Siguió Morillo su excursion por aquella comarca, acti
vando las remesas de granos para el ejército y extrayendo
porción de las 800 arrobas de lana que en Belalcázar se
hallaban depositadas . Solo en el caso de atacarle fuerza
enemiga respetable se apoyaría en Cabeza del Buey al
amparo de sus sierras . A este propósito escribía Morillo
desde Belalcázar á su General en jefe, en 10 de Junio de
1811 : « Me parece que los enemigos quedan servidos por
algunos dias por esta parte . Les tengo tales ganas que me
es dificil explicarlas á V. E. , y aseguro que no he de omi
tir cualquier fatiga que pueda incomodarles . »
Ansiosos los franceses de vengar la afrenta que Morillo
les había causado en Belalcázar, combinaron en su contra
varias columnas para tratar de acosarle y rendirle, tenien .
do que guarecerse nuestro héroe por sierras y caminos
desusados , viéndose por más de tres veces á punto de su
cumbir ; pero empleando marchas forzadas y fatigosos
trabajos, logró dejar frustrados sus designios, no obstante
la infidelidad y deslealtad de la mayor parte de los pue
blos de su tránsito , « pues es muy raro el que ha dexado
de adularme para venderme despues indignamente, pro
porcionando a los enemigos noticias circunstanciadas de
52 -

mis rutas, paradero y fuerzas » ; y añadía : « De aqui nace


la necesidad de entablar una nueva y severa ley contra las
justicias y los poderosos, que son los que abiertamente ma
nifiestan su adhesion al partido enemigo, encubriendo los
ladrones y desertores y teniendo una puntual inteligencia
con unos y otros. »
Para que su tropa descansase un tanto de las fatigas
últimas, hizo alto unos días en Don Benito ; prosiguiendo
luego sus correrías para hacer acopio de granos en aque
llos pueblos que eran fértiles en ellos ( 1 ). Después de ha.
ber deshecho, varias partidas de los titulados guerrilleros ,
que causaban continuos daños en los pueblos , y sabedor
de que una columna francesa de infantería había entrado
en Esparraguera de Lares , se ocultó en los montes de la
Puebla, haciendo alto á las doce de la noche en la dehesa
de Bodeguilla . « Allí , dice, me embosqué hasta las cinco
de la mañana de ayer ( 2) que habiendo salido con direc
ción á Campanario les ataqué con la infanteria . Se defen
dieron con un vivo fuego que sostuvieron parapetados en
los cercones del valle hasta cerca de las siete que se rin
dieron . Hice prisionero á su comandante , con cuatro ofi
ciales y 144 hombres, matándoles algunos , cuyo número
ignoro por no buscarlos en la espesura de la maleza de
aquellas inmediaciones. Les cogí tres cajas de guerra y
todos los fusiles y equipage. Mi pérdida consistió en un
soldado muerto y uno herido de caballeria y otro herido
de mi regimiento » ( 3 ) .
Quisieron los franceses castigar la osadía de Morillo, y
al efecto se formaron varias columnas para atacarle ; pero
sorteando aquél con admirable habilidad los movimientos
enemigos, se dirigió en 7 de Julio á Almadén , donde tenía

( 1 ) Doc , núm . 133 .


( 2) Doc , núm . 134. - Esparraguera, 2 Julio 1811 .
( 3 ) Doc , núm. 139 .
-
53

200 prisioneros y se refugió en Despeñaperros. «V. E. pue


de descuidar, pues confío librarme de los lazos que me
tienen armados, que ya yo los preveia por los daños que
les he causado . » En este intermedio se ocupó en adiestrar
á su tropa, continuando su correría por el partido de la
Serena, entregando á la división española del 3.er ejército,
estante en Despeñaperros, los 200 prisioneros franceses,
que le embarazaban su marcha libre y ligera. En la espe
sura de aquellos montes sufrió la deserción de más de cien
dispersos de sus fuerzas, á pesar de la benignidad y dul
zura con que trataba á su gente . « Por lo mismo no se
puede ya prescindir de otras medidas severas... De lo con
trario caminaremos indefectiblemente á nuestra ruina , »
Sorteados algunos de los más culpables fueron pasados
por las armas, imponiendo á otros la pena de diez años de
servicio desde el día de su aprehensión . Con esta medida
fueron muchos los fugados que se le presentaron, implo
rando indulto.
Ansiosos los enemigos de copar la columna mandada
por Morillo, le llegaron á cercar de tal suerte que se vió
gravemente comprometido. Sereno y arriesgado nuestro
caudillo, emprendió su retirada desde Puertollano á las
dos de la madrugada del 17 de Julio, dirigiéndose por Mes
tanza al Hoyo, al abrigo de lo intrincado de aquella parte
de Sierra Morena. La noticia que recibió de haber en Bai
lén diez mil franceses agravó su apurada situación . Retro
cedió entonces por Solana del Pino á Fuencaliente y Con
quista adonde llegó el 21 , y sabiendo el 22 que una co
lumna móvil enemiga había salido del Viso y se hallaba
muy descuidada en Villanueva del Duque, salió contra
ella á la una de la madrugada, llegando á dicho pueblo á
las cuatro y media de la misma. Halló á los enemigos
aguardándole en una fuerte posición , por haberles preve .
nido desde Pozoblanco de su llegada. Atacólos decidida
mente al momento con vivo fuego, obligándoles al cabo
54

de tres cuartos de hora á abandonarla y pronunciarse en


retirada hacia Espiel , no sin dejar en el campo 17 muer
tos , entre ellos un capitán , 7 heridos de gravedad , 37 fu
siles y otros despojos de guerra ; no pudiendo perseguirles
por la gran fatiga de su tropa . Supo luego que en Espiel
entraron con 52 heridos y su comandante con una pierna
rota . Nuestras pérdidas fueron insignificantes ( 1 ).
Seguíale muy de cerca una columna francesa compues
ta de 2.300 infantes, 300 caballos y dos pedreros , y en
vista de la gravedad de su situación dispuso Morillo que
al amanecer del 30 de Julio marchase su infantería con
dirección á Medellín , quedándose él en Don Benito en
observación con la mayor parte de la caballería. « A la
hora poco más o menos , me hallé cargado por los enemi
gos y tuve la precisión de salir , retirándome en el mejor
orden , haciendo una vigorosa resistencia con las guerri .
llas . En el espacio de aquella llanura hice sufriesen dos
cargas , donde tuvieron un capitán y tres soldados muertos
con varios heridos, y seguí luego sin alguna desgracia has
ta los callejones de Medellín , en que aprovecharon el mo .
mento de la desfilada y me hicieron cuatro prisioneros,
matándome á un sargento . En lo interior del pueblo vol
vió á cargarles nuestra caballería, en cuyo empeño tuvie
ron cuatro muertos más con otros heridos , pero se queda
ron con dos prisioneros más, haciéndonos tres heridos por
la superioridad de sus fuerzas . Pasé el puente con la ma
yor rapidez , disponiendo con anticipación que la compañía
de cazadores del regimiento de mi cargo se situase en el
cerro del frente para contenerles, como en efecto lo con
siguió , pues solo avanzaron hasta la medianía de dicho
puente , retrocediendo al pueblo con la mayor precipita
ción. En seguida ordené mi tropa con las mayores precau .
ciones que me dictaron la inferioridad de mis recursos y

(1 ) Doc , núm . I4I .


55

la intención deliberada de los enemigos, y continué sin


novedad , retirándome por la casa de postas hasta esta villa,
donde llegué anoche. »
« Esta tarde salgo para Cáceres, en donde aguardo las
órdenes de V. E. Juzgo que el objeto de los enemigos ha
sido solo arrojarme de aquel territorio, que es muy pingüe,
y á pesar de las numerosas exacciones que le han hecho,
todavía podría facilitarnos en poco tiempo seis ó siete mil
fanegas de grano para la subsistencia de nuestro ejército.
Ellos piden a los pueblos, por pequeños que sean, á cente
nares las fanegas de trigo y cabezas de ganado de toda es
pecie, y á millares á los que tienen ó llegan á 600 ó 700
vecinos, con contribuciones exorbitantes de dinero » ( 1 ).
No cesaba á todo esto de recoger víveres de todos los
pueblos y enviarlos al Cuartel general, donde eran acogi
dos con gran entusiasmo por la terrible escasez que en él
había; lamentándose á su jefe de la « abundancia de ladro
nes , egoístas de los pueblos, picardías de las justicias y
otros particulares, que todos merecen un severo castigo y
no puede realizarse sin una fuerza respetable » (2) . Esti
mulábale Castaños para que le enviase víveres y dinero,
de que carecían en absoluto , sin lo cual era imposible sub
sistir ; pero al mismo tiempo le aconsejaba que no se
arriesgase ni alejase tanto que pudiera correr peligro. En
virtud de esta orden salió Morillo de Cáceres el 17 de
Agosto con dirección á Alcuescar para extender mucha
parte de su caballería por el partido de la Serena á fin de
interceptar las contribuciones de grano y de dinero que
tenían exigidas los enemigos para reunirlas en Trujillo y
Zafra
Para organizar varios batallones de nueva planta se
acordó por la Inspección de infantería, sacar de otros

( I) Dọc . núm . I42 .


(2) Doc , núm. 143
- 56 -

cierto número de soldados para completar aquéllos. Que


jóse enérgicamente Morillo de esta disposición en cuanto
á su regimiento de La Unión se refería, y porque se vea
la alta idea que Castaños tenía de aquel Cuerpo , copiamos
á continuación la excepción notabilísima que con él hizo y
los elogios que le tributó con este motivo.
« El regimiento de la Union es el único con que en el
dia puedo contar , de los que se hallan en la vanguardia ,
tanto por su instruccion y disciplina como por hallarse
vestido y armado ; y siendo conveniente para las empre.
sas militares á que está destinado el que no se disminuya
su fuerza, dispondrá V. S. que por ahora no se haga saca
alguna para otros cuerpos de los soldados que hayan ser
vido en los que vuelven á formarse , como lo solicitan los
coroneles en 'virtud de la orden anunciada anteriormente,
En consecuencia suspenderá V. S. la entrega al regimien
to de Plasencia de los veinte soldados y un cabo que soli
cita su coronel por haber servido anteriormente en aquel
cuerpo ( 1)
En 1. ° de Octubre recibió Morillo orden del Conde
Penne- Villemur de dirigirse á Montanchez para obligar á
aquella justicia y á otras de otros pueblos á pagar en espe.
cie ó en grano las raciones que adeudaban , debiendo en
caso de resistencia ó morosidad apelar á la fuerza, y lo
mismo en Villanueva de la Serena y otros parajes, procu
rando al mismo tiempo molestar al enemigo y observar
sus movimientos . No agradaba á Morillo lo imperioso de
la comisión y la manera de obtener recursos á viva fuerza,
acostumbrado él á obtenerlos por la persuasión y el pa
triotismo; y hubo de concertarse una entrevista entre el
Conde y nuestro Brigadier, el día 12 á las once de la ma
ñana en el puerto del Trasquilón . « Siento infinito , le es
cribía aquél , se incomode usted tanto con su comision : ya

(1 ) Doc. núm . 153. - 14 de Septiembre .


- 57

sé que es odiosa, y que se necesita genio y carácter para


desempeñarla ; mas, amigo mío, ¿quién lo haría sino usted?
En quién se reunen estas dos cualidades tan aprecia
bles en el estado en que se halla la Nacion ? » ( 1 ).
Por haber recibido poco después de esta orden otra de
Castaños mandándole incorporarse con su división á la in
glesa del general Hill , pasó Morillo el Guadiana por el
vado que conduce á Villanueva de la Serena , esperando
alli órdenes del Jefe británico para continuar su marcha
sobre la Mancha .
Unido ya con los ingleses y habiéndose puesto á sus ór
denes además de su tropa española un batallón inglés y
otro portugués, intentó batir al enemigo , al que ya iba
flanqueando, en el puerto de las Quebradas. Consiguiólo
por la derecha de la sierra, desalojando á los franceses
con indecible vigor y bravura de las varias y ventajosas
posiciones en que se hizo firme (2 ) , una de ellas la más
inaccesible es la de frente á Montanchez que sostuvieron
desesperadamente con un vivo fuego de media hora ; pero
cedieron a la bizarría de nuestra infantería , que superan
do el punto que la domina , les hizo abandonarla precipita :
damente. En este caso , indicados ya sus movimientos, me
esforcé en seguirlos con el resto de mi division y una com
pañía de dragones ligeros ingleses , dirigiéndome á la Torre
de Santa María , interin el otro resto de nuestras fuerzas
continuaba persiguiéndoles por su retaguardia . Pero no
obstante mi acelerada diligencia en alcanzarles, no pude
conseguirlo por haberse anticipado el enemigo y reunido
en el llano, tomando el bosque por la derecha. Sin embar.
go, insistí en su alcance hasta la altura que da vista al
pueblo de Santa Ana , en donde ya mi tropa , rendida y fa
tigada, no pudo acompañarme.

( 1 ) Doc . núm. I57:


(2 ) Doc , núm. 160
- 58 -

El enemigo ha perdido en solo esta retirada más de 600


entre muertos y prisioneros, mucho equipage, mochilas ,
fusiles y caxas de guerra . Toda la tropa así jefes como ofi
ciales ha llenado completamente sus deberes. El coronel
Lundray, del 39 regimiento inglés , con todos sus oficiales
son dignos de la recomendacion de usted y no puedo me
nos de hacérselo presente por si tiene á bien comunicárse
lo al general Hill . Hemos tenido algunos muertos y heri .
dos en muy corto número » , « El enemigo lleva la direccion
en su retirada hácia Ibahernando con el general Guiral á
la cabeza y el brigadier Bruschi con el resto de su divi
sion , que podrá llegar á 350 infantes, la mayor parte des
armados y muchos heridos , que de haberme hallado con
algun auxilio de caballería, hubieran sido prisioneros to
dos por haber apurado sus municiones. He sabido por el
Príncipe Arenberg y algunos oficiales prisioneros que las
fuerzas de los enemigos ascendían á 2.600 infantes con 400
caballos, por tener su resto dividido ; con cuyo supuesto
habiendo salvado sólo los 350 infantes que indico, puede
regularse su pérdida en 2.500 hombres entre muertos y
prisioneros ) .
Tal fué la memorable acción de Arroyo.Molinos, donde
sufrió la división francesa , mandada por uno de sus más
acreditados y afortunados Generales , un descalabro y de
rrota de trascendencia militar y alcanzó Morillo uno de sus
más legítimos triunfos. Felicitando por tan gloriosa victo
ria el general Girón á su Jefe le escribía :
« Mi ayudante de Campo, D. Manuel Breton pasa á fe
licitar á V. S. por la memorable victoria que la vanguar
dia de este exército , unida á las tropas británicas han con
seguido el dia 28 en las inmediaciones de Arroyo -Molinos,
sorprendiendo , batiendo y destruyendo la mejor division
que tenian los franceses, mandada por uno de sus más
acreditados y afortunados Generales. Los vínculos de la
sangre y amistad que tan estrechamente me unen con usia ,
59 -

impiden tribute los elogios á que la prudencia, talento y


bizarría le hacen acreedor, pero ninguno más propio que
usia
paramanifestar al general Conde de Penne-Villemur,
al Brigadier D. Pablo Morillo, á los jefes, Oficiales y tro
pa de la vanguardia mi satisfaccion por la gloria que han
adquirido en este día , debida á la constancia y heroicidad
que acreditaron en los anteriores , sufriendo el hambre,
desnudez y fatiga capaces de arredrar á quien no sea es
pañol que defiende su religion, independencia y Patria .
Interin tiene V. S. proporcion para formar la relacion cir
cunstanciada, no he querido privar al Gobierno Supremo
y á la Nacion de la satisfaccion que ha de producir una vic
toria tan interesante por todas sus circunstancias , y he
despachado en posta al amanecer de este dia á mi primer
ayudante, el teniente coronel D. Nicolás de Santiago, que
por haber concurrido á ella , podrá informar al Consejo de
Regencia y al Congreso Soberano de los detalles que no
por pequeños dejan de ser siempre interesantes en sucesos
tan felices y bien premeditados ( 1 ) .
Tiempo hacía que se hallaba Morillo disgustado de la
conducta que con él seguía su segundo jefe el Conde de
Penne-Villemur, ya por su altanería como por las órdenes
que le comunicaba con propósito de molestarle . A tal punto
llegó ya este conflicto, que desde Montachez escribió Mo
rillo á su primer jefe el general Marqués de Monsalud ( 2)

( 1 ) Doc . núm . 161. - 5 de Noviembre .


(2) D. Juan Nieto, marqués de Monsalud y de Villamarín , vizconde de
San Salvador y de Camillas , señor de la villa y sierra de Monsalud, nació en la
entonces villa de Almendralejo, en la Extremadura baja, el 17 de Abril de
1769. Fué tan acreditado General como excelente ciudadano, prestando en uno
y otro concepto notables servicios á su país . En 24 de Noviembre de 1811 la
Regencia le nombró Comandante general del ejército y provincia de Extrema
dura. Falleció el 28 de Febrero de 1851. --- Véase el folleto titulado El Capitán
general Marqués de Monsalud, por el Marqués de Monsalud, de la Real Acade
mia de la Historia.- Madrid , 1909.
- 60 -

que el Conde le había mandado con pretexto de fútiles é


inexactos motivos se uniese á él « para acabarnos de mo
rirse todos de hambres . Morillo, que conocía mucho me
jor que el Conde la verdadera situación del enemigo y
que no había por el momento temor alguno de ataque por
su parte, ni necesidad alguna de reunirse las dos divi
siones, antes mucho inconveniente de hacerlo por aumen
tarse considerablemente las dificultades de los mante
nimientos ( 1 ), escribió á Monsalud representándole las
terquedades del Conde y las razones que él tenía para
mantenerse solo en bien de todos; y apremiado de nue
vo por Penne , escribió á su superior en los siguientes tér
minos:
« Mi venerado general: Llegó el tiempo en que yo no
pueda menos de manifestar á V. mis sentimientos. Con.
movido de la indigencia de esta tropa y del mísero estado
en que se hallan estos pueblos, he resuelto comisionar al
1.er Ayudante del Estado Mayor, D. Josef Aguado, para
que entere á V. de mi verdad , y le propongo verbal
mente mi dictámen , que será muy util al mejor servicio y
á la pátria. De lo contrario no alcanzo los medios que se
puedan tomar para que subsistan estos infelices, que pere
cerán precisamente. Yo no puedo sufrir tanta miseria man
dando tropa ; y si no tengo recursos ó se me permite bus
carlos, me veré en la necesidad de dexar el mando, pues
estoy dispuesto á ello en el momento que se quiera. En el
dia estoy haciendo el papel más despreciable y ridículo
con las cosas del Conde de Penne , que despues de haber
conocido su error de haber perdido la caballeria, teniendo
la en Cáceres en la mayor miseria , trata de intrigar contra
mí como buen extrangero. Extiende los escuadrones que
va formando por estas inmediaciones , sin darme aviso de

( 1 ) Doc, núm 188. - Montachez, 28 Diciembre 1811 .


61 -

nada , con el objeto de que me intercepten las subsisten


cias, profiriendo contra mí mil bravatas y fanfarronadas,
hasta llegar el caso de quererme ya residenciar por medio
de un comandantito de escuadron , que ha estado dos años
jurado y al servicio francés. Estoy pronto á que se averi -
gue mi conducta en todos los pueblos , y me someto á que
si se advierte la más pequeña picardia , se me corte desde
luego la cabeza sin oirme ni atender á mis descargos : por
lo mismo deseando siempre hacer más públicas mis buenas
intenciones, me atrevo á decir á V. que no puedo sufrir el
hallarme más tiempo á las órdenes del Conde de Penne , y
que más ántes consentiré en ser el último soldado que se
guir en su compañia. Hasta aquí le he dado los partes y
avisos como si yo fuese un cabo de escuadra , pero viendo
que no solo no me contesta á las consultas ó proposiciones
que le he hecho , sino que ni aun me avisa de las tropas
que destaca hácia estos puntos, como es muy justo para
mi conocimiento , he pensado desde hoy suspender toda mi
correspondencia con él , pues pasa ya de un mes que no
recibo ni la Orden general del exército , teniendonos total
mente abandonados como si estas tropas no perteneciesen
á la division . Se está valiendo de mil medios para alterar
mi amistad con el coronel Espino , porque somos de unos
mismos sentimientos , pero se acuerda de que es extreme
ño, y yo de que soy castellano viejo . Me atrevo a hablar
á V. con esta franqueza por los muchos beneficios que le
debo, y porque le profeso y profesaré siempre una perpé
tua buena fé , sacrificandome en cuanto me sea posible
para complacerle en un todo . »
Era, en efecto, tal la conducta de Penne con Morillo ,
que en verdad se encuentra justa la animosidad de nuestro
brigadier con él : el desprecio , la calumnia , las más irritan
tes intrigas todo lo encaminó á perder a Morillo , envidioso
de su reputación y de sus triunfos . Convencido de ello el
General en jefe Monsalud, de acuerdo con Castaños , le
62

separó de la dependencia del Conde dándole una comisión


para que operase aparte ( 1 ) .
La necesidad de distraer por todos los modos posibles
la atención del enemigo indujo al general Castaños á ha
cer pasar á la Mancha un Cuerpo de tropas mandado por
el Brigadier Morillo (2) á fin de operar en aquel territorio .
Donosamente escribía á éste el general Girón acerca del
particular: «Tiene V. que salir á volar de nuevo. No creo le
pese á V., porque sé su constante deseo de trabajar, y de
éste y de su actividad y conocimientos de V. espero el me
jor resultado de la operacion manchega.... Dejo á su arbi
trio de V. el llevar ó no la artilleria que le está destinada .
Conozco que V. tiene tanto de ágrio como de dulce; pero
yo apesar de todo estoy por la afirmativa » . Contentísimo
nuestro Brigadier con la comisión que le había sido confe.
rida, contestaba en estos términos á la carta de Girón :
«Con el nuevo honor que me ha dispensado el excelen
tisimo Sr. General en jefe, estoy poseido de la inexplica

(1) Más tarde, en Febrero de 1812, consiguió Castaños reconciliar á Mo


rillo con Penne. Deciale aquél al vencedor en Bailén : « V. E. que ha pene
trado en el fondo de mi caracter, no dudará de mi docilidad, y tanto por esto
como porque V. E. es el origen de mi bien y el apoyo de los progresos de mi
carrera, no puedo menos de avenirme ciegamente á su proposicion y de conci
liarme con el Conde de Penne , olvidando mis resentimientos y sujetandone á
obedecerle en cuanto pueda contribuir al buen éxito de nuestra causa . Esta
discordia quedará desvanecida por mí para siempre, apesar de que son muy
poderosas las causas que la han fomentado; no toco por ahora la especie de
ellas, pero más adelante tendré el gusto de manifestarlas personalmente á
V. E. y quedará persuadido de que mi desazon ha sido muy fundada y justa.
Vivo tan reconocido á las insinuaciones y conceptos con que V. E. me honra,
que no puedo menos de decidirme á sacrificarme en su obsequio y servicio en
todo tiempo y en cuantos destinos se sirva darme, sin que me reste que decir á
V. E. mas que ofrecerle mis respetos, y que el resultado de ellos serán un tes
timonio de los buenos deseos con que siempre ha procurado complacerle su
atento y subordinado súbdito . ))
(2) Doc . núm. 163. – 24 de Diciembre 1811 .
- 63 -

ble satisfaccion que voy á disfrutar por la singular bondad


que merezco á S. E. y á V. que tanto me patrocinan . Es
toy pronto a sacrificarme con todos mis esfuerzos, sin ex
ceder los límites que V. me previene. La provincia de Ex
tremadura me debe el mayor reconocimiento y no podré
abandonarla sin el borron de ingrato , pues son muchas
las atenciones y servicios con que me han favorecido sus
habitantes. Por tan justas causas me cuento en la obliga
cion de no dexarla , y así lo cumpliré apesar de todos los
inconvenientes y peligros . Podré verme tal vez en la ne
cesidad de separarme de ella por algunos dias , pero serán
infatigables mis desvelos para volver á buscarla y unirme
á este cuarto exército , á quien por muchos títulos me con
fieso tambien muy obligado. Llenaré los deberes de la im
portancia de mi expedicion con aquella buena fé que me
caracteriza , contribuyendo con mis cortas luces y las fati
gas que me sean asequibles á dar pruebas de mis sinceros
deseos ... ) (1 ) .
Antes de emprender su expedición á la Mancha, noti
cioso de que los enemigos trataban de sacar del castillo
de Belalcázar seis mil fanegas de grano para abandonar
esta fortaleza , se dirigió presuroso á ella para apoderarse
de aquellos víveres y de cuantos efectos dejasen , en espe
cial de paños para cubrir la desnudez de sus soldados . Con
la aproximación de Morillo no se atrevieron los franceses
á sacar el grano ni á abandonar aquella fortaleza; y enton
ces éste salió con su tropa para Agudo con dirección á la
Mancha. « En los pueblos , escribia el general Marqués de
Monsalud, los sujetos más pudientes están llenos de co
rrupcion y se necesita mucho tiempo para exterminar las
debilidades y picardias que hacen en ofensa de la Nacion ;
pero á pesar de esto creo les haré renacer á todos en su
corazon un firme y verdadero arrepentimiento de sus cul

( 1 ) Doc, núm 165 – 30 Diciembre 1811 .


- 64
pas , remitiendo algunos á ese Cuartel general » ( 1 ). Avisa
que tiene ya reunidos 200 desertores que remitirá sujetos
con esposas, pero es menester fusilar á diez lo menos ,
uno de cada veinte, para exterminar una corrupcion como
ésta , que tan propagada sehalla en estas circunstancias tan
esenciales, como son las en que se halla hoy dia la Na
cion ; y los libres del sorteo de vida seria bueno... remitir
los á la Isla (de Cadiz ) ó á las América, pues de lo contra
rio nunca lograremos la constancia en las filas» .
En 9 de Enero de 1812 salió para Agudo, adonde llegó
el 11. Desde allí escribió á Monsalud , explicándole la apu
rada situación en que se hallaba por la disposición de las
fuerzas enemigas .
« El dador D. Manuel Bousa (le decía) podrá informar
á V. E. de nuestra suerte, que á la verdad no es la más
favorable en las actuales circunstancias, máxime habien.
dose retirado los ingleses sobre el Tajo y no contar ya
con apoyo alguno por esa parte . Por otro lado los enemi
gos de este pais , como sus guarniciones fortificadas se ha
llan igualmente equidistantes entre sí , tienen la ventaja
de formar en pocas horas qualquier reunion, como lo han
verificado para socorrer el punto de Almagro. En este
tienen ya sobre 700 caballos, y aún se me asegura espera
ban 1.500 infantes sobre los 800 que tienen. Bajo este su
puesto no solo no puedo emprender ninguna tentativa so
bre ellos, sino que debo tratar de conservar el resto de va.
lerosos que tengo el honor de mandar , pues entre ellos se
debe conceptuar la base del 5.º exército. Esto mismo y la
observacion que tengo si combinaran algun movimiento
con los de Extremadura , me hacen ver es muy arriesgada
mi salida , si los ingleses no tratan de protejerme con al
gunos de sus movimientos ,
El General Hill me mandaba hiciese un movimiento de

(1 ) Doc . núm . 167 .


- 65 -
Aanco por la Serena para proteger los suyos; pero cuando
recibí este aviso, ya era en la estacion crítica de hallarme
sobre Almagro; pero fue mi sorpresa grande cuando reci
bi una carta del Marqués de la Alameda , en que me co
municaba de parte del General Hill su retirada de Mérida
á Portugal . En este estado me veo sin saber la direccion
que debo tomar ; pues no solo debo mirar.á todos obgetos
sino que tambien puedo ser cargado por la parte del puente
de Talavera y el del Arzobispo. Estoy seguro que aun
cuando ellos traten de circunvalarme, les costaria mucho
trabajo el lograrlo; pero las miserias de estos pueblos , que
se hallan muy distantes y mas exaustos de recursos, me
hacen ver que nuestra subsistencia seria muy dificil, te
niendo en estas montañas que abandonar con precision la
artilleria con arreglo á lo que me previenen las Intruccio
nes. Aseguro á V. E. que mi retirada de Almagro ha sido de
las más magestuosas por la serenidad de las columnas y espíritu
admirable de todos los soldados. Toda ponderacion será muy
corta, pues no puede explicarse la pausa , la union y el
buen orden con que generalmente se vinieron conteniendo
los amagos de los enemigos. Es una de las que honrará á
la Nacion y la causa de que nos respeten en lo sucesivo .
El brigadier Espino con toda su caballeria ha hecho pro
digios de valor a pesar de hallarse esta en la mayor debi
lidad, por ser todos sus caballos unos verdaderos esque.
letos.

Marchó después el 12 de Enero sobre las guarniciones


de Santa Cruz y el Viso, flanqueando á Ciudad Real y Al
magro, haciendo que los escuadrones francos explorasen
los campos de la Carolina y Bailén , y disponiéndose él á
atacar las plazas de Almagro y Daimiel ( 1 ). El citado día
llegó á Sarceruela , donde supo que las fuerzas enemigas de
Ciudad Real y de Almagro se habían reunido en este últi

( 1 ) Doc , núm. 170.


TOMO I 5
66

mo punto y se dispuso á atacarlas. Por más que escribió


reiteradamente a los guerrilleros que vagaban por aquellos
contornos para que se le reuniesen para atacar al enemigo ,
los más de ellos ni siquiera contestaron , antes por el con
trario se apresuraron á alejarse.
Púsose en marcha las tres de la mañana del 16 de Ene .
ro desde Ciudad Real para Almagro con el fin de batir su
guarnición fortificada con 280 dragones , 300 infantes y
una pieza de á ocho. Llegó al pueblo sin oposición alguna ,
y reconocidos los puntos de ataque , colocó en ellos las
compañías de cazadores y su artillería. Mas entre nueve y
diez de la mañana recibió aviso del brigadier D. Juan Es
pino, que con 200 caballos de su mando vigilaba aquellos
contornos, que el enemigo , con fuerzas considerables, se
aproximaba rápidamente por aquel camino. Tan rápidamen
te , en efecto, que á los pocos momentos sonaron repetidos
cañonazos y su caballería cargó intrépidamente sobre la
nuestra y muy inmediato á nuestras columnas de infantería ,
No pudiendo faltar á las instrucciones que llevaba, ni
arriesgar su comisión , evitó desde luego empeñar una ac
ción ; y ordenando todas sus fuerzas en tres columnas de
infantería para retirarse al abrigo de la caballería y con
las compañías de cazadores á retaguardia, emprendió con
el mayor orden y serenidad la retirada, cual de tropa tan
bien disciplinada podía esperarse, no obstante ser perse
guida por fuerzas respetables de caballería y cañoneadas
por espacio de tres leguas, en terreno llano y sin más apo
yo ni esperanza que el valor y la resolución. Repetidas ve.
ces amagó el enemigo con varias cargas de caballería; pero
vista la unión de la nuestra y que la infantería se disponía
á recibirla á la bayoneta , tuvo que desistir de su empeño ,
limitándose á amedrentarlas con vivo fuego de artillería .
« Me ví, escribe á Monsalud ( 1 ) , por muchos instantes con

( 1 ) Doc, núm. 173.-- Ciudad Real . - 16 Enero.


67

ánimo de arrostrarlo todo trance y batirle con mis colum .


nas, pero me contuvo la consideracion de no comprometer
á mis soldados , que son acreedores á toda recomendacion
y de quienes la Pátria puede esperar mucho por su firme
resolucion ., Además no podía contar con su artillería por
lo fangoso del terreno y la debilidad de sus mulas, que
eran verdaderos esqueletos . En estas condiciones persiguió
á los franceses hasta Miguelturra, donde después de des
cansar breve tiempo, se retiró á Ciudad Real . Ni un solo
hombre perdió en esta retirada por cansancio ó dispersión ,
sólo en los primeros momentos tres soldados muertos y
cinco heridos, habiéndose todos distinguido por su valor
y disciplina, y muy singularmente el brigadier Espino .
Por la mucha fatiga de la tropa , se vió obligado Morillo
á detenerse en Porcuna en 19 de Enero ; mas sabiendo que
se aproximaba una columna enemiga de 400 caballos por
el puente de Alarcos, persiguiendo al comandante D. Vi
cente Giraldo , mandó que los tiradores de caballería de su
división saliesen á reforzarle , y dispuso que las compañías
de cazadores á pie subiesen ocultas por la maleza de la sie.
rra para que cayesen oportunamente por la retaguardia
del enemigo, mientras las dos guerrillas de caballería les
atraían sobre el pueblo . Consiguió en efecto su propósito ;
pero advirtiendo a tiempo la emboscada, se retiraron , no
sin que algunas compañías de la Unión , que estaban muy
avanzadas, les saliesen al encuentro , y los dispersasen , cau .
sándoles algunos muertos y heridos .
Descansó dos días en Horcajo para deshacerse de todos
los equipajes y mujeres, á fin de quedar más expedito y gue
rrear con más libertad. De nuevo emprendió luego su ex .
pedición hacia Ciudad Real , por saber que los enemigos se
habían retirado á sus guarniciones aterrados del castigo
que en Almagro recibieron y después á la entrada de Por
cuna . También se propuso dejar la artillería en Cáceres
para operar más súbitamente , como así lo realizó .
- 68

La rapidez de sus marchas y el hallarse interceptado


por los enemigos de la Serena, después de la retirada del
general Hill fueron causa de que por algún tiempo se ig
norase su situación é infundiese alguna alarma su largo si
lencio. En esta caminata aumentó su división con 400 de .
sertores que recogió y con muchas armas enviando otros
300 al Cuartel general , adquiriendo algunos paños, 24 mu
las muy buenas para la artillería y otros efectos: todo ello
sin haber impuesto á nadie contribución alguna ; antes al
contrario , reanimando el espíritu público á la vista de una
tropa regularmente vestida, con vigorosa disciplina y sin
sacar un solo bagaje. De suerte, añadía , que desembara
zado de la artillería me atrevo á decir á usted que podré
introducirme en cualquier parte sin riesgo alguno. »
Con la retirada de los ingleses sobre el Tajo quedó Mo
rillo en apurada situación militar y sin apoyo alguno; en
tanto que los enemigos, escalonados y equidistantes entre
sí, tenían facilidad de concentrarse pronta y fácilmente .
No pudo por tanto emprender ninguna tentativa sobre
ellos, antes trato con buen acuerdo de conservar el resto
de los valientes que mandaba, como base del 5.° ejército .
Por este tiempo habiéndose por el Gobierno central dis
puesto la reforma de la reorganización del ejército, elevó
al Consejo de Regencia la siguiente instancia para que su
regimiento de la Unión no sufriese alteración de importan
cia y no se le privase de su música , la única de todo el
ejército con la que tanto proporcionó ánimo al soldado y
consuelo á los pueblos por donde pasaba .
Serenísimo Señor : D. Pablo Morillo , brigadier, coro
nel del regimiento infanteria de la Union , con el más re
verente respeto á V. A. dice : que el citado regimiento de
su cargo, ha sido el único de este exército que se ha man
tenido en continua fatiga desde la accion de Badaxoz de
19 de Febrero del año pasado, en que tambien fue el solo
que logró salvarse de aquella derrota, retirandose á Jelves,
69

á pesar de las tres cargas de caballeria que frustró á los


enemigos ; y siendo muy notorio el servicio que ha con
traido en este espacio , en las diversas acciones que ha
conseguido en esta provincia , la de la Mancha y Galicia , y
los perjuicios que les ha causado, interrumpiendo sus ma
quinaciones y esfuerzos de frecuentes peligros y sufriendo
toda especie de incomodidades y privaciones ; se persuade
á que V. A. no podrá desestimar la exposicion de su sen
timiento, de que se le incluya en la reforma de los cuerpos
para la nueva organizacion de ellos , segun el último regla
mento : y por tanto asegurado de que su dicho regimiento
por su disciplina, por sus méritos y por la utilidad que
promete su permanencia, es acreedor á una justa conside
racion y lo mismo sus oficiales que al discurso de sus des"
velos y trabajos se ven amenazados de esta novedad : su
plica á V. A. con el mayor interés se digne determinar que
su segundo batallon subsista con la misma denominacion ,
dispensándole la conservacion de la música , que igualmente
ha sido la única de todo el exército , y á quien en parte se
debe el consuelo y esperanza de los pueblos, pues aunque
abatidos con la opresion de los enemigos , se han entusias
mado renaciendo en ellos el patriotismo y confirmandose
en que aun existia la Nacion y su fiel y constante Gobier
no.- Así lo espera ... etc. » Y en efecto así se resolvió.
Desde Valverde participaba Morillo al Marqués de Mon
salud ( 1 ) que había llegado á aquel punto sin novedad ,
con la satisfacción de que nuestras tropas se habían con
ducido muy bien en Portugal y de haber sido atentamente
recibidos: « Dentro de pocos dias , añadía , pienso entrar en
Sevilla, pues Soult ha salido de allí con todas sus fuerzas,
de 7 á 8.000 hombres . » Él salió en 1.º de Abril para Zala
mea ; el 2 siguió hasta San Lucar é intentó llegar á Sevi
lla; mas no pudiendo verificarlo, lo hizo en Jerez de los

(1) Doc , núm . 200.-- 1. ° Abril, 1812.


70

Caballeros. Desde allí escribió á su jefe quejándose de la


miseria que reinaba en los pueblos ; de los excesos y atro
pellos que por todas partes cometían los guerrilleros, y
del crecido número de desertores que una vez aprehendi .
dos , equipados y armados , se fugaban .
Había por este tiempo llegado al apogeo la fama de
lord Wellington con las inexpugnables líneas de Torres
Vedras, que cubrieron á Lisboa , y con el brillante éxito
alcanzado en la batalla de La Albuera. « Mas poniendo las
cosas en su punto ( 1 ) , bueno será tener presente que con los
ingleses cooperaron las divisiones del Marqués de la Ro
mana ( entre las que se contaba la de Morillo ) y de D. Carlos
España ; y que al triunfo de la Albuera contribuyó eficaz
mente el núcleo importante de tropas españolas que en la
inmediacion de Badajoz fue á juntarse con las anglo -por
tuguesas que Wellington dirigia ... Resueltamente ofensiva
fue la accion inglesa en 1812 y 1813 ... Expulsó en 1812
Wellington al Duque de Ragusa de las márgenes del Tor.
mes maniobrando habil en la famosa batalla de los Arapi.
les, con que pudo avanzar á Castilla y ocupar la capital de
la Monarquia ; mas aunque este suceso fue muy afortunado,
la concentracion de Soult y Suchet á las órdenes del Rey
José, en las cercanias de Almansa y Fuente la Higuera ,
obligó á Wellington á retirarse , entregando otra vez la
capital del reino al hermano mayor de Bonaparte , teniendo
sin embargo esta campaña , venturoso anuncio de otra in.
mediata de mayor realce , las favorables consecuencias de
haber levantado los franceses el sitio de Cadiz y abando
nar el territorio andaluz . »
Con este motivo la arrogancia y la altivez de los solda
dos ingleses llegaron á adquirir los más altos vuelos, cau .
sando en los pueblos y hasta en nuestras tropas verdade.

( 1 ) Discurso del general Suárez Inclán, leido en la Real Academia de la


Historia, ante S. M. el Rey en 31 de Enero de 1909.
- 71 -
ros atropellos y excesos. He aquí cómo se expresaba
amargamente Morillo á este propósito al general Hill ( 1 ),
pudiéndose calcular por este caso lo que sucedería en otros
puntos sin guarnición española ó mandada por jefes me.
nos enérgicos que nuestro Brigadier :
« Excmo. Sr.-No puedo explicar mi sentimiento , cuan
do considero la conducta que observan en nuestros mise
rables pueblos algunos soldados de S. M. B.; ni puedo
comprender de donde provenga la arbitrariedad de aflijir
nos más en medio de nuestra desgracia . Yo vivo persuadi
do que V. E. por su justificacion y por la sensibilidad que
le es natural á favor de nuestro infortunio habrá ligado
con la mejor política todas las disposiciones que puedan
asegurarnos de una perfecta alianza , para que rigiendo
entre las dos naciones la armonia y buena órden suframos
con resignacion y conformidad las calamidades que nos
sean inevitables. Esto será de razon cuando la suerte lo
exija así, pero no lo es, ni puede serlo, cuando experimen .
tamos de los mismos que tenemos por amigos un procedi.
miento injusto .
Esta mañana se presentó aquí un comisario inglés pro
poniéndome necesitaba alguna yerba para que la condu
xese una porcion de caballos que le acompañaban. Le con
testé que se me presentó ayer con la misma pretension
para la Torre, donde extrajo toda la yerba que habia. Al
momento dispuse que un oficial mio le acompañase hasta
la casa del Alcalde para que este hiciese se le entregase
con su cuenta y razon la que exigiese ; pero los soldados
muy lexos de ceñirse al buen órden , entraron por las ca
sas á su arbitrio y principiaron á saquear todo el heno que
encontraban y algunos varios efectos, validos de la confu
sion de que se lamentaban muchos de estos pobres veci
nos . Yo no pude mirar con indiferencia este acaecimiento

( 1 ) Doc, núm . 211.-Almendral, 26 de Junio de 1812,


72

y acercándome á algunos para que cediesen en aquel des


orden , les indicaba con demostraciones bastante compren
sivas ; pero uno de ellos haciéndose el desentendido y con
semblante desatento , continuó en su diligencia desprecian
do mi insinuacion . Traté de violentarle para que me obe
deciese , amenazándole con el baston ; pero otro se abalan
zó á mí, me sujetó con ambas manos y otro que tenia á mi
espalda tuvo la osadia de darme fuertes cintarazos. Con
este motivo se conmovieron en forma de sedicion todos
los circunstantes que tambien eran ingleses: llamé al ins
tante á mi tropa y pude conseguir se mitigase el alboroto
sin desgracia alguna .
» V. E. conoce que esto es un insulto y un ultrage de
mucha monta á mi carácter, y espero se sirva tomar una
providencia que sea conveniente á su correccion . Despues
remitiré á V. E. los tres soldados causantes de esta ocu .
rrencia , pues los tengo arrestados. Los pueblos están pron
tos á facilitar cuanto tengan con su cuenta y razon , y yo
me intereso tambien en que así sea , como tambien lo dis
puse con un ayudante del General Esklan . Siento dar
á V. E. este disgusto , pero la necesidad lo pide imperio
samente para evitar en adelante otras consecuencias.
Dios guarde... etc. )
Apresuróse Hill á dar á Morillo toda clase de satisfac
ciones , rogándole que le enviase los presos que tenía á
consecuencia de este desmán para ser castigados inmedia
tamente .
Dispuso Hill en fines de Julio que pasase Morillo á la
villa de Medina de las Torres para tomar en ella posición
militar y esperar órdenes. Allí apresó muchos espías ,
afrancesados, ladrones y desertores que remitió al Cuar
tel general , manifestando que sobre todo de los últimos
estaban apestados aquellos pueblos , y que no podía haber
orden , interin no se fusilase una docena cada mes. Los
enemigos , escribía á Monsalud, se hallan tan repartidos
73

que abrazan más de la mitad de Extremadura , de donde


sacan contribuciones, granos y cuanto quieren. Yo me ha
llo avanzado en este punto y sin un caballo, sin dejarme
obrar, apesar de habérseme presentado varios lances en
que hubiera podido ofender al enemigo. He pedido algu
nas veces caballos, aunque no fuese más que para las des
cubiertas, y siempre se me ha negado. Fué este año de
1812 de la más espantosa miseria. Agotados los manteni
mientos; sin poderse dedicar los agricultores á nuevos cul
tivos y siembras, y absorbidos por las tropas francesas los
escasos víveres que quedaban , son indecibles las hambres
y enfermedades que tantas desgracias causaron ( 1) .
Era especialmente rival de Morillo el general francés
Saint- Pool y uno de los que más explotaban violentamente
los pueblos de aquella comarca . Nuestro caudillo le hu
biera acometido de buena gana ; pero mientras éste solo
tenia á sus órdenes 1.000 infantes, con escasos ochocientos
fusiles y muy pocas municiones, contaba aquél con 2.300
infantes, 300 caballos y dos pedreros. Aun así se linsojea
ba Morillo de haber sido respetado y no haber huido de
los enemigos. A este fin pidió con urgencia á su General en
jefe que le reforzase hasta ponerle siquiera en igualdad de
fuerzas. De lo contrario, escribía á su general, me veo
ceñido á una especie de rapaceria mezquina que me es
muy sensible, cuando mi anhelo es trabajar con aprove
chamiento » . Estas que Morillo llama con excesiva modestia
rapacerías, eran sin embargo operaciones provechosas,
porque merced á ellas se surtía el ejército de víveres y
mantenía al enemigo en continuo jaque. Tanto que el mis
mo Hill le escribía en 5 de Agosto ( 2) desde Zafra dán
dole las más finas gracias; y no puedo menos de aprove
charme de esta ocasion de significar mi entera aprobacion

( 1 ) Doc, núm. 216.


( 2) Doc , núm. 27:
74

del modo sabio y militar con que ha conducido V. las ope


raciones de los dias pasados ». Asímismo el general Girón
alababa en Noviembre del mismo año el brillante estado
de su regimiento, y se congratulaba de saber que se había
dispuesto formar bajo sus órdenes la primera división del
ejército. Para mejorar la situación de aquellos valerosos
soldados y prepararlos á mayores empresas, lord Welling
ton les adelantó un mes de paga y les facilitó equipos y
municiones ( 1 ) .
Quejándose al Marqués de Monsalud (2) de las fecho
rías de los guerrilleros y de las grandes estrecheces de ví.
veres porque pasaba, le decía : Nuestra necesidad va á
ser grande, y los guerrilleros que se nos han atravesado
en los mejores pueblos de la entrada de la Mancha, nos
quitan la subsistencia y los mejores soldados de caballe
ria... Estoy viendo que estos bribones se van á levantar
con el santo y la limosna, y nos harán la guerra si no tra
tamos de disipar estas gabillas de ladrones, asoladores de
pueblos, que ya que no busquen a los enemigos, podrian in
terponerse en los caminos reales para interceptar Correos ú
hacer otro servicio útil. Proponía además , en el supuesto
de que los franceses no pasarían el Guadiana mientras no
tuviesen otras fuerzas, salir él con su regimiento y cien
caballos más ; quitar á los guerrilleros los caballos roba -
dos ; hacer llegar las subsistencias al ejército, y recorrer la
provincia sin parar por varios puntos, que es la guerra
que ellos temen más» y hostilizarlos según las circuns
tancias.
Habiendo sido conferido al Marqués de Monsalud el
mando de Andalucía , conservando al mismo tiempo el car
go de General en jefe del 4. ejército, Morillo le felicitó
apasionadamente, solicitando servir á sus inmediatas ór

(1) Docs , números 221 , 247 , 253, 254.


( 2) Doc . núm . 226.-- 13 Diciembre ,
75

denes y tener el honor de entrar juntos en Sevilla con su


regimiento por hallarse en buen estado de disciplina y re
gularmente vestido , a pesar de no haber recibido auxilios
por el Gobierno en todo el tiempo desde nuestra entrada
en la Extremadura , y no ha parado un momento desde la
accion de Arroyo Molinos » . No pudo Monsalud , á pesar de
los esfuerzos hechos, conseguir ni lo uno ni lo otro , por
resistirse Hill á desprenderse de Morillo y sus tropas .
Muchas de las dificultades con que tropezaba Morillo
para racionarlas provenían de que los alcaldes y justi
cias de los pueblos estaban en la mayor anarquía é insu
bordinación sin atender á sus oficios ni á los del mismo
General en jefe. Están tan sobre sí ( decía ) con la Cons
titucion que hacen el mayor desprecio de las providencias
militares , sin podernos valer de las fuerzas, porque luego
encuentran en el Gobierno apoyo sus solicitudes . Lo mis
mo resulta en la conduccion de pliegos ... ) ( 1 ) . De nuevo
insistió sobre estos puntos en 5 de Marzo de 1813 ( 2) , ro
gando al general Castaños que estando próxima la aper
tura de la campaña proveyera á sus soldados de muchos y
necesarios efectos y víveres de que carecían , á que aña
día con verdadera solicitud que los administradores de Co.
rreos y en especial el de Cáceres, no entendiendo el ver
dadero espíritu de las órdenes del Gobierno , privaba á la
mayor parte de sus soldados, acreedores á toda considera .
ción, del dulce placer de saber de sus familias, de sus in
tereses, de sus amigos y de todos los bienes que propor
ciona el establecimiento de los Correos, viéndose obliga .
dos á destinar su corto haber á pagar la correspondencia .
« En todo el año pasado no han percibido estos valientes
soldados mas que dos pagas , y en el presente ninguna. La
Nacion , á quien sirven tan generosamente, no debe au

( 1 ) Doc. núm . 229.- 27 de Diciembre .


( 2) Doc, núm, 237
76 -
mentar sus privaciones, ni exigir un pago de la correspon
dencia que no pueden realizar .
Las operaciones del año 1813 alcanzaron extraordinario
relieve, porque enaltecido el espíritu de los aliados y des
mayado el de los invasores, tanto por sus desgracias en
la Península, cuanto por los desastres sufridos en Rusia,
avanzaron los ingleses, portugueses y españoles; y cual
alud avasallador, moviéndose diestramente sobre el flanco
del enemigo, le impelieron á definitiva retirada, que con
sumaron los brillantes hechos de Vitoria y San Marcial ( 1).
Por orden general del 19 al 20 de Abril de 1813 se dis
puso (2) la formación de las cinco divisiones de infantería
del 4. ejército, siendo nombrado Comandante general de
la primera D. Pablo Morillo. En este concepto recibió de
Wellington por conducto de Hill la orden de acercarse á
su Cuartel general con los demás Cuerpos de tropa dis
tantes para facilitar los movimientos y pasar el Tajo por
Alcántara (3) . Morillo debía fijarse en Brozas con todas
sus fuerzas; y según orden posterior ponerse inmediata
mente en marcha por Alcántara á Coria, situándose allí á
las órdenes del general inglés. Las necesidades que pasa
ron Morillo y su tropa en su nuevo destino fueron superio
res á toda ponderación por la miseria de los pueblos. De
Cáceres (4) pasó á Garrobillas y de allí á Acebuche y To
rrejoncillo. El 23 de Mayo llegó á Béjar con una de sus
divisiones, dejando la otra en Candelario,
Cada día eran mayores los obstáculos para racionar la
tropa en la marcha de avance que se verificaba . No sa
biendo que determinación tomar , consultó con el general
( 1 ) El general Suárez Inclán . Esta batalla de San Marcial, dada sobre el río
Vidasoa en 31 de Agosto de 1813, fué una de las más faustas de la guerra de
la Independencia.
( 2) Doc , núm . 24I .
(3) Doc, núm. 242.– 22 de Abril de 1813.
(4) Doc , núm. 25 .
77

Castaños. Son tantos, le decía ( 1 ), los tropiezos que ha


llo en el ramo de subsistencias para mi division que no al
canzo ya medio alguno por donde el soldado pueda recibir
su sola racion . Los pueblos frios é indiferentes al bien de
la tropa , no dan ni un pan , como no sean amenazados por
la fuerza; y si yo pudiese emplear ésta á mi voluntad para
exigirlas , cuando se niegan á contribuir, me lisongeo de
que no jugarían los alcaldes tan descaradamente. A más de
esto , no puedo, Excmo . Sr. , desprender de mi corazon el
justo sentimiento de ver que el Intendente general del
exército, D. Baltasar Argüelles, haya hecho depósitos cre
cidos de víveres en Llerena , Truxillo y otros para el exér
cito de reserva que viene de Andalucía , pues no podré
jamás convencerme de que sean aquellos dispersos reuni
dos, soldados nuevamente alistados , más acreedores al be
neficio que los constantes de mi division , que han sufri
do mientras ellos han vivido apáticos en su pátrio suelo ,
miserias, escaseces y las penalidades de la guerra ; y que
cuando han tomado de nuevo el camino del trabajo y de
las fatigas no vieron desde el Tajo aquí más que tal cual
dia tres partes de racion , algunos de media y muchos de
nada. Este es un compromiso, Excmo . Sr. , para un mili
tar que quiere conservar la subordinacion y el mejor orden
en el país. Pero un hombre hambriento es capaz de todo
y acreedor á cualquiera consideracion . Yo ruego encareci
damente á V. E. se sirva dictarme el camino más seguro
por donde no faltando ni un punto á nuestra Constitucion ,
pueda conducirme con las justicias y ayuntamientos poco
activos y más indiferentes a la conservacion del soldado ,
esperando que V. E. se sirva remitirme sus instrucciones
por el oficial dador, pues la escasez va tomando fomento ,
y los pueblos no contribuyen absolutamente con los pedi -
dos que tienen hechos . )

( 1 ) Doc. núm . 257. – Alba de Tormes, 27 de Mayo, 1813 .


- 78 -
Y desde Dueñas, á 8 de Junio de 1813, le manifestaba :
« Hace dos dias que la tropa de mi mando no toma ra
cion alguna. Acabo de llegar con ella á este punto y me
encuentro con que solo se podrá proporcionarla algun
vino, y al mismo tiempo con la orden para pasar hoy á
Torquemada , lo que no podré verificar, pues estoy segu
ro de que en el momento de emprender la marcha se me
irán quedando los soldados desmayados. Antesdeayer hice
que el Comisario de la division pasase á Valladolid con el
obgeto de que nos proporcionase alguna subsistencia por
aquella parte, pero hasta ahora nada ha venido, y aquel
me avisa que el Intendente le ha dicho no se nos debe su
ministrar más que el pan. Yo me contentaría con que este
artículo no me faltase, pero ni aun esto se me facilita .
Además de que, aunque es cierto hace poco tiempo he
mos percibido una paga, tambien lo es que la mayor par
te se ha empleado en calzado, de cuyo renglon estaban
su mamente necesitados los soldados, pues ningun auxi
lio se le ha dado de esta clase por el Gobierno; y aunque
he hecho algunos pedidos á los pueblos no han surtido
efecto .
En todas partes eran iguales ó mayores, si cabe, los
apuros grandísimos que se experimentaban para sustentar
el ejército. «Milord va á pasar el Ebro , escribía el general
Alava á Morillo (1), decidido á batir el enemigo, si se le
opone; y solo se ha detenido por falta de pan. Juzgue us
ted , pues,en qué apuros me veré para dar cuatro dias pan
al exército, que son los necesarios para hacer este movi
miento.
Pocos días antes de darse la batalla de Vitoria, Welling
ton revistó la división de Morillo , quedando sumamente
satisfecho de su estado y bizarría; que bien pronto con
firmaron los hechos en la memorable batalla de Vitoria .

Coc. núm .260 - Melgar, II de Junio.

12
79

De marcha en marcha, y siempre en combinación con


las tropas inglesas de Hill, había ido Morillo con su divi
sión pasando de Extremadura á Castilla y de Castilla á las
Provincias Vascas, porque resuelto Napoleón á agregar á
Francia las provincias del Ebro , en ellas puso su mayor
cuidado , descuidando las del centro y Mediodía . Allí tam .
bién acudió Wellington con lo más numeroso y escogido
de su ejército aliado , en el que figuraban 26.000 españoles
pertenecientes al 4. ejército, á cargo de Castaños, de los
cuales formaban las dos primeras divisiones las mandadas
por los generales Morillo y D. Carlos de España .
El mismo José Napoleon mandaba el ejército francés
asistido por el Mariscal Jourdan , y Wellington el aliado ,
Ibase aquél replegando de Valladolid á Burgos, de Burgos
á Miranda , donde ansioso de ganar el Ebro estableció su
Cuartel general el 16 de junio , enviando á Vitoria los in
mensos convoyes formados de tantas y tantas rapiñas como
él y sus Generales habían acumulado con los más precia
dos tesoros artísticos de España. Siguiendo su marcha
constante , pero penosísima , los aliados pasaron el Ebro ,
y el rey José dispuso que sus tropas avanzaran hacia Vi
toria .
Al amanecer del día 21 salió José de esta ciudad á reco
nocer las posiciones de los aliados . El ejército llamado de
Portugal estaba á la extrema derecha, camino real de
Francia ; el del centro ocupaba la posición de su nombre ,
á la derecha de la calzada de Vitoria y de Miranda , y el del
Mediodía en las colinas de la Puebla de Arganzón . « Aquí
Lescribe el Sr. Lafuente - comenzó el ataque á las ocho
de la mañana , tocando el honor de iniciar esta gran bata
lla al español D. Pablo Morillo , cuya división era una de
las tres que guiaba el general inglés sir Roland Hill. Aco
metió aquel caudillo con ímpetu y arrojo , y aunque fué
herido en la refriega no abandonó el campo . Sostúvole Hill
con las otras dos divisiones , inglesa y portuguesa , hasta
80

arrojar al enemigo de las alturas . » Apoderado Hill de Su


bijana de Alava , allí acudió apresuradamente el rey José
con indecible valor y corriendo sumo peligro , pero vióse
obligado a abandonar una tras otra sus posiciones . Cruzó
Hill el Zadorra, y acometió con brío un cerro que los ene
migos tenían fuertemente artillado y que constituía su de .
fensa, Allí fué el combate por una y otra parte por todo
extremo porfiado y rudo , ganándolo , perdiéndolo y vol
viéndolo á recuperar los aliados. Por la derecha los gene
rales Graham y Girón luchaban también obstinadamente,
consiguiendo de igual modo arrollar y dispersar á los fran
ceses . Entre cinco y seis de la tarde , pronunciada por to
das partes la victoria en favor de los aliados, todo fué ya
confusión y desorden en el campo francés, todo fué aban
donado , retirándose José á caballo, sin poder tomar su co
che , por el camino de Francia , todo obstruído con sus pro .
pios carruajes , impedimenta y riquezas de todo género ; se
retiró por Salvatierra á Pamplona , estableciendo su Cuar.
tel general en San Juan de Luz el 28 de Junio. Tal fué ,
sumariamente relatada , la importantísima batalla de Vito
ria, en la que tan brillante papel desempeñó nuestro per .
sonaje.
Mas oigámosle á él mismo referir ( 1 ) á su respetable jefe
y amigo Castaños la parte que él tomó en tan memorable
hecho de armas : « Luego que S. E. , el teniente general al
servicio de S. M. B. , sir R. Hill , me dió orden en la Pue
bla de flanquear las alturas de la derecha en dirección á
Vitoria para descubrir la situación del enemigo , emprendi
la marcha con la primera brigada de mi división á realizar
las intenciones de aquel General . Varias compañías del re
gimiento de la Unión , formadas en guerrilla ( porque la co
lumna de cazadores estaba sobre Pancorbo , de orden del
mismo general Hill), iban batiendo el espeso bosque que

( 1 ) Cuartel de Salvatierra, 22 de Junio de 1813. - Docs, núm . 262 y 263.


81

cubría aquellos cerros, y el resto de él le seguía de reser


va. Yo, con los dos de la Unión y Legión caminaba por la
derecha paralelamente a él, y todos con el objeto de llegar
á la cumbre del primer cerro, desde donde descubrimos al
enemigo en posición. Inmediatamente trate de desalojarlo
y lo conseguí á pesar de su obstinada resistencia, hacién .
dole huir vergonzosamente y cogiéndole sobre 400 prisio
neros. Después de arrollados se replegaron á otra altura
que dominaba la primera, de donde acababan de ser arro
jados, y á pesar de la defensa que hicieron , también en
ella fueron del mismo modo desalojados. Quisieron tomar
la otra vez, pero fueron rechazados completamente y bati.
dos como antes ; mas habiendo cargado tercera vez con
fuerzas quintuplicadas a las mías, me obligaron á volver
sobre mi primera posición, que defendían valerosamente
los ingleses y portugueses, protegiendo mi retrogradación .
Los enemigos trataron de forzar este nuevo punto, donde
me acababa de situar, y siempre se les rechazó completa
mente.
En este estado seguimos haciendo un fuego vivo de
más de cinco cuartos de hora , y en seguida vimos que el
centro é izquierda, que estaban en el valle, cargaban al
enemigo, que principió á retirarse aceleradamente, dejan
do sembrado todo el camino hasta Vitoria de artillería,
carros, infinidad de muertos, heridos y prisioneros, que
hasta ahora se ignora su número . Se va siguiendo al ene
migo en su retirada, que huye con precipitación hacia
Pamplona, y se les va haciendo á cada momento muchos
prisioneros. Dos divisiones del Cuerpo del teniente gene
ral Hill y la de mi mando hemos hecho alto hoy en estos
puntos para observar una división enemiga al mando del
general Chausel, que parece viene por la parte de Logroño
con dirección á Vitoria, pero luego que sepa la derrota del
exército grande estoy seguro tratará de replegarse con al
guna precipitación. La segunda brigada al mando del co
TOXO 1 6
82

ronel del regimiento infantería tiradores de Doyle , don


José M. Torrijos, que obró por mi izquierda, á las inme
diaciones del teniente general Hill , ha cumplido exacta .
mente con sus deberes , y su conducta militar en esta jor.
nada ha sido apreciada de las tropas aliadas que la vieron
operar ... Los ingleses y portugueses que se hallaron á mis
órdenes en el punto que se me había confiado, se conduje.
ron con la mayor bizarría y son acreedores á todo elogio. )
Después de recomendar especialmente á varios jefes y
oficiales, añade : « Todos los demás jefes, oficiales y tropa
se han llenado de gloria en este día » ( 1 ).
Entusiasta y afectuosísima fué la contestación que á este
parte dió el general Castaños á Morillo :
« Mi estimado amigo : Aunque todas las divisiones deben
interesarme , tengo para la primera el interés que es inse
parable á quien de poco más que de la nada llega á formar
una corporación que proporciona tantos días de gloria á
la nación ; y usted , que es á quien principalmente se le
debe , pues que en continuados desastres supo conservar el
bien denominado regimiento de la Unión , y que con su
talento y maña ha sabido entusiasmar y unir á los Cuer
pos que se le han ido agregando. No sé cómo puedo con
servar la cabeza al ver esta brillante división distinguirse
tanto en la memorable batalla del 21 , en la que me dice
Girón admiró á las demás del ejército y causó envidia á las
de Galicia, que nada tuvieron que hacer . Felicito á usted
tanto como á mi propio , y encargo con aquel cariño y

( 1 ) El Real Despacho dado en Cádiz á 3 de Julio de 1813 por la Regencia


del reino ascendiendo á Morillo á Mariscal de campo, dice así : « Atendiendo al
mérito, servicios y circunstancias de vos el Brigadier D. Pablo Morillo, y al
valor y conocimientos que habeis manifestado en la gloriosa y memorable ba
talla del día 21 de Junio último, á las inmediaciones de Vitoria, mandando la
primera división de infantería del cuarto ejército ».— ( Archivo del Ministerio
de la Guerra. ) En la cubierta se lee : « La resolución en la correspondencia del
Sr. Duque de Ciudad Rodrigo»,
83

franqueza, que me es más análogo que todo lo que tiene


apariencias de ceremonia , manifieste usted á los jefes, ofi .
ciales y soldados la gloria que tengo en que la experiencia
haya acreditado la seguridad con que hace tiempo dije al
Duque de Ciudad Rodrigo podía contar con esa división
para toda empresa arriesgada , y sólo siento que la suerte
no me haya tenido á su vista en los momentos en que tan
señaladamente contribuyó á la victoria . » Por sus méritos
en tan memorable batalla fué Morillo ascendido á Mariscal
de campo á propuesta de Wellington por decreto de 3 de
Julio de 1813 ( 1 ) .
Las tropas de Hill , de que formaban parte las de Mori
llo , siguieron al ex - rey José en su huida á Francia , situán .
dose nuestro caudillo cerca de Roncesvalles. Bravamente
atacó después Morillo á los franceses en las cercanías de
San Juan de Pie de Puerto, arrojándolos de las fuertes
posiciones que tenían y obligándolos á acogerse al áspero
cerro de Arrocaray. « Las tropas que manda Morillo (es
cribía Wellington á su Ministro), se han portado notable
mente bien en uno de esos ataques del 26, cerca de Maca.
ye, en el cual el enemigo presentó una fuerza mayor de la
que se acostumbra . »
Recibió Morillo en 1.° de Julio de 1813 orden de mar .
char á Valcarlos con objeto de observar á una avanzada
enemiga situada en Arnegui. Una vez en la frontera diri .
gió nuestro General en la misma fecha á sus soldados una
entusiasta y prudente proclama (2 ) desde su campamento
de Roncesvalles , loando su valor y hechos de armas y re•
comendándoles la mayor disciplina , unión y buen compor

( 1) Doc. núm . 270. -- Fué también condecorado con la cruz de Fernan


do VII . - En el parte dado por Wellington sobre esta batalla , confiesa que fué
muy reñida y que « en ella fué herido nuestro famoso General Morillo, más
que sin embargo no abandonó el campo ) .
(2) Dọc , núm , 268.
84
tamiento durante su estancia en el territorio francés, Uni.
do Morillo con la brigada del general inglés Bing atacaron
á los franceses, que huyeron precipitadamente, tirando
muchos de ellos las armas y cajas de guerra ( 1) y abando .
nando el pueblo de que se apoderó Morillo , quedando en
Roncesvalles Bing con sus cazadores. Reforzados los fran .
ceses por los que ocupaban á San Juan de Pie de Puerto,
avanzaron sobre este punto, tratando de flanquear las tro
pas españolas por las alturas. Como á causa de la densa
niebla que en aquellas alturas y bosques inmediatos ha
bía no podía descubrir sus fuerzas, se retiró Morillo pru
dentemente á Valcarlos, permaneciendo el enemigo en su
posición . Mas á las siete y media de la tarde les atacó in
esperadamente nuestro General , desalojándolos del pue
blo y dispersándolos por las montañas y camino real, á
pesar de los parapetos que habían formado. La obscuridad
de la noche no permitió cogerles muchos prisioneros. « Me
pareció, dice Morillo , demasiado sensible ver en poder del
enemigo el primer pueblo francés que habíamos pisado
hoy; y por lo mismo me resolví á batirlos y desalojarlos.
Pedíale Bing que observase los movimientos del enemigo
y le comunicase frecuentes noticias; y Morillo le contesto
entre otros detalles que los franceses ocupaban por su iz
quierda á Baigorri con tres o cuatro mil hombres y á San
Juan de Pie de Puerto con la misma fuerza : le propuso
formar un cordón de puestos militares de caballería hasta
Roncesvalles , pero le advertía que él en su división no te .
nía ni un solo caballo .
Una circular de Wellington , fechada en 9 de Julio (2), re
comendaba a todos los jefes de tropa de su mando el ma
yor cuidado en cuanto á prevenciones militares, por estar

(1) Doc, núm. 269.


( 2) Doc, núm. 273
- 85
en territorio enemigo; en comunicarse unos Cuerpos con
otros y en tratar bien á los habitantes y sus propiedades.
Con la misma fecha comunico Morillo á su General en
jefe Castaños el parte recibido del coronel Prats, jefe de
la columna de cazadores de su división, en que le par
ticipaba que atacado por el enemigo, formado por un re
gimiento de infantería de línea y una crecida gavilla de
paisanos franceses armados, le presentaron batalla en la
altura de Gaindola . Tan briosa y bizarra fué la carga que
los nuestros les dieron , que en breve los dispersaron por
los cerros. «Puedo asegurar á V. S. que solo movido de
humanidad cesé de degollar á tanto miserable paisano ,
que se vió abandonado en su fuga del citado regimiento,
y despues que quedaron bastantes de estos rendidos en el
campo, dejé los restos de ellos para que huyendo de la
muerte infundiesen en sus campos y familias el terror, y
al mismo tiempo sirviesen de ejemplo á sus conciudada
nos . , Recomendando á estos valientes soldados, escribía
Morillo, que «con su pericia y valor se han batido hoy
con más de cuatriplicadas fuerzas, derrotando a los ene
migos y conservando su posicion de Valcarlos apesar de
ser bastante defectuosa » . Estas y otras proezas se verifi.
caban por nuestra parte, sufriendo en aquellos escarpados
Pirineos horrible temporal de vientos y aguas, con el
vestuario destrozado ( 1 ), sin capotes y escasa manuten
ción , cayendo enfermos crecido número de soldados, y
otros ciegos al humo de la leña de haya, guarecidos bajo
endebles barracas de ramas que a cada paso destruía el
viento. No es por tanto de extrañar que Morillo, que tan
to se interesaba siempre por la vida de sus soldados , lla
mase una y otra vez la atención del general Hill , expo
niendo á su consideración el mal estado de salud de sus

(1 ) Doc, núm . 277


86

tropas y los muchos enfermos que cada día llenaban los


hospitales.
Raro era el dia que no había uno ó dos encuentros con
el enemigo, que las más de las veces salía derrotado y
disperso , siendo por tanto pesado dar cuenta de todos
ellos . Sin embargo , por ser esta última parte de la guerra
la menos conocida y en la que tanto se distinguió por su
valor , disciplina y grandes sufrimientos la división de Mo
rillo, nos extendemos en ella con especial predilección .
Léase atentamente el parte de Morillo á Castaños ( 1 ) y se
enterará el lector de los encarnizados combates de los días
25 al 30 de Julio sostenidos en Benteartea, Valcarlos y Viz
carret , donde retrocediendo unas veces por las superiores
fuerzas enemigas, y consiguiendo brillantes victorias las
más de ellas , lograron las tropas aliadas ir poco a poco
apoderándose de aquella parte del territorio francés.
Con motivo de haber dado Castaños su enhorabuena á
nuestro General por su ascenso á Mariscal de campo , le
reitera éste su agradecimiento ( 2) recordando que á su
persona debe toda su suerte y rápida carrera , por los bue
nos informes que en todas ocasiones ha dado en su favor,
ya al Gobierno de la Regencia , como al Duque de Ciudad
Rodrigo. Al mismo tiempo le manifiesta su pesar por ha .
ber sido el vencedor de Bailén separado del mando de
aquel ejército . « Con los contínuos trabajos de estos días ,
le decía , se me ha agravado la pierna ( 3 ) y me he metido
en cama á ver si con el descanso logro algun alivio . , Res.
pondió a esta carta Castaños con una tan cariñosa y ex
presiva que no vacilamos en insertarla aquí, en su mayor
parte . Mi querido General y amigo ( 4) : He leido con

( 1 ) Doc , núm . 279. - Elizondo, 2 de Agosto 1813.


( 2 ) Doc. núm . 280. - Elizondo, 3 de Agosto.
( 3 ) La herida que recibió en la batalla de Vitoria ,
(4) Doc , núm . 282. – Tolosa, 7 de Agosto,
87
gusto la relacion de los gloriosos acontecimientos de estos
últimos días, en que , como siempre, ha tenido una parte
distinguida esa bizarra division , de lo que felicito á V.,
á todos los jefes y oficiales; y á fin de que no suceda lo
que otras veces, he mandado imprimirla. Ayer llegó mi
sucesor Freire , que ha pasado hoy á Lesaca , y á su regre.
so entregaré el mando del exército más bizarro, constante
y bien disciplinado, sin que todas las intrigas puedan qui
tarme la gloria de haberme entregado de él por Marso de 1811
á la vista de Lisboa y dejarlo en las fronteras de Francia , sin
que en tan largo periodo haya dejado una de sus divisiones
de salir victoriosa cuantas veces ha visto al enemigo. »
No era menos entusiasta y calurosa la felicitación que por
estos hechos de armas le dirigió oficialmente el mismo
General en jefe ( 1 ). También el general Marqués de Mon
salud le felicitaba con ardiente patriotismo por sus últimos
triunfos y ascenso (2) : « Con mucho gusto he visto y sabido
los triunfos de ese exército y la gran parte que V. ha te
nido en estas acciones. Me doy la enhorabuena y se la doy
á V., así por la gloria que dá á nuestras armas, como por
su ascenso á Mariscal de campo: que se repitan los triun
fos: que V. tenga toda aquella felicidad que le desea su
apasionado amigo.
De Inglaterra vino un afamado pintor , llamado por
Lord Wellington , para retratar en un cuadro histórico á los
generales que tomaron parte principal en la batalla de
Vitoria , siendo uno de los designados para ello por el
Lord el General Morillo, á cuyo efecto le citó y llamó
en 20 de Agosto para que viniera de gran uniforme á Ron
cesvalles (3)
No cesaba Morillo de reclamar, tanto al Lord , como

( 1 ) Doc , núm. 283


(2) Doc , núm. 286.
( 3) Doc , núm, 289.
88

á Freire, mantenimientos para sus tropas, que se halla


ban extenuadas por el hambre , desabrigadas, y sin forra .
jes ni caballerías para el transporte , dificultándose con
estas escaseces las marchas . Estas y los combates eran
punto menos que diarios por aquellas montuosas posicio
nes , pero los suministros de víveres y efectos , á cargo
de la administración militar inglesa , eran sumamente de
ficientes y embrollados , sobre todo en cuanto á las tro
pas españolas se refería. Es por tanto asombroso é increí
ble cómo aquellos valientes soldados soportaban con ad
mirable resignación y disciplina el abandono y la miseria
en que se les tenía , habiendo que luchar á diario con ene
migos bien asistidos y en doble ó triple número ( 1 ) . ¡ Cuán
contraria fué la conducta de los ejércitos franceses en Es
pana !
En situación tan apurada y triste para la división de
Morillo , vióse éste obligado , en víspera de ponerse en
marcha , á pedir a la villa de San Juan de Luz , á principios
de Diciembre de 1813 , seis mil raciones y tantos pares de
zapatos como pudieran proporcionarle . Delató este hecho
al Duque de Ciudad Rodrigo el coronel inglés Vivian ,
añadiendo indebidamente que nuestro General había ame.
nazado con pasar á realizar el pedido á viva fuerza . Lleno
de ira Morillo al saber tal acusación , escribió al Jefe de
Estado Mayor de Wellington ( 2 ) que semejante queja
« tan infundada como degradante á un oficial de honor )
debía habersela dado él , estando tan inmediato al punto
donde aquél se hallaba, y no distraer con tan pequeño de
talle al Lord y á Hill , y entonces él le hubiera enterado
de la orden que tenía de este general inglés , encargado de
surtir de víveres á si división , « que podia pedir raciones
en los pueblos que ocupase ó sus inmediatos bajo el su

(1) Docs números 299 á 306 .


(2) Doc, núm . 308. -Ourcuray , 12 Diciembre 1813
89

puesto de que serian pagadas por él en dinero efectivo.


En este concepto he hecho el pedido de las. 6.000 raciones
al pueblo de Hasparren , manifestandole en el oficio la se .
guridad del pago ... En punto á los zapatos , luego que lle
gué á las inmediaciones de la poblacion me los ofreció la
Justicia voluntariamente, habiendo visto la necesidad en
que se hallaban mis soldados de este artículo . » « La carta
de V. E. , escribía á Hill ( 1 ) , me ha sido muy sensible ,
porque en ella me dice V. E. que mi tropa se ha conduci .
do con mucho desorden, maltratando los vecinos y robando
las casas . Mi delicadeza en esta parte no me permite el
que dejen de ser aclarados estos sucesos; y por lo tanto su:
plico á V. E. se sirva nombrar un jefe inglés de su satis
faccion para que éste con otro español haga una escrupu
losa averiguacion de la conducta y comportamiento de mi
tropa en los puntos que he ocupado y medidas que he to
mado para contener los excesos y hacer conocer al solda
do que no venimos á este pais á vengarnos de los ultrages
y tropelias que los franceses han cometido en España :
ademas que las órdenes de mis generales las se respetar
en todas sus partes . Por último yo aseguro á V. E. que
mi tropa se ha conducido en estos dias con más disciplina
que en su propio pais. Es cierto que he pedido seis mil ra
ciones al pueblo de Hasparren, porque su Justicia misma
me las vino á ofrecer en mi Quartel ; y no habiendo toma
do aquel dia la tropa racion por falta de transportes y te
nerme dicho el Comisario inglés que cuando se ofrezca
un apuro de estos que pida algunas raciones , las mismas
que pagará él ; lo que me ha vuelto á asegurar ayer tarde ,
y bajo la misma conducta fueron pedidas al pueblo de
Hasparren ; y lo confirma más bien el oficio que yo pasé á
aquella hablandoles de esto mismo . Tambien me ofreció
la Justicia algunos zapatos , porque les hice presente la

(1) Doc , núm . 309.- 12 Diciembre .


90

necesidad de calzado de mi tropa , por hallarse una tercera


parte de ella descalza . Pero he sabido que el brigadier de
caballeria que se halla en aquel punto , ha tratado de opo
nerse á que se me den , y sin cuyo auxilio no se puede con.
tar con todos estos hombres , que son inútiles para la gue
rra . Suplico á V. E. se sirva mandar un oficial de su con
fianza para que éste se halle á mi lado , con el fin de
observar desde más cerca la comportacion de mi tropa ,
para que en el caso de que le dén quejas de la mala con
ducta de mi tropa , pueda éste informar á V. E. con toda
claridad y evitar por este medio algunos mal intencionados
que acaso habrán querido abultar los pequeños excesos que
en ciertas ocasiones son inevitables . )
No podía ser, en verdad , más injusta la queja, ni más
razonada y discreta la explicación de Morillo , Cuando
Wellington se enteró de ella , mandó escribir á su secreta
rio Wimpffen una carta de disculpa al General Morillo ,
manifestándole que enterado de todo « el honor de un mili.
tar jamás queda ofendido porque se le haga un cargo , á me
nos que éste saliese fundado; y que por consiguiente V. S.
no debe considerar lastimada su delicadeza por el que se
le ha hecho » ( 1 ) . No satisfecho con estas explicaciones
nuestro ofendido caudillo, replicó al general Hill , que su
corazón no estaría tranquilo interin S. E. no se hallase
persuadido de que los Cuerpos de su división observaban
una conducta irreprensible en el país ; pero que por des
gracia algunos mal intencionados habrían informado lo
contrario . « Por lo que respecta á los desórdenes del pue
blo de Cambó ( añadía ) ( 2 ) , la adjunta copia del oficio del
brigadier D. Francisco F. de Cordoba podrá iastruir á
V. E. de que lejos de haber cometido excesos mi tropa,
ha contenido los que hacian los mozos de las brigadas ingle

(1 ) Doc , núm . 311. - 16 Diciembre,


( 2) Doc , núm . 3.2.
91

sas y portuguesas, y como estos son españoles, y no habiendo


mas division española por esta parte que la mia , el resultado es
que dicen los españoles han cometido desórdenes; y sin distinguir
de clases se culpa á mis soldados, » Lo mismo refirió el gene
ral Alava ( 1 ) , rogándole instase resueltamente al Duque
para que mandase ejecutar una investigación minucio
sa é informarse de la verdad . Puedo asegurar á V. , le
decía , que mi tropa se ha comportado con más disciplina
que en España , apesar de las vigilias que ha sufrido ... Re
sultando el que no habia más division española que la de
mi mando , y se cometian muchos desórdenes por las bri .
gadas inglesas y portuguesas, donde todos los mozos ó
criados ) son españoles y desertores , hemos venido á car
gar con los pecados de estos canallas , con quienes nos han
confundido. Mucho podria hablar á V. de los ingleses y portu
gueses, pero nosotros somos españoles y tenemos que sufrir todas
las desgracias .)
Todavía después de una brillante acción ocurrida el
día 13 de Diciembre , en que merecieron las tropas de Mo.
rillo ser elogiadas y felicitadas por el general Freire ( 2 ) ,
tuvo necesidad aquel ilustre caudillo de recordar á Hill ( 3 )
la falta de víveres que a diario experimentaba su gente .
Desde el dia 9 que pasamos el Nive hasta la fecha , ape
nas ha percibido el soldado un dia con otro á media racion
escasa. Esta falta es originada de la escasez de transportes
y de no hallarse en esta division un comisario inglés en
cargado del suministro ... De suerte que con este incidente
deberá estar la tropa tres dias sin comer ; y como para
cuando llegue este pequeño recurso , del que solo se podrá
dar un dia de racion , por no poder cargar para más dias
el pequeño número de acémilas, resultará que cuando es

( 1 ) Doc , núm. 3.3.


( 2) Doc , núm . 314.
(3 ) Doc, núm. 35:
-
92

tas vuelvan á cargar , tendrá que pasar el soldado otros


tantos dias sin desayunarse ... En circunstancias tan apu.
rantes mi espíritu padece indeciblemente, porque la necesi
dad podrá hacer que el soldado cometa algunos desórdenes, los
que hasta ahora tengo la satisfaccion de haber podido
contener » ( 1 ) .
Con ánimo de sincerarse Morillo ante Wellington en
vió algunos aniigos suyos , militares de alta graduación,
para que representasen al Lord el equivocado concepto
que acerca de la división de nuestro General tenía . Con .
taba entre ellos al general Alava ; pero éste le manifestó
que aquél le había prohibido hablar de asuntos que no fue
sen de su departamento , y que por esta razón no se atrevía
á hablarle de éste ; pero que lo haría en la primera ocasión
favorable el Jefe de Estado Mayor ; que era preciso dejar
pasar el primer efecto que en su ánimo han hecho estas
quejas, fundadas ó infundadas ; y que no se afligiera tanto,
porque lo mismo hacía con todos los generales, cuando le
venía alguna queja de sus tropas , pues se encendía á la
primera queja y después de algunos días se tranquilizaba,
y entonces era la ocasión de hablarle ; en fin , que pocos
días antes le había hablado muy bien de su división y aun
anunciádole haber mandado se la diese una paga ( 2 ) .
Nuevas delaciones tan falsas como las primeras excita
ron el ánimo del Duque de Ciudad Rodrigo contra la divi.
sión Morillo, y dictó contra ella una medida tan cruel como
injusta . « Bajo estas circunstancias , decía la orden ( 3 ) , la
voluntad de S. E , es que el Cuerpo del General Morillo
tome las armas una hora antes del amanecer todas las ma.

( 1 ) Acompaña á esta carta un oficio en francés (doc . núm . 316 ) de las


Justicias de Hasparren , declarando espontáneamente que la división Moriilo,
durante el tiempo que allí residieron, respetaron con todo rigor las vidas y las
propiedades de sus habitantes.
(2 ) Doc núm . 317. - 18 de Diciembre de 1813.
(3) Mr. Churchill á Moriilo . - Doc, núm . 316. - 18 Diciembre,
93

ñanas y queden formadas hasta una hora después del anc


checer, estando presentes los oficiales de todos grados, y
poniendo todos inmediatamente sus ranchos á retaguar
dia de cada batallón , para remediar de este modo la nece .
sidad de cualquier soldado durante el tiempo de este cas .
tigo . » Esta orden había de guardarse hasta otra nueva del
Feld - Mariscal, debiendo Morillo dar cuenta diaria de su
cumplimiento y ser responsable de él ( 1 ) .
Con el mayor respeto acusó nuestro caudillo el recibo
de la orden y manifestó que la acataría en todas sus par .
tes ( 2) , no sin exponer que su tropa desde que pasó el río
Nive han sido más las horas que ha estado sobre las ar
mas que descansando, á pesar de la extraordinaria escasez
de raciones que ha experimentado y de la necesidad de
calzado y vestuario ; y que á causa del reconocimiento
hecho por el general enemigo París, su tropa no había
percibido más que un poco de carne , que ni siquiera se
pudo guisar por no desamparar la formación . Y al final de
su carta añade con verdadera amargura y tristeza : « Vuel
vo á reiterar á V. S. que esta tropa ha observado una dis
ciplina más rigorosa que en su propio país; y habiendo
sido hasta esta época modelo de subordinacion por su
buena comportacion en todas ocasiones, no creo se pueda
ya exigir más de unos oficiales y soldados, cuando todo lo
compran , hasta la luz y la sal en sus propios alojamientos ,
llegando ya al extremo de que los paisanos franceses se
encuentran con un orgullo superior al del soldado español ,
que además de haber vencido , no puede distraer de su me .
moria el triste estado en que dejan á su desgraciada patria ,
destruida y arruinada por las tropas del tirano . »

( 1) Doc , núm . 39.


( 2) Doc, núm . 321. - Hasparren, 19 de Diciembre . - Muchos de estos do
cumentos relativos á este particular están publicados en inglés y francés en la
obra del coronel Gurwood The despatches of the Duke of Welligion. Tomo vil, pági
nas 221 á 246.
94
Con la misma fecha escribió al General en jefe We
llington participándole que las dos brigadas de su división
habían cumplido su orden , quedando en el camino de su
excursión ocho soldados desfallecidos por no haber tenido
rancho su tropa « ni ayer ni hoy » . El comandante de la
primera brigada , D. Lorenzo Cebrián , participó á su Jefe
Morillo que se cumplía con todo rigor la orden del Lord;
pero que habían sido dados de baja por enfermos 136 hom .
bres, no tanto por la crudeza del tiempo como por la falta
de manutención , la fuerte lluvia y estar metidos en el fan
go hasta cerca de la rodilla : « y si V. S. me lo permite, le
aseguraré que no hay ninguna clase de bestia española , nacida
al mediodía, que viva setenta horas en tales circunstancias y tal
terreno» ( 1 ). Tanto más sensible, añadía, no siendo aquellos
sufridos soldados acreedores á tal castigo.
El Jefe del Cuerpo de Cirugía militar del 4. ejército
dirigió a su General , Morillo, un oficio ( 2) en el que le ma.
nifestaba los funestos resultados que pudieran sobrevenir
á los soldados, que formados en campo raso sufrían la in
clemencia del frío , viento y agua que experimentaban, fal.
tos muchos de ellos de zapatos, capotes y, lo que es más ,
del alimento necesario : lo que en cumplimiento de mis
deberes y bien del soldado participo á V. S. para su inte
ligencia y gobierno. A que contestó Morillo que necesi
taba acatar y cumplir exactamente la orden de su Jefe ,
interin quedase un solo soldado que poder mandar. Insis .
tió el Cirujano mayor indicando á Morillo que acaso el
Duque de Ciudad Rodrigo no esté penetrado de los por
menores respecto a la falta de alimentos, ni de la predis
posición que por esta causa tenían los soldados á contraer
fácilmente graves enfermedades, y de la carencia absoluta
de hospitales en aquellos contornos : « pues que los infeli

( 1) Loc. núm . 325.


(a ) L.núm . 326. - 20 Diciembre 1813 .
95

ces que derramaron su sangre en la accion y paso á vado


del rio Nive en nueve del actual y demas acciones par
ciales que hasta hoy han ocurrido, han pasado no pocos
dias sin poder tomar una taza de caldo , ni ha sido posible
proporcionarles acemilas para ser transportados en los
hospitales de España . )
Inmensa era la aflicción de Morillo al ver uno y otro
día desfallecer y caer inertes sus valerosas tropas , por un
motivo tan injusto como inhumano . En 20 de Diciembre
escribió á Hill enterándole del triste estado á que se ha .
llaba reducido .
« La necesidad de esta tropa , le decía , se aumenta cada
dia más , y el Comisario inglés no parece . Hoy solo ha
percibido el soldado media libra de carne y permanece la
Division a la intemperie, segun la orden del Excelentisi
mo Sr. Duque de Ciudad Rodrigo, habiendo resultado más
de doscientos enfermos en este dia , que no hay donde curar .
los ni donde poderlos remitir por falta de caballerias ni
hospitales, por no haber ninguno establecido en este te
rritorio. En Itzassu han quedado más de treinta heridos
abandonados a la suerte , por no tener transportes para
conducirlos á España ó remitirles víveres . La tropa no
podrá sufrir la formacion , si continua el tiempo de este
modo, pues el soldado mal vestido , mojado , poco alimen
tado y parado tendrá que morir indispensablemente . Por
lo mismo se lo hago presente á V. E. po si tuviera á bien
hacer conocer mis razones á S. E. el General en Jefe ,
siendome muy doloroso que una Division que tanto ha
querido V. E. , se la castigue con tanto rigor ; bien enten .
dido que yo no puedo responder de la conducta de esta
tropa en cualquier evento que el enemigo me ataque, pues
el soldado no tiene fuerzas ni aun para mantener el fusil ,
por su debilidad, y hallarse ademas parte de las armas y
municiones casi inútiles , porque su desnudez y formados
todo el dia no las pueden conservar , estando el soldado
96 -

metido hasta media pierna en el agua , como podrá infor


mar el coronel Vivian que lo ha presenciado .»
Cruzóse esta carta de Morillo con un oficio de Wimpf.
fen en que de orden del Lord le participaba que habían
llegado á su noticia nuevos robos cometidos por soldados
de su división , mandándole efectuase una escrupulosa re
vista de ella para descubrir los efectos robados . Cumpli
mentó Morillo esta nueva orden , y nada absolutamente se
encontró ( I ) .
Los Jefes de las dos brigadas y la oficialidad de ellas
representaron respetuosamente á Morillo la honda pena
que sufrían por la dureza de la orden dada por el Duque
con la frase de S. E. de que « los oficiales no quieren ó no
pueden mantener y conservar á sus soldados en el debido
orden ) , no sólo por los sufrimientos físicos, sino princi
palmente por atacarles en su honor militar , cúnico móvil,
decían , de todas nuestras acciones, uniéndose á esto el
que nuestras Ordenanzas señalan penas para los que estén
en este caso » .
Seguía entretanto sordo el Duque a todas las reclama
ciones de Morillo tanto sobre la de enviar una junta que
informara y probara haber sido los soldados de su división
los que tantos robos y desmanes cometían , como sobre la
escasez , mejor dicho carencia casi absoluta de víveres, cal
zado y ropas para tan denodadas tropas. Hill echaba la
culpa de todo esto al Comisario inglés , pero éste se discul.
paba con fútiles pretextos . De nuevo impetró Morillo á
sus Jefes Wellington y Freire la debida clemencia para
aquella división que por momentos iba quedando en cua
dro por el hambre y las enfermedades ( 2 ) .
Al fin gracias a la enérgica intervención del general

(1) núm . 328.-11 . 329. - 1d. 331. - 12 . 332 .


(2) Doc , núm . 340.
- 97 -

Freire ( 1 ) , después de seis días de horribles sufrimientos


y penalidades , quedó suspendida la terrible orden del
Lord. Comunicó la suspensión de orden de éste el gene
ral Wimpffen á Morillo el día 23 de Diciembre ( 2 ) , pro
metiendo, además , que en adelante se mejoraría la ración
dada a la división y sería mejor asistida por cuenta del
ejércitc británico . Es de notable interés la contestación
que dió Wellington ( 3 ) al general Freire indicando las ra
zones que había tenido para dar la célebre orden de que
tanto se quejaba Morillo . « Es la primera vez ( decía ) que
oigo que este acto sea deshonroso para los oficiales y para
los soldados . Se equivoca el General Morillo cuando supo .
ne que órdenes semejantes no se han dado jamás respecto
á los soldados de las naciones aliadas . Si quiere averiguar
lo , encontrará que esto se practica constantemente en
ellas ; y si reflexiona un poco conocerá que no consiste el
deshonor en recibir a quellas órdenes , sino en la causa que
las ha motivado y las ha hecho necesarias. Me parece que
la carta del General Morillo es una queja contra mí, á la
que indubitablemente tiene todo el mundo derecho si lo cree
conveniente . Añade que esta carta de queja debía pasarla
al Gobierno, pero como entiende que ha sido escrita en un

( 1 ) Doc, núm , 346.


( 2 ) Véase la carta digna y enérgica que este General dirigió á Wellington
en defensa de la división Morillo . - Doc, núm . 346 .
(3 ) Refiriendo el bizarro general D. Francisco Espoz y Mina en sus Me
rias los sucesos del año 1814 y las grandes privaciones y sufrimientos de todo
género que sus tropas padecieron en los Pirineos franceses, dice que « tuvo que
fusilar á un sargento, de los más distinguidos entre los suyos , por haber ro
bado una botella de vino, acaso en una extrema necesidad , en un país cuyos
moradores no habían dejado ni clavos en la desventurada España , cuando ellos
dominaban los pueblos por las bayonetas, sin haber sido provocados de nin
guna manera . ¡ Con qué armas tan desiguales pelean siempre los españoles !
¡ Desgraciada nación convertida constantemente en nuestros tiempos en escar
nio y juguete de agentes extranjeros , introducidos en el corazón de nuestro
Gobierno para su mal y desventura !»
7

TOMO 1
98

momento de exaltación , la retiene hasta saber por Freire .


si es su volurtad que la remita . Este prudente general pro
curó suavizar los términos de unas y otras cartas y poner
término á estos rozamientos. Sólo exigió á Morillo contes
tase á la pregunta del Lord si quería que su carta de que
ja contra él se elevase al Gobierno y le aconseja desista de
tal propósito . Insistió una y otra vez Morillo ( 1 ) en que no
podía quedar bajo el peso de la tremenda acusación for
mulada por el Duque contra su división , y expone muy
sentidamente á su General , Freire , las consideraciones
que en su defensa abonan su parecer ; pero en último tér
mino desea que no tome mayores proporciones este asunto ;
sometiéndose en todo al juicio de Freire .
No quiso, sin embargo, el Duque de Ciudad Rodrigo
dejar el asunto en este estado , por hallarse resentido de
algunas frases de la carta de Morillo , y en 15 de Enero de
1814 ( 2 ) escribió de nuevo al general Freire expresándole
que hubiera deseado no volver á tratar de este asunto , pero
que la carta de Morillo contenía varios asertos que no po
día dejar pasar sin respuesta , y varios errores que le obli
gaban á molestarle de nuevo . Afirma que la orden de 18
de Diciembre fué sólo una medida para impedir un gran
mal y una gran desgracia ; que lo ocurrido al general
Mina, obligado á retirarse con su brigada de 3.000 hom
bres desde Baygorri hasta Errazu, por análogas causas á
las de la división Morillo , por meterse con el paisanaje
francés, prueba su previsión y la conveniencia de la orden
citada. « Yo sabía , dice , que iba á ocurrir esta desgracia ,
y era de mi deber al tomar medidas eficaces para impedir
la , sintiendo únicamente que éstas hayan desagradado á
los oficiales de aquella division . Con respecto a la expre
sion particular de la orden de 18 de Diciembre á que se

(1) Đọc , núm . 350 .


(2) Doc núm. 356.
99

refiere el General Morillo , no vacilo un momento en ma


pifestar la razon que tuve para mandar se usase en aque
lia orden . Repetidas veces había hecho saber al General
Morillo por conducto del general Hill y por otros varios
mis deseos de que mantuviese sus tropas en orden , en res
puesta á las cuales dixo el General á Sir Rewland Hill , le
era imposible conseguirlo « porque los oficiales y soldados
recibían á cada correo cartas de sus amigos felicitándoles
por su buena dicha de hallarse en Francia , y excitándoles
á que se aprovechasen de su situacion para hacer fortu
na . » Sir Rewland Hill me refirió esto y creí por consi -
guiente que solo un remedio fuerte podría atajar el mal .
Puedo asegurar á V. E. que en mi opinion creí absoluta
mente necesario el poner un término á los males de que se
me quejaban ; y puedo igualmente asegurarle que ni en el
medio adoptado ni en las órdenes dadas para que se lleva
se á efecto tuve jamás la más remota intencion de insultar
ó injuriar á los oficiales. Considere lo que el General Mo
rillo dice ; y justificareme yo mismo como Comandante
en Xefe del exército británico con aquellas personas que
tienen un derecho de pedirme esta satisfaccion . Pero el
General Morillo está equivocado en sus asertos , respecto á
las medidas adoptadas para conservar la disciplina entre
las tropas inglesas ; y en lugar de asegurar, como lo hace,
que estas pueden cometer impunemente cuantos crímenes
se les antojen, debería , si estuviera informado decir que
ningun crimen ha quedado impune cuando se ha descubier .
to el criminal. Cientos de veces en España y en Portugal
Cuerpos enteros y divisiones enteras han sido puestas so
bre las armas y mantenidos en ellas , no solo para impedir
el desorden sino para descubrir los criminales, sin que
haya habido un tan solo caso de que descubierto el crimi
nal, no haya sido juzgado al momento y executadose del
mismo modo la sentencia del Consejo de Guerra. Yo sa
fio al General Morillo y á cualquiera otro hombre que me
90 DA
- 100

manifieste un exemplo de haber sido injuriado un indivi


duo y cuya injuria haya sido probada sin que los oficiales
ó soldados que la cometieron no hayan sido castigados in
mediatamente . Que averigue cuantos de mis soldados han
sido ahorcados en España por el pillage; cuantos más han
sido castigados de otra manera y cuantas veces han tenido
que pagar los daños que han causado, y verá que no tiene
motivo para quexarse sobre este artículos .
... « Dos quejas ha dado el General Morillo : una de in
justicia é infraccion de la Ordenanza española por mi par.
te ; y la otra de conducta injusta é impropia permitiendo
que los oficiales y soldados ingleses se manejen mal impu
nemente . Espero que este oficio manifestará á aquel Ge
neral que no ha tenido fundamento para estas quexas y
que las retirará , como hechas en un momento de irritacion
á que todo hombre está sujeto . Si no lo hiciere así , espero
que se preparará á probarlas .....
Remitiendo el traslado de este oficio Freire á Morillo , le
añadía : « Lo traslado á V, S. en virtud de orden del expre
sado señor Duque de Ciudad Rodrigo , como en él se ma
nifiesta, añadiéndole que como no creo haya sido su ánimo
ofender personalmente á dicho Sr. , le he contestado signi
ficándoselo así ; mas no siendo esto más que mi opinion ,
espero se sirva dar V. S. la suya , aclarando los puntos que
S. E , indica para poder satisfacerle .» A que replicó Mori
llo en 18 de Enero ( 1 ) , que por última vez haría algunas
rectificaciones al oficio del Duque.
« Dije al teniente general Sir Rewland Hill confidencial
mente y de palabra, y no por escrito ni de oficio , expresio
nes semejantes a las que el Excmo. Sr. Marqués de Welling.
ton nota en su referido escrito , sin extenderme á incluir en
ellas á los oficiales; y para demostrar era tan recomenda
ble como digno de admiracion, que los soldados no obs .

Doc núm 35% .


- IOI

tante aquellas sugestiones y la viva idea de una justa ven


ganza , se hallasen contenidos en su disciplina y obedientes
á las órdenes que les estaban dadas para observar el buen
trato en el pais enemigo, sin que pudiese alterar este con
cepto algun exceso que en todo exército suele cometerse al
abrigo de la multitud y de otras simulaciones , pero que no
quedaría sin castigo cualquiera que fuese . V. E. sabe el
teson con que he sabido sostener el orden y la disciplina ;
conocerá igualmente como dicho Excmo. Sr. , cual debe
haber sido mi conducta en esta parte y la de los Gefes y
oficiales que tengo el honor de mandar . He estado muy
distante de formar la idea de que las tropas inglesas pue
dan cometer crímenes impunemente , y el concepto de mis
expresiones estampadas en mi representacion anterior y
que dan causa al resentimiento de S. E. lo satisfacen por
sí mismas. Creo que con esta ingenua exposicion y con
otras que tengo dadas anteriormente quedará satisfecha
la delicadeza de S , E. y haré en crédito de este deseo cual
quiera sacrificio de la mia en obsequio de la generosidad
que reconozco en dicho Excmo . Sr. »
Así quedó terminado este vivo y ruidoso incidente , que
amenazaba producir graves conflictos y consecuencias, á
no haber todos , cada uno en la parte que le tocaba, aca .
llado su amor propio y cedido en bien del interés general .
Redobló Morillo su vigilancia y precauciones para con
tener los desmanes que pudieran cometer sus soldados, á
quienes recomendó enérgicamente protegiesen á un des
tacamento de gendarmería inglesa destinada a su división
para perseguir á los malvados , debiendo tenerlos en la
misma reputación en que estaban en todo el ejército in
glés , en unión con 18 granaderos nuestros escogidos.
No influyeron estas diferencias lo más mínimo en la
marcha de las operaciones ( 1 ) ; antes por el contrario, en

( 1 ) Docs, números 355 , 357 , 361 y 363.


102

el Cuartel general de San Juan de Luz se encarecían cada


día más las brillantes victorias obtenidas el día 13 de Di
ciembre de 1813 por los generales Hill y Morillo y las de
los días 14 y 15 de Febrero de 1814 por la bizarra división
Morillo , gloriosas acciones de que dió parte el Duque al
Ministro de la Guerra , y éste al Consejo de Regencia ,
con grandes y merecidos elogios ( 1 ) , y proclamándose así
en la orden general del ejército .
En 14 de Diciembre de 1813 comunicaba Wellington
al Ministro de la Guerra desde San Juan de Luz , que des
de que el enemigo se había retirado del río Nivelle , ocu
paba una posición enfrente de Bayona, donde permanecía
atrincherado . Para desalojarle de ella pasó el generalísimo
inglés aquel río y encargó á Hill que sus tropas , de que
formaba parte la división Morillo , vadease el río Nive
por Cambó el día 9 , como lo efectuó, no sin grandes obs
táculos y penalidades por el mal estado de los caminos y
los grandes torrentes de agua que los inundaban . Tanto
esta operación como la efectuada por el mariscal Beres
ford , combinada por aquella , fueron muy felices. El ene
migo fué arrojado de la orilla derecha del Nive y obligado
á retirarse por el camino real de San Juan de Pie de
Puerto hacia Bayona . « La division de infanteria española
al mando del General Morillo, decía Wellington, que quedó
con Hill, cuando las demas tropas españolas pasaron á
acantonarse , se colocó en Orcuray , teniendo la brigada de
dragones ligeros británicos del mando del coronel Vivian ,
en Hasperen, con el fin de que observasen los movimien
tos de la division del general francés Paris , que se habia
retirado á Saint Palais cuando los nuestros efectuaron el
paso del Nive.
En la mañana del 10 se puso en marcha todo el ejército
francés , al que se opusieron con vigor ingleses y portu

11 ) Doc , núm . 382. - Gaceta de la Regencia de 1.° de Enero de 1814 .


103

gueses, Renovó el ataque en la mañana del 12 y tuvo


igual suerte . Considerables fueron las pérdidas del ejército
aliado en las acciones ocurridas en los días 9 , 10 , 11 , 12
y 13 de Diciembre de 1813 con motivo del paso del río
Nive , elevándose al número de 272 oficiales y 4.762 sol
dados entre muertos , heridos y extraviados.
Después del 14 , el enemigo continuó sacando sus tro
pas de Bayona , haciéndolas marchar río arriba por la de
recha del Adour, no quedando otros enemigos á la izquier
da del río que la división del general Paris hacia Saint
Palais.
De la bravura con que la división Morillo pasó el río
Nive y de los combates que á este efecto se dieron dan li.
gera idea los partes oficiales. Morillo, Comandante gene
ral de la primera división del 4. ° ejército , recibió orden de
Hill el día 8 de Diciembre , por la noche, de pasar el Nive
al amanecer del siguiente día . En seguida dispuso que á
la citada hora lo ejecutasen los cazadores , al mando de su
coronel D. Antonio Cano , por el vado de Isleta ; y la pri
mera brigada , al del brigadier D. Lorenzo Cebrián , á la
izquierda de estos , por el de Gabarra . Así que la tropa
entró en el río , al que se arrojó decididamente en columna
cerrada el regimiento de León , seguido del de la Unión
y Legión , hicieron los enemigos algún fuego ; pero los
Cuerpos marcharon con paso acelerado hasta llegar al
otro lado y apoderarse de las alturas dominantes, logrando
hacer huir á aquellos, y batirlos después en el cerro de
Arrocaray , donde se replegaron y defendieron con algún
tesón . Los cazadores y el regimiento de la Legión tuvieron
esta ocasión de gloria y se condujeron bizarramente . El
general Paris abandonó la posición de Louhoussa y tomó
la dirección de San Juan de Pie de Puerto .
A causa de la nueva salida de Napoleón en campaña
fué reforzada la linea que en los Pirineos ocupaban los
aliados , en tanto que los franceses retiraron todos sus
104

puestos avanzados en la línea sobre el Adour, limitándose


á la defensa de su campo atrincherado.
Un nuevo combate sostuvo Morillo con las fuerzas ene
migas de su frente el 26 de Enero de 1814, por pretender
éstas defender una altura desde la que se descubría gran
parte del campamento español . Hasta cuatro veces se
apoderó nuestro General de aquella elevada posición, te
niendo al fin que abandonarla por la venida de considera
bles fuerzas francesas. El fuego duró más de seis horas .
En otro avance que ordenó el Duque de Ciudad Rodrigo
moviendo la derecha del ejército , al mando de Hill el 14
de Febrero , la división española de Morillo, después de
arrojar los puestos avanzados, tuvo orden de marchar ha
cia Saint Palais por una cordillera paralela a la que ocu
paba el enemigo, con el objeto de doblar su izquierda y
cortarle su retirada por aquel camino, al mismo tiempo
que la segunda división, mandada por el general Hewart,
la atacaba de frente. « Estas tropas, dice lord Wellington
en su parte oficial , hicieron el ataque más bizarro contra
la posicion del enemigo, que era extremadamente fuerte,
tomandola sin embargo con poca pérdida ». Y después de
referir otros ataques, en los que el enemigo fué siempre
perdiendo terreno , añade : « El 18 nuestros puestos estaban
establecidos sobre el Gave de Oleron . En todas las accio
nes que acabo de detallar á V. E. se han conducido las
tropas perfectamente; y he tenido una satisfaccion al ob
servar la buena conducta de la tropa del General Morillo
en el ataque de Hellerta el dia 14 y al arrojar los puestos
que el enemigo tenia delante de su posicion de Garris el
dia 15 (1 )
Avanzando el Lord hacia Pau tuvo el 23 de Febrero un
horroroso combate con todo el ejército del mariscal Soult .
de Febrero entró en Francia con la segunda brigada

Cettel generalde San Juan de Luz, á 20 de Febrero de 1814.


105

de la tercera división , toda la cuarta y primera brigada de


la quinta el general Freire , situándolas en las alturas de
Anglet , batiéndose con el enemigo denodadamente .
En las inmediaciones de Ortés , el día 27 de Febrero , fué
completamente derrotado el ejército de Soult, y puesto en
dispersión se retiró hacia Burdeos , perseguido por We
llington. El número de franceses muertos pasó de tres mil;
de 2.000 los prisioneros y ocho piezas de artillería perdidas.
La división del General Morillo tuvo mucha parte en esta
memorable jornada , y aún se añade que aquel valiente
caudillo perdió un caballo . Interesantísimo es el parte
dado ( 1 ) por el Duque de Ciudad Rodrigo sobre esta glo
riosa batalla . Refiere en él que Morillo arrojó los puestos
enemigos delante de Navarrens y formó el bloqueo de la
plaza , « El resultado de las operaciones que acabo de re
ferir á V. E. es que las plazas de Bayona , San Juan de
Pie de Puerto y Navarrens están embestidas, y que el ejér.
cito despues de haber atravesado el Adour está en pose
sion de todas las comunicaciones principales que atravie
san aquel rio , habiendo batido al enemigo y tomadole sus
almacenes » . Es muy de notar, sin embargo , que el Lord
en este parte ensalza sobremanera á los generales, jefes y
tropas inglesas , haciéndolo muy tibiamente y á la ligera
de las españolas y portuguesas, que tan decididamente
contribuyeron al brillante resultado de la batalla . Adviér
tese también que a medida ue después fué avanzando al
interior de Francia , conservó consigo principalmente a las
tropas inglesas, dejando las demás aliadas escalonadas en
las inmediaciones de Bayona y Navarrens, y que habiendo
solicitado de él Morillo que le permitiera acompañarle
hasta París, no le fué permitido esta merced tan justa
como merecida. En virtud de las instrucciones que a fines
de Febrero recibió Morillo del general Hill, se puso en

( 1 ) En el Cuartel general de St. Severe, en 1.º de Marzo de 1814 .


106

marcha con su división el día 24 desde el pueblo de Cha


rre en dirección a la plaza de Navarrens, á fin de llamar
la atención del enemigo por aquella parte y dar lugar á
que las divisiones aliadas pasasen el Gave de Oloron por
el vado de Vilneuve , como se verificó ( 1 ) .
« Al presentarme delante de la plaza , los enemigos se
hallaban en fuerza de caballería en el llano inmediato á la
izquierda del rio ; pero mis cazadores los hicieron retirar
hacia la plaza , matándoles algunos caballos. En este tiem
po salió alguna infantería y cargando a la de cazadores de
la Union , la hizo retroceder algun tanto ; pero protegida
por algunas de fusileros de Leon , pusieron en vergonzosa
fuga al enemigo hasta encerrarlo en la plaza , en cuya oca
sion tuvieron algunos muertos y bastantes heridos . El ba
tallon de la Legion extremeña amagó el vado de Dognen
y llamó la atencion del enemigo , donde acudieron como
1.400 infantes y 800 caballos los cuales permanecieron
todo el dia en aquel punto, y el fuego de las guerrillas con
tinuó tanto por aquel lado como por el de la plaza todo él .
Por nuestra parte solo hemos tenido un muerto , seis heri
dos y un contuso . Hoy he recibido orden para pasar por el
vado de Vilneuve con el objeto de bloquear esta plaza con
la division de mi mando , y ha quedado verificado á las dos
de la tarde , quedando mis centinelas a medio tiro de fusil
de la plaza , en los arrabales contiguos, de los que ha que
mado el enemigo bastantes edificios en la noche de ayer.
Los 2.000 caballos y 1.600 infantes que presentó ayer el
enemigo , se han retirado hoy con direccion á Oloron , ha
biendo dejado en la plaza tres batallones de infantería,
uno de ellos de Guardias nacionales , que serán como unos
1.200 á 1.400 infantes y algunos caballos . »
Sitiada la plaza , aunque muy débilmente, por no tener
Morillo artillería gruesa , cortadas todas las comunicacio .

( 1) Doc, núm . 374 .


107

nes, apoderado de un molino de gran utilidad para el ene .


migo, recibió una orden del Lord para hacer una intima
ción á la plaza, y otra referente á lo que debía efectuar en
caso de rendirse ( 1 ). Obedecían estas órdenes al deseo de
apoderarse pronto de ella , una vez derrotado completa
mente el ejército de Soult por Wellington en los caminos
de Dax y Mont-Marsan , pronunciándose en fuga hacia
Burdeos. Disponía el Duque que Morillo al hacer la inti
mación al Jefe de la plaza le noticiase esta brillante victo
ria y la imposibilidad de ser socorrido, prometiendo á la
Guardia Nacional la restitución á sus casas después de en
tregar sus armas. Si esto produjese algún efecto , debía
nuestro General enviar una de sus brigadas á incorporarse
con Hill, quedándose él con la otra para el bloqueo , hasta
ser relevado por otras tropas , y entonces podría incorpo
farse al ejército aliado . Que vaya el Jefe de más confian
za de usted , pues quedando usted en esa , todos los demás
jefes son buenos . »
Inmediatamente mandó imprimir Morillo una elocuen
te proclama en francés (2 ) dirigida a la guarnición de Na .
varrens participándoles, así como á su jefe, que después
de la batalla de Ortez más de diez y seis mil france .
ses habían abandonado las banderas del Imperio ; que
Luis XVIII había sido proclamado ya en Burdeos ; y que
la causa de Napoleón estaba perdida : « Venez á nous; nous
vous recevrons avec joie , car vous n'êtes pas responsables
de la barbare ambition de vos chefs . »
En oficio de 20 de Abril ( 3 ) participaba también Mori .

( 1) Doc, núm . 381.- El 14 de Marzo de 1814 Beresford se dirigia á Bur


deos, el Lord á Tolosa y Freire desde Pau á Ortez , seguia el sitio de Bayona ,
que los franceses tenían muy fortificada. Los aliados entraron en París el 30 de
Marzo. En 24 del mismo de 1814 entró en territorio español , libre y aclamado,
el Rey D. Fernando VII ; el 18 de Mayo verificó su solemne entrada en Madrid .
(2) Doc , núm . 385 .
(3) Doc , núm. 39I .
- 108

llo al Gobernador de Navarrens todas estas y otras muchas


noticias, invitándole á confraternizar con él ; pero mon .
sieur Regnault, comandante superior de la plaza , se opuso
terminantemente á establecer comunicación con él , prosi
guiendo la defensa hasta recibir de sus jefes órdenes di
rectas ( 1 ) . Un edecán del mariscal Soult llegó poco des
pués, acompañado de otro oficial español, á la plaza con
orden de que su Gobernador cesase en sus hostilidades.
También Morillo recibió orden de conservar por su parte
los puestos fortificados frente a la plaza, quedando los si
tiados en libertad para poder salir cualquier oficial con
pliegos para el Gobierno ó para el ejército. El Duque de
Ciudad Rodrigo remitió á Morillo para su conocimiento el
convenio que había arreglado con el Duque de Dalmacia
para la suspensión de hostilidades, ordenándole suspendie.
se las suyas con los sitiados de Navarrens ( 2). Todavía
en 26 de Abril , el Gobernador Regnault se oponía á que
confraternizasen los soldados sitiados con los sitiadores,
exigiendo de Morillo que cada cual guardase sus respec
tivos puestos. Ordenes posteriores del Duque de Dal
macia le obligaron á cesar en sus hostilidades y abrir la
plaza (3)
Retirado Morillo después á San Juan de Luz, y habien
do sabido la entrada en España de Fernando VII le felici
tó en su nombre y en el de su división , desde aquella lo

( 1) Doc, núm , 393.


( 2) Doc. núm. 390. - El doc , núm . 389 contiene el citado convenio.
(3) Historia de la guerra de España contra Bonaparte, por una comisión de jefes y
oficiales. 1818.- A history of the peninsular war, by Charles Oman. Oxford, 1902 .
- The dispatches of the feld Marshal the Duke of Wellington, by colonel Gurwood .
Tomos sexto y séptimo. - Historias, del Conde de Toreno y Gómez de Arteche.
--- Historia razonada de los principales sucesos de la revolución de España, escrita por
D. José Clemente Carnicero. 1814-15 . Archivo del Ministerio de la Guerra.
Canga Argüelles, documentos pertenecientes a las Observaciones sobre la historia
de la guerra de España, etc., etc.
109

calidad en 10 de Mayo de 1814 por su feliz llegada al seno


de sus leales españoles ( 1 ) .
Apenas llegado á Madrid ( 2) fué á visitar y despedirse
de sus antiguos jefes los generales Freire y Castaños en
primeros de Noviembre antes de emprender su viaje á
América . « Mucho celebro , le escribía este último, se ha
llen á gusto de V. los Cuerpos expedicionarios , estando
cerciorado de que bien pronto lograrán en América el mis
mo concepto, respeto y confianza que adquirió en España
la primera division del 4. ejército; y solo siento que las de .
tenciones , que no dependen de V. , nos priven de las ven
tajas que todos esperamos desde el momento que desem
barque V. con esas brillantes tropas ; y aunque hasta ahora
no he sido aficionado á diamantes ni topacios, espero que
no me olvidará V. en las primeras remesas que haga de
estas piedras preciosas ) ( 3) .
Sobre la intervención del Generalísimo inglés y de sus

(1 ) Dọc , núm . 40
(2) En 12 de Octubre de 1814, sabiendo el Rey el estado precario en que
se hallaba Morillo, le concedió una pensión anual de 20.000 rs . , y en 16 de
Agosto del siguiente año solicitó éste, y en su nombre su apoderado D. Tomás
Mateos, se designase la encomienda
por donde debia percibir la mencionada
pensión . Consta así del expediente custodiado en el Archivo de las Ordenes
militares.
(3) Doc. núm . 402.- 20 Diciembre 1814.- El 24 de Mayo entró en Ma
drid lord Wellington en medio de las más entusiastas aclamaciones de la pobla
ción. – Escribiendo Wellington al general Freire desde Burdeos , en 12 de
Junio de 1814, le decía :
« Tengo el honor de enviaros adjunta copia de la carta que acabo de recibir
del Ministro de la Guerra en que me comunica la satisfacción de S. M. por el
embarque de la división del General Morillo para América . Al comunicar esta
carta al General Morillo, yo ruego á V. E. participarle la certeza en que estoy
deque el General y la división cumplirán su deber donde convenga al servicio
de S. M. emplearlos ) . – En otra carta del mismo le dice que le envia una
para Morillo.- (Gurwood, The dispatches of the Duke of Wellington.— Tomo 7º,
página 513.)
tropas en esta guerra, escribe un general español meriti
simo estas apreciaciones :
« Si Wellington en resolucion venció, debiose á la par
que á su inteligencia y al valor de sus soldados, al auxilio
poderoso que de españoles y portugueses obtuvo, favore
ciendole estos últimos con fuertes contingentes militares,
puestos a las órdenes de generales y oficiales británicos
por Wellington elegidos; operando de diferente manera
los españoles, que jamás perdieron su iniciativa especial,
ni tuvieron otros jefes que los suyos, aun despues que el
caudillo británico obtuvo de nuestro Gobierno el cargo de
Generalísimo. Y así en cuantas operaciones, batallas y
combates dirigió , jamás lucharon solas las tropas de su
mando : para vencer tuvieron a su lado soldados españoles
y lusitanos; á diferencia de nuestros compatriotas, que
vencidos ó vencedores sustuvieron las más veces sangrien .
tos empeños sin ageno auxilio. Aun pudo contar Inglate
rra con la ayuda de soldados españoles en el suelo francés,
contribuyendo al triunfo de sus armas en las márgenes del
río Garona» . Y todavía interesa observar ( 1 ) al igual que
lo hizo nuestro erudito historiador Gómez de Arteche, que
al éxito de los ingleses contribuyeron con frecuencia aque
llas guerrillas que alejaban de sus frentes, flancos y reta
guardias á los soldados enemigos, dando á Wellington toda
clase de informes sobre los movimientos de los franceses
y los planes de sus generales; con lo cual el ejército in
glés se estacionaba, marchaba y combatía sin tomar la más
leve prevención , ni desprender de destacamento alguno
para garantir su seguridad , llevando sus tropas compactas
y sin cansancio , y conociendo las posiciones y movimien
tos de sus contrarios, podía determinar con plena confian
za y absoluta calma la combinación más segura para la
realización de sus planes . Se hallaba, pues, lord Welling .

( 1) Discurso citado del general Suárez Inclán .


ton tranquilo y seguro y alumbrado por luz esplendorosa ,
en tanto que sus enemigos vivían en constante alarma y
sobresalto , rodeados de la más densa obscuridad . ¡Ventaja
inapreciable y con frecuencia decisiva para quien ejerce el
alto mando! ... Debe en su consecuencia afirmarse de la
manera más absoluta que fueron grandes los servicios pres
tados por lord Wellington y sus tropas en la guerra de la
Independencia ; pero el insigne General británico no habría
realizado sus operaciones afortunadas sin la acción diaria,
tenaz , constante y gallarda de la Nación española,
La correspondencia militar de Morillo durante esta gue
rra presenta , bajo un nuevo aspecto , la de la Independen
cia. Hasta ahora , han sido, por lo general , estudiadas las
grandes operaciones militares, las más importantes bata .
llas que , con gloriosas excepciones, perdimos en su mayor
parte ó quedó indecisa la victoria . Pero de la guerra en
pequeña escala , la de incesantes y continuos encuentros de
fuerzas regulares poco numerosas , la de partidas y gue
rrillas, la de sorpresas , emboscadas y acciones en que so .
líamos salir casi siempre vencedores por las especiales
condiciones de nuestro suelo , de nuestro ejército y de
nuestro pueblo , es poco lo que en el día se sabe con haber
tan poderosamente influído en el feliz éxito final. Aparte
de los renombrados guerrilleros y de algunas partidas ais
ladas, sobresalía en esta clase de luchas, capitaneando
fuerzas militares vigorosamente organizadas , el esforzado
y bizarro coronel del memorable regimiento de infantería
de La Unión , D. Pablo Morillo . Sus partes y cartas , es
critos casi todos momentos después de una reñida acción ,
de una atrevida sorpresa , de una rápida y peligrosísima
marcha, dando parte á sus Jefes inmediatos de sus sorpren
dentes hechos de armas , relatados con notable concisión ,
con el acento sincero de la verdad , henchidos de ardor bé .
lico y de entusiasmo patriótico, cautivan el ánimo y la
atención del lector .
1

112

El animoso y resuelto estado de los pueblos pequeños ,


la deslealtad y codicia de algunos de sus caciques y auto
ridades; la tibieza y el temor de otros; la abnegación y
patriotismo de los más de ellos ; los angustiosos apuros,
ya económicos, ya de alimentación , ya de municiones y
otros efectos de guerra, así de los pueblos como de las
tropas; el mísero estado de aquellos valientes soldados y
oficiales españoles, soportando con la mayor resignación
y disciplina la falta de pagas y de vestuario , y la sobra de
hambre y de frío; sin tener con qué cubrir sus cuerpos,
de pies á cabeza, sino con miserables harapos; efectuando
marchas y contramarchas continuas, las más de ellas de
noche, atravesando montes, ríos y despeñaderos; toda esta
vida accidentada , precaria y de incesantes peligros, se re
fleja de una manera verídica en los partes y corresponden
cia del insigne Morillo .
Ni son menos interesantes que ésta , la de sus Jefes los
ilustres generales Marqueses de la Romana y de Monsalud ,
Castaños, La Carrera , Girón . Wimpffen , Alava , Roselló
y Freire , y de los generales ingleses, secretarios y ayudan
tes de lord Wellington , Mac Kinley, Hill , Churchil, Bring,
O'Lawlor y tantos otros que no es posible citar aquí.
El carácter confidencial y amistoso de algunas de estas
cartas contribuye a hacerlas más y más interesantes, por
tratarse en ellas cuestiones reservadas, apreciarse y juz
garse hechos y personas de todos conocidos, con más in
genuidad, franqueza y verdad que en los documentos ofi
ciales. Son también estos documentos de inestimable va
lor histórico para conocer á fondo el espíritu de los pue
blos, abatido y decadente en unos; débil y desleal en al
gunos; animoso y patriótico en los más; para saber las pe
nalidades, latrocinios y atropellos que sufrieron, no sólo
por parte de los franceses, sino también por la codicia y
crueldad de los titulados comisarios, partidarios y falsos
guerrilleros, que causaban más daños que aquéllos. Todo,
113

hasta los menores detalles de esta correspondencia, con


tribuye á esclarecer é ilustrar el glorioso período histórico
de la guerra de la Independencia y la parte principal que
en ella desempeño nuestro héroe, al cual , lejos de descan
sar de las fatigas y múltiples combates de tan encarnizada
y prolongada lucha, aguardaban sin el menor descanso
nuevas y más terribles campañas en el nuevo mundo , cu
briéndose también en éstas como en aquéllas de gloria y
de laureles.

TOMO 1 8
PARTE SEGUNDA

DESDE LA MARCHA DE MORILLO Á COSTAFIRME


HASTA SU REGRESO Á LA PENÍNSULA
Terminada la guerra de la Independencia y restaurado
Fernando VII en su trono , volvió el Gobierno de España
su atención al interior de la Península . A causa de tan
prolongada y devastadora lucha todos los ramos de la ad
ministración estaban en el mayor desorden y desconcierto :
lo mismo lo político , militar y eclesiástico como la Jus
ticia , la Hacienda y el Fomento de los intereses materia
les é intelectuales del país . Dos cosas , sin embargo , recla
maban con preferente urgencia la acción ministerial . Era
la una la reducción y organización del ejército ; era la otra
la represión de la revolución hispano-americana , que ame
nazaba extinguir por completo la dominación española en
aquellos Virreinatos . Para atender a la primera se creó por
Real orden de 1. ° de Julio de 1814 una Junta de Generales,
compuesta del Infante D. Carlos , presidente, y vocales los
reputados caudillos Castaños , Palafox , Castelar, Villalba,
O'Donnell , O'Donojú y Wimpffen , con objeto de dar una
constitución al ejército así en tiempo de paz como de gue.
rra . Comenzó á funcionar esta Junta el día 4 de Julio , y se
gún las actas de ella se trató entre otros puntos é ideas ge :
nerales, de la reducción de fuerzas verificada con mucha
moderación , por no hallarse aún el reino á la sazón en es
tado de completa paz ; se trazó el plan que debía seguirse
- 118

cuando el reino estuviese del todo libre y sosegado; y se


tuvieron muy en cuenta las obligaciones militares que el
estado de insurrección de la América española exigía del
Gobierno , « porque la menor expedición que sea necesario
enviar, decían , no puede salir sino de la masa que se esta
blece para el continente europeo ; y por consiguiente hará
falta para las atenciones que únicamente se encargan á la
Junta, y por consiguiente queda imperfecto el trabajo » .
En la misma Junta se acordó también el envío de una
fuerte expedición á determinados territorios de aquellos
países, cuyo estado de efervescencia era superior al de
otros, para atraerlos ó reprimirlos por medio de la fuerza .
Con este motivo se trató asimismo del nombramiento de
un general que, dotado de las difíciles y raras condiciones
que exigía tan delicado cargo , se encargase del mando en
jefe de la expedición. Varios fueron los propuestos , pero
triunfó sobre todos el designado por el prestigioso general
Castaños, que fué D. Pablo Morillo, á la sazón Mariscal
de campo. Ninguno como él , expuso el vencedor de Bai
lén , reunía las condiciones y caracteres tan difíciles de en
contrar en una sola persona para ejercer tan espinoso y
gravísimo cargo. Y con tal brío y razones sostuvo Casta
ños su propuesta , como quien conocía á fondo á su patro
cinado, que al fin fué por todos elegido y nombrado. En
su consecuencia recibió Morillo su título de Capitán gene
ral de las provincias de Venezuela y de General en jefe del
ejército expedicionario , en 14 de Agosto de 1814 , con ex
presa orden de reforzar la división , con la que tantos triun
fos había conseguido, y agregando á ella otras tropas.
Consagró Morillo desde entonces toda su atención y solici
tud á la preparación de su cometido hasta el mes de No.
viembre inmediato, partiendo luego á reunirse con su divi .
sión que ya se hallaba concentrada y próxima á Cádiz . En
esta ocasión conoció en esta ciudad á la que con el tiempo
fué su esposa, la señora doña María Josefa del Villar,
119

Componíase la expedición de seis batallones de infante


ría, á saber : uno de León , al mando de D. Antonio Cano ;
otro de Castilla , al de D. Pascual Real ; otro de Vitoria, al
de D. Miguel La Torre ; otro de Extremadura , al de don
Mariano Ricafort; otro de Barbastro, al de D. Juan Cini,
y, por último , el afamado de la Unión , á cuyo frente es
taba D. Juan Francisco Mendibil. Agregáronse á estas
fuerzas seiscientos hombres, entregados por el Conde de
La Bisbal , con los cuales se formó el batallón denominado
del General.
La caballería se componía del Cuerpo de dragones de
la Unión, que mandaba D. Salvador Moxó, y del de Fer
nando VII , cuyo jefe era D. Juan Bautista Pardo. La ar
tillería, de que era comandante el brigadier D. Alejandro
Cavia, se reducía á dos compañías de á pie, una de obre
ros en número de ciento veinte hombres y un escuadrón
volante de á caballo, mandado por D. Gabriel Torres. La
plana mayor de ingenieros estaba a cargo de D. Eugenio
Iraurgui . Por último, los oficios de cuenta y razón , ó sea
la Administración militar, como hoy decimos , dependía del
ministro principal de Hacienda, D. Julián Francisco Iba
rra; del interventor, D. Pedro de Michelena, y del pagador ,
D. Lorenzo Martínez, así como las provisiones del factor
principal, D. Agustín Manso.
Las fuerzas marítimas, que bajo el mando independiente
del brigadier D, Pascual Enrile formaban parte de la expe
dición, constaban del navío de 64 San Pedro Alcántara , man
dado por D. Francisco Salazar ; de las fragatas de 34 Dia
sa é Ifigenia, cuyos capitanes eran D. José de Salas y don
Alejo Gutiérrez de Rubalcaba; de la corbeta de 22 , al man
do de D. Ramón Eulate, y, por último, de una goleta de á
y trece faluchos cañoneros. La Comisión de reemplazos
proporcionó los fondos necesarios.
Por decreto de S. M. , publicado en la Gaceta de 8 de
Noviembre de 1814, se dispuso que el ejército que al man
I 20

do del General Morillo estaba destinado a las provincias


del Río de la Plata, se hallase precisamente el día 20 de
dicho mes , completo, con sus respectivos Cuerpos, en Je
rez de la Frontera y pueblos inmediatos, en disposición de
marchar adonde se le previniere.
Desde mediados de Diciembre hasta el 17 de Febrero
de 1815 estuvo la tropa destinada a la expedición acuarte
lada y vigilada para evitar las deserciones y los alza
mientos liberales. Todos los días se anunciaba la salida
para el siguiente.
Desarrolláronse rápidamente al mismo tiempo en el ejér.
cito sentimientos de odio contra el Gobierno. Los guerre
ros que se habían distinguido en la guerra de la Indepen
dencia , y que se habían encumbrado á los más altos gra
dos, comenzaron á ser el objeto de la atención y de las es
peranzas de los descontentos, y todos los ojos se fijaron en
Morillo, como General en jefe del ejército expedicionario.
Las tropas se hallaban en extremo disgustadas. Engaña
ron á varios regimientos ( 1 ) sus jefes, y bajo diversos pre
textos los condujeron al punto donde debían embarcarse ;
de aquí las deserciones para eludir el embarque. La repug
nancia á una guerra colonial, unida al temor de los peli
gros de un largo viaje y de un clima malsano, se apoderó
también de tal suerte de los soldados, que desde el primero
hasta el último hubieran suscrito y se hubieran entregado
con alegría á otra cualquier empresa , por arriesgada que
fuese, con tal que se los librase de la expedición .
Los descontentos políticos , que tomaban el nombre de
liberales, y tendían á restablecer la Constitución de 1812 ,
habían organizado una sociedad secreta, cuyas ramifica
ciones se extendían por toda España y minaban la disci.
plina del ejército para atraérselo á sus ideas. Antes de en
trar en comunicación íntima con el General Morillo , ini

( 1 ) Quin, Memorias históricas sobre Fernando VII.


I21

ciáronle en Cádiz en los misterios de esta sociedad ; y afir


man algunos que hasta le propusieron ponerse á la cabeza
del movimiento revolucionario, ofreciéndole al efecto los
comerciantes del puerto grandes sumas de dinero para
facilitar el alzamiento. Sea de estu lo que fuere, es lo cier.
to que habiendo tenido Morillo la ocurrencia , deliberada ó
no, de corresponder á una señal secreta que le hizo uno de
los afiliados de aquella numerosa asamblea, divulgóse por
Cádiz la voz de que era liberal y fracmasón . En su conse
cuencia, juzgó conveniente hacer una especie de peniten
cia por la falta cometida , inscribiéndose en una de las
muchas cofradías del puerto y asistiendo á una de sus
procesiones con una vela en la mano ; y con esto, y la
pronta salida de la expedición, quedó desautorizada aque
lla opinión.
Ya al salir de Cádiz en 1815 la expedición mandada por
Morillo, escribe en sus Recuerdos D. Antonio Alcalá Ga
liano, había habido temores de un levantamiento de los
soldados; « pero entonces la idea de un movimiento favo
rable á lo llamado libertad reinaba en pocos , y además,
el General era dueño de la confianza del Gobierno, y la
merecía » .
El mismo Quin insiste una y otra vez en el desconcer
tado plan de la expedición tan débilmente apoyada por el
poder naval que poseíamos. « Los males que abrumaban
la marina no eran menos graves que los del ejército de
tierra. Los ministros de Fernando despreciaban hasta tal
punto esta parte importante de la defensa del Estado, que
llegó á verse completamente desorganizada. Las descabe
lladas expediciones de América habían causado la pérdida
de los pocos barcos de guerra que restaban á España. Al
gunos, como el San Pedro de Alcántara, el más grande de la
expedición de Morillo, se perdieron por negligencia ó por
malicia: otros fueron tomados por los insurgentes , entre
ellos la fragata Alejandro, uno de los que Rusia había dado
I 22

á España para indemnizarla de los barcos podridos que


la había vendido. Los arsenales se veían abandonados y
los almacenes desprovistos ; mas lo peor de todo era la
irregularidad de la paga ... pues le debían setenta años de
sueldo. »
Las Instrucciones dadas á Morillo para su expedición por
el Ministerio universal de Indias ( 1 ), tanto las generales
como las « muy reservadas » en 18 de Noviembre de 1814 ,
estaban inspiradas en la idea de hacer los últimos esfuer
zos para atraerse los insurgentes al partido español , em
pleando para ello una política de concordia , de fraterni
dad y de moderación ; y aplicando, en caso de no dar este
procedimiento el apetecido resultado , el rigor y la fuerza .
á todo trance, « Al determinar S. M. (decían ) que al Maris
cal de campo D. Pablo Morillo se le confiriese el mando
de la expedición nombrada del Río de la Plata, tuvo pre
sente el emplearlo para restablecer el orden en la Costa
firme hasta el Darien , y privativamente en la Capitanía
general de Caracas . Los deseos de S. M. quedarán entera.
mente satisfechos, si esto se consigue con el menor derra.
mamiento de sangre de sus amados vasallos, sin excluir
del número de vasallos á los extraviados de aquellas vastas
regiones de América. La tranquilidad de Caracas , la ocu
pación de Cartagena de Indias y el auxiliar al Jefe que
mande en el Nuevo Reino de Granada, son las atenciones
principales , ó las primeras de que se ocupará la expedi
ción. Conseguido esto, se enviará al Perú el excedente de
tropas europeas que se pueda en todo el año de 1815 ; y si
aún hubiere sobrante , se remitirán al reino de México..... )
Disponíase también que la expedición debía dar á la vela
el día 1. de Diciembre próximo , haciendo rumbo a la Cos
tafirme por su parte más barlovento , esto es, sobre Marga

( 1 ) Desempeñaba á la sazón este Ministerio el Sr. D. Miguel de Lardizábal


y Uribe. --- V . las Instrucciones en el doç , núm . 405 .
- 123

rita y Cumaná . Estas Instrucciones estaban divididas en


varios capítulos, denominados Marina , Ejército y Política ,
El último artículo de este capítulo dice así : « Como el éxito
de la expedición y tranquilidad de aquella Capitanía gene .
ral están sujetas a las contingencias de la distancia á que
aquélla ha de operar de la capital , concede S. M. amplias
facultades al General en jefe para alterar en todo ó en
parte estas Instrucciones ; pues S. M. conoce los talentos
y buen deseo del Mariscal de campo D. Pablo Morillo ha
cia su Real Servicio ; lo cual le asegura de que su con
ducta se arreglará á lo más conveniente para lograr aquél ,
y , de consiguiente , la dicha de los amados vasallos de Ul .
tramar .
Llegó , por fin , el día de darse á la vela : el navío capi
tana hizo señal ; pero ya en movimiento los buques de la
primera división , empezó á bajar el barómetro y á presen
tarse señales de próxima tormenta en el horizonte. Los
barcos que habían salido volvieron al puerto . A las tres de
la tarde se declaró un furioso temporal que echó á pique
un falucho á vista de todos, y después uno de los botes de
pasaje, perdiéndose no pocas vidas. El huracán duró ocho
horas, dejando estropeados muchos de los buques de la ex
pedición . Con febril celeridad se procedió a repararlos,
quedando listos el 16 de Febrero.
A las ocho de la mañana del 17 , un espectáculo conmo .
vedor, análogo al de Trafalgar , se presenciaba desde las
murallas de Cádiz. Diez y ocho buques de guerra y cua
renta y dos transportes levaban ancla, obedeciendo a la
señal del navío San Pedro , poniéndose en marcha en direc
ción á Rota , que está á tres leguas de la ciudad . Millares
de pañuelos se agitaban desde las azoteas , despidiendo á
muchos seres queridos, á quienes, con ligeras excepciones,
no habían de tornar á ver .
En este estado las cosas , el Ministro de Indias publicó
en la Gaceta de 23 de Mayo de 1815 un decreto fechado
124

en 9 del mismo mes , en el que manifestaba que á fin de


reconciliarse S. M. cordialmente con sus vasallos de Amé
rica , dispuso la expedición del General Morillo , la cual,
á pesar del estado á que había quedado reducida la nación,
en breve se compuso de 10.000 hombres efectivos, habili
tados superabundantemente de la artillería y demás efec
tos correspondientes, « El primer destino que se pensó dar
á esta expedicion fue socorrer la plaza de Montevideo y
contribuir a la pacificacion de las provincias del Rio de la
Plata ; pero las circunstancias que sobrevinieron durante
su habilitacion, lo adelantado de la estacion , la lastimosa
situacion en que se hallaban las provincias de Venezuela
y la importancia de poner en el respetable pié de defensa
que conviene el istmo de Panamá, llave de ambas Améri
cas, decidieron mi ánimo á dirigir la expresada expedicion
á la Costafirme, donde probablemente habrá ya llegado ,
segun los avisos oficiales que se tienen de que el 28 de
Febrero último se hallaba reunida a la altura de Canarias
con la mayor felicidad, y son de esperar los más ventajo
sos resultados de la prudencia y talentos de los jefes que
la mandan , y de la disciplina y buena disposicion de
sus tropas. Para operar en combinacion con ellas han sa .
lido últimamente de Cadiz 2.500 hombres más en otras
dos expediciones al mando del Mariscal de campo don
Alejandro de Hore y del Brigadier D. Fernando Miyares
con direccion al istmo de Panamá y otros puntos . » Añade
que ha dispuesto se halle pronto á salir á otras provincias
según la situación , un Cuerpo de 20.000 hombres de in
fantería, 1.500 de caballería y la artillería correspon
diente .
Este cambio de dirección del ejército expedicionario fué
muy discutido , contradiciendo su conveniencia muchos
políticos y militares.
A este propósito dice el autor de los Apuntes sobre los
principales sucesos que han influido en el actual estado de la
125

América del Sud ( 1 ) : « ¿ Y por qué la expedición no se pre


paró en su oportuna estación , ó por qué no se aguardó á
que otra vez llegase ésta ? Pero ya fuese que el cambio
procediera de la causa expresada en el Real decreto , ó ya
del plan ó informe que con recta , ó con torcida , ó con
sándia intención, dió el canónigo de Panamá, D. Francisco
Cabargas, la expedición no se dirigió al Río de la Plata ,
donde tanto hubiera convenido, y sí á Costafirme , para
donde tan inútil era desde luego, como perjudicial fué
después ... No hacían falta sino buques de guerra para so
meter á Cartagena y á la isla Margarita .)
Navegó sin novedad la escuadra hasta el 25 , en el que
al asomar la aurora dió señal el navío de estar al pairo.
En seguida se puso en facha y echó al agua un bote con
dos oficiales de á bordo, que empezaron a recorrer todos
los buques , llevando la nueva de que no iba la expedición
al Rio de la Plata , como se había dicho, sino á Costafirme.
Así lo preceptuaban los pliegos reservados de S. M. que
se acababan de abrir en aquella altura . General consterna
ción causó esta nueva, según asegura el oficial Sr. Sevi
lla ( 2) en sus Memorias, « Todos sabíamos, añade, que en
Buenos Aires y Montevideo los rebeldes estaban divididos;
que uno de sus bandos esperaba las tropas del Rey para
pasarse á ellas y auxiliarlas ; y que en la Costafirme la gue
rra se hacía sin cuartel y con salvaje ferocidad . El Gene

( 1 ) Segunda edición corregida y aumentada . París, 1830 - El autor anóni .


mo se muestra muy enterado de la parte intima de aquellos acontecimientos .
(2) D. Rafael de Sevilla, que peleó denodadamente durante toda la guerra
de la Independencia, acompañó como oficial distinguido á Morillo, en su expe
dición, llegó a obtener por sus méritos el grado de coronel , y se retiró luego á
la isla de Puerto Rico, donde falleció en el año de 1856. Dejó escritas de su
mano unas Memorias de sus campañas y viajes, que en 1877 publicó y arregló
D. José Pérez Moris, con el título de Memorias de un militar, sacadas de un libro
inédito, libro que es ya muy raro, y cuyo conocimiento debo á mi buen amigo el
bizarro oficial de nuestra Marina de guerra , D. Emilio Croker.
1 26

ral Morillo , comprendiendo el mal efecto que había de


causar este cambio de itinerario , nos mandó una procla.
ma entusiasta , recordando los laureles que habíamos ob
tenido en la campaña contra el francés , y manifestándo.
nos que debíamos alegrarnos de ir a un país más cercano
al nuestro . A las tres de la tarde volvióse á poner en facha
el navío capitana , dando la señal de que todos los buques ,
uno á uno , pasasen por su popa , encima de cuyo alcázar
estaban los Generales con sus Ayudantes de campo. Según
iba efectuándose esta operación , gritaba Morillo : « ¡ Viva el
Rey ! ¡ Viva España ! » A que contestaban los soldados:
« ¡ Vivaaa ! » , agitando sus gorras en el aire. Este acto so
lemne volvió la alegría y el entusiasmo á los expedicio
narios .
Al siguiente día 26 , un gran temporal dispersó todos
los buques del convoy , encontrándose al amanecer del 27 ,
ya calmada la tempestad, debajo del pico de Teide , todos
los barcos , excepto dos : la fragata Elena y el bergantín
Guatemala . Siguió la escuadra navegando con calmas chi
chas , que á veces duraron tres días, y sufriendo , con no
table peligro, fuertes tormentas ,
El 2 de Abril se descubrió tierra , la isla de Tobago,
dejándola el 3 , ya entrados en el mar Caribe , á popa. Al
anochecer divisose un pequeño buque, que resultó ser una
balandra inglesa . Forzó la vela el navío , y la alcanzó al
momento, mandándola que fuese á su costado , para que
no diese aviso de la presencia de la armada española á
ninguna tierra próxima. Pero en la madrugada del 4 tuvo
la torpeza de atravesarse por la proa de aquél , siendo en
el acto pasada por ojo, no salvándose de sus tripulantes
más que uno que se agarró de los obenques del bauprés.
Descubrióse en la misma mañana una goleta que trató de
huir , pero la dió caza la Ifigenia; y viendo que se negaba á
detenerse , la tiró un cañonazo que la llevó un palo y una
parte de la obra muerta. En este estado , siguió al convoy .
- 127

Presentóse el día 4 á vista de la escuadra la alta cordi


llera de montañas de Costafirme, derivación de los Andes ;
y á las cinco de la tarde fondeó toda en Puerto - Santo , ar
bolando la bandera inglesa . Una falúa que mandó á tierra
el navío , regresó á las doce de la noche, trayendo la noti
cia de que estaba en Carúpano el brigadier Morales , co
mandante de una columna española , compuesta de leales
venezolanos , que marchaba á apoderarse de la costa de
Guiria . También se supo allí la triste nuera de haber
muerto en la acción de Urica el heroico Sr. Boves , Co.
mandante general de las tropas reales .
A las siete de la mañana siguiente , la escuadra levó an
clas y siguió navegando á sotavento á la vista de la costa .
Al pasar por delante de Carúpano , se advirtieron dos ce
rros circunvecinos cubiertos de gente , que arboló en el
fuerte el pabellón español y tiró algunos cañonazos en se
ñal de salva. Poco después vino á bordo una balandra con
el brigadier Morales y otros jefes y oficiales para ponerse
á las órdenes del General Morillo . De la entrevista que
con éste celebraron , salió el proyecto de ir á tomar la isla
Margarita, situada á unas siete leguas de distancia . Morales
pidió permiso para embarcar un batallón de negros zam
bos, que era el terror del enemigo , siéndole concedido.
Pasóse la noche frente á aquel poblado .
Ya en movimiento para la Margarita, se encontraron
dos fragatas de guerra, exactamente iguales a las nuestras,
también con bandera inglesa . Se las reconoció y resultaron
ser, en efecto , de la Real Marina británica , que durante
la noche se debieron meter entre nuestros buques para
adquirir noticias . Mandó Morillo por medio de bocina al
comandante de una que fuese á bordo del navío , como lo
verificó. Allí le dijo que si en el término de tres horas no
abandonaban el convoy , se vería precisado á echar a pique
las dos fragatas. A las dos horas se alejaron con rumbo á
las Barbadas .
128

A las seis de la mañana del 7 de Abril estaba la escua


dra frente al fuerte y pueblo de Pampatar , principal
puerto de la isla de la Margarita. Estaba toda dominada
por los insurgentes al mando del feroz Arizmendi y de
Bermúdez, El fuerte izó la bandera española ; pero Mori
llo no quiso que ninguno de sus buques se pusiese á tiro
de cañón ; sólo consintió que la fragata Diana diese una
bordada sobre el pueblo, manteniéndose entre tanto el res.
to de la escuadra en facha. Tan pronto como la fragata
estuvo cerca , el fuerte hizo fuego sobre ella. Lo más ex
traño era, dice el Sr. Sevilla, que éste no sólo seguía os
tentando el pabellón español , sino que usaba el mismo
plan de señales que nosotros habíamos adoptado. La
Diana lanzó una andanada sobre el fuerte , é inmediata
mente se vió á gran número de gente salir corriendo del
pueblo.
En la playa yacía varado el casco de un buque grande ,
en el que se reconoció los restos de nuestro bergantín
Guatemala que se había separado de la escuadra por efecto
del temporal cerca de Canarias. La Elena se había incor.
porado después. Sin duda lo habían engañado, como se
había tratado de hacer con la escuadra ; y quizá habían
degollado su tripulación y tropa, explicándose así como el
enemigo había aprendido nuestras señales.
La escuadra fondeó fuera del alcance de los proyectiles
del fuerte . Al amanecer el día 8, la playa estaba cubierta
de infantería y caballería, que fueron dispersadas por el
fuego de metralla y granada que sobre ellas lanzaron nues
tras cañoneras .
El 9 se puso á tiro de fusil de tierra la fragata Ifigenia,
y desde su costado hasta la playa se formó con todas las
cañoneras encadenadas una especie de puente para efec
tuar el desembarco . Quiso impedirlo el enemigo, que se
presentó numeroso y tenaz , pero tuvo que ceder un tanto
ante la continua lluvia de metralla que sobre el descargaba
- 129

la fragata. Mandó entonces Morillo que empezaran á tras.


ladarse á la Ifigenia las compañías de cazadores de todos
los Cuerpos, el batallón llamado del General y veinticinco
hombres con un subalterno de cada buque para formar la
reserva . Desembarcadas estas fuerzas al ser de día , bajo
vivísimo fuego que el enemigo hacía desde un bosque in
mediato, formaron tres columnas : una, compuesta del ba
tallón citado ; otra, de las compañías de cazadores , y la
tercera, cerca de los piquetes de reserva. Anduvieron con
el arma á discreción hasta el pueblo, que encontraron
abandonado, y á paso de carga subieron al cerro en que
estaba situado el fuerte. Algunos artilleros , que se habían
quedado en él , dispararon unos cuantos metrallazos ,
echando á correr en seguida. Apoderados los nuestros del
fuerte, se retiraron los de la reserva á sus buques respec
tivos, habiendo cesado el fuego del bosque.
Un oficial insurgente se presentó al comandante Reina ,
manifestándole, en nombre de los rebeldes , que todos es
taban dispuestos á rendirse á discreción siempre que les
fuesen perdonados sus pasados yerros. Diose parte de esta
proposición al General Morillo, quien al momento conce
dió el indulto , á condición de que no hubiese sido muerto
ninguno de los tripulantes del Guatemala, y que le fuesen
todos entregados sanos y salvos. Así lo hicieron los rebel
des, y en su consecuencia , aquellos extraviados volvieron
á abrazar á sus amigos y compañeros. El 10 tomó posesión
nuestro ejército de la isla.
A la relación del Sr. Sevilla, que hasta aquí hemos se
guido, conviene añadir otros datos y noticias sobre la lle
gada á Margarita , que por ser oficiales confirman ó am
pian lo expuesto por aquél.
El día 3 de Abril de 1815 recaló la escuadra y convoy
á la isla de Tabago , y el 4 fondeó en Puerto Santo para
tomar noticias. Aquí se presentó un oficial comisionado
por el Comandante General de las tropas de barlovento,
TOMO 1 9
130

teniente coronel D. Francisco Tomás Morales, á cumpli


mentar al General en jefe, y darle noticia de su situacion .
Luego vino el mismo Morales á bordo, donde manifestó
haber tomado los realistas á Maturin y Guiria pocos días
antes y que se hallaba con designios de atacar á Margari
ta , para lo cual se estaba preparando , y tenía reunida mu
cha de su tropa en Carúpano . Morillo invitó á este jefe y
á sus tropas para que concurriesen , si gustaban , con la ex.
pedición ; y en efecto vino Morales con setecientos hom
bres que se reunieron en aquella localidad . Zarpó toda la
escuadra y el 7 se presentó delante de la isla de la Marga.
rita y fondeó en Pampatar , desde donde se observó que
los fuertes tremolaban bandera insurgente . El día 8 se em
pleó en hacer varios reconocimientos sobre las playas y
en armar las lanchas obuseras. Después se puso el con
voy á la vela para acercarse más á tierra y estrechar la
isla , pero las rápidas corrientes abatieron , sin poderlo im
pedir, á muchos buques de los más pesados , por el canal
que se forma entre la isla y el continente ; lo que produjo
bastante trabajo y dilación , teniendo, por último, necesi
dad de sacar con algún peligro las tropas de ellos durante
la noche con una fuerte brisa y depositarlas en el navío
San Pedro y fragatas Diana y Ifigenia , ya situados y aco
derados sobre las playas de Morro -moreno y pueblo
del Mar.
El General en jefe designaba para punto de desembar
co el de la península que forma Morro-moreno como más
á propósito y seguro , mientras que las obuseras recorrían
las playas para reconocerlas y alejaban con sus fuegos las
tropas enemigas que las cubrían .
El 9 , á las doce, se vió arbolar la bandera de parlamen
to en los fuertes de la isla , y después vino á bordo un pe
queño bote que trajo al general un pliego del Gobierno de
ella , en que hacía presente « haber observado la llegada,
movimientos y operaciones del comboy y sus amagos de
131

hostilidad; que de estas tenian noticias por el capitan don


Juan de Campos y demas oficiales apresados en el bergan
tin Guatemala, así como de que el primer caracter de la
comision de S. E. era el de Pacificador; y que aunque se
les habia cerciorado de ella, habian acordado dar este paso ,
pidiendo las seguridades del derecho de gentes para abrir
tratados conforme á las benéficas intenciones del General
en Gefe y á la felicidad de la isla . » A esta carta contes
tó S. E. que á su arribo le había sorprendido el no ver di
rigirse al buque de su insignia ninguna de las autoridades
que la gobernaban : que las sospechas fundadas de que Su
Majestad sólo encontraría en esta isla desleales , le había
puesto en la dura necesidad de intentar tomarla á viva
fuerza; que ya no podía dudarse que jamás habían llega
do á sus orillas tropas más resueltas á cumplir la voluntad
del Rey ni que había otro más benéfico que éste ; que el plie
go del Gobierno cercioraba á S. E. de que sólo había te
mores en los habitantes, pero que sus pechos eran leales:
que en su consecuencia se arbolase, desde luego, el pabe
llón del Rey de las Españas en todos los fuertes de la isla ,
saludándole por ello, y que la escuadra contestaría ; que
los hombres armados entregasen sus armas en las Casas
capitulares; que en la tarde fuesen á la fragata más cerca .
na las personas del Gobierno provisional , el Ayuntamien
to, los curas párrocos y además dos hacendados princi
pales, á quienes recibiría el juramento de fidelidad al
Monarca; que no saliese del puerto buque alguno ; que el
bergantín Guatemala apresado y cuantos individuos iban
en él , se incorporasen al momento en el convoy ; que los
vasallos no podían suplicar al Soberano de otra manera ,
ni era decoroso ni permitido á la autoridad , que S. M, ha
bía delegado en S. E. , el obrar de distinto modo ; pero que
le sería muy grato el que se cumpliese la voluntad , que en
todos tiempos se ha inclinado á la piedad y ha corrido un
velo sobre los delitos que se han cometido sólo contra los
132

hombres; que S. E, contaría en el número de sus felicida.


des el que se le proporcionase evitar los furores de la gue
rra en una isla que marcará la época de su llegada á Amé.
rica, estableciendo el primer escalón de su prosperidad , lo
que se destruiría si no se cumplía en el término prefixo la
dicha determinación .
Al amanecer del 10 se vió con placer tremolar en la isla
el pabellón del Rey y que lo saludasen todos los fuertes,
contestándole la escuadra . Pocos momentos después llega
ron de Pampatar dos pliegos, uno del Gobierno de la isla ,
contestación al que se le había dirigido , en que hacía pre
sente « que la fidelidad que siempre habían prestado los
vasallos de S. M. C. que la habitaban , no habría sido al
terada si no les hubiesen obligado los pasados aconteci
mientos á obrar de un modo contrario : que para testificar
lo estaba pronto el Gobierno de la isla á cumplir lo que el
General en Jefe mandaba ; pero que antes de su ejecucion
encontraba algunos inconvenientes que se oponían á la
brevedad con que S. E. lo exigía , y que prestaban mate
ria para recomendar á su prudencia varias observacio
nes : 1.° Que las largas distancias que separan entre sí los
pueblos de la isla, hacían necesitar de casi un dia para im
poner á los habitantes y fijar el pabellon sin que se causase
alteracion . —2.* Que siendo los hombres que se encontra
ban armados casi todos los de la isla , no podían deponer
las 'armas con la brevedad que se exigía.-3 .° Que los
miembros del Gobierno, Ayuntamiento, curas y hacenda-.
dos no podían moralmente reunirse en la tarde. - 4 . Que
el bergantín Guatemala, los individuos que vinieron en él
y el cargamento no podían incorporarse en el instante al
comboy, por hallarse seis de los primeros enfermos en el
hospital , incluso el capitan Campos de resultas de las he
ridas que recibieron en el apresamiento: que estas razones
obligaban á solicitar del General en Jefe la dilacion nece
saria, manteniendo entre tanto armisticio y permitiendo
133

pasasen comisionados á tratar con S. E. materias concer


nientes á la felicidad los vasallos de S. M. , etc.
El otro pliego era del teniente de zapadores D. Leandro
García Moreno , prisionero del Guatemala , que manifestaba
el estado de tranquilidad en que se hallaba la isla ; que se
habían fugado el cabecilla Bermudez y otros revoltosos
hasta el número de 300 en las flecheras; que el pueblo es
taba pronto á recibir el Gobierno de S. M. sin que hubie
se la menor sospecha de alteracion y que el Gobierno es
taba disperso .
Enterado Morillo de que la isla se hallaba en completa
anarquía, así por estas cartas como por lo que se observa
ba en ella , dispuso desembarcasen las tropas en el mo
mento , desde el navío San Pedro y las fragatas Diana y
Ifigenia , donde , como se ha dicho , estaban reunidas, veri
ficándolo hasta el número de 3.000 hombres, que se diri
gieron al Morro -moreno y pueblo de Pampatar, siguiéndo
las el teniente coronel Morales con parte de los suyos .
Por la tarde desembarco Morillo y con él el Jefe de la es
cuadra , mandando siguiesen algunas tropas á ocupar la
ciudad de la Asunción, que era la capital , y los pueblos
del Norte y del Sur, las cuales sin embargo de haberse to
mado la isla á discreción y fugádose los habitantes a las
montañas inmediatas , observaron tal conducta y discipli
na , que podían servir de modelo .
Aunque esta isla estaba habitada por los hombres más
rebeldes y criminales , á quienes hizo más sospechosos su
fuga , con todo , el General en Jefe , animado de su habitual
benevolencia y deseos de llenar las pacíficas intenciones
del Soberano, se desentendió de estas circunstancias y no
tomó ninguna medida hostil; antes por el contrario , publicó
sobre el hecho una proclama dirigida á inspirar confianza
en el Gobierno del Rey y á restablecer la tranquilidad de
los habitantes, disponiendo que estos se restituyesen á sus
hogares, seguros de que se conservarían ilesos sus personas
134

y bienes , lo que surtió todo el efecto deseado , y pronto se


vieron los pueblos llenos de gentes que iban llegando á
proporción que recibían los avisos y se iban desengañando
de que se cumplía lo prometido, manifestando todos el ma .
yor júbilo por haber salido del estado calamitoso en que se
hallaban ; mucho más cuando observaban con admiración
el agasajo y fraternidad de las tropas españolas. Baste de
cir que ni una sola persona fué insultada, ni pereció á ma
nos de nuestros soldados en esta ocasión .
El día 11 salió el General con los jefes del ejército y
plana mayor para la Asunción , con el objeto de recibir el
juramento de fidelidad á los habitantes y restablecer las
autoridades bajo el pie en que estaban en 1808. Se junta
ron al efecto los miembros del Ayuntamiento que no ha
bían emigrado , los curas párrocos y los padres de familia,
y después de quemar con toda ceremonia, á presencia de
las tropas formadas, las actas del Gobierno rebelde , pre
gonando su infamia el cabecilla Juan Bautista Arizmendi ,
los arengó S. E. con bastante energía sobre la religiosidad
del juramento, el cumplimiento de sus obligaciones y lo
que debían en este día á la piedad del Soberano ; le presta
ron solemne de guardar fidelidad y vasallaje á Fernan
do VII , levantándose acta de ello , que firmaron todos ,
quedando declarados traidores , al mismo tiempo , todos los
prófugos que no se hallasen en sus casas en el término de
quince días . También convocó el General á los indios Gui
queries , á quienes recordó su noble origen y antigua fideli
dad al Rey , condecorando y distinguiendo á algunos de los
principales .
Nombró , desde luego , Morillo Gobernador é intendente
de la isla al teniente coronel D. Antonio Herraiz , dándole
instrucciones ( 1 ) por escrito para su desempeño , que cons

( 1 ) Doc. núm . 406. - La proclama á los habitantes de la isla , en el docu


mento núm . 415 .
135

taban de veintinueve artículos y un apunte separado con


otros diez, Arregló la guarnición, las milicias y todos los
ramos de la administración pública del modo más pruden
te, y tomó , en fin, cuantas medidas creyó oportunas para
la tranquilidad del país y bien de sus habitantes ( 1 ).
Eran estos en la isla sobre veintinueve mil y debían con
siderarse armados en masa según un bando que estaba de
antemano publicado por el Gobierno, incluyéndose de 600
á 800 indios flecheros mandados por sus capitanes. Pero
la fuerza reglada era el batallón del Sur con 842 hombres,
el del Norte con 745 , cuatro escuadrones de caballería con
640 y la artillería con 183 : total, 2.380 hombres, entre los
que se contaban cuatro jefes, 31 capitanes y gi subalter
nos . Había, además, dos compañías cívicas formadas en el
pueblo de la Mar de los emigrados de Costafirme, que la
primera tenía tres oficiales y 73 hombres, y la segunda
tres oficiales y 75 hombres ; asimismo había varias pira
guas y flecheras de gran porte con cañones perfectamente
armadas y dotadas, que fueron las que se fugaron por el
Vorte .
Los castillos, baterías y puntos fuertes de la isla se ha
llaban bien guarnecidos con 82 piezas de artillería, la ma
yor parte de ellas montadas. Tenían 1.663 cartuchos de
cañón con pólvora y diez quintales más de ésta ; 700 esto .
pines, 3 692 balas de cañón , 60 palanquetas, 1.029 saqui
llos de metralla , 80 bombas y granadas , 2.395 cartuchos
vacíos, 87.500 cartuchos de fusil con bala, 1.000 ídem de
pistola , 37.440 piedras de chispa , todos los utensilios ne.
cesarios para el manejo de las piezas y defensa de las ba.
terías, y por último sus parques de artillería , ingenieros ,
arsenal y almacenes de víveres no estaban del todo des.
provistos. Toda esta fuerza estaba bajo el mando de los

( 1 ) Doc, núm . 407, donde está el acta de la toma de posesión de la isla


Margarita, el Pi de Abril de 1815.
- 136 –
cabecillas Juan Bautista Arizmendi y Bermúdez, que te .
nían su Cuartel-Maestre, Mayores Generales de infante
ría y caballería y dos ayudantes de campo. Las tropas
las tenían divididas en ala derecha , izquierda, centro y re
serva. La derecha la mandaba el teniente coronel Francis
co Bolívar ; la izquierda, el de la propia clase , Justo Bri
ceño ; el centro , el capitán Pablo Pérez , y la reserva , el de
igual graduación , Pablo Gómez. El armamento de los ha
bitantes de la isla consistía en 1.274 armas de fuego . La
caballería tenía lanzas y algunas pistolas y espadas ; usan
do también la infantería lanzas,
Desde el 19 en adelante fué sucesivamente saliendo el
convoy de Coche , para la isla con el objeto de hacer agua
da ; y el General, después de haber dictado algunas provi
dencias políticas, se embarcó para Cumaná en la fragata
Diana la madrugada del 24 con el General de la escuadra
y plana mayor.
Sobre la entrevista de Arizmendi con Morillo , refiere el
señor Sevilla, testigo ocular, que el día 11 , ya instalado
Morillo en la ciudad de la Asunción, capital de ella , sita á
unas dos leguas de la playa, se le presentó el sanguinario
Arizmendi , cayendo hipócritamente de rodillas delante del
General , derramando lágrimas de arrepentimiento. Mori
llo le hizo levantar, manifestándole que el Rey tenía el co
razón más generoso que sus enemigos, y que en su nom -
bre le perdonaba. En los ojos del brigadier Morales que
estaba presente, brilló un relámpago de ira mal comprimi
do por los deberes impuestos por la disciplina. « Mi Gene
ral , dijo apuntando con el índice al famoso cabecilla, que
permanecía arrodillado, mi General , no haga usted semejan
te cosa. Ese hombre que tiene usted á sus plantas, no está
arrepentido : le está engañando á usted miserablemente ,
Ese hombre que ve usted arrastrándose como un reptil, no
es hombre , es un tigre , salido de las selvas ó del infierno .
Esas lágrimas que vierte son de cocodrilo; sus protestas
137 -

son ardides y sus promesas mentira . Con esa misma len


gua con que ahora pide perdón , hamandado el miserable
quemar vivos á quinientos pacíficos comerciantes españo
les, vecinos que eran de Caracas y la Guaira . Los que
consiguieron escapar de la hoguera fueron asesinados á
lanzazos, yendo este general ..... de salteadores a la cabeza
de sus verdugos, cuyos brazos no hacían más que ejecutar
sa bárbaro mandato. Aquellas víctimas, padres de familia
los más, no tenían otro delito que haber nacido en la Pe
nínsula ; no habían tomado parte alguna en la guerra , y
fueron sacados á la fuerza de sus tiendas, arrebatados de
trás de los mostradores, robados por este infame y luego
muertos de la manera salvaje que he dicho. En nombre de
sus manes, mi General , yo pido que se haga justicia; que
se castigue ejemplarmente como marcan las leyes, no al
insurgente, sino al reo de delitos comunes, que han estre
mecido de horror á los mismos insurrectos decentes . » - « No
importa, contestó el General . Con todo eso le perdono: así
quedará más obligado y comprenderá cuán sincero y gran
de tiene que ser su arrepentimiento, para que iguale a mi
generosidad. Arizmendi, levántese , consuélese y sea leal
en adelante con esa nación hidalga , á quien debe una se
gunda vida. El cabecilla se levantó , saludo y salió echan
do una mirada de odio reconcentrado sobre el brigadier.
- Mi General , dijo Morales á Morillo , desde ahora le
predigo que fracasará usted en su expedición . Al decretar
usted el indulto de Arizmendi y demás cabecillas que al
berga esta isla , ha decretado usted la muerte de millares
de peninsulares y de venezolanos leales, que por ellos han
de ser asesinados. En la Margarita estaba concentrado
todo el veneno que le quedaba a la insurrección . Todo el
resto del país está casi pacificado; y si se hubiera entrado
á sangre y fuego en este nido de piratas , arrasando esta
isla maldita , refugio de todas las hienas rebeldes, no se
propagaría de nuevo la insurrección . Bermúdez se ha fu
- 138
. gado con trescientos hombres. Arizmendi no tardará seis
meses en reorganizar, sus fuerzas; y esta misma isla que
hoy podría haberse sometido realmente en dos días, cos.
tará luego á España arroyos de sangre dominarla de ver
dad. La política bondadosa y suave está buena para los
tiempos de paz; en los de guerra se traduce siempre por
debilidad y da aliento á los indecisos. Mi General , se pier
den estos dominios para España y usted pierde su fama
de sabio político y valiente militar, si sigue usted el sis
tema que acaba de inaugurar en la Margarita .» - « Señor
brigadier, no le he pedido á usted consejos », contestó algo
irritado Morillo.- Es verdad , mi General , y en adelante
me abstendré de dárselos. Me queda, empero, la satisfac
ción de haber cumplido con un deber de conciencia ; y tal
vez la historia, al consignar en sus páginas el fracaso de
la grande expedición de Morillo, consagre una línea á ex
plicar que hubo un español íntegro, conocedor del país y
de sus habitantes, que desde el principio señaló lealmente
á su General los peligros á que una mal entendida lenidad
le exponía. Se dirá que V. E. fué vilmente engañado, pero
no que lo fueron los veteranos del ejército de Venezue.
la. El tiempo, mi General , el tiempo y la historia di
rán cuál de los dos se equivoca. » Desde aquel día quedó
profundamente resentido el brigadier Morales con el Ge
neral.»
Tan pronto como entre los rebeldes fué público que
Arizmendi había tenido la audacia de pedir el indulto y
que lo había logrado , se fueron presentando todos los pá
jaros de cuenta , que eran muchos, obteniendo igual gra
cia. Solamente á un sevillano que había sido comandante
de caballería en el ejército de S. M. y que se había pa
sado al enemigo , no perdonó Morillo , mandándole con un
par de grillos á bordo del navío para formarle causa , por
haber sido muy sanguinario con sus mismos compatriotas.
El 20 salieron para Cumaná en la Ifigenia el General
139

Morillo y demás oficiales, dejando en la Margarita dos


compañías de Barbastro y unos cuantos dragones de guar
nición . La mayor parte de los buques se dirigieron a la
isla de Coche. El navío San Pedro venia detrás para ir re
cogiendo a todos los buques y fondeo delante de aquélla ,
teniendo a la proa dos o tres lanchas cañoneras. Notose á
las cuatro de la tarde mucha confusión á su bordo ; que
hablaban á los barcos inmediatos con bocinas y que mu .
chos individuos se tiraban al agua y se trasladaban á nado
á las cañoneras. Algunos se descolgaban para que los au
xiliasen por el cable de proa , lograndolo unos y perecien
do otros . Lo que había en el San Pedro no era motín , como
al principio se creyó , sino fuego . Echaron los barcos in
mediatos todos sus botes, que hicieron dos viajes , salvan
do unos setenta jefes y oficiales y de tres á cuatrocientos
individuos de tropa y marinería . En la Providencia ya no
se cabía sino en pie y muy apretados. Otros botes de la
escuadra que se acercaron al buque incendiado, unos no
llegaron á tiempo y otros se detuvieron ante los cañones
que se disparaban solos . De repente se vió sobre el navío
como un relámpago inmenso ; después una colosal masa
negra y roja que se elevó como el fuego de un volcán á las
nubes , y , por último , un ruido espantoso y prolongado .
La mar. tembló ; las aguas se arremolinaron en forma de
olas concéntricas , y una nube , cual globo gigantesco que
rasgó los aires, pareció amenazar el cielo y aplastar la tie
rra . Según se iba abriendo la nube , caían en ella cuerpos
negros que se sumergían con gran estrépito en el agua .
Del navío no se veía más que el bauprés . Súpose al si
guiente día que habían perdido la vida en el navío dos ofi
ciales y treinta y seis soldados y marineros . El buque in
cendiado era excelente, yendo con él al fondo del mar seis
cientos mil pesos del ejército y quinientos mil de la marina
en efectivo; un magnífico tren de artillería de campaña y
de plaza; ocho mil fusiles, é igual número de monturas,
140

espadas y pistolas; ocho mil vestuarios completos de paño,


infinidad de útiles de ingenieros; cuatro mil quintales de
pólvora , un sinnúmero de bombas, granadas y balas; to
dos los equipajes de los jefes y oficiales, incluso el de Mo
rillo , y otros muchos artículos de valor.
Pocos datos nuevos sobre este siniestro aducen los par
tes dados por los oficiales de Marina ( 1 ) , con el certificado
del general Enrile, fechados frente á Coche el 24 de Abril
de 1815. Dice así el más extenso:
Serían las tres y media de la tarde, cuando se notó en
el navío San Pedro de Alcántara fuego en la despensa. El
comandante y yo (2) bajamos inmediatamente en medio
del tropel de gentes, que con una indecible velocidad su
bían sobre cubierta . El comandante y yo con nuestros
propios brazos pusimos inmediatamente los cuarteles á la
despensa, que antes estaban abiertos, y cubrimos los esco .
tilloncillos de la cartuchería é interstigios de los cuarteles
con una multitud de colchones... Los que estaban en la
despensa manifestaron que el fuego había tenido su ori
gen en un bocoy de aguardiente en el fondo de la estiva é
inmediato á Santabárbara. Nuestro conato se redujo desde
este instante á mojar la pólvora y arrojar al agua cuanta
fuera posible . Asi se empezó á ejecutar, apesar de que la
lancha y otras embarcaciones menores estaban llenas de
gentes. El humo que salia por la escotilla de la despensa,
levantada acaso con el sano obgeto de echar agua con val
dés y la bomba de incendio al expresado sitio, llenó el arca
del entrepuentes desde dicho parage hasta popa de un
humo tan denso que era imposible respirarlo sin perecer
inmediatamente. El fuego corria con la extrema velocidad
que era preciso : el humo no permitia permanecer en entre :

( 1 ) Los capitanes de la Armada D. Rafael Santibáñez, D. Francisco Sala


zar y D. Fernando de Lizarza .
(2) El Sr. Santibáñez.
141

puente sin el mayor peligro ; y en la imposibilidad de po


derse prestar auxilios, acordó el comandante y el segundo
del navio abandonarlo salvando la gente . Muy al principio
se puso la señal de incendio , repetida con continuos caño .
nazos , y en este último caso fué abandonado el navio , sal.
vándose unos ( el alferez) en su lancha y botes , otros en
los de Gabazo y cañoneras ... A las 6 de la tarde voló el
navio . Inmenso desastre que privó á la expedición de
cuantiosos recursos , de que por mucho tiempo careció .
Por Decreto de 1.º de Abril de 1815 , el Rey, deseando
dar á Morillo una prueba inequívoca del aprecio que le
merecían sus distinguidos servicios, y particularmente por
el extraordinario mérito contraído en la organización de
la expedición de su mando , le ascendió á Teniente ge
neral (1)
Antes de salir de la Margarita , dirigió el General en jefe
de la expedición circulares á las autoridades superiores
extranjeras de la Martinica , isla de la Trinidad , de Santo
Tomás y otros territorios, noticiándoles la misión de que
se hallaba encargado , la toma de la Margarita , y deseo
vehemente de S. M. de reducir á la obediencia aquellos
dominios españoles , para lo que les rogaba no protegiesen
de ninguna manera á los rebeldes, antes le ayudasen á
conseguir como naciones amigas el buen éxito de su co
misión (2).
Casi al mismo tiempo, el 9 de Mayo de 1815 , dió Fer
nando VII una larga circular , ( 3 ) dirigida á sus súbditos
americanos, acerca de la expedición de Morillo , su objeto
y alcance y proclamando los benévolos intentos que con
ella se prometía .
El 22 salió la escuadra de Margarita á hacer aguada en

( 1 ) Doc, núm . 406.


( 2 ) Docs, números 408 y 409.
( 3 ) Doc , núm . 416
142

la isla de Coche, delante de la cual se incendió, como he


mos dicho , el navío San Pedro de Alcántara, el día 23. En
este día , y antes de esta catástrofe, se había embarcado
de madrugada Morillo para Cumaná en la fragata Diana,
con el General de la escuadra, la plana mayor, y todo el
convoy dió á la vela para dicho punto el 23 .
El 2 de Mayo publico Morillo en Cumaná un bando para
prevenir la indisciplina del ejército, y recogió luego las
banderas de las tropas leales del país , que colocó en la
iglesia, dándoles otras más españolas. Fué esto como un
preliminar para suavizar la guerra sin cuartel que se ha
cía allí había tiempo ; y en apoyo de esta medida mandó
que el que diese muerte en el campo de batalla á un ene.
migo rendido, fuese pasado por las armas; lo cual se llevó
á efecto con otras disposiciones relativas al orden y disci
plina .
Organizada en Cumaná la pequeña división (1 ) que se
envió al Perú por el Istmo de Panamá, compuesta del ba
tallón de Extremadura y una compañía de artillería á pie ,
al mismo tiempo que pasaron otras seis compañías de in .
fantería á Puerto Rico; después de haber tomado varias
providencias para el arreglo militar y régimen civil de las
provincias de Oriente y sus llanos, marchó con el resto de
las fuerzas á la Guaira , partiendo de allí nuestro General
para Caracas, adonde llegó el 11 de Mayo, anunciándose
en la proclama (2) que dirigió á sus habitantes como un
hermano que iba á llevarles la paz y tranquilidad, ahuyen
tadas por el genio de la discordia de aquel desgraciado
suelo .
« ¡Cuán grato me será en mi vejez (les decía) el oir que
sois felices! Yo me diré entonces con orgullo: « Los puse

( 1 ) Mandada por el brigadier D. Juan M. Pereira, compuesta de 1.800


hombres .
(2 ) Doc, núm . 417
143

en el camino de la dicha, sofocando los partidos y conser


vándolos leales al Rey .
El Sr. Landaeta Rosales , en su libro titulado Recepciones
notables hechas en Caracas á hombres públicos de Venezuela , des.
de 1810 hasta 1906 ( 1 ) , describe así la entrada de Morillo :
11 de Mayo de 1815.- « Venía de España por la vía de
Oriente y la Guaira , entrando á Caracas por el antiguo
camino del Cerro , desmontándose en la Trinidad , de don .
de siguió a pie en medio de su Estado Mayor general , des
filando por el centro del grande ejército de 10.000 hom
bres y seguido del pueblo de Caracas. La entrada fué en
la tarde, y hubo salvas , músicas , fuegos artificiales, ban
quetes y otros festejos públicos por parte del Gobierno y
del pueblo, hospedándose en la casa del Marqués de Mija
res , hoy Club Concordia. El secretario de Morillo era el
coronel D. José Caparrós . »
Desde su entrada en la capital de Venezuela no tuvo ya
un momento de descanso. Reducido á cenizas por el incen
dio de que hemos hablado el navío San Pedro Alcántara , y
los caudales , víveres y municiones que encerraba , era
preciso que se dedicase el General en jefe á examinar de
tenidamente el estado del país y los recursos con que po
dría contar para las grandes operaciones que le llamaban
en otros puntos distintos . Contempló la desolación de los
pueblos y compadeció sus desgracias. Recorrió los lugares
que habían sido teatro de las carnicerías más bárbaras é
inauditas, y se estremeció su alma . Vió asímismo las se
ñales de las hogueras en que habían expirado entre crueles
tormentos centenares de inocentes sin más delito que ha
ber nacido en Europa , y las regó con sus lágrimas.
He aquí el espíritu que animaba á aquellos obcecados y
furibundos rebeldes . La proposición segunda del Mani.
fiesto de las provicias de Venezuela, firmado por Antonio

111 Caracas, 1906.


144

Nicolás Briceño en Cartagena de Indias, á 16 de Enero


de 1813 , empieza asi : « Como esta guerra se dirige en su
primer y principal fin á destruir en Venezuela la raza mal.
dita de los españoles europeos, en que van inclusos los is.
leños (los de Canarias), quedan , por consiguiente , excluídos
de ser admitidos en la expedición , por patriotas y buenos
que parezcan , puesto que no debe quedar ni uno solo vivo .
Y en la tercera se dice : « Se considera ser un mérito sufi
ciente para ser premiado y obtener grados en el ejército
el presentar un número de cabezas de españoles europeos, inclu
sos los isleños ; y así el soldado que presentare veinte cabe .
zas de dichos españoles, será ascendido á alférez vivo y efec .
tivo ; el que presentare treinta , á teniente; el que cincuenta ,
á capitán » , etc. , etc. ¡ Y sin embargo apellidan los escrito
res americanos á Morillo cruel y sanguinario porque man .
dó fusilar algunos de estos feroces insurgentes!
Concluídos por fin todos los preparativos necesarios para
la gran expedición que iba á emprender sobre el Nuevo
Reino de Granada , después de anunciarsela á sus habitan
tes por medio de una proclama ( 1 ) con fecha 17 de Mayo ,
se despidió de los de Caracas en 1.° de Junio exhortándo
los á mantener la paz y la concordia, y se marchó inme
diatamente á visitar el interior de la provincia .
Pasó por los hermosísimos valles de Aragua y llegó á
Valencia del Rey, y en seguida se trasladó á Puerto Ca
bello , donde estaban reunidas las fuerzas de mar y tierra
que debían ir al Virreinato de Santa Fe , inclusas las tro .
pas del país que pudo reunir el coronel D. Francisco Mo.
rales.
Antes de dar la vela de Puerto Cabello para Cartagena ,
se despidió en 10 de Julio de los habitantes de Venezuela ;
y luego que llegó sobre las costas de aquella provincia,
hizo que D. José Domingo Duarte , que iba con el ejército

( 1) Doc, núm , 48.


145

en clase de Intendente, dirigiese su voz ( 1 ) en 20 del mis


mo á bordo de la fragata Diana á los americanos del Nue
vo Reino de Granada , anunciándoles las pacíficas inten
ciones del ejército Real y su buen deseo. Creía Morillo
que por razón de ser Duarte compatriota de los insurgen
tes y de haber residido muchos años en aquella capital ,
su voz sería más escuchada y atendida . Desgraciadamente ,
las ofertas de paz que en esta alocución se les hacían ,
fueron desechadas con desprecio y altanería , no dejando á
nuestro General otro medio que elegir más que el de las
armas, que tanto repugnaba.
Habiendo salido de Puerto Cabello el 12 , llegó con toda
felicidad á Santa Marta el 23. Desembarcó luego en este
punto , donde fué recibido con gran júbilo por aquellos
fieles habitantes que vitoreaban á S. M. Allí dispuso que
el brigadier D. Pedro Ruiz de Porras ( 2 ) marchase á Mom
pox con una división para sostener este punto á todo tran
ce, vigilar los ríos Cauca y Magdalena , destruir ó atraer á
sí el cuerpo que tenía Bolívar, auxiliar el paso de la van
guardia mandada por el coronel Morales , proteger el mo
vimiento que debía hacer para amagar un ataque sobre
Santa Fe de Bogotá la división al mando del coronel don
Sebastián de la Calzada y coadyuvar al buen éxito del si
tio de Cartagena . Dispuso igualmente que el intendente
Duarte pasase á la isla de Jamaica á proporcionar víveres
y recursos, y después de haber tomado otras medidas
y disposiciones, partió para Cartagena á principios de
Agosto (3 )

( 1 ) Doc , núm. 434.


(2 ) Doc, núm . 436.
(3) En extremo interesantes por la precisión, cordura y previsión son las
Instrucciones así civiles como militares que Morillo redactó, tanto en esta oca
sión como en otras análogas posteriores, para los jefes y oficiales encargados de
puestos militares, referentes al buen gobierno y administración de ellos, al acopio
TOMO 1 IO
146

Sitio y toma de la plaza de Cartagena de Indias.


Estaba ya en Santa Marta acabándose de disponer todo
lo necesario para la salida de la escuadra y convoy de la
expedición que debía obrar contra Cartagena, cuando don
Pablo Morillo dispuso que el brigadier D. Pedro Ruiz de
Porras con una división , á la que se dió el nombre de Vo
lante , marchase para Mompux, con el encargo de sostener
este punto á todo trance , vigilar los ríos Magdalena y Cau
ca, destruir ó atraer el campo que tenía Bolívar, extender
la reducción de los puntos del interior, remitir víveres y
recursos al sitio de Cartagena y amenazar ó atacar á la
ciudad de Ocaña para proteger el movimiento que tenía
que hacer el coronel Calzada con su división . También
debía auxiliar el paso de la vanguardia del ejército por la
Ciénega hasta el cerro de San Antonio, desembarcando en
Buenavista y luego que la dejase asegurada con subsisten
cias y demás, seguir á su destino de Mompox, llevando
instrucciones para operar en las sabanas del Corozal , en
los Ríos y en otros puntos de la provincia. La expresada
división Volante se componía de los batallones de Puerto
Rico y Granada, la fuerza que tenía el de la Albuera y
una compañía de húsares de Fernando VII, debiendo re
unírsele las demás tropas que se hallaban en Mompox .
Verificó esta división su salida de Santa Marta el día 28
de Julio .
Empezó también en 5 de Agosto á marchar desde Gay
ra la expresada vanguardia del ejército al mando del coro
nel D. Francisco Tomás Morales , compuesta del primero
y segundo batallones del Rey con 2.128 hombres de fusil
y algunos artilleros, llevando órdenes de penetrar por la

de víveres, municiones y acémilas, orden de marchas , vigilancia, disciplina, per


secución de delitos y trato con personas sospechosas. Todas revelan su celo in
cansable por la causa de su patria y de su ejército.
147

Ciénega en la provincia de Cartagena , facilitar el des


embarco del mar para los cuerpos de la expedición en Sa
banilla ó sus inmediaciones , proporcionar acémilas , víve
res y ganados y situarse sobre la plaza .
El día 12 del expresado mes de Agosto se dió á la vela
la expedición desde el puerto mismo Santa Marta, lle
vando los regimientos europeos , primero de León , la Vic .
toria, escuadrones de húsares de Fernando VII , el resto
de Artillería volante y una compañía de zapadores ; y tomó
el rumbo de Cartagena .
La vanguardia siguió su marcha con bastantes penali
dades, atravesando la Ciénega y el río Magdalena. El 15
cogió un espía , por el que se supo que el cabecilla Stuard
debía conducir á Sabana Larga tres piezas de artillería es
coltadas por cincuenta caballos y 300 infantes , y que en
este punto mandaba el rebelde Narváez con 800 infantes,
cien caballos y otra pieza . En su consecuencia apostó Mo
rillo en el camino por donde debían pasar dos compañías
al mando del capitán D. Simón Sicilia. Al amanecer se
encontró con ellas la descubierta enemiga que venía avan
zando. Sicilia la atacó denodadamente y la arrolló hasta
llegar al pueblo de Malambo, de que se apoderó, matándo
les veinte hombres y poniendo en fuga á los demás, que
dejaron en poder de los nuestros las tres piezas y varios
fusiles.

En los días siguientes empleó el Comandante general


de la vanguardia todos los medios más eficaces para batir
al enemigo, y no lo pudo conseguir por haberse retirado
precipitadamente á Cartagena de donde se nos pasaron mu
chos con armas y sin ellas , entre ellos un teniente coronel,
cuatro capitanes, tres subalternos , un armero con cinco
operarios de su armería , y treinta fusiles. El día 20 estaba
ya la vanguardia en Agua de Paula .
En la mañana del expresado día llegó la escuadra y
convoy á la ensenada de Galera Tamba , donde desembar
148

có el General en jefe ( 1 ) y todas las tropas con el auxilio


de las barcas cañoneras y otras embarcaciones menores ,
verificándolo con el mayor orden y sin que los enemigos
opusiesen resistencia ; y aquella misma tarde siguieron su
marcha hacia Cartagena .
Esta noche parte de una compañía del regimiento de
León encontró en el pueblo de Santa Catalina á los rebel
des, á quienes batió , haciéndoles prisioneros un oficial y
veintitrés soldados, cogiendo todos sus enfermos, 56 fusi
les , dos cajones de municiones , doscientas reses y otros
efectos, causándoles algunos muertos y heridos,

Bloqueo de Cartagena.
El 22 quedó perfectamente bloqueada por mar y por
tierra la plaza de Cartagena , habiendo distribuído Morillo
las tropas en acertada combinación para su recíproco sos
tén en los puntos de Guayepo, á cuya ensenada había ya
bajado el convoy, Barragán , Palenquillo , Ternera , Torre
cillas, donde se hallaba el Cuartel general, Turbaco , Ma
monal, Pasa -caballos, etc., desde cuyos puntos se hacían
repetidas salidas y se observaba constantemente la plaza .
En esta disposición no podía ser socorrida del interior ni
recibir cosa alguna por mar. No envió Morillo , ni pensó
enviar ningún parlamentario por no ser dignos de esta
consideración militar unos rebeldes que habían atrozmen
te ultrajado la Real persona del Soberano y habían des- ,
preciado con el más insultante orgullo y falta de decoro
cuantas proposiciones les había hecho anteriormente el
digno caudillo de nuestro ejército, por cuyas razones fue
ra imprudente el exponer las armas del Rey á nuevos des
aires é insultos . Mucho más cuando también á esto se
agregaba el hallarse estos malvados en tal grado de obsti

( 1) Doc, núm . 441.- Proclamade Morillo á los pueblos de Cartagena.


149

nación que habían incendiado todos los pueblos y caseríos


inmediatos , retirando cuantos recursos había у haciendo
encerrar en la plaza á los míseros habitantes que no pu
dieron á tiempo ocultarse, después de haberles reducido á
cenizas cuanto tenían : todo con el objeto de hacer perecer
al ejército español de necesidad, en lo cual y en la cruel
influencia del clima fundaban sus mayores esperanzas ; y
no dejaban en esto de estar bien fundados, pues las mise
rias y penalidades que sufrieron nuestras heroicas tropas
no hay quien las describa .
La división de vanguardia llegó á Truana, y desde allí
se dirigió su Comandante general á Pasa-caballos con el
primer batallón del Rey y la segunda compañía de caza
dores. Marchaba él mismo con la descubierta , cuando avis
to en el Estero algunas embarcaciones, por lo que deter
minó emboscarse á ver si atracaban al puerto.
En efecto, llegaron tres : que una era lancha grande de
cubierta y dos bongos. Avanzó con la primera compañía
de granaderos al mando del capitán D. Bartolomé de Sa.
las y los cazadores con el suyo, á quien dispararon los ene.
migos un cañonazo de metralla y algunos tiros de fusil;
pero esta valerosa tropa se arrojó denodadamente al mar
para tomar sus bordos como lo consiguió, siendo los pri
meros los dos capitanes. Los enemigos llenos de pavor se
arrojaron al agua y se ahogaron hasta el número de cien
to, a pesar de las diligencias que se hicieron para salvar
los. Estos buques tenían tres piezas de artillería, cincuen
ta y nueve cartuchos para ellas, diez fusiles, diez lanzas,
ochocientos cartuchos de fusil y otros efectos.
El 9 de este mes había ya llegado á Mompox la división
del brigadier Porras, quien desde aquel punto concertaba
sus operaciones sobre Ocaña y había destinado alguna tro
pa al Corozal , para que recolectase caballos y otros auxi.
lios. Este movimiento combinado con el de las columnas
de los capitanes D. Julián Bayer, Arce y teniente coronel
150

de artillería D. Francisco Marchado , á quienes se destina


ba , respectivamente, á operar en el Valle de Upar, pue
blos de la Sabana del Corozal y montañas de María y en
el territorio de Tolú , podían restablecer á un tiempo el or
den en todo el país comprendido entre los ríos Magdalena,
Sinu, Cauca y el mar.
El capitán Bayer, habiendo adquirido noticias de hallar
se un cuerpo de rebeldes en el pueblo de Chima , concibió
y puso en práctica la idea de sorprenderlos. Para ello em
prendió su marcha desde el Corozal la noche del 19 de
Septiembre con sesenta infantes y cuarenta caballos, todos
bien montados. Desde San Pues dispuso que el ayudante
D. Jaime Bach llevase con la mayor celeridad parte de
la infantería sobre el pueblo de Sereté para cortar el trán
sito del río de Chima.
En San Andrés despachó avanzadas sobre las avenidas
de aquel punto para observar á los rebeldes y ocultarles
su llegada . Recelaba ya el enemigo el ataque de nuestras
fuerzas, de que tenía noticias bastante exageradas por sus
espías ; y para precaverse había interceptado el camino
real por una larga tala de árboles, que necesitaba por lo
menos medio día para franquearlo ; por cuyo motivo se
resolvió Bayer á variar de ruta y atravesar buscando el
camino en el intermedio que había entre la gran guardia
de la tala de árboles y el pueblo de Chima. En este paraje
formó su columna abrigada del bosque , sin ser visto, y
dispuso que diez y siete húsares de Fernando VII puestos
á la cabeza arrollasen y pasasen á cuchillo las guardias
que pudiesen alarmar al enemigo, conservando siempre
una distancia proporcionada de la infantería para tener
su conserva , y que llegando a la inmediación del pueblo ,
partiesen rápidamente por medio de él hasta el puerto ,
con objeto de apoderarse de las embarcaciones; que la in.
fantería en número de cincuenta hombres siguiese hasta
el pueblo en columna cerrada ; que saliesen ocho tiradores
151

ligeros con los húsares, desplegasen un tercio de sus fuer


zas en guerrilla por el pueblo y tomase el resto posesión
de las estacadas de la iglesia , en donde tenían su punto de
reunión los rebeldes. Dispuesto todo así, empezaron el mo
vimiento; y los húsares pasaron a cuchillo la primera avan.
zada de veinte caballos enemigos. Poco después se avisto
una patrulla que se puso en precipitada fuga y alarmó al
instante al pueblo, donde se oyó tocar generala. Observado
esto por Bayer, mandó avanzar á galope la caballería y
poniéndose con los demás oficiales a la cabeza de ella,
atravesaron á escape las calles, despreciando los fuegos de
fusil que les hacían desde las casas, y á la voz de « ¡Viva
el Rey! ) se arrojaron con sable y lanza sobre la línea que
el enemigo estaba formando en la plaza. La derrota de los
rebeldes fué obra de pocos momentos. Los bizarros húsa
res y artilleros discurrían por todas partes buscando lo
más grueso del enemigo y arrollaban con sus caballos á
los que no podían herir con los sables. Las calles se halla
ban llenas de fugitivos en dirección del monte, y la suerte
de la acción estaba ya casi decidida, cuando llegó nuestra
infantería en oportunidad de acallar un fuego sin orden
que aún salía de las casas, y para acudir al puerto , donde
muchos enemigos, refugiados en dos lanchas, molestaban
considerablemente á nuestra caballería con sus tiros.
Lo fragoso de las márgenes del río frustró la esperanza
que tenía nuestra tropa de apoderarse de las embarcacio
nes , las cuales subieron rápidamente hacia su origen.
De este modo quedaron derrotados en menos de una
hora más de 700 rebeldes reunidos bajo el mando del ca
becilla Martín Amador. Tuvieron de veinticinco á treinta
muertos y cantidad considerable de heridos, cogiéndoseles
200 prisioneros y 150 fusiles. Por nuestra parte solo hubo
la desgracia de haber sido herido de gravedad en la cabeza
el capitán Bayer y un sargento de artillería.
Redoblábanse entretanto las operaciones sobre la plaza
152

de Cartagena . El General en jefe hacía continuas salidas


y reconocimientos desde todos los puntos de la línea de
circunvalación , y diariamente había pequeños encuentros
entre las avanzadas y descubiertas de una y otra parte,
particularmente por los parajes confinantes con la Ciénega
de Tesca y la bahía , dominados por los enemigos , que
dueños de una porción considerable de fuerza sutil , obra.
ban á su arbitrio y amenazaban á un mismo tiempo á to
dos los puntos , teniendo en una casi continua alarma nues
tras tropas, que muchas veces sufrían impunemente los fue
gos de cañón por sostener los puestos , á causa de no haber
podido nosotros establecer hasta entonces ninguna batería .
Morillo , que estaba muy bien impuesto del local y forti
ficación de la plaza, que la hacía casi inexpugnable , al
menos para el corto número de tropas que la bloqueaban ,
había desde el principio adoptado el plan de rendirla por
asedio. En este concepto observando que la isla del Barú ,
de extensión considerable, y que se comunicaba con la
ciudad por Boca - chica y Tierra - bomba, proporcionando
á los sitiados abundantes recursos de subsistencia así en
legumbres como en carnes, aves y pesca , con que se hacía
incierto y aun problemático el término del bloqueo , dis
puso que algunas tropas de la vanguardia pasasen á ocu
parla ; lo que ejecutó el capitán D. Simón Sicilia con cin
cuenta hombres el día 7 de Septiembre , sin haber encon
trado resistencia considerable, y se estableció en el pueblo
de Santa Ana , desde donde impedía con sus partidas que
sacasen víveres los enemigos. Estos hacían repetidas y
arriesgadas tentativas con embarcaciones y tropas de des.
embarco , no sólo sobre las playas de la isla, sino también
cerca de la boca del caño del Estero , de que intentaron
varias veces apoderarse , sin duda con el objeto de dejar al
capitán Sicilia cortado ; pero nunca pudieron establecerse
y siempre fueron rechazados con escarmiento , tomándoles
muchas embarcaciones y prisioneros.
153

La pérdida de la isla del Barú hizo estremecer á los re


beldes de Cartagena , pues les privó del único recurso que
les quedaba , y no hubo esfuerzo que no hiciesen para re
cuperarla. El último fué el atacarla el día 22 del mismo
mes con fuerza considerable protegida por ocho goletas
que facilitaron el desembarco con terrible fuego de cañón .
Estando franca la playa , pusieron en tierra sus tropas , á
que servía de vanguardia el batallón de la guardia de ho
nor y de reserva las tripulaciones de los buques perfecta -
mente armadas . Dos compañías de la vanguardia de nues
tro ejército y de doce á quince zapadores que obraron en
guerrilla, todos al mando del teniente coronel D. Juan
Camacho y del capitán D. Simon Sicilia , los esperaron ,
los atacaron impetuosamente, los derrotaron é hicieron
reembarcar con el mayor desorden y aturdimiento , ma
tándoles cuarenta hombres en el acto y tomándoles treinta
y cinco prisioneros , entre ellos varios oficiales y un fran
cés, capitán de la goleta Estrella, con 130 fusiles .
Esta expedición constaba de más de quinientos hom
bres y la mandaba el general insurgente Castillo y el co
mandante de marina Eslaba , cada uno en su respectivo
objeto .
Mientras ocurría esto en el sitio de la plaza , el capitán
D. Julián Bayer perseguía con todo empeño á los enemi
gos fugitivos de Chima , habiéndose apoderado de ochenta
caballerías ; y el de la propia clase D. José Argüelles , con
algunos soldados de su compañía , tomó un bongo que lle
vaba 26 hombres y un oficial, 200 fusiles y varias muni
ciones.
El brigadier D. Pedro Ruiz de Porras , comandante de
la división Volante de Mompox , había , como se ha referi -
do, destinado una sección de tropa á operar en las mismas
sabanas del Corozal , la que puso al mando del capitán de
húsares de Fernando VII , D. Vicente Sánchez de Lima .
Hizo éste unas marchas bastante rápidas y oportunas , en
154

virtud de las cuales consiguió dar alcance á los rebeldes en


medio del río Sinú, más arriba de Montería , la noche del
23 del mismo Septiembre , donde hizo prisioneros hasta el
día 26 al inspector general Pantaleón Germán Ribón , al
subinspector teniente coronel Martín Amador, al jefe de
Estado Mayor Rafael Cardile, seis oficiales de la plana
mayor, diez y seis de diferentes Cuerpos hasta la clase de
tenientes coroneles, diez y seis soldados y once bogas,
con el Dr. José Trujillo, el diácono D. Braulio José Tine
do , doña Josefa Colorete y Concepción Miliar, habiendo
muerto el teniente coronel Feliciano Otero , el capitán
Felipe Madrid , el de igual clase Juan Nepomuceno Jugo,
y los tenientes Juan José Aguirre y Manuel Basilio, que
dando herido de gravedad el teniente coronel Antonio
Guevara . Se cogieron también varias alhajas de plata la
brada y todo el dinero del situado que venía de Santa Fe
para Cartagena por una partida del batallón de Granada ,
y habiéndose sabido que algunos fugitivos de los que se
.hallaban en las inmediaciones de Sereté con tres canoas
estaban incomodando á los habitantes, fué sobre ellos otra
partida de Granada é hizo prisioneros cinco, presentándo
seles otros.
En la plaza se aumentaban sucesivamente el hambre y
los apuros, al mismo tiempo que los rebeldes, cada día más
tenaces, no perdonaban medio de prolongar su existen
cia . Como tenían noticia de que debían llegarles socorros de
tropas y dinero de Santa Fe é ignoraban los motivos de
una tardanza que les era tan funesta , determinaron des
pachar al rebelde asesino Sanarrucia , para que saliendo
sigilosamente con ocho embarcaciones armadas por el caño
de Estero , fuese sobre la costa de sotavento á buscar ví
veres y hombres, á esparcir proclamas y papeles y sobre
todo á saber lo que pasaba en el país. Verificó , en efecto ,
su salida en la noche del 26 , y aunque lo hizo con silencio
extraordinario, no dejó de ser sentido por nuestros centi
155

nelas, que dieron aviso al instante . La salida no se pudo


impedir, pero se pensó en destruirlo si volvía por el mis
mo caño ; y al efecto se interceptó su paso mediante una
tala de corpulentos árboles, operación que ejecutó el capi
tán de zapadores D. Sebastián Díaz . El 3 de Octubre , á
las diez de la mañana, se presentó Sanarrucia de regreso
en la entrada del Estero , y el capitán Sicilia intentó el
atacarlo por retaguardia, como estaba convenido, para
comprometerlo , con lo que logró cuanto deseaba , que era
introducirlo en el Estero , donde se hallaba ya muy ufano
y confiado el jefe enemigo de que no tenía otro obstáculo
que vencer. Hallábase preparado entre tanto el capitán
Díaz , cubriendo con cincuenta ó sesenta cazadores embos
cados los flancos de la enramada y ocultando todas las ca
noas y demás gente . Siguió el enemigo hasta tocar en el
inconveniente , donde hizo los mayores esfuerzos, pero
quedó clavado el bongo de más fuerza . Entonces el capi
tán Pedro Alcántara Moreno , que mandaba una de las em
boscadas de treinta y cinco hombres, mandó hacer descar
ga cerrada y que se arrojasen á nado en el caño para to
mar los buques . Lo mismo ejecutaron los demás cazado
res, dejando aturdido al enemigo hasta tal extremo que
muchos empezaron á tirarse al agua, mientras los nuestros
se apoderaban de los buques. El asesino Sanarrucia, que
se hallaba á retaguardia en un bote , habiendo perdido las
esperanzas de salvarse , se dió la muerte de un pistoletazo .
Fué bastante considerable la mortandad que sufrió el
enemigo, tanto de bala y bayoneta como de ahogados, que
dando el resto en nuestro poder. El bizarro capitán More
no fué herido , y en este estado le perseguía un insurgen
te para acabarlo , pero el teniente Fernández tuvo la
generosidad y arrojo de defenderle, matando al rebelde .
Los buques y efectos apresados fueron : un bongo de gue .
rra, con cañón ; cinco canoas , con diez esmeriles; dos bo
tes, ochenta y dos cartuchos de cañón , un cajón de estopi .
- 156 —
nes, ochenta y dos fusiles, un cajón de cartuchos de éstos,
un anclote, nueve calabrotes y otros enseres.
El capitán D. Vicente Sánchez Lima había avisado des .
de San Benito con fecha del 10 que desde Nechí habían
bajado ochenta rebeldes hasta Majagual , incendiando y
cometiendo todo género de violencias, por cuya razón en
vió para socorrer á este pueblo la fuerza disponible que
tenía de sesenta y dos hombres, al mando del teniente don
Pedro Mateos. No los encontró éste, y Sánchez Lima se
dispuso á atacarlos en Nechí donde tenían 200 hombres
con algunas piezas de artillería y barcos armados , cerra
das todas las avenidas y prontos á escapar á Zaragoza.
Pareció oportuno á Sánchez Lima explorar sus ánimos,
ofreciéndoles indulto en nombre del General en jefe, que
les envió con el cura párroco ; pero como desde el 16 has
ta el 19 no hubiese recibido contestación alguna, continuó
su marcha hasta el punto de desembarco, á dos leguas de
la población , verificándolo felizmente á las dos de la tar
de. Dió orden al comandante de las fuerzas sutiles, don
José Guerrero, de ocupar á toda costa la boca del Nechí y
que la sostuviese mientras el seguía á tomar el pueblo. El
camino, que es único, no permitía más formación que una
hilera continuada, interrumpida por infinidad de troncos y
barrizales.
Estando ya inmediato despachó al cadete de Granada
don Manuel Lerva para que se adelantase en guerrilla ,
continuando la sección , hasta que oyendo el toque de ca
jas y dos cañonazos que tuvieron por anuncio de embar
que, echaron al trote arrollando todos los obstáculos. El
cadete Lerva , con su guerrilla, se apoderó de la artillería
á la voz de « Viva el Rey ! » , á que respondieron todos los
demás, y atacaron á la bayoneta la infantería y húsares
desmontados a los rebeldes que se pusieron en fuga. Era
al romper el día y estaba ya en poder de nuestra tropa el
pueblo, la artillería y la boca del río con los buques.
157

Tuvieron los rebeldes cuarenta muertos; fué hecho pri


sionero el Comandante general del puesto , Pedro Villa
poll y su segundo Camacho : fué herido el comandante de
artillería José Ignacio Buda ; se hicieron 92 prisioneros; se
tomaron dos cañones de á cuatro , dos canoas, con dos pe .
dreros ; diez embarcaciones más , 78 fusiles , siete lanzas ,
cuatro cajones de municiones, dos cajas de guerra y otros
efectos .
El funesto resultado que tuvieron los rebeldes en la ope
ración del caño del Estero , los desanimó extraordinaria .
mente , y temiendo que nuestras barcas cañoneras se in
trodujesen por aquel punto en la bahía , determinaron
obstruir el caño , lo que pusieron en práctica la tarde del
25 del expresado Octubre , dirigiéndose á él con un bergan.
tín desarbolado que pretendían echar á pique protegido
por sus bongos . Morillo que penetró el intento del ene .
migo , dió sobre el hecho todas las disposiciones conve
nientes para impedir esta operación , apostando gruesos
destacamentos de tropa en las orillas y preparando todas
las embarcaciones que teníamos . No quedando ya duda de
que el bergantín se dirigía á la estacada de Pasa -caballos,
el Comandante general de la vanguardia , D. Francisco To
más Morales , puso aquella noche sesenta cazadores en
nuestros bongos que eran : cinco , con piezas de a 21 , 18 ,
12 y 8, y 110 fusileros en otras cinco canoas , embarcándo
se él también para mandar la acción . A las seis de la ma
ñana , teniéndolo todo preparado , se dirigió á dicha esta
cada , disponiendo á su salida avanzase sobre ella el
subteniente D. Pedro Rufino con el fin de cortarla , pues
cerraba la salida del caño . Llegó Rufino, no encontró obs
táculo y pasó . Siete buques enemigos que se hallaban á
tiro de cañón y no esperaban ver tan cerca á los nuestros
se sorprendieron al ver la serenidad con que avanzaban ,
é hicieron mucho fuego de cañón , hasta que viendo se les
despreciaba , levaron ancla precipitadamente, pues estaban .
158

fondeados. Acabaron de salir por la estacada todos nues


tros buques , uno por uno, y Rufino avanzó con tanta rapi.
dez y con un fuego tan bien ordenado sobre el enemigo
que logró apresar el bongo nombrado Vencedor con cañón
de á 12 , siguiendo á otro que no tuvo más recurso que va
rar en la costa de Barú, al abrigo del castillo de Boca -chi
ca. Los demás buques de nuestra escuadrilla hicieron todo
el esfuerzo posible contra el resto de ellos , pero no se con .
siguió alcanzarlos, tanto por ser muy fuerte y contrario el
tiempo, como porque cayeron á toda vela sobre los nues
tros dos goletas y una balandra haciendo un fuego vivísi .
mo para sostenerles y salvarles. Nuestros bongos también
emprendieron contra ellas , logrando dar un balazo á cada
una de las goletas , lo que las obligó á hacer rumbo á su
fondeadero de Boca -chica . Desembarazados los nuestros
de enemigos , abordaron el bergantín , lo levaron y lo re
molcaron á la costa del caño , donde le dieron fuego, por
hallarse del todo inútil, dejando así frustrado el proyecto
de los enemigos. Distinguiéronse en esta acción el subte .
niente D. Pedro Rufino, el teniente coronel de ingenieros
D. Juan Camacho y el capitán D. Pedro Pérez , habiéndo .
se todos los demás portado con mucho valor.
Las operaciones del bloqueo de la plaza y el estado de
ella exigían el apoderarse prontamente de la pequeña isla
de Tierra -bomba , de cuyas rocas y pesqueras sacaban los
rebeldes algunos comestibles para ir prolongando el sitio ;
y además su posesión nos daba la ventaja de estrechar
más nuestra línea, dejar cortada la comunicación de los
castillos de Boca - chica y demás fortalezas de ella con la
ciudad y surtir por agua nuestro ejército de todo lo nece .
sario . A este efecto determinó el General en jefe construir
una batería en la jslita de Coco , sólo de cuatro piezas de
á 12 , apoyada por cinco bongos que habían venido del
Magdalena y los que apresó la vanguardia. Verificado
esto , se dispuso el paso de 700 hombres de la vanguardia ,
159

bajo la dirección de su Comandante general D. Francisco


Tomás Morales, operación que se ejecutó en la noche del
11 de Noviembre, protegida por algunos bongos y otras
embarcaciones, lográndose tener al amanecer la operación
concluída sin habérseles opuesto el menor inconveniente .
Al mismo tiempo que esto se ejecutaba por mar, creyó
oportuno el General en jefe llamar la atención del enemi
go sobre la derecha de nuestra línea para que la vanguar
dia operase con más seguridad ; y al efecto dispuso que
150 cazadores de los regimientos de Barbastro , León ,
Unión y Vitoria , al cargo del capitán del primero D. Juan
Bautista Maortua , hiciesen un amago sobre el cerro de la
Popa , que estaba bien fortificado, aprovechando, si pudie
sen , la ocasión para apoderarse de él . Atacó Maortua de
cididamente con su tropa , mirando con desprecio los obs
táculos que debía ofrecerle el poco conocimiento del terre
no, su fragosidad, la obscuridad de la noche y el estado
de cansancio en que se hallaban . Ya habían logrado algu
nos ponerse sobre el morro y los enemigos desamparaban
cobardemente su defensa, cuando se advirtió la muerte del
valiente capitán Maortua, ocurrencia fatal que unida a la
de no haber llegado las demás escalas , pues sólo subieron
tres por haberse escondido los paisanos que las conducían ,
puso á la tropa en la imposibilidad de poder seguir asaltan .
do : inacción que observada por los enemigos fué causa de
que se aprovechasen de ella, alentándose y rompiendo un
fuego horroroso sobre nuestros soldados . Insistieron éstos ,
no obstante , en su empresa por largo espacio de tiempo ,
peleando ya desesperados y llenos de cólera ; pero el acceso
no era posible y tuvieron que retirarse protegidos por un
destacamento de húsares de Fernando VII , que de reserva
se hallaba en el llano , mandado por el comandante de es
cuadrón D. Manuel Villavicencio , quien , a pesar del vivo
cañoneo, tanto de la misma Popa como de San Lázaro y
bongos de la Ciénaga de Tesca , dirigió la retirada con el
160

mayor orden y serenidad . En este ataque sufrimos, ade


más de la sensible pérdida del capitán Maortua , las del
subteniente de la Vitoria , D. Juan Espino , y de ocho ca
zadores, siendo heridos el teniente D. Gregorio Valiente ,
los subtenientes D. José Caparrós y D. Juan Capote , y diez
soldados .
Al amanecer del día 12 se observó que todas las fuerzas
de mar enemigas se hallaban fondeadas inmediatamente
à Boca - grande , las cuales hasta el número de trece entre
goletas, balandras y bongos vinieron sobre los nuestros
ocupados en reconocer parte de la costa de la isla , trabán
dose el más vivo cañoneo en la inmediación del caño del
Loro que duró con persistente tenacidad todo el día. En él
sufrieron nuestros buques algunas averías y experimenta
mos la pérdida del capitán D. Tomás Pacheco , ayudante
del Capitán general del Nuevo Reino de Granada , y cua
tro marineros , distinguiéndose mucho el teniente de navío
de la Real Armada D. José de la Serna, que mandaba
nuestras fuerzas sutiles . Las enemigas anochecieron fon
deadas en línea de circunvalación de ellas .
En vista de la obstinación del enemigo y que por la po
sición que había tomado nos impedía la comunicación con
la isla de Tierra - bomba , resolvió Morillo que entrasen por
el caño del Estero algunas de nuestras barcas cañoneras
para proteger las operaciones que convenía emprender .
Los enemigos se dieron a la vela en la mañana siguiente y
volvieron á batir á los nuestros, de quienes fueron contes .
tados con vigor y energías extraordinarios , maltratándoles
algunos de sus buques que más se aproximaron . Observa
ron en esto la entrada de las tres barcas mandadas venir,
imponiéndoles su presencia de tal modo que suspendieron
el fuego , manteniéndose en observación todo el día. Du
rante la noche se trabajó con actividad por nuestra parte
para hacer venir por el caño cinco barcas más , que vistas
al día siguiente por el enemigo le hicieron desmayar, per
- 161

diendo la esperanza de lograr su empresa: y así se reple


garon sobre la plaza precipitadamente.
Conociendo Morillo la importancia de aumentar los fue
gos sobre el paso de la bahía , dispuso la formación de una
batería sobre la punta de Periquito en Tierra - bomba, con
cuatro piezas de grueso calibre , á la que se le dió el nom
bre de Maortua , cuya pronta construcción y mando se
puso al cargo del capitán de artillería D , Melchor Cas
taños .
Desde el día 14 de Noviembre hasta el 5 de Diciembre
no ocurrió novedad particular y se emplearon nuestras
tropas en reunir pertrechos y demás material necesario
para la batería que pensaba levantar Morillo sobre la
punta del Manzanillo á fin de atacar decisivamente y apo
derarse de Castillo Grande y playa de Santo Domingo;
así como en destruir y sacar todas las subsistencias de
Tierra-bomba y hacer varios reconocimientos importan
tes con objeto de estrechar la línea por todas partes .
El mismo día 5 , habiendo llamado la atención de Mori
llo el número extraordinario de gentes que se le pasaban
de la plaza por todos los puntos de la línea , en particular
mujeres y niños , medio muertos de hambre y llenos de
miseria , sin que fuesen suficientes todas la medidas to
madas para contenerlos, resolvió enviar un parlamenta
rio al Gobierno rebelde de la plaza con una carta que de
cía así ( 1 ):
« El General en jefe del ejército expedicionario pacifica
dor de la Costa Firme á las Autoridades que gobiernan en
Cartagena . Habia pensado omitir contestaciones con ese
han
Gobierno , en vista del modo poco decoroso con que
sido tratados otros jefes en escritos oficiales de él , porque
entendia que en estas disensiones de pura opinion , no se
llevarian las cosas hasta el extremo que lo han hecho los

(1) Doc , núm. 448.


TOMO I
-
162

que dirigen la opinion pública en esa ciudad , los cuales lue


go que se desengañasen de que el término infalible de esta
contienda seria la rendicion de la plaza, evitarian sacrifi
car sir fruto á los infelices habitantes, cediendo amiga
blemente y desentendiendose de lo pasado, seguros de la
generosidad y clemencia del soberano . Pero á vista de ob
jetos tan tristes como se me han presentado en el conside
rable número de desgraciados que la hambre y miseria
han forzado á salir de la ciudad , no ha podido menos de
conmoverse mi ánimo. El rigor de la ley de la guerra me
autoriza para ser inflexible en restituir aquellas personas
á la plaza, y es muy obvio comprender lo facil que me es
el hacerla llevar á efecto; mas he prestado oido á los cla
mores de la humanidad y me he resuelto á dar este paso
en obsequio de esa poblacion , por ver si se pone un fin á
los males que la afligen. Las defensas de las plazas tienen
su término, y ni aun entre los bárbaros se sacrifica ya
inutilmente un pueblo entero. Estoy pronto y siempre he
estado dispuesto a seguir como regla inviolable de mi
conducta las benignas intenciones del Rey nuestro señor.
Es pues en el Gobierno de Cartagena en quien estriba
ahora el resolverse ó bien á recibir de nuevo á las familias
que de ella han salido instadas de la necesidad ó entregar
la plaza dentro de tres dias, confiados en que la clemencia
del Monarca es la más acendrada, y mis deseos de llenar
su Real voluntad los más decididos. Depende de la contes
tacion ó del vencimiento del término mi ulterior conducta.
Dios guarde á V. muchos años. Quartel general de Torre
cilla 4 de Diciembre de 1815. »
Esta carta la condujo el capitán de húsares de Fernan
do VII D. Miguel Andrés Fresno el expresado día 5 , y se
guidamente se dirigió el General en jefe á hacer un reco
nocimiento lo más cerca que fuese posible de la plaza ,
acompañado del general de la escuadra y segundo del
ejército D. Pascual Enrile , en cuyo reconocimiento obser
163
varon que se estaban embarcando algunas familias con
precipitación en el bergantín y goletas que tenían los ene
migos en el puerto, cuyo hecho se confirmó también por
las relaciones de algunos pasados. Con este antecedente
tomó el General en jefe todas las medidas posibles para
estar en constante observación del enemigo hasta ver cuál
era su última determinación . A las ocho de la mañana si
guiente, habiendo vuelto el oficial parlamentario por la
respuesta del pliego, noto que los rebeldes habían abando
nado la plaza , de que dió presto aviso al General en jefe,
que se hallaba en el punto avanzado de Cóspique. En el
momento dispuso éste que avanzasen sobre la ciudad las
tropas de los puestos de vanguardia de la línea y á poco
tiempo lo efectuó él mismo con el general Enrile y el co
ronel de artillería D. Gabriel de Torres, dando órdenes
sobre la marcha al brigadier D. Antonio Cano, situado en
el punto de Ternera, y á los demás jefes de la línea para
que aceleradamente se acercasen todas las tropas á la
ciudad.
Al tiempo de entrar en ella Morillo, fué informado de
que los enemigos que se habían retirado á los buques, tra.
taban de volver á desembarcar ; con cuya noticia subió sin
pérdida de momento sobre los baluartes de San Ignacio y
Santo Domingo , y tomó las medidas más eficaces para
oponer formal resistencia á ello con las pocas fuerzas que
hasta entonces habían entrado en la ciudad ; pero no hubo
novedad, y serenada la pequeña alteración en que estaba
el pueblo, fueron entrando las tropas sucesivamente y
guarneciendo sus murallas, castillo de San Lázaro y cerro
de la Popa, observando en ello una conducta y disciplina
que hizo mucho honor á las armas españolas , y que nunca
olvidaron aquellos desgraciados habitantes de Cartagena ,
que en vez de enemigos vieron entrar por sus puertas
hombres penetrados de los más intensos sentimientos de
humanidad y compasión , que se privaban del pan que lle
164
vaban para su alimento por salvar la existencia de aquellos
miserables, víctimas de la perfidia y egoísmo de sus man
dones .

Fuga del Gobierno rebelde de Cartagena y entrada en ella de


nuestras tropas,
Los buques de los rebeldes se dieron a la vela después
de las dos de la tarde , favorecidos de la brisa fresca, y em
prendieron su fuga dirigiéndose á Boca - chica, sufriendo
á su paso el horroroso fuego que les hicieron nuestras ba
terías y las fuerzas sutiles, causándoles averías y daños de
bastante consideración . Mantuviéronse toda la tarde fon
deados entre los castillos de Boca-chica, y á la noche se
hicieron a la mar sin ser vistos, protegidos por la obscu
ridad y el viento favorable que tenían , dejando ia guarni
ción del de San Fernando, que tomaron seguidamente las
tropas del mando del coronel D. Francisco Tomás Mora
les, con un valor y energía dignos de aplauso.
De este modo quedó en poder de las armas del Rey la
plaza más importante y fuerte de la Costafirme con todos
sus castillos muy bien fortificados y guarnecidos. La ciu
dad presentaba en su interior el espectáculo más triste y
horroroso. Las calles se hallaban llenas de cadáveres que
la infestaban , y los habitantes que habían podido hasta en
tonces escapar, se encontraban medio muertos de necesi
dad. Conmorió vivamente este cuadro á Morillo y no hubo
medio que no apurase para salvar á estos desgraciados.
Fué su primera disposición mandar que se desembarcase
al momentu harina, procedente de una presa hecha por
nuestra escuadra en la playa de Santo Domingo y que se
distribuyese, declarando al mismo tiempo libre la intro
ducción de todo efecto comestible; y compadecido princi
palmente el General en jefe de aquellos habitantes más
miserables que carecían de dinero y por su desfallecida
- 165
estado no se podían valer á sí mismos y perecerían indefec .
tiblemente, estableció una sopa económica, facilitando de
su peculio lo que pudo para ello: acción generosa que imi
tada con ardiente caridad por los demás jefes y oficiales
del ejército, proporcionó la incomparable satisfacción de
salvar la existencia de multitud de personas. Muchas otras
providencias dictó el mencionado General en obsequio de
la humanidad , y se vieron con placer revivir innumerables
espectros que estaban a las puertas de la muerte. Hasta el
más ínfimo soldado tuvo ocasión de ejercer los más tiernos
actos de humanidad que debían sepultarse en el olvido ,
pero harto grabados quedaron en los pechos de los carta
generos para que fácilmente pudieran borrarse ,
Materia difícil sería el describir los trabajos y privacio
nes que sufrieron las tropas del Rey durante el bloqueo de
Cartagena, en la más rigurosa estación del invierno y en
un país conocido por el más tirano del mundo para la sa
lud europea; pero con indicar algunos podrá formarse jui
cio de la calidad de ellos. Los enemigos habían , como se
ha dicho, quemado los pueblos y caseríos de las inmedia
ciones, destruído los sembrados y retirado el ganado y
cuanto podía contribuir a la subsistencia del hombre: así
es que las tropas no tenían abrigo en los campamentos y
puestos avanzados con inevitable perjuicio de su salud ,
pues en aquel país no es posible exponerse á la intemperie
y sol abrasador, que entre sí observan casi momentánea
alternativa sin que peligre la existencia más robusta . Se
carecía de comestibles sin haber medio de conducirlos en
la cantidad necesaria desde el convoy que se hallaba fon
deado á larga distancia, pues se carecía de caballerías y
los caminos eran tan cenagosos que las muy pocas que se
ocupaban, quedaban atascadas en el tránsito, en el que
además había que sufrir el cañoneo de los bongos de la
Ciénega de Tesca al paso inevitable por el playón que con
fina con ésta, los cuales tenían por principal objetivo im
- 166

pedir la comunicación . No había agua que beber en mu


chos de los puntos que ocupaba la tropa , y era igualmente
preciso traerla del convoy con sumo trabajo, mientras se
desgajaba el cielo en lluvias de que ni una gota se podía
aprovechar por caer en lagos y barrizales salobres , sucios
y hediondos. En todos los parajes en que se hallaba esta .
blecida la tropa , era atormentada de una insufrible plaga
de mosquitos, de culebras y otros animales ponzoñosos , de
una fetidez que trastornaba los sentidos, especialmente
entre los mangles ó cerca de ellos.
No obstante el desvelo de Morillo y de las medidas que
continuamente tomaba para la comodidad y salubridad de
la tropa, la mala influencia del clima combinada con otros
muchos agentes contrarios á la existencia del hombre, los
trabajos, las escaseces y la persistente fatiga empezaron á
producir sus funestos resultados y á hacer en el ejército
los más lastimosos estragos, aumentándose en proporción
que iban creciendo las atenciones del servicio , así por el
adelanto de operaciones como por el cortísimo número de
sanos que iba quedando. Causaba profundo dolor en aque
lla época de desolación , el ver perecer y extinguirse cente
nares de hombres lozanos y robustos sin poder remediario ,
viéndose obligados los que por su suerte servían de espec
tadores á fabricar un débil edificio en el que iban colocando
á los desgraciados enfermos por no verlos morir al sol y á
la intemperie .
Cuando después de haber apurado el General en jefe
cuantos remedios humanos fué posible , se encontró des
pués medio de curar algunas de las enfermedades que de
voraban el ejército, sacando á los pacientes fuera del te
rritorio infestado á otros pueblos más sanos de la provin
cia , ya cuando esto se pudo poner en práctica , la pérdida
era enorme, y no á todos pudo alcanzar semejante recurso
por el estado de gravedad en que se hallaban . Muchos , sin
embargo, se salvaron así, debiendo el haber librado su
167 -
existencia á los desvelos y actividad del General en jefe,
que no perdonó en esta parte fatiga alguna , siendo del
todo exacto que aquel ejército si no olvidó lo mucho que
padeció en Cartagena, conservó indeleble la memoria del
interés que por su salud y por su honor se tomó su Gene
ral , luchando con increíble heroísmo contra todas las cala
midades .
Como Morillo sabía por cartas interceptadas y diversos
conductos que debían venir al puerto muchas embarcacio
nes cargadas de víveres pedidas por los rebeldes á varios
parajes, acordó con el Comandante general de la escuadra
que se conservase la apariencia del bloqueo por algún
tiempo más , á fin de que los dichos buques á su recalada
considerasen todavía la plaza en poder de los rebeldes é
hiciesen tentativas para entrar ; al mismo tiempo que la
escuadra fingiese querer perseguirlos sin realizarlo y que
los fuertes de la ciudad arbolasen bandera insurgente. Esto
así determinado y puntualmente cumplido, surtió el efec
to deseado, apresando sucesivamente hasta catorce embar
caciones entre bergantines, goletas y balandras cargadas
de harina y otros comestibles, los cuales, confiados en las
apariencias, hicieron los mayores esfuerzos para introdu
cirse hasta la playa de Santo Domingo, inmediata á la
plaza y abrigada de sus baluartes, donde siempre se deja
ba una de las presas, que servía como de reclamo é inspi.
raba confianza á los que llegaban .
Nunca pudo determinarse con certeza el número de tro
pas que guarnecía á Cartagena y sus castillos ; pero según
las declaraciones de los prisioneros y lo que después se fué
sabiendo por varios conductos, pasaba aquélla, con mucho,
de cuatro mil hombres, en que se contaban quinientos que
entraron con el general Narváez al tiempo de sitiar la
plaza , la Guardia de honor del general Castillo , la Milicia
nombrada Activa, un batallón de venezolanos, un cuerpo
compuesto de franceses y otros extranjeros que existían
168

en la ciudad, cien dragones, cincuenta carabineros de Bo


lívar , de trescientos á cuatrocientos artilleros y otros.
Esta era la fuerza reglada, mas siempre quedó la duda del
número de hombres que operaban, que debía ascender á
un número considerable, pues quien calcule que Cartage
na de Indias era una ciudad populosa y depósito de extra
ordinario comercio, puerto de gran movimiento por su si
tuación y comodidad para los barcos, y cabeza de dilatada
provincia , donde se encerraron muchos al tiempo de rea
lizarse el sitio, comprenderá , sin dificultad , que sus defen
sores no serían un puñado de hombres; y bien lo indicaron
en la resolución con que se manejaron en sus primeros
pasos y en el tesón con que defendieron durante muchos
días todos sus puestos de mar y de tierra á un mismo tiem
po. Puede probarse hasta la evidencia que los que defen
dieron á Cartagena y sus adyacentes, fueron muchos, pues
muchos fueron los hombres que quedaron circunscriptos,
y las órdenes del Gobierno rebelde obligaban á todos, sin
excepción, á que se empleasen en la guerra y en la defen
sa de su independencia; además de que todas las declara
ciones tomadas á los fugitivos y las noticias adquiridas
acreditan que el paisanaje de Cartagena hacía servicio de
defensa, guardias de plaza, baterías y puestos avanzados
y trabajaba en las fortificaciones.
La plaza de Cartagena, que era de fortificación reglada ,
capaz y hermosa y de local de muy difícil acceso , estaba
perfectamente guarnecida de artillería , municiones , pól
vora y pertrechos. El casco de lo que llamaban ciudad
tenía en el baluarte de San Ignacio nueve cañones de á
24 y 16 ; en el de Santiago ocho íd. de 12 y 8; en Santo Do
mingo catorce íd . de á 24 , 12, 1.6 y 8, y dos morteros de
diez pulgadas; en la Cruz cuatro cañones de á 16, 8 y 6 ;
en la playa de Bayestas una carronada de á 24; en la Mer.
ced siete cañones de á 16 , 12 y 8 ; en Santa Clara diez ídem
de á 24 y 12 ; en Santa Catalina, su tenaza y cortina trece
169 —

idem de á 24 , 16 , 12 y 6 y cuatro morteros de 14 pulgadas ;


en San Lucas diez cañones de á 24 , 16 y 6 ; en la Garita
del Diablo dos cañones de á tres y una carronada de á 24 ;
en San Pedro Mártir nueve cañones de á 16 y 3 ; en San
Andrés tres íd , de á 16 ; en los ángulos que miran al puente
dos íd , de á 8 y 4 , y en los de la Aduana tres íd . de á 6 y 4 .
El arrabal tenía en el baluarte de Barahona dos caño
nes de á 8 ; en el de Santa Isabel cinco de á 16 , 8 y 4 ; en
el reducto de San Lorenzo nueve de á 24 , 16 y 3 y dos
morteros de 10 pulgadas ; en el baluarte de San José cua
tro cañones de á 24 y 16 ; en el de San Salvador cuatro de
á 16 ; en Santa Bárbara cinco de á 16, 12 y 6 ; en San An
tonio ocho de á 16 ; en el rebellín tres de á 12 ; en Santa Te
resa cinco de á 16 y 6 ; en Chambain cinco de á 16 y 12 y
un mortero de 14 pulgadas . Total de piezas en la plaza y
arrabal, 154 cañones y 9 morteros.
El castillo de San Lázaro tenía 33 cañones de á 24 , 16 ,
12 , 8 , 4 y 3 y dos carronadas de á 24. El fuerte del Cerro
de la Popa cinco cañones de á 12 y 4 y tres carronadas de
á 24 y 10. El Castillo Grande dos cañones de á 18 : los de
más estaban desmontados, La fortaleza de San Fernando
en Boca -chica tenía 44 cañones de á 24 y 16 у dos morte
ros de 10 pulgadas. El castillo de San José 37 cañones de
24 , 16 y 12. El del Angel diez cañones de á 24 , 12 y 2 .
Castilletes tenía tres cañones de á 24 y 16 .
Reunían en total la plaza y sus castillos en piezas mon
tadas 293 cañones y carronadas y once morteros . Había
además desmontadas, pero útiles, otras 19 piezas de diver :
sos calibres, y hasta 43 de fierro. En la debida proporción
había en la plaza número correspondiente de balas , botes
de metralla , bombas, granadas , fusiles , sables , carabinas ,
lanzas, pistolas , sables para caballería , cartuchos de fusil,
piedras de chispa , cartuchos de lienzo con pólvora y todos
los artefactos y enseres necesarios para el servicio de la ar
tillería, ingenieros y arsenal.
170 -

La Marina con que operaron los rebeldes de Cartagena


en su defensa se componía de una corbeta de 22 cañones ,
nombrada Dardo; diez goletas con piezas de grueso calibre
en colisa y otras menores en los costados ; dos balandras ;
veinte bongos y lanchas con cañones y obuses, y cantidad
grande de botes, piraguas y canoas bien dotados de gente ,
mandados todos por un tal Eslaba . De éstos la Dardo y
una goleta tremolaban bandera inglesa y otras cinco gole
tas pertenecían á varios extranjeros, pero unos y otros sir .
vieron activamente a los insurgentes en cuanto pudieron .
Por lo expuesto se puede apreciar el estado de Carta
gena en Agosto de 1815 , en que se estableció el blo .
queo ( 1 ).
Mandaba todo el general revolucionario Manuel del Cas
tillo y después le sustituyó en este cargo José Francisco
Bermúdez, que depuso y arrestó al primero, sosteniendo
su mando hasta realizar su cobarde fuga con los de su
partida.
Pocos días antes de la rendición fueron arrastrados por
la ciudad y fusilados bárbaramente todos los prisioneros
españoles que los insurgentes tenían en Cartagena . To
dos creían que el castigo correspondería al crimen y á la
obstinación de los rebeldes; pero nunca como en el mo .
niento de penetrar nuestro ejército en aquella ciudad con
tumaz, se vió más de bulto la magnanimidad española .
Morillo había mandado sus oficiales de Estado Mayor á
prevenir á todos los jefes de Cuerpo que no se hiciese
daño ni se maltratase á vecino alguno que no opusiese re
sistencia ; únicamente debían de exigir la entrega de las
armas bajo pena de muerte . No era menester esta amena

(1 ) Archivo de Indias.- Nos complacemos en tributar el testimonio de


nuestra gratitud y amistad á nuestro querido amigo el Sr. D. Pedro Torres
Lanzas, jefe del Archivo de Indias, en Sevilla, quien con el mayor desinterés y
celo nos ha facilitado cuantos datos, noticias y documentos referentes á la ex
pedición de Morillo en Costafirme ha encontrado en aquel riquísimo Centro.
171

za para hacérselas entregar á los insurrectos de Cartagena ,


pues no podían con ellas. No eran hombres, sino esquele
tos ; hombres y mujeres , vivos retratos de la muerte , se aga
rraban á las paredes para andar sin caerse . Tal era el ham .
bre horrible que habían sufrido. Veintidós días hacía que
no comían otra cosa que cueros remojados en tanque de
tenería . Mujeres que habían sido ricas y hermosas ; hom
bres que pertenecían á lo más granado de aquel entonces
opulento centro mercantil de ambos mundos , todos aque.
llos sin distinción de sexos ni de clases, que podían mo
verse, se precipitaban empujándose y atropellándose so
bre nuestros soldados , no para combatirlos, sino para re
gistrarles las mochilas en busca de un mendrugo de pan ó
de algunas galletas . Ante aquel espectáculo aterrador , to .
dos nuestros compatriotas se olvidaron de que aquellos
eran los asesinos de sus compañeros ; y no sólo les dieron
cuantos artículos de comer llevaban sobre sí , los que de .
voraban con ansiedad aquellos desgraciados, cayendo mu .
chos de ellos muertos así que habían tragado unas cuantas
galletas , sino que se improvisó rancho para todos y sopas
para los que no podían venir á buscarlas . Indescriptible
fué el estado en que se encontró á la rica Cartagena de
Indias. El mal olor era insoportable , como que había mu .
chas casas llenas de cadáveres en putrefacción. El grueso
de nuestro ejército no entró hasta el siguiente día , 6 de
Diciembre ( 1 ) . Las armas fueron entregadas sin dificultad ;
pero los cañones, en número de más de mil, habían sido
clavados , y la pólvora derramada en los pozos y cisternas .
Lo primero que dispuso el General Morillo una vez en
la plaza , fué que por la tropa y los pocos paisanos que
pudiesen trabajar se abriese una gran zanja y enterrasen
en ella aquellos montones de cadáveres que infestaban la
población . Muchas carretadas llenas de ellos se sacaron de

( 1) De la relación del Sr. Sevilla .


172

las casas, depositándolos en la fosa común ; pero por gran


de que fué el zanjón que se hizo , no pudo contenerlos á
todos, y hubo que llevar á muchos en piraguas para arro
jarlos al mar. El cirujano mayor mandó poner una vasija
en cada casa de donde se habían sacado los muertos, con
varios ingredientes de fumigación para desinfectar aque
llas habitaciones , antes espléndidas y entonces tan asque
rosas . La ciudad se cubrió con el humo que salía de aque .
llos sahumerios . )
« El día 7 entró el resto de la tropa que había estado
guarneciendo los pueblos inmediatos . La artillería se des.
clavó con mucha facilidad, cargando los cañones y dejando
un reguero de pólvora hasta la boca, por la que se les daba
fuego con un estopín ; y al tener lugar la explosión , salta
ba clavo y quedaba útil la pieza . )
En los siguientes términos daba cuenta Morillo al Minis
tro de la Guerra de sus primeras operaciones militares :
« La expedición que zarpó de Puerto Cabello el día 12
de Julio , fondeó en Santa Marta con la mayor felicidad el
23 y 24 del mismo, arreglando allí cuanto era conducente
para emprender al mismo tiempo la pacificación de la ma
yor parte del Virreinato de Santa Fe , dominar el río Mag
dalena y estrechar el bloqueo de Cartagena .
El 15 de Agosto pasó la vanguardia el Magdalena ; arro
lló al ejército enemigo, al propio tiempo que las demás di .
visiones desembarcaban en Galera de Zamba y Punta
Cauca , y cogían en flanco las tropas rebeldes que huían
despavoridas de las fuerzas de la vanguardia. Algunos
prisioneros, fusiles y cañones fué el resultado de estos
primeros pasos , y en especialidad la alegría con que los
habitantes recibían las tropas del Rey, a pesar de que los
rebeldes se llevaban a los jóvenes é incendiaban los pue
blos , cuya suerte ha cabido , entre otros , á Pasa -caballos,
Truana , Turbaco , Ternera , Santa Rosa, etc. , debiendo
observarse en esta ocasión , como en otras iguales á éstas,
173

que los que mandan á los rebeldes no se olvidan de sus in


tereses, y así no han incendiado sus posesiones , como su
cede al Gobernador Amador con las suyas de Cóspique y
Albornoz, y García Toledo con las de Barragán , que sir
ven bien para almacenes del Ejército.
El 1.° de Septiembre se formalizó el bloqueo por mar y
tierra, ocupando á Pasa - caballos, con lo que, á pesar del
ganado y arroz que cogieron en los últimos días, la plaza
sufrirá en breve las privaciones de un bloqueo, y se segui
rá la desesperación que acarrea el haber despreciado la
clemencia de un benéfico Monarca. La plaza no ha sido
intimada, ni es natural lo sea. Los víveres para la expedi
ción están asegurados aunque sea para un año; y el Todo .
poderoso parece se complace en el buen éxito de esta em
presa, ayudándola con la salud de las tropas y la estación
más seca que se ha visto . La caballería se ha montado y
recorre las provincias entre el Magdalena, Sinú y Cauca ,
para restablecer el orden y proteger a los buenos vasallos
contra los bandidos. Mompox ha sido reforzada con una
división volante al mando del brigadier D. Pedro de Po
Tras, que se ocupará en llevar adelante los planes de paci
ficación para tan desgraciados países y otra al Sinú .
Las patrañas más groseras han esparcido los jefes de
Cartagena contra la expedición . Montones de proclamas
esparcieron por todas partes , siguiendo las máximas de
Napoleón; y por estos medios se asombran estos habitan
tes cuando ven la humanidad de nuestros soldados, que
lejos de maltratar é incendiar, levantan sus habitaciones
de entre las cenizas ; y aun antes de hacer las que ellos
necesitan , observando una conducta tan opuesta á los re .
beldes, que no dejaron salir varias familias de entre las
llamas y perecieron en ellas.-- Cuartel general de Torre
cilla en el bloqueo de Cartagena, 17 de Septiembre de
1815.–Pablo Morillo .»
La Gaceta extraordinaria de Madrid de 17 de Marzo
172

las casas, depositándolos en la fosa común; pero por gran


de que fué el zanjón que se hizo , no pudo contenerlos á
todos, y hubo que llevar á muchos en piraguas para arro
jarlos al mar. El cirujano mayor mandó poner una vasija
en cada casa de donde se habían sacado los muertos, con
varios ingredientes de fumigación para desinfectar aque
llas habitaciones, antes espléndidas y entonces tan asque
rosas. La ciudad se cubrió con el humo que salía de aque
llos sahumerios. )
« El día 7 entró el resto de la tropa que había estado
guarneciendo los pueblos inmediatos. La artillería se des.
clavó con mucha facilidad, cargando los cañones y dejando
un reguero de pólvora hasta la boca, por la que se les daba
fuego con un estopín ; y al tener lugar la explosión, salta
ba clavo y quedaba útil la pieza. )
En los siguientes términos daba cuenta Morillo al Minis
tro de la Guerra de sus primeras operaciones militares :
« La expedición que zarpó de Puerto Cabello el día 12
de Julio, fondeo en Santa Marta con la mayor felicidad el
23 y 24 del mismo, arreglando allí cuanto era conducente
para emprender al mismo tiempo la pacificación de la ma
yor parte del Virreinato de Santa Fe , dominar el río Mag
dalena y estrechar el bloqueo de Cartagena.
El 15 de Agosto pasó la vanguardia el Magdalena ; arro
lló al ejército enemigo, ai propio tiempo que las demás di.
visiones desembarcaban en Galera de Zamba y Punta
Cauca, y cogían en flanco las tropas rebeldes que huían
despavoridas de las fuerzas de la vanguardia . Algunos
prisioneros, fusiles y cañones fué el resultado de estos
primeros pasos, y en especialidad la alegría con que los
habitantes recibían las tropas del Rey, a pesar de que los
rebeldes se llevaban a los jóvenes é incendiaban los pue
blos, cuya suerte ha cabido, entre otros, á Pasa -caballos,
Truana, Turbaco , Ternera, Santa Rosa , etc. , debiendo
observarse en esta ocasión , como en otras iguales á éstas,
173

que los que mandan á los rebeldes no se olvidan de sus in


tereses, y así no han incendiado sus posesiones, como su .
cede al Gobernador Amador con las suyas de Cóspique y
Albornoz, y García Toledo con las de Barragán , que sir
ven bien para almacenes del Ejército.
El 1.° de Septiembre se formalizó el bloqueo por mar y
tierra, ocupando á Pasa - caballos, con lo que, a pesar del
ganado y arroz que cogieron en los últimos días, la plaza
sufrirá en breve las privaciones de un bloqueo , y se segui
rá la desesperación que acarrea el haber despreciado la
clemencia de un benéfico Monarca. La plaza no ha sido
intimada, ni es natural lo sea . Los víveres para la expedi
ción están asegurados aunque sea para un año; y el Todo .
poderoso parece se complace en el buen éxito de esta em
presa, ayudándola con la salud de las tropas y la estación
más seca que se ha visto. La caballería se ha montado y
recorre las provincias entre el Magdalena, Sinú y Cauca ,
para restablecer el orden y proteger a los buenos vasallos
contra los bandidos. Mompox ha sido reforzada con una
división volante al mando del brigadier D. Pedro de Po
Tras, que se ocupará en llevar adelante los planes de paci
ficación para tan desgraciados países y otra al Sinú .
Las patrañas más groseras han esparcido los jefes de
Cartagena contra la expedición. Montones de proclamas
esparcieron por todas partes, siguiendo las máximas de
Napoleón ; y por estos medios se asombran estos habitan
tes cuando ven la humanidad de nuestros soldados, que
lejos de maltratar é incendiar, levantan sus habitaciones
de entre las cenizas ; y aun antes de hacer las que ellos
Decesitan , observando una conducta tan opuesta á los re
beldes, que no dejaron salir varias familias de entre las
Lamas y perecieron en ellas.--Cuartel general de Torre
cilla en el bloqueo de Cartagena, 17 de Septiembre de
1315.- Pablo Morillo.
La Gaceta extraordinaria de Madrid de 17 de Marzo
174

1816 , daba cuenta de este memorable triunfo en los si


guientes términos :
« Por el teniente coronel D. Alfonso Sierra , que llegó á
Cádiz el 12 del actual en el bergantín de guerra Vengador,
al mando del teniente de navío D. Francisco de P. Tope
te, procedente de la plaza de Cartagena de Indias, ha re
cibido el Rey en la noche de ayer pliegos de oficio del Te
niente general D. Pablo Morillo, General en jefe del ejér
cito expedicionario de la Costafirme; de su segundo, el
Mariscal de campo D. Pascual Enrile , y del Teniente ge
neral D. Francisco Montalvo, Capitán general del Nuevo
Reino de Granada , que alcanzan hasta el 31 de Diciembre
último. De ellos consta que la fuerte é importante plaza
de Cartagena de Indias fué ocupada á discreción por las
tropas de Su Majestad el 6 del propio Diciembre, sin la
menor efusión de sangre, después de un bloqueo de 104
días, en que el Ejército de mar y tierra ha manifestado
una constancia y sufrimiento sin igual , así como su acos
tumbrada intrepidez y bizarría en cuantos encuentros y
acciones parciales han precedido á este feliz suceso..
El parte de Morillo dice así:
« Excmo. Sr.: Desde mi último parte de fecha 31 de Oc
tubre sobre las operaciones del egército de mi mando que
bloqueaba esta plaza , no ocurrió novedad de consideracion
hasta el 11 de Noviembre, en cuya noche dispuse que las
tropas de la division de vanguardia se apoderasen de la
isla de Tierra-bomba con el objeto de cortar la comunica
cion de los castillos de Boca-chica y demás fortalezas de
ella con la plaza , y de privar á esta absolutamente de los
muchos recursos de subsistencia que extraian sus morado
res de la expresada isla. En efecto se verificó el paso de la
tropa protegido de algunos bongos y otras embarcaciones
menores bajo el mando del Comandante general de ella el
coronel D. Francisco Tomas Morales, lograndose tener al
amanecer ya concluida la operacion y la tropa en tierra ,
- 175

sin habérseles opuesto inconveniente . Al mismo tiempo


que se egecutaba esta maniobra por mar , determiné para
llamar la atencion del enemigo sobre la derecha de nues
tra línea que 150 cazadores de los regimientos de Barbas
tro, Leon , Union y Victoria á cargo del capitan del 1. ° don
Juan Bautista Maortua hiciesen un amago sobre el cerro
de la Popa , que tenian bien fortificado, aprovechándose , si
se presentaba la ocasion , de apoderarse de él . Maortua ata
có decididamente con su tropa , mirando con desprecio los
obstáculos que para ello les opuso el poco conocimiento
que tenian del terreno , su fragosidad , obscuridad de la no.
che, y el estado de cansancio en que se hallaban . Ya ha
bian logrado algunos ponerse sobre el muro , y los enemi
gos desamparaban cobardemente su defensa , cuando se
notó la muerte del valiente capitan Maortua, ocurrencia
que unida a la de no haber llegado las demás escalas , pues
solo subieron tres por haberse escondido los paisanos que
las conducian , puso á la tropa en la imposibilidad de po
der seguir asaltando ; cuya inaccion observada por los ene
migos , se aprovecharon de ella , alentándose y rompiendo
un fuego horroroso sobre nuestros soldados : Estos insistie
ron no obstante en su empresa por un largo espacio , pe
leando ya desesperados y llenos de cólera ; pero el acceso
era ya imposible , y tuvieron que retirarse protegidos por
un grueso destacamento de húsares de Fernando VII que
se hallaba de reserva en el llano, que mandaba el coman
dante de escuadron D. Manuel Villavicencio , quien á pe
sar del vivo cañoneo , tanto de la misma Popa como de
San Lázaro y bongos de la Ciénega de Tesca , dirigió la
retirada con el mayor órden y serenidad , manifestando su
valor y pericia militar . En este ataque sufrimos la sensi
ble pérdida del expresado capitan Maortua, la del subte .
niente de la Victoria D. Juan Espino, y ocho cazadores ,
así como cuatro oficiales y 10 soldados heridos .
Amaneció el día 12 : se observó que todas las fuerzas de
- 176 –
mar enemigas se hallaban fondeadas inmediatas á Boca
grande, las cuales hasta el número de 13 entre goletas , ba
landras y bongos, vinieron sobre los nuestros ocupados en
reconocer parte de la costa de la isla , trabándose el más
vivo cañoneo á la inmediacion del Caño del Loro , que
duró de un modo horroroso todo el dia. En él sufrieron
nuestros buques algunas averías , y experimentamos la
pérdida del capitan D. Luis Pacheco , ayudante del capitan
general del Nuevo-Reino de Granada , sugeto de valor
acreditado, y cuatro marineros; distinguiéndose mucho el
teniente de navío de la Real armada D. Josef de La Serna,
que mandaba nuestras fuerzas sutiles, manifestando sus
conocimientos y bizarría . Las enemigas anochecieron fon
deadas en línea de circunvalacion de ellas .
» En vista de la obstinacion de los enemigos, y que por
la posicion que habian tomado nos impedian la comunica
cion con la isla de Tierra-bomba , se dispuso que entrasen
por el Caño del Estero algunas de nuestras barcas cañone
ras para proteger las operaciones que convenia empren
der. Los enemigos dieron la vela en la mañana siguiente,
y volvieron á batir á los nuestros, de quienes fueron con
testados con un vigor y energía extraordinarios , maltratán
doles algunos de sus buques que se aproximaron más . En
esto observaron la entrada de tres barcas de las mandadas
venir , cuya presencia impuso á los enemigos, y suspendie
ron el fuego , manteniéndose en observacion todo el dia .
En la noche se trabajó con actividad en hacer venir por
el mismo caño cinco barcas más , que siendo vistas al dia
siguiente hicieron desmayar enteramente á las goletas
enemigas, perdiendo las esperanzas de lograr su empresa ,
retirándose sobre la plaza con la mayor precipitacion .
► Aprovechando esta ocasion , y conociendo la importan
cia de aumentar los fuegos sobre el paso de la bahía ,
dispuse la formacion de una batería sobre la punta de
Periquito , con el nombre de Maortua, en la misma Tierra
177

bomba, con cuatro piezas ; cuya pronta y perfecta cons


truccion se debió á la actividad y conocimientos del capi
tan de artillería D. Melchor Castaños .
Desde el dia 14 de Noviembre hasta el 5 de Diciembre
no hubo novedad particular, y se emplearon nuestras tro
pas en reunir pertrechos y demas necesario para la batería
que pensaba formar sobre la punta de Manzanillo , con el
fin de atacar decididamente y apoderarnos del Castillo
Grande y la playa de Santo Domingo, así como en destruir
y sacar todas las subsistencias de Tierra - bomba, у hacer
varios reconocimientos importantes para estrechar la línea
por todas partes .
El mismo dia 5, reflexionando algun tanto sobre la
multitud de gentes que se me pasaban de la plaza por to
dos los puntos de la línea (en particular mugeres y niños)
muriéndose de hambre y llenos de miseria , sin que fuesen
suficientes todas mis medidas para contenerlos, resolví en
viar un parlamentario al gobernador rebelde de la plaza ,
con una carta concebida en los términos que expresa la
adjunta copia núm. 1.' que condujo el capitan de húsares
de Fernando VII D. Miguel Andres Fresno, en que le in
dicaba esperaba la decision en el término de veinticuatro
horas. Seguidamente me dirigí á hacer un reconocimiento
lo mas cerca que fuese posible de la plaza , acompañado
del general de la escuadra y segundo del egército D. Pas
cual Enrile, en el cual observamos que se embarcaban al
gunas familias con precipitacion en el bergantin y goletas
que tenian los enemigos en el puerto, cuyo hecho nos con
firmaron las relaciones de algunos pasados. En este con
cepto tomamos varias medidas para estar en espectativa
hasta ver la determinacion del enemigo ; y á las ocho de la
mañana del dia siguiente , habiendo pasado el oficial par
lamentario por la respuesta, observó que los rebeldes ha
bian abandonado la plaza, por cuya razon me pasó pronto
aviso al punto de Cóspique, donde me hallaba, para que
TONO I 12
178
fuesen las tropas a la mayor brevedad . Así lo verificaron
las de los puntos mas avanzados, y á poco tiempo lo ege
cuté yo, y en mi compañía el general Enrile y el coronel
de artillería D. Gabriel de Torres , pasando órdenes sin la
menor detencion al brigadier D. Antonio Cano , situado en
el punto de Ternera , y á los demas de la línea, para que
aceleradamente se acercasen todas las tropas a la ciudad .
Al tiempo de entrar en ella fui informado de que los ene
migos trataban de volver á desembarcar, con cuya noticia
corrí rápidamente sobre los baluartes de San Ignacio y
Santo Domingo, donde se tomaron todas las medidas para
oponer resistencia á ello con las pocas fuerzas que hasta
entonces habia en la ciudad , pero no hubo la menor nove
dad ; y serenada la pequeña conmocion del pueblo fueron
entrando las tropas sucesivamente y guarneciendo sus mu
rallas, castillo de San Lázaro y cerro de la Popa, obser
vando en este dia y en los siguientes una conducta y disci
plina poco comun en semejantes lances . En este dia
trabajaron con el mayor entusiasmo y zelo el mayor general
de infantería D. Francisco Warleta , y el comandante del es .
cuadron del Perú D. Ignacio Landazuri, ayudante del ca
pitan general del Nuevo Reino de Granada, comunicando
con velocidad mis órdenes á todos los puntos, así como los
comandantes de escuadron de Fernando VII y dragones
de la Union D. Manuel Villavicencio y D. Josef de Navas ,
y mis ayudantes de campo el teniente coronel comandante
del regimiento infantería del Rey D. Leon de Ortega y el
alférez de dragones de la Union D. Juan Salazar.
» La ciudad presentaba el espectáculo mas horroroso á
nuestra vista. Las calles estaban llenas de cadáveres que
infestaban el aire, y la mayor parte de los habitantes se
encontraban moribundos por resultas de la hambre . Inme
diatamente se dispuso que bajase á tierra harina de una
presa hecha por nuestras fuerzas navales en la playa de
Santo Domingo ; que se nombrasen Cuadrillas acompaña
179

das de patrullas para enterrar los muertos y limpiar las


calles; se estableció una sopa económica para evitar el ex
terminio infalible de los desfallecidos, proporcionando
para ello los medios los gefes principales de todas las ar
mas por una subscripcion voluntaria de contado ; se expi .
dieron circulares para que viniesen víveres de todas par
tes , y se dictaron cuantas providencias exigia la humanidad
y podian desear estos desgraciados.
Los buques de los rebeldes se dieron a la vela despues
de las dos de la tarde favorecidos de la brisa fresca, y em
prendieron desesperadamente su fuga, dirigiéndose á Bo
ca -chica, sufriendo á su paso el horroroso fuego de nuestras
baterías , y de todas las fuerzas sutiles , que les causaron
considerables daños. En la tarde se mantuvieron fondeados
entre los castillos de Boca-chica , y á la noche se hicieron al
mar protegidos de la obscuridad y vientos favorables , de
jando alguna guarnicion en el de S. Fernando , de que
se apoderaron las tropas del mando del coronel D. Fran
cisco Tomás Morales en la forma que detalla el parte nú
mero 2. '; quedando de este modo en nuestro poder la pla
za más importante y fuerte que tiene el Rey en todos sus
dominios de la Costafirme, con sus cuatro castillos perfec
tamente fortificados y guarnecidos, sobre 360 piezas de
artillería de todos calibres montadas, mucha abundancia
de pólvora y municiones, segun lo manifiesta el adjunto
estado .
> Por lo mucho que influirá en toda la América septen
trional y meridional la toma de esta importante plaza , he
circulado órdenes por todas direcciones, á fin de que llegue
á noticia de las tropas del Rey y provincias fieles á S. M.
para su satisfaccion ; no pudiendo menos de recomendar
á V. E. todos los pueblos de esta provincia , porque reci
bieron con la mayor alegría y entusiasmo esta agradable
noticia , esmerándose á porfia en felicitarla con extraordi
narios regocijos ; bien entendido que desde mi llegada debo
180

mucho á sus habitantes por la fidelidad que han demos.


trado obsequiando a las tropas del Rey nuestro Señor .
» En el dia ocupamos con las columnas volantes los
puntos interesantes de Mompox , embocaduras de Nechí y
Simiti , cuya última fuerza se disponia a entrar en Ocaña
segun los posteriores partes que he recibido , avanzando el
teniente coronel D. Vicente Sanchez Lima , que manda la
del Nechí, sobre Zaragoza y Cáceres. Este oficial ha tra
bajado incesantemente , y lo recomiendo á V. E .; lo mismo
que al de la propia clase D. Julian Bayer , capitan del de
cazadores de Extremadura , que batió y derrotó á los ene
migos en Chimá , segun tengo dado ya parte á V. E. , ven
taja que ha contribuido mucho al buen éxito de las opera
ciones contra la plaza : le he dado órden para que salga
á ocupar el rio Atrato con cinco embarcaciones menores
de remo y vela , y una compañía de infanteria del regi
miento de la Victoria , y espero los mejores resultados de
sus conocimientos , actividad y zelo por el mejor servicio
del Rey.
» Recomiendo á V. E. con el mayor interes al teniente
general D. Francisco de Montalvo , que desde mi salida de
Santa Marta me ha acompañado en el egército , y le estoy
muy reconocido por sus acertados consejos , y porque en
todas ocasiones , de acuerdo conmigo, ha procedido siem
pre al mejor servicio del Rey ; pudiendo asegurar á V. E.
que es uno de los más afectos á S. M. , y que le acompañan
los mejores deseos .
» El Mariscal de campo D. Pascual Enrile , general de la
escuadra , y mi segundo en el egército , ha trabajado ince
santemente en uno y otro objeto , y á su actividad , conoci
mientos y genio dispuesto para todo se deben muchos de
los pasos que sucesivamente han ido proporcionando la
entrega de la plaza : este general es bien conocido por sus
talentos, tanto en la armada como en el egército.
» No es posible hacer á V. E. una exacta descripcion de
- 181

los trabajos que han sufrido los gefes , oficiales y tropa que
componen el egército y escuadra durante el bloqueo, en que
les ha cabido lo mas riguroso de la estacion del invierno ,
tanto por las enfermedades como por las incesantes aguas
é insufribles plagas de insectos de que han sido atormenta .
dos ; de forma que los rebeldes tenian fundadas todas sus
esperanzas en que estos trabajos acabarian con la fuerza
de la tropa del Rey , y así lo propalaban en sus escritos , no
sin fundamento , como podia graduarlo cualquiera que cono
ciese bien los rigores de este clima , y estuviese hecho car
go de lo que debian padecer ; pero á estos valientes , de es
píritu superior á todo infortunio , y destinados sin duda por
la Providencia á conservar la religion y los derechos de su
amado Soberano, nada les arredra , siendo constantes en
llevar adelante la mas sagrada causa , tanto en la Penín .
sula como en estos remotos climas, segun lo tienen bien
acreditado , por cuyas circunstancias suplico á V. E. haga
presente á S. M. , si lo encuentra justo , para que se digne
conceder á todas estas tropas de tierra y de mar un distin
tivo, que podrá ser de una cruz con un óvalo en el centro ,
y en él el busto del Rey nuestro Señor con una inscripcion
en su contorno que diga : Constancia y fidelidad á su Rey
Fernando VII; y en el reverso : Vencedores de Cartagena de
Indias.

Se halla asegurado el general que fue de los egércitos


revolucionarios en esta plaza Manuel del Castillo , quien
no habiendo podido fugarse con los demas se ocultó en el
convento de monjas de Santa Teresa , donde fue preso, así
como otros varios rebeldes y asesinos : estos serán juzga
dos en el consejo de guerra permanente , y se les impon
drán las penas á que se hayan hecho acreedores por sus
maldades segun las leyes ; pues se ha visto el poco aprecio
que ha tenido la clemencia del Soberano á la llegada del
egército á la provincia de Venezuela , perdonando á algu
nos de sus caudillos segun la voluntad de S , M ,
182

»El teniente coronel del regimiento infantería de la Vic


toria D. Alonso Sierra es el comisionado para poner en
manos de V. E. este parte : no puedo menos de recomen
dar á este gefe, que durante el sitio ha mandado la colum .
na de cazadores á toda mi satisfaccion , y este mismo po
drá informar á V. E. verbalmente de todo lo ocurrido ...
31 Diciembre de 1815. »
Tan interesante como el anterior parte de Morillo es el
dado con la misma fecha por el 2.° Jefe de la expedición ,
el general de Marina D. Pascual Enrile ( 1 ). « Por mis an
teriores oficios, dice al Ministro de Marina, se habrá ser
vido V. E. enterar á S. M. de lo apurado de mi situación
en este bloqueo, que aún era más crítica de lo que avisaba
en razón de haber perdido en el navío San Pedro todos los
recursos y hasta los cañones para las barcas, y temía que
el bloqueo de mar fuese inútil y tuviesen que arribar los
más de los buques por la cantidad de anclas y cables que
habían perdido. Toda mi esperanza estribaba en una ac ·
ción que se daría en la bahía con las fuerzas sutiles al pro
pio tiempo que se estableciese una fuerte batería en Man.
zanillo, que secundando nuestros esfuerzos nos posesio
nase del punto de Castillo Grande, fortificado por los re
beldes, para volar á establecer otra batería en la playa de
Santo Domingo que batiese aquel fondeadero. Entonces sí
que podrían contarse los días del bloqueo y determinar la
época de la rendición de la plaza. Tal fué la opinión del
General Morillo y la mía, cuando ahí tuve el honor de re
cibir las instrucciones de V. E. , y ahora la experiencia me
ha confirmado en la misma idea .
Para el logro de esta empresa se habían construído las
dos baterías de Coco-solo y punta de Periquito, y se ha
llaban en la bahía , entrando por Pasa- caballos, las barcas

( 1) Publicóse también otro parte sobre la misma empresa por el Capitán


general del Nuevo Reino de Granada, que nada nuevo añade á estos dos.
- 183

y bongos, acopiándose para la obra todo lo necesario ...


Los enemigos, que sufrían ya grandes escaseces , aunque
esperaban socorros de víveres y gentes , conocieron lo crí
tico de su situación y determinaron fugarse , antes de ser
encerrados , en once goletas y balandras que tenían prepa .
radas para aprovechar las primeras brisas fuertes. Se die
ron los avisos al cordón exterior de los buques de guerra ,
y las barcas y bongos á las órdenes del capitan de fragata
D. Manuel Cordero se disponían á atacar á los rebeldes á
una con las baterías ,
En la mañana del 5 , en un reconocimiento que hice ,
acompañando al General en jefe del ejército, se notó una
gran novedad en los preparativos marítimos de los rebel
des . El día antes los buques sobre Guayepo y la plaza ha
bían ahuyentado á un bergantín goleta que pretendía en
trar en la plaza . Por la mañana del 6 llegó el aviso de que
los rebeldes se habían embarcado y que la plaza estaba
sola, al propio tiempo que nuestros buques perseguían al
bergantín goleta, lo hacían embarrancar y lo apresaban . El
destacamento del almacén del bosque entró el primero, en
seguida el General y comandante de artillería conmigo, y
las tropas de Copique llevadas por mar, con cuya fuerza .
se consideró evitado todo desembarco de los enemigos,
hasta la tarde que llegaron las tropas de Ternera . No hubo
desorden y los soldados se condujeron como si la ciudad
hubiera sido siempre leal . Al mediodía y con brisa fresca,
se hicieron a la vela los enemigos , sufriendo un fuego ho
rroroso ; llevaron muchas averías, y una goleta perdió uno
de sus palos , fondeando todos en Buca -chica .
El capitán de fragata D. Ramón Eulate despachó á la
goleta Fernando VII á avisar al comandante de la fragata
Ifigenia la novedad de haberse rendido la plaza , y yo le
avisé á aquél para que con todas fuerzas de barlovento se
pusiese á las órdenes de dicho comandante , colocase dos
goletas en el mismo canal de Boca -chica y persiguiese al
- 184

enemigo sin límite cuando saliese . Al amanecer, los ene


migos no se hallaban ya en donde fondearon la tarde
antes .
No es posible que pueda expresar á V. E. el estado ho
rroroso en que se ha encontrado la ciudad . Los malvados
que mandaban , se conservaban los víveres; daban cuero
cocido de ración al soldado y nada á los desgraciados ha
bitantes . Han muerto de hambre , como dos mil personas,
y las calles estaban llenas de cadáveres , que arrojaban una
fetidez insoportable . La goleta apresada traía mil cien ba:
rriles de harina, siendo aún más interesante la correspon
dencia que se le ha sorprendido parte de ella ya en el
agua, que por contener asuntos de mucha importancia para
la América, la he pasado al General en jefe del ejército.
Hasta el día 29 se han apresado siete buques más que
vinieron á fondear bajo las baterías de Santo Domingo ,
batiéndolos desde éstas y abordándolos, entre ellos un ber
gantin de diez cañones y cincuenta hombres de tripulación
completamente armado. También apresó el teniente de
navío D. Francisco Topete un místico de los once buques
que salieron de la plaza , y se cogió preso al rebelde Stuart ,
natural de Buenos Aires, uno de los principales cabezas
que estuvo preso en España y se fugó , el que se dirigía al
río Arrato para internarse en el reino de Santa Fe.
No es posible pintar á V. E. los trabajos que han pasa
do estos beneméritos oficiales de todas clases y las tripula
ciones , pues el corto número de los que me siguieron de
España fué preciso repartirlo en las barcas y goletas , re
sultando que pocos buques tuvieron un comandante y un
guardia marina, y en embarcaciones en tan mal estado que
bastará decir no he podido remitir á España ninguna de
ellas por el pésimo en que se encuentran , y haciendo las
barcas cincuenta baldeos por hora , sin que por esto se des
mayase en la empresa .
Recomienda á continuación con frases encomiásticas á
- 185

los oficiales de marina D. Manuel Cordero, D. Bernardo


Salas , D. Josef de La Serna , D. José M. Chacón , D. Ra
món Eulate y otros.
« No debo pasar en silencio , añade , la buena armonía
entre ejército y armada que tanto ha contribuído para el
logro de la empresa que se había propuesto S. M .... y por
mi parte es de mi obligacion el decir que el General en
jefe del ejército , el Excmo. Sr. D. Pablo Morillo, y el de
la provincia el Excmo . Sr. D. Francisco Montalvo, han
contribuído á que se hiciese general la amistad y buena
armonía que sin cesar ha reinado entre nosotros tres.
Concluído el sitio de Cartagena era muy natural que el
ejército tuviese que seguir nuevas operaciones por el río
Magdalena; y como la navegación por éste y los buques en
que se hace son tan distintos de los que se usan en la mar ,
dispuse que el alférez de navío D. Josef Cabeza navegase
en él ; para que enterándose de todo y de los recursos que
suministra, pudiese ponerme á su tiempo en disposición de
poder dar órdenes que no se resintieran de mis conoci .
mientos: lo que ha desempeñado á mi satisfacción , contri
buyendo mucho á que nueve bongos y tres lanchas se com
pusiesen y pasasen desde el Magdalena al puerto de
Cartagena. Este oficial se condujo muy bien en la desgra
ciada quema del navío San Pedro y espero se haga presen
te su mérito á S. M. , como el de los demás oficiales . »
En virtud de estos partes , S. M. recompensó tan brillan
tes servicios concediendo a las tropas expedicionarias que
tomaron parte en el bloqueo y rendición de Cartagena ban
das , cruces y pensiones con plausible prodigalidad . Entre
ellas merecen citarse las concesiones hechas á Morillo , En
rile y Montalvo de la gran cruz de la Real orden america
na de Isabel la Católica ( 1 ) . Y no contento con esto , por

( 1 ) En Cumaná se pu por nombre á una goleta , de la escuadra de Su Ma


jestad, General Morillo, á fines de 1815. Habiendo manifestado algún tiempo
.
186

circular de 1.° de Abril de 1816 dada en Madrid, se dignó


crear una cruz de distinción á las antedichas tropas, re
cuerdo de la reconquista de tan importante plaza ; cruz que
según el modelo aprobado se componía de cuatro brazos
iguales esmaltados de color verde-mar, que terminaba en
tres puntas en forma de ángulos salientes de igual tamaño
las de los lados y mayor la del medio , que tenía un globi
to de oro en el extremo , y cuyo centro era un óvalo con
el busto del Rey, en oro, sobre campo blanco, y una ins
cripción alrededor que dice : Constancia y fidelidad á su Rey
Fernando VII: y en el reverso , también en campo blanco ,
el siguiente lema: Vencedores de Cartagena de Indias. Debía
esta cruz llevarse pendiente del ojal izquierdo de la casa
ca de una cinta de color de los brazos y una lista en medio
de color de fuego de la tercera parte de su ancho, usando
la cruz esmaltada los generales, jefes y oficiales; y de me
tal dorado sin esmalte las demás clases desde sargento in
clusive, todo conforme á lo propuesto por Morillo , según
antes queda referido .
Excusado es manifestar lo mucho que influyó en la
pacificación de ambas Américas la ocupación de la pla
za más importante y fuerte que tenía el Rey en todos sus
dominios de la Costafirme, con sus cuatro castillos perfec
tamente fortificados y guarnecidos. Los insurgentes la lla
maban el baluarte de la independencia, y era, además, el
abrigo de cuantos corsarios infestaban aquellos mares. No
es por tanto de extrañar el júbilo inmenso que causó en
toda la Nación tan fausta nueva.
Por una correspondencia sorprendida, sabía el Gene
ral Morillo que de un día á otro se esperaba allí una gran
remesa de provisiones de Jamaica y otros puntos , que los

después Morillo al Rey que su pobreza no le permitía pagar los derechos co


rrespondientes al uso de esta Gran Cruz, S. M. , por decreto de 1.° de Agosto
de 1819, le dispensó del pago de aquellos.
187 -
simpatizadores habían de traer á los insurgentes en bu
ques veleros capaces de burlar el bloqueo. Dió , pues , or
den a la escuadra, de acuerdo con Enrile, de que se con
servase en su puesto , como si continuara el sitio , y que si
se presentaba algún buque, fingiesen los nuestros que le
daban caza , dejándole escapar hacia el puerto. Igualmen -
te dispuso que se siguiese enarbolando en los castillos la
bandera colombiana. Este ardid produjo su efecto. Al ter
cer día penetraron en el puerto trece buques con once mil
barriles de harina y una inmensidad de otros bastimentos,
los que fueron confiscados por el general Enrile . Si ,
pues, se hubiese tardado tres días en tomar la plaza, no
se hubiera tomado nunca. No había ejército que hiciera
rendir á Cartagena sino por hambre.
Cuando hubo transcurrido el tiempo necesario para
suponer que ya las goletas rebeldes fugadas habrían hecho
pública por todas las colonias la ocupación de Cartagena ,
penetró la escuadra en el puerto, y se izó el pabellón na
cional en los edificios públicos. No tardó mucho en sa
berse allí que unos cruceros nuestros habían apresado dos
de las goletas que se habían escapado. Recuperamos, pues ,
gran parte de las riquezas robadas, entre ellas la valiosísi
ma custodia que regalara Santa Fe á Cartagena ; pero no
pudo ser habida la goleta que conducía á Bermúdez y sus
cómplices.
Grandes sacrificios costó á España la toma de Carta .
gena , verificada el 6 de Diciembre de 1815. Desde que
salió la expedición de Puerto Cabello hasta el memorable
5 de Diciembre, hubo en el ejército 1.825 bajas de penin
sulares y 1.300 de soldados del país: total , 3.125 hombres,
entre muertos de enfermedad, de balas, heridas y deser
tores. La mayor parte de las defunciones fueron produci
das por picaduras de mosquitos zancudos de las ciénagas ,
las cuales producían unas llagas gangrenosas en las pier
nas, que causaban la muerte si no se hacía muy pronto la
188

amputación de dichas extremidades. También abundaron


mucho entre los sitiadores las disenterías escorbúticas.
Había dirigido el general D. Pascual Enrile, como Jefe
del Estado Mayor, bajo la alta inspección de Morillo, to
das las operaciones del bloqueo, los ataques de mar y el
apresamiento al abordaje de varios buques en el mismo
puerto. Fruto fué, igualmente, de las acertadas disposi
ciones de este General la toma de otros doce buques, ya
referida, que ocupada ya Cartagena por las tropas reales,
enviaban los insurgentes en su socorro, y con los cuales
armó la escuadrilla que se apoderó después en el río de la
Magdalena de toda la flotilla enemiga , y auxilió eficaz
mente la reconquista del Virreinato de Santa Fe .
Intentaron los enemigos que se hallaban en esta ciudad
hacer levantar el sitio de la plaza de Cartagena ó soco .
rrerla, pero fueron batidos en la provincia misma de Car
tagena , destruídas sus tropas y aprehendidos sus jefes,
pues el coronel Calzada los acosaba en el interior del Vi
rreinato (1 )
Entre las expediciones que se emprendieron durante el
sitio de Cartagena, merecen especial mención las de la 5.*
división del mando del coronel D. Sebastián de la Calza
da, que habiendo empezado su movimiento desde Guas
dualito el 18 de Octubre, y siguiendo por los llanos de Ca

( 1 ) Fueron infinitas las poesías que de la mayor parte del territorio domi
nado por Morillo dedicaron á éste con motivo de la toma de Cartagena; pero la
más popular fué la siguiente, que empieza : « Viva Fernando! ¡ Viva Morillo !n,
que integra figura con otras en el doc , núm . 518.
La Gaceta extraordinaria de Caracas publicó la noticia de la toma de Cartagena
en estos términos :
« El tiempo del orden enteramente restablecido: los antiguos dias de Venezue
la, en que eran desconocidas las turbaciones políticas: la paz interior, el inesti
mable bien de la paz interior ha llegado, y no volverá á desaparecer. Un extraor
dinario de Maracaibo nos ha traído esta plausible noticia. La plaza de Cartagena,
la esperanza de los ilusos, ha sido ocupada por las tropas del Rey, y visto entrar
por sus puertas al ilustre cooperador en las victorias de Vitoria y de Tolosa , »
- 189

sanare , venciendo los mayores obstáculos, con los enemi


gos siempre a la vista , vino con ellos a las manos el 30 en
la Sabana de Chire , batiéndolos en formación de batalla ,
con entusiasmo y valor superiores á todo encarecimiento .
Continuando después el vencedor su marcha de flanco, es.
carmentó á los insurgentes en Sacama , Valle de San Mi
guel y Guchito ; llegó el 25 de Noviembre á Chitagá y en
contró al ejército rebelde en una posición casi inaccesible,
en la cual le atacó , no obstante, sin vacilación y con tal
denuedo, que le deshizo completamente , apoderándose de
cuanto tenía, y entrando el 28 en Pamplona.
He aquí la entusiasta proclama que Morillo dirigió á
las tropas de su mando desde Cartagena , á 15 de Ene
TO 1816 ( 1 ) :
« Soldados: Vais á concluir la obra que el Rey fió á
vuestra intrepidez y disciplina . Cartagena cedió á vuestra
constancia y valor . Los revoltosos huyeron , fué ocupada
la plaza á discreción , dísteis una nueva prueba de vuestra
humana conducta , y arrancasteis un ramo más al frondo
so árbol de la gloria . El Todopoderoso nos prodiga su pro .
tección , vela sobre nuestras personas , y si echáis una
ojeada sobre lo que habéis hecho, veréis el dedo del Om
nipotente. Soldados : Lo más está hecho ; habéis reunido al
sobrenombre de valientes , los de sufridos y constantes .
Os agradezco la austera disciplina que observáis; destruís
así las ideas perversas de los que, no atreviéndose á bus
caros en el campo , emplean las armas del embuste para
denigrar vuestra honradez y generosidad. Váis á correr un
largo país ; partiréis con los pacíficos labradores su casa y
menaje ; la hospitalidad más generosa encontraréis , como
ya lo habéis experimentado en los pueblos donde habéis
transitado; os recibirán como á los protectores del desva -
lido y vasallos del mismo Rey á quien aquellos no han ce

( 1 ) Doc , núm . 459.


190

sado de amar á pesar de los facciosos. Conducíos , pues,


como soldados de un gran Monarca. Acordaos que el Rey
es clemente con el que reconoce su error, y severo con el
perverso. La sed del oro no os condujo a estos países: pro
badlo de nuevo al mundo entero, como ya lo han mostra
do vuestros compañeros del Perú, despreciando el que con
mano liberal les arrojaban los ltales del Cuzco. La pro
tección al oprimido, el amor al Rey y la defensa de la Re
ligión sea vuestra divisa como hasta aquí. Seréis entonces
el terror de los malvados, vuestros nombres se transmiti .
rán á la posteridad más remota , así como ya jamás se ol
vidarán vuestras hazañas.-Cuartel general de Cartagena
de Indias, a 15 de Enero de 1816. - Morillo .
Habiendo los enemigos destruído los escasos recursos
que ofrecían los espacios inmensos que habían de recorrer
nuestras tropas, esperando vencerlas al rigor del hambre
y la miseria, tuvo Morillo la previsión de proveer á todo,
estableciendo almacenes y hospitales, con tanta oportuni
dad y tan abundantemente dotados por el celo que desple
gó el Intendente interino Michelena, que nuestras colum
nas atravesaron simultáneamente con asombrosa velocidad
las quinientas leguas que median entre los vastos desier
tos del Casanare y las orillas mortíferas del Atrato y San
Buenaventura ; y desde las malsanas riberas de Santa
Marta y Cartagena hasta las ásperas y escabrosas monta
ñas de Popayán .

CAMPAÑA DE 1816.
Arreglado todo lo necesario para la próxima campaña ,
puesta á disposición del Virrey de la Nueva Granada, el
señor D. Francisco Montalvo, la plaza de Cartagena en
estado de defensa, salió de ella D. Pablo Morillo el 16 de
Febrero de 1816, con su segundo el Mariscal de campo

S
191

D. Pascual Enrile y con el Estado Mayor de ejército. Ha


bía enviado antes de esto una columna á la provincia de
Antioquía, para que se adelantase á la par que á la de
Ocaña, y dirigido al mismo tiempo por el río de la Mag
dalena una numerosa flotilla que llevaba todos los equipa
jes del ejército, víveres, pertrechos y municiones , la cual
batió a la de los enemigos cuantas veces se presentó, con
cluyendo por apoderarse de ella, llegando, á pesar de tan
tos obstáculos, á su destino, que era el pueblo de Inda,
situado á ciento cuarenta leguas del punto de su salida ,
casi al mismo tiempo que la columna de Ocaña llegó a la
capital de Santa Fe, y la de Antioquía á lo más interior
de la provincia .
Atravesó Morillo cor sus tropas los pueblos de Turbaco ,
Mahatés, San Cayetano , San Juan, el Carmen , Oveja,
Monoa, Buenavista y Macagile. El 29 llegó a la ciudad de
Mompox, poética población que está situada en una isla
que forman los dos brazos del río Magdalena . Todos
aquellos contornos estaban infectados de insurgentes. La
división no podía continuar más sin limpiar el terreno,
por lo que resolvió el General fijar allí su residencia du.
rante unos cuantos cías para distribuir convenientemente
sus columnas, á fin te dejar los caminos, que estaban in
terceptados, abiertos hasta Ocaña, como así se verificó ,
gracias a la buena dirección de los Generales, a la pericia
de los jefes y al valor de los soldados.
Había en Mompox una espléndida y grandiosa casa ,
mejor dicho un palacio , morada de la Marquesa de Santa
María, donde fué alojado el General Morillo con su Cuar
tel general y la oficialidad toda. La Marquesa era una de
esas mujeres varoniles que llamaba la atención por su gar
bo y hermosura... Al General en jefe le trataba como una
Reina á uno de sus súbditos.
El 18 por la mañana, dice Sevilla, continuamos nuestra
marcha, habiendo tardado siete días en llegar á Ocaña.
192

Allí supimos la memorable batalla de Cachiri, ganada


por la columna de cazadores expedicionarios al mando de
don Matías Escuté, por el batallón de Numancia, de que
era comandante D. José Tolrá, y por algunas otras tro
pas. Mandó esta acción como jefe superior el coronel Cal
zada ... Casi al mismo tiempo el brigadier La Torre se
apoderaba de la provincia de Tunja y corriéndose hacia el
Socorro había tomado el mando de la división que se aca
ba de cubrir de gloria en Cachirí, y que acorralaba al ene
migo hacia el Puerto Real .
Como el General Morillo se ocupaba en esperar el resul
tado de las operaciones que había hecho emprender sobre
el Chocó, le fué forzoso detenerse en Ocaña más tiempo
del conveniente . A fines de Abril resolvió dividir en dos
partes el Cuartel general para poder atravesar mejor aque.
llas extensas soledades que se extienden entre Ocaña y
Santa Fe , por cuyos accidentados senderos no habían pa
sado hasta entonces más que las fieras y algún llanero
audaz. Los páramos que se presentaban en aquella mar
cha eran imponentes. Ni árboles, ni hierba para los caba
llos ofrecía á los expedicionarios aquel suelo calcinado. No
era posible encender fuego , porque la lluvia caía á torren
tes . Así llegaron los nuestros á Cachirí y al sitio famoso
en que había tenido lugar la batalla . El 19 llegó el Cuartel
general al valle de Bucaramanga, el 20 á la ciudad del So
corro , el 21 á Guadalupe y el 22 á San Benito. El 26 entro
en el hermoso pueblo de Zipaguira , donde dieron á Mori
" llo un gran baile, « en el cual á cada momento las damas
mandaban parar la música para recitar versos en honor de
Morillo y de su ejército expedicionario. Verdad es que lo
mismo habían hecho con otros jefes rebeldes . Al siguiente
día emprendió su marcha para Santa Fe . El General dis
puso que el ejército le siguiese como á una legua de dis
tancia: se puso un levitón que le cubría todo el cuerpo y
parte de la cabeza. Un ancho sombrero de paja sin insig
193

nia alguna, le acababa casi de ocultar el rostro. Montó en


un caballo común , y , acompañado del general Enrile, de
su mayordomo y un ordenanza de caballería se puso en
marcha para la capital del reino neogranadino, que estaba
cerca . Antes de andar una legua , se encontró ya con una
brillante cabalgata de señoras lujosamente ataviadas , y de
caballeros, de las familias principales en coches y caba
llos. Acompañábales una música. Al ver aquellos cuatro
hombres, las amazonas y sus acompañantes hicieron parar
la música y los detuvieron. Una de las señoras que venía
delante en un magnífico caballo blanco , fué la primera que
tomó la palabra, obligando á hacer graciosas cabriolas á
su corcel de pura raza andaluza. « Caballeros , dijo con voz
dulce y armoniosa , fijando en Morillo sus grandes ojos ne
gros, salud al victorioso ejército pacificador de Tierrafir
me. Esta comisión de señoras y señoritas de la nobleza bo
gotana, que tengo el honor de presidir, así como la de
caballeros que nos sigue , queremos saludar y felicitar al
invicto General Morillo . ¿ Nos podrán ustedes decir dónde
hallaremos á S. E. ? » El aludido recorrió con la vista aque .
lla brillante pléyade de hermosas mujeres, gallardamente
montadas sobre ricos palafrenes, y, después de una breve
pausa, contestó : « Gracias, señoras y caballeros , por las
frases lisonjeras que por boca tan linda acabáis de prodi
gar al valeroso ejército de que formamos parte ; pero el
General en jefe... viene atrás » ; y, haciéndoles una cortés ,
pero fría señal de despedida con la mano , continuó su ca
mino, ¿ Dónde está el General Morillo?, le preguntaban
sucesivamente los jinetes que iba encontrando al paso .
- Atrás viene » , contestaba S. E. invariablemente .
A la entrada de la ciudad y en la calle que había de re
correr para llegar a su habitación , encontró multitud de
arcos triunfales y carros con comparsas y banderas espa
ñolas y flores, cortinas de damasco en todos los edificios y
señales del mayor entusiasmo y acendrado españolismo.
TOMO I 13
194

El General permaneció impasible ante tan ruidosas mani


festaciones. Morales le hubiera dado un abrazo si hubiese
ido con él.- « ¿Cuál es la casa destinada á Morillo ?», pre
guntó á un grupo ; y, habiendo obtenido las señas que soli
citaba, se dirigió á ella y se encerró sin saludar á nadie ...
Pronto penetramos en aquella ciudad que parecía una as
cua de oro. En breve circuló el rumor de que el General
estaba en su casa y que había desairado el recibimiento
que se le tenía preparado. Muchos objetaban que no po
día ser, puesto que él había admitido análogos obsequios en
otras poblaciones cercanas. Para salir de dudas, se formó
una Comisión que fuese á ver si realmente era Morillo el
hombre del levitón . El General la recibió muy cortésmen .
te, vestido de gran uniforme.-- Señores, les dijo , no extra
ñen ustedes mi proceder. Un General español no puede
asociarse á la alegría, fingida ó verdadera, de una capital,
en cuyas calles temía yo que resbalase mi caballo en la san
gre fresca aún , de los soldados de S. M. , que en ellas hace
pocos días cayeron á impulsos del plomo traidor de los in
surgentes parapetados en vuestras casas .) - Aquella res
puesta , que pronto se hizo pública , aguó por entonces la
fiesta. A los dos días el General se trasladó al palacio de
los Virreyes ( 1 ).
Súpose por este tiempo que Bolívar había formado una
expedición con los medios y auxilios sacados de la Jamai
ca y Cayos de San Luis , y que se dirigía según unos á
Cartagena, y según otros á Caracas ; mas como todo lo te
nía previsto nuestro esforzado caudillo , no alteraron en lo
más mínimo su plan estas noticias. Conviene advertir que
desde el Cuartel general de Cartagena, á 18 de Febrero,
había suplicado Morillo al Rey que le relevase de un car
go tan superior á sus fuerzas, no habiendo jamás descono
cido que era propio de otros hombres , de que felizmente

( 1) Memorias de Sevilla.
195

abundaba el gran imperio españolo . Pero en 15 de Junio


de 1816 le participaba el Ministro de la Guerra que ha
biendo dado cuenta al Rey de su dimisión y de sus deseos
de restituirse á España , designando al brigadier Moxo para
desempeñar la Capitanía general de Venezuela, y propo
niéndole para el ascenso inmediato , se había reservado Su
Majestad el resolver sobre la dimisión del mando del ejér .
cito expedicionario hasta más adelante, y conferir á Moxo
el gobierno de aquella Capitanía general , promoviéndole á
Mariscal de campo ( 1 ) .
Nuevamente reiteró Morillo su dimisión al Ministro de
la Guerra , meses adelante, desde el Cuartel general de
Santa Fe de Bogotá, en 31 de Mayo , por la dolencia suma
mente molesta que sufría en una pierna , y nuevamente el
Ministro, en nombre de S. M. , le exhortó á que siguiera
desempeñando su elevado y difícil cargo , « que desempeña
tan á satisfacción de S. M.».
Antes de continuar la narración de las operaciones suce
sivas, indicaremos aquí de paso , para enlazar los aconte
cimientos , varias acciones que tuvieron lugar en este in
termedio , dando principio por la que sostuvo el 18 de
Febrero cerca del pueblo de los Remedios, en la sierra de
Mandinga, el teniente coronel Sánchez Lima, derrotando
á los enemigos y apresándoles tres culebrinas y otros per
trechos, después de haber tomado á viva fuerza el punto
fortificado de Rompebotijas, tenido por casi inexpug
nable .

Seguiremos después por la de Cejalta , ocurrida el 20 , en


la cual el coronel D. Francisco Warleta , que mandaba la
columna de Antioquía , embistió con tal arrojo a dos bata
llones de insurgentes , denominados el uno de los Soberbios
y el otro de los Esforzados, que los puso en vergonzosa fuga ,
obligándoles á arrojar las armas en ella después de haber

( 1 ) Archivo de Indias.
196 -

dejado en su poder un obús y gran cantidad de municio


nes , ganados , etc. Limitarémonos á decir, con respecto á
la batalla de Cachirí, que dejamos antes indicada y que se
verificó en los días 21 y 22 de este mismo mes , que fué
tan tenaz y sangrienta que los insurgentes tuvieron de pér
dida más de mil números, inclusos cuarenta y tantos ofi
ciales, doscientos heridos y quinientos prisioneros, entre
los cuales se contaban veintiocho oficiales, habiéndose apo
derado de dos piezas de artillería , cuatro banderas , gran
número de fusiles y de lanzas , municiones , acémilas y ga
nados, etc. Contribuyeron notablemente á tan señalada
victoria la columna de cazadores mandada parte por el te
niente coronel , sargento mayor del regimiento de la Vic
toria , D. Matías Escuté , y parte por el capitán del mismo
Cuerpo D. Silvestre Llorente , como también algunos ca
rabineros , que , con su comandante D. Antonio Gómez , se
introdujeron entre los rebeldes para desordenarlos y po
nerlos en confusión, como lo lograron .
Apuntaremos también la marcha que hizo sobre Córdo
ba el reputado teniente coronel D. Carlos Tolrá con el se
gundo batallón de Numancia , con una compañía de caba
llería ligera y una pieza de artillería, y cuyo brillante re
sultado fué destruir completamente un destacamento de
trescientos infantes enemigos que habían ocupado aquella
ciudad , sin resistencia , consecuente á las órdenes que te
nía su gobernador de no empeñarse contra superiores.
En 1.° de Abril estaba ya Morillo en Ocaña , y á pesar
de la seguridad que tenía de que las provincias del Soco
rro y Tunja serían envueltas y ocupadas por sus tropas ,
por más esfuerzos que hiciesen las enemigas , que preten
dían defenderlas con el auxilio de una gavilla de aventu
reros franceses aparecidos en aquel país para su ruina ,
movido de compasión invitó á sus habitantes en la expre
sada fecha á que no aumentasen sus males con una resis
tencia inútil. Todo , sin embargo , fué en vano.
197 —

Mientras tanto dispuso que las compañías de preferen


cia de las tropas del país reunidas marchasen con el gene
ral Morales á Maracaibo por caminos no trillados , é incor
poradas allí á las tropas europeas del Valle Dupar, conti
nuasen la marcha á Caracas á encontrar á Bolívar, como
en efecto lo encontraron al desembarcar, dispersándole , á
punto que tuvo que refugiarse á San Thomas ,
A pesar de las múltiples proclamas é indultos que diri
gió Morillo á los jefes insurgentes, á sus secuaces y á los
pueblos por donde transitaba , ofreciéndoles paz y olvido
de sus rebeldías, fueron muy escasos los resultados que
por este medio obtuvo , y como aquéllos consideraban ta
les actos de clemencia como signos de debilidad é impo
tencia, vióse obligado, bien á su pesar , á desplegar medi
das de rigor aprisionando y fusilando á algunos que por su
reincidencia , crímenes, incendios , confidencias y traición
á la patria merecieron, con arreglo á Ordenanza y Reales
órdenes, tan tremendos castigos , no sin ser antes someti
dos al Consejo de Guerra permanente del ejército expedi
cionario.
En 24 de Abril publico Morillo en Ocaña un indulto
á los habitantes de aquel reino que fué tan inútil y des
atendido como los anteriores. Nuestras columnas ataca
ron entonces á los enemigos, y después de repetidos com
bates entraron en la capital , que , abandonada por los que
la gobernaban, fué ocupada por las divisiones que habían
ido sobre ella . Llegó el Conde á dicha capital á más de
mediados de Mayo , mientras que el ejército , sin detenerse
allí , seguía con tal velocidad al enemigo que le alcanzó al
paso de un río y le persiguió por los llanos de San Mar
tín , atravesando la infinidad de ríos que hay en ellos , en
tanto que otra columna , al mando del coronel D. Manuel
Villavicencio , le salió al encuentro por la parte de Oriente ;
de modo que en 29 de Junio quedó deshecho el ejército
que se había opuesto a las tropas expedicionarias,
198 -
Con antipación á estos sucesos había enviado Morillo
sus órdenes á Quito para que el ejército de aquella pro
vincia marchase sobre la de Popayán y se mantuviese en
ella sin empeñar acción decisiva, esperando la coopera
ción de las columnas que debían ir sobre la misma provin
cia. Era una de estas la del camino de la Plata , mandada
por D. Carlos Tolrá ; otra la de los montes de Quindio , á
cargo del teniente coronel D. Donato Ruiz de Santa Cruz ;
seguía la de Antioquía de D. Francisco Warleta, y D. Ju
lián Bayer la de Chocó , que era la última .
Hicieron estas columnas los mayores esfuerzos para lle
gar á tiempo al punto que se les había designado, mas las
distancias eran tan inmensas y los recursos tan escasos
que , no pudiendo ejecutar las marchas con la velocidad
que convenía, dieron lugar á que el enemigo, viendo que
iba á ser envuelto si llegaban á reunirse todas nuestras
fuerzas, se anticipase á atacar al brigadier D. Juan Sáma
no, que se había fortificado en Tambo del Rey . El arrojo
y despecho con que le acometieron los enemigos con fuer
zas muy superiores sólo sirvió para hacer resaltar más y
más el valor heroico de esta división , que después de ha
berlos desordenado y puesto en fuga los persiguió sin de
jarlos respirar, en términos que perdieron casi toda su in
fantería entre muertos, heridos, prisioneros y extraviados,
toda su artillería , armas y pertrechos.
No mostraron las columnas que acabamos de citar me
nos valor y entusiasmo que la división de Sámano, arro
llando al enemigo en diferentes puntos, mientras que
otras al mando del teniente coronel Escuté y del coronel
D. Manuel Villavicencio auxiliaban los movimientos y mar.
cha de las tropas que regía el coronel Latorre, y con las
cuales de tal manera acosó á los insurgentes que todos los
jefes que formaban el gobierno del reino y los caudillos
del ejército sólo trataron de abandonar el país y ponerse
en salvo .
199 —

Fueles hasta en esto contraria la fortuna, pues los últi


mos cayeron en manos de nuestras tropas, y los primeros
se vieron abandonados por las fuerzas navales de Buenos
Aires que estaban en la mar del Sur , en el puerto de
San Buenaventura . Debiose este próspero resultado , muy
especialmente, á la pequeñísima columna del Chocó , colo
cada allí antes que el Conde saliese de Cartagena, la cual
ejecutó con tal puntualidad las órdenes que se le habían
dado que se apoderó del almacén de víveres que tenían los
de Buenos Aires en Bendiciones , obligando á éstos á po
ner en tierra y abandonar parte de sus tripulaciones, como
también á echar á pique una corbeta y otros buques para
darse luego a la vela .
Una vez instalado en Santa Fe el Estado Mayor gene
ral, trabajaron sus oficiales sin descanso en poner en lim
pio los datos topográficos adquiridos en las trescientas le
guas de camino acabadas de recorrer; ya que por orden
de Enrile cada oficial había tenido durante la marcha el
cuidado de anotar con lápiz todos los accidentes del terre
no , trazando el croquis de los caminos , alturas, ríos y
cuanto pudiera convenir á las operaciones militares .
El 30 de Mayo , en conmemoración del día del Rey , el
Ayuntamiento de Santa Fe dió un espléndido banquete á
Morillo y á su Estado Mayor . El General en jefe había
convocado á toda la gente principal con objeto de prestar
juramento de fidelidad á Su Majestad; ceremonia que veri
ficada en el palacio , fué imponente, y coronada por la pu
blicación de un general indulto . Terminada , se presenta
ron á Morillo más de cincuenta damas y señoritas , las más
llorando y pidiendo perdón , con ocasión de ser los días
del Monarca, las más para sus esposos, otras para sus hi
jos y no pocas para sus hermanos, todo los cuales, por in
fidentes, se hallaban presos en los calabozos de la cárcel
y de la inquisición . Aquellos hombres, para quienes se pe
día piedad, pertenecían á las más distinguidas familias,
200

pero habían sido los jefes y funcionarios de la rebelión .


Aquel espectáculo, escribe el señor Sevilla , se imagina,
mejor que se describe. Morillo hacía visibles esfuerzos
para no conmoverse , pero permanecía silencioso . Sólo un
Levántese usted, señora » , articulaba de vez en cuando,
tendiendo su mano enguantada á las que se tiraban á sus
plantas. Durante un rato las dejó hablar á todas : por fin dijo
con voz mal segura : « Señoras, mi Rey, que como caballero
español tiene sentimientos generosos y humanitarios, me
invistió con su soberana facultad, la más bella que tiene
un monarca, la de perdonar. Me encargó que perdonase
siempre que lo permitiese la salud de la patria . Así es
que, al pisar por primera vez tierra americana en la isla
de Santa Margarita, perdoné á cuantos me hicieron súpli
ca análoga á la que ahora me hacéis. ¿Sabéis el pago que
me dieron aquellos ingratos, que con lágrimas invocaron
la clemencia de S. M. ? Pues así que volví la espalda, tor
naron á levantar el pendón rebelde, y más sanguinarios
que nunca , pasaron á cuchillo á los oficiales y soldados
que allí dejé. Los que tan alevosamente han sido asesina
dos, cada uno por cien sicarios, también tenían madres,
esposas é hijas , que hoy maldecirán mil veces al General
imprevisor que tuvo la candidez de creer en las promesas
fementidas de aquellos miserables. Si en vez de perdón
hubiera yo fusilado á veinte cabecillas, no pesarían sobre
mi conciencia los remordimientos que hoy me acosan .
¿Quién me asegura á mí que si yo pongo en libertad á
vuestros deudos , no perezcan á sus manos los leales de
Santa Fe? Señoras, yo siento mucho el dolor que veo pin
tado en vuestros rostros..... pero ..... no puedo perdonar,
cuando no lo permite la salud de la patria .) - Mi Gene
ral..... ) — « No, no puedo. Mi resolución para los jefes es
irrevocable ..... ) --- « Pues al menos, dijo una enlutada , díg.
nese V. E. mandar que los infelices que están en los cala
bozos sin aire y sin luz pasen á otro local menos malo .
- 201

Dé V. E., señor, esta prueba de que los días del Rey de


España no pasan sin derramar un rayo de alegría aun en
los lóbregos calabozos de los prisioneros.» - « Ya eso es di
ferente. Accedo á ello y tan pronto como ustedes se reti
ren, daré órdenes para que sean trasladados á otra parte .
Acto continuo salieron aquellas damas, y Morillo cum
plió puntualmente su palabra, alojando aquellos cabecillas
en las excelentes habitaciones de San Bartolomé y que
dando una compañía encargada de su custodia (1 ).
Concluído el convite, salió á las seis de la tarde el Ge
neral, seguido de numeroso acompañamiento. Al pasar
por junto al convento, que estaba al fin de la calle Real ,
cuyo edificio estaba lleno de oficiales enemigos y tropa
prisionera, empezaron á gritar: « Perdón , señor General,
que no somos culpables, sino seducidos. ¡ Perdón por el
Rey y en lo sucesivo seremos fieles servidores de S. M !.
Infelices - exclamó Morillo , entre dientes. Son los hi
jos del pueblo, explotados por aquellos ambiciosos que no
he querido indultar á pesar de tantas súplicas. No tiene
culpa el brazo que hiere, sino la cabeza que manda. »
Los ruegos de los prisioneros plebeyos, sacando sus bra
zos por las rejas, continuaban. Detúvose el General y,
con voz de trueno , les preguntó: Me juráis ser fieles al
Gobierno de S. M. como decís? » — « Sí , sí, sí», contestaron
centenares de voces.-« Pues bien, á vosotros os perdo
no en nombre del Rey» ; y en el acto mandó abrirles las
puertas de la prisión. « Aquellos desgraciados , dice el se
nor Sevilla, frenéticos de alegría, nos abrazaban como lo
cos. Todos corrieron á echarse á los pies del General. La
mayor parte era gente rústica, indios y negros, que ni se
daban cuenta por qué se habían batido contra España : no

(1) De los citados presos, dice el Sr. Sevilla, fueron fusilados seis, por sen
tencia de Consejo de Guerra, entre ellos un tal Carbonell y el llamado general
Rovira. Los demás fueron desterrados á varios puntos.
202

sabían con qué palabras manifestar su gratitud al caudillo


español... Aquella acción fué altamente política, pues cau
só muy buen efecto en las masas . )
El 2 de Junio , prosigue el autor de las Memorias , me
comisionó S. E. para inventariar todo lo que había en la
casa llamada de Botánica . Era un verdadero Museo de
Historia natural del país. Cuadrúpedos , aves, reptiles é
insectos raros ; objetos preciosos del reino mineral , colec .
ciones de maderas , muestras de cristal de roca , de oro y
platino, la macana y la hamaca del último cacique de Bo
gotá, la riquísima custodia que había regalado la ciudad
de Cartagena, la terrible águila viva que habían traído de
Popayán como símbolo de libertad , la cual , al ser cogida,
había devorado á un hombre, y otra infinidad de curiosi
dades era lo que yo tenía que encajonar, clasificar é in
ventariar. Imposible me habría sido cumplir solo aquella
comisión . Afortunadamente, entre los prisioneros aristó
cratas había un sabio naturalista , que había sido jefe de
policía bajo el Gobierno rebelde . Este señor, trabajando
diariamente desde las ocho de la mañana á las cuatro de
la tarde , con centinelas de vista , siendo yo simplemente
su ayudante, en menos de treinta días ordenó y envasó
· lo principal de aquel Museo en 104 cajones de å vara en
cuadro ( 1)

( 1 ) Estos objetos, remitidos por Murillo a Madrid , se repartieron entre el


Museo de Historia Natural y el Jardín Botánico.
Entre los triunfos debidos á las tropas expedicionarias que al mando del Ge
neral D. Pablo Morillo restablecieron el orden y el sosiego en varios puntos
de la América , no es el menor haber salvado los innumerables objetos de His
toria natural que formaban la rica colección del célebre naturalista D. Josef Ce
lestino Mutis ; pues á no haber sido por su diligencia , ó hubiera perecido del
todo o hubiera pasado á manos extrañas que habrían defraudado al Gobier
no español del fruto de las inmensas sumas que invirtió en su formación, y a
Mutis quizá de la gloria debida á sus incansables desvelos y á sus profundos
conocimientos. Por fortuna, informado aquel General de que se trataba de ven
203

Agraciados Morillo con el título de Conde de Cartagena


y D. Pascual Enrile con la Gran Cruz de Isabel la Católi .
ca, y debiendo éste regresar a la Península en la fragata
Diana, que estaba en Cartagena, resolvieron antes de se
pararse hacer una pequeña expedición de recreo para ver
el famoso Salto del Tequendama, situado á seis leguas de
Santa Fe , El 23 por la madrugada , el General , que se
preciaba de admirador de todas las curiosidades científi
cas, particularmente de las referentes á historia natural

der esta colección á un extranjero por un precio que, aunque al parecer grande,
era muy inferior á su imponderable valor, logró con sus acertadas disposicio
nes salvar este precioso depósito y hacerle transportar á Madrid bajo la custo
dia y cuidado del general Enrile, que coadyuvó á que pudiera salvarse. Llegada
á esta Corte tan preciada colección , mandó el Rey que fuese trasladada á su Pa
lacio, donde después de haber examinado por si mismo y en compañía de la Rei
na y SS . AA . RR . los 104 cajones en que venía custodiada , mandó , en i de
Octubre de 1817, que se pusiese todo á disposición del Ministro de Estado, don
Josef Pizarro, para que, como protector del Museo de Ciencias Naturales, dis
pusiese su colocación en el gabinete de Historia natural los objetos de zoología
y mineralogía , y en la biblioteca y herbario del Real Jardin Botánico lo corres
pondiente á botánica, como en efecto se verificó, mandando además que el pri
mer profesor del mismo Jardin, D. Mariano Lagasca, publicase la quinologia
que tenia escrita Mutis, y asimismo todo lo perteneciente á la Alora del reino
de Nueva Granada. Conviene recordar que Mutis nació en Cádiz el 6 de Abril
de 1732, y que después de haberse instruido en las ciencias médicas y naturales
se trasladó á la América meridional en 1760. Consagrado con vehemente pa
sión, en el Nuevo Reino de Granada, á la prosecución de sus estudios favoritos,
se ordenó de sacerdote en 1772 ; explicó públicamente matemáticas en el Co
legio de Ntra. Sra. del Rosario y ciencias naturales. Carlos III , á quien llega
ron los ecos de su fama, le nombró en 1782 director de una expedición botánica
en el Nuevo Reino de Granada , con la que acrecentó de una manera admirable
sas ya profundos conocimientos. Debido á la munificencia de Carlos IV empe
zó, en 24 de Mayo de 1801, la grandiosa obra delObservatorio astronómico de
Santa Fe de Bogotá, que se terminó en 20 de Agosto del año siguiente. Cuando
empezaba á recoger el fruto de sus útiles viajes é investigaciones, falleció en
Santa Fe de Bogotá en 11 de Septiembre de 1808 .— (Para más noticias detalla
das de esta colección , véase la Gaceta de 2 Mayo 1818 : especialmente sobre el
grano llamado punta de platina. )
204

y topografía, encargó á Waller (1 ), á Campuzano y á mí


( Sevilla ), que levantásemos un croquis, lo más exacto po
sible, del Salto y de sus alrededores.
Dedico Morillo por entonces toda su atención á organi
zar los diversos ramos de la administración, restablecer la
confianza pública y la seguridad interior y promover la
prosperidad común por cuantos medios estaban á su al .
cance . Abriéronse, mediante sus órdenes, nuevos cami
nos; reparáronse los antiguos; se hicieron puentes y cal
zadas; se establecieron posadas y se propagó la vacuna,
atendiendo , al mismo tiempo, al desarrollo de las artes,
sin descuidar el socorro de los pobres y desvalidos. Todas
estas disposiciones que contienen la Proclama de 9 de Ju
nio , dirigida a los que seguían las banderas rebeldes , el
Manifiesto á las provincias del Nuevo Reino de Granada de
6 de Julio, y las providencias de 20 y 29 de Agosto y 2 de
Septiembre prueban que el Conde no era menos experto
en el manejo de los negocios que en el de las armas ( 2) .
Mientras que el verano ponía término á las inundacio
nes del Arauca, anunció á los habitantes de los Llanos en
22 de Octubre su próxima partida y el movimiento que
iba á emprender con sus tropas sobre Venezuela en el mo
mento en que cesasen las lluvias ; y en 15 de Noviembre
hizo igual anuncio á los habitantes de la Nueva Granada ,
amonestándoles a la paz y despidiéndose de ellos. Em

( 1 ) D. Julián Waller, bizarro é ilustrado alemán que servía en el ejército


expedicionario con el grado de teniente coronel.
(2) La última de estas providencias está concebida en los términos siguientes:
« No teniendo los pobres otros Seminarios ó Colegios para aprender oficios y
hacerse útiles é inteligentes artesanos que los talleres, maestranzas y arsenales
del Rey, y notándose un atraso tan grande en todas las artes de primera necesi
dad en estas vastas provincias, se servirá usted recoger todos los muchachos
huérfanos, y en seguida los hijos de los mendigos, dirigiéndolos a esta capital,
donde se destinarán para que les enseñen un oficio, consintiendo que sea aquel á
que tengan más inclinación... )
205

prendió después su movimiento , y sin detenernos á espe


cificar los males y privaciones sin término que hubo de
sufrir el ejército en las continuas marchas de centenares
de leguas, atravesando montañas heladas ó inaccesibles y
abrasados desiertos, sin agua ni subsistencias, y donde las
distancias enormes eran las fatigas más tolerables , sólo
diremos que nuestros heroicos soldados lo arrostraron
todo con tal constancia y sufrimiento , que renovaba el
recuerdo de las memorables expediciones de los Fernán
dez, de los Urrea, de los Garci-Fernández de Silva y de
todos los demás esforzados capitanes que agregaron aquel
vasto territorio a la Corona de Castilla .
El resultado final de la segunda campaña del ejército
expedicionario de Costafirme, después de la toma de Car
tagena de Indias , fué la entrada triunfal del ejército en la
capital del virreinato del Nuevo Reino de Granada y la
total pacificación de éste á consecuencia de diferentes bri
llantes jornadas, que proporcionaron la ocupación de An
tioquía , Popayán y otros puntos ( 1 ) .
Fué tan brillante el resultado de esta campaña de 1816,
tan hábilmente dirigida por Morillo y tan fecunda en feli
ces sucesos que bien merece hacer de ella un estudio dete.
nido, además de lo expuesto , principalmente bajo el punto
de vista militar : así lo hacemos refiriendo punto por pun
to y con la debida separación los más notables aconteci
mientos de ella , teniendo a la vista los partes y relaciones
de los oficiales de Estado Mayor.

Operaciones en el interior del Nuevo Reino de Granada , hasta


la reducción de los rebeldes y completa pacificación del Virrei
nato en 1816 .

El sistema de campaña que se siguió en la reconquista


del Nuevo Reino de Granada , no parecerá á primera vista

(1 ) Archivo de Indias.
206

ajustado a los preceptos del arte de la guerra por la dise


minación que se hizo de las fuerzas y por otras razones
militares; pero la explicación de los planes , los fundamen.
tos de su apoyo y la felicidad de sus resultados convence
rán de la indispensable necesidad que hubo de obrar así.
El virreinato de Santa Fe tenía un Gobierno insurgente
central , constituído por la fuerza, sin el voto general del
pueblo , y opuesto por consecuencia á la opinión unánime
de éste . Por esta causa consideró Morillo el dicho Gobierno
sin el influjo necesario para hacerse respetar y pensó que
el Gobierno de cada provincia sería más obedecido que el
central; y asimismo el de cada partido , de que estas se
componen , mucho más que el provincial. Es decir , que la
fuerza física y moral estaba dividida en las provincias,
deduciendo de esto que siendo amagadas todas á un tiem
po, atacando á unas con vigor y á otras más débilmente ,
podría lograrse el paralizar el uso de todas sus fuerzas, ba
tirlas en detall y caer sucesivamente con masas mayores
sobre las que obrando con más cautela se hubiesen queda
do en inacción , observando para decidirse : dispersar en
seguida todas las columnas para abrazar tan vasto país y
explorar las cordilleras y bosques, a fin de no dar lugar á
que los malcontentos formasen partidas , conservando, no
obstante , siempre la fuerza principal reunida a la derecha
del río Magdalena .
El país que se iba á atacar era inmenso , despoblado á
su entrada , lleno de cordilleras de tal espesura y elevación
como son las de los Andes, teniendo que marchar semanas
y semanas sin encontrar una casa por páramos y parajes
donde se podía fundadamente temer que el enemigo ata
case nuestro ejército ó se defendiese aprovechando los mil
obstáculos que en su beneficio había . Ahora bien ; ¿cómo
mantener , conservar y dirigir un ejército numeroso en se
mejante país, necesitando llevar por algunos de aquellos
dilatados parajes hasta el agua?
207

Tres direcciones se presentaban al General en jefe para


ir sobre la capital: primera , el río Magdalena; segunda,
por Ocaña, el páramo de Cachirí, Girón, el Socorro, etcé
tera ; tercera, por la provincia de Antioquía á la de Mar
garita y Santa Fe, ó á la de Popayán . Todas presentaban
dificultades de tal magnitud, que estremecían , siendo las
principales la falta de salud, que á consecuencia de las pe
nalidades del sitio de Cartagena, experimentaba el ejérci
to ; la escasez de alimentos, las continuas lluvias, los to
rrentes que con tanta frecuencia detienen el paso; el
terreno fragoso y escarpado, y por fin , la necesidad que
por algunas partes había de abrir camino para la marcha.
Estimó el General en jefe estas y otras noticias y obser
vaciones análogas como elementos principales de su plan ,
las combinó todas y procuró como punto esencial que la
diseminación de nuestras fuerzas fuese en lo posible más
aparente que real. A este efecto la columna destinada á
Antioquía debía seguir en aquella dirección , pero por las
vertientes del Magdalena : lo propio se señaló á las de Oca
ña con dirección al Socorro; subiendo otra tercera colum
na por el río Magdalena para mantener la conveniente co
municación entre una y otra.
Para que ambas columnas de derecha é izquierda del
Magdalena pudiesen desembarcar con más seguridad de la
parte del Sur de los Páramos, era indispensable una fuer
za que distrajera el todo ó parte de la enemiga. Este im
portante objetivo se encargó al coronel D. Sebastián de la
Calzada, comandante general de la 5.' división , á quien
comunicó Morillo las órdenes oportunas en 15 de Mayo de
1815 antes de salir de Venezuela ; se las repitió en 5 de
Junio siguiente, y se las volvió a prevenir en 6 de Noviem
bre por haber ya cesado las aguas, advirtiéndole al mismo
tiempo atacase á los enemigos de Casanate y observase
con el mayor cuidado á los que amenazasen á Ocaña ; co
locándose por último en las cercanías de Girón , en el des
208

emboque de los desfiladeros y desiertos, á fin de estar a la


mira de este movimiento la división de Mompox. La co
lumna destinada á subir por el penoso río Atrato debía al
mismo tiempo amagar al Chocó , para que ni aquellos ba
tallones ni los del Cauca pudiesen reforzar á Antioquía.
Contaba también el General en jefe con la diversión que
desde Pasto á Popayán haría el brigadier D. Juan Sáma
no, para cuyo fin le había avisado á principios de Febrero
no hiciese otra cosa que impedir penetrase el enemigo en
Quito, con cuya determinación poco ó nada podrían des
membrar su ejército del valle del Cauca .
Todas estas medidas inspiraban gran confianza á Mori
llo y esperaba de ellas felices resultados si se ejecutaban
con exactitud. Se acopiaron víveres para seis meses , y se
dispusieron las acémilas y buques de transporte necesa
rios. Se organizaron hospitales cómodos y bien asistidos
en los sitios más convenientes, y se hizo buena provisión
de vestuario, calzado , medicinas, etc.
Todo arreglado y dispuesto, dió el General en jefe las
órdenes de marcha que siguieron las columnas por las di
recciones señaladas. Las tropas destinadas á operar desde
Cartagena sobre el interior fueron el regimiento de la Vic
toria, el primer batallón del Rey, compuesto de venezola
nos, dos compañías de artillería ligera, cinco de húsares
de Fernando VII, media compañía de zapadores y las de
cazadores de Castilla y Barbastro, todos muy reducidos de
fuerza por las pérdidas que en Cartagena habían sufrido.

Sale la 5. división de Guasdualito el 18 de Octubre y emprende


su marcha para Casanare, siempre con el enemigo á la vista.
Reúnense los rebeldes, la atacan en la sabana de Chire y son
rechazados el 30 del mismo.
Inició la 5. división su movimiento desde Guasdualito
el 18 de Octubre de 1815. Componíase del batallón de
209

Numancia con 582 hombres; del de Sagunto , con 696 ; de


cuatro compañías de cazadores, con 399 ; de dos escuadro
nes de caballería, con 493, entre ellos una compañía de
carabineros y otra de lanceros; de cuatro piezas de arti
llería de á 4 y 3 , y de unos cuarenta artilleros. Total :
2.210 plazas.
Siguió por los llanos de Casanare superando grandes
obstáculos del terreno con el enemigo siempre a la vista,
á quien ahuyentaba su vanguardia . Los jefes de los rebel
des, viéndose de este modo amenazados, reuniéronse para
tomar acuerdo, y pensando hacer un importante movi
miento, dejaron imprudentemente sin guarnición á Cuen .
ca, y se dirigieron á incorporarse á la caballería de Casa
nare, mandada por el cabecilla Ricaurte, saliendo por úl
timo al encuentro de la 5. división el día 30 del mismo
Octubre en la Sabana de Chire. Pudo esta columna nues
tra haber evitado el choque para seguir su plan ; pero en.
tusiasmada y ansiosa de batirse, se desplegó en batalla, y
en esta formación peleó con la mayor firmeza y valor,
escarmentando al enemigo que se retiró con bastante
pérdida.
La división siguió su marcha de flanco, pero Ricaurte
avisó con la mayor rapidez á Tunja y Santa Fe , con lo
que los rebeldes se precipitaron en Sacama, Valle de San
Miguel y Guchito para ser batidos y dejar señales de los
pasos victoriosos de nuestros valientes soldados. Todos
los obstáculos de la naturaleza y del arte habían sido por
ellos superados en una marcha tan dilatada y penosa , con
un heroísmo propio de tropas del Rey , y habían arrollado
à cuantos osaron presentárselos.
Acción de la 5. división contra los rebeldes en Chitagá.
El 25 de Noviembre de 1815 llegó la división á Chitaga
vencontró al traidor Urdaneta con todo el ejército rebelde ,
en una posición casi inaccesible, más confiado en ella que
TOMO 1 14
210

en sus tropas. La división se detuvo bien poco á contem


plar la ventajosa y fuerte situación del enemigo y los gran
des obstáculos que tenía que vencer, Atacóle en seguida
denodadamente y los deshizo , debiendo muchos de los re
beldes su salvación á la bondad de sus caballos . Nuestras
tropas pelearon con bravura extraordinaria en el paso del
río de aquel nombre , defendida por alturas y ventajosas
posiciones que le estaban muy inmediatas , cuyos fuegos
los abrasaban, teniendo que hacer esfuerzos sobre toda
ponderación . Mas todo cedió al fin al valor у constancia
de las tropas reales , apoderándose de cuanto tenían los re.
beldes y entrando en la ciudad de Pamplona el día 28 .
Desde este punto avisó el coronel Calzada á Maracaibo,
y en esta leal ciudad y su provincia le suministraron soco
rros de hombres y de vestuarios , conforme a lo que se le
tenía mandado .
En esta importante y arriesgada marcha fué notable el
entusiasmo y disciplina de las tropas reales , así soldados
como jefes y oficiales; pero se distinguieron muy señala
damente el teniente coronel D. Carlos Tolrá y el sargento
mayor D. Ruperto Delgado ; los capitanes de caballería
don Cirilo Molina y D. Fernando Arraez ; el de infantería
D. Francisco Daza ; los de la propia clase D. Tomas He .
res, D. Ramón Cifuentes , D. Miguel Pelegrín y D. Ma
nuel Bosch ; el de carabineros D. Antonio Morales ; el
subteniente D. Juan Pretel ; el sargento segundo de cara .
bineros Cristóbal Brones y el cazador Fulgencio Saura ,
También se señaló el capitán -comandante de artillería don
José María Quero . Fué bien sensible la pérdida del sar.
gento mayor de caballería D. Miguel Dendarrarena en
Chite , la del capitán de Numancia D. Manuel Pelegrín en
Balaga y la del subteniente D. Juan Pretel en las monta .
ñas inmediatas al río de Chitagá.
211

Toma de la ciudad de Simiti.

El 9 de Diciembre el capitán D. Valentín Capmani , co


mandante de la segunda sección , que obraba en el alto
Magdalena , atacó con ella la ciudad de Simiti, de que se
apoderó después de haber sufrido una hora de fuego muy
vivo que le hicieron 200 hombres que la defendían , aca
bando por desampararla en vergonzosa fuga . Capmani
destacó en su persecución treinta hombres de Castilla al
mando del capitán D. José Istúriz y cuarenta del campo
volante á las órdenes del ayudante de la sección D. Fran
cisco Tamariz y del teniente D. Antonio Farelos .
La primera sección al mando del teniente coronel Sán
chez Lima que se hallaba en Nechi, marchaba entretanto
sobre Zaragoza y los Remedios . Por este tiempo se supo
que las tropas rebeldes que se hallaban en la ciudad de
Ocaña se iban retirando al interior del reino á consecuen
cia del movimiento de la 5.a división .

Entrada de las tropas del Rey en la ciudad de Ocaña ,

A causa de este aviso salió el capitán Capmani con su


sección de Simiti el 18 de Diciembre tomando la dirección
de Cascajal, desde cuyo punto avanzó hasta Puerto Real
de Ocaña, cuya ciudad fué abandonada por los rebeldes
luego que avistaron á nuestras tropas . Con esta posesión
tan ventajosa por su situación , por su fertilidad y abun
dante producción de trigo , excelente clima y otras circuns .
tancias que facilitaban las mejores comodidades para el
tránsito de las tropas, se consiguió cuanto por entonces se
podía desear .
Alguna tropa de Maracaibo estaba ya en Zumerito y
seguía su marcha con objeto de reunirse á la 5. división á
la que se consideraba ya cerca de Pamplona .
212

Apresamiento que hizo la columna del río Atrato del batallón


caraqueño de la Guayra .

El teniente coronel D. Julián Bayer, comandante de la


columna destinada a operar en el río Atrato, se había
dado á la vela el 19 de Diciembre desde el Zapote, lle
vando seis buques que en ningún tiempo se hubieran crei
do á propósito para surcar aquellas aguas. El 22 se avisto
con los indios de la bahía de Candelaria y estrechó con
ellos amistad . El 24 supo por uno de dichos indios, que
había allí inmediatos 150 insurgentes bien armados y una
balandra de guerra. Tomó el citado Jefe en virtud de este
aviso las medidas convenientes con atinado juicio; se ade.
lantó ocultando las tropas, logrando sorprender á uno de
los que se presentaron, que era el traidor Miguel Caraba
ño. Prometióle éste trabajar para que la gente se rindiera;
pero Bayer esperó cautelosamente á que llegasen sus tro
pas, y cuando lo creyó oportuno las desplegó é intimó la
rendición. Así se efectuó, haciendo 150 prisioneros de los
que habían salido fugitivos de Cartagena en la goleta Es.
trella y balandra Concepción. Sólo los dos hermanos Cara
baños lograron escapar por haber ido desde los Cayos en
el corsario Federico. Se recogieron en este encuentro dos
cientos fusiles, dos cañones de bronce de á 8 , otro de á
16 y varios sables y cartucheras.

Toma de la ciudad de Zaragoza.

Casi al mismo tiempo el teniente del regimiento de hú


sares de Fernando VII D. Juan Muñoz, de la sección de
Sánchez Lima, se dirigía con alguna tropa hacia Zarago
za, cuya ciudad tomó el 28 de Diciembre, desalojando á
500 rebeldes que la guarnecían y que huyeron desordena
damente al pueblo de los Remedios.
213

Entrega Morillo al Virrey de Nueva Grana ia la plaza


de Cartagena y sale á campaña.

El 15 de Febrero de 1816 , habiendo el General en jefe


arreglado todo lo concerniente á la campaña , puso á dis
posición del Virrey de Nueva Granada, D. Francisco de
Montalvo, la plaza de Cartagena y todas sus fortalezas en
el estado de defensa ya expresado, dejando bajo sus ór
denes para la guarnición de ellos y de la provincia el re
gimiento de León , el batallón de Granada , el de la Albue
ra, Puerto Rico y segundo del Rey , dos compañías de ar
tillería y el resto de las de zapadores y minadores con la
tercera compañía de artillería volante , que debía pasar al
Perú , según Real orden . Después de acordar con aquel
Jefe las medidas convenientes a la seguridad de la plaza y
provincia y penetrarle bien de su importancia y de la com
binación y subsistencia del ejército, salió Morillo de Carta
gena al día siguiente, acompañado del Mariscal de campo
D. Pascual Enrile , jefe del Estado Mayor y del segundo
ejército , de los demás jefes que formaban la plana mayor y
de una reducida escolta de caballería, dirigiendo su marcha
por las sabanas del Corozal y tomando la izquierda del
Magdalena hasta Magangué . De aquí atravesando el río
Cauca, que se une inmediatamente con el Magdalena, pasó
á Mompox, desde donde siguiendo por la misma izquierda
hasta San Antonio de Tamalansegue, atravesó el Magda
lena y entonces tomó su derecha hasta Ocaña , etc. , mante
niendo siempre comunicación con el grueso del ejército que
mandaba el coronel D. Miguel de Latorre y con las demás
columnas, en forma de poder ocurrir prontamente á sus
urgencias y comunicarlas sus órdenes.
Había avisado desde Zaragoza con fecha 22 de Enero
el teniente coronel D. Vicente Sánchez Lima , que se po
nía en movimiento sobre el pueblo de los Remedios con su
Sección , que en aquel momento se componía de cien hom
214

bres de Granada, Albuera, Puerto Rico y húsares des


montados, en persecución de los rebeldes que se hallaban
fortificados en las inmediaciones de dicho pueblo. Des
pués de penosas marchas por tierras y terrenos fragosos,
logró alcanzarles el 18 de Febrero en la de Mandin
ga , donde los atacó impetuosamente , derrotándolos , ha
biendo vencido á toda fuerza el punto fortificado de Rom.
pe-botijas casi inexpugnable. Se tomaron tres culebrinas
de bronce nuevas, cantidad de fusiles, dos cajas de gue
rra , 5.000 cartuchos de fusil, un cajón de metralla y otros
efectos y víveres. Los rebeldes quemaron el pueblo á su
fuga, de modo que no habiendo tenido vigor para defen
derlo , causaron el trastorno y pérdidas consiguientes á to
dos sus vecinos. Los oficiales y soldados nuestros se por
taron con el mayor valor; pero fué singular y digno de
atención el hecho del trompeta de húsares, Luis de Flo
res, que , tocando á degüello, con sable en mano se arrojó
sobre la artillería y se apoderó de ella , sorprendiendo así
á los que la defendían .

Acción de Ceja - alta .

El coronel D. Francisco Warleta , á quien se había nom


brado para reforzar y mandar la columna de operaciones
de la provincia de Antioquía, que antes como sección ha
bía dirigido Sánchez Lima, siguiendo su movimiento ha
cia el interior, batió el día 20 de Febrero de 1816, á las
dos de la tarde , á dos batallones de rebeldes denominados
los Soberbios y los Esforzados que en número de 800 á
1.000 hombres , acaudillados por el faccioso Andrés José
Linares, caraqueño, se le opusieron fortificados con dos
piezas de artillería en la Ceja -alta , dos leguas distante de
Caucán . La vanguardia de la columna principio á desalo-.
jar al enemigo de cortaduras, parapetos y eminencias seis
leguas antes de llegar a la Ceja desde la mañana del 18 :
215

pero el más duro y reñido de estos encuentros fué el de la


tarde del 20 , donde los escarmentó la caballería , dándoles
una carga decisiva sobre una altura escueta, muy cerca de
su posición fortificada, poniéndolos en precipitada fuga.
Tuvieron los enemigos más de cien muertos , entre ellos
algunos oficiales caraqueños, y bastante numero de heri
dos. Se les tomaron muchos fusiles que arrojaron en su
fuga y en las cargas que dió la caballería, y un obús , pues
la otra pieza la arrojaron en un precipicio de donde no se
pudo sacar ; y muchas municiones , mulas y ganado . Nues
tra columna tuvo un muerto y varios heridos, contándose
entre éstos el teniente D. Francisco Alvarez.
Se distinguieron en esta acción el teniente de húsares
D. Juan Muñoz ; el sargento de los mismos Pedro Morales ,
el cabo primero graduado de sargento Carlos Olmedo; el
cabo segundo Francisco Marín ; los carabineros José Mo
lina y Juan García ; los húsares Antonio Ximénez , Diego
Díaz y Manuel Casaña; el teniente del Rey D. Manuel Me .
liares; el de igual clase del Pardo Francisco Alvarez ; el
cazador Alejandro Zavaleta , y el comandante de la com
pañía de guerrilla D. José Martínez,

Batalla de Cachiri.

Teniendo ya avisos la 5. división de que el cuerpo de


nuestro ejército se dirigía á Ocaña , figuró una retirada so
bre este punto para poder sacar al grueso del enemigo de
las inexpugnables posiciones que tenía en Pie de Cuesta y
reunir la columna de cazadores europeos que se adelan
taba á operar con ella , como lo ejecutó . Estando la divi
sión en la cordillera supo el 20 de Febrero de 1816 que el
ejército enemigo , reunido bajo el mando de los jefes de
brigada Custodio García Rovira, Timoteo Ricaurte, San
tander , Madrid y el zambo Arévalo , intentaba atacarlo .
Con este aviso, reunida parte de la columna de cazadores
216

al mando del capitán de la Victoria D. Silvestre Llorente,


mandó el coronel Calzada reconocer los bosques inmedia.
tos y atacar á unos trescientos cazadores enemigos que
venían á su vez á reconocer nuestra fuerza, los cuales fue.
ron al instante arrollados sobre el grueso de su ejército.
A las cinco de la tarde se hallaba la división á tiro de ca.
ñón del campo enemigo , y el coronel Calzada hizo adelan
tar el segundo batallón de Numancia y la columna de caza
dores, desplegada en guerrilla , batió á los enemigos que
estaban bien parapetados, hasta que llegada la noche y con .
tinuado el fuego dispuso, para que descansase la tropa, que
las compañías de cazadores del 1.° y 2.º batallón tomasen
la altura de la izquierda, cuya subida, aunque muy difícil,
vencieron , quedando por este movimiento flanqueado el
enemigo. Durante la noche mudó éste su campamento y
la emplearon toda en construir parapetos. Al amanecer
nuestras guerrillas los arrojaron hasta sus trincheras, to
mándoles un oficial y diez soldados; y aprovechándose en
este momento Calzada del entusiasmo y ardor que obser
vaba en sus tropas y de sus deseos de combate , mandó que
la columna de cazadores a las órdenes del teniente coronel,
sargento mayor del regimiento de la Victoria, D. Matías de
Escuté, fuese por la altura de la derecha, y por la izquierda
una parte de la misma columna á las del capitán D. Sil
vestre Llorente, á fin de flanquear las trincheras enemigas:
lo que consiguieron no sin gran trabajo , colocando una
pieza de artillería en situación tan acertada que les cau
saba mucho daño. Ya se habían empeñado en el combate
la sexta compañía del primer batallón, y la segunda del
segundo, cuando el coronel Calzada dispuso que las de
granaderos atacasen á la bayoneta por el frente, verifican
dolo con tal brío é intrepidez, al mismo tiempo que los
onzadores, que unos y otros llegaron a la segunda trin
chera mezclados con los enemigos, quienes, a pesar de ha
ber perdido más de cien hombres, redoblaron su ataque
- 217

hasta llegar a la tercera . El comandante de carabineros,


D. Antonio Gómez, con algunos de éstos se introdujo en
tre los rebeldes para desordenarlos y ponerlos en confu
sión, como sucedió, en términos de dispersarse y huir pre
cipitadamente, siendo entonces perseguidos por los cara
bineros y parte de la bizarra oficialidad de infantería , to.
dos á caballo, quienes á pesar de los esfuerzos de los re
beldes por rehacerse, los persiguieron y destruyeron hasta
la villa de Cacota de la Matanza. Se puede asegurar que
no llegaron á treinta los enemigos que escaparon reunidos
por el camino. Desde Cachirí á la villa no se encontraban
más que cadáveres y despojos. El enemigo tuvo más de mil
muertos, entre ellos unos cuarenta oficiales, y sobre dos
cientos heridos; se le tomaron quinientos prisioneros, de
ellos 28 oficiales; dos piezas de artillería , cuatro ban
deras, 750 fusiles, 300 lanzas, 45.000 cartuchos , provisio
Des , caballerías, ganado y otros varios efectos, y sucesiva
mente se fueron recogiendo más armamento y prisioneros
que andaban errantes por los montes.
La pérdida de nuestra división consistió en 150 hom
bres entre muertos y heridos, siendo de los primeros el va
liente capitán D. Francisco Daza, que a pesar de haber
recibido dos balazos por la mañana, continuó en la acción
y fué el primero que asaltó la primera trinchera, donde
recibió la herida mortal .
El 2. batallón de Numancia, á las órdenes del teniente
coronel D. Carlos Tolrá, con una pieza de artillería y una
compañía de caballería ligera, marchó sobre Pamplona
con el fin de destruir un destacamento de 300 infantes ene
migos, que habían ocupado dicha ciudad sin resistencia ,
en virtud de la orden que Calzada dejó á su gobernador
de no empeñarse con fuerzas superiores ; y fuese al propio
tiempo á proteger los vestuarios y municiones que habían
llegado á Cúcuta, procedentes de Maracaibo.
Los habitantes de la ciudad de Girón y de los pueblos
218

de Bucaramanga y Pie de Cuesta se portaron con el ma


yor entusiasmo y lealtad al acercarse las tropas reales, ha
ciendo demostraciones que indicaban bien á las claras su
adhesión á la justa causa , dando buen hospedaje á los sol
dados. Girón , en particular, tomó tanto interés en el exter
minio de los rebeldes, que a las dos horas de llegar la
división , salió voluntariamente una partida de sesenta gi
roneses á la Cabulla del Chocó en seguimiento de las par
tidas enemigas que por allí andaban dispersas, logrando
traer hasta 17 prisioneros y trece fusiles, acción que hizo
muy recomendable á la fiel ciudad de Girón (1 ).
Los oficiales y soldados de la división se cubrieron de
gloria , disputándose los lances más arriesgados y deseando
todos batirse en primera línea . Distinguiéronse entre todos
los comandantes del batallón , D. Carlos Tolrá, que man
daba la columna que atacó el frente de los parapetos, y
don Ruperto Delgado, que á pesar de hallarse gravemente
enfermo, estuvo á la cabeza del suyo constantemente ; el
teniente coronel D. Matías Escuté, que mandó la columna
de cazadores, así como el capitán D. Silvestre Llorente ;
los capitanes y demás oficialidad de las compañías de ca
zadores del 1.' y 2.° batallón ; los comandantes de carabi -
neros, D. Antonio Gómez y D. Cirilo Molina, y muchos
otros que fuera prolijo enumerar.

El General Morillo, con noticia de la expedición de Bolívar, dis.


pone su marcha convenientemente .
Había sabido Morillo por varios conductos que en los
Cayos de San Luis se hallaba el rebelde Bolívar preparan
do una expedición considerable con que amenazaba á Cos .
tafirme; y recelando que ésta pudiera caer sobre Santa
Marta ú otro punto de la costa de sotavento, aprovechan

( 1 ) Archivo de Indias.
219 -

do el momento en que las tropas emprendían sus operacio


nes en el interior, llevó su marcha con alguna lentitud
para conservar la equidistancia entre ambos importantes
objetos, tomando las medidas necesarias y proporcionando
las situaciones de poder bajar rápidamente por los ríos so
bre la costa , en caso que fuera necesario .
Llegado a la villa de Mompox por el mes de Marzo,
aún duraban estos recelos , y últimamente tuvo aviso ofi
cial de que en Santa Marta se habían avistado velas sos
pechosas; lo cual le hizo detener en este punto y meditar lo
que ejecutaría , enviando inmediatamente al capitán D. An
tonio Van Halen para que averiguase lo cierto y diese
el oportuno aviso ; pero cerciorado Morillo de que era la
corbela Bailén y otros buques que iban por el resto del
convoy que estaba allí , siguió su marcha y llegó á Ocaña .

Entrada de las tropas reales en Medellín , capital de la provincia


de Antioquia .

La división del capitán Warleta , después de haber dado


algún descanso á la tropa y recibido los víveres y otros
auxilios que necesitaba , se puso en movimiento sobre la
capital de la provincia de Antioquía , que entonces era Me.
dellín , donde entró el día 7 de Abril de 1816 aclamado por
sus habitantes . Así terminó su breve campaña de tan tras
cendentales consecuencias . Quince días de continuas mar
chas por desiertos y despeñaderos , sin el menor recurso
humano fueron vencidos por la decisión y constancia de
las tropas , lográndose al fin la deseada empresa .
La acción de Ceja - alta hizo conocer al Gobierno rebel
de de la provincia que no estaba seguro y ejecutó lo mis
mo que el de Cartagena , huyendo á Popayán con las alha
jas y dinero del público y las riquezas de los templos ,
dejando á los habitantes á merced del vencedor.
220

Entréganse Nare y Honda á las armas del Rey .

El 23 del mismo Abril el pueblo de Nare , muy bien


guarnecido por los insurgentes con fuerzas de mar y tie .
rra , sabiendo que se aproximaba la columna al mando del
teniente coronel D. Donato Ruiz de Santa Cruz , que ha
bía salido de Mompox y subido el Magdalena , se sublevó
contra los jefes revolucionarios y se entregó con el puerto
de Angostura á las armas reales, quedando en nuestro po
der buen número de fusiles , municiones y barcos de
guerra .
La misma conducta siguió en todo el pueblo de Honda,
prendiendo á algunos de sus jefes, y entregándose á las
tropas del Rey el 30 del mismo. La columna de Santa
Cruz estaba en Buena Vista y con noticia de lo ocurrido
siguió hasta Honda , de cuya localidad tomó posesión .
Apresó todas las embarcaciones del río y algunas piezas
de artilleria , recogiendo asimismo en el mismo punto y
otros inmediatos muchos tercios de tabaco pertenecientes
al Rey , cajas de quina , ropas del reino y un cajón de pla
ta labrada con 103 piezas que estaba enterrado en la
Aduana .

Entrada de las tropas reales en Santa Fe .

A consecuencia de la importante victoria de Cachirí y


de las demás ventajas conseguidas por el ejército real, en
traron nuestras tropas en la capital , Santa Fe , el día 6 de
Mayo de 1816 , al mando de los coroneles D. Miguel de
Latorre y D. Sebastián de la Calzada , apelando á la fuga
los enemigos que en ella se guarecían, y que habían sido
perseguidos rápidamente en muchas jornadas , siendo in .
fructuosas cuantas tentativas hicieron para fijarse y defen .
derse , no obstante lo mucho que les favorecía el terreno .
Los restos de la indicada fuerza rebelde reunidos en San
ta Fe los mandaba el francés Cerbier , hombre audaz y
221

atrevido y de genio asaz suficiente para emprender mayo


res empresas, no bajando sus fuerzas de dos mil indivi .
duos, con los que se dirigió á los llanos de San Martín , Mas
fueron atacados por nuestras tropas en los dias 9 y 11 del
mismo y completamente derrotados, perdiendo equipaje,
dinero, armas y cuanto tenían . Fué entre todo lo que más
interesó el haber recuperado la milagrosa imagen de Nues
tra Señora de Chiquinquirá con muchas de sus alhajas y
algunos religiosos; la cual había sacrílegamente arrancado
de su santuario el perfido Cerbier con el fin de empeñar á
sus soldados y aún á los mismos habitantes á que tomasen
parte en la defensa del país , por la extraordinaria venera
ción que tenían á esta divina imagen , que es la Guadalupe
de la Nueva Granada . Muchos de los rebeldes se ahogaron
en Río Negro , no pudiendo pasar la Cabulla y otros fue
ron prisioneros. Fué obra este resultado de algunos caza
dores y carabineros de la 5. división , en número de 200 ,
al mando de D. Antonio Gómez, á quien se presentaron
multitud de hombres que á la fuerza llevaban los enemi
gos y emigrados de todas clases á quienes habían alucina
do y decidido á abrazar su causa .
Durante la breve estancia que hizo el General en jefe
en la ciudad de Ocaña, recibió repetidos avisos de que la
expedición de los Cayos estaba próxima á salir ; y aun se
le indicó con bastante probabilidad por varios conductos
que su destino era á Venezuela. En su consecuencia resol
vió que saliese el coronel D. Francisco Tomás Morales
con la compañía de granaderos del primer batallón del
Rey y marchase sobre aquellas provincias , procediendo
en su tránsito á la formación del tercer batallón de dicho
regimiento , en la cual debía invertir algunas de las tropas
de D. Rafael López y D. Salvador Gorrin ; y que con los
restos organizase otro batallón con el título de Cazadores
del Rey , en sistema y fuerza de tropas ligeras, no bajando
su número de 1.200 hombres. Asimismo dispuso que de la
222

caballería de Gorrin formase el 2. ° , 3. y 4. escuadrones ,


respecto á que el 1. ° había sido mandado formar en el Vi .
rreinato al teniente coronel D. Remigio Ramos ; encargán
dole que procurase recoger los desertores que tuvo en
Puerto Cabello, ofreciéndoles indulto , previa presentación
de sus armas los que se las hubiesen llevado , igualmente
que los dados por inútiles por llagas y otras enfermedades,
que habían sido despachados con licencia , si ya se halla .
sen restablecidos.
Mucho esperaba el General Morillo de la actividad , inte
ligencia y ascendiente que en el país tenía el coronel Mo
rales ; у así con estas órdenes y las que le pareció dar al
Capitán general de Venezuela para que previniese y evi .
tase el golpe de Bolívar, creyó haber hecho cuanto era por
de pronto necesario en el caso en que se hallaba . Morales
verificó su partida el 11 de Abril , y de su marcha y opera.
ciones se tratará más adelante .

La columna de Buyer reforzada sube por el Atrato con vigor.

La columna del teniente coronel D. Julián Bayer había


sufrido en el río Atrato los mayores contratiempos por es
pacio de cuatro meses en que las enfermedades, el ham
bre , la intemperie , la desnudez y la miseria habían puesto
á prueba su constancia y sufrimiento . Sostúvose á pesar de
todo heroicamente , y cuando se acercaba la época de rom
per, empeñado su jefe en llevar adelante la empresa que
le estaba confiada, bajó rápidamente á Cartagena á buscar
refuerzos, víveres y otros auxilios. Salió el 12 de Abril de
aquella plaza con ellos y con algunos efectos navales para
carenar у habilitar los buques que se le habían inutilizado
en la costa del Daríen y el río . El 29 se introdujo por las
bocas de éste , siguiendo siempre a las avanzadas enemi
gas y sorprendiendo muchas veces las embarcaciones que
tenían apostadas. El 13 de Mayo llegó al fuerte del Remo
223

lino, cerca de Murri, el cual encontró abandonado por su


guarnición , á quien había impuesto considerablemente la
intrepidez de nuestra columna. Siguió velozmente al en
cuentro de dos bongos que no teniendo conocimiento de
nuestras fuerzas habían tratado de ocupar dicho fuerte de
Murri; pero solo tuvieron tiempo de disparar cuatro cano
nazos y emprender su fuga en vista del denuedo con que
se les embistió.
El 19 del mismo Mayo llegó Bayer á la boca de Bebara,
distante cuatro jornadas de Citará , hacia donde se había
retirado el enemigo precipitadamente con intención de
destruir el pueblo y retirar todo recurso, por la descon
fianza que tenía de poder defenderlo.
Esta importante operación combinada con las fuerzas
que ya ocupaban á Antioquía y con las tropas del 2. bata
llón de Numancia, que en 9 de Junio estaban ya saliendo
de Santa Fe, debían proporcionar el ataque y posesión de
las montañas intermedias al Chocó y Popayán ; y si las de
Quito hacían, como se esperaba , el movimiento concerta
do, quedaría entonces cortada la comunicación con Caly y
el puerto de San Buenaventura , donde había dos corbe
tas de piratas que protegían las operaciones de los re
beldes.
Llegó la columna á Quibdó el 21 de Mayo , habiendo des
truído varios destacamentos enemigos, y seguía á Novita
para penetrar por Caly, uniéndose con algunas fuerzas de
Panamá que se creía habrían ido á la boca del río de San
Juan, las cuales después no parecieron , ignorándose el mo
tivo porque faltaron . El capitán D. Antonio Plá, pertene
ciente á esta columna , subió también el 24 de Mayo por el
Atrato con nuevo refuerzo de tropa , víveres y municiones
que conducía desde Cartagena.
224

Entrada de las tropas reales en Novita.


Hallábase ya el 31 de Mayo Bayer en Novita, habiendo
destruído completamente a los rebeldes de aquella provin .
cia. Iban éstos en su desordenada fuga robando y saquean
do los pueblos, obligando á los habitantes á emigrar, y
arrasando completamente el país. Al fin pudieron ser al
canzados sobre los tres caminos que comunican desde Ci
tará con Cartago á Novita . El teniente de León D. Vi
cente Gallardo atacó en las inmediaciones de Lloró la
retaguardia enemiga, la destrozó é hizo prisionera con su
comandante Tomás Pérez, cartagenero . El subteniente de
la Victoria , D. Ramón Castilla y el del Rey D. Francisco
Gómez, batieron y dispersaron en el arrastradero de San
Pablo, á Miguel Buch, el cual se titulaba Dictador y Ge
neral en jefe del ejército de los insurrectos. El teniente
Gallardo, de regreso de su expedición de Lloró , continuó
inmediatamente sobre el tercer camino que sigue á Nov
ta á fin de perseguir otro resto de rebeldes; y alcanzó á un
capitán , un teniente y algunos soldados , que hizo prisio
neros, recuperando las alhajas de la iglesia que se lleva
ban estos bandidos y que fueron inmediatamente devueltas
á su destino.
Intimó Bayer a la ciudad de Novita que reconociese á
su legítimo soberano Fernando VII bajo las condiciones
siguientes : que desde el momento de su marcha para la
ciudad ofrecía la paz á sus habitantes ; que si los encarga
dos del Gobierno adoptaban las providencias convenien
tes para que las tropas no hallasen obstáculo en su trápsi
to, acreditarían entonces éstas su excelente disciplina y
protegerían á los vasallos del Rey; pero que si la provin
cia elegía la guerra revolucionaria, castigaría con severi .
dad el crimen de rebelión. Habiendo recibido los de la
ciudad este oficio se apresuraron á proclamar á S. M. y
enviaron á Bayer una diputación que se le presentó en 29
225

de Mayo en nombre del pueblo , haciendo entrega de todas


las armas. Tan crueles habían sido las vejaciones causa
das por los rebeldes y tantos los robos hechos en la pobla
ción que los infelices habitantes pedían recursos para sub .
sistir á nuestros soldados, quienes partían con ellos la ra
ción que recibían de las abundantes provisiones llegadas
de Cartagena . Se cogieron 19 jefes y oficiales prisioneros;
una bandera, un cañón de bronce de á 4 , otros de hierro ,
idem ; un pedrero, 250 fusiles y considerable cantidad de
municiones y pertrechos.
Esta columna que penetrando por el río Atrato tuvo que
luchar con las penalidades de su infernal clima y con to
das las demás propias de un país mortífero y devastado,
sufrió con la característica resignación del soldado espa
ñol las fatigas y trabajos de una campaña que se estimó
como la más penosa. Se distinguieron en ella el teniente
coronel de León D. Vicente Gallardo, el subteniente de la
Victoria D. Ramón Castilla y los oficiales del del Rey don
Francisco Gómez , D. Ramón Aponte y D. Martín Za
mora (1 ) .

Sigue su marcha el General en jefe desde Ocaña á Santa Fe.

El General Morillo entretanto , siempre al cuidado de las


operaciones y dando constante impulso y energía á los
movimientos de todas las columnas, asegurado de que la
expedición de Bolívar no ' venía á la costa occidental , des
pués de haber despachado al coronel Morales, siguio rá
pidamente su marcha desde Ocaña , atravesando los de
siertos de las cordilleras, el páramo de Cachirí, parte de
la provincia de Pamplona , la del Socorro y Tunja , y entró
en la capital , Santa Fe , el 29 de Mayo .

( 1 ) Archivo de Indias.
TOMO 1 15
226

El coronel La Torre persigue los restos de tropas de Cerbier.


Perseguía el coronel D. Miguel de La Torre al francés
Cerbier desde el 26 de Mayo, que humillado por el te
niente coronel D. Antonio Gómez en la Cabulla de Ca.
quera , se salvó milagrosamente , pero su pretendido
ejército se dispersó; y según manifestaron sus soldados
pasados á nuestro campo pocos días después , sólo le
quedaban unos 150 á 200 hombres de los dos mil que te
nía, con la gente emigrada y los oficiales venezolanos uni
dos á aquellos. Cerbier, sin bagajes ni estorbos, quiso se
guir a los Llanos de San Martín , pero tenía que pasar el
río Negro que cae en el Meta ; y aunque de antemano ha
bía mandado construir balsas, era tan rápida la corriente
que tuvo que dirigirse hacia los Llanos de Casanare, á
pesar de los muchos ríos que había que atravesar y la fa
ta de alimento , pues si no tomaba aquel partido, le era
preciso rendirse. Siguió, en efecto, á Pore, y el coronel
La Torre , extendiéndose todo lo posible formaba una ala
desde la cordillera al Meta , arrollando cuanto intentó opo
nérsele .
El 13 de Junio encontró al enemigo situado éste en
ventajosa posición ; lo atacó y desbarató, pero se cubrió
con el río de Ocoa . Lo volvió á encontrar el 22 en Upia ,
manteniendo con el rebelde un corto tiroteo ; y por fin al
cabo de cuarenta y cuatro días de marcha verdaderamente
asombrosa, de no dormir en poblado, de no alimentarse
más que con carne , de sufrir lluvias continuas , caminar
sobre pantanos y pasar los ríos Negro , Ocoa, Guaitiquia,
Upia, Tonino, Cuciana , Crabo y Pauto; unas veces en
balsas , otras en troncos , en barquetas otras, y las más ve
ces agarrados los soldados á las colas de los caballos , que
atravesaban nadando unos ríos, el que menos más ancho
que el Ebro en su desembocadura, logró á fuerza de cons
tancia llegar a las inmediaciones del Pore, capital de los
227

Llanos de Casanare, con su columna cubierta de laureles ,


venciendo obstáculos al parecer insuperables , sin más
pérdida que la de algunos soldados , arrollados por la im
petuosidad de las corrientes,

Entrada de las tropas del Rey en Natagayma.

El capitán de cazadores del 2. ' batallón de Numancia ,


D. Juan Francisco Capdevila , entró á las cinco de la tarde
del 13 de Junio en el pueblo de Natagayma con la tropa
de su cargo , después de haber tenido un pequeño encuen
tro con los insurgentes , que mandaban el cabecilla Mon
salve y el padre Guarin , los cuales salieron despavoridos
con pérdida de trece hombres , según informó un espía
que mandó á Achique, donde se reunieron para seguir su
fuga á Villavieja . Fué tanta la precipitación de Monsalve
que dejó la silla de su caballo en casa del cura . El pueblo
de Natagayma se portó con el mayor entusiasmo en su
adhesión á la causa del Rey , ocultándose sus habitantes
en los bosques por no auxiliar á los rebeldes , y saliendo
Cuando avistaron las tropas reales, á quienes hicieron los
mayores agasajos.
Capdevila siguió sus operaciones , y el 24 del mismo
mes se hallaba en Neiba , estando ya en comunicación con
el brigadier D. Juan Sámano , que había llegado el 15 á
la Cuchilla del Tambo , menos de una jornada de Popayán ,
con las tropas de Quito y se preparaba á operar . Dirigióse
Capdevila sobre la ciudad de la Plata , donde el rebelde
Monsalve con la gavilla de su mando robaba y saqueaba,
cometiendo toda suerte de crímenes .

Batalla de la Cuchilla del Tambo , en que filé derrotado


el ejercito rebelde.

Situado el brigadier D. Juan Sámano en la Cuchilla del


Tambo , tuvo noticia el 27 de Junio de que el enemigo , con
228

un grueso de gente mayor de lo que se creía, había salido


de Popayán con ánimo resuelto de acometer nuestro cam
po, El 28 se colocó el rebelde sobre el pueblo de Piugua á
la vista de los nuestros . Confirmóse entonces Sámáno en
su propósito, juzgando conveniente para obtener mejor las
ventajas que le ofrecían las obras de campaña construídas
para resguardo del ejército, hacer entender al enemigo
que no estaba reducida su seguridad á ellas; y destacó la
misma tarde del 28 doscientos hombres que hicieron tras
nochar al enemigo; y suponiendo que seguiría éste en su
ataque por la mañana, le fuesen resistiendo de loma en
loma, haciendo dos trozos de dicha división , y que la más
atrasada sostuviese á la otra , que debía retirarse cuando se
hallase algo cansada para colocarse detrás de la primera ,
mientras ésta resistía como aquélla, repitiéndose esta ope
ración hasta el pueblo del Tambo. Con anticipación había
hecho Sániano levantar las tiendas de las compañías des
tacadas en este pueblo á las órdenes del Mayor general
D. Francisco Ximénez , mandando á éste que las retirase
á los atrincheramientos con los enfermos del hospital esta
blecido en el mismo, á lo que le había obligado la peste
que iba picando en el ejército : todo lo cual se ejecutó con
el mejor orden y sosiego. Los enfermos fueron llevados
una jornada á la retaguardia del campo á la encasillada .
Cuando ya se acercaba el enemigo al pueblo de Tambo
rebasando todas nuestras avanzadas, que se iban retirando
á medida que se acercaba á ellas, salió Sámano del campo
para observarle hasta más allá del Tambo por presumir lo
que en efecto sucedió : esto es, que su mayor fuerza estaba
sin llegar á dicho pueblo y haciendo retirar hasta el la
tropa destacada en su oposición , tomaría un camino de la
izquierda para salir sobre nuestra derecha del campo , cuyo
lado se acabó de fortificar el día antecedente y de que sin
duda tenían noticia los enemigos. Voló Sámano al campo ,
del cual hizo salir doscientos hombres de Pasto a las órde :
229

nes de su comandante D. Ramón Zambrano, para que en


contrase á los enemigos resistiéndolos en su marcha, de la
misma forma que lo verificó la división que se le opuso
desde la noche anterior y la que quedó formada en el
Tambo para oponerse á la menor división del enemigo ,
que se dirigió por aquel lado para atacar a los nuestros por
el frente del atrincheramiento ó por la Cuchilla . Dicha di
visión nuestra , al mando del comandante D. Simón Mu
noz , hechas sus descargas, no se retiró al atrincheramien
to , sino que se emboscó como dispersa á la izquierda del
Tambo para acometer por la retaguardia al enemigo cuan .
do le viese empeñado en la subida de la Cuchilla para to
mar nuestros atrincheramientos, como lo verificó á su
tiempo con el mayor denuedo y empeño. El comandante
del Pasto resistió valerosamente al enemigo por mucho
tiempo hasta hacer retirar sus primeras tropas en algunas
ocasiones, y sostenido de dos compañías , que hizo Sámano
avanzar en dos puestos atrasados , le previno que se fuese
retirando para atraer al enemigo, ya fatigado y desfalle
cido, hasta nuestros atrincheramientos , que fueron acome
tidos por el frente y costado, ocupando por esta parte de
la derecha de los enemigos una loma que dominaba nues
tro campo, donde colocaron una batería pretendiendo in
comodar á los nuestros ; lo que hubieran logrado á no ser
por las obras construídas en él . Es innegable que el ene
migo acometió con despecho y valor por todas partes , lle
gando á menos de una cuadra de los atrincheramientos;
pero todo fué en balde . Su caballería armada de fusiles
hizo retirar la nuestra de lanzas , que se pudo rehacer en
el camino de los Aguacates á retaguardia , porque la ene
miga , con el fin de cortar la retirada de los nuestros , no
siguió su alcance y se detuvo á esperar el éxito del com
bate. Este fué recio y obstinado , durando dos horas lar
gas, hasta las doce del día ; y desde las siete hasta las diez
de la mañana el fuego de los cuerpos destacados sobre el
230

enemigo en campo raso . Con anticipación tenía el briga


dier Sámano hechas varias explanadas alrededor de los
atrincheramientos y por sus surtidas hacía salir los caño
nes para que hiciesen descargas sucesivas, retirándose á
ellos y volviendo á salir oportunamente para repetirlos.
Con esta operación se sacrificó al enemigo, que acabó de
desconcertarse con las descargas que le hicieron por su
retaguardia los patianos emboscados, como se indicó ante
riormente, sin que lo notasen los enemigos, que empeza
ron á retirarse conociendo ya la imposibilidad de su em
presa. Aprovechó el brigadier este momento para hacer
salir de los atrincheramientos la mayor parte de las tro
pas, que persiguieron a los rebeldes sin dejarles descanso,
en términos que de su infantería muy pocos se salvaron,
quedando prisioneros nuestros y otros extraviados; su ca
ballería escapó por no haberla podido seguir pronto la
nuestra, pero tan desfallecida y desordenada que algunos
de ellos fueron muertos á palos por los indios de Piagúa,
adonde llegaron las tropas reales en su alcance , y otros
hasta Río-hondo. Fué completo el destrozo hecho al ene
migo , habiendo quedado en nuestro poder la artillería,
pertrechos y armas. Se puede decir que perecieron y que
daron prisioneros los más de los oficiales. El General y
Presidente del nuevo Congreso Liborio Mexía se salvó
merced á la ligereza de su caballo, pero fueron cogidos los
Ulloas, Españas , Rosas, Quixanos, etc.
El día 30 despachó el brigadier Sámano una partida á
Pasto con 170 prisioneros, cogidos muchos en los montes
y otros heridos, viéndose precisado á establecer un hos
pital para esta gente , que dejó á cargo del capitán gradua
do D. Juan García Velarde; pero retuvo á los oficiales .
El mismo día 30, por la tarde, salió Sámano para Popa
yán , habiendo empleado la mañana en recoger despojos y
enterrar muertos.
Se distinguieron en estas acciones el comandante de
231

Pasto y todos sus oficiales y tropa , que á porfía se ofre


cían para acudir á los mayores riesgos , y en efecto, se co
locaron a la derecha del campo, donde había más peligro ,
con las compañías del Número y de cazadores, mandadas
por D. Antonio Rex y D. José Polit , y la de Cuenca por
el capitán D. Jorge Mariño. El Mayor general y los ayu
dantes de campo D. José Cornejo y D. Francisco Laya
distribuyeron las órdenes con el mayor acierto y sereni.
dad. En suma , todos los oficiales se portaron con el mayor
valor. Tuvimos dos oficiales muertos y algunos heridos ,
y

todos de tal mérito que sólo por estas pérdidas juzgó


Sámano que la victoria nos fué costosa. Uno de los pri
ineros fué el capitán de Pasto D. Eduardo Burbano, de la
compañía de la Cruz ; el otro , el teniente de milicias del
mismo Pasto D. Agustín Varela ; ambos habían hecho ser.
vicios importantes en la expedición .
Fueron hechos prisioneros treinta oficiales rebeldes ; y
entre los sujetos particulares aprehendidos después de
entrar el ejército en Popayán, lo fueron León Armero ,
consejero del Gobierno de Santa Fe ; José Caldas , inge
niero; el presbítero hereje Andrés Ordóñez ; Manuel To .
rices, diputado del Congreso y Presidente de la Conven
ción general de Cartagena ; José María Dávila, diputado
de ídem ; Ignacio y Antonio Fernández, alias Juanelos, ca
becillas insurgentes ; Rafael Arboleda , capitán de Patrio
tas; José Diago , consejero de Estado en Santa Fe , y Fran
cisco Ulloa , secretario general de Gobierno .

Marcha de otra columna combinada con la del coronel La Torre.

Ya se ha referido la importante marcha que hizo el co


ronel La Torre hasta cerca de Pore . El movimiento de esta
columna hubiera quedado incompleto si por la parte deloc
cidente de la cordillera no hubiera marchado otra fuerza
que interponiéndose entre Venezuela y los fugitivos los
232

envolviese é impidiese su fuga . Esta , compuesta de los


cazadores del ejército , se confió al teniente coronel don
Matías Escuté , el cual, marchando por Tunja , Sogamoso y
Tasco , atravesó la cordillera, pasó el páramo de Chita y
ocupó á Sacama, entrada del llano y posesión inexpugna
ble , donde se reúnen los caminos para penetrar en el So
corro , Tunja y Santa Fe .
El coronel D. Manuel Villavicencio marchó también
desde San Gil y se le incorporó alguna fuerza de caballe
ría de Fernando VII y de artillería volante sin piezas , di
rigiéndose el 28 de Junio á Pore , en cuyo día dispersó
unos caballos enemigos en el sitio de la Laguna. Al ama
necer del siguiente día consiguió derrotar completamente
á Cerbier con cuantos se le habían unido, matándoles con
siderable número de gente y quedando en nuestro poder
muchos prisioneros, armamento y equipaje, entre éstos el
secretario del jefe de Estado Mayor, Santander. Los ene
migos se dispersaron en tales términos de resultas de esta
derrota que no fueron cuatro unidos por una misma direc
ción , quedando , por consiguiente, tranquilo aquel territo
rio , verificando también la reunión con el coronel La To
rre , que entró en la ciudad de Pore con su columna el 10
de Julio .
Reuníanse los emigrados, que habían escapado de la ac
ción de Pore, en Chite , y el coronel La Torre, para no
dejar nada á la suerte , se dirigió allí con la columna de
cazadores, los húsares de Fernando VII , artillería y cara
bineros . No los encontró , y siguió buscándolos hasta Be
toyes , teniendo que atravesar el Casanare, siempre nave.
gable , y consiguiéndolo en dos días con el auxilio de unas
artesas ; mas se vió detenido por un mar sin término , por
estar ya inundados los Llanos . A pesar de todo se hizo
conducir por la zona mas elevada del terreno , llevando el
agua hasta las cinchas de los caballos y atravesando es
teros . Conservó, sin embargo , cuidadosamente la estrecha
233

dirección que señaló el guía para no ahogarse. Cuando al


fin llegó la columna á Betoyes, después de ocho horas, ya
el enemigo había desaparecido, fugándose sutilmente .
Era una imprudencia seguir más adelante , pues hasta
Guasdualito hay nueve días de jornadas iguales á las ante
riores con muchos pasos de río , lagunas formidables y
profundos caños para cuyo tránsito cada jinete del país
acostumbraba llevar tres o cuatro caballos . En su conse
cuencia , se retiró La Torre y regresó á Pore , desde donde
envió á Guanapalo , orillas del Meta , al capitán D. Manuel
Morales, que sorprendió algunos restos de insurgentes y
arcabuceó á sus jefes.

Penetran las columnas de Occidente en el valle del Cauca .

Colocada como estaba la columna del Atrato en el Cho .


có y las demás en los parajes indicados, se había empren
dido la operación de penetrar todas á un tiempo en el valle
del Cauca al mando del coronel D. Francisco Warleta .
No era esta una empresa tan sencilla que no exigiese gran
des precauciones y mucho arrojo , tanto más cuanto que se
ignoraba la victoria del Tambo . El punto central era Car .
tago, pero antes se habían de reunir las columnas del Cho
có y Antioquía en Anserma ; al mismo tiempo que las del
Magdalena y valle de Neyba lo verificarían dos leguas de
Cartago. Aquéllas tenían que pasar después el Cauca sin
puente ni vado, y las otras escalar por el páramo de Quin
dio durante once días las ásperas y desiertas faldas del
nevado Tolima, sin camino para acémilas y teniendo que
atravesar el río La Vieja, tan caudaloso allí como el Cau
ca. Para asegurar la reunión total , se amagó penetrar al
centro de la provincia por Caly y atacar la capital por la
Plata, subiendo el páramo de Guanacas .
El día 6 de Julio se hallaba ya en el Tambo del río de
Neyba el comandante del 2. batallón de Numancia don
.
232

envolviese é impidiese su fuga . Esta , compuesta de los


cazadores del ejército , se confió al teniente coronel don
Matías Escuté, el cual, marchando por Tunja , Sogamoso y
Tasco, atravesó la cordillera, pasó el páramo de Chita y
ocupó á Sacama, entrada del llano y posesión inexpugna
ble , donde se reúnen los caminos para penetrar en el So
corro , Tunja y Santa Fe.
El coronel D. Manuel Villavicencio marchó también
desde San Gil y se le incorporó alguna fuerza de caballe
ría de Fernando VII y de artillería volante sin piezas, di
rigiéndose el 28 de junio á Pore , en cuyo día dispersó
unos caballos enemigos en el sitio de la Laguna. Al ama
necer del siguiente día consiguió derrotar completamente
á Cerbier con cuantos se le habían unido, matándoles con
siderable número de gente y quedando en nuestro poder
muchos prisioneros, armamento y equipaje, entre éstos el
secretario del jefe de Estado Mayor, Santander. Los ene
migos se dispersaron en tales términos de resultas de esta
derrota que no fueron cuatro unidos por una misma direc
ción , quedando, por consiguiente, tranquilo aquel territo
rio, verificando también la reunión con el coronel La To
rre, que entró en la ciudad de Pore con su columna el 10
de Julio.
Reuníanse los emigrados, que habían escapado de la ac
ción de Pore, en Chite, y el coronel La Torre, para no ,
dejar nada á la suerte , se dirigió allí con la columna de
cazadores, los húsares de Fernando VII , artillería y cara
bineros. No los encontró, y siguió buscándolos hasta Be
toyes, teniendo que atravesar el Casanare, siempre nave.
gable , y consiguiéndolo en dos días con el auxilio de unas
artesas; mas se vió detenido por un mar sin término , por
estar ya inundados los Llanos. A pesar de todo se hizo
conducir por la zona más elevada del terreno, llevando el
agua hasta las cinchas de los caballos y atravesando es
teros. Conservó, sin embargo, cuidadosamente la estrecha
233

dirección que señaló el guía para no ahogarse. Cuando al


fin llegó la columna á Betoyes, después de ocho horas, ya
el enemigo había desaparecido , fugándose sutilmente.
Era una imprudencia seguir más adelante, pues hasta
Guasdualito hay nueve días de jornadas iguales á las ante
riores con muchos pasos de río , lagunas formidables y
profundos caños para cuyo tránsito cada jinete del país
acostumbraba llevar tres ó cuatro caballos. En su conse
cuencia, se retiró La Torre y regresó á Pore, desde donde
envió á Guanapalo , orillas del Meta, al capitán D. Manuel
Morales, que sorprendió algunos restos de insurgentes y
arcabuceo á sus jefes.

Penetran las columnas de Occidente en el valle del Cauca .


Colocada como estaba la columna del Atrato en el Cho.
có y las demás en los parajes indicados, se había empren
dido la operación de penetrar todas á un tiempo en el valle
del Cauca al mando del coronel D. Francisco Warleta .
No era esta una empresa tan sencilla que no exigiese gran
des precauciones y mucho arrojo, tanto más cuanto que se
ignoraba la victoria del Tambo . El punto central era Car.
tago, pero antes se habían de reunir las columnas del Cho
có y Antioquía en Anserma; al mismo tiempo que las del
Magdalena y valle de Neyba lo verificarían dos leguas de
Cartago. Aquéllas tenían que pasar después el Cauca sin
puente ni vado, y las otras escalar por el páramo de Quin
dio durante once días las ásperas y desiertas faldas del
Devado Tolima, sin camino para acémilas y teniendo que
atravesar el rio La Vieja, tan caudaloso allí como el Cau
ca. Para asegurar la reunión total , se amagó penetrar al
centro de la provincia por Caly y atacar la capital por la
Plata, subiendo el páramo de Guanacas.
El día 6 de Julio se hallaba ya en el Tambo del río de
Neyba el comandante del 2. batallón de Numancia don
234

Carlos Tolrá , y á su vanguardia el capitán Capdevila, en


cuyo punto supieron la entrada del ejército de Pasto en
Popayán. Con esta noticia se puso Tolrá en movimiento
para atacar las bandas dispersas que pudieran venir por
aquella dirección.

Acción de la Plata.
El 10 del propio mes fueron arrollados por las tropas
que mandaba Tolrá los rebeldes que ocupaban la ciudad
de la Plata capitaneados por Pedro Monsalve . Reunidos
éstos en bastante número, de los de Popayán que había
batido el 29 del anterior Sámano, se habían parapetado en
dicha ciudad, situada al Occidente del río del mismo nom
bre . Los parapetos estaban á la cabeza del puente , y como
fueron construídos con la madera de éste , quedó solo con
unas guadúas, por donde no se podía pasar más que uno á
uno con mucho cuidado, por lo que, a pesar de no tener
este río más que un solo vado muy peligroso, resolvió Tol
rá mandar por el frente de las fortificaciones las compa
ñías de cazadores, granaderos y tercera á las órdenes del
capitán D. Juan F. Capdevila con objeto de que entretu
viesen al enemigo hasta que él pudiese pasar el vado y
atacarlos por la espalda. Batiéronse, en efecto, las citadas
compañías con ardor, y el enemigo parapetado solo ponía
.en ellas su atención . De este modo consiguió Tolrá pasar
el vado, aunque con la dolorosa pérdida de tres hombres
que se ahogaron. En el momento en que los rebeldes oye
ron los primeros tiros de su retaguardia , abandonaron pre
cipitada y vergonzosamente sus fortificaciones, dirigién
dose hacia el camino de Popayán , haciendo algún fuego
para lograr el paso, que no consiguieron, porque ya lo
impedía la cuarta compañía . En el mismo momento eran
también cargados á la bayoneta por las tres compañías
referidas, de suerte que resultó una dispersión general ,
huyendo los rebeldes en todas direcciones á los montes, de
235

donde se presentaban sin cesar . La primera compañía si -


guió el camino de Popayán é hizo muchos prisioneros
que con la obscuridad de la noche fueron bajando del
monte .
La acción duró desde las once de la mañana hasta cerca
de la oración que se decidió , durante cuyo tiempo no cesó
el fuego sostenido por las compañías de cazadores , grana
deros y tercera, con impavidez propia de nuestros solda
dos. El enemigo tuvo muchos muertos, pues á pesar de
haberse visto tirar continuamente cadáveres suyos al río
durante la acción , se encontraron sesenta y tantos en el
campo ; habiéndose también cogido cincuenta y seis prisio .
neros, sin contar los hechos por la cuarta compañía , ni
los presentados, una bandera, mucho armamento, muni
ciones y efectos.
Manifestaron nuestros oficiales en esta gloriosa acción
una ambición sin límites de ser los primeros en los peli
gros ; pero el destino de las compañías que atacaron los
parapetos por el frente proporcionó distinguirse muy se .
ñaladamente á los capitanes Capdevila , á quien ya encon
tró Tolrá en la plaza apoderado de los efectos que puso á
su disposición ; el capitán D. Francisco Pardo ; á los oficia
les de granaderos D. Manuel Pérez Delgado, D. Gregorio
Alonso, D. Juan A. Díaz , y al bravo subteniente de caza
dores D. Vicente Ruiz , que desalojó al enemigo de la pri
mera posición y le hizo replegar á sus trincheras, avan
zando el primero al puente con algunos soldados , luego
que Tolrá cayó sobre la retaguardia del enemigo . Hasta el
capellán D. Tadeo Montilla , no sólo cumplió con las sagra
das obligaciones de su Ministerio, sino que llevó también
algunas órdenes , porque el ayudante no podía atender á
las dos columnas, Prolijo sería citar los nombres de tantos
y tantos oficiales y soldados que se portaron heroicamente
en esta empeñada acción ; lo mismo que detallar el arma
mento, municiones y otros efectos apresados al enemigo .
- 236

A las dos horas de haber despachado Tolrá el parte , se le


presentaron el cabo de granaderos Fernando Barrera y
cuatro soldados que mandó con un oficio al capitán que
perseguía las reliquias del enemigo , conduciendo trece pri
sioneros, entre ellos un capellán llamado D. Francisco
Mariano Fernández , dos subtenientes heridos , el capitán
José Antonio Monsalve, hermano de Pedro , jefe de los re
beldes, en cuya compañía iba cuando los encontraron los
granaderos con otros cuarenta, que huyeron tan precipita
damente que se tiraron al río á pesar de ir bien armados;
y aunque los granaderos acudieron á sacarlos del agua,
solo pudieron hacerlo con los expresados, ahogándose los
demás . Manifestaron estos prisioneros que mandaba la
acción el Presidente Liborio Mexía , que había venido con
las tropas de Popayán , y que Monsalve solo mandaba un
batallón.

Toman posesión las tropas reales de Quindio y Cartago.

El teniente coronel D. Donato Ruiz de Santa Cruz , que


con la columna de su mando se hallaba el 12 de Julio en
Quindio , recibió oficios del Ayuntamiento de Cartago, en
que se le remitían las actas del juramento de fidelidad que
había prestado aquella ciudad al Rey nuestro señor. Tam
bién escribió el comandante de la guarnición , D. Pedro
José Murquestio á dicho jefe , poniendo á su disposición
toda la fuerza que mandaba , con el armamento , caballos
y municiones .

Ataque al puerto de San Buenaventura .

La tarde del 21 del mismo Julio la vanguardia de la


expedición que destacó el comandante de la columna del
Chocó, D. Julián Bayer , contra el Puerto de San Buena
ventura , al cargo de su segundo, el capitán D. Antonio
237

Plá, batió completamente a los rebeldes que tanto tiempo


hacía tenían en opresión á los habitantes de la provincia
del Raposo, acaudillados por el cabecilla José Bejerano .
En número de 25 estaban posesionados del punto de Ben
diciones, inexpugnable por naturaleza ; pero como nada
se resistía al poder de las armas del Rey , no les fué posi
ble contrarrestar la intrepidez de los soldados , sin embar
go de haber intentado hacer firme defensa, en razón á que
aguardaban un refuerzo de sesenta hombres con cuatro
cañones, llegando su osadía á tales términos que viéndose
ya con las bayonetas en los pechos, se precipitaron sobre
el río Dagua, que llevaba una corriente extraordinaria.
Tuvo el enemigo en este encuentro dos muertos , varios
heridos y ahogados, salvándose un pequeño resto y de
jando veinte fusiles, una caja de guerra y algunos pertre
chos. Continuó persiguiéndolos hasta el Salto y se encon
tró ya este punto abandonado con dos cañones violentos y
sus pertrechos. Ocupado el Salto supo el teniente del Rey,
D. Martín Zamora , que mandaba la dicha vanguardia ,
que del pueblo de la Cruz subían algunas canoas con sol
dados, las cuales no tardaron en llegar , y á la cabeza de
ellas el comandante Bejerano . En número de diez y seis
hombres se entregaron sin tirar un tiro . Seguíales otra
partida, pero habiéndose informado su comandante de la
suerte de los primeros, se retiró abandonando cuanto te
nía . Fué extraordinario el fruto de esta expedición con
respecto á nuestras escasas fuerzas, pues redujo á la do
minación del Rey una extensión tan dilatada como es la
provincia del Raposo . Se hicieron 30 prisioneros, entre
ellos seis oficiales, cinco pertenecientes a la escuadra del
pirata Brown , que se hallaba en el Puerto de San Buena
ventura, los cuales dejó aquel recomendados al Gobier
no insurgente, según constaba de la copia de un oficio
que se encontró á uno de dichos oficiales. Se tomaron 55
fusiles, cinco barriles de pólvora , cantidad de metralla y
- 238 –

otros efectos. Después se presentaron otros individuos


que dejó Brown , y supo Zamora que en la playa de Sol
dados estaba abandonada una batería con 19 cañones, los
que fué á destruir, así como á acabar de echar á pique
una corbeta y un bergantín de la expresada escuadra , que
quedaron allí muy mal tratados .
El inglés Brown había salido de la bahía de Buenaven
tura el 4 de Junio por la noche , dejando sumergidos la
corbeta Alcion y un bergantín Payteño, de que hizo presa
bajando de Panamá .
Como en la fragata Neyra ( Hércules) no cabían la tripu.
lación y pertrechos de la corbeta , dejó en tierra sobre cien
hombres, á quienes entregó la parte de presa que les co.
rrespondía , que llegó á más de trescientos pesos para cada
uno en bretañas , paños , vidrios, hierros , acero, bayetas,
azogues y otros artículos . Había entre los expresados re
beldes , pilotos , carpinteros , sastres, etc. , emigrados de
Chile y algunos prisioneros que hizo en el tránsito . En el
Puerto dejó también Brown para el Gobierno de Santa
Fe veinte cañones desde el calibre de á 8 arriba, seis ba
rriles de pólvora , 500 balas , dos cajones de papel, uno de
piedras de chispa , algunos fusiles y otros efectos. Para
su marcha no aguardó al Dr. Carlos Anfort, cirujano , que
se hallaba en Popayán acopiando galleta , ni al oficial
Campos que siguió después á activar su regreso . Tal fué
el pavor que causó la marcha y progresos de la columna
del Chocó , que amenazó á un mismo tiempo á Caly y al
expresado Puerto . La corbeta estaba forrada de cobre y
quedó medio recostada en el bajo de Soldados con sus
amarras, anclas , cabos y otros útiles .
Avisó el coronel D. Miguel de La Torre desde Pore , con
fecha 22 de Julio , que de las tropas que había hecho pa
sar á la Trinidad , mandó se avanzasen hacía la parroquia
de Guanapalo un oficial y veinte soldados para que la
ocupasen y batiesen al insurgente Juan Nepomuceno Ji
239

ménez, que se hallaba en ella con cuarenta rebeldes. Salió,


en efecto, el teniente de carabineros D. Agustín Montaño,
acompañado del subteniente D. Rafael Bravo , los que
luego que estuvieron con su partida á la inmediación de la
parroquia, acamparon en sitio oculto ; y á las dos de la ma
ñana del 17 avanzaron sobre el enemigo, encontrando una
descubierta que fué al instante batida y deshecha, pero
como para esto tuvieron que tirar algunos tiros, se alar
maron con ellos los del pueblo. Entonces el teniente Mon
taño, animando á sus soldados á la voz de « ¡Viva el Rey! »,
cargó sobre los enemigos, que desalentados escaparon en
veloz fuga, internándose en los montes. El resultado de
esta acción fué quedar en nuestro poder 19 prisioneros,
muchas lanzas, algunos fusiles y tercerolas, 150 caballos
empotrerados y los que tenían para su uso.
Todos los vecinos de Guanapalo se presentaron á ren
dir obediencia, ofreciéndose el teniente de indios á perse .
guir á todo cabecilla que se aproximase á aquellas inme
diaciones.
Al otro lado del río Meta , en la parroquia de Santa Ro
salía, se hallaba « el infame Olmedilla , para cuya per
secución dió especiales órdenes el coronel La Torre , así
como también á otros que le acompañaban . En esta comi
sión dejó al capitán de carabineros Morales con su compa
iía, y para que se pusiese en comunicación con nuestras
fuerzas sutiles que obraban en las bocas del Meta , cinco
días distante de Guanapalo y Santa Rosalía .

Queda pacífico el Virreinato.


Con esto y con las oportunas incursiones que hicieron
las tropas que operaban en el Occidente sobre Popayán,
valle del Cauca y Puerto de San Buenaventura, quedó
enteramente pacífico el Virreinato : resultado seguramente
debido á los atinados y felices movimientos de las cinco
240

columnas que desde Barinas al Atrato invadieron á un


mismo tiempo todo el reino, habiendo á este efecto atra
vesado montañas y desiertos casi desconocidos. Amena
zando atacar todas las provincias, las aislaron y dividie
ron las fuerzas del enemigo, que antes de conocer nuestro
plan fué derrotado. Fué éste el más acertado que podía
ejecutarse, pues además de que así lo acreditan los resul
tados, encontró el General en jefe en la secretaría del Go
bierno insurgente los proyectos y órdenes que evidenciaron
tener su defensa fundada en la reunión de las fuerzas;
pero ninguna provincia obedeció, y al persuadirse de que
á todas se atacaba , resumieron el mando supremo y se
separaron del Gobierno de Santa Fe , nombrando su dicta
dor, cuyo ejemplo siguió hasta pequeña provincia del Cho
có. Desde este momento sólo se emplearon las tropas det
Rey en proteger los vasallos de S. M., arreglar los países
vejados y oprimidos por el Gobierno insurgente y perse.
guir á muchos malvados fugitivos.

Esfuerzos de Morillo para reducir á los rebeldes de la Nueva


Granada .
La temeridad y obcecación de éstos no tiene ejemplo en
la historia. Desde Caracas les envió Morillo proclamas
ofreciéndoles la paz, acabada de llegar la expedición , las
cuales no hay duda de que llegaron á su destino, pues las
encontró después en los Archivos del Gobierno rebelde, y
algunas de ellas las publicaron con giosas y comentarios
desvergonzados. Al llegar á Santa Marta volvió el General
en jefe á publicar otra, y hasta el general Enrile escribió
amistosamente a los traidores Villavicencio y Montufar,
diciéndoles lo muy suficiente para que saliesen de su error
y aprovechasen la ocasión con que se les brindaba para
salvarse. La misma conducta siguió Morillo en el sitio de
Cartagena, y fué siempre constante en el este sistema de
241

bondad y beneficencia , despachando desde Mompox y


Ocaña indultos á los rebeldes, ganada ya la batalla de Ca.
chirí y estando penetrando las tropas en las provincias de
Santa Fe . Por último, después de ocupar el General en jefe
la capital , volvió á exhortar á los que se habían refugiado
en Popayán y valle del Cauca con otro indulto en el ex
tremo caso de estar cercados por todas partes. Llegó el
señor Arzobispo , D. Juan Bautista Sacristán , á Cartagena ,
y les dirigió el General inmediatamente la Pastoral que
publicó aquel digno prelado . Nada, en fin, quedó por ha
cer á Morillo para hallar aunque fuese un pretexto en pro
de la paz y concordia con arreglo á las instrucciones con
ciliatorias que del Monarca traía; pero se quedó con los
deseos.
Las acciones de la Cuchilla del Tambo y ciudad de la
Plata, comparadas con el reservado manejo de los cabezas
del Gobierno rebelde, que logró el General en jefe exami
nar completamente en los archivos de que después se
apoderó, dieron por resultado el problema de que era in
dispensable esgrimir á todo trance la espada de la justicia ,
al menos contra los causantes de tantos males , usando de
alguna clemencia con otros menus delincuentes . Y aunque
había observado Morillo que para los primeros había sido
siempre consecutivo el castigo á la aprehensión de perso
nas en los Virreinatos de Méjico y Perú, pensó en esta
materia con la debida circunspección, poniendo los unos á
disposición del Consejo permanente , y los otros al de Puri
ficación, establecido á imitación del que había en España
para los sospechosos de haber servido en tiempo del in
truso Rey José.
Reconocido nuevamente en el Virreinato el Gobierno de
S. M., y habiendo sido presos y entregados á los tribuna
les los cabezas de rebelión, todavía quiso Morillo emplear
las facultades que el Rey le había conferido en demostrar
la grandeza de su Real clemencia para con aquellos que
TONO I 16
242

siendo rebeldes habían después hecho algo en beneficio de


la justa causa . Fué entre éstos indultado el capitán D. Pe.
dro José Murqueitio, por haber convenido con el cabildo
de Cartago el recibir las tropas españolas mucho antes que
éstas entrasen . También acordó el General igual gracia
al pretendido Presidente , el doctor en medicina José Fer
nández Madrid , pero remitiéndolo á la Península con in
forme en que se aconsejaba á S. M. no le permitiese vol
ver más á América . Este sujeto empezó á trabajar muy á
los principios de su mando porque se reconociera el domi.
nio de S. M. , aunque por cartas interceptadas se sospechó
después lo contrario, y hubo motivos más que suficientes
para proceder á su castigo. Pero como ya en este tiempo
le había mandado el General que se presentase y estaba
por esta razón bajo la garantía de su palabra , creyó, firme
en su promesa , que debía atenderse á su prestada obe
diencia y á la confianza que había inspirado , y en su con
secuencia aplicarle el indulto , haciendo caso omiso de los
tortuosos procederes del doctor, como resabios de su cos.
tumbre de obrar de mala fe, y por guardar la palabra
dada y el decoro del Gobierno de S. M. , no obstante el
ejemplar del ingrato y pérfido asesino Arizmendi en la
Margarita

Tribunales y modo de juzgar.

No hubo al principio más Consejos permanentes y de


Purificación que los de la capital ; pero ocupados los Lla
nos y el territorio del Occidente hasta el mar del Sur , fué
preciso establecer otros tribunales semejantes en Tunja y
Neyba , por los perjuicios que se seguían de que todos vi
niesen á ser juzgados en Santa Fe , al propio tiempo que ,
faltando testigos de los delitos , no podían éstos probarse
y los castigos se aplicaban fuera de la vista de aquéllos á
quienes había que contener con el escarmiento . Los tribu
nales sentenciaban con arreglo á las leyes, y se ejecutaban
243

las sentencias en los delitos de gravedad . Los de menos


entidad eran del cargo del Consejo de Purificación , que les
imponía multas proporcionadas á su culpa y á los bienes
que poseían, cuando por su edad y achaques no podían
aplicarse al servicio de las armas ; pero los aptos para ellas
eran destinados á lavar su mancha al servicio de S. M.
Los eclesiásticos fueron juzgados por el Capellán mayor
del ejército, que tenía delegación para ello del Teniente
Vicario, con arreglo á las fórmulas y usos del fuero cas
trense . No tuvo en esto el General en jefe otra interven
ción que la de mandar fuesen transportados á España con
respectivos procesos á disposición del Gobierno de
Majestad, proporcionándoles para ello las comodidades po
sibles, no obstante de haber entre ellos muchos que habían
cometido graves delitos,

Medidas adoptadas para la subsistencia de las tropas.


Las tropas subsistieron con ración de campaña desde
que empezaron las operaciones; pero como la recaudación
por la Real Hacienda del ejército podría ofrecer algunos
inconvenientes y disgustos en los pueblos, dispuso Morillo
que fuesen los Ayuntamientos los encargados de exigirlas
del vecindario por reparto proporcional, entregándolas en
los almacenes á disposición de los factores ó empleados de
Hacienda, no admitiéndose dinero alguno y sí solo las es
pecies efectivas que se necesitaban , con el fin de evitar
cualquier fraude y asegurar á los habitantes de la rectitud
del Gobierno del Rey. A este efecto , pidió el General á los
cabildos relaciones de lo que habían entregado é hizo se
publicase en las Gacetas. Lo mismo se efectuó con la in
versión de donativos, multas, etc. , recomendándose mucho
para este caso la equidad y moderación de los comisiona
dos, elegidos de antemano entre los hombres más integros
y reputados.
— 244

Hospitales.

Fueron también del cuidado de los pueblos las hospita


lidades y la preparación de cuarteles, en donde hicieron
estancia las tropas, con el propósito de no recargar á los
habitantes con los alojamientos y evitar en lo posible el
roce y familiaridad del soldado con el paisano , además de
la máxima militar que siguió siempre Morillo de tener la
tropa reunida, que es el método que afianza la seguridad
en país enemigo y conserva vigorosamente la disciplina.

Medio que se adoptó para mover la caballería .

La caballería estaba toda á pie cuando principió la cam


paña. El sistema de arrancar al hacendado las mulas y
caballos necesarios, a la vez que podía destruir la agricul
tura y entorpecer el tráfico, sería un golpe impolítico con
tra los habitantes, á quienes seguramente se disgustaría en
nuestros primeros pasos . En atención á estas consideracio
nes dispuso Morillo que de los bienes secuestrados se pa.
gasen estos medios de conducción ya en numerario, ya en
otros efectos á satisfacción de ambas partes ; y aunque se
procuró reunir también buen número de caballerías, las
más indispensables para seguir las operaciones desde el So
corro á Popayán , muchas se murieron en los caminos por
lo fragoso del terreno y lo duro de los temporales.

Formación de nuevos cuerpos .

Tenía ya el General en jefe bastantes pruebas de la uti


lidad con que servían las tropas del país , por lo cual y por
el corto número á que habían quedado reducidas las euro
peas á causa principalmente del sitio de Cartagena, y de
las operaciones , se vió en la necesidad de formar algunos
245

cuerpos con que poder cubrir, siquiera medianamente , la


guarnición del Virreinato y continuar la guerra. Estos fue
ron el batallón de infantería ligero de Cazadores de Ca
chirí, en memoria de la importante batalla ganada en aquel
punto ; el del Tambo, con igual glorioso motivo de la ba
talla de la Cuchilla, organizado sobre las tropas de Pasto ,
y el 3. de Numancia, los cuales fueron aprobados por Su
Majestad, á quien previamente se dio cuenta de todo ello .
Estos cuerpos, el europeo de la Victoria, la artillería , los
húsares y los carabineros de la 5. división se hallaban, so
bre todo los tres primeros, con indispensable necesidad de
todo el vestuario y fornituras, y los últimos con el suyo
enteramente destrozado, como era consiguiente á campaña
tan penosa , y en lamentable desabrigo. El ejército expedi
cionario nunca dispuso de fondos destinados á su subsis
tencia; y es de todo punto indubitable que esta sola aten
ción costó á Morillo más desvelos y cuidados que otras
muchas graves que pesaban sobre sus hombros. El atra
so y decadencia en que á la sazón se hallaban las rentas
del Estado, sin comercio y sin industria, no permitía hacer
frente á gastos tan urgentes y precisos; y en tan angus
tioso apuro era de absoluta necesidad recurrir a algún sis
lema económico permanente para atender a la subsisten
cia y á cubrir decentemente al menos la vergonzosa des
cudez del soldado.
A este efecto organizó obradores en varios puntos y en
especial en la capital, dirigidos por un oficial, asistido de
un interventor de la Real Hacienda y de un comerciante
competente en la inteligencia de los géneros, que se iban
adquiriendo y pagando de los fondos de multas, que, como
se ha dicho, se imponían á los individuos que el Consejo
de Purificación castigaba por delitos menores, y también
con el producto de los secuestros, tomando la Junta de este
ramo las debidas cuentas, y publicándose en la Gaceta las
consiguientes distribuciones, con las listas de los sujetos
246

penados, las cantidades con que lo habían sido, las pren


das confeccionadas y los cuerpos á que se entregaban . Con
este procedimiento creyó el General conseguir el objeto
que se proponía para cubrir las necesidades del ejército y
evitar la imposición de contribuciones á los habitantes
fieles y adictos al Rey, que habían sufrido mil persecucio
nes y trastornos, recayendo la carga sobre los revoltosos y
culpados, y aun esto con equitativa proporción á sus delitos
y posibilidad .

Apertura y composición de caminos.

Las comunicaciones y caminos llamaron constantemen


te la atención del General Morillo desde mucho antes de
penetrar en el interior del Virreinato, como elementos tan
indispensables para la facilidad y buen éxito de las opera
ciones y que tanto contribuyen á la prosperidad de los
pueblos. Así, pues, hizo abrir y componer cuantos cami
nos pudo , atendiendo principalmente a la configuración
física del país.
Desde luego se comprenderá que caminos abiertos con
fines urgentes militares no pueden conceptuarse como ver.
daderas carreteras ó calzadas. Procuróse, sin embargo ,
que quedasen firmes y transitables para muchos años , ta
lando los bosques á veinticinco y cincuenta varas de ambas
orillas , rompiendo grandes peñas y venciendo y arrollan
do otros obstáculos de la naturaleza . De estos caminos
eran los más importantes el de Zapatoca al Magdalena ; el
de Santa Fe á los Llanos; el de Quindio y el de Caly al
Puerto de San Buenaventura; pues todos eran necesarios
para las comunicaciones militares, sin olvidar el de Hon
da, y por Sonson á Antioquía.
El camino de Quindio estuvo en tal disposición en otra
época, que existían por este tiempo sujetos que fueron de
Ibaqui a Cartago en tres días, y en la actualidad de la gue.
247

rra que referimos tardaban nueve ó más. Era esta obra


prolija y costosa y, aunque se mejoró bastante, no quedó
aún como debía y lo exigía la defensa del Virreinato por
la parte del Chocó y valle de Cauca. Podía facilitarse con
estas obras la comunicación con Antioquía , siendo de
sumo aprecio para la extracción de carnes, que reunidas
en el valle de Neyba podían entrar en Antioquía por el
nuevo camino de Sonson, disfrutando de este beneficio los
mineros y de otros víveres muy baratos , siendo factible
que cuando más adelante se ilustrasen más aquellos habi
tantes , tratasen de fijar hatos en la orilla del nuevo camino
de Sonson y emprendieran la cría de ganados en terrenos
suyos propios adecuados á este fin , llegando así á ser más
prósperos y felices .
El camino que desde Neyba se estaba llevando á Tima
ná , San Agustín y Pasto es el más directo á Quito , el más
conveniente al comercio y el más importante para socorrer
aquella provincia en caso necesario.
Desde Santa Fe se traficó con Caracas en los pasados
siglos por el Meta , Orinoco y Guarico , pero algunas vici
situdes hicieron olvidar esta dirección . Se volvió por con
siguiente á restablecer esta vía , abriendo un camino por
Caqueza y Apiay al puerto de Petaquero sobre el río Ne
gro que cae al Meta. Facilita esta dirección la conducción
de los ganados del Llano y llevar á Caracas y á Guayana
harinas y otros productos .
Se compusieron las carreteras de Pamplona y Cúcuta ,
previniendo al gobernador de Maracaibo arreglase el que
desde Cúcuta va por las orillas del Zulia hasta embarcarse
en la Laguna , por refluir en beneficio del Virreinato y de su
capital, dando salida á los frutos por varias direcciones .
Se habilitó otro camino de posta desde Santa Fe al
puerto de Botijas en el río Magdalena , con setenta y dos y
cuarto de longitud , que pueden correrse en poco más de
Cuarenta y ocho horas . Su utilidad es de todo punto evi
248
dente, porque anticipa la subida del correo y cualquier
noticia importante de Cartagena más de ocho días de lo
que ordinariamente se tarda viniendo por Honda .
Los caminos del Pedral, Quebrada Colorada y Honda
son los más importantes del Magdalena para remitir á un
mismo tiempo y por diversos canales llevando los efectos
á las orillas del Cauca por el Caño de la Loba á Mompox
y aun más abajo si se quiere. El de Caly al puerto de San
Buenaventura facilita la comunicación con el Perú y Mé
jico , y puede ser de la mayor utilidad para socorrer á uno
y otro reino.

Disposición de las guarnicioues y su distribución.

La experiencia y el conocimiento local hizo concebir al


General Morillo la idea de que Santa Fe era el punto más
importante de la Nueva Granada, y que su posesión debe
de estar encadenada en lo posible con la plaza de Cartagena.
La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á Mompox,
orillas del Cauca y otros parajes en cualquiera ocurrencia ,
obliga a preferir su posición y relacionar con ella la colo
cación de tropas. Estas se acantonaron además en el valle
del Cauca, en el de Neyba y entre San Gil y Puente Real,
disponiéndose que las guarniciones de Quito y el Chocó
fuesen de gente aclimatada. Siempre el General consideró
la capital como centro de operaciones y de suma utilidad
el sistema de caminos y navegación de los rios para reali
zarlas con precisión .
Se cubrieron con caballería y alguna infantería las ave
nidas de los Llanos de Casanare y San Martín , y quedó
de esta forma asegurado el Virreinato con el 1.° y 2.° ba
tallones del regimiento de Numancia , el 1. del Rey y ca
zadores del Tambo, habiendo organizado el 3. del Rey y
bastante caballería . La tropa restante entró en el plan de
operaciones sobre Venezuela .
249

Cálculo aproximado de la fuerza que tenían los rebeldes en la


Nueva Granada .

Nunca pudo graduarse con certeza la fuerza que tenían


los rebeldes de la Nueva Granada ; pero por la que han
opuesto en las batallas y acciones que se dieron , y por ha
berse encontrado todas las provincias cubiertas con su
respectivo ejército ó división , además del grueso que ope
raba en defensa de la capital; y también por la decisión
con que generalmente se han resistido , saliendo al encuen .
tro de las tropas del Rey con osadía sin igual, se deduce
que su milicia era considerable y que guardaba extraordi
naria desproporción con nuestro número. Si además se les
concede, como es preciso concederles , las ventajas de es
tar en su propio país, con recursos abundantes de toda es
pecie, y de ser aquel el más fragoso y abundante en posi
ciones militares que se conoce, y de exuberante población;
puede concluirse diciendo que los rebeldes eran casi in
vencibles por nuestras reducidas fuerzas , y confesar de
buena fe que la Providencia , queriendo proteger las armas
del Rey , asistió al Jefe de esta empresa. con sus divinos
auxilios en el acierto de sus disposiciones y felicidad de
los resultados .

Distribución de las presas hechas por el ejército.

Tenía el ejército expedicionario perfecto derecho a las


presas por él hechas del dinero del situado que bajaba á
Cartagena, cuando el sitio , aprehendido en montería; de
las embarcaciones cargadas de víveres que llegaron a la
misma plaza después de rendida y de otras cantidades , al
hajas y efectos. Todos fueron entregados á las tesorerías
para ocurrir á los gastos ordinarios ; así como todos los va .
sos sagrados y ornamentos de iglesias , encontrados en po
250

der de los rebeldes en los campos de batalla y en otros


puntos dispuso el General en jefe por ley general y bajo
graves cargos que se entregasen á los curas á quienes cc
rrespondiesen , como en efecto se verificó .

Para conocer y apreciar con toda claridad y exactitud


los planes, propósitos y curso de las operaciones militares
de Morillo , nada es tan conveniente como leer aquella parte
más notable de la correspondencia que sostenía con el Mi
nistro de la Guerra, en la cual se admiran, no sólo los talen
tos militares de aquel General en jefe, sino también su ex
quisita y acertada conducta política, mostrándose siempre
activo y celoso administrador de los intereses del Estado, de
la riqueza pública y de cuantos medios podían contribuir á
la felicidad de los pueblos y á la prosperidad de su patria .
« Desde mi llegada á las aguas de Venezuela ( 1 ) he
puesto en conocimiento de S. M. cuanto he creído oportu
no para la tranquilidad y seguridad de los estados del Rey ;
posteriormente, desde Cartagena, he dicho las necesida
des de este virreinato, y ahora creo deber insistir sobre la
urgencia de auxiliarlo y con especialidad á Venezuela .
A medida que he enviado tropas al Perú y Puerto Rico y
que el ejército del Rey ha ido apoderándose de los puntos
que los rebeldes ocupaban, aquél se ha ido debilitando
con la diseminación , lo que unido á las enfermedades y
bajas de toda clase, lo han puesto casi en esqueleto, com
parando lo que cubre y los enemigos que tiene al frente,
en especial en Venezuela. Al propio tiempo que se tomó
Margarita , se fueron los fugados á Cartagena y á organi.
zar tropas en el reino de Santa Fe, quedando otra porción
en las islas extranjeras esperando la oportunidad de la dis

( 1) Le escribía desde Mompox á 7 de Marzo de 1815. - Doc, núm . 527.


251

minución de fuerzas de este ejército y otras ocupaciones,


para revolucionar á Cumaná , Margarita y la Guayana ,
unidos á los malcontentos de Francia y á los especulado
res de Inglaterra . Tomada Cartagena , han corrido to
dos á los Cayos de San Luis para desde allí atacar cual
quier punto débil de la costa, seguir el ataque cuanto se
pueda, y , de no ser feliz para ellos , robar y reembarcarse .
Con los robos de frutos pagan los fusiles , de los que en
Puerto Príncipe hay por lo menos un depósito de 12.000 ,
según tengo manifestado á V. E. en mi correo anterior
con las cartas interceptadas. Por este breve relato se ente
rará S. M. de que si los rebeldes pierden terreno, se re
concentran y son más fuertes en el punto que atacan ,
cuando nosotros somos en realidad más débiles. Cuanto
llevo dicho hasta aquí es suponiendo la pronta venida de
las tropas, pero si éstas se dilatan , no puedo decir á V. E.
cuál será el número que podrá necesitarse . Los rebeldes
de Venezuela han adoptado el sistema de tener muchas y
fuertes guerrillas, las que siguen el plan de las de España ,
y preveo la reunión de todas luego que se presente un
jefe como Bolívar ú otro que tenga alguna opinión , y en
tonces, si creen somos más débiles , obrarán en fuerza . En
España se cree vulgarmente de que sólo con cuatro cabe
zas los que tienen levantado este país ; es preciso , Excelen
tísimo Señor, que no se piense así , por lo menos de las
provincias de Venezuela . Allí el clero y todas las clases se
dirigen al mismo objeto de la independencia con la cegue
ra de que trabajan por la gente de color ; golpe que ya hu
bieran logrado si la expedición no se hubiera presentado
con tanta oportunidad. Dicha gente es vigorosa , valiente ,
comen cualquier cosa , no tienen hospitales ni gastan ves
tido. No hay , creo, la misma tenacidad en este virreinato ,
pero es preciso siempre aumentar las tropas, pues la
guarnición de Cartagena consume mucha gente y es pre
ciso sea numerosa , y , según lo que observo en el día ,
252

debe ser la fuerza militar de toda la Nueva Granada supe


rior á la que había á mediados del siglo pasado. Con la
pintura que acabo de hacer no crea V. E. es mi ánimo
contristar el corazón de S. M. , sino duplicar los golpes
para asegurar los grandes gastos que se han hecho en el
centro de la América; pues si ahora, por una protección
de la Providencia, se logra vencer los obstáculos del ham
bre y total escasez de recursos, no debe nadie lisonjearse
de que pueda suceder todos los días lo propio; y ya que
hay tanto hecho, vengan hombres, fusiles y municiones
para que de una vez se consolide el dominio de S. M. en
estos vastos países, debiendo fijarse la vista sobre el terre
no de Venezuela, que da a todas las otras provincias en
revolución jefes y oficiales, pues son más osados é ios
truídos que los de los demás países, y es, por lo tanto ,
preciso más fuerza en aquella Capitanía general, de la cual
la tropa que haya en Barinas podrá acudir á Santa Fe ,
avisando con anticipación por caminos ya muy frecuenta
dos aunque trabajosos.
« Tengo la satisfacción de participar á V. E. (1 ) de que
las tropas, al mando de los coroneles D. Miguel Latorre
y D. Sebastián de la Calzada, entraron en esta capital del
virreinato el día 6 del corriente , después que el pretendido
Gobierno y Ejército la abandonaron , tomando en desor .
den diferentes direcciones para huir, dando lugar así para
que este pueblo , en la mayor parte fiel y amante del Rey,
haya podido demostrar su júbilo completamente. En los
días 9 y 11 del actual , el capitán D. Antonio Gómez logró
alcanzar á los enemigos, y con sólo 200 hombres des .
truirlos, apoderándose de la caballada, armas, municiones,
equipajes, etc. , causando el mayor desorden en aquellos
desgraciados que huyen á los llanos de San Martín , adon
de les alcanzará la espada de la justica. Muchos centenares

( 1 ) Cuartel general de Santa Fe, 31 Mayo 1816. -Doc. núm . 538.


253

de soldados se han presentado con armas á gozar del indul


to que les he concedido. El día 6 de Abril había ya ocupa
do á Medellín el coronel D. Francisco Warleta , y en segui
da toda la provincia de Antioquía quedó abandonada por
su Gobierno rebelde. Desde el 23 de Abril hasta el 30, la
angostura del Magdalena con los pueblos de Nare y Hon .
da, separadamente, prendieron a los jefes insurgentes, se
sometieron a la obediencia del Rey, y entregaron buques,
armas y municiones. Estos felices sucesos han sido el re
sultado de la marcha de cinco columnas que á un tiempo ,
desde Barinas al Atrato, han invadido todo el virreinato y
se han reunido en los puntos señalados, asegurando el
país á retaguardia y marchando por desiertos y páramos ,
pocas veces transitados, faltos de habitaciones y alimen
tos, con continuas lluvias, pero siempre conducidas con
tino y felicidad, las cuales, amagando ataques á toda la
provincia , las han aislado, han dividido la fuerza del ene
migo, y éste antes ha sido derrotado que conocido el plan .
La quinta columna, que es la del Atrato, debe ya encon
trarse en la corta provincia del Chocó, que ha sido inti
mada por el coronel Warleta, el que la atacará en caso de
resistencia . Sólo quedan á los restos del enemigo los Lla
nos y Popayán . En los primeros, las inundaciones del in
vierno no les permite dirigirse á las provincias de Vene
zuela para reforzar á los llaneros rebeldes, y van á ser
atacados por el coronel La Torre, que los empujará hacia
aquellas y los destruirá ú obligará á rendirse; además de
que , tanto los habitantes de los de San Martín como los
de Casanare, desean la llegada de las tropas . Sobre Popa
yán marchará el coronel Warleta , luego que se le reuna
la columna del Atrato y las fuerzas del Magdalena, que
ya están en movimiento, siguiendo en dirección á Cartago
por las Novitas, y algunas fuerzas del regimiento de Nu
mancia , y es natural que el ejército de Quito obre en com
binación de estas tropas. Me parece, Excmo. Sr. , que
254

por esta exposición puede considerarse ya pacificado este


virreinato, y cerrada la puerta á los revoltosos de los Lla.
nos de Caracas, que ya no tienen adonde acudir por auxi.
lios ni para retirarse , pudiendo persuadirse V, E. de que
si Bolívar, con los demás venezolanos, no hubiera pisado
este país, sólo con alguna fuerza é invocando el nombre
de S. M. , el virreinato se habría sometido ; pero la semilla
de aquéllos , sus embustes y los aventureros franceses é
ingleses , han sido la causa de armar estos pueblos contra
su legítimo Soberano capitaneado por aquéllos. Me pare
ce , Excmo . Sr. , que este es el momento de observar á V. E.
que la expedición que el Rey confió á mi mando , ha lle
nado cuanto S. M. se dignó prevenirme en las instruccio
nes particulares , en el término de un año de mi llegada á
América , y que siempre ha sido muy corta en fuerzas, en
proporción á las operaciones que ha intentado, y que sólo
ha llenado con el auxilio divino . Elevo todo esto á S. M.
para que tenga nuevas pruebas de lo que puede esperar
de su ejército expedicionario de América ; el amor á la
Real persona de S. M. obliga a todos sus individuos á so
brepujarse para llenar sus deberes , y así ni el hambre , ni
los desiertos, ni los caminos intransitables los arredran .
No puedo menos de recomendar á V. E. , para que lo haga
á S. M. , el mérito que ha contraído , en esta gloriosa cam
paña , el Mariscal de campo D. Pascual Enrile , mi segun
do , y jefe de Estado Mayor del Ejército, que incansable
en los trabajos , ha contribuído mucho con su eficacia y
disposiciones á este tan feliz resultado , y me será muy
satisfactorio que S. M. premie el mérito de este benemé
rito General , que tanto en esta época , como en la toma
de la plaza de Cartagena , ha hecho servicios interesantes
como lo tengo manifestado en mis partes anteriores.
« He llegado ( 1 ) á esta capital del virreinato , habiendo

(1) Con carácter reservado, desde Santa Fe, á 31 de Mayo. - Doc, núm. 549.
255

seguido el camino por tierra desde Cartagena, primero por


la izquierda del Magdalena hasta Zamalameque , y después
por la derecha , penetrando por Ocaña el páramo de Es.
catala á Girón , Socorro, Vélez , Puente Real á Santa Fe.
Pude mejorar de dirección, pero el deseo de conocer este
país militarmente y el de enterarme de sus producciones ,
estado de prosperidad, y, sobre todo , á sus habitantes ,
me hizo despreciar todos los trabajos y decidirme á seguir
una ruta que, si pudiesen seguirla los virreyes , sacaría
grandes ventajas el servicio de S. M. y sería de mucho be
neficio para unos pueblos oprimidos por los prepotentes y
cuyas quejas jamás penetran á la cabeza en razón de la
distancia. El pueblo de Ocaña , con la corta población de
su gobierno, está colocado en un terreno muy elevado y
casi aislado de todo el virreinato por lo áspero de las mon.
tañas que le rodean , lo impracticable de sus caminos y lo
despoblado del país . A pesar de esto es uno de los puntos
donde más ha penetrado la manía de la independencia , sin
duda por haber permanecido allí Bolívar cuando huyó de
Caracas, y después con su reunión de bandidos cuando
sitió á Cartagena . En el día han regresado á sus casas los
leales á S. M., pero todo el país está destruído y pobre , á
pesar de que dicen era un punto rico y de mucho comer
cio . La posesión de Ocaña es importantísima , porque es
paso indispensable para penetrar en el reino para los va
lles de Cúcuta , desde donde se entra en Venezuela por
Maracaibo ó Mérida , y al reino por Pamplona. Pasados
los diez días de desiertos y páramos que median entre
Ocaña y Girón , penetré en un territorio siempre áspero ,
pero donde hay poblaciones , ganados y trigos. Sus habi
tantes han sido muy adictos á la causa del Rey , y en es
pecial los pueblos de Bucaramanga y Girón , los cuales
han logrado tener un buen cura como el doctor D. Eloy
Valenzuela, y á pesar de cuantas gestiones han hecho los
enemigos del orden por pervertirlos no lo han conseguido.
256
El territorio que queda andado es de tal calidad que para
el transporte del regimiento de Victoria y otros cuerpos
han perecido centenares de mulas, y gracias a este alivio
el que las tropas no se destruyeran en terreno tan ingrato.
El término de Girón estaba reunido al de Pamplona en
tiempos tranquilos, pero en las actuales circunstancias, y
por ir la vía militar por él, lo he separado interinamente;
lo he dejado como estaba antes del año de 1786 y le he dado
un comandante militar. En Girón se reúnen las dos comuni.
caciones del Magdalena por el Sogamoso y Lebrija. Desde
el río Sogamoso empieza la vasta , poblada é inquieta pro
vincia del Socorro ; su territorio es menos áspero que lo
demás del virreinato, pero siempre lo es mucho y abun
da en excelentes posiciones militares; su población está
esparcida en el campo ; por todas partes se ven casas en te :
rreno cultivado, y creo que no me equivoco en decir que
en ella se encierra la octava parte de la población de todo
el virreinato. Los hombres son tímidos y viven de la agri
cultura. Esta provincia llama toda la atención del Gobier
no. Si se penetra por los llanos , se cae en ella ; si por
Pamplona, es preciso atravesarla para ir á Santa Fe, suce
diendo otro tanto si se entra por el Magdalena , y en espe
cial por el camino del Opasó Carare. En todo este espacio
he visto siempre mucha dulzura y docilidad en los habi
tantes; y que donde el cura ha sido bueno, el pueblo lo ha
imitado. Esta observación no es del día, desgraciadamen
te se ha verificado en esta revolución, tanto en Caracas
como en este virreinato, y aún más aquí, porque sus habi
tantes son muy dóciles y no lo son tanto los venezolanos.
Muchos ó los más de los curas han sido los fomentadores
de las nuevas ideas, y debo decir á V. E. que con las tro
pas del Rey venceré en toda América, pero el convenci
miento y la obediencia al Soberano es obra de los eclesiás
ticos, gobernados por buenos Prelados; pero desde Cuma
ná hasta Quito sólo hay el Arzobispo de Caracas y el nue
257

vo Obispo de Maracaibo, y S. M. no ignora lo que sobre


el primero tengo expuesto . Exige , pues , la necesidad de
que los nuevos pastores vengan pronto á cuidar de sus re
baños , y que centenares de religiosos se encarguen de los
curatos de Santa Fe y Venezuela. Esta medida es tan ur
gente como el que se remitan tropas para guarnecer terri
torios tan vastos. En mis oficios desde la ocupación de
Cartagena he repetido la necesidad que hay de que ven
gan 4.000 hombres más á esta América , que recalando so
bre Margarita recorra la costa , se emplee donde sea nece
saria, y, por último, dé guarnición á Cartagena , y la sufi
ciente para provincias tan vastas, distantes y cuyo espíri
tu público es por lo regular por la independencia , y sólo
la vigilancia, la precaución y la fuerza puede contenerlos ,
pues con el tiempo y la buena doctrina neutralizan algo
las ideas diabólicas que han ocupado las cabezas de los
principales de sus habitantes. )
Jamás ha sido mi ánimo ( 1 ) pedir á la piedad de S. M.
recompensas ni distinciones por los cortos servicios que
haya podido contraer en el tiempo que tengo el honor de
servir bajo sus reales banderas; y siempre deseoso de de
fender sus sagrados derechos y la gloria de su augusto
nombre, el más lisonjero premio de mis fatigas lo he ci
frado tan sólo en merecer su aprobación. Pero siendo la
Orden Militar de San Fernando una condecoración que
S. M. tiene destinada para solamente premiar á sus bene
méritos vasallos que contraigan señalados servicios en la
carrera de las armas , no puedo desentenderme de solici
tarla de su Real munificencia, cuando estoy persuadido
que me hallo en todos los casos que se tiene prevenidos
para obtenerla . Sin embargo de que el ejército de mi man
do reunido, no ha dado ninguna batalla , porque en estos
países, la falta de subsistencia y de población , no permi

( 1 ) Santa Fe, 30 de Agosto 1816. - Doc . núm . 557.


TOMO 1 17
258
ten ni el tránsito, ni la unión de una masa de gente algo
considerable; las cinco columnas que, después de la re
dención de Cartagena, salieron á obrar en combinación
para reconquistar las provincias que se han reducido, han
tenido diferentes batallas y acciones en que siempre han
batido triplicado ó cuadruplicado número de enemigos,
con la pérdida total de su artillería , municiones y bagajes,
y la mayor parte prisioneros. Se les han cogido todas sus
banderas, y en la batalla de Cachirí tomó cuatro la quinta
división, y destruyó el mayor ejército de los rebeldes. Las
columnas, en este continente , deben reputarse como las
divisiones en España, pues teniendo que maniobrar á dis
tancias vastísimas por las enormes cordilleras y anchuro
sos ríos que las separan, pero siempre en conjunto , le es
imposible al General en jefe mandarlas en reunión. Pero
colocado como lo he hecho en el punto más ventajoso,
marchando con el Cuerpo principal de tropas, he dado el
impulso a todas ellas; los movimientos han correspondido
á mis ideas, y , a pesar del inmenso terreno que se ha ido
ocupando, al fin las operaciones han concurrido á un mis.
mo objeto, y la sumisión y pacificación de estos países ha
sido el resultado . Con sola una parte de las fuerzas del
Ejército he rendido y puesto á la obediencia del Rey nues
tro señor la insurgente é inexpugnable plaza de Cartage
na , el baluarte y defensa de la Nueva Granada, que resis
tió obstinadamente por espacio de cuatro meses. La im
portancia de esta conquista, los padecimientos de las tro
pas y el heroico valor con que lucharon contra el mortífe
ro clima, y las privaciones consiguientes , en un país
arruinado y entregado á las llamas, podrá calcularse por
el sitio que el almirante Vernon puso inútilmente a dicha
plaza el año de 1741. Al paso que las columnas fueron pe.
netrando por las dilatadas provincias que han reconocido
nuevamente al Soberano, y concentrando sus operaciones
sobre esta capital y la provincia de Popayán, quedó á dis
259

posición de las armas de S. M. una extensión de terreno


tan inmenso como el que compone este virreinato , y en
mi poder los diferentes Cuerpos de ejército que los rebel
des habían formado, con todos sus generales, jefes y sol
dados, sin escaparse ni uno solo ; el completo de sus ar
mas, fusiles y artillería ; fábricas de pólvora , arsenales y
cuantos establecimientos habían adoptado para prolongar
la guerra y la rebelión . En fin , Excmo . Señor , las maqui
naciones y tramas de seis años , ejecutadas y sostenidas
por los desleales en estas provincias , han sido aniquiladas
enteramente , y puede decirse que hasta se les han quitado
los recursos para renovar los males que han causado . Por
consecuencia de la ocupación de esta capital y de la provin
cia de Popayán , se verificó la reunión de mi ejército con
el de Quito, á las órdenes del brigadier D. Juan Sámano,
y, por consiguiente, ligar mis operaciones con las del Perú .
Ocupado el centro de la América, sumisos y tranquilos
sus habitantes, desarmadas las provincias , vueltos á su
antiguo comercio é industria y desechadas enteramente las
esperanzas de los traidores , quedan fuerzas de mi mando
en comunicación con todos los ejércitos de América.
Libre el virreinato del Sur del cuidado que pudieran darle
los acontecimientos del del Norte, no sólo puede disponer
del total de su poder contra los enemigos que ha de com
batir, sino que nuestras divisiones pueden ayudarlo acti
vamente y caer con rapidez en cualquier punto que la ne
cesidad lo exija . Tal es el resultado de la gloriosa campa
ña que acabo de terminar ; y estando en la inteligencia que
me hallo con derecho a reclamar la gran cruz de la Orden
militar de San Fernando , por haber contraído el mérito
que se exige en todas las circunstancias que señala el Re
glamento de ella , ruego á V. E , se sirva ponerlo en cono .
cimiento de S. M. , apoyado con su poderoso influjo para
su Soberana determinación , teniendo presente que el Rey
se dignó conferirla, con la mayor justicia , a todos los Ge
- 260

nerales que mandaron en jefe los ejércitos de la Penínsur


la . Me he arreglado en esta solicitud á lo que previene el
artículo 10 del Reglamento de 19 de Enero de 1815 , que
es el único que tengo en mi poder. »

Ultimos sucesos de la campaña de 1817 y relación de la


de 1818.

Después que una parte del ejército se cubrió de gloria


y de trabajos ejecutando en la isla de la Margarita un
sangriento escarmiento sobre sus tenaces habitantes, creyó
oportuno Morillo regresar con todas las tropas á Costafir.
me , con el principal objeto de atender y remediar los des ,
graciados sucesos de la provincia de Guadalajara, cuya
capital y fortalezas acababan de sucumbir a las penalida
des y hambre más inauditas , obligando á retirarse nues
tras guarniciones por el río , arribando á la isla de Grana
da, y quedando por consiguiente el enemigo posesionado
de aquella provincia ( 1 ) . Este motivo y las noticias recibi
das del Capitán general interino , D. Juan Bautista Pardo,
de que los enemigos invadían los Llanos y amagaban caer
sobre la capital, resolvieron al General en jefe á abando
nar la isla , evacuándola después de embarcar la artillería
y demás efectos,
El 18 de Agosto desembarco Morillo en Cumaná y el
28 en la Guayra , bajando á tierra algunas tropas en estos
puertos y adelantándose otras hasta Puerto Cabello. De
túvose el General algunos días en aquel puerto y en la
capital para tratar de la subsistencia del ejército con las
autoridades y dictar las necesarias disposiciones referen
tes a la marcha de las columnas y estado de defensa del
país.
Las fuerzas del ejército se hallaban en la siguiente dis,

(1) Archivo de Indias.


261

posición . La columna á las órdenes del coronel D. Fran


cisco Jiménez, compuesta de los cuerpos de Clarines y
Reina Isabel, tuvo el encargo de operar sobre la costa de
Guyria. Marchó, efectivamente, hacia el pueblo de este
nombre tomando al asalto los fuertes enemigos y cogién- ,
doles cuatro cañones, cuatro banderas, seis cajas de gue
rra, y causándoles trescientos muertos, entre ellos el coro :
nel comandante de los rebeldes. Nuestra pérdida consistió
en doce muertos y veintisiete heridos.
Por el mismo tiempo el Mayor D. Vicente Bausá ejecu
taba una expedición sobre Cumanacoa , cuyo pueblo que
mó con poca oposición. En Cumaná quedó una guarnición
compuesta de los batallones de Granada y provisional de
aquel puerto con algunos piquetes de húsares y artillería
volante. En Barcelona quedaron cien hombres del batallón
de Barbastro , cuyo resto guarnecía la escuadrilla Real y el
puerto de la Guayra. En la capital de Caracas quedó el ba.
tallón de Burgos y numerosas partidas de todas armas. El
de la Corona, de 150 plazas, fué destinado á los valles de
Orituco. En Puerto Cabello, el escaso batallón de Cachirí,
de cien plazas, con el fin de reorganizarse, la mayor par
te del sexto escuadrón de artillería á caballo , y un depósi
to de inválidos. En los pueblos más considerables del in
terior quedó alguna fuerza de las milicias de Valencia y
Aragua. En una palabra , nada omitió Morillo para la se
guridad y defensa de aquella parte . Marchó después á la
villa de Calabozo, punto elegido para Cuartel general , por
reunir varias ventajas sobre la principal de su situación,
próximamente en el centro de las provincias y equidistan
te por consiguiente de las en que había de continuarse la
guerra. Los Cuerpos de operaciones consistían en la pri
mera división, acantonada entonces en los pueblos de Cal
vario, Sombrero, etc. , compuesta de los cuerpos de Cas
tilla , Unión , húsares de Fernando VII y un corto escua
drón de lanceros del país, á las órdenes del brigadier don
262

Miguel de La Torre. La cuarta consistía en los regimientos


de caballería de Dragones de La Unión , Guías del Gene
ral у lanceros venezolanos , y de los batallones de Victoria
y Numancia ; estaba acampada sobre la orilla de Apure
en Nutrias y sus inmediaciones, á las órdenes del coronel
de Dragones, D. Juan de Aldama, que había en aquellos
días relevado al brigadier D. Ramón Correa , designado
para Jefe de Estado Mayor General interino . La quinta
estaba formada del batallón de Barinas, del regimiento de
caballería de Dragones leales á Fernando VII y otros es
cuadrones de la misma arma, organizados al uso del país,
acantonada en San Fernado y Camaguán, á las órdenes del
coronel D. Sebastián de la Calzada. Las segunda y terce
ra consistían : aquélla en el batallón de Burgos, dos bata
llones del regimiento de Navarra y un escuadrón de lance
ros del Rey ; y ésta era la numerosa que guarnecía el Vi.
rreinato de la Nueva Granada . Tenía además Morillo á
sus inmediatas órdenes en Calabozo los insinuados cuer
pos de Navarra y caballería del Rey y el batallón de la
Unión correspondiente á la primera división.
Estaban reducidas las principales fuerzas enemigas á
dos cuerpos de alguna consideración. Bolívar, con buen
golpe de cabecillas y numerosa fuerza de infantería, se ha
llaba en Guayama ; Páez, con un grueso de mil quinientos
caballos y un batallón , entre los ríos Apure y Arauco . En
el Llano de Arriba existían las partidas de Zaraza, Infan
tes y otros cabecillas, próximos á la orilla izquierda del
Orinoco, y fuertes de mil doscientos caballos con ocho
cientos infantes, cuya fuerza amagaba el cerro de los Lla
nos por Chaguarramas. En Casanare otra partida acaudi
llada por el feroz cura Mariño y el mulato Donato Pérez
con fuerza de setecientos á ochocientos hombres de ca.
ballería .
El Cuerpo de Bolívar amenazaba invadir San Diego y
hacia San Fernando por el río. El de Páez, empezaba á
- 263

operar a favor de la estación de verano , y había comenza


do atacando los puntos avanzados de Nutrias , á cuyo fren
te mantenía un grueso de más de quinientos caballos en
observación de la cuarta división ,
Ha parecido conveniente presentar las antecedentes no
ticias generales para seguir con el conocimiento necesario
los detalles de la campaña que referimos.
Recibió Morillo en Calabozo partes del coronel Calzada
desde Camaguán, anunciando que el rebelde Páez parecía
dirigirse sobre San Fernando ; con cuyo motivo se puso en
marcha con los cuerpos de infantería de la Unión , escua
drón de lanceros del Rey y alguna caballería del país que
había reunido el teniente coronel D. Rafael López, mar
chando con rapidez sobre el Apure con el fin de batir á
Páez, antes que se pudiese reunir , si lo intentaba , con las
fuerzas de Bolívar, que se decía venían por el Orinoco á
incorporársele en San Fernando .
Dejó Morillo , antes de marchar, órdenes al brigadier La
Torre, de hacerlo sobre el rebelde Zaraza que se aproxi
maba á Chaguarramas. La división de aquel jefe estaba
compuesta de los batallones 2. ° de Navarra , Castilla y los
escuadrones de húsares con otros del país . En Camaguán
se avistó con el coronel Calzada que se hallaba allí con la
caballería de Dragones leales y parte del batallón de Ba
rinas, escuadrón del Guayabal y otras partidas, con cuyas
tropas reunidas marchó por la izquierda de Apure, atra
vesando infinidad de ríos y esteros hasta llegar á San An
tonio después de nueve jornadas. En este último punto se
creía , según todas las noticias , encontrar á los enemigos
reunidos ; pero no se verificó así , y las tropas acamparon
sobre el paso de Apurito , destacando gruesas descubiertas
hasta la isla de los Achagues y Banco Largo , en cuyo pri
mer punto se hallaba Páez con cortas fuerzas y el resto di.
seminado. Entre tanto se habían expedido órdenes análogas
á las circunstancias para que la 4.a división bajase sobre la
264 -
izquierda. En el Hato del Gobernador recibió Morillo un
oficio del brigadier La Torre en que le comunicaba desde
el Calvario la nueva de que Bolívar venía á reforzar con
tropas de Guayana á Zaraza por la dirección de San Die
go; en consecuencia de lo cual ordenó el General á aquel
jefe que marchase inmediatamente sobre Zaraza y lo ba
tiese en detall , antes que lograse su reunión ; y que si no
era esto posible se replegase con tiempo sobre Calabozo ,
avisando seguidamente para ser reforzado con algunos
cuerpos.
A esta sazón el coronel Aldama se había puesto en mar .
cha desde Nutrias con direcciór á la Guadarrama, cargán
dose demasiado á su izquierda , resultando de este movi
miento una larga separación del cuerpo á las órdenes del
General que marchaba inmediato al Apure con el fin de
aprovecharse de los víveres que por este conducto debían
llegarle, así como la precisión de remontar su caballería
obligó á Aldama á adoptar aquella ruta .
Tomadas las expresadas disposiciones en Apurito, salió
el General en posta con su Estado Mayor al encuentro de
la división de este último jefe, como efectivamente la en
contró en el Hato de la Dormnida inmediato al río Juana
paro , hacia cuyo punto había contramarchado desde el
Hato de la Chamarra . El mismo día continuó el General
la marcha con objeto de reforzar al brigadier La Torre , y
á este efecto tomó de la 4.' división los cuerpos de Numan
cia, Dragones de la Unión y lanceros venezolanos, llevan
do igualmente un escuadrón del país á las órdenes del te
niente coronel López. Los restos de aquella división, con
sistentes en el batallón de Victoria y Guías del General ,
siguieron hacia Apurito á las órdenes del coronel Alda
ma , que debía encargarse de las operaciones en aquella
parte .
El coronel Calzada fué destacado á lo interior de la pro
vincia de. Barinas con algunas tropas al objeto de orga
- 265 -
nizar una fuerza que impidiese los progresos de las parti
das enemigas que la infestaban en el centro.
Al tiempo de llegar Morillo al pueblo de la Guadarra
ma, recibió los partes del Comandante general D. Miguel
de La Torre relativos al movimiento que había hecho sobre
los enemigos capitaneados por Zaraza y reforzados con un
grueso de infantería procedente de Guayana, participando
la completa victoria que había obtenido sobre ellos en los
campos del Hato de la Hogaza. Este afortunado suceso
influyó naturalmente en los planes del General ; así es que
los cuerpos de la antedicha columna recibieron orden de
acantonarse y reposar algunos días del cansancio de las
marchas. El batallón de Numancia lo verificó en el citado
pueblo de Guadarrama. Los Dragones de la Unión en el
pueblo del Baúl y el cuadro de lanceros venezolanos siguió
á Calabozo para su reorganización. Esta colocación de los
cuerpos llenaba al mismo tiempo el objeto de esperar el
resultado de las noticias que se habían obtenido de varios
documentos interceptados al enemigo, que anunciaban la
subida por el Orinoco de la expedición de Bolívar, opera
ción que practicaba efectivamente ; pero después se supo
que advertido de la derrota de Zaraza había retrocedido á
Guayana.
Llegó el cuartel general el 11 á Calabozo al mismo tiem
po que los despojos tomados al enemigo en la importante
acción de la Hogaza, cuyos detalles son los siguientes:
La brigada La Torre emprendió su marcha desde el
Calvario el 28 de Noviembre con el objeto de atacar al
enemigo, según le estaba prevenido. Por los informes de
los espías supo que debía ser reforzado con infantería de
Guayana y un grueso de caballería . Con este aviso forzó.
sus marchas hasta el 2 de Diciembre que encontró á los
rebeldes situados en el Hato de la Hogaza, fuertes de más
de mil infantes y otros tantos caballos. Atacólos con deci
sión, logrando completa victoria con muerte de toda la
266

infanteria rebelde y más de doscientos de su caballería. Se


les tomaron dos piezas de artillería de á tres, con un par
que considerable; 1.200 fusiles, 4 banderas, 18 cajas de
guerra, 50.000 cartuchos de fusil y sobre mil caballerías
de todas especies. Nuestra pérdida consistió en once muer
tos, 82 heridos y 16 contusos. Bastan estos datos para de
terminar el brillante éxito de tan importante suceso . La
comparación de las respectivas fuerzas, el orden y disci
plina que se advirtieron en el ejército contrario y más que
todo la especie de orgullo que habían concebido aquellos
rebeldes de resultas de nuestros reveses en Guayana, eran
otras tantas razones de justo reconocimiento hacia los dig.
nos jefes, oficiales y soldados que á impulso de su inteli
gencia y de su valor dieron tan glorioso día á las armas
españolas.
La división victoriosa retrocedió a sus anteriores acan
tonamientos, por no serles posible perseguir los exiguos
restos, completamente dispersos del enemigo, por hallarse
del todo exhaustos de recursos y en especial por falta de
caballería del país , única á propósito en tales casos . Esta
última circunstancia exige algunas reflexiones sobre el ca.
rácter especial de la guerra en este país. Toda la pericia
imaginable y aun la superioridad de fuerzas son las más
de las veces infructuosas, si el enemigo rehusa aceptar los
combates dispersándose por los vastos llanos y asistido con
abundancia de caballos y de todos los recursos que nece
sitan , logrando de este modo, no sólo burlar las más acer
tadas maniobras , sino que al cabo de muchas marchas
contramarchas, que obligan á ejecutar al contrario, suelen
caer de improviso sobre él con la ventaja de hallar los hom
bres y caballos en estado de cansancio , cuya penalidad no
es fácil que ellos experimenten como hijos que son del país
y muy prácticos en el conocimiento del terreno, siendo tra
bajo ingrato y dificultoso para cualquier otro.
Después de la acción de la Hogaza, fué destinado el te
267

niente coronel López á cubrir la parle de Santa Rita con


300 caballos, cuyo número se le fué sucesivamente aus
mentando hasta el de 500 , además de una compañía del
regimiento de Navarra . Este inteligente oficial reconoció
gran extensión de llanos alcanzando hasta San Diego, to
mando en diversas ocasiones caballadas y prisioneros al
enemigo y causándole repetidas pérdidas. Tuvo después
orden de marchar sobre Chaguarramas en combinación
con las tropas del valle de Orinoco , en cuyo movimiento
causó iguales daños al enemigo , batiendo al rebelde Ron .
dón y apresando á otros cabecillas . Entre tanto el cuerpo
de tropas reunido sobre las orillas del Apure á las órdenes
del coronel Aldama ocupó desde luego con un destacamen
to el pueblo de Apurito , manteniéndose el resto acampado
sobre San Antonio . El enemigo reconoció y atacó diferen .
tes veces con caballería y su corta infantería el primero
de estos pueblos , y siempre fué rechazado hasta la sabana
inmediata donde se había reunido toda la fuerza rebelde ,
En esta disposición recibió órdenes Aldama para acan
tonarse con el fin de reponer su caballería , que se hallaba
en deplorable estado . Emprendió , pues , su marcha el 25 de
Diciembre en dirección al Jobo y después al pueblo de
Santa Cruz , donde se mantuvo algún tiempo , adelantando
descubiertas hasta Nutrias , mientras que el coronel Cal
zada pacificaba el interior de la provincia y reunía fuerzas
de caballería

1818 .

A principios de Febrero accedió Morillo a las instancias


del coronel Aldama y le permitió separarse del mando
para restablecer su salud, confiriéndolo juntamente con el
político de la provincia al coronel D. Sebastián de la Cal
zada, cuyo jefe á poco tiempo trasladó su cuartel á Nu .
trias, donde permaneció hasta el tiempo que se indicará
más adelante .
268

! El día 5 de Enero de 1818 'salió de Calabozo Morillo


con parte de su Estado Mayor y se trasladó á la Victoria ,
donde se celebró una junta de las principales autoridades
de Venezuela con el objeto de regularizar los medios de
subsistencia para el ejército. Pasó después el General á
Valencia para despachar la correspondencia para España
que debía conducir su primer ayudante de campo , coronel
Villavicencio , y seguidamente se trasladó á San Carlos á
fin de observar el resultado del amago que hacía Páez so
bre la provincia de Barinas, según los últimos avisos de
aquella parte . Sabíase por los partes del teniente coronel
López que Bolívar intentaba conducir su proyectada ope
ración por tierra, prolongando la orilla izquierda del Ori
noco por la escasez que experimentaba de vogas para la
navegación del río . Mas sucedió, sin embargo, lo contrario ,
porque aprovechándose el rebelde de las brisas, remontó
con sus tropas el Orinoco rápidamente y desembarcando en
el punto de la Urbana se reunió al cabecilla Páez, que se
hallaba con todas sus fuerzas en San Juan de Payara. De
estos detalles se tuvo conocimiento por Telesforo Gutié
rrez , soldado nuestro que había sido hecho prisionero y
cuya persona remitió al General el jefe de Estado Mayor
D. Ramón Correa. Inmediatamente que Morillo recibió la
declaración del citado Gutiérrez en San Carlos , se puso en
marcha por la posta hacia Calabozo , adonde llegó el 10 de
Febrero, dejando prevenido al coronel Calzada el movi
miento que debía ejecutar sobre la Guadarrama , y dispo
niendo que todas las fuerzas acantonadas en el Sombrero ,
Barbacoas, etc. , cayendo sobre Calabozo se reuniesen al
ejército para marchar al socorro de San Fernando en com
binación con aquéllas. El teniente coronel López tuvo or
den de marchar al Guayabal atacando de paso , si era nece
sario , los restos de Zaraza y Rendón , que no era probable
se atreviesen á esperarlo . Todas las guarniciones y parii
das recibieron asimismo órdenes adecuadas, estableciéndo
-
269

se puestos de comunicaciones entre Calabozo y los puntos


avanzados de Camaguán y Guayabal , que conservábamos
con alguna caballería . Estos puestos fueron arrollados el
10 y se replegaron hacia la plaza .
El 11 por la noche llegó el regimiento de húsares, y para
mejor comodidad de los caballos se estableció en la Misión
de abajo que conservaba algún pasto . El regimiento de
Castilla lo había verificado en la de arriba desde el día ante
rior. En el mismo día se tuvo noticia de haber llegado una
partida enemiga hacia el paso de Orinoco , poco distante
de Calabozo, pero se creyó que no pasaría de una descu
bierta , en la persuasión de que no era probable abando
nara el enemigo el sitio de San Fernando que había em
prendido con mucho empeño : por otra parte se confiaba
justamente en los avisos de nuestras partidas avanzadas.
La orden de marchar sobre San Fernando quedó dis
puesta aquella noche para comunicarla á los cuerpos al
amanecer. Mas el día 12, á las ocho de la mañana , se pre
sentaron los enemigos en la Mesa de Calabozo, primero en
corto número y poco después con el total de sus fuerzas ,
calculadas en 2.500 caballos y unos 1.500 infantes con dos
piezas de campaña . Hiciéronse desde luego dueños de la
mayor parte de las acémilas y caballos de oficiales que se
hallaban pastando en las inmediaciones . Estaba colocada
la infantería enemiga sobre el camino de Guarda- Tinajas
con la artillería , y la caballería formaba una especie de
semicírculo rodeando la villa é interceptando los caminos
de ambas Misiones , extendiéndose hasta la orilla derecha
del Guarín . En la parte izquierda de este río solo adelan .
taron partidas suficientes para estorbar nuestras comuni
caciones con el interior,
En este estado de cosas, los cuerpos de Castilla y húsa
res quedaban interceptados, y además una compañía de
cazadores de Navarra que se había añadido á estos últi .
mos. En la plaza estaban dos batallones de Navarra y el
-
270

de la Unión con tres piezas de artillería, El General en


jefe, que desde los primeros tiros montó á caballo con su
Estado Mayor, salió a la sabana, y dispuso que las tropas
apartadas en las últimas se replegasen á la plaza. El bata .
llón de Castilla lo verificó sin oposición, a pesar de que
el enemigo se hallaba en caso de ofrecérsela, pero la pre
sencia de este Cuerpo en columna cerrada le impuso é
hizo despejar toda aquella parte de su circunvalación . No
fué tan afortunado el regimiento de húsares y compañía
de cazadores de Navarra , que hubieron de sufrir todo el
peso de la fuerza enemiga en el transcurso de su marcha,
que en medio de todo fué emprendida con el mayor orden
y continuada hasta salir á Sabana-limpia, en cuyo mo
mento el total de la caballería enemiga cargó en todas di
recciones contra la escasa fuerza de los húsares, que no
llegaba a 300 hombres. Fácil es concebir el resultado de
tan desigual contienda. Los húsares recibieron varias car
gas con firmeza, pero la repetición de estas, siempre con
tropas frescas por parte del enemigo, nos causó la pérdi
da de cuarenta ó cincuenta de aquéllos entre muertos y
prisioneros, retirándose el resto á la plaza y tomando
otras direcciones algún número de ellos por no tener otro
recurso . La compañía de Navarra, que había sostenido
vigorosamente á nuesta caballería, fué por último abando
nada á su propia cuenta y envuelta por el enemigo, que la
hizo perecer defendiéndose gloriosamente. La infanteria
enemiga estaba entre tanto emboscada en acecho de los
húsares y contribuyó con sus fuegos á la derrota de éstos.
Mientras esto sucedía , Morillo había hecho salir dos
compañías de Navarra á cubrir la retirada de los húsa.
res, dirigiéndolas por nuestro fianco derecho y apoyadas
en el bosque. Con su comitiva se acercó él mismo á aque
lla parte hacia donde se dirigían los húsares a la desban
dada ; pero el enemigo, que los perseguía con intrepidez y
osadía , llegó á punto de envolver al General y su acompa
271

ñamiento , obligándoles a abrirse paso espada en mano , no


sin la sensible pérdida del coronel Navas, de Dragones de
la Unión, y de otro oficial de húsares . Las compañías que
se hallaban formadas sobre un bosque claro, fueron en se
guida cargadas por fuerzas muy superiores , sucediendo ,
desgraciadamente, que por la poca serenidad del coman
dante de ellas , ni procuro reunirse con tiempo al pueblo
que estaba cercano , ni sostuvo la tropa como era de espe .
rar, resultando de esto que las compañías perdieron la mitad
de la fuerza, salvándose el resto en la plaza . El enemigo
no dió cuartel en esta ocasión ni tampoco lo había hecho
con la compañía de cazadores de que anteriormente se ha
hablado. A este tiempo ya estaban formadas en las desem
bocaduras del pueblo tres columnas de infantería con dos
piezas de campaña, y varias guerrillas ocupaban nuestro
frente y flancos apoderadas de casas aisladas , á cuya pre .
sencia se contuvo el enemigo y quedó formado durante
algún tiempo delante de la villa , en ademán de atacar , lo
que no verificó en vista de la resolución y firmeza con que
era esperado por ellas .
Los días 13 y 14 se pasaron sin particular novedad : en
el primero de ellos volvió el enemigo á formar toda su
fuerza delante de la plaza , manteniéndose la nuestra
pronta y firme en sus puestos . Tuvo Bolivar la osadía de
remitir al General en jefe una intimación , en la cual , en
tre expresiones de orgullo , decía que al mismo Fernan
do VII perdonaría si se hallase en la plaza. Este papel
fué conducido por el rebelde Silvestre Palacios, que había
servido en nuestros batallones de Guardias y entregado
por un húsar de los que nos habían hecho prisioneros. Al
mediodía se retiró el enemigo á los mismos lugares que el
día anterior ; y el 14 marchó el grueso de su fuerza al
Rastro de arriba , dejando algunas partidas en obser
vación .
Morillo, á la cabeza del Estado Mayor y húsares, salió
272

en la tarde á reconocer el terreno hasta la Laguna del Vi


cario, y por la parte de la Misión de abajo , donde conser
vaban los enemigos dos ó tres escuadrones emboscados.
Logrado el objeto del reconocimiento regresó á la plaza,
recogiendo algunas reses, caballos y mulas del enemigo.
Aquel mismo día , después de enterrar las tres piezas de
artillería y de inutilizar algunos fusiles sobrantes de los
tomados en la Hogaza, y hecha igual operación con los
efectos que no podían transportarse y de que podía apro
vecharse el enemigo, salió el ejército de la plaza en tres
columnas paralelas que vinieron á coincidir á la salida so .
bre el camino de la Misión de arriba, donde, adoptadas las
necesarias disposiciones y colocados convenientemente los
enfermos, heridos, equipaje y emigrados de Calabozo, se
emprendió la marcha más ordenada y silenciosa . Momen
tos antes de verificarlo experimentamos el desgraciado
acontecimiento de volarse una porción de pólvora, como
quintal y medio, al tiempo de inutilizarla por estar algo
averiada , cuyo accidente fué motivo de causarnos siete
heridos y dos muertos, y sobre todo de servir de aviso á
los enemigos del momento de nuestra salida . Reunidas
como queda dicho las columnas , se emprendió la marcha
cerca de las doce de la noche, y se caminó sin novedad ,
pasando por la Misión de arriba y siguiendo en dirección
del Sombrero , distante cerca de veinte leguas de Ca
labozo .
Al amanecer del 15 tuvo noticia el enemigo de nuestra
marcha, y en seguida emprendió la suya desde el Rastro
de arriba, y deteniéndose cortos momentos en Calabozo,
donde sólo dejó doscientos indios flecheros, nos siguió al
alcance con su caballería y alguna infantería en grupas, y
á continuación el grueso de sus fuerzas.
No bien hubo llegado nuestro ejército á la Aguada de
la Oriosa y saciado la terrible sed que había experimenta
do en su rápida marcha de toda aquella mañana, cuando
273

las avanzadas enemigas se presentaron delante de nuestro


campo. Era la hora de continuar nuestra marcha y así se
hizo en tres columnas, quedando nuestra caballería en ob .
servación de la enemiga , que á poco rato la arrolló sobre
las masas de infantería , viéndose éstas precisadas á ejecu
tar por algunos momentos un fuego graneado que con
tuvo á aquélla. Al cerrar la noche continuó nuestro ejército
la marcha sin ser molestados, en riguroso orden de for
mación de columnas cerradas . Los equipajes, enfermos y
emigración se adelantaron con la caballería , á las órdenes
del brigadier D. Francisco Tomás Morales, logrando de
esta manera que las columnas quedaran expeditas para
operar en caso de necesidad .
Cerca del Hato de Zamuro se hizo un corto descanso , y
prosiguiendo la marcha llegó el ejército después de ama
necer al pueblo de Sombrero , situado sobre las orillas del
Guarico , y que por su localidad ofrece una posición regu
larmente ventajosa para la infantería . Aun á trueque de
interrumpir brevemente la relación de esta marcha , va
mos á indicar algunos detalles de la que acaba de refe .
rirse.

Son indecibles las pruebas de sufrimiento y de energía


que desplegaron en ella el General en jefe , oficiales y sol
dados de nuestro ejército, teniendo en consideración la
distancia de cerca de veinte leguas que atravesaron en
poco más de veinticuatro horas, faltos en absoluto de
agua, con el embarazo de voluminoso equipaje é impedi
menta de enfermos y de la numerosa emigración del leal
pueblo de Calabozo, cuya generosa conducta merecía cier
tamente toda la protección del ejército , caminando por
llanos abrumadores , agobiado el soldado por el peso de
las armas , de los víveres y de las municiones de guerra,
que la necesidad obligaba a conducir . Muchos de los solda
dos hubieran perecido víctimas de la sed y del cansancio,
si los jefes y oficiales, animados de su propio celo y esti
TOMO I 18
274

mulados por el ejemplo de su General en jefe, no hubieran


en los momentos más críticos cedido sus caballos á los en
fermos y cansados que empezaban á rezagarse, exponién
dose á ser presa del feroz enemigo. Sin embargo, toda la
solicitud y sacrificios imaginables no bastaron á evitar que
algunos muriesen sofocados y otros en estado de no poder
moverse .

Vigorosa y esforzada fué también la marcha que efec


tuó el enemigo para alcanzarnos en la Oriosa , como lo
verificó, si se atiende al aumento de tres leguas y á la tar.
danza de cerca de ocho horas que experimento en ella ;
pero también es cierto que sólo la caballería, la mejor
montada , y la corta infantería que condujo en grupas
pudo hacer este esfuerzo que no les fué de gran provecho.
Volvamos al pueblo de Sombrero , donde el ejército
debía tomar el necesario descanso. Apenas habían logrado
las tropas refrescarse en las orillas del Guarico, cuando
se presentaron las avanzadas enemigas, pretendiendo des
de luego desembocar sobre el río á saciar la sed que pade
cían . Opusiéronse á ello nuestras guerrillas con fuego vivo
y ventajoso; pero al cabo de algún tiempo tuvieron que
replegarse sobre la parte de nuestras fuerzas destinadas á
defender su posición y por la sucesiva llegada del enemigo.
El regimiento de Navarra cubría los principales vados y
la ancha desembocadura del río. El batallón de Castilla
flanqueaba estos puntos y se mantenía formado en colum
na cerrada a la derecha . La compañía de cazadores de la
Unión y un destacamento de Navarra formaban la izquier
da de nuestra posición . El batallón de la Unión quedó fur
mado a la salida del pueblo sobre una altura, y los húsares
observando las avenidas de la espalda. En esta disposi
ción atacó el enemigo nuestro frente . El regimiento de
Navarra recibió con firmeza y vivo fuego sus repetidos
ataques , rechazándolo siempre con mucha pérdida de
éste , que, viendo ser infructuosos sus esfuerzos, se corrie
- 275

ron sobre su derecha y cargaron á las tropas que defen


dían aquel vado fácil; pero reforzadas estas oportunamen
te con una compañía de Navarra , rechazaron constante
niente al enemigo. Tan inútil les fué esta tentativa como
la de los tres ataques que dieron al frente sobre el regi
miento de Navarra desplegado en batalla . El brigadier
D. Pascual Real , que mandaba aquel punto, tuvo orden
de envolver al enemigo por su izquierda , operación que
verificada felizmente decidió á nuestro favor la victoria ,
costando al enemigo considerable número de muertos y
bastantes prisioneros, consistiendo nuestra pérdida en un
oficial muerto , dos heridos y cuarenta soldados de esta úl
tima clase . El regimiento de Navarra se cubrió de gloria
aquel día y lo mismo el de Castilla , que ejecutó una atre
vida carga á la bayoneta con dos de sus compañías , mien
tras que Navarra lo verificaba á su frente. En resumen , si
se hubiera podido disponer de trescientos ó cuatrocientos
caballos, la derrota del enemigo hubiera sido decisiva .
Retiró éste su caballería á la Sabana , que distaba legua y
media , y en todo el día no volvió a molestarnos , empleán
dolo nosotros en recoger sus dispersos en los montes . Nues
tras tropas permanecieron en posición hasta después de
media noche que el General dispuso la retirada sobre Bar
bacoas, después de recoger nuestros heridos , excepto dos
moribundos que se dejaron en el hospital con otros veinte
de los enemigos .
Desde este pueblo ofició el General al Capitán general
de Venezuela participándole la brillante retirada y direc
ción de nuestro ejército , noticiándole las medidas necesa
rias para las subsistencias y reunión de hombres. Como la
intención del General Morillo era la de retirarse á los va
lles de Aragua para dar confianza á la capital y demás
pueblos indefensos , expidió órdenes concernientes a este
objeto. Dos compañías de Navarra y una de Castilla que
se hallaban destacadas con diferentes fines, recibieron or
- 276 -
den de situarse sobre la avenida de Ortiz y observar al
enemigo por aquella parte, con instrucciones de la ruta
que debía seguir el ejército . Al coronel Calzada, que se
suponía hacia la Guadarrama, se le previno marchase so
bre el Baúl y obrase según las circunstancias, siempre dis
puesto á replegarse sobre San Carlos.
Dispuso Morillo después de todas estas disposiciones la
continuación de la marcha hacia Camasagua y San Sebas
tián de los Reyes, hasta el camino que del centro de los
Llanos conduce á los valles. Súpose en Barbacoas la lle
gada del enemigo al Sombrero con todas sus fuerzas. Con
tinuaron el 19 los nuestros su marcha hacia el sitio de las
Guarinas, donde se tuvieron noticias de hallarse próximo
el rebelde con buen número de infantes y alguna caballe
ría. Comió nuestra tropa el rancho en aquel lugar y por
la tarde siguió á Camasagua, llegando a este punto des .
pués de media noche, caminando ya por terrenos quebra
dos. Salió al siguiente día de aquella localidad por la tarde
y se rindió la jornada á media noche en San Francisco de
Cara, desde donde salieron oficiales en distintas direccio
nes á reanimar el espíritu de los pueblos y preparar los re
cursos necesarios al ejército.
El 21 llegó el ejército á San Sebastián de los Reyes , y ,
descansando un día, siguió la ruta al paso de la Quebrada
de Seuse, donde se incorporó el brigadier La Torre que
llegaba de Caracas con doscientos hombres del batallón de
milicias Pardos de aquella capital , cuatro compañías del
regimiento de Burgos y una partida de veinte húsares de
los dispersos en Calabozo. También lo verificó procedente
de San Carlos el brigadier D. Juan Aldama con 150 mili
cianos de Valencia .
Al día siguiente , 23 , entró el ejército en la villa de Cura,
donde se verificó una gran parada , y manifestó su estado
de fuerza y brillantez á pesar de tan dilatada y penosa
marcha y de los encuentros que había experimentado,
277

quedando así desmentidas las falsas noticias que el terror


había difundido hasta en la capital de haber sido total
mente destruídas nuestras tropas . Con estas verídicas y
faustas nuevas volvieron las gentes á sus hogares con ale
gría y confianza , haciendo los caraqueños donativos al
ejército por medio de aquel ilustre cabildo , en muestra de
su agradecimiento al brillante porte de las tropas .
El ejército reunido permaneció en la villa de Cura hasta
el 25 , en que los cuerpos empezaron á moverse para
tomar diferentes acantonamientos . Los batallones de Na
varra marcharon á Valencia ; el de la Unión á Turmero;
Castilla á la Victoria; los húsares á la Quinta . En la villa
de Cura quedaron los batallones de Pardos de Caracas y
Milicias de Valencia. A esta última ciudad volvió el bata
llón de la Unión al tercer día .
En esta disposición , y respecto á que el enemigo había
retrocedido á Calabozo , se trataba de dar el preciso refres
co á nuestras tropas , y principalmente de esperar la
reunión de las que mandaba el coronel Calzada, que se ha
llaban inmediatas á San Carlos y tenían orden de incor
porarse en Valencia .
A esta ciudad vino Morillo , y puso á las órdenes del
brigadier La Torre las fuerzas de la villa de Cura , aña
diendo las cuatro compañías de Burgos y el batallón de
Castilla , en razón á que por las últimas noticias se sabía
amenazaban los enemigos por el lado de Ortiz, situados
en el Hato de San Pablo .
Poco tiempo duró el estado de inacción , pues el 5 pene .
traron los enemigos por Ortiz después de algunos días de
amago, observándolos de cerca 'nuestros puestos avan
zados. La Torre abandonó la villa replegándose á la Vic
toria y seguidamente a las posiciones de las Corvizas , así
por su inferioridad de fuerzas, como en cumplimiento de
las órdenes de Morillo , que había previsto este caso y
combinado las operaciones consiguientes . Se dejaron en la
- 278 -

villa de Cura algunas municiones de boca , consistentes en


algunos barriles de galleta y algunas otras cargas, prefi
riendo conducir el grueso parque de municiones y nume
roso hospital .
Los enemigos se adelantaron por la Quinta y Maracay
hasta la Victoria y San Joaquín con su cuerpo de caballe .
ría , siguiendo la infantería á atacar el punto de las Corvi.
zas sin contar con el ejército Real que dejaban á su espal
da en Valencia , y que sólo esperaba la reunión de las
tropas de Apure para hacerlos arrepentir de su loca teme
ridad . El brigadier Morales los observó constantemente con
algunos hombres de confianza. Llegó, efectivamente , el 13
la división del coronel Calzada á Valencia , y en la tarde
de aquel día emprendió el ejército la marcha en tres divi
siones : la de vanguardia, á las órdenes del brigadier don
Francisco Tomás Morales , y las dos restantes á las de los
coroneles D. Luis Genaro de la Rocque y D. Sebastián de
la Calzada . Nuestra marcha se dirigió por el camino real
de Caracas , mientras que un cuerpo de 300 caballos , auxi.
liados de una compañía de flanqueadores, marchó por el
camino de Guingue y Madalegno .
En toda aquella tarde y noche caminó el ejército sin
oposición y llegó hasta San Joaquín , adelantándose la van .
guardia á la hacienda de Cura. Al primero de estos puntos
había llegado el día anterior una descubierta enemiga.
Al amanecer se pusieron las tropas en movimiento, y á las
diez de la mañana llegó la vanguardia al punto de la Ca
brera , donde se encontraron las primeras fuerzas enemi
gas , que consistían en 200 caballos. Su avanzada fué arro
llada , con muerte de algunos , no dando tiempo al cuerpo
principal á que se le diese alcance por la precipitación de
su fuga. Sin perder momento dispuso Morillo que la ma
yor parte de la caballería del ejército y la vanguardia
siguieran el alcance del enemigo , que parecía se hallaba
con toda su caballería en el pueblo de Maracay, distante
279

dos leguas de la Cabrera. En este punto hicieron alto las


demás tropas, que continuaron la marcha á medida que se
refrescaban en la próxima Laguna. Los enemigos habían
puesto por obra un foso y un parapeto en la Cabrera ,
cuyos útiles abandonaron , así como considerable número
de mulas y monturas .
Llegada que fué la vanguardia a la inmediación de Ma
racay encontró la caballería enemiga, en parte formada
con ánimo de aguardar el ataque , y en parte reunién
dose dentro del mismo pueblo y removiendo su numerosa
caballada . Desde luego pudo calcularse las fuerzas de los
rebeldes en más de 1.200 caballos ; pero este número no
arredró al muy inferior de que constaba nuestra caballe
ría , disminuído aún de los escuadrones de lanceros del
Rey, 6. de artillería y húsares que no habían logrado
reunírsele. Sin embargo , el reputado cuerpo de Dragones
de la Unión , con la escasa fuerza de 200 hombres cargó
con decisión y valentía á la superior del enemigo, y derro
to completamente cuanto se le opuso , siguiendo el alcance
y la mortandad hasta cerca de una legua más allá del
pueblo . Entretanto la fuerza enemiga que había quedado
cerca de él , creyó aprovechar la necesaria dispersión y
cansancio de los dragones, y les salieron al encuentro
Cuando éstos volvían de la persecución . No obstante esta
notable ventaja , tuvieron que pagar caro su atrevimiento .
Cada mitad de dragones se creyó suficiente á cargar un
escuadrón enemigo ; y en efecto así lo verificaron , obte
niendo siempre el éxito que produce la serena decisión y
la experimentada disciplina . Por último el total de la ca
ballería enemiga fué acuchillado y disperso , perdiendo
más de cien hombres , 42 cajones de municiones, más
de 2.000 caballos y mulas y el total de sus equipajes . Digna
es de notarse la conducta militar del valiente cuerpo de
Dragones de la Unión , sobre todo si se atiende á que sobre
las jornadas que en unos mismos caballos tenían hechas
278 -
villa de Cura algunas municiones de boca , consistentes en
algunos barriles de galleta y algunas otras cargas , prefi
riendo conducir el grueso parque de municiones y nume
roso hospital .
Los enemigos se adelantaron por la Quinta y Maracay
hasta la Victoria y San Joaquín con su cuerpo de caballe.
ría , siguiendo la infantería á atacar el punto de las Corvi.
zas sin contar con el ejército Real que dejaban á su espal
da en Valencia , y que sólo esperaba la reunión de las
tropas de Apure para hacerlos arrepentir de su loca teme
ridad . El brigadier Morales los observó constantemente con
algunos hombres de confianza. Llegó, efectivamente , el 13
la división del coronel Calzada á Valencia , y en la tarde
de aquel día emprendió el ejército la marcha en tres divi
siones: la de vanguardia, á las órdenes del brigadier don
Francisco Tomás Morales, y las dos restantes á las de los
coroneles D. Luis Genaro de la Rocque y D. Sebastián de
la Calzada. Nuestra marcha se dirigió por el camino real
de Caracas , mientras que un cuerpo de 300 caballos, auxi.
liados de una compañía de flanqueadores, marchó por el
camino de Guingue y Madalegno.
En toda aquella tarde y noche caminó el ejército sin
oposición y llegó hasta San Joaquín , adelantándose la van
guardia á la hacienda de Cura. Al primero de estos puntos
había llegado el día anterior una descubierta enemiga.
Al amanecer se pusieron las tropas en movimiento, y á las
diez de la mañana llegó la vanguardia al punto de la Ca
brera , donde se encontraron las primeras fuerzas enemi
gas, que consistían en 200 caballos. Su avanzada fué arro
llada , con muerte de algunos , no dando tiempo al cuerpo
principal á que se le diese alcance por la precipitación de
su fuga. Sin perder momento dispuso Morillo que la ma
yor parte de la caballería del ejército y la vanguardia
siguieran el alcance del enemigo , que parecía se hallaba
con toda su caballería en el pueblo de Maracay, distante
279

dos leguas de la Cabrera. En este punto hicieron alto las


demás tropas, que continuaron la marcha á medida que se
refrescaban en la próxima Laguna. Los enemigos habían
puesto por obra un foso y un parapeto en la Cabrera,
cuyos útiles abandonaron , así como considerable número
de mulas y monturas .
Llegada que fué la vanguardia a la inmediación de Ma
racay encontró la caballería enemiga , en parte formada
con ánimo de aguardar el ataque , y en parte reunién
dose dentro del mismo pueblo y removiendo su numerosa
caballada. Desde luego pudo calcularse las fuerzas de los
rebeldes en más de 1.200 caballos ; pero este número no
arredró al muy inferior de que constaba nuestra caballe
ría, disminuído aún de los escuadrones de lanceros del
Rey, 6.* de artillería y húsares que no habían logrado
reunirsele. Sin embargo, el reputado cuerpo de Dragones
de la Unión , con la escasa fuerza de 200 hombres cargó
con decisión y valentía á la superior del enemigo , y derro
tó completamente cuanto se le opuso, siguiendo el alcance
y la mortandad hasta cerca de una legua más allá del
pueblo. Entretanto la fuerza enemiga que había quedado
cerca de él , creyó aprovechar la necesaria dispersión y
cansancio de los dragones, y les salieron al encuentro
cuando éstos volvían de la persecución . No obstante esta
notable ventaja , tuvieron que pagar caro su atrevimiento.
Cada mitad de dragones se creyó suficiente á cargar un
escuadrón enemigo; y en efecto así lo verificaron , obte
niendo siempre el éxito que produce la serena decisión y
la experimentada disciplina. Por último el total de la ca
ballería enemiga fué acuchillado y disperso , perdiendo
más de cien hombres , 42 cajones de municiones , más
de 2.000 caballos y mulas y el total de sus equipajes. Digna
es de notarse la conducta militar del valiente cuerpo de
Dragones de la Unión, sobre todo si se atiende á que sobre
las jornadas que en unos mismos caballos tenían hechas
280

desde las orillas de Apure , debió andar en este día dos


leguas al galope y quizá otro tanto al escape, logrando, no
obstante la natural fatiga de sus caballos, arrollar las fuer
zas enemigas. Nada tuvo que hacer la infantería en esta
jornada , y debe decirse que se debió todo el buen éxito de
. ella al citado cuerpo de Dragones y también al escuadrón
de Guías del General y demás piqueros de la vanguardia ,
El ejército hizo un corto descanso en Maracay, hasta las
cuatro de la tarde, que prosiguió su marcha hacia el pue
blo de Cagua, á pesar de una copiosa lluvia.
El rebelde Bolívar, que á la sazón del combate de Ma
racay se hallaba ocupado en la loca empresa de penetrar
por ias Corvizas, y que se le había avistado con las gue
rrillas del brigadier La Torre, tuvo noticia del desastre
de su caballería ; é inmediatamente retrocedió á la Victo
ria, y desde allí, por la cuesta de las mulas, emprendió
precipitada retirada hacia la villa de Cura .
Nuestro ejército llegó á Cagua el 15 , al amanecer, des
pués de haber pasado penosa noche por la pertinaz lluvia
y empantanados caminos. En la tarde del mismo día si
guió el alcance al enemigo, que se sabía se retiraba sobre
la villa de Cura, en cuyo punto entró á la una de la noche
formado en tres columnas de ataque , persuadido el Gene
ral en jefe de que el enemigo sería alcanzado ó esperaría
en aquel lugar; pero sólo se halló un destacamento de re
beldes, que según se supo ascendía á 200 ó 300 caballos,
el cual , después de hacer algún fuego á nuestra vanguar
dia, se puso en fuga , protegido por la obscuridad. En La
villa se tuvo noticia que el enemigo se había retirado en
todo aquel día y parte de la noche por el camino de la
Puerta hacia la llanura . Calculó el General en jefe que su
retaguardia podía ser alcanzada , y destacó en su segui
miento toda nuestra vanguardia , quedando el resto de las
tropas acampadas en la sabana de los Colorados, á me
dida que se iban incorporando, cuya operación retar
281

do mucho el mal camino, lleno de lodazales y desfila


deros.
Al amanecer del 16 estaban empeñadas nuestras tropas
de vanguardia con el total de las enemigas , que encontra
ron en el paso de Boca - chica y estrecharon hasta la Que
brada de Seme , donde éstas se hicieron firmes . Desde
luego conoció el rebelde la inferioridad en número de
nuestra vanguardia con respecto á sus tropas y se decidió
á hacer un esfuerzo, sin duda con el fin de proporcionar
que se adelantasen sus enfermos, municiones y numerosa
emigración. Efectivamente , no sólo consiguió contener á
nuestras tropas en el Paso de la Quebrada , sino que ocu
pó algunas casas que se hallaban de nuestro lado é hizo
repasar el arroyo a la mayor parte de la caballería .
Entretanto se trataba en la villa de Cura de dar un li
gero alimento á las tropas y esperar la reunión de los atra
sados, cuya disposición se hacía necesaria después de dos
días de penosa y forzada marcha; pero el fuego, que se
notaba aumentar, hizo que el General se pusiera inmedia .
tamente en marcha , previniendo á los cuerpos que la eje
cutasen con paso acelerado . En todo el camino recibió
Morillo repetidos partes del brigadier Morales, si no capa.
ces de inspirar desconfianza, al menos convincentes de la
necesidad de un refuerzo á nuestra división avanzada. En
su consecuencia , los cuerpos tuvieron orden de avivar la
marcha y sucesivamente la de verificarla á paso de tropel,
desprendiéndose de sus mochilas .
Llegó Morillo al campo de batalla, denominado de La
Puerta, en el momento más crítico . Nuestra caballería ,
después de varias cargas brillan tes , había ejecutado una
poco afortunada . Un vivo fuego de la infantería enemiga
y bastante firmeza en su caballería , detuvo el ímpetu de la
nuestra en el momento de llegar a las manos . Fácil es cal .
cular la consecuencia de esta indecisión . El enemigo se
aprovechó de ella y arrolló nuestra caballería é igualmente
282

la infantería de la vanguardia que se batía en guerrilla, fal.


ta de municiones. En este instante llegó Morillo al lugar
de la acción . Ni sus voces, ni los esfuerzos de los jefes y
oficiales que le acompañaban fueron capaces, por el pron
to , de remediar el general desorden ; y hubiera seguramen
te sido desgraciado el éxito de la jornada sin la oportuna
llegada del batallón de la Unión , que desde luego se colo
có en una pequeña elevación, rechazando con sus fuegos
al enemigo y destacando su compañía de granaderos sobre
la desembocadura del camino, con igual suceso por aque
lla parte. El batallón de Pardos de Valencia , que seguía
inmediatamente al de la Unión , se colocó sobre la derecha
de éste , y desplegando algunas guerrillas, concurrió á re
peler al enemigo sobre la Quebrada. Morillo , poniéndose
á la cabeza del escuadrón de artillería que acababa de lle
gar y que apenas constaba de cien plazas, aprovechó aquel
preciso momento, cargando denodadamente al enemigo y
decidiendo de este modo las glorias de la jornada. Más
completa y satisfactoria hubiera sido ésta si el habitual
ardor de Morillo no le hubiese impulsado á avanzar tan
descubiertamente, que recibió una herida mortal de lanza ,
Entonces, derramando á torrentes la sangre, tomó en sus
manos una bandera que acababa de ser arrancada al ene
migo, y en esta valerosa aptitud, arengó á sus tropas,
exhortándolas á concluir la ya iniciada derrota de los re
beldes.
Este supremo recurso obtuvo el feliz resultado que se
esperaba, porque el ejército, lleno de ardor y de furia ,
marchó sobre el enemigo á paso de carga , y en un mo
mento se vió dispersada toda su infantería y en la más
desordenada fuga su caballería . .
Llegaban entretanto al campo de batalla los batallones
de Navarra, y se organizaba una columna que á poco rato
se puso en marcha sobre los enemigos, sin lograr darles
alcance , por la velocidad que les inspiraba el terror. Las
283

tropas hicieron alto en San Juan de los Morros , donde pa


saron el resto del día y la noche.
Recibió en esta ocasión el enemigo el escarmiento de
sus osadas empresas , pues perdió considerable número de
municiones de todas clases , tres banderas, ochocientos
muertos, infinidad de heridos , más de quinientos fusiles y
otros tantos caballos ensillados , todo su equipaje , incluso
el del rebelde Bolívar , cuya secretaría integra cayó en
nuestro poder. En una palabra , excepto alguna caballería,
todo el resto de su ejército fué del todo dispersado , vol
viéndose unos á sus casas , de donde habían sido arranca
dos á la fuerza, cayendo muchos en manos de nuestras
partidas y presentándose otros á implorar el perdón . Mu
chos de los mejores jefes y oficiales insurgentes fueron ó
muertos ó heridos . De los primeros fué un inglés, que ha
cía principal papel entre ellos , y de los últimos el cabecilla
Urdaneta.
Nuestras pérdidas fueron sensibles, porque ascendió á
nueve el número de oficiales muertos y á ciento cincuenta
el de los soldados, y en número proporcionado los heridos .
Todos los cuerpos rivalizaron aquel día en valor y accio
nes distinguidas . El reducido batallón de Victoria perdió
sus mejores soldados peleando desde el principio y conte
niendo siempre fuerzas muy superiores. El bizarro bata
llón de Barinas se hizo elogiar de todo el ejército y sufrió
graves pérdidas. Los cuerpos de húsares y dragones ejecu
taron cargas sobre la infantería apoyada en casas y corrales,
rompiendo las vallas con el pecho de los caballos y acuchi
llando al enemigo . Queda ya dicho que la última carga de
estos cuerpos fué desgraciada , y no debe extrañarse si se
atiende al horroroso fuego de flanco que le hizo la infante
ría enemiga , causándoles bastantes bajas. El escuadrón de
lanceros del Perú, que llegó después de iniciada la acción ,
hizo en medio de ella una atrevida y feliz maniobra que
contuvo y rechazó al enemigo , que perseguía nuestros es
284

cuadrones arrollados ; pero después se vió él mismo en


vuelto por nuevas fuerzas que no había podido observar,
y obligado a romper, experimentó la pérdida del ayudante
y de algunos soldados. El sexto escuadrón de artillería no
necesita de elogio, pues ya se ha dicho que el General se
puso á su cabeza y puede colegirse hasta qué punto llegó
á empeñarse y de cuánta gloria quedó cubierto ; y no es
lícito olvidar el bizarro porte del escuadrón de Guías del
General, compuesto de soldados del país , que nada deja.
ron que desear. Debe decirse en honor del acreditado ba
tallón de la Unión que su perentoria llegada determinó el
éxito de la jornada, desplegando su jefe de Estado Mayor,
D. Manuel Bausá , serenidad y bizarría en momentos tan
críticos y angustiosos que mereció muy justamente su as
censo á coronel en el mismo campo de batalla . Merece
también singular mención la conducta del batallón de Par
dos de Valencia , que maniobró sobre nuestra derecha con
teniendo por aquella parte al enemigo con vigoroso fuego
y sufriendo también algunas pérdidas. El regimiento de
Navarra no tuvo lugar de participar en las glorias de aquel
día , sin embargo de que esforzó su marcha de un modo
extraordinario . En esta ocasión presentó el enemigo más
de dos mil infantes y otros tantos caballos ; tal era el incre
mento que había tomado en el discurso de su situación .
Los rebeldes siguieron su desordenada fuga hasta Cala
bozo, donde trataron de reunir sus reliquias y aguardar el
socorro que debía prestarles el cabecilla Páez , que desde
el Sombrero se había separado de Bolívar con objeto de
estrechar el sitio de San Fernando. Oportunamente se ha
blará de la suerte gloriosa á la par que desgraciada de aque
lla plaza , cuya guarnición mandaba el joven y bizarro ca
pitán mayor D. José María Quero .
Nuestro ejército permaneció parte del día 17 en San
Juan de los Morros, adonde llegó el brigadier D. Miguel
de La Torre , encargado por Morillo del mando interino del
- 285

ejército, mientras él pasaba á Valencia á curarse de su pe


ligrosa herida . Llegaron también los batallones de Casti
lla y Pardos de Caracas con cuatro compañías del de Bur
gos. Estas últimas fuerzas quedaron en San Juan de los
Morros con orden de ocupar á Ortiz y Para para , á medida
que lo verificase el ejército y con objeto de establecer un
camino militar para la seguridad de los víveres , etc. , que
podían ser presa de los infinitos dispersos del enemigo que
aún vagaban por aquellas inmediaciones.
Emprendió el ejército su marcha en la tarde del mismo
día con dirección al primero de estos pueblos y acampó
aquella noche más allá del sitio llamado de Flores , conti
nuando la marcha al amanecer del 18 , en cuya mañana
llegó á Parapara , arrollando nuestra descubierta una par
tida enemiga que allí se hallaba , y tuvo la pérdida de tres
muertos ,
Por la tarde siguieron nuestras tropas á Ortiz , llegando
después de anochecido y estableciéndose en lugar conve
niente . Permanecieron en Ortiz el 19 hasta el 20 por la
tarde, que se pusieron en marcha con dirección al Ca
himán .
Tuviéronse noticias del coronel López , que por medio
de una serie de marchas y contramarchas, efecto de las
prevenciones del General , se hallaba colocado entre Cala
bozo y Ortiz , llegando á tiempo de destrozar un escuadrón
enemigo que sostenía la retirada de éstos . También inter
ceptó varias partidas de dispersos , causando en todas estas
ocasiones más de cien hombres muertos al enemigo y to
mándole una porción de prisioneros y de fusiles. El fa
moso entre ellos coronel Blancas fué muerto con otro jefe
de caballería .
Llegado el ejército al Cahimán , se reunió á corto rato
con la columna del citado coronel D. Rafael López , com
puesta de quinientos caballos y algo más de cien infantes .
Se enviaron á Valencia cien prisioneros hechos por este
- 286

jefe, y se fusilaron seis oficiales rebeldes cogidos por el


mismo, desertor uno de ellos del batallón de la Victoria y
que había tomado partido con los enemigos. Igual castigo
habíase impuesto en Ortiz al rebelde Lecuna, comandan
te entre ellos , que hizo asesinar á sangre fría dos oficiales
nuestros que tenían en su poder.
Verificada esta reunión púsose el ejército en marcha
hacia Calabozo en la misma noche de aquel día. A las diez
de la mañana llegó al sitio del Banco , distante algo más de
tres leguas de Calabozo. Allí hizo alto y se enviaron espías
hacia el enemigo, que nada pudieron averiguar de cierto ,
Se presentó al anochecer una partida enemiga, de unos
cuarenta hombres, en observación de nuestros movimien -
tos. Súpose por nuestra parte con cierta probabilidad que
debía haber llegado el socorro de Páez; y el General en
jefe, consultando á los jefes de los cuerpos y atendiendo al
mal estado de nuestra caballería, determinó retroceder en
la noche, como se verificó á las nueve de ella, caminando
hasta las once del día siguiente , en que llegó el ejército al
sitio del Tintal que forma la desembocadura á los Llanos
por aquella parte. El coronel López tuvo orden de mar
chará la villa del Pao, y lo verificó antes de rendir el cuar
tel general la jornada. Fué ésta penosa por la falta de
agua y por la escasez y mala calidad de la que encontra
ron en el Tintal .
En el siguiente día 24 llegó aquél á Ortiz, donde quedó el
Comandante general del ejército con los batallones de Cas.
tilla , Unión , Valencia y escuadrón del Infante Don Car
los, cuya total fuerza ascendía á mil hombres, marchando
el resto de las tropas á acantonarse en la villa de Cura y la
caballería á los pueblos inmediatos á la Laguna para su
indispensable reposición.
Parece que las repetidas derrotas sufridas por el ene
migo desde la jornada del Sombrero debían constituirlo en
la impotencia de nuevas agresiones, ú obligarle al menos
287
á rehacerse y tomar aliento al abrigo del río Apure y plaza
de San Fernando ; mas, sin embargo, apenas establecidas
las tropas del modo referido, cortaron los rebeldes el 26
de Abril las posiciones de Ortiz con una fuerza de cerca de
dos mil caballos y la mitad de infantería , Consecuentes á
la impericia que caracterizaba sus operaciones, pretendie.
ron forzar los puestos del frente , sin oponer distracciones
sobre su derecha por el fácil camino del Sombrero, único
propio para utilizar su caballería. Al principio tuvieron
que sostener los rudos esfuerzos del enemigo las cortas
fuerzas que cubrían las avanzadas. Sucesivamente llega
ron al lugar del combate el batallón de Pardos de Valencia
y poco después los de Castilla y la Unión . Las tentativas
del enemigo fueron tan repetidas como inútiles. Quiso to
mar alturas escabrosas con caballería , y obtuvo el escar
miento correspondiente. Seis horas duró el fuego, y en
este tiempo no pudo contar el enemigo un momento de
ventaja. Perdió muchos soldados y algunos jefes, entre
ellos el coronel Jenaro Vázquez; se le tomaron siete cajo
Des de municiones; y por fruto de la jornada tuvieron que
retirarse al Hato de San Pablo , punto adelantado en el
llano . Desde allí tomaron distintas direcciones los cabeci
llas Bolívar y Páez. Este último dejó conocer desde luego
sus proyectos por la parte del Pao y San Carlos ; y aquél
permaneció en las inmediaciones de Calabozo reorgani
zando su maltrecha infantería .
En esta acción se pasaron á nuestras banderas varios
soldados que habían sido del batallón de Numancia y com
pañía del de Barinas, que formaban la guarnición de San
Fernando. Por ellos tuvimos la triste certeza de la ocupa
ción de la citada plaza por los rebeldes después de evacua
da por nuestras tropas. Estas, por una serie de contratiem
pos y extravíos de camino en su primera marcha, y más
que todo, á causa de la traición de varios individuos que
estaban cumpliendo sus condenas, sirviendo de soldados
288

en el batallón de Numancia , por sus delitos de infidencia,


fué alcanzada por la superior fuerza enemiga al segundo
día , y después de resistir bizarramente muchos ataques,
en que causó grave pérdida al enemigo , hubo de rendirse
ó dispersarse , cayendo prisioneros, entre otros, el valiente
capitán mayor D. José M. Quero , que ya había recibido
en el sitio una herida mortal , y tuvo ahora otra no menos
grave en este encuentro . Tal fué la suerte de aquella va .
liente guarnición, que se defendió más de un mes , causan
do grandes perjuicios al enemigo y con toda la intrepidez
deseable . Súpose después que todos los oficiales españoles
que en aquella ocasión cayeron en manos de los rebeldes ,
fueron bárbaramente sacrificados, incluso el digno ameri
cano Quero , natural de Caracas , cuya pérdida fué en ver
dad irreparable.
Después de la jornada de Ortiz, aquella división se tras.
ladó al punto de Seme , donde el brigadier D. Ramón Co
rrea la aumentó con las tropas que se hallaban en la villa
de Cura . La caballería tuvo orden de ponerse en movi•
miento , y lo verificó, reuniéndose con los Colorados y
arrabal de la misma villa.
Al cabo de cuatro ó cinco días, visto que el enemigo ha
bía desistido de su agresión y se mantenía en el Llano ,
volvieron los cuerpos á ocupar sus acantonamientos en
Valencia y sus cercanias , quedando en la villa de Cura el
brigadier La Torre con una corta guarnición . Morillo, en
vista de la disposición en que quedaron los enemigos des .
pués de la acción de Ortiz y de examinar los planes que se
les sospechaban, dictó las disposiciones siguientes : Que la
reserva del ejército estuviese reconcentrada sobre Valen
cia , mientras el brigadier Morales organizaba en los valles
un cuerpo numeroso del país : se reforzó al coronel López
en el Pao con los cuerpos de dragones Leales , Guías del
General , batallón de Barinas y resto del de la Victoria ,
encargándose al brigadier D. Pascual Real el mando de
289

aquellas fuerzas. Este jefe se vió obligado á replegarse al


punto de las Cañadas , camino Real de Valencia , en razón
al amago que por la Galera hizo el enemigo.
Diez días permaneció acampado en aquella posición , al
cabo de los cuales , habiendo el enemigo hecho movimiento
hacia el Baúl , tuvo órdenes del General para ocupar el
Tinaco y San Carlos con las tropas que componian el in
dicado refuerzo ; mientras que el coronel López marchaba
hacia Sombrero y Barbacoas por Hato viejo y los Trina
dos con el encargo del Comandante general de los Llanos ,
y la prevención de atacar al enemigo donde lo encontrase ,
para evitar la proyectada reunión de Bolívar con Páez que
pretendían verificar sobre San Carlos ( 1 ) .
Entretanto el coronel Calzada marchó á la provincia
de Barinas, de su mando, donde su presencia é influjo eran
necesarios para contener los progresos que iba haciendo en
ella el enemigo . El coronel López verificó su marcha se
guidamente hasta Hato viejo , desde cuyo punto , después
de descansar la tropa , se puso en camino el día 16 de Mayo
después de anochecido, aprovechando la luz de la luna, en
dirección á San José de Tisnados, donde sabía se hallaban
los enemigos, cuyo número exacto ignoraba. Al tiempo de
atravesar la Galera , perdió el camino la caballería de Ló
pez, y tomó otro muy á la derecha , resultando separada
de la infantería , sin que este jefe se apercibiese de ello
hasta hallarse inmediato al enemigo, que encontró acam
pado en el Rincón de los Toros, con bastante descuido,
según se colegía de la declaración de un prisionero que
pudo hacerse . Sabedor el coronel López por éste del sitio
donde se hallaba Bolívar, dispuso que fuese á sorprender
le con una partida de infantería el teniente coronel Reno
vales, quien efectivamente marchó con denuedo, y rodean
do la Mata, quitó la vida á varios jefes y oficiales del cuar

(1) Archivo de Indias.


19

TOMO 1
290

tel general del rebelde , logrando éste salvarse en camisa


y acogerse á su caballería , que desde luego se puso en
alarma , así como la infantería que estaba algo distante,
Notada entonces por López la falta de su caballería, man
dó tocar llamada á los cornetas de la infantería , que fué
contestada por el clarín de aquélla , la que a pesar del largo
rodeo , se hallaba ya próxima. En esta disposición se aguar
dó la venida del día , y luego atacó vigorosamente al ene
migo que se hallaba formado y nos era superior en un ter
cio de fuerzas. La victoria , sin embargo , se decidió pron
tamente por nuestra parte . La corta infantería de López
atacó por el centro , mientras que la caballería ejecutaba lo
mismo sobre la enemiga, siendo ésta puesta en fuga y
abandonando su infantería, que fué degollada sin excep
ción y aquélla perseguida en todas direcciones, perdiendo
sus municiones, equipajes, etc. , dejando más de seiscien
tos cadáveres sobre el campo de batalla , y tomándose cien
to ocho prisioneros, entre ellos cinco jefes y tres oficiales.
Bolívar escapó solo y á pie internándose en los montes.
En medio de estas ventajas tuvimos la desgracia de
haber muerto al principio de la acción el bizarro coronel
López, cuya pérdida fué en extremo sensible para todo el
ejército. El teniente coronel D. Antonio Plá, que le reem
placá en el mando, después de recoger más de 700 fusiles
y otros despojos del enemigo , continuó la marcha sobre
Ortiz y Parapara para cumplir el destino que tenía aque
lla columna . A su paso por Ortiz ahuyentó á más de cien
rebeldes, que se retiraron hacia Calabozo, y continuó la
marcha por San Francisco de Cara á Camatagua, donde
se encargó de aquellas tropas el brigadier D. Francisco
Tomás Morales, aumentándolas con 130 caballos del
escuadrón de Sombrero y Barbacoas y otras varias parti
das de aquellas inmediaciones. De Orituco le llegaron cien
hombres del batallón de la Co con orden de Morillo
para que se moviese sobre Calabozo. También fué ocupa
291

do Ortiz con dos compañías de Navarra, cuya fuerza y el


escuadrón de San Francisco de Tisnados se pusieron á
disposición de Morales si le hiciesen falta.
Mientras esto pasaba , ya había el General en jefe dis
puesto que el brigadier Correa , con tres batallones, toma
se también la dirección de Calabozo , por Ortiz; y hacia la
parte de San Carlos, que continuaba el rebelde Páez ame
nazando, envió al brigadier La Torre con los cuerpos de
caballería europea y el batallón de la Unión, debiendo
reunirse en aquel punto ó sobre la marcha con las tropas
al mando del brigadier Real .
Llegó, en efecto, La Torre á San Carlos el día 23 , y
el 26 se presentó el enemigo , atreviéndose á penetrar una
centena de ellos hasta la plaza mayor, de donde fueron
rechazados; y manteniéndose delante de la villa, ínterin
nuestras tropas ocupaban las alturas contiguas á la pobla .
ción. En previsión de esto había mandado Morillo al bri
gadier Correa que ejecutase una pronta marcha sobre su
flanco derecho hacia el Pao y San Carlos por el camino de
Flores, la Platina, etc.
Se emprendió efectivamente esta marcha llegando el 27
al Pao, donde se tuvieron las primeras noticias de las ocu
Trencias de San Carlos y órdenes de reforzar al brigadier
La Torre, con cuyas tropas se reunió Correa el 30 de Abril.
Hacía dos días que los enemigos habían desaparecido de
frente á San Carlos. Sin embargo, el 2 de Mayo se puso el
ejército en movimiento sobre ellos , fuerte de cerca de 4.000
combatientes. No era de esperar que el enemigo aguardase
estas fuerzas, en el supuesto de que tenía noticias de ellas ;
así es que causó alguna sorpresa cuando al tiempo de
establecer las tropas sobre el Caño de la Seiba para des
cansar y comer, encontraron nuestras avanzadas á las
enemigas y principiaron á tirotearse .
Desde luego siguió el ejército la marcha, mientras dos
escuadrones tuvieron orden de cargar al enemigo , que
292

apareció con fuerza de unos 200 hombres. Fueron éstos


rechazados por los nuestros , pero los rebeldes se pusieron
inmediatamente en retirada por el camino de Cogedes,
observándose у tiroteándose de trecho en trecho . De
esta suerte continuamos la marcha hasta la Sabana de
Onoto, donde se descubrió al enemigo formando en batalla
en ademán de esperar nuestras tropas .
El Comandante general La Torre formó la infantería
en masas paralelas, tres de las cuales formaban la primera
línea ; otras dos en segunda , y la caballería sobre los flan
cos en columna por mitades. En esta disposición se rom
pió la marcha silenciosamente y se llegó á distancia de tiro
corto de pistola del enemigo , que seguía observando la
misma firmeza, pero en este momento rompió el fuego ,
que fué contestado por las cabezas de las columnas , y con :
tinuaron al paso de carga hasta desordenar su infantería,
que fué pasada á cuchillo por nuestra caballería. La del
enemigo había hecho movimiento, dirigiéndose al princi
pio á cargar los ángulos de nuestras columnas , pero pronto
se corrió fuera del tiro de fusil por derecha é izquierda ,
reuniéndose en grupo sobre nuestra retaguardia y causán
donos alguna pérdida de asistentes y otros soldados reza
gados y aun en nuestros heridos que habían quedado sobre
el campo .
Desde luego tuvo orden el brigadier Correa de retroce
der con su división sobre el enemigo, el cual desapareció
con este movimiento, tomando en su fuga distintas direc
ciones . La división de Correa volvió a establecerse sobre
la línea del bosque , mientras que la primera , con la caba
llería, ocupaba el pueblo de Cogedes , poco distante. La
pérdida del enemigo puede regularse en 800 hombres,
pero fué mucho más considerable la que tuvo en disper
sos , que después en gran parte cayeron en nuestro poder
y de partidarios realistas . Se le tomaron dos banderas,
varias cajas de guerra y 500 fusiles, gran número de caba
293

llos que dejaron en Madrinas y esparcidos por las sa


banas.
Al siguiente día 3 avisó el oficial conductor de los plie
gos al Cuartel general que en la Quebrada de Onoto había
interrumpido su marcha un cuerpo de insurgentes de
alguna consideración . Inmediatamente salió el brigadier
Correa con tres batallones y la caballería , sin lograr en
contrarlos, pues que ya habían emprendido su retirada .
Con este motivo se reconoció prolijamente el campo de
batalla y se recogió el armamento y demás despojos, de
que estaba sembrado. Nuestra pérdida consistió en cien
muertos y otros tantos heridos, incluso el Comandante
general D. Miguel de La Torre , cuyas funciones recaye
ron con este motivo en el Jefe de Estado Mayor General ,
brigadier D, Ramón Correa.
Las tropas, después de una jornada de once leguas , ter
minada por una reñida acción , no habían tomado alimen
to alguno, siendo por esta causa necesario descansar todo
aquel día , interin se buscaba ganado y se proveía á la
conducción y seguridad de los heridos, que salieron el 4
para San Carlos , escoltados por el batallón de Pardos de
Valencia y compañías del del Infante. Aquella misma tar
de, racionada la tropa para el siguiente día, salió del pue.
blo y acampó sobre la orilla izquierda del río Cogedes.
Se continuó al siguiente día la marcha , siempre sobre
la dirección del enemigo, hasta el 11 que llegó al pueblo
de Guanarito en la provincia de Barinas , donde se puso
en comunicación con los coroneles Calzada'y Reyes Var
gas, poniendo interinamente a las órdenes de este último
las tropas que debían constituir la división del mando del
primero, compuestas del batallón de Barinas, compañía
de Numancia y los escuadrones de dragones leales y Guías
del General . Esta fuerza, reunida a la que ya tenía el co .
sonel Vargas, tuvo orden de marchar sobre Nutrias, don
de se tenía noticia de existir un cuerpo de rebeldes . El
294

resto del ejército , consecuente á órdenes del General en


jefe marchó al Baúl , como punto céntrico respecto a las
operaciones del brigadier Morales sobre Calabozo y las
del coronel Calzada sobre la orilla del Apure. Las tropas
se mantuvieron en el Baúl hasta que sabida la noticia de
la derrota de Sedeño en el cerro de los Patos , se dirigieron
á San Carlos, donde se acantonaron los cuerpos. La cita
da derrota llamó la atención sobre las operaciones del bri .
gadier Morales, que dejamos reponiendo su caballería , con
órdenes de marchar sobre Calabozo .
No logró, en efecto , este jefe poner aquélla en estado
de servicio sino al cabo de algún tiempo , en que reuniendo
las fuerzas que se habían puesto á su disposición , dió la
citada batalla entre el Calvario y Calabozo, causando al
enemigo una pérdida de setecientos hombres, entre ellos
trescientos infantes que habían podido reunir . La caballe.
ría enemiga fué dispersada y perseguida hasta cerca del
Paso de Guayabal, en el Apure, quedando apenas reuni
dos unos ciento cincuenta hombres. El batallón del Infan
te D. Francisco, que estaba en San Carlos, se dirigió á
Guanare para servir de reserva á las tropas de Apure .
El Comandante general de éstas dió parte del resultado
de la expedición sobre Nutrias, insinuada anteriormente .
El éxito fué de los más satisfactorios: más de cien rebel
des muertos, cerca de otros tantos prisioneros, entre ellos
varios cabecillas, como los nombrados Romero y Cuesta ,
hombres perversos.
Al mismo tiempo tuvo el coronel Calzada un choque
cerca de Obispos con el intruso gobernador de Barinas,
Gómez, siendo su resultado ventajoso, huyendo por todas
partes el enemigo hacia el otro lado de Apure .
En el discurso de esta narración nada se ha dicho de
los asuntos de barlovento, cuyas costas y plazas quedaron
guarnecidas como anteriormente se expresó. Poco intere
santes fueron los sucesos por aquella parte, hasta la últi
295

ma época en que el acreditado coronel D. Francisco Jimé.


nez dió una acción a los rebeldes en el pueblo de Cariaco
el día 14 de Marzo. Aun siendo ventajoso el resultado de
esta acción, nos costó la sensible pérdida del valiente co.
ronel Jiménez, quien , contando muchas cicatrices en el
servicio de S. M. , recibió en esta ocasión heridas que le
condujeron al sepulcro . En la de que se trata , ascendió la
pérdida del enemigo á cuatrocientos hombres , entre ellos
cien muertos, inclusos dos coroneles ; se tomaron trece mil
cartuchos, cien fusiles, una caja de guerra y otros des
pojos.
Posteriormente el rebelde Bermúdez , habiendo reunido
hasta goo hombres y situádose en el Puerto de la Madera,
legua y media distante de Cumaná , cuya plaza molestaba
diariamente, el gobernador de aquella provincia , brigadier
D. Tomás Cires , dispuso una salida el día de San Fernan
do, que tuvo por resultado la muerte de 108 enemigos, y
la toma de dos cañones de bronce , una bandera , 125 fusi -
les , once cajas de guerra , 156 lanzas , 24.018 cartuchos de
fusil, 200 de cañón y toda la correspondencia y equipajes
de los rebeldes, que huyeron dispersos á sus guaridas.
Nuestra pérdida consistió en dos oficiales y veintiocho
soldados muertos y cuarenta heridos .
El coronel Gorrin , que desde Calabozo se había destaca
do con el cuadro de su regimiento de lanceros venezolanos
á los llanos de Barcelona, no logró progresar , antes bien ,
se vió en la necesidad de evitar al enemigo. Relevóle el
General en jefe de este mando, confiándole al comandan
te de caballería D. Alejo Moreno ,
En suma , la serie de sucesos que se acaban de referir,
merece exponer algunas oportunas reflexiones . Es'una de
las primeras apreciar el mérito de los servidores de S. M.
que hicieron la guerra en aquellos países , porque precisa
tener en cuenta : la insalubridad del clima, que es verda
deramente mortífero para los europeos , á que deben aña
- 296 -

dirse las privaciones de toda clase que experimentaron en


aquellos extensos despoblados y aun en el país habitado ,
que la revolución aniquila diariamente : las dificultades de
los caninos у los frecuentes peligros que en ellos encon
traron : la desconfianza y riesgo que proporcionaba mucha
parte del país , dañada por las sugestiones de los rebel
des , y más que todo para militares de ciertos principios ,
la espantosa guerra sin cuartel : el dolor de ver frustra
das la pericia y la exactitud en las combinaciones y ma
niobras , y en fin , todas las cualidades marciales por un
enemigo que en su misma barbarie encontraba recursos y
lograba ponerse á cubierto en los delitos, protegidos por
terrenos solo para ellos practicables, y por costumbres pro
pias de fieras. Cada acción de las muchas que nuestro
ejército procuró y ganó , parecía decidir la contienda, pero
lejos de eso no causará admiración lo contrario si se
atiende a las anteriores reflexiones. Entretanto corrió con
abundancia la sangre de los soldados españoles, como lo
prueba la mortal herida de Morillo en La Puerta ; las repe .
tidas del brigadier La Torre en la Hogaza y Cogedes; la
muerte de cinco coroneles y la de gran número de oficiales
y soldados en el discurso de esta campaña. En aquellos in
mensos llanos eran inagotables los caballos y las reses , y
por este mismo motivo lo eran también en aquella parte
los rebeldes, cuyas necesidades se reducían casi exclusiva
mente á estos dos artículos. Era para elios una diversión
el paso de un río profundo , la lucha con un toro bravo ;
mientras que el español se detenía naturalmente ante se.
mejantes obstáculos, aunque al fin venciera de ellos . Pur
último , la proximidad de las Antillas, que facilitaba el co
mercio clandestino en aquellas provincias, era otra causa
favorable á los insurgentes, proveyéndoles de cuantos me
dios necesitaban para la resistencia .
Había sido autorizado Morillo , como antes dijimos, para
ejercer su mando con ilimitadas facultades, cual convenía
297

á su alta jerarquía y lejana distancia á que la ejercía . Sin


haber abusado de ella , ' ni dado el menor motivo en contra ,
por mal disimulada emulación política y torcidos infor
mes , fué de repente suspendido en su ejercicio. En su con
secuencia, todos los negocios se retrasaron y embrollaron
tan considerablemente, que Morillo se vió precisado á di .
rigir al Ministerio, en 25 de Enero de 1818 , una respetuo
sa pero enérgica Exposición , presentando claramente los
males incalculables que aquella disposición había causado.
No pudo el Gobierno menos de atender tan justificada pe .
tición , y por Real orden de 9 de Junio del mismo año se
le volvió a autorizar , con ilimitadas facultades en la parte
militar , política y administrativa de estas provincias, para
poder conseguir su pacificación.
Conviene ahora para juzgar con más autoridad y verdad
los sucesos de estas campañas , escuchar la voz del mismo
General en jefe por medio de sus despachos oficiales y par.
ticulares al Ministro de la Guerra . Hay en ellos tal acento
de sinceridad y de patriotismo, que convencen y persuaden
de la exactitud de los hechos y pensamientos referidos.
Cuando en 31 de Agosto ( 1 ) del año último tuve la
satisfacción de participar á V. E. la pacificación del virrei
nato de Santa Fe con la destrucción del ejército rebelde y
de su Gobierno , poniendo á disposición de S. M. todas las
armas, parques y municiones que en seis años habían
reunido, estaba persuadido de haber concluído felizmente
la comisión importante que el Rey nuestro señor se digno
poner á mi cuidado , y que nada quedaba que hacer para
afirmar la paz en estos países. Al salir de Puerto Cabello
para tomar á Cartagena , dejé en estas provincias de Ve
nezuela los tres mejores regimientos de infantería que
vinieron en la expedición : el regimiento de dragones de la
Unión , un escuadrón de húsares de Fernando VII , aumen

( 1) Cuartel general de Maracay, 1.º Abril , 1817 - Doc, núm . 620,


296
dirse las privaciones de toda clase que experimentaron en
aquellos extensos despoblados y aun en el país habitado,
que la revolución aniquila diariamente : las dificultades de
los caminos y los frecuentes peligros que en ellos encon
traron : la desconfianza y riesgo que proporcionaba mucha
parte del país, dañada por las sugestiones de los rebel
des, y más que todo para militares de ciertos principios,
la espantosa guerra sin cuartel : el dolor de ver frustra
das la pericia y la exactitud en las combinaciones y ma
niobras , y en fin , todas las cualidades marciales por un
enemigo que en su misma barbarie encontraba recursos y
lograba ponerse á cubierto en los delitos, protegidos por
terrenos solo para ellos practicables, y por costumbres pro.
pias de fieras. Cada acción de las muchas que nuestro
ejército procuró y ganó, parecía decidir la contienda, pero
lejos de eso no causará admiración lo contrario si se
atiende a las anteriores reflexiones . Entretanto corrió con
abundancia la sangre de los soldados españoles, como lo
prueba la mortal herida de Morillo en La Puerta ; las repe
tidas del brigadier La Torre en la Hogaza y Cogedes ; la
muerte de cinco coroneles y la de gran número de oficiales
y soldados en el discurso de esta campaña . En aquellos in
mensos llanos eran inagotables los caballos у las reses , y
por este mismo motivo lo eran también en aquella parte
los rebeldes, cuyas necesidades se reducian casi exclusiva
mente á estos dos artículos . Era para elios una diversión
el paso de un río profundo , la lucha con un toro bravo ;
mientras que el español se detenía naturalmente ante se
mejantes obstáculos, aunque al fin venciera de ellos. Por
último , la proximidad de las Antillas, que facilitaba el co
mercio clandestino en aquellas provincias, era otra causa
favorable á los insurgentes, proveyéndoles de cuantos me
dios necesitaban para la resistencia.
Había sido autorizado Morillo , como antes dijimos, para
ejercer su mando con ilimitadas facultades, cual convenia
297 —

á su alta jerarquía y lejana distancia á que la ejercía . Sin


haber abusado de ella, ' ni dado el menor motivo en contra,
por mal disimulada emulación política y torcidos infor
mes, fué de repente suspendido en su ejercicio. En su con
secuencia, todos los negocios se retrasaron y embrollaron
tan considerablemente, que Morillo se vió precisado á di .
rigir al Ministerio, en 25 de Enero de 1818 , una respetuo.
sa pero enérgica Exposición , presentando claramente los
males incalculables que aquella disposición había causado.
No pudo el Gobierno menos de atender tan justificada pe.
tición , y por Real orden de 9 de Junio del mismo año se
le volvió a autorizar, con ilimitadas facultades en la parte
militar, política y administrativa de estas provincias, para
poder conseguir su pacificación .
Conviene ahora para juzgar con más autoridad y verdad
los sucesos de estas campañas, escuchar la voz del mismo
General en jefe por medio de sus despachos oficiales y par.
ticulares al Ministro de la Guerra. Hay en ellos tal acento
de sinceridad y de patriotismo, que convencen y persuaden
de la exactitud de los hechos y pensamientos referidos,
Cuando en 31 de Agosto ( 1 ) del año último tuve la
satisfacción de participar á V. E. la pacificación del virrei.
nato de Santa Fe con la destrucción del ejército rebelde y
de su Gobierno, poniendo á disposición de S. M. todas las
armas, parques y municiones que en seis años habían
reunido, estaba persuadido de haber concluído felizmente
la comisión importante que el Rey nuestro señor se digno
poner á mi cuidado, y que nada quedaba que hacer para
afirmar la paz en estos países. Al salir de Puerto Cabello
para tomar á Cartagena, dejé en estas provincias de Ve
Dezuela los tres mejores regimientos de infantería que
vinieron en la expedición : el regimiento de dragones de la
Caión, un escuadrón de húsares de Fernando VII , aumen

(1) Cuartel general de Maracay, 1.º Abril, 1817 - Doc, núm. 620,
298

tado con dos compañías que se formaron de los enfermos


de Victoria, León y Granada, y además las tropas vetera
nas y de milicias del país, que eran numerosas y se fueron
aumentando. Las provincias quedaban en la más perfecta
tranquilidad, y sólo alguna pequeña banda se refugiaba en
los bosques del Orinoco y en los Llanos. La insurrección
de Margarita llamó la atención del Capitán general de
Caracas, tuvo que desmembrar sucesivamente la fuerza
europea para sostener su guarnición, y después de los más
heroicos sacrificios por parte de los valientes que la han
defendido de continuados sangrientos combates , y de una
lucha muy prolongada y desigual , se tuvo que abandonar
la isla , haciendo salir la guarnición . Esta pérdida tan sen .
sible y de tanta influencia, la había yo previsto; pero no
ha estado en mi mano el evitarla. En la Junta de Genera
les que se tuvo en esa Corte se acordó que todas las expe
diciones deberían tocar en Margarita para imponer a los
facciosos y hacerles conocer que siempre la Península es
taba en actitud de enviar nuevos ejércitos. Varias expedi
ciones han desembarcado en Portovelo , Puerto Rico y la
Habana, llegando á Costafirme en los momentos más crí
ticos de la insurrección de la isla , y cuando hubiera sido
facilísimo con sólo la presencia de cualesquiera de ellas
haber acabado con los revoltosos, ninguna se ha presenta
do ; quedó la guarnición sin este poderoso auxilio, y las
tropas que desembarcaron en Portovelo , han permanecido
después en Panamá muchos meses, sin tener en qué em
plearse. Las ventajas que los rebeldes fueron consiguiendo
poco a poco en Margarita, animaron a los descontentos de
Venezuela ; se fomentaron los corsarios insurgentes y prin
cipiaron á introducirse armas y municiones de todas las
Antillas . Entretanto los fugitivos de Cartagena se reunie
ron en los Cayos de San Luis, y forınaron la expedición
de Bolívar que, aun cuando fué destruída por la mayor parte
en las alturas de Ocumare, no dejó por eso de penetrar
299

una gruesa columna bien armada , que se unió á los insur


gentes de los Llanos , batiendo al paso algunos pequeños
destacamentos nuestros, Reforzados así los enemigos, prin
cipiaron á operar activamente y obtuvieron varios sucesos
que , con el de la acción del Juncal , los hizo dueños de la
provincia de Barcelona , de casi toda la de Cumaná , que .
dando incomunicados por esta parte con Guayana. Con
estas ventajas tomaron orgullo y ánimo; Bolívar volvió á
aparecer al frente de ellos ; fueron engrosándose con el
mucho número de traidores que estaban quietos por las
circunstancias ; reunió los de Margarita , ya abandonada, y
se pusieron en actitud de amenazar la capital y sitiar á
Guayana . Al mismo tiempo , paralizado el comercio desde
que se anunció la expedición marítima de Bolívar, exhausto
el Real Erario de todo recurso , cuando el armamento de
buques y habilitación de tropas exigía gastos muy consi
derables, sin facultades el Capitán general para buscar di
nero , todo presentaba el aspecto muy triste , y las conse
cuencias más funestas. Yo, entretanto , detenido en Santa Fe
por la inundación de los Llanos de Casanare , sólo aguar .
daba la buena estación para venir en socorro de estas pro
vincias con las fuerzas respetables que había organizado ,
y acabar de una vez con las bandas de fugitivos reunidas
en Arauca y Guasdualito, bajo el nombre de Ejército del
Casanare, las cuales , siendo el abrigo de los malcontentos
de todas partes , habían formado una reunión bastante
considerable , y después de destruirlos, penetrar la pro
vincia de Barinas y caer con el ejército donde fuere más
oportuno . ¿ Pero cuántas alteraciones no han tenido que
sufrir mis planes ? Cuando yo esperaba encontrar un apoyo
en la fidelidad de los habitantes de Barinas , almacenes
provistos de los artículos más indispensables para subsistir
y para socorro de las heroicas tropas que venían atrave .
sando los inmensos llanos de Casanare , sufriendo lo más
duro que puede ofrecer la fatiga militar , en privaciones ,
300

riesgos y climas, y, en fin, estando en las orillas del Apure,


me proponía concluir con los malvados y terminar la cam .
paña, me encuentro con la provincia invadida, ocupada la
capital, trastornada la opinión pública y engrosado el ene
migo con todas las fuerzas que servían en las banderas
de S. M. Esto fué obra de un gobernador ignorante,
vicioso y cruel . La historia de su mando, en el corto tiempo
que desgraciadamente estuvo á la cabeza de la provincia,
presenta á este hombre con los caracteres más horribles,
y no habrá en toda ella una persona que deje de aborrecer
al coronel D. Francisco López, el único que pudo conse
guir en pocos días alterar la fidelidad constante de aque
llos buenos habitantes. López terminó su carrera con la
ignominia de un cobarde. Tuvo una entrevista en Apurito
con el jefe de los rebeldes , Páez , cuyo objeto se ha igno
rado, y después de recibir demostraciones del mayor cari
ño de este traidor, fué en su retirada sorprendido, condu
cido nuevamente á Páez , y asesinado de su orden en
Achaguas con todo el oprobio que merecían sus hechos .
Ya por este tiempo era cuando yo marchaba á los Llanos ,
y en los que fuí encontrando los obstáculos consiguientes
al orgullo y fuerzas que habían adquirido los rebeldes.
Nuestras columnas los fueron arrollando, sin embargo, en
todas direcciones, y casi al mismo tiempo llegaron á Bari
nas el coronel Calzada , y á Guasdualito el brigadier La
Torre, y repasando los enemigos el Apure, cargadas del
botín considerable de sus robos , que los puso en situación
de recolectar gente y organizar sus fuerzas, al paso que
muchas familias se vieron obligadas á seguirlos por la
fuerza ó por las vejaciones que habían sufrido. La provin
cia de Barinas quedó sacrificada, sin gente, sin recursos,
como un desierto. El traidor Páez estrechaba fuertemente
el bloqueo de San Fernando, y noticioso , por comunica
ciones oficiales de los jefes rebeldes de barlovento, que
Guayana estaba amenazada por el caudillo Piar, Marga
301

rita abandonada, Bolívar en Barcelona, y Mariño sobre


Cumaná, y el perfido Arizmendi disponiéndose á venir
triunfante al Continente con los forajidos que mandaba,
tuvo la osadía de intimar á la valerosa guarnición de San
Fernando y de amenazar al valiente coronel D. Juan de
los Reyes Vargas, que la mandaba . Afortunadamente llegó
el ejército en estos momentos sobre el Apure , y llamada
la atención del enemigo , hubo de levantar el bloqueo
y disponerse á la fuga ó al combate. Exhaustos los pue
blos de todo auxilio, sin vecinos, sin víveres ni transpor
tes, marchando las columnas por el enfermizo y calentu
riento país que forma el banco, entre los ríos Apure y
Arauca , principiaron á enfermar las tropas y á disminuirse
de día en día. Dificilmente podían remitirse los enfermos
al otro lado del río, y muchos morían sobre la marcha por
falta de auxilios . Nuestra caballería , que venía de Santa
Fe y Popayán, apenas podía moverse, teniendo flacos y
extenuados los caballos, sin más alimento, en muchos me
ses, que la paja de la sabana (ó llano abierto á que aquí
dan ese nombre) , cuya falta se hizo irreparable , porque el
enemigo, con sobrado tiempo , reunió los que había y
arruinó el terreno que pisábamos. Sin embargo , con he
roica constancia fueron siguiéndose y aun batiendo nues.
tras avanzadas todos los grupos que presentaban los rebel .
des, hasta que el 27 de Enero , reunidos en número
de 2.500 caballos, mandados por Páez y Donato Pérez,
esperaban a nuestras fuerzas, batiéndose en la sabana de
Muscuritas con el encarnizamiento y suceso que V. E. verá
por el parte que separadamente acompaño del brigadier
D. Miguel de La Torre.
Yo me hallaba con alguna tropa que me acompañaba en
el Cuartel general , á seis leguas en el pueblo de Setenta ,
redoblando mis marchas para ponerme á la cabeza de la
división, cuando el brigadier La Torre me dió aviso de ha
berse batido con los enemigos, y que no pudiendo destruir
302

los por la absoluta falta de caballería , se había visto obli


gado á situarse en el paso del Frío , en la orilla derecha del
Apure , para dar algún descanso á la tropa y reponer los
caballos . Inmediatamente me puse en marcha , y al día si
guiente (28 Enero) me incorporé con el Cuartel general en
la división , desde cuya época trabajé con actividad para
reunir caballos que hice venir del otro lado del río , orga
nizar la caballería del país , que eran todos bisoños , y po
nerme en actitud de batir á Páez , sin los inconvenientes
que había tocado el brigadier La Torre . Pero al cuarto dia
en que emprendí mi movimiento , aquel rebelde se puso en
fuga , y jamás esperó nuevo choque . Seguí por Bancolargo
y Apurito y la isla de Achaguas, cogiendo algunos desta
camentos al enemigo, que se fusilaron sobre la marcha , en
desquite de unos pocos enfermos que cogieron y asesina
ron en la acción de Muscuritas ; y continuando por aquel
desierto, llegué á San Fernando de Apure el 13 de Febre.
ro , adonde encontré las tropas que mandaba el interino
gobernador de la provincia de Barinas, brigadier D. Ra
món Correa , y las del teniente coronel D. Salvador Gorrin,
que se habían batido gloriosamente con los cuerpos rebel
des que atacaron aquel punto fortificado, cuya defensa
sostuvieron con el mayor entusiasmo y valentía . Las ban
das reunidas de Páez , con más de 800 mujeres y una emi.
gración inmensa, se vieron desde entonces reducidas á vi
vir en las sabanas, sin recursos ni comunicación alguna, en
una tierra que nada ofrece más que carne , la cual , sin sal,
era su único alimento, y la que los fué disminuyendo con .
siderablemente , tanto por las enfermedades como por la
deserción . Mi objeto se redujo , desde entonces , á defender
la orilla izquierda del Apure , privando de todo auxilio á
los malvados , quienes, por la intemperie y la miseria , se
iban acabando por sí mismos en aquellos desiertos ardien.
tes ; convencido ya de la inutilidad de perseguirlos sin nume
rosa y buena caballería, y que hubiera perdido en las lla
- 303

nuras, de cansancio y fatiga, los batallones del ejército


sin poderlos jamás alcanzar. Ya en esta época sólo me
ocupé en hacer salir la expedición que destiné en auxilio
de Guayana, sitiada por el rebelde Piar, quien la había es :
trechado considerablemente , apoderánduse de las Misio
nes , y no fué sin grandes trabajos, y venciendo obstáculos
increíbles que tuve la satisfacción de verla marchar el 9
de Marzo último , compuesta del batallón de cazadores de
Cachirí , de un escuadrón de lanceros del país , una compa
ñía de húsares de Fernando VII y un destacamento del
sexto escuadrón de artillería volante , en todo la fuerza to .
tal de 1.200 hombres, al mando del brigadier D. Miguel
de La Torre , quien además llevaba 150 cazadores eu -
ropeos, expedición que jamás se ha visto , ni tan numerosa ,
ni tan bien equipada , navegando por un río en buques tan
pequeños como los que se emplean en esta clase de nave .
gación , teniendo que vencer la gran falta de ellos que se
experimenta en el día . La misma noche me puse en mar
cha para la villa de Calabozo, y continué penetrando en
estas provincias, adonde encontré bastantes alteraciones y
muchos abusos en su sistema de gobierno . Entre otros un
tan crecido número de oficiales de todas clases, que no ha
bía Erario en el mundo entero para satisfacerles sus suel
dos. Cada gobernador, cada jefe erigido en un pequeño
soberano, los ha prodigado á su arbitrio de un modo es
candaloso . Se ven muchos oficiales nombrados por los te
nientes justicias, y el gobernador que fué de Barinas , don
Francisco López, expidió despachos de su propia autori
dad para más de los que pudieran necesitar más de cuatro
mil hombres . Al instante trate de cortar de raíz este per
nicioso abuso que , con descrédito de tan distinguida clase
y del servicio de S. M. , hacía mirar con cierta indiferencia
la consecución de unos empleos que sólo el constante mé
rito y muchos años deben proporcionar á los valientes .
Principié por aniquilar infinidad de despachos ilegítimos,
304

concediendo licencias absolutas y dejando de soldados á


los que los obtenían ; y aunque esta providencia causaba al
gunos descontentos , era preciso adoptarla seriamente para
evitar mayores males . Al mismo tiempo el brigadier don
Pascual Real , que mandaba la primera división , ha per :
manecido ya muchos meses en una inacción que le hace
poco honor , sin sacr . las ventajas que pudieran haber con
seguido las armas de S. M. contra los rebeldes de barlo
vento, cuando disponiendo de una fuerza lucida y nume
rosa , nada aventuraba á la suerte . Por desgracia , este jefe
se ha portado con una lentitud inconcebible , y en los mo
mentos en que se aguardaba la prisión de Bolívar con otros
muchos corifeos de la rebelión , encerrados dentro de una
miserable casa fuerte de bajareque, que era el convento
de San Francisco de Barcelona, llega Real á la ciudad, los
arrolla y encierra en su guarida , los priva del agua, toma
la población y reduce al último apuro, y en este estado
manda retirar sus fuerzas y se vuelve , sin saber por qué,
hasta Clarines. Tan infructuosas marchas , la escasez de
víveres y la permanencia de las tropas en un país panta
noso y el más enfermizo de la Costafirme, ha hecho redu
cir la división considerablemente : se ha perdido la mejor
ocasión que puede presentarse para dar la paz á Venezue.
la , y los enemigos entretanto ganando en opinión , han
podido reunir sus bandas y organizarse; así es que están
más fuertes que jamás se han visto regimientos mandados
por algunos buenos oficiales de los extranjeros desconten
tos , en Europa, operando con acierto é inteligencia : prue
ba del partido que han sabido sacar de sus guerrillas. Este
es el estado en que he encontrado a la provincia de Vene
zuela, situación á la verdad bien lamentable y la más apu.
rada que pudiera darse . Voy á continuar mi marcha a la
cabeza de las tropas, á pesar de mi quebrantada salud, y
á emprender las operaciones sobre barlovento , estan
do V. E , seguro que todo lo cumpliré y no quedará fatiga
305

ni peligro que no arrostre por salvar estos países y suje


tarlos nuevamente á la dominación de nuestro amado So
berano, por quien como siempre estoy dispuesto á sacrifi.
car mi existencia . Dejo en la provincia de Barinas al bri
gadier D. Ramón Correa con la cuarta división de su man
do, y al coronel D. Sebastián de la Calzada con parte de
la quinta en San Fernando , que cubran y defiendan las
riberas del Apure y hostilicen en cuanto puedan al ene
migo, como sucede con las frecuentes incursiones que ha
cen por toda la orilla derecha de aquel río , adonde reco
gen ganados y caballos y sorprenden los destacamentos del
enemigo. He hecho á V. E. esta larga narración para que
tenga idea de mi marcha desde el Nuevo Reino de Grana.
da con la multitud de sucesos que a cada paso me han
presentado muchos obstáculos y situaciones las más difí
ciles de superar , esperando se digne V. E. elevar y po .
ner en conocimiento de Su Majestad el mérito singular y
heroico , la constante firmeza y sufrimiento , y el valor de
los dignos jefes y oficiales y tropa que me han acompa
ñado en una campaña de que no hay ejemplo , atravesando
por más de 300 leguas de un país casi desconocido , exhaus
to y desierto , siempre con la serenidad de ánimo que dis
tingue á los españoles . Han padecido los males de una pla
ga inmensa de mosquitos y garrapatas y de millones de
insectos enemigos del hombre, que parece ha colocado la
providencia en aquellas apartadas regiones, que jamás
pueden ser habitadas. El paso de tanto río navegable , sin
canoas á propósito; de los caños profundos y valles pan
tanosos, han puesto á la más dura prueba á nuestros va
lientes é infatigables soldados. El hambre, la disentería ,
las calenturas, han ejercido su cruel imperio en aquellos
desiertos, y muchos oficiales y tropa terminaron gloriosa
mente su carrera . Al mismo tiempo se han batido en dife
rentes puntos con los traidores , siempre con suceso , y han
venido persiguiéndolos desde Chire hasta San Fernando ;
TOMO 1 20
306 .
por manera que no ha habido clase ni fatiga en que no se
hayan ejercitado. No hago recomendación de ninguno en
particular, porque a todos ha cabido la misma gloria , y
todos se han hecho acreedores á la admiración general y á
la consideración de V. E. Por lo mismo ruego á V. E. en
carecidamente tenga á bien elevar á los pies del trono el
relevante mérito de los valientes de este ejército y pedir
para ellos las gracias que la piedad de S. M. se digne dis
pensarles ,
« Casi en un propio día ( 1 ) he recibido las dos desgracia
das noticias, de que incluyo á V. E. copias, y al mismo
tiempo que sobre mi marcha había tomado las disposicio .
nes más precisas para formar una combinación general y
atacar á los rebeldes en todos los puntos que ocupan en
esta provincia . Después del feliz suceso de Barcelona,
tengo el duro pesar de ver frustradas, en la mayor parte ,
mis más lisonjeras esperanzas . La división del brigadier
D. Miguel de La Torre, cuando no hubiese hecho otra cosa
que sostener á Guayana, era suficiente á mis ideas, habría
permanecido segura aquella plaza , y nuestras empresas,
contra los demás cuerpos insurgentes, habrían sido ciertas
y decisivas . Pero V. E , verá la pérdida total de la citada
división , de donde apenas se han salvado 100 hombres, en
los términos que manifiesta el brigadier La Torre, habien.
do perecido el resto al frente del enemigo. Ya casi no pue
de dudarse de la triste suerte de Guayana, y espero, de un
momento á otro, saber su ocupación por las fuerzas de
Piar, en las circunstancias de hallarse el 4 de Abril último,
apenas con víveres para diez días, estando ocupadas las
misiones del Caroni , que es de donde se sacan todas las
subsistencias de la provincia. V. E. habrá observado cuán
tos han sido mis esfuerzos por consevar y sostener á Gua

( 1 ) Desde el Cuartel general de Chaguarama, á 8 de Mayo de 1817. - Do


cumento núm . 626.
307

yana, el punto más importante de Costafirme, y, el que


poseído por los rebeldes, va á poner en duda el feliz éxito
de las armas del Rey , á servir de abrigo y asilo á la multi
tud de emigrados y malcontentos de todas partes, y á que ,
dominando un país fértil y lleno de recursos, aumenten
considerablemente los medios de prolongar esta ruinosa y
sangrienta guerra . Sus comunicaciones por el Orinoco se
extenderán á muy poca costa por el Apure y el Meta, has
ta el interior del Nuevo Reino de Granada , y poseyendo
al mismo tiempo los Llanos de Casanare hasta el pie de
la misma cordillera, pueden facilísimamente introducir sus
emisarios, conducir armas y encender nuevamente la gue
rra en aquel pacífico virreinato, donde siempre hallarán
acogida en los hombres poco afectos á la causa del Rey.
Con tan desgraciado acaecimiento, puede V. E. conside
rar el trastorno que habrán sufrido todos mis planes , y la
impresión que debe hacerme ver ocupados Chire y Casa
nare, con la prisión del benemérito teniente coronel don
Julián Bayer, comandante de los Llanos, de toda la guar
nición y del almacén del ejército; llegando el infame re
belde Donato Pérez á amenazar las entradas de la sierra
por Chita y Labranza Grande , al mismo tiempo que Piar ,
ocupando la provincia de Guayana, puede hacerse dueño
en la navegación de los ríos, y extender sus empresas, sin
obstáculo alguno, hasta los confines del reino. Aquí están,
Excmo. Sr., realizados desgraciadamente mis fundados
temores y cuanto, con tanto esfuerzo como verdad y ur
gencia , tengo expuesto á V. E. repetidamente, desde
Mompox , Ocaña y Santa Fe , para que se sirviese ponerlo
en conocimiento de S. M.; pues á pesar de la gloriosa y
no interrumpida marcha de triunfos con que se ha coro
nado el ejército expedicionario que está á mi mando , veía
lo que debía suceder en estas provincias, cuando al llegar
victoriosas las armas del Rey hasta el mar del Sur , se me
presentaban las consecuencias funestas que ahora toca
308
mos, en los partes y avisos que recibía de los progresos
que en ellas hacían los malvados .
La insurrección de Margarita no se sofocó oportuna
mente , y produjo una lucha sangrienta y larga con inmen
sos gastos. Las fuerzas respetables que quedaron en Ve
nezuela, no han sido empleadas con acierto; mis instruc
ciones no se han cumplido, ni en tudo , ni en parte; la opi
nión pública es la más perversa ; un trastorno general se
halla introducido en todos los ramos de Administración y
gobierno ; y cuando el estado actual de estos países, y lo
violento y extraño de las circunstancias, exigían medidas
de la mayor energía y actividad, se dispone todo con la
misma calma y quietud que en los tiempos más felices.
Los cuerpos expedicionarios han padecido bajas tan
notables como consiguientes á lo que han sufrido desde
que desembarcaron en estas costas, no teniendo cada ba
tallón apenas 500 hombres, y el de la Victoria en esquele
to. No he recibido reemplazos capaces de cubrir las faltas
desde que salí de España, y dos años de guerra activa y
empeñada en estos climas, no pueden conservar la fuerza
en un estado que sea capaz de grandes empresas.
La diseminación de ella es indispensable si se ha de
conservar la tranquilidad de unos pueblos conocidamente
rebeldes, enemigos del Rey y de la Nación, por sistema,
por inclinación y por carácter. Sobre todo las provincias
de Cumaná y Barcelona, son las más desleales de la Amé.
rica, y puede decirse que no hay ni un solo hombre que
sea fiel.
La mortandad y la desolación que una guerra tan cruel
ha ocasionado, va disminuyendo, de un modo conocido ,
la raza de los blancos, y casi no se ven más que gente de
color, enemigas de aquéllos, quienes ya han intentado
acabar con todos. Piar, que es mulato . y el de más im
portancia entre las castas, tiene relaciones muy estrechas
con Alejandro Petion , mulato rebelde que se titula presi
309

dente de Haití, y ambos se proponen formar un estableci


miento en Guayana que asegure su dominación en Amé
rica, donde es de presumir quieran renovar las escenas
del Guarico y demás posesiones francesas en Santo Do
mingo . Se han interceptado varias cartas á los rebeldes
que anuncian estas ideas , las cuales yo no he visto ; pero
existiendo en poder del Mariscal de campo D. Salva
dor Moxó , estoy cierto las habrá puesto en conocimiento
de V. E.
Dígnese V. E. echar una ojeada sobre mi situación y
considerar que el fruto de mis trabajos, el acreditado va .
lor de las tropas que me han acompañado y la dicha que
nos ha seguido en la reconquista de tan vastos países , se
halla interrumpida en estos días con el incremento que
aquí se ha dejado tomar á los traidores, con la falta de
providencias para contener los males, y con un sistema
formular y de rutina, que no ha producido otra cosa que
escritos inútiles y determinaciones ineficaces.
En momentos tan críticos he llegado yo á Venezuela , y
he visto que a pesar de estar su seguridad vacilante y
amenazada de tantas maneras, se dejaba llegar el último
extremo tranquilamente. Desde el mes de Enero que pe
netré en sus provincias , estoy sosteniendo el ejército con
mis propios recursos , he pagado á los cuerpos que aquí
existían , he suministrado fondos para el acopio de racio
nes , auxiliado á la escuadrilla y expendido los caudales
que conduje de Santa Fe, No he visto un real , no se me
ha facilitado el menor recurso é ignoro en qué se invierten
las rentas y los productos de las administraciones.
El soldado entretanto viviendo en la miseria y arros
trando las fatigas de la campaña , destruye su salud y no
puede resistir al escaso alimento á que se ve reducido;
pues siendo este ya ha muchos meses de solo carne , tiene
que buscarla y alcanzar el ganado con inmenso trabajo y
cansancio de los pocos caballos que nos quedan , viéndose
310 -

las columnas en el caso de no tener una sola caballería para


transportar sus efectos. El país se halla arrasado y no se
encuentra en él otra cosa más que enemigos del Soberano.
Vuelvo á repetir de nuevo á V. E. que es indispensable,,
si se han de conservar estos dominios á S. M. , el que se
envíen refuerzos suficientes para contener los desastres
que han de suceder, en el firme concepto que es una cues
tión decidida nuestra total ruina y la preponderancia ene.
miga, si se nos deja abandonados á nuestra propia suerte ;
no hay remedio en estos extremos .
Permítame V. E. que le presente el estado del ejército
y de nuestros sucesos tales como son . De otra manera fal.
taría á los más sagrados deberes de mi cargo, y persuá
dase V. E. que así como he manifestado sencillamente las
victorias que han conseguido las armas de S. M. , le parti
cipo con la misma verdad nuestras desgracias, sin exage
ración alguna . Llamo también la respetable atención
de V. E, sobre la suerte del Nuevo Reino de Granada,
donde la tercera división se compone de cuatro batallones
de soldados criollos, mandados por algunos oficiales y sar
gentos europeos, y aunque valientes y acreditados, no tie
nen ninguna fuerza española que los sostenga en el tras
torno que puede sufrir la opinión con la mala fortuna .
Por último, esté V. E. seguro , que refiriéndome á lo
mismo que ya tengo manifestado, es de absoluta necesidad
que el mando del virreinato de Santa Fe y el de estas pro
vincias se reuna bajo la dirección de una sola persona que
tenga las grandes calidades que se necesitan para mandar,
de aquéllas dotadas de talento y energía que exigen las
circunstancias extraordinarias , y que opere sin trabas ni
limitaciones contra la rebeldía de unos pueblos que están
decididos , Excelentísimo Señor, y serán siempre y mientras
duren las malas semillas que hay en el día, traidores á su
Rey . Cuanto se piense y calcule en contraposición de es
tas ideas, es tan arriesgado como incierto.
311

Pasado mañana me incorporaré con la primera división


que está á las órdenes del coronel D. Juan Aldama, y que
es la única fuerza veterana con que cuento actualmente .
No sé si me será posible emprender el socorro de Guaya
na, á la distancia de más de 130 leguas , en un país desier
to y arrasado , sin una caballería en que transportar auxi
lios y en la estación en que van a principiar las aguas,

« En 13 de Mayo próximo pasado ( 1 ) , me incorporé con


la 1." división del ejército á las órdenes del coronel don
Juan Aldama en el Hato de San Simón , cuyo jefe, pocos
días antes , había destruído una gavilla de rebeldes , capita
neada por el traidor Julián Infante, matándoles mucha
gente , cogiendo algunos caballos y quemando el campa.
y

mento rochelas en que se abrigaban . Con esta fuerza


emprendí mi marcha sobre el Orinoco con designio de so
correr á Guayana , á pesar de la distancia y del país de
sierto y asolado por donde debíamos transitar , pero ya en
Santa María de Ipire empezamos á sufrir el rigor de la
invernada , y las copiosas y constantes lluvias me cerraron
el paso absolutamente . Este pueblo , siempre rebelde , lo
ocupaban los enemigos, pues ha sido su asilo y guarida,
pero al llegar nuestras tropas lo abandonaron cobarde
mente , y las pocas casas que quedaban sin arruinar fue
ron totalmente destruídas , lo mismo que los hatos y casas
de sus inmediaciones, que les han servido de albergue en
todos tiempos para continuar en sus correrías por hallarse
habitadas de la gente más perversa y desleal de los Lla
nos, los que , arrochelados en aquellos puntos , nos han he
cho tanto daño constantemente, y ahora en el invierno hu
bieran continuado prolongando sus robos y saqueos en las
poblaciones fieles inmediatas , como hicieron en Chaguara
mal de Perales , que por su adhesión á la causa del Rey,
fué casi reducido á cenizas .

( 1 ) Cuartel general de Cumaná , 2 Julio , 1817.-- Doc. núm . 628.


312

Recibí en este estado noticias de haber llegado la expe


dición del brigadier Canterac á Barcelona, y desde el mo
mento fijé toda mi atención en Margarita . En esta isla rei .
na ahora la estación seca y sana de las brisas y es la más
á propósito para hacer la guerra. Me puse en movimiento
sobre el Chaparro, en cuyo pueblo dejé acantonada la di
visión del coronel Aldama para que pudiese subsistir con
los ganados del Llano y evitar la miseria de la costa, don
de nada se encuentra .
Continué después á Barcelona y esta plaza, marchando
sin detenerme con parte de la división expedicionaria so
bre Carúpano y la costa de Guiria , de donde han sido arro .
jados y batidos los rebeldes mandados por Santiago Mari
ño, que se titulaba segundo jefe de la República, cuyo
ejército, que ascendía á 1.800 ó 2.000 bandidos, ha sido
deshecho y dispersado en diferentes encuentros, y particu
larmente en el pueblo de Carúpano , donde el teniente co
ronel D. Francisco Ximénez , comandante del batallón de
Clarines, les mató mucha gente , hizo prisioneros varios
jefes y se apoderó de la artillería y armamento . La costa
de Guiria , Cariaco, Río Caribes , Cumanacoa y en general
toda la provincia, ha quedado en nuestro poder y limpia
de malvados ; se han presentado en número de 600 rebel
des , la mayor parte de los dispersos que erraban por los
montes. Hemos cogido 14 cañones de los calibres de 4,8
y 12 , más de 500 fusiles y todas las municiones. Estas y el
armamento lo compraban en las Colonias en cambio del
cacao, café y demás frutos de estas costas que son las más
ricas de Venezuela y de donde han sacado para hacernos
la guerra inmensos recursos , pudiendo asegurar que con
los fusiles que han arrojado en su fuga, apenas habrán sal
vado alguno .
En el puerto de Carúpano fué también apresado el mís
tico insurgente Zaraza, mandado por un capitán francés
de los piratas de Brion , quien por la escasez de víveres y
313

por creer el puerto en poder de los enemigos, arribó á él


y quedó prisionero de algunos botes armados que envió á
su bordo el teniente coronel Ximénez.
El bizarro teniente D. José Guerrero, comandante de la
flecheras de la escuadrilla, se apoderó al abordaje, con
solo la voladura , de la balandra de guerra pirata la Auro
ra, perfectamente armada y tripulada en los términos que
expresa el adjunto parte del brigadier Canterac.
Por consecuencia de estas operaciones y del país que ha
quedado libre, vuelven á entrar en poder de la Real Ha
cienda los muchos bienes que hay secuestrados á los rebel.
des en la costa de Guiria, y en general, todas las hacien
das de cacao y café, de que por espacio de un año han ex
traído los rebeldes tantos frutos y tan considerables sumas.
Con ellas granjearon crédito entre los extranjeros y esta
blecieron un comercio de armas y municiones con que han
infestado estas provincias. Pudieron con estos mismos
caudales lisonjear algún tanto los habitantes y atraerse su
partido, lo que , unido á la buena disposición que tienen
para las revoluciones, hizo formar en breve el ejército con
que Mariño ha sitiado esta plaza y contribuído á los pro.
gresos que hicieron en Barcelona y en Guayana. Mariño,
sin embargo, desembarcó solo en estas costas , y con poco
más de 100 hombres que pudo reunir, encerró aquí las
guarniciones y puntos avanzados en número de 600, de
que disponía el gobernador brigadier D. Tomás de Cires.
Así quedó aquel caudillo dueño de toda la provincia, de sus
riquezas, de sus recursos y de su población.
Las numerosas esclavitudes de las haciendas han paten
tizado lo perjudiciales que son en esta época, pues de ellas
han sacado los rebeldes su fuerza principal , reclutando casi
toda la que formaba el ejército de Mariño . Los insurgentes
que se presentan quitándolos de sus trabajos y ofreciéndoles
la libertad , cuentan con todos al instante , se sirven de ellos
para sus tentativas, y cuando son arrollados y dispersos,
314

sueltan ó esconden las armas y se restituyen á los pueblos


ó á las mismas haciendas para que los reclamen sus amos.
Hace algunos días que estoy detenido para marchar á
Margarita , por la absoluta falta de víveres, y para aprove
char el tiempo de mi detención , determiné hacer la expe
dición sobre Cariaco que ha sido tan feliz . Los recursos
que han venido de Caracas y de la Guaira han sido tan
escasos , que apenas ha habido para mal vivir muy poco
tiempo. Sin embargo , con alguna anticipación hice los pe
didos correspondientes al señor Capitán general y Superin.
tendente de estas provincias, manifestándoles la ruina del
país y las miserias que íbamos á experimentar, como en
efecto nos hemos detenido todos en Carúpano bastantes
días mantenidos con carne de burros , caballos, perros y
gatos, sufriendo con la mayor constancia toda clase de
privaciones y trabajos . Tal es la pobreza del país , que pe
recen de necesidad hasta los pocos habitantes que han que
dado . Tengo aviso de que 150.000 raciones iban á salir de
la Guaira para esta plaza , y con algunas pocas que aquí
existían , he hecho salir parte de la escuadra para embar.
car en Carúpano el batallón de Burgos y la columna de
cazadores que están en aquel punto á las órdenes del bri
gadier Canterac , y desde éste saldrán para reunirse en la
isla del Coche, el regimiento de Navarra. La 1. división
del ejército del mando del coronel D. Juan Aldama, se ha
lla ya en marcha desde el Chaparro á Barcelona , donde ha
subsistido hasta ahora , alimentándose sólo de carne , úni
co que ha tenido por espacio de ocho meses ; vendrá á esta
plaza , y con ella seguiré á Margarita á incorporarme con
las fuerzas del brigadier Canterac. )
Sobre el desembarco y reñido combate en la isla Marga.
rita por la punta de Mangles, escribía al Ministro desde el
Cuartel general de los Barales á 17 de Julio de 1817 ( 1 ).

(1 ) Doc , núm . 632.


315 –

« Luego que me hallé con algunos acopios de víveres, de


los que se me remitieron de la Guaira , suficientes para
diez ó doce días, hice salir varios buques transportes y de
guerra con la corbeta Descubierta , al mando del capitán de
fragata D. Francisco Topete , para recibir en Carúpano al
brigadier D. José Canterac, que estaba allí con el batallón
de Burgos y algunas compañías de cazadores , previniendo
á este jefe se dirigiese á la isla de Coche, donde yo me ha
llaría. Efectivamente, en aquel fondeadero me reuní con
Canterac el 13 del actual, y teniendo ya junta la expedi
ción , compuesta de sólo el regimiento de Navarra , el ba
tallón de Burgos y dos compañías de la Unión de Barbas
tro , se dieron las disposiciones convenientes para verificar
el desembarco en punta de Mangles, cuya playa , según los
informes de comandante de la escuadra y de los prácticos ,
pareció la más segura y á propósito para nuestro intento .
El 14 se situaron las fuerzas navales á lo largo de la
costa que se había elegido , colocándose atrevidamente la
corbeta Diamante sobre la misma playa , en disposición de
batir los enemigos y proteger el desembarco. Todo este
dia se pasó en recorrer la costa , y las flecheras cañoneras
en varios puntos amagando en uno de ellos con fuego muy
vivo para llamar la atención del enemigo y figurar por
alli el desembarco. Varios grupos de ellos, de infantería y
caballería, se veían por la playa excitando con sus ade
manes, voceríos é insultos á que saltásemos á tierra . Todo
estuvo listo para verificarlo al día siguiente 15 , que atra .
cada la corbeta Diamante lo más que pudo contra tierra .
prontas las lanchas cargadas de tropa , al rayar el día
rompió el fuego sobre la playa y el bosque que la cubría
por varios parajes, y todos los buques menores marcharon
para tierra . En pocos minutos se formaron en columna las
compañías de cazadores , avanzadas algún tanto en un pe .
queño espacio despejado que ofrecía el terreno, el cual se
rodeó de varias guerrillas que cubriesen sus avenidas ín
316

terin se desembarcaba al resto de las fuerzas. Pero los re .


beldes, que se habían situado en el punto que las flecheras
amenazaban con su fuego, no tardaron mucho en parecer
y atacar intrépidamente nuestras guerrillas. Al instante se
puso en movimiento la columna de cazadores, y rompió
el fuego sobre los enemigos , marchando por el centro del
bosque. Cuatro compañías de Navarra siguieron por la de
recha con el brigadier Canterac, venciendo los obstáculos
que se le presentaban , y yo, con parte del batallón de
Burgos, seguí el movimiento de los cazadores, enviando
algunos destacamentos por la izquierda, que era el punto
donde presentaban menos fuerzas los enemigos, y en
breve , así como la tropa de Burgos, se empeñaron en la
acción. El resto de la división seguía desembarcándose .
Estos malvados , prevalecidos de la aspereza del terreno
y de los multiplicados inconvenientes que la Naturaleza
ha puesto en su desleal suelo, hicieron la defensa más obs
tinada y sangrienta, defendiendo el terreno palmo á pal
mo, el cual fué regado con sangre de ellos y de nuestros
valientes.
Al separarse veinte pasos de la playa en punta Mangles,
empieza un bosque espesísimo de tunares y arbustos enra.
mados, que sólo producen pencas largas cubiertas de abro
jos. Las matas esparcidas por el suelo, las que cruzan en
trelazadas en todas direcciones, las hojas, el tronco, todos
son espinosos y con puntas agudas que taladran el zapato ,
las botas y el vestido. Por entre ellas, hiriéndose y destro
zándose el cuerpo , fué menester penetrar para ir desalo
jando á los rebeldes que, como prácticos de algunas pe
queñas veredas por donde apenas se puede pasar á la des-.
filada, se retiraban haciendo un fuego vivísimo y á quema
rropa , siempre encubiertos y sin que tuviésemos otra
dirección que sus tiros y el humo.
El brigadier Canterac, á quien envié orden para que
marchase por la derecha protegiendo mi movimiento , que
317

sólo podía conocer por los tambores y las descargas , se


encontró en la crítica situación de haber de penetrar por
una estrechísima senda , donde apoyados los rebeldes en
tre las tunas , le cerraban el paso con el mayor denuedo ,
haciéndole tanto daño que á los primeros tiros le mataron
varios granaderos de Navarra y le hirieron muchos otros.
Entonces, mandando cesar el fuego y dando la voz de
¡ Viva el Rey !, se lanzó á la cabeza de la columna , y á la
bayoneta desalojó á los enemigos , arrollándolos , hasta que ,
llegando á sitio abierto y despejado, pudo reunir su tropa
y seguir la carga con más ventaja .
Las compañías de cazadores, que , batiéndose con la
fuerza principal de los rebeldes , siempre los llevó en reti
rada por aquellas espesuras, ayudada del bien dirigido
fuego de la parte del batallón de Burgos que seguía con
migo, se vió cargado de repente por toda la caballería
enemiga al salir á un corto recinto abierto que ofrecía el
bosque, y tuvieron que formar precipitadamente en co
lumna para resistirla ; pero asomando al mismo tiempo los
soldados de Burgos fué bastante para que aquella desis .
tiese de su intento y que se pusiesen en fuga con la muerte
de uno de sus jefes, varios oficiales y muchos soldados, cu
yos caballos y monturas quedaron en nuestro poder. Des
de entonces fueron ya batidos en todas partes , y , aunque
en el principio de la acción , que duró más de tres horas ,
no dieron ni un solo paso adelante , saliendo ya nuestras co
lumnas á un campo más limpio, donde se veían los enemi
gos á cuerpo descubierto , no los dejaron fijarse en ningún
punto, en todos fueron deshechos y arrojados y dejaron el
suelo cubierto de cadáveres .
Fatigada la tropa en una penosa marcha de más de le
gua y media en que vinieron batiéndose, clavados y des
trozados con las espinas del bosque, muertos de sed con
la fuerza del calor, y sin haber aún llegado el resto de los
batallones que estaban desembarcando , mandé hacer alto ,
1

318
después de apoderarme de todas las casas y alturas donde
los enemigos se habían abrigado el día anterior. Allí se
reunió toda la división y se dieron órdenes para desembar
car víveres y aguada.
Los rebeldes, con la ventaja del terreno de que son tan
prácticos, y que, sin duda , es el peor del mundo , pues
toda la isla se halla cubierta de los mismos áridos y espi .
nosos bosques, se batieron con un denuedo y osadía de
que apenas hay ejemplo, si se considera una reunión de
habitantes de todas clases y condiciones que, en rebelión ,
han tomado las armas. Su número de más de 1.000 hom
bres y 200 caballos, resistieron tenazmente á 800 de nues
tros soldados , que pudieron oponérseles y les disputaron
la marcha y la victoria con mucho encarnecimiento . La
retirada la verificaron con el mayor orden , y no hubo
mata ni árbol en que no se sostuviesen con tanto valor
como las mejores tropas. El fuego fué muy sostenido y
empeñado , y estos desleales prueban , con demasiada evi
dencia, que están decididos á defenderse, y que sólo po
drán domarse con la fuerza.
Nos hemos apoderado de un buen puerto, y dominado
una extensión de terreno que facilitará continuar nuestras
empresas, teniendo un punto fijo y seguro donde desem
barcar la primera división del ejército, al mando del coro
nel D : Juan Aldama.
En el campamento de los Barales ( 1) me vi obligado á
permanecer cinco días por la absoluta falta de agua y de
prácticos que me enseñasen la dirección de algunos pozos
ó jagüey, donde suelen conservarla . En esta isla hay un
muy corto número de arroyos, que en el verano se secan
y disminuyen considerablemente , de suerte que es una de
las más penosas é insufribles privaciones que se padecen
en ella. Algunos naturales de la isla, y un espía que fué

( 1 ) Cuartel general de Porlamar, 23 Julio, 1817. - Doc. núm . 633 .


319

aprehendido, indicaron varios parajes donde había pozos


y, aunque fueron reconocidos , todos se encontraron secos.
Era muy arriesgado moverse sin marchar á un punto de
terminado en que se encontrase agua, sin exponerse á per.
der muchos soldados ahogados del calor en los secos y
desiertos arenales que habíamos de atravesar, mayormente
si los enemigos se oponían á nuestra marcha.
Entretanto determiné intimar al comandante de ellos,
remitiéndole una proclama para los habitantes, en que les
ofrecía, á nombre del Rey nuestro señor, el perdón de sus
crímenes, si se sometían desde luego, como V. E , se servi
rá observar por las adjuntas copias, destinando al alférez
de húsares de Fernando VII , D. José Portero , para que
fuese á llevar el pliego hasta sus avanzadas. Este oficial
cumplió perfectamente con su encargo , y aunque por lo
pronto lo recibió amigablemente el comandante del primer
puesto a quien entregó el oficio , observó á pocos momen
tos que destinaban algunos hombres armados sobre el ca
mino por donde debían regresar , y temiendo, con funda
mento, quisiesen asesinarlo , se retiró inmediatamente con
toda la prontitud que permitía su caballo. Después, los ene
migos nada han contestado y han seguido defendiéndose.
El 20 del actual desembarcó en Punta de Mangles el co
ronel D. Juan Aldama, comandante general de la primera
división , con parte del regimiento de la Unión , y el bata
llón de cazadores de la Reina Doña Isabel , que componían ,
en todo, la fuerza de mil doscientas plazas , y como este
jefe y otros de los que le acompañaban , habían hecho an
teriormente la guerra en esta isla , tuve informes más se
guros y exactos. Al día siguiente me puse en movimiento
sobre el pueblo de Porlamar, y aquella noche acampé en
el Hato de Marcano, de donde la compañía de granaderos
y cazadores del batallón de la Reina, arrojaron a los rebel .
des, posesionándose de un jagüey abundantísimo de agua,
en que pudo refrescar la tropa , y nos liberto por la pri
-
320

mera vez de la escasez y penalidad con que desde á bordo


se nos surtía de aguada. Continué la marcha al amanecer
enviando el batallón de la Reina con dos compañías de la
Unión, al mando del bizarro teniente coronel D. Eugenio
Arana, sobre el valle de la Margarita, del cual se apoderó
batiéndose con un cuerpo de 600 rebeldes, que fueron
arrollados y perseguidos, cogiéndoles un cañón de á 8 y
un pedrero, en los términos que expresa el adjunto parte.
El resto de las fuerzas siguió conmigo para penetrar por
la playa en el pueblo de Porlamar. Poco antes de llegar
las tropas á sus inmediaciones, ya estaban algunas fleche
ras batiendo el fuerte y cañoneando la playa , y los rebel.
des, con la fusilería y dos piezas de artillería, se defen
dían ; pero al avistar nuestras guerrillas y la columna con
que marchó por la izquierda del pueblo el brigadier Can
terac para envolverlos, luego que empezó el tiroteo clava
ron los cañones, incendiaron el pueblo , las flecheras y bu
ques que tenían varados , un alambique lleno de bocoyes
de ron , y todo entregado a las llamas se fugaron al monte
y á los bosques. Fué en vano perseguirlos por más de dos
leguas: se dispersaron y muy pronto desaparecieron de
nuestra vista . Algunos, que con anticipación marcharon
por el camino Real que va á la Asunción, llevaban , al pa.
recer, un cañón arrastrando, según se mostraba por las
señales de las ruedas , pero bien pronto supimos era sólo
la cureña cuando encontramos el cañón enterrado. Nos
hemos apoderado del fuerte , del pueblo y el valle, y de
tres cañones de á 8 y 12 , además de los cogidos por don
Eugenio Arana, con alguna batería y saquillos de metralla .
El incendio se apagó al instante , y todos los trabajos del
fuerte se repusieron durante el día. Aquí ya encontramos
un pequeño arroyo, que sirvió del mayor contento á todas
las divisiones, pues que pudieron refrescar y templar el
calor abrasador que nos había consumido los días anterio .
res sobre la seca arena de estas playas. »
321

« El 24 del corriente ( 1 ) salí de Porlamar con designio


de apoderarme del pueblo y fuertes de Pampatar , adonde
los rebeldes se habían hecho firmes , recibiendo á cañona
zos los primeros buques que en el día anterior se presen
taron delante del punto . Las fortificaciones de éste y las
de los cerros inmediatos son formidables: hay un castillo ,
la batería de la Caranta , el cerro de Pan de Azúcar , el

.
fuerte del Calvario , la batería de Osteriz , la de los dra
gones , y una porción de reductos y trincheras que circun .
valan la población.
Hice niarchar al coronel D. Juan Aldama con el batallón
de la Reina Doña Isabel y el regimiento de la Unión por
el pueblo de los Robles , para caer por detrás del fuerte de
Pan de Azúcar á interponerse en el camino que desde
Pampatar va á la ciudad de la Asunción , con el fin de qui
tarles toda comunicación con los rebeldes de ella , y dejar
á éstos completamente aislados . Mi ánimo por entonces
se reducía á encerrarlos estrechamente en sus posiciones ,
donde no podían tener grandes repuestos de víveres , é
irme apoderándome sucesivamente de los reductos y ba
terías, á proporción que pudieran desalojarlos de los pri
meros puestos .
Yo marché por el camino de Porlamar y me situé ro
deando las alturas de los fuertes del Calvario , Osteriz , Co.
bián y las trincheras , haciendo avanzar , á las órdenes del
brigadier D. José Canterac , las compañías de cazadores y
el batallón de Burgos , por todos los cerros inmediatos para
reconocer bien las fuerzas del enemigo y aprovechar la
primera ocasión favorable de atacarlos .
Entretanto las flecheras y lanchas obuseras, mandadas
por el teniente de fragata D. Andrés Tosta y los oficiales
de la escuadra , se aproximaron á medio tiro del castillo de
San Antonio y batería de la Caranta, rompiendo un fuego

( 1) Pampatar, 26 Julio, 1817. '


TOMO I 21
- 322

vivísimo sobre estos puntos y arrojando granadas con mu


cho tino á todos los demás .
Los rebeldes contestaron arbolando su pabellón tricolor
y haciendo fuego desde todas las baterías , particularmente
desde la del Calvario, donde con bastante acierto hicieron
caer algunas balas muy próximas a la columna que for
maba el regimiento de Navarra al pie de las montañas ,
pasando por encima de ella las demás hasta el mar.
La columna del coronel Aldama , que venía marchardo
á interponerse y cortar el camino de la ciudad , impuso
sobremanera á los enemigos, quienes , con haber sufrido el
estrago de algunas granadas que cayeron en los fuertes ,
principiaron á salir de las baterías y á subir por el monte.
Los cazadores y el batallón de Burgos, conducidos por el
intrépido brigadier D. José Canterac, subiendo bajo el fue
go de los rebeldes por aquellos precipicios , y con la fatiga
y cansancio que es consiguiente en este clima abrasador,
se apoderaron del empinado cerro de Pan de Azúcar y del
fuerte del Calvario. Una de las piezas que tenían en el ca
tillo fué desmontada por el fuego de las flecheras; la batería
de Caranta sufrió también bastante estrago y ya desde este
momento conocimos que los rebeldes empezaban á aban
donar las baterías y á fugarse .
Yo me apoderé de las trincheras y del pueblo con el re
gimiento de Navarra , las flecheras y lanchas atracaron á
la playa y tomaron el castillo de San Antonio y la batería
de la Caranta , pudiendo sólo la aspereza del terreno y la
fragosidad de los montes impedir que cayesen muchos de
estos malvados en nuestras manos ; pues es de tal natura.
leza el país , que un solo paso de ventaja basta para hacer
desaparecer en la espesura de las tunas y abrojos al ene
migo que huye .
El coronel Aldama no pudo, por más que hizo , llegar á
tiempo de interceptar el camino ; pero viendo a los rebel.
des con alguna caballería , que se retiraban por él , adelan
323

tó los cazadores del batallón de la Reina , que cargaron á


la carrera y mataron é hirieron bastante gente , entre ellos
algunos oficiales. Estos bizarros soldados se condujeron
con el mismo valor de siempre , haciendo un fuego tan vivo
sobre el enemigo , que en breve todo lo dispersaron y pu
sieron en desorden .
El pabellón de S. M , tremola en todos los fuertes de
Pampatar , y hemos asegurado con su posesión el punto
más importante de toda la isla . Ofrece un puerto seguro
para la escuadrilla , comodidad para el establecimiento de
hospitales, almacenes , parques y depósitos del ejército ,
pudiendo desde él dirigir nuestras empresas á cual quiera
parte de la isla que nos parezca más ventajoso para con
cluir con los rebeldes .
Hemos tomado 28 cañones de los calibres de 18 y 24 ,
entre ellos algunos inútiles ; algunos quintales de pólvora ,
cuatro grandes bocoyes de alquitrán , muchas balas de ca
ñón , saquillos de metralla , útiles y otros efectos de guerra .
Luego que entramos en este pueblo , se presentó un pai .
sano que tenían prisionero , natural de Carúpano , con su
mujer, que pudieron escapar dos días antes desde la ciu
dad , y nos informaron que los rebeldes que huyeron de
Porlamar el 21 al entrar en ella , atumultuaron la canalla
y dieron muerte á machetazos , de la manera más bárbara
y cruel , al teniente coronel, capitán del regimiento de Bar
bastro D. Juan Luxan , y otros tres españoles europeos , y
dos más americanos que tenían prisioneros. Tal es la fero
cidad y carácter sanguinario de estos malvados. »
« El Mariscal de campo D. Salvador Moxó ( 1 ) , Capitán
general de estas provincias, se ha ausentado de ellas en los
momentos más críticos y apurados , abandonando su go
bierno y dirección cuando más se necesitaba de la energía
y actividad del jefe principal que estaba á su cabeza , Las

(1 ) Cumaná, 24 de Agosto 1817.- Doc, núm : 637.


324
adjuntas copias instruirán á V. E. de su resolución , de lo
dispuesto por la Real Audiencia y de la elección hecha en
el brigadier D. Juan Bautista Pardo para obtener el man
do interino .
No puedo , ni las muchas atenciones que me rodean , me
permiten manifestar á V. E. la multitud de complicados
acaecimientos que han determinado por fin al general
Moxó á tomar tan escandaloso partido, de que pueda tal
vez tener ya V. E. noticia por otros conductos; pero á pe
sar de la confianza que me mereció aquel jefe, de las re
comendaciones que hice á favor suyo á S. M. y de las es
peranzas que en el fundaba para la tranquilidad de estas
provincias y auxilios del ejército que conduje desde el
Nuevo Reino de Granada, he visto , con harto sentimiento
mío, que no ha correspondido á mis deseos , y que la suer.
te de las tropas, las operaciones de la guerra y la opinión
de los pueblos, han sufrido considerablemente del sistema
que estableció y de muchas infundadas y perjudiciales pro.
videncias. El crédito de la Real Hacienda está perdido,
ésta se halla exhausta, y los diferentes cuerpos que han
operado en campaña, lo mismo que las guarniciones, han
sufrido toda clase de males y de miseria. »
Basta sólo para formar una idea del gobierno del gene
ral Moxó, la dislocación en que han quedado todos los
ramos de su administración, y la opinión pública que se
ha adquirido. Estoy pronto , cuando sea necesario , á sumi
nistrar cuantas noticias se me pidan relativas á dicho jefe,
y sólo me anticipo á dar este aviso á V. E. para que se
digne poner en conocimiento de S. M. la separación volun
taria que ha hecho el general Moxo de su Capitanía gene
ral, y el estado penoso , difícil y abandonado en que todos
hemos quedado. »
Habiendo determinado ( 1 ) marchar sobre la ciudad de

(1) Cumaná, 28 Agosto 1817. – Doc. núm. 638.


325

la Asunción , capital de esta isla (Margarita ), con ánimo de


amagar mi entrada en ella y apoderarme del Portachuelo,
llamado del Norte, salí de Pampatar con las divisiones del
brigadier D. José Canterac y coronel D. Juan Aldama la
noche del 30 de Julio último para estar al amanecer sobre
las posiciones enemigas. Mi objeto era tomar el Portachue
lo, que es un paso estrecho entre dos altas montañas por
donde se comunican desde la ciudad al pueblo del Norte ,
yy siendo ambos puntos los que tenían fortificados y con
más recursos para vivir, arrasar las inmediaciones, entor
pecer la comunicación y tener subdivididas sus fuerzas á
fin de que pudiesen ser atacados con más ventaja.
Marchó el ejército por el camino de la ciudad hasta la
altura de la casa de Casorla, donde, por un movimiento de
Aanco, atravesó el valle y se situó á la falda del cerro de
Matasiete . Fueron reconocidas las baterías de la ciudad al
alcance de la llamada de la Caranta, y siendo entonces
necesario dar algún descanso á la tropa , fatigada con
la penosa marcha de la noche, fragosidad del camino y
subidas de los cerros , recibieron las divisiones orden para
campar en los cocales en el descenso de la cuesta , ha
ciendo avanzar a la columna de cazadores de la 1.* divi
sión con el objeto de proteger las demás del ejército y
asegurar el paso hasta el río de la ciudad , adelantando
hasta el sus tiradores. Esta columna estaba mandada por
el teniente coronel del batallón de Clarines , D. Francisco
Jiménez, y se componía de parte de su batallón y de las
compañías de cazadores de la Unión y de la Reina .
Los enemigos , luego que nos observaron , guarnecieron
sus fortificaciones y coronaron de gente los altos cerros,
en que tienen sus baterías , que es donde se refugia la po
blación . Su caballería vino á situarse al pie del reducto de
la Caranta , destacaron un cuerpo de infantería que por
entonces no adelantó del pie de los fuertes, é hicieron al
mismo tiempo marchar por nuestro fianco derecho otra
– 326 -
columna , cuyo número no se pudo reconocer con exacti
tud, porque la desigualdad del terreno, las bardas y corra
les de las huertas y una arboleda espesísima la ocultaban
á nuestra vista .
La división expedicionaria estaba formada á la izquierda
de la línea que en aquel momento formaban nuestras tro
pas, y la primera del ejército apoyaba su derecha sobre el
mismo río de la ciudad .
En este tiempo los rebeldes, que desde sus alturas veían
perfectamente la colocación del ejército y observaron que
los tiradores, apoderados del río , protegían la aguada que
hacía la tropa , adelantaron sus fuerzas de improviso, y á
favor de la espesura, rompieron un fuego horroroso sobre
los cazadores . Estos rechazaron el ímpetu con el mayor
denuedo ; pero cargados al mismo tiempo por la caballería ,
hubieron de empezar a retroceder. Hice reforzar los caza
dores por el batallón de Burgos, en que se apoyaron aque
llos ; pero aumentando sus fuerzas los rebeldes con mayor
número de tropas y repetidas cargas de caballería, fué
indispensable ir empeñando poco á poco las nuestras,
hasta que á las diez de la mañana ya la acción se sostenía
por la mayor parte de las tropas.
El combate fué sangriento y tenaz ; los rebeldes se
batían desesperadamente , siempre protegidos bajo sus ba.
terías , haciendo fuego de cañón al mismo tiempo desde las
de Caranta y la Libertad , y estuvieron tan obstinados que ,
á pesar de las repetidas pérdidas que sufrían en las cargas
de su caballería , volvían á los ataques con tal furia , que
muchas veces estuvieron mezclados entre los cazadores.
Fueron desalojados sucesivamente de varias posiciones
que les ofrecían las casas y empalizadas de las huertas,
como también del espeso bosque de cocales.
La pérdida del enemigo ha consistido en casi toda su
mejor caballería con muchos oficiales de todos grados y
considerable número de muertos y heridos, calculando,
- 327

por los que se vieron en el campo y la multitud de heri


dos que subían á los fuertes , que no bajarían de 200 los
primeros y más de 450 los segundos . »
« El ejército de mi mando ( 1 ) se puso en movimiento
sobre Porlamar el 6 del actual, con el fin de pasar á las
Playas del Norte y apoderarse del puerto de Juan Griego ,
que era donde tenían los rebeldes toda su marina , con tres
grandes flecheras y una balandra que acababa de llegar de
Guayana conduciendo heridos , tomándoles , además , dos
reductos con seis cañones y algunas casas.fuertes cons
truídas bajo sus fuegos. Esta operación debía privarles
absolutamente toda comunicación exterior , quitarles cuan
tos recursos pudieran recibir de colonias y de algunas
fuerzas que probablemente tendrían que emplear en la
defensa de dichos puntos. El 7 , al amanecer , ya estaban
las divisiones sobre el pueblo de San Juan , y un cañonazo
que oímos nos anunció que los rebeldes , habiendo obser
vado nuestro movimiento , se alarmaban para recibirnos .
Todo se verificó con el mayor suceso , y en muy pocos
momentos quedamos posesionados de la posición que ocu
paban los rebeldes. El capitán de dragones , D. Joaquín
Somoza , muy práctico en el país , condujo la columna con
mucho acierto y se distinguió por su valor .
Los enemigos retrocedieron hasta unas casas inmedia
tas, donde reforzados con gente que les llegó del Norte ,
se decidieron á ocupar nuevamente el punto de que acaba
ban de ser arrojados. Fueron extraordinarios los esfuerzos
que hicieron para conseguirlo ; y aunque repitieron los
ataques con resolución , todo fué en vano ; nuestros solda
dos los rechazaban siempre, causándoles muchas pérdidas.
En este tiempo , un nublado horroroso descargaba sobre
nosotros, y la abundancia del agua , al paso que hacía casi
impracticable el terreno , inutilizaba todas las armas . Los

( 1) Cumaná , 28 Agosto 1817. - Doc, núm . 639 .


328
rebeldes, que habían tenido la mayor parte de las suyas á
cubierto , nos hacían un vivísimo fuego á quemarropa , y
fué menester que los soldados , cargándoles denodadamen
te, los hiciesen desistir á bayonetazos de su empeño, ha
biendo visto igualmente la inutilidad de las tentativas que
en varias ocasiones hicieron con su caballería .
El ejército permaneció esta noche ocupando el pueblo
de San Juan y las posiciones que había tomado el enemi
go, sin que hubiese durante ella novedad alguna .
Al amanecer se continuó el movimiento. La división
expedicionaria marchó por la izquierda del Portachuelo
de San Juan , á posesionarse de las alturas que hay á
la izquierda de las baterías y fuertes de Juan Griego.
Mientras que la división expedicionaria operaba así por
esta parte, la primera , que había marchado por su izquier.
da , se apoderó de las baterías que los enemigos tenían en
la playa, con las que estaban haciendo fuego a los buques
de nuestra escuadrilla que se iban acercando y desaloján
dolos sucesivamente de los parajes donde quisieron hacer
resistencia , logró en muy poco tiempo que fueran reple .
gándose á sus puntos más fortificados. Los rebeldes, que
batidos en todas direcciones se habían ido reuniendo , eran
ya muy numerosos, y aunque para atravesar la playa y
trepar el cerro en que se hallaban hubieron de arrostrar
nuestros soldados el horroroso fuego de cañón y fusilería
que les hacían , logramos posesionarnos del primer fuerte
del cerro , que era el mejor artillado, y estrecharlos en el
que estaba en la mayor elevación .
Los batallones de la primera división , que se habían
apoderado á la carrera de todas estas posiciones del ene
migo, no lo habían conseguido sin gran fatiga y cansancio,
y llevados de su arrojo , apenas hubo 200 hombres reuni
dos de los batallones de Clarines y Granada , que, sin
aguardar á sus compañeros, continuaron á tomar el fuerte
principal. Los enemigos, que estaban resueltos á morir,
329

recibieron esta pequeña columna con un fuego muy soste


nido, salieron de su reducto, la rechazaron y acabaron á
cuchilladas con los infelices heridos que llegaron hasta
seis pasos del parapeto.
Desde este momento presentó el ataque de aquel fuerte
el aspecto más espantoso . Pasaban de 500 rebeldes, de la
canalla más atroz y desalmada de la isla, los que le defen
dían, hombres feroces y crueles, famosos y nombrados
entre los piratas de las flecheras, el terror de las costas de
Venezuela y facinerosos, que cada uno contaba muchos
asesinatos y estaba acostumbrado á mirar la vida y la exis
tencia con el mayor desprecio. Estos malvados, llenos de
rabia y de orgullo , con su primer ventaja en la defensa ,
parecía cada uno de ellos un tigre, y se presentaban al
fuego y á las bayonetas con una animosidad de que no
hay ejemplo en las mejores tropas del mundo.
Poco después que retrocedieron los de Clarines y Gra
nada, llegó el regimiento de la Unión que había quedado
de reserva , se formó con él y demás tropas nueva colum
na, y si bien retrocedieron todavía á pesar del impulso y
vigor con que atacaron el reducto, por la fiereza con que
fueron recibidos, lograron al fin penetrar en él y arrojar á
sus bárbaros defensores. Estos llegaron al último extremo
de desesperación y apuraron todos los medios de defensa.
No contentos con el fuego infernal que hacían , arrojaban
piedras de gran tamaño, y como eran hombres membru
dos y agigantados, se les veía arrojar una piedra enorme
con la misma facilidad que si fuese muy pequeña. Así tuvi
mos algunos muertos y muchos heridos á pedradas. Fue
tal el fuego, la precipitación y el encarnizamiento con que
peleaban , que en medio del denso humo, de la gritería y
amenazas, se vió el efecto de la explosión de un repuesto
de municiones en el cual volaron algunos malvados, y aca.
bó de poner en confusión el resto al momento mismo que
las tropas iban á saltar el parapeto .....
330

Nuestra caballería que para el momento de ocupar el


reducto ya estaba prevenida, recibió á los que salieron de
él en unas lagunas poco profundas, donde todos se arroja
ron , y allí pereció á sablazos aquella banda de asesinos fe .
roces que ni imploró la clemencia ni hubo uno que diera
señales de timidez, en medio de la carnicería que en ellos
se hizo. Algunos que pudieron escapar, a pesar de la vigi
lancia de los dragones, dieron en manos del regimiento de
Navarra que rodeaba aquellas inmediaciones . De esta
suerte se concluyó una acción tan sangrienta y empeñada,
que allí quedaron tendidos más de 500 forajidos, que ni
aun en el último momento quisieron rendirse. En este día
tan glorioso para nuestras tropas, y tan ventajoso para la
humanidad y tranquilidad de este continente, perdieron
los rebeldes sobre 600 hombres. El 10 del actual se puso
en marcha el ejército para Pampatar ; la división expedi
cionaria tomó la cabeza y tuvo orden de tomar el fuerte y
trinchera que los enemigos tenían cerca de San Juan. El
brigadier Canterac se adelantó con el batallón de Burgos,
y despreciando el fuego de metralla que le hacían aqué
llos, se apoderó de todo con muy poca resistencia, encon
trando un cañón de á 12 y municiones de guerra, que que
daron en nuestro poder. El ejército continuó su marcha,
acampó aquella noche en el Hato de Marcano , y al otro
día alcanzó á Porlamar, habiendo entrado en seguida en
Pampatar . »
« Los rebeldes habitantes de la isla de Margarita ( 1 ) ,
después de haber perdido los pueblos de Porlamar, Pam
patar, Paraguachi y Juan Griego, en las reñidas acciones
que habíamos tenido los días anteriores, se hallaban redu
cidos á sus fortalezas de la ciudad de la Asunción y del
Norte, donde no era posible penetrar sino á costa de mu
cho tiempo de trabajo. Tienen en dichos fuertes siete ba

(1 ) Cumaná, 28 de Agosto 1817.- Doc, núm. 641.


331

terías, construídas con todas las reglas del arte, en la cima


de los más empinados montes , con las que rodean las
poblaciones; siendo los llamados de la Libertad y Maturin
casi inexpugnables . Con ellos protegen la ciudad y sus
avenidas, y aun cuando no sería muy difícil apoderarse de
ellos, como todos los vecinos se encierran con sus víveres en
las eminencias fortificadas, luego que se aproximan nues
tras tropas, hubiera sido necesario un largo bloqueo para
reducirlos . De otro modo habría sido costosísima y san .
grienta cualquier tentativa que se hubiese emprendido.
En este estado , recibí partes del brigadier La Torre ,
en que desde la isla de la Granada me anunciaba la funesta
y desagradable ocurrencia del abandono de la capital de
Guayana y de las fortalezas, habiendo salvado el número
de buques, tropas y familias emigradas que se citan en el
estado que va adjunto . Al propio tiempo, el brigadier Par
do me avisaba de las convulsiones que se habían suscitado
por los llanos, extendiéndose hasta los valles de Orinoco ,
donde numerosas gavillas de malvados se presentaban ,
sitiando el pequeño fuerte de Chaguaramas, y amenazan
do las avenidas de la capital . Desde este momento no
dudé en pasar á socorrer el continente y atajar el torrente
que por todas partes se dirigía al interior de las provincias ,
particularmente cuando la ocupación de Guayana ponía á
los rebeldes en actitud de dirigir las fuerzas, con que allí
habían hecho la guerra , donde les fuera más ventajoso .
De esta suerte , a pesar de las glorias que las armas del
Rey acababan de conseguir en Margarita, y del terror que
se había esparcido entre sus habitantes por el sangriento
suceso de Juan Griego , que los reducía al mayor apuro ,
no pude vacilar en mi resolución , que fué apoyada con el
parecer de los principales jefes del ejército , convencido
de la urgencia de oponerme á los facciosos, que conse
guían rápidamente muchas ventajas entre unas gentes tan
dispuestas a la rebelión.
332 -

Todo se dispuso con la mayor tranquilidad , el 19 llegué


á este puerto con el ejército y los heridos y enfermos que
en él había , y me estoy disponiendo para marchar en bre.
ve sobre Caracas . »
« Ya no cabe en mi imaginación ( 1 ) , ni está al alcance
de mis conocimientos, arbitrar los medios que son indis
pensables para sostener el ejército en estos miserables y
arruinados países, mucho más cuando los que manejan la
Real Hacienda de ellos se han echado por tierra absoluta
mente ; nada cumplen de lo que ofrecen , y ven perecer los
soldados á manos de la indigencia y de la fatiga con la
más fría y culpable indiferencia . Me hallo , Excelentísimo
señor, comprometido de todos modos y no sé cómo acallar
las justas reclamaciones que tantos individuos como de
penden de mis órdenes me hacen diariamente para aliviar
sus necesidades, cuando pasan meses y meses sin recibir
un real ni tener recurso alguno para cubrir su desnudez .
Veo con el mayor dolor á estos fieles у constantes vasallos
de S. M. que la recompensa que tienen de sus trabajos y
peligros , no es otra que el más lamentable abandono, la
miseria y al fin la muerte .
Cualquiera que se viese en mi apurada y crítica situa
ción no sé qué resolvería ni qué partido podría tomar,
cuando todos los caminos que debieran libertarme de ella
me están cerrados. Yo confieso á V. E. sencillamente que
mis luces no son suficientes á remediar tantos males ni opo
nerme al cúmulo de defectos y abusos en todos ramos que
los originan.
He pedido , según tengo informado á V.E. , auxilios á la
Habana у al Nuevo Reino de Granada , y aun cuando me
prometo de aquella isla los socorros que siempre ha pres
tado generosamente á estas provincias, nada espero del
Excelentísimo señor Virrey, que se opone abiertamente á

(1) Calabozo, 19 de Noviembre de 1817. - Doc. núm . 652.


333

cuanto puede tener relación de socorros al ejército de mi


mando, dando órdenes las más estrechas á sus subalternos
para impedirlo.
No podré, Excelentísimo señor, evitar la triste suerte
que cabe á estas tropas, ni aliviar sus miserias; pero todos
estamos resueltos á perecer en defensa de la justa causa
del Rey nuestro señor, atropellando por cuantos obstáculos
se presenten hasta conseguir la destrucción de los malva
dos; y si las vicisitudes de la guerra ó las consecuencias
temibles del abandono en que se nos deja no favoreciesen
nuestro ardimiento y buenos deseos, siempre quedará bien
puesto el honor de las armas de S. M. »
« Me encuentro en el caso , Excelentísimo señor (1 ), de
hacer presente á V. E. la falta de jefes con que se halla el
ejército de mi mando, por cuya razón no tengo en el día
ninguno que poner á la cabeza de las divisiones. El briga.
dier D. Miguel de La Torre, gravemente herido el 2 del
actual y postrado con mucho riesgo de su vida por la san
gre que perdió antes de poder ser curado , se halla en si
tuación, aunque logre sanar , de no emplearse en mucho
tiempo. Los coroneles D. Juan Aldama y D. Francisco
Warleta, que están en el paso de Apurito con la 4. divi
sión, padecen escorbuto , y se hallan muy mortificados de
esta penosa enfermedad, que les impide continuar en cam
paña. El coronel D. Sebastián de la Calzada, aunque va
liente, sumamente práctico en las provincias y con gran
influjo entre sus habitantes, á cuyo carácter y costumbres
sabe atemperarse , ha sido más á propósito para manejar
las grandes reuniones de gente del país, siguiendo la mar
cha que se le ha designado, que para mandar una división
de europeos. Los coroneles graduados D. Pedro González
Villa y D. Joaquín Urreistieta están el uno herido y el otro
enfermo de resultas de heridas recibidas en Margarita , de

( 1 ) Calabozo, 22 de Diciembre de 1817.-Doc . núm. 660.


332

Todo se dispuso con la mayor tranquilidad, el 19 llegué


á este puerto con el ejército y los heridos y enfermos que
en él había , y me estoy disponiendo para marchar en bre
ve sobre Caracas . »
« Ya no cabe en mi imaginación ( 1), ni está al alcance
de mis conocimientos, arbitrar los medios que son indis
pensables para sostener el ejército en estos miserables y
arruinados países, mucho más cuando los que manejan la
Real Hacienda de ellos se han echado por tierra absoluta -
mente; nada cumplen de lo que ofrecen , y ven perecer los
soldados á manos de la indigencia y de la fatiga con la
más fría y culpable indiferencia . Me hallo, Excelentísimo
señor, comprometido de todos modos y no sé cómo acallar
las justas reclamaciones que tantos individuos como de
penden de mis órdenes me hacen diariamente para aliviar
sus necesidades, cuando pasan meses y meses sin recibir
un real ni tener recurso alguno para cubrir su desnudez.
Veo con el mayor dolor á estos fieles y constantes vasallos
de S. M. que la recompensa que tienen de sus trabajos y
peligros, no es otra que el más lamentable abandono, la
miseria y al fin la muerte.
Cualquiera que se viese en mi apurada y crítica situa
ción no sé qué resolvería ni que partido podría tomar,
cuando todos los caminos que debieran libertarme de ella
me están cerrados. Yo confieso á V. E. sencillamente que
mis luces no son suficientes á remediar tantos males ni opo
nerme al cúmulo de defectos y abusos en todos ramos que
los originan.
He pedido , según tengo informado á V. E. , auxilios á la
Habana у al Nuevo Reino de Granada , y aun cuando me
prometo de aquella isla los socorros que siempre ha pres
tado generosamente á estas provincias, nada espero del
Excelentísimo señor Virrey, que se opone abiertamente á

( 1 ) Calabozo, 19 de Noviembre de 1817.-- Doc. núm. 652.


333

cuanto puede tener relación de socorros al ejército de mi


mando, dando órdenes las más estrechas á sus subalternos
para impedirlo .
No podré, Excelentísimo señor, evitar la triste suerte
que cabe á estas tropas, ni aliviar sus miserias; pero todos
estamos resueltos á perecer en defensa de la justa causa
del Rey nuestro señor, atropellando por cuantos obstáculos
se presenten hasta conseguir la destrucción de los malva
dos; y si las vicisitudes de la guerra ó las consecuencias
temibles del abandono en que se nos deja no favoreciesen
nuestro ardimiento y buenos deseos, siempre quedará bien
puesto el honor de las armas de S. M. »
« Me encuentro en el caso , Excelentísimo señor ( 1), de
hacer presente á V. E. la falta de jefes con que se halla el
ejército de mi mando, por cuya razón no tengo en el día
ninguno que poner a la cabeza de las divisiones. El briga
dier D. Miguel de La Torre, gravemente herido el 2 del
actual y postrado con mucho riesgo de su vida por la san
gre que perdió antes de poder ser curado, se halla en si
tuación , aunque logre sanar , de no emplearse en mucho
tiempo. Los coroneles D. Juan Aldama y D. Francisco
Warleta, que están en el paso de Apurito con la 4. divi
sión, padecen escorbuto , y se hallan muy mortificados de
esta penosa enfermedad, que les impide continuar en cam
paña. El coronel D. Sebastián de la Calzada , aunque va
liente, sumamente práctico en las provincias y con gran
influjo entre sus habitantes, á cuyo carácter y costumbres
sabe atemperarse, ha sido más á propósito para manejar
las grandes reuniones de gente del país, siguiendo la mar
cha que se le ha designado, que para mandar una división
de europeos. Los coroneles graduados D. Pedro González
Villa y D. Joaquín Urreistieta están el uno herido y el otro
enfermo de resultas de heridas recibidas en Margarita , de

( 1 ) Calabozo, 22 de Diciembre de 1817. - Doc. núm . 660 .


334

suerte que en el día no cuento con un solo jefe que pueda


aliviarme ni á quien poder confiar una operación impor .
tante . »
« También sería de la mayor utilidad, en las circunstan
cias actuales, que se remitiesen, conforme en otras ocasio .
nes he hecho presente á V. E , religiosos de conocida vir
tud y talento que ejerciesen las funciones de curas, así
como buenos letrados que sirvan los empleos de Corregi
dores y justicia . Estos sujetos fijan la opinión de los pue
blos, inspiran confianza á los habitantes, saben hacerlos
amar el Gobierno del Rey y reúnen las voluntades de to
dos. En general, hemos observado que los pueblos que
han tenido buen cura , se han sacrificado por la justa causa ,
y un solo eclesiástico ha conservado la adhesión de sus fe
ligreses á nuestro anrado Soberano en una jurisdicción di
latada. Lo mismo ha sucedido con los Tenientes jus
ticias . »
Apenado Morillo al ver que, a pesar de sus reiteradas
y vivas representaciones al Ministro de la Guerra, no ob
tenía ni refuerzos ni dinero para hacer frente á su crítica
situación , se dirigió al Rey desde la ciudad de Valencia el
25 de Enero de 1818 (1 ), exponiéndole con toda exactitud
el mísero estado del ejército, los pingües y efectivos auxi
lios que los enemigos recibían continuamente , y, en fin , el
deseo de que S. M. se dignase aceptar la dimisión de su
importante cargo para que otro con más fortuna triunfase
de tantos insuperables obstáculos. Mas como tantas otras
veces no fué atendido ni auxiliado (2) .
Uno de los hechos de armas más dignos de mención en
esta campaña es la victoria obtenida sobre los rebeldes en
el pueblo de Sombrero, después de efectuada la conve
niente retirada de la primera división desde Calabozo,

( 1 ) Dọc. núm . 712 .


( 2 ) Archivo de Indias .
335

atacada por fuerzas superiores. Refiérela así nuestro cau


dillo al Ministro de la Guerra desde el Cuartel general de
la villa de Cura , á 26 de Febrero de 1818 :
Luego que hube acordado en la Junta de autoridades
del pueblo de Victoria los medios que pudieran facilitar
las subsistencias del ejército , me dirigí á la villa de San
Carlos con ánimo de continuar hasta Barinas para facili
tar la reunión de fuerzas en que entendía el coronel don
Sebastián de la Calzada , aumentar en cuanto fuese posi
ble la de caballería que más necesitábamos y marchar en
seguida a destruir los cuerpos rebeldes que operaban en
tre el Apure y el Arauca . Pero habiendo recibido en San
Carlos avisos ciertos de que el traidor Bolívar, aprove
chando el tiempo de las brisas y subiendo el Orinoco, se
había reunido con fuerzas de consideración al cabecilla
Páez, no me detuve un momento y en posta me dirigí á
Calabozo, donde estaba acantonada la primera división del
ejército.
Al día siguiente de mi llegada ( 12 del actual) á dicha
villa , que está situada en el centro de los Llanos, fuí ata
cado en ella por todos los cuerpos rebeldes reunidos , que
ascendían al número de 2.600 caballos y 1.500 infantes,
mandados por el titulado jefe supremo de la República,
Simón Bolívar , y por Páez , Cedeño , Monagas y demás je .
fes revolucionarios de estas provincias .
El regimiento de húsares de Fernando VII , que cons
taba sólo de 230 hombres, fué cargado por toda la nume
rosa caballería enemiga , y aunque peleó valerosamente ,
hubo por fin de ceder a la muchedumbre y se vió obligado
á replegarse al pueblo sobre las columnas de infantería,
que hice salir de él inmediatamente. Este regimiento era
la única caballería que tenía disponible , y aunque sufrió
bastante pérdida, siempre conservó una gran parte de su
fuerza. La compañía de cazadores de Navarra , que hizo
un fuego horroroso sobre los enemigos, causándoles mu
334

suerte que en el día no cuento con un solo jefe que pueda


aliviarme ni á quien poder confiar una operación impor .
tante . »
« También sería de la mayor utilidad, en las circunstan
cias actuales, que se remitiesen, conforme en otras ocasio .
nes he hecho presente á V. E , religiosos de conocida vir
tud y talento que ejerciesen las funciones de curas, así
como buenos letrados que sirvan los empleos de Corregi
dores y justicia . Estos sujetos fijan la opinión de los pue
blos, inspiran confianza á los habitantes, saben hacerlos
amar el Gobierno del Rey y reúnen las voluntades de to
dos. En general, hemos observado que los pueblos que
han tenido buen cura , se han sacrificado por la justa causa ,
y un solo eclesiástico ha conservado la adhesión de sus fe
ligreses á nuestro amado Soberano en una jurisdicción di
latada. Lo mismo ha sucedido con los Tenientes jus
ticias,
Apenado Morillo al ver que , a pesar de sus reiteradas
y vivas representaciones al Ministro de la Guerra, no ob
tenía ni refuerzos ni dinero para hacer frente á su crítica
situación, se dirigió al Rey desde la ciudad de Valencia el
25 de Enero de 1818 (1 ), exponiéndole con toda exactitud
el mísero estado del ejército, los pingües y efectivos auxi
lios que los enemigos recibían continuamente, y , en fin , el
deseo de que S. M. se dignase aceptar la dimisión de su
importante cargo para que otro con más fortuna triunfase
de tantos insuperables obstáculos. Mas como tantas otras
veces no fué atendido ni auxiliado (2) .
Uno de los hechos de armas más dignos de mención en
esta campaña es la victoria obtenida sobre los rebeldes en
el pueblo de Sombrero, después de efectuada la conve
niente retirada de la primera división desde Calabozo ,

( 1 ) Doc, núm . 712 .


( 2) Archivo de Indias ,
335

atacada por fuerzas superiores. Refierela así nuestro cau .


dillo al Ministro de la Guerra desde el Cuartel general de
la villa de Cura ,> á 26 de Febrero de 1818 :
" Luego que hube acordado en la Junta de autoridades
del pueblo de Victoria los medios que pudieran facilitar
las subsistencias del ejército, me dirigí á la villa de San
Carlos con ánimo de continuar hasta Barinas para facili
tar la reunión de fuerzas en que entendía el coronel don
Sebastián de la Calzada , aumentar en cuanto fuese posi
ble la de caballería que más necesitábamos y marchar en
seguida a destruir los cuerpos rebeldes que operaban en
tre el Apure y el Arauca . Pero habiendo recibido en San
Carlos avisos ciertos de que el traidor Bolívar, aprove
chando el tiempo de las brisas y subiendo el Orinoco, se
había reunido con fuerzas de consideración al cabecilla
Páez, no me detuve un momento y en posta me dirigí á
Calabozo, donde estaba acantonada la primera división del
ejército.
Al día siguiente de mi llegada ( 12 del actual ) á dicha
villa, que está situada en el centro de los Llanos, fuí ata
cado en ella por todos los cuerpos rebeldes reunidos, que
ascendían al número de 2.600 caballos y 1.500 infantes,
mandados por el titulado jefe supremo de la República ,
Simón Bolívar, y por Páez, Cedeño, Monagas y demás je.
fes revolucionarios de estas provincias .
El regimiento de húsares de Fernando VII , que cons
taba sólo de 230 hombres, fué cargado por toda la nume
rosa caballería enemiga, y aunque peleó valerosamente,
hubo por fin de ceder á la muchedumbre y se vió obligado
á replegarse al pueblo sobre las columnas de infantería,
que hice salir de él inmediatamente. Este regimiento era
la única caballería que tenía disponible , y aunque sufrió
bastante pérdida, siempre conservó una gran parte de su
fuerza. La compañía de cazadores de Navarra , que hizo
un fuego horroroso sobre los enemigos, causándoles mu
336

cho daño, perdió la mayor parte de la gente, con todos sus


oficiales, que se batieron heroicamente. Los enemigos no
osaron atacar la batalla que les presente con columnas de
infantería .
Permanecí tres días en Calabozo haciendo frecuentes
salidas sobre el enemigo, en que logramos quitarle algu
nas caballadas ; pero no teniendo ya recurso alguno de
ninguna especie para vivir , determiné por último abrirme
paso entre ellos y venir á la sierra , donde podría usar con
ventajas de mis fuerzas y existir con la abundancia de los
valles de Aragua.
El 14 , á las once de la noche , emprendí mi marcha re
suelto á batir á los enemigos dondequiera que se presenta
sen , habiendo con anticipación enterrado la artillería que
no podía conducirse , por varias quebradas que hay en los
Llanos, en paraje conocido, y me dirigí, costeando siempre
el río Guárico , sobre el pueblo de Sombrero, que dista
veinte leguas.
Todos los heridos, enfermos, ambulancias y equipajes
del ejército me seguían con la emigración de habitantes
fieles, que se acogieron a la protección de las tropas de
Su Majestad. Los enemigos no tuvieron noticia de nuestra
salida hasta la mañana siguiente , y bien pronto nos al .
canzaron con toda la caballería en el punto llamado La
Oriosa , donde nos cargaron con el mayor arrojo. Pero el
vivo y sostenido fuego de nuestras columnas logró recha
zar con mucha pérdida á los rebeldes, y alcanzamos con
tinuar la marcha aunque á paso lento con nuestro hospital
y equipajes . La noche llegó entretanto , y pudimos , á
favor de ella , contener la persecución y ataques del
enemigo .
Al amanecer ya nos habíamos apoderado del pueblo
del Sombrero, y estaba colocado en él todo lo embarazoso
del ejército. Las tropas se situaron , y los rebeldes, reuni
dos ya con su infantería, nos atacaron por diversos puntos.
337

El regimiento de Navarra, desplegado en batalla , defendía


la orilla derecha del río Guárico , cubriendo la avenida
principal del pueblo; el batallón de Castilla , formado en
columna, sostenía las compañías de cazadores en que de
fendían los pasos más accesibles del río, vadeables por to
das partes en este tiempo . La compañía de cazadores del
regimiento de la Unión sostenía el vado de la izquierda
del pueblo, y el resto de este cuerpo, también en colum
na , se hallaba de reserva situado en la parte más elevada
del mismo pueblo. Los húsares de Fernando VII , cuyos
caballos estaban completamente inútiles por la fatiga y
cansancio de los días anteriores, quedaron situados en la
plaza.
Las columnas enemigas fueron recibidas con la mayor
serenidad por los regimientos de Navarra y Castilla, que
rompieron sobre ellas un fuego horroroso, logrando des
ordenarlas en pocos momentos. Sin embargo, protegidos
por la caballería y por sus carabineros , que echaron pie á
tierra, vinieron por tercera vez á la carga con el mayor
denuedo, pero siempre fueron rechazados vigorosamente ,
dejando el campo sembrado de muertos . En este estado,
dos compañías del regimiento de Castilla les cargaron á
la bayoneta, flanqueándolos por su izquierda , mientras las
de cazadores perseguían algunos que se habían esparcido
por el bosque, consiguiendo arrollarlos completamente y
cogerles la bandera del batallón llamado de Honor, que
tomó, dando muerte al que la llevaba, el soldado de Cas
tilla , Martín de la Chica . Cuatro batallones de infantería
rebelde quedaron completamente destruídos en esta bri
llante jornada, dejando en nuestro poder todo su arma
mento y una multitud de heridos y prisioneros, á más de
40 cadáveres. El resto del ejército rebelde se puso en ver
gonzosa fuga con tal terror, que si en aquel momento hu
biera podido disponer de 300 hombres de caballería, se
hubiera acabado con toda la farsante República de Vene
томог 22
336
cho daño, perdió la mayor parte de la gente, con todos sus
oficiales, que se batieron heroicamente . Los enemigos no
osaron atacar la batalla que les presente con columnas de
infantería .
Permanecí tres días en Calabozo haciendo frecuentes
salidas sobre el enemigo, en que logramos quitarle algu
nas caballadas; pero no teniendo ya recurso alguno de
ninguna especie para vivir , determiné por último abrirme
paso entre ellos y venir á la sierra , donde podría usar con
ventajas de mis fuerzas y existir con la abundancia de los
valles de Aragua.
ΕΙ á las once de la noche, emprendí mi marcha re
suelto á batir á los enemigos dondequiera que se presenta
sen , habiendo con anticipación enterrado la artillería que
no podía conducirse , por varias quebradas que hay en los
Llanos, en paraje conocido, y me dirigí, costeando siempre
el río Guárico, sobre el pueblo de Sombrero, que dista
veinte leguas.
Todos los heridos , enfermos, ambulancias y equipajes
del ejército me seguían con la emigración de habitantes
fieles, que se acogieron a la protección de las tropas de
Su Majestad . Los enemigos no tuvieron noticia de nuestra
salida hasta la mañana siguiente, y bien pronto nos al .
canzaron con toda la caballería en el punto llamado La
Oriosa, donde nos cargaron con el mayor arrojo. Pero el
vivo y sostenido fuego de nuestras columnas logró recha
zar con mucha pérdida á los rebeldes, y alcanzamos con
tinuar la marcha aunque á paso lento con nuestro hospital
y equipajes . La noche llegó entretanto , y pudimos , á
favor de ella , contener la persecución y ataques del
enemigo.
Al amanecer ya nos habíamos apoderado del pueblo
del Sombrero, y estaba colocado en él todo lo embarazoso
del ejército . Las tropas se situaron , y los rebeldes, reuni
dos ya con su infantería, nos atacaron por diversos puntos.
337

El regimiento de Navarra, desplegado en batalla, defendía


la orilla derecha del río Guárico, cubriendo la avenida
principal del pueblo ; el batallón de Castilla , formado en
columna, sostenía las compañías de cazadores en que de
fendían los pasos más accesibles del río, vadeables por to
das partes en este tiempo . La compañía de cazadores del
regimiento de la Unión sostenía el vado de la izquierda
del pueblo , y el resto de este cuerpo, también en colum
na , se hallaba de reserva situado en la parte más elevada
del mismo pueblo, Los húsares de Fernando VII , cuyos
caballos estaban completamente inútiles por la fatiga y
cansancio de los días anteriores , quedaron situados en la
plaza.
Las columnas enemigas fueron recibidas con la mayor
serenidad por los regimientos de Navarra y Castilla, que
rompieron sobre ellas un fuego horroroso , logrando des
ordenarlas en pocos momentos . Sin embargo , protegidos
por la caballería y por sus carabineros, que echaron pie á
tierra, vinieron por tercera vez á la carga con el mayor
denuedo, pero siempre fueron rechazados vigorosamente ,
dejando el campo sembrado de muertos. En este estado,
dos compañías del regimiento de Castilla les cargaron á
la bayoneta, flanqueándolos por su izquierda , mientras las
de cazadores perseguían algunos que se habían esparcido
por el bosque, consiguiendo arrollarlos completamente y
cogerles la bandera del batallón llamado de Honor, que
tomó , dando muerte al que la llevaba , el soldado de Cas
tilla, Martín de la Chica . Cuatro batallones de infantería
rebelde quedaron completamente destruídos en esta bri
llante jornada, dejando en nuestro poder todo su arma
mento y una multitud de heridos y prisioneros, á más de
40 cadáveres. El resto del ejército rebelde se puso en ver
gonzosa fuga con tal terror, que si en aquel momento hu
biera podido disponer de 300 hombres de caballería, se
hubiera acabado con toda la farsante República de Vene
TOMO 1 22
338
zuela . Pero ni el estado de los pocos caballos que tenía
mos , ni la fatiga y extenuación de las tropas en una mar .
cha como la que se acababa de ejecutar, permitía dar un
paso adelante .
Jamás ha brillado tanto el entusiasmo , valor y sereni
dad de nuestros soldados como en esta ocasión, después
de estar dos noches y un día entero andando, sin comer,
dormir ni descansar, sufriendo las cargas de la caballería
enemiga, que siempre fué rechazada sin pérdida alguna
por nuestra parte , en el espacio de 20 leguas de llano
abierto y despejado que hay desde Calabozo hasta el Som
brero, pueblo en que ya empieza el bosque y terreno que
brado, Ochenta hombres perdimos en esta memorable re .
tirada, ahogados del calor abrasador de las sabanas y
enervados con el hambre , sed y fatiga. Por lo demás,
todo se puso á salvo y no perdimos ni un solo equipaje ,
ni un herido ni enfermo, de los muchos que se conducían
en el hospital de campaña.
Los enemigos , escarmentados, no pasaron del pueblo
del Sombrero, y yo conținué mi marcha tranquilamente á
jornadas cómodas , hasta tomar posesión en la sierra , cu
briendo las avenidas de la capital é interior de estas pro
vincias.
El resultado de esta operación no ha causado otra ven
taja á los rebeldes que apoderarse del pueblo de Calabozo,
abandonado por la mayor parte de sus habitantes , donde
nada se dejó que pudiera serles útil . »
Refiriendo posteriormente , desde villa de Cura, á 26
Febrero 1818, las acometidas salvajes de los rebeldes de
Apure y de Arauca, y la falta de recursos para combatir
los, lamentábase amargamente de sus funestas consecuen
cias y del ningún apoyo con que podía contar con los em
pleados de hacienda , de justicia y de otros ramos, que
abandonaban sus puestos al más mínimo temor:
« Tengo la satisfacción de haber previsto, con mucho
339

tiempo , las funestas consecuencias que debían seguirse á


la causa de S. M. en estos dominios , por no hallarse bajo
una sola mano los recursos que es menester emplear en la
guerra , y la facilidad de variar un sistema tan pernicioso
é irregular como el que se observa ; y si V. E. se digna traer
á la memoria mis repetidas exposiciones en esta impor
tante materia, verá el fruto de mi experiencia y conoci
mientos del territorio en que estoy . Los que creen que es
tos países , frenéticos con la idea de independencia, parti
cularmente Venezuela , pueden sujetarse por medios sua
ves y conciliatorios, no tienen interés alguno por el servi .
cio de S. M. , mirando con mucha indiferencia la conser
vación de estas posesiones ; y cuando juzgan que un país
sublevado, con enemigos poderosos y audaces, que cuentan
con la protección y auxilio de las colonias , y obran sin
trabas ni limitaciones algunas, puede pacificarse sin em
plear los mismos medios , procediendo con la calma y len
titud de los tiempos de paz , hacen traición á su entendi
miento, imponen al gobierno y tienen el egoísmo de sacri .
ficar los intereses del Rey y la gloria de la Nación á su
beneficio particular .

» Mientras que las armas de S. M. triunfaban y abatían


el orgullo de los enemigos, algunas especies que se espar
cieron sobre haber sido atacado el Cuartel general en Ca
labozo, fué bastante para trastornar el interior de estas
provincias, y que los jueces, las autoridades , los emplea
dos de Hacienda, todo el mundo , abandonase sus puestos
y emigrase cobardemente . Tres días faltó sólo mi corres .
pondencia, que fué el tiempo que invertí en llegar al pue
blo del Sombrero , y esta circunstancia bastó para que el
Superintendente, abandonando los caudales, se embarcase
en la Guaira. Los ministros de la Audiencia hicieron lo
mismo, y todos, todos cuantos servían á S. M. en la
capital y demás pueblos , faltando á sus deberes, huyeron
sin saber de qué , con un terror y cobardía de que no hay
340

ejemplo. El mismo Capitán general interino quiso aban


donar á Caracas, donde estaba con toda su fuerza el bata
llón de Burgos, y fué menester el celo y serenidad del bri
gadier D. Miguel de La Torre, que estaba allí curándose
de sus heridas, y de otros oficiales del ejército, para que
lo disuadiesen de esta idea . »
« Luego que llegué á la ciudad de San Sebastián de los
Reyes, empecé á notar la emigración escandalosa de los
habitantes, y supe á poco , con el mayor sentimiento, la
pusilánime conducta de todas las autoridades de estas pro
vincias , que sólo pensaron en salvar sus personas . Nadie
había visto los enemigos , pues que no han pasado de los
Llanos, y ninguno trató de averiguar dónde estaban , ni
cuál era mi situación . De suerte que si la victoria no hu
biera coronado nuestros esfuerzos, á la menor desgracia
aquí me dejaban abandonado , entregado a la ventura , sin
contar con una sola persona que me ayudase . Tal es, Ex
celentísimo señor, el modo con que se sirve á S. M. en es
tos dominios, y de esta clase de hombres es de quienes
depende la conservación y subsistencia del ejército. ¿Qué
le importa al Intendente, á la Audiencia , á tantos otros
como están percibiendo sus sueldos pacíficamente en la ca
pital , el feliz éxito de las armas del Rey, la seguridad de
las provincias, ni de sus tropas, si al menor rumorcillo
están ciertos de abandonarlo todo y embarcarse? Ahora lo
han hecho el mismo día en que yo estaba escribiendo los
sucesos favorables que se habían obtenido y cuando remi
tía las banderas cogidas al enemigo .

Batalla de La Puerta ,

Importantísimo fué el triunío que obtuvo Morillo en esta


famosa campaña de América , con la victoriosa batalla de
La Puerta, en la que completamente derrotó á Bolívar y
341

sus principales tenientes, bien que estuvo muy á punto de


costarle la vida .
He aquí como en 11 de Marzo de 1818 daba cuenta al
Ministro, desde el Cuartel general de Valencia, de este
memorable suceso ( 1 ) :
« Acabo de batir completamente al caudillo rebelde Si
món Bolívar, que después de la acción del Sombrero había
llegado con sus tropas hasta los valles de Aragua , reunien
do antes todos los partidarios de estas provincias y tra
tando de penetrar hasta la capital. El 13 del actual se me
reunió en esta ciudad el coronel D. Sebastián de la Cal
zada con la división de su mando, y el mismo día me puse
en marcha sobre los enemigos, logrando desalojarlos al
amanecer del 14 de la fuerte posición de la Cabrera y sor
prenderlos en el pueblo de Maracay, en cuyas acciones se
les mataron más de 200 hombres y se cogieron muchos
caballos y efectos de guerra. Todo el día 15 se invirtió en
perseguirlos, arrojándolos á la una de la noche de la villa
de Cura , de donde salieron para situarse con el resto de
sus fuerzas en el sitio llamado La Puerta . Allí los ataqué
con la mayor decisión á pesar de las buenas posiciones que
ocupaban con 1.700 hombres de infantería y 1.200 de ca
ballería, consiguiendo derrotarlos completamente, arro
llándolos en todas direcciones . Yo fuí atravesado de un
lanzazo en el momento de decidirse la victoria , y tuve la
satisfacción de ver muertos ó dispersos los malvados que
componían el ejército rebelde. Al brigadier D. Miguel de
La Torre encargue inmediatamente el mar.do de las tropas
y continúa persiguiendo las reliquias de los fugitivos en
dirección á la villa de Calabozo. Aún no he recibido los
detalles de las divisiones , y no puedo informar á punto
fijo á V. E. de nuestra pérdida ; pero la del enemigo, al
separarme del campo de batalla , pasaba de 400 muertos,

ID ) Doc. núm. 675


342

cuatro banderas , 600 fusiles y 100 cargas de municiones,


hallándose además todo el campo cubierto de armas , caba
llos, cajas de guerra , equipajes y multitud de efectos que
aún no se habían podido recoger . También se les tenían
ya cogidas más de 2.000 caballerías de toda especie y so
bre 600 reses. Bolívar va herido gravemente , según decla:
ración de algunos prisioneros , y apenas lleva 300 hombres
reunidos , de los cuales muy pronto no le quedará ninguno ,
y tal vez caerá él mismo en nuestro poder. Los titulados
generales Urdaneta y Valdés también van heridos, habien
do sido muertos varios oficiales ingleses y franceses, entre
ellos el general Donald , y muchos oficiales del Estado Ma
yor , cuyos papeles , cartas y libros , quedaron en nuestro
poder con la secretaría de Bolívar , quien , según aseguran,
pretendía al entrar en Caracas lo proclamasen Rey, bajo
la dominación de Simón 1, Rey de las Américas. ”
( Habiendo sido herido gravemente antes de ayer 16 del
actual en la batalla de La Puerta , donde fué derrotado
completamente el traidor Simón Bolívar ( 1 ) , me hice con
ducir desde luego á esta ciudad para atender á mi cura .
ción , y acabo de llegar á ella con harto trabajo en este día.
Me hallo atravesado de un lanzazo , que recibí en el mo
mento crítico de cargar á los enemigos que acometieron
intrépidamente la división de vanguardia , poniéndome á
la cabeza del regimiento infantería de la Unión y del sex
to escuadrón de artillería , con cuyo ataque decidí la victo
ria . Esta ha sido una de las ocasiones en que necesita
arriesgarse la persona del General en jefe , para salvar una
desgracia y restablecer el orden . Llegó el caso de hallarse
arrollada y comprometida á perecer la división de van
guardia, pues fué cargada a la vez por todas las fuerzas
enemigas, y estoy seguro que sin haberme puesto al frente
de los expresados cuerpos no se hubiera batido á los re

(1) Desde La Puerta á 18 Marzo 1818. - Doc, núm. 676,


343

beldes, aprovechándome para conseguirlo del momento en


que perdieron su formación con la carga que habían dado
para atacarlos y batirlos sin dejarlos reunir otra vez. Mi
herida es sumamente considerable por el estrago espan
toso que causó la lanza en las dos bocas que abrió al en
trar y salir, y por el sitio en que la recibí, que es en el cos.
tado izquierdo entre la cadera y el ombligo, saliendo por
la espalda. No parece, hasta ahora, que haya interesado 1
ninguna tripa ni parte noble de las que se comprenden en
aquel delicado sitio, teniéndose por milagrosa mi existen
cia. La sangre que perdí sobre el campo de batalla y la
consideración de la herida , me tienen reducido al último
extremo, asegurándome los médicos, que aun cuando lo
gre sanar, quedaré inútil ó imposibilitado en mucho tiem
po de montar á caballo ni emplearme en fatiga alguna. Los
adjuntos documentos, expedidos por los facultativos del
ejército que me asisten , enterarán á V. E. de mi situa
ción, y por ella conocerá lo imposibilitado que estaré en
muchos meses de mandar el ejército. Ruego á V. E. se
digne poner en consideración de S. M. el estado en que
me hallo, y pedirle en consecuencia mi relevo de este
mando, que ya me es imposible desempeñar, aun cuando
llegue á restablecerme, porque estoy persuadido quedaré
inútil .
Con más detalles relata de nuevo al Ministro desde el
Cuartel general de Valencia , á 2 de Abril de 1818 , la vic
toria de La Puerta ( 1 ) .
El rebelde Simón Bolívar, que se titula jefe supremo
de la República de Venezuela , y trataba de proclamarse
Rey en la capital de Caracas , tuvo la osadía de penetrar
en los valles de Aragua , después de las acciones de Cala
bozo y el Sombrero , interin yo reconcentraba las fuerzas
del ejército, y ejecutaba mi reunión con la división del

1. Dọc . nó m. 677
342

cuatro banderas, 600 fusiles y 100 cargas de municiones,


hallándose además todo el campo cubierto de armas , caba
llos, cajas de guerra, equipajes y multitud de efectos que
aún no se habían podido recoger. También se les tenían
ya cogidas más de 2.000 caballerías de toda especie y so
bre 600 reses. Bolívar va herido gravemente, según decla
ración de algunos prisioneros, y apenas lleva 300 hombres
reunidos, de los cuales muy pronto no le quedará ninguno,
y tal vez caerá él mismo en nuestro poder. Los titulados
generales Urdaneta y Valdés también van heridos, habien
do sido muertos varios oficiales ingleses y franceses, entre
ellos el general Donald , y muchos oficiales del Estado Ma
yor, cuyos papeles , cartas y libros , quedaron en nuestro
poder con la secretaría de Bolívar, quien , según aseguran ,
pretendía al entrar en Caracas lo proclamasen Rey, bajo
la dominación de Simón I, Rey de las Américas. »
« Habiendo sido herido gravemente antes de ayer 16 del
actual en la batalla de La Puerta, donde fué derrotado
completamente el traidor Simón Bolívar ( 1 ) , me hice con
ducir desde luego á esta ciudad para atender á mi cura
ción , y acabo de llegar á ella con harto trabajo en este día.
Me hallo atravesado de un lanzazo, que recibí en el mo
mento crítico de cargar á los enemigos que acometieron
intrépidamente la división de vanguardia, poniéndome á
la cabeza del regimiento infantería de la Unión y del sex
to escuadrón de artillería , con cuyo ataque decidí la victo
ria . Esta ha sido una de las ocasiones en que necesita
arriesgarse la persona del General en jefe, para salvar una
desgracia y restablecer el orden . Llegó el caso de hallarse
arrollada y comprometida á perecer la división de van
guardia , pues fué cargada á la vez por todas las fuerzas
enemigas, y estoy seguro que sin haberme puesto al frente
de los expresados cuerpos no se hubiera batido á los re

( 1 ) Desde La Puerta á 18 Marzo 1818. - Doc, núm . 676 ,


343

beldes, aprovechándome para conseguirlo del momento en


que perdieron su formación con la carga que habían dado
para atacarlos y batirlos sin dejarlos reunir otra vez . Mi
herida es sumamente considerable por el estrago espan
toso que causó la lanza en las dos bocas que abrió al en
trar y salir, y por el sitio en que la recibí, que es en el cos .
tado izquierdo entre la cadera y el ombligo, saliendo por
la espalda . No parece, hasta ahora, que haya interesado
ninguna tripa ni parte noble de las que se comprenden en
aquel delicado sitio, teniéndose por milagrosa mi existen
cia . La sangre que perdí sobre el campo de batalla y la
consideración de la herida , me tienen reducido al último
extremo, asegurándome los médicos, que aun cuando lo
gre sanar , quedaré inútil ó imposibilitado en mucho tiem
po de montar á caballo ni emplearme en fatiga alguna. Los
adjuntos documentos , expedidos por los facultativos del
ejército que me asisten , enterarán á V. E. de mi situa
ción, y por ella conocerá lo imposibilitado que estaré en
muchos meses de mandar el ejército . Ruego á V. E. se
digne poner en consideración de S. M. el estado en que
me hallo, y pedirle en consecuencia mi relevo de este
mando , que ya me es imposible desempeñar, aun cuando
llegue á restablecerme , porque estoy persuadido quedaré
inútil,

Con más detalles relata de nuevo al Ministro desde el


Cuartel general de Valencia , á 2 de Abril de 1818 , la vic
toria de La Puerta ( 1 ) .
El rebelde Simón Bolívar , que se titula jefe supremo
de la República de Venezuela , y trataba de proclamarse
Rey en la capital de Caracas, tuvo la osadía de penetrar
en los valles de Aragua , después de las acciones de Cala
bozo y el Sombrero , interin yo reconcentraba las fuerzas
del ejército , y ejecutaba mi reunión con la división del

(1) Dọc , núm . 677


344

coronel D. Sebastián de la Calzada, que se verificó en esta


ciudad el 13 de Marzo próximo pasado, cuando ya aquel
caudillo se hallaba en los pueblos de la Victoria y Mara
cay, y en la posición de la Cabrera sobre la laguna de Va
lencia. El mismo día 13 , en la tarde, emprendí mi marcha ,
y al amanecer del 14 me apoderé de los cerros de la Ca
brera , sorprendiendo una partida de 200 hombres de caba
llería que tenían allí apostados los enemigos, con la mayor
parte de sus armas y caballos, que abandonaron para
ocultarse en la espesura del monte, lo mismo que las he
rramientas y utensilios con que estaban construyendo la
fortificación de aquel punto. La caballería de la vanguar
dia, á las órdenes del brigadier D. Francisco Tomás Mo
rales, compuesta sólo del regimiento de dragones de la
Unión y Guías del General, en todo 300 caballos, siguió
inmediatamente al pueblo de Maracay, donde , habiendo
logrado sorprender también los primeros puestos avanza
dos del enemigo, penetró en las calles del pueblo, acuchi
llándolos. Allí se empeñaron estos dos pequeños cuerpos
con la fuerza principal de los rebeldes, mandada por sus
generales Monagas y Zaraza , que ascenderían á 1.200 ca
ballos y un batallón de 300 hombres, y á pesar de la supe
rioridad considerable del enemigo y del cansancio de nues
tra caballería, que había venido al galope desde la Cabrera,
su inesperada llegada y el terror que los primeros heridos
y dispersos esparcieron entre ellos, les causó el mayor
desorden , ý retrocediendo por todas partes, cargados de
nodadamente por los bizarros dragones y guías, que varias
veces se vieron envueltos en las calles, rodeados de la
multitud de rebeldes, fueron desbaratados en todas partes,
acuchillando su infantería, que quiso hacer alguna resis
tencia en la plaza, en términos que al llegar la columna
de cazadores y el batallón de Barinas, que formaban la
vanguardia , ya estaba la acción decidida, tomando el pue
blo, que quedó lleno de cadáveres, como también las inme
345 -

diaciones, y en nuestro poder muchos prisioneros, una


bandera y todas las caballadas, municiones, equipajes y
otros efectos que conducían los insurgentes. El mismo día ,
después de dar un corto descanso de dos horas á la tropa,
continué mi marcha sobre el pueblo de Cagua, con el objeto
de cortar enteramente la retirada al perverso Bolívar; mas
éste , instruído de mi aproximación por los fugitivos de
Maracay, se puso en huida en el mismo momento, aban
donando cuanto le seguía, y solo llegó en pocas horas á la
villa de Cura . La noche de este día acampó el ejército en
Cagua, habiendo sufrido infinito en la penosa marcha que
hizo desde Valencia por la fatalidad de los caminos, llenos
de barrizales y de la lluvia , que no cesó en todo este tiem
po. Hice reconocer , al amanecer del 15 , los pueblos de la
Victoria, Turmero y San Mateo , que todos se encontraron
evacuados por los enemigos, y , sabiendo que ya iban en
precipitada fuga, en dirección de la villa de Cura, continué
mi marcha sobre ellos, cogiéndoles en el camino muchos
caballos, mulas, ganado y armas que dejaban abandona
Ados, con bastantes prisioneros. La villa fué atacada con la
mayor resolución á la una de la noche, despreciando el
fuego que nos hicieron algunas partidas apostadas en la
entrada de la calle principal . Envié cinco columnas por
diversas direcciones , señalándoles ciertos puntos en que
debían tomar las avenidas del pueblo, mientras algunas
guerrillas de infantería y caballos penetraron en él , á po
ner en confusión al enemigo , llevando una contraseña
particular para conocerse en la obscuridad de la noche;
pero los rebeldes, con poca pérdida y sin gran resistencia ,
abandonaron el pueblo , salvándose por el camino de San
Juan de los Morros, pues sólo tenían una observación
de 300 caballos, y no el grueso de sus tropas , como yo
creía. La vanguardia, y toda nuestra caballería , se adelantó
en seguida á perseguir al enemigo, apoderándose siempre
de los dispersos, caballos y efectos que dejaba en su fuga,
346
hasta el sitio llamado de La Puerta , donde le encontró en
posición en la quebrada de Semé , en número de 1.700
hombres de infantería y sobre 2.000 de caballería. El bri.
gadier D. Francisco Tomás Morales estuvo sosteniendo
bastante tiempo con su división de vanguardia y la caba
llería , mientras la columna restante del ejército seguía su
marcha ; pero conociendo los enemigos, en su ventajosa
posición , que aquellas fuerzas no podían oponer una gran
resistencia , después de varias cargas que hubo de ambas
partes , avanzaron furiosamente con toda su línea, y logra.
ron poner en retirada, no sin alguna pérdida , todas las
tropas del brigadier Morales. En esta ocasión el intrépido
batallón de Barinas y la columna de cazadores hicieron
prodigios de valor para contener el ímpetu de los rebeldes,
batiéndose con la bizarría que les ha adquirido tan alta
reputación en el ejército. Cuando toda la vanguardia y la
caballería se replegaba , por la atrevida carga de los rebel.
des, llegué yo al punto donde estaba la acción más empe
ñada , y á poco lo verificó el regimierto infantería de la
Unión, que aceleró su marcha al paso de trote , para salir
del penoso desfiladero de la quebrada del Semé. El coman
dante accidental de este cuerpo , teniente coronel D. Ma
nuel Bausá , formó rápidamente en columna á la salida de
la quebrada , rompiendo con la cabeza de ella un fuego
muy vivo sobre los enemigos, con que logró contenerlos,
mandó salir en seguida la compañía de granaderos y le
sexta en guerrillas, y atacó con estas fuerzas vigorosamen
te . Entretanto avanzó por nuestra derecha el batallón de
Pardos de Valencia, que también hizo sus descargas con
mucho acierto , en cuyo estado , observando yo que los
enemigos habían perdido por la mayor parte el orden de
formación, me puse á la cabeza de los expresados cuerpos
y del sexto escuadıón de artillería ligera que acababa de
llegar de refresco; y cargándoles con resolución rompí por
el centro de ellos, desordenándolos completamente, po.
347

niéndolos en la más vergonzosa fuga y haciendo que se


dispersasen en todas direcciones . Entonces fuí atravesado
con una lanza de parte á parte por el vientre, pero, sin
embargo , disimulando mi herida, por no hacer desmayar
á la tropa, continué á caballo largo rato persiguiendo a los
enemigos, hasta que, decidida la victoria y empezando ya
á sentir debilidad por la mucha pérdida de sangre, tuve
que echar pie á tierra para que los cirujanos me la ataja
sen, encargando por el momento al brigadier Morales con
tinuase la derrota. Este jefe llegó hasta San Juan de los
Morros, tres leguas más allá del campo de batalla matando
mucha gente y haciendo bastantes prisioneros ; pero ha
biéndose detenido allí, á causa de la extremada fatiga de
las tropas, no pudieron ser acabados los últimos restos
que huyeron con Bolívar. Al día siguiente el brigadier La
Torre, que venía marchando desde las Couisas con el
regimiento de Castilla y 200 hombres de las milicias de
Aragua y Pardos de Caracas, se encargó , por disposición
mia, del mando del ejército , y continuó el alcance de los
fugitivos hasta Ortiz y el Banco, cerca de Calabozo, co
giendo todavía muchos dispersos y partidas enemigas, en
las que murieron varios oficiales de graduación . La pér
dida del enemigo pasa de 800 muertos y un considerable
número de heridos, de los que salvaron muy pocos , y mas
de 400 prisioneros , siendo disperso el resto de su infante
ría . Hemos cogido goo fusiles, cuatro banderas, 100 cargas
de municiones , 10 cajas de guerra , dos cornetas , los boti
quines, la secretaría de Bolívar, el Estado Mayor con sus
planos , archivos é instrumentos, más de 2.000 caballerías,
una armería y todos sus equipajes. En este mismo sitio
han perdido ya tres batallas los rebeldes, siempre manda
dos por Bolívar. Entre los muertos insurgentes hay más
de 40 oficiales, de los cuales 10 ingleses al servicio de
ellos, con el coronel general de la misma nación , Donald ,
varios oficiales del Estado Mayor y el teniente coronel
348 -

Lecuna . Sus generales Urdaneta y Valdés fueron heridos,


y un gran número de los más famosos de sus cabecillas y
oficiales. Nosotros hemos tenido la pérdida de muertos у
heridos que consta en el adjunto estado . Son dignos de la
consideración de V. E. todos los jefes, oficiales y tropa
de este ejército , que tan distinguidos servicios han hecho
en estos días. )
La contestación dada á tan brillante parte en nombre de
Su Majestad , fué la que sigue :
« Excmo . Sr. - Al leer el Rey nuestro señor la carta
de V. E. de 18 de Marzo último, número 236 , firmada en
Valencia , manifestando lo comprometida que estaba la
vanguardia del ejército en la acción de La Puerta, en que
quedó derrotado el rebelde Bolívar, y que V. E. arriesgo
su persona por el honor de sus armas, teniendo la desgra
cia de ser herido gravemente de una lanzada, al paso que
se coronó de laureles con la victoria , ha quedado plena.
mente satisfecho , pues V. E. ha acreditado en aquel pun
to ser un exacto observador de las máximas de la guerra,
y con particularidad de las que tratan del General en jefe
de un ejército. S. M. me manda dar á V. E , las gracias
por tan gloriosa acción y nombra interinamente para el
mando del ejército al Mariscal de campo D. Juan Sámano,
Virrey de Santa Fe, según V. E. propone ; debiendo éste ,
en todas las ocasiones que den lugar, consultar con V. E.
las operaciones de la guerra , según se lo prevengo de
Real orden con esta fecha . Y en cuanto al relevo que V. E.
pide igualmente, S. M. se reserva determinar lo que estime
conveniente . De su Real orden lo digo á V. E. para su in
teligencia y gobierno. Dios guarde á V. E. muchos años.
Madrid , 6 de Junio de 1818. - Eguía . - Sr. D. Pablo
Morillo . »
Acompaña al anterior despacho el siguiente , sobre el
mismo asunto .
« Excmo . Sr.- La satisfacción que el Rey nuestro se
349

nor ha recibido al leer la carta de V. E. escrita en Valen


cia, con fecha 18 de Marzo último, dando parte de la glo
riosa acción que sostuvieron sus tropas en el sitio llamado
La Puerta , derrotando á los insurgentes capitaneados por el
rebelde Bolívar, después de desalojarlos de la Cabrera ,
Maracay y villa de Cura, ha sido empañada con la noticia
de que V. E. ha salido de ella herido de cuidado . S. M. me
manda decir á V. E. que por ahora no debe pensar más
que en el restablecimiento de su importante salud, cuya
conservación la mira S. M. con el mayor interés, pues es
digno de esta consideración un General tan benemérito
como V. E. que sólo busca la ocasión , como tiene acredi
tado, para vencer ó morir por su Real persona: cuya so
berana resolución comunico á V. E. para su inteligencia
y satisfacción . Dios guarde á V. E. muchos años.-Madrid ,
6 de Junio de 1818. - Eguía . - Sr. D. Pablo Morillo.-Y
con fecha 9 del mismo mes, le comunicó « que enterado el
Rey nuestro señor de cuanto V. E. ha expuesto en su car
ta de 26 de Febrero, y de lo que el Capitán general interi
no de esas provincias de Venezuela manifestó en 19 de
Marzo, acerca de la restricción de facultades de que trata
la Real orden de 18 de Agosto último, de que acompaña
V. E. copia ; de los acontecimientos de Caracas, después
de las acciones de Calabozo y Sombrero , y de la dimisión
que V. E. hace del mando del ejército , pidiendo en conse
cuencia su relevo, tuvo á bien oir á su Supremo Consejo
de la Guerra, cuyo Tribunal , reunido en pleno , acordó y
consultó cuanto juzgó conveniente. Y conformándose S. M.
con su parecer, se ha dignado determinar : Que hallándose
muy satisfecho de los méritos de V. E., del acrisolado
amor á su Real persona, de los servicios que ha hecho por
la gloria de las armas y del conocimiento que tiene de ese
país, no estima conveniente admitir á V. E, la dimisión
que solicita. S. M. autoriza á V. E. de nuevo con las fa
cultades prescritas en las instrucciones reservadas que se
350

le dieron en 18 de Noviembre de 1814 y cuantas sean ne


cesarias para la pacificación de las provincias de Vene
zuela ; igualmente es su voluntad se apuren los extremos
del embarco premeditado de las autoridades de Caracas,
debiéndose entender no sea esta averiguación por medio
de sumarias, sino ampliando y extendiendo los informes
de cuanto sea posible sobre el asunto . »
Después de la memorable batalla de La Puerta, obtuvie
ron las tropas de Morillo importantes y gloriosos triunfos,
como la brillante acción del pueblo de Ortiz, ganada por
el brigadier La Torre en Abril de 1818 ; la ocupación del
punto de San Fernando de Apure y la valerosa defensa de
su guarnición ; el porfiado combate ganado en el Rincón
de los Toros contra Bolívar ; la derrota del cabecilla Páez ,
verificada el 2 de Mayo en las inmediaciones de Cogedes ;
la de Cedeño en el cerro de los Patos; la de Bermúdez en
las inmediaciones de la plaza de Cumaná el 30 de Mayo
del mismo año , y tantas otras de mayor o menor transcen
dencia ( 1 ). Pero todos estos esfuerzos de nuestras tropas
resultaban punto menos que estériles , porque no teniendo
Marina se desbordaban por todas partes invasiones de gru
pos muchas veces deshechos y otras tantas vueltos á reha
cerse, que en fáciles desembarcos caían sobre los puntos
más importantes , interrumpían las comunicaciones, corta
ban los mantenimientos y mantenían el territorio en con.
tinua alarma .
« Las vastas costas de estas provincias ( escribía Morillo
al Ministro de la Guerra en 22 de Julio de 1818) , desde las
bocas del Orinoco hasta el istmo de Panamá, están entera
mente á merced de los piratas, sin haber ni un solo buque
de guerra que cruce en ellas . Sería para mí materia muy
aventurada exponer á V. E. la suerte de nuestra escuadri
lla Real y sus empresas navales, porque como no soy ma

( 1 ) Docs . números 678, 679, 680 , 681, 683, 684.


351

rino , ni entiendo una palabra de esta profesión, debo pre


cisamente mirar los resultados con diversos ojos que los
inteligentes . Sin embargo, los piratas, con peores buques
y con menos recursos que los nuestros, nos han hecho una
guerra cruel , ó por mejor decir , son los únicos enemigos
que hemos tenido; porque destruídos los corsarios , jamás se
hubieran verificado los desembarcos de Bolívar, la ocupa
ción de Guayana , ni la multitud de sucesos desgraciados
de que está V. E. instruído . Nuestros buques de guerra no
han batido jamás á ningún corsario insurgente , ni han im
pedido la menor de sus tentativas ni empresas , para lo que
dan nuestros comandantes de Marina muchas y muy po .
derosas razones, que , como digo , no está á mi alcance gra
duar ni menos conucer su importancia . Alfin la escuadri -
lla , incluso la hermosa corbeta Ninfa , que vino última
mente de la Habana, se halla desmantelada, llena de ave
rías y de urgencias en Puerto Cabello , donde al paso lento
que llevan todos los graves negocios del servicio del Rey
en estos países, es presumible no vuelva á salir nunca á la
mar , y que se pudra en las fatales aguas de aquel puerto .
Yo he pedido , he clamado con toda la energía que exige
tan lastimoso estado su urgente remedio : he dado de nues .
tros escasos auxilios el importe de tres palos de corbeta ;
pero ni estos esfuerzos, ni aquellas reclamaciones produ
cirán otra cosa que el triste y repetido desengaño de que
sin socorros forasteros es absolutamente imposible conse
guir nada . Seis malas flecheras han hecho un desembarco
y atacado los valles del Tuy , sin que nadie pueda oponér
seles , ínterin la escuadrilla de Brion nos reducirá á un es
trecho bloqueo en todos nuestros puertos , y pondrá en el
último apuro la plaza y provincia de Cumaná, cuya pér.
dida creo inevitable en cuanto se le corten los recursos que
recibe para subsistir . La bizarra guarnición de Guiria ,
compuesta del batallón de Clarines y sostenida por algu
nas mal armadas y peor tripuladas flecheras, que manda
352

en aquel golfo el heroico capitán de la Reina D. José Gue


rrero, único que en la mar impone á los rebeldes, será pre
cisamente presa de ellos y víctima la guarnición que por
ningún medio puede ser auxiliada por tierra , quedando to
das las costas expuestas del propio modo á ser invadidas
sin obstáculo alguno, mientras los enemigos distraigan ,
como lo hacen , la atención del ejército por el interior. Vea
V. E. cuál es nuestro estado después de las repetidas glo
riosas acciones en que las arnias de S. M. han triunfado
у destruído las numerosas tropas y los mejores jefes que
han presentado los enemigos ; y cómo por una consecuen
cia de la mucha falta de auxilios con que hacemos la gue
rra, no llega jamás el caso, por muy favorables y decisivas
que sean nuestras victorias, de destruir de una sola vez á
los facciosos. Cualquiera de sus caudillos que se presente
solo en algún territorio donde no haya tropas del Rey,
alarma los habitantes, liberta las esclavitudes y forma en
pocos días un nuevo ejército . Páez , Bolívar, Cedeño y to
dos los demás cabecillas, barridos, dispersos y arrojados
de una provincia, van á sublevar otra sin recelo de hallar
obstáculos y seguros de contar con la buena voluntad de
sus habitantes. Para esto cuentan también con la protec
ción abierta de las colonias, donde, en cambio de las pre
sas que hacen á nuestro comercio, de los ganados que ex
traen y de los frutos que saquean , tienen los arsenales
abiertos para carenar sus buques y cuanto armamento, mu.
niciones, vestuario y efectos de guerra necesitan, esto es,
la infantería : que el hombre á caballo ó el llanero no ha
menester otra cosa que una rama de un árbol armada con
un pedazo de hierro ó de macarra , madero muy fuerte que
suple á las lanzas, y el caballo , que manejan perfectamen.
te sin brida ni silla. Sin Marina, sin recursos, y con muy
pocas fuerzas europeas como estamos en el día, cuente
V. E. con que estas provincias sucumbirán precisamen
te al enemigo y que la pérdida de la Nueva Granada es
353

infalible. Hablo á V. E , con el carácter de franqueza


y verdad de que hago profesión, presentándole el verdade
ro estado de la guerra y de los enemigos, lo que podemos
temer á alcanzar, y cuanto concibo en beneficio de la pa
cificación, sin exagerar las desgracias ni las necesidades.
Y en la propia forma que aseguro á V. E. de estos hechos
no debo ocultarle que el auxilio que reclamo en el día no
será suficiente ó llegará á ser inútil si se retarda, porque
la experiencia de la clase de guerra que se hace en estos
climas, me ha enseñado la ineficacia de algunas medidas
lentas, que á lo sumo no han hecho otra cosa que prolon
gar la lucha y perder mayor número de individuos. Lo
que en la isla Margarita pudo sofocarse con un batallón
oportunamente enviado, no lo alcanzaron después 3.000
españoles mandados por mí de las mejores tropas de la
Península .)
Sobre tantas amarguras y sinsabores vino á afligir el
ánimo de Morillo otra muy sensible: la censurable con
ducta militar y política del general Moxó, á quien por esta
razón tuvo que separar del mando que ejercía . Y como
quiera que vuelto á España Moxó se quejara al Gobierno
del proceder del General en jefe con él, y le fueran pedi
das á éste explicaciones oficiales, escribió Morillo al Mi
nistro sincerándose larga y justificadamente de las absurdas
imputaciones de que había sido objeto ( 1 ) , y refiriendo los
males y perjuicios causados al ejército por la conducta de
aquel General. Otras varias decepciones de jefes y oficia
les del ejército expedicionario había sufrido Morillo, pero
ninguna como ésta le molestó é impresionó tanto.
También por este tiempo , y en medio de las aflictivas
circunstancias antes referidas, recibió Morillo la noticia
de la pérdida de Guiria y la apurada situación de aquel
esqueletado ejército, en 24 de Septiembre de 1818 (2) .
1 ) Doc , núm. 685.
1. Dọc , núm. 703.
TOMO !
352

en aquel golfo el heroico capitán de la Reina D. José Gue


rrero, único que en la mar impone a los rebeldes, será pre
cisamente presa de ellos y víctima la guarnición que por
ningún medio puede ser auxiliada por tierra , quedando to
das las costas expuestas del propio modo á ser invadidas
sin obstáculo alguno, mientras los enemigos distraigan ,
como lo hacen , la atención del ejército por el interior. Vea
V. E. cuál es nuestro estado después de las repetidas glo
riosas acciones en que las armas de S. M. han triunfado
y destruído las numerosas tropas y los mejores jefes que
han presentado los enemigos; y cómo por una consecuen
cia de la mucha falta de auxilios con que hacemos la gue
rra , no llega jamás el caso , por muy favorables y decisivas
que sean nuestras victorias, de destruir de una sola vez á
los facciosos. Cualquiera de sus caudillos que se presente
solo en algún territorio donde no haya tropas del Rey,
alarma los habitantes, liberta las esclavitudes y forma en
pocos días un nuevo ejército. Páez , Bolívar, Cedeño y to
dos los demás cabecillas, barridos, dispersos y arrojados
de una provincia, van á sublevar otra sin recelo de hallar
obstáculos y seguros de contar con la buena voluntad de
sus habitantes. Para esto cuentan también con la protec
ción abierta de las colonias, donde, en cambio de las pre
sas que hacen á nuestro comercio, de los ganados que ex
traen y de los frutos que saquean , tienen los arsenales
abiertos para carenar sus buques y cuanto armamento , mu.
niciones , vestuario y efectos de guerra necesitan, esto es,
la infantería : que el hombre á caballo ó el llanero no ha
menester otra cosa que una rama de un árbol armada con
un pedazo de hierro ó de macarra, madero muy fuerte que
suple á las lanzas, y el caballo , que manejan perfectamen .
te sin brida ni silla. Sin Marina, sin recursos, y con muy
pocas fuerzas europeas como estamos en el día, cuente
V. E. con que estas provincias sucumbirán precisamen .
te al enemigo y que la pérdida de la Nueva Granada es
353

infalible. Hablo á V. E. con el carácter de franqueza


y verdad de que hago profesión , presentándole el verdade
ro estado de la guerra y de los enemigos , lo que podemos
temer á alcanzar, y cuanto concibo en beneficio de la pa
cificación , sin exagerar las desgracias ni las necesidades .
Y en la propia forma que aseguro á V. E. de estos hechos
no debo ocultarle que el auxilio que reclamo en el día no
será suficiente ó llegará á ser inútil si se retarda , porque
la experiencia de la clase de guerra que se hace en estos
climas, me ha enseñado la ineficacia de algunas medidas
lentas, que á lo sumo no han hecho otra cosa que prolon
gar la lucha y perder mayor número de individuos . Lo
que en la isla Margarita pudo sofocarse con un batallón
oportunamente enviado, no lo alcanzaron después 3.000
españoles mandados por mí de las mejores tropas de la
Península ,

Sobre tantas amarguras y sinsabores vino á afligir el


ánimo de Morillo otra muy sensible : la censurable con
ducta militar y política del general Moxó , á quien por esta
razón tuvo que separar del mando que ejercía . Y como
quiera que vuelto á España Moxo se quejara al Gobierno
del proceder del General en jefe con él , y le fueran pedi
das á éste explicaciones oficiales, escribió Morillo al Mi
nistro sincerándose larga y justificadamente de las absurdas
imputaciones de que había sido objeto ( 1 ) , y refiriendo los
males y perjuicios causados al ejército por la conducta de
aquel General . Otras varias decepciones de jefes y oficia
les del ejército expedicionario había sufrido Morillo , pero
ninguna como ésta le molestó é impresionó tanto.
También por este tiempo , y en medio de las aflictivas
circunstancias antes referidas, recibió Morillo la noticia
de la pérdida de Guiria y la apurada situación de aquel
esqueletado ejército , en 24 de Septiembre de 1818 ( 2 ) .

( 1 ) Doc, núm . 685.


( 2) Doc, núm. 703.
томон 23
354

«Paso á mano de V. E. los adjuntos partes que me ha


dirigido el Gobernador de la provincia de Cumaná, briga .
dier D. Tomás de Cires, sobre la pérdida del punto de
Guiria y de nuestras fuerzas sutiles que fueron atacadas
por mar y tierra el 23 y 24 de Agosto último , protegiendo
á la escuadrilla rebelde una fragata de guerra inglesa . Yo
temía con mucho fundamento el suceso de Guiria en el
estado de inacción en que se halla nuestra Marina redu
cida á Puerto Cabello , donde entre esperar recursos para
habilitarse y regresar cuando ha salido sin batirse con los
enemigos , deja abandonadas las costas y en disposición de
ser insultadas por el primero que lo intente. Las flecheras
de Margarita han osado penetrar al puerto de la Guaira
para llevarse los buques fondeados, y sus tripulaciones
han desembarcado y apoderádose de algunas haciendas,
robándolas y saqueándolas. Los movimientos que empren
den los enemigos se dirigen todos sobre la plaza de Cu
maná y provincia de Barcelona, pues la escuadrilla de
Brión parece que ha llegado a la Esmeralda , con las mis.
mas tropas que tomaron á Guiria , lo que indica que Cu
mana es por ahora el objeto principal adonde encaminan
sus fuerzas. Al mismo tiempo se han presentado los rebel
des de Apure en la provincia de Barinas, por la parte de
Nutrias y el Tobo, mientras algunos emisarios ocultos han
sublevado los partidos de Araure y Ospino, situados entre
San Carlos y Guanare , interceptando nuestras comunica •
ciones por el camino real con la citada provincia de Bari
nas, y, por consiguiente , con la quinta división que opera
en ella . De este modo los flancos del ejército , situados á
una distancia de 300 leguas , se hallan á la vez amena
zados , y según todas las apariencias , el mayor esfuerzo lo
hacen á barlovento , donde hostilizan al mismo tiempo
toda la costa hasta Puerto Cabello ,
¡ Con qué acento de verdad y de justicia escribe en carta
confidencial á su amigo , el nuevo Ministro de la Guerra ,
355

D. Francisco Eguía, la grave situación en que se en.


cuentra , sin perder, aun en medio de ella, la firmeza de su
carácter! (1 ):
Por la que yo he dirigido á V. E. de oficio , le supongo
impuesto de nuestros padeceres , miserias y sufrimientos
que cada día han ido empeorando, y creo que llegan ya al
último punto, sin poder remediar ni disponer nada por
mí, por la contrariedad y entorpecimiento que oponen
todas las autoridades de estas provincias. V. E., que habrá
visto los gloriosos triunfos de las armas de S. M. en la
última campaña, podrá conocer la situación imponente en
que quedamos , sobre un enemigo que habiéndose presen
tado á penetrar en estas provincias en número de 9.000 ó
más hombres , fué completamente destruído , fugándose su
caudillo solo al Orinoco, y salvándose algunos restos de su
caballería en los desiertos llanos del Apure. En este
tiempo las inundaciones ya no permitían continuar la
guerra , y pudimos aprovechar el intermedio para organi
zar el ejército , completar los cuerpos con gente del país ,
establecer almacenes de víveres, hospitales , depósitos de
vestuario y armamento, y estar perfectamente dispuestos
para marchar nuevamente al enemigo a fines de este mes
con unas fuerzas tan respetables que no hubieran encon
trado resistencia en parte alguna. Pero, Excmo. Señor ,
nadie ha contribuído á tan importante objeto con aquel
interés que distingue á los buenos servidores de S. M. , más
que el Virrey de Santa Fe , D. Juan Sámano, quien ha
hecho todos los esfuerzos que estaban de su parte para
contribuir a la pacificación de estos dominios, remitiendo
à la tesorería del ejército algunos caudales y un batallón
de gente del reino compuesto de 1.000 plazas, de los cua
les, 800 que han llegado á estas provincias, se han distri
buído á los cuerpos europeos. Las divisiones de tropas

( 1 ) Caracas, 20 de Noviembre de 1818 .


· 356 -
del país, al mando del brigadier Morales, en los llanos de
Calabozo, y la del coronel Calzada en la provincia de Ba
rinas, también se han aumentado con muchos reclutas,
habiéndose reemplazado las bajas que tenían ; pero todos
están desnudos , con falta de armamento y sin ser otra cosa
que una reunión de hombres que han llenado los cuadros
de los cuerpos . Se acerca el momento de emprender nue
vamente las operaciones, y no contamos con ningún recur
so para vivir en campaña , ni será posible que el soldado
continúe en ella en el estado de desnudez en que se en
cuentra . Por desgracia , de la Habana no ha llegado el
vestuario que se me tenía ofrecido, ni otro recurso alguno,
sin embargo de las poderosas recomendaciones que tengo
entendido ha hecho S. M. al efecto . En esta situación
puede ver V. E. un ejército, compuesto la mayor parte de
hombres del país, que aunque numeroso en el día, es una
fuerza efímera , si se atiende al carácter de los naturales, á
la instabilidad de su opinión y al horror que todos tienen
de vivir en medio de los mayores trabajos y peligros, sin
paga , con desnudez y hambre . Tal es el espectáculo que
presentan estas tropas , y fácilmente se adivina lo que con
ellas se podrá emprender. La falta de correspondencia
de V. E. , originada por haberse perdido cinco correos
consecutivos que han aprehendido los rebeldes, me tiene
en la mayor incertidumbre sobre las muchas consultas que
tengo hechas al Rey nuestro señor, manifestándole el
estado de estos países y la imposibilidad de restablecer el
orden en ellos , mientras el que mande, habiendo insurrec
ción , no sea absoluto para disponer sin obstáculos de todos
sus recursos. Yo estoy actualmente con las manos atadas,
á la merced de un intendente enemigo del ejército , y de
un Capitán general que, sin embargo de hallarse interina
mente y de ser del mismo ejército, se reputa separado, y
en unión del Intendente no ha contribuído á otra cosa que
á hacer más infeliz y desgraciada nuestra suerte . En una
357

palabra, aturdiéndome con escritos insignificantes y usan


do de todos los medios paliativos y dilatorios que puede
inventar la más refinada chicanería, me tiene coartado y
reducido al mayor extremo de nulidad . Por todas estas
razones he pedido á S. M. en diversas ocasiones se me
releve del mando de este ejército , y ahora renuevo respe
tuosamente la misma súplica. Yo ruego á V. E , se digne
apoyarla en obsequio de la justicia , del mejor servicio
de S. M. y de la tranquilidad de uno de los más afectos
súbditos de V. E., que conoce no es á propósito para
seguir felizmente en tan arduo encargo. Pero no puedo
dejar de significar á V. E. que la persona que se designe
para pacificar la Costafirme, no podrá conseguirlo de nin
gún modo como todo no dependa de su mano, y cuente á
la vez con los recursos de las provincias, teniendo á su
orden las autoridades de la Real Hacienda , Tribuna
les, etc. , con los auxilios del Nuevo Reino de Granada ,
1 у
muy particularmente de la Habana, cuyo Gobernador de
bería ser también dependiente del General pacificador con
la marina que tuviese á sus órdenes. Para la Habana seria
muy á propósito el general D. Pascual Enrile, por sus
vastos conocimientos de este Continente . Es imposible
hacer la guerra sin contar con los mismos medios que
tenga el enemigo, y aquí se pelea con uno que no encuen
tra obstáculos ni trabas en sus disposiciones , y además
cuenta con la opinión del país. El falso celo del servicio
del Rey y las dilaciones y fórmulas de los procedimientos
como en los tiempos de paz , manejado con artificio y diri
gido por la cábala que forman los malos servidores
de S. M., son capaces de desesperar al hombre de más
calma, y de hacer que se destruyan cuantas ventajas á
costa de sangre y de trabajos consigan las tropas de Su
Majestad. Es preciso que V. E. esté persuadido que todos
los que han venido á las Indias , aun en los tiempos de
revolución , no lo han hecho para sacrificarse ni contribuir
358

de ningún modo al feliz éxito de la pacificación. Cada cual


trae formado su plan desde la Península y cuenta los años
que debe permanecer en el país, como el tiempo que nece.
sita para enriquecerse y regresar con una fortuna conside
rable. Es ciertamente una desgracia para el Gobierno
de S. M. y la nación , pero la triste experiencia no me pre
senta más que personajes de esta naturaleza todos los
días . »
A este desconsolador cuadro, trazado de mano maestra
por el insigne Morillo , hay que añadir el espectáculo que
ofrecían Inglaterra, los Estados Unidos y Francia, más ó
menos descaradamente aparejando barcos , gentes, dinero
y municiones para favorecer á los insurgentes america
nos , y acelerando la independencia de las colonias espa
ñolas . Ni bastaban á contenerlas y refrenarlas en su justo
medio los buenos oficios, activas reclamaciones y enérgi
cas protestas de nuestros Ministros plenipotenciarios, el
Duque de San Carlos, en Londres , y D. Luis de Onís, en
Washington ( 1 ) .

Campaña de 1819.
Las jornadas de Cogedes, Nutrias y Cerro de los Patos
dieron fin á la afortunada campaña de 1818; y las lluvias,
haciéndose generales por el mes de junio, demarcaron la
época de los acantonamientos de invierno. Pocos días des
pués de la última, la división de vanguardia los tomó en
Calabozo y Guardatinajas, destacando á los pueblos de
Tornados, Sombrero y Guayabal los escuadrones forma
dos por sus naturales. Ocupado Morillo incesantemente en
recorrer el país, cogió número considerable de caballos
que empotreró en sus cantones. Por la parte del llano
alto se mantuvieron constantemente partidas enemigas

(1 ) Véanse los docs, números 746, 747, 758 y 761.


359

que fueron rechazadas por otras nuestras, adelantadas á


veces hasta Chaguardemas. Sobre San Fernando y Ca
maguán , hubo también algunos encuentros que paralizaron
después las inundaciones . En resumen , la fortuna estuvo
del todo por nuestra parte en las pequeñas acciones que
tuvieron lugar.

La primera división envió á Valencia al primer batallón


de Valencey, hasta que advirtiéndose en él los efectos de
la fiebre amarilla , se trasladó á Nirgua para libertarlo de
sus estragos . Allí permaneció algún tiempo , y en Noviem
bre pasó al Pao. El batallón de Barbastro , diseminado por
necesidad , estuvo guarneciendo la escuadrilla Real , man
teniendo una compañía en Barcelona y la plana mayor en
Caracas, con la de granaderos. La caballería europea , re
fundida en el regimiento de Húsares de Fernando VII por
razones muy justas y poderosas que el General en jefe
tuvo para ello, permaneció acuartelada alternativamente
en San Carlos, Tinaco , Tocuyito , Valencia y Valles de
Aragua , excepto el primer escuadrón que se mantuvo en
San Carlos.
La segunda división se conservó en este último pueblo
después de la batalla de Cogedes . Hacia los primeros días
de Septiembre se sublevaron los partidos de Ospino,
Araure y Guanare . El batallón ligero de Castilla con el
primer escuadrón de Húsares fueron con este motivo des
tacados y permanecieron algún tiempo guarneciendo el
país levantado , cuyas agitaciones pudieron felizmente cal
marse. Los pequeños cuerpos avanzados sobre el Baúl y
Guanarito tropezaron muchas veces con las partidas ene
migas que infestaron la provincia de Barinas; pero sus
encuentros fueron poco interesantes, si se exceptúa el de
Torralba . Este oficial, por un descuido criminal, fué sor
prendido y cayó en poder de los rebeldes con treinta hom
bres de los que mandaba.
La tercera división , considerada también como depósito
· 360
de instrucción para los venezolanos, continuó en el reino
de Santa Fe , con fuerza de 4.900 infantes y 700 caballos,
sin incluir el batallón primero de Numancia que con 1.300
plazas pasó á Lima por disposición del General en jefe;
ni el tercero del Rey , fuerte de cerca de 1.000 hombres,
naturales de Nueva Granada , que vino á estas provincias
y fué refundido en los cuerpos europeos. El cuadro de este
batallón, afecto á la división de vanguardia , estaba comple
tándose á fines de 1818 y principios del 1819. Después de
dejar guarnecidas la capital , las provincias de Cartagena ,
Antioquía , Socorro, Pamplona y Tunja , se disponía esta
división en Enero de 1819 , ya bastante engrosada, á pene
trar en los llanos de Pore con 2.200 infantes y 600 caba
llos. Entretanto , cubrió con tropas suficientes los pasos de
la cordillera; y en la necesidad de cruzar un país árido,
desierto y sin recurso alguno, estableció sus principales
almacenes en Tunja , Suata y Sogamoso , adelantándose
los de primera línea hasta Morcote y Salinas.
Los enemigos, con fuerzas de 1.500 caballos, 500 in .
fantes é incalculable número de indios, replegaron su
línea á las márgenes del Casanare, abandonando á Pore
y demás pueblos inmediatos á la cordillera, y conducien
do en pos de sí todo el ganado que había en aquellas sa
banas, establecieron su llamado Cuartel general en Tri
nidad .
Había concebido Morillo el plan de dirigir sus tropas en
tres columnas , que penetrando la línea de montañas y des
cendiendo al llano por tres caminos distintos concurriesen
á un punto determinado . Era su objeto cortar los destaca -
mentos enemigos avanzados y asegurarse una base para
después radiar sus operaciones.
La cuarta división guarnecía las provincias de Cumaná
y Barcelona, y sus destacamentos alcanzaban hasta la es
pesa y escarpada montaña de Irapa y aun hasta Coüivia.
Los cabecillas Mariño y Bermúdez amenazaron alterna:
361

tivamente la plaza de Cumaná con reuniones poco temi


bles, aunque muy numerosas .
A principios de Octubre pusieron en ejecución un plan
que en combinación habían proyectado contra la reducida
guarnición de Río Caribe; pero habiéndose anticipado el
segundo con cinco flecheras y doscientos hombres de des
embarco, faltó la concurrencia del primero y hubo de
reembarcarse con pérdida de cincuenta hombres, una ban .
dera , una corneta , algunas armas y cartucheras. Mariño
quiso por aquellos mismos días batir en detall las guarni
ciones de Carúpano, Cariaco y Río Caribe , para caer en
seguida sobre Cumaná, y de acuerdo con las fuerzas de
mar, estrechar aquella plaza. El 31 , á medio día , llegó con
1.500 hombres hostilizando á Cariaco . Una corresponden
cia interceptada impuso con tiempo al Comandante gene
ral de su proyecto ; y puso á las órdenes del comandante
D. Agustín Nogueras 270 hombres para que marchase en
auxilio de aquel punto. Pudo , felizmente , llegar á él en la
noche del 29 , y con actividad extraordinaria se hizo incor .
porar en la misma las tropas de Clarines , estacionadas en
Casanay. Con ellas , con las que salieron de Cumaná y con
la guarnición de Cariaco reunió un cuerpo , cuyo total
alcanzaba á 700 hombres; y cuando los sediciosos , arro
llando nuestros puestos avanzados gustaban del dichoso
principio de sus proyectos, se encontraron en el centro
del pueblo una fuerza con que no contaban , que anuló sus
planes, rechazó sus columnas y eclipsó su alegría . En efec
to , una carga á la bayoneta, ejecutada por el mismo No.
gueras á la cabeza de sus tropas , decidió en favor de las
armas del Rey la suerte de una jornada de las más intere
santes y gloriosas que ocurrieron por entonces en Vene
zuela . La espesura de los bosques favoreció la fuga de
muchos rebeldes en medio del espanto con que en todas di .
recciones huían . Fueron , sin embargo, perseguidos con
tanta bravura que con 400 muertos , entre ellos un general ,
362
dejaron en nuestro poder 50 prisioneros, 600 fusiles, una
bandera , un cañón, nueve cajas de guerra y todos sus ca
ballos. Nuestra pérdida sólo consistió en diez muertos y
veinticuatro heridos .
La gavilla de rebeldes, capitaneada por el cabecilla
Monagas, permaneció hacia el Pao, en la provincia de
Barcelona . Sedeño y Zaraza, según sus posiciones de San
Diego y Santa María, estaban en el caso de caer sobre
aquella parte con facilidad . La columna de dicha provin
cia, á las órdenes del comandante de batallón D. Eugenio
de Arana , dependiente de esta división , continuó en San
Andrés de Onoto á la defensiva , por falta de caballería,
haciendo algunas incursiones con sólo infantería y muy
pocos caballos por aquellas llanuras ; se abasteció bien de
ganado y no tuvo encuentros de consideración .
La 5. división se mantuvo hacia Nutrias , Obispos, Tu
cupido , etc. , mientras duró la suspensión de operaciones, y
últimamente marchó en Octubre á la ciudad de Pedraza
sobre el flanco derecho de nuestra línea de Apure. La pro
vincia de Barinas, que formaba el distrito de esta divi
sión, siempre sembrada de partidas enemigas, á veces nu
merosas, que la asolaban, no pudo proveerla aún de los
más indispensables medios. Otras columnas afectas á ella ,
y mandadas por los tenientes coroneles Perera, Loyola y
Palmera, se conservaron en las jurisdicciones de Guanari
to, Santa Lucía , Jobo y Mijagual , arrojando muchas veces
á los enemigos y causándoles algunas pérdidas. En el úl
timo de estos puntos las tuvieron últimamente de conside
ración.
Tal fué la situación del ejército y su subdivisión en la
estación sedentaria de las tropas, siendo los principales
acontecimientos los ya referidos. « El invierno , escribía el
coronel D. Juan Cini , este período de inacción , descono
cido ya en la mayor parte del antiguo continente, es en
este nuevo mundo de observancia rigorosa. Las llanuras
- 363

se inundan hasta hacerse navegables, y la infinidad de ca


nos y de ríos que riegan el país , adquiriendo un caudal
extraordinario , oponen a cada paso obstáculos invencibles .
Los pueblos se aislan , y las plagas , las enfermedades é
incomunicación, imponen la necesidad de buscar las se
Tranías, interin este océano de aguas y de males desapa
rece con los meses de Octubre y Noviembre . »
Interin el ejército descansaba se dió principio á un gé
nero de trabajos , si no tan penosos como los que acababan
de interrumpirse , no menos necesarios al importante ob
jeto de la pacificación de Costafirme. El coronel del regi .
miento de Navarra, D. Luis Genaro de la Rocque , susti
tuyó al brigadier D. Ramón Correa en el cargo de jefe
de Estado Mayor general , con motivo de la licencia tem
poral que se le concedió . Proponíase el General en jefe
organizar esta oficina bajo un pie que la hiciera por todo
extremo útil . Se esmeró en proveerla de escogida oficiali
dad , que antes no tenía ; la puso en el lleno de sus poco
observadas atribuciones, y desde que concluído este arre
glo se estableció en Valencia el Estado Mayor general,
pudo decirse con verdad que el ejército lo tenía . Dejando
á su cuidado todas aquellas atenciones que pudieran dis
traerle de sus más principales y elevadas tareas , empren
dió Morillo la revista del ejército , recorriendo a la vez una
grande extensión del país , tan necesitado de mejoras, es
bleciendo arreglos de utilidad general y acordando otras
medidas necesarias á la preparación de la futura campa
ña ( 1 ). Restablecido ya de su peligrosa herida, partió de

( 1 ) El coronel Hippisley, autor de las Memoires sur l'insurrection des colonies


espagnoles... par un officier - général anglais au service des insurgés ( Paris , 1824) , pinta
de mano maestra los sufrimientos y malos tratos que los oficiales extranjeros al
servicio de los insurrectos recibían de éstos . Se queja el autor de las dificultades,
privaciones é insultos de que se ha visto rodeado , de los padecimientos de sus
compañeros, de los malos tratos sin ejemplo de que ha sido objeto y de las viles
chocarrerías con que los insurgentes respondían á sus reclamaciones. «« Sirva este
362
dejaron en nuestro poder 50 prisioneros, 600 fusiles, una
bandera , un cañón , nueve cajas de guerra y todos sus ca
ballos. Nuestra pérdida sólo consistió en diez muertos y
veinticuatro heridos.
La gavilla de rebeldes, capitaneada por el cabecilla
Monagas, permaneció hacia el Pao, en la provincia de
Barcelona. Sedeño y Zaraza, según sus posiciones de San
Diego y Santa María, estaban en el caso de caer sobre
aquella parte con facilidad . La columna de dicha provin
cia, á las órdenes del comandante de batallón D. Eugenio
de Arana , dependiente de esta división , continuó en San
Andrés de Onoto á la defensiva, por falta de caballería ,
haciendo algunas incursiones con sólo infantería y muy
pocos caballos por aquellas llanuras; se abasteció bien de
ganado y no tuvo encuentros de consideración .
La 5. división se mantuvo hacia Nutrias, Obispos, Tu
cupido, etc. , mientras duró la suspensión de operaciones, y
últimamente marchó en Octubre á la ciudad de Pedraza
sobre el flanco derecho de nuestra línea de Apure . La pro
vincia de Barinas, que formaba el distrito de esta divi
sión , siempre sembrada de partidas enemigas , á veces nu
merosas, que la asolaban , no pudo proveerla aún de los
más indispensables medios. Otras columnas afectas á ella,
y mandadas por los tenientes coroneles Perera, Loyola y
Palmera, se conservaron en las jurisdicciones de Guanari
to , Santa Lucía , Jobo y Mijagual , arrojando muchas veces
á los enemigos y causándoles algunas pérdidas. En el úl
timo de estos puntos las tuvieron últimamente de conside
ración .
Tal fué la situación del ejército y su subdivisión en la
estación sedentaria de las tropas, siendo los principales
acontecimientos los ya referidos. El invierno, escribía el
coronel D. Juan Cini , este período de inacción, descono
cido ya en la mayor parte del antiguo continente , es en
este nuevo mundo de observancia rigorosa, Las llanuras
- 363
se inundan hasta hacerse navegables, y la infinidad de ca
ios y de ríos que riegan el país, adquiriendo un caudal
extraordinario , oponen a cada paso obstáculos invencibles.
Los pueblos se aislan, y las plagas, las enfermedades é
incomunicación, imponen la necesidad de buscar las se
Tranías, interin este océano de aguas y de males desapa
rece con los meses de Octubre y Noviembre . »
Interin el ejército descansaba se dió principio á un gé
nero de trabajos, si no tan penosos como los que acababan
de interrumpirse, no menos necesarios al importante ob
jeto de la pacificación de Costafirme. El coronel del regi
miento de Navarra, D. Luis Genaro de la Rocque , susti
tuyó al brigadier D. Ramón Correa en el cargo de jefe
de Estado Mayor general, con motivo de la licencia tem
poral que se le concedió. Proponíase el General en jefe
organizar esta oficina bajo un pie que la hiciera por todo
extremo útil. Se esmeró en proveerla de escogida oficiali
dad, que antes no tenía; la puso en el lleno de sus poco
observadas atribuciones, y desde que concluído este arre
glo se estableció en Valencia el Estado Mayor general,
pudo decirse con verdad que el ejército lo tenía. Dejando
á su cuidado todas aquellas atenciones que pudieran dis
traerle de sus más principales y elevadas tareas , empren
dió Morillo la revista del ejército, recorriendo á la vez una
grande extensión del país, tan necesitado de mejoras, es
bleciendo arreglos de utilidad general y acordando otras
medidas necesarias á la preparación de la futura campa
ña ( 1). Restablecido ya de su peligrosa herida , partió de

(1) El coronel Hippisley, autor de las Memoires sur l'insurrection des colonies
espagnoles... par un officier -général anglais au service des insurgés ( París, 1824), pinta
de mano maestra los sufrimientos y malos tratos que los oficiales extranjeros al
servicio de los insurrectos recibían de éstos. Se queja el autor de las dificultades,
privaciones é insultos de que se ha visto rodeado, de los padecimientos de sus
compañeros, de los malos tratos sin ejemplo de que ha sido objeto y de las viles
chocarrerias con que los insurgentes respondían á sus reclamaciones, « Sirva este
- 364
Valencia y fué á Barquisimeto por el camino de Nirgua y
San Felipe. Allí cortó de raíz perjudiciales abusos nacidos
con la población de Cabudare, y en los lugares del tránsito
arregló y organizó de modo definitivo las Comandancias
militares, tocando además cuantos resortes podían mejo
rar la suerte de aquellos habitantes y removiendo los obs
táculos que se oponían á su prosperidad y acrecentamien
to. Aquellos infelices vieron en él el término de sus des
gracias y le recibieron en todas partes con las más vivas
señales de su reconocimiento y respeto. Iguales fueron sus
desvelos en favor de los pueblos y con idénticas aclama
ciones le recibieron los moradores de Savare , Araure y
Hospicios, por cuya dirección marchó á Guanave. En
aquella ciudad tuvo Morillo que hacer muchas reformas
de vicios introducidos por las circunstancias . El contra
bando de ganados, en extremo perjudicial y sostenido, des.
falcaba las arcas Reales de su distrito de ingresos harto
necesarios para los gastos de la guerra ; y mucho más en
un tiempo en que los recursos eran apenas suficientes para
dejar sentir la sensible escasez que de ellos experimentaba
el ejército. Aquel desgraciado país había sido reciente
mente teatro de una guerra cruel y destructora; le afligían
muchos males; necesitaba eficaces remedios , y se desvivió
el General por aplicárselos. Revistó después la 5.a división ,
y se restituyó á San Carlos .
Expidió en esta villa los decretos de alistamiento, que
debían reemplazar las bajas de los cuerpos y formar otros
nuevos. Inspeccionó la 2. división á las órdenes del bri

ejemplo de lección ---dice - á mis compatriotas, para que no se comprometan á


servir á un Gobierno tan ingrato ; fijense todos por esta Memoria del peligro
que les espera. A esto debe agregarse no sólo los peligros de la guerra propia
mente dicha , sino los peores de un clima abrasador, falto de todo lo necesario: el
horror de presenciar matanzas espantosas de infelices prisioneros desarmados,
oyendo los gritos de júbilo de sus verdugos, ante el espectáculo de sus sufri
mientos,»
-
- 365 –
gadier D. Pascual Real; y en seguida marchó por el Pao
á Calabozo con objeto de examinar el fomento que reci
bía la vanguardia á las órdenes del brigadier D. Fran
cisco Tomás Morales. Disponía ya este celoso jefe de 400
llaneros bien montados que había podido reunir á costa de
indecibles afanes. El nuevo 2. batallón de Valencey ha
cía parte de su división ; y este cuerpo próximo ya al total
de su fuerza , equipado regularmente é instruído con in
creíble diligencia , dejó muy satisfechos los deseos del Ge.
neral en jefe.
Poco tiempo pudo detenerse en Calabozo , porque
asuntos de la mayor importancia le llamaron á la capital,
adonde se dirigió por Ortiz, San Juan de los Morros y
montañas de Guiripa .
Mientras que por su parte trabajaba aquel diligentísimo
General en jefe con admirable celo é inteligencia, el Esta
do Mayor general hacía los más rápidos progresos en la
organización de todos los ramos y servicios de guerra , ya
próxima á continuar. Estableció con la posible perfección
las comunicaciones por tierra , al mismo tiempo que la
navegación de la laguna de Valencia , utilísima á los pue
blos y no menos al ejército; se crearon parques, medios
de transporte y artillería de batalla ; se arreglaron los de
partamentos de Hacienda y de Cirugía ; se practicaron tra
bajos topográficos y estadísticos, aumentándose el precioso
depósito de noticias con que ya contaba este estableci -
miento.
La epidemia mortal que por entonces se desarrolló en
Valencia y otros puntos causó grandes males al tercer ba
tallón del Rey, venido á la sazón del reino . Apareció tam
bién la viruela con sus terribles consecuencias, pero á fa
vor de la actividad con que se procuró su extinción por el
Estado Mayor general , se consiguió que el efecto de estas
infecciones no fueran tan temibles como lo fueron en
Otras ocasiones.
366

Llegó por fin el mes de Diciembre , y con él la sequedad


de las sabanas , con tanta ansia esperada por nuestro ejér
cito para proseguir las hostilidades . El enemigo se había
conservado durante el invierno en San Fernando у San
Juan de Payara , adelantando hasta Camaguán y San
Jaime , cuando más, destacamentos de caballería en obser
vación de nuestras fuerzas. Las funciones de armas en
todo aquel tiempo fueron de tan poca consideración que
se redujeron á sólo escaramuzas con éxito alternado. A
juzgar por la presunción de los rebeldes , podía creerse
que la apertura de la campaña sería seguida de una acción
general al norte del Arauca . Tenían ellos, efectivamente,
sobre los años pasados algunas ventajas efectivas. Poseían
abundantes municiones de boca y de guerra , de vestuario,
armamento y artillería , recursos todos que por el canal de
Orinoco les suministraron las colonias vecinas , verdadero
foco de la guerra de Venezuela , con escandaloso agra
vio de la buena fe que debía guardarse entre potencias
amigas ( 1 ) .
« El primer corifeo de la revolución, esto es, el sedicioso
y sanguinario Bolívar ) , engrosó las fuerzas de Páez con
algún refuerzo que de Guayana condujo. Sedeño hizo pa
sar al Orinoco por Caburta á otra columna de infantería
con un cuerpo de caballería . Diversos rebeldes, en fin, se
replegaron sobre el grueso , que no pudo calcularse menor
de 1.200 infantes, 1.600 caballos y ocho piezas de artille .
ría , hasta el calibre de á 12. El campo general de la pre
tendida república estaba situado en las proximidades de
San Juan de Payara . Bolívar creaba húsares, dragones ,
guías, etc. , vestidos á la inglesa, con el vestuario segura .
mente desechado de las milicias locales de aquella nación ;
y para colmo de sus desatinos , formaba un batallón que
llamaba de Rifles, remedando los Riflemens británicos,

(1) Archivo de Indias.


367 -
colvidándose escribe un oficial de Estado Mayor nuestro)
de que el nombre colectivo de horda , era el que propia
mente pertenecía á semejante reunión de asesinos » . Aluci.
nados los llaneros con tales denominaciones, con aquellos
vestidos y manejos , se creían seguros a la derecha del
Apure, y aun decididamente victoriosos, si las tropas de
Su Majestad pasaban á aquel país. Esto no obstante, á
mediados de Diciembre, cuatro divisiones del ejército es
taban en plena marcha sobre la Portuguesa para reunirse
á fin de mes en el paso del Chorrerón .
Sufrió Morillo por aquellos días en Caracas una caída
de caballo tan fuerte, que imposibilitándole el movimiento
de la pierna izquierda, le obligó á guardar cama. Tomó
con este motivo el mando de aquel cuerpo el Mariscal de
campo D. Miguel de La Torre, compuesto de la vanguar
dia, 1.', 2.'y 5. divisiones, que aguardaban solamente el
alistamiento de algunos buques para emprender el paso
del Apure. La 5. división en su marcha combinada hacia
el bajo Apure , encontró un cuerpo enemigo de caballería ,
escogido y mandado por el afamado José María Angulo.
Resultado de este encuentro fueron la muerte de este ca
becilla, la de 40 rebeldes más y algunos prisioneros.
Muy pocos días antes tuvo lugar en las aguas de Cuma
ná un suceso no menos feliz y aun más importante. Seis
flecheras margariteñas bien tripuladas y armadas se acer:
caron á Punta de Araya. El Gobernador de aquella plaza
hizo alistar en un momento los buques menores existentes
en el apostadero y guarneciéndolos con tropa del batallón
de Granada, dispuso que el acreditado capitán D. José
Guerrero se hiciera á la vela el 20 de Noviembre. En la
misma tarde sostuvo sin suceso un pequeño combate. Al
siguiente día los alcanzó, y en menos de tres horas apresó
cinco, causándoles en su total una pérdida que excedió de
doscientos hombres, y quedando ocho cañones y número
crecido de armas, municiones y efectos en su poder,
- 368 -
Parecía , pues, que la campaña se anunciaba bajo los
más favorables auspicios. La jornada de Cariaco, la que
tuvo en su marcha la 5. división y las demás que se dejan
referidas, indicaban un porvenir en todos conceptus lison
jero. El Estado Mayor general salió de Valencia el pri
mer día del nuevo año de 1819 , y en pos de él seguían las
dos piezas de cañón habilitadas. Se detuvo algunos días
en villa de Cura y siguió después á Calabozo. Impaciente
Morillo por no hallarse á la cabeza del ejército, no podía
conformarse con su situación , y sin esperar al restableci
miento de su caída , se trasladó á Calabozo, llevando aún
abierta la herida de la pierna , accidente muy peligroso en
aquellos países.
Pocos días después marchó todo el Cuartel general con
el primer batallón de Valencey hacia San Fernando, pun
to en que se creían establecidas ya las tropas. En San An
drés se recibieron pliegos del general La Torre, anuncia
dores del paso del Apure con poca resistencia por parte de
los enemigos. Las tropas, decía, quedaban en posición á
la orilla derecha, y el enemigo, que se suponía en San
Juan de Payara , mantenía avanzadas delante de nuestro
campo. Al recibir el General en jefe estas noticias , forzó
la marcha, y en todo el día siguiente con parte de la no.
che llegó al memorable pueblo de San Fernando, que los
rebeldes habían incendiado al evacuarlo. El batallón de
Valencey pernoctó sobre Camaguán y se incorporó des.
pués. Expidiéronse desde San Andrés las órdenes más ter
minantes á los puntos donde era posible construir buques
de todos portes y todas las relativas al apresto de municio
nes para la nueva plaza en que debía erigirse San Fer
nando .
El 30 de Enero se pasó en la sabana inmediata revista
general al ejército , quedando el General en jefe muy sa
tisfecho de la exactitud y marcialidad con que maniobra
ron siete batallones , dos regimientos de caballería y algu
-- 369 -

nos escuadrones sueltos , en cuyos semblantes vió con ale


gría aquella expresión exterior que imprime la costumbre
de vencer y precede siempre á la victoria .
El 1. ° de Febrero en la tarde se pusieron las divisiones en
marcha hacia San Juan de Payara, llevando siete canoas ,
conducidas á cola de caballo para ejecutar el dificultoso y
atrevido paso del Arauca . Al anochecer de aquel día el
ejército acampó sobre la quebrada de la Enea , excepto la
división de vanguardia , que lo verificó en la de Burunda,
un poco más avanzada . El enemigo retiró un cuerpo de
200 caballos que tenía establecido en San Juan .
Continuó el ejército su marcha en aquella dirección , y
observado constantemente por partidas enemigas, llegó á
las doce del siguiente día . El pueblo estaba desierto . En sus
inmediaciones se reunieron las divisiones y siguieron en
buen orden por la extensa sabana en donde se presumía
hallar su grueso , pero ya con anticipación había repasado
el Arauca; de suerte, que hasta las orillas del río , que se en
contró á las dos de la tarde por el punto del Caujaral solo
se vieron las partidas de rebeldes que llevaban delante .
Acamparon las tropas de modo conveniente, mientras que
algunas compañías de cazadores mantenían el fuego con los
de la orilla opuesta para reconocer su posición . Los enemi
gos estaban atrincherados en el paso que defendían con
dos baterías guarnecidas de siete piezas . Se pasó el día
observando sus trabajos sin novedad , y lo mismo el si
guiente . Los rebeldes dispararon algunos tiros de cañón
sin causarnos la menor desgracia . El 3 fué reconocido un
paso oculto sobre nuestra derecha, distante media legua
del campo en la desembocadura del Apure seco ; y el ba
tallón del Infante que había quedado en San Juan , se in
corporó .
El ejército marchó en ademán de verificar el paso en
aquella noche por el paraje indicado y volvió a su antiguo
campo, en donde pasó el día . Entrada la noche se movie
TOMO I 24
370

ron las tropas nuevamente en la dirección del paso Marre


reño, durante cuatro leguas río arriba , dejando a los cara
bineros de la vanguardia sobre el Caujaral con objeto de
ocultar el movimiento, sosteniendo vivo fuego. La marcha
se verificó á campotraviesa, superando mil dificultades y
experimentando inevitables extravíos. Por fin , poco des
pués de salir el sol , se vió el ejército en el punto á que se
dirigía. Se reconoció el paso Marrereño y se encontró
atrincherado y defendido. Los rebeldes hicieron algún fue
go sobre el General y su comitiva en varios puntos de la
costa que se reconocieron; pero bien pronto fueron obliga -
dos á despejar la orilla opuesta por los certeros disparos
del batallón de Burgos desplegado en guerrillas.
Entretanto la columna de cazadores hacía una diversión
en el paso Real , y las dos piezas ligeras disparaban bala y
metralla sobre los atrincheramientos enemigos. Mandaba
en aquella parte el general La Torre . Mientras el fuego
se sostenía con empeño, arrojábanse al río las canoas por
el obstruído paso de Jobo que se tuvo que facilitar y dis
taba como medio cuarto de legua del principal. Del bata
llón ligero de Hostalrich fueron los primeros oficiales y
soldados que pisaron la orilla enemiga. Sucesivamente y
con actividad propia del caso , continuó pasando este cuer
po, verificándolo a la vez todos los nadadores de infantería
y caballería que tenía el ejército.
No habría en la ribera opuesta 500 soldados, cuando re
forzados los rebeldes con los llamados Húsares de la Guar
dia de Páez, con una fuerza de 1.000 hombres, los ataca
ron denodadamerte . Muchas veces fueron rechazados, y
sin embargo, persistían atrevidamente en su empeño; pero
castigada siempre su osadía, hubieron al fin de desistir y
nos dejaron continuar el paso tranquilamente. El 5 por la
tarde el ejército estaba en su totalidad a la derecha del río,
habiendo acampado sobre el nuevo paso del Rey, llamado
así desde que lo franqueó .
371

Preciso es confesar que esta arriesgada operación for


ma época entre las más memorables campañas de Vene
zuela , y que acaso la historia militar en todos tiempos no
presente un hecho que se le asemeje . Pasos de río se prac
ticaron en aquella época , cuya ejecución se consideró su
perior a la posibilidad humana . El del Danubio en la cam
paña de 1809 , es uno de los que más se han admirado , em :
pero el de Arauca tiene sin duda más carácter heroico y
más afortunado. En aquél sobraron los elementos de gue
rra que el arte señala para facilitarlo; y en éste faltaba
todo menos la resolución de obedecer al destino que impo
nía la necesidad de llevarlo á cabo . Preciso es tener en
cuenta los recursos de que por nuestra parte se disponía y
de los que podía valerse el enemigo para impedir nuestro
paso . Sólo esta comparación permitirá conocer y apreciar
el mérito de la empresa, la disciplina y arrojo de las tro
pas que tomaron parte en ella y el genio emprendedor del
General en jefe que la dirigió . Seis canoas pequeñas , ca
paces cuando más de admitir á su bordo veinticuatro hom
bres; una decisión que puede servir de ejemplo de herois
mo en todas las clases ; la actividad y destreza militar del
General, y últimamente aquel sublime anhelo de superar
obstáculos de la mayor magnitud, fueron los únicos me
dios de ataque con que contó nuestro ejército para forzar
el paso de un río de ciento veinte varas de latitud , defen
dido , y por un punto que distaba menos de tres leguas de
todo el grueso de los rebeldes; mientras ellos observando
grande extensión de sus orillas , vigilaban con cuidado
nuestros pasos y estaban en el caso de acudir oportuna
mente , como acudieron, al paraje en que se pretendiese
ejecutar el de las tropas . La intención , sin embargo, era
decidida y el valor lo realizó á viva fuerza .
Conservóse el ejército acampado un día . En el interin
se buscaba ganado y se reponían las tropas de sus pasadas
fatigas, para proseguir otras no menos penosas . El 7 em
372

prendióse la marcha sobre el Hato de las Piñas, y reco


rriendo las sabanas en que se creyó encontrar al enemigo,
llegó el 8 á Caujaral. Aún existía allíla población formada
por los rebeldes, sus baterías y atrincheramientos, y allí
también se encontraron abandonados muchos efectos de
guerra .
Mandó el General Morillo fortificar la gola de una de
las baterías enemigas y construir en la orilla izquierda un
atrincheramiento . Así quedó constituída una cabeza de
puente , que garantía el paso del río y abrigaba las canoas ,
equipajes, etc. , de que el ejército se desembarazo para ope .
rar. Ignorándose el paradero de los rebeldes, las tropas to.
maron posición, y en el mismo día se presentó una descu
bierta delante de nuestro campo, como de 200 hombres.
El comandante D. Antonio Ramos a la cabeza de su es.
cuadrón la cargó y arrolló inmediatamente, matando cua
renta hombres y tomando cinco prisioneros, siendo verda
deramente sensible la peligrosa herida de lanza que aquel
valiente jefe recibió .
El día 11 salió la vanguardia en reconocimiento de Ca
nofístola . Páez, aprovechándose de esta ocasión , cayó re .
pentinamente sobre ella con 1.200 caballos, con decidido
propósito de atacarla . Aquel cuerpo hizo alto y en buen
orden esperó la carga ; mas no atreviéndose los sediciosos
á darla se contentaron con ostentar su fuerza y destacar
algunas guerrillas. El ejército se puso en movimiento tan
luego como fué sentido el fuego; pero su presencia los
puso al momento en retirada . Todo el día se continuó per
siguiéndoles hasta el pueblo de Cunabiche, sin que á pe
sar de los esfuerzos que se hicieron se lograra comprome
terlos al combate . Huyeron á favor de sus excelentes y
descansados caballos, y nuestra compañía de explorado
res perdió dicho día siete hombres. Aquella noche llega
ron oficios de Caracas en que se participaba la llegada á
los Cayos de San Luis, en la isla de Santo Domingo, de
373

una expedición enemiga , fuerte de cuatro mil hombres,


formada de ingleses y franceses, habilitada en uno de los
puertos británicos contra nuestras posesiones . Al mismo
tiempo amenazaba la provincia de Barinas el rebelde Do.
nado Pérez por el alto Apure, y era también preciso pro
veer á su seguridad en extremo interesante , dada su loca.
lidad estratégica, su riqueza agronómica y su numerosa
población.
En tan crítica situación parecía harto dificultoso acor
dar una medida que sin envolver en sí la pérdida del te
freno acabado de ocupar, asegurase el país tranquilo y
productivo de la funesta invasión que se le preparaba. A
160 leguas del Golfo Triste; á más de ciento de cualquiera
otro punto de la costa y á la vista, en fin , del enemigo más
poderoso y temible de Venezuela , era ciertamente incon
cebible una deliberación que, abrazando tan distantes y
diversas ocurrencias, asegurase también nuestra opinión
y el distrito que á costa de tantas penalidades y riesgos se
había sujetado en la campaña . Sin embargo, Morillo con
su profunda perspicacia dominó la difícil situación y á
todo proveyó como exigía el decoro de las armas reales y
permitía nuestra situación. Las enérgicas y eficaces medi
das, propias de aquellas circunstancias, que adoptó, disi
paron el nublado de males, que según todas apariencias
parecía venir á descargar sobre el ejército y por conse
cuencia sobre aquel desolado país.
Los enemigos se distribuyeron en pequeños cuerpos des
pués de la persecución que sufrieron en Cunabiche, y esta
circunstancia unida a las antes expresadas hizo perder á
los nuestros toda esperanza de atraer á los rebeldes á una
acción general. Cuanto más que bien conocido era su pro.
pósito principal , consistente en fatigar inútilmente nues .
tras tropas con marchas y continuas alarmas por los ar
dientes arenales del Arauca . Penetrado Morillo de este
plan estratégico del enemigo, determinó evitar los males
374

que esta clase de guerra debía producir al ejército. En su


consecuencia retrocedió con gran acopio de ganado y ca
ballos , y llegó el 14 á Caujaral.
Desde este punto hizo marchar rápidamente la 5. divi.
sión sobre Nutrias para que continuara sucesivamente á
Barinas ó donde por aquella parte fuese necesaria. El ge
neral Latorre fué nombrado para el mando de estas tro
pas, llevando órdenes de activar la construcción de bu
ques en dicha provincia , cuyos montes y ríos ofrecen ex
celentes astilleros .
El primer batallón de Valencey con el primer escuadrón
de húsares se pusieron después en marcha para Calabozo ,
á las órdenes del brigadier D. Juan de Aldama, á quien se
le dieron terminantes prevenciones para acudir á donde el
interés del servicio exigiera la presencia de estas tropas.
Los húsares acantonados en el Sombrero y Camatagua
recibieron orden de estar dispuestos para salir al primer
aviso del General en jefe hacia el punto amenazado de la
costa ; y lo mismo la columna de Arana para estar en ob
servación de Barcelona y valles de Tuy. Otras órdenes se
expidieron también relativas a la alarma de los pueblos
cercanos al mar en el caso de que la expedición enemiga
amenazase invadirlos.
Subdividido así el ejército por las imperiosas circuns
tancias referidas, quedó formado en su mayor parte de
tropas del país en el Apure, y Morillo juzgó muy necesario
permanecer á su frente para que no decayese entre ellas
la confianza que su presencia les inspiraba . Dadas las ór
denes competentes para que sobre las ruinas de San Fer
nando se erigiese una fortificación capaz de hacer infruc.
tuosas las tentativas de los enemigos contra el cuerpo de
tropas que debía invernar en aquel punto; guarnecidas su
ficientemente las canoas, y hechas las demás prevenciones
necesarias para que siguiesen río arriba hasta el paso de
Juan Mateo, en que se pensaba repasar, dejó el ejército el
– 375 -

Caujaral y marchó con lentitud hasta los pingües hatos del


Mercure é inmediatos , recogiendo las emigraciones que
divagaban por los montes y pasando a la izquierda del
Arauco todo el ganado y caballos 'que iban encontrando ,
llegando por fin al paso indicado después de repasar el río
sin novedad .
Pensó desde entonces Morillo en hacer recorrer el país
y dominarlo con fuertes cuerpos de caballería , á cuyos
jefes instruyó prudentemente de la conducta moderada
que debían observar y hacer observar á su tropa con los
habitantes que vagaban por los montes. En su consecuen
cia salieron escuadrones que se derramaron en todas di
recciones y discurrieron por todos los puntos. Fueron á
Orichuna, Villtaroa , Achaguas y otras partes y en todas
recogieron considerable número de familias, en cuyos sem .
blantes se veía retratada la miseria y la barbarie bajo la
cual habían gemido desde que la fuerza en unos y los com
promisos en otros los habían distraído del paternal domi
nio de S. M. Nada se perdonó para inspirarles confianza ,
tratándolos como á infortunados hermanos para hacerles
olvidar las pasadas desdichas .
Después de algunos días de descanso , el Cuartel general
en 8 de Marzo llegó á Achaguas , como punto céntrico del
cajón de Apure, y en el que se debía permanecer para do
minarlo . Con su presencia respiraron tranquilamente
aquellos habitantes , y las tropas reales que tan temibles y
vejatorias les habían pintado los facciosos, las considera
ron después como necesarias para conservar sus vidas , sus
derechos, su honor y sus propiedades . Es indecible el
esmero y celo que el general Morillo desplegó para mejo
rar la suerte de tanta víctima inocente de la revolución ,
de tantas viudas y huérfanos como buscaban un asilo
seguro en nuestros pabellones. Su humanitaria conducta ,
la justicia y desinterés que brillaron en todas sus acciones ,
echaron por tierra las armas de muchos enemigos que,
– 376

deponiéndolas espontáneamente , se presentaron á disfru


tar de la clemencia y del sosiego con que les brindaba.
Interin el ejército permaneció en Achaguas , el 2.0 bata
llón de Valencey , con un escuadrón de carabineros, ocupó
el trapiche de la Gamarra , distante seis leguas al E. de
aquel pueblo . No podía ocultarse á los rebeldes la atinada
colocación de nuestras fuerzas en un país en que, como
naturales , eran tan prácticos en él ; y así espiaban con
facilidad todos nuestros movimientos . Bolívar , que á la
sazón había vuelto de Guayana con algún refuerzo , fué
instruído minuciosamente de ellos, y concibió la esperanza
de batirnos en detall por medio de una marcha rápida y
oculta . Reunido á Páez pasó el Arauca , y con 2.500 hom
bres, entre ellos 400 aventureros ingleses , cayó sobre el
Trapiche indicado en la mañana del 28 , resuelto á pose
sionarse de él y seguro de lograrlo . El coronel D. José
Pereira mandaba aquel punto y disponía solamente de
226 infantes y go carabineros ; porque el resto de su bata .
llón cubría otros puestos distantes . Decidido este exiguo
número á dejar en buen lugar el honor de las armas reales
y su reputación militar , esperó con tranquilidad admira
ble al enemigo y opuso resistencia tan fuerte y heroica
como no pudo éste imaginarse . Tres ataques sucesivos y
simultáneos hicieron con la mitad de sus fuerzas , y en
todos fueron rechazados y puestos á bayonetazos en ver
gonzosa fuga . No bajó su pérdida de 300 hombres entre
muertos , heridos y ahogados, dejando en nuestro poder,
para testimonio del triunfo , cuatro oficiales y 25 prisione
ros, buen número de fusiles y otros efectos de guerra. Pe.
reira no se descuidó en participar su situación al General
en jefe, quien considerándola crítica , partió rápidamente
hacia el punto atacado por la dirección más corta ; pero
sabiendo sobre la marcha que aquel jefe se replegaba con
los heridos por la derecha del Apure seco , retrocedió
también para que con facilidad se le uniera en Achaguas.
377

Ignorábanse los ulteriores movimientos del enemigo; y


la 5. división , que volvía de la provincia de Barinas, des
pués de desaparecer los que la amagaban , estaba muy
próxima. Era , por tanto, preciso esperarla, pero no expo
perla á una desgracia que fácilmente podía sucederle , si
buscando a los rebeldes hacia sus posiciones, tomaban por
casualidad distinta dirección y tropezaban con ella . Tan
fundados recelos detuvieron al General en Achaguas algu
nas horas, y quizá en esta ocasión debieron ellos su salva
ción á providencias verdaderamente militares.
Reconcentrado el ejército, se puso en movimiento el 29,
dirigiéndose al sitio de la acción para buscar al enemigo
por sus mismas huellas, único recurso que de averiguar su
marcha quedaba. Algunos trozos de caballería se dejaron
ver en el mismo día, observándonos, aunque desde lejos.
El 1. de Abril se supo por sus desertores que el grueso de
los insurgentes estaba a la derecha del Arauca, y que
reinaba el mayor descontento general entre los alucinados
ingleses, á quienes atrajo a aquellos países su insaciable
sed de oro .
El 5 , por la tarde , se presentaron los escuadrones ene
migos delante de nuestro campo , inmediato al paso de las
Cocüisas. Tan osado movimiento y la hora en que lo eje
cutaron , persuadió desde luego al General de que no que
rían empeñarse, como en efecto sucedió. Cargados por la
caballería de la vanguardia y el regimiento de dragones de
Fernando VII , replegáronse al trote largo durante hora y
media con alguna pérdida. La noche puso fin á su perse
cución , y estaba tan obscura , por desgracia , que no per
mitió a los nuestros observar su dirección . Nuestras co
lamnas siguieron tras ellos hacia el Oeste en prolongación
del río y como á tiro de fusil de su orilla izquierda , sal
vando cualquiera emboscada que pudieran haber prepara
do. A poca distancia se reconoció, en efecto, por nuestras
partidas la infantería enemiga apostada a la margen dere
- 376 -
deponiéndolas espontáneamente, se presentaron á disfru
tar de la clemencia y del sosiego con que les brindaba .
Interin el ejército permaneció en Achaguas , el 2.° bata
llón de Valencey, con un escuadrón de carabineros, ocupó
el trapiche de la Gamarra , distante seis leguas al E. de
aquel pueblo. No podía ocultarse á los rebeldes la atinada
colocación de nuestras fuerzas en un país en que, como
naturales, eran tan prácticos en él ; y así espiaban con
facilidad todos nuestros movimientos. Bolívar, que á la
sazón había vuelto de Guayana con algún refuerzo, fué
instruído minuciosamente de ellos, y concibió la esperanza
de batirnos en detall por medio de una marcha rápida y
oculta. Reunido á Páez pasó el Arauca, y con 2.500 hom
bres, entre ellos 400 aventureros ingleses, cayó sobre el
Trapiche indicado en la mañana del 28, resuelto á pose
sionarse de él y seguro de lograrlo. El coronel D. José
Pereira mandaba aquel punto y disponía solamente de
226 infantes y go carabineros; porque el resto de su bata .
llón cubría otros puestos distantes. Decidido este exiguo
número á dejar en buen lugar el honor de las armas reales
y su reputación militar, esperó con tranquilidad admira
ble al enemigo y opuso resistencia tan fuerte y heroica
como no pudo éste imaginarse. Tres ataques sucesivos y
simultáneos hicieron con la mitad de sus fuerzas, y en
todos fueron rechazados y puestos á bayonetazos en ver
gonzosa fuga. No bajó su pérdida de 300 hombres entre
muertos, heridos y ahogados , dejando en nuestro poder,
para testimonio del triunfo , cuatro oficiales y 25 prisione
ros, buen número de fusiles y otros efectos de guerra . Pe.
reira no se descuidó en participar su situación al General
en jefe, quien considerándola crítica , partió rápidamente
hacia el punto atacado por la dirección más corta ; pero
sabiendo sobre la marcha que aquel jefe se replegaba con
los heridos por la derecha del Apure seco , retrocedió
también para que con facilidad se le uniera en Achaguas.
377

Ignorábanse los ulteriores movimientos del enemigo ; y


la 5.' división , que volvía de la provincia de Barinas, des
pués de desaparecer los que la amagaban , estaba muy
próxima. Era, por tanto , preciso esperarla, pero no expo
nerla á una desgracia que fácilmente podía sucederle , si
buscando a los rebeldes hacia sus posiciones, tomaban por
casualidad distinta dirección y tropezaban con ella . Tan
fundados recelos detuvieron al General en Achaguas algu
nas horas, y quizá en esta ocasión debieron ellos su salva
ción á providencias verdaderamente militares.
Reconcentrado el ejército, se puso en movimiento el 29,
dirigiéndose al sitio de la acción para buscar al enemigo
por sus mismas huellas , único recurso que de averiguar su
marcha quedaba. Algunos trozos de caballería se dejaron
ver en el mismo día , observándonos, aunque desde lejos.
El 1." de Abril se supo por sus desertores que el grueso de
los insurgentes estaba a la derecha del Arauca , y que
reinaba el mayor descontento general entre los alucinados
ingleses, á quienes atrajo a aquellos países su insaciable
sed de oro .
El 5, por la tarde , se presentaron los escuadrones ene
migos delante de nuestro campo, inmediato al paso de las
Cocüisas. Tan osado movimiento y la hora en que lo eje
cutaron, persuadió desde luego al General de que no que
rían empeñarse, como en efecto sucedió. Cargados por la
caballería de la vanguardia y el regimiento de dragones de
Fernando VII , replegáronse al trote largo durante hora y
media con alguna pérdida. La noche puso fin á su perse
cución, y estaba tan obscura, por desgracia , que no per
mitió á los nuestros observar su dirección . Nuestras co
lumnas siguieron tras ellos hacia el Oeste en prolongación
del río y como á tiro de fusil de su orilla izquierda , sal
vando cualquiera emboscada que pudieran haber prepara
do. A poca distancia se reconoció, en efecto, por nuestras
partidas la infantería enemiga apostada a la margen dere
- 376 -
deponiéndolas espontáneamente, se presentaron á disfru
tar de la clemencia y del sosiego con que les brindaba.
Interin el ejército permaneció en Achaguas , el 2.° bata
llón de Valencey, con un escuadrón de carabineros, ocupó
el trapiche de la Gamarra , distante seis leguas al E. de
aquel pueblo. No podía ocultarse á los rebeldes la atinada
colocación de nuestras fuerzas en un país en que, como
naturales, eran tan prácticos en él ; y así espiaban con
facilidad todos nuestros movimientos, Bolívar, que á la
sazón había vuelto de Guayana con algún refuerzo, fué
instruído minuciosamente de ellos , y concibió la esperanza
de batirnos en detall por medio de una marcha rápida y
oculta . Reunido á Páez pasó el Arauca , y con 2.500 hom
bres, entre ellos 400 aventureros ingleses , cayó sobre el
Trapiche indicado en la mañana del 28 , resuelto á pose
sionarse de él y seguro de lograrlo. El coronel D. José
Pereira mandaba aquel punto y disponía solamente de
226 infantes y go carabineros; porque el resto de su bata .
llón cubría otros puestos distantes. Decidido este exiguo
número á dejar en buen lugar el honor de las armas reales
y su reputación militar , esperó con tranquilidad admira
ble al enemigo y opuso resistencia tan fuerte y heroica
como no pudo éste imaginarse. Tres ataques sucesivos y
simultáneos hicieron con la mitad de sus fuerzas, y en
todos fueron rechazados y puestos á bayonetazos en ver
gonzosa fuga. No bajó su pérdida de 300 hombres entre
muertos, heridos y ahogados , dejando en nuestro poder,
para testimonio del triunfo, cuatro oficiales y 25 prisione
ros, buen número de fusiles y otros efectos de guerra. Pe
reira no se descuidó en participar su situación al General
en jefe, quien considerándola crítica , partió rápidamente
hacia el punto atacado por la dirección más corta ; pero
sabiendo sobre la marcha que aquel jefe se replegaba con
los heridos por la derecha del Apure seco , retrocedió
también para que con facilidad se le uniera en Achaguas.
- 377 -
Ignorábanse los ulteriores movimientos del enemigo ; y
la 5. división , que volvía de la provincia de Barinas , des
pués de desaparecer los que la amagaban , estaba muy
próxima. Era , por tanto , preciso esperarla, pero no expo
Derla á una desgracia que fácilmente podía sucederle , si
buscando a los rebeldes hacia sus posiciones, tomaban por
casualidad distinta dirección y tropezaban con ella . Tan
fundados recelos detuvieron al General en Achaguas algu
nas horas, y quizá en esta ocasión debieron ellos su salva
ción á providencias verdaderamente militares.
Reconcentrado el ejército, se puso en movimiento el 29,
dirigiéndose al sitio de la acción para buscar al enemigo
por sus mismas huellas, único recurso que de averiguar su
marcha quedaba. Algunos trozos de caballería se dejaron
ver en el mismo día, observándonos, aunque desde lejos.
El 1. de Abril se supo por sus desertores que el grueso de
los insurgentes estaba á la derecha del Arauca, y que
reinaba el mayor descontento general entre los alucinados
ingleses, á quienes atrajo á aquellos países su insaciable
sed de oro.
El 5, por la tarde, se presentaron los escuadrones ene
migos delante de nuestro campo, inmediato al paso de las
Cocüisas. Tan osado movimiento y la hora en que lo eje
cutaron, persuadió desde luego al General de que no que
rían empeñarse, como en efecto sucedió. Cargados por la
caballería de la vanguardia y el regimiento de dragones de
Fernando VII , replegáronse al trote largo durante hora y
media con alguna pérdida. La noche puso fin á su perse
cución, y estaba tan obscura, por desgracia , que no per
mitió á los nuestros observar su dirección . Nuestras co
lumnas siguieron tras ellos hacia el Oeste en prolongación
del río y como á tiro de fusil de su orilla izquierda , sal
vando cualquiera emboscada que pudieran haber prepara
do. A poca distancia se reconoció, en efecto, por nuestras
partidas la infantería enemiga apostada á la margen dere
378
cha y rompió sobre ellas vivísimo fuego. El 2.' batallón de
Valencey correspondió con acierto, y la artillería á metra
lla lo acabó de apagar tan presto como principió á jugar.
Las canoas que poco antes facilitaron el paso de aquel
río, no pudieron remontar el Caño de Apure Seco y su
destrucción fué consecuencia precisa de tal imposibilidad .
Bien hubiera querido el General pisar otra vez los llanos
que median entre el Arauca y Orinoco, mas la falta de
medios con que allanar los obstáculos que se oponían á
sus deseos, no se podía de ningún modo vencer.
Los enemigos desde entonces no volvieron á presentar
se y aun desistieron de la guerra de partidas que antes nos
habían hecho. El ejército dió la vuelta á sus acantona
mientos de Achaguas, y después que las tropas descansa
ron en ellos de sus fatigas, se movió nuevamente, reco
rriendo el país hasta el Yagual y volviendo á situarse en
el centro del Cajón con más de 4.000 reses y número con
siderable de caballos.
Mientras el ejército operaba del modo referido, el co
ronel D. Juan Juez emprendía con dos escuadrones de
húsares sus operaciones contra los cantones de Zaraza,
Rengifo y Urquiola en el llano superior, logrando por me
dio de marchas forzadas sorprender y deshacer gruesas
partidas de enemigos. Zaraza se dirigió con sus restos ha
cia el valle de Pasaca . Juez marchó sobre él , y aunque lo
gró destruir algunos de sus destacamentos, no le fué posi
ble alcanzarlo . Sin embargo, no pudieron libertarse de
esta correría el titulado coronel Nuño Ladrón de Guevara
y veinticinco más que cayeron prisioneros; perdieron bas
tantes armas y caballos que dejaron en nuestro poder; se
destruyeron sus rochelas y se tomaron 150 mujeres y mu
chachos, que Juez envió á los pueblos del interior.
La 3. división disponía su campaña del modo que que
da referido; mas nuevos acontecimientos la encaminaron
por nuevas direcciones. El rebelde Santander incorporó
- 379 -

todas sus fuerzas y engrosándolas con cuantos habitantes


pudo haber, dejó á Casanare, y con 1.400 caballos , 1.200
infantes y 1.000 fusiles de repuesto , se adelantó sobre la
cordillera hasta situarse en las orillas del Pauto , sin duda
con el objeto de impedir la entrada de nuestras tropas en
el llano, ó penetrar en aquella dirección si se movían por
otra parte . Posesionados de Lapatosa y Chameza hacían
frecuentes incursiones en el valle de Miraflores y Pueblo
Viejo , incomodando nuestros destacamentos , siendo por
todos conceptos muy perjudicial su permanencia en aque
llos puestos. Por estas razones se pensó en obligarlos á
desalojarlos. Al efecto se formaron dos columnas que lo
graron sorprenderles, tomándoles cincuenta prisioneros ,
uno de ellos el feroz comandante Francisco César , que
sublevó á San Martín, muchos fuertes y otros efectos.
Abandonó el enemigo á Lapatosa á la aproximación de
dichas columnas, dejando en poder de ellas más de otros
cincuenta prisioneros, 300 reses y abundantes almacenes
de boca. Luego que la expresada 3.* división se hubo pro
visto de aquellos artículos más indispensables, en cuya in
corporación dejó pasar considerable parte del tiempo más
á propósito para operar, salió por fin de Tunja y descen
dió al llano el 8 de Abril, arrollando algunos destacamen
tos enemigos y tomándoles sus caballos . El 9 alcanzó á
Pore , observada siempre por gruesas partidas , á las que
sucesivamente tuvo que atacar en su marcha. Con más
fuerzas que nunca , se le opusieron los rebeldes en diferen
tes pasos de ríos, quebradas y cejas de monte que con fre
cuencia se encuentran en el camino que conduce á la La
guna , venciendo siempre en todos estos obstáculos . Al lle
gar al Hato del Palmar se vió á los enemigos reunidos á
la extremidad opuesta de aquella inmensa sabana, pero en
cuanto observaron la proximidad de nuestras tropas , se
pusieron en movimiento hacia la Trinidad , sin poder dar
les alcance por la mucha distancia á que se hallaban y de
- 380
clinar ya el día . Por un paisano que se pudo haber, se
supo que el enemigo había experimentado considerable
deserción ; y aunque parecía conveniente perseguirlo para
causarle mayores bajas, fué imposible á la división ejecu
tarlo ni salir de las inmediaciones de Pore hasta el 17 por
las abundantes lluvias de aquellos días. Repasó después el
Pauto y el 18 acampó á las márgenes del Toraria; y
aunque debían continuar hasta la confluencia de este
río con el de Crabo para caer sobre el enemigo, lo im
pidió, desgraciadamente, la inundación general de aquella
campiña.
La caballería rebelde, aunque nunca se comprometía á
la pelea , estaba siempre en observación, y era de temer
que en uno de aquellos prolongados aguaceros, aprovecha
se los momentos en que nuestra infantería no pudiese usar
sus fuegos. Estos recelos, las aguas que lejos de cesar se
iban aumentando, y el estado intransitable del país por el
caudal de los caños, hicieron necesario abandonar el llano .
En suma, esta división volvió á la sierra sin haber podido
batir á los rebeldes, y después de dejar cubiertas con in .
fantería las avenidas de Suata , Paya y otras , pasó la caba
llería á Sogamoso .
Reunidos posteriormente los rebeldes en Moncote, ame
nazaron á Paya , y fué preciso destacar tropas para desalo
jarlos de sus posiciones, reforzando al mismo tiempo con
dos compañías los valles de Miraflores y Tubia , por si
amenazando el centro, dirigían su ataque principal hacia
aquel flanco de nuestra línea. Este movimiento no pudo
evitar que el 24 de Abril sorprendieran el pequeño desta
camento de las Salinas, á causa de la poca vigilancia del
oficial que lo mandaba , pero también es preciso confesar
que su origen lo tuvo en la falta de dejar franca é in
observada la entrada de la sierra por el camino de Sacama.
Ultimamente penetraron hasta la Capilla de Tenza, en
cuyo partido cometieron toda clase de robos, asesinatos y
- 381
atrocidades. Con este motivo marcharon en su persecu .
ción fuerzas capaces para escarmentarlos, y el aventurero
Raynal, que venía á su cabeza, fué hecho prisionero con
cuarenta y cinco más de su partida.
Nacieron al mismo tiempo en el riñón de la provincia
del Socorro y en las inmediaciones de Guadalupe algunas
partidas reducidas que formaron descontentos y malhecho
res. Dos compañías del Tambo lograron escarmentarlos en
su origen , quedando por tanto en calma todo el interior
del Nuevo Reino de Granada .
En el mes de Marzo apareció en las aguas de Cumaná
la escuadrilla enemiga , compuesta de ocho buques mayo
res, y el revolucionario Bermúdez, que hasta entonces ha
bía permanecido en Maturín , descendió de las montañas y
bajó á Cumanacoa con todas sus fuerzas reunidas. En
aquellos mismos días arribó á Margarita una expedición
de extranjeros, compuesta de 1.500 hombres al servicio de
los rebeldes. Todas estas circustancias y las hogueras ob
servadas en la cima del Cerro del Imposible, lo mismo que
los movimientos particulares vistos en los enemigos de tie
tra; sus fuerzas de mar, abordando la rada de Santa Fe ,
á sotavento de Cumaná, todo esto anunciaba un próximo y
combinado ataque contra aquella plaza, cuya guarnición
contaba con solo veinticinco días de víveres . Su Goberna
dor hizo salir para la Guayra la corbeta Ninfa , de la arma
da de S. M. con una goleta de guerra en solicitud de ra
ciones; y mientras tanto se trabajaba con actividad en pre
parar una defensa obstinada, reduciendo la línea de su
fortificación á un punto más pequeño. En esta situación
desapareció de repente la escuadrilla rebelde el 4 de Abril ,
y sus fuerzas terrestres volvieron á ocupar sus antiguas
posiciones. Cumaná fué proveída de víveres el 16 y quedó
capaz de una resistencia larga y vigorosa contra cualquier
número de contrarios. La escuadrilla Real , aumentada en
su viaje al puerto de la Guayra por el Capitán general , se
382

hizo á la vela en busca de la enemiga con ánimo de batir


la , encontrándola anclada en los puertos de Juan Griego y
Pampatar de la isla Margarita, bajo las fuerzas de tierra ,
у dió la vuelta al de Cabello. Un bergantín de guerra in
glés, llegado de Margarita á Cumaná, aseguró la existen
cia de la expedición referida, y otro buque de la misma
nación , que fondeo en la Guayra, procedente de la Barba
da , la confirmó más y más, manifestando venía encargada
por su Almirante de asegurar y salvar las propiedades bri
tánicas,
Tantos avisos alarmaron al Gobierno, y á prevención
de lo que pudiera ocurrir, pasó á la Victoria el primer ba
tallón de Valencey con dos escuadrones de húsares; se for
maron compañías urbanas en los pueblos y se cometió el
mando de todas las fuerzas existentes en los valles de Ara.
gua al brigadier Aldama . La columna á las órdenes del
comandante D. Eugenio de Arana , después de practicar
marchas penosísimas sin otra subsistencia que la de maíz
tostado, pudo al fin sorprender algunas partidas de rebel
des de las que merodeaban en el alto llano . Una de ellas
fué la del nombrado Negrito, que murió en el combate con
otros de sus partidarios. Este inhumano cabecilla había
sacrificado más de 300 víctimas á su furor revolucionario,
y su memoria no podrá nunca borrarse de la de aquellos
desgraciados habitantes. Quizá no quedaría una familia en
cuyo seno dejase de introducir el luto, las lágrimas y el
desconsuelo , sin más delito que el de contar en su número
alguna hija hermosa ó vestir camisa de buen listado. La
muerte de semejante fiera y la marcha ejecutada por las
tropas Reales restablecieron el orden en aquellos pueblos
y vivificaron el espíritu de sus habitantes. Los belicosos
indios caribes de Chapanapa salieron de sus montañas en
grupos á encontrarlas y ofrecerlas su pobreza, debiendo á
la espesura de aquéllas la conservación de su vida. En
esta correría tuvo Arana órdenes terminantes del Gober
- 383
nador de Cumaná, jefe de su división , para situarse en el
pueblo de Piritú, con el doble objeto de proteger a Barce
lona y atender á los pobladísimos valles del Tuy, si los
enemigos amenazaban con su desembarco en alguno de
aquellos puntos. Se estableció , en efecto, el 24 de Marzo,
pero habiendo desaparecido los buques piratas, y no ofre
ciendo el país recurso alguno de subsistencia para las tro
pas, volvió á Quoto el 14 de Abril, desde donde también
estaba pronto para acudir oportunamente á cualquier pa
raje de la costa .
Recibía el General Morillo en Achaguas las noticias de
estas novedades, sin manifestar en su semblante el menor
cuidado ni contrariedad por ellas. Confiaba en los efectos
que debían producir sus previsoras medidas, y no quería
evacuar el Cajón y llanos de Apure, con cuya ocupación
tanto molestaba á los rebeldes. Así es, que sin despreciar
los avisos, trató de permanecer en aquellos puntos hasta
que la entrada de las aguas ú otro motivo poderoso le im
pusiese la necesidad de dejarlos. Era preciso sacar fruto
de los trabajos que el ejército había sufrido, y no le pare
cía decoroso alejarse de las riberas del Apure sin antes de
jar asegurado el más principal de sus pasos y la subsisten
cia para el invierno, principalmente en punto á carnes .
El 25 quedaron concluídas las obras de fortificación de
San Fernando, siendo de admirar el incansable celo con
que trabajó en ellas el teniente coronel graduado, capitán
de ingenieros y ayudante del Estado mayor general, don
Francisco Preyrlen .
El enemigo, después de los últimos encuentros, no vol
vió á presentarse y nos dejó en tranquilidad para dominar
el país y aprovechar sus recursos. En este período de inac
ción engrosaron diariamente nuestras filas muchos de los
que seguían el estandarte de la rebelión : se presentaron
también numerosas familias; se sacaron otras muchas de
lo más escondido de los montes ; se pasaron millares de
- 384 -

reses a la izquierda del Apure ; se remontó nuestra caba


llería y se acrecentaron sus escuadrones . Las aguas prin
cipiaban ya á anunciarse; los caños se llenaban y las en
fermedades debían seguir á los primeros rebalses. Las llu
vias son copiosísimas en aquel país, y el bajo Apure debía
quedar muy en breve del todo impracticable. Bolívar se
había dirigido hacia la provincia de Barinas con fuerzas
de consideración . Otras gruesas partidas de enemigos, que
habían pasado por Orichana , interceptaban la comunica
ción de San Fernando con la plaza de Calabozo, en que
estaban establecidos los almacenes . Todos estos motivos
reunidos movieron al General á abandonar desde luego
aquel país enfermizo y á establecer el ejército en puntos
más saludables .
El 25 marchó para Nutrias el batallón ligero de Barinas
y una compañía de dragones leales correspondientes a la
5. división . El batallón del Infante D. Francisco de Paula ,
una compañía de Burgos y otra de Hostalrich pasaron á
San Fernando destinados á su guarnición. La totalidad de
estas tropas ascendía á 600 plazas , fuerza que se consi
deró necesaria para la defensa de aquel importante punto.
La división de vanguardia tuvo el encargo de proveer de
carnes á dicha guarnición , y su Comandante general el es
pecial de continuar á Guadarrama después de haberla
abastecido, abierto la comunicación con Calabozo y reco .
rrido las inmediaciones de Guayabal y Camaguán , en que
se habían interpuesto las partidas enemigas. Morillo con
el resto del ejército dejó también á Achaguas el 30. El 1.9
de Mayo acampó muy temprano sobre el Apure , y á las
dos de la tarde del siguiente día ya lo había repasado por
el caño de Ruendes . Continuó marchando hasta el hato de
Puntabrava, en cuyo punto se subdividieron nuevamente
el 7. La plana mayor con la segunda división y un escua
drón del país siguieron á Guadarrama ; y el primer batallón
de Navarra con los demás cuerpos correspondientes a la s .'
- 385 -

división , se dirigieron por Pueblo Nuevo, Nutrias y Santa


Lucía al de Santa Rosa . El coronel segundo jefe de Esta
do Mayor general D. Juan Cini tuvo el encargo de condu
cir estas tropas , y luego que las entregó al Comandante
general de la división á que correspondían, volvió a Cala
bozo por Guanare y San Carlos. Llegó el General en jefe
á Calabozo el 12 , dejando distribuídas sus órdenes para
edificar en Guadarrama un pequeño fuerte , que guarne .
cido por una compañía del batallón del Infante D. Fran
cisco de Paula , quedó encargado de proteger la navega
ción del Portuguesa . La 2. división , después de haber pa
sado el Baúl y permanecido seis días en aquel pueblo, con .
tinuó su marcha y llegó el 28 al Cuartel general .
Los ingleses llegados á Margarita permanecieron en
aquella isla sin emprender cosa alguna . Los escuadrones
que ocuparon los valles de Aragua con aquel motivo , vol .
vieron á Camatagua para estar a la vista del llano superior,
y el primer batallón de Valencey pasó á guarnecer la capi
tal de estas provincias en reemplazo del 2.° de Navarra ,
que por los valles del Tuy fué á reforzar la columna del
comandante Arana .
La provincia de Barcelona , por su situación geográfica
• respecto de las de Guayana y Margarita , parecía ser el
blanco de los rebeldes en el próximo invierno por las venta
jas que les ofrecía . Conociéndolo así el General y no satis
fecho del todo de las medidas tomadas sobre el particular ,
dispuso que el 2 .. batallón de Valencey con dos escuadro
nes del naciente regimiento de Lanceros de la Reina mar
chase á Chaguaramas con orden de llegar hasta San Diego
de Cabruta , ó pasar más adelante , si fuese necesario, para
batir los rebeldes que constantemente han asolado aquel
llano. Esta columna , á las órdenes del coronel Pereira,
fuerte de goo infantes y 200 caballos, la que tenía á su
cargo el acreditado Arana y el 2. batallón de Navarra , de
bían asegurar de una vez las llanura's de Barcelona y des
TOMO I 25
– 386 -
truir cualquier proyecto que sobre la misma provincia pu .
dieran concebir los enemigos .
Establecido en Calabozo el General Morillo, daba im
pulso á los negocios , de cuyo despacho se había en parte
separado durante la campaña ; y recibía noticias de todos
los puntos de su distrito, como las tuvo en efecto bien sa
tisfactorias del Istmo de Panamá y llano de Barcelona. En
estas dos extremidades, por decirlo así, de la América me.
ridional , tuvieron lugar dos jornadas interesantes en su
respectiva línea .
La expedición que dejamos apuntada en los Cayos de
San Luis, conducida por el aventurero Mac-Gregor, aun
que muy disminuída en su número , se presentó en Porto
belo hostilizando aquella costa , abordándola por fin , for
malizando su desembarco y ocupando sin oposición la pla
za el día 10 de Abril . El Comandante general del Istmo
trabajó con actividad para ponerse en condiciones de arro
jar de su territorio aquel enemigo; y reuniendo todas sus
fuerzas cayó sobre él en la mañana del 30. Bien poco duro
la indecisión del combate . Aquellos miserables aventure
ros, arrastrados por la fatalidad y encerrados en los casti
llos, hubieron de impetrar para salvar sus vidas la genero
sidad de las tropas Reales, después de haber sufrido una
pérdida de consideración . Sesenta coroneles y oficiales de
todas graduaciones, con más de cuatrocientos hombres, se
rindieron á discreción , dejando en nuestro poder cuantos
efectos de guerra habían desembarcado, siendo de admi
rar que entre todo este número y el de noventa muertos y
sesenta heridos que tuvieron no se encontró siquiera me
dia docena de hispano-americanos. Los transportes de esta
expedición picaron los cables y á favor del viento pudo
salvarse en ellos Mac -Gregor con muy pocos de los suyos.
Este feliz acontecimiento restableció el sosiego en aquella
extrema parte del distrito del ejército.
En el pueblo de San Diego de Cabruta se reunieron á

1
387

principios de Junio los titulados generales rebeldes Mari


ño, Cedeño, Monagas y Rojas con 1.300 hombres, entre
ellos 400 de caballería, procedentes de Guayana , Maturín y
.

pueblos situados sobre el Orinoco. La columna del coman


dante Arana , fuerte de 600 infantes y 100 caballos muy
endebles , estaba en movimiento hacia Santa María de Ipi .
re ; y por algunos prisioneros que hizo, supo que los sedi
ciosos se proponían hostilizarla , sin duda para ponerse en
comunicación con los de Margarita y emprender , después
de la posesión de la provincia de Barcelona , la ocupación
de los valles de Tuy. Hállase San Diego situado en el cen
tro de una inmensa llanura , y Arana no podía creer con
seguir ventajas contra aquellos enemigos, como no las ad
quiriese por sorpresa . Informado de que en el Pao tenían
empotrerados 600 caballos, custodiados por doscientos
hombres, pensó en el modo de tomárselos, montando en
ellos muchos excelentes jinetes que al efecto llevó , provo
cando así al combate aquel grueso de facciosos. Marchó ,
pues , con rapidez sobre el Pao ; pero cuando llegó el día 10
á él , supo que habían evacuado el puesto con noticia de su
aproximación , llevándose los caballos . Viendo sus espe
ranzas frustradas, contramarchó hacia el Chaparro, y el
12 tropezó con un escuadrón enemigo que se empeñaba en
embarazarle su marcha . Observó al mismo tiempo que ,
como á tiro de cañón y en el declive de una loma , estaban
tres escuadrones más, formados con una gruesa columna
de infantería . Calculando con prudencia su situación , com
prendió que en aquel lugar no le convenía combatir, y
procuró atraerlos a otro que le ofrecía ventajas , Cargado
constantemente en su retirada , la pudo hacer sin embargo
con el mayor orden hasta las márgenes del Güere, que dis
taba una legua larga. Allí tomó posición y , resuelto á espe
rar á los enemigos , encerró en el cauce seco de aquel río los
soldados bisoños, su bagaje y la caballería harto fatigada.
Momentos después llegó la infantería contraria , trabán
388 -

dose obstinado y sangriento combate. Ocho veces fué car


gado denodadamente ; algunas avanzaron los rebeldes has
ta arrancar bayonetas de nuestras filas, pero todas tuvie
ron que ceder á su prodigiosa firmeza. En el desorden de
sus repliegues dejaron el arbolado nuestras tropas para
perseguirlos; pero cuantas veces lo hicieron, saliendo á la
llanura , volvieron á buscar las ventajas de su posición ,
hostigadas por la caballería enemiga. Siete horas sin inte
rrupción se sostuvo tan vivo combate , ya ofensiva, ya de
fensivamente , hasta que los rebeldes, debilitados con su
pérdida y sin esperanza de forzar su posición , se retiraron
de la vista , protegidos de su caballería. Arana recogió to
dos sus heridos, continuó río abajo, y á los tres días alcan
zó sus cantones de Onoto sin ser incomodado en su mar
cha. Nuestra pérdida fué de consideración : 162 muertos,
de ellos dos capitanes y tres subalternos y 91 heridos, en .
tre éstos el capitán comandante de la Reina, otro de su
misma clase y tres oficiales de más inferiores graduacio
nes. Con su sangre redimieron la del resto de sus compa
ñeros y libertaron á los pueblos de Barcelona de los males
que á su invasión hubieran sufrido. La pérdida de los ene
migos no pudo reconocerse detenidamente ; pero se sabe que
cuatro titulados coroneles y proporcionado número de ofi
ciales pagaron con la vida los delitos y crímenes que habían
cometido . La de su total debió ser grande , si se conside
ran los efectos de 50.000 cartuchos consumidos por tropas
parapetadas en los árboles contra un enemigo que marcha
ba al ataque descubierto, presentando un objetivo más que
suficiente para aprovechar los fuegos que se le dirigían.
Estos sucesos fueron los más culminantes de la campaña
de 1819 , y sus resultados parece debían convencer á los
rebeldes de la inutilidad de sus esfuerzos y de la superio
ridad de las tropas Reales sobre sus desordenados grupos.
La historia de este ejército no presenta, ciertamente, gran
des acciones de guerra; pero es de todo innegable que los
389 -
enemigos perdieron mucha de su reputación y se sujeta -
ron á grandes humillaciones. Rehuyeron constantemente
los combates, pero con la observancia de esta conducta
perdieron mucho más que si se hubieran arriesgado á una
batalla. A la derecha del Apure obtuvo Páez en tiempos
anteriores algunas ventajas de consideración , debidas no
á su pericia y valor, sino a la inexperiencia y descuido de
los jefes, á quienes venció . Los malcontentos, los pusilá
nimes, los que carecían de facultades para apreciar el mé
rito de las maniobras y el valor de la disciplina , creían
por entonces ser una desgracia inevitable que las tropas
osasen pisar aquel terreno, y profetizaban funestos resul
tados de la campaña . La naturaleza misma, en efecto,
presentaba obstáculos casi insuperables. Los caños y ríos
caudalosos que se necesitaban atravesar, sin que nos pres.
taran vado ; los ningunos ó muy escasos elementos de que
se podían disponer para facilitar el paso ; las inmensas
llanuras que era menester cruzar; la numerosa caballería
de que los enemigos podían disponer en ellas ; y sobre todo
el favor que generalmente prestaba aquel país á los con
trarios, eran otros tantos estorbos para nosotros, que ten
dían directamente en su favor .
El ejército Real , reducido á sus propias fuerzas nume
rales, consiguió ventajas notables sobre los rebeldes, arro.
jandolos hasta los desiertos del Meta y desvaneciendo su
antiguo prestigio , en el que hacían consistir su existencia
y progreso . Sufrió el enemigo sensibles pérdidas, y se de .
bilitó mediante una continua deserción . A las órdenes del
comandante Perera militaban por este tiempo más de 200
hombres, que atraídos del dulce trato que el General , y á
su ejemplo las tropas, dieron á sus familias, abandonaron
las banderas de la revolución, como arrancados forzosa
mente de sus hogares, y corrieron á acogerse á las dej
Rey, habiéndose batido ya en distintas ocasiones contra
muchos de sus antiguos camaradas.
390

La caballería del ejército se remontó , y pasaron á la


izquierda del Apure grandes madrinas de caballos, que
engordados durante el invierno en los buenos potreros á
que se destinaron , aumentaron en la campaña próxima
un arma de que tanto se necesitaba para dar la paz á Ve
nezuela. Muchos miles de reses que la rapacidad de los
rebeldes había reunido en aquellos llanos , pasaron el río y
volvieron á sus antiguos comederos ; y , en fin , muchos
propietarios que tenían sus fortunas á merced de los insur
gentes, las han extraído y exportado á país más tranquilo ,
protegidas por los cuerpos de operaciones .
La navegación del Apure, que los insurrectos monopo .
lizaban ventajosamente, quedó cortada lo menos en ochenta
leguas por la fortificación levantada en San Fernando.
Guarnecido este punto como quedó , ofrecía excelente paso
militar en aquel río , muy seguro y á propósito para domi
nar á poca costa el Cajón de Apure , sirviendo también
como de obstáculo á las incursiones que los enemigos pu
dieran después intentar en tiempo de aguas sobre la parte
inferior de la provincia de Barinas .
Los trabajos, penalidades y sufrimientos de las tropas
Reales en esta campaña fueron indecibles . Dias hubo en
que atravesando las llanuras que formaban horizonte, no
encontraban los soldados un mal charco en que apagar la
sed ni templar el calor que les ahogaba . Otras veces , por
el contrario , después de marchar siete leguas , de ellas
cuatro entre fangales y esteros de mayor altura que la
cintura , se vió el soldado en la necesidad de pasar un caño
de 70 varas de latitud á volapié , ó sea con el agua hasta
la boca , sin haber tomado apenas alimento ni aun quedarle
esperanza de poder atajar su hambre . Si á tan tremendas
privaciones y trabajos se añaden los continuos peligros que
en aquellos países cercaban siempre al hombre de guerra,
no se puede menos de confesar que vivían de milagro. Los
menores que podían asaltarle eran los de las armas, que
391

despreciaban por haber nacido entre ellos . Las plagas, los


caimanes ( 1 ) , las rayas (2) , los caribes (3) , los temblado .
res (4) , las culebras y los alacranes , que tanto abundan en
aquellos terrenos , eran otros tantos enemigos vivientes de
su existencia, á cuyas acometidas sucumbieron no pocos .
Falto además este ejército de transportes y en país
exhausto de recursos , hizo sus campañas de siete meses sin
otro alimento que el de carne asada , siempre sin pan y
casi siempre sin sal con que sazonarla . Estas tropas , curti .
das por el trabajo , humildes por carácter y frugales por
costumbre, conllevaron su penosa suerte con tranquilidad
admirable , despreciando los peligros , ambiciosas de su re
putación . No cabe dudar que el ejército expedicionario
pacificador de Costafirme dió maravilloso ejemplo de va
lor , resignación y disciplina militar .

Concluída la pacificación del Virreinato y llegadas las


armas del Rey hasta las orillas del mar del Sur , queda
ban aún tres puntos que llenar : 1. ° Mantener la tranquili
dad en aquel territorio . — 2 .° Auxiliar al Perú ó á Méjico por

( 1 ) Animales anfibios de la forma del lagarto, pero de una magnitud y fuer


za extraordinaria. Se han visto ( escribe un oficial de aquel ejércitoj hasta de
diez varas de largo, y en proporción gruesos, con una vara de boca. Tienen vein
te colmillos y sus dientes son muy agudos ; los viste una concha tan gruesa, que
no puede penetrarla una bala de fusil. Son carnívoros . A veces asaltan los botes
si ven en ellos gente . Abundan extraordinariamente en todos estos ríos .
( 2) Muy parecidas a las que en la mar se crían . Son abundantisimas en los
rios del país; su picadura produce dolores vehementisimos y hasta convulsiones.
( 3) Pescados pequeños de color rosado. Tienen muchos y muy penetrantes
dientes. El hombre no puede defenderse de ellos si por casualidad entra en el
agua con alguna sangre.
(4) Del tamaño y figura de la anguila. Tienen un fluido eléctrico tan activo,
que aquel á quien por desgracia toca queda como atontado y conmovidos todos
sus músculos y articulaciones.
392

la mar del Sur. –3 .' Exterminar de Venezuela las gue


rrillas .
Para conseguir el primer objeto, opinaba el Estado Ma
yor , á fines de 1819 , que uno de los puntos más indispersa
bles era la guarnición de las provincias , la colocación del
resto de la fuerza reunida y la facilidad en las comunica
ciones para dirigirse con prontitud adonde conviniera .
Cartagena debía guarnecerse con el regimiento de León
y Albuera al completo y las demás fuerzas de artillería
y milicias detalladas , bien entendido de que si fuese posi
ble defender el fuerte desde la Ciénaga á la bahía con re
ductos fuertes y encadenados , se prolongaría la rendición;
y á las espaldas de los reductos podría tenerse ganado
para la guarnición . Pero sin tomar medidas para lograr
mantener incorruptas las carnes, menestras y la harina ,
nada se conseguiría para arrojar á un enemigo poderoso
que dominaba la mar. A pesar de todo la plaza sucumbiría
sin salidas de su guarnición y perdiendo los castillos de
Bocachica , razones por las cuales las fuerzas de mar eran
el alma de la defensa, dilatándola y facilitando combinacio
nes desde Barragán á Pasacaballos sin riesgo alguno , pues
salir por el frente sería una operación bien disparatada .
Santa Fe era el punto más importante del reino y su po
sesión debía estar encadenada en lo posible con la de Car
tagena. La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á
Mompox y orillas del Cauca desde aquella capital , obligó
á preferir su posición y correlacionar la colocación de las
tropas á ella , tomando con tiempo las medidas para caer
sobre el enemigo con prontitud , reunidos y en fuerza. Tú .
vose presente que una batalla ganada al enemigo decidi
ría al reino y nada importaba que peretrase algo con tal
que se concentrasen nuestras fuerzas. Si las armas del Rey
perdiesen la batalla , quedaban cordilleras y ríos para dila
tar la guerra y hacer al enemigo la de guerrilla. Las tropas
debían estar acantonadas en el valle del Cauca , en el de
393 -

Neyva , en la capital y entre San Gil y Puente Real , de


biendo guarnecerse el Chocó con compañías de Quito ó
de otro país más análogo á sus habitantes como los Lla
nos ó el Corozal. Antioquía con compañías de Tunja y
Ocaña, pero todas mandadas por oficiales, cabos y sar
gentos europeos, La capital había de considerarse como el
centro de donde partirían las operaciones; y el sistema de
caminos que más facilitase las operaciones con más bre
vedad y donde hubiera más medios de alojarse, alimentar
se y de encontrar bagajes, sería el mejor. Los caminos del
Pedral, Quebrada colorada, Casare y Honda eran los más
importantes del Magdalena para remitir á un mismo tiem.
po y por diversos canales sin entorpecerse y disponiendo
aún de los recursos en buques, hombres y comestibles de
un grande espacio de país rico, abundante y poblado, lle.
vando aquéllos a las orillas del Cauca por el caño de la
Loba á Mompox ó más abajo.
Los atentados de los pueblos de los Llanos no se evita
rían quemándoles las casas, pues serían entonces otros
tantos enemigos, porque vivían forzados en sociedad . Se
debían evitar los desórdenes con una fuerza permanente,
quitándoles todas las armas y caballos, llevándolos al tra
bajo y poniéndoles curas buenos, además del mucho es
pionaje. Las partidas nuestras debían recorrer todo el país
que hay hasta el Mera y visitarlo á menudo... Muchos
frailes por los llanos, hacer poblaciones , repartir tierras á
gentes de montaña y quemar toda casa fuera de poblado ,
pero no quemar ningún poblado . Con iglesias y curas las
mujeres acudirán a ellas , y con ellas los hombres .
Tal eran los propósitos y prevenciones que a fines del
año 1819 predominaban en el ánimo de los Generales y
Estado Mayor del ejército expedicionario para la inme.
diata campaña ( 1).

( 1 ) Archivo de Indias .
392

la mar del Sur. –3 . Exterminar de Venezuela las gue


rrillas.
Para conseguir el primer objeto, opinaba el Estado Ma
yor, á fines de 1819, que uno de los puntos más indispensa
bles era la guarnición de las provincias, la colocación del
resto de la fuerza reunida y la facilidad en las comunica
ciones para dirigirse con prontitud adonde conviniera .
Cartagena debía guarnecerse con el regimiento de León
y Albuera al completo y las demás fuerzas de artillería
y milicias detalladas, bien entendido de que si fuese posi
ble defender el fuerte desde la Ciénaga á la bahía con re
ductos fuertes y encadenados, se prolongaría la rendición;
y á las espaldas de los reductos podría tenerse ganado
para la guarnición . Pero sin tomar medidas para lograr
mantener incorruptas las carnes, menestras y la harina,
nada se conseguiría para arrojar á un enemigo poderoso
que dominaba la mar. A pesar de todo la plaza sucumbiría
sin salidas de su guarnición y perdiendo los castillos de
Bocachica , razones por las cuales las fuerzas de mar eran
el alma de la defensa, dilatándola y facilitando combinacio
nes desde Barragán á Pasacaballos sin riesgo alguno, pues
salir por el frente sería una operación bien disparatada .
Santa Fe era el punto más importante del reino y su po
sesión debía estar encadenada en lo posible con la de Car
tagena . La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á
Mompox y orillas del Cauca desde aquella capital , obligó
á preferir su posición y correlacionar la colocación de las
tropas á ella, tomando con tiempo las medidas para caer
sobre el enemigo con prontitud , reunidos y en fuerza . Tú
vose presente que una batalla ganada al enemigo decidi
ría al reino y nada importaba que peretrase algo con tal
que se concentrasen nuestras fuerzas . Si las armas del Rey
perdiesen la batalla , quedaban cordilleras y ríos para dila
tar la guerra y hacer al enemigo la de guerrilla. Las tropas
debían estar acantonadas en el valle del Cauca , en el de
393

Neyva, en la capital y entre San Gil y Puente Real , de


biendo guarnecerse el Chocó con compañías de Quito ó
de otro país más análogo á sus habitantes como los Lla
nos ó el Corozal. Antioquía con compañías de Tunja y
Ocaña, pero todas mandadas por oficiales, cabos y sar
gentos europeos, La capital había de considerarse como el
centro de donde partirían las operaciones; y el sistema de
caminos que más facilitase las operaciones con más bre
vedad y donde hubiera más medios de alojarse, alimentar
se y de encontrar bagajes, sería el mejor. Los caminos del
Pedral, Quebrada colorada, Casare y Honda eran los más
importantes del Magdalena para remitir á un mismo tiem.
po y por diversos canales sin entorpecerse y disponiendo
aún de los recursos en buques, hombres y comestibles de
un grande espacio de país rico, abundante y poblado, lle.
vando aquellos á las orillas del Cauca por el caño de la
Loba á Mompox ó más abajo.
Los atentados de los pueblos de los Llanos no se evita
rían quemándoles las casas, pues serían entonces otros
tantos enemigos, porque vivían forzados en sociedad . Se
debían evitar los desórdenes con una fuerza permanente ,
quitándoles todas las armas y caballos, llevándolos al tra
bajo y poniéndoles curas buenos, además del mucho es
pionaje . Las partidas nuestras debían recorrer todo el país
que hay hasta el Mera y visitarlo á menudo... Muchos
frailes por los llanos, hacer poblaciones , repartir tierras á
gentes de montaña y quemar toda casa fuera de poblado ,
pero no quemar ningún poblado. Con iglesias y curas las
mujeres acudirán á ellas, y con ellas los hombres .
Tal eran los propósitos y prevenciones que a fines del
año 1819 predominaban en el ánimo de los Generales y
Estado Mayor del ejército expedicionario para la inme.
diata campaña ( 1).

( 1 ) Archivo de Indias.
392

la mar del Sur. -3 .' Exterminar de Venezuela las gue


rrillas .
Para conseguir el primer objeto , opinaba el Estado Ma
yor, á fines de 1819, que uno de los puntos más indispensa
bles era la guarnición de las provincias , la colocación del
resto de la fuerza reunida y la facilidad en las comunica
ciones para dirigirse con prontitud adonde conviniera .
Cartagena debía guarnecerse con el regimiento de León
y Albuera al completo y las demás fuerzas de artillería
y milicias detalladas, bien entendido de que si fuese posi
ble defender el fuerte desde la Ciénaga á la bahía con re
ductos fuertes y encadenados , se prolongaría la rendición ;
y á las espaldas de los reductos podría tenerse ganado
para la guarnición . Pero sin tomar medidas para lograr
mantener incorruptas las carnes, menestras y la harina,
nada se conseguiría para arrojar á un enemigo poderoso
que dominaba la mar. A pesar de todo la plaza sucumbiría
sin salidas de su guarnición y perdiendo los castillos de
Bocachica , razones por las cuales las fuerzas de mar eran
el alma de la defensa, dilatándola y facilitando combinacio
nes desde Barragán á Pasacaballos sin riesgo alguno, pues
salir por el frente sería una operación bien disparatada.
Santa Fe era el punto más importante del reino y su po
sesión debía estar encadenada en lo posible con la de Car
tagena . La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á
Mompox y orillas del Cauca desde aquella capital , obligó
á preferir su posición y correlacionar la colocación de las
tropas á ella, tomando con tiempo las medidas para caer
sobre el enemigo con prontitud , reunidos y en fuerza . Tú.
vose presente que una batalla ganada al enemigo decidi
ría al reino y nada importaba que peretrase algo con tal
que se concentrasen nuestras fuerzas. Si las armas del Rey
perdiesen la batalla, quedaban cordilleras y ríos para dila
tar la guerra y hacer al enemigo la de guerrilla. Las tropas
debían estar acantonadas en el valle del Cauca, en el de
393

Neyva , en la capital y entre San Gil y Puente Real , de


biendo guarnecerse el Chocó con compañías de Quito ó
de otro país más análogo á sus habitantes como los Lla
nos ó el Corozal. Antioquía con compañías de Tunja y
Ocaña, pero todas mandadas por oficiales, cabos y sar
gentos europeos, La capital había de considerarse como el
centro de donde partirían las operaciones; y el sistema de
caminos que más facilitase las operaciones con más bre
vedad y donde hubiera más medios de alojarse, alimentar
se y de encontrar bagajes, sería el mejor. Los caminos del
Pedral, Quebrada colorada , Casare y Honda eran los más
importantes del Magdalena para remitir á un mismo tiem
po y por diversos canales sin entorpecerse y disponiendo
aún de los recursos en buques, hombres y comestibles de
un grande espacio de país rico, abundante y poblado, lle
vando aquéllos á las orillas del Cauca por el caño de la
Loba á Mompox ó más abajo.
Los atentados de los pueblos de los Llanos no se evita
rian quemándoles las casas, pues serían entonces otros
tantos enemigos, porque vivían forzados en sociedad . Se
debían evitar los desórdenes con una fuerza permanente,
quitándoles todas las armas y caballos, llevándolos al tra
bajo y poniéndoles curas buenos, además del mucho es.
pionaje. Las partidas nuestras debían recorrer todo el país
que hay hasta el Mera y visitarlo á menudo... Muchos
frailes por los llanos, hacer poblaciones, repartir tierras á
gentes de montaña y quemar toda casa fuera de poblado ,
pero no quemar ningún poblado. Con iglesias y curas las
mujeres acudirán á ellas, y con ellas los hombres.
Tal eran los propósitos y prevenciones que a fines del
año 1819 predominaban en el ánimo de los Generales y
Estado Mayor del ejército expedicionario para la inme.
diata campaña ( 1).

(1) Archivo de Indias.


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la mar del Sur.-3 .° Exterminar de Venezuela las gue


rrillas.
Para conseguir el primer objeto, opinaba el Estado Ma
yor, á fines de 1819, que uno de los puntos más indispensa
bles era la guarnición de las provincias , la colocación del
resto de la fuerza reunida y la facilidad en las comunica
ciones para dirigirse con prontitud adonde conviniera.
Cartagena debía guarnecerse con el regimiento de León
y Albuera al completo y las demás fuerzas de artillería
y milicias detalladas, bien entendido de que si fuese posi
ble defender el fuerte desde la Ciénaga á la bahía con re
ductos fuertes y encadenados , se prolongaría la rendición ;
y á las espaldas de los reductos podría tenerse ganado
para la guarnición . Pero sin tomar medidas para lograr
mantener incorruptas las carnes, menestras y la harina,
nada se conseguiría para arrojar á un enemigo poderoso
que dominaba la mar. A pesar de todo la plaza sucumbiría
sin salidas de su guarnición y perdiendo los castillos de
Bocachica, razones por las cuales las fuerzas de mar eran
el alma de la defensa, dilatándola y facilitando combinacio
nes desde Barragán á Pasacaballos sin riesgo alguno, pues
salir por el frente sería una operación bien disparatada.
Santa Fe era el punto más importante del reino y su po
sesión debía estar encadenada en lo posible con la de Car
tagena . La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á
Mompox y orillas del Cauca desde aquella capital, obligó
á preferir su posición y correlacionar la colocación de las
tropas á ella, tomando con tiempo las medidas para caer
sobre el enemigo con prontitud , reunidos y en fuerza. Tú.
vose presente que una batalla ganada al enemigo decidi
ría al reino y nada importaba que per.etrase algo con tal
que se concentrasen nuestras fuerzas . Si las armas del Rey
perdiesen la batalla , quedaban cordilleras y ríos para dila
tar la guerra y hacer al enemigo la de guerrilla. Las tropas
debían estar acantonadas en el valle del Cauca, en el de
393

Neyva, en la capital y entre San Gil y Puente Real , de


biendo guarnecerse el Chocó con compañías de Quito ó
de otro país más análogo á sus habitantes como los Lla
nos ó el Corozal. Antioquía con compañías de Tunja y
Ocaña , pero todas mandadas por oficiales, cabos y sar
gentos europeos. La capital había de considerarse como el
centro de donde partirían las operaciones; y el sistema de
caminos que más facilitase las operaciones con más bre
vedad y donde hubiera más medios de alojarse, alimentar.
se y de encontrar bagajes, sería el mejor. Los caminos del
Pedral, Quebrada colorada, Casare y Honda eran los más
importantes del Magdalena para remitir á un mismo em

po y por diversos canales sin entorpecerse y disponiendo


aún de los recursos en buques, hombres y comestibles de
un grande espacio de país rico , abundante y poblado, lle.
vando aquéllos a las orillas del Cauca por el caño de la
Loba á Mompox ó más abajo .
Los atentados de los pueblos de los Llanos no se evita
rían quemándoles las casas, pues serían entonces otros
tantos enemigos, porque vivían forzados en sociedad . Se
debían evitar los desórdenes con una fuerza permanente ,
quitándoles todas las armas y caballos, llevándolos al tra
bajo y poniéndoles curas buenos, además del mucho es.
pionaje . Las partidas nuestras debían recorrer todo el país
que hay hasta el Mera y visitarlo á menudo... Muchos
frailes por los llanos, hacer poblaciones, repartir tierras á
gentes de montaña y quemar toda casa fuera de poblado ,
pero no quemar ningún poblado. Con iglesias y curas las
mujeres acudirán á ellas, y con ellas los hombres.
Tal eran los propósitos y prevenciones que a fines del
año 1819 predominaban en el ánimo de los Generales y
Estado Mayor del ejército expedicionario para la inme.
diata campaña ( 1).

(1 ) Archivo de Indias,
392

la mar del Sur. –3 .' Exterminar de Venezuela las gue


rrillas.
Para conseguir el primer objeto, opinaba el Estado Ma
yor, á fines de 1819, que uno de los puntos más indispensa
bles era la guarnición de las provincias, la colocación del
resto de la fuerza reunida y la facilidad en las comunica
ciones para dirigirse con prontitud adonde conviniera .
Cartagena debía guarnecerse con el regimiento de León
y Albuera al completo y las demás fuerzas de artillería
y milicias detalladas, bien entendido de que si fuese posi
ble defender el fuerte desde la Ciénaga á la bahía con re
ductos fuertes y encadenados , se prolongaría la rendición;
y á las espaldas de los reductos podría tenerse ganado
para la guarnición . Pero sin tomar medidas para lograr
mantener incorruptas las carnes, menestras y la harina,
nada se conseguiría para arrojar á un enemigo poderoso
que dominaba la mar. A pesar de todo la plaza sucumbiría
sin salidas de su guarnición y perdiendo los castillos de
Bocachica , razones por las cuales las fuerzas de mar eran
el alma de la defensa , dilatándola y facilitando combinacio
nes desde Barragán á Pasacaballos sin riesgo alguno, pues
salir por el frente sería una operación bien disparatada .
Santa Fe era el punto más importante del reino y su po
sesión debía estar encadenada en lo posible con la de Car
tagena . La rapidez con que pueden bajar las fuerzas á
Mompox y orillas del Cauca desde aquella capital, obligó
á preferir su posición y correlacionar la colocación de las
tropas á ella, tomando con tiempo las medidas para caer
sobre el enemigo con prontitud , reunidos y en fuerza . Tú.
vose presente que una batalla ganada al enemigo decidi
ría al reino y nada importaba que per.etrase algo con tal
que se concentrasen nuestras fuerzas . Si las armas del Rey
perdiesen la batalla, quedaban cordilleras y ríos para dila
tar la guerra y hacer al enemigo la de guerrilla. Las tropas
debían estar acantonadas en el valle del Cauca, en el de
393

Neyva , en la capital y entre San Gil y Puente Real , de


biendo guarnecerse el Chocó con compañías de Quito ó
de otro país más análogo á sus habitantes como los Lla
nos ó el Corozal . Antioquía con compañías de Tunja y
Ocaña , pero todas mandadas por oficiales, cabos y sar
gentos europeos. La capital había de considerarse como el
centro de donde partirían las operaciones ; y el sistema de
caminos que más facilitase las operaciones con más bre
vedad y donde hubiera más medios de alojarse, alimentar
se y de encontrar bagajes , sería el mejor . Los caminos del
Pedral, Quebrada colorada , Casare y Honda eran los más
importantes del Magdalena para remitir á un mismo tiem .
po y por diversos canales sin entorpecerse y disponiendo
aún de los recursos en buques, hombres y comestibles de
un grande espacio de país rico , abundante y poblado, lle
vando aquéllos a las orillas del Cauca por el caño de la
Loba á Mompox o más abajo .
Los atentados de los pueblos de los Llanos no se evita
rían quemándoles las casas, pues serían entonces otros
tantos enemigos , porque vivían forzados en sociedad . Se
debían evitar los desórdenes con una fuerza permanente ,
quitándoles todas las armas y caballos, llevándolos al tra
bajo y poniéndoles curas buenos, además del mucho es .
pionaje . Las partidas nuestras debían recorrer todo el país
que hay hasta el Mera y visitarlo á menudo ... Muchos
frailes por los llanos , hacer poblaciones , repartir tierras á
gentes de montaña y quemar toda casa fuera de poblado,
pero no quemar ningún poblado . Con iglesias y curas las
mujeres acudirán á ellas , y con ellas los hombres.
Tal eran los propósitos y prevenciones que a fines del
año 1819 predominaban en el ánimo de los Generales y
Estado Mayor del ejército expedicionario para la inme .
diata campaña ( 1 ).

( 1 ) Archivo de Indias,
394

En esta memorable campaña de 1819 sobresale un he


cho de armas notabilísimo : la desesperada é increíble
defensa del pueblo de San Fernando de Apure en favor
de España, cuyo suceso resonó en todo el mundo.
« El 27 de Enero, escribe Morillo ( 1 ) al Ministro de la
Guerra, emprendí mi marcha desde la villa de Calabozo
para incorporarme á las divisiones del ejército que se ha
llaban en el campamento del Chorrerón , sobre el río de la
Portuguesa, y al llegar al pueblo de Camaguán me enteré,
por parte del Mariscal de campo D. Miguel de La Torre,
que la villa de San Fernando de Apure había sido ocupa.
da por nuestras tropas, después de haberla reducido á ce.
nizas los enemigos, que se retiraron á San Juan de Paya
ra . El 29 de Enero, en la noche, llegué á San Fernando,
y al día siguiente pasé revista al ejército, que se hallaba
con el mayor entusiasmo, emprendiendo mi marcha en el
inmediato sobre los enemigos, que sólo habían dejado al
gunos escuadrones de observación sobre San Fernando.
Estos fueron arrollados por espacio de diez leguas que
hay desde aquella villa hasta el paso de Caujaral, sobre
el río Arauca, cuyo punto tenían fortificado con muchas
trincheras y dos baterías con ocho piezas de artillería de
los calibres de á 4, 8 y 12. Al frente de esta posición per
maneció el ejército , llamando la atención del enemigo por
varios puntos, hasta el 3 del actual en la noche, en que
siguió el ejército cuatro leguas más arriba, hasta el llama.
do paso Marrereño, que también encontramos fortificado
con algunas trincheras, desde las cuales rompió el fuego
el enemigo á nuestra aproximación . A la media hora de
esta operación, que se verificaba con tanta velocidad, los
enemigos, con más de 1.000 caballos, con carabineros
llamados de la Guardia de Honor, echaron pie á tierra, y

( 1 ) Desde el campamento de Caño de Atamayca á inmediaciones del Arau


ca. 28 de Febrero de 1819.- Doc , núm . 765.
395

400 infantes acometieron denodadamente nuestras fuerzas,


que apenas habían tenido lugar de reunirse . Un tiroteo
horroroso se empeñó al instante , que duró por más de una
hora , hasta que reforzados con nueva gente nuestros sol
dados y animados por el valor del coronel Pereira , que
los cargó á la bayoneta intrépidamente , logró arrollarlos y
ponerlos en fuga, matándoles cuarenta y tantos hombres
y cogiendo algunos caballos, carabinas y fusiles . Desde
entonces siguió el desembarco con bastante tranquilidad ,
habiendo acabado de pasar todo el ejército a la derecha
del Arauca en la noche del 4 al 5 del corriente . Ya nos
hallamos establecidos en los abundantes hatos del Mere
cure , bien provistos de ganados y caballos ; pero estos úl
timos los habían , por la mayor parte , retirado con antici
pación los enemigos hacia las orillas del Orinoco . El 7
por la mañana marchó el ejército á acamparse en la Mata
Casanareña, y al día siguiente se dirigió á atacar por su
retaguardia el paso fortificado del Caujaral. El 8, al ama
necer, se presentó la Guardia de Honor de Páez en nú
mero de 200 caballos , y aun cuando cargó osadamente al
escuadrón del Guayabal , mandado por su valiente coman
dante D. Antonio Ramos, que se hallaba avanzado del
campamento , logró este Jefe contener el choque de los
enemigos. Todo este día y el siguiente se pasó en abrir la
comunicación con San Fernando , interceptada por algu
nas partidas enemigas , y en remitir nuestros enfermos y
heridos. En el Caujaral quedó una corta guarnición con
los equipajes para proteger el paso , y nos disponíamos á
marchar sobre los rebeldes cuando éstos , con una fuerza
de 2.500 caballos, atacaron repentinamente la división de
vanguardia del brigadier Morales , que se vió obligada á
apoyarse sobre el bosque del río . Inmediatamente me puse
en marcha con las demás divisiones , llegando tan oportu "
namente en su auxilio que á nuestra vista huyeron los ene
migos con la mayor precipitación. El 28 repasé otra vez el
-

396 –
Arauco por el sitio de la Seyba , y continué con el ejército
hasta este punto para aguardar la reunión de varios es
cuadrones que había destinado á recorrer la isla de Acha
guas y el pueblo de Orichuna, situados en el cajón que
forman los ríos Apure y Arauco, cuyo territorio, que es el
que han dominado у donde han tenido hasta ahora sus ro
chelas los rebeldes de Páez, ha quedado bajo la dominación
de las armas de S. M., sin embargo que sus habitantes lo
han abandonado, y que, a pesar de haberles dirigido la
adjunta proclama, se han presentado hasta ahora muy po
cos, encontrándose sólo muchas mujeres, muchachos y
viejos. Luego que llegué á este punto, y me puse en co
municación con San Fernando, recibí avisos de las costas
y del interior que me anunciaban la llegada á Margarita y
Guayana de una fuerte expedición procedente de Inglate
rra , que algunos hacen llegar á 4.000 hombres, con buques
de guerra de mucha fuerza, y que este ha sido el principal
motivo porque los enemigos, abandonando sus antiguas
posiciones y fortalezas, han rehusado el combate a toda
costa, pues Bolívar y Páez quieren reunirse á estos auxi.
lios para buscar el ejército del Rey. Yo he reconcentrado
aquí todas mis tropas para estar pronto á caer donde sea
necesario , y mientras se reponen de tan penosa campaña,
trabajo con la mayor actividad en rehacer las fortificacio
nes de San Fernando y aumentar la escuadrilla de lan
chas y flecheras en el Apure, á fin de conservar, hasta la
entrada de las aguas, en que se hace intransitable este te
rreno, todo el cajón de estos ríos , privando de sus recursos
al enemigo. Varias veces he informado á V. E. de la in.
clemencia de este clima y de estos llanos para las tropas
europeas, cuyo rigor se hace sentir tan duramente en la
salud del soldado. Desde que dejamos la villa de Calabozo,
hemos estado constantemente marchando por desiertos,
exhaustos de todo recurso é imposibilitados de recibirlos
por la dificultad de los transportes é interceptación de las
397
comunicaciones. Los continuos pasos de ríos y de caños ,
atravesando días enteros pantanos y lozadales, con el agua
hasta la cintura , unido al escaso y miserable alimento del
soldado en los arenales ardientes del llano, ha ocasionado
muchos enfermos de gravedad, y son muchos hombres los
heridos por las rayas y mordeduras de los pescados lla
mados caribes y tembladores, siendo hasta ocho los devo
rados por los caimanes. En medio de tantos trabajos y su
frimientos, de la desnudez y miseria de algunos cuerpos
y de la pobreza general de todos, puedo asegurar á V. E.
que jamás se ha visto un ejército con mayores privaciones
ni con mayor ardor por sostener los sagrados derechos de
su amado Soberano en estos dominios , habiéndose exce
dido jefes, oficiales y soldados en dar pruebas de su
constancia y del noble entusiasmo con que se hallan ani .
mados todos por sacrificarse en defensa de tan justa
causa . )
" Los aventureros de todas las naciones ( 1 ) , y en par
ticular de la Inglaterra, han aumentado y aumentan dia .
riamente el poder de los enemigos . Las expediciones que
apronta la codicia de los negociantes de aquella nación , y
las ofertas de estos rebeldes para pagar sus empeños han
seducido á los avaros, de manera que sentimos harto desa
gradablemente los efectos de sus combinaciones . La Gua
yana ha sido surtida con profusión de armas, municiones,
víveres, vestuarios y buques de guerra . Hemos visto por
primera vez las tropas rebeldes vestidas a la inglesa com
pletamente , y á los llaneros de Apure con morriones y
monturas de la caballería británica. Bolívar, después de
haber vestido y armado su ejército, tiene, según los avisos
más ciertos, depósitos considerables de cuanto puede ne
cesitar, y le llegan socorros de todas partes en cambio de
la extracción de mulas, de carnes, cueros y sebo que sacan

(1 ) Ibidem.- Doc. núm . 766 .


398 -
por el Orinoco los extranjeros. Ahora se me anuncia desde
la Guaira, Caracas y Puerto Cabello la llegada de un
refuerzo considerable de buques, tropas y armas a la Mar
garita y Guayana, llegando el número de aquéllas hasta
4.000 hombres. De todos modos , el ejército rebelde , tanto
por su aumento con los aventureros como por sus recur
sos, y la multitud de jefes y oficiales de todas las naciones
que se le han incorporado , se halla bajo un pie respetable
y capaz de darme muchos cuidados si no recibo á tiempo
los auxilios que aguardo de la Península .
« Los sucesos de esta campaña ( 1) no han podido ser, á
pesar de mis esfuerzos , tan ventajosos y decisivos como yo
hubiera deseado, porque el enemigo, huyendo de arriesgar
su poder á la suerte de una batalla, ha adoptado el único
modo que podía emplear para prolongar esta contienda y
meditar á favor de los continuos refuerzos que recibe de
Inglaterra nuevos planes de ataque, siempre temibles y
casi siempre felices en estas provincias y entre estos habi
tantes. La asombrosa actividad con que se trabajó el
invierno pasado, reemplazando las bajas del ejército ,
creando como por milagro nuestra destruída caballería,
organizando nuevos cuerpos y haciendo venir hombres del
reino de Santa Fe , para aumentar las fuerzas de los eu
ropeos , me puso al abrir la campaña, luego que cesaron
las aguas, en estado de reunir el ejército sobre el Apure ,
bajo un pie respetable , y marchar al enemigo, seguro de
la victoria . Yo me lisonjeaba que Bolívar y Páez, anima .
dos con sus ingleses, se presentarían como agresores,
y que, llevando adelante las tentativas del año pasado,
viniesen á esta parte del llano ; pero mientras se incorpo
raban las divisiones, á principios de Enero en el campa
mento de Chorrerón sobre la Portuguesa , ya empezaron á
ceder el terreno , abandonando los pueblos de San Jaime

( 1 ) Calabozo, 12 Mayo 1819. - Doc. núm . 771 .


399

y Camaguán. Nuestros primeros pasos fueron la ocupa


ción de San Fernando, que también abandonó el enemigo
después de quemarlo , y yo creí no pasar muy adelante sin
encontrarme con él . Pero en vano se le persiguió hasta
los desiertos del Arauca .
¡ Cuánto no se ha atrasado la pacificación de Costafirme
por la falta de estos oportunos auxilios ! He conseguido,
en efecto, detener por algún tiempo las ventajas del ene
migo á costa de los mayores sacrificios y desvelos; pero,
¿cómo oponerse al torrente de circunstancias que por todas
partes favorece la causa de estos desleales ? Los ejércitos
ingleses parece que quieren trasladarse todos á este Con
tinente, y el caudal de los comerciantes de aquella nación
se prodiga largamente en habilitar las fuertes expedicio
nes que van llegando á diversos puntos de América. La
Europa no podrá menos de ver con admiración cómo de
una potencia amiga de España salen los grandes medios
que poseen los enemigos para hostilizar sus posesiones, y
cómo á cara descubierta sus más acreditados oficiales , in
dividuos de su nobleza y hombres de todas condiciones,
toman parte activa en las banderas revolucionarias entre
las hordas de los asesinos y en la guerra que se hace
á S. M. El ejército de Bolívar se compone por la mayor
parte de soldados ingleses ; la Guayana se guarnece por
ingleses; á la Margarita han llegado más de 1.500 indivi
duos de la misma nación , y los buques de guerra , los nu
merosos parques de todas armas , las municiones, los ves
tuarios, los víveres, todos los elementos para hacerla y
sostener la independencia, han salido de los puertos del
Rey de la Gran Bretaña . Nosotros peleamos ya contra
estos nuevos aventureros, y nuestro ardor no se ha extin
guido por la poca generosidad del Gobierno que los tolera,
antes se ha exaltado noblemente ; mas ¿cómo oponerse con
las débiles fuerzas del ejército expedicionario á tantas
irrupciones? Este verano debimos emplearlo en la recon
400
quista de Guayana, emporio donde los enemigos han ase
gurado su fortuna, y desde donde á la vez operan contra
la Nueva Granada y contra estas provincias, pero no po
díamos hacerlo sin marina y sin tropas. Un año de ventaja
atrasa muchos otros en la pacificación, y los esfuerzos se
necesitan mayores á proporción de la pérdida del tiempo,
ó llegan á ser ineficaces. Mientras los rebeldes en Ve .
nezuela han aumentado sus fuerzas tan considerablemente
con los extranjeros, el bien conocido escocés Mac -Gregor
llegaba con otra expedición de sus paisanos á los Cayos de
San Luis, y reuniéndose después al pirata Aury en la isla
Providencia, marchó á Portovelo y se apoderó de aquella
plaza el 10 de Abril, sin oposición alguna. Su Gobernador
la abandonó cobardemente á la vista del enemigo , y no
pensó más que en salvarse con los que le acompañaban,
dejando á 450 ó 500 miserables forajidos apoderarse de un
fuerte que , con algunos días de resistencia, el sol y las ca.
lenturas del clima lo hubieran defendido. Por esta desgra
cia el istmo de Panamá se halla en el mayor riesgo, y con
ello se han aumentado considerablemente mis cuidados.
Al propio tiempo la expedición de ingleses que llegó á
Margarita se prepara con todos sus buques de guerra y la
escuadrilla sutil á desembarcar en las costas de la provin
cia de Cumaná ó Barcelona, según los preparativos que
hacen en dicha isla y los anuncios que acabo de recibir
del brigadier D. Tomás de Cires, comandante general de
aquella provincia , pidiendo socorros para oponerse á esta
invasión, Bolívar , después de haber intentado penetrar en
la de Barinas, retrocedió sobre el Arauca, cuando supo
que yo me acercaba y que marchaba á ella la quinta divi
sión , aumentada con el primer batallón de Navarra . Desde
entonces se situó en Guasdualito, población que se halla
en los confines de Venezuela, á doce jornadas de los llanos
del Casanare, en cuyo punto ha reunido toda su infantería
y se dispone á seguir al Nuevo Reino de Granada á operar
401

en combinación del cabecilla Santander, que manda en


Chire y en Pore. Este insurgente llegó desde Guayana al
Casanare con un considerable parque de armas y muni
ciones, y ha organizado en pocos días una fuerza de 1.500
fusileros y más de 1.200 caballos, introduciendo por la
cordillera algunas partidas para insurreccionar los pueblos
у facilitar fusiles y cartuchos á los descontentos. Santan
der , además de los artículos de guerra que condujo de la
Guayana, trajo también muchos oficiales ingleses y fran
ceses y cuadros de sargentos y cabos que se le aumentaron
con las nuevas expediciones de extranjeros . En esta situa
ción , Excmo. Sr. , la más crítica y apurada en que jamás
se ha visto el ejército expedicionario de Costafirme, no
puedo menos de dirigirme á V. E. para llamar su alta
consideración sobre los inminentes peligros que amenazan
la seguridad y conservación de estas posesiones en la obe
diencia del Rey nuestro señor , y la marcha rápida que
llevan los progresos del enemigo , por una multitud de cir.
cunstancias que no pueden contenerse sin esfuerzos extra
ordinarios y grandes, los cuales, ni están en mi mano , ni
humanamente caben en los débiles recursos que ofrece
esta devastada tierra . »
La derrota de las tropas reales , mandadas por el coronel
Barreiro ( 1 ) , vino á agravar tan apurada situación. Expone
Morillo al Ministro la noticia de esta desgraciada acción ,
ocurrida en 7 de Agosto último , « en que fué completamen
te derrotada la tercera división del ejército de mi mando ,
á las órdenes del coronel D. José Barreiro, en las inmedia
ciones de Tunja , ignorándose hasta ahora la suerte de este
jefe y la de todos los oficiales y soldados de dicha división ,
que probablemente habrán perecido á manos de los rebel
des. Ningunos detalles puedo transmitir á V. E. de acción
tan funesta, porque hasta ahora no han llegado á mi po

( 1 ) Doc , núm . 18 .
TONO 1 26
400
quista de Guayana, emporio donde los enemigos han ase
gurado su fortuna , y desde donde á la vez operan contra
la Nueva Granada y contra estas provincias, pero no po
díamos hacerlo sin marina y sin tropas. Un año de ventaja
atrasa muchos otros en la pacificación, y los esfuerzos se
· necesitan mayores á proporción de la pérdida del tiempo,
ó llegan á ser ineficaces. Mientras los rebeldes en Ve .
nezuela han aumentado sus fuerzas tan considerablemente
con los extranjeros, el bien conocido escocés Mac-Gregor
llegaba con otra expedición de sus paisanos á los Cayos de
San Luis, y reuniéndose después al pirata Aury en la isla
Providencia, marchó á Portovelo y se apoderó de aquella
plaza el 10 de Abril , sin oposición alguna. Su Gobernador
la abandonó cobardemente á la vista del enemigo , y no
pensó más que en salvarse con los que le acompañaban ,
dejando á 450 ó 500 miserables forajidos apoderarse de un
fuerte que, con algunos días de resistencia, el sol y las ca.
lenturas del clima lo hubieran defendido. Por esta desgra
cia el istmo de Panamá se halla en el mayor riesgo , y con
ello se han aumentado considerablemente mis cuidados.
Al propio tiempo la expedición de ingleses que llegó á
Margarita se prepara con todos sus buques de guerra y la
escuadrilla sutil a desembarcar en las costas de la provin
cia de Cumaná ó Barcelona, según los preparativos que
hacen en dicha isla y los anuncios que acabo de recibir
del brigadier D. Tomás de Cires , comandante general de
aquella provincia, pidiendo socorros para oponerse á esta
invasión , Bolívar, después de haber intentado penetrar en
la de Barinas, retrocedió sobre el Arauca, cuando supo
que yo me acercaba y que marchaba á ella la quinta divi
sión , aumentada con el primer batallón de Navarra. Desde
entonces se situó en Guasdualito, población que se halla
en los confines de Venezuela, á doce jornadas de los llanos
del Casanare , en cuyo punto ha reunido toda su infantería
y se dispone á seguir al Nuevo Reino de Granada á operar
401

en combinación del cabecilla Santander, que manda en


Chire y en Pore. Este insurgente llegó desde Guayana al
Casanare con un considerable parque de armas y muni
ciones, y ha organizado en pocos días una fuerza de 1.500
fusileros y más de 1.200 caballos, introduciendo por la
cordillera algunas partidas para insurreccionar los pueblos
y facilitar fusiles y cartuchos á los descontentos. Santan I

der, además de los artículos de guerra que condujo de la


Guayana, trajo también muchos oficiales ingleses y fran
ceses y cuadros de sargentos y cabos que se le aumentaron
con las nuevas expediciones de extranjeros. En esta situa
ción, Excmo. Sr., la más crítica y apurada en que jamás
se ha visto el ejército expedicionario de Costafirme, no
puedo menos de dirigirme á V. E. para llamar su alta
consideración sobre los inminentes peligros que amenazan
la seguridad y conservación de estas posesiones en la obe
diencia del Rey nuestro señor, y la marcha rápida que
llevan los progresos del enemigo, por una multitud de cir.
cunstancias que no pueden contenerse sin esfuerzos extra
ordinarios y grandes, los cuales, ni están en mi mano , ni
humanamente caben en los débiles recursos que ofrece
esta devastada tierra . »
La derrota de las tropas reales, mandadas por el coronel
Barreiro ( 1 ), vino á agravar tan apurada situación . Expone
Morillo al Ministro la noticia de esta desgraciada acción ,
ocurrida en 7 de Agosto último, « en que fué completamen
te derrotada la tercera división del ejército de mi mando,
á las órdenes del coronel D. José Barreiro, en las inmedia
ciones de Tunja , ignorándose hasta ahora la suerte de este
jefe y la de todos los oficiales y soldados de dicha división ,
que probablemente habrán perecido á manos de los rebel
des. Ningunos detalles puedo transmitir á V. E. de acción
tan funesta, porque hasta ahora no han llegado á mi po

t ) Dọc , núm. T8I .


TOXO 1 26
402

der otros conocimientos más de los expresados. El sedi


cioso Bolívar ha ocupado inmediatamente la capital de
Santa Fe, y el fatal éxito de esta batalla ha puesto á su
disposición todo el reino y los inmensos recursos de un
país muy poblado, rico y abundante, de donde sacará cuan .
to necesite para continuar la guerra en estas provincias,
pues los insurgentes , y menos este caudillo , no se detie.
nen en fórmulas ni consideraciones. Cuentan con la dispo
sición de los habitantes , y no son responsables á ninguna
ley de sus procederes. Luego que supe la marcha de Boli
var desde Guasdualito al Casanare con dirección al reino ,
hice salir en posta al Mariscal de campo D. Miguel de La
Torre , para que se encargase del mando de la tercera di .
visión y demás tropas del virreinato , haciendo seguir in
mediatamente al primer batallón de Navarra. Pero á la
llegada de aquel jefe á la villa del Rosario de Cúcuta , en
los valles de este nombre , se encontró con el camino inter
ceptado , y Bolívar continuó sus marchas , engrosando
siempre su ejército con nuestros desertores , los desconten
tos y los hombres de todas clases y condiciones que fué
sacando de los pueblos que invadía , y pudo presentarse
con fuerzas tan respetables al frente de nuestras tropas ,
que logró derrotarlas completamente . Esta desgraciada
acción entrega á los rebeldes , además del Nuevo Reino de
Granada , muchos puertos en la mar del Sur, donde se
acogerán sus piratas ; Popayán , Quito , Pastos y todo el
interior de este continente hasta el Perú , en que no hay
ni un soldado, queda á la merced del que domina en San
ta Fe , á quien al mismo tiempo se abren las casas de mo
neda , arsenales , fábricas de armas, talleres y cuanto po
seía el Rey nuestro señor en todo el virreinato. Tres mil
venelozanos aguerridos que formaban la tercera división ,
muy buenos oficiales y cuatro ó cinco mil fusiles aunien
tan ya el ejército de Bolívar , que con los ingleses que le
acompañaban y los hombres que sacará de las vastas y
403

pobladas provincias del reino, tendrá más que suficiente


para acabar de dominar en pocos meses á toda Vene
zuela.
Seguían, sin embargo, obteniéndose por nuestras armas
algunos felices sucesos militares (1), que mantenían siem
pre vigoroso el espíritu de las tropas: tales fueron la sor
presa de la guarnición rebelde de Barcelona , llevada á
cabo por el capitán Sant Just en Julio del mismo año; la de.
rrota de Páez en el pueblo de la Cruz ; y el haber rechazado
de la plaza de Cumaná la división inglesa que la bloqueaba.
En cambio, el general La Torre se vió precisado á reti
rarse de los valles de Cúcuta , Nuevamente envió Morillo
á la Corte á representar su desesperada situación á su Ayu
dante de campo el coronel D. Luis Ortega y reclamar ur
gentes recursos, pero también esta vez, como las anterio
res, fueron sus súplicas desatendidas.
«No pierdo un momento (2) en comunicar á V. E. la
plausible noticia de haber sido restaurada la plaza de Por
que se hallaba ocupada por la expedición del pirata
Mac-Gregor, por las valientes tropas de la guarnición del
istmo de Panamá, á las órdenes del comandante general
de él, el Mariscal de campo D. Alejandro Hore, el día 30
del próximo pasado Abril, no habiendo estado ocupada por
los enemigos más de veinte días, siendo el resultado de
esta brillante jornada haber quedado prisionera y muerta
dentro de la plaza toda la expedición de Mac-Gregor, sin
haberse salvado más que aquel aventurero en los buques
que tenía en el puerto, por hallarme sin fuerzas maríti -
mas para impedirles su fuga. Los rebeldes Juan Elías Ló.
pez y Joaquín Vargas Vesga, gobernador nombrado por
los rebeldes el primero, y su secretario el segundo, fueron
muertos en su misma casa.

( 1 ) Docs, números 768, 769 y 770.


(2) Doc, núm. 775 ---Calabozo, 2 Julio 1819.
404

« Con fecha de 1.° de este mes ( 1 ) tuve el honor de co


comunicar á V. E. que emprendía el 2 las operaciones
por el llano , para lo cual había dispuesto se me reuniesen
los cantones . El 6 llegué á Santa María de Ipire , en don
de sorprendí varias rochelas enemigas, en las que cogi
alguna gente . Por estas supe que hacía cuatro días ha
bían pasado por aquel pueblo 150 infantes de Zaraza
que iban á San Diego de Cabruta á reforzar á Mariño,
que se hallaba en dicho punto con los titulados genera
les Sedeño , Monagas, Montilla y Rojas, los cuales reunían
1.200 hombres de todas armas. Sin embargo de estas
noticias, continué mi marcha sobre el referido pueblo
de San Diego , y al llegar al hato de Zaraza, que dista
dos jornadas de él , me detuve interin una partida de ca
ballería reconocía aquellas inmediaciones y me traía al
gunos avisos . En efecto, el 7 esta partida se me incor
poró y me presentó cuatro prisioneros que capturó en el
pueblo de Suata , entre ellos á un teniente coronel llama
do Cesáreo , á quienes, examinándoles detenidamente , me
confesaron que en San Diego de Cabruta estaban los ca
becillas manifestados con goo infantes y 400 caballos,
consistiendo esta reunión tan numerosa en haber reunido
el enemigo todas sus partidas , haber extraído de los pue
blos del Orinoco todos los habitantes útiles para las armas
y sido reforzado con 200 hombres de Maturín que trajo
Rojas , 280 que condujo de Guayana Sedeño , y con los 150
que mandó Zaraza . Con tales datos y los de estar instruí
do de que el plan de los enemigos era el de hostilizarme,
no me pareció prudente el seguir mi proyecto, que era el
de atacarlos en San Diego , considerando que este pueblo
está situado en medio de una llanura inmensa , y que las
fuerzas de infantería de los rebeldes eran superiores á las
mías y las de caballería excesivas en sumo grado, pues,

(1) Doc. núm . 776.- 2 Julio.


405

par mi parte, no contaba sino con 702 infantes, de los cua.


les 100 solo llevaban lanza, y mi caballería estaba reduci
da á 112 hombres montados en yeguas flacas y mulas can.
sadas. Sabiendo que en el Pao habían dejado los enemigos
un destacamento de 200 hombres custodiando una madri
na de 600 caballos que tenían allí empotrerados, determiné
desde luego el recaer sobre aquella villa , apoderarme por
sorpresa de sus bestias y montar con ellas los muchos bue
nos jinetes que llevaba á pie conmigo, con cuyo medio
conseguía ponerme en un estado capaz de atacar decisiva
mente á los rebeldes. Efectivamente, el 10, caminando día
y noche, llegué al Pao, el que me encontré abandonado, y
por dos prisioneros que cayeron en mis manos supe que
los insurgentes, teniendo noticias que mi columna operaba
en el llano, se había replegado al grueso de su división , re.
tirando consigo su caballada, por lo que no obtuve el feliz
resultado que me prometía. El 11 contramarché con direc
ción al Chaparro, y el 12 , como á las doce de la mañana
al pasar por el hato de la Cantaura, se me presentó en un
banco un escuadrón de caballería enemiga, el que con sus
continuas escaramuzas y movimientos, entorpeciendo mi
marcha, me obligó á disponer fuese cargado por mi caba
llería . Mas recelándome que ésta por su debilidad no pu
diese sostener el ímpetu de la enemiga , que era sobresa
liente, mandé situar á su retaguardia dos compañías del ba
tallón de la Reina al mando del valiente capitán D. Pedro
Casals, á quien le previne que en caso de ser arrollada , la
sostuviese con sus fuegos, formando lo restante de la co
lumna á las inmediaciones de un bosque. Mi determina
ción produjo el resultado que esperaba, y á no haber sido
por ella, hubiera perecido toda nuestra caballería, la que,
como preveí, no pudiendo resistir a la contraria, volvió ca.
ras; pero la infantería , que con anticipación aposté , dirigió
con tal serenidad y acierto sus fuegos que obligó al enemi
go á huir desordenadamente, causándoles una gran pérdi:
406
da , entre ellos la de su temerario coronel D. Francisco Ba
rroso. Concluída esta operación reconocí el campo , y á la
distancia de tiro de cañón de mi formación avisté en el de
clive de una loma tres escuadrones de caballería y una
gran columna de infantería, que me persuadí era la divi.
sión de San Diego. En este estado, viendo la superioridad
tan excesiva de fuerzas de los insurgentes y convencido de
que de atacarlos en campo raso me exponía á que mis sol
dados fuesen sacrificados, resolvi presentarles la batalla en
retirada , formando para esto la infantería á cuatro de fon .
do y la caballería á retaguardia, cubriendo toda la exten
sión de mi columna con guerrillas que hice desplegar por
los flancos, frente y retaguardia , pues el enemigo súbita
mente me embistió por todas direcciones con numerosas
partidas de infantería y caballería , Bajo este orden me re
tiré más de una legua por la sabana , originándoles bastan
tes bajas, especialmente en su caballería que con indeci
ble obstinación intentó arrollarnos. Pero habiendo llegado
al río Unare y teniendo la suerte de encontrar su cauce
seco, dispuse marchar por él , colocando en su concavidad
las tropas bisoñas de los cantones, el bagaje y la caballe
ría , desplegando á derecha é izquierda de sus orillas el
aguerrido batallón de la Reina y milicias de San Mateo.
En este momento acabó de llegar toda la infantería ene
miga , la que a pesar de atacarme vigorosamente, mis va.
lientes soldados con su denuedo acreditado lograron re
chazarla , matándoles multitud de gente, lo que ejecutaron
con gran ventaja, pues estaban apostados detrás de los ár
boles y abrasaban a los que osaban presentárseles que ve
nían á cuerpo descubierto . No por esto desistieron de su
empeño, pues por siete ú ocho ocasiones repitieron su ata
que por todas partes, disputándome mi posición , con obje
to de desalojarme de ella . Varias veces , viéndolos desorde
nados, los cargué á la bayoneta, pero tantas cuantas lo eje
cuté, me vi en la precisión de regresarme al bosque del
407

río, porque la caballería , en cuanto salía al llano , nos sofo


caba extremadamente. De este modo, ya ofensivo ó bien
definitivamente, sostuve siete horas un ataque empeñadi
simo, hasta que á las cuatro y media de la tarde , recono
ciendo el enemigo su gran pérdida y que de ningún modo
me podía batir, cesó de incomodarme y yo continué mi
marcha por el río abajo , sin que en los tres días que he tar
dado en llegar a este pueblo , haya encontrado el más pe
queño obstáculo. La constancia y resolución que ha tenido
esta tropa es imponderable. Baste decir á V. E. que dentro
del bosque llegó el caso de agarrarles los rebeldes las pun
tas de sus bayonetas . La caballería enemiga penetraba te
merariamente por su espesura , por lo que dejaron de exis
tir muchísimos de estos bárbaros . La pérdida del enemigo
ha sido considerable . No la puedo detallar á V. E. por no
haberme sido dable reconocer el campo ; pero debe ser ho
rrorosa en atención á la ventajosa posición que escogi y al
vivísimo fuego de siete horas que le hice, en que se me con .
sumieron 50.000 cartuchos. Los jefes que me constan se le
han muerto , han sido los coroneles Barroso, Mira, Sotilo y
Morocho y otros muchos oficiales valentones conocidos por
los de esta provincia . Mi pérdida también ha sido de bas
tante consideración , como se servirá ver V. E. por el esta.
do que le incluyo .
A costa de mil fatigas he conseguido conservar los he.
ridos y conducirlos a este pueblo . Algunos soldados se han
quedado cansados en los caminos , tanto por la obscuridad
de la noche del día de la acción , cuanto por el terrible
aguacero que duró toda ella , agregándose á esto la debili
dad de mi tropa , que desde el 11 hasta el 15 no había to
mado ningún alimento ; pero confío en que se me reunan
muy en breve , pues para ello he dispuesto lo conveniente .
Nada me han dejado que desear los señores jefes, oficiales
y tropa , que tengo el honor de mandar : cada cual á porfía
se ha excedido en el cumplimiento de sus deberes . »
408 -
El triste cuadro que presenta en el día el ejército ex
pedicionario de Costafirme (1 ), próximo á su total disolu
ción, cediendo con su exterminio á la multitud de fuerzas
que cargan sobre él para apoderarse de estas provincias,
está trazado por mí hace tres años, cuando desde Mompox
y Ocaña, en Abril de 1816, manifesté á S. M. , por conducto
de V. E. , la suerte progresiva que tendrían sus reales ar
mas en este hemisferio, si no se remitían oportunamente
los auxilios y reemplazos que pedía , cuya falta ha origi
nado pérdidas y males que difícilmente podrán repararse .
No confío en mis talentos políticos, ni me precio de adivi
nador infalible en los sucesos de este continente , pero
el ardiente anhelo que me anima por la justa causa de
nuestro amado Soberano y la experiencia que adquirí en
el conocimiento del carácter, opinión, recursos y sistema
de las vasallos que aquí se revelaron contra S. M. , me pu
sieron en el caso de hablar y de profetizar el destino de
estas posesiones, si no podían ser socorridas, como pro
puse , y el término fatal á que hemos llegado, que se ha
prolongado tanto tiempo, por la constancia infatigable de
los heroicos soldados que han resistido con admiración ge
neral al cúmulo de circunstancias reunidas para hacer inú.
tiles sus inimitables esfuerzos. Es menester, excelentísimo
señor, conocer la América y particularmente Venezuela y los
venezolanos, para dar importancia á esta sencilla relación ,
en que lo menos que pretendo es elogiar el mérito con
traído por los valientes del ejército de mi mando. ¡Ojalá
que ella alcance el que se pidan por S. M. informes á per
sonas que conozcan la revolución y los insurgentes de es
tas provincias, sobre el estado difícil y apurado en que
nos hallamos ! Puse en conocimiento de V. E. , para
que se dignase elevarlo al de S. M. , la actividad con que
armando hombres del país, durante el invierno pasado, lle.

( 1) Doç, núm . 781.- Cuartel general de Valencia, 12 Septiembre 1819.


409

gué á reunir sobre el Apure un ejército respetable; el te.


rreno que con él ocupé, y los efímeros resultados que pro .
dujo la campaña de los llanos del Arauca por la disemi
nación que hicieron los enemigos de todas sus fuerzas.
Después de estos acaecimientos desembarcó la expedición
inglesa en Barcelona, y se vio atacado á un mismo tiempo
el ejército de S. M. en Cumaná, en los llanos del Unare,
en la provincia de Barinas y en las serranías de Santa Fe,
mientras millares de partidas esparcidas en todas las pro
vincias, robaban los pueblos, cortaban nuestras comuni.
caciones y nos privaban de recursos. Llamada poderosa
mente mi atención á todas partes, y particularmente en
extremos que distan entre 600 leguas , no pude oponer más
que el valor heroico de los pocos soldados que están á mis
órdenes , y triunfaron gloriosamente en el Unare , la Cruz,
Cumaná y Barcelona, rechazando por todas partes los bien
combinados esfuerzos de un enemigo audaz y aguerrido ;
pero el solo punto que plegó á la fuerza y fué arrollado ,
le ha recompensado con usura sus pérdidas en las demás
provincias. Juzgue V. E. de nuestra situación después de
estos sucesos, y dígnese examinar qué esperanza queda de
salvar y defender este país , cuando de un solo golpe , en
nuestros grandes apuros, hemos perdido más de tres mil
soldados , que pasarán sin duda á aumentar las filas ene
migas, y mayor número de armas con los recursos del
virreinato de Santa Fe . Al mismo tiempo, es fácil que
V. E , alcance cuáles serán los resultados de los nuevos
combates que van á librarse , por consecuencia del orgullo
y poder en que se hallan los insurgentes con la conquista
de aquel reino , dejándonos reducidos á un corto recinto
donde no hay más que enemigos del Rey y de la España ;
concluídos los escasos medios con que hasta ahora había
mos podido aunque con gran trabajo subsistir , y sin más
esperanzas que la de terminar nuestra existencia con ho
nor, pero sin fruto alguno . La suerte de Venezuela y de
410

la Nueva Granada , Excmo. Sr. , no puede ser dudosa , y


cualesquier reflexión lisonjera que hagan á S. M. en con
tradicción á las ingenuas y verdaderas demostraciones que
tengo hechas por el Ministerio de V. E. en toda mi corres
pondencia son tan arriesgadas, que si han podido influir
para desatenderlas, sólo la triste experiencia y los resul.
tados desagradables que tal vez tocamos sin remedio, pro
barán que no me he engañado en mis predicciones, hijas
del convencimiento, del buen deseo y de la obligación con
que debí informar á S. M. de lo que podía temerse ó es
perarse en estos sus sublevados dominios. Todavía pudo
haberse remediado el mal , si al principio de este año hu
biesen llegado cuatro mil hombres y buques de guerra
para someter la Guayana. Con las fuerzas que logré re.
unir se hubiera conseguido aquella importante operación ,
y conquistando Guayana se salvaba á Santa Fe, se asegu .
raba todo el inmenso país que hay hasta el Perú , las cos
tas del mar Pacífico y la fuerte plaza de Cartagena de In .
dias, que se hallaba en la actualidad tan próxima y tan terri.
blemente amenazada , pues preveo estará pronto reducida
á sus murallas, y los piratas con los buques de guerra que
continuamente reciben de Inglaterra y Norte de América
poderosos para reducirla al más estrecho bloqueo. Ahora
no serán suficientes ocho mil hombres para reconquistar
lo que hemos perdido en opinión y en terreno, con sólo
una acción desgraciada , cuando tantos triunfos consegui -
dos por las armas de S. M. anteriormente apenas hicieron
más que someter el país que pisábamos. Las funestas con
secuencias de una batalla perdida por las tropas españo
las en América ha demostrado la experiencia que con
muchas otras ganadas después no han podido repararse ,
como en estas (provincias no conseguimos á pesar de tan
tos esfuerzos contener las ventajas que obtuvieron los in
surgentes cuando Mac- Gregor penetró en 1816 desde Ocu
mare hasta los llanos de Barcelona , y sitió á Chaguara
411

mas, batiendo en seguida en el Alacrán y en el Juncal al


brigadier Morales y coronel López. Sucesos tan peque
nos en comparación á nuestros triunfos, unidos á la bata
lla de San Félix , que en 11 de Abril de 1817 perdió el ge
neral La Torre en las inmediaciones de Guayana , pusie
ron á disposición de los rebeldes esta provincia, la costa
de Guiria, el interior de la de Barcelona y los de Casana
re , donde establecieron su residencia para formar y orga .
nizar el ejército que al fin ha dominado á Santa Fe . Estos
prodigios, que así pueden llamarse por la rapidez con que
los han conseguido, fueron obra de Bolívar, y un puñado
de hombres reunidos en los Cayos de San Luis, de los
cuales Piar, Mariño, Bermúdez y otros muchos desembar
cados solos, bastaron para sublevar pueblos y provincias
enteras, formar ejércitos numerosos y abrir el nuevo y
sangriento teatro de combates que se han seguido después
llenando de desolación este país. Dígnese V. E, comparar
las situaciones de 1816 , cuando tuve el honor de hacer
presente á S. M. lo que temía por la expedición que Bo
lívar organizaba en los Cayos, y lo que ahora en esta épo
ca, con el virreinato de Santa Fe en su poder, un ejér
cito de más de 12.000 hombres , entre los que se cuentan
cuatro mil ingleses y extranjeros, dueño de la Guayana y
costas de barlovento , su escuadrilla preponderante en es
tos mares, con grandes recursos facilitados por la avaricia
inglesa , al estado en que yo me hallo , reducido á una pe
quena parte de las provincias de Venezuela, con un cortí.
simo número de soldados europeos, en medio de tal mi
seria que sólo han percibido una cuarta parte de haber en
todo este año y sin esperanzas de socorro alguno, para
juzgar de la suerte que próximamente nos aguarda , y de
la que tendrá sin remedio esta parte de los dominios de
S. M. En tan angustiada situación , no puedo menos de
hacer salir inmediatamente á mi Ayudante de campo el
coronel D. Leon Ortega, para que lleve á V. E. estos des.
412

pachos y le informe menudamente de cuanto ha ocurrido


y de la urgencia que hay para hacer el último esfuerzo, á
fin de que este ejército sea auxiliado sin demora alguna
con siete ú ocho mil hombres y buques de guerra para el
apostadero de Puerto Cabello , sin cuya fuerza será impo
sible lograr ninguna ventaja, asegurando á V. E. que si
llegamos á sucumbir y se pierde la Costafirme que es la
América militar, no la volverá jamás á recuperar el Rey
nuestro señor, aunque para ello se empleen 30.000 hom.
bres , y bastará sólo conocer un poco la historia de la re .
volución de este país y la sangre que en ella se ha derra
mado , para persuadirse de tan conocidas verdades , cuyos
resultados son infalibles . Yo entretanto aseguro á V. E.
que haré cuanto esté de mi parte por conservar estas pro
vincias á S. M. , y que en ella no dominarán los insurgen
tes mientras exista un soldado español, pero el corto nú.
mero de éstos y los enemigos formidables que nos cercan ,
no permitirán á lo sumo otra cosa que salvar el honor de
las armas del Rey nuestro señor, pereciendo todos en de
fensa de su justa causa , sin poder conservarle esta impor
tante parte de la América meridional,
La derrota de Páez en el pueblo de la Cruz, en cuya
acción nuestras escasas fuerzas , se llenaron de gloria por
su bizarría y arrojo ( 1 ) ; el haber sido rechazada de la
plaza de Cumaná la división inglesa que la bloqueaba ( 2)
y otros felices sucesos de menor importancia no compen
saban de modo alguno el deplorable estado de aquel puna
do de valientes , desatendido , desamparado y sin refuerzos
ni auxilios de ninguna clase. Harto de exponer al Rey y al
Ministro la situación en que se hallaba , decidió Morillo
enviar á España á su Ayudante de campo , el coronel don

(I) Doc . núm . 783.


( a) Doc, núm . 784.
- 413 -

León Ortega ( 1 ) para enterar al Gobierno del apurado


estado en que se hallaba aquel territorio, y los auxilios
que urgentemente necesitaba.
Entretanto presentaba al Ministro en 24 de Septiem
bre (2 ) una serie de atinadas observaciones sobre las cau
sas de tan grave conflicto , que prueban una vez más su
talento observador y el conocimiento profundo que tenía
del estado de los negocios y carácter de aquellos habi
tantes .
« A proporción que la causa de los facciosos ha ido pro
gresando, y que desgracias como la pérdida del reino de
Santa Fe les va asegurando el éxito de sus planes , los sol
dados del país que están reunidos á las banderas de S. M.
desertan considerablemente , pasándose á los enemigos ; y
no debe dudar V. E , que si llega el caso de abandonar
alguna parte del territorio en que actualmente se encuen
tran las tropas del Rey, muy pronto quedaremos reducidos
á los europeos, que no llegan en su total á 2.500 hombres ,
de los cuales los restos del batallón de Barbastro se halla
embarcado en la escuadrilla Real . Fácil es de calcular la
suerte que espera á este puñado de valientes en el momento
que se vean precisados á pelear contra todos los habitantes
de este Continente . Tal es el estado á que de una en otra
campaña hemos quedado reducidos , y la suerte progresiva
que ha tenido el ejército expedicionario de Costafirme, por
no haber recibido en tiempo los socorros que necesitaba ni
seguido el plan que se acordó en esa capital antes de mi
salida para enviar sucesivamente los reemplazos de las
bajas que se fuesen ocasionando , y hacer tocar todas las
expediciones en la isla de Margarita. Estas necesidades
han ido multiplicándose de día en día , y los esfuerzos se
han necesitado doblemente , á proporción de los pasos que

( 1 ) Doc. núm . 786. - 13 Septiembre.


( 2 ) Doc, núm . 787
1

412 -
pachos y le informe menudamente de cuanto ha ocurrido
y de la urgencia que hay para hacer el último esfuerzo , á
fin de que este ejército sea auxiliado sin demora alguna
con siete ú ocho mil hombres y buques de guerra para el
apostadero de Puerto Cabello, sin cuya fuerza será impo
sible lograr ninguna ventaja, asegurando á V. E. que si
llegamos á sucumbir y se pierde la Costafirme que es la
América militar, no la volverá jamás á recuperar el Rey
nuestro señor, aunque para ello se empleen 30.000 hom
bres, y bastará sólo conocer un poco la historia de la re .
volución de este país y la sangre que en ella se ha derra
mado, para persuadirse de tan conocidas verdades, cuyos
resultados son infalibles. Yo entretanto aseguro á V. E.
que haré cuanto esté de mi parte por conservar estas pro
vincias á S. M. , y que en ella no dominarán los insurgen
tes mientras exista un soldado español, pero el corto nú.
mero de éstos y los enemigos formidables que nos cercan ,
no permitirán á lo sumo otra cosa que salvar el honor de
las armas del Rey nuestro señor, pereciendo todos en de
fensa de su justa causa, sin poder conservarle esta impor
tante parte de la América meridional.
La derrota de Páez en el pueblo de la Cruz, en cuya
acción nuestras escasas fuerzas , se llenaron de gloria por
su bizarría y arrojo ( 1 ) ; el haber sido rechazada de la
plaza de Cumaná la división inglesa que la bloqueaba (2)
y otros felices sucesos de menor importancia no compen
saban de modo alguno el deplorable estado de aquel puña
do de valientes, desatendido, desamparado y sin refuerzos
ni auxilios de ninguna clase. Harto de exponer al Rey y al
Ministro la situación en que se hallaba , decidió Morillo
enviar á España á su Ayudante de campo, el coronel don

( 1 ) Doc, núm . 783.


(2) Doc, núm. 784:
413

León Ortega ( 1) para enterar al Gobierno del apurado


estado en que se hallaba aquel territorio, y los auxilios
que urgentemente necesitaba .
Entretanto presentaba al Ministro en 24 de Septiem
bre (2 ) una serie de atinadas observaciones sobre las cau
sas de tan grave conflicto , que prueban una vez más su
talento observador y el conocimiento profundo que tenía
del estado de los negocios y carácter de aquellos habi
tantes.
A proporción que la causa de los facciosos ha ido pro
gresando, y que desgracias como la pérdida del reino de
Santa Fe les va asegurando el éxito de sus planes, los sol
dados del país que están reunidos á las banderas de S. M.
desertan considerablemente , pasándose á los enemigos ; y
no debe dudar V. E. que si llega el caso de abandonar
alguna parte del territorio en que actualmente se encuen
tran las tropas del Rey, muy pronto quedaremos reducidos
á los europeos, que no llegan en su total á 2.500 hombres ,
de los cuales los restos del batallón de Barbastro se halla
embarcado en la escuadrilla Real . Fácil es de calcular la
suerte que espera á este puñado de valientes en el momento
que se vean precisados á pelear contra todos los habitantes
de este Continente . Tal es el estado á que de una en otra
campaña hemos quedado reducidos, y la suerte progresiva
que ha tenido el ejército expedicionario de Costafirme, por
no haber recibido en tiempo los socorros que necesitaba ni
seguido el plan que se acordó en esa capital antes de mi
salida para enviar sucesivamente los reemplazos de las
bajas que se fuesen ocasionando, y hacer tocar todas las
expediciones en la isla de Margarita . Estas necesidades
han ido multiplicándose de día en día , y los esfuerzos se
han necesitado doblemente , á proporción de los pasos que

1 ) Doc. núm. 786. - 13 Septiembre.


(2) Doc, núm. 787
414

aunque con lentitud han dado los rebeldes , pues éstos, sin
embargo de haber perdido casi todas las batallas, una que
otra ventaja les ha adquirido lo bastante para recompen
sar con usura todas sus pérdidas. La revolución de la isla
de Margarita , que no se sofocó á tiempo , produjo su pér
dida , después de mucha sangre derramada en la defensa
de ella , la de la costa de la Guiria y una gran parte de las
provincias de Cumaná y Barcelona, la de la Guayana, la
de los Llanos , y últimamente la del reino . Todo pudo ha
berse evitado con la remisión de 4.000 hombres que pedí
al ocupar á Cartagena de Indias, para asegurar á Vene
zuela , y poco a poco se han ido aumentando los pedidos,
hasta llegar ya al punto de no ser casi suficiente una expe
dición como la que conduje á estas provincias para poner
al ejército en estado de destruir á los rebeldes. He venido
en esta dirección para continuar a la provincia de Barinas
y estar pronto á reunir los cuerpos que deben oponerse á
Bolívar, habiendo avisado al general La Torre, que se
halla en los valles de Cúcuta con el primer batallón de
Navarra, se replegue por Mérida y Trujillo en caso de ser
atacado por fuerzas superiores para reconcentrarse sobre
la quinta división . También he ordenado al coronel Pe
reira , que se halla en los llanos de Barcelona, venga sobre
San Rafael de Orituco con las fuerzas de su mando, que
son todas del país , y al brigadier Morales , que manda la
caballería y la división de vanguardia , le he prevenido esté

pronto para cualquier aviso mientras auxilia la plaza de


San Fernando , que me veo en la necesidad de abandonar ,
y se halla á la vista de las operaciones del caudillo Páez.
Puede V. E. asegurar á S. M. que nada quedará que hacer
por la defensa de esta parte de sus dominios que se llevará
hasta el extremo , pero al mismo tiempo le ruego encare
cidamente se haga un esfuerzo por auxiliarme con los 7
u 8.000 hombres que le he pedido en los oficios que con
duce el coronel Ortega , así como las fuerzas de mar que
415

tengo reclamadas, particularmente fuerzas sutiles para el


Orinoco, en el seguro concepto que si estos socorros no
vienen luego , luego, dudo con mucho fundamento lleguen
á tiempo de poder remediar el desastroso fin de un ejér
cito que todavía, si es auxiliado oportunamente, puede
dar muchos días de gloria á las armas del Rey nuestro
señor.
« Entre los males y dificultades que me cercan actual
mente en el mando de este ejército ( 1 ), es el mayor de
todos la horrible miseria que padecen los individuos que
lo componen , por la absoluta falta de recursos con que
cuento para la subsistencia . Han pasado ya tres años en
que apenas se ha podido suministrar una muy pequeña
parte del haber de los cuerpos , y este cortísimo socorro ,
extenuado de día en día , llega al punto de faltar entera .
mente , y nos pone en un extremo que sólo puede conce
birse por el que vea y toque los sufrimientos que sobre .
llevamos . En el año presente no ha podido hacerse otro
pago que el de la cuarta parte del haber de un mes á to
das las clases , y ya estamos en el de Septiembre sin espe
ranza ni recurso de volver á dar igual cantidad á pesar de
ser tan pequeña y miserable . Fácil es por este hecho, sin
pensar en los atrasos anteriores , conocer hasta qué grado
llegará la estrechez y pobreza á que están reducidas estas
tropas . Todos los auxilios que sugiere la economía y la
precisión se han agotado , pero nada basta para cubrir las
faltas y el vacío que va dejando un largo espacio de tiem .
po en que no se recibe cosa alguna. El oficial y el soldado ,
reducidos á un pobrísimo y destruído vestuario de lienzo,
se lavan y cuidan por sí mismos , y están sin diferencia al
guna viviendo en una escasez de que tal vez no hay ejem
plo . Si se considera la suerte de las provincias de Vene
zuela después de la ruinosa y sangrienta guerra que las

( 1 ) Doc. núm . 788. - 30 Septiembre,


416 -
destruye ya hace nueve años, no dejará de admirarse como
aún queden algunos restos de su antigua riqueza que pue
dan en parte aplicarse á los gastos urgentes é indispensa
bles del ejército . El comercio, la industria y la agricul
tura paralizados enteramente, nada producen al real Era.
rio; las fortunas más brillantes arruinadas; las haciendas y
los hatos inmensos de ganado destruídos; nada ha quedado
en estas provincias más que un número crecido de acree
dores que claman continuamente por sus pagas, y una
multitud de pensionistas, de empleados y de atenciones
que han multiplicado la revolución y la guerra . Está de
mostrado hasta la evidencia que los productos de las ren
tas reales no alcanzan ni con la décima parte de los gas
tos más urgentes, aun cuando se emplease la más rigurosa
economía, y de este considerable déficit resulta que de año
en año se va aumentando la deuda, los acreedores y las
necesidades, niientras que la guerra y los progresos del
enemigo exigen dobles esfuerzos, nuevos armamentos y
aumento de tropas. Sólo la plaza de Cumaná consume
anualmente en víveres para sostener su guarnición 250.000
pesos, gasto privilegiadísimo que no da espera, so pena de
perder la plaza , y este solo ramo, que es muy pequeño en
comparación á los demás, absorbe la mitad de todos los
productos integros de las rentas. El haber mensual de las
tropas que existen en Venezuela actualmente , según el pre
supuesto, pasa de 150.000 pesos mensuales, y aunque éste
en el día es un haber imaginario porque no se percibe, no
es posible subsistir sin alguna pequeña parte de él ; y si se
agregan los empleados en todos los ramos, hospitales, ví
veres, transportes y demás precisas atenciones de que no
puede prescindirse, se podrá formar una idea aproximada
de la enorme deuda que resulta anualmente contra la real
Hacienda . Al paso que esta misma va cortándonos los re
cursos, empobreciendo al país y aumentando nuestras ur
gencias, los enemigos han adquirido territorios producti
417

vos de donde pueden sacar bastantes auxilios y cuentan


en Guayana con depósitos de armas , víveres, municiones
y vestuarios suficientes para cubrir sus necesidades con
profusión . La codicia de los comerciantes extranjeros, par
ticularmente los ingleses, les ha abierto sus almacenes en
Europa y en las Antillas, y con las esperanzas de adquirir
haciendas ó de recibir en cambios los ricos frutos de este
continente, concurren á porfía para suministrar á lus re
beldes cuanto pueden desear. En los últimos seis meses de
este año han llegado á la isla de Margarita y á Guayana
por valor de muchos millones, en buques de guerra trans
portes, efectos y hombres conducidos desde Inglaterra para
hostilizar el ejército del Rey. Los insurgentes para pre
sentar y conservar sus tropas en campaña en nada tienen
que pensar, mientras nosotros luchamos contra las difi
cultades que ofrece la destrucción y la miseria . Este con
traste no puede menos de producir las desventajas que nos
van acabando . El remedio en tan lamentable situación no
está en mi poder, ni existe ninguno que alcance á sacar
productos de donde en realidad no los hay. Las contribu.
ciones extraordinarias serían perjudicialísimas. En cir
cunstancias tan apuradas , cuando me veo por todas partes
con fuertes divisiones enemigas que combatir, en un país
devastado que no ofrece recurso alguno para subvenir ni
aun á los gastos puramente necesarios, no puedo dejar de
llamar la superior consideración de V. E. hacia este ejér
cito, para que se digne penetrar de la desgraciada suerte
que a todos nos cabe y del crítico estado en que nos halla
mos . En esta virtud ruego á V. E. haga presente á S. M.
lo indispensable que es se señale al ejército expediciona
rio de mi mando y al apostadero de Marina de Puerto Ca
bello, que depende de él , un situado á lo menos de 60.000
pesus mensuales, que por las cajas de Méjico , Veracruz y
la Habana, ó por todas ellas , se satisfaga puntualmente en
metálico y no en especies , cuya suma entrando en la Te
TOMO 1 27
- 418

sorería del ejército podría cambiar enteramente nuestro


estado , facilitando un corto socorro al oficial y al soldado,
y lo mismo á los buques de guerra, que sería solo una
cuarta parte de haber , con cuyo auxilio nos contempla
ríamos dichosos siendo constante, y se atendería también á
las urgencias más precisas de hospitales que tanto llaman
mi atención . »
Ibase cada día recibiendo fatales noticias para las tro
pas españolas . En 1o de Octubre participaba Morillo al
Gobierno que el general La Torre se había visto obligado
á abandonar los valles de Cúcuta y á retirarse al pueblo
de la Grita, quedando en poder del enemigo el último te . .
rritorio que por esta parte conservábamos del Nuevo Reino
de Granada ( 1 ) y descubierta la plaza de Maracaibo.
Reclamaba Morillo con urgencia en 1. ° de Diciembre ( 2 )
prontos auxilios . Gracias á haberse retardado algún tanto
las operaciones de los contrarios por el atraso del invierno
y haberse prolongado la época de las inundaciones, no
fueron atacadas nuestras fuerzas por las enemigas que
iban invadiendo ya aquellas provincias . La de Barinas
fué ocupada por las divisiones de Soublet y Páez. « Así,
decía Morillo , me veo precisado á ir reconcentrando las
fuerzas para no exponerme á ninguna desgracia parcial y
pasando por el inconveniente de abandonar una porción
del país que no puede defenderse . )
Por el deplorable estado de la escuadrilla española en
aquellos mares , reducida á cuatro buques de muy peque
ña fuerza ( 3 ) fué preciso abandonar el bloqueo de la isla
Margarita . Justamente, en ninguna ocasión hemos nece
sitado más de los auxilios de nuestra escuadrilla, pues ya
que no ha impedido la llegada y los desembarcos de las pri

( 1 ) Doc, núm . 789.


( 2) Doc, núm. 793.
( 3) Doc . núm . 794.- 1.º Diciembre 1819.
419

meras tropas inglesas, habiendo bloqueado estrechamente


las que se encuentran en Margarita , se les hubieran tras
tornado todos sus planes de reunión ; el hambre y las en
fermedades los hubieran acabado , y la discordia y des
unión , poniéndolos en los últimos extremos , los hubieran
reducido á un término desesperado.
Sumariados los brigadieres D. Pascual Real y D. Fran .
cisco Tomás Morales por faltas de servicio , volvió Morillo
á emplearlos de nuevo por la escasez de personal en que se
encontraba , pero se vió en la necesidad de enviar á la Pe
nínsula al brigadier Aldama no sólo por crueldades come
tidas sino también y muy principalmente por su tibieza
en el servicio militar que le correspondía ( 1 ) . Sucesos to
dos que amargaban sobremanera el ánimo del General
en jefe al ver sus planes y disposiciones descuidados unas
veces у
mal ejecutados otras. Por otra parte , ni Onís ( 2 ) en

(3 ) Dọc , núm 797 .


( 2) D. Luis de Onís González López y Vara, señor de la villa de Rayaces ,
regidor perpetuo del Ayuntamiento de la ciudad de Salamanca, caballero Gran
Cruz de la Real Orden americana de Isabel la Católica y de la condecoración
de la Lis de la Vendé, caballero pensionado de la Real y distinguida Orden es
pañola de Carlos III , ministro vocal de la suprema asamblea de dicha Real
Orden, del Consejo de S. M., su Secretario con ejercicio de decretos y su en
viado extraordinario y ministro plenipotenciario cerca de los Estados Unidos de
América, fué nombrado en fin de Junio de 1809, para desempeñar este cargo,
por la Suprema Junta Central . Acogido favorablemente en aquella república ,
su Presidente Maddisson y el secretario de Estado R. Smith , primeramente ,
y su sucesor Diego Monroe, le advirtieron que no podía aquel Estado admitir
ni reconocer ministro alguno de los gobiernos provisionales de España, porque
la Corona estaba en disputa y la nación dividida en dos partidos opuestos, y que
hasta la decisión de esta lucha los Estados Unidos se mantendrían neutrales .
Así, en efecto, se mantuvieron hasta fin de Diciembre de 1815 , en que al fin
fué admitido y reconocido, mediante nuevas credenciales firmadas de mano
de Fernando VII. Trabajó enérgica y decididamente por los intereses españoles
y negoció y concluyó un Tratado de amistad , arreglo de diferencias y límites
entre las dos naciones, firmado en Washington á 22 de Febrero de 1819. Es su
mamente instructiva é interesante su Meinoria sobre las negociaciones entre España y
kcs Estados Unidos de América, que dieron motivo al tratado de 1819. Madrid , 1820.
420

los Estados Unidos , ni el Duque de San Carlos en Ingla.

á
terra , pesar de sus esfuerzos , podían , como represen
tantes de España en aquellos países, contener las infinitas
partidas de extranjeros que engrosaban de una manera es.
candalusa los ejércitos enemigos ( 1 ) .
En este año terminó la formación del expediente man .
dado instruir por Morillo para averiguar las causas y cul
pantes de los sucesos referentes á la pérdida y retirada de
nuestro ejército de la ciudad de Guayana en 1817 ( 2) , oca
sionadas ya por motivos políticos ya por faltas militares ;
documento interesantísimo que merece leerse con toda de
tención .
Al principiar el año de 1820 fueron acentuándose los
males de nuestro reducido y olvidado ejército , mientras
que el de los enemigos recibía grandes refuerzos de hom
bres y dinero tanto de la misma América del Norte como
de Inglaterra , Francia y otros países . Sólo la firmeza de
carácter y el prestigio de Morillo mantenían el partido de
España en aquellos territorios. Lleno del mayor descon
suelo recordaba al Ministro de la Guerra su apurada situa
ción , las veces que había solicitado refuerzos y el comple
to olvido en que se le tenía (3 ) .
« Siete meses (decía ) han pasado ya desde que los ene
migos ocuparon la capital de Santa Fe y la mayor parte
del Nuevo Reino de Granada , por consecuencia de la des
graciada acción de Bayacá el 7 de Agosto del año pasado,
en que fué derrotada la tercera división del ejército de mi
mando , y en todo este tiempo por accidentes inesperados,
los más felices á favor de la causa de S. M. , han prolon
gado sus operaciones , dando lugar á que pudiésemos reci.
bir los auxilios que con tanta ansia se aguardan de la Pe.

(1) Docs, números 802, 803 y 808.


(2) Doc, núm . 812.
(3) Doc, núm . 818.- 10 de Febrero de 1820.
421

nínsula. Yo di parte por diferentes conductos á S. M. de


tan funesto suceso , manifestando los riesgos que nos ame
nazaban, bien por esta desgracia, como por las considera
bles fuerzas que de Inglaterra habían pasado á este conti
nente; y el coronel D, León Ortega, mi Ayudante de cam
po, llegó á Cádiz con mis despachos el 18 de Noviembre,
habiéndolo verificado poco antes el coronel Escuti. En este
intermedio los rebeldes si han dejado pasar tanto tiempo
sin emprender cosa alguna , facilitándonos la llegada de
nuestros socorros, no lo han perdido para organizar las
tropas que han sacado del Nuevo Reino de Granada, á
cuya población entera han hecho tomar las armas. Bolívar
ha bajado por las montañas de Casanare y la de Santa
Camila más de 4.000 reinosos organizados en batallones,
y con ellos y los ingleses ha puesto su ejército en un pie
muy respetable. A los prisioneros de la tercera división ,
naturales de estos países, los ha hecho tomar las armas ,
después de haber fusilado al coronel D. José María Ba
Treiro y todos los jefes y oficiales de ella, como también á
los soldados europeos, y ha aumentado por estos medios
sus tropas con gente de confianza y sus recursos de un
modo increíble por las ricas presas que hicieron en Santa
Fe á los comerciantes emigrados y las contribuciones que
han impuesto. Ya están todos estos cuerpos en movimien.
to. El general La Torre , que ocupaba los valles de Cúcuta
con una pequeña columna, ha sido atacado por el rebelde
Urdaneta que conducía 2.500 hombres y dos escuadrones
de caballería, y se ha visto obligado á retirarse sobre Mé
rida y Trujillo , adonde tampoco podrá sostenerse , pues
yo no puedo auxiliarle, y los enemigos penetrarán sin opo
sición alguna hasta San Carlos, quedando la provincia de
Caro expuesta á ser invadida lo mismo que la plaza de
Maracaibo. Sobre San Fernando se han reunido los ingle
ses y la división de Mariño con toda la caballería del llano
alto, cuya fuerza no bajará de 4.000 hombres, para mar
422

char sobre Calabozo, mientras el cabecilla Páez con su


caballería , los batallones de reinosos y un batallón de in
gleses con su artillería ligera se dirige á ocupar á San Car
los. En la isla Margarita tienen pronta una expedición ,
compuesta de 1.000 ingleses y algunos criollos, para des
embarcarla en las costas , protegida de la escuadrilla, al
mismo tiempo que Bolívar emprende el ataque sobre nues
tras fuerzas; y este proyecto lo conseguirán tanto más fa
cilmente, cuanto que nuestros buques de guerra no se ha
llan en estado de hacer grande oposición, pues sus jefes,
en continuas reclamaciones y rodeados siempre de dificulta
des, han pasado ya cinco años sin batirse con los piratas,
á pesar de haber tantos , y no espero que en esta ocasión
hagan más proyectos ni impidan desembarcar á los enemi
gos , que lo han verificado siempre sin obstáculo alguno .
En tan críticos momentos, yo no he podido hacer otra
cosa que reconcentrar las fuerzas del ejército de mi man
do , y evitar en lo posible empeñar una acción contra ene
migos tan superiores, dando tiempo á la llegada de la ex
pedición que espero sin tardanza á consecuencia de las
exposiciones que tengo dirigidas á S, M. , y si ésta se veri
ficase antes de darse la acción general que se prepara,
decidiría enteramente de la suerte de este ejército y de la
de estas provincias. Pero encuentro muchas dificultades
en que los enemigos retarden sus operaciones hasta fines
de este mes , que es para cuando calculamos puedan llegar
las tropas de la Península, y entonces ¡cuán doloroso sería
viniese este socorro después de alguna desgracia ! Nos ha
llamos actualmente en la estación rigurosa del verano,
cuando con las fuertes brisas y el calor excesivo han des
aparecido las lluvias y el mar que cubre los llanos, cuyos
caños y ríos se secan del todo, ó quedan vadeables. En esta
época se renuevan con más fuerza en Venezuela los ho
rrores de la guerra , y las bordas de facciosos que el in
vierno y las inundaciones retienen en los desiertos del
423

Apure se reúnen ahora para robar y saquear los pueblos


del interior. Bolívar y Páez se aprovechan de tan felices
momentos , y sólo han detenido la invasión de los valles de
Aragua y la capital por el mucho tiempo que han inver
tido en organizar las tropas del Nuevo Reino de Granada,
conducirlas á Venezuela y formar la gran reunión que han
hecho en San Fernando y la isla de Achaguas , donde so
bre las tropas que tenían el año pasado reúnen ahora los
ingleses de la división de Devereux y la del titulado gene
ral English, además de los prisioneros cogidos en Bacaya
y de los reinosos. Estoy, pues, de un momento á otro es
perando la aproximación de los rebeldes con dichas fuer
zas, harto desiguales a las que yo tengo , pero suplirá nues
tro valor y entusiasmo , pudiendo asegurar á V. E. que
todos estamos animados del más ardiente deseo de sacrifi
car nuestras vidas en defensa de los derechos de nuestro
amado Soberano y conservación de estos dominios , que
no poseerán los rebeldes mientras exista un soldado de este
ejército; pero la falta de socorros oportunos, después de
tantos sucesos desgraciados como he hecho presente, re
duce la suerte de Venezuela y la de Nueva Granada á de
cidirse en una batalla , cuyo éxito ha de ser bien dudoso , y
yo no puedo menos de exponer á V. E. la crítica situación
en que me hallo . ,
En 29 de Marzo participaba igualmente el desembarco
de 1.500 extranjeros en río Hacha ( 1 ) . « Cuando di parte
á V. E. en 10 de Febrero último del estado en que me ha .
llaba, creyendo ser próximamente atacado por las fuerzas
enemigas, estaba lejos de creer hubiesen prolongado tanto ,
sus operaciones , porque ignoraba contasen con esta nueva
expedición que ha desembarcado en río Hacha , y que in
tentasen á su vez invadir estas provincias y las de Santa
Marta y Cartagena. Tanta dilación y el largo tiempo que

(y ) Doc, núm, 819.


424

han invertido los rebeldes para reunir los medios de ata


que , favoreciendo de una manera que no creía, cuando
despaché al coronel Ortega, la llegada de los auxilios que
aguardamos de la Península, han aumentado nuestra debi
lidad y sus fuerzas, y desde estos días hasta la ocupación
completa de la provincia de Cartagena y las citadas pla
zas de Santa Marta y Maracaibo, debe pasar muy corto
intervalo. No es esto pensar tristemente. Es una conse
cuencia precisa del estado del virreinato, de la rebeldía
con que todos sus habitantes se han armado contra el Go
bierno y de los grandes socorros que en hombres, armas ,
buques y municiones prodigan los ingleses á estos traido
res..... Yo contaba con haber recibido en todo este mes los
auxilios que se me anunciaban por V. E. que , aunque en
corto número y ya demasiado tarde, sin embargo , todavía
llegaban á tiempo de reanimar los espíritus abatidos é in
decisos, y de haber emprendido una campaña feliz antes
de la época de las inundaciones que es tan fatal y penosa
á los europeos. La desgraciada rebelión de las tropas des.
tinadas á Ultramar en Arcos de la Frontera que han en
torpecido su embarque y mis socorros , dieron por tierra
con todas las esperanzas lisonjeras de este ejército y nos
han reducido á la mayor nulidad é impotencia.
Alguno que otro hecho de armas glorioso registra toda
vía la historia de esta campaña , como la sorpresa realizada
por el capitán Domingo González con su esquife contra
trece barcos enemigos en Caño Colorado, quemando once y
trayéndose dos cargados de vestuarios y armas ( 1 ) ; la des
trucción de las rochelas de los insurgentes en Boquero
nes y Socorro (2) ; las derrotas de los mismos en Santa
Bárbara, Urica y Arco (3) ; las ventajas obtenidas en el

(1) Doc , núm . 821 .


( 2) Doc , núm , 822 .
(3) Dọc. núm . 823.
425

Orinoco sobre varias columnas enemigas ( 1 ) ; la derrota


del rebelde Abreo por el comandante Loyola ( 2 ) ; la de la
expedición inglesa que se había apoderado de río Hacha
y Valle Dupar, victoria obtenida por el coronel Sánchez
Lima ( 3) , hechos todos que demuestran el valor de nues
tras tropas y las excelentes disposiciones de su General ,
así como los brillantes resultados que hubieran obtenido á
ser oportunamente reforzadas y socorridas por el Gobierno
central.
Al subir al poder el nuevo ministerio constitucional,
Morillo dirigió al Ministro de la Guerra , Marqués de las
Amarillas , un resumen de lo que á sus antecesores había
expuesto sobre el precario estado del ejército expediciona.
rio (4) y urgente necesidad de su auxilio, insistiendo en su
relevo.
Por lo que á mí toca , le decía , nada más deseo que el
ser relevado de este mando que hace seis años estoy des .
empeñando , en cuyo tiempo , por mis heridas y la fatal
influencia del clima, he contraído enfermedades y acha .
ques que me imposibilitan continuar, por ahora, en las fa
tigas de campaña. La herida de lanza de que fuí atrave
sado por el vientre , cuya curación parece milagrosa , me
ocasiona dolores agudísimos en algunas épocas, y me cons
tituye con suma debilidad para montar á caballo y andar á
pie, á que se añade que hace más de dos años , he empeza
do á padecer de escorbuto y almorranas, efectos todos de la
irritación del calor y de los alimentos de los llanos , que
me reducen á un estado el más deplorable. Me parece soy
acreedor á tener algún descanso para cuidar un poco de
mi arruinada salud, y que después de seis años de traba -

( 1) Doc . núm , 824.


(2) Doc . núm . 825.
( 3) Doc . núm . 827.
( 4) Doc, núm . 828.-- 4 de Julio 1820.
426 -

jos en América , sin interrupción á las campañas de la Pe.


nínsula , pido con justicia mi relevo en un destino que so
bran Generales ilustrados y aguerridos en la nación que
pueden desempeñarlo con muy superiores ventajas a las
que han producido mis cortos alcances . Ahora con mucho
más motivo estando separado el mando político del militar
se ofrecerán á cualquiera que se nombre menos dificulta
des y compromisos, pues sólo se encargará exclusivamente
de las operaciones de la guerra y organización del ejército.
El Mariscal de campo D. Miguel de La Torre podría sus
tituirme perfectamente, y en mi concepto ningún Genera!
mejor que éste , por sus conocimientos del país é influencia
que tiene entre los habitantes y el ejército , se nombraría
con mayor utilidad y provecho de la nación .)
Convencido al fin el Gobierno constitucional español de
la dificultad de socorrer al ejército expedicionario en el
estado efervescente en que se hallaba la metrópoli, ordenó
á Morillo en los primeros meses de 1820 hiciese á Bolívar
y al Congreso llamado de Colombia ciertas proposiciones
para concertar un armisticio ( 1 ) . Cumplió Morillo su co
metido , aun con la seguridad de que aquéllas no serían
aceptadas; y en efecto , sólo obtuvo por respuesta que
mientras las negociaciones no tuviesen por base el reco
nocimiento de la soberanía é independencia de Colombia ,
no admitirían ninguna proposición . La independencia 6
la muerte era su dilema .
Desde el momento en que los naturales de aquellos
países se persuadieron de que la madre patria no podía
enviar más auxilios á su ejército expedicionario , los disi
dentes atribuyeron solamente á debilidad y cobardía nues
tras proposiciones amistosas ( 2 ) . Sobre este punto escribía
Morillo al Ministro atinadas y profundas observaciones; y

(I) Dọc . núm . 835 .


(2) Doc, núm. 837. -28 de Agosto,
427

le daba cuenta de las repetidas deserciones ( 1 ) de jefes y


soldados, al verse abandonados por España y sufriendo las
mayores y más apremiantes necesidades ( 2 ) . Vino también
á agravar el estado del ejército la proclamación y jura de
la Constitución de la Monarquía española ( 3 ) , alterando
la disciplina del ejército. Fundado en su mal estado de sa
lud y en estas razones expuso Morillo con más vehemen.
cia y persistencia que nunca su dimisión ( 4 ) .
Reanudadas las negociaciones , y nombrados los comi
sionados españoles debidamente autorizados por Morillo
para llevarlas á cabo, se dirigieron éstos á los valles de
Cúcuta y Cuartel general de Bolívar .
Es digno , dice Morillo , de la mayor atención el desaire
sufrido por los primeros jefes en las fortalezas de Guaya
na , de donde ni los dejaron pasar ni permitieron saltar en
tierra, negándose á toda comunicación con ellos , por no ir
autorizados para el reconocimiento de la independencia ,
libertad y soberanía de Colombia, y no merecen menos
consideración las notas oficiales dirigidas por los agentes
de Bolívar á los comisionados Linares y Herrera » (5) .
Nuevos é increíbles disgustos obligaron á Morillo á di
rigir al Ministro, por este tiempo, las siguientes dolorosas
manifestaciones en 8 de Octubre :
« Excmo . Sr. - Después de seis años que resido en este
vasto Continente , en medio de una guerra más dura y pe
nosa que las de Europa , y después de la décima instancia
que en este largo tiempo he hecho á S. M. para que se
dignase relevarme del mando de este heroico ejército y de
la pacificación de estas provincias , que se sirvió poner á

( 1) Doc, núm . 844.


12 ) Docs , números 840 y 841 .
(3) Doc , núm . 842.
(4) Doc, núm. 843 .
( 5) Valencia, 8 Septiembre,
428

mi cuidado, no me es posible en el día y en las circuns


tancias actuales dejar de reiterar mis antiguas súplicas,
como necesaria su concesión al bien de estos países, y de
los hombres buenos que los habitan, como importante á
mi honor y á la dignidad de que estoy revestido.
Yo no me equivoco, Excmo. Sr. , al estampar estas
proposiciones ; estoy muy cierto de su verdad ; y una ex
periencia funesta, pero constante y diaria, es su más con
vincente prueba . Yo he sido atrozmente insultado en Cá
diz bajo el nombre de Enrique Somoyar, y presentado á
todos los pueblos de un modo capaz de envilecerme á su
vista yde favorecer las miras ambiciosas de los disidentes.
Yo lo he sido igualmente en la Habana con la reimpresión
de los escritos de Somoyar, hecha tal vez por aquel La
Madrid que, cubierto de delitos y habiendo sido presidente
del Gobierno residente de Santa Fe , fué por mí dos veces
perdonado. Por otra parte, la felicidad y el bien se alejan
de un pueblo á proporción que se aleja el orden , y éste no
puede existir simultáneamente con la lenta y débil ejecu .
ción de las leyes y con sus consecuencias , que son la insu
bordinación, la audacia y la anarquía. Cuando los pueblos
pierden el respeto a las autoridades; cuando las pasiones
de los particulares aparecen sin freno por su falta , y
cuando con el desprecio se relaja el temor saludable del
poder, entonces los males fijan su imperio, y el orden y la
seguridad son trastornados .
» Por desgracia, esta es la actual situación de una parte
de Venezuela . Publicada y jurada la Constitución política
de la Monarquía , por mí el primero, quedaron establecidas
aquellas autoridades que ella previene, y divididos los po
deres en la forma que prescribe . Se publicó la libertad de
la imprenta ; se dió desde el momento principio al uso de
esta libertad ; y lo que se deseó y debió ser origen de las
luces , de la concordia y de la fuerza moral , muy pronto
apareció ser el medio de sepultar estos pueblos desgracia.
429

dos en nuevas divisiones , en la más temible insubordina


ción y en todos los principios desorganizadores de los la
zos sociales. Un cierto número de hombres malignos por
carácter y perturbadores por costumbre comenzaron á
abusar de esta santa y benéfica libertad , publicando escri
tos subversivos á la clase de pardos y morenos de Vene
zuela , que es decir á casi toda su población y á casi todo
el ejercito. »
Prosiguiendo el curso de las negociaciones con los in
surgentes daba cuenta de ellas Morillo al Gobierno en 31
de Octubre ( 1 ) en siguientes términos :
« Por las adjuntas copias que tengo el honor de pasar á
manos de V. E. , se servirá enterarse de los oficios que me
ha dirigido el general disidente D. Simón Bolívar, después
que se negó á oir mis primeras proposiciones y los comi
sionados que le envié en consecuencia de las instrucciones
que recibí por el Ministerio de V. E. Inmediatamente que
llegó á mi poder el primer oficio de 21 de Septiembre,
nombré para que pasasen á la villa de Calabozo y de allí
á la de San Fernando de Apure, en calidad de nuevos co
misionados, al brigadier D. Ramón Correa , jefe superior
político de la provincia , al alcalde primero constitucional
de Caracas, D. Juan Rodríguez del Toro, pariente de Bo
lívar , y á D. Francisco González de Linares , vecino de di
cha capital . Yo esperaba que el jefe disidente, en cumpli
miento de sus promesas, se hubiese hallado á fines de este
mes en San Fernando, donde ofrecía aguardar mis con
testaciones; pero lejos de ser consecuente á ellas, se puso
en marcha sobre la tercera divisiór de este ejército, que
no pudiendo resistir las numerosas fuerzas por que fué
cargada, se ha visto en la precisión de retirarse con bas
tantes peligros desde el pueblo de Bailadores, cerca de los
valles de Cúcuta , hasta la ciudad del Tocuyo, á dos jorna

( 1 ) Docs, números 846, 848, 851 , 852 á 881.


430

das de ésta, donde actualmente se halla. Por este movi


miento ha quedado Bolívar dueño de casi toda la provin
cia de Maracaibo, de las ciudades de Mérida y Trujillo, y
de una parte de la provincia de Barinas, que fueron, por
consecuencia de él, obligadas á evacuar nuestras tropas.
Desde Trujillo ha vuelto á escribirme con las proposicio
nes que V. E, verá en su último oficio, proposiciones in
admisibles que no me creo autorizado á poder aceptar; y
mis contestaciones, que igualmente incluyo para conoci
miento de V. E. , están concebidas en este sentido, ofre
ciéndole que pasarán inmediatamente los comisionados
que hago venir de Calabozo , á su Cuartel general luego
que lleguen .
Después de muchas y muy reñidas controversias (1 ),
en que estuvo á punto de romperse todo, se llegaron á fir
mar los tratados de suspensión de hostilidades y regula
rización de guerra , que fueron debidamente ratificados
por Morillo y Bolívar, dando ambos las órdenes conve
nientes para su cumplimiento. A las diez de la noche, en
Trujillo, el 25 de Noviembre de 1820, quedó firmado el
tratado por los comisionados de una y otra parte.
Es por demás interesante la relación de la entrevista
celebrada después de este fausto suceso entre el General
Morillo y Bolívar como presidente de Colombia. De esta
relación , escrita por uno de los jefes que acompañó á
nuestro caudillo , tomamos los siguientes párrafos:
Concluídos los tratados de armisticio general y de regu
larización de la guerra entre los comisionados de los Go.
biernos de Colombia y de España, manifestó el General
Morillo á sus comisionados que deseaba ardientemente te
ner una entrevista con el Presidente. S. E. la aceptó gus
toso, y el día 27 marcharon el General Morillo de su Cuar.
tel general de Carache y el Presidente del suyo de Truji

( 1 ) Docs, números 846 á 881.


431

llo al pueblo de Santa Ana , situado casi en el centro de


ambos, seguidos sólo de algunos jefes y de sus Edecanes .
El General Morillo destinó cuatro jef es al encuentro
de S. E. , y él mismo con toda su comitiva salió hasta la
entrada del pueblo á recibirle . Al acercarse echaron pron
tamente pie á tierra y se precipitaron el uno hacia el otro
dandose estrechos abrazos. El general La Torre hizo lo
mismo, y siguieron para el pueblo , donde el General Mo
rillo tenía preparada una comida militar sencilla y de
licada.
No es posible dar una idea exacta de las diferentes emo.
ciones , de la sensibilidad , de la franqueza , sinceridad y
nobleza con que SS. EE . manifestaban de mil maneras
la satisfacción de que gozaban en aquel momento , en que
salvando de un solo paso los diez años de horror y de
sangre, se veían por la primera vez los que estaban antes
destinados á un mutuo exterminio, no sólo como hombres,
sino como amigos. Era recíproco el noble deseo de mos .
trar que un olvido eterno debía sepultar los males pasados
y que debían suceder la generosidad y la filantropía á la
barbarie. En la comida reinó una alegría sincera nacida
del corazón y de la esencia íntima del hombre que sólo
por el prestigio de la superstición , del fanatismo ó del
error puede extinguir su especie. El General Morillo pro
puso que se consagrase á la posteridad un monumento
que perpetuara aquel día ; que se erigiera una pirámide en
cuya base se grabaran los nombres de los comisionados de
Colombia y de España que habían presentado , dirigido y
concluído el tratado de regularización de la guerra entre
los dos pueblos ; que la primera piedra, que debía ser el
fundamento de esta pirámide fuera conducida por el
Presidente de Colombia y por él , que habían aprobado y
ratificado aquel tratado . Adoptó Bolívar la idea con
transporte, y los dos condujeron al lugar donde se encon
traron y abrazaron la primera vez una piedra angular que
432

será la primera que servirá para la columna. Sobre ella se


abrazaron de nuevo y reiteraron sus ofertas, haciendo lo
mismo cada uno de los oficiales de España y de Colombia.
También propuso el General Morillo que los dos Gobier
nos destinaran ingenieros que se encargaran de esta obra
y que se dibujase una estampa que representara al Presi
dente de Colombia y al General Morillo en el acto de
abrazarse la primera vez.
Multitud de brindis generosos y propios del día contri.
buyeron á hacerlo más agradable y á aumentar progresi
vamente la confianza y la alegría de la concurrencia. He
aquí algunos pronunciados por los jefes principales de una
у de otra parte . A la heroica firmeza de los combatientes de uno
y otro ejército, á su constancia, sufrimiento y valor sin ejemplo.
A los hombres dignos que al través de males horrorosos sostienen
y defienden su libertad. A los que han muerto gloriosamente en
defensa de su Patria ó de su Gobierno. A los heridos de ambos
ejércitos que han manifestado su intrepidez, su dignidad y su
carácter. Odio eterno á los que deseen sangre y la derramen in
justamente. El General Morillo, después de otros muchos
llenos de liberalidad, exclamo: Castigue el cielo á los que no
estén animados de los mismos sentimientos de paz y amistad que
nosotros. El brigadier Correa: Prefiero este día a todas las
victorias de la tierra. D. Juan Rodríguez de Toro : La muerte
me es indiferente después de un día tan glorioso. Un colom
biano : Que la última página de la historia militar de Colom
bia termine en el 27 de Noviembre. En todos los demás reinó
amenidad, cordialidad y confianza .
Concluída la comida, la conversación continuó sostenida
por partidas de oficiales de una y otra parte que no cesa
ban de felicitarse por los acontecimientos que habían pro
ducido aquella entrevista. A la mañana del día siguiente,
SS. EE . se dirigieron de nuevo á la piedra, se estrecharon
mil veces, repitieron sus promesas y sentimientos, victo
rearon alternativamente las naciones española y colom .
433

biana, imitando su ejemplo todos los oficiales, y se separa


ron llenos de placer y satisfacción .
« Tal ha sido la entrevista de Santa Ana . ¡Ojalá que sus
consecuencias sean conformes á los sentimientos de que es
taban animados los que la componían , y que una paz hon.
rosa, sólida y duradera funde para siempre las relaciones
entre la República de Colombia y la Monarquía española ,
dilatando así las del mundo !
Estándose verificando las negociaciones para el armis
ticio recibió por fin Morillo una Real orden de 13 de Sep

tiembre, en la que se le comunicaba que S. M. , accediendo


á sus ruegos, le concedía el relevo del mando del ejército,
debiendo transmitirlo al Mariscal de campo D. Miguel de
La Torre ( 1 ) . No le pareció por entonces conveniente al
Conde de Cartagena delegar su alta autoridad hasta finali.
zar el tratado que se negociaba , pero una vez éste termi .
nado entregó el mando á La Torre en el Cuartel general
de Barquisimeto , el 13 de Diciembre . Con la misma fecha
dirigió una entusiasta proclama a los pueblos de Venezue
la despidiéndose de ellos afectuosamente ; otra á los solda
dos de su ejército , y la más apasionada á su querido regi
miento de la Unión , esta última en el momento de em .
barcarse en la corbeta de guerra Descubierta , el 17 de Di
ciembre de 1820, para zarpar con rumbo á España ( 2 ) .
Dice así la despedida de Morillo á su ejército expedicio
nario :
Soldados . -El Rey se ha dignado concederme el rele
vo de vuestro mando y yo parto para la España europea ,
quedando á vuestra cabeza el Mariscal de campo D. Mi

( 1) « Condescendiendo el Rey con las instancias del benemérito General


Conde de Cartagena y muy satisfecho de sus servicios, se ha dignado concederle
el regreso á la península, nombrando para sucederle en el mando del ejército de
Venezuela al Mariscal de campo D. Miguel de La Torre.-- Juan Jabart. )
( a) Doc, núm. 884.
TOMO I 28
434

guel de La Torre. Después de muchos años de estar con


vosotros y de ser testigo de vuestro valor en los combates
y de vuestra constancia en los sufrimientos, siento en tan
cruel pero necesaria separación todo el dolor que debe au
mentar la admiración de tantas virtudes. Conmigo va
vuestra heroica memoria; conmigo la gratitud á trabajos
y victorias que habéis padecido y conseguido por mi ho
nor, por mi fortuna y mi gloria; conmigo el ansia inextin
guible de ver recompensadas vuestras tareas por un Go
bierno cuya divisa son la justicia y la munificencia . Vos
otros algún día os acordaréis con placer de que no os en
gaño .
» Soldados: La guerra de Venezuela debe ser terminada
para siempre. El genio de la discordia que la ha desolado
por diez años, se aparta de sus comarcas lleno de espanto.
Las primeras bases de esta suspirada paz están puestas.
El jefe del Gobierno disidente , el general D. Simón Bolí
var, ha concurrido á ponerlas ; poco resta que hacer ; lo
más está hecho ; y es en estas afortunadas circunstancias
en que vuelvo al centro de la nación española á decirla lo
que sois , lo que valen vuestras virtudes y de lo que son
dignos vuestros sacrificios. Ella , el Rey, vuestros compa
ñeros de armas, los simples particulares, todos oirán de
mis labios la gloriosa historia del ejército expedicionario
de Costafirme. Yo parto seguro de que al volver vuestros
ojos al General que me sucede, se presentan con él á vues
tra memoria las llanuras de la Hogaza y de Cogedes y las
colinas de Ortiz. Allí visteis su valor, como en todas par.
tes, y sus virtudes militares. Es aquel cuya honradez os
es tan conocida; es el que siempre ha existido á vuestro
lado; el que jamás ha merecido sino vuestro aprecio. Este
recuerdo me basta. ¡ Soldados ! Un inmenso océano va á
separarme de vosotros, pero en cualquier parte á donde
la suerte me conduzca , allí estará siempre conmigo mi
ejército de Costafirme. Sed siempre lo que habéis sido;
435
conservad vuestra disciplina, y ni mis afectos serán burla
dos ni mis esfuerzos por vuestra recompensa y fortuna
serán injustos ,
La despedida del regimiento de la Unión es aún más
sentida y conmovedora :
Al separarme por primera vez de mi antiguo regimien
to de la Unión , hoy Valencey, que desde su creación me
ha acompañado y he conducido siempre á la victoria, sien.
te mi corazón todo el pesar que produce la ausencia de
unos soldados á quienes debo mi gloria y mi fortuna, y
que al través de mil peligros y combates han formado mi
reputación militar y el nombre heroico que los distingue.
Yo parto del lado de tantos valientes, mis antiguos y cons
tantes compañeros, lleno del dolor más profundo y poseí
da mi imaginación de la idea de sus méritos y servicios,
de sus prolongados sufrimientos y de tantos hechos glo
riosos de que he sido testigo en los campos de batalla . Ja
más podré olvidar mi predilecto regimiento , aquel cuerpo
ilustre que ha trece años combate a mi lado por la gloria
del nombre español y la independencia nacional, cuya no
ble historia está marcada con rasgos de valor y de herois
mo inimitables.
Sírvase V. E, manifestar en la orden del cuerpo estos
sentimientos á todos sus individuos , asegurándoles que voy
á trabajar con preferencia por proporcionarles la recom
pensa y el descanso que les debe la Patria ; que reciban
toda la efusión de mi reconocimiento y gratitud, y que en
cualquier parte del mundo donde sepan que se halla el Ge
neral Morillo, se dirijan á él con toda confianza, pues allí
tendrán un padre, un amigo, un compañero, que nunca los
olvidará y que los lleva sobre su corazón.-A bordo de la
corbeta de guerra Descubierta, 17 de Diciembre de 1820.
Al coronel Sr. D. Tomás García . »
Desembarco Morillo en las costas de Inglaterra el día
12 de Marzo de 1821 , y llegó a Madrid el 13 de Abril. La
1

436
extrema necesidad en que se hallaba le obligó en 28 de
igual mes á dirigirse al Ministro en demanda de socorros :
« Para que por la Tesorería general de la nación , le de
cía, pueda socorrérseme con los haberes que me corres .
ponden, y á mi Ayudante de campo, el teniente coronel
graduado D. José Caparrós, que solo me ha acompañado
desde América , se hace indispensable que V. E, tenga la
dignación de pasar sus superiores órdenes al Tesoro gene
ral , y con este motivo debo manifestar á V. E. que me
hallo en situación de reclamar y no poder pasar sin este
auxilio , por no haber cobrado mis sueldos en América, pues del
ajuste con que me hallo y se hizo por fin de Diciembre en
las oficinas de cuenta y razón de Costafirme, resultó al
canzar más de 58.000 duros, y mi Ayudante 7.500, sin
cuyas cantidades ha sido necesario contraer empeños de
bastante consideración.
En 25 de Mayo de igual año, resolvió el Ministro « que,
atendiendo al exorbitante descubierto en que manifiesta
hallarse..... y su Ayudante de campo, se les auxilie por de
pronto con sus sueldos devengados desde 1.º de Enero úl.
timo hasta esta fecha, sin perjuicio de que en cuanto á
sus atrasos.... se les auxilie también..... con lo que permi
tan las atenciones de la Tesorería . »
Inmenso fué el júbilo con que fué recibido en la Corte.
El Rey, los Grandes, las más elevadas autoridades, el pue
blo y, sobre todo, los militares, acogieron su regreso con
extraordinaria satisfacción, felicitándole y aplaudiéndole
calurosamente.
Se creerá, sin duda , que era llegada la hora de descan
so y de justicia para el gran Morillo ; y, sin embargo, ve
remos en la tercera parte de su vida, que á continuación
comienza , que ésta fué la más agitada, la más ingrata
mente correspondida, la más pródiga en penalidades y des.
engaños.
Como resumen de tan gloriosa campaña de seis años,
437

nada nos parece más oportuno que recordar lo más impor,


tante del Manifiesto que hizo á la nación española el
Teniente general D. Pablo Morillo ( 1 ) , porque en él se
compendian con toda verdad y sencillez sus acciones y su
política durante su mando del ejército expedicionario .

PRIMERO

Seis años habían corrido de fatigas y peligros en la


guerra de la gran nación contra Napoleon Bonaparte ,
cuando arrojado del trono que usurpaba , aquella quedó
libre de sus bárbaros opresores ; volvió la paz , y yo parti
desde las orillas del Garona hasta las playas de Cádiz,
después de haber oído de S. M. sus paternales deseos con
respecto a la pacificación de estos países , con cuyo encar
go me honraba , a pesar de mis reiteradas excusas y de la
más empeñada y constante resistencia . Aquél ejército vic
torioso, que cubierto de gloria había contribuído tanto al
restablecimiento de la paz de la Europa , volvió a su
patria ; mientras yo y mi división , partiendo de Cádiz en
Febrero de 1815 , nos dirigimos á estas provincias , que se
hallaban en guerra , y nos alejamos de ella á tan enorme
distancia . Nuestros compañeros de armas gozaban ya las
delicias de la paz , mientras nosotros principiábamos una
nueva serie de privaciones y peligros de más dura natura
leza que los que hasta entonces habíamos sufrido.
Llegamos felizmente á las costas orientales de Cumaná
á principios del mes de Abril, y sobre ellas encontramos al

( 1) Manifiesto que hace á la nación española el Teniente general D. Pablo


Morillo, Conde de Cartagena, Marqués de La Puerta y General en jefe del ejér.
cito expedicionario de Costa firme, con motivo de las calumnias é imputaciones
atroces y falsas publicadas contra su persona en 21 y 28 del mes de Abril últi
mo en la Gaceta de la Isla de Lein, bajo el nombre de Enrique Somoyar.--(Im
preso en Caracas y reimpreso en Madrid en 1821. Este folleto en 4.°, es ya
faro, y tiene juicios y datos del mayor valor histórico.)
438

ejército, que acababa de destruir el cuerpo principal de los


disidentes en Urica , en Maturín y en Güiria; aquel ejér
cito, que compuesto de muchos millares de pardos, zambos
y negros, y muy pocos centenares de blancos, había sido en
toda la campaña el terror de los enemigos. Nuestra llegada
fué la de la amistad, la de individuos de una misma na
ción, súbditos de un mismo Rey, y animados de unos pro
pios sentimientos.
Mis primeros pasos y cuidados se dirigieron á tomar
cuantos conocimientos eran necesarios sobre los sucesos
pasados, las personas y la situación actual de los pueblos.
Yo supe , lleno de horror, que el genio de la discordia había
desolado á Venezuela: que el odio, las venganzas y los
resentimientos de los partidos habían hecho en su reacción
correr torrentes de sangre; y que se continuaba con el
último encarnizamiento la funesta guerra á muerte: esta
bárbara guerra proclamada escandalosa y solemnemente
por los disidentes; sancionada y ejecutada horriblemen
te por ellos; y seguida algún tiempo después por el par
tido español en clase de represalias.
Conocí desde aquellos momentos cuál había de ser el
carácter con que debía presentarse el ejército de mi mando,
para inspirar una confianza que se había perdido del todo.
Mis órdenes, los bandos más enérgicos y terminantes fue
ron publicados á las tropas para establecer y conservar la
más estrecha disciplina , y para que los pueblos viesen en
ellas un ejército de amigos .
Una gran parte de los principales disidentes, escapados
del Continente , se habían refugiado á la isla de la Marga.
rita: allí conservaban un simulacro de gobierno; y aun espe
raban restablecer desde allí su fortuna, ya aniquilada . De
resto quedaban aún algunas partidas, reliquias de la campa
ña anterior, refugiadas en los montes ó en los grandes de
siertos que existen en lo interior de Venezuela. Desde luego
conceptué indispensable disipar la reunión de la Marga.
439

rita y volar sobre ella con todas las fuerzas europeas de mi


mando y el ejército vencedor que había encontrado ; por
que la mayor fuerza y aparato militar había necesaria
mente de hacer desmayar la resistencia y economizar la
sangre. Me presenté enfrente de aquella isla el 7 de Abril
de 1815 , y mis pacíficos fines fueron cumplidos . Des
embarqué : un olvido de lo pasado fué mi promesa , y el
dejar las armas y entregarme los pocos cabezas que huían
por los montes la única condición que exigi . Olvidé sin
ceramente aun los asesinatos cometidos en la inocente tri
pulación de un buque español mercante. Nada fué excep
tuado en mi olvido : muchos jefes de la revolución allí es
taban y se presentaron : todos fueron respetados , y hasta
el mismo Arismendi , aquel cruel y feroz Arismendi que
un año antes había sido el instrumento de correr la sangre
de 800 españoles del modo más inhumano : aquel Aris
mendi quedó en su patria, en el ayuntamiento, en su casa
y con sus bienes : de mí recibió atenciones : le senté a mi
mesa : le traté con distinción ; y nada omití que fuese
capaz de dar con él y sus compañeros los primeros y más
elocuentes ejemplos públicos de mis intenciones y de la
voluntad y deseos de S. M.
Yo conocí la importancia de ganar momentos, y de que
al presentarme á la plaza de Cartagena , por la cual debía
abrir la campaña de Santa Fe , llegasen á ella conmigo las
noticias de mi venida . ¡ Cuánta sangre no habían de aho
rrar la sorpresa y la falta del tiempo necesario para pre
pararse á la defensa ! Así , apenas la isla de Margarita
prestó la obediencia , yo me separé de ella , exigiéndoles
solamente la entrega de las armas y el juramento de fide .
lidad á S , M. , aun á los empleados del anterior Gobierno
que permanecieron ocultos y no se habían presentado,
Me separé de aquellos pueblos sin que hubiese corrido
una gota de sangre , ni pareciese en la conducta de los
oficiales, que modelaban por la mía , ni en la disciplina del
440

ejército , que pisábamos un país enemigo en donde poco


tiempo antes habían sido sacrificados nuestros más inocen
tes compatriotas.
Arreglado el gobierno de la isla ; puesta la guarnición
necesaria para su defensa y seguridad , y provistas todas
las cosas que eran indispensables á su interior tranquili
dad , у á curar las heridas abiertas por el furor de una
revolución , volé con el ejército á Cumaná y Barcelona á
conocer el país y á establecer el orden que en una campa
ña de las más sangrientas de Venezuela era necesario que
faltase. Jamás perdí de vista que era la conducta del ejér
cito la que debía restablecer la confianza de los pueblos, y
el crédito del Gobierno español perdido por la de algunos
mandatarios , y por las intrigas y sugestiones de los cabe
zas y agentes de las turbaciones. Mis bandos publicados en
aquella provincia dicen á todo el mundo cuáles eran mis
deseos y operaciones pacíficas.
Allí estuve solamente los precisos días para cumplir los
fines que me había propuesto. Conocí el país ; dejé una
numerosa guarnición capaz de mantener la tranquilidad y
conservar la seguridad contra enemigos superiores, que ni
había entonces , ni debía haberlos después ; y parti para
Caracas , adonde llegué el 11 de Mayo , y en donde en el
momento me anuncié como un hermano , como un amigo
que llegaba á restablecer la paz y la tranquilidad perdidas.
Desde mi entrada en la capital de Venezuela no tuve
un momento de descanso . Quise imponerme del estado de
todas las cosas , como necesario para conciliar las grandes
operaciones que me esperaban en países distantes , y para
las cuales no podía contar principalmente sino con los
auxilios que debía recibir de Venezuela : extremo á que
quedé reducido por el desgraciado incendio del navío Sası
Pedro Alcántara, donde se perdió con él el principal alma .
cén del ejército y las tesorerías de éste y de la marina .
En pocos días estuve al cabo de los acontecimientos po
441

líticos de estos países y de su historia militar . Supe sus


desgracias, su desolación y miseria : vi los funestos lu
gares que habían sido el teatro de inhumanas carnicerías :
vi aun las señales de las hogueras , en donde habían expi -
rado entre los crueles tormentos del fuego muchos cente
nares de españoles europeos que no habían tenido otro de
lito que el lugar donde nacieron : todo lo vi .
Me dirigí principalmente á conocer el estado de las
rentas , y no encontré sino una sombra de lo que había.
sido en un día . El furor de los partidos y de la guerra ; el
abandono de la agricultura por la sucesiva fortuna de
aquellos ; el comercio anonadado por la extenuación de sus
principios; todo presentaba la imposibilidad absoluta de
proporcionarme los auxilios necesarios para emprender
mis urgentes operaciones con la velocidad, que era tan im
portante , sin usar de la fuerza y presentarme en ellos , no
como un amigo que venía á aliviar y consolar en sus des
gracias, sino como un conquistador que usaba en el país
conquistado de la autoridad que le daba su carácter. Sin
embargo , en tan críticas circunstancias concilié los extre
mos publicando un empréstito de cien mil pesos , que en
traron en la tesorería del ejército , cuyo reintegro debía de
ser puntualmente satisfecho, eligiendo y comisionando
para su distribución aquellas personas que gozaban en el
país de un alto concepto .
S. M. en 9 de Diciembre de 1814 , á propuesta del In
tendente general de Venezuela , se había servido mandar
que se vendiesen los bienes que , abandonados por sus
dueños a la entrada de las tropas españolas en la capital ,
habían sido secuestrados , respondiendo la Hacienda na
cional del reintegro de aquellos que no debiesen ser con
fiscados. Desde luego dispuse llevar á efecto la orden
de S. M. , así como un medio de proporcionar al ejército
alguna parte de sus auxilios , como de satisfacer otra con
siderable del empréstito que se hacía .
442

Para ejecutar esto con el acierto y prontitud que yo


deseaba y era indispensable, formé una junta que enten
diese exclusivamente en este ramo , componiéndola de las
personas que generalmente se me informó ser de las del
primer concepto en estos países por las excelentes cuali
dades que se preconizaban en ellas. Jamás fueron otros
mis más estrechos encargos para con la Junta , que los de
conciliar los auxilios del ejército con la prosperidad y
bienestar de los pueblos .
Me ocupaba en la capital de Venezuela en proveer á su
orden y seguridad, cuando no perdiendo de vista á los
países donde iba á trasladarme, me dirigí á ellos anun
ciándoles con franqueza mi misión y mis deseos. Nada
juzgaba superfluo como pudiese de algún modo contribuir
á restablecer la paz sin desenvainar la espada .
Partí por fin de Caracas para dar principio á esta inex
plicable serie de privaciones, fatigas y peligros, de que
hay pocos ejemplos en la historia militar , dejando en
estas provincias fuerzas suficientes para destruir cual
quiera invasión . Ellas quedaban en tranquilidad , á excep
ción de partidas que vagaban por los desiertos, y cuya
destrucción creía ser obra de la política y del tiempo.
Así mis encargos en la despedida fueron la buena conduc
ta, la conducta de hermanos y amigos ; aquella misma
que yo había observado en una capital en que se habían
cometido tantas escenas de crueldad : la que me había ins
pirado la resolución de no hacer correr una gota de san
gre , ni de imponer una pena á los vecinos que habían te
nido parte en las turbaciones pasadas .
Concluídos en poco tiempo cuantos preparativos eran
precisos a la grande y distante campaña que iba á empren
der , dimos la vela en Puerto Cabello para la fuerte plaza
de Cartagena . En los momentos de mi partida , siempre
presentes las órdenes y deseos de S. M. , siempre hablando
á mi corazón mis votos más ardientes por cumplirlas, me
443 -

despedí de los habitantes de Venezuela con el lenguaje de


la verdad y buena fe. Les manifesté mis deseos : les encar
gué la conservación de la paz, y les hice aquellas prome
sas que nacían de mi voluntad , y que eran consecuencias
del plan de paz y de concordia de que jamás he pensado
separarme.
Tal fué mi conducta en Venezuela la primera vez que
pisé su suelo . Estos pueblos así lo vieron entonces , y con
fesaron que yo no los engañaba : esta fué su voz general ,
muy pocas veces mezclada en secreto con la de algún
incauto, sencillo o maligno , que sin discernimiento ó por
un interés particular pudo mezclarla . Esta fué la opinión
que les merecí , sin que me engañe en esta aserción , y ,
jojalá que todas las personas á quienes dejé encargada la
seguridad , la paz y el gobierno de mis caros venezolanos ,
hubieran correspondido á mis deseos , encargos y súplicas .
Partí para Cartagena y desembarqué en Santa Marta . ·
Era necesario tomar medidas en aquel inmediato punto y
dar impulso al plan que llevaba meditado , y en el cual en
traban las tropas de aquella provincia . En su capital sólo
estuve el tiempo preciso para ejecutarlas, é inmediatamente
aparecí sobre las costas de Cartagena, en donde no encontré
sino señales de la obstinación más imprudente y criminal :
incendiados los pueblos de Ternera , Santa Rosa , Turba
co y Truanca , y destruídas ó destrozadas en el espacio de
muchas leguas de distancia , cuantas haciendas y caseríos
existían . Vi las privaciones y los males que iba en un sitio
prolongado á padecer el ejército de mi mando ; y , sin em
bargo, quise poner en acción cuantos resortes estaban á
mi alcance para mover el ánimo de los habitantes y del
gobierno de la plaza á prestar el juramento de fidelidad al
Rey y á la nación , de que una fatalidad les había separa
do. No emprendí hostilidad alguna mientras que por todos
los medios y de todos modos impuestos de mis pacíficas
intenciones у de los deseos de S. M., no hicieron con su
444

obstinación sino desaparecer aun mis más pequeñas espe :


ranzas , y entretanto que en las cárceles de la Inquisición
eran inhumana y friamente degollados algunos oficiales
españoles apresados en el mar , yo apartaba mi memoria
de tal escena , y alargaba á sus asesinos mi mano para
brindarles con la pacífica oliva . Así , dispuse que hablase á
todos D. José Domingo Duarte , que iba en el ejército
en la clase de intendente , y que siendo americano , había
residido muchos años en la capital de la Nueva Gra
nada , era conocido de muchos , y debía ser oído con más
atención y confianza . Por esta misma razón dispuse que
el Mariscal de campo D. Pascual Enrile , segundo en
el mando del ejército, dirigiese cartas á Villavicencio y
Montufar, residentes en Santa Fe , y con alta influencia
en su Gobierno , llenas de las más sinceras promesas, y
cuyo resultado sólo fué el silencio y el desprecio.
Nada conseguí ; mis insinuaciones fueron rechazadas
con desprecio y altanería ; y ya á mi pesar no me quedó
otro medio que elegir que el de las armas. Pero aun
en este caso , tan doloroso como indispensable , quise en
contrar uno de conciliación ; hacer menos horrible la
influencia de la guerra , y dar tiempo á que la obcecación
se desvaneciese á la vista de la impotencia y de los males.
Podía en poco tiempo haber destruído aquella población y
hecho perecer á todos sus moradores, ó bajo sus ruinas, ó
por la intemperie : las bombas y granadas que llevaba me
ponían en esta capacidad , y , sin embargo , siempre atento
á mi plan de concordia , preferí las fatigas en la dilación
de un sitio , y los males que por ella iban á seguirse á mis
soldados á la cruel certidumbre de la pronta destrucción
de Cartagena , y de mis más queridas esperanzas .
Después de exactos y prolijos reconocimientos en un
país que me era desconocido , el sitio quedó estrechamente
establecido en todas sus partes. Desde aquel momento no
fueron otras las operaciones del ejército que las de mani.
445

festar en su vigilancia, sufrimiento y disciplina su enorme


superioridad, y la efectiva evidencia de que la plaza había
de caer en mi poder: evidencia de la cual esperaba conse
guir mis intenciones. Así, cuando ya estuve cierto de que
la plaza y los pueblos de la provincia debían estarlo de
esta verdad, me dirigí á ellos presentándoles con franque
za mi resolución y deseos.
Los males de Cartagena iban en aumento con propor
ción á la prolongación del estrechísimo sitio en que yacía.
Eran inútiles las tentativas que algunas veces aventuraron :
siempre fueron vencidos ; siempre encontraron su salva
ción en la fuga , y dentro de las fortalezas de la plaza ; y
jamás los prisioneros dejaron de ser tratados con una con
sideración de que no había ejemplo en estos países. A me
diados de Septiembre yo estaba cierto de la situación
miserable de la plaza por pliegos interceptados: mi
conducta fraternal debía ya para este tiempo ser bien co
nocida de todos, y bajo esta suposición me dirigí sucesiva
mente á los honrados moradores de Cartagena , á los
habitantes de la Nueva Granada , á los venezolanos que
habían seguido á Bolívar á aquellas comarcas, y á los
franceses que se hallaban dentro de la plaza . Nunca se
habló con el modo con que yo lo hice á una plaza en las
circunstancias en que aquella se encontraba , ni á una
clase de personas que en el orden de las cosas no debían
esperar un lenguaje y promesas semejantes. Las oyeron ,
sin embargo, con indiferencia ó con desprecio, respon
diendo con hacer arrastrar por las calles á un infeliz sol
dado hecho prisionero en una salida. No podían entonces
para no creerme ni creerlas , echar mano de su pretexto
ordinario : no podían decir que desconfiaban de mí y del
cumplimiento de mis palabras, pues venido poco tiempo
había de Europa, ni me conocían ni podían presentar la
menor prueba de que hubiese yo faltado á este sagrado
cumplimiento en que fundo mi primer honor y gloria. Ha
1

446

blaba siempre a su corazón la memoria de sus excesos;


juzgaban á los demás por sí mismos, y era el arbitrio de la
suerte de un infeliz pueblo oprimido la ambición de unos
pocos apoderados del Gobierno y de la fuerza . Los que
me rodeaban , el ejército todo, los pueblos ya libres fueron
testigos de que tan delincuente conducta no excitó en mí
sino sentimiento y compasión , ni me inspiró otros deseos
que los de manifestar la generosidad de la nación á que
pertenecía y la paternal bondad del Monarca que me en .
viaba : los de olvidar agravios ; perdonar delitos ; echar un
velo impenetrable á lo pasado , y restablecer en la Nueva
Granada los felices tiempos que habían desaparecido.
Nada era bastante para reducirlos a la razón . El sitio
se prolongaba y estrechaba; ningún auxilio recibían de lo
exterior ; el hambre era espantosa , y las enfermedades, en
su consecuencia , comenzaron horriblemente á manifestarse
en un pueblo infeliz sacrificado á la ambición y á los inte.
reses de los malvados que lo oprimían . Las víctimas se
multiplicaban diariamente ; la ciudad no era ya sino un
miserable hospital, y , sin embargo , en ninguna cosa pen
saban menos los que mandaban , que en exterminar los
males con acogerse á la generosidad y promesas de una
nación señalada por su buena fe y honradez.
En los primeros días de Diciembre se presentó en mis
puestos un gran número de personas salidas de la plaza,
retratada en su semblante la imagen de la miseria más
espantosa . Sus cuerpos, llevados al último enflaqueci
miento , apenas podían tenerse en pie ; sus semblantes ca.
davéricos , todo anunciaba que de su estado a la muerte no
había más que un paso . Pocas veces se ha visto un espec.
táculo tan doloroso .
Mi situación y la de la plaza me ponían en aptitud de
volver á ella á esta multitud de miserables que debían con
cluir las pocas subsistencias que les restaban , acelerar su
rendición y disminuir los males que experimentaban mis
447

tropas después de tanto tiempo de sitio. Yo pude hacerlo,


es verdad ; el derecho de la guerra me lo permitía , y aun
parece que lo exigía una resistencia tan obstinada , teme
raria y desesperada , que ponía á los sitiados fuera de este
derecho . Yo pude hacerlo ; pero quise aún usar otra vez
de aquella generosidad repetidamente despreciada . Obra
ba con la mayor buena fe; mis promesas eran dictadas
por la sinceridad más exquisita de mi corazón ; y habría
sido para mí el día más feliz de los de mi vida aquel en
que acogiéndose los sitiados a la piedad de S. M. , hubiera
podido abrazarlos como hermanos, y no verlos y juzgarlos
como enemigos ó como delincuentes ; sin embargo, mis
pasos , mis promesas , mis esperanzas , fueron ilusorias .
En fin , después de un sitio de ciento diez y seis días, en
que obraron por una parte el valor y la constancia , y por
otra la temeridad y la desesperación ; cuando una parte de
los habitantes de aquella infeliz ciudad habían perecido de
hambre
у de enfermedades, y la otra se hallaba próxima
á
perecer , los feroces caudillos , crueles como el día pri
mero , escaparon , abandonándose á la fortuna y dejando á
sus miserables víctimas entregadas á su suerte y al arbi
trio de un vencedor que parece debía ejecutar todo el rigor
de las leyes y del derecho de la guerra .
Mis tropas ocuparon inmediatamente la plaza . Su vista
para mí el espectáculo más doloroso de mi vida . Ella
no era sino un vasto cementerio en que se veían algunos
esqueletos aún animados . Cadáveres hacinados en las
casas y por las calles despedían un olor pestilente que
aumentaba lo pavoroso de su recinto , publicando la fero
cidad y el crimen de sus verdugos; y mi ejército , aquel
ejército vencedor que tanto había sufrido en el sitio , y
cuya indignación había sido provocada tantas veces y con
tanta justicia; aquel ejército que había sido testigo del
asesinato infame de 14 oficiales pertenecientes á la expe
dición del general Hore , y hechos prisioneros en el mar ;
448

aquel ejército presentó un espectáculo jamás visto, dando


pruebas de una generosidad , virtudes, subordinación y
disciplina inexplicables; oyó mi voz, entendió mis deseos,
y una señal sola mía bastó para que los desgraciados mo
ribundos cartaginenses no encontrasen la espada que debía
terminar sus males con sus vidas, sino la mano de unos
amigos y hermanos que la alargaban , partiendo sus racio
nes con ellos , para hacerlas después afortunadas. El ven
cedor daba su alimento al obstinado vencido ; las calles y
las plazas estaban continuamente llenas de estos grupos
que practicaban la primera de las virtudes, y no se oían
por todas partes sino bendiciones á los generosos liberta
dores, mientras que por mi orden se repartía una sopa
económica y abundante que podía restaurar la salud y las
fuerzas, sin serlas ofensivas por su calidad.
Tal fué mi conducta y la del ejército en la ocupación de
la importante plaza de Cartagena ; conducta que puedo
asegurar, sin equivocarme, no se observó jamás en cir
cunstancias iguales en ningún país , por ningún ejército,
ni en ningún tiempo. Fueron cogidos muchos de los que
habían tenido parte en la obstinación de aquel sitio; nueve
de ellos , los principales y más delincuentes, fueron entre
gados al general D. Francisco Montalvo, que quedó man
dando en la plaza ; y en su consecuencia, sometidos por él
á la decisión del Consejo de guerra , juzgados y sentencia
dos á muerte, Los demás fueron prisioneros, y puestos en
libertad. La sangre inocente de tantos que habían sacrifi
cado á su ambición y á sus pasiones, pedía venganza; sus
horrendos crímedes pedían justicia , y la ley los condenó:
la ley aplicada por un tribunal legalmente constituído. Ahí
existen sus causas : ellas dirán si yo engaño á la nación.
Mi permanencia en la plaza fué indispensable por algu
nos días para restablecer el orden y consolar y aliviar las
miserias de sus habitantes, y para dar principio á los gran
des planes que llevaba meditados con respecto a la pronta
449

pacificación de aquel vasto virreinato . Allí puse en movi


miento todas las columnas que debían concurrir á ejecu
tarlo, á excepción de la quinta división del ejército acanto
nada en los confines meridionales de Venezuela , y á la
cual había comunicado las órdenes correspondientes antes
de mi partida de aquella provincia. Eran necesarias me
didas previas : los enemigos habían destruído los enormes
espacios que habían de correr las columnas esperando
vencerlas entre las cenizas , y en consecuencia del hambre
y de las enfermedades. Todo fué previsto ; todo estuvo
pronto : almacenes y hospitales oportunamente colocados :
nada faltó ; y simultáneamente corrieron las columnas con
una asombrosa velocidad el espacio de 500 leguas desde
los inmensos desiertos del Casanare hasta las mortíferas
orillas del Atrato y San Buenaventura; y desde las malsa .
nas riberas de Santa Marta y Cartagena hasta las difíciles
montañas de Popayán . Las columnas ejecutaron con suma
precisión los movimientos que les estaban mandados , y
todo fué á un mismo tiempo arrollado , vencido , ocupado
y restituído á la nación española .
Pero mis órdenes militares no tuvieron solamente por
objeto la victoria que debía conseguir el valor y la cons
tancia: á triunfos más dulces y gloriosos aspiraba en ellas ,
intimándoles la necesidad del triunfo del corazón , el de la
fuerza moral . Así mi orden del 15 de Enero de 1816 , al
abrir aquella memorable campaña , será un eterno testimo
nio de mis más íntimos deseos .
Apenas las columnas estuvieron en movimiento, yo qui
se aún por otra vez hablar á los habitantes de la Nueva
Granada, y presentarles la oliva que otras ocasiones ha .
bían despreciado. Traté aún de desengañarlos y conven
cerlos de la inutilidad de una resistencia capaz solamente
de traer nuevos males. Lo hice, y poco después seguí
el movimiento de las columnas . En efecto , llegué a la villa
de Mompox ; la campaña estaba principiada , y la victoria
TOMO 1 29
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precedía á la marcha de las columnas; mas, sin embargo,


no creí de mi deber dejar de exponer á S. M. desde aque
lla villa, y suplicarle con vivas instancias que se dignase
relevarme de un cargo tan superior á mis fuerzas, no ha
biendo jamás desconocido que era propio de otros hombres
de que felizmente abundaba el grande imperio español.
El 1.° de Abril estaba en Ocaña . Las provincias del So
corro y Tunja iban á ser envueltas y ocupadas á pesar de
las esperanzas de las tropas que pretendían defenderlas,
y de una gavilla de aventureros franceses aparecidos en
aquel desgraciado país para avivar la discordia , saciar la
codicia y sepultarlo en nuevos infortunios . Yo vi el resul
tado como indefectible; conocí las consecuencias, y quise
evitarlas aún. Me dirigí á ellas con el sencillo lenguaje de
la verdad y buena fe: les presenté su actual estado y su
doloroso porvenir, si no aceptaban la paz que les ofrecía;
les puse delante los más claros desengaños, y nada omit
que fuese capaz de llenar mis deseos. Pero no me escu
charon y las provincias fueron tomadas.
Las columnas destinadas al intento iban á concentrarse
sobre la capital para ocuparla, y para entonces hice toda
vía más. Publiqué el 21 un indulto solemne, claro y termi.
nante que debía disipar hasta las menores sospechas a los
más desconfiados, y á aquéllos mismos que tuviesen un
interés en ocultarlo á los pueblos ; pero este paso lleno
de beneficencia y generosidad fué tan inútil, superfluo y
despreciado como todos los demás. Las columnas ataca
ron á los cuerpos enemigos, y entraron en la capital des .
pués de combates repetidos y gloriosos. Aquella ciudad
abandonada por los que la gobernaban, fué ocupada por
el Mariscal de campo D. Miguel de La Torre , entonces co
ronel del regimiento de Vitoria , y el coronel D. Sebastián
de la Calzada , después de haber arrollado cuantos cuerpos
se le opusieron hasta en sus mismas inmediaciones.
Yo recibí á un tiempo los avisos de su ocupación y
451

de la inutilidad de mis continuas promesas é indulto de


Ocaña, y partí para ella, en donde entré veintiséis días
después de haber vuelto al legítimo gobierno. Allí dis
puse fijar mi residencia por algún tiempo para resta .
blecer el orden de cosas alterado por cinco años en todas
sus partes, así en los países ya ocupados , como en todos
los demás, cuya ocupación era indefectible en consecuen
cia de la exacta ejecución de mis planes. Así , pues, á un
tiempo mismo casi todas las reliquias fugitivas de los prin
cipales sediciosos que buscaban su salvación por direccio.
nes diversas, y á enormes distancias , fueron batidas y ex
terminadas ó caidas bajo el poder de las columnas coloca .
das al intento ..
Llegó en los mismos primeros días de mi residencia en
la capital el de nuestro augusto Monarca, y yo quise so .
lemnizarlo del modo que era más grato á S. M. Publiqué
un nuevo indulto claro, terminante é incapaz de admitir
interpretaciones , ni de que jamás pudiese decirse que
habían tenido parte en él la mala fe y la superchería. Fijé
en él los tiempos , determiné las clases, designé los luga
res, las personas y los delitos , y nada omití que pudiese
causar dudas .
Desde entonces no tuve un momento de descanso . El
día y la noche fueron consagrados al restablecimiento de
lo perdido y á la creación de lo que jamás había existido .
Se restablecieron los tribunales y autoridades determina
das por las leyes ; volvió a su antiguo estado el orden civil
y político , la disciplina militar mantuvo todo su vigor, y
si acaso se cometieron algunos desórdenes particulares, ó
no castigaron los delincuentes , ó yo los ignoré , ó fueron
consecuencias inevitables de la guerra y de las privaciones
que en países inmensos y desprovisto de todo , era preciso
que padeciesen algunas veces las tropas a pesar de mis
previas disposiciones y de mis más ejecutivos mandatos.
Se estableció un Consejo de guerra , compuesto de oficiales
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escogidos por sus talentos y probidad para juzgar á los


delincuentes que caían en poder de las tropas vencedoras;
y otro Consejo de purificación tan necesario en países tur
bados , en donde tanto reclaman los resentimientos y la
venganza y es tan difícil dejarse oir la voz de la verdad y
de la imparcialidad. Quise evitar aún los menores moti
vos de fraudes y depredaciones haciendo publicar lo que
cada uno donaba ó prestaban . Se pusieron todos los me
dios de restablecer la confianza pública , la seguridad
interior у la prosperidad común : de renacer el comercio
y la agricultura , casi aniquilada por la guerra , la ninguna
seguridad y la arbitrariedad de los anteriores funcionarios.
Se abrieron nuevos caminos ; se compusieron los antiguos;
se construyeron puentes y calzadas ; posadas en los cami
nos públicos ; columnas para designar las distancias, y
cuanto estaba á mi alcance capaz de facilitar las comuni
caciones y hacerlas menos costosas . Hice propagar por
todas partes el fúido vacuno que , debido á la beneficencia
de S. M. , era un don precioso , casi perdido por las inquie
tudes pasadas. Extendí mis cuidados á las artes de pri
mera necesidad , que se hallaban en un doloroso atraso , y
á los hombres pobres , á los huérfanos y á los hijos de los
mendigos , y tomé medidas capaces de adelantar aquéllas,
y á éstos hacerlos útiles á sí mismos y al país á que perte
necían . En fin, en pocos meses tuve el placer de ver res
tablecida la tranquilidad y cumplidos mis deseos del bien
y prosperidad pública . Hice cuanto estuvo á mi alcance ; y
si más no dispuse ó ejecuté , ó fué por la imposibilidad de
su ejecución , ó por no gravar pesadamente a los pueblos
con los auxilios indispensables para ello.
El Consejo de guerra juzgó por todos los trámites lega
les á los que fueron aprehendidos, y nunca fueron conde .
nados sin ser oídos , y sin la competente defensa que pre
vienen las leyes militares, Las sentencias fueron diversas,
según la clase de los delitos; y los delincuentes, plena
453

mente convencidos de sus crimenes, sufrieron las penas


que les fueron decretadas, sin que en su ejecución dejasen
de tener jamás los auxilios, á cuya falta estaban acostum.
brados con sus sentenciados. El pasado por las armas, el
desterrado, el condenado á una multa, todos fueron juzga
dos con arreglo á las leyes. Ahí existen sus causas: que
hablen ellas.
Pero en medio de tan graves y numerosas ocupaciones,
mis ojos estaban fijos sobre Venezuela y sobre las únicas
reliquias enemigas que se habían salvado dirigiéndose á
los desiertos de Casanare. Estando yo en Mompox, había
recibido los primeros avisos de la rebelión de la Margari
ta, hecha por aquel bajo y cobarde Arismendi , que , ane
gado en llanto , me había dicho serle con su perdón in
creíble mi generosidad y clemencia . Aquella rebelión , que
no fué sofocada en el principio por causas que no son del
caso referir, abría las puertas á los que vagaban por las
colonias extranjeras, para tener un punto de reunión , for
mar expediciones é invadir el Continente ; sin aquel apoyo,
él nunca podía ser invadido por ellos .
Por estos principios aceleré mi partida, sabiendo ya
que la división que mandaba el mariscal La Torre , des
pués de haber arrollado todas las reliquias fugitivas en
Casanare, y vencido obstáculos espantosos que ofrecía la
naturaleza y la estación de las lluvias , estaba en Pore, 1

capital de aquellas provincias, desde donde no era posible


atravesar las nueve jornadas que existen hasta el territo
rio de Venezuela , hasta tanto que el verano terminase las
inundaciones del Arauca. La anuncié á los habitantes de
aquellas llanuras con los mismos sentimientos que los había
hecho en todas partes; y me despedí de la Nueva Granada
á mediados de Noviembre, presentándoles claramente su
actual situación , su agradable porvenir y los medios de
conseguir su mayor prosperidad.
No es de este lugar describir las privaciones y males
454

que sufrimos en unas marchas de centenares de leguas por


montañas inaccesibles y por desiertos abrasados, sin aguas
ni subsistencias, y en donde las enormes distancias eran la
menor de nuestras fatigas. Las tropas lo vencieron todo ,
é hicieron con su constancia y sufrimiento renacer el
tiempo de los Fernández, de los Urres, de los Garcigonzá
lez de Silva y de todos los demás que agregaron este terri
torio á la Corona de Castilla .
A mediados de Enero de 1817 pisé el suelo de Venezue.
la , y entonces tuve noticias sinceras y exactas del estado
en que se hallaba ; no era la misma Venezuela que yo
había dejado con fuerzas bastantes á mantener su integri
dad. Un cuerpo de 3.000 caballos, mandados por Páez,
uno de los generales de los disidentes, atacó al general La
Torre, dos días antes de mi incorporación , en las Mucuri
tas, al paso del Apure , y su impetuoso ataque fué una de
las primeras noticias . Catorce cargas consecutivas sobre
mis cansados batallones me hicieron ver que no eran una
gavilla de cobardes poco numerosa , como me habían in
formado , pero sin haber sacrificado un solo hombre fuera
del campo de batalla, y en la resistencia más obstinada ,
ellos se acordaron de que pertenecían á la nación españo
Ja , y los enemigos fueron constantemente rechazados.
Páez se retiró sobre el Arauca, y yo adelanté mis mar
chas hasta San Fernando, cierto ya de que la isla de la
Margarita estaba absolutamente ocupada por los enemi
gos: las provincias de Cumaná y Barcelona, y el alto Llano
de la de Caracas perdidos en mucha parte ; casi toda la
grande extensión que media entre el Apure y el Arauca ,
poseída por el cuerpo que acababa de atacar al general La
Torre, y la provincia de Guayana invadida por el sedicio
so Piar. En tan crítica y no esperada ni debida situación
dispuse enviar socorros á la última al mando del general
La Torre, que partió de San Fernando de Apure , y correr
centenares de leguas para atacar el mal en su corazón . La
-
455

fortuna no favoreció la primera operación , y yo penetré


hasta Cumaná y Carúpano , después de haber atravesado
lo interior de tres provincias . Todos sus pueblos marítimos
en que consiste su principal población y fuerza fueron
tomados á los enemigos, y muy poco después pisé con una
parte de mi ejército el suelo de la pérfida Margarita .
Mi presencia ni mis deseos eran los de un hombre que
iba á tomar venganza de la sangre de sus inocentes com
pañeros de armas , indignamente sacrificados en aquel in
grato suelo por el primero de todos los hombres ingratos.
Disponiendo de medios bastantes para que hablase la jus
ticia, cerré mis labios y me dirigí al Gobernador y al pue
blo de Margarita como un hermano y amigo , como un jefe
español que ansiaba por la paz y por alejar los males que
estaban sobre su cabeza . Mas yo fuí desatendido , des
preciado é insultado á la vista de mis tropas , que admira
ron mi paciencia . La isla fué envuelta casi en su tota
lidad ; sus muchos puestos , fortificados por el arte y la
naturaleza , tomados sucesiva y rápidamente á pesar de la
más tenaz resistencia que jamás se vió ; y su capital , la
ciudad de la Asunción , iba con menos fatiga á concluir
por su ocupación aquella campaña , cuando avisos exage
rados de conmociones y progresos del enemigo en la pro
vincia de Caracas por la pérdida de Guayana, que fué
evacuada por el general La Torre después de sufrir un
hambre horrorosa , me obligaron con sumo dolor á aban
donar la empresa y trasladarme velozmente con parte de
las tropas á la capital de Venezuela. La ingrata isla de la
Margarita no dejó entonces de ser el abrigo de todos los
hombres turbulentos y perdidos, porque hombres pusiláni
mes ó poco escrupulosos me forzaron con sus abultadas
noticias y vehementes instancias á abandonar una obra
que ya consideraba concluída.
Llegué á la capital de Venezuela en Septiembre del
mismo año , y permanecí en ella los días que fueron nece .
-
456

sarios para corregir algunos abusos que se habían introdu


cido en las tropas durante mi ausencia en el Nuevo Reino
de Granada. El bien de los pueblos y el conciliarlo con
las indispensables necesidades del ejército , fueron mi pri
mer objeto. Vi que eran precisas la más estrecha discipli
na y las órdenes más terminantes para establecer un arre
glo en las marchas y en los tránsitos militares , porque
eran algunos excesos que en esta parte se cometían , la
causa de quejas continuas , aunque algunas veces inevita
bles . Quise impedir aun el menor fraude, la menor violen
cia , la menor incomodidad y vejación de los pueblos, y
mandé severamente observar el reglamento que dispuse
para el caso , y que comprendía cuanto era preciso para
contener excesos y restablecer en esta parte la disciplina
del ejército .
Llegó por este tiempo el indulto concedido por S. M. con
motivo de su augusto enlace con doña María Isabel de
Braganza, que santa gloria haya , y tuve nuevas ocasiones
de volver á manifestar mis deseos , apoyados en la expresa
voluntad de S. M. Publiqué aquel indulto del modo más
solemne y majestuoso que fué dable ; y de acuerdo con el
superior Tribunal de la Audiencia , se hicieron las aclara
ciones suficientes á ponerle á cubierto de arbitrarias inter
pretaciones ó imputaciones malignas. Las puertas pacífi
cas de la conciliación quedaron abiertas, y todos los bue
nos ansiaron ver entrar por ellas la suspirada paz y
concordia .
Pero el genio del mal reinaba despóticamente en estas
desgraciadas comarcas , y el indulto fué insultado, despre
ciado y burlado por los extraviados. Pocos de éstos , resi
dentes en las colonias extranjeras se acogieron a él , y una
gran parte , creyéndole efecto del temor y de la impoten
cia , pasaron á Angostura á formar la expedición con que
su jefe Bolívar hizo después la memorable campaña
de 1818. Sin embargo, el indulto y mi palabra fueron
- 457

inviolables, a pesar de estar cierto de este injusto resulta


do , y los que volvieron a sus hogares vieron que no se les
engañó. En ellos están ; que digan si no es esta la verdad .
La evidencia de esta ingrata conducta me hizo volar á
las divisiones del ejército para estar pronto á emprender
la campaña, y ya me hallaba en Guadarrama , sobre las
orillas de la Portuguesa , cuando supe que Bolívar , ha
biendo pasado el Orinoco con un cuerpo de tropas , mar
chaba rápidamente por los llanos de la provincia de Bar
celona á unirse en el alto de la de Caracas con el cuerpo
que mandaba Zaraza , y á dar principio á la campaña , ata
cando á la villa de Calabozo . Mis órdenes fueron termi
nantes , y exactamente ejecutadas . El mariscal La Torre
partió de aquella villa con algunos cuerpos y con una cele
ridad asombrosa , y atacó a la división de Zaraza en el sitio
de la Hogaza , antes de poderse efectuar su reunión con
Bolívar. La victoria fué de las más decisivas, y Bolívar
repasó el Orinoco .
A su noticia olvidé la conducta observada por los disi
dentes con el generoso indulto de S. M. y con mis palabras
y promesas; olvidé aun las bárbaras crueldades , los inau
ditos asesinatos cometidos en cuantos individuos europeos
y aun americanos del ejército habían sido hasta entonces
hechos prisioneros ; horrores que deben condenarse al
silencio por honor á la humanidad . Todo lo olvidé , y
repetí otra vez mis promesas . No parecía posible que
ellas ya se atribuyesen al temor y á la impotencia , y , sin
embargo, jamás fueron tan despreciadas.
Bolívar, repasado el Orinoco , volvió rápidamente sobre
Angostura, y reunidos allí cuantos hombres estaban en el
caso de tomar las armas , subió con la misma velocidad
por la orilla derecha y le pasó enfrente de la embocadura
del Arauca . A las primeras noticias de este rápido movi
miento preví sus fines, y volé desde San Carlos, donde me
hallaba, hasta la villa de Calabozo , dando órdenes á algu
458

nas divisiones del ejército para ponerse en movimiento


sobre los puntos que les indicaba. En menos de cuarenta
horas llegué á Calabozo , y poco después Bolívar se pre
sentó con 3.000 caballos y 2.000 hombres de infantería .
No era posible exponer la suerte de tres batallones que
tenía reunidos allí, á una acción temeraria contra fuerzas
tan enormemente superiores, y en medio de una inmensa
llanura en que la ventaja estaba de parte de su caballería .
Concebí el proyecto de retirarme sobre las montañas y
atraerle sobre los valles de Aragua, en cuyas marchas
debía padecer sumamente su caballería , y en cuyo territo
rio debía serle inútil. Mi infantería adquiría en él una
superioridad infinita.
No es de este lugar referir los sucesos de aquella me
morable retirada , ni el heroico valor y constancia de los
batallones para atravesar á la vista del enemigo sobre 30
leguas de una llanura cubierta de ceniza , sin agua , y en
medio del sol abrasador de la Zona Tórrida, ni las inaudi
tas atrocidades cometidas por los enemigos en algunos
soldados que no pudieron seguir las columnas por enfer
mos ó cansados, y á quienes tampoco pude proporcionar
les medio alguno de seguirlas. Los batallones llegaron al
Sombrero sin haber perdido nada de sus hospitales, baga
jes , vecinos de la villa y demás que salvaron en su centro,
y allí, atacados desesperadamente, cantaron la primera
victoria . Mis planes y mis cálculos comenzaron á cum
plirse .
La quinta división, estacionada en la provincia de Bari
nas, tenía órdenes para venir sobre Valencia, y yo continué
mi retirada sobre esta ciudad , abriendo á Bolívar el paso
á los valles de Aragua, y colocando fuerzas suficientes
sobre las Cocuisas, para cubrir á la capital. Bolívar me
creyó en abierta fuga, y se arrojó sobre los valles de
Aragua .
nuinta división se me unió en Valencia ; las tropas
459

enemigas se extendían por aquellos valles , desde el Con


sejo hasta Maracay ; la victoria no me era dudosa . Di ór.
denes al mariscal La Torre , que mandaba los puestos de
las Cocuisas, para atacar al Consejo y la Victoria al tiem
po que le prescribía , y á la pequeña división del coronel
D. Rafael López para que , colocándose sobre Ortiz , cor
tase la retirada del enemigo sobre Calabozo . Yo ataqué ,
en consecuencia , á Maracay , y todo fué arrollado; pero
habiendo sido interceptadas mis órdenes al mariscal La
Torre no pudo atacar oportunamente , y el enemigo logró
retirarse á la villa de Cura , dejando por todas partes pri
sioneros, cuyas vidas fueron religiosamente respetadas .
Yo le perseguí vivamente hasta La Puerta , en donde ,
reforzado con nuevos cuerpos que venían de Calabozo,
atacó á mi vanguardia , la desordenó y la puso en disper
sión . En estos críticos momentos llegué al campo de bata
lla ; vi en peligro la suerte de Venezuela , y juzgué de mi
honor salvarla con mi vida . Di órdenes al resto del ejér
cito que venía en marcha , para que, arrojando en tierra
las mochilas , volase sobre el campo , y á la cabeza del
escuadrón de artillería de á caballo me arrojé sobre 3.000
enemigos victoriosos. Su impetuosa y desordenada carrera
fué detenida ; la muerte volaba por todas partes , y en
medio de aquella terrible escena yo fui atravesado por el
vientre con una lanza . Pero ya mi intento estaba conse
guido ; había entrado en la batalla el 19 de Valencey ,
antes Unión , y era casi cierta la salvación de Venezuela .
Los cuerposentraron sucesivamente en acción ; el enemigo
fué batido y disperso en todas direcciones; y yo , en medio
de la cruel agonía de la muerte , me acuerdo que mis pos
treras palabras , mis últimas órdenes , fueron las de salvar
á los prisioneros y respetar sus vidas .
Sería superfluo referir las consecuencias de aquella ba
talla . El enemigo fué en seguida batido completamente en
el Caimán , Ortiz, el Rincón de los Toros, Cogede , los
460
Patos y Nutrias, habiendo cumplido mis órdenes el bizarro
coronel López. El mismo Bolívar debió en La Puerta su
salvación á la velocidad de su fuga, y en el Rincón á su
fortuna. Más de 1.500 prisioneros cayeron en nuestro
poder, que, conducidos á la Guayra, Caracas y Puerto
Cabello, fueron respetados, agregándose después unos á
nuestros batallones, y poniéndose á otros en plena liber
tad. Un gran número de oficiales tuvo la misma suerte ;
volvieron al seno de sus familias y á la posesión de sus
bienes cuando esperaban la muerte. Aquí existen ; ellos
dirán si no es esta la verdad. Cuatro , solamente cuatro co
roneles y tenientes coroneles, dos extranjeros y dos cara
queños fueron juzgados por el Consejo de guerra y conde
nados á muerte; sus delitos no eran comunes , y la vindicta
pública exigía su castigo .
Con todo, en medio de estas continuas victorias, cuando
el enemigo anonadado sólo encontraba su salvación en la
fuga , cuando parecía que sus desgracias darían lugar á
que hablase la razón , en tan oportunas circunstancias mi
corazón habló, y el enemigo oyó nuevos indultos, publica
dos después de la batalla de Cogede por el brigadier don
Ramón Correa, que la había mandado , y después de la del
cerro de los Patos por el brigadier D. Francisco Tomás Mo.
rales, que había conseguido la victoria. El enemigo los oyó,
pero su impresión fué la misma que había sido siempre.
Estábamos ya en Junio de 1818 , y la estación de las
aguas había principiado. Yo me hallaba bastantemente
restablecido de mis crueles y mortales heridas , casi por
una especie de prodigio ; las tropas tomaron los acantona.
mientos que les designé, y no apareció más el enemigo del
lado acá del Apure; sus pérdidas habían sido enormes. El
ejército también había sufrido hasta lo sumo; sus bajas
eran considerables por lo terrible de la campaña , y era ,
en su consecuencia , indispensable proporcionarle descanso
y reparar sus pérdidas,
461

Por otra parte estaba cierto de que principiaban á llegar


á la Margarita y Angostura regimientos enteros , partidos
de los puertos de Inglaterra é Irlanda , y enganchados y
contratados allá por agentes del Gobierno de Guayana .
Era ya un enemigo más con que había que combatir, con
numerosas armas , con nuevos y veteranos soldados. Así ,
fué de necesidad aumentar el ejército , y en el resto del
año se completaron los cuerpos y se crearon otros más .
Ninguna fuerza debía ser superflua en la campaña
de 1819 .
La actitud del ejército fué en ella muy diferente de la
anterior. El pasó el Apure , y el enemigo abandonó á San
Fernando y á todos los pueblos que están del lado acá del
Arauca, pasando este río y dirigiéndose á Cunaviche y á
los inmensos desiertos que existen hasta la orilla izquierda
del Meta. El ejército lo persiguió y pasó también el
Arauca, manifestando en este temible paso lo exquisito
de su serenidad y valor. Sus grandes baterías , cons
truídas allí , fueron tomadas .
En tales circunstancias no era creíble que mis promesas
fuesen tenidas como efecto del temor ó de la debilidad .
Mi fuerza y situación militar estaban á la vista ; nadie
podía equivocarse ; y entonces , olvidando todo lo pasado,
me dirigí otra vez á ellos con las mismas promesas que
tantas veces habían despreciado ; con el ofrecimiento de
aquella paz y unión que deseaba mi corazón , porque la
amaba y porque era la voluntad de S. M. Sin embargo,
ninguna invitación fué más desechada; se me llenó de
insultos por el Gobierno de Angostura, se burlaron indig
namente de mi ingenuidad y buena fe, y no hubo imputa
ción infame que no se me hiciese por ella . Me dirigi
igualmente á las tropas inglesas , recordándoles los tiem .
pos en que a las órdenes del general Hill me habían cono .
cido en la guerra de la Península, y ofreciéndoles servicio
en el ejército ó su traslación gratuita al lugar que quisie
462

sen . Pero pocos se presentaron , y todo paso fué inútil.


Ellos fueron trasladados adonde quisieron.
Después de haber perseguido al enemigo muchas leguas
del lado allá del Arauca, y hécholes prisioneros, repasé
este río, di libertad á éstos para que volviesen á sus domi
cilios á cuidar de sus familias, y el ejército se situó sobre
la isla de Achaguas. Un destacamento de tres compañías
del 2. de Valencey, y un escuadrón del regimiento de ca
ballería del Rey ocupaban el trapiche de la Gamarra. Allí
fué atacado por 800 hombres de infantería é igual número
de caballería , al mando del mismo Bolívar. Nunca se vió
un puñado igual de héroes, Bolívar, después de haber su
frido una pérdida de 400 hombres, repasó el Arauca.
Fué en esta vergonzosa derrota y en estos momentos de
gloria para el ejército , cuando Bolívar, conociendo la im
posibilidad de abrir una campaña contra tropas tan temi
bles, y lleno de la desesperación que le causaba su suerte,
concibió el proyecto de abandonarse á la fortuna y buscarla
en otro suelo. Pasó á las llanuras de Casanare, reunió las
partidas enemigas que allí había, y dió principio a la cam
paña de Santa Fe , que debió tener diverso resultado del
que hemos visto , porque tenía fuerzas suficientes para
haber terminado las esperanzas del invasor.
Iba á principiar la estación de las aguas de 1819. El
ejército no podía permanecer situado en un país en que se
derraman los ríos con sus crecientes por sus inmensas lla
nuras, y forman de ellas por algunos meses lagos enor
mes, no quedando a los hombres, al ganado y demás bru
tos otro recurso para salvar sus vidas que aislarse en algu
nos pequeños lugares más eminentes en donde se hallan
los pueblos, las casas de los hatos y el refugio del ganado.
En esta estación aquellos países pierden su salubridad,
principalmente para el europeo ; y el ejército hubiera
tenido una pérdida enorme si hubiese permanecido ence
rrado hasta Octubre ó Noviembre en aquellas inmensas
463
lagunas. Así , repasó el Apure á principios de Mayo, y
tomó los acantonamientos que debía .
Entretanto algunos cuerpos de él fueron atacados en los
puntos de su estación, consiguiendo victorias que , aunque
en pequeño , no fueron menos gloriosas que las anteriores;
y yo pasé á la capital de Venezuela á tratar con las pri
meras autoridades de la provincia sobre subsistencias y
sobre todo lo que aquel necesitaba,
En mi residencia en ella , é investido con las facultades
ilimitadas que el Rey se había dignado concederme á con .
sulta del Supremo Consejo de la guerra, dediqué una parte
de mis cuidados á establecimientos públicos de utilidad ,
de comodidad y de ornato, y al concluirse la estación de
las lluvias me trasladé á la ciudad de Valencia, corrí algu
nos departamentos del Occidente, y á principios de Fe
brero me hallaba en la villa del Pao.
Mis principales obligaciones eran por entonces aumen
tar la fuerza del ejército y llevarla á un punto de disciplina
que le hiciesen excesivamente superior al enemigo. Está
bamos en la campaña de 1820, y era indispensable esta
grande superioridad para decidirla con prontitud , seguri
dad y fortuna . Sin embargo , tan privilegiadas é impor
tantes atenciones fueron interrumpidas con sucesos de
gravísima naturaleza .
A fines de aquel mes, y en el sitio de Mocuruparo, cer
ca de Tocuyito, fué interceptado un pliego de S. M. que
se me dirigía desde la capital . Esta inesperada intercepta
ción en un camino tan frecuentado y con circunstancias
tan sospechosas, me hicieron tomar medidas para averi
guar sus causas , que creía de suma importancia . La
declaración de un negro llamado Juan Pablo Gogorza
abrió el camino y dió luces para seguras indagaciones .
Fueron , en su consecuencia , aprehendidos unos, citados
otros, examinados muchos y descubierto plenamente que
existía oculta en las inmediaciones de esta ciudad una
- 464
partida de facciosos de más de cien hombres, mandada
por un tal Rosales, natural del pueblo de Tinaco, que su
existencia era sabida, socorrida y protegida por varias
personas y familias de esta ciudad, entre las cuales se con .
taba el alcalde , de primera elección , como una de las
principales; que se aumentaba y procuraba aumentar con
todo vigor; que servía de medio de comunicación con los
disidentes de Apure y demás puntos ocupados por los pre
tendidos republicanos, que tenían por objeto principal
invadir esta ciudad cuando su aumento de fuerza y dismi
nución de nuestra guarnición en ella la pusiese en estado
de obrar con seguridad , y que jamás había cometido robos
ni asesinatos, sino de caballos , de armas y de hombres .
Descubierta plenamente esta trama abominable por nu
merosos testigos oculares; puestas en prisión las personas
de ella que se pudieron haber á las manos; seguida la
causa bajo el Consejo y asesoría del auditor general del
ejército , ahora regente de la Audiencia territorial, D. Ig
nacio Javier Ucelay ; pasada en su oportunidad á un Con
sejo de guerra legalmente constituído y formado al inten
to ; oídas las defensas de los reos y observados cuantos
trámites, pasos y fórmulas previenen las leyes, fué sen
tenciada , condenando á algunos á la pena capital, á presi
dio a otros y á destierro á muchos, y absolviendo á aque
llos que no resultaban completamente calificados de cri
minales. La causa pasó á mi confirmación , y entonces ,
siempre deseoso de ahorrar la sangre de los habitantes de
estas provincias aun en los mayores y más comprobados
crímenes, conmuté la pena de muerte en la de presidio,
por tiempo determinado , á todos aquellos que en sus
declaraciones habían dicho la verdad con candor y sen
cillez,
Tal fué mi conducta en circunstancias en que la ley y
el estado del país exigían poner en ejercicio toda su seve
ridad , é igual fué poco después. Habían comenzado á
- 465

llegar á estas provincias las noticias de los acontecimien


tos políticos de Marzo en la España europea ; la voluntad
de la nación y del Rey estaban declaradas, según los pape .
les públicos de aquellos reinos ; se me hizo una insinua
ción de parte de algunos habitantes de Caracas para ace
lerar el día del juramento de la Constitución política de la
Monarquía ; volé á ella en menos de veinticuatro horas,
y poco después tuve el placer de ser el primero que
la jurase.
Algunos días después del de esta época memorable , los
acontecimientos de la guerra me hicieron volver á esta
ciudad con igual precipitación . Eran ya nuevos los tiem
pos ; un nuevo orden de cosas quedaba establecido ; nuevas
instituciones , nuevas esperanzas . Así , no dudé un mo .
mento añadir otras á las muchas pruebas que en cinco
años había dado este Continente de mis deseos de la paz
y de la concordia. Di órdenes para que volviesen á sus
casas todos los desterrados por la causa de la partida de
Rosales; di las mismas para que quedasen en libertad
cuantos estaban aún sin cumplir sus condenas por conse
cuencia de las turbaciones de la Nueva Granada ; nada me
detuvo ; era necesario solemnizar con la suma generosidad
y beneficencia nuestra transformación política .
Tal ha sido mi conducta de paz , y ojalá que los pasos
que con ella he dado para establecer la concordia , hubie
sen producido los efectos de que eran dignos !

SEGUNDO ,

No era posible presentar mi conducta de paz desde que


pisé el suelo de Venezuela , sino recorriendo rápidamente
la historia de mis campañas por aquel lado que es cohe .
rente con ella . La parte militar , difusa hasta el extremo
por la extensión , rapidez y número de las operaciones ,
además de pertenecer á otro lugar , sólo ha sido presentada
TOMO I 30
466

como debía serlo; esto es, en aquellos puntos en que esta .


ba mezclada con ella, ó en que es necesario que el mundo
vea una contraposición tan honrosa á mí y á la grande
nación española. Así , pues, tampoco ha sido posible dejar
de dar á esta materia toda la extensión que se nota, á pe
sar de mis esfuerzos para evitarla.
Mi conducta de desinterés, aunque es igualmente cierta
y pública como mi conducta de paz , no necesita de tantos
hechos para comprobarla y para imponer silencio al im
postor que ha pretendido mancharla. Ella fué pública en
el centro de mi patria y á la vista de mis compatriotas, de
mis amigos y de mis enemigos, que jamás se atrevieron á
denigrarme en esta parte. Pobre por mi fortuna desde mi
nacimiento, ella me favoreció en la carrera de las armas;
y si me hizo General , con todo no me hizo menos pobre.
En mi escasez fundaba siempre mi primera gloria , porque
era compatible con mis deseos, porque veía al lujo y la
opulencia como opuestas al carácter militar, y porque
siempre me llenaron de horror las depredaciones de un
jefe que se hacía por ellas incapaz de inspirar el respeto
y la subordinación del soldado. Tenía ambición de gloria,
de nombre y de servicios; quería , para conseguirlo, ser
soldado y tener soldados , y yo no podía serlo ni tenerlos,
sino dándoles ejemplo de sobriedad y de virtudes milita
res. Así , cuando fui General , no fuí proporcionalmente
menos pobre que cuando era un simple soldado.
Bajo esta educación militar que me di yo mismo, y bajo
las rectas bases que me inspiró mi noble ambición , llegué
á Venezuela , encargado de apagar una horrible discordia .
Llegué con doble necesidad de tener aún menos adhesión
á las riquezas, porque no ignoraba que millones de hom
bres iban á fijar la vista sobre mí, á espiar mis más ino .
centes acciones y á someterme á todos los tiros de la ma
lignidad , de la envidia ó de la sencilla ignorancia. Lo
sabía , y era necesario ser un estúpido para no saberlo .
- 467

Estas provincias pueden decir si así no lo oyeron de


mis labios.
Si la sed de oro hubiese alguna vez inflamado mi cora
zón, si hubiera querido saciarla en la España americana,
yo no hubiera podido conseguirlo porque era contrario á
mis únicas, á mis más queridas esperanzas y á los fines de
mi comisión. ¿Qué conciliación , qué concordia podía res
tablecer quien arrebataba para sí la fortuna de los par
ticulares , y hacía indigentes haciéndose poderoso ? Estos
han sido principios y consideraciones que jamás se han
apartado de mi vista .
No presentaré , para probarlas, ni mi sola aserción ni
hechos que no hayan estado presentes al ejército y á
todos los pueblos de Venezuela . No pretenderé que se me
crea por mi sola palabra , ni seguiré por ello jamás el
ejemplo del llamado Enrique Somoyar.
La Nueva Granada y Venezuela perdieron en poco
tiempo la opulencia á que las habían elevado tres siglos
de paz y de justicia. Enrique Somoyar y sus compañeros
habían sido la causa de esta pérdida dolorosa , y traído á
su patria males inmensos que jamás se borrarán de la me
moria de sus compatriotas . Los mismos que ahora se han
atrevido tan descaradamente á imputarme las desgracias
de estos pueblos, son sus autores ; los jefes de su rebelión ;
los que han hecho correr ríos de sargre española pacífica
é inocente ; los que las sostuvieron con las armas en la
mano ; los que se avergüenzan de esta sangre que corre
por sus venas ; los que detestan de un modo inexplicable
el nombre español ; los que han insultado tan infamemente
á nuestro amado Rey ; los que han ultrajado con tanto
escándalo a las augustas Cortes de la nación ; los Somoya
res y sus colegas.
La Nueva Granada y Venezuela no eran á mi llegada
lo que habían sido ; estaban sepultadas en una espantosa
miseria. Ni la agricultura , ni el comercio , ni las riquezas
468

que antes tenían ; y mi ejército llegó á sus pueblos á parti


cipar de estos males; este ejército que, siempre en la van
guardia, acababa de terminar la guerra de la Península y
veía á sus compañeros descansar en la abundancia y en el
seno de sus familias.
Este ejército fué desde entonces sumido en las priva
ciones de toda especie, que daban de sí el estado misera
ble de las provincias y sus circunstancias locales. Yo , á su
cabeza, quise darle el más expresivo ejemplo de sufri
miento y constancia . El ejército fué reducido al necesario
y más pequeño socorro , y los oficiales y yo seguimos la
misma suerte , por mi orden . De tiempo en tiempo , y con
intervalos muy dilatados , hemos tomado una cuarta ó una
mitad de la paga , después de disminuído el número de las
raciones concedidas por las ordenanzas del caso á las
diversas clases del ejército . Hemos seguido igual suerte, y
por la mía puede considerarse la de los demás .
Jamás he tomado sino cinco raciones de las veintidos que
me están designadas, computada cada una por el infimo
valor de un real , con lo cual, en verdad, apenas puede
comprarse lo indispensable para mantener la vida. Apenas
también he tomado de mis pagas lo que puede calcularse
á la vista , de que desde mi llegada á Venezuela hasta
el último de Julio del presente año , se me deben 47.434
pesos fuertes, sin incluir el valor de las raciones.
Sin embargo , el ejército y sus dignos oficiales han dado
las más brillantes pruebas de subordinación y de sufrimien
to, y de que pertenece á la heroica nación española . Fami
liarizados con las privaciones, condenados por necesidad
muchas veces á un poco de carne sin sal por único ali
mento , faltos del abrigo necesario en los climas malsanos
y en la inmensa extensión de estos países , faltos muchas
veces aun de calzado indispensable en las marchas, y
entre pantanos han padecido las consecuencias de esta
situación y sacrificado centenares de víctimas á su subor
- 469 -

dinación , á su sufrimiento y á sus excelentes cualidades,


Yo he dado el primer ejemplo , y el ejército me ha corres .
pondido fielmente.
Sí; he dado el primer ejemplo, porque debía y me era ne
cesario darlo . El ejército , Venezuela y la Nueva Granada
me han visto ser el primero en las privaciones . He sido el
compañero del soldado , el amigo del oficial benemérito y
honrado , el protector del que lo ha merecido por sus he
chos, y el enemigo del delincuente . He partido el primero
con el ejército sus penas, sus fatigas y privaciones. Él me
ha visto en la campaña dormir sobre el suelo, en medio de
todos, sin más comodidades que las que tenía el último
soldado , comer su mismo alimento , sufrir todas sus priva
ciones, ser el primero en los peligros, pasar de esta ma
nera campañas enteras , y darle con mis ejemplos leccio
nes á que no podía resistirse . ¡ Que diga él cuál fué mi
conducta sobre las orillas del Arauca , en los desiertos de
Casanare, en las inmensas llanuras del Apure , sobre las
inaccesibles montañas de la Nueva Granada , en la dilatada
extensión del llano superior de Caracas , en los de Barce
lona y Cumaná, en los memorables campos de La Puerta ,
en todas partes , en todos tiempos y bajo todas circunstan
cias! Que diga!
Yo no he hecho, es verdad , otra cosa que cumplir con
mi deber, y no ser ingrato á los beneficios que me ha dis
pensado la heroica nación á que pertenezco ; pero he su
frido como todos; he preferido á la comodidad y aun
necesidad mía y del ejército la propiedad del particular , y
he procurado con todas mis fuerzas no dar este motivo de
impedir ó retardar la conciliación de los partidos.
Yo no me avergüenzo de confesarlo, porque mi corazón
es franco y sincero , y jamás mis labios expresaron lo que
éste no sentía . Yo habría llegado en estos países á sufrir
aún
mayores privaciones , si una esposa que me es adora
ble no hubiese dulcificado mi suerte , partiendo conmigo
470

los bienes que la fortuna le concedió; y si desde la distante


Cádiz, en que reside, no me buscase por los desiertos y
montañas por donde corro , para hacer con sus auxilios
menos dura mi situación .
Estoy cierto de que los pueblos de Venezuela y la Nueva
Granada miran con indignación esta calumnia de Enrique
Somoyar ; estos pueblos, que han visto la sencillez de mi
porte doméstico, mi ningún fausto interior, la ninguna
ostentación pública aun de aquellas cosas que parecían
necesarias al rango de mi destino ; en fin, el trato económi
co de un simple coronel ó de un General que no puede ni
tiene con que aparecer en su ejército con aquella brillan
tez exterior que parece exigir su dignidad, y que funda su
gloria en inspirar ideas de sufrimiento , desinterés y mode
ración á los soldados que manda.
Hablo ante unos pueblos que me ven, y á quienes he
debido la justicia de que conozcan , confiesen y publiquen
mi sumo desinterés, mi horror á la depredación y mis
afanes por evitarla. Invito á los habitantes de Venezuela y
la Nueva Granada para que digan á todo el mundo si algu.
na vez han visto que me haya separado de estos princi
pios; que haya tomado aun un maravedí fuera de las can
tidades que he designado negativamente; que haya extraído
para mi utilidad el menor interés del particular ; que haya
dado el menor motivo para hacérseme tan injusta como in
fame imputación. Los invito con ansia, porque estoy segu
ro de hallar en su testimonio la más convincente contesta
ción á ese Enrique Somoyar, que habla por su capricho, y sin
otras miras que las que le inspira su interés, su maligno
interés particular. Ese Somoyar, audaz é inconsiderado,
que sin conocerme , sin haber residido en su patria muchos
años ha por consecuencia de su conducta : desterrado de
ella después de ser vencido en una batalla defendiendo su
rebelión ; perdonado por la generosidad de su vencedor;
ignorante de los sucesos posteriores de su país; audaz
471

hasta el extremo de publicar y tratar de persuadir la nece .


sidad de infringir nuestra amada Constitución , destruyen
do la integridad de la Monarquía ; valiente , por último ,
fuera del peligro , y en un país en que se le ha respetado
más de lo que merecían sus delitos : ese fingido Somoyar, ó
más bien ese verdadero Nariño ( 1 ) que hizo su patrimonio
de la fortuna y bienes de sus compatriotas , ese me imputa
los excesos que le fueron familiares.
Invito á mis enemigos personales , y les exijo su testi
monio en esta materia ; aquellos que han sufrido por sus
crímenes los efectos indispensables de la justicia ; los que
han sido postergados en su carrera por lo irregular de su
conducta; los que no han recibido todos los premios á que
indebidamente les consideraban acreedores su presunción
ó ignorancia; los que se crean agraviados , sin que por mi
parte haya habido una intención de agraviarlos ; todos los
que fueron siempre enemigos ó desafectos de un General .
Los invito a todos , seguro de que no habrá en ellos ningu .
no tan audaz ni de tan mala fe que siga en esta parte el
ejemplar del fingido Enrique Somoyar.
No son menos convincentes las pruebas que deben de

(1) Nariño, con otros lanzados porjustos motivos de la Nueva Granada


y Venezuela, se propusieron calumniarme en sus escritos publicados en la
Isla de León, bajo el titulo de Cartas de un Americano á un amigo suyo,
firmalas por Enrique Somoyar. En estas cartas no verá el lector más que
el rencor y la rabia que las dictó; el fingido Somoyar y sus camaradas todo
lo hablan en globo;¿por qué no apoyan sus asertos en hechos justificados
como lo hago yo ?, por qué; porque carecen absolutamente de ellos y porque
su fin no era otro que el desfogar sus rencillas y ofuscar á los españoles pe
ninsulares con el lenguaje equivoco de que se valen los corifeos de las inquie
tudes y trastornos de la desgraciada América .
Variño siempre, desde tiempos antiguos, fué iniciado de revolucionario ;
por los años de 90 á 94 se le juzgó en Santa Fe como uno de las cabezas de
la sedición que allí se habia descubierto y se le remitió, bajo de partida de
registro, á la Península, desde donde se fugó á Francia á solicitar del direc
torio ejecutivo auxilios para la emancipación de la Nueva Granada, y visto
que los jefes del gobierno francés desestimaban sus planes, pasó á Inglate
rra, con cuyo gobierno no fué másfeliz este rebelde obcecado,
-

472

ducirse del testimonio público de los disidentes. Las Cor


tes, el Rey, la nación y yo somos igualmente el objeto de
sus más atroces calumnias, de las más infames imputacio
nes. Son las mismas que las de Enrique Somoyar: el mismo
lenguaje , los mismos fines. Si en sus miserables cartas las
Cortes, el Rey y la nación no han sido directamente com
prendidos, débese al lugar en que escribía y al peligro que
necesariamente debía seguírsele. Hubiérase hallado en la
Nueva Granada , y entonces habría vuelto á usar del idio
ma que le era propio en los años de 1810 y 1811. ¿Qué
puede, pues, esperarse, qué consecuencias deducirse, qué
crédito darse á las imputaciones de unos hombres que
atacan tan indignamente á las Cortes, al Rey y á la nación,
y que tienen un doble interés en presentarme á sus par
ciales y á los extraños como un monstruo de sangre, insa
ciable de riquezas? Mi apología en esta parte existe en sus
calumnias, y Enrique Somoyar me justifica cuando me
injuria. Si la nación española le conociese tal como fué, y
como tal vez es en el día mi elogio estaba hecho.

CONCLUSIÓN

He presentado al mundo mi conducta bajo aquellos


aspectos en que ha sido vulnerada; y lo he hecho sin
rodeos, sin disfraz, con la más desnuda verdad. Mi carác
ter no me señala otro camino , y como la he manifestado,
manifestaría igualmente mis errores; pero en esta parte
creo que ninguno he cometido.
No dudo que han existido en estos países individuos del
ejército de mi mando que , olvidados de sus deberes, de
mis órdenes y deseos, han incurrido en las faltas que me
imputa Enrique Somoyar. Han existido, pero por fortuna
han sido muy pocos, y quizá los que han huido del peli
gro. ¿Y qué culpa puede imputárseme con justicia de los
delitos ajenos? ¿Los he autorizado, por ventura , los he
473

ocultado ó los he perdonado si los he sabido? A centenares


de leguas de distancia de estos infractores de mis órdenes,
ise exigirá también por Somoyar y sus colegas que respon
da de su infracción ? ¿ Ignora acaso qne cuando sus culpas
han llegado á mi conocimiento ha hablado solamente la
justicia, y sido corregidos y castigados? ¿Que los he sepa
rado de este suelo para separar un objeto opuesto á la
conciliación y al buen nombre, tan necesario en él al espa
nol europeo ? ¿Que he preferido este partido, la satisfac
ción de estos pueblos y el bien de sus habitantes a la segu
ridad de enviar á éstos mis nuevos, aunque injustos ene
migos, á lugares en que su procaz resentimiento procura
manchar mi injusticia y reputación? No se me han oculta
do estas consecuencias; pero mi bienestar jamás ha valido
nada para mí cuando ha mediado la felicidad de Vene
zuela y de la Nueva Granada.
No dudo que algunos particulares se hayan quejado de
exacciones violentas de ganados por algunos comandantes
de divisiones ó cuerpos ó por jefes de partidas, para la
subsistencia, ó con pretexto de la subsistencia de sus tro
pas. No lo dudo; ¿y acaso debo ser también responsable.
de los excesos que se hayan cometido en esta parte contra
mis terminantes disposiciones? Evitar estos excesos ha
sido uno de mis primeros y más importantes cuidados en
un país en que una inmensa extensión de territorio despo.
blado, una espantosa devastación por una guerra larga y
desoladora, una escasez absoluta en el ejército de todo lo
necesario pueden hacer casi inevitable que se cometan
para no perecer de hambre y de miseria . Y á centenares
de leguas de distancia, ¿ debo responder de la conducta de
un cuerpo, una división ó una partida, que toma el ganado
que encuentra para su única subsistencia , ó abusa de esta
precisión , tomando ó destrozando más de lo necesario?
¿Puede hacerse del soldado, y de un soldado hambriento y
menesteroso un ente comedido, circunspecto y considera.
374

do? Y cuando no lo es, ¿deben sus excesos pertenecer á su


General?
He procurado evitarlos conciliando las necesidades del
ejército con la propiedad del particular, bandos, regla
mentos, órdenes , y cuanto ha estado á mi alcance y han
discurrido con respecto al bien de los pueblos las personas
más respetables de las provincias, que he invitado á este
fin , tanto he puesto en ejecución , tanto he llevado al cabo
con el modo más severo. ¿Qué otra cosa he debido yo ha
cer? ¿Cómo con esta conducta puedo excitar la maledicen
cia de quienes no sean como Enrique Somoyar y otros per
niciosos egoístas?
A la rigurosa policía , á la más exacta disciplina y á los
desvelos que cunsagré desde mi partida de Europa se de
bió que el ejército que me acompañaba no hubiese sufrido
las enormes pérdidas que son consiguientes á la mutación
de climas y alimentos, y á la influencia de las malsanas
costas de Venezuela ; se debió más bien la ninguna pérdi
da que vieron todos con admiración , como un suceso de
que no había ejemplo en la historia de estos países. Seis
años de campañas sangrientas , de marchas á inmensas dis .
tancias , de privaciones inexplicables y de todo género de
males debieron destruir del todo este heroico ejército, á
no haber opuesto á causas tan destructoras mis cuidados
en reemplazar sus bajas , mis afanes por aumentar su fuer
za y mis fatigas para conservarla . El hermoso regimiento
de caballería del Rey, los de igual arma de Dragones y
Guías, los valentísimos batallones de Barinas , segundo de
Valencey , Reina , Clarines, tercero del Rey y Príncipe, los
pueblos todos que los ven y admiran ; el enemigo que ha
sentido sus esfuerzos irresistibles , dirá siempre sino es esta
la verdad . He tenido el placer de mirar recompensados mis
desvelos con la creación y existencia de un ejército igual
á los primeros del mundo en valor, disciplina y sufri
miento; un ejército digno de la nación á que pertenece,
475

grande en virtudes militares, aun mayor en su acrisolada


lealtad .

He consultado á mis auditores , aun en los asuntos me


nos importantes, y nunca me he separado de su dictamen
en materias de alguna transcendencia , Ningún delincuente
ha sido condenado, sino después de juzgado legalmente
por un consejo de guerra y dictada por el auditor la eje
cución de la sentencia . Jamás he hecho otra cosa que dar
la sanción que previene la ordenanza , y si algunas veces
me he separado de estos dictámenes ha sido siempre para
perdonar á los reos . ¿ Cómo , pues , se llaman asesinatos las
ejecuciones legales y se me caracteriza de asesino , cuando
en ellas no he tenido otra parte que la que previene la or
denanza del ejército, que es la de sancionar una sentencia
legal habida por justa por el auditor ?
He cumplido religiosamente mis palabras y promesas ;
este cumplimiento ha sido para mí lo más sagrado, y na
die habrá que pueda negarlo . Seguro de la necesidad de
restablecer la confianza pública que la discordia , la mala
fe y el desencadenamiento de todas las pasiones habían
entronizado en estas comarcas , yo no podía sin olvidar mis
principios , mis fines y deseos, faltar á un cumplimiento
en el cual se fundaba la confianza . Así yo no he podido
ser sino fiel. En cada partido, en cada ciudad, en cada
pueblo de Venezuela y la Nueva Granada existen perso
nas acogidas á los indultos y á mis promesas ; ahí viven
tranquilas; allí en su patria existe el feroz y perjuro Aris
mendi , ique diga él y digan todos cuál ha sido en esta par
te mi conducta !
He dado á estos países pruebas públicas é incontestables
de suma imparcialidad , pruebas que han desconocido mu
chos de los funcionarios que pisaron este suelo . He visto
(quizá con ingratitud , y con una indolencia irregular) á
mis más adheridos domésticos, á aquellos que me han ser
vido afectuosamente, que no han abandonado mi lado en
- 476
todas ocasiones , en todos tiempos y circunstancias, y que
han excitado en mí con su fiel y buen servicio el afecto
que han merecido como excelentes domésticos. He tenido
pocos, pero los he tenido; me han acompañado desde la
Península; aun más, me ha acompañado alguno de mis
más próximos parientes. Sin embargo, siempre atento á
no dar lugar á que la maledicencia se cebase sobre mis
acciones , á ninguno he colocado en ninguna clase de des
tino. Ahí están los pocos que puedo contar; ahí un sobrino
que vino en mi ejército en clase de capitán , y después de
seis años de penalidades y servicios se encuentra en el
mismo estado, viendo ascender á muchos de menor anti
güedad , y debiendo su desgracia á mi parentesco y delica
deza . Ahí están todos: que digan Venezuela y la Nueva
Granada si han recibido de mí la menor colocación !
En fin , yo fuí honrado por S. M. con la concesión de
facultades ilimitadas. Me he hallado en disposición de
obrar por mí sin dependencia inmediata de nadie . La for
tuna y bienestar de los habitantes de estos países han esta
do en mis manos, y sin embargo, jamás pisó el suelo ame
ricano hombre alguno que hiciese menos uso de su absolu
ta autoridad . Ella fué para mí una obligación tremenda
que me llenó de confusión y de temor en el acierto . Nin
guna autoridad ha sido separada, ni aun interrumpida en
sus peculiares funciones, aun en aquellas que tienen un
contacto inmediato con el ejército. Jamás hice uso de aquel
poder, sino para hacer el bien , para premiar el mérito,
para lo que tenía relación con el restablecimiento de la
paz y de la concordia. Jamás, absolutamente jamás, este
poder trastornó la justicia, ni afligió al particular; él tuvo
siempre por objeto el beneficio público. Mi marcha fué
con él lo mismo que había sido sin él , la de las leyes, la de
la utilidad común , la del deseo más sincero del bien .
¡Que Enrique Somoyar, sus colegas y los demás que quie
ran imitarlus, vean en esta franca exposición mi conducta
477
y la del ejército que insultan , y aprendan acusar con he.
chos y no con ideas y calumnias generales que no tienen
más valor que el que quieran darles la parcialidad, ni más
origen que el resentimiento, la venganza, la emulación ú
otras pasiones más indecentes y bajas!
Cuartel general de Valencia, 6 de Septiembre de 1820 .
PABLO MORILLO .

Vario y co es el juicio formad por los es


n
critores sob tlraasdiccatorio o
re mpaña de Morillo en la América . Los
s
america m e s o e p c
nos ás xaltados e bstinan n resentarlo omo
un caudillo despóti y sanguin ( 1 ). Otros más mode
co ar
rados opinan que , siendo un bizariroo y entend G ,
ido eneral
no era su cualida predom de guerrer la más nece
d inante o
saria en aquellas circuns , pretend que con
t a ehndo i
suave política de atracci nycidaes concor ubiera obte
ó d i
nido más felices resulta n. Los político easpañol y otros
dos s es
extranjer , juzgánd i yd ,
os ole mparcial esapasionada
m ente
(1) V. Esquisse de la revolution de l'Amérique espagnole, par un citoyen de l'Ame.
rique meridionale. — París, 1817.
-Cartas del Libertador. Memorias del general O'Leary. — Caracas, 1883 y si
guiente. — 31 volúmenes en 4.' .
- Presas.- Causas de la revolución de la América española . — 1828 .
- Torrente, varias veces citado.
- Tosta García.- Episodios venezolanos.
-Setier, general Camba y otros muchos escritores.
Como colmo de odio contra Morillo, merecen citarse las obras de D. Carlos
Le Brun Retratos políticos de la revolución de España y Vida de Fernando VII.
Filadelfia, 1826 .
Sobre el estado de las provincias de Venezuela antes de la ida del General
Morillo, véase la Relación documentada del origen y progresos del trastorno de las pro
vincias de Venezuela, hasta la exoneración del Capitán general D. Domingo Monteverde,
hecha en el mes de Diciembre de 1813 por la guarnición de la plaza de Puerto Cabello.
Exribiola D. Pedro de Urquinaonay Pardo, oficial de la Secretaría de Estadoy del Des
pacho de la Gobernación de Ultramar, secretario del Rey, etc. — Madrid, 1820. — 1 vo
'amen en 4 °
.
- 478 -
no vacilan en reconocer y admirar los grandes talentos
militares, políticos y administrativos que el Conde de Car
tagena desplegó en el tiempo que ejerció el mando supre
mo en Costafirme. Con un reducido ejército, bien pronto
diezmado por las enfermedades, los continuos trabajos y
marchas, más que por acciones de guerra ; en un vastísimo
territorio, de mortífero clima en gran parte, sufriendo las
más opuestas temperaturas y las más de las veces con es
casez y aun carencia á veces de alimentos y de agua, amar
gado por mil contrariedades y desengaños de algunos de
sus tenientes y, en fin , con un enemigo multiforme, astu
to, conocedor del país, activo é infatigable, poderosamente
auxiliado de propios y extraños, mientras que los nuestros
estaban casi olvidados del Gobierno de la metrópoli, con
toda esta serie de hechos ciertos y positivos combinados,
es verdaderamente asombroso cómo pudo el expugnador
de Cartagena de Indias y vencedor en La Puerta sostener
durante seis años el predominio de España en el país de
su mando contra tan poderosos elementos aunados. Con
las armas unas veces, con habilidad política otras , valién
dose de prudentes y sutiles resortes , de su firmeza de ca
rácter y de la pureza de sus actos, conservó aquellos terri
torios para la madre patria con gloria y con honor mien
tras allí gobernó. No dudamos un momento de que los in
teresantes y desconocidos documentos que en el Apéndice
de esta obra se publican , han de modificar en gran mane
ra el severo é injusto juicio que del General Morillo se tie.
ne en América (1 ). Discurriendo serena y tranquilamente

( 1 ) Acerca de la autenticidad é importancia de las Memoires du Général Mo


rillo, comte de Carthagène, marquis de La Puerta, relatifs aux principaux évenements de
ses campagnes en Amérique de 1815 á 1821, suivis di deux precis de D. José Domingo
Diaz et du Général D. Miguel de la Torre, publicadas en París en el año de 1826
(452 páginas en 8.°), sólo diremos que si bien los más de los documentos que
en ellas figuran son exactos, es lo cierto que no fueron publicadas directamente
por Morillo, ni éste las reconoció como suyas. Un amigo oficioso, aprovechan .
479

no puede negarse que aquella difícil y arriesgada empre


sa recuerda los mejores tiempos de nuestro predominio en
Europa.
Nuestro reputado historiador D. Modesto Lafuente, ex
pone el siguiente acertado juicio sobre la campaña de Mo
rillo en América :
Algunos generales y algunas tropas españolas hacían
ciertamente esfuerzos laudables y honraban las armas y la
bandera de España en la lucha con las provincias disiden
tes de América . La toma de Cartagena de Indias por el
denodado General Morillo y el cuerpo de ejército que tenía
á sus órdenes, fué un hecho que realzó infinito la alta re
putación que ya había ganado en la guerra de la Penín
sula . Pero su laboriosa campaña y sus trabajosos movi
mientos por las inmensas soledades y los encumbrados
montes de Costafirme, tenían que ser tan estériles como
los esfuerzos de los que en otras partes de aquellas regio
nes peleaban contra unas gentes que se batían con la tena .
cidad de quien lucha por adquirir su libertad y su indepen.

do la estancia del General en París, se permitió lanzar a la publicidad algunos


documentos sobre estas campañas, abreviando unos y maltraduciéndolos todos.
Los Annales de la litterature et des arts, haciéndose eco de la gran resonancia que la
publicación de estas Memorias produjo en Paris y al citar las de D. Agustín Itúr.
bide, la Historia de la expedición á las riberas del Orinoco, etc., en 1817 por el coro
nel Hippisley, la Historia de la revolución de España de 1820 á 1823 por un testi
go ocular, como dignas de crédito, examina las Memorias atribuídas á Morillo.
Declara que su mayor defecto es la falta de la debida proporción. Sucesos de
suma importancia están en ellas referidos con la mayor brevedad, mientras que
ligeras escaramuzas llenan páginas enteras. Esta es una de las pruebas indirectas
más convincentes de que no puso en ellas Morillo sus manos. El mismo cuadro
de los sufrimientos inauditos de los soldados españoles, está apenas bosquejado.
El mismo Morillo en una carta publicada por él en algunos periódicos, poco
después de haber salido dichas Memorias á la luz pública, no niega que muchos
de los documentos traducidos del español sean auténticos, pero declara termi
nantemente que es completamente extraño á esta publicación que lleva su
nombre .
- 480
dencia. Un mundo entero que se levanta resuelto á sacudir
la esclavitud y la opresión en que se le ha tenido, no puede
ser subyugado por la fuerza. Y, sin embargo, perseveran
do el Rey en su imprudente empeño, determinó hacer un
sacrificio, que lo era inmenso, atendida la penuria en que
estábamos, que fué el de mandar reunir en Cádiz para en
viar á América un ejército de más de treinta mil hombres.
La temeridad de querer dominar como absoluto en las re
giones trasatlánticas, le había de costar la pérdida de aque
llos países y el quebranto de su poder en la Península
misma.
Amado con delirio Morillo por sus soldados, á quienes
atendía y cuidaba más que á sí mismo; dechado de heroico
valor y de pasmosa prudencia; dotado de herculea cons
titución física ; infatigable en las marchas y combates, su
gallarda y arrogante presencia alentaba y esforzaba a los
suyos, atemorizaba á los contrarios y á todos infundía
admiración y respeto. Así lo reconocieron y se lo confe
saron muchos franceses después de la guerra de la Inde
pendencia, y no pocos caudillos americanos que le visita.
ron en España durante su mando en Galicia.
El escritor D. Gil Gelpi y Ferro , en sus Estudios sobre la
América (Habana, 1864-66), discurre de la siguiente manera
sobre el mal efecto que la publicación de la Constitución
produjo en toda la América española y principalmente en
la parte que dominaba Morillo :
« Los hombres ilustrados que estudien la historia de
aquella época , habrán de convenir en que si la América
española no podía volver al ser y estado en que estaba an
tes de 1810, pudiera á lo menos haberse organizado bajo
una forma de gobierno más ventajosa para sus pueblos y
para la humanidad entera , sin democracia, anarquía ni
autonomía absoluta . A pesar de los grandes auxilios que
de Europa habían recibido los caudillos de la independen
cia en el año 1819 , su causa estaba perdida moral y mate
- 481 -
rialmente... Sin los acontecimientos de 1820, no hubiera
ocurrido el levantamiento de los pueblos... El código de
1812 no era el más á propósito para Venezuela, cuando
Morillo acababa de apaciguar el país. El Capitán general
interino de Caracas se negó á promulgar dicho código, y
una comisión de personas notables se dirigió al Cuartel
general de Morillo para obtener la orden de promulgar la
Constitución. ¿Puede darse más fatal ceguera? Morillo pasó
en dos días de Valencia á Caracas, deseoso de parar el
golpe funesto; no lo pudo conseguir. El Gobierno de Ma.
drid le mandaba proclamar la Constitución y entrar en
negociaciones pacíficas con los rebeldes. Después de mu
chas discusiones, Morillo, por no desobedecer las órdenes
del supremo Gobierno de la Metrópoli, trató con los jefes
insurgentes y se embarcó para la Península. >
M. G. Hubbard , en su Histoire contemporaine de l'Es
pagne: régne de Ferdinand VII , publicada en 1869, aplaude
á Morillo como excelente militar, amado de la tropa y fa
moso por sus campañas en la guerra de la Independencia .
Había en la expedición por el capitaneada, dice , conside
rable número de jóvenes que viendo cerrada la carrera de
las armas por el fin de la guerra con Francia, vinieron
presurosos á alistarse en las banderas de Morillo, con es .
peranza de alcanzar más rápidamente altos cargos de la
carrera militar. Tal era el juicio que de él tenían formado
sus compañeros de armas .
Es digno de leerse con atención , aunque sostenga doctri
nas y teorías poco prácticas y realizables, la Memoria sobre
el estado actual de las Américas y medio de pacificarlas, escrita
de orden del señor secretario de la Gobernación de Ultra
mar, por D. Miguel de Cabrera Nevares, y presentada á
Su Majestad y á las Cortes extraordinarias, publicada á
fines de Noviembre de 1821 ( 1 ) .

( 1) V. Gaceta de 19 de Noviembre de 1821 .


.
TOMO I 31
482

Débense tener muy en cuenta para el juicio de las cam


pañas de Morillo en América las Cartas al Sr. Abate De Pradt
por un indígena de la América del Sur, traducidas del francés
al castellano de orden del General en jefe del Ejército expedicio
nario de Costa firme, por Don Fosé Domingo Diaz, en Caracas,
año de 1819: impresas el mismo año en aquella ciudad, y se
guidas del Manifiesto que presentaron al mundo los Ayunta
mientos, Cabildos y Diputaciones de las seis provincias de Ve .
nezuela por la propia época. – Dado de nuevo á lus por Don
Leon Amarita, con varias adiciones del Traductor.- Madrid ,
1829 ( 1 ) .
El autor examina detenidamente en estas Cartas con
acertado juicio y gran conocimiento del asunto el estado
de las colonias españolas en América , y en especial lo to .
cante á Venezuela, deduciendo de su examen no ser nece.
saria ni conveniente , en la época de la expedición de Mo
rillo , su independencia, porque bajo el gobierno de España
se hallaban florecientes y bien administradas. Combate
briosamente las tendencias separatistas del abate De Pradt,
que desconoce la vida de aquellos colonos y el estado de
sus territorios, incurriendo en graves errores .
Refiriendo la batalla de La Puerta y otros sucesos mili
tares, escribe:
El ejército sedicioso al mando de Bolívar, compuesto
de gentes del país, de negros del Guarico y de algunos
batallones de ingleses y alemanes, pasó el Orinoco en Ene
ro de 1818 ; invadió con rapidez extraordinaria la provin.
cia de Caracas, y penetró hasta los valles de Aragua, á
diez y ocho leguas de la capital. Allí fué atacado por el
expedicionario en Marzo y deshecho en la célebre batalla
de La Puerta , en la cual el General en jefe D. Pablo Mo
rillo consiguió con su sangre una de las victorias más bri
llantes que hubo en aquellas provincias.

( 1 ) Un voi . 4.° de cuatro hojas preliminares y 226 de texto .


- 483 -
Bolívar, perdida toda su infantería y una gran parte de
su caballería, repasó el Orinoco y se presentó en la capital
de Guayana, de donde había partido para la invasión. Sin
recursos y sin crédito acudió a su medio acostumbrado .
Reunió un cierto número de aquellos sediciosos de todos
los pueblos que estaban allí emigrados y que eran afectos
á su interés y persona, y titulándoles Diputados de las pro
vincias de Venezuela, y electos por todos sus pueblos, llamó
á esta reunión Congreso general de dichas provincias, ha
ciendo en él la segunda renuncia de su mando y fué reele
gido con autoridad ilimitada .
Si las provincias se perdieron en 1821 , su voluntad ge
neral a favor de España era la misma ; y la pérdida no fué
el efecto de que ésta hubiese variado. Sin esa funesta Cons
titución (de 1812 ), que minó los fundamentos del gobierno
de aquellos países ; que relajó la disciplina de las tropas ;
que autorizó la insubordinación ; que encadenó las opera
ciones militares con sus engañosos derechos ; que propor
cionó la deserción ; que proclamó esencialmente los mis
mos principios revolucionarios contra los cuales se com
batía y que abrió el camino á los sediciosos para entrar en
comunicaciones peligrosas; sin esa Constitución , hoy ( 1829 )
los naturales de las seis provincias de Venezuela serían
regidos por aquel Gobierno, que sacó á sus mayores de las
selvas y los volvió al género humano á que parecían no
pertenecer.
Al Manifiesto de Bolívar, consecutivo a la instalación del
Congreso general en la capital de la Guayana, contestaron
enérgicamente las provincias de Venezuela con otro Mani
fiesto dirigido a todas las naciones civilizadas de Europa ,
fechado en Caracas á 6 de Abril de 1819. Este importante
documento, que por su mucha extensión y ser muy cono
cido no insertamos aqui íntegro , expresó real y positiva
mente la verdadera voluntad general, no por el órgano falaz
de unos miembros elegidos sin la debida representación
482
Débense tener muy en cuenta para el juicio de las cam
pañas de Morillo en América las Cartas al Sr. Abate De Pradt
por un indígena de la América del Sur, traducidas del francés
al castellano de orden del General en jefe del Ejército expedicio
nario de Costa firme, por Don José Domingo Diaz, en Caracas,
año de 1819: impresas el mismo año en aquella ciudad, y se
guidas del Manifiesto que presentaron al mundo los Ayunta
mientos, Cabildos y Diputaciones de las seis provincias de Ve.
nezuela por la propia época . — Dado de nuevo á luz por Don
Leon Amarita , con varias adiciones del Traductor: - Madrid,
1829 ( 1 ) .
El autor examina detenidamente en estas Cartas con
acertado juicio y gran conocimiento del asunto el estado
de las colonias españolas en América, y en especial lo to
cante á Venezuela , deduciendo de su examen no ser nece
saria ni conveniente , en la época de la expedición de Mo
rillo , su independencia , porque bajo el gobierno de España
se hallaban florecientes y bien administradas. Combate
briosamente las tendencias separatistas del abate De Pradt ,
que desconoce la vida de aquellos colonos y el estado de
sus territorios, incurriendo en graves errores.
Refiriendo la batalla de La Puerta y otros sucesos mili
tares , escribe:
El ejército sedicioso al mando de Bolívar, compuesto
de gentes del país, de negros del Guarico y de algunos
batallones de ingleses y alemanes, pasó el Orinoco en Ene
ro de 1818 ; invadió con rapidez extraordinaria la provin
cia de Caracas, y penetró hasta los valles de Aragua , á
diez y ocho leguas de la capital . Allí fué atacado por el
expedicionario en Marzo y deshecho en la célebre batalla
de La Puerta , en la cual el General en jefe D. Pablo Mo
rillo consiguió con su sangre una de las victorias más bri
llantes que hubo en aquellas provincias.

Un vol . 4. de cuatro hojas preliminares y 226 de texto ,


483 .

Bolívar, perdida toda su infantería y una gran parte de


su caballería, repasó el Orinoco y se presentó en la capital
de Guayana , de donde había partido para la invasión. Sin
recursos y sin crédito acudió a su medio acostumbrado .
Reunió un cierto número de aquellos sediciosos de todos
los pueblos que estaban allí emigrados y que eran afectos
á su interés y persona, y titulándoles Diputados de las pro
vincias de Venezuela , y electos por todos sus pueblos, llamó
a esta reunión Congreso general de dichas provincias, ha
ciendo en él la segunda renuncia de su mando y fué reele
gido con autoridad ilimitada .
Si las provincias se perdieron en 1821 , su voluntad ge
neral a favor de España era la misma ; y la pérdida no fué
el efecto de que ésta hubiese variado. Sin esa funesta Conse
titución (de 1812), que minó los fundamentos del gobierno
de aquellos países ; que relajó la disciplina de las tropas ;
que autorizó la insubordinación ; que encadenó las opera
ciones militares con sus engañosos derechos; que propor -
cionó la deserción ; que proclamó esencialmente los mis
mos principios revolucionarios contra los cuales se com
batía y que abrió el camino á los sediciosos para entrar en
comunicaciones peligrosas; sin esa Constitución , hoy ( 1829)
los naturales de las seis provincias de Venezuela serían
regidos por aquel Gobierno, que sacó á sus mayores de las
selvas y los volvió al género humano á que parecían no
pertenecer.
Al Manifiesto de Bolívar , consecutivo á la instalación del
Congreso general en la capital de la Guayana , contestaron
enérgicamente las provincias de Venezuela con otro Mani.
fiesto dirigido a todas las naciones civilizadas de Europa ,
fechado en Caracas á 6 de Abril de 1819. Este importante
documento, que por su mucha extensión y ser muy cono
cido no insertamos aqui íntegro , expresó real y positiva
mente la verdadera voluntad general, no por el órgano falaz
de unos miembros elegidos sin la debida representación
- 484

ni autoridad , sino por el de 57 Ayuntamientos, Cabildos y


Diputaciones , compuestas de 435 personas elegidas ó nom
bradas mucho tiempo antes con toda imparcialidad y cir
cunspección prevenida por las leyes de aquellos dominios.
En este espontáneo Manifiesto se recuerda entre otras
cosas la orden inicua de Bolívar de 8 de Febrero de 1814
por la que condenó á muerte á más de mil españoles euro .
peos en los días 14 , 15 y 16. Fué ( anade ) en la época de
estas desgracias cuando se presentó en las costas de Vene
zuela la gran expedición al mando del General Morillo.
Nunca aquellos mares habían visto un armamento tan res .
petable . Diez mil hombres de aquellos que tan gloriosa.
mente habían dado la libertad á su patria y un General
que adoraban, tomaron bajo su protección la paz y los
destinos de Venezuela . Los Ayuntamientos, Diputaciones
y Cabildos no creen necesario recorrer su memoria por los
triunfos de estos valientes en el inmenso territorio de Santa
Fe ; por el célebre sitio de la plaza de Cartagena ; por los
rápidos y sabiamente combinados movimientos militares,
con que redujeron sus dilatadas provincias y restablecie
ron la paz y el gobierno del Rey , y por todo cuanto se eje
cutó para su perpetua conservación .
Mientras que en Venezuela (prosigue el Manifiesto ) se
sucedían unos a otros estos acontecimientos (las irrupcio
nes de Bolívar, del escocés Mac-Gregor, el holandés Luis
Brion , el execrable Manuel Piar y de otros muchos extran.
jeros ) y sus pueblos daban sin cesar cuantas pruebas podían
apetecerse de su amor y adhesión á la causa del Rey , Mo
rillo, con algunos cuerpos del ejército , ejecutaba aquella
marcha que será siempre una de las épocas más gloriosas
de aquellas campañas. Había atravesado desde la capital
de Santa Fe montañas y desfiladeros que casi estaban como
en el momento de la creación ; arenales inmensos , donde
en muchas leguas era el agua desconocida, en medio de
un clima de los más ardientes de la zona tórrida ; desiertos
- 485 -

espantosos y en que solo podían encontrarse algunas tri


bus de indios salvajes; y ríos de la clase de aquellos que
por su magnitud y circunstancias no se conocen en Es
paña . Había arrostrado todos los males que en todas situa
ciones puede presentar la naturaleza , y habiéndolos ven
cido , había aparecido sobre las orillas del Apure para batir
con fuerzas enormemente menores á las gavillas reunidas
de Páez ... Entonces comenzaron estos pueblos á conocer
á Morillo , y á deponer con una satisfacción inexplicable
aquel temor que la ignorancia ó la malignidad habían pro
curado inspirarles sobre la fiereza de su carácter ; y enton
ces vieron igualmente en S. E. un General, un vasallo
de S. M., un amigo de la justicia y del orden , el más digno
de la confianza de Venezuela , el más propio para liber
tarla de sus agresores . Los Ayuntamientos, Diputaciones
y Cabildos tienen ahora el placer de recordar unos senti
mientos que , expresados muchas veces por ellos , han gra
bado indeleblemente en sus corazones ,
Para terminar la guerra en un país abierto por 200
leguas de costas y con una cadena de islas de muchas na
ciones al frente, S. E. conoció la necesidad de crear una
gran fuerza militar. Manifestó sus deseos á estos pueblos,
que reunieron á sus banderas millares de americanos an
siosos de corresponder a su confianza y exterminar á sus
enemigos; y vió por sí mismo, de un modo incontestable,
cuál era la voluntad general de Venezuela .
Los Ayuntamientos, Diputaciones y Cabildos no creen
necesario presentar á la Europa las rápidas y asombrosas
marchas con que S. E. , el General en jefe y muchos cuer
pos del ejército atravesaron toda Venezuela ; disiparon las
gavillas aparecidas sobre los pueblos de las costas de la
provincia de Cumaná; dieron a la Margarita una lección
que jamás olvidarán sus perjuros habitadores, y se presen
taron en Caracas para continuar la serie de sus operacio
nes . S. E. y parte del ejército habían recorrido en siete meses
482
Débense tener muy en cuenta para el juicio de las cam
pañas de Morillo en América las Cartas al Sr. Abate De Pradt
por un indígena de la América del Sur, traducidas del francés
al castellano de orden del General en jefe del Ejército expedicio
nario de Costa firme, por Don Yosé Domingo Diaz, en Caracas,
año de 1819: impresas el mismo año en aquella ciudad, y se
guidas del Manifiesto que presentaron al mundo los Ayunta
mientos, Cabildos y Diputaciones de las seis provincias de Ve.
neguela por la propia época . - Dado de nuevo á luz por Don
Leon Amarita, con varias adiciones del Traductor.- Madrid ,
1829 ( 1 ).
El autor examina detenidamente en estas Cartas con
acertado juicio y gran conocimiento del asunto el estado
de las colonias españolas en América, y en especial lo to
cante á Venezuela , deduciendo de su examen no ser nece .
saria ni conveniente , en la época de la expedición de Mo
rillo, su independencia, porque bajo el gobierno de España
se hallaban forecientes y bien administradas. Combate
briosamente las tendencias separatistas del abate De Pradt ,
que desconoce la vida de aquellos colonos y el estado de
sus territorios, incurriendo en graves errores.
Refiriendo la batalla de La Puerta y otros sucesos mili
tares , escribe:
El ejército sedicioso al mando de Bolívar, compuesto
de gentes del país, de negros del Guarico y de algunos
batallones de ingleses y alemanes, pasó el Orinoco en Ene
ro de 1818 ; invadió con rapidez extraordinaria la provin .
cia de Caracas, y penetró hasta los valles de Aragua , á
diez y ocho leguas de la capital . Allí fué atacado por el
expedicionario en Marzo y deshecho en la célebre batalla
de La Puerta , en la cual el General en jefe D. Pablo Mo
rillo consiguió con su sangre una de las victorias más bri
llantes que hubo en aquellas provincias.

( 1) Un vol , 4 .
º de cuatro hojas preliminares y 226 de texto ,
- 483
Bolívar, perdida toda su infantería y una gran parte de
su caballería, repasó el Orinoco y se presentó en la capital
de Guayana, de donde había partido para la invasión. Sin
recursos y sin crédito acudió a su medio acostumbrado .
Reunió un cierto número de aquellos sediciosos de todos
los pueblos que estaban allí emigrados y que eran afectos
á su interés y persona, y titulándoles Diputados de las pro
vincias de Venezuela , y electos por todos sus pueblos, llamó
á esta reunión Congreso general de dichas provincias, lia
ciendo en él la segunda renuncia de su mando y fué reele
gido con autoridad ilimitada .
Si las provincias se perdieron en 1821 , su voluntad ge
neral á favor de España era la misma ; y la pérdida no fué
el efecto de que ésta hubiese variado. Sin esa funesta Cons .
titución (de 1812), que minó los fundamentos del gobierno
de aquellos países; que relajó la disciplina de las tropas ;
que autorizó la insubordinación ; que encadenó las opera
ciones militares con sus engañosos derechos; que propor
cionó la deserción ; que proclamó esencialmente los mis
mos principios revolucionarios contra los cuales se com
batía y que abrió el camino á los sediciosos para entrar en
comunicaciones peligrosas ; sin esa Constitución , hoy ( 1829)
los naturales de las seis provincias de Venezuela serían
regidos por aquel Gobierno , que sacó á sus mayores de las
selvas y los volvió al género humano á que parecían no
pertenecer .
Al Manifiesto de Bolívar , consecutivo á la instalación del
Congreso general en la capital de la Guayana , contestaron
enérgicamente las provincias de Venezuela con otro Mani.
fiesto dirigido a todas las naciones civilizadas de Europa ,
fechado en Caracas á 6 de Abril de 1819. Este importante
documento, que por su mucha extensión y ser muy cono
cido no insertamos aqui íntegro, expresó real y positiva
mente la verdadera voluntad general, no por el órgano falaz
de unos miembros elegidos sin la debida representación
484
ni autoridad, sino por el de 57 Ayuntamientos, Cabildos y
Diputaciones, compuestas de 435 personas elegidas ó nom
bradas mucho tiempo antes con toda imparcialidad y cir
cunspección prevenida por las leyes de aquellos dominios.
En este espontáneo Manifiesto se recuerda entre otras
cosas la orden inicua de Bolívar de 8 de Febrero de 1814
por la que condenó á muerte á más de mil españoles euro.
peos en los días 14 , 15 y 16. Fué (añade) en la época de
estas desgracias cuando se presentó en las costas de Vene
zuela la gran expedición al mando del General Morillo.
Nunca aquellos mares habían visto un armamento tan res.
petable . Diez mil hombres de aquellos que tan gloriosa
mente habían dado la libertad á su patria y un General
que adoraban , tomaron bajo su protección la paz y los
destinos de Venezuela . Los Ayuntamientos, Diputaciones
y Cabildos no creen necesario recorrer su memoria por los
triunfos de estos valientes en el inmenso territorio de Santa
Fe; por el célebre sitio de la plaza de Cartagena ; por los
rápidos y sabiamente combinados movimientos militares,
con que redujeron sus dilatadas provincias y restablecie
ron la paz y el gobierno del Rey , y por todo cuanto se eje
cutó para su perpetua conservación .
Mientras que en Venezuela (prosigue el Manifiesto ) se
sucedían unos á otros estos acontecimientos (las irrupcio
nes de Bolívar, del escocés Mac -Gregor, el holandés Luis
Brion , el execrable Manuel Piar y de otros muchos extran
jeros) y sus pueblos daban sin cesar cuantas pruebas podían
apetecerse de su amor y adhesión á la causa del Rey, Mo.
rillo, con algunos cuerpos del ejército, ejecutaba aquella
marcha que será siempre una de las épocas más gloriosas
de aquellas campañas. Había atravesado desde la capital
de Santa Fe montañas y desfiladeros que casi estaban como
en el momento de la creación; arenales inmensos, donde
en muchas leguas era el agua desconocida, en medio de
un clima de los más ardientes de la zona tórrida ; desiertos
- 485 -
espantosos y en que solo podían encontrarse algunas tri
bus de indios salvajes; y ríos de la clase de aquellos que
por su magnitud y circunstancias no se conocen en Es
pana . Había arrostrado todos los males que en todas situa
ciones puede presentar la naturaleza , y habiéndolos ven
cido, había aparecido sobre las orillas del Apure para batir
con fuerzas enormemente menores á las gavillas reunidas
de Páez... Entonces comenzaron estos pueblos a conocer
á Morillo, y á deponer con una satisfacción inexplicable
aquel temor que la ignorancia ó la malignidad habían pro
curado inspirarles sobre la fiereza de su carácter; y enton
ces vieron igualmente en S. E. un General, un vasallo
de S. M., un amigo de la justicia y del orden, el más digno
de la confianza de Venezuela, el más propio para liber
tarla de sus agresores, Los Ayuntamientos, Diputaciones
y Cabildos tienen ahora el placer de recordar unos senti
mientos que , expresados muchas veces por ellos, han gra
bado indeleblemente en sus corazones .
Para terminar la guerra en un país abierto por 200
leguas de costas y con una cadena de islas de muchas na
ciones al frente , S. E. conoció la necesidad de crear una
gran fuerza militar, Manifestó sus deseos á estos pueblos,
que reunieron á sus banderas millares de americanos an
siosos de corresponder a su confianza y exterminar á sus
enemigos ; y vió por sí mismo, de un modo incontestable,
cuál era la voluntad general de Venezuela .
Los Ayuntamientos, Diputaciones y Cabildos no creen
necesario presentar a la Europa las rápidas y asombrosas
marchas con que S. E. , el General en jefe y muchos cuer
pos del ejército atravesaron toda Venezuela; disiparon las
gavillas aparecidas sobre los pueblos de las costas de la
provincia de Cumaná; dieron a la Margarita una lección
que jamás olvidarán sus perjuros habita lores, y se presen
taron en Caracas para continuar la serie de sus operacio
nes. S. E. y parte del ejército habían recorrido en siete meses
-
486
un espacio de seiscientas leguas, y vencido obstáculos , priva
ciones y penalidades sólo concebibles con la experiencia.
Pero los Ayuntamientos, Diputaciones y Cabildos no creen
oportuno pasar su memoria rápidamente por la campaña
de 1818 , por ser tal vez la época más gloriosa de la histo
ria militar de Venezuela y del amor y decisión del común
de sus naturales al Gobierno del Rey,
Bolívar había reunido en Guayana cuanto había estado
á su alcance , hecho los últimos esfuerzos para una campa.
ña decisiva , incorporado á sus tropas cuantos extranjeros
habían aportado al Orinoco , poniéndose en movimiento
con una velocidad extraordinaria . Presentóse sobre la villa
de Calabozo cuando Morillo acababa de llegar á ella , y
sólo se encontraban allí tres cuerpos de infantería del
ejército con una fuerza de 2.000 hombres. Estos fueron
los momentos en que S. E. y el ejército dieron á conocer
á los pueblos su fortuna , su valor, pericia, carácter y
constancia . Las tropas reales evacuaron aquella villa ,
trayendo consigo sus hospitales, sus almacenes y una gran
parte de sus vecinos, á la vista de más de 5.000 hombres,
la mayor parte de caballería , marchando sobre una llanura
de 25 leguas, cubierta de ceniza, en medio de la estación
del verano y de uin sol abrasador, donde todo debía espe
rarse del valor y de la constancia ; nada de la natura.
leza . S , E. y aquellos cuerpos llegaron al pueblo del Som
brero , situado al principio de las montañas, y allí derrota
ron á los enemigos que los atacaron , y que en las llanuras
habían temido aquella actitud imponente de las columnas
Reales. Entonces fué cuando ó la malignidad ó la cobar
día de algunos trajeron a la capital de Venezuela la falsa
noticia de la muerte de Morillo y la destrucción del ejérci
to en Calabozo.
Conoció este caudillo la importancia de atraer á Bolívar
á las montañas , en donde era inútil su enorme caballería
y en donde se alejaba de sus recursos, mientras que el
487
ejército Real se concentraba sobre los suyos y se aprove
chaba de su invencible infantería . Cayó Bolívar en la red,
y penetrando rápidamente por las montañas, ocupó los
valles de Aragua y amenazó la capital, de que solo dis
taba 16 leguas. Entonces, llegado ya el momento designado
por Morillo le atacó y derrotó en la Cabrera y Maracay,
y le deshizo en la célebre batalla de La Puerta, llorando
Venezuela en medio de la victoria la desgracia de haber
sido S. E. atravesado con una lanza por el vientre y de
haber debido aquel su salvación á esta herida. Fué tam
biéni Bolívar batido en todas partes, y en 10 batallas con
secutivas, en el espacio de setenta días quedaron sobre el
campo 5.000 sediciosos de los 8.000 con que había espera
do sojuzgar á Venezuela. Sus restos repasaron el Orinoco
y el Apure y se refugiaron en Guayana. Tal era la situa
ción de Venezuela y de su pretendida república al concluir
se la campaña de 1818 .
Muy incompletos, parciales y erróneos son algunos de
los datos que para la biografía de Morillo, especialmente
en cuanto se refiere á sus campañas de América, se en
cuentran en la voluminosa obra titulada Documentos para la
historia de la vida pública del Libertador de Colombia , Perú y
Bolivia, publicada por disposición del general Guzmán Blan
Co..... puestos por orden cronológico y con adiciones y notas que
la ilustran, por el general Fosé Félix Blanco ( 1 ) . Llega en
esta obra á afirmarse por el redactor del Correo del Orinoco
que en la batalla de La Puerta ó de Semen , Morillo perdió
la batalla y los enemigos el fruto de ella. ¡Qué obcecación !
De la misma tendencia y carácter participan las Memo
rias del general O'Leary, traducidas del inglés por su hijo Si
món B. O'Leary por orden del Gobierno de Venezuela y bajo los
auspicios de su Presidente general Guzmán Blanco ( 2). Na

( 1 ) Caracas, 1876.
( 2 ) Caracas, 1883.
- 488
rrando el autor cómo empezó á reunir datos y documentos
relativos a la guerra de la independencia americana, con
signa entre otros felices sucesos que tuvo en su empresa
que en 1835, visitando con el general Soublette la ciudad
de La Coruña, en ocasión que residía en ella, como Capi
tán general de Galicia, el insigne Conde de Cartagena,
éste al saber que O'Leary se ocupaba en escribir la vida
de Bolívar, su famoso rival « dióle muchos documentos to
mados por los realistas en los campos de batalla de Vene
zuela » .
Poco antes de la llegada de Morillo á Costafirme, con
fiesa el autor que había proclamado Bolívar solemnemente
la guerra á muerte.
« La expedición española que zarpó de Cádiz en Febrero
de 1815 , aportó a la costa oriental de Venezuela al comen
zar Abril. Nunca vió el pueblo de la América española tanto
alarde de fuerza. Componíase la expedición de 10.500
hombres, de los cuales 8.000 escogidos entre la mejor in
fantería española, abundantemente equipados y convoya
dos por una escuadra numerosa . Este ejército tan oportu.
namente auxiliado por el concurso de circunstancias favo.
rables, al haber sido bien dirigido, habría conseguido la
pacificación, no sólo de la Costafirme, sino de todo el conti
nente y asegurado su posesión por muchos años á la Corona
de España . Pero anduvo Fernando con mala suerte en la
elección del pacificador. Si hubieran bastado talentos mili.
tares no comunes, el valor más intrépido y la constancia va.
ronil para la empresa confiada al General D. Pablo Morillo,
sin duda habrían quedado satisfechas las intenciones del
Soberano. Si se exceptúan las comunes cualidades de un
aventurero (condottiere) , Morillo no tenía los talentos in
dispensables de un jefe que aspira á llenar fines políticos
en un país que se hallaba en la situación peculiar del que
iba á ser teatro de sus operaciones. Dotado de grande
energía de carácter y de una organización física, capaz de
489

soportar grandes trabajos y fatigas , parecía fundido en el


molde de los Pizarros y de los Cortés , y habría alcanzado
gran celebridad , aun al lado de aquellos hombres de hie.
rro, cuyo valor brutal destruyó imperios y conquistó un
mundo ; pero no eran éstas las dotes que requerían aque
llas circunstancias. Cuanto la fuerza y el terror pudieran
efectuar, habíalo consumado el sanguinario Boves en Ve .
nezuela . La grata y benéfica labor de reconciliar súbditos
descontentos con su soberano, era lo que quedaba por ha
cer, y para ello no era Morillo el hombre aparente » .
Lo era, sin duda alguna , y los hechos lo certifican . Sin
duda los rebeldes pretendían que el General en jefe de la
expedición fuese dotado de un carácter debil , acomodati
cio y dispuesto á amoldarse á sus exigencias. En todas sus
campañas fué siempre predicando la paz , convidando con
la concordia y perdonando crímenes y vidas que merecían
los más ejemplares castigos . ¿ Qué consiguió con esta con
ducta conciliadora ? Nada absolutamente ó lo contrario de
lo que se proponía . Los rebeldes prosiguieron su sistema
de guerra á muerte, desoyendo los consejos de prudencia
del General, sus tranquilizadoras proclamas, sus edictos
de perdón . No es , por tanto, de maravillar que Morillo,
desesperado de no alcanzar por medios suaves y atracti
vos el fin práctico que se proponía , antes viendo que con
ellos solo conseguía exasperar la soberbia de los contra
rios , su burla y los mayores excesos de crueldad, se viese
obligado, muy á su pesar , á recurrir á los medios de fuer .
za y de violencia . ¡ A cuántos indultó , sobre todo al prin
cipio de sus campañas , que se tornaron luego sus más im
placables y feroces enemigos ! En el relato que el autor de
las citadas Memorias hace de las operaciones militares y
de la política seguida por Morillo en aquellos países, á pe .
sar de violentar y alterar á veces la verdad de los hechos,
no puede menos de reconocer , no sólo sus talentos milita
res, sino los políticos, civiles y administrativos. Es punto
490

menos que imposible, á menos de cerrar los ojos por com


pleto á la verdad , negar á aquel eminente patricio sus no .
bles propósitos, su humanitario deseo de anteponer siem
pre la paz y la concordia á la guerra: su piedad con los
vencidos.
El mismo general O'Leary, autor de las Memorias, lo
reconoce así . Refiriendo las escenas de horror presencia
das por nuestras tropas en la entrada de Cartagena, se ex
presa de la siguiente manera : « Dicho sea en justicia y
para honra de los españoles , y lo hago con satisfacción y
sinceridad , que no fueron vanas las súplicas (de los ven
cidos) ; pues hasta los soldados rasos compartían sus ra
ciones con aquellos infelices y los consolaban en su des
gracia, El General Morillo puso en práctica las medidas
más humanitarias y eficaces para aliviar la suerte de aque
lia población hambreada y se mostró solícito en atender á
sus más urgentes necesidades . Es muy grato en medio de
los horrores de la guerra poder registrar rasgos de esta
naturaleza .» Así se portó siempre el General en jefe de la
expedición en cuantos casos análogos ocurrieron . ¿ Quiénes
fueron los causantes de aquel horroroso cuadro de Carta
gena ? Explicado está en nuestra narración .
Y prosiguiendo en la suya, escribe:
« Terminada en el mes de Mayo (de 1818) la campana
en la provincia de Caracas, Morillo , repuesto ya de su he.
rida , no se mantuvo en inacción , y con su genial actividad
y la que demandaban las circunstancias, se dedicó á au
mentar y disciplinar su ejército. En su poder estaban to
das las plazas fuertes y las provincias más pingües y más
pobladas de Venezuela . Dueño de los inmensos recursos
del nuevo Reino de Granada y socorrido con frecuencia
por las islas de Cuba y Puerto Rico, con una autoridad
reconocida y obedecida sin disputa, él no tenía que supe
rar los obstáculos que a cada paso se presentaban á su ad
versario . Pero su situación no estaba exenta de cuidados,
491

y á éstos oponía actividad infatigable, vigilancia , desvelos


y constancia admirables , Bolívar no servía á su patria con
más lealtad que Morillo á su Rey . »
Son de gran valor histórico las consideraciones que con
tienen dos notas de Bolívar , escritas la una á la llegada de
Morillo á Costafirme ( Mayo 1815 ) , y otra algo posterior
( 28 Septiembre del mismo año ) , previendo los resultados
de la expedición española ( 1 ) .
« En mi opinión ( escribía Bolívar) si el General Morillo
obra con acierto y celeridad , la restauración del Gobierno
español en la América del Sur parece infalible. Esta expe .
dición española puede aumentarse , en lugar de disminuir
se , en sus propias marchas. Ya se dice que en Venezuela
han tomado 3.000 hombres del país . Si no es cierto , es
muy fácil, porque los pueblos , acostumbrados al antiguo
dominio , obedecen sin repugnancia á estos tiranos inhu
manos. Es verdad que el clima disminuirá las tropas eu
ropeas, pero el país les dará reemplazos con ventajas ,
pues no debemos alucinarnos ; la opinión de la América
no está aún fijada ; y aunque los seres que piensan son
todos independientes , la masa general ignora todavía sus
derechos y desconoce sus intereses. "
Ensalza las ventajas de la protección de Inglaterra , y
añade :
« La Costafirme se salvaría con 6 ú 8.000 fusiles , muni
ciones correspondientes y 500,000 duros para pagar los
primeros meses de la campaña. Con estos socorros pone á
cubierto el resto de la América del Sur, y al mismo tiempo
se pueden entregar al Gobierno británico las provincias de
Panamá y Nicaragua, para que forme de estos países el
centro del comercio del universo por medio de la apertura
de canales que , rompiendo los diques de uno y otro mar ,

( 1 ) Cartas del Libertador. - Memorias del general O'Leary. - Caracas, 1883. --


Tomo 28.
492

acerquen las distancias más remotas y haga permanente e


imperio de Inglaterra sobre el comercio .
Yo hubiera deseado más pormenores y mayor clari
dad sobre las verdaderas causas de la guerra civil que
hayan inducido al General Morillo á desembarcar en aque
llas costas y atacar á Cartagena . El resultado de esta ope
ración decidirá , probablemente , la suerte de una gran
parte del Continente ... La Nueva Granada no se someterá
á las tropas que comanda el General Morillo : primero,
porque Cartagena es inexpugnable para aquel número de
tropas ; segundo , porque el país es muy extenso , bien po .
blado у decidido á resistir á sus invasores ; y tercero , por
que los independientes de Venezuela no darán tiempo á
los españoles para hacer la conquista , cuando éstos pueden
apenas, y con gran dificultad, conservar el territorio que
ocupan . Pensar de otro modo es una ilusión , y el tiempo
lo probará . »
Hallándose ya Morillo de viaje para España , le escribió
Bolívar la siguiente afectuosa carta , quejándose de no ha .
berse aquél despedido de él al volver á España :
« Mi estimado amigo : He sabido con mucha satisfacción
que usted ha logrado al fin volver á su querida patria , á
gozar del placer vivo y puro de volver á ver el suelo nati
vo y la familia querida . Reciba usted mi enhorabuena por
su feliz llegada a la corte de Madrid , donde , sin duda ,
será recibido como merecen sus servicios y sacrificios por
el Gobierno de su nación . Yo me lisonjeo de que usted
contribuirá mucho á aclarar la materia de la guerra de
América , y que sus informes producirán bienes a la des
graciada Venezuela . Pero tengo el sentimiento de decir á
usted que no he recibido ninguna comunicación en que us
ted me participe su marcha á Europa; y sólo la idea de
cualquier retirada inesperada me consuela de este si
lencio ... »
La modernísima Ilistoria constitucional de Venezuela , por
493

José Gil Fortoul ( 1 ), aunque consagrada esencialmente al


estudio de las leyes fundamentales , ocúpase también algu
na vez de la expedición de Morillo , aunque valiéndose de
datos de segunda mano .
Afirma que « durante la emancipación los españoles des .
truyeron buena parte de los Archivos venezolanos, y otra
la llevaron á la Península ... ) « La historia de la Colonia ,
añade, tiene aún largos períodos en blanco : la historia de
la Independencia y de Colombia se ha escrito desde el
punto de vista militar y con parcial apasionamiento , lo
mismo por los españoles que por los americanos . »
Poco después incurre este distinguido escritor en el
mismo defecto que censura, exponiendo que al entrar Mo.
rillo en Bogotá lo hizo con tal crueldad , que más de 600
americanos perecieron fusilados por su mandato , entre
ellos el ilustre Camilo Torras y el sabio naturalista Fran
cisco José Caldas . Así , abultando excesivamente unos
hechos y combinándolos con otros verdaderos, se escribe
la historia de aquel tiempo.
¡ A i posteri l'ardua sentenza !

( 1) Berlín , 1907 .
TERCERA PARTE

DESDE EL REGRESO DE MORILLO A ESPAÑA,


HASTA SU MUERTE
El pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan ,
verificado en 1. de Enero de 1820, fué la señal y princi
pio de otros muchos en la mayor parte de las provincias
de España . Juróse la Constitución de 1812 en las princi
pales ciudades de ella , y el Rey la aceptó en 7 de Marzo
del mismo año. Las sociedades patrióticas , « copia servil
de los clubs de 1789 en Francia » , enardecieron de tal
modo las pasiones políticas á la sombra de la proclamada
Constitución , é impulsaron la opinión por rumbo tan esca
broso y revolucionario , que la nación se vió en grave pe
ligro. Abriéronse las Cortes el 9 de Julio , y con la entrada
triunfante en Madrid del idolatrado Riego, el 31 de Agos.
to, llegó a su colmo el delirio popular, cometiendo los más
vergonzosos excesos.
« En vano ( escribe á este propósito un insigne prócer),
el benemérito General Morillo ejercitaba en Costafirme su
genio militar: los resultados no correspondían á las espe
ranzas del Gobierno pi á los sacrificios hechos para una
expedición mal concebida en que , olvidando ó menospre
ciando la parte política , se comprometió la gloria de las
armas, sin la menor probabilidad de que pudiese obtenerse
un triunfo tan sólido y tan duradero como era preciso
para asegurar á la metrópoli las minas de aquel Continen
TOMOT 32
498 -
te, su comercio exclusivo, la utilidad , en fin , de tan vas
posesiones de Ultramar : bien merecía mejor direcció
acierto el empeño que el Gobierno puso , ya por su pro
interés, ya por los estímulos de grandes potencias en
poner y enviar a aquellos grandes países fuerzas con
sostenerlos. Los errores no interrumpidos del Gobien
presentaban cada día mayores y nuevos elementos de d
trucción; las logias de la masonería, ocupadas exclusi
mente de la política , minaban el Gobierno al abrigo de
debilidad , y aprovecharon la oportunidad de hallar
pretexto para dar al soldado la constancia que le ha
faltado en las tentativas de Porlier y Lacy : este prete
fué no ir á América, á lo que el soldado español ha ten
siempre y conserva una gran repugnancia, y no menos
oficial » ( 1 ).
No pudo venir Morillo á España en más desfavorab
circunstancias . No era aquella la nación que había deja
al marchar á América . Durante su ausencia , la feroz
transigencia de los realistas , su odio á muerte á los li
rales, las locas pasiones de éstos, sus clubs y logias ma
nicas habían minado por completo los más sólidos
augustos fundamentcs sociales, y la guerra civil, la an
quía , el desorden más espantoso y furor revoluciona
cundían por todos los ángulos de la nación , siendo el c
tro el foco más furibundo . Morillo, que hasta ahora no
había señalado como político , tuvo que afiliarse al part
constitucional moderado, en el que figuraban los homb
más amantes del orden y de la autoridad , en consonan
con las ideas constitucionales. El Gobierno con sus
aciertos y debilidades ; el pueblo con sus enconadas pas
nes , y hasta el Monarca con sus desconfianzas, vacila
nes y escasa buena fe contribuyeron, respectivamente

( 1 ) El Marqués de Miraflores : Apuntes histórico-críticos para escribir la hi


de la revolución de España ( 1820-23).- Londres, 1834.
s
499

producir en el país honda perturbación y horrible des


concierto .
Apenas llegado el Conde de Cartagena á Madrid , su pri
mer cuidado fué reimprimir el Manifiesto que había publi
cado en Caracas en Septiembre del año anterior con mo
tivo de las atroces y falsas calumnias é imputaciones lanza
das contra su persona y administración, en 21 y 28 de Abril
del mismo pasado año , en la Gaceta de la Isla de León por
un tal Nariño , bajo el seudónimo de Enrique Somoyar. Este
escrito del Conde del que hemos ya dado antes breve no
ticia en el cual la solidez de las razones compite con el
testimonio irrefragable de los documentos en que se apoya ,
borra y destruye por completo la impresión que la lectura
de aquel libelo infamatorio pudo haber dejado, no ya en el
ánimo del Gobierno ni en el de cuantos conocían al Conde,
pues todos estaban bien persuadidos de su buen compor
tamiento, sino hasta en el de las personas indiferentes.
Llamaron la atención del Gobierno por aquellos días
sucesos lamentables que llenaron de consternación a todos
los vecinos honrados de Madrid . Sin entrar de lleno en el
conocimiento de estos tristes acontecimientos, sólo apun
taremos algunas de sus particularidades relacionadas con
nuestro propósito.
Persuadidos los Ministros ( 1 ) de que la tranquilidad
pública de la capital era de la mayor importancia , y con
vencidos de que el asesinato de Vinuesa nunca se hubiera
verificado si las autoridades hubiesen tenido buenos deseos
y la energía necesaria, nombraron el 4 de Mayo Capitán
general de Madrid (2) al Conde de Cartagena , y Jefe polí

(1) Así se expresa el reputado autor del Examen crítico de las revoluciones de
España de 1820 á 1823 y 1836.
(2) Por Real orden de 4 de Mayo de 1821 se comunicó a las Cortes el nom
bramiento de Morillo, y la exoneración del que desempeñaba dicho cargo el
general D. Ramón de Villalba. Al siguiente día publico Morillo una proclama
dirigida al pueblo y provincia de Madrid , expresando que cuando ansiaba des.
-
500

tico al brigadier D. José Martínez de San Martín , porque


contaban con que estos sujetos, cuyos principios modera
dos y firmeza de carácter eran bien conocidos, lograrían
desconcertar los planes de los demagogos.
En el mismo día se dio cuenta de este nombramiento á
los Secretarios de las Cortes ( 1 ), y al siguiente tomó pose
sión de su cargo, publicando una elocuente proclama al
pueblo y provincia de Madrid (2), declarándose lealmente
constitucional y prometiendo servir y defender los intere
ses de la patria y de la libertad , apoyado por las leyes.
Fué muy felicitado Morillo por su nuevo cargo ( 3) y por
los conciliadores términos de su alocución ; pero muy
pronto, al tratar de asegurar el orden público, los revolu
cionarios , reprimidos en sus desmanes al principio, le
trataron después con dureza y rebeldía.
Los anarquistas de la capital , gracias a la constante ac.
tividad y energía de estas dos autoridades, no se atrevían
á emprender nada y permanecían simples espectadores de
los desórdenes de las provincias. Sin embargo, el alto gra
do á que llegaron éstos en Andalucía, alentó á los primeros
para intentar el asesinato de los Sres. Conde de Toreno y
Martínez de la Rosa , que hubieran perpetrado seguramen
te si el Conde de Cartagena y San Martín hubieran sido
menos vigilantes y celosos. El año 21 hubiera sido, sin
duda, el último de la Monarquía constitucional en España,
si el Gobierno no hubiese mostrado tanta firmeza y si las

cansar de las fatigas militares, recibió el nombramiento de su nuevo cargo : que


su insuficiencia le obligó á presentar reiteradamente su dimisión, pero que Su
Majestad insistió en que lo aceptara: aconseja el orden, la tranquilidad y el res
peto a las leyes. – Docs, números 888 y 889.
Entre las muchas felicitaciones que recibió por su nuevo cargo, merecen
leerse las que contienen los documentos 890 y 891.
(1) Doc, núm . 888.
( 2) Doc , núm. 889.
( 3) Doc, núm . S9O.
501

autoridades de Madrid (Cartagena y San Martín) no hubie.


ran desplegado tanta decisión y energía » ( 1 ) . Y tratando
de una orden que se había dado cuando se inició el suceso
de los Guardias para que se arrojasen algunas granadas á
Palacio , dice el autor de la obra citada que « el Conde de
Cartagena, á quien pareció esta medida inconsiderada , to.
mando el ascendiente que en tales casos da siempre un
valor severo é inalterable , consiguió á fuerza de los mayo
res esfuerzos calmar los ánimos y los Guardias no fueron
atacados, la habitación del Rey fué respetada y tal vez se
salvó la vida del Monarca » .
No se adormeció el Conde en el regazo de la fortuna ;
sus arrullos sólo sirvieron para excitar de nuevo su celo y
vigilancia por la conservación del orden público. Mantú .
vole , en efecto , por algunos meses, á fuerza de fatigas y
desvelos , auxiliado de la actividad infatigable del jefe polí
tico D. José Martínez de San Martín , á quien sin conocido
agravio de la justicia y alteración de la verdad histórica
no podemos privar de la gran parte que tuvo en la adop
ción y ejecución de las medidas tomadas en aquel tiempo
para atajar el vuelo á la anarquía ( 2 ) .
El mal , sin embargo , era grande para ceder á paliati
vos (3 ) . Los esfuerzos del Ministerio retardaron la crisis ,
mas no pudieron evitarla .

( 1 ) « Desconfiaba el Rey (escribe el general D. Fernando Fernández de


Córdova , en sus Memorias) de todos sus generales, sin querer entenderse parti
cularmente con ninguno, ni siquiera con D. Pablo Morillo, Capitán general , á
la sazón, de Castilla la Nueva , que aspiraba á su favor, que parecía muy dis
puesto á servir su causa y que reunía al mando militar de Madrid gran crédito
en la opinión y fama merecida de valeroso soldado.»
(2) Nombrado D. José María González secretario de la Capitanía general ,
Morillo, que no le conocía, pidió inforines acerca de su conducta á varios per
sonajes que habían sido jefes suyos.— Docs, números 892 y 895 .
(3) Véase la consulta de Morillo al Ministro de la Guerra sobre el empleo
de fuerza armada en las alteraciones de orden público.--- Doc, núm. 893.
502

Un suceso trascendental vino á agravar las relaciones


de Morillo con el pueblo. El jefe de la guardia del con
vento de San Martín , Sr. Starico, comunicaba en 20 de
Agosto á su jefe Morillo que se había presentado en las
inmediaciones de aquella guardia un pelotón de gente en
tonando el trágala y el responso ( 1) y profiriendo otros in
sultos; que en seguida mandó salir el retén de un cabo y
cuatro soldados, para advertirles con buenos modos que
se retirasen á otra parte . Los tumultuarios arrollaron el
retén , insultaron al cabo y amenazaron á los soldados,
siéndoles forzoso á éstos defenderse á culatazos y reple
garse. Al salir á la puerta el oficial, le reconvinieron dura.
mente, y por más que les contestó lo que en bien de todos
había dispuesto y era su obligación , le replicaron con alti
vez que darían parte al Gobierno de haber hecho armas
contra ellos, cosa que era de todo punto inexacta .
Reunidos los agitadores en la Puerta del Sol se prove
yeron de armas y volvieron á insultar á la guardia y en
especial á su oficial. Rogóles éste atentamente que se reti
rasen , á que contestaron con insolencias, llamándole entre
otras cosas « vil oficial» . Al que pronunció estas palabras
infamantes le fué á echar mano Starico, y á este solo
movimiento arrojaron los alborotadores sobre la guardia
una lluvia de piedras, pronunciándose luego en veloz fuga.
Por consejo de personas prudentes, entre ellas el Jefe po
lítico superior que allí había acudido, se abstuvo el oficial
de toda medida violenta (2) , lamentando sin embargo ver
las armas de la nación vilmente despreciadas, y que los
oficiales que tienen la gloria de haber contribuído á dar
esta libertad tan deseada en nuestra Constitución , no ten
gan sino el pago que todos debemos llorar con senti .
miento » .

(1) Doc , núm. 896.


(2) Dọc, núm . 896.
503

Retirados en parte los revoltosos y la guardia , y dado


parte á Morillo, éste se presentó inmediatamente á caba
llo, acompañado de sus ayudantes y un ordenanza de ca
ballería, en el sitio del alboroto y logró después de abrirse
paso con trabajo con prudentes razones dispersar los gru
pos, disponiendo al mismo tiempo el relevo de la guardia
y arrestando , como medida conciliadora , al oficial de ella ,
no sin manifestar públicamente el ultraje que con aquellos
insultos se hacía á la tropa y á un puesto militar que es
taba á sus órdenes. Publicaron después los alborotadores
que Morillo había desenvainado su sable y había arreme
tido á la multitud ; y tanto para explicar su conducta como
para negar este hecho, dió al público una proclama al si
guiente día ( 1 ) en los más conciliadores y mesurados tér
minos para templar la ira popular excitada horriblemente
el día 21 ( 2) . Tantas calumnias é infamias se difundieron
por Madrid y provincias sobre estos sucesos de los días 20
y 21 de Agosto contra la primera autoridad militar de la
Corte, que el general D. Francisco Copons, á la sazón
jefe político , se creyó obligado á exponer la verdad al Rey,
en comunicación ( 3 ) de 29 de Agosto y la parte que tanto
él como Morillo habían tomado en aquellos aconteci
mientcs.
Constantemente también avisaba á Morillo de los graves
peligros á que se veía expuesto, y le aconsejaba como buen
amigo y compañero el partido que debía tomar. «Compa
ñero ( le escribía en un billete ológrafo (4) : Aunque no creo
cosa contra la persona de usted , parece que están decidi
dos á ir á su casa esta noche ó por la madrugada . Puede

( 1 ) Doc, núm . 897.


( 2 ) Fué inmensa la efervescencia pública al siguiente día 21. Por todas
partes no se via inás que « ; Muera Morillo ! ", corriendo su vida mucho peligro .
( 3) Doc , núm. 88.
14) El 22 de Agosto.
504

que no suceda ; pero si se verifica, bueno será que la se


ñora no esté en casa ni V. vaya á ella hasta de día.- Su
afectísimo, Copons.
« Amigo mío ( 1 ) : Por la mudanza que V. ha hecho de
punto , conozco su situación y doy crédito á la noticia que
me ha llegado de que tratan de buscar á V. hoy. Si admi
te V. el consejo de un amigo que le aprecia, tómelo ; y es
que inmediatamente pase un oficio al Gobernador entre
gándole interinamente el mando hasta que su conducta
sea notoria , y de ella queden satisfechos los ciudadanos de
esta heroica villa ; y trate V. de salir de ahí y trasladarse á
la casa de algún oficial de los en quien tenga confianza.
Su afectísimo, Copons .»
Era imposible seguir en este azaroso estado ; y así pre
sentó Morillo al Ministro de la Guerra la dimisión de su
elevado cargo el mismo día 21 con la mayor urgencia; y
como tardaba en llegarle la resolución, de nuevo le apre
mió Morillo con la siguiente carta :
« Excmo. Sr. -Acabo de recibir el oficio de V. E. en que
me participa que hasta la resolución de S. M. no puede
admitir mi dimisión ; pero hallándome bastantemente in .
dispuesto , se hace indispensable continuar con el mando el
Gobernador ó la persona que V. E. tenga por conveniente
por serme imposible continuar por ahora en él hasta la
resolución de S. M. , en lo cual se alteraría también la tran
quilidad pública , por la que haré siempre hasta el último
sacrificio .
A las nueve y cuarto de la noche del agitado 21 de Agos :
to de 1821 , se enteró Copons, por un oficio de Morillo , de
haberse encargado interinamente el Gobernador de la pla
za de la Comandancia general . Al mismo tiempo le escri.
bía Morillo á dicho Gobernador : « Siendo indispensable
para calmar la efervescencia pública que V. S. se encargue

(1) 22 Agosto, por la noche.


.
505

de la Comandancia general que está á mi cargo , se lo avi.


so á V. S. para que desde luego se entregue de dicho
mando hasta que mi conducta sea notoria y de ella queden
satisfechos los ciudadanos de esta heroica villa ; y lo tras
lado á V. S. para su conocimiento . — Dios etc. - Madrid ,
21 de Agosto de 1821 : á las nueve y cuarto de la noche.
El Conde de Cartagena.-- Sr. Jefe político de esta pro
vincia. »
A las diez y media de la misma noche recibía Morillo la
siguiente Real orden del Ministro :
Ministerio de la Guerra.- Sección central. - Excelentísimo
señor.-- Doy cuenta en esta misma noche al Rey (que Dios
guarde) por el parte del oficio que acabo de recibir de V. E .;
y hasta que S. M. resuelva, no puedo aprobar ni su dimi
sión ni que entregue el mando. De Real orden ... etc. - Ma
drid , 21 de Agosto de 1821 , á las diez y media de la no
che . - Morano Daoíz.-- Sr. Conde de Cartagena .
Al fin, por Real orden de la misma fecha que llegó
á manos de Morillo cerca de media noche, fué autorizado
para entregar el cargo interinamente en el Gobernador
militar :
« Ministerio de la Guerra.- Sección central . -Excmo, señor:
En virtud del oficio de V. E. que acabo de recibir , por el
que me manifiesta que el estado de su salud no le permite
continuar con el mando , puede entregarlo al Gobernador
de esta plaza interinamente y hasta que S. M. resuelva
sobre el contenido de otro de V. E. de esta misma noche ,
en que solicita lo propio y también su dimisión . - Dios, etc.
-Palacio , 21 de Agosto de 1821. - Morano Daoíz .
Entretanto ocurriósele á nuestro General obtener un
certificado de su Secretario , en que constara su fiel y leal
comportamiento en el desempeño de su cargo, documento
que no podía tener gran fundamento de autoridad por
estar firmado por un subordinado suyo. Decía así :
« Comandancia general de Castilla la Nueva. - D . José
– 506
M. González, capitán de infantería, Secretario de S. M. con
ejercicio de decretos y de la Comandancia general de este
ejército y provincia : Certifico : He recibido un oficio, cuyo
tenor á la letra es como sigue:
« Para fines que puedan convenir á mi derecho y buena
reputación , necesito que V. S. se sirva extender una cer
tificación , como Secretario de la Capitanía general, por la
que se acredite cuál ha sido mi conducta política desde
que me encargue del mando militar de esta provincia; y si
por ella he correspondido á la confianza del Gobierno,
siendo un firme apoyo del sistema constitucional, del Go.
bierno, del orden y tranquilidad pública . - Dios ..., etc.
Madrid , 23 de Agosto de 1821.-El Conde de Cartagena.
Y en cumplimiento de la anterior orden , certifico igual.
mente que la conducta del Excmo. Sr. Conde de Cartage
na , durante el tiempo que tengo el honor de estar á sus
inmediatas, ha sido la más netamente constitucional, co
rrespondiendo en un todo á la justa confianza que el Go
bierno le dispensa, siendo un firme apoyo del código
sagrado que hemos jurado , y del orden y tranquilidad pú
blica; que en todos sus acuerdos ha resplandecido su virtud
cívica y militar y su bien entendido y decidido liberalismo ,
como se podrá ver en cuantas minutas de corresponden
cia rubricada de su mano existen en el archivo de la Se
cretaría de mi cargo; y que su infatigable celo y pericia
me han dado lecciones que perpetuamente conservaré. Y
á fin de que conste , en virtud de lo mandado doy ésta en
Madrid, 24 de Agosto de 1821.- José M. Gonzálezı ( 1 ) .
Poco tiempo estuvo el Conde suspenso en sus facultades
de Capitán general de la Corte. Declarado absuelto por
cuanto se había comportado en dicha ocurrencia como era
de esperar de sus conocimientos militares y celo por el

(1) Doc, núm . 899. Dictamen del Auditor de Guerra sobre estos suce
sos. - Id , doc.núm . 905.
507

bien público , de que tantas pruebas tenía dadas ) , dis


puso S. M. en 16 de Septiembre ( 1 ) que se volviese á en
cargar del mando del distrito. A esta pública satisfacción
añadió el Monarca la de nombrarle al mes siguiente su
Ayudante de campo, y al inmediato Noviembre , día 23 , su
Gentilhombre de Cámara con ejercicio (2 ).
Constantes los alborotadores en promover el desorden ,
prepararon en honor de Riego una función de desagravio,
y más bien con carácter de insulto al Gobierno que lo
había destituído; y para hacerlo más ostentoso , acordaron
salir en procesión ó paseo triunfal en la tarde del 18 de
Septiembre con el retrato del General ; y aunque el jefe
político San Martín y el Capitán general Morillo ( Tin -tín y
Trabuco, con cuyos motes los apellidaba el Zurriago), cono
cedores de tan descabellado proyecto , les amonestaron
en bando de aquel mismo día , para que no lo realizasen ,
prometiéndoles una dura represión si tal intentasen , ellos
no se dieron por notificados y emprendieron su paseo
triunfal con el malhadado retrato. Dispersados por un ba
tallón de milicia en la calle de Platerías, hoy Mayor, deja
ron aquél abandonado en medio de la calle . Así terminó,
prosigue el Sr. Mesonero (3 ) , la batalla denominada bur
lescamente de las Platerías .
En la Gaceta del 19 de Septiembre se publicó este juicio
sobre la conducta del Conde de Cartagena en los sucesos
pasados:
« El General D. Pablo Morillo, declarado libre de varias
inculpaciones que pretendieron hacerle, ha vuelto a tomar
posesión de la Comandancia general de Castilla la Nueva.
Esta noticia, que no será indiferente para los españoles, lo
ha de ser mucho menos para cierto periodista del Sena ,

( ) Doc, núm. DOO.


( 2 ) Docs. números 912 y siguientes .
( 3 ) Memorias de un setenton .
508

que cual veleta se pone al viento que corre . Dijo primera.


mente que el General Morillo era un excelente sujeto rea
lista, enemigo de los revolucionarios y hombre de quien po
día esperarse mucho bien . Este mismo General, amante
del orden , no menos que de la Constitución y del Rey
constitucional, fué poco tiempo después objeto del encono
del mismo periodista francés: ya le tuvo por sospechoso;
ya creía que coadyuvaba á los planes de los revoluciona .
rios . Llega otra época , y el General Morillo procura cal
mar la efervescencia de algunos ; hace por cumplir con su
deber , y hétele de nuevo al periodista francés elogiando á
Morillo y contradiciéndose á sí mismo . No dejaremos de
estar alerta para saber la cuarta opinión de dicho veleta
periodista, que ni ha conocido á los españoles, ni los cono
ce , ni probablemente los conocerá ; y sin embargo , á cada
paso está hablando de nosotros » ( 1 ) .
Poco después la Gaceta de 15 de Noviembre publicaba
el artículo siguiente :
« Los que á toda costa quieren promover desórdenes, in
ventan estos días las más ridículas patrañas para manifes.
tar una fuerza que no tienen ni dentro ni fuera de la Corte.
Ellos han esparcido la voz de que el General Morillo se
había dirigido al Sitio (estaba á la sazón S. M. el Rey en
El Escorial) para pedir la deposición del Ministerio; y esto
es absolutamente falso . Si ha habido personas que le ha
yan propuesto semejante paso , ellas pueden publicar la
respuesta de aquel valiente General,
Irritado este de que su nombre anduviera en los perió
dicos con falsas noticias , replicó al redactor de la Gaceta en
la de 18 de Noviembre lo siguiente :
« Me es muy sensible que hablen de mí al público los que
no me conocen ni les he dado motivo para hacerlo. En
este caso está usted , según lo que ha estampado en su pe.

(1) Gaceta de Madrid de 19 de Septiembre de 1821 .


509

riódico del 15 del actual relativo á mi ida al Sitio . Ni ha


habido personas que me hayan propuesto pedir á S. M. la
deposición del Ministerio , ni , por consiguiente , he tenido
que darlas repuesta de ninguna especie . Fuí al Sitio por
que deseaba ver aquel suntuoso edificio y en él á SS. MM .
y AA . , y porque tenía gusto en este viaje y podía hacerlo .
Si el Rey (q . D. g .) se dignase preguntarme en cualquier
ocasión y asunto , le responderé como siempre lo he ejecu
tado , con la sinceridad castellana propia de mi carácter,
según lo que sé y entiendo , sin consideraciones personales
de ninguna clase . El amor puro á S. M. y á mi patria, será
lo que anime mis palabras y lo que dé impulso á mis ac
ciones . Espero que hable usted en lo sucesivo con más
fundamento sobre mí y mis ocupaciones y que inserte en
su periódico estos cuatro renglones para que el público
advierta en ellos el modo de pensar de Pablo Morillo » ( 1 ) .
Lejos de entibiarse el movimiento revolucionario y de
calmarse las pasiones exaltadas , tomaron desde primeros
del año 1822 más crecido vuelo. A mediados de él empe
zaron á propagarse rumores de que los batallones de la
Guardia Real iban á ser desarmados por su marcada ten
dencia absolutista ; y este fué el pretexto , si no la causa
del tumultuoso movimiento con que alteró este cuerpo mi
litar la tranquilidad pública en aquellos días . Llegó este
suceso á noticia del Conde en 30 de Junio , hallándose pos
trado en cama á consecuencia de unas fuertes y tenaces
calenturas. Por nada particular suyo , hubiera dado ni po
dido dar un solo paso ; pero llamado por la Patria y por el
deber, nunca se había mostrado , ni se mostró esta vez sor
do á su voz . Nombrado por S. M. al siguiente día Coman

( 1 ) Dictamen del Auditor de Guerra sobre los sucesos del 20 y 21 de Agos


to de 1821 , aprobando la conducta de Morillo. Doc. núm . 899. Id . doc. núme
to 900. — Morillo se defiende de ataques á su conducta en América. Documen
tos números 903 y 904 .
510 -
dante general de los dichos cuerpos de Guardia Real, vo
á sus cuarteles, arengó á los soldados, y logró por entor
ces contenerlos.
« Por fortuna las eminentes calidades del General Mor
llo, que le proporcionaban un grande prestigio con el so
dado , pudieron contener algún tanto esta efervescencia
día 1.' (Julio 1822); mas por la noche, creciendo la exalt
ción ó más bien concertado el plan, partieron los cuat
batallones de la Guardia Real) de sus cuarteles con poc
oficiales, pues desaparecieron los demás, y á las once
reunieron fuera de Madrid, en el campo llamado de
Guardias. En vano el General Morillo, dirigiéndose á aqu
punto con la energía , buena fe y serenidad que le distingu
procuró disuadirles; y como uno de los errores en que h
bían imbuído á la tropa era la salida del Rey para El E
corial, envió el General á Palacio algunos soldados,
volvieron después de haber visto á S. M., quien les pre
no guardasen subordinación y volviesen á los cuarteles (
mas no bastó tan solemne desengaño; antes bien , se ro
al General se pusiese al frente de los mismos batallones
lo que se negó abiertamente , no cabiendo en sus principi
que los particulares puedan nunca conspirar contra el G
bierno existente ; y retirándose aquél á la capital, los cu
tro batallones se dirigieron al Pardo en el mismo d
mientras los dos restantes se mantenían de guardia
Palacio . »
No satisfizo á los Guardias el nombramiento de Coro
de la Guardia á favor de Morillo, porque mandó las trop
constitucionales el 7 de Julio con el denuedo y gallardía
le son propios. Así se expresa el Marqués de Miraflor
testigo de mayor excepción (2).

( 1 ) Doc. núm . 933: Generales que asistieron a la jornada del 7 de Juli


doc, núm . 934 : Vindicación de Morillo sobre ella.
(2) Docs, números 910 á 922.
511

En este desconcierto , escribe el Sr. Pérez Galdós ( 1 ),


dos hombres de acción y energía pugnaban por afirmar el
principio de autoridad . Eran el jefe político Martínez de
San Martín , llamado por el populacho Tín -tín de Navarra,
y el General Morillo, que ganó en América la corona con
dal de Cartagena de Indias, militar denodado y noble ca
ballero,
Leal y prudente fué la conducta de Morillo en la san
grienta y peligrosa jornada del 7 de Julio de 1822. Basta
rá trasladar aquí el juicio que acerca de su participación
en ella publicó la Gaceta del 9 de Julio de 1822 (2), ya
que por ser suceso muy conocido no es preciso relatarlo
aquí detenidamente .
« El General Morillo, dice , no cesaba de tomar disposi
ciones y procurar conciliar las desavenencias ; y en esta
ocasión ha hecho ver que si en las batallas contra los ene .
migos de la independencia de la nación se adquiere gloria ,
no se granjea menos en las tareas, afanes y riesgos que se
sufren por evitar graves males á la Patria. Tal vez su celo
le ha llevado aún más lejos de lo que exigían las circuns
tancias y la existencia de su persona en los actuales mo
mentos ; pero valiente , intrépido y deseoso de hacer nue
vos y considerables servicios por el bien público, en nada
ha reparado , arrostrando los más graves peligros por evi
tar mayores males ; y el mérito que con este motivo ha
contraído, solamente podrá ser apreciado comparando su
patriótica conducta con lo crítico de las circunstancias y
de los riesgos que despreciaba ... )
" Las circunstancias y pormenores de estos sucesos , sólo
pueden saberlas con exactitud los bizarros militares que
salvaron nuestra libertad en este glorioso día , digno de
eterna memoria, y así no podemos calificar exactamente el

( 1) « Episodios nacionales » : El 7 de Julio.


(2) Véanse los docs, números 912 y siguientes .
510 -

dante general de los dichos cuerpos de Guardia Real, volo


á sus cuarteles, arengó á los soldados , y logró por enton
ces contenerlos.
« Por fortuna las eminentes calidades del General Mori
llo, que le proporcionaban un grande prestigio con el sol
dado , pudieron contener algún tanto esta efervescencia el
día 1.' (Julio 1822) ; mas por la noche, creciendo la exalta
ción ó más bien concertado el plan , partieron los cuatro
batallones (de la Guardia Real) de sus cuarteles con pocos
oficiales, pues desaparecieron los demás, y á las once se
reunieron fuera de Madrid , en el campo llamado de los
Guardias. En vano el General Morillo, dirigiéndose á aquel
punto con la energía, buena fe y serenidad que le distinguen,
procuró disuadirles ; y como uno de los errores en que ha
bían imbuído á la tropa era la salida del Rey para El Es
corial , envió el General á Palacio algunos soldados , que
volvieron después de haber visto á S. M. , quien les previ
no guardasen subordinación y volviesen á los cuarteles ( 1) ;
mas no bastó tan solemne desengaño; antes bien, se rogó
al General se pusiese al frente de los mismos batallones, á
lo que se negó abiertamente, no cabiendo en sus principios
que los particulares puedan nunca conspirar contra el Go.
bierno existente ; y retirándose aquél á la capital, los cua
tro batallones se dirigieron al Pardo en el mismo día ,
mientras los dos restantes se mantenían de guardia en
Palacio . )
No satisfizo á los Guardias el nombramiento de Coronel
de la Guardia á favor de Morillo, porque mandó las tropas
constitucionales el 7 de Julio con el denuedo y gallardía que
le son propios. Así se expresa el Marqués de Miraflores,
testigo de mayor excepción ( 2 ).

( 1 ) Doc. núm . 933 : Generales que asistieron a la jornada del 7 de Julio y


doc. núm . 934 : Vindicación de Morillo sobre ella .
(2) Docs , números 910 á 922.
511

« En este desconcierto, escribe el Sr. Pérez Galdós ( 1 ) ,


dos hombres de acción y energía pugnaban por afirmar el
principio de autoridad . Eran el jefe político Martínez de
San Martín , llamado por el populacho Tintín de Navarra ,
y el General Morillo, que ganó en América la corona con
dal de Cartagena de Indias, militar denodado y noble ca
ballero ,,

Leal y prudente fué la conducta de Morillo en la san


grienta y peligrosa jornada del 7 de Julio de 1822. Basta
rá trasladar aquí el juicio que acerca de su participación
en ella publicó la Gaceta del 9 de Julio de 1822 ( 2), ya
que por ser suceso muy conocido no es preciso relatarlo
aquí detenidamente .
« El General Morillo , dice , no cesaba de tomar disposi
ciones y procurar conciliar las desavenencias ; y en esta
ocasión ha hecho ver que si en las batallas contra los ene .
migos de la independencia de la nación se adquiere gloria ,
no se granjea menos en las tareas, afanes y riesgos que se
sufren por evitar graves males á la Patria . Tal vez su celo

le ha llevado aún más lejos de lo que exigían las circuns


tancias y la existencia de su persona en los actuales mo
mentos ; pero valiente , intrépido y deseoso de hacer nue
vos y considerables servicios por el bien público , en nada
ha reparado , arrostrando los más graves peligros por evi
tar mayores males ; y el mérito que con este motivo ha
contraído, solamente podrá ser apreciado comparando su
patriótica conducta con lo crítico de las circunstancias y
de los riesgos que despreciaba...)
« Las circunstancias y pormenores de estos sucesos , sólo
pueden saberlas con exactitud los bizarros militares que
salvaron nuestra libertad en este glorioso día , digno de
eterna memoria , y así no podemos calificar exactamente el

( 1) « Episodios nacionales» : El 7 de Julio.


(2) Véanse los docs. números 912 y siguientes .
412

mérito de ninguno de ellos. Y sólo podemos decir que todo


el público notó la actividad, valor y ardimiento de los Ge
nerales D. Pablo Morillo, D. Francisco Ballesteros y del
brigadier D. Juan Palarea » ( 1).
He aquí como refiere D. Antonio Alcalá Galiano la con
ducta y actos de Morillo en los primeros días de Julio
de 1821 :
« Un amago de combate señaló las primeras horas de la
mañana del 2 de Julio. En un arrebato de cólera , el Gene
ral Morillo pasó al cuartel de artillería , y en alta voz
declaró que iba á caer sobre los Guardias acampados en
El Pardo, promesa que dió señales de cumplir, poniéndose
para el intento al frente del regimiento de caballería de
Almansa . Distinguíase esta tropa por su acalorado amor á
la Constitución , siendo de las dos sociedades secretas mu
chos oficiales y no pocos sargentos, alistados los últimos
en las filas comuneras . Siguieron, pues, á Morillo con im
petuoso deseo de pelear, y desnudando las espadas pobla
ron el aire de vivas ... En nada paró aquel alarde, pues
llegado Morillo al Pardo , se puso en parlamento con aque
llos a quienes iba á embestir ...
La entrada en Madrid de las tropas procedentes del
Pardo no fué sabida desde luego en los lugares de la capi
tal apartados del camino que tomaron. El Capitán general
Morillo estaba hacia el cuartel de artillería, cuando le llegó
el aviso de tan grave ocurrencia, trayéndosele primero
persona desconocida y de poco respeto . Enfurecióse, cre
yendo la noticia falsa ... Hasta puso preso al avisador y se
destempló atrozmente contra cuantos suponían verdaderas
las nuevas que había traído . Repetidos avisos y los caño .
nazos tirados en la plaza, seguidos de descargas de fusile
ría, le pusieron patente su yerro . Trató entonces de reme.

( 1 ) Felicitaciones á Morillo por su conducta en los sucesos de Julio de


1822, docs, números 926 y 928.–Id. 934 : Justifica Morillo su conducta.
513

diarle , y dejando de ser político , se dió á cumplir con su


obligación como soldado . Dictó algunas providencias bre
ves y sencillas , no siendo la lid de aquellas que piden
esfuerzos de entendimiento para gubernarlas y ayudándole
al celo que suple la falta de orden en empeños tales. » Des
pués de referir que el general Alava fué á mandar la
fuerza de la plaza de Santo Domingo , y el general Balles
teros con el brigadier Palarea las de la Plaza Mayor,
añade :
« El mismo General Morillo se dispuso á ganar el edificio
de las Reales Caballerizas, frontero al cuartel de artille -
ría , y que podía incomodar con sus fuegos á los que en
este último estaban situados. Favoreció la fortuna estas
disposiciones ... Morillo fué aborrecido de los exaltados , y
aun mandado poner en juicio por su conducta durante la
rebelión de la Guardia ... )
A consecuencia de los juicios emitidos en las Cortes por
algunos de sus más exaltados miembros contra Morillo,
culpándole de poco celoso en el desempeño de su cargo en
aquel memorable día , renunció éste su alto cargo militar ,
el 5 de Agosto , con carácter irrevocable ( 1 ) ; mas contestó
le el Ministro de la Guerra, que S. M. no había tenido á
bien acceder á su renuncia, « porque sus servicios y méri
tos , su actividad y celo por la causa de la Patria ; y su va
lor y decisión para sostener el sistema constitucional, que
felizmente regía , lo hacían necesario en el puesto que ocu .
paba y acreedor á desempeñar un mando de tanta impor
tancia como el que tenía á su cargo » ( 2 ) .
Apenas recibió este oficio insistió de nuevo en su renun
cia , alegando también el deplorable estado de su salud ; y
al siguiente día accedió por fin el Gobierno á sus reitera
dos deseos.

( I ) Doc , núm . 93 ' .


(2) Reitera su dimisión , doc, núm . 936.
TOMO I 33
-

514

Pasó luego el Conde de Cartagena á tomar las aguas del


Molar para restablecer su quebrantada salud. Receloso , y
acaso sabedor de que se iba á cometer con él alguna tro
pelía, abandonó aquel punto y se dirigió á Zarza de Pla
sencia, donde fue detenido y preso por no llevar pasaporte.
Y teniendo recelo de que quisiera la Milicia nacional de
Aldeanueva cometer en su persona algún desacato, escribió
al capitán comandante de ella, el cual á su vez le con
testó así :
D. Juan Alonso y Portillo, capitán comandante de la Mili
cia de Aldeanueva al Conde de Cartagena. (Granja, 20 de Oc
tubre 1822.)
Sr. D. Pablo Morillo: Habiéndome manifestado en el
camino un amigo de toda probidad que V. E. había tenido
ó concebido algunos recelos de la Milicia Nacional volun
taria de Aldeanueva del Camino, y como me he hallado á
la cabeza de dicha Milicia en ese pueblo y celoso en defen
der sus derechos, no puedo menos de manifestar á V. E.
con la sinceridad que caracteriza mi corazón , que la Mili
cia de dicho pueblo no ha tenido por objeto otra cosa que
sostener la ley y no atacar la persona de V. E. Toda ella
conoce su deber, y no es capaz de cometer una acción tan
negra é infame reprobada por todas las leyes. Yo sentiría
que V. E. haya sido capaz de creer semejante hecho; y si
lo que no era de esperar en ningún caso , hubiera habido
uno de mi milicia que hubiera proferido semejante voz,
hubiera sacrificado mi existencia por sostener la ley y la
persona de V. E, que estaba bajo ella . Todos tenemos ene
migos, y la envidia es á mi parecer la que ha dado motivo
á esta calumnia ; pero estoy persuadido que V. E. no le
habrá dado crédito alguno, porque en mí ni en los demás
Jefes habrá visto acción alguna que manifieste bajeza y
resentimiento ; y si llegase el caso de ser conducido V. E.
por esta Milicia, vera en ella el proceder y conducta más
conforme á la ley, guardando al mismo tiempo las consi
515 -
deraciones que á un ciudadano español le dispensa, cuan
do es conducido por ella. -Con este motivo... etc.
Veamos como el mismo Morillo explica su marcha y
captura, en carta al Ministro de la Guerra :
Excmo. Sr. - El 14 del corriente , á las dos de la tarde,
me ausenté de las inmediaciones del Molar, noticioso de
que el fiscal Paredes, que sigue la causa de los Guardias,
trataba de conducirme preso á esa Corte. Para evitar un
atropellamiento contra mi persona, determiné dirigirme á
esta provincia y presentarme á las autoridades de Cáceres,
para responder desde allí á los cargos que se me quisiesen
hacer; pero en este pueblo fuí detenido la noche del 18 por
su M. N. L. y la de otros contiguos. Hasta ahora no se me
ha permitido escribir para dar conocimiento á V. E. de
cuál era mi paradero ; y ahora lo hago para decir á V. E.
que estoy pronto á responder á cuantos cargos quiera ha
cerme la Nación, seguro de que mi proceder en el mando
de ese distrito ha sido el más justo a favor del sistema
constitucional, como le es público á V. E. y á todas las per
sonas sensatas y amantes del orden en esa capital . »
Por su parte la Justicia de Plasencia, en oficio de 19 de
Octubre, participaba al Gobierno la captura del Conde :
Excmo. Sr.-Como constitucional exaltado y volunta
rio nacional que soy, llevado del celo que me ha animado
y me anima en consolidar el sistema que felizmente rige ,
de lo que tengo dadas al Gobierno repetidas pruebas ; en
cumplimiento de lo que por el mismo Gobierno se me ha
encargado de que averigüe y dé parte á las superioridades
de todas y cualesquiera noticias interesantes á la Nación ,
pongo en la consideración de V. E. cómo á consecuencia
de la correspondencia que tengo con varios de los decidi
dos por la Constitución, me avisó con premura el Pa
dre Fr. Antonio del Arco , cura economo de Cantagallo,
que pasaba por estas inmediaciones el General D. Pablo
Morillo, disfrazado , con un criado y dos caballos. Al mo
– 516 -

mento se presentó ocasión para noticiarlo al patriota Fran


cisco Reyes Rubio , voluntario de Aldeanueva del Camino ,
el cual , cogiendo á tiempo el aviso , vió que efectivamente
el día 18 del corriente pasaron por Aldeanueva los dos su
jetos ; y saliendo fuera del pueblo observó el Reyes que
preguntó Morillo por el camino de la Abadía . En seguida
Reyes lo notició al 2.º Comandante de voluntarios de
Aldeanueva , y se dispuso á salir en su seguimiento . Llegó
aquella bizarra milicia voluntaria al pueblo de la Zarza ,
distante cinco leguas de esta ciudad y preguntó á su jus
ticia si había visto a los dos incógnitos , y contestando que
no , se dirigieron á una casa en donde hallaron á Morillo
en cama. Se le preguntó por el pasaporte y respondió con
arrogancia « que un General como él no le necesitaba » ; y
en su vista se le retuvo , y con efecto permanece en calidad
de tal en el pueblo de la Zarza . La maleta que trae , aun
que no se ha abierto hasta la resolución de la superioridad ,
subsiste intacta ; y de consiguiente Morillo se halla en la
Zarza interin se dispone otra cosa . » (Alaba sus servicios
prestados en ocasiones análogas y pide se le emplee en
mayores empresas) . — Plasencia , 19 de Octubre. -Juan
Terrón Luján , voluntario nacional .
Desde Badajoz á 26 de Octubre de 1822 , escribió Joaquín
de Montemayor al Ministro de la Guerra dando también
parte de la detención de Morillo , añadiendo por su parte
que un alférez del regimiento 2.º de coraceros salió de oro
den del juez de 1. " instancia que había detenido á Morillo
á observar las inmediaciones de la referida villa de la Zar- '
za , haciendo allí alto con su partida á petición del alcalde
para custodiar al referido General . Que siendo preciso que
dicho General vaya á esa plaza á ampliar una declaración
en la causa que se le forma por las ocurrencias de los pri
meros días del mes de Julio último , nombre un oficial que
le acompañe con alguna escolta para su seguridad .
En aquella apurada situación , interesóse vivamente por
517

él el Marqués de Mirabel , procurándole alguna más liber


tad para moverse dirigiéndole la siguiente carta fechada
en Plasencia á 24 de Octubre de 18
Excmo. Sr. – Tengo la más debida complacencia en
remitir la adjunta orden á manos de V. E .; y con seme
jante motivo le ofrezco mis respetos y deseos de que logre
felizmente buena salud y la digna reposición de sus desti
nos en beneficio de la Nación , contando con la buena vo
luntad de su mayor servidor ...
Solicitó del Gobernador de Cáceres permiso para ir á
esta ciudad , á fin de que desde ella , más tranquilo y segu
ro , pudiera dirigirse al Gobierno y aguardar su resolución .
La contestación fué la que sigue :
D. José Alvarez al Conde de Cartagena .- (Cáceres, 25 de
Octubre de 1822. )
Con mucha satisfacción mía accedería gustoso á la pe
tición de V. E , relativa á que se le detenga en esta provin .
cia , para desde ella dirigirse al Gobierno solicitando ser
oído , con todo lo demás que expresa V. E. en su oficio de
23 del corriente , si estuviere en mis facultades , después
que por el alcalde constitucional de la Zarza se ha dado
cuenta á S. M. por conducto del Excmo. Sr. Secretario de
la Gobernación de la Península y por mí con fecha poste
rior. En su consecuencia, y en consideración a las razones
que V. E. me manifiesta, solo lo que puedo hacer es man
dar permanezca en Plasencia hasta que se comunique la
resolución de S. M ... Dios etc. ) ( 1 ) .

( 1 ) Publicose por entonces un folleto contra Morillo, cuyo título era : Ex


posición que hace á las Corles el teniente coronei Feliciano Montenegro, sobre varios acon
tecimientos de Costafirme, durante el mando absoluto ejercido allí por el Excmo. Sr. Conde
de Cartagena, y su influencia perpetuada en el Ministerio pasado de la Guerra , según se ve
en el Real decreto de 18 de Encro del corriente año.-- Madrid , Imp. de Repullés , 1822 .
(En 4.°; 32 pág.)
Este señor, natural de Caracas, resentido porque Morillo no le había favore
cido, cuanto él creia merecer , en sus empleos militares, refiere varias especies
518
Cuando el Gobierno tuvo noticia de esta detención , le
mandó venir á la Corte , y habiendo llegado al Escorial
el 7 de Noviembre, agravose allí su dolencia y hubo de
permanecer algunos días antes de cumplir con aquel
mandato .
No podían los anarquistas olvidar los muchos motivos
de disgusto que Morillo les había dado, ya contrariando
sus planes, ya teniéndoles como maniatados en la capital ;
así que apoderados ahora de ella y de los negocios públi
cos , y obrando ya abiertamente según sus proyectos, de
cretaron su prisión , cuando se hallaba cerca de la frontera
de Portugal, buscando un refugio y huyendo de la anar
quía y del desorden . « Fué conducido á Madrid y se le me
tió en la cárcel; y si las dos facciones que se disputaban
los despojos de la Nación , no hubieran chocado entre sí
con el motivo de la célebre causa del 7 de Julio, el expo.
nente hubiera expirado en un patibulo ; y la misma suerte
estaba reservada á muchos ilustres españoles » ( 1 ) .
Excluyéronle las Cortes, sin embargo , de los honores
concedidos á los que vencieron á los Guardias el 7 de Ju
lio , y mandaron que se le formase causa por su conducta
en aquellas circunstancias .
Presentóse por aquel tiempo en las Cortes un dictamen
de la mayoría de la comisión de medidas políticas, en que
se acriminaba la conducta observada por Morillo en los
acontecimientos del 7 de Julio. Tuvo éste, en su conse
cuencia, necesidad de vindicarse por medio de un impreso
dado á luz en la Corte , en 10 de Febrero de 1823 (2), en
el que rebatió victoriosamente todos los cargos que se le

calumniosas contra el Conde de Cartagena, presentándole como déspota y cruel.


La exposición lleva la fecha de 25 de Mayo de 1822 y está firmada en Madrid.
( 1) Representación de Morillo al Duque de Angulema sobre sus servicios á
la patria y al Rey, después de su vuelta de América,
( 2 ) Doc, núm. 934.
519

hacían. Es muy notable el párrafo con que termina este


Manifiesto, para que dejemos de copiarlo literalmente,
« Pero, tenga (decía) este negocio el resultado que tenga ,
no puedo perder ocasión tan oportuna para protestar que
hálleme ensalzado ó perseguido, mordido ó elogiado; sean
cuales fueren sobre mí las combinaciones y miras de los
partidus ; sobrevengan las circunstancias que sobrevinie
ren , nada en este mundo es capaz de separarme de mi ca
mino, el del honor, el patriotismo, la lealtad. Si tal vez
un día la independencia y la libertad de la Patria , y el de
coro y la gloria del Trono constitucional reclaman los es
fuerzos de todos, mis detractores huirán del riesgo, mien
tras que yo volaré á la lid , y , ó venceré como hasta
ahora, ó quedaré en el campo .
La prueba más concluyente de lo necesario que en
aquellas críticas y apuradas circunstancias se había hecho
el Conde de Cartagena, es que pocos días después de su
acusación , en 13 de Febrero, fué nombrado por el Go
bierno General en jefe del segundo ejército de reserva,
con el mando de los distritos segundo y tercero ( 1 ) . Re
presentó, sin embargo, Morillo contra este nombramiento

(1 ) A consecuencia del acuerdo de las grandes potencias , reunidas en el


Congreso de Verona, de declarar la guerra á España para extinguir en ella el
sistema constitucional y declarar absoluto á Fernando VII , dispuso el Gobierno
buscar recursos, levantar y armar fuerzas y nombrar los Generales que habían
de mandarlas. « Nada tuvo que hacer, escribe el Sr. Lafuente, en Cataluña,
donde tan brillantemente había dirigido Mina las operaciones de la guerra an
terior. El mando de las fuerzas de Navarra, Aragón y el litoral del Mediterrá
neo, se confió al general Ballesteros ; el de Castilla la Nueva, ó sea ejército de
reserva , al Conde de La Bisbal ; diose el de Galicia á D. Pablo Morillo , Conde
de Cartagena, y se puso el de Andalucia en manos del general Villacampa .
Eran, en verdad, los generales de más crédito, de más reputación y de más ser
vicios, y el Gobierno pareció haber hecho estudio de escogerlos de todas las
parcialidades políticas , como si hubiera querido significar que debian reunirse
todos los partidos constitucionales para rechazar la agresión extranjera que se
aguardaba.
520

al siguiente día que , hallándose bajo el peso de una acu


sación de las Cortes , en la que su conducta había sido ta
chada de « gravemente omiso » y de proceder «equívoco
en los sucesos del día 7 de Julio , se creía moralmente im
posibilitado para tener mando alguno mientras no se de .
purasen sus actos ( I ) . Por decreto de 15 de Febrero el
Rey dispuso que « accediendo á sus deseos , por ahora , y
en el interin que las Cortes no deciden aquel asunto, sus
penda V. E. su marcha á encargarse del mando del ejér
cito que se le ha confiado , hasta que la delicadeza de V. E.
se halle satisfecha , recayendo en el entretanto aquél en
su segundo, el Mariscal de campo D. Antonio Quiroga ... )
Como el estado político de la Nación se iba por momen
tos agravando, recibió Morillo orden terminante del Go .
bierno , en 18 de Marzo, para que, sin embargo de lo an
teriormente prevenido , respecto á suspender su presenta
ción en el segundo ejército de reserva , la efectuase inme
diatamente y se encargase de su mando . A que contestó
Morillo al día siguiente, que « dispuesto á obedecer las ór .
denes de S. M., y pronto á hacer el sacrificio de cuanto
me interesa , en obsequio de mi patria , admito el delicado
encargo que de nuevo se sirve S. M. confiarme... )
Dificultades insuperables le obligaron á retardar el cum
plimiento de aquella promesa . Ni la Pagaduría general
militar le suministró los auxilios necesarios para la Plana
y Estado Mayor del ejército de su mando , ni éste real
mente existía sino de nombre , ni pudo obtener la indis
pensable escolta . Reclamó inúltimente una y otra vez es
tos necesarios auxilios en 27 de Marzo y en 4 de Abril, y
habiéndolos , al fin , obtenido sumamente mermados y en
cantidad insignificante, escribió al Ministro en 7 del mis
mo mes que en el mismo día se disponía á salir para el
tercer distrito militar, uno de los que formaban el territo

(1) Doc . núm . 936 .---La contestación en el mismo documento.


521

rio señalado al ejército de su mando, y que sobre su cré


dito personal buscaría lo absolutamente necesario para so
correr las urgentes necesidades de los jefes y oficiales que
formaban su séquito y que se hallaban muy necesitados.
El día 13 llegó á Valladolid, ciudad designada para es
tablecer por el momento el Cuartel general del ejército de
su mando, y ofició al Ministro las disposiciones que había
adoptado, participándole no haber encontrado desorden
notable, manteniéndose la tranquilidad y la obediencia á
las leyes; y que el espíritu de insubordinación manifestado
en algunas provincias de Galicia iba rápidamente desapa
reciendo .
En el momento en que empezaba Morillo á ocuparse de
la formación y organización de un ejército que, según
sus frases, no existía y que era menester crear, recibió no
ticias oficiales de Oviedo comunicándole la entrada del ejér.
cito francés, mandado por el Duque de Angulema, en Es
paña, y la dispersión de las autoridades españolas. Quejóse
muy justa y amargamente al Ministro de la Guerra, desde
Valladolid, á 14 de Abril, de no haber recibido aviso al
guno sobre tan grave nueva, ni de la Corte, ni de las su
premas autoridades . « Con todo, añade, nada puede arre
drarme cuando se trata de llenar mis deberes con mi Pa
tria y de corresponder a la confianza que S. M. se ha dig .
nado hacer de mí ; y gobernado por estos sentimientos,
dispongo cuanto creo necesario á la posible defensa de
este país, no pudiendo menos de rogar á V. E. eleve á co •
nocimiento de S. M. que siendo mi carácter opuesto á
extenderme en las facultades que mi destino me concede ,
deseara en estas circunstancias espinosas algún conoci
miento que me pusiese en combinación con las operacio
nes de los demás ejércitos en la parte correspondiente al
plan militar de defensa general que haya adoptado el Go
bierno de S. M. » Entretanto que recibe contestación , dice
que toma los acuerdos más urgentes y oportunos para el
522

sostén de la causa de la libertad y felicidad de la Patria » ,


siendo una de ellas la reunión en Benavente de una co
misión de cada una de las Diputaciones provinciales de
estos distritos, para obtener más unidad de acción y más
justicia en las cargas públicas.
Ya hemos anteriormente expuesto que las potencias ex
tranjeras reunidas en Verona, disgustadas con la opresión
en que nuestras Cortes mantenían á Fernando VII, acor.
daron acudir en su socorro y reintegrarle en el pleno do
minio de su libertad y poderío, confiando á Francia tan
difícil y ardua misión. Dispuso esta nación un poderoso
ejército de 100.000 hombres que, mandado por el Duque
de Angulema, entrase en España y cumpliese el acuerdo
de aquel Congreso.
Alarmadas con estos planes las Cortes españolas, acor
daron trasladarse con el Monarca á Sevilla. El 20 de Mar.
zo salió éste, mal de su grado, para aquella ciudad, lle
gando á ella el 11 del siguiente mes. Las Cortes se tras
ladaron tres días después, reanudando el 23 sus sesiones .
Ya el 7 de Abril habían entrado en territorio español las
tropas francesas, sin encontrar apenas resistencia alguna.
El general Ballesteros, á quien estaban confiadas las Pro
vincias Vascongadas y Navarra y que tenía á su disposi
ción de 16 á 20.000 hombres, se corrió á Aragón y después
se trasladó á Valencia y á Murcia , acabando por capitular.
La-Bisbal, tachado de traidor, se vió obligado á escon
derse el 18 de Mayo, entregando el mando de las descon
certadas tropas al Marqués de Castelldosrius, el cual, es
cribe el Sr. Lafuente, no tuvo otro arbitrio para contener
la deserción que sacarlas de Madrid , camino de Extrema
dura , quedando en la capital el general Zayas, con algu
nos batallones , para mantener el orden , aguardando la
llegada del Príncipe y del ejército francés para capitular,
como capituló , con ellos el 19 de Mayo . Establecida
por S. A. en Madrid una regencia (el 25 de Mayo) com
523

puesta del Duque del Infantado, del de Montemar, del


Barón de Eroles, del Obispo de Osma y de D. Antonio
González Calderón , se nombró el Ministerio, siendo todos
los miembros de aquélla y de éste caracterizados reaccio
narios, proponiéndose volver las cosas al estado que tenían
en 7 de Marzo de 1820. En vista de las noticias recibidas
de Madrid , y de que el ejército francés avanzaba, con es
casa resistencia , sobre Sevilla , las Cortes acordaron , des
pués de acaloradas discusiones que ellas y el Rey se trasla
dasen á Cádiz, como punto más seguro, y aunque S. M. se
resistió cuanto pudo, verificólo , al fin , bien contra su vo
luntad , en la tarde del 2 de Junio.
Veamos ahora cuál fué la conducta de Morillo en aque
llas azarosas circunstancias. Mandaba , como antes hemos
referido, el ejército de Galicia que había reorganizado,
disciplinado y moralizado « con laudable inteligencia y
celo propios de su energía y talento militar. La falta de
recursos le impidió, sin embargo, recoger todo el fruto
que debía esperar de sus acertadas disposiciones. El espí
ritu de los distritos de su mando era en general bueno ;
pero se empeoró de resultas de la entrada del ex-general
Silveyra en la Puebla de Sanabria con cuatro ó cinco mil
facciosos portugueses , y sobre todo por el escandaloso
abandono de la provincia de Palencia y otras localida
des ( 1 ), verificado sin justo motivo de sus autoridades,

( 1) En la provincia de Palencia (escribe en otro despacho al Ministro), las


autoridades dejaron cobardemente sus puestos, y el Comandante general del 4.0
distrito abandonó á Burgos, sin pasar aviso a los que quedaban á descubierto por
aquel precipitado movimiento. Notando yo que en Valladolid hacia un fatal
efecto la llegada de los verdaderamente prófugos de otras provincias, con ciento
y pocos más caballos de Farnesio y mis compañías de guías , mal vestidas y
peor armadas, sin tener más fuerzas de que disponer, salí para Palencia y en
contré en Dueñas tropas, milicias, autoridades y emigrados sin orden, sin en
tenderse y en el mayor espanto , y no me costó poco trabajo en dirigir, á los que
no podían serme útiles, por Segovia al primer distrito y organizar á los demás
on tanto para marchar sobre Palencia, como lo verifiqué al siguiente día ,»
524

atemorizadas por la aproximación de las tropas francesas.


« Esta misma tarde (escribía Morillo al Ministro desde Va
lladolid , á 16 de Abril) salgo para dicha ciudad (Palencia )
con una columna volante para reponer las autoridades y
cortar de raíz los funestus efectos de este escándalo ; y si
encuentro que ha habido debilidad en la conducta de aqué
llas , las reemplazaré , en particular al jefe político , sin
embargo de que es una provincia que no corresponde al
territorio que me está señalado , Sírvase V. E. hacerlo
todo presente à S. M. , y manifestarle que , convencido de
la necesidad de obrar con firmeza y energía en una oca
sión en que el terror pánico hace tantos progresos, no
perdonaré medio ni diligencia para mantener en el orden
y en la debida subordinación las provincias y tropas con
fiadas á mi cuidado. »
Todas las fuerzas que encontró Morillo á su llegada á
Valladolid , consistían solamente en el cuadro y algunos
quintos del batallón de la milicia de Tuy, 60 caballos di
seminados del regimiento de Farnesio y las mermadas
compañías de Guías de su Cuartel general . De poco le sir
vió adoptar las más acertadas medidas para rehacer aquel
triste cuadro. La horrorosa dispersión de las autoridades
políticas de las provincias de Burgos y Palencia sembra.
ron de tal modo la confusión y el desorden por todos los
pueblos , que á su entrada por Valladolid no parecía sino
que los franceses estaban ya encima.
« Acababa en Palencia ( 1 ) de restaurar el orden y me
determinaba á emprender una operación atrevida , cuando
recibí oficios del general portugués Do- Rego , en que me
daba aviso de que los facciosos, acaudillados por el ex
Conde de Amaranto se habían internado en España, diri
giéndose hacia la Puebla de Sanabria , Mombuey y Bena.
vente, en número de 3.000 de infantería y 800 de caballería.

(1) Morillo al Ministro de la Guerra, Paredes de Nava, 19 Abril 1823.


525

V. E. conoce la trascendencia que este incidente podría


ocasionar, si no se cortase, en lo general de la Nación . Yo ,
convencido de los males que se seguirían de dejar fomen
tar una facción respetable , aunque perseguida , y acce
diendo a los ruegos del expresado General , no vacilé ni un
instante en dirigirme al encuentro de ella para destruirla
en combinación . Al efecto , reuní las partidas de San Se
bastián , Vitoria y otros puntos, que habían acompañado á
las Diputaciones provinciales ( 1 ), y por no serles posible
marchar á sus destinos por la invasión de los franceses ,
me determiné á formar una columna de 1.000 infantes у
100 caballos ( que hubiera sido aumentada con 600 mili
cianos voluntarios, que querían seguirme , si las expresa
das Diputaciones no les hubieran hecho variar de propó
sito ) con cuya fuerza sali de Palencia , llegué a este punto
y sigo mi movimiento hasta conseguir mi objeto, dando ,
si es posible , un día de gloria á la Nación . » Frustróse su
buen propósito , porque Do - Rego que debía ayudarle y
combinarse con él , no lo quiso hacer, limitándose Morillo
á practicar alguna escaramuza con el ejército faccioso
portugués, con las que les causó algunas bajas ; y con tanto
más motivo cuanto que éste se hallaba ya en comunica
ción con las tropas francesas.
El 13 de Mayo, desde Astorga , comunicaba al Ministro
con profunda amargura los siguientes avisos y considera -
ciones : « Me es sumamente doloroso el no poder dirigirme
á V. E , sino con noticias desagradables y con verdades
amargas; pero mi deber lo exige así , por ser indispensa
ble que el Gobierno conozca en toda su latitud la falsa
posición en que me hallo constituído ; y por consiguiente
lo que puede esperar del sacrificio personal de un puñado
de buenos españoles, verdaderos constitucionales , que me

( 1 ) Prófugas de su territorio y refugiadas en Valladolid , Palencia y otros


pontos.
526 -

rodean, y á cuya cabeza pereceré invocando la libertad de


mi Patria y llevando el acero vengador hasta el pecho de
los tiranos domésticos y extranjeros que vienen á esclavi
zarla » .
Repite á continuación indicaciones hechas en anteriores
despachos, por abrigar la incertidumbre de que no hayan
llegado éstos á sus manos y por no haber sido contesta
dos. El cuadro que traza de la situación del país en que
manda es por todo extremo tristísimo, desconsolador y
anárquico . El ejército está, dice, tan desmoralizado, por
las causas en otros despachos expresadas, como el maso .
nismo, las sociedades secretas, la mala inteligencia de la
tan decantada libertad , etc., que no sólo es gravoso, sino
que no presta grandes utilidades. Las Diputaciones se di
sipan como el humo á la proximidad del enemigo, lleván
dose los recursos pecuniarios . El y los suyos se ven abo
rrecidos por los habitantes. « El clero, que tanta influencia
tiene en este pueblo tan atrasado, se ve escarnecido é in
sultado por los necios, que bajo capa de patriotismo han
dado curso á sus desenfrenadas pasiones... Con las cortas
fuerzas que tengo, se me hace imposible sostenerme en
Castilla ; pues que la mala voluntad de estos habitantes
llega hasta el punto de no encontrarse un espía; y así ca.
rezco de noticias acerca de los movimientos del enemigo.
Refiere escandalosos hechos de oficiales y soldados deser
tores , y añade : « La milicia , que en general tanto ha con
tribuído á desacreditar el sistema, y que se creyó equivo
cadamente sería su sostén más firme, sólo ha servido para
entregar sus armas y caballos á los facciosos, pero tan co
bardemente , que veinte de Merino han desarmado en Aré .
valo á setenta y cinco milicianos; y por haber respetado
yo, como debía , la disposición de las Cortes que exceptúa
sus caballos de la requisición, me hallo con el disgusto de
ver que las facciones se remontan con ellos ... Ocupado
con lo correspondiente al tercer distrito y con conocimien
527

to del estado del segundo , juzgué que para la tranquilidad


de aquel país (Galicia ) y organización de su ejército, nada
podía hacer mejor que guiarme por la senda que el mismo
Gobierno me indicaba ; y así revestí de mis facultades y
puse toda mi confianza en mi segundo D. Antonio Quiro
ga ( 1). Mas por desgracia, el estado actual de Galicia ma
nifiesta cuánto nos equivocamos así el Gobierno como yo.
La indisciplina, el desorden , toda clase de excesos come
tidos , y no sólo tolerados, sino también fomentados por
la autoridad militar, tienen aquella provincia en el estado
más deplorable y reclaman urgentemente ini presencia
para poner coto á tamaños males . Pero hágase V. E. car
go de mi triste situación y crítica posición , que es tal que
no sé adónde volver los ojos ni adónde acudir con el reme
dio, del que tengo que ser precisamente el portador ... )
Quéjase después de la falta de armamento , de tropas y
de toda clase de recursos ; y sobre todo laméntase del es
tado de olvido y abandono en que el Gobierno le tiene ; y ,
en fin, de seguir así « convendría mucho se me reempla
zase por otro hombre más fecundo en recursos y que no se
vea precisado como yo á fiarse sólo en su experiencia, en
su honradez, su valor y su amor á la patria » .
Dirigióse, pues, Morillo á Villafranca primero y á Lugo
después, donde ya se hallaba el 25 de Mayo . Encontró á
Galicia profundamente agitada por elementos de discor
dia irreconciliables y dispuesta á un levantamiento gene
ral . El soldado desnudo ó muy mal vestido ; la oficialidad
sin pagas; la caballería sin monturas y sin forrajes, « Es
tal nuestra nulidad que, obligados á replegarnos y abando .
nar el Esla y el Orbigo, el soldado no ha querido batirse ,
pesar de los esfuerzos del dignísimo Castañón ... Acos
tumbrado por mi dicha á ser testigo del triunfo de las ar
mas nacionales en tantas y tantas acciones , donde vi bri

( 1) Uno de los más exaltados partidarios de la Constitución del año 12.


-
528
llar el valor español , no acabo de comprender lo que aquí
pasa ; y sólo reflexiones ajenas de un escrito puramente
ceñido á la parte militar, y objetos íntimamente relacio .
nados con ella , me descifran este enigma , que no puede
esconderse á la penetración de V. E. Una columna fran
cesa, compuesta de 5.000 hombres y 300 caballos, marchó
sobre León , que ocupó, é hizo después un movimiento so.
bre Astorga, que tuvo que abandonarse; pero se ha reple
gado sobre el primer punto, indicándose su dirección ha
cia Asturias ( 1 ) . Esperaba esta región á los enemigos
« con los brazos abiertos ) y se consideraba fácil su entrada
en Galicia ,
Asímismo desde Villafranca , pocos días después, escri
bía , poseído de la mayor amargura, al Ministro : «Nombra
do General en jefe de un ejército, no he tenido ocasión
alguna en que poder participar á ese Ministerio , cual otras
veces lo hice, victorias mías y derrotas de los enemigos de
la Nación . Parece ya que el tiempo de la gloria ha pasado
para mí ; y no me es posible expresar á V. E. , cual lo sien.
to, el disgusto y aun la vergüenza con que me veo preci
sado á abandonar el país de mi mando , á la sola presencia
de soldados franceses bisoños, que tan acostumbrado es.
taba á ver vencidos, cuando fueron los primeros soldados
del mundo... En estas circunstancias Galicia debía ser el
baluarte de la libertad , y que sacando de ella hombres y
recursos podría formar un ejército que me pusiese en es
tado de emprenderlo todo con él. Nada de esto, Excelentísi
mo señor . El estado de estas provincias es fatal; su espí
ritu público nos es contrario ; y sin duda por esto, á pesar
de que hace dos meses eran otras las circunstancias, el
general Quiroga, á quien concedí desde el principio todo
el lleno de mis facultades, no trató de aumentar las filas,
ni yo al presente me atrevo ... Y ¿cuál será el incremento

( 1 ) Morillo al Ministro, Villafranca, 5 Junio.


NI
529

que tomará el espíritu de este país, con el estado en que


se halla el inmediato reino de Portugal ?, Afirma que la
causa principal de tantos males es ala existencia de las
sociedades secretas, que , unas veces luchando entre sí y
otras unidas, se empeñan en dirigir la opinión , sancionar
en sus escondrijos los principios más opuestos a la verda
dera libertad, y se proponen desacreditar á todo aquel jefe
que no marcha conforme á su despótica libertad. Este ho.
rrible mal ha cundido entre las filas. Todos censuran las
operaciones del que manda y nadie se cree obligado á obe .
decer sin investigar el motivo de la orden... No me es po
sible ocultar á V. E. que uno de los que más disgustos me
proporcionan es mi segundo, el general D. Antonio Qui
roga (1). En balde he procurado hacerle conocer que im
porta marchemos unidos, y que antes pereceré á su lado
que comprometerle . Cuando le hablo , le convenzo, y pa
rece quedar en la mejor disposición ; pero apenas nos he
mos separado, cede con la misma facilidad á la influencia
de algunos insensatos que le rodean; y no hace sino todo
lo más á propósito para acabar de disgustar á Galicia, en
la que á excepción de algunas reuniones , que ya he indi
cado, es totalmente aborrecido. Yo marcho á Lugo para
tomar todas las medidas que exige , tanto el movimiento
de los enemigos sobre Asturias , como el levantamiento de
Portugal; y aseguro á V. E. voy decidido á remover todo
obstáculo y á quitar toda causa que pueda influir en em
peorar nuestra suerte . »
Estaba, pues, dispuesto Morillo á combatir á los fran
ceses haciendo un audaz esfuerzo con los débiles medios
de que disponía, mas como en este tiempo recibiese fide
dignas noticias de lo acontecido en Sevilla, de la suspen
sión del Rey y del nombramiento de una Regencia provi.

( 1 ) Doc. núm . 938. -Bando del general Quiroga contra Morillo. - Coru
fia, Junio, 1823
TOMO 1 34
530

sional, hiciéronle tal impresión que desde luego, dando


por fenecida una Constitución por los mismos legisladores
quebrantada , resolvió separar su causa de la de las Cortes,
y desde luego dió á sus soldados la siguiente proclama el
día 26 de Junio:
« Soldados del cuarto ejército: Habéis manifestado vues.
tra decisión á no obedecer las órdenes de la Regencia que
las Cortes instalaron en Sevilla , despojando de sus atribu
ciones al Rey, de un modo reprobado por nuestro pacto
social . Animado de los mismos sentimientos que vosotros,
he condescendido con vuestros deseos, y os declaro que
no reconozco al Gobierno que las Cortes han establecido
ilegalmente ; y que resuelto al mismo tiempo á no abando
nar estas provincias á los furores de la anarquía , conservo
el mando del ejército, Auxiliado por una Junta gubernativa,
tomaré las providencias que exijan las circunstancias, no
obedeciendo á ninguna autoridad hasta que el Rey y la Na .
ción establezcan la forma de Gobierno que debe regir en
nuestra Patria . - Soldados: casi todos pertenecéis á estas
provincias. Vuestros padres, vuestros hermanos y vuestros
vecinos necesitan de vosotros para conservar la paz y la
tranquilidad , sin las cuales se hallan expuestas sus propie
dades y sus personas. Jamás fué vụestra presencia más
necesaria en las filas; y no dudo que penetrados del noble
encargo que os está confiado, me daréis constantes prue
bas de vuestra disciplina y vuestra unión . »
Este proceder de Morillo , si bien á primera vista parece
rebelde y revolucionario, examinado y juzgado desde el
punto de vista del fin propuesto, que fué mantener en
aquel país el orden y la tranquilidad, y de las extraordina
rias y anárquicas circunstancias en medio de las cuales se
verificó, es ciertamente disculpable y hasta plausible. He
aquí explicadas por el mismo Conde de Cartagena, en su
proclama á los habitantes del territorio de su mando, dada
en Lugo á 26 de Junio, las causas y motivos que le impul

pa
531

saron á dicha resolución, « Desde que se vieron confirma


das de un modo indudable las noticias de que en Sevilla
habían nombrado las Cortes una Regencia , despojando al
Rey de sus atribuciones, sin haber llegado el caso que
previene la Constitución , ni haber observado ninguna de
las fórmulas establecidas en el reglamento y en los decre
tos , he recibido continuas diputaciones de los jeſes y ofi
ciales de la 2.'y 3.4 división , en las cuales se me manifes
taba que las tropas estaban decididas á no reconocer aque.
lla Regencia . Los pueblos se han explicado en el mismo
sentido ; y no queriendo yo dar lugar á que el ejército su
friese una disolución y á que la más feroz anarquía des
truyese estas provincias, me he resuelto á manifestar de
un modo público y notorio que no reconozco á la Regencia
establecida por las Cortes de Sevilla , porque la Constitu
ción ha sido barrenada en aquel acto ilegal , y porque de
ninguna manera quiero aparecer cómplice de los males
que, según todas las apariencias , va á producir aquel paso
inconsiderado. Pero para no partir de ligero y para exa :
minar detenidamente el estado de la opinión pública sobre
los sucesos de Sevilla , reuní en la mañana de hoy á todas
las autoridades eclesiásticas , civiles y militares , y he teni
do motivo para convencerme de que los pueblos abundan
en la misma idea que las tropas y que no puede recono
cerse un Gobierno que es el resultado de un acto el más
ilegal . En consecuencia, he determinado lo siguiente : 1. °
Los pueblos de las provincias que comprende el distrito
del cuarto ejército y las tropas que le componen , no reco
nocen la Regencia instalada por las Cortes en Sevilla en
11 del actual . » El art . 2. ' dispone la formación de una
Junta gubernativa formada con representaciones de las
Diputaciones provinciales y principales autoridades, que
ha de trasladarse al Cuartel general de Lugo, « á cuyo dic
tamen pueda yo someter los negocios arduos ». El artícu -
lo 3.º « Este orden de cosas durará hasta que por el Rey y
532 -

la Nación se adopte el sistema de Gobierno que deba re


gir. Los artículos 4.0 y 5.º se refieren a la conservación
del orden y de las leyes. « Tales son las reglas que he creído
conveniente establecer para que sirvan de gobierno el
tiempo que dure este orden provisional de cosas. Mis in
tenciones son muy puras, y me propongo preservar, si es
posible, á estas provincias de una invasión , mantener en
ellas la paz y el orden , y sostener á todo trance el honor
de la Nación y el del ejército., Sigue el nombramiento de
una Junta provisional gubernativa, hasta que se forme y
constituya la elegida , compuesta del limo. Obispo de la
diócesis, del jefe político de la provincia, del Marqués de
Valladares, de D. José Montero y D. Francisco Andrés
Alvarez ; y termina : « Habitantes de esta provincia : si que.
réis dar á la Europa un noble ejemplo de que no necesitáis
de tropas extranjeras para sostener el orden público y el
decoro de la Nación ; si queréis conservar la paz y en ella
vuestras propiedades y vuestras mismas personas, no os
dejéis arrastrar del ímpetu de las pasiones ; sed sumisos á
la voz de las leyes y de las autoridades que os prediquen el
orden y el olvido de los resentimientos y de las injurias, y
cogeréis á manos llenas el fruto de vuestra cordura sin ex
perimentar los infinitos males que pesan sobre otras pro
vincias . -Cuartel general de Lugo, 26 de Junio de 1823.
El Conde de Cartagena » ( 1 ) .
Con la misma fecha dirigió Morillo al Presidente y Vo
cales de la Diputación provincial de La Coruña , al Almi
rante del departamento del Ferrol y al ejército de su
mando circulares (2) en igual sentido, explicando los mó.
viles de su conducta . También en el mismo día ofició (3),
en análogos términos, al general D. Francisco Novella,

( 1 ) Archivo del Ministerio de la Guerra . — Doc . núm . 939.


(2) Ibid . Doc . núm . 939.
(3) Doc , núm . 940.
533

Comandante militar de La Coruña, dándole expresas ins


trucciones sobre lo que debía ejecutar. « Esa plaza y esa
provincia exigen una atención particular , y V. E. tomará el
mando de una y otra tan pronto como reciba este oficio .
La prudencia y la energía de V. E. podrán evitar males
sinnúmero ; y no puedo menos de rogar á V. E. , en nom
bre de los verdaderos intereses de la Patria y de la paz y
tranquilidad de ese vecindario , que desplegue un carácter
firme para adquirir aquella poderosa influencia que tiene
la autoridad cuando se ocupa en el bien de los pueblos .
Convoque V. E. inmediatamente al Gobernador y á los
jefes de los cuerpos ; entéreles V. E. de mis puras inten
ciones , en las cuales no hay ni puede haber otra mira que
el interés de la Nación , el orden público y el honor y de
coro del ejército. Que los jefes, se penetren de lo crítico
de nuestra situación y de que cuatro mil franceses mar
chan á reforzar á los que hay en León y en Astorga para
invadir este país ; y que , decidiéndose con la prontitud y
firmeza necesarias, reúnan sus cuerpos en los cuarteles,
les lean la proclama que dirijo á los individuos del ejérci
to y estén dispuestos á acudir donde les llame V. E. Si el
Gobernador obedece mis órdenes, podrá V. E. manifestar
le que cesa en sus funciones, supuesto que V. E. toma el
mando de la plaza . Mas si no reconoce mi autoridad, en
tonces no titubeará V. E. un momento en arrestarle y en
hacerle conducir al instante á este Cuartel general. El
Ayuntamiento actual no merece la confianza del pueblo,
ni tiene las cualidades necesarias para mantener el orden,
de que tanto necesitamos . Por lo mismo, la segunda ope
ración de V. E , ha de ser destituirle y nombrar en su lu
gar un Ayuntamiento compuesto de personas respetables ,
que no pertenezcan á partido alguno y que tengan bastan
te influencia para cooperar con V. E. eficacísimamente al
sostenimiento de la tranquilidad. V. E , nombrará este
nuevo Ayuntamiento, y convocando inmediatamente a los
534

individuos de que deba componerse, los hará instalarse y


entrar en el ejercicio de sus funciones . Si por parte del
alcalde ó de algún otro individuo del Ayuntamiento actual
hubiere oposición , en términos que V. E. crea que puede
dividir los ánimos y producir funestas consecuencias,
hará V. E. arrestar á los que le promuevan , y con el
mayor decoro posible serán conducidos á este Cuartel
general .
„ V. E. debe tomar sus medidas , de modo que en el mo
mento en que las tropas se hallen ya en los cuarteles,
entre en funciones el nuevo Ayuntamiento, se fijen las
proclamas que dirijo á los pueblos , y se tomen las mayo .
res precauciones para conservar el orden . V. E , todo lo
puede, obrando con energía y firmeza, poniendo de nuevo
á la vista de V. E. el importantísimo servicio que va
á hacer á esta plaza , á toda la provincia y á la Nación
entera , no puedo menos de suplicarle que no perdone
medio ni diligencia de llevar a cabo mis órdenes , sobre lo
cual debo también hacer á V. E. responsable .
» No se permitirá insulto á persona ni clase , ni menos
desórdenes de ninguna especie , y todos los habitantes ,
cualesquiera que hayan sido sus opiniones y conducta po
lítica , tienen un derecho, el más sagrado á nuestra protec .
ción , y la fuerza armada y las autoridades deben volar en
su auxilio . Todos son libres en retirarse por mar ó por
tierra , con sus efectos , adonde más les acomode; y , en fin ,
ha de reinar la tolerancia más absoluta sobre lo pasado .
La lápida constitucional permanecerá , y habrá particular
cuidado en que no se quite ni se insulte ; pues aunque en
realidad es el símbolo de un orden de cosas que ha dejado
de existir , nosotros debemos hacer todos los esfuerzos
imaginables por lograr una Constitución ; y el quitar la
lápida podría acarrear desórdenes que de ninguna manera
debemos consentir .
, Si V. E , creyese que hay en esa plaza algunas perso
535

nas que puedan ser perjudiciales, ya porque se hayan de


clarado partidarios manifiestamente del Gobierno intruso
en Sevilla y conspiren para que se reconozca , ó ya porque
resulte que tenga proyectos pendientes de substituir el
absolutismo al actual orden de cosas, las hará V. E. salir
en un brevísimo plazo para este Cuartel general , dándoles
la escolta necesaria para su seguridad. Confío en que los
talentos, la prudencia , la energía y el tino en el mandar ,
de que V. E. ha dado tantas pruebas, le proporcionarán en
esta ocasión la gloria de contribuir eficacísimamente al
bien de la Nación . »
Inmediatamente envió á su segundo ayudante el general
de Estado Mayor D. José María Rendón , á conferenciar
con el Conde de Bourke, general de la división francesa
que operaba en Asturias y Galicia , á fin de acordar con él
la cesación de hostilidades interin se convenia con el Du
que de Angulema en un armisticio duradero mientras se
arreglase definitivamente la suerte de la nación, dándole
parte de la Junta que había constituído para que le auxi
liase en conservar el orden y la tranquilidad pública , que
es, le escribía , el grande objeto á que aspiramos con toda
preferencia , sin olvidarme de adoptar en lo futuro cuanto
sea más conducente para asegurar el decoro nacional y mi
propio honor. V. E. puede estar convencido de que , así
como no omitiré medio alguno para hacer entrar en razón
á todos los partidos sin distinción, obligándoles á sacrificar
sus resentimientos en el altar de la Patria , tampoco me
someteré nunca á dar pasos indecorosos que puedan man
cillar en lo más mínimo el honor que en mí han deposita
do los soldados, á cuyo frente me hallo , ni abandonaré de
modo alguno los intereses de los pueblos, que tienen títu
los bastante fundados para poder exigir una tranquilidad
que no les degrade . Ruego á V. E. que, caso de acceder á
la cesación de hostilidades que le propongo , se sirva dar
las órdenes convenientes para que á la llegada de los en
- 536 -
cargados para tratar con S. A. S. el Sr. Duque de Angule.
ma , se les franqueen a su paso por Astorga los correspon
dientes pasaportes, prestándoles la seguridad que necesiten
en su tránsito hasta la capital » ( I ).
A tan digna y razonada comunicación contestó el gene
ral francés, Conde de Bourke, desde León , á 29 de Junio:
Señor Conde : He leído con atención la carta que V. E. me
ha remitido por el señor Ayudante general de Estado Ma
yor , D. José M. Rendón . Veo con la mayor satisfacción
que , animado de una justa indignación contra los sedicio
sos perseguidores de la persona sagrada de Vuestro Sobe.
rano , no habéis podido menos de oir con horror sus últimos
atentados. Estaba yo seguro de que el Conde de Cartage
na , que tantas pruebas tiene dadas de afecto á su Rey, no
podía aprobar tantos crímenes , y no empañaría su espada,
que ciñe con tanto honor, para la defensa de un puñado de
malvados, que han osado pronunciar el destronamiento de
su Rey y atentar á su libertad. Concibo que durante algún
tiempo se ha podido estar en el error ; se ha podido creer
que el Rey había adoptado el Gobierno constitucional , y
que todo lo que parecía emanado de S. M., era un acto de
su libre voluntad; pero hoy día se ha rasgado el velo: toda
ilusión cesa... » Termina su oficio manifestando que no se
halla autorizado por el Duqne de Angulema para poder
aceptar el armisticio ; ni puede consentir en ningún acto
que ocasione el menor retardo al fin anhelado, que es la
libertad de Fernando VII. « Con todo, añade, para daros
una prueba de mi deseo de ver cesar la efusión de sangre,
consentiré en ello, si convenis en entregarme las dos pla
zas bloqueadas que se hallan bajo vuestro mando, de San
toña y San Sebastián, las que se ocuparán por las tropas
francesas á nombre del Rey de España, y le serán devuel
tas en el instante que recupere su libertad ... )

( 1 ) Cuartel general de Lugo, 26 de junio de 1823.--- Doc. núm. 941.


537

Enérgica y francamente repuso Morillo que el armisti


cio por él propuestorera en su opinión el medio más con
ducente para reaéliza la misión que había traído á España
n c s
r a rlo er
el ejército f , y que podía practica cualqui Ge

neral de él; que no tpodía menos de extrañarle ción mane


ra el no hab
er ace p ado desde luego su proposisobre , y mu
nte ,y
cho más aún , lo refere á la entrega de las plazas de
a n Sebastián o
Santoñ y Sa , y su silencio respect a la con
n
cesió de los pasap
ortes pedidos , Guiado por los princi
pre e n o
pios que siem m ha servido de norma,s propong de
v o E . a e n s i ó n i l i d a d e
nue á V. un susp de hos t , con sólo el

objeto de evito s los males que ha


ar de ocasio
e nar la guerra...
De todos mod V. E.me hallará siempr en el campo de
batalla y dispuesto á pelear hasta el último extremo » ( 1 ) .
Reiteró Bourke su anterior decisión ( 2 ) por las razones
expresadas. « No está en mi mano, le decía, detener el cur
so de los acontecimientos. Voy á marchar en esa dirección ,
dispuesto ó á tenderos la mano de la amistad, y aun aña
diré de la estimación por vuestras acciones, que han reso
nado en toda la Europa ; ó á pelear con vos, si lo que no
puedo creer , insistís en sostener una causa que conven
dréis vos mismo que no es la de ningún hombre de ho
nor ... La
Europa os juzgará , señor Conde , y dirá : Morillo
fué siempre el amigo de su Rey . "
Entretanto Quiroga , que había asistido á la junta con
vocada por Morillo en Lugo y conformadose con su acuer
do , quiso poner en salvo su persona , dispuesto al parecer á
ausentarse de Galicia , para lo cual le facilitó el mismo
Conde de Cartagena una buena parte de los fondos que
tenía en caja. Pronto , sin embargo, mudó de opinión ( 3 ) ,

( 1 ) Cuartel general de Lugo, 1. ° de Julio .


(2 ) Astorga, 3 de Julio .
(3) Lafuente, Historia de Esfuña.- Doc . núm . Bando de Quiroga con
tra Morillo .-- 1d. Doc, núm . 939 : Proclama de Mouillo á Galicia ,
-
538 -
y puesto al frente de las tropas descontentas de la resolu
ción de Morillo, se declaró en hostilidad contra él, como
otros jefes, á quienes desagradó aquel acto y le censura
ban duramente, y aun se apoderó del ayudante que lleva
ba las comunicaciones del Conde á las autoridades de La
Coruña. Obligó esto á Morillo á escribir á Quiroga una
carta ( 1) sumamente sentida sobre su comportamiento, y
exhortándole á que apartándose de aquel camino evitara
las desgracias que él mismo iba á hacer caer sobre Galicia ,
su patria.
Con este motivo escribía Morillo á las autoridades de
La Coruña , desde Lugo , á 28 de Junio:
« Habiendo el Gobierno exonerado del mando de este
distrito militar al Mariscal de campo D. Antonio Quiroga ,
y habiendo éste pedido pasaporte para embarcarse, confié
el mando al Mariscal de campo D. Francisco Novella (2).
A este general comuniqué mi resolución sobre los sucesos
de Sevilla... Se me dice que el general Quiroga ha inter
ceptado los pliegos que dirigí á esa plaza y que ha deteni -
do al oficial que los llevaba. Si esto es cierto, ha faltado á
todas las leyes del honor y del deber, y ha correspondido
muy mal a la generosidad que se ha tenido con él, de la
cual ni me arrepiento ni me arrepentiré nunca , porque el
hombre de bien puede ser engañado, mas no por eso debe
desmentir sus buenas acciones . Ignoro cuáles puedan ser
las intenciones del general Quiroga , y ruego á V. S. que,
enterando de las mías á la guarnición y al pueblo, des.
haga cualquiera interpretación maliciosa que se les haya
querido dar y presente mi resolución tal cual es. Debe
V. S. contestarme inmediatamente, pues los enemigos ace
leran sus movimientos y es indispensable el que yo sepa
qué medios tengo de resistirles. » Análoga comunicación

Publicada por dicho Sr. Lafuente.


( 2) Doc, núm . 940. - Morillo á Novella .
539

pasó al general Novella , añadiendo en ella , con la misma


fecha : « Los enemigos
ras estáns á nuestras puertas, y la lno
est sione s ar e
s
ticia de nu disen no podrá meno de anim
erle es ue fligen
ir
á invad est
e país y á envolv en losmal q a á

otras provincias. Tal vez no accederá á una suspensión de


hostilidades nes;, y endo quedyo
mientras , concelas atropas ntasestánráá
que
mis órde defidos a to o tran l s garga , ¿ se
i
o s i b le ue divid l o s á n i mos en esa plaza no se contri .
p q
var
ser ro e a ación y á sostener el ho .
buya á con el deco d l n
armas ? »
nor de las
o s de
Lej atender Quiroga á las justas y poderosas razo
so
ioConde
nes dentsu jefe , nel vo
de Cartagena , publicó contra élr el
i g u i e e calum tes y subversi o
band : «Haigóon sabe á
s t a n s s
abi are ren
s
todo los h y milit de la comp de mi

mando : Que la más inaudita traición á la madre Patria ha


sido el resultado de la apatía criminal que observábamos
en el Conde de Cartagena . No satisfecha su iniquidad en
apadrinar facciosos, clava el puñal en el corazón de una
patria que le había distinguido sobre sus merecimientos .
Olvidado de los deberes de un buen español y de los jura
mentos que había prestado , ha desconocido al Gobierno
constitucional, y negándole abiertamente la obediencia , ha
creado otro á su modo, cuyo objeto , aparentando ser para
mirar por el bien de Galicia, es el de someterla á la domi
nación enemiga y defender los intereses del absolutis
mo .. , ) (1 )
Nuevamente, para neutralizar el efecto de ésta y otras
parecidas sediciosas é injustificadas proclamas ( 2 ) , alzó
Morillo su potente y enérgica voz dirigiéndose en 1. ° de
Julio al pueblo y á los soldados de su distrito militar, ex
poniéndoles el inaudito atropello cometido por la mayoría

( 1 ) Docs, números 942, 943 , 944, 945 , 946, 947 y 948 .


(2 ) Proclama del general Roselló jefe politico Boado á los habitantes de
Orense contra el Conde de Cartagena --Orense, Junio , 29.
540

de las Cortes contra el Rey declarándole en estado de inep


titud moral y nombrando una Regencia. ¿ Es acaso esto
lo que hemos jurado defender? ¿ Podrán las Cortes atrope .
llar la Constitución del Estado anulando absolutamente
por un simple decreto la autoridad Real? ... Aquel paso
inconsiderado produjo al momento los funestos resultados
que debían esperarse . El Ministro de Inglaterra y todos
los demás que aún permanecían al lado de nuestro Go
bierno no reconocieron la nueva Regencia y se quedaron
en Sevilla . De los Consejeros de Estado europeos sólo tres
marcharon á Cádiz , entre ellos los dos nombrados Regen .
tes . Casi la mitad de los diputados no quiso seguir a las
Cortes : sin duda no han podido reunirse en Cádiz en nú
mero suficiente para deliberar . Un Secretario del Despa
cho , conocido por una honradez á toda prueba , se da la
muerte , no pudiendo soportar la idea de que su posición
le hacía aparecer cómplice de tantos males . Otro Secreta .
rio del Despacho se queda en Sevilla con todos los oficia
les de su Secretaría , menos uno solo ; y, en fin , la disolu
ción se manifiesta en todos los ramos y en todos los
negocios.
» Entretanto se despechan con furor otros extremos en
los pueblos ocupados por los franceses ó sumisos á la Re
gencia de Madrid . La destitución del Rey se toma por pre
texto para perseguir á todo el que lleva el nombre de libe
ral . Se atropellan las personas, se confiscan los bienes, y
el espíritu de partido no perdona ni á las esposas ni á los
inocentes hijos de aquellos á quienes se propone sacrifi
car. En todas partes resuenan voces de muerte para el
caso en que llegue á cometerse un regicidio , y las pasive
nes , inflamando los ánimos, amenazan cubrir de luto una
gran parte del territorio español .
» En medio de tan desagradables sucesos y de estos in
dicios de disolución y de horror, alcé la voz para mantener
la unión entre las tropas , para conservar la paz en los pue
-

541

blos, para ofrecer un punto de apoyo a todos los hombres


de bien que gimen por diferentes causas en las diversas
provincias del reino, para cumplir con lo que me previe
nen mis juramentos y para salvar el decoro nacional . Los
pueblos reciben con entusiasmo mi manifestación, porque
descubren ya á lo lejos el puerto donde han de salvarse de
tantas borrascas y de tantos peligros, y á cada momento
recibo testimonios de que es universal el júbilo. De todos
estos sucesos di cuenta circunstancialmente a las autorida
des políticas y militares, y nada me quedó que advertirlas
para que me ayudasen á librar este país de la invasión
extranjera, dejando ileso el honor nacional , ó á resistirla
con los esfuerzos combinados de las tropas y de los pue
blos, si no se podía conseguir por medios honrosos la sus.
pensión de hostilidades. De esta manera , las provincias
libres subsistirán gobernadas por las autoridades cons
tituídas, disfrutarán la paz y tranquilidad , é influirán
con su imponente aspecto en el éxito feliz de los negocios
públicos .
Pero un General que en medio de las autoridades
reunidas convino en que no debía reconocerse la Regencia
de Sevilla, si se había nombrado del modo que manifestaba
la Gaceta copiando al Universal; un General que delante de
cien testigos prometió no tomar parte ninguna en los ne
gocios; que sólo pedía que se pusiese en seguridad su per
sona , permitiéndole embarcarse; que protestó que no que
ría sostener locas esperanzas , y que fué tratado con una
generosidad sin límites; este general , D. Antonio Quiroga,
intercepta mis órdenes, toma el mando de que estaba des
tituído por el Gobierno, pretende seducir las tropas con
imposturas ajenas del carácter que representa , examina la
correspondencia pública, y, en fin , reconociendo la ilegal
Regencia de Sevilla , toma este pretexto para introducir la
confusión y el desorden , para debilitarnos y para entre
garnos á discreción de los extranjeros. Apenas supe sus
542

primeros extravíos le escribí amistosamente, procurando


atraerle al camino del deber y de la razón , pero mis con
sejos fueron desatendidos , y no me ha sido posible librarle
del abismo en que se ha precipitado.
Tampoco todas las autoridades correspondieron á mis
esperanzas, y mientras que millón y medio de gallegos y
vercianos aplauden mi resolución , unos cuantos alucina.
dos que residen de continuo en medio de los vicios de las
grandes poblaciones , y á quienes los peligros de la Patria
nunca hicieron abandonar sus guaridas; estos hombres, la
hez у los restos de los partidos que tanto daño nos han
ios,, y reduciendo
causado , intimidan á los vecinos honrados
al silencio la opinión pública en los pueblos que tienen la
desgracia de albergarlos , desconocen la voz de la razón ,
pretenden seguir el camino del desorden y de la anarquía,
sumiendo á los pueblos en mil calamidades , y se compla
cen en la desolación del país que los sustenta ...
» Yo os ofrezco sostener el decoro nacional y salvar
vuestros juramentos, conduciéndoos al campo del honor si
fuese necesario ensayar la suerte de las armas contra los
franceses . Yo no perdono medio de conservar la paz y la
tranquilidad , y los hombres á cuyas órdenes tenéis la des
gracia de hallaros ahora , pretenden envolveros en una
nueva , espantosa y momentánea revolución . Yo os pro .
meto la amistad y la benevolencia de los pueblos , y ellos
quieren atraer sobre nosotros la execración de vuestros
padres , parientes y amigos. Manifestadles vuestra indig.
nación , haced saber á vuestros jefes que no queréis se
guir en las filas de los que sólo toman por enemigos á
los pueblos , y en el último caso abandonadlos : vuestros
fieles compañeros de armas os esperan con los brazos
abiertos... )
Inducido el general Novella por Quiroga y otros jefes
de la Coruña escribió al Conde de Cartagena , acusando
recibo de sus oficios, órdenes y proclamas, como Coman
543

dante general del distrito; pero participándole en 28 de Ju


nio , desde aquella ciudad, que no puede aceptar nada , así
por su quebrantada salud como por no coincidir sus prin
cipios con su resolución.
• Los periódicos El Restaurador, dirigido por el frenético
Padre Fr. Manuel Martínez , y el Zurriago, hacían lo inde
cible por desacreditar é injuriar sin límites ni freno a los
Generales Morillo y Ballesteros por su moderada y pru
dente conducta.
Desde Cádiz , á 24 de Julio, D. Manuel de la Puente,
titulándose Ministro de la Guerra , expidió un rabioso De
creto (1 ) privando á Morillo de todos los honores y conde
coraciones dependientes de la libre disposición del Go.
bierno. Asímismo algún tiempo después, desde Andújar, á
31 de Octubre, le remitió el Conde de la Puebla del Maes
tre, de orden del Rey, un Decreto separándole de la servi
dumbre de Gentilhombre de cámara con ejercicio, « siendo
su Real voluntad , decía aquél , que se recoja á V. E. la
llave de su distintivo, la cual deberá entregar al Aposen -
tador de Palacio , D. Luis Veldrof. ,
Pocos días después, el 8 de Agosto, recibió asímismo
Morillo otro Decreto (2 ) del Ministro de la Guerra, de la
Regencia de Madrid , aprobando el convenio celebrado por
Morillo con el general francés Bourke. Había confiado esta
Regencia la Capitanía general de Galicia al general Espa
ña, antes del referido convenio; pero los servicios poste
riormente contraídos por Morillo en la causa del Rey
nuestro Señor y su conducta militar y política han sido de
mucha satisfacción para S. A. S. (el Duque de Angulema)
y merecido su aprobación, quien desde luego ha mandado
continúe el Conde de Cartagena con el mando de Galicia ,

(1) Docs, núms. 950 y 956. — Real orden de 31 Octubre separando á Mo


rillo de la vidumbre de Gentilhombre de Cámara de S. M.
( 2) Doc , núm . 952.
544

y á este fin se le expide el título de tal Capitán general in


terino y Presidente de la Audiencia » ( 1 ) .
Tanto el Ministro de la Guerra , D. José de San Juan,
como el que por enfermedad de éste le sustituyó durante
algún tiempo, D. Luis María de Salazar, escribieron á
Morillo expresándole el afecto y confianza que en él tenían .
« La Regencia del reino está bien persuadida de los im
portantes servicios hechos en esta ocasión por V. en favor
de la justa causa del Rey nuestro Señor y de la nación ; y
lo está igualmente de los que todavía debe esperar de sus
conocimientos, celo y lealtad. Por lo mismo no pensa
ba S. A. en separar á V. de ese mando que tan dignamen .
te desempeña , siendo muy de advertir á este propósito que
el nombramiento del general España fué anterior á dicha
época . Mas á pesar de que no se pensaba de que España
pasase por ahora á encargarse de esa Capitanía general
sino que V. continuase como hasta aquí, ha querido no
obstante S. A. S. dar á V. una prueba más positiva del
aprecio que hace de su mérito y servicios nombrándole
Capitán general interino, para que salvando así en cierto
modo la contradicción con las anteriores órdenes, quede
usted al mismo tiempo con toda la plenitud de facultades
que corresponde a su dignidad ... )
En consonancia con estas medidas, Bourke, recibió or
den de S. A. de proseguir su movimiento encargándole
entenderse con Morillo respecto a la colocación de las
tropas de los dos ejércitos español y francés en el territo
rio de su mando para mantener en él el orden y la tranqui
lidad .
El Conde de Cartagena por su parte, impulsado por el
gravísimo estado de los negocios públicos y el de eferves
cencia revolucionaria que agitaba los pueblos y amena

( 1 ) Decreto del mes de Agosto (á fines) 1823, refrendado por el Ministro


de la Guerra de la Regencia de Madrid.- Docs,números 952 y 953.
545

zaba producir cruentas desgracias , escribió al general


francés que : « Aunque hace ya tiempo medito profunda .
mente sobre la situación de los negocios , he reflexionado
de nuevo las proposiciones de V. E. y me he decidido á
cooperar á la libertad del Rey y al restablecimiento del
orden en este país... Pero es preciso queden acordados
entre nosotros los artículos siguientes : 1. ° Que nadie será
perseguido ni molestado en este distrito militar por las
opiniones que haya manifestado ó conducta política que
haya tenido hasta la invasión de estas provincias . - 2 . ° Que
los desórdenes de todas especies serán reprimidos con
mano fuerte ; y que las personas y las propiedades serán
respetadas escrupulosamente ... Estas medidas son abso .
lutamente necesarias para que yo me decida á obrar de
acuerdo con V. E. Le propone también que las llama
das partidas de realistas se regimenten inmediatamente ,
porque cometen desórdenes que afligen á los pueblos , son
un semillero de holgazanería y agotan los recursos que
necesitan las tropas. « Por lo demás debo manifestar con
la franqueza que forma mi carácter que sólo cuento en el
día con unos tres mil hombres, y que ni la guarnición de
ia Coruña, ni las demás tropas que hay en Galicia y que
se retiran de Asturias , obedecen mis órdenes » ( 1 ) .
Son dignos de atenta lectura las representaciones ( 2)
que por este tiempo envió Morillo á S. A. el Duque de
Angulema sobre sus servicios militares desde 1820 , ha
llándose en Costafirme hasta mediados del de 1823 , y so
bre su conducta política y militar durante la invasión fran
cesa , donde están amplia y razonadamente expuestos los
móviles que guiaron su comportamiento en tan azaroso
período.
Aceptados por el Conde de Bourke la idea de la asocia

( 1 ) Lugo, 6 de Julio .
( 2) Docs , números 955 y 965.
TOMOI 35
546
ción de los dos ejércitos y los artículos condicionales pro
puestos por Morillo, escribió á éste desde Cerezal, á 9 de
Julio:
«Las expresiones francas de vuestro oficio me confir
man en la opinión de que seréis un leal aliado mío y que
nos entenderemos perfectamente para obrar de concierto
con el fin de llegar prontamente al objeto que nos propo
nemos: la libertad de S. M. Don Fernando VII y la feli
cidad de España. Para conferenciar y precisar algunos
detalles Bourke envió á Morillo al Conde Tryon , su jefe de
Estado Mayor, persona de su más absoluta confianza, y á
su Intendente militar para el alojamiento y aprovisiona
miento de sus tropas.
En su consecuencia avanzó Morillo sobre Santiago, y
Bourke llegó el 14 á Betanzos con dirección á la Coruña,
huyendo las tropas de Quiroga que guarnecían aquella
población . Las de Morillo persiguieron a las de Palarea,
que iba exigiendo crecidas sumas de dinero por el camino
de Vigo y sacando mozos de los pueblos .
El 16 de Julio participó Bourke á Morillo que su divi
sión había atacado a la plaza de la Coruña, haciéndose
dueña de los reductos y trincheras establecidos por los re .
beldes en las alturas de Santa Margarita, y de sus cañones
y municiones. « En dos horas de tiempo, le dice , la guar
nición ha sido arrojada dentro de la plaza , y está rodeada
por todos lados tan estrechamente que posible ha sido.
Enviado un emisario á la plaza por el General francés
para intimar la rendición, no sólo no le admitieron, sino
que le hicieron fuego. Pidió entonces á Morillo su eficaz
y poderosa cooperación para que en vista de la proclama
del Duque de Angulema y de las seguridades que en ella
daba á los jefes, oficiales y soldados disidentes, depusieran
las armas ( 1) .

( 1 ) Campo sobre la Coruña, 16 de Julio.


547

Después de indicarle Morillo los movimientos militares


que había efectuado, le dice : « Me tomo la libertad de hacer
presente á V. E. que la Coruña y Vigo son los dos pun
tos capitales de Galicia , y que mientras permanezcan en
poder de los rebeldes habrá poca seguridad de mantener
el orden en el país. Por lo mismo, deben hacerse los ma
yores esfuerzos para tomar la Coruña y presentarse de
lante de Vigo ; pues verificado uno y otro , se acabó la gue
rra en Galicia . Por mi parte estoy dispuesto a hacer los
mayores sacrificios, y mis tropas se hallan animadas del
mejor espíritu , pues las ha llenado de indignación la con
ducta cobarde y escandalosa de los rebeldes . Después de
cubrir la provincia de Lugo y observar á Orense , reuniré
algo más de 2.500 hombres » ( 1 ) .
Gran júbilo recibieron Bourke y sus tropas al saber la
noticia de haber entrado el 16 nuestro caudillo en Santia
go , librándola del yugo de los rebeldes, « La toma de el
Ferrol ( 2 ) , añadía el francés, por el Barón de Hubert, de
tendrá á este General dos ó tres días en esta plaza para el
reconocimiento del material que ha encontrado y quere
mos conservar al Rey de España ... ) Le manifiesta que,
terminado este trabajo y después de descansar la tropa
unos días , por hallarse muy fatigada, le enviará á los ge
nerales Hubert y La Roche -Jacquelain . « Yo los dirigiré,
añade , según vuestra indicación , sobre Pontevedra , pa
sando por Santiago ; y luego, una vez unidos, os conven
dréis sobre los medios de obrar mejor, y sin duda estaréis
acordes , pues que un mismo deseo os anima. Yo os doy
gracias , mi querido General , por las noticias detalladas
que me dais sobre la Coruña y los medios de acelerar la
rendición de esta plaza por un desembarco en la costa de '
la Torre de Hércules . »

( 1) Cuartel general de Santiago, 16 Julio .


(2) Doc, núm . 966. - Capitulación del Ferrol .
548
Dolíanle á Morillo en el alma las tristes y desastrosas
noticias que de toda España recibía, y de las continuas
emigraciones que personas particulares, familias y hasta
casi pueblos enteros, huyendo de las pasiones y furores po.
líticos, verificaban llenos del mayor espanto y desolación.
Comunicó á Bourke estas dolorosas impresiones para ver
si se podían mitigar sus efectos; y quedó aquél en trans
mitirlas á S. A. S., para que no fuesen tan activas las
persecuciones y disminuyesen las emigraciones, noticián -
le que á causa de la gran fermentación política que se ad
vertía en el Ferrol, había quedado allí Hubert con fuerte
guarnición por haber en la plaza 2.000 hombres del ejér
cito español .
La conveniencia de estrechar á las tropas españolas di
sidentes, librar á los pueblos de las inauditas exacciones y
tropelías del brigadier Palarea , y, sobre todo, el evitar
fuese cortado el puente de Pontevedra y el de Sampayo,
dificultando de esta manera la comunicación con Vigo , de .
cidieron al General Morillo á adelantarse con la caballería
que tenía disponible á Pontevedra en combinación con el
brigadier Losada , que operaba en aquella villa .
El Conde de Cartagena tenía entonces á sus órdenes
siete compañías del batallón segundo voluntarios de Ara
gón, el del General, el provincial de Santiago, el de Tuy,
tres compañías del de Compostela, dos del primer bata
llón de Burgos, el regimiento de caballería de Algarbe y
algunos otros destacamentos, en todo 3.000 hombres poco
más o menos. El batallón de Aragón , que tenía 1.000 pla
zas y era el mejor del ejército, no inspiraba ninguna con
fianza y fué destinado á varios puntos, emprendiendo las
' operaciones con el resto de las fuerzas, menos el batallón
de Tuy y algunos destacamentos que quedaron en Lugo.
Serían 1.600 hombres los que se dirigieron de Lugo á
Santiago.
Los disidentes, reforzados con la división de Asturias,
549

no habían dejado en Coruña ( 1 ) más que la indispen


sable guarnición, y Palarea con más de 1.000 hombres
ocupaba á Santiago . El Conde de Cartagena , noticioso de
que esta ciudad estaba atemorizada por las exacciones de
aquél y por las amenazas de sus tropas, apresuró la mar
cha y llegó a Santiago el 16 de Julio, habiendo abandonado
Palarea el pueblo aquella misma mañana , al saber que se
acercaban nuestras tropas . Una partida de la infantería
anduvo aquel día nueve leguas.
En Santiago supo el Conde de Cartagena que Ferrol
había sido ocupado por los franceses el 15 , y que la Co
ruña se hallaba bloqueada por tierra . Deseando con ansia
terminar la guerra en Galicia y no dar tiempo á Palarea
para que asolase el país que pisaba, pues la indisciplina,
el desorden y la confusión que reinaba en sus soldados así
lo hacían recelar con fundamento , dispuso el General en
jefe que el 17 marchasen las tropas por el camino de Vigo ,
contando con que de un momento á otro llegaría la bri
gada francesa del general Hubert , pues ya estaba ocupado
el Ferrol. Fué preciso dejar en Santiago el batallón del
General para librar á aquella ciudad de desórdenes y
ponerla á cubierto de las tentativas de alguna partida de
disidentes, y también fué necesario enviar un fuerte desta
camento á la ría de Arosa para imponer a aquel país, que
se hallaba bajo la influencia inmediata de Vigo , y que no
estaba en muy buen sentido. De este modo el Conde de
Cartagena marchó contra Palarea con unos 800 hombres
de infantería y 150 caballos. La infantería dejó la carre
tera que conduce á Vigo entre Padrón y Caldas , y se diri
gió por las montañas de la izquierda á flanquear á Palarea
que estaba en Pontevedra , con el objeto de hacerle aban
donar aquella posición ventajosa y de que no cortase los

( 1 ) Sobre los asesinatos cometidos por los rebeldes en el Castillo de San


Antón, véase el doc , núm . 981.
550

puentes de Caldas, Pontevedra y Sampayo . Así se consi


guió , y el 19 quedó situada nuestra caballería en Ponte
vedra y nuestra infantería en Caldelas . Palarea tomó la
dirección de Orense , y quedó en Vigo una buena guar.
nición .
El 20 recibió aviso el Conde de Cartagena de que la bri
gada francesa, no solamente no se había movido , sino
que no podría salir de Ferrol en algunos días, porque el
mal sentido en que se había hallado aquel pueblo exigía
una numerosa guarnición , y porque no se podían desmem
brar fuerzas del bloqueo de la Coruña . La posición del
Conde era extraordinariamente crítica . Delante tenía la
plaza de Vigo con una guarnición de más de 1.200 hom
bres , mientras que Roselló y Palarea , que se hallaban en
Ribadavia con más de 2.000 , podían interponerse entre
Santiago y Pontevedra . Al mismo tiempo, desde Vigo, sa
lían expediciones marítimas para sublevar los pueblos de
la ría de Arosa , consiguiéndolo en parte , y , para colmo de
desgracia , el batallón de Aragón se pasó á los disidentes
de Orense , permaneciendo sólo fieles dos compañías que
se hallaban en Mondoñedo . Para hacer frente á tantos pe
ligros contaba el Conde de Cartagena con 1.000 hombres
escasos , entre los cuales apenas había algunos soldados
viejos.
Pero ya no era tiempo de retroceder, porque los enemi.
gos hubieran tomado entonces un gran ascendiente ; los
pueblos hubieran sido abandonados, quedarían expuestos
á muchas vejaciones , y sin duda ninguna hubieran conse
guido ventajas , cuyos resultados era muy difícil prever.
Bajo todos aspectos , una retirada en semejantes circuns
tancias equivalía á una derrota . Fué preciso reconcentrar
las fuerzas en Pontevedra y prepararse á sostener aquella
posición á todo trance .
Los contrarios empezaron sus operaciones contra el
ejército, reuniendo en Ribadavia todas las tropas de la
551

parte de Orense. Entretanto, otra columna de goo hom


bres salió de Vigo , y el 24 de Julio tomó posición sobre el
puente de Sampayo , ocupando éste y embarazándole con
carros y otros obstáculos . Un destacamento de nuestras
tropas que se hallaba allí tuvo que replegarse .
El Conde de Cartagena estaba bien persuadido de que
sólo podía sostener su posición á fuerza de audacia , y an
tes de que se acercasen más los enemigos que venían de
Ribadavia , se determinó á marchar sobre los de Sampayo.
Al anochecer del mismo día 24 , salió de Pontevedra, y á
las diez de la noche ya se hallaba la columna á las inme
diaciones del puente . Los contrarios ocupaban una posi
ción formidable por la naturaleza y por el prestigio de ha
berse estrellado en ella hacía catorce años todos los es
fuerzos del mariscal Ney . Sin embargo, era preciso ven
cer , y hechos los preparativos necesarios , un destacamento
de granaderos de Conipostela se arrojó al puente , lo des
embarazó, separando los carros que lo entorpecían, todo
bajo el fuego del enemigo, y un destacamento de caballe
ría de Sagunto y Algarbe atravesó el puente , siguiéndole
los granaderos y cazadores y el resto de la caballería . Las
tropas no hubieran hecho tan extraordinarios esfuerzos si
el General en jefe no hubiese marchado constantemente á
la cabeza de ellas , animándolas en medio de los mayores
peligros. Los enemigos, aterrados de la audacia de nues
tras tropas que pasaron el puente á las voces de ¡ Viva el
Rey !, huyeron , después de haber hecho alguna resistencia ,
y nuestras tropas los persiguieron hasta más allá de Re
dondela , en donde se estableció el General en jefe. El re
sultado de esta acción fué desconcertar los planes de los
enemigos , sembrar el terror en el ánimo de sus soldados ,
matarles y herirles algunos hombres y hacer más de 80
prisioneros .
Como las fuerzas que desde Ribadavia se dirigían con
tra nuestras tropas eran muy superiores y era imposible
552

emprender nada contra Vigo , el Conde de Cartagena se


replegó el 26 sobre Pontevedra. Palarea , luego que tuvo
noticia de la acción de Sampayo, desistió del proyecto de
envolvernos y marchó sobre Redondela y Vigo.
Entretanto el Conde de Bourke, bien convencido de la
crítica posición del General en jefe, envió á sus órdenes la
brigada del general La Roche Jacquelain , compuesta de
1.000 infantes y de 500 caballos. Esta brigada llegó el 1.'
de Agosto á Pontevedra , y el Conde de Cartagena dispuso
las operaciones y tomó el mando de todas las tropas. Los
disidentes, mandados por Roselló y Palarea, se habían
reunido en la izquierda del Caldelas, ocupaban posiciones
muy ventajosas y habían fortificado el puente de Sampa .
yo. El General en jefe creyó conveniente flanquear esta
posición , y el 2 se dirigió la infantería por el puente de
Caldelas, quedando la caballería con cuatro compañías de
infantería en el camino real para atravesar el puente cuan
do le hubiesen evacuado los contrarios. Estos no espera
ron á nuestras tropas , y á la vista de ellas se replegaron
en desorden , tomando el camino de Puenteareas y Orense.
No fué posible perseguirles, sino con algunos cortos des
tacamentos, porque las tropas habían andado aquel día
seis leguas subiendo y bajando montañas con un calor ex.
traordinario . La noche del 2 fué evacuada la plaza de
Vigo, cuya guarnición parte se reunió á Roselló y parte se
encerró en el fuerte de Bayona , adonde habían conducido
artillería y víveres, y nuestras tropas entraron en Vigo el
3. Sin perder un momento, el Conde de Cartagena hizo
salir un fuerte destacamento , que se apoderó del fuerte de
Bayona el 4 por la mañana sin resistencia. Se habían he
cho muchos preparativos en los últimos meses para poner
en estado de defensa la plaza de Vigo , y había en ella más
de 40 piezas montadas . Pero la milicia nacional y la guar
nición, que en mucha parte se había hallado en la acción
de Sampayo, conservaba las impresiones de terror que ha .
553

bía recibido allí, y no quiso defenderse como hubiera podi.


do hacerlo.
Deseaba el Conde de Cartagena seguir de cerca á los re.
volucionarios y adelantarse sobre Orense ; pero sus fuerzas
no eran suficientes para hacer este movimiento. Era nece
sario dejar en Vigo una guarnición considerable, organizar
el país, limpiar la ría de Arosa de los disidentes que aún la
infestaban y preparar en la ciudad los medios de estrechar
la plaza de la Coruña . Para todo esto no se podía contar
sino con unos 1.800 infantes españoles y franceses, pues
la caballería era enteramente inútil por la dificultad que
ofrece el país para el uso de esta arma y porque no halla
ba medios de subsistencia, en términos que fué necesario
que 300 caballos retrocediesen á Santiago, y desde allí
marchasen á Castilla. Por otra parte , el Conde de Bourke
había anunciado la llegada de Asturias de un fuerte regi
miento de infantería , y considerando el Conde de Carta
gena que con el auxilio de este cuerpo podría ser decisivo
el movimiento sobre Orense , combinó nuevas operaciones
para cuando llegase el regimiento francés á Lugo.
La ocupación de Vigo causó una gran sensación en la
Coruña, que podía defenderse aún por mucho tiempo, pues
los franceses no tenían suficiente artillería para abrir bre
cha, y la plaza abundaba en víveres y municiones de todas
clases, sin haber padecido casi nada la guarnición.
No habiendo aceptado la rendición, como antes dijimos,
las tropas de la Coruña, mandadas por el general Nove
lla, dispuso Bourke que comenzase á jugar la artillería el
día 6 de Agosto . Transcurridos apenas los diez minutos
para tratar con el oficial parlamentario francés, y muy
poco después de haber entregado la carta de Bourke con
la proposición, rompió la plaza un fuego sostenido. Mandó
entonces este General descubrir sus baterías y contestar
del mismo modo, obteniendo sus fuegos notable superio
ridad sobre los de la ciudad .
554

Explicando Morillo á Bourke las dificultades para la


rendición de ella y lamentándose de que los resultados de
la intimación no fuesen más favorables para la humani
dad, le escribía : « Los milicianos de Asturias , de Vizcaya,
de Santander y otros puntos , que están en la Coruña, son
un obstáculo para la paz y para las transacciones amisto
sas. Aquellas gentes desesperadas , que no pueden acomo.
darse á inirar el término de las hostilidades sino como el
complemento de su ruina , harán los mayores esfuerzos
para que las cosas se lleven al extremo. Por otra parte
tienen subyugado al pueblo , porque el resultado de tres
años de discusiones y de anarquía ha sido dar un ascen
diente pernicioso á los voceadores , aún en medio de los
peligros. Suponiendo , pues , que no produzca efecto la in
timación y que será preciso romper el fuego, no puedo
menos de suplicar á V. E. , mi querido General, que éste
se dirija exclusivamente contra la fortificación » ( 1 ) .
Así lo efectuó Bourke; mas como tenía situadas sus ba
terías sobre las alturas de Santa Margarita, donde la forti
ficación era baja , y dejaba descubierta enteramente la
ciudad , fué imposible impedir que algunas balas pasasen
más adelante . Además, los sitiados arrojaban muchos pro
yectiles , y no se podía menos de responderles ( 2) .
No cesaba Morillo de interponer su buena amistad con
Bourke en favor de la población de la Coruña , para que
recibiese durante el bombardeo el menor daño posible. « Es
de mi deber, le decía , el tomar un vivo interés por ese pue.
blo , porque los pocos habitantes acomodados no son culpa.
bles de la extraordinaria obstinación de los rebeldes . , Su
amor y predilección por aquella hermosa ciudad se mani
festó claramente en esta crítica ocasión en toda su plepitud .
Así es, que al saber que , por fin , había habido suspensión de

( 1 ) Vigo , 7 de Agosto .
( 2 ) Bourke á Morillo, 12 Agosto.
555

armas con la guarnición sitiada, reconociendo ésta la auto


ridad de nuestro inclito General y deseosa de tratar con el
francés bajo los auspicios del español, escribió á aquél
lleno de alegría , por haber accedido á ser él su mediador
entre el jefe francés y la guarnición: « Corresponderé á
este honor , le escribía , con la franqueza y la legalidad que
forman mi carácter ; y estoy enteramente de acuerdo con
V. E. en que la entrada de las tropas francesas en la Co.
ruña debe ser la primera condición ... Quedo enterado de
que el general Marguerye saldrá de Lugo mañana; y
si las circunstancias de la Coruña me permiten tomar
la dirección de Orense , me moveré el 18 ó el 19 para
dar tiempo á que la columna de Lugo gane el flanco del
enemigo .)
El regimiento francés que se esperaba llegó por fin á
Lugo y pudo empezar el movimiento sobre la Puebla de
Sanabria el 16. Al mismo tiempo marchaban los franceses
que se hallaban en Vigo; y una columna de goo españoles,
al mando del brigadier D. Ramón Losada, porque el Con
de de Cartagena tuvo precisión de trasladarse al Cuartel
general francés para arreglar, con el Conde de Bourke,
todo lo relativo a la plaza de la Coruña , que fué ocupada
el 21. Este suceso tuvo mucha influencia en la capitulación
de Santoña .
Las tropas que salieron de Vigo arrojaron á los disiden
tes de Orense y de Galicia , y envueltos por la columna
que había partido de Lugo , rindieron las armas en número
de más de 1.500 hombres,
Quedaba aún otra columna de constitucionales de Val
deorras , y el Conde de Cartagena , tan pronto como dejó
arreglados los principales negocios y dispuso que se entre
gasen las piezas y municiones que fueron conducidas al
sitio de Cádiz , se trasladó á Orense y dió órdenes para que
fuesen estrechados los enemigos, de resultas de lo cual
rindieron las armas el 17 de Septiembre.
556
« En el convenio, decía Bourke á Morillo ( 1 ), reconocen
vuestra autoridad , y no tratarán conmigo, sino bajo vues
tros auspicios. V. E. solo, como su Jefe supremo, es quien
estipulará por ellos y por sus intereses. He pensado, mi
querido General, que por una parte esto era más regular;
y por otra yo prefiero tratar con V. E. , cuyo carácter
franco y noble me es conocido. Nosotros nos pondremos
fácilmente de acuerdo , pues que yo os dejaré obrar como
vos lo entenderéis, bien persuadido de que conciliaréis los
intereses del Rey con los de los militares que componen
esta guarnición . »
Presentáronse en Vigo, el día 17 de Agosto, á Morillo
los oficiales de la guarnición de la Coruña, diputados por
ella para tratar de su rendición , conviniendo con ellos los
artículos conducentes á este fin , de que remitió copia á
Bourke para su aprobación : « Yo (2) salgo de aquí hoy mis.
mo; y llegaré mañana á Santiago , resuelto á reunirme con
V. E. , si las circunstancias lo exigiesen. »
Aceptadas por el general Novella y la guarnición de la
Coruña á sus órdenes las proposiciones redactadas por Mo
rillo para la rendición de la plaza , entró éste en ella el 21
de Agosto con las tropas francesas y españolas, y do poco
trabajo le costó restablecer hasta cierto punto el orden y
la tranquilidad. Así se terminó la guerra en Galicia, y ta
les fueron los servicios que prestaron las pocas tropas que
siguieron constantemente al Conde de Cartagena .
El 22 de Agosto desde la Coruña escribió á su compa
ñero de armas, el Conde de Bourke , una importantísima
carta , reconociendo y ensalzando en ella los muchos y va
liosos servicios prestados por el Comandante general fran

( 1 ) En 13 de Agosto.
( 2) Morillo á Bourke : Vigo, 18 Agosto.-Capitulaciones para la entrega de
la Coruña . Doc . núm . 971.- 1d . Docs, números 973, 974, 75, 976, 977,
979 y 980.
557

cés al Rey , á la Patria y muy especialmente á Galicia . « Ga .


licia añade , por su población , por su extensión , por su lo
calidad y por sus recursos , es indudablemente la provincia
inás importante de España. Más de millón y medio de ha
bitantes robustos ofrecen siempre medios de levantar tro
pas y de organizar ejércitos, al paso que la extensión de
la costa proporciona traer de otras provincias y del extran
jero los recursos que no se hallan en el país. Aquí fué
donde en 1809 se estrellaron los esfuerzos de los Genera
les franceses más acreditados y de las tropas mas aguerri
das ; y luego que quedó evacuado el país , salieron de aquí
ejércitos enteros , que por mucho tiempo fueron casi los
únicos que pelearon con los enemigos en Extremadura y
Castilla . En 1820 toda España se sometió a las innovacio
nes desde el momento en que Galicia no se opuso á ellas ;
y en todos tiempos ha sido mirado este reino como el pri
mer baluarte de la Monarquía . Esto mismo han conocido
los radicales ingleses que pretendieron atizar el fuego de
la guerra y prolongarla todo el tiempo posible , aunque
fuese contra la opinión y los intereses de la nación espa
ñola y á costa de la ruina de los pueblos, de quienes se lla .
man defensores y amigos. Bien públicos son los manejos
con que sir Robert Wilson ha pretendido alucinar á los
gallegos , ofreciéndoles socorros de todas especies y pro
curando empeñarlos en la guerra .
Por otra parte, no era difícil que los revolucionarios
consiguiesen hacerse algún partido entre los habitantes,
pues relevándoles, como intentaban relevarlos , de pagar
rentas y no perdonando medio de desmoralizarlos, era po
sible que atrajesen á la muchedumbre y que la guerra se
encendiese con encarnizamiento .
» Tal era el estado de las cosas cuando V. E, entró en
Galicia ; y conociendo desde luego que la ocupación de la
Coruña y del Ferrol eran las operaciones de mayor im
portancia , se dirigió á ambas plazas con todas sus fuerzas.
- 558
El Ferrol fué ocupado; pero la toma de la Coruña
sentaba dificultades que hubieran podido arredrar á
carácter menos firme y menos decidido que el de V. E
plaza tenía una suficiente guarnición; contaba con nu
rosa artillería, y se hallaba bien provista de víveres
municiones, mientras que V. E. no tenía medios de
carla en regla; y reducida á un bloqueo, hubiera llega
estación de las lluvias antes de la rendición , y los siti
res hubieran sufrido entonces extraordinariamente .
la necesidad de estrechar la plaza de la Coruña, no i
dió á V. E. el enviar á Pontevedra la brigada del gen
La Roche -Jacquelain para desconcertar los proyecto
Roselló y de Palarea, que intentaban socorrer á la C
ña. Aquella operación tuvo el éxito más pronto y más
cisivo; y la ocupación de la plaza de Vigo redujo a los
sidentes á la desesperación, quitando á la Coruña
esperanza de socorro y facilitando á V. E, algunos me
para reducir la plaza .
Entretanto V. E. disponía el movimiento de otras
pas sobre Orense, y, abarcando los puntos más dis
tes de Galicia, daba providencias para que la paz
nase en todos sus ángulos. Los desvelos de V. E.
tenido un resultado que apenas podía imaginarse. 1
Galicia disfruta de la paz. Son perseguidos por fue
infinitamente superiores los restos de los revoluciona
que vagaban por la provincia de Orense, y lo que es
la Coruña ha abierto sus puertas... Los habitantes de
ciudad , que llenos de satisfacción han salido ayer y h
explayarse fuera de las murallas y han reconocido los
bajos y los campamentos de las tropas del mando de V
no han podido mirar sin asombro que los sembrados
huertas, aun las más inmediatas á los campamentos,
han sufrido. Si las personas instruídas han querido h
un modelo del respeto con que los franceses han mi
la propiedad en un campamento que ocuparon trei
-

559

siete días, es preciso que retrocedan á la disciplina de las


legiones romanas en los buenos tiempos de la República... )
Contestóle el General francés en los términos más cor
teses y afectuosos, dándole repetidas gracias por sus elo
gios y declarando que no había hecho en todo más que
cumplir con su deber y con las instrucciones de su Rey y
de su jefe, el Duque de Angulema . « Pero, mi querido Ge .
neral, añadía, Galicia debe su estado de paz y de felicidad
á V. E. más que á mí. El amor á vuestro Rey y al bien de
vuestra patria os han hecho que unáis vuestras armas á
las mías para el restablecimiento del orden . Este paso lo
ha decidido todo , porque me ha puesto en disposición de
marchar hasta los confines de la provincia, de tomar el
Ferrol y de sitiar á la Coruña. Desde este momento los
revolucionarios han perdido el pleito . Quedaba todavía por
someter la parte meridional, y vos habéis marchado sobre
Santiago; habéis batido á los rebeldes en Sampayo y ha
béis tomado á Vigo, lo cual ha sido causa de la ocupación
de la Coruña, porque se ha visto privada de los recursos
que sacaba de aquella ciudad. Vuestra influencia en este
país, y la justa consideración que goza V. E. han hecho
más que mis bayonetas, pues habéis abierto los ojos á los
alucinados y habéis hecho que se pronuncien hasta las per.
sonas tímidas. Vuestro ejemplo ha sido seguido por todos
los hombres de bien. Cesad , pues , mi querido General, de
atribuirme lo que es obra vuestra... Yo añadiré á la satis
facción de haber contribuído a la felicidad de España la
de haber conocido particularmente á un valiente guerrero
que me ha probado su adhesión á su Rey , que me ha pro
porcionado el conocer sus bellas cualidades y que me ha
dado señales de un verdadero afecto, del cual conservaré
un eterno recuerdo » ( 1 ).

( 1) La Coruña, 24 de Agosto. - Sobre la aña del ejército francés


mandado por el Duque de Angulema, véase la obra titulada Faits d'armes de
- 560

El estado de las rentas públicas, menguadas considera


blemente por los desórdenes políticos y la rapacidad de los
insurgentes, puso á Morillo en grave conflicto por carecer
de recursos para mantener las tropas. Hizoselo así pre
sente á su amigo Bourke , y éste se apresuró á entregarle
los sesenta mil duros que le pidió á título de préstamo.
Asimismo solicitó de este General que habiendo sabido se

l'armée française en Espagne, dediés á l'Armée des Pyrénées sous les ordres de son Altes
se Royale Mgr. Duc. d'Angulème.- A París, imp. Cordier, 1824. Un volumen ,
gran folio, con mapas y retrato .
Amplía y detalla los datos contenidos en esta obra oficial, la de Mr. René
Bittard des Portes, Les campagnes de la Restauration . Pruébase en ella que la gue
rra de España no fué, como se ha dicho, un paseo militar. Las tropas francesas
pasaron el Bidasoa el día 7 de Abril de 1823. El 20 de Marzo habían sido con
ducidos á Sevilla, de orden de las Cortes, los Reyes, sus hijos y sus hermanos,
escoltados por un cuerpo de 8.000 hombres de tropas regulares. El general Con
de del Abisbal debía defender á Madrid con las tres divisiones de los generales
Zayas, Casteldosríos y Villacampa, que formaban el ejército del centro ó de
reserva . Otros tres ejércitos estaban concentrados : uno, el del general Balleste
ros , en Andalucía; otro, el de Morillo, en Galicia y Asturias, y el último, man
dado por el general Espoz y Mina , en Cataluña.
El 25 de Abril el ejército francés ocupaba, después de obstinados combates,
Vizcaya , Navarra y una parte de Aragón, de Castilla la Vieja y de Cataluña;
en este principado y en Aragón fué la lucha en extremo empeñada y sangrienta.
El 23 de Mayo entró en Madrid la vanguardia francesa.
La división Bourke marchó de León el 2 de Julio, dirigiéndose á Astorga y
llegando á Lugo el 9 del mismo . Este General francés ha dejado en sus Souvenirs
el siguiente relato de su entrevista con el Conde de Cartagena :
« El Conde de Cartagena, que acababa de hacer su sumisión á Fernando VII,
ó más bien á la Junta de Gobierno que en su nombre tenía las riendas del Esta
do , había servido con suma distinción en América, era de arrogante figura, ver
dadero tipo del hidalgo, en toda la lozanía de su edad, llevando con gallardia el
uniforme de oficial general . Durante la presentación del cuerpo de oficiales de
la división francesa, se mantuvo sobrio de palabras, frío en su continente, ex
perimentando sin duda en aquel momento cierto sentimiento natural de dis
gusto y descontento de sí mismo. De su propia voluntad, y en presencia del
enemigo, abandonaba una causa que había jurado defender y que otros sostenían
todavía con su energía y con su sangre, por hallarse amenazada por el extran .
jero, la que ellos estimaban causa de la patria . )
- 561

habían cometido en Orense crímenes de consideración du


rante el mando en aquella provincia del general Roselló ,
comprendido en la capitulación del Marqués de Margue .
rye, le rogaba detuviese al jefe insurgente en su marcha á
Francia para responder antes á los cargos que le hiciese
el Fiscal en la causa que se le seguía, y que en igual caso
se hallaba el general Palarea, pidiendo también se escla
reciese por la justicia la desaparición de varios presos po
líticos encerrados en los calabozos del castillo de San An
tón durante el sitio ( 1 ) . A cuyas peticiones accedió Bourke
siempre que fuesen reclamadas por la justicia.
Pacificada Galicia (2) casi en su totalidad , recibió orden

( 1) Sobre el asesinato de los presos del Castillo de San Antón , en la Coru


ña , refiere lo siguiente un escritor coetáneo:
« Hallábanse presos en la Coruña, para cumplir condena en presidio , varios
anti-constitucionales implicados en causas de rebelión, y señaladamente los que
á principios de Julio de 1820 habían trazado la fuga del Rey de Madrid , que
estuvo á pique de verificarse . El peligro público aumentó la rabia de los libera
les contra aquellos desdichados , rabia de las más peligrosas por venir acompa
ñada de miedo. Acercándose el enemigo , pareció y era oportuno sacarlos de la
Coruña ; pero resuelto hacerlo asi, la maldad feroz de unos y la verdadera estu
pidez de otros sugirieron la idea de que el único modo seguro de libertarse de
aquella gente temible, era quitarles la vida . Embarcáronlos, pues, y dándose á
los encargados de su custodia atroces instrucciones , con criminal escrupulosidad
seguidas, á poco de haber zarpado del puerto el buque donde iban los presos, á
la vista misma de la costa, echándose sobre ellos sus feroces guardias, los mata
ron á puñaladas, arrojando al agua sus cadáveres ensangrentados. Llevóles el
empuje de las ondas á las vecinas playas, donde aparecieron en tierra cubiertos
de heridas. Fueron á verlos los realistas, y poblaron el aire de justas quejas mez
cladas con amenazas, descargando después su furia sobre liberales no partici
pantes de aquel delito. Este fué de los más enormes y feos de que hay noticia
en los anales del mundo, y sirvió de infamar la ya perdida causa, cuyos defen
sores la habían perpetrado. Cuya fué la culpa de este suceso, aunque casi cons
te, no está averiguado lo suficiente...)
(2) Doc, núm . 972 : Operaciones militares de Morillo en Galicia hasta su
pacificación : estado administrativo, político y social de aquel antiguo reino.
Es confirmado Morillo por la Regencia en el mando de Galicia : documento
núm . 983.
TOMO 1 36
- 562
el General francés de dejar solamente en aquel antiguo
reino una brigada de infantería, ó sea dos regimientos de
tres batallones cada uno , distribuyendo estas fuerzas por
indicación de Morillo de la siguiente manera : tres batallo.
nes en la Coruña, dos en el Ferrol y uno en Lugo. A las
extradiciones de Roselló , Méndez Vigo, Elorduy y otros
solicitadas por Morillo, por resultar fueron los que dieron
las órdenes para que los diez y seis presos del castillo de
San Antón fuesen sacados á alta mar y sumergidos en ella ,
se negó el Mariscal duque de Reggio á concederlas por
hallarse los culpables al amparo de una capitulación ( 1 ) .
Ocupóse después Morillo en organizar y disciplinar las
partidas de realistas, principalmente las de Orense, que
vagaban dispersas por los pueblos cometiendo toda clase
de atropellos y vejaciones. En 9 de Septiempre escribió
Morillo á Bourke felicitándole por liaber sido elevado en
su nación, á causa de sus servicios militares, á la dignidad
de Par de Francia .

Vióse al fin en libertad Fernando VII el día 1. ° de Oc


tubre de 1823 , y en verdad que usó de ella cruel y despia
dadamente , publicando en el mismo día aquel horrible
decreto, « sin jemplo en la historia (escribe el Sr. Lafuente)
baldón del Príncipe que le suscribió, negro borrón de la
desdichada página histórica que se abrió con él . » « Dió
principio - dice otro ilustrado escritor - á una era san
grienta de crímenes jurídicos, de asesinatos y de proscrip
ciones que desdoran los anales de la desventurada Es
paña. »
Felicitó Morillo á Fernando VII (2) por haber consegui

( 1 ) Sobre las relaciones del ejército con las sociedades secretas: documento
núm . 987.-- Sobre la efervescencia política en Galicia : docs, números 989, 992
y 995 .
(2) Doc, núm . 994: Operaciones militares en Galicia .
563
do su libertad; le representó los servicios y trabajos de su
valiente y sufrido ejército durante su cautiverio por coad
yuvar á aquélla , y le suplicó con vivas instancias que, so .
segada ya en gran parte Galicia, se dignase relevarle del
mando militar de ella. Movíanle á esto último , no sólo las
fatigas de la última campaña, antes y después del conve
nio con Bourke, sino principalmente el desastroso y abo
minable sistema político que adoptó el Rey desde el mo
mento que recobró su libertad, ya de su propia voluntad,
ya impulsado por el feroz partido absolutista , sediento de
venganza y de sangre liberal. Hasta los mismos franceses,
ejecutores de la restauración, se lamentaban de haberla
llevado a cabo para venir á parar en tan horrible reacción .
El mismo Duque de Angulema no encubrió el desagrado
que desde los primeros decretos del Rey le inspiraban sus
actos de gobierno y conducta, y se mantuvo en cierto re
traimiento y distancia del Soberano, « Cosa singular - ex
clama un historiador español de gran renombre- , los es
pañoles más amantes de la libertad preferían la dominación
de los extranjeros que habían venido á arrebatársela , al
yugo de sus propios compatriotas y vecinos. » Horrorizado
Morillo del espantoso y terrible cuadro que ofrecía enton
ces España, no quiso de modo alguno ejercer ningún cargo
por ser en un todo opuesto á las ideas y actos de aquel si
niestro Gobierno . Una y otra vez reiteró su dimisión , obte .
niéndola al fin en virtud de Real orden de 24 de Noviem
bre. Con ocasión de dar al Ministro de la Guerra las gra
cias por su relevo, le escribe desde la Coruña , á 3 de Di
ciembre de 1823 , haciéndole oportunas y muy útiles ob
servaciones sobre el carácter y estado de aquel antiguo
reino (1 )
Suplico á V. E. que en mi nombre se sirva dar gracias
á S. M. por la bondad con que ha acogido mi súplica, ma
1 ) Doc , núm 96 .
-

564
nifestándole que en cualquier ocasión estoy pronto á hacer
el sacrificio hasta de mi vida por sostener el orden y la
tranquilidad pública, y para afianzar el trono sobre bases
indestructibles. Permítame V. E. que al dejar el mando de
este país me tome la libertad de hacer algunas ligeras in
dicaciones que conceptúo pueden ser útiles en las actuales
circunstancias. Galicia , por su población, por sus recursos,
y, sobre todo, por su extensa y accesible costa , es una
provincia de la mayor consideración, y sería la más ame
nazada si sobreviniese una guerra marítima, ó si los emi
grados, contando con algún apoyo exterior, se empeñasen
en hacer tentativas para que la guerra civil despedazase
de nuevo nuestra Patria. Aquí fué donde fijaron sus miras
los radicales ingleses cuando se propusieron prolongar la
guerra en España , y sin duda V. E. tiene conocimiento
de los planes que condujeron á este país á sir Roberto
Wilson, los cuales quizá se hubieran realizado si yo no
los hubiese contrariado. Para ponerse á cubierto de todo
evento que pudiese alterar el orden público aunque sólo
fuese por momentos, y para desconcertar hasta los últi
mos proyectos de los anarquistas , es indispensable que
los habitantes se hallen bajo la dependencia inmediata de
las autoridades; que éstas tengan mucha firmeza y que se
administre recta justicia. Para llegar á esto hay muchos
obstáculos que vencer, de los cuales los unos son hijos de
las circunstancias, y los otros traen su origen de causas
antiguas. Los primeros van desapareciendo, y cada día se
disminuirán notablemente ; pero las dificultades que ofre ·
ce la administración del país son de otra naturaleza y re
claman la atención del Gobierno. En Galicia apenas hay
Ayuntamientos, ni corregidores, ni alcaldes mayores. Este
reino se halla dividido en más de novecientas jurisdiccio
nes, independientes las unas de las otras y que penden di
rectamente de la Audiencia. Las unas son excesivamente
grandes, hay otras muy pequeñas , y todas están goberna.
- 565 -

das por jueces, de los cuales casi ninguno es letrado, y


muchos de la última clase de la sociedad. El resultado de
esta administración no puede menos de ser funesto . La
policia está abandonada, los escribanos dominan absoluta
mente el país, y para vivir ellos y los jueces se multipli
can y se eternizan las causas criminales y los pleitos, y
los naturales de pocas facultades sufren toda especie de
vejaciones . La Real Audiencia, aunque animada de los
mejores deseos , no puede velar sobre tantos jueces, y si
tuada en un extremo del reino y en un pueblo caro, los
recursos son siempre costosos, y, por consiguiente, una
gran parte de los habitantes se ven en la imposibilidad de
hacerlo . Será, pues, preciso , Excmo. Señor, que se trate
de organizar el país de tal manera que autoridades pues
tas por el Gobierno velen incesantemente sobre él , pre
serven á los habitantes de las muchas extorsiones que ex
perimentan y hagan manifiesta la influencia del Gobierno
del Rey para que los pueblos permanezcan bajo la debida
sumisión . He llamado ya la atención de la Audiencia so
bre esto mismo, y sin duda esta corporación podrá dar
noticias más exactas sobre el estado de Galicia y proponer
las mejoras que convenga hacer. También será necesario

que algunas tropas guarnezcan estas provincias para ob


servar la costa y para limpiar el país de las muchas y nu
merosas gavillas de ladrones que le infestan , y tanto más
cuanto que las autoridades civiles remedian muy poco estos
males por las razones expuestas. Me aprovecho de esta
ocasión para repetir á V. E , que se puede sacar un gran
partido de las tropas que han estado á mis órdenes. En
ellas hay jefes acreditados y oficiales instruídos capaces
de dar una perfecta organización á los cuerpos en el mo
mento en que se les autorice para ello . »
A los pocos días de recibir la Real orden de su relevo ,
manifestaba, en 6 de Diciembre, al Ministro de la Guerra
que , retardando acaso su venida el nuevo Capitán gene
- 566 -

ral ( 1 ) y « con el fin de aprovechar una ocasión oportuna


de pasar á Francia en un buque de aquella nación , que
sale para Burdeos en los primeros días de la semana pró
xima, voy á entregar el mando al Gobernador de esta
plaza D. José Escudero y Lizón , quien llega mañana , se
gún se me asegura , y espero que V. E. aprobará esta me
dida en vista de los justos motivos ( 2 ) que me obligan á
tomarla у de los perjuicios que de lo contrario se me oca
sionarían .
Embarcóse en la Coruña nuestro personaje el día 1.'
de Enero de 1824 , con rumbo a Francia , tomando los ba
ños y aguas medicinales de Barèges, población situada en
los Altos Pirineos, á 20 kilómetros de Argelés, famosa por
sus aguas termales sulfurosas , que tan bien sentaban á
sus padecimientos y heridas. Repuesto allí de ellos y de
las fatigas de tantos años seguidos de campaña, se trasla
dó á París , donde vivió algunos años cariñosamente aten
dido у cuidado por su idolatrada esposa , entre las caricias
de sus tiernos hijos, retraído de todo movimiento político,
olvidando las amarguras y sinsabores pasados y hasta la
sangre tantas veces derramada en servicio de su patria
durante los diez y seis años consecutivos en que no había
soltado de la mano la espada , siempre victoriosa. Allí re
paró un tanto sus fuerzas para esgrimirlas de nuevo á des
pecho de sus detractores, hasta terminar su gloriosa carre
ra , encomendando al tiempo el cuidado de sofocar en su
muerte los aullidos de la calumnia y de la envidia que
tantas veces intentaron mancillar su reputación en vida .
Pasó allí seis años tan entregado á los placeres tranquilos
de la vida doméstica que el cuidado de sus hijos era su
ocupación ordinaria, ejercitando con ellos hasta aquellos

( 1 ) Fué nombrado para reemplazar á Morillo el Teniente general D. Juan


Senen de Contreras, Gobernador que era de la plaza de Barcelona.
(2 ) Refiérese á su muy quebrantada salud ,
567 -
oficios que la naturaleza reservó sólo á la ternura de las
madres.
A pesar de llevar tan retirada vida , fué en aquella capi.
tal muy agasajado y visitado por muchos generales y je.
fes franceses, que no olvidaban sus proezas militares en
la Guerra de la Independencia , y después, en la de 1823 ,
y su carácter franco , noble y caballeroso . Había en París
muchos americanos que por igual concepto le admiraban ,
y como solían usar, á estilo de su país, sombrero de an
cha ala, en contraposición al que gastaba Morillo, de ala
estrecha, la opinión pública denominaba á aquéllos y á
los que seguían su moda bolivaristas, y á los que imitaban
á éste morillistas, queriendo con esto recordar el bando li
beral y republicano de los unos, y el moderado y absolu-.
tista del otro, según lo refiere el mismo Víctor Hugo ( 1 ).
Avisado en Junio de 1825 por el Ministro de la Guerra
de la necesidad en que se hallaba de enviar los datos re
lativos á la causa de su purificación (2) , le escribió Morillo
desde París, á 10 de Julio, remitiéndoselos para justificar
ante el Supremo Consejo de la Guerra su conducta duran
te el sistema constitucional ; « y espero , añadía, que V. E.
les dará la acogida justa y debida para con S. M. , expo
niéndole al mismo tiempo los relevantes servicios que tan
to en Europa como en América , he defendido con tanta
fidelidad y celo de su Real persona, y siempre con el
triunfo de sus Reales armas » .
Deseando ya Morillo regresar a España, hizo para ello
algunas gestiones con nuestro Embajador en Francia, y

( 1) Los miserables.
( 2 ) Doc, núm. 997.-- En 15 de Enero el Ministro de la Guerra dirigió al de
Estado y al Presidente de la Junta de Purificaciones la siguiente comunicación :
« El Rey , al conformarse con la impurificación en 1.a instancia del Conde de
Cartagena, declarada por la Junta respectiva, se ha servido resolver que, median
te á hallarse en Francia , se le haga saber por ese Ministerio (de Estado) , á fin
de que pueda usar, si le conviene, del derecho de reclamación en 2.a instancia.)
- 568 -

éste envió al Ministro de Estado una comunicación , fe


chada en 4 de Octubre de 1829 , a la que acompañaba una
instancia del Conde de Cartagena, para S. M. , aprove
chando la circunstancia de su próximo enlace , solicitando
se dignase conservarle en su gracia y en los honores y
empleo, adquiridos á costa de mil trabajos y fatigas.
Decía así al Rey , desde París , á 1.° de Octubre de
1829 ( 1 ) :
« Señor.-D . Pablo Morillo, Conde de Cartagena , Mar
qués de la Puerta , Teniente general de los Reales exérci
tos, expone : Que tiene el honor de servir á V. M. treinta
y seis años , sin inclusión de los abonos de campaña , en
los que ciento cincuenta combates gloriosos, cuatro heridas,
dos de ellas reputadas mortales por su intensidad , marcan
su honrosa carrera, habiendo recibido en ella sus grados
desde la clase de subalterno, en el campo de batalla . Como
General en jefe y como subalterno tiene la dicha de haber
vencido á los enemigos y jamás haber perdido algunas de
cuantas acciones ha mandado en persona . A las órdenes
de los generales Marqués de la Romana , Castaños y lord
Wellington ha contribuído por sus maniobras y la buena
disciplina de su tropa al feliz suceso de varias, como lo
pueden testificar estos últimos y es notorio en todo el
exército. En el año de 1814 , su división fué de las prime .
ras á decidirse por los derechos de V. M. Por la lealtad ,
valor y disciplina de la misma, fué escogida para formar
la base del valiente exército expedicionario de Costafirme,
que mandó por espacio de seis años y medio ; con el cual
dió tantos días de gloria y tantas muestras de lealtad á su
Rey y á su Patria , siendo siempre vencedor de los rebel
des . A la cabeza de su exército recibió un lanzazo mortal
en el hipocondrio izquierdo , que le atraviesa desde el

( 1 ) El documento ológrafo se conserva en el Archivo del Ministerio de la


Guerra .
569
vientre hasta la salida por la espalda, del cual se resiente
y sufre todavía . A pesar de este suceso se sostuvo siempre
á caballo, sin quererse retirar á curar hasta que derrotó
completamente á los enemigos. Como Jefe del mismo
exército, fué el primero en dar exemplo de desinterés en el
percibo de sus sueldos, de los que se le deben sobre cuatro
años y montan á la suma de 58.526 pesos fuertes, siendo
el único General de los que han mandado en América que
se halla en este caso .
Al llegar á aquellos remotos países la noticia de los
sucesos de la isla de León , del año 1820, y cambiado el
sistema de gobierno de V. M. , escribió al Ministro de la
Guerra, Marqués de las Amarillas que semejante sistema
de gobierno sería la causa de la pérdida de aquellos domi
nios de V. M., y pidió su dimisión que le fué acordada; y
á su vuelta a Europa , en el primer suceso que tuvo aquel
valiente y leal exército, fué vencido por los enemigos;
atribuyéndose á la falta del apoyo de su jefe, á quien esta
ban acostumbrados á obedecer, cuyos resultados se han
visto realizados por la pérdida de tan hermosas pose
siones.
A su vuelta á España fue nombrado Capitán general de
Castilla la Nueva, a pesar de haber hecho por tercera vez
su dimisión por no recibir tal mando; al que se le obligó
para hacer sostener el orden , que mantuvo por espacio de
diez y ocho meses, que fueron los del mayor furor revolu
cionario, y en que estuvo tantas veces expuesta su vida
por conservar la preciosa de V. M. y demás personas
Reales.
A la entrada del exército francés admitió el mando de
Galicia, donde fue el primero en Julio del año 1823 á de
clararse abiertamente por los derechos de V. M. , á pesar
de tantos obstáculos que tuvo que vencer y omite el deta
llar, por las intrigas del rebelde Quiroga y sus secuaces
para asesinarlo, á que estuvo tan espuesto. Que a pesar de
570 -

no haberle querido obedecer en esta empresa la mayor


parte de sus tropas , se puso luego en comunicación con
S. A. R. el señor Duque de Angulema, á cuyo exército se
unió para batir los constitucionales (sin tratado de capitu
lación) , como lo verificó arrojándolos de Santiago y otros
puntos y sorprendiéndolos en el Puente de Sampayo á
media noche, cuyo punto le era tan conocido por los feli
ces sucesos que allí había tenido en diferentes ocasiones
en la guerra de Bonaparte . En otros puntos fueron tam
bién batidos los constitucionales, por cuyos sucesos, y con
el auxilio de una brigada de tropas francesas, que puso á
sus órdenes el General Conde de Bourke , se rindieron las
plazas de Vigo y Coruña á las tropas de S. M. leales y que
el esponente mandaba, sin cuya circunstancia se habría
alargado más y más la defensa de los rebeldes, cuyos jefes
y Generales que los mandaban , están hoy , sin embargo,
restituídos en sus empleos. La paz fué restituída en toda
Galicia, á pesar de las opiniones tan encontradas de sus
habitantes , á quienes merecía el esponente un alto con
cepto desde la guerra de la Independencia, y por esta ra
zón fueron sumisos en la obediencia .
» Por último , Señor, de resultas de estos sucesos, el Go
bierno de los constitucionales, refugiados en Cádiz , le
destituyeron con ignominia en el mes de Agosto de 1823
de sus honores y empleo.
» Después que S. M. se vió restituído en el trono y sose
gada toda la España, pidió la dimisión del mando de la
Capitanía general de Galicia, y solicitó un Real permiso
de S. M. para venir á Francia á consultar sobre su salud
quebrantada, con los facultativos de esta capital , cuyo
permiso le fué concedido por V. M. á principios del año
1824, y prorrogado después, haciéndole estensivo para
Italia , de lo que no ha hecho uso, habiendo permanecido
en este reino curándose y aprovechando las estaciones
de las aguas de Barèges, que tanto han mejorado su salud.
571

En este país no ha conocido otra autoridad que á los


Embajadores de V. M. , con quienes ha estado siempre
en la mayor amistad . En este tiempo le fué comunicada
la orden de haberle impurificado en primera instancia el
Consejo de Guerra de V. M., cuya nueva le sumergió en
una profunda melancolía, sin saber á qué atribuir seme
jante resolución , que parece tan poco conforme á los refe.
ridos antecedentes. Termina suplicando á S. M. le con
serve en su gracia , en sus honores y empleo, ya que
tantas fatigas y trabajos ha sufrido para adquirirlos , y
de que se veía privado por intrigas de sus adversarios
políticos.
Manifestaba por su parte el Embajador que le ha entre.
gado el Conde esta solicitud para S. M., aprovechando la
circunstancia de su próximo enlace. Recomienda y reco
noce su conducta en Francia, siempre sumisa al represen
tante de S. M. , sin haber admitido pensión ni haber esta
do nunca en clase de refugiado ni emigrado, reconociendo
siempre á los representantes de S. M.; que su vida pacífica
y retirada y sus antiguas glorias militares le hacen gozar
de una gran reputación en aquel país ; y , finalmente, que
constándole con certeza, le manifiesta al dirigir la instan
cia que las autoridades francesas se han mostrado siempre
muy satisfechas de su buen comportamiento y vida reti
rada, por cuya razón y la de sus antiguas glorias militares
goza aquí , y lo mismo en Inglaterra entre las gentes sen
satas, de una gran reputación ; y que , por el contrario, el
Club 6 Asamblea revolucionaria establecida en Londres,
le tiene declarado traidor al sistema constitucional por su
conducta en Galicia en el año 1823. « Como estos hechos
me constan con toda certeza , creo deberlos manifestar
á V. E. al tiempo de dirigirle la exposición del General
Morillo.
Transmitió esta comunicación del Embajador y la ins
tancia de Morillo que la acompañaba , el Ministro de Es
572

tado D. Manuel González Salmón , al de la Guerra, y con


sultándolo á Fernando VII en 10 de Diciembre de 1829,
no tuvo á bien S. M. acceder á esta respetuosa y justa pe
tición .
Fué menester esperar más propicia ocasión , y ésta se
presentó poco después con el fausto motivo del nacimiento
de la Princesa de Asturias doña Isabel, y por especial
intervención de S. M. la Reina doña María Cristina. Por
Real decreto de 19 de Noviembre de 1830, fué autorizado
para volver a España con todos los grados y honores que
disfrutaba en 7 de Marzo de 1820 , incluyéndole también
el correspondiente pasaporte. Recibió Morillo tan anhelado
Real despacho en Bayona por conducto del Conde de
Ofalia. « Deseo ( escribía al Ministro de la Guerra desde
Bayona á 14 de Diciembre de 1830 ) partir desde luego
para esa capital , á fin de besar la mano á S. M. y darle
las debidas gracias. Mas en el entretanto espero que V. E.
tendrá á bien hacerle conocer mi agradecimiento y que
estoy reconocido á las bondades con que me favore.
ce S. M. , por quien sacrificare gustoso mi existencia por
defender sus sagrados derechos. )
Apenas regresado á España el Conde de Cartagena,
recibió innumerables testimonios del afecto y simpatía
que en todas partes le profesaban los amantes del orden
y del bien público ; mas entre todos ellos merece singular
mención el oficio que le dirigió el Ayuntamiento Real de
Vigo, que á continuación copiamos:
« Excmo. Sr. Conde de Cartagena.-El Ayuntamiento
de la fiel, leal y valerosa ciudad de Vigo, reconocida á que
estos títulos son debidos á la heroicidad de V. E. , por
haber tomado una principal parte en la redención de este
pueblo en la dominación francesa el año 1809 , se congra
tula en felicitar á V. E. por su regreso á España después
de siete años que se ausentó de ella ; y quisiera la misma
Corporación que , volviendo V. E. á ocuparse de las anti
573
guas tareas que tanto honor hicieron a la Nación y al res
cate de la libertad del Rey nuestro Señor, asegure más y
más la soberana estabilidad y la de su Real dinastía , mu
cho mejor si lográsemos verle entre nosotros para dirigir
nos á conseguir nuevas glorias en digno obsequio de S. M.
Así se lo manifiesta este Ayuntamiento, agradecido siem
pre á los beneficios de su Monarca y al interés de V. E. por
su prosperidad, cuya importante vida conserve el cielo
para protección de estos habitantes, pues que su memoria
siempre la tienen grabada en sus corazones. - Vigo, 14 de
Enero, 1831 » ( 1 ).
Todavía a mediados del año 1831 no había cobrado Mo.
rillo más que una pequeña parte de lo que, como General
en jefe de la expedición á Costafirme, debía percibir, ha
llándose en apurada situación económica y teniendo que
vivir casi á expensas de la dote de su mujer. Una y otra
vez reclamó lo que tan legítimamente le pertenecía ; pero
ya por las pasiones políticas, ya por la penuria del Tesoro
y el desorden que en él reinaba, se fué dilatando el cum -
plimiento de tan sagrada deuda . Al fin se dictó la siguien
te Real orden de Guerra por la que se le reconocía el de
recho de su petición y se establecía el modo de satisfacerla .
Dice así:
Excmo. Sr. -El Sr. Secretario del despacho de Ha
cienda de Indias, en 13 del mes actual me dice que con la
misma fecha comunica al S :. Intendente de la Habana ,
lo siguiente. -El Teniente general de los Reales Ejércitos
D. Pablo Morillo, Conde de Cartagena , ha acudido al
Rey N. S. exponiendo que de los cincuenta y ocho mil cua
trocientos veintiséis pesos fuertes que en virtud de Reales ór.
denes de 1.° de Junio y 23 de Diciembre de 1821 debieron

( 1) Siguen las firmas: Francisco Rodríguez Arias, Juan F. González , José


Manfredy, Juan B. Palma, Josef Rielo, Gabriel Francisco Alonso, Juan Igna
cio Lagas.- Por acuerdo del Ayuntamiento , José Ant. Martinez .
574

satisfacerle esas cajas por sueldos devengados y que dejó


de percibir en Costafirme, sólo ha cobrado dos mil seis
cientos cincuenta pesos fuertes , adeudándosele por consi
guiente cincuenta y cinco mil setecientos setenta y seis ,
cuya paga ha reclamado, manifestando que por efecto de
varios considerables quebrantos, se ha visto en la precisión
de gastar una parte del dote de su esposa : y S. M., aten
diendo a los eminentes notorios servicios de dicho Gene .
ral , se ha servido resolver que tenga efecto el pago de que
se trata , del modo que lo permitan las obligaciones de las
Cajas Reales de los dominios que se mantienen fieles en
Indias , debiéndose verificar en la forma siguiente ; 15.388
pesos fuertes por las Cajas Reales de esa propia isla; igual
cantidad por las de Filipinas, y los 25.000 pesos fuertes
restantes por las de Puerto Rico , teniendo entendido que
en ningún tiempo ha de poder servir ni citarse como ejem
plar esta gracia.- De Real orden lo traslado á V. E. , con
secuente á su estancia de que queda hecha referencia.
Dios guarde á V. E. muchos años. - Madrid , 28 de Junio
de 1831. - Zambrano .
Asimismo por Real orden de 7 de Julio del mismo año,
firmada por el Ministro de la Guerra , D. Pascual de Li
ñán , se le participaba que el Rey había dispuesto conce
derle su cuartel en esta Corte , mandando al propio tiempo
que por la pagaduría de Castilla la Nueva se le abonen sus
sueldos.
Como todavía se mantenían más o menos latentes las
pasiones y odios políticos , protestó solapadamente de esta
medida en 13 de Septiembre de 1831 el Presidente del
Consejo Supremo de Guerra que lo era también de la Real
Junta de purificaciones de Generales , Brigadieres y Coro.
neles en oficio dirigido al Ministro de la Guerra .
Decíale que, deseando terminar en un todo los expedien :
tes que aún pendían de esta Junta, dispuso se presentasen
á la misma para resolver, y que hallándose entre éstos el
575

del Conde de Cartagena , á quien en público se ha servi


do S. M. habilitar de su sueldo, honores y condecoracio
nes, sin que á la Junta se le haya comunicado esta reso .
lución, manifiesta que hallándose su expediente de impu
rificación en i .' instancia , según se le participó en io de
Enero de 1827, sin haberse podido aún quemar , como está
prevenido, los informes que entonces estimó la Junta pe
dir, desea se le traslade la resolución de S. M.
Ibase la salud de Morillo empeorando de día en día en
los primeros meses del año 1832 , viéndose precisado al
llegar el de Mayo á solicitar permiso para ir á tomar baños
medicinales en Andalucía . Al efecto, el Ministro de la
Guerra, D. Miguel de Ibarrola y González, Marqués de
Zambrano, le concedió permiso para que con su señora y
un criado pudiese pasar á Andalucía , facilitándole escolta
de realistas en los puntos que la solicitare, siendo vale
dero este pasaporte tan solo en ida y vuelta por sesenta
días, contados desde la fecha de aquél, que era la de 22
de Mayo.
La presencia de Morillo en la Corte no podía menos de
traer á la memoria del Gobierno sus anteriores hechos y
sus eminentes cualidades de mando. Su honradez y fideli.
dad, no menos que el tino y acierto con que se había con
ducido en cuantos cargos se le habían hasta entonces con
fiado, eran segura prenda de la utilidad que de sus servicios
podía prometerse el Estado . Así fué que fortalecida su
salud con las aguas medicinales de Andalucía y vuelto á la
Corte, recibió en ella el nombramiento de Capitán general
del reino de Galicia en 26 de Octubre de 1832 .
Salió de Madrid Morillo á tomar posesión de su cargo
inmediatamente y dirigióse á Santiago , capital entonces
de aquel vasto reino; mas restituída á instancia del Conde
poco después la capitalidad a la Coruña, que ya había
estado por largos años en posesión de ella , tuvo que tras.
ladarse á este último punto, y con él la Audiencia, oficinas
576
principales y dependencias de la Capitanía general , todo
con la prontitud que exigía el curso expedito de los nego
cios (1 )
Uno de los de mayor entidad y trascendencia llamó bien
pronto su atención y cuidado y puso á prueba la firmeza
de su carácter y su habitual prudencia. Treinta y dos mil
realistas (2) , armados y poseídos generalmente del mismo
espíritu que los de las demás provincias del reino, con
taba entonces Galicia ; fuerza tanto más temible cuanto
que no había la suficiente del ejército para contrarrestarla
en caso necesario. Era , pues , de toda urgencia prevenir
los desastres á que el mal uso de estas armas podría haber
conducido á aquel reino ; y no había otro medio más seguro
que el de arrancarlas de las manos que las empuñaban.
Este fué el que eligió el Conde , llevándolo á cabo con tal
tino y felicidad que en pocos días logró recoger más de
veintiséis mil sin la menor alteración ni disturbio . El Go
bierno , á quien dió parte de esta operación , no tuvo á bien
aprobarla ; cosa que sintió el Conde tan amargamente que
en los primeros momentos estuvo á pique de que le aban
donase aquella serenidad que tanto le distinguía hasta en
lo más recio de los combates. Sin embargo, la firme per
suasión en que estaba de la necesidad absoluta de comple
tar esta medida en bien del Estado , le prestó fuerzas sufi

( 1) Habiendo felicitado Morillo al famoso general Castaños por haber sido


nombrado Presidente del Consejo Supremo de la Guerra y pedidole que influ .
yese para la traslación de la Audiencia de Santiago á la Coruña, le contestó el
vencedor de Bailén desde Madrid , á 22 de Enero de 1833: « Mi querido cama
rada y buen amigo: De un corazón castellano es la felicitación de usted; mas
también se hará cargo que en mi edad y en circunstancias bien críticas, em
prender una nueva carrera es cosa bien ardua . Pero los que somos verdaderos
militares, no podemos dejar de obedecer ciegamente. Si no se opone á las för
mulas de mi Consejo, que son inviolables, renovaré la consulta estancada sobre
la traslación de esa Audiencia á la Coruña, que usted ha realizado muy opor
tunamente, porque lo hecho tiene gran fuerza . » --Doc. núm . 1.000 .
(2) Doc , núm . 999 : Sobre servicio de los voluntarios realistas,
577

cientes para continuarla , recogiendo en poco tiempo las


seis mil restantes, que con las anteriores sirvieron para los
nuevos cuerpos de la Milicia urbana .
La proclama de Morillo ( 1 ) á los soldados del distrito
militar de su mando con motivo de la amnistía concedida
por S. M. es altamente digna de aplauso. « Este solo rasgo
de su soberano y bondadoso corazón , destruye para siem •
pre la lamentable discordia que por tantos años hizo la
desgracia de la benemérita España . Desde hoy terminó
para siempre la divergencia de opiniones y cuanto habían
inventado las pasiones de los hombres para sostener el
violento estado en que vivíamos con visible daño de la pros
peridad pública ... )
Por este tiempo , Julio de 1833 , con ocasión de la jura
de la Princesa Isabel, fué honrado Morillo por el Rey con
la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III , libre de todo
gasto . El fastuoso Comisario de la Cruzada , D, Manuel
Fernández Varela , íntimo amigo de nuestro Conde, le es
cribía desde Madrid ( 2 ) á este propósito , entre otras cosas :
« Yo pudiera felicitar á usted con anticipación por la Gran
Cruz de Carlos III , pero lo he dejado hasta ahora, seguro
que de cualquier modo me tendrá usted entre los primeros
á celebrar sus satisfacciones ... ¡ Viva el humor ! y mande
usted á su amiguísimo que le saluda y b . s . m . )
La negra y fatídica nube que venía cerniéndose sinies
tramente sobre España , iba pronto á estallar . La proximi
dad de la muerte de Fernando VII convirtió la Corte en un
hervidero de luchas y ambiciones que pronto habían de
extenderse por toda España , á cuya fermentación ayuda
ba no poco el estado político de Portugal . Los partidarios
de uno y otro bando se aprestaban sordamente á la lucha,
y no era Galicia donde menos se conspiraba . Tenía Mori

( 1 ) Santiago, 1.º de Noviembre de 1832.--Doc. núm . 998.


( 2 ) A 12 de Julio, 1833 .
TOMO I 37
578 -
llo tomadas cuantas medidas de precaución le dictó su sa
gacidad y prudencia. Con frecuencia recibía graves dela
ciones acusando á personas civiles, eclesiásticas y milita
res de conspirar en favor del pretendiente D. Carlos. « Vi
gile usted de cerca á Tuy, le escribía en 23 de Agosto de
1833 desde Coimbra nuestro embajador en Portugal, el
insigne general D. Luis Fernández de Córdova ( 1 ) ; de ahí
ha venido escapado el subteniente indefinido de la Guar
dia Real D. Cipriano Fulgosio , con la noticia de la muer
te del Rey nuestro señor; y después de ver á SS . AA. , si
guió para el Cuartel general de D. Miguel dos horas des
pués de su arribo con carta para este Príncipe. Tengo
entendido que no venía sólo por su cuenta , y que ha de
haber alguna sagrada congregación, á quien no deseo más
sino que caiga al alcance del mejor de los trabucos. , Y
poco después recibió también un volante con la nota de
«Muy reservado » , en el que el mismo embajador, con letra
de su propia mano, le decía : « Ha llegado á mi noticia por
personas fidedignas que el Gobernador de la plaza de Tuy,
D. Juan de Medina, reúne en su habitación todas las per
sonas más sospechosas á la causa del Rey nuestro señor y
su augusta descendencia ; y es indispensable que usted
personalmente pase inmediatamente á sorprender sus pa
peles; y si de ellos resultasen otros cómplices , los arresta
rá y llevará presos a la plaza de Vigo, nombrando Gober
nador interino al oficial que merezca la confianza de V.S.
hasta mi resolución. En el caso de que á Medina no se le
encuentren papeles contra el Gobierno , quedará de todos
modos suspenso del mando, y pasará á esa plaza á fijar su
residencia por ahora . » Así lo verificó y cumplió.
Mientras Morillo se preparaba contra la tormenta pró
xima á estallar , recibió una comunicación del Gobierno,
en la cual , después de erterarle de que S. M. acababa de

(1) Doc, núm 1.0O4.


579

conceder al Infante D. Carlos licencia para pasar á Italia ,


con cuyo motivo se debía trasladar á Valencia do Miño ; se
prevenía al Conde que pasase inmediatamente á Tuy para
recibirle y acompañarle hasta Vigo, en donde se debía em .
barcar en la fragata Libertad, surta en aquel puerto. Salió,
en efecto, el Conde de la Coruña el 7 de Agosto y pasó á
Tuy, desde cuyo punto se puso en comunicación con nues .
tro Ministro en Lisboa, D. Luis Fernández de Córdova ,
por quien supo , en 7 de Septiembre, que D. Carlos , lejos
de pensar en trasladarse á Italia , se había unido á D. Mi.
guel de Portugal.
Desvanecido , pues , el objeto de su permanencia en Tuy ,
pasó a recorrer varios pueblos de la provincia y á enterar
se del espíritu que los animaba, proveer á cuanto fuera
conveniente para conservar el orden y prevenir todo géne
ro de alteraciones y trastornos , á que la divergencia de
opiniones sobre el derecho de sucesión al Trono pudiese
dar origen .
De vuelta á Orense, en 27 de Octubre, el estado de los
negocios le obligó á marchar hacia la Puebla de Sanabria
con dos batallones del regimiento de infantería de Borbón,
dejando orden para que le siguiesen otros dos del de Vo
luntarios de Castilla, que se hallaban en Santiago , y en la
línea del Miño, bien así como 600 carabineros de infante
ría, cuyas tropas se reunieron todas en Benavente á me
diados de Noviembre . Envió desde aquí á León al coronel
D. Carlos Tolrá con los batallones de Borbón , y el Conde,
informado por el general Rodil, de los movimientos del
Infante hacia Chaves, pasó con el resto de las tropas á
Sanabria .
La muerte de Fernando VII, ocurrida el 29 de Sep
tiembre de 1833 , vino á encender de nuevo la guerra civil
en esta desgraciada Península . Los trabajos y prevencic
nes de Morillo en el territorio de su mando se multiplica
ron de modo extraordinario . Habiendo escrito al Infante
580
D. Francisco Antonio de Borbón su sentido pésame por el
fallecimiento del Monarca, le contesto desde Madrid S. A.,
en 16 de Octubre de 1834 , en estos laudatorios términos
que manifiestan el gran aprecio en que le tenía toda la fa
milia Real (1 )
« Mi más estimado Morillo: Con muy grande satisfacción
he recibido la fina y expresiva carta que me diriges, llena
de expresiones de un valor ilimitado y propio de la firme.
za de carácter que siempre te han acompañado. Los nue
vos ofrecimientos que me haces, obran en mí los efectos
de gratitud que te devuelvo al darte las más sinceras y
cordiales gracias. El aprecio que siempre he hecho de tu
recomendable persona, creo habértelo dado á conocer más
de una vez : así, pues, nada me queda que añadir ahora ,
sino reiterarte mi afecto y deseo de servirte. Con este
motivo no he podido menos de hacer presente á la Reina
Gobernadora , mi muy amada hermana, los sentimientos
que abriga tu noble corazón ; y ha quedado muy compla
cida , contestándome confía sobradamente con tu apoyo , y
consiguientemente que nunca ha dudado de tus solemnes
promesas, que vería realizadas en el caso de que las cir
cunstancias lo exigieran . Te deseo muchas felicidades con
la más completa salud que disfruta tu muy apasionado que
más te aprecia al darte repetidas gracias por el justo pé
same que me diriges por el fallecimiento de mi más ado .
rado hermano, el Rey Fernando VII ( q . e. e. g.).- Fran
cisco Antonio. »
En 9 de Marzo recibió del Ministro de la Guerra ins
trucciones para los preparativos de campaña, concebidas
en los siguientes términos:
« Ministerio de la Guerra . Plana mayor. - Muy reserva
do . - Excmo. Señor .-S. M. la Reina Gobernadora quiere
que sin pérdida de momento, con el más escrupuloso si

( 1) Doc, núm . I.006.


581 -
gilo en cuanto fuere posible, y esparciendo especies con.
trarias que desvíen la atención del objeto , en lo que sea
relativo a medidas forzosamente ostensibles, dicte V. E.
las necesarias: 1.° Para aumentar la vigilancia de las cos
tas de ese Reino .-- 2.° Para velar aún más sobre el espí
ritu público y la conservación de la tranquilidad , en el
concepto de que son muchas las noticias que hacen creer
se halle en Santiago un foco de rebelión .-3 .° Para acele
rar velozmente la instrucción y aptitud para los movi
mientos de campaña de todas esas tropas, al menos de
las más adelantadas en instrucción , cuidando , al propio
tiempo, de que los cuerpos adquieran la disposición pro
pia para la celeridad de las marchas . - 4 .° Para reconcen
trar inopinadamente , cuando se prevenga, en un punto de
la frontera de Portugal con ese Reino , una fuerza de mil
quinientos hombres de confianza, á lo menos.-5.° Para
reunir, de modo que pueda seguir á dichas tropas, la car
tuchería correspondiente, para cuyo transporte y las de
más necesidades se proporcionarán acémilas por contrata
ó requisición. - 6 . Para facilitar á dicho número de tropa
un calzado doble .- 7 .° Para elaborar la mayor cantidad
posible de galleta. En suma , Su Majestad me manda decir
á V. E, que, fiando en su celo, sagacidad y tino, espera
que V. E. , venciendo toda clase de obstáculos, para lo
cual se digna facultarle, y contando con que sucesivamen
te se le remitirán fondos, no pierda instante para propor
cionar la fácil reconcentración de la apreciada fuerza y la
completa aptitud para emprender las operaciones que se
le señalen, sin omitir la menor circunstancia . Todo lo que
digo á V. E. de Real orden para su más puntual cumpli
miento. Dios g . á V. E. m . a. Madrid, 9 de Marzo de 1834.
- Zarco,
También por otra Real orden de la misma fecha se le
ordenó aumentar hasta el número que tuviese por conve
niente las compañías de observación formadas en aquel
- 582
Reino, que por Real decreto de 1.° del mismo mes debían
existir (1)
La vida sobradamente activa de Morillo y el delicado
estado de su salud , le producían frecuentes molestias.
Yendo de Verín á la Coruña , en una de tantas expedi
ciones militares que de continuo verificaba, le atacó en
aquel punto grave enfermedad , viéndose obligado á guar
dar cama durante un mes. Ya mejorado se trasladó el 7
de Enero de 1834 á Guinzo de Limia, donde nuevamente
volvió á recaer ; y otra vez restablecido , prosiguió con
más ánimo aún , recorriendo el distrito de su mando, sin
ocurrir por fortuna acontecimiento señalado digno de men
ción . Enterada la Reina Gobernadora del mal estado de sa
lud del Conde de Cartagena, le comunicó por medio del
Ministro de la Guerra la siguiente afectuosa Real orden ,
para que fijase su residencia donde más conveniente le
fuese.
« Excmo. Sr .: S. M. la Reina Gobernadora ha sabido
con sentimiento que habiendo salido V. E. de Verín para
la Coruña con el objeto de restablecer su salud , se ha
visto precisado, á corta distancia de aquella villa, á dete
ner su marcha; y deseando su pronto restablecimiento y
poder utilizar sus servicios en apoyo del Trono de su au
gusta hija , la Reina N. S. Doña Isabel II , se ha dignado
facultarle en su Real nombre para que pueda trasla
darse, no sólo al punto que le parezca más á propósito
de Castilla , sino también á esta Corte, siempre que el
estado de su salud se lo permita y convenga á su ali
vio, bien persuadida de que su celo por los derechos de
la Reina N. S. le hará volver á salir activamente, ape
nas se halle convalecido . De Real orden lo digo á V. E.
para su inteligencia y efectos consiguientes. Dios guarde

( 1 ) Véase doc. núm . 1.008 : El Ministro Zarco del Valle á Morillo, sobre
los facciosos que se dirigian á Portugal .
583 -

á V. E. muchos años. Madrid , 17 de Enero de 1834.–


Zarco.
Poco tiempo le fué dado á Morillo usar del beneficio de
la anterior disposición , porque en 8 de Febrero , por efec
to del incremento que por todas partes tomaba el partido
carlista , le fué dirigido otro despacho, mandándole volver
á ponerse al frente de su importante cargo .
Excmo. Sr.: Ha llegado á noticia de la Reina Gober
nadora el alivio que V. E. experimenta en su salud , y
S. M. , complacida de ello sobremanera , me manda mani -
festarlo así á V. E. , coino de su Real orden lo ejecuto ; y
añadirle que el servicio de su augusta hija la Reina N. S.
reclama cada día más la presencia de V. E. en ese impor
tante reino , amenazado por las sugestiones del Pretendien
te , cuyos efectos son de recelar sobre todo en la primave
ra inmediata ; y en esta razón espera S. M. que V. E. per
manecerá al frente de ese país volviendo á encargarse de
su mando tan luego como le sea posible ó cuando lo exi
jan las circunstancias , deseando en tanto S. M. el más
pronto y completo restablecimiento de V. E. Dios .. , etc.
Madrid , 8 de Febrero de 1834.—Zarco . »
A que contestó Morillo en 15 del mismo mes desde Guin
zo de Limia : « La suma bondad de S. M. la Reina Gober
nadora y sus Reales generosos sentimientos que V. E. se
sirve expresarme en Real orden de 8 del actual , acerca

del interés que se ha dignado manifestar al hallarse noti


ciosa del alivio que voy experimentando en mi tenaz y
grave enfermedad, exaltan mi lealtad y quisiera encontrar
me en disposición de encargarme del mando de este ejér
cito ; pero lo ejecutaré en el momento que pueda , ó cuan
do las circunstancias lo exigiesen , pues que tratándose del
servicio de la Reina N. S. y de su excelsa Madre la Reina
Gobernadora, no me arredra mi propia existencia , si á
costa de ella puedo corresponder á las singulares distincio
nes con que me honra . Nunca habría abandonado la Gali
584
cia , aunque mi salud no se hallara robustecida, mientras hu
biese el menor indicio de que pudiera alterarse la tranqui
lidad con la proximidad del Pretendiente , pero ahora que
sé es la voluntad de S. M., ruego á V. E. ponga en su Real
conocimiento que será cumplida, y que todo mi anhelo es
el de recuperar mi salud para acreditar más y más mi fide
lidad .
Particularmente además escribió Morillo á Zarco insis
tiendo en lo agradecido que estaba á las bondades de la
Reina Cristina con él y que nunca pensó dejar Galicia, ya
por no facilitar la presencia del Pretendiente como por no
estar las cosas de Portugal concluídas. Manifestóle asímis
mo su sentimiento por la nueva elección de Ayuntamien
tos y nombramientos de jueces en aquellas circunstancias,
porque había bastantes de unos y de otros buenos, y al re
novarlos todos , teme salgan algunos contrarios . Se queja
de que siendo la línea del Miño bastante débil y de mucho
cuidado, no tenga fuerzas bastantes para vigilarla, propo
niendo venga á cubrir este servicio la compañía de carabi.
neros, que lo conoce bien , con lo que á su vez se evitaría
el mucho contrabando que por allí se hace, « Mi mujer se
ha mejorado mucho aquí, á pesar de que llegó medio
muerta . Yo sigo levantándome algunos ratitos, aunque he
quedado sumamente débil , siguiendo un vigoroso método
en mi convalecencia .
Muchas fueron las demostraciones de gratitud y de ala
banza que por entonces y desde su vuelta al mando de Ga.
licia recibió Morillo de numerosos puntos de ella por su
celo y diligencia en preservar aquella hermosa región de
los horrores de la guerra civil , que en otros territorios de
España ardía ya con ensañamiento . Tenemos á la vista
numerosas cartas de personas distinguidas escritas en este
sentido, y poesías encomiásticas. Son dignas entre éstas de
singular mención la dirigida por los niños expósitos « A
nuestro Conde por los beneficios que de él hemos recibi
585 -

do » (1). Otras poesías le dedicaron varios poetas gallegos,


y también á su señora con el plausible motivo de festejar
le en el día de su santo . La musa opular (2) ensalzó
también con breves cantares las glorias de Morillo. Los li

( 1 ) Impresa en la Coruña ; Febrero de 1833 , imprenta de Iguereta , que


empieza :
« Quien me diera , Señor Excelentísimo,

Y acaba :
Todos vuestro favor han recibido ;
á todos vuestras gracias han tocado,
y á todos de Morillo generoso
llegó la invicta protectora mano.»
(2) ¡ Viva Morillo, Morillo,
el vencedor de Sampayo,
el libertador de Vigo
y de la ilustre Santiago !

Galicia debe á Morillo


sempiterna gratitud,
porque la salvó dos veces
del yugo y la esclavitud .

Al frente de sus gallegos


con sus chuzos y sus palos
marcha el valiente Morillo
á pelear en Sampayo .

Mala la hubisteis, franceses,


en el Puente de Sampayo,
de donde os barrió Morillo
á palos y cañonazos.

De La Unión al regimiento
y á su bravo Coronel
dedica Galicia entera
mil coronas de laurel .

¡ Viva Morillo!
¡ Viva La Unión !
¡ Y vivan los bravos
de esta legión !
Véansc en el doç, núm . 1.009 otras poesias ,
586 -
terarios de Santiago le dedicaron una patriótica y entusias
ta oda, elogiando su gobierno paternal é inmarcesibles
lauros .
Todavía es de mayor importancia y estimación la felici
tación que del Ayuntamiento de la Coruña recibió Mo
rillo en principio del año 1834 , donde se refleja el amor
que aquella su predilecta ciudad le profesaba ( 1 ).
La opinión pública dominante en toda Galicia, y singu
larmente de la Coruña , era en extremo favorable á la
Reina doña Isabel II, cuya proclamación se verificó con el
mayor delirio de entusiasmo y afecto (2) . Sin embargo, el
célebre motín de Madrid y la horrible matanza de frai
les (3) tuvieron en Galicia algún eco , aunque ligero. Con
este motivo dió Morillo una elocuente proclama á los ha
bitantes de su Capitanía general (4).
Interesantísimas son las noticias que encontramos en la
correspondencia particular de Morillo con el Ministro de
la Guerra, Zarco del Valle, sobre el estado de Galicia, y
con otros personajes sobre el general del país y las tenta
tivas carlistas ( 5 ).
He aquí lo que , hallándose Morillo aún convaleciente ,
escribía á aquel reputado General desde Guinzo de Limia:
« Voy siguiendo tal cual en mi convalecencia (6) , y si el

(1) Doc. núm . I.oto.


(2 ) Doc , núm . LOI I.
13 ) Produjo delirante efecto en esta ocasión el himno patriótico dedicado á
la Milicia Urbana, puesto en música por D. Severiano Escoriaza. – Véase el
dọc. núm . I.013
(4) Docs, números 1.011 , 1.014, 1.015 y 1016: Proclama de Morillo á los
urbanos de Galicia.
(5) Morillo á los habitantes de Galicia. Coruña, 14 Septiembre 1835.
Doc . núm . I.018.
(6) El médico que por entonces le visitaba dió el siguiente parte facultativo:
« La enfermedad que por más de siete meses padeció S. E. fué una coli
tis crónica, y como la principal molestia consistía en seis ó más deposiciones
al día, hizo poco caso de ella, á causa también de las multiplicadas atenciones
587 -

tiempo sigue bueno , como estos días , adelantaré más para


poderme trasladar al clima de Pontevedra , en cuyo país
mejoraré en ocho días más que aquí en quince. A mi
esposa le ha probado bien este país , pues ha mejorado
muchísimo y está desconocida desde que llegó . Le parti
cipa algunos trabajos realizados por los partidarios del
Pretendiente para reunir gente , uno de ellos dirigido por
un capitán denominado Abelleyra, que será juzgado en
Consejo de guerra verbal y castigado ejemplarmente para
escarnecimiento de los demás. « No hay duda -añade -que
el pueblo de Santiago es el foco ó grande oriente de la
facción carlista , y que el Gran Lama, ó arzobispo Vélez ,
está á su cabeza , porque este prelado ha hecho su rápida
carrera por estos medios, y no estaría demás que el Go
bierno lo hiciera salir á Cádiz, y no á Madrid , como llevan

del destino Crecieron éstas y se vió precisado á emprender un viaje penoso por
la provincia de Orense, y últimamente á la Puebla , pasando dos veces las Por
tillas en los días más tempestuosos de la presente estación . Infatigable en sus
marchas, un régimen de vida descuidado en la parte de alimentos y las altera
ciones de ánimo que necesariamente trae consigo su empleo , dieron margen á
una gastritis consecutiva , en su forma aguda , que le obligó á guardar cama un
mes hace .
No careció de algún peligro en este tiempo S. E .; pero con un régimen
atemperante, las fricciones estibiadas en los puntos de la piel que ocuparan an
tes dolores reumáticos, la cama y el sosiego, se logró una mejoría muy notable .
De modo que ya se levanta : cedió la diarrea , se restablece el apetito y todo
anuncia un feliz porvenir. Con todo, la enfermedad no está curada ; pues aún
hay alguna sed, el apetito no se desarrolló como debía y la diarrea se presentó
un día de estos con motivo de una ligera alteración del ánimo . Por lo que se
hace indispensable continuar con un buen régimen por mucho tiempo, sustraer -
se de todo lo que pueda alterar el espíritu , vivir en un pueblo cuya localidad sea
seca y lo menos fría posible , vestir con abrigo y no dejar de la mano el plan far
macéutico conveniente .
De este modo convalecerá perfectamente S. E., no olvidando que dicha afec
ción tiende a reproducirse á la más leve causa y que su continuación pudiera
muy bien producir alteraciones orgánicas dificiles de curar, si bien la constitu
ción de S. E. no la favorece .--Dr. José Lorenzo y Suand »
588 -
otros, porque es el cuartel general de todos ellos. El 26 de
Noviembre pasé una circular á todos los reverendos Obis
pos para que hiciesen saber al clero de su diócesis que
todo el que tuviese relaciones con el Pretendiente ó sus
secuaces sería fusilado inmediatamente , sin darle más
lugar que para las preparaciones de cristiano. El Ministro
de Gracia y Justicia aprobó esta determinación , y por
Policía se circularon los mismos bandos sobre este propio
fin . Todos los Obispos contestaron con su circular ó pas
toral impresa á los párrocos, pero el Arzobispo Vélez sólo
acusó el recibo y dijo que lo pondría por obra , pero hasta
ahora no lo ha hecho , ni he visto ningún resultado. En la
provincia de Lugo han desaparecido algunos oficiales gue
rrilleros, y hay algunos anuncios de que aquel partido no
está en buen sentido... Si el Pretendiente tratase de ir
sobre Castilla , marcharía yo al mismo tiempo paralela
mente con él , sin aguardar órdenes del Gobierno ; pero
mientras lo tengamos aquí , á la puerta, es preciso que
estemos muy alerta. La correspondencia interceptada de
los carlistas de Londres anuncia bien claramente que el
plan del Pretendiente ó sus miras son sobre Galicia, y que
ocupando parte de su territorio lograría éste hacer un em .
préstito. Mi aproximación á Pontevedra no sólo se dirige
por lo benigno del clima para mi convalecencia , sino es
que me aproximo á Santiago y quedo inmediato á la pro
vircia de Tuy , en la que también hay sus trabajos, á pesar
de que el Obispo de aquí lo tengo ganado á mi partido. La
recluta voluntaria de los cuatro años no ha producido nin.
gún efecto ... ( 1) .
« Ya tenemos la gresca armada - le escribe desde el
mismo sitio , á 9 de Marzo - La balandra inglesa, que se
creía prisionera por un bergantín frente á Viana, resulta
que entró en el Miño, y que no pudiendo atracar a la parte

( 1) Guinzo de Limia, 2 de Marzo de 1834.


589
de Portugal estuvo muy inmediata á la costa de España ,
tanto , que las partidas de observación la hicieron fuego de
fusil, de cuyas resultas vino el capitán á tierra en una lan
chilla, el que se halla preso... El estado de este país se va
poniendo bastante alarmante , pues los enemigos de la
legitimidad no dejan de maquinar sordamente y de poner
en movimiento todas sus maquinaciones é intrigas , y no
extrañe que cuando tome el mando haré más alcaldadas
quince veces que Quesada, porque está visto que la impu
nidad no basta para estos hombres, pues los alienta en su
perversidad ... Tengan ustedes entendido que si el fuego
comienza en Galicia , ha de costar más apagarlo que en
Vizcaya y Navarra , pues el clero y los conventos monaca
les son más poderosos que allí... Yo sigo bien en mi con
valecencia , aunque siempre débil de las piernas. Principio
á montar algunos ratitos á caballo , aunque me canso mu -
cho en este ejercicio , como á pie. El tiempo me ha favo
recido mucho estos días, y si sigue, adelantaré bastante. »
« La provincia (1 ) se nos va revolviendo por todas par
tes, y el clero faccioso de este país sordamente trabaja sin
cesar, haciendo alistamientos secretos para D. Carlos, y
es muy dificultoso averiguar, mucho más con el trastorno
de los nuevos empleados de policía , que no sólo no cono
cen el país ni lo que tienen entre manos, además de una
caterva de ignorantes que han sido colocados en este ramo .
¡Qué desgracia ! El Sr. Burgos no sólo nos ha trastornado
los Ayuntamientos y los Jueces por sus precipitados nom
bramientos, sino es que nos ha embrollado el país en tales
términos, que ni los Subdelegados ni mi autoridad son
capaces de desenredar este embrollo. Rubianes y Moscoso ,
que son hijos del país, están aburridísimos y los dos quie
ren separarse de sus destinos. » Se lamenta de la escasez
de tropa veterana para entrar en Portugal y del mal estado

( 1 ) Orense , 27 de Marzo .
590

de su vestuario , y prosigue: « Nadie me gana á deseos y á


servir con amor verdadero á nuestra joven é inocente
Reina , pero no pueden vencerse tantas dificultades. No
quiero entrar en pormenores sobre el aislamiento de las
operaciones de Rodil en la izquierda del Duero , con las
que deberían operar en la derecha por esta parte, y lo
expuestos que deberán quedar estos cuerpos sin poderse
socorrer mutuamente . He dicho á usted varias veces que
la provincia Tras.os -montes y la contigua entre Duero y
Miño son las más entusiastas y fanáticas por D. Miguel , y
así es que a todo el mundo mandan poner sobre las armas ,
inclusos los curas y frailes, que son los más acérrimos de
fensores . Esta circunstancia , y el odio que tienen a los
castesaos , como ellos dicen , merecen meditar mucho las
operaciones en este reino ... Ayer me hice cargo del man .
do , y mañana salgo sobre Santiago , punto céntrico de la
facción revolucionaria , donde tendré que dar muchos
garrotazos. Moreda queda en este punto para seguir en los
acopios y arreglo de las tropas de operaciones. El Preten
diente se dice ha salido en la dirección de Lamego, y me
alegro mucho se haya alejado de este país , en donde iba
tomando mucho incremento la insurrección ... Acompaño
á usted el adjunto cuaderno impreso, de los muchos que
nos introduce aquí el Pretendiente , y corren con escán
dalo entre la canalla enemiga del Trono de nuestra ino
cente Reina » ( 1 ) .
De la correspondencia de varias personas influyentes
con Morillo tomamos los datos y noticias que insertamos
á continuación , porque en ninguna otra parte se hallarían
tan verídicas y fidedignas para el conocimiento de este
interesante y obscuro período.

( 1 ) Doc, núm . I 019: Sobre las alteraciones de Coruña y Orense. -Sep


tiembre 1835.—Id. Doc . núm . 1.020.-Id. núm . 1.021 . - 1d , núm . 1.022.
Id , núm . 1.( 24 .
591

D. Felipe Montes ( 1 ), después de felicitarle por el res.


tablecimiento de su salud, le pide estados y noticias de
Galicia para los trabajos de la Plana Mayor General . « Pro
cure usted, le dice, hacer habilitar el castillo de San An
tón con los que quieren inducir á la revuelta , separándolos
de los puntos de su influencia, y logrará usted tener, como
hasta aquí, tranquila y feliz la provincia de su mando.
Mando á usted el Estatuto Real , que es obra nuestra. Está
juicioso , moderado y conveniente. Ha gustado tanto, que
ayer se pusieron los fondos al 60 por 100 y se hicieron ne
gocios de comercio importantes. »
Con el membrete de « Reservado » le escribía desde Lon
dres (2) el Marqués de Miraflores, nuestro Ministro en
aquella Corte : « Mi estimadísimo y querido amigo : Tengo
el gusto de anunciarle que ayer firmé un Tratado, que re
mití al Gobierno, hecho entre nosotros, la Inglaterra, la
Francia y Portugal , con el objeto de restablecer la paz en
Portugal y echar del territorio portugués y español á los
dos infantes D. Miguel y D. Carlos. Nuestras tropas de
ben entrar en Portugal á auxiliar á las de doña María en
la forma que se convenga, y han de ser tratadas y recibi .
das como las tropas de Portugal , pero los gastos de ellas
han de ser pagados por nuestro Gobierno. Una fuerza na
val inglesa , que saldrá inmediatamente, obrará en ayuda
y combinación con las tropas españolas y portuguesas de
tierra. El Rey de los franceses se obliga á prestar los au
xilios y cooperación que se le pida por las otras tres partes
contratantes, sea de la especie que quieran . Tal vez le sor
prenda á usted esto. No le extrañe ; pues yo que he hecho
solo este gran milagro, que concluye con la cuestión de
Portugal por un golpe de suerte , yo mismo lo veo y no lo
creo . En Madrid sucederá lo mismo , pues les va á coger

( 1 ) Madrid , 16 Abril 1834.


( 2) 23 Abril 1834 .-- Toda la carta de mano del Marqués.
592

de completa sorpresa. En tal caso debe usted reservarlo


unos cuantos días, hasta que por parte del Gobierno se lo
digan y ya se haga público; pero tanto porque en ello se
complace mi amistad , cuanto porque lo creo interesante al
Real servicio, me apresuro á comunicárselo, pareciéndome
que sin expresar claro los motivos, debe usted comunicar
órdenes reservadas á todos los guarda -costas, tanto de ese
Reino como de Vizcaya y aun á los del Mediodía , tales
como Ayamonte, Cádiz, etc. , etc., a fin de que vigilen con
todo esmero, porque en el momento de abandono de todas
las esperanzas , podrá el Pretendiente tratar de probar for
tuna en algún punto de nuestras costas ó evadirse á su dis
creción , siendo más conveniente que el Gobierno de Su
Majestad pudiera disponer de su destino. Esta la lleva el
buque de guerra inglés que lleva á la Coruña 12.000 fu
siles que de orden del Gobierno he adquirido aquí en po
cos días ... )
Le comunicaba en 28 de Abril el Ministro de la Guerra ,
Sr. Zarco, que « en el estado actual de cosas, el grande ob
jeto que llamaba la atención del Gobierno es la facción de
Navarra y la de las Provincias Vascongadas, y aprove
chando la oportunidad del nuevo aspecto de las cosas de
Portugal , y á fin de producir, si es dable, un efecto venta
joso á aquel país, que es de absoluta necesidad, se le pide
á usted un regimiento provincial ... )
Desde Aranjuez ( 1 ) le escribía D. José María Moscoso
de Altamira : « Aquí me tiene usted en la fatal silla minis
terial desde ayer en que tomé posesión de mi destino. Vea
usted si en él me contempla útil en algo, disponiendo de
mi persona como de la de su buen amigo. Nuestro Mar
qués de Miraflores se ha portado con el Tratado celebrado
en Londres, de que luego recibirá usted copia. La Fran
cia y la Inglaterra se han declarado por fin : la lucha de la

( 1 ) 6 de Mayo 1834
593

Península pronto estará terminada. S. M. me ha mandado


permanecer aquí con los demás compañeros hasta la con
clusión de la jornada. De este modo me pondré al corriente
de los negocios de mi Secretaría con más despacio de lo
que podría hacerlo estando en Madrid . ,
El obispo de Tuy , fray Francisco , le escribía ( 1 ) : « Es
timadísimo amigo y dueño de todo mi aprecio : He visto con
el mayor placer en la Gaceta del 18 el nombre de usted entre
los Próceres del Reino ( 2) . Esta eminente dignidad con que
nuestra Reina Gobernadora ha premiado sus distinguidos
méritos y servicios, es una prueba inequívoca de lo gratos
que éstos le son ; y á su apasionado amigo el Obispo de Tuy
le ha servido de la mayor satisfacción. Sea enhorabuena y
viva usted muchos años para disfrutarla . El haber sido
nombrados igualmente que usted Próceres del Reino todos
los Capitanes generales de las provincias , me hace creer
que al menos por este año no irá usted á las Cortes , pues
no parece regular que en las actuales circunstancias que.
den privadas las provincias de sus principales jefes. Esta
consideración me tranquiliza , pues quisiera más que usted
no fuera Prócer que el que abandonase á Galicia , que debe
á usted exclusivamente su tranquilidad y bienestar . >
Son del mayor interés las dos siguientes cartas (3) oló
grafas del insigne patricio D. Francisco Martínez de la
Rosa : « Por Zarco del Valle y por González Allende sé
frecuentemente de V.; y este último amigo me habló an
teayer de la carta que había recibido de la Condesa , con
tándole el viaje , etc. Remito á V. dos ejemplares del Es
tatuto Real: ha sido prodigioso el efecto que produjo en

( 1 ) Pousa de Sobreiras, 26 Junio.


(2) Efectivamente , en el decreto de la Reina Gobernadora, dado en Cara
banchel, á 17 de Junio de 1834, se inserta la lista de los Próceres del Reino,
nombrados por S. M. , y entre ellos figura el Conde de Cartagena .
(3) Aranjuez , 16 Abril , y Madrid , 26 Junio 1834.
TOMO I 38
594

Madrid . Los fondos subieron á cincuenta y medio , y se


negociaron ayer en la Bolsa más de cuarenta millones de
reales . Dios quiera que ofrezca el resultado que nos pro
metemos : será una ancora para la Nación y todos los sa
crificios se verán compensados. Aprovecho la ocasión de
un extraordinario que envío para llamar á Moscoso . S. M.
me lo ha mandado , y es de esperar que no le llamará tan
de prisa para nada malo. Por Aragón , por las provincias,
por todas partes hay buenas noticias , como verá V. por
las Gacetas. Hace media hora hemos recibido de oficio
que también ha sido batida la partida del Cocho , junto á
las lagunas de Ruidera , sitio famoso en la historia del hi
dalgo manchego ! Parece que el Infante se ha salido de
Almeida al hacer un reconocimiento Sanjuanena y proba
blemente habrá echado á correr. Sabemos también que
Carrera entró más allá de Chaves y cogió un pequeño con
voy. Ya no hay que guardar miramientos ningunos. Va á
salir Pérez de Castro para Lisboa á tratar con aquel Go
bierno para salir de este pantano : probablemente se em
barcará en Vigo en la fragata Perla . Un enviado que hay
aquí de Don Pedro tiene mucho empeño y da gran impor
tancia á que ocupase V. con las tropas á Chaves. Supone
que eso tendría mucho influjo en Portugal , que no com.
prometería nada , y que nos convenía más que tener nues
tras tropas en Verin . Yo quisiera que me dijese V. su pa
recer . V. debe obrar con carta blanca y aprovechar las
ocasiones que se presenten . Mientras subsista D. Miguel
en Portugal , hay guerra civil en España. Con las ventajas
conseguidas por Nappier creo que se ha simplificado mu
cho la cuestión , á lo menos respecto de esa frontera; y
debe V. decirnos al Ministro de la Guerra y á mí lo que
vea V. que puede hacerse . »
« Recibí con mucho gusto su apreciable de V. por saber
el buen éxito de su peregrinación por ese país, y el mucho
fruto que de ella había sacado . La tranquilidad de ese
595

vasto reino es una de las áncoras de salvación de nuestra


noble causa . Por el hijo del Marqués de Corvera he sabido
con pormenores la buena vida que se pasa ahí y el orden
que reina. Habla de V. con el mayor elogio , y yo he te
nido el gusto de oirlo de su boca . Nuestro buen amigo
Pérez de Castro tiene una especie de entusiasmo por mí :
así no es extraño que le escribiese á V. en el tono que lo
hizo , ni que me dé tantas pruebas de su sincero afecto .
Aquí ha corrido muy válido que le habían ofrecido á V. el
mando en Jefe del Ejército ; y que V. no lo ha admitido
por su quebrantada salud. Mucho siento la causa y el efec
to . Yo no conozco nadie más á propósito, por lo mismo que veo
lo árduo de la empresa: así lo he dicho muchas veces y se lo re
petí á Toreno la última vez que le hablé al tiempo de de
jar el Ministerio. Lo mal que se ha dirigido la guerra del
Norte, á lo menos en mi concepto , es lo que nos ha traído
tantos disgustos y embarazado la marcha política ; que de
otra manera hubiera sido más firme y más fácil. Yo estoy
ahora descansando de mi larga campaña; que no sé cómo
he salido con vida . No me meto en nada ; no hablo siquiera
de política; y trato meramente de restablecer mi salud .
Mis finas expresiones á la Condesa y que se cuide mucho :
me alegraré que todos los niños sigan tan famosos, y á V.
no tengo que repetirle el aprecio y la invariable amistad
que le profesa su afmo., 4. s . m . b. , Francisco Martínez
de la Rosa . )
A su vez el Conde de Toreno , elevado á la Presidencia
del Consejo , le escribía de su mano ( 1 ) : Mi muy estimado
amigo : Tantas gracias por los parabienes de usted . Mi
empresa es árdua, pero espero que con apoyos como us.
ted y mi buen deseo podremos ir adelante .»
D. José María Moscoso (2) le refiere que la sesión Real

(1) Madrid y Julio, 16, 1834.


( 2) Madrid , 24 de Julio .
596

de apertura de las Cortes estuvo «magnífica y muy concu


rrida en medio de las tristes circunstancias que afligen á
esta capital por el cólera . Sin embargo desde hace tres
días es más benigno . Ayer fueron sorprendidos varios in
dividuos de la Sociedad titulada de Isabelinos, primos her.
manos de los Carlinos y de todos los antiguos y modernos
perturbadores. Su plan era levantar el grito hoy en la se
sión de apertura . Sería muy largo de contar todo lo que se
ha descubierto ; pero por allá tiene usted bastantes afilia
dos. Están arrestados algunos , entre ellos el general Pala
fox , D. Juan Van Halen, Romero Alpuente, Calvo de Ro.
zas , etc. , etc. Ya sabría usted lo del día 17 y la desgracia
en que de resultas ha caído San Martín , pues todos los
hombres de bien recuerdan con horror los asesinatos co
metidos en aquel día y que pudieron evitarse si se hubiese
obrado con la decisión que convenía . Es indudable que el
Pretendiente ha desembarcado en la costa de Francia y
que por tierra pasó á Elizondo . Sírvale a usted de gobier
no, pues aunque puede ser su completa ruina, también
puede ocasionar nuevos disgustos. »
Avisábale Martínez de la Rosa ( 1 ) que había recibido
de la Coruña un papel que parecía tenía algo de verdad,
sobre conspiraciones que allí se tramaban , citando los nom
bres de los que se tenían por más comprometidos . «Con
vendría mucho, le decía , para desalentarlos el que usted,
si los coge , les dé un golpe bueno, pues no es justo que
por tercera vez se quiera volver á las andadas. La Reina
está muy satisfecha del comportamiento de usted y es de
los que le merecen más confianza. Por lo que á mí toca,
nada tengo que decirle . Así puede usted contar con que
será sostenido, bien sacuda á un lado ó bien á otro , pues
es menester acudir á que no se caiga ninguna de las dos
paredes opuestas , que ambas amenazan, como decía usted

(1) Madrid , 30 Julio.


597

extendiendo los brazos el año de 1822. » A que contestó


Morillo ( 1 ) : « Pasa de dos meses que recibí anónimos so .
bre estas mismas personas y he notado que es una calum.
nia la más atroz del mundo. El primero que se designa es
el comerciante Noriega , que es de lo más honrado y tran
quilo de la Coruña , con muchos bienes que adquirió en
México en el comercio, y por las revoluciones de aquel país
se restituyó á su patria , lo mismo que sus compañeros Leal
y Español, que son dueños de la fábrica de vidrios, y en la
que ganan un 25 á 30 por 100; y acaso sea por esto la in
triga que se les ha forjado tiempo hace; y á los resultados
me atengo. Pardo, el de la policía, lo debe conocer Mos
coso, y es de lo más honrado y puro del fomento : lo co
nozco mucho y por él pondré mi mano en el fuego. Es jus
tamente á quien he confiado y confiaré los mayores secre.
tos de policía: por último, Pardo es un caballero y liberal
de orden, y como digo, lo garantizo. Otros pájaros hay en
la Coruña del movimiento ; pero en el día están dispersos,
porque hice que entrasen dos en el principio de su socie
dad ; y viéndose medio descubiertos, no se fían los unos de
los otros : son bien marcados y se les tiene á la vista . »
Hace tiempo, le escribía el Infante D. Francisco An
tonio (2), que no he tenido la satisfacción de ver carta
tuya, lo que me hace creer debes hallarte muy ocupado.
Si así fuere, no quiero distraerte de los negocios de tu
destino ; pero si no, será de mi gusto el ver en algún co
rreo tu correspondencia, en la que me anuncies que gozas
de buena salud. La mía es igualmente buena y la de mi
esposa, niños y niñas, que gracias a Dios se han librado
de la enfermedad contagiosa que tanto nos ha afligido en
esta capital. Pásalo bien, como lo desea tu muy afectísimo
Francisco Antonio. »

( 1 ) Aguas del Carballino, 8 de Agosto.


(2) Madrid, 23 de Septiembre.
598
Contestóle en seguida Morillo en estos términos :
« Sermo. Señor.-Con la más dulce satisfacción he reci
bido antes de ayer, pues se retrasó el correo más de ochen
ta horas, la muy grata de V. A. de 23 del anterior, y cele
bro con toda la cordialidad de mi afecto la buena salud
de V. A. , de su Augusta Esposa , á c. r. p . le ruego me
ofrezca, y de sus preciosos hijos, siendo maravilloso el
que V. A. y su Real familia se hayan librado de la terri
ble enfermedad que tanto nos aflige. Por efecto de la mi
sericordia de Dios, en esta provincia por ahora no se pro
paga , aunque haya habido algunos casos en la parte de
Mondoñedo. No así sucede con la enfermedad política:
ésta se aumenta notablemente, á que contribuyen ciertas
discusiones que se agitan en el Estamento de Procurado
res, tal como la del voto de Santiago , pues un abuso de
mil años poco importa siquiera por uno más, y convendría
más que solo se ocuparan de medios para restablecer la
paz, y lograda ésta , entrarían las mejoras. No menos los
alienta la inmunidad eclesiastica. Ellos trabajan, pero con
tal sagacidad y con tal maña que legalmente nada puede pro
bárseles. Esta seguridad los hace más osados; el mal cun
de de consiguiente , y podrá llegar á un término que no se
pueda contener . He pedido que á el Arzobispo de Santia
go y á los obispos de Mondoñedo y Orense se los haga sa
lir; nada se ha determinado: son malísimos. Dos cortísi
mas facciones levantaron la cabeza hace dos meses; se los
ha perseguido y persigue vivamente ; se ocultan y vuel
ven á salir cuando la tropa se retira . Esto prueba la pro
tección del país, alimentada por el clero, en su mayor
parte ignorante y fanático; por lo demás, en el día hay
suma tranquilidad . Mi salud se halla bastante resentida
todavía ; en otro caso me hallaría á caballo y no descansa
ría hasta acabar con estas facciones iniserables que jamás
han dado hasta ahora la cara .
» Qué sería de la España entera si tan á tiempo no hu
599

biese desarmado estos 40.000 realistas ! Ahora es cuando


se conoce; y los disgustos que por esta razón me dieron
los Ministros Cruz y Cea Bermúdez fueron la causa de mi
larga y peligrosa enfermedad .
» Galicia libertó á las provincias de Asturias y Castilla
la Vieja en los momentos que estaban para saltar , y mi
movimiento con la división sobre Benavente les descon
certó todos sus planes, recogiéndoles las armas al mismo
tiempo y haciéndoles creer que marchaba en todas direc
ciones, porque así se lo avisaba á los pueblos, oficiándoles
al efecto, Portugal no estaría de este modo , porque Oporto
sucumbía al hambre, si tan á tiempo no hubiesen llegado
los víveres de Galicia que con contento mío embarcaron
los comerciantes . Por último, de Galicia han salido para
afuera 7.500 soldados buenos para operar en otras provin
cias .
No tardó el Infante en volver a escribirle ( 1 ) , haciendo
declaraciones de la mayor importancia: « Yo ya lo sé todo ,
y sé dónde está el mal . Los remedios no se ponen ni se
quieren poner. Hay locos de un color , y tan locos ó más
del otro . Todos á una debían de estar unidos para consu
mir hasta su raíz el maldito carlismo . Todos se creen re
generadores de la Patria ; mas no lo son más que de conve.
niencia y de vil interés. Trágalas isabelistas y son trágalas
con carlismo. Yo me he ofrecido más de cinco veces (seis
por ni en eso pertenecer al número cinco menguado y
maldito ) de ir a las provincias á concluir aquello; sé que
lo hubiera concluído , y ya que hay un Infante rebelde,
hay otro leal á su Dios, á su Patria y á su Rey . Yo los hu
biera anonadado . No se ha conseguido . Jamás tendré en
mí la tacha ni de cobarde ni de mal español ; y que si no
voy á la lucha , es porque no se me ha dejado : no es mi
culpa . Venero mucho al clero ; conozco lo que hay en él y

(1) Desde Madrid , á 13 de Octubre 1834.- La carta es toda de su mano,


600

conozco los que te rodean . El Barbón era visita de la mal


vada Teresa ; ya le conozco: todo se ha de andar, como el
palo no se rompa , que no lo creo, sino se romperá en ellos.
Lo del voto ( 1 ) lo he estado viendo aún antes. El celo pa
triótico de algunos no lo ha querido entender ; mas estén se
guros que el verdadero español , como yo , ni transige con
el 20 ni transige con el 5 ; y así no hay que andar en discu
sión sin tiempo ni aire. Ya he molestado mucho. Desearía
que al Barbón y otros como él el Gobierno los envíe adonde
no puedan hacer mal y se les ocupe lo que no deben tener
para verdaderos pastores del rebaño ... Ojo alerta con todo
y con todos. » « Me complazco , le contestó Morillo, en ver
los sublimes sentimientos de que V. A. se halla poseído y
mi honor y fidelidad le aseguran que sostendré hasta per
der mi existencia el excelso trono de mi augusta Reina y
Señora contra todos sus enemigos, vístanse éstos del color
que quieran (2).
De nuevo le escribió el Infante (3): « Obra en mis manos
tu muy grata del 22 del corriente , y cuyo contenido está
lleno de cariño y amor hacia mi persona y familia, entre
la que cuentas con mi hermana la Reina Gobernadora y
sus tiernas hijas. Quedo, pues , de nuevo íntimamente per
suadido de que no puedes obrar nunca sino como un hom
bre en quien esta pobre Nación siempre ha confiado para
salvarse de los muchos males de que se halla amenazada .
Tendré mucho gusto en ver á tu mujer, cuando venga á
Madrid, como me dices ... )
Insistió todavía el Infante con Morillo para que le tuviese
al corriente de sus operaciones y estado del país (4) : « Hace
algún tiempo que me veo privado de tu correspondencia ,

( 1 ) De Santiago.
(2) Coruña, 22 Octubre.
(3) En 29 Octubre .
(4 ) Madrid , 15 Abril 1835 .
601

que para mí es muy lisonjera , mayormente cuando hace


sólo referencia al estado de salud tuya y la de tu familia ,
que os la deseo muy buena , con cuantos bienes espiritua
les y temporales puedes apetecer ; en lo cual tendré una
satisfacción . Bien conozco las muchas ocupaciones que
tienes , y que el tiempo es corto para su desempeño ; pero ,
sin embargo , espero que alguna vez me comuniques la
continuación de tu buena salud, y siendo la mía así y la de
mi familia , recibe las próximas Pascuas y no dudes de la
estimación de tu muy afectísimo , Francisco Antonio. »
Contestóle Morillo participándole que en el día se hallaba
bastante repuesto, pero las atenciones le abrumaban : « Hay
que excitar á unos, contener a otros , y á todos hacer cono
cer las ventajas de un Gobierno libre , pero justo . No fal
tan malvados que promueven el desorden , y muchos que
temiendo perder propenden á envolver á los que tienen
algo. Mas en medio de todo voy adelante , y creo que la
Galicia es la provincia más tranquila de todo el reino , sin
que por eso se descuide en lo más mínimo el conservarla
y perseguir la corta facción que divaga por la provincia de
Lugo , la cual , según las noticias del último correo , no se
sabe adónde se ha metido . El espíritu de los pueblos es
fatal; el que no es malo , es apático , y se encuentra domi
nado por el numeroso clero regular y secular. En el día 15

fué pasado por las armas en esta plaza ( la Coruña) un


sujeto venido de Portugal con planes é instrucciones revo
lucionarias. Se le cogieron éstas , y ha sufrido la pena que
las leyes le imponen ; mas guardó un profundo secreto
sobre sus cómplices , lo que no obstante ha sido un bien ,
pues ha evitado más desgracias . El Arzobispo de Santiago
llegó ayer tarde á esta plaza , y dentro de un par de días
se embarcará para Mahón , según órdenes de S. M. Llegó
en la diligencia , y se fué á alojar al Convento de Santo
Domingo. De esta medida me prometo los mejores resul
tados , pues la opinión general lo designa conio el fomen
602

tador de las facciones, y estaba designado Presidente de


la Junta que debía promover el alzamiento de Galicia » ( 1 ).
Recomendábale desde Madrid (2) el general Castaños al
coronel de ingenieros D. Félix Arbizu , destinado al ejér
cito de Galicia ; y á este efecto le escribía : « Mi apreciado
compañero y buen amigo : Aunque tiene V. acreditado
que se halla dotado de aquel tacto indispensable para co
nocer bien pronto las cualidades de los Jefes que sirver á
sus inmediatas órdenes, y por lo tanto no me detendré en
manifestar las que reconozco en el (citado) Coronel .....
debo hacer saber á usted que es persona á quien apre
cio .....-- Javier de Castaños .-También lleva el encargo de
visitar en mi nombre á la muy amable Condesa. »
El insigne Palafox, Duque de Zaragoza, comunicaba
también á Morillo con amarga pena el término de la in
justa persecución de que había sido objeto (3) : « Mi querido
amigo D. Pablo : Al cabo de un año de crueles padeci
mientos, tengo la satisfacción de decirle á V. que acaba
de declararse mi inocencia, y he salido ya con todo honor
del estado de persecución y de calumnia con que atroz
mente me han fastidiado. Sé que V. es mi amigo y que
tomará un interés y satisfacción en saber que ya por fin
me veo libre, habiéndose publicado en los periódicos el

( 1 ) En efecto, por las cartas confidenciales que a la vista tenemos de los


jefes político y militar de Lugo y de otras autoridades militares, se advierte que
las facciones de Martínez, Sarmiento, Señorito de Bullón y otros cabecillas iban
tomando incremento considerable, y aunque por el momento no ofrecían cui
dado, se consideraba preciso perseguirlas vivamente para evitar consecuencias
de transcendencia ; pero la fuerza de la provincia citada era escasa, dada la ex
tensión de ésta y su terreno quebrado « El espiritu público de los pueblos de la
montaña , escribía D. Vicente de Iruñeta, gobernador militar de Lugo, por don
de he andado cinco dias, he notado que es muy sospechoso y puede recelarse
cualquier cosa si no ven cruzar más tropas por aquellos puntos, y si ésta pudie
se ser de otras provincias, sería más conveniente..." (Lugo, 19 Julio 1835.)
(2) 16 Abril 1835.
( 3) Madrid , 25 Julio 1835. — Toda de su mano.
603

dictamen fiscal y la sentencia de la Sala . Vea V. , mi que


rido amigo, el Eco del día 21 del corriente , y estoy seguro
que leerá con gusto cuanto dice el Fiscal de S. M. , que
viene á ser mi mejor defensa , porque yo no he querido de
fenderme y he obligado así al Juez á fallar por sólo lo que
arroja de sí el proceso, que es, en suma, nada . »
Contiene de igual manera noticias y apreciaciones de
interés histórico la correspondencia confidencial del ilus .
tre y afamado Ministro de Hacienda D. Juan Alvarez y
Mendizábal con Morillo , de la que tomamos lo más culmi
nante .
« Tengo el honor de incluir á V. mi programa ó exposi
ción á la Reina , que contiene la base de la marcha que ,
según mi opinión , debe seguir el Gobierno de S. M , Mi
primera atención se dirigió á hacer cesar el estado de sitio
de esta capital . Dentro de pocos días aparecerán los de
cretos de convocación á Cortes y creación de Diputaciones
provinciales . En fin , nada quedará por hacer para corres
ponder dignamente a la confianza que he merecido al Tro
no y á la buena acogida de mis compatriotas. Pero todas
las medidas del Gobierno serán infructuosas , sus esfuerzos
serán inútiles, si no merece luego la confianza de esa Jun
ta presidida por V. El medio de probar de que soy digno
de ella , es acudiendo á S. M. manifestando su obediencia ,
haciendo constar así de que si la creación de la Junta fué
debida á momentos en que se creía peligraban la libertad
y el Trono de nuestra inocente Reina , esa misma Reina se
disolvió de sí misma al instante en que aquellas causas
cesaron . S. M. la Reina Gobernadora ha dado plena adhe
sión á mi marcha , si la merezco generalmente á mis com
patriotas, y cuento con ella , acudiremos luego á formar
un Cuerpo de cien mil hombres para concluir de una vez
con el partido carlista y dar el reposo y el bienestar á nues
tra amada patria . Son demasiado conocidas las luces y el
patriotismo de V. , mi querido General, para que me ex
-
604

tienda más en el particular que abraza esta carta , pero


estoy seguro de que la Junta de Galicia no será la última
en concurrir a la grande obra que hemos emprendido: las
virtudes de su Presidente me son garantía de ello . Apro
vecho esta ocasión para ofrecer á V. los sentimientos de
mi aprecio y distinguida consideración , con los que tengo
el honor de suscribirme de V. atento y seguro servidor,
9. s . m . b . » ( 1 ) .
« La determinación de la Junta que V. tan dignamente
presidía, ha sido de la mayor importancia en la marcha
política de nuestros negocios. Es un excelente precedente
para las demás, que también se hallan bien dispuestas; y
para mí personalmente es una satisfacción muy grata el
que las personas ilustradas y patriotas que componían la
Junta de Galicia hayan fiado en mis palabras , que ya van
recibiendo su ejecución . No dudemos que las cosas toma
rán presto el aspecto que es de desear . Dése al Gobierno
la confianza; únanse todos los españoles en torno suyo , y
entonces , pudiendo echar mano de los recursos que la na .
ción tiene a su disposición , nada estorbará la marcha fe
liz que la espera. Entretanto déjeme V. aprovechar esta
buena ocasión que me permite ofrecerme cordialmente á
sus órdenes y de ser con el debido aprecio su atento ser
vidor y amigo (2 ) .
« Excepto las Andalucías , todo el reino está con nos
otros , y aun aquéllas lo estarán antes del 20 del corriente .
Es preciso mucha reconciliación , y que la prudencia y la
circunspección sea la que guíe las pasiones. Trato de orde
nar un levantamiento general , y para esto es indispensable
que el pueblo esté unido con la autoridad , y sin ésta yo no
soy veinticuatro horas Ministro. Confío en que V. sabrá

( 1 ) Madrid , 19 Septiembre 1835. —Todas estas cartas son de mano de Men


dizábal ó firmadas por él.
( 2 ) 28 Septiembre 1835 .
605

dar pruebas de desprendimiento y de sufrimientos de amor


propio. De este modo el triunfo es seguro ; de lo contrario ,
yo no sé adónde iremos á parar. Dígame V. si existen
en esa muchos sargentos y cabos , á quienes deseo emplear
en el nuevo ejército de 60.000 hombres de refuerzo, para
acabar de una vez con el estado de incertidumbre en que
nos encontramus , »
« Por el correo de esta noche se comunican á V. las
instrucciones convenientes para la formación de Comisio
nes y Secciones de armamento que deberán formarse en
cada una de las capitales de provincia de ese reino, ínterin
se organizan las Diputaciones provinciales , a fin de tener
prontos para cuando se expida el Decreto, una porción de
cuadros que permitirán la organización de un cuerpo de
ejército en Galicia . Mucho pueden la actividad y militar
pericia de que V. tiene dadas ya tantas pruebas ; pues
todo en esta ocasión lo espera ahora la Reina del celo
de V. Es necesario apoderarse del entusiasmo que se ha
apoderado de los españoles , dirigiéndolo para la termina
ción de la guerra . Un esfuerzo general y simultáneo es el
único medio para que se saque fruto de tanta sangre ver
tida, y para que el triunfo sea completo . A ello convida el
estado del país ; pues si bien no es tan completamente
satisfactorio como debiera desearse por la actividad que
aún conservan las Juntas de Andalucía respecto del Go
bierno ; sin embargo , la buena fe , cordura y patriotismo
que han mostrado las de Badajoz , Zaragoza y Cáceres ,
imitando al noble ejemplo de la de Galicia , le dan medios
para no permanecer en un estado estacionario y de apatía
que podría comprometer la noble causa que defendemos;
y le da esperanzas de que las referidas Juntas de Andalu
cía darán oídos á la razón y á la conveniencia propia . Las
lecciones de la experiencia no pueden ser perdidas para
esos hijos de la Nación española . El Gobierno apela á tan
nobles simpatías, y firme en la marcha que ha comenzado,
606 .

confía reunir esta gran familia bajo el cetro augusto de su


Reina , sin derramar una gota de sangre más que la de
aquellos que , tenaces en su obcecación, quieren sumirnos
en la barbarie de siglos ya lejanos. Repito á V. , mi que.
rido General, cuán apreciables van á ser los servicios que
en esta ocasión prestará V. á la Patria y á la Reina . Yo,
en su nombre , doy á V. , y de antemano , las gracias más
vehementes , persuadido de que no habrá obstáculo , por
difícil que sea , que V. no sea capaz de superar en esta tan
interesantísima ocasión » ( 1 ) .
« Por las Gacetas é impresos , que mando á V. , se ente
rará de la donación hecha por la augusta Reina Goberna
dora y del feliz desenlace que han tenido los sucesos ocu .
rridos en Sevilla y Cádiz, Sería muy bueno que vengan
felicitaciones á S. M. y que por todos los medios se pro
muevan suscripciones voluntarias para acabar de una vez
con esa guerra asoladora y hacer conocer al mundo el pa
triotismo de los españoles » ( 2).
« Las cosas marchan muy bien , y mejor que podíamos
esperar, atendidos los elementos de que se compone esta
desgraciada Nación , en donde , principiando por la educa.
ción constitucional , todo falta . La adjunta Gaceta enterará
á V. de cuanto continuamos haciendo , y del rasgo magna.
nimo de S. M. la Reina Gobernadora . Que se reimprima
y que circule por todo el reino . Promueva V. , poniéndose
á la cabeza , una suscripción digna de lo que acaba de
hacer la ilustre viuda , nuestra Regente la inmortal Cris .
tina . Promuévala en toda la Capitanía general. Aprove
chemos los momentos , que son preciosos (3) .
« Veo cómo se trabaja en su distrito en verificar la quin
ta con la prontitud que se desea . Yo no me cansaré de ins

(1) Madrid , 6 de Octubre 1835 .


10 de Octubre .
( 3 ) De igual fecha que la anterior.
607 -
tar para que no se pierda de vista ni un momento este in
teresante asunto . Todo debe postergarse á salvar la Patria
y á que cese la guerra civil lo más pronto posible, y ésta
no se concluye sin soldados en mucho número . Concluída
esa civil guerra , tendremos tranquilidad y dinero, y podre
mos dedicarnos a las mejoras que reclama el país. Segui
mos bien . Las noticias tanto del interior como del extran .
jero son satisfactorias. Los Gabinetes han reconocido que
tengo medios para llevar adelante mi programa y que es
toy apoyado por todos los hombres sensatos y amantes de
su país ) ( 1 ).
Desde Oviedo (2) le escribía D. José Rodríguez Busto:
Con el mayor gusto he recibido su muy apreciable del 3
del corriente, tanto por saber de su buena salud, como
porque en ella veo los mismos sentimientos de su carácter
noble y generoso que siempre se ha servido dispensarme
y en lo que tengo la mayor satisfacción. Me ha indignado
la conducta torpe, imprudente y escandalosa de los famo
sos Villaverde y Valladares, que tanto pudieron compro
meter el respetable nombre de usted y el orden y la tran
quilidad de esas provincias. Así lo he escrito á varios ami
gos, lleno de furor y de rabia, tan luego como leí los im.
políticos y nefandos boletines de Orense y Pontevedra. En
tonces me acordé mucho de aquella mi amada provincia,
y sentía á par del alma no hallarme en ella en aquellas
circunstancias. No, mi amado General , no sería Busto
quien se opusiese con tanta desvergüenza y petulancia al
pronunciamiento en el que sonaba la persona de usted , ni
el que por escritos malévolos é incendiarios inculcase la
desobediencia y provocase la desunión y guerra civil en el

( 1) 19 de Noviembre 1835.
(2) A 17 Octubre 1835.- Véase en el doc, núm. 1.028 la correspondencia
del general Tacón con Morillo, desde la Habana, sobre el desvío con que el Go
bierno miraba los intereses de la Isla de Cuba .
608

país , como lo han hecho esos dos caballeros . Ni tampoco


sería Busto quien expusiese acaso la vida de un hombre
tan notable como el señor Conde de Cartagena, alarman
do contra él los espíritus y suponiéndole capaz de obrar
con hipocresía y con doblez, porque todo podrá esperarse
de la suspicacia y maledicencia de las gentes , especialmen
te de aquellos que tienen opiniones exaltadas, ó pertene
cen á partidos furibundos . Al fin , me parece que ahora se
va todo calmando y que hemos de triunfar de nuestro ene
migo común . Aquí hay tranquilidad completa y cruzan por
estas costas buques de guerra ingleses , habiéndose presen
tado una fragata á las inmediaciones de Gijón , dejando
un pliego al cónsul británico para que le transmitiese á la
autoridad militar , ofreciendo en nombre de su Gobierno
los auxilios que pudiesen prestar aquellos buques en favor
de nuestra inocente Reina y contra el Pretendiente y sus
secuaces . La Inglaterra obra al parecer con franqueza res
pecto de nosotros y de la justa causa que sostenemos ; pero
no así creo lo hace la Francia ó el Gobierno de Luis Feli
pe , cuya conducta torcida y solapada , ó cuando menos
misteriosa, es á mi juicio la que nos tiene envueltos en
tantos desastres. Es digno de leerse lo que con relación á
la política francesa y al golpe que llevó Mr. de Rayneval,
embajador francés en nuestra Corte , con la mudanza de
Ministerio, escribe el Sun, del 22 de Septiembre , periódico
que supongo recibirán en esa . »
Cada vez se iba agravando la enfermedad del Conde de
Cartagena por lo contrario que le era el clima húmedo de
Galicia . Agotadas en extremo sus fuerzas , pidió Real li.
cencia para venir á Madrid á reponerlas. Obtúvola con fe
cha 29 de Noviembre, por cuatro meses , y dejó encargado
el mando de su distrito al general D. Francisco Sanjuane
na , llegando a la Corte a mediados de Diciembre ,
Instalado en Madrid , supo con extrañeza que el Ordena
dor del ejército de Galicia solo le acreditaba medio sueldo,
609

siendo así que la Real licencia para permanecer en la Cor


te declaraba que aquella era para el restablecimiento de su
salud , sin dejar de ser Capitán general de Galicia ; por lo
que reclamó su paga entera ( 1 ). Solicitó también en este
tiempo (2) de la Reina Gobernadora , en unión de D. Ra.
món José de Múgica , que se segregase del partido de Vi
llanueva de la Serena y perteneciese en lo sucesivo al de
D. Benito la encomienda de Castelnovo , disponiendo el Mi
nistro de Gracia y Justicia, que la Audiencia abriese ex
pediente instructivo .
Estando ya para finalizar. la Real licencia que obtuvo
para venir á la Corte con el objeto de restablecer su que
brantada salud , elevó instancia al Ministro de la Gue
rra en Madrid á 27 de Marzo de 1836 , exponiéndole que
siendo tan perjudiciales para su enfermedad los aires hú
medos de Galicia, que tanto han influído perniciosamente
en aquélla, mientras que en los cuatro meses de cambio de
clima ha conseguido notable restablecimiento , solicitaba
de S. M. le admitiese la dimisión del mando de aquella
Capitanía general y se dignase declararle de cuartel con
residencia en Madrid , tanto por aquella poderosa razón
como porque su dignidad de prócer exigía su asistencia al
Estamento . A ambas peticiones accedió benigna la Reina
Gobernadora por Real orden de 31 de Marzo .
Agravose su enfermedad , no obstante su residencia en
la Corte, hasta el punto de serle muy penoso el andar , á
causa de la penetrante herida de lanza que recibió en Cos .
tafirme en la batalla de La Puerta ; y, en su consecuen .
cia , solicitó (3) de la Reina Cristina licencia para to
mar los baños de Barèges , en Francia , con los que ya en
otras ocasiones había encontrado bastante alivio y eran

(1) Madrid, 16 Febrero 1836 .


( 2) Abril 1836.
(3) Madrid , 16 Junio 1836 .
ΤΟΜΟΥ 39
610

las únicas aguas que le probaban bien . Concedida también


esta gracia por S. M. en 24 de Junio, otorgándole cuatro
meses de licencia, empezó á usar de ella en 5 de Agosto ,
dirigiéndose á su balneario predilecto de Francia . Poco
fué lo que en él adelantó su salud, viéndose precisado á
pedir á S. M. prórroga de su licencia durante seis meses,
acompañando al efecto certificaciones facultativas. Su Ma
jestad le concedió de nuevo cuatro meses. La instancia es
taba concebida en los siguientes términos :
« Señora : D. Pablo Morillo , Conde de Cartagena , Te
niente general de los exércitos nacionales , á V. M. expone :
que habiendo obtenido una Real licencia en 24 de Junio ,
у hecho uso de ella el 5 de Agosto para tomar las aguas
de Barèges , en este Reino, á causa de un lanzazo mortal
que recibió siendo General en jefe del exército expedicio .
nario de Costafirme, donde tuvo el honor de triunfar siem
pre con las armas de V. M. Siendo Capitán general de
Galicia sufrió una gravísima enfermedad de disentería , de
la que estuvo próximo á la muerte, dimanada de los dis
gustos que le dió el Ministerio de aquel tiempo por haber
desarmado más de 40.000 realistas , diez meses antes de la
muerte del Esposo de V. M. , y por haber auxiliado pode
rosamente a las tropas del Emperador D. Pedro en Oporto
y Reino de Portugal . En el día se encuentra resentido del
mismo mal é incapaz de ponerse en marcha para su país,
como consta de los dos facultativos que certifican en la
adjunta que incluyo . También hizo el juramento a la Cons
titución , como lo acredita el oficio del Vicecónsul de S. M.
en Oloron , que acompaña. En su consecuencia solicita
se le concedan seis meses de prórroga .
Villa de Pau, en Francia , á 20 de Noviembre de 1836.
-Señora . - A los R. P. de V. M. - El Conde de Carta
gena ( 1 ).

(1) El original ológrafo existe en el Archivo del Ministerio de la Gue


611

Los cuidados de su amada esposa, las caricias de sus


hijos y la solicitud constante de los médicos, sólo pudieron
prolongar su dolorosa existencia hasta el 27 de Julio de
1837, en que falleció en Barèges, á los cincuenta y nueve
años , tres meses y veintisiete días de edad. Sus restos fue
ron depositados por su afligida esposa en un terreno de la
comunidad de Lux , que compró al efecto , mientras le pre
paraba más digna sepultura en su Patria ( I ) .
Tal fué el fin de uno de los caudillos más señalados que
produjo la Guerra de la Independencia . Sus hechos y
proezas en ella y sus campañas en América son dignas de
ocupar algunas de las más gloriosas páginas de nuestra his
toria , así como hoy producen la admiración y la estima de
sus contemporáneos .
Era de estatura regular y muy corpulento . En su rostro
moreno y grave brillaban sus ojos negros , cuyo mirar
atento, sin descaro , mostraba la penetración de su alma .
Robusto y ágil , no había linaje de fatiga ó privación su
perior á su constancia y sufrimiento . Fué honrado á fuer
de castellano; humano y compasivo á par que valiente y
esforzado ; amigo fiel y constante ; generoso y desprendido ;
de costumbres sencillas ; franco de trato ; esposo amanti
simo , padre cariñosísimo y buen ciudadano. Ultimamente,
en la cumbre de los cargos y honores á que se vió elevado,
no se desvaneció ni un solo instante , dando así la mayor
muestra que puede dar un hombre de ser acreedor á ellos.

rra. En 26 de Noviembre de 1836 se le prorrogó la licencia por otros cuatro


meses, y en 13 de Abril de 1837 se le renovó la prórroga por igual tiempo .
( 1 ) El cadáver del heroico General descansa en Madrid, en el cementerio
de San Isidro , patio antiguo bajo .
La Reina Gobernadora dispuso en 24 Noviembre de 1837, respondiendo á
una instancia de la Condesa viuda de Cartagena, que tanto la Real licencia con
cedida en 24 Junio de 1836 al General Morillo como las dos prórrogas sucesi
vas fueron y debieron entenderse con el goce de todo el sueldo que disfrutaba en
cuartel dicho General .
612

Vencedor siempre de Bolívar y de sus tenientes; admi


rado у temido de sus amigos; infatigable y animoso en
aquella guerra de continuas marchas y contramarchas,
atravesando altísimas montañas, dilatados valles y cauda
losos ríos , por territorios desiertos, áridos y escabrosos,
infestados de mil y mil dañinos y venenosos insectos; ate.
rido de frío unas veces y abrasado de sofocante calor
otras, á todas partes acudía ; en donde menos era esperado
se presentaba, y en todas partes era el padre del soldado ,
el bienhechor del menesteroso, el firme sostén de los dere.
chos de España . De todas las contrariedades y obstáculos
que la naturaleza , tanto ó más que el enemigo le oponía ,
supo triunfar con su admirable robustez é inquebrantable
fortaleza de cuerpo y espíritu .
A no haber sido en los últimos años de su mando punto
menos que abandonado de su Patria , entregada á febriles
pasiones políticas ; sin refuerzo, sin dinero, sin municio
nes, y , sobre todo, sin marina, que tan necesaria auxiliar
era en aquellos territorios ; á no haber notablemente rela
jado la disciplina militar las inoportunas libertades de la
Constitución , mandada guardar y jurar en aquellos críticos
momentos, estimulando la acción de los insurgentes , hu .
biera Morillo dominado por largos años aquellas provin .
cias de su mando , á pesar de los poderosos y eficacísimos
recursos de todo género con que los Estados Unidos , In
glaterra , Francia y tantos otros países ayudaban a los re
beldes .
Acribillado de heridas recibidas en ciento cincuenta ac
ciones de guerra , honrado con dos títulos de Castilla , con
la dignidad de prócer, con las grandes cruces de Car
los III , la militar de San Fernando , de Justicia y de Isabel
la Católica , caballero de la de San Hermenegildo , gentil
hombre de Cámara de S. M. con ejercicio , condecorado
con once cruces de distinción por diferentes batallas , re
gidor perpetuo de la ciudad de la Coruña , y , en fin , ele
-
613
vado á la alta jerarquía de Teniente general, todo debido
á su propio esfuerzo é iniciativa, sin haber recibido ins
trucción literaria ni militar alguna , sino la adquirida en
los campamentos y en la práctica de la guerra , falleció
este ilustre caudillo, tan rico en honores , como tan pobre
de hacienda, que no se pudo cubrir á su muerte la dote
de su mujer, habiendo consagrado toda su vida a la gran
deza é independencia de su Patria y al servicio leal y des
interesado de su Rey. ¡Ejemplo digno de admiración y de
eterna memoria por su elevado patriotismo y sus eminen
tes virtudes cívicas y militares!
APÉNDICES
I

SOBRE LA RENDICIÓN DE VIGO

El general Gómez de Arteche en su reputada Historia de la


guerra de la Independencia , tomo vi, páginas 434 y siguientes
( Apéndices), tratando de la rendición de Vigo, inserta impor
tantes documentos referentes á este hecho de armas . Es el pri.
mero una certificación de D. Juan Rosendo Arias y Enríquez,
abad de San Andrés de Valladares y comandante de la fuer
za que puso el cordón y cerco á Vigo, dada en 9 de Marzo de
1810 en la Real isla de León, en la que expone los servicios
señalados que en los primeros momentos de aquella ocasión
prestó el buen patriota D. Joaquin Tenreiro Montenegro.
En otro documento , pág. 436 , se insiste con justicia en los
buenos actos realizados por el citado personaje. < Tenreiro fué
uno de los patriotas que acaso más se habrán distinguido en
Galicia, y fué lástima no hubiese reunido más conocimientos
militares... ) < Tenreiro, no obstante, ha echado un borrón inde.
leble á sus méritos contraídos . Fué tan grande, que con difi
cultad podrá en su vida mandar tres hombres juntos , á lo me
nos en Galicia. Nadie como Tenreiro sabía los particulares
servicios que se habían hecho en el obispado de Tuy. Con todo
eso , teniendo en sus manos la justicia, á unos mató, á otros
resucito, á otros desolló . ¡Qué escándalo! ¡Qué injusticia! ¡Qué
perversidad de corazón no perdonar á los que juzgó le habían
ofendido! ¡ Qué bajeza ! ¡ Qué petulancia! Digámoslo de una
vez: Se vino á Sevilla el Sr. Tenreiro después de la restaura
618

ción de Galicia . Hizo relación a la Junta Central de todos sus


servicios, pidiendo mil desatinos . La Junta Central graduó de
vana su solicitud y no le despachó . Repitió la súplica en la
Regencia que heredó á la Central y ésta tampoco le atendió ... >
Sigue refiriendo sus pretensiones hasta conseguir se le conce
diera el título de Conde de Vigo, y añade : « Hizo ciudad á
Vigo para que resonase más su condado; dió togas, canonjías,
beneficios, cruces, escudos... )
« Volvamos - dice - de esta digresión á nuestra entrada en
el cuartel general de Santa Cristina de Lavadores el 21 de
Marzo por la noche, según queda dicho. ( García en la pág. 42 ,
última línea , dice que sus compañeros Morillo y Acuña se
presentaron al abad de Valladares el 16 , día en que estába -
mos presos en Viana) . Tenreiro y Almeida se enteraron de
nuestra comisión, y aunque la reconocieron no por eso hicie
ron demasiado caso, temerosos , á mi entender, de que les des.
pojásemos del mando . Prosiguieron en él sin contar casi con
nosotros el 22 y 23 , de cuyo procedimiento se había resentido
Morillo . A las once de la noche de este día 23 entró el abad
del Viso , asegurándonos había visto entrar aquella tarde en
Pontevedra 1.600 franceses que venían á reforzar la guarnición
de Vigo . A la media hora ya Morillo estaba puesto en camino
con el benemérito D. Pedro Barreiro, racionero de Bayona
(uno de los que se quedaron sin nada en premio de sus fati
gas) y otros, hasta el número como de unos 10. A las dos
horas salieron también Tenreiro y Almeida con parte de la
gente sitiadora , quedándome yo con el resto para contener á
los sitiados de Vigo. Así que Morillo llegó á Redondela tomo
las providencias más activas para alarmar la gente y rechazar
al enemigo de Pontevedra , que no podía tardar . Llegó luego
Tenreiro y Almeida , y hallándose con las disposiciones de
Morillo tratan de chocar contra ellas y logran dividir el pue
blo, reduciéndolo á una completa anarquía. Advirtiendo Mori
llo los desgraciados resultados de tal competencia, abandono
á Redondela , alarmó á todos los pueblos hasta dar en Puente
- 619

Sampayo, y logró rechazar al enemigo . Mientras esto pasaba


con Morillo y Tenreiro, yo permanecía en la mayor confusión
en el cuartel general de Santa Cristina, porque ni unos ni otros
me pasaron un mal aviso. Con este silencio los paisanos se
empeñaban en que querían asaltar la plaza. Me resisti á ello

á
con las razones que pude, primera, segunda y tercera vez ,
que siempre respondieron no debía darme cuidado, porque al
cabo ellos eran los que iban delante y habían de perecer. De
cíase que la plaza de Vigo contenía inmensos tesoros . Los
paisanos pretendían repartirlos entre sí mientras los demás
estaban fuera : tanto puede el interés. Por eso me apretaban
de muerte, llegando á persuadir unos trozos á otros para obli
garme , y que si una vez no condescendía con ellos, sería por
ser yo traidor. Esto redobló mis esfuerzos, y me obligó á pasar
un oficio por medio de ellos mismos á Tenreiro y Almeida
diciéndoles que la división de mi cargo tenía determinado asal
tar la plaza al otro día, lo que le comunicaba para su inteli
gencia; y , en efecto , llegaron el mismo día 25 por la no
che ( 1 ) . Después que Morillo arrolló al enemigo en Puente
Sampayo supo que á las inmediaciones de Pontevedra se ha
llaba el Capitán de la Victoria, D. Francisco Colombo , con
un destacamento , y con otro el Capitán de Milicias D. Bernar
do González ( destacados allí por la Romana y sin ánimo de
tomar parte en los sucesos de la provincia de Tuy) , y diri -
giéndose á ellos pudo reducirlos a que le acompañasen . Para
conseguirlo les pintó el estado del sitio de Vigo, la facilidad
de su rendición , los intereses que encerraba y la gloria que de
ello les podía resultar. Como estos destacamentos tenían sus
Jefes, y ninguno tenía mando sobre el otro, llegaron todos de

( 1 ) Dice García en la pág. 44, línea 8.a, que Acuña entró en Vigo el día 25 ,
acompañado del incansable Limia , con porciones de oficiales, soldados y paisa
nos que habían recogido. Hasta ahora no he visto un modo más grosero de men
tir. Acuña no podía entrar no habiendo salido, y hace formal protesta de que
nunca conoció á tal Limia. El hijo que tiene en Cádiz al lado de García no lo
ignora.
620

mogollón, digámoslo así , al arrabal de Vigo , en donde estable


cieron su cuartel general a medio tiro de cañón de la plaza, á
las tres de la tarde del día 26. Si los deseos de toda esta tropa
eran grandes para hacer rendir la plaza sin pérdida de tiempo,
no los tenían menos para separar á Tenreiro y Almeida del man
do que tenían en los paisanos. En esto iban conformes, pero
por lo demás era una confusión, porque ya mandaba Colom .
bo, ya González, ya Morillo, ya los subalternos de aquellos .
Así que llegaron , unas veces con seducciones y otras con
amenazas trataron de que se le agregasen los varios trozos en
que estaba dividido el ejército sitiador. Algunos de ellos se
le agregaron sin disputa (de aqui nació el no haberse acorda
do de ellos Tenreiro cuando fué majestad ), mientras otros se
resistieron , á no mandárselo expresamente Tenreiro y Almei
da . Los recién llegados en nada contaban conmigo, porque
me hacían del otro bando, y éste de aquél ; de suerte que por
entonces estaba excluso de ambos partidos . Viéndose burlados
los forasteros, dirigieron un oficio á Tenreiro y Almeida, obli
gándoles á que se le agregasen con su gente . Respondieron
éstos tenían derecho á que ellos fuesen los que se le debian
agregar, porque de antemano tenían sitiada aquella plaza é
intimada la rendición en la misma mañana. Esta respuesta
desagradó tanto á aquéllos, que sin reparar en las tristes con
secuencias que podrían originarse en circunstancias tan críti
cas , decretaron el arresto de Tenreiro y Almeida , sorprendién
doles en el Cuartel general á la una de la noche . Hubo la
fortuna que al llegar la partida ejecutora de semejante acalo
ramiento al Cuartel general , se encontró con los dos Capitanes
ingleses de las fragatas Venus y Libely, con quienes estaban
tratando del modo de hacer rendir la plaza al otro día. Yo
estaba ignorante de esto hasta el día, porque de intento me
había retirado aquella noche á la casa inmediata de un tal Ri
vera . Al romper el alba llegaron á mi posada Tenreiro y Al
meida para contarme todo lo ocurrido, desengañados ya de
que yo no había tomado parte en ello. Los vi tan determi
- 621

nados, que á no ser por las fuertes razones que se me ofrecie


ron al pronto, infaliblemente se batían los dos rivales. Me
puse de su parte, y les prometi lo compondría todo si cada
uno cedía un poco de su derecho. Para satisfacerlos puse á
su presencia una carta á Morillo afeándole su modo de proce .
der, y aun amenazándole si no se sujetaba á lo que era debi
do , recordándole el contenido de la instrucción y de no tener
más facultades que yo. Morillo , en lugar de contestarme, me
envió una comisión diciéndome convenía fuese á estar con él
para tratar los dos reservadamente ciertas disposiciones. Fuí ,
en efecto (Morillo mientras pasó á bordo de las fragatas ingle
sas para ganar la voluntad de sus Capitanes) , y después de
varios y serios altercados con Morillo , Colombo , González y
otros oficiales, porque todos mandaban, convinieron en que
Tenreiro y Almeida vendrían con su gente para entrar todos
juntos en la plaza y tomar parte en su rendición . A pesar de
este tratado, y sin contar con nosotros , trataron de intimar la
rendición á la plaza aquella tarde. La dificultad estaba en ca
beza de quién se había de hacer. Colombo , González y Mori
llo eran los únicos pretendientes á esta beca; mas al fin hubie
ron de ceder los dos primeros por finalizar una contienda de
que ninguno de ellos esperaba sacar partido, respecto de que
ninguno queria sucumbir al otro. En lo que no hubo dificultad
fué en que Morillo tomase el título de Coronel á fin de poner
más respeto al enemigo que con solo el de Alférez tenía. Sa
bedores Tenreiro y Almeida de esta novedad , llegaron otra
vez á mi posada para reconvenirme por lo que le acababan de
asegurar, á que contesté no tenía culpa de que aquellos hubie
sen faltado á su palabra. Hubo también la fortuna de que yo
permanecía en el distrito de su Cuartel general ; esta casuali
dad , y otro oficio que se le pasó á Morillo reconviniéndole, y
á sus camaradas , los calmó algún tanto. No tuve tampoco
contestación, y sólo se pasó recado para que, sin pérdida de
tiempo, bajase al Cuartel general del arenal, en donde se me
daría la satisfacción que solicitaba, asegurándome había pro
622

cedido todo de una equivocación. Fué preciso que con acuer


do de Tenreiro y Almeida volviese yo al arenal mientras estos
quedaban impacientes por saber la resolución. La satisfacción
que se me dió fué la siguiente:
Hallamos por conveniente intimar la rendición á la plaza, en
donde se halla N. de parlamentario: es regular que no accedan
á ella los enemigos, y en este caso á la noche figuraremos un
asalto. Sus amigos de Vmd. lo llevarán á mal, y así fué preciso
mandar llamar á Vmd . para no comprometerlo con ellos. Mán
deles recado, y asegúreles irá esta noche á enterarles de todo, y
que de to los modos no duden tomarán parte en la rendición de la
plaza.
El dicho parlamentario tardó tanto en la plaza, que no sola.
mente los paisanos la extrañaban, sino que nosotros no sabía
mos á qué atribuirla. Esto , junto con el plan que estaba adop
tado de antemano, dió motivo á que se rompiese el fuego con
ademán de asaltar la plaza, sucediendo esto un poco después
de las oraciones, y precisamente á tiempo que el parlamenta
rio estaba saliendo por la plaza. Vista la contestación que tra
jo el parlamentario, reducida á pedir término para dar lugar
á que les llegase el refuerzo que esperaban de Santiago y Tuy,
se les remitió de segundo parlamentario á Colombo, diciendo
al enemigo , que el romperse el fuego interin parlamentaban,
consistió en la impaciencia de los paisanos por su tardanza, y
era preciso se rindiesen dentro de dos horas, porque no podía
contenerse al paisanaje por más tiempo. Eran las siete de la
mañana del día 28, y aun Colombo no había parecido: despa
chóse otro parlamentario que á la hora felizmente volvió con
Colombo y cuatro oficiales franceses que prometían la entrega
de la plaza. Al mismo tiempo llegó un confidente avisando
que 600 franceses de la guarnición de Tuy venían á socorrer
la: por este inesperado accidente fué preciso aprovechar los
momentos . Se tendió la división del arenal en dos filas cogien .
do el trecho que media desde la puerta de la plaza hasta cer
ca de la casa que servía de Cuartel general. Después de ésta
623

se tendió la división de Tenreiro y Almeida, á quienes de an


temano se les había mandado recado . (Esta disposición inco
modó sobremanera á Tenreiro y Almeida, porque conocieron
se trataba de que fuesen meros espectadores de lo que se eje .
cutaba, como en efecto fué así.) Colocada la gente de este
modo, fueron bajando los franceses al muelle para embarcar
se en los buques preparados al efecto . Aquí entró una confu
sión tan grande , que apenas podrá explicarse bien. Los solda
dos y paisanos más cercanos corrieron a la plaza para robar lo
que cada uno quiso. Los franceses llegaban al muelle con sus
armas y cuanto se les antojó llevar, sin que hubiese quien lo
impidiera: antes de embarcarse dejaban las armas, y apenas
salían de sus manos se las apropiaban los paisanos; de suerte
que de 2.000 fusiles apenas pude salvar 300. No bien se aca
bó de embarcar la tropa francesa, se advirtió que el refuerzo
de Tuy estaba á media hora de distancia de Vigo . En este es
tado de cosas , la división primera se encerró en la plaza mien
tras Tenreiro y Almeida se apresuraron con la suya á recha
zar al enemigo, quedando desde entonces separada de la pri
mera, y sin haber entrado en la plaza, como equivocadamente
asegura García del Barrio, por haberlo oído así acaso de quien
estaria en aquella época muy distante, ó por otros fines.
Rendida la plaza y encerrado en ella , entre Colombo, Gon
zález y Morillo , se volvió a suscitar nuevo altercado sobre
quién había de gobercar la plaza; pero esto duró poco, porque
se resolvió que González fuese gobernador de la plaza; que
Colombo tomaría el nombre de comandante de la fuerza arma
da, llamándose en adelante división de Colombo ; que Morillo
daría todas las disposiciones de reunir gentes para hacer ren
dir la plaza de Tuy, y que Acuña tomaría el mando político
de la provincia con intervención en lo militar de la plaza. Así
consta de los oficios pasados al Ayuntamiento , y de lo que en
su virtud se ha obrado; y del siguiente al General del cerco
de Tuy, que tengo en mi poder por testimonio fehaciente.
Ahora que son las nueve de la noche acabo de recibir el oficio
624
de Vmd, de hoi á las doce del día, y en su consecuencia le digo,
que mañana saldré á reforzarle con la división de Colombo la
demás gente que pueda; y de común acuerdo obraremos lo más
conveniente. Para esto se servirá Vid, hallarse á las doce del
día en el Porriño, ó delegar sugeto que me entere de los puntos
que ocupa, con qué fuerzas y armas de fuego, y estado de muni
ciones: como también acordar el plan de ataque. Dios guarde
á Vmd, muchos años. Vigo 29 de Marzo de 1809. = Pablo Mo
rillo . - P . D. Sirvase Vmd. mandar tener prontas mil raciones
de carne, pan y vino.Sr. General Abad del Couto . »
En la Gaceta de Madrid del 13 de Octubre de 1818 se pu
blicó el siguiente artículo de oficio: « S. M. se ha servido con
firmar á D. Joaquín Tenreiro y Montenegro, dueño jurisdic
cional de varios cotos y pueblos del reino de Galicia, su gen
tilhombre y coronel de milicias agregado al provincial de
Lugo , la merced de título de Castilla , que a su nombre le
concedió el Consejo de Regencia en 1810 para sí, sus hijos y
sucesores, libre de lanzas y media anata, perpetuamente, con
la denominación de conde de Vigo y vizconde de Bañobre, en
atención á haber sido uno de los que más sobresalieron en la
insurrección de aquel reino, y en los heroicos esfuerzos que
precedieron a la reconquista de Vigo y Tuy, habiendo sitiado
y conseguido la rendición de la primera á la cabeza de 7.000
paisanos. »
Tan luego como D. Pablo Morillo , á la sazón General en
jefe del ejército expedicionario de Costafirme, se enteró de
aquella disposición, escribió al Ministro de la Guerra en los
términos que manifiesta el documento número 403 de los
justificantes ( 1 ) .

( 1 ) Véase el « Expediente relativo a la reconquista de Vigo, sitio de Tuy,


y las gracias en su virtud concedidas, que D. Joaquín Tenreiro Montenegro po
blica, y por medio de una reverente representación vindica y consagra á la Ma
jestad del Congreso Nacionals .-Coruña, 1812.
- 625

II

CORRESPONDENCIA DEL GENERAL MORILLO CON EL MINISTRO


DE LA GUERRA DESDE EL 13 DE ABRIL DE 1815 AL 24
DEL MISMO MES DE 1818 .

Impresa ya la mayor parte de este tomo I , se ha encontra


do entre otros objetos de Morillo un volumen manuscrito en
folio menor de 180 hojas, encuadernado en badana, que con
tiene en primer lugar las cifras usadas por aquel caudillo en
su correspondencia secreta con el Ministro de la Guerra y con
los principales jefes del ejército expedicionario ; y varias copias
de cartas de años distintos. Los más de estos documentos están
ya publicados entre los justificativos de esta Obra : los que no
lo están, que son algunos del año 1815 , los damos aqui
reproducidos en todo o en parte, según su importancia .

1. -Morillo al Ministro de la Guerra.

Pampatar (Abril , 13 de 1815).


« Excmo. Sr. -Desde que sobre Canarias participé à V. E. la
recalada de la expedición , no ocurrió más novedad de impor
tancia que la separación de los buques Unión , Belona y Guate
mala, de los que los dos primeros aún no se habían reunido,
y el tercero lo he encontrado apre ado y fondeado en el puer
to de Pampatar. La salud de la tropa ha sido tan completa
que sólo dos soldados han muerto , y el número de enfermos
jamás pasó de 40 de todos achaques.
El dia 3 recalamos sobre Tabago, y el 4 sobre Morro San
to, donde fondeó la expedición para adquirir noticias y prác
ticos, lo que se logró completamente, presentándoseme un di
putado del General de las tropas de barlovento , D. Francisco
Tomás Morales, y supe por él el agradable suceso de que sus
valientes se habían apoderado de Maturín y Guiria , y que se
TOMO 1 40
626

disponía á atacar a la Margarila, último refugio de los insur


gentes y donde trataban de defenderse, para lo cual tenía re
unido su exército en Carúpano, y sólo esperaba la llegada de
la flotilla para exterminar de un solo golpe el centro de la
insurrección. Dispuse que se recibiesen en el comboy el número
de estas tropas que fuese posible, verificándolo el día siguien
te 700 hombres, trayendo á mi bordo á su jefe.
Zarpó la expedición, y el 7 fondeó en el placer de Pampa
tar, observando en los fuertes la bandera de la insurrección.
El 8 se pasó en reconocer las playas y armar las lanchas obu
seras . El comboy se puso a la vela para acercarse á la costa,
y las extraordinarias corrientes arrastraron á los más pesa
dos, de modo que se tuvo que sacar de éstos la tropa en la
noche y embarcarla en el navío San Pedro, Ifigenia y Diana,
acoderadas ya contra las playas de Morro Moreno y pueblo
de la Mar, quedando destinado para punto de desembarco el
de la península de Morro Moreno que presenta grandes ven
tajas para esta operación. Elogia á continuación la actividad
y celo del ejército y de la marina, y su estrecha y fraternal
concordia. « Las lanchas obuseras recorrían la costa y hacían
fuego contra las tropas enemigas que cubrían aquellos pun
tos para facilitar el reconocimiento .
EI 9, á las doce, se notó arbolar la bandera parlamentaria
en los fuertes con cañonazo, y á las pocas horas recibí el
pliego núm . 1 , que se contestó con el núm . 2. Se concluyó el
día sin que se notase novedad en el pueblo. Al amanecer del
10 tuve el placer de ver tremolar el pabellón del Rey y que
lo saludasen todos los fuertes, correspondiendo la escuadra .
Pocos momentos después llegaron dos fugados de Pampatar
con los pliegos 3 y 4, por los cuales vi que la anarquía se ha
bía apoderado de la isla, y mandé desembarcar al momento
las tropas reunidas en el navío San Pedro y las dos fragatas
en número de tres mil hombres, las que marcharon al Morro
Moreno y al pueblo de Pampatar. El general Morales con
parte de los suyos lo verificó al propio tiempo . En la misma
- 627 -

tarde lo hice yo con el general de la esquadra expedicionaria,


mi segundo el brigadier D. Pasqual Enrile, y mandé siguie
sen algunas tropas a la capital nombrada la Asumpción, al
pueblo del Norte y al de la Mar. Se observó la mayor discipli .
ra, a pesar de que habiendo entrado á discreción y fugado
los habitantes a la montaña nada tenía de particular que se
cometiesen algunos desórdenes , como también que en razón
de los crímenes de estos hombres los hubiese pasado á cuchi
llo ; no obstante he procurado llenar las intenciones del Rey y
extendí una proclama para restablecer la tranquilidad , á fin
de que los vecinos volviesen á sus casas, como ya se ha con
seguido, asegurando á V. E. que ni una sola persona ha
muerto á manos de nuestras tropas. - El ji marché sobre la
Asumpción para exigir el juramento de fidelidad a los habi .
tantes y restablecer las autoridades bajo el mismo pie que lo
estaban en 1808. Se juntaron los miembros del Ayuntamien
to del anterior Gobierno, que no han emigrado, los curas pá
rrocos y los padres de familia, los que, después de quemar las
actas anteriores, han jurado fidelidad al Rey nuestro señor
D. Fernando 7. ', con grandes demostraciones de júbilo, y he
declarado traidores á su Real Persona á los fugados que en el
término de quince días no estén en sus casas. Se han en
contrado sobre mil caballos, 82 piezas de artillería de todos
calibres ... El estado de la isla no presenta grandes ventajas
para que se ocupe con fuerzas, pues la aridez del suelo por
falta de aguas obliga á sus habitantes á existir del tráfico y
contrabando, y es visible que siempre tendrán inclinación á
vivir del corso ; mas la situación marina - militar que ocupa,
con relación a la Costafirme, debe obligar al herario á hacer
algunos sacrificios por su conservación , con más razón desde
que han cundido las ideas revolucionarias , pues siempre será
un abrigo para los malcontentos, como sucede ahora, que
hay como quinientos emigrados de todas clases poco adictos
á la causa del Rey, que tienen aquí sus familias.
628

2. - Morillo al Ministro de la Guerra .


( Mayo 20 de 1815).
« Excmo . Sr. -Desde que escribí á V. E. en Margarita pasé
á Cumaná , Barcelona , Guayra, y por último á esta ciudad. -
En la primera dejé el regimiento de Barbastro dando destaca
mentos á Carupano , Guiria y Guayana, proveyendo en lo po
sible á restablecer los antiguos establecimientos . Tanto Cuma
ná como Barcelona están desiertos, pues la mortandad ha sido
horrorosa, y como la felicidad de estos paises depende de la
abundancia de ganados , hasta que estos no se restablezcan
con varias medidas y entre ellas la de evitar el contrabando
que hace Guayana , tardarán en producir al real Herario . En
Guiria y Maturin he dejado parte de la fuerza de las tropas
que aquí encontré, y en los Llanos la caballería del mando de
D. Salvador Gorrin, cuya actividad y constancia no deja des
cansar á los insurgentes , reducidos á partidas. - La Guayra
está muy concurrida de extrangeros, y á pesar de que tengo
entendido de que solo se les permitió introducir en otro tiem
po víveres , esclavos é instrumentos de agricultura , en el dia
nada de esto hacen, y si extraer el poco metal que hay ó los
frutos, con gran perjuicio de la Metropoli, y permitiéndolo el
ramo de Hacienda . - El 11 entré en Caracas y quando yo creia
de que el intendente habría tomado medidas desde el 7 de
Abril en que llegó la Belona á la Guayra y después que reci
bió mis oficios que inserto, se toma la molestia de dar direc
ción á las tropas . En las Juntas ha insistido en la imposibilidad
de mantenerlas, y ha seguido este mismo plan hasta que yo
he dado órdenes por mí para que se lleven á Puerto Cabello y
Guayra las harinas y menestras que se encuentren , poniéndo
se todo en movimiento para seguir á cumplir las demás órde
nes del Rey . Me he visto precisado á mandar que hasta habi
litar la expedición nadie amase pan de trigo, y yo me he su
getado á comerlo de maíz. - Oigo un grito de indignación
contra la conducta de los individuos de la real Hacienda, pues
- 629
además de ser un enjambre de personas inútiles, ocupan los
puestos los que han servido á los insurgentes, despojando á
aquellos que sino tienen tanta ciencia, tienen mucho amor al
Rey, y han peleado con honor. Los más de los individuos han
cobrado sus sueldos interin que á las tropas les ha faltado de
todo , y han tomado hasta los atrasos del tiempo de la emigra
ción.-La casa de Moneda establecida aqui se ocupa en des
truir la moneda de buen cuño reduciéndola á Macuquina con
ganancia imaginaria de 25 por 100; y en cuya operación se ve
la especulación de aumentar su peculio los que tienen plata bue
na entregándola y comprando frutos y haciendas á vil precio,
mucho más inferior con esta mezquina operación. Examinada
la cosa y su establecimiento, resulta que el director yerno del
auditor de Hacienda, intendente interino, fué edecán de Boli
var y que los empleados absorven el producto neto , ó siendo
aquellos personas tachadas de insurgentes, ó no contando el
interés que debe pagarse por el desembolso del valor de las
maquinas, ni por el valor y reparaciones del edificio. He man
dado que no se fabrique más moneda y que se ocupe la casa
con tropa . Los más de los empleados no lo son sino por comi
sión .-- En el Hospital ha habido que hacer las mismas refor
mas, y como solo queda aqui el regimiento de la Unión, todos
los empleados se han substituido con los capellanes , ciruja
nos, sargentos y soldados del regimiento, pues se ha verifica
do haber 36 empleados y solo 40 enfermos, ahorrando de este
modo 1.100 pesos mensuales. Notará V. E. que he sido ex
cesivamente clemente con los reboltosos, y algo duro con los
administradores . Estos, Señor, son españoles, ó se consideran
así, gobiernan el país y sus desórdenes han sido la causa
principal de que se aborrezca el Gobierno español; y aseguro
á V E, que haré uso plenamente de las facultades que S. M. me
ha concedido para purgar esta provincia de personas tan noci
vas, pero por ahora no puedo ocuparme de esto.-- El inespe
rado y desgraciado suceso del navío San Pedro me ha privado
de doscientos cincuenta mil pesos que me huvieran sido muy
- 630

útiles, así como de otros efectos, pero como las grandes des
gracias no deben abatirnos, y toda la expedición al propio
tiempo que siente y sufre estos sucesos se ha demostrado
más deseosa de llenar los planes para que S. M. la destino,
no he mudado en nada lo dispuesto, recogiendo como 2.500
hombres de las tropas del país con el coronel Morales, que
embarcaré, y lograré evitar con esta medida desertores perju
diciales en esta provincia, que engruesan las partidas enemi
gas , y llevar algunos soldados aclimatados . Los pueblos es.
tán fiados á tenientes de Justicia que no la administran, y son
tantos que absorven lo que aquellos producen, cometiendo
tropelías infinitas. He mandado proveer estos destinos en per
sonas de conocida honrradez, y que si es posible ni sean del
pueblo, ni tengan haciendas alli --Se me ha presentado el Oy
dor decano y pienso ir con él á Puerto Cabello donde creo
conviene se mantenga la Audiencia hasta que pueda exercer
sus facultades con libertad . --Las operaciones de Calzada por
el O. tienen ya su término por haberse inundado las orillas del
Apure , pero en el invierno le enviaré fusiles y quanto tenga
que él me pida . Sus operaciones son de mucha importancia , y
reunidos viveres y transportes , es el camino verdadero á San .
ta Fé , el que seguía aquel caudillo . Dios etc. »
-En 24 de Mayo de dicho año 1815 da cuenta al Ministro
de haber remitido, según se le tenía ordenado por Reales ór
denes de 13 y 27 de Diciembre pasado para socorro del Perú ,
! .600 hombres de todas armas al mando del brigadier don
Juan Manuel Pereyra, dándole las convenientes instrucciones.
Por razones sumamente atendibles , solicita del Ministro
apruebe la disposición que ha dictado de que los Gobernado
res no se valgan por ahora de Asesores , remitiendo å su
Cuartel general los asuntos que ocurran para determinarlos
con acuerdo de su Auditor; interesa también á S. E. para
que envíe pronto misioneros ó sacerdotes virtuosos á fin de
que hagan conocer á los habitantes de aquellos pueblos los
derechos de ambas Majestades,
- 631

-En 21 de Junio del mismo manifiesta quedar enterado de


la orden que debe seguir en sus operaciones , sintiendo que en
el navío San Pedro se perdieran mil armamientos .
« No se cesa de trabajar para dar la vela y dirigirnos á Santa
Marta y Cartagena . Parece imposible el ver lo que se ha he
cho para acopiar víveres, y en especial la carne, pues como
ocho mil reses han venido en pocos días desde Ampure á es
tas playas ; pero como es preciso matarlas y beneficiarlas, esto
lleva tiempo y ocupa muchos brazos. »
- Participa en 8 de Julio que el marqués de Casa León si
gue en la expedición por ahora , pero que pronto lo remitirá á
la Península .
- Voy a dar la vela ( 10 de Julio con la expedición desti .
nada á Cartagena de Indias , y ya estaría allí si las necesida
des de estas provincias se hubieran providenciado con tiempo
cuanto necesita una reunión de hombres tan numerosa. Si el
Dios de los ejércitos bendice esta operación me lisonjeo de
que S. M. logrará sus deseos, dando paz y prosperidad á sus
amados vasallos de América. Me he reforzado con la división
del coronel Morales, que espero me será muy útil, tanto por
las tropas como por la bizarría de aquel jefes.
-En 26 de Julio da parte de haber relevado al Gobernador
de la Margarita, Herraiz , por haber faltado al cumplimiento
de varios capítulos de sus instrucciones .
- -Se queja en 1o de
Agosto de la apatía y enervamiento
en que se encuentran sumergidas las más de las Autoridades
españolas de aquel territorio . « Persuádase V. E. de que los
enemigos del Rey llevan gran ventaja á los Jefes en América .
Son activos y sostenidos por los extranjeros, y nada les arre
dra para seguir sus planes de independencia.
- (30 de Diciembre, 1815.) - «Cuando se pensó en enviar
una expedición á Buenos Aires, se digno S. M. mandar el que
yo me encargase del mando de las fuerzas de ella . Mudaron
los planes de S. M. sobre el punto adonde había de ir la cx
pedición, pero no se alteró en nada lo determinado sobre los
- 632 -
Jefes y tropas que la componían . La expedición tuvo la felici
dad de llegar á Margarita en Abril sin enfermos y se apoderó
de la isla. Cumplió así el primer objeto prevenido en las Ins
trucciones reservadas. Se separó para Puerto Rico el batallón
de cazadores del General con 650 plazas, y recibió en Puerto
Cabello los del fixo de aquella isla ... De Cumaná salieron 1.700
hombres de todas armas para el Perú por la via de Panamá,
y, por lo tanto , la fuerza del exército quedó ya reducida á
8.000 hombres escasos» . Después de representar que la plaza
de Cartagena exige una fuerte guarnición y asimismo algunas
otras poblaciones, y que de este modo se menguará conside
rablemente el ejército, pide vengan sucesivamente algunos
refuerzos de España «y que toquen todas estas expediciones
en Margarita, donde sabrán el estado de aquella isla y de
toda la costa , refrescarán en ella y seguirán, pues de este
modo se borrará la idea de que la expedición que llega es la
última que S. M. puede enviar, como lo propalan los jefes de
los insurgentes por todas partes. De este modo la verán en
todas partes y en masa amenazará á todos, porque Margarita
es el punto más á barlovento de toda la Costafirme, y el bar
lovento es dato sin el cual no se puede emprender nada en
estos países .»

III

LA ESPOSA DEL GENERAL MORILLO

Ya referimos que estando Morillo en Cádiz organizando su


expedición militar para Costafirme conoció a la señora doña
María Josefa del Villar y Urtuzaustegui, con quien contrajo
relaciones. En 11 de Octubre de 1815 solicitó del Secretario
del despacho de Guerra, por medio de instancia documenta
da desde Cartagena de Indias, Real licencia para contraer con
ella matrimonio .
Pasada esta instancia por el Ministro al Consejo Supremo
- 633

de Guerra , el Fiscal militar informó que examinados los


documentos que obran en este expediente, y hallándolos con
formes á lo prevenido en el Reglamento del Montepio mili
tar , es de dictamen que debe concederse este permiso con op .
ción á dicho Monte. Conformóse el Consejo en un todo con este
dictamen , y aprobóle también S. M. ( 1 ). En su consecuencia
en 24 de Abril de 1816 se concedió á Morillo licencia para
efectuar su enlace, como lo efectuó por poderes . Era esta se
ñora de ilustre prosapia y acaudalada familia, pero más ilustre
todavía por su virtud, su bondad , su talento y excelentes
prendas personales, que la hacían estimar y respetar de cuan
tos la conocían y trataban . Adorada de Morillo toda su vida,
fué en los agitados y amargos trances por que pasó aquel ad
mirable patricio, y sobre todo en los últimos penosos años de
ella , su única alegría y consuelo, en unión de sus hijos .
Llamáronse sus padres D. José Gabriel de Villar y Urtu
zaustegui, y doña Josefa Narcisa de Villar.
Fruto de este matrimonio fueron cinco hijos , llamados don
Pablo, doña Josefa, D. Aníbal , D. José y D. Félix Scipión , de
los que fué tutora y curadora la madre á la muerte del mari
do por designación de éste . Todavia en el año 1840 no se ha
bían satisfecho a la viuda los ajustes del tiempo que Morillo
había servido durante la guerra de la Independencia hasta
1815. Murió tan pobre - representaba la viuda á S. M.-que
á su muerte nada ha dejado á sus hijos más que sus glorias
que imitar, siendo de todo punto cierto que no tuvo lo bastan
te para cubrir su carta dotal ( 2 ).
Otorgó testamento Morillo en Madrid en 18 de Marzo de
1823 , ante el notario D. Pablo de Celis.

( 1) Archivo de Guerra .
( 2 ) A la muerte de Morillo, el insigne escritor y político D. Patricio de la
Escosura , intimo amigo de la familia del General , escribió una brevisima reseña
de la vida del Conde de Cartagena , que hemos utilizado en cuanto ha sido po
sible . No llegó á imprimirse .
634
D. Manuel García de la Prada , alcalde corregidor de Ma
drid en 1808 , retratado por Goya, cuyo pintura se conserva
en la Real Academia de San Fernando, fué abuelo de la madre
del gran Conde de Cartagena.

Es por todo extremo curiosa é interesante la carta que la


señora de Morillo dirigió en Mayo de 1820 al editor del Dia .
rio Mercantil, en defensa de su esposo, injuriado y calumnia
do por el pseudo Enrique Somoyar. Dice así:
« Señor Editor del Diario Mercantil: Tenga V. la bondad
de permitir que en su periódico se inserte el siguiente artícu
lo, que para defensa del honor de mi esposo el teniente gene
ral Don Pablo Morillo debo dar , á fin de contener la opinion
pública alarmada por las invectivas que un tal Henrique So
moyar disparó contra él, en la Gaceta Patriótica del ejército
nacional n . 26.
Quiza V. Señor Editor estrañará que no me dirija al de la
misma Gaceta; que asi como admitió aquella poco comedida
exposicion de Somoyar, debia tambien, en honor de la impar
cialidad, admitir la impugnacion de la parte agraviada; pero
debo manifestarle que despues de haber acudido al dicho pi -
diendole que admitiese la mia , no tuvo á bien acceder á ello ,
por motivos que no pueden estar al alcance de persona alguna
que piense racionalmente .
Omitiendo ahora muchas reflexiones que sobre esta repulsa
pudieran hacerse, y contrayéndome al principal asunto , digo:
Ni mi sexo, ni mi edad, son á proposito para tratar las mui
dificiles cuestiones, que con mas o menos acierto, con mas ó
menos buena fé, con mas o menos desinteres se tocan en el
preámbulo de la Gaceta Patriótica del viernes 21 de abril de
1820, y en la carta que inserta firmada por Henrique Somo
yar fecha en Valle á 11 de abril de 1820; pero basta que yo
sea legitima muger del general Don Pablo Morillo para que
no pueda ni deba ser indiferente a las injurias que en mi con
- 635 -

cepto se le hagan . Sino estubiese ausente, y á tantas leguas


de distancia quiza no habria animosidad para hacerselas, ó él
sabria defenderse de ellas por las maneras legales que hai en
toda nacion culta ; mas por lo mismo que trata de herirsele
por la espalda , es mayor mi obligacion, que lo veo, y que lo
comprendo, á desviar y aun corregir al autor de semejante
especie de alevosia. Quiere el Señor Somoyar ver á Morillo
entregado a la indignacion y al justo , segun dice , castigo
que merece , por sus atroces y barbaros asesinatos. Mas ade
lante provoca el Señor Somoyar á que se quite la cabeza á
Morillo . Si estas no son injurias cualificadas por una virtual
alevosia, mediante la ausencia del injuriado, yo no alcanzo
cuales podrán llamarse tales . Las estampadas en ese papel hie
ren de todas maneras el honor del general Morillo, y conspi
ran á enardecer los ánimos para que los patriotas ataquen su
existencia personal , y le quiten la cabeza, Bellísima por cierto
debe ser la filantropia que profesa el Señor Somoyar. ¡Bellisi
ma su benevolencia ! ¡ Bellísima su moral cristiana ! Y cuales
son los delitos del general Morillo? ¿Haber sido el militar mas
laborioso desde que España se enardeció contra la alevosa
conducta del ejército francés, bajo las órdenes del Gobierno
que entonces dominaba la Francia ? ¿Haber obedecido las que
seguidamente á la paz continental le comunicó el Gobierno
Español ? ¿Haber por esta obediencia sufrido toda suerte de
privaciones y de males hasta el extremo de derramar su san
gre, y encontrarse á los bordes del sepulcro? Son por ventura
estos los defectos del general Morillo ? ¿ Ha manejado la intriga
para colocarse ? ¿Ha sido aconsejante contra la Constitucion
política de la Monarquia ? ¿Ha sido acusador contra sus auto
res representantes de la Nacion ? ¿Ha sido en fin alguno de
aquellos hombres a quienes el vulgo llama especuladores de
Corte? Si el general Morillo no hubiese estado salvo de toda
mancha a este respecto, si no hubiese sido un militar celebra
do por sus virtudes en todos conceptos, yo no habria jamas
pronunciado un sí , para ser su legitima muger. Por lo mismo
– 636 -

mi pundonor padece en la ofensa del suyo; quien lo calumnie


me calumnia, y nuestra comun defensa ó vindicacion debe ser
al cargo del primero que la escucha. Apoyada en estos princi .
pios tomo por ahora á mi cuidado , el perseguir, sin apartarme
de las sendas de la lei , la injuria hecha al general Morillo en
ese escrito que juzgo ser hijo mui legítimo de algunas pasiones
bajas y mal reprimidas; mas interin se arreglan los datos al
propósito , no queriendo que mi silencio se interprete de algu.
na manera menos decorosa á nuestro respectivo honor, ruego
á V. se sirva insertar el literal contenido de este papel en su
periódico , advirtiéndole que sin prevalerme de ficciones enig .
máticas, firmo con mi propio nombre , porque nunca puede
sonar con mas crédito, que cuando se pone por sello á la ver
dad, y cuando una muger defiende el honor y la vida de su
marido injustamente atacados . - Queda de Vd . su atenta segu
ra servidora... etc. —Cádiz 8 de mayo de 1820.- Maria Josefa
Villar de Morillo . »
IV

SOBRE EL TÍTULO DE CONDE DE CARTAGENA

Por Real decreto de 17 de Diciembre de 1819, S. M. el Rey


D. Fernando VII « en consideración á los dilatados y distin
guidos servicios de vos, el Teniente general D. Pablo Morillo,
General en jefe del ejército expedicionario de Costafirme, he
venido por mi Real decreto de tres del mes próximo pasado ,
en concederos merced de Título de Castilla, libre de lanzas y
medias anatas, para vos, vuestros herederos y sucesores , con
la denominación de Conde de Cartagena , Marqués de la
Puerta ... )
V

RETRATOS DE MORILLO

El que va al frente de este trabajo es reproducción en foto


grabado de un precioso grabado hecho en París por el afa.
mado Mr. Jazet á la manière noire, copia á su vez del original
- 637

pintado por el célebre Horacio Vernet durante la estancia del


General Morillo en París, que posee el actual Conde, su nie
to. Las dimensiones del grabado hecho por Jazet son 0,65
alto por 0,36 ancho . Al pie del retrato se lee la siguiente ins
cripción grabada:
D. Pablo Morillo, Conde de Cartagena, Teniente General de
los ejércitos españoles.
A beneficio de las vindas y huérfanos de los que perecieron en
Madrid el día 7 de Julio de 1822.
A Paris, chez Ch.les Bance et Aumont, rue J. J. Rousseau ,
núm . 10 .

En la primera línea , entre el nombre y el título de Conde


de Cartagena, está grabada una corona que atraviesa una es
pada .
Otro retrato del mismo poseo yo en mi colección iconográ
fica, y que es bastante raro. Está hecho en litografia; se pare
ce bastante al de Jazet en la posición , traje y condecoracio
nes militares , aunque tiene detalles completamente distintos.
Dimensiones : 0,30 alto por 0,25 ancho. Al pie de él se lee:
Al Excmo. Sr. Conde de Cartagena , General en jefe del 4.°
exército de operaciones . -El Jefe y Oficiales del Estado Mayor
del misino exército . Lit. del Depósito General de la Guerra en
1823. En la Gaceta de Madrid de 21 de Enero de 1815 se lee
el siguiente anuncio de la venta :
« Retrato á caballo de D. Pablo Morillo , Mariscal de cam
po y General en jefe de las tropas que pasan á Montevideo : en
medio pliego . Se hallará con las ocho anteriores de hombres
que se han hecho célebres en esta última guerra en el alma
cén de estampas de la calle Mayor , frente a la casa del Con
de de Oñate (y en otras partes ) , á 8 reales iluminados y 4 en
negro . En la Exposición del Centenario de la guerra de la
Independencia figuraron también otros retratos de Morillo al
óleo de escaso valor los más .
1
INDICE

DE ESTE TOMO 1

Págs .
PRÓLOGO ... 5
Parte primera. —Desde el nacimiento de Morillo hasta el
fin de la guerra de la Independencia ... II
Nacimiento de Morillo . - Sus padres.- Causa de sentar
plaza de soldado ... 13
Sus primeros servicios militares como soldado, cabo y
sargento, antes de la Guerra de la Independencia ... 14
Su ascenso á subteniente en 2 de Junio de 1808..... 15
Acciones y combates en que tomó parte en Extremadura
y otras provincias.... 17
Es nombrado por la Junta central para reanimar el espí
ritu público en Galicia .... 18
Su tránsito accidentado por Portugal.. 19
Su llegada á Galicia : asume el mando del sitio de Vigo . 20
22
Rendición de esta plaza. - Es proclamado coronel ..
Entra vencedor en Santiago .... 28
Combate victorioso de Puente de Sampayo .--- Derrota del
mariscal Ney ..... 29
Evacuan los franceses las provincias gallegas .. 33
Felicitaciones que dirigen á Morillo varios jefes y oficiales
de la Marina inglesa 34
Forma Morillo el regimiento de la Unión 35
Correrías y acciones militares de Morillo por Extrema
dura ..... 36
Su ascenso á brigadier ... 42
Morillo á las órdenes del general Castaños: patrocinale
éste y aplaude sus servicios militares.... 42
Opiniones de Castaños y de Morillo sobre los guerrilleros . 43
Prosigue sus correrías por Extremadura . - Utilidad y ser
vicios que presta á todo el ejército ..... 47
Sorpresa de Belalcázar, verificada por Morillo y sus tropas. 49
Idem de Esparraguera de Lares . 52
Peligros que corrió la división Morillo en Despeñaperros
cómo triunfó de todos ellos . 53
Unese á la división del general inglés Hill : acciones de
guerra en que toma parte con ella ... 57
- 640
Págs.
Memorable acción de Arroyo - Molinos .... 58
Antagonismo de Morillo y del general Penne -Villemur ... 59
Excursiones de Morillo por la Mancha..... 02
Famosa retirada de Almagro , dirigida por Morillo .... 65
Operaciones de lord Wellington en Portugal y Extrema
dura .... 70
Atropello que cometen unos soldados ingleses en la per
sona de Morillo ... 71
Morillo Comandante general de la primera división de
infanteria del 4.° ejército ... 76
Marcha de Morillo con su división de Extremadura á
Castilla y de Castilla á las provincias vascas 79
Batalla de Vitoria : parte importantísima que Morillo tomó
en ella ...... 79
Entra Morillo en los Pirineos franceses con Wellington y
Hill ..... 83
Combates que en ellos sostuvo valerosamente Morillo . 86
Pintor inglés llamado por Wellington para pintar un
cuadro histórico de la batalla de Vitoria 87
Horribles sufrimientos de todo género que padeció la di
visión Morillo en los citados Pirineos .. 88
Injustas reconvenciones de Wellington á la división Mo
rillo .. 88
Cruel castigo que la impuso ... 90
Sincérase Morillo , con energía , de las acriminaciones del
Lord : explica éste su determinación 92
Otros combates de los aliados en el Mediodía de Francia . 103
Derrota de Soult en Ortés y parte que en ella tuvo
Morillo .... 105
Sitio de Navarrens por la división Morillo... 106
Armisticio de los ejércitos aliados y de los franceses 108
Morillo en Madrid ..... . 109
Interés de su correspondencia militar .
Parte segunda. - Desde la marcha de Morillo á Costafirme
hasta su regreso á la Península .... 115
Sitio y toma de la isla de la Margarita . 128
Sitio de Cartagena de Indias . 148
Fuga del gobierno rebelde de Cartagena y entrada en ella
de las tropas reales.... 104
Campaña de 1816 190
Operaciones en el interior del Nuevo Reino de Granada
hasta la reducción de los rebeldes y completa pacifica
ción del Virreinato en 1816 203
Sale la 5.a división de Guasdualito el 18 de Octubre y em
prende su marcha para Casanare. Reúnense los rebel
des, la atacan en la sabana de Chire y son rechazados el
30 del mismo 208
Acción de la 5.a división contra los rebeldes en Chitagá .. 209
Toma de la ciudad de Simiti ...... 211
Entrada de las tropas del Rey en la ciudad de Ocaña ..... 21
Apresamiento que hizo la columna del rio Atrato del ba
· 641
Págs .

tallón caraqueño de la Guaira ... 212


Toma de la ciudad de Zaragoza .. 212
Entrega Morillo al Virrey de Nueva Granada la plaza de
Cartagena y sale á campaña. 213
Acción de Ceja -alta ... 214
Batalla de Cachiri .... 215
El General Morillo, con noticia de la expedición de Boli
var, dispone su marcha convenientemente .... 218
Entrada de las tropas reales en Medellin , capital de la pro
vincia de Antioquia ...... 219
Entréganse Nare y Honda á las armas del Rey 220
Entrada de las tropas reales en Santa Fe . 220
La columna de Bayer reforzada sube por el Atrato con
vigor .. 222
Entrada de las tropas reales en Novita .... 224
Sigue su marcha el General en jefe desde Ocaña á San
ta Fe .. 225
El coronel La Torre persigue los restos de tropas de Cer
bier .... 226
Entrada de las tropas del Rey en Natagayma.. 227
Batalla de la Cuchilla del Tambo , en la que fué derrotado
el ejército rebelde ..... 227
Marcha de otra columna combinada con la del coronel La
Torre.... 231
Penetran las columnas de Occidente en el valle del Cauca . 233
Acción de la Plata . 234
Toman posesión las tropas reales de Quindio y Cartago 236
Ataque al puerto de San Buenaventura... 236
Queda pacifico el Virreinato ...... 239
Esfuerzos de Morillo para reducir á los rebeldes de Nueva
Granada ..... 240
Tribunales y modo de juzgar. . 242
Medidas adoptadas para la subsistencia de las tropas ..... 243
Hospitales. - Medio que se adoptó para mover la caba
lleria. - Formación de nuevos cuerpos.. 241
Apertura y composición de caminos 246
Disposición de las guarniciones y su distribución .. 248
Cálculo aproximado de la fuerza que tenían los rebeldes
en la Nueva Granada .... 249
Distribución de las presas hechas por el ejército .. 249
Correspondencia de Morillo con el Ministro de la Guerra
en el año de 1816 ..... 250
Últimos sucesos de la campaña de 1817 y relación de la
de 1818..... 250
Prosigue la campaña de 1818 . 267
Correspondencia de Morillo con el Ministro de la Guerra
en 1817 y 1818 .. 297
Batalla de La Puerta... 310
Sucesos posteriores á ella . . : 350
Deplorable estado del ejército expedicionario á causa de
enfermedades, miseria y fatigas ... 355
TOMO I 41
- 642
Págs.

Campaña de 1819 ..... 358


haboía que resolver concluída la pacificación
Puntos que nat
del Virrei 391
Prosigue la correspondencia de Morillo en 1819 . 394
Derrota de las tropas reales mandadas por el coronel Ba
rreiro .... 401
Apurada situación del ejército expedicionario . 408
Pide Morillo con urgencia auxilios de tropas y de dinero . 415
Los abundantísimos de una y otra clase que reciben los
enemigos de Inglaterra, Francia y otras partes .. 420
Expone Morillo al nuevo Ministro de la Guerra, Marqués
de las Amarillas , el estado del ejército. 425
Entrevista de Morillo y de Bolívar después de haber ajus
tado el tratado de armisticio general y de regularización
de la guerra 430
Despedida de Morillo del ejército expedicionario.-Idem
del regimiento de la Unión ... 433
Desembarco de Morillo en Inglaterra y su llegada á Ma
drid ..... 435
Manifiesto de Morillo á la nación española sobre su con
ducta en Costafirme, sincerándose de las calumpias y
falsas imputaciones de que fué objeto durante su mando
en aquel territorio ..... 437
Juicio sobre las campañas de Morillo en Costafirme. Opi
niones de algunos historiadores ...... 477
Parte tercera.- Desde el regreso de Morillo á España hasta
su muerte .... 495
Estado político de España al regresar Morillo de su expe
dición á América ..... 497
Es nombrado Capitán general de Castilla la Nueva ... 499
Reprime enérgicamente á los alborotadores y revoluciona
rios .... 500
Motin ocurrido con ocasión del alboroto contra la guardia
del Convento de San Martín : parte que en su represión
tomó Morillo .... 502
Días angustiosos que pasó éste y grave peligro en que du
rante ellos estuvo su vida... 504
Presenta la renuncia de su cargo: se le admite.. 505
Certificado que da el secretario de la Comandancia gene
ral de Castilla la Nueva, á petición de Morillo, de la con
ducta constitucional de éste .. 506
Vuelve Morillo á desempeñar la Capitania general .. 507
Motin ocurrido en la corte con motivo de la procesión del
retrato de Riego, denominado batalla de las Platerías... 507
Artículos sobre Morillo publicados en la Gaceta . - Contes
tación de aquél á uno de ellos.... 508
Sucesos promovidos por los batallones de la Guardia real.
Es nombrado Morillo coronel de este Cuerpo .... 509
Parte y conducta de Morillo en los sucesos del 7 de Julio
de 1822 .... 511
Renuncia Morillo el mando de la Capitanía general de Cas
- 643
Págs.
tilla la Nueva.-- Se le admite ..... 513
Dirigese al Molar á tomar aguas medicinales.- Temeroso
de un desacato , cambia su itinerario marchando hacia
Extremadura.- Es detenido en Zarza de Plasencia ..... 514
Partes y oficios sobre esta detención...... 515
Le ordena el Gobierno volver a la corte . Dirigese á ella :
grave peligro que en ella corre su vida 518
Es nombrado General en jefe de los distritos 2.0 y 3.0
Renuncia el cargo por hallarse bajo el peso de una acu
sación de las Cortes ..... 520
Ordénasele tome en seguida posesión de su cargo . 520
Entra en España el ejército francés, al mando del Duque
de Angulema ..... 521
Disposiciones que toma Morillo para organizar militarmen
te sus distritos y oponerse á los franceses. 521
Estado militar y social de España . - Es trasladado el Rey á
Sevilla y luego á Cádiz, incapacitándole y nombrando
una Regencia..... 522
No reconoce Morillo la autoridad de ella .-- Su actitud como
Capitán general de Galicia 523
Efervescencia política en este antiguo reino . - Conducta
del general Quiroga en la Coruña. .. 528
Proclama de Morillo á los soldados del 4.° ejército en vista
de la actitud de las Cortes con el Rey.-- Otra id . á los
habitantes del territorio de su mando .... 530
Oficio al general Novella con instrucciones sobre su man
do militar en Coruña .... 532
Negociaciones de Morillo y del Conde de Bourke para
unir sus fuerzas en pro de la causa del Rey .. 535
Censura públicamente Morillo la conducta de Quiroga y
sus secuaces. ... 538
Es exonerado Morillo de sus cargos y honores por el Go
bierno de Cádiz ... , 543
Copfirma la Regencia de Madrid á Morillo en el cargo de
Capitán general de Galicia 543
Condiciones que impone Morillo á Bourke para colaborar
unidos ... 545
Avanza Morillo sobre Santiago y se apodera de esta ciudad . 546
Sitio de la Coruña por el ejército francés de Bourke ... 546
Toman los franceses la plaza del Ferrol..... 549
Operaciones militares de Morillo para pacificar Galicia.
Ataca vigorosamente el puente de Sampayo : le toma y
dispersa las tropas revolucionarias... 550
Entra Morillo en Vigo, retirándose su guarnición rebelde. 552
Consideraciones que hace Morillo á Bourke sobre la toma
de la Coruña .. 554
Rindese la guarnición de esta plaza y capitula con Morillo . 556
Cartas de afecto y consideración que se dirigen mutua
mente Morillo y Bourke ... 557
Pacificación general de Galicia . 561
Fernando VII en libertad : mal uso que hace de ella .... 562
644
Págs.
Horrible reacción : Morillo, por no tomar parte en ella ,
hace dimisión de su cargo..... 563
Consideraciones políticas y sociales que sobre la cons
titución de Galicia expone Morillo al Ministro de la
Guerra.... 564
Embárcase para Francia .... 566
Toma en ella las aguas de Barèges y establece después su
residencia en París.- Vida retirada que en esta ciudad
hacía , entregado por completo á su familia .. 566
Datos para su purificación , que le reclaman desde Madrid .
Los remite ... 567
Instancia que dirige al Rey en 1.º de Octubre de 1829 ,
exponiendo sus servicios y pidiendo su vuelta á España ,
con motivo del casamiento de S. M .... 568
Certifica el Embajador español en Francia la excelente
conducta seguida en este reino por Morillo. —No accede
el Rey á la petición de éste ... 571
Nueva instancia á S. M. , con motivo del nacimientode la
Princesa D.a Isabel: accede á ella S. M. , por interven
ción de la Reina D.a María Cristina ... 572
Regresa á España Morillo .-- Testimonios de afecto y sim
patía que recibe con este motivo ... 572
Felicitación del Ayuntamiento de Vigo .. 572
Reclama Morillo los alcances que se le debian , y Real
orden disponiendo la manera de pagarle .... 573
Obtiene licencia para pasar á Andalucía en alivio de sus
males ..... 575
Vuelve á tomar posesión de su cargo de Capitán general
de Galicia . 575
Desarma á 32.000 voluntarios realistas de aquel reino.
Desaprueba el Gobierno la medida; disgusto y enfer
medad de Morillo por esta causa .... 576
Es condecorado con la Gran Cruz de Carlos III. .. 577
Sorda y profunda lucha de los partidos, á causa del mal
estado de salud del Rey... 577
Conspiraciones en Galicia y medidas que toma Morillo
para sofocarlas ..... 578
Muerte de Fernando VII. — Multiplica Morillo sus acerta
das medidas de vigilancia .. 579
Correspondencia de Morillo con el Infante D. Francisco
y de éste con aquél. 580
Instrucciones secretas que el Ministro de la Guerra le
dirige para la nueva campaña ... 580
Recae Morillo en su enfermedad , por sus multiplicados
esfuerzos y trabajos. - Le concede la Reina Goberna
dora licencia para restablecer su salud ...... 582
De nuevo vuelve á ejercer su mando en Galicia .. 583
Felicitaciones de todo género que recibe al encargarse
del mando . -- Poesias. Carta del Ayuntamiento de
Coruña ..... 584
Correspondencia política reciproca de Morillo con el Mi
- 645
Págs .
nistro Zarco del Valle, D. Felipe Montes, Marqués de
Miraflores, Conde de Toreno, Moscoso , Infante D.Fran
cisco , Castaños, Palafox, Mendizábal y Rodriguez Busto. 593
Agrávase la enfermedad de Morillo ; obtiene licencia para
residir en Madrid 608
Dimite el cargo de Capitán general de Galicia , y queda
de cuartel en Madrid 609
Solicita y obtiene nueva licencia para tomar las aguas de
Barèges, en Francia; estando tomándolas pide otras
ampliaciones de la licencia y se le otorgan 609
Instancia que, con este motivo, dirige á la Reina Gober
nadora desde Pau ..... 610
Su fallecimiento .... 611
APÉNDICES .-- I. Sobre la rendición de Vigo ... 617
II. Correspondencia de Morillo con el Ministro de la
Guerra, en 1815, últimamente encontrada ... 625
ITI. La esposa delGeneral Morillo ... 632
IV. Sobre el título de Conde de Cartagena .. 636
V. Retratos de Morillo ... 636
ÍNDICE GENERAL
DE

NOMBRES PROPIOS

ABADIA (D. Ramón).- 11. 287 , ALAMEDA (El Marqués de la ) .


422 . 1. 65.-- 11. 175 , 200 .
ABELLEYRA (El capitán).- 1. 587 Alanje, lugar.-- 11. 38, 42 .
ABERTURA . – 11. 201 . ALARCÓN ( El capitán ). -- 11. 103 .
ABISBAL (El Conde del).- III. Alava (El General D. Miguel
250. de).-- 1. 78, 91 , 92, 513. - 11.
ABOIS (D. Ramón de).- 111 . 485 . 264 , 265 , 321 , 324 , 325 , 327 ,
ABREO (El cabecilla insurgen 329 , 394 , 400 , 401 , 402 .-- IV .
te).-IV. 190. 398. 413 .
ABREU (D. Pablo).-IV. 116. ALBA DE TORMES.- 1. 77.-- II .
ACEBUCHAL , lugar. - 11. 44 , 59. 4 , 66, 69 , 260.
ACENCHAL, lugar.
. -11 . 53 , 55 , 70. ALBERCROMBY ( El coronel in
ACUÑA Y MALVAR (El canónigo glés) .- 11 . 253 , 255.
D. Manuel).- 1. 19, 20. ALBERCHE, río.- II. 183 , 187 .
ACHAGUAS.- L. 375 , 376, 378, ALBIGNAC (Conde D' ).- IV. 542.
383.-M. 480 . ALBUERA . - 1. 70. - 11 . 60.
ADAMÉS ( D. Manuel).- 11 , 70. ALBURQUERQUE (La villa de).
ADELANTAMIENTO (de Cazorla). II . 102 , 139 .
-11. 5 . ALCALÁ GALIANO ( D. Antonio).
AGRICULTURA en América . - II . -1 . 121 , 512.- IV. 412 .
200, 201 , 202, 203 . ALCÁNTARA. - 1.76 . - 11. 254 , 255
AGUACATE. A. - III . 212 . Alconchel . - 11. $ 5 .
AGUADO ( D. Josef ) , ayudante ALCUESCAR . - II. 137 , 151 , 227 .
de Morillo.-1. 60.-- 11. 196 , ALDAMA ( D. Juan de ).--- 1. 262 ,
198, 250, 299, 307 , 384 , 419 , 264 , 267 , 276 , 301 , 314 , 318 ,
421 . 319 , 321 , 322 , 325 , 333 , 374 .
AGUADO (D. Juan).. -
– 11 . 127 , 170. 419 : sus crueldades . – m .
325 . 274 , 371 , 375 , 384 , 390, 397 ,
AGUDO, pueblo .-- 1, 63 , 64.-11. 402 , 405, 409, 410, 414 , 417 ,
128 , 134 , 173 , 175 , 179. 419, 425 , 428, 453 , 458 , 481 ,
AGUILA ( D. Luis del).-- IV. 401 . 520 , 570.-- IV , 91 , 340 : suma
AGUILAR (D. Domingo ).-- !v. 85 . ria de ...
AGUILAR (D. Gabriel).-- 11: 206. AlDao ( El general ).-11. 484 .
AGUIRRE (Juan José).- 1. 154. ALDEANUEVA. - 1. 514, 516.
- 648
ALDUIDES.-- 11. 286, 299. ANDÚJAR ( Fr. Francisco) .- IV .
ALGUACIL ( D. Vicente ).- 11 . 60. 123
Alguer (D. Juan de Dios).- II. ANES (D. Ramón ) —111. 620.
268, 287 , 337 , 353 . ANFORT (Dr. Carlos ).- 1. 238.
ALICANTE .. - II. 193
111. 178 .
ALMADEN.-1. - 52 .--- II. 132, 136, ANGLET .-1 . 105.
137 , 138 . ANGLONA (El General Príncipe
ALMAGRO.- : -1. 64 , 65 , 66 , 67.— de). - IV . 400 , 411 .
II . 5 , 175 , 176 , 177 , 178 , 179 , ANGOSTO (D. Félix ).- III. 411 .
180, 185 , 189, 200, 384 . ANGOSTURA , ó Santo Tomé de
ALMANSA . - 1 . 70 .
la Nueva Guayana.-- 11. 542.
ALMARAZ .— 1 . 15, 17.- 11. 2 , 9. ul. 157
ALMARAZ ( Puenie de ).-- 11. 9,10 . ANGUITA ( D. P.).--II . 26.
ALMEIDA ( El Sr.) - 1. 21. ANGULEMA ( El Duque de), ge
ALMENDRAL . - 1.71. - 11. 221 , 222 neral en jefe del ejército
ALMENDRALEJO.- 1. 39. - 11. 45 , francés en España . - I. 521 ,
50, 53 , 57 , 59 , 67 , 70 , 89 , 92 . 522 , 543 , 560, 563.-IV. 432 ,
ALMORCHON ( Castillo de ). I.
456, 457 , 459 , 461 , 492 , 507 ,
49 .-- II . 123 , 129 . 512 , 526 , 539 , 541 , 546 , 548 .
Alonso y Portillo (D. Juan). ANGULO (José M.a).- 1. 367.
I. 504 . ANGULO (El cabecilla insurgen
ALTEN (ElGeneral inglés) -II . te ).- IV . 19.
357 , 358 . ANCHOA . - II, 384 .
ALUSTIZA (D. José Esteban de) ANIBAL (El General cartagi
II . 650.-IV. 269. nis) .- IV. 402.
ALVAREZ ( D. Francisco An ANTIOQUIA (Provincia de).- 1 .
drés ).-
: -1. 215. 532.-IV. 426 . 207 , 214 , 219-11 . 468 . —III .
ALVAREZ (D. Vicente ).- 11. 59, 55 , 143 , 155 , 300 .
62.-IV. 542. Apure (Río) A.-
. - 1. 301 , 302 ,
AL : AREZ Y MENDIZÁBAL ( don 390.-II. 512 . 10. 363 , 412 ,
Juan ).- 1. 603 , 604 , 605. 446, 457 , 474 , 489, 510, 511 .
AMADOR (D. Martin ).
: -1 . 151 . IV . 5 , 20 , 101 .
154 . Apurito, pueblo A.-I. 264 ,
AMAR (D. Antonio ).-- Nombra 267 , 302 , 333. - 1I1 . 480, 485 .
do Virrey de Nueva Grana ARAGONÉS (D. Diego).- 16. 33 .
da en 1803; dice el historia ARAGUA (Villa de). – 1. 144.
dor Restrepo que su mujer III . 271 , 525 , 673 .
D.a Francisca Villanova, co ARAMBARRI (D. Francisco F.).
merciaba con los empleos III. 490, 631, 650.
públicos. -
- 1. 43 á 83.- III . ARANA ( D. Eugenio de ). -- 1 .
191 , 243 , 244, 616.-IV. 223 . 320 , 362 , 382 , 387 , 388. – II .
AMARANTO ( El Conde de) . - I. 262 , 406, 407 , 445 , 486.-IV.
524.-II. 299. 37 , 41 , 181 , 185 , 230, 242 ,
Amarillas (Marqués de las ). 268 .
Véase Girón (El general). ARANDA (D. Rodrigo de), al
AMARILLAS (El Marqués de las), calde I de Madrid en 1822 .
ministro de la Guerra.-
. - IV . IV. 379 , 386.
201 , 566. ARANJUEZ.- IV. 377.
AMAYA ( José M.a ).. - III . 107 . ARAPILES . -1. 70.
ANDRADE (D. José). — 111. 75 . ARAUCA. A. - 1. 371 : atrevido
ANDRADE (D. José M.a de). II . paso del rio...-III. 511.-IV.
268 , 307 5 , 8 , 22 , 23 , 101 .
649
ARBIZU (D. Félix).- 1. 602. ASTURIAS. - IV. 437 , 470 .
ARBOLEDA (Antonio ).- 111. 59. ASUNCIÓN , capital de la isla
ARCE ( El capitán ).-- I. 149. Margarita.-- 1. 133 , 134.-II.
Arco (Fr.Antonio del).- 1.515. 414 ,
ARCOS De La Frontera . -IV . ASURA (D. Francisco Ignacio).
170: rebelión en ... de las tro II . 308 .
pas que iban en auxilio de Atienza (D. Estanislao).- III.
las de Morillo. 271 .
ARENBERG (El Príncipe de).- ATRATO ( Rio ).- 1. 212 , 223 ,
1. 58. - 11. 167 . 253. — III . 105 , 143 , 161 , 370 ,
ARÉVALO (El zambo insurgen 183
te ).- I . 215. -11 . 138, 150. Aury ( El pirata ).- IV. 28.
ARÉVALO (D.Ramón ).— 111. 428. AVILEIRA ( D. Pedro).--II . 26.
ARGÜELLES ( El ministro don AVISBAL ( El Conde del).- 11.
Agustin ) .- IV. 413 . 288 .
ARGÜELLES (D. Baltasar). -1.77. Ayala ( EI P.) – 11. 486.
11. 257 , 261 , 262 , 253 , 265 , 304 . AZUAGA , lugar.- 11. 76.
ARGÜELLES (D. José ).- 1. 153. Azuero ( Cayetano).— III. 107.
ARGÜELLO ( Elinsurgente).- III. Babol ( D. Francisco ).--- 111. 417 .
485 , 486. Bach (D. Jaime).- 1 . 150.
ARIZMENDI (El caudillo insur BADAJOZ.- 1. 43: sitio de... ; 47 ,
gente Juan Bautista).- 1 . 128 , 48 , 68 : acción de ... - 11. 4 , 36 ,
134 , 136 , 137 , 242 , 301 , 439. 41 , 91 , 105 , 111 , 114 , 119,
III. 1 , 5 , 32 , 50, 145 , 181 , 333 , 200 , 257 .
363 , 402, 431 , 647, 658. BAILADORES , lugar de A.-IV.
ARISPE ( El General ) - . – 11. 384 , 244 .
385 , 386. BAILÉN (Batalla de).- 1. 15: con
ARISTIZABAL ( El General D. Ga curre á ella Morillo ; 17 .-
briel de ).- II. 26. II. 2 , 143 , 177 , 180 .
ARIZCUN , lugar. - 11. 305 . BAILYN ( El General D. Pedro).
ARJONA ( El teniente insurgen IV . 401 .
te ).- IV . 336, 337 : BALANZAT (D. Luis ), ministro
Armas (D. Juan de).- III. 545. de la Guerra . - IV. 380, 381 ,
ARNEGUI (Pirineos).- 11. 273 . 382 , 383 , 384 , 385, 386 , 401 .
AROSA ( La vía de ).— 1V. 472 , BalBEIRA ( D. Antonio).-III . 75 ,
473 , 475 , 552 . 84 , 85 .
ARRAEZ ( D. Fernando). . - I . 210 . BallECILLA ( D. Antonio).-- 11.
ARRÁNZ (D. Juan ).- 11. 31 . 485 .
ARRIAZA (El popular poeta ). – BALLESTEROS ( El general don
IV. 155 : soneto á Morillo . Francisco ).-- 1. 512 , 522 , 543 .
ARRIETA (D. Eugenio de), mé 11. 86 , 90, 96, 103 , 104 , 105 ,
dico de Morillo .-- IV. 394. TIT , 120 , 128.-IV. 383 , 411 ,
ARROYO -MOLINOS. - 1.58 :acción 507 , 508 , 564 .
de ...- 11. 5 , 166 : acción de... ; BARA (D. Bernardo).—III. 530.
168 , 169, 384. BARALES. - 1. 318.
ARROYO DEL PUERCO. - 11 . 5 . BARBEIRA ( D. Antonio ) . --- 111.
ARTAIZ (D. Ambrosio ).- IV. 377 . 214 .
ASTOR (D. Juan ) .- 11 . 489. BARBÓN ( EI ) . -v . 600.
ASTORGA (Ciudad de).-- IV . 429, BARCARROTA . - II. 104 .
433 , 435 , 451 , 455 . BARCELONA ( América ) . - 1. 306,
ASTRICO Y CARREDA (Nicolás ). 308.-- De Indias. III . 271 , 276 ,
iv. 585 . 281 , 285 , 287 , 361 , 370, 375 ,
- 650 -
391 , 436, 460. — IV . 56, 57 , 187 , 369, 379, 380, 434 , 445 ,
242 . 451 , 499.
BÁRCENA (El general D. Pedro BAYGORRY. - 1. 98. -11. 276, 364 ,
de la).-11. 251.-IV. 399. 377, 386.
Barco (El brigadier D. Diego BAYONA (Francia ).- 1. 107.
del).- 11. 251 . BAYONA DE GALICIA . - II. 22 , 29 .
BARCO (D. José del).- IV. 445. IV . 475, 517, 554 .
BARÈGES (Francia ).: -1. 566. Baztán (Valle del) .-11. 386.
II . 7 . BECERRA ( D. Vicente ).- III, 266.
Barinas (Provincia de). A.-I. Bedoya (D. José ).- 11. 403.
289, 293 , 299, 305.- II. 531 , Bedoya (D. Ramón de).— III.
533 , 535.-II. 86, 142 , 161 , 417 , 421 , 423 .
252, 253 , 299, 306, 365 : don BEJAR . - I. 76.- 11. 260.
Ramón Correa, gobernador BEJARANO (José).- 1. 237 .
de la... ; 386, 487, 545 , 585 , BELALCÁZAR (La villa de).— I.
651.-IV. 9 . 47 , 48 , 49: sorpresa de Belal
BarlovENTO ( Islas de ).- 11. 443 . cázar; 51 , 63 .-- II, 4, 108, 109 ,
Barraes ( Mr. Peregrin ). —III. 110, U1, 114 , 115 , 116, 121 ,
17 . 122 , 123 : sorpresa de... ; 126,
BARRANQUILLA . A.-II. 461 . 128 , 130, 138 , 140, 155 , 159,
BARREIRO (El coronel D. José). 173 , 174 , 227 .
I. 401,421 .- III . 404, 426, 499 , BELVEDER (El General Conde
500 .-- IV. 49 : derrota del co. de).- 11. 252.
ronel ...; 70 , 162 , 207 , 224 . BELVIS DE MONRROY . - 11 . 10 .
BARRIGA ( Juan ).-. II. 209 . BELZA ( El teniente ).-- 11. 389.
BARROSO ( El coronel D. Fran BENALCANAL, lugar . - II, 73 .
cisco).-1. 406 , 407. - IV. 39. BENEDICTO ( D. Manuel).. - — 1 . 23 .
Barú (Isla de).. -- I. 152 , 153 . II . 25 , 27 , 68, 70 , 80 , 425.
BARUETA ( D. Benito ). – 11 . BENGOECHEA (D. Martín).— 111 .
127 . 78 , 79 .
BASANTA ( D. José Luis). II. BENITEZ (D. Joaquín ) .-II . 268 .
519 . Benito (D. José). -- 111. 572.
BASANTA (D. Valentin de).- IV. Benteartea .-- 11. 283 , 284 , 286 .
161 . 384.
Basilio (Manuel ) . -
— 1. 154 . Beraza (D. Benigno).- 111. 430 .
Bastide , lugar. - 11. 365 . BeresfORD (El General inglés).
BATTERIBY (Mr.) – IV. 271 . I. 102. - 11. 15 , 17 , 108 , 113 ,
Baul , lugar de A.- III. 588. 117 , 389.
Bausá ( D. Manuel). -– - I. 284 , Bermudez (Francisco ) , el ca
346.-- II . 170 , 171, 250 , 268 , becilla insurgente .--1. 133 ,
282 , 307. — 111. 83 , 84 , 85 , 213 , 136, 295 , 360. - 11. 459 , 490,
272 , 278 , 528 , 530, 536 , 569 , 492.- III . 50, 149 , 305 , 579 ,
571 . 619, 668.-IV. 258 .
BAUSA (D. Vicente).- 1. 261. BERMUDEZ (D. José).. - 11 . 251 .
III. 447 BERMUDEZ (D. Juan ).- 11. 85 .
BAXTER (Mr.)—III. 2. Bermudez ( D. Rodrigo ) . II .

BAYACÁ ( Desgraciada acción 268.


de).-IV . 162. Bernal (D. Vicente) , guerri
BAYER (D. Julián). - 1. 149, 150, llero. - 11. 112 , 178, 208.
151 , 153 , 180, 198 , 212 , 222 , BERRASQUES . —11 . 412 .
223 , 234 , 236.--II . 307 , 575 , Berroterán (Angel Maria). iv.
576. —III. 106, 143 , 170, 179, 100 ,
651
BETANZOS. -IV . 470. 527. nel insurrecto.-1. 136 , 194,
BIDARRAY. -- 11. 383 , 385 , 386, 402 .
387 , 389. BORALDE (D. Manuel). - II . 85 .
Bidasoa, río . - 11. 289. Bonavia ( El General D. Ber
BILBAO.- 11. 292. nardo ).- IV . 401.
BING (El General inglés ).
: -1. 84 . Bonco ( D. Francisco) . – III.
BITTARD DES PORTES (Mr. René). 411 .
I. 560 . Bonis.- 11. 75 , 76.
BLAKE ( El General D. Joaquin). BOQUERONES, lugar.A.-IV. 181 .
IV. 400 , 411 . BORBÓN ( El Infante D. Carlos
BLANCAS, jefe insurgente.- 1. Maria de).— I. 117, 578, 579,
285 . 590, 594. - 11. 121 : encomien.
BLANCO ( D. Félix ).- 11. 191 . da del...--III. 349 , 351 , 354:
BLANCO (Dr. D. José Domingo). IV. 356 , 357, 564, 565 , 570.
III. 495 . BORBÓN ( El Infante D. Francis
BLANCHLEY (El capitán inglés co A. de).-1. 580, 597 , 598 ,
D. Enrique). - 11. 139. 599.-IV. 567 , 568 .
BLANCO (José).—III. 263 . Botelho (El General ).--I
– . 20.

BLASCO NEGRILLO ( D. Juan).-11 . BOURKE ( El general francés


128. Conde de) . - 1. 535 , 536, 537 ,
BOADO SÁNCHEZ (Pedro) , jefe 543 , 544 , 545 , 546 , 547 , 553 ,
politico de Coruña.-1. 531 . 554 , 556, 559, 562.-IV. 435 ,
IV. 452, 454 , 458. 437 , 458, 467 , 470, 471 , 474 ,
BODEGAS, lugar.--- 11. 64 , 65 . 476 , 493 , 495 , 499 , 501 , 509 ,
BOKINGAN (Ei General Ed.) - II. 510, 512 , 573 , 516 , 518, 524 ,
357 525 , 527 , 528, 535 , 538 , 539 ,
BOLET (D. Jaime).- III. 556. 548 , 549, 550, 554, 556.
BOLÍVAR (El jefe insurgente BOUSA ( F .) - 11. 185 .
D. Simón ).- 1. 145 , 218 , 262 , Bousa (D. Manuel).- 1. 64.-11.
264 , 271 , 280, 283 , 287 , 289, 173 .
298, 299, 335 , 342 , 343 , 347 , BOUSSET ( D. Juan ), autor de
366, 376, 396, 397 , 399 , 400, anónimos. -I11. 702 .
421 , 427 , 429 , 430 , 434 , 457 , Boves (El General ). -I
- . 127 ,
460, 462, 483 , 484 , 491 , 492 , 489 .
612. - 11. 560, 561 , 581.-I11 . Boves (El Coronel D. José To
38 , 50 , 82 , 83 , 86 , 87 , 107 , 108 , más) .-11 . 441.- 111 . 50, 90,91 ,
145 , 149, 181 , 207 , 212 , 215 , 92 , 92 , 511 .
273 , 298 , 305 , 361 , 367 , 371 , BOYACÁ . A.-IV. 218 .
395 , 444 , 457 , 466, 505, 514 , Ga . - 1. 19 .
521 , 522 , 525 , 537 , 546 , 552 , BRETÓN (D. Manuel).- 1. 58.
574 , 646 , 653 , 654.-- IV. 22 , II . 168 .
24 , 49. 86, 205 : principio de Briceño (El cabecilla insurgen
las negociaciones con ... para te Antonio Nicolás). - 1. 143 ,
la paz; 214,224 , 230, 244 , 247: 144 .
proposiciones de... para for BRICEÑO (Justo ), insurgente. -
mnar un convenio; 249 , 250 , 1. 136.
262 , 266, 271 : carta de... á Briceño Méndez (Pedro).- IV.
Morillo ; 276, 277 , 278, 284 , 291 , 309, 315 .
285 , 288, 290, 292 , 293 , 295 , BRINBRIGGE ( El Mayor británi
297 , 300 , 319 , 320 , 325 , 327 , co ).- 11, 263 .
331 , 336 , 372 , 506 . BRION ( El comodoro holandés
BOLÍVAR ( Francisco) , coro Luis).- 1. 312, 484.-111. 115 ,
652 -
246 , 392, 646, 647.-IV. 117 , CAHIMón , pueblo . - I. 285.—m,
193 , 203 . 532 .
Brito Centella ( D. José). — CAJIGAL (El General D. Juan
IV. - 22 .
Manuel).— III. 90 , 93, 94 , 95.
BROWN (Guillermo), jefe insur 96 , 298 , 524 , 632 .
gente, caudillo americano. CALABOZO (Villa de).- 1. 261 ,
I. 328. - III. 56 , 59, 60 , 300 , 265 , 268, 269, 286, 303 , 336,
305 , 640. 368, 385 , 386.- III. 168, 338,
Brozas , lugar. - I. 76.-11 . 253 . 341 , 366 , 457 , 504 , 506, 509 ,
BUCARAMANGA . A. - III. 143 .
528, 563, 581, 652.-IV. 5 .
Buch ( Miguel).
-I. 224 . CALDAS ( Francisco José ) . -1.
BUDA (D. José Ignacio ).- 1. 157 493
II . 584 . CalDAS DE REYES . -I. 30.
BUDIÑO ( D. Manuel ).- 11. 30 . Caldelas ( Puente de ).- 1. 31 ,
BUENOS AIRES.- 111. 60. 32.-IV. 517.
BURDEOS.-
: -- 11. 402 , 407. - 11.559 . CALDERÓN ( El Conde de) . - iv.
BURGOS (El Ministro Sr.) -1.589. 169.
BURGUETE . - 11. 273 . CALDERÓN ( D. Juan) .--11. 48 , 57 .
Burguillos (Lugar de ).-- 1. 40. 63 , 214 .
II . 4 , 44 , 61 , 62 , 64, 68, 226. Calvete (D. Juan ).— III. 411 .
BUTRÓN ( El General ).- 11. 96. Calvo (El Sr.) - 1. 17.
BYNG (El Mayor general ).-II. Calvo (D. Joseph ).- 11. 158.
271 , 273 , 274 , 275 , 276, 283 , Calvo (D. Ramón de Jesús).
285 , 286. III . 540 , 688 .
CAAMACHO (D. Juan).-111. 143. CALZADA (El coronel D. Sebas
144 . tián de la ).- 1 . 145 , 146 , 188 ,
CAAMAÑO (D. Josef). — 11. 32. 192 , 210, 216, 220, 252 , 262 ,
Cabal (El insurgente).. -– Ill . 299 263 , 264 , 267 , 276 , 277 , 278 ,
CABARGAS (D. Francisco ), ca 289, 293 , 294 , 305 , 333 , 341 ,
nónigo de Panamá.-- I. 125 . 344 , 456 , 450.-- III. 30, 48, 69,
Cabero (Ignacio ).- 11. 589.—II. 70, 86, 105 , 132 , 135 , 138 ,
I , 2. 142 , 144 , 148, 149, 150 , 154 ,
CABEZA (D. José).- 1. 185 . 160, 183 , 187, 253 , 268, 368 ,
CABEZA DEL Buey.-I. 49. - 11. 412 , 434 , 446 , 453 , 457 , 458,
114 , 120, 122 , 123 , 126, 128 , 481 , 487 , 499, 505 , 515 , 517 ,
129 , 131 , 137 , 173 , 245 . 521 , 530, 536, 585 , 589, 626 ,
CABRERAS , comandante de gue 691.-IV. 19 , 201 , 287 .
rrillas.- II. 52 , 67, 72. CALZADA DE OROPESA. —1. 3 , 10.
1. 481 .
D ). CALZADILLA (Nazario).- I.
621 .
CABRUTA , A. - III. 340. Calleja (El virrey ).— III. 307.
CÁCERES . - 1. 45, 47, 55 , 60, 76. CAMACHO ( D. Domingo ). --
II . 5 , 106 , 107 , 137 , 146 , 150 , IV . 20 .
156, 186 , 195 , 203 , 227 , 244 , CAMACHO (D. Juan ) .- I. 153 ,
248 , 249 , 250, 255 , 256 , 258 . 157 , 158 .
Cachirí ( Batalla de ).- I. 192, CAMACHO (Miguel ), jefe insur
196 , 215 , 258.-- 111. 30, 105 , gente americano.—11. 584.
133 , 138 , 163 , 209, 210, 299. III . 556.
CÁDIZ . -- 1. — 16 , 64 , 120 , 121 , CAMAGUÁN . A. - III. 453 , 587 ,
124. - 11 . 2 , 8 , 213 , 464 , 519. 592 .
IV . 456, 457 , 470 , 476 , 519 . CAMBÓ . - I. 90. - 11. 319, 320,
CAGUA .-1. 280, 322 , 375 , 382 ,
- 653
CAMPANARIO. - 1. 52. -- II . 120 . Capote (D. Juan ) . --1 , 160.
134 , 135 , 137 . CAPUALTA (A.). -- III. 105 : ac
CAMPILLO , lugar. : -11. 38 , 40 . ción de...
CAMPILLO ( El coronel).- IV. CAPUCHINOS CATALANES (Los
435 , 470, 549. PP. ).-11 . 470, 472 ; 489 , 509 ,
-II. 8o .
CAMPOMAYOR, lugar. 514 , 518 , 530 , 539 , 544 , 555 ,
CAMPOS (D. Juan de) .- 1 . 131 . 558.-IV. 130 , 132 , 139 .
III .
132 . CarabaLLO (Francisco ).
CAMPOSAGRADO ( El Marqués 402 .
de ) , Ministro de la Guerra. CARABAYO ( Miguel), insurgen -
III . 33 , 35 , 37, 40, 43 , 45 , 52 , te .-- I. 212 .

64 , 65, 71 , 80, 101 , 103 , 104 , CARACAS . -1 . 122 , 142 , 144 , 332 ,
105 , 108 . 442.-- II. 437, 440, 441 , 442 ,
CAMPUZANO (D. Joaquin Fran 444 , 445 , 446, 480, 481 , 491 ,
cisco), encargado de nego 519, 579. -III . 146 , 166 , 298 ,
cios en Londres. - I. 204. - 302 , 303 , 432 , 495 , 552 , 658 .
III. 358. IV . 93 , 233
CANAÑÓN (El brigadier D. Fe CARACAS (Real Audiencia de).
derico). – 11. 251 . III. 454, 498, 510.
CANARIAS (Islas).- I. 124 , 144. CARACAS (Narciso), el Arzobis
CANDELARIO . - 1. 76. po de.-II. 167, 494, 495.
CANIDO ( D. José).. -II. 26 . Véase Marti ( D. Mariano ).
CANGA ARGüelles (D. José) . CARAche , lugar A.-IV. 288.
1. 22 . CARBONELL, insurgente . - 1. 201
Canlo (D. Juan ).- IV. 187. CÁRDENAS (El guerrillero).-I.
CANO ( D. Antonio ).- -I. 103 , 47 .-- II. 112 .
119 , 163 , 178. - 11 . 184 , 192 . CARDILE (Rafael).- 1. 154 .
388 , 397. — III . 416 . Cardoso ( D. Juan V. ).-11 . 480.
CANSADOS (Compañía de). – III. Cariaco , A.- 1 . 368. - 111. 393 ,
483 , 670. 428: acción dada al fin del
CANTERAC ( El brigadier don golfo de ..., 543 , 621 .
José ).- 1. 312 , 313 , 314 , 315 , Caribes ( Río ), A .-- 111. 619.
316, 321 , 322 , 325 .--- III. 372 , CARIS (Río), A.-II. 483, 485 .
373 , 385 , 390, 391 , 393 , 398, Caro (D. Antonio José ).-- III.
400 , 403 , 404 , 408, 409, 414 , 239 , 240 .
417 , 419 , 421 , 424 , 425 , 436, Caro y Sureda ( D. Pedro ).
437 Véase Romana (Marqués de
CAÑIZARES, guerrillero.-11. 132 la ).
Caño COLORADO. A .-- IV. 178 . CAROLINA (La), lugar.--- 1. 65.-
179. II . 143 , 177 .
CAPARROS (D. José), ayudante CARONI, A .-- II. 517 .-- III. 379.
de Morillo.-- 1. 143 , 160, 436. CARREGAL . -IV. 578 , 580 .
III. -411, 426 , 530. - 1V. 288 . Carreño ( D. Dionisio ). — IV.
337 , 341, 375. 381 .
CAPDEVILA ( D. Juan Francisco). CARREÑO ( D. Ramón) .- IV. 517
1. 227 , 234 , 235.-- 111. 76 , 77 , CARRERA ( El General D. Mar
79 , 180. tín dela ). – Véase La Carrera
CAPILLA (Real) de Madrid.---III. (D. Martin ).
244: regalo del ejército de CARRETO ( D. Francisco ). -- II.
Costafirme á la .. 236 .
CAPMANI (D. Valentin ).---1. 21 . CARTAGENA DE INDIAS.-- 1. 122 ,
III. 473. 125 , 144 , 145 , 146: sitio y
654
toma de...; 148 , 164 , 172 : da 247 , 248, 256 , 257, 260 , 262,
cuenta de ella al Ministro; 266, 269, 273 , 275 , 278, 284 ,
174 , 186 : cruz á las tropas 291 , 292 , 293 , 297 , 422. -IV .
por la toma de... ; 194 , 213, 344 , 562 , 564 .
443, 445, 636: sobre el título CASTAÑOS (D. Melchor ) . -1 .
de Conde de ...-
: -- 11. 437 , 439 , 161 , 177
442 , 445 , 575 , 576 , 577, 582 , Castelar (ElGeneral).- 1. 117.
585 , 587.- III. 9, 10 , 14 , 15 , Castelnovo (Encomienda de ).
101 , 115 : poesías para cele 1. 609 .
brar la conquista de...; 162, CASTELLDOSRIUS ( El Marqués
163 , 170, 184 , 192, 239 , 298, de).-1. 522.
318.-IV. 32 , 172 , 209, 217 . CASTILLA.-- 11. 40 , 41 , 271 .
Cartago . - I . 233 , 236. CastillA LA NUEVA. - 11 . 6.
CARÚPANO , A. - 1. 127 , 130, 312. Castilla ( D. Ramón ).-
. - 1. 224 .
III. 392 , 398.---IV . 178, 181 . Castillo (Manuel del ), el ge
CARVAJAL (Sr. de) , oficial. - 11. neral insurgente .-1. 153 ,
208 . 170 , 181 .
Carvia (D. Alejandro ), gene CASTILLO (José María ), el insur
ral de Artilleria.- 11. 449. gente .--I11. 33 , 246.
Casa Flores (El Conde de ), CASTRO DE FARIA .-- 11. 4.
ministro en Río Janeiro. CASTUERA . – 11 . 144 .
III . 645 . CATALANES (PP.).- Véase Ca.
CASALS (D. Pedro ). -IV. 39. puchinos catalanes .
Casa León (El Marqués de). CATALUÑA . -1. 14 .-- II . 2 .
III . 298. CATERANI (Juan ).. -II. 503
CASANARE, A.: -- 1. 208, 209, 298 , CATURLA ( D. José ).— III. 260 .
299. — III. 176, 177 , 362 . CAUCA . -1 . 233. — III. 49 , 105 ,
CASANO ( D. Antonio ). : -III . 69 , 151 , 152 .
244 , 404 , 426. CAUJARAL.-- 1. 370, 374.
CASAR. –11. 5. CAULIN (P. ).—11. 510 .
CASARES (D. José Manuel).— III. CAURA , A. -III . 268.
263 . CAVANES ( El General D. Fran
CASA VALENCIA (Conde de). - cisco X.).—IV. 428, 458, 530,
Ill . 299 . 535 , 545
CASCADO (D. Jerónimo ) .-III. CÁVIA ( D. Alejandro ).- 1. 119.
262 . CAYOS DE SAN LUIS. — III. 135 .
CASTAÑO (D. Melchor del).-111. CAYOS de Santo Domingo . — III.
404 , 438 . 154 .
CASTAÑÓN ( El General D. Fe CAZENNEVE ( El General fran
derico ).- 1. 527.-IV. 503. cés).-
.-- 11.
II. 17 .
CASTAÑOS ( El General D. Fran Cea Bermúdez (El ministro).
cisco J ), duque de Bailén. 1. 599 .
1. 15, 18 , 42 , 43 , 44 , 55 , 56, Ceballos (El coronel D. José ).
57 , 61 , 62 , 77 , 79 , 80 , 82 , 85 , II . 441 , 494 .
109 , 117 , 118, 579 , 602. - 11. CebollInO (Eleuterio ), insur
100 , 101 , 102 , 103 , 104 , 105 , gente. - I . 246.
110 , UI, 112 , 115 , 116 , 118 , CEBRIÁN ( El General D. Loren
119, 123 , 126, 127 , 128 , 129, zo ).- 1. 94 , 103. - 11. 306 , 331,
130, 131 , 137 , 138 , 139 , 140, 337 , 340, 396 , 421 .
143 , 144 , 146 , 148, 150, 151 , Cedeño (Manuel), caudillo in
152, 153, 156, 159 , 160, 166, surgente . - 1. 387. - 11 . 305 ,
169 , 188 , 202 , 205 , 245 , 246 , 573 , 582.-IV. 51 , 258.
- 655 -
CEJA- ALTA, pueblo.-1, 195, 214. Cocho (Partida carlista del).
Celis (El notario D. Pablo de). 1. 594.
1. 633 COGEDEs , lugar de A.-1. 358,
CEPEDA (D. Luis de).- 11. 250, 359. - III. 569, 572 , 652.
307. COLOMBO (El capitán D. Fran
CERRALBO (El Marqués de ) . cisco ).- 1. 20, 23 , 619. -11. 21 ,
IV . 344 , 346. 23 , 24 , 25, 29, 30 , 31, 425 .
CERRUES ( Puente de).- 11. 3 . COLORETE (D.' Josefa ).- 1. 154 .
CERBIER , caudillo francés in Coll ( El general ). — II. 283 ,
surgente .- 1 . 220, 221 , 226 , 284 , 286 , 287 .
232.-III. 157. Collar (D. Silvestre).—III. 354 .
CERRO DE LOS Patos.--- 1. 358. IV . 615 .
CERUTI (D. Nicolás Maria ). COMPAÑÍA (Real) GUIPUZCOANA.
II . 505, --IV . 120 , 122 , 137 . II . 519.
CERVERIZ (D. Francisco Javier). COMPTE (Mr. Louis). – III. 28,
11, 116, 146, 148.-II. 334 .- 114
IV. 238. CONDE (Puente del).—1. 16, 17 ,
CÉSAR ( Francisco ).- 1. 379. 19, 21.-II. 2 , 9 .
CESURIS (Puente de).- 16. Constantina , lugar.-- 11. 45 , 53 ,
CEUTA.-IV. 368 : indisciplina 72 , 73 .
de las tropas en ... CONSTITUCIÓN política de la
CIÉNEGA . - 5 . 146 , 147 . Monarquía española .-10.
CIENFUEGOS ( El General don 191 , 193 , 208, 221 .
José).-IV. 16. CONTADOR, guerrillero . - 11. 179
CIENFUEGOS ( D. Ramón).- II. CONTRERAS (El brigadier).-11.
414 . 43 , 44, 48, 52 , 86.
CIFUENTES ( D. Ramón ) .— III. Coop (Mr.) --- IV . 107.
141 . COPÉE (D. Antonio), presbíte
CILLA(D. Jaime).-- 111. 269. ro guerrero. -11 . 149.
CINI ( D. Juan).- 1. 119 , 362 , 385 . Copons (El general D. Fran
11. 251 , 460, 490 .-- III. 429. cisco ).- 1. 503, 504. -11. 352,
Cures (El brigadier D. Tomás 353 , 354 , 396, 399, 417 .
de ).- 1. 295 , 313 , 354 , 400. CORCUBIÓN . -II. 17.
II . 393 , 500, 519, 543 , 575 , CORDERO (D. Manuel).- 1. 183 ,
576,913 , 619,621.-IV. 17 , 28, 185 .
62, 214 , 227 , 261 , 263 , 264 . CÓRDOBA . - 11. 40, 115 , 117 .
CISCAR ( El General).- IV . 40 . CÓRDOBA (D. Ventura de ).- IV.
CIUDAD- REAL. - I . 65 , 66, 67. - 588 , 601 .
11. 180, 185 . CORIA.- 1. 76.-II. 254 .
CIUDAD - RODRIG;0. - 11. 31 , 165 , Cornel (D. Antonio ).-11. 7 .
177, 178, 179, 190: toma de ... CORO . A.: --- II. 446 .
por los españoles; 213. CORONI (El P .) — 11. 482.
CLAUSEL (El General francés). CORRALES ( El capitán D. Ga
11. 267 . briel ).- 11 . 46, 50, 108 , 124 ,
CLEMENCIN ( D.Diego ).-- IV. 347 , 126, 133 , 134 , 137 , 144 , 145 ,
377 . 147 , 199 .
CLONARD ( El Conde de ).- 1. 36. CORREA (D. José María ). -- III .
COCA (D. Manuel).-- 11. 28. 93 , 95
COCKRANE (Lord ). III . 664 . CORREA Brigadier D. Ramón ),
668, 677 . gobernador de la provincia
Coche ('sla de).-I. 136, 140, de Bai as. -1 . 262 , 268 , 288,
142 , 315. 291 , 292 , 293 , 302 , 305 , 363 ,
654 -
toma de...; 148, 164 , 172 : da 247, 248, 256, 257, 260, 262,
cuenta de ella al Ministro ; 266, 269 , 273 , 275 , 278 , 284 ,
174 , 186 : cruz á las tropas 291 , 292 , 293 , 297 , 422. -IV .
por la toma de...; 194, 213, 344 , 562 , 564 .
443 , 445 , 636: sobre el título CastaŇos (D. Melchor) . -I .
de Conde de...- 11. 437 , 439, 161, 177
442 , 445 , 575 , 576, 577, 582 , CASTELAR (ElGeneral ).- 1. 117.
585 , 587.- III. 9, 10, 14 , 15 , Castelnovo ( Encomienda de ).
101 , 115 : poesías para cele I. 609.
brar la conquista de...; 162 , CastellDOSRIUS ( EI Marqués
163 , 170, 184 , 192 , 239 , 298, de).-1. 522.
318.-IV. 32 , 172 , 209, 217 . CASTILLA . — II. 40, 41 , 271 .
CARTAGO. - I. 233 , 236. CASTILLA LA NUEVA . — 11 . 6.
CARÚPANO, A.: -1, 127 , 130 , 312 . Castilla ( D. Ramón ).-
--- I. 224 .
III. 392 , 398.-IV. 178 , 181 . Castillo ( Manuel del), el ge
CARVAJAL (Sr. de), oficial.- II . neral insurgente . - 1. 153 ,
208 . 170, 181 .
Carvia (D. Alejandro ), gene Castillo (José María ), el insur
ral de Artilleria . - 11. 449 .
gente.—III . 33 , 246.
Casa FLORES ( El Conde de ), CASTRO DE FARIA . - 11. 4.
ministro en Río Janeiro. CASTUERA . - 11. 144 .
111. 645 . CATALANES (PP .).--- Véase Ca.
CASALS (D. Pedro ).
1.-IV. 39 . puchinos catalanes.
Casa León (El Marqués de). - CATALUÑA. -1. 14. - 11. 2.
III . 298. CATERANI (Juan ).- II. 503.
CASANARE , A. -1. 208, 209, 298, CATURLA ( D. José ).
. -II. 260 .
299. — 111. 176, 177 , 362 . CAUCA . — 1. 233. — III. 49, 105 ,
Casano (D. Antonio).-111 . 69, 151 , 152 .
244 , 404 , 426. CAUJARAL . – 1. 370, 374.
CASAR . - 11. 5. Caulin ( P .).
: -11 . 510.
CASARES (D. José Manuel).— 111. CAURA , A. -111 . 268.
263 . Cavanes ( El General D. Fran .
CASA VALENCIA (Conde de). – cisco X. ).— IV. 428, 458, 530,
III . 299 . 535 , 545 .
CASCADO (D. Jerónimo) . III. CÁVIA (D. Alejandro).- 1. 119.
262 . CAYOS DE San Luis . — III. 135 .
CASTAÑO (D. Melchor del).
.- II. CAYOS DE SANTO DOMINGO.-
-III.
404 , 438 . 154 .
CastaŇÓN (El General D. Fe CAZENNEVE (EI General fran
derico ).—I. 527.—IV. 503. cés ).-- II. 17 .
Castaños ( El General D. Fran CEA BERMÚDEZ (El ministro).
cisco J), duque de Bailén. 1. 599 .
1. 15 , 18 , 42 , 43 , 44 , 55 , 56, Ceballos (El coronel D. José).
57 , 61 , 62 , 77, 79 , 80 , 82 , 85 , II . 441 , 494 .
109 , 117 , 118, 579 , 602. - 11. CeboLLINO ( Eleuterio), insur
100 , 101 , 102 , 103 , 104 , 105 , gente.- III. 246 .
110, 111 , 112 , 115 , 116 , 118 , CEBRIÁN ( EI General D. Loren
119, 123 , 126, 127 , 128 , 129, zo) .- 1 . 94 , 103.. -II.
– 306, 331 ,
130 , 131 , 137 , 138 , 139 , 140, 337 , 340, 396 , 421.
143 , 144 , 146 , 148 , 150, 151 , Cedeño ( Manuel ), caudillo in
152 , 153, 156 , 159, 160, 166 , surgente. -1. 387. - 11 . 305,
169, 188 , 202 , 205 , 245 , 246 , 573 , 582.-IV. 51 , 258.
- 655 -
CEJA -ALTA, pueblo. - 1, 195, 214. Cocho (Partida carlista del).
CELIS (El notario D. Pablo de). 1. 594.
1. 633 . Cogedes , lugar de A. -1. 358,
CEPEDA (D. Luis de).- 11. 250, 359. — III. 569 , 572 , 652 .
307 . COLOMBO (El capitán D. Fran
CERRALBO (El Marqués de ). .-- 1. 20, 23 , 619.-11. 21 ,
cisco).
IV. 344 , 346. 23 , 24 , 25 , 29, 30 , 31 , 425 .
CERRUES ( Puente de ).- 11. 3: COLORETE (D. Josefa ).- 1. 154 .
CERBIER, caudillo francés in COLL ( El general ). — 11. 283 ,
surgente . - 1. 220 , 221 , 226 , 284 , 286, 287 .
232.-- III. 157 Collar (D. Silvestre ). .
- III. 354 .
CERRO DE LOS Patos.- 1. 358. IV . 615 .
CERUTI (D. Nicolás María). COMPAÑÍA (Real) GUIPUZCOANA .
II. 505, -- IV . 120 , 122 , 137 . II . 519 .
CERVERIZ ( D. Francisco Javier ). COMPTE (Mr. Louis). – III. 28,
11. 116, 146 , 148. —III . 334.— 014 .
IV . 238. Conde (Puente del) .-1. 16, 17 ,
César (Francisco ).- 1. 379. 19 , 21.-II. 2 , 9 .
Cescris (Puente de).- 16. CONSTANTINA , lugar . - II. 45 , 53 ,
CEUTA.- iv . 368 : indisciplina 72 , 73 .
de las tropas en ... Constitución política de la
CIÉNEGA .-I . 146, 147. Monarquía española .-1v.
CIENFUEGOS ( El General don 191 , 193 , 208 , 221 .
José).--IV. 16 . CONTADOR , guerrillero . - 11. 179
CienfueGOS ( D. Ramón ).— II. CONTRERAS ( El brigadier ).- 11 .
414 . 43 , 44 , 48, 52 , 86 .
Cifuentes ( D. Ramón ).- III. CooD (Mr.) - IV. 107.
141 . Copée (D. Antonio), presbíte
CILLA (D. Jaime).--111. 269. ro guerrero .-- 11. 149.
Cani(D.Juan ).--1. 119, 362 , 385 . Copons (El general D. Fran
II. 251 , 460, 490.-
--III . 429 . cisco ).- 1. 503 , 504.-- IV. 352 ,
Cires (El brigadier D. Tomás 353 , 354 , 396, 399, 417 .
de).-I. 295, 313, 354 , 400. CORCUBIÓN . -II. 17.
III . 393 , 500 , 519, 543 , 575 , CORDERO (D. Manuel).-1. 183 ,
576, 913 , 619,621 . -IV. 17 , 28, 185 .
62, 214 , 227 , 261 , 263 , 264 . CÓRDOBA. -11. 40, 115 , 117 .
Ciscar (El General).- IV . 411. CÓRDOBA ( D. Ventura de ).- IV.
CIUDAD -REAL . - 1. 65 , 66, 67.— 588 , 6oi .
11. 180, 185 . Coria . - 1. 76.-II. 254 .
CIUDAD - RODRIGO.: -II. 31 , 165 , Cornel (D. Antonio ).-11. 7 .
177 , 178, 179, 190: toma de... CORO . A. - 11. 446 .
por los españoles; 213. CORONI ( EI P .) — 11. 482.
CLAUSEL (El General francés ). Corrales (El capitán D. Ga
II. 267 . . - II . 46, 50, 108 , 124 ,
briel).
CLEMENCIN ( D.Diego ).- IV. 347 , 126 , 133 , 134 , 137 , 144 , 145 ,
377 . 147 , 199 .
CLONARD (El Conde de).-1. 36. Correa (D. José Maria ). -- III.
COCA (D. Manuel).-11. 28. 93 , 95 .
COCKRANE ( Lord ) . – III. 664. Correa (Brigadier D. Ramón ),
668, 677 gobernador de la provincia
COCHE ( Isla de ).- I. 136, 140 , de Barinas. -I . 262 , 268, 288,
142 , 315. 291 , 292 , 293 , 302 , 305 , 363 ,
656
429, 432.- III. 365 , 368, 412 , CRUZ DE DISTINCIÓN, por la toma
434 , 509 , 529, 569, 570 , 662. de Cartagena de Indias. —
IV. 95 , 97 , 247 , 251 , 253 , 273 , III . 40 , 41 .
274 , 276, 280, 282 , 284 , 287 , CRUZADA DE ALBURQUERQUE.
288 , 291 , 292 , 294 , 296 , 299, II. 106, 123 , 136.–V. Corra
300 , 301 , 304 , 308, 309, 312 , les, comandante de la parti
314 , 322 . da de ... 149 .
Correos (Servicio de).-1. 75 : CUADRA (D. Ambrosio de la ).
caja de la correspondencia II . 142 .
de los soldados . - 11. 248: CUBA (Isla de). -III . 230.-IV.
quejas de Morillo sobre el... 341 , 606 : correspondencia
Cortés ( D. Francisco ).-
. -11 . 209. del general Tacón con Mo
CORUÑA (La ciudad de la ).--I. rillo.
28, 532 , 533 , 534 , 538, 546 , Cúcuta . A. - 1. 418. — IV. 79,
547 , 549, 553 , 556, 561 : ase 227 , 235 .
sinato de los presos del Cas CUCHILLA DEL TAMBO. -1 . 227 :
tillo de San Antón ; 562 : idem ; derrota de los rebeldes eo ...
575 : Coruña, capital de Gali 228 .
cia ; 586, 596, 601. -11. 4 , 41 . Cuero (Sr. ) —111. 58.
IV. 423 , 426 , 428 , 429, 436, CUESTA ( D. Félix ), guerrillero .
438, 447 , 449 , 450 , 451 , 452, II . 68, 69, 133 .
453 , 468 , 470, 471 , 472, 475 , CUESTA (D. Sebastián ).— 11. 251 .
476, 482 , 485 , 507 : condicio IV . 525
nes para la rendición de la ... Cueto (D. José M.a ).- IV. 381 .
en 1823 ; 509, 510, 511 , 513 , CULLERA. – II. 2 .
518, 519 , 522, 523 , 524 , 525 , CUMANÁ.: -1. 123 , 136, 138, 142 ,
526 , 527 , 532 , 533 , 535 , 536 , 260, 308 , 354 , 361 , 381 , 403 ,
540, 541 , 549, 550, 562 , 566, 416. - 11. 438 , 441 , 443 , 444 .
567 : moneda árabe encon 480. - III. 259, 261 , 264, 281 ,
trada cerca de la Coruña ; 447 , 519 , 575 , 576, 613.-IV.
568: fiestas en ... por la pro 17 , 29, 62 , 76.
clamación de Isabel II; 575 , CUMANACOA . A. -- III. 447 , 630.
576, 581 : himno de Escoria CUNDINAMARCA . A .-- 111. 49, 118 .
za á la Milicia urbana ; 585 , IV . 205 , 297 .
588, 592 , 593 , 596, 597 , 601 , Cuntis (Galicia).. -II . 3
602 , 604 , 605 . CURA ( Villa de) .- I . 276 , 277 ,
Corvera (Marqués de). - 1. 595 . 280, 281, 288.-H. 87 , 522 .
COSTAFIRME . - 1. 122 , 125. CURASAO ( Isla de).-11. 445 , 503 ,
Cotton ( Sir Stapleton). II . 662 , 666.
357 , 375 , 376 , 377 , 383 , 384 . CUSTODIO ( El caudillo insur
COUPIGNI ( El general ) . -1 . gente). - 111. 138.
383 . Cuzco.-- 11. 566.
Couto ( El abad de ).--1. 20 , 21 . CHACÓN (D.José M.“), marino,
Crawford (Sir Jacobo Coutts), 1. 585. — III . 282, 289, 404 .
capitán de navio en Vigo. - 427 , 554 , 639. -IV. 88 , 158 ,
1. 25 . 219 .
Croker (D. Emilio ), marino .- CHAGUARAMAS . A. – 11 . 272, 337 ,
1. 125 338 , 385, 431, 457 , 465. 553 .
Cruz (El ministro Sr.)-1. 599. Chaleco ( El ), guerrillero.
Cruz, pueblo. A.-IV. 57 . 1. 45.-II. 157 , 178.
Cruz (D. José de la).-IV. 563 , CHALOT (Jacobo Antonio), jefe
568. francés de la guarnición de
657
Vigo que se rindió.– 1. 25. Diez BASCONES ( D. José) .- 11.
1. II , 21 . 298.
CHAMORRO ( D. José ).— III. 540 ,
Dirnel (D. Gaspar ).-- IV. 401 .
688 .
Doile ( El comandante ).- II.
CHASTRE (D. José de ).— 11. 484 ,
253 , 259 , 287 .
489.-IV. u8 . DOMANZAY , lugar . - II. 395.
CHAURÁN (D. José M .“) .-— III.
Domec ( D. Juan ).- IV. 418.
418. Domecasu , lugar.- 11. 329,
Chausel (El General francés ).
1. 81 . 330.
DOMÍNGUEZ ( D. Joaquín ).-- II.
Chaves ( Villa de ).- 1. 594 .
CHICA ( Martin de la) .-- 1. 337 . 108, 111 , 268 .
DOMÍNGUEZ (D. Patricio ).- 11.
Chile. - III. 411 , 648 , 683. 268.
CHINÁ . - 5 . 150 , 153 .
DONALD (El General francés al
CHIQUINQUIRÁ (Ntra. Sra . de ). servicio de los insurgentes).
1. 221
Chire. A. - 1 . 208.- 111 . 399 , 379 , 1. 347.-II. 522 , 529.
Don Benito , pueblo . - 1. 52 , 54 .
434 II . 5 , 37 , 42 , 132 , 145 , 236 ,
ChitaGÁ . -I . 209 .
237 .
Chocó . A.-II. 10 , 55 , 143 , 161 , Do-Rego ( El general ).- 1. 524 ,
184 , 448.
525 .
CHURCHILL (C. H.), ayudante de DORMANIAL ( El General fran
campo de Hill.- II. 241 , 242 , cés).--I . : 06 .
259, 281 , 297 , 318, 325 , 327, DOUGLAS ( El almirante ).
393 , 400 .
467 , 573 , 574 , 575 , 576, 589 .
CHURRUCA (D. Pascual).. - III . III. 1 , 2 , 3 , 4 , 126 .
426. Downie ( D. Juan ). – 11. 152 , 208 ,
Daimiel . -I , 65.— 11. 177 .
300 .
DalmaciA (Duque de ). - 11. 410 . Doz (D. Juan ).- 11, 252.
DALMAU (D. Joaquin ).— 111. 426 . Drouet (El General Barón de ).
Darien . - 1 . 122 .
Dax . -11 . 402 . II. 175 .
Duarte ( El Intendente D. José
Daza (D. Francisco ).- 1. 210, Domingo ).-- 1. 144 , 145 , 444 .
217. - III. 140. 11. 563. – 1V . 214 , 227 , 261 ,
Delgado (D. Francisco ). III . 263, 264 , 269 .
140 . DUEÑAS .-1 . 78. . - II. 262.
Delgado ( D. Ruperto ).— 1, 210, DUERO (Rio ).- IV. 534 .
218.-- 111. 141 , 452 . DUHALDE ( M. ) -11. 336.
Delgado ( El Sr.)--- 1. 19. Dundas (El Capitán Juan Ro
Delvalle , intérprete. -- III . berto ).----III. 671.-IV. 14 .
667 . DUPAR (Valle). A.-- IV. 193 .
De Pradt ( El Abate).- 1. 482 . Durán ( D. Juan ).- 111. 485. - 1V .
DesPEŇAPERROS - 1 . 53. — II. 5 , 58 , 60 , 61 .
139 . Durán , insurgente .-- III. 246.
Devereux ( El Mayor ).- 1V. 71. DURÁN, oficial español . - 11. 90.
Díaz ( D. José Domingo ). — 1. EBRO (Río ).- 1. 78 , 79. - 11. 264 .
478 , 482.-IV. 264 , 269 , 370 . ECHARRI, lugar . – 11. 395.
Díaz (D. Juan ). ---- II. 69 . EchegaRAY (D. Joaquin ).— 111.
Díaz ( D. Rafael).- III, 283 , 411 . 141 .
Díaz ( D. Sebastián ).— 1, 155. ECHEVERRÍA ( D. Francisco Sa
Díaz Porlier ( El brigadier don les ).- 11. 559.-IV. 148 , 151.
Juan ).– 11. 252 . EGUIA (D. Francisco de ), minis
TOMO 1 42
658
tro de la Guerra . - 1. 355. ESPARRAGUERA DE LARES . -I.
111. 625 , 630 , 643 , 644 . 52.-II. 5 , 133 , 135 , 139: ac
EGUÍA (D. Nazario ).- IV. 398. ción de...; 145 .
Eguía ( I). Narciso ).- IV. 400. ESPIEL . - 1. 54.
EKARD (Mr.) - III. 2 . Espino ( El General D. Juan ). -
ELETA , lugar .-- II. 388. 1. 61 , 65 , 66, 67. - 11 . 138, 176 ,
ELIZONDO . - 11. 276, 285 , 291 . 179 , 180, 182 , 189 , 197 , 202 ,
Elvas (La ciudad de ).- 1. 36. 225 .
II . IOL ESPINO ( EI Subteniente don
EmpecINADO ( EI ) .-IV. 393 , 518, Juan ) .-1. 160, 175.
532 . ESPINOSA ( El Coronel).- 11. 187
English ( El general insurgen ESPINOSA DE LOS MONTEROS ( don
te) .- 1 . 423.-IV. 43 , 63 . José ).- II. 139.
Enrile (El General de marina ESPONDA (D. José María ). --iv .
D. Pascual), comandante ge 237
neral de la Escuadra y 2.° ESPOZ Y MINA ( El General don
jefe del Ejército expedicio Francisco ).:-1. 97 , 98. – 11.
nario . - 1. 119, 162 , 163 , 174 , 299 , 304 , 364 , 377 , 414 , 418,
177 , 178, 180 , 182 , 187 , 188, 421 .
191 , 193 , 199 , 203 , 213 , 240 , Estados UNIDOS DE AMÉRICA.
254 , 357 , 444. - 11.---- 422 , 448, II . 502.-II. 11 , 12 , 22 , 154 ,
503. - III . 42 , 45 , 68 , 102, 143 , 309 , 319 , 325 , 462 , 677. - IV.
163 , 169, 186 , 223 , 226 , 230, 85 , 107 , 253: Reconocen las
233 , 234 : méritos у servicios nuevas repúblicas hispano
de ... propuesta para su as - americanas . Véase Onis
censo ; 241 , 245 , 249 , 283 , 296 : ( D. Luis de ).
á Morillo desde Madrid ; 331 , Estero (Caño del ).-I. 157.
374 , 389 , 433 , 558, 566, 615 , Esteves ( El comandante).- 11 .
627.-IV. 14 , 15 . 482 .
Eroles (Barón de ).:-1. 523 . Eulate ( D. Ramón ) , marino.
ERLÓN (El general Conde de). 1. 119 , 183 , 185 .
II . 193 . EXTREMADURA . -1. 15 , 17 , 43 .
Errazu, lugar . - 11. 377. 45 , 63 , 73. -11 . 103 , 157, 171 ,
ESCALERAS , guerrillero . - 11. 178 175 , 198 , 239 , 271 , 305 .
Escola ( D. Juan ) .--111. 547 , 567 . Ezpeleta , lugar. -11. 305 , 310,
ESCORIAL . - 1. 518. 365 .
ESCORIAZA ( D. Severiano ).- 1 . EZPELETA ( El brigadier D. José
586 .-- IV. 581 . de ).— 11. 251.-II. 320.
ESCOSURA (D. Patricio de la ). Fanie (G. T. ), contraalmirante.
1. 633 . IV. 271 .
Escudero y Lizón (D. José ). FAJARDO (Isla de). A.-II. 510,
IV. 559. 541 .
Escuté ( D. Matías ). ) .-1 . 192 , 196 , Farelos ( D. Antonio ). .-I. 21.
216 , 218 , 232 , 421.-- 111. 133 , FAKIAS ( D. Trinidad ).-- 11. 540,
139 , 141 , 177 , 530 . 688.
Esklan ( El General inglés). FARRERAS ( D. Matias y D. Fé .
1. 72 . lix) . -- 11. 478 , 479, 480, 485.
Eslaba ( El comandante ) I. IV . 118, 146.
153 , 170 . Fason (Francisco)..- III. 345.
ESPAÑA (El General D. Carlos ). Fatio ( D. Felipe), cónsul de
1. 70 , 79 .-- II. 165 , 251 , 265 , S. M. C. en Nueva Orleaos.
418.-IV. 527 . III . 684 .
- 659 →
FERIA (La ciudad de).-I. 37 , América española . - 1v. Ca
38 , 40.— II. 44 , 45 , 46 , 47 : samiento de ... con D.a Maria
castillo de...; 49 , 50 51 , 52 , Josefa Amalia. —254: Procla
53 , 54, 55 , 58, 59 , 60, 61 , 64 , ma de... á los habitantes de
65 , 66 , 70 , 85 , 87 , 88, 89, 90 , Ultramar. -425: su cautive
92 , 384 . rio por el Gobierno y las
FERNÁNDEZ (El teniente). - 1. Cortes; su ida á Cádiz. -
155 . 431 , 456 , 541 : recobra su li
FERNÁNDEZ (Alejandro), gue bertad . 545 , 546 , 566 , 567 .
rrillero . — 11, 132, 134 . Ferrán (D. Manuel). -- II. 519 .
FERNÁNDEZ (D. Benito ).. -III . 79 Ferreras ( D. Juan ).- 11. 270.
FERNÁNDEZ (Bonifacio ), insur FERROL. - I. 18, 548, 549.-IV.
gente . - IV. 223. 427 , 450 , 471 , 472 , 499: capi
FERNÁNDEZ (D. Manuel). - 11. tulación del... en 1823. 513 ,
105. -III, 258. 514 , 519, 527, 540, 550, 551 ,
Fernández Baeza (D. Pascual ). 556 .
IV. 575 , 578 , 579 , 601 . FIGUEROA (D. José), alférez de
FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA (don fragata. – III. 256 , 257 , 284 .
Fernando).-1. 501 . Fitz GERALD (Mr.) --Ill. 271 .-
Fernández de Córdova ( El Ge IV. 128, 130, 132 , 133 , 138.
neral D. Francisco ).- I. 90. Flores ( Luis de ) . – 1. 214 .
II. 250, 307 , 320, 345 , 355 , FLORIDA ( La ).- A. - 11. 468.
359, 385 , 386, 401 , 421. FOMINAYA ( D. Antonio ). - II .
FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA ( El Ge 473 .
neral D. Luis ).- 1. 578 , 579 . FONTANA DE ORO ( La).-IV. 355 ,
IV. 564 , 565 . 356 , 357 , 359, 360, 361 , 392.
FERNÁNDEZ GAMEZ, guerrillero. Fontao ( D. Manuel).--IV. 451 .
II. 178 . FORTOUL (D. José Gil) .-I 493
FERNÁNDEZ DE LA Hoz ( D. Lo For ( El General Barón de la ) .
renzo).-11. 481 , 482 . II . 98 , 155 , 195 , 204 .
FERNÁNDEZ MADRID ( El doctor FRAGOSO ( D. Diego).-11. 301 ,
José).-
-I.1. 244. - 111 . 181 . 303
FERNÁNDEZ Reguera (D. An FRANCIA . - 1. 608: proceder de
drés ).- 11. 32 . Luis Felipe con España.-
FERNÁNDEZ TRAVANCO (D. Ma 11. 6: Morillo en ... Véase Ba
nuel .- IV . 504. règes , 582. —III. 154. 677.
FERNÁNDEZ VARELA ( D. Ma IV. 428, 429: ejército francés
nuel ), comisario de Cruza que entra en España para
da . - 1. 577.- IV . 563 , 566, libertad de su cautiverio á
567: moneda árabe encon Fernando VII, 531 .
trada cerca de Coruña. FRANCO ( D. Dionisio ).- III. 95 ,
FERNÁNDEZ Villaverde ( don 632 .
Pedro M .) -- 1V. 602 . FRANCO, comandante de inge
FERNANDO VII.-I. 108 , 141 : nieros. - II. 91 .
circular de ... á sus súbditos FREDERIK ( El coronel ), insur
americanos .—456 , 509, 522 , gente. -1V.71.
562 , 579 : su muerte . - II . Freijo ( El cura del).- IV . 603 .
270: cruz de..., 421 : su vuelta Freire (ElGeneral D. Manuel).
á España en 1814. - III . 58 , I. 19, 87 , 91 , 96, 98 , 100, 109 .
68: juramento a... en Santa II. 169 , 170 , 292 , 295, 298 ,
Fe. 351 : indulto concedido 305 , 310 , 312 , 314 , 322 , 325 ,
en 1817 á los rebeldes de 340, 351 , 359, 361 , 362, 365
660

367 , 373 , 377 , 388 , 396, 397 , GARAY (D. Martín de).—11. 7.—
417 , 422 . 111. 695 .
FREIRE (D. José M.a)—11. 123 , Garcia (D. Basilio ).- IV. 506.
159, 274 , 282 , 286 , 397 . García (D. Tomás).-1. 435.
Freites ( El coronel).- 11. 481 . García (D. Bernardo).-IV.585 .
FRESNEDA . - 11. 254. GARCÍA (D. Eloy).-- I11. 407.
Fresno (D. Miguel Andrés). García (D. Francisco ), cape
1. 162, 177. llán . -III. 334.
FRONTAURA (El capitán) .— II. GARCÍA (D. José), cuñado del
183 . general Tacón.-- IV. 607.
FUCAR (D. Antonio).-IV. 120, García (Gabriel José).-IV.601 .
I 22 . García (José Antonio ), insur
FUENTE DE Cantos.--
-- II. 50, 51 , gente .--III. 486.
97 . García (D. Juan José).-11. 31 ,
FUENTE DEL MAESTRE . - 1. 39, 96, 124 , 134 , 178 , 578 .
40. – 11. 45 , 53 , 54 , 55 , 56, 59 , GARCÍA (Manuel ). --- II. 48.
63 , 89, 90. García (D. Ramón ) .-11. 478.
FUENTE OBEJUNA. - 1. 41.- II . GARCÍA (D. Tomás). : - III . 536 .
4 , 74 , 75 , 76 , 80 , 81 , 95 , 96 , GARCÍA DEL BARRIO ( El coronel
97 , 114 , 117 , 118 . D. Manuel).1. -1. 19, 28.-IV.
Fuentes (D. Juan ).— 111. 428. 398, 400, 452 .
T'ULGOSIO (D. Cipriano ).- 1. 578. García CARRASCO (D. José).-11.
IV. 565 . 196.
Gago ( D. Juan Antonio ). — 1. GARCÍA Conde ( El General don
22 . Juan ).- IV . 401.
GALCERÁN ( D. José ).- IV. 66. GARCÍA DEL Castillo Y TEJADA
Galdón (D. Francisco).-11. 31 . ( Dr. Juan M . ) - IV . 571 .
Galicia .: -1. 18, 35 , 523 , 526, GARCÍA DEL FIERRO (D. Fran
527 , 528 , 557 , 561 , 563 : con cisco ).-
: -III. 21 , 28, 114 .
sideraciones de Morillo so García HERREROS (D. Gaspar) .
bre el estado social de... ; 586 : III. 625 .
efervescencia política en Ga García LOIGORRI (D. Martin ).
licia después de la muerte IV . 399 .
de Fernando VII. 589 , 599 . García de Luna (D. Manuel) .-
11. 3 , 6 , 7 , 16 , 18 , 19 , 41 , 91 , III. 432 .
269, 426, 427 , 429.-IV. 418 : García MORENO (D. Leandro ).
Morillo nombrado Capitán 1. 133 :
general de ... ; 437 , 455 , 457 , Garcia DE LA PARRA (D. Ma
467 , 472 , 489 , 493 , 494 , 500, nuel).-- 1. 634 .
509 , 512, 513 , 519 , 520 : estil García Rovira (Custodio), el
do político y social de...; 525 , general insurgente. -I. 201 ,
526 , 530, 534, 535 , 539, 543 , 215. — III. 180.
545 : partidas realistas en ...; GARCÍA Y SAUME (D. Julián).
548, 549, 557 : consideracio III . 356.
nes de Morillo sobre el es García TOLEDO , insurgente.
tado de Galicia al dejar el NI. 10 .

mando de aquel distrito ; 574 , García VelARDE ( D. Juan ) .


575 , 576, 577 , 578 , 579, 582 , I. 230 .
586, 594 , 595 , 599 , 603 : cabe GARRALÓN (D. Roque ).- 11. 79..
cillas carlistas en ... Garriz, lugar.- 11, 397.
GallarDO (D. Vicente). -- 1.224, GARROBILLAS.— I. 76. — II. 152,
225. 256 , 258, 259, 260.
- 661

Gato (El ) , guerrillero. – 11. 216. González (D. Fermin ).-11 . 182
Gautier ( Þ . Estanislao ) . — II . GONZÁLEZ ( D. José María ), se
31 , 37 , 70 , 74 , 79 , 268. cretario de la Capitania ge
GAYOSO MENDOZA ( D. Miguel peral de Madrid . - -I. 501 ,
Rubianes ).- IV. 344, 376. 506.-IV. 344 , 345 , 346, 393 .
GAZÁN ( El General Conde de ). GONZÁLEZ (El capitán D. Ber
II. 410. nardo ).--I . 20 , 23 , 24 , 25 .
Gelpi Y FERRO (Gil).- 1. 480 . GONZÁLEZ (D. Miguel).:-- IV . 348
GELVES ó Yelves. - 11 . 2 , 4 , 8 . GONZÁLEZ (D. Melchor ).- 11. 26.
GERALDA..- II . 350 , 351 . GONZÁLEZ (D. Ramón ) -11 . 252 ,
GETAFE. - II . 182 . JII. 443
Gil ( D. Manuel).-- 111. 179. GONZÁLEZ ( D. Vicente).--11 . 567
GIRALDO ( D. Vicente) , guerri GONZÁLEZ CALDERÓN ( D. Anto
llero .-- 1. 67. – 11. 178 , 183 , nio ).- 1. 523 .
184 , 186 . González CARBONELL (D. Pe
GIRARD (El General francés ). - dro ).- IV. 252.
1. 36.-II. 104 . GONZÁLEZ DE LINARES (D. Fran
GIRÓN (La ciudad de ).— 1. 217 , cisco ), comisionado para la
218 , 256. paz.-I. 429. — IV . 227 , 248 ,
GIRÓN ( El general D. Pedro 251 , 263 , 265 , 269, 273 , 274 ,
Agustin , primogenito del te 276 , 280 , 284 , 288, 291 , 304 ,
niente general D. Jerónimo, 310, 314 .
tercer Marqués de las Ama GONZÁLEZ SALMÓN ( D. Manuel).
rillas ).- 1. 58 , 62 , 74 , 80 , 425 . 1. 572 .
11. 98, 165 , 166 , 168 , 169, 170, GONZÁLEZ DE LA TORRE (Don
171 , 201 , 230 , 231 : orden de José ).-II. 178 .
revistar las tropas; 233 , 244 , González Villa ( D. Pedro ).
245 , 269. 1. 333.—UI. 481 , 569, 571 .
GIRÓN ( Villa y provincia de ). GONZALO DE Mendoza ( Arias) ,
A. - 111 . 150 , 165 , 195 , 299. alcalde de Madrid .-- IV. 398.
Goicoechea ( D. Rafael ). II . GORDÓN (Mr.) -- 111. 71 .
251 . GORRIN (D. Salvador ).--1. 221 ,
Golfo Triste . A .-- III. 478. 222 , 295 , 302.--- III. 365 , 397 .
GÓMEZ ( D. Alfonso ) .- 11 . 118 . IV . 121 , 124 , 125 .
GÓMEZ (D. Antonio ).- 1. 196, GOVEA ( El coronel).- IV . 325 .
217 , 221 , 226 , 252.-- 11 ]. 139 , GOYA (D. Francisco de ).
141 , 160 , 176.-IV. 19 , 85 . 634.
GÓMEZ (León ).- III . 263 , GRAHAM ( El general ) .--1 . 80 .
GÓMEZ ( Pablo ).- 1. 136 . GRAJERA (Casa de la ) , lugar.-
GÓMEZ DE ARTECHE ( El gene II . 62 .
ral D. José).-- 1 . 17 , 29 , 33 , GRANADA ( Nuevo Reino de).
110, 617 . 1. 122, 144 , 205: operaciones
Gómez y Díaz (D. Juan ).-- IV. en el interior del ... en 1816 ;
374 . 240 , 305 , 310 , 410 , 467. - 11.
Gómez Plata (Miguel ). — 111 . 437, 442 , 407 , 563 , 566, 567 .
246 . ul. Véase Montalvo ( D. Fran
GÓMEZ DE LA TORRE (D. Fran ciscol; 71 , 334 , 384 , 396, 444 ,
cisco ).--- II . 279. --IV . 434 . 450 , 617.-- --- 1IV . 30, 42 , 53 ,
GONZÁLEZ D. Bernardo). II. 70, 83 .
21 , 24 , 26 , 27 , 28 , 30 . GRANADA ( Isla de la) .-- III . 337 .
GONZÁLEZ ( El capitán Domin Grant (El coronel inglés ). -- 11.
go ).- I. 424. - 1V. 178. 165 .
662

GRAT (El brigadier ).-- II. 18 . GUERRILLEROS (Los).- I. 43 , 44 ,


GREAIME ( EI Conde de).-IV. 45 , 46, 47 , 48, 74.-- II, 102 ,
542 . 132, 153 , 155 , 156, 157 , 158,
GREJES (D. José M.a ).--III. 574 . 179 , 191 , 208 , 211 , 237 .
GRIMAREST (El General).-IV. GUEVARA ( D. Antonio).-1. 154.
562 . GUEVARA VASCONCELOS (D. Ma
GRUNDLER (El General francés ). nuel de ).-11 . 496.
iv . 545 GUIAR ( Mr. ), comandante de
GUADALCANAL . - II. 85 , 99 , 103 , dragones . -II. 34.
113 , 226 . GUILLÉN ( D. Diego ).. - 11 . 251 .
GUADALUPE . - 11. 185 , 195 , 229: GUILLELMI ( D. Juan ).- 11. 495.
socorros de los religiosos GUILLERMINOT ( El Conde ).- IV .
de ...; 238 . 467 , 545
GUADIANA ( El rio ).---1 . 57.-II. GUINALDO, lugar. - 11. 31 .
175 , 193 , 200 , 237 . GUINZO DE LIMIA .-1. 582 .
GUAIRA . - 1. 142 , 314 , 315. - 11 . GUIQUERIES (Indios).- 1. 134 .
441 , 505 :.-111. 283 . GUIRAL (El General francés ). -
GUAITA (D. Agustín )-III. 424 . 1. 58.-- 11. 167 .
Guaita ( D. Braulio ).-- 111. 418. GUIRIA , A.-- I. 127 , 353. — III ,
GUANAPALO . -1. 238 , 239. 391 , 445 , 613 .
Guara2. – 11. 289 . GUIRIOR (Partido de), A. - 11.
Guardia REAL (Actos sedicio 515 .
sos de la ), en Madrid . - IV. GUTIÉRREZ ( Frutos ). — 111. 196.
268
379, 380 , 381 , 382 , 384 , 386 , GUTIÉRREZ (Telesforo .).- 1 .
388 , 398, 400 , 401 , 402 , 405 , GUTIÉRREZ Y Diaz (D. Juan ).
464 , 465 , 467 . 11. 467 .
GUARÍN (EI P. ) -1 . 227 . GUTIÉRREZ DE RUBALCABA ( don
GUASDUALITO. - I . 208. Alejo) , marino .-- 1. 119.
GUAYABAL, lugar. A. -III. 264 . Guzmán Blanco (El General).
GUAYANA.-- 1. 303 , 306 , 309, 311 , I. 487 .
331 , 399 , 417 , 420. --- II. 441 , GUZMÁN (D. Joaquín ).- 11. 125 .
469, 470 , 473 , 474 , 478 , 505 : HABANA.- 11. 307 , 317 , 389 ,
descripción de la provincia 627.-IV. 167 , 606 : corres
de..., 558. - 11 . 136 , 232 , 268 , pondencia del General Ta
270, 337 , 365 , 377 , 369, 394 , cón con Morillo.
395 , 430 , 434 , 604 , 646 , 653 , Hacha (Río), A.-IV. 165, 193 ,
701. - IV . - 116 , 214 . 203 .
GUAYANA (Congreso de).- iv. Harwey (El Almirante inglés).
205 , 214 , 260 . —III . 629, 644 , 655.-IV. 96 ,
158.
Guerrero (D.Francisco ). — 11. HASPARREN . - 1. 89 , 92. - 11 . 316 .
52 . 318 , 319, 321 , 322 , 323 , 327 ,
Guerrero ( D. José ), coman 328, 329.
dante de las fuerzas de mar. HATO DE LA HOGAZA. - I . 265 ,
1. 156 , 313 , 352 , 367.- 11. 584. 266. - 11 . 477: gloriosa ac
II . 256, 257 , 260, 281 , 283 , ción del ... ; 484 : recompen
284 , 392 , 427 , 544 , 591 , 622 . sas por la acción de... ; 503 .
IV. 17 , 18 , 63 , 96 , 97 , 158, HenestrOSA (D. Jerónimo).
229 : su muerte . 1. 37. - 11 . 36, 46 , 47 , 54 , 56,
GUERRERO (D.Plácido ).-- 11. 31. 61 , 67 .
Guerrero de Torres (D. José). Heredia (D. Joseph).- II. 98,
iv. 508 . 139 .
- 663 -

Heres ( D. José de) .- 11. 478 , Hoyo, lugar.-- 11. 142 .


479 , 480 . HUBBARD (Mr. G . )-- 1. 481 .
HERNÁNDEZ ( D. Joaquin ).- 111. Hubert (El Barón de).- 1. 547 ,
262 . 549 .
HERNÁNDEZ ( D. José).- 111. 214 . Hubert (El General francés ).
HERNÁNDEZ DE ARMAS ( D, Ra -IV. 472, 499 , 551 , 556.
món).– III. 335. Huelva (Ciudad de ).- . 566 .
HERNANDO (D. José ).-- 11. 489. Huerta (El cura ), guerrillero.
HERRAIZ (D. Antonio ).- 1. 134 . - 11. 138.
-II . 449 , 452 . Hughes (Mr. Christopher ). -
Herrera (Ignacio ). . - II. 243 . III. 20 , 21 , 27 .
HERRERA (D. José María ), co Hugo ( Victor).- 1.567.
misionado para la paz.- III. IBÁÑEZ (Dr. D. Miguel). — .
187.-IV. 227 , 274 , 330. 239.
HERRERA DÁVILA ( D. José) . IBARRA ( D. Andrés).-- IV. 100.
IV . 113 IBARRA ( D. Diego), edecán de
Hill ( El General inglés Rew Bolivar . - IV . 291 .
land ).- 1. 57 , 64 , 65 , 71 , 72 , IBARRA ( D. Julián Francisco
73 , 75 , 79, 80 , 82 , 83 , 96, 99, de). --1. 119. --11.- 496. -- 111.
104 , 105 , 461. - 11. 166 , 167 , 601 , 602 .
172 , 175 , 177 , 179, 188 , 200, IBARROLA Y GONZÁLEZ (D. Mi
217 , 218, 221 , 222 , 224 , 228, guel), Marqués de Zambra
229 , 241 , 243 , 247 , 249, 252 , no.-I. 574 , 575 .
253 , 254 , 255 , 256 , 258, 259, ILLAS (El coronel D. Francis
260, 266 , 267 , 268 , 270 , 271 , co).- IV. 93 .
273 , 276 , 283 , 289 , 291 , 295 , IMAZ ( El brigadier D. José).
297 , 299 , 300, 302 , 303 , 305 , 1. 39.--- II. 46, 49 , 50, 51 , 53 ,
307 , 314 , 316, 317, 320, 322, 55 , 60 , 61 , 62 , 64 , 65 , 68, 70,
329 , 335 , 343 , 348 , 349, 350, 88 , 90 , 91.---IV . 401 .
354 , 357 , 364 , 366 , 367 , 369 , INCIARTE ( D). José Felipe de ). -
371 , 375 , 379 , 382 , 383, 386 , II . 478.-IV. 117 .
392 , 395 , 396 , 397 , 399, 400, INDUSTRIA Y COMERCIO en Amé
401 , 403 , 417 . rica . - 11. 198, 199 , 200.
Hillier (Mr.) — 11. 242. INFANTADO ( El Duque del ).-- 1 .
HINOJOSA DE CÓRDOBA, lugar. 523 .
11. 73 , 118 , 120 , 122 , 144 . INFANTE ( El cabecilla insur
HIPPISLEY ( El Coronel).- 1.363. gente Julián ). - 1. 311. - 111 .
Hislop ( Mr. H .) --- II . 589. - 11 . 339 , 342 , 346 , 347 , 446 .
1. 2 , 52 , 127 , 248 . INGLATERRA . -1. 399 , 421 , 491 ,
HINOJOSA ( El General). III . 591 , 608 .-- II. 443 , 450, 573 ,
332 . 574 , 580.- 111. 127 , 154 , 247 ,
HOGAZA. - Véase Hato de la 357 : El Duque de San Car
Hogaza . los embajador en ...; 638, 639 ,
Honda , pueblo . - 1. 220 . 640, 641, 642 , 646 , 647 , 659 ,
HOPE (El General).- 11. 401 . 661 , 664 , 607, 676, 677 , 697 ,
Horcajo . - 1 . 67 .-- 11 . 185. 699.-- IV. 10, 25 , 27 , 43 , 16 ,
HORE (El General D. Alejan 62 , 63 , 76 , 84 , 91 , 108. - III ,
dro del. - 1. 1 24 , 403.-II. 162 , 165 , 172 , 192.
463.-- III. 37 , 299.-IV. 37 , 42 . INSTRUCCIÓN PÚBLICA en Amé
HORNACHOS.- 1. 37 , 39.-- 11. 35 , rica.-- 111 . 195 , 196 , 197 .
37 , 39 , 40 , 42 , 43 , 45 , 49 , 51 , INSUSARRI (D. Juan B. ) - III .
54 , 84 , III , 403 .
664
RAURGUI (D. Eugenio de).- 1 . KINSON ( El capitán inglés
119. -II, 449 .-- III. 174 . Tom ) -IV . 97
IRIGOYEN ( D. Ignacio,.- 11 . 8o. KRAWFORD ( El capitán de la
IRIGOYEN ( D. Juan).- 11. 68. 71 . marina inglesa Mr.) — 11. 12 .
IRUÑETA (D. Vicente de ).-I. LA- BISBAL ( El General). — 1.522 .
602 . LABRADA . li. 2 .
Isabel (La Princesa D.a), hija LA CÁMARA (Rafael).— 111. 1. 2 .
de Fernando VII. – 1. 572, LA CARRERA (El General don
577 , 582.- IV. 563 , 568 : pro Martin de ).-- 1. 28 , 29, 30, 33 ,
clamación ... de ; 569, 581 , 46 , 48. - 11 . 26 , 94 , 99 , 102 ,
589 , 596 . 106 , 108, 114, 122 , 133 , 139,
Istúriz (D. Jose).-- 1.211. 429 .
Istúriz , diputado y ministro .- La Chica (Martín de), valeroso
IV. 396 , 460 . soldado .-- III. 508.
ISTÚRIZ ( El comandante Don LA CUADRA (D. Ambrosio de) .
José).--III . 343.-IV. 243 . 1. 31 .
ITURBE ( D. Leon ::-III
- . 402 . LADRÓN DE GUEVARA ( El coro
ITÚRBIDE (D. Agustin ).- 1.479. nel Nuño ):.---1. 378.
ItzaSSU . - 11. 365 , 367 , 389. Lafuente (D. Modesto).- 1. 79,
JABART (D. Juan ).-- 1.433 . 479 , 519, 522 , 562 .
JALOMIR ( D. Juan ). – IV . 324 . LAGASGA ( D. Mariaoo ).
.-I. 208 .
Jasses, lugar. - 11. 40 ). Lago ( D. Pablo de ).- IV. 499,
JAUREGUIBERRI ( D. Francisco 541 .
Maria ), capellán . - III. 334 , LA GUARDIA , lugar.-- 11. 37 .
397 . LAGUNA ( D. Manuel ).- 11 . 70.
JEREZ DE LOS CABALLEROS.-- 1 . LAGUNA DEL Galápago . A.
40, 69. - 11. 4 , 60 , 61 , 63 , 64 , IV . 19.
65 , 66 , 70 , 80 , 81 , 209 , 210, LA IGLESIA ( D. Rafael). -- III.
211 , 213 , 214 , 216 , 226. 214 .
JIMÉNEZ ( D ). Antonio ).- II . 389 . LAMA DE ARCOS.-I . 20 .

JIMÉNEZ ( D. Francisco).- 1.228, LA MADRID ( El insurgente :


261, 295, 312 , 313 , 325. – III . 157
II. 273 , 391 , 414 , 420 , 445 , LANDAETA ROSALES ( D. Vicen
544 . te ).---- 1. 143. -I11 . 84 .
Jones (D. Jacobo ). III . 411 , LANDAZURI ( D. Ignacio ). I.

417 . 178.
José NAPOLEÓN BONAPARTE . - 1 . LANDINES (Fr. Casimiro), prior
18 , 79 , 80 , 83 . del convento de Tunja. — II .
JUAN ( D. J. M. de).-- IV. 373. 444 .
Juan FERNÁNDEZ (Isla de) .--III . LA PUERTA ( gloriosa batalla de ).
60 , 66 . 1. 281 , 340, 346 , 349 , 459,
Juan Griego (El puerto de) . 482 , 487. - 11 . 521 , 522 , 523 ,
III . 418 , 421 , 427 . 525 , 561 , 656.
JUEZ ( D. Juan), comandante ge LARA (Ď. Luis).--III. 429.
neral de los Llanos.- 1. 378. Lara , guerrillero .-11. 132.
11. 337 , 341 , 343 , 446 , 510. LARDIZABAL Y URIBE (D. Miguel
JUGO (Juan Nepomuceno ).- 1. de ) , ministro de Indias.- 1 .
154 . 122.-11 . 437 , 448 , 464. - 11.
JUNQUITO (El coronel D. Ma 297
nuel ) .- IV . 250. LAREO (D. Ramón ).-- II. 15 , 16.
Jurado (D. Francisco).-11I. 75. LAROCHE JACQUELAIN ( El ge
JURUMEŅA. - II. 103. neral Conde).- 1. 558.-IV.
665
468 , 474 , 516 , 518 , 525 , 527 , LEVEL DE GODA (D. Andrés).-
531 , 534 . IV . 237 , 369.
LARREA ( El General).-- 11. 4 . LEVENANT ( D. Ignacio ). — II.
LA SERNA ( D. José de).-1. 160, 347 .
176 , 185 . LIMA ( La ciudad de ) . - III .
LA TORRE ( El capitán D. José 665 .
de la ).-- IV 59, 61 , 399. Linage ( D . Francisco ).- 111.530
LA TORRE (El general D. Mi LINARES (Andrés José), insur
guel de). - 1. 119, 192 , 198, gente .-I. 214 .
213 , 220, 226, 231 , 233 , 238, LINDUY.-- II. 284 .
252 , 262 , 265 , 276 , 277 , 284 , Lino ( D. Juan ).-- 1. 37.- 11 . 35 ,
288, 291 , 292 , 293 , 296 , 300, 38, 84 .
301 , 303 , 306 , 331 , 333 , 340, LIŇÁN ( D. Pascual de).- 1. 574 .
341 , 367 , 370 , 374 , 402 , 403 , LISBOA .- 1 . 19. - 11. 13 , 15 , 163 :
414 , 418 , 421 , 426 , 431 , 433 , los pontones de... ; 256 , 259,
450 , 454.- 11 . 397. - III . 31 , 301 .
103 , 149 , 157 , 160, 161 , 176, Lizarza ( D. Fernando de) .- 1 .
178 , 332 , 363, 364 , 366, 377 , 140 .-- IV . 88, 144 .
378: derrota del..., 382 , 394, Lobon, lugar. - 11. 60.
411 , 431 , 458 , 465 : acción LOGROSAN . - 11. 9 .
contra Zaragoza; 467 , 481 : Loison (El general francés).-
herido; 514 , 522 , 529 , 523 , 11. 17 .
537 , 553 , 567 , 508, 569. - iv. Longa ( El brigadier ).- 11. 325 .
5 , 6, 9, 42 , 43 , 49, 79 , 80, 138 , 327 .
143 , 163 , 203 , 210, 235 , 241, LÓPEZ ( El cabecilla carlista).
246, 250: le entrega Morillo IV . 603 .
el mando del ejército; 252, LÓPEZ ( D. Francisco).- 1 . 300,
265, 268 , 285 , 288 , 320, 324 , 303.- III. 252 , 266, 363 , 366,
331 , 332 , 333 , 334 , 337 . 386 , 487 .
LATRE (D.Manuel).- IV . 401. LÓPEZ ( D. José).— III. 248.
LAVIUDA (Pedro). - 111. 483 . López Juan Elías).- 1. 403 .
LAXE ( Castillo de la ) .- 11 . 29. López ( D. Juan ).- 11. 107 , 123 .
LEBERATI (D. Ignacio ).- 11. 124 , López (D. Narciso ).- 111. 74, 75,
125, 258, 268, 338. 85. - 10. 6.
LE BRUN (Carlos).-- 1.477. LÓPEZ(D. Nicolás). --111. 34 , 151 .
LECUNA , cabecilla insurgente. LÓPEZ ( D. Rafael).- 1.263, 264 ,
1. 286. - III. 529. 267 , 258 , 285 , 286 , 288 , 289,
LEDESMA (Mauricio).- III. 347 , 290, 459. — III . 214 , 486, 532,
542 . 546 , 654.
LEGANÉS. - 11. 182. LÓPEZ DE BAÑOS (D. Miguel).
LEMA ( D. Lorenzo ).- 11. 125 . IV . 415 , 461 .
LEÓN ( Ciudad de ). — 1V. 429, López GUIJARRO (D. Francis
437, 470. co ).- 11 . 541 , 688.
LEÓN ( El obispo de).- IV. 563. LÓPEZ DE MENDOZA (D. Anto
LEÓN ( D. José de) , capellán. nio ).- 111. 426 .
II. 334 . López Norte (D. Francisco).
LERVA (D. Manuel).- 1. 156. 11. 45 .
II . 584 , 585 . López de Ochoa (Antonio ).
LESCAMENDI (D. Juan de ). -- III. IV . 379 .
275 . López Serrano (D. Juan José ).
LESPINAR (El Barón del) . – IV. III . 588 , 692 .
499 Lora (Nicomedes). --III. 55, 68.
666

LORENZO ( D. Manuel).- III. 619. MACDONALD (El coronel ).- II.


622.-IV. 85 . 698 .
LORENZO y Suand (Dr. José).-- MACEDA ( El Conde).- 1 . 19, 31 .
1. 587 . Mac -GREGOR ( El aventurero).
LOSADA (E General D. Fran 1. 386 , 400, 403 410, 484. - III.
cisco X. de ).- 11 . 31 , 251. 552 , 553 , 661 , 664 , 667 , 675,
IV. 527 , 531 , 534 , 555 . 678, 696.-IV. 28, 30 , 36, 47 ,
LOSADA (D. Ramón ).- 1 . 555 .- 54 , 91 .
11. 251 , 418.-IV. 476 . Man.KINLEY ( Jorge ) , Oficial de
Loscos (D. Mariano ).-- 111. 430 . la marina inglesa en Vigo.
Los LLANOS . A .-- 111. 107 , 161 . 1. 25 , 28, 33 , 34 , 35.- 11 . 11 ,
Los Santos , lugar.- 11. 44 , 46 , 12 , 13 , 15 , 16, 17 , 18 , 19, 20.
48, 97 , 104 . MACURITAS Batalla de). A .-- III.
LouhossUA.-- 11. 382 , 383 , 384 , 512 .
385 , 388 , 389 . MADDOX (Mr.) - 11. 367 .
LOURDES . - II. 411 . MADERA (D. José).- 11. 418.
Loussa , lugar. - 11. 336 . Madrices (Los), insurgentes.
Loyola ( Eỉ coronel D. Domin III . 247
go).- 1 . 362 , 425. — III . 586. MADRID .: -1
- , 16. - 1.6: Morillo
IV. 190. en ... ; 7 , 8 , 182 , 183. - IV: 349
Lozano , presidente . - 11. 118 . y siguientes: sucesos politi
LUGO.-IV. 424 , 426, 433 , 440, cos de... en Agosto de 1821 ;
445 , 447 , 448, 449, 453 , 455 , 379 , 382, 383 , 398 : Generales
470 , 476 , 477 , 484 , 485 , 487 , que asistieron a la jornada
512 , 538 , 540 , 587 , 605 . del 7 de Julio 1822 , 451 .
Lugo (Obispo de ).-- 1. 532. Madrid (Felipe ).- 1. 154 , 215;
Luján ( D. Juan ).-- 11. 323 . MAGDALENA (El río ). A. - 1 . 146
Luna (D. Justo Germán de). 147 , 206, 213. - III . 103 , 121 ,
11. 312 . 151 , 157 , 315 , 325 .
LUNA ( D. Manuel de ).— III. 215 , Maide (Lugar de Galicia).- iv .
338, 536 . 529 , 530, 535 .
LUNDRAY (El coronel inglés). — Malo ( D. José Antonio ).- 1il.
1. 58.-U. 167 . 673 .
LLAMOSA ( D. José Ambrosio ). MALUQUER (Mr. )- 11. 408, 409.
III . 93 Malvar (D. Julián ). : -II. 32 , 50.
LLANES ( El coronel ).- 111 . 486. MANCEBO (D. Juan ). : -IV . 362,
Llanos (El Comandante gene 365 , 366.
ral de los).- V . Juez (don MANCHA (La).— 1.45,46, 57, 62,
Juan ). 63. --- 11. 157, 166, 169, 170,
LLANOS DE CARACAS . - III . 161 . 173 , 188, 201 , 203 , 229, 236,
LLANOS DE SAN Martin . A.- . 292 , 384 .
III. 175 . MANCHA ( D. Francisco ).- 11. 48,
LLERA , lugar . - 11. 36 . 56, 57.
LLERENA .- I. 37 , 40 .--1 . 35 , 37 , MANCHESTER (El Duque de ).
40, 72 , 73 , 76 , 80 , 84 , 87 , 94 , Jl. 4 .
95 , 97 , 98, 104 , 129, 130 , 131 MANCUNE (El General francés).
LLISACH ( D. José ).- 11. 307 . I. 28 .
LLORENTE ( D. Silvestre ) .- 1. MANDINGA..- I . 214 .
196 , 216 , 218 .-- III . 138 , 141 , MANEIRO ( N . ).- 11 . 479 , 480.
378 . Mangles (Punta de ). - 1. 314 ,
MACANAO . A. - 11 . 456 . 315 , 319 .
MACAYE , lugar. - II. 376 , 384 . MANRIQUES (Las Sras).- IV. 99.
667
MANSIO ( D. Saturio ).- 11. 290. MARIÑO (Santiago), caudillo in
MANSO (D. Agustin ).- 1. 119. surgente. - 1 . 312 , 360, 387 .
MANTILLA (D. José).- 11.35,82, III . 50, 259, 272 , 276, 363 ,
83 . 371 , 392 , 393 , 428 , 434 , 436,
MANZANARES, lugar.- 11. 180. 543 , 621 .
MANZANEDO (D. Francisco).– MARIÑO ( El cura ) , insurgente .
11. 150. 1. 262 .
MAORTUA ( El capitán D. Juan MARMIÓN (D. Miguel ).— II. 470,
B.) .-. 1. 159, 160 , 161 , 175 .--- 472 , 505 .
II . 259. MARMONT ( El General ). - 11 .
MARACAIBO. A. - 1 . 197.- 11 . 533 . 192 , 193 , 213 , 237 .
III. 167 , 325 , 444.- IV. 222, MAROTO (El General).- IV. 562 .
234 , 247, 250. MARQUELI ( D. Agustín ).- IV .
MARACAY ( El pueblo de). — 1 . 451 ,
278, 279 , 280. - 11I. 522 , 525 MARQUEZ (D. Raimundo).-I11.
531, 653 : victoria de ... 543
MARAU (El diputado Sr.).- IV. MARSÁn (Mr. Juan Bautista ).
412 . II . 459.
MARCHADO (D. Francisco ). - 1. Martí (D. José Manuel).- 11.
150 . 23 , 30, 31 .
MARGARITA (Isla de la).-1. 122 , Martí ( D. Juan Benito ). - 11.
125 , 127 , 129 , 130, 141 , 200 , 23 .
298 , 308 , 312 , 314 , 330, 414 , Martí ( D. Mariano), arzobispo
453 , 455 .-- 11. 438, 440, 443 , de Caracas.-- 11 . 495.
448: toma de la ... ; 449, 451 , Martínez ( El ayudante). - 11 .
452, 457, 458 , 460, 461 , 467 , 224 .
479, 587.- III. 1 , 32 , 36 , 43 , MARTÍNEZ (D. Bartolomé). – III.
88, 102 , 127 , 134 , 135 , 136, 542 .
144 , 145 , 149, 297 , 298, 306, MARTÍNEZ (Dr. D. Faustino ).
332 , 360 , 361 , 372 , 373 , 380 , III . 74 .
398, 406 , 414 , 430, 593 , 647 . Martínez (Gregorio ).- 11. 279.
IV . 163 . MARTÍNEZ ( D. Juan José), sobri
MARGUERIE ( El General fran no del General Tacón.- IV.
cés). - 1. 555.- IV . 525 , 527 , 612 .
529, 534 , 535 . Martínez ( D. Lorenzo ). - 1 .
María CRISTINA DE BORBÓN (La 119. -111 . 173 .
Reina D .").-- 1.572 ,582 , 583 , MARTÍNEZ (José).- III. 155.
606. ---- 11. 7.—IV. 566, 567 , Martínez (Fr. Manuel).- 1.543
570, 577 , 588, 589, 595 . MARTÍNEZ (D. Pedro Manuel).
María Josefa Amelia ( La Rei 11. 227 .
na), mujer de Fernando VII. MARTÍNEZ DE LA Rosa (D. Fran
IV . 113 , 114 . cisco ).-- 1. 500 , 593 , 596.-IV.
MARIMÓN, cabecilla insurgente. 377
III. 38. MARTÍNEZ DE San Martín (don
Marin (D. Tomás).-- 11. 37. José).- 1. 500, 501 , 507.- 11 .
MARINA real é insurgente. A. 171 .
m. 154 , 199, 200, 201, 203, MARTINICA. A. - 11 . 458, 493,
256 : méritos de los oficiales 505, 587. -- Véase (Vaugi
Guerrero y Figueroa ; 275, raud, gobernador de la).
281 , 282 , 285 , 290 , 291 , 304 , MARZORATI ( D. Carlos ).-- 11. 32 .
313 , 314 , 454 , 455 , 477 , 604 , MASSENA ( El Mariscal ).-- 11. 96,
663 , 694 , 703.- 17. 13 , 30, 88. 103 , 190,
668

MATANZAS (Villa de) , Costafir briel de).- 1.42. - 11.65, 67 ,


me.-111 . 139 . 72, 91 , 98.
Mateos (Pedro ). - 1. 156. - 11 . MENDOZA ( D. Juan ). . -III. 411 .
583 , 585 . MERA (D. Manuel ) .- 11 . 124 .
MATÓN (D. Manuel).— 11. 177. MÉRIDA. - 1.37, 47. - 11.35, 43,
Mateos ( D. Tomás) , apodera 49, 82 , 86, 87 , 103 , 106 , 175 ,
do de Morillo.-- 1. 109. 193
Matos, escribano. - 11. 225 . MÉRIDA DE INDIAS . - II. 488.
Matro ( Fr. Ramón ).- 11 . 159. Merino ( El cabecilla ) .- IV . 393
Maturin , lugar. A. - 111. 436. MERNIO (El capellán D. Angel ).
MATUTE (D. Manuel).- IV. 61 . III. 279.
Maya ( Puerto de ). -11 . 291 , Mesa (D. Francisco).- 11 . 146.
305 , 308 . MESERÓN ( D. Juan ).- 7 . 75.
MAYA ( D. Manuel Vicente de) . MESONERO ROMANOS ( D. Ramón
111. 611 , 623.- IV. 269 , 274 . de ). - 1. 507
Meani (D. Diego) -IV. 161 . Meta (Rio ). A. - 11. 512 .
MEDELLÍN ( España ).- 1. 36, 37 , Mexía ( Liborio) .- 1. 230, 236.
54. - 11 . 34 , 37 , 42 , 51 , 108, MAJADAS , lugar .- 11.34 , 82 , 83 .
144 , 145 . Michelena ( D. Pedro del. - 1.
MEDELLÍN ( América).- 1. 219. 119, 190 —III . 172 .
11 , 468. - 11. 103 , 156 , 160 , Miguel (El Infante D.), de Por
299. tugal. - 1. 578, 590 , 594 .
MEDINA (D. Juan de). 1. 578 . MiguelTURRA, lugar . - 1. 67. —
IV. 565 . 11. 181 .
MEDINA DEL CAMPO. - 11 . 4 , 41 . Miliar (D.a Concepción ) . -- |
IV . 435. 154 .
MEDINA DE LAS TORRES.-1.72. Millarada ( lugar de ).- 11.4.
II . 224 . MINA ( D. Francisco Javier). -
Mejía (Liborio ).:--III . 80 , 180. 71 : sobre su ida á Jamaica ;
Mejía ( El Intendente ).- 11 . 265 . 254 , 306.
MÉJICO . - 1. 122.-U. 441 , 463 . Mina ( El ). – Véase Espoz y
III . 48 , 184 , 230. Mina.
MELÉNDEZ ( El general D. Sal Ministerio de Indias, suprimi
vador ).- IV. 16 . do.-II. 126 .
MELERO (D. Matias ).- 11. 32 . Mir ( El general D. Isidoro ).
MELGAREJO ( D. José), capellán. 1. 47.-II. 102 , 107.
III . 334 , 397 . Mira ( El coronel).- 1. 407.
Mena ( D. Ventura). 11.251. Mirabal Alejo ).- 111. 464.
MÉNDEZ, cabecilla insurgente. Mirabel (El Marqués de).- I .
IV . 108 . 517 .
MÉNDEZ ( D. Ramón ).- IV. 291 , MIRABETE.-11 , 172 , 203 , 241 ,
292 , 298. 243 , 245 .
MÉNDEZ Vigo ( D. Pedro ).- IV. MIRAFLORES ( El Marqués de ).
448 , 449 , 450 , 451 , 529, 541 . 1. 498 , 510 , 591 , 592 .
MENDIONDO . - 11.358. MIRALLAS ( D. Manuel).- 11.99.
MENDIBURU ( D. Juan Manuel). MIRANDA ( D. Francisco) .- 1 .
III . 61 . 24. - 11 . 27, 28.
Mendivil ( D. Juan Francisco ). MIRANDA Y MADARIAGA ( doa
1. 119. - 11 . 32 , 81. - 111 . 85 , Joaquin ). -UI. 510.
397 , 403 , 417 , 426 , 483 , 529. Misiones ( Las ) . América. -
IV . 191 . 303 , 306 : las de Caroni.
MENDIZÁBAL ( El general D. Ga V. CAPUCHINOS CATALANES.
669
m . 607: conveniencia de las... 144 , 161 , 162 , 163 , 167 , 171 ,
612 . 196, 198 , 203 , 204 , 206 , 230,
Mivares (El general D. Fer 235 , 237 , 244 .
pando ).: -1 . 124. - 11 . 463 . MONTAÑO (D.Agustín ).- 1. 239.
MOLAR (EI).- 1 . 514.-IV. 395 . MONTEMAR (El Duque de).-1 .
MOLES (D. José).- III. 277, 488. 523 .
IV. 288, 302 , 310, 313 , 319. MONTEMAYOR (El General don
MOLINA (D. Cirilo).- 1. 210. Joaquin ).- 11. 190, 252.-IV.
III . 141 . 362 , 388, 389 .
MOLITOR ( El General francés). MONTENEGRO (D. Feliciano ).-
IV . 507 i . 517. - III. 648.- IV. 203 ,
MomPox . - 1.145 , 149, 180, 191 , 223 , 234, 268, 340.
213 , 219. - 11 . 441 , 567.- III. MONTERO ( D. José ).- 1 . 532.
105 , 117 . II . 255 , 260.– IV. 426.
Monagas ( Tadeo ), jefe insur MONTERO (D. Juan Nepom ).
gente.- I. 344 , 362. - 11. 214 , III. 403 , 530, 535.-IV. 25, 68.
271 , 278, 371 , 526 .--- IV. 51 , MONTERO ( 1 ). Tomás ).- 11 . 57 .
258. MONTERRUBIO , lugar. - I. 47.
MONASTERois , lugar.- . - II . 50. ll . 112 , 144 .
MONEDA , en América . —111. 226, Montes (D. Felipe). --- 1. 591 .
311 , 557 . Montes ( D. Domingo), coronel
MONEIM , lugar.— 11. 404. insurgente. III . 486 . IV.
MONROE (Mr. Jaime) , secretario 63 , 258.
de Estado de los Estados MONTES (ElGeneral ).- 11.441,
Unidos . - II . 14 , 15, 19. 442.—III. 332 .
MONSALUD ( El General Mar Montes (D. Manuel ).- 11 . 199.
qués de).- Véase Nieto (don MONTEVERDE (D. Domingo ).
Juan).- 1 . 46, 59, 61 , 64 , 66, 1. 477
69, 72 , 74 , 87. - 11 . 173 , 174 , MONTEVERDE (Sr. )- 11 . 485.—
175 , 176, 178, 180, 183 , 185 , NII . 298.
188 , 191 , 192 , 194 , 195 , 196, MONTEVIDEO . - 1. 124.
201 , 204 , 206, 207 , 209 , 210, Montijo (El Conde del).---IV .
211 , 212, 214 , 216, 217 , 220, 343
224 , 229, 235 , 237 , 239 , 295 . MONTILLA ( Mariano), insurgen
IV. 398, 399 te.- IV . 193 , 203 .
MONSALVE (El cabecilla Pedro ). MONTILLA ( Mariano) , cabecilla
1. 227 , 234. -III . 76 , 180. insurgente.- IV . 258.
MONSALVE (José Antonio ). — MONTILLA (D. Tadeo ).- 1 , 235.
III. 80 . III. 78.
MONTALVÁN ( José ).- 11. 79 . MONTMARSAN . - 11.402.
MONTALVO ( El General don MONTUFAR (El cabecilla insu
Francisco), Capitán general rrecto ) . - 1. 240 .-- III. 226,
del Nuevo Reino de Grana 229 .
da.- 1. 174 , 180, 185 , 190 , Mora, lugar . - 11. 183, 186 .
213 , 448.- III. 2 , 26 , 45 , 121 , Mora ( Francisco), criado de
187 , 191 , 218 , 219, 239 , 241 , Morillo . - IV. 390.
248, 448 , 460, 469 : diferen MORALES (Elbrigadier D. Fran
cias con...,471,614,616,617 , cisco Tomás ).- 1 . 127, 130,
632, 635. 133 , 136 , 144 , 145 , 146 , 157 ,
MONTALVO (El comandante ). — 159 , 164 , 174 , 179, 197 , 221 ,
11. 208. 222 , 273 , 278, 281 , 290, 294 ,
MONTANCHEZ .-- 1. 56, 59. - 11. 98, 344, 346 , 356, 365 , 395 , 419,
670
460. - 11 . 456, 461. — III. 49 , miento de la Unión; 36: pro
74 , 81 , 87 , 148 , 149 , 150, puesto para brigadier ; 36:
168 , 207 , 212 , 268 , 269 , 274 , Morillo en Medellín, 37: Mo.
284 , 305 , 373 , 461 : proceso rillo en Faria: 41 : acción de
formado á ...; 463 , 510, 520, Fuenteovejuna; 42: Enemis
526, 527 , 528, 529, 552 , 573 , tad de Morillo con el Conde
581 , 582 , 584 , 587 , 592, 626, de Penne ; 42 : su ascenso á
673.-IV. 6, 24 , 91 , 174 , 190, brigadier; 42 : Morillo reco
246, 268 , 269, 323 , 324 , 325 , nocido á Castaños ; 47 y 49:
332 . sorpresa de Belalcázar, 53 .
Morales ( D. Lorenzo ) . — 111. 11. Morillo en Sierra Morena;
172 . 56: elogia Castaños el regi.
Morales ( El capitán D. Ma miento de la Unión ; 58: ac
nuel).- 1. 233. - 11. 178 . ción de Arroyomolinos; 59
MOREDA (El actor).—IV. 569. y 62 : sus diferencias con
MORENO D. Alejo).- 1. 295. Penne - Villemur; 62: Morillo
Moreno (D. José Antonio ). - en la Mancha; 65 : retirada
II . 479 . de Almagro; 68 y 69: defien
Moreno (D.Manuel).-- 11.480, de la música de su regi
481 . miento ; 71 : Morillo , mal
MORENO (Pedro Alcántara). - tratado y desacatado por
1. 155 . unos soldados ingleses; 76 :
Moreno Daoiz (D. José).-IV. nombrado Comandante ge
398, 399, neral de una división en
Morenos ( Compañías de ) . - 1813; 78: revista Wellington
Véase Negros.-- 496 . la división Morillo; 79: mar
Morera, lugar. - 11 . 225 . cha de ... de Extremadura á
MORILLO Y Morillo (D. Pablo ), Castilla y á las Vascongadas;
teniente general , Conde de 79 : batalla de Vitoria; 80 :
Cartagena , Marqués de la idem; 82 : ascenso de Mo
Puerta .--- Tomo 1. 5 , 6 , 9 , 13 : rillo á Mariscal de campo,
sus padres : su nacimiento: por esta batalla , 83 : idem;
su entrada en el ejército; 14 : 83 : elogia Wellington á Mo
sus primeras acciones mili rillo y sus tropas; 83 : com
tares; 15 : subteniente de in bates de Morillo en los Pi.
fantería: concurre á la bata rineos; 84 : su entrada en
lla de Bailén - Véase Cádiz, Francia ; 86 : combates en
Almaraz, Yelves, Extrema los Pirineos franceses; 87 :
dura; 16 y 18 : ascendido á Morillo retratado en cuadro
teniente . -Véase Oropesa que representa la batalla de
( Calzada de ) ; 17 : sofoca el Vitoria; 88, 89 y siguientes:
motin militar de Extrema castigo injusto y cruel im
dura; 18 : ascendido á capi puesto por el Lord á la di
tán ; 18: pasa á Galicia ; 2 i to visión Morillo; 105: sitia á
ma de Vigo; 22 : Morillo, coro Navarrens. - Su llegada á
nel ; 26 : protesta Morillo de Madrid ; 109: pensión que le
que Tenreiro , nombrado concedió el Rey; w : sobre
Conde de Vigo, fuese el ex su correspondencia militar.
pugnador de esta plaza; 28: 2.a parte. 118: Morillo pro
Entra en Santiago; 29:acción puesto para General en jefe
de Sampayo; 34: Morillo en del ejército expedicionario
Santiago; 35 : forma el regi de América ; 118: conoce en
- 671
Cádiz a D.a Maria Josefa del Guerra , sobre la campaña
Villar, que fué luego su es de Santa Fe ; 257 : solicita la
posa ; 119 y 120: Morillo en cruz de San Fernando ; 260:
Cádiz ; 122 : instrucciones últimos sucesos de la cam
dadas á ... ; 123 : se da á la paña de 1817 y relación de
vela , en Cádiz, la expedi la de 1818; 267 : campaña
de 1818 ; 281 : batalla de La
ción ; 133 : apodérase de la
isla Margarita; 139: marcha Puerta ; 282: idem ; 297 : re
á Cumaná; 141: ascendido á tiranle la plenitud de facul
Teniente general; 142: Va á tades gubernativas; 297 : su
Caracas; 143 : Caparrós, ayu correspondencia con el Mi
dante de Morillo; 143 : Mo nistro en 1817 ; 305: su mar
cha desde Nuevo Reino de
rillo entra en Venezuela ;
144 : pasa por Aragua , Va Granada ; 309 : su vuelta á
lencia del Rey y Puerto Ca Venezuela : estado deplo
bello; 145 : Morillo en Santa rable en que la encontró;
Marta ; 145 : va á Cartagena ; 310: deplorable estado del
146: sitia y toma á Cartage ejército ; 323: toma de Pam
na ; 172 : da cuenta de ello al patar ; 340 : batalla de La
Ministro ; 185 : condecorado Puerta ; 343 : grave herida
con la Gran Cruz de Isabel de Morillo ; 350: otros triun
la Católica; 186: cruz a las fos del mismo; 358 : cam
tropas, por la toma de Car paña de 1819 ; 367 : sufre
tagena; 189: proclama á las una caída del caballo en
tropas de Cartagena ; 191 : Caracas; 371 : atrevido paso
del río Arauca ; 420: sucesos
llega á Mompox; 193 : su
entrada en Santa Fe ; 195 : del año 1820 ; 426 : reitera
reitera Morillo su dimisión ; su dimisión ; 427 : negocia
196: Morillo en Ocaña; 197 : ciones con Bolivar para es
banquete en Santa Fe; 202 : tablecer un armisticio ; 428 :
envía á España varios obje se queja al Ministro de los
tos de Historia natural ; 203: ultrajes que le dirige el ti
es agraciado con el titulo tulado Somoyar; 430: su en
de Conde de Cartagena; 204 : trevista con Bolívar; 433 : se
reformas, mejoras y adelan embarca para España ; 435 :
tos en caminos, artes y ofi Morillo en Madrid ; 437 : su
cios, que hizo en Nuevo manifiesto á la nación ; 499 :
Reino de Granada; 213 : sale es nombrado Capitán gene
de Cartagena; 221 : su estan ral de Castilla la Nueva; 510:
cia en Ocaña ; 225 : sigue su es nombrado coronel de la
marcha desde Ocaña á Santa Guardia real ; 50 : el 7 de
Fe ; 240 : hace los mayores Julio de 1822; 514 : dimite
esfuerzos por reducir á los el cargo de Capitán general
rebeldes de Nueva Grana de Castilla la Nueva; 514 :
da; 242: tribunales y modo es prendido en Zarza; 518 :
de juzgar; 243 : medidas to Vuelve á Madrid y peligros
madas para la subsistencia que en el corre su vida ; 519 :
de las tropas; 244 : hospita es nombrado General en
les; 246 : apertura y com jefe de los distritos milita
posición de caminos ; 250: res 2.° y 3. °; 521 : va á Valla
correspondencia de Mori dolid; 527 : se establece en
llo con el Ministro de la Lugo ; 535 : negociaciones
672
con el general Bourke ; 544: del Norte : no acepta , por
es confirmado por la regen sus males, 609: solicita licen
cia de Madrid en la Capita cia para residir en la corte ;
nía general de Galicia; 545: 609: encomienda de Castel
representa sus servicios al novo . - Vuelve á Barèges.
Duque de Angulema; 563: Última instancia á la Reina
dimite el cargo de Capitán Gobernadora . — Su falleci
general de Galicia: conside miento ;611 y 617 : más sobre
raciones que hace al Minis la rendición de Vigo; 625 :
tro sobre la constitución so correspondencia militar de
cial de Galicia; 566 : embar Morillo , últimamente encon
case para Francia; 567 : to trada ( 1815); 632: la esposa
madas las aguas de Barèges , del General Morillo , doña
establece su residencia en María Josefa del Villar; 633 :
París; 567 : trata, al cabo de sobre el testamento de... ; 636 :
largo tiempo, de volver á retratos de Morillo.— Tomo
España ; 568 : representa 11. 1: hoja de servicios; 2 y
ción que, al efecto, dirige al 7 : Gran Cruz de Carlos III.
Rey; 571 : informe del embar Su fallecimiento ; idem . 7 ;
jador, favorable á Morillo; 32 : coronel del regimiento
572 : no accede á ello el Rey; La Unión ; 99 : citado con
572 : vuelve á solicitarlo, con elogio: su ascenso á briga
ocasión del nacimiento de dier; 139 : acción de Espa
la princesa Isabel , y se le rragosa de Lares; 140: sor
concede; 572 : le felicita el presa de Belalcázar ; 143 :
Ayuntamiento de Vigo; 573 : sorpresa de Villanueva del
resolución en el pago de los Duque; 166: acción de Arro
haberes que se le debían; yomolinos; 169: es enviado
575 : solicita licencia para ir á la Mancha; 171 : sus servi
á Andalucía; 575 : de nuevo cios en Extremadura; 176:
es nombrado Capitán gene su famosa retirada de Al .
ral de Galicia ; 576: desarma magro ; 180: idem ; 196: se
á 32.000 realistas; 577 : le queja del Conde de Penne;
concede S. M. la Gran Cruz 200 : al Consejo de Regencia ,
de Carlos III ; 579 : muerte para que no le separe un
de Fernando VII y extre batallón del regimiento de
mada vigilancia de Morillo; la Unión; 201 y 202: sus di .
580 : preparativos para la ferencias con Penne ; 203:
campaña carlista; 582 : recae idem ; 205 : idem ; 221 : quejas
en su enfermedad; 583 : ob de ... á Hill , sobre la conduc
tiene licencia para curarse , ta que observan los solda
y vuelve en seguida; 585: dos ingleses en algunos pue
felicitaciones y poesías á blos; y desacato que come
Morillo, á su entrada en Co tieron en su persona ; 229:
ruña ; 586 : felicitación ex contra Penne; 249: contra
presiva de Coruña; 586 : ex abusos de los soldados ip
citación política en Galicia; gleses; 250: Comandante ge
587 : certificado de la enfer neral de la 1.a división ; 266 :
medad de Morillo ; 593 : es batalla de Vitoria ; 269: Cas
nombrado prócer del reino; taños felicita á ... por idem ;
595 : es propuesto para Ge 270 : es propuesto para Ma
neral en jefe del ejército riscal de campo, por la ba
-
673
talla de Vitoria y para la el Ministro de la Guerra ,
cruz de Fernando VII ; 271 : Eguía, en nombre del Rey,
arenga de Morillo á su divi felicita á Morillo por la vic
sión , al entrar con ella en toria de La Puerta: no ad
Francia; 292 : Castaños feli mite su dimisión y nombra
cita á ... por sus felices com para sustituirle interina
bates en los Pirineos; 293 : mente á Sámano ; 702 : anóni
otra del General en jefe; mos contra ... — Tomo iv. U12 :
295: otra felicitación del ge es dispensado del pago de
neral Monsalud ; 296 : su re
trato en un cuadro de la derechos porla Gran Cruz de
Isabel la Católica ; 113 : sobre
batalla de Vitoria; 314 y si haberse investido con la in
guientes : sobre supuestos
desmanes cometidos por la signia de la Orden de San
división Morillo en Francia; Fernando; 155 : soneto de
Arriaza á ... ; 170 : la rebe
403: gloriosas acciones sos lión de las tropas destina
tenidas por ... ep los días 14 das á reforzar las de Morillo
y 15 de Marzo de 1814 en el en Arcos de la Frontera
Mediodía de Francia ; 421 : trastornaron los planes de
felicita á Fernando VII, por este General ; 191 : da gra
su vuelta a España en 1814; cias al Rey por haber ju
423 : defiende... haber él sido rado la Constitución; 201:
el principal factor para la reitera su dimisión de Ge
rendición de Vigo.- Améri neral del ejército expedicio
ca. 437 : instrucciones dadas nario al Ministro Marqués
á Morillo para la expedición de las Amarillas; 204 : recibe
á Costafirme; 448 : su ascenso Morillo órdenes para inten
á Teniente general . — Tomo tar la paz con Bolívar; 211 :
11. 80 : dimisión de su cargo sobre un impreso ofensivo
de General en jefe de la ex á su persona: é insiste en
pedición ; 101 : reitera su su dimisión ; 235 : idem ; 250:
dimisión ; 105 : regalo á ...; entrega el mando al general
115: poesias para celebrar la Latorre ; 276 : poder dado
toma de Cartagena ; 124 : por ... á los comisionados
funda colegios para apren para tratar con Bolívar; 320:
der artes y oficios; 125: abre entrevista de ... con Bolívar ,
caminos y comunicaciones ; para acordar la paz ; 331 :
169: reitera su dimisión ; 188: preparativos para su regre
solicita la condecoración de
la Orden militar de San Fer so á España; 334 : pide certi
ficación de su conducta á
nando: resume sus méritos las principales autoridades
en América; 255: dando gra de Venezuela ; 337 : despedi
cias por la concesión de la da de ... de los pueblos de
Gran Cruz de Isabel la Ca Venezuela; 341 : Morillo en
tólica, y que por su pobreza Madrid , sobre percibo de
no puede pagar los gastos sus haberes ; 343: es nom
consiguientes ; 522 : herido brado Capitán general de
gravemente en la batalla Castilla la Nueva ; 343 : su
de La Puerta ; 523 : idem proclama al pueblo de Ma
J.; y pide el relevo; 528: drid ; 351 : otra idem ; 367 :
herida de ... ; 631 : vuelve solicita copia de sus despa
á dimitir su cargo ; 636 : chos, quemados en la vola
TOMO I
43
674
dura del navío San Pedro, de Galicia ; 546 : felicita á
en América; 369: impugna Fernando VII por haber re
á Level de Goda ; 370: otras cobrado su libertad; 547 : le
impugnaciones; 375 : sobre representa sus servicios y
pago de sus haberes; idem : los de su ejército; 557 : da
sobre gastos de policía mili- gracias por su relevo del
tar; 377 : lee el Rey sus re- mando en Galicia; 559: pasa
flexiones sobre Costafirme; embarcado á Francia para
377 : es nombrado vocal de reponer su salud; 559: re
la Asamblea de Isabel la Ca. mite desde París los datos
tólica ; 380: nombrale el Rey sobre su purificación; 564 :
coronel interino de los dos Fernández Varela le felicita
regimientos de la Guardia por la concesión de la Gran
real; 387 : el Ayuntamiento Cruz de Carlos III; 566: solía
de Toro felicita á ... ; 390: aquél apellidarle Africano;
cuenta de gastos de la poli- 568 : rumores de nombra
cia militar en 1822 ; 393 : pide miento de ... para mandar el
con insistencia su relevo ejército del Norte contra los
del cargo de Capitán gene- carlistas; 570: poesías dedi
ral de Madrid ; 396: protes cadas á ..., como Capitán
ta de ciertas palabras dei general de Galicia; 584 : pro
diputado Isturiz; 418 y si- clama de ... á los gallegos;
guientes: es nombrado Ge- 585 : idem á los urbanos de
neral en jefe del 2.° ejército Galicia ; 613 : título de Conde
de reserva , con el mando de de Cartagena, Marqués de
los dos distritos militares 2.0 la Puerta y Vizconde de
y 3.°; 421 : se le autoriza para Vigo, á favor de ...
suspender el viaje de toma Morillo (D. Francisco) . — IV.
de posesión; 424: su procla- 392 .
MORILLO (El capitán D. Loren
ma como Capitán general
de Galicia ; 426 : establece zo) .— III. 487 , 545 .
su cuartel general en Lugo; MORLA (El general).- 11.8.
454: es privado por el Go Morocho (El coronel).-1. 407.
bierno de Cádiz de todos MOROTE (D. José ).-- I11. 215;
sus honores y condecoracio- Moscoso de Altamira (D. José
nes ; 458 : la Regencia de M .*) - 1. 589, 592 , 595 .
Madrid aprueba el convenio Moxó ( 1 ). Salvador ) , capitán
de ... con el general Bourke; general de Venezuela. - 1 .
459 : el Gobierno de Cádiz 119 , 195 , 309 , 323 , 353. - 11 .
decreta se le exijan á Mori- 448 , 469. - 111. 5 , 12 , 43 , 81 ,
llo respons
conduc ta enabilida des; 459
Galicia por: sula 97 , 128
222, 259 , 207
251, , 146, 215 ,
208 , esta
265 ,: mal
Regencia de Madrid reite- do de las tropas de su man
ra á ... la confianza que en do; 268, 274 , 275 , 284 , 285 ,
él tiene ; 461 : representa 332 , 368, 371 , 372 , 382, 385,
al Duque de Angulema sus 387 , 412 ; desaparición de...;
servicios; 469: es separado 548 ; sobre la conducta de...,
del cargo de gentilhombre; 550 , 553 , 554 , 557 , 633 .-- IV.
512 : operaciones militares 94 .
de ... en Galicia en 1823 ; 533 : MUGÁRTEGUI (El coronel).-IV.
es confirmado por la Regen- 593
cia de Madrid en el mando MÚGICA (D. Ramón José de),
675

padre político de la mujer Guayana :.-- IV . 204 , 214 , 227 :


de Morillo; intendente . - 1 . no son oidas por el Congre
609.-IV. 161 . so y Bolivar nuestras propo
.MUNDA.-Il . 105 siciones.
MUÑOZ ( D. Antonio ).- 11. 87 . Negros (Batallones de ). III.
MUÑOZ ( D. Cristóbal }.- 11. 389 . 456, 493 : desiste de su for
MUÑOZ ( D. Juan ).- 1 . 212 , 215 . mación ; 496, 700.
III . -
-155 . Neira ( Dr. D. José María), ca
MUÑOZ (D. Simón).- 1. 229. pellán .-- III. 334 .
MURGUEITO (D. Pedro José).- 1. Neira (D. Joaquin ).— IV . 18 .
236 , 242. —111 . 181 . Nevora (Puente de).- 11.4 .
MURRAY ( El general D. Jorge). Ney (El mariscal).-1. 28, 29,
11. 410. , 30, 31 , 33. - 11.96 .-- IV. 474 ,
MÚSICA. - 1.68: defiende Mori 515 , 552.
llo la de su regimiento. Niebla (Condado de).- 11. 384 .
Mutis ( D. José Celestino) .- 1 . Nieto (D. Juan ), marqués de
202 , 203 . Monsalud. V. Monsalud. -
Mutis (Sintoroso ), insurgente. 1. 59 .
III. 246. Nieto SAMANIEGO ( D. Juan ), ci
NANA ( EI ), guerrillero. V. Na rujano mayor del ejército de
ranjo (Julián ). Morillo en América . III .
NAPOLEÓN I. - 1.79, 103 , 437. 442 , 502 .
11. 147 , 243 : fuerte llama Nive ( Rio ).- 1.91, 93 , 102 , 103 .
do... ; 272 , 330, 407 , 416.- III. II . 322 , 327 , 353 , 366, 384 ,
47 , 48, 297 , 299.-IV. 454 , 456 385 .
NAPPIER (Mr.) – 1. 594: Nogueras ( D. Agustín ).- 1.361.
NARANJO (Julián ), alias Nana , III . 426 , 519 , 622 , 623 .
guerrillero.-11. 179. NORIEGA ( El comerciante).- 1 .
Narcisa (La actriz llamada). 597
569 : canta en loor de Isa NORMAND ( El General francés ).
bel II en Coruña. 1.49 , 51. - 11 . 5 , 121 , 122 , 123 ,
Nare, pueblo. A. - 1 . 220.-- 11. 125 .
468.- III. 156 . NOROÑA ( El General . Conde
NariŇo, cabecilla insurgente. de) . – 1. 27 , 29 , 30. -11 . 3 , 20 ,
1. 471 : Es Enrique Somo 429 .
yar?; 499.-II. 118, 120 , 197. Novella (El General D. Fran
NARTALLO ( Francisco ).– . - II . 32. cisco).-1. 532 , 538 , 542.
Narváez , caudillo insurrecto , IV. 428 , 431 , 434 , 438 , 439,
1. 167 . 449 , 450, 452 , 454 , 509 .
NATAGAYMA.--I . 227 Novita --I - . 224 .
NAVALMORAL (Extremadura ). Nueva GRANADA. A. - II. 504 ,
II . 1o. 578 , 579. - 11. 9 , 49, 109, 243 ,
Navarrens, lugar.- 1.105, 106 , 250, 307 , 435 , 472. - Véase
108. : -- II. 397 , 399, 400, 401 , Granada.
406 , 407 , 411 , 415 , 417 , 419 . Nueva GUAYANA . —III. 517 .
Navas ( El coronel).- 1. 271 . Nueva ORLEANS .-- III . 685 .
Navas ( D. José de ).- 1. 178. NUEVA PAMPLONA. A.-11. 512 .
IIL 421 , 426. III . 10 .
NAVAS DEL MADROÑO . --- II. 147 . Nuevo Reino DE GRANADA . -
Neché . A. -11 . 583 . Véase Granada .
NEGOCIACIONES para la paz en NÚÑEZ ( D. Francisco). — 111. 582 .
tre España y el Congreso de Nutrias.-- 1. 293 , 294 , 358.
676 –
O'BRIEN (El capitán).- 11 . 247. ORDENES RELIGIOSAS en Améri
OCAMPO (D. Mateo ).-
-III . 214 . ca.—III. 196. – Véase Capu
OCAÑA. A. -
- I . 191 , 192 , 207 , chinos catalanes.
211 , 255.-- III. 104 , 105 , 164 . ORENSE .: - 1. 555 , 558, 561. - 11 .
OCUMARÉ . A.- III. 74, 75 , 83 , 27.-IV. 448, 449, 454, 458 ,
305 . 470, 473 , 475 , 476, 518, 525 ,
OCHOA (D. José de ).— III. 544 . 531 , 532 , 534 , 535 , 536, 552 ,
ODERIZ (D. Juan José).- 111 . 396. 554 , 592 , 593 , 594 .
ODOGERTI (D. Juan de ).- 1. 22. ORINOCO (Rio ) . - - 1 . 268, 269,
O'DONNELL (El General Don 311. - 11 . 470, 471 , 508, 509,
Carlos) , 1814.- 1 . 117. — II. 551. -111 . 287 , 390 , 590 , 661 .
208. - 11. 250 . IV. 185 .
O'DONNELL (D. José ).- 11. 250. Orituco . A. III. 272, 338, 339 ,
O'Donnell (D.a Beatriz ) , her 542 .
mana de los Generales de ORONOZ (D. Marco ).- 11 . 559.
este apellido. - III. 250. OROPESA ( Calzada de ).- 1. 16,
O'DOYLE (D. Manuel).-- 1V. 470. 17. - Véase ( Calzada de).
O'DUGHAN (D. Patricio). —II. 32 Orozco (El zambo Cipriano).
OPALIA (El Conde de).- 1. 572 . IV . 159, 160.
O'HIGGINS (El caudillo insur Orozco ( D. Francisco ). - 11 .
gente ).: -111 . 648. 482 , 484 .
OITABEN (El río) :-1 .— . 30, 31 . ORTEGA (D. Carlos María ).
OLACIREGUI ( D. José Joaquín III. 451 .
de).- IV. 378. ORTEGA (D. José ).- 111. 530.
O'LAWLOR (El General D. José ORTEGA (D. León ), Ayudante
de).- 11. 256, 291 , 303 , 315 . de Morillo. -I. 178, 403 , 411,
OLAZARRA (D. José de ). — 11 . 413 , 421. – 11. 45 , 56, 96 , 268.
482.-IV. 116, 154 . III. 69, 403 , 425.—IV. 55, 69 ,
O'Leary ( El General ) .- 1.477 , 162 , 207
487 , 488, 490 . ORTEZ.- 1. 105. - 11 . 401 , 402 ,
Oliva, lugar. - 11. 38, 39, 42, 407 .
43 , 49. Ortíz, pueblo.- 1 . 285 , 286 ,
OLIVENZA.. - 11 . 48 , 86, 89, 118, 287 , 350. - III. 533 .
119 . Ortíz (D. Pedro Joaquin), ca
OLIVER (El diputado Sr.) - IV. pellán.-
-11. 389.-II. 131 .
412 . Osma (El Obispo de ).- 1. 523 .
OLLOQUI (D. Pascual de).- IV. Osorio (El General).- III. 648,
381 . 649, 682 .
OLMEDILLA (El cabecilla insur Osuna (Duquesa de), Condesa
gente) . - I . 239 . de Benavente. — 1 , 49. - 11 .
OLORON . - 11. 397 , 398. 121 : depósito de lanas de la...
Onís (D. Luis de), Plenipo 155 , 245 .
tenciario de España en los OTERMIN ( D.Agustín ).-
. -III. 403
Estados Unidos.- 1.358,419, Orero (D. Feliciano ).– 1. 154.
III. II , 12 , 14 , 16, 19, 20, 21 , Ortedo ( D. Pedro de ). — IV.
22 , 24 , 27 , 28 , 114 , 655 , 671 , 384.
686,696 , 701.- IV. 107 . QURCURAY.:-- 11 . 316, 317 , 384 .
OPORTO.- 1 . 19.- 11 . 17. OVIEDO - IV. 434 , 470.
OLBAICETA. – 11 . 284 , 285 , 236 , Pacheco (D. Luis ).- 1. 176.
287 , 294 , 296 , 298, 299 , 300, Pacheco (D. Tomás).-- 1. 160.
301 , 303 , 351 . Paez ( José Antonio ), el jefe in
ORCASITAS (EIGeneral).- 11.8. surgente .-- 1. 262 , 263, 268,
677
284, 287, 300, 302, 372 , 376, PARKER CARROL (El General
389, 403 , 412 .-- 11I. 363 , 364 , D. Guillermo).- 11 . 251 .
365, 376, 412, 434 , 457 , 458, PASADOS POR LAS ARMAS (Indivi
465 , 480 , 485 , 505 , 512 , 533 , duos ), por asesinatos o infi
538 , 539 , 559 , 564 , 565 , 567 , dencias . -111. 131 , 132 , 158 ,
569, 571 , 647 , 653 , 654.-IV. 211 , 258.
7 , 11 , 51 , 57 , 206, 214 , 245 , PASAJES. - 11. 367.
328, 329. Pastos (Provincia de). A.- 11 .
PAKENHAM (Sr. Eduardo).- 11 . 468.- III. 6, 29, 179, 217 , 249:
325 . servicios prestados por la
PALACIO (El Marqués del).- 11 . ciudad de... ; 251 .
239. Patos (Cerro de los). A. – 111.
PALACIOS (D. Antonio ).- 11 . 52 . 573.
Palacios Silvestre ).- 1.271 . Patriota ( Prohibición de usar
Palafox (El General D. José esta palabra ).-- 11I. 703 .
de).- 1. 117, 596, 602.-IV. Patrullo (D. Gerardo ). - III .

366, 367. 275 .


PALAREA ( El brigadier don Pau . - 11.401 , 405.
Juan).- 1 . 512 , 548, 549, 550, PAUL (El Dr.)- IV. 333.
552 , 561.-- 11. 182 , 186, 187 . Paul (D. Felipe Fermín).- IV.
-IV. 398, 400, 434 , 470, 471 , 269, 274 , 339.
472 , 474 , 513 , 514 , 516, 529, PAYER (D. Cosme).--- III. 404 .
541 , 549 , 550, 551 . PEDROCHE, lugar . - 11. 130, 132 ,
PALATINO (D. Miguel).-III . 173. 133 , 136 .
PALENCIA .:-1 . 523 , 524 . Pelly (D. Benito ).- 11. 44 , 50,
PALMA (D. Antonio) .- 11 . 268, 57 , 73 , 83 , 87 , 89 , 95 .
312. PENNÉ - VILLEMUR ( El General
PALMERA ( El Coronel).- 1 . 362. Conde de).- 1.42 , 56, 59, 61 ,
PALOMAR, lugar. - 11. 38. 62. - 11 . 98 , 102 , 104 , 110, 113 ,
PALOMAS, lugar. - 11. 44 , 45 . 115 , 117 , 150, 151 , 161 , 162 ,
PAMPATAR . - 1. 128. 321 , 323 , 163 , 164 , 168, 169 , 188 , 190,
330. - 11 . 449, 462.—III. 408, 193 , 195 , 196, 197 , 201 , 202 ,
410, 414 , 416, 430. 204 , 205 , 206 , 212 , 223 , 224 .
PAMPLONA . - U . 267, 293 , 296, 229, 235 , 239, 245 , 252 , 298.
304 . PEÑAFLOR (El General Mar
PAMPLONA. A.-Véase Nueva qués de).- 1.37. - 11.36 , 58,
Pamplona . — III. 195. 59.
PANAMÁ.- 1. 124 , 125. PERALEDA.: -- 11. 113 , 116 .
PANCORBO.- 1. 80 . Peralta (D. Juan), guerrillero .
PAO (EI ). A.-IV. 38, 39. 1. 45. - 21. 157 .
PARDO, policía de la Coruña. . - II. 106.
PEREIRA (D. Antonio ).
1. 597 PEREIRA (D. Juan M.) ---1. 142,
PARDOD. Francisco ).- II . 77, 414 .
79. Pereira (D. José). III. 530,
PARDO (D. Juan Bautista ).- 1. 536.-IV. 6, 7 , 22 , 57, 191 ,
119, 260, 324, 331.- III. 259, 331 , 332 .
285 , 413 , 427 , 431 , 443 , 503 , PERERA (El coronel).- 1. 362,
549, 589, 623 : conducta mo . 376, 389.- 111. 376.
ral de... , 658.- IV. 33 , 93 . PÉREZ (D. Benito ).- 11. 303.
Parimé ( Rio). A .--11 . 551 . PÉREZ (Donato ), cabecilla in
Parts ( El General francés).- 1 . surgente . - 1. 307.-- !II. 364 ,
102 , 103.- 11 . 328 , 386, 387. 380, 434,
- 678 -
PÉREZ (Francisco).- 11.218. Plata (Rio de la).- 1 . 122 , 124 ,
Pérez (José Gabriel). -- IV. 291 , 125. - 11 . 5 , 442. -111. 76 , 79 .
309 . Plata. - 1 . 234 : Acción de la ...
Pérez (Pablo).- 1. 136 . Plaza (El coronel).- 16. 283 ,
Pérez ( D. Pedro F .)- 1.158. 286 , 294 .
IV . 390. Pole (W. W .) - 11.13.
PÉREZ ( Tomás).: -- I . 224 . POMBO ( D. Manuel).— III. 172 ,
Pérez Delgado (D. Manuel) . 250.
III. 77 . PONCERET (D.Agustin ).- 11. 251 .
PÉREZ DE CASTRO (El Sr. )– 1 . PONTEVEDRA.- 1. 20, 22 , 28, 33 ,
594 , 595 . 550.--II . 3 , 24.-IV. 448 , 472 ,
PÉREZ GALDÓS (D. Benito ).- 1 . 473 , 474 , 516 , 517 , 551 , 602,
511 . 605 .
Pérez Moris (D. José ).- 1. 125 . POPAYAN . - 1.198,234 . - 11.468.
Perú. -1. 122 , 142. - 11 . 438 , III. 6, 55 , 157 , 161 , 183 , 191 ,
441 , 442 , 463. - 111 , 162, 184 , 600.-IV. 201 .
299 , 374 , 450, 600, 672.-IV. PORCUNA.- 1. 67. - 11 . 5. 384 .
155 . PORE. — 1. 231 , 232.-III. 167 ,
PETIÓN (D. Alejandro ), General 178 .
de la isla de Santo Domin PORLAMAR. – 1. 318, 319, 320,
go.- 1. 308. — III . 38 , 114 , 327. —III. 405 , 430.
305 , 382 . PORRAS (El brigadier).- 11.460
Pezuela ( El General D. Joa PORRIÑO ( Villa de) .- 1 . 24 .
quin ) , virrey del Perú .— III. PORTERO (D. José).- 1 . 319. —
50 , 304 , 600, 648, 680.-IV. III. 405 .
401 . PORTOBELO.- IV. 36, 90 .
Piar, jefe insurgente. -
-1. 303 , Portugal . - 1 . 69, 79: ejército
306, 308 , 454 , 484.-- III. 305 , llamado de... ; 529, 580, 594.
363 , 365 , 377 , 380 , 382 , 467 , 11. 16, 17 , 176, 209, 210, 213 .
553 , 646 , 668..- IV . 135 . IV. 564, 565 , 569: facciosos
Pico ( D. Ramón ) .- 11 . 176. en Portugal...
PIEDRABUENA .-- 11. 184 . Pove . A.- III . 307.
PIMENTEL ( D. Josef).- 11 . 32. Prats ( El coronel D. José Ra
Pinilla (D. Francisco X.) — IV. món ) .– 1 . 85.- . 274 , 278 ,
375 . 280, 281 , 305.
Pino (D. Francisco del ) .- IV. Pravia (D. Antonio ).- U . 69.
220 , 253 , 268 , 274 , 370. PREISLER ( D. Francisco).- IV .
PIÑEIRO (D. Juan).- 11 . 79. 25 .
PIRINEOS ( Los montes) .- 11 . Presa (D. Faustino de la).- 11 .
271 : « Ya no hay Pirineos 489.
para vosotros » . ( Morillo á PRETO (D.Jaime).—m. 580.
sus soldados); 296 . PRENSER ( Él coronel alemán ).
Pita (D. Domingo Antonio ). IV . 47 .
III . 274 .-- IV . 287 , 288 , 291 , Preyrlen (D. Francisco ). – 1 .
300 , 301 . 383 .
PITADAVEIGA (D. Bartolomé)..- Prieto (D. Wenceslao ). - 11 .
IV . 594. 44 .
Plá (D. Antonio ).- 1. 223 , 237, Pringuel (El mayor inglés ).
290. — III. 106 , 179 , 546 . 11. 299 .
PLASENCIA . - 1.515 . PUEBLA DE ALCOCER .- 11 . 191 .
Plasencia (D. Francisco).- iv. PUEBLA DEL MAESTRE ( Conde
401 , de la).- 1. 543.- IV. 469.
- 679

PUEBLA DE LA Reina.-U . 39, RAMÍREZ (D. José María).- M.
45 . 618.
PUEBLA DE SANABRIA.- IV. 476, RAMÍREZ (D. Juan).- 11 . 567.
518, 525, 534. RAMÍREZ (D. Manuel).-—III. 543.
PUEBLA DE TRIVES. - IV. 527. Ramírez ESTENOZ (D. Ignacio ).
PUENTE (D. Juan de la ). - 11 . III. 427 , 594.
486 . RAMONGORDO, pueblo . - 11. 9.
PUENTE (D. Manuel de la).- 1 . Ramos ( D. Antonio )..- I . 372 ,
543.-IV. 454 . 395. - III. 265 , 485 , 574. -
PUENTE DEL ARZOBISPO.- 11 . 9, IV. 8 .
176, 200 . RAMOS (D. Domingo ).- 11. 69,
PUENTE DEL CONDE.- 11 . 9. 70 .
PUENTEAREAS . — IV . 475 . Ramos ( D. Manuel).
: -- III. 163 .
PUERTO CABELLO . - 1. 144 , 145 . RAMOS (D. Rafael).- I . 269.
11. 441 , 502. — III . 263 , 298, Ramos (D. Remigio ).-- 1. 222 .
694 . —III . 397
PUERTOLLANO.-- 11, 142 . Rangel (D.Juan ).- 11.77:
PUERTO-Rico. - 111 . 162 . RAYNAL (El aventurero).- 1.
PUERTO DE SANTA MARÍA.- IV . 381 .
546. REAL, insurgente .-- III. 247.
PUERTO SANTO.- 1. 127 , 129. REAL (D.Pascual).- 1 . 119, 275,
PUNTA DE ARAYA. A.-IV. 17. 288 , 304 , 365 , 419. - 11 . 81 ,
PUY ( D. Antonio ).- 11. 9. 168 , 253 , 270, 271 , 276, 278,
QUEBRADAS (Puerto de las).- 1 . 282 , 285 , 287 , 367 , 370, 371 ,
373 , 509 , 520, 570 , 588 , 651 ,
57 .
QUERO (D.José María ).- 1. 210, 673.- IV . 86, 91 , 190 , 258,
284 , 288. - 111 . 141 , 432 , 537 , 268, 269, 325 .
542 , 552, 687 , 689.-- IV. 33 . REALEY ( El Vicealmirante in .
QUESADA ( D. José M.* ). - 11. glés) .- 11 . 13 .
459. REDONDELA.— 1. 20.-IV. 516.
QUESADA ( D. Pedro).-11. 583 . REDONDO Y GÓMEZ ( Fr. Ma
Quin , historiador.-
-I. 120 , 121 . nuel), Obispo de Santa Mar
QUINDIO.- 1. 236. ta . - 11 . 570 .
ÕUINTANAR. - 11 . 40. Reggio ( El Mariscal Duque
QUINTANO ( D. Antonio ). -- III. de ) .- 1. 562.-- IV . 467 , 54 5 .
404 , 427 . REGNAULT (Mr.), Comandante
QUIROGA (El General D. Anto- de Navarrens. - 1 . 108 .-- 11.
nio ), capitán del regimiento 417 , 419 .
Unión y luego general.-1. Reina , lugar. - 11. 38.
520, 527 , 528, 529, 537 , 538, Reina ( El Comandante ).- 1 .
539, 541 , 542 , 546. - 11.33.- 129.
IV. 422 , 423 , 434 , 435 , 436, REMEDIOS , pueblo de Améri
437 , 438, 439 , 442 , 445 , 448, ca. - 1. 195. - II!. 151 .
452 , 453 , 470, 484 , 485 , 507 , RENDÓN ( D. José María ).- 1 .
511 , 513 , 550 . 535 , 536.- IV. 432, 524.
QUISTORPFF (Elbarón de).- 11 . RENOVALES ( El Coronel ).- 1 .
274 , 280, 286, 290, 389, 397 , 289.-- 111, 640, 642, 664 , 686.
398, 399. -IV. 116 .
QUITO . - I. 198.- 11 . 438, 440. Rentería .-- 11. 367 .
m . 171 . Rey (Pedro ).- !11. 107:
RAMÍREZ ( D. Alejandro) .-11. REYES Rubio (Francisco).- 1 .
558, 604. 516.
680

Reyes VARGAS (El Coronel). RODRÍGUEZ RUBIO ( D.


1. 293 , 301. - 11. 446. - III. 363 , IV. 373
545 , 692.-IV. 248 , 249, 283 , RODRÍGUEZ DEL TORO (C
285 , 299, 307 , 326. Alcalde primero de
RIBADAVIA . - IV . 473, 474, 552. y comisionado para c
RIDÓN (Pantaleón Germán). en la paz. - 1 . 429, 43
1. 154 . 247 , 251 , 263 , 269, 2
RICAFORT (D.Mariano).-1.119. 280, 284 , 288, 291 , 3
-11.393. — III. 130.-IV. 157 . 322 .
RICAURTE (El insurgente Ti Rojas (Andrés), caudill
moteo).- 1. 209, 215 . gente .-- IV. 258.
Richik ( Mr.)— IV. 271 . ROMANA (El General
RIEGO (D. Rafael del).-- 1. 497 , de la ), D. Pedro Car
507.-IV. 170: consecuencias reda (?).- 1. 18, 19, 20
de la rebelión de las tropas 36, 37, 38, 40, 41 , 42,
destinadas á reforzar las de 33 , 34 , 35 , 36, 37, 38,
Morillo, en Arcos de la Fron 42 , 43 , 44, 45 , 46, 47
tera . 50, 51 , 53, 54, 55, 56,
RIERA ( D. Lorenzo ), cirujano 61 , 62 , 64, 65, 67, 72
mayor de la división Morillo. 76, 80, 81 , 82, 83 , 85
11. 332 . 88 , 89, 90 , 91 , 92 , 93
RIGEL (Mr.), historiador.- 1. 33 . 96, 97, 99.
RINCÓN DE LOS Toros, lugar. A. ROMAY ( El General).
1. 289. - III. 546. ROMERO (D. Ignacio).
Río JANEIRO.-- III. 645 . ROMERO (Juan Rufino).
Río NEGRO . A. - 11 . 474 , 475 , ROMERO, insurgente.
477 , 510, 542. — III. 155 . RONCESVALLES - I. 8
RISEL (El coronel). — 11. 211 . 271 , 276 , 282, 384.
RIVAHAUTE, lugar . - 11. 396. Ros (D. José).-11 . 399
Rivas, caudillo insurgente. Rosales, cabecilla insu
III . 50. 1. 464 , 465 .
RIVERO ( D. Antonio ) .- 11.483 . Rosas. - 11 . 2.
ROCQUE (D. Luis Genero de la ). ROSELLÓ (El General D
1. 278 , 363. —111. 418,426, 509, nio).- 1 . 539, 550, 5
651.- IV. 14 , 43. —11 . 109, 190, 207 , 2
Rocha (Manuel).— III. 86. IV . 344 , 449, 452 , 4 .
Rodil ( El general ).-1
– . 579, 472 , 474 , 475, 513 , 5
590. 530, 531 , 534 , 541 , 5
RODRÍGUEZ ( Andrés).— III. 472 . 551 .
Rodríguez ( D. Cosme) . — II . Rosio (D. Juan Crisósto
106 . II . 479.
RODRÍGUEZ (D. Francisco).-IV . ROURA (D. Josef).- 11.
571 . ROUSSEAU (J. J .) - III. 48
RODRÍGUEZ ( D. Manuel ).-- 11 . RUA Y FIGUEROA (D. An
99, 103 . la) , gobernador de
Rodríguez (Vicente).—111. 629. na . - 11. 469.-IV. 1
Rodríguez Busto (D. José M.“). RUBIANES (El Señor de
1. 607.-UL. 261 , 430 . se Gayoso Mendoza ,
Rodríguez CamaleÑO (D.Luis ). Rubín (D. Antonio ).
IV . 477 . RUBÍN (D. Benito) .-- III.
RODRÍGUEZ MOLANO (Juan ). RUBIRA ( El caudillo in
III . 74 . te ). -HI. 138.
681

RUFINO ( D. Pedro).1 . 157, SALINAS, guerrillero.- 1 . 48.


158. - 11 . 426. Salinas, famoso devastador.
RUIDERA (Lagunas de).- 1. 594 . 11. 115.
Ruiz ( D. Vicente ).- 1. 235 . SALMEIRO (D. Félix ), guerrille
Ruiz de Porras ( El brigadier ro. < I . 45 : - II . I56.
D. Pedro).-- 1 . 145, 146, 153 , SALUD , pueblo de Galicia .
173. - 11 . 567. -111 . 240.-IV. II . 3.
70 , 217 , 220 , 231 . SALVADOR ( El General D. Esta
Ruiz de Santa Cruz (D. Dona nislao Sánchez ) .- 11. 109.
to).- 1 . 198, 220, 236.- III. 154 , 300, 414.- 11. 367 , 368,
103 , 156. 399 .
RUIZ DE LA VEGA (El Sr.)-- 1V. SALVATIERRA - 1. 40, 80. - 11 .
412 . 4 , 66, 67 , 70, 80, 81 , 93 .
SAAVEDRA (El Ministro Sr.) — 1. SALVATO ( El diputado Sr.)
18. IV. 412.
SABALUA .- 11 . 310 .
SABANAS. - 11. 460. Sama, guerrillero.- 1.45.- 11 .
157 .
SACERUELA, lugar . - 11. 138. SÁMANO (El General D. Juan).-
SACRISTÁN (D. Juan Bautista ), 1. 198, 208, 227 , 230, 259, 355 .
Arzobispo de Santa Fe de III. 76 , 78, 119, 179, 187 , 190,
Bogotá . - 1. 241. – III. 334 , 191 , 230, 231 , 241 , 249, 251 ,
396. 310, 369 , 434 , 450, 499, 501 ,
SAGRISTA (D. Pedro Pablo ) . 601 , 614 , 617 , 626, 656.-IV.
III. 625. 36 , 70, 79, 83 .
Saint Mur (El General Jorge). SAMPAYO (Puente de). -I . 20 ,
11. 229 . 29, 31 , 33 , 35 , 551. - 11 . 3 ,
Saint -Pool (El General fran 13 , 19, 24 , 427 , 430.-IV. 468 ,
cés Barón de).- 1 . 73. - 11 . 472 , 473 , 474 , 483 , 515 , 516,
126, 129, 131 , 133 , 137 , 138, 517 , 551 , 552 , 553 .
146, 175 , 227 , 228. SAN ANTONIO , lugar. A.-M.
SALAMANCA 11. 376.
— 24 , 31 , 165 ,
213.-IV. 531 . SANARRUCIA , insurgente . 1.
SALAMANCA (D. Pedro ). – 11. I 154 , 155 .
336 . San BARTOLOMÉ (Isla de).- 11 .
SALAS (D. Bartolomé de).-- 1 . 458 .
149 . San BUENAVENTURA . - 1. 236:
SALAS ( D. Bernardo ).-- 1 . 185. puerto de ...
SALAS (D. José de), marino . - 1 . San Carlos ( El Duque de ),
119 . embajador de España en In
SALAZAR (D. Emigdio ). — III. glaterra .-- 1 . 358, 420. — II .
462 , 464 . 357 , 640 , 641 , 664 , 671 , 674 ,
SALAZAR ( El brigadier D. José). 684 , 685 , 696 , 697.-IV. 14 ,
111. 297 . 105 , 106 , 111 .
SALAZAR (D. Luis María de ) . San Carlos ( Presidio de). A.
I. 544.- IV . 459. 11. 543, 546. -III. 567.
SALAZAR ( D. Francisco ), mari SÁNCHEZ (D. Juan ).
no.- 1 , 119, 140 . SÁNCHEZ (D. Julián ).- 11. 165 .
SALAZAR ( D. Juan ).- 1. 178. SÁNCHEZ ( D. Pablo ) – 11. 8 .
SALCES (D. Francisco ).- 11. 33. SÁNCHEZ ( D. Vicente ) .- 11 .
SALGADO (D. Ventura).-- IV , 6. 86.
SALINAS (D. Antonio ).- 11.177, SÁNCHEZ BENEDITO (D. Juan).-
178, 180. 11. 386.
682

SÁNCHEZ BOADO (D.José).- 11 . SANTA BÁRBARA , lugar.


251 . 183.
SÁNCHEZ DE LIMA (D. Vicente). SANTA Cruz, pueblo.
1. 153 , 156, 180, 195, 211 , Santa Cruz ( Isla de).
213 , 214.- 11 . 583.--III. 449. 587.-- III. 7.
IV. 193 , 218, 268. SANTA CRUZ DE MUDE
SÁNCHEZ SALVADOR (El General 177, 179.
D. Estanislao ).– Véase Sal SANTA ENGRACIA .-- 11.
vador , como generalmente SANTA EUFEMIA. - U . I
se le designaba. SANTA FÉ DE BOGOTÁ.
SANDOVAL (El cabecilla insur 195 , 220, 254 , 297.
gente ).— 111. 484. 440 , 442 , 502.- III .
SAN FERNANDO, villa. A. - 1 . 104 , 116 , 117 , 118, I
269 , 302, 394 : desesperada 157 , 164 , 239, 241 , 2
defensa de ... - III. 363 , 365 , 299, 300 , 312, 360, 3
458, 485 , 533 , 537 , 587 , 687 . 695.- IV . 49.
IV. 5 , 68, 163 SANTA MARÍA (La M
SAN JAIME, lugar. A.- III. 588. de).- 1. 191 .
San Juan (El General).- 1. 17. SANTA MARTA. - 1 . 14

San JUAN (D. José de),ministro 219. - 11. 441 , 446,


de la Guerra de la Regencia Obispo de..., 589, 5
de Madrid en 1823.- 1. 544 . 6 , 235.- IV. 203 , 209.
IV . 458 . SANT 1 MARTA (El Marq
San Juan de Luz.- 1 . 88, 102, -11 . 247
108 . SANTANDER (Ciudad d
SAN JUAN DE PIE DE PUERTO .-- 569.
1.83 .- 11.273 , 275 , 276, 284 , SANTANDER , caudillo in
285 . te.-I. 215 , 232 , 378,
SANJUANENA ( El General Don SANTA RITA , lugar, A.
Francisco ).- 1.608. SANTIAGO (La ciudad
SANLÚCAR LA MAYOR . - 1. 69.- 28 , 30, 33 , 34, 546, 5
U. 209 . conspiración del A
San LLORENTE (D. Juan José). de Santiago , 590, 59
11.414 . el voto de Santiago
SAN MARCIAL. 1. 76 : bata zobispo de Santiag
lla de ... idem . - 11 . 3.-IV. 4
San Martín (El caudillo insur 471 , 472 , 473 , 500, 5
gente en Chile). — III. 648, 514 , 515 , 527, 550,
649 . el Arzobispo y Cabi
San Martín (D. Joaquin de). - Conspiran contra is
III . 535 . 572 : poesía de los 17
San Miguel (El General Don de... á Morillo, 584,
Evaristo). — IV . 398. SANTIAGO (D. Nicolás
SAN PEDRO (El navío) .- 1. 139: 59. - 11 . 168.
su pérdida; 140, 142 . SANTIBÁÑEZ ( D. Rafa
San Pedro DE CERDAÑA (Isla 140 .
de) .- 11 . 2 . SANTIES (D. Juan ).- 11
SAN SEBASTIÁN . - 1 . 537 . San Tomás (El Gober
SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES. la isla de).- 11. 451.
A. -1 . 340. — III . 515. SANTO DOMINGO (Isla
San Just (El capitán ).-- 1. 403 . 114, 127 , 326. – Véas
SANTA ANA , pueblo . - 1. 57 . (Alejo ).
683
SANTOÑA. - 1. 537. - 11 . 411 . SILVERTOP (D. Carlos ). – 11 .
SARCERUELA , lugar. - 11. 178, 324 , 325 , 331 .
179 . SIMUTI.-- I. 211 .
SAMIENTO (El cabecilla).- 1V. Simí (Río). A .-- 111. 105 .
603. SIPAQUIRA (Salina de).- HI. 301 .
SARSFIELD ( El General).- IV. Socorro (Proviocia del). A.
568. III . 46, 142, 165 , 309 , 473.
SASTRE ( José Cayetano).-- IV. IV . - 181 .
304 . SOCORRO ( El Marqués del.)---
SCHÉLEPER, historiador.- 1 . 22 . III. 230, 308.
SEGOVIA ( D. Santiago ) . -- III. SOGRAÑEZ (D. Joaquín ) .- 11 .
556. 68, 70, 80, 81 .
SEIXA , vicario apostólico.- 11. Solá ( D. Fermin ). -
– II . 479 ,
148. 483.
SENEN DE CONTRERAS (El Gene SOLÁ (D. Vicente).-III. 429.
ral D. Juan ). - 11. 559 . SOLANO ( D. Francisco ). — IV.
SENESPLEDA (D. Mariano).- 11 . 6, 356.
76 , 79. Soler (D.Juan).- 11. 486.
SENOSEAIN (D. Fausto ).- U . SOLO (D. Juan ) :-III
. . 531 .
308, 309. Sollozo (D. Juan). -- III. 410,
Senties (El Capitán ).- 11. 170. 427
SERENA ( Partido de la).- 11 . SOMBRERO ( Villa de ) . A. - 1 .
40. Véase Villanueva de 272 , 273 , 274 , 335 , 336.-I11.
la ..., 42 , 45 , 137 , 146 , 151 , 507 , 509 , 514 , 653 : victoria
175 , 188 , 227 . de ...
SERNA (D. José de la).- 11.390 . SOMMERSET (Lord Fitz Roy) .
SERNA ( D. Mateo de la ).- IV. II . 303 .
115 . SomosieRRA.- -I. 16. - 11 . 8 .
Servier, aventurero francés.- SOMOYAR ( Enrique ) , libelis
mi. 47 , 176 , 503.- Véase Cer. ta . - 1 . 467 , 470.– Véase Na .
vier . riño. 471 , 472 , 634.-- IV. 212 ,
SEVILLA .:-1. 20 , 69 , 75 - 11. 7 , 236.
8, 15. 65 , 209, 212. IV. 438: SOMOZA (D. Joaquín ).-
--I . 327.
sucesos de ... en 1823 , 439, III . 420 , 426 .
440 , 442 , 443 , 470 . SORAUREN . - 11 . 384 .
Sevilla (D. Rafael de ). -1 . SORELA (D. Luis).- IV . 375.
125 , 128, 129, 171 , 191 , 194 , SOSTRADA (D. Aquilino). — IV.
201 . 391 .
Sicilia (D. Simón).-1. 147 , 152 , Sotilo ( El coronel ) .- 1 . 407 .
153 , 155.-- 111. 448. Soto ( D. Antonio ). - IV. 541 .
SIERRA ( D. Alfonso ).- .- I. 174 , Soto ( D. Nicolás ). -- II. 485,486 .
182. - 11 . 212 , 217 , 268 , 388 . Soto ( El oficial D. Juan ).- 11.
Sierra ( D. Ildefonso ).— III. 45 . 103 , 295.
SIERRA (D. José María ). – 11 . SOULLETTE (El jefe insurgente ).
27. 1. 418 , 488.– 11I. 536 .
SIERRA ( D. Victor ). -III. 531 . Soult (El Mariscal). .- 1 . 18 , 30,
SIERRAMORENA.- 1. 53. - 11 . 40. 32 , 36 , 69, 104 , 108. - 11. 15 ,
SILVA ( El capitán ).- IV. 253 . 96, 209 , 229, 289, 418.
SILVA Y ALMEIDA (El general STÁRICO ( El oficial Sr. ) – 1. 502 .
D. Juan de ).- 11. 22. IV. 349, 350 , 364 , 366 .
SILVEIRA (El general portu STAUWAR ( El General). - 11 .
gués ).-- 11. 17 . 357 .
- 68.4
STRERCURIGH ( D. Antonio ) . THIERS (Mr.)- 1. 33 .
11. 320. TIMONERO (D. Francisco).- 11 .
STUARD (El rebelde) .-I. 184 . 69, 70 .
SUÁREZ ( D. Francisco ). – 11 . TINEDO (D. Braulio José ).- 1 .
479 , 486. 154 .
SUÁREZ (D. Juan ).—
: —III. 258. Tineo (Manuel).- M . 402.
SUÁREZ INCLÁN (El General TIRAPENA (D. Manuel María ) .
D.Julián ).- 1.70 , 76, 110. III . 692 .
Sublet (Carlos).: -JII.
— 75 . Tobar, insurgente americano.
SUCRE (El general Antonio de). 11. 587 .
11. 450.— IV. 283 , 286 , 291 , TOBAR (Elcoronel D. Antonio) .
294 , 307 , 309, 315. IV. 57 , 220, 228, 268.
Suchet (El Mariscal).- 11.415 . TOBAR (Francisco ).-- III. 102.
SUERO (D. Pedro) .- 11 . 156. Tocuyo, lugar. A.- 11. 244.
TABAGO (Isla de ).- 1 . 129. Tojo ( D. Antonio ).- IV. 538.
Tacón ( El General D. Miguel ). TOLEDO (Provincia y montes
1. 607.- IV . 606 : correspon de) .- 11 . 178, 179, 183 , 186,
dencia de... con Morillo; 607 , 217 , 224 .
608 , 609, 610, 61 , 612 , 613 . TOLÓN . - U . 2.
Tajo (Río ).- 1. 64 , 76 .-- 11. 175 , Tolosa . — 111 . 146: sobre la ba
182 , 183 , 187 , 192 , 199, 229, talla de ...
243 , 252 , 253 , 255 , 256, 258 , Tolrá ( D. Carlos ) . - 1. 196,
261 . 198, 210, 217 , 218, 234 , 579.
TALARRUBIAS . - 11 . 191 . III. 76, 79, 140, 141 , 180, 187 ,
TALAVERA LA REAL. - 1 . 19, 21 . 499 .
1. 109 , 114 , 176 , 191 . TOLRÁ (D. José).- 1. 192.
TALAVERA DE LA REINA . — 11 . 192 . Tolrá ( D. Juan ).- III. 175.
193 , 200 . TOMASETI ( D. Rafael ).- IV. 127 .
TALAVERILLA . - U . 113 , 116 . TOMILLO ( D. Juan) .-
-11 1 . 174 .
TAMAMES . - 11. 4 , 41 . TOPETE ( D. Francisco de P. )
Tamariz ( D. Francisco ).
-1.211. 1. 174 , 184 , 315. — III. 398,
TAMAYOA . - 11 . 445 . 404 , 427 .
TAMBO . A. – 1 . 228. - 111 . 191 , TOPOGRÁFICOS ( Trabajos ), eje
210 , 217 . cutados por el Estado Mayor
TARBES.--- II . 414 . del ejército expedicionario.
Tello ( El coronel D. Juan ). - III . 160, 245 .
III. 530.- IV . 57 , 58 , 272 , 274 , Toreno (El primer Conde de).
324 , 325 , 337 . 1. 21 , 29 , 500 , 595.-IV. 595 .
TEMPRANO (D. Antonio ). –
-11 . Toro ( Ciudad de).- 1V . 387 .
16 Toro (D. Francisco del).-11.
Tena (D. Manuel de). - 11. 393 . 31 .
TENREIRO Y MONTENEGRO (don Toro ( José M .“).-- IV. 101 .
Joaquin ). - 1. 20 , 21 , 22 , 23 , Toro (El Marqués del ).- 11 .
26: Conde de Vigo; 27, 28, 444 , 450 , 493. - 11I. 388 .
617. - 11 . 26 , 423 , 424 , 425 . TORRE (D. Gregorio de la).
TEQUENDAMA ( Salto del). -1 . 11. 126 .
203 . TORREALTA ( D. Santiago ).- II .
TERÁN , comisario regio . - 11. 269 .
148 . TORRECILLA, lugar. - 11 . 10.
TERESA ( La malvada ). - 1. 600. TORREJONCILLO.- 11. 259.
TERRAZAS (El brigadier D , Ma Torrellas (EI P .) - III. 252.
nuel).- IV. 401 . TORREMOCHA.- 11. 220.
- 685

TORRENTE (D.Mariano).- 1.477 UCELAY (D. Ignacio Javier de) ,


TORRES (D.Cayetano).- 11.218 Auditor de guerra.- 1. 464.
TORRES ( Camilo ).- 1. 493 . III . 461 , 473 , 497 , 518, 659 .
TORRES (D. Claudio de).- 11 . IV. 33 , 269 , 274.
179, 224 . UGARTE ( D. Ildefonso ).-- IV, 33.
TORRES (D. Francisco de).- 1 . UNARE (Río). A.-IV. 37 .
27.-II. 20, 22 , 23 , 24 . UNIÓN (Regimiento infantería
TORRES ( D. Gabriel), goberna de la ), fundado por Morillo .
dor de Cartagena.- 1. 119, 1. 35 , 36 : El León de Sam
163 , 178.:-111. 45 , 469: dite payo; 56 : Lo elogia Casta
rencias con ... ; 474. ños; 68: la música del ... la
TORRES ( D. José Loreto de). única de todo el ejército;
Ill. 702 . elogia Morillo su regimiento;
Torres (D. José M.*). --111. 543 . 82 , 119 : va á Costafirme. -
Torres (D.Manuel).- 11. 268. II . 1 , 4 , 17 , 32 : relación de los
Torres LanzAS ( D. Pedro ).- jefes, oficiales, cadetes y
1. 170. sargentos del ... en 1810.
TORRIJOS (El coronel D. José 71 , 93, 160: elogio del ... por
María ) . I. 82. - II . 265 , Castaños : 200, 201, 213 , 242 ,
267 , 268 , 282, 345. 244 , 269 , 426: reseña histó
Tosta García ( D. Andrés de ). rica del...- IV. 533 , 541 .
1. 321 , 477. -III . 408. 410. Upar (Valle de).- 1. 150.
TRAFALGAR (Batalla de ).- 1. 14 : UPATA (Valle de ) . A. -II .
concurre á ella Morillo. 517 .
II . 2 . URBINA (El general D. Joaquin ).
TRASQUILÓN (Puerto del). – 11 . IV. 401 .
164 . URDANETA (Ei rebelde ).-- 1. 209,
TRINIDAD (El Gobernador de 342 , 348 , 421 .
la isla de la ) .- 11 . 449 , 459, URDANETA ( D. Martin ). —III.
474 , 489 , 492. - IV . 159. 470, 522 , 529.-IV. 163 , 323 .
Véase loodford. URDAX . — II . 305 .
TRUJILLO . - 1.47 . – 11.9, 10, 35 , UREŇA ( D. Francisco ), guerri
147 , 150, 155 , 172, 191 , 192, llero. - II. 132.
217 , 220 , 241 , 243 . Urica, lugar . A.-IV. 183 .
TRUJILLO. A. - III. 443 . URQUINAONA Y Pardo ( Pedro
TRUJILLO ( Dr. José ).-1. – 154 . de).- 1 . 477
Tryon ( El Conde de ).- 1. 546. URREISTIETA ( D. Joaquin ). -1.
Tuill (El Marqués de ). -Il — . 333. - Hil. 273 .
231 . URQUIZA ( D. Victor).— III. 534 .
TUNJA ( Provincia de). A. -1. Urroz.- -I . 288.
192. 401. — III. 46, 444 : Con Urt , lugar..- 11 . 328, 335 , 340,
vento de Santo Domingo 345, 347, 359, 365 .
de... USAGRE . - 11. 40, 104 .
Turón, lugar . - 1. 29. UTRERA . - 1. 42.
Tuy (La ciudad de ). España. VALCARLOS.-- 1. 83 , 84 , 86. - 11 .
1. 24 , 25 , 28 , 578, 593 : el 271 , 273 , 274 , 275 , 278, 280 ,
Obispo de ...- IV. 565 , 566. 286,
TUY.-II. I4 , 16, 25 , 29 , 424 . VALDEORRAS . — IV . 476 , 538, 541 ,
Tuy, lugar de América.- II . 543 .
589 . VALDERRÁBANO (D. Jorge).- 10.
UBACH ( D. Antonio ).-- IV. 568 , 535 .
569, 601 . VALDÉS (D. Angel ) .- 11 . 602 .
686

VALDÉS , cabecilla insurgente. VÉLEZ (El arzobispo


III. 522, 529. tiago).- 1. 587, 588.
VALENCIA DE ALCÁNTARA . - U . VENEZUELA . - 1. 143 ,
14 , 148 , 151 , 159. 409 , 438, 443 , 465,
VALENCIA Del Rey (América). 5 , 461 , 464,468,469,
I. 144 . 581. - 111. 32 , 49, 88,
VALENCIA DE LA TORRE . - 11 . 149, 163 , 184, 208,
36, 51 . 231 , 251 , 254, 291 ,
VALENZUELA ( D. Eloy).- 1 . 255 . 348 , 360, 368, 382 ,
III. 143 , 165 . 481 , 489, 508, 568,
VALIENTE ( D. Gregorio ).- 1. IV . 53 , 1157 221 .
160. Moxo, capitán gene
VALONIR (D. Juan ) . --- III. 276 , rino de...
278, 424 . VERACRUZ . - 111. 664 , 6
VALOR ( Vicente ).— IV. 452. VERGARA (D. Juan Lu
VALVERDE (de Extremadura). 11. 479.
11. 209 . Verín . - 1 . 582 , 594.
VALVERDE DE LEGANÉS —II. 110. Vernet (Horacio ), e
VALLADARES (El Marqués de). 1. 637
I. 532. - IV.426. Vernon ( El almiran
VALLADARES (El Sr.) – 1. 607 . 258.
VALLADARES (El Abad de ). - VERONA ( Congreso
U. 26 . 522 .
VALLADOLID . - 11. 262 . Viana , lugar. - 1. 19 ,
VALVERDE, pueblo.- 1. 69 . Víctor (El Mariscal).
VANEGAS (D. Vicente ).--111. 60. VICTORIA , ciudad de
VAN -HALEN (D. Antonio ).- 1. la . A.-I. 268.- III.
219. - 11. 149.-IV. 410 . VICTORINO (D. Francis
Van Halen (D. Juan). – 1. 596. 57 , 123 , 124, 126,
VARGAS Vesga (Joaquin ).- 1 . 145 .
403 . VIDOCK ( Mr.)- 11.482
VAUGIRAUD (Conde de), gober VIELCASTEL (El Conde
nador de la Martinica . - U . 409 .
493 . VIGO.- 1. 18, 20, 21 , 2
Vázquez (Benito).- 11 . 280. quista de esta p
Vázquez (Jenaro ).- 1. 287 . Chalot, jefe francés
Vázquez ( D. Fernando).- III. dió la plaza; 26,
334 . (Conde de), véase
Vázquez (D. Vicente ). — IV . 28 , 33 , 34 , 547 , 550,
538, 542, 543 572 , 617 : sobre la r
Vázquez FIGUEROA (D. José). - de ...- II . 3 , 11 , 12
III . 285 , 672 . 15 , 16 , 17 , 18, 19 , 2
Vázquez QUEVEDO (D. Juan ) . 24 , 27 , 28, 29, 32 : ci
11. 268, 286. y valerosa; 423 : sob
VÁZQUEZ SOMOZA (El General ). dición de..., 424 .
II . 8 . 468, 470, 472, 473,
VEGA (D. Manuel de la).- III. 476 , 507 , 516 , 525,
424 553 , 554, 555, 556,
VEGA ARMIJO (El Conde de la). VIGODET (El General
IV . 398, 400. par ).- IV. 344, 345 ,
VelDROF (D. Luis).- 1 . 543 .- VILLABRILLE (Dr. D.
IV. 469. pellán . - III. 334, 39
687 -

VILLACAMPA ( El marqués de). Vives (D. Francisco Dionisio ).


IV. 530. IV . 398 , 400.
VILLAFRANCA, lugar de Extre VIVIAN ( El coronel inglés).- 1 .
madura .-- 1. 39.- 11 . 44 , 50, 88 , 102. - 11 . 315 , 319, 335,
51 , 52 , 59, 60, 112 . 349.
VILLAGARCÍA . - 11 . 12. VIZCAYA . - II . 40, 327 .
VILLAGONZALO , lugar. - 11. 43 . Voltaire . - 11. 48.
VILLALBA ( El Alcalde de ).- 11. Waller (D. Julián).- 1. 204 .
105. WARLETA (D. Francisco ). — -I .
VILLALBA ( El general D. Ramón 178 , 195 , 198 , 214 , 219, 233 ,
de ).- 1. 117 , 499.-IV. 342 , 253 , 333. - 11. 449 , 468.-- III.
544 , 546. 6 , 34 , 103 , 105 , 143 , 151 , 152 ,
VILLALBA ( D. Antonio ). — 111 . 153 , 154 , 155 , 156, 157 , 160,
411 . JÓI , 171 , 176 , 178 , 187 , 300 ,
VILLANUEVA DEL DUQUE. – 1 . 53 . 404, 426, 481 , 500 , 662 .
II . 5 , 129 , 143 : sorpresa WARRINGTON (El capitán).- 11 .
de... 15, 20.
VILLANUEVA DE LA SERENA .- 1 . WelliNGTON (Lord , el general
57 , 609.-U. 10, 118, 150 , Duque de ).- 1.70, 74, 76, 78 ,
161 , 164 , 166, 220. 79 , 83 , 84 , 87 , 88 , 90, 92, 94 ,
VILLAPOLL ( D. Pedro ).- 1. 157 . 95, 96, 97 , 98 , 99 , 100 , 102 ,
II . 584 . 104 , 105 , 107 , 109 , 110.-II.
Villar ( El Abad de).- 1. 20. 99 , 103 , 105 , 172 , 173 , 223 ,
Villar Y URTUZANSTEGUI (doña 231 , 250, 252 , 254 , 255 , 256,
María Josefa del), esposa de 257 , 258, 259, 260, 263 , 264 ,
Morillo.--1 . 118 , 632 , 633 , 265 , 269 , 270, 275 , 277 , 281 ,
- IV. 574 .
634.. - 111 . 5.. - 288 , 291 , 292 , 294 , 297 , 300 ,
VILLAR DEL REY. - 11 . 154 . 301 , 302 , 304 , 305 , 309 , 310 ,
VillaVERDE (Sr. de) .- 1 . 607 . 314 , 315 , 316, 317 , 318 , 319 ,
VILLAVICENCIO y Puga ( D. Juan 320 , 321 , 323 , 324 , 325 , 327 ,
de ), marino retirado. -II . 22 , 328 , 329 , 330 , 331 , 333 , 335 ,
23 , 29, 30, 31 . 336 , 337 , 341 , 343 , 345 , 348 ,
Villavicencio , insurgente. 349 , 351 , 352 , 354 , 356, 357,
III. 226, 299. 359 , 360 , 361 , 362, 363 , 364 ,
VillaVICENCIO ( D. Manuel) 465 , 365 , 368 , 370 , 371 , 372 ,
ayudante de Morillo .-- 1. 159 , 373 , 377 , 378 , 382 , 383 , 390,
175 , 178 , 197 , 198 , 232 , 240, 391 , 400, 402 , 403 , 406, 407 ,
268.-- III. 103 , 177 , 187 , 403 , 410, 412 , 414 , 415 , 416 , 418,
525 , 502 , 639 . 419 .
Villaviciosa (Extremadura ) . WETTERMAN (La casa comer
u . 103 cial ). --- I11. 7.
Vinio , tratadista militar.- IV. WHITFIELD (Mr.) - 11. 575.
402 . Wilson (Sir Robert).-1 . 557 ,
VINUESA.-1. 499 564. - 111 . 665 , 669.. - IV. 422 ,
Viso ( El ) , lugar . - 11. 140, 177 , 423 , 479 , 518 , 557 .
179. WillvooD ( Mr.) - 111. 2 .
VITORIA . - 1.78 , 79 : batalla de ... WILKINSON , comisario general
80: id . - 11 . 5 , 256 : id ; 271 , del ejército inglés. - 11. 242 .
297 . Wimphen (El General inglés
Viva (El brigadier D. Francis D. Luis). --1. 90, 96 , 97 , 117 .
co Dionisio ).-11 . 251 . 11. 245 , 254 , 263 , 270 , 277 ,
Vivas ( D. Juan ).- 11. 389. 309, 315 , 316, 324 , 326, 327 ,
688

328, 331 , 436, 354, 356, 366, Véase Ibarrola y G


372, 391, 410 . IV. 560.
WOODFOR (Sir R.), gobernador ZAMBRANO ( D. Ramón ) .
de la isla de la Trinidad. - ZAMORA (D. Martín ) .
11.492. - I11. 663.-IV. 161. ZAPINO ( El General D.
Véase Trinidad (Goberna no ).--IV . 401.
dor de la isla de la ). ZARAGOZA (América ) .
Wright (El ingeniero inglés ). ZARAZA ( El cabecilla ) .
II . 242 , 243 . 263 , 265 , 312, 344.
YARZA (D. José Joaq. de).- III. 337 , 340, 392, 458,
650. IV. 245, 258.
YAYA. A.-- 11 . 485 . ZARCO DEL VALLE ( EI
YELVES. - 1. 15 , 16, 17. D. Antonio R . ) — I.
Yocore, lugar. A. – 11 . 485, 586 , 592.-IV. 569.
488. ZARZA DE PLASENCIA .
ZAFRA ( La villa de). - 1. 41. ZARZAS El pueblo de).
11. 43 , 44 , 45 , 46, 47 , 48, 65 , II . 35 , 42 , 43 .
68 , 85 , 91 , 94 , 95, 96 , 97 , 105 , ZAYAS (El General D.
217 , 225. I. 522.--IV. 398.
ZALAMEA . - 1. 41 , 48, 69.-U. ZIPAGUIRA. - I. 192.
73 , 75 , 95 , 110, 111 , 115 , 141 , ZORITA . - 11 . 192, 193,
209. ZOROAUREN . - 11 . 288 .
ZAMBO DE AYApel, negro in Zuazo (El General D. F
surgente . - 11. 585 . IV . 401 .
ZAMBRANO (El Marqués de). ZUBIRI. - II . 384.
ENEZUELA Y

105
Istiqua

GG wataloops
Mariqal
ant.
1. Dominica
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To
688

328, 331 , 436, 354, 356, 366, Véase Ibarrola y G


372 , 391 , 410. IV. 560.
WOODFOR (Sir R.), gobernador ZAMBRANO (D. Ramón ).
de la isla de la Trinidad. ZAMORA ( D. Martin ) .
11.492.-- 111, 663.-IV. 161. ZAPINO (El General D.
Véase Trinidad (Goberna no ).-- IV . 401.
dor de la isla de la). ZARAGOZA (América ) .
Wright (El ingeniero inglés). ZARAZA (El cabecilla).
II . 242 , 243. 263 , 265 , 312, 344.
YARZA (D. José Joaq. de).- III. 337 , 340, 392 , 458, 4
650. IV. 245 , 258.
YAYA. A.-- II . 485 . ZARCO DEL VALLE (EI
YELVES.- 1. 15 , 16 , 17. D. Antonio R .) - 1.5
Yocore, lugar. A. - 11. 485 , 586, 592.-IV. 569.
488. ZARZA DE PLASENCIA .
ZAFRA ( La villa de). - 1. 41. ZARZAS (El pueblo de).
11. 43 , 44 , 45 , 46, 47 , 48, 65 , II . 35 , 42, 43 .
68 , 85 , 91 , 94 , 95 , 96 , 97 , 105 , ZAYAS (El General D.
217 , 225 . 1. 522.--IV. 398.
ZALAMEA. — 1 , 41 , 48 , 69. - 11 . ZIPAGUIRA . - I. 192.
73 , 75 , 95 , 110, 111 , 115 , 141 , ZORITA . - 11. 192, 193, 2
209. ZOROAUREN . - 11. 288 .
ZAMBO DE AYApel, negro in Zuazo (El General D. A
surgente . - 11. 585 . iv. 401 .
ZAMBRANO (El Marqués de).- ZUBIRÍ.- 11 . 384.
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