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Módulo 4: EMERGENCIAS Y PRIMEROS AUXILIOS GINECOLÓGICOS Y OBSTÉTRICOS

INTRODUCCIÓN

Las entregas anteriores de este curso en primeros auxilios han servido para sentar las bases de
los métodos de procedimiento, cuando se presentan los casos más comunes de emergencias
que comprometan la vida de una persona que esté cerca de nosotros. Una de las premisas
necesarias para la atención de emergencias de cualquier tipo es conservar la calma, ponerse a
salvo y poner a salvo a la víctima. Después de evaluar la situación, la persona entrenada en
primeros auxilios deberá proceder a intervenir de la forma en que considere necesaria,
mientras llegan los servicios profesionales de atención médica.

Existen determinadas condiciones para las que las personas deben estar preparadas, debido a
sus posibles emergencias típicas. Así como un diabético insulinodependiente está en riesgo de
sufrir ataques de hipoglicemia o una persona alérgica puede sufrir un choque anafiláctico,
existen emergencias propias de la mujer embarazada, y el auxiliador debe tener el
conocimiento suficiente para atender estas emergencias, particularmente si una persona en su
grupo familiar o de trabajo, está en embarazo.

La salud femenina presenta problemas y preocupaciones particulares y la situación se hace aún


más delicada cuando ella está en el complejo y bonito proceso de dar vida a un nuevo ser
humano.

SALUD FEMENINA

La ginecología es el área de la medicina encargada de estudiar todo aquello relacionado a la


anatomía, las enfermedades y los procesos biológicos del aparato reproductor femenino.
Tanto las niñas como las mujeres en edad reproductiva, y aquellas que ya han pasado por el
período de la menopausia, presentan entre sí diferencias de tipo hormonal y fisiológico que
hacen que para ellas sea necesario consultar frecuentemente al ginecólogo a lo largo de toda
su vida. Como los ciclos reproductivos femeninos afectan todo el organismo de la mujer, es
necesario estar llevando a cabo controles periódicos para determinar el estado de salud de la
mujer y de su sistema reproductivo.

La obstetricia es otra especialidad de la medicina, que se encarga particularmente de controlar


los complejos procesos de gestación, parto y puerperio (que es el período posterior al parto y
en el cual el organismo de la mujer usualmente regresa al estado previo al embarazo).

Una mujer embarazada es una persona particularmente delicada, y del cuidado de su


embarazo dependerá en gran medida la salud de su hijo por nacer. Las caídas y los traumas
son particularmente peligrosos durante el embarazo, así como también se hace necesario
controlar enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, además de adoptar
hábitos sanos, con el fin de que el cuerpo de la madre esté en óptimas condiciones para dar
vida a la criatura por nacer.
Toda persona que esté en contacto constante con una mujer embarazada — y esto la incluye a
ella — debe tener en cuenta cierta información y estar preparada para responder ante
posibles eventualidades que pongan en peligro su vida o la de su bebé.

LA PREVENCIÓN EN LA SALUD FEMENINA

Como la salud femenina es tan compleja, los programas de prevención y los exámenes de
rutina son necesarios para descartar enfermedades propias de esta población. Afectaciones
tan graves a la salud como el cáncer de cuello uterino o el cáncer de mama, se pueden
prevenir o tratar más fácilmente si se detectan a tiempo, y para ello es necesario acudir
habitualmente a controles preventivos con los profesionales de la salud femenina.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la muerte de las madres en el proceso de


parto sigue siendo una condición dominante en lugares apartados del mundo en desarrollo y
las hemorragias vaginales posparto son la principal causante de estas muertes. Atender a
controles regulares durante el embarazo y seguir las indicaciones del médico, así como
prepararse haciendo uso de cursos para padres es una buena manera de afrontar el parto y las
horas posteriores al mismo, de forma segura. También durante el período del embarazo es una
buena idea seguir ciertas recomendaciones preventivas, entre las cuales se destacan las
siguientes:

• La mujer que desee quedar en embarazo debe visitar a su ginecólogo antes del embarazo
para comprobar que su estado de salud sea el adecuado, y para que en caso de que exista
alguna alteración, pueda corregirse antes del embarazo. Esto le permitirá aclarar dudas,
realizar algunas pruebas de laboratorio, si fuese necesario, y recibir suplementos vitamínicos o
recomendaciones nutricionales para tener en cuenta durante el embarazo.

• Algunas enfermedades pueden afectar el resultado del embarazo. Estas enfermedades


incluyen la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la presencia actual o en el pasado de
enfermedades de transmisión sexual, el tabaquismo o el consumo de alcohol, los déficits
nutricionales, entre otras. Todas ellas deben ser controladas de manera especial durante el
embarazo y es un deber de la mujer embarazada informar sobre estas condiciones a su médico
tratante.

• Es una buena idea que la mujer embarazada informe a su ginecólogo acerca de los
medicamentos que consume, especialmente los que compra sin receta médica, y aquellos que
usa de forma continuada o crónica. En el embarazo, puede ser necesario un reajuste de dosis o
la interrupción del tratamiento.

• Si se usan métodos anticonceptivos como el dispositivo intrauterino es recomendable


consultar al médico cuál debe ser el procedimiento para intentar un embarazo efectivo.

• Si la mujer presenta obesidad no estaría de más que intentase adelgazar antes de la


gestación.

• El ejercicio periódico es recomendable antes y durante el embarazo, pero es necesario


consultar a los profesionales de la salud antes de emprender cualquier rutina, por simple que
parezca.
• Si existen trastornos genéticos familiares, o si la futura gestante supera los 35 años, o el
futuro padre supera los 60 años, se deben valorar la posibilidad de algún estudio genético.

• Durante el embarazo es necesario evitar que la gestante consuma cafeína, alcohol, nicotina o
drogas ilícitas que pueden perjudicar el resultado del mismo.

• Durante el embarazo, la gestante debe mantener una dieta equilibrada, variada, sin
polarizarse en determinados alimentos y con la cantidad de calorías necesarias. No más, ni
menos.

• Es aconsejable buscar y practicar alguna técnica de relajación y de control del estrés.

SANGRADO VAGINAL POR FUERA DEL EMBARAZO

El sangrado vaginal es una condición que puede afectar a un alto porcentaje de las mujeres en
edad reproductiva y puede atender a múltiples causas como:

• Infecciones de transmisión sexual.

• Abortos.

• Presencia de tumores o masas en el útero o el canal vaginal.

• Problemas circulatorios.

• Cáncer.

• Lesiones en la abertura vaginal causadas por relaciones sexuales, infecciones, pólipos o


ulceraciones.

• Uso de dispositivo intrauterino como método anticonceptivo.

• Resequedad vaginal debida a la falta de estrógenos posterior a la menopausia.

• Estrés.

• Problemas de tiroides.

• Uso de medicamentos anticoagulantes.

El sangrado vaginal, a menudo puede confundirse con sangrado rectal o sangrado proveniente
de la uretra y presente en la orina. Por eso, el médico o la persona encargada de examinar a
una mujer por sangrado vaginal debe cerciorarse de que dicho sangrado provenga
efectivamente de la vagina, antes de explorar las posibles causas.

Al sangrado anormal, por fuera del período menstrual, se le llama metrorragia y puede
deberse a alguna de las causas mencionadas con anterioridad, o a algunas otras ya que, como
dijimos, muchas son las condiciones que pueden ocasionar un sangrado vaginal por fuera del
período de menstruación.
Este tipo de sangrados deben ser tratados por un médico, para encontrar su causa y ser
detenidos. Sin embargo, si se llega a presentar algún sangrado vaginal profuso sin explicación
aparente, se deben seguir los mismos pasos utilizados en la atención de hemorragias:

1. Tratar de calmar a la paciente.

2. Ubicarla en una posición en la cual la gravedad no favorezca el sangrado, es decir, acostada


y preferiblemente con las piernas ligeramente levantadas.

3. Hacer presión sobre la vagina con compresas o toallas limpias para detener la hemorragia.

4. No cambiar las compresas si se han empapado completamente en sangre.

5. Solicitar ayuda a los servicios profesionales de urgencias.

6. Acompañar a la mujer hasta que sea recogida por una ambulancia o hasta que sea
trasladada a un centro hospitalario y brindar al médico o paramédico toda la información que
haya sido recopilada.

MANEJO DEL EMBARAZO

El embarazo es un período de manejo delicado, no solamente porque es necesario proteger la


vida del bebé en formación, sino también por la fragilidad de la vida y la salud de una madre
que — en cualquier momento — puede verse envuelta en una eventual emergencia.

Existen varios síntomas a los cuales es necesario hacer caso cuando se presenten, acudiendo a
la ayuda de un médico en cuanto aparezcan. La mayoría de las mujeres tienen embarazos
normales, sin complicaciones. Sin embargo, si en su familia, su grupo de amigos o su lugar de
trabajo usted tiene un contacto cercano con una mujer embarazada, es una buena idea estar
preparado para identificar los signos de alarma.

Aunque existen riesgos para todos los embarazos, hay casos especiales en los cuales los riesgos
pueden ser superiores, como en el caso de las mujeres primerizas mayores, las que han
recibido tratamientos hormonales, los embarazos múltiples (mellizos, trillizos, etcétera), entre
otros casos.

Si la mujer embarazada presenta alguno de los síntomas descritos en la Tabla 1, puede ser
necesario que acuda a sus médicos y busque ayuda para determinar qué es lo que los puede
estar ocasionando y cómo habrá de procederse para lograr que el embarazo se lleve a cabo de
manera exitosa y segura para la madre y el bebé.

En todo caso, si se presenta alguno de estos síntomas:

1. Trate de calmar a la mujer si se siente nerviosa ante la situación.

2. Pídale que abandone las actividades que esté realizando y que descanse en una posición
cómoda.

3. Póngase en contacto con el médico de cabecera de la afectada y explíquele la situación.


4. Si es necesario o si el médico no está disponible, solicite ayuda a los números de atención de
emergencias.

PARTO DE EMERGENCIA

El parto es el momento cumbre, en el que los meses de esfuerzos y cuidados durante el


embarazo llegan a feliz término, con el nacimiento del bebé.

Aunque lo ideal es llevar a cabo el proceso del parto en un centro asistencial, contando con la
ayuda del personal médico indicado y en un momento de la gestación en la que el cuerpo del
hijo ya esté maduro, siempre existe la posibilidad de tener que atender un parto de urgencia.

El parto de urgencia es aquel que se produce en condiciones no previstas, precipitando el


nacimiento en un lugar distinto a un centro médico. La calidad del resultado final en un parto
de urgencia, dependerá directamente de las condiciones en las que se lleve a cabo y de la
pericia con que actúe quien ayuda a la mujer parturienta en su labor. Es indispensable,
además, recordar que no está en juego solamente la vida de la madre, sino también la del niño
por nacer, así que al atender un parto de urgencia la responsabilidad es aún más grande que
en otras emergencias o accidentes.

El proceso del parto tiene tres fases básicas bien diferenciadas:

1. Fase de dilatación.

2. Fase de expulsión.

3. Fase de alumbramiento.
Durante la fase de dilatación se presenta la expulsión del tapón mucoso y empieza la dilatación
del canal del parto. Casi siempre se produce también la ruptura de la bolsa amniótica y se
presentan las primeras contracciones uterinas. Es recomendable acomodar a la mujer que ha
empezado su trabajo de parto acostada sobre su costado izquierdo para favorecer la llegada
de sangre al útero.

En la fase de expulsión, la dilatación del canal del parto llega a su punto máximo, se avista la
cabeza del neonato y es expulsado. En esta fase la mujer empieza a sentir la necesidad de
empujar para ayudar en la salida del bebé. En esta fase no se debe desplazar a la mujer, sino
colaborarle para acelerar el proceso del nacimiento. Para ello se debe tener en cuenta:

• Procurar tener un entorno lo más limpio y cómodo posible para la mujer, donde pueda
sentarse o recostarse semi-sentada y en una posición cómoda para pujar.

• Cuando aparezca la cabeza del bebé, se debe sujetar con una mano y hacer presión con la
otra en el área del periné para evitar desgarros.

• Una vez afuera la cabeza del niño, es necesario tomar de ella con ambas manos y ayudarla a
descender suavemente para liberar primero un hombro, luego el otro.

• Cuando ha salido el resto del cuerpo se sostiene al neonato por la cabeza y las nalgas, para
evitar que se resbale y se caiga.

• Es una buena idea colocar al neonato sobre el abdomen de la madre, comenzar a secarlo y
limpiar sus fosas nasales y su boca.

• Si el neonato presenta una frecuencia cardíaca menor a 60 pulsaciones por minutos, es


necesario hacer un proceso de reanimación.

• El corte del cordón umbilical se hace utilizando dos pinzas o dos nudos para impedir el paso
de la sangre. La primera pinza debe ponerse a unos ocho centímetros del cuerpo del bebé y la
segunda, aproximadamente, a unos cuatro centímetros de la primera. El cordón se corta con
unas tijeras bien afiladas (preferiblemente quirúrgicas) y debe comprobarse que ninguno de
los dos extremos sangren.

• Si el bebé llora y sus signos vitales lucen normales, se le arropa y se le deja sobre la madre
esperando la etapa de alumbramiento.

Durante la etapa de alumbramiento la madre expulsa la placenta. Esta expulsión se puede dar
hasta 30 minutos después del parto.

• Para ayudar a la expulsión de la placenta es una buena idea masajear el vientre de la madre.

• Una vez expulsada la placenta es necesario guardarla para que sea evaluada por un médico.

• Por ningún motivo se debe tirar del cordón para sacar la placenta ya que ello puede provocar
una hemorragia masiva en la madre, que puede ser letal.
• Cuando ha concluido el trabajo de parto y alumbramiento, de ser posible, es una buena idea
trasladar la madre, el bebé y la placenta a un centro asistencial para que sean evaluados por
un médico.

SANGRADO POSPARTO

El sangrado posparto es una de las posibles complicaciones derivadas de un parto de


emergencia. Los sangrados profusos vaginales pueden ser letales y son una complicación que
pone en riesgo la vida de la madre. Se puede hablar de un sangrado posparto si se presenta en
el transcurso de las 24 horas posteriores al parto. La hemorragia posparto es la principal causa
de mortalidad materna ya que, aunque su incidencia en los países desarrollados es muy baja,
cobra la vida de miles de mujeres alrededor del mundo en lugares en los que la presencia de
médicos capacitados para la atención de un parto es escasa.

Sin una atención médica adecuada, una mujer que ha empezado a presentar una hemorragia
posparto podría morir en el lapso de unas dos horas. Las principales causantes de la
hemorragia posparto son:

• La atonía uterina, o la incapacidad del útero de contraerse apropiadamente después del


parto.

• La imposibilidad en la expulsión de la placenta.

• La extracción forzada de la placenta.

• Un trauma en el tracto genital (derivado, por ejemplo, del uso de fórceps).

• Trastornos de coagulación.

Las mujeres que tienen un mayor riesgo de experimentar una hemorragia posparto son
aquellas que:

• Han sufrido hemorragias posparto en embarazos previos.

• Están desarrollando un embarazo múltiple.

• Han llevado a buen término cinco o más embarazos.

• Han dado a luz un bebé de gran tamaño.

• Han sido sometidas a la inducción del parto, particularmente con medicamentos como la
pitocina.

Cuando el parto de la mujer es atendido en un centro hospitalario, es una práctica común que
le sea administrado un medicamento que devuelva el tono al útero, como oxitocina o
misoprostol. Tratar de amamantar al bebé tan pronto sea posible ayuda a producir oxitocina,
lo cual ayudará en el proceso de contracción del útero hacia su tamaño y tono normal. Si usted
se ve en la necesidad de socorrer a una mujer que es víctima de un profuso sangrado vaginal
posparto debe:
1. Ponerse a sí mismo y a la mujer a salvo.

2. Llamar al número de emergencias o pedir a alguien que solicite ayuda telefónica.

3. Si es necesario dejar a la mujer sola por un momento, explíquele que va a llamar al número
de emergencias y trate de

tranquilizarla.

4. Utilice compresas o algún tipo de trapo limpio para detener o retrasar la hemorragia.

5. Si una de esas compresas se ve empapada de sangre recuerde no cambiarla por otra, sino
ubicar una nueva compresa seca y limpia sobre la que ya ha sido utilizada.

6. Si no le es posible pedir ayuda al servicio de urgencias para que envíen una ambulancia o un
médico, diríjase tan pronto le sea posible a un centro hospitalario cercano.

CONCLUSIÓN

Al igual que en todos los demás casos de urgencias, los primeros auxilios prestados a una
mujer embarazada o en trabajo de parto deben ser la antesala a la atención médica
profesional. Lo más importante es mantener la calma, actuar a tiempo y con decisión, brindar
apoyo y compañía a la mujer, y solicitar oportunamente la intervención de los profesionales de
la salud, encargados de atender este tipo de emergencias.

REFERENCIAS

1. Varios Autores. First Aid for the Obstetrics and Ginecology Clerckship. New York; The
McGraw Hill Companies: 2011.

2. Organización Mundial de la Salud. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2011. New York; OMS:
2011.

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