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Voces: HERENCIA - HEREDERO - SUCESIÓNES

Partes: Sánchez, Enrique Dante c. Tassi, Felipe Romeo Vicente y otros | nulidad de escritura.

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil

Sala/Juzgado: H

Fecha B.O.: 30-oct-2003

Cita: MJ-JU-E-6440-AR | EDJ6440

Producto: MJ

Sumario: 1 - Si bien la aceptación de la herencia efectuada por el heredero en los términos del art.
3363 del cód. civil no implica que el heredero no pueda renunciar a la herencia, ello es así siempre y
cuando el derecho a renunciar lo ejerza dentro de los treinta días de efectuado el inventario al que alude
la norma. 2 - El beneficiario es quien goza de la presunción que la ley establece a su favor del carácter
de su aceptación, de modo tal que sin desvirtuar la misma puede pedir el inventario por sí solo, pero
tiene la obligación de inventariar, en cambio, si expresamente manifiesta que se acoge al beneficio de
inventario al aceptar. 3 - En el caso, aunque la heredera no fue intimada por un tercer interesado a
confeccionar el inventario, lo cierto es que tampoco lo hizo por propia determinación, razón por la cual
no puede renunciar a la herencia una vez que la misma fue aceptada y que se procedió a la venta del
inmueble cuyo veinticinco por ciento integraba el acervo hereditario; máxime que la heredera no
procedió a la facción del inventario no obstante haber aceptado expresamente la herencia bajo beneficio
de inventario, razón por la cual, la aceptación es irrevocable y no resulta viable la renuncia a la
herencia. 4 - La aceptación expresa del beneficio de inventario no puede sino ir acompañada de la
realización del inventario y de la adecuación de todo el ulterior proceder del heredero a las normas
generales que a partir de su facción se establece en el Código. Si el heredero ha expresado que acepta la
herencia con beneficio de inventario, dicha aceptación es irrevocable y ya no podrá renunciarse a la
herencia, más aún cuando el heredero no confeccionó el inventario en los plazos legales. 5 - La
renuncia a la herencia efectuada en su debida oportunidad resuelve la vocación hereditaria, mientras
que la renuncia a los derechos adquiridos por la aceptación de la herencia opera a modo de abdicación
de los derechos que hace el titular de la vocación que consolidó esta mediante la aceptación. Pero la
fundamental diferencia es que la abdicación resulta inoponible a los terceros, para quienes la aceptación
es irrevocable; es decir, opera respecto de las relaciones internas que la aceptación de la herencia crea
entre coherederos, pero no trasciende a las relaciones externas que se vinculan con los terceros, entre
ellos, los acreedores del causante. 6 - Habiendo perdido la heredera el derecho a renunciar a la
herencia, consolidándose en ella aceptación como heredera beneficiaria, sólo cabría la figura del
abandono de la herencia, en virtud del cual el heredero beneficiario abandona todos los bienes de la
sucesión a los acreedores. Pero este abandono no importa una renuncia a la sucesión, ya que ese sólo lo
es respecto de la administración de la herencia y actos de disposición y gestión que en tal calidad a él le
correspondía efectuar (del dictamen del FISCAL ANTE LA CáMARA). M.M.F.L.
DICTAMEN DEL FISCAL ANTE LA CáMARA. I. Vienen estos autos a conocimiento de este
Ministerio Público Fiscal con motivo de la vista conferida por V.E. a fs. 582 vta.

II. La parte actora promueve el presente proceso, con el fin de declarar la nulidad de la compraventa
instrumentada en las escrituras públicas Nº 914 y 549, pasadas por ante los escribanos Fernando
Martínez Pita y José Carlos Galvalisi, respectivamente (v. fs. 18/25).

A f. 477/484 obra la sentencia de la a quo por la que hace lugar a la acción. Resolución que se
encuentra apelada por los codemandados Galvalisi (fs. 485) y Lorusso (fs. 486). A fs. 496 se denuncia
el fallecimiento del codemandado Martínez Pita.

Según constancias de la causa Martínez Pita, Fernando s/sucesión ab intestato (Nº 11.372/ 02, tramitada
en el Juzgado Nº 32 de este Fuero), que tengo a la vista, se dictó declaratoria de herederos, en la que se
dispuso que por fallecimiento de su padre, lo sucede como heredera su hija María Fernanda Martínez
Pita (fs. 35 de la citada causa). En virtud de ello, la sentenciante en estos autos sobre nulidad de
escritura, dispuso su citación (fs. 535) a los efectos de tomar la intervención que le corresponde.

A fs. 538 se presenta María Fernanda Martínez Pita y expresa que renunció a la herencia de su padre
según constancias que acompaña en fotocopia a fs. 536, el codemandado Fernando Martínez Pita, por
lo que solicita ser desvinculada del presente proceso.

Frente a esta pretensión se opone la parte actora (fs. 544/545).

A fs. 548/549 vta. la magistrada de grado desestima la pretensión de la presentante Martínez Pita.
Decisión que agravia a la misma, por los fundamentos que expone a fs. 557/558 vta.

III.En lo que a este Ministerio Público compete, podemos decir que la renuncia de la herencia es el acto
jurídico en cuya virtud el heredero se desentiende de las responsabilidades y derechos emergentes de la
transmisión por causa de muerte (conf. Curso de Derecho Civil - Sucesiones, Lafaille, H., compilado
por Argüello-Frutos, Bs. As. 1932, t. I, págs. 139 y 198). También que consiste en una declaración
expresa de voluntad en la cual el heredero llamado a la herencia manifiesta en la forma dispuesta por la
ley, no querer asumir los derechos y obligaciones hereditarias (conf. Perez Lasala - Llambías, J. J. -
Méndez Costa, M. J., Código Civil Anotado, Bs. As., Abeledo-Perrot, 1988, V-A-148). Es decir, es el
abandono absoluto y completo de los bienes que le habrían podido corresponder al renunciante, el cual
deja de ser heredero, como si nunca hubiera existido (conf. Fornieles, S., Tratado de las Sucesiones, 4a
ed., Bs. As., 1958, t. I, págs. 102 y 157).

No pueden existir renuncias parciales, ni condicionales, ni a término, porque ello implicaría mantener
subsistente algún derecho en la sucesión, a la que el renunciante se torna totalmente ajeno (v. Fornieles,
ob. cit., p. y pág. cit.), y las personas a quienes pasa la porción del renunciante por acrecimiento o
devolución, no la reciben de éste, sino directamente del autor de la sucesión (v. Fornieles, S., ob. cit. I,
págs. 156 y 101).

La renuncia de la herencia no se presume. Debe ser expresa, ya que se altera sustancialmente la


posición del llamado a la misma y le hace perder definitivamente sus derechos. Su interpretación debe
ser restrictiva (conf. Borda, Tratado-Sucesiones, Perrot, 4a ed., Bs. As., 1994, t., págs. 197 y 261).
Debe realizarse por instrumento público para que sea válida con relación a legatarios y acreedores (art.
3345, cód. civil), y en instrumento privado para que tenga eficacia entre los coherederos (art. 3346 del
mismo código, C Civ. 2a, JA, 73-304, cit.por Llambías, J. J. - Méndez Costa, M. J., t. V-A, pág. 151;
Borda, op. cit., págs. 213 y 262 bis).

Luego de esta breve aproximación sobre la renuncia a la herencia, resulta a mi juicio considerar el paso
anterior a dicho acto: la aceptación que hiciera de la misma la heredera.

La doctrina ha definido la aceptación como el acto por el cual el titular de la vocación hereditaria
exterioriza su voluntad de adquirir la herencia (conf. Zannoni E., Derecho de las Sucesiones, 4a ed., Bs.
As. Astrea, 1997, t. I, pág. 282, Nº 235).

Es un acto por virtud del cual, la persona llamada por la ley, o la voluntad del causante, asume los
derechos y obligaciones inherentes a ella (conf. Borda, G., Tratado - Sucesiones,7a ed., Bs. As., 1995,
Perrot, t. I, pág. 142, Nº 185).

Dicho acto puede ser efectuado en forma expresa o tácita, según lo prevé el art. 3319 del cód. civil,
tratándose de un acto esencialmente voluntario, de conformidad con el principio general que a nadie
puede imponérsele el carácter de heredero, salvo lo dispuesto en el art. 3331 en el caso de aceptación
forzoza, que refiere a una forma de adquisición, con los mismos efectos que la aceptación pura y simple
(confr. Llambías, J. J. - Méndez Costa, J., t. V-A-120, coment. art. 3319; Borda, ob. cit., pág. 208).La
aceptación expresa, supone que el titular de la vocación, ha manifestado una intención cierta de asumir
la calidad de heredero, manifestando por escrito dicha voluntad; ya sea en instrumento público o
privado, judicial o extrajudicial. La promoción del juicio sucesorio, es la manera más frecuente de
exteriorización que efectúa el titular de la vocación, acreditando su llamamiento y pidiendo al juez que
se dicte declaratoria a su favor o se aprueba un testamento (conf. Zannoni, ob. cit., pág.282, Nº 235).

Por su parte, habrá aceptación tácita, cuando, el heredero ejecuta un acto jurídico que no podía ejecutar
legalmente sino como propietario de la herencia, y en ocasiones, de hechos que la ley presume que al
realizarlos el titular de la vocación hereditaria sabía o debía saber que actuaba como heredero (conf.
Zannoni, ob. cit., pág. 283, Nº 235).

Hay, por otra parte, dos tipos de aceptación. La primera de ellas es la aceptación pura y simple; y la
segunda lo es con beneficio de inventario. La primera está prevista en el art. 3341 del cód. civil, e
importa la renuncia irrevocable a la facultad de repudiar la herencia o aceptarla con beneficio de
inventario. Su efecto remonta al día de la apertura de la sucesión. Asimismo, causa definitivamente la
confusión de la herencia con el patrimonio del heredero (art. 3342).

Por su parte, el art. 3363 del cód. civil, preveía que la aceptación de herencia bajo beneficio de
inventario no se presumía, debiendo ser expresa, teniendo que declararlo ante el juez del sucesorio
dentro de los díez días, quien así intentaba legitimarse.

A su vez, el art. 3366 del mismo código fondal, disponía que el heredero tenía tres meses desde la
apertura del sucesorio para realizar el inventario, y treinta días para deliberar sobre la aceptación o
repudiación de la herencia. Con la reforma de la ley 17.711, se modificó el sistema del Código Civil, en
cuanto a la aceptación ya que allí se dispuso que toda aceptación de herencia se presume efectuada bajo
beneficio de inventario, cualquiera sea el tiempo en que se haga (art. 3363), y el heredero perderá el
beneficio si no hiciese el inventario dentro del plazo de tres meses contados desde que hubiese sido
judicialmente intimado por parte interesada. Luego de hecho el inventario, el heredero gozará de un
plazo de treinta días para renunciar a la herencia, vencido el cual se lo considerará aceptante
beneficiario (art.3366).

Enseña Méndez Costa respecto de las nuevas normas, que la ley establece dos presunciones juris
tamtum; la de aceptación beneficiaria y la de su consolidación, o no alteración, por el silencio del
heredero después de haber inventariado en tiempo (.).
Tratándose de presunciones juris tamtum, el sucesible puede desplazarlas: la de aceptación beneficiaria,
aceptando expresamente en forma pura y simple; la de la consolidación de la aceptación beneficiaria,
renunciando a la herencia o renunciando al beneficio.

Dicha autora considera que sin embargo la procedencia de la renuncia, luego de haberse aceptado con
beneficio de inventario, es menos evidente en tres casos que no encuadran en el analizado (.) y entre
ellos, es aquél en el cual no ha existido intimación a inventariar y no se ha realizado el mismo,
rechazando la posibilidad de renunciar en razón que la única referencia a renuncia posterior a
aceptación se encuentra en el art. 3366, que evidentemente la vincula al inventario realizado (v. su
meduloso estudio Revocabilidad de la aceptación beneficiaria de herencia, LL, 1248-1294).

IV. En la especie, primeramente, consta que fue la propia quejosa quien inició el sucesorio (v. fs. 12/13
de la sucesión de su padre, con fecha 7 de marzo de 2002). Asimismo, consta a fs. 35 del referido
sucesorio la declaratoria de herederos a su favor (de fecha 11 de junio de 2002). Posteriormente, la
misma apelante manifiesta asumir las deudas que pudiera haber con referencia al inmueble integrante
del acervo sucesorio (fs. 54/54 vta.); y a fs. 51/52, al pedir autorización judicial para la venta del bien
relicto, ratifica expresamente su aceptación beneficiaria (v. puntos I y CII). Posteriormente, a fs. 99/101
consta su aceptación como depositaria de las sumas producto de la mencionada venta.Por otra parte, en
el sucesorio de referencia, no consta que se haya realizado el inventario de los bienes, no solam ente
porque la heredera no fue intimada a ello, sino porque tampoco lo hizo en forma espontánea; por
consiguiente, entiendo, tampoco concretó la renuncia dentro del término de treinta días, por lo que ha
perdido la facultad de renunciar a la herencia.

En consecuencia, de todo lo actuado en la especie, y como señala la a quo, la quejosa ha perdido el


derecho a la renuncia, consolidándose en ella la aceptación como heredera beneficiaria. Por ello, sólo
cabría la figura del abandono de la herencia, en virtud del cual el heredero beneficiario abandona todos
los bienes de la sucesión a los acreedores. Pero este abandono no importa una renuncia a la sucesión, ya
que ese solo lo es respecto de la administración de la herencia y actos de disposición y gestión que en
tal calidad a él le correspondía efectuar (v. Goyena Copello, Tratado del derecho de sucesión, t. III,
pág. 195 y sigs.). Todo ello, en los términos del art. 3379 del cód. civil).

En consecuencia, por las precedentes consideraciones, solicito a V. E. tenga a bien por expedida la
vista conferida a fs. 282 vta. Agosto 26 de 2003. Carlos Raúl Sanz.

Buenos Aires, 30 de octubre de 2003. Autos y Vistos: Para resolver el recurso de apelación interpuesto
a fs. 550 contra el decisorio de fojas 548/9.

Del examen de los autos sucesorios caratulados: Martínez Pita, Fernando s/sucesión, que tienen a la
vista surge que la heredera María F. Martínez Pita aceptó la herencia puesto que realizó una serie de
actos que así lo denotan entre los que se pueden mencionar el inicio del proceso sucesorio, la
inscripción de la declaratoria de herederos, la petición tendiente a la venta del inmueble cuyo 25%
indiviso integraba el acervo hereditario.En dicho contexto es dable señalar que si bien la aceptación de
la herencia, no es, en principio irrevocable sobre todo después de la presunción beneficiaria prevista en
el art. 3363, no es la renuncia del derecho a renunciar.

Como toda aceptación se considera efectuada bajo beneficio de inventario, el destino de aquélla ha
quedado ligado a la regulación de esta última institución. En ella el heredero beneficiario luego de
hecho de inventario goza de un plazo de 30 días para repudiar la herencia (art. 3366, párr. 2º). De ahí el
carácter eminentemente revocable de la aceptación (cfr. Pérez Lasala, Derecho de las Sucesiones, pág.
405).
De lo expuesto precedentemente surge que lo dispuesto por el art. 3341 del cód. civil debe interpretarse
armónicamente con lo normado en el art. 3366, párr. 2º, que establece: luego de hecho el inventario, el
heredero gozará de un plazo de 30 días para renunciar a la herencia, vencido el cual se lo considera
aceptante beneficiario. En definitiva, si bien la aceptación de la herencia efectuada por el heredero en
los términos del art. 3363 no implica que el heredero no pueda renunciar a la herencia, ello es así
siempre y cuando el derecho a renunciar la ejerza dentro de los 30 días de efectuado el inventario al que
alude la norma.

El inventario al que se refiere la norma consiste en una descripción exacta de todos los bienes que
componen el acervo hereditario, con el objeto de individualizarlos y establecer su existencia al
momento de su fallecimiento.

A la fracción del inventario se llega por dos vías: a) por propia determinación del heredero aceptante
beneficiario, y b) por intimación hecha por un interesado.El heredero es quien goza de la presunción de
que la ley establece a su favor del carácter de su aceptación, de modo tal que sin desvirtuar la misma
puede pedir el inventario por sí solo, pero tiene la obligación de inventariar, en cambio, si
expresamente manifiesta que se acoge al beneficio de inventario al aceptar.

En el caso, es dable señalar que si bien la heredera no fue intimada por un tercer interesado a
confeccionar el inventario, lo cierto es que tampoco lo hizo por propia determinación, razón por la cual
no puede renunciar a la herencia una vez que la misma fue aceptada y que se procedió a la venta del
inmueble cuyo 25% integraba el acervo hereditario, máxime si se considera que la heredera no
procedió a la facción del inventario no obstante haber aceptado expresamente la herencia bajo beneficio
de inventario (ver fs. 51 vta. de los autos sucesorios), razón por la cual la aceptación es irrevocable y no
resulta viable la renuncia a la herencia

En consecuencia, la aceptación expresa del acogimiento al beneficio de inventario no puede sino ir


acompañada de la realización del inventario y de la adecuación de todo el ulterior proceder del
heredero a las normas generales que a partir de su facción se establece en el Código.

Si el heredero ha expresado que acepta la herencia con beneficio de inventario, dicha aceptación es
irrevocable y ya no podrá renunciarse a la herencia, más aún cuando el heredero no confeccionó el
inventario en los plazos legales (cfr. Borda, Tratado de Derecho Civil Argentino - Sucesiones, t. I, pág.
241).

¿Cómo debe interpretarse la renuncia puesta de manifiesto por la heredera en el proceso sucesorio? A
criterio del Tribunal cabe hacer una distinción entre la renuncia a la herencia y la renuncia a los
derechos adquiridos por la aceptación, puesto que sus efectos son totalmente diferentes.La renuncia a la
herencia efectuada en su debida oportunidad resuelve la vocación hereditaria, mientras que la renuncia
a los derechos adquiridos por la aceptación de la herencia opera a modo de abdicación de los derechos
que hace el titular de la vocación que consolidó esta mediante la aceptación.

Pero lo fundamental de la diferencia es que la abdicación resulta inoponible a los terceros, para quienes
la aceptación es irrevocable (art. 3341). En otras palabras la mentada renuncia, opera respecto de las
relaciones internas que la aceptación de la herencia crea entre coherederos, pero no trasciende a las
relaciones externas que se vinculan con los terceros, entre ellos los acreedores del causante.

En consecuencia, cabe concluir que la renuncia puesta de manifiesto en los autos sucesorios no tiene
los efectos jurídicos que pretende la recurrente, por lo que la heredera María Fernanda Martínez Pita
debe intervenir en el presente proceso en los términos del art. 43 del cód. procesal.

Por los fundamentos expuestos precedentemente y oído que fue el Sr. fiscal de Cámara, el Tribunal
Resuelve: Confirmar el decisorio de fs. 548/9. Las costas se imponen en el orden causado en atención a
la naturaleza de la cuestión planteada y la forma en que se resuelve. Regístrese. Devuélvase
encomendándose su notificación en la instancia de origen. Jorge A. Giardulli. Elsa H. Gatzke Reinoso
de Gauna. Claudio M. Kiper.

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