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CULTURA GUAYUPE

ORGANIZACIÓN POLITICO-SOCIAL
Los guayupes poseían un sistema centralizado comandado por un cacique, el
cual, gozaba de ciertas prebendas como puede apreciarse en el ritual de la muerte
y sucesión de un cacique, estableciendo alianzas mediante el consumo de las
cenizas del anterior, o del dominio económico que ejercía sobre la población y que
se manifestaba desde la planeación y ejecución comunitaria de sementeras, hasta
el control de las cosechas de las cuales disponía a su antojo. Además participaba
en las batallas , recibía parte de la dote que se pagaba por las futuras esposas y
presidía las ceremonias relacionadas con lo sobrenatural.
ORGANIZACIÓN ECONOMICA
Estuvo basada en la economía de subsistencia, como era la recolección de piñas
silvestres o frutos de palma (moriche), siembra de maíz, yuca, pimentón y maní.
Comerciaban en ciertas épocas del año y tenían algunas zonas comerciales a los
cuales se desplazaban para vender o trocar productos. Tales zonas eran las
playas de tortugas del río Guaviare, los mercados de pescado al norte de los
Llanos Orientales y los centros de producción de curare del alto Orinoco.
Poseían una moneda de orden regional llamada quiripa y negociaban con
los muiscas intercambiando productos
como pimentón, cerámica, pescado, miel y yuca,
por algodón, tabaco, mantas, sal, oro y plata.
ACONTECIMIENTOS SOCIALES
Los guayupes celebraban acontecimientos sociales como el nacimiento, la
iniciación a la vida adulta, la selección de la novia y la muerte. El
primer hijo, hombre o mujer, era enterrado vivo o arrojado al río.
 El nacimiento
Si nacía varón, al padre lo encerraban durante un mes y lo azotaban diariamente
con ortiga; los ancianos de la tribu le arrancaban el cabello, se le alimentaba
con mazamorra y cada cinco días se le proporcionaba una torta de casabe y
una totuma con chicha.
Al cumplirse el mes de ayuno y aislamiento, era azotado nuevamente con ortigas
por el chamán, frente a los ancianos que, hincados de rodillas, iniciaban el festejo;
si el padre pasaba todas estas pruebas sin quejarse se le consideraba entonces
valiente y belicoso, le untaban la piel con salmuera y ají y era llevado a ver a su
mujer e hijo. Si la ceremonia no se cumplía a cabalidad, el recién nacido
perecería.
 Iniciación a la adultez
Cuando un niño guayupe llegaba a la adolescencia, su padre invitaba a los
habitantes del pueblo a una ceremonia, durante la cual danzaban delante de una
gran candelada o fogata por donde debían pasar, tanto los ancianos como
el cacique del pueblo. Hecho esto, el cacique azotaba con ortiga al mancebo,
calentaban puntas de lanza y con ellas daban punzadas al joven sin hacerle daño.
La finalidad de la ceremonia era formar un guerrero inmune al dolor.
 La selección de la novia
El hombre guayupe pagaba una dote por la mujer que escogiera, de común
acuerdo con los padres de esta. Luego se celebraba una ceremonia en la cual se
bebía y danzaba.
 La muerte
Al morir una persona importante, el cadáver era colocado en un tronco hueco en
donde lo quemaban y guardaban sus cenizas en una vasija tapada hasta que el
sucesor tuviera suficiente chicha para hacer un convite. En la reunión los parientes
colocaban los restos en el banquillo donde el muerto solía sentarse, ergo, eran
llevados a un lugar descansado y silencioso. Allí parábase el sucesor del muerto y
lamentaba la desaparición de su antecesor bebiéndose las cenizas de éste,
disueltas en la chicha, para asimilar su espíritu. Tal ceremonia duraba tres o
cuatro días.
CREENCIAS RELIGIOSAS
Adoraban al sol, esposo de la luna, en determinados lugares. De él provenían las
épocas de sequía o calor. De la luna, las lluvias e inundaciones; si se presentaba
una gran sequía, la luna "pedía permiso al sol para que la dejase llover y, si las
lluvias eran constantes, el sol le pedía a la luna que cesara las precipitaciones".
El eclipse de luna era interpretado como el despertar de los antepasados para
beber y comer; entonces la tribu, con alaridos y lanzas, los retaba para que no se
acercasen a ella.
El dios proveedor de alimentos era Ina Nagui, al cual honrábasele con grandes
borracheras. Creían que los temblores de tierra provenían de un dios grande y
pesado(análogo al Chibchacum de los muiscas)que hacía temblar la tierra cuando
se acostaba a dormir. Para evitar que el temblor causase daños, los guayupes
ayunaban por una semana.
EL CHAMAN
Su función era galeno-sacerdotal. Era respetado y estimado, se encargaba de
predecir el futuro y curar las enfermedades. También determinaba la conveniencia
de iniciar o no una guerra. Además, según decían los guayupes, tenía el poder de
transformarse en tigre, oso y otros animales.
Su cargo era de carácter hereditario.
CLASES SOCIALES
La punta de la pirámide social estaba integrada por el cacique y sus familiares,
además de aquellas personas que gozaban de cierto prestigio por su rango,
riquezas y hazañas bélicas.
Los ancianos eran venerados y poseían autoridad proveniente de su experiencia.
También eran admirados los capitanes que dirigían los ejércitos.
Después de los nobles, los ancianos y los militares, venía el pueblo, el cual estaba
formado por comerciantes, alfareros y agricultores.
Por último estaban los esclavos; estos eran los prisioneros de guerra.

ORIGENES Y EPOCA COLONIAL

La historia de Villavicencio se remonta a la época precolombina, en el siglo XV,


cuando el actual territorio villavicense se encontraba ocupado por los indigenas
guayupes. Distribuidos en diferentes asentamientos, cerca de la cordillera, y de
Guayabetal. Después de la llegada de los europeos al territorio guayupe, su vida
cambió por completo. El primer español que pisó el lugar donde hoy
se ubica Villavicencio fue Pedro de Limpias entre 1536 y 1537, como avanzado de
Nicolas deFederman. Les siguieron Herman Pérez de Quesada y otros."
Muchas de las culturas indígenas sufrieron los abusos de los colonos, ya
españoles, ya criollos pero lo que más los afectó no fue el estado de beligerancia
permanente contra los blancos sino las enfermedades que éstos traían. Los
indígenas no tenían defensas para las enfermedades europeas y este factor los
redujo ostensiblemente, sumado, claro está, a su peculiar ceremonia de
nacimiento.
Después llegaron los misioneros de la Compañía de Jesús (o jesuitas) en 1740
quienes protegieron a los indígenas y compraron los territorios comprendidos entre
la Cordillera Oriental hasta el río Meta y desde el río Guatiquía hasta el río
Guayuriba, fundando así la Hacienda Apiay, germen de la ciudad de Villavicencio.
Los misioneros jesuitas fueron los primeros europeos que entraron en contacto
con los indígenas sin mediación de las armas. En la Hacienda Apiay los jesuitas
lograron que los guayupes, junto con otras tribus antes enemigas entre sí como
los achaguas y tamas, aprendieran oficios ganaderos, de agricultura y artesanales.
Los nativos de la hacienda disfrutaban de bienestar al emplearse como obreros lo
que estimuló un cambio paulatino en su modo de vida al sedentarizarse. Además
se convirtieron a la Religión Católica y abandonaron sus costumbres anteriores.
Los indígenas, no obstante, gozaban de un grado tan alto de libertades que,
incluso, pudieron adelantar en Apiay un litigio sobre tierras y salinas entre los
guayupes y los jesuitas del cual salieron victoriosos, mientras que eran protegidos
por los mismos jesuitas contra los abusos de los colonos.
Cabe anotar que la Hacienda Apiay llegó a ser una de la joyas de la Compañía de
Jesús y un gran polo de desarrollo económico durante la época
colonial en Colombia.
La relación entre los misioneros y los indígenas resultó ser un cuadro de armónico
orden, organización y religiosidad que no se ha vuelto a repetir en los Llanos
Orientales colombianos. No obstante todo ello terminó abruptamente en 1767 con
la expulsión de los jesuitas. Entonces los guayupes y las tribus vecinas, ya bajo
jurisdicción de los franciscanos, iniciaron
El 6 de abril de 1797 los hermanos Jacinta y Vicente Rey compraron la hacienda
Apiay a
Antorio Romero por una suma de 50 000 pesos y la heredaron sus hijos quienes
vendieron
sus derechos de propiedad, dando asi, origen a los comuneros de Apiay. Siendo
esta una de las veredas más antiguas del municipio, que abarcaba los terrenos
que hoy comprenden las veredas El Hachón, La Vigía, La Llanerita, La Cecilia, y
parte de Corpoica.
Posteriormente Los predios de la vereda pasaron a ser propiedad del señor Juan
Gill y su esposa Margoth de Gill, ciudadanos estadounidenses, quienes tenían
potreros de ceba y, al no pagar el impuesto predial, los perdieron
y tiempo después fueron invadidos.
Formada en el año de 1982, por personas invasoras como Alfonso Oyola, la
señora Naidú y don Teodulfo Castro, quienes se encontraban en la hacienda de
propiedad de Hernando Durán Dussán, donde se planeó la invasión por 30
familias inicialmente.

FUNDACION GRAMALOTE

Junto a las fondas y posadas de La margen derecha del caño Gramalote en el


cruce de caminos que bajaban de Santafé de Bogotá y se regaban por la llanura,
los comuneros de la Hacienda de Apiay se fueron instalando y las personas que
bajaban del oriente de Cundinamarca fueron ocupando libremente la pequeña
sabana que existe entre el caño Gramalote y el caño Maizaro; fue así como se fue
formando Villavicencio poco a poco con el trasegar de los años.
El caserío de Gramalote fue erigido en 1836 en distrito, el caserío llevaba más de
100 años en proceso de formación y no hubo necesidad de acta de fundación. La
población cada vez se extendía más hacia el costado izquierdo del caño
Gramalote.
La primera capilla de Gramalote (hoy Villavicencio) se construyó en 1845 por
iniciativa del párroco de San Martín y por esa época, según el Padre Mauricio
Diéres Monplaisir, la población contaba con más de 30 familias siendo el señor
Gregorio Fernández el primer Comisario que tuvo la población.

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