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KATIA PIEDRAS SÁNCHEZ

5º A

EL LOBO IBÉRICO

El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una subespecie de lobo (Canis lupus) endémica de la
península ibérica. Es un lobo de tamaño medio; los machos alcanzan hasta 70 cm de altura y 50 kg. El
pelaje tiene manchas oscuras en la cola, parte anterior y cruz que han dado nombre a la subespecie.
Aunque históricamente se distribuía abundantemente por toda la península ibérica, actualmente ] se
mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del Duero, mientras que al sur su población
es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo una especie protegida. El lobo ibérico (Canis lupus
signatus) es una subespecie de lobo (Canis lupus) endémica de la península ibérica. Es un lobo de
tamaño medio; los machos alcanzan hasta 70 cm de altura y 50 kg. El pelaje tiene manchas oscuras en la
cola, parte anterior y cruz que han dado nombre a la subespecie. Aunque históricamente se distribuía
abundantemente por toda la península ibérica, actualmente] se mantiene con poblaciones
relativamente estables al norte del Duero, mientras que al sur su población es frágil y está fragmentada
y amenazada, siendo una especie protegida.

Alcanza un tamaño medio, los machos alcanzan entre 130 y 180 cm de longitud, y las hembras
entre 130 y 160 cm. La altura de cruz puede llegar a los 70 cm. Los machos adultos pesan generalmente
entre 35 y 50 kg, y las hembras pesan de 30 a 40 kg. En movimiento llama la atención el poderío de los
cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.

Tienen la cabeza grande y maciza, orejas triangulares relativamente pequeñas y ojos oblicuos
de color amarillento. El hocico presenta unas manchas blancas en los belfos denominadas «bigoteras».

Su pelaje es heterogéneo, de tal forma que se describen unas franjas longitudinales oscuras o
negras cubriendo la parte anterior de sus dos patas delanteras, una mancha oscura a lo largo de la cola,
y otra mancha oscura alrededor de la cruz a la que se le conoce como «silla de montar». El conjunto de
estas marcas o manchas oscuras, son las que le han dado el nombre «signatus» a esta subespecie de
lobo, puesto que signatus en latín significa ‘signado’ o ‘marcado’. Los lobeznos al nacer presentan tonos
oscuros uniformes.
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la península ibérica, y como
depredador, se alimenta básicamente de las presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos de
porte menor. El lobo es un carnívoro depredador. La mayor parte de su dieta está compuesta por presas
cazadas, aunque ocasionalmente puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que
han muerto de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de vertederos cercanos
a núcleos de población humana. También es conocido el hábito, en determinadas estaciones, de
consumir alimentos de origen vegetal tales como frutos silvestres.

El doctor Félix Rodríguez de la Fuente realizó diferentes estudios para concretar la dieta del
lobo ibérico en España, y según los resultados extraídos, esta podría estar compuesta por: grandes
mamíferos (como jabalíes, corzos, muflones, ciervos...) en un 35 %, ovejas en un 24 %, conejos en un
14 %, ratones de campo en un 9 %, carroña un 7 %, reptiles y aves en un 5 %, insectos y vegetales un
4 %, y otros carnívoros (como zorros o perros) en un 2 %.

DISTRIBUCIÓN
Aunque históricamente se distribuía abundantemente por toda la península ibérica,
actualmente se mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del Duero, mientras que al
sur del Duero la población es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo especie protegida.

Estos lobos poblaban la mayor parte de las tierras al sur de los Pirineos hasta principios del siglo
XX. Sin embargo, durante los últimos cien años han venido sufriendo una persecución sistemática y una
serie de trabas indirectas para el correcto desarrollo de sus poblaciones.

El número total de ejemplares de Canis lupus signatus que se pueden encontrar en España varía
según las fuentes. El último censo fiable data de 1988, e indicaba la existencia data de 1988, e indicaba
la existencia de 1500 a 2000 individuos. La población puede estimarse en aproximadamente 2800
ejemplares,4 distribuidos prácticamente en el cuadrante noroccidental de la Península.

Mientras que en los años 1950 la presencia del lobo era patente en todo el oeste de la
Península (no hay que olvidar su presencia en Portugal) más en los Pirineos, un estudio realizado por el
CSIC (Palacios, 1999) revela que al sur del río Duero (Sierra de San Pedro en Extremadura y Sierra
Morena) el último lobo podría haber muerto hacia 1983 y que no existe presencia confirmada ni rastros
biológicos de su existencia en la zona oriental de España, aunque es posible que persistan algunos
grupos en los Pirineos y el País Vasco.
Las principales poblaciones se distribuyen por las comunidades de Castilla y León, Galicia,
Cantabria y Asturias. También hay poblaciones más reducidas en zonas de montaña 5 de regiones
limítrofes como País Vasco, La Rioja, provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha) y también en el norte
de Portugal. También hay algunas poblaciones en zonas de montaña del norte de Andalucía, que están
aisladas de las del norte de la península ibérica, pues ambas poblaciones están separadas por la
Submeseta sur, zona en la que no hay poblaciones de este animal.

Gracias a los trabajos de protección del lobo ibérico a principios del siglo XXI se han localizado
ejemplares en zonas más al sur de la península ibérica como el sistema Central y sistema Ibérico. Por
ejemplo, en febrero de 2013 se grabaron imágenes de crías de lobo ibérico al norte de la Comunidad de
Madrid, tras 60 años sin tener datos oficiales de su presencia en la región.

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